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17 Bilbao seis meses para acabar es- te 2017 me atrevo a con- firmar que Déjame salir es y será el mayor fenómeno cine- matográfico del año. El director novato Jordan Peele ha llevado a cabo el milagro de los panes y los peces. Su debut de menos de cinco millones de dólares ha re- caudado doscientos solo en Es- tados Unidos. A veces detrás de estos sleepers de la taquilla se en- cuentra una orquestada opera- ción de marketing. Envases atractivos con indecentes conte- nidos. Pero no estamos ante uno de esos casos. La crítica mundial ha secundado el fenó- meno. Déjame salir es algo más que la manida frase “la película de terror del año”, es ya un clási- co del cine de terror, y una de las mejores películas sobre… ¡La esclavitud en los Estados Uni- dos! La premisa es un auténtico tó- pico del séptimo arte. Chris, un joven negro, se prepara para co- nocer a los padres de su novia, un matrimonio blanco adinera- do. Ella está convencida de que el conflicto racial no será tal, convencida de la falta de prejui- cios de su familia. Idéntica situa- ción a la que vivió Sidney Poitier en el clásico de 1967 Adivina quién viene a cenar esta noche. Tra- tándose de una cinta de terror no es necesario decir que las co- sas se complicarán. Pero Déjame salir va mucho más allá del horror de multisa- las. En un ejercicio de astucia, Jordan Peele ha usado los recur- sos del género para hablarnos de la situación de la población negra en Estados Unidos. La Proclamación de la Emancipación de Lincoln que anunciaba que todos los esclavos serían libera- dos, data de 1863. Lamentable- mente ponerla en práctica ha si- do un proceso lento que se ha alargado hasta nuestros días. Es evidente que la población negra americana ya no lleva grilletes. Se puede ser estrella, presidente de una empresa o Presidente de los Estados Unidos siendo ne- gro. Tan cierto como que estos casos siguen siendo excepcio- nes dentro un colectivo que continúa deprimido. Un dato clarificador: a pesar de repre- sentar el 12 % de la población total del país, alcanzan el 40 % si hablamos de población encar- celada. Su situación laboral tam- poco se ha equiparado. Los ne- gros ya no son esclavos, pero continúan siendo la mano de obra de la nación de las barras y estrellas. Déjame salir representa esta situación en el tablero recu- rriendo a otro nuevo método de dominación de blancos so- bre negros al margen de la ley, y nos prepara para una nueva re- volución. Jordan Peele ya era un respe- tado cómico en Estados Unidos antes de ponerse a dirigir, y no ha perdido el sentido del hu- mor en su salto a la dirección. La comedia hace digeribles las peliagudas situaciones que se suceden durante el metraje. Quizá ayuda el hecho de que Peele es precisamente hijo de madre blanca y padre negro, por lo que era inevitable la auto- parodia. Durante el metraje, el protagonista de la película reci- be frases como “He votado a Obama por segunda vez y volve- ría a hacerlo una tercera” o “Los negros tenéis un físico supe- rior”. El equivalente a la triste pero habitual “No soy racista. Tengo un amigo negro”. Al frente del reparto encon- tramos a Daniel Kaluuya, actor al que muchos conocerán por el segundo episodio de la exitosa teleserie británica Black Mirror. En 15 millones de razones se usaba la ciencia ficción para realizar una efectiva crítica a la telebasu- ra y el abuso tecnológico. Kaluu- ya demuestra de nuevo que su rostro es ideal para interpretar a personajes atrapados en situa- ciones límite. Pero tan impor- tante como el casting es el uso del sonido en el film. La película incorpora de forma magistral a la trama su inquietante banda sonora. Déjame salir es una alternativa inteligente a películas como 12 años de esclavitud o la reciente El nacimiento de una nación. Una forma menos cruda pero igual de efectiva de quitarle la sábana a los fantasmas que han perse- guido a la población afroameri- cana, pero igualmente inteli- gente. No es género para negros “El negro siempre muere pri- mero”. ¿Quién no ha oído esta supuesta golden rule del cine de terror? Quizá se deba a que he- mos visto morir a personajes afroamericanos en películas tan emblemáticas como El resplan- dor o Alien, pero se trata de una afirmación que está muy lejos de ser norma. De hecho, un es- tudio que analiza las películas más taquilleras del género con- cluye que se trata de una situa- ción que únicamente se da en el 5 % de los casos, frente al 89 % de los personajes caucásicos. De hecho, la tasa de mortalidad de los personajes negros se sitúa en un 31 %, frente al 42 % de los blancos. Esto significa que la muerte ha respetado a la pobla- ción afroamericana en el géne- ro, no que no haya habido dis- criminación. Su rol principal en este tipo de cine ha sido el de bu- fón de la corte. Tipo gracioso que acompaña al protagonista caucásico. Déjame salir es un in- tento más de que esta situación se normalice. La clave está en que más directores negros pue- dan ponerse detrás de las cáma- ras. Ramón Yarritu A ‘Déjame salir’, la esclavitud nunca abolida Kaluuya demuestra que su rostro es ideal para interpretar a personajes atrapados en situaciones límite Contar para vivir or qué seguimos escribiendo? Esta es la pregunta que sobre- vuela el documental Vida y fic- ción, que han ideado y dirigido Edurne Portela y José Ovejero. A través de la mira- da de dieciséis escritores, la cinta ahonda en las razones por las que aún hoy –en un tiempo en el que la literatura, como apunta Ovejero, “está atravesando un pe- ríodo de crisis”–, los autores siguen cre- yendo en la palabra escrita. Pero no se trata de entrevistas al uso, en las que los escritores nos contasen las bon- dades de su última obra. El documental se acerca a ellos como si la cámara no estu- viese allí, “como si estuviesen pensando en voz alta”, y los conocemos en su espa- cio, en su casa, en un parque y, por qué no, en la cama. Acompañamos a Rosa Montero en un paseo con sus perros, jugamos al billar con Juan Gabriel Vásquez, observamos el Casco Viejo bilbaino con Aixa de la Cruz. Conversamos con ellos, como el mano a mano entre Sara Mesa e Hipólito Nava- rro, o entre Ana Merino y Manuel Vilas. Porque en el fondo, qué es escribir: “una manera de conocerte a ti mismo, de trans- figurarte y de relacionarte con los demás, de huir o ser otra persona”, que diría Fer- nando Royuela. “Un territorio de desaho- go, incluso de lo que no podría contarse uno mismo”, que añadiría Luisgé Martín. “Un acto de rebeldía”, en palabras de Ra- fael Reig, “en el que el escritor ha de to- mar partido”. En una sociedad en la que la literatura tiene cada vez menos peso, el documental reivindica la figura del escritor y descubre que se mantienen temas comunes en la mayoría de los autores entrevistados: la in- fancia, la memoria, el dolor, el espacio, la muerte, el yo... Pero no sólo nos queda- mos en sus palabras, también en sus ges- tos, en sus miradas, en sus sonrisas y obse- siones. Escribir puede ser un desahogo, una manera de pelearse con la sociedad, la in- trospección de quien busca saber más de sí mismo y del otro. Pero sobre todo es una necesidad. Y como subraya Ovejero en el documental “lo que importa es escribir”. A. O. ¿P José Ovejero y Edurne Portela presentan ‘Vida y ficción’, un documental en el que ahondan sobre la necesidad de seguir escribiendo a partir de la mirada de dieciséis escritores

Bilbao 17 ‘Déjame salir’, la esclavitud nunca abolida · co del cine de terror, y una de las mejores películas sobre… ¡La esclavitud en los Estados Uni-dos! La premisa es

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17B i lbao

seis meses para acabar es-te 2017 me atrevo a con-firmar que Déjame salir es y

será el mayor fenómeno cine-matográfico del año. El directornovato Jordan Peele ha llevadoa cabo el milagro de los panes ylos peces. Su debut de menos decinco millones de dólares ha re-caudado doscientos solo en Es-tados Unidos. A veces detrás deestos sleepers de la taquilla se en-cuentra una orquestada opera-ción de marketing. Envasesatractivos con indecentes conte-nidos. Pero no estamos anteuno de esos casos. La críticamundial ha secundado el fenó-meno. Déjame salir es algo másque la manida frase “la películade terror del año”, es ya un clási-co del cine de terror, y una de lasmejores películas sobre… ¡Laesclavitud en los Estados Uni-dos!

La premisa es un auténtico tó-pico del séptimo arte. Chris, unjoven negro, se prepara para co-nocer a los padres de su novia,un matrimonio blanco adinera-do. Ella está convencida de queel conflicto racial no será tal,convencida de la falta de prejui-cios de su familia. Idéntica situa-ción a la que vivió Sidney Poitieren el clásico de 1967 Adivinaquién viene a cenar esta noche. Tra-tándose de una cinta de terrorno es necesario decir que las co-sas se complicarán.

Pero Déjame salir va muchomás allá del horror de multisa-las. En un ejercicio de astucia,Jordan Peele ha usado los recur-sos del género para hablarnosde la situación de la poblaciónnegra en Estados Unidos. LaProclamación de la Emancipaciónde Lincoln que anunciaba quetodos los esclavos serían libera-dos, data de 1863. Lamentable-

mente ponerla en práctica ha si-do un proceso lento que se haalargado hasta nuestros días. Esevidente que la población negraamericana ya no lleva grilletes.Se puede ser estrella, presidentede una empresa o Presidente delos Estados Unidos siendo ne-gro. Tan cierto como que estoscasos siguen siendo excepcio-nes dentro un colectivo quecontinúa deprimido. Un datoclarificador: a pesar de repre-sentar el 12 % de la poblacióntotal del país, alcanzan el 40 % sihablamos de población encar-celada. Su situación laboral tam-poco se ha equiparado. Los ne-gros ya no son esclavos, perocontinúan siendo la mano deobra de la nación de las barras y

estrellas. Déjame salir representaesta situación en el tablero recu-rriendo a otro nuevo métodode dominación de blancos so-bre negros al margen de la ley, ynos prepara para una nueva re-volución.

Jordan Peele ya era un respe-tado cómico en Estados Unidosantes de ponerse a dirigir, y noha perdido el sentido del hu-mor en su salto a la dirección.La comedia hace digeribles laspeliagudas situaciones que sesuceden durante el metraje.Quizá ayuda el hecho de quePeele es precisamente hijo demadre blanca y padre negro,por lo que era inevitable la auto-parodia. Durante el metraje, elprotagonista de la película reci-

be frases como “He votado aObama por segunda vez y volve-ría a hacerlo una tercera” o “Losnegros tenéis un físico supe-rior”. El equivalente a la tristepero habitual “No soy racista.Tengo un amigo negro”.

Al frente del reparto encon-tramos a Daniel Kaluuya, actoral que muchos conocerán por elsegundo episodio de la exitosateleserie británica Black Mirror.En 15 millones de razones se usabala ciencia ficción para realizaruna efectiva crítica a la telebasu-ra y el abuso tecnológico. Kaluu-ya demuestra de nuevo que surostro es ideal para interpretar apersonajes atrapados en situa-ciones límite. Pero tan impor-tante como el casting es el uso

del sonido en el film. La películaincorpora de forma magistral ala trama su inquietante bandasonora.

Déjame salir es una alternativainteligente a películas como 12años de esclavitud o la reciente Elnacimiento de una nación. Unaforma menos cruda pero igualde efectiva de quitarle la sábanaa los fantasmas que han perse-guido a la población afroameri-cana, pero igualmente inteli-gente.

No es género para negros“El negro siempre muere pri-

mero”. ¿Quién no ha oído estasupuesta golden rule del cine deterror? Quizá se deba a que he-mos visto morir a personajesafroamericanos en películas tanemblemáticas como El resplan-dor o Alien, pero se trata de unaafirmación que está muy lejosde ser norma. De hecho, un es-tudio que analiza las películasmás taquilleras del género con-cluye que se trata de una situa-ción que únicamente se da en el5 % de los casos, frente al 89 %de los personajes caucásicos. Dehecho, la tasa de mortalidad delos personajes negros se sitúa enun 31 %, frente al 42 % de losblancos. Esto significa que lamuerte ha respetado a la pobla-ción afroamericana en el géne-ro, no que no haya habido dis-criminación. Su rol principal eneste tipo de cine ha sido el de bu-fón de la corte. Tipo graciosoque acompaña al protagonistacaucásico. Déjame salir es un in-tento más de que esta situaciónse normalice. La clave está enque más directores negros pue-dan ponerse detrás de las cáma-ras.

Ramón Yarritu

A

‘Déjame salir’, la esclavitudnunca abolida

Kaluuya demuestra que su rostro es ideal para interpretar a personajes atrapados en situaciones límite

Contar para viviror qué seguimos escribiendo?Esta es la pregunta que sobre-vuela el documental Vida y fic-

ción, que han ideado y dirigido EdurnePortela y José Ovejero. A través de la mira-da de dieciséis escritores, la cinta ahondaen las razones por las que aún hoy –en untiempo en el que la literatura, comoapunta Ovejero, “está atravesando un pe-ríodo de crisis”–, los autores siguen cre-yendo en la palabra escrita.

Pero no se trata de entrevistas al uso, enlas que los escritores nos contasen las bon-dades de su última obra. El documental seacerca a ellos como si la cámara no estu-viese allí, “como si estuviesen pensandoen voz alta”, y los conocemos en su espa-cio, en su casa, en un parque y, por qué

no, en la cama.Acompañamos a Rosa Montero en un

paseo con sus perros, jugamos al billarcon Juan Gabriel Vásquez, observamos elCasco Viejo bilbaino con Aixa de la Cruz.Conversamos con ellos, como el mano amano entre Sara Mesa e Hipólito Nava-rro, o entre Ana Merino y Manuel Vilas.Porque en el fondo, qué es escribir: “unamanera de conocerte a ti mismo, de trans-figurarte y de relacionarte con los demás,de huir o ser otra persona”, que diría Fer-nando Royuela. “Un territorio de desaho-go, incluso de lo que no podría contarseuno mismo”, que añadiría Luisgé Martín.“Un acto de rebeldía”, en palabras de Ra-fael Reig, “en el que el escritor ha de to-mar partido”.

En una sociedad en la que la literaturatiene cada vez menos peso, el documentalreivindica la figura del escritor y descubreque se mantienen temas comunes en lamayoría de los autores entrevistados: la in-fancia, la memoria, el dolor, el espacio, lamuerte, el yo... Pero no sólo nos queda-mos en sus palabras, también en sus ges-tos, en sus miradas, en sus sonrisas y obse-siones.

Escribir puede ser un desahogo, unamanera de pelearse con la sociedad, la in-trospección de quien busca saber más desí mismo y del otro. Pero sobre todo es unanecesidad. Y como subraya Ovejero en eldocumental “lo que importa es escribir”.

A. O.

¿P

José Ovejero y Edurne Portela presentan ‘Vida y ficción’, un documental en el que ahondansobre la necesidad de seguir escribiendo a partir de la mirada de dieciséis escritores