Caldas, Francisco José de. Semanario del Nuevo Reino de Granada, tomo I

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    FRANCISCO OSE DE CALDAS

    SEM A NA R IODEL NUEV O R EINO

    DE G R A NA DA

    BIBLIOTECA POPULAR DE CULTURA COLOMBIANA

    BOGOTA

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    FRANCISCO JOSE DE CALD/IS

    Francisco [ose de Caldas nacio en Popay.in probn-

    blemente eI 4 . de octubre de 1768 y fusilado en Bo-got!, el 29 de octubre de 1816.

    Los dos auot que precedieron a la revolucion de

    1810 fueron en el Virreinato de Nueva Granada deintensa agitacion espir itual. EI cultivo de las cienciashall a en los hombres de la independencia obreros

    dilige'ntes. Caldas fue l a figura central de aquclla

    epoca. EI 3 de enero de 1808 fundo cl sabio ilustre"1I t se:nanario del Nuevo Reino de Granada", en 61cual se publica ron monografias y estudios de gran

    originalidad y d e sol ida erudicion sobre distintos as-

    pectos del pais. Alii publico Caldas producciones como:

    "Estado de la geografia del Virreinato, con rel acion

    a la economia y al cornercio", "E l influjo del clim asabre los scres organizados" y muchosotros. Los

    p.rincipales co laboradores de. estc periodico cientifico

    fueron, entre otros:

    Joaquin Camacho, ilustre abogado de Tunj a, escri-

    bi6 en el "Semanar io" u na "R elaci6nterritorial de

    la provincia de Pam pIon a" ; Mariano del Campo La-

    rraondo, natural de Popay in, humanista y erudite, es-

    'cr i 'b i6 las observaciones meteoro16gicas del Semanario

    r algunos poemas de relativo merito literario; JoseManuel Campo y Cote, cura del Prado el)..-e'"'Folima,

    escribi en el per iodico de Caldas una "Memoria so-

    bre el rio Prado"; Beneditf(j'~'Do~linguez, santafere-

    no, colaborador de Caldas y notable por sus traba] os

    astronomicos , los hermanos Gutierrez Caviedes, lite-

    rate de apreciable cultura uno, y otro, fogoso orad or ;

    .Jarge Tadeo Lozano -pr"cer y martir de Santa Fe-

    public en el "Sernanario" una "Memoria sabre las

    serpientes", una traduccion de l a "Geografia de l as

    plantas" de Humboldt y algunos fragmentos de la"Fauna Cundinamarquesa", Tarnbien se cuentan en-

    tre -Ios colaboradores del "Semanario": Francisco

    MOsquera, cura de l a Catedral de Popayan , Nicolas

    ():"!aiia, cura de Ia catedral de Bogota; Miguel de

    Pombo , Francisco Antonio Ul loa, Elay de Valenzuela

    ')i'l11uchas otros varones ilustres. EI ultima numero

    ~et II$emanaria" aparecio a mediados de 181 L

    $'1~un Menendez y Pelayo, en el sig lo XVIII "Ia

    'PI'J>:81l,cjentifi,ca aparece adultada y perfecta en el N u'~-v~!;ll,einol casi por instinto en algunas paginas de

    !'\\l!.\~8'y de ,'us col aboradores de lEI Sernar 'a'."

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    {Biblioteca 'Popular J. Cultura Colombiana

    Franciaco ]oa J. CalJa.

    SEMANARIO DEL NUEVO REINO DE GRANADA

    HISTO RIA VOLUMEN 11

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    'Publicaciones del Mlnlo/erlo

    de Educacin de Colombia

    Imp,,,. en la Edlt.rlal Mlneroa, S. A. - 1942

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    fJrancisco flos de ealdas

    SEM A NA R IODEL,

    N U EV O R EIN O D EGRANADA

    BIBLIOTECA POPULAR DE CULTURA COLOMBIANA

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    CALDAS Y EL SEMANARIO

    En diciembre de 1805 llegaba a' la caPital del

    Nuevo Reino de Granada un hombre an joven,que se present ante las puertas de la casa quehabitaba el doctor Jos Celestina Mutis, como un.

    viajero de muestras,-segn s,us proPias pala-

    bras-, con diez y seis cargas de colecciones bo-tnicas, mapas, manuscritos y una infinidad ms

    de pruebas de su labor incansable. Solamente porcorrespondencia conoca a aquel patriarca, quien,

    por otra parte, habase declarado protector decididodel viajero. Este supo granjearse su amistad, en~vindole desde las regiones del sur una muestra

    de los profundos conocimientos que haba adqui-rido en sus estudios de autodidacta. Mutis, al leer

    la Memoria sobre la nivelacin de las plantasque se cultivan en la vecindad del Ecuador,-que era el ttulo de dicho trabaJo-, incorpora su autor entre los miembros de la Expedicin

    DcJtnic a, ' Y a d em s le !!t!xi- If cnn e l d inero nec e-sario para que hiciera los gastos de una excur-

    sin cientfica a travs del territorio ecuatorianq.,En ella haba empleado dos aos, y ahora vena

    a entregar los frutos de su ingente'laboriosidad.

    Ese joven de treinta y siete aos se llamabaFrancisco Jos de Caldas, y era hi;o de una

    de las jamilias' payanesas de mejor abolengo

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    en la colonia. De todos los su;americanos de sutiempo, Caldas era el primero que haba hecho

    viajes netamente cientjicos de tal importancia.

    E.staba posedo de una verdadera pasi6n por las

    ciencias naturales. Su familia, dando pruebas de

    muy poca sagacidad, le haba obligado a graduar-

    se de doctor en jurisprudencia, Y contrari6 as el

    coraz6n y las aptitudes de quien estaba destinadoa ilustrar el nombre de los suyos y el de la pa-

    tria con la triple aureola del saber, de la virtud y

    del martirio. Empero, convencido de que la profe-

    si6n de abogado no era para l, revelse contra la

    imposici6n paterna, y resolvi6 dedicarse.a la astro-

    noma y a las ciencias fsicas y matemticas en

    general, que haban cautivado su esPritu desde los

    diez y seis aos, cuando por primera vez vio unas

    figuras de geometra y unos globos.

    Las condiciones con que la Casa Botnica reci-

    bi6 al viajero no eran desfavorables para quien

    hasta la fecha haba llevado una 7Jidaambulante,

    y ningn provecho directo haba obtepido de su

    laboriosidad. Se acababa de construir un edificio

    alto para observatorio astron6mico, en el jardn

    de dicha casa, y se esperaban instrumentos pedi-'

    dos a Europa para el mismo fin. El doctor M u-

    tis tena, desde diez aos atrs, f(l ttulo de Astr6-

    nomo Real, pero ya su edad no le permita ejercerpersonalmente el empleo. Entonces se nombr6 a

    Caldas director del observatorio, de cuyas juncio-

    nes l se encarg6 sin esperar los instrumentos

    nuevos, atenindose, por el momento, a los pocos

    proPios que posea. En ms de un ramo, sobre

    todo en el de ciencias naturales, soplaba una brisa

    fresca por los crculos intelectuales de la capital.

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    CALDAS Y. EL "SEMANARIO" 7

    Jorge Tadeo Lozano, con estudios europeos muybien aprovechados, haba fundado en la Casa Bo-

    tnica una seccin de zoologa, que l mismo noslo dirigi con gran acierto y celo, 'sino que cos-teabade su peculio. Bajo la direccin de Enrique .

    de Umaa-criollo que tambin haba regresado

    no mucho antes de Espaa-, se comenz a ins-

    talar un laboratorio qumico y una escuela de,minera. Asimismo :Se hallaba en Santaj, recinllegado de Europa, Sinjoroso Mutis, cuya prisin

    por sospechas polticas habase cambiado en la pe-nnsula por f;.studios en los jardines botnicos de

    Madrid y Pars, y a quien su to encontr aho-ra digno de sucederle. Todo esto prepar a Caldasuna atmsfera grata y muy favorable a sus tra-bajos proPios. Mientras se pudieron estableCerconregularidad las observacianes astronmicas, ocup~se en ordenar sus herbarios, que abarcaban unas

    seis mil plantas, con sus descriPciones en dos vo-lmenes, y trataba de ayudar tambin en. el arre-

    glo de los tesoros de igual naturaleza que acu-mulara Mutis, muy numerosos pero imprepara-dos para la publicacin.

    En enero de 1808 fund Caldas el Semanariodel Nuevo Reino de Granada, que alcanz dosaos de vida, y que fue seguido en 1810 por once

    memorias o monografas que se dieron a la cir-culacin, no en la forma regular de un peridico,sino tan pronto como se terminaban de imprimir.

    En esa publicacin-llamada por un historiadorextranjero el monumento literario ms importan-

    te, creado por un hijo del pas en la Amrica

    espaola, durante el tiempo colonial-, reuna

    su editor .todos los trabajos ientficos y literarios

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    producidos por los escritores de su patria. Comoobjeto principal proponase dar impulso al ade-

    lanto de la colonia en mejoras materiales, como

    caminos, puentes y puertos, del mismo modo que

    levantar la agricultura, la industria y el comercio.

    Para tales fines recomendaba la construccin de

    un mapa del pas, levantar el censo de los habi-

    tantes y productos de cada provincia, la propa-ganda de conocimientos sobre plantas tiles, ani-

    males aproPiados para el servicio de las diversas

    regiones, etc.

    El Semanario, dirigido y en gran parte redac-tado por Caldas, extenda su influencia con cada

    uno de sus nmeros sobre la gente entendida yestudiosa de la colonia, a medida que iba dedi-cando su inters a un crculo cada vez ms dila-

    tado de asuntos pblicos. Para la iniciacin de

    esta alta tribuna cientfica cont Caldas con el apo-

    yo material de dos neogranadinos eminentes: don

    Jos Ignacio de Pombo y don Miguel Cabal. El

    primero, natural de Popayn y domiciliado desde

    haca mucho tiempo en Cartagena, protegi con

    generosidad al sabio payans desde el princiPio

    de .su carrera, regal.ndole instrumentos, costeando

    parte de sus viajes y siendo lugo uno de los msasiduos cooperadores del Semanario. Cada escri-

    to de Caldas-dice un historiador colombiano-,resonaba en el noble corazn de Pombo: cada idea

    que botaba al mundo, la recoga l como un dia-

    mante. Propuso Caldas la introduccin de las vi-

    cuas del Per, y contest Pamba ofreciendo

    $ 500 al que las introdujera. Exploraba Caldaslas quina&-;y contestaba Pombo con una serie de

    datos sobre el mismo artculo. Necesitaba un ins-

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    trumento, y contestaba remitindoselo. As, es queCaldas cada vez que lo nombra canta un himno

    en su honor. Nunca se volver a ver un certamenigual de agradecimiento y beneficios, de ilustra-cin y. patriotismo, de nobleza y virtud. Y encuanto al ingeniero caucano Miguel Cabal, deberecordarse que Caldas termin el Semanario conun elogio histrico a la buena memoria de aqul,que fue uno de los jvenes que ms contribuye-ron a su establecimiento en 1807.

    La labor cientfica de Mutis, Caldas, Lozano,Pamba, Cabal y tntos ms que escribieron en el

    Semanario, aunque era formalmente en servicio

    de Espaa y del rey, prepar el terreno-con ma-yor ejicacia que muchas otras causas superficia-les--', para la evolucin poltica del 20 de juliod e 1 81 0.

    Sabido es que Caldas figur entre los primerosiniciadores de dicho movimiento, y que lo secund

    hasta conducirlo a sus ltimas consecuencias. Suparticipacin personal y activsima en los comien-zos de la revolucin, qued cristalizada en las p-

    ginas admirables del Diario Poltico de Santafde Bogot,-rgano del primer gobierno autno-mo que se llam Junta Suprema-" y lugo enlas luchas entre centralistas 'y jederalistas. Ella es

    muy conocida por la historia patria, y la. breve-dad de esta noticia no permite que entremos en

    sus detalles. Mas, para dar un retrato psicolgicodel sabio, s es preciso hacer mencin de la ma-

    nera tan origInal como resolvi casarse, tanto porla Poca en que adopt esa idea cuanto por su

    modo de verificarla, ya que ambos datos no pueden. faltar en una resea caracterstica de Caldas.

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    Fue en 1810, en medio de los afanes y tumul-tos de una primera organizacin de la repblica.

    Meses antes haba escrito a un amigo suyo, ave-

    cindado en Popayn! que le buscara una esposay se la mandara. Agustn Baraona recomendle

    a su sobrina Mara Manuela, y para ello la des-cribi al presunto novio muy detalladamente. Cal-

    das acept y mand instrucciones a su pariente

    Antonio Arboleda para casarse por poder, a sunombre. Entretanto mantuvo apasionada correspon-

    dencia con la elegida para compaera, no por sucorazn sino por su cerebro, a la cual no lleg aconocer en persona sino en septiembre de aquel

    ao, en los alrededores de la capital, a donde salia encontrarla Caldas, cuando el cmulo' de susocupaciones le permiti hacerlo.

    Entre poltica, astronoma, botnica, luna demiel y otros tantos intereses, le qued tiempo para

    calcular el almanaque de 1811, cuyo texto, entre

    muchas varias indicaciones, trae la siguiente: Paralevantar el mapa de nuestro pas, isperaremosque de Europa vengan a hacerla, y de este modo

    nos conquisten de nuevo?

    Llamado al servicio militar en 1812 por don

    Antonio Nario, Presidente de Cundinamarca,con el nombramiento de capitn de ingenieros cos-

    mgrafos, march en el mes de marzo en direc-

    cin al norte, bajo las rdenes de Antonio Bara-ya, en el cuerpo de tropa que se declar lugo enfavor del Congreso y en contra de Naro. La di-

    solucin de las fuerzas federales, 'despus de la

    derrota sufrida en un ataque a la caPital, hizo

    buscar a Caldas el camino de Antioquia, porla va de lbagu. En aquella provincia montaa-

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    CALDAS Y EL "SEMANARIO" 11

    sa se haba podido conservar aislado el movimien-to patritico, sostenido con energa por Juan delCorral y dos antiguos amigos de Caldas: Jos

    Manuel Restrepo y Francisco Antonio Ulloa.

    Entre estos elementos cordiales, hall el incansa-

    ble Caldas un campo gratsimo de accin.

    Entretanto, ya se adelantaba de nuevo, desde el

    sur, el enemigo ms implacable: la juerza espa-ola. Corral nombr a Caldas en el acto coronelde ingenieros, con la misin de fortificar las en-tradas a la provincia, por el sur. Las fortificacio- .nes levantadas entonces por nuestro sabio corres-

    pondieron en un todo a su objeto, demostrando

    en ellas sus talentos .bara la estrategia y la arqui-tectura. Levant, adems. un mapa de aquellosterrenos, para servir a las operaciones militares.

    En Medelln organiz6 una fbrica de plvora yotra de nitro, que fueron instaladas ambas en j&-brero de 1814; en seguida construy mquinas

    para hacer armas de tiro y fundir caones, como

    tambin otra para acuar moneda ..En abril del mismo ao inaugur una escuela

    de ingeniera militar, con un personal de doce ca-detes. Llenos de sorpresa y de admiracin oyeronlos jvenes estudiantes las materias que les enseabael antes modesto y tmido naturalista: disciplina

    militar, arte de fortificacin, tctica y estrategia,teora y prctica de artillera, hidrosttica con laconstruccin de canales y puentes. geografa mili-tar con dibujo de planos y mapas, y, por ltimo,

    hasta arquitectura civil.

    Mientras pasaba esto en Antioquia, Simn Bo-

    lvar haba' venido de Venezuela para ponerse a

    rdenes del Congreso neogranadino, y se abri

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    12 CALDAS ' ' ' ' ; l EL "SEMANARIO"

    paso con las fuerzas de ste, puestas bajo su man-do, hacia Santaf. En su entrada d la caPital,tomada a viva fuerza el 10 de diciembre de 1814,la casa botnica y la torre astronmica experi-mentaron prdidas notables en sus tesoros cient-

    ficos, aunque siempre se conserv lo principal bajola custodia de Sinforoso Mutis y Salvador Rizo.

    El gobierno centro-federal establecido entonces, lla-m pronto a Caldas para organizar una escuelanacional de cadetes. El coronel payans ocurri

    en el acto y se puso a trgbajar en la inStalacinindicada, sin descuidar por ello sus interrumPidostrabajos de astronoma y botnica.

    Lleg el ao lgubre de 1816, y con l el ma-riscal espaol Pablo Morilla. Entre los proscritos

    fugitivos de Santaj, se hall tambin el coronelCaldas, quien conoca la suerte que le esperaba,al no lograr la fuga. En las faldas de uno de

    los nevados del Tolima viva desde aos atrs,solitario y casi ignorado por todos, Jos Ruiz, elantiguo minerlogo, que haba sido uno de los

    primeros discPulos de Mutis, poco menos de me-dio siglo antes. Con una cra de ganado habaseretirado del mundo, para situarse en la lnea dela nieve perpetua, y slo era recordado por algu-

    nos santajereos, para quienes exista como un

    ermitao misterioso. All esper Caldas hallar surefugio; pero ya no encontr a Ruiz. El rebaoandaba disperso y silvestre por las montaas.

    Entonces emigr al Cauca en busca de salva-cin. Se ocult en la hacienda de Paispamba, en

    donde haba vivido su familia y haba dado el

    sabio sus primeros pasos en la ciencia; all fueaprehendido, en ,compaa de Ulloa, su ntimo

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    CALDAS Y EL "SEMANARIO" 13

    amigo, y de otros compaeros, por el jefe patianoSimn Muoz. Este le propuso que huyera a

    Quito, gobernado entonces por el espaol Toribio

    Montes, quien se mostraba interesado por salvar

    a Caldas del patbulo; mas el discpulo predilecto

    de Mutis rechaz la oferta, si no se haca exten-

    siva a los compatriotas que con l iban presos.

    Trasladado a Bogot, se le juzg militarmente,

    y no hubo Piedad para con quien peda la vida

    mientras acababa los trabajos de la Expedicin

    Botnica, aunque fuera en Un calabozo y con una

    cadena en el pie. Enrile, el segundo de Morilla,

    neg esta solicitud, y el 29 de octubre de 1816

    fue pasado por las armas, en la plazuela de SanFrancisco. El orgulloso militar espaol, cuando

    neg la solicitud con las palabras histricas Es-

    paa tiene bastante gente ilustrada, o como otros

    aseguran, Espaa no necesita de sabios, igno-

    raba que el mundo espaol no haba prodUcido

    sino un Caldas, con derecho a figurar entre losgenios universales, y que de stos no nace ms de

    uno en cada siglo.

    Para borrar la fea mancha de crueldad y bar-

    barie que cay sobre el nombre de la Madre Pa-

    tria, con el intil derramamiento de la sangre de

    Caldas, Espaa, siguiendo el consejo del gran

    Menndez y Pelayo, tribut un perpetuo desagra-vio a la memoria del sabio ilustre, en 1925, por

    iniciativa de la eminente escritora doa Blanca de

    los Ros.

    G. O. M.

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    S E M A N A R I O

    D E L

    N U E V O R E I N O D E f i R A N A O A

    ESTADO de la Geografa del Virreinato de San-taf de Bogot, con relacin la economa yal comercio, por don Francisco] os de Cal-das, individuo meritorio de la Expedicin. Bo-

    tnica del Reino, y encargado del Observa-

    torio Astronmico ~e esta capital .

    ... .La Geografia.: ...... tan necesariaal Estado. como lo puede ser. a un propietarioel conocimiento perfecto de sus heredades.

    ARRIQUIBAR. Carl. 4. n. 15. pg. 90.

    ~

    L Semanario del Nuevo Reino de Granadava a comenzar por el estado en que sehalla su Geografa. Los conocimientosgeogrficos son el termmetro con quese mide la ilustracin, el comercio, la

    agricultura y la prosperidad de un pueblo.Su estupidez y su barbarie 'siempre es pro-porcionada a su ignorancia en este punto.La Geograa es la base fundamental de to-

    da especulacin poltica; ella da la extensindel pas sobre que se quiere obrar, ensea lasrelaciones que tiene con los dems pueblos dela tierra, la bondad de sus costas, los ros na-vegables, las montaas que le atraviesan, losvalles que stos forman, las distancias recpro-cas de las poblaciones, los caminos establecidos,los que se pueden establecer, el clima, la tem-

    peratura, la elevacin sobre el mar de todos lospuntos, el genio y las costumbres de sus habi-

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    1 6 SEMANARIO

    tantes, las producciones espontneas y las quepueden domiciliarse con el arte. Este es el gran-e.de..D bje.1;Q ..JlE,LJageografa..econm1Q.~ tan an ti-gua como nuestras necesidades; y el Semanario,consagrado principalmente a la felicidad deesta Colonia, no puede abrirse de una manerams digna, que presentando el cuadro de nues-tros conocimientos geogrfiCOS. Aqu veremos

    los pasos que hemos dado, lo que sabemos, loque ignoramos, y mediremos la distancia a quenos hallamos de la prosperidad: aqu aprende-remos a dirigir nuestros esfuerzos hacia aquelpunto que ms nos interesa, y nos desnudare-mos de las preocupaciones que nos oprimen yque retardan la felicidad del Reino. Si algunavez se censuran los usos establecidos, no es lamaledicencia, no eS la crtica amarga la que nos

    mueve; es, s, el amor que profesamos al paSen que hemos visto la luz.

    Para evitar confusin y simplificar nuestrasideas, llamo Nuevl!- Granada a todos los pl:'tsessujetos:rVirreinato d.e Santa F, y, bajo de estadenominacin, comprendo el N.uevD~Reno, laTierra Firme y la provincia de Quito. Este belloy rico pas est situado en el ciazo:n de la zo-na trrida en la Amrica Meridional. Se ex-tiende, de Norte a Sur, desde los 129 de latitudboreal, hasta 59 30' de latit. austral, y de .orien-te a Poniente, desde los 609 hasta los 76Q 50' alOccidente del Observatorio Real de CdiiY So-bre el mar del Sur tiene cerca de 500 leguas decosta, desde el Golfo Dulce hasta la ensenadade Tumbez: aqul lo separa de la Costa Rica

    en Guatemala, y sta del Virreinato del Per.Desde Tumbez, por un arco no bien determi-nado, va al Amazonas, ms arriba de Jaen deBracamoros, sigue por la orilla meridional deeste ro hasta Loreto; aqu se cambia a la delNorte, y en la embocadura de Yza, separndo-se del Maran, se interna en el continentehasta el Orinoco por pases desconocidos hastala embocadura del Apure. Subiendo ste y elSarare, toca en la cordillera de Ccuta, buscalas cabeceras del Tchira, sigue su curso hasta

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    SEMANARIO 1 7

    su embocadura .en San Faustino, atraviesa has-ta las montaas de los Motilones y Guajiros, y,siguiendo stas, va a terminar en el Cabo de laVela. En el mar Atlntico, posee 350 leguas,desde este punto hasta el ro de las Culebras,que lo separa de Guatemala.

    Este nmenso recinto de figura irregular ocu-pa sobre la superficie del globo 67.200 leguascuadradas de a 6.610 varas castellanas cadauna. Un plano horizontal y dilatado al Oriente(los Llanos de San Juan, Casan are, etc.) , otroa Occidente, aunque menor (Choc, costa pro-piamente tal, Barbacoas, Esmeraldas y Guayaquil), terminan el territorio de la Nueva Gra-nada. El primero contina hasta la Guayana,y el segundo hasta el Pacfico: ste, poblado debosques elevados tan antiguos como la tierra

    que los produce, aqul tiene espacios inmensoscubiertos de gramneas; y ambos cortados ensentidos diferentes por ros caudalosos que lle-van sus aguas, los unos al Este, y los otros alPoniente del Nuevo Mundo. En medio de estasllanuras se eleva la famosa cadena de monta-as llamada!,>.23' de latitud austral. Tiene este nombre ungrupo de rocas cuyas cimas casi tocan el trmi-no de la nieve permanente (2.480 toesas, 5.786varas). Aqu se divide en dos ramos bien carac-terizados, paralelos entre s en la direccin delmeridiano, 'y dejan en medio un valle angosto,muy elevado (1.460 toesas) y largo, en que eS-tn las poblaciones de Riobamba (1.424 toesas),Hambato (1.334 toesas), Latacunga (1.425 toe-sas) y Quito (1.440). A la derecha se levantanhlS cimas majestuosas de Capacurcu (2.730 toe-

    sas), Tunguragua (2.620 toesas), Cotopaxi (2.950Wesas), y Cayambur (3.030 toesas); a la izquier-

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    da el Chimborazo (3.220 toesas), Ylinisa (2.717),Pichincha (2.430), Y otras, todas cubiertas deuna nieve eterna, y de cuyo sena se ha elevadomuchas veces la lIama desoladora. En este tro-zo los Andes lIegan al mximum de su altura(3.220 toesas): Mojanda (1.916 toesas), Ymba-bura (2.333) volcanes apagados, Cotacache(2.567 toesas), Yana-urcu (2.000 toesas) y lasmontaas de Guaca presentan un recinto des-igual, cortado por muchos ros que reunidosforman el Mira. Aqu estn los carregimientosde Otbala y de Ybarra. En Tulcn (por 09 48'latit. boreal) vuelven a renacer los dos ramasparalelos de los Andes con direccin al Narte,y abrazan el valle de los Pastos, quiz el mselevada del universo. Tres cimas ardiendo (elAzufral, Cumbal y Pasto) y 'Otra tranquila (Chi-

    les) terminan su horizonte. Un corte profundo,lecho del caudaloso Guytara, los separa de laciudad de Pasto. Esta ocupa el centro de un pe-queo valIe circular coronada al Occidente porsu volcn (2.300 toesas): mil arrayas formandos ros que se renen dentra de la misma po-blacin, y unos hombres tan sencillos cama la-boriosos habitan la parte ms belIa de los An-

    des. Desde este paralelo (19 15' lato boreal) lacordillera pierde un tercio de su altura, sus ra-mos se renen y na presenta sina un pas mon-taoso y desigual. De repente se precipita ha-cia el media en Mercaderes (19 50' lato bar.) yforma en su centro un valle profunda, angasto,abrasador, y regado de tres ros principales(Quilcas, Guachicono y S. Jorge) que van a

    formar el Patas. Desde este bajo nivel (349 toe-sas), que tiene apariencias de abisma, se des-cubren las cimas de las montaas vecinas, yaun los velas eternos de las Andes, a una diS-tancia prodigiosa. Aqu se separan 'Otra vez losdos ramos para na volver a can fundirse jams.El fando de las Patas se levanta a 29 10' delatitud bareal, y queda establecido el valle eS-pacioso y desigual de Papayn a una elevacin(900 toesas) y a una temperatura (de 10 a 189y casi siempre 159 de Reaumur) 9,ue parece in-

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    ventada por los poetas. La cadna Oriental re-cobra toda su altura y presenta las puntas ne-vadas de Zotar (2.300 toesas), Coconuco (2.500toesas), Huila (2.800 toesas) y Tolima (2.819toesas), y, exactamente en la direccin del me-ridiano, va a terminar en las cercanas de Mom-pox. La Occidental, siempre paralela a la pri-mera y a 8 10 leguas de distancia, pasa al

    Oeste de Cali, Cartago, Antioquia; arroja un.ramo al Norte, y vuelve al Noroeste a formarel Istmo de Panam. Cerca de Popayn (19 50'lato bar.) se desprende un ramo principal condireccin al Nordeste (1), pasa por Santa Fde Bogot y Mrida, y va a terminar hacia Ca-racas. Al Norte de Pamplona se ramifica dediversos modos en la Goajira, - 1 termina en lasoberbia sierra de Santa Marta.

    Todas las aguas de Laja, Cuenca, Quito, Yba-rra, Pastos, Pasto y Patas, en una palabra,todos los ros de la parte Meridional del Vi-rreinato rompen la cordillera, y se abren pasolos unos al Este (las Juntas en Loja, Paute enCuenca, y Patate cerca .de Hambato),y los otrosal Oeste (Catamayo, .Len, Mira y Patas), En Po-payn a los 29 20' de la lnea, las cosas mudan

    de aspecto. Los tres ramos de la cordillera, se-mejantes a un muro impenetrable, no presen-tan ya ninguna brecha, y los ros toman sucurso hacia el Norte. Tales son el Atrato, Cau-Ca y Magdalena. El primero baa un pas bajoy cubierto de selvas interminables; el segundo,el valle nivelado y fecundo de Buga, y el suelodesigual de la provincia de Antioquia; en fin,

    el tercera riega e! Tima.n, N~iva, Honda, Mom-pox, y descarga en el Ocano entre Cartagenay Santa Marta.

    Un calor abrasador y constante (de 279 a 309Reaumur) reina, en las llamiras que hacen basaa esta soberbia cadena de montaas. El hombre

    (1) Este ramo es conocido hoy con el nombre de

    cordillera Oriental; y el que divide la hoya del Mg-dalena de la del Cau

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    que habita estas regiones se desarrolla con veloci-dad, y adquiere una estatura gigantesca; perosus movimientos son lentos, y una voz lngui-da y pausada, unida a un rostro descarnado Yplido, anuncian que estas regiones no son lasms ventajosas para el aumento de la especiehumana. Palmeras colosales, maderas precio-sas, resinas, blsamos, frutos deliciosos, son losproductos de los bosques interminables que cu-bren estos pases ardientes. Aqu habita el ti-gre (Felis onza L.), el mono, el perezoso; aquse arrastran serpientes venenosas; Y aqu elcrtalo horroroso (la Cascabel), amenaza atodo viviente en estas soledades. Esta es la pa-tria del mosquito insoportable, Y de esos ejrci-tos numerosos de insectos, entre los cuales unosS011 molestos, otros inocentes, stos brillantes,

    aqullos temibles. Las aguas clidas de los rosanchurosos estn pobladas de peces, Y en susorillas vive la rana, la tortuga, mil lagartos deescalas diferentes; y el enorme cocodrilo (Cai-mn) ejerce sin rival un imperio tan ilimitadocomo cruel.

    La regin media de los Andes (desde 900has-ta 1.500 toesas), con un clima dulce y modera-

    do (de 109 a 199 Reaumur), produce rboles dealguna elevacin, legumbres, hortalizas saluda-bles, mieses, todos los dones de Cres; hombresrobustos, mujeres hermosas de bellos colores,son el patrimonio de este suelo feliz. Lejos delveneno mortal de las serpientes, libres del mo-lesto aguijn de los insectos, pasean sus mora-dores los campos y las selvas con entera liber-tad. El buey, la cabra, la oveja, le ofrecen susdespojos y le acompaan en sus fatigas. El cier-vo, la danta (Tapirus LJ, el oso, el conejo, etc.,pueblan los lugares a donde no ha llegado elimperio del hombre.

    La parte superior (desqe 1.500 hasta 2.300toesas), bajo de un cielo nebuloso y fro, noproduce sino matas, pequeos arbustos y gra-mneas. Los musgos, las algas y dems cript-

    gamos ponen trmino a toda vegetacn a 2.280toesas sobre el mar. Los seres vivientes huyen

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    de estos .climas rigorosos, y muy pocos se atre-ven a escalar estas montaas espantosas. Deeste nivel hacia arriba ya no se descubren sinoarenas estriles, rocas desnudas, hielos eternos,soledad y nieblas. ,

    Esta pintura de los Andes ecuatoriales nosmanifiesta que basta descender 2.400 toesas pa-ra pasar rpidamente de las nieves polares alos calores del Senegal; que aqu se acercan las

    extremidades de nuestro globo, y se tocan yconfunden la zona trrida y la glacial. Nosotrosvemos encerradas en el pequeo espacio de 10a 14 leguas todas las temperaturas de la tierra,y todas las presiones atmosfricas bajo de quepuede respirar el hombre. Mientras que en lospases situados fura de los trpicos, el calor' yel fro, la verdura y los frutos se suceden con

    relacin al lugar que ocupa el sol en la eclp-tica, en nuestros Andes todo es permanente.Nieves tan antiguas como el mundo siemprehan cubierto la frente majestuosa de nuestrasmontaas; las selvas nunca han depuesto su

    10llaje; las flores y los frutos jams han falta-do en nuestros campos, y los calores del estosiempre han abrasado nuestras costas y nues-tros valles. Cuando unas noches dilatadas si-guen a unos das rpdos, cuando das largospreceden a noches momentneas en los pasesseptentrtonales y antrticos, aqu un equinoc-cio eterno, una igualdad inalterable ha existidodesde la creacin. Los astros siempre han su-;:"',bido perpendiculares al horizonte, y el sol siem-pre nos ha vivificado 12 horas con su presen-cia, y otras tantas nos ha dejado para el des-

    canso y para el sue{).Esta asombrosa variedad de producciones, detemperaturas y de presin, en lugares tan pocodistantes, eg preciso que haya influido sobre elcarcter y las costumbres de los pueblos quehabitan la basa de la cordillera, o sobre ella.En efecto, qu .rasgos tan diferentes y decisi-vos no se advierten entre el hombre de la cos-

    ta y el de la cima de los Andes! El ojo menospenetrante y observador distingue al Mompoxi-

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    no del Pamplons, al que respira el aire abra-sador de Guayaquil del que vive en la dulcetemperatura de Cuenca; y el salvaje del Ori-noca en nada se parece al rstico de Quito. Haypocos puntos sobre la superfiCie del globo msventajoso para observar, y se puede decir paratocar, el influjo del clima y de los alimentossobre la constitucin fsica del hombre, sobresu carcter, sus virtudes y sus vicios.

    Todos los habitantes (cerca de tres millones,incluso. los brbaros) de esta bella porcin dela Amrica, se pueden dividir en salvajes y enhombres civilizados. Los primeros son aquellastribus errantes sin ms artes que la caza y lapesca, sin otras leyes que sus usos, que mantie-nen su independencia con su barbarie, y enquienes no se hallan otras virtudes que care-

    cer de algunos vicios de los pueblos civilizados.Tales son las hordas del Darin, Choc, Mainas,Sucumbas, Orinoco, Andaques y Guajira. Lossegundos son los que unidos en sociedad vivenbajo las leyes suaves y humanas del Monarcaespaol. Entre stos se distinguen tres razas deorigen diferente: el Indio indgena del pas, elEuropeo su conquistador, y el Africano intro-ducido despus del descubrimiento del NuevoMundo. Entiendo por europeos, no slo los quehan nacido en esa parte de la tierra, sino tam-pin sus hijos, que, conservando la pureza desu origen, jams se han mezclado con las de-ms castas. A stos se conoce en la Amricacon el nombre de Criollos, y constituyen la no-bleza del nuevo continente cuando sus padresa han tenido en su pas natal. De la mezcla

    del indio, del europeo y del negro, cruzados detodos modos y en proporciones diferentes, pro-viene el mestizo, el cuartern, el mulato, etc.,y forman el pueblo bajo de esta colonia.

    La posicin geogrfica de la Nueva Granadaparece que la destina al comercio del universo.Situada bajo de la lnea a iguales distanciasde Mjico y California por el Norte, como de

    Chile y Patagonia por el Sur, ocupa el centrodel nuevo continente. A la derecha tiene todas

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    las riquezas septentrionales, a la izquierda to-das las producciones del Medioda de la Am-rica. Con puertos sobre el Pacfico y puertos.sobre el Atlntico, en medio de la inmensa ex-tensin de los mares, lejos de los huracanes yde los carmbanos de las extremidades pola-res de los continentes, puede llevar sus especu-"laciones mercantiles desde donde nace el solhasta el ocaso. Mejor situada que Tiro y que

    Alejandra, puede acumular en su seno los per-fumes del Asia, el marfil africano, la industriaeuropea, las pieles del Norte, la ballena del Me:-dioda, y cuanto produce la superficie de nues-tro globo. Ya me parece que esta colonia afor-tunada recoge con una mano las produccionesdel hemisferio en que domina la Osa, y con laotra la del opuesto; me parece que se liga con

    todas las naciones, y que lleva al polo los fru-tos de la lnea, y a la lnea las producciones delpolo. Convengamos: nada hay mejor situado enel viejo ni el nuevo Mundo que la Nueva Gra-nada. No nos deslumbremos con las riquezas deMjico, ni con la plata del Potos. Nada tene-mos que envidiar a estas regiones tan ponde-radas. Nuestros Andes son tan ricos como aque-llos, y el lugar que ocupamos es el primero. ElPer arrinconado all sobre una zonaestril enlas costas del Pacfico; Mjico con una situa-cin ms feliz en los confines de la zona trri-da y templada' pueden contar como nosotroscon el nmero prodigioso de ros, de estos ca-nales cavados por las manos de la naturalezapor donde algn da deben correr nuestras ri-quezas desde el centro hasta las extremidades?

    Buenos .l\...ircs, el Brasil, la Guayana, C~.:rRCfl:Slas provincias independientes del Norte, el Ca-nad, etc., no pueden venir al Sur sin correrlos peligros de Magallanes, y no pueden pasaral Oriente sin visitar el cabo ms meridionaldel Africa tan temido de los navegantes. LaNueva Granada tiene en su arbitrio mandarsus buques a la China y a la Europa, a la

    Groenlandia y a Kamtschatka, sin tocar conaquellas puntas borrascosas que tanto retar-

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    dan el comercio de las naciones. Esta es nues-

    tra situacin, y estas son las relaciones que te-nemos con todos los pueblos de la tierra. Vol-vamos ahora nuestros ojos sobre nosotros mis-mos, registremos los departamentos de nuestrapropia casa, y veamos si la disposicin internade esta colonia correspond~ al lugar afortllna-do que ocupa sobre el globo.

    La extremidad septentrional del V.irreinato,

    la parte ms estrecha del nuevo continente, laque constituye el istmo de Panam, el ms c"lebre del universo, debi llamar la atencin detodos los polticos desde la poca de su descu-brimiento. Una lengua de tierra de 15 leguas deancho, cortada en todos sentidos por rios quevan a desembocar directamente a los dos ma-res, cuyas montaas apenas merecen este nom-bre, llamaba a su reconocimiento a todos losgegrafos y a todos los estadistas. No Se puedeor sin humillacin que hayan corrido 300 aosdesde aquella poca, y que hasta hoy no ten-gamos un plano que nos d idea del interior delpas, de las proporciones o de las dificultadesde la navegacin de esos ros, e su origen, y dela posibilidad de unirlos. H mucho tiempo quese habla del Atrato, de su inmediacin a San

    Juan, del Arrastradera de San Pablo, y que seha mirado como fcil la unin del Pacfico conel Atlntico. Pero qu hemos hecho con estasesperanzas lisonjeras? No hemos dado un solopaso en esta materia importante y capaz de ha-cer mudar de aspecto las ideas mercantiles dela Amrica (1).

    La inmensa extensin de terreno que ocupan

    nuestras costas en el Pacfico (500 leguas) des-

    (1) Es de des,ear que se publique la excelente Re-presentacin que don Jos Ignacio Pombo dirigi alconsulado de Cartagena en 14 de mayo de 1807 so-bre el reconocimiento del Atrato, Sin y San Juan.AqU ~e hallan noticias interesantes y miras vastassobre un canal de comunicacin entre el Ocano

    Atlntico y el Pacfico,. con otras relativas a nuestranavegacin interna.

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    de .Veraguas hasta Tumbez, los ros caudalosos

    que bajan de los Andes Occidentales, y la formade esta cadena de montaas apenas nos sonconocidos. Cartas miserables, cartas sin deta-lles, cartas contradictorias, ms propias parainspirar dudas que para dar luces, son la queforman el Atlas martimo y terrestre de la par-te Occidental de esta colonia. Los acadmicosdel ecuador levantaron una pequea parte de

    esta costa en 1736, y hasta 1790 nada habamosadelantado sobre este objeto interesante. Lascorbetas de S. M. Descubierta y Atrevida de-rramaron algunas luces sobre estas regiones te-nebrosas; pero han dejado mucho que desear alos sabios, y creo que la mies est todavia in-tacta y reservada a la Expedicin de costas queactualmente trabaja en el Sur. Aun cuando es-

    tos marinos nos hagan conocer la hidrografade nuestras costas, el interior del pas nos serpor mucho tiempo desconocido. Las pocas noti-cias que tenemos de estas regiones nos hacen de-sear vivamente que se acerque el tiempo de sureconocimiento. En efecto, el Choc, Barbacoas,y todo lo comprendido dentro de la cordilleray las costas, tienen caracteres que deben intere-sar al botnico, al geologista, al poltico, al lit-

    lago, al gegrafo y al fsco.La parte baja y martima de estos pases la

    constituye una zona horizontal de 12 a 15 le-guas de anchura, baja, anegadiza en gran par-te, cruzada por mil ros caudalosos, que ya seseparan, ya se renen, que ferman un archi-pilago continuo en sus embocaduras, y quelentos y perezosos se dejan balancear de Orien-

    te : J . Occidente P01~lal:! iuerzas de la luna a mu-chas leguas dentro del continente. Despus elterreno va elevndose por grados insensibles,se comienzan a ver pequeas colinas, y lasaguas corren con alguna velocidad. Ms aden-tro el pas se escarpa, y levantan su frente so-berbia los 'Andes. Diez mil arroyos se precipi-tan de su cima: aqu forman cascadas vistosas,

    all torrentes acelerados; reunidos a grupos,forman ros enormes, en qUiene,s vrtices terri-

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    b1es, pasos peligrosos detienen al navegante, y

    en fin, en un plano menos inclinado, se acer-can al Ocano con paso m.ajestuoso y tranqui-lo. Todo este pas est enteramente cubierto deselvas colosales, en donde una vegetacin vigo-rosa no deja otros vacos que los que les dispu-.tan las ondas. Aromas, blsamos, maderas pre-ciosas, palmeras diferentes, yerbas medicina-les, flores desconocidas, aves vistosas, banda-

    das de zahinos (Sus tajassu. L.), familias nu-merosas de monos, anfibios diferentes, insectostiles, reptiles venenosos llaman a los natura-listas. Pocas poblaciones, algunos grupos dechozas pajizas sembradas a largas distancias,y siempre en las orillas de los ros, es lo nicohabitado de este inmenso pas. Algunos indiosa medio civilizar, pocas castas, muchos negros

    (25.000) constituyen su poblacin. Este, robus-to, sano, bien constitudo y desnudo, unas vecesrecorre con alegra y con intrepidez los peligrosde sus ros, o atraviesa los bosques desprecian-do el veneno mortal de las serpientes, contraquienes tiene remedios victoriosos, que oculta,como el Bracman los dogmas de su religin;otras, cubierto de, sudor, sumergido hasta la ro-dilla en el agua, y armado de una robusta ba-rra, agota todas sus fuerzas para arrancar delas entraas de la tierra el oro y la platina. Elmaz, la yuca y el pltano, unidos a la pescaabundante de sus ros anchurosos, forman susubsistencia. Acostumbrados a la servidumbre,se sujetan con facilidad a la voz imperiosa deun solo hombre, a quien pudieran despreciarimpunemente. Confipados en un rincn de es-

    tos bosques inmensos, entregados sin reserva aenriquecer a su dueo, separados del resto delos hombres, ignoran como el trapista todas lasvicisitudes y todas las revoluciones del gnerohumano. Todos los das de su vida son iguales,y a sus ojos parece que el tiempo ha perdido suimperio, y que todas las cosas se han fijado pa-ra siempre. Su ambicin se limita a merecer el

    mando de su tribu, y su codicia a recoger el va-lor de su persona y de sus hijos.

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    Sin ideas, sin otros conocimientos que los desus bosques y de sus ros, nada desea, y vivecontento en e,l centro de una barraa misera-ble. Con un pco ms de humanidad en sus se-ores, con ms cuidado en su parte moral, es-tos hombres seran, en el seno mismo de la ig-norancia y. de la esclavitud, unos seres dicho-sos. Los animales domsticos, que hacen las ri-quezas verdaderas y las comodidades de la vi-

    da, son desconocidos de estos moradores: elbuey, la oveja, la cabra, no pueden existir enmedio de bosques elevados y sombros en don-de faltan las gramas y los alegres pastos; y elcaballo,el asno y el mulo les son -absolutamen-te intiles. En efecto, en un suelo cortado portodas partes de ros navegables no puede hacerpapel el ms benoy el ms nobledeloscuadrpe-

    dos.De aqula falta de losproductosde estosse-res vvientes y la necesidad de mendigarlos desus vecinos(Antioquia, al,Pastos, Quito,etc,)Aqu no existe ni aun la sombra de la indus-tria, y las pocas telas que consumen nuestrascostas occidentales van de Quito o de Europapor diferentes puntos. Llueve la mayor partedel ao. Ejrcitos inmensos de nubes se lanzanen la atmsfera del seno del Ocano Pacfico:el viento Oeste, que reina constantemente enestos mares, las arroja dentro del continente;los Andes las detienen en la mitad de la carre-,ra; aqu se acumulan y dan a esas montaasun aspecto sombro y amenazador; el cielo de-saparece; por todas partes no se ven sino nu-'bes pesadas y negras que amenazan a todo vi-viente; una calma sofocante sobreviene; este1 > .8 el momento terrible: rf!l.e;HSd e viento dis-locadas arrancan rboles enormes; explosioneselctricas, truenos espantosos; los ros salen de,su lecho, el mar se enfurece, olas inmensas vie-nen a estrellarse sobre las costas; el cielo seconfunde con la tierra, y todo parece que anun-cia la ruina del universo. En medio de este con-flicto el viajero empalidece cuando el habitan-

    te del Choc duerme tranquilo en el seno de sufamilia. Una larga experiencia le ha enseado

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    que las resultas de estas convulsionesde la na-turaleza son pocas veces funestas, que todo sereduce a luz, agua, ruido, y que dentro de po-cas horas se restablece el eqUilibrioy la sere-nidad.

    En medio de este pas hay una zona o capade cascajo, de arenas, de piedras, de arcillas di-ferentes, paralela al horizonte, y encerrada en-tre lmites bien estrechos. El trmino inferior

    comienza a 80 o cuando ms a 100 varas, y elsuperior acaba a 800 u 820 sobre el nivel delOcano, y su grueso, comose ve, es de unas 720varas poco ms o menos. Dentro de estos lmi-tes se halla la regin del oro, y ellos constitu-yen, por decirlo as los confines de la patria deeste precioso metal; mezclado siempre con laplatina indomable por tantos aos. Encima o

    bajo del nivel de esta famosa capa nunca se hahallado un grano de oro, y jams se ha vistoun tomo de platina. De ella es de donde hansalido las masas asombrosas de estos metales;aqu en donde se han formado fortunas extra-ordinarias; y aqu es que estn encerradas lasesperanzas y la codicia del propietario delChoc. La zona del oro, paralela al horizonte~corre sobre toda la arca de estos pases, y so-bre ellas descansan los Andes occidentales. Porconsiguiente, a proporcin que se retira delmar, se hunde ms y ms en la masa de la cor-dillera, y se hace ms difcil la extraccin deloro y la platina. El terreno est de tal mododispuesto, que esta capa se presenta a la su-perficie en un espacio de 10 a 12 leguas de an-cho. Los esfuerzos de muchos millares de ne-

    gros no han bastado para agotar esta partedesde el descubrimiento de este rico pas. Lariqueza de esta zona no es constante: en unaspartes se acumula el oro, en otras est disemi-nado: aquello se llama tope, y esto pobreza dela mina. Pero lo ms singular, y lo que debe fi-jar la atencin del filsofo, es que, en el Cho-c, en la costa propiamente tal, y en Barba-

    coas, los prOdUCtoscorresponden a las esperan-zas. Desde este paralelo (19 30' latitud boreal)~

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    comienza a disminuir poco a poco l~ bondad dela mina: a un grado, apenas recompensa losgastos y las fatigas. del minero, y desapareceenteramente bajo del ecuador. Al otro lado dela lnea todo muda de aspecto. No se oyen yalos nombres de venero, mina, oro, platina.: laindustria, el cacao, el algodn, sales, maderas,cambio, comercio, son las riquezas, a la verdad

    ms slidas, de la parte meridional de nuestrascostas. Numerosas vacadas y los ms bellos ca-ballos son los frutos de las pampas dilatadas- deGuayaquil.

    Cuntas miras, cuntos proyectos importan-tes hara nacer en la cabeza de un poltico unabuena corografa del Choc, Costa, Barbacoas,Esmeraldas y Guayaquill Minas excelentes, ani-males raros, medicamentos desconocidos, cami-nos fciles, ramos nuevos de comercio y de in-dustria seran los frutos de una expedicin quese mandase a los pases Occidentales de estacolonia.

    El trozo del Virreinato encerrado entre losdos ramos de la cordillera que hemos descrito,desde 49 30' de latitud austral, hasta 29 30' delatitud boreal, es decir, desde Laja hasta Popa,..

    yn, es un pas alto, volcnico, erizado de mon-taas las ms elevadas del universo: precipi-cios, canales profundos por donde corren convelocidad las aguas de los ros, valles pequeos,algunos ardientes y malsanos, otros altos y de-liciosos, caracterizan esta, porcin de la NuevaGranada. Los pueblos que la habitan son agri:-cultores, industriosos y sagaces. Apenas tienen

    idea del arte de explotar las minas, a pesar detenerlas tan ricas como el Per; pero en re-compensa tienen pases cultivados, mieses, fru-tos, artes, rebaos y todo cuanto puede hacercmoda la vida. Los productos de su agriculturay de su industria arrastran a estos .pases ele-vados, con el oro del Choc y la plata del Per,el lUjo y la voluptuosidad. Aqu el hombre, bao

    jo de un cUma sereno y con ocupaciones msanlogas a su constitucn, se ha multiplicadomaravlllosamente. Cuando en otros puntal! de

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    Sl'i:MANAtuO

    esta colonia apenas quedan algunos indios, tris-tes reliquias de una nacin que agoniza, aqulel grueso de la poblacin lo constituyen los in-dgenas de estos pases. Su azote son los volca-nes. Estas montaas temibles arden tranquila-mente 100 ms aos, y se borrara hasta lamemoria de sus desastres, si de cuando encuando no amenazasen a estos moradores con

    bramidos sordos y con temblores. Cuando sehallan ms tranquilos, cuando su industria seha multiplicado, cuando se juzgan ms felices,de repente se inflama el Tunguragua, el Coto-paxi u otro. Columnas, vrtices de humo negroy espeso mezclado con las llamas oscurecen laatmsfera. Nubes de arena, piedras enormes selanzan en los aires; ruidos subterrneos, bra-midos, sacudimientos terribles, avenidas deagua y de lodo llevan a todas partes la desola-cin y la muerte. Aqu se abre la tierra, all sehunde una montaa, ms all perece una po-blacin. Los ros mudan de curso, los edificiosse desploman, Y una gran parte de su poblacindesaparece en un momento. Tales han sido lascatstrofes horrorosas que ha padecido estapreciosa porcin del Virreinato, y tal fue la fa-

    mosa de febrero de 1797.Yo he visto con asom-bro los vestigios de esta erupcin para siemprememorable; pero la calma y la serenidad hasucedido en los nimos de esos moradores. Ol-vidados de las calamidades pasadas, reedificancon alegra sus poblaciones, yel hijo erige sucasa sobre el sepulcro de sus padres. El hom-bre se acostumbra a todo, este sr miserable Y

    mortal se familiariza con todos lJS horrores.Estos pueblos, separadOSdel resto de los hom-bres por los Andes, no tienen otro recurso parallevar con velocidad y con ventajas su industriay los productos de sus campos a las provinciasmartimas, que atrav'esarla cordillera. Por for-tuna para estos pueblos industriosos todos susros rompen esta formidable cadena de monta-as. Los unos van a desembocar en el Pacfico.y los otros a engrosar el Amazonas. AqullOSabrn paso cmodo a las costas del Sur y evi-

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    tan la subida y la bajada de la cordillera, em-presa difcil y capaz por s sola de hacer enca-llar los proyectos ms lisonjeros; y stos los li-gan con lo interior del continente. Si estos pue-blos ,quieren prosperar, si desean que su agri-cultura no se limite a su consumo, y que su in-dustria d ocupacin a muchas manos, es pre-ciso que comiencen esta grande obra con cono-

    cer bien sus ros y su cordillera. Es verdad queesta es la parte ms conocida y la nica quepuede gloriarse de tener una carta geogrficaque merezca este nombre. Los acadmicos delecuador y sus compaeros hicieron muchas ob-servaciones, y nos dejaron trabajos inmortales,tan tiles al sistema del universo como a laeconoma de estas' provincias. Maldonado, esteilustre quiteo, despus de abrirse, un paso porlos Andes al Ocano, despus de haber puestolos fundamentos al gobierno de Esmeraldas, dehaber recorrido los Canelos, Bombonaza, Pasta-za y Maran, levant la carta de la provinciade Quito, y el ms bello monumento de su ilus-tracin y patriotismo. La muerte le detuvo enla mitad de su carrera. Ah! jams lloraremosdignamente la prdida de este hombre grande

    que proyectaba nuestra felicidad. Si conocemosuna parte de sus acciones, la debemos a unapluma extranjera (de la Condamine). Ingra-tos, casi hemos olvidado su memoria! Las msclebres academias de la Europa han pronun-ciado sus, elogios, y sus compatriotas apenas leconocen. El quiteo se afana por pasar a laposteridad el nombre de un Juez que le com-

    puso una calle. y ha olvidado erigir un monu-mento al hombre ms grande que ha produci-do ese suelo. El elogio histrico de este gegra-fo deba muy bien ocupar los talentos de susconciudadanos.

    A pesar de los esfuerzos de estos astrnomosexperimentados, nuestras necesidades no estnsatisfechas todava. Si nada nos dejaron quedesear en lo interior' de la cordillera, si sus ras-gos en esta parte son pinceladas maestras; laexterior, aquella que ms nos interesa. para. el

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    comercio, apenas se halla bosquejada. Necesi-tamos una escrupulosa carta de los Andes ecua-toriales, y principalmente de aquellos puntospor donde se han abierto paso las aguas de losros. Echemos una mirada rpida sobre estoslugares.

    Loja, para salir de la miseria que hoy la opri-me, debe llevar sus miras sobre el Catamayo,

    que va a desembocar cerca de Payta, y sobre elro de Zamora, que entra en el Maran un po-co ms arriba del estrecho de Manseriche:aqul le facilita la extraccin de sus frutos pa-ra el Per, Chile, etc., y ste le proporciona uncomercio lucroso con las naciones brbaras, ycon la provincia de Mainas. Pocos lugares hayms ricos en producciones, ni con ms venta-

    jas para el trfico, que la provincia de Loja. Yome alejara demasiado de mi objeto si entraseen pormenores sobre este bello y fecundo pas.Cuenca debe llevar sus indagaciones sobre elro de Girn, abajo de los Jubones, y principal-mente sobre el del Naranjal, que nace al Surde Asuay, pasa por Caar y desemboca en elgolfo de Guayaquil. Todas las aguas de los al-rededores de esta ciudad (Cuenca) se renen

    en Paute y forman el ro de Mayo, que desem-boca en el de Zamora, de que poco ha hemoshablado. Por esta va debe esperar la provin-cia de Cuenca el comercio con el interior. Eldistrito de Alaus debe hacer sus inquisicionessobre el Yaguache, que se une al ro de Guayaquil;y por Bayopongo y.Zuac, su comunicacin conMacas.

    Riobamba, Hambato y Latacunga no tienenun ro que rompa la cordillera hacia el Ponien-te; pero en este espacio hay lugares en que lasmontaas no se elevan demasiado, y dan ori-gen a muchos ros (Chimbo, Ogiba, Mapan yBaba) que todos van a Guayaquil, y por el Es-te tienen la clebre garganta del Tunguragua.Por aqu salen el Achambo y el Para te, que for-

    man con otros el Pastaza, y van al Amazonasdespus de haber regado las llanuras de los Ca-nelos. Quito ha hecho muchas tentativas en di-

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    ferentes pocas para vencer la cordillera. Elilustre Maldonado abri el camino conocidocon el nombre de Esmeraldas, que el tiempo, ladesidia, y sobre todo la muerte temprana enLondres de este celoso y sabio americano haninutilizado. El obispo Calama en 1791 acalor elde Malbucho, que no tuvo efecto hasta 1803. Enesta poca mandaba la provincia de Quito elbarn de Carondelet. Convencido este jefe ilus-

    trado de la necesidad de unir el interior con lascostas del Pacfico, hizo vigorosas representa-ciones a S. M., y consigui de la piedad del Reycuarenta mil pesos para llevar a efecto estaobra interesante. En aquel ao se midieron lospases, se recorrieron los ros de Bogot y San-tiago, y se levant una carta corogrfica biencircunstanciada. Hasta su muerte (en 1807) si-

    gui con un celo y una constancia sin ejemploel mejoramiento y perfeccin de este camino.Quin sabe si tendr la misma suerte que el deMaldonado! Por el Oriente tiene Quito dos ma-las veredas que conducen al Napa y al Coca,que derraman .en Amazonas. Los Pastos tienenel psimo camino de Barbacoas, y no se ha pen-sado en mejorarloen 300 aos de existencia. Se

    cree que el terreno no permite otro mejor; pe-ro se ha buscado por algn inteligente? So-bre qu hechos se funda esta asercin volunta-ria? Del valle de Pasto y sus cercanas descien-den ros considerables (Guytara, Juanamb yMayo) que se renen al Patias de que vamos atratar inmediatamente, y dudo que hasta hoyse haya hecho alguna tentativa para reconocer-los. Al Este tiene la ciudad de Pasto una senda2. Sibundoy, cabeCel'll. del Putumayo, que va alOrinoco y al Maran igualmente. En fin, Po-payn, que parece el pas ms encerrado de laNueva Granada, tiene el recurso del Patias, rocaudaloso, yel ms bien situado de toda la cor-dillera para establecer una pronta comunica-cin con todas las provincias martimas d",lSur. Los habitantes de esta ciudad hasta.. hoy

    no han fijado su atencin sino sobre la cordi-llera. Todos sus esfuerzos se han dirigido a

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    montar este soberbio muro, a dirigir sus rutasal acaso, sin principios y sin luces. Si en lugarde vaguear sobre las cimas de sus Andes hubie-ran reconocido el curso del Patas, tal vez sehallaran hoy en posesin de un camino expe-dito y cmodo, que llevase sus. frutos a Barba-coas, a Tumaco, y a todos los puntos de la cos-ta. El valle de los Patas es de los ms bajos, Yen l se renen las aguas de ms de cuarentaleguas de la cordillera. Los ros de Timbo yQuilcac lo baan por el Norte y lo atraviesande Norte a Sur: por aqu se descargan en sUfondo Guachicono Y San Jorge, y van a unirsecon los primeros en la parte ms austral de es-te valle abrasador. Pocas leguas ms abajo re-cibe por el Sudeste a Mayo, Juanamb y Guy-tara, ros caudalosos y que no se vadean en

    ningn tiempo del ao. Hasta hoy ignoramoslos que recibe por el Poniente, que bajan de lasmontaas de Sindagua. Cuando vi en 1801 elcaudal de todos estos ros, cuando el barme-tro me ense su nivel, cuando he reflexiona-do sobre todo el curso del Patas, no he podidOdejar de concebir fundadas esperanzas de quealgn da los moradores-de Popayn, y princi-

    palmente los propietarios de este fecundo va-lle, hagan esfuerzos para salir de la cordilleraque los mantiene confinados. La navegacin delPatas es muy interesante, no slo a Popayn,sino tambin a Pasto, a los Pastos, a Barbacoasy a la costa, y merece que entremos en algunospormenores. En la embocadura del Guytara(por 19 28' latitud boreal) ha recogido el Pataslas aguas de 75 leguas de Norte a Sur, y 25 deOriente a Poniente, es decir, las aguas de unarea de 1.875 leguas cuadradas. Este es justa-mente el punto en que comienza a cortar lacordillera para salir a baar las llanuras deBarbacoas. Qu caudal de aguas tan asombro-so no se habr reunido en este lugar! pregunto:ser navegable en esta latitud el Patas? El ba-rmetro se suspendi en las orillas de Guachi-

    cono, cinco leguas antes de su embocadura enQUilcac, en 313,3 lin. cuando el termmetro

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    indicaba 209 de Reaumur. Esta presin atmosf~

    rica con esta temperatura nos dic~ que el vallede los Patias y las aguas del Guachicono estnsobre el nivel del Ocano Pacifico 816 varascastellanas solamente. Cunto habrn bajadOde este nivel hasta la reunin de todos los rosdel valle? El curso del Patas, contado desde ellugar de mi observacin hasta su embocaduraen el Ocano, tiene 65 leguas de 20 al grado. De

    aqu se infiere legtimamente que las aguas deeste ro caudaloso ruedan sobre un plano incli-nado que tiene 429,650 varas de largo, y slo 816de altura. Las ms sencillas nociones de la hi-driulica bastan para conocer que el Patas nopuede correr con una velocidad que se opongaa la navegacin, ni puede presentar ya saltos nicataratas que la interrumpan sin recurso. Pue-de ser que tenga algunos lugares estrechos yque all acelere su velocidad; puede ser que al-gunas piedras en su lecho, y que el arte puederemover, dificulten el paso en algunos pun-tos (1). Yo termino este particular ya dema-siado largo aconsejando a los moradores de Po-payn que reunidos formen una expedicin

    (1) Don Gregorio Angulo, vecino distinguido dePopayn, que ha navegado la mayor parte del Pa-tas, me ha comunicado con fecha 6 de diciembrede 1807 las noticias siguientes: El ro de los Pa-tas es navegable desde las juntas de Quilcac yTimbo hasta el sitio de Cumbitar: en 14 horas senavega en balsa este trozo, y se hara ms prontoen barca. Por tierra se gastan cuatro das para ha-cerel mismo camino. Desde Cumbitar comienza a

    estrecharse el ro entre las rocas de la cordilleray presenta angosturas y raudales hasta el sitio delGuadual. Desde aqu es navegable hasta el Ocano.

    Por esta relacin se viene en conocimiento que elPatas es navegabl,e en toda la extelsn de su curso,excepto las pocas leguas en que atraviesa la cor-dillera, y tambin que carece de cataratas. Todoesto confirma lo que hemos dicho sobre la posibi-lidad de una navegacin expedita por el Patas, ydebe animar a los habitantes de Popayn y Pastopara verificar su reconocimiento.

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    para reconocer el curso del patas desde la con-

    fluencia de Guachicono y Quilcac, hasta Bar-bacoas; que esta empresa debe confiarse a unasmanos inteligentes; que se ha de temer muchode los charlatanes que la haran abortar en sucuna; que cierren los odos a las declamacionesde los que prefieren sus intereses a los del p-blicQ; y en fin, que, animados con las grandesesperanzas de hacer variar el aspecto y los in-

    tereses de su patria, sostengan el proyecto conla firmeza y la constancia que hacen el fondode su carcter.

    El Cauca nace al Medioda del volcn de losCoconucos por 2 Q de latitud boreal, serpenteaoobre las llanuras heladas de Paletar, se pre-cipita en medio de rocas escarpadas, y sale ma-

    jestuoso a regar las campias pintorescas de

    las cercanas de Popayn: despus vuelve sucurso al Norte, riega el valle espacioso de Cali,pasa por Arma, Antioquia, y se une al Magda-lena en Tacaloa por 90Q 26' latitud bor. En Ge-lima, por 3 Q de latitud, marcha ya con pasomesuradQ y comienza ser navegable. Se diceque cerca de Cartago y en Antioquia hay doscataratas (1) que interrumpen la navegacin

    (1) Acabo de recibir una carta de Medellin de 14de noviembre de 1807, en que don Jos Manuel deRestrepo, joven ilustrado y laborioso, me comunicanoticias bien interesantes sobre la navegacin delCauca en las provincias de Antioquia, su patria, ycreo las recibir el pblico con agrado.

    El Cauca, dice, aunque lleno de peligros, senavega hasta las terribles angosturas de Caramantacerca de Supa: pequeas barcas hacen esta nave-gacin rio arriba ,en cinco dias; pero es tal su ra-pidez, que cuando crece se baja en ocho horas, cuan-do sus aguas son medias en doce, y cuando muybajo en diez y ocho. Su cauce ,es muy estrecho (de100 a 200 varas) porque siempre corre sin hacervegas entre dos altas cordilleras cuya direccin

    es de Sur a Norte. De estas mismas cordilleras

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    de este ro caudaloso, y que arruinan las espe-ranzas de los pueblos que habitan sus 'orillas. 'En 1805describ el curso de la parte alta de eS-te ro, y le consider con la ms atenta re-flexin. Slo llegu a las cercanas de Cali, yaqu por 39 11' de lato boreal se sostuvo mi ba-

    caen grandes piedras que llenan su cauce de talmodo, que, a pesar de ser pocos los navegantes,casi todos los aos hay nau:fra~ios, especialmenteen las piedras que llaman la Mama. Esta navega-cin sirve para proveer la provincia de Antioquiade vvel'es, y para bajar el cacao de Cartago, cte.Ninguno navega la Angostura de Caramanta, y nos si se podr hacer navegable. En este espacioslo tiene la poblacin de Anz a Oe'ste, y a ;algunadistancia de la de Titiribi al Este del ro. Al Po-

    niente le entra el ro caudaloso de San Juan Dorlos 52 56' de lattud b'oreal; pero su curso es des-conocido hasta hoy, y sus orillas estn habitadas.de indios brbaros. Desde Antioquia se puede na-vegar como una media legua: a esta dstanciase' 'encuentra el salto de ,Juan Garca. No es una ca-tarata, como algunos se han figurado; ,es s el cOn-junto de una infinidad de piedras 'enOrmes,en medioy a orillas del ro, contra las que se ,estrella; haee

    espantosos remolinos y saltos de poca elevacin.pero de tremendo ruido por el inmenso cmulo deaguas que lleva. El origen de este salto son 10.5g-andes piedras {lue 'caen de la cordillera cerca dela embocadura de la quehrada de Juan Gar('a.Aunque se quiten las que hayal presente, dentrode poco tiemllo se volver a llenar de iguales omayores peascos. Este mal paso tiene como seiscuadra,q iJ,p 'extensi'n.

    Despus sigue el Cauca navegable otra legua ymedia, en donde se encuentra la angostar a del Te-sorero: aqu corre el ro dentro de peones 001' elespacio de doce cuadras con estupenda rapidez. Ala ,entrada de ,este mal paso se hallan las tres' gran-des pi'edras llamadas de la Fortuna. Despus con-tina navegable hasta el pueblo de Sabana-larga,donde hay doce cuadras de pedreros. remolinos ycorrientes precipitadas. Tiene otra legua navega-

    ble hasta el chorro y remolino de Xague de doce

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    rmetro en 304,0 lneas, y el termmetro deReaum. en 22Q, es decir, que las aguas del Cau-ca a 170 leguas de su embocadura estn 480,6toesas (1121,4varas castellanas) sobre el Atln-tico, cuando las del Magdalena a la misma dis-tancia del mar slo se hallan a 285 toesas (665

    varas de largo. Se navega sin difcuItad hasta laembocadura de Remartin, en donde hay gruesaspiedras. A una y media legua ms abajo est elUbital, en donde toda la masa del ro se estrella con-tra un gran peasco y forma terribles remolinos.A poca distancia est la angostura de Oro bajo, lams peligrosa del Cauca. Aqu su cauce se estrechade modo que se reduce a di,ez varas de ancho: for-ma inmensas olas, un ruido espantoso y' unas co-rrientes precipitadas por ,el espacio de legua y me-dia, y se termina con el remolino de Remango. Deaqu nada sale de cuanto cae, todos los ahogados ytodos los rboles que arrastra el Cauca se encuen-tran en 'este vrtice terrible. En la boca del ro deS. Andrs hay otra angostura de doce varas de an-cho. Dos leguas ms abajo se halla el estrecho deTicuita, semejante al de Oro-bajo, en que las aguasse reducen a diez varas de ancho, e igual al del Es-pritu Santo. Desde este punto a los 7 28' de lati-

    tud boreal es navegable el Cauca hasta Tacaloa,donde desemboca en Magdalena. Segn los inteli-gentes slo el arrojo ha podido navegar la angosturaque hay desde las bodegas del Espritu Santo hastala ciudad' de Cceres a los 7 58' 30" de latitud bo-real. El Cauca corre todava oprimido entre doscordilleras en donde estn los riesgos del YracaI. elRaudal, donde ha habido tntos naufragios, el cho-rro de Santa Brbara. el de Maldonado. y las Tres

    piedras. De Cceres hacia abajo hasta la boca delro Nechi por 8 10' de latitud corre todava muy 'pre-cipitado y tiene algunos peligros; pero finalizandoaqu la cordillera comi,enzan las hermosas vegas quecontinan hasta su confluencia con el Magdalena,pierde gran parte de su velocidad, y se deja navegar con seguridad. Desde las bodegas del EsprituSanto hasta Tacaloa se baja en dos das y medioy se sube en quince o di'ez y 'seis.

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    varas), sobre el mismo nivel (1). De aqu se in-fiere que el Cauca tiene que descender 456 va-ras ms que el Magdalena para llegar al Oca-no, que sus saltos y sus cataratas deben ser ma-yores, y en fin, que su navegacin debe ser msinterrumpida y ms difcil. Pero sern inven- ,cibles estos obstculos? El arte no tendr me-dios para superarlos? Esto es lo que ignora-mos, y esto lo que nos intersa saber. Hastahoy carecemos de una carta circunstanciadadel curso de este ro, y ninguno ha medido loschorros y angosturas que tnto se ponderan (2).Quin sabe si el aspecto de un hombre sabio yexperimentado desaparecen enteramente, y seda la actividad y la vida a unos pases feracesy arrinconados. Cali, Buga, Cartago, Supa ytoda la provincia de Antioquia deben reunir

    sus fuerzas y agotar sus recursos para ponercorr.iente la navegacin del Cauca, que debenmirar como la fuente de su felicidad. Que sus

    (1) Las observaciones hechas en la provincia deAntioquia por don Manuel Jos de Restrepo con-firman mis conjeturas sobre el Cauca. La capitalde esta provincia situada a 6 grados 36 mino20 seg.de latitud boreal, y ,en que el barmetro se sostuvoen 317,4 cuando el termmetro indicaba 20 deReaum., hace ver lo poco que ha bajado este ro enel largo curso de 70 leguas que median entre Celimay Antioquia. Por otra parte esta ciudad, que distasolamente de la embocadura comn en 'el mar 50leguas. est ca,si a la misma ,elevacin que Neiva quese halla a 165 del mismo punto. Por consiguientees preciso que t;1 Cauc& .se precipite, y. qu'e p!"'e'''

    sente raudales y pasos peligrosos desde los 6 y 'me-dio grados .en adelante. Por una desgracia para to-dos los pueblos que habitan sus orilLas desciende porgrados insensibles desde Celima hasta Carainantaarrastrando perezosamente sus aguas por todo el va-lle de Buga, cuando el Magdalena baja, regular-mente y siempre proporcionado a su distancia delmar Atlntico.

    (2) Se hablaba antes de recibir la carta de la 'notaantecedente.

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    campos sean fecundos, que sus ganados seannumerosos, que todas sus producciones seanpreciosas, si no las pueden trasportar con ve-locidad, si no pueden recibir lo que les falta,vern que su labranza se disminuye, que la po-blacin no se aum~nta y que las familiasem-pobrecen en el seno mismo de la abundancia.Todo el comerciode estas provincias con lascostas se ha hecho hasta hoy cortando el ra-mo ms occidental de la cordillera por diferen-tes puntos. En Chisquio (1), en Anchicay (2),

    (1) Existen por aqu dos senderos que conducena las minas de las orllas del ro San Juan de Micayque han establecdo las casas de ArholerJ" y To-rres de Popayn; pero ignoramos el estado en que

    se hallan.(2) "He recibido noticias ms circuJ1JStanciadas

    sobre este camino. Don Manuel Caycedo y Tenorio,alfrez real de la ciudad de Cali lo proyect al Surdel de las Juntas. Comunica, con mucha brevedad(3 das) y libre de los peligros del Dagua, el vallede Cali con la baha de S. Buenaventura. Seabrieron dos senderos que presentaban grandes di-

    ficultades y se consnmi en ellos infructuosamentemucho dinero. Esto habria bastado para desanimaral empresario ; Dero,' constante en sus resolucionesy animado por 'el espritu de beneficencia pblica quele caracteriza. hizo romper nn tercer camino por en-cima de uno de aquellos cordones de montaas siem-pre perpendiculares al cuerpn principaL y lle~ comoera natural, con felicidad a las costas del Pacfico.Este hombre generoso y benfico mere

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    en las Juntas cerca de Cali, en San Agustnfrente a Cartago, en Cham y en Urrao existencaminos que ha abierto la nec~sidad o el acaso.

    Son los nis malos de, toda la colonia: nopueden entrar caballeras, excepto por Urrao,y todq se trasporta en las espaldas de los hom-bres. Convengo en que los Andes son escarpa-dos; pero la aspereza de los . caminos ms sedebe a la ignorancia y a la preocupacin que a

    la desigualdad del terreno. Un negro estpido,pero atrevido, se hunde en los bosques; sigue.primero el curso de los ros; cuando stos yano permiten barca, camina a sus orillas hastasu' origen, que est bien cerca de la cima de lacordillera; le abandona entonces, y escala contrabajo este gran muro; busca otro arroyo quecorre en sentido contrarjo; baja, y ya tenemos

    un nuevo camino que ha formado la ignoran-cia y el arrojo sin eleccin ni conocimientos.Estoy persuadido que si, en lugar de confiarlas ,empresas a estos miserables aventureros,se encargase de ella un hombre que tuviese al-gunas nociones del pas, que supiese las latitu-des de los puntos de las costas del Sur y del.Jugar de partida; que, en vez de buscar el le-

    cho de los ros, tomase uno de aquellos cordo-nes de montaas perpendiculares al cuerpo dela cordillera, que la sostienen y estriban; quelo siguiese hasta el fin, o a lo menos hasta queel barmetro se sostuviese dentro de 313 y 325lneas; que en este nivel buscase a la derechao a la izquierda uno de los ros innumerablesque atraviesan estOs pases; en fin, que exa-minas~ su cursu ha:sLa :su t:mbocadura, tendra-mos caminos ms cmodos, y ms comunica-ciones con los pases martimos.

    El Magdalena es el ro ms ventajosamentesituado en toda la extensin del Virreinato.Nace de un pequeo lago llamado del Buey, alNorte del pramo de las Papas a 19 58' de lati-tud boreal, corre por los desiertos de Labqyos,riega el Timan, atraviesa las espaciosas 11a-

    nuras de Neiva, las selvas de Nare, Opn, yreunido con el Cauca entra en el Atlntico a 200

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    leguas de su origen. En toda la extensin de sucurso jams deja la direccin del meridiano.Cuando el Cauca nace sobre las nieves del 00-conuco a 2.300 toesas sobre el Ocano, ste tie-ne su cuna a 900 toesas solamente, bajo de unclima dulce y moderado; aqul se precipita dela cima de los Andes, y ste corre con tranqui-lidad: el primero sobre planos caprichosamen-te inclinados, unas veces se acelera y otras se

    arrastra con lentitud, y el segundo, ms uni-forme en su curso, se presta con facilidad atodas nuestras necesidades mercantiles. ElMagdalena es navegable desde la Honda en la

    jurisdiccin del Timan, por 29 24' de latituden pequeas balsas y con algn trabajo. DesdeNeiva loes sin interrupcin en buques mayo-res hasta Honda en donde tiene un pequeo

    chorro que llaman Salto. Desde esta villa ha-cia abajo .es demasiado conocido para que nosdetengamos en su descripcin. RecIbe por am-bos lados un nmero prodigioso de ros cauda-losos, navegables muchas leguas sobre su em-bocadura, y que facilitan la comunicacin yel comercio con los pases interiores. SanAgustn, el primer pueblo que baa, est ha ..

    bitado de pocas familias de indios, y ensus cercanas se hallan vestigios de una na-cin artista y laboriosa que ya no existe. Esta-tuas, columnas, adoratorios, mesas, animales,y una imagen del sol desmesurada, todo de pie-dra, en nmero prodigioso, nos indican el ca-rcter y las fuerzas del gran pueb10 que habi-t las cabeceras del Magdalena. En 1797 visitestos lugares, y vi con admiracin los produc.,tos de las artes de esta nacin sedentaria, deque nuestros historiadores no nos han trasmi-tido la menor noticia. Sera bien interesanterecoger y disear todas las piezas que se ha-llan esparcidas en los alrededores de S. Agus-tino Ellas nos haran conocer el punto a quellevaron la escultura los habitantes de estasregiones, y nos manifestaran algunos rasgos

    de su culto y de su polica. En los bosque deLaboyos y de Timan no se puede dar paso sin

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    hallar reliquias de otra inmensa poblacin queha desaparecido (1). Todava se ven las ace-quias y socavones de las minas de Plata quetrabajaron sus moradores. Hasta los 2Q 30' delatitud todas las vegas del Magdalena estnllenas de plantaciones de cacao, de coca, y dealgunos ganados. La cra es el fuerte desde los2Q30' hasta los 5Qde latitud, y parece que aquel hombre cede el lugar a las vacadas. A esta

    elevacin se extrae de las orillas del Magdalenaalguna cantidad de oro que es de la mejor cali-dad (de 23 y medio quilates poco ms o menos).El hombre, en estas regiones, bajo de un climaabrasador, casi se desnuda: una 'red, una ha-maca, algunas plataneras, que no exigen culti-vo, forman sus riquezas. Sus ideas son tan limi-tadas como sus bienes. El reposo y el sueo ha-

    cen sus delicias. Su moral, .. bien se deja veIque no puede ser la ms pura. Desde Honda e~Magdalena no riega sino bosques. Algunas po-.blaciones cortas hay en sus orillas, y sus mora-dores son ms viciosos que ~os de la parte me-dia. Parece que la inmoralidad y la desidia seaumentan con las aguas del Magdalena.

    De todos los ros de esta colonia este es elms conocido y mereca serio. Los trabajos deBouguer, que lo baj en 1742, los de Humboldtque lo subi en 1801, los de nuestros espaolesTalledo y Alvarez, y los de la Expedicin decostas del Norte, han dado mucha luz sobre laparte baja del Magdalena. En 1797 levant lacarta desde su origen hasta Neiva, y en 1805desde Neiva hasta la embocadura del Bogot.Las cartas que se lan fr111ado sobre estas ob-

    servaciones no llenan todava nuestros deseos:necesitamos de mayores detalles sobre la velo-cidad, crecientes, bajas, estrechos, chorros,vueltas; etc., de este canal interesante. ApenasconocemOs los ros que descargan en l, y notenemos idea de su curso, dificultades, y puntohasta donde son navegables. Una carta juicio-'

    (1) La Plata antigua.

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    sa que entrase en todos los pormenores que he-'mos indicado, una topografa de los pasos dif-ciles sera un servicio sealado y un tesoro in-estimable para la Nueva Granada.

    La comunicacin y comercio de los pueblosque baa el Magdalena con los que habitan lasorillas del Cauca, se hace por algunos senderosque cortan el ramo medio de los Andes. De losardores de Neiva y de Tocaima es preciso su-

    bir a los fros rigorosos de Guanacas y de Quin-da para volver a descender a Cartago y a Po-payn. Este ramo prodigiosamente elevado se-para las provincias de Neiva, Santa. F, Mari-quita, Socorro, etc., de las de Popayn, Quito yAntioquia: en una palabra, todo el comercio dela parte septentrional del Virreinato con la delSur se hace montando esta cadena erizada y

    formidable. Merece, pues, toda nuestra aten-cin desde 19 de latitud boreal hasta los 99. Re-gistrmosla rpidamente.

    Es tradicin constante, y an nos quedan ves-tigios, que existi un camino en las cabecerasdel Magdalena, que comunicaba directamente aTiman~ con Almaguer, Pasto y provincia deQuito, sin tocar con Popayn. La brevedad yexistencia de este camino que se llama de lasPapas, por tener que montar el pramo de estenombre, se demostr en 1795.En esta poca vi-sitaba la jurisdiccin de Timan el Ilustrsimoseor don Angel Ve1arde y Bustamante, dignoprelado de Popayn, y necesitando pasar a lade Almaguer con el mismo objeto, no quiso vol-ver a su capital, y se abri un paso aceleradopor las Papas venciendo todos los obstculos y

    todas las contradicciones. Por 29 de latitud bo-real existe otro sendero que se llama de los La-boyos: comienza en Timan, y termina en Po-payn. Es admirable la brevedad de este cami-no (3 dias). Un vecino generoso y de las prime-ras familias de aquella ciudad (Don Jernimode Torres) gast sumas considerables en aospasados para ponerlo corriente; pero los fan-

    gos dilatados de las faldas orientales del Coco-

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    nuco hicieron encallar el proyecto. Por los 2930' de latitud boreal est el de Guanacas, elnico que permite caballeras en todas las esta-ciones del ao: comienza en la ciudad de laPlata; su direccin es al Oeste; tiene solamen-te 18 leguas y Se gastan 7 das en atravesarlas:hay que pasar ros caudalosos y rpidos (laPlata, Ro-negro, y Ullcos); se suben y bajanmontaas escarpadas, y se toca casi con el tr-

    mino de la vegetacin hacia el medio. En 1805,acababa de salir de los desiertos de esta cor-dillera un vecino de la Plata (don N. Triana)que se haba internado en. solicitud de un ca-mino ms cmodo que el que acabamos de des-cribir. Las noticias que me di combinadas conlas nociones que me han proporcionado las sie-te veces que he atravesado el Guanacas, y mis

    largas residencias en Timan, Netva y la Pla-ta, me hacen creer la posibilidad de un trn-sito ms breve y ms cmodo que el erizado deGuanacas. Este sera el lugar propio para indi-car las razones sobre que fundo mis conjeturas;pero esto me arrastrara a pormenores dilata-dos que no pel'l11ite la brevedad de este papel.Al Norte del de Guanacas hay otro por la pro-vincia de los Paezes y pramo de Huila que vaa salir a Guamba o a, Caloto; pero lleno de pe-ligros y poco frecuentado. Por los 49 de latitudse halla otro sendero que comienza en el Cha-parral y termina en Tulu, conocido con elnombre de Barragn. A los 49 30' est el deQuindo: es malo, y el hombre necesita hacerel oficio de las bestias: tiene 20 leguas desdeIbagu hasta Cartago (1): su cOlIlposicin se

    ha acolorado en diferentes pocas, y ahora tra-baja en su mejoramiento el doctor don IgnacioDurn. j Ojal que los amigos de la felicidad p-blica siguiesen este bello ejemplo, o contribU-yesen a sostener las miras patriticas de este

    (1) En 1778 don Ignacio Buenaventura midi a

    cordel desde la plaza de Ibagu hasta la de Car-tago, y hall 20 leguas y 1.531 varas.

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    hombre benfico! (1). La cordillera pierde r-pidamente su elevacin desde los 59 30' de lati-tud boreal, y slo hay en este espacio dilatadoel camino de Nare que comunica con la provin-cia de Antioquia (2). Es de desear que se reco-nozca este ramo de los Andes desde 19 hasta 89de latitud, y no dudo que se hallaran muchoscaminos ms cmodos que los en que hoy trafi-camos. Como los valles de Cali y de Neiva slo

    se hallan separados por la cordillera; como s-ta corre de Norte a Sur con la ms grande exac-titud, basta determinar astronmicamente laslatitudes de todos los puntos principales deambos valles para poder compararlos entre s,y dirigir rutas seguras y breves de comunica-cin. En 1805, por ejemplo, determin a Neivay Quilichao, y hall que estos dos lugares te-

    nan la misma latitud. Si se internase desdeaqulla, con direccin al Oeste; si se conser-vase en lo posible la misma latitud; si en losdesvios inevitables se cuidase o de llevar muchacuenta con el rumbo para reponer la altura depolo siempre que se presentase ocasin oportu-na, en pocos das se t