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 Sociologias, Porto Alegre, ano 3, nº 5, jan/jun 2001, p.148-189 partir de la década del l os años ´80, los patrones de acción colectiva rompen con las pautas tradicionales de comportamiento colectivo. El cambio en los modos en que los sectores rurales desarrollan sus comportamientos políticos, las nuevas formas de aparecer en el espacio público, habilitan la discusión sobre las posibilidades de constitución de nuevos sujetos sociales. Los denominados Nuevos Movimientos Sociales provienen de conflictos no sólo por la apropiación económica –movimientos clasistas- sino por la apropiación del tiempo, el espacio, las relaciones de la vida cotidiana, la centralidad que adquieren los cuerpos. En ellos la falsa dicotomía público-privado se desvanece, del mismo modo que se transforma en espuria su intención deliberada de inserción en el sistema político. Las luchas sociales que se desarrollaron en el contexto del Estado de Bienestar de la posguerra dieron origen a movimientos sociales clasistas en tanto agentes históricos cuyo destino marchaba  hacia un destino de liberación  (Melucci, 1994) y cuya acción se basaba A Viejos e nuevos actores en la protes- ta rural en la Argentina. Una reflexión desde la cuestión de género 1 SOCIOLOGIAS 148 ARTIGOS KARINA BIDASECA E DANIELA MARIOTTI* Introducción *Sociólogas. Investigadoras asistentes del Grupo de Estudios Rurales, Facultad de Ciencias Sociales , Universidad de Buenos Aires, Argentina 1 Este trabajo há sido elaborado en el marco del proyecto de invest igación UBACyT “ Acciones colectivas en escenarios agrarios y ruralida des en transformación”, que se lleva acabo en la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Arge ntina, coordinado por la Mter. Norma Giarracca a quien agradece mos los comentarios realizados al mismo.

Bidaseca y Marioti, 2001. Viejos y Nuevos Actores en La Protesta Rural en Argentina

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actores en la protesta rural argentina

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    partir de la dcada del los aos 80, los patrones de accincolectiva rompen con las pautas tradicionales decomportamiento colectivo. El cambio en los modos enque los sectores rurales desarrollan sus comportamientospolticos, las nuevas formas de aparecer en el espacio

    pblico, habilitan la discusin sobre las posibilidades de constitucin denuevos sujetos sociales.

    Los denominados Nuevos Movimientos Sociales provienen deconflictos no slo por la apropiacin econmica movimientos clasistas-sino por la apropiacin del tiempo, el espacio, las relaciones de la vidacotidiana, la centralidad que adquieren los cuerpos. En ellos la falsa dicotomapblico-privado se desvanece, del mismo modo que se transforma en espuriasu intencin deliberada de insercin en el sistema poltico.

    Las luchas sociales que se desarrollaron en el contexto delEstado de Bienestar de la posguerra dieron origen a movimientossociales clasistas en tanto agentes histricos cuyo destino marchabahacia un destino de liberacin (Melucci, 1994) y cuya accin se basaba

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    Viejos e nuevos actores en la protes-ta rural en la Argentina. Una reflexindesde la cuestin de gnero1

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    ARTIGOS

    KARINA BIDASECA E DANIELA MARIOTTI*

    Introduccin

    *Socilogas. Investigadoras asistentes del Grupo de Estudios Rurales, Facultad de Ciencias Sociales, Universidadde Buenos Aires, Argentina1 Este trabajo h sido elaborado en el marco del proyecto de investigacin UBACyT Acciones colectivas enescenarios agrarios y ruralidades en transformacin, que se lleva acabo en la Facultad de Ciencias Sociales,Universidad de Buenos Aires, Argentina, coordinado por la Mter. Norma Giarracca a quien agradecemos loscomentarios realizados al mismo.

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    en la lucha contra el desarrollo capitalista, en demandas de accesoal Estado y expansin de la ciudadana.

    Offe (1985) distingue entre el viejo paradigma (the oldparadigm) en el cual los actores colectivos predominantes eran losgrupos institucionalizados y los partidos polticos, en el contexto deuna cultura cvica que promova los valores de la movilidad socialy el nuevo paradigma poltico (the new paradigm) o paradigma delmodo de vida 2 cuyo espacio de accin es el de las polticasdesinstitucionalizadas (p.824).

    Abordaremos este trabajo haciendo una analoga con los paradigmaspolticos que plantea Offe, a partir de lo cual introduciremos laconceptualizacin de viejos y nuevos movimientos sociales. Desdeesta mirada intentaremos comprender el surgimiento y desarrollo de dosorganizaciones del agro argentino, la Unin de Caeros Independientesde Tucumn (UCIT) y el Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha(MML): sus formas organizativas, su composicin genrica y sus acciones ynarrativas en el escenario de la accin colectiva de protesta3 exasperadaen estos ltimos aos, que supone un lugar de encuentros, interacciones yposibilidad de alianzas.

    La eleccin de estas organizaciones fue motivada por la existenciade elementos tales como la sedimentacin y la disrupcin de la accincolectiva y la cuestin de gnero.

    Hannah Arendt, en su obra La condicin humana (1998), expresa que:

    mediante la accin y el discurso los hombresmuestran quines son, revelan activamente sunica y personal identidad y hacen su aparicinen el mundo humano. Esta cualidad reveladora

    2Esta expresin es tomada de Raschke, Politike und Wertwandel (citado por Offe, 1985:825)3Entendemos por accin colectiva de protesta a aquella accin comprendida en un campo conflictual quese inscribe en el espacio pblico a partir de una demanda concreta y que necesita del discurso y de la accin paraadquirir visibilidad aunque tambin est vinculada a los perodos de latencia.

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    pasa a primer plano cuando las personas estncon otras, ni a favor ni en contra. La accinnecesita para su plena aparicin la brillantez dela gloria, slo posible en la esfera pblica.

    Ambos conceptos crean, por consiguiente, un espacio entre los partici-pantes que pueden encontrar su propia ubicacin en todo tiempo y lugar.

    Los marcos interpretativos que nos permiten deconstruir el conceptode la resistencia que surge de estos actores, se puede pensar desde elanlisis de las propias narrativas, los nuevos cdigos simblicos o los modosno lingsticos de expresin.

    De este modo, nuestro problema ser abordado a partir del anlisisde las narrativas producidas por los actores, ya que consideramos que stasno son nicamente relatos de los sucesos acontecidos, sino tambin argu-mentos a partir de los cuales los narradores plantean una posicin desde lacual interpretar lo narrado. Las formas en que los sujetos configuran elmundo social se manifiestan a travs de las narrativas. Segn comentaCarranza (1997), las narrativas orales son modos de argumentar que dejanentrever por lo tanto rastros de una ideologa.

    Es decir que los narradores pueden articular elementos provenientesde diversas prcticas discursivas, segn las distintas posiciones, pero lo hacenproveyendo a sus interlocutores de las pistas que dan cuenta de su propiaposicin.

    En los apartados que siguen desarrollaremos comparativamente losorgenes de las organizaciones y sus trayectorias, describiremos el escenariodel acto realizado en la provincia de Tucumn, situada en el noroeste denuestro pas, el 14 de mayo de este ao. Dicho acto que han denominadoTractorazo, fue organizado esencialmente por las entidades de losproductores caeros, como forma de repudiar las medidas de desregulacinpropuestas por el gobierno nacional. La descripcin del escenario intentarprofundizar el anlisis de la accin colectiva constricciones y potencialidades-

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    y el discurso de sus dirigentes. Finalmente abordaremos desde la perspec-tiva de gnero el encuentro entre ambas organizaciones.

    Orgenes de las organizaciones: contexto de surgimiento, an-tecedentes y evolucin

    La Unin de Caeros Independientes de Tucumn (UCIT) es unaorganizacin que tradicionalmente ha agremiado a pequeos y medianosproductores de caa de azcar de Tucumn. Se constituye en 1945 comoefecto de la fusin de las organizaciones caeras ms influyentes de aquellapoca: la Unin Agraria Provincial, el Centro Caero y el Centro de CaerosIndependientes, contando con el apoyo de la Federacin Agraria Argentina(FAA).

    En trminos generales, el contexto en el cual se enmarca laemergencia de UCIT, se caracteriza por el despliegue del peronismo comofenmeno que cobij la extensin de leyes sociales, el crecimiento delmovimiento sindical y una forma indita de participacin de los obreros enel campo poltico y social (Rosenzvaig, 1987). Contemporneos a UCITson los nacimientos de la Federacin Obrera de Trabajadores de la IndustriaAzucarera (FOTIA) y la Federacin de Empleados de la Industria Azucarera(FEIA). La conformacin de este tipo de instituciones, entre otras, constituyeun rasgo de la matriz estadocntrica (Lechner, 1993) que caracteriz alestado social de posguerra. El estado era el referente principal de la pugnadistributiva entre los sectores agropecuario e industrial. El mismo actuababalanceando la estructura productiva desarticulada, propia del modelo deindustrializacin por sustitucin de importaciones (ISI), en pos del desarrolloindustrial. Era tambin el pivote a partir del cual se configuraban los senti-dos e identidades polticas. En trminos de Rauss (1996): ...la relacin queintegraba a los sujetos con el Estado era la condicin de trabajador y laestructura de esa relacin estaba constituida por los derechos sociales.

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    En 1945, luego de una dcada de intensa crisis poltica y represinmilitar se reabren las condiciones para la recomposicin de las organizacionescaeras y de obreros del ingenio.

    Con el fin de comprender especficamente las condiciones deemergencia, la constitucin de solidaridades y las trayectorias de accionesque han permitido que se conformara la UCIT en 1945, es necesarioretrotraerse a las luchas campesinas que acontecan cada inicio de zafradurante la dcada del veinte, entre caeros e ingenios tucumanos. Los ejesdel conflicto entre los mencionados sujetos sociales se asientan ora en laspujas alrededor del precio de la caa, ora en el incumplimiento de lospagos por parte de los industriales en las compras de caa, combinndosecomo en el ao 1927 con una crisis de superproduccin. Pero en este casola FAA que agrupaba a los pequeos caeros decidi movilizar yconcentrarlos, dada la aguda problemtica, frente a la Gobernacin en laciudad capital de Tucumn. La convocatoria fue excepcional, segn los diariosde la poca ms de 30.000 caeros contabilizando a las mujeres y losobreros de los ingenios se hicieron presente. Para Rosenzvaig (1987) lavanguardia del movimiento [estuvo conformada por] los caeros que notenan ms que su tierra, un grupo que debido a su grado de endeudamientocon los ingenios se encontraba al borde de la desaparicin. Como consecuenciade este acto la FAA decidi poner en manos del presidente de la nacin laresolucin del conflicto, quien dirimi la problemtica a travs del denomi-nado Laudo Alvear que asignaba los derechos de molienda para los caerosotorgndoles el 43,42%, restando el 56,58% para los ingenios, y que fijabatambin el precio de la caa segn el 50% del valor obtenido para el azcaren los mercados de Bs. As. (Giarracca y Aparicio, 1995). De esta manera loscaeros devinieron en un actor social visualizado por el Estado.

    A diferencia de UCIT, el Movimiento de Mujeres Agropecuariasen Lucha (MML) surge en un escenario donde desde el marco normativo-jurdico configurado por la ley de Reforma del Estado y la ley deEmergencia Econmica se cerraron las instituciones econmicas, polti-

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    cas y sociales que haban constituido la matriz estadocntrica. Laaplicacin del Plan de Convertibilidad en el ao 1991 unido a la polticade ajuste estructural incluy una serie de medidas tales como lasprivatizaciones, desregulaciones y apertura al exterior, que influyeronen forma heterognea en el sector agropecuario, de modo que los msperjudicados resultaron ser los pequeos y medianos productores. Lasrazones del aumento del endeudamiento del sector se originan, entreotras, en la estabilidad relativa de los precios, que aunque cre unasituacin favorable al otorgamiento de crditos bancarios, ms tarde lasaltas tasas de inters aplicadas y la cada de los precios internacionalesimposibilitaron los pagos de los mismos. Todos estos factores, junto alendeudamiento impositivo, gestaron la situacin de crisis del sector:los productores debieron endeudarse para acceder a la modernizacin4 .

    Es en este contexto cuando en el ao 1995 la resistencia de lasmujeres chacareras -esposas de chacareros o jefas de la explotacin- a losremates de sus campos endeudados por los atrasos en los pagos, cobija laaparicin del MML (Giarracca y Teubal, 1997). La vctima del primer re-mate judicial que ms tarde se convertira en la presidente del movimiento-apelando a la movilizacin de diversos recursos (la radio, convocar a suspares), logr reunir a varias personas que estaban en su misma situacin yde ese modo en una accin conjunta, impidieron el remate. A partir de esemomento fundacional -el estado naciente de los movimientos como lo de-nomina Alberoni- surgi un movimiento con reivindicaciones de tipoeconmicas que deriv en un movimiento con demandas ms abarcativas.El mismo se expandi geogrficamente hacia otras provincias lograndoadhesiones y reconocimientos de otros sectores y movimientos sociales delpas (Federacin Agraria Argentina, Organizaciones de Mujeres) einternacionales (Movimiento de campesinos en Chiapas, Mxico; elMovimiento de los Sin Tierra de Brasil, etc.).

    Las principales demandas del MML aunque estn dirigidas bsicamente

    4El endeudamiento en la provincia de La Pampa aument un 470% desde 1991 hasta finalizar el ao 1996.(Giarracca y Teubal, 1997)

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    a la suspensin de embargos y/o ejecuciones de las chacras endeudadas, alcongelamiento de los juicios en trmite y al anlisis de la legitimidad delas deudas, tambin enfocan otros problemas. En un primer momento,apuntaron a una crtica de la poltica agropecuaria para luego extendersea la crtica de la economa en el mbito nacional: la refinanciacin delos crditos en pesos y a tasas internacionales; la normalizacin de lascuentas corrientes bancarias; la disminucin de la carga tributaria; lasancin de una ley antimonopolio; el rechazo a las barreras arancelarias;la reforma de las leyes sobre emergencia climtica; la creacin de unMinisterio Nacional exclusivamente dedicado a la produccin; y, final-mente, lograr que el ISSARA (Institucin del Seguro Social de los hombresde campo) recupere su utilidad.

    En el caso de la UCIT, hacia 1962 se produjo un punto de inflexinen el conjunto de las demandas de la organizacin, a la cuestin por elprecio de la caa se le agreg la preocupacin sobre el acceso por partede los campesinos a los medios de produccin, especficamente a latierra. La UCIT incorpor en el conjunto de demandas la realizacin deuna reforma agraria que deba ser llevada a cabo por parte del Estado.sta era planteada en trminos de expropiacin de latifundios y tierrasde sociedades annimas para ser adjudicadas a cooperativas o unidadesfamiliares.

    Paralelamente a la ampliacin de las demandas, la estructura de laorganizacin se vio modificada, en cuanto las bases comenzaron a partici-par a travs de elecciones directas en el Consejo Directivo. Todo esto,sumado a la agudizacin de las acciones de protestas, plasmadas en huelgas,toma de ingenios y movilizaciones imprimieron un carcter ofensivo a laUCIT, lo cual produjo la fractura y el distanciamiento de los grandes caeros,ms cercanos a establecer acuerdos y negociaciones con los industrialesque a incursionar por las aristas ms combativas que los nuevos dirigentestrataron de imprimir a la organizacin. Los grandes caeros se concentraronen un nuevo centro, denominado el Centro de Agricultores Caeros de

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    Tucumn (CACTU).El escenario azucarero sufri en 1966 otra crisis de sobreproduccin

    que el gobierno militar de aquel entonces trat de controlar a travs de laimplementacin de cupos a la produccin, financiamientos a la compra demateria prima y a travs de un contrato-tipo que regulaba la relacin entrelos caeros e industriales.

    Los objetivos fundamentales de esta poltica fueron la limitacin dela produccin y la reduccin de las unidades productivas: once ingenios, prin-cipalmente los de menor capacidad de molienda, cerraron y los campesinosque posean pequeos cupos fueron expropiados. La UCIT propuso y alentcomo respuesta a la expropiacin, la conformacin de cooperativas que aunasena los pequeos productores para conformar un nico cupo no inferior a las 400toneladas de azcar. En 1972 otro embate del gobierno nacional trat dedesestabilizar el proceso de cooperativismo mencionado, obligando a las coo-perativas a ocuparse no slo de la comercializacin de la caa de los sociossino tambin de la produccin. La UCIT logr, gobierno provincial mediante,que la norma no se aplicara al menos hasta 1979 (Craviotti, s/f). Ahora bien,los caminos profundizados por el gremio a lo largo de estos aos, se enmarcanen estrategias de resistencias colectivas, visualizadas en la formacin de coo-perativas o en algunas oportunidades en la paralizacin generalizada de lacosecha de caa y en estrategias de negociacin con los grandes caeros, losindustriales y el estado.

    La consolidacin del MML coincidi con la radicalizacin de su discursoy praxis enmarcados en un proceso incipiente de politizacin de las mujeres;se ubicaron junto a otras acciones sociales confrontativas al gobierno nacionalcon relacin a su poltica econmica y financiera en el inicio de una crisis deconsenso (vase Giarracca, 1998). Esta etapa de institucionalizacin del MMLcoincide con el momento de expansin de las redes hacia el exterior: redesestablecidas con otras organizaciones y/o movimientos sociales latinoamericanoscomo El Barzn de Mxico (movimiento social que agrupa a productoresrurales, comerciantes e industriales), el MST de Brasil, la Comunidad Europea,

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    etc. y con organizaciones nacionales como: Federacin Agraria, el MovimientoCampesino de Santiago del Estero (MOCASE)5 , la Mesa de Productores Rurales,y organizaciones de mujeres.

    Si tomamos en cuenta ambos contextos de surgimiento de lasorganizaciones, podemos concluir que se dieron condiciones posibilitadorasde la emergencia de una postura de tipo ofensiva en el caso de UCIT, entanto la lucha planteada entre la misma y los ingenios azucareros se orientespecficamente a controlar el proceso de apropiacin de la renta devenidade la comercializacin de la caa. Y en tanto que frente a las embestidas delos gobiernos, no escatim en oposiciones y confrontaciones a todas aquellasmedidas que le fuesen adversas.

    Por otro lado, el MML ha adoptado una postura claramente defensivarespecto de la tierra, entendida sta, desde el movimiento, como la culturay la soberana nacional. De este modo la tierra se transforma en uno de losmotivos de la accin:

    ...Y es la tierra dice- si no tens la tierra, lacultura, no se qu va a pasar con la gente (...) Esla prdida de la soberana. Tenemos que enarbolarla bandera argentina en cada campo para quevean que las mujeres y los hombres no estamosdispuestos a perder nuestra tierra... (Diario localTranquera abierta, 4 al 10/3/99).

    Como expresa Tarrow (1997), cada grupo tiene una historia y unamemoria propia de la accin colectiva. As, las mujeres del MML se apropiande la tierra como smbolo que sus padres y abuelos usaron en luchas ante-riores: Somos productores familiares de varias generaciones, que fruto de la

    5 El MOCASE surgi a mediados de la dcada de 1980 en relacin con su lucha por la tierra, situacin de tenenciaprecaria que afecta en la actualidad a ms de 10.000 familias campesinas. Finalizando el ao 1998, se sucedieronuna serie de conflictos por intento de expropiacin de tierras a 35 familias en la localidad de La Simona. En esemomento el MML ratific su solidaridad e identidad con el movimiento.

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    lucha conseguimos parcelas que ya no alcanzan para nuestros hijos; crecimosen los intersticios que nos dej el latifundio... (Folleto del MML, 8/10/98).

    El tractorazo de famaill

    El escenario de la protesta

    El 12 de mayo de este ao el departamento de Famaill de la provinciade Tucumn presenci una de las mayores movilizaciones que recuerde elsector azucarero desde los aos 60 (La Gaceta, 14/5/99), segn comentaronlos diarios provinciales. Tractores, camiones repletos de trabajadores de lazafra y mquinas, se estacionaron esta vez en el centro de la ruta nacional,por la que habitualmente transitan para realizar sus actividades,interrumpiendo la circulacin de todos aquellos sujetos que no comulgasenese da con las demandas de las sesenta entidades agropecuarias -laFederacin Agraria Argentina; UCIT; CACTU; COOPRATUC; FederacinEconmica de Tucumn; la Confederacin General de la Produccin; laUnin de Caeros Independientes de Salta y Jujuy - los productores caeros,tabacaleros, paperos, los comerciantes, los industriales, los trabajadores,algunos diputados y representantes de los partidos polticos.

    Por la maana columnas de hombres, mujeres y nios con pancartas,bombos y banderas con leyendas provenientes del norte, sur, este y oestede la provincia convergieron en la rotonda de Famaill.

    Bajo una tenue pero insistente lluvia, se llev a cabo el tractorazo queintent ser una vidriera del descontento que hay en Tucumn (Siglo XXI, 14/5/99). El acto se inaugur con la entonacin del himno nacional, seguido de laspalabras del Sacerdote Prroco de Famaill ante la imagen de la Virgen de laMisericordia instalada en el palco. El sacerdote ley el discurso que el PapaJuan Pablo II pronunciara en Santo Domingo y culmin con una:

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    oracin pidiendo por el agro argentino, portodos los trabajadores de nuestra patria, para quese sensibilicen nuestros gobernantes y los quemanejan los destinos financieros del pas y delmundo entero. Para que tengan en cuenta, comodijo tambin el Papa en una oportunidad, que lapropiedad privada tiene una hipoteca social, portodos los desocupados, por los que buscantrabajo, por las universidades argentinas... (Dis-curso del Padre Mancera).

    A continuacin las organizaciones expresaron sus reclamos a travsde las voces de los dirigentes quienes uno a uno denunciaron e inquirieronal gobierno nacional y provincial por ser ambos los artfices y ejecutores dela poltica depredatoria que ha endeudado al campo argentino:

    ...estamos reunidos ac, no para saber de quse trata sino para que sepan de que se trata losseores gobernantes!!!! Estos gobernantes quese tapan los odos y los ojos para no escuchar niver, el clamor y el petitorio de todos los sectoresdel campo por la difcil problemtica que atraviesanuestra riqusima Repblica Argentina. En parti-cular el azcar, nuestra principal actividad ypreocupacin, no tienen la ms mnima respuesta,no tienen odos para escuchar nuestraspropuestas, para dialogar sobre salidas a nuestraproblemtica (Discurso del Dirigente deCACTU).

    No les demos ms treguas compaeros, sondemasiados los sufrimientos del pueblo argenti-

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    no. El campo est trabajando a prdida, esttrabajando sin rentabilidad y como producto dela cada de los precios internacionales y de unestado que ha desregulado todo lo agrario; hoyestamos asistiendo a una de las crisis ms pro-fundas que ha vivido el campo argentino en laltima dcada. Y qu responde el gobierno anteesto? Responde con ms ajustes, con msflexibilizacin laboral, con ms impuestos (Dis-curso de Ana Galmarini, Dirigente del MML).

    Desgraciadamente no estamos ac por lainauguracin de una nueva acopiadora o unnuevo ingenio...sino que estamos ac para decirBASTA tanto a la poltica provincial como nacio-nal (Discurso del Dirigente de la Asociacin deProductores de papa).

    All cuando desregularon esta actividaddijimos muchas veces en soledad que la aplicacinde esta poltica lisa y llana habra de traer hambrey miseria y desocupacin a Tucumn y a lasprovincias ms alejadas porque no contena a laseconomas regionales. (...) Es tiempo que losgobernantes, los polticos, especialmente los denuestra provincia se sumen al grito de losproductores diciendo BASTA por las agresionesdel gobierno nacional hacia esta provincia (Dis-curso de Aldo Soldati, Dirigente de UCIT).

    Las demandas concretas del acto, segn comentan los diarios, fueronespecificadas por los dirigentes de las organizaciones tucumanas en la con-ferencia de prensa que tuvieron en la sede de la Federacin Econmica de

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    Tucumn, antes de concurrir al acto. Las entidades exigen: el establecimientode polticas activas para las PyMES (pequeas y medianas empresas) y paratodo el sector azucarero, el reintegro inmediato del Impuesto al Valor Agre-gado a las exportaciones y la reforma de la Ley de Emergencia Agropecuaria,para que sea una solucin verdadera a los problemas ocasionados por lasadversidades econmicas y climticas, la Ley antidumping, la librecompetencia de los servicios pblicos privados, el refinanciamiento de lospasivos a largo plazo y a intereses accesibles, y finalmente que no seprovincialise la Ruta Nacional nmero 38 y la baja de las tarifas del peaje(Diarios Siglo XXI y La Gaceta).

    El tractorazo entendido como un encuentro construy una variedadde sentidos sobre la base de diferentes smbolos: smbolos religiososconstituidos en la figura de la Virgen y en el discurso del cura prroco;smbolos que exaltan el mundo de vida de los caeros, quienes adornaroncon caas el palco y los tractores, expusieron los instrumentos de trabajo,exhibieron bolsas de azcar con la inscripcin Menem me mat, y un atadcon caas que dejaba entrever la leyenda Que en paz descanse. Finalmen-te, haba smbolos del trabajo de otros productores: cajones de tomatesdispersos por el suelo como metfora de un trabajo que no dio frutos yde un esfuerzo no retribuido.

    En relacin con los smbolos de la accin colectiva, Snow et al (cita-do por Tarrow, 1997) han adoptado el concepto de enmarcado de Goffman(1974) y sostienen que hay una categora especial de sobreentendidoscognitivos marcos para la accin colectiva- que estn relacionados con elmodo en que los movimientos sociales construyen su significado. Segnestos autores, un marco es un:

    esquema interpretativo que condensa elmundo de ah afuera puntuando y codificandoselectivamente objetos, situaciones, experienciasy secuencias de acciones dentro del entorno pre-

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    sente o pasado de cada uno. Estos marcos actancomo dispositivos de acentuacin que o biensubrayan la gravedad y la injusticia de unasituacin social o redefinen como injusto o inmorallo que era considerado desafortunado aunquetolerable (Tarrow, 1997, p. 137).

    Los organizadores inventan, adaptan y combinan diferentes formasde accin colectiva para estimular el apoyo de la gente que de lo contrariono participara. Estas formas de accin pueden ser heredadas u originales einscribirse como expresin cultural del movimiento al adquirir nuevos mar-cos de significado: todos los movimientos sociales u organizaciones producencultura.

    El tractorazo manifest que los productores tucumanos de papas,ctricos, tabaco, azcar, comerciantes, cooperativas, organizaciones gremiales,perciben y experimentan que las polticas del gobierno nacional han confi-gurado un contexto de crisis profunda y sistemtica para el campo argenti-no, lo cual no slo dificulta la continuidad de los procesos productivos quellevan a cabo dichos actores, sino que tambin coloca en situacin de riesgola permanencia de los mismos en el espacio que han venido constituyendoa lo largo de los aos.

    Esto comenz a gestarse a raz de la baja delarancel del azcar hacia el Brasil, para que ingreseazcar desde el Brasil, entonces comenzamos aponernos a trabajar todos los sectores, lasorganizaciones intermedias como el Centro deEmpresarios, que ha sido la entidad que los harecibido a todas las dems entidades como ser elMML, la Mesa nacional, CACTU, UCIT, la Uninde Tabacaleros, la Unin de transportistas, diga-

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    mos porque son todos ellos afectados por el pro-blema del azcar, si baja el precio, los serviciosno trabajan, adems los transportes tampoco ytodo el sector comercial tambin se ve afectado,como tambin el sector de los obreros. Entoncescomenzamos a reunirnos en asamblea en los dis-tintos pueblos para que cada uno, cada dirigentede cada pueblo, que representa a los productorescomiencen a armarse para que comiencen a hacerla concentracin ac en Famaill.

    Nos vinimos reuniendo con el Centro deEmpresarios junto con la FET y todo el sectorproductivo y de los servicios como te dije ycomenzamos a trabajar a mandarle carta a lagente, a visitarlos casa por casa y a hacer reunionesen los distintos pueblos de la provincia... (Entre-vista a Celia Iosa, MML y Centro de Empresariosde Famaill).

    El tractorazo, junto con las protestas universitarias en todo el pas y lamovilizacin de empleados pblicos en Tucumn, se articul dentro de unciclo de protesta6 que ubica sus antecedentes en el perodo deposdesregulacin econmica: el tractorazo de julio de 1993 (vaseGiarracca y Teubal, 1995), la Marcha Federal de 1994, cortes de ruta,movilizaciones, protestas, el paro agrario convocado por la FAA y Sociedad

    6 Tarrow (1997) define al ciclo de protesta como una fase de intensificacin de los conflictos y la confrontacinen el sistema social, que incluye una rpida difusin de la accin colectiva de los sectores ms movilizados a losmenos movilizados; un ritmo de innovacin acelerado en las formas de confrontacin; marcos nuevos o transfor-mados para la accin colectiva; una combinacin de participacin organizativa y no organizativa y nuevas secuenciasde interaccin intensificada entre disidentes y autoridades que pueden terminar en la reforma, represin y aveces, en la revolucin. (p. 264)7 Tilly utiliza el concepto repertorio de acciones para expresar una serie de interacciones entre los que detentanel poder y las personas que se declaran con xito portavoces de una base social (constituency); a lo largo de esaserie, los portavoces hacen pblicas sus demandas a favor de cambios en la distribucin o el ejercicio del podery respaldan las demandas con manifestaciones pblicas de apoyo (Tilly, citado por Prez Ledesma, 1994).

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    Rural a principios de este ao. Todos estos acontecimientos conforman loque Tilly denomina repertorio de acciones7 .

    ...tenemos que salir a manifestar y a defen-der nuestra produccin, uniendo nuestro recla-mo a todo el campo argentino que ha elevadosu voz en contra de esta poltica que se dicenacional. Yo dira de esta poltica anti-nacionalque ha condenado al campo a la miseria, alendeudamiento y a la falta de produccin y devida, de generacin de trabajo en esta dcada,como nunca ha ocurrido con el campo. Quienms que los productores caeros hemos sido losprimeros agredidos de un plumazo (Discurso AldoSoldati, Presidente de UCIT).

    El tractorazo expres que las viejas organizaciones azucareras, laUCIT junto a CACTU y FET, deban enfrentar un problema comn a lasnuevas organizaciones y movimientos sociales: cmo coordinar, mantenery dotar de significado a la accin colectiva (Tarrow, 1997, p. 47).

    La movilizacin de las redes sociales a travs de grupos de contacto

    7 La historia de la creacin del MML en Tucumn se origina ante la posibilidad cierta del remate a un productorcaero de un campo de 40 hectreas en noviembre de 1998. Como Ana Mara, dirigente del MML de Santa Fe,nos relata en una entrevista: ... de esos compaeros haba un productor que se funda, entonces ellos van y le dicen:Lalo, vos te vas a dejar sacar todo as noms o vas a pelear?. No, dice, pero cmo quers que pelee?, dice. Vamosa llamar a las mujeres (...) Ellos no conocan nada de nosotros ... y nos mandan llamar, entonces cuando llegamos aTucumn dicen: miren, tquenlas porque es cierto, estn ac [risas] Es increble, que cmo la solidaridad... Bueno, nosdecan tantas cosas... (Entrevista Ana Mara Riveiro, 15/12/98) Ana Mara nos cuenta cmo se organiz el movimientoen Tucumn: Y fue muy lindo, primero porque nosotros sabamos del remate y fuimos a organizar el movimiento.Se organiz el movimiento, a los 15 das se hizo el remate, el remate en realidad se transform en un acto pblico ypoltico, -haba 150 personas aprximadamente- de un montn de organizaciones donde estaba la Unin deCaeros Independientes de Tucumn, ah estn los compaeros de UCIT, estaban los de Federacin Agria, estabantodos, estaba Madres de plaza de Mayo, Hijos, todos, estaba todo el movimiento adelante, as que era una cosa queera la primera vez en Tucumn, entonces nos ponemos de pie, cuando empieza el rematador nos ponemos de pie yempezamos a cantar el Himno Nacional, era una cosa totalmente nueva, el remate en medio del bochinche el rematese hace, lo anulamos y a los 10 das se vuelve a hacer, lo anulamos otra vez.

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    directo e instituciones, ms que la organizacin formal ayuda a mantener laaccin colectiva. Diversos autores resaltaron la importancia de las redessociales: segn Kriesi (1988) las subculturas del movimiento eran las reser-vas en las que se formaba la accin colectiva; para Melucci (1989) las redesdel movimiento ayudan a definir la identidad colectiva; y por su parte Agulhony Margadant (citado por Tarrow, 1997) hablan de la sociabilidad de las co-munidades tradicionales. Estas redes junto a otros aspectos simblicos propiosde las subculturas de la organizacin funcionan como cemento de lasmismas.

    Desde el preciso momento en que las organizaciones decidieronllevar a cabo el tractorazo, la convocatoria y asistencia coordinada, laarticulacin de las demandas, la trascendencia del acto ms all de loslmites provinciales, devinieron para UCIT en cuestiones fundamentales ysignificativas:

    ... hemos estado bastante golpeados, paraorganizar, porque hoy nos han ayudado todoslos sectores, hoy llegamos a salir a manifestar,nosotros solos nos pareca un poco imposible,[en] esto ha ayudado todo, digamos las comuni-dades del interior que se ven castigadas por estasituacin (...) y demuestra que viven de ese efectomultiplicador que siempre sealamos que es laactividad azucarera (Entrevista Aldo Soldati, 12-05-99).

    A diferencia de las redes que establece la UCIT, aquellas que generael MML no slo constituyen un recurso fundamental para su sostenimiento,sino que la organizacin se ha conformado sobre la base de ellas. Ademsel MML construye otros tipos de redes que pueden ser diferenciadas segnse trate de conexiones para producir recursos de tipo econmicos o sim-

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    blicos, o redes solidarias para acudir a parar los remates de campos omaquinarias. La participacin y reclutamiento en el MML involucr relacio-nes preexistentes (de amistad, parentesco) con algn otro participante enla accin colectiva. Como estrategia de expansin, el movimiento se valede las redes para crear filiales en todo el pas. Las mismas ayudan a mantenerla accin colectiva ms aun que la organizacin formal.

    Nos convoc el Centro de Empresarios deFamaill que fue la misma gente por la cualnosotros vinimos a Famaill, armamos Mujeresen Lucha, paramos los remates8 , de manera queya hay no solamente una relacin institucionalcon ellos sino ya hay lazos muy profundos deamistad que los hacemos en medio de la lucha,y de un da como hoy [de lluvia copiosa e inter-mitente], para poder venir en estas condicionesporque uno tiene que tener muchas ganas devenir (Entrevista a Ana Mara Riveiro, 12/5/99).

    A pesar de que, en general, la bibliografa sobre movimientos socialesconcibe la emergencia de los mismos en la ruptura con las instituciones, losmovimientos sociales u organizaciones suelen incorporar a menudo, segui-dores de las mismas instituciones, que algunos autores denominaninstituciones husped o estructuras de reserva de los movimientos, puesfuncionan como organizaciones disponibles como reservas para el

    8 Varios investigadores han demostrado la existencia de esta relacin: Morris (1984) verific que los orgenes delmovimiento por los derechos civiles parta del rol de las iglesias negras. En Italia y A. Latina, la iglesia catlica estimulredes comunitarias de base; el movimiento de mujeres mexicano UELC (Unin de Ejidos Lzaro Crdenas) surgidaa partir de los programas del Estado; el MMTR (Movimiento de Mulheres Trabalhadoras Rurais de Ro Grande DoSul, Brasil) originada a partir del Movimento de los Sin Tierra y de la Comisin Pastoral de la Iglesia, entre otros. Enel caso de la creacin del MML en la provincia de Santa Fe, Argentina, el mismo nace en el seno de una corrienteinterna opositora a la Federacin Agria Argentina, Chacareros Federados. La estrategia del MML se basa enutilizar los recursos de este entorno husped para movilizarse y consolidarse como organizacin autnoma en elagro argentino.

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    reclutamiento de los individuos. Es as como, en el caso de Tucumn, elMML se cre en el seno del Centro de Empresarios de Famaill, institucinhusped que ha funcionado ofrecindole al MML estructuras de solidaridad,redes y consenso preexistentes9 :

    Soy Celia Iosa del MML de Famaill y tambinsoy secretaria del Centro de Empresarios, que esla entidad madre digamos, que desde ah nace elMML a raz de que los productores empiezan avolcar todos sus problemas en el Centro y deci-dimos fundar este movimiento (Entrevista a CeliaIosa 12/05/99).

    Las oportunidades polticas entendidas como las dimensiones delentorno poltico que fomentan o desincentivan la accin colectiva entrela gente (Tarrow, 1997, p. 49) y que incluyen la apertura del acceso alpoder, realineamientos gubernamentales, la divisin entre las elites oen su seno, aliados influyentes, etc. son otro de los recursos que losmovimientos u organizaciones recuperan para estimular y profundizarla accin colectiva.

    El fin de la era menemista10 permite vislumbrar por parte de losmovimientos y organizaciones un momento propicio para el cambio y laposibilidad de inscripcin en el espacio pblico de nuevas demandas as comola reactivacin de aquellas que no haban sido tomadas en cuenta. La UCIT,por su parte, ha visualizado las oportunidades polticas en el contexto delrealineamiento gubernamental de las autoridades provinciales que habra de

    9Con esta expresin nos referimos al final del mandato del presidente Menem en diciembre de 1999, luego dediez aos de su administracin.10 Melucci define a la ideologa de los movimientos sociales como el conjunto de marcos de sentidos que losactores emplean para representar las propias acciones a los otros y a s mismos dentro de un sistema de relacionessociales. Puede distinguirse analticamente los componentes constitutivos de la ideologa como la definicin delactor social que est movilizado; el adversario contra quien el movimiento debe luchar y finalmente los objetivoscolectivos de la lucha. Estos tres elementos analticos estn combinados en un complejo sistema de representaciones(Melucci;1996).

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    producirse a un mes del Tractorazo y tambin las divergencias entre los diputadosy senadores con el Ministerio de Economa en relacin con la decisin tomadapor este ltimo de bajar los aranceles a la importacin de azcar.

    Esto que con esfuerzo, aun pese a lasinclemencias del tiempo, pone triste a Tucucmn,como dice la cancin pareciera que hasta el cielose ha puesto a llorar porque evidentemente enestas condiciones pareciera que a los gobiernosquienes estn planteando ya ha pocos das laeleccin le interesa solamente decir que vamos arecuperar a Tucumn (Discurso de Aldo Soldati).

    Resultaba imperioso movilizar a las nuevas solidaridades que a travsde las redes tejidas con otros movimientos y organizaciones, estimulasen laparticipacin de una heterogeneidad de actores en la accin colectiva. Esas como el MML hizo su aparicin en el escenario caero.

    Accin y discurso: la inscripcin de la demanda en el espaciopblico

    Las luchas de los movimientos sociales no se instalan slo por lasatisfaccin de las necesidades bsicas de los individuos, sino que tambinson luchas culturales por la produccin de sentidos. Como sealamos ante-riormente una de las tareas fundamentales de los movimientos sociales esconstruir marcos de significados ms amplios que sean percibidos einteriorizados por los diversos actores. Los elementos constitutivos11 dedichos marcos se nutren de diversos contenidos culturales y varan segnsea el momento en la trayectoria de la accin colectiva (Melucci, 1996).

    11 La UCIT tiene actualmente representacin en el Congreso desde que un ex presidente de la organizacinacta en el parlamento como Diputado Nacional.

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    Consideramos que los marcos de significado son susceptibles de seranalizados de diversos modos. Nuestra estrategia de abordaje en este trabajo,tal como lo anunciramos en la introduccin, ser focalizada en el anlisisde los discursos de los dirigentes de ambas organizaciones emitidos duranteel Tractorazo.

    En relacin con la UCIT, la celebracin del acto abund en elpronunciamiento de diagnsticos coyunturales, crticas a las polticasgubernamentales, amenazas, ancdotas, promesas, exhortaciones y plegarias.El dirigente, Aldo Soldati, ha sustentado su discurso en la referencia a unpasado mtico, a un momento atemporalizado, en la invocacin de smbo-los culturales tradicionales:

    Cuando en una fecha, en aos gloriosos,debamos estar alegres, preparndonos para rea-lizar una zafra, tenemos que salir a manifestar(...) con estas manifestaciones que tendremosque continuarlas, tendremos que hacer posibleque vuelvan los aos en que las zafras sirvanpara traer alegra y recursos a nuestras familias, anuestros campos... (Discurso, Aldo Soldati).

    Imgenes conocidas, puntos de referencia y cdigos comunes fueronrescatados del pasado por Soldati, a fin de recuperar la legitimidad necesariapara llevar adelante la accin colectiva.

    Como explica Melucci, el retorno a los aos dorados, a la purezaoriginal posee diversas connotaciones culturales. En el mejor de los casospermite a los movimientos sociales combinar antiguos elementos junto anuevas solidaridades, unificar pasado y futuro, expresar nuevas demandascolectivas a travs de simbolismos que provienen de momentos pretritoscomunes.

    Sin embargo en el caso del discurso de Soldati, cabe pensar tambin

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    que dado que la naturaleza del mito alude a la eternidad y a la vigencia, laposibilidad de revitalizarse, de significarse de un otro modo, de producirsentidos diversos deviene improbable. La invariabilidad interna de estasimbologa comporta incluso la percepcin de una idntica invariabilidad enlas estrategias seleccionadas por el dirigente del movimiento caero paraencaminar un curso de accin posible.

    Apelar al uso de los smbolos tradicionales es funcional para reforzarla construccin del consenso y de la identidad colectiva, pero en este casoparticular, demuestra adems, las dificultades de la organizacin caera deresolver el problema de la accin colectiva.

    ... Pero vemos que es duro por los recortesque han dado, vemos que es difcil, entoncesestamos muy preocupados por esta zafra. A vecesno encontramos cul es la solucin. Nos harebasado a nosotros (Entrevista a Aldo Soldati).

    Al respecto nos comenta el dirigente de una agrupacin de caerosdel interior de la provincia:

    Nosotros participamos de la gestin para llevara cabo este acto, somos dirigentes del sur, estuvimosconvocando a los caeros del sur y acercndonosa los gremios representativos que son UCIT y CACTUpara tambin colaborarles, porque a raz de estoscambios muy profundos que se han sucedido enla economa argentina, tambin los gremios delcampo han quedado un poco alejados de la gestiny no se estn haciendo en tiempo los reclamos ylas presentaciones que deberan. Entonces creo quea travs de esto que lo hicimos junto con los

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    gremios, los caeros del Sur, hemos logrado que elcaero empiece a tomar conciencia de la situacinque se est viviendo (Entrevista a un dirigente delIngenio Marapa, 12/5/99).

    El dilema de la UCIT es doble, por un lado, se evidencia la prdidadel poder de movilizacin y convocatoria de la dirigencia, y por el otro, lasedimentacin de la accin que conduce a que por momentos predominela accin individualista de los caeros:

    ...yo no dira que se mantuvieron alejados,yo dira que todos los caeros nos hemos disper-sado estos ltimos aos, porque la actividad...aunque no haba excedentes, la actividad estuvofuncionando ms o menos bien con rentabilidadque nos permita arreglarnos individualmente yeso es grave por que cuando llegan estassituaciones, nuestros gremios no tienen el apoyoeconmico ni tampoco el apoyo que necesita eldirigente de los asociados para poder salir al frentey plantear estas situaciones, digamos que aqulos culpables somos fundamentalmente losmismos productores, los dirigentes tambin so-mos productores de manera que no vamos abuscar a nadie en particula (Entrevista a un diri-gente del Ingenio Marapa, 12/5/99).

    UCIT, como movimiento social tradicional, padece la ausencia delestado como el actor fundamental sobre el cual se configur el escenarioazucarero, con quien pudo anteriormente negociar, a quien hubo de de-mandar proteccin y asistencia. La relacin as establecida deline un modo

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    particular de accin de la dirigencia caera tucumana ante el estado quefue adquiriendo cada vez ms caractersticas conservativas y burocratizadas.El lobby, la vinculacin con los partidos polticos, las presentaciones depetitorios a las autoridades provinciales y nacionales instalados actualmentecomo los modos concensuados y habituales que posee UCIT de inscribir lasdemandas, funcionan en el vaco configurado a partir del retrotraimientodel estado de su rol proteccionista.

    En el caso del MML, el discurso promulgado por Ana Galmarini, unade las dirigentes de la provincia de Santa Fe que irrumpi en este escenariocaero tradicionalmente masculino, tuvo la particularidad de dar expresina aquellos cdigos culturales que innov el movimiento:

    Y es gracias a esa decisin loca, como muchas veces se nos hadicho, de pararnos frente a un martillero, frente a un juez y decirle: ac no vaa haber remate, y comenzamos a cantar el Himno Nacional... La denunciade la represin de un orden, en principio consensuado: ...quiero tambintraerles el saludo de nuestra presidenta Lucy de Cornelis que hace muy pocosdas fue detenida y procesada por tratar de evitar ese acto cruel que son losremates. Y, por ltimo, la condicin de gnero: Porque nosotras, las mujeres,que no somos economistas, que no conocemos demasiado de nmeros, queno tenemos asesores, somos las que da a da, desde nuestras cocinas,administramos las migajas que nos tira este modelo.

    Cuando Ana Galmarini hace su aparicin -en el sentido de Arendt-, las voces colectivas gritan: Pan, tierra, trabajo, remates al carajo!!!, conceptosque se muestran a menudo sintetizando las demandas esenciales de losindividuos, y cuyos significados se construyen en la trama de interaccionesque configuran los marcos culturales de los movimientos sociales. En estesentido, su discurso configura el espacio de aparicin en donde yo aparezcoante otros como otros aparecen ante m.

    Se crea desde la organizacin la poltica de la solidaridad enoposicin a la poltica individual del slvese quien pueda. Como expresala dirigente: Lejos de abatirnos o deprimirnos, hemos salido a combatir esta

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    poltica del slvese quien pueda contraponindole la poltica de lasolidaridad, pero de la solidaridad activa, de la solidaridad en la lucha.

    El tipo de relacin que se estableci con el sistema externo cobrrelieve cuando ste comenz a ser percibido crticamente orientando a losindividuos hacia la bsqueda de un orden nuevo que necesitaba ser comu-nicado: No dejemos que la usura nos saque nuestras casas, nos saque nuestrasherramientas, que nos saque ni un pedazo de nuestras tierras, exclama AnaGalmarini construyendo a travs del discurso un nosotros que involucra atodos los productores y organizaciones ms all de los cultivos y regionesque los diferencien.

    Desde el discurso se potencia una retrica que los impulsa a tumbarel alambrado, ya que ste constituye los lmites de lo tolerable:

    Un periodista una vez le pregunta a unacompaera del MML de La Pampa, la compaeraJoaquina, que se dedica a la ganadera, cmodefinira ella a este modelo econmico. Y ellacomo todo lo relaciona con las vacas, dijo: -yole voy a graficar lo que es este modelo de lasiguiente manera. Imagnense, nos dice ella,imagnense 100 vacas encerradas en una hectreade campo, en un potrero muy chico, con unainmensa tranquera y un inmenso alambrado, lasvacas ah encerradas, almacenadas y hambrientasven frente a ellas una gran pradera, un gran cam-po verde lleno de pasturas, y dice - la vaca es unser irracional y no se da cuenta que empujandotodas juntas esa tranquera y ese alambradopueden salir de ese encierro. Nosotrascompaeras, somos seres racionales, tenemosque animarnos y tenemos que tumbar ese

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    alambrado. Y eso es lo que tenemos que hacerhoy nosotros, compaeros, tenemos quejuntarnos todos, salir todos los que estamossiendo castigados por esta poltica delmenemismo y decir como dijo ac el compaero,Basta ya!

    Esta metfora habilita pensar el sentido que los individuos le otorgana las solidaridades alternativas; pero adems es utilizada como smbolode movilizacin.

    Como sostiene Tarrow (1997), el simbolismo debe proveer resonanciasculturales para tener eco en las mentes de las personas (p.231). En estesentido para Snow y Benford (citado por Tarrow, 1997) una tarea funda-mental de los movimientos sociales consiste en :

    sealar agravios, vincularlos a otros agraviosy construir marcos de significado ms ampliosque puedan encontrar eco en la predisposicincultural de la poblacin y transmitir un mensajeuniforme a quienes ostentan el poder y a otrosestamentos (p. 215).

    El movimiento introdujo cambios en los patrones culturales domi-nantes que reducan a las mujeres rurales al mbito privado del hogar: laidentidad de estas mujeres se conforma as dentro un proceso dual caracte-rizado por la interaccin en las esferas privada y pblica. En el discurso deAna Galmarini la mujer se ubica en la cocina espacio tradicionalmenteconfinado a ella -, pero a la vez le otorga el rol de administradora del hogar.

    La accin colectiva las coloca en una singular posicin de sujeto, lade la resistencia, lugar desde donde se redefine tanto el espacio de lopblico como el tradicional rol femenino que limitaba a la mujer a los espacios

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    de la domesticidad, quebrando el mito que construy un espacio domsti-co al cual las mujeres deban recluirse y en el cual no haba mayor poder einfluencia que preparar una buena comida, cuidar a los enfermos o soar elajuar para las hijas (Torre, C., 1994, p. 228). Se trata de validar este otroespacio de la domesticidad como espacio de poder, poder como potencia,como... capacidad de incidir sobre el mundo o de afectarlo en mayor medi-da, o al menos no en menor medida, de lo que uno es afectado (Amors, C.,citado por Rodrguez, M. T., 1994, p. 425) y, que por su sustancialidad, noes ajeno a la esfera de lo poltico (Bidaseca, 1998).

    En este ltimo, la lucha por los espacios en el mundo caero sedemuestra una vez ms en la misma dinmica de la movilizacin cuando ladirigente se ve obligada a reducir su discurso por la presin que ejercasobre ella uno de los hombres que organiz el evento. Este hecho semanifiesta en dos ocasiones, cuando pblicamente ella denuncia: Me estnapurando un poco, pero un ratito ms me voy a tomar; Bueno ante estasituacin creo que nosotros, y aqu voy a cortar, aunque tengo ms cosaspara decirle, pero me estn apurando...

    Finalmente, podemos ubicar en el orden del discurso la apelacin alo universal, que como expresa Cerdeiras (1998), es propio de las polti-cas de emancipacin:

    Creo que tenemos que levantar los cuatropuntos que tenemos nosotros en nuestro pro-grama y confluir para fines de mayo en ese granparo agrario nacional que est siendo impulsadopor la Federacin Agraria Argentina y otrasorganizaciones del agro, unidos con todos lossectores, con todos los estudiantes, con todoslos docentes, todos los desocupados y todos losmaestros y llevar a esa gran pueblada nacional.

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    Los participantes de la accin colectiva no slo intervienen a partirde una orientacin econmica o racional de la accin; su involucramientose relaciona con la bsqueda de solidaridad e identidad, lo cual es particu-larmente cierto para los movimientos nacidos a partir de los aos 80.

    El MML comparte muchos de los rasgos que caracterizan a estosmovimientos, y en este sentido, se diferencia de la UCIT, en la focalizacinen la autorealizacin de las necesidades de la vida diaria, la creacin de unespacio propio para la accin colectiva, la autonoma del sistema poltico ysu oposicin a la burocratizacin, la produccin de nuevos cdigos culturales,la politizacin de los cuerpos y de la cotidianeidad, su funcionamiento comouna red de pequeos grupos sumergidos en la vida cotidiana que emergi apartir de una problemtica particular: la expropiacin de las chacras.

    El modo de accin de los nuevos movimientos se basa en dosaspectos: la expresin simblica del actuar conjuntamente para lograr queuna demanda sea inscripta en el espacio pblico y los mtodos utilizadospara enfrentar a sus oponentes. En relacin con el primer aspecto, a dife-rencia de las organizaciones o movimientos anclados en el viejo paradigmaque como la UCIT centran su accin a partir de la organizacin constituidajerrquicamente, los nuevos actores de la protesta rural como lo es el MML,se caracterizan por la poca importancia que le otorgan a las formasorganizacionales, estableciendo relaciones horizontales y una demarcacinespuria entre miembros y lderes, a travs de las cuales se prioriza lacomunidad a la organizacin. Otra de las caractersticas de estos movimientoses la fusin entre roles pblicos y privados, lo que destaca la falsa dicotomaatribuida a ambas esferas.

    En relacin con el segundo aspecto, los nuevos movimientos utilizanmtodos poco convencionales para enfrentar al enemigo, desechando en-tre ellos los procesos de reforma o negociacin con el poder. Este rasgodistingue al MML de la UCIT, siendo el discurso el mejor instrumento paraevaluar dicha diferencia. El discurso del MML ha sido formulado en trmi-nos negativos: Basta ya!, No va a haber ms un remate, no dejemos que la

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    usura nos saque nuestras casas, nos saque nuestras herramientas, que nossaque ni un pedazo de nuestras tierras, no les demos ms tregua, etc. Lautilizacin de esta lgica de la negatividad apela a la naturaleza no negociablepropia del MML que queda expresada una vez ms en el discurso en lautilizacin de las antinomias: nosotros/ellos, riqueza/miseria, poltica delslvese quien pueda/poltica de la solidaridad.

    Podemos percibir en la Declaracin promulgada en la Reunin Naci-onal de Entidades Caeras que la UCIT junto a la Federacin Econmica deTucumn, a la Unin de Caeros Independientes de Salta y Jujuy y al Cen-tro de Agricultores Caeros de Tucumn, previo al tractorazo, reclaman laparticipacin de los actores institucionalizados para resolver sus demandas yconflictos, reafirmando de este modo la apelacin a los mecanismostradicionales de negociacin y adaptacin:

    En el grave y crtico momento actual por elque est atravesando la actividad y teniendo pre-sente su poderoso efecto multiplicador en todala economa regional del noroeste argentino, sehace imperiosamente necesaria la solidaridad detodos los afectados, con la conduccin y aval delos gobiernos provinciales y nacionales los quedebern abandonar su actividad pasiva de sermeros espectadores de un proceso que hasta elpresente han renunciado a orientar (Declaracindel 17 de marzo de 1999).

    Ya que el MML ha sido una organizacin formada recientemente,carece de aquellos recursos estables (estructura organizativa, acceso al es-tado12 ) que la UCIT ha ido incorporando a lo largo de los aos. Dado lo cual

    12 Entendemos por relaciones de gnero tanto a aquellas construcciones sociales y espacio-temporales espe-cficas, como a las adscripciones culturales que se encuentran sometidas a transformaciones permanentes que sevinculan con los cambios histricos, polticos y econmicos en los niveles micro y macro.

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    debe utilizar el desafo colectivo como forma especfica de accin colectiva.

    La construccin social de las relaciones de gnero en eltractorazo

    Los an escasos trabajos acerca de las relaciones de gnero13 en elagro tucumano coinciden en resaltar el predominio de relaciones patriarcalesy la reproduccin de un orden que subordina a la mujer en dos sentidos: ala estructura econmica y social, en la que se destaca la invisibilidad de lamujer en el nivel laboral: la mujer en la finca caera no trabaja, ayuda(Giarracca, 1998), y en la cotidianeidad, espacio en el cual la mujer debesubordinarse a los miembros masculinos de la familia instalndose de estemodo pautas jerrquicas y asimtricas en las relaciones familiares: el hombre[tucumano] es muy machista... y muy conservador, entonces no le gusta quela mujer participe (Entrevista a Celia Iosa, 28/7/99).

    Paradjicamente, en el espacio privativo de la mujer el hogar-, elcontrol ejercido por los hombres se refuerza a travs del manejo de dife-rentes recursos (monetarios, simblicos, etc.) que llegan incluso a naturali-zar y exasperar las formas de violencia no slo fsicas, sino tambin simb-licas, impuestas sobre ellas.

    Resulta fundamental introducir entonces en este anlisis, el conceptode poder. El poder es constitutivo de las relaciones que estructuran de-terminadas sociedades y el modo en que stas construyen su propiaconcepcin de gnero. En este sentido, entendemos el poder como deter-minado estructuralmente, pero a su vez siendo reproducido y transformadopor la accin humana en las interacciones cara a cara. Como expresa Giddens(1997), los actores no estn totalmente determinados por las estructuras, nison totalmente libres para actuar. Las relaciones de gnero son continua-mente reproducidas en las interacciones sociales, encuentros, por hombres

    13 Los mismos se acentuaron en Tucumn, en la localidad de La Simona recientemente

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    y mujeres, otorgando la singularidad que es propia de cada espacio social.En el mundo rural tucumano, la posicin de dominacin que los

    hombres ejercen en los mbitos privados en las fincas caeras, en lascasas- se traslada a contextos ms amplios: el pueblo, la comunidad, laesfera pblica, la poltica, las organizaciones agrarias, etc. En estas ltimas,la mujer no tiene representacin. En cierto modo, la construccin social degnero en estos espacios dominados por los hombres, de los cuales ademsellas se encuentran marginadas, se vincula con la percepcin de otro tipode invisibilidad de las mujeres en tanto actores sociopolticos legtimos.

    Sin embargo, evidenciamos intersticios a travs de los cuales algunasmujeres ponen en acto su capacidad de resistir este orden excluyente,negociando ciertas prcticas, rebelndose o construyendo espacios alterna-tivos. Este es el caso de una de las fundadoras del MML en Tucumn yorganizadora del Tractorazo:

    Esto es una verdad que la estamos viviendo yla estamos viviendo desde hace mucho tiempo.Entonces no podemos permitir que las entidadesbancarias por una poltica de usura que estnhaciendo ellos, comiencen a quitar los campos,porque eso es lo que estn haciendo ahora, poreso es que las MML estamos tambin ac yestamos tratando de sumar gente hoy, sin ir mslejos mucha gente de distintos pueblos se estsumando al Movimiento porque ven ellos queestn en una mala situacin y la nica forma esque salgamos a la calle a gritar, parando los re-mates, no es esa la solucin pero s de esta for-ma queremos que el gobierno de una respuestaviable. De una respuesta viable para que el sectorproductivo siga trabajando y que a los productores

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    no los despojen de sus tierras porque es una for-ma ms de agredir a las necesidades populares(Entrevista a Celia Iosa, 14/5/99).

    Este proceso incipiente de construccin de una nueva identidad sedesencadena a partir de un cambio en la autopercepcin de la mujer cuandocomienza a descubrir la potencialidad de su voz y de su capacidad deorganizacin, y en tanto empieza a elaborar su propia percepcin del mun-do. En este proceso de reconstruccin identitaria los individuos se reconoceny reconocen la alteridad y modifican en sus trayectos sus propias biografas.

    Es desde este lugar, desde donde la mujer puede resistir doblementea la dominacin masculina y econmica y a partir del cual se coloca en laposicin de mediadora entre el estado y la familia: Hoy se ve la mujer en laobligacin, o en la necesidad de buscar otra fuente de ingreso. Algunas mujeresvenden tamales, hacen locro, venden tartas muy ricas, salen ellas a buscar eltrabajo, que jams hubiera querido el marido que lo haga (Entrevista a CeliaIosa, 28/7/99).

    El encuentro entre la UCIT una organizacin tradicionalmentemasculina que reproduce en su seno las relaciones jerrquicas y patriarcalescotidianas- y las mujeres del MML en el Tractorazo puede pensarse comoparte de un proceso de reconstruccin de la identidad femenina o como unhecho casual, no premeditado?

    Al responder a este planteo, inmediatamente aparecen dos cuestionesfundamentales: la aparicin de las mujeres en el espacio pblico espaciodentro del mundo que los hombres necesitan para aparecer-, por un lado,y por el otro la posibilidad de incidir en el curso de accin de las organizacionesagrarias. Es decir, lo que aparece detrs de una concepcin que restringeel espacio de accin de la mujer a los roles tradicionales de ama de casa, deesposa, madre, etc. es la mujer con capacidad de agencia (Giddens, 1997;Long, 1992).

    En el momento en que la UCIT comparte el espacio pblico con las

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    mujeres del MML les habilita la entrada en tanto mujeres y en tantomovimiento de mujeres, adems de posibilitarles la penetracin en elmundo caero. El ingreso a dicho mundo se manifiesta a travs de variossentidos: las mujeres no slo colonizan espacios privativos de los hombres,sino que se presentan como interlocutores vlidos y legtimos ante ellos:

    ... de esos compaeros haba un productorque se funda, entonces ellos van y le dicen: Lalo,vos te vas a dejar sacar todo as noms o vas apelear? No, dice, Pero cmo quers que pelee?dice. Vamos a llamar a las mujeres. Dice: Lasmujeres me van a venir a defender a m? S, lasmujeres. Ellos no conocan nada de nosotras...llaman a la APYME de Rosario, las pequeas ymedianas empresas de Rosario [aclara], piden elnmero nuestro y nos mandan llamar, entoncescuando llegamos a Tucumn dicen: Miren,tquenlas porque es cierto, estn ac! [risas] Esincreble, que cmo la solidaridad..., bueno nosdecan tantas cosas... (Entrevista Ana MaraRiveiro, 15/12/98).

    Ac ha hablado una mujer del grupo de lasMujeres en Lucha, bueno, tambin sta era unacosa novedad, pero en los ltimos aos la crisisque en muchos casos ha superado al hombre,ha llevado a lo mismo a la familia o ha hechoque tambin las mujeres se sientannecesariamente llevar a cabo, este..., tambin suprotesta. Lucy de Cornels en La Pampa, que esun poco la que capitaliza todo esto, la culconozco, por cierto, ha salido a luchar, ha salido

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    a luchar y ahora, cada vez que estn tratando dedesalojar gente, porque estn rematando cosas,salen ellas a luchar. Creo que la demostracinque estn haciendo las mujeres, las mujeres delcampo que no tenan experiencia, que ademseran mansas amas de casa, han salido a lucharest diciendo que alguna cosa nueva estocurriendo en la Repblica (Entrevista aHumberto Volando, Diputado Nacional, Ex-diri-gente de FAA, 14/5/99).

    Ahora bien, Podemos interpretar este hecho como un cambio en lapercepcin valorativa de los hombres tucumanos con respecto a la accinde las mujeres? O tenemos que entenderlo como algo inevitable, necesarioe impostergable que se relaciona con la urgencia de la UCIT de refundar laaccin colectiva?

    Ahora han empezado a participar un poco mslas mujeres porque han empezado a entrar un pocoen poltica. Por qu? Porque la ley del cupo lasobliga, los obliga a los hombres a que participsen una lista, entonces los hombres te buscan y tebuscan y te buscan porque si no ellos no puedenser candidatos, tienen que buscar una mujer quesea segunda. Eso ha hecho en cierto modo quela mujer participe ms, pero hace 18 aos atrs, lamujer que estaba en poltica era tremendamentecastigada y la golpeaban incluso las mismasmujeres, y por supuesto los varones tambin, por-que se prestaba para todo [el entrecomillado esnuestro] (Entrevista a Celia Iosa, 28/7/1999).

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    A partir del Tractorazo como hecho fundante del ingreso de lasmujeres del MML al mundo caero- se revela que la mujer comienza a serreconocida como influyente en la esfera poltica, convirtindose as en lamirada de los otros, en un actor visible y especfico. No obstante, lo que apartir de una mirada superflua y ftil, podra considerarse un cambio impor-tante en las relaciones de gnero en el agro tucumano, lo que continareproducindose es la asimetra en las relaciones de poder entre los gnerosy una racionalidad masculina instrumental que subvierte, pero slo enapariencia, la invisibilidad a la que hacamos referencia.

    En el Tractorazo esto qued manifestado por ejemplo, en los saludosiniciales de los discursos de los distintos dirigentes caeros, empresariales yde otras entidades, ya que ninguno se dirigi explcitamente a las MML; ytambin en la serie de interrupciones que el dirigente de la FederacinEconmica de Tucumn hizo al discurso de Ana Galmarini:

    Yo pienso que la actitud que ha tenido laFET [Federacin Econmica de Tucumn], por-que te cuento que no queran que hable [ladirigente santafesina del MML]. Nosotrostenamos un espacio para el Centro deEmpresarios y como estbamos en campaaspolticas nos dicen: ninguno puede hablar. Perodice Robn [miembro de la FET y de la CmaraMercantil Empresaria], por un pedido especialdel Centro de Empresarios el lugar que lecorresponde al Centro se lo dan a las mujeres....A unas mujeres?! Porque as ha dicho en lareunin: qu son las MML?, que no s quienesson. As ha dicho. (...) Y en todo momento, nos si vos has visto le comenta a la entrevistadora-que le quera cortar el discurso. Incluso la gente

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    de ac me han dicho: muy bien las chicas, queamorosas que son, pero muy mal la actitud dela gente de la FET que no las han dejado termi-nar de hablar. Pero ella lo ha quemado muybien al tipo. Dicen que ha sido un repudio naci-onal el tema de la actitud que han tenido conella (Entrevista a Celia Iosa, 28/7/1999).

    As, las interrupciones que la dirigente del MML debi afrontar du-rante su discurso vienen a confirmar, de otro modo, las imbricaciones delpoder en las relaciones de gnero:

    Y siempre la mujer, y porque es mujer, por-que es mujer. Les molesta el hecho de que unamujer participe. Yo te digo que en la FederacinEconmica hay una sola mujer dentro de la FET.La FET est compuesta por una serie de cmaras,entre esas est UCIT que pertenece a la parte dela produccin que son asociados, en toda la FEThay una sola mujer, que representa a la cmarade la agencia de quiniela y esa mujer s es ciertoque ellos la halagan y todo pero a la hora de laverdad no participa en nada (Entrevista a CeliaIosa, 28/7/99).

    Tal otro modo tiene que ver con las luchas metadiscursivas a tra-vs de las cuales las mujeres crean y resignifican su identidad de gneroante los actores y ante las adscripciones culturales y poltico-ideolgicas quelas interpelan. En estas batallas semiticas se materializa una disputa porla hegemona de los significados pblicos, y en su curso, las definiciones delmundo y las identidades precarias son resignificadas.

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    El MML al igual que otros movimientos de mujeres sin haber procu-rado conscientemente un cambio en los patrones ideolgicos en los que sefunda la femeneidad, est produciendo una transformacin en la concienciay el rol femenino (Kaplan, 1982; Swerdlow, 1982, citado por Feijoo y Gogna,1985). Esto se torna explcito cuando comienzan a compartir, negociar ydisputarse el lugar que simboliza el poder de los hombres.

    Reflexiones finales

    A partir de esta trayectoria conceptual y emprica podemos concluirque las condiciones de posibilidad del encuentro entre la UCIT y el MMLocurren en varias dimensiones.

    La primera se relaciona con la expansin del campo de laconflictualidad de lo social y que se expresa en la irrupcin de las accionescolectivas de la protesta rural. En este contexto los diversos actores negociane interactan la inscripcin de sus demandas en el espacio pblico entendi-do como lugar de constitucin y expresin de la ciudadana, y lo hacen atravs de la accin y el discurso, de la verbalizacin y la simbolizacin. Siacordamos con que en el desarrollo de las acciones colectivas se resignificael sentido de la accin misma, podemos reconocer tambin que otro sen-tido el del gnero- adquiere un nuevo significado y por el cual sereconstituye su identidad precaria, y a partir del cual ser vistas implica elreconocimiento de la alteridad.

    En una segunda dimensin puede interpretarse el encuentro comoinmerso en un proceso de deterioro de la identidad por la amenaza quecotidianamente corroe la autoidentidad de los campesinos caeros al versesumergidos en situaciones de endeudamiento financiero -resultantes de laaplicacin de polticas de ajuste- que conllevan indefectiblemente a la prdidade las tierras por falta en los pagos14 .

    14 Los mismos se acentuaron en Tucumn, en la localidad de La Simona recientemente

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    Una tercera dimensin del encuentro evidencia que los nuevos yviejos actores fusionan las demandas y formas de accin introducindoseen procesos que o bien intentan recrear o descomponer la vieja matrizsociopoltica bien construir nuevas. Los nuevos actores sociales abandonanla subordinacin y referencia constante hacia el Estado, tornndose msautnomos, ms simblicos y ms orientados hacia la identidad yautoreferencia que a lo instrumental y reivindicativo (Garretn, 1996). Deeste modo conjuntamente a las viejas organizaciones otorgan mayorcomplejidad y diversidad a las acciones colectivas.

    Si bien caracterizamos a la UCIT como un viejo actor, considera-mos que el ingreso del MML al mundo caero ha sido posible dada laflexibilidad de esta organizacin que en este contexto permite recrear oconstruir nuevas matrices sociopolticas. En otro sentido, la posibilidad delencuentro ha sido posible dada una de las caractersticas constitutivas delas nuevas organizaciones: las redes sociales, que como dice Melucci confierencierta continuidad y estabilidad a las identidades de individuos y grupos ensistemas sociales (Melucci, 1994). Atravs de las redes, el MML, en tantoorganizacin se ha instaurado como pivote sobre el que las mujeres y otrosgrupos pueden construir nuevas identidades o reconstruir identidades dete-rioradas y fragmentadas.

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    Resumen

    Abordaremos este trabajo haciendo una analoga con los viejos ynuevos paradigmas polticos (Offe, 1985), introduciendo la conceptualizacinde viejos y nuevos movimientos sociales, e intentaremos comprendera partir de sta el surgimiento y desarrollo de dos organizaciones del agroargentino, la Unin de Caeros Independientes de Tucumn (UCIT) y elMovimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha (MML), en sus formasde organizacin, en su composicin genrica y en sus acciones y narrativasen el escenario de la accin colectiva de protesta exasperada en estosltimos aos, que supone un lugar de encuentros, interacciones y posibilidadde alianzas. La eleccin de estas organizaciones fue motivada por la existenciade varios elementos que nos permitan abordar su anlisis a partir de unaestrategia que priorizaba por un lado, la sedimentacin y la disrupcin de laaccin colectiva, y por el otro, la cuestin de gnero.

    Palabras claves: acciones colectivas, protesta, organizacin, gnero,discurso.