Brehier Emile - La Filosofia de Plotino

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  • EMILE BREHIER

    LA FILOSOFA DE PLOTINO

    H U N A B KU

    PRO Y E C T O B A K T U N

  • EMILE BREHIER

    LA FILOSOFADE PLOTINO

    Traduccin deLUCA. PIOSSEK PREBISCH

    EDITORIAL SUDAMERICANABUENOS AIRES

  • IMPRESO EN LA ARGENTINAQueda hecho el depsito que pre-viene la ley. Copyright 1953 Edito-rial Sudamericana Sociedad An-nima, calle Alsina 500, Buenos Aires

    TTULO DEL ORIGINAL FRANCS:"LA PHILOSOPHIE DE PLOTIN".

  • INTRODUCCINLas pginas que siguen reproducen, casi sin va-

    riantes, las lecciones de un curso expuesto en laSorbona durante el invierno de 1921-1922, en la for-ma que las public la Revue des Cours et Confren-ces. No desarrollan en su totalidad la filosofa dePlotino; he omitido cuestiones importantes concer-nientes al mundo sensible, la naturaleza, la materia,el mal en sus relaciones con la materia. Es decir, helimitado mi estudio a lo que Plotino llama, en gene-ral, lo inteligible; me he detenido all donde, segnexpresin suya, "se detienen las cosas divinas", esdecir el alma, ms all de la cual slo existen eldesorden y la fealdad de la materia.

    Sin embargo, he conservado el ttulo de Filosofade Plotino para designar el estudio de las "cosasdivinas" lo Uno, la Inteligencia y el Alma porcreer que all se encuentra el corazn de su pensa-miento. Esas cosas divinas son la querida, patria ala que debe retornar el Ulises que es el alma erranteen el mundo sensible, y que, lo mismo que Ulises,debe sustraerse a la seduccin de las cosas sensibles,a los atractivos de Circe.

  • 8 LA FILOSOFA DE PLOTINODe esta patria del alma tuvo Plotino un senti-

    miento tan vivo, tan hondo, tan continuamente pre-sente, que su obra sigue siendo incomparable en me-dio de las de tantos aventureros intelectuales que searriesgaron entonces en la misma bsqueda.

    Dedico la presente introduccin a precisar el es-tado de espritu que supone esa predileccin apa-sionada por otro mundo.

    En el siglo I de nuestra era comenz la oposi-cin a las escuelas estoicas que, con un Musonioy un Epicteto, daban sobre todo una preparacinpara la vida prctica. A ellas se opusieron agrupa-ciones de un gnero totalmente diferente que, ais-lndose de las condiciones normales de la vida civily poltica, se consagraban por entero a la contem-placin de las cosas divinas. Toda la obra de Filnde Alejandra atestigua las nuevas tendencias; nosensea que los contemplativos se agrupaban en so-ciedades; que comunidades organizadas como la delos terapeutas que Filn describe en su tratadode la Vida contemplativa llevaban una vida com-pletamente regular en la que todos los detalles es-taban subordinados al intercambio de pensamientossobre las cosas divinas. En los tres primeros siglosde nuestra era debieron haber existido, sobre todo enEgipto, numerosas comunidades de este gnero que,sin practicar la vida conventual de los terapeutas,unan sus esfuerzos y se ejercitaban en la medita-cin. Los escritos hermticos nos dan una pruebade su existencia; nos hacen asistir a las discusionesprivadas de estas escuelas, cuyas divergencias doc-

  • INTRODUCCIN 9trinales transparentan la vida intensa que llevabansin perjudicar la unidad de inspiracin.

    Conviene separar estrictamente de los grupos detelogos contemplativos a las agrupaciones propia-mente religiosas que, hacia la misma poca, se aplica-ban a la prctica de los ritos y de los sacramentos.Los terapeutas de Filn (no ms que Filn mismo)ignoraban totalmente este gnero, y en casi ningnescrito hermtico hay la ms remota alusin a estaprctica material. Fuera de la discusin y de la en-seanza, el hermetista slo expresa su sentimientoreligioso mediante piadosos himnos.

    De este modo apareci, sobre todo en Egipto, unnuevo tipo de hombre contemplativo que diferatanto del filsofo de tradicin helnica como delhombre que practicaba las religiones. Una obra comola de Plotino es ininteligible si la queremos reducira la tradicin griega, y no menos si la vemos comoun aspecto de las religiones de misterios. Esa es-pecie de ejercitacin colectiva en la contemplacinde la que particip Plotino explica muy bien,por el contrario, ciertos rasgos importantes de sufilosofa. La actitud contemplativa, continuada has-ta el fin y sin desfallecimiento, conduce a esa vi-sin de las cosas cuyo tipo ms acabado en la An-tigedad es el que ofrece Plotino. Para adoptarla sinreservas es necesario despojar mentalmente a la natu-raleza de las cosas de todo lo que supone una relacinprctica, de cualquier naturaleza que sea, entre nos-otros mismos y el prjimo; es necesario convertirnosen sujeto de un "conocimiento inmaculado".

  • 10 LA FILOSOFA DE PLOTINOLos caracteres de la realidad inteligible nacen en

    Plotino de esta actitud. Al comienzo nos sorprendentodas las negaciones que tal actitud implica: nadadel Dios filntropo a lo estoico que sale al encuentrode los hombres para socorrerlos, nada de voluntadprovidencial que ejecuta, segn un designio, la obradel mundo; nada absolutamente de esa confianzaque atestiguan las plegarias y el abandono delhombre a los dioses. Todo ello supone relacionesprcticas que, si existieran en el mundo divino, for-zaran al alma a asumir frente a l una actitud di-ferente de la contemplativa.

    Pero estas negaciones no son ms que consecuen-cias. En la poca de Plotino la corriente contem-plativa de ideas est tradicionalmente ligada a unapredileccin por la filosofa platnica. Filn y loshermetistas profesan la misma devocin al Timeo,y sus frmulas les son muy familiares. Esta afinidad,esta admiracin profunda no impiden, sin embargo,que Plotino abandone al maestro, o que lo interpre-te a su manera cuando Platn introduce en la rea-lidad algn acto u operacin de un orden diferentedel contemplativo. En Plotino no se ve ya al de-miurgo del Timeo realizando la creacin del mundosensible segn un modelo ideal; ya no existe la cons-truccin dialctica de las ideas, cuyos principios seencuentran en el Filebo y en el Sofista, ni la cons-truccin geomtrica de los elementos del Timeo, puestanto la una como la otra hacen intervenir opera-ciones ideales que constituyen inconvenientes, las-tres, retardos para la contemplacin. Un mundo

  • INTRODUCCIN 11sensible cuyo orden no tiene ni comienzo ni fin; unmundo inteligible que no est construido, ni siquieraidealmente, ya que todo est en todo y que en estatransparencia nada obstaculiza la visin, no son tesisde un discpulo de Platn, quien, segn la tradicinrefiere, prohiba entrar a su escuela a quien no fueragemetra.

    Lo que ms apreciaba Plotino en Aristteles erael valor supremo que asignaba a la contemplacinentre las potencias del alma. Pero todava lo en-contr tmido en su afirmacin, y consagr todo untratado (III, 8) a demostrar que las potencias prc-ticas y creadoras del alma, de la naturaleza y delarte que configuran objetos, no difieren fundamen-talmente de la contemplacin; que son sus gradosms bajos.

    Vemos as hasta qu punto la contemplacin seva haciendo exclusiva. No solamente invade toda elalma, de la que podra decirse, empleando el lengua-je de Leibniz, que Plotino no le concede otro atri-buto que la percepcin, sino que hasta suprime ydescarta de la verdadera realidad a todo objeto de-finido. Entrar en lo inteligible, contemplar, es salirde lo limitado, de lo mensurable; es ascender a unaregin donde ya no hay nada que se distinga real-mente del resto. Segn una comparacin que sugierePlotino, lo sensible es a lo inteligible como es el ros-tro a la expresin de la fisonoma. En el rostro sen-sible es donde hay partes simtricas y dimensincalculable: la expresin, en cambio, no es suscepti-ble ni de divisin ni de medida. Pero si todo objeto

  • 12 LA FILOSOFA DE PLOTINOdefinido constituye un obstculo, estar dentro dela lgica del sistema no considerar en la contempla-cin ms que el acto de contemplar que tiene ens mismo su propio objeto. Y esa es, en efecto, laconclusin a que arriba Plotino.

    El tema de la soledad del sabio, completamentea solas con el principio supremo al que lleg luego deabandonar sucesivamente todas las realidades limi-tadas y definidas, es el tema plotiniano por exce-lencia, y que retomarn los msticos contemplativosde todos los tiempos. Esa "patria" solitaria, donde elsabio no tiene ni amigos, ni familia, ni conciudada-nos, es lo contrario de aquel transmundo poblado deseres benvolos o malvolos al que las mitologas yreligiones destinan el alma despus de la muerte.El estoicismo propone a sus adeptos una especie dereino de los fines, una ciudad de Zeus que no es msque una trasposicin ideal de la ciudad terrestre: elsabio estoico vive y quiere vivir en la ciudad terres-tre. Pero el contemplativo comienza por retirarse;y la soledad desierta e infinita de la realidad su-prema, junto a la cual nadie encuentra audiencia,responde a su deseo ms querido. El contemplativono puede ser ms que un solitario que no aguardaningn eco simptico por parte de la realidad ma-ravillosa, objeto de la visin, realidad que no puedeser definida porque el contemplador quiere escapara toda relacin particular que lo ate a un objeto.

    Me propongo, en consecuencia, tratar de que enlas obras de Plotino se capte menos una doctrinaque un gnero de vida. Es errneo considerar que

  • INTRODUCCIN 13Plotino es antes que otra cosa un arquitecto de hi-pstasis. La trinidad de Bien, Inteligencia y Almale viene de los platnicos de su tiempo que la ha-ban deducido de una exgesis fcil del Timeo ydel libro VI de la Repblica: era una tradicin deescuela. Lo que importa es ver cmo la interpreta,conservando slo los caracteres que corresponden asu necesidad de contemplacin. Veremos entoncesque la interpretacin llega a veces a borrar los con-tornos precisos de las hipstasis, a destacar la uniny la continuidad antes que las separaciones.

    Cmo es posible que una contemplacin indefi-nida, tan formal y vaca, tenga tal accin sobre lasensibilidad, hasta el punto de ocuparla ntegramen-te? Pero, es tan vaca como en un primer momentoparece? Porque es demasiado poco decir que Ploti-no tiene el sentimiento del mundo inteligible; es msbien sensualidad: contacto, reflejo de luces, transpa-rencia, sabor, olor. Este mundo incluye todo cuantopuede haber de ms refinado, de ms puro y dems sutil en nuestras sensaciones.

    Es como si aqu se invirtiera algo de lo dicho:todo lo que expusimos antes supone que la contem-placin de lo inteligible excede al pensamiento, porlo menos al pensamiento normal que es discursivo;pero, por otra parte, Plotino con sus expresionesrebaja lo inteligible al nivel de lo sensible; al menos

  • 14 LA FILOSOFA DE PLOTINOlas nicas palabras que resultan convenientes paraexpresar nuestra contemplacin de lo inteligible sonlas que designan la impresin sensible y no lasque concuerdan con el pensamiento lgico. Tene-mos que explicar esta especie de afinidad entre lo"inteligible" y lo sensible que les permite comuni-carse ms all de lo pensable. Pero slo es posibletal explicacin comprendiendo previamente lo queera para Plotino el espectculo del mundo de lossentidos.

    "Hay en la tierra y en el cielo muchas ms cosasque en toda tu filosofa", dice Hamlet a Horacio.Y eso es lo que, en efecto, cree el hombre moder-no a partir del siglo XVI. Lo sensible contiene unariqueza infinita que presenta al espritu problemasincensantemente nuevos, porque siempre es necesa-rio inventar medios intelectuales inditos a fin decaptarla: la inteligencia es como un instrumentode exploracin, siempre perfectible, de la realidaddada a los sentidos.

    No era as para un heleno del siglo III, persuadi-do de la verdad de una cosmologa tradicional desdecasi ocho siglos atrs. Entonces la filosofa agotaba,o crea agotar, todo lo que "haba en la tierra y en elcielo". Nada menos misterioso, pues, que ese mundoesfrico, limitado por orbes animados de movimien-to circular, y donde todas las cosas sublunares estnregidas por fuerzas elementales, lo clido y lo seco,lo fro y lo hmedo. La curiosidad estaba presta adesviarse de un mundo que tan pocos secretos te-na ya que revelar. Quiz nunca como entonces la

  • INTRODUCCIN 15inteligencia humana se haya credo tan prxima aalcanzar el verdadero sistema de las cosas. Slo sa-liendo de un mundo como se poda an sentirseestimulada.

    Por otra parte, este sistema tena una fisura pordonde el espritu descubra una realidad infinita-mente ms cautivante. En efecto, el mundo sensi-ble est repleto de hechos notables que rebasan laaccin de las fuerzas elementales: movimiento cir-cular de los astros, mutua influencia simptica delas partes del mundo, accin extraa e imprevisible desubstancias que observan el mdico y el alquimista,vida latente de minerales que se supone inertes, y,por fin y por sobre todo, el maravilloso fenmenode la luz, que de un golpe penetra la atmsfera sinencontrar la menor resistencia. Todo esto nos revelala presencia constante en este mundo de realidadesmisteriosas, cuya accin no se somete a ninguna con-dicin material.

    En la poca de Plotino, y ya desde tiempo atrs,haba dos maneras de representar las cosas sensi-bles: la de los filsofos y la de la experiencia directa,de las tcnicas ya fueran racionales o supersticio-sas de los mdicos y metalrgicos o de los astrlo-gos y fabricantes de filtros y encantamientos. Por unaparte, pues, una fsica donde no actan ms que fuer-zas definidas en un mundo limitado; por otra, unaindefinida lista de hechos que se va enriqueciendogracias a la experiencia creciente de viajeros y na-turalistas, y que desemboca en reglas tcnicas msque en explicaciones filosficas. La dualidad de

  • 16 LA FILOSOFA DE PLOTINOestas dos fsicas es un hecho capital en la historiadel pensamiento antiguo; se mantiene tambin du-rante toda la Edad media que conoce y pone enprctica la Historia natural de Plinio el Viejo, obratpica donde estn consignados y clasificados todoslos hechos que l pudo encontrar. Y en el sigloXIII, las protestas de Roger Bacon a favor de la ex-periencia y de los "expertos" no son sino la reanu-dacin de una tradicin muy larga.

    Pero las dos fsicas jams estuvieron separadasnetamente, y la historia de su penetracin recprocaderramara una viva luz sobre la evolucin de lasdoctrinas filosficas. La doctrina de Plotino es ladoctrina por excelencia entre las que pretenden ab-sorber esta imagen de un universo vivo y surcadopor fuerzas prodigiosas; en su espritu, al menos,pues Plotino es todo lo contrario a un curioso y aun coleccionista de hechos raros. Se encontrara enl una larga lista si se enumeraran todos los mirabiliatelepata, encantamiento, estatuas mgicas, delos que habla, o por lo menos alude, como sntomasde esas fuerzas desconocidas que vienen de "all".Pero Plotino sobre todo se aplica sistemticamentea reconocer la accin de las mismas fuerzas en loshechos ms ordinarios; lo aparentemente excepcionalresulta ser el fondo mismo de las cosas. La magiasimptica es una rareza slo en apariencia; serams acertado decir que la naturaleza misma es m-gica. Por qu sorprenderse tanto de la accin adistancia si uno de los hechos ms comunes, la per-cepcin visual, supone tal accin? Segn Plotino,

  • INTRODUCCIN 17la afinidad simptica entre el ojo y la luz es la nicaexplicacin de esta percepcin, en la que una pre-tendida transmisin de movimiento de la fuente alojo no desempea ningn papel. Para que esta afi-nidad exista, basta que la fuente y el ojo formen par-te de un mismo mundo, es decir, de un mundoanimado por un alma nica. Suponiendo algo im-posible, si existiera un objeto visible extrao y exte-rior al mundo ningn ojo podra verlo. Por qusorprenderse, entonces, de que un astrlogo puedapredecir el destino de un ser humano por la posi-cin de los astros en el momento de su nacimiento?Pues, aun sin admitir una accin voluntaria e in-tencionada de los astros, es natural que todas laspartes se correspondan y se adecen entre s, talcomo se adecan, gracias a la unidad de intencin,las posiciones de los miembros de un bailarn en lafigura que ejecuta.

    Lo maravilloso se encuentra pues, para Plotino,en todo y en todas las partes de las cosas sensibles.Slo la costumbre impide que lo veamos, as comoel espectculo constante del cielo estrellado haceque no admiremos ya su belleza. Toda la fsica dePlotino consiste en luchar contra el hbito, en des-pertar el adormecido sentido de lo maravilloso. Entodas partes seala afinidades internas debidas ala accin del alma, que estn escondidas bajo lasapariencias.

    El mundo inteligible es precisamente esta faz in-terior de las cosas, cuyo conocimiento parece ser,antes que una abstraccin, una especie de ahonda-

  • 18 LA FILOSOFA DE PLOTINOmiento de la sensacin. La belleza de un rostro noconsiste en la mera simetra de las partes; puestoque hay rostros simtricos demasiado fros para serbellos, la belleza reside en la expresin de la fisono-ma, en ese indefinible calor que la anima. Plotinollama, inteligible a ese calor. Y si ese "inteligible"no est en la sensacin bruta, tampoco est en elpensamiento que razona, que compone, que estable-ce relaciones; est ms all y juera de toda formasusceptible de construccin y de anlisis.

    Lo que la expresin es al rostro, es la realidadinteligible ntegra al conjunto del mundo sensible.Esta realidad es como la fisonoma del universo,como la expresin que el rostro muestra a nuestrosentido. Pensar es pues, para Plotino, captar la uni-dad de un tema del cual las sensaciones nos danslo elementos dispersos; es captar la intencin deun bailarn en la multiplicidad de los movimien-tos de una figura, la unidad viva del curso circularde un astro a travs de la infinitud de posiciones quesucesivamente ocupa. Es ir hacia una realidad que,lejos de perder absolutamente nada de la riquezade la sensacin, la desborda descubriendo su hon-dura.

    As se explica el carcter sensual, cautivante, ex-citante de la realidad inteligible en Plotino. La con-templacin de lo inteligible est en la misma lneaque la contemplacin de lo sensible; la contina di-rectamente sin pasar por las ideas lgicamente enca-denadas, pues no se asciende de lo primero a lo se-gundo por un razonamiento y por una induccin, sino

  • INTRODUCCIN 19exclusivamente por medio de una contemplacin msrecogida y ms intensa.

    Pero si en la concepcin plotiniana la realidad sen-sible se presenta de tal modo que permite esa profun-dizacin y ese paso directo a lo inteligible, es porqueesa realidad ya es objeto de una contemplacin. Unmundo tan maravilloso, con sus misteriosas corres-pondencias, no es el mundo de los objetos cotidia-nos que el hombre utiliza y del cul depende. Esel mundo del contemplativo solitario y aislado queescap a la magia y a la atadura de las cosas. Eltrmino que une lo sensible y lo inteligible, y queopone uno y otro al pensamiento discursivo es pues,tambin y siempre, la contemplacin.

    Esta consideracin fue el punto de partida de losproblemas histricos que llegu a plantearme conrespecto a Plotino. Hace mucho tiempo que murila vieja idea de un helenismo que se habra desen-vuelto sin recibir influencia de fuera, y no hay de-recho de seguir estudiando los autores como si semantuviera an en vigencia. No hay duda de quea partir de Alejandro los griegos "helenizaron" Orien-te, pero que tambin Egipto, esa ''tierra donde sefabrican dioses" 1, dej su honda seal, no slo enlas costumbres, sino tambin en las ideas de losgriegos, no obstante el esfuerzo de los gobernantesde Egipto por mantener lo indgena en condicininferior. Nosotros cremos necesario como se vertender nuestra mirada aun ms all de Egipto a finde hacer inteligible el pensamiento de Plotino. Al

    1 Asclepius 23, b, en Hermtica, ed. Scott., pg. 338, 6.

  • LA FILOSOFA DE PLOTINOremontarnos hasta la India, pensamos en la Alejan-dra que segn una descripcin reciente "vea decontinuo pasar o detenerse temporariamente una tu-multuosa multitud cosmopolita; los pequeos bron-ces y terracotas permiten discernir tipos tnicos muymarcados... griegos, italianos, sirios, libios, cilicia-nos, etopes, rabes, bactrianos, escitas, hindes, per-sas, es la enumeracin no limitativa que todava enel siglo IV hace San Juan Crisstomo"2.

    Y cremos que era legtimo, y hasta necesario, emi-tir una hiptesis acerca de las relaciones de Plotinocon la India, que quiz otros, ms competentes, sepropongan verificar.

    ADVERTENCIA A LA SEGUNDA EDICINEsta edicin reproduce, sin cambio notable, el tex-

    to de la primera. Aade, no obstante, a) un apndiceconcerniente a la teora del mundo sensible y de lamateria, y b) una breve noticia bibliogrfica que in-dica tan slo los trabajos ms importantes sobre Plo-tino aparecidos despus de 1928*.

    2 Victor Chapot, Le monde romain, coleccin "L'volution de

    l'Humanit", 1927, pg. 292.* Esta noticia ha sido ampliada en la presente edicin en espaol.

    (N. del E.)

  • CAPTULO IEL SIGLO III DE NUESTRA ERA

    Pocos perodos hay ms dramticos que el fin delpaganismo. El Imperio romano, amenazado desde elexterior por los brbaros al norte y por los persasal este, est desgarrado interiormente por crisis detoda ndole: una conmocin moral, social e intelec-tual trastrueca el sentido de los valores que habansustentado el viejo mundo. poca rica en aspectospintorescos tambin, en que el historiador del pen-samiento se deja seducir fcilmente por la confusamezcla de doctrinas y por las ms extraas einesperadas combinaciones de ideas procedentesde Oriente y del Asia menor con la vieja filosofagriega.

    Dentro de este perodo, el siglo III, en que Plotinovive (204-270), es indudablemente uno de los msagitados; y la elaboracin de su filosofa, que pre-tende mantener en toda su amplitud el pensamientode viejos; tiempos, coincide precisamente con la po-ca en que segn el reciente estudio de Ferrero 1

    1 La ruine de la civilisation antique, Pars, 1921, pg. 43.

  • 22 LA FILOSOFA DE PLOTINOse produjo; la ruina de la civilizacin antigua. "Larevuelta de Maximino (235) dice seala el co-mienzo de una interminable serie de guerras civiles,de guerras con el exterior, de calamidades diversas,pestes y hambres, que duraron sin interrupcin me-dio siglo y que despoblaron y empobrecieron elImperio al destruir las lites que lo haban gober-nado, pacificado y civilizado durante los siglos I y II,y, con las lites, las artes de la paz y la parte me-jor de la cultura greco-latina. . . El nivel de la cul-tura aade (pg. 79) desciende en todas partes:en filosofa, en derecho, en literatura, porque losnuevos dominadores la desprecian y la ignoran. Ladecadencia se extiende a todas las industrias. Yfinalmente la religin, el politesmo pagano, que ha-ba sido la base de la vida poltica, social, intelectual,est en trance de morir. Los cultos de Oriente irrum-pen por todas partes. . . El cosmopolitismo del Im-perio, la mezcla de razas, religiones, costumbres,culturas; la unificacin del gobierno, las nuevas doc-trinas religiosas y filosficas asestaron un golpe mor-tal, al mismo tiempo, al politesmo y al espritu detradicin local... La civilizacin greco-latina eraaristocrtica en un grado que apenas podemos su-poner; su fuerza resida en las lites muy restrin-gidas."

    En realidad, esta poca vio la ruina definitiva eirreparable de filosofas dogmticas que, desde cin-co siglos atrs, eran los guas morales de las gentescultivadas: el estoicismo y el epicureismo. A finesdel siglo II, el escepticismo de un Sexto Emprico

  • EL SIGLO III DE NUESTRA ERA 23

    reuni todos los argumentos posibles contra ellos;y el ideal severo de los estoicos sobrevivi slo enlos andrajosos cnicos, para quienes ya no contabael pensamiento filosfico.

    Es, por el contrario, la poca de los comentado-res. Se estudia a Platn; poco antes que Plotino,Alejandro de Afrodisia escribe detallados comenta-rios a las obras de Aristteles. Los filsofos tienenla constante inquietud de adherirse a una tradi-cin y de no presentar sus pensamientos ms quecomo la exgesis de las obras de los viejos maestros.Plotino mismo no es una excepcin: "Debemos ad-mitir que antiguos y bienaventurados filsofos es-cribe con estilo devoto2 descubrieron la verdad.Falta determinar cules son los que la encontraron,y cmo podemos nosotros aprehender su pensamien-to." "Nuestras teoras proclama adems nada tie-nen de nuevo y no son de ahora. Fueron enunciadashace largo tiempo, mas no desarrolladas; y nosotrosno somos otra cosa que los exgetas de esas viejasdoctrinas, cuya antigedad nos la atestiguan los es-critos de Platn." 3

    Son stas declaraciones un poco exageradas, pues,en realidad, el espritu de la poca se imprimi vi-gorosamente en su filosofa. En medio de la deca-dencia de todas las especulaciones cientficas y mo-rales, el sentimiento religioso se desenvolva con unafuerza hasta entonces desconocida en Occidente,aduendose de la imaginacin y de la inteli-

    2 Enadas, III, 7, 1. 13, ed. Guillaume Bud.

    3 En. V, 1, 8.

  • 24 LA FILOSOFA DE PLOTINOgencia. Desde tiempos anteriores a Plotino venaproducindose un movimiento inverso y conver-gente de la filosofa cuyas concepciones del uni-verso se orientan por entero hacia la solucindel problema del destino humano y de la reli-gin, que considera imposible resolver el proble-ma de la salvacin del alma sin un sistema filo-sfico del universo.

    Por una parte, el siglo precedente presencia, conApuleyo o Numenio, la renovacin del platonismoporque en Platn se piensa encontrar una filosofaque satisfaga las necesidades religiosas. Se extraedel platonismo todo cuanto conviene a este fin; seconcede valor a elementos que no tenan ms queun lugar bastante restringido, como la teora delos demonios que ocupa el primer plano en Apu-leyo, porque esos seres intermediarios permiten launin del alma con Dios.

    Por otro lado, las religiones admiten como ingre-dientes suyos ciertas concepciones filosficas. Den-tro del cristianismo continan desenvolvindose, enel siglo m, las teoras gnsticas que vinculan el dra-ma de la salvacin y de la redencin con una cosmo-gona y una cosmologa complicadas. Y los cris-tianos de Alejandra que combaten estas herejaslos Clemente, los Orgenes son sin embargo, a sumanera, filsofos, y encaminan su pensamiento teo-lgico segn ideas griegas. Si en esta poca las re-ligiones universales gozan de privilegio, es necesariover claramente que esta pretensin al universalismoreposa en la conviccin de que las tesis que afirma

  • EL SIGLO III DE NUESTRA ERA 25

    esta religin son verdaderas filosfica y cientfica-mente. El mismo gobierno imperial buscaba esta uni-versalidad: el emperador Aureliano que, cuatioaos despus de la muerte de Plotino, estableci enRoma el culto oficial del Dios Sol, vio en ello sinduda un modo de consolidar la unidad del imperio:"hizo colocar en el templo del nuevo dios las dosestatuas de Helios, el sol greco-latino, y de Baal,el tipo oriental de la divinidad solar".4 As, la fu-sin de creencias coincida, en forma completamentenatural, con una tendencia a cimentar estas creen-cias en una concepcin del universo.

    En un pensador de la talla de Plotino, ese mo-vimiento convergente de la religin y de la filosofano lleva, de ningn modo, a una confusin.

    Considerando ciertos aspectos, el sistema de Plo-tino puede colocarse en la misma lnea que la es-peculacin teolgica de Orgenes. Uno y otro secaracterizan por una relativa sobriedad de la ima-ginacin y por una indudable tendencia a reaccio-nar contra las fantasas desbordantes como las delos neoplatnicos del siglo 11 o de los gnsticos. Elsiglo ni es un siglo, en general, de temperamentoracionalista, y todava no hallamos en l la teurgiay las prcticas mgicas en que haban de concluirlos ltimos neoplatnicos.

    * Homo, Essai sur le rgne de l'empereur Aurlien, pg. 190.

  • 26 LA FILOSOFA DE PLOTINOPero existe una razn ms profunda. Basta leer

    el tratado que Plotino escribi Contra los Gnsticospara comprender hasta qu punto sinti el conflictoentre las concepciones del universo y de la vidaque las nuevas religiones de salvacin ofrecan a susfieles, y las antiguas concepciones helnicas con queestaba vinculado.

    Por una parte, una concepcin histrica, dramti-ca, mtica del universo. El universo tiene una his-toria verdadera. Experimenta crisis que se carac-terizan por transformaciones profundas. Creacin,cada, redencin (preceda la creacin a la cada ola siga como en los gnsticos), se deben a iniciativasimprevisibles, inesperadas, que, al no tener su ra-zn en la esencia misma de las cosas sino en volun-tades buenas o malas, producen slo un estado pa-sajero: nada hay de eterno ni en la creacin ni enlas consecuencias de la cada.

    Por otra parte, una concepcin racional de la rea-lidad. Desde el comienzo hasta el fin (todava en elDe Principiis de Damascio, escrito en el siglo vi)la filosofa griega trata ante todo de descubrir unlazo racional entre las formas de la realidad quepermita que las formas se sucedan de modo necesa-rio y sin la menor "arbitrariedad. Se atena en lamedida de lo posible lo que puede aparecer de mu-dable y de variable en el universo. Se piensa, enefecto (y esta es una de las creencias favoritasde Plotino), que el tiempo se divide en vastos pe-rodos cada uno de los cuales reproduce los mismoshechos en el mismo orden. Se introduce as lo estable

  • EL SIGLO III DE NUESTRA ERA 27

    en lo inestable; precisamente lo pasajero es -lo que notiene el derecho de existir.

    Tan pronto como un pagano instruido juzg dig-na de atencin la concepcin cristiana del univer-so, no se enga respecto a ella. Celso, que era unespritu cultivado, aunque sin gran profundidadfilosfica, seal acertadamente, en el Discurso ver-dadero escrito en 178 contra los cristianos, que allestaba el punto que tornaba irreconciliables a lasdos doctrinas: "Si se cambia la ms mnima delas cosas de este mundo dice todo se trastornary desaparecer"; pues bien, la encarnacin es uncambio de esta ndole. Exclama, tambin, ms ade-lante: "Por lo tanto, slo despus de transcurridauna eternidad Dios se acord de juzgar a los hom-bres! Antes, pues, no se inquietaba!" 5

    De estas dos concepciones del universo depen-dan dos concepciones radicalmente diferentes dela vida espiritual. Si la realidad es un sistema racio-nal acabado y sin historia, el nico ideal consiste enaprehender esa realidad tal cual es, ms all de lasapariencias que la ocultan. La vida espiritual es, puray simplemente, el desarrollo de la inteligencia con-templativa que no experimenta esa especie de re-novacin profunda del ser, ese renacimiento queprocuraban no slo el cristianismo sino todas lasreligiones de la poca.

    Es evidente que en Plotino hay a la vez una afini-dad y una repulsin ante las formas religiosas nue-vas. Una afinidad a causa de la intensa experiencia

    5 Citado por Orgenes, Contra Celso, IV 3.

  • 28 LA FILOSOFA DE PLOTINOque tena de la vida espiritual, a causa del pro-blema, para l esencial, de la restauracin del almaa su estado primitivo. Una repulsin a causa de suconcepcin del universo estrictamente racionalistaque excluye toda transformacin profunda. El hom-bre que escribi: "Si las cosas van hacindose cadavez mejores, se sigue de ello que no estaban biendesde el principio! Si, por el contrario, estabanbien, es necesario que permanezcan idnticas a smismas"6, es evidentemente antpoda del espritucristiano.

    La tensin que continuamente se advierte en lafilosofa y hasta en el estilo de Plotino resulta deesta compleja posicin histrica. All se funda igual-mente la divergencia de las interpretaciones acercade sus relaciones con el pensamiento de su tiempo.Vacherot ve en l, antes que nada, al eclctico quecombin de manera ms o menos feliz tradicionesdiferentes. Los antiguos historiadores de la filosofa,Brucker, Tenneman, consideran al sistema de Plo-tino como resultado de una invasin de ideas orien-tales extraas al espritu griego. Richter 7 por el con-trario, y ms recientemente H. K. Mller 8, lo consi-deran como un fiel defensor del racionalismo he-lnico.

    Esta divergencia se explica fcilmente. Plotino seadhiere de todo corazn y con toda su voluntad ala filosofa griega, pero los problemas que se plan-tea son problemas que la filosofa griega jams en-

    6 Enadas, VI, 7, 3.7 Neuplatmische Studien, Halle, 1861-1867.8 "Orientalisches bei Plotinos?" Hermes, 1914, pg. 70.

  • EL SIGLO III DE NUESTRA ERA 29

    caro, es decir, problemas propiamente religiosos. Deall un esfuerzo por adaptar la filosofa griega a pun-tos de vista que no eran los suyos; de all una trans-formacin profunda del helenismo, una especie deviolencia hecha a la filosofa griega para hacerledecir lo que no estaba tal vez capacitada para decir.

  • CAPTULO II

    LAS "ENADAS"Es imposible interpretar correctamente el pensa-

    miento de un filsofo sin tener en cuenta la formaliteraria de sus obras. La forma literaria revela lasintenciones de un autor, que difieren bastante segnescriba un curso, una exposicin dogmtica, un en-sayo, una obra de circunstancia, una carta o unescrito polmico. Es necesario, pues, atender a laforma a fin de comprender, en todo su alcance, lasideas que expresa.

    Por eso tratar primero de dilucidar qu son lasEnadas donde Plotino consign su pensamiento.

    Las Enadas se componen de cincuenta y cuatrotratados, desiguales en extensin y repartidos en seisgrupos de nueve. Estos grupos estn ordenados sis-temticamente: el primero se refiere al hombre yla moral, el segundo y el tercero al mundo sensi-ble y la providencia, el cuarto al alma, el quinto ala Inteligencia, el sexto a lo Uno o al Bien. En esteorden hay una intencin visiblemente dogmticaque consiste en partir de s mismo (I) y del mundo

  • 32 LA FILOSOFA DE PLOTINOsensible (II y III) para remontarse, mediante unaascensin gradual, al principio inmediato del mun-do que es el alma (IV), luego al principio de estaalma que es la Inteligencia (V) y, finalmente, alprincipio universal de todas las cosas que es lo Unoo el Bien (VI).

    Pero este progreso sistemtico es slo una apa-riencia. Los escritos de cada grupo, a pesar de susttulos, tratan en general de todas las cuestiones o,al menos, suponen conocida toda la doctrina. Eneste aspecto, las Enadas de Plotino contrastan com-pletamente con las producciones posteriores de laescuela neoplatnica, obras de profesores ejercita-dos en una larga tradicin escolar. El Manual deteologa de Proclo, en el que todas las materias guar-dan un orden perfecto, es un ejemplo de estasltimas.

    Sabemos, en efecto, que la agrupacin sistem-tica de los tratados se debe a Porfirio, el fiel secre-tario de Plotino que, muerto ya su maestro, los agru-p y los intitul para editarlos.1 Es necesario pues,para comprender la obra, hacer abstraccin de estadistribucin en grupos.

    Ahora bien, gracias a la Vida de Plotino, escritapor Porfirio, podemos conocer con bastante preci-sin el orden cronolgico de los escritos y su historia.Sabemos que Plotino no se decidi a escribir sinomuy tarde, a los 51 aos, en 255, cuando llevabaya diez enseando en Roma. A los 59 aos, en 263, enel momento en que se le acerc Porfirio, haba

    1 Porfirio, Vida de Plotino, cap. IV y cap. XXIV.

  • tf r ? ooLAS ENEADAS M

    escrito veintin tratados; escribi veintitrs entre263 y 268, durante la permanencia de Porfirio enRoma, y nueve desde 268 hasta su muerte (270).2

    Esos escritos, cuya lista cronolgica nos propor-ciona Porfirio 3 se deben, pues, a un profesor ya muyconocido, cuya doctrina ha alcanzado completa ma-durez. Estn ligados, adems, de una manera tanestrecha a su enseanza, que sera imposible com-prenderlos sin imaginar lo que era esta enseanza.4

    Plotino no era un profesor a sueldo. Sus leccioneseran pblicas y gratuitas.5 Adems contaba a sualrededor con un crculo de amigos ricos que pro-vean las necesidades de su vida. Consejero delemperador Galiano 6, director de conciencia de mu-chos personajes aristocrticos, llevaba la vida deuno de los tantos sabios que, en el mundo greco-romano, desempearon un papel moral tan fecun-do.7 Se le confiaba la tutela de muchos hurfanos 8

    2 Vida de Plotino, cap. III y IV.

    3 La exactitud de esta lista est confirmada por las referencias de

    un tratado a otro. Cf. al respecto Gollwitzer, "Die Reihenfolge derSchriften Plotins, Blatter fr das Gymnasialschulwesen, vol. XXXVI,1900.

    * Cf. sobre este punto Carl Schmidt, "Plotins Stellung zum Gnosticis-mos und kirchlichen Christenthum" (Texte und Untersuchungen deHarnack, vol. V, 1901).

    6 Vida de Plotino, cap. I, 1. 13.

    6 Ibid. cap. XII.

    7 Cf. por ejemplo, el retrato que Luciano dej de Demonax en

    el escrito del mismo nombre.8 Vida de Plotino, cap. IX, 1. 5.-9.

  • 34 LA FILOSOFA DE PLOTINOy se le tena especial confianza en su manera dejuzgar a los hombres.9

    Los oyentes a quienes se diriga y para quienesescriba eran, casi siempre, hombres formados, yainstruidos en filosofa, y que antes de asistir a suscursos haban conocido en otra parte direccionesfilosficas o religiones diferentes a las suyas. De allque acogiera como amigos 10 a cristianos gnsticos.Sus discpulos ms queridos eran Amelio, proceden-te de la escuela del estoico Lismaco, y Porfirio, unasitico de Tiro que lo conoci a los 32 aos des-pus de haber publicado una importante obra defilosofa religiosa: La filosofa de los orculos.

    La mayor parte de sus cursos transcurra endiscusiones. "Permita nos cuenta Porfirio quese le hicieran preguntas; y a menudo faltaba el or-den en su escuela y se llevaban a cabo discusionesociosas."

    Esta libertad no dejaba de sorprender ni de es-candalizar a algunos oyentes de paso, habituadosa los discursos bien ordenados. En cierta ocasin,Porfirio interrog a Plotino durante tres das acercade la unin del cuerpo con el alma. Esta forma deproceder disgust a un tal Taumasio, oyente extra-o a la escuela, quien "deca que quera consignarpor escrito los argumentos generales desarrolladosen la discusin, y or hablar al propio Plotino;pero no poda consentir que Porfirio diese respues-tas y formulase preguntas". "Sin embargo, le repli-

    Ibid. cap. XI.1 En. II, 9, 10, 1. 3.

  • LAS ENEADAS 35

    c Plotino, si Porfirio no ndica con sus preguntaslas dificultades que tenemos que resolver, no ten-dremos nada que escribir."11

    El pensamiento de Plotino slo se excitaba y sedespertaba en la discusin. Tambin, por lo gene-ral, el curso se iniciaba con una lectura. "Leanseen sus conferencias los comentarios de Severo, deCronio, de Numenio, de Gayo y de tico; tambinobras de peripatticos, las de Aspasio, de Alejandrode Afrodisia, de Adraste, y de otros semejantes...Penetrbase rpidamente Plotino de aquello que selea; luego expona en pocas palabras las ideas quele sugera una profunda meditacin." 12

    As el oyente se confunde ntimamente en el tra-bajo de pensamiento del maestro. La filosofa dePlotino, como la mayora de todas las filosofas de laAntigedad, es una filosofa primero hablada. El tra-bajo realizado en su escuela es un trabajo colectivo.Cuando Porfirio ingres, se sorprendi no poco alor sostener una tesis que se acordaba mal con la in-terpretacin ortodoxa de Platn. Efectivamente, Plo-tino enseaba que los objetos conocidos por la in-teligencia no le eran exteriores, sino que estabanen ella misma. Porfirio escribi un pequeo tratadocontra la opinin de su nuevo maestro: "Plotino selo hizo leer por Amelio, y, luego que ste se lo huboledo, le dijo rindose: 'A ti te incumbe resolver esasdificultades que Porfirio me ha planteado porqueno comprende bien mi doctrina.' Amelio compuso un

    11 Vida de Plotino, cap. XIII.

    12 Ibid. cap. XIV.

  • 36 LA FILOSOFA DE PLOTINOlibro bastante voluminoso para responder a mis ob-jeciones. Repliqu. Volvi a escribir Amelio. Estetercer trabajo me hizo comprender, por fin, el pen-samiento de Plotino." 13

    El discpulo se asociaba al trabajo del maestropara convencer a los nuevos discpulos. Entre stosse encontraban cristianos gnsticos que, no obstan-te su presencia en la escuela de Plotino, seguansosteniendo la tesis, tan contraria a la opinin dePlotino, de que el mundo era obra de un demiurgomaligno. A fin de convencerlos no se content conescribir l mismo un tratado (el noveno de la se-gunda Enada). Tambin encarg a Amelio y aPorfirio discutir detalladamente las pruebas de au-tenticidad de los pretendidos libros revelados en quelos gnsticos apoyaban su fe.

    Como se ve, la escuela de Plotino es ante todoun crculo de amigos en donde el maestro se es-fuerza por mantener una vida espiritual intensa. Esun amigo exigente que quiere la unidad, pero que noemplea ms que el dulce rigor de los argumentos.He aqu su sorpresa alarmada cuando no lo consi-gue: "Me da vergenza pensar dice a los gnsti-cos a quienes an no haba convencido que algunosamigos que se toparon con esa doctrina (se tratade la creacin del mundo por un demiurgo malig-no) antes de trabar amistad con nosotros, perse-veran en ella, no s por qu." 14

    No es menos celoso de la dignidad moral de suw ibid. cap. XVIII." En. II, 9, 10, 1. 3.

  • LAS "ENADAS" 37escuela. Trata de separar de los negocios pblicosa aquellos que ms le interesan entre sus amigosricos. No siempre triunfa.15 Pero a veces triunfapor dems. As lo ilustra la historia del senadorRogaciano, "que se haba desprendido tanto de lascosas de la vida que abandon sus bienes, despidia sus domsticos y renunci a sus dignidades... Dedos das coma slo uno... Plotino era muy amigosuyo; haca de l grandes elogios y lo proponacomo modelo a quienes queran llegar a ser fi-lsofos".16

    As puede comprenderse mejor el carcter de lasEneadas. No son ms que la redaccin de las discu-siones de la escuela. Plotino escribe sobre los temasque se le presentan 17 y sus libros dan a menudo laimpresin de una estenografa. No estn escritospara propaganda religiosa popular, sino para el pe-queo crculo de iniciados ante el cual fueron con-cebidos. "Eran dados a conocer nos dice Porfiriorefirindose a los veintin primeros tratados escri-tos por Plotino a un pequeo nmero de personas;no era fcil procurrselos; se los entregaba con pre-caucin cuando se juzgaba dignas a las personas quelos reciban." 18

    16 Cf. Zthus, Vida de Plotino, cap. VIL

    16 Vida de Plotino, cap. VII.

    17 T? iixtXTuoai; xoOaeii; Ibid., cap. IV.

    18 Ibid., cap. IV.

  • 38 LA FILOSOFA DE PLOTINOLos tratados estn ligados a la vida de la escuela.

    Seal un ejemplo en el tratado contra los gnsticos.A instancias de Amelio y de Porfirio, Plotino escri-bi los tratados cuarto y quinto de la sexta Enada.19Porfirio nos relata extensamente en qu circunstan-cias escribi el cuarto tratado de la tercera Enada,Del demonio que nos ha tocado en suerte.20 Peroaun careciendo de estas informaciones externas, unalectura atenta de las Enadas nos muestra que sustratados se refieren a una discusin en curso. Porejemplo, los tf3S extensos tratados (IV, 3, 4 y 5)relativos al alma estn precedidos de esta declara-cin: "Es conveniente tratar todas las dificultadesrelativas al alma que deben ser puestas en claro;aun cuando quedemos sin resolverlas, nos beneficia-remos, al menos, conociendo la dificultad de estascuestiones." Hay aqu una evidente alusin a unalarga serie de dificultades que poco a poco fueronacumulndose: estos tratados sealan el trminode un debate. Por otra parte, en el primero deellos ( 1 a 6) Plotino combate claramente, conrespecto al origen de las almas, una tesis de natura-leza estoica que trataba de apoyarse sobre los textosde Platn, como si alguno de sus discpulos la sos-tuviera.

    As se explica que la doctrina de Plotino no estexpuesta parte por parte en una serie de tratados,sino que, un poco a la manera de Leibniz, su autorla haya desarrollado casi ntegramente en cada uno

    i Ibid., cap. V, 1. 6.20 Ibid. XII.

  • LAS "ENADAS" 39de los tratados desde el punto de vista particular deltema sometido a examen.

    Se explican as igualmente sus peculiares procedi-mientos de composicin. Siempre tenemos la impre-sin que el oyente est muy cerca. A veces, hastaexigiendo explicaciones al maestro. As, en un pasa-je (IV, 5, 8), acaba Plotino de cerrar una discusinsobre la visin de los objetos a distancia, y luegoaade: "Es esto suficiente? Entonces ya est de-mostrado. No? Busquemos pues ms pruebas." Es-tos movimientos de auditorio son frecuentes. Unalarga digresin sobre los nmeros 21 precede a estareflexin: "Pero se nos pide ahora volver a nuestrotema", que suena como una benvola advertenciadel auditorio al profesor que se aleja del asunto.Otras veces se ve que el oyente se impacienta unpoco ante el idealismo trascendente del maestro ytrata de hacerlo descender del cielo a la tierra: "Tras-trocis el sentido de todo con vuestros trminos pom-posos! Decs que la vida es un bien, que la inteli-gencia es un bien. Y, por qu habra de ser unbien la inteligencia? En qu se revela que aquelque piensa las ideas posee el bien en virtud de esacontemplacin? Seducido por el placer de esa con-templacin se engaa al decir que es un bien, comose engaara al decir que la vida es un bien. No esun bien sino porque es agradable."

    Pasajes como stos son los que confieren a lasEnadas una fisonoma tan viva y nos hacen perci-bir el eco de la enseanza misma de Plotino.

    En. V, 5, 5.

  • 40 LA FILOSOFA DE PLOTINOReducido a su ms simple esquema, un tratado

    de Plotino se divide, por lo general, de la manerasiguiente: la apora en que la cuestin a resolver seplantea; la demostracin que se efecta mediantela dialctica; la persuasin que se esfuerza en con-vencer; y finalmente, para concluir, una especie deelevacin o de himno que proclama la dicha de ha-ber accedido al mundo inteligible. Pero nada hayen este plan de sistemtico, nada de concluido deuna vez por todas.

    Casi siempre la apora es una cuestin tradicionalen las escuelas filosficas. Por ejemplo: Qu es elhombre (I, 1)?, o la antigua paradoja estoica: Au-menta la felicidad con el tiempo (I, 5)?, o tambinun problema fsico muy debatido: Cmo es posiblela visin a distancia (IV, 5)? La apora puede sertambin una dificultad acerca del sentido de unpasaje de Platn o de Aristteles. Por ejemplo, eltratado sobre las virtudes (I, 2) es la interpretacinde la frmula de Platn: "La virtud es una seme-janza con Dios." El tratado sobre el mal (I, 8) es,ante todo, la exgesis de un texto difcil del Teetetos.Otros tratados investigan el sentido de ciertas nocio-nes aristotlicas de uso corriente en la filosofa, comoacto y potencia (II, 5), o "pensamiento del pensa-miento" (V, 3).

    La demostracin dialctica es un verdadero di-logo. Se desarrolla en una serie de preguntas y res-puestas que se suceden rpidamente. Con frecuen-cia la objecin est representada por una simplepalabra, y a veces cuesta trabajo seguir el nter-

  • LAS "ENADAS" 41cambio incesante de preguntas y respuestas. Latraduccin de Bouillet22, tan meritoria en tantosaspectos por haber abierto el camino, no produce,sin embargo, tan a menudo como hara falta, elsentimiento de esa rpida alternancia de contradic-tor y de maestro. He aqu un ejemplo de esa dia-lctica: se trata de esa tesis tan paradjica de Ploti-no de que el principio supremo, lo Uno, no estdotado de pensamiento ni de conocimiento. La dis-cusin se anima: "Cmo! No se conocer ni a smismo ni a las otras cosas! No, se mantendrinmvil en su majestad. Las otras cosas son poste-riores a l. . . Y la Providencia?23 Basta con quel, de donde todo deriva, sea. Qu relacin guardaconsigo mismo si a s mismo no se piensa? Quedarinmvil en su majestad..." 24

    Pero Plotino, conocedor de los hombres, sientela necesidad, no slo de probar por la inteligencia,sino tambin de convencer y de seducir al alma:"Es necesario dice repetidas veces 25 unir la con-viccin a la fuerza coactiva de las demostraciones."Siente demasiado, para limitarse a la demostracin,que la vida espiritual en el hombre no puede redu-cirse a la pura inteligencia. "He aqu una demostra-cin dice en uno de sus tratados; pero, estamospersuadidos en efecto? La demostracin implica

    22 Les Ennades de Plotin, traducidas por M. P. Bouillet. Paris,

    Hachette, 1857, 3 vol.23 Es decir: acaso el hecho de la Providencia no prueba que Dios

    se inquieta por las cosas exteriores a l?24 En. VI, 7, 39.25

    Entre otras, En. VI, 7, 40.

  • 42 LA FILOSOFA DE PLOTINOla necesidad pero no la conviccin. La necesidadreside en la inteligencia, y la persuasin en el alma.Igualmente, tratamos de convencernos antes quever la verdad con la pura inteligencia. En tan-to nos hallamos en la regin superior, en la inteli-gencia, nos contentamos con el razonamiento. . .Pero una vez vueltos a este mundo, al alma, bus-camos los medios de persuadirnos, como si quisira-mos ver un modelo en su imagen." 26 Hay veces quePlotino va muy lejos en esta direccin; y aun cuandoes bastante sobrio, est en la peligrosa pendienteque conduce a introducir en la filosofa cualquier argumento a condicin de que sea capaz de seducir.Un ejemplo es aquel pasaje en que la demostracinespiritualista cede su lugar a algo que linda con laexperiencia espiritista. Despus de haber dado laspruebas de la inmortalidad del alma, Plotino aade:"Se ha dicho lo necesario a quienes piden una de-mostracin. Para quienes buscan una prueba sensi-ble, hay que extraerla de las numerosas tradicionesconcernientes a este tema, de orculos de los diosesordenando apaciguar la clera de las almas contralas cuales se ha cometido injusticia, rendir honoresa los muertos... Almas que antes residan en hom-bres no cesan de hacer bien a los hombres; nos sontiles informndonos acerca de todas las cosas pororculos." 27

    Por ltimo, el desarrollo de las exposiciones con-cluye con lo que habamos llamado elevaciones,

    28 En. V, 3, 6.27 En. IV, 8, 15.

  • t / 99
  • 44 LA FILOSOFA DE PLOTINOment en que ama a ese dueo que no es una fraestatua, abandona todo el resto para mirarlo a l,nicamente." 29

    Y tambin la parbola del gran rey, donde sedescriben los estados del alma en su marcha pro-gresiva a travs del mundo inteligible: "Delantedel gran rey avanzan, en su squito, primero lospersonajes de menor importancia, luego hombresde dignidad cada vez ms elevada, luego los queestn ms prximos al rey y desempean las funcio-nes ms reales, y, finalmente, los que a su ladogozan de los ms altos honores. A continuacin de to-dos ellos, aparece de pronto el gran rey; los asistenteslo honran y lo adoran..., si ellos no han partido ya,contentos con haber asistido al desfile de la es-colta." 3

    Pero la imagen propiamente plotiniana y verda-deramente reveladora de su genio es esa imagendinmica, esa imagen tendencia, si as pudiera de-cirse, que obliga al alma a pensar lo inmaterialmediante una serie de modificaciones que hace su-frir a la imagen dada en un comienzo. As, a fin deque imaginemos cmo un solo y mismo ser pue-de estar en todas partes a la vez, emplea, entreotras, la siguiente imagen: "La mano puede apresarun cuerpo por entero, una pieza de muchos codos,y otros cuerpos ms al mismo tiempo; su fuerza sepropaga a todos esos cuerpos; y, sin embargo, esafuerza no se divide en la mano en partes iguales

    29 En. VI, 7, 35.so En. V, 5, 3.

  • LAS "ENADAS" 45a los cuerpos que apresa. Y, aunque la fuerza sepropague hasta los lmites de esos cuerpos, la manose mantiene en los lmites de su propia extensinsin extenderse en los cuerpos que levanta. Si otrocuerpo se suma a estos cuerpos, siendo la manocapaz de sostener el todo, su fuerza se extiende alnuevo cuerpo sin dividirse en tantas partes comoel cuerpo tiene. Y suponiendo suprimida la masacorporal de la mano, dejando subsistir la fuerza quesostiene a todos esos cuerpos y que antes sostienea la mano misma..., no sera acaso una sola y lamisma fuerza indivisible la que estara en el conjun-to de cuerpos, y no sera de la misma manera encada parte?" 31 Se ve aqu cmo la imagen, por me-dio de modificaciones convenientes, se aproximatanto a la idea, que tiende a convertirse en una vi-sin directa e inmediata.

    31 En. VI, 4, 7. Cf. igualmente el prrafo siguiente.

  • CAPTULO IIIEL PROBLEMA FUNDAMENTALDE LA FILOSOFA DE PLOTINO

    Todos los intrpretes estn de acuerdo en reco-nocer que en Plotino coexisten dos rdenes de cues-tiones: el problema religioso, relativo al destino delalma, al medio de restaurarla a su estado primitivo,y el problema filosfico, relativo a la estructura y ala explicacin racional de la realidad. Pero las in-terpretaciones divergen acerca de cul sea la rela-cin que estos dos problemas guardan entre s.Leyendo slo la exposicin de Zeller en el tomo IIIde su Philosophie der Griechen, la explicacin racio-nal de la realidad aparece como el verdadero ob-jetivo de Plotino, y su concepcin del destino delalma, como un simple corolario que su teora filos-fica hace posible.

    Creo, sin embargo, que el rasgo caracterstico delsistema de Plotino es la unin ntima de estos dosproblemas, unin tal que ya no tiene sentido plan-tearse la cuestin de saber cul de ellos est subor-dinado al otro. Descubrir el principio de las cosas

  • 48 LA FILOSOFA DE PLOTINOobjeto de la investigacin filosfica es para Plo-tino, al mismo tiempo, el "fin del viaje", es decir,el cumplimiento del destino. "Cul es el mtodo,cul es la prctica que nos conduce a donde debe-mos ir? A dnde debemos ir? Al Bien y al primerprincipio. Esto es lo que hemos admitido; y las de-mostraciones que se ofrecen son tambin los mediosde elevarnos hasta l." ^

    Para mostrar la significacin y la exacta impor-tancia de esta tesis comenzar insistiendo sobreel punto de partida de la especulacin de Plotino.El punto de partida es un sentimiento de males-tar, el sentimiento de que la vida humana, en suforma actual, es una vida interrumpida o disminuidapor obstculos debidos al cuerpo y a las pasiones."El alma humana, encerrada en el cuerpo, padeceel mal y el sufrimiento; vive presa de pena, deseo,.temor y de todos los males; el cuerpo es para ellauna prisin y una tumba; el mundo, una cavernay un antro." 2

    En un doloroso conflicto, ese continuo sentimien-to de cada se opone al sentimiento de que la ver-dadera naturaleza del alma es ser impasible e in-dependiente. Por experiencia propia, los hombres,al menos los mejores, "los que poseen un alma deamante, de msico o de filsofo", conocen ciertosestados de plenitud y de dicha que acompaan es-pecialmente a la pura contemplacin intelectual.Dichos estados parecen acordarse ms con la esen-

    1 En. I, 3, 1.2 En. IV, 8, 3.

  • EL PROBLEMA FUNDAMENTAL 49

    ca, con la naturaleza del alma, que experimentaentonces la sensacin de ser ella misma con mspureza.

    De all nace la idea, con tanta frecuencia expresa-da en Plotino, de que el mal y el vicio no son "lasupresin de algo que el alma posee, sino la adicinde un elemento que le es extrao, como la flemao la bilis en el cuerpo".3 Se asemeja el alma a untrozo de oro puro manchado por el lodo. "Impura,acosada de todos lados por el atractivo de los obje-tos sensibles..., teniendo en s mucho de mate-ria..., se modifica por el hecho de mezclarse conuna cosa que le es inferior; es como si un hombreinmerso en un pantano no mostrara ya su belleza,y como si no se viera de l ms que el lodo que loembadurna; su fealdad se debe a la adicin de unelemento extrao; si quiere volver a ser bello, lees un gran trabajo lavarse y limpiarse para volvera ser lo que era."

    Cmo es, pues, posible tal cada si no se debea la naturaleza misma del ser cado? "A menu-do dice Plotino huyo de mi cuerpo y me des-pierto a m mismo; ajeno a toda otra cosa en mipropia intimidad, veo una belleza maravillosa ytan grande! Entonces me convenzo de que tengo laparte mejor... Pero, despus de este reposo en elser divino, desciendo nuevamente de la Inteligenciaal pensamiento reflexivo, y me pregunto cmo seopera actualmente este descenso y cmo pudo en-trar en el cuerpo un ser como el alma que, si bien

    * En. I, 8, 14, 1. 23.

  • 50 LA FILOSOFA DE PLOTINOest dentro de un cuerpo, conserva sus rasgospropios." 4

    Vemos as que el alma puede estar animada porun doble movimiento, un movimiento ascensional,que es a la vez recogimiento interior, un volversesobre s mismo, una evasin del cuerpo, y un mo-vimiento de descenso que la sumerge en el cuerpo,en la vida y en el olvido de su propia naturaleza.

    Para comprender claramente la naturaleza de esesentimiento y sus consecuencias en la elaboracin deun sistema del mundo, es indispensable salir mo-mentneamente de la obra de Plotino y comprobarcon qu fuerza imperaba entonces en extensoscrculos. Por personal que sea, un sentimiento reli-gioso no tiene vigor ms que si lo refuerza un me-dio social y si es compartido.

    Pues bien, las "religiones de misterios" de los pri-meros siglos de nuestra era reposan en el sentimientocompletamente anlogo de que el alma est ligadaa elementos que la vuelven impura. De ah que lafuncin especficamente religiosa sea "salvarla",hacerla renacer desprendindola de esos elementos.Ese es el fondo de ideas comn a las religiones desalvacin, que Cumont y Reitzenstein estudiaronde modo muy penetrante. "Para el iniciado diceApuleyo hablando de los misterios de Isis la an-tigua vida ha terminado; desde el umbral del infra-mundo la diosa llama a quien es digno. Lo sitaen una nueva vida, la de la salvacin." 5 En los

    * En. IV, 8, 1.5 Cf. Reitzenstein, Die hellenistische Mysterienreligionen, pg. 116.

  • EL PROBLEMA FUNDAMENTAL 51escritos hermticos domina la misma idea de que lareligin nos permitir, mediante la vuelta sobrenosotros mismos, poseer una personalidad nueva ylibre. "Despus del renacimiento uno queda lo mis-mo que antes, y sin embargo no se tiene la mismasubstancia; en verdad el cuerpo sensible nada tieneque hacer con el nacimiento... Es una muerte delcuerpo terrestre, al menos en lo que respecta a suaccin sobre el alma; las doce malas inclinacionesnacidas del cuerpo se alejan una tras otra per-seguidas por las diez fuerzas divinas; entonces,te conoces a ti mismo con un conocimiento intelec-tual, y conoces a nuestro padre." 6

    Hoy nos parece que dichas transformaciones delalma son meros cambios de estados internos, perono poda ser as para una imaginacin helnica. Losgriegos tenan del alma una concepcin demasiadorealista para no imaginar una transformacin ntimacomo un cambio efectivo de lugar, como un pasode un lugar a otro. El ascenso y el descenso del almaresultaban ser un viaje a travs del mundo; el sen-timiento de los diversos estados de pureza o de im-pureza del alma se traduca necesariamente en unmito donde intervena, a ttulo de teatro del destino,la representacin de las regiones del universo atravs de las cuales se transportaba en esos cambiosde estado. I

    Platn haba dado el ejemplo de imgenes mticasde este tipo. En la Repblica, en el Fedn, en elFedro, relat los viajes del alma a travs del mundo,

    8 Cf. Reitzenstein, Ibid., pg. 23.

  • 52 LA FILOSOFA DE PLOTINOsu vida con los dioses en la convexidad de la bvedaceleste, la prdida de las alas y la cada en el cuer-po. En estos relatos fantsticos, bastante alejadosde la grave seriedad de las religiones de misterios,Platn introdujo la idea de una especie de topogra-fa religiosa. De acuerdo a su concepcin, los lu-gares del universo se repartan segn las categorasde lo sagrado y de lo profano; segn su pureza oimpureza, cada uno de ellos se adaptaba a un gradodeterminado de la perfeccin del alma, y el almaocupaba lugares diferentes segn el mayor o menorestado de pureza a que haba llegado.

    Pero en Platn esta representacin mtica deluniverso se ligaba muy dbilmente a la ciencia; ycualquiera sea la actitud que se adopte ante la cues-tin tan discutida de la significacin de los mitosen Platn no es posible ver all el centro de su pen-samiento filosfico.7

    Por el contrario, en nuestros telogos del fin delpaganismo el mito lo invade todo; ya no est con-trabalanceado por la ciencia, o, mejor dicho, ha ab-sorbido lo que restaba de la ciencia cosmolgica delos antiguos. La topografa religiosa se vuelve inva-sora; el mundo entero se muestra slo bajo su fazreligiosa, y su nica funcin es la de servir de tea-tro al destino humano.

    Las realidades fsicas se ordenan en una serie devalores ascendentes o descendentes a partir del esta-do actual del alma. Por una parte, la esfera de los

    7 Estas lneas fueron escritas antes de leer la curiosa obra de Paul

    Elmer More, The Religin of Plato, Princeton University Press, 1922,que confiere a los mitos un significado totalmente nuevo.

  • EL PROBLEMA FUNDAMENTAL 53

    planetas, ms all la esfera de las estrellas fijas, yms all todava el Dios invisible; por la otra, la os-curidad cada vez ms profunda de la materia, elverdadero Hades. La cosmologa se pone al serviciodel mito. Las viejas representaciones mticas de laresidencia de las almas felices o desventuradas seencuadran en un sistema del mundo. He aqu, porejemplo, la manera como Numenio, el neoplatnicodel siglo H, interpreta el mito del libro X de la Re-pblica, y cmo precisa, con la gravedad de un telo-go, rasgos que la poesa de Platn abandon a laimaginacin de quien lo leyera: 8 el lugar del juiciose convierte en centro del mundo, el cielo plat-nico en la esfera de las estrellas fijas, los planetasson el "lugar subterrneo" donde se castiga a lasalmas, el trpico de Cncer es la "boca del cielo"por donde bajan las almas en el momento del naci-miento, el de Capricornio por donde ascienden.

    Los telogos de la religin de Mitra combinantambin sus mitos con representaciones cosmolgi-cas. Si despus de la muerte el alma es juzgada dig-na, se eleva a los cielos. Los cielos se dividen ensiete esferas, cada una de las cuales se atribuye aun planeta. Se cierran con puertas, guardada cadauna por un ngel que no abre sino a los iniciados queaprendieron frmulas apropiadas. Ante cada puertael alma se va despojando, como de vestiduras, de lasfacultades que recibi durante su descenso a la tie-rra: a la Luna abandona su energa nutricia, a Mer-curio la concupiscencia, a Venus los deseos erticos,

    8 C/. Proclo, In Rempublicam, ed. Kroll, II, 96, 11.

  • 54 LA FILOSOFA DE PLOTINOa Marte el ardor guerrero, a Jpiter su ambicin, aSaturno su pereza. Y as despojada de toda sensibi-lidad, penetra en el octavo cielo, donde goza -de unabeatitud sin fin.9

    Singular concepcin que, no obstante las teorasastronmicas racionales que implica, recuerda lasformas ms primitivas de la inteligencia! Toda fuer-za es de naturaleza religiosa, nada mecnico en eseuniverso, slo contactos msticos felices o nefastospara el alma.

    Las religiones de misterios no tienen otro fin quepreparar al alma para el viaje. Quieren ensear asus fieles los medios de pasar a una regin superiorpara alcanzar la unin final con la divinidad. Poreso, en la iniciacin, un ceremonial misterioso repro-duce simblicamente esa historia de la psique. Lasinformaciones que tenemos sobre los misterios deMitra nos ensean que en las ceremonias era usualque el iniciado se pusiera o se quitara vestiduras querepresentaban las facultades que se adheran al almapara tornarla impura. En los misterios que describeApuleyo 10, en la iniciacin nocturna el iniciado ves-ta sucesivamente doce hbitos; a la maana vestapor fin el "hbito celeste" y toda la comunidad lohonraba como a un dios.

    Insisto sobre estas puerilidades para dejar biensentado cmo en estas religiones la vida interior yel fervor religioso eran inseparables de una repre-sentacin del universo y de un culto que realizaba

    9 Cumont, Les Mystres de Mithra, pg. 114 ss.

    10 Cf. Reitzenstein, ibid. pgs. 26-30.

  • EL PROBLEMA FUNDAMENTAL 55

    materialmente los diversos estados de la vida delalma. Dicho culto debi haber tenido todos los gra-dos: desde el espiritualismo ms refinado, el recogi-miento interior, la pureza moral, hasta los ritos me-cnicos y las frmulas aprendidas.

    Sera imposible comprender algo de Plotino sinrecortar su sistema sobre este fondo de ideas reli-giosas. As como su punto de partida es el mismoque el de las religiones de su tiempo, idntica estambin la relacin ntima que establece entre lavida interior, la concepcin del universo y las prc-ticas de purificacin. El lenguaje de esas religioneses tambin su lenguaje. En su representacin deluniverso no hay ninguna realidad que no est afec-tada por un coeficiente de valor religioso y que nose considere como residencia del alma que asciendehacia el principio o que desciende hacia la materia.El universo se divide para Plotino en dos secciones:aquella a donde el alma sube, y aquella a donde elalma desciende. "En nuestras investigaciones sobreel alma dice 11 hemos dividido las cosas en cosassensibles y en cosas inteligibles, y hemos puesto alalma entre las cosas inteligibles." Hay un "aqu"(vTaOot) donde mora el alma que se ha vuelto im-pura, opuesto a un "all" (xe) a donde el almaaspira volver. Clasifica las cosas segn considera-

    11 En. IV, 1, 2, 1. 7-9.

  • 56 LA FILOSOFA DE PLOTINOclones religiosas; en l, como en Marco Aurelio, lapalabra &e designa el mundo superior, lugar ori-ginario de las almas, al que deben retornar.

    Plotino emplea frecuentemente la terminologa yel simbolismo de los misterios en una forma msprecisa. En un pasaje que hace pensar en los ritos deiniciacin descritos por Apuleyo, dice: "Slo obtie-nen la contemplacin del Bien quienes se vuelvenhacia l y se despojan de las vestiduras que vistie-ron en su descenso; como quienes ascienden hastalos santuarios de los templos, deben purificarse, qui-tarse las antiguas vestiduras y subir desvestidos."Tambin el carcter misterioso de la visin del Bienest mejor expresado en el siguiente pasaje: "Cmose podr ver esa belleza inmensa que, por as decir,permanece en el fondo del santuario y que no semuestra afuera para que ningn profano la vea?" 12En un interesante artculo, Cochez, analizando unpasaje de las Enadas 13, puso de relieve que Plotinoindica no slo caracteres generales de los miste-rios (la ley del secreto, la iniciacin, la significa-cin mstica de los ritos) sino que alude a misteriosbien determinados. Los misterios de que habla, enlos que el iniciado se une no a una imagen de ladivinidad sino a la divinidad misma, en los que el ini-ciado atraviesa, antes de entrar al santuario, unanave bordeada de estatuas y por la que atraviesanuevamente al salir, deben ser los misterios de Isis,celebrados en Roma, en el Isseum del Campo de

    12 En. I, 6, 7, 8.13

    Revue No-Scolastque, 1911, pg. 329; En., VI, 9, 10-11.

  • EL PROBLEMA FUNDAMENTAL 57

    Marte. Sabemos que este templo tena, hasta el san-tuario, una doble fila de bellas estatuas; y lo quenos dice Apuleyo de los misterios de Isis nos ense-a que la iniciacin conclua, como en Plotino, nocon la visin de una imagen divina, sino de la luz.

    Es cierto que en Plotino el pensamiento y el estiloestn profundamente teidos de la devocin particu-lar de los misterios. Pero, debemos contentarnoscon ver en l un telogo para la iniciacin? Pararesponder negativamente bastara leer lo que pien-san del neoplatonismo los historiadores recientes delas religiones de fines del paganismo. El neoplato-nismo no parece entrar, propiamente hablando, enel cuadro de sus estudios, y se reprocha con frecuen-cia a Plotino haber mezclado sin escrpulo pensa-miento filosfico y pensamiento religioso. Guigne-bert, en su libro sobre el cristianismo primitivo,mostraba recientemente las razones del escaso xitoy de la influencia relativamente mediocre del neo-platonismo en el movimiento religioso.

    Precisamente este carcter complejo del neopla-tonismo es lo que nos interesa. Quiz el espinocismotampoco tenga un gran lugar en la historia de lasreligiones, pero lo tiene, e inmenso, en el pensamien-to religioso.

    Ese carcter complejo, quiz indeciso, del sistemade Plotino, se debe a que. junto a la representacin

  • 58 LA FILOSOFA DE PLOTINOreligiosa del universo, incluye una representacin fi-losfica. Por una parte, el universo est divididosegn las categoras de lo sagrado y de lo profano;pero, por otra, entre las formas de la realidad existeun lazo racional de consecuencia a principio, y eluniverso tiene sentido para la razn. Segn unasutil advertencia de Inge, entre esas dos concep-ciones hay un conflicto inevitable porque la primeranos presenta la realidad como una jerarqua de va-lores que admiten un signo positivo o negativo,conforme a que el alma se purifique o se vuelvaimpura en su contacto. Segn la otra, por el contra-rio, la serie de realidades encadenadas por un lazoaccesible a la razn, tiene en todas partes el mismovalor y, por as decir, el mismo derecho.

    Este conflicto nos lleva a comprender de modoms preciso el problema fundamental que ocupel pensamiento de Plotino, y del cual trataremos dededucir todo el resto. Es ste: Cmo puede el ra-cionalismo tener valor religioso? Cmo puede elalma encontrarse, por as decirlo, a s misma? Cmopuede seguir teniendo sentido el problema del des-tino humano en un universo donde las formas seescalonan segn una ley necesaria de la razn? Laposicin de Plotino ante el racionalismo griego esanloga a la de Spinoza ante el cartesianismo. Tam-bin Spinoza trat de resolver el problema de la vidaeterna y de la beatitud dentro de un racionalismocompleto y sin reservas.

    Se debe colocar a Plotino entre los pensadoresque trataron de resolver el conflicto, yo no dira

  • EL PROBLEMA FUNDAMENTAL 59

    entre razn y fe (pues bajo esta forma dependede caracteres que todava no se manifiestan en esapoca), sino un conflicto de orden ms general: elconflicto entre una representacin religiosa del uni-verso, es decir, una representacin en la cual nues-tro destino tiene sentido, y una representacin ra-cionalista que parece quitar toda significacin aldestino individual del alma. En virtud de tai plan-teamiento del problema, Plotino ha pasado a seruno de los maestros ms importantes de la historiade la filosofa.

    Para superar el conflicto le era preciso elaborar ytransformar las concepciones, aparentemente opues-tas en su forma incompleta. Tratar de poner derelieve cmo todos los esfuerzos de Plotino se redu-cen a esa elaboracin, en la que Platn le sirve degua. Indicaremos en seguida las lneas generales:por una parte, Plotino transforma la imagen mticadel destino del alma lo que aparece en el mitocomo una serie de hechos localizados en diferenteslugares, tiende a transformarse en una serie de mar-chas necesarias, encuadradas en la estructura ra-cional del universo; por otra, y por un movimien-to inverso, transforma la nocin de saber cienciaequivale a recogimiento interior, y el acento recaemucho menos sobre los objetos de la ciencia quesobre las modificaciones que el alma experimentaen su ascensin a travs del mundo inteligible.

  • CAPTULO IV

    LA PROCESINEncontramos en Plotino una doble representa-

    cin de la realidad. Por una parte, una represen-tacin relacionada con el mito del alma: el universoest distribuido en residencias puras-o impuras queel alma atraviesa en su marcha ascensional o des-cendente, y la vida interior del alma es solidariacon el lugar que habita. Por otra, el universo serevela como una serie de formas en mutua depen-dencia jerrquica, capaz de ser objeto del pensamien-to racional. El mvil que impulsa el pensamiento dePlotino es el inters por demostrar la identidadfundamental de las dos representaciones,'y, en con-secuencia, afirmar el valor religioso del racionalismo.

    Puede ilustrarse esta tesis estudiando la teora dela procesin de las hipstasis en Plotino. El trminoprocesin alude a la manera como las formas de la

  • 62 LA FILOSOFA DE PLOTINOrealidad dependen entre s. Por su generalidad y porsu importancia histrica, la idea que evoca es com-parable a la actual idea de evolucin; los hombresde fines de la Antigedad y de la Edad media pien-san las cosas bajo la categora de procesin, del mis-mo modo que los del siglo xix y del xx las piensanbajo la categora de evolucin.

    Para hacer comprender claramente esta idea, par-tir de una advertencia muy a menudo descuidadaal estudiar a Plotino. Toda la metafsica plotiniana secentra en una teora astronmica del mundo sensi-ble tomada de las especulaciones de Eudoxo, en elsiglo v, y que fue consolidndose a travs de los si-glos: la concepcin geocntrica. Dicha concepcinimagina al mundo constituido por esferas concn-tricas; la de radio mayor es la de las estrellas fijas,y cada una de las de menor radio lleva un planeta.Podemos tener de este mundo limitado una imagenmuy precisa adems de una representacin abstrac-ta. La regularidad y la periodicidad del movimientode las esferas permiten un conocimiento racional deldevenir del mundo. El mundo as concebido es eter-no, y los perodos se suceden repitindose sin fin.

    Plotino y todos los neoplatnicos paganos son fi-delsimos partidarios de esta concepcin del mun-do. Plotino escribi en su defensa un tratado espe-cial (Enadas II, 1), y no pierde ocasin de afirmarlafrente a las concepciones contrarias de los gnsticoso de los estoicos. La tesis de la eternidad del mundoconstituye un rasgo esencial y permanente de lo quese llama helenismo por oposicin al cristianismo, y,

  • LA PROCESIN 63despus de Plotino, es objeto de reidsimos debatesentre paganos y cristianos. Y el conflicto toma, comoocurre casi siempre en esta poca, la forma de unacuestin de exgesis. Se trata de saber cul fue laopinin de Platn en el Timeo, y si Platn, al narrarel origen del mundo, pretendi darle un origen en eltiempo, o si, al contrario, dio a su cosmogona la for-ma de un relato slo por necesidades expositivas.

    Ahora bien, de esa representacin del mundoderivaban dos consecuencias: primero, una ciertamanera de concebir los principios de ese mundo;segundo, una cierta manera de imaginar las relacio-nes de dichos principios entre s y con el mundosensible.

    Veamos en primer lugar los principios. El mundosensible es un cierto orden realizado en el espacioy en la materia. El principio del mundo no puedeser sino un orden intelectual absolutamente fijo que,bajo una forma eterna y accesible a la inteligen-cia pura, contiene las relaciones y las armonas quese perciben en el mundo sensible. Tal es, en efecto,la hipstasis central de la metafsica de Plotino: laInteligencia. La Inteligencia es ante todo un ordeno mundo inteligible. "Hay all un cielo que es unser animado; no est, pues, privado de lo que aquse llama astros... Hay tambin all una tierraque no est desierta sino ms animada aun que lanuestra, que contiene todos los animales que llama-mos aqu terrestres, y tambin las plantas que tienenvida. Hay all un mar, un agua universal en la queel flujo y la vida permanecen estables... tambin el

  • 64 LA FILOSOFA DE PLOTINOaire es una parte del mundo inteligible, como losanimales areos que le corresponden" (VI, 7, 12).

    La Inteligencia o mundo inteligible no es, pues,otra cosa que la ciencia del mundo sensible realiza-da en una hipstasis. Esta ciencia debe afirmar-se como anterior al mundo sensible que la imita.Y en efecto, si las combinaciones racionales delmundo sensible no pueden ser el resultado de unencuentro librado al azar, de una aimu/a, necesarioes que la razn, en su unidad, sea lgicamente an-terior al mundo.

    Pero ms all de esa unidad mltiple que cons-tituye el mundo inteligible, por la misma razndebe afirmarse lo Uno absoluto sin distincin y sinvariedad. "Cul es, en efecto, la causa de esta exis-tencia (de seres inteligibles) y de esta multiplici-dad? Porque el nmero no es lo primero; antes queel nmero dos existe la unidad." La unidad de unorden es pues una realidad superior y anterior a esemismo orden que de ella procede. Lo Uno superioral mundo inteligible es el "principio" o "lo primero".

    Pero, de otra parte, por debajo del mundo inteli-gible existe otra hipstasis. A fin de que el ordense realice en la materia, a fin de que nazca un mundosensible, hace falta un ser intermediario, activo ydotado de movimiento, extendido entre la Inteligen-cia y la materia, en la medida en que sta es capazde admitirla dentro de ella. Esta tercera hipsta-sis es el Alma.

    Queda esbozado as el clebre sistema de las treshipstasis, que est dominado, en su totalidad, por

  • LA PROCESIN 65el sistema astronmico que se le impone a Plotino.En la cspide, lo Uno, de donde procede la Inte-ligencia, y de la cual, a su vez, procede el Alrna.Cada nna de estas zonas de la realidad cot tienetodas las cosas (cosas que se separan en el espacio),pero en distintos grados de complejidad. Lo Unolo comprende todo sin distincin alguna. La Inteli-gencia comprende todos los seres, que, si bien dis-tintos, son solidarios, y cada uno de los cuales con-tiene en potencia a todos los otros. En el Almalas cosas tienden a distinguirse entre s, hasta quellegan al lmite y se disipan y se esparcen en elmundo sensible.

    Una segunda consecuencia de la trabazn ntimade la metafsica de Plotino con su sistema astron-mico es el modo de concebir la relacin de las hi-pstasis entre s y con el mundo sensible. Siendoante todo principios de explicacin cosmolgica, lashipstasis se ajustan estrictamente a su papel; nocontienen sino lo que es necesario y suficiente paraexplicar el mundo. Por tanto, no existe ninguna re-lacin arbitraria entre ellas, ninguna relacin devoluntad a cosa querida. La consecuencia nace delprincipio de una manera necesaria; la necesidadde los hechos csmicos se extiende a las cosas queson sus principios.

    Se comprende que el progreso segn el cual unahipstasis nace de otra tiene un carcter permanen-te, fijo, eterno. La sucesin en que se considera a lashipstasis no es sino un orden de exposicin, unorden lgico y no un orden temporal. "Que su deve-

  • 66 LA FILOSOFA DE PLOTINOnir en el tiempo no constituya una dificultad paranosotros, puesto que tratamos de realidades eter-nas; slo en palabra atribuimos el devenir a estasrealidades a fin de expresar su vnculo causal y suorden." (V, I, 6.) Cmo podra haber voluntadde eleccin, previsin, deliberacin en la hipstasisque produce la hipstasis inferior, si el trmino desu accin est fijado? "La previsin procura que nosuceda tal hecho, sino tal otro; teme, por as decir,la salida contraria; pero donde no hay sino una solasalida no hay previsin. A su vez, el razonamientoafirma uno de los dos trminos de una alternativa.Pero, no habiendo ms que uno, a qu razonar?Cmo lo que es solo, nico y desenvuelto en unsolo sentido, procedera a elegir un trmino exclu-yendo el otro?" (VI, 7, 1.)

    Siendo todo necesario, se sigue que todos losefectos posibles se realizarn, y que en Plotino, comoen Spinoza, lo real ser idntico a lo posible. "Eltrmino anterior no debe inmovilizar su potencialimitando, celoso, sus efectos; la potencia debe avan-zar siempre, hasta que todos sus efectos, en toda laextensin de lo posible, lleguen al ltimo de losseres." (IV, 8, 6.)

    Tal es en sus lneas generales el sistema de lastres hipstasis. He de considerarlo ahora desde unngulo diferente. Tal como lo expuse, deja sin resol-

  • LA PROCESIN 67ver una quaestio vexata planteada con singular pre-cisin desde el siglo v por la filosofa griega, y quePlotino pretende retomar y, esta vez, resolver. Su-poniendo que existe, el mundo sensible encuentrasu explicacin en el mundo inteligible. El mundointeligible, a su vez, suponiendo que existe, se ex-plica por lo Uno. Pero, por qu han de existir losgrados inferiores de la realidad? Por qu lo Unono se ha mantenido en su soledad y ha dado naci-miento a un mundo inteligible, y el mundo inteligi-ble a un alma? Por qu, en una palabra, lo mltipleprocede de lo Uno? Tal es el problema que se ha-ban planteado los "antiguos filsofos", siempre ob-sesionados por la paradoja de Parmnides, del padredel racionalismo griego, quien, pura y simplemente,suprimi lo mltiple.

    Plotino slo hall en Platn muy escasas suges-tiones para resolver este problema. Segn lo queconocemos de Platn, y segn lo que de l conociPlotino, la sntesis progresiva de la realidad no estdescrita ms que de una manera mtica. "Por quse pregunta Platn el ser que construy el mun-do lo construy? Porque era bueno, y un ser buenojams siente celos." * Este llamado al sentimientoest lejos de ser una explicacin racional, y Plotinono encontraba otra.

    Pero la solucin que da el mismo Plotino se ex-presa nicamente en imgenes, cuya belleza y varie-dad nos sugieren que la realidad que pretendacaptar escapa a toda expresin por conceptos.

    i Timeo, 29 sq.

  • 68 LA FILOSOFA DE PLOTINOEstas son algunas de las imgenes ms clebres:

    "Si hay un segundo trmino despus de lo Uno. . .,de qu manera procede de l? Es una irradiacinsuya, de l, que permanece inmvil, como la resplan-deciente luz que circunda al sol nace de l, aunqueel sol siempre se mantenga inmvil. Todos los se-res, adems, en tanto existen, producen a su alre-dedor necesariamente, por su propia esencia, unarealidad que tiende hacia el exterior y depende desu poder; esta realidad es como una imagen delos seres que la producen; as el fuego hace na-cer de s el calor, y la nieve no retiene todosu fro. La mejor prueba de esto son los objetos olo-rosos . . . parte de ellos una emanacin, verdaderarealidad de la que participa todo cuanto los rodea."(V, 1, 6.)

    O, tambin, lo Primero engendra como todo serque ha llegado a su estado adulto. "Desde el momen-to que un ser llega a su punto de perfeccin, vemosque engendra; no soporta permanecer en s mismo:crea otro ser. Y esto es verdad no slo para los seresde voluntad reflexiva, sino tambin para los quevegetan o para los seres inanimados que comunicantodo lo que pueden de su ser. Por ejemplo, el fuegocalienta, la nieve enfra, el veneno acta sobre otroser. En fin, todas las cosas, en la medida que les esposible, imitan al principio en eternidad y en bon-dad. Cmo, pues, el ser ms perfecto, el Bien, habade permanecer inmvil en s mismo? Por gusto?Por impotencia, l, que es la potencia de todas lascosas? Cmo podra ser entonces el principio? Es

  • LA PROCESIN 69necesario, pues, que algo provenga de l." (V, 4, 1.)

    Finalmente, Plotino emplea, entre muchas otras,la imagen de la emanacin, que es la ms conocidade todas: "Imaginad una fuente que no tiene ori-gen. Entrega toda su agua a los ros, pero no por ellose agota; se mantiene apacible, en su mismo nivel.Los ros que de ella parten confunden sus aguasantes d tomar cada uno su curso particular."(III, 8, 10.)

    Todas estas metforas implican la intuicin im-posible por cierto de formular en conceptos deuna corriente dinmica, de una "vida" originadaen una fuente inagotable y que se va debilitando apartir de su centro. Cada trmino inferior extraedel superior toda la potencia que posee y la comu-nica a su vez a una cosa determinada. Esa potenciaes una imitacin atenuada del trmino superior;paulatinamente va dividindose y diluyndose. LoUno es ante todo la "potencia de todas las cosas",pero no es ninguna de ellas. En la Inteligencia serealiza la multiplicidad de las cosas inteligibles, seresverdaderos que toman de lo Uno la potencia. En elgrado ms bajo, el mundo sensible contiene sloreflejos de los seres, diseminados en el espacio y lo-calmente separados entre s.

    El motor de la procesin es, pues, una vida es-piritual que se expande en forma continua; la con-cepcin de la realidad metafsica se une as con laexperiencia ntima de la vida espiritual. La seriede las hipstasis es menos una serie de formas dis-tintas, discontinuas, separadas las unas de las otras,

  • 70 LA FILOSOFA DE PLOTINOque el movimiento continuo de expansin de lavida espiritual. Plotino insiste mucho sobre esta con-tinuidad. "Todas las cosas dice se asemejan auna vida nica que se extiende en lnea recta;cada uno de los puntos sucesivos de la lnea esdiferente, pero la lnea es continua. Puntos siemprediferentes la componen, pero el punto anterior nodesaparece en el siguiente." (V, 2, fin.)

    Por lo tanto, la realidad metafsica es la vidaespiritual considerada como existente en s mismay por s misma. En la corriente que emana de loUno, cada hipstasis se aisla y se afirma en virtudde la actitud espiritual que asume frente a la hips-tasis precedente. O mejor, es la actitud espiritualmisma. La hipstasis nace cuando la potencia ema-nada de lo Uno, que en principio tiende a perderseen una multiplicidad indefinida, se recoge por asdecir en s misma, "se convierte", y de este modose fija. La vida espiritual consiste en una concen-tracin. Si la Inteligencia deriva de lo Uno es "por-que lo mltiple (emanado de lo Uno) se busca as mismo, aspira a concentrarse (auwsav) y a tomarconciencia de s. . . El acto intelectual se produceporque el Bien existe y mueve hacia s la inteligen-cia, y porque, en este movimiento, ella ve. Pensares moverse hacia el Bien y desearlo; el deseo en-gendra la Inteligencia." (V, 6, 5.)

    Vemos as que la produccin de lo mltiple porlo Uno logra su eficacia, su completa significaciny su fin slo en esta unificacin, en esta conversinhacia lo Uno que le da su realidad. Toda la pro-

  • LA PROCESIN 71cesin de las hipstasis se realiza entre dos lmitesque no son otros que los de la propia vida espiritual:en un extremo lo Uno, que corresponde al estadosuperior, a la unidad absoluta, indiferenciada dondeel pensamiento se libera de todo objeto y, por tanto,tambin de s mismo; en el otro extremo el Alma,que tiende a dispersarse, a multiplicarse a fin deyuxtaponerse a los distintos cuerpos que debeanimar.

    La realidad metafsica tal como Plotino la conci-be es, por consiguiente, la vida espiritual hiposta-siada que invade todas las cosas y que se esfuerzapor extenderse en la medida en que le es posi-ble7 que se limita y se diluye paulatinamente, ascomo "un artesano capaz de producir un gran n-mero de objetos de diferentes formas se limita alque se le encomend, o al que se adapta a la ma-teria que trabaja". (VI, 7, 7.)

    Se comprende claramente cul es el sentido enque lo Uno produce lo mltiple. La Inteligenciaengendrada por lo Uno se enriquece y se fecunda enla contemplacin y el recogimiento, as como el es-pritu del aritmtico es lo que es gracias a la intui-cin progresiva de los nmeros y sus propiedades.En este sentido podemos decir que la Inteligenciatoma cuanto posee del objeto que contempla; peroese objeto la produjo slo porque l mismo quedafijo e inmvil ante la mirada del espritu. Plotinono puede estar ms lejos de considerar el princi-pio de las cosas como una voluntad creadora. Susistema nace de un esfuerzo por interpretar cuanto

  • LA FILOSOFA DE PLOTINOhay de real en las cosas en trminos de actividadespiritual que, lejos de ser una realidad aadidade modo accidental y contingente a un mundo yahecho, es la realidad profunda, en relacin a la cualtodas las restantes slo son sus grados inferiores.

  • CAPTULO V

    EL ALMA

    Para Plotino la realidad verdadera es una vidaespiritual nica que parte de lo Uno para terminaren el mundo sensible. Es la vida espiritual hipos-tasiada. De ah su planteamiento del problema filos-fico: explicar una forma de la realidad es determinarel punto exacto en que se inserta en la corrienteespiritual; es reintegrarla en dicha corriente, deter-minar cunto dista del centro y cul es la serie deintermediarios que a l la enlazan.

    Si cada una de las formas estuviera comprendidaen la corriente de la realidad slo de una maneraesttica, como las partes de una misma lnea, lacontinuidad de la corriente existira para un obser-vador exterior, pero no para cada uno de los frag-mentos que la componen. Para que participen efecti-vamente en la vida espiritual, es preciso que cadaforma de la realidad se dilate, por as decir, o, entrminos plotinianos, "se asimile" a la realidad supe-rior. La continuidad sera apenas una palabra si no serealizara en el interior mismo de cada forma sucesiva.

  • 74 LA FILOSOFA DE PLOTINODe esto se deduce el doble aspecto de cada una

    de las hipstasis de Plotino y, en particular, delAlma.

    Efectivamente, por un lado el Alma tiene un lugarparticular en la cadena de las hipstasis. "Es la l-tima de Jas razones inteligibles y de las razones quehay en el mundo inteligible; es la primera de lasdel universo sensible, y es por eso que est en rela-cin con los dos." (IV, 6, 3.) "Tiene un puesto in-termedio entre los seres; tiene una porcin divi-na; pero, colocada en la extremidad de los seresinteligibles y en los confines de la naturaleza sen-sible, sta le da algo de s misma." (IV, 8, 7.)

    Por otro lado, el alma es la potencia capaz derecorrer de un extremo a otro la cadena de realida-des y de asimilarse a cada una de ellas medianteuna serie de transformaciones. "El alma posee ml-tiples potencias, en virtud de las cuales ocupa elcomienzo, el medio y el fin de las cosas." (I, 8, 14.)Desd un determinado nivel siempre le es posibleascender a un nivel superior de la vida espiritualque constituye para ella un ideal o, como dice Plo-tino en su lenguaje metafrico, un demonio. "Sipodernos seguir al demonio que est ms all denosotros, nosotros mismos nos elevamos, al vivirsu vida; ese demonio al que tendemos es entoncesla parte mejor de nosotros mismos...; despus to-mamos por gua a otro demonio, y as sucesivamen-te, hasta llegar al que est ms alto. Pues el alma esmuchas cosas; es todas las cosas, las superiores ylas inferiores, y se extiende en todo el dominio de

  • E L A L M A 75

    la vida. Cada uno de nosotros es un mundo inteli-gible; ligados a las cosas inferiores por el cuerpo,tocamos las cosas superiores por la esencia int