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Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

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Publicación conmemorativa del 50 Aniversario del edificio Biblioteca Juan de Valdés.

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Page 3: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

Dicen que “El tiempo pasa volando,” que

“Veinte años no es nada,” que “Más vale tarde

que nunca,” y que “A su tiempo maduran las

uvas.” Si es así, entonces afirmamos que este es

nuestro tiempo, tiempo de celebrar los

cincuenta años en los que nuestra Biblioteca

Juan de Valdés ha madurado en excelencia de

servicios, en su capacidad tecnológica e

interactiva y en el valor de sus colecciones –

algunas como la Colección Puertorriqueña de

Teología y el Archivo Histórico del

Protestantismo únicas en su clase.

Nos enorgullece compartir con ustedes esta

publicación de celebración del Cincuentenario

de nuestra Biblioteca. Si, el tiempo ha pasado

volando y con él, la Biblioteca Juan de Valdés

que ha sido por 50 años lugar de estudio de

cientos de personas. Este espacio construido

con ofrendas y donativos de organizaciones,

iglesias y amigos; ha sido lugar de reflexiones y

coloquios, de encuentros y desencuentros del

saber y la experiencia; y si también de

corazones, de vidas y amistades a quienes

veinte años han sido nada.

En este caminar del tiempo entre el Cronos y el

Kairós, el espacio del Reino ha quedado

manifiesto en las múltiples experiencias vividas

en y por esta Biblioteca. El tiempo no se detiene

y siendo hoy no más tarde, sino en el tiempo

perfecto de Dios; hoy contamos con un edificio

remozado, con un extraordinario cuerpo de

servidores bibliotecarios, con mejoras

tecnológicas y con alianzas estratégicas que nos

impulsan al futuro digitalizado donde

seguiremos siendo espacio de encuentro para el

saber y para el Reino.

Les invitamos a leer esta publicación y a

atesorar el tiempo que en ellas se asoma;

tímido y desconocido para algunos, pero para

otros, es aquel tiempo completamente amigo y

memorado.

Paz,

Rvda. Dra. Doris García Rivera

Presidenta

Seminario Evangélico de Puerto Rico

Presentación

Page 4: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

Prof. Milka T. Vigo Verestín

Un nombre y espacio propio para la Biblioteca

Hace cincuenta años, en una ceremonia

especial celebrada el 14 de marzo de 1965 se

dedicó el edificio de la Biblioteca del Seminario

Evangélico de Puerto Rico, a la memoria de los

reformadores españoles del siglo XVI. Se

escogió darle el nombre “Juan de Valdés”,

autor del primer libro evangélico en castellano

que salió a la luz en 1528. El homenaje a los

reformadores españoles respondía a una

iniciativa de la iglesia evangélica

latinoamericana en reivindicar el esfuerzo y

coraje de estos hombres al oponerse a los

distintos poderes que regían en la España del

siglo XVI: “al poder de la iglesia, al poder del

trono, y al poder del sentimiento nacional.”1

Según el Dr. Justo L. González, era la primera

vez que se erigía un monumento a la memoria

de los reformadores españoles, siendo esta una

forma de hacerles justicia.

Sobre la selección del nombre para la

biblioteca, afirma, por un lado, el Lic. William

Fred Santiago que fue el Dr. Ángel Mergal Llera

el responsable de que la biblioteca lleve el

nombre “Juan de Valdés”. Una de las pruebas

1 Justo L. González, “Apuntes sobre los

reformadores españoles”, El Boletín, año 27, no. 4 (octubre-diciembre 1962): 3.

que pudiesen evidenciar tal afirmación fue que

Mergal hizo su tesis para el grado de Maestría

en Teología, en el Seminario Teológico Unión,

de Nueva York (1942-43) sobre Juan de Valdés.

Además, al asumir la cátedra en el Seminario en

1943, Mergal promueve la vida y obra de Juan

de Valdés a través de la publicación de varios

artículos sobre el mencionado personaje. Otro

detalle es que Mergal asume la responsabilidad

de bibliotecario de la institución en 1945, pues

era costumbre en los inicios del Seminario que

algún miembro de la facultad se hiciera cargo

de la biblioteca. Así que es posible que sus

estudios sobre Juan de Valdés hayan

influenciado el proceso de darle nombre a

nuestra biblioteca.

No obstante, el Dr. Justo González, quien para

la fecha fungía como profesor, nos dice, según

recuerda, que “fue la facultad del Seminario

Evangélico de Puerto Rico [quien] sugirió

dedicar la biblioteca a los reformadores

españoles. Pero eso hubiera sido demasiado

largo, y fue el Dr. Liggett quien sugirió a Juan de

Valdés. Por eso la tarja en el interior le dedica la

biblioteca a varios más.”2

2 Justo L. González, entrevistado por autora,

plataforma de mensajes de Facebook, 19 de febrero de 2015.

BIBLIOTECA JUAN DE VALDÉS: 50 años como importante centro de investigación

teológica y custodio de la cultura cristiana puertorriqueña

Page 5: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

Importancia de la Biblioteca “Juan de Valdés”

La Biblioteca del Seminario goza de ser una de

las bibliotecas en América Latina con una

amplia e importante colección especializada en

teología (la primera lo es la biblioteca teológica

del ISEDET, en Argentina). Cuenta actualmente

con más de 75,000 volúmenes, una colección de

sobre 300 títulos de revistas (activas e

inactivas), una colección Puertorriqueña

dedicada al quehacer teológico en Puerto Rico,

y, uno de nuestros más grades tesoros, un

Archivo Histórico dedicado al protestantismo en

Puerto Rico. La Biblioteca alberga colecciones

de distinguidos académicos, pastores y pastoras

como: Rev. Harry Emerson Fosdick, Rev.

Robert J. McCracken, Albert S. Morris, Ángel M.

Mergal, Domingo Marrero, Dr. Vaughn Danney,

Rvdo. Warren Grafton, Dr. Ivan M. Gould, Dr.

Gene Tucker, Paul A. Kress, Dr. Samuel Pagán,

Prof. Lester McGrath, Lic. Adolfo Fortier, Rvda.

Margarita Sánchez de León, entre otros. A su

vez, se fue desarrollando la colección con

donativos de la Fundación Ángel Ramos, la

Fundación Luis A. Ferré, la Lilly Endownment, el

Fondo de Educación Teológica, así como por

donativos de varias bibliotecas, iglesias,

organizaciones e individuos de distintas partes

de los Estados Unidos, Puerto Rico y América

Latina.

Si entre los cerca de 75,000 volúmenes con los

que cuenta actualmente este edificio, se

hicieran escuchar algunos de los libros antiguos,

nos dejarían saber que ellos llevan más de

cincuenta años (95 años para ser más exacta)

en la colección de libros del Seminario, pues

cientos de estos ya eran parte de la biblioteca

de la institución desde que abrió sus puertas en

septiembre de 1919. Da fe de esto, un registro

de libros de la biblioteca llevado por el primer

presidente del Seminario, el Dr. James

McAllister entre 1919 y 1920 y una selección de

libros que llevan el sello de Grace Conaway

Institute, uno de los centros educativos que se

unió para formar lo que es hoy el Seminario

Evangélico de Puerto Rico. En la actualidad,

estos libros forman parte de la colección de

libros antiguos de nuestra Biblioteca.3

Visualizando el futuro de la biblioteca que sería

construida y finalizada en 1965, el presidente

del Seminario en aquel entonces Thomas J.

Liggett (presidió el Seminario entre 1957-1965)

comentó que la Biblioteca Juan de Valdés: “será

una de las mejores en toda América Latina,

contribuyendo a que la educación teológica

obtenida en el Seminario aumente con

profundidad y valor… una de las más

importantes instituciones culturales en la isla de

Puerto Rico. Cuanto más mejore, más valor

3 El registro de títulos de 1919-20 se

encuentra en el Archivo Histórico, sección del Seminario Evangélico.

Fachada del Edificio Biblioteca Juan de Valdés 1965 - 2015

Page 6: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

cultural tendrá el Seminario.”4 Hoy día damos fe

de que sus palabras son una realidad. Como

toda biblioteca teológica es el “corazón” del

programa académico del Seminario, en palabras

de Liggett.5

El Seminario, desde que abrió sus puertas en

1919, estuvo ubicado en un antiguo edificio

frente a la Universidad de Puerto Rico. Luego,

en 1934 muda todas sus operaciones al solar

que tiene en la actualidad, ubicando sus

oficinas, salones, capilla, comedor y biblioteca

en una casa de madera o “casona” como se le

conocía en aquel tiempo. En una nota que

aparece en el primer ejemplar que publica el

Seminario como institución, nos dice que para

1935 la biblioteca contaba con unos 3,000

volúmenes.

Con el tiempo las condiciones en esta vieja casa

no fueron las más adecuadas, lo que provocó el

deterioro de muchos libros debido a la polilla.

En el informe que publica el presidente Dr.

Florencio Sáez en 1953 señala que las

“condiciones demandan una inmediata

atención. A pesar de todas las medidas que se

toman para defender los libros, la polilla

continúa haciendo sus estragos”.6 Para los años

50, el Seminario, consciente de sus necesidades

de espacio y de mejores condiciones, tanto para

4 Seminario Evangélico de Puerto Rico,

Seminario, año 7, núm 3 (mayo de 1964). 5 En la edición en inglés del boletín

Seminario, año 5, no. 2 (abril 1962) el Dr. Thomas Liggett dice lo siguiente: “the library is the heart of any university or seminary, and the quality of library facilities usually determines the quality of the work the institution is able to do. Thus the faculty and board of trustees are intensely interested in this new project. The quality of the work done by the Protestant church in this area in the next century will be affected by the success or failure of this Project. It is hoped the friends of the Seminary will respond to this critical and far-reaching endeavor of the Latin American church”.

6 Seminario Evangélico de Puerto Rico, El

Boletín, año 19, no. 2, (abril-junio 1954).

el estudiantado, como para su colección de

libros, comenzó una campaña para la

construcción de un nuevo edificio que

acomodaría, entre otras oficinas y salones, la

biblioteca. Para 1955 la Biblioteca contaba con

unos 6,000 volúmenes, pero las pésimas

condiciones, llevaron a decir que esta era “una

de las cosas que menos” les llenaba de orgullo.

El nuevo edificio de administración fue

inaugurado en 1958, ubicándose la biblioteca

en este nuevo espacio con capacidad para

23,000 volúmenes. En marzo de 1958 se

anuncia que por primera vez el Seminario

contará con los servicios de un bibliotecario

profesional, el profesor Roscoe Pierson quien

llega en disfrute de una licencia sabática del

Bible College de Kentucky. Pierson estaría

ayudando a organizar la Biblioteca y trabajar en

la clasificación de los libros que se habían

comprado. Se esperaba que éste ayudara “a

sentar el fundamento de una Biblioteca que

además de servir a las necesidades de la

enseñanza en el Seminario venga a ser el centro

de investigación para la obra evangélica. La

tarea no es para realizarla en un año. Pero la

seriedad y solidez de los comienzos son muy

importantes si se va a hacer algo valioso como

lo necesitamos.”7 El Prof. Pierson, sugirió la

posibilidad de que el Seminario fuese sede de

un “Centro Latinoamericano del

Protestantismo”, el cual reuniría todo tipo de

material de las denominaciones protestantes en

América Latina con el fin de que funcione como

centro de investigación y agente para la

cooperación interdenominacional.8 Aunque tal

centro no fue establecido, nos atrevemos a

afirmar que sus ideas fueron precursoras para

7 Seminario Evangélico de Puerto Rico,

“Profesor Roscoe Pierson nombrado bibliotecario”, Seminario , año 1, no. 1 (abril 1958): 1.

8 Seminario Evangélico de Puerto Rico,

“Prof. Roscoe Pierson sugiere centro protestante de América Latina en SEPR”, Seminario, año 1, no.3 (julio 1958): 3.

Page 7: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

que más adelante fuera establecido el Archivo

Histórico del Protestantismo en Puerto Rico.

Ya en el marco de los años 60, los cambios

sociales, culturales, políticos, tanto en Puerto

Rico como en el resto de la América Latina,

representaban retos para la pastoral. La iglesia

evangélica en América Latina estaba en

continuo crecimiento y “recaía la

responsabilidad sobre los hombros” de

directivos de los seminarios en contar con las

herramientas y recursos necesarios para

preparar líderes aptos para enfrentar estos

cambios.9

Muy acertadamente señalaba Liggett, que “las

Iglesias no existen en un vacío, sino en el

contexto muy real de una sociedad dada”. El

ambiente de la educación teológica debía

adelantarse y estar orientado a los cambios

que se estaban desarrollando en la sociedad de

la época. Esto redundaría además, en contar

con una biblioteca que respondiera a esas

necesidades de investigación y formación

teológica de los seminaristas. El Dr. Thomas J.

Liggett, teniendo en mente dichos procesos

sociales, y siendo un hombre de mucha visión y

gran liderazgo, con su mirada puesta en

América Latina, promovió la campaña de

9 Thomas J. Liggett, “Hacia una educación

teológica superior en la América Latina”, El Boletín, núm 4 (octubre a diciembre 1963): 4.

recaudación de fondos para la construcción de

una nueva biblioteca teológica adecuada “que

represente la herencia cristiana de los siglos”.

La construcción e inicios de la biblioteca

nombrada “Juan de Valdés” (1962-1965)

El proceso de diseño y construcción de la

biblioteca “Juan de Valdés” se inicia en 1962,

bajo un plan de desarrollo lanzado por la Junta

de Síndicos del Seminario en 1961. Se escoge la

firma de arquitectos Horacio Díaz y Enrique

Soler, quienes fueron responsables de otros

trabajos arquitectónicos en el “campus” como

el nuevo edificio dormitorio de varones, la

capilla y algunas residencias. Estos trabajaron

mano a mano con el presidente Liggett para

proponer una biblioteca que cumpliera con las

expectativas que se tenía de la misma. Como

elemento de diseño de la biblioteca, se

utilizaron los cimientos y paredes del antiguo

dormitorio de varones (1938-1958), espacio que

sería remodelado y serviría de sala de lectura,

ya que previamente (en 1961) se quería utilizar

para centro de estudiantes. A esta estructura

se añadiría “la torre” de cuatro pisos, con

espacio para depósito de libros y capacidad

para 75,000 volúmenes. Además, el primer piso

o sótano tendría espacio para una librería,

correo y sala de recreo.

Fachada del Edificio Biblioteca Juan de Valdés 1965 - 2015

Page 8: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

El edificio fue terminado en marzo de 1965. El

diseño estructural de la biblioteca le mereció a

la firma de arquitectos el premio Urbe de

diseño arquitectónico otorgado a un “edificio

público dedicado a la enseñanza”. El costo

aproximado del proyecto fue de unos 150,000

dólares, siendo un gran porciento de las

contribuciones producto de fuentes externas

(Estados Unidos) como el Fondo para la

Educación Teológica (Theological Education

Fund), la Lilly Endownment, las juntas

misioneras y el Presbiterio de Nueva York . Del

total de la obra, unos 25,000 dólares debían

proceder de fuentes locales.

En medio de la construcción de la nueva

biblioteca, se nombró en mayo de 1963 a

Wilma Mosholder como bibliotecaria de la

institución. Esta tenía estudios profesionales en

bibliotecología a nivel de maestría y en estudios

hispánicos. Desde su nombramiento hasta los

primeros años de la Biblioteca Juan de Valdés,

esta contó con la ayuda de la señora Virginia

Liggett. Según quienes tuvieron el privilegio de

conocer a Mosholder afirman que fue una

bibliotecaria muy dedicada. Bajo su

administración se creó lo que hoy conocemos

como el Archivo Histórico del Protestantismo en

Puerto Rico. Además, se establecieron acuerdos

colaborativos con el Seminario Episcopal del

Caribe, y el recién establecido Centro de los

Dominicos (1966) para intercambiar recursos

duplicados, así como contactos con pastores y

líderes, mayormente norteamericanos, quienes

donaron sus colecciones personales a la

biblioteca.

El viernes, 12 de marzo de 1965, con la ayuda

de estudiantes y miembros de la facultad,

quienes hicieron una cadena humana desde el

edificio de administración hasta la biblioteca, se

terminó la mudanza de libros. La biblioteca se

inicia con cerca de 10,000 volúmenes. El

domingo, 14 de marzo, a las tres de la tarde, se

realizó el acto de dedicación, siendo el orador

principal del acto el pastor español Dr. Manuel

Gutiérrez Marín, quien era además director de

estudios del Centro Evangélico de Formación

Teológica en Barcelona. El discurso giró en

torno a los reformadores españoles. Como

parte del acto, la clase graduanda de 196510,

donó a la biblioteca una placa de bronce en

honor a los reformadores de la España del siglo

XVI: Juan Pérez de Pineda, Constantino Ponce

de la Fuente, Juan de Valdés, Casiodoro de

Reina, Valera.

Cabe señalar que, desde 1962-1968 se había

establecido el proyecto conocido como

“Ecumenical Library Project”, siendo un

importante colaborador, el bibliotecario jefe de

la Escuela de Divinidades de la Universidad de

Yale, Raymond P. Morris. Bajo este proyecto se

organiza, a su vez, en la ciudad de Nueva York,

el Comité Pro-Biblioteca del Seminario

Evangélico con el fin de establecer un fondo

permanente, así como motivar y solicitar a

distintos líderes y pastores que hicieran

donativos de libros.11 Fueron parte de este

comité: el Dr. Stanley Stuber, Samuel McCrea

Cavert, Raymond P. Morris, Henry P. Vand

Deusen, J. Edward Carothers, Merlyn A. Chapel,

el Obispo F.P. Corson, Pablo Cotto, Truman B.

Douglass, R.H. Edwin Spy, Eugene Exman y

Francis S. Harmon.

Otra de las actividades del Proyecto de

Biblioteca Ecuménica era recaudar los fondos

necesarios para cumplir con los requerimientos

de presupuesto para bibliotecas, según

estipulado por la Asociación de Escuelas

Teológicas Americanas. Es a través de estos

esfuerzos que la biblioteca del Seminario recibe

unos pocos miles de libros donados, así como

donativos monetarios para continuar

10

La clase graduanda de 1965 estuvo compuesta por: Juan Antonio Franco Medina, Ramón Irizarry Torres, Alejandro Lafontaine, Sadrach Montalvo, Amílcar Soto y Felix M. Thomas.

11

Seminario, año 10, no. 7, (noviembre 1967); Seminario, año 11, no. 1, (febrero 1968).

Page 9: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

desarrollando la colección de recursos. La

cantidad de libros para 1967 había aumentado

a cerca de 15,000 volúmenes, unos 5,000 libros

adicionales desde que está en el nuevo edificio.

Esa tendencia seguirá hasta nuestros días,

donde la mayor parte de nuestra colección se

nutre de las donaciones.

El resto es historia

Una vez Wilma Mosholder culmina su trabajo

en el Seminario en 1974 para embarcarse a

otros lares, le siguieron el paso hombres y

mujeres comprometidos y comprometidas con

mantener, desarrollar y custodiar este gran

tesoro del Seminario. La labor de los

bibliotecarios y bibliotecarias que trabajaron en

las décadas subsiguientes lograron distintos

proyectos como: el desarrollo de una colección

puertorriqueña, el seguimiento al desarrollo y

organización del Archivo Histórico, la

automatización de la catalogación de libros y el

proceso de catalogación retrospectiva, el hacer

de la biblioteca un espacio para charlas y

conferencias, y el establecimiento de un centro

de tecnología adecuado a las nuevas

necesidades de los y las seminaristas. Todos

estos proyectos se gestaron bajo la dirección,

en sus respectivos años de servicio por: el Prof.

Héctor Rubén Sánchez, la Prof. Gloria Mercado,

la Prof. Celsa Garrastegui, la Dra. Jeanene

Coleson, la Rvda. Dra. Maricarmen Laureano y

la Prof. Sonia Arrillaga.

De igual forma, la ayuda de estudiantes

asistentes, tanto seminaristas, como

universitarios y universitarias que se hospedan

en el campus, ha sido determinante para

expandir y continuar con distintos servicios. Con

su colaboración y esfuerzo se ha logrado ofrecer

servicio nocturno y sabatino, así como apoyar la

biblioteca en labores técnicas, en la

responsabilidad de anaquelar y mantener en

orden los libros, continuar seleccionando

material para los archivos verticales, entre otras

muchas tareas.

A cincuenta años de que la Biblioteca del

Seminario cuente con su propio espacio, nos

lleva a reflexionar sobre lo mucho que hemos

logrado con varias importantes colecciones,

como el Archivo Histórico y la Colección

Puertorriqueña, y los nuevos retos que se

presentan con las nuevas necesidades de la

comunidad a la que servimos en medio de los

continuos y acelerados cambios tecnológicos,

las limitaciones de espacio, mantener las

condiciones adecuadas para el mejor manejo y

conservación de los libros, entre otros retos.

Nos llena de satisfacción ser parte de las líneas

que se escribirán sobre la historia de esa

importante biblioteca. ¡A Dios sea la gloria!

Page 10: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

Escribe tú estas

palabras:

Consejos prácticos

para entrar al mundo

de las publicaciones

cristianas Dr. Pablo A. Jiménez www.drpablojimenez.com “Y Jehová dijo a Moisés: Escribe tú estas

palabras; porque conforme a estas palabras he

hecho pacto contigo y con Israel."

Éxodo 34.27

I. Introducción

Somos el pueblo del libro. La Iglesia

Cristiana tiene como base de su fe las

enseñanzas sobre Dios y sobre su hijo Jesucristo

que encontramos en la Biblia, nuestro

documento fundamental. No debe extrañarnos,

pues, que a través de los siglos el liderazgo de la

iglesia no solo haya estudiado la Biblia sino que

también haya producido otros materiales

religiosos para la comunidad de creyentes. Los

temas varían: formación espiritual, estudios

bíblicos, sermones, órdenes de adoración e

himnos espirituales, entre otros. Y todos esos

materiales tienen algo en común: deben ser

escritos.

Por lo tanto, desde sus comienzos la Iglesia

ha estado interesada en escribir y publicar

materiales religiosos que avancen su misión. Al

principio, el proceso de escribir y redactar

documentos era sumamente difícil, ya que la

mayor parte de la gente era analfabeta y las

técnicas de escritura eran rudimentarias. Por

ejemplo, era común que las personas que

fueran a escribir en papiros o en tiras de cuero

hicieran su propia tinta mezclando aceite con

pétalos de flores y ceniza. Todo esto fue

transformado con la invención de la imprenta

que marcó una nueva era en el proceso de

producción y redacción de documentos. La

imprenta también revolucionó la Iglesia,

permitiendo que cada creyente tuviera una

copia de la Biblia en su propio idioma y en su

propio hogar.

Hoy la llegada del Internet y la revolución

electrónica ha provocado cambios dramáticos

en el proceso de producción de redacción de

documentos. Estos cambios son tan o más

dramáticos que los provocados poner invención

de la imprenta. Si la imprenta permitió que cada

persona tuviera su propia copia de la Biblia, hoy

en Internet nos da acceso a centenares de

traducciones y versiones de las Sagradas

Escrituras, como a cientos de miles de libros. El

Internet los pone tan cerca como la palma de

nuestras manos donde tenemos nuestro

teléfono inteligente o nuestra tableta

electrónica.

En este breve artículo exploramos algunas

perspectivas sobre el desafío de escribir,

Dr.Pablo A. Jiménez, durante el conversatorio.

Page 11: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

publicar y mercadear materiales religiosos. El

enfoque de nuestro artículo es práctico,

ofreciendo consejos claros y ejemplos concretos

sobre el arte de escribir lo sagrado.

II. Dos elementos cruciales

El proceso de escribir comienza mucho

antes de poner el lápiz sobre el papel o las

manos sobre el teclado. Debe quedar claro que

quien desee escribir necesita dos elementos

que sólo da el tiempo y la preparación.

1. El nivel educativo

El primero es el nivel educativo necesario

para escribir de manera coherente sobre un

tema. Por un lado, usted necesita la educación

necesaria para manejar el lenguaje de manera

efectiva. Si usted no conoce adecuadamente la

gramática de un idioma, es prácticamente

imposible escribir en él. Por otro lado, usted

necesita la educación necesaria para presentar

el contenido de su escrito de manera efectiva.

Si usted desea publicar un estudio bíblico sobre

el Evangelio según San Mateo, usted debe tener

la educación teológica necesaria para hacer un

trabajo exegético sólido y formular perspectivas

hermenéuticas pertinentes a la comunidad de

fe actual.

Nótese que la educación requerida para

escribir adecuadamente sobre un tema

depende del nivel al cual usted quiera escribir.

En el mundo de las publicaciones se manejan

tres niveles: los escritos generales, los

profesionales y los académicos. La diferencia

entre estos tres niveles es evidente.

Los escritos generales deben ser

presentados en lenguaje y formatos sencillos,

de manera que puedan ser entendidos por la

inmensa mayoría de quienes los alcancen a leer.

En el caso de los escritos religiosos, las

publicaciones generales aspiran a ser leídas y

entendidas por cualquier personas que asista a

una Iglesia.

Los escritos profesionales están dirigidos a

las personas que trabajan en áreas relacionadas

al tema de estudio y que, por lo tanto, tienen

cierto conocimiento del asunto. En el caso de

los escritos religiosos, las publicaciones

profesionales se dirigen al liderazgo religioso,

particularmente a las personas que sirven en el

pastorado o que dirigen programas en la Iglesia.

Estas publicaciones deben ofrecer consejos

prácticos sobre los temas que tocan.

Los escritos académicos están dirigidos a

quienes estudian un tema a nivel de educación

superior y a quienes enseñan en esos

programas. En el caso de los escritos religiosos,

las publicaciones académicas se dirigen a

quienes estudian hoy enseñan en escuelas

teológicas, particularmente a niveles de

bachillerato, licenciatura, maestría o doctorado.

En términos prácticos, podemos decir que

una meditación devocional basada en el Salmo

1 es un escrito general, un sermón es un escrito

profesional y un ensayo exegético es un escrito

académico.

Usted debe, pues, discernir qué tipo de

escrito desea publicar —general, profesional o

académico— y tener el nivel educativo

necesario para alcanzar a su público. Por

ejemplo, si usted no tiene estudios teológicos

formales, será prácticamente imposible escribir

ensayos o libros religiosos al nivel académico.

2. La pasión por el tema

El otro elemento que usted necesita para

escribir, redactar y publicar materiales

religiosos es pasión por el tema que desea

explorar. El mundo de los estudios teológicos es

Page 12: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

muy amplio, abarcando toda una serie de

disciplinas tales como la Teología (el estudio de

las doctrinas cristianas sobre Dios), la

Cristología (el estudio de Jesucristo), la

Pneumatología (el estudio del Espíritu Santo), la

Soteriología (el estudio de la salvación), la

Eclesiología (el estudio de la Iglesia), la

Misiología (el estudio de la misión cristiana) y la

Escatología (estudio de las doctrinas sobre los

últimos tiempos), entre muchas otras. A esto se

añade el estudio de la Biblia, tanto de sus

componentes principales (Antiguo y Nuevo

Testamento), como de los distintos libros que la

componen y los idiomas en los cuales fueron

escritos. No podemos olvidar la Historia de la

Iglesia y la Teología Pastoral en sus diversas

expresiones (educación cristiana, homilética,

adoración, consejo pastoral y administración de

la Iglesia, entre otros).

Especializarse en solo uno de estos campos

es tarea de toda la vida, pues es necesario

mantenerse estudiando para conocer las

nuevas publicaciones que presentan los avances

en el estudio de la disciplina.

La pasión es necesaria para estudiar el tema

general del cual usted desea escribir. Más

importante aún, usted debe trasmitir esa pasión

en su escrito, de manera que sus lectores y sus

lectoras puedan apreciar la importancia de este

tema. Quien escribe con pasión, logra

conectarse con la audiencia. Por eso, es crucial

que sus escritos demuestren su interés y, por

qué no, su pasión por lo que está escribiendo.

III. Antes de comenzar a escribir

Dando por sentado que usted tiene tanto la

preparación como la pasión para escribir, ha

llegado el momento de comenzar el proceso de

producir su escrito. Comience determinando

que quiere decir, a quién quiere decirlo y cómo

debe decirlo.

1. Escoja un tema pertinente

La selección del tema es el primer y más

importante paso que usted debe dar. El tema

seleccionado debe ser pertinente para la

comunidad de fe y para la sociedad. Su tema

debe ser tan importante que pueda mover a

una persona a adquirir su artículo, su ensayo o

su libro y a dedicar tiempo para leerlo. A menos

que una lectura sea requerida para una clase,

nadie va invertir cuatro o cinco horas de su vida

en la lectura de un escrito aburrido que no tiene

conexión alguna con su vida.

Recuerde que sus intereses no son

necesariamente los de su audiencia. Quizás

usted ama tanto el Antiguo Testamento que

encuentra apasionante el estudio de las tribus

cananeas. Sin embargo, la inmensa mayoría de

las personas que asisten regularmente a la

Iglesia tiene muy poco interés en conocer la

diferencia entre los heveos y los ferezeos.

Por lo tanto, usted debe escoger un tema

que sea importante para las personas que

desea alcanzar.

2. Defina el tipo de escrito que desea producir

Escogido el tema, ahora debe definir qué

tipo de escrito desea producir. ¿Desea usted

escribir un artículo corto o un libro? ¿Le

interesa a producir un ensayo académico o un

libro de poemas? ¿Es su interés redactar una

colección de lecciones para la escuela bíblica

dominical o escribir su autobiografía, a manera

de testimonio?

Este paso es importantísimo, dado que hay

personas que sencillamente comienzan a

escribir y terminan con material que es muy

largo para un artículo, pero muy corto para

Page 13: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

libro. Otras personas comienzan a narrar su

testimonio de fe, pero terminan escribiendo un

estudio bíblico.

Tenga usted claro, pues, el tipo descrito que

desea producir.

3. Determine el nivel de su escrito

Ya usted tiene su tema y ha decidido como

desea presentarlo. Ahora es necesario

determinar si su escrito va a ser general,

profesional o académico. Esto quiere decir que

usted debe tomar una decisión clara. ¿Va a

escribir usted para el público en general, para el

liderazgo de la iglesia o para personas que

estudian o trabajan en escuelas teológicas o

seminarios?

Un error común de los escritores noveles es

afirmar que su artículo o libro está escrito para

“todo el mundo”. Si usted quiere alcanzar a

todo el mundo con un sólo escrito,

probablemente no va alcanzar a nadie. Un libro

mal escrito es aquel cuyo primer capítulo está

escrito para la academia, el segundo para el

público general, el tercero para personas que

predican regularmente y el último para

personas que nunca vienen a la iglesia. Un libro

así es sencillamente incoherente; no puede ser

entendido con claridad.

Así que es importante escoger y mantener

un nivel para todo su escrito.

4. Bosqueje su manuscrito detalladamente

Antes de comenzar a escribir es necesario

hacer un bosquejo detallado de su escrito. No

importa si va escribir una columna de 500

palabras o un libro de 500 páginas, el bosquejo

debe estar claro. Un escrito mal bosquejado es

como un cuerpo que no tiene columna

vertebral, por más que usted trate es muy difícil

que se sostenga sobre sus propios pies.

Si usted ya tiene el bosquejo de un sermón

o de una conferencia, particularmente en una

presentación electrónica en un formato similar

a PowerPoint, probablemente ya usted tiene

todos los elementos necesarios para comenzar

a escribir.

Un detalle importante es determinar la

longitud de cada sección. Si va a escribir un

ensayo, debe tener una idea de cuantos

párrafos o páginas tendrá cada sección. Si va

escribir un libro, debe determinar cuántas

páginas y cuantas secciones tendrá cada

capítulo.

5. Investigue sólo lo necesario

Otro de los errores comunes de las

personas que comienzan su carrera como

escritoras, es investigar tanto que jamás llegan

a escribir el manuscrito deseado. En realidad,

usted sólo tiene que investigar lo necesario para

escribir la sección asignada en su bosquejo.

Por ejemplo, si usted sólo desea escribir dos

o tres párrafos sobre el tema de la gracia,

probablemente baste la lectura de dos o tres

artículos sobre el tema en diccionarios bíblicos

o enciclopedias teológicas. Ahora bien, si usted

va escribir todo un capítulo sobre el tema de la

gracia, también debe leer algunos artículos y

libros sobre el tema. Si su deseo es escribir todo

un libro sobre la gracia, deberá leer, como

mínimo, unos diez libros sobre el tema y hacer

una investigación bíblica exhaustiva.

6. Conozca su competencia

La persona que investiga su tema

correctamente conoce lo que sea escrito sobre

el mismo. Es como que los escritores noveles

afirmen que nadie nunca he escrito un libro

sobre el tema que están estudiando. Empero,

por lo regular esto es falso. Aquellas personas

Page 14: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

que hemos trabajado editando libros

conocemos bastante sobre publicaciones y, por

lo regular, podemos nombrar de memoria cinco

o seis libros sobre el tema. Si usted no conoce

libro alguno sobre el tema que desea tratar,

probablemente usted no ha estudiado el tema

correctamente.

Es importante, pues, conocer los otros

libros que hay en el mercado sobre su tema y

poder indicar con claridad en qué se diferencia

su libro de los recursos existentes.

IV. Mientras escribe

Todo el trabajo preliminar explicado arriba

nos lleva al proceso de escribir. Es importante

que usted aparte tiempo para escribir, de otro

modo nunca terminará su ensayo o su libro.

Mejor es tener una rutina que le permita

escribir, como mínimo, una hora diaria.

Recuerde que la fecha de entrega del

manuscrito no debe ser el momento en el cual

usted empieza a investigar el tema. A veces las

editoriales prefieren utilizar a un escritor de

menor calidad que entrega sus trabajos a

tiempo que a una gran escritora que siempre

entrega sus manuscritos tarde.

1. Sobre el proceso de escribir

El proceso de escribir se concretiza cuando

se pone el lápiz sobre el papel y las manos

sobre el teclado. A la hora de escribir, tenga

presente los siguientes puntos.

A. Use la voz activa

En términos generales, su manuscrito debe

estar escrito en la voz activa. A continuación

ofrezco un ejemplo sencillo que puede

ayudarnos a diferenciar la voz activa de la voz

pasiva. “Juan tira la piedra” está escrito en voz

activa. Por el contrario, “La piedra es tirada por

Juan” está escrito en voz pasiva. Los escritos

que están mayormente en voz pasiva son

mucho más difíciles de entender y más tediosos

de leer que aquellos que están en la voz activa.

Es común encontrar escritos religiosos que

abusan de la voz pasiva. En parte, esto se debe

a que la voz pasiva es común en la Biblia. En el

judaísmo se usa la voz pasiva para evitar decir el

sagrado nombre de Dios. Por ejemplo, una frase

como “Jesús fue levantado de los muertos” en

realidad quiere decir “Dios levantó a Jesús de

los muertos”.

No abuse usted de la voz pasiva. Siempre

que sea posible, escriba en la voz activa.

B. Privilegie el verbo (limitando el uso de

adjetivos y adverbios)

Así como la voz activa facilita la lectura del

texto, el uso apropiado del verbo la agiliza. Es

mucho más fácil leer una oración que diga

“Jesús recibió, aceptó y bendijo a la niñez” que

una oración que lea “El maravilloso maestro

Galileo, de manera magnánima, demostró su

inmenso amor por la curiosa niñez que se

acercó temerosa para ser receptora gratuita de

la tierna bendición divina”.

Por lo tanto, limite el uso de los adjetivos y

adverbios, ya que el uso correcto del verbo

facilita la lectura.

C. Escriba oraciones sencillas

Recalcamos la importancia de redactar

oraciones sencillas donde el sujeto, verbo y

predicado sean fáciles de comprender. Evite las

oraciones larguísimas y complejas, llenas de

cláusulas subordinadas. Del mismo modo, evite

las oraciones que toman todo un párrafo.

Escribir oraciones demasiado largas y

complejas es un vicio que debemos evitar, ya

Page 15: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

que dificulta la lectura y la comprensión del

escrito.

D. Evite las listas

Uno de los peligros de utilizar un bosquejo

existente como base para un escrito más largo

es transcribir las notas sin desarrollarlas. Para

decirlo con más claridad, ni los ensayos ni los

libros deben tener secciones que solo

contengan listas de ideas o conceptos. Si bien es

válido hacer una lista de cosas o de puntos de

cotejo, nadie desea leer una lista que tome dos

o tres páginas.

He leído más de un libro donde es evidente

que el autor no encontró el tiempo, el espacio o

la energía para desarrollar una sección y, por

pereza, en lugar de desarrollar sus ideas

debidamente las coloca una larga lista. Este es

otro vicio que debemos evitar.

E. Defina claramente los conceptos que usa

Recuerde que en los tiempos postmodernos

los conceptos están vacíos de contenido. Dos

personas pueden usar la misma palabra con

sentidos diametralmente opuestos. Solo

considere los cambios radicales que el concepto

“matrimonio” ha tenido durante los últimos 20

años.

Por lo tanto, mi mejor consejo es que usted

defina con claridad todos los conceptos básicos

de su escrito. Esto abona a la comprensión y

facilita la lectura del ensayo o del libro.

F. Limite el vocabulario técnico

Las personas que han estudiado teología a

nivel graduado deben aprender a escribir de

manera sencilla, dejando atrás el vocabulario

técnico que aprendieron en el seminario.

Recuerde que en una escuela de teología usted

escribe para su profesora o profesor. Sin

embargo, a menos que usted vaya a escribir

materiales académicos, la audiencia de su

manuscrito será muy distinta. Si bien en el

seminario es importante utilizar el vocabulario

técnico para demostrar el conocimiento

adquirido, en un escrito de nivel general o

profesional es importante limitar el uso de los

términos técnicos y definir con claridad aquellos

que utilicemos.

2. Sobre su escrito

Mi interés es que usted produzca un

manuscrito claro, conciso y pertinente. En unión

a los consejos enumerados arriba, le ruego que

también preste atención a los siguientes

puntos.

A. Escriba solamente lo necesario

En lo posible, manténgase fiel a su bosquejo

y solo escriba aquello que se relaciona con su

tema, avanzando así el propósito de su libro. No

lo llene de apéndices y de notas adicionales que

puedan distraer al lector o a la lectora. Escriba

sólo aquello que se relaciona directamente a su

tema.

En caso de que escriba un capítulo adicional

que no tenga relación directa con su libro,

guárdelo para publicarlo como un ensayo o

como parte de otro libro.

B. Preste atención al tamaño de su escrito

La mayor parte de la gente no lee libros

generales ni profesionales mayores de 150

páginas. Los tamaños tradicionales de los libros

se miden en múltiplos de 16 páginas, lo que

explica por qué la mayor parte de los libros

tienen 80, 96, 112, 128, 144, 160, 176 o 192

páginas. Aunque la publicación de libros

electrónicos está cambiando esto, es

importante que usted preste atención al

tamaño de un escrito.

Page 16: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

En particular, es importante que usted

cumpla con lo estipulado en contratos. Si le

piden un escrito de 3,000 palabras, no envíe

uno de 1,500 ni de 5,600. Del mismo modo, si

su contrato es para un libro de 96 páginas, no

envíe 200. ¿Por qué? Porque el libro de 96

páginas se venderá en aproximadamente 10

dólares y el de 200 en 20 dólares o más. La

editorial comienza a mercadear el libro desde

que el contrato está firmado. Si han anunciado

que su libro tendrá un costo de 10 dólares y han

comenzado la preventa, es sencillamente

imposible publicar y vender un libro de 200

páginas por ese precio sin perder una gran

cantidad de dinero.

Por eso, manténgase fiel a lo acordado.

C. Documente las citas bibliográficas

El plagio es un problema real. En el 2002

escribí un capítulo para un libro de sermones

sobre el ataque a las Torres Gemelas en New

York. Poco tiempo después, el libro tuvo que ser

retirado del mercado porque uno de los autores

publicó como suyo un sermón escrito por otra

persona. Eso tuvo un costo enorme tanto al

nivel moral como financiero para la editorial.

Así que acostúmbrese a colocar notas al pie

de la página o al final del escrito indicando

claramente la fuente de las ideas que ha

tomado de otros escritos. Por lo regular, las

editoriales tienen un formato de notas

preferido que usted debe seguir. Si va a publicar

el libro por su cuenta, escoja un formato y

utilícelo consistentemente en todo el escrito.

D. Preste atención a los permisos

Lamentablemente, hay que pagar por usar

algunos materiales. Particularmente si cita

poemas y canciones, debe pedir permiso y estar

dispuesto a pagar una cuota. En ocasiones, la

cuota es módica, entre 25 a 50 dólares. Empero,

si desea citar una canción famosa la disquera le

pedirá miles de dólares. ¿Por qué? Porque citar

un párrafo de una canción que tiene cuatro

párrafos es equivalente a citar el 25% del

trabajo. Para que usted pueda compararlo

adecuadamente, es como citar 50 páginas de un

libro de 200.

Si está trabajando con una editorial

establecida, el personal le ayudará en estos

procesos. De otro modo, debe hacerlo por

usted mismo.

V. Terminado el manuscrito

Si ha seguido el proceso hasta aquí, se

supone que ha terminado el borrador del

manuscrito. Es importante que lo lea, lo relea y

preste atención a las inconsistencias comunes a

su estilo (por ejemplo, escribir una palabra

como “Evangelio” a veces en minúscula y otras

comenzando con mayúscula). Siéntase en

libertad de usar los sistemas de corrección de

su programa para procesar palabras, pero tenga

claro que estos no sustituyen la lectura

detallada del escrito.

Exploremos algunas opciones para la

publicación de su escrito.

1. Si su escrito es corto

¿Cuán largo es su escrito? Si tiene de 200 a

600 palabras, es suficiente para una columna. Si

es más largo, puede tener en sus manos un

artículo. Y si es aún más largo, con rigurosidad

académica, bien puede ser un ensayo.

Si desea publicar en formato electrónico,

hoy las revistas teológicas se hacen de manera

virtual. Puede buscar un sitio en el Internet, es

decir, un “website” dedicado a temas de fe para

publicar su escrito. Una de las revistas

Page 17: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

teológicas más conocidos hoy es Lupa

Protestante, que se origina en España.

Otra opción es producir su propio “blog”

(apócope de la palabra “weblog”, que quiere

decir “bitácora cibernética”). Si usted tiene una

cuenta en Google o en algunos de sus

servicios—como YouTube o Gmail—ya usted

tiene acceso a Blogger, un servicio gratuito de

bitácoras cibernéticas. El sistema es

relativamente fácil de usar. Otros servicios

populares son Wordpress y Webbly. Recuerde

que estos servicios que comienzan de manera

gratuita tienen límites de espacio y colocan

anuncios en su página. Para eliminar los

anuncios y obtener más espacio debe pagar una

cuota anual por el servicio “premium”.

Agraciadamente, todavía existen revistas

religiosas que se publican en papel. Existen a

todos los niveles: generales, profesionales y

académicas. Si usted desea publicar sus escritos

en alguna de esas revistas, debe contactar al

equipo editorial —cuya información parece

impresa en la revista— y seguir sus

instrucciones. Recuerde que la editorial tiene la

prerrogativa de publicar lo que desee, por lo

que las posibilidades de que rechacen su

artículo o ensayo son muy altas. Sus

posibilidades mejoran si usted tiene alguna

relación con las personas o instituciones que

publican la revista.

2. Si su escrito es largo

Si su manuscrito tiene tanto material que

bien puede ser publicado en forma de libro,

usted tiene dos opciones: buscar una editorial

reconocida que lo publique o publicarlo por su

cuenta (“self-publishing”).

A. Publicar con una editorial reconocida

El proceso de publicar un manuscrito con

una editorial reconocida puede ser muy largo y

hasta tedioso. Comienza cuando usted contacta

a una compañía editorial esperando desarrollar

una relación de trabajo con ella. Esto se facilita

si usted está en la academia, enseñando en una

escuela teológica. También se facilita si usted

tiene acceso a los medios de comunicación

masiva y el personal de la editorial ya conoce su

nombre. En algunas ocasiones, las compañías

editoriales contactan a personas que tienen

programas de radio y de televisión para pedirles

que escriban libros. También pueden contactar

a quienes pastorean congregación de gran

tamaño.

El advenimiento del Internet también ha

traído otro cambio importante. Tanto

periódicos como editoriales ahora esperan que

sus autores y autoras tengan blogs actualizados

y mantengan una presencia en el Internet por

medio de las redes sociales. Antes de publicar

un libro, la editorial hace una búsqueda en

Internet para determinar cuán popular es el

autor o la autora, explorando dónde la persona

es más conocida. Esto le ayuda a determinar si

ha de comprometerse a publicar un libro o si

declina la oportunidad.

A la hora de escoger una editorial, busque

compañías que publiquen materiales parecidos

al suyo. Por ejemplo, si usted ha escrito una

novela cristiana, no la envíe a una editorial que

se caracteriza por publicar material de escuela

bíblica dominical. Aunque su novela sea

excelente, la editorial no está con

acostumbrada a trabajar ese tipo de material y,

por lo tanto, no sabe cómo producirlo ni

mercadearlo. Lo mejor es, pues, que usted

Page 18: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

busque una editorial que tenga otros libros

parecidos al que usted ha producido.

Envíe a la editorial una carta de una o dos

páginas que presente su libro y explique las

cualidades que le capacitan a usted para

escribirlo. Si sabe hacerlo, también puede

enviar una propuesta formal. Anejo a su carta,

envíe un capítulo del libro u otro escrito que

demuestre tanto su estilo literario como su

manejo del tema. Tenga presente que algunas

editoriales solo consideran propuestas que

incluyan el manuscrito completo.

Otra opción es contratar una persona

experta en el campo de publicaciones que sirva

como agente literaria. Estos profesionales

conocen las editoriales y saben a quién

presentar su material. Por ser profesionales,

estas personas cobran por su trabajo y, en

ocasiones, pueden exigir un porcentaje de las

regalías de su obra.

Si una editorial decide publicar su libro,

usted deberá firmar un contrato que estipule

los pagos o las regalías que recibirá por su

trabajo. Una vez firmado el contrato, la editorial

puede cambiar el contenido del libro, alterar el

orden y escoger el título. La mayor parte de los

contratos también indican que la compañía

tiene derecho a publicar el libro tanto en papel

como en formatos electrónicos. También tienen

derecho a traducirlo, de producir versiones en

audio y hasta de hacer una película basada en

su libro.

Las mejores editoriales religiosas tienen dos

tipos de personas en su equipo editorial:

quienes editan contenido y quienes corrigen el

texto.

El editor o la editora de contenido es

alguien que tiene amplia preparación en el

campo de la teología y que conoce muy bien el

campo de las publicaciones cristianas. Esta

persona lee detalladamente su manuscrito para

asegurarse que su contenido teológico sea

sólido y que el orden tenga sentido. Quien edita

contenido puede añadir o quitar material,

reescribir parte del manuscrito y alterar el

orden de las secciones o capítulos del libro.

También puede pedirle al autor o a la autora

que haga estas tareas.

Por su parte, el corrector o la correctora de

estilo vela por la buena ortografía, el uso

correcto de la gramática y la elegancia en el

decir. Trabaja junto a la persona que corrige el

contenido para producir el mejor libro posible,

siguiendo las guías de redacción de la

compañía.

Finalmente, la editorial también se encarga

de escoger el título final de la obra y de hacer la

tapa del libro. Por eso, las editoriales tienen

artistas gráficos en su personal, trabajando a

tiempo completo o a tiempo parcial.

B. Publicar usted mismo

La otra opción que tiene en sus manos es

publicar el libro por su cuenta. Esto se conoce

como publicación “por el autor” o, en inglés,

como “self-publishing”.

Hoy puede encontrar varias compañías

dispuestas a ayudarle a publicar sus materiales.

En ocasiones, son divisiones de editoriales

establecidas. La diferencia es que ahora usted

tiene que pagar por los servicios que haría la

editorial como parte del proceso de publicación

en un libro por contrato. Es decir, si usted

quiere que alguien corrija el estilo, examine el

contenido o diseñe la tapa, tiene que pagar

aparte por eso.

En cada gran ciudad hay varias “editoriales”

que, aunque se anuncian como tales, en

Page 19: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

realidad son compañías dedicadas a imprimir

libros publicados por sus autores o autoras. En

realidad, estos no son editoriales sino

imprentas grandes. Estas compañías le van a

cobrar por todos los servicios indicados arriba,

pero no le van a ayudar a mercadear su libro.

Entre las compañías más populares se

encuentran Amazon, Lulu, CreateSpace,

Smashwords y BookBaby, entre otras. Estas

compañías ofrecen tanto como usted necesite.

Si desea publicar el libro exactamente como

usted lo envió, con una tapa diseñada por

usted, bien puede hacerlo. Pero si necesita

ayuda en algún área del proceso, las compañías

tienen profesionales que pueden darle la mano

a cambio de una buena compensación.

Estas compañías publican tanto en papel

como en formato electrónico. De hecho,

ninguna editorial establecida desea que usted

envíe material en papel. Todo el proceso de

producción se hace de manera electrónica. La

ventaja del papel es que usted tiene un objeto

en las manos que puede manipular. La ventaja

del formato electrónico es que puede llegar a

mucha más gente, en distintas partes del

mundo.

Tenga en cuenta que los costos de

publicación pueden llegar a ser muy altos.

Explore bien sus opciones y examine los

contratos con las compañías, comparando sus

servicios.

Finalmente, si usted escoge hacer todo el

proceso por su cuenta, publicando un libro en

papel en una imprenta local, recuerde que el

mismo no existe oficialmente si no tiene un

número de identificación conocido como

“ISBN”. Estas siglas se refieren al “International

Standard Book Number” y son el localizado

universal para ubicar un libro.

VI. Publicaciones gratuitas, donadas y

remuneradas

Aunque algunas personas escriben sin

esperar compensación alguna, quien produce

un escrito tiene derecho a recibir alguna

remuneración por su trabajo. Si usted desea

donar su trabajo, esa es su opción. Hágalo por

una causa noble, no por obligación. Sin

embargo, recuerde que si alguien está

vendiendo su escrito, alguien está ganando

algún dinero a cuenta de su trabajo.

Existen dos formas básicas de

compensación por escribir. La primera es

cuando la compañía le paga una cantidad fija a

cambio del escrito y de todos los derechos

sobre el mismo. En inglés, esto se conoce como

“work-for-hire”. Quien compra su manuscrito,

se reserva el derecho a identificarle a usted

como autor o autora del escrito.

La otra es recibir regalías que, por lo

regular, se cobran solo una vez al año. Se

cobran sobre las estipulaciones del contrato,

donde se incluyen unos porcentajes fijos. Lea

bien el contrato, porque algunas ventas pueden

quedar excluidas del sistema de regalías. Por

ejemplo, la editorial puede negarse a pagarle

regalías por libros donados a otras entidades,

vendidos al costo o dados a pérdida,

particularmente a instituciones sin fines de

lucro.

Las compañías que publican libros

electrónicos tienen otros sistemas de

remuneración. Algunas hasta le permiten

escoger si desea recibir las regalías cada mes,

cada trimestre, cada semestre o una vez al año.

Debe tener una cuenta de banco donde recibir

estas regalías, que se pagan de manera

electrónica.

Page 20: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

VII. Escribir currículo

Una de las actividades más amenas,

satisfactorias y rentables que puede llevar a

cabo quien produce materiales religiosos es

escribir lecciones para la escuela bíblica, ya sea

dominical o de verano.

Si escribe lecciones para una publicación

producida por una editorial o una

denominación, recibirá guías para la redacción.

Usted debe seguirlas de manera estricta, ya que

la lección ya tiene un formato dado. Si usted

escribe muy poco o demasiado, el personal

editorial se verá obligado a reescribir o a

recortar su trabajo.

La editorial le dará el título, el tema y el

texto bíblico que usted debe utilizar. También le

dirá el tamaño y tipo de letra —la fuente o

“font”— que debe usar. Las guías también

indican cuántas líneas debe escribir para cada

sección. Por ejemplo, puede pedirle 20 líneas

para la introducción, 5 para el tema, 60 para la

parte exegética, 60 para la contextualización, 15

para el resumen y 5 para la oración final.

También le pedirán una guía para el personal

docente sobre cómo usar el material de manera

adecuada. En ocasiones la guía es tan breve que

se incluye en la lección, en otras se coloca al

final del libro y en aun otras se publica como

una lección aparte para maestros y maestras.

Es crucial que cumpla con las fechas de

entrega, dado que este material tiene que

producirse para una fecha dada. La buena

noticia es que su trabajo puede ser bien

remunerado, ya que puede recibir más dinero

por un trimestre de lecciones que por la

publicación de un libro.

Espero que esta información haya sido de

ayuda para usted. Si desea más información al

respecto o si necesita ayuda para publicar un

libro, no dude en contactarnos.

Concluyo pidiéndole a Dios que le bendiga

en todos sus caminos y que le permita escribir

materiales que eduquen, inspiren y bendigan al

pueblo de Dios.

Para más información

González, Justo L. El ministerio de la palabra

escrita. Nashville: Abingdon Press,

2009.

King, Carla. Self-Publishing Boot Camp:

Guide for Authors. 3rd ed. San Diego, CA:

Carla King Misadventurs Media, 2015.

Participantes del conversatorio

Page 21: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

Apéndice 1

Guías para escribir propuestas de libros

La propuesta debe incluir la siguiente

información:

1. Información sobre el autor o

autora: Indique su nombre y su

dirección postal, residencial y

electrónica. Indique sus números

de teléfonos celulares,

residenciales y fax. Incluya un

curriculum vitae actualizado que

detalle su posición actual, sus

logros académicos y sus

publicaciones previas. Recalque las

experiencias que le califican para

escribir el libro propuesto.

2. Título sugerido del libro. Indique el

título tentativo del libro. Si lo

desea, puede incluir un subtítulo.

3. Descripción del libro. Describa el

libro propuesto en no más de 250

palabras. ¿Cuál es el argumento

principal del libro? ¿Cuál es su idea

central?

4. Tabla de contenido/Bosquejo.

Indique el título de cada capítulo y

de sus secciones principales.

Resuma brevemente el contenido

de cada capítulo.

5. Competencia. Indique si existen

otros libros disponibles en español

o en inglés sobre este tema. ¿Cómo

se diferencia su libro de esos

recursos?

6. Audiencia/Mercado: ¿Para qué

tipo de público estará escrito el

material? ¿Será un libro general,

profesional o académico? ¿Quién

debe comprarlo y leerlo? ¿Por qué?

7. Fecha de entrega. Indique cuanto

tiempo necesitaría para terminar el

manuscrito, en caso de que la

editorial acepte su propuesta.

8. Ejemplo. Incluya un ensayo que

resuma el argumento que desea

desarrollar en el libro. O, si ya ha

comenzado a escribir el libro,

incluya el borrador de un capítulo.

El escrito no debe tener más de 15

páginas.

9. Formato electrónico. Deberá

entregar su manuscrito en formato

electrónico, en un programa

reconocido para procesar palabras

tal como MS Word® o Pages®,

entre otros. El manuscrito final

debe ser enviado por correo

electrónico o entregado en CD.

Guarde copia de todos los

materiales que envíe a la editorial.

Page 22: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

Dr. Ediberto López Rodríguez

Quiero agradecer a la Biblioteca y su directora,

Sra. Milka Vigo por esta invitación a reflexionar

sobre el ministerio de la escritura como una

tarea del ministerio y la formación teológica.

Me parece que esta celebración de cincuenta

años desde que se inauguró la Biblioteca Juan

de Valdés se celebran bien con una serie de

conferencias y actividades académicas y

pastorales que apunten al objetivo principal de

nuestra escuela que es educar pastores y

pastoras para el mejor servicio de calidad a

nuestras iglesias y nuestro pueblo y equipar

laicos para la comprensión del fenómeno

religioso para dar servicios teológicos de

excelencia a nuestro pueblo. Qué mejor forma

de legar una tradición teológica que pasando la

tradición oral a la tradición escrita en que

nuestra formación teológica se lega al presente

y al futuro a través del medio de la escritura

material.

La escritura como imperativo de las Escrituras

La Biblia es la base para que el quehacer

teológico sea uno que tenga una modalidad de

naturaleza escrita, siendo que la Biblia es una

antología de las tradiciones del antiguo Israel y

de los cristianismos originarios. Los que

creemos que la Biblia es para los cristianos uno

de los criterios para el quehacer teológico,

estamos obligados a reconocer que el texto es

modelo de lo que debe ser nuestra tarea

también: escribir.

Tanto el Antiguo Testamento (Biblia hebrea)

como el Nuevo Testamento tienen una

tradición donde hay un imperativo teológico

sobre la obligación de escribir. Así, el libro de

Éxodo pone en boca de la revelación lo

siguiente: “[e]ntonces Jehová dijo a Moisés: —

Escribe esto para que sea recordado en un

libro… (Ex 17.4). Cuando está terminando el

discurso de “Moisés”, en Deuteronomio, el

texto señala que Dios le ordena “escribe este

cántico y enséñalo a los hijos de Israel …" (Dt

31.19).

El libro de Isaías presenta una de las razones

por las que es una tarea imprescindible la

escritura teológica, para que sea un memorial

de la ética de la palabra que denuncia y

anuncia: “[v]e, pues, ahora, y escribe esta

visión en una tabla en presencia de ellos, y

regístrala en un libro, para que quede hasta el

día postrero, eternamente y para siempre” (Is

La escritura como tarea teológica

Dr. Ediberto López Rodríguez, durante el conversatorio.

Page 23: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

30.8). Siendo la teología un discurso

profundamente ético de denuncia y anuncio,

escribir es una forma de mantener un

testimonio de las denuncias que se hacen desde

la fe a la destrucción del medioambiente, la

opresión de personas marginadas, las luchas

por la justicia social y personal.

En el Nuevo Testamento la situación es similar.

Fuera por imperativo misional, necesidad

canónica, o imperativo de la revelación a una

generación de los eventos relacionados a Jesús

de Nazaret, se comenzó a utilizar la escritura

como el medio para cristalizar la fe y la reflexión

sobre ésta. El primer escritor del Nuevo

Testamento es san Pablo. Una de sus técnicas

para dar autoridad a lo que escribe a sus iglesias

es aludir al texto bíblico de su tiempo con la

frase “como está escrito” (Rom 1.17; 2.24;

3.4,10; etc.). No obstante, la misión del apóstol

le obligó a escribir una multiplicidad de cartas

que dieron inicio al canon del Nuevo

Testamento. Estas cartas de ocasión, fueron

una forma del apóstol estar presente en sus

iglesias a pesar de que físicamente estaba en

otro lugar. Así, en Romanos dice: “… os he

escrito, hermanos, en parte con atrevimiento,

como para haceros recordar…” (Rom 15.15).

San Pablo ha continuado hablando con sus

iglesias a través de los siglos a través de estas

cartas que son un legado a través del cual

nosotros podemos seguir escuchando en la

distancia su palabra que no ayuda a

comprender nuestra fe.

La carta a Filemón es un testamento de la

importancia de la tarea de escribir,

especialmente, cuando hay asuntos éticos de

relieve como el que se involucra en la misma, si

es posible que dos hermanos sean amo y

esclavo uno del otro. Aunque el cristianismo

originario estaba dividido entre Cristo y la

cultura, san Pablo dejó en Filemón un legado

que aún hoy es meritorio al tratar de persuadir

al amo de que debía recibir al esclavo como

algo más que un esclavo, como un hermano

amado, “tanto en la carne como en el Señor”,

esto es, socialmente (Flm 1.16).12 Con gran

capacidad de persuasión, el apóstol dice “[t]e

he escrito confiando en tu obediencia, sabiendo

que harás aun más de lo que te digo” (Flm

1.21). Las Naciones Unidas ha determinado que

ésta es la década de los afrodescendientes.13

Una lectura de Filemón muestra la lucha y

agonía de la gente de fe con la esclavitud a la

que se sometió a los africanos traídos a nuestra

América (norte y sur). El Tribunal Supremo de

Estados Unidos, en 1857, hizo una lectura

conveniente de Filemón en el caso de Dred

Scott para justificar la esclavitud, a pesar de que

la letra de la carta era contraria a la misma. Para

vergüenza de dicha decisión, dicho tribunal

determinó que los afrodescendientes no eran

ciudadanos y por lo tanto no podían reclamar

derechos constitucionales (Dred Scott v.

Sandford, 60 US 393).

En la crisis de la destrucción de Jerusalén y la

muerte de la primera generación de los que

conocieron a Jesús, Lucas comienza su obra

señalando la vitalidad de escribir: “me ha

parecido también a mí, después de haber

investigado con diligencia todas las cosas desde

su origen, escribírtelas por orden, excelentísimo

Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las

cosas en las cuales has sido instruido”(Lc 1.3,4).

No solo tenemos las tradiciones de Jesús por

medio de la escuela de Lucas, sino que el

Evangelio nos ha legado variadas tradiciones

sobre Jesús mostrándonos que la escritura de

12 Para una buena discusión sobre Filemón

vea a R. Brown, Introducción al NT, Madrid: Sígueme, 2002.

13 La década de los afrodescendientes ha

sido proclamado por la Organización de las Naciones Unidas de 2015 a 2024. Vea www.un.org.

Page 24: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

estas tradiciones es medular al quehacer

teológico. La necesidad misionera de las

comunidades de fe corren a través de la

escritura de las tradiciones orales sobre Jesús:

“… estas se han escrito para que creáis que

Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que,

creyendo, tengáis vida en su nombre” (Jn

20.31).

La única excepción a la tarea de escritura que

hoy nos imponemos es la de Jesús de Nazaret.

Lo único que es registrado como escritura de

parte de Jesús es en el relato de los dos

prendidos en pleno acto de adulterio (Jn 7.59-

8.10). Este relato no se encuentra en los

mejores manuscritos de los primeros siglos ni

fue citado por los padres del periodo canónico,

porque no lo conocían. Posiblemente fue parte

del Pastor de Hermas, que Tertuliano difamó

como el pastor de los adúlteros por este relato

de Jesús con la mujer adúltera. Como justicia

poética, la iglesia lo añadió a Juan como un

modelo de una persona que recibió a Jesús

como la luz del mundo (Jn 8.12). 14

La fe de la iglesia ha sido nutrida y marcada con

márgenes claros de lo que es el evangelio de

Jesucristo con esta colección diversa de los

cuatro evangelios. Ha sido en la lectura orante

de estos evangelios que la iglesia ha podido

encontrar su fe, rumbo y una espiritualidad

para la vida. La iglesia en el Caribe tiene como

uno de sus testimonios de fe la historia del

fundador de la Iglesia Metodista cubana. Fue

leyendo el evangelio de Mateo que sintió la

presencia de Dios y se comprometió con el

evangelio. Así, miles de otras personas, han

encontrado sentido a sus vida, han sido

orientadas en momentos difíciles de la vida, han

14 Para la discusión sobre el problema

textual vea a Bruce M. Metzger, Un Comentario Textual al Nuevo Testamento, Nueva York: Sociedades Bíblicas Unidas, 2006.

podido discernir situaciones de crisis a la luz de

aquellas palabras de Jesús que son la “verdad

de las cosas en las cuales han sido instruidos”

(Lc 1.3). No es la verdad como adecuación de la

mente a la realidad, sino la verdad como la

autenticidad humana frente a la vida y la

sociedad.

Al vidente de Patmos, el Cristo Vivo le ordena

que escriba las visiones que ha de recibir:

“…[e]scribe en un libro lo que ves y envíalo a las

siete iglesias” (Apoc 1.11). En este caso, se

presenta la escritura como una orden divina o

un imperativo. Hoy para nosotros, es un

imperativo poner por escrito nuestros

sermones, estudios bíblicos, conferencias,

testimonios, en ánimo de creer que también

nuestro estudio orante de las tradiciones de fe

son palabra de Dios para nuestro tiempo, y

nuestro testimonio de fe.

Fundamento ético para la escritura

Uno de los criterios para verificar la teología son

sus frutos, “por sus frutos los conoceréis”

(Mt7.15). Cuando hablamos de la ética de la

escritura, nos referimos a qué persona, iglesia,

sociedad, mundo, ecología se producirá por

nuestra escritura y por la ausencia de la misma.

Generalmente, el concepto ética se ha

entendido como moral, del concepto griego

“etos" con "e corta". 15 Esa es una posibilidad,

pero es tremendamente conservadora, porque

lo que trata es de justificar los valores del

presente que pueden ser parte del problema de

la opresión. Contra el concepto “etos" con e

minúscula (épsilon), el mundo helenístico nos

legó otro concepto de la ética “etos” con "e

larga" (eta). En este caso significa “casa,

morada, establo”. La idea es que sea un lugar

donde haya vida y quepan todas las personas,

15 Estoy siguiendo a L. Boff, Ética y Moral,

Santander: Sal Terrae, 2004.

Page 25: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

cosas y animales. Incluimos la creación en el

espacio de la vida, porque los seres humanos

estamos matando la bio-esfera, y no tenemos

otro planeta donde vivir. Con este detalle, nos

parece que la tarea de escribir es necesaria que

esté arropada bajo este concepto de la ética,

que vela porque haya una sociedad inclusiva,

afirmadora de la vida y la pluralidad, con

derechos humanos, sociales y personales. Así

que a mis lectores, les planteo como un

elemento que me parece fundamental, que

escribir es una gran responsabilidad, porque la

escritura puede ser “letra que mata”(II Cor 3.6)

o podría ser “espíritu que vivifica.” En los

debates sobre los derechos humanos y los

derechos de la creación ha habido una gran

dialéctica entre los y las escritoras de fe.

El problema de la ética en la escritura se percibe

en las grandes crisis de la humanidad y en los

lugares en que se ha articulado posiciones

sobre la crisis. Así, por ejemplo, Nicolás

Copérnico, científico polaco del siglo 16, quien

no se atrevió publicar su obra magna sobre la

revolución de las esferas celestes, por miedo a

la violencia que podría venir sobre él, negar

una posición teológica de la tradición de la

iglesia. Hasta ese momento, la teología

planteaba que la tierra no se movía y que los

cuerpos celestes le daban vuelta a la tierra. Con

esto explicaban la percepción del cielo. Claro

está, esto se basó en una lectura literal de la

tradición bíblica en Génesis 1 y otros relatos

que presentaban la cosmología de los antiguos.

Copérnico descubrió que realmente la tierra era

la que se movía y daba vueltas alrededor del

sol. No obstante, esto lo mandó a publicar en su

cama de muerte, en 1543. Tenía razón al temer

por su seguridad porque su libro fue mantenido

en el Índice de Libros Prohibidos desde 1616

hasta 1835. Cómo evidencia del juicio de la

historia tenemos la obra escrita de Giovanni

María Tolosani, De veritate Sacrae Escritura, en

1546, quien a nombre de la Biblia denunció a

Copérnico. 16

Otro ejemplo de la importancia de la ética en la

escritura lo podemos ver en el asunto de la

conquista de América y el derecho indiano. Así,

en la corte de Carlos V se presentó la

producción y enseñanza del padre de los

derechos humanos de los indígenas y las demás

minorías, Fray Bartolomé de las Casas. Pero

también se presentó la tradición de los que

creían que la conquista de América y el

gobierno sobre los indígenas estaban

justificados, Juan de Ginés Sepúlveda.17

La ética ha sido un asunto medular en la historia

de la escritura. Las personas que escriben han

de ser juzgadas por la veracidad y justicia de sus

escritos. De ahí que en la búsqueda de un

mundo justo y donde quepan todas las

personas oprimidas y la creación haga falta

preguntarse sobre la ética de lo que se ha de

escribir.

Contexto determina la forma del discurso

El contexto del discurso escrito u oral determina

la forma que se ha de utilizar. Hace algunos

años murió una persona de noventa años en mi

congregación. Había sido pastoreada por un

ministro que era poeta. Así que recientemente

había publicado un poemario. En el culto

funeral le pidió a los hijos leer algunos poemas.

Creíamos que eran poemas sobre la vida, la

16 Para una buena discusión sobre el

Renacimiento, y Nicolás Copérnico como agente de

éste periodo vea a R. Tarnass, The Passion of the

Western Mind, Nueva York: Ballantine Books, 1991.

17

Un trabajo que muestra una gran cantidad de información revisionista sobre este periodo es el de A. M. Sánchez, “Todas las gentes del mundo. El gran debate entre Fray Bartolomé de las Casas (1474-1566) y Juan Ginés de Sepúlveda (1490-1573)”, Anales, vol. 21, 91-134, Madrid: Universidad Complutense, 2004.

Page 26: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

muerte, la presencia de Dios. ¡Qué error! ¡Qué

horror! El poeta leyó tres poemas de besos

apasionados y asuntos similares. Uno de los

hijos estaba a mi diestra y se molestó. El

problema fue que la forma literaria sigue el

contexto y el declamador se equivocó de forma

en el contexto de un funeral. Las personas que

escribimos como parte de nuestro ministerio

tenemos que aclarar qué es lo que escribimos, a

quién y cómo escribiremos. Generalmente

escribimos estudios bíblicos, sermones, ensayos

teológicos y artículos de revista y de periódico.

Cada uno de estos formatos implican muchos

asuntos tales como la cantidad de páginas, el

formato literario, la estructura, si fuera un libro,

la cantidad de capítulos y páginas que son

pertinentes.

La mayor parte de los trabajos pastorales que

van por escrito son artículos en el periódico de

la iglesia. Estos artículos tienen entre 400 y 600

palabras. Deben dirigirse a personas que hayan

terminado la escuela elemental. De vez en

cuando escribimos sermones y estudios

bíblicos. El público promedio generalmente son

las personas que han llegado a noveno grado.

Si escribimos en los periódicos de la comunidad

el público que hay en mente tiene escuela

superior, pero si escribimos un libro, por lo

menos tenemos personas que tienen algún tipo

de formación universitaria. Hay que añadir a

esto la cantidad de páginas. Un estudio bíblico

no debe pasar de diez páginas a doble espacio.

Un sermón no debe pasar de seis páginas a

doble espacio o veinte minutos de exposición.

Más allá de ahí muchas personas pierden la

atención del mensaje. Un libro, generalmente,

dependiendo de qué audiencia tenga, así se

construirá. Si es una obra de énfasis confesional

y pastoral, una buena regla es que tenga siete a

quince capítulos de diez a quince páginas cada

uno. Un libro para reflexión debe tener

alrededor de 200 páginas. Más allá de esto es

una obra de mayor envergadura.

La estructura y lógica de lo que se escribirá

Una mirada a todo escrito nos muestra que las

palabras no funcionan aleatoriamente. No es un

montón de palabras puestas unas al lado de

otras en un texto. Todo lo contrario, es una

cadena de palabras que reflejan un

pensamiento claro y evidente (F. Sausurre18).

Esta cadena que proyecta el pensamiento

también refleja al arte de la palabra, esto es su

capacidad para ayudar a transformar a la

persona que lee a través de sus figuras del

lenguaje, la retórica y el contenido.

Un primer asunto que hay que considerar es la

pertinencia de lo que se escribirá. La

pertinencia proviene de que el texto esté

tratando algún asunto que le interese a las

personas. Así que no es cuestión de presentar

una serie de conocimientos inútiles, sino

dialogar con los fenómenos fundamentales de

nuestro tiempo. Asuntos como la ecología, la

sexualidad, la marginación económica, cultural,

racial, política, los pleitos por acaparar bienes o

por ideologías son temas que le interesan a las

personas. Cualquier producción que vaya a ser

leída requiere que responda a las inquietudes

del contexto en que se escribe. De otra manera,

serán palabras perdidas en el viento.

Una vez se determina el tema que se trabajará,

el próximo paso es la investigación que hará la

persona que escribe sobre el asunto. Para que

la palabra escrita sea clara y evidente hay que

hacer una asignación previa: la investigación. La

investigación para producir un texto requiere

que se puedan localizar los escritos

18 P. Innes, “Ferdinand de Sausurre”, en A

Dictionary of Cultural and Critical Theory, ed. Michael Payne, 484-485 (Manden, MA: Blackwell Publisher, 1997).

Page 27: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

fundamentales sobre el tema y conocer las

teorías sobre el asunto del que se producirá un

texto. Es deber de las personas que escriben

poner al día, en el estado actual del

conocimiento sobre el tema tratado, a la

audiencia. La idea de escribir es enriquecer con

conocimiento que ayude a la comprensión del

tema y de la vida a la audiencia. Para esto, las

personas que escriben deben tener un manejo

de las fuentes primarias y secundarias del tema

que abordan.

Fue Aristóteles19, en su obra La Poética, quien

nos planteo la necesidad de tener un esquema

mental y retórico del discurso humano. Desde

luego, el discurso lo mismo podía ser oral que

escrito. Para Aristóteles, los componentes de

una obra escrita u oral consistían en (1) la

inventiva, (2) el arreglo de los materiales o

taxis, (3) el estilo, (4) la memoria y (5) la

entrega del discurso20.

Nótese que la inventiva es la forma de captar la

imaginación de la audiencia con algún recurso

literario u oral que a su vez capta la atención

sobre el asunto a discutir. La inventiva tiene

que presumir problemas que vienen de la

sociedad.

El elemento del taxis, de donde viene la palabra

sintaxis, lo que plantea es la necesidad de

organizar la estructura del discurso de manera

que se tenga claro cómo se van a presentar las

proposiciones de manera que se construya un

todo armónico, consistente y que lleve a las

conclusiones que se quieren. El estilo señala

19 Vea T. Honderich, ed., “Aristotle” pág. 56-

58 en The Oxford Guide to Philosophy, 56-58 (Oxford: OUP, 2005).

20 Para una buena discusión sobre la

retórica en la filosofía antigua vea a José Javier Rodríguez, “Retórica”, en Diccionario de Hermenéutica, ed. H. G. Gádamer, et.al., 492-495 (Bilbao: Universidad de Deusto, 2004).

que los discursos escritos deben responder a la

realidad. Las situaciones de la vida harán que

cada discurso requiera un estilo. No es lo mismo

un discurso sobre situaciones de emociones

humanas que un discurso sobre la razón, que un

discurso sobre algo del diario vivir. Así cada

situación en vida requerirá unas figuras del

lenguaje que son parte de los géneros literarios

que tiene una cultura para poder comunicar

efectivamente. De ahí que un uso indebido de

un género literario pueda desembocar en una

crisis comunicativa. Roman Jakobson21, el gran

lingüista ruso se planteaba esta situación en lo

que él llamaba el discurso fáctico. Ejemplo del

cual él daba el saludo entre las partes. Una

parte le pregunta al otro cómo está. Pero

realmente no espera que el otro le conteste con

todos los asuntos de su vida privada, sino con

un mero, bien gracias, y usted. Para Jakobson,

el lenguaje tenía una estructura y una función

que había que comprender. La comunicación

corría sobre estos elementos del lenguaje. Las

personas que pongan sus manos en un teclado

para escribir hacen bien en reconocer el

contexto del discurso, la estructura necesaria y

la función que tendrá dicha estructura para que

la comunicación funcione apropiadamente.

Este asunto de la estructura de un escrito tiene

que ver con qué va con qué y por qué, y con

pedagogía. Depende de a quien queramos

comunicar para así escoger el lenguaje, la

estructura, la información que vamos a

comunicar. Los años me han mostrado que la

sencillez y la profundidad no se riñen. Es

cuestión de tener el tema pertinente, la

organización clara y sencilla y el lenguaje que

apele a la audiencia. Claro está, cualquiera de

21 Para un resumen del pensamiento de

Jakobson, vea P. Innes, “Roman Jakobson”, en A Dictionary of Cultural and Critical Theory, ed. Michael Payne, 271-272 (Manden, MA: Blackwell Publisher, 1997).

Page 28: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

estos elementos que falte, puede hacer o

impertinente un trabajo, porque no trate

ningún asunto que pueda atraer a la audiencia,

o muy complicado, de manera que vaya más

arriba de la capacidad de la audiencia, o falto de

la organización para que pueda constituir

enseñanza para la vida.

Algunos modelos de escritura

Los que hemos escrito lecciones de escuela

bíblica conocemos la estructura: (1) el pasaje

que se discutirá, (2) el texto clave, (3) el tema

de la lección, (4) propósito de la lección (5)

introducción a la lección, ahí aprovechamos

para presentar las preguntas medulares y

formas de presentar la lección, (6) análisis del

pasaje bíblico (7) aplicación a la vida del pasaje

bíblico, (8) resumen, (9) oración de la clase, (10)

lecturas para la semana. Les recomiendo que

tomen el libro de donde vienen las lecciones y

sigan las otras lecturas que no se discutirán en

la clase bíblica.

Un libro de Sermones es una producción

bastante común entre las personas relacionadas

al ministerio. Les recomiendo que escriban un

bosquejo del sermón en el formato de una

presentación de Power Point. En una ocasión

un joven candidato al ministerio fue invitado

por nuestra iglesia a predicar en varias

ocasiones. Fue un desastre homilético. Así que

le pregunté si había tomado clases de

predicación o alguien le había explicado. Me

dijo que no tenía ningún adiestramiento, lo que

se notaba en su entrega del sermón. Así que le

explique con la metáfora de la mano. Primero

es la introducción, ahí pones el tema que vas a

presentar de forma amena, con un cuento, un

himno o un testimonio de la tradición de la

iglesia. Luego vas a entrar en la estructura del

sermón. Es del texto a la vida en tres ocasiones.

No es que el texto sea más importante que la

vida, es que el texto es la base para la analogía

teológica. Así que se tomará un segmento del

texto, un personaje, un asunto en la trama, se

explicará y luego se aplicará. Luego nos

moveremos a un segundo elemento y al tercer

elemento. Luego de todo esto, en un sermón

temático, pasaremos al cierre que incluirá un

resumen y el cierre pedagógico. En el cierre

pedagógico se invitará la audiencia a tomar una

decisión sobre la vida en la pregunta

fundamental del mensaje. Desde luego, todo

esto se puede poner por escrito y luego de

tener quince sermones, se tendrá un buen libro.

Un libro sobre la teología o la escritura requiere

tener claro cuál es el tema y tener un bosquejo

amplio sobre el tema que incluirá los capítulos y

muchos bosquejos por cada capítulo. En estos

casos, yo siempre me he guido por los días del

mes. Un libro debe tener siete, catorce, treinta

capítulos. Estos capítulos deben ser de diez a

veinte páginas cada uno, de manera que se

puedan leer uno cada noche. Las mismas reglas

que he explicado arriba sobre contenido,

investigación, estado actual del conocimiento,

inventiva, etc. son aún más pertinentes a un

libro. La idea es educar y edificar, esto es

construir la presencia de lo sagrado en la vida

humana a través de la escritura.

El trabajo editorial

Luego que has escrito tu trabajo, llega el

momento de soltarlo en manos de pares que

puedan criticar y corregir el trabajo. El primer

paso que yo recomiendo es tener alguna

persona que sea maestro del español y que

pueda corregir tu trabajo. La idea es que

cualquier error ortográfico que ya tu no vez, lo

vea un par que tiene destrezas en el idioma.

Luego de esta fase de corrección de la

morfología y la sintaxis, vale la pena darle a leer

el trabajo a una persona con pericia teológica.

Recuerdo mi primer libro, se lo di a leer a dos

teólogos, Jorge Pixley y Eliseo Pérez. El primero

Page 29: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

me advirtió que faltaban los escritores de

Latinoamérica para que el libro fuera de un

latino. El riesgo es que el libro fuera de un latino

del norte, colonizado. Esto me atrasó dos años

en los que yo fui bendecido por la lectura de

mis pares en Latinoamérica y Brasil. La verdad

es que luego de esto yo no era la misma

persona. Eliseo Pérez me planteó que en el

capítulo del feminismo había dejado a Sor Juana

Inés de la Cruz y que era imperdonable. Así que

tuve que volver a la biblioteca a leer el diálogo

entre Juana y Sor Filotea. ¡Qué mucho aprendí!

La tercera fase es volver a corregir el español y

suavizar la entrega con algunos cuentos,

ilustraciones, poemas y otros recursos que

hacen ameno los libros. Los pares teológicos o

pastorales ven lo que el cerebro ciego nuestro

ya no ve. Justo González me hizo escribir

cuentos para todos mis libros y lecciones que

hicieran que don Juan Rodríguez en Managua

simpatizara con lo que yo escribía. Luego, yo,

leyendo el contenido con los cuentos, en

aquellos capítulos sobre la historia del canon,

me di cuenta que, gracia a ese proceso editorial,

el trabajo era humano.

En este ensayo hemos abordado el tema del

ministerio teológico de la escritura. Hemos

anotado que constantemente la tradición

bíblica ve la tarea de escribir como un

imperativo teológico y pastoral de las personas

que contestan el llamamiento de escribir.

Hemos anotado la gran responsabilidad ética

que tienen las personas que escriben, en sus

palabras puede estar la vida o la muerte. La

historia siempre juzgará. Lo peor de todo es la

vergüenza de haberse puesto de parte de los

opresores con nuestra escritura, porque se

quedará para la historia como textos de terror.

Una próxima fase es a quién le escribimos y qué

formato literario utilizaremos. El punto es que

el contexto requiere un formato en el que

equivocarse es fatal.

Una próxima fase es el contenido, estructura,

lógica y estado actual del conocimiento en

nuestros trabajos escritos. No debe escribirse

para repetir tonterías o errores. Luego hemos

presentado algunos modelos de escritura de

estudios bíblicos, sermones y libros breves. Lo

último que hemos planteado es la necesidad de

que haya un trabajo editorial para que no pasen

los errores y horrores ortográficos, lógicos y

retóricos sin que alguna persona crítica los

pueda corregir. Estos pasos nos pueden ayudar

a ser escritores eficientes que colaboren con la

formación pastoral, teológica y humana de

nuestras audiencias.

El judaísmo nos muestra el poder de lo escrito

en un cuento sobre Moisés. Éste estaba muy

asombrado por los mandamientos del Señor

escritos en tabla por lo cual le pidió al Señor

que pudiera entenderlos. El Señor le dejó ver

su espalda (Ex 33), esto es, lo envió en el tiempo

a uno de los grandes maestros de

interpretación bíblica del segundo siglo, Akiva.

Akiva estaba con sus estudiantes explicándoles

la ley. Moisés llegó y se sentó para escuchar las

explicaciones. Su asombro fue tal ante las

explicaciones de Akiva que alzó su mano y

preguntó al maestro quien le había enseñado

tal sabiduría y comprensión. Akiva le señaló

con humildad que todo eso se lo había

enseñado Moisés. Así, será, escribiremos pero

la palabra de Dios no será atada por nuestra

persona, circunstancias, ideología, sino que

saltará libremente a decir nuevas cosas de lo

dicho. ¡Qué así sea!

Page 30: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

Bibliografía

Boff, L. Ética y Moral. Santander: Sal Terrae, 2004.

Brown, R. Introducción al NT. Madrid: Sígueme, 2002.

Dred Scott v. Sandford, 60 US 393. Honderich, T., ed. “Aristotle”. En The Oxford Guide to Philosophy, 56-58. Oxford: OUP, 2005. Innes, P. “Ferdinand de Sausurre”. En A Dictionary of Cultural and Critical Theory. Editado Michael Payne, 484- 485. Massachussetts: Blackwell Publishers Ltd., 1997.

Innes, P. “Roman Jakobson”. En A Dictionary of Cultural and Critical Theory. Editado Michael Payne, 271-272. Malden, MA:

Blackwell Publishers, 1997.

Metzger, B. M. Un comentario textual al Nuevo Testamento. Nueva York: Sociedades Bíblicas Unidas, 2006. Rodríguez, J.J. “Retórica”, en Diccionario de Hermenéutica. Editado por H. G. Gádamer, et.al., 492-495. Bilbao: Universidad de Deusto, 2004. Sánchez, A.M. “Todas las gentes del mundo. El gran debate entre Fray Bartolomé de las Casas (1474-1566) y Juan Ginés de Sepúlveda (1490-1573)”, Anales, Vol. 21, 91-134, Madrid: Universidad Complutense, 2004.

Tarnass, R. The Passion of the Western Mind. Nueva York: Ballantine Books, 1991.

Page 31: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

Rvdo. Alexander Fontánez Rivera

En el mismo centro de la historia del siglo xx se

abre el espacio que hoy nos convoca, medio

siglo después, para celebrar y reflexionar. El

nombre que se escogió para este espacio, que

se ha convertido en el principal custodio de la

herencia protestante en Puerto Rico y el Caribe,

un personaje como este tiene una

intencionalidad muy particular. En él mismo se

puede ver una figura icónica, no deslumbrante

sino alumbrante del camino y puente entre la

protesta, la persecución y la unidad. En este

personaje del mismo siglo de la reforma, pero

en el mismo seno del catolicismo español,

encontramos elementos de cohesión con el

humanismo y el misticismo del Espíritu22, que

son esenciales para salvaguardar el proyecto de

Dios a través de Su Iglesia, encarnada en el

mundo.

22 Justo González, Historia del Cristianismo,

tomo 2, (Editorial Unilit: Miami, Fl, 2009), 125.

La cuna de nacimiento de este espacio fue

precisamente en la protesta, la crisis y la lucha

por los derechos civiles, que tuvo a su principal

protagonista aquí y entre otras, el

replanteamiento de lo que significa la justica del

Reino de los Cielos en medio nuestro. ¡Qué

décadas estas, de los 60 al 70! Décadas en las

que se comenzaron a ver las implicaciones de la

transformación política, demográfica, social y

económica más abrupta de la historia de este

archipiélago caribeño.23 Décadas en las que este

escenario, estas paredes, pasillos y salones,

(bueno las del edificio viejo) fueron la

plataforma protagónica de la crisis generacional

más violenta de la historia del protestantismo

puertorriqueño.24

23 James L. Dietz, Economic History of

Puerto Rico: Institutional Change and Capitalist Development, (New Jersey: Princeton University Press, 1987).

24 Véase Florencio Sáez, Jr., Entre Cristo y

Che Guevara: historia de la sublevación política en las iglesias evangélicas de Puerto Rico, (San Juan, Puerto Rico: Editorial Palma Real, 1972). En este libro se evidencia la persepción que se construyó en contra de un nutrido grupo de pastores y profesores evangélicos en las década del 60 y el lugar que el

Introducción al

conversatorio:

“La iglesia evangélica

puertorriqueña y el

Seminario Evangélico

en los 60 y 70”

Rvdo. Alexander Fontánez Rivera, durante el conversatorio.

Page 32: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

Hoy medio siglo después, de alguna forma u

otra, seguimos enmarcados en una pausa que

no ha resuelto lo que en esencia provocó

aquella crisis. De hecho la crisis se ha

agudizado y ahora cosechamos lo que se

preveía “IVAamos” a cosechar.

Hoy tenemos las computadoras, con sus arrugas

y verrugas, el internet, el facebook, el skype y

otras chucherías como estas. Pero utilizando un

término de este contexto tecnológico seguimos

en un “lagueo” que no se ha acabado.

Hoy medio siglo después de la fundación de la

Biblioteca, cuyo nombre es el de alguien

perseguido por la inquisición hace precisamente

medio milenio atrás, seguimos con la

incertidumbre de las persecuciones y luchas

que fueron el escenario en el que se fraguó este

espacio. Hoy medio siglo después de todo esto,

¿qué se puede decir? Pues para esto estamos

aquí. Y han sido seleccionados para abrir cauce,

en este proceso reflexivo, la Dra. Helen

Santiago, el candidato doctoral y egresado de

este Seminario el Prof. Luis M Figueroa y una

digna representación que se convierten en

fuente primaria del contexto en cuestión.

Seminario Evangélico ocupaba en dicho conflicto. Evidentemente hacen falta estudios que abonen más perspectiva a este importantísimo periodo histórico.

Tradiciones en

conflicto:

La mujer en el

Seminario Evangélico

de Puerto Rico

Dra. Helen Santiago

En el transcurso de diez años, de 1968 a

1978, seis mujeres se graduaron del Seminario

Evangélico de Puerto Rico.25 Cuando la primera

de ellas se graduó —la peruana Luz Rosa Coz

Sedano— el Seminario estaba a un año de

cumplir su aniversario cincuenta. La institución

abrió en 1919, ofreciendo un grado asociado de

tres años. Desde 1926 ofreció un bachillerato

(bajo un acuerdo con la Universidad de Puerto

Rico) y en 1961 empezó el programa de

maestría, exigiendo un bachillerato como

requisito de ingreso. En 1965 el Seminario tuvo

la primera mujer profesora (Lilliam Strong) y

tomó unos 95 años que el Seminario tuviera

una mujer presidenta (Doris García).

Por estar excluidas las mujeres del

Seminario y de las instituciones educativas

denominacionales que le precedieron, dos

escuelas fueron abiertas exclusivamente para

ellas con el objetivo de prepararlas para el

servicio en las congregaciones. En 1917 la

Iglesia Congregacional abrió una en Santurce y

en 1922 la Iglesia Bautista abrió otra en

Barranquitas.26 Ambas fueron expansiones de

escuelas regulares ya existentes.

25 Juan Bek, “Seminario Evangélico de Puerto

Rico (1919-1994): Perfil estudiantil, perfil institucional”, El Boletín, (1994), pp. 18-23.

26 ¡Error! Sólo el documento principal.Archivo

Histórico del Protestantismo (AHP), Unión de Iglesias Evangélicas, United¡Error! Sólo el documento principal. for Kingdom Service in Puerto Rico (Ponce: Puerto Rico Evangélico,1928), p. 12.

Dra. Hellen Santiago, durante el conversatorio.

Page 33: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

Eventualmente, el objetivo educativo de estas

escuelas fue adaptado a los roles que la

sociedad le asignaba a la mujer. Sin descartar

que “la Biblia era el centro de la escuela”, entre

los cursos añadidos a la escuela bautista estuvo

uno considerado “extremadamente

importante”: el de “homemaking” (o

quehaceres domésticos).27

A primera vista, la tardanza del

Seminario en dar a la mujer igual acceso a la

educación bíblica y teológica, resulta una

incógnita. Una de las observaciones del ministro

americano Donald Moore al publicar su historia

del protestantismo en Puerto Rico en 1969 fue

que la mujer tenía mayor participación en la

iglesia que en los Estados Unidos.28 Moore

estaba en óptima posición para percatarse del

detalle. Miraba desde el lente de extranjero y

de ministro de la Convención Bautista del Sur,

denominación americana conservadora, donde

la participación de la mujer es limitada a ciertas

áreas, y no recibe credenciales ministeriales.

Esa presencia femenina en el

protestantismo, no reflejada en la historia del

Seminario, tiene sus profundas raíces en la

antigua concepción cultural hispana de que la

religión era un “asunto de mujeres”.29 Aunque a

la mujer le estaba vedada participación en la

estructura eclesiástica católica, el campo de la

devoción era casi exclusivamente suyo. Una y

otra vez, las historias sobre religión en América

Latina realizadas por protestantes, y las

memorias de misioneros anglosajones, resaltan

el hecho de que los hombres no tenían

27 AHP, Serie Denominaciones, Iglesias Bautistas,

Caja: memorias y reseñas, “Report for the year: 1929-1930".

28 Donald Moore, Puerto Rico para Cristo

(México: CIDOC, 1969), p. 6/22.

29 W. StanleyRycroff, Sobre este fundamento:

cimientos cristianos de la cultura latinoamericana (Buenos Aires: La Aurora, 1944), p. 77.

preocupación alguna por lo religioso y no

asistían a la iglesia.30

A la menor hojeada al pasado, la

relación entre religión y mujer salta ante el ojo

avizor. Cuando el pueblo de San Sebastián se

aprestaba a celebrar la inauguración de su

templo católico en 1897, el más connotado

poeta e intelectual del pueblo de San Sebastián,

Ramón María Torres, escribió un festivo poema

para la ocasión. Entre sus versos fue inevitable

que surgiera el tradicional vínculo mujer-

religión: “Ya era tiempo, caracoles/ de que

tuvieran mis bellas paisanas/ un templo digno

de ellas;/ de ellas, que son tan cristianas.”31

Para ofrecer a sus mujeres un lugar de

adoración seguro y estético, y siendo el

catolicismo la religión del Estado, el municipio

consintió en tomar por primera vez un oneroso

préstamo, y el gobernador español alteró una

arraigada política pública al nombrar un alcalde

residente que pudiera comprometer el crédito

de sus habitantes.

Con la llegada del protestantismo en

1898, se abrieron importantes oportunidades

de participación para la mujer. En 1907 el

pastor presbiteriano José A. López dijo sobre la

lectora bíblica (Bible Woman:) “[Es] la pieza más

importante en el mecanismo de la obra

misionera”.32 La misión de Los Hermanos

Unidos incluyó en su informe de 1908 los

pormenores del método de evangelización: “Las

misioneras laicas y las esposas de los pastores

tienen un campo de cultivo fructífero en Puerto

Rico. La única forma de alcanzar la inmensa

30 Webster E. Browning, Roman Christianity in

Latin America (New York: Fleming H. Revell Co., 1924), pp. 16-19, 40.

31

Ramón Vargas Pérez, Ramón María Torres: su vida y su obra (San Sebastián: 1989), p. 149.

32 ¡Error! Sólo el documento principal.Sarah

González López. Mujeres que hicieron el bien: cien años de vida y ministerio femenino en Puerto Rico. (Seminario Evangélico de Puerto Rico: inédito, 2000), p. 99. Es una cita de “La lectora bíblica” La Voz Evangélica, Año 2 #8 (8/agosto/1907), p. 59.

Page 34: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

mayoría de las mujeres es a través de una visita

personal a su hogar. Usualmente, se lee una

porción de la Palabra y se hace una oración.

Antes de terminar ya hay reunidas un número

de mujeres en la puerta de la casa.

Conversamos con ellas, les distribuimos

tratados y las invitamos a los servicios de la

iglesia.”33

Las sociedades misioneras adaptaron

sus recursos a la realidad cultural y social

puertorriqueña. De un total de 57 misioneros

bautistas que llegaron a Puerto Rico en las

primeras cuatro décadas del siglo 20, el 68.5%

fueron mujeres; dos de cada tres misioneros. El

tiempo promedio que estuvieron las mujeres

fue de 4.9 años y los hombres 7.4 años.34 A las

misioneras se les prohibía casarse mientras

servían y se esperaba de ellas que sirvieran por

corto tiempo para que así pudieran formar

familias.

Muy temprano esas sociedades

misioneras también reclutaron puertorriqueñas

para el cargo de mujer-lectora, especialmente

para laborar en la zona rural. Y tal parece que

hubo un corto trecho entre leer a mujeres y

dirigirse a una audiencia. El día que la Iglesia

Presbiteriana de San Sebastián reunió un grupo

para iniciar una escuela bíblica en el barrio

Piedras Blancas en 1914, primero habló el

pastor José Luis Rodríguez Cabrera y luego la

lectora Marcela Reyes.35 De haberse dado las

oportunidades, las mujeres hubieran estado en

el liderazgo de las nacientes iglesias.

33 J.S. Mills, et. al. Our Foreign Mission Enterprice

(Dayton, Ohio: United Brethen Publising House, 1908), p. 201.

34 G.A. Riggs, Baptists in Puerto Rico. Brief

Historical Notes of Forty Years of Baptist Work in Puerto Rico (Río Piedras), c.1939.

35

“Labor evangélica en la Isla. San Sebastián”, Puerto Rico Evangélico (en adelante, PRE) (25/marzo/1914), p. 15.

La tardanza del protestantismo

histórico en integrar a la mujer a su principal

institución educativa contrasta con la apertura

del pentecostalismo a la educación de la mujer.

El pentecostalismo llegó a la isla en 1916 y su

primera institución educativa pentecostal, el

Instituto Bíblico Mizpa (hoy, Universidad

Pentecostal Mizpa), fue establecida en 1937. La

primera clase del Mizpa tuvo quince

estudiantes, de los cuales siete fueron mujeres.

Su primera facultad incluyó dos mujeres, Julia

Camacho, traída desde California al graduarse

del Instituto Bíblico Latinoamericano de

California (de las Asambleas de Dios), e Isabel

Lecaroz de Ortiz, esposa del director y

superintendente de la Iglesia de Dios

Pentecostal.36 A diez años de establecido el

instituto, fue presidido por Matilde Ortiz de

Román, graduada de la primera clase. El concilio

pentecostal cumplió con la formalidad de darle

al esposo de Ortiz el nombramiento de

“administrador” (él era comerciante), mientras

ella recibió el nombramiento de directora.37

Matilde Ortiz era considerada la mejor

predicadora pentecostal de su tiempo,

incluyendo los varones.

La sede del instituto era el templo de

Santurce, iglesia fundada por la misionera Lena

Smith-Howe en 1918 y pastoreada por ella por

quince años, hasta 1933.38 Para la década del

ʹ30 era la congregación más numerosa de

36 ¡Error! Sólo el documento principal.Juan L.

Lugo, “New Bible School, Puerto Rico”, The Pentecostal Evangel, (15/enero/1938), p. 9; Samuel Díaz, La nave pentecostal. Crónica desde el inicio de las Asambleas de Dios y su travesía por el noroeste hispano de los Estados Unidos. (Florida; Editorial Vida, 1995), p. 42¡Error! Sólo el documento principal.; “Mizpa”, El Evangelista Pentecostal (julio, 1951): p. 10.

37

El Evangelista Pentecostal (Sept./1949).

38 La autora está cerca de publicar un libro sobre

historia del pentecostalismo en Puerto Rico. En ella aparecen los detalles sobre el ministerio de Lena Smith-Howe desde su llegada a la isla en 1918 y hasta que fue nombrado un pastor que asumió las riendas de la congregación de Santurce.

Page 35: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

Puerto Rico. La lista de iglesias y pastores de la

Iglesia de Dios Pentecostal de 1940 incluía

nueve pastoras, un 22% del total.39 El Mizpa

nació con el expreso objetivo de preparar

misioneros para América Latina. Por lo menos

tres mujeres solteras fueron pioneras en la

evangelización pentecostal de Cuba en las

décadas de 1930 y 1940, emulando lo realizado

por Lena Smith-Howe en Puerto Rico: Belén

Nieves, Ángela García y Felicidad Andrade.40 La

destacada participación de la mujer en una

iglesia autóctona revela el natural desarrollo de

la relación cultural mujer-religión. Tratándose

de una iglesia pentecostal, donde la plenitud del

Espíritu iguala, la mujer encontró óptimas

condiciones para florecer. (Lamentablemente,

el pentecostalismo tardó en otorgarle a la mujer

los derechos y privilegios del ministerio.)

El Instituto Bíblico Mizpa siguió el

modelo de una institución educativa nacida en

los Estados Unidos en la década de 1880. En

medio de un movimiento de renovación de la

iglesia el pastor presbiteriano y fundador de la

Alianza Cristiana y Misionera, Albert Benjamin

Simpson, y el evangelista congregacionalista

Dwight Moody fundaron institutos con el

objetivo de preparar laicos de ambos sexos en

el estudio de la Biblia y en el servicio práctico.

No tuvieron la intención de competir con la

rigurosidad intelectual del seminario teológico.

Al respecto Simpson declaró: “La meta del

instituto será cualificar hombres y mujeres

consagrados que no han recibido y no desean

recibir una educación intelectual regular …” Por

su parte, Moody expresó: “Creo que debemos

tener ‘hombres-brechas’, entrenados para

llenar el vacío entre la gente común y los

39 Assemblies of God, Flower Pentecostal

Heritage Center, Foreign Missions Department, Puerto Rico District Council, [Lista de trabajadores], 11/Sept./1940).

40

Díaz, La nave, p. 39, Iglesia de Dios Pentecostal, Reglamento y constitución, 1937, p. 45; Francisco Báez, “Allende los mares”, El Evangelista Pentecostal (Dic./1949), p. 2.

ministros. Levantaremos hombres y mujeres

dispuestos a ofrendar sus vidas junto a los

laborantes.”41

Fundar un instituto o un seminario fue

una disyuntiva a la que se enfrentaron las

misiones protestantes en Puerto Rico cuando

decidieron unir sus esfuerzos y recursos en una

sola entidad educativa. El asunto se debatió

ampliamente. Manuel Andújar, misionero

superintendente metodista de origen español,

abogó por una educación más a tono con la

realidad latinoamericana: “Ha sido un error

común en América del Sur intentar sobre-

educar a los líderes y como consecuencia la

obra evangélica se ha fosilizado.”42 Triunfó la

idea de que la institución debería tener el

estándar educativo de los seminarios

americanos. El misionero general bautista,

Charles S. Detweiler escribió: “Prefiero no abrir

nuevas misiones que tener que llamar a un

hombre sin preparación intelectual, que más

tarde tendría que ser retirado.”43 De hecho,

veintiuna congregaciones bautistas habían sido

disueltas antes de 1913; 19 de ellas, rurales.44

Las expresiones del misionero

presbiteriano, James A. McAllister, graduado

del Seminario Teológico de Princeton y quien

habría de presidir el naciente seminario por 24

41 Gordon Gray Talbot, The Bible Institute

Movement in the Christian and Missionary Alliance (Tesis de maestría: Wheaton College,1956), pp17-18 y Lenice F. Reed, The Bible Institute Movement in America (Tesis sin publicar: Wheaton College, 1947), p. 24, fuentes citadas en Jonathan N. Thigpen, “A Brief History of the Bible Institute Movement in America”, https://www.etaworld.org/?bibleinstitute [Evangelical Training Association]; recuperado 25/marzo/2015.

42

Christian Work in Latin America. Vol. 3: Report of Commission VIII on Cooperation and the Promotion of Unity (New York: Missionary Education Movements, 1917).

43

“Rev. C.S. Detweiler y su obra en Puerto Rico”

PRE (10/junio/1919), p 2,8.

44 Tomás Rosario Ramos, Historia de los Bautistas en

Puerto Rico (Santo Domingo: Editorial Dominicana, 1979), pp 136-138.

Page 36: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

años, resumieron el sentir que prevaleció:

“[P]ara tener buen éxito, el ministro debe ser

guía, esto es, debe ir al frente de su pueblo,

trazar el sendero, indicar las señales de peligro,

y dar la mano firme a quienes la necesitan. Un

ministro nativo sin preparación, sin instrucción,

sería una catástrofe tan grande como la falta

completa de un ministro nativo, y el resultado

sería aún más triste. La norma para el ministerio

puertorriqueño no debería ser inferior a la de

los Estados Unidos y los demás países.”45 No se

vislumbró que la mujer fuera parte de ese

exclusivo Seminario.

Tras la decisión de preparar un

ministerio nativo con un alto estándar

académico, estaba la evasiva aspiración de

alcanzar las clases acomodadas, pues se

pensaba que de esa manera se ganaba

eventualmente el resto de la población para el

evangelio protestante, y en el proceso se

transformaba y se elevaba la sociedad y la

cultura (según las concepciones americanas). El

primer intento en esa dirección fue realizado a

la llegada de las misiones, con el

establecimiento de escuelas primarias y

secundarias diseñadas para las clases

acomodadas, como el Washington Institute de

la Iglesia Metodista y el Colegio Americano de la

Iglesia Presbiteriana.46 Este tipo de escuela

gozaba de un enorme prestigio en América

Latina. En Puerto Rico fueron repudiadas por

representar asimilación cultural a los Estados

Unidos. Además, dada la espectacular recepción

que tuvo el protestantismo, las misiones

eligieron invertir en imponentes templos. El

costoso diseño de estos templos también

obedeció a la misma aspiración de atraer a las

45 J. A. McAllister, “Un ministerio nativo bien

preparado” PRE (25/julio/1914), p. 4.

46 AHP, Serie Denominaciones, Iglesia Metodista,

Anuario, 1902-1910; actas 1902: p. 9; actas 1903: p.20-21. Edward A.¡Error! Sólo el documento principal.Odell, It Came to Pass (New York: Board of National Missions, 1952), p.34.

clases acomodadas, y de paso afirmar la

permanencia de la nueva corriente religiosa.

La exclusión de mujeres del Seminario

no obedeció a la falta de interés de ellas en la

educación. De los 158 estudiantes que se

matricularon en el programa por

correspondencia de 1920 a 1922, 47 eran

mujeres, un 30%. Del total de matriculados solo

21 estudiantes obtuvieron la certificación, un

13%. Entre ellos solo hubo dos mujeres; una de

ellas cubana.47 Sería especulativo tratar de

señalar los posibles factores que contribuyeron

a tan pobres resultados, pero lo que parece ser

cierto es que hubo una gran brecha entre

seminario e iglesia.

A pesar de la oposición que siempre

hubo al estándar americano, aún entre los

propios misioneros, McAllister nunca titubeó en

mantenerlo. A los diez años de fundado el

Seminario, lo defendió frente al congreso de

misiones latinoamericanas reunidas en La

Habana: “Es innegable que una experiencia

[educativa] como esta colocará a nuestros

graduados en condiciones de realizar un trabajo

más efectivo, no solo entre la clases

impreparadas [sic], sino entre el elemento culto

de nuestra sociedad.”48 Durante la siguiente

década, para alarma de McAllister, escasearon

los ministros y aumentaron los pastores sin

preparación.49

La exclusión de la mujer del Seminario

no estuvo reñida con las posturas asumidas por

líderes puertorriqueños, que demostraron ser

liberales en muchos otros asuntos, pero no en

lo que concerniente a la mujer. Los máximos

47 Bek, “Seminario”, pp. 19-20.

48

Florencio Sáez y James A. McAllister, El Comité, Congreso Evangélico Hispanoamericano, Habana, Cuba, (1929), pp. 8-9.

49 AHP, Denominaciones, Iglesia Metodista

Episcopal, Anuario 1911-1920, Informe del presidente del SEPR, 1939: p. 58.

Page 37: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

líderes de las tres denominaciones a cargo de

las más importantes cátedras del Seminario —

Abelardo Díaz Morales (baustista), Domingo

Marrero (metodista), y Ángel Archilla

(presbiteriano)— argumentaron a favor de

preservar el rol tradicional de la mujer en

diferentes instancias, entre ellas, cuando se

discutía si aprobar el sufragio femenino.50

Archilla llegó hasta pronosticar la formación de

un partido católico, debido a la influencia que

los sacerdotes ejercían sobre las devotas

mujeres.51 Los líderes parecían seguir el punto

de vista de Jenaro Vázquez al tocar la influencia

de las misioneras americanas: “[H]ay mucha

diferencia entre la raza sajona y latina.

Nuestras mujeres no deben imitar nunca a otras

de otra raza.”52 La asimilación aceptada por los

protestantes, por razones de fe y mal entendida

gratitud, se detuvo en el umbral del hogar, un

espacio de absoluta soberanía del hombre.

La filosofía educativa del Seminario creó

un currículo desvinculado de la realidad

puertorriqueña, pues el 73% de la población era

rural. El resultado fue un cuerpo ministerial

adiestrado para atender una clase media

educada apenas existente. El pastor Discípulos

José Fidel Castro escribió sobre el efecto que

tuvo esa educación sobre él. Recordó haberse

hablado introspectivamente a sí mismo para

aquellos años:

Pasado algún tiempo, y desde tus

conocimientos teológicos

preliminares en el Seminario

50 Carmen Margarita Sánchez de León, Apuntes

para una investigación sobre las porturas protestantes en Puerto Rico ante el reclamo del sufragio para y por las mujeres puertorriqueñas (Río Piedras, Puerto Rico: Seminario Evangélico de Puerto Rico, 1992), pp. 22, 17, 28 y 30.

51

Ángel Archilla, “La mujer y el voto. III:

Amenaza de partidos”, PRE 6 #7 (10/Oct./1917), p. 9.

52 Jenaro Vázquez, “El valor del beso ha bajado

considerablemente en el mercado de Puerto Rico”, PRE (16/julio/1926), p. 11.

Evangélico, comenzaste a asumir

una actitud arrogante de ‘sábelo

todo’, y de un vano orgullo de tipo

intelectual. No había sermón en el

que no ‘injertaras’ pensamientos o

ideas de escuelas teológicas o

filosóficas.

¿Recuerdas a Sonadora de

Guaynabo? Te creías muy grande

para que te llevaran a la casa toda

destartalada y casi en ruinas de una

familia pobre de la congregación

rural, y que estaba situada en la

hondanada de un camino. Sala

pequeña, las tablas del piso rotas y

el dueño sumido casi por completo

dentro de un antiguo y enorme pilón

de pilar café, ubicado en un rincón

de la sala. Dos lamparitas de gas que

regaban humo por todas partes,

semialumbraban todo.

“¿A qué me han traído aquí?”, te

preguntaste y no dejaste de traslucir

con tu rostro y las palabras de tu

predicación, tu inconformidad y

desagrado. Para colmo de todo, el

hermano director del culto mandó al

hermano del pilón a dar la oración

final y la bendición. ¿Recuerdas lo

que pensaste?: ¿Qué entiende esta

gente de lo que uno es y de lo que

uno representa por sus

conocimientos religiosos?”

El hermano salió del pilón como Dios

lo ayudó. Su forma de articular las

palabras informaban un

analfabetismo marcado. Bajaste la

cabeza —menos mal— y quisiste

escuchar al hermano en su oración

final. Su oración tenía la fuerza

Page 38: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

espiritual que desde hacía tiempo tú

habías perdido. Cada palabra del

hermano en su oración, era como un

dardo de fuego que te hería y

quemaba entrañas adentro.

Mientras caminabas de regreso al

pueblo de Guaynabo, ya no eran sólo

tus entrañas, sino que todo tu ser,

espiritualmente, se quemaba en la

desesperación.

La escasez de seminaristas y de

ministros se prolongó a la década del ʹ40, aun

cuando el gran desarrollo económico debió

haber impulsado un cambio (como sucedió en

el Instituto Bíblico Mizpa). Florencio Sáez

Oliveras, profesor desde 1926 y quien sería el

primer presidente puertorriqueño del

Seminario (1950-1955), mencionó frecuentes

huelgas de seminaristas, daños a la propiedad, y

atribuyó la indiferencia generalizada a que

estudiantes, ministros e iglesias consideraban al

Seminario una institución americana.

Candidatos al ministerio eran enviados por sus

pastores a otras escuelas del Caribe, bajo el

pretexto de que no reunían los requisitos de

admisión del Seminario.53

Bajo estas circunstancias se puede

entender por qué no se dio un clamor general a

favor de la admisión de mujeres. Cuando Elba

Luz Cardona fue admitida como estudiante

especial en el año académico 1954-55, la

matrícula femenina de la Universidad de Puerto

Rico había sobrepasado cómodamente la

masculina con un 59% en 1952.54 La admisión

de Cardona pudo haber presagiado una

estampida femenina, pero el Seminario se

53 Florencio Saéz Oliveras, La democratización

del Seminario Evangélico de Puerto Rico (San Juan: 1946), pp. 16, 38 y 57.

54

Loída M. Martínez Ramos, et al., Informe de investigación proyecto participación y representación por género en educación superior (San Juan: Consejo de Educación Superior de Puerto Rico, 2007), p. 31.

encontraba en la crisis más profunda desde su

fundación. Al siguiente año la junta de síndicos

despidió al presidente (Florencio Sáez) y a dos

profesores (Ángel Mergal y Hugh Williams).

Entre las razones dadas, la junta declaró que el

Seminario estaba en su punto espiritual más

bajo y que estudiantes, profesores y junta no se

relacionaban.55

En la década del ʹ60 la filosofía

educativa del Seminario finalmente se

conformó a la realidad social. Al empezar la

década 44% de la población vivía en la zona

urbana pero al terminar la década la población

urbana había superado a la rural con un 58%.56

La cantidad de gente haciéndose profesional

explica la exigencia de bachillerato como

requisito de ingreso al Seminario.

En 1968 se graduó la primera mujer en

el Seminario. Quizás no fue pura coincidencia

que fuera una extranjera. Tres de las seis

mujeres graduadas entre 1968 y 1978 fueron de

la iglesia bautista, una denominación que

ofreció oportunidades educativas a la mujer

hasta 1961 (fecha en que cerró la escuela de

Barranquitas) y con mayores oportunidades de

participación dado su gobierno congregacional.

En los años 1977 y 1978 ingresaron al Seminario

23 y 48 mujeres. Una vez se abrieron las

puertas, en doce años las mujeres eran la mitad

del estudiantado.57

Todavía no se ha explicado la entrada

masiva de la mujer en los años 77 y 78. Esa

apertura coincidió con la segunda gran crisis

55 AHP, Colección Ángel Mergal, Exp. SEPR, carta

de Ralph Cook, secretario de la junta de síndicos, 27/enero/1959.

56

Elviro Borrero y José L. Vázquez, La población

de Puerto Rico,

http://soph.md.rcm.upr.edu/demo/images/VazquezCalzad

a/Vazques-trabajos/Vazquez-1965- [...] pdf ; recuperado

7/marzo/2015.

57 Bek, “Seminario”, p. 22-23.

Page 39: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

que atravesaba la institución por la polarización

política entre facciones liberales-socialistas y

conservadoras. Muchos seminaristas y pastores

fueron expulsados o abandonaron la carrera

ministerial bajo presión. Las denominaciones

reconocieron el ministerio de la mujer

otorgándoles credenciales.

El accidentado desarrollo del Seminario

en sus primeras décadas apenas puede ser

esbozado. Su historia solo puede ser contada

adecuadamente en el contexto de la iglesia, y

esa historia apenas se está tejiendo. Lo que sí

puede afirmarse es que los intentos de

asimilación cultural de las misiones

protestantes tuvieron perdurables efectos

sobre la iglesia que establecieron y el Seminario

estuvo en el centro mismo de ese cometido. A

ello se debió la tardía inclusión de la mujer,

hecho que le robó a la iglesia un sólido pilar.

Rol de la “FRATE”

(MEC) durante la

década de los

años 60

Prof. Luis M. Figueroa López

¡Que vivan los Estudiantes! Violeta Parra

Para el año 1969 Don McLean, cantautor

norteamericano, escribiría la canción que se

convertiría, en el año 1971, en uno de los

grandes éxitos musicales en mucho tiempo,

grabado en múltiples ocasiones en años

posteriores con el mismo éxito, y encabezando

las listas en tres décadas diferentes. Esa canción

se tituló “American Pie”. En ella McLean mira

con nostalgia esa década “idílica” e inocente de

los 50, pero desde el filtro de los

acontecimientos surgidos durante la década del

60. En la pieza el autor desarrollará una mirada

pesimista sobre los eventos suscitados en esa

época, y parece aceptar la pérdida de esa

inocencia en la sociedad norteamericana en esa

etapa histórica. El coro lo expresa de la

siguiente forma:

Bye, bye, Miss American Pie. Drove my Chevy to

the levee, but the levee was dry. And good old

boys were drinking whiskey and rye singing

“This will be the day that I die, this will be the

day that I die”

(Adiós, Adiós, Miss tarta de manzana. Conduje

mi Chevy hasta el dique, pero el dique estaba

seco. Y unos buenos chicos viejos, tomando

whiskey de centeno cantan “Este será el día en

que moriré. Este será el día en que moriré”).

“Perder la inocencia”. Es durante este periodo

que la masa ciudadana del primer mundo

comienza a percatarse de que no

necesariamente sus gobiernos procuran

garantizar sus derechos esenciales, y que los

intereses particulares del sistema determinarán

las acciones a seguir. Durante la década del 60

la guerra de Vietnam se encuentra en todo su

apogeo provocando su repudio a nivel mundial.

Para el año 1962 surge “La crisis de octubre”, o

“La crisis de los misiles”, que puso en jaque al

mundo por un periodo de trece días ante la

amenaza de una guerra nuclear entre la Unión

Soviética y Estados Unidos, teniendo a Cuba

Prof. Luis M. Figueroa López, durante el conversatorio.

Page 40: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

como epicentro del conflicto. En el mes de

noviembre de 1963 el Presidente John F.

Kennedy es asesinado en Dallas. Para el año

1965 es asesinado uno de los líderes del

movimiento por los derechos civiles de los

negros en los E.U. Malcom X, y en ese mismo

año los Estados Unidos le propinan un golpe de

Estado al Profesor Juan Bosch, electo

presidente de la República Dominicana. Durante

el año 1968 el pre-candidato a la presidencia de

los E.U. por el partido demócrata Robert

Kennedy y el profeta Martin Luther King Junior,

ven cegadas sus vidas. Para ese mismo año

Francia se paraliza gracias a la huelga estudiantil

que tiene su origen en la Universidad de la

Sorbona en Paris y en México ocurre “La

Masacre de Tlatelolco”, donde el gobierno

asesinó a cientos de estudiantes y

manifestantes pacíficos.

En Puerto Rico el ambiente político y social es

altamente polarizante. Las décadas de los años

60 y 70 serán periodos de alta criminalización,

tanto de la opción, como de los movimientos de

independencia en el país. No debemos olvidar

que la revolución cubana sirvió de ejemplo para

estimular otras luchas revolucionarias en el

resto de la región caribeña y latinoamericana58.

Cabe destacar que durante esta época toda la

región latinoamericana experimentaba una gran

efervescencia política hacia el socialismo y las

luchas de liberación. Es en esta década que el

proyecto revolucionario cubano se insertó en el

clima de bipolaridad mundial y transportó la

58 José Laboy Gómez, "Practica Pastoral de

la Teología Católica de la Liberación en Puerto Rico y su persecución durante los años 1960-1970". Este trabajo se encuentra en vías de publicarse y fue presentado como requisito para la obtención del grado doctoral en historia de Puerto Rico y el Caribe, en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe para el año 2013 p.81.

guerra fría al Caribe59. El espacio de la

Universidad de Puerto Rico recinto de Rio

Piedras se convierte en “micro mundo” de esa

polarización, teniendo como telón de fondo la

guerra de Vietnam, el servicio militar

obligatorio, la presencia del ROTC en el campus

y su enseñanza militar60. Sin embargo, es

importante enfatizar que es para el 28 de

octubre de 1964, un año antes que se

inaugurara esta biblioteca, que se produce un

enfrentamiento significativo entre estudiantes y

policías motivados por la reforma universitaria

que se deseaba impulsar. De acuerdo al Dr.

Samuel Silva Gotay, en su artículo titulado: “El

historiador se asoma a las huelgas y protestas”,

la reforma que se buscaba implantar procuraba

el establecimiento de un senado académico, el

nombramiento de un nuevo rector y la creación

de un nuevo reglamento de estudiantes.

También se pedía la derogación del artículo que

prohibía la invitación de conferenciantes

“controversiales” al campus, liberando el

derecho a escuchar61. El impacto de tal evento

parece confirmarse cuando el Dr. Florencio Sáez

hijo, en su libro “Entre Cristo y Che Guevara”

hace alusión a él, acusando algunas de las

figuras que representaba el pensamiento

teológico liberacionista en Puerto Rico, de

organizar a los estudiantes del Seminario

Evangélico de Puerto Rico para participar en lo

que él llamó: “Los desórdenes del 28 de

octubre”62. Durante la década del 60 la

59 Ibid. 60

Samuel Silva Gotay titulado:“El historiador

se asoma a las huelgas y protestas”, publicado en www.reformaestudiantes.files.wordpress.com. Consultado el 8 de diciembre de 2014.

61 Ibid.

62

Florencio Sáez jr. Entre Cristo y Che Guevara: Historia de la subversión política en las Iglesias Evangélicas de Puerto Rico. 1era Ed. (San Juan, Editorial Palma Real), 1972. P.49. Florencio Sáez ubica el suceso para el año 1966, pero

Page 41: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

situación en el movimiento obrero fue una

tormentosa, manifestada en numerosas huelgas

que se llevaron a cabo. Se estima que fueron

más de 300 las huelgas desarrolladas en este

periodo con una participación de 75,000

trabajadores63. Y es precisamente en el año

1965 donde se inicia la controversia de la

explotación minera en Puerto Rico, que

provocará de forma eventual el surgimiento de

“Misión Industrial” en el año 196864.

Por todo lo anterior, no debe causarnos

dificultad entender la dimensión altamente

efervescente y conflictiva de la época. La

generación de los 60 y 70 pierde la inocencia

para reclamar lo que por dignidad les

pertenece: un modelo de coexistencia justo y

pacífico. Una utilización humanizante del poder

político. Las iglesias protestantes y el Seminario

Evangélico de Puerto Rico no lograron escapar

ante los desafíos que su tiempo les presentara.

Los reclamos para la posibilidad de una utopía

también se dejaron sentir en templos y aulas.

Ese reclamo para encarnar la esperanza vino de

la mano del movimiento estudiantil cristiano

manifestado en la FRATE (Fraternidad de

Estudiantes Universitarios Evangélicos).

Es importante enfatizar que las primeras

reflexiones teológicas liberacionistas llegan a

nuestro país de la mano de este movimiento

estudiantil universitario65. Este tipo de

entendemos que es un error y que el evento al que hace referencia es al conflicto del 1964.

63 Juan Ángel Silén, La nueva lucha de la

independencia. 1era Ed. (Rio Piedras, Edil) 1973, pp. 96, 102, 147. En: Che Paralitici, La represión contra el independentismo puertorriqueño: 1960-2010. 1era Ed. (Rio Piedras, Publicaciones Gaviota) 2011, p.123.

64 Ibid. 121.

65Luis M. Figueroa López, Un Dios

Incomprendido: Impacto y Desafíos de la Teología de la Liberación en Cuba y Puerto Rico durante los años

organización estudiantil universitaria surge

inicialmente en Suramérica y Brasil, y se había

establecido en varias universidades a través de

toda la región sur del continente donde

coloquialmente se le llamaba el “MEC”

(Movimiento Estudiantil Cristiano). Debemos

subrayar que durante este periodo existió una

gran cooperación entre los grupos cristianos

universitarios a través de toda la región

latinoamericana y Puerto Rico. El MEC

coordinaba encuentros donde se abrían

espacios de diálogo y discusión sobre temas

sociales, políticos y económicos, compartiendo

así los mismos conferencistas y recursos. Estas

conferencias y encuentros se llevaban a cabo en

las universidades a través de toda

Latinoamérica. Fue en la Universidad de Puerto

Rico, recinto de Rio Piedras, donde el MEC,

manifestado en la FRATE, encuentra su espacio

para desarrollar esa visión teológica

liberacionista que ya estaba en desarrollo66. Lo

mismo estará pasando en Cuba en estos años,

cuando el MEC acompañará a muchos

estudiantes cristianos en este hermano país

caribeño para afirmar una teología que asuma,

entienda y afirme el proceso revolucionario67.

De igual manera es importante consignar que

muchos estudiantes del Seminario Evangélico

formaban parte de este grupo estudiantil y

participaban activamente en las diversas

actividades que la FRATE coordinaba. Como

ejemplos de lo anterior podemos mencionar al

Dr. Carmelo Álvarez Santos y al Rvdo. Juan

Antonio Franco.

1964-1975”. Trabajo de investigación presentado como requisito de evaluación para el curso: “Historia General del Caribe”, dictado por el Dr. Jorge Rodríguez Beruff durante el semestre de agosto-diciembre del año 2014. p. 17.

66 Ibid. 17, 18.

67

Ibid. 9.

Page 42: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

Es importante señalar que el Rvdo. Franco fue

fruto de la función y gestión del MEC/FRATE en

la Universidad de Puerto Rico. Es gracias a las

aportaciones de este movimiento estudiantil

que Juan Antonio comienza a desarrollar una

conciencia teológica liberacionista. Fue tal la

influencia de esta comunidad, que su primer

viaje misionero a Ecuador es gracias a la

organización estudiantil68. El MEC/FRATE fue

determinante para definir y reorientar su

vocación. Gracias a esto, decide renunciar a sus

estudios en medicina para ingresar al Seminario

Evangélico de Puerto Rico y realizar estudios

conducentes a una maestría en Teología.

Eventualmente fue escogido como uno de los

cuatro secretarios para Latinoamérica y el

Caribe del FUMEC (Federación Universal del

Movimiento Estudiantil Cristiano), encargado

del programa educativo para toda la región,

llevándolo a permanecer por tres años en Perú.

Lo mismo ocurrirá con el Dr. Aron Gamaliel

Ramos, quien gracias a la influencia de la FRATE

decide continuar estudios conducentes a un

grado de maestría en Teología en la Facultad

Evangélica de Teología (hoy ISEDET) en

Argentina, y a ocupar posiciones importantes

tanto en la FRATE como en los movimientos

estudiantiles cristianos en Latinoamérica69. De

acuerdo al Dr. Germán Díaz, lo que

eventualmente se va a constituir como la

FRATE, tiene su inicio como producto de

tertulias informales en el hospedaje

universitario en Santa Rita, Rio Piedras70. En

68 Ibid.

69 Entrevista al Dr. Aron Gamaliel Ramos el

Viernes 27 de febrero de 2015 en la Biblioteca Juan

de Valdez ubicada en el Seminario Evangélico de

Puerto Rico a las 10:00 a.m.

70

Entrevista al Dr. German Díaz el Viernes 5 de marzo de 2015 en la Biblioteca Juan de Valdez ubicada en el Seminario Evangélico de Puerto Rico a las 10:30 a.m.

esas tertulias se problematizaba el evangelio a

la luz de los problemas sociales y políticos que

vivía el país. Así como en el caso del Rvdo.

Franco, el Dr. Germán Díaz decide ingresar al

Seminario Evangélico de Puerto Rico motivado

por estas reflexiones, alentadas en gran medida

por el Dr. Samuel Silva Gotay71. Para tener una

idea más clara de estas actividades, y de

acuerdo al Dr. Aron Gamaliel Ramos; cuando

acontece la invasión norteamericana a la

República Dominicana en el 1965, el Dr. Silva

Gotay realiza una visita como observador de los

sucesos, y a su regreso, rinde un informe a la

FRATE provocando todo un proceso de análisis y

discusión sobre lo acontecido.

Jorge Pixley parece confirmar ese sentido de

análisis crítico de la realidad en la generación de

estudiantes seminaristas de aquella época, al

plantearnos en el libro “Panorama de la

Teología Latinoamericana”, que fue esta

generación de estudiantes la que terminó

convenciéndolo del carácter imperial

norteamericano en la invasión dominicana.

Según él mismo nos relata, la ingenuidad

todavía adormecía a muchos profesores, pero

no a muchos estudiantes72. Fueron éstos los

que mantenían su visión clara sobre la lucha de

Puerto Rico y el resto de Latinoamérica con el

imperialismo norteamericano en esta etapa del

siglo XX73. En ese sentido, el movimiento

estudiantil cristiano provocó que muchos de

estos estudiantes tornaran su mirada hacia

Latinoamérica.

Es importante resaltar que la FRATE no fue un

mero movimiento religioso. Existía una

71 Ibid.

72

Juan José Tamayo, Juan Bosch, Panorama de la Teología Latinoamericana: Cuando Vida y pensamiento son Inseparables. 2da Ed. (Navarra, Verbo Divino), 2002, p. 453.

73 Ibid.

Page 43: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

intención clara de que fuese igualmente un

movimiento intelectual. Los estudiantes

organizados bajo la FRATE tomaron muy en

serio esto último, provocando el surgimiento de

la revista “Instante”. Fue esta revista el

instrumento para ingresar en el espacio

intelectual de la Universidad de Puerto Rico e

iniciar un diálogo con su comunidad estudiantil

y académica74. Sobre este proyecto fueron

claves las participaciones del Dr. Aron Gamaliel

Ramos y el Dr. Germán Díaz. Ambos fueron los

creadores de la revista “Instante”, persiguiendo

con esto otorgarle racionalidad a la reflexión

teológica puertorriqueña y combatir un

prejuicio religioso en el seno de la Universidad.

Por otro lado, la FRATE de igual forma

desarrollaba sus espacios devocionales y el

cultivo de la espiritualidad. Muchas de sus

actividades fueron celebradas en la capilla de

este seminario. Sin embargo, es importante

destacar que el cultivo de su espiritualidad

nunca se divorció de las problemáticas sociales

y políticas que vivía el país. En el libro Entre

Cristo y Che Guevara el Dr. Sáez adjunta varios

boletines y artículos producidos por el

movimiento estudiantil. Entre ese material

adjuntado se encuentra un programa de uno de

los cultos de capilla celebrado por la FRATE75.

Aunque es evidente que el contenido y énfasis

de la capilla no es neutral en el aspecto

ideológico, si es claro la armonización y

desarrollo de una espiritualidad social. Sobre

esto, el teólogo cubano Sergio Arce dirá que

una teología sin una opción ideológica, es algo

imposible76.

74 Entrevista, Dr. Aron Gamaliel Ramos.

75

Florencio Sáez, “Entre Cristo y Che Guevara”, Pág. 181.

76 Tamayo, Bosch, “Panorama de la Teología

Latinoamericana”, Pág. 130.

Precisamente, la FRATE no rehuyó al debate

ideológico que se desarrollaba en esta época.

Según lo investigado hasta el momento, los

años que comprenden desde 1963-1967

estuvieron marcados por crudos debates

ideológicos al interior de Seminario Evangélico

de Puerto Rico. Pixley nos confirma lo anterior

al plantear que muchos de los estudiantes

seminaristas estaban involucrados en las luchas

por la independencia de Puerto Rico77. Es

durante este periodo de tiempo que el Dr.

Florencio Sáez se encuentra muy activo en sus

actividades en contra de los incipientes

teólogos de la liberación boricua78. Estos serán

tiempos donde se hablará de “infiltración

comunista en el Seminario”, de hojas sueltas

lanzadas desde helicópteros con propaganda en

contra de estudiantes y profesores que asumían

posturas de izquierda y a favor de la libre

determinación de los Puertorriqueños.

Serán tiempos donde expulsarán de este

seminario al hoy doctor y otrora presidente del

consejo de estudiantes, Germán Díaz, por su

militancia y posturas políticas79. Como cuestión

de hecho, en la carpeta del Dr. Díaz preparada

por las agencias de inteligencia del estado,

aparecerá todo lo relacionado a su expulsión

del Seminario, y será caricaturizado como un

infiltrado terrorista para crear un cuadro de

desestabilización política en la institución80.

Durante la presidencia del Dr. Raymond Strong

el Seminario Evangélico no escapará a la

infiltración del FBI con el propósito de tener

acceso a los expedientes de aquellos

77 Ibid. 452.

78

Entrevista, Dr. Aron Gamaliel Ramos

79 Entrevista, Dr. Germán Diaz. Ver también

“Entre Cristo y Che Guevara”, págs.113-116.

80 Entrevista, Dr. Germán Díaz.

Page 44: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

estudiantes con ideas progresistas81. Esto

último es confirmado por el propio Dr. Sáez en

su libro, al mostrar una de las hojas sueltas que

repartiera y que hace referencia a tal operativo.

De igual forma, esta información será

compartida al Lcdo. Samuel Polanco en una

carta que el Dr. Sáez le enviara donde dice:

“¿Cómo te explicas que la mayoría de estos

“renovadores” están fichados por el FBI como

agentes subversivos?”82.

Como podemos ver, esa convulsión socio-

política había tocado las puertas del Seminario,

y eventualmente tocará en años posteriores a

las congregaciones protestantes en Puerto Rico.

Fueron tiempos difíciles para nuestra muy

amada “alma mater”. Como nos dirá el Rvdo.

Luis Del Pilar en el libro “Los Discípulos de Cristo

en Puerto Rico: Nuestro Perfil Histórico”, serán

“tiempos de luz y sombra”83. Sin embargo, es

importante aclarar que aunque en efecto, parte

del problema responde a cierto choque

generacional, el mismo no tendrá su génesis en

un deseo desmedido y poco ponderado por

parte de las generaciones jóvenes en ocupar

posiciones de poder eclesial e institucional.

Reducir el conflicto acontecido durante este

periodo a una mera lucha de poder entre el

liderato establecido y aquellos que se

encontraban en vías de formarse, es negarnos

la liberadora oportunidad de contarnos esta

historia en todos sus detalles.

81 Entrevista realizada al Dr. Samuel Silva

Gotay el martes 23 de septiembre del 2014, en su residencia en Cupey a las 7:00 P.M.

82 Florencio Sáez, “Entre Cristo y Che

Guevara”, Págs. 50 y 180.

83 Luis F. Del Pilar, “Tiempos de Luz y

Sombra”. En: Juan Figueroa, Luis F. Del Pilar, “Los

Discípulos de Cristo en Puerto Rico: Nuestro Perfil

Histórico”. 1era ED. (Bayamón, Iglesia Cristiana

(Discípulos de Cristo) en Puerto Rico).2008. p.243.

Ciertamente, las historias poseen un valor

pedagógico enorme. Mirando a ellas asumimos

nuestro presente y aspiramos elevar nuestro

futuro. De la generación de estudiantes del 60 y

70 tenemos mucho que aprender. Creo que se

nos hace urgente rescatar de ellos el sentido de

pertinencia en el desarrollo de nuestra reflexión

teológica. La generación de estudiantes del 60

nos enseña que la fe cristiana sí posee potencial

para insertarse en la dimensión pública y

acompañar activamente a nuestro pueblo en

medio de esos dolores que agobian a nuestra

patria. Como bien diría el Dr. Samuel Silva

Gotay en una de sus obras más importantes:

“Independientemente de si Dios existe o no, los

cristianos sí existen y pueden “legitimar” un

modo de producción en una formación social

dada, o pueden “deslegitimarlo” y unir su

fuerza ideológica a la lucha por su

transformación”84.

Fallaría malamente a mi responsabilidad esta

noche, si en medio de la celebración del

cincuentenario de nuestra biblioteca, y en el

mes donde se conmemora las luchas y victorias

de la mujer, no hiciera mención de alguien que

permanece en la mente y corazón de muchos

miembros de aquel grupo de estudiantes que

conformó la FRATE. Esa persona lo fue la Srta.

Wilma Mosholder, y quien fuese la Bibliotecaria

encargada una vez se inauguró nuestra

Biblioteca Juan de Valdés. La Srta. Mosholder, al

pertenecer a la tradición cuáquera, mantenía

sus ideas pacifistas y una sensibilidad a las

causas de justicia. Fue ella quien hizo posible

que el Dr. Aron Gamaliel Ramos, siendo muy

joven y estudiante, viajara a la República

Dominicana como observador de los procesos

84 Samuel Silva Gotay, El Pensamiento

Cristiano Revolucionario En América Latina y El Caribe: Implicaciones de la Teología de la Liberación para la sociología de la religión. 3era Ed. (Rio Piedras, Ediciones Huracán), 1989, p. 18.

Page 45: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

electorales que se llevaban a cabo en el

hermano país.

Inclusive, al tener la oportunidad de entrevistar

al Dr. Germán Díaz en esta biblioteca, lo

primero que salió de sus labios al entrar a ella

fue, y con fuerza: “¡Este fue el lugar de Wilma

Mosholder!”. El recuerdo que se transformó en

legado, es el de una mujer dedicada a su labor

en esta biblioteca, y su empatía con las causas

estudiantiles85. Para culminar mi participación

esta noche deseo dejar sobre esta mesa algunas

preguntas que nos pueden ayudar a seguir

ampliando la reflexión. ¿Cómo podemos

clarificar la dimensión de lo político, en aras de

desarrollar una reflexión y praxis teológica que

sea consistentemente profética? ¿Cómo lograr

que las nuevas generaciones de estudiantes de

teología logren hacer una transición

hermenéutica con proyecciones sociales?

¿Cómo lograr en esta coyuntura histórica, el

ocupar un espacio que provoque un diálogo y

cooperación fecunda entre los estudiantes del

Seminario Evangélico y los estudiantes de la

Universidad de Puerto Rico? ¿Cómo vencer la

inclinación del desarrollo constante de una

visión privatizada de la fe?

La generación del 60 y 70 nos enseñó que se

atenta contra el modelo encarnacional de Jesús

si nuestra reflexión y praxis cristiana no

comparte su pan y no se inserta en nuestro

contexto histórico-social y político. Citando a

Edward Said en su libro “Cultura e

Imperialismo”, esta generación nos recordó lo

que en ocasiones queremos obviar y es

necesario aceptar: “Que los textos están ligados

a las macro y micro políticas, y estas necesitan

atención y crítica”.

85

Entrevista, Dr. Aron Gamaliel Ramos.

Conversatorio sobre

la época de los 60,

en el Seminario

Evangélico de Puerto

Rico en celebración

del 50 aniversario de

la Biblioteca Juan de

Valdés y los

Reformadores

Españoles

Dr. Alejandro LaFontaine Rodríguez

Gracias por la invitación a este conversatorio en

tan importante momento. De los miembros de

éste panel soy el único que vivió esta época, y

me gradué el mismo año en que se inauguró la

Biblioteca.

Soy de la clase graduada en el 1965, quienes

este año celebramos los 50 años de nuestra

graduación. Permítanme reconocer a los

componentes de mi clase: Juan Antonio Franco,

de la Iglesia Evangélica Unida; Ramón Irizarry,

bautista (ambos están en la iglesia triunfante);

Amílcar Soto, de la Iglesia Presbiteriana,

Sadrach Montalvo y Félix Thomas, ambos de la

Iglesia Evangélica Dominicana. También se

graduó con nosotros Tomás Vázquez de la

Iglesia Presbiteriana, quien había comenzado

sus estudios previamente.

Dirigiré mi conversatorio en dos aspectos: la

convivencia en el Seminario y la época de los

60s, sus retos y sus oportunidades.

Page 46: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

Sobre el primer aspecto, en la época de los 60s

ocurrieron varios cambios en las edificaciones

del Seminario. Se construyó el edificio de

dormitorios eliminando dos edificaciones que

albergaban a los estudiantes; una casa de

madera ubicada donde se encuentra hoy el

estacionamiento, la otra era una edificación en

cemento, en donde hoy está la Biblioteca.

Recordamos muy bien cuando se inauguró el

hermoso edificio de la Biblioteca que hoy

cumple 50 años, ya que nuestra clase regaló la

placa de bronce que contiene los nombres de

los Reformadores Españoles y que se conserva

en la sala de computadoras. Previo a este

edificio, la Biblioteca estaba ubicada en un

sótano, en el edificio de Administración, debajo

de lo que hoy es la oficina de la presidencia.

Además de estas construcciones, esta época se

caracterizó porque el presidente de la

institución y los profesores de jornada completa

residían en las casas que se encuentran dentro

del Seminario. Esta realidad propiciaba un

encuentro continuo entre estudiantes, facultad

y sus familias, creando un sentido de

comunidad, que se concretaba en adoración y

otras actividades sociales, recreativas, así como

de diálogos constante en el campus.

Acerca del segundo aspecto, la época del 60

representó un tiempo de retos y oportunidades

para el desarrollo de principios y conceptos

importantes de la justicia social; para el mundo

estudiantil, tanto en nuestro Seminario como

en las universidades. Era una época de cambios

en Puerto Rico, en Latinoamérica, y en

particular el Caribe, con Cuba y la República

Dominicana. Los estudiantes comenzamos a

entender y asumir la responsabilidad de no

ignorar esos cambios y hacernos partícipes de

los mismos.

Respecto a nuestro Seminario participamos,

activamente, junto a los estudiantes de la

Universidad de Puerto Rico por medio de la

contribución de la Fraternidad de Estudiantes

Evangélicos (FRATE). Sentíamos responsabilidad

de una participación activa, en luchar por lo

correcto y lo justo y, como cristianos, no ser

meros observadores. Esto nos llevó a ser parte

de los reclamos públicos, tales como protestas,

proclamas escritas, piquetes y apoyos a otras

actividades públicas por las situaciones sufridas

en la Universidad de Puerto Rico, R.O.T.C., y las

situaciones de la República Dominicana, al ser

derrocado el gobierno constitucional del Dr.

Juan Bosch.

Esta toma de conciencia y posición por la

justicia social llevó a sectores conservadores de

la iglesia, motivados por diversas razones, al

desarrollo de una campaña contra el Seminario

y sus estudiantes. Esta campaña fue liderada

por Dr. Florencio Sáez. El mismo distribuía hojas

sueltas, tiradas por aviones en la zona de Rio

Piedras, en donde se acusaba al Seminario y los

seminaristas de ser comunistas. Además,

publicó el libro: Entre Cristo y Che Guevara, en

donde recogía comunicaciones que hacíamos

en protesta sobre las injusticias del R.O.T.C. de

Dr. Alejando LaFontaine Rodríguez, durante el conversatorio.

Page 47: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

la UPR, y en contra de la actuación del gobierno

de los Estados Unidos contra la República

Dominicana y de Bosch. Así mismo, existe una

publicación sobre el debate de este asunto, que

presentó el Canal 4, en el programa de Tommy

Muñiz, hijo. Ambos libros se encuentran en

nuestra Biblioteca.

Toda esta época de cambios y retos ideológicos

creó una generación de pastores con un mayor

compromiso y nueva visión hacia un ministerio

que sobrepasaba su iglesia local, y que lo

ubicaba en una mirada hacia entender lo injusto

en toda la sociedad puertorriqueña, caribeña y

latinoamericana. Posiblemente, esta misma

visión y compromiso hizo que muchos de

nosotros continuáramos estudios posteriores

en diversos campos, pero manteniéndonos

firmes en lo que creíamos y en nuestro llamado

para servir a Cristo y a su Iglesia.

Agradezco la participación en este

conversatorio y espero que las experiencias

narradas, no solo nos sirvan para recordar una

época, sino para afirmarnos en el presente a la

continuidad de nuestro compromiso y llamado

con Cristo, su Iglesia y la sociedad.

¿Cómo era la vida

en el Seminario

durante la década

de 1970-80?

Vilma M. Machín Vázquez

Cuando llegamos las mujeres al SEPR

¡Buenas noches! Para mí es un placer inmenso

estar entre ustedes esta noche. Agradezco a

Milka Vigo, bibliotecaria, su invitación para

compartir un poco sobre la vida en nuestro

Seminario durante los años 70. Debo decir que

soy miembro de la IEUPR de la calle Arzuaga en

Río Piedras.

Comenzaré diciendo que el SEPR para mí no es

sólo un agente de cambio social, sino que

además, es un agente de transformación

espiritual positivo. Jamás pensé que llegaría a

estudiar en el SEPR por cuanto ni era

protestante ni mujer de mucha iglesia; a pesar

de que me consideraba cristiana. Descubrí en el

SEPR un mundo maravilloso que cambió mi vida

para siempre. El ser humano identifica los

momentos en la vida que llamamos momentos

importantes o trascendentales. En la mía,

puedo afirmar que el SEPR ocupa un lugar

prominente.

Don Jaime Benítez, un día expresó que el

estudiante universitario siempre es

universitario. Antes que él, Martín Lutero

concluyó que la “Iglesia reformada siempre está

reformándose.” En mi vida puedo decir que

siempre he sido seminarista, aunque no esté Vilma M. Machín Vázquez, durante el conversatorio.

Page 48: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

presente en las aulas de la enseñanza. Lo que

quiero decir, es que esta Institución caló y aún

cala muy profundo en mí. Soy una estudiosa

constante de la Biblia y la teología.

El SEPR y la Biblioteca

Si fuese a resumir cuál fue mi hogar durante los

años del 1978-1981, tendría que reconocer que

fue el SEPR. Durante estos tres años viví aquí.

Llegué durante el verano de 1978 a tomar

clases con el Dr. Nicandro González, profesor de

Educación Cristiana y de Comunicaciones. Tomé

con él durante ese verano los cursos de

Comunicaciones e Investigación. Allí conocí a

varias mujeres que se convertirían en

condiscípulas y amigas. Noté inmediatamente

que estaba dentro de la bendición de Dios mi

llamamiento y el estar estudiando en esta

Institución. Decidí que era mi lugar.

En agosto de ese mismo año ocurrió un

maravilloso “fenómeno”, las mujeres llegamos.

Ya no eran cinco o seis, éramos un total de 48

mujeres; casi paralelo al número de hombres

estudiantes que estaba entre 49-50. Llegamos

de todas las regiones de Puerto Rico y de todas

las denominaciones protestantes del país.

Éramos un grupo muy heterogéneo en edad,

perspectivas de vida, interpretación de la

experiencia cristiana, status civil, etc. Además,

había una estudiante que descollaba entre

todas porque no era cristiana, era budista. Más

tarde ella se convirtió en una gran amiga para

mí, y de quien además, aprendí mucho. Si mi

pensamiento ecuménico es muy amplio hoy,

Lydia Fragosa fue una de esas personas que

influyó en este cambio más tolerante y amplio;

más pluralista como ser espiritual.

No todo fue miel sobre hojuelas cuando las

mujeres llegamos en 1978 como grupo

numeroso. Nuestros compañeros varones creo

que se intimidaron. "Habíamos invadido su

territorio y hegemonía”. Al principio esto

constituyó un problema, a tal punto que

algunos profesores se convirtieron en

defensores de nosotras. Recuerdo que en una

ocasión el Dr. Jorge Bardeguez, profesor de

teología sistemática, dijo que “las mujeres

estábamos demostrando más inteligencia y

compromiso que los varones”. Por supuesto,

esto no gustó, pero no tuvo mayor

trascendencia.” Estas actitudes de los

compañeros se prolongaron por poco tiempo.

Creo que los compañeros comprendieron que

las mujeres teníamos igualdad de derechos,

deberes y responsabilidades con ellos y que

estábamos aquí por derecho propio,

llamamiento de Dios y deseábamos no competir

con ellos, sino colaborar con ellos. Luego,

pasamos a ser aliados.

Sentido de comunidad

Había sentido de comunidad en el SEPR.

Identificamos un lugar en el Seminario donde

nos reuníamos al filo de la noche, cuando

concluíamos las clases con el Dr. Juan Beck,

nuestro psicólogo y profesor de NT favorito, con

el Dr. N. González y la clase de Educación

Cristiana. Después de cinco horas en un salón

nos íbamos al “palito”. No sé si este célebre

lugar ha sobrevivido los embates del tiempo o si

este sobrenombre perdura. Allí nos reuníamos

las seminaristas que vivíamos aquí: esta

servidora, Elba Irizarry, Betsy Vélez, Betty

González, Zaida Pérez, Sandra Mangual, Alba

Pérez, Yolanda Ortiz, Carmen Gaud y Carmen

Cotto; al lado de compañeros como el finado

Alberto Casillas, el Dr. Ediberto López, entonces

estudiante, Alberto Barreto, el Rvdo. Elier

Rodríguez (Iglesia Menonita) Rvdo. Juan Vera

(Hoy Obispo Emeritus de la Iglesia Metodista

Unida de P.R.) y otros compañeros cuyos

nombres no llegan a mi memoria. Nunca

estábamos solos; algunos profesores que vivían

Page 49: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

en el SEPR también se unían, como el Dr. Jorge

Bardeguez, cuya casa era prácticamente la casa

de todos porque allí llegaban los tristes y

cansados, los hambrientos y sedientos, los que

no tenían cómo llegar a su casa por falta de

dinero o los necesitados de apoyo y estímulo.

También se unían a nosotros los profesores Dr.

Luis Arturo Olivieri y su esposala Dra. Evelyn

Roberts y el entonces bibliotecario, Rubén

Sánchez.

Durante el Día, algunas veces estaban también

el Dr. Juan Beck y el Dr. Wade Eaton, finado.

Bajo las estrellas y el cántico de algunos coquíes

nosotros resolvíamos los problemas del país,

del mundo, del SEPR, de las denominaciones y

congregaciones. Allí contábamos nuestras

cuitas de amor correspondido y no

correspondido. Allí “hacíamos teología” y nos

afincábamos en nuestras ideologías. Fungíamos

como confidentes y psicólogos. También

comíamos y tomábamos, en muchas ocasiones,

lo que Evelyn Roberts nos traía.

La casa de las seminaristas permanecía abierta

durante el día por si alguien necesitaba

descansar o comer algo.

Algo sobre la vida en los salones de clase

Con Jorge Bardeguez aprendimos entre mil y

una cosa que en el SEPR se caía el “ranchito de

la fe”. A través de la lectura y el análisis del libro

del filósofo alemán, Ludwig Feuerbach: La

esencia del cristianismo, aquellos de nosotros

inseguros en nuestra fe y nuestro llamamiento

ministerial nos caeríamos del caballo y

dejaríamos el SEPR y así ocurrió.

Con Wade Eaton aprendimos que a veces

podemos ser profeta de Dios y otras del

demonio. De Juan Bek aprendimos que un

teólogo católico romano es igual a uno

protestante en su análisis bíblico. De Luis

Olivieri aprendimos a distinguir entre lo que es

un cántico o himno con buena teología y otro

que se debemos desechar. Del Dr. Luis Fidel

Mercado, presidente del SEPR a la sazón,

aprendimos que nunca es bueno ir a las

congregaciones con nuestra “sabiduría” a echar

por tierra las convicciones de fe de los feligreses

de un golpe. Que hay que tener misericordia si

deseamos transformar el pensamiento sencillo

de nuestra gente.

La Biblioteca fue nuestro centro de estudios

después del salón de clases y nuestro centro de

tertulias teológicas.

Sí, de todos aprendimos, pero no hay tiempo

para más.

Hubo una nota que medró mucho la vida en

comunidad, esta fue la huelga estudiantil, y

que pagamos con creces la noche de nuestra

graduación. Quiero puntualizar que esta huelga

fue justa ante una injusticia de la

Administración del SEPR.

Anécdotas:

Se convertía en un momento especial cuando el

grupo de estudiantes y facultad episcopal tenía

a cargo el culto en capilla. Todos íbamos en

estampida, pues la Santa Cena se celebraba con

vino genuino.

Un estudiante, una mañana llego y nos dijo que

cada vez que oraba por un enfermo, este moría.

Le hicimos la cruz y la raya y le pedimos que no

orara por nosotros cuando estuviéramos

enfermos.

Un estudiante después de la media noche salía

al patio y emitía un grito desgarrador, que se

convirtió en el “grito de la bruja”. El Presidente

salió a buscar quien rompía la paz del SEPR,

pero nunca dio con él.

Page 50: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

Dr. Luis N. Rivera Pagán

Historia inicial

En 1957 se nombró a Thomas J. Liggett

presidente del Seminario Evangélico de Puerto

Rico. Liggett venía de Argentina, donde formaba

parte de la Facultad Evangélica de Teología.

Uno de sus objetivos centrales al asumir la

presidencia fue fortalecer la excelencia

académica del Seminario. Esa meta conllevó las

siguientes medidas:

Reclutar profesores jóvenes cuya preparación

universitaria permitía entrever excelencia en la

docencia y la creatividad teológicas. Aquí

debemos resaltar dos nombres que han hecho

historia: en 1961 Justo L. González, doctorado

en la Universidad de Yale y en 1963 Jorge V.

Pixley, culminando su tesis doctoral en la

Universidad de Chicago. Liggett, por su parte,

asumió con mucho rigor académico la cátedra

de historia eclesiástica.

Convertir al Seminario en escenario de

múltiples conferencias, coloquios,

conversatorios y diálogos, enriquecidos

ocasionalmente por visitantes del extranjero

como José Míguez Bonino, Martin Luther King,

Jr y Juan Bosch, entre otros.

Promover la publicación de libros y ensayos de

calidad. Aquí Justo González y Jorge Pixley

publicaron sus primeros libros y artículos, como

antes, a fines de los cuarenta y principios de los

Por la renovación del entendimiento:

Conmemorando los cincuenta años de la

Biblioteca Juan de Valdés

Page 51: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

cincuenta, habían publicado valiosos libros y

ensayos dos renombrados teólogos

puertorriqueños: Domingo Marrero Navarro y

Ángel Mergal Llera.

Erigir una biblioteca de primera calidad, como

centro indispensable para el estudio, la

reflexión y la creatividad teológica. Para cumplir

esa encomienda, y de nuevo dando muestras de

acertado juicio administrativo, Liggett contrató

a Wilma Mosholder, quien se consagró, en

alma, cuerpo y corazón, a la formación de una

biblioteca que no tuviese nada que envidiar a

ninguna otra en el mundo teológico protestante

latinoamericano.

Thomas Liggett, Justo González, Jorge Pixley y

Wilma Mosholder pronto desplazaron sus

esfuerzos académicos a otros lares: Liggett, en

1965, al Christian Theological Seminary, en

Indianápolis; Justo González, en 1969, a Emory

University, en Atlanta; Jorge Pixley, en 1975, al

Seminario Bautista y la Comunidad Teológica de

México; y Wilma Mosholder, también en 1975,

a Swarthmore College Peace Collection, en

Pennsylvania. Lo que prevaleció de esos años

tan fructíferos fue la biblioteca Juan de Valdés,

como centro de estudio, investigación y

productividad teológica. Es el legado

permanente de esa inolvidable época.

Muy atinado, para describir ese período tan

fértil en la vida del Seminario es el título del

libro editado en 1965 por Justo González en

honor a Thomas Liggett: Por la renovación del

entendimiento. Una facultad agraciada, un

ambiente de desafíos continuos al

pensamiento, una biblioteca excelente. Todo

ello con plena conciencia de que una institución

como ésta es ante todo un centro de estudio,

investigación, reflexión y creatividad intelectual,

en conversación con las diversas corrientes

teóricas y teológicas del pasado y de la

actualidad. El Seminario tiene que ser

justamente eso: un lugar dedicado a la

renovación del entendimiento.

La teología es una empresa intelectual rigurosa

y transdisciplinaria. No ha sido nunca, no es, ni

puede ser una ínsula aislada. Se ha nutrido

siempre de dos fuentes cuya conjunción nunca

ha carecido de riesgos: la piedad religiosa y los

sistemas conceptuales contemporáneos. Por

algo, los monasterios, con su honda devoción, y

las universidades, con su rigurosidad

intelectual, fueron, en la edad media, las

instituciones que albergaron la creatividad

teológica. Karl Barth, crítico de la aridez

religiosa de la teología liberal, insiste sin

embargo, al introducir su Dogmática

eclesiástica, en el carácter rigurosamente

académico del pensamiento teológico y su lugar

por derecho propio en el ámbito intelectual de

la universidad moderna. Lo que pretendía Barth

era, ante todo, evitar el posible declinar de la

teología en mediocre superficialidad.

Fue sabia la decisión de los fundadores del

Seminario Evangélico al ubicarlo contiguo a la

Universidad de Puerto Rico. Reconocían que la

calidad del pensamiento teológico exige el

diálogo multidisciplinario y transdisciplinario

con las corrientes teóricas e investigativas

predominantes en el mundo académico. Fue

algo que siempre, dicho sea de paso, tuvieron

presente en su docencia y su escritura esos dos

teólogos puertorriqueños que antes mencioné y

que en los años cuarenta y cincuenta del siglo

pasado honraron las aulas de este Seminario:

Domingo Marrero Navarro y Ángel Mergal Llera.

Nombrar la biblioteca

Naturalmente tras decidir establecer una

biblioteca de excelencia surge la pregunta:

¿cómo llamarla? ¿qué nombre ponerle? Y aquí

viene una paradoja interesante: el

estadounidense Thomas J. Liggett sugiere

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dedicarla a Juan de Valdés, un español de la

primera mitad del siglo dieciséis.

Hubo una razón que pocos recuerdan o

conocen. Liggett venía de la Facultad Evangélica

de Teología, ubicada en Buenos Aires. Esa

institución colaboraba estrechamente con una

editorial llamada Aurora que en la segunda

mitad de la década de los cuarenta publicó, en

una colección titulada “Obras clásicas de la

Reforma”, dos escritos de Juan de Valdés,

Diálogo de doctrina cristiana (1529/1946) y

Alfabeto cristiano (1537, publicado en italiano

en 1545/1948), seguidas por ese brillante libro

del puertorriqueño Ángel Mergal Llera,

Reformismo cristiano y alma española (1949).

Fue una gestión, para proseguir las paradojas,

de otro estadounidense – Bowman Foster

Stockwell, a la sazón rector de la porteña

Facultad Evangélica de Teología. Dos

estadounidenses, Foster Stockwell y Liggett,

incitaban a hispanoamericanos a estudiar con

detenimiento la producción teológica e

intelectual de la España del siglo dieciséis. No

debe olvidarse, sin embargo, la contribución de

Ángel Mergal en dar a conocer en círculos

teológicos no ibéricos la obra de Valdés. En

1957 la prestigiosa colección The Library of

Christian Classics publicó el libro Spiritual and

Anabaptist Writers, el cual incluye un ensayo de

Mergal sobre Juan de Valdés y traducciones

suyas de los principales escritos de ese gran

autor español renacentista.

Examinar la totalidad de los escritos de Juan de

Valdés me tomaría mucho tiempo, así que me

circunscribo a algunos elementos claves de la

que muchos consideran su obra principal:

Diálogo de doctrina cristiana (1529). Es como el

título lo indica, un diálogo, estilo literario de

egregia estirpe platónica, estructural y

conceptualmente influido por el ilustre

humanista renacentista Desiderio Erasmo. Su

trama se articula a manera de una conversación

entre tres clérigos: un arzobispo, Fray Pedro de

Alba, jerarca máximo de la diócesis de Granada,

recientemente fallecido, un cura algo torpe e

iletrado, Antronio, y un fraile, Eusebio. El tema:

los matices esenciales de la fe y la doctrina

cristiana.

Esta obra es de un valor literario excepcional.

Juan de Valdés fue un escritor brillante, una

genuina luminaria literaria. Tan importante fue

para él la renovación de la escritura castellana

que en 1535 escribe Diálogo de la Lengua,

dedicada a la defensa del buen escribir.

Marcelino Menéndez y Pelayo, inquisidor

intelectual de todo lo que de lejos parezca

heterodoxo o herético, tiene que admitir que

Valdés “comunicó a nuestra lengua singular

facilidad, ligereza y gracia” y añade “a Juan de

Valdés debió la prosa castellana sus mayores

acrecentamientos en el reinado de Carlos V”.

Más allá de su valor literario, nos interesa

recalcar la importancia teológica del Diálogo de

doctrina cristiana. Es un tratado de teología

sistemática cuidosamente concebido. Pretende

analizar las principales dimensiones doctrinales,

espirituales, éticas y eclesiales del cristianismo,

prestando atención a las tendencias

intelectuales del renacimiento. Nace este libro

en un contexto académico: la Universidad de

Alcalá de Henares, fundada a fines del siglo

quince por el eminente y en su época

poderosísimo cardenal Francisco Jiménez de

Cisneros. Durante las primeras décadas del siglo

dieciséis la Universidad de Alcalá se destacó por

su afán de propugnar nuevos esquemas

teóricos, a fin de renovar los paradigmas

epistemológicos algo anquilosados que a la

sazón pululaban en las universidades ibéricas y

a la vez servir de caldo de cultivo a posibles

perspectivas reformadoras de la iglesia

española. Se trata, por consiguiente, de renovar

Page 53: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

de manera abarcadora los estudios académicos

y de reformar íntegramente la iglesia, su praxis,

su teología, su liturgia y su sacerdocio.

Diálogo de doctrina cristiana expresa

nítidamente ese espíritu renovador y

reformista. Se percibe esa intención en sus

continuas alusiones a los escritos de Erasmo. Es

un erasmismo que ha sido magistralmente

estudiado por el hispanista francés Marcel

Bataillon en su magna obra Erasmo y España.

Erasmo inspira a Valdés y a muchos de sus

coetáneos a dejar atrás los atavismos

conceptuales escolásticos y acceder a la

inspiración de las nuevas corrientes teóricas,

artísticas y culturales renacentistas. El objetivo

es forjar una nueva España, la que cuatro siglos

después muy poéticamente evocaría Antonio

Machado en varios de sus versos.

No se trata, empero, de una empresa

exclusivamente universitaria. Son tres

miembros del clero los que dialogan y el tema

central es la doctrina cristiana. Objetivo

primario es, por consiguiente, forjar senderos

que conduzcan a la renovación del pensamiento

teológico y la reforma integral de la iglesia en

España. Encaminada a esa finalidad, la obra se

apresta a tocar temas que van desde el credo

apostólico hasta la importancia, o escasez de

ella, de asuntos como los ayunos, rezar el Ave

María, los diezmos, la confesión, la asistencia a

misa, la conducta no siempre apropiada de

sacerdotes y prelados, entre otros. Pero

cuidado, las alusiones a los intensos debates

allende las fronteras de España – Wittenberg,

Ginebra – no son muy difíciles de percibir o

detectar.

Se formula también en esa obra un imperativo

imprescindible que en esos momentos

resonaba por toda la cristiandad: traducir las

sagradas escrituras a las lenguas nacionales.

Será un reto, dicho sea de paso, que Juan de

Valdés, sin poder culminarlo, asumirá

traduciendo los salmos desde el hebreo y

diversas secciones del evangelio según Mateo y

de las epístolas de Pablo, desde el griego.

Parece una tarea obvia y necesaria: poner las

sagradas escrituras a la disposición del pueblo

en su propio idioma. Será, sin embargo, una

difícil encomienda que, al avanzar los años,

suscitará el recelo, el encono y la abierta

hostilidad de esa poderosa institución forjada,

bajo la tutela de los Reyes Católicos, por Tomás

de Torquemada, la Inquisición española.

Durante todo el siglo XVI, los intentos de dotar

al pueblo español una versión castellana de la

Biblia provocaron, en reiteradas ocasiones,

enconada persecución contra quienes

asumieron ese reto. Los más afortunados se

percataron a tiempo y huyeron al extranjero:

Juan Pérez de Pineda, Francisco de Enzinas,

Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera.

También Juan de Valdés, tras su primer

contratiempo con la Inquisición se decidió por

el destierro, primero en Roma, buscando

protección de alguien que tenía sobradas

razones para cultivar honda animadversión

hacia la corona española, el papa Clemente VII,

y luego en la lejana y relativamente segura

Nápoles. Incluso el nada heterodoxo o luterano

fray Luis de León padeció durante casi cinco

años encarcelamiento por atreverse a traducir

el Cantar de los Cantares.

Hay temas en Diálogo de doctrina cristiana que

pusieron en grave riesgo la libertad e incluso la

vida de Juan de Valdés. Uno de ellos fue su

provocadora contradicción entre lo que

cataloga como “libertad evangélica” y “justicia

farisaica”. El significado de “libertad evangélica”

es tema de debate. Para Marcelino Menéndez y

Pelayo no cabe duda alguna, indica la adhesión

temprana a la herejía luterana. No todos opinan

igual. Qué exactamente conlleva el concepto de

Page 54: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

“justicia farisaica” también es asunto complejo

a dilucidarse, pero es evidente que el fariseísmo

al que se refiere Valdés no radica en las

sinagogas o el templo de la Judea del siglo

primero, sino en los monasterios y las

parroquias de la España del siglo decimosexto.

Era difícil pasar por alto la crítica de Valdés a lo

que llama “una cristiandad más ceremoniática

que verdadera”. Escribir eso en un tiempo en

que Carlos V no podrá y su hijo Felipe II no

querrá detener el auge represivo de la

Inquisición, conllevaba un riesgo muy grave.

Muestra innegable del poder de la Inquisición

es que una de las figuras más eminentes de la

iglesia católica española, Bartolomé de

Carranza, nombrado en 1558 arzobispo de

Toledo y por ende principal prelado eclesiástico

de España, pasó los últimos años de su vida en

diversas mazmorras de la Inquisición.

Juan de Valdés se refugia en Italia donde

incansablemente se mantendrá activo hasta su

muerte: (1) escribiendo múltiples textos que

pretenden propiciar la renovación de la cultura

y la lengua españolas; (2) propugnando una

visión reformadora de la fe cristiana y la iglesia;

(3) traduciendo secciones de la Biblia, como

acotación a la inconclusa versión castellana de

las sagradas escrituras; y (4) convocando un

coloquio continuo con un buen número de

discípulos que preservarán sus ideales

renovadores y reformistas. Su Diálogo de

Doctrina Cristiana será incluido en el infame

“Índice de libros prohibidos de la Inquisición

española”, emitido en 1551.

He recalcado el nombre de Juan de Valdés,

porque es el que aparece en la entrada de la

biblioteca. Pero en el interior hay una placa,

donada por la clase graduanda del Seminario

Evangélico de 1965, que es más inclusiva y dice

así: “Este edificio ha sido erigido a la memoria

de Juan de Valdés, Francisco de Enzinas,

Constantino Ponce de La Fuente, Juan Pérez de

Pineda, Casiodoro de Reina y Cipriano de

Valera, españoles a quienes Jesucristo tomó por

testigos en el siglo XVI.” Algunos de éstos (Pérez

de Pineda, Enzinas, Reina, Valera) fueron

quemados en efigie en solemnes autos de fe,

uno (de La Fuente) su cadáver fue exhumado y

carbonizado, y otro (Valdés) se refugió en el

extranjero tras su primer mal rato con los

inquisidores. Todos ellos, por consiguiente,

experimentaron en carne propia lo que es ser

perseguido y execrado.

Todos ellos también y por eso se les honra en

esta biblioteca, fueron incansables estudiosos y

escritores. De eso se trata una biblioteca y una

institución académica como el Seminario

Evangélico de Puerto Rico. Del respeto a la

creatividad intelectual y teológica acumulada

por siglos y reflejada en los incontables libros

albergados en este edificio y de la

determinación de contribuir a esa tradición

mediante nuestras propias letras y voces. De

leer, ciertamente, pero también y sobre todo de

investigar, escribir, enriquecer la creatividad

intelectual y teológica nacional.

Fue, por tanto, un gran acierto nombrar la

biblioteca del Seminario Evangélico de Puerto

Rico Juan de Valdés. Constituyó un homenaje

genuino y muy merecido a quienes enfrentaron

la ardua y arriesgada tarea de pugnar por la

renovación del entendimiento y la reforma de la

iglesia en la España del Siglo de Oro.

Interrogantes

Pero, yo no sería quien soy sin suscitar, para

concluir esta alocución, al menos dos

interrogantes. La primera proviene de mi

constante interés en realzar la creatividad

teológica nacional. Domingo Marrero Navarro

escribió sus textos más brillantes – Los

fundamentos de la libertad, Meditaciones de la

Page 55: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

pasión y El centauro – siendo profesor del

Seminario Evangélico. Hoy el edificio que

alberga la Facultad de Estudios Generales del

Recinto de Río Piedras de la Universidad de

Puerto Rico lleva su nombre. ¿Qué lugar de este

bendito recinto le honra? ¿Y la memoria de

Ángel Mergal Llera, dónde se preserva en esta

institución?

Una segunda cuestión no parece haberse

considerado en el 1965, por ser entonces el

Seminario Evangélico una institución casi

exclusivamente masculina, pero es hoy

ineludible. Me parece evidente que Juan de

Valdés no logra superar la visión tradicional de

la familia, asentada sobre la hegemonía del

hombre y la sumisión de la mujer. Al discutir en

su Diálogo de doctrina cristiana el

mandamiento bíblico “honrarás a tu padre y a

tu madre” asevera: “… pertenece a este

mandamiento enseñar en qué manera las

mujeres deben ser sujetas a sus maridos… lo

cual enseña bien el apóstol trayendo en una

epístola suya un ejemplo de Sara [I Pedro 3:1-

6].” Es una perspectiva patriarcal y

androcéntrica, compartida por todos los

interlocutores del Diálogo, varones los tres.

Además, la placa de los reformadores españoles

del siglo dieciséis antes mencionada no

contiene el nombre de ninguna mujer. Ni una

sola. Y ciertamente las hubo. Algunas incluso

pagaron el precio máximo, la hoguera, entre

ellas la monja Francisca de Chaves, quemada

como hereje en la plaza de San Francisco,

Sevilla, el 22 de diciembre de 1560. Una mujer

íntegra, valiente e indómita en sus creencias y

principios religiosos y éticos.

Con esas dos interrogantes les dejo. Muchas

gracias por tan cordial invitación a recordar y

honrar esta biblioteca que durante cincuenta

años ha representado tanto en mi vida y en la

de muchos de los aquí presentes.

Page 56: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

Entrevistas Como parte de las actividades realizadas

durante la semana de celebración del 50

aniversario de la Biblioteca Juan de Valdés, se le

brindó reconocimiento a las personas que

laboraron como directores/as y

bibliotecarios/as. Nos dimos a la tarea de

entrevistarlas, les pedimos que nos contaran

acerca de su aportación a la Biblioteca durante

sus años de servicio en el Seminario Evangélico.

No están presentes en esta entrevista el Prof.

Héctor Rubén Sánchez y la Prof. Sonia Arrillaga,

a quienes no tuvimos la oportunidad de

contactar. De igual forma, reconocemos sus

años de servicio y dedicación en la Biblioteca

Juan de Valdés.

Jeanene Coleson

Entre 1990 y 1996, además del trabajo diario de

catalogación, referencia, adquisiciones y otras

tareas, comenzamos y adelantamos el proceso

de poner el catálogo en línea con la ayuda de

unos voluntarios de apellido Hanson. En ese

entonces había una colección en el sótano

clasificada con el Sistema Union (Union

Theological Seminary en Nueva York) que

reclasificamos y añadimos al catálogo para

facilitar su uso. Terminamos una gran parte de

la retroconversión. Seguimos organizando la

colección de documentos puertorriqueños.

Encontré que la mayoría de las obras de autores

puertorriqueños estaban en la colección de

circulación, así que comenzamos una colección

aparte y añadimos nuevos libros. La mayoría de

los libros en dicha colección están en una

bibliografía anotada que hice como proyecto

para un curso final de la maestría en religión

que terminé durante los 6 años allí.

Gracias por sus esfuerzos para celebrar los

labores de los bibliotecarios. Creo que no es

algo muy común.

Entiendo que proveer tantos recursos al público

que muchos no pueden costear es una obra

grande en el mundo. ¡Qué Dios sigua

ayudándoles en este quehacer de aprendizaje e

información!

Lyda E. Alvarado Cardona

El trabajo que realicé en la Biblioteca desde

agosto 1987 hasta mayo 2011, por casi 25 años

fue muy especial. Comencé como secretaria,

luego más tarde como bibliotecaria auxiliar. El

servir a todos los seminaristas, personas de

otras instituciones, universidades e

historiadores. Fue un placer.

Ver como la biblioteca fue incursionando de los

servicios manuales a los servicios

computarizados. Se comenzó con una

computadora con la pantalla color verde. Hasta

Page 57: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

tener hoy un centro de computadoras. Uno de

los mayores retos de la Biblioteca fue trabajar

en la entrada de catalogación en líneas. ¡Creo

que nos convertimos en expertas!

El tener a cargo asignar las tareas a los

estudiantes asistentes y preparar sus nóminas.

El trabajar la reserva de los diferentes cursos, en

especial las clases del Prof. Ediberto López y

luego trabajar los informes de los mismos. El

realizar la rutina diaria: prender todos los aires,

buscar los periódicos y colocar los mismos,

cambiar los fecheros, buscar en el buzón de

libros, hacer las estadísticas diarias de préstamo

de libros, colocar el papel en la fotocopiadora,

y al final de mes preparar un informe general de

todos los libros recibidos, donados y

catalogados.

El poder ser canal de bendición a otros/as a

través del servicio que di a la Biblioteca Juan de

Valdés fue un verdadero placer, además de

servir, ser amiga y consejera. Fue un privilegio

de verdad.

Maricarmen Laureano

Desarrollar un mayor dinamismo en la

Biblioteca al convertir su Sala de Referencia en

un lugar de conferencias de diversos temas.

Dar a conocer el Archivo Histórico del

Protestantismo en PR al compartir su riqueza

con otras universidades y agencias.

Actualización y catalogación de una gran

cantidad de recursos bibliográficos.

Incluir en el curso de Investigaciones

Bibliográficas espacios para la reflexión, los que

se convirtieron para los estudiantes en refrigerio

en medio de la experiencia de iniciar sus

estudios en el Seminario Evangélico.

Page 58: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

Velma Leticia Sosa Orozco

Al pensar en mi aportación desde que comencé

a trabajar en la biblioteca el 8 de marzo de

1997, creo que son varias. Quizás las más

importantes fueron en las áreas de

catalogación, exhibiciones y relación con

colegas de otras instituciones. En el área de

catalogación puedo mencionar: la re-

catalogación de gran parte de la colección

UNION que estuvo ubicada en el primer piso.

Esta fue la primera colección de libros que tuvo

la biblioteca y que fue clasificada según el

sistema del Seminario UNION (si mal no

recuerdo en Nueva York); llegué a trabajar 100

libros diarios. En esta colección se encontraron

muchos libros de gran valor por su contenido y

antigüedad. También en el área de catalogación

y clasificación de libros, tuve la oportunidad de

trabajar con miles de libros que estuvieron sin

ser catalogados en el segundo piso, y que eran

muy necesarios para los estudiantes y

profesores.

En cuanto a exhibiciones organicé varias en

diversas temáticas para la semana de la

biblioteca y actividades especiales.

Finalmente, tuve la gran oportunidad de

capacitar a estudiantes de la entonces llamada

Escuela Graduada de Bibliotecología, en cuanto

a las colecciones especializadas en religión.

También colaboré en la capacitación y asesoría

de bibliotecarios de instituciones colegas.

Page 59: Biblioteca Juan de Valdés 50 Aniversario

Saludo Saludos a todos y

todas ustedes en

esta ocasión del

medio siglo de la

Biblioteca Juan de

Valdés. Medio

siglo es bastante,

¿verdad? Hace cincuenta años y también

cincuenta libras menos y 50,000 canas menos,

pero ahí vamos.

Déjenme contarles un poquito acerca de la

Biblioteca Juan de Valdés. Yo llegué al

Seminario en el año 1961, y se acababa de

construir el edificio nuevo de dormitorio ―

nuevo en aquella época que ya para ustedes es

cosa vieja ― y mudamos a todos los

estudiantes. Todos se mudaron del [antiguo]

dormitorio. Lo que era entonces el dormitorio

de los varones es lo que es ahora el salón de

lectura de la biblioteca. Ese salón de lectura

estuvo vacío como por un año en lo que se

hacían los planos, consultas y demás. Ahí tenía

yo mi oficina, en el salón de lectura, casi donde

está ahora la entrada a la izquierda. De modo

que todos los libros que ustedes ahora

pobrecitos tienen que leerse se escribieron allí,

en el Seminario, en la biblioteca.

Se tumbaron las paredes intermedias y se hizo

el salón de lectura y detrás se hizo la torre

donde están los libros. Esa torre originalmente

era de ladrillo. Por esas razones ustedes ven

que la entrada aún es de ladrillo porque

pusieron los ladrillos para darle unidad al

edificio, juntando la entrada con la torre.

Desafortunadamente el agua se colaba y se le

dieron no sé cuántas manos de silicón y al fin

hubo que empañetar; pero originalmente la

biblioteca era toda de ladrillo.

Un solo cuento: la mudanza. Mudamos toda la

biblioteca (de donde está ahora la oficina de la

Presidenta) a la nueva biblioteca; todo en un

día. Me pasé no sé cuántos días midiendo lo

largo de los libros, sacando cuenta de qué

secciones crecían para entonces decidir qué

libros iban a ir en cada estante, etcétera,

etcétera. Hicimos todo un plan: lo marcamos

todo, hicimos unas cajas donde se iba a colocar

una fila entera de libros, hicimos una cadena

humana y empezamos a mandar libros para

allá.

Todo iba fantásticamente bien hasta que tres

estudiantes, cuyos nombres no voy a decir

porque son ahora pastores respetables

jubilados decidieron que era la hora de irse a

tomar el café y dejaron los libros en el piso,

donde antes era el “parqueo”. Y se fueron a

tomar el café y se formó un tapón de Bayamón,

y tuvimos que salir corriendo a dirigir el

tránsito, porque no había manera. Los libros

empezaron a amontonarse y había que seguirlo

todo en orden.

En todo caso, fue una cosa maravillosa y una

experiencia tremenda. Bueno, la biblioteca se

ganó un premio de arquitectura y ha sido un

lugar fantástico que ha servido, como ustedes

saben, ya a varias generaciones de estudiantes,

profesores donde todavía hoy dan deseos a

cada rato de ir porque sé que allí hay cosas que

yo no tengo y que necesito usar.

Le agradezco mucho al Seminario los años que

pude pasar por allá con ustedes y a los

estudiantes que estaban entonces y los que han

venido después. Les deseo toda clase de

bendiciones y otros cincuenta años más de

producción tan bella y tan importante como la

de los últimos cincuenta años del Seminario.

Muchas bendiciones a todos. Hasta pronto.

Transcripción del saludo de Justo González en

ocasión del 50 Aniversario de la Biblioteca Juan

de Valdés

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AGRADECIMIENTOS

Consejo de Estudiantes SEPR.

Personal Administrativo y Personal de Asuntos Académicos del SEPR.

Nuestra Presidenta Dra. Doris García y el Decano Dr. Francisco Goitia.

La Iglesia Discípulos de Cristo de Puerto Rico por la restauración externa de la Biblioteca.

Personal de mantenimiento por ayudar en la restauración interna y pintura.

Facultad Regular y Adjunta del SEPR.

Asociación de Graduados y Graduadas del SEPR.

Sarah González.

Estrella Baerga.

Rvda. Marysol Díaz, Capellana SEPR.

Estudiantes del SEPR.

Estudiantes Asistentes de Biblioteca.

Miguel Dros.

Carmen Patxot.

Yahaira Centeno.

Roberto Nieves.

Sínodo Presbiteriano Borinquén.

Raúl Santiago - Rivera

Gustavo Quintero - Casadiego

Estudiantes de la Universidad Politécnica.

Oscar Santana.

Manuel Quijano. ...a todos y todas quienes de alguna manera nos han ayudado y que se nos han escapado su nombre muchas, muchas gracias. Dios les bendiga.

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