26
129 investigaciones sociales Vol.16 N°28, pp.129-154 [2012]UNMSM-IIHS. LIMA, PERÚ E n el espacio físico se asienta la gente en rela- ción con la existencia de los recursos natura- les. Por esto es necesario señalar la importan- cia de la selección primordial al elegir el lugar de ocupación territorial, pues fue escogido porque el ecosistema es el conjunto de vinculaciones abióticas y bióticas conformantes de la naturaleza, donde suelos, vegetación, agua, cerros, animales y la gente configuran fundamentos básicos de la vida activa y establecen las características socioculturales. En América Latina es importante estudiar y cono- cer los orígenes y el proceso de desarrollo de las cul- turas complejas, debido a que los materiales arqueo- lógicos descubiertos al presente están distribuidos en espacios territoriales muy amplios de Mesoamérica, Centroamérica y Sudamérica. El propósito de esta presentación es conceptualizar, analizar, comprender y explicar la secuencia de los sitios investigados, sus ecosistemas envolventes y la generación de espacios construidos, aldeas y centros ceremoniales en relación con la experimentación hacia los recursos naturales al impulso de las necesidades sociales, resueltas mediante el incremento técnico multirregional. En todos los espacios geomorfológicos y en di- versos tiempos la técnica es básicamente un producto cultural, pues es el resultado del trabajo social, la orga- nización humana, descubrimiento de recursos materia- les, experimentación a partir de observaciones directas, invención de procesos transformativos de materias pri- mas y despliegue de mentalidad creativa en los variados campos de las técnicas necesarias para producir alimen- Los orígenes de la civilización en Latinoamérica Alberto Bueno Mendoza Universidad Nacional Mayor de San Marcos <[email protected]> tos, procurar abrigo, fundar aldeas, construir pirámi- des y centros ceremoniales; confeccionar cestería, pro- ducir textiles precerámicos y otras artes; la creación de la arquitectura e imágenes escultóricas asociadas o no, permiten acceder a inferir ceremonias, actos rituales o exequias fúnebres, arqueoastronomía, etc.; en todo caso las técnicas en arqueología son modificantes de los medios y estados naturales. En la cultura huma- na las técnicas prosiguen mejorándose a partir de las precedentes y se acumulan en las formaciones sociales sucesivas de los escenarios americanos. I. Los orígenes tempranos: esculturas líticas pre-Olmeca en la costa oeste de Guatemala Consideramos una relación inextricable entre el tem- prano espacio de ocupación social y la aparición de testimonios arqueológicos que evidencian presencia de la gente actuando en las localidades de focalización territorial. Este es el caso de los sitios ubicados en la costa del Océano Pacífico de Guatemala, municipios de El Trán- sito (4 esculturas monolíticas); La Gomera, municipio próximo a El Tránsito, donde existen varios yacimien- tos inexplorados, tal por ejemplo la finca llamada San Antonio; Monte Alto, otro sitio arqueológico también localizado muy cercano a El Tránsito, con 2 cabezas colosales y un gran ídolo sentado de cuerpo comple- to. Las investigaciones arqueológicas fueron realizadas en los sitios mencionados y publicadas (Girard, 1969); provincia de Escuintla, la cual presenta el espacio geo-

BUENO MENDOZA, A. 2012. Los Orígenes de La Civilización en Latinoamérica

Embed Size (px)

DESCRIPTION

En América Latina es importante estudiar y conocerlos orígenes y el proceso de desarrollo de las culturascomplejas, debido a que los materiales arqueológicosdescubiertos al presente están distribuidos enespacios territoriales muy amplios de Mesoamérica,Centroamérica y Sudamérica. El propósito de estapresentación es conceptualizar, analizar, comprendery explicar la secuencia de los sitios investigados, susecosistemas envolventes y la generación de espaciosconstruidos, aldeas y centros ceremoniales en relacióncon la experimentación hacia los recursos naturales alimpulso de las necesidades sociales, resueltas medianteel incremento técnico multirregional

Citation preview

  • 129

    investigaciones sociales Vol.16 N28, pp.129-154 [2012]UNMSM

    -IIHS. LIMA, PER

    En el espacio fsico se asienta la gente en rela-cin con la existencia de los recursos natura-les. Por esto es necesario sealar la importan-cia de la seleccin primordial al elegir el lugar de ocupacin territorial, pues fue escogido porque el ecosistema es el conjunto de vinculaciones abiticas y biticas conformantes de la naturaleza, donde suelos, vegetacin, agua, cerros, animales y la gente configuran fundamentos bsicos de la vida activa y establecen las caractersticas socioculturales.

    En Amrica Latina es importante estudiar y cono-cer los orgenes y el proceso de desarrollo de las cul-turas complejas, debido a que los materiales arqueo-lgicos descubiertos al presente estn distribuidos en espacios territoriales muy amplios de Mesoamrica, Centroamrica y Sudamrica. El propsito de esta presentacin es conceptualizar, analizar, comprender y explicar la secuencia de los sitios investigados, sus ecosistemas envolventes y la generacin de espacios construidos, aldeas y centros ceremoniales en relacin con la experimentacin hacia los recursos naturales al impulso de las necesidades sociales, resueltas mediante el incremento tcnico multirregional.

    En todos los espacios geomorfolgicos y en di-versos tiempos la tcnica es bsicamente un producto cultural, pues es el resultado del trabajo social, la orga-nizacin humana, descubrimiento de recursos materia-les, experimentacin a partir de observaciones directas, invencin de procesos transformativos de materias pri-mas y despliegue de mentalidad creativa en los variados campos de las tcnicas necesarias para producir alimen-

    Los orgenes de la civilizacin en Latinoamrica

    Alberto Bueno MendozaUniversidad Nacional Mayor de San Marcos

    tos, procurar abrigo, fundar aldeas, construir pirmi-des y centros ceremoniales; confeccionar cestera, pro-ducir textiles precermicos y otras artes; la creacin de la arquitectura e imgenes escultricas asociadas o no, permiten acceder a inferir ceremonias, actos rituales o exequias fnebres, arqueoastronoma, etc.; en todo caso las tcnicas en arqueologa son modificantes de los medios y estados naturales. En la cultura huma-na las tcnicas prosiguen mejorndose a partir de las precedentes y se acumulan en las formaciones sociales sucesivas de los escenarios americanos.

    I. Los orgenes tempranos: esculturas lticas pre-Olmeca en la costa oeste de Guatemala

    Consideramos una relacin inextricable entre el tem-prano espacio de ocupacin social y la aparicin de testimonios arqueolgicos que evidencian presencia de la gente actuando en las localidades de focalizacin territorial.

    Este es el caso de los sitios ubicados en la costa del Ocano Pacfico de Guatemala, municipios de El Trn-sito (4 esculturas monolticas); La Gomera, municipio prximo a El Trnsito, donde existen varios yacimien-tos inexplorados, tal por ejemplo la finca llamada San Antonio; Monte Alto, otro sitio arqueolgico tambin localizado muy cercano a El Trnsito, con 2 cabezas colosales y un gran dolo sentado de cuerpo comple-to. Las investigaciones arqueolgicas fueron realizadas en los sitios mencionados y publicadas (Girard, 1969); provincia de Escuintla, la cual presenta el espacio geo-

  • aLberto bUeno mendozain

    vest

    igac

    ione

    s so

    cial

    es

    282

    012

    130

    grfico ms ancho de la gran llanura litoral marina oc-cidental guatemalteca.

    En El Trnsito se descubri, dos grandes cabezas colosales confeccionadas en granito: una de 0.90 m de alto; la cara mofletuda, los ojos cerrados hacia abajo de contornos en cuadro redondeados y de apariencia relevante; la boca cerrada con los labios abultados y mentn corto; la nariz de corte triangular y sus ori-ficios abiertos, la que por arriba tiene una pequea aplanadura entre los ojos dando la impresin de cejas fruncidas y suma gravedad; sus orejas estn plasmadas en relieves rectangulares verticales en ambos lados de la cabeza (foto 1).

    Los trazos son firmes y todo el ejemplar est pulido de forma esferoidal; solo la parte posterior conserva un aspecto natural. Al decir de los especialistas mesoame-ricanos representara un rostro adolescente (baby face). La segunda cabeza colosal fue descubierta al remover uno de los tantos grandes cantos rodados abundantes en el rea de estudios. Rafael Girard (1969) seala que se trata de una roca rodada de morfologa ovalada con casi dos metros de largo (foto 2).

    Hacia el lado ms ancho est esculpida la cara de un adolescente en el espacio rocoso de 1.30 m. La punta opuesta hacia abajo termina en un filo irregu-lar; el tratamiento del rostro es anlogo al ejemplar 1 reseado, con diferencias en el diseo de los ojos y sus orejas plasmadas mediante un motivo cuadra-do mostrando un punto circular inscrito. Es la cabe-za colosal de mayores dimensiones encontrada en el rea, la cual, tambin es la de mayor peso, siendo que su parte posterior tambin conserva sus caractersticas naturales.

    Otras dos esculturas grandes confeccionadas en el mismo tipo de roca fueron descubiertas en el rea de El Trnsito. La tercera escultura es un pesado canto rodado en cuyo tercio superior se esculpi la cara ado-lescente (baby face) de un personaje robusto al pare-cer de cuerpo entero (muestra nuca, hombros y brazos vueltos hacia el abdomen), muy similar a la tcnica de las cabezas colosales descritas: alcanza hasta 1.20 m de espesor (foto 3).

    Rafael Girard relata que tales esculturas estaban asociadas a fragmentos cermicos de pasta moncro-ma; unos de pasta gris-amarillenta, otros de color rojo claro. Algunos fragmentos de bordes de ollas que con-servan el cuello estn decorados mediante suaves lneas esgrafiadas y otras con barras oblicuas grabadas cuando el barro alfarero estaba an fresco.

    La cuarta escultura descubierta en El Trnsito pre-senta un personaje de gran peso, al parecer represen-tado de cuerpo entero pero sentado, siendo la tcnica escultrica similar a las anteriores descritas en lo que respecta al rostro y cabeza; los detalles escultricos di-ferenciales son mnimos, pues el que ms resalta es el diseo cuadrado mostrado en el trax (foto 4).

    Las mximas similaridades estn dadas por la es-cultura monumental, los rostros baby face, los trazos escultricos maduros y firmes con diseos lineales na-turalistas y estilo proyectante a posibilidades de mayor desarrollo. La cermica asociada a tales esculturas com-parte sus tipos de pasta y coloracin, cuyos rasgos gra-bados e incisos suaves denotan caracteres geomtricos de posicin cronolgica temprana.

    Pero el sitio reseado no es el nico, pues al ex-plorarse los paisajes del municipio de La Gomera en la misma provincia Escuintla de la costa del Pacfico de Guatemala se descubrieron nuevos sitios.

    Una escultura ltica monumental descubierta en La Gomera (foto 5), semejante a las del Triunfo, re-presenta un personaje baby face de cuerpo entero, aso-ciado a otras esculturas lticas pequeas miscelneas. El hallazgo asociado en el sitio, tanto de fragmentera alfarera en regular cantidad (ollera y menaje domsti-co), adems del registro de una mano de moler, metales fragmentados, piedra de chancar, etc., son indicativos de aldeas de vida diaria asentadas prximas a las playas del litoral oeste.

    Tambin en este mismo municipio se explor los terrenos de la finca San Antonio, descubrindose una escultura ltica mostrando un personaje de cuerpo en-tero, las piernas en relieve y cruzadas la derecha sobre la izquierda a la altura de los pies; est sentado sobre las caderas; lleva los brazos al centro del cuello deba-jo del mentn; todo el tercio superior de la escultura est erosionada, por lo que se han borrado los rasgos antropolgicos.

    Otra rea arqueolgica es la zona con esculturas co-nocidas como Monte Alto, cercana a El Triunfo, donde destacan las cabezas colosales (foto 6) y los dolos, uno de los cuales es de cuerpo entero y se encuentra sentado (foto 7), notndose sus brazos descansando vueltos al abdomen oblongo.

    Otra escultura de cuerpo entero procedente de la localidad Santa Luca Cotzumalguapa muestra a un baby face gordo, los brazos en plano-relieve termina-dos con las manos que yacen sobre la abultada barriga; tiene un collar en el cuello; la cara muy mofletuda, los

  • Los orgenes de La civiLizacin en Latinoamricainvestigaciones sociales 282012

    131

    Foto 1. Cabeza colosal de El Trnsito. Foto 2. Escultura descubierta en El Trnsito. Foto 3. Cabeza colosal baby face.

    Foto 4. Escultura descubierta en El Trnsito. Foto 5. Escultura ltica descubierta en La Gomera. Foto 6. Cabeza colosal de Monte Alto.

    Foto 7. Escultura ltica en Monte Alto.

    Foto 8. Baby face de Santa Luca Cotzumal-guapa.

  • aLberto bUeno mendozain

    vest

    igac

    ione

    s so

    cial

    es

    282

    012

    132

    ojos cados y abultados y al centro de la curvatura de la cabeza lleva un penacho sagital hacia atrs de morfolo-ga alargada (foto 8).

    En general estas esculturas se encuentran en reas de aldeas conformadas por montculos piramidales de diversos tamaos. Como se aprecia en las esculturas ilustradas, similares entre s, configuran un estilo ar-tstico en proceso de desarrollo, cuyos ejemplares estn parcialmente labrados. Tanto las esculturas como los fragmentos cermicos son nuevos hallazgos arqueo-lgicos, al presente poco estudiados, pero quienes lo han examinado los llaman pre-Olmeca; los estudios sistemticos de las reas del Pacfico muestran que las figuras baby face expresan naturalismo en la ejecucin del rostro, sin convenciones que lo compliquen, pero que pre-figuran a las caractersticas olmecas ms tarde desarrolladas en la costa opuesta, en el Golfo de Mxi-co. Las cabezas colosales de los municipios de Escuint-la tambin muestran trazos naturalistas sin convencin alguna, similares a otras tallas de piedras menores, destacando tcnicas lineales denotantes de que tal es-tatuaria temprana va desarrollndose hasta alcanzar ejemplares mayores precedentes de la estatuaria monu-mental mayor y ms fina en el Golfo de Mxico.

    Al parecer esta estatuaria de la costa del Pacfico acusa estilsticamente continuidad en la tradicin es-cultrica de El Bal Temprano (lineal naturalista), y un desarrollo posterior en detalles figurativos; el arte escul-trico de Izapa (estelas y esculturas figurativas que estn complicndose), as como se influencia al arte escultri-co transicional de Kaminaljuy pre-maya, Abaj Takalik, Chocola, Miraflores, el Arenal (Guatemala) y Chiapa de Corzo (Mxico). Sobre todo cuando aparecen los altares sin escenas por este tiempo comprendido entre los 1000 a.C. 600 a.C., paralelo al desarrollo Olmeca en la cos-ta del Golfo de Mxico, cuya aparicin se seala entre 1500 a.C. 1300 a.C., segn Alcina Franch 1991; Paul Gendrop 1970; Jacinto Quirarte 1973; Michael D. Coe 1989 y Lee Allen Parsons 1986.

    Es bien importante comparar las fotos publicadas por Parsons 1965 y Parsons 1986 (fotos 1-20); (fotos 21-39); (fotos 93-123), para seguir el arte de lo na-tural lineal a la conversin progresiva de lo comple-jo (Preclsico Medio). La cultura guatemalteca de la provincia de Escuintla con sus montculos de tierra y asentamientos de prxima vecindad, sus esculturas l-ticas de tcnica naturalista lineal asociadas a cermica temprana no maya y no olmeca, sigue desarrollndose en los sitios de Kaminaljuy (cerca a la ciudad de Gua-

    temala), Abaj Takalik, el sitio de Izapa, las zonas de Monte Alto, Bilbao-El Bal, Chocola, etc., camino a la creciente complejizacin: las esculturas son de mayores dimensiones, propiciando la convencionalizacin de las esculturas tridimensionales y de las estelas figura-tivas. En la costa este guatemalteca no hay representa-ciones glpticas escriturarias pre-Maya o pre-Olmeca, hasta la llegada de las influencias Olmeca en forma directa. Pero en esta transicin estn vigentes comple-jizndose (1000 a.C.-600 a.C.) las cabezas colosales y cabezas colosales baby face, dolos baby face (con ojos cerrados, quiz metfora de ritos mortuorios sagrados), altares de piedra monolticos, sarcfagos monolticos, estatuas volumtricas baby face, representacin escul-trica ltica de felinos (jaguar), etc. Generalmente los motivos artsticos tempranos de la costa oeste del Pac-fico guatemalteco van a opacarse frente a la cultura del Preclsico Medio proveniente de la costa oriental del Golfo de Mxico.

    II. Los Olmeca y su desarrollo en la costa del Golfo de Mxico

    La cultura Olmeca, con este nombre, empez a cono-cerse en 1929. En 1932 Vaillant, en un artculo corto seala que las ocupaciones geogrficas con las figuras de jaguar y las de cara de nio pertenecen a un mismo estilo artstico. Este mismo autor en 1934 publica otro artculo acerca de la intrusin de objetos ya reconoci-dos como olmecas en Gualupita, Estado de Morelos. Pero fueron las excavaciones de Mattew Stirling, 1939, en La Venta, Tabasco, las que se publicaron a partir de 1940, que connotaron la presencia olmeca en el Golfo hacia 1700-1500 a.C. (Pia Chan, 1990).

    Hasta el presente los arquelogos mexicanos no ex-plican los orgenes de esta gran cultura con datos con-cretos y evidencias fehacientes, por lo que planteamos la insistencia de sus orgenes en la costa oeste de Guate-mala, al no existir evidencias subyacentes pre-Olmeca en la regin del Golfo (Tabasco y Veracruz). El desa-rrollo Olmeca (Alcina Franch, 1991) puede dividirse en tres perodos:

    Olmeca I (1500-1200 a.C.) correspondiente a una cultura de aldeanos en proceso de asentamiento terri-torial en las tierras adentro de la costa de Veracruz. No hay confirmacin de sitios especficos, pero se seala campesinado hortcola con prcticas de tala y roza.

    Olmeca II (1200-400 a.C.); los autores en nues-tros das han dividido este perodo en dos pocas: 1)

  • Los orgenes de La civiLizacin en Latinoamricainvestigaciones sociales 282012

    133

    Foto 9. Cabeza colosal Olmeca descubierta en San Lorenzo Tenochtitlan.

    Figura I. Planta Central del sitio Olmeca de La Venta.

    Foto 10. Cabeza colosal (monumento 1) de San Lorenzo Tenochtitlan.

    Foto 11. Lapidaria Olmeca esculpida en jadeta.

    San Lorenzo Tenochtitlan (1200-900 a.C.) caracteri-zado por la construccin monumental de una enorme planicie artificial de unos 50 m de altura vista desde el oriente, mientras las otras orientaciones geodsicas muestran una serie de barrancos sinuosos naturales. Tiene agua en una laguna pequea y manantes distri-buidos desde esta vecindad. La superficie es de dimen-siones reducidas. Se identifican algunos basamentos ptreos alargados, simtricamente construidos en for-ma paralela, formando espacios delimitados abiertos en lnea de norte a sur y en el centro de ellos destaca un montculo piramidal elevado. Tambin hay montculos menores en grupo de tres unidades en derredor de un patio pequeo, as como se notan canales de desage para regular la colmatacin de las aguas de lluvia en la planicie y derrame del nivel de las lagunas. San Loren-zo fue el centro Olmeca ms importante hasta el 900 a.C. (foto 9), aproximadamente cuando fue abandona-do por razones an desconocidas.

    Hacia el 600-400 a.C. volvi a ser reocupado por olmecas de La Venta, los que en este tiempo ampliaron el centro ceremonial.

    El sitio de La Venta (900-400 a.C.), es el que cons-tituy la poca de mayor esplendor de la cultura Ol-meca. La Venta (Tabasco) ocupa la superficie total de 5.22 kilmetros, el cual representa el centro ceremo-nial olmeca ms amplio, adems de exponer los datos

  • aLberto bUeno mendozain

    vest

    igac

    ione

    s so

    cial

    es

    282

    012

    134

    y monumentos ms importantes para ser considerados como el ncleo religioso, poltico y econmico prin-cipal. Las edificaciones de La Venta estn distribuidas en el espacio construido alineadas a lo largo de un eje norte-sur quiz jerrquicamente relacionado a sus fun-ciones. El montculo de mayor jerarqua resuelto en arcilla (barro crudo) tiene planta circular por su morfo-loga cnica sinuosa de tendencia campanoide (128m de dimetro x 31.40 m de altura), emplazado hacia el sur (figura I).

    En sus alrededores observamos cuatro terraplenes, base de otros tantos edificios. Despus del montcu-lo mayor siguen dos largas plataformas rectangulares que delimitan un espacio ceremonial abierto, con un montculo cnico menor situado opuesto al montculo mayor, relacionados ambos por el espacio abierto. Lue-go sigue a unos cien metros una plaza ceremonial cir-cundada por un cerco a base de vigas de basalto de sec-cin pentagonal o hexagonal indistintamente, pero de esquinas en redondo, dentro del cual hay montculos conformados por cercos pequeos de ese mismo mate-rial ltico; a continuacin hay otro montculo cnico menor que cierra el extremo norte del conjunto; entre las vigas de basalto los olmecas tendieron pavimentos de mosaicos de serpentina verde con el diseo de la cara de un jaguar. Los templos, los espacios cercados y la figura del rostro del jaguar especialmente represen-tado en serpentina verde indica culto religioso y quiz observaciones astronmicas.

    Pia Chan (dem) denomina a los olmeca de San Lorenzo Tenochtitlan y La Venta como los olmeca teocrticos. Los olmecas del gran centro ceremonial paralelo de Laguna de los Cerros, al igual que San Lo-renzo, fue destruido y abandonado al mismo tiempo (900 d.C.). Al presente no sabemos si la destruccin y abandono de estos tres grandes centros ceremoniales y urbanos fue el resultado de revueltas sociales, destruc-cin ritual o invasin externa. El heredero poltico de San Lorenzo y Laguna de los Cerros, fue el centro cere-monial urbano de La Venta, el cual est construido en una isla al medio de un pantano prximo al ro Tonal, lmite oriental de la regin olmeca.

    Las grandes cabezas colosales olmecas no han sido encontradas in situ, sino tiradas o enterradas por el bosque, sin contexto, pero constituyen las esculturas lticas de mayor monumentalidad americana (foto 10).

    Se conocen 14 cabezas colosales: 7 se les asocia a San Lorenzo Tenochtitlan; 4 corresponden a La Venta; 1 a Tres Zapotes; 1 a Nestepe; 1 a Cerro El Viga. Tie-

    nen entre 1.60 a 3 m de altura, llegando a pesar hasta 10 toneladas. Tales cabezas nunca tuvieron un cuerpo y sus interpretaciones varan entre representaciones de jefes polticos, sacerdotes, guerreros muertos, shama-nes importantes o efigies metafricas conmemorativas del hombre. Los lapidarios olmeca fueron maestros insuperables (foto 11), pues crearon gran variedad de modelos esculturarios trabajados en esteatita, obsidia-na, cuarzo, amatista, serpentina, cristal de roca, jadeta y otras piedras verdes.

    Olmeca III (400 a.C.-100 a.C.) est representado por los sitios de Tres Zapotes, Cerro Las Mesas y nu-merosos otros lugares con materiales olmeca u olme-coides, en lugares alejados como el valle de Mxico, Oaxaca (los Danzantes de Monte Albn), Dainz, el Estado de Guerrero, el Estado Corts (Honduras) o Guacanaste (Costa Rica) y Chalchuapa (El Salvador). Varios autores consideran al juego de pelota como in-vencin olmeca por el descubrimiento en San Loren-zo Tenochtitlan de una cancha para el juego, siendo la ms antigua; ocurri en la etapa de reocupacin de San Lorenzo por olmecas de La Venta (600-400 a.C.): fue hecha de tierra y estaba cercada por los cuatro lados. Las ltimas investigaciones (Demarest, 1982; Furst, 1981); Parsons, 1986; Coe, 1989) sealan que la cultura olmeca origin gran parte de la cultura ma-terial y varios de los patrones tpicos de Mesoamrica; es posible considerar para el rea maya la continui-dad de los rasgos culturales de la costa de Escuintla, aumentados, alcanzando mayor complejidad en el Preclsico Medio, paralelo a la mayor expresin ol-meca y desarrollo fino en la costa del Golfo (Veracruz, Tabasco), desde donde influenciaron fuertemente a la costa oeste de Guatemala, Izapa, Abaj Takalik, Bil-bao-El Bal, Kaminaljuyu Temprano, etc., afirmando las tendencias en el Preclsico Superior, producien-do nuevas convenciones figurativas, se desarrollan el complejo altar-estela y otros conceptos olmeca (escri-tura glptica en Izapa) orientados al maya formacional temprano. Izapa es considerado hoy como protomaya configuracional transitivo.

    Para Mxico, fueron los olmeca la cultura forma-tiva, pues desde los puntos de vista territoriales inte-graron el valle de Mxico (relaciones Tlatilco-Olmeca), el valle de Oaxaca y el Estado de Guerrero (Los Dan-zantes de Monte Albn, Dainz, los murales de Ox-totitln), etc.; fueron materiales formativos de la alta cultura y gran complejidad religiosa (10 dioses) que pasaron a desarrollar el mundo clsico Teotihuacano.

  • Los orgenes de La civiLizacin en Latinoamricainvestigaciones sociales 282012

    135

    Figura II. Sitio Arqueolgico El Paraso.

    Figura III. Montculo Norte: Sitio Arqueolgico pre-cermico La Galgada.

    III. Los antecedentes precermicos de Chavn y Chavn desarrollado en el Per

    En los Andes Centrales la arquitectura precermica es muy anterior a la aparicin e introduccin de la alfa-rera. Sus orgenes se remontan hasta el cuarto milenio antes de nuestra era, cuyos ejemplares se construyeron a base de hueso de animales marinos, palos, pieles, totora y junco; asimismo, las primeras plantas fueron ovaladas, circulares, cuadradas, rectangulares, tronco-cnicas, etc. (4000 a.C. a 2000 a.C.), siendo verda-deramente formacionales para la alta cultura al ser sus fundamentos prstinos.

    La segunda etapa arquitectnica precermica la definimos por la presencia ingente de volmenes pi-ramidales y plataformas con pozo, cuyas dimensiones estuvieron plasmadas en relacin directa con la per-manencia y cohesin de la respectiva formacin social y significacin alcanzada en el tiempo (3000 a 2000 a.C.). Esta arquitectura pre-Chavn es formativa de la arquitectura Chavn.

    Una tercera etapa (2000 a.C. a 300 d.C.) muestra el desarrollo de morfologas arquitectnicas complejas, completadas con esculturas en barro y/o piedra acaba-das con pinturas polcromas y otras veces expresando diseos figurativos gromtrico-lineales. Esta arquitec-tura es plenamente Chavn.

    En este punto desarrollaremos la segunda etapa ar-quitectnica con el despliegue profuso de los centros ceremoniales monumentales de cinco grandes sitios es-paciados unos de otros. Desde perspectivas generales el poblamiento en expansin fue plenamente sedentario en el tercer milenio precermico antes de nuestra era, resultando concentraciones de alta densidad humana. Los asentamiento no se encuentran uniformemente dis-tribuidos a lo largo de las lneas de playa, sino localizados en asientos diversos de bahas, caletas y acantilados entre los valles y el mar. En estos asentamientos, los hombres interaccionan cara a cara, se organizan y establecen sis-temas de lealtades para desarrollar actividades sociopo-lticas complejas. Algunos asentamientos costeros alcan-zaron inmensas proporciones y prestigio multirregional al desplegar actividades constructivas de vastas proyec-ciones. Prcticamente es un Formativo Temprano que se est estudiando a partir de las evidencias arquitectnicas.

    A) Los primeros centros urbanos precermicosLa arquitectura aparece sin que sus antecedentes sean

  • aLberto bUeno mendozain

    vest

    igac

    ione

    s so

    cial

    es

    282

    012

    136

    conocidos plenamente (3000 a.C.). Pero ya desde un comienzo manifiesta caractersticas propias. Una de s-tas son los muros gruesos, con dos caras y rellenos, as como los pisos de barro y las plataformas construidas. En algunos sitios los edificios ms importantes se cons-truyen sobre basamentos altos o pequeas pirmides. Los materiales de construccin difieren de sitio a sitio, aunque algunos materiales abundan ms que otros. Conforme crecen las poblaciones se superponen nue-vas construcciones que hacen a los edificios principales cada vez ms altos y grandiosos. Las casas de vivienda se encuentran desordenadas en unos sitios y ordenadas en otros. Asimismo, no hay unidad en las plantas de stas, pues tienen formas que van desde cuadradas a re-dondeadas. De igual modo, las tcnicas de construccin varan de un sitio a otro. En diferentes sitios aparecen detalles arquitectnicos que en otros lugares no se co-nocen. Conforme se desarrolla la arquitectura, las dife-rencias de un sitio a otro se hacen cada vez mayores. La mayora de los sitios fueron abandonados al trmino del perodo precermico cuando el desarrollo de la horti-cultura exigi nuevas tierras para cultivar. Pero algunos sitios fueron reocupados en perodos posteriores.

    Las tcnicas de construccin varan mucho as como las plantas de los edificios y la distancia de los centros poblados, por lo que para conocer mejor las caractersticas generales de la arquitectura precermica se debe empezar partiendo de lo general a lo particular y generalizar nuevamente. Para ello se pueden estudiar algunos sitios que son los mejores conocidos, reparti-dos en la costa y la sierra del Per.

    En la costa los sitios son muy numerosos y se con-servan muchos en buen estado. Los arquelogos divi-den la costa en cinco zonas: norte, norte-centro, cen-tro, sur-centro y sur. Norte: Huaca Prieta (valle de Chicama), Huaca

    Negra o Guaape (valle de Vir), Las Salinas (valle de Chao), etc.

    Norte-centro: Los Chimos (valle de Nepea), Las Al-das (valle de Casma), Culebras (valle de Huarmey).

    Centro: Vichama (Huacho), Bandurria (Hua-cho), Ro Seco (Chancay), El Paraso (Valle del Chilln), etc.

    Sur-centro: Asia (valle de Omas). Sur: Pampas de Santo Domingo y el sitio Cabezas

    Largas (Paracas).

    En la sierra los sitios precermicos no son tan nu-merosos, pero se conservan bastante bien. Los ms im-

    portantes son: La Galgada (Can del ro Chuquicara), Tumshukayko (Callejn de Huaylas), etc. Pacopampa (Cajamarca). Kotosh, Piruro (Hunuco), etc.

    Las construcciones fueron de piedra y barro, tanto en la costa como en la sierra. Los adobes (barro amasa-do en adoquines), se empezaron a usar como material constructivo desde 2000 aos antes de Cristo.

    Construccin de las pirmidesLas pirmides estn bastante generalizadas en la arqui-tectura precermica peruana. Por lo general evidencian una serie de ocupaciones, ya que debajo de las pirmi-des ms grandes se han descubierto pirmides o terra-zas ms pequeas con edificaciones anteriores o de las mismas pocas.

    Las pirmides estn construidas sobre elevaciones naturales o a base de la superposicin de estructuras; se construyeron principalmente de piedra y barro; a veces con el uso de basura y piedras quemadas; en la costa se construyeron con piedra y adobes experimentales.

    Las pirmides se componen principalmente de una superposicin de plataformas y/o terrazas, cada una construida en la forma ya sealada sobre un suelo firme. Las capas de relleno no estn superpuestas en forma pa-reja sino a intervalos, alternando, colocado de piedra con capas de barro y piedrecillas, terminando en pisos de ba-rro. Se superpone as varios niveles de plataformas o te-rrazas (correspondientes a pocas diferentes), terminan-do en una capa final sobre la cual est el piso aplanado.

    La basura que forma parte de los rellenos se relacio-na con la actividad econmica de la poblacin. As en Ro Seco hay huesos de ballena; en Huaca Prieta hay madera, piedras de fogn, espigas de erizo de mar y conchas por doquier en medio de mucha ceniza.

    Al ir aumentado la altura de las pirmides debido a que estn cobrando mayor importancia, fue necesario que el basamento se reforzara. Se recurri para esto a distintos medios. En Ro Seco se encontr que usaron piedras verticales para ayudar a sostener el relleno de las pirmides. En El Paraso las edificaciones de superfi-cie (figura II) se superpusieron rellenando los compar-timentos de la ocupacin anterior y usndolas como basamento para nuevas estructuras.

    Las pirmides del Perodo Precermico son varia-das en cuanto a la construccin como a su planta y ele-vacin. De acuerdo a sus perfiles se distinguen cuatro tipos principales de pirmides: Pirmides de perfiles inclinados: Ro Seco. Pirmides de perfiles en cierto talud: spero.

  • Los orgenes de La civiLizacin en Latinoamricainvestigaciones sociales 282012

    137

    Foto 12. Recinto con pequeo patio y pequeo patio con horno y ducto de ventilacin.

    Fotos 13. Muros externos pre-cermicos de La Galgada.

    Pirmides de perfiles escalonados: La Galgada (fi-gura III), etc.

    Basamentos piramidales de perfiles rectos: El Pa-raso, etc.

    En la parte superior de las pirmides, o en sus flan-cos, hay adiciones constructivas diferentes. Estas son principalmente: Patios a desnivel: construidos en forma similar a las

    terrazas y con una fila de piedra bordendolos. En sus interiores hemos reconocido pequeos patios a desnivel en La Galgada (foto 12), estos tienen adems hornos y ductos de ventilacin; en Kotosh hay patios similares.

    Galeras y ductos: las galeras son pasadizos inte-riores que interconectan compartimientos subte-rrneos o semisubterrneos. Estn construidos en forma similar a los patios a desnivel y pueden tener o no coberturas. Si la galera es muy baja y estrecha est cubierta, ocurriendo lo mismo con el ducto de ventilacin. Estos hasta ahora solo se han descu-bierto en Kotosh y La Galgada; en este ltimo sitio

  • aLberto bUeno mendozain

    vest

    igac

    ione

    s so

    cial

    es

    282

    012

    138

    un ducto de ventilacin est cubierto con lajas de piedra en el centro alto del Montculo Norte.

    Rampas y escaleras: permiten el acceso a las plata-formas y niveles altos de las pirmides. Son simi-lares en su modo de construccin. Las escaleras se encuentran a la vista en La Galgada, Huaca Prieta, Kotosh, Las Aldas, Culebras, El Paraso, etc.

    Construccin de las coberturasPocos son los sitios en los que se han hallado vestigios de coberturas, debido a que estas generalmente eran de madera y no resistieron la accin del tiempo. Pueden distinguirse dos tipos de coberturas: techos y dinteles. Los dinteles que se conservan son raros: estn he-

    chos de varios maderos unidos para sostener pesos. Los vanos son siempre estrechos, pero los muros que conforman las entradas a los compartimientos no siempre tienen altura suficiente para sostener un dintel, por lo que en casos de este tipo tiene que haber habido un marco de acceso. El uso de dinte-les precermicos solo se ha descubierto en Ro Seco y La Galgada, por el momento.

    Los techos no se han conservado, pero han dejado algunos ejemplos: estaban construidos generalmen-te de madera y totora o junco, y al parecer, eran pla-nos en la costa e inclinados o de dos vertientes en la sierra. Se sostenan sobre los muros por medio de vigas. Restos de techos de madera se han descubierto en Ro Seco y Asia. En Huaca Prieta y La Galgada las cubiertas de las estructuras subterrneas soste-nan capas de piedra y barro muy pesados.

    Se distinguen elementos arquitectnicos impor-tantes: nichos, mochetas, ventanas, zcalos, pilares, piedras voladizas, relieves en barro, tringulos en pie-dra exentos, etc.

    Entre las pirmides precermicas las hay de planta cuadrada, ovalada, rectangular y ciertas combinaciones: Pirmides de planta circular: Ro Seco. Pirmides de planta ovalada: Huaca Prieta, Vizca-

    cha Alta, etc. Pirmides en planta cuadrada con esquinas curva-

    das: La Galgada, Morn, etc. Pirmides de planta rectangular: Las Aldas, Limn, etc.

    Finalmente, entre las plataformas que sirven de ba-samento a diversas construcciones, las hay de planta circular y de lados rectos. Basamentos o terrazas circulares: Salinas de Chao.

    Basamentos o terrazas de lados rectos: El Paraso, Media Luna, etc.

    Centros ceremoniales precermicosEn todos los sitios precermicos en los que se han encontrado arquitectura se distinguen con facilidad conjuntos de construcciones que resaltan sobre las dems. Estas construcciones complejas estn consti-tuidas de una serie de morfologas constructivas que tuvieron distintos fines, pero ordenadas de acuerdo a un plan previamente formulado. Con frecuencia se apoyan sobre un basamento de cierta altura o sobre una pirmide.

    Sin embargo, en los conjuntos de construcciones importantes de los sitios precermicos se advierte que no todos tuvieron la misma funcin. De acuerdo a una serie de rasgos se pueden diferenciar dos tipos de cen-tros arquitecturales ceremoniales avanzados:a) Los centros ceremoniales se caracterizan por la pre-

    sencia de equipamiento fsico de claras funciones significativas lderes como son pozos ceremoniales, patios a desnivel, ductos subterrneos y nichos. En cada centro ceremonial se encuentran algunas de estas formas juntamente con los compartimientos. Hay restos de ofrendas. Son centros ceremoniales: La Galgada (fotos 13), Huaca Prieta, Kotosh, s-pero, Las Aldas, Culebras, El Paraso, etc.

    b) Los centros colectivos se caracterizan por la presen-cia de numerosos compartimientos y collcas; estas ltimas (que no se encuentran en todos los sitios de este tipo) pueden formar cierto alineamiento.

    Los patios son frecuentes. En las habitaciones hay muy poca basura o est ausente; no hay vestigios de ofrendas. Son centros colectivos: Ro Seco, Asia, Los Chimos, Bandurria de Chilca, Culebras, etc.

    Otros sitios no han podido ser identificados toda-va como ceremoniales o colectivos, debido a que no se encuentran en buen estado de conservacin o faltan estudios e investigaciones en ellos.

    El primer caso refiere a Huaca Negra o Guaape; el segundo corresponde a las Salinas de Chao.

    Patrones de poblamientoAlrededor de todos los centros arquitecturales, ya sean ceremoniales o colectivos se agrupan las viviendas. Es-tas se hallan dispersas o formando grupos en los lados y cerros. Pueden corresponder a poblados grandes como a poblados menores. Igual que lo que ocurre con los centros ceremoniales las casas se distribuyen de acuer-do a dos patrones constructivos:

  • Los orgenes de La civiLizacin en Latinoamricainvestigaciones sociales 282012

    139

    Un primer tipo de patrn de poblamiento com-prende casas distribuidas sin orden. Este patrn disperso est en correspondencia con un centro ar-quitectural con edificaciones distribuidas sin plan alguno. Esto se ve en Huaca Prieta, Guaape, La Galgada, etc.

    Un segundo tipo comprende edificaciones distri-buidas formando unidades con cierto orden de concentracin. Est en consonancia con un centro arquitectural cuyas edificaciones estn distribuidas de acuerdo a un plan. Esto se ve en Asia, Las Aldas, Los Chimos, El Paraso, etc.

    Anlisis socialLa arquitectura precermica evidencia que la sociedad hortcola estaba pasando por grandes y acelerados pro-cesos de cambio.

    La sociedad hortcola es la fase precermica forma-cional de la alta cultura y se caracteriza por ser muy dinmica en las interacciones multirregionales (Ejem: Galgada/Kotosh).

    La sociedad se divida en categoras casi indiferen-ciadas, pero elitizadas, a la par que el grueso de pobla-dores vivan en aldeas aglutinadas.

    En el precermico final (2000 a.C.), con gran de-sarrollo de la arquitectura, las poblaciones crecieron enormemente para convertirse, de villorios, en aldeas grandes y pueblos. Cada casa tiene su collca, por lo que se puede suponer que la horticultura intensiva tiene gran desarrollo. En sitios como Huaca Prieta y spero las casas estn desordenadas, por lo que parece que en estos sitios el crecimiento de la poblacin fue espont-nea y algo heterognea.

    Los edificios centrales son obras del trabajo colec-tivo y no extraa que conforme las poblaciones iban creciendo se superponan nuevas edificaciones. Por ser edificios importantes era normal que estuvieran cons-truidos sobre terraplenes o plataformas elevadas.

    La importancia que adquirieron los edificios cere-moniales probara que la jerarqua conductual estaba adquiriendo mayor capacidad de mando en algunas poblaciones. En otros centros poblados la existencia de la pirmide probara que en estas poblaciones los conductores del colectivo adquiran mayor poder con-forme se transitaba a la agricultura y creca la pobla-cin. El gran nmero de collcas que se encuentran en sitios de este tipo hara pensar que las asociaciones de campesinos estaban convirtindose en conductores di-ferenciados del comn.

    Pero hay que saber considerar a la arquitectura como imagen de la sociedad y no al revs, para llegar a comprender su significado sociolgico como funda-mento y promocin del poder.

    El desarrollo de la arquitectura y los cambios de la sociedad hortcola a las sociedades agrcolas formati-vas tempranas (precermicas), daran origen al perodo que se conoce como agro-alfarero de complejidad mul-tirregional.

    Es importante considerar que a este nivel de desa-rrollo arquitectnico, la arquitectura monumental est estrechamente relacionada con la existencia humana, funcionando dentro de posibles usos mltiples: tem-plo, centro ceremonial, casa colectiva, aldeas ceremo-niales-residenciales.

    Reconocemos cinco tipos de complejos arquitec-tnicos precermicos que estn arribando a los 2,000 aos antes de Cristo:1. Arquitectura La Galgada/Mito (3,000-2,000 a.C.).2. Arquitectura spero-Caral (2,600-1,600 a.C.).3. Arquitectura Huaca Prieta (2,400-1,600 a.C.).4. Arquitectura Pacopampa (2,000-1,000 a.C.).5. Arquitectura en Planta U (2,000-800 a.C.).

    Sobre estas bases arquitectnicas precermicas, sus tcnicas, horticultura, ganadera y pesca asociadas, las poblaciones andinas experimentan cambios y transfor-maciones evolutivas a mayor complejidad a partir de 2000 a.C. La gente precermica transita de la horticul-tura a la agricultura, de la ganadera experimental a la ganadera de camlidos permanente, la arquitectura de centros ceremoniales avanza a aldeas grandes con pir-mide donde se focaliza el poder, los ritos y ceremonias especializadas de elite, transitando a los pueblos gran-des o tambin hacia los grandes centros ceremoniales como Chavn, por ejemplo.

    En sntesis, los centros ceremoniales instituyen tempranamente un sistema jerrquico de convencio-nes, conductores de ritos, arquitectura en plena com-plejidad, advierten movimiento de los astros, activi-dades de regado, movimientos del mar, organizacin social, curaban enfermedades y quiz aconsejaban para mejorar la vida, demandado o requerido por gentes de varias localidades rurales o comunidades pequeas.

    El patrn de centros ceremoniales compartido por Mesoamrica, Ecuador y Per fue de larga duracin en el tiempo y gran extensin en el espacio.

    La arqueologa de nuestros das registra una con-trastante polmica respecto a la mayor antigedad de

  • aLberto bUeno mendozain

    vest

    igac

    ione

    s so

    cial

    es

    282

    012

    140

    los centros ceremoniales. Lathrap, Marcos y Zeidler se preguntan si los centros ceremoniales surgieron una sola vez en Amrica o se inventaron independientemente en dos reas separadas ampliamente por masas de agua, bosques densos y cordilleras sempiternas. Estos autores postulan al sitio de Real Alto (Ecuador), para estable-cer la mayor antigedad de un centro ceremonial en Amrica. Como evidencia proponen una supuesta pla-za flanqueada por dos pequeos montculos de barro con valvas de moluscos de manglar, y la cual, sin mayor evidencia, la denominan espacio sagrado diseado (sic) hacia 3400 a.C. Consideran que se trataba de una comunidad mantenida por intenso cultivo del maz de ocho hileras de granos grandes duros de la cual se obtena harina. Otorgan una cronologa de 3400-1500 a.C., explican a la performance del ritual como unidad de gregarismo social y sealan grosso modo el cambio de una simple comunidad hacia una jerarqua de comu-nidades en las cuales hay una clara diferenciacin entre el asentamiento central y las imaginarias aldeas rurales satlites. Pero contradictoriamente, para nosotros, de-finen a Real Alto (cultura Valdivia) como un sitio ha-bitado por un grupo pequeo de gente mvil que prac-tic una economa de pesca y recoleccin. Distinguen tambin una ocupacin pre-Valdivia y una ocupacin Valdivia I (3400 a.C.); tambin la asocian a Valdivia I con cermica, segn estos autores, de tal manera que la supuesta gente pre-Valdivia retrocedera en el tiempo a fechas ms tempranas. Comparaciones etnogrficas por analoga con la aldea Ge de las montaas del Brasil, otorg fundamentos (dbiles) para estatuir el supuesto espacio ceremonial.

    La controversia, como ya lo hemos sealado, segui-r todava por muchos aos, pero en lo que los autores de todas las nacionalidades coinciden es que por los 4000 a 3000 a.C. existe cermica en Ecuador y Co-lombia (San Jacinto, Puerto Hormigas, etc.) y que la arquitectura monumental de patrn concentrado muy madura y perfiles definitivos ya est presente en el te-rritorio peruano en forma diversificada, como se com-prueba en pginas precedentes. Los complejos cermi-cos Taperinha y la Mina del Brasil estn datados entre 4000 a 3000 a.C. sealndose su desarrollo autctono.

    Las nuevas investigaciones arqueolgicas en sitios que ya eran conocidos pero no excavados sistemti-camente han permitido mejorar el conocimiento cro-nolgico, plantear estudios cualitativos y avanzar a re-conocer e identificar las innovaciones y aceleraciones sociales transformativas.

    Los materiales de museo pertinentes muestran am-plia diversificacin, los asentamientos mejoran las tc-nicas constructivas y aparecen formas arquitectnicas variadas, mayor desarrollo de las fuerzas productivas e incremento de los medios de produccin. Alfarera y agricultura son nuevas tcnicas a desarrollar sobre las bases anteriores precermicas.

    De los centros ceremoniales precermicos se tran-sita a los grandes centros ceremoniales agro-alfareros al lmite de los 2000 a.C. Los asentamientos sociales dominan definitivamente los valles costeos e interan-dinos y se practican convenciones sofisticadas en las artes.

    B) Los grandes centros urbanos agro-alfareros inicialesLas innovaciones que venimos enunciando las precisa-mos en el esquema siguiente:1. Aparece la cermica en el Per, cuyas formas ms

    antiguas provienen de Ancn Inicial, Kotosh Wai-rajirca, Tutishcainyo Temprano, Curayacu, Aldas II, Sechn I, etc. (1800 a.C.).

    2. El uso de la cermica propici el elevamiento de los niveles de vida de la gente, mayor duracin del ci-clo vital al cocinarse los alimentos y documentarse en ella muchos patrones de la superestructura.

    3. La economa costea sigui estando sustentada en los recursos marinos, pero a su vez se intensifica la implementacin del trabajo de la tierra en los valles regados por ros estacionales y de aguas permanen-tes que permitiran trazar acequias para irrigar las parcelas.

    4. Los asentamientos formativos desarrollados pue-den tipologarse en dos series de edificaciones: los grandes centros ceremoniales y las aldeas aglutina-das. Algunos asientos diferenciales confirman la re-gla de excepcin. De todos modos, el predominio de una vida aldeana laica de caracteres permanen-tes y estables equilibr nuevos modos bsicos de existencia.

    5. Junto con la expansin de la vida aldeana se pro-dujo una gran actividad constructiva de centros ce-remoniales en los andes. Los centros ceremoniales locales y/o regionales se concepcionan de acuerdo a tradiciones precedentes, pero agrandndolos y adicionndoles nuevas secciones o hacindoles cre-cer en verticalidad: dos de las mayores estructuras donde se ejemplifican las afirmaciones expresadas siguen creciendo en la costa central (La Florida (Rmac) y Mina Perdida (Lurn)).

  • Los orgenes de La civiLizacin en Latinoamricainvestigaciones sociales 282012

    141

    Foto 14. Cerco externo oeste de Cerro Sechn.

    Figura IV. Gran guerrero del sitio Cerro Sechn.

    6. La arquitectura monumental que haba venido de-sarrollndose desde el perodo precermico ante-rior, adquiere aqu contornos ms espectaculares: los volmenes arquitectnicos crecen en dimensio-nes verticales; la formulacin de espacios cntricos limitados, galeras internas, accesos frontales y laterales se perfi-lan con mayor destreza tcnica con grandes escaleras y/o rampas y se dimensionan espacios aparejados a funciones sincronizadas y total-mente especializadas.

    7. Los materiales constructivos empie-zan a ser elaborados a partir de sus formas naturales: la piedra se cantea, alisa y graba (Sechn); el barro se convierte en adobes odontiformes y cbicos (Mina Perdida), adobes c-nicos (Caahuaca, Sechn, Moxe-que-Pampa de las Llamas (Casma), etc.).

    8. El arte aparece en franca madurez y desarrollo, alcanzando ribetes de alta calidad tcnica, variedad de re-presentaciones y significativa expre-sin convencional. Se plasman los primeros grabados en plano y bajo relieve ptreos de contornos lineales

    y de estilo naturalista; ejemplo: el cerco externo de piedras grabadas de Sechn, cuyos motivos son todos de carcter antropomorfo; relieves en apla-nados de arcilla muraria se encuentran en Sechn y otros monumentos. La pintura mural figurativa y no figurativa aparece asociada a los bajos relieves de enlucidos murarios y a la escultura tridimensio-nal policromada (Sechn, Moxeque, etc.); este gran desarrollo artstico puede considerarse un lgico corolario del progreso en general y los cambios que ocurren en los niveles creativos de la gente.

    9. La grandiosa escena grfica representada en el cer-co externo de piedras grabadas de Sechn (foto 14), es informativa sobre jerarquizacin de los estamen-tos sociales en algunos valles donde germin un temprano militarismo, cuyo dominio se basaba en las acciones ejecutadas por seores de la guerra (fi-gura IV) sobre una poblacin campesina residual de economa autosuficiente.

    10. La textilera se tecnifica y desarrolla aceleradamen-te, conjuntamente con otros rubros artesanales menores y actividades de la ms diversa ndole.

    As pues, el formativo desarrollado com-porta, adems de innovacin e incremento

    de los diversos aspectos de la cultura ma-terial, una verdadera renovacin de los procesos interactivos de las comunida-des nucleadas.

    El descubrimiento y adaptacin a cada caso particular de inventos e ideas maduras fue uno de los ms no-tables avances tcnicos de la poca.

    Son sitios importantes de este tiempo el gran complejo Sechn Alto (Casma), uno de los ms desarrolla-dos, porque a las enormes pirmides en disposicin U se agregan plata-formas bajas explanadas conforman-tes de su plaza en diversos niveles conteniendo pozos. Los pozos se en-cuentran tambin en los niveles altos de la pirmide principal, al costado de corredores internos y pasadizos. Paneles ornamentales en plano-relie-ves policromados, completaban sec-ciones altas importantes de la pirmi-de. En las plataformas de la plaza se

    notan recintos con esquinas curvadas.

  • aLberto bUeno mendozain

    vest

    igac

    ione

    s so

    cial

    es

    282

    012

    142

    La alta pirmide de Moxeke con sus brazos latera-les de nivel alto ornamentado con grandes nichos contenedores de bustos policromados antropomor-fos solucionada a base de adobes cnicos y grandes bloques tallados, rampa frontal norte y morfologa curvada, es una de las ms desarrolladas del contexto general (foto 15).

    Sechn Bajo es una gran plataforma volumtrica orientada al este, pero con un corredor central. Su dis-posicin comparte filiaciones tipolgicas con Sechn Alto. En sus brazos laterales se delinean dos recintos delanteros y dos posteriores: los delanteros estn en un nivel intermedio con respecto a las alturas de las plata-formas volumtricas del fondo.

    Fragmentos de muros con relieves policromados se han registrado en Cerro Blanco (Nepea), ltimamen-te excavado por una misin arqueolgica japonesa.

    As, Casma y Nepea son dos valles costeos don-de la arquitectura y el arte mural se integra en fran-ca madurez y desarrollo, alcanzando ribetes de docu-mentos grficos a travs de la variedad representativa y significativa expresin convencional. Se plasman los primeros grabados en plano-relieves ptreos de diseo lineal y estilo naturalista. El ejemplo apotesico lo en-contramos en Cerro Sechn, cuyo ncleo interno con-serva el espacio sagrado de planta cuadrada con esqui-nas curvadas y vano frontal (Tello, 1961). Este espacio sacro (Cmara de los Felinos) conserva el diseo ar-quitectnico de reminiscencia precermica desarrolla-do primero en La Galgada, luego difundido a Kotosh Mito de Hunuco (Izumi y Sono, 1963) y Huaricoto del Callejn de Huaylas (Burger y Salazar, 1980).

    La poca agroalfarera desarrollada se define en los Andes Centrales sobre todo por la presencia de Chavn (2000 a 300 a.C.).

    Segn nuestros argumentos, desde el punto de vis-ta del desarrollo arquitectnico, se concluye que en la arquitectura Chavn confluyen tecnologa, morfologa, organizacin social, experiencias cultistas, expresiones artsticas y lo ms desarrollado de la vida aldeana y de los centros ceremoniales nucleados.

    En Chavn de Huntar estn desarrollados a su mxima expresin las plataformas, la morfologa U con plaza circular inscrita, la morfologa U con plaza rectangular entre plataformas laterales con patio cuadra-do a desnivel inscrito, montculos asociados, vanos de ingreso pequeos, grandes galeras interiores, ductos de ventilacin, nichos parietales (galera de las alacenas), alta escalera frontal como en La Galgada en franca aso-

    ciacin a recintos cuadrados, evidentes como remate so-bre la gran pirmide.

    Pero donde las evidencias son mayores para con-jeturar y pensar la naturaleza de Chavn temprano es lo que Lorenzo Samaniego llama cultura Sechn. Una serie de sitios muestran similaridades materiales y tc-nicas constructivas e imgenes formales compartidas: Cerro Sechn (Casma). Sechn Bajo (Casma). Santa Cristina (Puerto de Casma). Sechn Alto (Casma). Pampa de Llamas (Casma). Moxeke (Casma). Punkur (Nepea). Cerro Blanco (Nepea).

    Estos sitios del complejo cultural Sechn son aho-ra considerados en la problemtica Chavn Temprano, siendo su distribucin espacial producto de su dinmi-ca social.

    Mientras Chavn temprano se desenvuelve en el territorio del norte medio, en la parte interandina del norte de Ancash y otras regiones del pas, se asiste a la emergencia paralela de culturas que en diferentes esta-dos de desarrollo se vienen desenvolviendo de acuerdo a caractersticas propias y que se las conoce en la ar-queologa por su estilo de alfarera (ejemplo: hay una relacin imbricada entre la alfarera Kotosh-Wayra-jirka, Kotosh-Kotosh y la cermica Tutishcainyo tem-prano de Pucallpa; esta tradicin de alfarera va a ser receptora hacia el 1000-900 a.C. de los tipos Chavn que proceden de territorios ocupados por esta cultura).

    C) La poca desarrollada del Chavn tardoDenominamos poca desarrollada al tiempo de ma-yor auge de la cultura Chavn y que los estudios e investigaciones para obtener las evidencias se han rea-lizado en el sitio de Chavn de Huntar, en la cara oriental de la Cordillera Blanca, cabecera del ro Mos-na, distrito de Chavn, provincia de Huari, departa-mento de Ancash (no en el Callejn de Huaylas sino en la vertiente oriental de la Cordillera Blanca). Otra rea donde se estudia el alto desarrollo Chavn como cultura homognea es la costa norte entre el valle de Jequetepeque (departamento de La Libertad) y la costa de Ancash (valle de Huarmey). Entre estos dos territorios estn los edificios y alfarera ms importan-te de la poca Chavn: la mayor parte de la provincia de Huari y La Libertad. En la costa norte Larco Ho-

  • Los orgenes de La civiLizacin en Latinoamricainvestigaciones sociales 282012

    143

    Foto 15. Plano de planta del sitio arqueolgico Moxeke.

    Foto 16. Plano de Planta del sitio arqueolgico Chavn.

    Foto 17. Galera interior de la escalera y la portada en Chavn.

    Foto 18. Cabeza clava in situ en uno de los muros de Chavn.

    yle ubic y denomin a Cupisnique como el Chavn Costeo (el Chavn de la Costa), mientras Tello pos-tulaba su origen oriental. Actualmente ambas teoras se estudian de acuerdo a los datos y se considera a la cultura Chavn formada multirregionalmente por

    medio de una serie de procesos de convergencia (cera-mogrfica, arquitectnica, de tcnicas constructivas y estilos iconogrficos). Estas convergencias entre 1500 a 1000 a.C. son centradas paralelamente tanto en las reas de la costa norte como en la cabecera del ro Mosna, donde se plasma y alcanzan los ms altos ni-veles de expresin (este proceso es paralelo, tanto en la costa como en la sierra interandina). Entre 1200 a 300 a.C. el gran centro ceremonial Chavn de Hun-tar se encontraba en pleno funcionamiento y constru-

  • aLberto bUeno mendozain

    vest

    igac

    ione

    s so

    cial

    es

    282

    012

    144

    yendo los edificios descubiertos en el sitio, as como labrndose los monolitos, estelas y cabezas clavas, que son la escultura monumental del sitio.

    La mayora de sitios formativo inferior han deveni-do en ser impactados, ocupados e influenciados por su vigorosa y reiterativa difusin.

    El gran centro cultista Chavn de Huntar ubicado en las cabeceras del ro Mosna, muestra la convergencia fenomenal de los logros tecnolgicos del desarrollo, la construccin pblica y ceremonial-religiosa del mun-do andino hasta entonces. Ningn otro asentamiento del pas puede comparrsele en conjunto, proyeccin arquitectural, diseo, morfologa diferencial, estructu-racin y equipamiento fsico en general entre los 1250 a 300 a.C.; por este tiempo es uno de los ms distribui-dos, complejos e importantes asentamientos america-nos (foto 16).

    El gran centro cultista de Chavn presenta dos concepciones espaciales: una interna y otras externa; la interna se ejemplifica por el desarrollo de galeras interiores que se entrecruzan ordenadamente en varia-da disposicin dentro de las pirmides principales: se superponen unas sobre otras, siendo el techo de unas, el piso inmediato de otras superpuestas y/o yuxtapues-tas. El piso de las galeras est compactado a base de grueso aplanado de barro extendido sobre las grandes rocas cobertoras. Hay portadas extraordinariamente elaboradas, formadas por lados de perfil recto y ngu-los a plomo que sostienen dinteles monolticos. Estas galeras/celdas internas se articulan las ms impor-tantes a distintos niveles por juegos de escalinatas y poseen ventilacin desde el exterior por medio de unos ductos cuadrados que adems permiten penetracin de luz natural a las ms externas y circulacin de aire. Sus muros estuvieron enlucidos, probablemente pintados y cumplieron una funcin cultista (foto 17).

    La pirmide principal de Chavn muestra orna-mento esculturario parietal tridimensional con las llamadas cabezas clavas, antes que ningn otro sitio del continente (foto 18). Esta pirmide tiene un frente orientado hacia el este mirando a la plaza: el volumen sur considerado perteneciente a la tercera etapa cons-tructiva muestra un extraordinario prtico externo compuesto por dos columnas cilndricas y un dintel-cornisa ornamentados con los tpicos motivos Chavn en tcnica incisa.

    Frente a la gran pirmide reseada y a un nivel bajo se ha descubierto el espacio externo citado: se trata de la gran plaza cuadrangular con un patio cntrico a des-

    nivel. Su acceso se logra a travs de escaleras frontales y laterales finamente labradas en granito blanco.

    Los montculos piramidales se disponen de manera similar a los asentamientos costeos de planta en U; la gran pirmide principal es cntrica (hacia el oeste), el montculo norte y la prolongacin baja del brazo izquierdo se proyectan transversalmente hacia adelante y el montculo sur paralelo a la pirmide norte lo cierra por el lado derecho: en el espacio cntrico limitado por las formas antedichas se visualiza la gran plaza con su patio a desnivel inscrito; en realidad, gran plaza y patio inscrito cntrico son dos niveles espaciales alternos que se constituyen en el ncleo estructural de la composi-cin del asentamiento y el eje ordenador de la distribu-cin volumtrica.

    As pues, el gran asentamiento Chavn de Huntar constituye un centro cultista formado por la conver-gencia de los elementos, modos culturales, tecnologa y creencias religiosas de las diversas formaciones andinas precedentes que encontraron all su punto de fusin. Chavn viene entonces a resultar la consecuencia de un largo proceso formativo anterior en el tiempo y en el espacio.

    El trmino Chavn alude a una formacin social y cultural, un estilo artstico y a la zona ubicada en las cabeceras interandinas del estrecho valle regado por el ro Mosna.

    No se conoce hasta ahora el significado antiguo del trmino, pero indudablemente es una supervivencia lingstica de algn dialecto hablado antiguamente en la regin: quiz podra plantearse un proto-quichua ar-caico, aunque ello es puramente hipottico al presente.

    Los lmites bien conocidos de la expansin Chavn en pleno auge son los siguientes: Norte: departamentos de Cajamarca y Lambayeque. Nororiente: departamento de Hunuco. Selva: Pucallpa, departamento de Loreto. Sierra Central: departamento de Ayacucho. Costa Sur Medio: departamento de Ica.

    Dentro de estos lmites han sido estudiados un gran nmero de asientos Chavn, los cuales muestran diversos modos de presencia, pero que sin embargo pueden ser interpretados como un intento para articu-lar una formacin social nica de caracteres integrados.

    Chavn est distribuido por el territorio sealado en asientos tpicos (centros cultistas locales y centros cultistas regionales), enclaves constructivos no tpi-cos en remodeladas secciones de asientos receptores e influencia del complejo de motivos culturales sobre

  • Los orgenes de La civiLizacin en Latinoamricainvestigaciones sociales 282012

    145

    Figura V. La Estela Raimondi: escultu-ra tarda de Chavn.

    formaciones sociales marginales con res-pecto a la regin ncleo costa-sierra de Ancash.

    La cultura Chavn madura se desa-rrolla en el tiempo comprendido entre 1200 a.C.-300 a.C. Se conoce por los estudios ya realizados que el edificio ms antiguo en Chavn de Huntar es el de planta en U emplazado en la sec-cin norte de la plataforma ms gran-de de todo el conjunto. En el interior del sector central del edificio en U se encuentra la Galera en Cruz, en cuya interseccin de tal cruz est implanta-do el monolito conocido como Lanzn, cuya figura completa tallada representa a Guari, el primer dios andino identifi-cado. Se ingresa a la galera desde el ex-terior por un vano de trayecto en zigzag; esta galera no tiene salida por lo que parece haber sido ejecutada para ser una cmara especial con fuerte control en torno al monolito. Algunos autores asocian la morfologa en cruz de la galera, a la forma astral de la Cruz del Sur, sobre todo por la similaridad que existe; as uno de los brazos de la Cruz del Sur es ms corto que el otro, ocurriendo lo mismo en uno de los brazos de la Galera en Cruz.

    La escultura (monolito) llamada Lanzn tiene este nombre por sus caractersticas fsicas de similari-dad con una punta o lanza de tamao gigante. El lito est totalmente tallado desde la parte superior has-ta su lmite inferior. La parte cntrica de la escultura est ocupada por un personaje antropomorfo de pie, exhibiendo el brazo derecho hacia el hombro y la pal-ma de la mano izquierda extendida hacia abajo. Sus piernas son robustas, lleva tobilleras y los pies estn juntos (cuya implicancia es estar parado). Lleva un braguero, de cuyos lados cuelgan apndices serpenti-formes. La cara tiene tratamiento felnico, as como los ojos cuyas pupilas estn acercadas a la conjunti-va superior (prefiriendo aqu hablar de una simbiosis felino-serpiente).

    Los cabellos son serpientes tiradas hacia atrs. So-bre su cabeza se elevan superpuestas cuatro cabezas sin cuerpo, las que al parecer son decapitadas y seran atri-butos de carcter sacrificacional para culto en derredor de este monolito. El Lanzn no sostiene a la galera que lo contiene; est plantado en el piso de la galera y

    su parte superior es libre. La Galera en Cruz con la escultura del Lanzn se aso-cia con la Galera de las Ofrendas cuyo vano de entrada se ubica en la parte in-ferior del brazo izquierdo del edificio en U, encontrndose esta galera con celdas debajo de la plaza circular. La Ga-lera de los Laberintos se encuentra en el brazo derecho de la estructura en U. Se accede a ella por un vano ubicado frente al ingreso de la Galera en Cruz. Se llama Galera de los Laberintos por-que en el interior se plasm una planta en forma de corredores interiores que dan acceso a celdas en T. La Galera de los Laberintos se correlaciona en el contexto del edificio en U con el fun-cionamiento de la Galera en Cruz y la Galera de las Ofrendas.

    El mayor auge (900-500 a.C.).Entre el 1200-900 a.C., el gran Centro Ceremonial Chavn de Huntar tena

    funcionando plenamente al edificio U, habindose implantado algunas cabezas clavas identificadas por las incisiones gruesas, con la tcnica incisa del Lanzn. Todo el contexto alrededor del edificio en U funcio-naba basado en el culto relacionado con la escultura del Lanzn, y que se identifica, como un culto basado en ideas devenidas del felino y la serpiente anaconda, cuyos colmillos curvados aparecen profusamente re-presentados en el arte de Chavn y como atributos del dios Guari.

    El edificio del Lanzn funcionara como sede del culto a este personaje. Como el hombre es el que lo instituye, para servir al contexto social, los tecratas de Chavn desarrollaron el culto en derredor del Lanzn, teniendo como atributos fundamentales los motivos felino-serpiente. Estos tecratas alentaron el culto de interiores por 300 a 400 aos, por tanto restringido y circunscrito a la elite y a los tecratas que hablaban y gobernaban en su nombre; as, el Lanzn es el primer dios fsico andino (salvo descubrimientos nuevos, lgi-camente). El culto a base de los atributos felino-serpien-te se estableci por medio del llamado culto de inte-riores, donde el temor, ciertas represiones ideolgicas y tambin un cierto imperio con visos de autoritarismo sobre variada gente que viva con patrones dispersos en el campo, debi ser impuesto en forma autocrtica.

  • aLberto bUeno mendozain

    vest

    igac

    ione

    s so

    cial

    es

    282

    012

    146

    Entre los aos 900 a.C. los tecratas felino-ser-piente ven disminuido su poder y rpidamente son reemplazados por nuevos tecratas cuyo poder de-viene de una nueva simbologa que cada vez se hace ms prioritaria: las aves. Se dice que en arquitectura representa esta etapa de cambio la gran plataforma sur que es donde ms ntida y clara se encuentran las evidencias: el Prtico de las Falcnidas, La Galera de las piedras labradas, la Galera de la doble mnsula y la Galera de los pasos perdidos. En escultura ltica se seala al Obelisco Tello como el arte donde se eviden-cian estos cambios, ya que en ste se encuentra repre-sentado todo un mundo animado externo, cuya parte superior de la escultura exhibe una gran guila con las alas abiertas (Harpya Harpija). Adems el Obelisco representa un tiempo de aguda crisis socioeconmica de Chavn, debido a que una serie de grandes bocas de caimn, as como personajes Chavn aparecen de-vorando hombres, plantas, frutos, etc. y/o a su vez sus apndices devoran una variedad vegetal; naciendo lue-go una pajarera, cenefas de aves, etc., inexistentes en la primera etapa (se infiere aqu que hubo probablemente un golpe de estado sacerdotal). En este tiempo se debe haber construido la llamada plaza circular en el atrio en U pues la iconografa representada en las lpidas que la forman corresponde al mismo estilo de entalladura ltica que aquel del Obelisco Tello.

    Estos nuevos tecratas que cambiaron y enrique-cieron los atributos religiosos Chavn, establecieron un culto de exteriores, pues al mismo tiempo de la edificacin de la Plaza Circular se inici frente a la enorme plataforma, la construccin de la gran plaza, con el patio cuadrado inscrito, donde podan cele-brarse eventos masivos con gran participacin social de noche. Los eventos de culto y otras manifestacio-nes religiosas y ceremoniales, se piensa, deben haber sido nocturnos, pues en el manto de la oscuridad y con el alumbramiento de antorchas se hacen ms dra-mticas las funciones ceremoniales-religiosas.

    La cermica estara conformada por la prolonga-cin de los tipos Ofrendas y la presencia del tipo Cara-melo Fino tambin conocidos como Cupisnique, que significa la generalizacin y el ms alto desarrollo de los ceramios asa estribo, botellas y cuencos. Los moti-vos felino-serpientes no desaparecen, solo estn dismi-nuidos. El hombre Chavn aparece con porra, alas de murcilago, atributos de guila con rasgos felnicos y tambin al natural. En el prtico de las falcnidas, se representa el triunfo definitivo de las aves; el contexto

    es pues aves como atributo principal del sacerdocio de este tiempo.

    Se considera que en esta etapa Chavn alcanza su mayor extensin nortea y meridional siendo alentado y mantenido en los sitios, as como su especie de mi-sioneros, de tal manera que poda mantenerse viva esta presencia de la ideologa en las regiones impactadas.

    La tercera y ltima etapa Chavn, ocurre entre 500 a 300 a.C. En arquitectura podemos sealar que se en-cuentra en pleno funcionamiento la gran plataforma que incluye al edificio en U y la plataforma norte que delimita a la Gran Plaza. En escultura, se considera que la etapa est representada por la estela Raimondi (figura V), lpida rectangular labrada en todas sus par-tes y en cuya superficie anterior se represent un per-sonaje completo de pie con atributos Chavn Clsico y que sobre su cabeza se prolonga una ristra de cuatro cabezas superpuestas de caimn hacindoles guardilla cintas roleadas (si fueran vegetales seran festoneadas), serpientes, etc.; el tallado fino y la incisin delgada de esta estela seala su carcter tardo as como por la re-presentacin iconogrfica.

    En esta estela se encontrara representada la fusin de las dos corrientes teocrticas precedentes; la ms an-tigua felino-serpiente y la ms reciente que prioriza las aves, siendo su cnclave ltimo, la representacin de este estilo. Tipolgicamente el complejo cermico de esta poca ha sido llamada Huacheqsa, correlacionn-dose con Moche I de la costa en el departamento de La Libertad.

    Hemos visto antes que Chavn es una cultura agro-alfarera plena; su produccin de alimentos est en re-lacin directa con los recursos naturales domsticos en las regiones donde se marca su presencia. En los ltimos dos milenios antes de Cristo la agricultura in-terandina est siendo intensiva y extensiva, generadora de excedentes. Las tcnicas pecuarias, agrcolas y de cultivos en general son manejadas en todos los terri-torios del pas, con o sin la presencia o influencia de Chavn. En las reas del litoral marino se atrapan fauna y avifauna del mar, la pesca es intensiva (con cordel, redes y anzuelos), consumindose mamferos, peces, aves, moluscos y crustceos, abundantes en la biomasa de nuestro mar desde muy antiguo. Por la presencia de valvas, caparazones de crustceos y espinas de pes-cado, as como su representacin en la alfarera, etc. se rescata la interrelacin activa y frecuente de gente de los asientos costeros con aquellos interandinos, esta-blecientes de verdaderas redes de intercambio, cuyos

  • Los orgenes de La civiLizacin en Latinoamricainvestigaciones sociales 282012

    147

    Foto 19. Estatua ltica de Tiwanaku, quiz representando a Tunupa.

    Templete semisubterrneo y la puerta del Kalasasaya.

    Escultura de Tiwanaku.

    efectos multiplicadores culturales promovieron la arti-culacin social.

    IV. Tiwanaku I-II en Bolivia

    Mientras por los aos 1200 a.C. Chavn alcanza su etapa desarrollada, en el Altiplano meridional Tiwa-naku est naciendo y configurndose gradualmente; el paralelo es diferencial: Chavn est alcanzando su mayor auge, mientras Tiwanaku est naciendo, de all que consideremos a Chavn como la primera sociedad andina integrada compleja.

    Segn fuentes escritas el verdadero nombre del ac-tual sitio arqueolgico habra sido Taipikala, trmino perteneciente a la lengua pukina, que habra sido origi-nal de esta entidad sociocultural.

    El asentamiento base de Tiwanaku (trmino qui-chua) se encuentra en el valle altiplnico interandino ubicado al suroeste de la cuenca lacustre del mismo nombre; es un valle de 39 kilmetros de longitud por 18 kilmetros de ancho mximo, extendindose unos 600 kilmetros cuadrados en su tiempo de mayor auge (100 d.C.-1170 d.C.), durante el cual transita al Estado y del Estado al Imperio. Fue el primer Imperio Andino.

    La zona arqueolgica est emplazada casi al cen-tro de este valle altoandino centro-sur, calculndose

    su rea construida en cuatro kilmetros cuadrados y a 3 842 msnm. Actualmente pertenece al cantn de Tiahuanaco, provincia de Ingavi, departamento de La Paz, Bolivia.

    De hecho, queremos reivindicar a Tiwanaku como una sociedad cultural perteneciente a los Andes cen-trales sudamericanos, asentada en su rumbo meridio-nal altiplnico hasta 1825, desmembrado del Per por la accin antiperuana de Bolvar, quien fund por esta fecha una nueva repblica que perennizara su nombre, ya que despus de la vigencia autnoma hasta 1172 d.C., fue el Collasuyo durante el segundo Imperio Andino del Tawantinsuyu hasta la invasin espaola, y durante la Colonia, era llamado el territo-rio del Alto Per. Entonces Tiwanaku no es una cultu-ra extranjera como se le moteja en algunos textos o cultura boliviana como la denominan autores enaje-nantes. Tiwanaku, por orgenes, es una cultura perua-na, pues sus materiales arqueolgicos los encuentran los investigadores en todo nuestro territorio hasta el sur del actual Ecuador. Solo los vaivenes de la historia republicana han hecho que hoy da la encontremos en otro pas.

    El mayor estudioso de Tiwanaku es el arquelo-go boliviano Carlos Ponce Sangins, quien, por ms de cuarenta aos ha venido estudindolo, entre cuyas

  • aLberto bUeno mendozain

    vest

    igac

    ione

    s so

    cial

    es

    282

    012

    148

    contribuciones nos ofrece el cuadro cronolgico si-guiente, determinado a base de fechados radiocarbni-cos y muestras provenientes de sus excavaciones estra-tigrficas, ordenados en cinco pocas: poca V: 724-1172 d.C. Imperio de Tiwanaku: es

    el ciclo imperial con su mxima expansin terri-torial, cuya extensin se calcula en seiscientos mil kilmetros cuadrados.

    poca IV: 374-724 d.C.: Mayor auge del Estado de Tiwanaku.

    poca III: 133-374 d.C. Organizacin estatal de alcances multirregionales.

    poca II: 150 a.C.-133 d.C. Fase transicional de la formacin del Estado.

    poca I: 1580 a.C.-150 a.C. Ciclo aldeano au-tosuficiente, tiempo considerado en proceso de complejizacin en relacin con los otros territorios estudiados.

    Se concatenan as las cinco pocas que han sido iden-tificadas en las excavaciones estratigrficas con los ciclos de desarrollo, que obedecen a un proceso de crecimiento endgeno (Ponce Sangins, 1988-1996).

    En sus comienzos aldeanos indiferenciados Tiwa-naku, en una u otra forma alcanza relaciones con Chiripa, sitio arqueolgico temprano asentado al norte (Chiripa de la fase Condori, 1300-850 a.C.), segn Browman (1978b), que sin embargo para otros autores son entidades separadas y distintas. Empe-ro, el surgimiento de variadas ocupaciones locales, la convergencia de intereses subsistenciales y la bs-queda de acciones para tratar de integrar distintos ni-chos ecosistmicos con relacin al gran valle y el lago, permitira acercar interacciones sociales para obtener creciente complejidad organizativa, tendentes a que entre 500 a 300 a.C. Tiwanaku es la entidad socio-cultural capaz de conformar extensin sociopoltica mayor que otras colectividades congneres, condu-cente a convertirse en centro de poder hegemnico autoimpulsado por nuevos sistemas subsistenciales de reciente disponibilidad.

    En los ltimos 50 aos a.C. los procesos interacti-vos entre los asentamientos locales, as como la interre-lacin entre asientos de diversas regiones, fueron pro-veyendo vinculaciones entre el altiplano interandino, las quebradas chaupiyungas y los llanos litorales occi-dentales mientras se cimenta la hegemona sociopolti-ca en el mismo Tiwanaku, mediante la intensificacin de las edificaciones pblicas, ceremoniales monu-

    mentales y de morfologas novedosas. Segn el citado Browman (1978b), Kolata (1983), Kolata (1986), Se-rracino (1980), Berberin (1975), Berberin y Raffino (1991), etc., existieron desarrollos regionales previos a su primaca o coadyuvantes de la hegemona de Tiwa-naku: uno de los ejemplos sera San Pedro de Atacama (Serracino, 1980) y otro es el gran centro ceremonial de Pukara. En contraposicin Carlos Ponce Sangins siempre defendi la tesis del desarrollo endgeno, tan-to de los orgenes como del Estado autctono y en su-cesin el imperio autnomo de autoridad panandina (Pumapunku N8, 1995). En los estudios l considera un estado local temprano desarrollndose en el sitio en los siglos anteriores a la era cristiana, estimulado por la concentracin ceremonial y religiosa, aumento poblacional, excedentes econmicos de base ganadera y agrcola, se alcanza el urbanismo monumental y una serie de cambios significativos que fortalecieron la eliti-zacin de la burocracia y se reforz el encumbramiento al estado maduro, teniendo al frente un jerarca auto-crtico divinizado (Tunupa). El ejemplo poltico es la representacin de Tunupa cuya figura sera el smbolo de una sucesin de tecratas (foto 19) con poder om-nmodo en el gobierno teocrtico-civil de Tiwanaku, el cual est representado en la estela llamada Puerta del Sol (150 a.C.).

    V. Correlaciones y divergencias

    La trama de los acontecimientos y eventos que se ana-lizan ameritan la trama interrelacional e interactiva en los niveles local, regional y multirregional, pero en es-pacios diferentes y desarrollo cultural de particulares concepciones.

    La comparacin y contrastacin de rasgos cultura-les en regiones y reas deben mostrar la corresponden-cia de etapas en rangos de tiempos cada vez ms cohe-rentes. Pero en cuanto a los materiales arqueolgicos, estos necesariamente tienen que ser diferentes en lo referente a la morfologa, metacromasia, textos grficos diferenciales y en la significacin simblica.

    Tanto en Mesoamrica como en los Andes Cen-trales (Per) y en los Andes Septentrionales (Ecuador), los edificios ceremoniales de La Venta o San Lorenzo Tenochtitlan, Sechn o Chavn, o Real Alto, constitu-yen la mejor inversin del excedente productivo de los conductores de tales centros ceremoniales. En las tres reas la casa del populacho son modestas y precarias, indicando tempranos factores de diferenciacin social.

  • Los orgenes de La civiLizacin en Latinoamricainvestigaciones sociales 282012

    149

    Los mayores esfuerzos sociales e intelectuales y los co-nocimientos tcnicos ms desarrollados se orientaron a la edificacin de la arquitectura ceremonial y fune-raria. Las plataformas o las pirmides son a veces tan enormes (gran plataforma de San Lorenzo en Mxico), o las gigantes pirmides de Sechn Alto (Per), que es frecuente confundirlas con cerros naturales. Ahora conoceremos ms de cien de tales centros ceremonia-les cronologizados desde el Formativo Inferior (4000 a 2000 a.C.) con cermica en Ecuador, Colombia y Mxico, pero precermico en el Per, como ya vimos en pginas anteriores.

    Esta aparente contradiccin ha destrozado la idea acerca de que era necesaria la agricultura para el se-dentarismo y la formulacin de la arquitectura como consecuencia. Las evidencias concretas reseadas para los Andes Centrales demuestra la concresin de cen-tros ceremoniales precermicos tempranos con arqui-tectura monumental piramidal, en la costa y en la sierra, los cuales alientan y pro-pician la invencin de la tcnica hortcola y otros fundamentan sus recursos subsistenciales en la explotacin de especies hidro-biolgicas marinas.

    Los investigadores de Real Alto asocian a la plaza ceremonial del sitio una economa de reco-lecta en ecosistema de manglar y agricultura del maz, lo cual lo hace de prctica paralela con la economa del Per, que estaba basada en un mltiple acceso al usufructo de los recursos natura-les: de 4000 a 3000 a.C. en la cos-ta del Ocano Pacfico usufructo del mar, las lomas y valles; en la sierra interandina: usufructo del ganado camlido y crvido y relic-tos de recolecta vegetariana probado por las evidencias abundantes de materiales depositados en cuevas, abri-gos rocosos y al aire libre; en la foresta tropical ama-znica se practica hasta tiempos actuales el usufructo de recursos naturales abundantes del bosque hmedo mediante la prctica itinerante de actividades para atra-par, cazar, recolectar y apropiarse de tales recursos. En cambio entre 3000 a 2000 a.C. Per est practicando horticultura, horticultura intensiva (2500 a.C.) con riego experimental y horticultura intensiva y extensiva

    en trnsito a la agricultura todava acermica (2500-2000 a.C.) en el marco de un desarrollo inusitado de la construccin pblica ceremonial monumental, tc-nica que no posee el Ecuador cermico ni el Mxico anterior a su Preclsico Inferior (2000 a.C.). En lneas precedentes hemos examinado lo controversial que son las propuestas para Ecuador y Mxico del problema ce-rmico y agricultura temprana en estos pases, siendo la controversia mayor para los Andes septentrionales sudamericanos. Hoy en da el Caribe colombiano tiene los tipos cermicos ms antiguos del continente.

    Las investigaciones de nuestros das orientan a de-finir un mayor desarrollo temprano precermico en los Andes Centrales y su progresiva derivacin y desplaza-miento al norte de Sudamrica y por la va de ambos litorales hacia el rea Circuncaribe y Mesoamrica. Las evidencias son las tcnicas (construccin pblica ms antigua en los andes centrales, cestera, tcnicas texti-les), motivos simblicos, complejos rituales, etc., etc.

    La cermica temprana colombia-na sigue siendo controversial al presente.

    Ms tarde, en los ltimos 2000 a.C. el variado despliegue de los Grandes Centros Ceremo-niales, disponibilidad de diversas tcnicas para diferentes rubros de las ocupaciones sociales y secto-res laborales de la vida humana (agricultura, ganadera y pesque-ra establecida, incluido el inven-to de los andenes de ladera para ampliar zonas de cultivo), adems del evidente adelanto en concep-ciones parafernlicas en torno a prcticas rituales, religiosas, mo-tivaciones interactivas, factores de intercambio, etc., etc., terminan por demostrar que el proceso so-

    cial y cultural andino-central ha evolucionado y revo-lucionado las condiciones materiales de su existencia, invent la civilizacin por su cuenta y riesgo con carac-teres autogestionarios prstinos y cuyas concepciones se desplazan hacia los espacios del norte del continente.

    En Ecuador no se ha continuado estudiando acer-ca de lo que ocurri con el experimento del Centro Ceremonial temprano de Real Alto; al presente parece que solamente qued en experimento, pues hasta aho-ra nadie explica por qu no continu en progreso la

    Foto 20. Uno de los danzantes de Monte Albn.

  • aLberto bUeno mendozain

    vest

    igac

    ione

    s so

    cial

    es

    282

    012

    150

    arquitectura Real Alto entre los 2500 a.C. a 100 a.C., ni lo que ocurri con el colapso del sitio. La inexisten-cia de la continuidad de tal asentamiento temprano de la construccin en el pas del norte, es otro problema controversial lmite, pues las imgenes formales arqui-tectnicas de las cermicas Machalilla, Chorrera, etc. (2200 a.C.-500 a.C.) reproducen la choza campestre, tal como todava se construyen en nuestros das.

    En Mxico, tanto en el Estado de Puebla (Tehua-cn) como en la Mesa Central del altiplano de Ana-huac hubieron grupos sociales con agricultura y ce-rmica viviendo en chozas dispersas en el Preclsico Inferior (2500 a.C.-1500 a.C.); algunos autores solo consideran escasamente los comienzos de esta poca por los 2000 a.C. (Armillas, 1955; Drucker, Heizer y Rober J. Squier, 1957; Pia Chan, 1967). En la cos-ta del Golfo de Mxico se integra la cultura Olmeca, que se extiende gradualmente hacia Puebla, Morelos, Cuenca de Mxico, Oaxaca, Chiapas, etc., desplazando en el espacio la nueva tradicin cermica de figurillas Olmeca, el culto felino-serpiente venido desde Suda-mrica (Per: confrontar el material petroglfico y tex-til pintado de La Galgada, El Paraso, etc.), escultura ltica antropomorfa monumental de adquisicin sure-a (confrontar: Pia Chan, 1971), procesos que este autor considera entre 1500 a.C. a 800 a.C. y cuando todava no se haba alcanzado el auge escultrico en piedra ni el nivel de centros ceremoniales, porque no hay evidencias de ellos en los sitios estudiados para este tiempo. El auge Olmeca se alcanza entre 800 a.C. a 100 a.C. (Preclsico Superior), explicndose por esto la datacin de algunos materiales Olmeca en el perodo clsico temprano posterior.

    La conclusin evidente que podemos manejar ahora con frialdad es que el desarrollo Formativo Tem-prano de la Alta Cultura se amalgama en los Andes Sudamericanos y desde estas tierras se desplaza hacia el norte Circumcaribe y Mesoamericano. Falta llenar, con mtodo arqueolgico, los casilleros correspondien-tes a los territorios intermedios; lo que s es evidente segn nuestras argumentaciones que el mayor y variado desarrollo en los tiempos arqueolgicos fue en Sudamrica.

    Contactos andino-mesoamericanos: hiptesis y las evidencias de los materiales.Aparte de fortuitos y conjeturales contactos antes del tercer milenio antes de nuestra era, es evidente que las pruebas de emigraciones y contactos a largas distancias

    han sido planteadas con relacin a parecidos compa-rativos mecnicos, obvindose las dificultades territo-riales de traslacin, tiempo y la contrastacin emprica material a material de contenidos contextuales en los textos grficos correspondientes.

    As se ha procedido con los materiales arqueolgi-cos lticos grabados Chavn temprano de los valles nor-teos Casma y Nepea (antes llamada cultura Sechn), respecto a los parecidos que muchos autores han en-contrado para los lticos grabados entre Cerro Sechn y el sitio de Monte Albn I de Mesoamrica.

    En Monte Albn es muy difcil avizorar la forma f-sica de la estructura arquitectnica del primer perodo, sin embargo la mayora de los autores coinciden en se-alar que las lpidas grabadas formaban parte de la edifi-cacin ceremonial inferior ms antigua de una pirmide ms tarda. Dice Pia Chan, 1967 (pp. 54, 94 y 95) que:

    Durante este perodo las gentes olmecas que ocu-pan Monte Albn comienzan a desarrollar la arquitec-tura, iniciando tal vez el relleno artificial de la meseta y modificando el perfil de algunas laderas, mediante una serie de terrazas o muros de contencin; a la vez que construyen el basamento conocido como Los Dan-zantes, con muros verticales de piedras, revestidos con lpidas talladas en bajo relieve (foto 20); esto ocurra por los 800 a.C.

    En este basamento de un solo cuerpo se observa que los muros se hacan con grandes piedras coloca-das en hileras horizontales y verticales alternas y que la escalinata era sencilla todava sin alfardas; en tanto que la ornamentacin del edificio, se hizo por medio de grandes lpidas (tamao promedio: 1 m, 1.80) casi esgrafiadas, con figuras de danzantes y nadadores, las cuales se colocaron tambin en sentido vertical y hori-zontal, respectivamente.

    Las figuras esculpidas de estas lpidas poseen un armonioso movimiento del cuerpo y adoptan actitudes dinmicas que dan la impresin que estuvieran dan-zando o nadando, de all el nombre popular con que se las conoce; estn generalmente representadas con los miembros superiores e inferiores llenos de libertad y movimiento con las manos sin la representacin de los dedos, pero con las uas de los pulgares muy bien eje-cutadas (Caso, 1947).

    Los danzantes se presentan sentados o acostados, con las cabezas de perfil y los cuerpos de frente o de lado, con las piernas derechas flexionadas y mostrando la curva de la planta del pie; a la vez que llevan por lo regular la boca abierta, los ojos representados por una

  • Los orgenes de La civiLizacin en Latinoamricainvestigaciones sociales 282012

    151

    raya o elipse, el cuello corto, el cuerpo robusto pero bajo y algunas caras tienen rasgos negroides.

    A travs de estas figuras vemos representaciones de viejos barbados, hombres y mujeres adultas, pero sin sealar el sexo que solo se advierte por el pelo pubiano; obsrvase tambin la costumbre de deformarse la cabe-za, raparse o dejarse mechones de pelo, lo mismo que la costumbre del tatuaje, el cual a veces se haca alrededor del miembro viril.

    Adems de algunos rasgos fsicos, los danzantes muestran tambin el uso de bragueros o taparrabos, sandalias, sombreros, tocados con plumas y moos, gorros cnicos, yelmos con cabezas de animales, ms-caras, orejeras, pulseras, collares, pectorales y narigue-ras; todo lo cual indica la existencia de varias artesanas u ocupaciones y que la sociedad y la cultura estaban desarrolladas.

    Y en muchas de las lpidas de Monte Albn I se apre-cia el inicio de la escritura jeroglfica y numeracin, relacionadas con el calendario; hay numerales y ba-rras, un glifo con cara de Cocijo para indicar el ao, jeroglfico para los das y otros smbolos sin numera-les. Desde luego, la numeracin y la escritura adqui-rieron mayor desarrollo en Monte Albn, lo mismo que el calendario, aunque en La Venta, Tres Zapotes y otros lugares de la costa del Golfo, tambin existie-ron por la misma poca (Pia Chan, 1990).

    Hemos cedido la palabra a este notable especialista de Mesoamrica por su sntesis descriptiva y certera defi-nicin de las caractersticas de Monte Albn I; sin em-bargo, es menester puntualizar lo siguiente: las lpidas pueden ordenarse en grandes y pequeas; las grandes representan personajes desnudos de cuerpo entero en diversas actitudes, no solamente danzando y nadan-do sentados o acostados; hay tambin en cu-clillas, agachados, caminantes, etc., que imprimen una tnica distinta a la que se acepta generalmente. Las l-pidas pequeas presentan los mismos motivos que las grandes; vistas individualmente nos ofrecen otra ima-gen que la de un grupo de danzantes o nadadores.

    En conjunto, solo las distintas posiciones de los brazos otorgan en realidad movimiento a las figuras; pero no es un movimiento rtmico acompasado, sino ms bien evoluciones y posturas devenidas de otros ejercicios ajenos a la danza. El cuerpo no es sino un complemento de las posturas de los brazos y es poten-cialmente ms rgido que en la danza o el nadar. Las piernas presentan elasticidad solo en las posturas ani-

    madas y es notorio que en ciertas figuras aparentemen-te de pie, se usaba una receta aprendida para el trata-miento general de las piernas y el cuerpo. Comprense los cuerpos y la separacin de los miembros inferiores; no parecen estar de pie estas figuras, sino ms bien ya-centes en posicin corporal decbito dorsal.

    Su desnudez les ha permitido adems plasmar el monte pubiano por medio de un grabado estilizado; igual que a Pia Chan, nos es difcil avizorar la repre-sentacin de genitales, pero en todo caso se les sugerira por medio de ste; por otro lado, las piernas abandona-das en su yerta inmovilidad, muestran que la quietud envuelve a las figuras de este tipo. Si se representaron otros tipos de figuras a partir de modelos reales, enton-ces es posible tambin representar individuos yacentes en rigidez post mortem. Creemos que no debe confun-dirse la flexin de los miembros en el tratamiento tc-nico, con la realizacin conceptual del trazo formal que permite intuir movimiento.

    La observacin comparada de los rostros muestra muerte en algunos, xtasis en unos pocos y animacin vital en otros.

    Esta heterogeneidad de los motivos representados sugiere friso parietal concebido para el rito funerario; deben estar all personajes de estatus elevados que ya han fallecido y los deudos comunales que en actitudes ceremoniales y contritas, evocan ritualmente la presen-cia de aquellos entre los vivos. Esta hiptesis se ve ava-lada por el dato que consigna Pia Chan en el sentido de que el culto a los muertos constitua una costumbre avanzada entre las gentes de Monte Albn I, pues a los personajes de importancia se les enterraban en tumbas de cajn con ofrendas de cosas personales y alimentos; [] dentro de las cuales se han encontrado una espe-cie de braceros o urnas sencillas con caras humanas de fuertes rasgos olmecas. Y todo esto, junto con las repre-sentaciones de la cara de Cocijo o Dios de las lluvias y figurillas de barro que pudieran estar relacionadas con el culto a la fertilidad, nos indica que las ideas religiosas comenzaban a desarrollar y que posiblemente se estaba iniciando la casta sacerdotal (1990: 95).

    La mayora de autores sealan para Monte Albn I una antigedad que oscila entre los 800 a 600 a.C.; por este mismo tiempo, gente olmeca ocupa el valle central de Mxico, no sabindose si eran comerciantes, gente de guerra, misioneros o simplemente grupos en busca de nuevas tierras. Igual incertidumbre se presenta en Mon-te Albn I y en otros sit