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22/11/2015 Bor ges Habl a de Kafka http://www.lamaquinadeltiempo.com/Kafka/borgeskafka.htm 1/2  Jorge Luis Borges Habla del Mundo de KAFKA   La Metamorfosis: Franz Kafka. Año 1991. Páginas: 130. Editorial Orión, Argentina. En una edición de La Metamorfosis de editorial ORION, Borges nos cuenta los temas de la obra de Kafka y su modus operandi. Trancribimos aquí la primera parte de ese magnífico ensayo.  Habla un discípu lo de Kafka, un tardío discíp ulo de Kafka, pero que sig ue sintién dolo y agradeciendo lo mucho que él le ha dado y lo poco que él ha podido hacer con ese espléndido regalo de su obra. Quiero examinar aquí dos temas de Kafka, el "laberinto" y la "empresa imposible", pero antes quiero decir unas palabras sobre el modus operandi de Kafka, sobre lo que los escolásticos llamaron el "regregresus in infinitum" y que es un proceso intelectual bastante común tratándose de etiología o metafísica, pero raro tratándose de literatura y podríamos decir que fuera de algunos precursores, que de algún modo fueron inventados por él, fue inaugurado por Kafka.  Y quiero recordar a mi amigo Carlos Mastronardi, el gran poeta de Entre Ríos, ¿por qué de Entre Ríos? El gran poeta de la patria y del mundo. Yo recuerdo que él había iniciado la lectura de El proceso y me dijo lacónicamente: "Franz Kafka, Zenón de Elea". Y ahora se preguntarán ustedes qué es el "regresus in infinitum", para mí una de las grandes innovaciones de Kafka: es un proceso lógico, conocido por los escolásticos. Comenzaré por uno de los ejemplos más amenos de este método y tema de Kafka. El "regresus in infinitum" puede ilustrarse, creo que del modo más vívido posible, mediante las paradojas de Zenón de Elea, que dijo que si creíamos en la realidad del tiempo como hecho de instantes y la del espacio como hecho de puntos, el transcurso del tiempo y el movimiento son imposibles, e ilustra esto mediante varias paradojas que fueron refutadas por Aristóteles y comentadas por toda la filosofía después, pero recordaré dos simplemente, ya que en ellas se ve claramente cuál es el modo de Kafka y me permite recordar a mi padre.  Mi padre —yo tendría 9 o 10 años entonces—, en una casa por las orillas de Palermo una noche después de comer me mostró el tablero de ajedrez y me dijo, señalándome las casillas: Vamos a poner a una persona que está en esta casilla -y me señaló la casilla de la torre, la de la izquierda y quiere ir a la casilla de la derecha. Pues bien, tendría que pasar antes por la casilla de la reina. Yo dije, naturalmente, que sí. Y él me dijo: Pero antes tendrá que pasar por la casilla del caballo. Yo afirmé nuevamente. Y él me dijo: Bueno, aquí tenemos 8 casillas, ya que se trata de 64 casillas, que forman el tablero. Supongamos un tablero más largo, con un número indefinido de casillas. Para llegar de la primera a la última habrá que pasar por todas las casillas intermedias. Dije que sí y él me dijo: Muy bien, pero entonces, antes de llegar a la meta habrá que pasar por la casilla del medio, antes por la del medio del medio, antes por la del medio del medio del medio y así sucesivamente, es decir, que no se llegará nunca de una casilla a otra. Y no mencionó el nombre de Zenón de Elea, no me dijo que estaba exponiendo la ilustre paradoja de la filosofía griega, porque mi padre era profesor de psicología y sabía que son más importantes los hechos que las fechas y los nombres de quienes los inventaron. De modo que me dejó con esa perplejidad y luego de unas noches me preguntó si había oído la historia de la carrera de Aquiles y la tortuga. Dije que no, y me divirtió la idea de una carrera entre Aquiles, el de los pies ligeros, símbolo de rapidez y la tortuga, la morosa tortuga, símbolo de lentitud, y dije que me gustaría oír eso. Bueno, dijo, una vez corrieron una carrera Aquiles y la tortuga. Aquiles le dio a la tortuga 100 metros de ventaja, lo cual es justo, dado lo moroso de la tortuga y lo lento de sus hábitos. Muy bien, Aquiles recorre los 100 metros mientras la tortuga recorre 1 metro. Me preguntó si la cuenta estaba bien sacada, él sabía que lo estaba y le dije que sí.

Borges Habla de Kafka

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22/11/2015 Borges Habla de Kafka

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Jorge Luis Borges Habla del Mundo de KAFKA

  La Metamorfosis: Franz Kafka. Año 1991. Páginas: 130. Editorial Orión, Argentina.En una edición de La Metamorfosis de editorial ORION, Borges nos cuenta los temasde la obra de Kafka y su modus operandi. Trancribimos aquí la primera parte de esemagnífico ensayo.

  Habla un discípulo de Kafka, un tardío discípulo de Kafka, pero que sigue sintiéndoloy agradeciendo lo mucho que él le ha dado y lo poco que él ha podido hacer con eseespléndido regalo de su obra.Quiero examinar aquí dos temas de Kafka, el "laberinto" y la "empresa imposible", peroantes quiero decir unas palabras sobre el modus operandi de Kafka, sobre lo que losescolásticos llamaron el "regregresus in infinitum" y que es un proceso intelectualbastante común tratándose de etiología o metafísica, pero raro tratándose de literaturay podríamos decir que fuera de algunos precursores, que de algún modo fueroninventados por él, fue inaugurado por Kafka.  Y quiero recordar a mi amigo Carlos Mastronardi, el gran poeta de Entre Ríos, ¿por qué de Entre Ríos? El gran poeta de la patria y del mundo. Yo recuerdo que él habíainiciado la lectura de El proceso y me dijo lacónicamente: "Franz Kafka, Zenón deElea". Y ahora se preguntarán ustedes qué es el "regresus in infinitum", para mí una delas grandes innovaciones de Kafka: es un proceso lógico, conocido por losescolásticos. Comenzaré por uno de los ejemplos más amenos de este método y temade Kafka. El "regresus in infinitum" puede ilustrarse, creo que del modo más vívidoposible, mediante las paradojas de Zenón de Elea, que dijo que si creíamos en larealidad del tiempo como hecho de instantes y la del espacio como hecho de puntos, eltranscurso del tiempo y el movimiento son imposibles, e ilustra esto mediante variasparadojas que fueron refutadas por Aristóteles y comentadas por toda la filosofíadespués, pero recordaré dos simplemente, ya que en ellas se ve claramente cuál es elmodo de Kafka y me permite recordar a mi padre.  Mi padre —yo tendría 9 o 10 años entonces—, en una casa por las orillas de Palermouna noche después de comer me mostró el tablero de ajedrez y me dijo, señalándomelas casillas: Vamos a poner a una persona que está en esta casilla -y me señaló lacasilla de la torre, la de la izquierda y quiere ir a la casilla de la derecha. Pues bien,tendría que pasar antes por la casilla de la reina. Yo dije, naturalmente, que sí. Y él medijo: Pero antes tendrá que pasar por la casilla del caballo. Yo afirmé nuevamente. Y élme dijo: Bueno, aquí tenemos 8 casillas, ya que se trata de 64 casillas, que forman eltablero. Supongamos un tablero más largo, con un número indefinido de casillas. Parallegar de la primera a la última habrá que pasar por todas las casillas intermedias. Dijeque sí y él me dijo: Muy bien, pero entonces, antes de llegar a la meta habrá que pasar por la casilla del medio, antes por la del medio del medio, antes por la del medio delmedio del medio y así sucesivamente, es decir, que no se llegará nunca de una casillaa otra. Y no mencionó el nombre de Zenón de Elea, no me dijo que estaba exponiendola ilustre paradoja de la filosofía griega, porque mi padre era profesor de psicología ysabía que son más importantes los hechos que las fechas y los nombres de quienes losinventaron. De modo que me dejó con esa perplejidad y luego de unas noches mepreguntó si había oído la historia de la carrera de Aquiles y la tortuga. Dije que no, y medivirtió la idea de una carrera entre Aquiles, el de los pies ligeros, símbolo de rapidez yla tortuga, la morosa tortuga, símbolo de lentitud, y dije que me gustaría oír eso. Bueno,dijo, una vez corrieron una carrera Aquiles y la tortuga. Aquiles le dio a la tortuga 100metros de ventaja, lo cual es justo, dado lo moroso de la tortuga y lo lento de sushábitos. Muy bien, Aquiles recorre los 100 metros mientras la tortuga recorre 1 metro.Me preguntó si la cuenta estaba bien sacada, él sabía que lo estaba y le dije que sí.

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Muy bien, me dijo, recorre ese metro en tanto que la tortuga recorre 1 centímetro. Yodije que sí, si Aquiles corre cien veces más ligero que la tortuga. Desde luego, me dijo, Aquiles recorre entonces ese centímetro, y la tortuga mientras tanto ha recorrido unmilímetro. Y así siguen, de modo que Aquiles nunca podrá alcanzar a la tortuga. Puesbien, esto ha sido discutido después por Poincaré, por Bergson, por Bertrand Russell,por Stuart Mill, antes por Aristóteles, antes quizás por todos los filósofos y es realmenteun argumento serio contra el hecho de que si el tiempo se compone de instantes y elespacio está hecho de puntos, una cantidad cualquiera no puede agotarse. Eseargumento lo aplicó William James. En sus Elementos de Psicología James dice:Vamos a suponer un cuarto de hora. Pero antes de que un cuarto de hora pase, tienenque pasar siete minutos y medio, pero antes tienen que pasar tres minutos y unafracción, y antes de que pase la fracción tiene que pasar otra, pero como el número defracciones es infinito resulta que se saca como consecuencia que no puede pasar nunca un cuarto de hora. Pero curiosamente, cuando Zenón de Elea formulaba esasparadojas en Grecia cinco siglos antes de la era cristiana, un pensador chino, Lie Tsula formulaba en China bajo la forma de una leyenda, una forma que hubiera complacidomás a Kafka. Lie Tsu habla del cetro de los reyes de Liang y supone que ese cetro esheredado por cada sucesor de la dinastía. Cada uno tiene que cortar la mitad del cetro,que no es excesivamente largo, pero como nunca se llegará a la mitad de la mitad de lamitad de algo la dinastía es infinita, es decir, exactamente el mismo procedimiento de Aquiles y la tortuga y de aquella otra del tablero, que muestra la imposibilidad de queun móvil llegue a la meta. Ahora bien, ese procedimiento que se llama "regresus ininfinitum" fue aplicado para refutar pensamientos, muchas veces lógicamente, peroKafka fue el primero, o uno de los primeros, que lo aplicó a la literatura.

 

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