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    Revista Libertas 20 (Mayo 1994)Instituto Universitario ESEADE

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    HISTORIA DE LAS TEORAS DEL VALOR Y DEL PRECIO

    Parte IJuan C. Cachanosky

    I. Introduccin

    Durante mucho tiempo la historia del pensamiento econmico ense que AdamSmith fue el padre de la economa poltica. Posteriormente, esta idea se fueabandonando a medida que iban apareciendo escritos de pensadores anteriores.

    En realidad es muy difcil, tal vez imposible, ponerle fecha de nacimiento a unaciencia. De todas maneras, para hacer algo de justicia al pensador escocs, fuecon Adam Smith con quien la economa poltica empez a cobrar importanciacientfica.

    La economa naci como un desprendimiento de la moral y la tica; laprofesin de economista es muy reciente. Adam Smith mismo era un "filsofomoral". Las primeras reflexiones sobre temas econmicos trataban de contestar alas siguientes preguntas: Cul es el precio justo? Es justo cobrar inters por uncrdito en pesos? Es lcito el comercio? Las primeras reflexiones sobreeconoma no respondan a las preguntas: Qu es un precio? o Cmo se

    determina un precio? Lo que preocupaba a los primeros pensadores era lajusticia. Los temas econmicos eran una parte de largos tratados de justicia ytica; ms concretamente, el tema econmico era: la justicia en los cambios.

    Los temas de valor y precio fueron los primeros en llamar la atencin delos filsofos morales. El precio justo y la usura (o cobro de inters) eran los msimportantes en la vida cotidiana, por lo tanto no es sorprendente que hayan sidolos primeros en ser abordados por estos pensadores. A medida que se trataba dedar una respuesta ms refinada a qu es el "precio justo", los pensadores sevieron forzados a contestar las preguntas: Qu es y cmo se determina unprecio? y por qu el precio de un bien sube o baja? As, paulatinamente la teora

    se fue introduciendo en el campo de la moral y la justicia. De a poco la teoraeconmica fue creciendo hasta transformarse en una ciencia propia que slo dabarespuesta a las relaciones de causa y efecto con independencia de los juiciosmorales. Se puede decir que con The Wealth of Nations, de Adam Smith, estaseparacin fue muy importante y en este sentido podemos decir que este filsofofue el verdadero padre de la economa poltica.

    Por su parte, los temas del valor y del precio fueron los primeros en sertratados por la teora econmica. Estos temas nacieron con muchas confusiones,lo cual es lgico por tratarse de las primeras incursiones. Pero una de las cosasque intentar mostrar este trabajo es que an hoy continan rodeados de muchas

    confusiones semnticas y conceptuales.

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    Por esta razn, antes de entrar en la evolucin histrica de estas teorasconviene definir los trminos para evitar mayores confusiones. Valory precio noson lo mismo, pero se tiende a confundirlos bastante, y as ocurri tambin en lahistoria del pensamiento. En el uso cotidiano solemos preguntar, por ejemplo:

    cunto vale un kilo de pan?, cunto vale una casa?, cunto vale unautomvil?, etc., y se nos responde, por ejemplo: $3. Ahora bien $3 es el valor oel precio de los artculos? Son el valor y el precio la misma cosa?

    Como veremos, desde muy antiguo los pensadores distinguan entre valorde uso y valor de cambio. Podemos definir valor de uso de una mercanca comola satisfaccin o placer que su posesin da a una persona; y valor de cambio deuna mercanca como la cantidad de otras mercancas que se pueden obtener acambio de ella. Por ejemplo, la fotografa de un hijo puede tener un altsimovalor de uso para su madre y, sin embargo, ningn valor de cambio. Valor de usoy valor de cambio son dos conceptos muy distintos aunque, como veremos, estn

    ntimamente relacionados.En este trabajo identificaremos valorcon valor de uso yprecio con valor

    de cambio. Sus determinantes son distintos, y por ese motivo conviene tenerlosclaramente separados en el aspecto analtico.

    La teora del valor tiene que dar respuesta a la pregunta: qu es lo quedetermina el grado de satisfaccin o placer que la posesin de un bien da a unapersona? La teora del precio tiene que dar respuesta a la pregunta: qu es lo quedetermina la cantidad de un bien que tenemos que entregar para obtener unaunidad de otro bien?

    A continuacin trataremos de ver muy brevemente cmo evolucionaron alo largo de la historia del pensamiento econmico las respuestas a estaspreguntas. En esta primera parte analizaremos la evolucin de las teoras delvalor y del precio desde Aristteles hasta los economistas clsicos inclusive. Enla Parte II1 analizaremos la evolucin de las escuelas marginalistas desde susorgenes hasta nuestros das. Me resulta ms interesante citar directamente a lospensadores que contar lo que ellos decan. De manera que el artculo esbsicamente una seleccin de citas de los prrafos ms relevantes en que lospensadores se refirieron al valor. Por razones de espacio es imposible citar atodos los que contribuyeron en este importante tema de la teora econmica, demanera que confo en que la "muestra" sea lo suficientemente representativa.

    II. Aristteles (384-322 a.C.)

    Aristteles, como casi todos los filsofos griegos, se preocupaba por la manerade lograr una sociedad justa; por lo tanto, trat tangencialmente los temaseconmicos cuando se relacionaban con la justicia. Fundamentalmente losproblemas econmicos estaban relacionados con la justicia en los cambios y lostrata en varias obras, de modo que no hay una exposicin muy sistemtica. Detodas maneras, hizo las primeras reflexiones sobre el valor y el precio que dieron

    1 Se publicar enLibertas de octubre de 1994.

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    lugar a un intenso debate que se prolonga hasta nuestros das. Independiente-mente de sus aciertos y errores, su principal contribucin fue haber comenzado aabordar el tema.

    En primer lugar, en el Libro I, captulo 3 de Poltica distingue claramente

    entre el concepto de valor de uso y valor de cambio (o, si se quiere, entre valor yprecio). Si bien no utiliz estos trminos, los dos conceptos estn muy claros,como se puede ver en la siguiente cita:

    Toda propiedad tiene dos usos que le pertenecen esencialmente,aunque no de la misma manera: el uno es especial a la cosa, el otro no loes. Un zapato puede a la vez servir para calzar el pie o para verificar uncambio. Por lo menos puede hacerse de l este doble uso. El que cambiaun zapato por dinero o por alimentos con otro que tiene necesidad de l,emplea bien este zapato en tanto que tal, pero no segn su propio uso,

    porque no haba sido hecho para el cambio.2

    Si bien Aristteles distingui claramente entre valor de uso y valor decambio, hay que recordar en qu contexto lo hace y por qu lo hace. l no estabahablando de valor o de precio, sino de las distintas maneras de adquirir bienesque tienen las personas, una de las cuales es el intercambio. De manera que no sepuede decir que haya hecho la distincin conscientemente para resolver o tratar elproblema del valor. Obsrvese adems que no est empleando los trminos valorde uso o valor de cambio. Si bien varios historiadores del pensamientoeconmico atribuyen a Aristteles haber sido el primero en distinguir entre estosdos tipos de valor, no se puede concluir que se haya dado cuenta de laimportancia que tena dicha distincin para el problema del valor. Es ms, nisiquiera se plante el problema del valor, al menos en esta parte de su obra.

    En la tica a Nicmaco es donde Aristteles toca ms detenidamente eltema de valor y precio, pero tratando de resolver un problema de criterios de

    justicia. El captulo 5 del Libro V de tica se titula "La reciprocidad o el talinno puede ser la regla de la justicia".

    Aristteles est buscando algn criterio que sirva para administrar justiciay comienza analizando la reciprocidad, o el talin, diciendo: "Es la doctrina delos pitagricos, que han defendido lo justo diciendo de una manera absoluta queconsiste en dar exactamente a otro lo que se ha recibido". Aristteles afirma quehay muchos casos en los cuales esta doctrina no sirve, pero cree que es el tipo de

    justicia que debe regular "las relaciones comunes de los ciudadanos" y que "lareciprocidad proporcional y no estrictamente igual es el lazo mismo de lasociedad.3

    Hecha esta introduccin, pone un ejemplo que se ha convertido en una citaclsica de la historia del pensamiento econmico. De ella se han extrado las ms

    2 Aristteles, Poltica, Biblioteca Omeba, 1967, vol. 1, p. 546.3

    Aristteles no era partidario de la igualdad ante la ley. Por ejemplo, afirmaba que: "[...] si el que ha dadogolpes es un magistrado, no debe ser golpeado a su vez; y si, por el contrario, alguno ha golpeado almagistrado, no basta golpear al agresor, sino que necesita mayor castigo". tica, p. 144.

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    diversas interpretaciones acerca de si este filsofo tena una teora subjetiva yobjetiva del valor. Dice Aristteles en este prrafo:

    Puede representarse esta reciprocidad proporcional de servicios por

    una figura cuadrada, en la que se combinen los trminos opuestos en elsentido de la diagonal. Sea, por ejemplo, el arquitecto A, el zapatero B, lacasa C, el calzado D. El arquitecto recibir del zapatero la obra que espropia del zapatero; y en cambio, le dar la obra que l mismo hace. Sihay desde luego entre los servicios cambiados una igualdad proporcional,y en seguida hay reciprocidad de buenos servicios, las cosas pasarn comoya lo he dicho. De otra manera, no hay ni igualdad ni estabilidad en lasrelaciones, porque puede suceder que la obra del uno valga ms que la delotro, y es necesario igualarlas. Esta regla tiene aplicaciones en todas lasdems artes [...].4

    En la cita hay dos conceptos claros: 1) para que haya justicia en los

    intercambios, lo que se entrega tiene que ser "igual" a lo que se recibe. ComoAristteles no aclar nunca qu es lo que hay que igualar, este prrafo y otrosdieron lugar a muy variadas interpretaciones por parte de pensadores posteriorese historiadores del pensamiento econmico. 2) Hay implcita una nocin"objetiva" del valor cuando afirma: "[...] puede suceder que la obra del uno valgams que la del otro [...]".

    Estos dos conceptos estn relacionados. Las teoras del valor se handividido globalmente en dos grandes grupos: objetivas y subjetivas. Las teorasobjetivas sostienen que el valor est en las cosas, mientras que las subjetivassostienen que el valor lo da el individuo. Nadie que sea partidario de una teorasubjetiva puede coherentemente decir que una cosa vale ms que otra, salvo attulo personal. Una mercanca no tiene "un" valor sino tantos valores comoindividuos. Siempre que se dice que una cosa vale ms o menos que otra se estemitiendo un juicio subjetivo, es la apreciacin de una persona en un momento ycircunstancia particular. No solamente los individuos valoran de distintasmaneras una misma cosa, sino que, adems, pueden valorar diferente una mismacosa en distintos momentos y circunstancias. Es muy probable que un fsico o uningeniero valoren en forma muy distinta una calculadora cientfica que unabogado. Una misma persona seguramente valorar de manera diferente a unmdico cuando est enferma que cuando est sana. Mil kilos de oro no tienenningn valor para una persona si se encuentra encerrada con ellos eincomunicada en la caja fuerte. Y todava podemos ir ms lejos, si preguntamos,por ejemplo, para qu sirve un destornillador. La respuesta inmediata parece ser:Para colocar y sacar tornillos. Pero tambin puede servir para romper un vidrio,hacer agujeros en la pared, trabar una puerta, abrir una lata, provocar uncortocircuito, etctera. Hay una tendencia a objetivar la utilidad de una cosa conel uso ms frecuente que se le da o con el propsito que tuvo en mente su

    4 4Aristteles, tica, pp. 144-45.

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    equivocado. El intercambio entre dos personas se produce cuando hay disparidady no cuando hay igualdad de valoraciones. Dos personas intercambian cuandorespectivamente valoran ms lo que reciben que lo que entregan. CuandoAristteles dice que: "[...] no habra cambio ni asociacin posible [...] si no se

    llegase a fijar entre las cosas una especie de igualdad" est cometiendo, comodice Mises, un gran error. No se entiende cmo Kauder y Kraus pueden ver enAristteles a un precursor de la escuela austraca cuando estaba desarrollandouna teora del intercambio totalmente opuesta.

    Pero en realidad Aristteles no se estaba refiriendo al valor de uso sino alvalor de cambio o precio de las mercancas, como puede verse claramente en lasiguiente cita:

    Sea una casa A; diez minas B; una cama C. Sea A la mitad de B, esdecir, que la casa valga cinco minas o sea igual a cinco minas.

    Supongamos tambin que la cama C slo valga la dcima parte de B. Conestos datos se ve fcilmente cuntas camas se necesitan para igualar elvalor de la casa, es decir que se necesitan cinco.8

    Lo que Aristteles debe responder en este caso es: qu es lo que hace que

    se tenga que entregar x cantidad de una mercanca para obtener una unidad deotra? Para seguir su ejemplo, "cuntas" determina cuntas camas hay queentregar para "igualar" el valor de una casa. Hoy responderamos inmediatamenteque la oferta y la demanda. Pero Aristteles nunca dijo esto; por lo tanto,cualquier interpretacin que se quiera hacer acerca de lo que quiso decir es unaconjetura no refutable. A los economistas clsicos se los ha criticado por teneruna teora del valor objetiva o del costo de produccin. En realidad, comoveremos, los clsicos no tenan una teora del valor. Igual que Aristteles, ellosse referan al valor de cambio o precio de las mercancas.

    En el siguiente prrafo parece quedar implcito que los individuosintercambian porque cada uno necesita ms lo que el otro tiene, y que cuandohabla de igualdad se refiere al valor de cambio y no al valor de uso:

    [...] cuando dos hombres no necesitan el uno del otro, ya seencuentre en este caso el uno o el otro, no hacen cambios. As como seven precisados a hacerlos cuando el uno necesita lo que el otro posee; yteniendo necesidad de vino, por ejemplo, da en cambio el trigo que tiene yde que puede disponer. Es imprescindible, pues, igualar las cosas de una yotra parte.9

    Parecera que Aristteles sostiene que el intercambio se realiza porque los

    hombres necesitan unos de otros, pero que ese intercambio tiene que hacerse a unprecio justo, "igualar las cosas de una y otra parte". Los historiadores delpensamiento econmico que le atribuyen a Aristteles un anticipo de la teora de

    8 Aristteles, op. cit., p. 1479 Aristteles. Etica, p. 145.

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    la utilidad marginal citan los siguientes prrafos en defensa de su punto de vista,pero stos no pertenecen a la tica sino a Tpicos:

    Tambin pueden sacarse argumentos de las destrucciones y las

    prdidas, de las generaciones y de las adquisiciones, lo mismo que de lascontrarias y de todas las cosas. En efecto, las cosas cuya destruccin debetemerse ms son preferibles. Lo mismo sucede con la prdida y con lascontrarias; porque aquello cuya prdida o la contraria debe evitarse espreferible. Mas a la inversa sucede en las generaciones y adquisiciones delas cosas, porque aquello cuya generacin y cuya adquisicin tienenpreferencia es igualmente preferible.10

    y en otro prrafo dice Aristteles:

    Adems, es preciso preferir la cosa que, aadida a la ms pequea,hace al todo ms grande. La misma observacin tiene lugar cuando sequita en lugar de aadir, porque aquello que, quitado de una cosa, hace alresto ms pequeo, ello mismo es ms grande, puesto que basta que se lequite para que el resto sea ms pequeo.11

    Parece que hay que poner mucha buena voluntad para encontrar en estos

    prrafos una insinuacin de la teora de la utilidad marginal, y ms aun si uno sedetiene a examinar el contexto de donde fueron tomados.

    Pero si tomamos un prrafo de Retrica, podemos ver que Aristtelesestaba encerrado en la famosa paradoja del valor que se le atribuye a loseconomistas clsicos, segn la cual cosas muy tiles pueden tener poco valor decambio y cosas poco tiles, un alto valor de cambio:

    Y tambin lo ms raro es mayor bien que lo abundante, como el oroy el hierro, aunque es ms til; pero su posesin es mayor bien porque esms difcil. De otra manera, es lo abundante mejor que lo raro, porque suutilidad excede, pues muchas veces excede a pocas, de donde se dice: "lomejor es el agua" 12

    Este prrafo parece mostrar que los clsicos no retrocedieron respecto de

    lo que Aristteles dijo acerca del valor sino, todo lo contrario, plantearon msclara y explcitamente los mismos problemas que tena el filsofo griego.

    Como dijimos anteriormente, Aristteles no estaba preocupado porproblemas econmicos; a l le interesaba la manera de alcanzar una sociedad

    justa. Lamentablemente, eligi un mal ejemplo (el intercambio) para ilustrar elcriterio de la ley del talin.

    10

    Aristteles, Tpicos, Biblioteca Omeba, 1967, vol. 4, pp. 355-5611 .Ibd., p. 362.12 Aristteles,Retrica, Centro de Estudios Constitucionales, 1971, p. 37.

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    Para realizar una interpretacin ms justa no es conveniente agarrarse deprrafos aislados; lo importante es el contexto. Muy posiblemente lo queAristteles quiso decir sea mucho ms simple, y podra ser lo siguiente: todos losbienes tienen un precio (independientemente de que lo fije el mercado o el

    gobierno) y si alguien intenta vender ms caro o comprar ms barato de eseprecio el intercambio es injusto. Es como el turista desinformado que paga unprecio superior al que habitualmente se paga en el mercado o al que ha fijado elgobierno. Esta interpretacin parece mucho ms factible que tratar de atribuirlerazonamientos sofisticados sobre la determinacin del valor y el precio de lascosas. Como veremos ms adelante, los escolsticos tambin hablaban del precio

    justo, que poda ser tanto el que fijaba el mercado como el que fijaba elgobernante. Y visto en el contexto de la obra, parece difcil pensar queAristteles considerara que el "precio justo" era el precio de mercado. Estepensador era, muy proclive a la reglamentacin de la vida de los ciudadanos. El

    no crea que la sociedad o el mercado estuviesen regulados por leyes espontneaso naturales. La siguiente cita muestra claramente su pensamiento:

    Una ciudad de la que saliesen una multitud de artesanos y pocosguerreros no sera nunca un gran Estado, porque es preciso distinguir ungran Estado de un Estado populoso. Ah estn los hechos para probar quees muy difcil, y quizs imposible, organizar una ciudad demasiadopopulosa; y ninguna de aquellas cuyas leyes han merecido tantasalabanzas ha tenido, como puede verse, una excesiva poblacin. La ley esla determinacin de cierto orden; las buenas leyes producennecesariamente el buen orden; pero el orden no es posible tratndose deuna gran multitud.13

    Aristteles, a diferencia de Platn, defenda la propiedad privada, pero

    esto no implica que los individuos pudiesen hacer libre uso y disposicin de supropiedad. El Estado tena que regular mediante "buenas leyes" las relacionessociales.

    Las obras de Aristteles permanecieron perdidas durante muchos aos. Supensamiento se enseaba de boca en boca. Cuando los romanos invadieronGrecia encontraron las obras en manos de un acaudalado comerciante y lasllevaron a Roma. A partir de ah comenz una lenta reconstruccin de los papirosque haban sido deteriorados en varias partes por la humedad y los gusanos.

    III. San Agustn (345-430)

    San Agustn parece haber dicho lo mismo que Aristteles pero en formamucho ms clara. La siguiente es una de las citas clsicas:

    13

    Aristteles, Poltica, p. 639. Para una exposicin detallada de la oposicin de Aristteles a un mercadolibre, ver T. J. Lewis, "Acquisition and anxiety: Aristotle's case against the market", Canadian Journal ofEconomics (febrero de 1978): 69-90.

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    [...] cada cosa recibe un valor diferente proporcionado a su uso. Poresta razn, atribuimos ms valor a algunos objetos insensibles que a otrossensibles. Tanto es as, que si de nosotros dependiera nos gustara eliminar

    cosas vivientes del orden de la naturaleza, bien sea porque no sabemosqu lugar ocupan en el esquema de la naturaleza, o bien porque, si losabemos, las valoramos menos que a nuestra propia conveniencia. Quinno prefiere tener pan en su casa en lugar de ratones, o dinero ms quemoscas? Pero, por qu sorprendemos cuando en el valor que se asigna alos hombres mismos, cuya naturaleza es ciertamente de suprema dignidad,un caballo resulta con mucha frecuencia ms caro que un esclavo o una

    joya ms preciosa que una sirvienta? Puesto que cada hombre tiene elpoder de formar su mente como desee, hay poco acuerdo entre la eleccinde un hombre que tiene verdadera necesidad de un objeto y del que ansa

    su posesin solamente por placer. [La cursiva es ma]. 14

    ste es un prrafo donde aparece claramente una visin subjetiva de lasnecesidades humanas y que es similar a lo dicho por Aristteles. Pero SanAgustn, igual que Aristteles, al hablar del verdadero valor de las cosas seestaba refiriendo al valor de cambio y no al valor de uso, como se puede verclaramente en la siguiente cita:

    El da fijado se reuni una gran multitud silenciosa y expectante, yse cuenta que les dijo: "Queris comprar barato y vender caro". Aquelactor, bien como resultado de su propio examen o de observar laexperiencia ajena, lleg a la conclusin de que el deseo de comprar baratoy vender caro es muy comn a todos los hombres [...]. Ciertamente es unvicio [...]. Yo mismo conozco a un hombre a quien se le ofreci un libro;vio que el vendedor desconoca su verdadero valor, y por eso peda tanpoco por l y, sin embargo, ese hombre dio al vendedor, ignorante comoestaba, el justo precio, que era muchsimo mayor. Hemos conocido apersonas que, movidas por motivos humanitarios, han vendido barato asus conciudadanos trigo por el que haban pagado un alto precio. [Lascursivas estn agregadas].15

    Obsrvese que est hablando del "verdadero" valor, o sea el precio, de las

    cosas. Pero San Agustn, igual que Aristteles, no explic cmo se establece ese"verdadero" valor. Lo establece el mercado o el gobierno? Dada la pocasimpata de San Agustn hacia los ricos, parece ms probable suponer que eseverdadero valor lo estableca el gobierno. Pero esto no es ms que una conjeturano refutable.

    14

    San Agustn,La ciudad de Dios.15 Citado por Bernard W. Dempseyen "Just Price in a Functional Economy". The American EconomicReview (septiembre de 1934): 475.

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    IV. San Alberto Magno (1193-1280)

    San Alberto Magno fue un gran defensor de la doctrina del justo precio

    esbozada por Aristteles.

    Hay siempre un justo trmino medio entre el beneficio y la prdida.Este trmino medio se conserva cuando en un contrato voluntario lasituacin antecedente es equivalente a la consecuente, es decir, antes ydespus del contrato. Una capa, por ejemplo, tena antes del contrato unvalor de cinco; si se recibieron cinco por ella, la situacin consecuente alcontrato es la misma que la antecedente. Nadie puede quejarse, por lotanto, de haber sido perjudicado [...].

    Tal cambio, sin embargo, no tiene lugar a travs de una igualdad de

    las cosas intercambiadas, sino ms bien de acuerdo con el valor de unacosa en proporcin relativa al valor de la otra con la debida consideracinde la necesidad que es la causa de la transaccin.16

    Pero San Alberto Magno da un paso ms respecto de Aristteles, ya que

    introduce un criterio para saber cmo se determina el "justo trmino medio". Enel siguiente prrafo podemos ver que esa igualdad entre lo que se da y lo que serecibe est determinada por el costo de produccin:

    De acuerdo con este anlisis, el carpintero debe recibir el productodel curtidor y, a su vez, dar a ste lo que conforme a un intercambio justole pertenece [...], y cuando no se conserva esta igualdad no se mantiene laComunidad, ya que no se restituye trabajo y costo. Verdaderamente, todopodra venirse abajo si el que hace un contrato por tantas mercancas de taltipo no recibe una cantidad y calidad similar, ya que no se puede construirun Estado con un solo tipo de trabajadores. Por lo tanto, el cambio no sehace propiamente de modo absoluto, sino comparando su valor de acuerdocon su uso y necesidad: de otra forma no sera un intercambio.17 [Lascursivas estn agregadas.]

    Obsrvese que, tanto en esta cita como en la anterior, la necesidad seincluye para explicar la causa o motivo del intercambio, pero no el valor de uso ode cambio. El agregado de San Alberto Magno a Aristteles es el criterio paradeterminar cmo se establece la famosa "igualdad" entre lo que se entrega y loque se recibe, y este criterio es el costo de produccin. De todas maneras,tampoco este pensador explica cmo se determinan el valor y el precio de lascosas.

    V. Santo Toms de Aquino (1225-1274)

    16 Ibd., p. 47617 Ibd., p. 476

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    Santo Toms sigue a Aristteles y a Alberto Magno casi palabra porpalabra. Los temas de valor y precio estn tratados en forma relevante en dos desus obras; una de ellas es Comentarios a la tica a Nicmaco y la otra es la Suma

    Teolgica. Igual que Aristteles, Santo Toms incluye estos temas dentro de unpunto ms amplio que es el "Tratado de justicia". Para ubicamos en la poca, ellucro y el inters estaban condenados por la Iglesia Catlica18 y lo que intentahacer Santo Toms es explicar por qu la bsqueda del lucro y el cobro de intersno siempre es pecado. Para esto decide abordar el problema a travs del "precio

    justo". Veamos primero algunos prrafos extrados de Comentarios a la tica aNicmaco. En el siguiente prrafo sigue estrictamente a Alberto Magno,sosteniendo que el precio justo es el que compensa el costo de produccin:

    Pues es preciso, para que haya una justa conmutacin, que sean

    dados tantos pares de zapatos por una casa o por el alimento de unhombre, cuanto el constructor o el agricultor excede al zapatero en trabajoy gastos. Si esto no se observa no habr conmutacin de las cosas ni loshombres intercambiarn sus bienes entre s.19

    Por otra parte, afirma:

    Por tanto siprimero se encontrar una igualdad segn proporcin,de modo tal que se pongan por un lado tantos zapatos contra una casa (yaque muchos ms gastos realiza el constructor al hacer una casa que elzapatero al hacer un par de zapatos) [...].20

    y luego de decir que hacen falta muchos pares de zapatos para comprar

    una casa, sostiene:

    [...] si el agricultor diera un modio de trigo por un par de zapatos habra enla obra trabajo excesivo y habra tambin exceso de dao, porque querra darms de lo que recibe.21 [Las cursivas estn agregadas.]

    Siendo Santo Toms uno de los intrpretes ms reconocidos deAristteles, estas citas parecen descalificar a aquellos que han querido ver en elfilsofo griego a un precursor de la teora subjetiva del valor. Claramente, SantoToms est identificando el precio justo con el costo y trabajo invertidos en laproduccin del bien. Esto no quita que haya escrito otros prrafos donde lasubjetividad aparece en escena, por ejemplo:

    18 Para mayor detalle vase R. H. Tawney, Religion and the Rise of Capitalism -A Historical Study,Harcourt, Brace and Company, 1926. Tambin M. Grice-Hutchinson, El pensamiento econmico enEspaa (1177-1740), Editorial Crtica, 1982, pp. 36-46.19

    Santo Toms de Aquino, Comentarios a la tica a Nicmaco, CIAFIC Ediciones, 1983, p.285.20 Ibd., p. 284.21 Ibd., p. 286.

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    Dice [Aristteles] que todas las cosas pueden igualarse porquepueden medirse por medio de algo, como se ha dicho. Ese algo que lasmide a todas segn la verdad de las cosas es la indigencia, que contiene atodas las cosas que pueden conmutarse, en cuanto todas se refieren a la

    indigencia humana, pues no son evaluadas segn la dignidad de sunaturaleza, de otro modo un ratn -que es un animal sensible- tendra unprecio mayor que una perla -que es una cosa inanimada-, sino que elprecio de las cosas se impone segn la indigencia que de su uso tengan loshombres.22

    Este prrafo sigue inmediatamente despus del que afirma que el precio

    justo es el que compensa el trabajo y el costo de las partes que intercambian, loque parece bastante contradictorio. Pero inmediatamente aparece otro problema:el intercambio entre dos personas no se realiza si las indigencias (o necesidades)

    estn igualadas. Las personas intercambian cuando cada uno valora ms lo querecibe que lo que entrega. Inclusive podemos ir ms all y afirmar que cuantomayor sea la diferencia entre el valor de lo que se entrega y el de lo que se recibe,tanto mejor (o justo) va a ser el intercambio porque ambas partes estnrecibiendo algo que valoran mucho a cambio de algo que valoran poco. SantoToms entr en una contradiccin de la que no pudo salir. Ms coherente fue sumaestro San Alberto Magno, ya que distingui, dentro de su error, entre elmotivo del intercambio, o sea las distintas valoraciones, y el precio justo quevena dado por el costo de produccin.

    En la Suma Teolgica Santo Toms sigue el mismo razonamiento. Elartculo 1 de 2, 2, cuest. 77 lleva el siguiente ttulo: "Si puede alguien lcitamentevender una cosa ms cara de lo que vale". Como se puede ver, el mismo ttulotiene implcita una teora objetiva. Si por valorSanto Toms entenda valor deuso, entonces, si hay libertad de contratacin, es imposible vender una cosa enms de lo que vale ya que nadie la comprara. Sera una inconsistencia lgica deSanto Toms decir que el valor es subjetivo y al mismo tiempo escribir estettulo. Parece, entonces, que la palabra valor tiene aqu ms bien un contenidoobjetivo, y es muy posible que se est refiriendo al precio del producto. De estemodo, el ttulo est preguntando si es lcito vender una cosa a un precio superioral que habitualmente se pacta en el mercado. Conviene recordar que, en realidad,no hay "un" precio para un determinado tipo de producto. Para un mismo tipo deproducto hay tantos precios como transacciones. En cada compraventa seestablece un precio; que la mayora de las transacciones se repitan al mismoprecio es otro problema. Si la contratacin es voluntaria, el precio pactadolibremente siempre es justo, porque una transaccin voluntaria se realiza slo sicada una de las partes valora ms lo que recibe que lo que entrega, aunque esto seaparte de lo que habitualmente se paga en el mercado. Si todas las transaccionestuvieran que realizarse siempre al mismo precio, entonces los precios nuncasubiran o bajaran. Santo Toms concluye que vender una cosa ms cara de loque vale es injusto e ilcito:

    22 Ibd., p. 285.

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    [...] el valor de una cosa destinada al uso del hombre se mide por elprecio a ella asignado, a cuyo fin se ha inventado la moneda, comoAristteles seala. Por consiguiente, si el precio excede el valor de la cosa,

    o, por el contrario, la cosa excede el valor del precio, no existira yaigualdad de justicia. Por tanto, vender una cosa ms cara o comprarla msbarata de lo que realmente vale es en s mismo injusto e ilcito. 23

    Algunos historiadores del pensamiento econmico sostienen que para

    Santo Toms el precio justo es el precio de mercado. Ahora bien, "precio demercado" es todo precio pactado en una transaccin voluntaria, sin compulsin.Si esta conclusin fuese cierta, Santo Toms no podra haber escrito que vender ocomprar una cosa ms cara o ms barata de lo que "realmente" vale es injusto eilcito. En una economa libre el nico precio injusto o ilcito es el que surge de la

    compulsin o el fraude. Por otra parte quin determina lo que realmente valeuna mercanca? La cita muestra claramente que Santo Toms tena en mente unateora objetiva; tiene que haber un agente externo al mercado que determine elvalor real de las cosas, de lo contrario, es cada individuo en cada transaccin elque est valorando subjetivamente la mercanca, y el precio le parecer alto obajo en funcin de su valoracin particular. De todos modos, tambin est claroque no se est refiriendo al valor de uso sino al valor de cambio. Lainterpretacin ms probable, igual que en el caso de Aristteles, parece ser elcaso en que por estar mal informado alguien compre o venda a un precio ms altoo ms bajo que el que se vino pagando histricamente.

    Dentro de la Suma Teolgica Santo Toms no explica qu es o cmo sedetermina el valor real de las cosas y lo ms explcito que dijo est, como vimos,en los Comentarios a la Etica a Nicmaco, o sea, en los costos y el trabajo querequiri la produccin de la mercanca. En la Suma Teolgica hay unainsinuacin ms leve a favor de los costos y el trabajo como determinantes delprecio justo o verdadero valor. Siguiendo nuevamente a Aristteles, analiza si eslcito en el comercio vender una cosa a mayor precio que el que se compr,distinguiendo dos tipos de comercio: 1) natural o necesario y 2) para obtenerlucro. El primero se realiza cuando una persona entrega algo que posee y nonecesita a cambio de otra cosa que necesita, y el segundo consiste en comprar yvender mercancas para obtener un lucro.

    [...] la segunda especie de cambio es la de dinero por dinero uobjetos cualesquiera por dinero, no para subvenir a las necesidades de lavida, sino para obtener algn lucro, y este gnero de negociacin es,propiamente hablando, el que corresponde a los comerciantes. SegnAristteles, la primera especie de cambio es laudable, porque responde auna necesidad natural; mas la segunda es con justicia vituperada, ya que

    23 Santo Toms de Aquino, Suma Teo1gica, Biblioteca de Autores Catlicos, 1956, tomo 8, p. 666.

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    por su propia causa fomenta el afn de lucro que no conoce limites, sinoque tiende al infinito.24

    Este prrafo tambin descalifica la interpretacin de que Santo Toms

    pensaba que el precio justo es el precio de mercado. Si Santo Toms identificaraal precio justo con el precio de mercado, tendra que haber llegado a laconclusin opuesta porque las ganancias, es ms, las grandes ganancias, si elmercado es libre, son reflejo de que se ha contribuido a aumentar el bienestar delresto de las personas. Sin embargo, Santo Toms parece tener una visin msmercantilista del mercado segn la cual las ganancias de unos son las prdidasde otros. En la siguiente cita trata de rescatar un aspecto de la actividadcomercial pura (para obtener ganancias) que Aristteles haba condenadodefinitivamente:

    [...] el lucro, que es el fin del trfico mercantil, aunque en suesencia no entrae algn elemento honesto o necesario, tampoco implicanada vicioso o contrario a la virtud. Por consiguiente, no hay obstculoalguno a que este lucro sea ordenado a un fin necesario o aun honesto, yentonces la negociacin resultar lcita. As ocurre cuando un hombredestina el moderado lucro que adquiere comerciando al sustento de sufamilia o tambin a socorrer a los necesitados, o cuando alguien se dedicaal comercio para servir al inters pblico; esto es para que no falte a lavida de la patria las cosas necesarias, pues entonces no busca el lucrocomo un fin, sino como una remuneracin de su trabajo.25 [Las cursivasestn agregadas.]

    El lucro es justo o no segn el fin para que se lo emplee, de manera que uncomerciante que obtuvo una ganancia de $ 100 y la destina a alimentar a sufamilia estara dentro de lo honesto y lo justo, pero otro que tambin obtuvo $100 y los destina a un gasto que alguien determina como suntuario estobteniendo una ganancia injusta. Sin embargo, si el mercado es libre, los doshabrn prestado el mismo servicio a la comunidad. La conclusin de SantoToms suena muy incoherente. Un partidario del mercado libre condenasolamente las ganancias que se obtienen por privilegios legales otorgados por elgobierno. No hay nadie que pueda determinar qu es y qu no es lujo. Enrealidad, si descontamos el consumo imprescindible para vivir, como alimentarseo abrigarse, todo lo dems es lujo. Lo que diferencia al hombre de los animaleses que puede elevarse por encima de estas necesidades vitales, puede aumentar sucalidad de vida dndose lujos. Comer con cubiertos no es necesario para la vida,tampoco lo es un espejo, los cosmticos, la msica, las sillas o el porteroelctrico. Generalmente se identifica con "lujo" aquello que consumen unospocos, pero el lujo de hoy por lo general se transforma en la "necesidad bsica"

    24 Ibd., p. 677.25 Ibd., p. 677.

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    de maana, por ejemplo, las heladeras, los ventiladores, las computadoras einclusive los automviles.

    Por ltimo, a continuacin tenemos una cita que refuerza la idea de SantoToms de que el precio justo est dado por el costo y el trabajo de producir el

    bien:[si el comerciante] lo vendiere a mayor precio despus de haberlo

    mejorado, parece recibir el precio de su trabajo.26

    Dados estos prrafos tan claros, es difcil comprender cmo M. Grice-

    Hutchinson pudo llegar a la siguiente afirmacin: "La teora del valorpredominantemente subjetiva que sostenan San Alberto y Santo Toms [...]".27A una conclusin similar llega Alejandro Chafuen cuando afirma que: "Latradicin escolstica relegaba a un segundo plano el tema del costo deproduccin como determinante del precio y realzaba la utilidady la estimacin

    general que se realizaba en el mercado". Ms adelante veremos lo que sostenanel resto de los escolsticos, pero si hay algo claro en Santo Toms es que lo nicoque realzaba era el costo y el trabajo como criterio de precio justo, en especial enel prrafo que citamos de Comentarios a la tica a Nicmaco. Chafuen cita elsiguiente prrafo de Santo Toms para defender su afirmacin: "el precio de lascosas objeto de comercio no se determina segn la jerarqua de su naturaleza,puesto que algunas veces se vende ms caro un caballo que un esclavo, sinosegn la utilidad que los hombres obtienen".28

    En realidad, ste es el nico prrafo que se puede citar de 2.2. cuest. 77 enfavor de una teora subjetiva. Pero si uno lee sin apasionamiento todo el contextode donde se extrajo la cita, se podr apreciar que el prrafo citado es el que quedaen segundo plano. Cabe agregar que en este prrafo Santo Toms repiti casi conpuntos y comas a San Agustn (ver la cita 13). Si Santo Toms hubiese tenidorealmente una teora subjetiva, no podra haber escrito que es injusto e ilcitovender una cosa ms cara de lo que vale, o que la ganancia tiene que sermoderada, o que est justificada si se ha realizado un proceso productivo y se leha incorporado trabajo. Todas estas afirmaciones parecen poner a Santo Tomscomo un precursor de la teora del valor agregado. Tambin el famoso historiadorRaymond de Roover29 ha tratado de conciliar los prrafos contradictorios deSanto Toms. De Roover interpreta que Santo Toms se refera a los costos deproduccin porque pensaba que: "[...] el precio de mercado tendera a coincidircon el costo o a oscilar alrededor de este punto como el vaivn de un pndulo".30Parece un poco forzado sostener que Santo Toms estaba a principios del siglo Xpensando en el equilibrio de competencia perfecta donde los precios tienden a

    26 Ibd., p. 678.27 M. Grice-Hutchinson, op. cit., p. 114.28 A. A. Chafuen y otros, Cristianismo y libertad, Fundacin para el Avance de la Educacin, 1984, p.109.29 Rayrnond de Roover, "El concepto de precio justo: teora y poltica econmica", Estudios Pblicos,vol. 18 (otoo de 1985). Publicado originalmente en Journal of Economic History, vol. 18 (1958). M.

    Grice-Hutchinson fue ms all y admiti que "[...] Santo Toms reconoce que el trabajo y los costosentran en la determinacin del precio [...]" ,op. cit., p. 113.30 Ibd., p. 26

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    igualarse con los costos. Pero aunque sea cierto que Santo Toms tena esto enmente, no se desprende que el precio justo sea el que determina el costo, como llo sostena. El mismo de Roover tiene que admitir que "Toms de Aquino noexplica el problema en forma clara en ninguna parte [...]";31 en otras palabras, la

    conjetura que hace de Roover no es verificable.Parece ms acertada la conclusin a la que llega H. R. Sewall cuando dice

    que para Santo Toms la utilidad no desempea el papel ms importante, sinoque lo hacen los costos:

    Si bien Santo Toms no dej de reconocer que las cualidades deutilidad de un bien muchas veces influyen en la estimacin de suimportancia y, por lo tanto, ayudan a construir el valor, le asigna a lautilidad un lugar entre los factores que deben ser considerados en elcmputo de precio, pero el nfasis en su discusin est en los factores de

    costo.32Debemos recordar que Santo Toms estaba, igual que Aristteles,

    preocupado por muchos otros temas; los temas econmicos no despertaban enabsoluto su inters. Tal vez sea responsabilidad de algunos historiadores delpensamiento econmico haberle hecho decir ms cosas que las que realmentedijo. El pensamiento de Santo Toms es mucho ms simple y sencillo; a l lepareca injusto e ilegal que los comerciantes se aprovecharan de la ignorancia dealgunos para vender ms caro o comprar ms barato que el precio quehabitualmente se pagaba en el mercado. Pero no le interes preguntarse cmo sedetermina el precio o valor de las cosas. Santo Toms no dice que el precio justosea el de mercado o que no lo sea. Simplemente, no analiz el problema porqueno le interesaba.

    VI. Los escolsticos

    John Duns Scoto (1265-1308). Este pensador cree agregar dos puntos"sustanciales" a lo que San Agustn y Santo Toms haban dicho sobre el "precio

    justo", que quedan expresados as:

    Adems de las normas dadas anteriormente [las de San Agustn ySanto Toms] sobre lo que es justo y lo que no lo es, yo aado otras dos.La primera es que el intercambio debe ser til para la comunidad, y lasegunda es que tal persona debe recibir en el intercambio una recompensapor su diligencia, prudencia, inters y riesgo. Esta segunda regla se deducede que todo aquel que sirve a la comunidad honestamente debe vivir de su

    31 Ibd., p. 2632 H. R. Sewall, The Theory of Value Before Adam Smith, Augustus M. Kelley, Publishers, 1971, p. 20.

    Igualmente acertada es la conclusin de Richard H. Tawney: "El verdadero descendiente de las doctrinasde Santo Toms es la teora del valor trabajo. El ltimo de los escolsticos fue Karl Marx",Religion andthe Rise of Capitalism, Penguin Books,1987,p. 48.

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    trabajo. Pero el que almacena mercancas es tambin til y necesario a lacomunidad y debe, por lo tanto, vivir del producto de su trabajo. Y, porotro lado, un hombre puede vender su esfuerzo y su atencin por un justoprecio. Pero el hombre que transporta mercancas de un pas a otro tiene

    que desplegar una gran actividad, ya que debe investigar los recursos y lasnecesidades del pas. Por lo tanto, puede fijar un precio correspondiente asu trabajo que supere lo estrictamente necesario para su mantenimiento yel de aquellos que trabajan bajo sus rdenes, y tambin una cantidad quelo compense por el riesgo que corre; puesto que si transporta o custodiamercancas (en un almacn, por ejemplo), lo hace a su propio riesgo, y es

    justo que en virtud de ese riesgo est titulado para recibir una recompensa.Y esto resulta especialmente cierto si de vez en cuando surge algunaprdida, de la que no es en absoluto culpable, en este servicio a lacomunidad; ya que un mercader dedicado al transporte pierde de tiempo

    en tiempo un barco cargado de porcelana fina, y el encargado de sucustodia pierde ocasionalmente en un fuego accidental las valiosasmercancas que almacena para el uso de la comunidad.

    De estas dos condiciones, que son requisito de la justa transaccin,se deduce, de modo evidente, que algunos reciben la denominacin denegociantes en sentido vituperado: son aquellos que ni transportan nialmacenan, ni mejoran con su trabajo un artculo vendible, ni garantizan elvalor de algn objeto de venta, o los que carecen del necesarioconocimiento para poderlo valorar por s mismos. Estas gentes, que tanslo compran para vender inmediatamente bajo ninguna de las doscondiciones previamente expuestas, debern ser eliminadas por lacomunidad y exiliadas. Tales personas son denominadas regratiers por losfranceses porque evitan el intercambio sin trabas de aquellos que deseancomprar o realizar una transaccin econmica, y como resultadoencarecen el precio de un artculo vendible y usable, tanto para elcomprador como para el vendedor. De este modo, el contrato esdefectuoso para ambas partes.33

    Los puntos que Duns Scoto dice "agregar" ya estaban expuestos

    claramente por Santo Toms, quien, como vimos, sostena que la ganancia delcomercio no es ni buena ni mala, sino que todo depende del fin a que estdestinada. Y el segundo "agregado", que el comerciante debe recibir unarecompensa por su trabajo, costos y riesgo, tambin fue claramente expuesto porSanto Toms.

    Raymond de Roover sostiene que el pensamiento de Duns Scoto esopuesto al de Santo Toms, ya que considera que el primero tena una teora delvalor basada en los costos y el segundo en la utilidad, pero, como vimos, esto enrealidad no es cierto. De Roover pone a Duns Scoto como fundador de unaescuela propia que funda el precio justo en el costo de produccin y menciona

    33 Citado por Bernard W. Dempsey, op. cit., pp. 482-83.

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    como principales seguidores al escocs John Mayor (1469-1550) y al portugusJohannes Consobrinus (m. 1546).34

    Johannes Buridanus (1300-1358). Buridanus fue uno de los primeros pensadores

    que pusieron ms nfasis en la necesidad como base del valor:

    El valor de los bienes se calcula por la necesidad humana [...] y, porende, la satisfaccin de necesidades es la medida real de los bieneseconmicos. Pero parecera que esta satisfaccin se mide por la necesidad;ya que la satisfaccin es mayor cuando la necesidad satisfecha esimportante [...] como lo muestra el hecho de que el vino es ms apreciadocuando es escaso, porque lo necesitamos ms.35

    Buridanus se acerc mucho al concepto de marginalidad pero no logr

    precisarlo. Por un lado pone el acento en la necesidad como determinante delvalor y por otro en la escasez, pero no llega a unirlas formalmente. El hecho dehaber puesto el acento en la subjetividad del valor no implica que Buridanusfuese un partidario de la libertad de precios; l, como la mayora de losescolsticos, era partidario de la fijacin de los precios por parte de los reyes.Deca que los precios deban fijarse: "secundum utilitatem et necessitatem totiuscommunitatis" y no "penes necessitatem ementis vel vendentis".36 Si dividimos alos escolsticos entre los que defendan el precio justo sobre la base del costo deproduccin y los que lo defendan sobre la base de la utilidad o necesidad, nodebemos concluir que unos propugnaban el control de los precios y los otros no.Ambos estaban a favor de precios controlados; slo diferan en los elementos queel rey deba tener en cuenta: los costos o las necesidades.

    San Bernardino de Siena (1380-1444). San Bernardino seala que los bienespueden tener dos tipos de valor: 1) natural y 2) de uso. El primero es objetivo y elsegundo subjetivo. Los bienes vendibles son valuados en el mercado por su valorde uso. Pero aparece una inconsistencia, porque San Bernardino sostiene que elvalor de uso est determinado por tres factores: 1) virtuositas, que es la cualidadintrnseca del bien, 2) raritas, que es su escasez, y 3) complacibilitas, que es laestimacin comn de un bien. Dice San Bernardino:

    [...] este valor puede ser considerado desde tres perspectivas:virtuositas, raritas, complacibilitas.37

    La virtuositas es un elemento objetivo, es algo que est en las cosas; pero

    en realidad el valor no est en las cosas, sino en los hombres. Pero qu es unacualidad intrnseca? La cualidad que pueda tener un bien no es la que le da valor;

    34 R. de Roover, op. cit., p. 424.35 Citado por M. Grice-Hutchinson, Ibd., pp. 27-28.36

    "De acuerdo con la utilidad y necesidad de toda la comunidad" y no "con las pretensiones delvendedor". Citado por R. H. Tawney, op. cit., p. 289.37 7Citado por A. A. Chafuen, Christians for Freedom, pp. 95-96.

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    slo cuando el hombre se da cuenta de que alguna de esas cualidades puede serietil, el bien adquiere valor. Mientras no se percate de la existencia de dichautilidad el bien no tiene valor, por ms que la cualidad del bien est all presente.Adems, para reforzar la importancia que tiene la mente humana en la formacin

    del valor, podemos agregar que los bienes no tienen una cualidad sino tantascomo se le pueda ocurrir al hombre. Como vimos anteriormente, undestornillador, por ejemplo, sirve para poner o sacar tornillos, pero tambinpuede servir para abrir una lata, como pisapapel, de adorno, para trabar unapuerta, para provocar un cortocircuito, para romper un vidrio, y podemos seguirpensando infinidad de aplicaciones posibles para un destornillador, como paracualquier objeto. En realidad hay tantas virtuositas como ideas de utilidad en lamente del usuario. Para qu puede servir un bien es una creacin puramenteintelectual, y por lo tanto subjetiva. Obviamente uno no puede pretender volarcon un destornillador, pero no se puede hablar de "la" cualidad intrnseca, sino de

    "las" cualidades intrnsecas de los bienes, y de stas existen tantas como a lamente humana se le pueda ocurrir.

    La confusin que ha surgido en torno a este tema se puede deber a quecualidad y utilidad no pueden ser separadas. Para que un bien sea til tiene quetener ciertas cualidades que sirvan para satisfacer las necesidades de un hombre;sin ellas el bien puede perder valor, pero pierde valor porque ha dejado de sertil. Utilidad y cualidad son como dos caras de una misma moneda. Pero, paraponer el caballo delante del carro, es la necesidad humana la que convierte en tiluna cualidad y por esta razn el valor es subjetivo. Los que sostienen que un bientiene valor porque posee alguna cualidad estn suponiendo, sin darse cuenta, queesa cualidad ya es til, o sea que el bien ya tiene valor.

    La complacibilitas s es un factor subjetivo. Sin embargo, de la maneracomo est definida puede servir para explicar cmo se forma el "precio" del bien,pero no su "valor de uso". El valor de uso es totalmente subjetivo, hay tantoscomo personas.

    La complacibilitas se defini como la estimacin comn, pero, por unprincipio bsico de individualismo metodolgico, slo los individuos valoran;hablar de la sociedad, comunidad o pas que valora no tiene sentido.38

    En la determinacin del "precio" San Bernardino es ms exacto.Recordemos que, como todos sus antecesores, estaba preocupado por el precio

    justo.

    El precio justo es el que se adecua a la valuacin del lugar, o sea, alo que el objeto de una venta es comnmente valorado en tal momento ylugar.39

    38 Como dice L. von Mises; "El peor enemigo de un pensamiento claro es la tendencia a hipostatizar, i.e. a

    atribuirle sustancia o existencia real a construcciones o conceptos mentales", The Ultimate Foundation ofEconomic Science, Sheed Andrews and McMeel, Inc., 1978, p.78.39 Citado por H. R. Sewall, op. cit., p. 25.

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    Segn de Roover, para San Bernardino el precio justo estabadeterminado por:

    [...] la estimacin hecha en comn por todos los ciudadanos

    de una comunidad (stimatio a communitatibus civilibus factacommunitis).40

    Por ltimo, San Bernardino inclua la raritas (la escasez) en su

    anlisis:

    El agua es generalmente barata donde es abundante. Pero puedeocurrir que en la montaa, o en otro lugar, el agua sea escasa, y noabundante. Puede muy bien ocurrir que el agua sea mucho ms estimadaque el oro, si el oro es ms abundante en este lugar que el agua.41

    Igual que en el caso de Buridanus, San Bernardino se acerc mucho a una

    teora de la utilidad marginal, pero tambin sugera el control de los precios porparte de los reyes y les aconsejaba tener en cuenta, entre otros factores, el costode produccin. Segn H. R. Sewall:

    San Bernardino tambin enumeraba los tem que deban serconsiderados por las autoridades pblicas para la fijacin de precioslegales. Estos eran la utilidad natural del bien, su abundancia o escasez, elpeligro, la fatiga y el trabajo [industry] de aquellos que lo produjeron y lopreservaron, o bien los inconvenientes que sufrieron por el bien de otros.Consideraba que la retribucin por servicios personales deba dependerdel carcter del servicio, si es especializado o no, y su dignidad.42

    Se podra concluir que San Bernardino, como la mayora de los

    escolsticos, estudiaba la formacin de los precios para que los prncipespudiesen fijar precios con ms exactitud, pero estaba bastante lejos de defender lalibertad de los mercados.

    San Antonino de Florencia (1389-1459). San Antonino tena la misma teora queSan Bernardino. En la siguiente cita se puede apreciar claramente esta influenciay tambin la de Aristteles y Santo Toms.

    El valor de un artculo descansa en una consideracin triple: 1) suscualidades intrnsecas; 2) su escasez, y 3) el deseo que despierte ennosotros.

    40 R. de Roover, "Scholastic Economics: Survival and Lasting lnfluence from the Sixteenth Century toAdam Smith", en The Quarterly Journal of Economics (mayo de 1955).41

    Citado por A. A. Chafuen, Christians for Freedom, p. 96.42 H. R. Sewall, op. cit., p. 26.

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    Las cualidades intrnsecas de una cosa se conocen por el modo enque, en virtud de sus propiedades inherentes, nos resulta ms eficaz paranuestro uso. As, el buen pan de trigo tiene para nosotros ms valor que elpan de cebada, y un caballo poderoso tiene ms valor para hacer un viaje

    que un asno.En segundo lugar, el valor de un objeto vendible se establece

    atendiendo a su escasez; es decir, las cosas que se encuentran raramente ocon dificultad son ms necesarias en proporcin porque, debido a suescasez, sentimos una mayor necesidad de ellas y hay menos oportunidadde poseerlas, y el grano vale ms en pocas de hambre y escasez quecuando hay para todos en abundancia [...].

    En tercer lugar, un objeto vendible se juzga tambin por el efectograto que ejerce sobre nosotros; esto es, de acuerdo con el grado en queagrada a nuestra imaginacin el uso de tal objeto. As, una parte no

    pequea del valor de los objetos vendibles surge del placer de la voluntaden obtener mayor o menor satisfaccin en el uso de esto o de aquello. Uncaballo resulta ms agradable a una persona que a otra, y un adorno agradams a sta que a aqulla.

    El tercer factor que hay que considerar respecto del valor de unobjeto es que difcilmente podremos determinarlo excepto presunta yprobablemente, y esto no con exactitud matemtica, sino dentro de unagradacin referente a pocas, lugares y personas [...].

    En cuanto al segundo principio, a saber, que existe un margenapropiado dentro de cuyos lmites pueden variar los precios, debe hacersenotar que este margen se puede conocer de tres formas: 1) por la ley; 2)por la costumbre y 3) por el juicio prctico. En primer lugar, por la ley -extra De empt. et vend, Cum Dilecti-. Este margen apropiado se conocetambin de otra manera, ya que, como Scoto dice en su comentario citadoms arriba, la experiencia muestra con suficiente claridad que la cuestinse deja ordinariamente en manos de aquellos que realizan el intercambio,de modo que, con las consideraciones debidas a las necesidades mutuas,

    juzgan por s mismos para dar y recibir cosas equivalentes [...].As, por regla general, los contratos van acompaados de un cierto

    obsequio real o concesin. Es, por lo tanto, bastante probable que cuandolas partes contratantes estn recprocamente satisfechas deseen concedersealgo mutuamente en tanto que no se han alejado excesivamente de laperfecta justicia.

    El mismo margen de precio se puede conocer, en tercer lugar,guindose por el juicio prctico, ya que ste dicta que cuando una cosa, ens misma, vale diez, es tan preciada de su propietario como para valerdoce. Si me propongo poseerla, no debo dar solamente los diez que valepor s misma, sino tanto como valga para su propietario, de acuerdo con sudeseo de conservarla.43

    43 Citado por B. W. Dempsey, op. cit., p. 484.

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    Como puede verse, San Antonino utiliza los tres conceptos de SanBernardino, virtuositas, raritas y complacibilitas para explicar la determinacindel valor [de cambio] de los bienes. Pero comienza a introducir algn grado deflexibilidad ya que el "precio justo" puede variar dentro de ciertos lmites. En

    realidad, este concepto ya se encontraba en el Talmud, que aceptaba un desvodel 16,6% respecto del precio justo.44 Los escolsticos lo extendan hasta el 50%.

    Estos lmites a las fluctuaciones de precios muestran que tampoco SanAntonino era partidario de un mercado libre; los precios deban estar acotados.En la siguiente cita sigue a Santo Toms palabra por palabra condenando lasganancias excesivas:

    La idea de negocio no implica nada vicioso o contrario a la razn.Por lo tanto, debera estar ordenado a un fin honesto y necesario, y de estaforma es tenido por legal; como, por ejemplo, ocurre cuando un

    negociante ordena la ganancia moderada que persigue con el fin de cubrirdecentemente sus necesidades y las de su familia y ayudar tambin alpobre. Ni tampoco es posible la condena cuando emprende un negociocomo un servicio pblico necesario para el Estado y pretende obtener unaganancia, no como un fin, sino como remuneracin a su trabajo,observando el resto de las debidas consideraciones citadas. Pero si hace dela ganancia su fin ltimo, buscando nicamente aumentar enormemente suriqueza y guardarla para s, debe condenarse su actitud.45 [Las cursivasestn agregadas.]

    Francisco de Vitoria (1483-1546). Este pensador fue el fundador de la Escuelade Salamanca. Varios historiadores del pensamiento econmico sostienen queesta escuela es la que sent las bases de las modernas teoras del valor y delprecio.

    Francisco de Vitoria dice en forma muy explcita que los costos no debentenerse en cuenta para determinar el "precio justo", de lo cual no se desprendeque sostenga que el "precio justo" sea el precio de mercado, sino que se debenbuscar otros parmetros para que el rey establezca el precio justo:

    [...] respecto del precio de las cosas no se atiende a la naturaleza delas mismas, cuando entre la cosa que se vende y la que se compra noexiste ninguna proporcin, pues son de diversa especie, sino que seatiende a la estimacin y convenio comn de los hombres. v. gr., se vendeun caballo por oro; segn su naturaleza no hay ninguna equivalencia entreambos porque el caballo es ms perfecto y difiere en especie del oro.Tambin el siervo se vende por oro y es ms perfecto que l y ningn oro

    44

    Vase E. Kleiman, " 'Just price' in Talmudic literature", History of Political Economy, vol. 19, n 2,1987.45 Citado por B. W. Dempsey, op. cit., p. 483.

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    puede igualar su perfeccin; queda pues que el precio de la cosa ha de serbuscado en la comn estimacin de los hombres.46

    En este prrafo el fundador de la escuela de Salamanca sigue a los

    pensadores anteriores al afirmar que las cosas vivas son objetivamente superioresa las no vivientes, pero que el precio se debe establecer teniendo en cuenta laestimacin comn y no esta jerarqua filosfica. Vitoria pone los mismosejemplos: caballos, siervos y joya. En la siguiente cita, afirma que los costos noson un criterio para determinar el precio justo:

    Se sigue de este principio que dondequiera que se halla cosa venalde modo que existen muchos compradores y vendedores de ella, no sedebe tener en cuenta la naturaleza de la cosa ni el precio al que fuecomprada, es decir lo cara que cost Y con cuntos trabajos y peligros,

    v.gr., Pedro vende trigo; al comprarlo no se deben considerar los gastoshechos por Pedro y los trabajos, sino la comn estimacin "a cmo vale".[Si un vendedor vendiera ms caro el trigo] teniendo en cuenta los gastosy trabajos, vendera injustamente porque slo debe venderlo, segn lacomn estimacin en la plaza, "a cmo vale la plaza".

    Vitoria comienza a diferenciarse ms clara y explcitamente de susantecesores. Los costos no deben tenerse en cuenta para la determinacin delprecio justo sino la estimacin comn "a cmo vale la plaza", que pareceraindicar que es el precio de mercado.

    Si bien el avance analtico de Vitoria es importante, todava le queda unamezcla de varios conceptos. No logra separar el plano normativo del positivo.Cuando habla de la formacin del precio dice que no se "debe" tener en cuentalos costos de produccin y el trabajo. En realidad lo que se "debe" tener encuenta al querer vender o comprar una cosa es totalmente irrelevante para laformacin de los precios. El vendedor puede intentar computar los costos deproduccin, o cualquier cosa que se le ocurra al pedir un precio por su producto.Lo que se "debe" tener en cuenta para pedir un precio es un problema delvendedor. Se trata de un factor totalmente subjetivo y la teora econmica notiene nada que decir en esa materia. A la teora econmica slo le interesa cmoconcretamente se determinan los precios en el mercado. La teora econmica nose pregunta qu es lo que se "debe" incluir en la formacin de los precios. Lo quese pregunta es, por ejemplo, si los costos tienen concretamente algo que ver en ladeterminacin de los precios.

    Debido a esta confusin de los planos normativos y positivos, Vitoriaentra en contradiccin, porque est sosteniendo que un vendedor vendera"injustamente" si lo hiciera a un precio superior a la estimacin comn. Como yadijimos, no existe "el" precio de mercado de una mercanca, lo que existe sontantos precios como transacciones y el mercado hace que esas transacciones

    46 Citado por A. A. Chafuen en "Los fundamentos escolsticos de la economa de mercado", Cristianismoy libertad, p. 110.

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    tiendan a realizarse dentro de cierto margen debido a la competencia. Precio demercado es todo precio pactado en una transaccin voluntaria, luego cmo sepuede vender algo a un precio injusto si la transaccin es voluntaria? Como losescolsticos no lograron desprenderse de una concepcin objetiva del valor, no

    pudieron abandonar el concepto de precio justo. Si el valor es subjetivo, haytantas valoraciones como personas, no existe eso que los escolsticos llaman la"estimacin comn"; la estimacin es puramente individual, depende de cadapersona. Si los escolsticos se hubiesen dado cuenta de este punto, se habranvisto obligados a abandonar la idea de "precio justo". Cuando dos personasrealizan una transaccin voluntariamente, el precio se determina sobre la base desus respectivas valoraciones y cualquier precio que convengan "es" un precio demercado aunque se aparte mucho de lo que "habitualmente" se paga.

    La diferencia entre los escolsticos que defendan el criterio del costo paradeterminar el precio justo y los que defendan la "estimacin comn" es

    simplemente que apelaban a parmetros "objetivos" distintos para determinarcundo un precio era justo o injusto. El hecho concreto es que el rey podaintervenir para fijar lmites mximos y mnimos a los precios de los bienescuando no estaba de acuerdo con las valoraciones del comprador y el vendedor.Alguien viene a imponer externamente un criterio distinto, supuestamente"objetivo", para la determinacin de los precios.

    Vitoria afirmaba que el precio legal, el fijado por el rey, puede ser justo;esto implica que el que fija el mercado puede ser injusto, de manera que no escorrecto afirmar que este autor crea que el precio justo era el precio de mercado.Para decido de otra manera, para Vitoria el precio de mercado es justo siempre ycuando no difiera de lo que l considera que es un precio justo.

    Tambin cabe sealar que realiza una distincin entre bienes de primeranecesidad y de lujo y considera que los costos s pueden tenerse en cuenta paradeterminar el precio justo de los segundos. Esta distincin es importante porqueentonces, globalmente, el pensamiento de Vitoria podra resumirse de lasiguiente manera: los costos de produccin son un buen criterio para determinarel precio justo de los bienes de lujo, pero en el caso de los bienes de primeranecesidad hay que tener en cuenta las necesidades de la gente o la estimacincomn. Por esta razn estos autores estaban a favor del control de precios de losbienes de primera necesidad. Luego puede haber precios libres determinados porlos costos en un caso y precios mximos determinados por la necesidad para losbienes de primera necesidad, en el otro.

    Martn de Azpilcueta (1493-1586). Azpilcueta tambin es un continuadorfiel de Santo Toms, sobre todo en lo que se refiere a una ganancia moderada.Esta idea de la ganancia moderada es consistente con la teora del precio justo deAzpilcueta que, a su vez, es prcticamente idntica a la de Aristteles ya la deSanto Toms (preferimos mantener la ortografa de la poca):

    [...] para que la compra y venta sean justas, es menester quelo que se copra vala tanto, quanto el precio que por ello se da; y al reves,

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    el precio sea tanto, quanto ello vale. Y assi como tambin, para quequalquier arrendamiento sea justo, es menester que vala tanto el uso de lacosa arrendada, quanto precio se de por el; y al reves tanto se de por el,quanto vale: Assi para que el cambio o trueco sea justo y licito, es

    menester que lo que una parte da a la otra sea ygual valor con la quetoma.47

    Como se puede ver, pasados ms de 1800 aos desde Aristteles, la idea

    de "igualar" lo que se entrega y lo que se recibe sigue vigente y ambigua ocontradictoria cualquiera que sea la explicacin que se le quiera dar.

    Azpilcueta, igual que sus otros colegas escolsticos, recomienda el controlde los precios por parte del rey. La siguiente cita reafirma la idea de justicia enlos cambios basada en la "igualdad" en las cosas que se cambian y aconsejacontrol de precios para los productos:

    [...] los contratos nombrados por especial nombre, diffieren de losque no lo tienen tal; pero conviene con ellos en quanto (para que sean

    justos) tambin requieren que lo que se da o haza por una parte valgatanto, quanto vale lo que se da, haze por la otra, conforma a aquellasolemne regla de Scoto: Que en todos los que propiamente son contratos,en que uno da a otro, sin animo de donar libremente, ha de aver ygualdadentre lo que una parte da o haze, y entre lo que la otra da o haza; y, porconsiguiente, para que este contrato sea licito, es necesario que lo que seda al cambiador, porque d cedula, y haga dar por l en otra parte losdineros, que se d su justo salario, y que no tome el mas del. Qual emperosea justo y qual injusto, por falta o por sobra, deve se recorrer a la ley, enfalta della a la costumbre, si la ay; y a falta de ellas, al alvedro deprudente y buen varn.48

    Podemos ver que al tratar de establecer qu es un precio justo cita a la ley

    en primer trmino, las costumbres en segundo lugar y al prudente y buen varnen tercero y no hace mencin alguna del acuerdo voluntario de las partes, que esla nica fuente del precio del mercado.

    Toms de Mercado (1500-1575). Mercado es uno de los representantes msimportantes de la escuela de Salamanca. Es uno de los que ms se oponen almercado libre; de todas maneras, su anlisis del valor y de la formacin de losprecios es en muchos aspectos correcto. Siguiendo fielmente a Aristteles yaSanto Toms, Mercado realiza las siguientes reflexiones:

    Dice Santo Toms (que es nuestro prncipe) propio es de la justiciahacer igualdad en los contratos humanos. E igualdad es ajustar dos cosas

    47

    M. de Azpilcueta, Comentario resolutorio de cambios, Consejo Superior de Investigacin Cientfica,1965, pp. 25-26.48Ibd., p. 41.

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    por cuya causa fueron producidas y se conservan como parecen porejemplos.51

    Para Mercado es, entonces, funcin del gobierno "apreciar y dar valor a

    todas las cosas que sirven a la vida humana". Dice posteriormente:

    [...] todos estn obligados a vender cada cosa por lo que vale. Estees un dictamen natural de la razn que sin doctor ninguno, ni ley positivalo ensea a todas las naciones. Ms cual sea justo precio de cada una, lanaturaleza no lo tasa, ni seala [...]. Puessi la naturaleza no tasa cunto hande valer, cuntos reales, cuntos ducados: a quien ms conforme a raznpertenecer proveer esto, siendo tan necesario, que a la repblica. Cuyooficio es suplir con ordenaciones, lo que la naturaleza falta [...]. y como laley natural, de quien se deriva la civil, es la ley divina, que mana de Dios,

    y la culpi en nuestros corazones. Por esta razn dicen los sabios que lapotestad y jurisdiccin seglar, que establece estas pragmticas vienetambin del cielo mediante la natural. Por lo cual es muy justo aprecie, ytase ella los bastimentos, y las dems cosas venales. Siendo tan necesariohaya en ellas: y no habindola puesto la naturaleza.52

    Agrega luego:

    Porque vender uno al precio puesto, no es solamente ley del rey(que si lo fuera, pudirase dudar si obliga o no) siendo ley divina, ynatural, que es de mayor fuerza, y que a todos obliga.

    As los eclesisticos, obispos y dignidades, religiosos, cannigos ytodos los dems que por derecho cannico son exentos de la jurisdiccinseglar, estn justamente obligados a guardar la tasa en lo que la hubiese:no por estar sujetos a las ordenanzas reales, sino porque estn sujetos alaley natural. Y la ley natural es: que siempre se venda por justo precio, y lamisma ley natural tambin, dicta, qu precio justo es el que pone larepblica, mayormente los principales della, el rey o prncipe que lagobierna. Y as para la tasa, que ellos ponen, vendiendo por ms precio,no es tanto quebrantar el mandato real, cuanto violar y traspasar el divino,y agraviar el prjimo.53Para fijar precios las autoridades del reino deben tener en cuenta los

    siguientes elementos:

    Dbese considerar lo que a ellos [los mercaderes] les cuesta, lascosas que hacen en traerlo, el riesgo a que los exponen, por mar o portierra, el tiempo que tienen ocupando en ello su dinero, hasta que se saca,

    51

    Ibd., p. 158.52 Ibd., p. 160.53 Ibd., p. 160

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    ya junto esto, aadiendo un moderado inters, se hallar, y pondr elprecio justo. Lo cual aunque parece verificarse solamente en la ropa, queviene de afuera: proporcionadamente se puede aplicar en los frutos, ycosecha de la tierra: que tambin tiene sus gastos, y peligros. Mirar lo que

    cuestan los peones, la tierra, los pastos, y los dems labradores y pastores,pues es ganancia de todos, y bien universal que ellos ganen. Aunque sihay de aquel gnero de ropa ya en la ciudad: tambin se ha de considerarla abundancia, y falta que hay de ella: al tiempo que se tasa sta, que denuevo vino. Qu tanta puede haber ya en la repblica, que no se le puedeconceder ganancia al recin venido: antes sea menester, pierda por larazn y coyuntura que lleg [...].

    Puesto el precio para aumentarlo, o disminuirlo basta, o debe bastaruna de tres circunstancias, o todas ellas. Conviene a saber, si hay agoramuchas ms mercaderas, o muchas menos, que cuando se apreciaron, si

    hay muchos, o pocos compradores, o ms, o menos dineros, y se suelenvender de contado.54

    En trminos modernos Mercado se acerca a la posicin de un ingeniero

    social que cree que puede, como dira Adam Smith, arreglar el funcionamientode la sociedad de la misma manera que se arreglan las piezas en un tablero deajedrez. Seala muy claramente que los gobernantes deben tener en cuenta loscostos, peligros y estado de la oferta y la demanda para fijar el "precio justo".

    Este pensador de la escuela de Salamanca, como muchos otros, piensa queson las necesidades las que dan origen al valor de las cosas, piensa que la oferta yla demanda son "algunos" (otros son los costos) de los factores que los reyes yprncipes deben tener en cuenta para fijar los precios.

    Luis de Molina (1535-1601). Luis de Molina es otro destacado representante dela escuela de Salamanca. Dado el espacio que Molina le asigna al tema del precio

    justo en su libro, se lo puede considerar como el autor escolstico que msdetenidamente analiz el problema. Molina comienza analizando el tema de lasiguiente manera:

    Para conocer si la compra-venta es justa o injusta se atiende,fundamentalmente, al precio. Por eso examinaremos en esta disputa lasclases de precio que existen y, en la siguiente, aquellos elementos que nosayudarn a juzgar ms fcilmente si el precio es o no justo.55

    Molina, igual que todos los escolsticos, pierde de vista el nico criterio

    para saber si el precio fue justo o no: si la transaccin fue desarrollada en formavoluntaria o no. Ninguno de los doctores escolsticos menciona este punto clave;todos ellos buscaron otros criterios.

    54 .Ibd., p. 168.55 Luis de Molina,La teora del precio justo, p. 159.

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    Molina distingue entre dos tipos de precios: 1) el legal, y 2) elnatural, y los define de la siguiente manera:

    Las cosas tienen un precio justo, que viene fijado por la

    autoridad pblica mediante la ley o decreto pblico [...]. La generalidad delos doctores, juntamente con Aristteles, 5 Ethic. c. 7, llaman legal olegtimo a esta clase de precio, significando que se trata de un preciopuesto por la ley. Ciertamente el precio legal es indivisible, de forma quesi a cambio de la mercanca que se vende se recibiera ms de dicho precio,la venta sera injusta y debera restituirse el exceso. Lo que acabamos dedecir debe entenderse de cuando la ley que estableci el precio legal fueuna ley justa, lo que veremos ms adelante.

    Otro precio es el que las cosas tienen por s mismas,independientemente de cualquier ley humana o decreto pblico.

    Aristteles, en el lugar citado, y muchos otros autores llaman a ste precionatural [...] lo llaman natural porque nace de las mismas cosas,independientemente de cualquier ley humana o decreto pblico, perodependiendo de muchas circunstancias con las cuales vara, y del afecto yestima que los hombres tienen a las cosas segn diversos usos para los quesirven.56

    El precio natural, a diferencia del legal, es divisible. Esto quiere

    decir que puede variar dentro de ciertos lmites.[...] Los doctores distinguen tres clases de precio justo: supremo o

    riguroso, medio o moderado e nfimo o piadoso. Esta distincin slo tienelugar en el precio justo natural, no en el legtimo o legal [...]. El precio quedista poco de la mitad del margen total, tanto si es al lado riguroso comoal piadoso, se computa como medio y se lo llama medio o moderado. Losotros dos precios constituyen los mrgenes extremos.57

    Cualquier persona puede vender sin cometer injusticia dentro de

    estos mrgenes, por lo tanto el precio justo natural es divisible o sea quepuede adoptar distintos valores. Esa posicin es defendida por Cayetano,Juan de Medina, Soto, Covarrubias y los doctores comnmente.58

    Para Molina el precio legal es posterior al natural y, en cierto modo, lo

    presupone; por lo tanto comienza analizando el segundo, a pesar de que lapresentacin la hizo en forma inversa. Molina divide el precio natural tambin endos grupos: 1) el de los bienes que comnmente se estn vendiendo en un ciertolugar o regin y 2) el de los bienes que se venden por primera vez. Este pensadorde Salamanca considera que hay varios factores que influyen en la determinacin

    56

    Ibd., pp. 159-60.57 Ibd., pp. 160-61.58 Ibd., p. 161

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    del precio natural de los bienes. Al exponer el primero sigue a San Agustn casipalabra por palabra:

    Debe considerarse en primer lugar, que el precio se considera justo

    o injusto no en base a la naturaleza de las cosas consideradas en s mismas-lo que llevara a valoradas por su nobleza o perfeccin-, sino en cuantosirven a la utilidad humana, pues en esa medida las estiman los hombres ytienen un precio en el comercio y en los intercambios [...]. Cuantoacabamos de exponer explica que los ratones, aunque por su naturalezasean ms nobles que el trigo, no se estimen ni aprecien por los hombres,pues no le son de utilidad alguna. Tambin se explica as que la casa sesuele vender justamente por un precio mayor que el precio que se vendeun caballo e incluso un esclavo, siendo as que tanto el caballo como elesclavo son por naturaleza mucho ms nobles que la casa.59

    En segundo lugar Molina cita la complacibilitas de San Bernardino:

    Debemos observar, en segundo lugar, que el precio justo de lascosas tampoco se fija atendiendo slo a las cosas mismas en cuanto son deutilidad al hombre, como si, "caeteris paribus", fuera la naturaleza ynecesidad del empleo que se les da lo que de forma absoluta determinasela cuanta del precio; sino que esa cuanta depende, principalmente, de lamayor o menos estima en que los hombres desean tenerlas para su uso.As se explica que el precio justo de la perla, que slo sirve para adornar,sea mayor que el precio justo de una gran cantidad de grano, vino, carne,pan o caballos, a pesar de que el uso de estas cosas, por su mismanaturaleza, sea ms conveniente y superior al de la perla [...]. Se explicaas, tambin que objetos antiguos de hierro y arcilla que, rodos por elpaso del tiempo, nosotros no estimamos, los japoneses lo estimen enmucho por su antigedad [...]. Estos hechos y otros semejantes se debenexclusivamente a la estimacin por la que los hombres, en sitios y lugaresdiferentes, quisieron apreciar en ms una cosa que otra; y no parece debancondenarse los intercambios que los hombres realizan de acuerdo con laestimacin comn de las cosas en sus respectivas regiones, aunquealgunas veces puedan mover a risa debido a la primitivez y costumbres dequienes las intercambian, tema del que ya nos ocupamos al hablar de losesclavos. En resumen, el precio justo de las cosas depende,principalmente, de la estimacin comn de los hombres de cada regin; ycuando en alguna regin o lugar se suele vender un bien, de formageneral, por un determinado precio, sin que en ello exista fraude,monopolio ni otras astucias o trampas, ese precio debe tenerse por mediday regla para juzgar el justo precio de dicho bien en esa regin o lugar,

    59 Ibd., p. 168.

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    siempre y cuando no cambien las circunstancias con las que el preciojustificadamente flucta al alza o a la baja.60

    En esta cita podemos ver que Molina es mucho ms claro y preciso que

    sus predecesores en lo que se quiere decir por "precio justo". Molina se acercamucho ms a una identificacin del precio justo como igual al de mercado.

    En la siguiente cita podemos ver cmo inclusive Molina analiza losmotivos de las fluctuaciones de los precios sobre la base de una rudimentaria ideade oferta y demanda:

    Debe observarse, en tercer lugar, que son muchas las circunstanciasque hacen fluctuar el precio de las cosas al alza o la baja. As, porejemplo, la escasez de los bienes, debida a la mala cosecha o a causassemejantes, hace subir el justo precio. La abundancia, sin embargo, lo

    hace descender. El nmero de compradores que concurren al mercado, enunas pocas mayor que en otras, y su mayor deseo de comprar, lo hacentambin subir. Igualmente la mayor necesidad que muchos tienen de algnbien especial en determinado momento, supuesta la misma cantidad dedicho bien, hace que su precio aumente, como sucede con los caballos,que valen ms cuando la guerra est prxima que en tiempos de paz. Deigual forma, la falta de dinero en un lugar determinado hace que el preciode los dems bienes descienda, y la abundancia de dinero hace que elprecio suba. Cuanto menor es la cantidad de dinero en un sitio, msaumenta su valor y, por tanto, "caeteris paribus", con la misma cantidad dedinero se pueden comprar ms cosas.61Molina ya deja de hacer referencia a la ganancia "moderada" de sus

    antecesores y aprueba que los comerciantes puedan obtener "grandes" beneficiosdebido a la suerte o pericia. La siguiente cita, criticando a los que usan el costode produccin como parmetro para determinar el precio justo, es muy categricaal respecto:

    De lo expuesto hasta aqu parece ser falsa la opinin de Scoto, alque sigue Mayor. Estos autores afirman que el precio justo que debenseguir los comerciantes no es el que acabamos de exponer, sino que debencomputarse todos los gastos en que incurrieron los comerciantes alcomprar, trasladar y conservar los bienes; ms an, que debe computarsetambin el pago justo por los trabajos realizados y por la diligencia puestapor los comerciantes, as como por los peligros a que se expusieron, deforma anloga a como se computaran si, motivados por la recompensasirvieran con su actuacin a la Repblica. Y aaden esos autores: si loscomerciantes vendieran los bienes al precio que aproximadamente sesigue de aplicar este criterio, estaran vendiendo al precio justo, pero si lo

    60 Ibd., pp. 168-69.61 Ibd., pp. 169-70.

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    superaran notablemente, estaran vendiendo a un precio injusto [...]. Queesta regla y su corolario es falsa consta por lo expuesto hasta estemomento, y as la rechazan comnmente los doctores; por ejemplo, Soto,Juan de Medina, Covarrubias y Contado. Porque el precio de los bienes

    no debe estimarse en base al lucro de los comerciantes o al dao de losmismos, sino en base a la estimacin comn en el lugar en que se venden,consideradas todas las circunstancias concurrentes; y esto es as aunquelos comerciantes, por falta de suerte o de habilidad, obtengan escasobeneficio o sufran prdidas, o aunque obtengan grandes beneficios porhaber tenido suerte o haber trabajado con pericia.62

    De todas maneras Molina no logra abandonar totalmente la idea de que el

    mercado libre podra generar precios injustos, incurriendo en algunacontradiccin respecto de los prrafos anteriores. En las siguientes citas Molina

    sostiene que el precio justo flucta dentro de mrgenes mximos y mnimos:

    Los doctores estn de acuerdo en afirmar que peca quien vende porencima de la mitad del justo precio o compra por debajo de dicha mitad, yque, tanto en el fuero externo como en el interno de la conciencia, estaraobligado a restituir [...] as pues, cuando alguno compra por debajo de lamitad del justo precio est obligado o a aumentar el precio hasta alcanzarel justo o a rescindir el contrato, devolviendo la mercanca y recibiendo elprecio entregado. Cuando se vendi algo por encima de la mitad del justoprecio se est obligado a restituir el exceso cobrado sobre el justo precio oa rescindir el contrato, entregando ntegro el precio recibido y recuperandola mercanca, segn se prefiera.63

    Seguidamente Molina se muestra de acuerdo con este criterio de la

    fluctuacin del precio justo dentro de un rango mximo y mnimo:

    [...] la opinin comn de los telogos y juristas defiende con raznlo contrario, es decir, que quien rebasa los lmites del precio justo o valorde un bien, ya sea en la compra-venta, en el alquiler o en cualquier otrocontrato, peca y est obligado a restituir hasta alcanzar el margen del justoprecio o valor del bien, aunque la diferencia no supere la mitad del justoprecio. Pero ser mortal o venial el pecado segn ser mayor o menor lacuanta en que se aparta del justo precio. As lo afirman Santo Toms,Cayetano, Conrado, Juan de Medina, Soto, Navarro, Covarrubias ymuchos otros a los que Covarrubias y Navarro citan.

    Podemos probar esta opinin, en primer lugar, con laargumentacin de Santo Toms. Porque la compra-venta y demscontratos semejantes se pensaron e introdujeron en la sociedad parautilidad comn como afirma Aristteles, I Polit., ya que los unos

    62 Ibd., pp. 172-73.63 Ibd., pp. 179-80.

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    necesitamos de los otros; ahora bien, lo que se introdujo en la sociedadpara utilidad comn de las partes no debe gravar a uno ms que a otro, talcomo pide el derecho natural al prescribir que no hagas a otro lo que noquieres que te hagan a ti. Pero sera gravar a uno ms que a otro si en la

    compra-venta no se guardase la igualdad entre el bien y el precio que porl se paga -o entre cualesquiera cosas que se intercambian-; luego sera ircontra la justicia conmutativa, que tiene como funcin establecer laigualdad en las transacciones. Por todo esto, el salirse del margen totaldel justo precio constituye un pecado contra la justicia y obliga arestituir.

    Podemos probarlo, en segundo lugar, recurriendo a la explicacinque el jurisconsulto Pablo nos ofrece de la primera carta a losTesalonicenses: "Que nadie falte ni se aproveche de su hermano en estepunto, pues el Seor se vengar de todo esto". Que nadie, comenta Pablo,

    oprima a su hermano vendiendo, por ejemplo, a ms de lo que el bienvalga o, de cualquier otro modo, intercambiando bienes de forma que nose respete la equivalencia. Y Agustn comenta: Por introspeccin, otambin por experiencia de los dems, crey aquel clebre Minus que eldeseo de comprar barato y vender caro era comn a todos. Pero siendo enrealidad un vicio, puede uno adquirir en este punto la justicia con la queresistirlo. As, pues, Agustn lo condena como vicio contrario a la justicia,aadiendo que conoci a un hombre que pag por un cdice un preciomucho mayor que el que le peda el vendedor, ignorante ste de su precio.Segn piensan muchos, este hombre fue el mismo Agustn.

    Podemos probarlo, en tercer lugar, porque, como reconocen losdefensores de la opinin contraria a la nuestra y se establece en el derechocivil y cannico, si alguno vendiera por diecisis aquello cuyo precio justoriguroso es a lo sumo diez, estara obligado a restituir en la cuanta en quesuper las diez unidades del precio justo, pues rebas la mitad del mismo.Se deduce de ello, por tanto, que pec contra la justicia en toda esacuanta, pues, de lo contrario, si slo pec en la cuanta en que sobrepasla mitad del justo precio, estara obligado a restituir slo uno. As, pues,debemos concluir que todo lo que se recibe por encima del