Bion, W. Seminarios Romanos. I y II

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Seminarios en Roma

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    Captulo Prim ero

    Roma, 8 de ju lio de 1977

    BION: Ante todo siento no saber hablar italiano, pero me con-suela el pensamiento de que el tema del que deseo discutir esuno de esos que considero difciles en cualquier lengua, inclusocuando puedo disponer de todo el ingls que conozco. Tendrmotivos para volver enseguida a este punto.

    De qu nos ocupamos? Porqu estamos aqu todos? Dequ tenemos intencin de hablar? Ciertamente podramos decirde psicoanlisis" , pero la palabra no significa nada. Es un tr-mino que usamos si queremos hablar de eso pero no dice ques eso. No podemos sentir el o lo r , no lo podemos tocar y esen verdad difcil decir cul es el componente sensorial del psi-coanlisis. En cuanto pretendemos tener una perspectiva cient-

    fica, se sobreentiende generalmente que tiene qu haber prue-bas que la sustenten. El aspecto que hoy querra tocar aqu es elde la importancia de que haya una base de hecho, y cmo de-bemos observar nosotros estos hechos. Mi trainingen el BritishInstitute of Psychoanalysis, mi experiencia con John Rickman,con Melanie Kleinfue verbal. Se piensa quiz que somos cie-gos y sordos a todo excepto a lo que entra a travs de las ore-

    jas? Cuando un paciente viene a mi, tiene en efecto un cuerpoque puedo ver, y hasta ese punto puedo recurrir a la evidenciade mis sentidos y a la informacin que ellos me proporcionan.No considero que nos podamos permitir ignorar lo que nos di-cen nuestros sentidos porque de todas formas los hechos sonmuy pocos.

    Hasta ahora, lo ms vlido que tengo es la evidencia de lossentidos y la informacin que estos me proporcionan. Cuandodigo los sentidos tomo prestado un vocablo de la anatoma yde la fisiologa, y lo utilizo como un modelo con el fin de poder

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    hablar de cosas para las cuales no dispongo del mismo tipo deevidencia. En este sentido yo dependo del hecho de tener unsistema nervioso sano que responde a las irritaciones e n elsentido fisiolgico del trmino; el universo en que vivimos irritanuestras terminaciones nerviosas. Algunos de estos sentidosson extremadamente potentes. Por ejemplo, el sentido de la vis-ta y la capacidad ocular parecen alcanzar un rol dominante, en

    gran parte porque puedo ver cosas aunque no las pueda tocar.Dentro de ciertos lmites lo mismo se puede decir del oido; pue-do oir incluso sin tener un efectivo contacto fsico con un organismo fsico.

    Querra llamar vuestra atencin sobre una cita sacada de unescrito de Freud de 1926: Entre la vida intrauterina y la primerainfancia hay mayor continuidad de lo que nos autorizara a creer

    la impresionante cesura del nacimiento" . Anteriormente ya ha-bla expresado este concepto, pero no parece que lo siguierahasta el fondo; estaba demasiado cerca del final de su vida.

    Adems, desafortunadamente en parte creo que a causa deuna intervencin de Ernest Jones que creo que previno a Freuden relacin con Otto Rank Ranck no pudo ciertamente avanzaren sus ideas a propsito del trauma del nacimiento. El instituy

    el trauma del nacimiento: Freud se inclin a ignorar la impresio-nante cesura. Pero Freud, siendo quien era, sin embargo com-prenda que en el hecho del nacimiento haba una verdad nsita,y el hecho de que fuera un acontecimiento extremadamente im-presionante.

    Quiero proponer que acojamos esta sugerencia y que tenga-mos en consideracin el hecho de que estamos indebidamente

    impresionados por el trauma del nacimiento. Yo digo, ponga-mos: Cundo habis nacido? Cundo es vuestro cumplea-os? Si me dais respuestas habituales, podra deciros: No, esoes muy til para las estadsticas demogrficas del gobierno quequiere saber que vuestro cumpleaos es tal d a de tal mes de tal

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    ao. Eso le servira mucho. Pero yo querra poder decir. Porfavor decidme, a partir de los somitas, cundo empezaron a fun-cionar vuestras fosas oculares. Decidme cundo empezaron afunc ionar vuestras cavidades auditivas. Naturalmente se queninguno de vosotros puede responder a estas preguntas.

    Podra haceros un buen nmero de preguntas q ue no espe-ro que contestis; al menos yo no lo hara. No obstante, aun sinuna mnima posibilidad en este sentido, considero que son pre-

    guntas importantes.Los embrilogos nos dicen que en el cuerpo humano hay una

    prueba de la supervivencia de las que ellos llaman las hendidu-ras branquiales. Es una idea interesante y nos podemos diver-tir con ella. Pero se adaptara mejor si hubiramos sido, o fu-ramos, o bien tuviramos elementos supervivientes en nuestraconstitucin apropiados a nuestro ser peces. Los embrilogoshablan tambin de colas rudimentarias. Si existen estos restos

    en cuanto al cuerpo, por qu no puede haber en algn lugaralgo incluso que tenga relacin con nuestra mente? Es posibleque algunas caractersticas nuestras se comprendan mejor sifuramos animales acuticos? O bien si viviramos en los r-boles como los chimpancs? No es difcil comprender porque lagente habla aunque sea en sentido metafrico de nuestrosantepasados chiampancs o de nuestras caractersticas simias;en cambio no es frecuente oir hablar de nuestras caractersticascomo pecesaun que los cirujanos hablen de tumor de la hen-didura branquial. Aun cuando no estn operando un embrin,utilizan lo que nos dicen los embrilogos, para llevar a cabo unaintervencin quirrgica sofisticada, lo que ellos an definen comotumor de la hendidura branquial.

    Pero yo querra llamar vuestra atencin sobre esta idea,que el animal humano tiene una mente, un carcter o una per-

    sonalidad. Parece una teora muy til, y nos comportamoscomo si tratara de algo ms que una teora. Si se da el caso

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    deque se es psicoanalista y psiquiatra no se puede afrontarel tema como si se tratara s implemente de una teora diverti-da. Tampoco los pacientes llegan a nosotros porque sufren

    una teora divertida. Podramos decir que es un colaboradorque sometemos a anlisis con quien podemos contar porquese comporta como si realmente tuviera una mente, y porqueha pensado que alguien distinto a l poda ayudarlo. En po-cas palabras, es probable que la mayor ayuda que un psi-coanalista puede recibir no le viene de su analis ta, o de susupervisor, o de su maestro, o de los libros que pueda leer,

    sino de su paciente. El paciente y slo el pac iente sabe loque signif ica ser l mismo o ella misma. El paciente es tam-bin la nica persona que sabe cmo se siente teniendo lasideas que tiene ese determinado hombre o mujer. Por eso estan importante que seamos capaces de oir, ver, oler, inclusosentir emotivamente la informacin que est tratando de ha-cernos llegar el paciente. El s el nico que conoce los he-chos; luego estos hechos sern la principal fuente de toda

    interpretacin, de toda observacin verosmil que seamos capaces de hacer. Luego, nuestra primera reflexin tiene queser sobre cmo tenemos que observar en el caso de que acep-temos la opinin cientfica sobre la importancia de las prue-bas pru ebas que son accesibles en un brevsimo lapso detiempo, cincuenta minutos o lo que sea en las que el pacien-te accede a mostrarse accesible. Es muy importante que cada

    uno de nosotros establezca por su cuenta cul es el mnimonecesario para poder hacer un anlisis.

    Yo creo que las pruebas directamente accesibles a mis sen-tidos tienen un valor incomparablemente mayor que jas que mellegan de oidas". Si queremos imaginar un valor, en este deba-te, podra ser que las pruebas accesibles mientras el pacienteest conmigo alcanzan un 99%; lo que pueda escuchar sobre elpaciente o sobre la manera en que llevo el caso, o cualquier otra

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    cosa, vale como mximo un 1 %. De manera que desde estepunto de vista, cualquier cosa que yo oiga o me llegue apenas elpaciente haya desparecido de mi rea visual o auditiva, no me

    tiene que preocupar mucho; puedo ser ciego y sordo a todo lodems. Esto me ahorra un montn de molestias, lo admito, perocreo tambin que es mucho ms sensato.

    Volvamos de nuevo a las preguntas: qu observamos y qudebemos hacer con nuestras observaciones? Recuerdo que unavez me preguntaron Usted hace algo ms que hablar?", con-test: S, estar callado". Temo que sea difcil de creer para vo-

    sotros mientras yo estoy aqu hablando, pero en el anlisis megusta poder estar callado. Es muy difcil de hacer, como sabe-mos, porque sobre nosotros existe la presin para que digamoso hagamos algo. Por qu no dice algo? , Por qu no hacealgo?". Esto sucede especialmente cuando tenemos un pacien-te pongamos, un nio que depende de los padres o de parien-tes que quieren que el analista haga algo. Lo que ellos entien-dan que es hacer algo. Para la gente que no pertenece a este

    oficio es difcil creer que nosotros util izamos un tipo de discursoque no s dist ingue de la accin.

    Tenemos tan poco cuidado con nuestro vocabulario en loscontactos humanos normales, que las palabras que utilizamos,el lenguaje que hablamos se hace aleatorio, se desvaloriza. Pien-so, portante, que es muy importante hacer que vuestro lenguajesea lo ms exacto posible, tanto si lo utilizis patacomunicaros

    con vosotros mismos como para comunicar con alguien ajeno avosotros.Creo que no es bueno que durante vuestra introspeccin os

    concentris en escribir lo que pensis que ha dicho el pacienteu na especie de historia del caso. Este tipo de narracin puedeser til; no la quiero rechazar y quizs despus volvamos sobreella. Pero en el transcurso pensad en las palabras que utilizisms a menudo en el anlisis, reducidlas a un nmero cada vez

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    menor, y luego util izadlas con mucha sobriedad, con exactitud,solamente con la finalidad de decirlo que queris decir. Se utili-

    zis pocas palabras, y si lo hacis correctamentesu acepcindebe estar en relacin directa con lo que pensis o sent s en-tonces es probable que el paciente llegue poco a poco a com-prender el lenguaje que hablis. A menudo mis pacientes medicen: No comprendo lo que quiere decir*. Hay dos respuestasposibles a esto: una que no hay ningn motivo en particular porel que tengan que comprenderlo ya que no tienen familiaridad

    con los asuntos de que hablo; la otra es que no comprenden eluso que hago de las pocas palabras que utilizo. Pero para mispacientes es muy difcil creer que yo digo lo que quiero decir. Encierto modo tienen toda la razn son muy pocas las personasque dicen lo que quieren decir. De manera que es muy difcil creer que eso es lo que el analista est haciendo. Con el tiempoes posible que descubran, por muy extraordinario que parezca,

    que el analista dice lo que quier decir, o por lo menos que tratade decirlo que quiere decir, lo que es muy difcil. Es como haceruna operacin quirrgica y tener que afilar los bistures para quesean eficaces mientras se est operando. As, mientras ejerci-tis la profesin analtica, tenis tambin que ejercitar el arte deafilar y utilizar un vocabulario que sa exacto. Es importante es-tar seguros de cmo es vuestro vocabulario, las pocas palabras

    que son de verdad tiles, y tenerlas actualizadas y en condicio-nes de que puedan transmitir lo que queremos decir.Hagamos por un momento una digresin: Por qu habla-

    mos? Es una tcnica de adquisicin reciente. Supongo que elanimal humano ha inventado y desarrollado un discurso articula-do slo en los ltimos milenios, no desde hace mucho tiempo.De manera que hay mucho que decir a favor de la comunicacin

    verbal y de mantenerla lo ms cuidada posible. De todas for-mas no creo que sea justo ignorar que hay otras formas formasde comunicacin. La comunicacin verbal tambin se ha hecho

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    grabando letras sobre piedra. Hay quien graba y esculpe figu-ras que son tambin mtodos de comunicacin. Recientemente

    personas como Henry Moore y Barbara Hepworth han grabadofiguras que incluan agujeros. ste es un recurso a un mtodo decomunicacin en el que tambin es necesario un receptor; sesupone que es ese alguien que mira las esculturas. Igualmentelos pintores usan los pigmentos como los impresionistas, lospintores impresionistas es ms, todos los pintores recurren a lacomunicacin de la luz; pueden usar distintas variedades de

    colores, distintas oscilaciones del espectro visible. Sera til quepor vuestra parte tuvirais en consideracin los distintos modosde comunicacin que conocemos, sus respectivos mritos, yhasta qu punto pueden ser sutiles.

    He hablado mucho y yo personalmente considero difcil desoportar que me proporcionen informacin sobre cuestiones queno haba preguntado. Por eso creo que estara bien que

    establecirais qu preguntas queris hacer, y luego entre todospodremos encontrar algn tipo de respuesta.

    Part.: Si queris puedo empezar yo, para romper el hielo.Dejando a un lado los cumplidos y cosas de ese tipo, el temapara el que no estaba preparado como tampoco vosotros meha impresionado por lo sorprendente, la manera de expresarse

    y el patos que siempre se comunica. Sin embargo, con unasorpresa relativa, he descubierto que entraba en el camino demis intereses profesionales actuales, ya que me interesa la fun-cin simblica de las emociones, es decir la funcin del signode las emociones, retomando el que fuera el caballo de batalladel ltimo Freud, o bien la serie de conceptos usados porHartman y por otros psiclogos de su escuela, retomados re-

    cientemente por Ranghel, es decir la funcin del signo de lasemociones: las emociones que asumen absolver por si mis-mas una funcin informativa. Naturalmente no es que la funcin

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    informativa resuma el contenido y el significado de las emocio-nes, pero ciertamente representa una parte, por lo que cuandoha hablado de sentir con el olfato, de sentir con todos los senti-

    dos, me ha parecido que se refera en cierto modo tambin a laposibilidad de comunicacin extraverbal, es decir a todas lasmodalidades emotivas con las que nos comunicamos bien connosotros mismos (porque son smbolos extra psquicos que usa-mos con nosotros mismos) y tambin, en un cierto sentido, conlos otros y no tienen por qu necesariamente traducirse en pa-labras aunque igualmente proporcionan al paciente unareinterpretacin de su fantasma o de lo que es el objeto de sus

    percepciones. Por eso le quiero preguntar si va a incluir tam-bin las emociones entre las formas.de comunicacin que sealejan del lenguaje.

    BION: Creo que lo que siente el paciente es la cosa msparecida a un hechocomo yo l entiendo generalmente que les capaz de experimentar. Lo mismo vale en mi caso. Por ejem-plo, un nio pequeo parece conscientel a mejor palabra que

    puedo usarde su propia dependencia. De una manera no se-parable de esto, parece tambin consciente de que est com-pletamente solo. Considero que ambas sensaciones son des-agradables; y considero que ambas son fundamentales. Un niopequeo tambin parece consciente de que hay algo que noso-tros llamaramos una personalidad presente de la que l podradepender; anlogamente el nio puede ser conscinte de queno hay otra persona.

    En cuanto a los pacientes descritos como psicticos opsicticos borderlinecreo que son extremadamente conscien-tes de cosas de las que la mayor parte de nosotros ha aprendi-do a no ser consciente.

    Tomemos ai mismo nio veinte, treinta, cuarenta o cincuentaaos despus. Como analista, ests un poco cansado, y recu-

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    rres a las teoras, teoras que creo difciles de diferenciar de lasque Freud l lama paramnesias" que estn destinadas a llenar elespacio que queda vaco porque alguien ha olvidado un puntoen particular y por eso inventa algo para llenar ese espacio. Deesta manera se podra argir que todo el psicolanlisis es unaespecie de hermosa paramnesia elaborada, coherente consi-go misma, una especie de arquitectura en la que cada pedacitoest en el lugar adecuado, solamente aqu y all parece quecomienzan a emerger paradojas. Cuando estamos cansadosnuestra conversacin se hace notablemente cosmtica, suena

    exactamente como el psicoanlisis, se convierte en efecto enuna jerga. En pocas palabras, es como la muy conocida afirma-cin que la gente trata de hacer de los ruidos profundos del pe-cho que suenan como si fueran pensamientos profundos. Cuan-do sucede esto, el psictico borderline actuar de forma quemostrar que sabe bien que el analista que estaba all est aho-ra mentalmente ausente.

    No se si era esto de lo que hablaba usted, per a mi me pare-ce que es muy similar esta comunicacin extraordinaria. No esfsica, por lo que sabemos, y sin embargo es una emocin quese transmite de un cuerpo a otro o bien presunto que debera-mos decir de na mente a otra.

    . PART.: Quisiera, si fuera posible, que retomjramos y afron-

    tramos el problema que al principio se ha tocado, el proble-ma del trauma del nacimiento y del discurso inmediatamenteposterior de los restos animales que hay en los hombres por-que me parece que en el discurso del Dr. Bion ha habido unaespecie de pasaje de lo que era el trauma del nacimiento pro-piamente a lo que podramos llamar el concepto, digmoslo as, del cumpleaos: una cosa es nacer, otra cosa es recordar

    el propio cumpleaos, es decir el momento en que uno ha em-pezado a sentir, a ver, a reir. Me he sentido muy estimulada por

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    esto, si es possible ver el problema, para usar su lenguaje,desde este vrtice. La insistencia del Dr. Bion en el hecho deque el analista ha de ser extremadamente preciso en el len-guaje que utiliza, significa fundamentalmente me parece queel analista tiene que estar muy seguro de estar diciendo lo quesiente. Entonces el momento en que el analista tiene la sensa-cin, ms o menos, de que est diciendo verdaderamente loque est sintiendo y pensando, luego de tener consciencia de

    lo que se mue^e en l, se puede comparar al paso de la sen-sacin a la palbra articulada de la que usted ha hablado en laparte anterior bel seminario? Si esto corresponde al detalledel nacimiento', no en el sentido de cuando uno viene al mun-do, sino del nacimiento en el momento en que uno es cons-ciente de sus propias percepciones, de lo que siente entonces la verdadera pregunta es esta: Es posible que este pro-

    ceso de autoprecisin, de autoconsideracin, digamos, delpropio lenguaje por parte del analista sea verdaderamente eltrauma del nacimiento del analista cada vez en el anlisis, yque en consecuencia el paciente ocupa la posicin de quienes espectador de este continuo nacer del analista? Y finalmen-te, cmo se puede conjugar el nacimiento del analista con elnacimiento del paciente? Qu fenmenos de identificacinhay, de aprendizaje, de comunicaciones, que van ms all de

    la palabra, etc. etc.?

    BION: Necesitara mucho tiempo para responder al gran n-mero de preguntas que usted me ha hecho. Pero querra llamarvuestra atencin sobre un pasaje de Guerra y Pazde Tostoy enla que el Prncipe Andrei dice: Esto es verdad; acptalo, estaera la sensacin que tena, y l comunica muy claramente su

    sensacin con estas palabras. No se qu validez se le puedeatribuir pero yo se que en la habitacin del anlisis hay situacio-nes en las que ambaspersonas son i luminadas.

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    Traduciendo esto mismo a un lenguaje ligeramente distinto:dos personas tienen una relacin sexual; dicen inc luso pue-den obtener un documento que lo certifica que estn casa-das. Qu iz ambos tienen una experiencia que les permite de-cir: Esta es de verdad una expresin de amor. De esta ma-nera los dos saben de forman inequvoca lo que es el amorapasionado, y en comparacin con esta experiencia una per-

    sona puede volver a valorar todas las otras relaciones sexua-les que ha tenido inc luso con la misma persona y la diferen-cia que hay entre ellas. Que sea posible plasmar esta capaci-dad de comunicacin verbal, apenas adquir ida, hasta el puntode que se pueda acercar a una descripcin del amor apasio-nado, es otro asunto completamente distinto. Si consideris lahistoria cultural de la raza humana, cuntos poetas, filsofosy santos pensis que se han acercado a describir esa extraor-dinaria experiencia del amor apasionado? De hecho, las pala-bras, el vocabulario, estn tan degradados, tantas personashan aprendido a hablar de amor , de odio" y dems, que seha convertido en un acontecimiento administrativo ordinariopara la gente decir :S, lo se; s, lo se, s lo se. Creen de ver-dad que lo saben, pero no saben nada. Es posible que digan:Claro que conozco "Les Coquelicots" he visto muchas repro-ducciones O bien: S, conozco el Concierto para trompa deMo zart h e escuchado un montn de grabaciones" . Pero nun-ca han experimentado verdaderamente esa cosa.

    Despus del ltimo ensayo de Petrouchka el director dijo:No, no est bien. Tanto Fokine como Stravinsky quedaron tur-bados por la idea de que no estuviera bien acababa, si re-cordis, con la muerte de Petrouchka. Cuando Fokine y

    Stravinsky atacaron al director, dicindole: Bien, y cmo de-bera acabar?" , l respondi: Tiene que aparecer el fantasmade Petrouchka". As, aunque crean que era el ltimo ensayo,se pusieron a trabajar y modificaron el final para que el fantas-

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    ma de Petrouchka apareciera sobre la pared gesticulando fan-tst icamente con los brazos.

    Cul es el objeto que da a entender que se trata del fan-tasma de una mueca inanimada y de la que se pensara quesiempre ha estado muerta? Haciendo gestos como si estuvie-ra animada, movida por los hilos de un marionetista. Para de-cirlo de otra manera: cuando maana veas a tu paciente, po-drs identificar en el material que te ponga a disposicin lossignos que indican la existencia del fantasma de un mueco?Si lo consigues, quiz puedas tambin insuflar vida en esa

    pequea existencia.

    PART.: Querr a preguntarle al Dr.Bion una cosa. He notadodos olores en su discurso en este momento: El primer olor era elde las cosa que Usted ha dicho, y que me ha parecido un olor dehechos; y luego otro olor, que me parece un olor de teoras. Que-rra saber cul es su impresin personal sobre esto, y querra

    saber si es inevitable que estas dos cosas acaben siempremezclndose entre ellas.

    BION: Depende de lo que usted entienda por inevitable" .Pienso que la escisin tiene una historia muy larga. Por ejem-plo, el diafragma que separa la parte superior de la anatomade la parte inferior, es considerado muy inteligentemente como

    la ubicacin del espritu o del alma porque sube y baja cuandose respira; es obvio que esto es lo que hace que las personaspiensen o tengan miedo. Vale tanto para los hechos anatmi-cos como para las ideas. Es completamente racional; se basaen una buena observacin y se convierte en una impenetrableteora hasta que no hay alguien que la penetre. Segn Demcritode Abdera, la intil masa cerebral tiene mucho que ver con el

    pensar. Tu misma puedes ver lo estpida que es esta idea; nopasa nada. As una teora que afirma que el cerebro est en

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    relacin con el pensares fantstica de verdad, y no est regi-da por ninguna prueba. Bien no del todo porque un geniodescubre que si se bloquea esta materia cerebral, a pesar de

    la copertura sea, con una hacha de guerra por ejemplo, estoevita la molestia de pensar. As podra nacer la idea de queesa forma de operacin violenta y drstica descubre la fuentey el origen del pensamiento.

    Hemos llegado a ser tan inteligentes que he oido decir queen los recin nacidos y los embriones no existen ideas porquesus fibras non son mielin izadasluego probablemente no pue-den pensar. Pero yo he visto un nio pequesimo que tena mie-

    do. He visto a un beb puesto sobre el orinal y que haca cacainmediatamente. Y su culito qu piensa? O quiz no tiene fi-bras mielinizadas y por tanto no puede pensar? O quiz debe-ramos reconsiderar nuestros conocimientos fisiolgicos?

    Lo mismo vale para todo el corpus del pensamiento psicoanaltico. Estas teoras son muy t iles la diferencia entre cons-ciente e inconsciente. Recurriendo a una metfora, podra de-

    cirse que cuando discernimos una idea, o cuando producimosuna teora, parece que al mismo tiempo emitimos material calcreor nos calcificamos, la idea se calcifica, y entonces tene-mos otra impresionante cesura de la que no podemos escapar.Un bien, una teora til del consciente y del inconsciente, se con-vierte en un peso muerto; se convierte en una cesura que nopodemos penetrar. I

    El Dr. Matte Blanco ha hablado mucho de la posibilidad de

    pensamientos o ideas que no han sido nunca conocientes.Yo estoy ciertamente de acuerdo desde un punt de vista ana-

    ltico, sobre la base de mi experiencia analtica, en que hay algu-nas ideas que parece que nunca han sido conscientes, y queincluso parece que traicionan su propia existencia en la vidaadulta. Por ejemplo, tengo n paciente que habla muy libremen-te y al final de una sesin yo se muchas cosas s i diera mucha

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    importancia a una deposicin que est basada en lo que se haoido sobre todos excepto sobre el paciente. Me parece queesto es un poco ms comprensible si se supone que el pacienteha tratado de deshacerce de todo pensamiento, sentimiento,incluso el pensamiento primordial, indeseables, antes inclusode tenerlos, de manera que l esta rodeado de pensamientos alos que otros han dado vozsegn el paciente pero jams por

    sus propios pensamientos o ideas, nunca; no tiene; es necesa-rio evacuarlos todos. Nos preguntamos si podramos poner enmarcha lo que podramos describir como una capacidad mate-mtica, o bier, un pensamiento matemtico para expresar eseestado de forma que sea comunicable a otras personas. Aun-que hubiera usado toda la teora analtica pertinente, no habrapodido hacer ninguna brecha en este flujo de material en el queapareca todo! menos el paciente re nico objeto que permane-

    ca completamente sin expresin. Haba dado un montn de in-terpretaciones sobre la proyeccin y dems; no haba ningunadiferencia. Hay algo en la evacuacin total que exige una formadistinta de aproximacin.

    Un paciente me dice que ha tenido un sueo y que ha soado... lo que sea. Eso es un resumen narrativo. Se podra describir,por medio de las matemticas, como una progresin lineal de A

    a B. Un individuo nace, se casa y muere. Hiciacet.Ah est todala historia s e acab. Pero el problema surge cuando se quierellamar la atencin del paciente sobre algo que exige una delineacin ms sutil de lo que es una progresin lineal desde el nacimiento hasta la muerte.

    Los pacientes confesarn con mucha libertad los pecados muchos pecados y al cabo del tiempo se empieza a pensarque hay una incansable provisin de errores, crmenes, fallos

    con los que hacer avanzar el anlisis. Pero si el anlisis se trans-forma en algo semejante a una versin elaborada de la confe-sin eclesistica, no funciona. As incluso limitndonos al dis-

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    curso articulado, es importante que podamos decidir cundo elanlisis se transforma en una especie de versin moderna de laconfesin. Si se llega a eso, entonces puede suceder que ya nose presta atencin a lo que de bueno tiene el paciente.

    He experimentado este curioso estado de las cosas en lasque parece que la estructura arquitectnica freudiana exige unreajuste, sobretodo en el sentido de dejar espacio al crecimien-

    to. Mientras tratamos de elaborar un sistema de pensamiento, oun sistema de anlisis, tambin tenemos que ser conscientesde que estamos discerniendo una especie de calcificacin des-tinada a hacer que esos pensamientos acaben siendo ms unaprisin que una fuerza liberadora.

    A Melan ie Klein le molestaba que la etiquetaran comoklein iana, se consideraba una psicoanalista normal que se li-mitaba a seguir las teoras reconocidas por el piscoanlisis. Betty

    Joseph le dijo: Ya es demasiado tarde. Te guste o no eres unakleiniana. No tena escapatoria. Y entonces, bajo la presin delas distintas objeciones contra su filialidad cerebral, acab sien-do cada vez ms dogmtica, y yo creo que tambin cada vezms lejos de la posibilidad de prestar atencin a los mritos dealgunas ideas que son dignas detener la oportunidad de crecery de desarrollarse.

    Esto ser importante para nosotros maana, cuando veamos a nuestro paciente. Creo que es de mucha ayuda olvidar todasnuestras teoras y nuestros deseos desde el momento que sonobstculos hasta el punto que pueden acabar siendo una cesuraimpresionante Imposible de superar. El problema es cmo dejarque el germen de una idea, o el germen de una interpretacin sepueden desarrollar. Para ilustrar todo esto puedo hablar de ele-mentos alfa y elementos beta: beta es un elemento puramentefsico: y alfa algo puramente mental como la idea de que un bebpueda pensar si sabe lo que tiene que hacer cuando le ponen elorinal bajo el culo. Tomemos el estadio siguiente de desarrollo,

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    dado que es algo que se puede representar: me gustara decir:Dnde fuiste anoche y qu viste? No me interesa en verdadmucho el hecho de que te fueras a la cama a dormir. Me gustara

    saber tambin dnde fuiste y qu has visto. Bajo presin, podrasincluso admitir: Bien, tuve un sueo, pero no me acuerdo. Freudconsidera muy importante la interpretacin de los sueosno nosdebera sorprender si tenemos en cuenta que se han registradosueos muy pronto en la historia, como los que aparecen en laBiblia. De todas formas, aun estando de acuerdo en esto, yo creoque se corre el riesgo de convertirse e s ms, ya lo ha hecho enuna estructura de la que es muy difcil escapar. Cuando el pacien-te dice que ha soado algo, nosotros pensamos con razn o sinella que estaba durmiendo. Los lugares en que ha estado y loque ha visto, han sido visitados y vistos en un estado determina-do de nimo. Despierto y consciente se encuentra en una situa-cin mental distinta, y la historia que ha visto y todo lo dems estexpuesta seguramente a un proceso de falsificacin porque lacuenta cundo est plenamente consciente. Ha realizado su ex-

    periencia cuando estaba en un estado mental completamente dis-t in to dormido" inconsciente.Para volver a la sesin de maana: lo que tenis que hacer

    es dar una oportunidad al germen del pensamiento. Seguro queno os gustar; seguro que deseis que se adapte a alguna teo-ra psicoanaltica preferida, de manera que si la comentis conotro psicoanalista pueda ser acorde con la teora psicoanaltica,o con las teora d vuestro supervisor o de vuestro analista. Pero

    esto no funciona para lo que vosotros decs por vuestra cuenta.Luego y este es (verdaderamente el punto ms importante perotambin el ms difcil tenis que fenere/cora/e de pensar y desentir lo que pensis, sin que importe lo que piensa vuestra so-ciedad o vuestra Sociedady tampoco lo que pensis vosotros.Puedo tratar de clasificar estos pensamientos y estos sentimien-tos como imaginaciones especulativas, como ideas especulati

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    vas y razones especulativas. Pero no creo que debamos dejar-nos llevar a suponer que estos pensamientos especulativos ten-gan el mismo status que los cientficos atribuyen a los hechos.

    En lo referente a los hechos, me gusta pensar que equivalen a laprueba que da por segura una creencia determinada, idea oteora. Las cosas de que hablo no corresponden ms que a unaprobabilidad algo basado en una prueba inadecuada o insufi-ciente. Incluso una persona de mente aguda como J. M. Keynesescribi sobre la Teora de la Probabilidad. Pero dudo muchoque ese tipo de matemtica funcione bien para resolver el pro-

    blema de la probabilidad; en la precisin de la matemtica hayalgo vlido, pero al mismo tiempo no hay que permitir que esaprecisin quede momificada, tan calcificada que no permita sudesarrollo.

    Recientemente Brouwer y Heyting han intentado l iberar a lafi; matemtica de la prisin del actual pensamiento matemtico a\ travs de la elaboracin del Intuicionismo. Godel ha hecho lo

    i mismo con la metamatemtica, lo que ha comportado la pues ta en discusin de la ley del medio excluido.| Me gustara estar de parte de cualquiera de una de estas

    cosas que han sido excluidas, ya se trate del diafragma queI, separa lo superior de lo inferior, o de cualquier otra cosa. Espe-ja ro poder hablar ms tarde de la parte excluida del psicoanlisis,

    o de lo que quedar excluido de la habitacin del anlisis maa! na por la maana aundo se encuentren ustedes con quien se est analizando. La parte excluida juega un gran rol y quiz no

    se ha manifestado an en la teora psicoanaltica. i

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    Captulo Segundo Roma, 9 de ju lio de 1977

    PART.: Antes del seminario de ayer tena la curiosidad depreguntarle a Bion lo que piensa sobre la msica. Mi curiosi-dad nace de lo que pens a partir de una experiencia analticaen la que me pareci comprender que una paciente prefera lamsica al anlisis y que luego trat de buscar, y comenz ahallar, la msica en el anlisis por varios motivos: la msicaalejaba la experiencia visual y sobre todo la terrorficas relati-vas al espacio fbico. Ella consegua disolver la experienciaterrorfica de los sonidos componindola en una meloda y uti-lizando slo algunos sonidos o ciertas alturas limitadas de lossonidos. Descomponiendo la msica, los sonidos adquiran valores terrorficos que conducan al terror de las imgenes vi-suales, casi corporeas, en relieve; de un espacio claustrofbico.Esta posibilidad de ver imgenes terrorficas yo las atribua a

    su fantasa de un ojo ciclpeo que luego es tambin un tercerojo mental, del que hablan los psiclogos, que parecen ver re-saltado.

    Por otra experiencia analtica me llegaba el recuerdo de Ulisesque se ocult para no ser visto y devorado por Polifemo. Y mepreguntaba si Bion consideraba posible pensar, como algunospsiclogos han demostrado, en una percepcin ciclpica rela-cionada con la msica y con el anlisis. '

    Quera preguntar a Bion si a todo ello se puede unir el proble-ma de los msicos que tocan sin leer y el de Ids msicos quetienen que leer para tocar.

    BION: Si tu paciente es un msico o tiene dotes musicales,entonces es probable que en la habitacin del anlisis tu oigaspalabras y msica.El problema del paciente no consiste sim

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    plemerite en su relacin con el analista. Obviamente el analistaes una persona con quien el paciente se encuentra slo en algu-nas sesiones por semana en un tiempo limitado n o se suponeque deba haber una proximidad permanente. Entonces, porqu viene el paciente? Ciertamente no puede ser porque esten desacuerdo con l, ni porque le guste el analista, ya que elanalista es alguien de poca importancia. En lo que nos afecta, elverdadero problema es el desacuerdo que el paciente mantie-ne consigo mismo. Se pierde con facilidad de vista la teorapsicoanaltica cpue apoya la existencia de los conflictos menta-les, pero de hecho es muy importante.

    De todas forimas, como hecho contemporneo, lo que pue-des ver es algp de la relacin entre estas dos personas el analista y quien se est analizando.

    Volviendo alj resumen de lo que ha sucedido q u e es lo que

    hace que una discusin como esta sea de importancia secun-daria qu sucedera si furais bombardeados como este pa-ciente hace con su analista? Supongamos que el analista po-see una sensibilidad hacia lo que ve y lo que le dice el pacientee s como en teora se presume que somos. Tomemos ante todolas palabras: cules son e n lo que al analista se refiere lasterminaciones nerviosas en juego? Hay una gama amplia de

    estmulos del analista: Lo que queda de su educacin clsica, elconocimiento de la mitologa griega, el conocimiento o la expe-riencia de otra cultura cualquiera. Ha llegado el momento dedemostrar cmo recupera, pongamos, la mitologa griega, o bienla teor a psicoanaltica o la teor a psicolgica. As, desde estepunto de vista, el analista es invitado a expresar la opinin quel tiene de s mismo.

    Qu podemos decir del acompaamiento musical de estamasa de informaciones y de estmulos verbales? El pacienteest proporcionando en verdad la representacin de una pera,el texto y la msica. El problema es qu puede hacer el analista?

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    Haga lo que haga, el paciente dispondr del algo para seguir,algo que el paciente luego podr interpretar por su cuenta.

    Identifiqumonos de nuevo con el analista: qu puedes ha-cer cuando te bombardean con una variedad vastsima de mito-loga, historia, historia clsica y msica? Hay otro aspecto ade-ms de este, y es que probablemente quien se analiza sabeque el analista tiene una preparacin en medicina y que puederequerir, o no, como prefiera, los conocimientos del analista en

    el campo de la medicina. Por ejemplo, este paciente en particu-lar podra manifestar sntomas somticos de una enfermedadhemtica. Qu tiene que hacer el analista cuando tiene la sen-sacin de que el paciente necesita de cuidados mdicos, y almismo tiempo el analista quiere seguir siendo analista? Plan-teo el problema porque quienes se encuentran en un ambientesuficientemente hostil ser fcil que se les impute ejercer

    defic ientemente la profesin, no haber interpretado que el pro-blema no era mental, sino que el paciente tena esa enferme-dad, u otra, hemtica. He conocido un caso que sucedi as: elanalista fue acusado de no haber diagnosticado que se tratabade un caso de cncer y de haber continuado segn el pacien-te interpretando errneamente en trminos psicoanalticos unestado canceroso que acab destruyendo al paciente.

    Sospechara del ruido producido por un paciente que mebombardeara con un montn de hechos. El analista puede aca-bar sordo, ciego y en una situacin tal que le impida virtualmen-te usar sus sentidos porque todoshan sido completamente bom-bardeados.

    Supongamos que el paciente presenta signos de una enfer-medad orgnica pero que finge que es irrelevante. Yo creo queen un caso as dira: "Sobre las molestias fsicas de que me ha-

    bla, tiene que consultar con un mdico.Aqutomaremos en con-sideracin otras cosas. De toda esta variedad de material quese me ofrece para elegir, querra seleccionar lo que a mi enten

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    BION: La comunicacin no verbal es muy difcil de interpre-tar, de transformar o de traducir en un discurso articulado. Estovale lo mismo para el analista que para quien se analiza.Verosmilmente quien se analiza espera poder hablar un lenguajearticulado coniel analista, y no tiene palabras para hacerlo. Estosucede en una variedad de formas distintas aq u podemos dis-cutirlo de nuevo no solamente respecto a un paciente en particu-lar, sino tambin para percibir una cierta semejanza entre estetipo de comunicacin y el paciente que responde con rios delgrimas. Las lgrimas, como las sonrisas, no tienen signif ica-do. As, quien ise analiza se enfrenta al problema de descubrirun mtodo para comunicar lo que quiere decir. Recurriendo auna modalidad histriconarrativa de la situacin d es d e el na-cimiento a la muerte el olor puede ser uno de los medios de comunicacin ;de gran importancia. Luego cualquier fase de

    desarrollo del pac ien teo , por decirlo mejor, cualquier aspectodel paciente en el momento actualtraiciona todava un resto deeste estado mental o de lo que estoy obligado a llamar estadomental. Dnde est situado este olor? Anatmica yfisiolgicamente podemos producir todo tipo de teoras basa-das en nuestros conocimientos de embriologa y dems, pero por el momento dejemos a un lado todo esto; de dnde provie-

    ne este olor desde el momento en que, aparentemente, hay dospersonas en esta habitacin? Digo aparentemente dos perso-nas" a causa del dominio de lo que se podra definir como unpunto de vista racional h ay solamente dos estructuras anat-micas en la habitacin. Pero es difcil saber cuntas mentes opersonalidades hay, y cul es la fuente de ese olor.

    Cediendo una vez ms a la imaginacin especulativa, diraque este paciente encuentra mucha dificultad para decir que vie-ne a ser nutrido mentalmente. Si por casualidad fuera capaz deremover un equipaje extremadamente primitivo, entonces qui-z podra ol fatear el lugar en que espera encontrar su nutricin

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    mental. Pero suponed que al mismo tiempo el paciente temeemit ir un olor que lohace localizable de tal forma que lo expon-ga a ser presa. En este caso empezara a tener la sospecha deque tal vez el paciente tiene miedo de ser devorado, y que aveces tiene miedo de que el analista se d cuenta de que lmismo es comido, es usado para proporcionar nutricin mental.

    Entonces, porqu no decirlo de esta manera? Porqu nodecirle que quiere un anlisis, que quiere satisfacer sus necesi-

    dades emotivas o intelectuales? La respuesta obvia sera: Por-que no puede. El lenguaje articulado, que cualquier otra perso-na puede comprender, as como el paciente mismo, no est alalcance del paciente mismo. As teme que no exista ningunaposibilidad de recibir la ayuda que l quiere por parte del analista.Esta situacin es verdaderamente muy comn. Me sorprendesiempre constatar que son muy pocos los pacientes que creen

    que pueden recibir alivio. Lo mismo digo para los analistas: tie-nen la sensacin de no disponer de ninguna prueba de que eltipo de conversacin que se da en el anlisis pueda satisfacer aalguien o a algo. Se necesita mucho tiempo para que se escla-rezca que de hecho la relacin psicoanaltica est dando unaexperiencia de nutricin para ambas partes.

    Lo mismo vale para el paciente que repi te terrible, terrible.Todo eso lo dice con la vaga esperanza de que salga uno o unacosa capaz de comprender lo que l est comunicando y capazde proporcionar la correcta nutricin mental. Presenta dudas lacuestin de si estos pacientes sern capaces de analizarsedurante un perodo bastante largo que les permita descubrir sivale la pena hacerlo.

    El tipo de cosas que he estado diciendo son generalizacio-nes. Da tras da, una libre asociacin tras otra, nos hallamos

    ante un pedacito de esta historia fundamental. En primer lugarexiste el problema de cmo encontrar algo con que nutrirse sinser devorados en el proceso; y adems, existe el problema de

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    cmo mostrar a alguien que se est aterrado, sobretodo en unasituacin en la que es posible que no haya nadie. En ambos casos los pacientes recurren a un mtodo de comunicacin os-

    curo, primitivo y ms bien incomprensible. Entonces ellos pue-den tener la sensacin que Bien, no sale nada, pero no impor-ta. No es peor que antes. Pero si el analista ha sido capaz deproporcionar interpretaciones suficientes que lleven al pacientea pensar que podrfa haber alguien que puede comprender, en-tonces se desencadena el terror.

    Para aclarar mejor este punto, util izar una imgen pictrica:un grupo de cinco personas sobrevivi a un naufragio. Los otroshaban muerto de hambre o haban caido en los restos de labarca. No tuvieron miedo de su suerte pero se aterrorizaron cuan-do pensaron que se estaba acercando una nave. La posibilidadde ser salvados, y la posibilidad todava mayor de que no nota-ran sus presencia sobre la superfic ie del ocano, lo condujo alterror. Primero el terror tena sus races, por decirlo as, en lasimpresionantes profundidades de la depresin y de la desespe-

    racin. De igual manera, el analista, en el ruido del sufrimiento,en el fracaso del anlisis, en la inutilidad de este gnero de con-versacin, debe ser siempre capaz de escuchar el sonido deeste terror que indica la posicin de una persona que empieza aesperar que puede ser salvada.

    Tomemos en consideracin este paciente que olfatea no solola posibilidad d que el analista pudiera nutrirlo sino tambin laposibilidad de que pudiera devorarlo. Pongmoslo en trminosms racionales: el analista lo comprender? O bien el analistalo encerrar en un hospital psiquitrico del que no podr esca-par? Qu interpretacin le dis? Esta, extremamentesofisticada, diciendo: Tiene usted miedo de ser encerrado enun hospital psiquitrico? En tal caso, el paciente podra no com-prender por qu el analista habla as ni qu hacer con lo que ledice. Esta situacin slo puede decidirse por el analista o por

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    quien se analiza, o bien entre los dos, porque es una situacinmuy delicada. Este es el motivo por el que no me gusta lanzar-me a teoras que no tienen nada que ver con un paciente efecti-

    vo y con la experiencia efectiva. Podra decir de nuevo que cuantomayor capacidad tenga el analista de atrapar la riqueza extre-ma de la situacin que se da en una efectiva sesin a la queasiste el paciente, mayor ser la oportunidad que puede tenerde l legar a decidir. No, no quiero darle esta interpretacin, ledar esta otra. Si le digo que tiene miedo de ser encerrado enun psiquitrico, puede pasar que este paciente, ya muy aterrori-

    zado, se asuste tanto, que no pueda continuar el anlisis. O bien,si le digo que no tiene sentido del olfato, la situacin podra seruna vez ms sin esperanza. Es necesario que se le d una inter-pretacin que proporcione al paciente la posibilidad de saberque se le ha comprendido, y la posibilidad de sentir que no serencarcelado o devorado.

    Esto es en parte un subproducto del hecho que, gracias al

    discurso articulado, parece que establecemos un contacto, unarelacin verbal. Adems el paciente que vive estas terrorficasexperiencias puede temer que el terror se comunique al analista,y que si l, el paciente, no se escapa, ser el analista quien lohar. Volviendo a la experiencia del grupo, puedo decir que elpaciente tiene miedo de una situacin que puede evolucionaren un ataque o fuga, y que se puede expresar unos nivelessofisticados de la mente del analista que dice: Res bien, creo

    que est curado y termina el anlisis e n otras palabras seescapa. O bien se enfada y dice: Oh!, no seas tonto, no seasridculo! !

    Creo que es necesario que el paciente interprete la relacinconsigo mismo. El no tiene simplemente miedo.de ser comidopor el analista o por el hospital; t iene miedo de ser devorado porsi mismo. Por ejemplo, supongamos que el paciente halla que

    la masturbacin t iene un efecto calmante y que la estimulacin

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    de sus genitales alivia su angust ia. Entonces surge el miedo deque el placer de la masturbacin pueda apoderarse de l, devolverlo locoun miedo muy comn con el que tropezamos cuan-do las personas pueden expresar sus propias sensaciones demiedo es el de enloquecer, aunque a menudo no conocen elporqu. Por k> general se puede remontar a una experienciaagradable y gratificante.

    Voviendo al punto al que llegamos ayer: la importancia de lacapacidad del analista para proporcionar un espacio en el quepoder evolucionar. Sea cual sea el corpus terico que os atrai-ga, siempre deberais considerar si hay espacio suficiente en lpara poderos expander. No deberais tener miedo de estas ima-ginaciones especulativas y de estas razones especulativas queson muy vulnerables y que la ms leve inclemencia meteorolgi-ca puede destruir. Si os hallis en situacin de pensar o de ima-

    ginar si esta o aquella historia es pertinente, deberais permitirosalimentar ese pensamiento con la esperanza de que pueda cre-cer hasta convertirse en una idea comunicable.

    PART.: Querra preguntarle al Dr. Bion si el planteamiento metodolgico que l propone como algo que se renueva conti-nuamente, en fermentacin o por decirlo mejor en estado na-

    ciente, se puede unir o tener ciertos elementos en comn con latradicin oriental y ms en concreto con el tipo de enseanzaque lo guro los yoguiimparten a sus discpulos, porque lo queha sucedido antes me lo ha evocado en ms de una ocasin.

    >BION: Lo espero, porque sospecho bastante de un mtodo

    de tratamiento que surge de imprevisto del suelo o del cielo. No

    se por qu, pero me inclino con prejuicios a reconocer mi deu-da con mis abuelos. No creo que me importe mucho ser acusa-do de culto a los antepasados m e gustara siempre ser capazde tener algn tipo de agradecimiento con mis antepasados.

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    Tomemos a un antiguo habitante de esta ciudad; dice:"V7xerefortes ante Agamennona multi, sed omnes illacrimabiles

    urgentur ignotique longa nocte, carentquia vate sacro' . Mu-chos corazones valientes vivieron antes que Agamenn, perotodos viajaron hacia la larga noche sin honor y sin cantos porcarecer de un poeta sacro. Conforta escuchar que nuestras bri-llantes teoras psicoanalticas no constituyen necesariamente unabarrera que, aunque nos colocan indudablemente en una posi-

    cin de superioridad respecto a nuestros antepasados, no nosseparan de ellos para siempre. No tengo ninguna queja por lasatisfaccin causada por una sensacin de xito por haber al-canzado un insightanaltico, pero es una pena si se momifica yse hace una fibra como un diafragma impenetrable que nos se-para para siempre de nuestros antepasados. Si Horacio pudoreconocerla exstencia de otros poetas que vivieron mucho tiem-

    po antes que l, no creo que sea nada malo que nosotros reco-nozcamos a nuestros predecesores, aunque no hayamos nuncaoido hablar de ellos.

    PART.: Quera decir que mientras ayer el Dr. Bion nos propo-na la bsqueda de un objeto, hoy nos da coordenadas, y posi-ciones de nuestra situacin y me parece, entonces, que, porvolver un momento a la situacin de las personas de la balsa,me pregunto si una cosa que podra ser til es hacerle llegar laidea de perspectivas reversibles. Es decir, un instrumento pti-co, dira yo, que le permita ver algo ms, a parte de mostrarlesun objeto. Podra poner un ejemplo con una situacin de grupoen la que se daba una situacin, desde diez sesiones antes, enla que una muchacha suspiraba durante las dos horas de la se-sin. Ahora (debo decir que no comprenda nada de aquella si-

    tuacin), a partir de este hecho, he pensado que era necesariobuscar otra manera de considerar el asunto o de quitarme antes

    1Horacio, Odas IV, IX

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    mi incapacidad de pensar y me pareca que, despus, cuandohe comprendido que estaba relacionado con la cobarda, mepareci que era posible proponerle al grupo que no lo conside-

    rase en la dimensin mdico sacrificial sino desde el punto devista de la imposibilidad de desarrol larse en una dimensin depasado y de futuro.

    Quera aadir solamente que era un intento de comunicacin.

    BION: La situacin psicoanaltica estimula sensaciones muy primitivas, incluidas las sensaciones de dependenc ia y de ais-lamiento. Por eso no hay que sorprenderse si un miembro de la

    pareja, y probablemente los dos, son conscientes del hecho deque la balsa psicoanaltica a la que nos cogemos en la habita-cin del anlisis natu ralm ente bien disfrazada con sillas con-fortables y todas las comodidades modernas es una balsa pre-caria en un mar tumultuoso. Adems de las varias teor as e in-terpretaciones que el analista expresa, es necesario que hayala consciencia de que dos personas se comprometen efectiva-

    mente en una aventura peligrosa. Existe siempre la tendenciade agarrarse a un pedazo a alguna teora o idea psicoanalticacomo si fuera un salvavidas que permite a los dos sentirse asalvo o en la superficie.

    Un pedazo de naufragio ms bien comn lo representa la ideade una cura; nos cogemos febri lmente a un pedacito de cuida-do para quedar en ia superficie. El analista debera ser capazde abstenerse de hacerlo, porque, aun pudiendo tener un efecto

    teraputico momentneo, si se repite continuamente acaba sien-do una adicc inlos dos acaban siendo txicomanos de la cura.Y en esta esfera particular de que nos ocupamos hay una grancantidad de curas que flotan a nuestro alrededor. As es buenoque el anal is taen cuanto se identifica con la persona respon-sable resista a muchas de estas curas baratas que pueden serconstruidas en estructuras elaboradas de manera que antes de

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    saber dnde te encuentras, la balsa construida con restos denaufragio, se transforma en un sistema delirante que es un au-

    tntico Titanic. Como todos sabemos, el Titanic estaba hecho aprueba de naufragios, era el ltimo hallazgo pero choc contraun hecho, y lo hundi.

    Desde el punto de vista matemtico, las lneas, las circunfe-rencias y dems fueron modificadas por su transformacin envectores, en direcciones. Querra proponer una cosa: con el finde discutirlo consideremos que esta experiencia es un hecho.Volviendo al camino de las imaginaciones especulativas, razo-

    nes especulativas, podemos hallar el sueo que no hemos so-ado todava, el sueo de la siguiente noche, el sueo que ten-dr origen en el hecho de esta reunin? Si lo pudiramos hacer,entonces estaramos en situacin de trazar la serie de pensa-mientos que nos podra ayudar a explicar cmo es posible quetodos nosotros nos encontremos en esta habitacin ahora. Estees uno de los hechos que habra que clasificar como increibles.

    Si alguien hubiera escrito, o pudiera escribir, la historia de cadauno de los miembros de esta reunin, o hubiera dicho que nosencontraramos en esta habitacin determinada, en este hotelen particular, en esta hora fijada y en esta fecha, quien leyera lahistoria dira: Qu ridculo'. No hay ninguna historia que seams increble que la historia verdadera.

    PART.: Despus de la intervencin sobre la cuestin de losantepasados y la cita de Virgilio, etc., me par a pensar en elpunto 7 de la cita de Freud, de ayer, en la que me pareca quesubrayaba la continuidad de la vida intrauterina la primera in-fancia, ms que la cesura del nacimiento, que ha sido muy su-brayada.

    Ahora/cuando el Dr. Bion hizo su presentacin, ayer, cuandose refera al concepto de trauma del nacimiento de Otto Rank,entend que se estaba refiriendo al hecho de que "nosotros es-

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    tamos demasiado impresionados por el trauma del nacimien-to. Este es un punto sobre el que yo haba disentido de la tra-ductora que en cambio tradujo que nosotros no estamos sufi-cientemente impresionados por el trauma del nacimiento. Megustara que lo elaborase, si puede, porque no quiero hacer de-masiado ruidq.

    BION: No me he dado cuenta de si haba acentuado el hechode si estbanlos o no demasiado impresionados por la cesuradel nacimient. Quera afirmar que la cesura del nacimiento, el hecho anatmico y fisiolgico, tiene un efecto dominante sobrelo que pensamos a propsito de problema sobre si la mentenace en el mofnento del nacimiento fisiolgico.

    Cuando estis en el estado mental de una persona despier-ta, con todos Ips sentidos disponibles y en un estado conscien-te, qu relacin hay entre lo que decsque habis soado y loque experimentis cuando os hallis en un estado mental distin-to, es decir en ei estado mental que tenis cuando os dorms? Aveces me dicen que el paciente ha soado y lo ha hecho por-que ha sucedido una cosa determinada. No estoy tan seguro de

    que de hecho el paciente haya soado; y ni siquiera estoy tanseguro de que los hechos sean como los describe l. Hay mu-chas maneras de llamarlo: sueo, delirio, alucinaciones y de-ms. Las palabras se han degradado tanto hasta el punto deque estn privadas de significado, si se les atribuyeuno, esesignificado es prcticamente intil. As que no sorprende muchoque el paciente del que hemos oido hablar piense que hay mu-

    cho que decir a favor de la msica. Quiz nos preguntemos porqu un paciente viene a nosotros y porqu el paciente se ponea deciros lo que os dice. Como primer paso puede ser til tenerun analista que, puede decir el paciente, piensa esto o aquello es una relacin entre dos personas. Pero en realidad es unarelacin que quien se analiza tiene consigo mismo El embrin

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    relacin que quien se analiza tiene consigo mismo El embrin

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    altamente inteligente ve y experimenta todo lo que ve y experi-menta; el hombre y la mujer altamente inteligentes proporcionanun resumen muy convincente de lo que est sucediendo. Surgi-ran dificultades si por casualidad pudiramos presentar estapersona altamente inteligente y ya nacida al embrin altamenteinteligente que podra contar historias completamente distintas,narraciones distintas de los mismos hechos. Me pregunto qu

    dilogo se desarrollara entre el insumergible Titanic y sus pasa-jeros, a los que ahog, si se encontraran. Si se encontraran an-tes del hecho dramtico podran decir: He tenido un sueo tre-mendo. Uno podra contestar: No seas tonto slo era un sue-o". Dejo a vuestra imaginacin lo que diran despus.