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Boletín de la Sociedad Geológica. Tom. I, lám. 1. Canteras en explotación. Barranca de San Lorenzo.

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Boletín de la Sociedad Geológica. Tom. I, lám. 1.

Canteras en explotación. Barranca de San Lorenzo.

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II EXCURSION DE LA SOCIEDAD GEOLOGICA MEXICANA.

Las Canteras de San Lorenzo Totolinga y Echagaray.

Esta excursión fué preparada con el objeto de dar á co-nocer á los participantes, las condiciones geológicas y modode yacimiento de los materiales de construcción demuy frecuente empleo en la ciudad de México; estos ma-teriales son la roca conocida con el nombre impropio decantera y la chiluca, que, aunque de aspecto, dureza y otraspropiedades muy diferentes entre sí, están bien subordinadasen el terreno, de tal manera, que el estudio del ya-cimiento de una de ellas, implica necesariamente el de laotra. La área principal donde se explotan esos materiales, seencuentra al Poniente de la ciudad de México, á distan-cia de doce kilómetros en la base de las estribacionesde la gran sierra llamada de «Las Cruces,» que es la quesepara la cuenca de México del valle de Toluca. Laárea en cuestión, queda comprendida dentro de esa región,que se denomina de «las lomas,» á causa de la for-ma que han tomado los prolongados estribos de la sie-rra, por el trabajo de erosión sobre las rocas fragmenta-rias de que están en su totalidad constituidos.La sierra de Las Cruces, conocida hacia el Sur con elnombre de «Sierra del Ajusco,» y hacia el Norte con el de

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«Sierra de Monte Alto,» es el tipo de nuestras sierras ho-mogéneas, que subdividen el mediodía de la Mesa Cen-tral en un grupo de valles y de cuencas. Individualmente,estas sierras son de estructura muy simple, están consti-tuidas puramente de rocas eruptivas terciarias y una solaespecie de roca domina en ellas, y cuando difiere, es portransición tan gradual, que no cabe duda de que su dis-tinción sólo se funda en la variación de composición de unsolo magma de donde vienen todas estas rocas, variaciónque se ha observado en todos los grandes macizos erupti-vos. Grandes tramos de estas sierras son monogenéticos,es decir, engendrados de una sola vez, sin sobreposiciónde material en la forma de corrientes separadas por tiem-po y por espacio, como lo puede demostrar la ausencia detoda estructura que refleje esta manera de ser de la erup-ción. Por el contrario, en la mitad superior de las sierrasdonde asoman por todas partes las rocas duras en prolon-gados cantiles, en crestas, en masas en forma de doma, enpicos, etc., etc., y con partimiento regular, columnar, enlajas, en bolas, etc., no se advierte esa disposición estrati-forme ó de mantos sucesivos separados por lechos de aglo-merados, que caracteriza á los volcanes compuestos. Es-to se ve solamente allí donde se manifiesta la última eta-pa de formación de estas sierras que, formadas al princi-pio á lo largo de grandes fracturas, el canal de salida delmagma se reduce hasta convertirse en una chimenea, pordonde se mantiene largo tiempo y con más ó menos inte-rrupción la actividad ya menguada de un gran centro vol-cánico. Así considerada genéticamente la sierra de Las Cru-

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ces, es un espinazo prolongado, sinuoso y ramificado, eri-zado de eminencias, como si estuviera subdividido en va-rios macizos parciales. La parte superior tiene formasrígidas, como conviene al trabajo de denudación sobrerocas duras, cavada con valles colgantes, cenagosos, conbarrancas incipientes ó regularizada con grandes talu-des de deyección; en fin, una escultura variada que se cam-bia en la mitad inferior, constituida superficialmente de ma-terial fragmentario, en una serie paralela ó convergente devalles transversales, que si no son variados por sus trazosfundamentales, sí lo son por la complexidad que introduceel surcamiento sobre rocas fácilmente desagregables. Los rasgos fisionómicos de la sierra, así toscamente bos-quejados, se pueden observar en la región que vamos á re-correr, y casi desde el punto de partida de la excursión,que es la villa de San Bartolo Naucálpam, situada justa-mente al pie de una loma, á unos cuantos metros más al-ta que la ciudad de México. Al faldear dicha loma, llama-da de «Los Remedios,» nombre dado por el antiguo san-tuario católico, construido en su cima, se comienza á divisarel laberinto de lomas que encierran pequeños valles secun-darios, cuidadosamente cultivados é irrigados por las aguasde algunas presas levantadas en la desembocadura de lasbarrancas encerradas entre las lomas. Bien pronto se ad-vierte al NW. de Naucálpam, que el descenso regular delas lomas está interrumpido por un grupo de cerros, entrelos cuales sobresale por su altura el cerro del Guajolote,eminencia de relieve irregular, de cima alargada, en formade cresta. El Guajolote y los cerros vecinos, como el cerrode Moctezuma, etc., están formados de la roca llamada chi-

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luca, cuya piedra se explota en varias canteras situadas ensus flancos. Cuando se llega á la cima de este cerro (2,560metros sobre el nivel del mar), habremos tenido oportunidadde ver muy de cerca el partimiento de la roca, que es áveces en masas arredondadas, en bolas que se alteran encostras concéntricas y, más generalmente, en lajas gruesasó tablas, que facilitan bastante la explotación de la piedraen las canteras, por estar los planos de separación en po-sición que se aproxima á la vertical. Una mirada en contorno, desde la cima del cerro, bastapara cerciorarse de que la área ocupada por la chiluca espequeña, y que abarca solamente hasta el nivel en que elmacizo se independe en altura de las lomas con que se li-ga su base por el lado occidental. Vistos de frente los va-lles transversales de la sierra, la que en bello panorama seadmira desde la cima del Guajolote, se presentan á vecescomo cañones angostos, y el sistema de sus arroyos y sur-cos confluentes, aparecen como arrugas que indican la ju-ventud del sistema hidrográfico. En las faldas de las lomas,especialmente en la zona intermedia de la sierra, entre lasescarpas de arriba y las lomas de abajo, donde suelen serfrecuentes los torrentes, las aguas salvajes han practicadoescalones y taludes de deslaves, que el trabajo posteriorha erizado de legiones de pirámides de tierra, muy pinto-rescas á la verdad, por estar rodeadas de manchones deretoños de arboleda fresca, cuyo color aviva el tono rojizode las tierras desnudas y lavadas. Observando de perfil la pendiente baja de la sierra, lascrestas de las lomas que forman los valles principales, sealargan en el sentido del descenso en líneas paralelas, co

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Boletín de la Sociedad Geológica. Tom I, lám. II.

Antiguas canteras en la Barrancas de San Lorenzo..

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mo si todo el terreno hubiese sido un enorme plano incli-nado, subdividido después en numerosos cañones. Al Surdel Guajolote, esta forma de los valles es característica ymuy clara, á causa de su casi completa desnudez, pues nose interrumpen á lo lejos estas líneas más que por la ban-da sombría de eucaliptus del vasto cementerio de Dolores.Casi al pie del grupo de cerros del Guajolote, tanto al Surcomo al Norte, se ven varios acantilados de roca, con es-tructura columnar, como tajos hechos en las lomas y conpendiente en el mismo sentido que la de los cerros de quehablamos. Estos cantiles, formados de cantera, ó son pa-redes abiertas por las aguas, ó han sido sitios de antiguasexplotaciones. La cantera apoya directamente sobre la chi-luca, como se puede observar en la barranca de Tenanton-go, que tendremos que atravesar al descender por el flan-co meridional del Guajolote y en camino de la barranca ócañada de San Lorenzo Totolinga, donde el gran númeroy la enorme amplitud de las canteras allí abiertas desde ha-ce casi tres siglos, permiten calcular el volumen considera-ble del material de construcción empleado en casi todos losedificios públicos y particulares de la ciudad de México.Entre la desembocadura de la barranca de Tenantongo yla de San Lorenzo, se interpone la loma de Los Remedios,cuya estribación S. E. deberán atravesar los excursionistas.no sin admirar durante el trayecto el magnífico acueductode cantería, célebre por la esbeltez y elegancia de sus ar-cos y las dos curiosas torres espirales, colocadas en los ex-tremos de dicho acueducto, con el cual se quiso formar ungigantesco sifón, para elevar el agua de los manantiales dela sierra al ya mencionado Santuario de Los Remedios.

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La barranca de San Lorenzo está limitada por amboslados, en un largo trayecto, por dos cantiles continuados,uno á la izquierda y otro á la derecha, en el sentido de lacorriente del riachuelo que corre por el fondo de la caña-da; y á lo largo de esos dos cantiles es donde tienen lugarlas explotaciones de la cantera. El continuado trabajo deerosión ha cavado la barranca, pues las paredes opuestas secorresponden, y en tiempos remotos deben haber estadounidas á manera de no interrumpir el plano inclinado deque antes hablamos, siendo este origen de la barranca deSan Lorenzo, como hemos dicho, común para todos los va-lles transversales de la sierra. No es posible hacer entrar en los límites de esta pequeñaguía, consideraciones amplias respecto á la constitución dela sierra. En otro lugar 1 se ha dado ya á conocer la naturalezade las rocas que constituyen este importante macizo.Recordaremes aquí que la chiluca es, en nuestra opinión,una roca más antigua que la mayoría de las rocas de la par-te superior de la sierra, puesto que la base de los cerros for-mados de chiluca y cubiertos de cantera, se halla á su vezcubierta.del material fragmentario (tobas pomosas, brechaspomosas, etc.), producto de las últimas erupciones (de for-ma explosiva), acaecidas en algunos puntos de la sierra. Loscerros formados de chiluca parecen ser restos de chime-neas de antiguos volcanes de traquiandesíticas, rodeados ensu base por los productos fragmentarios que formaban elaparato volcánico, y este mismo material detrítico de la mis-ma composición química y mineralógica de la chiluca, es la

1 Boletín del Instituto Geológico, núm. 2.

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cantera que desde hace tiempo hemos considerado como unatoba andesítica y como toba de traquiandesítica. Es de colorgris, ruda al tacto, consiste de un agregado de partículas,principalmente de feldespatos, tanto alcalinos como calco-sódicos en proporciones muy variables, fragmentos escasosde cuarzo, pajillas de biotita y pedazos de cristales de horn-blenda é hiperstena. Se contienen siempre en esta masa degrano uniforme, pedazos de roca compuesta de un vidriovolcánico más ó menos esponjoso, fragmentos de pomez yaun pedazos de chiluca escoriosa. Estos fragmentos, gene-ralmente de unos cuantos centímetros de tamaño, resaltanpor su forma y color de la superficie labrada de la cantera,lo que le da un aspecto peculiar. Dichos pedazos de roca, de-signados por los canteros con el nombre de gabarros, sonperjudiciales en alto grado en las piedras labradas, porquehace de ellas un material heterogéneo sujeto á desagregarsefácilmente. La chiluca tiene una composición intermedia entre lade las traquitas y la de las andesitas. Varía desde una texturacasi holocristalina á hialopilítica. Componen su pastamicrolitas de sanidino y de oligoclasa, partículas de fierrooxidulado, vidrio transparente cristalítico, más ó menos es-caso, y estrellamientos ó agregados de microlitas de sani-dino y de sanidino y oligoclasa. Grandes fonocristales deandesina, de sanidino, de hornblenda, de biotita y de hiper-stena completan la composición mineralógica de la roca,que es compacta, de color blanco agrisado, dura, y que sedeja labrar con aristas vivas.1 Hay también una chiluca

1 Un estudio petrográfico y químico de estas rocas se publicará en el tomoII de este Boletín. .

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rojiza, y otra de color morado de menor resistencia quela gris. Andesitas de hornblenda del mismo color y estructurase encuentran también al lado de las traquiandesitas. En toda la superficie de las lomas, se encuentran lascapas de tobas pomosas (tobas amarillas) y las brechas depomez (tepetates), que son tan características de esta sierray que representan los productos de una acumulación to-rrencial, eólica, fluvial, etc., del material detrítico con quefinalizó la continuada historia volcánica de la región. Para completar esta corta reseña, creemos oportunoagregar algunas palabras relativas á la crónica de las ex-plotaciones de las canteras que hemos descrito geológica-mente, habiendo tomada nuestros datos del Archivo Gene-ral y Público de la Nación. Dijimos ya, por lo que hace á la formación general dela región, que, antes de estar surcada ó dividida por lasinnumerables barrancas determinadas por el efecto persis-tente y prolongado de la erosión, toda la vertiente consti-tuía un solo plano inclinado en la dirección de las cumbresde la sierra hacia la cuenca de México, y que la constitucióngeológica del material de todo ese plano es casi enteramen-te uniforme, cosa que se puede observar más todavía lo-calizando el examen, por ejemplo, en la barranca ó cañadade Totolinga, pues la misma constitución se encuentra enla ladera ó loma de la derecha que en la de la izquierda,respecto del arroyo del mismo nombre, siendo enteramenteanáloga la canteria que se extrae de la cantera de un ladoque de la del otro. La de la derecha, al entrar en la caña-da, siguiendo primeramente una dirección de oriente á

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33poniente y después de Norte á Sur, se abrió ó se empezóá trabajar evidentemente, muy pocos años después del I.°de Febrero de 1567, en que se otorgó una merced de trescaballerías de tierra al relator D. Gonzalo Cano Moctezu-ma, contando, por lo tanto, esa cantera más de tres siglosde abierta, á juzgar por el avance del talud, á partir dellecho del arroyo y por la inmensidad del azolve acumula-do, y siendo esa misma cantera la que perteneció despuésal pueblo de San Lorenzo Totolinga, según lo demuestranlas diversas diligencias que obran en los varios litigios quedicha agrupación sostuvo durante luengos años con la Igle-sia Catedral de México. La cantera de la izquierda, abier-ta algunos años más tarde que la anterior, se labró en elterreno de dos caballerías de que se hizo merced en 1604á D. Juan de Amarillas, y esta segunda cantera, según losmismos litigios á que nos referimos, fué la que pertenecióá la citada Iglesia Catedral, circunstancia que todavía seacredita más, hasta por la clase de la pierdra empleada enese edificio, enteramente igual á la de los taludes de lasegunda cantera, más dura y más compacta que la que seextrae de la de San Lorenzo. Debe comprenderse la enor-midad de la extracción, si se toma en cuenta que casi todoslos edificios de la ciudad de México han sido construidoscon material extraído de esas canteras, y lo antiguo de suapertura, ó comienzo de la explotación, si se considera quemuchos de los edificios mencionados cuentan más de dossiglos de existencia. Por lo que respecta á las canteras, propiamente de laHacienda de Echagaray, comprendidas dentro de los lin-deros de dicha finca, han sido explotadas por sus propie-

Tomo 1.-3.

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34tarios, y aun cuando no se puede precisar tanto, como su-cede con las de San Lorenzo, la fecha del principio de laexplotación, lo antiguo de los títulos de la Hacienda, loamplio de los rebajes en los sitios de las canteras y por nodejar, hasta la circunstancia de que el mismo pueblo deSan Lorenzo, antes que en el sitio que hoy ocupa, se hallóubicado en la barranca de Tenantongo, propiedad de laHacienda referida, todo junto demuestra que también esascanteras han sido trabajadas desde hace poco más ó menosdos siglos.

EZEQUIEL ORDÓÑEZ.AGUSTÍN M. LAZO.

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Boletín de la Sociedad Geológica. Tom. 1, lám. III.

Acueducto de Los Remedios