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BOCCACCIO Y OTÁLORA EN LOS ORÍGENES DE LA NOVELA CORTA EN ESPAÑA Aunque durante el Renacimiento no desaparece la tradición ejemplarizante y medieval del relato, se difunde como novedad más significativa la propuesta que desde el siglo xiv adelanta Boccaccio 1 . Frente a los ejemplarios como El conde Lucanor, la función predominante de los cuentos enmarcados en el Deca- merón ya no es la de ilustrar el proceso de razonamiento, sino más bien la de relajar o entretener el ocio de los interlocutores. El mencionado cambio, aunque no sea privativo de ninguna época, se difunde sobre todo durante el período renacentista cuando, como se ha dicho, "la narración constituye una finali- dad en sí misma" 2 . En conjunto, los relatos de Boccaccio care- 1 Durante el siglo xvi, se editan con éxito colecciones medievales de cuentos como Calila, Sendehar, El conde Lucanor y, sobre todo, Isopete. Véase, por ejemplo, M. J . LACARRA, "Pervivencia y transmisión del cuento medieval en la Edad de Oro", en La edición de textos. Actas del I Congreso Internacional de Hispanistas del Siglo de Oro, Tamesis, London, 1990, pp. 261-269. Hay que advertir, sin embargo, que en algunos casos, el didactismo característico de estas colecciones, por lo menos en teoría, no se mantiene, como sucede en las llamadas "fábulas colectas" y "añadidas" del Isopete ystoriado (Toulouse, 1488), eds. V. A Burrus y H . Goldberg, Madison, 1990, pp. 137-163. Véase DOMINGO YNDURÁIN, "Historia y ficción en el siglo xv", en prensa. Agradezco al profesor Ynduráin las observaciones sobre estas páginas, redactadas en una versión previa con motivo de la amable invitación del profesor Juan Montero para asistir al curso (septiembre, 1996) sobre prosa de ficción en el Siglo de Oro, celebrado en la Universidad de Sevilla. 2 V. SHKLOVSKI, "La construcción de la nouvelle y de la novela", Teoría de la literatura de los formalistas rusos, ed. T. Todorov, Siglo XXI, Madrid, 1970, p. 142. Según advierte W. PABST, La novela corta en la teoría y en la creación lite- raria, Credos, Madrid, 1972, p. 28, el desplazamiento de lo didáctico a lo ameno "no se halla vinculado a una época, aunque encontró evidentemen- te condiciones muy favorables en el umbral que separa a la Edad Media del Renacimiento". NRFH, XLVI (1998), núm. 1, 23-46

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B O C C A C C I O Y O T Á L O R A E N L O S ORÍGENES D E L A N O V E L A C O R T A E N ESPAÑA

A u n q u e durante el Renacimiento no desaparece la tradición ejemplarizante y medieval del relato, se difunde como novedad más significativa la propuesta que desde el siglo xiv adelanta Boccaccio 1 . Frente a los ejemplarios como El conde Lucanor, la función predominante de los cuentos enmarcados en el Deca-merón ya no es la de ilustrar el proceso de razonamiento, sino más b ien la de relajar o entretener el ocio de los interlocutores. E l mencionado cambio, aunque no sea privativo de n inguna época, se difunde sobre todo durante el período renacentista cuando, como se h a dicho, " la narración constituye u n a finali­dad en sí misma" 2 . E n conjunto, los relatos de Boccaccio care-

1 Durante el siglo xv i , se editan c o n éxito colecciones medievales de cuentos como Calila, Sendehar, El conde Lucanor y, sobre todo, Isopete. Véase, p o r e jemplo , M . J . L A C A R R A , "Pervivencia y transmisión de l cuento medieval e n l a E d a d de O r o " , e n La edición de textos. Actas del I Congreso Internacional de Hispanistas del Siglo de Oro, Tamesis , L o n d o n , 1990, pp . 261-269. H a y que advertir, s in embargo , que en algunos casos, e l d idact ismo característico de estas colecciones, p o r lo menos e n teoría, n o se mant iene , c o m o sucede en las l lamadas "fábulas colectas" y "añadidas" de l Isopete ystoriado (Toulouse , 1488), eds. V . A B u r r u s y H . G o l d b e r g , M a d i s o n , 1990, pp . 137-163. Véase D O M I N G O Y N D U R Á I N , " H i s t o r i a y ficción e n e l siglo xv", e n prensa. Agradezco al profesor Ynduráin las observaciones sobre estas páginas, redactadas en u n a versión previa c o n mot ivo de l a amable invitación de l profesor J u a n M o n t e r o para asistir a l curso (septiembre, 1996) sobre prosa de ficción en el Siglo de O r o , ce lebrado en l a U n i v e r s i d a d de Sevilla.

2 V . S H K L O V S K I , " L a construcción de l a nouvelle y de l a novela" , Teoría de la literatura de los formalistas rusos, ed . T . Todorov , Siglo X X I , M a d r i d , 1970, p. 142. Según advierte W . P A B S T , La novela corta en la teoría y en la creación lite­raria, Credos , M a d r i d , 1972, p. 28, e l desplazamiento de lo didáctico a lo ameno "no se ha l la v incu lado a u n a época, aunque encontró ev identemen­te condic iones m u y favorables en el u m b r a l que separa a l a E d a d M e d i a de l Renac imiento " .

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cen de ejemplaridad directa, el placer y el deleite constituyen su pr inc ipal f inalidad, que marca la "radical novedad" del Deca-merón3. E n la misma línea trazada por Boccaccio, hay una serie de obras relacionadas o no con el Decamerón en las que se exal­ta el relato como vehículo de entretenimiento principalmente. Así, en el Convivium Fabulosum de 1524, escrito también en for­m a dialogada, Erasmo abandona su habitual tono didáctico e introduce u n grupo de amigos que sólo pretenden entretener­se durante la comida contando, como dice uno de los comen­sales, ridiculas fábulas4. E l marco convival justifica el tono risible de los relatos, que se cuentan por diversión durante la sobre­mesa. Algo parecido sucede, como veremos, en los viajes cuando se narran cuentos para entretenerse durante el camino.

E l relato de entretenimiento asimismo se impone como par­te de la educación cortesana y, en general, de lo que se ha l la­mado "adiestramiento" social 5 . E n algunos tratados educativos de la época bien conocidos, como El Cortesano de Castiglione publicado en 1528 y traducido por Boscán en 1534, "saber con­tar b ien u n cuento" se considera como u n a de las habilidades que el cortesano debe desarrollar en determinados momentos 6 .

3 C o m o advierte D . Y N D U R Á I N : " E S e l p lacer l ibre de contar —y de leer— lo que marca l a radica l novedad de Boccacc io" , Humanismo y Renacimiento en España, Cátedra, M a d r i d , 1 9 9 4 , p. 3 5 4 . Cf. E . A U E R B A C H , . Mimesis, F . C . E . , Méxi­co, 1 9 5 0 , pp . 2 0 5 ss.

4 Véase M . B A T A I L L O N , "Erasmo cuentista. F o l k l o r e e invención narrat i ­va" , Erasmo y el erasmismo, Crítica, Barce l ona , 1 9 8 3 , pp . 8 0 - 1 0 9 .

5 M . P. P A L O M O , La novela cortesana. (Forma y estructura), Planeta, Barce­l o n a , 1 9 7 6 , p. 5 5 : "Las colecciones renacentistas se dest inan a u n entreteni ­miento y adiestramiento sociales; lo que debe destacar en ellas es e l ingenio , y van a ser, e n sí, u n a práctica de cultos hombres renacentistas, y destinadas, p o r tanto, a u n a sociedad de aspiración cortesana". Cf . A . P R I E T O , La prosa española del siglo xvi, Cátedra, M a d r i d , 1 9 8 6 , 1 . 1 , pp . 1 7 - 5 9 ; y A . C. S O O N S , Haz y envés del cuento risible en el Siglo de Oro, Tamesis , M a d r i d , 1 9 7 6 , pp . 2 4 - 2 5 , d o n d e hab la también de l a facetudo renacentista, " u n concepto totalmente nuevo en torno a los cuentos", en relación c o n las teorías retóricas de l si­glo xv i . Según matiza Y N D U R Á I N , " C u e n t o r is ible , f o lk lore y l i teratura en e l Siglo de O r o " , RDTP, 3 4 ( 1 9 7 8 ) , 1 1 2 - 1 1 3 : "es u n a m o d a cu l ta que afecta a u n a parte de la sociedad", m o d a que coexiste c o n la tradición de las colec­ciones orientales y c o n la difusión de cuenteci l los más o menos folklóricos.

6 E n adelante, cito El Cortesano p o r l a traducción d e j . Boscán ( 1 5 3 4 ) , ed. M . Pozz i , Cátedra, M a d r i d , 1 9 9 4 , c o n l a indicación e n romanos de l l ibro , seguido d e l número de epígrafe o epígrafes correspondientes . E l l ibro de Cast igl ione ejerce in f luenc ia e n otros tratados educativos c omo e l Calateo de G i o v a n n i de l la Casa traducido a l castellano e n 1 5 9 3 p o r Lucas Gracián D a n -tisco, El Galateo español, ed . M . M o r r e a l e , C S I C , M a d r i d , 1 9 6 8 , donde tam-

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Castiglione propone en su diálogo, como parte de las activida­des del perfecto cortesano, el referir oportunamente "gracias" y "burlas". Así, uno de los interlocutores de El Cortesano, miser Federico Fregoso, explica: "sepa con una buena dulzura hacer que huelguen con él los que le oyeren, y levan tallos discreta­mente con motes y gracias y buenas burlas y hacellos reír de manera que, sin ser jamás pesado, sea gustoso para los que lo hubiere de ser" (II, 41). C o m o en el Decamerón, se exalta el rela­to de entretenimiento, haciendo hincapié en su valor risible y cómico. Para ilustrar la propuesta, en el l ibro segundo de El Cor­tesano, se refieren varios chistes, facecias y burlas para "hacer reír" (II, 47 ss.). Además, los interlocutores de Castiglione alu­den con relativa frecuencia a las novelas del Decamerón, como la del cura de Var lungo (II, 49) o las de Galandr ino (II, 49 y II, 89), entre otras (II, 92). Castiglione establece, por tanto, u n vínculo entre el ideal de "urbanidad" (II, 43), traducido por Bos-cán, y la narrativa de Boccaccio, siempre dentro de la tradición dialógica, pues hay significativas semejanzas entre el diálogo marco que propic ia la reunión de los interlocutores en El Cor­tesano y el del Decamerón.

E n la literatura castellana, a imitación de Castiglione, Cris­tóbal de Villalón compone entre 1535 y 1556 u n manual edu-

bién se habla de los cuentos, especialmente los caps. 12 ( "Del hab lar cont i ­nuado" ) y 13 ("De las novelas y cuentos") . L a concepción de l a novella c omo actividad social p r o p i a de las veladas cortesanas aparece también, entre otros ejemplos, en el Dialogo de' Giuochi che nelle vegghie sanesi ssi usano difare (1572) de G i r o l a m o Barbag l i , trad. y ed. parc ia l de M . J . V e g a Ramos; La teoría de la novela en el siglo xvi: la poética neoaristotélica ante el "Decamerón", Cáceres, 1993, pp . 146-160. P o r su parte, L O R E N Z O P A L M I R E N O , El estudioso cortesano, Va lenc ia , 1573, aborda la cuestión en los epígrafes "Estudioso en conversación" y " D e l estudioso convidado" . E n e l segundo epígrafe, p o r e jemplo , ofrece e l si­guiente consejo (modern izo la acentuación y, l igeramente , l a puntuación y la ortografía de l o r ig ina l ) : " D e x a u n rato essa gravedad estoyca, cuéntales c o n que se recreen, cosas que son poco familiares, c o m o la h is tor ia de D o n l o a n de M e n d o c a y l a Duquesa , o l a de R h o m e o y Iui ieta e n V e r o n a , l a de E d o a r d o y E l ips C o n d e s a de Salberique. Están en francés, son m u y suaves, durará de contar cada u n a m e d i a h o r a , s in que se fat iguen los oydores; si tú guardas los affectos. Llámase el l ibr i co Les histoyres tragiques, i n 16. anno 1557. Si n o hay m o d o para cosa larga, hallarás, cuentos cortos e n e l l i b r i co que se in t i tu la , Facecies, et motz subtils d'acuns excellens espritz, et tres nobles, en francozs, y en i tal iano i n 8. L y o n . S i los vees affectados a hablar de sotilezas de manos, acuérdate de Sylvia de Eutrapelias de M o y a , en V a l l a d o l i d , año 1557. E x p e r i ­mente I o a c h i m i F o r t i i , las Novelas de Masuc io Salernitano , o m i b o r r a d o r que tienes arr iba e n el de la A l d e a , de segunda impressión".

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cativo, con el título de El Scholástico, significativamente escrito en forma de diálogo al modo de El Cortesano1. Villalón señala asimismo la necesidad de hacer más agradable la conversación en sociedad, para que el escolástico que forman el rector de la Universidad de Salamanca y sus amigos, como reza el título del capítulo último, sea "gracioso y apazible" (libro IV, cap. 17). Es necesario que el escolástico sepa durante los banquetes mote­

j a r y decir "cuentos, fábulas y fagegias" porque, como explica Alvaro de Mendoza , uno de los interlocutores de El Scholástico:

el día de oy es entre los hombres vn vso tan común entre quales-quiera condiciones de varones: en pasatiempos de combites o genas no pasan su tiempo en más, para su conversación y plazer. Prégianse todos de se motejar entre sí; y entre su hablar vienen a dezir motes y grapas sabrosas y apazibles, y a dezir cuentos, fábu­las y fagecias con las quales se quieren recrear, y principalmente quando el combite se ha celebrado en vn deleytoso huerto o jar­dín, el qual es lugar más aparejado para este género de recrea­ción, como nos es agora a nosotros éste8.

E l diálogo de Villalón está ambientado en u n paraje ame­no, durante la sobremesa, como tiempo apropiado para la re­creación y para el placer. E l marco dialogado de El Scholástico coincide, de manera significativa, no sólo con el Convivium de Erasmo, sino también con el marco de El Cortesano y, por su­puesto, con el del Decameron. Como en el caso de Boccaccio y de Castiglione, la reunión amistosa sirve de pretexto para intro­duc ir varias facecias y anécdotas risibles, la mayoría de las cua­les se narran en el capítulo último de El Scholástico, como la del cazador de grullas, la de la tinta, la del truhán que vende el ca-

7 L a segunda redacción de El Scholástico, según lo establecido por R. A . K E R R , se comple ta n o después de 1556: " E l «problema Villalón» y u n manus­cr ito desconoc ido de El Scholástico', Clavileño, 6 (1995), 15-22, y "Prolego-m e n a to an ed i t i on o f Villalón's Scholástico", BHS, 32 (1955), 130-139 y 203-213.

8 El Scholástico, ed. R. K e r r , C S I C , M a d r i d , 1967, p. 219. M . T . C A C H O P A L O M A R , "Cuentec i l l o tradic ional y diálogo renacentista", en Formas breves del relato. (Coloquio. Febrero de 1985), eds. Y . F o n q u e r n e y A . E g i d o , Univers idad , Zaragoza, 1986, p. 121. P a r a los entretenimientos cortesanos, en l a línea de Cast ig l ione , véase también El Cortesano (1561) de L u i s Milán cuya acción se ambienta en l a corte valenciana de G e r m a n a de F o i x , cuando los caballeros y damas in te r cambian chistes, cuentos, poesías, leyes de amor , etcétera.

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bailo, la del mercader, etc. 9. L a inclusión de relatos risibles y cómicos se justifica precisamente dentro del marco elegido, en el que los interlocutores tan sólo pretenden entretenerse b ien sea durante la sobremesa, motivo que aparece en El Scholásti­co10, o bien con otros pretextos que pueden aparecer asimismo en algunas colecciones de relatos renacentistas. Como veremos, se cuentan también para acortar las noches de invierno o para aliviar el tedio del camino.

Precisamente, una de estas colecciones más tempranas lleva el significativo título de El sobremesa y alivio de caminantes. Se pu ­blica en 1563, aunque en ella su autor, Timoneda, se l imita a editar los cuentos sin marco, simplemente yuxtapuestos, como hace también con posterioridad en el Buen aviso y portacuentos, de 1564, y en ElPatrañuelo de 1567, colección esta última directa­mente relacionada con el Decamerón11. A pesar de la inf luencia

9 Se inc luyen otros relatos breves al in i c i o de El Scholástico, c omo e l de l estudiante D u r a n g o ( l ib. I, cap. 3 ) que aparece también en El Crotalón (can­to X ) , e l de M e n i p o y M e n e d e m o (lib. I, cap. 4 ) , Jerónimo y L u i s (I, 5 ) , Toxar i s (I, 6 ) . También hay varios relatos en el cap. 1 3 de l l ib . II. Cf . J . M . M A R T Í N E Z T O R R E J Ó N , " V a l o r retórico de l relato corto en El Scholástico de Cr i s ­tóbal de Villalón", en Estado actual de los estudios sobre el Siglo de Oro. Actas del II Congreso Internacional de Hispanistas del Siglo de Oro, Un ivers idad , Salaman­ca, 1 9 9 3 , t. 2 , pp . 6 3 5 - 6 3 9 .

1 0 E l motivo de l a sobremesa aparece c o n anter ior idad en l a Segunda Celestina ( 1 5 3 4 ) de F E L I C I A N O DE SILVA, ed. C. Baranda , Cátedra, M a d r i d , 1 9 8 8 , p . 4 2 1 . D i ce E l i c i a : "que sobremesa, ya que hemos comido , cuentes al señor Grajales y a m i p r i m a e l cuento de lo que te acaeció".

1 1 D i ce M . M E N É N D E Z P E L A Y O , "Cuentos y novelas cortas", Orígenes de la novela, A l d u s , Santander , 1 9 4 3 , t. 3 , p. 2 7 : " A n t o n i o de T o r q u e m a d a , en sus Coloquios satíricos ( 1 5 5 3 ) , y J u a n de T i m o n e d a , en su Patrañuelo ( 1 5 6 6 ) , son los pr imeros cuentistas de l siglo xv i que empiezan a explotar la m i n a de Boc ­caccio" . L a patraña segunda de T i m o n e d a deriva de l Decamerón ( X , 1 0 ) ; se trata de la famosa novela de Grise lda , d i f u n d i d a a partir de la traducción lati ­n a de Petrarca y que se n a r r a también e n los Cuentos de Canterbury, fue tra­d u c i d a a l catalán p o r B . Metge y a l castellano c on el título de Castigos y doctrinas que un sabio daba a sus hijas (siglo xv) . Véase C. B . B O U R L A N D , "Boc ­caccio a n d the Decamerónin Cast i l ian a n d Catalán l iterature", RHi, 1 2 ( 1 9 0 5 ) , 1 - 2 3 2 . Las otras dos patrañas que der ivan de l Decamerón son l a d e c i m o q u i n ­ta (Dec II, 9 ) y la última, e l cuento de los dos amigos ( X , 8 . Se cita l a o b r a de Boccacc io p o r l a trad. cast. de 1 4 9 6 , ed . M . Ol ivar , Planeta , Barce lona , 1 9 8 2 , s in más que ind i car entre paréntesis e l número de j o r n a d a , en romanos , seguido de l de l a novela que corresponde) . Las historias que T i m o n e d a t o m a de Boccaccio son historias ejemplares de amor y de amistad. N o faltan, s in embargo , en ElPatrañuelo argumentos puramente cómicos y risibles por ­que , c omo advierte W . K R Ó M E R (Formas de la narrativa breve en las literaturas románicas hasta 1700, C r e d o s , M a d r i d , 1 9 7 9 , p. 2 0 8 ) , T i m o n e d a "no cuenta

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de Boccaccio, sin embargo, durante el siglo xvi aún no se había popularizado en la literatura castellana el motivo del marco dia­logado decameroniano para introducir relatos breves y novelas cortas. Este tipo de marco no hace su aparición probablemen­te hasta 1609, cuando se publican las Noches de invierno de Esla­va. Así, durante el siglo xvi, se suceden las colecciones de relatos breves que se editan sin marco alguno, como Las seiscientas apo­tegmas (1596) de Rufo, la Filosofía vulgar (1568) de M a l Lara, los llamados Cuentos de Garibay, los de Luis P inedo o la Floresta espa­ñola (1574) de Mel chor de Santa Cruz .

S in embargo, al lado de estas colecciones, hay otro tipo de obras en la literatura castellana del siglo xvi cuya estructura se asemeja a la del Decameron, por interpolar también relatos breves dentro de u n marco dialogado, aunque en realidad Boccaccio agrupa los relatos más que interpolarlos. Esta tradi­ción, relacionada con el modelo dialógico de El Cortesano de Castiglione, se hace patente asimismo en algunos coloquios l u -cianescos y erasmistas cuya importancia ha sido puesta de relieve en los últimos años, a partir de la tesis magistral de M . Bataillon, Erasmo y España, publicada por pr imera vez en 1937. Cabe citar especialmente tres diálogos anónimos compuestos a mediados del siglo xvi, el Diálogo de las transformaciones dePitágoras (d. 1531-1532) y, sobre todo, El Crotalón (d. 1555) y el Viaje de Turquía (1557) 1 2 . A esta serie, podemos añadir ahora los Coloquios de Palatino y Pinciano de J u a n de Arce de O talora, que presentan significativas similitudes con los diálogos citados. Lamentable­mente, M . Batai l lon no llegó a estudiar la obra de O talora, a pesar de que tuvo noticias de su existencia 1 3 . De hecho, los Colo-

para instru ir , c omo antes había hecho l a l i teratura española de l E jemplo , s ino para deleitar" .

1 2 M . B A T A I L L O N , " L a floración de diálogos", Erasmo y España, trad. A . A l a -torre , F . C . E . , México , 1966, cap. 12. D e l anónimo Diálogo de las transforma­ciones de Pitágoras, hay p o r fin u n a edición fiable, a cargo de A n a V i a n , S i r m i o , Barce l ona , 1994. Agradezco a l a profesora V i a n l a lec tura de estas páginas, así c o m o su amab i l idad al fac i l i tarme cop ia d e l estudio de R o t u n ­d a citado en l a no ta 30.

1 3 P i o n e r o e n l a alusión a los Coloquios de O ta lora es e l artículo que E . A S E N S I O p u b l i c a en e l AEM, 6 (1972-73): "Notas sobre l a historiografía de A m e r i c o Castro c o n motivo de u n artículo de A . A . Sicrof f ' , i n c l u i d o luego e n l a España imaginada de Americo Castro, Crítica, Barce l ona , 1992, pp . 179-182, cuando se refiere a "esta obra inédita, pro l i j a pero interesante que a b u n d a e n cur iosas not i c ias y o p i n i o n e s expuestas c o n l a l i b e r t a d de que hace gala e l diálogo erasmiano". C o n anter ior idad , existe u n a tesis inédi-

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quios de Palatino y Pinciano, prácticamente desatendidos por la crítica excepto en algunas notas aisladas, se editó por pr imera vez en 1995.

Tanto por los méritos literarios de la obra de Otálora, como por ser poco conocida todavía, voy a detenerme en los citados Coloquios, cuyo texto se ha conservado en cuatro copias manus­critas, las tres primeras fechadas en el siglo xvi y la última, que es una copia parcial, en el siglo X V I I I 1 4 . Durante el siglo xvi hubo diversas redacciones de los Coloquios de Palatino y Pinciano cuyas variantes no carecen de interés. Además, parece posible fijar la composición de la obra de Otálora con posterioridad a 1550 y, si hacemos caso de la cronología interna, el proceso de redac­ción debió de finalizar pocos años después 1 5 . E n última instan­cia, hay que tener presente que el autor, u n prestigioso letrado que desarrolla su carrera durante el reinado de Carlos V y de Felipe II, fallece en 1561 1 6 .

ta, en su mayor parte descriptiva, de N O R I N E P. 0'CoNNOR,/w¿m de Arce de Otá­lora: "Coloquios de Palatino y Pinciano ", an Erasmian dialogue of the sixteenth cen-tury. A critical analysis ofthe unpublished manuscript, University o f Texas, A u s t i n , 1 9 5 2 , que he p o d i d o consultar recientemente, gracias a la mediación de José L u i s Ocasar.

1 4 J U A N DE A R C E D E O T Á L O R A , Coloquios de Palatino y Pinciano, ed . J . L . O c a ­sar A r i z a , B ib l i o teca Castro -Turner , M a d r i d , 1 9 9 5 , q u i e n reproduce e l manuscr i to de l a B r i t i s h L i b r a r y , C o l . E g e r t o n , 5 7 8 . E n adelante, cito p o r esta edición sin más que i n d i c a r entre paréntesis e l número de la j o r n a d a , en romanos , seguido d e l número de estancia.

1 5 E n su análisis, concluye O ' C o n n o r : "the aproxímate t ime o f c ompo -s i t ion may be d e t e r m i n e d f r o m i n t e r n a l evidence as b e i n g n o ear l ier than 1 5 5 0 or later than 1 5 5 5 " (p. 1 0 ) . Pa lat ino y P i n c i a n o visitan e n Tordesi l las a J u a n a la L o c a (que fallece e n 1 5 5 5 ) . Además, c i tan los Coloquios de Mexía, impresos en 1 5 4 7 . P i n c i a n o a f i rma inc luso que e l m u n d o "pasa ya de m i l y quinientos y c incuenta" (Coloquios X I , 4 ) .

1 6 Referencias a las actividades de Otálora c o m o letrado hay e n algunas obras: J . FAYARD, Los miembros del Consejo de Castilla (1621-1746), Siglo X X I , M a ­d r i d , 1 9 8 2 , p. 2 5 5 ; J . M . P E L O R S O N , Les "letrados", juristes castillans sous Philip-pe III, Université, Poit iers , 1 9 8 0 , pp . 1 4 1 , 2 2 3 ; R . L . K A G A N , Lawsuits and litigants in Castile (1500-1700), Univers i ty o f N o r t h C a r o l i n a Press, C h a p e l H i l l , 1 9 8 1 , pp . 1 8 1 - 1 8 6 . J u a n A r c e de Otálora, vall isoletano de antecedentes nob i l iar ios , perteneció a l a clase de los letrados o juristas ascendente en t iempos de Fe l ipe II. S u trayectoria profes ional estuvo l igada a l a adminis ­tración de just i c ia , después de haber estudiado leyes e n l a U n i v e r s i d a d de Salamanca, d o n d e era co legia l mayor d e l Co leg io d e l A r z o b i s p o , y después de haber ocupado l a cátedra de Instituta en V a l l a d o l i d y luego e n Sala­manca . E n 1 5 4 0 fue n o m b r a d o fiscal de l a Cnancillería de G r a n a d a y en 1 5 5 1 fue o idor , p r i m e r o e n l a A u d i e n c i a g ranad ina y a part i r de 1 5 5 9 , e n l a

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L a temprana fecha de composición de los Coloquios de Pala­tino y Pinciano, entre 1550 y 1561 como máximo (por las mismas fechas en las que Villalón finaliza El Scholástico), hace más inte­resante la aportación de Otálora a la historia de la novela cor­ta durante el Renacimiento, ya que sería anterior a T imoneda y a la mayoría de las colecciones que habitualmente se catalo­gan dentro del género 1 7 . Su redacción coincide, además, con la de El viaje de Turquía y la de El Crotalón, obras con las que los Coloquios de Otálora presentan no pocas similitudes genéricas. Pertenecen los Coloquios de Palatino y Pinciano a la tradición del diálogo erasmista, con la que también se relaciona directa­mente El viaje de Turquía. Además, hace uso Otálora del marco dialogado para intercalar en el transcurso de la conversación, al h i lo de la misma, varios relatos breves de modo parecido a como sucede en El Crotalón18.

de V a l l a d o l i d . Fue consultor de l Santo O f i c i o y, además de haber escrito los Coloquios de Palatino y Pinciano, compuso u n a Summa nobilitatis Hispaniae que se publicó e n G r a n a d a (1553) y se reeditó e n 1559, 1570 y 1613. Véase J . L . O CASAR, " U n humanis ta de l siglo xvi : J u a n de A r c e de Otálora", en Huma­nismo y Cúter. Actas del I Congreso Nacional sobre Humanistas españoles, ed. F. R. de Pascual , U n i v e r s i d a d , León, 1996, pp . 379-387.

1 7 Véase e l catálogo que, p o r e jemplo , establece J . M . LASPÉRAS, La nou­velle en Espagne au Siècle d'Or, Université, M o n t p e l l i e r , 1987, pp . 15 ss.\ Nove-lla que Diego de Cañizares de latyn en romance declaró y trasladó de un libro llamado "Scala Coeli " (mediados de l siglo xv ) , Tragedia de Mirrha (1536) de Cristóbal de Villalón, El Abencerraje (1561), El Patrañuelo (1567) de T i m o n e d a , Novelas de las madejas de fray M e l c h o r de l a Serna , novelas inc lu idas e n el Guzmán de Alfarache (1599) de M . Alemán: Ozmín y Daraja , D o r i d o y C l o r i n i a , Doro tea y Boni fac io . Se podría completar c on e l p a n o r a m a trazado p o r M E N É N D E Z P E L A Y O , "Cuentos y novelas cortas", Orígenes de la novela, y c o n otros reperto­rios: E . P L A C E , Manual elemental de novelística española. Bosquejo histórico de la novela corta y el cuento durante el Siglo de Oro, V . Suárez, M a d r i d , 1926; C. B . B O U R L A N D , The short story in the seventeenth century with a bibliography ofthe nove-llafrom 1576 io 1700, B . F r a n k l i n , N e w Y o r k , 1973, pp . 87-101, o l a antología ed i tada p o r J . FRADEJAS L E B R E R O , Novela corta del siglo xvi, P laza y Janes, Bar ­ce lona , 1985. N i n g u n o de estos autores a lude a ios cuentos interpolados en los Coloquios de Palatino y Pinciano. Cf . M . C H E V A L I E R , "De los cuentos tradi ­c ionales a l a novela picaresca", Folklore y literatura. El cuento oral en el Siglo de Oro, Crítica, Barce lona , 1978, pp . 120-153. Cheval ier cita los Coloquios de Otá­l o r a , c o m o antes había hecho E . Asensio , p o r l a c o p i a parc ia l de l siglo xvin m e n c i o n a d a arr iba .

1 8 A f i r m a A N A V Í A N en su ed. cit., Diálogo de las transformaciones, p. 130, nota : "Desde el erasmismo de l a p r i m e r a m i t a d de siglo se cult iva el diálogo asociado a formas narrativas breves, p roced imiento ya pract icado por Platón y L u c i a n o , y recog ido —aunque de di ferente f o r m a — p o r Cast ig l ione y p o r

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E n los Coloquios de Palatino y Pinciano, a través de la conver­sación amistosa entre los dos interlocutores, se pretende expo­ner con propósito didáctico la vida del estudiante de derecho durante la carrera hasta el doctorado y, con posterioridad, las distintas salidas profesionales: Pinciano cursa derecho civil en la Universidad de Salamanca y Palatino, canónico. Sin embar­go, al lado del curriculum, los dos estudiantes hablan de otros numerosos temas en sus conversaciones, en las que además i n ­tercalan el relato de anécdotas, facecias y aun novelas breves. C o m o he estudiado 1 9 , los relatos interpolados en los Coloquios de Palatino y Pinciano provienen de varias fuentes literarias, algu­nas bien identificadas, como los Apotegmas y los Coloquios de Erasmo, el florilegio de Valer io Máximo, la Historia Natural de P l in i o , las facecias de Poggio, etc. Por lo general, Palatino y P i n ­ciano prefieren el relato concebido como fuente de entreteni­miento , al igual que los interlocutores de Boccaccio. A u n q u e pertenecen a diferentes tradiciones literarias, como veremos, hay algunos paralelismos significativos entre el Decamerón y los Coloquios de Otálora, además de las citas explícitas 2 0.

Palatino y Pinciano, durante su viaje de ida y vuelta entre Salamanca y Val lado l id , se entretienen contando cuentos para

E r a s m o mismo; éste, en sus Colloquia somete a los interlocutores a l a a m p l i ­ficarlo específica de l diálogo". D e l a m i s m a autora, "El Diálogo de las trans­formaciones de Pitágoras, l a tradición satírica m e n i p e a y los orígenes de l a picaresca: conf luenc ia de estímulos narrativos en la España renacentista" (en prensa) . D e n t r o de l a amplificatio de l diálogo, conviene d is t inguir entre e l m o d e l o lucianesco al que pertenece e l diálogo "de transformaciones" y aquellas obras en las que se exp lo tan argumentos derivados de los novellie-ri. A u n q u e p u e d e n c o i n c i d i r ambas corrientes, c omo sucede en El Crotalón, e l gusto por l a narración manif iesto en las obras relacionadas c o n Boccac­c io y c o n la narrativa i tal ianizante , en general , es diferente al t ipo de relato c o n impl icac iones p r i n c i p a l m e n t e satíricas que p r e d o m i n a en los diálogos lucianescos y en los Colloquia de Erasmo , c o n marcada intención reformista e n este último caso.

1 9 Véase "Las formas d e l relato breve en ios Coloquios de Palatino y Pin­ciano", RLit, 54 (1992), 75-99.

2 0 C o m o dice N . P. O ' C O N N O R (op. cit, p. 71): "It is interest ing to note that i n 1550 A r c e de O t a l o r a frequently ment ions the Decamerón a n d refers to Boccacc io as the author o f novelas". Así, p o r e jemplo : "Allá cuenta J u a n Boccacc io , entre sus novelas, de u n A m ó n que, s iendo natura lmente insen­sato y bobo , de u n a sola vez que vio a u n a d a m a hermosa , l l amada F igen ia , d u r m i e n d o en el campo , se enamoró de l la . Y los amores h i c i e r o n e n él tan notable operación que de tonto y bestial v ino a ser h o m b r e discreto y m u y avisado" (Coloquios V I , 7). Cf . Decamerón I, 5.

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"alivio" del camino. E l motivo, que se conoce como "alivio de caminantes", a partir del título de la colección que T imoneda publ ica en 1563, se puede remontar hasta los Cuentos de Can­terbury, pero también aparece ocasionalmente en el Decamerón: "Señora, si a vos place, yo os llevaré gran parte del camino a caballo con una de mis novelas muy graciosa en manera que vos no sintáis el trabajo del caminar" (VI, 1). E n los Cuentos de Can­terbury, el planteamiento es general: " M i propuesta es, en cortas palabras, que cada uno de nosotros, para sobrellevar mejor el camino, relate dos cuentos a la ida y dos a la vuelta de Canter­bury" 2 1 . E n la literatura castellana, además de otras referencias, aparece aludido el motivo en El Scholástico:

Y acontesce acaso que, por no sentir la fatiga de algún largo cami­no, procuran los hombres vsar este género de plazer ["vienen a dezir motes y gracias sabrosas y apazibles y a dezir cuentos, fábu­las y facecias"] quando van en compañía, porque con él se haze el cansancio del camino menos sentir (p. 219).

De acuerdo con esta costumbre, las conversaciones entre los dos estudiantes junto con los relatos intercalados en los Colo­quios de Palatino y Pinciano se organizan en torno al motivo del "alivio de caminantes", que encuentra uno de los primeros y más acabados ejemplos españoles en la obra compuesta por Otálora aproximadamente cincuenta años antes de que se edi­te el Viaje entretenido (1603) de Agustín de Rojas, El Pasajero (1617) de Suárez de Figueroa o incluso el Guzmán de Alfarache, en cuya pr imera parte, publicada en 1599, se introduce la no­vela de Ozmín y Daraja para "entretener el camino con algún a l i v i o " 2 2 .

2 1 Cuentos de Canterbury, t r a d . J . Lamarca , Planeta , Barce lona , 1 9 8 4 , p. 1 5 . P o r o tra parte, e l motivo l i terar io se r e m o n t a hasta e l Banquete de Platón, según A . S C O B I E , " Comes facundus in vía pro vehículo esf, RF, 8 4 , ( 1 9 7 2 ) , 5 8 3 -5 8 4 . Aparece también al in i c i o de El asno de oro de A p u l e y o , cuando L u c i o va c a m i n o de Tesal ia . E n poesía, aparece p o r lo menos desde e l id i l i o sép­t imo de Teócrito , e n el que Simíquidas le p r o p o n e a l cabrero Lícidas que c o m p a r t a n el c a m i n o cantando los dos canciones pastoriles. E l motivo es i m i t a d o e n l a Bucólica I X , 6 4 de V i r g i l i o y e n l a Égloga III, 2 8 9 - 2 9 6 de Gar -cilaso: "dos pastores que venían cantando / . . . h a c i e n d o su trabajo menos grave", entre otros ejemplos.

2 2 Guzmán de Alfarache, e d . J . M . M i c o , Cátedra, M a d r i d , 1 9 8 7 , 1 . 1 , p. 2 1 3 . Reaparece e l mot ivo en e l relato de l mozo d e l p i caro (p r imera parte, II, 9 ) " p o r al ivio d e l camino " . Cf . El viaje entretenido, e d . J . P. Ressot, Castalia, M a d r i d , 1 9 7 2 , "que yo, Ríos y So lano contaremos algún cuento , y con esto

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E n relación también con el motivo que organiza el marco de los Coloquios de Palatino y Pinciano, los relatos más elaborados de Otálora tienen como principales protagonistas a viajeros. Esta coincidencia es evidente sobre todo en los cuatro cuentos o novelas cortas 2 3 que abren y cierran los Coloquios de Palatino y

entretendremos e l c a m i n o " (p. 80); diálogo en e l que se in terpo la también la novela de L e o n a r d o y C a m i l a c on e l mismo motivo: " Y c o m o la pro l i j i dad de l camino (como agora e l nuestro) les diese mater ia para procurar diver­tirse en a lguna cosa de gusto" (p. 383). E n El Pasajero, ed. M . I. López Bas-cuñana, P . P . U . , Barce lona , 1988, se advierte en la introducción: " trataron de aliviar e l cansancio de l a oc ios idad c o n diferentes pláticas" (t. 1, pp . 58-59). Otros testimonios aducen M . Cheval ier y P. Cuartero en l a i n t r o d . a su ed. , Buen aviso y portacuentos, Espasa-Calpe, M a d r i d , 1996, pp . 21-22. Se podría añadir también e l manuscr i to de P e d r o de Salazar reseñado p o r J . M . B L E -C U A , "Notas para l a h istor ia de l a novela e n España", Serta Philologica F. Láza­ro Carreter, Cátedra, M a d r i d , 1983, t. 2, pp . 1-95.

2 3 E n la actual idad cuando hablamos de novela nos referimos a l a nove­la larga. E n cambio, en español antiguo (durante los siglos xvi y xvi i ) , l a acep­ción corriente de novela era la de 'novela corta ' . Aparece e l vocablo a part i r de Santi l lana, Comedieta dePonza (estr. X L V ) : "fablavan novelas e plazientes cuentos". E l término se acl imata en castellano sobre todo a part ir de l Decame-rón, c omo u n i ta l ianismo (novella) que tiene e l signif icado de 'novela corta ' . N o existe el equivalente d e l i ta l iano romanzo, que aquí es " l i b r o " , "h is tor ia" , etc. C o m o se sabe, cuando Cervantes a f i rma en e l pró logo a sus Novelas ejem­plares: "yo soy el p r i m e r o que he novelado en l engua castellana" n o se refie­re a l Quijote, sino a sus doce novelas cortas. E n español antiguo, novela es más o menos equivalente de cuento, y así se ut i l i za indist intamente p o r varios autores, como P e d r o de Salazar, e n su colección ded icada a Fe l ipe II (com­puesta entre 1558 y 1576, cf. j . M . B L E C U A , art. c it . ) : "cuentos, que los ytalia-nos l laman novellas\ También lo hace J u a n de Valdés, Diálogo de la lengua, ed.

J . M . L o p e B l a n c h , Castal ia, M a d r i d , 1976, p. 139: "dec imos . . . cuento p o r novela" ; en l a trad. de l a Zueca delDoni (1551), ed . facs,, P u v i l l , Barce lona , 1981, p. 11, se dice: " E l Boccacc io , p o r e l consiguiente, tratando de exce­lentes y altas cosas, llamó su l i b ro novelas o cuentos"; Covarrubias , s.v. N O V E ­L A , consigna: " u n cuento b i e n compuesto o patraña para entretener los oyentes, como las novelas de Boccacc io" ; Gracián Dantisco , Galateo español (1593), traduce a l p r i n c i p i o novella p o r cuento, pero luego lo acompaña c o n el término castizo: "novelas o cuentos" (véase e l glosario de M . M O R R E A L E , ed. c it . ) ; L o p e en sus Pamas (1602) dice : "cuentos y novelas" y e n Las fortunas de Diana (1621): "menos discreto que e l de agora, aunque de más hombres sabios, l l amaban a las novelas ' cuentos ' . Estos se sabían de m e m o r i a , y n u n ­ca, que yo me acuerde, los v i escritos" (Novelas a Marcia Leonarda, ed . F. R i co , A l i a n z a , M a d r i d , 1968, p. 27). H a y otros autores que in tentan , s in embargo , d i ferenciar c u e n t o / n o v e l a , pero M . C H E V A L I E R , ed i tor de Cuentos españoles de los siglos xviy xvii, Taurus , M a d r i d , 1982, p. 18, admite que " l a f rontera que separa ambos géneros parece de l o más borrosa" . D e l m i s m o autor , " S u r les not ions de conte et de nouvel le au Siècle d ' O r " , Traditions populaires et diffu­sion de la culture en Espagne (xvie-xviie siècles), Bordeaux , 1 9 8 1 , 1 . 1 , pp . 97-113.

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Pináano. Tres se narran en la j ornada in ic ia l , protagonizado el pr imero por el vendedor de caballos que pretende estafar a u n viajero (I, 2), el segundo por u n andaluz que estafa a u n vizca­íno durante su viaje hacia la corte (I, 4) y el tercero por u n frai­le que se bur la de u n caballero que de camino se aloja en el convento (I, 9). E l cuarto cuento, interpolado al final de la última j o rnada (XVII , 5-6), está protagonizado por dos estu­diantes que durante el viaje se hospedan en casa de dos her­manas moriscas. E n función de la verosimil itud y del decoro, se or ig ina una correspondencia entre las respectivas condiciones de los personajes de los cuatro cuentos interpolados y los del marco del diálogo, en el que Palatino y Pinciano conversan du­rante su viaje en las vacaciones. Sobre todo, en el último cuen­to de los Coloquios de Palatino y Pinciano, que es también el más elaborado literariamente, se manifiesta u n a clara correspon­dencia entre la condición estudiantil de los protagonistas del diálogo marco y la de los estudiantes que protagonizan la bur­l a 2 4 , a los que el narrador, Pinc iano, dice conocer cuando alu­de a ellos como "dos amigos míos" (XVII , 5) que estudian también en la Universidad de Salamanca: "ahora tres años, se part ieron de Salamanca dos compañeros como nosotros para irse a holgar las vacaciones a su tierra, que eran de Toledo" . De nuevo subraya el narrador la co incidencia con los protagonis­tas de su relato al añadir: "Por el camino y en la pr imera j o rna ­da, se concertaron como nosotros cerca del gasto" (XVII , 5).

E l argumento de los cuatro cuentos o novelas cortas gira en torno a u n a burla , más complicada de lo que es habitual en la fabliella y en el cuenteciílo tradic ional 2 5 . Está especialmente ela­borada la bur la que los dos estudiantes trazan para poder con-

2 4 L a adecuación entre e l tono d e l relato y e l carácter d e l narrador se p r o d u c e de m o d o paradigmático e n los Cuentos de Canterbury, l a temática de los cuales depende de l a condición social de los sucesivos narradores. Así, e l cabal lero n a r r a u n relato amoroso c o n desafíos, e l m o l i n e r o ebr io cuenta el d e l estudiante y l a mujer d e l carpintero ; e n respuesta, e l m a y o r d o m o relata e l de l a m o l i n e r a y los dos estudiantes. A su vez, e l jur i s ta narra l a erudita his­tor ia de l a in fanta Costanza, e l m a r i n o cuenta el d e l p i caro monje y l a espo­sa d e l mercader . L a p r i o r a refiere e l p iadoso mar t i r i o d e l h i jo de l a v iuda a manos de los judíos , etcétera.

2 5 L a distinción la establece M . C H E V A L I E R , Folklore y literatura, pp . 7 1 - 7 2 . M e refiero a l desarrol lo narrativo. Se pueden comparar las burlas de los cua­tro cuentos o novelas cortas c o n l a de los cuentos tradicionales que también aparecen e n los Coloquios de Palatino y Pinciano, c omo e l de l estudiante med io echacuervo ( V I I , 6 ) o e l de l a nómina de l a par tur ienta ( X , 1 ) .

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sumar sus relaciones adúlteras con las dos hermanas moriscas, burla que se complica más de lo habitual en los cuentos de casa­das inf ieles 2 6 . A diferencia de lo que suele suceder en los cuen­tos de Boccaccio que giran sobre el motivo del adulterio, en el de Otálora la comicidad no resulta tanto de los engaños que traza la mujer para esconder al amante y de la credulidad del marido, como de las propias relaciones entre las dos adúlteras y sus res­pectivos amantes. Vamos a detenernos en este cuento con el que finalizan los Coloquios de Palatino y Pinciano, muy interesan­te para los orígenes de la novela corta en España.

Según cuenta Pinciano, dos estudiantes de Toledo que via­j a n desde Salamanca hacia su tierra se hospedan en casa de dos hermanas moriscas en la ciudad de Avila, donde tienen que per­manecer durante u n tiempo a causa de u n pleito con lajusticia. Por una pragmática r e a l 2 7 , el corregidor confisca la muía en la que viaja uno de los dos escolares, al que multa con diez m i l maravedís. Hasta poder pagarlos, los estudiantes permanecen en casa de las dos moriscas recientemente casadas. Entre las dos parejas, se establece una atracción que finaliza en una cita amoro­sa nocturna, pero con u n problema previo: el gusto en la elec­ción de cada pareja está cruzado, como explica el narrador: "de ambas partes se conoscieron las buenas voluntades, salvo que estaban encontrados al contrario, porque el amo que había es-

2 6 L a tradición de los engaños de las mujeres, manif iesta en los cuentos de la séptima j o r n a d a d e l Decamerón, es de or igen or ienta l , según apunta D . M c G r a d y en la in t rod . a su ed. de las Novelas de Tamar iz , Charlottesvi l le , V i r ­g in ia , 1974, p. 39. H a y varios ejemplos de este t ipo de cuenteci l io e n l a anto­logía de Soons, núms. III, I X b , X I I , X V : cf. M . J . L A C A R R A , "A lgunos datos para la histor ia de l a misog in ia en l a E d a d M e d i a " , Studia in honorem prof. Martín de Riquer, Quaderns C r e m a , Barce lona , 1986, t. 2, pp . 339-361.

2 7 Coloquios de Palatino y Pinciano ( X V I I , 5) : "les encontró e l a lguac i l y preguntó al u n o que i b a e n muía que si era clérigo o tenía caballo , que le mostrase test imonio de lo uno o de lo otro o que se fuese a l a cárcel y deja­se l a muía". L a pragmática rea l debe de a lud i r a u n a serie que p r o m u l g a n los Reyes Católicos, Libro de las bulas y pragmáticas de los Reyes Católicos, ed . facs., Instituto de España, M a d r i d , 1973, t. 2, ff. 280-284v: l a p r i m e r a de las cuales está dada e n G r a n a d a , a 2 de mayo de 1493. Es u n a pragmática que o r d e n a que "e l que n o toviere cavallo n o p u e d a tener muía: y que si u n a ves­tía o viere de tener que sea cavallo salvo ciertas personas aquí exceptadas", que son los clérigos, y también l icenciados y doctores, condic iones que n o c u m p l e n los estudiantes d e l cuento , n i tampoco Palat ino y P i n c i a n o , p o r lo que ambos viajan a cabal lo , c o m o aclara P i n c i a n o : "mis beneficios [no] bastan para andar a muía, pues n o son e n iglesia catedral n i co leg ia l " (Colo­quios I, 1).

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tado preso miraba a la mayor, que le contentaba más, y Ramí­rez, el criado, a la otra. Y ellas al revés, que la menor miraba al preso y la mayor, al suelto" (XVII , 5). Cuando la pr imera cita nocturna tiene lugar, los estudiantes intercambian sus respec­tivas señas de identificación para, amparados en la oscuridad, gozar de la morisca a la que desean, sin que ellas sospechen que en su cama se introduce el estudiante que no han elegido. Des­pués de varias citas, Ramírez se ve forzado a marcharse de Avila, lo que obliga a su compañero, el que se hace pasar por amo, a dejar de mantener relaciones sexuales con la hermana mayor que cree haber gozado con el ausente Ramírez. A l regreso de éste, se reanudan las citas siempre con el mismo engaño hasta que la hermana mayor se percata del cambio y decide, a su vez, burlar a los estudiantes con el mismo procedimiento. E n la últi­m a cita, la morisca cambia los reclamos que cada una de las her­manas lleva para ser reconocida por su amante en la oscuridad. Cuando ellos deciden desvelar el engaño, la hermana mayor le hace creer a Ramírez que los dos estudiantes han sido engaña­dos desde la pr imera noche.

C o m o en otros cuentos de los Coloquios de Palatino y Pinciano, el de los estudiantes y las moriscas se basa en una burla, compli ­cada en este caso por el final que responde al clásico esquema del "burlador burlado" tan del gusto de los autores del siglo xvi porque, como dice uno de ellos: "el que quiere engañar a otro y se encuentra a la postre engañado es motivo de más risa que aquel que, sin molestar a nadie, resulta bur lado" 2 8 . E l cuento de Otálora sirve sobre todo para entretener, sin que se extraiga del relato moraleja o enseñanza alguna. Esta es u n a de las coinci­dencias más significativas entre el relato de Pinciano y las nove­las de Boccaccio, con las cuales lo compara Palatino cuando concluye: "pase por novela de J u a n B o c a d o " (XVII , 6); ya antes había advertido Pinciano: "aunque os parezca novela de J u a n B o c a d o , pasó así" (XVII , 5). L a comparación entre la novela de Boccaccio y la de los estudiantes se plantea en el texto como oposición a lo sucedido en la realidad. Así, en otro pasaje, Pala­t ino ataja a su compañero diciéndole: "Aína me parecerá que se va haciendo u n a buena novela, al tenor de las de J u a n Boca­d o " , a lo que contesta Pinciano: "Pues yo os digo que no es de ellas n i de otras, sino que pasó de hecho" (XVII , 5). Otálora rei-

2 8 F R A N C E S C O B O N C I A N I en l a Lezione sopra il comporre delle novelle (1574), t rad . M . J . Vega , p. 139.

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vindica la historicidad del argumento, al mismo tiempo que su original idad con respecto al modelo italiano.

N o se encuentra en el Decameron la fuente libresca del úl­t imo cuento de O talora, a pesar de que sea posible establecer paralelismos con algunas novelas de la colección italiana cuyo argumento gira también en torno al motivo de la falsa seduc­ción en la oscur idad 2 9 . N o puede descartarse una posible fuen­te literaria del episodio de O talora, que no he podido localizar aun contando con el útil repertorio de S. Thompson y de otros catálogos en los que se encuentran clasificados motivos simila­res, como el de la "seducción por u n impostor" o el de la "se­ducción por sustitución o por disfraz" 3 0 . E n todo caso, la falsa seducción en la oscuridad aparece con relativa frecuencia en diferentes versiones, incluso con u n desarrollo trágico 3 1 . L a i m -

2 9 H a y en el Decameron cuatro novelas en las que se aprovecha e l mot ivo de la oscuridad para crear u n a confusión sobre l a verdadera ident idad de los amantes: e l palafrenero de l rey de los L o m b a r d o s se introduce de noche en e l l e cho de l a r e i n a suplantando al m a r i d o ( X , 3) ; l a v iuda de Fiesole con ­funde a su presunto amante p o n i e n d o en su lugar a u n a sustituta (VIII, 4) ; l a p r o p i a esposa, para poder consumar su m a t r i m o n i o con el conde, se hace pasar en la oscuridad p o r la presunta amante (III, 9) ; T i t o consuma su a m o r p o r l a mujer de l amigo haciéndose pasar p o r éste (X , 8).

3 0 S . T H O M P S O N , Motif-index of folk literature, Ind iana University , B l o -o m i n g t o n , 1956, "Seduct ion by disguise or substitution" ( K 1310), "Seduc-t i o n by imposter" ( K 1315). N o se d o c u m e n t a c on ejemplos e l mot ivo K 1856.1: "Mistress a n d m a i d unwitt ingly exchange lovers, each substitutes for the other" ; cf. D . P. R O T U N D A , Motif-index of the Italian novella in prose, Ind ia ­n a University, B l o o m i n g t o n , 1942, que trae a colación la novela de Francesco Sansovino, Cento novelle scelte da più nobili scrittori dalla lingua volgare (I, 2), cuyo argumento se puede resumir así: " G i s m o n d o ama C a m i l l a , et e l la per compiacere alla padrona , finge d 'amar G i u l i o , e credendoselo meter i n casa, v i mette G i s m o n d o , et egl i c redendos i giacer c o n C a m i l l a , giace c o n l a p a d r o n a , laqual c redendo d o r m i r c o n G i u l i o d o r m e con G i s m o n d o " . H e mod i f i cado el o r d e n de los amantes mascul inos , que está c o n f u n d i d o e n el e jemplar de la edición que manejo , Alessandro de V e c c h i , Venec ia , 1598. L a novela de Sansovino, aunque no lo anota D . P . Ro tunda , proviene de IRagio­namenti (1548) de A g n o l o F i r e n z u o l a (I, 3). De esta última obra hay u n a edi ­c ión m o d e r n a , Le novelle de A . F i r e n z u o l a , ed . E . Ragn i , Salerno , R o m a , 1971. O t r o caso de in ter cambio de amantes es e l motivo K 1317: "Lover ' s place i n b e d u s u r p e d by another" que aparece en las Nouvelles récréations (1558) de Bonaventure des Périers, núm. 54: l a esposa de u n mercader rec i ­be de noche a su amante cuando éste, según la señal convenida , l adra e n l a cal le . U n estudiante, que se percata de l a señal, se adelanta a l amante y le sustituye. A l f ina l , los dos amantes se p o n e n de acuerdo para alternarse en e l l e cho de l a esposa d e l mercader .

3 1 R. J . C L E M E N T S y j . G I B A L D Y , Anatomy of the novella. TheEuropean tale collec-

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postura, tanto si la trazan hombres como mujeres, no se des­cubre hasta después de la consumación sexual. E n su vertiente cómica, hay argumentos semejantes al de O talora en las nove­las ya citadas de Boccaccio y en las de otros novelistas, como A . Firenzuola: IRagionamenti (1548) =

E l último cuento de O talora sorprende por la construcción de la intriga y por la inmoral idad derivada de la misma, que nada tiene que envidiar a los relatos más procaces del Decame­ron y de los novellieri. Entre los dos escolares y las dos moriscas, se produce u n intercambio de parejas, u n ménage à quatre podría­mos decir. Mediante el engaño de la hermana mayor, cada una de las dos moriscas goza de los dos estudiantes y viceversa, pero en lugar de una condena moral o de u n escarmiento, lo más sorprendente del "caso" que cuenta Pinc iano a Palatino es que sirve sólo para entretenerse. Esta l ibertad moral resulta insóli­ta en la narrativa española de la época y más aún en la posterior, aunque a veces se ha exagerado al hablar del carácter ejemplar de la novela española 3 2. Es cierto que en la literatura castellana,

tion from Boccaccio and Chaucer to Cervantes, N e w Y o r k Univers i ty Press, N e w Y o r k , 1977, p. 170, aducen otros ejemplos d e l motivo , que d e n o m i n a n "lover-in-the-dark theme also k n o w n as the fausse assignation", también pre­sente en El burlador de Sevilla. L a fausse assignation adquiere u n desarrollo trá­gico en la novela de J u a n Pérez de Montalbán, La mayor confusión, i n c l u i d a e n los Sucesos y prodigios de amor (1624), que presenta paralel ismos con la novela X X X d e l Heptamerón de M . de Navarra y c o n l a tradición ital iana, por e jemplo , novela II, 35 de Rande l l o , y F. Sansovino, Cento novelle scelte (III, 4) . E n l a versión de Montalbán, Casandra engaña a su hi jo para gozar de él c on engaños, o c u p a n d o de noche el lugar de l a c r iada en su aposento. Véase Novelas amorosas de diversos ingenios del siglo xvii, ed . E . Rodríguez, Castalia, M a d r i d , 1987. Más semejanzas c o n la novela de O talora hay e n G i r a l d i C i n ­t ino , Hecatommithi ( 1 , 1 ) , a pesar también de l f ina l trágico. E l confl icto se or i ­g i n a entre dos hermanas meretrices (Fr ine , Cal iene) y dos hermanos sicil ianos (Tito , Talasso), pero l a iniciativa corresponde a F r i n e , l a cual usur­p a e n e l l echo e l lugar de l a h e r m a n a . C u a n d o ésta descubre e l engaño, F r i ­ne l a envenena y acusa de su muerte a T i t o .

3 2 Contrasta e l cuento de O talo ra c o n las novelas de T a m a r i z , por ejem­p l o , e n las que a pesar de l a a b u n d a n c i a de relaciones sexuales ilegítimas, hay u n a tendenc ia a extraer consecuencias morales de los relatos, como des­taca D . M c G r a d y e n la introducción que he c i tado. L a e j emplar idad se con­s idera c o m o característica de l a tradición narrat iva española, según la tesis que desarrol la W . P A B S T e n su o b r a ya apuntada, La novela corta: " l a tradición teórica de l a novelística española, desde e l siglo xn hasta Cervantes, tiene u n n o m b r e , y éste es exemplum" (p. 185); esta tesis que h a dado lugar a genera­l izaciones excesivas, c o m o la de E . L E U B E , "Boccacc io y l a novela corta euro­pea" , Literatura universal. Renacimiento y Bawoco, ed . A . Buck , G r e dos, M a d r i d ,

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permanece vigente el concepto de ejemplaridad, heredero de la tradición medievalizante. C o m o dice Lucas Gracián Dantis-co en la traducción del Calateo español que publica en 1593: 6 Y tales pueden ser las novelas y cuentos, que allende del entrete­nimiento y gusto, saquen dellos buenos exemplos y moral ida­des, como hazían los antiguos fabuladores" (cap. 13, p. 155). Y en El Crotalón, leemos en el prólogo del autor al lector curioso:

Y porque tengo entendido el común gusto de los hombres, que les aplaze más leer cosas d e l donayre, coplas, changonetas y sone­tos de placer, antes que oyr cosas graves..., procuré darles esta manera de doctrinal abscondida y solapada debajo de facecias, fábulas, novelas y donaires, en los quales tomando sabor para leer, vengan a aprovecharse de aquello que quiere mi inunción. Este estilo y orden t u v i e r o n en sus obras muchos sabios antiguos endrecados a este mesmo fin, como Ysopo y Catón, Aulo Gelio, Juan B o c a c i o , J u a n Pogio florentín, y otros muchos que sería lar­go de contar; hasta Aristóteles, Plutarco, Platón. Y Cristo enseñó con parábolas y exemplos al pueblo y a sus dicípulos la doctrina celestial 3 3.

Este tipo de justificación moral predomina todavía en la na­rrativa renacentista excepto en casos como los cuentos y nove­las cortas de los Coloquios de Palatino y Pinciano de los que no extrae moral idad alguna, sino que tan sólo sirven para entrete­ner a los interlocutores durante los intervalos de ocio, en la línea inaugurada por Boccaccio. Aunque el marco de la obra de Otálora está caracterizado por su propósito didáctico, según es frecuente en el género de los diálogos, sin embargo, en los Colo-

1982, p. 13: "en l a l i teratura narrativa española n o se había i n t e r r u m p i d o , desde l a E d a d M e d i a , l a tradición doctr inal -e jemplar" ; tal pecu l ia r idad se atribuye al "catol ic ismo pro fundamente arra igado" y a las disposiciones d e l " C o n c i l i o de T r e n t o " , c o m o si ambos rasgos fueran exclusivamente espa­ñoles. E n todo caso, hay algunas novelas que continúan el tono burlesco de l cuento de Otálora, c o m o la Novela de la comadre (1617) de J u a n Cortés de To losa , cuya trama de estilo "boccaccesco", según subraya e l ed i tor m o d e r ­n o de l a obra , presenta u n a "sustancial función humorística" (Lazarillo de Manzanares con otras cinco novelas de J U A N C O R T É S D E T O L O S A , ed. G . Sansone, Espasa-Calpe, M a d r i d , 1974, t. 1, p. xxx iv ) .

3 3 C i t o p o r l a edición de A N A V Í A N , Diálogo y forma narrativa en "El Crota­lón ": Estudio literario, edición y notas, Un ivers idad Complutense , M a d r i d , 1982. D e la m i s m a autora , "El Crotalón: el texto y sus sentidos", NRFH, 33 (1984), 451-483.

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quios de Palatino y Pinciano la función risible de los relatos se desarrolla más de lo habitual. Los cuentos interpolados en las conversaciones de Palatino y Pinciano no sirven, en conjunto, para ilustrar el proceso de razonamiento o argumentación. A l contrario, los interlocutores de Otálora buscan, sobre todo, entretenerse con sus narraciones durante el camino, por lo que el marco didáctico funciona, con respecto al relato, de modo análogo a como funciona el marco del Decamerón: "tojustify the possible questionable nature of his novellas" 3 4 .

Por otra parte, al final del cuento de los estudiantes y las mo­riscas, Pinciano plantea a Palatino varias preguntas en tono có­mico. Por ejemplo, se trata de averiguar cuándo han disfrutado más los estudiantes: "¿cuál noche sería de más gusto: la que pen­saba que gozaban con engaño o la que estaban desengañados?" (XVII, 6). Y también se pregunta, en el mismo sentido: "¿cuál es mayor contentamiento: gozar de la que no os quiere y vos que­réis, o de la que os quiere y queréis?" (XVII , 6), e incluso: "si las moriscas quedaron preñadas, ¿qué parentesco ternán los que nacieren?" (XVII , 6). S in embargo, Palatino pospone la res­puesta a las preguntas de P i n c i a n o 3 5 : " N o paséis adelante, que el cuento ha sido bueno y las dubdas son muchas, y hay que es-

3 4 C L E M E N T S y G I B A L D Y , Anatomy ofthe novella, p. 43. C o m o es obvio, e l mar­co narrativo d e l Decamerón es de naturaleza novelesca, a d i ferenc ia de l de los Coloquios de Otálora, que pertenece al género d e l diálogo didáctico, estu­d iado c o m o con junto en m i tesis, El diálogo en el Renacimiento español, Cá­tedra, M a d r i d , 1988. N o obstante, e l calificativo de "didáctico" apl icado a los diálogos es d iscut ido p o r otros investigadores, entre ellos A . V i a n , q u i e n encuentra más aprop iado e l de "argumentat ivo" inc luso dentro de l a tradi ­c ión lucianesca. Esta hipótesis expuesta p o r V i a n e n varios de sus trabajos, c o m o los antes citados, quizá encontraría más apoyo en otras tradiciones, p o r e jemplo , e l diálogo filosófico según el m o d e l o de Platón escasamente imi tado e n e l siglo xv i español, o b i e n algunos diálogos renacentistas en los que se hace uso sistemático de proced imientos tomados de l a lógica esco­lástica, c o m o l a Disputado (1517) de H . A l o n s o de H e r r e r a o e l Diálogo de las cosas ocurridas en Roma de A . de Valdés. Cf. El diálogo en el Renacimiento espa­ñol, pp . 43-52 y 86-92. E n cua lquier caso, las anteriores ref lexiones carecen e n la actual idad de u n a serie de estudios que acredite e l corpus do cumenta l suficiente.

3 5 D e las c inco intervenciones de Palat ino durante e l relato de P inc iano , e n dos de ellas sus comentarios van dir ig idos e n e l m i s m o sentido de acor­tar l a narración: "Ovamos la conclusión, que luego se verá" ( X V I I , 5) , dice e n l a tercera. E n la cuarta: "A lgo va largu i l l o e l cuento ; n o será m u c h o que l leguemos a Salamanca p r i m e r o que se acabe, que ya c o n o c e n la t ierra las cabalgaduras y se d a n pr iesa" ( X V I I , 6) .

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tudiar en ellas para muchos días. Quédese la respuesta para otras vacaciones y pase por novela de J u a n Bocado" (XVII , 6). E n las preguntas que plantea Pinciano sin propósito moral algu­no, hay una parodia de los procedimientos habituales en la enseñanza universitaria de la época probablemente (no olvi­demos que ambos estudiantes cursan derecho en Salamanca). M e refiero a la práctica escolar de las quaestiones, que dan lugar a la disputatio, sea en Artes, sea en asuntos jurídicos 3 6 . A este últi­mo ámbito corresponde la pr imera pregunta de Pinciano: " L a pr imera es de derecho: si el corregidor era obligado a guar­darles su previlegio y remitirlos al juez del estudio; y si la muía debía gozar del previlegio del que la llevaba para no ser casti­gada" (XVII , 6). E n el resto de las preguntas que formula P i n ­ciano también en tono cómico, se transparenta una parodia de las llamadas "cuestiones de amor", tradición cortesana y poéti­ca que se puede remontar hasta la literatura provenzal. Consiste en u n juego de sociedad, paralelo al de contar novelas y face-cias, en el que se formulan preguntas que pueden estar mot i ­vadas por los relatos amorosos oídos.

E l procedimiento de los llamados dubbi y questioni d'amore está presente en el Decamerón (X , 5) y, de manera más extensa, en u n episodio del Filócolo de Boccaccio, traducido al castella­no desde 1546, que logra gran difusión en la literatura de la época, como advierte E. Asensio: " L a difusión en Italia de las pre­guntas o dudas (questioni, dubbi) amorosas, vulgarizadas por el Filócolo de Boccaccio en la famosa escena del jardín j u n t o a Ñapóles, adaptadas por los tratados de amor, los poetas y nove­listas alcanzó proporciones de epidemia social en saraos y aca­demias" 3 7 . E n España, este juego de sociedad se atestigua, por ejemplo, en El Crotalón, al describir las actividades que las damas desarrollan en el palacio de la bel la Saxe (canto V ) : "solamen­te se ocupan en invenciones de traxes, justas, dangas y vailes; y

3 6 Sobre la parod ia de las cuestiones escolásticas, véase ahora F. L A Y N A R A N Z , " L a disputadoburlesca. O r i g e n y trayectoria", Criticón, 64 (1995), 7-160.

3 7 Además, comenta E . A S E N S I O , "Damasio de Frías y su Dórida, diálogo de amor . E l i tal ianismo en V a l l a d o l i d " , NRFH, 24 (1973), p. 231, que l a cos­t u m b r e penetró en España c o n l a "novela de ambiente napo l i tano Questión de amor que Garci laso rememoró e n la Égloga p r i m e r a , se insinuó en l a Dia­na de Montemayor , en l a Selva de aventuras de Jerónimo de Contreras y tocó de l igero a L o p e de R u e d a y a T i m o n e d a " . E l episodio de l Filócolo ( l ib. 4) fue traduc ido al castellano p o r D . López de Ayala , Laberinto de Amor (1546), y edi ­tado e n varias ocasiones durante e l siglo xv i . Véase P. R A J N A , " L ' e p i s o d i o del le quest ioni d 'amore n e l Filócolo d e l Boccacc io" , Ro, 31 (1902), 28-81.

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otras, a la sonbra de muy apazibles árboles, novelan, motejan, ríen con gran solaz; qual demanda questiones y preguntas de amores. . ." Si , como asegura Asensio, la moda de las cuestiones de amor alcanza proporciones de epidemia social, conviene tener en cuenta que deriva de Boccaccio y de los novellieri^. Según atestigua G. Barbagli a fines del siglo xvi , hay dos mane­ras de disputa "que proceden del novelar", o b ien se saca "mate­r ia de disputa de una sola novela" (como en la novela citada de la j o rnada décima del Decameron), o b ien la disputa se suscita cuando se comparan los casos narrados en novelas consecuti­vas 3 9 . Por medio de las preguntas y de la discusión, en todo caso, se refuerza el vínculo entre los relatos breves y el diálogo marco. E l procedimiento aparece en los Coloquios de Palatino y Pinciano no sólo en el último cuento, sino en u n pasaje de la jor ­nada decimocuarta, en el cual se relata otra anécdota de estu­diantes que finaliza con una nueva pregunta: "Pregunto a vuestras mercedes cuál fue mejor l ibrado" (XIV, 8). D e l mismo modo, en la novela de los estudiantes y las moriscas, pregunta Pinc iano (XVTI, 5): "os quiero preguntar ciertas dudas que resultaron de u n caso que acontesció a dos amigos míos con unas dos moriscas".

Según el modelo de Boccaccio, las preguntas y los debates unidos a las colecciones de relatos breves se desarrollan en los

3 8 C i t a los siguientes ejemplos W . P A B S T , op. cit., p. 33: "Los cuentos 14, 1 6 , 1 7 , 1 8 , 21, 22, 29 y 37 de las Novelle d i Gent i l e S e r m i n i d a Siena; e n l a se­g u n d a m i t a d d e l «Quattrocento» en Masucc io , y más concretamente en las cartas introductor ias a las novelas cortas números 24, 26, 33 y 48 de su Nove­llino; e n e l «Cinquecento» (1550), en cuatro «questioni» de la segunda j o r ­n a d a de los Diporti d e l Parabosco; en los enigmas o adivinanzas, periódica­mente repetidos, a l término de las narraciones e n las Piacevoli Notti (de 1550 e n adelante) de Straparola ; en u n a enumeración de juegos recogida en l a i n ­troducción a los Trattenimenti de Barbag l i " . Se podrían añadir IRagionamienti de A . F i r e n z u o l a (1493-1543), ya citados, cuya p r i m e r a edición es de 1548, véase e l pró logo que F i r e n z u o l a dir ige a l a duquesa de C a m e r i n o .

3 9 Dialogo de'Giuochi, p. 158: " N o quiero dejar de dec i r que hay novelas de dos tipos: de unas se sacan dudas y cuestiones para disputar, otras, en cambio , n o d a n ocasión para l a controversia. Las disputas que proceden de l novelar surgen de dos maneras: o b i e n se saca mater ia de d isputa de u n a so­la novela , c o m o fue l a de m a d o n n a D i o n o r a , que h izo que las mujeres ar­guyeran sobre quién fue más l ibera l c on la mujer , e l amante , e l mar ido o e l n igromante [Dee X , 5] ; o b i e n suscitan la discusión dos novelas contadas u n a tras otra , c u a n d o se d i r i m e cuál de los dos hechos contados merece mayor alabanza" . A este último esquema responde exactamente l a questione que p lantea e l Condestable A l v a r o de L u n a e n e l Guzmán (segunda parte, I, 4) .

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novellieri y fuera de Italia también, por ejemplo, en el Heptame-rón (1558) de Margarita de Navarra, donde el procedimiento es util izado de manera sistemática, ya que los interlocutores "dia­logan y discuten al término de cada re lato" 4 0 . Desde las novelas pr imera y segunda, M . de Navarra concibe su colección para animar el debate a favor y en contra de las mujeres. E l motivo reaparece en algunas colecciones españolas de novelas cortas que se publ ican durante el siglo X V I I , como los Diálogos de apa­cible entretenimiento de G. Lucas Hidalgo , las citadas Noches de invierno de Eslava o los Desengaños amorosos que María de Zayas publ ica en 1647, obras construidas también a imitación de Boc­caccio aunque en ellas el propósito moral o ejemplarizante está más acentuado, algo que es habitual en la narrativa española de la época 4 1 . A pesar de las diferencias notables entre la finalidad de la novelística barroca y la de Boccaccio, el marco decame-roniano ejerce una influencia visible en las novelas españolas tras la publicación de la obra de Eslava, como resume J . Bare-11a: " L a quinta de Florencia en el Decamerón dará paso a toda la serie de saraos, carnavales, huertas, jardines, cigarrales, y noches de invierno"42. Esta influencia se hace patente también en las pre­guntas y dudas que sirven para entrelazar el marco dialogado con e l desarrollo narrativo de las novelle. Sucede, por ejemplo,

4 0 C o m o dice M . S. A R R E D O N D O , e n l a i n t r o d . a su trad. de l Heptamerón de M a r g a r i t a de Navarra , Cátedra, M a d r i d , 1991, p. 27.

4 1 N o hay más que recordar l a f recuenc ia c o n que, a part i r de las Nove­las ejemplares (1613) de Cervantes, se rep i ten los calificativos de "morales" o de "ejemplares" en los títulos de las colecciones de novelas cortas: Cortés de To losa , Discursos morales (1617); D . A g r e d a y Vargas, Novelas morales (1620), A . Liñán y V e r d u g o , Guía y avisos de forasteros... y debaxo de novelas morales y exemplares escarmientos (1620); F. L u g o y Dávila, Teatro popular: novelas mora­les (1622); G . Céspedes y Meneses, Historias peregrinas y exemplares (1623); J . Pérez de Montalbán, Sucessos y prodigios de amor en ocho novelas exemplares (1624); J u a n de P i n a , Novelas exemplares (1624); M . Velázquez, El filósofo del aldea, y sus conversaciones familiares y exemplares (1625) ;J . Pérez de Montalbán, Para todos, exemplos morales (1635); María de Zayas, Novelas amorosas y exem­plares (1637); A . Alcalá y H e r r e r a , Varios effetos de amor en cinco novelas exempla­res (1641); C. L o z a n o , Soledades de la vida y desengaños del mundo, novelas y comedias exemplares (1662); I. Robles, Varios efectos de amor en onze novelas exem­plares (1666), etc. Cf. B . R I P O L L , La novela barroca. Catálogo bio-bibliográfico (1620-1700), Un ivers idad , Salamanca, 1991.

4 2 J . B A R E L L A en la in t rod . a su ed. de Noches de invierno de Eslava, Gob ie r ­n o de Navarra , P a m p l o n a , 1986, p. 17. D i ce M . M E N É N D E Z P E L A Y O , Orígenes de la novela, pp . 27-28: " E l cuadro general de las novelas, tan apacible e inge­nioso, y al m i s m o t iempo tan c ó m o d o , se repite hasta l a saciedad en los Ciga-

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en el Heptamervn y en las Noches de invierno, cuyas dos últimas no­velas están animadas por la presencia del debate sobre la miso­ginia y el profeminismo. A su vez, los Desengaños amorosos están organizados como una tertulia en la que todos los narradores son mujeres obligadas a contar relatos que pongan de manifies­to las virtudes femeninas frente a la maldad de los hombres 4 3 . E l propósito polémico se subraya mediante los apostrofes y los comentarios dir igidos por las narradoras a su auditor io , con los que se acentúa la dimensión social y dialógica que adquie­re el marco narrativo en las novelas de Zayas.

Sin necesidad de adentrarnos en el desarrollo del marco de Boccaccio y de la novela corta en España durante el siglo X V I I ,

es el momento de volver a los Coloquios de Palatino y Pinciano que, dentro de la trayectoria esbozada, suponen una de las pr i ­meras tentativas por aclimatar en la práctica el modelo narrati­vo derivado del Decamerón. Entre los distintos tipos de novelas que se pueden distinguir en la colección italiana, no le intere­sa a Otálora el relato cortés, parodiado en las cuestiones de amor que hemos visto al final del cuento de los estudiantes y las moriscas. Palatino y Pinciano se inc l inan por los relatos de bur­las puramente cómicos, que en Boccaccio alternan con los idea­lizados y corteses 4 4 . Es u n contraste paralelo en el Decamerón al

nales de Toledo, d e l mismo Tirso ; en el Para todos, de Montalbán; en la Casa del placer honesto, de Salas Barbadi l l o ; en las Tardes entretenidas, Jornadas alegres, Noches de placer, Huerta de Valencia, Alivios de Casandra y Quinta de Laura, de Casti l lo Solórzano; en las Novelas amorosas, de doña María de Zayas; en las Navidades de Madrid, de doña M a r i a n a de Carvajal; en las Navidades de Zara­goza, de d o n Matías de A g u i r r e ; en las Auroras de Diana, de d o n Pedro de Cas­tro y Anaya ; e n las Meriendas del ingenio, de Andrés de Prado ; en los Gustos y disgustos del lentiscar de Cartagena, de Ginés Campi l l o , y en otras muchas colec­ciones de novelas, y hasta graves disertaciones, como los Días del jardín, de l D r . A l o n s o C a n o " .

4 3 M A R Í A D E ZAYAS, Desengaños amorosos, ed. A l i c i a Y l l e ra , Cátedra, M a d r i d , 1993, p. 118: "Fue la pretensión de Lisis en esto volver p o r la fama de las m u ­

jeres (tan postrada y abatida p o r su m a l j u i c i o , que apenas hay q u i e n hable b i e n de ellas)". P o r otra parte, la imagen de la tertul ia f emen ina , reduc ida e n este caso a u n solo inter locutor , aparece implícita en e l marco de las cua­tro novelas de L o p e , en los frecuentes comentarios que hacen depender e l desarrol lo narrativo de las supuestas preferencias femeninas, Novelas a Mar-cia Leonarda, p p . 34, 143, 178, etcétera.

4 4 Relatos corteses y ejemplarizantes de l Decamerón c omo , p o r e jemplo, el citado de Gr i se lda (X , 10) o e l de l halcón de Fadr ique (V, 9). Aveces , este t ipo de relatos se dan agrupados en u n a j o rnada , l a décima y última, que ver-

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que se da en las Novelas ejemplares de Cervantes entre los relatos picarescos y los cortesanos, aunque sean estos últimos los que al parecer predominan en el devenir de la narrativa barroca 4 5 . Por último, conviene subrayar que, al margen de las numerosas diferencias, se pueden detectar semejanzas significativas entre la estructura del Decamerón y la de los Coloquios de Palatino y Pin-ciano, fundamentalmente porque Otálora util iza en su obra el diálogo como marco del relato de entretenimiento. Además, el motivo del "alivio de caminantes" se encuentra en la narrati­va de Boccaccio quien justifica el tono de su colección por la juventud y por el carácter de los interlocutores que aparecen, del mismo modo que Palatino y Pinciano son dos jóvenes es­tudiantes que disfrutan de vacaciones. E n Boccacc io , pudo aprender Otálora a escribir el tipo de relato cuya finalidad resi­de en el puro placer de contar, sin moraleja explícita 4 6. Hay otras obras escritas o editadas en castellano durante la pr imera mitad del siglo xvi que se pueden asociar al modelo narrativo derivado del Decamerón, como El Cortesano de Castiglione, El Cro-talón o El Scholástico. Todas ellas son diálogos en los que se inter-

sa sobre "quién obró l ibera l o magníficamente". Esta j o r n a d a contrasta con otras de contenido exclusivamente burlesco y cómico , c omo la séptima que "trata de los engaños hechos p o r las mujeres a sus mar idos" y l a octava, "de los engaños que cada día la mujer hace a i h o m b r e o e l h o m b r e a l a mujer , o que u n h o m b r e a otro h o m b r e hace". E n las restantes j o rnadas , se alter­n a n los relatos de ambos tipos.

4 5 C o m o señala C. B . B O U R L A N D , The short story, pp . 16-17: " N o t a i l types o f the Ital ian novella were equally p o p u l a r i n Spain ; those imi ta ted or bor­ro wed are, as a ru le , o f a román tic or adventurous cast. Few imitat ions are f o u n d o f those w h i c h recount the «piacevoli beffe» so often a n d so success-fully played by w o m e n u p o n their husbands, or those whose points hinges u p o n a witly answer.. . a n d even i n the i n m o r a l stories borro wed the scrabous details were usually t oned d o w n or omi t ted" . L a tendenc ia mora l izante apa­rece manif iesta, p o r e jemplo , en l a práctica total idad de los cuentos y nove­las in troduc idos en e l Guzmán de Alfarache, l a mayoría de los cuales presenta u n a ambientac ion cortesana. Véanse también las novelas ya citadas de C a m i ­la y L e o n a r d o en El viaje entretenido, de Eslava, de L o p e , etc. que podrían ser­vir para con f i rmar l a opinión expuesta p o r B o u r l a n d .

4 6 E n otro pasaje de los Coloquios, cuando ' los estudiantes visitan e l con ­vento ( X , 8) , también se reúnen c o n las monjas y cuentan cuentos para entretenerlas. E n e l pró logo a l Decamerón se advierte: "Tales historietas se cuentan , no en l a ig les ia . . . n i tampoco en las escuelas de los que profesan la filosofía... n i entre clérigos o filósofos en algún lugar reunidos , s ino en m e d i o de vergeles, e n u n solazoso paraje, entre personas mozas, aunque de bastante madurez p a r a n o dejarse doblegar p o r lo que se les cuenta" .

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calan relatos cuyo carácter festivo justif ican los interlocutores como entretenimiento social, que va más allá del posible valor didáctico. Dentro de esta tradición, sobresalen los Coloquios de Palatino y Pinciano por la l ibertad mora l con la que se introdu­cen en ellos algunos cuentos y novelas cortas, algo que no pare­ce que sea muy frecuente en la narrativa española 4 7 .

J E S Ú S G Ó M E Z

U n i v e r s i d a d Autónoma de M a d r i d

4 7 J . A R C E , Literaturas italiana y española frente a frente, Espasa-Calpe, M a ­d r i d , 1982, p p . 179-180: "Natura lmente que l a prosa narrat iva española nos ofrece series de narraciones breves, enlazadas entre sí c o n u n pretexto, gene­ra lmente c o m o contadas p o r personajes distintos que se reúnen en u n lugar florido y deleitoso. S i n embargo , estas colecciones de cuentos, típicas d e l barroco español, suelen tener u n a i n t e n c i o n a l i d a d específica completa­mente dist inta de l a d e l autor i ta l iano , y aquí n o p u e d o hacer otra cosa que dejar constancia de tal d i ferenc ia de act i tud. P o r e l lo , sigo pensando que e l c o n o c i m i e n t o de Boccacc io , masivo e ind iscut ib le , n o h a sido, a pesar de todo , tan determinante e n l a evolución de l a l i teratura española c o m o e l de otros autores i tal ianos" .