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, BOLETIN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA LXXV. - MAYO - AGOSTO DE 1995 . - CuADERNO CCLXV Diferencias gramaticales y pragmáticas entre los conectores discursivos pero, sin embargo y no obstante l. Los CONECTORES DISCURSIVOS 1 l. l. Definición de conec tor 2 Un conector discursivo es una unidad de la lengua que vincu- la semántica y pragmáticamente dos miembros del discurso. El primero puede ser inclu so accesible en el contexto no verbal 3 La significación del conector proporciona una serie de instrucciones que guían las inferencias que se han de obtener de los dos miem- bros relacionados. De este modo, se llega con mayor facilidad a contextos particulares que podrían no ser evidentes, se refuerzan 1 Debo mostrar mi agradecimiento a Ignacio Bosque, Luis Eguren y Marta Tordesillas, que tuvieron la paciencia de leer una versión anterior de este artículo. Si en algo es mejor la actual, a ellos se debe. 2 Sobre el estudio de los conectores y otras partículas discursivas en español es especialmente aclarador el artículo de María Antonia Martín Zorraquino de (1992). Algunos de los problemas que apunto en estos pri- meros parágrafos los he des arro llado en ]. Portolés (1993). 3 Un profesor, al tiempo que entrega al alumno un examen en el que está escrito "aprobado", puede decirle : (i) N o obstante, no eliminas la materia.

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BOLETIN DE LA

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA To~w LXXV. - MAYO - AGOSTO DE 1995. - CuADERNO CCLXV

Diferencias gramaticales y pragmáticas entre los conectores discursivos

pero, sin embargo y no obstante

l. Los CONECTORES DISCURSIVOS 1•

l. l. Definición de conector 2•

Un conector discursivo es una unidad de la lengua que vincu­la semántica y pragmáticamente dos miembros del discurso. El primero puede ser incluso accesible en el contexto no verbal 3• La significación del conector proporciona una serie de instrucciones que guían las inferencias que se han de obtener de los dos miem­bros relacionados. De este modo, se llega con mayor facilidad a contextos particulares que podrían no ser evidentes, se refuerzan

1 Debo mostrar mi agradecimiento a Ignacio Bosque, Luis Eguren y

Marta Tordesillas, que tuvieron la paciencia de leer una versión anterior de este artículo. Si en algo es mejor la actual, a ellos se debe.

2 Sobre el estudio de los conectores y otras partículas discursivas en español es especialmente aclarador el artículo de María Antonia Martín Zorraquino de (1992). Algunos de los problemas que apunto en estos pri­meros parágrafos los he desarrollado en ]. Portolés (1993).

3 Un profesor, al tiempo que entrega al alumno un examen en el que está escrito "aprobado", puede decirle : (i) N o obstante, no eliminas la materia.

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unas inferencias o se eliminan otras que equivocadamente pudie­ran suponerse 4•

Pero, sin embargo y no obstante son conectores contra - ar­gumentativos. Gracias a ellos, se introduce el segundo miembro como supresor de alguna suposición que se podría originar del primero:

(1) Alicia es madrileña, perojsin e·mbargoj no obstante no le gusta el metro.

Estos conectores presentan no te gusta el metro como un enun·· ciado contrario a alguna inferencia a la que se pudiera llegar a partir ele Alicia es madrileFía. Pero su función no se limita a pre­sentar una oposición. Quien los utiliza crea también una suposi­ción que bien pudiera no ser consabida. Fuerza la inferencia ele que a los madrileños les gusta el metropolitano. Contrastemos un par ele intervenciones para confirmar este punto :

(2a) Alicia es madrileña, pero simpática.

(2b) Alicia es madrileña, jJero antipática.

En (2a) el conector jm-o obliga a oponer "simpática" y "madri­leña", luego nos hace inferir que el hablante presenta como un presupuesto ele la conversación que "las madrileñas son antipá­ticas" ; y en (2b ), al contrario, que "son simpáticas". Los ha­blantes no sólo eliminan posibles inferencias por medio de los conectores contra-argumentativos, sino que también introducen

otras. Conectores que forman parte de este mismo grupo contra -

argumentativo son: ahora, ahora. bien, al .contra¡-io, antes al con­trario, antes bien, así :v todo, aun así, aun con todo, aunque, con todo (y con eso), contrariamente, de cualquiera de las fornws, de todos modosjfonnasjmaneras, de otro modo, empero, en cam­bio, en contraste, en todo caso, mas, opuestamente, j!Or el contra­

rio, por contra, si bien, etc.

4 Esta definición se corresponde aproximadamente con la defendida por D. Blakemore (D. Brockway: 1982, D. Blakemore: 1987, 1989).

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CONECTORES « PERO» , «SIN EMBARGO» Y << NO OBSTANTE» 233

1.2. Las categorías léxicas de los conectores.

Los conectores pueden pertenecer a dos categorías léxicas : conjunción (v.gr., y, a.unque, PO?'que, etc.) y adverbio (v.gr., ade­más, po1' consiguiente, con todo, etc.). Pero es una conjunción 5.

Sin embargo y no obstante son adverbios. No las consideramos, pues, locuciones conjuntivas en contra ele opiniones como la del Esbozo académico (1973, § 3.18.8) 6. Revisemos algunas pruebas que confirman esta clasificación 7 :

a) Las conjunciones se sitúan obligatoriamente entre los dos miembros que unen. Pero, por ejemplo, ocupa la posición de nexo en:

(3) Hace frío, pero la gente va a cuerpo .

Por el contrario, los adverbios conectores acostumbran a tener una mayor movilidad y a aparecer en incisos 8 :

(4a) Juan estaba cansado. N o obstante, continuó su camino.

(4b) Juan estaba cansado. Continuó, no obstante, su camino.

(4c) Juan estaba cansado. Continuó su camino, no obstante.

5 Francisco Hernández Paricio (1992) apunta, en contra de la opinión comúnmente asumida, que pero no es una verdadera conjunción, sino una preposición con un elemento fórico. N o obstante, las inteligentes líneas que dedica al problema no dan cuenta de todas las diferencias que se re­flejan entre pe¡·o y otros elementos de interpretación fórica, por ejemplo, po1' esto. Conservaremos, por tanto, la clasificación tradicional de esta par ­tícula.

6 Esta postura es la que posee más partidarios en la actualidad : Ana María Echaide (1974-1975), José Luis Rivarola (1976), Josefina Martínez (1983), Salvador Gutiérrez Orclóñez (1986, págs. 189-193), Manuel Seco (1988), Esperanza Acín Villa (1993), Emilio Alarcos Llorach (1994, § 292) . Sobre su consideración por parte de prestigiosos gramáticos de la tradición hispánica como conjunciones, debemos tener en cuenta que para Bello o Salvá "conjunción " no tenía el mismo sentido que posee en la actualidad.

7 Más detalles sobre algunas de ellas en E. Franzini (1986, págs. 196-199) y A. I. Alvarez Menéndez (1988).

· 8 No todos los adverbios conectores poseen esta movilidad. Ahom bien, pues bien y antes bien, entre otros, ocupan la posición inicial del segundo miembro.

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b) Dos conjunciones no vinculan sintácticamente las mismas unidades, por lo que no documentaremos las combinaciones y pero o aunqu.e pero 9. Ahora bien, es habitual la coincidencia de una conjunción y ele un adverbio conector en un mismo enun­ciado:

(Sa) Juan está cansado y, sin embargo, vendrá.

(Sb) Juan está cansado, pero, s1n embargo, vendrá.

e) Las locuciones adverbiales, si bien pueden relacionar pragmáticamente dos miembros del discurso, no poseen las pro­piedades sintácticas de una conjunción coordinante. Este es el motivo de que no aparezcan en construcciones que con pero o y son perfectamente gramaticales:

(6a) Unos dicen: "Loco, pero gracioso"; otros, "valiente, pero clesgraciaclo"; otros, "cortés, pero impertinente" (Miguel ele Cervantes, Don Quijote, II, cap. II) .

(6b) *Don Quijote es valiente, sin embargo, desgraciado.

9 Es posible hallar pero mmque. Se trataría de estructuras del tipo: (i) Juan ha dicho que va a venir pero [ mmq1te lo haya dicho] 110 te lo creas. Donde las dos conjunciones no relacionan los mismos sintagmas. Pero coordina mtnq1te lo haya dicho no te lo creas con la oración anterior. A~tn ­

que subordina lo haya dicho a no te lo creas. Un caso especial sería el de pero :\' en :

(ii) ¿ Pe1·o y esa víctima de quien necesita libertad ? (Benito Pérez Gal ­dós, El terror de 1824, Madrid, Alianza, 1993. pág. 52). (iii) Eso ya lo sabíamos . . . Que se va toda la canalla mañana temprano ... Pero y de los ejércitos, ¿qué se dice? (Benito P érez Galdós, El equ.ipajr del re:)' José, Madrid, Hernando, 1969, pág. 30). (iv) Existen pocas muchachas como Andrea. Nada hay que decir de su belleza que está a la vista de todos, pero y de su talento, y sus virtudes, y su piedad, y su genio manso y apacible, y aquella bondad que convida a entregarle el corazón? (Benito Pérez Galclós, El Grande Oriente, Madrid, Alianza, 1992, pág. 96). En estos ejemplos pero vincula lo que antecede con una oración interro­gativa que a su vez tiene un elemento tematizada que comienza por :v. Ya Bello afirmaba que esta :l' "pierde el oficio de conjunción y toma el de simple adverbio en interrogaciones y exclamaciones indirectas" (1988, § 1286) .

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CONECTORES « PERO», «SIN EMBARGO» Y « NO OBSTANTE» 235

Sin embargo no puede coordinar ni dos adjetivos ni cualesquie­ra otros sintagmas 10•

Este comportamiento no se debe, como se pudiera pensar, a que s~n embargo conecte únicamente oraciones, ya que acepta­ríamos :

(6c) Don Quijote es valiente, pero, s~n entbargo, desgraciado.

En este caso, la conjunción pero habilita como gramatical la re­lación entre los dos adjetivos, hecho que a su vez autoriza la apa­rición del adverbio 11 • Lo mismo sucedería con:

(7) ... debía meditar sobre el sentido de su vida y de todo lo que es hermoso en el mundo y, sin embargo ( ... ), inalcanzable (Juan Perucho, Detrás del espejo, Madrid, Moncladori , 1990, pág. 60).

De lo expuesto hasta ahora, se concluye que la relación sin­táctica entre las dos oraciones de la intervención:

(8) Alicia es madrileña. Sin embargo/ no obstante, no le gusta el metro.

N o es la de coordinación sintáctica, aunque se hallen vinculadas pragmáticamente en el discurso por medio de un adverbio co­nector 12•

d) Aunque en raras ocasiones, los adverbios conectores se pueden coordinar con otros sintagmas, generalmente situados en­tre pausas; algo imposible para las conjunciones:

10 Otro ejemplo: (i) Juan dice que vayamos a su casa, pero que llevemos algo de comer. (ii) * Juan dice que vayamos a su casa, sin embargo, que llevemos algo de comer.

11 Sigo a ]. M. Brucart (1987 : págs. 148-149) en su defensa de que en construcciones como las anteriores no hay un verbo elidido, sino úni­camente una coordinación de dos miembros de la oración.

12 Adviértase que sin estos conectores la comprensión de los dos enun­ciados yuxtapuestos sería otra : (i) Alicia es madrileña. No le gusta el metro. El segundo enunciado se comprende como una explicación del primero : "creo que Alicia es madrileña porque no le gusta el metro" (cfr. R. Cars­ton: 1993).

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(9a) Es ése el tributo que la fría visión de Scorsese del melo­drama ha de pagar: el precio impagable de una renuncia. Pero no obstante -:v pese a esta 111utilación-, ahí queda, brotando de la pantalla el dilema . . . (Angel Fernández Santos en El País, 19-II-1994, pág. 35).

(9b) N o entraremos, ... , a analizar con más detalle estas situa­ciones ... N o obstante, e independientewwnte de (A) , puede de­cirse que (3b) y ( 4b) están también excluidas ... (Ignacio Bosque en Lingüística Española Actual, 9, 1987, pág. 88).

(9c) Esta conclusión ha sido, sin duda, piedra de escándalo y el mayor motivo de rechazo de la glosemática por parte ele las teorías estructurales. Sin embargo - .Y al margen de. los dogma­tismos e hipóstasis en que haya ¡;odido incurrir Hjelmslev o al­guno de sus seg1.tidores-, tal conclusión enuncia algo innegable : . . . (José Antonio Martínez, Propuesta de gra111.ática funcional, Madrid, Istmo, 1994, pág. 142).

1.3. Peculiaridades gramaticales de "sin embargo" y "no obs­tante".

Por no tratarse sin embargo y no obstante ele sintagmas en combinación libre, no se especifican, ni complementan, además ele carecer de flexión. Un sintagma preposicional como por esta razón hace también referencia a un elemento anterior. Tiene, pues, como sin embargo y no obstante capacidad fórica (§ 1.4.); ahora bien, conserva su flexión y puede recibir complementos y especificadores (v.gr., hasta por estas mismas razones). Por ello, no lo incluiré dentro del grupo de los conectores, tal y como los intento definir.

Con todo, debemos recordar que, ele los adverbios que nos ocupan, no obstante conserva en algunas ocasiones las propieda­des que poseía como participio presente del verbo obstar 13. Es­tas cualidades verbales se muestran en construcciones absolutas

13 La apancwn de no obstante en castellano es relativamente tardía. Rivarola (1976, págs. 111-115) encuentra sólo unos pocos ejemplos en el siglo xv. No sucede lo mismo con el aragonés no obstant, que, por posible influencia catalana. se documenta desde fines del siglo xrv.

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CONECTORES «PERO>>, «SIN EMBARGO» Y «NO OBSTANTE» 237

en las que un sintagma nominal, una oración completiva o una oración de infinitivo tienen función de sujeto 14 :

(lOa) El sentido es idéntico, no obstante la diversa relación de las dos cláusulas de cada giro (Andrés Bello: 1988, § 1259).

(10b) La conclusión respecto a los primeros 300 años ele la his­toria poscolombina es clara: no obstante el dolor de la conquista y el efecto atroz que sobre la población indígena tuvieron las pla­gas y enfermedades, ... (Enrique Krauze en El País, 3-III-1994, pág. 14).

(lOe) Y la oración gramatical queda definida, en la edición de 1880, como "la palabra o reunión de palabras con que se expresa un concepto cabal" (pág. 8), no obstante que más adelante, en el capítulo dedicado específicamente al análisis De !as oraciones, se asienta: "En realidad nunca hay oración sin sujeto y verbo" (Juan M. Lope Blanch, E l conce;bto de la oración en la lingüísti­ca espaiiola, México, UNAM, 1979, pág. 22).

(lüd) N o parece, pues, exorbitante reiterar nuestra sorpresa ante la actitud de Aristóteles en su tratamiento de la obtención de los principios, no obstante haber creado toda una ciencia, que es, nada menos, la fundamental para üwestigarlos (José Ortega y Gasset, Obras Completas, VIII, Madrid, Alianza, J983, pági­na 168).

En estos casos no obstante, por conservar su carácter verbal , no se puede considerar un conector.

Sin embargo no formará construcciones absolutas 15• Ello se refleja en que, en las raras veces que se presenta con un elemen­to relacionado, éste debe estar precedido por la preposición de. Advirtamos que, aunque no se trata de un uso imposible en el español actual, es extraño incluso en la lengua escrita:

(11) Sin ewtbargo del uso y la pronunciación, Casares a menudo trae a colación el principio de la uniformidad en casos en los que

14 En todos los casos ha perdido la flexión de número : N o obstante los nwchos nwtivos qtte propuso ... y no, no obstantes los muchos motivos qtte propuso ...

15 Por contra, existió 1111 no embargante - también un no embargando, aunque más raro- desde el siglo X III en documentos legales. Hacia el si­glo XVII la construcción no emba·rgante es más extraña que no obstante qtte, a pesar de que tampoco esta última es frecuente (cfr. J. L. Rivarola: 1976, págs. 108-109, y págs. 144-146).

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se mantiene una única forma disidente... (óscar Cornago en Cuaderno Gris, época II , 9, 1993, pág. 47).

Se trató en su origen de un sintagma preposicional que tenía un nombre deverbal (v.gr., emba1'go) como término de la preposición sin 16:

(12) Ellos agora ele su bien privados./ De lejos ven los cam­pos deleitosos/ Por donde sin e'mbargo se pasea . . . (Leonardo Argensola en R. J. Cuervo, Diccionario de construcción y régi­men de la lengua castellana, III, Bogotá, Instituto Caro y Cuer­vo, 1959, pág. 99) .

1.4. La inte?'Pretación anafórica de "sin embargo" y " no obs­tante".

Buena parte ele estos adverbios conectores se distingue del resto de los adverbios oracionales por su capacidad anafórica. Por ejemplo, en:

(13) Sin e1'1ibargo, Luisa me contó otra cosa.

Sin embargo nos obliga a inferir un elemento que se oponga a que "Luisa me haya contado otra cosa" 17. En una pregunta fuer­temente orientada (cfr. J. Portolés: 1988), como es el caso de las preguntas retóricas, podremos encontrar :

(14) ¿Para qué sirve la corbata? ¿Qué fin cumple o qué ne­cesidad satisface? Y, sin embargo, no nos atrevemos a salir a la calle sin corbata (Ramón Pérez de Ayala en J. Alcina y J. M. Blecua, Gramática espaíiola, Barcelona, Ariel, 1975, pág. 1186).

Las dos interrogativas iniciales nos conducen a una respuesta: "para nada" , sobre la que sin embargo levanta su argumentación.

16 Menéndez Pida! documenta en un texto de 1020 "sine ullo embar­go" (1926, pág. 317).

17 Esta capacidad anafórica no es común a todos los adverbios conec­tores; por ejemplo, aho.ra bien o antes bien carecen de ella. En el caso de sin e1nbargo y no obstante pudo originarse, como parece sugerir Andrés Bello (1988, § 1223), con un primer paso en el que se utilizaran con de­mostrativos (v.gr., sin e1nbargo de eso, no obstante eso) para después eli­dirse.

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CONECTORES « PERO», «SI N EMBARGO » Y «NO OBSTANTE>> 239

Esta interpretación anafórica de un elemento contextua! no está carente de ambigüedades. Tomemos un ejemplo:

(15) Dicen que Juan asegura que le ha tocado la lotería. Sin ewtba1'go, no te lo creas.

Según interpretemos el antecedente de sin etnbargo, puede com­prenderse como :

(i) Aunque lo digan, no te creas que le ha tocado la lotería. (ii) Aunque lo asegura, no te creas que le ha tocado la lotería. (iii) Aunque lo digan, no te creas que lo asegura.

Para la búsqueda del antecedente de estos adverbios será esencial el sentido del enunciado en el que se encuentran. E n un fragmento como :

(16) E l cura mexicano Iviiguel Hidalgo era un hijo de españo­les que llamó a una guerra santa en la que, sin embargo, man­tuvo intocada su fidelidad a la Iglesia/ a Fernando VII/ a su ti erra americana.

Según a qué sea la fidelidad, sin e·mbargo se puede interpretar como "sin embargo ele ser guerra santa" , en el caso ele fidelidad a la 1 glesia. Si la fidelidad es a, F entando V JI, sería : " sin em­bargo de llamar a una guerra ". Y, por último, si la fidelidad es a,

st~ tierra a111ericana, se comprende como "sin embargo de ser hijo de españoles".

1.5. La. distinta significación de los conectores.

Como hemos visto, un buen número ele conectores comparten una misma instrucción contra-argumentativa, pero cada uno de ellos ejecuta otro conjunto de instrucciones que lo distingue del resto. N o existen conectores sinónimos, posiblemente por el mis­mo principio lingüístico que impide cualquier tipo de sinónimos. De todos modos, es difícil demostrar el distinto comportamiento de los diferentes conectores fuera de los casos límite de agrama­ticalidad; es decir, no tiene mayor problema predecir que la con­junción pero no puede aparecer en otra posición sino en la inter­mtcdia entre los dos elementos que une:

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(17) * Alicia pero sabe matemáticas 18•

N o obstante, es verdaderamente complicado señalar Pntre qué dos enunciados no puede encontrarse un conector por un motivo se­mántico o pragmático. Veamos un ejemplo:

(18) Cleopatra era egipcia, pero los delfines no son mustélidos.

En principio pudiéramos pensar que se trata ele una intervención imposible. N o es así. únicamente nos falta un contexto apropiado para comprenderla. Supongamos que el corrector de un test co­menta con el examinando que ha acertado la pregunta ele la pa­tria ele la faraona pero que le han fallado sus conocimientos de zoología, y que por este motivo debe suspenderlo.

La interpretación ele un par ele enunciados vinculados por un conector dependerá de nuestro esfuerzo en encontrar un contexto en el que se puedan comprender. A ello se debe unir que, como mantienen D. Sperber y D . Wilson (1986), todos los enunciados, por el simple hecho ele ser emitidos, desencadenan un proceso psicológico ele comprensión que presupone su pertinencia óptima. Es difícil, pues, que se encuentren ejemplos absolutamente impo­sibles. Por ello, utilizaré el concepto de enunciado "costoso de comprender", para aquellos enunciados extraños, aunque no agra­maticales.

Se puede objetar que señalar un enunciado como costoso es esencialmente subjetivo y que un enunciado sea más o menos cos­toso dependerá del contexto en que se halle. ¿ Para quién, enton­ces, serán costosos los enunciados que presente en estas páginas? Para un lector de artículos de lingüística que se encuentra en el ambiente habitual de esta tarea y que carece de otro contexto que el que le viene proporcionando el autor. Me he animado a utilizar

18 Antes de ser conjunción, pero fue un adverbio. Todavía se puede leer en Cervantes : "Por cierto, hermano cabrero, que si yo me hallara posibil itado de poder comenzar alguna aventura, que luego me pusiera en camino porque vos la tuviérades por buena; que yo sacara del monester io, donde. sin duda al­guna, debe de estar contra su voluntad, a Leandra, a pesar de la abadesa y de cuantas quisieran estorbarlo, y os la pusiera en vuestras manos, para que hiciérades della a toda vuestra voluntad y talante, guardando, pe1·o, las leyes de la caballería" (Don Q1tijote, I, cap. LII).

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el signo =lf para marcar los enunciados con una comprensión "costosa", ya que considero que otros signos convencionales como * o ? ?, que se han venido empleando hasta el momento en pragmática, poseen una significación en gramática que no se ajus­ta a lo que se intenta reflejar con ellos.

1.6. Resumen.

Lo expuesto en este pnmer punto del artículo se puede re­sumir en el siguiente cuadro:

Pero Sin embargo No obstante

Conjunción ... .... .. + Adverbio ... ... ... + + Movilidad ... ... . .. + + Coordinador sintáctico. + Capacidad anafórica ... + + En el español actual

sólo es conector ... -+ --1-C/- )

A estas propiedades debemos añadir una que los distingue de otros conectores como al ro'ntrario 19, además, encim,a o en efec ­to: no son autónomos ; esto es, no pueden ocupar por sí solos un turno de palabra:

(19a) A: Alicia es antipática. B: Al contrario.

( 19b) A: Alicia es antipática. B: *Pero/ sin embargo/ no obstante.

2. " P ERO" 20.

2. 1. e onector contra-argumentativo.

Para delimitar la significación de pero, va a ser útil el con­cepto de topos. Oswald Ducrot y Jean-Claude Anscombre (cfr.

19 Sobre al contra1·io, cfr. ]. Portolés (1994) . 20 Para un estudio de los distintos tipos de sintagmas y oraciones que

coordina pe·ro, cfr. Esperanza Acín Villa (1993).

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O. Ducrot: 1988; J. -CI. Anscombre: 1989, 1994) consideran que la continuación a partir de un enunciado en un discurso no es tan azarosa como en principio pudiera pensarse. General­mente, se encuentra basada en un tojJos 21 Un topos constituye un esquema bimembre ele nuestro contexto mental gracias al cual la aparición ele un antecedente favorece la prosecución del dis­curso con un consecuente determinado. Veamos:

(20a) Juan come legumbres.

Se puede continuar, por ejemplo, con otros dos enunciados opuestos:

(20b) Engordará.

(20c) Adelgazará.

E l topos que cultnralmente poseemos es:

< Quien come legumbres engorda >

Y ello se muestra al unir (20a) a (20c) con pero:

(21a) Juan come legumbres jJero adelgaza.

Mientras que no habría inconveniente en:

(21 b) Juan come legumbres. Engordará.

Pero muestra que "adelgazar" para el locutor de (21a) es un consecuente -antiorientado con respecto a "comer legumbres".

Supongamos que otras personas consideran que, contraria · mente a lo que mantiene la cultura popular, las legumbres no aportan grasas. Harán uso ele otro topos: < Quien come le­gumbres adelgaza>. A partir de este topos, tendremos:

(21c) Juan come legumbres jJero engorda.

(2 1 el) Juan come legumbres. Adelgazará.

La teoría de los topos nos permite exponer cómo los enun­ciados se orientan en una dirección argumentativa determinada. Si preferimos unir unos enunciados con pero y otros con J', ello

21 El concepto de topos lo toman Ducrot y Anscombre de Los tópicos de Aristóteles.

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CONECTORES «PERO», «SIN EMBARGO» Y «NO OBSTANTE» 243

se ha de deber en buena parte de los casos a que los enunciados convocan por Jo general unos topos determinados:

(22a) Juan es simpático y lo quiere todo el mundo .

(22b) =#= Juan es simpático, pero lo quiere todo el mundo.

(23a) Alicia es inteligente y aprobará el examen.

(23b) =#= Alicia es inteligente, pero aprobará el examen.

E l uso de ¡;ero indica aquí que el locutor presenta el enunciado situado detrás ele él como antiorientado con el que Jo precede 22

Por otro lado, el enunciado que sigue a ¡;ero, y no el que lo antecede, determina la orientación argumentativa para proseguir el di scurso (cfr. O. Ducrot: 1980). Contrastemos:

(24a) Juan se .sentía enfermo, pero se tomó una aspirina, y fue a la fiesta.

(24b) Juan se sentía enfermo, aunque se tomó una aspirina; ¡;ero fue a la fiesta.

E n (24a), con la conjunción pero, fu.e a la fiesta es el consecuen­te esperado ele se tomó una aspirú1.a, por ello se une con y. "To­marse una aspirina" se orienta hacia " ir a la fiesta":

(25a) Juan se tomó una aspirina y fue a la fiesta .

Sin embargo, en (24b), con la conjunción au.nque, el antecedente ele fu e a la fi esta es Juan se sentía enfermo, por este motivo se debe unir con pero:

(25b) Juan se sentía enfermo, ¡;ero fue a la fiesta.

Los enunciados con aunque no condicionan la dinámica del di s­curso del modo en que lo hacen los euunciados con ¡;ero; de ahí , su comprensión como "concesivos" . En conclusión:

22 Un problema teórico que todavía no está suficientemente resuelto reside en la situación ele los topos dentro de Lingüística. Anscombre y

Ducrot parecen concebirlos dentro ele la Semántica. El significado de las unidades léxicas estaría compuesto por haces de topos. Una posición más conservadora sería la que aquí adopto. Presento los topos como un tipo de relaciones que se dan en nuestro contexto mental, no necesariamente en la lengua.

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244 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

El conector discursivo pero indica que el elemento que lo sigue elimina alguna de las posibles inferencias que se hu­bieran podido desencadenar del elemento que lo antecede. Por otra parte, es este segundo elemento el que marca la orientación argumentativa en la prosecución del discurso.

2.2. e onector contra-argumentativo directo.

En los ejemplos de contra-argumentación directa, pero in­troduce el enunciado contrario a un consecuente que se pudiera esperar a partir del antecedente. Comparemos :

(26a) Alicia es inteligente 3' ha aprobado el examen.

(26b) Alicia es inteligente, pero le han suspendido el examen.

Inteligente normalmente está orientado hacia "aprobar el exa­men" : < Quien es inteligente aprueba>. Por ello, se utiliza jJero en (26b ).

Alicia es inteligente---- pero ----le han suspendido el examen

1 'Ha aprobado el examen'

En buena parte de los casos de contra-argumentación directa con pero, se pueden añadir en el segundo enunciado los adver­bios aun así, aun con todo, sin embargo o no obstante:

(26c) Alicia es inteligente, pero, aun así, le han suspendido el examen.

(26d) Alicia es inteligente, fJero , sin embargo, le han suspen­dido el examen.

2.3. Conector contra-argumentativo indirecto.

La lengua perm,ite también la utilización tras pero de un enunciado que no expresa directamente una conclusión opuesta. Ésta se debe inferir del segundo enunciado, teniendo en cuenta su relación con el primero:

(27) Alicia es inteligente, pero tiene mala memoria.

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CONECTORES «PERO», «SIN EMBARGO» Y «NO OBSTANTE» 245

Se tratará de una contra-argumentación indirecta.

Alicia es inteligente----pero-----tiene mala memoria

'Aprobará el examen' 'Le van a suspender el examen·

De Alicia es intel-igente se puede proseguir que 'aprobará', y de tiene mala me1noria se ha de concluir lo opuesto. Pero no sólo muestra que los dos enunciados deben llevar a conclusiones opuestas, sino también que la obtenida del segundo enunciado tiene mayor fuerza que la del primer enunciado. Quien escuche esta intervención concluirá que 'suspenderán a Alicia', mientras que si variamos el orden de los enunciados:

(28) Alicia tiene mala memoria, pero es inteligente

obtendrá la conclusión: 'Alicia aprobará'. Frecuentemente, el consecuente, que se infiere en el ejemplo

anterior, está expreso en un tercer enunciado. Éste se sitúa, o bien delante:

(29a) A Alicia le van a suspender el examen. Es inteligente, pero tiene mala memoria.

o bien detrás :

(29b) Alicia es inteligente, pero tiene mala memona. Le van a suspender el examen.

Con la contra-argumentación indirecta, no es pragmáticamen­te posible añadir sin embargo o no obstante al segundo miembro, ya que no se trata del consecuente. Con estos adverbios conec­tores no existe la doble posibilidad ele una contra-argumentación directa e indirecta que vemos con pero. Sólo encontraremas ejem­plos ele contra-argumentación directa 23. De los dos ejemplos con jJero :

(26b) Alicia es inteligente pero le han suspendido el examen.

(27) Alicia es inteligente pero tiene mala memoria.

únicamente en (26b) no sería costoso utilizar jJero, sin embargo¡

23 Para este punto, cfr. J. -CL Anscombre (1983) y J. Moeschler (1989, págs. 55-82) .

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246 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

no obstante 24 • En (27) este cambio (v.gr., # Alicia es intelige.n­te, pero, sin em.bargo, tiene mala mem.oria) crearía una interven­ción de difícil comprensión, ya que se debería encontrar un con­texto en el que "ser inteligente" orientara hacia tener " buena memoria" 25 Para que no fuera costoso comprender esta inter­vención, sería necesario que compartiéramos un topos: <Quien es inteligente tiene buena memoria >, logrando así un caso de contra-argumentación directa.

Podemos esquematizar estas diferencias con:

Pero

Contra - argumentación directa ........... . +

Contra- argumentación indirecta .. . . . . .. . +

Sin embargo

+

No obstante

+

24 No hay, pues, redundancia ele conectores en ejemplos como: (i) . . . no creo, sinceramente, que supieran muy a derechas ni siquiera quién era Lutero y lo que teológicamente significaba, pe¡·o, sin l!'mbargo, criticaban a la Iglesia católica, acusándola ele rica y ele poderosa, ... (José Jiménez Lozano, La 1'0ilquem de f¡-ay Luis y otras inq1tisiciones, Barce­lona, Destino, 1973, pág. 184) . (ii) Los turcos decapitados, ... , pueden ser un bonito adorno para la sala donde juzgan solemnemente las conductas prójimas los más solemnes y

aparatosos jueces pe1·o, no obstante, en ningún caso conviene suponer que puedan convertirse no más en un ornamento de la seguridad legal ... (Ca­milo José Cela en ABC, 23-IV-1994, pág. 15). Entre otras funciones, sin embargo y 110 obstan te restringen las posibles interpretaciones ele pe¡·o, para limitar lo a su uso de contra -argumentación directa.

25 Tiene razón G. E . Lauerbach (1989) cuando distingue los ejemplos del tipo: (i) No queremos la guerra. prro no vamos a consentir . de los del tipo : (ii a) No quiero interrumpir, pero te están esperando. (ii b) Lo siento, pe1·o no admitimos cheques. (ii e) No quiero molestar, prro es hora de marcharnos. El ejemplo (i) es un caso ele contra-argumentación directa, se puede decir: (iii a) No queremos la guerra pe¡·o, sin i!'mba·rgo, no vamos a consentir ... Mientras que en (ii a,b,c) tenemos contra-argumentación indirecta, por lo que es costoso comprender : (iv a) # No quiero interrumpir, pero, sin embargo, te están esperando. (iv b) # Lo siento. pero, sin e:mbm·go, no admitimos cheques. (iv e) # No quiero molestar, pero, sin embargo, es hora de marcharnos.

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CONECTORES «PERO», «SIN EMBARGO» Y «NO OBSTANTE» 247

2.3.1. Distintos tipos de contra-argumentación indirecta.

Se pueden distinguir al menos tres tipos de contra - argumen­tación indirecta con jJero :

2.3.1.1. El primero se puede estudiar a parti r del ejemplo que acabamos de ver :

(27) Alicia es inteligente pero tiene mala memoria.

Aquí debemos pensar en dos topos diversos. E l primero nace del enunciado Alicia es inte.ligente: < Quien es inteligente aprue­ba > ; el segundo de tiene mala 111.emoria: < A quien tiene mala memoria le suspenden> . Como ya hemos visto, la significación de pero obliga a inferir que el consecuente del enunciado que lo sigue tiene más fuerza que el que lo precede; esto es, que el lo­cutor quiere hacernos inferir que "A Alicia le van a suspender el examen" 26 •

En los dos siguientes tipos ele contra-argumentación indirecta sólo se convoca un único topos.

26 D. Blakemore (1989) distingue entre dos tipos de pero. El primero, "restrictivo ", se correspondería con el ejemplo anterior; el segundo, "con­trastivo ", con : (i) A licia es inteligente pero Juan tiene mala memoria. La diferencia esencial se encontraría en que el pe?'O restrictivo coordina dos predicados que tienen un sujeto correferencial, mientras que en el se­gundo caso los referentes de los sujetos son diversos. En realidad, se trata de un mismo uso de pe¡·o en el que un consecuente no expreso del primer enunciado es invalidado por un consecuente, tampoco expreso, que se logra a partir del segundo enunciado:

Alicia es inteligente------pero----- Juan tiene mala memoria

r no r Supongamos que un hijo de Juan y Alicia es despistado y unos conocidos se extrañan de esto. Alguien podría replicarles con (i) : que Alicia sea in­teligente nos haría pensar que su hijo también lo fuera, pero la mala me­moria del padre puede justificar el despiste del niño. C. Sánchez López (1992) llega a una misma conclusión que la nuestra con una justificación desde un punto de vista distinto.

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2.3.1.2. En (27) era necesario pensar que el segundo enunciado era el antecedente ele un topos distinto ele aquel del primer enun­ciado. Ahora bien, también se puede dar una contra - argumen­tación indirecta cuando el segundo miembro presenta al prime­ro como insuficiente para obtener el consecuente convocado :

(30) Juan come legumbres pero pocas.

Aquí el segundo miembro gracias a pero presenta la cantidad ele legumbres como insuficiente para llegar a la conclusión esperada. Podríamos representar el proceso inferencia! con el siguiente es­quema:

Come legumbres----- pero ------ pocas

1 'engordará' 'no engordará'

E ste uso ele pe1'o es frecuente en el diálogo, pensemos en un intercambio como:

( 31) A : ¿Te gusta la mantequi lla ? B : Sí, jJero poco.

En ambos casos, la cuantificación con poco orienta hacia la con­clusión opuesta a la que se obtendría con con1.e legumbres o me gusta la mantequilla. n.

2.3 .1. 3. Existe un segundo tipo ele contra-argumentación indi­recta con un único topos en la que los dos miembros coordina­dos por pero están coorientaclos (cfr. K. Van ele Voorcle: 1992):

(32) Para aprobar, hace falta ser inteligente pero sobre todo saberse el temario.

Tanto "ser inteligente" como " s·aberse el temario" están orien­tados en la misma dirección ("aprobar"); ahora bien, el locutor presenta el primer argumento como insuficiente para alcanzar

27 Advirtamos que no decimos en un ejemplo como el anterior: Sí, pero mucho; ya que la orientación de ·me gusta ·mucho la manteq1til/a. es idéntica a la de me gus ta la manteq1tilla.

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CONECTORES «PERO», «SIN EMBARGO» Y «NO OBSTANTE» 249

la conclusión si no se cumple también el segundo. Es frecuente también que en el segundo miembro aparezca un complemento del primero coorientado con él. Si en el parágrafo anterior vimos complementos antiorientados (v.gr., come legumbres, pero po­cas), aquí serán casos como:

(33a) Ha metido la pata, pero bien.

(33b) Que se persone aquí', pero inmediatamente.

(33c) Me voy, pero pitando 28.

El primer miembro, coorientado con el segundo, lo presenta el locutor como insuficiente para obtener las inferencias deseadas, por lo que será de un segundo miembro de donde se colegirán las inferencias oportunas. N o sólo metió la pata, la metió bien metida.

Es frecuente que este segundo miembro sea sólo una repeti­ción del primero con intención enfática (cfr. Esperanza Acín: 1993, págs. 64-65):

(34a) ... no tiene nada; pero es que nada. (M. Esgueva y M. Cantarero, El habla. de la ciudad de. Madrid, Madrid, CSIC, 1981, pág. 300).

(34b) Es conociclísimo en la Facultad ¡vamos! Pero conocidí­simo ... (M. Esgueva y M. Cantarero, op. cit., pág. 303).

(34c) Tonta, pero tonta - replicó el anciano muy expresiva­mente- , ... (Benito Pérez Galdós, El terror ... , pág. 146).

En ocasiones, incluso, se omite el primer miembro y sólo aparece el segundo :

(35) Sus murallas constituyen la mejor obra ele fortificación provincial, su iglesia ele San Martín es pero que muy meritoria ...

Como sucedía con el uso contra-argumentativo directo, existen adverbios (v.gr., sobre todo, ade1nás) que fuerzan esta interpre­

tación:

28 Esperanza Acín (1993, págs. 131-132), de quien tomo estos ejemplos, presenta una justificación de la aparición de pe1·o distinta a la que aquí se defiende.

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(36a) Y la abuela la contó que arreglaba candiles o gafas, o lla­ves, o cualquiera otra cosa que se rompía, pero sob1'e todo colla­res de las niñas o de las mocitas ... (José Jiménez Lozano, El cogedo1' de ancianos, Barcelona, Anthropos, 1993, pág. 83).

(36b) Los nuevos españoles son tan altos como el resto de los europeos, . . . Para comprobarlo basta echar un vistazo a las nue­vas generaciones de jóvenes y adolescentes. Pero, además, este hecho es refrendado por estudios médicos (El País, 11 -IV-1994, pág. 30).

E n resumen, en los casos de contra-argumentación indirecta pero puede unir dos miembros que convocan dos topos di stintos (§ 2.3.1.1.) o el mi smo topos. Cuando esto último ocurre, los dos miembros pueden estar antiorientados (§ 2.3 .1 .2.) o coorientados (§ 2.3 .1 .3.).

2.4. Usos de. " ¡;ero" sin ~m emm.ciado antecedente e,t:preso.

Son frecuentes los usos de pero, sobre todo al comienzo ele una intervención en un diálogo, en los que la oposición con un elemento anterior no se puede concretar en un enunciado expre­so 29 . Será el caso ele la exclamación :

(37) P ero ¡qué gordo!

Con la que argumentaríamos en contra de una supostcwn sobre la gordura de alguien que se ve superada por la realidad 30 . N os

29 Samuel Gili Gaya afirma que pero " puede ir al principio de la cláusula para anunciar alguna restricción al sentido general de lo que se ha dicho antes. En este caso su funci ón conjuntiva va más allá del período de que forma parte. En esta posición tiene a veces uso enfático destinado a manifes tar sorpresa, extrañeza, asombro, o a interrumpir en la conver ­sación con una frase a jena a la misma" (1961, § 214) .

30 Para explicar lo que denomina " imperfecto de cumplido ", Graciela Reyes (1990, pág. 40) afirma: "la hablante ve a la hija de su amiga por primera vez y le dice a la niña (e indirectamente a la madre) con tono de sorpresa: (i) ¡Pero qu.é guapa. em ! La conjunción adversativa sirve para reforzar el contraste textual: en el pasado, es decir, en un texto pasado presupuesto por eras, la hablante ha­bía pensado por ejemplo que la niña era guapa. porque había visto foto ­grafías (como era el caso aquí), pero la experiencia presente supera esas expectativas".

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CONECTORES «PERO», «SIN EMBARGO» Y «NO OBSTANTE» 251

oponemos con pero también a un comportamiento o actividad no verbalizados :

(38) No hay percepcwn sin estímulo, pero el estímulo no de­termina por completo la percepción. Hay una holgura entre am­bos que permite un juego. Justamente el juego de la facultad de ver. La mirada se hace inteligente. Pero no vayamos demasiado deprisa (José Antonio Marina, Teoría de la inteligencia creado­ra, Barcelona, Anagrama, 1993, pág. 31) .

El locutor se enfrenta aquí a su exposición poco reposada, no a un enunciado en concreto. Igualmente en :

(39) 1\tle abrió la puerta y murmuró algo como "pero, por qué te asustas". Salí corriendo hasta la calle (Mario Vargas Llosa, El pez en el agua, Barcelona, Seix Barra!, 1993, pág. 76).

Quien abrió la puerta se opuso al comportamiento del niño ner­vioso, no a algo dicho por él.

Esta utilización de pero no es posible con sin embargo o no obstante. E! carácter adverbial de estos conectores limita grama­ticalmente los entornos en los que pueden vincular de un modo semántico-pragmático dos enunciados (§ 1.2.). Por otro lado, su significación, como veremos más adelante, también es mucho más restringida que la de pero y, consecuentemente, su aparición más condicionada. En otros muchos casos, incluso con dos enunciados expresos tampoco podríamos encontrarlos :

( 40a) Es cierto, Juan es alto, pero también ¡qué gordo!

( 40b) Alicia arreglaría esto, pero ¿dónde estará ahora?

(40c) A : ¿ Quieres un helado ? B : Pero de chocolate.

3. "SIN EMBARGO" Y "NO OBSTANTE".

3.1. La significación de "sin e.mbargo" y "no obstante".

Los conectores discursivos sin em,bargo y no obstante, gra­cias a su capacidad anafórica, fuerzan a buscar un elemento que se pudiera pensar directamente opuesto bien al enunciado en el que se cuentran, bien a alguna predicación que en él se dé.

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Una diferencia esencial ele sin embcwgo y no obstante con respecto a pe1'0 reside en que, por ser adverbios, el elemento al que se oponen puede encontrarse en una oración distinta o bien en su misma oración. Así los encontramos :

a) En el predicado de una oración y refiriéndose a su su­jeto:

(41a) construcciones poco aceptables en el uso estándar del español son sin ea~n.bargo perfectamente normales en el habla co­loquial o en usos literarios (J. A. Martínez en Arclúvu111, 1981-1982, pág. 501) .

b) En el interior de oraciones subordinadas :

(41b) Es sólo un modesto reconocimiento material que concen­tra, sin embargo, un sentimiento hondo, intenso, de la Corpora­ción académica (Fernando Lázaro Carreter en ABC, 29-IV-1994, pág. 56).

(41c) ... y no sacarían a colación asuntos como los del obispo Defregger que, sin e111bargo, son tan importantes para nuestra propia maduración cristiana (José Jiménez Lozano, La ronquera .. . , Barcelona, Destino, 1973, pág. 254) .

( 41 el) Simenon (. .. ) inventó un lector simétrico que no para nunca ele leer ( ... ), un intoxicado por la literatura que sin em­bargo no sufre los efectos clebi litaclores que ésta a veces suele provocar (Antonio Muñoz Molina en El País, 12-X-1994, pá ­gina 36).

Aqui sin. embargo opone una predicación de la oración de rela­tivo a otra de la or-ación principal.

e) Poseen también la capacidad ele argumentar en contra ele una oración o cláusula subordinada antepuesta, algo imposible con una conjunción coordinante como pero:

(41e) Aunque la historia literaria abunde más bien en ejemplos contrarios, puesto que lo heroico es lo raro, hay, sin embargo, un secreto instinto que anhela para la lírica la mayor austeridad fun­cional (Alfonso Reyes, La experiencia literaria, Barcelona, Bru­guera, 1986, pág. 92).

( 41f) Siendo diferentes estos sentidos, es, sin. embargo, la mis-

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CONECTORES «PERO», «SIN EMBARGO» Y «NO OBSTANTE» 253

ma su estructura sintáctica, . . . (Emilio A l arcos Llorach: 1994, pág. 365).

( 41g) Esto se comprueba fácilmente si recordamos que las cons­trucciones posesivas inglesas, que carecen de rasgos flexionales, permiten, sin embargo, la predicación catafórica (Ignacio Bosque en Cuadernos de Lingüística, 1993, pág. 33).

d) También pueden argumentar en contra de un predicado que se encuentra incluso en una aposición :

(41h) El español, la tercera lengua más hablada del mundo e instrumento reconocido para la creación cultural y la reflexión científica, no dispone, sin embargo, de una descripción exhaus­tiva de su sistema gramatical.

O se contra-argumenta desde la aposición frente a algo que se puede inferir de la oración:

(41i) La gravedad de la crisis de legitimidad por la que atra­viesan los partidos, las piezas básicas, no obstante, para el fun­cionamiento del sistema democrático ...

Los dos miembros de una aposición no pueden relacionarse por medio de una conjunción, ahora bien no existe inconveniente para que los vinculemos por medio ele un adverbio conector.

e) Se puede argumentar también en contra de un elemento tematizada:

(41j) De esas fugas frustradas resultó sin embargo un contra­peso a lo que fue mi vida en la avenida Salaverry (Mario Var­gas Llosa, op. cit. , pág. 64).

(41k) De estas observaciones de Declerck y Seki, probablemen­te acertadas, parece desprenderse, sin e11~bargo, cierta confusión entre los conceptos de 'referencia' y 'anáfora' (María Jesús Fer­nánclez Leborans, en Verba, 1992, pág. 232).

3.2. Las secuencws discursivas.

Dentro del discurso, los enunciados se organizan en unidades mayores que vamos a denominar secuencias disc~wsivas. Estas secuencias suelen estar formadas por varios enunciados que po-

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seen un estrecho vínculo argumentativo. Los conectores reflejan este hecho. La conjunción pero, así como la conjunción y, vincu­lan enunciados dentro de una misma secuencia discursiva. El ejemplo siguiente forma una secuencia, ya que en él se completa una argumentación con un antecedente y un consecuente:

(26b) Alicia es inteligente, pero le han suspendido el examen.

Si quisiéramos argumentar de nuevo contra el conjunto, nos se­ría costoso utilizar pero, al menos en el discurso escrito 31 :

31 No obstante, en el discurso oral se documentan varios enunciados encadenados con pero. Falta aquí el planeamiento propio del discurso es­crito y se prodiga la autocorrección. Por lo general, en estos casos el ha­blante, después de haber introducido un enunciado con pero, vuelve a in­troducir otro que se enlaza no al inmediatamente anterior, sino a una si­tuación previa a los dos, o bien puede ser que el hablante considere que la inferencia a partir del primero no es la deseada y la rectifica con un nuevo enunciado introducido de nuevo por pero : (i) Pero, perdona un momento. Pero, es que, matiza un poco ese momen­to de "ahora", ¿ cuándo?, ¿cuándo han terminado la carrera ? o . . . CM. Es­gueva y M. Cantarero, op. cit., pág. 294). (ii) Pe.ro, mira, a mí eso no ¿he ? a mí no tanto; pero, ahora, cuando mi hermano me - ahora ya no porque las Matemáticas han cambiado bastan­te- pero cuando mi hermano me preguntaba así un problema . . . V . . . no difícil, no, era fácil ¿verdad ? pero ya, que yo no me acordaba y tan, en­tonces mi padre se enfadaba conmigo ( ... ) (M. Esgueva y M. Cantarero, op. cit., pág. 302).

Aunque extraños, también se pueden documentar ejemplos como estos en la lengua escrita : (iii) Se me figura que Inés es algo corta de alcances; sin embargo, es tan buena, que la amaré siempre ... ; pero debo amar a Amaranta ... ; pero ¿cómo puedo dejar de amar a Inés? . . . Pero es preciso que adore sobre todas las cosas a Amaranta ... ; pero Inés es tan sencilla, tan buena, tan ... ; pero Amaranta me subyuga, me fascina, me vuelve loco .. . ; pero Inés .. . , pe1'o Amaranta ... (Benito Pérez Galdós, La corte de Carlos IV, Ma­drid, Hernando. 1989, pág. 78). Si inferimos del primer enunciado con pero (pero debo amar a A:maranta) que debe dejar de amar a Inés, los distintos enunciados posteriores. recti­fican la inferencia obtenida del enunciado anterior. (iv) Sobre nuestros dolores, sobre nuestras tragedias, fulgen con sus irra­diaciones misteriosas luminarias en la oscuridad de la noche. Pero el amor, pero la solidaridad, pero la justicia, están por encima de la inexorable na­turaleza (Azorín, Los dos Luises :v otros ensayos, Madrid, Espasa-Calpe, 1977, pág. 151).

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CONECTORES «PERO», «SI N EMBARGO» Y «NO OBSTANTE» 255

(42a) Alicia es inteligente, pero le han suspendido el examen. =#= P ero Luisa ha aprobado.

Deberíamos recurrir, entre otros conectores, a sin embargo o no obstante:

(42b) Alicia es inteligente, pero le han suspendido el examen. Sin embargo, Luisa ha aprobado.

La utilización ele pero implicaría que el hablante une en una mis­ma secuencia discursiva el nuevo enunciado. Sin em.bargo y no obstante, por el contrario, no poseen esta instrucción semántico -pragmática. únicamente presentan su enunciado como opuesto a un elemento anterior ; esto es, son indiferentes a la existencia de secuencias discursivas, por ello pueden aparecer tanto oponiendo elementos dentro ele una misma secuencia, incluso ele un mismo enunciado, como contra-argumentando ele secuencia a secuencia. En pocas palabras, sin e1nbargo y no obstante aparecen en contra-argumentaciones ele secuencia a secuencia no porque ten­gan esta determinada función semántica en exclusiva, sino por­que, contrariamente a pero, al vincular dos segmentos no los ligan en una misma secuencia.

E n resumen :

Son indiferentes a la existencia el e se­cuencias discursivas.

Otros ejemplos:

Pero Sin embargo No obstante

+ +

(43a) Un retrato a línea del mismo hombre prescinde ele más partes en la realidad ele este, pero conserva la iclenticlacl con al­gunas; su correspondencia con el objeto sigue, no obstante, sien­do similar (José Ortega y Gasset, Obras completas, VIII, Ma­drid, Alianza, 1983, pág. 78).

( 43b) Acepta su misión, ¡;ero, para llevarla a cabo, se pregunta por ella misma, y, cuando habla ele sí misma, piensa instintiva­mente en el clero . Sin entbargo, los verdaderos problemas están en otra parte (José Jiménez Lozano, La ronquera ... , pág. 207).

(43c) Consideraban que el matrimonio de mi madre había sido una desgracia, pero, por ella, habían hecho el esfuerzo ele abrirle

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256 BOLETÍN DE LA REAL ACA D EMIA ESPA ÑOLA

a mi padre sus casas y tratarlo, cuando se lo encontraban, con cordialidad. Él, sin e1%bavgo, no daba su brazo a torcer ni disi­mulaba sus sentimientos (Mario Vargas Llosa, ojJ. cit. , pág. 153) .

( 43d) E n la carta decía también el desconocido que la había amado desde siempre, pero nunca se había atrevido a confesár­selo porque era un hombre casado. Ahora, sin e1'iibar.r;o, después de cuarenta años de vivir en la ciudad, tenía que abandonarla para siempre, y ya no la vería jamás (José Jiménez Lozano, El cogedor ... , pág. 37).

3.2.1. Y s-in e·mbargo / no obstante.

Un uso muy frecuente de sin embargo o no obstante consiste en su aparición con la conjunción y:

(44) Éste es el problema que vio Kant cuando quiso fundar los juicios de gusto, en su sorprendente Crítica del ju·icio. No hay manera de encontrar en ellos ningún principio objetivo, y, S'in embm'go, parece haber una repugnancia general a admitir que es imposible la valoración objetiva del arte (José Antonio Marina, op. cit., pág. 207) .

Para dar cuenta de este hecho, es preciso advertir ciertos para­lelismos entre las instrucciones pragmáticas ele pero e y dentro de una secuencia. Recordemos que distinguíamos dos usos de pero:

a) Contra-argumentador directo:

Alicia es inteligente antecedente

pero le han suspendido el examen

consecuente

b) Contra-argumentador indirecto :

Alicia tiene mala memoria pero es inteligente antecedente

Aprobará consecuente

Los enunciados coordinados con y presentan dos interpretacio­nes semejantes:

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CONECTORES «PERO», «SIN EMBARGO» Y «NO OBSTANTE» 257

a)

Alicia es inteligente antecedente y

aprobará el examen consecuente

b)

Alicia es inteligente y tiene buena memoria antecedente

Aprobará consecuente

Partamos <ie un ejemplo donde y se puede comprender de los dos modos:

( 45) Estoy delgado :V como mucho.

Según el contexto que haya sido elegido, comprendemos :

(i) Estoy delgado y, por eso, como mucho.

(ii) A pesar ele comer mucho, permanezco delgado.

Estos dos sentidos se concretan si añadimos a la conjunción y otros adverbios conectores que los especifiquen. Tal sería el caso ele:

(46a) Estoy delgado y, por tanto, como mucho.

(46b) Estoy delgado y, sin embargo, como mucho.

Ejemplos semejantes serían:

(47a) Ve poco y (por tanto / s1:n embargo) lleva gafas.

(47b) Tiene frío y (por tanto/ sin embargo) va bien abrigado.

(47c) Somos compañeros y (por tanto/ sin mnba1'go) amigos.

En los casos con el adverbio por tanto estamos ante dos movi ­mientos argumentativos, el primero antecedente y el segundo, con por tanto , consecuente. No sucede lo mismo con sin mnbargo. Aquí debemos comprender este segmento todo él como un mo­vimiento del proceso argumentativo, aunque el segundo enun­ciado, con sin e111,bargo se oponga al primero:

(48a) E stoy delgado:>', sin e11ibargo, como mucho. Todo el mun­do me envidia.

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(48b) Ve poco )', sin e11'nbargo, lleva gafas. Debería Ir otra vez al oculista.

(48c) Tiene frío y, sin embargo, va bien abrigado. Debe de es­tar enfermo.

(48d) Somos compañeros)', sin e·mbargo, amigos. No se lo cree nadie.

El uso de sin embargo, no obstante. y por tanto en enunciados coordinados por y se justifica, pues, porque, al vínculo que mues­tran nuestros conectores se superpone la conexión de y, que con­figura una única secuencia discursiva 32. V éanse los siguientes ejemplos, donde se refleja este hecho:

( 49a) Al verla, entre tanta planta desconocida, la reconocí, [fa­miliar como una flor y, no obstante, remota] (Octavio Paz, La hifa de Ra¡;pacc-in·i, Madrid, Alianza, 1994, pág. 73).

(49b) El hecho de que [tanto en (64) como en (65) sea obli­gatoria la expresión fonética del pronombre y, sin embargo, sólo el último de los dos casos esté dotado de énfasis] parece avalar el supuesto ele que no es éste el criterio decisivo que rige la apli­cación del principio ele evitación del pronombre (J M. Brucart: 1987, pág. 217).

( 49c) En todo caso, parece que el comportamiento funcional de los sintagmas hacia el exterior ( ... ) no depende crucialmente de su estructura interna: así , [los adverbios carecen de morfemas ( ... ) y, sin m¡,bargo, poseen capacidades combinatorias eviden­tes J ; así también, [la estructura interna de muchos sustantivos y de la inmensa mayoría de los adjetivos es idéntica ( .. . ) y, no obstante, tienen capacidades " sintácticas" distintas, etc. J (José Antonio Martínez, Propuesta ... , pág. 113).

Así pues, los dos miembros coordinados por una conjunción pero o y, que forman una única secuencia discursiva, pueden po­seer relaciones argumentativas diversas y conectores adverbiales como sin etnbargo y no obstante las especifican.

32 R. Carston (1993) considera que se trata de un único enunciado. Las consecuencias, no suficientemente estudiadas, que traería este plantea­miento teórico me inducen a obviarlo por el momento.

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CO NECTORES «PERO», «SIN EMBARGO» Y «NO OBSTANTE» 259

3.3. El uso dialogal y dialógico de "sin embargo" y " no obs­

tante" .

Desde hace algún tiempo se ha comprobado que algunos mar­cadores del discurso no pueden aparecer, o cambian su compren­sión, si se utilizan en diálogos o en monólogos (cfr. E. Roulet y otros: 1985, J. -M. Léard: 1987; en español A. Briz: en pren­sa a, b. e). Podemos decir sin que la significación ele pero varíe :

(26b) Alicia es inteligente, pero le han suspendido el exam.en.

y también:

(50) A: Alicia es inteligente. B : Pero le han suspendido el examen.

De modo distinto se comporta ahora bien:

(51a) E s cierto, Alicia es inteligente. Ahora bien, le han sus­pendido el examen.

(51b) A: Es cierto, Alicia es inteligente. B : =#= Ahora. bien, le han suspendido el examen.

Ahora bien es un conector que habitualmente une los enunciados de un mismo locutor, es un conector monologa!; por el contra­rio, jJero puede aparecer en los dos entornos, es monologa! y

dialogal. En otros casos, la comprensión del conector varía si el locu­

tor es el mismo o se trata de un intercambio (cfr. J. Portolés: 1989):

(52a) Seguro que Juan se encontrará ya bien, pues se está to­rnando varios medicamentos.

(52b) A: Seguro que Juan se encontrará ya bien. B : Pues se está tomando varios medicamentos.

En (52a) se justifica con el enunciado encabezado por pues el primer enunciado. La relación es distinta en (52b ), donde la in­tervención de B se comprende como una réplica .

Con sin em.bargo y n o obstante se advierte también una cierta diferencia de significación en el uso dialogal, con respecto al mo­nologa] (cfr. § 3.4. ). Diferencia que, por otra parte, di stingue a

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un conector de otro. En el diálogo el enunciado en el que apare­ce sin embargo no sólo se puede oponer a alguna inferencia del primer miembro, sino incluso refutar el mismo enunciado 33 :

(S3a) Dionisia: No he oído nada ... Todo está muy tranquilo .. . Don Rosario: Sin e·mbargo, yo, desde abajo, oigo sus

voces ... (Miguel Mihura, Tres sombreros de copa, Madrid, Castalia, 1989, pág. 85).

Don Rosario no comparte que no haya habido ruido como de­fiende Dionisia. Otro ejemplo :

(S3b) - Sí, cuarenta duros. ¿Qué va usted a comprar con eso? N acla, hombre.

- Sin em.bargo, en una prendería ... - No me hable usted ele eso. En las prenderías se ven-

den muebles podridos, y vaya usted a saber ele quién son. (Pío Baroja, Aventuras, inventos y m-ixtificaciones de Silvestre Paradox, Madrid, Austral, 1987, pág. 170).

El segundo interviniente no cree que no se pueda comprar nada con cuarenta duros, como ha mantenido el primer hablante.

Por el contrario, con no obstante:

(54) A : Juan es muy inteligente. B: No obstante, debería mostrarlo, para que todos confia­

ran en él.

Juan continúa siendo inteligente también para B. No se opone a lo mantenido por el interlocutor, incluso puede compartirlo, sólo presenta que el "ser inteligente" no constituye un impedi­mento para el "deber de mostrarlo ".

Podríamos pensar que, una vez comprobado este hecho, la clasificación ele los dos conectores a partir ele su uso monologa! o dialogal es sencilla, sin embargo, debemos tomar algunas pre­cauciones. Además ele la aparición ele dos intervinientes en una conversación, se pueden distinguir varias voces en la interven­ción ele un único hablante, en un monólogo.

Para explicar este hecho, es conveniente tener en cuenta la teoría polifónica de Oswald Ducrot (1984). En la intervención

33 Antonio Briz ya ha advertido este hecho en (en prensa a).

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CONECTORES «PERO», «SIN EMBARGO» Y «NO OBSTANTE» 261

de un único hablante se pueden descubrir distintas voces, que Ducrot denomina: "enunciaclores" . Cada enunciaclor represen­tará un punto ele vista distinto. De uno ele ellos se puede respon­sabilizar "el locutor". Pongamos un ejemplo. En una oración negativa (v.gr., Iuan no vino el lunes) es posible pensar en un enunciaclor que mantenga la afirmación (v.gr. , Juan vino el lu­nes) y otro que la niegue. E l locutor, que se hace responsable del conjunto del enunciado, se identificará con este último (cf. J. Cl. Anscombre y O. Ducrot: 1983). Si antes hemos ha­blado ele usos monologales y usos dialogales ele los conectores, ahora podemos referirnos a usos monológicos y dialógicos ele un conector dentro ele un monólogo.

La capacidad polifónica de la lengua puede influir en la com­prensión ele nuestros conectores. Veamos el siguiente ejemplo:

(SSa) Bien. Bueno, suele decirse que el coche es el gran "hob­by" del hombre, ¿no? Sin e11'tbargo hay otras aficiones, que cada uno cultiva particularmente (M. A. Pineda, ecl., Soáolingiiística andaluza, II, Sevilla, Universidad ele Sevilla, 1983, pág. 11).

El discurso presenta al menos dos enunciadores: uno que man­tiene que "el coche es el gran «hobby» del hombre" , y otro que no sólo defiende que "hay otras aficiones" sino que, por medio de sin e11'tbargo, refuta lo mantenido por el primer enunciaclor. El locutor, en este caso, se iclenti fica con el segundo enunciaclor. Otro ejemplo sería:

(SSb) Narrar palabras ajenas es una actividad cotidiana, fre­cuentemente, necesaria, que, al parecer, no nos compromete a nada. Pocos actos, s·in embargo, nos comprometen tanto como el aparentemente inofensivo ele entrelazar discursos (Graciela Re­yes, Polifonía te,-vtual, Madrid, Greclos, 1984, págs. 180-181).

Un enunciaclor defiende que "narrar palabras ajenas no nos com­promete a nada" , otro distinto, con el que se identifica el locu­tor, se opone a la verdad de esta aserción por medio de sin em­bargo en el segundo enunciado. En:

(SSc) Suele sostenerse que esta duplicidad lexemática es el re­sultado de un proceso verbal a través del cual se extrae de la propia raíz verbal, un sustantivo sujeto interno. Así lo hacen Rafael Seco y, en su seguimiento, Angel Lacalle, José A. Pérez­Rioja y aun la Real Academia ( ... ), Creo, sin embargo, que más

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cabría imaginar un proceso inverso: el nombre designador del fenómeno genera un verbo cognado, ... (Juan M. Lope Blanch, El concepto ... , pág. 102).

el segundo enunciado, con el que se identifica el locutor, no com­parte la opinión de los diversos enunciadores que pueden com­prenderse como responsables del enunciado "esta duplicidad le­xemática ... " . En el ej em,plo siguiente, aunque el locutor pre­senta la oposición entre lo mantenido por dos enunciadores dis­tintos no se identifica con ninguno de ellos:

(SScl) Hurtado (1984a) y Aoun (1981) han propuesto que el sintagma con a en construcciones de doblado está en posición no A(rgumental), propia de los constituyentes dislocados. Jaeggli ( ... ) señala, sin embargo, que, a diferencia ele las dislocaciones, estos sintagmas con a están sujetos a subyacencia (Margarita Suñer en O. Fernánclez Soriano, Los j;ronombres átonos, Ma­drid, Taurus, 1993, pág. 179).

En resumen, en el uso dialógico de sin e1nbargo se distingue la misma significación que advertíamos en el uso dialogal.

A pesar ele lo que pudiera parecer por lo expuesto hasta el momento, la aparición ele sin embargo tanto en el diálogo como en el monólogo polifónico no fuerza necesariamente la compren­sión de su enunciado como una refutación del anterior. Aunque en el ejemplo siguiente la polifonía es evidente, el enunciado ele sin embargo no refuta el anterior:

(56a) En el mismo aeropuerto ele Barajas la pareja desmintió la noticia de su supuesto enlace, publicada por una revista espa­ñola: "No ha habido boda. Es absolutamente falso. Todo ha sido un invento. Cuando nos casemos, lo sabréis todos", aseguraron. Sin embargo, su estancia en el país ele la Pampa sí ha permitido a la cantante conocer a los padres de su compañero ... (ABC, 28-IV-1994, pág. 136).

El sentido del enunciado del que forma parte sin embargo con­diciona su comprensión como refutativo o no. Sin embargo se limita a permitir este tipo de contra-argumentación. Si variamos el ejemplo anterior, la comprensión refutativa es manifiesta:

(56b) La cantante aseguró: "No ha habido boda. Es absoluta­mente falso. Todo ha sido un invento. Cuando nos casemos, lo sabréis todos." Sin embargo, una revista del corazón va a pu­blicar la semana próxima las fotos del enlace.

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Con no obstante el segundo enunciador no se comprende como refutando el punto de vista del primero :

(57a) Luján ha insistido en que los estados perfectivos no son resultados de cambios de estado [ ... ]. Quisiéramos hacer notar. no obstante, que la mayor parte de los contextos que seleccionan las interpretaciones perfectivas de los adjetivos deverbales no son tan permisivas.

Aquí el locutor introduce su opinión como una aclaración que en nada contradice la verdad de lo defendido por el otro enunciador. Igualmente puede suceder con el orden inverso; es decir, el lo­cutor se responsabiliza del primer enunciado y presenta como posible la opinión de otro enunciador en el segm,ento con no obs­tante:

(57b) Efectivamente, si atendemos a ejemplos del tipo: Bebe más vino que agua, esta interpretación parece poco adecuada. N o obstante, ]. Martínez Álvarez estima que "es preferible conside­rar en todos los ejemplos un único transpositor que análogo al relativo pero con forzoso antecedente cuantitativo".

También, como hemos visto con sin embargo, en el uso dialógico ele no obstante advertimos la misma significación que en su uso dialogal.

3.4. "Sin embargo" y "no obstante" en discursos monológicos.

Una vez revisados los usos dialogales y dialógicos de sin em­bargo y no obstante, nos centramos ahora en los usos monologa­les monológicos. Esto es, cuando un único hablante interviene y no se distinguen enunciadores que no se puedan identificar con él como locutor.

En primer lugar, es evidente que el uso de no obstante es mucho menos frecuente que el de s·in embargo. Por lo general, limita su aparición a los enunciados que pudieran comprenderse como contradictorios con respecto a un primer enunciado, ambos defendidos por el mismo enunciador o locutor:

(58) Para aligerar el texto sólo doy la referencia de la edición castellana, cuando los libros están traducidos. N o obstante, cito la edición original, cuando me interesa dejar constancia de la fecha de publicación (José Antonio Marina, op. cit., pág. 239).

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La utilización de no obstante posibilita que Marina mantenga, por un lado, que sólo cita la traducción y, por otro, que da la referencia del original. Las instrucciones introducidas por no obs­tante presentan un enunciado que por su sentido se opone a otro anterior como una puntualización que no disminuye la verdad del primero. Su significación es concordante con la del verbo obstar (" Oponerse o ser contraria una cosa a otra") negado 34• Por ello, cuanto mayor sea el compromiso del locutor con lo mantenido en el primer enunciado, más se favorecerá la aparición de no obs­tante en lugar de sin e'mbargo. Este hecho se refleja en enuncia­dos fuertemente modalizaclos :

(59a) Es evidente que no llegará a tiempo. N o obstante¡ =lf sin embargo, prepárale su habitación.

(59b) Sin lugar a du.das traerá una botella de vino. No obstan­te/ =j:j: sin embargo, baja a comprar una por si acaso.

(59c) T e advierto que está estropeado. No obstante¡ =lf sin em­bargo, llévatelo si quieres.

(59d) Siendo esto C'Íe1'to, yo había oído, no obstante, en el Gran Bazar, donde pululan las mil y una formas hebraicas ele expre­sión, a unos comerciantes judíos que hablaban un catalán que tanto podía ser mallorquín como una forma arcaica (Juan Pe­rucho, op. cit., pág. 130).

E l uso ele sin embargo reflejarí a una cierta inconsistencia entre lo mantenido por el mismo locutor en el primer enunciado y en el segundo.

En realidad después de estos ejemplos podemos considerar que la significación de no obstante no varía en los discursos mo­nológicos y dialógicos. En los segundos, se respeta lo expuesto por un enunciador distinto del locutor, mientras que en los di s­cursos monológicos la aceptación es ele un enunciado defendido por el mismo locutor. No sucede lo mismo con sin embargo . En sus usos dialogales y dialógicos la oposición no se comprendía únicamente hacia una inferencia de un enunciado anterior, sino, en muchos casos, hacia su propia verdad. Esto favorece su sus-

34 María Antonia Martín Zorraquino (1994) destaca muy acerta­damente la importancia de tener en cuenta el origen de los conectores para explicar su significado actual.

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CONECTORES «PERO», « SIN EMBARGO» Y «NO OBSTANTE» 265

titución por no obstante en los casos monologales monológicos que pudieran interpretarse como refutativos.

Se puede concluir, por tanto:

Pero Sin embargo No obstante

Puede comprenderse como refutativo ele un enunciado de otro locutor o enun-ciador ........... .

4. ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES.

+

Después de la descripción ele las instrucciones de estos tres conectores surge una pregunta: ¿Cómo es posible, si su signifi­cación es tan distinta, que se sustituyan sin excesivos problemas unos por otros en el discurso? La respuesta es, sin duda, com­pleja.

En primer lugar, se debe destacar que la buena utilización de los conectores no es consecuencia únicamente de la posesión de la gr<lmática ele una lengua, es preciso también ser perito en ella. En la mayor parte ele las ocasiones no existe elección entre el modo indicativo y el subjuntivo en una oración, cualquier ha­blante acierta al ntilizar lo que su competencia lingüí'stica le mar­ca. Pero la selección de los conectores, como sucede con el resto del léxico, depende del dominio de la lengua. Todos los hispa­nohablantes utilizan con propiedad pero, ahora bien, sin embargo y, sobre todo, no obstante quedan lejos de esa universalidad.

Es frecuente escuchar, e incluso leer, usos incorrectos ele los conectores. Son casos en los que por mucho que nos esforcemos no alcanzamos a saber "sin embargo de qué" o "no obstante qué" 35. Que ello no impida la comprensión ele los enunciados se

35 En los siguientes ejemplos existe, en mi opinión, un abuso del co­nector sin embargo, siendo preferible no obstcmte: (i) Evidentemente, una tarea de este calibre supera con creces los límites del presente trabajo. Sin emba1·go, se puede señalar una serie de elemen­tos, pertinentes a nuestro parecer, por lo que toca a la cuestión de la va­lencia verbal. (En una traducción del francés) (ii) La interrupción es un mecanismo importante para tomar la palabra

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debe al mismo motivo por el que las madres aciertan con lo que dicen sus hijos pequeños. Para la comprensión de un enunciado es más importante la interpretación del qué se quiere decir que el qué se dice. Todos corregimos mentalmente las equivocaciones que comete nuestro interlocutor al hablar, sin darle mayor im­portancia. Sabemos que no ha querido decir lo que ha dicho. La literalidad en la comunicación no es esencial.

Supongamos que, como se ha propuesto (cfr. J. -.M. Luscher: 1989), las instrucciones que proporcionan los conectores se pue­dan clasificar. Existirán unas instrucciones de primer nivel y otras ele segundo nivel. Las primeras serán las que se deban cumplir obligatoriamente, las segundas son instrucciones virtuales que sólo se aplican si las del primer nivel no son suficientes para pro­ducir una interpretación completa del enunciado. Si admitimo~

tal clasificación, hemos de considerar que entre las instrucciones ele primer nivel ele nuestros tres conectores se encuentra la de acotar las inferencias posibles del primer miembro. En la mayor parte de las ocasiones el oyente se limitará a ella y, por tanto, los tres conectores serán intercambiables. Puede que el contexto fuer­ce a una mayor distinción, en tales casos se irán mostrando per­tinentes las diversas instrucciones ele procesamiento que hemos visto en cada conector.

en ciertas situaciones ele habla, pero es un aspecto de la conversación que prácticamente no se ha estudiado. (Véase. sin embm·go, Jefferson, 198~, y

Lycan, 1977.) (En una traducción del inglés.) (iii) l. Los candidatos que van a examinarse en cada tribunal lo harán en el orden que se decida por sorteo. Para ello cada tribunal es libre de articular el sistema que le parezca más oportuno.

2. Sin embargo, el tribunal debe aceptar la posibilidad de que algunos candidatos, por motivos excepcionales, deban examinarse a una hora de­terminada.

Este hecho ha ocasionado un comportamiento opuesto, igualmente in­correcto, con la utilización de 110 obsta-nte: su proliferación en textos que pretenden un lenguaj e culto. (iv) S órrates : Según decíamos ahora mismo, Astianax y Héctor no tie­ne más que una sola letra común, la t, y 110 obstante su sentido es idéntico. ¿Y qué letra tiene en común con ellos el nombre de Arquépolis ? Y 110

obstante, significa lo mismo. (En una traducción del griego.)

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JosÉ PoRTOLÉS.

Universidad Autónoma de Madrid.