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    BIOPOLTICA

    Estrategias de gestin y agenciamientos decreacin

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    Maurizio Lazzarato

    BIOPOLTICA

    Estrategias de gestin y agenciamientos decreacin

    Seminario realizado en Bogot entre el 6 y el 10 demarzo de 2006 organizado por la Universidad

    Central. - IESCO

    Una publicacin de la FundacinUniversidad Central - IESCO

    y

    Ediciones S cautoFundacin Comunidad

    Marzo 2007

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    Traduccin: Gisela Daza, Carlos Enrique Restrepo y Ernesto Hernndez B.

    Trascripcin y revisin: Carlos Enrique Restrepo, Ernesto Hernndez B.

    2006 Maurizio Lazzarato, 2006 Ediciones S cauto, Fundacin Comunidad 2006 Fundacin Universidad Central IESCO

    ISBN: 978-958-26-0093-8

    Cali, Colombia

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    ndice

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    NOTA ACLARATORIA

    El presente libro corresponde a la recuperacin de lasconferencias dictadas por Maurizio Lazzarato entre el 6 yel 10 de marzo de 2006 en la Universidad Central(Bogot, Colombia), organizadas por el IESCO comointroduccin a la Maestra en Investigacin en Problemas

    Sociales Contemporneos.La primera conferencia se tradujo segn el texto

    escrito por el autor; las dems obedecen a exposicionesorales y fueron transcritas y retraducidas siguiendo latraduccin simultnea de Gisela Daza, a partir delregistro sonoro que tom Carlos Enrique Restrepo. Latranscripcin y edicin de las conferencias estuvo a cargo

    de Ernesto Hernndez y Carlos Enrique Restrepo.

    En letra cursiva se ha indicado en la presentacin delas conferencias las preguntas de los asistentes, seguidasde las respectivas respuestas de Maurizio Lazzarato. Esteintercambio es de indudable valor en la medida en quesuscit importantes aclaraciones a las exposiciones delautor.

    Igualmente se incluye como apndice del libro laconversacin que la revista S Cauto (Cali, Colombia)sostuvo con Maurizio Lazzarato en Bogot el 8 de juniode 2005, en el marco del seminario Uno solo o variosmundos posibles?, organizado por la UniversidadCentral y el IESCO. Intervinieron en la conversacinMnica Zuleta, Ernesto Hernndez, Cesar Mosquera,

    Ignacio Puente y Carlos Enrique Restrepo.

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    Presentacin

    Presentacin

    A la manera de Emerson o Thoureau, estas conferenciasde Maurizio Lazzarato son caminos experimentales de

    pensamiento. Antes que ser puntos de llegada, soncamino, recorrido, con sus tropiezos, sus bifurcaciones,sus callejones sin salidas y sus recomienzos. Esos

    recorridos, esos caminos del pensamiento sonexperimentales, acogen una novedad, pero estaexperiencia no es la del pensador filsofo o socilogo-que se da un objeto previamente constituido y que

    permaneca simplemente como no-pensado; estaexperimentacin es la del investigador (Maurizio se

    presenta a s mismo como un investigador independiente)que se ve forzado a pensar el acontecimiento en la punta

    extrema de su novedad, momento en el cual sujeto yobjeto se hacen indiscernibles en el agenciamiento quelos precede y arrastra. Esta experimentacin es la de laconstitucin, pues la travesa no tiene como destino uncentro que seguira siendo no-conocido, la travesa es elmovimiento constituyente en el que, al enfrentar el caos,surge algo ms que nada, algo del orden de la percepcin,de la afectividad, de la accin y del concepto, sobre

    fondo casmico y en el que la teora es ya una prctica yla prctica una experimentacin que produce directa einmediatamente efectos tericos.

    * * *

    Toda esta bsqueda se orienta haca los elementos ycomponentes pre-significantes, informales, almovimiento de fluctuacin material, de afectividad, deintensidades pre-individuales que operan como focos de

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    Presentacin

    afirmacin, como complejos de afectividad enunciativosy deseantes: semiticas a-significantes, signos, umbrales,composiciones y descomposiciones, acontecimientos. Elinvestigador no se pregunta por la existencia o no de suobjeto, se dirige a los modos, a las maneras de ser paranarrarnos su funcionamiento, ha perdido cualquier inters

    por definir su esencia y sus determinaciones, pues en losmodos y maneras se trata de movimientos, de ver

    movimientos, por consiguiente de seguir y cuantificar lasrelaciones y las potencias.

    As Lazzarato no nos ofrece un repertorio de respuestas ysoluciones coherentemente distribuidas y desarrolladas;nos hace recorrer y desplazar las preguntas sobre susrespuestas actuales en un movimiento que l mismollama respuesta-problema, y en el cual las respuestas

    actuales conservan su valor y su potencia por cuanto sonportadoras de un engendramiento posibilista de nuevosenunciados (como conjunto de modos y maneras de pasara la existencia) cuya concresin son agenciamientosabiertos a las nuevas fuerzas que nos envuelvan, nosabrazan y nos determinan contingentemente.

    El caso de los intermitentes es una magnfica

    ejemplificacin, o mejor an, una manera singular desacar las consecuencias de un movimiento en permanentetransformacin. En este caso el investigador-actor esarco-flecha-y-blanco, pues este nuevo tipo deinvestigador no le reclama a la observacin y evaluacinde los acontecimientos o los estados de cosas, queverifiquen su teora, como tampoco su teora deriva de laobservacin metodolgica, que luego sera verificada,

    etc.; se trata ms bien de una relacin en la cual elinvestigador y su objeto se modifican permanentemente

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    Presentacin

    al ritmo de las respuestas-problema que multiplican susmutuas determinaciones, de tal modo que lainvestigacin es inmediatamente accin, fuerza y

    potencia que interviene en una relacin diferencial con elacontecimiento, multiplicndolo, transformndolo: elnuevo investigador, el investigador independiente noinvestiga sobre, al cambiar las coordenadas yreferentes de la investigacin se aboca a una tarea ms

    delicada y compleja: investiga con.El poder y la libertad, que en las tradiciones dominantesse presentan como opuestos que se niegan o se limitan,Lazzarato los presenta como elementos componentes dela accin, pues si el poder es una estrategia que se define,siguiendo a Foucault, como accin sobre las acciones

    posibles, y son esas acciones posibles las que

    configuran sujetos que por consiguiente aparecen comoms o menos libres en la condicin absoluta de sulibertad; sujetos que no estn previamente formados, sonentonces una especie de material, una materia no-formada, perpetuamente modulada. As la subjetividad esla resultante, aqu y ahora, del despliegue estratgico y dela respuesta-accin en un medio dado: enunciacin como

    produccin semitica ms all de las significaciones y

    performatividades habituales.

    En este recorrido la investigacin y la poltica entendidacomo el efecto prctico del sometimiento o de laresistencia- cambian de elemento, se desplazan delanlisis molar y totalizante de la sociedad y del estado,haca una multiplicidad de lneas analticas molecularessobre los pequeos dispositivos que asfixian la vida al

    imponerle, de un lado, una servidumbre, sin solucin decontinuidad, a la multitud de dispositivos tcnicos: las

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    Presentacin

    multi-prtesis con las cuales se gestiona la vida parahacerla til, de otro lado, un sometimiento segmentario alos dispositivos institucionales: la institucionalizacin degrupos e individuos para gestionar sus fuerzas y

    potencias, dotarlos de finalidades. Servidumbre ysometimiento conforman pues las dos caras de lasestrategias de gestin del Bios, que nos soncontemporneas. Por el medio se desliza un movimiento

    de resistencias y fugas, de agenciamientos que usan ydesmontan las prtesis, tanto como sometindosehumorsticamente a la institucionalizacin- hacen correry deslizar por fuera y por debajo de las instituciones, una

    potencia-fuerza que anuncia permanentemente sunovedad: agenciamientos de creacin. Entonces elinvestigador no parte de la sociedad y del estado comosus objetos ya formados, estos aparecen cada vez al final

    como un producto y un productor para un nuevorecomienzo: biopoltica, entendida como: estrategias degestin y agenciamientos de creacin.

    Revista S cauto

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    Poder del lenguaje o creacin?

    PODER DEL LENGUAJE O

    CREACIN?Conferencia del da lunes 6 de marzo de 2006

    Mi preocupacin, desde siempre, ha

    sido separar la subjetividad de laindividuacin y trabajar de este modo en una

    lnea de subjetivacin parcial. La

    subjetividad es siempre parcial (...), lasubjetividad est en el cruce de componentes

    heterogneos (...), el individuo est al final

    de los componentes heterogneos yparciales.

    Flix Guattari.

    Hay accin psquica de un hombresobre otro cuando el primero, por sus gestos

    o sus signos expresivos, comprendidos osentidos por el segundo, o por su actitud o su

    mirada, o por su sola presencia, modifica elestado mental del segundo, imponindole un

    desorden o revelndole un apetito,suscitndole clera, miedo, esperanza, odio,

    simpata, un deseo de obediencia o demando, encendiendo una idea, un plan, un

    proyecto.

    Michel Foucault.

    El performativo como forma general del actuarlingstico. La funcin existencial de la enunciacin. Losafectos.

    Desde mediados de los aos 90, asistimos a un fuerteretorno de la filosofa analtica y de la lingstica de origen

    saussuriano cuando, tras las crticas tericas y prcticas llevadasa cabo en los aos 60 y 70, no se lo esperaba. Tanto las teorasde ciertos componentes de los movimientos feministas y

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    Poder del lenguaje o creacin?

    antirracistas en Estados Unidos como las teoras post-obreristasen Europa hacen referencia a la filosofa analtica, y

    principalmente a la categora del performativo, para intentar darcuenta de la naturaleza y de la funcin poltica del lenguaje (supotencia de actuar) en el proceso de subjetivacin.

    En Estados Unidos, los militantes que luchan contra lapornografa y los discursos de odio racistas hacen circular lacategora del performativo. Las categoras de Austin salen asde la atmsfera polvorienta de la academia universitaria paraentrar en el recinto de los tribunales.

    Segn los defensores de los derechos de las mujeres y de lasminoras tnicas, la pornografa y los insultos racistas (losdiscursos de odio) son enunciaciones performativas en elsentido de que no son simplemente la expresin de un punto devista, de una opinin (y como tales protegidos por la primeraenmienda de la constitucin americana) y tampoco se limitan adescribir una situacin. Esas enunciaciones actan sobre los

    auditores contribuyendo a la constitucin social de aquellos aquienes se dirigen (la condicin de la mujer o de una minoratnica). No reflejan simplemente una relacin social dedominacin; decretan, establecen o restablecen esta estructurade poder por la sola potencia de la palabra.

    La enunciacin performativa es, entonces, asimilable a unaconducta, a una accin que neutraliza la potencia de actuar delas personas a quienes se dirige, y que como tal puede ser

    llevada a un tribunal.La enunciacin injuriosa dirigida pblicamente por unMinistro francs (Ustedes tambin estn con esa gentuza?Bien, voy a deshacerme de ustedes) parece a la vez dar larazn y quitrsela a las posiciones que apelan a losperformativos, de tal manera que, a mi modo de ver, se abreuna legtima sospecha sobre la pertinencia de esta teora paraexplicar la fuerza poltica del lenguaje.

    Cules han sido los efectos del discurso de odio delMinistro del Interior francs pronunciado frente a las cmarasde televisin? La palabra gentuza, muy injuriosa ydespreciativa en la boca de un Ministro de la Repblica, no ha

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    Poder del lenguaje o creacin?

    neutralizado la potencia de actuar de los habitantes de losdistritos de las afueras francesas; ms bien, por el contrario,sta se ha activado y en proporciones inimaginables antedicha enunciacin. En lugar de constituir a los jveneshabitantes de esos distritos como dominados, la enunciacin losha activado en su revuelta como insubordinados, precisamente a

    partir del rechazo de la designacin que se les dirigi de sergentuza. La enunciacin injuriosa ha contribuido aconstituirlos en sujeto poltico. Para la poblacin francesa ensu conjunto (ms exactamente, para la poblacin de losrepresentados por los sondeos), podramos decir que, por elcontrario, la enunciacin del Ministro del Interior francs hafuncionado como un performativo. Para los francesessondeados por los peridicos y la televisin, dicha enunciacinciertamente ha contribuido para constituir a los jvenes de esosdistritos como gentuza, confirmando su estado dedominacin, restableciendo y confirmando su situacin de

    subordinacin.En un caso, la enunciacin no tiene ningn poderperformativo; en el otro, parece funcionar como unperformativo. Eso depende de donde caigan esas palabras, enqu agenciamientos de enunciacin y en qu agenciamientos delos cuerpos.

    La tentativa de Judith Butler de oponerse a las corrientesjudiciales americanas de la defensa de las mujeres y de las

    minoras que corren el riesgo de darle al Estado el poder dedecidir sobre lo que es legtimo y lo que no lo es, de dejar a losjueces el poder de establecer qu se puede enunciar y qu no sepuede enunciar, me parece muy dbil, precisamente porque ellaasume, al igual que las posiciones que quiere criticar, que la

    potencia de actuar y la fuerza de transformacin del lenguaje yde los signos est correctamente descrita por las teoras de losactos de habla de la filosofa analtica (y principalmente por

    los performativos). Ella misma resume su programa lingstico-poltico diciendo: el performativo debe ser repensado.

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    Todava ms sorprendente es que en la teora del pos-obrerismo italiano se retomen los performativos (Virno, Negri-Hardt, Marazzi), puesto que dicha teora me parece construidasobre un malentendido que afecta la definicin misma del

    performativo. Me parece que tambin aqu est maldesarrollado el problema de la aprehensin de la potencia deactuar del lenguaje en el proceso de subjetivacin. Esta teoraha querido radicalizar la teora de los performativos,introduciendo la categora del performativo absoluto (Virno).Pero slo retiene una parte de la definicin austiniana: laenunciacin no describe una accin, sino que la cumple (aldecir: declaro abierta la sesin, te condeno..., te

    prometo..., no describo una situacin, al contrario, cumplo loque enuncio). Segn la teora de Austin, la fuerza de laenunciacin performativa proviene del hecho de implicar unaobligacin social (en el caso de una promesa, implica lo que

    enuncia, a riesgo de perder la cara; en el caso de unapregunta, implica a aquel a quien la pregunta est dirigida, ariesgo de interrumpir la conversacin).

    Esta segunda y fundamental condicin del performativo esinexplicablemente abandonada en la teora post-obrerista dellenguaje, de manera que la enunciacin Yo hablo, que no esun performativo, se transforma en performativo absoluto,forma verbal que caracterizara de arriba a abajo la actual

    sociedad de la comunicacin. En efecto, Yo hablo no puedeser un performativo, pues el resultado de esta enunciacin esuna simple informacin, de la cual no se deriva ningunaobligacin social1. Si bien cumple lo que enuncia, el Yohablo no es sin embargo un performativo; es una enunciacinque comunica algo, pero no acta. No crea una situacin nueva

    para el interlocutor que lo obligue a tomar en consideracin elhecho de que le ha sido dirigida una enunciacin (responder,

    obedecer, respetar una promesa, etc.). Si nos atenemos a la

    1 De este modo, el enunciado te hablo no es un performativo, sibien su enunciacin implica que se habla (Oswald Ducrot).

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    teora de Austin, no veo prcticamente ningn caso en el queYo hablo pueda considerarse como un performativo.

    Esta definicin del performativo absoluto reducido a lasimple funcin de sacar a la luz el acontecimiento dellenguaje (el hecho de que se habla, el hecho de que se tome la

    palabra), sin implicar una obligacin, neutraliza todo el alcancey las implicaciones de la teora austiniana. La cuestin queintriga a Austin, y que nos interesa particularmente, es la de laobligacin social instaurada por el discurso, es decir, la

    potencia de actuar, la potencia de transformacin, de creacinpropia del lenguaje.

    La introduccin de los performativos socava las categoraslingsticas de Saussure, como tambin la filosofa del lenguaje,y ante todo, la misma teora de Austin. Hay que recordar que lateora de los performativos ha sido criticada y superada, incluso

    por el mismo Austin quien la haba forjado. En efecto, laprimera teora del performativo haba permitido a Austin

    comprender que el lenguaje en su conjunto es una especie devasta institucin, y que cada una de nuestras palabras (y no slolos perfomativos) sirve para cumplir un acto social (que implicauna obligacin ligada al acontecimiento del discurso), es decir,un acto ilocutorio, semejante a los actos institucionales de losque era parte (te condeno, declaro abierta la sesin, actosque implican siempre una institucin establecida).

    Luego de la categora del performativo, Austin, en efecto, ha

    elaborado el concepto de acto ilocutorio que comprende en suinterior los performativos (lo declaro marido, lo condeno ennombre del pueblo, te prometo..., performativos llamadosespecficos) como un sub-conjunto.

    Contrariamente a la doctrina saussuriana, ya no es posibleadmitir la separacin entre lengua y palabra, donde la primerafija las significaciones de manera previa a cualquier empleo y lasegunda se limita a comunicarlas segn las finalidades de los

    locutores. No podemos, entonces, aceptar la definicin de lalengua como medio de comunicacin, de intercambio deinformacin.

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    En lugar de prolongar el movimiento que comienza conAustin, tanto Virno como Butler, aunque de manera diferente,encierran la enunciacin en la lengua, como si la lengua pudierasostener sobre s misma, secretar a travs de sus estructurassintcticas, fonticas o gramaticales, las significaciones, comosi pudiera engendrar la potencia de actuar sobre los otros yexplicar la fuerza de transformacin del lenguaje y de lossignos.

    La recuperacin del performativo en Virno y Butler estacompaada de una referencia ms o menos crtica a la teorade Hannah Arendt. Este retorno a una definicin aristotlicadel ser poltico como ser de lenguaje parece coherente, puestoque, de la misma manera que la lingstica y la filosofa dellenguaje, la filosofa poltica de Hannah Arendt opera unaespecie de purificacin de la palabra y de la accin, y enconsecuencia, de lo poltico.

    El cuerpo, el gesto, el socius, la dimensin afectiva, las

    relaciones de dominacin domsticas como las llama Arendt,son desechadas y remitidas a lo privado, de manera quetenemos una imagen de la palabra, de lo poltico y del espacio

    pblico que ha sido depurada. La palabra que circula en elespacio pblico es absolutamente logocntrica, como en elteatro. La palabra se despliega sin el intermediario de losobjetos ni de la materia, mientras que nosotros vivimos en unmundo maquino-cntrico donde la produccin y la circulacin

    de los signos estn aseguradas por los dispositivos tecnolgicosy donde los contenidos de la subjetividad dependen siempre deuna multitud de sistemas maqunicos.

    Tenemos aqu un problema poltico mayor. Tras losmovimientos del 68 ya no podemos permanecer en estaconcepcin de la enunciacin y de la palabra, y enconsecuencia, del proceso de subjetivacin, pues lo que hahecho irrupcin en el espacio pblico son precisamente las

    relaciones de poder domsticas, el cuerpo, el afecto, el socius,la poltica, es decir, todo lo que era considerado comoprivado por los griegos y por Arendt, de manera que la

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    definicin de la palabra, de la accin, de lo que es pblico y delo que es poltico ha sido completamente trastornada.

    El problema semitico-poltico de Guattari escompletamente diferente al de los post-obreristas y al de Butler.En lugar de encerrar de nuevo la enunciacin en la lengua,Guattari invierte el punto de vista de la lingstica y de lafilosofa del lenguaje, haciendo de la enunciacin el ncleoactivo de la creatividad lingstica y semitica. La enunciacinno es, de ninguna manera, un simple derivado de las estructurasgramaticales o sintcticas, una simple realizacin individualdel fenmeno social de la lengua. Y las dimensiones afectivo-corporal, social, tica y poltica que la lingstica excluye de sumodelo, para Guattari son el motor de la enunciacin,ciertamente un poco paradjico en tanto no discursivo.

    La valoracin de las semiticas corporales o pre-significantes y la afirmacin de su creatividad y de su potenciade actuar independientes del lenguaje realizada por Guattari,

    acompaa y favorece la afirmacin poltica de las minoras enlos aos 60 y 70. Esas semiticas, esas materias y esasmodalidades de expresin son, en efecto, las de las minoras:mujeres, nios, locos, artistas, jvenes, minoras sexuales,lingsticas y sociales. En realidad, se trata de semiticas y demodalidades de expresin de todo el mundo, puesto que setrata de semiticas y de modalidades de expresin del cuerpo.

    La crtica y la ruptura con las polticas de significacin y de

    representacin centradas sobre el lenguaje, que practicaronampliamente los movimientos de los aos 60 y 70, y laafirmacin de centros mltiples de produccin semitica, dematerias de expresin polvocas, liberan una heterogeneidadde procesos de subjetivacin que estropean el modelo degobierno regido por la individualizacin, la subordinacin delas minoras a la subjetividad mayoritaria (individualizante)

    propia de las sociedades capitalistas.

    En lugar de presuponer la traducibilidad general de lamultiplicidad de los elementos lingsticos y no-lingsticos enla unidad de las semiticas significantes, Guattari nos invitams bien a reconocer su disyuncin, su desvo, su diferencia de

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    funcionamiento y su potencia de produccin autnoma. Slotrabajando la disyuncin y la independencia de esoscomponentes podremos cartografiar sus efectos, sus funciones,sus modalidades de accin, su capacidad de produccinautnoma de signos, de transformacin y de auto-afirmacinexistencial.

    As, la polivocidad de los componentes de enunciacin(lingsticos y no-lingsticos) implica que los procesos desubjetivacin no se pueden reducir a un simple resultado deoperaciones significantes.

    Vamos a reconstruir, entonces, otra teora de la palabra, dela enunciacin y del espacio pblico, de los procesos desubjetivacin, ms fiel a los contenidos y a las formas deexpresin de los movimientos de los aos 60 y 70, tomandocomo punto de apoyo el debate que Guattari sostiene conBajtin, principalmente al final de su vida.

    La teora de la enunciacin en Mijal Bajtin es una

    introduccin carnavalesca a todos los elementos de lalingstica desechados por Virno, Butler y la teora de la accin(y de la palabra) de Hannah Arendt. El Carnaval en laenunciacin, es decir, el reconocimiento de la multiplicidad yde la heterogeneidad de los elementos que la constituyen, sehace sobre la base de una teora de la accin estratgica(lingstica y no-lingstica) cuyo sentido podra definirse en

    palabras de Foucault. Para Foucault, una relacin de poder es

    un modo de accin que no acta directa e inmediatamentesobre los otros, sino que acta sobre sus acciones.No se acta directamente sobre el individuo y sobre su

    cuerpo, como lo hacen las tcnicas disciplinarias, sino sobre elentorno, puesto que el individuo no es el origen absoluto de laaccin. Hay una multiplicidad de elementos que son losdeterminantes de la accin y actan sobre esta multiplicidad,modulando y regulando el entorno de la accin.

    Esto quiere decir que la accin depende de losagenciamientos de enunciacin, de otros enunciados, derelaciones de poder en la esfera dialgica, etc. El enunciado noes ms que una relacin de violencia que acta sobre los

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    cuerpos, sobre las cosas: fuerza, pliega, destruye, encierra todaslas posibilidades.

    Vamos a oponer esta teora de la accin-poder a la teora delperformativo. El poder es un conjunto de juegos estratgicos,pero estos son juegos estratgicos abiertos en los que las cosaspueden invertirse. Juegos estratgicos que hacen que unosintenten determinar la conducta de otros, y que los otrosrespondan intentando no dejar determinar su conducta, ointentando determinar a su vez la conducta de los otros, sealaFoucault.

    1. En la teora (pragmtica) de Bajtin el concepto deperformativo no tiene lugar, puesto que todos los actos dehabla, y no slo los performativos, son un acto social. Todaslas enunciaciones, y no slo los enunciados performativos, sonun acto ilocutorio que implica una obligacin social.

    A pesar de la homologa de trminos, hay diferencias

    notables entre la teora del acto ilocutorio de Austin y la deBajtin. De entrada, hay una diferencia de naturaleza entrelenguaje y enunciacin. Para que las palabras, las

    proposiciones, las reglas gramaticales lleguen a constituir unaenunciacin completa, un acto de habla, es necesario unelemento suplementario que permanece inaccesible a todaslas categorizaciones o determinaciones lingsticas,cualesquiera que sean.

    La palabra, la forma gramatical, la proposicin, separadas dela enunciacin (del acto de habla) son signos tcnicos alservicio de una significacin que solamente es potencial. Laindividuacin, la singularizacin, la actualizacin de esta

    potencialidad de la lengua operada por la enunciacin (surealizacin), nos hace entrar en otra esfera del ser, la esferadialgica. Lo que permite transformar las palabras y las

    proposiciones de la lengua en una enunciacin completa, en un

    todo, son las fuerzas afectivas pre-individuales y las fuerzassociales tico-polticas que, siendo no discursivas, constituyenlas variables internas de creacin y de transformacin de la

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    enunciacin. Son externas a la lengua, pero internas a laenunciacin.

    Las fuerzas afectivas y tico-polticas son expresadas antetodo por la voz. En un importante artculo en el que se refiereampliamente a un texto de Bajtin de 1924, Guattari insiste enque en una enunciacin hay a la vez voces pre-individualesque expresan evaluaciones volitivo-emocionales (los afectos), yvoces sociales que expresan evaluaciones sociales o tico-

    polticas, los valores (lo bello, lo justo y lo verdadero).All donde la lingstica ve relaciones estructurales y

    diferenciales entre los signos, Bajtin, como los iluminados, losidiotas o los locos, escucha voces y su relacin dialgica.Esas voces se despliegan con anterioridad al lenguajearticulado. La voz/entonacin que no est an atrapada en laabstraccin fontica de la lengua se produce siempre en lafrontera de lo verbal y lo no-verbal, de lo dicho y lo no-dicho,y es de este modo que se dirige al otro. Y este dirigirse es

    ante todo afectivo y tico-poltico, ms bien que lingstico.Encontramos en esas voces el animismo profesadotambin por Guattari, es decir, el mundo de las fuerzas afectivasy sus tomas de posicin tico-polticas respecto de los otros yrespecto del mundo. Las voces operan una singularizacin de lalengua que se podra definir como estratgica, puesto quedistribuyen y nombran a los locutores segn un modelo

    proto-poltico y no lingstico que estructura el espacio de la

    palabra segn relaciones de poder entre locutores. La vozimplica ya un modo de accin especfico del discurso que, enpalabras de Foucault, podemos llamar accin sobre accionesposibles.

    La entonacin casi parece indicar que el mundo que rodeaal locutor est lleno de fuerzas animadas: ella amenaza, seindigna, o bien ama o adula los objetos y los fenmenos, diceBajtin.

    La voz se expresa, siente y vibra en un espacio dialgico quees un espacio pblico sui generis. La voz puede producirsesobre la base de diferentes tonos fundamentales, dice Bajtin,que dependen de relaciones de poder en el espacio pblico en

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    el cual ella evoluciona. Son esas relaciones de poder las quemodulan e influencian sus modalidades de expresin. La voz

    puede desplegarse y diferenciarse en una atmsfera desimpata, de complicidad, o bien de desafo, de molestiahaca el interlocutor. No slo se dirige al destinatario, sinotambin al objeto de su propia enunciacin, de manera que el

    primero est llamado a ser a la vez tanto juez y testigo comosu aliado o su enemigo.

    Segn Bajtin, hay que distinguir radicalmente la expresinevaluativa, que puede ser tanto afectiva como axiolgica, de laexpresin semntica, puesto que, contrariamente a lo que

    piensa Wittgenstein, la segunda nunca podr reemplazar,sustituir o remodelar la primera. Siempre habr un desvo, unadisyuncin irreducible entre el deseo y las expresionescorporales de una parte, y el lenguaje (las palabras y las

    proposiciones) de otra. Las exclamaciones lingsticas queaprendemos no podrn nunca reemplazar, sustituir, remodelar el

    grito de dolor del cuerpo. As pues, a diferencia de lo queocurre en la lingstica y en la filosofa del lenguaje, lassemiticas corporales pre-significantes (gestos, posturas,movimientos, actitudes) son partes integrantes de componentesde enunciacin; tienen principalmente en Guattari una

    potencia autnoma de produccin.La entonacin y el gesto estn ligados por un parentesco

    directo que encuentra su origen en el cuerpo, material

    primero y antiguo de esta expresin evaluativa. En cada gesto,como en cada entonacin, duerme siempre un embrin deataque y de defensa, de amenaza o de dulzura, razn por lacual cualquier enunciacin hace siempre jugar al locutor elpapel de aliado o de testigo, de amigo o enemigo.

    La entonacin y el gesto encierran siempre una actitudactiva frente al mundo exterior y al medio social de losenemigos, de los amigos, de los aliados, y frente a los

    enunciados, pasados, presentes o futuros. Incluso el poeta, diceBajtin, trabaja siempre con la simpata o la antipata, con elconsenso o el disenso de quien escucha.

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    Solamente cuando la voz penetra y se apropia las palabras ylas proposiciones, estas ltimas pierden su potencialidadlingstica y se transforman en expresin actualizada.Solamente en ese momento incumbe a las palabras y a las

    proposiciones jugar un papel nico y no reproducible en elintercambio verbal.

    2. La naturaleza estratgica y pblica de la direccin de lavoz (invocar a los amigos y conjurar a los enemigos, determinarlos acuerdos y desacuerdos) implica dos cosas: a) una teorapluralista de la enunciacin, y b) la constitucin de unespacio dialgico.

    En efecto, nos dice Guattari, con Bajtin hemos aprendido aleer el hojaldrado de la enunciacin, su polivocidad ymulticentraje. Guattari encuentra en Bajtin el pluralismosemitico que ya l desarrollaba desde los aos 60. Laenunciacin es una composicin de mdulos de semiotizacin

    de funcionamiento heterogneo. La enunciacin y lasubjetivacin son composiciones siempre parciales (nototalizantes, no universales) de una multiplicidad de elementoslingsticos y no-lingsticos, ticos y polticos.

    En sus ltimos aos, Guattari volvi muchas veces sobre eltexto de Bajtin de 1924 que versa sobre la creacin potica, dedonde extrae una teora de la enunciacin en general.

    En el acto de enunciacin, la subjetividad se apodera

    preferiblemente, y en orden creciente de importancia, de loselementos siguientes para componerlos, para mantenerlosunidos, para concluir de manera siempre temporal y

    provisional:

    a. Del lado sonoro de la palabra, de su aspecto musical.b. De sus significaciones materiales, con todos sus matices y

    variantes.

    c. De su aspecto de vnculo verbal (todas las relaciones y lasinterrelaciones verbales).

    d. Del aspecto de entonacin que expresa a la vez suorientacin emotiva y volitiva a nivel psicolgico y su

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    orientacin respecto de los valores tico-polticos msespecficamente sociales.

    e. Del sentimiento de actividad verbal, del sentimiento deengendramiento activo de un sonido significante (incluyendotodos los elemento motores, la articulacin, el gesto, la mmicay todo el impulso interno de la persona).

    En esta polifona de voces, los dos ltimos elementos, laorientacin emotiva y volitiva y el sentimiento de actividadverbal, constituyen la especificidad de la esfera dialgica, esdecir, de la esfera estratgica de la accin sobre acciones

    posibles. El ltimo elemento, el sentimiento de la actividad decreacin de la palabra, expresa la fuerza del afecto, delelemento no discursivo que engendra no slo la realidad fsicade la palabra, sino tambin el sentido y la apreciacin, esdecir, la afirmacin de un punto de vista que ocupa, por mediodel enunciado, una posicin activa respecto del mundo y de los

    otros: Dicho de otro modo, el sentimiento de un movimiento,de una toma de posicin que atae por completo al hombre, deun movimiento en el cual son arrastrados a la vez el organismoy la actividad semntica, pues lo engendrado es a la vez la carney el alma de la palabra en su unidad concreta, nos diceGuattari.

    Es el afecto quien opera la cristalizacin enunciativadando a la vez un sentimiento relativo de unidad y de

    singularidad a la multiplicidad disparatada de esos elementoslingsticos, corporales y axiolgicos que atraviesan alenunciador. Y es siempre el afecto quien tiene la capacidad detransversalizar esta heterogeneidad de elementos, de darlesuna coloracin, un tono que la haga converger, temporalmente,hacia la singularidad de la enunciacin.

    Los primeros tres componentes de la enunciacin queconstituyen sus componentes lingsticos, son los elementos

    reproducibles, los elementos reiterables de la enunciacin,mientras que los dos ltimos son elementos no reproducibles,elementos absolutamente singulares, creados por primera vez

    por y en el acto de enunciacin.

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    Son los elementos no lingsticos los que le danconsistencia, continuidad y unidad a la enunciacin, y los queoperan la singularizacin existencial de los elementoslingsticos. A estos elementos Guattari los llama focos deafirmacin existencial.

    La voz y el sentimiento de engendramiento de la palabra odel signo constituyen la raz enunciativa del proceso desubjetivacin, es decir, las condiciones de emergencia de lasubjetividad. Esas condiciones de emergencia encuentran suorigen en un campo de intensidades afectivas, es decir, en unadimensin (vaca) anterior por derecho y de hecho a cualquiersignificacin y a cualquier representacin.

    Segn Guattari, vivimos una paradoja que debemostransformar en fuerza poltica: Nos hallamos inmersos ensistemas discursivos, y al mismo tiempo, tenemos que crearfocos de afirmacin existencial que no son discursivos (...).Cuando una mquina amorosa o una mquina de odio se

    desencadenan, esto no se debe al efecto de frases discursivas,cognitivas o deductivas, las cuales estn dadas de entrada, sonpresupuestas. Y esta mquina va a desarrollar progresivamentediferentes medios de expresin (...). La paradoja quiere que seaa travs de un material discursivo como podamos dar, no unarepresentacin, sino una presentificacin existencial de esosfocos.

    Esos focos de afirmacin existencial, esta expresividad

    afectiva, activan una subjetividad procesual auto-fundadora desus propias coordenadas. Los afectos originan, fechan yacontecimentalizan todos los modos de semiotizacin. Esosfocos de singularizacin existencial son inherentes a laenunciacin y a las producciones semiticas, sin ser en absolutoni lingsticos, ni semiticos.

    Segn Guattari, los afectos que dan una singularizacinexistencial a la enunciacin son a la vez moleculares y molares.

    Son afectos pre-individuales, afectos sensibles, pero tambinafectos que vienen a activar referencias sentimentales, mticas,histricas, sociales. No hay solamente afectos elementales,

    pre-individuales, moleculares que activan la enunciacin, sino

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    tambin afectos que Guattari llama complejos, problemticos,molares: los afectos crsticos o los afectos leninistas, porejemplo.

    Es as como, durante dcadas, una constelacin deritornelos existenciales ha dado acceso a una lengua-Leninque implica procedimientos especficos tanto en el ordenretrico y lexical como en el orden fonolgico, prosdico, etc..La entonacin con la cual las personas atrapadas en el afectoleninista pronuncian expresiones como la clase obrera o laclase los distingue inmediatamente de cualquier otro modo de

    pronunciacin de esas mismas palabras.De la misma manera que tanto Foucault como Deleuze y

    Guattari son partidarios de un pensamiento del afuera,podramos hablar, a propsito de la enunciacin, de unasemitica del afuera. Lo que nos obliga a hablar, a expresarnos,a producir signos son siempre fuerzas del afuera. Algo no-discursivo, que est dado de entrada como un todo, es lo que

    abre la posibilidad de la produccin semitica. A partir de estafuncin existencial (que Guattari llama proto-enunciacin) sedesencadena una procesualidad en estado naciente que seconvierte progresivamente en fuente o lugar de proliferacinde los signos. A esta fuerza del afuera Guattari le atribuye unafuncin existencial que juega un gran papel en laenunciacin.

    3. Pero la expresin del enunciado es siempre, en un gradoms o menos considerable, una respuesta; dicho de otro modo,ella manifiesta no slo su propia relacin con el objeto delenunciado, sino tambin la relacin del locutor con losenunciados ajenos. Un enunciado siempre est atrapado en unagenciamiento de enunciacin colectivo. Un enunciadoconcreto es un eslabn en la cadena del intercambio verbal. Losenunciados no son indiferentes los unos a los otros y no se

    bastan por s mismos; se conocen los unos a los otros, sereflejan los unos en los otros. Y son precisamente esos reflejosrecprocos los que determinan su carcter.

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    El ndice sustancial (constitutivo) del enunciado (o acto dehabla), es el hecho de que se dirige a alguien, de que estdirigido hacia lo ilocutorio. Cualquier acto de habla se dirige aalguien o a algo, responde a alguien o a algo, expresa valores,

    puntos de vista, emociones, afectos, simpatas y antipatasrespecto de una situacin, respecto del otro, respecto de sus

    propios enunciados y respecto de los otros enunciados, pasadosy presentes, que circulan en el espacio pblico (principalmentelos que remiten a lo verdadero, a lo justo y a lo bello, nosrecuerda Bajtin). Todo acto de habla apunta a un acuerdo o a undesacuerdo, invoca a los amigos y conjura a los enemigos.

    Cualquier acto de habla es una pregunta que requiere unarespuesta, pero la respuesta que la enunciacin espera implicauna actitud de respuesta activa, una comprensin derespuesta activa por parte del otro, a diferencia del

    performativo donde el otro no tiene autonoma ni libertad. Parala enunciacin, no hay nada ms terrible que la irresponsibidad

    (la no-respuesta), pero la respuesta-reaccin que el acto dehabla espera no es, de entrada, lingstica.Si, como lo sugiere Bajtin, consideramos esta vez ya no el

    hojaldrado de la direccin, sino el hojaldrado de lacomprensin, encontramos la misma multiplicidad deelementos lingsticos y no-lingsticos. En la comprensin, enla respuesta-reaccin activa podemos distinguir, siempresegn un orden de importancia creciente, los siguientes

    elementos:

    a. La percepcin psico-fisiolgica del signo fsico (palabra,color, forma espacial).

    b. El reconocimiento del signo (como conocido odesconocido); la comprensin de su significacin reproducibley general de la lengua.

    c. La comprensin de su significacin en el contexto dado

    (contiguo o distante).d. La comprensin dialgica activa (acuerdo-desacuerdo); la

    insercin en un contexto dialgico; el juicio de valor, su gradode profundidad y de universalidad.

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    El ltimo elemento, el elemento propiamente dialgico, es elms importante, puesto que es el que singulariza, el que daconsistencia existencial a la respuesta-reaccin. Lacomprensin lingstica no es idntica a la comprensindialgica. La primera est constituida por elementosreproducibles (los tres primeros elementos en la enumeracinde Bajtin), la segunda por componentes no reproducibles,singulares, creados por el acto mismo de la comprensin (elcuarto elemento en la enumeracin de Bajtin) . La comprensines siempre una toma de posicin, un juicio, una respuesta-reaccin al interior de las relaciones dialgicas.

    Las respuestas-reaccin expresan una simpata, unaantipata, un acuerdo, un desacuerdo, una adhesin, unaobjecin, una ejecucin, un estmulo a la accin, etc.. Todaslas respuestas-reaccin refutan, confirman, completan, seapoyan sobre las preguntas que se le dirigen.

    El prjimo no es un espectador indiferente como en Kant,de quien Hannah Arendt saca su teora del papel y de la funcindel espectador en el espacio pblico. El espectador kantiano, almirar el desarrollo de los acontecimientos (en su caso, laRevolucin francesa), los contempla como un todo,

    privilegiando en consecuencia su posicin de exterioridad y deindiferencia respecto de la accin. Al contrario del destinatariode la enunciacin en Virno, quien a su vez se limita a

    contemplar, a ser testigo y juez de la elocucin (Yo hablo), enBajtin el interlocutor participa plenamente del cumplimiento dela accin. El prjimo es activo y libre en el acontecimiento dela enunciacin, determina su dinmica, orienta su actualizacin.

    Michel Foucault afirma: Una relacin de poder se articulasobre dos elementos que le son indispensables para ser

    justamente una relacin de poder: que el otro (aquel sobre elcual se ejerce) sea reconocido y mantenido hasta el final como

    sujeto de accin, y que ante la relacin de poder se abra todo uncampo de respuestas, reacciones, efectos, invenciones

    posibles. Una relacin de poder acta sobre el campo deposibilidad en el que se inscriben los comportamientos de los

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    sujetos actuantes: incita, induce, desva, ampla o limita, vuelvems o menos probable (...) pero es siempre una manera deactuar sobre uno o varios sujetos actuantes, y esto en cuantoactan o son susceptibles de actuar. De este modo, unarelacin de poder es una accin sobre acciones posibles.

    Si seguimos el hacerse de la enunciacin, fcilmentepodemos constatar que la naturaleza de la enunciacin no esperformativa sino dialgica, estratgica. El acto de habla esuna accin sobre acciones posibles a partir de la dimensintico-poltica y afectiva de la relacin con el otro.

    Mientras elaboro mi enunciado, tiendo, de una parte, adeterminar la respuesta de manera activa; de otra parte, tiendo a

    presumirla, y esta respuesta presumida acta a su vez sobre mienunciado (evito las objeciones que preveo, establezcorestricciones, etc.). Mientras hablo, tomo en cuenta el fondoaperceptivo sobre el cual el destinatario recibir mis palabras: elgrado de informacin que posee sobre la situacin, sus

    conocimientos especializados en el dominio del intercambiocultural dado, sus prejuicios (desde mi punto de vista), sussimpatas y antipatas, etc; pues es esto lo que condicionar sucomprensin de respuesta frente a mi enunciado.

    La eleccin del gnero del enunciado (pues a diferencia dela lingstica de Saussure la enunciacin no es un hechosimplemente individual), la eleccin de los procedimientoscomposicionales y la eleccin de los medios lingsticos se har

    a partir de la relacin con el otro. Esas elecciones puedendeterminarse solamente en el interior de la enunciacin que seest haciendo y en la que el otro es integrado como un elementoviviente, dinmico y libre.

    La definicin que da Oswald Ducrot de la fuerza delperformativo es en realidad la fuerza de todas lasenunciaciones, de todo acto de habla, toda vez que se lo hacomprendido como dialgico. La esfera dialgica abre la

    posibilidad de la accin acontecimental y estratgica entrelocutores.

    As, para la persona a quien se dirige la enunciacin, elcampo de acciones posibles ha sido bruscamente

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    reestructurado. Se traza una dimensin nueva, que impone unanueva medida para los comportamientos. Y esta reorganizacinno es un hecho emprico, un accidente que interviene conocasin del enunciado (Ducrot).

    El Ministro del Interior.

    Ahora podemos comprender fcilmente por qu en el casodel enunciado del Ministro del Interior francs no se trata enmodo alguno de un performativo, sino de una utilizacinestratgica de la enunciacin. Preferimos comprender eldiscurso de odio, como lo denominan los americanos, nocomo una fuerza que cumple lo que enuncia, sino como unaaccin sobre acciones posibles, abierta a lo imprevisible, a laindeterminacin de la respuesta-reaccin del otro o de los otros.

    El enunciado: ustedes son gentuza, busca intervenir en

    una situacin socio-poltica para modificarla, invocando a losamigos y designando a los enemigos, amenazando a estosltimos, tranquilizando y reforzando a los primeros. Buscaaliados, y para construir nuevas alianzas evoca a su enemigo: elinmigrante. Busca reconfigurar el espacio poltico convocandoa los otros como jueces y testigos, obligndolos por asdecir a tomar posicin, a expresar un punto de vista, unaevaluacin que siempre es a la vez afectiva y tico-poltica.

    El espacio abierto por la palabra gentuza no es el delperformativo, sino el de la indeterminacin, el de loimprevisible, el del acontecimiento dialgico. Los efectos noestn pre-determinados como en el performativo, donde ellocutor, el enunciado y el destinatario ya estn instituidos.

    Aqu el enunciador y los pblicos a quienes se dirige atravs de la televisin (enunciacin maqunica) estn abiertos aldevenir de los acontecimientos, puesto que la palabra dialgica

    presupone que los locutores son activos y libres. Laenunciacin injuriosa permitir a Sarkosy ganar o, por elcontrario, le har perder las elecciones presidenciales? Ha sidoun golpe afortunado o desafortunado en el juego estratgico

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    consistente en debilitar a los otros candidatos de su propiocampo en esta eleccin y en ganar votos entre el electorado dederecha y de extrema derecha? l mismo no lo sabe. Y de todosmodos, la respuesta-reaccin se encarg de recordarle lanaturaleza dialgica de todo acto de habla.

    Todas las enunciaciones, como sabemos, implican unacomprensin, una respuesta-reaccin, una capacidad derespuesta activa, una toma de posicin, un punto de vista,una evaluacin de respuesta, y las suscita ms all de lo quesu mismo autor pudiera desear.

    Hay que distinguir la respuesta-reaccin de la gentuzamisma (la cual ha sabido responder con un comportamientomudo y mucho ms eficaz por cuanto dicha respuesta estorganizada alrededor de gestos, comportamientos y actos) de larespuesta de las fuerzas polticas (y aqu tenemos que distinguirla izquierda y la derecha, e incluso distinguir entre losdiferentes componentes de cada una, etc.), como tambin de la

    respuesta de los medios escritos, de los medios audiovisuales,de la respuesta de las autoridades religiosas, etc. La revuelta esel signo inequvoco de la capacidad para producir gestos, signosy eventualmente palabras de manera autnoma, segnmodalidades que no son las mismas del enunciador (hay unadiferencia ontolgica entre el que demanda y el que responde,nos recuerda Bajtin, puesto que pertenecen a dos bloquesespacio-temporales absoluta e irreductiblemente singulares). La

    revuelta para hablar como Guattari es una afirmacinexistencial que manifiesta la fuerza del afuera a partir de lacual, y solamente a partir de la cual, puede ponerse enmovimiento (o no) la produccin semitica. Contra el

    pensamiento de la izquierda marxista y radical que en estarevuelta lo nico que ve es una falta de proyecto poltico, unaausencia de conciencia y de representacin (las dos condicionesde la poltica idnticas tanto para los marxistas como para los

    burgueses), la incapacidad para constituir un espacio pblico enel cual incluso el enemigo est incluido, nosotros preferimos el

    punto de vista de Guattari. Si [este movimiento] escapa a lasignificacin y a la representacin es porque produce lo que yo

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    llamo una endo-referencia e implica una produccin desubjetividad, antes de que esta subjetividad tenga conciencia des misma. Es lo que vivimos en el 68: una subjetividad que se

    produjo antes de que tuviramos tiempo de hacer cualquiercosa.

    El espacio poltico abierto por la enunciacin haevolucionado bajo nuestros ojos, modificndose a cada instante,da tras da, segn el ritmo de los acontecimientos.

    Muchos intereses, muchos objetivos, muchos problemasestn aqu en juego: la afirmacin de los jvenes de losdistritos como sujeto poltico, la candidatura a la presidenciade la repblica, el modelo social francs, el problema de lamigracin y la descolonizacin, etc.

    Hemos visto evolucionar los efectos de la enunciacin entiempo real, mientras estaban sucediendo, al ritmo de losmotines, de la toma de posicin de las fuerzas polticas, de losexpertos, de los sindicatos, de los intelectuales, y todo esto

    orquestado por las mquinas mediticas, verdadero y nicoespacio poltico al cual convergen todos los otros. Losresultados de la enunciacin no se dan por descontados comocuando un juez declara lo condeno en nombre del pueblo,sino que modelan el cuerpo social y poltico, incluso ahoracuando han cesado los motines y cuando los medios no apuntanya sus cmaras y sus micrfonos hacia las afueras de la ciudad.

    Nadie sabe lo que producirn los focos de afirmacin

    existencial encendidos en las noches de noviembre de 2005.Podemos utilizar la concepcin del dialogismo para dar cuentade la evolucin del espacio pblico, pues lo que hemos visto enesas noches de motines y escuchado en esos das deconfrontacin semitico-lingstica es la accin estratgica talcomo la describe Bajtin: los enunciados se refieren unos a otros,

    polemizan, se oponen, consienten con otros enunciados, perotambin los completan o se apoyan en ellos.

    Un enunciado es l mismo una respuesta a otros enunciados,entra en el espacio pblico separndose y distinguindose deotros enunciados, confirmndolos, o incluso enriquecindolos.

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    Pero el enunciado del Ministro no es el primero, al contrario,hace parte de una larga cadena que se remonta muy lejos: lagentuza. Un enunciado est lleno de ecos y de referencias aotros enunciados, a los cuales est ligado en el interior de unaesfera comn de intercambio verbal. Un enunciado debe serconsiderado ante todo como una respuesta a enunciadosanteriores de una esfera dada (entendida aqu la palabrarespuesta en un sentido ms amplio): los rechaza, losconfirma, los completa, se apoya en ellos, los suponeconocidos.

    La cadena de la que hace parte este enunciado y la esfera ala cual pertenece son muy antiguas y hacen parte del patrimoniocomn de la izquierda y de la derecha: actualmente elenunciado en cuestin responde, se apoya y completa losenunciados y los actos del PCF (producimos franceses, otambin los buldzeres empleados contra los focos deinmigrantes), del Frente Nacional (los franceses primero), del

    PS (no podemos acoger toda la miseria del mundo, ellos sonsalvajes). Pero podemos tambin encontrar all ecos mslejanos, como los de la definicin del proletariado en el sigloXIX como gentuza, lo que demuestra a la vez la continuidady la ruptura del enunciado del Ministro del Interior, susfiliaciones y su novedad.

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    Sometimiento social y servidumbre maqunica

    SOMETIMIENTO SOCIAL Y

    SERVIDUMBRE MAQUNICA(El pluralismo semitico guattariano)

    Sesin del martes 7 de marzo de 2006

    PRIMERA PARTE

    La conferencia de ayer fue demasiado formal, para hoy me

    gustara que ustedes intervinieran sin problema. Hay cosas queno se comprendieron o que es necesario repetir? Alguno deustedes tiene observaciones acerca de la conferencia de ayer?

    Me pareci comprender que exista una relacin entre la

    concepcin performativa y la concepcin de Hannah Arendt.Me gustara que aclarara esta relacin. Austin define el

    performativo a partir de una obligatoriedad en la que los actos

    de habla implican su realizacin, pero esta obligacin es decarcter social; no s si en Hannah Arendt suceda de la misma

    manera. Quiero preguntar, partiendo de Hannah Arendt, si

    puede existir cierta performatividad formal de la actuacin, de

    la realizacin, pero no dentro de una obligatoriedad

    autoritaria; a mi parecer, ah est en juego la accin

    conjunta...

    No existe ninguna relacin entre la teora performativa y lateora de Hannah Arendt. Ayer dije que muchos de los autoresque utilizan la teora del performativo para explicar los

    problemas y los movimientos sociales hacen tambin referenciaa Hannah Arendt, pero no dije que ella utilizara esa teora.

    Esta historia del performativo es muy interesante porque eldesarrollo de la lingstica y de la filosofa del lenguaje

    corresponde desde ese punto de vista al desarrollo de lasociologa. Desde finales del siglo XIX, con las investigacionesde Saussure, el asunto del lenguaje se vuelve muy importante

    para la sociologa. Como ustedes saben, ms o menos hasta los

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    Sometimiento social y servidumbre maqunica

    aos 70 el modelo de la sociologa fue prcticamente lalingstica; concretamente, durante los aos 60 y 70, el modelo

    para la sociologa fue el estructuralismo, y no slo para lasociologa, sino para las ciencias sociales en general. TambinHannah Arendt retoma el asunto del lenguaje, pero lo interpretao lo desplaza directamente sobre el terreno poltico. Retoma lateora aristotlica del ser poltico como ser de lenguaje, demodo que aparece en ella un discurso muy interesante y

    profundo sobre la poltica como lenguaje, que no coincide sinembargo con la teora performativa.

    Lo interesante en la teora del performativo es que se pasade una concepcin un poco estructuralista del lenguaje hacia losocial. Detrs de la concepcin del performativo hay unaconcepcin de la convencin social. Luego de haber formuladoesta teora del performativo, en algn momento Austin se dacuenta de que todos los lenguajes, y no solamente el

    performativo, son una institucin social, con lo que abre una

    brecha en la historia de la lingstica y de la filosofa dellenguaje. Habra que mantenerse en esta lnea inaugurada porAustin que apunta a concebir el lenguaje en direccin a losocial, a concebirlo como institucin, como convencin, perocambindola un poco, como intent demostrarlo ayer, es decir,abriendo esta teora hacia una teora del acontecimiento. Puesen la sociologa y en las ciencias sociales hay una tradicinmuy minoritaria que comienza a desarrollarse en el siglo XIX y

    que piensa la sociologa de manera diferente a la concepcinestructuralista. De esto hablaremos luego.Pienso que en Hannah Arendt existe la misma preocupacin,

    pero de modo que plantea otros problemas. Ella retoma la teoradel lenguaje y de la accin poltica partiendo del modelo de lapolis griega, y ustedes saben que en la definicin griega de lopoltico hay justamente una especie de exclusin de ciertoselementos sociales como lo privado, los esclavos, las mujeres,

    etc. Retomar esta teora de lo poltico al modo de HannahArendt puede ser en ciertos aspectos muy positivo, porque sevuelve a plantear el problema de la accin, diferencindolo del

    problema de la fabricacin o de la produccin; de modo que

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    Sometimiento social y servidumbre maqunica

    Arendt se opone a la teora (muy importante en el siglo XIX)del homo faber, de la cual el marxismo es la realizacin, y ms

    bien hace surgir la accin del acontecimiento, pero al mismotiempo ofrece una especie de purificacin de la accin en suconcepcin de lo poltico, porque introduce una separacinentre lo pblico y lo privado. Pienso que a finales de los aos60, sobre todo en el ao 68, estas diferencias fueron bastantecuestionadas.

    Usted plante ayer una relacin poder-lenguaje a la luz de

    la nocin de acontecimiento y de la teora de la accinestratgica en Bajtin. Me gustara saber qu es lo propiamente

    estratgico en la teora del acontecimiento para comprender su

    concepcin del poder.

    En Bajtin no aparece una definicin de la accin estratgica;esta es una nocin tomada de Foucault que maana quisiera

    explicar ms detenidamente, y que a mi parecer es muyimportante para definir los movimientos sociales. He queridoponer juntas la teora de la enunciacin de Bajtin y la nocin deaccin estratgica en Foucault. Foucault dice que el poder esuna relacin, una accin sobre acciones posibles, y que en estarelacin los sujetos son libres de actuar, aunque luego veremosque son libres en grados distintos; entonces estratgico quieredecir que si acto sobre una accin posible, acto o intervengo

    para tratar de estructurar el campo de accin del otro. Esosupone que tomo en consideracin al otro tambin como unactor estratgico, de modo que trato de adaptar mi manera deconducirme de acuerdo con la reaccin que presupongo en elotro. En este sentido, la accin es acontecimiento porque noest predeterminada: yo tengo la posibilidad de actuar, perotambin el otro, y no s cmo va a reaccionar el otro. Cuando elMinistro del Interior se refiri despectivamente a la gentuza,

    no poda prever la reaccin imprevisible del otro, en este caso,de los jvenes de las afueras de Pars.

    En la teora del performativo, por el contrario, hay unaconvencin presupuesta, por lo menos en la teora restringida

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    del performativo. Si respecto de ustedes yo digo: los condenoa cinco aos de prisin, seguramente nadie ir a la crcel, perosi lo dice un juez muy seguramente todos terminaremos en

    prisin. Al comienzo el performativo estaba muyconvencionalmente establecido, y luego se abri hacia estadinmica social y acontecimental. Esta teora del lenguaje esmuy importante porque desde finales del siglo XIX la accin ennuestras sociedades, cualquier tipo de accin, est siempremediada por signos, y en la sociedad contempornea la

    produccin de signos es una produccin maqunica. No por azarel desarrollo de la lingstica y de la semitica vieneacompaado por todo un movimiento social de produccin designos, de produccin de lenguajes en la sociedad. Piensen enesto: a finales del siglo XIX comienza el cine, luego latelevisin, la radio, la explosin semitica del artecontemporneo, etc., y la lingstica permanece un pocoretrasada con relacin a estas dimensiones de lo social porque

    se haba concentrado esencialmente en la dimensin dellenguaje, dejando de lado los otros signos; mientras que, comoveremos, hacia los aos 60 y 70 emerge un discurso de lossignos en general. Naturalmente, antes de esa fecha hubosemiticos importantes como Pierce, por ejemplo, pero notuvieron fuerza en su momento.

    Cmo se entiende la determinacin en esta concepcin de

    la enunciacin como acontecimiento?

    No s si he comprendido bien su pregunta, pero tratar deresponderle. En toda enunciacin hay elementos que sonreproducibles y elementos no reproducibles. Los elementosreproducibles son los elementos lingsticos: las formasgramaticales, las palabras, las preposiciones; pero todos losenunciados que utilizan esos elementos reproducibles son cada

    vez algo nuevo, de modo que, desde este punto de vista, soncada vez un acontecimiento: la voz le da a los enunciados esadimensin de acontecimiento. Este carcter de acontecimientoestriba tambin en el hecho de que cuando hablo con alguien

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    entro en una dimensin dinmica. En el modelo comunicacionalque utilizan las ciencias sociales tenemos un locutor A y unlocutor B y un mensaje que se transmite de A hacia B. Tanto Acomo B y el mensaje mismo son elementos ya constituidos, detal modo que simplemente se transporta informacin o sentidode un lado a otro. Ahora bien, en la teora de Bajtin, comotambin en la teora del acontecimiento, A y B se constituyenen la medida y en el momento mismo en que hablan, al igualque el mensaje y su contenido. El primer modelo que llamamoscomunicacional es en realidad un modelo para poder cuantificary medir la informacin y la comunicacin, a partir del cual losingenieros pueden hacer un modelo matemtico, mientras queen el otro modelo, en el de la creacin del lenguaje a medidaque se habla, se est completamente a resguardo de esamatematizacin.

    Cul es la relacin entre los enunciados performativos y

    los dispositivos de control social?

    Muchos autores utilizan el performativo para explicar lacomunicacin en la sociedad contempornea; lo utilizan, porejemplo, para explicar cmo funciona la televisin o los

    peridicos. Efectivamente, la forma de comunicacin de latelevisin no es en realidad ninguna comunicacin: all se tratade enunciar algo que debe realizarse. De modo que,

    efectivamente, se puede utilizar el performativo para explicarlas formas de control social, pero lo que me interesapersonalmente es ms bien encontrar formas de libertad en elinterior de ese modelo de comunicacin, formas de actuar, o seala posibilidad de construir procesos de creacin en lugar demodelos de sometimiento o de subordinacin. Esa sera lamanera de abrir los procesos de comunicacin, introduciendo loimprevisible dentro de lo previsible. Pero efectivamente hay

    muchos sistemas de comunicacin cuyo funcionamiento puedeser explicado mediante el modelo performativo. Tendramosque extendernos en la consideracin de la manera en que

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    funciona la comunicacin en nuestras sociedades actuales, peroes complicado hacerlo ahora.

    Voy, entonces, a continuar un poco mi conferencia de ayer yluego podemos discutir de nuevo. Creo haber concluido ayercon la cita de Foucault en la cual dice que, para la relacin defuerzas, los discursos no son slo una superficie de inscripcin,sino un operador. En la teora que quiero exponer ahora vamosa reconocer este concepto de operador. Como les deca ayer, esun trabajo inspirado en la obra de Flix Guattari, quien trabajmucho con Deleuze, pero cuyo trabajo individual no es muyutilizado porque es un autor muy difcil; yo no he comprendidosino una parte de todo lo que dice. Es un autor que crea muchosneologismos, que piensa a muy alta velocidad, tanta que haycosas que se le escapaban, ideas que dej inconclusas, pero esun autor bastante interesante. Con l podemos saber lo quesucedi en la esfera social y poltica durante los aos 60 y 70.

    La crtica de la lingstica y la crtica semitica son crticasarrastradas por las fuerzas sociales. La teora de Guattari es unateora que se puede definir como una teora del pluralismosemitico, porque con l vemos emerger diferentes semiticas.El estructuralismo funcionaba como una mquina de captura delas diferentes semiticas; tena la pretensin de traducir lasdiferentes semiticas en una semitica significante,subordinando, por ejemplo, las semiticas corporales, las

    semiticas pre-significantes al lenguaje. La crtica a esteproceso de totalizacin semitica corresponde a un proceso deemergencia simultnea de multiplicidades socio-polticas, talescomo las semiticas de las mujeres, de los locos, de los artistas,las semiticas de los jvenes con el rock y en general con lamsica de los aos 60, etc.; a mi modo de ver, este movimientode crtica a la semitica es paralelo a la afirmacin de estamultiplicidad como sujeto poltico, a movimientos de

    afirmacin poltica de las minoras. Es un momento muyimportante porque se corresponde con la crtica del sujeto,

    puesto que, sin excepcin, estas diferentes semiticas se

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    incorporan a los procesos de subjetivacin, de constitucin delsujeto.

    Lo que voy a describir a continuacin es la manera comoGuattari concibe el capitalismo a travs de la teora de lossignos; de modo que no hay en l solamente una teora del

    pluralismo semitico, sino tambin una teora del signo comosigno del capital. Examinaremos esta cuestin y luegointentaremos entrecruzar ambas cosas.

    Para Guattari, el capital es mucho ms que una simplecategora econmica relativa a la circulacin de bienes y a laacumulacin; en este aspecto, su teora no es muy afn con elmarxismo. El capital es una categora semitica que concierneal conjunto de los niveles de la produccin y al conjunto de losniveles de estratificacin de los poderes. Esta definicin estmuy marcada por un lenguaje propio de la politizacin de losaos 60 y de comienzos de los aos 70. El capital, segn estadefinicin, es un operador semitico. Volvemos entonces a ese

    concepto de operador que habamos encontrado en Foucault.Segn Guattari, los componentes semiticos del capitalfuncionan siempre en un doble registro; el primero es un pocotradicional y el segundo en cambio muy original. El primerregistro es el de la representacin y la significacin (luegoexplicar en qu consiste). La representacin y la significacinestn organizadas fundamentalmente por el lenguaje, con vistasa la produccin del sujeto, a la produccin del yo. El segundo

    registro, por el contrario, dice Guattari, es un registromaqunico. Y esta definicin no la encontramos en ningn otroautor. El capitalismo es, de este modo, un rgimen maqunicoorganizado, de un lado, por semiticas significantes, como porejemplo el lenguaje, y de otro lado, por semiticas que l llamaa-significantes. Qu quiere decir esto? Voy a explicarloampliamente. Respecto de las primeras semiticas es muyclaro, porque se trata de las semiticas que normalmente

    utilizamos para hablar, las semiticas inherentes al lenguaje; lassegundas, en cambio, son semiticas bastante particulares, peromuy importantes, e involucran a todas las mquinas de

    produccin de signos: por ejemplo, la moneda, la televisin, el

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    cine, los computadores, tambin las ecuaciones cientficas, lasfunciones, los diagramas de la ciencia y la msica. Por qu sona-significantes? Porque estos signos pueden producirsignificados o significaciones, pero su funcionamientoespecfico no es ni significante ni simblico. Pensemos, porejemplo, en la moneda. La moneda puede producirsignificaciones, pero la fuerza de la moneda es que puede

    producir independientemente de su estructura simblica.Mientras de un lado se produce un proceso de subjetivacin,

    un yo, del otro lo que ocurre es ms bien que el individuo escapturado como un mecanismo de la mquina. As pues, en el

    primer registro se tiene por finalidad la produccin del sujeto,mientras que en el segundo se trata de articular al individuocomo elemento o componente de la mquina.

    Retomemos ambos registros de manera ms detallada, sobretodo el segundo que es un poco ms complicado; loencontramos enMil Mesetas, pero creo que ante todo son ideas

    de Guattari que Deleuze tradujo de manera ms comprensible.Guattari distingue primero la que l llama funcin desometimiento social [assujettissement] o de alienacinsubjetiva realizada por estas semiticas significantes. El sistemacapitalista, a travs de la representacin y de la significacin,

    produce y distribuye roles y funciones y nos equipa de unasubjetividad, nos asigna una individuacin: identidad, sexo,

    profesin, nacionalidad; de manera que todo el mundo est

    atrapado en una trampa semitica significante y representativa.Cada uno est asignado a una identidad, y de esta manerasomos considerados pero tambin producidos como sujetos.Segn Guattari, esta operacin de sometimiento social aidentidades y a roles establecidos (subjetividad racionalista-capitalista) pasa por la subordinacin de la multiplicidad y laheterogeneidad de semiticas a-significantes al lenguaje y a susfunciones de representacin y de significacin. Guattari al

    contrario, insiste en la pluralidad de semiticas, entre las cualeslas ms importantes son las semiticas simblicas que l llamasemiticas pre-significantes, es decir, todos los medios deexpresin pre-verbales, corporales o icnicos.

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    Pues bien, segn esta teora, estas semiticas pre-verbales,corporales e icnicas como la danza, la mmica, la msica, unacrisis de nervios, una crisis de llanto, intensidades, afectosintensivos de movimiento, de ritmo, no dependen ni dellenguaje significante ni de la conciencia. El problema paraGuattari es que se reconozca la autonoma de estas diferentessemiticas, su autonoma y su potencia de produccin, y enconsecuencia, hacer reconocer que hay diferentes medios deexpresin, diferentes materias de expresin que no deben ser

    jerarquizadas segn una segregacin relativa al lenguaje. Estetipo de semiticas no pone en juego un locutor y un auditorclaramente discernibles, como sucede en el modelocomunicacional y lingstico, y la palabra no ocupa un lugar

    preponderante en ellas. Estas semiticas estn animadas porafectos, por esas fuerzas afectivas de las que hablaba ayer a

    propsito de la enunciacin. Los mensajes no pasan porcadenas lingsticas; pasan ms bien por el cuerpo, por las

    posturas, los ruidos, las imgenes, las mmicas, lasintensidades, los movimientos, los ritmos. Guattari dice que lautilizacin capitalista de las semiticas significantes funcionacomo una marca del poder que unifica y totaliza cualquier otromodo de expresin. Y esta prctica tiene la siguienteconsecuencia: la subjetividad afectiva que se expresa a travsde estas semiticas y que est en la raz de todos los modos desubjetivacin, es ocultada y tiende sistemticamente a ser

    eliminada de las relaciones de discursividad, cuando en realidadlos operadores de discursividad estn esencialmente fundadosen ella. La teora lingstica clsica, tanto como elestructuralismo, suponen efectivamente que el lenguaje es unaorganizacin diferencial de signos. Todas estas semiticas delas que habla Guattari son eliminadas, desalojadas del sistemacomunicacional, de esta relacin de signos lingsticos.Guattari, por el contrario, las introduce, pues para l el lenguaje

    no es posible sin el cuerpo, sin los afectos, en fin, sin lasdimensiones de las que ya hemos hablado. En consecuencia,reintroduce elementos heterogneos y mltiples en la

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    produccin de signos, y por tanto, en la produccin desubjetividad.

    En las teoras lingsticas, el lenguaje ha sido un elementofundamental en la constitucin del sujeto. Entonces se nos haceevidente por qu est ligado al problema poltico de los aos 60y 70, pues es en ese momento que emergen todas estassemiticas, por ejemplo, la de los locos, la crtica al encierro yal concepto de locura en la gran teora de Foucault, todas las

    prcticas nuevas nacidas del psicoanlisis institucional,justamente porque todas estas cosas que estaban rechazadasahora vuelven a emerger. De modo que, a partir de todas estassemiticas, se vuelve a plantear la pregunta: qu es ellenguaje?, pero sobre todo la pregunta: qu es el sujeto?, ques el proceso de subjetivacin?

    En realidad, estas mltiples semiticas estaban oprimidasbajo la representacin y la significacin. Este es un problemano slo lingstico, sino tambin poltico, desde otro punto de

    vista, como tratar de explicarles. Si ustedes toman por ejemplola teora del movimiento obrero, es una teora idntica a esaforma de pensamiento, porque tiene necesidad de larepresentacin y de la significacin para constituir un sujeto

    poltico. De manera muy simple, hay que tener una concienciade clase, hay que tener conciencia, y eso es lo que quieredecir aqu la significacin: ser consciente de algo, traer esoselementos no-verbales a un elemento verbal, como si pudieran

    traducirse. Por otra parte, en efecto, tambin es necesario quealguien represente a alguien; necesariamente los mecanismospolticos estn basados en la representacin, por ejemplo, lospartidos que representan a la clase obrera, o el diputado querepresenta a los ciudadanos. Entonces, de hecho, losmecanismos de representacin y significacin tienen unaimportancia social y poltica. Si tomamos por ejemplo losucedido recientemente en Francia, las protestas de los

    inmigrantes, la revuelta, en ese caso no hubo nunca elementosde significacin ni de representacin, no hubo palabras nirepresentantes; por eso an hoy, para la mayor parte de lasfuerzas polticas, ese movimiento no fue o no es un movimiento

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    poltico, y esta es una condicin que se le puede aplicar a todaslas minoras, a las mujeres, a los locos, a los enfermos, etc.,sobre todo en este momento. Por ejemplo, si ustedes analizan loque suceda antes de que emergiera el movimiento de lasmujeres, para ellas no haba siquiera la posibilidad de adoptarelementos de representacin y significacin. Entonces, como seve, la significacin y la representacin son elementos muyimportantes para constituir un sujeto individual, pero tambinsujetos colectivos: la forma poltica. Por el contrario, podemosver que la introduccin de estas otras semiticas nos hace

    pensar en un sujeto poltico (individual y colectivo) diferente;al menos ese es el proyecto de Guattari. En consecuencia, esnecesario pensar formas muy diferentes de expresin de losmovimientos sociales.

    La primera funcin, entonces, dice Guattari, es una funcindesometimiento social[assujettissement]. Esto quiere decir quetodas las categoras o todas las expresiones sociales que no son

    reconocidas, deben pasar por la significacin y larepresentacin para alcanzar ese reconocimiento, de modo quetodas las semiticas no representativas o no significantes sondescalificadas, tanto como se descalifican todas las formas desubjetivacin que prescindan de estos elementos. La segundafuncin, en cambio, dice Guattari, es una funcin deservidumbre maqunica [asservissement machinique];expliquemos un poco este trmino. Es un trmino que proviene

    de la informtica y de la ciberntica, en las que hay mquinasque constituyen agenciamientos con el hombre o con partes delcuerpo del hombre. Hay que sealar que si bien existen muchasteoras que hablan de la representacin y de la significacin, nohay en cambio teoras que hablen de esta segunda funcin. Pues

    bien, el registro llamado de produccin maqunica o deservidumbre maqunica funciona sobre la base de semiticas a-significantes; aqu los signos no funcionan sobre la base de

    significaciones, sino como si fueran un operador material; estoquiere decir que, en lugar de producir una significacin,desencadenan una accin, una reaccin, un comportamiento,una actitud, una postura. Estas semiticas ponen en movimiento

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    comportamientos, son activas; en lugar de fijar y definir sujetosy personas, estn orientadas a los afectos, a las percepciones, alas emociones. Veamos un ejemplo muy simple para explicarlesde qu se trata.

    Hay un artculo de un investigador americano muyimportante que se llama Brian Massumi, en el que estudia unsistema de alarma que fue implementado y puesto enfuncionamiento en Estados Unidos despus del 11 deseptiembre; es un sistema de alarma de prevencin anti-terrorista. Sirve para calibrar los distintos grados de peligro quesufre Estados Unidos frente a la amenaza terrorista. Este autorsostiene que dicho sistema de alerta no se dirige a la concienciani a la cognicin de los individuos, sino ms bien a lairritabilidad del cuerpo, es decir que se dirige a loscomponentes pre-verbales y pre-individuales de la subjetividad.Los signos perceptivos se utilizan para activar directamente lasensibilidad, ms que para transmitir un contenido o para

    reproducir una forma. Las alertas son seales sin significadoque en s mismas no transmiten o no movilizan ningn sentido,ninguna significacin ideolgica, como tampoco ningndiscurso, pero que activan una respuesta refleja que no pasa porla conciencia sino por el cuerpo. Me parece necesario insistir eneste caso en la imagen del funcionamiento de la mquina.Efectivamente, segn este autor, el sistema nervioso de cadaindividuo est directamente conectado con esta mquina, de tal

    manera que la conexin y por consiguiente, la seal dealarma no pasa por la conciencia sino por el sistema nervioso.Dice este autor que la poblacin se ha convertido de este modoen nerviosidad en red, en una inmensa red neuronal quereacciona de manera refleja frente a los estmulos que le sondirigidos. Este ejemplo nos da una idea de cmo funcionanestas mquinas. Sin embargo, el asunto es un poco mscomplicado, porque estas mquinas pueden funcionar as, es

    decir, dirigindose directamente a la sensibilidad de losindividuos, a su sistema nervioso, pero tambin puedenfuncionar a nivel de las significaciones y producirlas. En estecaso, el sistema de alerta pasa por la televisin. Voy a decir

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    algo que me parece muy importante, aunque no lo puedodesarrollar ahora; segn Massumi, estos signos hacen emergerla subjetividad, o mejor, en el momento de la respuesta reflejaante estos signos aparece una cierta subjetividad. l explicacmo recibimos esos signos y el modo en que esos signos nostocan, explica cmo esta manera a-significante de tocarnos[ejemplificada con el sistema de alarma] abre justamente unespacio para la produccin de signos.

    La televisin, pero tambin la moneda, la ciencia, la msicapueden funcionar como mquinas de produccin de signos quese inscriben en lo real y en el cuerpo mismo, sin necesidad de

    pasar por una significacin o una representacin. Debemossaber que estamos sometidos a ambos sistemassimultneamente, es decir, a un sistema que pasa o funciona atravs de los contenidos, de la ideologa, y a un sistema que

    pasa directamente a travs del sistema nervioso. La fuerza de lamoneda es que elude el problema del sujeto. Hace mucho

    tiempo que conocemos el poder de destruccin de la monedasobre las comunidades tradicionales, debido a que la moneda seengancha directamente sobre el deseo y los afectos. Estosdispositivos nos permiten comprender cmo funciona elcapitalismo actual y por venir. Efectivamente, tenemosestructuras sociales establecidas, pactos y leyes, pero el sistemafinanciero, los medios de comunicacin y otras tecnologas a-significantes, eluden estos problemas de la constitucin de

    sujetos o los desvan para constituir un sujeto propiamentecapitalista. La potencia del capitalismo es que pasa,efectivamente, entre las significaciones, el sentido y elcontenido. Es claro?

    Vuelvo sobre lo dicho para reorganizarlo. Mientras lassemiticas significantes, es decir, las semiticas que pasan atravs del lenguaje y que producen contenidos tienen unafuncin de alienacin subjetiva, de sometimiento social, de

    produccin de sujetos, las semiticas a-significantes tienen unafuncin de servidumbre maqunica [asservissementmachinique]. El ejemplo utilizado por Deleuze y Guattari enMil Mesetas para explicar este concepto es el siguiente: en el

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    Imperio Chino, el individuo hace parte de la mquina imperial,de modo que la mquina imperial funciona como trascendenterespecto del individuo. En la mquina imperial hay solamenteun sujeto: el emperador, mientras que los otros individuos estnsubordinados, es decir, son componentes de la mquinaimperial. Nosotros en lugar del Imperio tenemos un sistemamaqunico como los computadores, en el que hay elementoshumanos a los que se suman elementos inhumanos. En esesistema que comprende lo humano y lo no-humano, es decir, enla mquina en s, lo humano es apenas un componente de unsistema ms general: eso es lo que significa servidumbre[asservissement]. Sometimiento [assujettissement] quiere decirque uno est subordinado a otro en tanto que sujeto; pero laservidumbre maqunica [asservissement machinique] mencionaotro tipo de subordinacin que tiene que ver ms con un ciertoensamblaje o composicin. Tratemos de aclararlo tomando unejemplo de Marx: la fbrica es un sistema donde hay mquinas

    y hombres que trabajan, pero los hombres trabajan unos con losbrazos, otros con la cabeza, otros con la pierna derecha, otroscon la izquierda, y este es el sistema de servidumbre maqunica.El hombre no es un apndice de la mquina sino que hacemquina con ella.

    As pues, todos podemos funcionar como componentes deinput-output de mquinas semiticas (por ejemplo, comosimples relevos de la televisin o de Internet). Cada uno de

    nosotros deja pasar o impide que pasen informaciones,comunicaciones o afectos. A diferencia de las semiticassignificantes, las semiticas a-significantes no conocen ni de

    personas, ni de roles, ni de sujetos. Mientras el sometimientoimplica personas globales, representaciones subjetivas molaresampliamente manipulables, la servidumbre maqunica agenciaelementos infra-personales, infra-sociales. No s si estoycomplicando an ms las cosas. La potencia de esas semiticas

    reside en el hecho de que pasan en medio o a travs de lossistemas de representacin y de significacin, en los que sereconocen y se alienan los sujetos individuales. Es decir quetenemos sistemas de significacin y de representacin en los

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    que nos reconocemos, que producen nuestra subjetividad, perolas mquinas [semiticas] pasan a travs de esos sistemas designificacin y de representacin. No podemos resistir al poderde la moneda con un discurso ideolgico o con una concepcinde representacin; al menos hasta ahora ninguna sociedad lo hahecho.

    Dicho una vez ms, la servidumbre maqunica no es lomismo que el sometimiento social. Mientras el sometimientosocial se dirige a la dimensin molar individuada de lasubjetividad, la servidumbre maqunica activa la dimensinmolecular pre-individual; en el primer caso de sometimiento, elsistema habla y hace hablar, mientras en el segundo caso nohace discursos, no habla; funciona!, se pone en movimientoconectndose directamente al sistema nervioso, al cerebro y a lamemoria, activando reacciones afectivas que difcilmente sonatribuibles a un sujeto, a un individuo o a un yo. Sin embargo,segn Guattari, esos dos registros semiticos trabajan

    conjuntamente en la produccin y el control de la subjetividad.Como lo veremos ahora, los mismos dispositivos semiticospueden ser a la vez dispositivos de servidumbre maqunica ydispositivos de sometimiento social. La televisin, por ejemplo,nos puede constituir en sujetos, en usuarios, o utilizarnos comosimples relevos que hacen o no pasar la informacin, comodiscutimos anteriormente. Tenemos el privilegio de estarsometidos, al mismo tiempo, a unos y a otros.

    Por ahora he terminado, podemos descansar y luegoconversar sobre todos estos asuntos.

    SEGUNDA PARTE

    Usted deca que estos registros semiticos funcionan

    tambin en lo poltico, el primero de ellos mediante la

    produccin de sujetos Y el segundo? Podra intentardefinir el funcionamiento poltico en este segundo registromaqunico?

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    Es lo que deca antes con relacin al sistema de alerta enEstados Unidos Hay que decir que tenemos teoras polticasen lo concerniente a la representacin y a la significacin, porejemplo, teoras como la de la conciencia de clase, larepresentacin de clase; sobre lo otro no hay teoras, no hay unateora poltica sobre el segundo registro, simplemente funciona,y funciona muy bien, pero, insisto, no hay una teora polticasobre ese tipo de semiticas a-significantes. Una de lasdificultades de la poltica hoy en da es integrar ese tipo desemiticas a-significantes, porque es necesario introducirlas enel proceso de subjetivacin, tanto para el sujeto individualcomo para el sujeto colectivo. Por ejemplo, si tomamos la teorade Hannah Arendt, es una teora en la cual el ser poltico es unser de lenguaje, pero es un lenguaje que sucede entre hombres,

    basado un poco en el modelo de la ciudad griega; podemosdecir que la ciudad griega era el habla, y los lmites del espacio

    poltico eran los lmites del alcance de la voz. Para Arendt, esta

    es un habla en la que no hay objeto ni materialidad, en la que ellenguaje pasa de hombre a hombre, es decir, se trata de unasituacin logocntrica en la que el espacio poltico es pensadocomo un teatro. La subjetivacin pasa por el actor que le hablaa un pblico y el habla es eso, es el actor, el actor de teatro. Enla actualidad estamos en un espacio pblico completamentediferente, porque la enunciacin es justamente una enunciacinmaqunica (pero no todas las enunciaciones; por ejemplo, en

    este momento, en este seminario, no existe entre nosotrosningn tipo de enunciacin maqunica). El espacio poltico estreconfigurado por mquinas. Entonces la comunicacin nosucede de hombre a hombre sino entre hombre-mquina-hombre-mquina. Por ejemplo, al menos en Europa, latelevisin es el espacio poltico por excelencia; las campaas

    polticas se hacen esencialmente por la televisin.No hay, pues, una teora poltica sobre lo que eso significa,

    pero el espacio pblico est completamente reconfigurado. Ami modo de ver, ya no podemos usar la metfora del teatro, a lamanera de Hannah Arendt o a la manera de los autores italianosde los que habl ayer, por ejemplo, Virno. El sujeto es un sujeto

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    que se constituye como en el teatro, pero el pblico de hoy yano es el pblico del teatro, sino que tenemos en frente unamultiplicidad de pblicos, y cada uno de nosotros hace parte dediferentes pblicos, cada uno hace parte de esa multiplicidad.Cuando miramos la televisin hacemos parte de un pblico,cuando trabajamos en Inte