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Boletion Junio 2015

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LA ALEGRÍA DE CELEBRAR LA FIESTA DE CORPUS CRISTI Una festividad particularmente sentida por el Pueblo de Dios que con real y profunda devoción, manifiesta su fe en la presencia real de Jesús en el Santísimo Sacramento ¡Infinitamente sea alabado! ¡Mi Jesús Sacramentado!

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Una festividad particularmente sentida por el Pueblo de Dios que con real y profunda devoción, manifiesta su fe en la presencia real de Jesús en el Santísimo Sacramento

¡Infinitamente sea alabado! ¡Mi Jesús Sacramentado!

Así es la jaculatoria y expresión ante el Santísimo Sacramento, lo hacemos siempre que estamos ante su Santa Presencia en la Hostia consagrada… hoy es un día de particular celebración, que la distinguimos de la noche del Jueves Santo, donde en el Oficio de la Cena del Señor, nosotros cele-bramos la Institución de la Eucaristía en la Última Cena, además, la institu-ción del Ministerio Sacerdotal y el Mandamiento del Amor.

En esta ocasión, la intención es resaltar la presencia real de Jesús en la Eucaristía, fomentar la devoción y la fe en este Misterio; claro que esto implica para nuestra espiritualidad, el meternos de lleno en la vivencia-ex-periencia de la Celebración Eucarística para desembocar con gran fe en la adoración al Señor en este Santo Sacramento.

Todo esto surge a finales del Siglo XIII, en la Abadía de Cornillón, en Liega, Bélgica, gracias a la visión que tuvo Santa Juliana de Mont Cornillón, en la cual la Iglesia aparece en la forma de luna llena con una mancha negra, signo de que faltaba esta celebración. El Obispo, Mons. Roberto de Thore-te, decretó la celebración en su diócesis.

Todos conocemos el gran milagro eucarístico realizado en Bolsena, cerca de Orvieto, donde un sacerdote, tuvo dudas que la Consagración fuese real, ahí se transformó la hostia en carne y el vino en sangre, además man-chó el corporal y el piso. El Papa Urbano IV ordenó una procesión hacia Orvieto en 1264, donde se conserva hasta el día de hoy; luego encargó la liturgia a Santo Tomás de Aquino y a San Buenaventura, quedando la del primero, cuya magnificencia teológica podemos observar a simple vista en el hermoso himno que leemos en la Secuencia –después de la 2ª lectu-ra y antes del Aleluya del Evangelio.

Pbro. Carlos Guillermo Martínez Pinelo

LA ALEGRÍA DE CELEBRAR LA FIESTA DE CORPUS CRISTI

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BEATO OSCAR ARNULFO ROMERO GALDÁMEZ

Obispo y MártirEn los últimos días hemos escu-chado sobre la beatificación de Monseñor Romero y hoy vamos a conocer un poco acerca de su vida y su obra.

Oscar Arnulfo Romero Galdá-mez nació en El Salvador en la Ciudad Barrio San Miguel, el 15 de agosto de 1917era de una familia humilde y mo-desta. En 1937 Oscar ingresa al Seminario Mayor de San José de la Montaña en San Salvador y 7 meses más tar-de es enviado a Roma para proseguir sus estudios de teo-logía. En Roma le tocó vivir los sufrimientos causados por la Segunda Guerra Mundial.

Oscar fue ordenado sacer-dote a la edad de 24 años en Roma, el 4 de abril de1942.

Realizó su labor pastoral du-rante 20 años en San Miguel. Impulsó numerosos movi-mientos pastorales y obras so-ciales. La Iglesia defendía el derecho del pueblo a organi-zarse y clamaba por una paz con justicia. El gobierno mira-ba con sospecha a la Iglesia y expulsó a varios sacerdotes. En medio de este ambiente de injusticias, represión e in-certidumbre, Monseñor Ro-mero fue nombrado Arzobis-po de San Salvador, el 3 de febrero de 1977.

Puso la Arquidiócesis al servi-cio de la justicia y la reconci-liación en el país. Fue media-dor de los conflictos laborales y creó una oficina de defen-sa de los derechos humanos, abrió las puertas de la Iglesia para dar refugio a los campe-sinos que venían huyendo de la persecución. A pesar de la claridad de sus predicacio-nes, Monseñor, como Jesús, fue calumniado. Le acusa-ron de revolucionario marxis-ta, de incitar a la violencia y de ser el causante de todos los males de El Salvador. De las calumnias pasaron a las amenazas a muerte. A pesar de ello dijo que nunca aban-

donaría al pueblo. Y lo cumplió. Su vida terminó igual que la vida de los profetas y de Jesús. Fue ase-sinado el 24 de marzo de 1980 mientras celebraba misa en la Capilla del Hospital La Divina Providen-cia, en San Salvador. Sus restos se encuentran en la Cripta de Catedral Metropolitana de San Salvador.

En su entierro, el 30 de marzo, alrededor de 100 mil personas se hicieron presente en la Plaza Cívi-ca (frente a Catedral), para acompañar a Mon-señor Romero. Los actos litúrgicos, se interrumpie-ron a causa de la detonación de una bomba, seguida de disparos y varias explosiones más.

Fecha de beatificación: 23 de mayo de 2015, durante el pontificado de S.S. Francisco

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EL SACRAMENTO DE LA SAGRADA EUCARISTÍA

La Eucaristía es el Sacramento que contiene verdaderamente el Cuerpo y Sangre de Jesu-cristo, juntamente con su Alma y Divinidad, toda la Persona de Cristo vivo y glorioso, bajo las apariencias de pan y vino.

El concilio de Trento define claramente esta verdad, fundamental para la vivencia y ado-ración de Cristo: “ En el Santísimo Sacramento de la Eucaristía se contiene verdadera, real y sustancialmente el Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo, juntamente con su Alma y Divinidad. En realidad Cristo íntegramente.”

Como católicos, creemos que Jesucristo está personalmente presente en el altar siempre que haya una hostia consagrada en el sagrario. Es el mismo Jesucristo, verdadero Dios y verda-dero Hombre, que andaba por los caminos de Galilea y Judea. Creemos que El viene ahora como nuestro huésped personal, cada vez que recibimos la Santa Comunión.

La Eucaristía es uno de los siete sacra-mentos instituidos por Cristo para que participemos de la vida de Dios. Es el mayor de todos los sacramentos, por-que contiene a Cristo mismo, el Autor Divino de los Sacramentos.

Hay tres aspectos o momentos en la Eu-caristía.

El primero se dice real Presencia de Cristo en el altar, siempre que haya una hostia consagrada en el Sagrario. Segundo, la Eucaristía como sacrificio, que es la Misa. Y tercero, la Santa Co-munión.

La palabra Eucaristía, derivada del griego, significa “Acción de gracias”. Se aplica a este sa-cramento, porque nuestro Señor dio gracias a su Padre cuando la instituyó. Además, porque el Santo Sacrificio de la Misa es para nosotros el mejor medio de dar gracias a Dios por sus beneficios.

La Sagrada Eucaristía es el verdadero centro del culto católico, el corazón de la fe. Y porque creemos que el hijo de Dios está verdaderamente presente en el Sacramento del altar, cons-truimos bellas iglesias, ricamente adornadas.

El Sacrificio de la Misa no se limita a ser mero ritual en recuerdo del sacrificio del Calvario. En él, mediante el ministerio sacerdotal, Cristo continua de forma incruente el Sacrificio de la Cruz hasta que se acabe el mundo.

La Eucaristía es también comida que nos recuerda la Ultima Cena; celebra nuestra fraterni-dad en Cristo y anticipa ya el banquete mesiánico del Reino de los Cielos.

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DORMIR ES SALUD

No dormir lo necesario es considerado una epidemia de salud según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta al rendimiento y bienestar de las personas. Las per-sonas que duermen menos de seis horas al día tienen un 12% más de posibilidades de morir en menos de 25 años que los que descansan entre seis y ocho horas diarias.

Te comentamos cuántas horas debes dormir de acuerdo a tu edad:

1. LACTANTES: Los bebés son quienes más horas de-ben dormir, a fin de que puedan desarrollarse. Lo aconsejable es que deben dormir aproximadamente durante 15 horas cada día.

2. NIÑOS PEQUEÑOS: La necesidad del sueño dis-minuye con el crecimiento. Lo saludables es que a par-tir de los tres años los niños duerman cerca de 11 ho-ras.

3. ESCOLARES: Deben dor-mir como mínimo 10 horas, ya que están realizando continuamente activida-des físicas y mentales don-de gastan continuamente energía y deben reponerla.

4. ADOLESCENTES: Esta etapa de la vida está mar-cada por importantes cam-bios físicos y sociales. Sin em-bargo, lo mejor para salud es que los jóvenes se dediquen a descansar durante 8 horas de sueño profundo y continuo.

5. ADULTOS: Si bien las jor-nadas laborales y el trabajo pueden hacer que la vida de las personas sea bastan-te pesada y abrumadora, lo recomendable es que dedi-quen entre 6 y 8 horas a dor-mir, diariamente.

6. ADULTOS MAYORES: Se aconseja que se lo haga du-rante algunas horas del día y otras en la noche, de tal forma que se sume aproximadamen-te de 8 a 10 horas. De esta ma-nera, las personas se sentirán revitalizadas y relajadas.

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CORPUS CHRISTI

Dios utilizó a santa Juliana de Mont Cor-nillon para propiciar esta fiesta. La santa nace en Retines cerca de Liège, Bélgica en 1193. Quedó huérfana muy pequeña y fue educada por las monjas Agustinas en Mont Cornillon. Cuando creció, hizo su profesión religiosa y más tarde fue supe-riora de su comunidad. Por diferentes intri-gas tuvo que irse del convento. Murió el 5 de abril de 1258, en la casa de las monjas Cistercienses en Fosses y fue enterrada en Villiers.

Juliana, desde joven, tuvo una gran vene-ración al Santísimo Sacramento. Y siempre añoraba que se tuviera una fiesta especial

en su honor. Este deseo se dice haberse intensificado por una visión que ella tuvo de la Iglesia bajo la apariencia de luna lle-na con una mancha negra, que significa-ba la ausencia de esta solemnidad.

Ella le hizo conocer sus ideas a Roberto de Thorete, el entonces obispos de Liège, también al docto Dominico Hugh, más tarde cardenal legado de los Países Ba-jos; a Jacques Pantaleón, en ese tiempo archidiácono de Liège, después obispo de Verdun, Patriarca de Jerusalén y final-mente al Papa Urbano IV. El obispo Rober-to se impresionó favorablemente y como en ese tiempo los obispos tenían el dere-cho de ordenar fiestas para sus diócesis, invocó un sínodo en 1246 y ordenó que la celebración se tuviera el año entrante; también el Papa ordenó, que un monje de nombre Juan debía escribir el oficio para esa ocasión. El decreto está preser-vado en Binterim (Denkwürdigkeiten, V.I. 276), junto con algunas partes del oficio.

El obispo Roberto no vivió para ver la reali-zación de su orden, ya que murió el 16 de octubre de 1246, pero la fiesta se celebró por primera vez por los cánones de San Martín en Liège. Jacques Pantaleón llegó a ser Papa el 29 de agosto de 1261. La er-mitaña Eva, con quien Juliana había pa-sado un tiempo y quien también era fer-viente adoradora de la Santa Eucaristía, le insistió a Enrique de Guelders, obispo de Liège, que pidiera al Papa que extendie-ra la celebración al mundo entero.

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LA EUCARISTIA

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LAS VANIDADES DEL MUNDO NO ALIMENTAN COMO LA EUCARISTÍA

El Papa Francisco llamó a los fieles a rechazar el falso pan que ofrece el mundo a través de sus vanidades, como el poder y el orgullo, por-que no nutren y sacian el hambre de amor y eternidad como el pan que da el Señor a tra-vés de la Eucaristía.«El Señor, tu Dios, […] te alimentó con el maná, que tú no conocías» (Dt 8, 2-3). Estas palabras del Deuteronomio hacen referencia a la histo-ria de Israel, al que Dios hizo salir de Egipto, de la condición de esclavitud, y al que guió du-rante cuarenta años por el desierto hacia la tierra prometida. Es una invitación a volver a lo esencial, a la experiencia de dependencia total de Dios.Además del hambre física, el hombre lleva en sí otra hambre: un hambre que no puede sa-ciarse con el alimento ordinario. Es hambre de vida, hambre de amor, hambre de eternidad. En la eucaristía se comunica el amor del Señor para con nosotros: un amor tan grande que nos alimenta consigo mismo; un amor gratuito, siempre a disposición de toda persona ham-brienta y necesitada de regenerar sus fuerzas.Si miramos a nuestro alrededor, nos damos cuenta de que hay muchas ofertas de alimen-to que no proceden del Señor y que, aparen-temente, satisfacen más. Algunos se alimentan

del dinero, otros del éxito y de la vanidad, otros del poder y del orgullo. ¡Pero el alimen-to que nos nutre verdaderamente y que nos sacia es solo el que nos da el Señor!

Hoy, cada uno de nosotros puede pregun-tarse: ¿Y yo? ¿Dónde quiero comer? ¿En qué mesa quiero alimentarme? ¿En la mesa del Señor? ¿O sueño con comer alimentos sa-brosos, pero en la esclavitud?

Dentro de poco, en la procesión, seguiremos a Jesús, realmente presente en la eucaristía. La hostia es nuestro maná, mediante el cual el Se-ñor se nos da a sí mismo. A él nos dirigimos con confianza: «Jesús, defiéndenos de las tenta-ciones del alimento mundanal que nos escla-viza, alimento envenenado; purifica nuestra memoria, para que no permanezca prisione-ra en una selectividad egoísta y mundana y para que sea memoria viva de tu presencia a lo largo de la historia de tu pueblo, memoria que se convierte en “memorial” de tu gesto de amor redentor. Amén».

Homilía íntegra del Papa Francisco en la solemnidad del Corpus Christi 2014

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AVE, VERUM, CORPUS NATUM DE MARIA VIRGINE!

Juan-Pablo II

En la fiesta del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo nuestro agradecimiento sube con gratitud al Padre que nos ha dado el Verbo Divino, Pan vivo bajado del cielo; y este agradeci-miento se eleva también con alegría a la Virgen, que ofreció al Señor la Carne inocente y la Sangre preciosa que recibi-mos en el altar. Ave, verum Corpus: Cuerpo verdadero, con-cebido realmente por obra del Espíritu Santo, llevado en el seno con inefable amor, nacido por nosotros de María Virgen: natum de Maria Virgine.

Ese Cuerpo y esa Sangre divinos, que después de la consa-gración están presentes en el altar, y son ofrecidos al Padre, y se convierten en comunión de amor para todos, fortalecién-donos en la unidad del Espíritu para fundar la Iglesia, con-

servan su matriz originaria de María. Ella ha preparado esa Carne y esa Sangre, antes de ofrecérselos al Verbo como don de toda la familia huma-na, para que Él se revistiese de ellos convirtiéndose en nuestro Redentor, Sumo Sa-cerdote y Víctima.

En la raíz de la Eucaristía está, pues, la vida virginal y mater-na de María, su desbordante experiencia de Dios, su cami-no de fe y de amor, que hizo, por obra del Espíritu Santo, de su carne un templo, de su corazón un altar: puesto que concibió no según la natu-raleza, sino mediante la fe, con acto libre y consciente: un acto de obediencia. Y si el Cuerpo que nosotros co-memos y la Sangre que be-bemos son el don inestimable del Señor Resucitado para nosotros viadores, lleva tam-bién consigo, como Pan fra-

gante, el sabor y el perfume de la Virgen Madre.

Vere passum, inmolatum in cruce pro homine. Este Cuer-po padeció realmente, y fue inmolado en la cruz por el hombre.

Nacido de la Virgen para ser oblación pura, santa e inma-culada, Cristo realizó sobre el altar de la cruz el sacrificio único y perfecto, que cada Misa renueva y hace actual de manera incruenta. En ese único sacrificio tomó parte activa María, la primera redi-mida, la Madre de la Iglesia. Estuvo al lado del Crucifica-do, sufriendo profundamente con su Unigénito: se asoció con espíritu materno a su sa-crificio; consintió con amor a su inmolación lo ofreció y se ofreció al Padre.

Cada Eucaristía es memorial de ese Sacrificio y de la Pascua que volvió a dar la vida al mundo; cada Misa nos pone en comunión íntima con Ella, la Madre, cuyo sacrificio “se vuelve a hacer presente”, como “se vuelve a hacer presente” el sa-crificio del Hijo en las palabras de la consagración del pan y del vino pronunciadas por el sacerdote.

¿Cómo honrarte, Señor, en esta fiesta? Y se me vienen al alma las palabras de tu madre… caen, como en tropel, apuradas.. sí… las palabras de tu madre: “HAGAN TODO LO QUE EL LES DIGA”.

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PROPUESTA PASTORAL DE LAS VICARÌAS EPISCOPALES

TERRITORIALESPERFIL DEL VICARIO EPISCOPAL TERRITORIAL:

Su espiritualidad es eclesial y ésta es espiritualidad de comu-nión; sea con el Obispo diocesano, sus auxiliares, hermanos Vicarios Episcopales, presbíteros, religiosos (as) y laicos (as) en general. Debe poseer un profundo amor a la Iglesia junto al presbiterio, en intimidad de oración y entrega a los demás en la caridad pastoral.

Ha de vivir en su espiritualidad un perfil mariano, en cuanto ella es tipo y modelo de la Iglesia, madre de los pastores; ella es fuente de consuelo en las dificultades y fuerza para anun-ciar la Buena Nueva; ella enseña a ofrecerse cotidianamente en la Eucaristía.

La fecundidad de su minis-terio depende de su vida de oración, que sería su apoyo en el camino de cada día; sólo la vivencia diaria de la Eucaristía, la Liturgia de las Horas, el Santo Rosario, la Adoración Eucarística y la meditación de la Palabra en-cuentra lo necesario para vi-vir la caridad pastoral y el áni-mo ante las dificultades que se le presentan.

Se pide que viva las virtudes de la fe, esperanza y caridad; su vida sea regulada por los consejos evangélicos y las bienaventuranzas; debe vivir intensamente la caridad pas-toral, imitando y haciendo presente a Jesucristo, Buen Pastor; esta caridad le lleva a amar al Obispo diocesano, presbíteros, religiosos y laicos, especialmente los pobres y necesitados. Sea un hombre de fe, que

discierna los signos de los tiempos y la misma vida a la luz del Espíritu; esto le lleva a preocuparse de su formación permanente en las cuatro áreas formativas y estar en plena sintonía y comunión en materia de fe y costumbres con el Sucesor de Pedro y el Magisterio de la Iglesia. Po-sea conocimientos generales sobre el Derecho Canónico, Liturgia, organización pasto-ral, especialmente en el Plan Pastoral Arquidiocesano, así como experiencia en el mis-mo.

Como hombre de esperanza, vivirá un sano optimismo que sabe irradiar a los demás, es-pecialmente de cara al ca-minar pastoral de la Arquidió-cesis.

ATRIBUCIONES DE LAS VICA-RIAS TERRITORIALES Y DEL VI-CARIO EPISCOPAL TERRITO-RIAL :

El Vicario Episcopal Territorial

hace presente al Señor Ar-zobispo en la zona pastoral que le es asignada y, como él, es signo e instrumento de comunión y participación en ella. Como Vicario, su potes-tad es ejecutiva, vicaria y ad-ministrativa (cfr. c. 476). Pue-de ser Vicario General de la Arquidiócesis, asignado a un territorio de la misma Arqui-diócesis. Su misión es presidir, coordinar, promover y animar los proyectos pastorales pro-pios de la zona y derivados del Plan Pastoral Arquidioce-sano en sus grandes líneas (pastoral de conjunto, evan-gelización nueva, formación integral y comunidades ecle-siales encarnadas), también a los agentes de pastoral, las acciones específicas y tareas de evangelización, tratando de ejecutar y llevar a la prác-tica fielmente y de acuerdo con las necesidades y posibi-lidades de su zona, los planes arquidiocesanos y las deter-minaciones particulares del Señor Arzobispo.

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LA TERCERA EDAD

Admiro la llamada “tercera edad” es como la edad de las luces, de la experiencia, la sabiduría, y el amor sembrado.

Como nos los menciona en un Twitter el Papa Francisco Practiquemos el cuarto mandamiento visitando con cariño a nuestros padres an-cianos. Destacó que el Evangelio de Lucas nos habla de los ancianos Simeón y Ana, siempre atentos en espera de la venida del Mesías, que cuando lo reconocieron recibieron nuevas fuerzas para bendecir a Dios con un hermoso cántico de alabanza. El corazón de los abue-los, libre de resentimientos pasados y de egoísmos presentes, tiene un atractivo especial para los jóvenes, que esperan encontrar en ellos un apoyo firme en su fe y sentido para su vida.

Sin embargo, “los llamados de la tercera edad” muchas veces pre-sentan un rostro de tristeza ¿sabes por qué? Porque nos hemos olvi-dado de lo importante que son para nuestras vidas, recordemos que tienen mucho AMOR aún para DAR y ellos sabios... ejercitan el sagrado silencio del perdón. Así que demostremos cuán importan-te son para nosotros ya que por la unión de esos dos viejitos ¡llegaste tú!

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CREME BRULÉE CON CEREZAS6 PORCIONES

INGREDIENTES:

- 1 Taza de splenda.- 4 Cucharadas de azúcar splenda con azúcar morena.- 1-1/2 Tazas de crema liqui da para batir.- 1 Vaina de vainilla o 1 cu charada de extracto de vainilla.- 6 Yemas de huevo.- 1 Taza de cerezas o guindas.

PREPARACIÓN:

1. Precaliente el horno a 150°C2. Hierva la leche con la vainilla3. Batir las yemas con la azúcar splenda , mezclar con la crema y batir hasta que estén totalmente integrados.4. Acomodar las cerezas o guindas en los 6 moldes, vierta encima la crema de vainilla.5. colocar los moldes en un recipiente con agua y leche.6 Hornee durante 40 minutos o hasta que estén cuajados.7. Retirar del horno, dejar enfriar y refrigerar hasta el momento de servir.8. espolvorear con el azúcar splenda y azúcar morena, quemar con un soplete y servir.

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