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    Los retos de lo local en lo global:

    aportes analticos y normativos

    Comentarios al dossier de conos 24

    Jeannette SnchezDoctorante en Desarrollo, Universidad Catlica de Lovaina

    Email: [email protected]

    Fecha de recepcin: marzo 2006Fecha de aceptacin y versin final: abril 2006

    Resumen

    Este artculo presenta una revisin crtica del dossier de la revista conos 24 lo global y lo localen el medio rural. El dossier nos propone una reflexin muy trascendente para Ecuador, justocuando se negocia un Tratado de Libe Comercio con los Estados Unidos que influir directa-mente en el mundo rural ecuatoriano, de partida, tan heterogneo social y territorialmente. Ladiscusin propuesta, se libera, sin embargo, de esa coyuntura y, as, los distintos autores anali-zan los conflictos estructurales de fondo de las localidades rurales para confrontar la apertura yel influjo de la globalizacin, advirtiendo los posibles intersticios para una insercin ms favo-rable desde lo local. En esta tarea, los autores apelan a la discusin terico-conceptual, a los an-lisis comparativos, a la re-lectura de la historia y a los anlisis estructurales. El comentario quese presenta en este artculo atiende los aportes de los autores del dossier en tres niveles: lo te-rico, lo metodolgico y lo propositivo.

    Palabras clave: globalizacin, local-global, glocalidad, desarrollo endgeno, capital comunitario,capital social, comunidad de vecindad, comercio justo, reforma agraria

    Abstract

    This article presents a critical review on the papers that aim the central topic of conos24: glo-bal and local issues in the rural environment. The articles analyze a very important theme forEcuador, just when it is on discussion the Free Trade Agreement with the United States. Theproposed debate, however, goes beyond the conjuncture and studies the deep structural con-flicts among the heterogeneous rural communities to cope with the openness and the absorp-

    tion of the globalization process, even if there would be some favorable room for local deve-lopment under the new circumstances. On this task, the authors convey theoretical discussions,comparative analysis, re-readings of history and structural analysis. This review stresses the the-oretical, methodological and normative contributions of the dossiers authors.

    Keywords: globalization, local-global, glocal, endogenous development, communitarian capital,social capital, neighbourhood community, fair trade, agrarian reform

    Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 25, Quito, mayo 2006, pp. 77-88

    Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Acadmica de Ecuador.ISSN: 1390-1249

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    L a edicin No. 24 de conosdefini sutema central en torno a lo global y lolocal en el medio rural. En esta refle-xin contribuyen cinco autores con trabajos

    que, pese a sus nfasis y entradas distintas,resultan, en general, altamente complementa-rios tanto en trminos terico-analticoscomo normativos.

    Luciano Ma rt n ez y Juan Pablo PrezSinz nos presentan, a ms de su aporte en elcampo terico conceptual del desarrollo localy la globalizacin, ciertas evidencias de expe-riencias de revitalizacin local e insercinrelativamente exitosa en lo global tanto enEcuador como en Centro Amrica, respecti-

    vamente, con informacin importante sobrefactores de xito y lmites. Los autores cuidande no sobre-generalizar, y plantean por ellovarios retos y necesidades analticas.

    Por su parte, autores como Vctor Bretny Francisco Garca analizan el sector agrarioecuatoriano y las polticas dirigidas al sectoren las ltimas dcadas, en la bsqueda desuperar enfoques economicistas y aportar enla reflexin de una nueva agenda de poltica

    pblica para el sector en el contexto de la glo-balizacin, que debe rever inquietudes alta-mente pertinentes y relegadas por la modaterica, como la redistribucin de activos yun rol ms activo del Estado.

    Finalmente, Gavin Fridell, reflexionandosobre iniciativas de contra-tendencia a rela-ciones comerciales injustas para los pases endesarrollo, nos ofrece una lectura sobre loslmites de las redes de comercio justo paraconfrontar la globalizacin neoliberal.

    De aqu que, frente a la global, aparecen almenos dos lecturas importantes: por un lado,la dificultad de modificar las tendencias alta-mente influyentes y condicionantes de la glo-balizacin que han ampliado el espacio socialde nuestras localidades en el mundo rural; y,por otro lado, el rol importante de las fuerz a sendgenas de una localidad para definir eltipo de insercin ms o menos favorable del

    mundo rural de nuestros pases en desarro l l oen lo global.

    En lo que sigue se presentan va r i o scomentarios al dossier en el intento de apro-

    vechar mejor los aportes de los autores yavanzar en el debate. Los comentarios seestructuran en tres niveles: uno terico, unometodolgico analtico y uno propositivo.

    El nivel de la teora

    El dossier sobre lo global y lo local en elmedio rural presenta una alta complementa-riedad en el anlisis; no hay contradicciones

    tericas fundamentales y lo que existe, msbien, son nfasis analticos distintos, y algu-nas categoras diferentes. El anlisis que sepresenta en este acpite contextualiza la refle-xin terica de los autores en el espectro de ladiscusin clsica de las teoras de comerciointernacional; discute sobre las principalescategoras tericas utilizadas; y re f l e x i o n asobre los distintos enfoques de articulacinde lo local y lo global, para advertir los apor-tes y retos de la teora.

    Para contextualizar el anlisis de los autore ses pertinente anotar bre vemente las posicionestericas sobre el comercio internacional, almenos en sus facetas ms extremas. Por unlado est la posicin terica de implicacinoptimista, donde todos los invo l u c r a d o sganan del comercio internacional. Esta posi-cin recoge desde los criterios clsicos deDavid Ricardo (que datan del siglo XVIII y

    XIX), hasta el famoso modelo neoclsico de

    He c k s c h e r - Ohlin de mediados del siglo XX,donde el comercio derivado de la especializa-cin pro d u c t i va (en los bienes de mayor pro-ductividad re l a t i va del trabajo) respecto a otro spases, beneficia a pro d u c t o res y consumidore s(aumenta la productividad, las opciones ybajan los costos de los bienes comerc i a l i z a d o s ) .Por el otro lado estn las heterogneas posicio-nes tericas ms bien pesimistas del comerc i o

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    internacional. Ah se inscribe la teora de laacumulacin, entre cuyos importantes expo-nentes est Samir Amin. En este enfoque sevislumbran perd e d o res que surgen de un pro-ceso de exclusin inherente al capitalismo, qued e s - e s t ructura las formas pro d u c t i vas locales,s o b re todo de los pequeos pro d u c t o res cam-pesinos (proceso exacerbado en esta nueva faseglobalizadora del capitalismo) (Sassen 2004).

    Todos los autores del dossier son crticosf rente a las posturas tericas neoclsicas y,sobre todo, a su desempeo en la polticapblica, de tal modo que, en general, existeuna posicin escptica sobre las virtudes de laglobalizacin en el mundo rural y local de lospases en desarrollo y, particularmente, de

    Ecuador. Con esta perspectiva terica de refe-rencia, cabe destacar que los autores cuidande no caer en un determinismo terico lineal,respecto a los efectos desfavorables de la glo-balizacin. An ms, todo su esfuerzo analti-co apunta a evaluar el margen de accin de laslocalidades y del Estado para confrontar lasamenazas de la globalizacin y lograr unainsercin ms adecuada de las localidades,

    particularmente rurales, en esa globalidad.Relacionado con lo anterior, un elemento

    terico articulador de los autores es aquel deuna referencia casi obligada a un anlisis ms

    estructural. Considerando sus sujetos analti-cos especficos, los distintos autores ubican elproblema de la globalizacin y las articulacio-nes con lo local. Ms all de lo coyuntural, seadvierte, casi en todos los casos (tanto entrequienes tratan el caso ecuatoriano L. Mart-nez, V. Bretn y F. Garca-, o el caso centroa-mericano con Prez Sinz), el rol importante

    jugado por los procesos histricos y las con-diciones socio-culturales, polticas y econ-micas concretas de las localidades en el tipo

    de articulacin de lo local a lo global.De la mano con ello, todos estos autores

    son crticos a los anlisis economicistas, abo-gando no slo por la importancia de lasdimensiones no econmicas, sino por sumayor peso en la determinacin del tipo dearticulacin de lo local a lo global. En estepunto, y reconociendo la legitimidad y perti-nencia de la crtica trada por los autores deldossier, quisiera argumentar, sin embargo,que resulta difcil sostener a priorialgn tipode predominancia de una u otra dimensin,como caracterstica generalizable, antes deuna investigacin que de cuenta de tenden-cias y no de un caso en particular, salvo seauna hiptesis terica que debe ser explicitadacomo tal y sujeta a validacin.

    En todo caso, las convergencias interpreta-tivas entre los distintos autores del dossier nosdejan una conclusin -desde mi punto devista- movilizadora, en trminos de los retos

    del desarrollo local: dado que no todo lo queocurre a nivel del desarrollo local en el mediorural es un determinismo econmico coman-dado por la globalizacin, existe un margende manejo en trminos de las fuerzas endge-nas locales donde los aspectos socio-culturalesson tan importantes como los poltico insti-tucionales y los econmicos. Aqu reside tal-vez una de las contribuciones mayores del

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    dossier.En trminos de las categoras fundamenta-

    les, conviene referir en este punto la compre n-sin explcita o implcita que los autores hacen

    de lo global, lo local, y el desarrollo comocategoras de anlisis. Em p ezando por lo glo-b a l es importante adve rtir que esta categoraa p a rece todava ambigua a lo largo del dossier,lo cual no es una dificultad de los autores sino,en general, un reto terico contemporneo.Ga rca Pascual, por ejemplo, plantea la globa-lizacin como el proceso de re e s t ru c t u r a c i nque vive el capitalismo mundial, en su nuevafase de desarro l l o. En t re sus caractersticasanota el incremento significativo de las inte-

    r relaciones econmico-comerciales y tecnol-gicas desequilibradas entre los distintos terri-torios y pases, la implementacin de polticaseconmicas neoliberales y, finalmente, elhecho de que lo financiero y los mov i m i e n t o sde capital se constituyen en lo central de laacumulacin del sistema. Retomando la lectu-ra de Castells (1998) contrastaramos estadefinicin diciendo que una economa globa-lizada no es sinnimo de economa altamenteinternacionalizada: la categora g l o b a l i z a-c i n implica que las actividades econmicascentrales se desarrollen como una unidad enun mismo tiempo real a escala planetaria, loque no se habra alcanzado todava, comobien lo argumenta Prez Sinz. ste autor, poro t ro lado, critica la asimilacin de globaliza-cin con homogenizacin del mundo, argu-mentando, en cambio, una paradjica re v i t a-lizacin de lo local: el espacio sigue siendoi m p o rtante, tanto como lo es la difere n c i a-

    cin, por la misma exacerbacin de la compe-tencia y la flexibilizacin de las formas de pro-duccin que la globalizacin conlleva.

    Cabe sealar que no todo est globalizadoy no todo puede ser incluido en lo global.

    Autores como Sassen (2004), por ejemplo,sealan que la misma globalizacin de la eco-noma capitalista envuelve mecanismos deexclusin e incluso expulsin de la poblacin

    de los pases subordinados al capital transna-cional, que no encuentra posibilidades de tra-bajo asalariado o por cuenta propia en suspases. Otros autores consideran, adems,

    otras dimensiones de la llamada globalizacinen el plano cultural o en el plano poltico. Entorno a lo primero, por ejemplo, plantean laprogresiva difusin transnacional de una cul-tura homognea, que se expresa en patronesde consumo, hbitos, expectativas, etc.(McLuhan 1964, citado en CIUDAD 2001);en torno a lo segundo advierten, en cambio,una limitacin en la autonoma y capacidadde los Estados para generar polticas pblicas,y una amenaza para la integracin subordina-

    da de los pases subdesarrollados o de ciertosterritorios a los pases y actores globales(Bervejillo 1995, citado en CIUDAD 2001).

    En el dossier, Prez Sinz se alinea terica-mente con Sassen (1991) y afirma que la glo-balizacin ha descentrado la soberana y des-nacionalizado, parcialmente, el territorio. Si nembargo, para el autor, el Estado-Nacin sigue

    jugando un rol. Cabe adve rtir que el resto dea u t o res asume explcita o implcitamente estaposicin; de ah que apelan en lo normativo aun mayor protagonismo del Estado.

    Respecto a lo local, es Prez Sinz quienplantea la discusin ms conceptual, en tantoste es el principal inters de su trabajo. Elautor nos ofrece una nueva categora interpre-t a t i va: la comunidad de la ve c i n d a d caracte-rizada por la coincidencia de espacios de vida yt r a b a j o. Estas comunidades -segn el autor-son producto de tres lgicas territoriales quetienen que ver con los procesos histrico-cul-

    turales especficos de los lugares, el tipo dec o n s t ruccin poltico-institucional enmarc a d aen la constitucin del Estado-Nacin, y ladinmica socio-econmica inducida por laglobalizacin. Se sita claramente a la lgicahistrica en la constitucin originaria del lugarcomunitario; la lgica globalizadora no actaen abstracto sino sobre esas otras lgicas muyespecficas, que potencian efectos difere n c i a-

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    dos. De ah que el autor no coincida con posi-ciones deterministas de lo global sobre lo local.

    El mismo autor, considerando los vnculosde lo global y lo local, ubica efectos potencia-

    les contradictorios: en el un lado, la total mar-ginacin o abstraccin espacial, la constitu-cin de los no lugare s (Prez Sinz 2006:39)y, en el otro lado, la revitalizacin de lo local,que puede generar o no desarrollo dependien-do del tipo de insercin y del nivel de endoge-neidad logrado. Cabe adve rtir que, pese a estereconocimiento, el autor centra su anlisis enel lado de la revitalizacin de lo local y no enel efecto de exclusin o marginacin de ciert a sterritorialidades, como lo plantea la misma

    Sassen (como una tendencia consustancial alp roceso globalizador capitalista), a quin elautor apela tericamente (Sassen 1991, 2004).Queda entonces pendiente el debate sobreestos no lugare s que puede ser muy pert i-nente para pases como Ec u a d o r, con una altah e t e rogeneidad regional; un debate que, ade-ms, debe ser contextualizado en los pro c e s o sde descentralizacin y en la emergencia de lasdemandas locales/regionales de autonoma.

    Respecto a la conceptualizacin de desa-rrollo, es Martnez quien ms aporta al deba-te. Partiendo de una crtica a la asociacinsimplista de desarrollo con crecimiento eco-nmico, el autor resalta los aportes de variosa u t o res, entre ellos los latinoamericanosCelso Furtado y Sergio Boisier (Martnez2006). Estos autores, con diferentes nfasis ybases tericas, dan importancia a las fuerzasendgenas del desarrollo local que no se limi-tan al campo econmico y tienen que ver con

    f a c t o res polticos, sociales y culturales.Conviene resaltar la importancia asignada enesta discusin a factores como el capital socialen la concepcin de Portes y Mooney (2000),al capital comunitario, en los trminos plan-teados por Prez Sinz -en tanto valores yrecursos socio-culturales de una comunidadlocal que orientan las acciones locales, inclu-yendo la reciprocidad-, o el mismo capital

    social pero limitado a la escala familiar, queMartnez advierte para el caso de la experien-cia en la produccin de blue jeansde Pelileoen Ecuador. La madurez y conjugacin de

    esas fuerzas endgenas permitira aprovecharms adecuadamente los recursos y oportuni-dades exgenos as como neutralizar las ame-nazas de la globalizacin.

    Ms all de las categoras, en el dossier seadvierten ciertas diferencias entre las posicio-nes de los distintos autores a la hora de con-siderar la articulacin de lo local y lo global.

    Algunos autores, como Bretn, sugieren unvnculo directo entre lo local y lo global, aco-giendo el concepto de g l o c a l i d a d; sta

    nocin opera cuando el nivel local y sus din-micas son insuficientes y se definen por din-micas ms amplias y externas que ejercendominacin estructural sobre las primeras.Cabe advertir que pese a esta referencia teri-ca el autor apela a las polticas de Estado parainfluir en la capacidad de respuesta de lo locala lo global, relativizando en los hechos esedeterminismo analtico que presenta en sureferente terico.

    Otros autores matizan, en el nivel terico,esa relacin con una mediacin en el nivelnacional. Para Prez Sainz, por ejemplo, elnivel nacional no ha desaparecido aunque sehaya descentralizado. Por ltimo, para auto-res como Martnez, esa mediacin representaun deber ser, advirtiendo el riesgo de queno medie este nivel (tanto como el nivelregional): los territorios podran pasar a serenclaves directos del capital transnacional conlgicas externas que pueden aparecer ms

    rentables, sin efectos en el desarrollo.En este punto, cabe resaltar la advertenciade Martnez en el sentido de que la globaliza-cin ampla de una manera radical y noprogresiva el espacio social en el nivel rural.De ah la urgencia de pensar el desarrollodesde la comprensin de este nuevo espaciosocial, considerando la dinmica de las pro-ducciones locales como punto de partida de

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    un desarrollo endgeno incluyente.Aparte de la reflexin sobre la relacin

    entre lo global y lo local, los autores hacenimportantes anlisis sobre el mundo rural

    ecuatoriano, que conlleva aportes terico-analticos sugerentes. En esta lnea cabe reco-ger una importante reflexin de Bretn sobreel anlisis y tipo de intervencin en el mundorural ecuatoriano de las ltimas dcadas. Elautor advierte que a partir de los ochentas,ante la ausencia del Estado, se privatiza laintervencin y participan en el sector ruralvarios agentes dispersos (ONG, organismosinternacionales, etc.) que traen a su vez unagran fragmentacin paradigmtica: etnodesa-

    rrollo, capital social, sostenibilidad, descen-tralizacin, enfoque de gnero, entre otros. Seanota los lmites de estos enfoques, conside-rados aparte, dado que fragmentan tambinel anlisis de la realidad social y no permitencomprender, confrontar y ponderar adecua-damente algunos problemas de fondo delmundo rural. Coincidiendo con el autor enesta reflexin para los casos de anlisis parcia-lizados sin referencias al contexto y a interre-laciones clave, argumentara, sin embargo,que estos enfoques han permitido visibilizaraspectos de la realidad antes no considerados.Por tanto, es fundamental acopiar esas discu-siones y aportes en un esfuerzo integradorlgico en el marco de una teora ms generaly comprensiva, cualquiera sea sta; ser unacontribucin importante, en tanto sea sus-ceptible de ser validada.

    Otro elemento terico que invita a lareflexin, a propsito de lo presentado en el

    dossier, es el anlisis de la endogeneidad y laescala de lo local, en trminos de viabilidad ysustento de desarrollo, en el contexto de laglobalizacin. Cada vez ms, lo realmenteendgeno se reduce, sobre todo en las locali-dades rurales de menor escala. En este senti-do, una hiptesis a considerar es que con laglobalizacin no slo aumenta el espaciosocial en el medio rural, como bien lo plantea

    Martnez, sino que aumenta tambin el espa-cio econmico de produccin y reproduccinsobre el que pueden operar realmente factoresendgenos de distinto orden (cultural, polti-

    co-institucional, social, econmico). El l oimplica, desde el anlisis terico, una refle-xin mucho ms rica de los niveles no sloglobal y local, sino tambin regional y nacio-nal, incluyendo sus fuerzas y actores.

    Finalmente, cabe comentar en un nivelconceptual el aporte de Gavin Fridell. En elm a rco del debate sobre comercio justo,donde el mismo autor advierte poca literatu-ra sobre anlisis empricos y, por tanto, aa-dira, tericos, Fridell plantea una diferencia-

    cin importante entre dos categoras: movi -miento yredes de comercio justo. Segn elautor, el movimientode comercio justo defineun quehacer general de varios actores: gobier-nos del sur, organizaciones no gubernamenta-les (ONG) y organizaciones internacionales,que buscan un mercado internacional regula-do para proteger a los pases del sur de la vola-tilidad del mercado internacional y del poderde los pases ricos y de las grandes corpora-ciones transnacionales (Fridell 2006:44). Encontraste, la redde comercio justo, que nacecomo una de las expresiones de ese movi-miento, es una trama formal de organizacio-nes no gubernamentales (ONG), voluntaris-ta, dependiente del mercado y miembro espe-cfico, que vincula a los campesinos y trabaja-dores del sur con socios del norte medianteun sistema de reglas de comercio justo peroacotado nicamente a estos actores. As, lared, a diferencia del movimiento de comercio

    justo, no confronta el orden comercial inter-nacional y sus reglas generales: es, ms bien,funcional a la globalizacin neoliberal y nouna contra tendencia de fondo.

    En suma, en el nivel terico, los distintosautores del dossier hacen aportes en trminosde categoras analticas e interpretaciones,que no presentan confrontaciones tericas defondo entre s, lo que permite un anlisis

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    complementario de los artculos sobre el temaen cuestin. El dossier nos deja tambinimportantes retos tericos para continuar eldebate y confrontar posiciones desde entradas

    tericas distintas.

    Comparaciones y relecturas como

    apoyos analticos del dossier

    En el nivel metodolgico y de avances inter-p re t a t i vos, los autores del dossier nos dejanuna variedad de aportes que conviene desta-c a r. Los mtodos ms re c u r rentes encontradosson los anlisis comparativos y las re l e c t u r a s

    de procesos histricos que ya han sido anali-zados desde otras pticas, pero con nueva sp reguntas y visiones. Todo esto nos re f resca elanlisis, generando conclusiones sugere n t e s .

    Ma rt n ez, por ejemplo, apela al anlisisc o m p a r a t i vo para entender mejor los factore sde xito y lmite de experiencias locales en elmedio rural con una insercin re l a t i va m e n t eexitosa en lo global. El autor contrasta laexperiencia ecuatoriana de Pelileo en la pro-duccin de blue jeans con la afamada expe-riencia italiana de Emilia Romana. Re s a l t a ns o b re todo las diferencias fundamentales quehan actuado a favor del caso italiano, impor-tantes de considerar para fortalecer las inicia-t i vas locales en el caso ecuatoriano: apoyo delgobierno local y del Estado en reas clave, laeducacin, los servicios pblicos y la seguri-dad social. Ot ro factor de difere n c i a c i ni m p o rtante que resalta el autor es la mayo rp resencia -en el caso italiano- de capital social,

    lo que habra permitido soldar las estru c t u r a sde los pro d u c t o res y, a la vez, crear redes deinformacin, prcticas de re c i p rocidad y com-plementariedad, entre otros. En el caso dePelileo, el autor advierte una pre valencia decapital social pero acotado al nivel familiar, yno encuentra mayor organizacin entre losa c t o res econmicos, ni estrategias comunes,s a l vo cuando se reacciona a amenazas coy u n-

    turales, lo que se advierte como una debilidada superar.

    Por otra parte, de una lectura profunda dela misma experiencia de Pelileo, Martnez

    destaca la capacidad (diferenciada, pero efec-tiva) de los actores locales para superar la cri-sis econmica derivada de la mayor aperturay dolarizacin, situacin en la que ha apoya-do mucho la cultura de territorio prevalecien-te en las empresas inmersas en los procesoslocales y en las mismas estructuras familiaresde sobrevivencia. As, Martnez concluye enla importancia de las dinmicas productivasendgenas locales como base de modelosa l t e r n a t i vos de desarrollo, donde cuentan

    mucho las acciones de apoyo del gobiernolocal y del Estado central y la existencia de uncapital comunitario, ms all del capital socialfamiliar, dinmico, identificado y enraizadoterritorialmente. Esta conclusin es compati-ble con las reflexiones de Prez Sinz queplantea mejores opciones de insercin en laglobalizacin para aquellas estrategias queparten de procesos endgenos y articulan lacapacidad empresarial local. Cabe, sin embar-go, advertir que no estn claros los roles dife-renciados de la accin pblica en los distintosniveles de gobierno. Ello queda como unanecesidad de desarrollo a futuro.

    Ms all del anlisis comparativo, el mto-do de anlisis ms generalizado al que apelanlos autores del dossier es la relectura de la his-toria y de los procesos. Bretn y Ga rc aPascual lo usan para analizar lo rural y lo agra-rio frente a la globalizacin en el caso ecuato-riano; y Fa rell lo hace para analizar las ten-

    dencias del comercio justo y sus mov i m i e n t o s .Bretn, por ejemplo, hace un bre ve balan-ce de la reforma agraria en la historia ecuato-riana en perspectiva de reconsiderar opcionesde poltica olvidadas en un contexto en el cualla precariedad de los campesinos y la concen-tracin de la tierra no han disminuido signifi-c a t i vamente. En el balance, el autor ubica quelas reformas agrarias (1964 y 1973), sea por su

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    aplicacin tmida o por su aplicacin tergive r-sada, no cumplieron, en general, con los obje-t i vos de redistribucin y modernizacin bus-cados. Por una parte, el nuevo acceso al factor

    tierra, oper mayoritariamente por el lado dela colonizacin de nuevas tierras, antes quepor el lado de la redistribucin. Por otra part e ,la modernizacin actu slo para ciert a se s t ructuras agrarias ubicadas en las mejore stierras que concentraron adems los distintosa p oyos pblicos al sector, quedando al margenuna gran pro p o rcin de poblacin campesinaque accedi a tierras marginales y de baja pro-ductividad (minifundios mal servidos), sobretodo en la Sierra.

    Ms all del balance econmico, el autorubica efectos socio-polticos importantes dela reforma agraria, acogiendo la interpreta-cin de Guerrero (1993 y 2000): al desmoro-nar el rgimen gamonal (grandes haciendastradicionales) y las relaciones de produccinprecarias (huasipungos) establecidas en esemarco, se posibilit a los campesinos unarelacin directa con el Estado. Otro efectoimportante en el que tambin incidieronagencias privadas de desarrollo y -aadira- lamisma iglesia y las organizaciones socio-pol-ticas de izquierda, fue el fortalecimiento delas organizaciones campesinas, principalmen-te indgenas que revalorizaron su condicintnica (Chiriboga 2004). Cabe advertir queBretn no entra en el anlisis de las causas delas reformas y sus actores, lo que fue, en sumomento, un importante debate entreBarsky (1984) y Guerrero (1983) sobre elgrado de responsabilidad de los campesinos

    en estos procesos. En todo caso, nos deja con-cluir que las reformas remecieron las hacien-das tradicionales, aunque no fue lo funda-mental en la afectacin de tierras, y el apoyooper ms bien en el nivel poltico para loscampesinos, principalmente indgenas, sinllegar a ser una verdadera ganancia en el niveleconmico-productivo.

    Uno de los corolarios analticos talvez ms

    s u g e rentes del trabajo de Bretn, por otrolado, es aquel referido a su interpre t a c i ns o b re el o l v i d o del debate sobre re d i s t r i b u-cin de la tierra. Una de las razones ms

    i m p o rtantes, segn el autor, estriba en loscambios de sentido de las polticas antes y des-pus de los ochentas. Durante los sesentas ysetentas se prioriz la integracin de los cam-pesinos en las estructuras nacionales, y lareforma agraria fue una condicin paramodernizar la economa y el sector agrario; elEstado jug un rol muy importante. A part i rde los ochentas, bajo la influencia de un enfo-que neoliberal de la poltica pblica, la priori-dad fue la insercin a un escenario globaliza-

    do, con una menor presencia del Estado. Lapoltica agraria pierde espacio y se abandona eldebate sobre la distribucin de la tierra, otro r abandera de lucha de los campesinos. Por otrolado, en esta ulterior etapa, la intervencin enel mundo rural se externaliza y part i c i p a nvarios agentes privados dispersos (ONG, orga-nismos internacionales, etc.) con agendas pro-pias y diferenciadas, que impiden una com-p rensin e intervencin integral en lo rural (sibien se apoy a la organizacin y al posiciona-miento poltico de los campesinos, bsicamen-te indgenas). Finalmente, el autor interpre t ala predileccin del Estado y de las agencias ded e s a r rollo y organizaciones internacionalespor lo tnico como elemento de discrimina-cin positiva, sobre el discursocampesinita/clasista, como un proyecto cultu-ral del neoliberalismo que, si bien atiende, en

    justicia, derechos culturales de las minorastnicas, no cuestiona el fundamento del

    patrn de acumulacin y asignacin de re c u r-sos y arc h i va las reivindicaciones ms pro f u n-das que confrontan la distribucin de recursos.

    El autor nos advierte adems sobre eladvenimiento de nuevos paradigmas inter-pretativos respecto a lo rural que acogen losdesafos de la globalidad, incluso desde elmismo mainstream terico, pasando por elajuste con rostro humano de las Naciones

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    Unidas, la Transformacin productiva cone q u i d a d que planteara la CEPAL, entreotros; todos ellos, modelos que si bien buscandisminuir la brecha social, no cuestionan las

    polticas neoliberales sino el cmo se las apli-ca. Para el autor, si bien las propuestas referi-das asientan su preocupacin en los msnecesitados, no se mira los problemas defondo, cuya confrontacin implica la amplia-cin de la oferta de oportunidades en elmedio rural (lo que pasa, necesariamente, porel acceso a recursos productivos claves comola tierra). En este sentido, Bretn llama laatencin sobre la necesidad de una relecturadel perodo reformista ecuatoriano para esta-

    blecer una agenda propiaque atienda los pro-blemas estructurales y distributivos, y nosubique en una posicin ms favorable en elconcierto de la globalizacin.

    Garca Pascual, por su lado, hace un an-lisis de los cambios en la estructura agraria deEcuador en los ltimos veinticinco aos, en elm a rco de la globalizacin neoliberal.Descubre una realidad y respuestas muy hete-rogneas de las localidades, que le hacensuponer un saldo desfavorable de procesosaperturistas sin que medie una poltica activade desarrollo rural y agropecuario que amino-re las grandes brechas sociales y regionales. Elautor habla de la confrontacin o interrela-cin desequilibrada entre lo local y lo global.Si contrastamos esta visin con los enfoquesde Martnez y Prez Sinz, encontramos unapostura ms pesimista en el anlisis deGarca. Los primeros autores se concentranen buscar factores que permitan una inser-

    cin ms ventajosa de las localidades en loglobal. Sin caer en optimismos ingenuos, susenfoques aparecen como una visin ms biendialctica entre lo local y el otro global,antes que de pura confrontacin. En estecaso, lo que ocurra en lo local no est deter-minado a prioripor lo global; si bien existenimportantes condicionamientos, el resultadofinal depender del movimiento y estrategias

    de ambas partes, donde las estrategias localesjuegan un rol importante.

    Cabe destacar los cambios de la estructuraagraria ecuatoriana encontrados por el autor

    que explican, en parte, su pesimismo: la con-solidacin de estructuras desequilibradassocial y territorialmente, una expansin mslenta de la frontera agrcola, decrecimiento delos precios percibidos por los agricultores(sobre todo de productos agrcolas exporta-bles que, en parte, explica el aumento de suvolumen), limitada diversificacin de lase x p o rtaciones, crecimiento cada vez msimportante de las importaciones, entre otros.Estas caractersticas sumadas a las grandes

    brechas en productividad y tecnologa conrespecto a los pases desarrollados hacensuponer al autor que la globalizacin neolibe-ral trae ms incertidumbres que potencialida-des para el sector agrario ecuatoriano. GarcaPascual nos deja, por otro lado, con argu-mentos de peso para pensar urgente en unaagenda para el sector.

    Rescatara en este punto, la discusin quehacen Bretn, Ga rca Pascual y Prez Sinzs o b re los temas de distribucin y, ms all,s o b re el punto de partida en el que se discutelas posibilidades o no de desarrollo y las posi-bilidades o no de insercin ventajosa de laslocalidades en el proceso de globalizacin, pre-sente casi en todos los artculos del dossier.Este punto es clave para pensar en una pro b a-ble va de convergencia y desarrollo de las dis-tintas regiones y clases sociales al interior de laslocalidades en el contexto de la globalizacin.Fi g u e roa (2003), en su teora de desarro l l o

    s o b re las sociedades sigma (que podrancaracterizar a los pases andinos), encuentradificultades de convergencia econmica, socialy territorial si no se producen choques re - f u n-dacionales importantes, donde la re a s i g n a c i nde los activos econmicos es clave. Ello abogaa favor de las conclusiones y re c o m e n d a c i o n e sde Bretn y Ga rca Pascual, por ejemplo, paratratar los temas distributivos en el medio ru r a l .

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    Por ltimo y no menos importante, cabetraer a colacin el trabajo de Gavin Fridell,que tanto como Bretn y Garca Pascualapela al anlisis histrico: Fridell evala el

    movimiento de comercio justo y los realesalcances de las redes contemporneas comoalternativa a las tendencias comerciales desfa-vorables para los pases en desarrollo. Ascomo Bretn argumenta a favor de la recon-sideracin de propuestas pasadas, como laReforma Agraria, Fridell argumenta a favorde la recuperacin de las reivindicacionespasadas del movimiento de comercio justosobre la regulacin del comercio internacio-nal, como un mecanismo de proteccin leg-

    timo de los caprichos del mercado mundial,de las estrategias de las grandes corporacionestransnacionales y de la poltica de los pasesricos.

    Desde una perspectiva histrica, Fridellplantea que el triunfo del voluntarismo de lasredes de comercio justo es el triunfo del neo-liberalismo en las relaciones comerc i a l e sinternacionales y no son una alternativa real alas tendencias desfavorables del comerc i omundial para nuestros pueblos. Esto es as noslo porque estas redes son funcionales a latendencia general del comercio, sino ademspor su absoluta marginalidad, en trminos dela escala de los flujos comerciales en los queinciden, y porque donde inciden no existe unefecto claro de ventajas dinmicas en el desa-rrollo local. As, Fridell -al igual que Bretn-hace un llamado a releer la historia y recupe-rar el sentido, en este caso, del movimientode comercio justo, dado que el problema que

    se enfrenta no ha cambiado.El legado que nos dejan estos ltimosautores para rever las estrategias pasadas esimportante: no supone nostalgias irreflexivasdel pasado, sino bsquedas responsables enun sentido ms objetivo y menos ideolgicopara un cambio real y necesario.

    Lo propositivo: algunas conclusiones

    importantes

    A continuacin se consideran los aspectos pro-

    p o s i t i vos y normativos de los autores del dos-sier tanto en el nivel terico como en el nive lde la poltica pblica. En el nivel terico, PrezSinz convoca a la reflexin sobre lo localcomo producto de la accin social, donde par-ticipan varios actores -no slo los locales y nosolo los econmicos- en el marco de la globali-zacin. Ma rt n ez argumenta, por su part e ,s o b re el crecimiento del espacio social en lorural que ha trado la globalizacin. As, estosa u t o res llaman a profundizar el anlisis de la

    cuestin social de lo local y lo global. PrezSinz plantea una necesaria agenda de inve s t i-gacin donde se consideren los temas sociales;p a rticularmente, los temas de distribucinpara evaluar si lo local es ve rdaderamente unaterritorialidad adecuada para un desarro l l od i f e rente. Esta recomendacin se vuelve muyp e rtinente para el caso ecuatoriano con unEstado en proceso de descentralizacin ydemandas de autonoma por parte de va r i a slocalidades empujadas por intereses distintos(que fluctan entre la profundizacin de lademocracia hasta los intereses econmicos ypolticos de ciertos grupos de poder local).

    Estos autores nos alertan adems sobrealgunos factores a considerar para efectos deuna insercin ms favorable de lo local en loglobal. Se plantea la necesidad de repensar eldesarrollo a partir de procesos econmicos ysociales que se generan en forma endgena yque pueden acoger dinmicamente las opor-

    tunidades de la globalizacin, neutralizandosus amenazas. Queda, sin embargo, pendien-te el anlisis sobre los no lugares o los terri-torios excluidos de la globalizacin: un cua-dro que no parece muy ajeno a la realidadecuatoriana, en un contexto de alta heteroge-neidad social y regional, como lo adviertentodos los autores que se refieren al caso ecua-toriano (Martnez, Bretn y Garca Pascual).

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    En el nivel analtico es importante tam-bin considerar la recomendacin deMartnez en el sentido de investigar adecua-damente las distintas localidades, siendo tan

    diversas, a la hora de advertir particularidadesy alternativas de desarrollo para evitar falsasgeneralizaciones y recetas. Pese a reconocer lapertinencia de la observacin de Martnez,argumentara en un sentido opuesto: tambines fundamental hacer un esfuerzo por ubicartendencias en esos contextos locales diferen-ciados, pues no hay otro modo de construirteora sino se hace abstraccin y generaliza-cin de ciertos fenmenos. Evidentemente,este esfuerzo no debe dejar de lado lo central.

    El extremo, slo hipottico (no lo plantea elautor), de estudiar cada caso, sera la meradescripcin de casos infinitos. En este senti-do, tenemos un reto terico importante.

    Bretn y Farell, por su parte, nos convo-can a releer la historia y las reivindicacionesque siguen siendo pertinentes para confron-tar los problemas actuales, y no caer en lasmodas tericas y propositivas que, en muchoscasos, han camuflado los problemas defondo, tanto en el nivel nacional como en elnivel de las relaciones internacionales. Estellamado es claramente pertinente y necesario.

    En el nivel de las propuestas de poltica,Ma rt n ez resalta ciertos objetivos bsicosencaminados a apoyar el desarrollo local:crear un entorno favorable para consolidar lasiniciativas econmicas locales, incentivar elcapital social, conservar o crear una culturade territorio, y privilegiar o crear una lgicahorizontal de construccin del territorio. El

    autor advierte el riesgo de que la articulacinglobal-local opere sin la intermediacin delnivel regional o meso, destacando la impor-tancia de la accin del Estado y gobiernolocal en el fomento del desarrollo local. Esteaspecto ciertamente es muy relevante de dis-cutir y hace falta pensar claramente los rolesd i f e renciados de los distintos niveles degobierno en una gestin descentralizada.

    Bretn tambin subraya la importancia deredefinir el papel del Estado, asignndole unrol ms activo con polticas que garanticen elacceso de los pequeos pro d u c t o res a los

    medios de produccin, al capital, a la infor-macin y a los mercados. En el marco de estan u e va agenda, la reforma agraria, segn ela u t o r, tiene que ser reconsiderada y no slodesde un punto de vista econmico-pro d u c t i-vo. Asimismo, el autor recoge algunas pro-puestas de Ma rt n ez como la necesidad decontar con polticas de precios y proteccin alm e rcado interno que, en todo caso -aadira-, asoman ms complejas en el marco de trata-dos como el T LC. Finalmente, se sugiere con-

    solidar mercados agrcolas regionales como elMe rcosur y el Pacto Andino. Si bien esta lti-ma sugerencia no deja de ser pert i n e n t e ,queda pendiente pensar en c m o lograrlo;despus de todo, ya llevamos varias dcadasen el intento de favo recer acuerdos re g i o n a l e sque no han logrado madurar suficientemente.

    Garca Pascual, por su lado, nos plantea elreto de promover un desarrollo territorial-mente equilibrado y sustentable en Ecuador,para lo cual sugiere algunas lneas de poltica.En primer lugar, una poltica agraria globalde mediano plazo, que considere desde medi-das para superar las desigualdades y desequi-librios en las estructuras agrarias y en la dis-tribucin de los medios de produccin, hastamedidas de control de precios, pasando pormedidas de control de la calidad de los pro-ductos, de apoyo a las cooperativas y asocia-cionismo agrario, e incluso una poltica desustento de rentas de los agricultores. En

    segundo lugar, al igual que Bretn yMartnez, el autor sugiere promover un pro-ceso de integracin comercial, econmica ypoltica regional. Finalmente, plantea la nece-sidad de impulsar una poltica de planifica-cin y ordenamiento territorial en el pas, queaminore los desequilibrios socioeconmicos einfraestructurales de los distintos territorios.Por lo dicho, Garca Pascual es uno de los

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    autores que ms aporta en la discusin de unaagenda nacional de desarrollo rural y agrario.

    En conclusin, los distintos autores deldossier hacen varias contribuciones tanto en

    el nivel terico-analtico como en el nivelnormativo. Los autores que discuten el casoecuatoriano hacen un anlisis sobre los pro-blemas de fondo, nuevos y viejos, que ameri-tan solucin si se quiere pensar en serio en lacompetitividad y el desarrollo local en elmarco de la globalizacin.

    En el nivel internacional est claro que noexiste actualmente una real contra-tendenciade un comercio internacional desfavorablepara los pases en desarrollo; por tanto, es

    urgente pensar en estrategias efectivas favora-bles al desarrollo local en el medio rural. Enel plano terico ciertos autores nos entregannuevas categoras y nos compelen a analizarmejor la cuestin social. Los autores tambinnos dejan retos para analizar las no localida-des que ese proceso globalizador puede pro-vocar.

    Finalmente, con respecto a las propuestasde poltica, los autores sugieren una agendaaltamente complementaria, donde se retomesin prejuicios las polticas pasadas que seanconvenientes y se de un rol ms activo alEstado en todos sus niveles (central, meso ylocal), para que las localidades puedan ade-cuar mejor las fuerzas endgenas de desarro-llo. En esto el apoyo a un acceso ms demo-crtico a recursos productivos es clave, dadoel alto grado de desigualdad existente en elcampo, tanto como el aliento a la productivi-dad y al capital social. En definitiva, los auto-

    res nos incitan a pensar en estrategias adecua-das para apoyar el desarrollo local del mundorural ecuatoriano y no dar por determinadoslos avatares de la globalizacin, pese a que sereconoce su importante grado de condiciona-lidad.

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