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ERNESTINA BADAL * Bosques, campos y pastos: el potencial económico de la vegetación mediterránea La infroduCó()1I de lo tecnología Neolítica en Europa supuso cambios impo/"tallles en lo social, económico y IIIcdio(llllbiell{(d. En los yaci- mien/os arqueológicos se encuentran. eDil frecuencia y abundancia, resTOS de //ladera carboni zados. el estudio de elfos (ammcología ) per- mire cO/locer los paisajes vegetales del pasado. En trabajo presentaremos el paisaje I'cgeral de fa prill1era ocupación neolírica en el Medirerr(¡IICO; así como las transformaciones que se jitClV1l sucediendo a medida que se introdl/cen il/I/ovaciones tecnológicas u especia- lización de aclividades prodllctil'Gs en III/a :;ona . Palabras Claves: Neolítico. Mediterráneo. Paisaje vegetol. Anr/"acologío. INTRODUCCIÓN La introducción de la tecnología neolítica en Europa su- puso cambios importantes tanto en lo social como en lo eco- nómico y medioambientaL Estos cambios han sido catalo- gados de revolucionarios po r muchos autores y lo son en muchos aspectos. A partir del neolítico los grupos humanos van a desarrollar tecnologías cada vez más pote nt es, de tal modo quc en el Neolítico vamos a asistir a la transformación del paisaje natural en paisaje rural. El termino de paisaje, desde la Edad Media es tuvo li- gado a la Historia del Arte y se refería a la plasmación esté- tica de un espacio. En dicha representación se podía incluir seres humanos aunque lo propio era la captación artística de la Naturaleza. Desde los años 60, y co mo toma de concien- cia de los problemas medioambientales, el termino paisaje pasó a utilizarse en di stintas ciencias. Desde entonces, dicho vocablo se desprende de la carga subjetiva que llevaba su de s- arrollo hi stórico ligado al arte. La ciencia del paisaje aparece dentro de la Geografía fí- sica, y su objetivo es el estudio global del espacio. El paisa- je, tal como lo definió G. Bertrand (1968) "es una porción de espacio caracterizado por un tipo de combinación dinámi- ca, por consiguiente inestable, de element os geográ fi cos di- ferenciados -elementos físicos, biólicos y antrópicos- que actuando di alécticamente unos sobre otros, hacen del paisa- je un conjunto único e indisoluble en perpetua evolución, tan- to bajo el efecto de las interacciones entre los elementos que lo cons tituyen, como del efec to de la dinámica propia de cada uno de estos elementos considerados separadamente". El paisaje prehistórico 10 conocemos por medio del aná- lisis de sus componente, aunque no siempre se detectan to- dos en el regis tro arqueológico. Elementos fís ico s, ele- mentos bióticos, hombre y actividad productiva son variables que actúan en el ti empo y en el espacio, sus res- tos nos permiten conocer, localizar y va lorar los distintos siste mas, caza d ores-reco lectores o agrarios, existentes en la prehistoria (fig. 1). Las sociedades cazadoras-recolectoras tienen poco po- tencial tecnológico para modificar su entorno, de tal modo qu e los paisajes son modelados esencialmente por los fac- tores físico-climáticos. Los grupos cazadores - recolectores han demostrado una gran facilidad de adaplación a los dife- rentes medios nuwrales, así que su distribución incluye prác- ticamente todas las regiones biogeográficas del globo. desde el Ecuador hasta el circulo Polar. " Departament de Prehistoria i d'Arqueología. Universitat de Valencia. Blasco Ibáiíez. 28. 46010 Valencia. E-mail: [email protected] 129

Bosques, campos pastos: el potencial económico de la

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Page 1: Bosques, campos pastos: el potencial económico de la

ERNESTINA BADAL *

Bosques, campos y pastos: el potencial económico de la vegetación mediterránea

La infroduCó()1I de lo tecnología Neolítica en Europa supuso cambios impo/"tallles en lo social, económico y IIIcdio(llllbiell{(d. En los yaci­mien/os arqueológicos se encuentran. eDil frecuencia y abundancia, resTOS de //ladera carbonizados. el estudio de elfos (ammcología ) per­mire cO/locer los paisajes vegetales del pasado. En e~·te trabajo presentaremos el paisaje I'cgeral de fa prill1era ocupación neolírica en el Medirerr(¡IICO; así como las transformaciones que se jitClV1l sucediendo a medida que se introdl/cen il/I/ovaciones tecnológicas u especia­lización de hü aclividades prodllctil'Gs en III/a :;ona.

Palabras Claves: Neolítico. Mediterráneo. Paisaje vegetol. Anr/"acologío.

INTRODUCCIÓN

La introducción de la tecnología neolítica en Europa su­puso cambios importantes tanto en lo social como en lo eco­nómico y medioambientaL Estos cambios han sido catalo­gados de revolucionarios por muchos au tores y lo son en muchos aspectos. A partir del neolít ico los grupos humanos van a desarrollar tec nologías cada vez más potentes, de tal modo quc en el Neolítico vamos a asistir a la transformación de l pa isaje natural en paisaje rural.

El termino de paisaje, desde la Edad Media estuvo li­gado a la Historia del Arte y se refería a la plasmac ión esté­tica de un espacio. En dicha representación se podía incluir seres humanos aunque lo propio era la captación artística de la Naturaleza. Desde los años 60, y como toma de concien­cia de los problemas medioambienta les , el termino paisaje pasó a utilizarse en di stintas ciencias. Desde entonces, dicho vocablo se desprende de la carga subjetiva que llevaba su des­arrollo hi stórico ligado al arte.

La ciencia del paisaje aparece dentro de la Geografía fí­sica, y su objetivo es el estudio global del espacio. El paisa­je, tal como lo definió G. Bertrand (1968) "es una porción de espac io caracterizado por un tipo de combinación dinámi-

ca, por consiguiente inestab le, de elementos geográ fi cos di­ferenciados -elementos físicos , biólicos y antrópicos- que actuando di alécticamente unos sobre otros, hacen del paisa­je un conjunto único e indisoluble en perpetua evolución, tan­to bajo el efecto de las interacciones entre los elementos que lo cons tituyen, como del efec to de la dinámica propia de cada uno de estos elementos considerados separadamente" .

El paisaje prehistórico 10 conocemos por medio del aná­lisis de sus componente, aunque no siempre se detectan to­dos en e l reg istro arqueológico. Elementos físicos, e le­mentos bióticos, hombre y actividad productiva son variables que actúan en e l ti e mpo y e n e l espac io, sus res­tos nos permiten conocer, localizar y va lorar los distintos sistemas, cazadores-recolectores o agrarios, existen tes en la prehi storia (fig. 1).

Las sociedades cazadoras- recolectoras tienen poco po­tencial tecnológico para modificar su entorno, de tal modo que los paisajes son modelados esencialmente por los fac­tores físico-climáticos. Los grupos cazadores - recolectores han de mostrado una gran facilidad de adaplación a los dife­rentes medios nuwrales, así que su distribución incluye prác­ticamente todas las regiones biogeográficas del globo. desde el Ecuador hasta el circulo Polar.

" Departament de Prehistoria i d'Arqueología. Universitat de Valencia. Blasco Ibáiíez. 28. 46010 Valencia. E-mail: Ernestina.badal @uv.es

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Page 2: Bosques, campos pastos: el potencial económico de la

ERNESTINA BADAL

CLIMA

PA ISAJE COMPONENTE FÍSICO \.- '-+ ARQUEOLÓG ICO ¡.- ---+/COi\1PONENTE BIÚTICO

Relieve ; FAUNA FLORA

Sedimentos Minerales COM PONENTE H UMAN~ Caza Recursos

Ganados Cultivos Sucios Rocas Organización del hábitat y

Agua el espacio Distribución y evolución Artefactos de las especies

/sI Hidrología Gcologia!J~ Tecnología

/ Zoologia BotániCí~ Alimentación Scdimcntología Gco morfología Sa lud Economía Ecología

MEDIO AMB IENTE Restos humanos MEDIO AMBIENTE / MATER IAS PRIMAS Componente simbólico RECURSOS

I/ }prchistoria Antropología

Ar<IUCOIOgí.:\ Etnografía Figura l .

\ SISTEMA SOClO-CUL TURAL

Esquema de los elementos del paisaje arq ueológico .

LA VEGETACiÓN MED ITERRÁNEA

PERIODO CLIMA FLORA

Plioceno (5 MAl

1

_ Cálido y húmedo _ Laurisi lva Pa lmaceas

Pleistoceno ( 1,8 M.A. ) _ Ciclos glaciares _ 1 Sequía estival

Holoceno (10000 años) ----+ Cálido y seco

Exótica s : Zelkova , Carya, e tc. Pocas Mediterráneas

Perdida de Flora Estepas: Alemisia, Quenopodiaceas Bosques de Q/fercl/s Pinos

Flora actual

t Sequía + Luz + Suelo + Fuego + Otros _ VEGETACiÓN MEDITERRÁNEA

Fi gunJ 2. Esquema simpli­ficado de la evolución de la vegetación mediterrá­nea en los últimos 5 millo­nes de años.

En las sociedades agropecuarias la intervención humana

en el medio es activa, acumulativa y creciente a medida que

se int roducen innovaciones tecnológicas, de lal modo, que

podemos hablar de una domesticación del paisaje . A mayor

tecnología mayor capacidad de modificar el medio natural. Los grupos humanos al realizar una act ividad agraria, ut ili ­

za un espacio y lo transforma mediante el desarrollo de téc­

nicas que le permi ten culti var plantas y criar an imales. Con

las sociedades neolíticas e l elemento natural y el elemento

humano se interrelacionan en el espacio agrario. por tanto el

paisaje rural será el resul tado de acciones recíprocas entre el paisaje primitivo (natural) y el paisaje modificado (fig. 3) .

Los agricultores neolíticos debieron afrontar los condi­

cionantes naturales de las di st intas regiones biogeográficas

mediterráneas, e incl uso dentro de etlas las situaciones son

130

muy dife rentes en función de la latitud y la altitud. La re ­

gión Medi terránea tiene una ecología particular re sultado

de milen ios de evoluc ión y en ell a nos vamos a cen trar en

los siguientes apartados.

LA VEGETACIÓN MEDITERRÁNEA

Las condiciones típi camente mediterráneas se dan en

la franja latitudi nal comprendida entre los 30 y 44° de am­

bos hemisferios , aunque aq uí nos cen traremos en la cuen­

ca norte del mar Mediterráneo. Así pues , la reg ión medi­

terránea se encuentra entre las zonas desérticas subtropicales y las zonas húmedas de las latitudes medias. Las co ndi ­

c iones cl imát icas de l Mediterráneo son duras debido a los

Page 3: Bosques, campos pastos: el potencial económico de la

BOSQUES, CA MPOS y PASTOS: EL POTENCIAL ECO NÓM ICO DE LA VEGETACIÓN MEDITERRÁNEA

veranos secos que padece , resu lt ado del cambio estaciona l

en la posición de la zona de altas presiones s ituadas a los

20" de lat itud norte y que se des pl aza hacia el norte en la

estac ión esti val, esto hace que los meses de verano sean se­

cos y ca lu rosos. E l fu ego es un riesgo frecuente en ese pe­

riodo de l año.

En Europa, e l clima mediterráneo se empieza a detectar

en e l tránsito Plioceno - Pleistoceno y se afianza en este úl ­

timo. En líneas genera les e l Pl ioce no es un periodo cá lido y h úmedo, incl uso gran parte de Europa gozó de unas condi­

ciones ambientales subtropicales y la cobertura fo resta l fue

densa y divers ificada. No obstante, en e l Plioceno se produ­

ce una deterioración climá tic a progresiva. esto provocará la

desaparición de la flora exótica (Lauraceae, Taxodiaceae, Zel­kvva, Carya, e lc.) y un afianzamiento de las mediterráne as

o las eurosibcrianas dependiendo de las regiones (fig. 2). En

los yacimientos catalanes plio-ple istocenos hay una buena re­

presentac ión de espec ies de la laurisilva , de las taxodiaceas y

de laxa exóticos (Zelkova) que ind ican un cl ima cálido y hú­

medo, aunq ue matizado por la presencia de las espec ies me­

diterráneas (Qtlerws fagil/ea) que marcan un cierto ritmo es­

tacional de las precipitaciones (Leroy, 1990; Ro iron, \983 ,

1992; Suc y C ravatte , 1982).

A lo largo del Pleistoceno inferior se observa que un fuer­

te enfriam iento en el norte de Europa provoca en el Medite­

rráneo un aumento de la aridez da ndo lugar a la s es tepas .

Mien tras que duranle los periodos templados en el norte , en

el sur se produce un aume nto de las prec ipitaciones con el

consiguient e desarrollo del bosques caducifolio mediterrá­

neo. La ex tensión de las plantas mediterráneas se produce ge­

ne ra lmente durante los periodos de trans ición. es decir, du­

rante los periodos de desequil ibrio.

Los bosques de caduc ifolios se empobrec ieron a lo la r­

go del Plei stoceno, además perdieron es pecies exóticas co­

mo las Palmaceae de las cuales solamen te queda el palmi ­

to (Chall/aerops I/l/I/Iilis). A partir del Pleistoceno med io

(800.000 años) e l ritmo de las oscilaciones climáticas será

cada vez más rá pido , el frío de los periodos glaciares cada

vez más intenso y los óptimos té rmi cos se rán más húmedos

(fig. 2). Gracias a la secuenc ia de Tenaghi Phillipon de Ma­

cedonia (Grec ia ) se observa la alternancia de fases áridas y

fría s carac teri z.adas por estepas de Anemisia y quenopo­

diaceas y fases templadas más húmedas con el desarrollo

de bosques med iterráneos de QuerClls. Los pinos abundan

al principio y al fin a l de los c iclos . E l inicio de los c iclos

g lac ia res se caracte ri zan por el au men to de Pis/acia que

es e l test imoni o claro de un c lima mediterráneo con se­

quía estival (Van derWiel y Wijmstra, 1987; Wijmstra, 1969;

Wijmstra el alii, 1990). Desde e l Tardiglaciar ( 15000 BP) se produce un paula­

tino aumento de las te mpe raturas y de la humedad, con el

consigu iente ret roceso de los casquetes glaciares y subida

Piso biodimático T m M H Tennomeditcrráneo 17 a 19°C 4 a JOoC 14a 18°C XII - 11 Mesomediterráneo 13 a ITC -1 a -4"C 9 a 14"( X - IV SUQramediterráneo 8 a IJ°C -4a - l"C 2 a 9"( IX - IV Oromediterráneo 4 a 8°C -7 a O a 2"C 1 - XII Altimediterr{meo T (4°C m (-7°C M ( QoC 1- XlI

Cuadro l . Pi sos bioclimáticos de la región meditcrnínea. Donde T = temperatura media anual. m = !emperalur<l rnedia de las mínimas del mes más frío . M = temperatura media de las miÍximas del mes más frío. H = meses que estadísticamente pueden ocurrir heladas (I enero - XII diciembre).

Tieos de Ombrodima Precil!itación media anual (P)

Árido P (200 mm

Semi árido P : 200 350 mm

Seco P : 350 - 600 mm

Subhúmedo P : 600 1.000 mm Húmedo P : 1.000 - 1.600 mm

Hiperhllllledo p ) 1.600 mm

Cuadro 2. Tipos de ombloclimas en la región mediterránea, donde siempre hay ulla estación seca que coincide con el verano. inde­pendientemente de la media anual de precipitaciones.

del nivel del mar, estos procesos parecen culmina r. ya en el

Holoccno, ent re e l SODa y e l 6000 BP. Los cambios climá­

ticos afectaron a todas las latitudes y altitudes, en conse­

cue ncia alteraron el componente biótico de Eu ropa. En la

zona de latitudes medias , a finales del Plei stoceno y prin­

c ipios del Holoce ll o se produce ext inciones y/o migracio­

nes de fauna y flora en sentido s ur-norte y desde las tie­

rras bajas hacia las altas. Este movimien to de la flora marca

una di námica progres iva que va desde formacione s vegeta­

les estépicas y relativamente frías, propias de suelos pobres,

hasta las formaciones fo restales más cál idas propias del cli­

ma en el Holoceno.

El establec imiento de la flora medi terránea puede haber

respondido a la aparición de las condiciones mediterráneas

en e l Pleistoceno. Los datos polínicos indican claramente

que algunas especies fueron eliminadas a medida que se in­

tens ifi ca e l régi men eSlac ional de las prec ipit ac iones. Otras

especies evo lucionaron bajo factores de presión como la luz,

e l déficit híd rico, la falta de nutrie ntes en e l sue lo, el fue­

go, e tc . (fig . 2).

En e l proceso de evoluc ión las plantas mediterránea

desarro ll an hojas coriáceas perennes en respuesta al estrés

hídrico o a los bajos nutrientes de l suelo. Como respuesta

a la alta e in tensa luminosidad los arbustos medite rráneos

han desarro ll ado hojas pequeñas, con cut ícu las ' duras. Los

131

Page 4: Bosques, campos pastos: el potencial económico de la

ERN ESTI NA BADAL

LA PRlMERA OCUPACIÓN AC RARlA

Paisa'e Natural _Paisaje Humanizado

~~~,-----------II"L::;a:...oG

ie"s tCoi o,,' 1",11 De m O gra fí a

. -----___ Tecnología

IPai sae Rurail

Tiempo de ocupación Formas de organizac ión

~~.---- ~ ----~~~ I Zona Silvícolal IZona Agraria I IZona de Poblamiento!

BOSql~S, Matorra les Zona húmedas

Cam;os y Pastos Cuevas ; Aldeas

""'/ I POLl VALENC IA DEL ES PACIO ACRARlq Figura 3: Esquema de la génesis del paisaje rural.

eSlornas1 están general mente encerrados en puntuaciones so· brc la parle inferior de la hoja , la obertura además está redu­cida por pelos o secreciones. Ante la frecuencia de los fuegos naturales. la vegetaclón mediterránea ha evolucionado dando

gruesas cOltezas que les protegen como el alcornoque. el pino piñonero, elc. o desarrollando raíces profundas y con capaci­dad de rebrotar después elel incendio como el madroño (A,.·

blfltls IIlIedo). e l aladierno (Rhallllllls alarenllls), la coscoja (QllerclIs coccifera), el palmito (Chamacmps I/l/milis), etc. Fi­nalmente, algunas plantas anuales, llamadas pirófitas, se be­nefic ian de la acc ión del fuego, ya que colonizan los espac ios abierlos por e l fuego al tener semi llas con alta capacidad de germinac ión después del fuego, como por ejemplo los gamo­nes (A.\pllOdellls). Así pues. las plantas mediterráneas están adaptadas a los fuegos naturales e incluso algunas lo necesi­tan pam mantener un crecimiento vigoroso.

En defini ti va, a lo [argo del Pleistoceno la vcgelación me­diterránea se adaptó a [os condicionantes físico - c[imá ti ­

cos imperantes en cada momento y región , pero a partir de l Holoceno, tuvo un factor nuevo de presión: las soc iedades campesinas que intervendrán directamente sobre el medio vegetal. Esta vegetac ión tiene un potencial económico im­portante para las sociedades campesinas, donde son tan im­

portantes los bosques como los campos y los pastos. Actua lmente, en la región mediterránea se distinguen c in­

co pisos ' biocl imáticos (Rivas-Maninez, 1987), cuyas ca­

racterísticas térmicas se pueden ver en el cuadro I y los tipos lluvias en el cuadro 2.

Esta configuración biogeográfica se alcanzó, probable­mente, hace unos 8000 años, es decir, en el Boreal. Los ca m-

132

bios climáticos acaecidos entre finales del Pleistoceno y prin­cipios del Holoceno acarrearon un desplazamie nto latitudi ­nal y altitudina l de los pisos bioclimáti cos y precedieron a

los cambios cul turales que supuso la introducción de la agri ­cu ltura y la ganadería durante el Neolítico.

LA PRIMERA OCUPACIÓN AGRARIA

La ocupación agraria de Europa se inicia cuando los cam­bios cl imáticos del transito Pleistoceno - Holoceno habían concluido, por tanto la configuración biogeográfica de la re­gión Med iterránea, sería similar a la ac tual aunque los pai ­

sajes vegetales serían diferentes. Aquellos paisajes están uni ­dos a los actuales por milenios de actividades ag rarias en la vieja Europa. No entraremos en los modelos de neolitización yil que son objeto de otros trabajos en es te vol umen, simple· mente apuntar que las tesis difusiolli sta s están amp li ame nte aceptadas y empíricamente probadas (A l11llll11ennan y Ca­valli -Sforza, 1984; Dernabeu, 1999: Fortea el alft", 1987; Mar­

tí y Juan-Cabanilles, 1997). En este trabajo trataremos de los paisajes rurales del ne­

olítico mediterráneo a part ir de la madera y leña ca rboni za­da recuperadas en yacimientos arqueológicos. La ano·acolo­gía se basa en e l a náli sis anatómico de cada fragmento de carbón para identificar la familia, el género y. cuando es po­sible. la especie vegetal a la que pertenece cada c<trbón. La all­{racología tiene una doble final idad: acercarnos al paisaje ve­

getal prehistórico y a los grupos hUlllanos que lo geslionaron con di stintos propósitos.

Page 5: Bosques, campos pastos: el potencial económico de la

BOSQUES. CAMPOS y PASTOS, EL POTENCIAL ECONÓMICO DE LA VEGETACiÓN MEDITERRÁNEA

Cava de les Cendres: 6730±80 BP Piana di Curinga: 6930±60 BP

_ Tem{on"di¡",im,o 1::: : : : :1 Mesomeditcrráneo t~~·:~~~i

Cueva de Nerja: 6420±60 BP

Ri he "

En la génesis y evolución del pa isaje rural debemos te­

ner en cuenta varios factores (lig. 3):

1.- Factor demográfico. La densidad demográfica de un

espacio incide directamente sobre las transformaciones del

paisaje . Efectivamente. tanto los grupos cazadores - reco­

lectores como los agrícolas amplían su intervención en el pai­

saje a medida que aumentan demográficamente e intensifi­

can la producción. En general, la ex tens ión transformada está

en relación con la densidad demog ráfica. Este factor, lo po­

demos observar en nuestra propia sociedad, efectivamente,

Knossos

Figura 4. Formaciones ve­getales utilizadas en la pri­mera ocupación agraria en los yacimientos situados ac­tualrncntc en el piso biocli ­rnático termorncditerráneo

el paisaje rural tradicional está en vías de desaparición, por

un lado se convierte en paisaje urbano o industrial , y por otro,

los pueblos y campos abandonados son absorbidos por la re­

generación forestal.

2.- Tecnología empleada por el grupo humano. Los gru­

pos neolíticos desde el principio poseen unos medios de pro­

ducción capaces de intervenir y modifi car el pa isaje natu­

ral. Desde la agricultura de laya y azada hasta la introducción

del arado y el regadío se suceden etapas de tra nsformación

del paisaje donde el principal agen te modificador pudo ha-

133

Page 6: Bosques, campos pastos: el potencial económico de la

ERNESTINA BADA L

be!" sido el fuego. El fuego debió ser ut ili zado tanto por los

agricu ltores para abrir campos como por los pastores para po­tenciar los pastos. En ambas actividades, el fuego ti ene ven­tajas inmediatas y es muy dañino a largo plazo.

3.- El tiempo y modo de ocupación de un espacio. Si los grupos hUlllanos lo habitan durante largos periodos pue­

de que se observe unos cambios debidos a la combinación de fa' lores naturales y humanos.

4.- Factores medioambientales. Aunque las actividades agrícolas hayan ten ido la misma in tensidad en todas las re ­

giones. su impacto medioambiental no se ha reflejado de la misma manera en todos los lugares debido a los distintos fac­lOres climá ti cos. y lal vez. también a los di stintos modos o tradiciones en la gestión del medio. La región med iterránea tiene un equ ilibrio ecológico frágil. Los largos pcriodos dc sequía no facilita la regeneración forestal yel rég imen de pre· cipi taciones. marcadamente estacional, potencia la perdida de l suelo cuando caen lluvias torrenciales.

Cuando los g rupos neolíticos se instalan en Europa prac· tican una economía plenamente agrícola, su sistema de sub­sistencia se basa en la agricultura y la ganadería, que se com· pie menta con la pesca, la caza y la recolección. Es difícil eva luar la importancia re lativa de cada una de esas ac ti vida· des dentro de la economía pero es evidcnte que para cada una de esas ac tividades se destina un cspacio concreto.

Como ya dijimos anteriormente. cuando los campesi nos neolíticos ocupan un espacio por primera vez se encuentran con la vegetación c límax del Holoceno que varían según e l piso biocl imático. En cada piso habrá unas fo rmaciones pe· cuJiares pero en princ ipio es el óptimo de la vegetac ión y el clima. La primera etapa de ocupación agrícola de un terri· to rio se puede caracterizar por una poliva lencia del espacio, es decir. alrededor de los hábitat se realizan IOdo tipo dc ac· tividades económicas (tig. 3).

LA PR IMERA OCUPACIÓN AGRíCOLA DEL PISO 8/0·

c L/MAnco TERMOMED1TERRÁNEO

Aceptando e l modelo de difusión del neolítico, la primera ocupación agraria de las zonas bajas· desde el nive l delmélr hasta los 400 m de altitud y al sur del paralelo 40 N . no se· rá contemporánea en todas las regiones del Medi terráneo y mostrará una gradac ión cronológica este - oeste, pero sí ob· servaremos la misma características medioambientales des· de oricnte hasla occiden te. Ent re otros yacimientos. nos ba· saremos en los resu ltados ant raco lógicos de Knossos (Creta), Piana de Curi naga (Calabria) (P·2946: 6930±60 BP), la Co· va de les Cendres (País Valenciano) (Beta· 75220; 6730±80 BP. 5650·5570 ca l. BC I s) y crja (Andalucía) (Ly·52 18: 6420±60 Br. 5480· 5240 cal BC) (A mmerman y Bonard i 1986; Bada l 1998; Bernabeu et a!ii, 1999). Todos ellos. ae· tualmente. se s itúan en el piso bioclimátieo termomedite·

134

rráneo con temperaturas medias anuales comprendidas entre 17 y 19°C Y precipi taciones de tipos seco (350·600 mm de media anual) salvo Piana di Curinga que son de tipo sllbhú· medo (600· 1000 mm de media anual ).

La primera ocupación agraria de estos yac imientos se ca· rac ter iza por tener un paisaje e n mosaico. La flora 4 docu · mentada incluye árboles. arbustos y matas. Los mejor repre· sentados son los escle rófilos perennifolios aunq ue también se encuen tra algún caducifolio. En esta fase. tanto en cuevas como en poblados se pueden encontrar tres formaciones ve·

gClale, (lig. 4): 1) El bosqlle esclérofilo mediterrán eo. Se caracteri za

porque las especies dominantes son perennifo lias y con ho· jas esc lerosadas. Esta formación vegeta l es taría presid ida en todos los lugares por los QllerclIs perennifoJios y a(.~om ·

pañados de especies arbusti vas como madroños (Arblfflls),

brezos (Erica), a ladierno (Rhamfllls), durillo ( Vibllrllll/I/

rimo). Fabáceas leñosas. etc. Las espec ies de Que rc /l s pe· rcn nifo lios no se pueden identificar con la anatomía de la madera , pero es probable que tuvieran una di stribución es­pacial si milar a la actual. así en Knossos podría ser Quer­

el/S ilex o Q. caliprinos, en Pinana de Curinga Q. i/ex, Q.

cocciJera y/o Q. Silba; mie ntras que en Ce ndres se ría Q.

roll1l1c1i(olia y/o Q. cocc!fera. Estos bosq ues siempre ti enen un pequeiio componente de QllerclIs de hoja caduca que de· pe ndiendo de la región pueden se r quejigos . robles, etc. (Qllerclo'Jagillea, Q. pllbescens, Q. cerris, elc.). Un caso espec ial es la Cueva de Nerja que se encuentra e n una de las zonas más cá lidas y seca de la cuenca none de l Med i­te rráneo, e n su secuencia neolíti ca los Querells es tán mu y mal representados. Aqu í la formación mejor documen tada son los matorra les termófil os de acebuche (Olea ellropaea

vaL sylvesrris ) (fi g. 4).

2) Matorral termófilo. Esta formac ión pod ría tener una fi sionomía variada que iría desde ce rrada y a lta (enlorno a los 5 m de allura) en las zonas con suelos profundos y plu· viometría de tipo seco o subhúmedo, hasta mato rrales ba­jos y abiertos como los conocemos actualmente e n los C~II1 -tiJes y zonas sem iár idas . En e l Medite rráneo cen tral y occidenla l estaría presidido por el acebuche (Olea elllvpaea

val'. sylvestris) y acompañado de lent isco (Pistacia lelllis· e us) y Phillyrea. Del medite rráneo oriental so lo posee· mos los resu liados antracológicos de Kn ossos donde Olea

está ausente y esta formac ión estaría presidida por Pistacia

>' P/Jilly rea .

3) Vegetación de ribera. Los ríos en las zonas bajas del Mediterráneo suelen ser esporádicos e n las reg iones secas y pe rmanentes e n las subhúmedas o húmedas. por tantO lie· nen una vegetación ribereña parti cular. Salvo en erja , en los demás yac imien tos se documentan especies leñosas exi· gentes en humedad edáfica como los fresnos. sauces, lau· re les, vid. etc. Los pocos restos carbonizados de estas es·

Page 7: Bosques, campos pastos: el potencial económico de la

BOSQUES. CAMPOS y PASTOS, EL POTENC IAL ECONÓMICO DE LA VEGETAC iÓN MEDITERRÁNEA

Font-Juvcnal: 6080±70 BP Gratta de LatTonico 3

~ ...... ...... ....... ...... ...... $~~~ . ......

JO :.;::.;:

I ...... " ::':: . ..;. :, I ~::~:: .L ~.,.:.,.

Uosqu e ". doclfolio BO'.que " dorofil o

_ Tennomediterráneo

Cova de 1'0r: 6720±380 BP •

Bosque o.d..:ifoho l:Io<.q .... d.,ófllo M"0IT31 tcnnófilo

pecies indican que no era la formación vegeta l más explo­

tada para extraer leña pero muestran gran diversidad tloral.

En Cendres se ha encontrado la viña silvestre por primera

vez en el Neolítico cardial, eslO demuestra que es autócto­

na en la zona. La viña silvest re es una liana que trepa por

los árboles de la ribera y no produce mucha leña, pero sus

ramas son largas, tlexibles y arden bien dando mucha lla­

ma si están secas, como todas las leñas.

En el conjunto de los yacimientos situados en las zonas

bajas y al sur del paralelo 40 N, la primera ocupación agrí-

= ~

Ri t>=

Ribo-....

Supramediterníneo

Figura 5. Formaciones ve­getales utilizadas en la pri­mera ocupación agraria en los yacimientos situados ac­tualmente en el piso biocli­m<Ítico mesomediterráneo.

cola se caracteriza por el predominio de formaciones arbó­

reas percnnifolias y la máxima representación de caducifo­

lios se da en esa primera etapa. El bosque csclérofilo acom­

pañado en unos lugares de robles y en otros de quejigos

ocuparía valles y vaguadas con suelos profundos, dejando las

zonas más secas y con menos sue los para el matorral ter­

mófilo. En todos los yac imientos las condic iones ambienta­

les sería de tipo termomediterráneo aunque algunas especies,

como OSI/)'a en Piana de Curinga, dan una tonalidad más fría

y húmeda. En cuanto a las lluv ias serían de tipo seco (350 -

135

Page 8: Bosques, campos pastos: el potencial económico de la

ERNESTl NA BADAL

, , ,

, , ,

, , ' ~oraira

, '

Probab le zona de culti vos Zona húmeda

600 mm) en el País Valenciano, Andalucía y Creta; mien­tras que en C¡¡ labría serían de tipo subhúmedo (600 - 1000 mm). En la reparti ción de la lluvias tiene c ierta importanc ia la situac ión geográfica, en este sentido las fachadas occ i­dentales de las penínsulas mediterráneas son más húmedas que las orientales .

LA PRIMERA OCUI'ACIÓN AGRíCOlA DEL PISO /lIO­

CLlMÁ n eo MESOMED/ TE RRÁNEO

La ocupac ión agraria del piso mesomeditenáneo fue con­te mporánea del terrnomediterráneo. Las tempe raturas mo­deradas y la d isponibilidad pluviométrica hacen de ese piso lino de los más favorables para la agricu ltura de secano. En

la pe nínsula Ibé rica e l mesomediterráneo se extiende por e ll itornl ca talán, ti erras interiores del Pa ís Va lenciano, la Meseta, Andalucía, Aragón y parte de Portugal. En el sur de Francia y norte de Italia se encuen tra desde e l ni ve l del mar hasta los 300 m de altitud: mientras que en e l sur de It ali a yen Grecia alcanza cotas más altas (circa 400 m alt .). De­jaremos de lado a Grec ia porque se expone ampl iame nte e n otro artícu lo de l presente volumen y nos centraremos, sobre todo. en el Medi terráneo occidental.

En el Medi te rráneo norte se han rea li zado aná li sis pa­leobotánicos sis te máti came nte y cabe resa lt ar la cohere n­cia de los resu ltados obten idos por la antracología y la pa-

136

Nive l del mar ¡::n la actual idad ;>0

Cursos de agua _Mar

Figura 6. Probable confi ­gurac ión del área de la Co­va de les Cendres (Teulada­Moraira) dur.m!e la pri mera ocupación agraria (entre aproxi madamente el 6730 y el 60 10 IlP).

linología. En Ital ia, sur de Francia y en Ca taluña se obser­va en IOdos los yacim ientos, si tuados en e l pi so mesome­dilcrníneo, una vegetación forestal de ti po caducifo lio (Cas­te ll ett i, 1978; He inz y Thiébault , 1998; Pla nchai s, 1985; Ros, 1985; Thié bault , 1988: Tria1- Lava l, 1979: Ve rnel y Thié bault , 1987). Así las form ac iones vegetales mejor do­c ume ntadas SO I1 (fi g . 5):

1) Bosques caducij olios: En estas regiones e l óptimo cl imáti co de l Ho loceno se traduce en robledales, proba­bl emente dominados por Quercus p llbescens, y acompa­ñados de otros caducifo lios como arces (Acer), tilos (Ti­

lia), ave ll a nos (Coryllls ), etc . En e l sur de Itali a. OSf rya carpinijo lia , Carpil1lls orielltalis y Fraxi/JlI s omllS part ic i­pan de esos bosques dando una tona li dad m{¡ s oriental (Cas-1011 e11i , 1978).

2) Bosques escleróJilo. Las formaciones perennifolias ti e­nen poca importancia en el sur de Francia y en Itali a, no obs­tante. en casi todas las secuencias del primer neolít ico se do­cumentan QuerClls tipo ilex y otros percnnifolios como el boj (BIIXUS), madroño (ArbUl //s I/lIedo), Pistac;a sp., etc.

3) Vegetación de ribera. En el piso mesomeditemíneo los ríos tienen caudales más permanentes que e n el termomedite­rrá neo, por tanto estas fo rmac iones vegeta les fueron utiliza­das de forma más constante y por e llo te nemos mejor repre­sentac ión en los res lOS antraco lógicos . Fresnos, o lmos, avellanos, vid silvestre, etc . son algunas de las especies de es­ta vegetac ión azonal.

Page 9: Bosques, campos pastos: el potencial económico de la

BOSQUES, CAMPOS y PASTOS, EL POTENCIAL ECONÓM ICO DE LA VEGETACiÓN MEDITERRÁNEA

INTENSI FICAC IÓN Y ESPEC IALI ZACIÓN DEL ES PAC IO AG RARIO

Paisa'e Natural _Paisaje Humanizado ---­r:--=---,-,-,--I La Gestión Demografía

1

.... - Tecnología Tiempo de ocupación

=_---,:-,.,--,-~ / 1 Pai saje Ruralj~ Formas de organi zación

IZona Sil vicolal l Zona de Poblam ienlol ___ t A Ideas Cuevas

+ ~'--.. IPaisaje Agrario I I Paisaje Pecuario I "1 P:-'a"-is-'a"'"je--:::S","im-eb:-ó"'l"'"ic'ol

Bosques, Matorra les Zona húmedas

En la península Ibérica, al sur del para lelo 40, se da una

vege tac ión d ife rente pa ra e l mismo p iso biocl imát ico. En

las c uevas del neo lÍli co cardíal de Al icante (Cova de l ' Or,

La Fa lag ucra) la vegetac ión doc umentada d ifiere de la zo­

na norte aunq ue también tiene tres grandes formacio nes ve ­

geta les (fig. 5): 1) Bosque mixto de perellllifolios y caduC/joJios. En estos

bosq ues los árboles más abu ndantes serían los QllerclIs pe­

rennifo lio (Quere/l s tipo rOllllultfolia, Q. ti po coccifera ) se­

guidos de QuerCIIs caduc ifo li os (QllerclIs tipofag illea ), fres­

no (Fraxillll s), arce (Acer), etc. Estas fo rmaciones tend rían un

sotobosque de madroños. madreselvas, Fabaceac, etc. (Badal

el alii. 1994).

2) MaTorrallermófilo. Esta formación mucho más ex i­

ge nte e n tem pe ratura está poco re prese ntada e n los yaci­

mie ntos meso medite rráneos de Ali cante, no obstante, en la

Cova de !'Or hay una buena representación de acebuche (Olea

e ll ropaea varo sy lvestris ) debido a su orientación sur. En La

Fal¡¡guera no hay Olea hasta momentos más recientes delne­

olítico y en muy poca can tidad porque está en la um bría de

la montafi a (Carrión , 1999, en prensa).

3) Vegetación de ribera. Fresnos, sauces y ála mos son los

mejores represen tantes de esta formación vegetal.

LOS BOSQUES, LOS CAMPOS Y LOS PASTOS DE LA PRIMERA OCUPACIÓN AGRÍCOLA

La ocupación agrícola de la Eu ropa mediterránea se hi ­

zo e n un contexto ecológico óptimo. La mayoría de los há­

bitats del neo lítico antiguo se sitúan entre e l ni ve l del mar y

Figura 7. Esquema de la posible vía de espec ial iza­ción del espacio agrario.

los 600 metros de altitud , donde se debieron regi strar unas

prec ipitaciones de tipo seco o subhúmedo. lo que en princ i­

pio ga ran tizaba unas cosecha de secano tanto por la pluvio­

mellÚ como por las temperatu ras. Durante el Neolítico anti ­

guo, con independencia ele la crono logía, se observa que las

co munidades cam pesinas utili zan las formaciones vegetales

clímax de l Ho loceno.

En e l Neo lítico antiguo , q ue corresponde con las cerá~

micas impresas e n el Medi terráneo ce ntral y occidental, las

prác ticas agrícolas parecen te ner poco impacto en el entorno

y la gesti ó n del med io fue bastante equili brada. Tal vez, la

exp li célción esté en los factores enu merados al princi pio: a)

poca de nsidad demográfica, b) poco desarrollo tecnológico,

e) tiempo de ocupación de un espac io y d ) condiciones me­

d ioambie ntales de cada zona.

En e l País Valenciano tenemos dos tipos de hábitats: cue­

vas y poblados, el espac io se utiliza de forma extensivaS y po­li valente , es dec ir, todos los sectores producti vos se practi­

ca rán en los ase ntamientos y no se obse rvara una

especialización marcada, salvo en contadas ocas io nes (fig.

3). Si bien al princ ipio es evidente la necesidad de crear es­

pacios abiertos para imp lantar campos y pastos, estos pue­

den mantenerse estables si no hay un aumento de las neces i­

dades productivas, es decir, un incremento de mográfico .

La rotu rac ión de los bosques la a ntraco logía la detec­

ta unos 500 años después de se r ocupado un territorio por

los agri cultores , mientras que los aná lis is po línicos lo de­

tectan antes (Dupré , 1988), esto puede ser deb ido a que la

ta la o que ma de los e spac ios fores tal es con lleva una re­

ducc ión de la producc ión de po le n inmed iata. mientras que

las pla ntas medite rráneas, como d ij imos al princ ipio, ti e-

137

Page 10: Bosques, campos pastos: el potencial económico de la

ERNESTI NA BADAL

,

, ,

, , ,

\ '- Morajra

... - - - Cursos de ¡¡gua Mac

nen gran capac idad de rebrotar de la raíz después de la ta­

la () quema por tanto siguen produciendo madera. Así, los

resultados an tracológicos no detec tan cambios en la vege­

tación en la primera ctapa ag rícola que se puede c ifrar en­

torno a unos 500-1000 años de ocupación de un territo rio ,

<l partir de las fechas rad iocarbono de la Cava de rOr (GA­

NO P-C I 3: 6720±380BI'. 4770 A.C y GANOP-C- II :

5980±260 BP. 4.030 A.C) Y la Cova de les Cendres (Beta-

75220: 6730±80 BP. 5650-5570 ca l. BC 1 a y Bet. -752 16:

60JO±80 BP. 4960-4810 ca l. BC la) ( Bern abeu el alii, 1999; Marli , 1980).

En el Mediterráneo occidental , cuando las soc iedades

portadoras de la cerám ica cardial se instalan en la Cova de

l' Or o en la Cova de les Cendres se encontraron con un mo­

sa ico de formaciones vegeta les con una diferenci a de un

pi so bioclimático. En la Cova de les Cendres. la primera

ocupación agr ícola está datada entre aproximadamente e l

6730 y el60 10 Br (5650-5570 cal. BC a la 4960-4810 cal . BC a I cr); en esa época el mar se encont raba a - 30 m

del nivel actual (Hernández Molina el alii, 1994). por tan­

to el territorio cont inenta l de l asentamiento e ra mayor que

e l actual y los relieves más suaves. Frente a la cueva se ex­

tend ía una franja costera bastante amplia (fig. 6). Si tene­

mos en cuenta la batimet ría de la época se formaría un va­

lle re lati vamente llano hac ia e l cabo de La Nao. dre nado

138

Nivel del mar, como en la actualidad ;-0

" ,

- 40

Fi gu ra 8. Probable conli ­guración del área de la Co­va de les Ce ndres (Teul a­da· Mora ira) a partir de aproximadamente el 6000 BP. Desde ese momento las labores pecuarias en la cueva se intensifican.

por e l ac tual ba rranco de la Viuda y otros cauces. La Ba­

hía del Portet y de Moraira era continenta l y probablemente

se ría zona de paso o de activ idades terres tres como la ca·

za, la recolecc ión, pasto, etc . La zona más apropiada pa­

ra practicar la agricultura dura nte e l Neolítico in ic ial sería

la franja litoral frente a la cueva. Que los campos de cul ­

ti vo es tén si tuados frente a la cueva ti ene la ventaja de su

fác il control para protege rlos de los animales, aunque. (a l

vez. pract ica rían algú n tipo de cercado de leña, no debe­

mos o lvidar que los he rbívoros son muy dañinos para los

sembrados y todas las soc iedades tradicionales toman me·

didas par¡l aislar los campos.

En su estado natural, la vegetación med iterránea de los

pi sos mesomed itcrráneo y term omed ite rráneo t iene po­

cas zonas de pradera. sal vo en las marismas, marja les o zo·

nas húmedas. En términos genera les. hay una escasez de

pastos verdes o lo que es lo mismo de herbáceas anuales.

de ahí que la cabra sea el animal doméstico mejor adapta­

do a la vegetación mediterránea por su capacidad de ra­

monear, no obs tan te. desde el principio en la ganadería neo·

lítica hay otros animales domésti cos más ex igentes en pastos.

Debido a esa falta de hierbas, los pas tores mediterráneos

han utili zado. e incluso siguen utili zando el incendio del

monte y el matorral para pOlenciar e l crec imiento de las her·

báceas de ciclo anua l.

Page 11: Bosques, campos pastos: el potencial económico de la

BOSQUES. CAM POS y PASTOS, EL POTENCIAL ECONÓMICO DE LA VEG ETACiÓN MED ITERRÁNEA

I' HOFUNDI[}¡\D

Ocm. ~

NI\'ELES ARQUEOLÓG ICOS

,,,' (VELES SE OI i\lEN­TOLÓC ICOS C. 14-8 P

FASES I>E VEGETACiÓN

PERIODOS CULTURALES

TIPOS CERA,\II COS

31111 -:- 60 Matorrales bajos de EDAD DEL BRONCE

Cerámica Li sa

SlJcrn. j romero, jaras, brezo , _ Fabaccae, etc.

'" -ru=210 t 120

4. 2~O t IW r------ H.C.T

NEOLÍTICO

Cerámica Campaniforme

nQO ! 120 Pinares de pino IlB

Cerámica Lisa

,,"" . ., ca rrasco.

100 ("m.

~ 1111> IV IV

·1 S.JOO ! 120

Nwünco itA Cerámica esgrafiada y Peinada

v , H"._ '" ISO cm. _L

S 640 ! 8U

200 cm. ---,--,

VII[ l~O cm ~

~9JO ~ 80

Matorral tcrmófilo de acebuche , lentis­co, madroño, etc . ~~~;l

~ -:-...M ______ _

NEOLiT1CO IC Cerámica Peinada

b.ISO ""

300 cm. -- b.2(\() ! 80

6.410 ~ ~o

lSO ,no ~.no ~ 80

Mato rra l tc rmófi lo de acebuche, lentis4

CO. madroño, etc.

Bosq ue esc!erófilo de Querells.

NEOLÍTICO lB

NEOLÍT ICO lA

CerlÍmica Incisa e Impresa

Cerámica C:mlial

Figura 9. Perfil esquemático de la estratigrafía de la Cova de les Cendres en el corte frontal del cuadro A [J. Se indica la corre lación entre niveles arqueológicos y scdimentológicos. las fechas C.14 más probables. las fases de vegelación y las fases cult urales cOll los tipos cerám icos característicos.

En la p rimera ocupación agrícola la de nsidad de mo­

gráfica debió se r menor que en pe ri odos poste riores de ta l

modo que tambié n la productividad se ría me nor. La gana­

dería se prac ticaba desde e l pri ncip io del neolíti co pero no

tendrían muchas cabezas de ganado por asentamiento . Evi ­

den temente , la necesidad de pasto es tá en re lación con el

número de cabezas de ganado que soslie ne un ¡Crrilorio. La

trashumancia, tan tradicional en la península Ibéri ca, só lo

se practica en caso de necesidad , es dec ir. si sc intensi ti ca

la producción o lo que es lo mismo si se tiene más ganado

que la capacidad de pasto de un territorio . En el Neolítico

antiguo, a lo largo 500- 1000 años, no se obse rva n s ignos

claros de degradación vegetal. segurame nte e l pa isaje na­

tural empieza a ser modificado, los campos y los pastos van

ganando terreno al bosque. pero este todavía muestra su es­

plendor. Ta l vez, e l espac io dedicado a cada una de las ac­

ti v idades productivas -agricultura. ganadería. caza. reco­

lección. pesca- pe rmaneció estable durante esa fa se de

ocupación y por ello no ve mos s ignos claros de alteración

en el paisaje vege tal.

INTENSIFI CACIÓN Y ESPECIALIZACIÓN DEL ES· I'ACIO AGRíCOLA

Desde el Neo lítico antiguo se observan facies estac iona­les y funcionales en la ocupación del tCITilorio (Martí y Juan­

Cabanilles. 1997). Pero esto es más evidente a partir del Neo­lítico medio (hacia 5.200 ca l. B.C (Martí, 1998)). Cuando

probablemente se rompa la poliva lencia de las un idades de

producc ión , de tal modo que a fina les del V y sobre todo a partir del IV y en el 111 mi lenio a . e es frec uente encon trar

una espec iali zac ión funcional de Jos yacimientos arqueoló­g icos. El pob lamiento empezaría a estar estructurado com­

binando aldeas agropecuarias d istribu idas por los valles con cuevas en las laderas de las montañas. unas con funciona li -

139

Page 12: Bosques, campos pastos: el potencial económico de la

ERNESTINA BADAL

dad pecuarias, otras sepulcrales y algunas con carácter de san­tuarios (fig. 7).

En el País Valenciano perdura la dualidad del hábitat en

poblados y cuevas, los primeros crecen en número mientras

que las segundas, en muchos casos, experimentan una cam­

bio de funcionalidad. Los poblados se encuentran en los va­lles fluviales con disponibilidad de tierras de cultivo, pas­

tos y bosques, por tanto di sponen de diversidad de recursos:

agrícolas, ganaderos y naturales (Bernabeu y Pascual, 1998;

Maftí, 1983). La mayoría de las cuevas continúan siendo

ocupadas, desde el Neolítico antiguo algunas se uLilizaron

como corrales pero a partir del Neolítico medio esta ten­

dencia se ag ud iza. Se podría decir que las aldeas tendrán

una polivalencia del espacio agríco la mientras que el terri ­torio de las cuevas va a ser esencialmenfe pecuario. Para

ilustrar este apartado expondremos los datos antracológi­

cos de la Cova de les Cendres, la Cava Santa Maira, la Fa­

laguera y los de los poblados de Niuet y Jovades en el va­lle medio del río Serpis.

LA OCUPACIÓN PECUAR IA DE LAS CUEVAS

En la zona de Alicante, las cuevas con niveles de corral

son muchas desde la costa hasta e l interior, tal vez, e l mejor

ejemplo que tenemos de esa func ionalidad esté en la Cova

de les Cendres (Teulada-Moraira) , aunque hay otras muchas

como Santa Maira, La Fa[aguera, Cava Bolumin i (Badal ,

1999; Can'ión, en prensa), e incluso la Cava de 1' 01' (Maní como personal) .

El territorio de Cendres tomaría paulatinamente [os con­

tornos actuales cuando culminó la subida del nivel del mar,

hacia 6000 BP. Coincidiendo con esa fecha, las aCLÍvidades

agrícolas disminuyeron en la cueva mientras que las pe­

cuarias aumenlaron. Esto pudo ser debido a que la zona de

cultivo fuera anegada por el mar o que la salinidad ambien­

tal fuera nociva para los cultivos, de tal modo que tuvieran

que trasladar los campos a la zona oeste , vall e del Portet y

de Moraira. La ladera este se haría más abrupta, como con­

secuencia de la zapa del mar al formar las calas, por tan lO

para su cultivo sería necesario hacer terrazas o bancales. Es­

ta práctica no está documentada en el Neolítico, así que es

más probable ellraslado del área agrícola a otra zona. Mien­

tras que en la cueva se observa una mayor especialización

en las actividades ganaderas (fig. 8).

Desde el Neolítico 1.C la vocación ganadera de [os ha­

bitantes de Cendres se plasma en la estratigrafía por tos su­

cesivos niveles de corral (fig. 9), cuya máxima densidad coin­

ciden con los momentos del Horizonte Campaniforme y de

la Edad del Bronce. La vegetación documentada desde el

Neolítico IC hasta la Edad del Bronce muestra dos grandes fases (fig. 9):

140

Pinares de pino carrasco (PilllfS /¡aiepclIsis) con acebu­

che (Olea europaea val'. sylvestris) y diversidad de especies del matorral tennófilo. El bosque esclerófilo fue drástica­

mente reducido. El dominio de esta vegetación perduró unos

1300 años radiocarbono, ya que la base del Neolítico I.C es­

tá datada en el estrato H.15 de Beta-75216: 6010 BP (4960-48 10 cal. BC a la), mientras que el techo de! Neolítico U.B

tiene una fecha de Ly-4304: 4.700 BP (3640-3350 cal. BC

a I a). No obstante, en ese lapso de tiempo pudo haber mo­

mentos de desocupación de la cav idad.

Dominio del matorral bajo que coincide con los nive­

les del Horizonte Campaniforme y la Edad del Bronce, pre­sentando la máxima densidad de niveles de corral en la ca­

vidad (fig. 9). Como si se hub ieran intensiticado las prácticas

ganaderas en la zona. Las plantas arbóreas tienen los por­

ccntajes más bajos de toda la secuencia, retroceden los pinos,

QuerclIs, O/ea , el madroño , cte. En contrapartida, se destaca

el desarrollo de las especies de matorral bajo: Fabáceas le­

ñosas, romeros, jaras, torvisco, w vandu/a, etc. El matorral

bajo supera el 40% de los restos carbonizados en esta fase.

Los criterios de selecc ión de la leña son amplios y pro­

bablemente oport uni stas. Los datos antracológicos ofrecen una variación de las frecuencias de los taxa que deben res­

ponder a [as transformaciones ocurridas en el paisaje vege­

tal circundante al hábitat y que será obligatoriamente utili ­

zado por los habitantes de la cueva. El desarrollo del pinar,

que también encontramos en otras cavidades, puede tener va­

rias lecturas: a) que las actividades agrícolas se estabil izaran

en la zona o incluso retrocedieran al ser compensadas por las

ganaderas, esto faci litaría la regeneración del estrato arbó­

reo, por medio de un pinar. 2) que la perdida del suelo fue­

se tan importante que no permitiría la regeneración del bos­

que prístino de QlIcrcus y por tanto fuese sustituido por los

pinares y matOlTa les. Es evidente, que cada cierto tiempo los

pastores de Cendres quemaban el estiércol para desinfectar

el redil pero ¿quemaban también el bosque para crear pas­

tos? Desde luego el ganado lanar necesita más herbáceas que

el cabrío y una práctica tradicional de los pas tores medite ­

rráneos ha sido el incendio controlado para crear pastos. El

pino carrasco está bien adaptado a los incendios que se pro­ducen de forman natura! e n el clima mediterráneo, e [ grosor

de su corteza, su pote ncial reproduclOr y su adaptabilidad a

los suelos hacen de él una especie competitiva que puede des­

plazar a las fagáceas. La expansión del pino carrasco pudo

estar favorec ida por [as actividades ganaderas de los pobla­

dores de Cendres, pero es incuestionable que el piso termo­

mediterráneo fue su nicho natural como lo demuestran los

análisis antracológicos y en algunas zonas pudo ser el clímax

como se evidencia en los análisis polínicos, aunque por me­

dio del polen no se conoce la especie (Carrión el ahí, 1999; Carrión el a¡¡i, 1995).

En [a secuencia de Cendres, el comportamiento de ciertas

Page 13: Bosques, campos pastos: el potencial económico de la

BOSQUES. CAMPOS y PASTOS: EL POTENCIAL ECONÓMICO DE LA VEGETACiÓN MEDITERRÁNEA

Les Jovades Niuet: 4600±80 BP •

" •

llo~lIC csclcrófilo Matorral ICTInótílo Ribera

La Falaguera

• ~aoos • ClJe\IaS

Santa Maira: 5640±60 BP • " •

" • ,, 1 "

.,

Rib<-ra

Nivel lila de la Cova de les Cendres: 4700± 120 BP

Figura 10. Vegetación utilizada en los poblados del Neolítico final y en las cuevas redil del mismo periodo.

especies ligadas él la degradación forestal nos inducen a pen­sar que e l impac to de la agri cultura y la ganadería fue acu­mulativo pero di scontinuo en el tiempo. Probab lememe. los cambios detectados por la antraco logía tengan razones poli­genéticas al coi ncidir con los cambios cl imáticos del At lánt i­co-$ubboreal; en todo caso la conjunción de factores nos ofre­ce el resultado (Badal er (l/ti, 1991 ). En el piso bioclimático

termomediterráneo tendría una gran biodiversidad desde e l At lánt ico, carrascales, pinares y matorrales altos y bajos: con la explotación agrícola y ganadera se empobrecen los suelos )' empezaría la competencia emre las distintas formaciones ve­getales. Ahora bien, en las zonas no pobladas la vegetación cl í­max del Holoceno perduró durante milenios)' este es el caso de los poblados del Neolítico final en los va lles de Alcoi.

141

Page 14: Bosques, campos pastos: el potencial económico de la

ERNESTINA BADAL

Acebuche* Roble de Hungría* Encina**

Materi a scr.:a 53,5 48,5 76,6

Ceniza % SIMS 6,66 9,03 6

ES % S/MS 19, 11 26,18 36,4

EB MJ/KglSIMS 21,668 19269 17,2

PB % S/SM 7,88 6,55 7,8

EE % S/SM 5,29 2,88 3.2

ENN % SIMS 61.06 55,36 46,6

Cuadro 3. Composición química de las hojas de acebuche (Olea europaea var. sylvesfris). del roble de Hungría (Quercus frail/ello Ten.) y de la encina (QllerclIs ilex). * Análisis realizados por C. Cervera del Depto. de Ciencia Animal de la Universidad Politécnica de Valencia. h Datos a panir de Boza el alii. 1984.

LOS POBLADOS

En el Neolíti co final el grueso de la población estaría dis­tribuida en poblados situados en las márgenes de los ríos, con una economía agrícola consolidada. En el valle de l río Ser­pis durante los años 80 se realizó un proyecto de investiga­ción dIrigido J. Bernabeu cuyos objetivos era "el origen del hábitat estable en poblados". Sus resultados se han dado a conocer en varias publicaciones (Bernabeu, 1993; Bernabeu el alii, 1989; Bemabeu el alii. 1994; Bernabeu y Badal. 1990) y permitieron conocer el modelo de poblamiento básicamente referido al 111 milenio 3. C que se pude resumir en :

La agrupación del poblamiento en torno a unidades ex­tensas, pero reflejando un poblamiento disperso si tuado siem­pre junto a los cursos fluvi ales y configurando un tipo de ocupación estruc turada en base a lo se ha ll amado "pobla­dos abiertos".

Una escasa o nula diferenciación entre las caracteríslicas físicas de los poblados, tanto en lo que se refiere a su ubica­ción, como a sus características constructivas.

Su asociación con las necrópolis, cuevas de enten'amientos colectivo situadas a unos 2-3 km. de distancia, en la ver­ti ente este de la sierra de l' Alberri.

En todos los poblados donde se han realizado anális is an­tracológicos obtenemos la misma imagen de la paleovegeta­ción que corresponde con formaciones de bosque escJerófi­lo meditelTáneo, dominado por Q/lerctls de tipo ita - caccifera y un pequeño porcentaje de caducifolios que se desarrollaría bajo unas condiciones de tipo mesomediterráneo seco o sub­húmedo (fig. 10) . En las secuencias de los poblados no se constatan formaciones vegetales regresivas y los resultados antracológicos son sim ilares a los obtenidos en las cuevas pa­ra el Neolítico ant iguo. Esta imagen de la vegetación res-

142

pon de ría a las etapas iniciales de ocupación agrícola de un territorio. En el caso de los poblados podría tratarse de so­ciedades plenamente sedentarias que mantengan los campos de culti vo estables con alternancia O simultane idad de culti­vos de cereales y legumbres, si los campos permanecen es­tab les entonces no puede regenerarse la vegetación. por tan­to no vemos formaciones secundarias. El bosque se mantiene en equilibrio como fuente de materias primas y pastos para

el ganado.

EL POTENCIAL PECUARIO DE ALGUNAS ESPECIES MEDITERRÁNEAS

La vegetac ión documentada en los poblados (bosque es­derófilo) contrasta con la obtenida en las cuevas para el mis­mo periodo cultural (Neolítico lIB) donde los pinares y ma­torrales son las form<1ciones más utilizadas (fig. 10). ¿A que puede ser debida esa diferencia? Esto ya se ha discutido en otras publicaciones (Bernabeu y Badal, 1990; 1992) pero aho­ra conocemos mejor el funcionamiento de las cuevas donde parecen tener una dedicación esencia lmente pastoral. P<1ra esta actividad la vegetación es de capita l importancia porque supone la base nu tritiva del ganado y no todo e l ganado ne­cesita los mismos pastos, de tal modo que la gesti ón de la ve­getación puede estar en relación con el tipo de ganadería prac­ti cada en cada yaci miento.

La cabaña ganadera del neolítico mediterráneo está com­puesta esencialmente de ovejas y cabras, quedando muy por debajo los cerdos y el buey; la cría de estos aumentará en el Neolítico final y en e l Calcolítico, sobre todo en los pobla­dos (Pérez, 1980; 1990; 1999). Cada ganado necesita un de ­terminado tipo de pasto. El potencial pecuario de un territo­rio depende de las formac iones vegeta les y de las técnicas ganaderas que se practiquen. Cada formación vegetal tiene una capacidad sustentadora o receptibil idad determinada. La cabra es el animal que mejor se adapta a las formaciones ve­getales med iterráneas por su capacidad de ramonear, ya que son capaces de ingerir hasta el 90% de su ración diaria de ra­món . El ramón de cualquier árbol O arbusto tiene más con­tenido en lignina y celu losa que las hojas, por tanto presen­ta menor digestibilidad que estas y en es menos apetec ible. La oveja es más selectiva que la cabra, aunque también pue­de ramonear del orden del 20% de su ración diaria. La gana­dería bovina neces ita abundante pasto de herbáceas y en el piso bioclimático tennomediterráneo los pastizales naturales son escasos, por tanto. las zonas de marisma, marjal o ribe­ras serían las más adecuadas para los bóvidos. El cerdo al ser omnívoro es un perfecto elemento de reciclado ya que todos los desperdicios los conv ierte en proteínas.

El bosque escJérofilo meditemí.neo tiene un potencia l ga­nadero importante en cuanto a la producción de frutos. En

Page 15: Bosques, campos pastos: el potencial económico de la

BOSQUES. CAM POS y PASTOS, EL POTENCIAL ECONÓMICO DE LA VEGETACiÓN MED ITERRÁNEA

erecto, las be llotas son un alimento muy apreciado por e l ga­

nmlo pero solo s irven para engordado y una alimentación só­lo a base de bellotas no facilita e l desarrollo de los animales.

La montanera, tan tradicional del cerdo ibérico, se practica

cuando e l animal ha alcanzado el máximo crecimiento. La

bellotas son pobres en proteínas, ce lulosa y grasa, mient ra s

que son ricas en hidratos de carbono de ahí que sean fácil­mente tr~U1s fonnadas en grasa por los an imales. Las ovejas y las cabras son g randes consumidoras de bellotas y prefie ren

la de carrasca (Q/lerCIIS roll1ndijolia) ya que es la más dulce

de todas las bellotas, no obstante también consumen los fru ­

tos de la coscoja, e l quejigo. e tc.

En los terri to rios pecuarios de las cuevas, hacia el Neo­lítico final. los bosques de Quercus han di sminu ido o desapa­

recido mientras que en los poblados dellTl milenio a. C. se man­

tienen (lig. 10): en los poblados la ganadería porcina y bovina

ti ene n mayo r importanc ia que en las cuevas, y tal vez, una

posib le exp li cac ió n reca iga en la mayo r disponibi lidad de

pasto ve rde y unido a un interés en mantener estable el ca­

rrasca l como zona de pasto. Efectivamente. la mayoría de los

pob lados (Ereta del Ped regal, Fuente Flores, Jovades, Niuet.

e tc.) se s itúan en zonas que combinan bosques, riberas. zo­nas húmedas y campos de cult ivo, mienlras que las cuevas,

en general , tienen un territorio más montañoso y el potenc ial

erosivo de los sue los es grande.

En los análi sis antracológicos de la cuevas al icantinas se

obse rva que los territorios pecuarios ti enen esencialmellle

una vegetación leñosa de pinares, acebuche y matorrales de

d ist intos tipos (f'ig. lO). Solamente, en La Falaguera, s ituada

en el piso meso medi terráneo. mantiene a lo largo de su se­

cuenc ia al tos porcentajes de Ql/ercus, y en los niveles de co­

rral , los fresnos son mu y abundantes. En las cuevas s itua­

das en el piso bioclimático termomediterránco se ha constatado

que en los niveles de corral son muy abundanles los restos de

acebuche. Anális is morfométricos de gran precisión han de­

mostrado una poda s istemática de las ramas jóvenes de los

acebuches. lo que tal vez conduce a una potencial domesti ­

cac ión de esta planta (Te rral, 1996, 1997). Domesti cac ión

que no 11<1 s ido probada por completo, por tamo, en principio

la poda pudo estar relacionada con la alimcntuc ió n de l ga­

nado , es decir. hacer ra món de acebuche para el ganado y en

especia l para las ovejas y corderos que necesitan un pas!O

más digestible. En La Falaguera, por sus condiciones conti ­

nentales. los restos de Olea son escasos y en su lugar se en­cuen tra los fresnos. Es decir, las hojas de estos árboles pu­

dieron ser uti lizadas como forraje porque son muy apetec ibles

y todo tipo de ganado lo d igie re muy bien.

El aporte de forraje al corral debe estar cn rel ación con

la alimentación de los ind ividuos e nfermos y/o las crías jó­

venes. corderos - cabritos, que podían estar estabulardos has­

ta c iert a edad. La presencia de d ientes de leche en los nive­les de corral apoyan esta hipótes is (Martínez Valle, como oral).

Los árbo les medi terráneos ti e nen difere ntes composi­

ción química de sus hojas y por tanto hay d ife re ncias entre

e llos a la ho ra de ser as imilados y apetecibles para e l ga­

nado. Se ha analizado la composic ión química de hojas de acebuche si lvestre recolectado en el territorio de la Co­

va de les Cendres el I I de enero de 1999 y las hojas del ro­

ble de Hungría (cuadro 3). Estas son util izadas e n la región

de Trac ia (G rec ia) como forraje para e l ga nado caprino. siendo uno de los componentes esencia les de la dieta d u­

rante el invierno. Las hojas del roble de Hungría fueron re­

co lectadas en el valle de Sarakini (Komot ini . Grecia) e l 23

de no viembre de 1998. También se han cons iderado los va­

lores de la e nc ina por ser un árbolu li lizado trad ic io nal ­

mente como for raje (Boza el ali". 1984).

Por la compos ic ión qu ímica de las hojas de acebuche sil­

vestre recolectado en Cendres, as í como los estudios experi ­

mentales en olivos cultivados se puede considerar esta planta

como un fo rraje de buena calidad para el ganado caprino y de

calidad media para el lanar (Badal, 1999; Perelada el (l/ji, 1984; Sancoucy, 1985). Estas hojas también son apetecibles para el

ga nado bovino. Para el ganado lanar. el acebuche es mejor

sustituto de la dieta de herbáceas que la encina o e l roble de Hu ngría ya que contiene menor cantidad de fibra en sus ho­

jas. sustancia de difícil digestión y nula asimilación.

El fre no es muy apreciado por todos los animales, en

espec ial por el ga nado vac uno y de fácil asimilación. En las

zonas más húmedas de Europa, el fresno ha sido utili zado

COIllO fo rraje desde la Prehistoria hasta la actualidad (I-l3 ls­

¡ead , 1998 ; Thiébaul , 1995 ; Vernel. 1991). En e l País Va­

lenciano es la pri mera vez que se aprecia su posible ut ili ­

zac ión como forraje en La Falaguera y tal vez en la Cova

de rOr donde también hay restos carbonizados muy abun­

dantes en e l Neo lítico.

CONCLUSIÓN

A) La primera etapa de ocupación agrícola de un telTito­

ri o, independientemente del momento en que se haga, sie m­

pre obtenemos una vis ió n del bosque prístino med iterráneo

en sus va riantes regionales. Así. en el País Va lenciano. se ob­

serva en el Neolítico antiguo de Cendres. Or. ele. pero tam­

bién en el Neolítico final de Niuel. Jovades, etc. y s in em­

bargo hay una diferencia cronológica de milenios.

B) En cualquier lugar, los primeros cambios en e l pai­

saje vegeta l se aprecian unos 400-500 años después de prac­

ticar la agricu ltura y la ganadería y s iempre que el s itio con­

tin úe ocupado, si se abandona an tes no se verán cambios.

C) Los cambios en la vegetación que se observan en las

secuenc ias arqueológicas largas pueden tener multitud de cau­

sas: pueden se r el reflejo de los c iclos productivos O pueden

tene r causas climática, o/y la conjunción de ambas

143

Page 16: Bosques, campos pastos: el potencial económico de la

ERNESTI NA BADAL

D) En Cendres la fase a pinos coincide con una ocupa­ción ganadera de la cavidad, en realidad en la fase previa ha habido una reducción del bosq ue esclerófilo mediterráneo que puede indicar una gran actividad agrícola y ganadera mientras que la fase a pinos indica una recuperación forestal aunq ue no con QHeI'(.:HS sino con matorral de Olea y pinares.

E) La vegetación mediterránea tiene escasez de pastos de herbáceas y en Illuchos casos se ha podido uti lizar los árbo­les y arbustos corno fo rraje para el ganado. Los animales me­jor adaptados a los matorra les mediterráneos son las cabras y le siguen las ovejas.

F) Los ca mpos debieron ser zonas de pastoreo duran te el verano y el otoño. Los rast rojos tendrán una producción de paja que depende de l tipo de siega. Si so lamente se re­cogen las espigas y se deja la mayor parte de la planta en el campo enlOnces puede dura r más e l tiempo de pastoreo. Además, se enriquecen con malas hierbas a panir de las tor­mentas de verano.

NOTAS

l. Capa externll de la ep idermis de las pi amas.

2. Abertura o poro: espacio intercelular entre dos células epi­

dérmicas especiali zadas.

3. En Geobotánic¡l, es un término usual con el que se expresa

cada UllO de los tipos y grupos de vegetación que se esca­

lonan en la cliserie altitudinal. Un piso bioclimático se re­

laciona con la alti tud y la Ialitud . además de otros factores

como humedad. suelo, etc.

4. Conju nto de especies vegetales presentes en una región da­

da. En nuestro caso. especies leñosas encon!radas en los car­

bones de los yacimientos del Neol ít ico antiguo en el piso

termomediterráneo.

5. "Según la Comisión de Tipologías Agrarias de la UG I

(U nión Geogrj fica Internacional), los sislemas agrarios tra­

dicionales ex tensivos se caracterizan por un bajo nivel de

desarro ll o agrícola, por pequeños insumas de trabajo y

cap ital. por un uso extensivo del suelo y. consiguientemente,

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