Buchbinder y Marquina Libro UNGS 2008

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    Masividad, heterogeneidady fragmentacin

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    VVVVVeinticinco aos, veinticinco aos, veinticinco aos, veinticinco aos, veinticinco aos, veinticinco libreinticinco libreinticinco libreinticinco libreinticinco librososososos

    El ciclo poltico inaugurado en Argentina a fines de 1983 seabri bajo el auspicio de generosas promesas de justicia, renova-cin de la vida pblica y ampliacin de la ciudadana, y conocilogros y retrocesos, fortalezas y desmayos, sobresaltos, obstculosy reveses, en los ms diversos planos, a lo largo de todos estosaos. Que fueron aos de fuertes transformaciones de los esque-mas productivos y de la estructura social, de importantes cambiosen la vida pblica y privada, de desarrollo de nuevas formas de lavida colectiva, de actividad cultural y de consumo y tambin deexpansin, hasta niveles nunca antes conocidos en nuestra histo-ria, de la pobreza y la miseria. Hoy, veinticinco aos despus, nosha parecido interesante el ejercicio de tratar de revisar estos resul-

    tados a travs de la publicacin de esta coleccin de veinticincolibros, escritos por acadmicos dedicados al estudio de diversosplanos de la vida social argentina para un pblico amplio y nonecesariamente experto. La misma tiene la pretensin de contri-buir al conocimiento general de estos procesos y a la necesariadiscusin colectiva sobre estos problemas. De este modo, dos ins-tituciones pblicas argentinas, la Biblioteca Nacional y laUniversidad Nacional de General Sarmiento, a travs de su

    Instituto del Desarrollo Humano, cumplen, nos parece, consu deber de contribuir con el fortalecimiento de los resortescognoscitivos y conceptuales, argumentativos y polmicos, dela democracia conquistada hace un cuarto de siglo, y de la quelos infortunios y los problemas de cada da nos revelan losdficits y los desafos.

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    Pablo Buchbinder y Mnica Marquina

    Masividad, heterogeneidady fragmentacinEl sistema universitario argentino 1983-2007

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    Buchbinder, Pablo Masividad, heterogeneidad y fragmentacin : el sistema

    universitario argentino 1983-2007 / Pablo Buchbinder y MnicaMarquina. - 1a ed. - Los Polvorines : Univ. Nacional de GeneralSarmiento ; Buenos Aires: Biblioteca Nacional, 2008. 112 p. ; 20 x 14 cm. - (Coleccin 25 aos, 25 libros; 12)

    ISBN 978-987-630-037-7

    1. Educacin Superior.Historia. I. Marquina, Mnica II. Ttulo

    Coleccin 25 aos, 25 libros

    Direccin de la coleccin: Horacio Gonzlez y Eduardo Rinesi

    Coordinacin general: Gabriel Vommaro

    Comit editorial: Pablo Bonaldi, Osvaldo Iazzetta, Mara Pia Lpez, Mara

    Cecilia Pereira, Germn Prez, Ada Quintar, Gustavo Seijo y Daniela Soldano

    Diseo editorial y tapas: Alejandro TruantDiagramacin: Jos Ricciardi

    Ilustracin de tapa: Juan Bobillo

    Universidad Nacional de General Sarmiento, 2008

    Gutirrez 1150, Los Polvorines. Tel.: (5411) 4469-7507

    www.ungs.edu.ar

    Biblioteca Nacional, 2008

    Agero 2502, Ciudad Autnoma de Buenos Aires. Tel.: (5411) 4808-6000

    [email protected]

    ISBN 978-987-630-037-7

    Prohibida su reproduccin total o parcial por cualquier medio de impresino digital en forma idntica, extractada o modificada, en castellano o encualquier otro idioma, sin autorizacin expresa de los editores.

    Impreso en Argentina - Printed in Argentina

    Hecho el depsito que marca la ley 11.723

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    IntroduccinIntroduccinIntroduccinIntroduccinIntroduccin

    Qu cambios ha experimentado el sistema universitario ar-gentino en veinticinco aos de democracia? Qu ha sucedidocon sus protagonistas, sus estructuras, sus ofertas, en un perodoque han transitado diversos gobiernos con sus respectivos proyec-tos para la universidad? Intentando dar respuesta a estos interro-gantes, el trabajo que presentamos aqu tiene como propsitoanalizar, en forma global y sinttica, la evolucin del sistema uni-versitario argentino desde la reconstruccin democrtica iniciadael 10 de diciembre de 1983.

    Acerca de la cuestin universitaria de las ltimas dos dcadascontamos hoy con un cuerpo bibliogrfico relativamente nutri-do, focalizado en diferentes temas. Sin embargo, son escasos losbalances sobre las transformaciones experimentadas por el siste-ma en su conjunto. Por otro lado, si bien hay cuestiones que han

    sido exploradas con cierto detenimiento y profundidad, como laspolticas implementadas hacia el sector en los aos 90 o la intro-duccin de la llamada cultura de la evaluacin, otros temas hanrecibido menor atencin por parte de los estudiosos, como lasconsecuencias de las estrategias desarrolladas por la dictadura ha-cia la universidad, las modalidades de las polticas del primergobierno de la transicin democrtica o las caractersticas que asu-mieron los procesos de normalizacin de las instituciones llevadas

    a cabo durante aquellos aos.El libro procura proporcionar a un lector no necesariamente

    especialista en el tema un abordaje integral y sinttico de la cues-tin, tratando de incluir tanto los aspectos relativos a las polticascomo sus efectos, su recepcin en el sistema universitario y lastransformaciones que ste experiment en trminos de crecimientoinstitucional, en nmero de estudiantes y en los aspectos presu-

    puestarios. Para su elaboracin nos hemos basado en los distintostrabajos publicados en los ltimos aos por especialistas en temasuniversitarios, pero tambin volcamos nuestra experiencia como

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    actores, investigadores y docentes de la universidad. Como todotexto cientfico, las conclusiones y juicios que aqu se presentanson provisorios, teniendo en cuenta que abordan procesos an no

    cerrados, razn por la cual pretenden colaborar en el debate.La idea principal que recorre el texto trasluce cierta ambige-

    dad y contradiccin. En estos aos el sistema universitario es msdemocrtico y ms amplio, pero tambin ms catico y fragmen-tario. Todo ello a pesar de y como causa de mltiples polticasdirigidas al sector por parte de gobiernos con diferentes proyectospara la universidad.

    En esta lnea, el libro se organiza en cuatro captulos, que co-inciden con los principales momentos del perodo aqu conside-rado. El primero pretende describir el escenario universitario querecibe la democracia en 1983. Se trata de un escenario que esproducto de ocho aos de dictadura militar, cargados de inter-vencin gubernamental, represin y vaciamiento intelectual sobreun sector que resultaba amenazante.

    El segundo captulo aborda las principales caractersticas del

    proyecto universitario del primer gobierno de la transicin demo-crtica, dirigido a un sector que exiga apertura en el marco de altasexpectativas sociales y polticas que se irn diluyendo ante un con-texto de crisis.

    El tercer captulo se centra en el desarrollo del sistema universita-rio durante los aos 90, atravesado por polticas orientadas claramentea la coordinacin y conduccin por parte del gobierno a partir denuevas pautas y reglas de funcionamiento, materializadas en un nue-vo orden legal que tendr ms de una dcada de vigencia.

    El cuarto pretende identificar algunas tendencias que caracte-rizan el perodo reciente, entre las cuales ubicamos la ausencia deun proyecto poltico de o para la universidad, y que explica losactuales problemas que hoy se hacen ms evidentes en el sistema.

    Finalmente, repasamos a modo de conclusin los momentosanalizados a travs del reconocimiento de debe y haber en un

    balance que merece, por cierto, seguir desarrollndose.

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    Queremos expresar nuestra satisfaccin por formar parte deuna sociedad que, pese a grandes dificultades, sigue intentandoencontrar caminos a veces atajos, a veces callejones sin salida que

    obligan a volver que mejoren la vida en democracia. En segun-do lugar, queremos agradecer a la universidad pblica desde lacual hacemos lo que nos gusta, ensear e investigar, por permitir-se ser analizada, criticada y reflexionada. Queremos agradecer porltimo a los editores y directores de esta coleccin que busca atravs del estudio de distintas temticas abrir la reflexin sobrelos cambios experimentados por la sociedad argentina desde la

    reinstauracin de la democracia la invitacin para participar delproyecto y colaborar con la reflexin en un aniversario tan impor-tante para todos.

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    La herencia de la dictaduraLa herencia de la dictaduraLa herencia de la dictaduraLa herencia de la dictaduraLa herencia de la dictadura

    Los aos previos: 1973-1975Los aos previos: 1973-1975Los aos previos: 1973-1975Los aos previos: 1973-1975Los aos previos: 1973-1975

    Prcticamente desde sus inicios, la dictadura implement unconjunto de medidas que tenan como propsito principal modi-ficar sustancialmente el lugar que en el sistema educativo ocupabala estructura universitaria. Ese plan de reestructuracin parta delrechazo del papel jugado por las universidades en los procesos demovilizacin poltica de finales de la dcada de 1960 y principiosde la de 1970. Los sectores ms radicalizados que protagonizaronla experiencia de 1973 haban convertido entonces a las universi-dades en uno de sus principales bastiones. Para muchos de los di-rigentes acadmicos y estudiantiles de aquellos aos, la Universidad

    deba adecuar sus estructuras institucionales, su organizacin curri-cular y sus funciones al proceso de transformacin poltica y socialal que, consideraban, se diriga inexorablemente Argentina.

    Las autoridades que asumieron la conduccin de las universi-dades en aquellos tumultuosos das de mayo de 1973, y que eranafines a las organizaciones ms combativas del peronismo, decre-taron, entre otras medidas, la expulsin de docentes y funcionariosidentificados con el rgimen militar iniciado en 1966 y, adems,la de todos aquellos que trabajaban como empleados en empresasmultinacionales. Durante esos meses se trat de implementar unproceso de cambio de las estructuras curriculares y administrati-vas. Se modificaron los contenidos de la enseanza en varias carrerasy disciplinas y tambin las formas de evaluacin. Se procur avan-zar en la transformacin de las estructuras docentes, limitando lasdiferencias de jerarqua entre sus integrantes. Se verific por aquel

    entonces un proceso de designacin masiva de nuevos docentesinterinos en las universidades sobre la base de sus vnculos con losmovimientos estudiantiles radicalizados y a partir de su identifi-

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    cacin con las concepciones polticas del grupo que se hizo cargode las casas de estudios.

    Un ao ms tarde, aquella experiencia universitaria comenz

    a ser jaqueada por los conflictos en los que se sumi el gobiernode Juan Domingo Pern primero y luego el de su viuda, que losucedi despus de su muerte en julio de 1974. La situacin uni-versitaria se agrav sobre todo cuando Oscar Ivanissevich, un cons-picuo exponente de la derecha peronista, asumi el Ministerio deEducacin en agosto de 1974. Las universidades fueron interve-nidas durante los meses subsiguientes. Los nuevos interventores

    eran, por lo general, personajes afines a distintas agrupaciones deextrema derecha. Como lo recordar tiempo ms tarde EmilioFermn Mignone, en ese entonces rector de la Universidad Nacionalde Lujn, eran personajes desconocidos, mediocres y sobre todoprofundamente reaccionarios.Algunos, incluso, manifestaban abier-tamente sus afinidades con el fascismo, como Alberto Ottalagano,interventor en la Universidad de Buenos Aires.

    Luego de implementadas las medidas de intervencin, las fa-

    cultades de esta casa de estudios fueron cerradas durante variosmeses y clausurados y destruidos los locales de los centros estu-diantiles. Los nuevos interventores nombraron celadores queeran, por lo general, integrantes de las fuerzas de seguridad. Sufuncin consista en vigilar la actividad poltica desarrollada en elmbito universitario. Los casos de represin a las organizacionesestudiantiles, as como los asesinatos de militantes y dirigentesuniversitarios se reiteraron a partir de los ltimos meses de 1974.Se inici entonces un proceso de persecucin que termin conmuchos de los protagonistas de los cambios universitarios de 1973expulsados, cesanteados, encarcelados e incluso asesinados.

    El movimiento estudiantil fue uno de los blancos privilegia-dos por los grupos armados vinculados con la llamada AlianzaAnticomunista Argentina, la tristemente clebre Triple A. Un gru-po conocido con el nombre de comando Libertadores de Amrica

    secuestr a principios de 1975 a nueve estudiantes de la Universidadde Crdoba que a los pocos das, aparecieron muertos. Meses despuscorrieron la misma suerte tres estudiantes de la Universidad Nacional

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    del Sur. Ambos hechos causaron una profunda conmocin en lacomunidad universitaria. Destacados intelectuales que desarrolla-ban tareas acadmicas fueron asesinados, como Rodolfo Ortega Pea

    y Silvio Frondizi, en julio y septiembre de 1974, respectivamente.

    El modelo universitario de la dictadura:El modelo universitario de la dictadura:El modelo universitario de la dictadura:El modelo universitario de la dictadura:El modelo universitario de la dictadura:represin, control ideolgico y achicamientorepresin, control ideolgico y achicamientorepresin, control ideolgico y achicamientorepresin, control ideolgico y achicamientorepresin, control ideolgico y achicamiento

    Pero sin duda, la represin en los mbitos universitarios asu-

    mi un nuevo cariz a partir del golpe militar de marzo de 1976. El29 de ese mismo mes, el nuevo gobierno sancion la Ley N 21.276,y a travs de ella estableci que el gobierno y la gestin de lasuniversidades estaran a cargo de funcionarios designados por elMinisterio de Cultura y Educacin. Los nuevos rectores y deca-nos, por lo general oficiales de las fuerzas armadas, acumulabanamplias y discrecionales atribuciones que les permitan cesanteara autoridades universitarias y a docentes, e incluso expulsar estu-

    diantes. La represin tuvo justamente al estudiantado como unode sus blancos principales. El informe de la Comisin Nacionalsobre la Desaparicin de Personas (Conadep) ha sealado que un21% de los desaparecidos eran estudiantes.

    La dictadura cercen principios fundamentales de la vida acad-mica. Suprimi la libertad de ctedra, design en forma discrecio-nal y arbitraria a los nuevos docentes que llegaron a los cargos, en

    su gran mayora por sus vnculos y afinidades polticas e ideolgicascon los integrantes del nuevo rgimen. Los proyectos de transfor-macin del sistema que inici la dictadura incluyeron la supresinde carreras enteras como las de Humanidades, Matemtica, Fsica yQumica en la Universidad Nacional del Sur, Cinematografa en lade La Plata, Antropologa en la de Mar del Plata. La carrera dePsicologa fue suspendida durante largo tiempo en las universida-des de La Plata, Tucumn y Mar del Plata. Esta poltica llev incluso

    al cierre de una universidad: la de Lujn, suprimida en el ao 1979;su patrimonio fue transferido a la Universidad de Buenos Aires.

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    La reduccin del sistema universitario fue tambin un prop-sito asumido explcitamente por las nuevas autoridades, que consi-deraban que el sistema estaba sobredimensionado. En ese marco,

    entendan, adems, que era necesario establecer una nueva rela-cin entre los sistemas de educacin bsica, media y superior. Estoexiga reestructurar las dimensiones de la matrcula universitaria.Es preciso destacar, por otro lado, que sta haba experimentadoun crecimiento constante y acelerado en Argentina desde la se-gunda posguerra. En 1945 haba 47.000 estudiantes univer-sitarios, que llegaban a 138.000 diez aos despus. Durante la

    dcada de 1960, pasaron de 159.000 a 235.000. El gobiernoperonista que asumi en 1973 impuls un nuevo incremento enla matrcula, entre otras medidas a travs de la suspensin delexamen de ingreso. Los estudiantes universitarios que eran 333.000en 1973 llegaron a ser 518.000 en 1976. Un 90% de ellos esta-ba concentrado, por entonces, en el sistema pblico.

    En su estrategia para reducir las dimensiones de la universi-dad, el rgimen militar adopt dos instrumentos. Por un lado

    estableci severas restricciones al ingreso a travs de un sistema decupos administrado a partir de la implementacin de cursos yexmenes de ingreso. A esto se sum, en 1980, el arancelamientode los estudios de grado. Estas medidas restrictivas incidieronsignificativamente en la evolucin de la matrcula. Del poco msde medio milln de estudiantes universitarios de 1976 se pas a402.000 en 1981. Esta poltica estaba dirigida sobre todo hacialas grandes universidades. En 1974, la Universidad de BuenosAires tuvo 40.285 ingresantes. En 1977, esa cifra se redujo a13.312. Pero la matrcula experiment otros cambios significati-vos en su composicin. En 1976, el sistema universitario privadoconcentraba a unos 58.000 estudiantes, un 12% del total. En1982 esa cantidad llegaba ya a 75.000, lo que elevaba ese porcen-taje a un 19% del conjunto de la matrcula. Paralelamente, tambincreci la participacin de las pequeas y medianas universidades,

    ya que las principales restricciones se aplicaron, como ya seala-mos, a las grandes casas de estudios como las de Crdoba, BuenosAires y La Plata. Como contrapartida, otro proceso altamente sig-

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    nificativo se registr tambin durante aquellos aos: el elevadoincremento de los estudiantes inscriptos en el sector de la ense-anza superior no universitaria. Los mismos sumaban 68.000 en

    1976. En 1983 superaban ya los 164.000.La poltica implementada por la dictadura hacia la universi-

    dad incidi negativamente, tambin, en el rol de la misma en lavida cientfica y cultural. Aquellos aos fueron testigos, entonces,de un progresivo retiro de la universidad de los procesos de crea-cin de conocimientos cientficos, tecnolgicos y culturales. Estose explica en parte por el impacto de la represin y la expulsin de

    cientficos y docentes altamente calificados. Pero tambin porquelos recursos para la investigacin fueron canalizados durante eseperodo hacia instituciones extrauniversitarias. De esta forma, comodemuestra Enrique Oteiza, se acentu una tendencia cuyos ras-gos centrales podan advertirse a principios de la dcada de 1970.En 1975 un 26% de los recursos destinados a la investigacincientfica y tecnolgica del presupuesto nacional eran canalizadosa travs de las universidades. En 1983 ese porcentaje se haba

    reducido a un 6,8%. Esos fondos fueron transferidos hacia insti-tuciones como el Consejo Nacional de Investigaciones Cientficasy Tcnicas (CONICET), el Instituto Nacional de TecnologaAgropecuaria (INTA), y la Comisin Nacional de Energa Atmica(CNEA). De esta forma la dictadura contribuy a profundizar elcarcter profesionalista de las instituciones universitarias y aldesfinanciamiento de la actividad cientfica en el mbito de laeducacin superior.

    Si bien la situacin era grave, en este aspecto, en el mbito ycampo de las ciencias exactas y naturales, en el de las cienciassociales y las humanidades el deterioro fue mucho ms profundo.En Argentina, estas disciplinas haban experimentado un procesode institucionalizacin universitaria, mucho ms tardo y preca-rio. El reconocimiento pleno de su estatus cientfico tuvo lugardurante la segunda mitad de la dcada de 1950. En principio,

    este proceso fue afectado negativamente por el golpe de 1966,que llev al general Juan Carlos Ongana a la Presidencia de laNacin y que provoc, luego de la intervencin a las universida-

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    des, una renuncia masiva de docentes vinculados a los sectoresms modernos y dinmicos del sistema, sobre todo en BuenosAires. Durante los primeros aos 70 la prctica de estas discipli-

    nas estuvo cruzada con el compromiso poltico asumido pormuchos de sus cultores. La dictadura iniciada en marzo de 1976asest finalmente un golpe profundo a su desarrollo. Sus expo-nentes ms calificados sufrieron persecuciones de naturalezapoltica e ideolgica, e incluso debieron exiliarse. Muchos tam-bin se encontraron entre las vctimas de la represin estatal. Comoya sealamos, el rgimen militar lleg a cerrar carreras enteras,

    sobre todo en esas reas, y restringi la circulacin de revistas ypublicaciones de distinto carcter. La inversin de recursos esta-tales en el desarrollo de estas disciplinas que, durante parte deeste perodo, fue de todas formas significativa se concentr enalgunos grupos universitarios que no despertaban sospechas parael rgimen. Tambin en este caso se destin una cantidad relevan-te de fondos para financiar institutos de investigacin extrauniver-sitarios. Estos centros generaron una produccin relativamente

    abundante, pero de escasa calidad.Paralelamente, durante aquellos aos fueron consolidndose

    ncleos que reunieron a muchos de aquellos que estaban margi-nados de los circuitos acadmicos oficiales. Proliferaron as unconjunto de institutos privados de investigacin que en el mbi-to mencionado lograron sobrevivir, en algunos casos gracias a laobtencin de fondos externos, como la Facultad Latinoamericana

    de Ciencias Sociales (FLACSO), el Centro de Estudios Urbanos yRurales (CEUR) y el Centro de Estudios de Estado y Sociedad(CEDES), entre otros. Como bien lo ha analizado Hilda Sbato,cumplieron estas instituciones una funcin central como mbi-tos en los que se concentr un tipo de investigacin en cienciassociales sustancialmente distinto del practicado en mbitos ofi-ciales. Tambin en este marco fue fundamental el rol jugado poralgunas revistas culturales y cientficas, como Crtica y Utopa oPunto de Vista, y por algunas editoriales, como el Centro Editorde Amrica Latina.

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    La oposicin a la dictaduraLa oposicin a la dictaduraLa oposicin a la dictaduraLa oposicin a la dictaduraLa oposicin a la dictadura

    Como en otros mbitos de la vida cultural y poltica argenti-

    na, las resistencias al nuevo estado de situacin en las universidadesfueron dbiles y aisladas en un principio, pero comenzaron a co-brar mayor vigor en los primeros meses del ao 1980. La oposicina la aplicacin de los aranceles fue uno de los factores que permi-tieron el renacimiento de las organizaciones estudiantiles. Unmomento fundamental en la historia del movimiento estudian-til de aquellos aos se produjo cuando en diciembre de 1980 la

    Federacin Universitaria Argentina (FUA) sali a la luz pblicafirmando una solicitada en los principales diarios de circulacinnacional para rechazar la aplicacin del arancel.

    Los militantes estudiantiles haban sido perseguidos sistem-ticamente por las autoridades universitarias. Durante los primerosaos del Proceso poda notarse en los recintos de las facultadesla presencia habitual de personal policial. Las requisas eran co-munes, al igual que la participacin subrepticia de agentes de

    inteligencia en distintas instancias y espacios de la vida universi-taria. Muchos dirigentes estudiantiles se protegieron por entoncesbajo el arco de los partidos polticos los principales lderes de laFUA pertenecan generalmente a la Unin Cvica Radical (UCR)y al Partido Socialista y generaron algunas muy tmidas iniciati-vas de reorganizacin de sus fuerzas en base a reclamos vinculadosespecficamente con problemas del funcionamiento de las casasde estudios.

    A travs de encuentros informales y, sobre todo, a partir demovimientos tendientes a la elaboracin y presentacin de peti-torios relativos a distintos aspectos de la vida acadmica, fue arti-culndose entonces durante los aos 1979 y 1980 el movimientoestudiantil. Sus militantes, encuadrados en base a parmetros par-tidarios, elaboraron e hicieron circular en mbitos restringidosdistintos documentos crticos con respecto a la poltica oficial.

    Fueron las medidas de mayor alcance e impacto en la poblacinestudiantil tomadas por el rgimen militar las que galvanizaron eltrabajo comn de los dirigentes.

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    En julio de 1979, un heterogneo grupo de lderes estudianti-les inici una campaa contra el anteproyecto de ley universitariaimpulsado por las autoridades del Ministerio de Educacin. Pero

    fue, sin duda, como ya sealamos, la decisin del rgimen dearancelar los estudios la que concit la mayor atencin por partede las organizaciones. La FUA inici entonces una campaa quecristaliz con la firma de un petitorio cuyo texto principal fue pu-blicado en varios peridicos nacionales el 26 de diciembre de 1980.El documento reivindicaba la gratuidad de la enseanza universi-taria y manifestaba su oposicin a la aplicacin de los aranceles.

    El inicio del conflicto de las islas Malvinas posibilit el renaci-miento de la militancia en las universidades como en otros mbitosde la vida institucional argentina. Pocos das despus del 2 deabril de 1982, la comisin multipartidaria recibi a un grupo derepresentantes de la FUA encabezada por su entonces presidente,Roberto Vzquez. El eje central de los reclamos de los dirigenteseran las limitaciones al ingreso universitario. Luego de la derrotade Malvinas, los centros de estudiantes fueron reabiertos y se ge-

    neralizaron las asambleas estudiantiles en la mayor parte de lasuniversidades del pas;;;;; se estructuraron comisiones y se llevaron acabo encuentros con el propsito de reorganizar los centros recu-perados. Sus reclamos tuvieron a partir de entonces diversos ejespero, adems de las consignas contra el arancel y el pedido de ma-yor presupuesto, exigieron la restitucin de los bienes de los centrosbar, librera, fotocopiadora y la disponibilidad de locales den-tro de las facultades. Otro motivo central de sus movilizacionesfue el retiro de las fuerzas policiales y el desmantelamiento del apa-rato represivo instalado en las casas de estudios. Tambin inte-graron, en algunas oportunidades, comisiones mixtas junto a losgraduados para analizar los problemas de las carreras.

    Las exigencias fueron canalizadas a travs de diversas movili-zaciones, pero, en la mayora de los casos, encontraron la negativade las autoridades universitarias a la hora de implementarlas. Las

    de la Universidad Nacional de Rosario, por ejemplo, se negaron,en noviembre de 1982, a dialogar con los dirigentes estudianti-les, sosteniendo que no era posible recibirlos bajo compulsin de

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    marchas y concentraciones que se caracterizan por el empleo detrminos soeces y consignas marxistas.

    Durante ese mismo ao, a partir de septiembre, tuvieron lu-

    gar las primeras elecciones de centros de estudiantes, que concitaronun intenso entusiasmo. Por lo general, las nuevas agrupaciones sereferenciaron en los partidos polticos nacionales. De este modo,tanto estas elecciones, como las del ao siguiente estuvieron fuer-temente partidizadas y, en lneas generales, expresaron el liderazgoejercido por la UCR en vastos sectores de la clase media. En laUniversidad de Buenos Aires, las distintas vertientes de Franja

    Morada, brazo universitario del radicalismo, obtuvieron la mayo-ra en ocho facultades. En pocos meses, en la principal universidaddel pas, prcticamente la totalidad de los centros de estudiantesfueron normalizados. Un proceso similar tuvo lugar en otros si-tios del interior del pas.

    El Congreso de la Federacin Universitaria de Buenos Aires(FUBA), celebrado pocos das despus de las elecciones de 1983que permitieron el retorno de la democracia y la consagracin de

    Ral Alfonsn como presidente de la Nacin, eligi como titularal militante de Franja Morada, Andrs Delich. La FUA, por suparte, tambin celebr su congreso en julio de 1984 bajo la clarahegemona de los grupos estudiantiles afines al nuevo gobierno.

    El rasgo central de estos procesos de normalizacin de las or-ganizaciones estudiantiles fue que los mismos estuvieron marcadospor una alta participacin se calculaba entonces que en estaselecciones, no obligatorias, particip cerca de un 70% de quienesestaban en condiciones de hacerlo y por la opcin a favor deagrupaciones moderadas, a diferencia de lo que haba ocurrido aprincipios de los setenta. En este sentido, cabe subrayar que enmuchas facultades el segundo lugar fue ocupado por agrupacio-nes independientes un caso emblemtico fue el de la agrupacinQuantum, de la Facultad de Ingeniera de la Universidad de BuenosAires que cuestionaban la partidizacin de la vida universitaria.

    El rgimen militar, mientras tanto, haba intentado consoli-dar posiciones en la Universidad. En abril de 1980 el gobiernodel Proceso sancion una nueva ley universitaria que estableca

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    la designacin de las autoridades por el Poder Ejecutivo. El nuevoordenamiento universitario contemplaba el nombramiento de losprofesores por concurso y prevea el arancelamiento de los estu-

    dios de grado. Tambin prohiba a los integrantes de los cuerposdirectivos ejercer cargos en partidos polticos u organizacionesgremiales. Durante su ltimo ao, adems, el rgimen militartrat de perpetuarse en las instituciones universitarias a partir deun masivo llamado a concursos. La reglamentacin para dichaconvocatoria fue fuertemente cuestionada ya que, se sostuvo, fa-voreca a los docentes interinos en un contexto de ferrea exclusin

    por motivos polticos e ideolgicos.Los concursos fueron implementados a partir de 1982 en elmarco de un intento por normalizar el claustro docente. Aunqueen relacin a la cantidad total de docentes slo lleg a sustanciarseun nmero pequeo de concursos, es posible advertir que esamedida benefici a grupos que haban desarrollado sus tareas enforma interina hasta entonces y a personas que haban ocupadocargos de gestin bajo el rgimen y que, por lo general, se identi-

    ficaban con grupos conservadores vinculados a la derecha catlica.Hasta pocos meses antes del cambio de gobierno, el rgimen mi-litar sigui convalidando dichos concursos.

    En tiempos del ocaso de la dictadura poda advertirse la exis-tencia de una fuerte demanda para el acceso a la universidadproveniente, sobre todo, de jvenes que no haban logrado ingre-sar debido a las restricciones impuestas desde 1976. Por otro lado,el sistema universitario presentaba distintos tipos de limitacio-nes, que podan advertirse en diversos planos. La universidad dela dictadura se haba construido sobre la base de la marginacin ydiscriminacin de un nmero elevado de calificados profesionalese investigadores. Predominaba un modelo marcadamenteprofesionalista, es decir, un sistema que privilegiaba la formacinde profesionales liberales y dejaba en un segundo plano a la prc-tica de la investigacin cientfica.

    Como ya destacamos, esta situacin haba sido reforzada poruna poltica que procuraba orientar a la investigacin hacia insti-tuciones no universitarias. Los resultados de esta estrategia eran

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    evidentes, sobre todo como ya hemos analizado en las reas delas ciencias sociales y de las humanidades, las disciplinas que mshaban sufrido las consecuencias del ascenso de la dictadura.

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    La reconstruccin democrticaLa reconstruccin democrticaLa reconstruccin democrticaLa reconstruccin democrticaLa reconstruccin democrtica

    En el marco de la inauguracin de un perodo de apertura de-mocrtica recibido por la poblacin con altas expectativas departicipacin y libertad, el gobierno de Ral Alfonsn asumi lanecesidad de emprender una poltica especfica de democratiza-cin de la universidad pblica en un lugar prioritario de su agenda.Entre las primeras medidas, el nuevo gobierno inici la normali-zacin universitaria en el marco de un modelo reformista que evoca-ba los principios de 1918. De esta forma, la autonoma, el gobiernodemocrtico de las universidades a travs de sus tres claustros, elpluralismo ideolgico y la apertura del sistema a nuevos sectoressociales aparecieron como las lneas rectoras del nuevo proyecto,el cual se plasm en las normas sancionadas durante esta etapa.

    Los considerandos del decreto 154/83 daban cuenta del esp-ritu del proceso de normalizacin de la transicin. All se afirmaba:

    El gobierno nacional ha asumido pblicamente el compromisode restablecer el pleno ejercicio de la autonoma universitaria,garantizando la libertad acadmica, como un modo de asegurar ala universidad su misin creadora, como institucin abierta alpueblo afianzando el principio de igualdad de oportunidades yposibilidades (...) dicha autonoma supone la vigencia del princi-pio esencial que la universidad debe gobernarse por sus claustros,posibilitando as el adecuado control interno de su desenvolvi-

    miento y la necesaria vinculacin con el pas que la sustenta.Este decreto, que fue ratificado legislativamente por la Ley

    N 23.068, de 1984, estableci la normalizacin de las universi-dades nacionales. Esta difcil tarea implic el nombramiento derectores y decanos normalizadores por parte del Poder EjecutivoNacional, la puesta en vigencia de los estatutos universitarios exis-tentes hasta la ruptura institucional de 1966, la constitucin de

    Consejos Superiores provisorios en cada una de las veintisis uni-versidades nacionales existentes, el reconocimiento de un centrode estudiantes por facultad y de una federacin de centros por

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    universidad, adems de la FUA, y la derogacin de la Ley de factoN 22.207. Este proceso de normalizacin deba completarse enun ao, con posibilidad de prrroga por 180 das.

    La reestructuracin poltico-institucionalLa reestructuracin poltico-institucionalLa reestructuracin poltico-institucionalLa reestructuracin poltico-institucionalLa reestructuracin poltico-institucional

    La tarea de democratizacin interna de las universidades na-cionales implic el establecimiento de gobiernos universitarioscolegiados, mayoritariamente con representacin tripartita (pro-

    fesores, graduados y estudiantes). Para ello, fue necesario normalizarel claustro de profesores, reincorporando a docentes cesanteadosdurante la dictadura y poniendo en prctica mecanismos que anu-laran todo vestigio de los procedimientos originados en ese perodo,como por ejemplo la designacin directa de profesores por partede las autoridades, o a travs de concursos viciados por discrimi-nacin ideolgica.

    El nuevo marco legal de normalizacin contemplaba la posibili-

    dad de impugnacin de los concursos sustanciados entre 1976 y1983. Asimismo, una ley especfica (N 21.115) estableci laanulacin de todas las confirmaciones de profesores universitariosy los beneficios de estabilidad sin mediacin de concursos obte-nidos durante la dictadura, as como un rgimen de reincorporacinde docentes cesanteados u obligados a renunciar por cuestionesideolgicas. Se inici as un proceso que requera alcanzar al me-nos el 51% de los cargos de profesores concursados, con el fin deposibilitar la eleccin de las autoridades universitarias por los claus-tros. Muchos docentes cesanteados y exiliados fueron reincorporados,y se utiliz el mecanismo del concurso como la instancia por exce-lencia para el acceso a los cargos docentes. Sin embargo, a diferenciade lo que haba ocurrido en perodos anteriores, se debi recurrira las designaciones de docentes con bajas dedicaciones, para po-der atender al aumento creciente de la matrcula.

    Esta etapa de democratizacin fue descripta aos despus por AdolfoStubrin, diputado nacional y luego secretario de Educacin de laNacin de este perodo, destacando la existencia de un espacio de

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    lucha poltica en torno a la universidad. Este espacio estaba carac-terizado por el predominio de la poltica de partidos como elementointrnseco de la universidad argentina. Si bien esta relacin consti-

    tuye un fenmeno de la historia de esta institucin en nuestro pas,sobre todo desde fines de la dcada del 60, es a partir de 1983cuando la misma se arraiga en la forma en que hoy la conocemos.

    Al respecto, se sealaba que los cargos de rectores normaliza-dores designados por el gobierno constitucional del presidenteAlfonsn, encargados de restablecer el esquema de autonoma,cogobierno y concursos pblicos y peridicos, fueron encomen-

    dados a cuadros de la UCR. Esto explica la consolidacin de lapoltica de partidos como parte del gobierno y la burocracia uni-versitarios, que incluyeron alternancias con equipos del peronismo,principal partido opositor, aun antes de la asuncin de CarlosMenem en 1989.

    En el mbito estudiantil tambin se manifest este vnculo. Alrespecto, dice Stubrin que, dado que la poltica universitaria erapara los reformistas una parte importante de su formacin, los

    partidos polticos afines apoyaron el movimiento del que, por otraparte, se nutran. De esta forma, los cuadros estudiantiles opta-ban usualmente por una militancia partidaria, transicin que podahacerse antes o despus de la graduacin.

    Este proceso de democratizacin incluy el reconocimiento delos centros de estudiantes como rganos de representacin estu-diantil. Como ya sealamos, en un claro reflejo del clima polticoa nivel nacional, la agrupacin Franja Morada, brazo universitariodel partido radical en el gobierno, asumi la hegemona del mo-vimiento estudiantil en todas sus instancias. En las primeras elec-ciones estudiantiles de la UBA, celebradas en la segunda mitadde 1983, esta agrupacin triunf con 47,79% de los votos.

    La normalizacin universitaria, inscripta en la tradicin refor-mista, fue de alguna forma respetada por todo el espectro de partidosy sus expresiones universitarias. En lo que respecta a la poltica

    estudiantil, el rol protagnico de militantes y cuadros partidariosen el interior de las instituciones tendi a reproducir un micro-cosmos a la luz de las caractersticas de la poltica nacional. Adems

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    de la expresin gremial y poltica del mundo universitario, el sec-tor estudiantil se constituy en un canal de incorporacin de nuevoscuadros a las estructuras de partidos. Por otra parte, los primeros

    aos del gobierno democrtico se caracterizaron por un gran opti-mismo en la democracia como sistema de gobierno capaz de resolverlos problemas de la sociedad. La universidad acompaaba esa ex-pectativa y a la vez el gobierno le asign un rol clave en ese objetivo,en el marco del estrecho vnculo poltico sealado anteriormente.

    El crecimiento del sistema, sus distorsionesEl crecimiento del sistema, sus distorsionesEl crecimiento del sistema, sus distorsionesEl crecimiento del sistema, sus distorsionesEl crecimiento del sistema, sus distorsionesy limitaciones: 1983-1989y limitaciones: 1983-1989y limitaciones: 1983-1989y limitaciones: 1983-1989y limitaciones: 1983-1989

    La dictadura haba dejado a la universidad vaciada de signifi-cacin social, con una pobre produccin en materia de investiga-cin como producto del desfinanciamiento y el exilio de muchoscientficos y acadmicos, con nfasis en la formacin de profesio-nales y con docentes poco actualizados. Era sumamente complejo

    el desafo de la apertura de la universidad pblica, ya que impli-caba responder a la creciente demanda de acceso, restringido du-rante el rgimen militar, con una capacidad que no se tena, tantoen materia edilicia como de recursos humanos capaces de asumirla actividad docente con niveles adecuados de calidad.

    Pese a estas limitaciones, y dando respuesta a las crecientesexpectativas de apertura, se privilegi una poltica de acceso abiertoa las universidades nacionales. As, adems de restablecerse la li-bertad, se saldaba una deuda de la poca dorada de los aos 60,en los que la relacin de la universidad con la sociedad estabamediada por una suerte de vanguardismo autodeterminista. Eldesafo fue el de actualizar la universidad, vincularla en sus fun-ciones de docencia e investigacin, pero adems reforzando su rolsocial. Pese a los diagnsticos de la poca que desaconsejaban aten-der a la presin por ingreso abierto a la universidad en un contexto

    de crisis econmica, se dio prioridad poltica a dichas demandas,en el marco de una visin optimista sobre el crecimiento econ-mico del pas que no se confirmara.

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    La tendencia acelerada al incremento de la matrcula universi-taria haba sido contenida por la dictadura a travs de su polticade cupos y aranceles. El resultado de esa poltica fue, como ya se-

    alamos, su estancamiento. Muchos de los potenciales estudianteshaban sido desplazados hacia el sector universitario privado, cuan-do contaban con recursos suficientes para afrontar los costos delos aranceles, y hacia el sector terciario no universitario. El go-bierno que asumi en diciembre de 1983 suprimi los cupos,pero las nuevas autoridades, durante el ao 1984, implementaroncursos de ingreso en la mayora de las universidades.

    En la Universidad de Buenos Aires, un ao despus, se esta-bleci finalmente el ingreso irrestricto consigna recuperada porla gran mayora de las agrupaciones estudiantiles y se reestruc-tur la organizacin de todas las carreras a travs de la conformacindel llamado Ciclo Bsico Comn. Varias de las principales uni-versidades del pas levantaron gradualmente durante aquellos aoslas restricciones al ingreso. Estas decisiones, implementadas porlas autoridades de las casas de altos estudios, contaron con un

    amplio apoyo entre el conjunto de las fuerzas polticas del pas.La puesta en prctica de estas determinaciones se tradujo, rpi-

    damente, en un incremento sustancial del nmero de ingresantes,y, consecuentemente, la matrcula experiment un crecimientoacelerado. En 1983 haba 416.000 estudiantes universitarios, en1984 llegaron casi a 500.000. En 1986 superaban los 700.000.El grueso del crecimiento correspondi, por otro lado, al sectorpblico. Esto llev a que el peso del sector privado en la matrculauniversitaria disminuyera de un 19% a un 10% entre 1983 y1986. La expansin acelerada del nmero de estudiantes consti-tuy entonces, sin duda, una variable central de la historia univer-sitaria del perodo de transicin democrtica.

    El crecimiento de la matrcula gener nuevos problemas en elsistema. Las instituciones debieron incrementar su plantel de do-centes y, al mismo tiempo, resolver los problemas edilicios y de

    infraestructura que, en trminos generales, planteaba la incorpo-racin de un nmero tan significativo de nuevos estudiantes. Estogeneraba desafos inditos. El problema se presentaba con singu-

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    lar urgencia, sobre todo, en las casas de estudios situadas en losgrandes centros urbanos. La Universidad de Buenos Aires aumen-t el nmero de estudiantes de un poco ms de 100.000 en 1982

    a casi 162.000 en 1987. En la Universidad Nacional de La Platalos ingresantes pasaron de 4.379 en 1983 a un poco ms de 10.000en 1984 y a ms de 13.000 en 1986.

    A las presiones crecientes sobre el sistema universitario se su-maron los problemas econmicos y financieros agudizados durantela ltima etapa de la presidencia de Ral Alfonsn. As, durante lasegunda mitad de los ochenta se verific en el mbito universita-

    rio una degradacin de las condiciones materiales de trabajo tantopara el sector docente como para el de los empleados administra-tivos. De esta forma, el explosivo crecimiento de la matrcula fueseguido de una disminucin abrupta de los recursos asignadospor alumno. Esto, a la vez, se debi, como han sealado MaraLuz Bertoni y Daniel Cano, a que el aporte fiscal a las universida-des nacionales descendi progresivamente durante esos aos:mientras que dicho aporte medido en australes de 1988 llegaba

    en 1974 a 6.541 millones, en 1986 sumaba 4.251 millones. Sibien en 1987 se verific un aumento sustancial de los recursos,los fondos volvieron a disminuir de manera pronunciada en 1988.

    Por otro lado, los autores mencionados han destacado cmo elmismo aumento de la matrcula oblig a las instituciones a inver-tir cuantiosos recursos en edificios y en equipamiento destinado aatender los requerimientos de los estudiantes que se fueron incor-porando al sistema. De esta forma, la parte del presupuestouniversitario destinado a gastos de capital super el 20% en aquellosaos, llegando a duplicar los promedios histricos. En definitiva,esto provoc que el grueso del gasto que implic el incremento dela matrcula fuera soportado por los trabajadores de las universi-dades cuyos salarios disminuyeron sustancialmente durante lasegunda mitad de la dcada del ochenta. Por otro lado, y sobretodo en las grandes universidades metropolitanas, fueron los car-

    gos de auxiliares docentes, por lo general con dedicaciones simplese incluso en muchos casos ad-honorem, los que crecieron acom-paando los cambios en el nmero de estudiantes.

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    En el marco de una crisis econmica profunda, esta situacinse tradujo en un aumento sustancial de la conflictividad laboral,que se expres en huelgas permanentes. Las huelgas y los paros

    docentes se sucedieron durante aquellos aos, alterando signifi-cativamente el funcionamiento del sistema educativo y, particular-mente, del universitario. En este sentido, la reorganizacin sindicalde los docentes universitarios conforma otra variable central deanlisis de esta etapa. En noviembre de 1984 se esboz una pri-mera organizacin sindical a partir de una comisin coordinadorade asociaciones y federaciones de docentes e investigadores de di-

    ferentes universidades pblicas. En abril de 1985, sobre esta base,se conform la Confederacin Nacional de Docentes Universitarios(CONADU). La organizacin sancion entonces sus primerosestatutos y design a una Mesa Ejecutiva Nacional. En mayo deese mismo ao se llev a cabo un paro de dos das y poco tiempodespus se organiz una movilizacin nacional. Las reivindica-ciones que orientaron el accionar de la CONADU eran diversas eincluan los reclamos por la normalizacin de las universidades,

    la reincorporacin de los docentes cesanteados bajo la dictadurao la revisin de los regmenes jubilatorios.

    Sin embargo, progresivamente, los reclamos vinculados con larecomposicin salarial ocuparon un papel central en su programade accin, aunque es preciso tambin sealar que la CONADUcomparti entonces la representacin de los docentes con otras or-ganizaciones gremiales que contaban con ramas universitarias, comola Confederacin de Trabajadores de la Educacin de la RepblicaArgentina (CTERA) y la Unin de Docentes Argentinos (UDA).

    Las huelgas se agudizaron a partir de los ltimos meses de1986, cuando en repetidas oportunidades los gremios propusie-ron la inasistencia a las mesas de exmenes. Pero se generalizarona partir del ao siguiente. La ms prolongada fue, probablemen-te, la que se inici el 3 de agosto de 1987. La CONADU denuncientonces que el salario percibido por los docentes era equivalente

    a un 35% del que obtenan en diciembre de 1983. Fue imposi-ble llegar a un acuerdo durante casi dos meses, ya que el gobiernose neg a negociar en tanto la medida de fuerza estuviese vigente

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    y sus propuestas, que privilegiaban sistemticamente a los docen-tes de mayor dedicacin, no conformaban a los gremios. La medidatuvo, como se verificar en acontecimientos similares y posterio-

    res, un acatamiento dispar en el conjunto del sistema. Fue particu-larmente intensa la adhesin en el interior del pas, sobre todo enlas universidades de Cuyo, La Pampa, el Litoral y el Comahue, ymucho menor en las facultades profesionales de Buenos Aires,como Derecho y Ciencias Econmicas. Ante el peligro de prdidadel cuatrimestre, los estudiantes llegaron a ocupar algunas faculta-des. La huelga se levant cuando ya el ciclo lectivo pareca perdido.

    Como en otros mbitos de la administracin pblica, el nivelde conflictividad se agudiz cuando la hiperinflacin de 1989pulveriz los salarios. De todas formas, en lo que respecta al an-lisis de los conflictos de aquellos aos es preciso subrayar que elmayor protagonismo en lo que refiere a huelgas y reivindicacionessalariales estuvo, por entonces, ejercido por los asalariados del sectorestatal. Los empleados del sector privado haban llegado duranteel ao 1986 a acuerdos con sus empleadores que no tuvieron co-

    rrelatos similares en el mbito pblico. El principal problema noradic aqu en estrategias sindicales particulares sino, fundamen-talmente, en el deterioro permanente de los salarios en ese mbito.Por otra parte, cabe recordar que las huelgas ms prolongadas du-rante estos aos fueron, justamente, las de los docentes, en parti-cular los de enseanza bsica y media.

    A principios de la dcada de 1990 el sistema presentaba, en suconjunto, una serie de rasgos particulares, en gran parte comoconsecuencia de los cambios producidos a partir de 1984. Perohaba otras caractersticas que expresaban tendencias estructura-les que se haban verificado desde su masificacin a mediados dela dcada de 1950, algunas de las cuales eran evaluadas muy ne-gativamente. Un primer problema era el vinculado con las elevadastasas de desercin. En el ao 1992, la relacin entre egresados eingresantes indicaba que cada 100 estudiantes que iniciaban su

    carrera se graduaban slo 19. Se calculaba que, en el primer ao,los que abandonaban los estudios alcanzaban a un 50% de losingresantes. El otro elemento caracterstico era la larga duracin

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    efectiva de las carreras. Las estadsticas mostraban que los egresadosinvertan un 60% ms del tiempo de duracin previsto original-mente para sus carreras. Otro rasgo singular lo constitua la concen-

    tracin de la matrcula en un conjunto determinado de reasdisciplinares. Slo las carreras de Medicina, Contador Pblico yAbogaca reunan un 25% del total de los estudiantes en 1999.

    Por otro lado, la estructura del sistema universitario se mantu-vo durante el primer gobierno de transicin democrtica prctica-mente sin cambios. En enero de 1984 se reabri la Universidadde Lujn, cumpliendo con un compromiso asumido por el candi-

    dato finalmente electo el ao anterior. En 1988, el CongresoNacional sancion la ley de creacin de la Universidad Nacionalde Formosa. sta se constituy a partir de un conjunto de institu-tos pertenecientes a la Universidad Nacional del Nordeste situadosen esa provincia. Con esta decisin el nmero de universidadesnacionales lleg a 27.

    No hubo durante estos aos creacin de otras universidades p-blicas, ms all de estas dos determinaciones. Pero tampoco se

    autoriz la creacin de nuevas universidades privadas, a pesar deque haba casi una decena de solicitudes presentadas. Prcticamen-te no se fundaron universidades privadas en Argentina desde 1973hasta finales de la dcada de 1980, aunque durante esos aos seotorg el reconocimiento definitivo a un conjunto de institucionesque ya gozaban de autorizacin para su funcionamiento provisorio.Es preciso observar entonces que la transformacin universitaria dela segunda mitad de los ochenta se verific en un contexto signadopor la escasa renovacin institucional. El sistema que absorbi elcrecimiento sustancial de la matrcula producido desde 1984 eraen 1991 prcticamente el mismo que exista en 1973.

    En sntesis, el perodo de apertura y democratizacin no fue losuficientemente planificado. La poltica de ingreso irrestricto pro-movida por el gobierno como forma de satisfacer las expectativasde la poblacin no contempl una realidad marcada por la falta

    de aulas, de docentes capacitados para atender a todos los ingresantesy de presupuesto. A esta realidad se le sum la grave crisis econmi-ca del pas, traducida en altos ndices de inflacin que terminaron

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    por licuar los presupuestos universitarios y generar a nivel ins-titucional el mismo desencanto que se agudizaba en la sociedad.

    Otras medidas y la ley que no fueOtras medidas y la ley que no fueOtras medidas y la ley que no fueOtras medidas y la ley que no fueOtras medidas y la ley que no fue

    Durante los aos del primer gobierno de la transicin democrti-ca se produjeron otras innovaciones significativas en materia legal einstitucional que deben ser contempladas tambin en este anlisis.

    En materia financiera, una norma especfica regul el rgimen

    econmico-financiero durante el perodo de normalizacin. LaLey N 23.151 otorg autarqua a las universidades nacionales, esdecir, capacidad para elaborar su propio presupuesto, reajustarloy disponer de un fondo especfico para ser utilizado con finesinstitucionales. Asimismo, all se estableci la gratuidad de la ense-anza. Posteriormente, la Ley N 23.569, de 1988, ampli estergimen, dotando de mayor autonoma a las instituciones y esta-bleciendo su vigencia hasta la sancin de una ley orgnica univer-

    sitaria que no lleg a promulgarse. En esta nueva norma sobrefinanciamiento se incorpor la posibilidad de que las universida-des nacionales recibieran recursos provenientes de la venta debienes, locaciones de obra o prestaciones de servicios. Tambin seespecific que la gratuidad estara limitada a la enseanza de grado.

    Otras iniciativas en materia universitaria llevadas adelante porel gobierno de la transicin fueron, por ejemplo, la consolidacinde un espacio de coordinacin interuniversitaria, a travs de lacreacin del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) (DecretoN 2.461) y la conformacin del SICUN (Sistema Interuniversitariode Cuarto Nivel) (Decreto N 1.967). Ambas iniciativas eviden-ciaron la preocupacin gubernamental por el proceso de expansindel sistema y la importancia de su coordinacin, as como por lanecesidad de consolidacin de un nivel de carreras de posgradode calidad.

    El CIN fue concebido como un mbito de discusin y coordi-nacin de polticas entre las instituciones y de ellas con los sistemaseducativo y cientfico nacionales. Ambas medidas establecieron la

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    adhesin voluntaria de las instituciones, en el marco del princi-pio de autonoma tan valorado por entonces. No obstante, fina-lizando este perodo era posible advertir que, lejos de aprovechar

    los nuevos canales de coordinacin instalados, las institucionestendieron a autonomizarse no slo como consecuencia de sus pro-pios procesos de crecimiento, sino tambin porque no aparecauna propuesta consensuada de nuevo marco orgnico para el con-junto de las universidades nacionales.

    En 1988 se firm un acuerdo entre el Ministerio de Educacin yel CIN que creaba el Programa de Fortalecimiento a la Gestin y

    Coordinacin Universitaria. Esta medida estaba enmarcada en la pri-mera accin de la poca que tena por objetivo obtener apoyo financieroexterno, proveniente del Banco Mundial. La iniciativa general se or-ganiz en una serie de subproyectos destinados al mejoramiento delsector educativo. El Subproyecto 06 estaba destinado al sector uni-versitario y es en ese marco que se iniciaron las acciones acordadascon el CIN. Sin embargo, esta iniciativa se detuvo con el adelanta-miento del traspaso de gobierno, en 1989, y fue retomada en 1991

    desde diferentes concepciones terico-metodolgicas dentro de unproyecto especfico para la evaluacin de la calidad universitaria.

    Pasado el ao de vigencia del perodo normalizador y su res-pectiva prrroga, no fue posible durante ese lapso el acuerdo sobreuna norma integral que regulara el sistema universitario, garanti-zara su coordinacin cada vez ms compleja, y asegurara lapermanencia de los principios que orientaron la normalizacin.Varios proyectos de ley universitaria fueron presentados en elCongreso de la Nacin, sin posibilidad de que se plasmaran enuna ley nacional. Esto se debi a la debilidad del partido delgobierno en ambas cmaras, en un perodo en el cual las restric-ciones econmicas y las dificultades polticas con las principalescorporaciones sociales se fueron incrementando hasta terminarcon el adelanto de la entrega del poder gubernamental del presi-dente Alfonsn.

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    La educacin superior de los 90La educacin superior de los 90La educacin superior de los 90La educacin superior de los 90La educacin superior de los 90

    La profunda reforma del Estado implantada durante el go-bierno de Carlos Menem tuvo su correlato, con sus particula-ridades, en la poltica dirigida al sector universitario. Las medidasaplicadas en materia universitaria conformaron un tejido que apun-t a un objetivo de poltica comn: la ruptura con el modelo deEstado benevolente tal como lo ha denominado J. J. Brunner derelacin entre universidades y gobierno, que haba predominadodurante gran parte de la historia del sistema y que se caracterizpor el sostenimiento por parte del Estado del funcionamiento delas instituciones autnomas, a travs de subsidios en bloque, conamplia autonoma de las casas de estudio. A los fines analticos,en este perodo pueden identificarse dos momentos: uno, de ins-talacin de temas de agenda, y otro de efectiva aplicacin demedidas de reforma.

    La poltica gubernamental hasta 1993La poltica gubernamental hasta 1993La poltica gubernamental hasta 1993La poltica gubernamental hasta 1993La poltica gubernamental hasta 1993

    La primera gestin del Ministerio de Educacin del menemis-mo, conducida por el profesor Antonio Salonia, se caracteriz porla ausencia de una poltica explcita para el sector, aunque predo-min la voluntad de instalar ciertos temas en la agenda de gobiernoque iniciaron un debate que se prolongar durante todo el pero-do. En el marco de una profunda crisis econmica, el gobiernocoloc en el centro de las discusiones el tema del financiamientouniversitario, sosteniendo la necesidad de que las institucionesbuscaran fuentes de obtencin de recursos complementarias a lasdel Estado. Tal como relataron Norma Paviglianiti y colegas, elpor entonces secretario de Coordinacin Educativa, Cientfica y

    Cultural del Ministerio de Educacin y Justicia, Enrique BulitGoi, propuso el arancel universitario en una carta dirigida a losrectores en 1989. En el mismo ao, a travs de una resolucin

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    ministerial se auspici la creacin de cooperadoras de padres enlas universidades nacionales con el fin de recaudar aportes volunta-rios, tal como lo vena haciendo la Universidad Nacional de Crdoba

    en algunas de sus facultades. Tambin se fomentaron desde el go-bierno otras vas de obtencin de recursos, como la venta de serviciosa terceros y las consultoras a empresas privadas y al Estado.

    En relacin con el financiamiento universitario, en el presu-puesto de 1992 se produjo una innovacin que perdura hasta laactualidad. Adems de la inclusin de las partidas destinadas par-ticularmente a cada universidad, como haban existido durante

    aos, se incluy por primera vez una suma de fondos sin finalidadespecfica, para ser utilizada por el Ministerio de Educacin en elsistema universitario segn criterios propios. Esta partida, quecon el tiempo fue incrementndose, signific la posibilidad efec-tiva del Poder Ejecutivo de disear polticas especficas para lasuniversidades, direccionndolas hacia objetivos definidos desdeel gobierno central. La iniciativa fue acompaada por la presenta-cin en el Congreso de la Nacin, por parte del Poder Ejecutivo,

    de un anteproyecto sobre un nuevo rgimen econmico-financieropara las universidades, que reemplazara al establecido en el ante-rior gobierno e instaurara el arancel universitario como una posiblefuente de obtencin de recursos propios. All tambin se estable-can criterios de eficiencia como parmetros de financiamiento yde medicin de la calidad y la descentralizacin salarial.

    Este documento gener una fuerte movilizacin del sectoruniversitario en su totalidad (de los rectores a travs del CIN, delos estudiantes a travs de la FUA, y de los docentes a travs de laCONADU), que se opuso a una medida que implicaba la asigna-cin al Poder Ejecutivo de funciones legislativas, y que posibilitabala arbitrariedad y discrecionalidad en la distribucin de fondos.Si bien la iniciativa no lleg a prosperar en el momento, constitu-y un paso inicial de polticas que posteriormente tendrn cabidaa travs de la Ley de Educacin Superior aprobada en 1995.

    La incidencia oficial en el funcionamiento de las institucionestambin se tradujo en aspectos jurdicoinstitucionales referidos ala definicin de la instancia competente para revisar decisiones de

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    los rganos de gobierno universitario. A partir de una interpreta-cin particular de los decretos 111/90 y 190/91, diversos pedidosde revisin de actos del Consejo Superior de la Universidad de

    Buenos Aires fueron analizados por el Poder Ejecutivo en lugar deque lo hiciera la justicia, pese a los recursos interpuestos ante stapor la UBA, sin resultado. Sobre la base de aquella interpretacin,el caso ms resonante fue la decisin del Ministerio de Educacinde anular lo dispuesto por el Consejo Superior de la UBA en unconflicto por presuntas irregularidades en las elecciones estudian-tiles de la Facultad de Medicina, que haba sido elevado por esa

    facultad cuyo decano era aliado del gobierno y opositor a la con-duccin de la universidad ante el Ministerio de Educacin, conva-lidndose as los comicios realizados en noviembre de 1991.

    Otros temas relevantes de ese momento fueron la creacin deuniversidades privadas tantas como las existentes desde 1958 yla constitucin de las bases del sistema de evaluacin y acredita-cin. Sobre el primer aspecto trabajaremos ms adelante, aldescribir las caractersticas del crecimiento y complejizacin del

    sistema durante este perodo. Respecto de la evaluacin, se retomla iniciativa, formulada a fines del gobierno de Alfonsn, de forta-lecimiento de la gestin y coordinacin universitaria a travs delcrdito externo. En este marco, el denominado Subproyecto 06tena entonces como objetivo la elaboracin de una metodologade evaluacin universitaria, tarea que se desarroll entre media-dos de 1991 y 1992. Pese a que originariamente la iniciativa habasurgido de un acuerdo con el CIN, este cuerpo, a travs del acuer-do plenario N 97 de 1993, rechaz la aplicacin de la propuestametodolgica elaborada, alegando disidencias respecto de la con-cepcin cuantificable de la calidad y evaluacin y de la uniformidaddel mtodo de anlisis del documento propuesto. Esta iniciativagener un importante movimiento del sector universitario, desdedonde se produjeron documentos y se organizaron reuniones na-cionales para la elaboracin de una propuesta alternativa.

    El enfrentamiento entre el gobierno nacional y el sector uni-versitario se fue profundizando como producto de las diferentesiniciativas oficiales, pese a la firma del Protocolo de Concertacin

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    Universitaria, en el cual el gobierno se comprometi a la valori-zacin de las universidades y las instituciones a continuarracionalizando su organizacin, optimizando el uso de sus recur-

    sos, a travs de un cronograma de trabajo establecido en 1991,que no lleg a implementarse.

    Esta etapa finaliz en febrero de 1993, con la creacin de laSecretara de Polticas Universitarias. Hasta entonces, el tratamientodel tema universitario por parte del gobierno se haba plasmadoorgnicamente a travs de una Direccin Nacional de AsuntosUniversitarios, encargada del reconocimiento oficial y homologa-

    cin de ttulos. La jerarquizacin orgnica de esta instancia implicla decisin oficial de instalar desde el Poder Ejecutivo una polticanacional para el sector acorde al nuevo modelo de pas que co-menzaba a delinearse.

    Las bases del nuevo modelo: 1993-1995Las bases del nuevo modelo: 1993-1995Las bases del nuevo modelo: 1993-1995Las bases del nuevo modelo: 1993-1995Las bases del nuevo modelo: 1993-1995

    La Ley Federal de Educacin, sancionada por el Congreso dela Nacin en 1993, regir por ms de diez aos el sistema educa-tivo argentino. Esta norma represent la inauguracin de una nuevaetapa para la educacin, conducida desde el Poder Ejecutivo porrenovados equipos tcnicos de alto nivel que pretendieron sentarlas bases de un nuevo modelo educativo con perfil modernizador.Estos equipos fueron conducidos por quienes haban impulsadoel debate de la nueva ley desde el Congreso de la Nacin: JorgeRodrguez, entonces diputado, y Susana Decibe, su asesora, queahora se desempeaban como ministro de Educacin y secretariade Programacin y Evaluacin Educativa, respectivamente.

    En el marco de la nueva organizacin ministerial, la creacinde la Secretara de Polticas Universitarias inaugur una nuevaestrategia oficial de definicin de polticas para el sector. A partirde la asuncin de Juan Carlos del Bello como su titular y de la

    conformacin de un equipo central de perfil tcnico, comenzarona ponerse en prctica polticas concretas, a travs de decretos yresoluciones ministeriales aisladas que luego pasaran a formar parte

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    del nuevo orden legal plasmado en la Ley de Educacin Superior.En 1993 se crearon los Consejos de Planificacin UniversitariaRegional, pensados como espacios de coordinacin regional de la

    educacin superior, y compuestos por representantes de universi-dades nacionales y privadas, autoridades educativas provinciales yel gobierno nacional. Desde estos espacios se pretendi resolver elproblema de la desarticulacin del sistema y la superposicin deofertas de carreras, a travs de rganos de tipo consultivo con ca-pacidad para emitir recomendaciones al gobierno central.

    La estrategia de mediacin entre el gobierno y la base del siste-

    ma universitario a travs de organismos intermedios o de amor-tiguacin continu con la creacin del Consejo Nacional deEducacin Superior dentro de la estructura orgnica del Ministeriode Educacin. Integrado por personas de reconocimiento acad-mico y cientfico, adems de pluralidad poltica, ese mbito fueconcebido como un lugar desde el cual discutir y estudiar proble-mas y recomendar soluciones que pretendan colocarse por encimade las tensiones sectoriales, aunque tambin fuera interpretado

    como un espacio de legitimacin de la poltica oficial en materiauniversitaria a travs de voces autorizadas. Este consejo estructursu trabajo a partir del estudio de temas tales como la evaluacin yla acreditacin universitaria, el acceso a la educacin superior y suarticulacin con la escuela media, el anlisis de la oferta educati-va, la gestin de las instituciones y el sistema de posgrado. Endichos temas, emiti dictmenes que constituyeron recomenda-ciones, tenidas en cuenta en mayor o menor medida segn los casos.

    En materia econmico-financiera tambin en esta etapa se co-locaron en la agenda cuestiones que perduraran en el tiempo. Ladiscusin sobre un nuevo rgimen laboral docente no prosper,por lo que se emiti desde el nivel oficial una propuesta de des-centralizacin salarial, que trasladaba el conflicto gremial a nivelde las instituciones. Tambin en esta etapa se dise y puso enfuncionamiento el Sistema de Incentivos a Docentes Investigado-

    res, un nuevo mecanismo distribuidor de beneficios en dinero alos docentes que aceptaran que su actividad fuese evaluada a par-tir de criterios de productividad acadmica. Por su parte, el Poder

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    Ejecutivo envi al Congreso de la Nacin un proyecto de ley demodificacin del rgimen econmico-financiero de las universi-dades nacionales, en forma separada y previa al proyecto de ley de

    educacin superior, el cual, en la misma lnea que la iniciativa an-terior, inclua la posibilidad de arancelar los estudios de grado yla asignacin de una suma global al Ministerio de Educacin paraser distribuida con criterios diferentes a los de distribucin hist-rica entre las universidades.

    Algunas de estas medidas fueron negociadas y acordadas conel CIN, bajo la condicin de compromisos de aumento presupues-

    tario por parte del Poder Ejecutivo. Sin embargo, la crisis fiscal de1994 motiv que el gobierno estableciera una disminucin de laspartidas asignadas a educacin, que afectaron en 100 millones depesos dlar al sector universitario. Esta medida agrav la situa-cin financiera del sistema al haberse vetado en el presupuesto deese mismo ao un refuerzo especial de 120 millones de pesosdlar para atender las urgencias de atraso salarial y deterioro deinfraestructura sufrido por el sector de las universidades naciona-

    les. Esta crtica situacin presupuestaria alcanz su punto mximoen 1995, con el recorte del 2% en la partida de fondos para suel-dos docentes universitarios, que implic la reduccin de los haberesque superaran los 2.000 pesos. La dramtica situacin de ahogofinanciero en las instituciones contrastaba con la capacidad cre-ciente del Ministerio de Educacin de disponibilidad de fondos parael desarrollo de polticas especficas. En esta etapa, la Secretarade Polticas Universitarias obtuvo un crdito del Banco Mundialcon el cual se financi el Programa de Reforma de la EducacinSuperior, sobre el cual nos detendremos ms adelante.

    En los aos previos a la sancin de la Ley de Educacin Superiorel gobierno decidi limitar el proceso de creacin indiscriminadade instituciones iniciado en 1989. A partir de normas especficas,el Poder Ejecutivo estableci que cualquier iniciativa de creacinde universidades nacionales deba contar con autorizacin del CIN.

    Por su parte, se establecieron mayores exigencias acadmicas yfinancieras para la fundacin de universidades privadas, dandofin a un proceso que se haba puesto en marcha desde una direc-

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    cin ministerial que en sus inicios fue claramente afn a ese sector.Las dudas respecto de la calidad de las nuevas iniciativas dabancuenta del inters de la gestin por desarrollar un sistema eficiente,

    moderno y de calidad, aunque ello significara constituir institucio-nes polticamente afines y la concentracin central del poder guber-namental para lograrlo, por encima de las autonomas institucionales.

    La situacin de ahogo financiero para el funcionamiento de lasuniversidades y la disponibilidad de fondos para polticas espec-ficas por parte del gobierno generaron una situacin propicia parala aplicacin de una estrategia oficial que se repetir en varios

    temas, basada en la posibilidad para las universidades de recibirfondos frescos para fines especficos. As, por ejemplo, ante lasdificultades para la introduccin de la cuestin de la evaluacin,el gobierno promovi la realizacin de convenios voluntarios conlas universidades interesadas en la puesta en marcha de procesosde evaluacin, con financiamiento estatal. De esta forma, se fir-maron en esta etapa once convenios para el desarrollo de procesosde evaluacin institucional: nueve con universidades nacionales y

    dos con asociaciones de facultades.Finalmente, otra iniciativa tendiente a lograr la eficiencia del

    sistema universitario se orient hacia la bsqueda de informacinpara la toma de decisiones. En este marco se constituy el Programade Mejoramiento del Sistema de Informacin Universitaria, queposibilit la reconstruccin de series cuantitativas sobre alumnos,docentes y no docentes, todos datos que se dieron a conocer apartir de la publicacin de anuarios estadsticos.

    En sntesis, la creacin de la Secretara de Polticas Universitariasinaugur una nueva etapa en el estilo de definicin de polticasuniversitarias por parte del gobierno. Hasta entonces, haba pre-dominado un estilo netamente confrontativo, aunque, a la vez,ms declarativo. A partir de 1993, desde esta nueva instancia guber-namental con poder creciente, se pusieron en funcionamiento regu-laciones concretas, algunas impuestas y otras acordadas aunque

    en clara desigualdad de poder respecto de las instituciones queluego se materializaron de manera orgnica en el proyecto de leyenviado por el Poder Ejecutivo al Congreso de la Nacin.

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    El proceso de discusin y sancinEl proceso de discusin y sancinEl proceso de discusin y sancinEl proceso de discusin y sancinEl proceso de discusin y sancinde la Ley de Educacin Superiorde la Ley de Educacin Superiorde la Ley de Educacin Superiorde la Ley de Educacin Superiorde la Ley de Educacin Superior

    El proyecto de ley que el Poder Ejecutivo envi al Congreso enmayo de 1994 fue el resultado de un proceso de discusin a par-tir de borradores y anteproyectos sometidos a largas negociacionescon diferentes grupos involucrados, especialmente con el CIN.Los cambios que se fueron produciendo apuntaron a hacer msambiguos o menos evidentes los aspectos vinculados con la reduc-cin de autonoma de las universidades, ya sea incorporando mayor

    participacin del sector universitario en los diferentes mbitosintermedios creados, o bien restituyendo terminologa cargadade fuerte significacin social pero que, en el nuevo contexto, cadavez se vaciaba ms de contenido. Al respecto, Norma Paviglianitisostuvo en sus escritos de entonces que fue el gobierno el que pro-puso la agenda de discusin, quedando para los sectores progresis-tas la posibilidad de introducir clusulas declarativas y limitadasmedidas, que se perdieron en la coherencia del proyecto global.Este proyecto, a partir de la utilizacin de los medios masivos yde un discurso bien elaborado, fue presentado a la sociedad comouna ley de consenso.

    En el Congreso, el proyecto del Poder Ejecutivo fue incorpora-do a la discusin junto con otros cuatro con estado parlamentario,de la oposicin y del oficialismo. Esos proyectos incidieron en lasnegociaciones que dieron lugar a tres dictmenes. El dictamen de

    mayora, sobre la base del proyecto del Poder Ejecutivo, fue pro-ducto de discusiones producidas en el interior del bloque oficialistacon la Secretara de Polticas Universitarias, as como con diferen-tes sectores de universidades nacionales y privadas, que consi-deraron afectados muchos de sus derechos en la iniciativa oficial.El dictamen de primera minora fue producto del consenso entrelos proyectos presentados por diputados de la UCR junto consugerencias de algunos rectores afines y el sector estudiantil, entanto que el de segunda minora, cuyos contenidos incluan dife-rencias menores respecto de la propuesta anterior, fue elaborado

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    por una fuerza poltica en crecimiento por entonces: el Frentepara un Pas Solidario (Frepaso).

    La iniciativa oficial mostraba algunos aspectos novedosos y otros

    controvertidos. En primer lugar, se trataba de una propuesta queconsideraba al sistema de educacin superior en su conjunto, esdecir, incluyendo al subsistema de instituciones no universita-rias, haciendo evidente el intento de superar la histrica disociacinentre ambos sectores. Dentro de esta nueva concepcin del espa-cio de la educacin superior se cre una nueva figura, la de loscolegios universitarios que, bajo el impulso de Alberto Taquini (h),

    intentaba dinamizar este sector imprimindole ms flexibilidad,vinculacin con el mbito productivo y articulacin con la uni-versidad. Por su parte, dentro del subsistema universitario tambinse impuls esta suerte de diversificacin de ofertas institucionales,con la creacin de la figura de los institutos universitarios, ha-ciendo referencia a instituciones diferenciadas de las universidadespor dedicar su actividad a un rea especfica del saber.

    Otra novedad fue el tratamiento prcticamente indiscriminado

    entre instituciones universitarias pblicas y privadas en lo relativo acuestiones de autonoma, misiones y funciones, quedando para lasprimeras regulaciones especficas vinculadas al gobierno y al finan-ciamiento. Para el sector de universidades nacionales se establecieronregulaciones dirigidas a atacar los problemas de cogobierno insti-tucional que desde el sector oficial se vean como consecuencias dela herencia del modelo reformista. Para la composicin de los rga-nos colegiados de gobierno universitario se estableci que el claustrode profesores tendra la mayora, que los alumnos representantesdeban tener al menos un 30% de la carrera aprobada, y que losestudiantes deban aprobar al menos dos materias anuales paramantener su regularidad.

    El proyecto oficial tambin defini las funciones que de all enms tendran los nuevos y viejos rganos de coordinacin, ya enfuncionamiento, tales como los Consejos de Planificacin Regional

    de la Educacin Superior (CPRES), el CIN y el Consejo de Rectoresde Universidades Privadas (CRUP). Por sobre estos mbitos, se creabaun nuevo cuerpo, conducido por el ministro de Educacin, deno-

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    minado Consejo de Universidades, desde el cual se acordaranmedidas para garantizar la coordinacin y articulacin del siste-ma con las polticas nacionales.

    Tres fueron los temas ms controvertidos en la discusin de laLey de Educacin Superior, y que ocuparon buena parte de losttulos de la prensa de la poca. El primero se refera a la instanciainstitucional que sera la encargada de establecer el rgimen deadmisin. El debate tuvo lugar en el marco de una fuerte disputamantenida entre el entonces rector de la UBA, Oscar Schuberoff,y el decano de Medicina, Luis Ferreira. En esta cuestin, el poderde la mayora se impuso en la Cmara de Diputados, establecien-do que en las universidades de ms de 50.000 estudiantes seranlas facultades las que tendran dicha atribucin. Con esta clusu-la, que no estaba incluida en el texto del Poder Ejecutivo, y quefue introducida durante la discusin en el recinto, se abri en lasuniversidades ms grandes y ms crticas al gobierno de entoncesuna tensin irresoluble hasta nuestros das entre el nivel ins-titucional, que pretenda mantener el ingreso irrestricto, y el de

    algunas facultades, que sostenan la necesidad de instaurar el exa-men de ingreso, sobre todo en aquellas carreras con limitacionespara albergar a todos los aspirantes, como el caso de Medicina.

    El segundo tema polmico fue la posibilidad de que cada ins-titucin, en el marco de su autonoma, definiera que los estudiantespagaran un arancel por sus estudios de grado. Esta cuestin sefundamentaba con un argumento esgrimido por el propio BancoMundial y asumido por los funcionarios de entonces, que soste-

    na que la universidad gratuita generaba una situacin de inequi-dad dentro del sistema educativo, entre un nivel educativo en elque buena parte de sus estudiantes perteneca a familias con nive-les de ingreso medios y altos y el resto del sistema. Este argumento,de fcil impacto en la opinin pblica, pretenda ejercer un prin-cipio de justicia distributiva en el interior del sistema, destinandoms inversin a los niveles bsicos, a los que accedera mayor can-tidad de personas en situacin de pobreza.

    El tercer tema fue la creacin de un sistema nacional de eva-luacin y acreditacin universitaria, conducido por una nueva agen-cia estatal: la Comisin Nacional de Evaluacin y Acreditacin

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    Universitaria (CONEAU). Desde all se pondran en funcionamien-to procesos evaluativos para asegurar la calidad de las instituciones yde ciertas carreras, a las que se denomin reguladas por el Estado,

    por poner en riesgo la salud, la seguridad, los derechos o bienes delos habitantes. De acuerdo a lo que establecan los fundamentosde la iniciativa oficial, la creacin del sistema de evaluacin uni-versitaria implic, para el gobierno, una forma razonable deregulacin indirecta de la autonoma universitaria que, en el nuevomarco, requera un adjetivo calificativo que la acompaara: auto-noma responsable.

    En sntesis, en la nueva iniciativa el Poder Ejecutivo a travsdel Ministerio de Educacin o sin esa mediacin adquira unpapel decisivo en la coordinacin del sistema de educacin supe-rior, en el proceso de creacin de instituciones universitarias y enla evaluacin. Pese a intentos de consenso de ltimo momentoentre el gobierno y el CIN que no llegaron a concretarse, la pro-puesta oficial fue aprobada en la cmara baja el 7 de junio de1995, con qurum estricto de 132 legisladores y con la sola pre-

    sencia del bloque justicialista, el Movimiento por la DignidadNacional (MODIN) y el bloque de partidos provinciales. El res-to de los legisladores se sum a la amplia movilizacin organizadapor la comunidad universitaria mayoritariamente opositora a lanueva norma, de la que formaban parte organizaciones gremialescomo la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), la CONADUy la CTERA. Esta movilizacin se extendi incorporando otrasorganizaciones de estudiantes y docentes y personalidades de re-

    conocimiento acadmico, y se agudiz durante los das posteriores,en los que el proyecto, ya con media sancin de los diputados, ypese a intentos de ltimo momento por encontrar consenso, fuetransformado en ley en el Senado.

    UUUUUn sistema ms complejo, hetern sistema ms complejo, hetern sistema ms complejo, hetern sistema ms complejo, hetern sistema ms complejo, heterogneo y divogneo y divogneo y divogneo y divogneo y diversoersoersoersoerso

    Si bien durante los aos de la transicin democrtica la estruc-tura universitaria se haba expandido en trminos del nmero deestudiantes, esta explosin no se haba reflejado en la cantidad de

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    universidades existentes ni en la redefinicin de sus funciones. Elsistema haba incorporado a los nuevos alumnos en institucionesde similares caractersticas y nmero, lo que daba cuenta de la

    ausencia de una poltica explcita de reconfiguracin del sistema.Esta situacin se modific sustancialmente durante los aos

    90. El programa de transformacin del sistema universitario imple-mentado en aquella dcada tuvo como uno de sus objetivos cen-trales su diversificacin. La estructura vinculada con la educacinsuperior se volvi, entonces, gracias a las transformaciones imple-mentadas, ms compleja y ms heterognea. Esto se debi a la

    creacin de universidades pblicas con formas de organizacindistintas a las de las universidades tradicionales; de universidades pri-vadas, tambin con estructuras diferentes de las creadas de aque-llas desde finales de la dcada del 50 y a la expansin de nuevasactividades y funciones en ambos sistemas, como la enseanza deposgrado. Las nuevas polticas y las normativas expresadas sobretodo en la sancin de la ya mencionada Ley de Educacin Superiorde 1995, contribuyeron entonces a acentuar la heterogeneidad

    del sistema.

    El sector privado universitario

    Uno de los ejes de la poltica de los noventa consisti en am-pliar la oferta universitaria y, en este contexto, se contemplaba elaumento de la oferta proveniente de instituciones universitariasprivadas. El estmulo al sector privado era comprendido en elmarco de una poltica que procuraba reforzar el aporte de dichosector al crecimiento del sistema de educacin superior en su con-junto. El Decreto N 2.230, que prohiba la fundacin deuniversidades privadas, fue suprimido, y esto permiti que entre1989 y fines de 1995 se crearan 22 universidades privadas. Elcrecimiento del sector, medido entonces a travs del aumento del

    nmero de instituciones, fue muy importante durante aquellosaos. Por otro lado, tambin entonces el porcentaje de alumnosuniversitarios concentrados en el sector privado volvi a crecer.

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    En 1995, ya un 17% del total de los estudiantes universitarioscursaba en alguna institucin privada.

    A partir de ese ltimo ao se inici una nueva etapa, como he-

    mos sealado en un apartado anterior, en la que el crecimiento en elnmero de instituciones fue mucho ms lento y se expres, ms queen la fundacin de nuevas universidades, en la creacin de insti-tutos universitarios que se diferencian de las universidades porconcentrarse en una o en un conjunto acotado de disciplinas, co-mo es el caso, entre otros, de la Escuela Superior de Economa yAdministracin de Empresas (ESEADE), el Instituto Universitario

    Escuela de Negocios o la Escuela de Medicina del Hospital Italiano.De todas formas, medido a travs del nmero de institucio-nes, es posible advertir que el sistema creci ms de un 100%entre 1989 y 2006. A fines de 2007, la estructura universitariaprivada se encontraba integrada por 55 instituciones: 41 univer-sidades privadas y 14 institutos universitarios que concentran ams de 16 mil docentes, la mayora de ellos con dedicacin simple.

    En este sentido, es tambin importante recordar que el sector

    universitario privado en Argentina haba tenido un acelerado cre-cimiento a partir de 1958, cuando se sancion la primera normati-va que posibilit la creacin de instituciones universitarias priva-das con derecho a otorgar ttulos habilitantes, pese a que, de todosmodos, requeran una revalidacin estatal en sus orgenes. Lasprimeras universidades privadas fueron de carcter confesional.Sin embargo, en la dcada de 1960 surgi un conjunto impor-tante de instituciones organizadas por grupos privados particulares,corporaciones empresarias o fundaciones de distinta naturaleza.En 1960 se cre la Universidad de Morn; en 1962, la Universi-dad Argentina de la Empresa; en 1964, la Universidad John F.Kennedy y la Universidad de Belgrano; en 1967 la Universidadde la Marina Mercante.

    De todas formas, el origen, desarrollo y crecimiento del sectorprivado consagrado a la educacin universitaria debe ser analiza-

    do en estrecha vinculacin con el sistema universitario pblico.Algunos de los primeros proyectos de creacin de universidadesprivadas estuvieron directamente relacionados con la intencin

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    de otorgar formacin confesional a futuros graduados en el con-texto de un sistema laico o in