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107 E l espacio privado de la villa de Bilbao era el ámbito destinado a la vivienda, en contraposición a la dedicación cívica y comunitaria del espacio público. El fuero de Logroño, incluido en la carta-pue- bla de Bilbao, reconoce entre sus principios la inviolabilidad del domicilio. Pero aunque el espacio privado era fundamentalmente el lugar dedicado a la vivienda, realmente los usos eran combi- nados, pues un ele- vado número de ca- sas servían también como tiendas abier- tas al público. Sin embargo, la diferen- cia entre espacio pú- blico y privado no se reduce simplemente al distinto uso al que se someten sino también a la diferente evo- lución que cada uno de ellos sufre. El espa- cio público, la red viaria fundamentalmen- te, se mantiene por lo general inalterable una vez creado. Siguiendo la ley de perma- nencia del plano, la estructura de la villa de Bilbao se ha conservado desde la fundación en 1300 hasta la actualidad sin cambios sus- tanciales, salvo los derivados de los ensan- ches de algunas calles y otras obras meno- res. El espacio privado, por el contrario, ha desaparecido por completo. En la actuali- dad no pervive en Bilbao, salvo el caso de los edificios religiosos y un ejemplo aisla- do, ningún resto de las edificaciones medie- vales de la villa. Si el plano es respetado por el paso de los años, no le ocurre lo mismo a la edificación que sobre él se asienta, víctima constante de ampliaciones, derribos y reconstrucciones. Por ello, el estudio del espacio privado debe abordarse fundamentalmente a través de las manzanas y los solares, los cuales si han mantenido su morfología original con el paso de los años. El análisis de la es- tructura de las vi- viendas medieva- les en Bilbao debe hacerse desde la comparación con otras villas que sí han mantenido al- gún resto edifica- torio de aquella época y también desde las fuentes documentales y gráficas, muy útiles éstas últimas a este respecto. 7.1. Las manzanas y los solares Delimitado por las calles y los cantones aparece un espacio edificable: la manzana. Dado el trazado regular de la mayor parte de las villas vizcaínas lo común fue que las manzanas tuvieran una estructura rectan- gular, pudiendo ser simples, formadas por una sola hilera de casas, o dobles, con dos hileras de casas que contraponen sus zagueras. En este segundo caso, entre las zagueras de las casas aparece un estrecho y alargado paso llamado de diferentes mane- ras (cárcava, albañal, servidumbre de luces o servidumbre de aguas), paralelo a la calle y transversal a los cantones. En la villa de Bilbao la mayor parte de las manzanas fueron dobles, siendo las ser- vidumbres tremendamente estrechas. 7. El espacio privado EL ESPACIO PRIVADO EN LA VILLA DE BILBAO

Bilbao: el espacio privado - Hedatuzhedatuz.euskomedia.org/3886/1/01070119es.pdfsolares. A este hecho se le suma también la presin demogrfica, poderoso instrumen-to para la variacin

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    El espacio privado de la villa deBilbao era el ámbito destinado a lavivienda, en contraposición a la dedicacióncívica y comunitaria del espacio público. Elfuero de Logroño, incluido en la carta-pue-bla de Bilbao, reconoce entre sus principiosla inviolabilidad deldomicilio.

    Pero aunque elespacio privado erafundamentalmenteel lugar dedicado a lavivienda, realmentelos usos eran combi-nados, pues un ele-vado número de ca-sas servían tambiéncomo tiendas abier-tas al público. Sinembargo, la diferen-cia entre espacio pú-blico y privado no sereduce simplementeal distinto uso al quese someten sino también a la diferente evo-lución que cada uno de ellos sufre. El espa-cio público, la red viaria fundamentalmen-te, se mantiene por lo general inalterableuna vez creado. Siguiendo la ley de perma-nencia del plano, la estructura de la villa deBilbao se ha conservado desde la fundaciónen 1300 hasta la actualidad sin cambios sus-tanciales, salvo los derivados de los ensan-ches de algunas calles y otras obras meno-res. El espacio privado, por el contrario, hadesaparecido por completo. En la actuali-dad no pervive en Bilbao, salvo el caso delos edificios religiosos y un ejemplo aisla-do, ningún resto de las edificaciones medie-vales de la villa. Si el plano es respetadopor el paso de los años, no le ocurre lomismo a la edificación que sobre él se

    asienta, víctima constante de ampliaciones,derribos y reconstrucciones.

    Por ello, el estudio del espacio privadodebe abordarse fundamentalmente a travésde las manzanas y los solares, los cuales sihan mantenido su morfología original con el

    paso de los años. Elanálisis de la es-tructura de las vi-viendas medieva-les en Bilbao debehacerse desde lacomparación conotras villas que síhan mantenido al-gún resto edifica-torio de aquellaépoca y tambiéndesde las fuentesdocumentales ygráficas, muy útileséstas últimas a esterespecto.

    7.1. Las manzanas y los solaresDelimitado por las calles y los cantones

    aparece un espacio edificable: la manzana.Dado el trazado regular de la mayor partede las villas vizcaínas lo común fue que lasmanzanas tuvieran una estructura rectan-gular, pudiendo ser simples, formadas poruna sola hilera de casas, o dobles, con doshileras de casas que contraponen suszagueras. En este segundo caso, entre laszagueras de las casas aparece un estrecho yalargado paso llamado de diferentes mane-ras (cárcava, albañal, servidumbre de luceso servidumbre de aguas), paralelo a la calley transversal a los cantones.

    En la villa de Bilbao la mayor parte delas manzanas fueron dobles, siendo las ser-vidumbres tremendamente estrechas.

    7. El espacio privado

    EL ESPACIO PRIVADO EN LA VILLA DE BILBAO

  • Todavía en la actualidad es posible apre-ciar estos pasos, en su mayor parte cerradoshasta media altura, que han perdido su fun-ción de vertedero pero conservan aún suvalor, al menos teórico, de foco de luz yventilación para las viviendas. Sin embar-go, también existen en Bilbao ejemplos delprimer tipo de manzana, aquella formadapor una sola hilera de casas. Así se apreciaen las manzanas de Ronda-Somera y en lasde Barrencalle-Pelota. Una manzana queparticipa de las dos posibilidades es la deArtecalle-Tendería a partir del segundocantón. Esta manzana comienza con unadoble hilera de casas con zagueras contra-puestas para dar paso a continuación a unahilera simple que se estrecha progresiva-mente hasta desembocar en el portal deZamudio.

    Aunque la tónica general es que las man-zanas presenten una disposición rectangu-lar, dotando así al plano de un aspectohomogéneo y compacto, lo cierto es que enBilbao, como en otras villas vizcaínas, exis-ten manzanas que adoptan formas alejadasde estos principios. Así se aprecia en lasmanzanas finales de las barrencalles haciala calle de la Torre y en las que ocupan elespacio situado entre el Noreste de laIglesia de Santiago y el trazado de la cercamedieval. En estos casos la explicación lógi-ca es la adaptación de las manzanas al tra-

    zado de la muralla una vez que la presióndemográfica intramuros hizo necesarioaprovechar todo el espacio disponible en lapoblación, adosándose al trazado de lamuralla cuando fue necesario. En el caso dela manzana Artecalle-Tendería anterior-mente descrita la explicación es algo máscompleja. Su disposición original quizáfuera doble o simple para rectificarse conposterioridad a fin de facilitar el paso haciael portal de Zamudio, aunque también esposible que desde un principio tuviera esamorfología peculiar cuya comprensión senos escapa. En el primer caso un indicio afavor serían las obras realizadas en 1530 enlas inmediaciones del Portal de Zamudiopara agrandar la plazoleta que allí existía,en las cuales pudo derribarse alguna de lasviviendas incluidas en esta manzana1.

    En cualquier caso, las manzanas bilbaí-nas de las Siete Calles mantuvieron unanotable regularidad que las pequeñas ex-cepciones descritas no adulteran en absolu-

    Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martínez Martínez, Sergio

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    IMAGEN DE UN CANTÓN BILBAÍNOFoto: Sergio Martínez

    MANZANAS SIMPLES Y DOBLES

  • to. Caso muy distinto es el de las manzanascreadas en el ensanche de la villa a partirde 1483, las cuales responden a concepcio-nes bien distintas a las que imperaron en laprimitiva ordenación de la villa.

    La división de las manzanas dalugar al nacimiento de los solares,parcelas privadas en las que seconstruyen las viviendas. Salvolas villas nacidas y desarrolladascon cierta espontaneidad en susinicios, el resto de poblaciones,respondiendo a su naturaleza pla-nificada, debieron proceder a unreparto equitativo del espacio des-tinado a la edificación.

    En la carta puebla de la villaguipuzcoana de Villarreal deUrrechua de 1373 encontramosreferencia a esta división equitati-va de las manzanas, que señala unmáximo de 6 x 8 brazas (aproxi-madamente 10 x 14 metros) por solar, aun-que dentro de esta medida máxima se danmúltiples ejemplos2. Aunque para Vizcayano existe referencia documental alguna aesta naturaleza de reparto, es muy posibleque se produjese de esta manera.

    Sin embargo, la igualdad inicial prontoera sustituida por una gran variedad desolares. Los vecinos más poderosos de lasvillas terminaban por hacerse con solaresmás grandes de lo que les correpondía,bien por compra a los vecinos o bien porusurpación violenta. Éste fue el caso de lascasas-torre, construidas generalmente so-bre el espacio de solar y medio o dos sola-res y dotadas, por ello, de una forma máscercana a lo cuadrangular que el resto desolares. A este hecho se le suma también lapresión demográfica, poderoso instrumen-to para la variación de los solares. Si elaumento de la población era notable, comoocurrió en Bilbao, los solares podían divi-dirse a partes iguales, dando lugar a me-dios solares.

    El fenómeno opuesto, acaecido cuandola presión demográfica era tan baja queexistían solares desocupados, podía llevar aconvertir en huertas los espacios anterior-mente ocupados por viviendas. Sin embar-

    go, este no fue el caso bilbaíno, ya que enesta villa todos los problemas vinieron porel lado de la presión demográfica y no de laliberación de espacios en el interior de losmuros. Como señala Linazasoro: “la pro-fundidad de los solares era a menudohomogénea, aunque no la de la superficieconstruida, es decir, la de la casa. Por el con-trario, las anchuras venían diversificadas enfunción de la categoría social y del poderadquisitivo de sus habitantes. Ello pone demanifiesto la importancia del valor de laparcela sobre el de la casa, que podía variaren profundidad, y la determinación deaquélla en función de la anchura de la posi-ble fachada”3.

    La anchura media de los solares bilbaí-nos en 1514, obtenida a través de la divisiónde los metros lineales de fachada entre elnúmero de casas existentes, era, según elcálculo de García de Cortázar y expresadaen metros, la siguiente4: Somera: 5,49;Artecalle: 6,61; Tendería: 5,07; Belosticalle:5,81; Carnicería: 4,49; Barrencalle: 6,66;

    7. El espacio privado

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    DISTINTOS TIPOS DE SOLARES MEDIEVALES

  • Barrencalle Barrena: 4,54. A través de medi-ciones realizadas para el presente estudioen las calles de Bilbao de Carnicería Vieja yBarrencalle pudimos comprobar que eltamaño de la mayor parte de los solares deambos viales, a pesar de todos los cambiossufridos desde la Edad Media, se mantieneen las proporciones de 1, 1/2 y 3/2, es decir:solar, medio solar y solar y medio.

    El solar característico del Bilbao medie-val fue el conocido como «solar gótico»,consistente en un estrecho rectángulo consu lado más corto sirviendo de fachada. Enun primer momento, mientras la presióndemográfica era reducida, es probable quelos solares contuvieran no sólo las edifica-ciones sino también espacios destinados ahuertos, corrales o almacenes, seguramenteen la parte trasera del solar. Gracias a elloslos habitantes de la casa podrían proveeer-se de ciertos productos, evitando así sudependencia total del mercado. El aumentode la población con el paso del tiempo obli-gó a la construcción sobre estos mínimosespacio agrícolas para aprovechar el fondoedificable que estos proporcionaban5, desa-pareciendo la huella de lo que en algúnmomento fueron vergeles entre paredes.

    En aquellas villas que soportaron unaescasa presión demográfica los huertos semantuvieron o incluso aumentaron susuperficie, como anteriormente se señaló.

    7.2. Las construccionesLa casa llana

    Dentro del solar se alza la “casa de lavilla”, en un principio sin ocupar la totali-dad del solar. Debido a ello, su morfologíaprimigenia debía ser menos alargada que laque tomó con posterioridad y que constitu-yó uno de sus rasgos distintivos. En el casobilbaíno las casas pronto alcanzaron la tota-lidad del solar dejando únicamente la servi-dumbre de luces como separación entre suzaguera y la vivienda trasera.

    Las viviendas de los bilbaínos en la EdadMedia estuvieron construidas mayoritaria-mente en madera, elemento abundantísimoen Vizcaya y más barato y sencillo de traba-jar que la piedra. Las maderas más utiliza-das debieron ser el roble y el haya y, enmenor medida, el castaño. Es muy posibleque durante el siglo XIV las viviendas estu-vieran completamente construidas enmadera para ir añadiéndose la piedra y elladrillo durante el siglo XV, entre otras cau-sas por el peligro que las casas de maderatenían ante los frecuentes incendios que aso-laban la villa. Por ello, durante este siglo fuecada vez más habitual recubrir la estructurade madera con arcilla, tierra, barro o yeso,así como regular la altura de los edificios yel volumen de los saledizos sobre la calle através de los cuales el fuego podía pasar confacilidad de una casa a otra de distinta man-zana. Con la misma idea se generalizó a par-tir del siglo XV la construcción de mediane-ras en piedra entre las casas a modo depotentes contrafuegos, pues hasta aquelmomento habían sido de madera. La consis-tencia de estas medianeras ha sido causa deque, a pesar del paso de los años, aún poda-mos rastrear la primitiva morfología de lossolares góticos, y ello debido a que un murode tan buenas característcas no solía serderruido sino reutilizado constantemente,bien como medianera o bien como murointerior de una nueva edificación6.

    Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martínez Martínez, Sergio

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  • Las casas de la villa se construían a par-tir de un sólido armazón de vigas de made-ra dispuestas vertical y horizontalmente ycubiertas en su totalidad por tablas. Estamodalidad constructiva se fue modificando

    a lo largo de la decimoquinta centuria, aña-diéndose la piedra y el ladrillo principal-mente en los bajos de la casa. En zonas ricasen hierro era común utilizar también lasescorias como material constructivo, por loque es muy posible que en la villa de Bilbaoalgunas de las casas estuvieran construidasde esta manera.

    Tras comprobar las terribles consecuen-cias que trajo el incendio de 1571 las auto-ridades se precouparon de que las nuevasedificaciones se construyeran en materia-les menos peligrosos que la madera, seña-lando Garibay que a partir de aquellafecha las casas se construyeron en piedra yladrillo. Aunque dicha afirmación pudierano estar lejos de la realidad tampocopuede tomarse literalmente pues lo másseguro es que las casas siguieran contando

    con la madera como material de construc-ción principal, si bien es posible que lasmedianeras de ma -dera se sustituyerantotalmente por otras de piedra más segu-ras.

    Las limitaciones técnicas y la rigurosi-dad del clima atlántico fueron factores quelimitaron la apertura de vanos en la facha-da, los cuales solían ser de muy reducidasdimensiones. Los principales se localizabanen el bajo, siendo normalmente dos: unoque daba paso al piso superior de la vivien-da y otro que servía de comunicación con eltaller o la tienda.

    También por los imperativos de la clima-tología los tejados debían ser bastante incli-nados y a dos aguas, permitiendo la fácilevacuación de la lluvia. En un primermomento los tejados se construyeron enmadera y probablemente se recubrieran conpaja, barro o ambos elementos para permi-tir una escorrentía más rápida. Sin embar-go, los tejados de madera fueron prontosustituidos por tejas, mucho más adecuadas

    7. El espacio privado

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    RECONSTRUCCIÓN DE UN CALLE BILBAÍNA A FINALES DEL SIGLO XV

  • en un clima tan lluvioso como el vasco. Lostejados de las casas bilbaínas sobresalíanabundantemente con respecta a la fachadade las viviendas con lo cual podían ser uti-lizados por los viandantes a modo de mar-quesinas contra la lluvia.

    Para el mismo fin se desarrollaronsoportales en algunas calles cercanas a losmercados, los cuales a la vez

    que protegían de las inclemencias a los ven-dedores y compradores, permitían aumen-tar el espacio edificado de las viviendas. Asíse aprecia en el pleito que se desarrolló en elaño 1505 entre el concejo bilbaíno y el veci-no Francisco de Arbieto, el cual queríahacer “edificio encima del portal” sacandopara ello una serie de andamios hacia lacalle. El tal Francisco de Arbieto alegabaque “en la dicha villa hay otras muchascasas y aún torres que tienen sacados anda-mios sobre los portales y petriles de la dichavilla, y aún todas las torres que están en lamisma cerca de la villa tienen sacados losdichos andamios sobre los dichos petrileshasta igualar las esquinas de las dichastorres de luengo a luengo de partes de lascalles con los andamios que salen de lacerca a la plaza de manera que por todaspartes son iguales, así están todas las torresque tienen andamios sobre la dichaplaza...”7.

    Otro elemento sobresaliente en las casasde la villa eran los saledizos que se construí-an en los pisos superiores para aumentar elespacio edificado8, consituyendo así una res-puesta adicional a la partición de solares pa-

    ra asimilar el aumen-to demográfico.

    D e n t r ode la

    documentación medieval de la mayorparte de las villas y ciudades de laPenínsula los pleitos por los saledizos sue-len ser muy frecuentes ya que la construc-ción de estas estructuras, aunque no roba-ba espacio público por construirse en altu-ra si afectaba a un bien público como eranlas calles, pues podía privarlas de luz, aire-ación e incluso dificultar el tránsito de loscarruajes.

    El caso de Bilbao no fue ajeno a esta rea-lidad, siendo por el contrario muy frecuen-tes las casas que utilizaban este sistemapara ganar terreno a unas viviendas noexcesivamente amplias.

    En cuanto a la altura de las edificaciones,éstas podían variar entre una y tres plantas,siendo muy raro que algún edificio alcanza-se cuatro alturas. En las casas de tres pisoslos pisos superiores debían construirse enmateriales ligeros para que la estructura nose viniera abajo.

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    MAQUETA DE UNA CALLE BILBAÍNA EN LA EDAD MEDIA. Sergio Martínez

  • La disposición de los solares con unpequeño frente y una fachada muy reducidaprovocaba problemas de soleamiento y aire-ación muy notables en las viviendas, los cua-les no se solucionaban en absoluto con losvanos abiertos en las zagueras hacia las ser-vidumbres de luces, los cuales debían sermás un foco de malos olores que otra cosa.Resulta curioso que el modo constructivo delas «casas góticas» se aferrase de manera tanfirme al modelo de vivienda estrecha y deuna sola fachada pues incluso las casas quetenían salida hacia una calle y un cantón soloabrían una fachada en la vivienda hacia laprimera vía, desechando por completo lasposiblidades de luz y de aire que la segundahubiese proporcionado. Según Linazasoro lacasa gótica no podía idear soluciones comola «casa de esquina» con dos fachadas a lacalle salvo las determinadas por la fachadapropiamente dicha y la medianería, conalgún hueco menos importante9.

    Las avenidas, los incendios y las remo-delaciones urbanas se encargaron lentapero eficazmente de acabar con las vivien-das medievales de la villa de Bilbao. En laactualidad sólo una vivienda de Bilbaomantiene una estructura que parece deriva-da directamente de las “casas de villa”medievales. Se trata del número 6 de la calleIturburu en el barrio de Bilbao La Vieja10.Aunque se encuentra rebocada con mate-riales modernos y uno de los accesos desdela calle ha sido sustituido por una persianametálica aún mantiene los rasgos caracterís-ticos de las casas medievales, por lo quepuede datarse entre finales del siglo XV o elsiglo XVI. Salvo este ejemplo aislado, nadaqueda de las viviendas medievales deBilbao.Las casas-torre

    Aunque la vivienda más usual en la villade Bilbao durante la Edad Media fue la“casa de villa” o “casa llana” anteriormentedescrita, también existieron otras edifica-ciones pecualiares que servían de asiento alos personajes más notables de Bilbao: lascasas-torre.

    Si la generalidad de las viviendas de lavilla se construían principalmente en made-ra, ladrillo, escorias y otros materiales simi-lares, la casa de piedra fue la casa de losnobles. Las casas-torre aparecieron enVizcaya en la Baja Edad Media entre lossiglos XIII y XIV, siendo su momento deapogeo este segundo siglo. Por los elemen-tos gotizantes que presentan las casas-torreque se mantienen en Vizcaya, elementos deimplantación bastante tardía, se puede fijarsu datación entre mediados del XIV ymediados del XV, coincidiendo así con elpunto álgido de las luchas banderizas en elSeñorío. Este clima de violencia favoreció laaparición en Vizcaya de multitud de casas-torre, de cuya necesidad se hicieron eco losFueros permitiendo a cualquier hidalgoconstruir su propia «fortaleza»11.

    7. El espacio privado

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    CASA Nº 6 DE ITURBURU. Foto: Sergio Martínez

  • Sin embargo, aunque cualquier hidalgovizcaíno podía poseer una de estas torres locierto es que fueron los Parientes Mayoresde los linajes los que efectivamente lasconstruyeron y ocuparon, acogiendo alresto de miembros del linaje en los momen-tos de peligro.

    Los Parientes Mayores de los linajes acu-dieron a las villas fundamentalmente paraparticipar en la actividad económica queéstas generaban, construyendo en las callesde la población sus casas-torre12. Pero,junto a la motivación económica aparecetambién la de las luchas banderizas ante-riormente señaladas, fundamentalmente enlas villas cercanas a la frontera con Gui-púzcoa, como Elorrio y Ermua.

    En el caso de Bilbao las casas-torre seconstruyeron atendiendo a la doble motiva-ción. Su sentido defensivo se manifestó enla construcción junto a la muralla –en oca-siones apoyándose sobre ella– mientras queel aspecto económico se plasmó en la cerca-nía a las puertas y los caminos, lugaresdesde los que se podía controlar con facili-dad el tránsito de personas y mercancías.En cualquier caso también existieron casas-torre en el interior de la población.

    A diferencia de las casas llanas, notable-mente alargadas, las casas-torre tendieron adesarrollar plantas cuadrangulares motiva-das por la ocupación de espacios superioresal solar, generalmente solares dobles. Enalzado las casas formaban volúmenes pris-máticos, con gruesos muros de mamposte-ría y sillares en los esquinales, puertas yventanas y una altura superior a la habitualen las casas de la villa. De nuevo es intere-sante recurrir a la pleito de Francisco deArbieto en 1505 pues se refieren en él losmateriales empleados en la construcción desu casa. La villa de Bilbao, temerosa de quela vivienda de Arbieto fuera una casa-torre,le puso dificultades a la construcción, a lasque el aludido respondió declarando que sucasa no era fuerte sino llana, pues al estar

    construida en madera y ladrillo, contandoúnicamente con cal y canto en las portada,no podría servir nunca para encastillarse13.

    Los vanos fueron escasos tanto por lasdificultades técnicas como para respondermás adecuadamente a su finalidad defensi-va. Los vanos de mayores dimensiones eranlas puertas, una de ellas en el piso inferior yotra en el superior comunicada por la callea través de una escalera de patín. Las facha-das serían rasas, probablemente con mata-canes de apoyo para sujetar ocasionalmenterejas defensivas14. En líneas generales, lascasas-torre vizcaínas no difirieron de laspresentes en el resto del País Vasco, enAsturias y en Cantabria.

    Las villas vizcaínas reaccionaron conrecelo a la instalación de las casas-torre ensu interior, aunque los vecinos generalmen-te terminaban por incluirse en el conflictobanderizo a través del apoyo a unos u otrosde los bandos. En Bilbao las casas-torrecumplían una importante función defensi-va por su localización junto a la muralla,sirviendo así de defensa complementaria;en cualquier caso, lo normal fue que losvecinos de la villa no tuvieran más violen-cia de la que defenderse que la que los pro-pios bandos enfrentados generaban.

    La localización de las casas-torre bilbaí-nas ha sido tratada por numerosos estu-dios. Teófilo Guiard nos ofrece una descrip-ción de la villa de Bilbao en el siglo XV en laque se nombran las casas-torre existentes enaquel momento: «Las calles nacían al pie deuna torre ya existente, que se apoyaban lassucesivas construcciones mutuamente, conlas naturales rinconeras y avances, se plega-ban al paso cuando encontraban algúntorreón alzado y morían en otra casa torre,o bien detenidas en su marcha por la Iglesiade Santiago. Así la Cal Somera se abríajunto a la torre de Leguizamón, frente alpeñascal de la Puente Vieja, y diseñaba suforzado trayecto sorteando las torres deZornoza, Bilbao y Tellaeche, para morir en

    Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martínez Martínez, Sergio

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  • el Portal de Zamudio, cabecera de la cárcel:Artecalle se hendía entre las indicadas y lasconstrucciones de la Tendería acotadas porlas torres de Güemes, perdidas las dos a sufin entre el cementerio y la zaguera deSantiago: Belaoxticalle comenzaba al pie dela torre de Arbolancha y seguía, aferradapor la dicha de Isasi y la de Echevarri (con-finante con Carnicería) hasta la plaza deSantiago: en la de Carnicería se tenían lastorres de Marquina y de Encisco, enBarrencalle la susera la de Arbolancha yUrrutia y en Barrencalle Barrena, cerrandoel casco de la villa por aquella parte en seriede edificios y torres de alineación indecisa yen circunvalación hasta el portal deZamudio, las de Arbieto, Zurbarán,Azurdui, Larrinaga y Novia. Formaba elperímetro así marcado por las torres en susucesión cabecera (Leguizamón, Güemes,Arbolancha, Marquina, Arbieto y Azurdui,Novia, Larrinaga) un recinto triangularcerrado en las bocas de las calles por losportales de éstas, un lienzo de muralla

    abierto en un arco de ojiva sobremontadode escudo de armas y saeteras y, en el resto,por las torres y sus muros. Los portales sellamaban de Ibeni, de Zamudio, de LaArena, de San Miguel, de Nuestra Señoradel Socorro, de Zubiaur y de la Rentería,con más los Portillos»15.Los palacios urbanos

    Una vez que el conflicto banderizo fueperdiendo fuerza en el Señorío las casas-torre de la villa de Bilbao se fueron trans-formando desde su naturaleza militar a unanueva morfología más cercana a lo civil yresidencial16. Algunas torres se reconstru-yeron desde sus cimientos como palaciosurbanos mientras otras fueron simplementereconstruidas en parte, generalmente susti-tuyendo el paramento superior en piedrapor otro de ladrillo. Así, las antiguas «forta-lezas urbanas» abandonaron su amenaza-dor aspecto para integrarse armónicamenteen el conjunto de la villa, sirviendo para elprestigio de las familias que las poseían.

    7. El espacio privado

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    MODELO IDEAL DE EVOLUCIÓN DE CASA-TORRE A PALACIO URBANO EN EL BILBAO MEDIEVAL

  • Este proceso, aunque pudo comenzar yaa finales del siglo XV, tuvo su mayor rele-vancia a finales de la siguiente centuria, unavez que el incendio de 1571 arrasó la villaprácticamente hasta sus cimientos. Aunquealgunas casas-torre y las iglesias sobrevivie-ron a la tragedia lo cierto es que la laborreconstructora también afectó a las prime-ras, desdibujando su papel militar y acer-cándolas a una morfología más civil. Lascasas-torre de la Ribera fueron transforma-das en casas de soportales para no robarespacio a la plaza, generándose bajo ellasuna gran actividad económica.

    Para comprender la morfología de aque-llos palacios urbanos es interesante la des-cripción que J.E. Delmás hizo sobre la casade Martín Saez de Güemez, en Artecalle,aún en pie en 1866:

    “Su fachada del lado de Artecalle estáfabricada como las otras tres, con anchos ytoscos sillares de piedra arenisca. Tenía dospuertas ojivales coronadas por enormesdovelas, y en una de aquellas y por cadalado, por afuera, un pilar, balaustre ó zóca-lo, aislado, con su correspondiente cadenaligada a una argolla en lo alto del cuello y áotra en el pié. Sobre esta puerta campeabaun escudo dividido en cuatro cuarteles conleones y árboles alternados, y encima de éluna ventana apuntada con dos saeteras enlo más alto. Esta ventana daba luz á unagran alcoba, destinada sin duda á dormito-rio de los reyes, porque estaban decoradassus paredes con molduras del gusto delRenacimiento, y el techo, de bovedilla, re-cortado por medias cañas, dejando libreslas solivas ornamentales con cabezas deángeles, de guerreros, de casetones con flo-res y otros adornos, los más de ellos relle-nados por baños de lechada de cal quecubrían los detalles. Los frontales de robledel piso principal que estaban admirable-mente conservados, causaban admiraciónpor su tamaño, midiendo uno de ellos, quecruzaba el que debió ser salón principal, 46

    piés de largo por dos de escuadra, á esqui-na viva. Las paredes del cuerpo bajo tenían7 piés de grueso, 5 las de los pisos primerosy 3 las de los últimos, elvándose hasta 81, yostentando en el centro de la fachada de laPlaza Vieja, un gran escudo con las armasde España, uno con las de Bizcaya y otrocon las de Bilbao, acompañados de dos car-teles apaisados con las inscripciones de lasépocas y de los reyes que posaron en latorre. Coronábala por dos lados una creste-ría gótica afianzada interiormente por unasólida barra de hierro, y constituía su área óplanta un rectángulo de 60 piés de frentepor 62 de lado, sea un total de 3.660 piés”17.7.3. La distribución interna de las casas

    Las casas llanas de Bilbao presentaronuna distribución interna marcada por lamorfología del solar que, como se ha visto,era sensiblemente alargado. El alzadocaracterístico de las casas es muy sencillo,contando con una planta baja, un primerpiso y una especie de sobrado. La plantabaja estaba construida por lo general enmateriales más resistentes que la madera(piedra o ladrillo) y contaba con dos vanos:el de acceso a la tienda o almacén y el que através de la escalera comunicaba con el pisosuperior. La parte trasera del primer pisoera usualmente utilizada como corral, cua-dra o bodega siendo, por tanto, habitual lapresencia de animales junto a las personas.La parte delantera era ocupada por la tien-da o el taller del artesano en su caso. Desdeel vano que daba paso a esta tienda se saca-ban a la calle unos mostradores de maderallamados tablas en los que las mercancías seexponían al público salvo los domingos, losdías en que se celebraba alguna fiesta reli-giosa significada y algunos otros momentosen que su colocación estaba prohibida.Estas tablas suponían un frecuente puntode conflicto entre los vecinos de la villa porla dificultad que generaban a la circulacióny, más frecuentemente, por los problemas

    Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martínez Martínez, Sergio

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  • que surgían en las casas ocupadas por dis-tintas familias, siendo corriente que los delprimer piso molestasen a los dueños de lastablas o que las mercancías expuestas enéstas quitasen visibilidad a las ventanassuperiores18.

    Ocasionalmente podía localizarse enesta planta baja la cocina, aunque lomás normal fue su presencia en elprimer piso. En aquellos casosen que la cocina se localizabaen la parte inferior general-mente terminaba por as-cender a la planta supe-rior. En esta planta,construida con en-tramado de ma-dera y bergamazorelleno de mate-rial ligero (arga-masa, escoria, la-drillo, arena), sedesarrollaba la vi-da familiar, locali-zándose aquí lacocina y los dor-mitorios. Por ello,este primer pisoera un espacio demayor privacidad que laplanta baja, la cual podría cali-ficarse en algunos casos como «semi-pública». Las ventanas a la calle eran, nor-malmente, muy escasas y de pequeñas di-mensiones, cubriéndose por lo general contelas o papeles encerados y más raramentecon vidrios.

    La parte superior de la casa es el sobra-do, cuartillo agaterado destinado a guardartodos aquellos materiales necesarios para laactividad profesional y los productos deuso de la familia. La presencia en este espa-cio de paja, hierba, linos y otras materiassuponía un peligro constante para la inte-gridad de la vivienda y de las colindantes,pues una pequeña llama podía convertirse

    en pocos segundos en un incendio de consi-derables proporciones19.

    Lo más normal fue que las viviendasestuvieran ocupadas por una sola familia.Sin embargo, la presión demográfica fueuna poderosa causa de cohabitación en lossolares, procediéndose a diversos sistemaspara la repartición del espacio: aumentar enun piso la altura de la vivienda, dividir hori-

    zontalmente la propiedad o divirla ver-ticalmente, caso éste frecuente en

    los repartos hereditarios.Los problemas deri-vados de estos repar-tos fueron tan fre-cuentes que en mu-chas ocasiones trasun tiempo de convi-vencia el acuerdo serompía por las diver-gencias surgidas.7.4. El mobiliario

    Los muebles delos que se servían losvecinos de Bilbao

    durante la Edad Medianos son en gran medida desco-

    nocidos, dados los pocos restos con-servados y las escasas referencias docu-

    mentales a los mismos.Los elementos que nunca debieron faltar

    en las viviendas medievales fueron lossiguientes. Ante todo, la cama. Sobre unaestructura de madera se colocaba un col-chón de paja o heno y, algunas veces, uncolchón de mejor calidad recubierto de lien-zos o sábanas. Sobre este colchón se coloca-ban los cobertores o mantas, que podían es-tar hechas en piel, lana o algodón. Aquellascamas medievales contaban con la peculia-ridad de servir para el sueño no de un soloindividuo sino de dos o tres, con lo que sutamaño era bastante mayor del que estamosacostumbrados en la actualidad. A este res-pecto es ilustrativo un pleito surgido entre

    7. El espacio privado

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  • unos vecinos de Bilbao en el que se refiereque una de las camas objeto de litigio nopuede subirse a la vivienda por ser dema-siado grande respecto al tamaño de lasescaleras20. En el caso de las viviendas delos poderosos se generalizó durante el sigloXIV la inclusión de doseles con cortinajespara aislar la cama, sustituidos en ocasionespor planchas de madera, más efectivas a eserespecto.

    El segundo elemento que no solía faltaren las viviendas vascas era el arcón okutxa, mueble de gran tamaño y profusa-mente decorado. La kutxa servía comoarmario y como banco, pues sólo a finalesdel siglo XV se generalizó la presencia deverdaderos armarios en las viviendas. Porello, en los arcones se colocaban las piezasde tela, vestidos y todos aquellos objetosque tuvieran un cierto valor. Cuando elarcón era utilizado como banco se coloca-ban sobre él unos cojines para hacerlo máscómodo. Los primeros modelos de kutxaeran de construcción muy simple y escasadecoración, destacando ante todo por surobustez. Es a partir de los siglos XIV y XVcuando los arcones adoptan su morfologíamás característica, aligerando su peso ydotándose de esmeradas decoraciones enel frente y los lados.

    Aunque los arcones fueron frecuente-mente utilizados como asientos, también

    existieron muebles destinados específica-mente a ese fin, como sillas, bancos, cátedraso escabeles. Dentro de estos el más caracte-rístico de las casas vascas fue el txitxilu,banco de madera con altísimo respaldo yapoyabrazos cerrado. Aunque su naturalezaes ser mueble de las casas rurales también seutilizó en las viviendas urbanas. El enormerespaldo servía para proteger de las corrien-tes de aire presentando también la ventajade contar con un tablero abatible para utili-zar como mesa. Las mesas exentas, por otraparte, eran generalmente movibles para po-der desmontarlas despues de comer y man-tener el máximo espacio libre en la cocina.

    Otros muebles que no solían faltar en lascasas eran los aparadores (aunque estos noaparecieron hasta finales dela Edad Media)y los estantes, destinados ambos a alojar loscacharros de la casa.

    Finalmente, hay que señalar la existenciaen todos los hogares de recipientes para elacarreo y almacenamiento de agua, con loscuales se atendían las necesidades familia-res, pudiendo ser utilizados también paraatajar el fuego en caso de incendio. Por elloen Bilbao se estableció la obligatoriedad delos vecinos de contar con una herrada llenade agua en las casas21, consistente ésta enun recipiente de madera de castaño degrandes dimensiones con refuerzo exteriorde tres cellos de hierro.

    Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martínez Martínez, Sergio

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  • 7. El espacio privado

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    Notas1. Torrecilla, M.J. e Izarzugaza, I.: “La evolución urbana del primer Bilbao...”. Bilbao, arte e historia. t. I. Op. cit. p. 48 y p. 53, nota 21.2. Id. Ibid. p. 48.3. Linazasoro, J.I.: Permanencias y arquitectura urbana... Op. cit. p. 100.4. García de Cortázar, J.Á.: “Las villas vizcaínas como formas ordenadoras...”. Las formas del pobla-miento... Op. cit. p. 103.5. Linazasoro, J.I.: Permanencias y arquitectura urbana... Op. cit. p. 112.6. Ver Torrecilla, M.J. e Izarzugaza, I.: “La evolución urbana del primer Bilbao...”. Bilbao, arte e his-

    toria. t. I. Op. cit. p. 49.7. A.G.S., Consejo Real, leg. 59- 6. Recogido en Arizaga, García de Cortázar, Ríos, Del Val: Vizcaya enla Edad Media. t. III. Op. cit. p. 36.8. Ver Arizaga, B.: “El País Vasco en la Edad Media”. Nosotros los vascos. Gran Atlas Histórico de EuskalHerria. Op. cit. p. 73.9. Linazasoro, J.I.: Permanencias y arquitectura urbana... Op. cit. p. 112.10. Ver Torrecilla, M.J. e Izarzugaza, I.: “La evolución urbana del primer Bilbao...”. Bilbao, arte e his-toria. t. I. Op. cit. p. 44.11. Fuero Viejo, cap. CLXII y Fuero Nuevo, tít. XXXIV, ley II. Recogido en Arizaga, García deCortázar, Ríos, Del Val: Vizcaya en la Edad Media. t. III. Op. cit. p. 37.12. Ver Linazasoro, J.I.: Permanencias y arquitectura urbana... Op. cit. p. 118.13. A.G.S., Consejo Real, leg. 59 fol. 6. Recogido en Arizaga, García de Cortázar, Ríos, Del Val: Vizcayaen la Edad Media. t. III. Op. cit. p. 34.14. Torrecilla, M.J. e Izarzugaza, I.: “La evolución urbana del primer Bilbao...”. Bilbao, arte e historia.t. I. Op. cit. p. 50.15. Guiard, T.: Historia de la Noble Villa de Bilbao. t. I. Op. cit. pp. 92-93, nota.16. Torrecilla, M.J. e Izarzugaza, I.: “La evolución urbana del primer Bilbao...” . Bilbao, arte e historia.t. I. Op. cit. p. 50. 17. Delmas, J.E.: Cosas de Antaño, p. 39. Recogido por Guiard, T.: Historia de la noble villa de Bilbao. t. I. Op. cit. p. 372-373. 18. A.R.Ch., Ejecutorias, leg. 52. Recogido en Arizaga, García de Cortázar, Ríos, Del Val: Vizcaya enla Edad Media. t. III. Op. cit. p. 35.19. Arizaga Bolumburu, B.: “El País Vasco en la Edad Media”. Nosotros los vascos. Gran Atlas Históricode Euskal Herria. Op. cit. p. 73-74.20. A.R.Ch. Pleitos de Vizcaya, sig. 355. Recogido en Arizaga, García de Cortázar, Ríos, Del Val:Vizcaya en la Edad Media. t. III. Op. cit. p. 43.21. Ver Arizaga, García de Cortázar, Ríos, Del Val: Vizcaya en la Edad Media. t. III. Op. cit. p. 45.