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BOLETÍN OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN PERUANA DE ARTE RUPESTRE (APAR) MIEMBRO DE LA F EDERACIÓN I NTERNACIONAL DE ORGANIZACIONES DE ARTE RUPESTRE (IFRAO) HTTP://SITES. GOOGLE. COM/SITE/APARPERU/ Volumen 1, Número 3 Marzo 2010 1/3 Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú No - 2009-10570 ISSN - 2076-2658 B OLETÍN APAR Contenido / Index Indice Los petroglifos de Turulaca en el contexto del arte rupestre regional de Tacna / The Turulaca petroglyphs in the regional context of Tacna’s rock art Jesús Gordillo Begazo Geoglifos y contexto arqueológico en la Quebrada Santo Domingo, Moche Valley, Perú / Geoglyphs and archaeological context in the Santo Domingo Basin, Valle de Moche, Peru Víctor Corcuera Cueva & Gori Tumi Echevarría López Defensa del patrimonio arqueológico (glosa) / Defense of the archaeological patrimony (fragment) Julio C. Tello. 32 33 40 48 Gran panel con quilcas (bloque No 7 con vista al norte) en el sitio arqueológico de Turulaca, Tacna. (Ver artículo de Jesús Gordillo en esta edición, pp. 33 -40).

Boletín APAR 3

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Vol. 1. No 3, Marzo 2010. Boletín Oficial de la Asociación Peruana de Arte Rupestre / Oficial Newsletter of the Peruvain Rock Art Association

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BOLETÍN OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN PERUANA DE ARTE RUPESTRE (APAR)MIEMBRO DE LA FEDERACIÓN INTERNACIONAL DE ORGANIZACIONES DE ARTE RUPESTRE (IFRAO)

HTTP://SITES.GOOGLE.COM/SITE/APARPERU/

Volumen 1, Número 3 Marzo 2010 1/3

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú No - 2009-10570 ISSN - 2076-2658

BOLETÍN APAR

Contenido / Index

IndiceLos petroglifos de Turulaca en el contexto del arte rupestre regional de Tacna / The Turulacapetroglyphs in the regional context of Tacna’s rock artJesús Gordillo BegazoGeoglifos y contexto arqueológico en la Quebrada Santo Domingo, Moche Valley, Perú / Geoglyphsand archaeological context in the Santo Domingo Basin, Valle de Moche, PeruVíctor Corcuera Cueva & Gori Tumi Echevarría LópezDefensa del patrimonio arqueológico (glosa) / Defense of the archaeological patrimony (fragment)Julio C. Tello.

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Gran panel con quilcas (bloque No 7 con vista al norte) en el sitio arqueológico de Turulaca, Tacna.(Ver artículo de Jesús Gordillo en esta edición, pp. 33 -40).

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Los petroglifos de Turulaca en el contexto del arterupestre regional de Tacna

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JESÚS GORDILLO BEGAZO

1. Los antecedentes y el marco teórico:

El análisis científico de los petroglifos de los vallesdel Caplina, Sama y Locumba, se ha centrado en explicarsu razón funcional cultural de acuerdo a patronesmágico-religiosos fundamentales, accionando una tareadescriptiva y tipológica. Los antecedentes más antiguos de la literatura sobrelos petroglifos en la región de Tacna se remontan a losdatos ofrecidos por viajeros europeos, como AlcidesD’orbiny (1826) quien menciona estas evidencias en sulibro «Viajes a la América Meridional»; Antonio Raymondi,quien informa de la existencia de petroglifos en lahacienda de San Antonio, valle de Locumba (tomadode cavagnaro, 1986:41-42); y como E. George Squier,quien en su obra «Un viaje por tierras Incaicas, Crónicasde una expedición arqueológica (1863-1865)», describeun petroglifo hallado cerca del pueblo de Palca. Squierrefiere que:

«…justo antes de entrar en este valle, a laderecha del sendero mula, dimos con una roca o cantorodado cubierto de figuras. Observé gran cantidadde círculos y semicírculos, algunas figuras angularesy toscas representaciones de llamas, mulas y caballos,burdamente talladas en la roca ferruginosa. Lasúltimas no parecían más recientes o modernas quelos primeros y todos daban la impresión de que podríahaber sido labrados en la piedra ayer por la mismamano…» (Squier, 1974).

Las propuestas iniciales de cronología y vinculaciónsocio-cultural sobre los petroglifos de Tacna, estánreferidas con mayor certeza para el sitio de «Miculla»,sitio arqueológico de una impresionante concentraciónde bloques pétreos con grabados que ocupan un áreade aproximadamente 20 km2. Isabel Flores (1979) y OscarAyca (1979), mediante trabajos considerados por ellosmismos como primordiales, analizaron los petroglifosde Miculla vinculándolos a la época de los DesarrollosRegionales Costeros Tardíos (1100-1445 años E. C.) queemergieron en los valles de Tacna, y a pueblos conrasgos de origen altiplanico-puneño. Infierensituaciones culturales con características rituales,propias de la cosmovisión del mundo andino aymara. Sobre la base de la propuesta de John V. Murra (1975),se desencadenaron diversos intentos por explicar losprocesos del poblamiento en los valles de Tacna,fundamentalmente en los Desarrollos Regionales Tardíose Inka (Trimborn 1975: Ayca 1987; Lumbreras 1974; yotros). El modelo económico de la «verticalidad» en el mundoandino, reconoce preferentemente una colonizacióndirecta de poblaciones para mantener un acceso a laszonas discontinuas ecológicas. Sin embargo, existenotros mecanismos «indirectos» que contemplan elintercambio y la interacción bajo procesos deparentesco, trueque a gran distancia, comercio,mecanismos de mercado, contactos entre hélices, etc.(Stanish 1990). Este último fundamento parecereproducirse en las cabeceras del valle de Moquegua,a través del Periodo Estuquiña -desarrollo Post

Tiwanaku- (Stanish 1990) y el denominado estilo deSitajara para los valles de Tacna (Gordillo 1989 b). Tantola cerámica como los modelos de asentamientos enEtuquiña y Sitajara, no responden a rasgos de origendirecto de colonos Lupaca - altiplano puneño,desvirtuando, al parecer, la tradicional hipótesis quelos sitios ubicados en los valles serranos y costeros delsur fueron colonias Lupacas. Parece que la tradiciónEstuquiña y Sitajara logra consolidar una identidadétnica y económica que les permitió desarrollar unrégimen de interacción interzonal auténtico sin presiónpolítica vertical y longitudinal (Gordillo, 1989). La presencia de elementos costeros en las cabecerasde la cuencas del Caplina, Sama y Locumba, y viceversa,han podido constatarse en sitios como Peañas, CristoRey, Miraflores, Palca, Causuri y otros (cuencahidrográfica del rió Caplina); Coruca, Estique,Paramarca, Capanique y Pukara (cuenca hidrográficadel ríos Sama); y el sitio del Chejaya y Chitune en lacuenca hidrográfica del rió Locumba.Consecuentemente, esta recurrencia nos permitesospechar la existencia de una estrecha relacióneconómica entre poblaciones de ambos ecosistemas,antiormente subestimada. No se descarta la posibilidad, por ejemplo, quepobladores de los estilos tardíos costeros denominadosSan Miguel, Pocoma y Gentilar hayan ocupado ciertosespacios productivos ubicados a 3,000 m.s.n.m., fuerade su habitat de origen; sustentando de esta manerael viejo modelo de la complementariedad económica.Es de suponer, entonces, una enorme movilidad degrupos con fines económicos, entre cosa y vallesserranos, conectada también a espacios altiplanicos.Habrían inaugurado rutas o retomado aquellasconstruidas durante la ocupación Tiwanaku,interconectadas en diversas direcciones de corto ylargo aliento. Por lo tanto, las rutas son un claroindicador del contacto interzonal de evidentes finessocio-económicos, políticos (aún no muy claros) yculturales. En esa perspectiva, estimamos prudente,por el momento, plantear para Tacna la probabilidadque los sitios con petroglifos puedan presentarse comoindicadores para entender el tráfico e interrelacióneconómica micro-regional. Los estudios sobre petroglifos en Tacna hanacumulado una breve bibliografía, que indudablementeurge incrementar. Son importantes los apuntes de MaxNeyra (1967), Cohaila (1970), Trimborn (1975), Flores E.(1979), Paucar (1986), Gordillo (1986), Ravines (1986) yrecientemente las investigaciones y aportes másprofundos de Núñez Jiménez (1987), Gordillo y López(1987b), Ayca (1987), Cavagnaro (1986) y Gordillo (1989;1996; 2001). A ellos, se suman las observaciones pionerasde ilustres viajeros europeos y americanos del sigloXIX. Las propuestas iniciales de cronología sobre lospetroglifos en Tacna manifiestan una filiación que seremonta desde el periodo Tiwanaku hasta entrada lacolonia hispana (Gordillo 1996, Ayca 1987, Gordillo yLópez 1987a, 1987b) asociado preferentemente a

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manifestaciones de orden ideológico o mágico-religioso.Sin embargo, al margen de la importancia de los estudiosen Miculla y del intento de su explicación históricarevelando una vinculación a patrones ideológicos, esposible la inclusión de Miculla y demás «estaciones»de petroglifos ubicados en el contexto de los valles deTacna, dentro de la correspondencia petroglifos-tráfico.Esta tesis es fundamentada profusamente por elinvestigador Lautaro Núñez Atencio, para los valles delnorte de Chile (Núñez 1976; 1985), sustentando que lospetroglifos y geoglifos (situados eventualmente entrelos 700 a 1450 años E. C.) son una suerte de indicadoreso derroteros de rutas de tráfico formuladas por loscaravaneros o traficantes andinos, durante susdesplazamientos a corta o larga distancia con elpropósito esencial de activar una interacción económicay cultural inter-valle e Inter-ecozonas, bajo modelosde complementariedad vertical y longitudinal. Para los valles de Tacna resulta coherente considerarla tesis de Lautaro Núñez, en cuanto que lasconcentraciones de petroglifos ubicadas hasta la fecha,frecuentemente aparecen asociadas a rutas o caminosque interconectan diversas zonas ecológicas a distintosniveles de altura, espacios semiáridos y conjunto deasentamientos aldeanos (desde Tiwanaku hasta Inka)ubicados en el curso de los valles hasta sus cabeceras. La relación costa-altiplano esta difundida por diversosinvestigadores (Giorgio y Mayer, 1974, Cúneo V. 1977,Flores O. 1975, J. Murra 196 y 1972, Pease 1981 y 1982,Masuda 1981, y otros), quienes han contribuido a definirlos múltiples aspectos internos y externos de estemecanismo andino, enmarcado dentro del modelo deintercambio, redistribución y reciprocidad. Estefenómeno de movilidad giratoria permitió un activocircuito de intercambio de bienes y servicios,configurando una red de contactos económicos yarmonía social que permitió asegurar la continuidaddel «esquema» (Núñez y Dillehay 1978). Al margen de la validez histórica del planteamientodel investigador Lautaro Núñez, de vincular lospetroglifos y geoglifos al tráfico de caravaneros, el casode los petroglifos de Miculla va más allá de lo esbozadopor Núñez. Postulamos la hipótesis de configurar oconcebir al sitio arqueológico de Miculla como un grancentro cultural vinculado a las prácticas rituales delculto al agua y la fertilidad, esencialmente. La propuesta del carácter mágico-ritual para lospetroglifos de Miculla, tiene su antecedente, cuandoAyca y Cohaila coinciden en argumentar que los diseñosy escenas obedecen a actos propiciatorios en beneficiode alguna comunidad, cuyas representaciones puedeninsinuar la exteriorización de determinadas inquietudes,el intento de liberación espiritual, algún compromisomístico-religioso, la síntesis de su visión cósmica delmundo (Cohaila, 1970). Dichas investigaciones no definenclaramente que objetivos o realidades se persiguecuando se realizan las rogativas mediante los actospropiciatorios, representados por las figuras grabadasen las piedras; es decir, qué se «da» y qué se espera«recibir». El valle del Caplina, por encontrarse en un ambienteecológico semiárido adolece frecuentemente delrecurso hídrico, lo que dificulta y restringe elincremento del agua, limitando la expansión de lafrontera agrícola. Este mal natural es soportado añotras año, obligando a los campesinos del valle a subsanar

esta deficiencia mediante el aprovechamiento de latierras de estiaje, ocupadas en las épocas de avenidaso crecidas de agua; fenómeno dado durante los mesesde diciembre a marzo cuando llueve en la cordillera. Es de suponer que en épocas prehispánicas, laspoblaciones asentadas en el valle tuvieron los mismosinconvenientes. Así podríamos entender la ubicaciónestratégica de los Tiwanaku en las zonas de Calientes yTocuco, consideradas como las cabeceras del Vallemedio (a partir de estos lugares se inicia elensanchamiento del Valle del Caplina), con el propósitode establecer el control del agua repartida valle abajo.El hecho de controlar el agua, elemento de vitalimportancia en la economía del valle, implica que seejercía de alguna manera también el poder. Al respecto,el historiador Rómulo Cúneo Vidal sostiene que laconcentración del poder o control del agua seencontraba en la Llacta de Pachia (lugar muy próximoa nuestra zona de estudio), término que «…procedede Pachiña voz de la lengua aimara que expresa repartir,valle abajo, las aguas de un rió represado… bajo lavigilancia de los caciques grandes…» (C. Vidal, 1977:315.Ob. Cit.). Indudablemente cualquier acto de beneficio a favordel incremento o control del agua, dentro del carácterbeneficiario que ella arrastra, es más que importante yasí justificable «la angustia», pues los condujo a crearun mundo mágico con atribuciones benefactoras quesupieran satisfacer los pedidos implorados; fenómenosde la cultura difícil de analizar y esquivo a lasistematización racional (Silva, 1877:359). Las creencias míticas y mágico-religiosas derivan deuna elaboración mental resultante de hechos sociales,que determinan formas de comportamiento comocircunscritas a una esfera puramente ideal, al contrario,entender que existe una profunda e inseparablecorrespondencia entre estas formas de creencia yactitud y los demás aspectos de la vida social, por lodemás fácilmente demostrable (Silva, 1977:361). Losmitos, como las prácticas y creencias mágico-religiosasse encuentran formando parte del contexto generalde la ideología y cumplen funciones especificas en elseno de las diferentes sociedades. Las ideascomúnmente compartidas constituyen el ambienteartificial de cualquier sociedad humana y las sociedadesse comportan y reaccionan frente a su ambientenatural (Silva, 1977:316). Esa «manera de ver»corresponde a la manera de ser del individuo y su gruposocial (Lumbreras, 2981:147), conducta humanaconformante de la ideología, que está constituida portodo aquello que es expresión subjetiva de la realidad,por todo aquello que depende de nuestra capacidadde apreciar y conocer; está constituida por el conjuntode hábitos y costumbres que transmitimos a través delaprendizaje y la enseñanza. Cada cambio en la actividadeconómica o en las relaciones de esta actividad afectaa nuestras costumbres, a nuestra «manera de ver»;afecta nuestra acción social, y en consecuencia puedeafectar a las actividades económicas y las relacionessociales que implica dicha actividad (Lumbreras,1981:147). La ideología se expresa materialmente y aquí si esresponsabilidad del arqueólogo, cuando trata o abordaeste tópico cultural. Antes de elaborar raciociniospertinentes es recomendable nacerlos apoyados enuna buena idea de la «base», es decir, de aquellos

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materiales que por sus características contextuales nosva a permitir poder reconstruir esta «base». Los indicadores materiales para entender la ideologíade los pueblos prehispánicos se conectan a expresionesartísticas (vinculadas a contextos ceremonialesdefinidos), tumbas, templos, altares, etc. Desde estaperspectiva arqueológica creemos que el «ComplejoMiculla» puede ser objeto de un análisis al respecto,puesto que la «base» y la idea de ésta, lo permite. En el Complejo Miculla, sorprendentemente, comoya lo hemos anotado, se desarrolla un cuadro asociativode elementos culturales que se vinculanestrechamente: promontorios ceremoniales, tumbas,terrenos de cultivo, canales de riego, caminos, geoglifos,petroglifos, cerámica, objetos líticos y otros nodeterminados. Todo este contexto, asociados ademásal mallku Wawapas (cerro tutelar de la Pampa de Miculla,en cuya cima existen estructuras de piedra aún noregistradas arqueológicamente) y a la característicafisiográfica sugerente del sito, nos permite validarnuestro propósito de plantear la tesis aludida.

2. Los petroglifos y las cuencas hidrográficas

Entregamos tres casos que explican la relación desitios arqueológicos con el tráfico interregional, laritualidad y su contextualización arqueológica.

Primer caso, cuenca hidrográfica del valle Caplina

La cuenca del rio Caplina tiene una extensiónaproximada de 3425 Km2, siendo el 23% (820 km2) ladominada cuenca «imbrífera» o «humeda», llamada asípor encontrarse por encima de la cota de los 3900m.s.n.m. límite inferior fijado al área que se estimacontribuye al escurrimiento superficial (ONERN 1976).El Caplina nace en el nevado de Achacollo, a 5690m.s.n.m. y al ingresar a Tacna toma un rumbo de nor-este a sur-oeste, donde sus aguas se pierden porinfiltración, evaporación y uso total; es ahí, donderecibe las aguas del Yungane o Uchusuma (Peñaherreradel Águila 1984). Se asocia a dicha cuenca la quebradade Palca, que se traduce quizás en el abra natural másimportante para la intercomunicación con el altiplano.Se dice, que es el corredor más corto que existe entrela cordillera y el Pácifico. La literatura arqueológica sobre el Caplina se tornagenerosa con relación a las demás cuencas de la región.Los aportes de Max Uhle (1919) y los trabajos recientesdel Proyecto Catastro Arqueológico de Tacna, quevenimos desarrollando desde 1988, permiten plantearpara la cuenca del Caplina un esquema cronológicorelativamente sugerente. Observamos un desarrollo quese remonta desde el Periodo Formativo representandopor el sitio «El Atajo» (registrado recientemente pornosotros: PCAT-INC-T), con una datación relativaaproximada de 600 años a. E. C., luego tenemos la«Población de Túmulos» que estaría emparentadatentativamente con la fase Alto Ramírez del valle deAzapa-Arica, que se prolonga hasta los 500 años E. C.aproximadamente. Inmediatamente encontramos en elvalle la ocupación Tiwanaku y posteriormente a losDesarrollos Locales Tardíos. En 1470 E. C. la cuenca delCaplina es incorporada al imperio Inka. La base económica del Caplina es la agricultura,alternada con recursos del litoral y productos tanto

de sus cabeceras alto andinas como del mismo altiplanotacneño. Fue muy codiciado el zapallo, al ají, el maíz,algunos frutales y posiblemente la coca, tal como loadvierte Cúneo Vidal (1977). La generación de dichosproductos motivó, sin duda, excedentes altamentecotizados por los asentamientos de altura e incluso deaquellos de economía marítima. En contrapartida losaltiplanicos y marítimos ofertaban la lana, papadeshidratada (chuño), quinua, carne deshidratada(charqui) y, recursos marinos frescos y procesados. Es de sospechar, entonces, una activa interrelaciónde elementos de consumo que debieron cumplirtrascendental importancia y vigencia permanente,generando conductas culturales asociadas y anexascomo los actos mágico-religiosos, traducidos en laformación de las apachetas, presencia de Mallkus yAchachilas y la formulación de simbolismos a manerade gráficos mágico-religioso, representados en piedrasy/o superficie del suelo. En la cuenca del Caplina conocemos varias«estaciones» de petroglifos estrechamente asociadasa rutas de tráfico. Los casos de los petroglifos de Miculla(Flores 1979, Núñez Jiménez 1987, Ayca 1987, Gordilloy López 1987b), Pachia, Calana, Piedra Blanca, Pocollayy Las Vilcas (sitios registrados por el PCAT) estánconectados directa o indirectamente a la ruta troncalque intercomunica el valle con los vallesprecordilleranos y el altiplano puneño vía la quebradade Palca; esta ruta, que fuera descrita, entre otrospor el diplomático norteamericano George Squierdurante su expedición en 1863-1985, toma tresdirecciones al ingresar al valle del Caplina queprácticamente abrazan la cuenca en toda su magnitud.El primer ramal se extiende hacia Calientes, el segundose denomina el «camino de valle» que corre por todala cuenca, y la tercera ruta bordea los cerros Wawapasy Pachamama hasta conectarse con el valle a la alturadel sector de «Cerro Blanco», valle medio del Caplina(Gordillo y López 1987b). Entre la misma ruta a altura de los Kms. 26 y 27 (hoyconvertido en tramo afirmado de la futura carreteraTacna-Collpa-La Paz) se han registrado «estaciones» depetroglifos con representaciones de escenas de tráfico(conjunto de camélidos con carga, alineados ycomandados), muy frecuentemente observada en todoslos sitios con petroglifos ubicados a la fecha en lacuenca del Caplina. Por otro lado cabe anotar consuma satisfacción, la visibilidad de gran parte del tramocaminero prehispánico de Palca, con todas lascaracterísticas de la tecnología vial Inka. El camino,hacia la desembocadura del calle, tiene un ancho de5 a 8 metros, en partes esta completamente enlozadoy delimitado por muros de piedras de mediana altura;generalmente su trazo es zigzageante, asociado aestructuras de piedra de planta rectangular y aacumulaciones de piedras (apachetas) cada ciertadistancia (usualmente en puntos altos del camino). Elcaso del tambo y apacheta de Huaylillas, en las faldasdel Tacora, es elocuente. George Squier, cuando transitó la ruta de Palca rumboa Puno y Tiwanaku, registró algunos petroglifos ubicadosa la entrada del poblado de Palca junto al camino, conrepresentaciones de camélidos y figuras humanas.Squier refiere que «… una roca o canto rodado cubiertode figuras. Observé gran cantidad de círculos ysemicírculos, algunas figuras angulares y toscas

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representaciones de llamas, mulas y caballos …» (Squier1974). Además, durante su recorrido describe lapresencia de tambos, apachetas, asentamientoshabitacionales y cementerios, todos ellos de data pre-hispánica. Siguiendo la ruta, entre los pequeños vallecitos deCausuri y Palquilla, junto con el arqueólogo ManuelGarcía Márquez registramos recientemente (1989) dosrocas grabadas con representaciones de aves, zorros,camélidos, figuras humanas, círculos y líneasserpenteadas. Hacia el lado NW de Palca se encuentra el valle delCaplina (sector alto). Aquí el investigador alemánHermann Trimborn (1975) reporta la existencia depetroglifos con representaciones de camélidos en elsector de Tocuco, muy cerca al complejo habitacionaldenominado también Tocuco, perteneciente alIntermedio Tardío o Desarrollos Regionales CosterosTardíos. Kilómetros más arriba, en el lugar denominadoChallatita (próximo al sector «La Mina»), se nos informade una monumental roca de tres metros de alturacubierta completamente con diseños diversos y escenascomplejas, en donde prevalecen las representacionesde camélidos asociados a la figura humana. Losinvestigadores Ravines (1986) y Núñez Jiménez (1987) aldescribir dicho petroglifo resaltan la minuciosidad deltrabajo artístico desplegado. Ambos sitios estáníntimamente vinculados a espacios semiáridos,conjuntos habitacionales aterrazados (intermedio Tardíoe Inca), áreas restringidas para la actividad agrícola,conjunto de colcas (Trimborn 1975) y en especial a uncamino o ruta que se desplaza hasta los altos del Caplina,conectándose simultáneamente con los valles pre-cordilleranos del SW de la cuenca hidrográfica del rióSama (sectores de Talabaya, Estique, Tarucachi, Tarata,Ticaco y otros). Antes de ocuparnos de los casos de sama y Locumba,queremos detenernos en aquella ruta pre-hispánica queintercomunica directamente los espacios pre-cordilleranos de Tarata y Candarave con el valle delCaplina, a través del corredor natural denominado«Quebrada Seca» que toca los sectores de Huacano,Chero, Quilla, etc. Viejos arrieros (versiones orales)manifiestan haber observado varias piedras congrabados de camélidos y figuras humanas, informaciónque esta por confirmarse: sin embargo, asumimos lainformación como dato confiable, teniendo enconsideración la potencial importancia del camino enla vida de interacción económica que siempre existióentre Tacna y Tarata desde épocas pre-hispánicas hastala actualidad.

Segundo caso, cuenca hidrografica del valle de Sama

La cuenca del Sama tiene una longitud de 4645 km2,correspondiendo 635 km2 a la cuenca humeda, ubicadapor encimada de los 3900 m.s.n.m., cota fijada comolímite de la cuenca seca a partir de la cual puedeconsiderarse que la precipitación pluvial es un aporteal escurrimiento superficial. Su descarga es irregulardebido a la fluctuación de las precipitaciones pluviales,fenómeno que repercute en el aprovechamiento delas áreas agrícolas netas. El grado de concentraciónde las descargas del rió, notorio en los meses deenero,febrero, la mitad de marzo, pertenecientes alperiodo de avenidas, disminuyendo sensiblemente

durante los meses subsiguientes que dura el estiaje. ElSama, tiene un recorrido de aproximadamente 160 km.desde sus nacientes en el rió Cano a una altitud de5050 metros s.n.m. El agua azufrosa del Sama ha contribuido a que elvalle sea deficitario en la producción de frutales ycalabazas fundamentalmente, pero generoso para elcultivo de maíz, algodón, ají y en gran escala para laproducción de alfalfa como forraje para el ganadovacuno. Suponemos la plantación de cocales en la zonade Coruca, «la línea de la coca» de acuerdo con lainformación de Cuneo Vidal (1977). Los antecedentes arqueológicos del Sama nos«hablan» de una ocupación que posiblemente seremonta a épocas del arcaico, representado por elsito «El Calvario» en la desembocadura al mar. El Calvario(sitio prospectado por Carlos Vela y Daniel Lavalle),parece representar un área doméstica de grupos depescadores y recolectores de recursos marinos, queen algún momento estarían accediendo a recursos devalle una vez consolidada su actividad marítima. Lostrabajos de Trimborn (1975), Universidad Católica deArequipa (1972, informe inédito), los apuntes de IsabelFlores E. (1969) y las prospecciones y exploracionesrealizadas por el suscrito a través del Dpto. deArqueología del Instituto Nacional de Cultura de Tacna,desde 1984, sustentan una ocupación extensiva eintensiva del valle. Información más confiable documentan para Samauna secuencia cultural que parte desde Tiwanaku hastala presencia Inka. Los registros arqueológicos en suscabeceras son elocuentes, dada la inexistenteinformación que hasta entonces había. Son importanteslos sitios Inka (Los Hornos, Yalata, Sama La Antigua,Capanique, Kanamarka, Huankarani y Quile) y lasexpresiones de asentamientos locales con identidadétnica (Gordillo 1989b). El «Camino de la Costa», comolo suelen llamar los lugareños de la cuenca, sobre elamplio trayecto del valle, es el mismo que recorrió elvisitador Don Garcí Diez de San Miguel en 1567, paratrasladarse de Sama a Tarata. Los reportes de petroglifos para la cuenca del Samaaún son escasos. Conocemos la existencia de«estaciones de petroglifos» - por versiones orales- enel tramo del camino que une al poblado de Coruca conChucatamani (2400 m.s.n.m.). Como resultado de unaprospección en el sector de Coruca (1800 m.s.n.m)realizada en 1998, ubicamos en la «Quebrada Gil» tresbloques con diseños que presentan desplazamientosde camélidos en dirección SW, un balsero y otras figurasque al parecer indica redes de caminos (derroteros),canales y chacras. El sitio se asocia al «Camino de laCosta», a la ruta secundaria que partiendo de Corucaenrumba al valle de Locumba y a una extensa zonadoméstica aterrazada con filiación cultural para losDesarrollos Regionales Tardío (estilos cerámicos Pocoma,Gentilar y Sitajara). Uno de los principales atractivos económicos para lacuenca del Sama fue el Morro de Sama, para laextracción del «Guano de Isla», que por cierto, juntocon los recursos de lomas y del mar, resultaron motivosuficiente para la inauguración ineludible del tráficode bienes. En el poblado de Tarata (valle pre-cordillerano ubicadoa 3064 m.s.n.m), gracias a la información de miembrosde la Municipalidad Provincial, se ubicó un conjunto

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de petroglifos en el Cerro Anajiri, asociados a un trazocaminero, andenes y estructuras de planta rectangular.Los grabados guardan las mismas características, encuanto a técnica y diseños, a los registrados en Miculla,San Antonio, Alto el Cairo y Quebrada Gil.

Tercer caso, Cuenca hidrografica del valle locumba

Locumba es la cuenca más extensa de Tacna, tieneaproximadamente 5,900 km2, y la longitud de surecorrido es de 170 km. aproximadamente. Tiene susnacientes en el departamento de Moquegua, en loscerros Oquelaca y Chanane a 5000 m.s.n.m. su fuentecolectora le permite un escurrimiento artificial bastanteregular. Alcanzando a desembocar fácilmente al Pacificodurante todo el año. Las condiciones agrícolas del valle son reconocidasal igual que la calidad de sus aguas. Durante la coloniala industria vitivinícola fue exitosa, produciéndose unnutrido y auspiciador clima comercial con el altiplanoy la mina de Potosí. Arqueológicamente el valle aúnpermanece casi inédito, salvo algunas anotaciones deIsabel Flores E. (1969) y últimamente las exploracionesrealizadas por los arqueólogos del Instituto Nacionalde Cultura de Tacna, que motivaron la elaboración dedos trabajos preliminares para la época Tiwanaku(Gordillo 1987, Gordillo y López 1987a). Las evidencias de petroglifos son prolijas, se hanregistrado significativos sitios como: San Antonio(Cohaila 1970, sitio reconocido por el suscrito en 1990,ubicando un promedio de 150 petroglifos en el sectordenominado «Quebrada del Diablo»). Puente deLocumba (Linares 1968, Ravines 1986), Cuaylata,Quebrada del Diablo, Alto Cairo (Mirave), y los petroglifosde Colocaya en Ilabaya y Culumbraya (sitios revisadospor el suscrito y citados por Cohaila 1970; Paucar, 1986y Gordillo 1987). El año 2005, a través del proyecto deinventario turístico de Ilabaya se registró los petroglifosde Turulaca ubicados al norte de Mirave. Muchos de los sitios mencionados están asociados aasentamientos domésticos Tiwanaku (San Antonio,Quebrada de Diablo, Cuaylata, Alto el Cairo) y al caminotroncal del valle que intercomunica a Locumba con losvalles pre-cordilleranos de Cambaya, Cairani, Camilaca,cuenca del rió Curibaya, Quilahuani, Talca y Candarave,rumbo al altiplano siguiendo el camino que bordea ellado sur de los faldeos del volcán Yucamani. En todos los poblados mencionados, líneasprecedentes, se han registrado sitios habitacionalesconectados a inmensos complejos de andenería,pertenecientes a los Desarrollos Regionales Tardíos yla época Inka.

3. Los petroglifos de Turulaca

El sitio arqueológico de Turulata se encuentra ubicadoen el CPM de Mirave, distrito de Ilabaya, provincia deJorge Basadre Grohman, departamento de Tacna. Seaccede al lugar por la trocha carrozable de Mirave aToquepala, desde donde se desprende un senderopeatonal cuyo recorrido es de aproximadamente 45minutos hasta llegar a una terraza fluvial con grandesbloques de tobas volcánicas desprendidos del cerroTurulaca de la formación Toquepala y Huayllillas. Laterraza fluvial de Turulaca se encuentra sobre lacabecera del río Cinto. En aproximadamente trece

bloques se han grabado una serie de diseños zoomorfos,antropomorfos, figuras geométricas y escenas decaravaneros de llamas. La representación de loscamélidos son las más profusas, cuyos diseños figurativosa manera de llamas esquemáticas se asemejan a laiconografía Inka. La figura humana es diseñada enestrecha asociación a los camélidos y otroscuadrúpedos que parecen representar a cánidos. Losdibujos geométricos son círculos concéntricos, grecasy líneas quebradas distribuidas horizontalmente. Losbloques usados para los grabados tienen medidas desdelos 6 metros de alto por 10.50 metros de largo, pero enpromedio superan los 3.50 metros de largo por 3 metrosde alto. Las figuras tienen un promedio de 20 a 30 cmtsde tamaño. Algunos paneles superan los 4 metros delargo. En uno de los bloques aparece grabado unpersonaje de 40 cmts de alto con un prominente tocadocefálico, con los brazos extendidos hacia arriba y laspiernas separadas. Este personaje está orientado al NEy al parecer se trataría de la representación del«principal» de la aldea. Tal como sucede en los petroglifos de Miculla, SanAntonio en Locumba y los petroglifos del norte chileno,las figuras de personajes con tocados cefálicosrepresentan a personalidades importantes del gruposocial involucrado. En consecuencia, el personaje deTurulaca conocido como «El Turulaco», podría tratarsede la representación simbólica del «principal» de laMarca o llacta de Mirave, de pueblos de los DesarrollosRegionales Tardíos e Inka. De otro lado, el sitio deTurulaca se encuentra asociado a la ruta prehispánicaque conecta los altos de Ilabaya con el valle de Cinto,que es un de los tributarios del río Locumba. ¿Estamosfrente a un santuario de culto al agua y la fertilidad?,¿o son la impronta de osados ruteros de la región, queaccedían a los valles bajos de la cuenca hidrográficade Locumba? Lo cierto es que estos «lienzos gigantes»de arte han pasado a incrementar el valioso patrimoniorupestre del sur peruano.

Jesús Gordillo BegazoArqueólogoUniversidad Privada de Tacna / Centro de Altos Estudios deTurismo Tacna (CAETT).

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Figuras (quilcas de Turulaca)

Bloque No. 7. Largo 7.00 metros, Alto 3.70 metros.

Bloque No. 13. Largo 10.50 metros, Alto 6.00 metros.Panel con vista al Este.

Quilcas (detalle) del Bloque No. 13.

Bloque No. 9. Largo 5.50 metros, Alto 4.00 metros.Panel con vista al Norte.

Quilca con diseño circular (detalle) del Bloque No. 9.

Quilca con diseño zoomorfo (detalle) del Bloque No. 10.

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Introducción

La Quebrada de Santo Domingo adquirió renombreel año 2001 cuando se detectó que parte de su áreaarqueológica intangible estaba siendo usada comocantera de material para afirmado de carreteras y usosparticulares de construcción; comprobándose luegoque sería el Proyecto Chavimochic el responsable detal depredación. Estas acciones provocaron ladestrucción de importantes y únicos vestigios deocupaciones arqueológicas en la zona, las que fueronhechas por compañías contratistas inescrupulosas bajoel amparo de la impunidad y la falta de acciónproteccionista del Instituto Nacional de Cultura de LaLibertad (INC). Aunque estos trabajos fueron detenidosgracias a una campaña mediática, la quebrada sufrió laafectación irreparable de muchas de sus reliquiasarqueológicas, entre las que destacan valiosos geoglifos. Este atentado expuso la necesidad de estudiar estosmateriales para lo cual los autores hicieron una vistade observación al sitio con la intención de establecerlas bases iniciales para el planteamiento de hipótesissobre el contexto arqueológico de los geoglifos.Trabajos anteriores sobre estos materiales, hechos porBeck, 1979; Billman, 1989; o Castillo y Corcuera, 2007,habían destacado básicamente aspectos interpretativosy el establecimiento de contextos culturales por lasupervaloración de la asociación espacial entremateriales arqueológicos, lo que lamentablemente noha servido para definir técnicamente ninguna relacióncronológica o cultural con bases científicas, por loque los geoglifos no presentaban ningún tipo decontexto arqueológico confiable, siendo necesaria unanueva evaluación de la evidencia.

Visto de esa forma este artículo debe considerarseel primer intento serio, desde una perspectivaartefactual, de establecer un contexto arqueológicopara estos materiales, y una propuesta técnica para lainclusión cultural de los geoglifos en la historia de laregión norte del Perú.

La Quebrada Santo Domingo

La «quebrada de Santo Domingo» es un mini sistemade cuencas estacionarias o pequeñas quebradas yhoyadas que confluyen en una pampa desigual abiertacon forma de media luna, la cual se ubica en la margenizquierda del río Moche aproximadamente a veintekilómetros de la ciudad de Trujillo (Fig. 1). Esta minicuenca de quebradas ha tenido una historia geológicadiferenciada y se pueden reconocer secciones detopografías variadas superimpuestas, ya sea pampas consedimentos acumulados y materiales remanentes deacarreos antiguos, huaycos pedregosos, llocllasterrosas, escorrentías, y lomas aterrazadas pedregosaso limpias. Esta es una división notable para una pampa de hoyadadesigual, que seria la definición más propia del áreainterna cortada por los causes de la quebradas, entrelas que domina, y de allí el reconocimiento nominal detoda la zona, la propia quebrada de Santo Domingo, lacual constituye el mayor cause seco de toda el área. Toda la hoyada no obstante está prácticamentecercada por grandes montañas con picos prominentes,ya sea el cerro La Mina, al sureste, el cerro Oreja alnoreste, y el cerro Ochipitur hacia el sur. Al norte yoeste, bancos de arena, recientemente irrigados parafines de sembríos agro-industriales de monocultivo, se

Geolglifos y contexto arqueológico en la quebradaSanto Domingo, Valle de Moche, Perú

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VÍCTOR CORCUERA CUEVA & GORI TUMI ECHEVARRÍA LÓPEZ

Los autores, en base a observaciones detalladas en las evidencias arqueológicas de la quebradade Santo Domingo, valle de Moche, abordan el problema del establecimiento del contexto culturalde los geoglifos de esta zona, materiales que, debido a falta de estudios, habían permaneciendocomo una evidencia cultural disociada de los grandes complejos arqueológicos del norte delPerú.

Usando evidencia indirecta y análisis comparativo, los autores establecen un ordenamientotipológico y una seriación para proponer hipótesis sobre la asociación cultural y cronológica delos geoglifos, los cuales se inscriben de esta forma en los procesos culturales del norte del Perúconstituyendo las únicas muestras de su tipo asociadas a los periodos tardíos de la arqueologíaperuana.

Palabras Claves: Santo Domingo, contexto arqueológico, geoglifos, Chimú, Chan Chán.

The authors, base on careful observations of the archaeological evidences of the Santo DomingoBasin, valley of Moche, undertake the problem of the establishment of the cultural context ofthe geoglyphs of this basin, materials that, by the lack of studies, had remaining as a dissociatedcultural evidence of the extensive archaeological process of northern Peru.

Using indirect evidence and comparative analysis, the authors set a typological order and acultural seriation proposing hypothesis on the cultural and chronological association of thegeoglyphs, which in this way are incorporated now in the cultural history of northern Peruconstituting the only samples of its kind associated with the latest periods of the Peruvianarchaeology.

Key Words: Santo Domingo, archaeological context, geoglyphs, Chimú, Chan Chán.

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incrustan en la boca de la hoyada y finalizandefinitivamente con la campiña del río Moche, la queconstituye el límite de esta pequeña cuenca colectorau hoya natural. En la actualidad toda la abertura de lahoyada hacia la mitad exterior de su pampa, ha sidocortada abruptamente por el cause del canal principaldel Chavimochic que tiene un ancho de siete metrosaproximadamente, sin embargo, a pesar de estaintrusión, el paisaje natural de la hoyada aúnpermanece dominante (Fig. 2).

Los materiales arqueológicos, los geoglifos

Como un paisaje geográfico la quebrada aparenta unárea natural en todas sus secciones, sin embargo existeuna variedad importante de materiales arqueológicosen la zona los cuales están constituidos principalmentepor arquitectura, ya sea precaria de muros aislados oconstrucciones tipo pircas con plantas circulares ysemicírculos en pequeñas agrupaciones; o arquitecturamás formalizada con arreglos de recintos cuadrangularescon planta U y patios asociados (Fig. 3). También seencuentra cerámica llana dispersa en superficie enbajas densidades con algunos grupos de tiestos conclara filiación Chimú. Y finalmente se pueden observarsenderos (0.50 cmts. de ancho) y caminos entre anchospequeños (4 a 5 metros) y grandes (8 a 10 metrosaproximadamente), espacios limpios en laderas; y porsupuesto geoglifos. Estos materiales arqueológicos se encuentran aisladoso en asociación, aunque no sabemos con que gradode significación cultural. Hacia la parte centro nortede la hoyada se hallan varias agrupaciones deconstrucciones precarias que pueden interpretarsecomo refugios o pequeños pernoctorios y en esa mismazona pudimos observar también geoglifos de escalaspequeñas (1 metro de longitud promedio) formandofiguras independientes o en conjuntos con temáticas

variadas entre naturalistas y abstractas (Fig. 4). Los primeros geoglifos advertidos son altorrelievessobre el suelo de la pampa. Están formados mediantetécnica aditiva y al menos los más complejos incluyenuna base tipo «colchón» y un relieve adicional levantadode piedras menudas del campo, las mismas del entornoinmediato. Figuras prominentes como el geoglifozoomorfo (Fig. 5) incluyen claramente técnicas deelaboración complejas que incorporan piedras grandesdel suelo y adiciones secundarias en el diseño. Loscampos de selección para el tendido de la imagenincluyen pequeñas áreas limpias de piedras y pampasmixtas, con piedras de campo sueltas o aflorantes; todaslas áreas, aquí, siempre sobre la cima de las terrazasaluviales. Entre estos geoglifos existen agrupaciones de motivosformando posibles imágenes compuestas en escalasmayores que no pueden ser reconocidas a simple vista,a diferencia de las figuras individuales de corta escala.Hay agrupaciones con tendencias a las composicionesgeométricas y figuras complejas con acumulaciones en

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Figura 1. Mapa del valle del río Moche con los sitios mencionados en el texto.

Figura 2. Paisaje general de la hoyada. Foto Gori Tumi.

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Figura 3. Arquitectura por agrupamiento de recintos ypatio. En la imagen Víctor Corcuera. Foto Gori Tumi.

Figura 4. Geoglifo, figura antropomorfa en técnica aditiva.Foto Gori Tumi.

forma de puntos dispuestos equidistantemente (Fig.6). El soporte de estos arreglos figurativos, la pampa,es muy suave presentando una patinación rojiza quees ligeramente más tenue que el de los geoglifos; sinembargo es el relieve el que destaca notablemente lafactura del motivo. Hacia media hoyada y bajando a los causes y zonasaledañas, otros motivos de geoglifos se disponensiguiendo aparentemente parámetros de discontinuidadgeográfica, aunque es bastante obvio que la mayoríade los espacios con figuras, en las zonas donde sepresentan, han sido preparados exprofesamente paraservir de soporte a estos motivos. Uno de los geoglifosmás impresionantes, localizado cerca al lecho de laquebrada, es una figura compuesta de tres espirales

en simetría bilateral formando una imagen horizontalde quince metros, con un espiral grande al centro ydos pequeños a los lados (Fig. 7). Esta imagen es unacomposición impresionante si consideramos las primerasfiguras descritas. La técnica de éste último geoglifo es «reductiva» yse hizo retirando parte de la cubierta superficial delsuelo natural para exponer el interior del surco, esteno presenta piedras más sí una base limpia de suelopoco patinado. Los contornos no son marcados salvootros casos y la figura destaca por el contraste entreel suelo natural patinado y la base interior. Hasta dondehemos podido advertir, y hay que destacar esto, latécnica reductiva es la más importante variación de lafactura entre los geoglifos de la zona. Sobre otra de las terrazas naturales de cascajomenudo, hacia el sur de la hoyada, también pudimosreconocer varios geoglifos en altorrelieve en su escalacaracterística, cerca de otros geoglifos elaborados enla técnica reductiva también de pequeñas dimensiones(dos metros promedio). Estos últimos geoglifos sonrelevantes porque figuran varias series de motivosesquematizados que describen formas geométricas yprobablemente figuras antropomorfas (Fig. 8 y Fig. 9);la tendencia a formar series uniformes en los geoglifoselaborados mediante la técnica reductiva destaca detodo el complejo figurativo; una distinción interesanteen la unidad formal es la variación en la escala, perolos motivos más grandes no pasan probablemente delos tres metros de longitud (Fig. 10). Debemos mencionaradicionalmente que estas imágenes parecensuperponerse ligeramente a algunos geoglifos enaltorrelieve muy difusos o deteriorados. Es evidente que otros geoglifos continúanpresentándose en la superficie de toda el área endiversas variaciones perceptivas debido a su alta erosióno pobre estado de conservación, por lo que no esposible reconocer todo el panorama figurativo de lahoyada, mismo que es, siguiendo líneas e indicadoresfragmentados, bastante poblado.

Análisis

Sólo enfocándonos en los geoglifos hay de inicio, enbase de su técnica, dos grupos de representacionesbastante obvios: los de técnica aditiva y los de técnicareductiva. El primer grupo es bastante uniforme ytomando en cuenta su disposición (aislada o asociada),variación temática, escala, y ubicación podemosplantear hipotéticamente que implican, como conjuntode significación, una unidad temporal y una asociacióncultural uniforme; la que es intrínseca a los motivosdel tipo donde sea que se éstos se presenten. Estegrupo puede llamarse preventivamente el de los«altorrelieves». El segundo grupo, que por su técnica puede llamarseel de los «bajorrelieves», es, hasta donde hemos podidotener evidencia, cuantitativamente inferior al anteriore incluye una menor variación formal estilística perouna fuerte y más uniforme tendencia temática; estegrupo también presenta variada disposición (aislada oasociada) y una variación en la ubicación de sus motivos.La compleja variación y distinción temática, distinguidamediante series, a pesar de su unidad técnica, expresauna falta de uniformidad general del grupo lo queindica que probablemente existen diferencias

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temporales y culturales relevantes dentro de esta mismaunidad. Es claro para nosotros que los geoglifos deespirales (Fig. 6) constituyen una sub unidad - serie-separada de los geoglifos antropomorfos esquematizados(Fig. 7) y de los geoglifos geométricos alineados, y ambosconjuntos forman series independientes conimplicancias culturales. Aunque algunos de los geoglifos se presentanespacialmente asociados a edificaciones oconstrucciones precarias, esta asociación noconstituye un indicador cultural o temporal de ningúntipo. Las formas y tipos constructivos utilizados en estaspequeñas edificaciones se usan incluso en la actualidadpor lo que representan únicamente indicadores deactividades sociales, cuya relación a los geoglifos debeaún ser establecida técnicamente. Otro aspecto interesante es que ambos grupos degeoglifos se hallan espacialmente asociados ycomparten, en algunos casos específicos, espacioscontiguos. Esto es interesante desde que indica, ademásde variaciones en el patrón de utilización del área dela hoyada, un uso común del espacio, y por endecorrelaciones culturales relevantes. A partir de aquíse puede argüir que hay importantes indicadores deuna secuencia, y como sigue a continuación lacronología de los geoglifos debe proponerse medianteargumentaciones lógicas, especialmente considerandola poca evidencia de superposición física entregeoglifos.

La Cronología y la Asociación Cultural

Actualmente pensamos que tenemos datos suficientespara proponer técnicamente el establecimiento delcontexto arqueológico de los geoglifos dentro de unámbito histórico inteligible para la arqueologia peruana.Como habíamos advertido previamente, los geoglifos deSanto Domingo forman dos grupos separados de series

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Figura 5. Geoglifos, figura zoomorfa en técnica aditiva. Foto Gori Tumi.

Figura 6. Geoglifos, Imagen geométrica compuesta de«puntos» de piedras acumuladas. Foto Gori Tumi.

Figura 7. Geoglifo. Figura lineal compuesta de tresespirales, técnica reductiva. Notar la construccióncircular asociada en primer plano. Foto Gori Tumi.

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figurativas, cuya secuencia interna puede serestablecida mediante un orden simple definido, en elcual el grupo de los «altorrelieves» precede al grupode los «bajorrelieves»; ésta secuencia se fundamentaen dos razones:1. Hay indicios de superposiciones entre geoglifos.Existe evidencia actualmente difusa de que los geoglifosen bajorrelieve se superponen a los altorrelieves,superponiendose de la serie de bajorrelieves querepresentan figuras esquemáticas antropomorfas. Estasuperposición se da sobre una de las plataformas dedepósitos aluviales que soporta geoglifos en altorrelieveque aparecen difusos.2. Los geoglifos en bajorrelieves, principalmente losque describen figuras geométricas puras, presentanuna ubicación «secundaria» respecto a los motivos enaltorrelieve. La mayoría de los geoglifos que formanespirales, por ejemplo, se ubican alrededor de la hoyadaen zonas «periféricas» a los campos donde seencuentran los geoglifos en altorrelieve, es decir cercade causes, bajo las cimas de las terrazas aluviales. Unamuestra notable es el motivo compuesto de tresespirales, ubicado cerca de un cause secundario de laquebrada principal de la hoyada. La ubicación de laevidencia sugiere una secuencia donde los geoglifosde la periferia son más tardíos1. Aunque la situación del grupo de geoglifos en bajo-rrelieve respecto de su orden temporal intrasitio estabasada principalmente en un ardid lógico, la ubicacióny superposición de este tipo de geoglifos en el con-texto arqueológico de la hoyada indicaría una secuen-cia definida donde los altorrelieves son más tempranosa los bajorrelieves, lo que confirmaría el valor culturalde los grupos que fueron aislados mediante sus carac-terísticas artefactuales. De acuerdo a esta lógica, y tomando en cuenta laubicación diferenciada de los subgrupos implicados,podemos proponer adicionalmente que los geoglifosen bajorrelieve que forman series antropomorfas ofigurativas esquemáticas (Ver Figs 8 y 9) son ligeramentemás tempranos que la serie de geoglifos que describenespirales o figuras geométricas puras. Por lo tanto,siguiendo nuestro análisis, la secuencia queda arregladade esta manera (Tabla 1):

Tabla 1. Secuencia intrasitio de los geoglifos de laQuebrada de Santo Domingo.

Esta secuencia probaría la existencia de unatradición de geoglifos, la misma que expone un cambio__________

1. Esta argumentación «centraliza» las referencias sobre laubicación de la serie de geoglifos en altorrelieve creando unardid metodológico para el establecimiento de la organizaciónde los motivos. Como se verá, el argumento sugiere que losmotivos en ubicaciones «secundarias» (como los causes de laquebrada) se hicieron después que los «centrales» (en lasterrazas), utilizando la relación núcleo - periferia. Estapremisa es la base para el establecimiento de una hipótesissobre la secuencia, basada en la ubicación de los geoglifos.

contundente en la forma de representación de estamanifestación cultural. Particularmente pensamos queel cambio técnico en la factura de los geoglifos indica,además de un cambio en la tradición representativa,un lapso temporal importante entre el reemplazo delas formas de presentación; lapso que también seproduce dentro de la fase más tardía de manufacturade geoglifos, es decir la que comprende al grupo de«bajorrelieves», en este caso indicado por sus propiasvariables. Este último grupo es interesante porque muestravariaciones en los patrones de ubicación de los geoglifosy en las series representativas expuestas por los mismos;aunque reconocemos debemos ampliar nuestra muestrapara tener un panorama más completo aún. Sinembargo, esta variación no incluye, y hacemos énfasisen esto, el cambio en la formulación técnica de lamanufactura, lo cual sugiere que la variación en los

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Figura 8. Geoglifos, serie lineal de motivos geométricos,técnica reductiva. Foto Gori Tumi.

Figura 9. Geoglifos, serie de imagenes esquemáticasantropomorfas, técnica reductiva. Foto Gori Tumi.

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patrones figurativos y locacionales se hicieron en untiempo corto, dentro del transcurso de la tradicióntécnica representativa, que hasta donde sabemossiempre es en serie. Obviamente este cambio tambiéntiene implicancias culturales, pero no tan dramáticascomo las que se reflejan en el cambio en la facturatécnica figurativa. La secuencia se arregla, pensamos que con suficientecoherencia, para establecer un parámetro contextualbásico donde incluir prácticamente todos los geoglifosque se encuentran en la hoyada, al menos los queestán dentro de las dos principales variables técnicasexpuestas. No obstante esto la secuencia debe aúnser ubicada dentro de la periodificación cultural delnorte del Perú para dotar a los geoglifos de un contextohistórico más extenso que incremente su valor social,y sobre este problema tenemos también argumentospara proponer algunas hipótesis. El primer indicador de una asociación cultural fue eldescubrimiento de bajas densidades de cerámica Chimúmonocroma decorada con altorrelieves (Figs 11 y 12),ubicadas en la cima de la plataforma aluvial donde sehallaron los geoglifos más tempranos y los bajorrelievesde la serie esquemática antropomorfa. Aunque lapresencia de cerámica no establece a priori ningunarelación cronológica, la asociación es relevante siconsideramos que este material es el único indicadorarqueológico temporal directo vinculado al campo degeoglifos de esta plataforma. No obstante que la decoración en altorrelieves dela cerámica Chimú es coincidente con los altorrelievesfigurados de los geoglifos, los paralelos representativos,figurativamente cercanos, son demasiado diferenciadosen otras variables (técnica y soporte) como paraestablecer relaciones estilísticas directas entre estosmateriales por lo que no sería coherente aún definiruna relación cultural , sin embargo sí puede servir paraestablecer una prioridad temporal mínima para algunastendencias figurativas de los geoglifos. La probable temporalidad tardía de uno de los gruposde geoglifos, establecida indirectamente como se havisto, nos sugirió correlacionar las figuras realizadas enbajorrelieve de Santo Domingo con los campos marcadoscon surcos geométricos ubicados en las pampas de ElMilagro, Huanchaco o del mismo Chan Chan (Zegarra,1978; Kus, 1980), que han sido estimados siempre comocampos de cultivo Chimú2. Muchos de estos campospresentaron un diseño estándar que incluía lasdimensiones topográficas y la orientación de los camposque Kus (1980) ha definido como valores formales deuna planificación estatal Chimú; es decir que compartenla misma asociación cultural. Sin embargo Kus tambiénadvierte, y hay que resaltar esto, que algunos camposfueron cultivados poco o nunca (Kus, 1980: 719). El caso de Chan Chan es interesante en este contextoporque algunos de estos «campos de cultivo» condiseños geométricos han sido documentados allí. Deacuerdo a Lange and Topic (1980) no se ha podidocomprobar que Chan Chán haya sido cultivado almomento de su ocupación principal, lo que sugiereque los campos son posteriores al abandono del sitio(Lange and Topic, 1980: 1995). Si la utilización de__________

2 Este tipo de campos también han sido ubicados en el valledel Santa. Ver Willey 1953, y Willson 1988.

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«campos de cultivo» con surcos de diseños geométricoscomplejos es tardía y última a Chan Chan, es claro quesu presencia en otras zonas puede estar supeditada aperiodos tardíos post Chimú imperial, o en todo casodurante la transición imperialista por el impactocusqueño (aproximadamente por 1460). Por supuestoestamos asumiendo la sincronía de los campos consurcos geométricos donde estos se presentan, la quepuede ser establecida hipotéticamente por suscaracterísticas formales, tal como ha sugerido Kus

Figura 10. Geoglifo, figura esquemática antropomorfa,tecnica reductiva. En la imagen Víctor Corcuera. Foto

Gori Tumi.

Figura 11. Agrupamiento «in situ» de fragmentos decerámica Chimú asociada los geoglifos. Foto Gori Tumi.

Figura 12. Detalle de un fragmento de cerámica Chimú «insitu». Foto Gori Tumi.

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Figura 13. Series esquemáticas de surcos geométricosestimados como «campos de cultivo». Zegarra 1980.

de causes laterales de huaycos antiguos) estosclaramente fueron eliminados por las dinámicasgeológicas que sucedieron antes de la ubicación delos geoglifos del grupo de los «bajorrelieves». Inclusolos geoglifos elaborados en técnica reductiva, de suserie más temprana, muestran una mejor conservacióncomparativa donde estos son visibles, con respecto amuchos geoglifos en altorrelieve que parecen habersido afectados por la erosión y el intemperismo. En todo caso si hubo geoglifos en «bajorrelieve» másantiguos o contemporáneos a los altorrelieves, estoshan desaparecido bajo procesos tafonómicos, y sóloestán remanentes los más tardíos en la tradiciónfigurativa de geoglifos. Sin embargo, es más probableque la serie sea cultural y temporalmente lineal comotodas las evidencias expuestas sugieren. Por último podemos reafirmar la hipótesis sobre elcontexto arqueológico de estos materiales, los cualesdeben asociarse a la cultura Chimú del periodoIntermedio Tardío y también del Horizonte Tardío de lacronología arqueológica peruana. Creemos que estaargumentación es lo suficiente seria para proponer lainclusión técnica de los geoglifos en los complejosculturales pasados del Perú, y en ese sentido tambiéncreemos que hemos cumplido el objetivo principal denuestro trabajo.

Conclusiones

Este estudio establece primariamente una base paraanálisis comparados y constituye la primeraaproximación técnica a la arqueología de estosmateriales, misma que debe necesariamente sercomplementada por nuevas visitas al campo y nuevasargumentaciones basadas en evidencia física. Debemosaclarar que todas las apreciaciones que este estudioha vertido se ha basado únicamente en aquellasderivadas de perspectiva visual y no se ha intervenidofísicamente ningún artefacto arqueológico (seangeoglifos, arquitectura, cerámica u otros), u hechocolecciones de ningún tipo. Los estudios rupestres enel Perú no tienen por que ser interventivos, y paraque estos lo sean requieren necesariamente de unadirección arqueológica y permisos del InstitutoNacional de Cultura. Los autores desean hacer explicito, por último, quetoda la visita y la realización de este artículo hanseguido los lineamientos éticos que la AsociaciónPeruana de Arte Rupestre (APAR) ha propuesto para elPerú y que IFRAO (Federación Internacional de

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(1980) para sus propios fines. El hecho real es que muchos de estos campos consurcos geométricos presentan una factura técnicasimilar a los geoglifos de Santo Domingo (en técnicareductiva) y se presentan en series lineales geométricasesquemátizadas, como es el caso de una de las seriesde figuras de la plataforma aluvial de Santo Domingo(ver Fig. 8), la que se asemeja incluso a una de lasseries de surcos «agrícolas» de las pampas de ChanChan (Zegarra, 1978: 115, lam. 5. Fig. 13). La variaciónen la serie de surcos para Chan Chan que ilustra Zegarraes diagnóstica para la variación en la tendenciafigurativa de las serie de geoglifos del mismo tipo enSanto Domingo, aunque estos no se presentan para laserie geométrica más pura, que en nuestra muestraesta expuesta por los espirales3, los que debencorresponder a una serie paralela. Es evidente que lo que se arguye es que es muchosde estos «campos de cultivo» con complejos surcosgeométricos, son en realidad verdaderos campos degeoglifos de una serie geométrica pura, los queinvadieron muchas áreas en supuestas «zonas decultivo», pero que probablemente nunca se hicieroncon esos fines; y esta es una conclusión que debeimplementarse. La definición agrícola de estos campos,creemos, ha sido establecida a priori donde estosmateriales fueron hallados. Si la relación establecida es correcta entonces esposible correlacionar los materiales dentro de un mismocomplejo cultural y en una misma época asociada, lacual debe ubicarse entre el periodo post Chimúimperial, para la serie de los geoglifos geométricospuros, Chimú imperial decadente, para la serie defiguraciones esquemáticas naturalistas, y Chimú imperialo Chimú floreciente para la serie de geoglifos enaltorrelieves, los cuales parecen estar contextualmenteasociados a la cerámica Chimú, por lo que es pocoposible que puedan ser Mochicas. De esta forma el cuadro de asignación temporal quedadefinido en el siguiente orden (Tabla 2):

Tabla 2. Secuencia y contexto arqueológico propuesto paralos geoglifos de Santo Domingo.

Finalmente pensamos que si la conservación de losgeoglifos esta condicionada a la dinámica geológica yal intemperismo de la hoyada, entonces es posible quelos geoglifos de la serie más tardía, los espirales, seanposteriores a los fenómenos que afectaron laconservación de las series geoglíficas más tempranas,especialmente considerando su ubicación respecto alos geoglifos del grupo de los altorrelieves. Si hubo altorelieves en las zonas de los espirales (cerca__________

3 Existe dentro de la serie de espirales variacionesrepresentativas importantes, como la descripción singular(un solo espiral por ejemplo) o compuesta (tres espirales porejemplo) que pueden incluirse en la discusión.

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Organizaciones de Arte Rupestre) ha elaborado para lainvestigación del arte rupestre en el mundo. Sobre labase del uso de las recomendaciones técnicas para eltratamiento de las reliquias arqueológicas del Perú,como el arte rupestre, los autores consideranauspicioso los estudios de este material que constituyenserios estudios del pasado andino, que todos losperuanos tiene el derecho a disfrutar y estudiar deforma responsable.

Víctor Corcuera CuevaGuía Oficial de TurismoPresidente Asociación Guías de Turismo Sin Fronteras (GSF)E-mail: [email protected]

Gori Tumi Echevarría LópezArqueólogo, Universidad Nacional Mayor de San MarcosAsociación Peruana de Arte Rupestre (APAR)Plaza Julio C. Tello 274 No 303, Torres de San Borja. Lima 41.PerúE-mail: [email protected]

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http://groups.google.com/group/apar_peru/web/la-escala-aparEscala de APAR

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Boletín APARPublicación Trimestral de la Asociación Peruana de Arte Rupestre (APAR)

Vol. 1 No 3 / Edición Abril del 2010

Editor: Rodolfo Monteverde Sotil

Consejo Editorial y Comité Científico:Daniel Morales Chocano, Roy Querejazu Lewis y Gori Tumi Echevarría López

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Congreso Mundial de Arte Rupes-tre del Pleistoceno - IFRAO 2010

Tarascon-sur-Ariege / Foix, France6-11 Septiembre 2010

Circular en español en:http://mc2.vicnet.net.au/home/auraesp/

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Página web oficial:http://mc2.vicnet.net.au/home/pawc/

web/index.html

Quilca del sitio Cachiyacu, Loreto.Gori Tumi, 2001.

«Por lo mismo que el Perú posee, en sus ruinasmilenarias, monumentos que rivalizan con losmejores de América y, en sus cementerios ybasurales, el archivo más rico de la raza a la cualpertenecemos – cuya historia es la nuestra y cuyacivilización está ligada íntimamente a la nuestra –,es deber de todo peruano velar por la integridad deestos monumentos y de este archivo, que constituyenla herencia más preciada de la Nación. La importancia de ellos está en la luz que arrojasobre la historia de las gentes, que nos precedieronen la posesión del suelo patrio, y en las enseñanzasque podemos sacar de las experiencias acumuladaspor gentes condicionadas moralmente comonosotros. Por tanto, atentar contra la integridad de estosmonumentos y de este archivo es atentar contra losfundamentos mismos de la Historia del Perú».

Julio C. Tello«Defensa del patrimonio arqueológico». PáginasEscogidas, p. 188. Uiversidad Nacional Mayor de SanMarcos, 1967.