Mirar un cuadro

de

Rembrandt

Siguiendo con la sección Mirar

un Cuadro, vamos a analizar a con-

tinuación la imagen aquí ilustrada

(Betsabé con la carta del Rey David,

1654), perteneciente a Rembrandt,

pintor holandés del siglo XVII.

Para cualquier espectador que ob-serve la obra, lo primero que llama la atención es la luz que inunda la figura. Betsabé es la protagonista del cuadro; en semipenumbra, la criada que le seca los pies. Sin duda, uno de los más bellos desnudos del arte Barroco. Pero ni el desnudo de Betsabé ni el claroscuro que domina la obra son sólo los únicos elementos que presiden el cuadro. Para compren-der mejor el significado de éste, de-bemos dirigirnos a la Biblia, concre-tamente, al Antiguo Testamento, se-gundo libro de Samuel (11,2-27), donde se nos narra la historia de Betsabé y el rey David.

SiSiSiSin duda, uno de los más

bellos desnudos del

Barroco.

Rembrandt llega a omitir las figuras tanto del rey David espiando a la joven desde el tejado de su palacio como del mensajero que entrega la fatídica carta. De este modo re duce los elementos de la narración casi hasta rozar lo inin- teligible; el artista concentra su aten- ción en dos perso- nas: la sirvienta, que, ajena a cuanto ocurre, seca los pies de su señor y la pro- pia Betsabé, quien, después de haber leído la carta de Da vid, aparece senta da, sopesando la de cisión que debe to mar.

Para la mayoría de los artistas, este tema brindaba la oportuni-dad para una sensual recreación de opulen-tas formas femeninas. Sin embargo, Rem-brandt, pese a que su Betsabé es, sin duda, uno de los desnudos

más hermosos del arte barroco, saca a la luz el trágico significado interno de la historia, haciéndonos conscien-tes no sólo de las emo-ciones que luchan en el alma de la joven, si-no también de su aisla-miento psicológico: la soledad que cerca al individuo en los mo-mentos de crisis.

“la soledad que

cerca al individuo en

momentos de crisis”

Betsabé aparece con la fatídica carta que le envía el mensajero del rey. Para ponernos en antecedentes, relataremos muy brevemente la his-

toria. Betsabé es-taba casada con Urías, soldado al servicio del rey. En la carta, va implícito un men-saje: el rey David invita a la hermo-sa Betsabé a tener una cita con ella. Betsabé, entonces, tiene que elegir

entre obedecer a su rey o mantener-se fiel a su marido; de ahí la actitud pensativa de la protagonista, que tiene que sopesar la decisión que debe tomar. En el arte barroco, y Rembrandt es un buen ejemplo de ello, están presentes las pasiones del alma, el retrato de la vida interior del hom-bre y, con ello, la gama de las emo-ciones se amplía enormemente.

Autorretrato de Rembrandt en los años finales de su vida

El poder del amor resuena en todo

el arte barroco, ya sea en los temas

eróticos de la mitología clásica, en

los episodios de lujuria y violencia

del Antiguo Testamento o en esce-

nas de género tomadas, aparente-

mente, de la vida real.

María Elena Bravo Céliz