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Prólogo CRISIS Y REFORMA DE LOS PARTIDOS EN BOLIVIA FERNANDO CALDERÓN – EDUARDO GAMARRA 1. El sistema de partidos en Bolivia 2. La democracia pactada 3. Los logros de la democracia pactada 4. La crisis de la democracia pactada 5. El debilitamiento de la democracia 6. La crisis de representación 7. La crisis de construcción del nosotros 8. Escenarios de coyuntura político–económica y opciones emergentes 9. Elementos para una estrategia de fortalecimiento del sistema de partidos 9.1 Apertura e innovación 9.2 Hacia una cultura cívica, legítima y eficaz 9.3 Fortalecer la sinergia entre lo institucional y lo comunitario 9.4 Cambios en el sistema de representación 9.5 Deliberación y pactos 9.6 El fortalecimiento en la democracia local 9.7 Políticas orientadas a satisfacer demandas sociales a través de vías institucionales 9.8 Estrategia de fortalecimiento del abanico democrático COMENTARIOS George Gray Molina Juan Rial Luis Tapia Manuel Suárez Avila 5 7 7 8 12 13 18 19 23 25 35 35 36 38 39 40 42 43 44 45 57 61 66 INDICE

Calderon_crisis y Reformas de Los Partidos en Bolivia

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Page 1: Calderon_crisis y Reformas de Los Partidos en Bolivia

Prólogo

CRISIS Y REFORMA DE LOS PARTIDOS EN BOLIVIA

FERNANDO CALDERÓN – EDUARDO GAMARRA

1. El sistema de partidos en Bolivia2. La democracia pactada3. Los logros de la democracia pactada 4. La crisis de la democracia pactada5. El debilitamiento de la democracia6. La crisis de representación7. La crisis de construcción del nosotros8. Escenarios de coyuntura político–económica y

opciones emergentes9. Elementos para una estrategia de

fortalecimiento del sistema de partidos9.1 Apertura e innovación9.2 Hacia una cultura cívica, legítima y eficaz9.3 Fortalecer la sinergia entre lo institucional

y lo comunitario9.4 Cambios en el sistema de representación9.5 Deliberación y pactos9.6 El fortalecimiento en la democracia local 9.7 Políticas orientadas a satisfacer demandas

sociales a través de vías institucionales9.8 Estrategia de fortalecimiento del abanico

democrático

COMENTARIOSGeorge Gray Molina

Juan Rial

Luis Tapia

Manuel Suárez Avila

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INDICE

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la sociedad moderna puede ser caracterizada por el cambio perma-nente, la incertidumbre y el riesgo, que afectan la vida cotidianade las personas y las instituciones tanto a nivel nacional como in-ternacional. Prácticamente en todos los países con regímenes de-mocráticos, los mecanismos de representación política tienen se-

rios problemas, mientras los partidos políticos tienden a perder peso ylegitimidad en todas partes. En realidad, tanto la democracia repre-sentativa como la misma capacidad de la política para organizar la vi-da nacional encuentran límites duros en los procesos de cambio glo-bal. Por otra parte, nuevas formas de organización y expresión políti-ca, los medios de comunicación y una sociedad civil internacionaliza-da, abren nuevos espacios de acción pública con efectos también glo-bales. Están, pues, emergiendo nuevas formas de democracia delibe-rativa y de organización política compleja en el mundo de hoy. Los re-sultados de semejantes mutaciones son desiguales y actúan e impac-tan sobre la base institucional de las distintas sociedades nacionales ysu capacidad de adaptarse. El papel de los partidos políticos y su capa-cidad de innovarse y reorientar el cambio en función de la democraciaposiblemente constituye uno de los desafíos más relevantes de princi-pios de siglo. Bolivia también está en la encrucijada.

Bolivia vive un momento de crisis, inflexión y cambio (IDH, Bolivia2002). En este contexto, el objetivo del presente texto es realizar unanálisis sobre la situación y las perspectivas del sistema de partidospolíticos en Bolivia, y asimismo esbozar una estrategia para su forta-lecimiento.

Las preguntas que organizaron el presente documento fueron las si-guientes: ¿Cuál fue la evolución y las características del actual sistemade partidos? ¿Cuáles fueron sus logros y cuáles son sus actuales lími-tes? ¿Cómo se perciben los partidos a sí mismos y cómo los percibe la

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PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

PRÓLOGO

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sociedad? ¿Cuáles son los escenarios emergentes y cuál sería la estra-tegia de fortalecimiento y ampliación del sistema de partidos?

Para responder a estas preguntas se realizaron veintisiete entrevis-tas a líderes políticos, cuatro talleres con especialistas, análisis y re-copilación de datos secundarios y nueve grupos focales en la ciudad deLa Paz.

El texto que se presenta es de carácter indagatorio y su pretensiónes incidir en un debate público que apoye el fortalecimiento de la de-mocracia en Bolivia, lo cual es considerado aquí a la vez como un fin ycomo un medio a partir del cual se podrán enfrentar y resolver los pro-blemas de desarrollo del país.

En el presente trabajo contamos con la colaboración de Andrés To-rrez, quien nos apoyó en la realización de las entrevistas en profundi-dad y en varios de los talleres, como también en la realización de lasmatrices y tipologías, que ayudaron a elaborar el Informe. Agradece-mos a la empresa Diagnosis que realizó los nueve grupos focales y muyespecialmente a nuestros colegas del Equipo de Desarrollo HumanoAplicado (EDHA). También deseamos agradecer a los colegas que co-mentaron el trabajo: Liliana Ayalde, Gonzalo Chávez, Roberto Laser-na, Carlos Felipe Martínez, Fernando Mayorga, José Antonio Ocampo,que realizaron críticas y sugerencias; y muy especialmente, nuestroagradecimiento a George Gray Molina, Juan Rial, Manuel Suárez yLuis Tapia, cuyos comentarios escritos figuran al final del texto. Claroestá que la responsabilidad intelectual del Informe es sólo nuestra.

Fernando CalderónCOORDINADOR DEL INFORME DE DESARROLLO HUMANO EN BOLIVIA

6 C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

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"Toda sociedad tiene la coyuntura de su estructura"ERNEST LABROUSSE

1. EL SISTEMA DE PARTIDOS EN BOLIVIA

las elecciones nacionales del 30 de junio de 2002 fueron un puntoimportante de quiebre para el sistema multipartidario en Bolivia.Este hecho ha sido confirmado por los sucesos ocurridos los días12 y 13 de febrero y la semana que culminó el 17 de octubre de2003, con el derrocamiento del Presidente Gonzalo Sánchez de Lo-

zada. Acusado de corrupción, de un mal manejo de la economía y de ha-ber fracasado en establecer vínculos creíbles y estables con la sociedadcivil, el sistema de partidos se encuentra en una fase difícil no sólo porla pérdida de apoyo y legitimidad, sino por los repetidos llamados a que-brar su monopolio constitucional sobre la representación política.

El actual sistema multipartidario surgió después de la Revoluciónde 1952 y fue el resultado de una serie de hechos históricos y enfren-tamientos políticos. Entre 1952 y 1964, el Movimiento NacionalistaRevolucionario (MNR) fracasó en su intento de instaurar un sistemade partido único. A la vez, diseñó un marco legal y electoral que enca-minó el desarrollo del sistema multipartidario a su situación actual.Entre 1964 y 1982 los gobiernos militares hicieron poco para cambiarlos mecanismos electorales y, paradójicamente, contribuyeron al des-arrollo de un sistema repleto de fracciones partidarias, de partidos pe-queños y con bases sociales insignificantes.

Más allá de la presencia del MNR y las distintas fracciones que se ledesprendieron, durante el largo período militar surgieron partidos co-mo el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR), que jugaríaun papel clave en el período democrático. En Bolivia, la transición ha-cia la democracia empezó a finales de los años 70 y proporcionó veinteaños de experimentación con reformas electorales, constitucionales y

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PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

CRISIS, INFLEXION Y REFORMA DELSISTEMA DE PARTIDOS EN BOLIVIA

Fernando Calderón – Eduardo Gamarra

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estructurales que expandieron el escenario donde actúan los partidospolíticos. Durante este período surgieron diversos partidos, entre loscuales destaca Acción Democrática Nacionalista (ADN), creada por elgeneral Hugo Banzer Suárez en 1979 como instrumento para defen-derse de acusaciones de parte de los demás partidos con presencia enel Congreso, tras perder el poder que ejerció durante siete años de ré-gimen militar (1971-1978). Lo más notable fue el surgimiento del Par-tido Socialista (PS-1) como el principal inquisidor congresal de la épo-ca militar banzerista. En este período también surgieron partidos dediverso tipo: desde expresiones del indigenismo katarista hasta mani-festaciones neo populistas como Conciencia de Patria (CONDEPA) en1988 y Unidad Cívica Solidaridad (UCS) en 1989. A éstos se sumaronpartidos de izquierda de larga data, como el Partido Comunista Boli-viano (PCB) y el Partido Obrero Revolucionario (POR).

Este sistema de partidos tuvo su primer accionar durante el gobier-no de la Unidad Democrática y Popular (UDP, 1982-1985), particular-mente en el Congreso Nacional. En los tres años que duró el gobiernode Hernán Siles Zuazo se pusieron en evidencia los problemas básicosdel sistema multipartidario en un contexto de presidencialismo híbri-do, caracterizado básicamente por la elección congresal del primermandatario. El enfrentamiento constante entre Poder Ejecutivo y Po-der Legislativo fue uno de los problemas centrales de la gobernabili-dad en Bolivia. Lograr la gobernabilidad implicaba superar el impasseentre estos dos poderes del Estado. Durante esta etapa de transición,a pesar de que los partidos eran “cuestionados por la sociedad”, la pre-ocupación por lograr la gobernabilidad era mayor que aquella por per-feccionar el sistema de partidos1. La gobernabilidad también implica-ba lograr controlar a la fuerza laboral, en ese entonces concentrada enla Central Obrera Boliviana (COB). La COB, especialmente la Federa-ción de Mineros, lideró toda la movilización social durante este perío-do y logró paralizar los intentos de estabilización económica.

2. LA DEMOCRACIA PACTADA

La crisis de gobernabilidad que dominó la etapa de transición fue re-suelta en 1985 cuando los principales partidos del sistema (MNR, ADNy MIR) encontraron un mecanismo para establecer y sustentar unamayoría congresal para resolver el impasse entre los poderes Ejecuti-vo y Legislativo y, de esa forma, implementar profundas reformas es-tructurales políticas y económicas. El principal logro fue el lanza-miento de una Nueva Política Económica (NPE), que puso fin a la es-

8 C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

1 Calderón, Fernando

(1989), “Cuestionados

por la sociedad: los

partidos políticos en

Bolivia”. En: Meyer,

Lorenzo y Reyna, José

Luis (Coords.), Los

sistemas políticos en

América Latina. Siglo XXI-

Universidad de las

Naciones Unidas: México.

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CUADRO 1: PRINCIPALES PACTOS DEMOCRÁTICOS EN BOLIVIA

Pacto Participantes Objetivo Resultado

Diálogo para Partidos políticos Buscar acuerdos Renuncia del Dr. Hernán Siles Zuazo a lala Democracia con representación entre los distintos Presidencia de la República. Convocatoria(Noviembre parlamentaria, Central actores sociales a elecciones un año antes de lo formalmentede 1984) Obrera Boliviana y para superar la establecido. Habilitación del Vicepresidente Jaime

Confederación de crisis de ese Paz Zamora como candidato a la Presidencia.Empresarios Privados. momentoMediación de la Iglesia Católica.

Pacto por la MNR - ADN Viabilizar la nueva Mayoría en el Congreso para la implementaciónDemocracia política económica de la nueva política económica. Característica no(1985-1989) a través del repetida: la no participación de ADN en el Poder

Decreto Supremo Ejecutivo.21060

Acuerdo MIR y Lograr la Elección de Jaime Paz Zamora, tercero en laPatriótico ADN – PDC gobernabilidad votación general, como Presidente Constitucional(1989-1993) de la República.

Reforma del Partidos políticos Buscar reformas Ley sobre la intangibilidad del resultado en laSistema con representación en el Sistema mesa electoral; la fijación de plazos perentoriosElectoral parlamentaria Electoral para el para las demandas de inhabilitación de candidatos,(Junio de 1991) fortalecimiento y la autonomía e independencia de la Corte

de la democracia Nacional Electoral.

Acuerdo por la Partidos políticos Promover la Acuerdo para elegir magistrados del PoderModernización con representación modernización Judicial (personas idóneas elegidas condel Estado y el parlamentaria del Estado y el dos tercios); transferir el Registro Civil a laFortalecimiento fortalecimiento Corte Nacional Electoral; elaborar la Ley dede la Democracia de la democracia Reforma de la Educación; realizar reformas(Julio de 1992) constitucionales respetando la CPE; elegir el

Contralor con dos tercios; aprobar la Ley dePartidos, entre otros puntos.

trategia de desarrollo Estado-céntrica e impulsó la apertura de merca-dos, la privatización de empresas estatales y la descentralización ad-ministrativa, entre otras reformas.

A través de cuatro diferentes tipos de coalición entre estos partidosy otros menores, los pactos le dieron a Bolivia un grado de estabilidadpolítica sin precedentes. Esta democracia pactada, que aseguró el con-trol parlamentario a los partidos de gobierno, está hoy en crisis; se tra-ta de una crisis asociada a la recesión económica que se empezó a ha-cer sentir desde fines de 1998, el incremento de las desigualdades so-ciales y la percepción popular de que los partidos y los pactos son losresponsables de la situación actual que vive Bolivia.

9C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

Page 7: Calderon_crisis y Reformas de Los Partidos en Bolivia

10 C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

2 Los orígenes del

clientelismo están

asociados con el Estado

desarrollista que emergió

con la Revolución

Nacional (véase Fernando

Calderón y Alicia

Szmukler, 2000, La

política en las calles.

CERES-UASB-Plural: La

Paz.) Si bien se trata de

una práctica política

reproducida

históricamente en la

relación entre el Estado y

diversos grupos sociales

para que el primero

obtuviera su apoyo, los

partidos políticos también

la han reproducido como

mecanismo de cohesión

interna.

Pacto Participantes Objetivo Resultado

Pacto por la MNR – MRTK, Lograr Elección de Gonzalo Sánchez de LozadaGobernabilidad MBL y UCS gobernabilidad como Presidente Constitucional de la(1993-1997) República.

Compromiso ADN – NFR*, Lograr Elección de Hugo Banzer Suárez comopor Bolivia MIR, UCS, gobernabilidad Presidente Constitucional de la República.(1997-2002) PDC y Condepa*

Acta de Partidos políticos, Enfrentar unidos El Acta tiene como propósitos: renovar elEntendimiento diferentes y sin exclusiones compromiso de garantizar la gobernabilidad,(Junio de 2001) organizaciones los grandes constitucionalidad e institucionalidad del país;

sociales. Mediación problemas del consolidar la democracia y superar las diversasde la Iglesia Católica. país y sus causas formas de exclusión para que todos los bolivianos

puedan contribuir al desarrollo de un país equitativo, basado en la solidaridad y la fraternidad.

* Posteriormente dejaron de ser parte de este pacto.

Fuente: Calderón, Fernando (Ed.). 1994. Ahora sí que sí y si no por qué. Gobernabilidad, competitividad e integración. Ed. Cides, La Paz. Documentos de diferentes pactos y acuerdos.

GRÁFICO 1: DIFERENCIACIÓN SOCIAL (RAZÓN DECÍL 10 A 1)

Para comprender la profundidad de la crisis actual es importante en-tender las características básicas de la democracia pactada. Si bien ellafue un avance que logró resolver el problema entre los Poderes Ejecu-tivo y Legislativo, se basó en prácticas tradicionales del sistema departidos y de la política boliviana.

Un primer rasgo de la democracia pactada es que contenía una altadosis de clientelismo político2: los pactos aseguraron la distribuciónequitativa de puestos y cargos entre los miembros de las respectivascoaliciones. Esta distribución se convirtió en la única recompensa tan-gible para los militantes de los partidos que ingresaron a las coalicio-nes. La gran paradoja de este sistema clientelar es que las reformas es-

Fuente: Anexo Estadístico. IDDAL

25

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21

19

17

151994 1997

17.8

23.1

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11C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

tructurales que se impulsaron para reducir el tamaño del Estado, re-dujeron también la cantidad de puestos disponibles. Por otra parte, ydurante los últimos dieciocho años, las coaliciones crecieron en tama-ño hasta llegar a conformar las “mega coaliciones” recientes. Inevita-blemente, la necesidad de recompensar a los socios de las coalicionescontradijo la lógica de las reformas; por lo tanto, Bolivia se enfrentahoy al dilema de cómo repartir menos puestos y cargos entre una can-tidad cada vez mayor de partidos. El clientelismo, tan funcional en losprimeros momentos de la transición, se ha vuelto crecientemente in-eficaz e ilegítimo.

Una segunda característica fue la concentración de poder decisorioen el Poder Ejecutivo de orientación tecnocrática. Ello se evidenció enel hecho de que el diseño de las principales reformas se concentró enpequeños grupos tecnócratas en los distintos ministerios. El Congre-so Nacional, por su parte, reflejó una disciplina partidaria destacable:los partidos se limitaron a aprobar las políticas diseñadas por el PoderEjecutivo y la labor fiscalizadora del Parlamento se redujo. En térmi-nos globales, sin embargo, la productividad del Congreso Nacional au-mentó, si ésta se mide por el número de proyectos de ley aprobados.

Una tercera característica fue la consolidación del caudillismo parti-dario. La democracia pactada no fue producto de un pacto entre parti-dos, sino de acuerdos entre sus cúpulas. Los jefes “obligaron” a suspartidos a entrar en las coaliciones. En algunos casos, el ingreso a unacoalición produjo tensiones y hasta rupturas partidarias internas. Loscaudillos partidarios consolidaron sus posiciones dentro de sus res-pectivos partidos y, al mismo tiempo, en el ámbito más amplio de la po-lítica boliviana. Por lo tanto, no es sorprendente que esos líderes fue-ran los gobernantes del país las últimas dos décadas. Esta situación ledio cierta estabilidad a la democracia pactada, pero no fomentó la de-mocracia interna, el reclutamiento ni la promoción de nuevos líderes.Este fenómeno es probablemente la principal causa de la fragilidad delsistema de partidos, pues ningún partido pudo trascender con éxito ala primera generación de líderes. A esto debe sumarse una irritantetendencia al nepotismo.

Un cuarto rasgo de la democracia pactada entre 1985 y 2002, fue quelogró desarrollar una maquinaria electoral que rota entre los tres par-tidos principales. Ella se centra en el artículo 90 de la Constitución, enla Ley Electoral y en un acuerdo negociable durante cada proceso elec-toral entre distintos partidos. Esta fórmula permitió acceder al podera todos los que quisieron participar y que aceptaron las premisas bási-cas del consenso. Entre los tres partidos principales, se concentraba

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entre el 65% y 57% de los votos y el 86% y el 62% de los escaños en elcongreso, incluidos los partidos menores.

Finalmente, existió un consenso entre los principales partidos sobrelas características políticas del modelo y la nueva política económica,consenso que se reflejó en todos los resultados electorales entre 1985y 2002, donde siempre ganó alguna fórmula que administró política-mente las reformas estructurales de primera y segunda generación.Aunque los principales partidos hacían campañas que incluían seve-ras críticas a la estrategia de desarrollo, ninguno se atrevió a modifi-carlas durante su gestión de gobierno; al contrario, en cada ciclo, lospartidos y las coaliciones aggiornaron las características “neolibera-les” de la nueva política económica.

3. LOS LOGROS DE LA DEMOCRACIA PACTADA

La democracia pactada logró importantes avances que llevaron a pen-sar que el modelo tenía la posibilidad de consolidarse. En primer lu-gar, los partidos principales se mostraron siempre dispuestos a ex-pandir el tamaño de la coalición gobernante, ya fuera para cooptar a laposible oposición o para asegurar la gobernabilidad. Esta expansiónera posible mientras no existiera un partido o movimiento de oposi-ción real que estuviera en contra de las premisas básicas del modelopolítico y económico.

En segundo lugar, los partidos de las distintas coaliciones diagnos-ticaron los problemas básicos del sistema e intentaron resolverlos através de una serie de reformas. Entre los problemas claves que trata-ron de corregir se encontraban: devolver al electorado la sensación deque vota y elige; mejorar los vínculos partidarios con la sociedad civil;descentralizar el poder e involucrar más a las regiones y a las comuni-dades, institucionalizar la noción de que la reforma era la única for-mula posible para abrir el sistema. Las reformas estaban orientadasfundamentalmente a preservar las prerrogativas de los partidos, aun-que sus resultados, paradójicamente, desestabilizaron la democraciapactada y las reformas estructurales3.

Sin duda alguna el principal logro fue la imposición permanente dela nueva política económica. A pesar de ciertas modificaciones, las po-líticas básicas de este acuerdo fueron apoyadas por las cuatro princi-pales coaliciones que gobernaron Bolivia durante este período. Hasta1997, este logro fue la base fundamental del consenso, pues se estabi-lizó la economía, el crecimiento económico y la inversión externa. Noes sorprendente, entonces, que cuando la economía entró en recesión

12 C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

3 En realidad, la dinámica

de la relación

partidos/reformas tuvo

direcciones

contrapuestas. La

participación popular, de

gran legitimidad en el

área rural, no logró

ampliar plenamente los

sistemas de cooptación

partidaria y más bien

generó una dinámica

social-local que terminó

cuestionando a los

partidos. Sin embargo, la

Reforma Educativa y la

Capitalización generaron

una dinámica diferente,

sin lograr crear actores

sociales y/o políticos que

las legitimaran.

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a fines de 1998, se acentuaran las críticas al modelo político de la de-mocracia pactada, que también sucumbió a la crisis.

Los logros institucionales del sistema fueron varios y se hace preci-so destacarlos. En 1992, producto de un gran acuerdo entre los prin-cipales partidos, se propusieron importantes reformas, de las cualesuna gran mayoría logró institucionalizarse en la Constitución de1994. Las tres reformas de mayor importancia para el sistema de par-tidos fueron: la modificación del artículo 90, que determinó que en lasegunda vuelta congresal para elegir Presidente sólo participaran losdos primeros candidatos con mayor número de votos y no el tercero; laextensión de los períodos presidenciales y congresales de cuatro a cin-co años; la elección de diputados uninominales y la Ley de Participa-ción Popular, que logró descentralizar poder y darle importancia a losmunicipios. Además de estas reformas, que específicamente afectaronal sistema de partidos, se logró una importante reforma judicial queestableció, entre varias otras instituciones, un Ministerio Público, unsistema de defensores públicos, juicios orales, el Defensor del Pueblo yun nuevo Código de Procedimiento Penal. Así, hubo un grado de mo-dernización institucional.

En otras palabras, el sistema de partidos, mediante la democraciapactada, intentó llevar adelante reformas que lograrían institucionali-zar el sistema que los partidos crearon. Sin embargo, estas mismas re-formas facilitaron el crecimiento de una oposición que ha cuestionadolas bases de los acuerdos y la lógica de la gobernabilidad en Bolivia.Por ejemplo, la Participación Popular y la presencia de diputados uni-nominales aceleraron la demanda de participación en el ámbito local,que los partidos tradicionales, empero, no han sido capaces de canali-zar. El resultado es que el sistema de partidos es hoy más cuestionadoque nunca. En el trasfondo hay una demanda de genuina participaciónciudadana en el sistema de decisiones políticas.

4. LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA PACTADA

La gran paradoja de la democracia pactada es que con sus prácticas, enlugar de consolidarse el sistema de partidos, se llegó a su actual crisis.Los partidos no se modernizaron, no lograron incorporar ni promovera nuevos líderes ni pudieron establecer y mejorar la calidad de sus vín-culos con la sociedad. Tampoco lograron articular un proceso de frag-mentación social de la misma sociedad. La COB no fue reemplazadapor un nuevo actor articulador de las demandas sociales y el resultadofue una multiplicación de conflictos que conlleva un fraccionalismo se-

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PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

Page 11: Calderon_crisis y Reformas de Los Partidos en Bolivia

cular en la sociedad boliviana, tendiente al bloqueo social y a un vacíode genuinos movimientos sociales.

En este sentido, uno de los límites más importantes del modelo polí-tico fue la recurrente necesidad de controlar la movilización socialcontraria a la Nueva Política Económica (NPE). Desde que se lanzó laNPE en agosto de 1985, este control se logró a través de la imposiciónde estados de sitio que desmovilizaron a la COB particularmente, quese encontraba en una situación de creciente pérdida de su poder deconvocatoria debido tanto a la crisis de la minería como al surgimien-to de otros actores (petroleros, bancarios, sectores medios) y a la im-posición de la libre contratación como parte de la NPE. En realidad, losactores sociales, al tiempo de multiplicarse también se fraccionaron,conformándose una lógica pluri-céntrica del conflicto. La excepción,al menos en el occidente del país (como se verá más adelante, fue laoposición al gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada. Esas mismas po-líticas, sin embargo, dieron paso al surgimiento gradual de una vastay compleja red de protestas y demandas de campesinos cocaleros, extrabajadores mineros, y de una sociedad civil pujante y sin vínculos re-ales con los partidos del sistema.

GRÁFICO 2: INTENSIDAD DE CONFLICTO EN BOLIVIA SEGÚN FECHAS (%)

Dicho de otra manera, la democracia pactada tuvo limitacionesgrandes que, a pesar de las reformas, no se logró resolver. Cabe men-cionar también problemas básicos de vinculación entre los partidosdel sistema y la ciudadanía en general.

El crecimiento del complejo coca-cocaína y su concomitante red decorrupción y las políticas de lucha contra el narcotráfico impactarontambién al sistema de partidos, efecto que se acentuó desde 1985. Pa-ra los propósitos de esta sección, el hecho más importante fue el sur-

14 C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

0%

1%

2%

3%

29-junio1999

13-Abril2000

27- Enero2001

13-Noviembre2001

20-Agosto2002

Page 12: Calderon_crisis y Reformas de Los Partidos en Bolivia

gimiento de Evo Morales y su Movimiento al Socialismo (MAS). Estemovimiento no es aún un partido a pesar de su importante presenciaen el Congreso Nacional y de la prominencia de su líder, tanto en el ám-bito nacional como internacional. Controlar al MAS y a la vasta movi-lización social que este movimiento desató no es posible con las mis-mas tácticas que se utilizaron para controlar y desmantelar a la COBen la década de los años 80. Actualmente, el MAS se ha convertido enun partido con presencia nacional, policlonista orientado más a lasreformas y a la lucha electoral.

A pesar de los resultados de las elecciones del año 2002 y de los acon-tecimientos del 12 y 13 de febrero y de la semana del 17 de octubre de2003, Bolivia se enfrenta aún a la cruel realidad de que los partidos po-líticos son tanto la causa como la cura de los problemas que afectan ala frágil democracia del país. Si bien los partidos y los políticos son per-cibidos como los responsables de todo lo acontecido en los últimosaños, en ausencia de alternativas viables, siguen siendo los únicos ca-paces de proporcionar una salida de la actual crisis, pero para ello de-ben cambiar sus prácticas y orientaciones.

La realidad es que los partidos en Bolivia nunca fueron populares. Almenos desde 1952, los partidos y otras instituciones de la democraciarepresentativa han sido percibidos críticamente por la ciudadanía.Las encuestas disponibles desde mediados de la década del 80 dancuenta de este fenómeno; en los últimos años se percibe una disminu-ción de la preferencia por la democracia como única forma de gobier-no y de la satisfacción con la democracia realmente existente, un in-cremento de la desconfianza en los partidos políticos y en las institu-ciones democráticas y un aumento de la percepción de que los partidospolíticos no son necesarios para la democracia. Todos estos factoresmarcan un tremendo panorama de crisis política generalizada que escrucial enfrentar y resolver democráticamente. El problema central,sin embargo, es cómo lograr que los partidos respondan a la crisis yproporcionen respuestas creíbles.

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PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

Page 13: Calderon_crisis y Reformas de Los Partidos en Bolivia

GRÁFICO 3: LA DEMOCRACIA ES MEJOR A CUALQUIER

OTRA FORMA DE GOBIERNO (%)

GRÁFICO 4: SATISFACCIÓN DE LA DEMOCRACIA

EN BOLIVIA Y AMÉRICA LATINA (%)

GRÁFICO 5: CONFIANZA DE INSTITUCIONES DEMOCRÁTICAS

(ESCALA DE 1 A 7)

16 C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

Fuente. Latinobar ómetro ( varios años)

Bolivia A.L.

1996 1997 1998 1999 - 2000 2001 2002

70

65

60

55

50

45

40

64

61

66

6362 62

60

5554 56

52

48

1996 1997 1998 1999 - 2000 2001

41

37 37

27

25

34 34

22 25

16

24

32

2002

Fuente Latinobarómetro (distintos años)

Bolivia A.L.

45

40

35

30

25

20

15

10

Fuentes. Encuestas y Estudios. Feb. 2003.

Sep 90 Abr 93 Nov 95 Jul 96 May 97 Ago 98 Jul 99 Ago 00 Abr 01 Ago 01 Sep 02 Feb 03

ParlamentoPartidos Políticos

Gobierno

4

3.5

3

2.5

2

1.5

3.8

3.3

3.23.1

3

2.8

3.3

3.1

3.2

3.1

3.2

2.9

3

2.9

2.5

3 3.1

2.6

2

3

2.5

2.7

2.4

1.8

3.2

2.9

2.7

3.2

2.8 2.9

2.5

3.2

Page 14: Calderon_crisis y Reformas de Los Partidos en Bolivia

GRÁFICO 6: ¿SON NECESARIOS LOS PARTIDOS PARA

LA DEMOCRACIA EN BOLIVIA?

Se debe situar el actual momento de descontento con los partidosdentro de la larga tradición boliviana de intentar reemplazar las insti-tuciones de la democracia representativa con otras que presumible-mente establecerían un vínculo directo entre Estado y sociedad, olvi-dándose del papel de intermediación que los partidos deben propor-cionar. En los últimos cincuenta años ha sido recurrente la intenciónde abolir a los partidos, algo que inevitablemente resultó en caóticosretornos a la democracia representativa. Estos intentos reiterados deeliminar a los partidos y de establecer vínculos sin intermediarios en-tre los ciudadanos y el Estado ocurrieron durante momentos autorita-rios y afectaron, a la larga, la capacidad de los partidos de forjar vín-culos más amplios con la sociedad. El cuestionamiento de los partidosen democracia es importante, pues las alternativas no difieren sustan-cialmente de aquellas propuestas durante las distintas etapas del au-toritarismo en Bolivia. Por este motivo, la reconstrucción del sistemade partidos en Bolivia es decisiva.

ElInforme de Desarrollo Humano Bolivia 2002 del PNUD detectó,luego de la realización de 80 entrevistas a líderes políticos y sociales,una fuerte tensión entre unos y otros. Los líderes partidarios orientansu acción hacia cambios institucionales para innovar la democracia,mientras que los líderes sociales plantean demandas comunitaristascon mecanismos de participación directa para mejorarla. A nuestrojuicio, la cuestión consiste en buscar formas de institucionalizar el co-munitarismo y, de alguna manera,“comunizar” a las instituciones.Precisamente aquí está uno de los desafíos más importantes para losdemócratas bolivianos. Esto está íntimamente vinculado a una agen-da democrática pendiente que coloque los temas del multi-culturalis-mo y la multi-etnicidad en los marcos de la construcción democrática

17C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

Fuente. Encuesta y Estudios , Feb 2003

63

76 77 78

66

51 524849

34

1917

22

27

Sep 90 Nov 92 Abr 93 May 95 Jun 98 Nov 01 Feb 03

SiNo

90

80

70

0

10

20

30

40

50

60

Page 15: Calderon_crisis y Reformas de Los Partidos en Bolivia

de un pluralismo ciudadano; es decir, se trataría de pasar a una lógicainter-cultural4.

GRÁFICO 7

18 C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

4 Para un análisis del

multi-culturalismo y el

pluralismo, ver Sartori,

Giovanni (2002), La

sociedad multiétnica.

Madrid.

LaBoliviaTotal

Institucionalidady Gestión

Critica y nuevo pacto socio-político

Comunitarismo democrático

Comunitarismode base sindical (Revolucionario)

Comuni-tarismocultural

Renovación ymodernización

política

Pactoregión-Nación

AsambleaConstituyente

Comunitarismo político

Comunitarismode base sindical

(La comunal)

Institucionalistas Bifurcación Comunitaristas

Por tanto se genera

Respecto a

Crisis de Consenso

Cambios y Continuidad

5. EL DEBILITAMIENTO DE LA DEMOCRACIA

En el contexto descrito anteriormente se evidencia un proceso muyacelerado de debilitamiento de la democracia en Bolivia. Esta tenden-cia lleva a una preocupación fundamental: que el autoritarismo vuel-va a convertirse en una opción legítima para los bolivianos.

Para los propósitos de este trabajo, el debilitamiento de la democra-cia se evidencia, por una parte, en la disminución del apoyo al sistemademocrático y de la satisfacción con la democracia que reflejan los bo-livianos y, por otra, en los bajos índices de calidad de vida en el país.

Este deterioro se demuestra claramente en la proporción de bolivia-nos que prefiere vivir en democracia. Desde el año 1999, cuando alre-dedor del 62% prefería vivir en democracia, se produjo un súbito des-censo de diez puntos. Este deterioro coincide no sólo con los procesosde explosión social que vive el país, sino también con la recesión eco-nómica. En este sentido, es notorio el bajo índice de satisfacción con la

Page 16: Calderon_crisis y Reformas de Los Partidos en Bolivia

democracia que reflejan los bolivianos y que está muy por debajo delya bajo índice latinoamericano.

El debilitamiento de la democracia se expresa también en un proce-so muy acelerado de deterioro en la calidad de vida del ciudadano pro-medio. En parte, este fenómeno se explica por los también aceleradosprocesos de urbanización marginal y de crecimiento descontrolado dela informalidad en Bolivia. Lo preocupante de esta situación es la per-cepción generalizada de que el sistema de partidos no sólo no es capazde resolver este problema, sino que es su principal causante. Los datosde la encuesta del Informe de Desarrollo Humano, Bolivia 2002 delPNUD muestran un enorme porcentaje de bolivianos que ve su situa-ción personal peor o mucho peor que el año anterior. En otras pala-bras, el ciudadano común no sólo no percibe mejoras en su situaciónpersonal, sino un retroceso.

6. LA CRISIS DE REPRESENTACIÓN

Los factores analizados en las secciones anteriores llevan a la conclu-sión de que Bolivia sufre una grave crisis de representación que serádifícil superar. Para los propósitos de este trabajo se define esta situa-ción como una crisis donde las instituciones y el sistema no logran re-presentar la diversidad socio-cultural boliviana ni generar confianza,así como tampoco transformar las necesidades en demandas y conver-tirlas en proyectos que beneficien a la sociedad. Por otra parte, esta si-tuación refleja una capacidad muy limitada de representar la comple-jidad étnica, regional y social del país.

Los indicadores más claros de esta crisis son aquellos que demues-tran la falta total de confianza precisamente en las instituciones clavesde la democracia como los partidos políticos, el Parlamento y el PoderJudicial. Esta falta de confianza se manifiesta también en indicadoresque reflejan un incremento notable en la proporción de bolivianos quepiensa que la democracia es posible sin partidos y sin Parlamento: enla Bolivia del año 2003, la mitad de los ciudadanos piensa que los par-tidos políticos no son necesarios para la democracia. Esta tendencia,que es paralela a la percepción de insatisfacción con la democracia y auna disminución de la preferencia por ésta, sugiere que los mecanis-mos de representación e intermediación están en una crisis profunda.

La crisis de representación se evidencia también con el desplaza-miento acelerado de votos de los principales partidos hacia otras op-ciones electorales. Según diversos estudios5, en los últimos años se havenido dando un acelerado proceso de desplazamiento en toda la re-

19C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

5 Véanse los datos del

Compendio Estadístico del

PNUD (2004),

La Democracia en

América Latina, Hacia una

democracia de

ciudadanos y ciudadanas,

PNUD, Buenos Aires,

especialmente los

cuadros de la página 63

a la 72. Asimismo, véase

Carretón, Manuel (por

publicar), “La

indispensable

problemática relación

entre partidos y

democracia en América

Latina”,

en”Contribuciones.

Informe sobre el

desarrollo de la

democracia en América

Latina; y Pereli, Carina,

Dicado, Sonia, Sobatto,

Daniel (Comp.) (1995),

Partidos y clase política en

América Latina en los 90,

Ed. IIDH-Capel, San

José.

Page 17: Calderon_crisis y Reformas de Los Partidos en Bolivia

gión. En Bolivia el proceso fue gradual aunque constante, llegando ala situación actual donde las opciones anti-sistémicas parecen ser másatractivas para el electorado.

Si bien todo lo que se dice de los partidos parece ser cierto, el siste-ma es quizás más representativo de lo que se supone en términos étni-cos o raciales. La encuesta de Seligson6 muestra que todos los partidosexpresan realmente la composición étnico-racial del país. Más impor-tante aún, estos datos reflejan que ningún partido puede reclamar pa-ra sí el monopolio de la representación de alguna etnia o grupo racialen particular. Dicho de otra forma, el MNR parece ser tan representa-tivo de la población indígena como el MAS y, de la misma manera, sepodría llegar a la conclusión de que el MAS es tan representativo de losblancos en Bolivia como el MNR. Esto no quiere decir que el resultadode las elecciones de 2002 no haya representado un importante avancede la representación por la inclusión de sectores indígenas y campesi-nos7. La conclusión más importante es que todos los partidos tienenuna sólida base mestiza sobre la cual deberán reconstruir el sistema departidos.

Las tendencias que se presentan a continuación muestran algunasde las percepciones de los líderes políticos de nivel intermedio y de ba-se acerca de: a) la situación del sistema de partidos en Bolivia, b) la si-tuación interna de su partido y c) las sugerencias para mejorar el sis-tema de partidos (véase tipología anexa). Sin embargo, como se apre-ciará más adelante, no existen percepciones homogéneas por partidosino más bien transversales al conjunto de los partidos, lo cual es unsíntoma de un sistema de partidos con rasgos heterónomos8.

a) La situación del sistema de partidos

Una primera tendencia considera que el sistema de partidos en Boliviaestá muy debilitado; prima la percepción de una crisis general de con-fianza, unida a un cierto verticalismo interno y una visión de poderconcentrada en torno de grupos y clanes familiares. Dirigentes delMAS suponen que la lógica partidista estaría asociada a un mundo oc-cidental que ve la realidad de manera segmentada y que no respetauna visión integral de la misma. Dirigentes de la NFR visualizan uncolapso del sistema de partidos y una ruptura democrática. Por su par-te, dirigentes del MNR perciben que el diálogo y los pactos inter-par-tidarios han debilitado el sistema de partidos y sobre todo los dirigen-tes de base critican la presencia de clanes familiares que impediríanuna participación real y una representación genuina. Dirigentes del

20 C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

6 Seligson, Mitchell

(2003), Auditoría de la

democracia: Bolivia

2002. MpD-Encuestas y

Estudios-USAID-UCB: La

Paz.

7 Mayorga, Fernando

(2003), Avatares.

Ensayos sobre política y

sociedad en Bolivia,

CESU, Cbba.

8 Metodología de las

entrevistas: la información

fue obtenida mediante

consulta individual en

forma de talleres (líderes

intermedios) y entrevistas

pre-estructuradas a 27

líderes intermedios y de

base de los principales

cuatro partidos políticos

(MNR, NFR, MAS, MIR).

Se estructuraron las

preguntas con base en su

perspectiva del sistema

de partidos, sus ideas

para un fortalecimiento

del mismo, la percepción

de lo ocurrido los días 12

y 13 de febrero de 2003

y sus puntos de vista

sobre la posibilidad de un

pacto social en Bolivia.

Se considera líderes

intermedios a aquellos

que trabajan en la

estructura nacional del

partido, no toman

decisiones máximas,

tienen un peso propio y

forman el eslabón entre

las bases y la cúpula del

mismo. Se consideran

líderes de base a aquellos

líderes regionales o

sectoriales que trabajan

directamente con la

sociedad, con proyección

de futuro y con un

importante respaldo

electoral o participativo.

Page 18: Calderon_crisis y Reformas de Los Partidos en Bolivia

MIR critican el verticalismo partidista, destacan una fragmentaciónterritorial de los partidos y reclaman una mayor comunicación inter-partidaria.

Una segunda tendencia, si bien coincide en la percepción de la debi-lidad del sistema de partidos, no ve la situación tan catastrófica y pro-pone algunas reflexiones. Los líderes del MAS valoran el Parlamentocomo horizonte de acción política, pero critican el hecho de que su fun-cionamiento es muy deficiente, al tiempo que reclaman el derecho aser escuchados. Por otra parte, auto-valoran la relación con sus bases.Los de la NFR proponen fortalecer la renovación de líderes para oxi-genar ideas y estructuras y denuncian un fraude electoral que los ha-bría perjudicado. Para los líderes del MNR, el sistema de partidos,aunque esté en crisis, todavía tiene vigencia. Un hecho novedoso esque ellos valorizan la presencia de nuevas formas de representaciónpolítica. Los del MIR critican la verticalidad de los partidos, afirmanque los pactos políticos dieron viabilidad a la democracia al tiempo queminaron su credibilidad y perciben que el funcionamiento partidistaes más eficiente en el ámbito local.

Finalmente, una tercera tendencia propone que el sistema de parti-dos estaría en reconstrucción. Un punto de encuentro sería la consta-tación del cambio que han significado los últimos resultados electora-les. Los dirigentes consultados del MAS afirman que el modelo econó-mico y partidario fracasó, mientras reconocen la importancia de la de-mocracia, aunque encuentran fuertes límites en su capacidad de in-clusión política. Para los de la NFR, el cemento ideológico de los parti-dos se derrumbó y las élites tradicionales necesitarían una renova-ción. Los líderes del MNR afirman que la presencia del MAS, del MIP yde la NFR fortaleció el sistema de partidos. Para los del MIR se debe in-centivar la lógica local de la política para romper con estructuras pa-trimonialistas y verticales.

b) La situación interna del partido

Frente a esta interrogante se observan tres respuestas. La primeraafirma que existe una estructura articulada y fortalecida; la segundadice que hay un divorcio entre las cúpulas y las bases, y la tercera pro-pone la necesidad de un mayor trabajo de articulación sobre la actualestructura.

En la primera tendencia se nota cierto optimismo con respecto a laestructura partidista. Los dirigentes del MAS miran a su partido máscomo movimiento político que como partido, el que estaría vinculado

21C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

Page 19: Calderon_crisis y Reformas de Los Partidos en Bolivia

a comunidades y movimientos sociales. Los de NFR son conscientes dela estructura vertical del partido, pero creen que está en camino de de-mocratización, aunque Manfred Reyes Villa sigue siendo el eje de estaagrupación. Los líderes del MNR perciben una crisis de representa-ción y reconocen una tensión entre la lógica tradicional de la estruc-tura del pasado y una lógica electoralista más bien vinculada al mar-keting. Algunos sectores critican la concentración de poder alrededorde Gonzalo Sánchez de Lozada. En el caso del MIR, los líderes valori-zan al partido por su contribución a la democracia, pero hablan de lanecesidad de una renovación de su liderazgo.

Una segunda orientación con respecto a la situación interna de lospartidos políticos afirma que existe un divorcio entre las cúpulas y lasbases. Los líderes del MAS postulan una mayor integración entre ba-ses y dirigencias y señalan que éste es su principal capital político. Losde NFR afirman que han logrado una importante renovación, pero queles falta crecer en participación y consideran que la cúpula está muyseparada de las bases, concentrando demasiada decisión en el lídermáximo. En el caso del MNR, los líderes consultados critican el padri-nazgo como una forma de liderazgo al interior del partido y la falta departicipación de las bases. Los del MIR afirman que a las bases sólo selas busca para las elecciones y no se trabaja con una visión de futuro.

La tercera tendencia propone que se necesita mayor trabajo de arti-culación sobre la base de la actual estructura. En esta dirección, los lí-deres de algunos partidos nuevos (MAS y NFR) consideran que estáncreciendo en la institucionalidad; como ejemplo mencionan haberaceptado las normas de la Corte Nacional Electoral para democratizarsu organización. En el caso del MNR, los dirigentes plantean que sedebe romper la estructura clientelar para construir una forma moder-na de hacer política. Tanto los líderes del MNR como los del MIR con-cuerdan en que los diputados uninominales pueden ser un mecanismode contacto y articulación con las bases.

c) Sugerencias para ampliar mejorar el sistema de partidos

Algunos líderes proponen que se debe fortalecer la participación de lasbases; otros, que se debe fortalecer los mandos intermedios y renovarel liderazgo y, finalmente, se sugiere generar mayores espacios públi-cos y cobertura para los partidos y las propuestas.

El fortalecimiento de las bases, según los distintos líderes, estaríaasociado con programas de capacitación que formen nuevos líderes yposibilidades de cambio. En esta misma dinámica se plantea vigorizar

22 C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

Page 20: Calderon_crisis y Reformas de Los Partidos en Bolivia

los mecanismos de participación. También se señala la necesidad detrabajar en municipios, comunidades y juntas de vecinos, evitandomediaciones innecesarias.

Otra orientación afirma que se tendría que fortalecer a los represen-tantes de nivel intermedio, como los uninominales, que pueden jugarun papel de bisagra entre la base y los liderazgos nacionales.

Finalmente, también se afirma que se debe crear mayores espaciospara los partidos dentro de la sociedad. En el caso del MAS, esta de-manda se concreta en querer ser escuchados y tener posibilidades deexpresión mediática. En este sentido, también se afirma la necesidadde crear mecanismos para fiscalizar la información y tener datos vera-ces. Se plantea promover espacios que fomenten la institucionalidad yla discusión entre opciones políticas.

Las interpretaciones encontradas en el sondeo realizado, si bien se-ñalan avances en los sistemas de representación y reconocimiento ins-titucional de la democracia, también plantean con meridiana claridaduna reforma política y cultural del sistema de partidos en Bolivia. Anuestro entender, tal reforma se expresa tanto en el plano de la elabo-ración de propuestas para el país en un mundo globalizado –y de las de-liberaciones públicas de tales propuestas–, como en el de la capacidadde cambio en el nivel de las estructuras, las prácticas cotidianas y la re-lación con una sociedad culturalmente diversa. Ciertamente, talesplanteamientos de reforma entrarían en franca contradicción con es-tructuras de poder cerradas, mecanismos clientelares de funciona-miento, prácticas extra-institucionales y una larga tradición de cultu-ra autoritaria y poco tolerante asentada en los partidos y en la mismasociedad boliviana. En el corazón de todos estos temas está presente lanecesidad de construir un proyecto de futuro y una renovación de laidea de nación a partir de las propias demandas y experiencias histó-ricas de la gente. Resulta fundamental reconstituir una idea de conti-nuidad de la nación en función de las nuevas realidades globales y na-cionales.

7. LA CRISIS DE LA CONSTRUCCIÓN DEL NOSOTROS

Según nuestro entender existen tres momentos sintomáticos del pro-ceso de inflexión histórica que vive Bolivia. El primero se refiere a lasprotestas sociales que se dieron en el año 2000, especialmente la de-nominada “Guerra del agua” y los bloqueos en el altiplano. Allí se pusode manifiesto un profundo malestar de la sociedad boliviana respectode los débiles resultados de integración social del llamado “modelo

23C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

Page 21: Calderon_crisis y Reformas de Los Partidos en Bolivia

económico”, los límites de los partidos políticos sistémicos para ges-tionar los conflictos y hacer propuestas de futuro y, muy especialmen-te, la persistencia de mecanismos de discriminación social y étnicamuy afines a poderes oligárquicos de antaño9.

El segundo se vincula al resultado no contundente de las eleccionespasadas y a la emergencia de los denominados “partidos sociales”, ex-periencia que puso en cuestión la sostenibilidad de la democracia pac-tada. Paradójicamente, dentro de esta crisis se evidencia un importan-te avance en la representación de sectores indígenas y campesinos.

El tercero se refiere a los conflictos de febrero y octubre de 2003,que, aunque con importantes matices regionales, pueden ser leídoscomo una crisis del nosotros en tanto construcción nacional10.

Tales conflictos habrían puesto en evidencia la incapacidad de lospartidos políticos y del Estado de dar cuenta de una idea de colectivi-dad que abarca a la nación y también la existencia de una crisis de lamisma sociedad en cuanto a su capacidad de comprenderse a sí mismacomo una unidad social constituida. Ciertamente, la cuestión nacionaly los límites de la construcción de una continuidad histórica no pue-den darse sin un sentimiento arraigado de nacionalidad. Si bien estees un tema complejo y polémico, que obviamente no se tratará en esteInforme, pareciera que las crisis de febrero y octubre tienen el mérito,como la punta de un iceberg, de mostrar señales de la necesidad dereinstituir una idea de futuro.

En una primera aproximación, los gráficos adjuntos muestran muysintéticamente tanto la dinámica de esta crisis del nosotros puesta enevidencia por la coyuntura de febrero -y posteriormente de octubre-cuanto la valoración crítica de los grupos focales sobre el comporta-miento de los actores en tal coyuntura. Existiría una suerte de trián-gulo entre una crisis de gobernabilidad estatal, una incertidumbre defuturo provocada por ella y un cierto vacío político por los límites de lapolítica y de los partidos para comprender los cambios en curso comodiseño de una sociedad futura posible. Enfrentar este desafío es pro-bablemente la principal tarea de la política.

En cuanto a la valoración de los actores, si bien las ponderacionesson variables, el sentido final de la misma es que ellos no tienen capa-cidad para resolver esta crisis de futuro11.

24 C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

9 Daroca, Santiago (2002),

“La guerra del agua”.

Cuadernos de Trabajo,

PUND: La Paz. Rojas,

Gonzalo (2002),

“Por qué el Mallku se

yergue como gran

acusador: el movimiento

étnico-campesino en el

2000 boliviano”. Cuadernos

de Trabajo, PNUD: La Paz.

10 Los conflictos de

octubre de 2003 en la

ciudad de El Alto están

asociados, entre otros

factores, con:

- las demandas de inclusión

social y reconocimiento del

estatus ciudadano de la

ciudad de El Alto. Más allá

de las pugnas políticas, El

Alto en octubre

definitivamente pasó de

campamento a ciudad. Este

rito de paso no puede

comprenderse sin las

experiencias previas de

CONDEPA o del Katarismo.

- el alto grado de

radicalismo político entre los

dirigentes vecinales,

sectoriales y, en general,

indigenistas. En El Alto hay

un sentimiento generalizado

de haber liberado al país y

de ser la vanguardia del

cambio.

- la oposición a la venta del

gas y al Presidente Sánchez

de Lozada y con un

sentimiento

hipernacionalista. Ello hizo

posible agregar un conjunto

de demandas que,

impulsadas por la represión

del gobierno, incidieron en

la protesta de octubre.

11 Para un detalle de los

grupos focales ver PNUD

(2004), Informe de

Desarrollo Humano Bolivia

2004. PNUD: La Paz (p.

258).

Page 22: Calderon_crisis y Reformas de Los Partidos en Bolivia

GRÁFICO 8: CRISIS DE FEBRERO

GRÁFICO 9: VALORACIÓN DE LOS ACTORES EN FEBRERO 2003

8. ESCENARIOS DE LA COYUNTURA POLÍTICO-ECONÓMICA Y OPCIONES EMERGENTES

Bolivia vive un momento de inflexión marcado por un proceso irregu-lar de cambios políticos y económicos que van prefigurando la emer-gencia de un nuevo ciclo histórico. Sin embargo, tal inflexión estáatravesada por una incertidumbre respecto de las características de laconformación nacional en este nuevo ciclo. En el corazón de tales mu-taciones están los partidos políticos y sus posibilidades de construirproyectos de futuro pertinentes a las necesidades y posibilidades de la

25C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

Crisis de Gobernabilidad

- Gobierno incapaz de resolver losproblemas y cuando actúa empeora lascosas.

- Crisis de fe, individualismo,descontrol,bronca, impotencia, inseguridad, miedo,incomunicación,desconfianza y agresión.

- Partidos políticos e instituciones corruptas.

- Dependencia con EE.UU. y la guerra ge-neran más problemas

Incertidumbre de futuro

- No hay soluciones para elfuturo: es más de lo mismo.

- Salida A: Emigrar

- Salida B. Cambio deGobierno, diálogo.

- Salida C: RetraimientoParticularista

VACIO

Percepción de desempeño

Incapaz de gobernar

Crítico, sin proyecto y no viable

Cumplió órdenes

Pelea contra impuestazo y da orden. Pero corrupta y algunos cuestionan el amotinamiento

Entre el sensacionalismo y la información

Lucharon por la paz, pero sin poder

ValoraciónActor

Gobierno

Oposición

F.F.A.A

Policía

Medios de Comunicación

DDHH &Defensoría

Page 23: Calderon_crisis y Reformas de Los Partidos en Bolivia

sociedad en un contexto internacional fuertemente globalizado. En es-te sentido, si bien las dinámicas estructurales internas y externas con-dicionan en gran medida dicho ciclo, las prácticas y las orientacionesde los actores políticos y sociales son determinantes en la configura-ción futura. Precisamente por esto cobran especial importancia las co-yunturas político- económicas y el comportamiento de los actores.

Un hito de referencia fundamental en este proceso son las eleccionesde junio de 2002; sus resultados confirmaron la existencia de un mo-mento de inflexión en las tendencias del electorado y propiciaron cam-bios sustanciales tanto en la composición del sistema de partidos, con laemergencia de nuevas organizaciones políticas y una marcada concen-tración regional del voto, como en la correlación de fuerzas al interiordel mismo, con una mayor dispersión del electorado y el debilitamientode los partidos llamados sistémicos. Estos partidos, MNR y MIR, suma-ron respectivamente el 22% y 16% de los votos, concentrados funda-mentalmente en los departamentos del oriente y el sur del país, mien-tras que partidos políticos nuevos en la escena nacional y autodenomi-nados asistémicos, el MAS y la NFR, ganaron ampliamente en el centroy el occidente del país, sumando cada uno el 21% de los votos válidos. Deesta forma, la elección reflejó un notorio cansancio de la población fren-te a la dirigencia política sistémica y una clara demanda de cambio.

Las cicatrices de la crisis política y social previa al proceso eleccio-nario, la emergencia de nuevas organizaciones políticas críticas, ladispersión del voto, el escaso margen de diferencia entre las tres fuer-zas más votadas y el virtual agotamiento del sistema de pactos, difi-cultaron la conformación de una coalición de gobierno sustentada enuna mayoría parlamentaria sólida y cohesionada. Finalmente, la ines-tabilidad política vivida en las tres semanas posteriores a la elección,que puso en serio riesgo la estabilidad del sistema financiero, y la con-solidación del MAS como segunda fuerza política del país con clara vo-cación de oposición contestataria, fueron los catalizadores de una co-alición de gobierno a contrapelo entre el MNR y el MIR.

En síntesis, las elecciones de junio de 2002 configuraron un nuevoescenario político caracterizado por: i) la emergencia de una coalicióngubernamental relativamente débil con serias dificultades para orga-nizar los juegos de la democracia pactada narrados en páginas anterio-res, ii) un sistema de partidos sistémicos más debilitado (el apoyo elec-toral a los partidos mayoritarios pasó del 85% en 1989 al 51% en 2002,e incluso ADN prácticamente desapareció de la coyuntura política elec-toral), iii) la emergencia de partidos sociales portadores de discursosideológicos radicales, indigenistas y marxistas principalmente, y iv)

26 C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

Page 24: Calderon_crisis y Reformas de Los Partidos en Bolivia

una redistribución territorial del voto, con un fuerte sello étnico-regio-nal como el MIP en el altiplano y el MAS en el valle de Cochabamba.

A nuestro entender, este resultado electoral no contundente estuvotambién asociado con un fuerte proceso de fragmentación social ydesestructuración de las orientaciones políticas de los últimos veinteaños. La cuestión es si estas tendencias a la fragmentación y a la dis-persión son solamente el resultado de un franco proceso de descom-posición del sistema de partidos que se inició en 1985, o si, además,son síntomas de una nueva conformación del sistema de partidos.

En este nuevo contexto, la viabilidad de la coalición de gobierno, eincluso del sistema político en su conjunto, estaba estrechamente vin-culada a su capacidad de gestión de la crisis económica. Por lo mismo,el desafío de consolidar a Bolivia como centro energético del Cono Sury, más específicamente, el reto de viabilizar el contrato de venta de gasa California, tenía un carácter central y estratégico para el gobierno,más aún en la medida en que su programa económico de corto plazo seasentaba en las perspectivas de mayores recaudaciones tributariasprovenientes de las exportaciones adicionales de gas.

Sin embargo, las reticencias que genera en la opinión pública la per-cepción de que el gas es un negocio millonario que no redundará en be-neficio de la población12 definieron la caída del gobierno de Sánchez deLozada y definen los objetivos de la agenda Presidencial del Presiden-te Carlos Mesa en cuanto a generar credibilidad y confianza en la po-blación, con el convencimiento de que la consolidación, en el corto pla-zo, de un cierto equilibrio político y social que viabilice en democraciael nuevo perfil exportador del país depende de: i ) la credibilidad de laspolíticas económicas para paliar los efectos de la crisis, fundamental-mente en lo que se refiere al desempleo, y ii) el tratamiento específicodel tema de la erradicación de cultivos de hoja de coca.

Aquella situación política generó la expansión de conflictos socialesreforzados por una nueva oposición parlamentaria. Frente a esta si-tuación, el gobierno de Sánchez de Lozada planteó metas de reactiva-ción económica y de negociación con el frente cocalero y otros múlti-ples frentes de conflicto político asociados con la tierra, el empleo yotras demandas sociales. Correlativamente, esa administración buscóconsolidar su coalición y generar confianza y credibilidad en la pobla-ción, tareas que estuvieron fuertemente condicionadas por el débilapoyo de Estados Unidos y la errática y dura negociación con el FMI.Por otra parte, en la coyuntura, el MAS se fue perfilando como el prin-cipal actor de la oposición política; este partido pretendía convertirseen un articulador real de las demandas sociales y ampliar sus deman-

27C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

12 En primer lugar,

“según las encuestas que

maneja el gobierno, una

de las razones por las

cuales un porcentaje

importante de la

población se opone a la

exportación de gas al

mercado norteamericano

es por la percepción

(claramente errónea) de

que las reservas de gas

no serán suficientes para

abastecer el mercado

interno” (Müller &

Asociados (2002),”“El

Programa Económico del

Gobierno de

Responsabilidad

Nacional”, en”Informe

Confidencial, N. 122,

Noviembre-diciembre, p.

7). En segundo lugar, la

baja rentabilidad de las

empresas capitalizadas

del sector petrolero y las

bajas recaudaciones

actuales provenientes de

ese sector son objeto de

denuncias de evasión

fiscal y de manejo

contable fraudulento.

Finalmente, la elección

del puerto que albergaría

la planta de licuefacción

de gas es motivo de

controversia y debate

público por su impacto

sobre la gravitación

boliviana en el Pacífico y,

específicamente, sobre

las relaciones con Chile.

Page 25: Calderon_crisis y Reformas de Los Partidos en Bolivia

das hacia una agenda anti-globalización. Ciertamente, su capacidadde oposición, negociación y crítica respecto de la política económica yde la coca fue configurando un proceso acelerado de crisis política quedesembocó en la caída de Sánchez de Lozada en octubre de 2003.

A fines de enero de 2003, y en la medida en que todas sus acciones es-tuvieron fuertemente restringidas por el débil apoyo de Estados Uni-dos, la errática y dura negociación con el FMI y un manejo patrimonialdel Estado para consolidar la coalición, el gobierno de Sánchez de Lo-zada tenía graves dificultades para enfrentar los dos grandes desafíosque podían darle credibilidad y legitimidad al resto de su gestión. Porun lado, el empantanamiento del proceso de negociación en torno a lacoca en diciembre de 2002 y el conflicto abierto con los sectores cocale-ros y, en menor medida, con otros actores sociales en enero, supuso unapérdida de autoridad y de control institucional, mientras el MAS se for-talecía y acentuaba su radicalización. Por el otro, la meta de reduccióndel déficit fiscal negociada con el FMI chocaba con amplias demandassociales postergadas por cuatro años de recesión económica. El recha-zo de buena parte de la sociedad boliviana a la política impositiva pro-puesta por el gobierno fue el detonante de un nuevo conflicto en febre-ro de 2003, esta vez entre las mismas fuerzas del orden.

Los hechos del 12 y 13 de febrero de 2003, con un saldo de 33 muer-tos y 180 heridos, dieron lugar a una situación cualitativamente másgrave, pues pusieron al descubierto los rasgos estructurales de la crisispolítica, económica y social de Bolivia y configuraron una nueva co-yuntura política de crisis, caracterizada por una degradación y una in-estabilidad que ponen en riesgo el mismo proceso democrático. Entrelos rasgos que permiten configurar la situación política, se encuentran:

i. Una crisis generalizada del Estado y de sus capacidades para garan-tizar niveles mínimos de orden, incluso al interior del mismo Estado.La crisis policial y el enfrentamiento con el Ejército fue tan sólo un re-flejo de la crisis entre el Estado y la sociedad y del tipo de articulaciónque tuvieron los actores de la democracia pactada con las Fuerzas Ar-madas. Desgraciadamente persisten el resentimiento, la desconfian-za y los riesgos de enfrentamiento entre las fuerzas del orden.

ii. La situación económica resultante del conflicto quedó bloqueada ylas opciones posibles requerían de un nuevo capital político, quenunca se recuperó. Si bien el FMI había accedido a reducir la ampli-tud del ajuste fiscal y a firmar un acuerdo stand-by de doce mesesque postergue definiciones cruciales en materia de reformas a lossistemas tributario y financiero y viabilice la liberación de recursos

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PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

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económicos por parte de los organismos multilaterales, el proyectode venta de gas a California parecía ya haber sido herido de muerte.

iii. Se profundizó la crisis de legitimidad del sistema de partidos y se ge-neralizó la percepción de serias dudas sobre la capacidad de liderazgodel gobierno e incluso de la misma oposición. Una reciente encuesta delgrupo Apoyo S.A. muestra que el 78% de los encuestados en el mundourbano de Bolivia desaprobaba al gobierno y un 60% desaprobaba a laoposición. El vacío político estaba en el centro de la coyuntura.

iv. La propuesta social se fortaleció e incluso asumió formas de rencory vandalismo, mostrando una ausencia mínima de orden. Esto engran medida aceleró la desconfianza, el miedo al desorden y un sen-timiento generalizado de orfandad en el conjunto de la sociedad bo-liviana y, especialmente, en La Paz y en los sectores medios y altos dela sociedad. Posiblemente esto esté asociado con un fortalecimientode los grupos no democráticos en el panorama de las opciones polí-ticas que serán narradas posteriormente.

v. Se generalizó un comportamiento faccioso y corporativo que pareceimponerse entre los actores y las instituciones políticas de Bolivia, cu-ya siguiente etapa fue el derrocamiento del gobierno de Sánchez de Lo-zada en octubre. Parece que se está viviendo una situación donde todospierden, donde cada actor o líder, a nombre de todos, defiende sus inte-reses particulares: actores sin plena capacidad de comprensión de lo vi-vido y sin capacidad tampoco de plantear metas posibles que recojan yestructuren las demandas de la sociedad. El saldo es una tremenda cri-sis de futuro, fenómeno por lo demás muy acentuado por la coyunturainternacional de guerra y contracción económica global.

Sin embargo, más allá de los problemas estructurales, la coyunturaimpuso al menos dos desafíos mínimos de corto plazo al sistema de par-tidos en su conjunto. Por un lado, reestablecer los niveles mínimos deorden institucional y de respeto al orden constitucional establecido, co-sa que se logró casi de milagro en octubre y, por otro, generar consen-sos mínimos en torno al nuevo presupuesto general de la Nación.

La emergencia de un escenario autoritario en medio de la fragmen-tación social, la descomposición de las orientaciones políticas, la rece-sión económica, la inestabilidad social, el desorden y el caos, constitu-yen, a los 20 años de construcción democrática, una amenaza latente.En primer lugar, la disminución del apoyo a la democracia en general,asociada con la creciente insatisfacción con esta forma de gobierno, lacrisis de legitimidad de los partidos políticos y, sobre todo, el apoyocreciente de la población a una salida autoritaria de la crisis, crean

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PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

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condiciones para prácticas políticas más autoritarias, tanto dentro delmismo régimen como en opciones fuera de él. En segundo lugar, laprofundización de la crisis económica junto con la pérdida aparente deun horizonte de recuperación bajo la égida del gas, fortalecen las per-cepciones de quienes demandan un manejo vertical de la economía. Entercer lugar, la conspiración se ha posicionado en el centro del juegopolítico y los indicios de complot son una muestra radical de la des-composición del sistema de partidos y de su incapacidad para canali-zar las reivindicaciones políticas. Finalmente, el contexto internacio-nal, que limita el diálogo entre naciones como mecanismo de resolu-ción de conflictos, fortalece posiciones autoritarias y militaristas fren-te a problemáticas complejas. Las propuestas autoritarias emergendesde dentro y fuera del régimen político boliviano y podrían manifes-tarse abiertamente a la menor señal de desorden y violencia.

La coyuntura de octubre y el cesarismo civil de nuevo tipo13

La crisis de octubre 2003 fue el resultado de cuatro factores: i) la explo-sión de un conjunto de conflictos sociales con demandas particulares entodo el país, ii) la debilidad del gobierno para gestionar estas demandas,iii) la rápida articulación de estos conflictos en torno al rechazo a la ex-portación de gas, el reclamo de una Asamblea Constituyente y final-mente la renuncia del Presidente, y iv) el fracaso de la mediación de laIglesia en agosto, hecho que aceleró la polarización y el enfrentamiento.

El intento de responder a esta coyuntura con creciente represión alos movimientos sociales en el altiplano paceño, la ciudad de El Alto yLa Paz, que dejó un saldo estimado de 59 muertos14, precipitó los acon-tecimientos. El descontrol de la situación en La Paz agudizó los senti-mientos de vacío político y falta de gobernabilidad ya presentes en fe-brero, haciendo imposible el mantenimiento de Sánchez de Lozada enla Presidencia. El 17 de octubre éste renunció y el hasta entonces Vi-cepresidente Carlos D. Mesa asumió la jefatura del Estado boliviano.

Se puede caracterizar la coyuntura actual como un momento de re-cuperación precaria de la paz y de la estabilidad institucional y demo-crática en Bolivia. El actual gobierno se ha definido como de “transi-ción histórica”, sin participación de los partidos políticos, cuya misiónes preservar la democracia y construir un puente hacia un nuevo es-cenario político que podría surgir en los próximos años. Es una co-yuntura que ofrece oportunidades para una salida institucional a lacrisis que”implica también riesgos muy importantes debido a la pre-cariedad de la situación política y económica del país.

30 C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

13 Este acápite fue

redactado a principios de

diciembre de 2003 y

complementa las

hipótesis que se venía

trabajando a lo largo del

texto.

14 La Defensoría del

Pueblo estimaba, hasta el

10 de diciembre de

2003, 59 muertos, 3

desaparecidos y 12 sin

confirmar.

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Mesa definió una agenda urgente compuesta de tres ejes: i) avanzaren la resolución del problema de exportación del gas por medio de unreferéndum vinculante, ii) realizar cambios profundos en la políticaenergética (Ley de Hidrocarburos), y iii) hacer frente a la crisis políti-ca impulsando la realización de una Asamblea Constituyente para dis-cutir una nueva estructura institucional para el Estado boliviano.

Esta agenda plantea, por una parte, garantizar la estabilidad econó-mica mediante una gestión austera y responsable de las finanzas pú-blicas y, por otra, articular factores de poder en el ámbito político (par-tidos políticos, Fuerzas Armadas, etc.), regional (comités cívicos), eco-nómico (empresariado privado) y con los movimientos sociales (coca-leros, movimientos indígenas del altiplano, etc.). Esta articulación esuno de los desafíos políticos más importantes. Asimismo, las posibili-dades de consolidar una transición exitosa dependen fuertemente delapoyo económico y político de la comunidad internacional.

Si en el plano económico cualquier propuesta debe tomar en cuentala fragilidad del crecimiento y la magnitud del déficit fiscal, y consi-guientemente el manejo eficaz y legítimo del presupuesto general de lanación, en el plano político cualquier esquema de gobernabilidad parala gestión de la crisis debe dar cuenta de dos datos de la realidad políti-co-social boliviana: i) el empate social y ii) la regresión institucional.

El empate social refleja la realidad de una sociedad fragmentada, ca-racterizada por la emergencia de fuerzas sociales opuestas entre sí,que bloquean los intereses de los otros sin lograr imponer los suyos yque culpan por la crisis al sistema político. Por lo tanto no existe unproyecto hegemónico, ni siquiera un sistema de alianzas que desblo-quee la situación. Frente al renacimiento de nuevos tipos de corpora-tivismo y faccionalismo, no existen grupos dirigentes, sino grupos do-minantes o de presión sin principios prácticos ni de unidad, con rei-vindicaciones políticas muy específicas.

La regresión institucional es el resultado de carencias de institucio-nalidad derivadas de un progreso desequilibrado en la modernizacióny racionalización del Estado boliviano frente a la persistencia de prác-ticas estatales de corte patrimonial-corporativo. Este proceso se tradu-ce en el deterioro de la imagen y de la legitimidad del sistema de parti-dos y del Estado, en una crisis de gobernabilidad de las instituciones dela seguridad pública y en el fortalecimiento de poderes autárquicos(transnacionales, medios de comunicación, cocaleros y otros). Por lotanto, en un contexto marcado por el deterioro institucional y la emer-gencia de fuerzas sociales fragmentadas, la regresión institucional secaracteriza por la reemergencia de instituciones tradicionales como la

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Iglesia Católica y las Fuerzas Armadas, percibidas como capaces de asu-mir un cierto nivel de intermediación entre la sociedad civil y el poder.

En este contexto político, signado por el empate social y la regresióninstitucional, la viabilidad de cualquier propuesta económica pasa poruna ingeniería de pactos político-sociales que permitan pasar de unjuego de presiones a un esfuerzo de responsabilidad compartida.

Se trata de un régimen que puede caracterizarse, por lo pronto, co-mo de “cesarismo civil” de nuevo tipo. Cesarismo, porque se mueve enlos marcos de una gestión de equilibrio político muy incierto entrefuerzas contrapuestas frecuentemente auto referentes. Civil, por lascaracterísticas relativamente autónomas del gobierno respecto de lospartidos políticos y de las fuerzas corporativas. Es un gobierno clásicode sectores medios. Y de nuevo tipo, por las características de relaciónmediática directa que establece el Presidente con la opinión pública.

El gráfico 10 esquematiza el régimen mencionado.Hacia fines de 2003 existían tres elementos de referencia que permi-

tirían visualizar las imágenes de la opinión pública sobre la situaciónactual. Por una parte, como se puede ver en el gráfico 11, el crecimien-to del capital político del Presidente Mesa fue extraordinario, pasandode 31% en febrero a 66% en octubre y a 82% en noviembre de 200315.

GRÁFICO 10: OCTUBRE 2003: “CESARISMO” CIVIL DE NUEVO TIPO

32 C U A D E R N O D E F U T U R O

PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

Opinión públicafuerte capital

político

Estabilidadeconómica yviabilizar Gas

ReformaPolítica

Encuestas y medios de

comunicación

Cesarismo CivilAgenda de

Transición Histórica

Mov. SocialesTregua

condicionada

EEUU y Coop.Int. apoyo

democracia

EmpresariosCautela.

Favorable a laagenda

FFAAPreocupadas porla unidad nacional

PartidosReticencias yredefinición

Regionesreticencias de Tarija

y del Oriente

15 Equipo de Desarrollo

Humano de Bolivia.

Encuesta realizada en

base a una muestra

representativa de La Paz,

Cochabamba, Santa Cruz

y El Alto por la empresa

Apoyo y Opinión,

noviembre de 2003.

Page 30: Calderon_crisis y Reformas de Los Partidos en Bolivia

GRÁFICO 11: APROBACIÓN DE SANCHEZ DE LOZADA Y DE CARLOS MESA

Por otra parte, el miedo y sus fantasmas se apoderaron del imagina-rio de la opinión pública boliviana, pues en noviembre de 2003 un 65%de las personas sentía miedo de lo que sucedía en el país y un 42% in-cluso pensaba que el país se encontraba al borde de una guerra civil. Elmiedo se diferencia socialmente: los sectores medios y altos tienenmiedo a las protestas populares y sus consecuencias y los sectores po-pulares tienen miedo a la represión de las Fuerzas Armadas16.

Asimismo, como se puede observar en el gráfico 12, se registra unapercepción negativa y un amplio rechazo frente al proyecto de expor-tación del gas a California. Muy probablemente estas tendencias estánasociadas con los enormes niveles de desconfianza frente a las institu-ciones y a los líderes políticos y sociales del país17. La cuestión del gaseventualmente se podrá resolver si se enfrentan con seriedad la crisisde representación y la crisis de desconfianza generalizada que vive Bo-livia.

GRÁFICO 12: PORCENTAJE DE PERSONAS QUE ESTÁN

EN DESACUERDO CON LA VENTA DE GAS A CALIFORNIA

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PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

16 Información obtenida

de la Encuesta realizada

por Apoyo y Opinión,

noviembre de 2003.

17 Por ejemplo Evo

Morales y la oposición,

según la misma fuente,

tenían en Octubre una

aprobación de 37% y

28%, respectivamente.

Gonzalo Sanchez de LozadaCarlos Mesa

4642

55

43

31

31

21

30

19

32

23

42

21

10

66

8290

70

50

30

10

-10

59

Ag Sept Oct Nov Dic Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ag Sept Oct Nov

TotalLa Paz El Alto

CiudadCbba S. Cruz A/B C D E

Nivel Socioeconómico

77

66

47

23

4453

78

6056

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La viabilidad final de los horizontes políticos de la democracia boli-viana, si bien está íntimamente relacionada con la agenda de transi-ción fijada por el gobierno, depende de la capacidad de gestión políti-ca del gobierno y de la misma sociedad para llegar a acuerdos que pue-dan preservar la estabilidad económica, regular las demandas socia-les, construir procedimientos para aplicar la agenda de reformas y, endefinitiva, gestionar el empate social.

En este sentido, un breve balance de la situación actual, por una par-te, señala una serie de dificultades que la misma democracia bolivianatiene que sortear y que están asociadas con el clima de polarización po-lítica, el elevado déficit fiscal, el bloqueo institucional, el rechazo a laexportación del gas e incluso a una imagen catastrofista en el exteriorde Bolivia. Pero, por otra, muestra también un conjunto de posibilida-des que tienden a fortalecer la transición; entre ellas se puede citar: elcarácter centrista del gobierno, una agenda definida y aceptada por laopinión pública, y aparentemente por los poderes reales, y, ante todo, lademanda ciudadana de paz y de acuerdos políticos que viabilicen laagenda. El futuro es incierto y en buena medida dependerá de la capa-cidad de los actores de comprender la actual coyuntura de fragilidaddemocrática y económica y de un entorno internacional desfavorable,pero muy especialmente de que se vive una situación en la cual si fra-casa la transición, sólo se podrá salir como perdedor y nadie será gana-dor. En el centro del drama boliviano hablan y actúan los líderes políti-cos y los líderes sociales; en ellos descansa una gran responsabilidad.

En lo que sigue se planteará una serie de delineamientos para el for-talecimiento del sistema de partidos, tomando como referencia las po-sibilidades de recomposición y ampliación del régimen democráticoen función de una “democracia de lo público”.

En efecto, pese a la precariedad de la situación actual y a los claros in-dicios de voluntad de ruptura del orden institucional y democrático porparte de algunos actores centrales, esta crisis también puede ser leídacomo una oportunidad en el sentido de asumir los problemas y plantearlas soluciones en base a consensos mínimos que posibiliten una reacti-vación del papel de la política en el desarrollo de la democracia en el pa-ís. El escenario complejo que emana de los acontecimientos del primertrimestre de 2003 evidencia de forma dramática la necesidad de asumirplenamente el momento de crisis, inflexión y cambio que vive actual-mente Bolivia como una oportunidad de “inflexión progresiva”. Lo con-trario sería perder la memoria y actuar como si no hubiese lecciones delpasado de las cuales aprender, agravando aún más la crisis y dando piea la emergencia de un nuevo escenario autoritario.

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En síntesis, estos escenarios de crisis y cambio muestran débiles ca-pacidades políticas de los partidos para construir proyectos de futurocreíbles y plausibles. La política no tiene capacidad de elaborar pro-puestas que le den significado a la vida social de los bolivianos y sólose limita a una actividad de crítica u oposición, de maquinaria electo-ral o de sistema de prebendas. Los partidos políticos de Bolivia en-frentan el peligro de extinción en cuanto a la capacidad histórica de in-terpretar realidades y elaborar propuestas.

9. ELEMENTOS PARA UNA ESTRATEGIA DEFORTALECIMIENTO DEL SISTEMA DE PARTIDOS

9.1 Apertura y modernización

Los partidos políticos en Bolivia sufren una serie de cambios y, al igualque en otros países, los esfuerzos para reformar el sistema de partidosenfatizaron acciones sobre la estructura organizativa y las reglas deprocedimiento. Desde principios de los años 90, algunos partidosidentificaron la erosión de su legitimidad tanto como producto de lafalta de una estructura partidaria que reflejara los cambios en la so-ciedad, como de que los partidos no reforzaron sus vínculos con elmundo social que decían representar. Las reformas internas a los par-tidos fueron influidas por corrientes que pensaban que la solucióndescansaba en cambiar la naturaleza funcional y corporativa del siste-ma por un esquema de representación más territorial. En algunos ca-sos se adoptaron reformas internas que intentaron eliminar la vieja ló-gica corporativa y se pensó que las grandes convenciones llevarían alingreso masivo de militantes y que se lograría una importante pre-sencia de votantes que, si bien no militarían en el partido, votarían porlos candidatos del mismo. A mediados de los 90, el MNR, por ejemplo,volvió a retomar su esencia funcional y corporativa, pero mantuvo al-gunos rasgos de representación territorial.

La otra gran característica de la reforma de partidos en Bolivia seorientó a la modernización y democratización interna. La Ley de Par-tidos Políticos, aprobada por el Congreso y que recoge una variedad debuenas ideas para mejorar el comportamiento de los partidos, no sepuso en práctica, en parte por la reticencia de los mismos partidos. En-tre las principales ideas presentes en la Ley, y que aun poseen validez,hay sugerencias que, si fuesen adoptadas, reducirían el caudillismo eimpulsarían una mayor participación de las bases partidarias. La Leyde Partidos Políticos expone el hecho, sin embargo, de que no se pue-

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Page 33: Calderon_crisis y Reformas de Los Partidos en Bolivia

de legislar el comportamiento de los partidos. Su transformación tie-ne que surgir de ellos mismos.

Sin duda, la apertura y la modernización de los partidos deberán re-tomar la lógica de la Ley que pretende regularlos. En este sentido, lospartidos deben por lo menos intentar responder a los siguientes des-afíos: democratizar sus estructuras internas, mejorar los mecanismosde reclutamiento y promoción de líderes, mejorar los procesos de se-lección de candidatos en todos los niveles, lograr una estructura par-tidaria que refleje la dispersión territorial del voto, establecer meca-nismos para la rotación de liderazgos, reconocer la calidad pluri y mul-ticultural del electorado y adoptar una ética de comportamiento parti-dario como una necesidad básica para la supervivencia del sistema.

En nuestro criterio, la apertura y modernización deberán dar un pa-so fundamental: la descentralización del sistema de partidos para re-flejar los cambios estructurales de la democracia en Bolivia desde laadopción de la Participación Popular. A través de la descentralización,los partidos desarrollarán estructuras locales desde donde podrán re-clutar nuevos liderazgos y mejorar la calidad de la representación. Elfortalecimiento de estructuras locales manejadas por políticos ama-teurs podría llevar al fortalecimiento de los partidos. Los políticosamateurs locales dependerían no de la caridad clientelar de los parti-dos, sino de la movilización de votantes en torno a temas específicos.Esta apertura a los amateurs locales obligaría a los profesionales de lapolítica, que se han concentrado en La Paz, a responder a las deman-das de las bases locales. La lógica de establecer estructuras localesparte del supuesto de que la mejor forma de fortalecer a los partidos esque estos establezcan una presencia local real.

9.2 Hacia una cultura cívica, legítima y eficaz

La presente propuesta está sustentada en el supuesto de que el com-portamiento de los partidos políticos tiene un efecto demostrativo enel conjunto de la sociedad; es decir, la coherencia de una propuesta seconsolida y se hace sostenible en la práctica y en el ejemplo constanteen la misma institución partidaria y en la acción de la institución par-tidaria hacia la sociedad. En este sentido, los partidos necesitan inno-varse en función de prácticas culturales institucionales de gran fuer-za valórica que se reflejen en la acción de sus militantes y, así, se pro-yecten hacia la sociedad.

Como se ha visto en este texto, a pesar de variados avances, la cultu-ra institucional boliviana es muy débil y los mecanismos de resolución

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de conflictos tienden a ser, por lo general, informales y muchas vecesespurios, además de estar asociados con un sistema de presiones quecombina necesidades reales con propósitos ideológicos desmesura-dos. Esta dinámica de conflictos genera un círculo vicioso frente alcual los mecanismos y las instituciones son ineficaces para procesar-los, porque no tienen credibilidad en la sociedad. Por otra parte, los al-tos niveles de desconfianza conviven con demandas por un trato dig-no por parte de la mayoría de la ciudadanía, especialmente de los sec-tores más pobres y excluidos. En esta perspectiva, satisfacer las nece-sidades de dignidad mejorará los niveles de auto-confianza y éstos, asu vez, incidirán en la legitimidad institucional. Precisamente por es-to, la promoción de una cultura cívica en el largo plazo, que se des-arrolle en los distintos niveles del aparato del Estado como también enun plano cotidiano, es un tema central. De acuerdo con la visión soste-nida en este trabajo, hay cuatro lineamientos fundamentales de dichacultura.

En primer lugar, se trataría de una cultura que promueva “solidari-dad” con los procedimientos institucionales; esto es, que las personasy las comunidades los vean como las formas más legítimas y eficacespara resolver los conflictos, eficacia que redundaría en una mayor le-gitimidad de dichos procedimientos. Ello, como se verá más adelante,supone una reforma intercultural tanto de los procedimientos cuantode los contenidos institucionales.

En segundo lugar, es fundamental generar campañas de educaciónque fortalezcan relaciones entre las personas, las instituciones y lascomunidades en función de un reconocimiento, de una dignidad ciu-dadana en las distintas esferas públicas y privadas. El primer meca-nismo para la lucha contra la pobreza es reconocer la dignidad huma-na de los más pobres, excluidos y discriminados.

En tercer lugar, es necesario, entre otras cosas por los datos presen-tados en el presente estudio, promover experiencias de convivencia in-tercultural en los principales centros de producción simbólica y socia-lización, como por ejemplo las escuelas, los medios de comunicación ylos diferentes espacios públicos. En este sentido, la convivencia entredistintos grupos inter-étnicos regionales y sociales en los partidos po-líticos constituye una importante referencia de promoción de una cul-tura de la tolerancia. También sería importante explorar nuevas polí-ticas de discriminación positiva para promover una nueva cultura dela tolerancia y la convivencia entre diferentes, bajo el supuesto funda-mental de la democracia, que es el de la igualdad política de la comu-nidad democrática.

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En cuarto lugar, una cultura cívica legítima y eficaz supone que losdistintos actores del Estado y la sociedad produzcan una corresponsa-bilidad mutua respecto del civismo sobre el que se viene argumentan-do. Es fundamental valorizar disposiciones mentales y aspiracionesculturales que ya existen en Bolivia para producir el desarrollo de es-ta cultura cívica desde una perspectiva institucional. Dignidad, con-fianza e institucionalidad son fundamentales para la promoción deuna cultura cívica. Como la misma gente argumenta, la dignidad estáasociada con la lucha que plantea reconocimiento e igualdad universala partir de condiciones particulares. Ello significa que el más excluidode los bolivianos merece respeto y consideración como cualquier otromiembro de la sociedad. Esta idea se vincula con el concepto de Toc-queville de igualdad de condiciones.

9.3 Fortalecer la sinergia entre lo institucional y lo comunitario

Como se pudo observar en páginas anteriores, si bien el conjunto delos líderes políticos y sociales de Bolivia reconoce avances del procesodemocrático, también advierte importantes limitaciones en la demo-cracia como espacio común para construir opciones. En general, los lí-deres políticos de los partidos sistémicos enfatizan las orientacionesinstitucionales del cambio democrático, mientras que los líderes so-ciales, particularmente aquellos vinculados al MAS y al MIP, enfatizanel papel estratégico de la comunidad y de las culturas vernáculas pararenovar la democracia.

Quizás un problema estratégico para el fortalecimiento de la demo-cracia boliviana es construir una matriz institucional compleja que re-coja la diversidad cultural, étnica, regional y social del país y que per-mita crear un sistema de prácticas en función de la construcción deuna comunidad democrática de ciudadanos y de un Estado laico, quegaranticen la convivencia de las distintas diversidades socioculturalesque conforman este país. En realidad, se trataría de un proceso que ala vez, como ya se planteó, institucionalice lo comunitario y “comuni-tarice” lo institucional. En un sentido similar, Amartya Sen, haciendoreferencia a la relación entre culturas no occidentales y la democracia,argumenta que la democracia a escala global se podrá renovar y refor-zar aun más en la medida que integre prácticas y valores democráticospropios de otras culturas, como aquellas que provienen del Islam y elpensamiento de Confucio. En el mismo sentido se podría argumentarsi se toma como referencia la cultura andina y otras culturas vernácu-las coexistentes en Bolivia.

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Por otra parte, los diseños institucionales también tienen que tenercorrespondencia con la imagen de un país posible, resultado de la de-liberación y de la proyección de la propia comunidad democrática. Eneste sentido, resulta fundamental reconocer la importancia de la for-mación de una genuina conciencia de continuidad histórica que sedesarrolle revalorando la nación. Ello implica asumir críticamente lasuperposición de los cambios históricos y espaciales en la diversidad yheterogeneidad sociocultural de Bolivia, pero también asumir las di-námicas del cambio global que se dan en el mundo moderno. En estemarco, los partidos están obligados a recrear una conciencia nacionalpara promover una cierta idea de futuro que responda a esa comuni-dad de ciudadanos, y esto es una tarea de reforma intelectual.

9.4 Cambios en el sistema de representación

En este Informe se plantea que en Bolivia existe una profunda crisisde representación. Aunque pensamos que la situación no es tan extre-ma como se cree, la realidad es que para sobrevivir los partidos ten-drán que eliminar algunas de sus viejas prácticas y permitir una realapertura. Se debe tratar de aprovechar y profundizar los avances lo-grados hasta el momento como, por ejemplo, la incorporación de la di-putación uninominal.

Los datos recolectados en este trabajo y los resultados de encuestasrecientes18 reflejan que en Bolivia existe un gran apoyo del electoradoa los diputados uninominales. El boliviano promedio parece haber des-cubierto que los líderes locales pueden cumplir funciones a escala na-cional y a la vez mantener sus lazos comunitarios. En alguna medidaesto refuerza la necesidad aquí planteada de reclutar políticos ama-teurs en los municipios y en el ámbito local. No todos están de acuer-do. Aparentemente los políticos profesionales argumentan que la cali-dad del ejercicio parlamentario disminuyó como producto de la llega-da de los diputados uninominales; critican su falta de experiencia enasuntos legislativos y mencionan su falta de preparación. Sin embar-go, las entrevistas con los representantes de diferentes sectores de lospartidos, aunque quizás con mayor énfasis los del MAS y la NFR, re-flejan un creciente interés, a tal punto que piensan que todo el sistemade representación parlamentaria debería ser uninominal.

El alto índice de apoyo que tienen los diputados uninominales en elelectorado revela el factor más importante: la necesidad de llenar el va-cío de representación que existe en el país. Las encuestas indican queel ciudadano promedio piensa incorrectamente que el distrito electo-

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18 Véase Seligson,

Mitchell (2003), op. cit.

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ral elige al diputado y no el partido o su liderazgo. Este dato refleja undeseo general de que los uninominales se conviertan en la base de unnuevo esquema de representación más directo, el cual incluiría dos ca-racterísticas: i) todos los diputados pasarían a ser uninominales, ii) lospartidos no decidirían quién es el candidato del partido, sino que cadadistrito lo haría a través del voto directo por su candidato preferido.

Es posible que una cámara de diputados compuesta en su totalidadpor uninominales logre cambiar la naturaleza de la representación enBolivia y descentralizar a los partidos. Es posible también que con es-te esquema los partidos desarrollen estructuras fuertes en los munici-pios y puedan responder mejor a las demandas de sus electores. Lo-grar este cambio, sin embargo, no será fácil, pues la resistencia a res-tarle poder a los caudillos del partido es grande; además, este cambiorequeriría de una modificación constitucional. En nuestro criterio, lospartidos podrían avanzar hacia esta meta simplemente dando paso a loque el votante promedio ya piensa que es realidad, es decir, que los uni-nominales sean elegidos o seleccionados en sus distritos y no por el lí-der del partido.

Ciertamente, en esta lógica emerge un tremendo peligro sobre lacualidad de unidad que tiene que tener todo sistema de representaciónparlamentaria. Un sistema generalizado de uninominales también po-dría llevar al faccionalismo preexistente en las prácticas y en la cultu-ra política boliviana. Es fundamental construir una articulación entrelo específico y lo universal del sistema camaral.

9.5 Deliberación y pactos

Diferentes estudios, encuestas y grupos focales han demostrado quela opinión pública boliviana y los diferentes grupos sociales que lacomponen plantean e insisten que la mejor forma de resolver proble-mas y alcanzar resultados positivos es mediante un proceso de inter-cambio de ideas, a partir del cual se alcancen acuerdos concretos, losque deberían transformarse en beneficios. La gente también demandaparticipar en la construcción de dichos consensos y controlar la con-secución de sus resultados.

Los datos de la coyuntura actual muestran una altísima disposiciónal diálogo y al acuerdo entre las diferentes fuerzas en pugna. De ahíque la deliberación y la lógica del pacto constituyen, además de un im-portante capital político para enfrentar problemas, una fuerza meto-dológica que señala un camino donde medios y fines se alimentan mu-tuamente. La experiencia local boliviana enseña que los procedimien-

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tos, las formas y los procesos son tan importantes como los resultadosde un acuerdo.

Las entrevistas en profundidad realizadas para el presente estudiomuestran las posiciones de los dirigentes políticos de nivel intermedioy de base sobre un pacto social en Bolivia. Es preciso destacar que ellasse realizaron antes de la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada. La ti-pología adjunta expone los diferentes matices entre los distintos diri-gentes. Aquí tan solo se desea plantear lo que se consideraba las trestendencias principales con respecto a la posibilidad de un pacto socialen Bolivia.

Una primera tendencia consideraba inviable al pacto social. El MASmanifestaba desconfianza en los pactos y acuerdos porque pocas vecesfueron cumplidos; criticaba el modelo occidental de la política y afir-maba que ningún pacto lograría solucionar la compleja problemáticaboliviana. El NFR sostenía que, bajo las condiciones vividas en los mo-mentos previos a los conflictos de octubre, un pacto era prácticamen-te imposible; para lograrlo, primero había que solucionar las diferen-cias entre los partidos. Un sector del MNR veía difícil la realización deun pacto y otorgaba a la oposición un lugar central en tal posibilidad.

Una segunda tendencia sostenía que la posibilidad de un pacto eramuy difícil. El MAS afirmaba que para ello el Presidente tenía que ce-der demasiado, lo que no consideraba como un acto habitual y que, delograrse un pacto, éste debía ser transparente y asumir la voluntad deasumir cambios. El NFR sostenía que era importante una reunión pa-ra buscar soluciones, pero desconfiaba de la capacidad real para lle-varlo a cabo. Para este partido, el resultado debía ser muy concreto ydebía estar orientado a dar insumos para construir el futuro del país.Para el MNR era muy preocupante que el país no se pudiera poner deacuerdo y creía que era un momento de refundación pacífica de la na-ción. Para este partido se debía reorientar el modelo.

Una tercera tendencia consideraba urgente la necesidad de cons-truir un pacto social. El MAS proponía que se debía crear una cons-tituyente que escuchara las demandas de la gente. El pacto se debíabasar en el respeto, la igualdad y la legalidad. El NFR afirmaba quedesde el año 2002 ellos estaban pidiendo la concertación nacional;consideraban urgente el pacto social y pensaban que debía llegarse aun acuerdo de emergencia para enfrentar el corto plazo, pero tam-bién para poder mirar al futuro. Para el MNR, Bolivia requería unasuerte de “Pacto de la Moncloa”, donde se llegara a consensos objeti-vos a corto y largo plazo. El pacto, además, debía asumir una formainstitucional.

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Finalmente, si se contrasta las demandas de diálogo y de acuerdo porparte de la sociedad con los matices y las desconfianzas legítimas hacialos distintos partidos políticos, es fácil concluir que existía un ciertobloqueo entre las demandas sociales y las capacidades de la clase polí-tica para satisfacer tales necesidades. Si las élites políticas se osifican,si mantienen niveles de desconfianza y fuerte faccionalismo en su com-portamiento y si no vigorizan sus partidos con metas de acuerdos legí-timos y eficientes, con la presencia de nuevos cuadros dirigentes y deestructuras renovadas, las posibilidades de sostenibilidad de la demo-cracia en Bolivia serán cada día más difíciles. Resulta fundamentalromper con la confusión de las ideas que nada bueno pueden transmi-tir en el plano de la práctica. Los partidos necesitan desarrollar nuevoscódigos de comprensión de la realidad boliviana e internacional y nue-vos proyectos de futuro en función de una lógica pactista.

9.6 El fortalecimiento en la democracia local

Hasta aquí se ha argumentado que el fortalecimiento de la democra-cia en el ámbito local debería ser una prioridad. La transformación delsistema político boliviano que se produjo como resultado de la Ley deParticipación Popular produjo una urgente necesidad de continuar elproceso de fortalecimiento de municipios. En parte, el fortalecimientode la democracia local tiene que ver con la mejora de la calidad y la can-tidad de la participación. Los índices de participación local son acep-tables19, aunque el tipo de participación varía. La participación políti-ca en sí es baja y la tendencia parece ser contraria a la suerte especial-mente de los partidos tradicionales. La democracia local se fortaleceráen la medida en que el ciudadano se involucre en actividades políticasvinculadas al municipio.

En los municipios la participación vinculada a partidos políticos esparte de una estrategia de fortalecimiento de la democracia local. Enotras palabras, los partidos deberán reconocer la importancia de losmunicipios y actuar en ellos. No se intenta con esta recomendacióndar pautas sobre cómo organizar un partido en el municipio, pero sídestacar que se debe resolver la tensión entre nociones corporativis-tas de representación y esquemas más territoriales. Se vuelve aquí a laidea de que la calidad de la participación política en el ámbito local de-be pasar por la inclusión o el deseado reclutamiento de políticos”ama-teurs. En otras palabras, el fortalecimiento de la democracia local pa-sa por la incorporación de novatos en actividades políticas previamen-te restringidas a militantes de los partidos.

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19 Seligson, Mitchell

(2001), Cultura política

de la democracia en

Bolivia: 2000, Ed.

Universidad Católica

Boliviana, La Paz.

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9.7 Políticas orientadas a satisfacer demandas sociales a través de vías institucionales

En Bolivia se incrementó el número de demandas sociales que estánsiendo resueltas a través de mecanismos ad hoc o no institucionales.El bloqueo de caminos logra cambios en la política pública, mientrasel largo camino de contactar a un legislador para lograr algo es vistocomo un obstáculo a la democracia directa. Lamentablemente, en so-ciedades contemporáneas persiste la necesidad de estructuras de in-termediación para la canalización de demandas. En Bolivia estas víasestán bloqueadas. La tarea más urgente sigue siendo la construcciónde vías institucionales que puedan generar la confianza para lograr amediano plazo un proceso de toma de decisiones relativamente esta-ble.

Esto daría resultado si los partidos políticos se convencieran de quedesarrollar una presencia y una estructura en los municipios es partede la clave para mejorar su contacto con el electorado. Organizacionespartidarias nacionales tienden a concentrar todos sus esfuerzos en lacapital o en las principales ciudades y le restan importancia a las es-tructuras locales o regionales. Es importante notar que en países don-de los partidos son fuertes, esta fortaleza se debe principalmente a suestructura local. La estructura nacional de un partido es clave en perí-odos electorales aunque para nosotros la estrategia electoral de unpartido mejoraría si la organización local estuviera mejor estructura-da o si la presencia partidaria en los distritos fuese más importante enperíodos electorales y no sólo durante procesos electorales.

En la actualidad existen algunos proyectos financiados por la coo-peración internacional, tales como Democracia, Desarrollo y Partici-pación Ciudadana (DDPC), que están encaminados precisamente a for-talecer los municipios, aunque hasta ahora hay reticencia a trabajardirectamente con los partidos. Los municipios son la base sobre la cualse debe fortalecer la democracia en Bolivia y los partidos son la clavepara vincular a esta instancia gubernamental con el ciudadano. En es-te nivel, como en el nacional, es importante enfocar los procesos y lasreglas para elegir concejales y diputados pluri-nominales y uninomi-nales. Si continúa siendo un proceso cerrado donde el jefe del partidonombra a dedo a los candidatos, se perderá una importante oportuni-dad para rescatar a los partidos de la crisis en la que se encuentran. Seperderá también la oportunidad de desarrollar un sistema de toma dedecisiones que vincule a los ciudadanos a través de los partidos, losmunicipios y el parlamento.

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9.8 Estrategia de fortalecimiento del abanico democrático

Se ha visto cómo el espectro político en Bolivia está dividido en distin-tos grupos: uno que apoya decididamente la democracia, otro que es-tá indeciso y un tercero que está desencantado con el sistema. En esteabanico democrático, los que están comprometidos con la democraciason los que menos precisan un discurso orientado al fortalecimientode la democracia. Es también cierto que aquellos que se oponen a la de-mocracia por convicción se benefician poco de estrategias de fortale-cimiento democrático.

Cualquier estrategia de fortalecimiento democrático debería tomarcomo referencia la necesidad de reforzar el polo democrático del aba-nico de orientaciones políticas predominantes en Bolivia. Esto suponebuscar políticas y prácticas que resuelvan la ambivalencia en más deun tercio de los ciudadanos a favor del polo democrático. Las encues-tas de Seligson (2003) revelan que la distancia entre ambivalentes ydemócratas es menor que entre éstos y los “autoritarios.” En este sen-tido, parece importante trabajar especialmente con este grupo que tie-ne orientaciones ambivalentes y no centrase meramente, como pareceque ha sido la experiencia, en el polo pro-democrático. En nuestro cri-terio, esto último sería el equivalente a que un partido político, duran-te una reñida batalla electoral, decidiera trabajar sólo con aquellosgrupos que ya conoce que votarán por él.

Por este motivo, pensamos que el futuro de la democracia está en ma-nos de los demócratas y en su capacidad de convencer a los ambiva-lentes. Esto no significa, necesariamente, mejorar los servicios bási-cos, sino más bien generar oportunidades que redunden en beneficiostangibles y simbólicos para el ciudadano que cada día manifiesta su in-satisfacción.

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Desechemos todo tipo de explicaciones, para reemplazarlas con descripción pura y simple (109).

LUDWIG WITTGEINSTEIN, INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS

comúnmente, la manera de describir un problema echa luces osombras no sobre su veracidad, sino sobre su relevancia comofenómeno social o político. De allí la importancia de la redes-cripción como mecanismo de creación de nuevas preguntas yreformulación de viejas interrogantes. La cita de Labrousse

que abre el texto de Fernando Calderón y Eduardo Gamarra, posicio-na una redescripción que guía el resto del capítulo que comentamos:“toda sociedad tiene la coyuntura de su estructura”. Fieles a este man-dato, los autores analizan un problema que la ciencia social bolivianaviene comentando hace años: la”“crisis de la representación política”.Y lo hacen de una manera inédita al cambiar de pregunta. Más que re-dundar en el “¿por qué de la crisis de representación política?” los au-tores plantean “¿qué función juega la “crisis de representación” en unsistema donde la representación es solo un retazo del juego democrá-tico?”

Al hacerlo, Calderón y Gamarra se acercan perpendicularmente a otrogrupo de investigadores sociales bolivianos. Álvaro García Linera y LuisTapia plantean, desde una perspectiva alternativa, no la cuestión de la“crisis de la representación política”, sino la problemática gemela de la“emergencia de nuevos movimientos sociales”.1 El objeto del análisis deestos investigadores no es tanto la estabilidad o la gobernabilidad gene-rada por el sistema de representación política, sino, al contrario, la cri-sis social y política que genera espacios propicios para el cambio demo-cratizador. La pregunta de redescripción de García Linera y Tapia no estanto “¿por qué emergen nuevos movimientos sociales?” sino “¿qué fun-ción cumple la “emergencia de nuevos movimientos” en un sistema enque la movilización social es también un retazo del juego democrático?”

Tanto en el texto de Calderón y Gamarra como en los de García Li-nera y Tapia emerge el reconocimiento de la hibridez de las prácticas

Comentario deGeorge Gray Molina

1 Ver García Linera et al

2002, Tapia 2002a y

2002b.

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sociales y políticas y de sus posibles sinergias, signadas por el en-cuentro de lo “institucional” y lo “comunitario”. Este es el punto de lle-gada. Sin embargo, queda un factor ausente en la discusión social ypolítica: el cambio económico, demográfico y laboral que cataliza di-chos procesos de cambio. Por ello, en este trabajo considero, primero,la lectura de “crisis de representación” desde la perspectiva de Calde-rón y Gamarra, seguido por una lectura de”“emergencia de lo social”desde la perspectiva de García Linera y Tapia, para luego analizarfuentes económicas de cambio estructural. Al final, planteo la necesi-dad de redescribir las coyunturas descritas por ambas visiones desdeuna perspectiva histórica que enfatiza prácticas concretas de concilia-ción entre lo institucional y comunitario –prácticas que incluyen unamplio abanico de mecanismos institucionales de convivencia inclui-das la cooptación, los poderes duales, la cogestión y autogestión. Des-de una óptica histórica, ya coexisten en nuestra matriz política y socialgrandes cambios que, sin embargo, no hallan hegemonía ni en la re-constitución de partidos políticos ni en la emergencia de movimientossociales. Sí se encuentran, sin embargo, en los cambios de patrón dedesarrollo económico que emerge de un proceso gradual de cambio de-mográfico, laboral y de inserción productiva en el corazón de una eco-nomía popular de base ancha. Esta es la paradoja central de nuestromomento histórico: descomposición política acelerada que nace deuna reconstitución económica aletargada.

LA CRISIS DE REPRESENTACIÓN POLÍTICA

La “regresión institucional” es el resultado de carencias de institucio-nalidad derivadas de un proceso desequilibrado de modernización y ra-cionalización del Estado boliviano frente a la presencia de prácticas es-tatales de corte patrimonial-corporativo (Calderón y Gamarra, p.27).

Como afirman Calderón y Gamarra, “la realidad es que los partidosen Bolivia nunca han sido populares” (p.15). He aquí la clave de unaredescripción de la crisis actual, que en realidad, lleva décadas de ma-duración. Se puede situar la actual crisis “dentro de una larga tradi-ción boliviana de intentar reemplazar las instituciones de la democra-cia representativa con otras que presumiblemente establecerían unvínculo entre Estado y sociedad, olvidándose del papel de intermedia-ción que los partidos deben proporcionar”.

Esta tradición no sólo engendró el actual sistema político partidario,sino, de manera simultánea, un abanico de prácticas particularistas,clientelares, corporativas y sindicales que sostiene convivencias frági-

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les entre identidades de clase, región y etnia. La fragmentación del sis-tema político boliviano está ampliamente documentada, tanto en lasmodalidades partidarias como no partidarias2. Por lo tanto, la preocu-pación central del sistema político boliviano no es tanto la fragmenta-ción per se, como lo es la necesidad de generar legitimidad y goberna-bilidad bajo la fragmentación. Una consecuencia de este modus viven-di es la experiencia de gobernar –y ser gobernado–sin hegemonías.

Aquí ingresa la paradoja de la “regresión institucional”. La idea queel Estado boliviano progresa de una forma institucional a otra es qui-zá demasiado lineal, porque el modus vivendi de la fragmentación his-tórica de los últimos veinte años no parece derivar naturalmente ni enuna hegemonía del Estado liberal-representativo ni en una contra-he-gemonía de un Estado patrimonial-corporativo. En el actual estado decosas, parecieran más bien, convivir formas híbridas de corporatismocon formas híbridas de democracia representativa.

Esta lectura no presupone que el sistema político boliviano sea unpastiche postmoderno. Al contrario, la convivencia de prácticas parti-cularistas, corporativas, clientelares y sindicales toma formas alta-mente institucionalizadas, hilos de dominación coloniales, de clase,étnicos y otros –que subyacen al sistema político formal. A principiosde siglo XX, por ejemplo, re-emergieron formas nuevas de colonialis-mo económico, sustentadas en la naciente economía del estaño, en lademocracia censitaria, y en la cooptación de espacios de contestaciónsocial. La desintegración de este patrón largo fue sucedida por nuevoshilos conductores– nacional revolucionarios, sustentados en el corpo-rativismo-clientelar y la nacionalización del patrón liberal de estaño.En cada caso, el hilo conductor, ya sea regional, clasista, étnico u otro,planteó nuevos escenarios de convivencia política. La pregunta recu-rrente del siglo XX no fue tanto la progresión institucional, sino la po-litización de ciertos clivajes3 que derivaron en procesos complejos deinstitucionalización diferenciada.4

En la coyuntura actual, este fenómeno se da de manera particular-mente intensa. Los movimientos de abril de 2000 plantearon al país, yen particular a los analistas sociales, la importancia de las rearticula-ciones políticas desde lo social. Así se describieron los nuevos movi-mientos sociales en torno a las experiencias de la Coordinadora delAgua y nuevas formas de autogestión social. En septiembre de 2000,el impacto de nuevos elementos políticos y discursivos crearon meca-nismos alternativos de contestación desde lo aymara y lo etno-regio-nal. Las “dos Bolivias” de Quispe generaron un nuevo clivaje discursi-vo. En junio de 2002, las elecciones nacionales generaron un clivaje

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2 Ver Gamarra 1997 y

Mayorga 1997 para

descripciones de lo

primero y Calderón y

Szmukler 1999 para

descripciones de lo

segundo.

3 De cleavage (ing.),

entendida en este como

una politización latente, o

un quiebre, una escisión

repentina pero causal.

4 Ver Guillermo

O´Donnell 1994.

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adicional: la”“Bolivia azul” de occidente y la “Bolivia roja” de la medialuna. En cada caso, emergió desde la acción colectiva social, el espejis-mo de una nueva hegemonía –en su caso regional, étnico o de clase–que no llegó a consumarse. Una manera alternativa de visualizar estoscambios es describirlos como episodios de politización de nuevos cli-vajes, bajo un repertorio creciente de mecanismos de acción colectivay representación política. Más que proponer nuevas hegemonías des-de lo social, abril/septiembre de 2000 y julio de 2002 plantearon nue-vas maneras de combatir el reagrupamiento político tradicional, queestá en crisis con el debilitamiento de la democracia pactada. Hastaaquí la lectura desde la óptica de “crisis de representación”. La ópticaalternativa es visualizar el cambio desde “la emergencia de lo social”.

LA EMERGENCIA DE LO SOCIAL

El “empate social” refleja la realidad de una sociedad fragmentada ca-racterizada por la emergencia de fuerzas sociales opuestas entre sí,que bloquean intereses de los otros sin lograr imponer sus propios in-tereses, y que culpan por la crisis al sistema político (Calderón y Ga-marra, p.27).

El empate social, así caracterizado por Calderón y Gamarra, es rede-finido como la emergencia de lo social por Álvaro García Linera y LuisTapia. De manera interesante, tanto los primeros como los segundosplantean la crisis o emergencia como complementos analíticos y no co-mo negación al planteamiento de fragmentación de la representaciónpolítica. En el “Ocaso de un Ciclo Estatal”, Álvaro García Linera sos-tiene que “nuevas subjetividades colectivas, nuevas disposiciones aenunciar de manera distinta el horizonte de acción política han surgi-do de la mano de movimientos sociales regionales y han logrado in-cluso desestabilizar la rutina del campo electoral”.5 Lo importante dela afirmación de García Linera no está tanto en la negación de una cri-sis de representación, como en la afirmación de que el problema no es-tá allí, sino en los nuevos focos o espacios de politización, algo queLuis Tapia, en el mismo texto, califica como los “no lugares de la polí-tica”. “Las crisis de 2000 y 2001 han revelado la articulación de movi-mientos sociales y societales que han hecho y hacen política fuera delugar. La movilización ha configurado un conjunto de“no lugares de lapolítica, que ha puesto en crisis al gobierno y al Estado.”6

La emergencia de nuevos lugares de la política, alternativos a los es-pacios tradicionalmente habituados a la política, plantea dos retos com-plementarios. El primero se refiere a la identificación del sujeto social.

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5 Ver García Linera

2002, p. 161.

6 Ver Luis Tapia 2002,

p. 71.

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La sobredeterminación de identificaciones étnicas, de clase y regiona-les es, y ha sido, largo sujeto de debate en la sociología y antropologíaboliviana.7 Los sujetos sociales clásicos de contestación y movilizaciónsocial boliviana tomaron, durante más de cinco décadas, los mecanis-mos de identificación y movilización sindicales. La fragmentación delmovimiento obrero en los años ochenta, sin embargo, reavivó el debateacerca de nuevos sujetos sociales y colectivos. Juntas vecinales, asocia-ciones de regantes, organizacionales de artesanos, cooperativistas ycomerciantes desplazaron el eje de sindical del monopolio histórico dela identificación social, y con ello, se abrieron múltiples espacios deconstrucción de subjetividades. Quizá lo más certero que se pueda de-cir de este proceso, es que la sustitución de lo sindical por nuevos vehí-culos de identidad añade varias dimensiones de complejidad a la emer-gencia de lo social con nuevos sujetos sociales que no sólo no se definensegún identidades monolíticas, sino que se superponen múltiples espa-cios y mecanismos de movilización en la misma persona o colectividad.En las federaciones de juntas de vecinos de El Alto, por ejemplo, convi-ven subjetividades e identidades aymaras, gremiales, generacionales yotras formas de manifestación social y cultural. Lo gremial, lo vecinal ylo aymara no se segregan, sino que –por lo general–se superponen en lamisma persona o colectividad social.

El segundo reto se refiere a la articulación entre sujetos sociales yactores estatales y políticos. En este abanico de subjetividades diver-sas y heterogéneas, ¿cómo se construyen formas de hacer política des-de los no lugares sociales? La literatura de movimientos sociales de losaños sesenta y setenta, inspirada en el funcionalismo de Talcott Par-sons, tendió a identificar a cada sujeto social con mecanismos especí-ficos de movilización y contestación. Así, el sindicato obrero tendía auna lógica funcional a la negociación patronal en tiempos de convi-vencia y de paro y la huelga de hambre en tiempos de contestación. Ca-da actor social actuaba en “su lugar”. La literatura de los años ochen-ta y noventa, sin embargo, movió los cimientos del enfoque funcional-estructural. La fusión de tradiciones sociológicas anglo-americanas ytradiciones sociológicas europeas dio lugar a un”“nuevo consenso”que privilegiaba las maneras de enmarcar la identidad social, la multi-plicación de repertorios de acción colectiva, y la contingencia de la ac-ción social en función de tradiciones políticas e históricas divergen-tes.8 En este nuevo escenario teórico, la emergencia de lo social no pri-vilegia mecanismos exclusivamente sociales en el acceso y transfor-mación de lo político. Por lo contrario, la articulación entre actores so-ciales y el Estado está signada por la hibridez. Actores funcionales jue-

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7 Ver Rivera 1984 y

Albó 1999.

8 Ver Doug McAdam,

Sidney Tarrow y Charles

Tilly, 2001.

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gan a la representación territorial –en el caso boliviano, ejemplificadopor el comportamiento territorial de sindicatos agrarios y gremios deartesanos y comerciantes adaptados a la lógica urbana vecinal y acto-res territoriales juegan a la representación funcional– organizacionesindígenas y de pueblos originarios que acceden a cupos corporativosde poder en virtud a su peso político.

El empate social visualizado por Calderón y Gamarra plantea estalectura desde la óptica de lo político. Ni el Estado logra articular unaposición hegemónica con respecto a las relaciones sociedad-Estado, nilo logran los nuevos actores sociales. El empate es funcional, por tan-to, a ciclos iterativos de violencia y contestación social-estatal. En lavisión de García Linera y Tapia, estos ciclos son democratizadores; enla visión de Calderón y Gamarra son polarizadores. En las siguientessecciones propongo volver al objeto de la movilización social y al obje-to de la fragmentación política, que frecuentemente están ligados a laproducción y reproducción de poder económico. La crisis de lo políti-co y la emergencia de lo social son, sin un referente económico, lectu-ras que sobredeterminan la importancia de identidades étnicas y so-ciales y minimizan los impactos de la desigualdad de activos e ingre-sos, la precariedad laboral y la exclusión económica.

SINERGIAS ENTRE LO INSTITUCIONAL Y LO COMUNITARIO

Los líderes partidarios orientan su acción hacia cambios instituciona-les para innovar la democracia, mientras que los líderes sociales plan-tean demandas comunitaristas con mecanismos de participación di-recta para mejorarla. En nuestro juicio, la cuestión consiste en buscarformas de institucionalizar el comunitarismo y, de alguna manera,“comunizar” a las instituciones. Precisamente, aquí está uno de losdesafíos más importantes para los demócratas bolivianos. (Calderón yGamarra).

El lugar de encuentro entre la “crisis de representación” y la “emer-gencia de lo social” es, sin lugar a duda, un lugar híbrido. Por ello, lalectura de Calderón y Gamarra ancla en la potencial sinergia entre loinstitucional y lo comunitario, “institucionalizando” lo comunitario y“comunizando” lo institucional. Esta es la observación, a mi juicio,más importante del texto, que merece un mayor desarrollo histórico ypolítico. La heterogeneidad de subjetividades sociales, acopladas a lafragmentación de la institucionalidad política plantean el escena-rio”“normal” del desarrollo político de los últimos veinte años. Cuan-do describimos el sistema democrático en función de vertientes for-

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males y altamente institucionalizadas y vertientes populares y alta-mente movilizadas, describimos un sistema que abarca el anti-siste-ma. Describimos un sistema democrático en el cual el parlamentaris-mo de un líder sindical como Felipe Quispe o Evo Morales, no está enlo mínimo reñido con su activismo desde la calle y desde las organiza-ciones sociales. ¿Cómo tipificar entonces las relaciones sociales y es-tatales bajo tal sistema?

Se observa, en los últimos veinte años, al menos tres mecanismoscontingentes de relacionamiento social/estatal. El primero, en crisis,se refiere a la práctica de la cooptación y el clientelismo institucionali-zado. Los mecanismos que “incluyen desde el Estado” tienden a sus-tentarse en el poder asimétrico y en la captura de focos de movilizaciónsocial desde jerarquías políticas bien asentadas. Las relaciones clási-cas de cooptación entre el Movimiento Nacionalista Revolucionario yla Central Obrera Boliviana de los años cincuenta, sobreviven de ma-nera fragmentaria en un escenario de crisis de la representación polí-tica, descentralización y privatización. El Estado empleador es uno delos últimos espacios asimétricos y jerárquicos que promueven la cons-titución de focos clientelares. Las prefecturas y gobiernos municipaleshan descentralizado los últimos espacios para dichos cupos y”“pegas”.

El segundo mecanismo es el de poderes duales. René Zavaleta Mer-cado tipificaba el poder dual como una anomalía que emergía en tiem-pos de deslegitimación y crisis, un mecanismo por el cual conviven, se-parados, vertientes antagónicas de poder político.9 En la Revoluciónde 1952, las milicias revolucionarias coexistieron con una nueva elitepartidaria de las clases medias que había servido el poder de la Rosca.En 1917, Lenin describía la simultaneidad del viejo régimen burguésy el nuevo régimen bolchevique, aun después de la Revolución de Oc-tubre. Los poderes duales plantean una analogía interesante a las ins-tituciones de la democracia representativa. Los pesos y contrapesosde Locke y Montesquieu ocurren no entre poderes del Estado, sino en-tre fragmentos del Estado y fragmentos de la sociedad. La Participa-ción Popular institucionalizó poderes duales con el reconocimiento decomités de vigilancia que vigilaban a concejos municipales elegidospor voto representativo. Lo mismo sucedió con el Diálogo Nacional2000, que generó un espacio alternativo al legislativo para proponerpolíticas de lucha contra la pobreza, distribución de recursos e insti-tucionalización de mecanismos nacionales y departamentales de con-trol social.

El tercer mecanismo es el de la cogestión. El legado histórico de lacogestión minera en los años cincuenta ha encontrado eco en episo-

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9 Ver René Zavaleta

Mercado 1987.

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dios tan distantes como la Asamblea Popular durante el periodo presi-dencial de Torres en 1971, los llamados a la cogestión obrera durantela transición democrática de Siles Zuazo entre 1982 y 1985, y deman-das por cogestión económica en la administración de la empresa mu-nicipal de agua en Cochabamba luego de la movilización social de abrilde 2000. En el escenario actual, la cogestión no se plantea como un finen sí, sino como una transición hacia formas autogestionarias de po-der político y económico. Las demandas más nítidas de cogestiónemergen en el marco de la discusión sobre la forma y proceso de laAsamblea Constituyente.10 El discurso autogestionario plantea, sinembargo, una ambigüedad central: aún las demandas más radicales deconstrucción de autonomías regionales o autonomías indígenas ima-ginan una vinculación más o menos cogestionaria con relación a lospoderes del Estado democrático y representativo. Como otros meca-nismos de representación política particularistas o representativas, lacogestión/autogestión emerge más como planteamiento de reivindica-ción que como planteamiento autárquico. Presupone relacionamientocon otros poderes representativos y no su sustitución absoluta.

CONCLUSIONES SIN EXCLUSIONES

El texto de Calderón y Gamarra, al igual que los de García Linera y Ta-pia, concentra sus mayores esfuerzos en la redescripción de los “luga-res” y “no lugares” de la política, desde las ópticas de crisis de repre-sentación y emergencia de lo social. Comparten una lectura de hibri-dez donde se”“institucionaliza” lo comunal y se”“comunaliza” lo insti-tucional. Plantean también la necesidad de reconsiderar la descrip-ción de la crisis política actual desde un lente más amplio, heterogéneoy complejo. Son sin duda, dos de los análisis más lúcidos de la actualdebacle política y social boliviana. Ambas redescripciones, no obstan-te, comparten una omisión importante: los factores económicos, labo-rales y demográficos no encuentran asidero en su radio de análisis. Lacentralidad de lo social y político opaca cambios estructurales y co-yunturales de la esfera económica y productiva. En esta breve conclu-sión intento recatar algunos lineamientos de una redescripción queincluye lo económico, sin presuponer que determina el accionar socialo político, pero sí que lo subyace.

Bolivia vive hoy un momento peculiar en su desarrollo laboral y de-mográfico. La mayor tasa de crecimiento poblacional anualizada fuelograda el año 1999, y la mayor tasa de inserción laboral emergerá alfinalizar la década actual. Esta expansión demográfica, como muchas,

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10 Ver Patzi 2003.

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emerge por una reducción acelerada de la tasa de mortalidad y un au-mento aletargado de la esperanza de vida. Las implicaciones laboralesde este boom demográfico son importantes en por los menos tres di-mensiones. Primero, por la acelerada urbanización de la población ysu concentración particular en las connurbaciones de La Paz/El Alto ySanta Cruz/Montero/Warnes. Esto genera presión sobre los serviciospúblicos tradicionales, pero también genera un desequilibrio geográ-fico en las capacidades del Estado de proveer servicios. Segundo, porla creciente demanda de inserción laboral en sectores informales de laeconomía, altamente vulnerables a los vaivenes del ciclo económico.Hoy, solo 30.000 de 160.000 nuevos entrantes laborales encuentrantrabajo en el sector formal de la economía. La gran mayoría busca tra-bajo en los sectores masivos de comercio, servicios y autoempleo. Es-te patrón tiene el efecto de debilitar aún más la débil estructura de re-cuperación económica de pequeñas y medianas empresas formales.Tercero, porque el boom demográfico tiene un doble impacto en losaños de bajo crecimiento económico –de 1999 a presente– incidiendotanto en el aumento de la demanda laboral como en el aumento soste-nido del número absoluto de hogares que viven bajo la línea de pobre-za medida por ingresos.11 El crecimiento empobrecedor es un hechoeconómico bajo la actual economía de base estrecha. En años buenos,cuando la economía crece al 4%, aumenta en casi 130,000 el númerode personas que cruzan el umbral de la pobreza. La tasa de neutraliza-ción de este crecimiento empobrecedor se acerca al 6%, tasa en la cualno crece la pobreza absoluta cada año.

Junto a los aspectos demográficos y laborales, concurre una estruc-tura económica dual donde el 83% del empleo es producido por pe-queños productores (con menos de 10 empleados) y apenas el 7% esproducido por la gran empresa (con más de 50 empleados). En el pe-riodo 1985-2003, la mayor fuente de crecimiento emergió del sectorcapitalizado luego de una inversión extranjera directa de cerca de cin-co mil millones de dólares. Los sectores más resistentes a la crisis fue-ron los de hidrocarburos, telecomunicaciones y electricidad. En el úl-timo año, sin embargo, se ven signos de recuperación de la incidenciaen el crecimiento de la agroindustria y las manufacturas livianas. Bue-nas condiciones climáticas para las oleaginoasas y mejores ventajasarancelarias para textiles, cuero, joyería y madera bajo el ATPDEA ex-plican mucho de este repunte. Subyace, sin embargo, una debilidad es-tructural en los sectores productivos con mayor potencial exportador.

¿Cómo están vinculados los cambios demográficos, laborales y deestructura económica a la actual crisis social y política? Más allá de los

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PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

11 Ver UDAPE 2003.

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efectos coyunturales de la crisis, es imperativo enfocar la discusión enalgunos de los factores estructurales que impiden un despegue y sos-tenibilidad económica a largo plazo. Primero, es importante notar queuna economía de base estrecha, que dependió hasta 1985 en la expor-tación de estaño y que promete en el futuro depender de manera sig-nificativa de la exportación de gas –otro recurso natural no renovable–tiene una tendencia histórica a generar instituciones políticas de baseestrecha, especializadas en la captura y distribución de rentas estata-les y la conformación de clientelas sociales y políticas alrededor del Es-tado.12 Esta tendencia ingresó en un proceso acelerado de descompo-sición con la caída de la economía estañífera en la década de los ochen-ta, y encontró su óbice mayor en los procesos de descentralización, ca-pitalización, erradicación de la hoja de coca y otras fuentes de anclajeclientelar y prebendal. Las instituciones políticas mostraron, con cier-to rezago, un acomodo al nuevo escenario, fragmentando aún más elespectro político y magnificando la necesidad de macroalianzas de-pendientes de la redistribución de prebenda y empleo estatal.

Segundo, el déficit fiscal que emerge de un proceso desequilibradode incremento de gastos y relativo estancamiento de ingresos fiscales,plantea un reto que rebasa lo fiscal, hacia lo productivo y económico.La tijera fiscal entre gastos de pensiones e ingresos por concepto de laexportación del gas natural se extiende hasta el año 2013. La existen-cia de una restricción fiscal tan aguda y larga promueve un detonantenatural para el descontento social y político. La economía boliviana re-quiere crecer y ampliar su base de generación de ingreso para así am-pliar su base tributaria de manera sostenible. Este imperativo requie-re, a su vez, de una política agresiva y efectiva de inserción interna-cional para generar nuevos mercados a un sector industrial y agroin-dustrial de base ancha. La ausencia de dichos mecanismos prometeperpetuar y magnificar la inestabilidad social y política observada des-de el año 2000. La frágil legitimidad lograda por cualquier frente, mo-vimiento o caudillo social futuro, juega en un campo minado por estedesequilibrio fiscal.

Finalmente, una gama de factores microeconómicos frenan el des-pegue de una economía de base ancha, incluyendo altos costos detransporte, fragmentación de la infraestructura productiva y la duali-dad del mercado laboral que segmenta costos de producción entre sec-tores formales e informales. La posibilidad de modificar dichas res-tricciones depende, en gran parte, de la capacidad de superar la res-tricción fiscal ya comentada, y en parte, de lograr una convergencia deincentivos entre productores formales e informales. Políticas simultá-

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PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

12 Ver Gray Molina

2003.

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neas de estímulo a compras estatales y formalización de micro y pe-queños productores que acceden al nuevo mercado estatal, prometendar pasos en esta dirección, pero restan aún muchos hilos sueltos queno se resolverán por intervención estatal. La vitalidad de una econo-mía de base ancha –de miles de productores pequeños y medianos vin-culados a una docena de sectores pujantes– depende de muchos facto-res que son exógenos a la política pública. Muchos de estos factoresnos devuelven a factores demográficos, laborales y tecnológicos co-mentados al inicio de esta sección.

La crisis, inflexión y reforma del sistema de partidos políticos des-crita y redescrita por Fernando Calderón y Eduardo Gamarra, nos re-cuerda, en muchos sentidos a algunas de las preguntas clásicas de lateoría social boliviana de principios de siglo: ¿Cómo construir un “nos-otros” plural desde la diversidad social y política? ¿Qué factores inci-den en la construcción institucional y acumulativa en los escenariossociales y políticos? ¿Por qué vivimos el presente más como una su-perposición de momentos constitutivos que como la acumulación decambio social y político? ¿Es viable un proyecto de reforma de la esfe-ra política sin una simultánea reforma de nuestro patrón de desarrolloeconómico? Finalmente, ¿qué función juega la crisis de representa-ción política en un sistema donde la representación es solo un retazodel juego democrático? Y de manera complementaria, ¿qué funcióncumple la emergencia de nuevos movimientos en un sistema en que lamovilización social es también un retazo del juego democrático? Ten-go la esperanza de que el trabajo de Calderón y Gamarra ayude a ten-der puentes entre la coyuntura y el cambio estructural. Como nunca,necesitamos reconectar nuestro análisis social y político a la realidadde un incipiente cambio en la estructura de la economía de base ancha.

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PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

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PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

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PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

el trabajo de Calderón y Gamarra describe el cambio registradoen los partidos políticos de Bolivia, tras veinte años de estabili-dad del sistema político de un país que pasó gran parte de suhistoria contando golpes de Estado. La crisis que llevó a la re-nuncia del Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada en octubre

de 2003, si bien estaba anunciada por el motín policial de comienzosde ese año y por la constante movilización social en el altiplano y elChapare, llevó al país al camino que otros países de la región han co-nocido, como es el caso de Argentina a fines del 2001, o el Ecuador,donde presidentes constitucionalmente elegidos tampoco pudieronculminar sus respectivos mandatos.

El éxito de lo que los autores llaman “democracia pactada”, al esta-bilizar el sistema político, se dio al mismo tiempo que la aplicación máso menos rígida de las reformas conocidas genéricamente como el“consenso de Washington”. La democracia pactada permitía llevaradelante reformas para ampliar los niveles de participación política yestimularon nuevas formas de movilización social, pero esta accióncontradecía las necesidades tecnocráticas de reducir la demanda so-cial que impuso el tipo de modelo económico perseguido por los diver-sos gobiernos bolivianos de los últimos veinte años. La contradicciónfinalmente no pudo ser ni administrada ni controlada.

La reducción efectiva de cargos posibles que impone el esquema lla-mado de “reforma del Estado” dejó cada vez menos margen de manio-bra a cada gobierno, al que se le hacía difícil satisfacer los intereses delas coaliciones que sostenían el régimen democrático. Todo el esque-ma de reformas, que se suponía reforzaba a los partidos, finalmente sevolvió en su contra. Imposibilitado de dar “premios” y de cooptar, ca-da administración se tuvo que enfrentar al dilema de reprimir o no.

Lo ocurrido en Bolivia encuentra correlatos en otros países latinoa-mericanos. Citaremos algunos casos. La crisis de representación delos llamados partidos sistémicos también se dio en la Argentina, don-de con vehemencia se planteó como consigna de buena parte de la ciu-dadanía la expresión “que se vayan todos”, indicando el hartazgo debuena parte de la población con los partidos y la clase política existen-

Comentariode Juan Rial

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te. La quiebra financiera que liquidó el esquema de convertibilidadque hacía equivaler un peso argentino a un dólar, no sólo afectó a lospobres, sino que creó nuevos pobres que no pudieron seguir aferradosa los estratos sociales medios. Pese a todo, en las elecciones presiden-ciales, parlamentarias y provinciales de 2003, se pudo recomponer elsistema partidario a costa de una pérdida notoria del partido Unión Cí-vica Radical, que pagó los errores de su integrante el renunciante pre-sidente Fernando de la Rúa. En ese proceso aparecieron partidos nue-vos que no se sabe si tendrán relevancia futura y se produjo la emer-gencia de un nuevo liderazgo en el muy plástico y heterogéneo movi-miento justicialista1. Así como la no conclusiva elección boliviana del2002 mostró al país partido casi por mitades, entre partidarios demantener el status quo y aquellos partidarios de un cambio radical, laselecciones argentinas del 2003 mostraron también esa posición ambi-valente del conjunto de la ciudadanía.

El mismo fenómeno se registró en las elecciones del 2001 en Ecua-dor, donde la atomización de los partidos fue muy notoria y donde elganador de la Presidencia, Lucio Gutiérrez, la logró por el apoyo ciu-dadano a su figura de nuevo caudillo que desafió al sistema y venció alpresidente Yamil Mahuad. El actual mandatario carece de base socialy partidaria y se debate en medio de una crisis constante, motivadatambién por esa división de la sociedad que describen Calderón y Ga-marra para el caso boliviano.

En Venezuela los partidos sistémicos fueron prácticamente arrasa-dos cuando el actual Presidente Hugo Chávez, que se presentó a lacontienda electoral de 1999. Sucesivas consultas electorales, consti-tuyeron en la práctica sendos plebiscitos para mantenerse en el podery liquidaron la llamada cuarta república. Si bien Chávez apela a una re-tórica radical y fuerte, sus políticas de reforma en el campo económicohan sido extremadamente cautas y no puede decirse que haya afecta-do ningún interés sistémico sustancial. Sin embargo, el estilo de con-frontación que practica constantemente para mantener el apoyo de subase social, y el temor a posibles cambios motivaron una reacción quetuvo en el intento de golpe del 2003 su mayor expresión. La división dela sociedad también se expresa allí casi diariamente con el logro opo-sitor de convocar a un referendo revocatorio del mandato del Presi-dente.

Parecería que para obtener una base social basta con ese estilo radi-cal y con gestos fuertes de política simbólica, como los que ha llevadoadelante el presidente argentino Kirrchner, pero los límites a esta ac-ción pronto aparecen. Por el lado de la base social, cuando muchos

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PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

1 El fundador del

movimiento, el general

Juan Domingo Perón,

siempre se jactó de la

variada base social del

movimiento y de las

contradicciones

ideológicas que siempre

albergó en su seno. Decía

socarronamente que podía

haber conservadores,

radicales, comunistas,

anarquistas, pero que

todos podían ser

peronistas. Esa

inconsistencia permitió que

el movimiento sobreviviera

a muy diversas

coyunturas. Con

disidencias y retornos

constantes al partido, el

Justicialismo encontró en

la figura de Néstor

Kirchner, hast a entonces

un protagonista menor en

el partido, una salida para

deshacerse, al menos en

esa coyuntura, de la

máquina que apoyó al

presidente del régimen de

“pizza con champán”:

Carlos Menem.

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comprueban que sólo hay retórica y demagogia. Por el lado de quienesdefienden la política económica y social predominante al temer que laspalabras puedan trasformarse en acción.

Este dilema también se presenta en un marco diferente con el triun-fo del Partido de los Trabajadores en Brasil y el ascenso de Lula a laPresidencia. La tensión entre el sistema, entre la idea de mantenercierta ortodoxia en el manejo de la economía y la sociedad y los deseosy demandas de buena parte de la ciudadanía que siempre está en labúsqueda de un mundo mejor. Por un lado se habla de que todos losbrasileños deben tener desayuno, almuerzo y cena. Por otro se em-prende una dura reforma al sistema de previsión social y se aceptan lasrecomendaciones ajustadoras del FMI.

La ruptura se dio más temprano en el Perú, donde además había quetomar en cuenta la acción antisistema de los grupos insurgentes ar-mados. La desinstitucionalización que imperó durante el régimen ple-biscitario del también “nuevo caudillo” Alberto Fujimori, permitió unabreve primavera de resurrección institucional, primero con el presi-dente interino Vicente Paniagua y luego en la primera fase del gobier-no de Alejandro Toledo. Pero nuevamente se ven las fisuras en el mu-ro. Más que ser jaqueado por partidos políticos que tratan de recon-quistar espacios en la arena política, las dificultades aparecieron por-que el gobierno de Toledo no ha logrado canalizar adecuadamente lasdemandas regionales y la acción de “partidos sociales, en este caso deentidad subnacional.

Calderón y Gamarra para el caso boliviano apuntan a la necesidad dedescentralizar la política. Parece una necesidad obvia, pero es muy di-fícil de atenderla sin arriesgar mayor desestabilización, pues, por otrolado, el modelo económico dominante impide que haya recursos ade-cuados para llevar adelante políticas regionales exitosas. La enormedesigualdad entre grandes metrópolis2 o zonas privilegiadas por elcontrol de ciertos recursos y las restantes hace que los proyectos deampliación política por esta vía no tengan muchas posibilidades deéxito.

Los pesimistas sostienen que esta nueva ola de democratización lle-gó a su fin y es de esperar un reflujo. Sin embargo, si bien se puedandar períodos de “cesarismo civil” como indican Calderón y Gamarra,parece que no estamos en el camino del retorno a las dictaduras re-presivas de cuño militar. Las fuerzas armadas de toda la región se hanrefugiado en la interpretación literal de las constituciones vigentes.Actúan como fuerzas armadas que mantienen el orden y por ello de-fienden a la Presidencia como institución clave, aunque no apoyen, fi-

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PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

2 Afortunadamente

Bolivia no muestra el

grado de concentración

metropolitana que tienen

Lima, Caracas o Buenos

Aires respecto al resto de

sus respectivos países.

Pero sí hay que tener en

cuenta el peso creciente

de Santa Cruz por el

dominio que tiene esa

región en recursos

naturales exportables.

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nalmente, al titular del Poder Ejecutivo cuando las crisis llegan a unpunto insostenible. Los militares apoyan todo tipo de sucesión quepueda percibirse como legítima y si es posible, también legal.

Todo régimen cesarista civil es interino por definición y debe apun-tar a una nueva salida, a un nuevo pacto. Es cierto que el mecanismode los acuerdos y los diálogos puede parecer gastado e ineficaz. Perono hay que abandonar el intento. Los partidos siguen siendo necesa-rios y pese a todas las restas, reemergen tras las crisis si es que se man-tiene lo sustancial: un ámbito en el cual las libertades políticas básicasson respetadas.

Si ello ocurre hay margen para el optimismo. Los partidos puedenreinventarse. Hay espacio para “partidos sistémicos” que representanuna parte del electorado, y también hay espacio para los nuevos movi-mientos y “partidos sociales”. Pero se necesita articularlos, y para elloes necesaria una cultura cívica de convivencia, que no trate meramen-te de ocultar desigualdades e injusticias, sino que busque incluir a losexcluidos. Se trata de retomar el control de las políticas económicas ysociales. Claro que inicialmente, mientras se gana tiempo y se logranapoyos habrá que recurrir a la retórica y a la política simbólica. Perohay que saber que este recurso no puede aplicarse indefinidamente.

Si hacemos referencias comparativas, se trata de evitar la vía del en-frentamiento de Venezuela y ver si es posible seguir un camino comoel que tratan de recorrer, por cierto con dificultades, los nuevos go-biernos de Argentina y Brasil, si es que, finalmente encaran los pro-blemas más serios de su sociedad tras haber ganado tiempo con políti-cas simbólicas, adecuadas para mantener la paz social e infundir espe-ranza a la población. Para un político, la búsqueda de esperanza es unatarea sustancial. A diferencia de la frialdad del tecnócrata que sólotendrá en cuenta intereses asumiendo un pensamiento puramente ra-cional, el político debe manejar, además de esos intereses, las emocio-nes y pasiones de la ciudadanía. Volver a la política como arte es unanecesidad en estos tiempos de inflexión.

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PARTIDOS POLÍT ICOS EN BOLIVIA

en el texto que comentamos aquí, hay una síntesis de todo unperiodo, una caracterización del presente político y un conjun-to de propuestas. Esta articulación es meritoria y le da pers-pectiva al análisis hacia atrás y hacia delante. Me concentraréen discutir algunas de las ideas polémicas del trabajo, sobre to-

do presentes en el diagnóstico, ya que de él dependen la orientación yel carácter de las propuestas.

Un primer grupo de observaciones gira en torno a la idea de demo-cracia pactada, que suele ser bien valorada y se utiliza para denominarel modo de relación predominante entre las dirigencias de partidos enel periodo de régimen de sistema de partidos. Si es que ese tipo dearreglo que se llama democracia pactada ha llevado a esta fase de cri-sis de representación, inclusión y al grado de desborde político en re-lación al sistema de partidos, el Parlamento y el Poder Ejecutivo, ade-más de la crisis fiscal del Estado, es que el régimen fue poco o nadademocrático y que el pacto no incluyó a muchos. El hecho de que hayahabido una frecuente práctica de pactos y formación de coaliciones degobierno entre los dirigentes de los partidos se circunscribe a una par-te de la vida política, central en el régimen pero excluyente de la ma-yoría de los ciudadanos, mientras que sus otras formas de representa-ción no son suficientes para caracterizar al régimen como democraciapactada. El otro aspecto importante que hay que considerar es el paraqué han funcionado los pactos. Hay pactos se funcionan para excluir alos demás y establecer un cierre en torno al acceso a espacios públicosde participación y toma de decisiones. En este sentido son pactos an-ti-democráticos. Creo que eso es lo que ha pasado en Bolivia, si se to-man en cuenta los resultados en el mediano plazo, en términos de ex-clusión política, monopolio y el funcionamiento del Parlamento comolegitimador de las propuestas nada pactadas ni consultadas del PoderEjecutivo.

En este sentido, el cuadro de pactos en Bolivia peca de idealista alatribuirle como objetivos la superación de la crisis, el fortalecimientode la democracia y la inclusión para enfrentar los problemas del país.Eso es lo que dicen los documentos firmados pero no los objetivos po-líticos de los sujetos partidarios ni sus apoyos internacionales. En

Comentariode Luis Tapia

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principio se puede decir que los pactos responden al grado de frag-mentación en el sistema de partidos y la necesidad de coalición paraformar gobierno. Esto se ha hecho de manera clientelista y patrimo-nial y de acuerdo a la estructura no democrática de los partidos go-bernantes. Las coaliciones tendieron a crecer porque el grado de com-petencia y de fragmentación entre partidos neoliberales creció, au-mentaron los competidores o empresarios políticos, no porque hayamayor inclusión democrática.

Por esto discrepo en la evaluación de los logros de la democracia pac-tada. Primero, considero que por esa práctica de pactos se produjo undéficit de representación en el Parlamento, que quedó anulado como es-pacio político autónomo y democrático. Ese Parlamento y los partidosgobernantes aprobaron las leyes que son criticadas por la mayoría de lapoblación boliviana y son causantes del actual estado de crisis econó-mica. Discrepo también en que el principal logro haya sido “la imposi-ción permanente de la nueva política económica”. Este fue el principaldogma en torno al cual no se aceptó discusión democrática y es, ade-más, la causa estructural de la actual crisis en todas sus dimensiones.

A partir de esto quiero hacer un comentario sobre la pluralidad depuntos de vista. Considero que la valoración de los hechos, así como laestructura de las explicaciones dependen de dónde se sitúan los suje-tos que hacen el análisis o dan una opinión. Al hacer estas críticas nocreo representar la opinión del boliviano. No existe tal cosa: existen di-ferentes bolivianos y bolivianas situados en diferentes posiciones declase, políticas e ideológicas. Digo esto para matizar la idea de crisis yde vacío de futuro y vacío político.

Como dice Habermas, la crisis es siempre una crisis subjetiva. Tam-bién los sujetos sienten que algo anda mal, que las condiciones socia-les se descomponen, también los horizontes y estructuras intelectua-les y de valores, así como las relaciones intersubjetivas. Considero queen casi toda crisis política se trata de una crisis de un tipo de domina-ción o de un régimen de desigualdad política y económica. En este sen-tido la experiencia de la misma coyuntura es diferente en aquellos quepierden poder, porque se les descomponen las estructuras y mecanis-mos de su predominio, y en aquellos que están produciendo la crisispolítica como crítica y cambio político. En estos últimos, la crisis ex-perimentada en la parte vieja y oligárquica del sistema de partidos noviene acompañada de un vacío de futuro; más bien implica la aperturade una posibilidad de horizonte alternativo para la nación a partir desus propias fuerzas.

La idea de vacío de futuro tal vez se puede aplicar a quienes están

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perdiendo poder e influencia en la dirección de las cosas públicas, pe-ro no se puede aplicar a toda la población boliviana. El hecho de que laAsamblea Constituyente haya pasado de ser una consigna lanzada porla Coordinadora del Agua con el fin de darle un horizonte de articula-ción nacional a los movimientos sociales, a ser parte del discurso falazde los partidos y hoy parte central de la agenda del Gobierno, es un sig-no de que la gente no está inerme ante el futuro, de que quiere darleforma, una forma que viene de su historia.

También es cierto que la crisis produce mayor incertidumbre, másfrecuente en las capas medias, pero ésta puede ser producto de la in-seguridad como de la apertura del tiempo y de lo social producida porlos procesos políticos. La incertidumbre se liga también a pérdida depoder, lo que ocurre en unos mientras otros desarrollan perspectiva yconfianza en sí mismos.

De todo el texto la idea que más me interesa discutir es la de va-cío político. Esta idea fue muy utilizada en la década de los sesentay setenta para dar cuenta de las crisis políticas que se produjeronpara instaurar las dictaduras militares en el continente. Se decíaque el vacío político dejado o producido por la descomposición delos sujetos políticos civiles fue llenado por las Fuerzas Armadas.Una posibilidad de llenar ese vacío es la instauración de un gobier-no bonapartista o cesarista, como se sugiere en el documento; losha habido de izquierda y derecha. Me parece adecuado ver una do-sis de bonapartismo en el gobierno actual, pero no a causa de unvacío político. Se necesita otra explicación o dar cuenta de otras di-mensiones.

El poder y el gobierno no se han dejado de ejercer, hay espacios polí-ticos y sujetos políticos en acción, hoy más activos que antes. Por ejem-plo, el Parlamento hoy está más activo y discutiendo cosas más sus-tanciales y de manera más plural que antes de la crisis de octubre. Elhecho de que los partidos pierdan importancia no produce vacío. Dehecho, los partidos fueron vaciando el Parlamento y las elecciones devida política. Supongo que el vacío se refiere a que no hay un bloqueclasista, económico y político claro de sustento del Gobierno en manosde independientes. Eso puede ser una posibilidad de apertura al cam-bio y la reforma democrática.

El punto central de mi observación crítica se refiere a la causa de loque el documento llama vacío político, que aparece como una incapa-cidad del sistema de partidos de tener una alternativa de reforma delrégimen y de dirección del país.

Las crisis políticas que el Estado ha experimentado desde el 2000 no

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se deben a una mera descomposición, cansancio político y límites delmodelo, sino ante todo a una ola de movilizaciones críticas contra laprivatización del agua, por la redistribución de la tierra, contra la ven-ta del gas y a favor de su nacionalización, que muestran el desarrollode nuevas capacidades de organización de sectores populares quequieren reapropiarse de su país y de las condiciones de vida y trabajo.

Esto ha generado y viene, a su vez, de nuevos y viejos espacios polí-ticos que han generado espacios públicos alternativos al Parlamento yel sistema de partidos. El derrocamiento de Sánchez de Lozada se lo-gró en base a movilizaciones que tuvieron como condición de posibili-dad un conjunto de estructuras organizativas extendidas y eficaces yuna historia reciente de luchas sociales que despliegan una marea as-cendente desde el 2000 que simbólicamente configura un horizontepopular de renacionalización del país.

La vida política se ha ampliado. No hay vacío. Hay pluralidad y hete-rogeneidad de espacios y sujetos políticos, ya no hay disciplina gene-ral en torno a un modelo excluyente y sin soberanía, generalmente lo-grado a través del clientelismo, a veces a través de la violencia policialy militar, a veces a través de una reforma moral e intelectual liberal enel seno de las capas medias urbanas.

Si por vacío político se connota la falta de un proyecto político co-mún, tampoco me parece adecuado desde un punto de vista democrá-tico. En el MAS y otros sectores populares hay proyecto político. Otracosa es que se puede estar en desacuerdo. Negar que haya dimensio-nes de proyecto político en estos sectores populares puede ser una for-ma de etnocentrismo. Lo democrático no consiste en tener las cosas yalistas (un proyecto, un modelo) para implementar, sino en la aperturadel proceso político que permita que los ciudadanos se den su forma degobierno, sus fines y los vayan corrigiendo constantemente. En la co-yuntura no se han cambiado estructuras pero el proceso de la Asam-blea Constituyente es un modo de darle espacio a las fuerzas y proyec-tos en movimiento para que éstas le den forma al país.

Hay otra idea polémica en el diagnóstico, la de regresión institucio-nal como producto del empate social. Las crisis han evidenciado quelas instituciones que se han diseñado para establecer las mediacionesentre estado y sociedad civil no han funcionado bien: incluso son pro-ductoras de las crisis.

Su cuestionamiento no produce regresión institucional; plantea lanecesidad de sustituirlas y reformarlas. Si no han funcionado bien nohay regresión institucional al plantearse su sustitución y cambio. Ha-bía rasgos de regresión institucional cuando el Parlamento eligió al

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nuevo Defensor del Pueblo. Eso muestra que el sistema de partidos esuna institución que no merece la pena ser salvada. Es decir, el conjun-to de la normativa que les otorga monopolio político así como las rea-lidades sociológicas de los partidos. En este sentido, considero que in-sistir en mantener la centralidad del sistema de partidos para organi-zar la vida política en el país puede ser la principal causa y fuente de laregresión, estancamiento e ineficacia institucional en el país.

Las reformas en el sistema de partidos han tenido dos o tres fuentes,según se agregue las cosas. Por un lado, se ha reformado la Ley de Par-tidos y el Código Electoral en base a consultorías y asesoramientos ex-ternos cuyas propuestas eran negociadas con los partidos. El resulta-do es que los partidos han implementado las reformas muy parcial-mente o nada, o sólo superficialmente. Por otro lado, el cambio mássignificativo en la composición del sistema de partidos se ha dado através de los resultados de las últimas elecciones, con el aumento de larepresentación del MAS y el ingreso del MIP, lo cual ha introducidomayor representación y ha polarizado de nuevo al Parlamento, parabien.

Cabe señalar que el crecimiento electoral del MAS y el MIP se debe aldesarrollo de movimientos sociales y fuerzas políticas por fuera de lospartidos. El sistema de partidos ha sido reformado o reconfiguradodesde fuera, todavía no ha pasado por una reforma interna que lo ha-ga adecuarse a los cambios políticos en el país. Siguiendo las tenden-cias de los procesos socio-políticos del país, las reformas principalesque se den en el sistema de partidos van a venir de fuera, de la dinámi-ca política de otras fuerzas y espacios políticos. No hay ningún indicioo condición que señale la posibilidad de reforma interna de los parti-dos.

Por último, considero que sería mejor preocuparse por las condicio-nes de la democratización del país que por las condiciones de la gober-nabilidad, que tiende a ser pensada como una estabilización ideal y,por tanto, ilusoria, en torno a condiciones estructurales y políticasmal resueltas o mal articuladas a favor de un grupo monopólico.

Escribo estos comentarios críticos consciente de su parcialidad,pensando que lo democrático está en discutir públicamente las con-tradicciones, las valoraciones y explicaciones alternativas, y no unconsenso en torno a un conjunto de normas e instituciones que de ma-nera exclusiva encarnarían y representarían la democracia.

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I.- ELOGIO DEL MÉTODO

desde el pasado octubre, por interés o por miedo, nos negamosa pensar. Es como si ese ejercicio, el de ir pensando, se nos hu-biera convertido en tabú. Por eso sorprende el texto de Fer-nando Calderón y Eduardo Gamarra, quienes han osado inte-rrumpir la veda intelectual. Han roto el tabú. De modo que es-

tamos ante un texto que no sólo se atreve al abordaje reflexivo de la po-lítica, sino que lo hace con fundamento conceptual.

La intelligenzia paceña se instaló en lo periodístico. Eso engendróun pensamiento débil que implica dos cosas. Primero, pensamientosuperficial y segundo, pensamiento desde el poder.

En efecto. La reflexión política de nuestro tiempo fue tomada, casi asecuestro, por el ámbito y el oficio periodista. Esto es conveniente pa-ra el periodismo, pero perjudicial para la reflexión. El buen periodis-mo, por definición, es superficial. En la superficialidad se juega el es-tilo. Como el buen ensayo es atrevido y el gran tratado, exhaustivo. Poreso lo superfluo es cosa buena en el abordaje periodístico de la reali-dad, que precisamente, debe acomodarse al ritmo de lo que envejece alcaer la tarde. Es decir. El periodismo está convocado por la rapidez yno por la lerda y serena reflexión. Pero además. El periodismo –televi-sivo y escrito– se nos ha embarcado camas y petacas en las disputas delpoder. No es que el periodismo defienda al poder: es que es el poder.Tiene bando. Se vuelve orgánico. Porque una cosa es reportar la noti-cia; otra, analizarla; otra, opinar de ella y finalmente, otra muy distin-ta, tomar parte y acción en ella. Esto último, no sólo requiere compro-miso, sino militancia política, activa e interesada. Lo dicho sobre polí-tica en el periodismo actual, requiere de esa militancia. Por tanto. Elanálisis periodístico de nuestra política es superficial –como debe ser–y nada objetivo. Cual cabe esperar.

Por otro lado, es curioso que los politólogos y la gente seria dada a laCiencia Política, han renunciado a su tarea, la de hacer teoría política.En primer lugar, nuestros politólogos dejaron que el periodismo lesrapte el oficio. Lo periodístico les ha engatusado. Y en su gran mayo-

Comentario deManuel Suárez Avila

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ría, son tipos que van buscando nichos de pantalla, columnas de pren-sa o cenas de señoras para decir cosas de poco rigor, pero de gran pa-labrería. O sea, buscan aplausos de prensa. En segundo lugar, hablanpara defender intereses de poder, pues los intelectuales, a diferenciade los periodistas, no son el poder: simplemente quieren serlo. O sea,el poder y la mirada del vulgo/mediático, han terminado por opacar elrigor de la ciencia nuestra.

En fin. Menos mal que Calderón y Gamarra no parecen tener nece-sidad del cariño aterciopelado del poder. Ni de la gracia histérica delvulgo. De ahí, que nos sueltan este texto, cuya característica esen-cial, insisto, es el rigor y cuyas conclusiones me parece que se quedancortas.

Calderón y Gamarra han hecho bien. Para hablar de los partidos y sucrisis, han ido al método. No al miedo, ni a la pasión, ni al bando. Hancomenzado hablando de la dimensión histórica, política, social y eco-nómica que sitúa a los partidos en semejante mala hora.

En efecto, los partidos son actores de unas relaciones de dominaciónque tienen un contexto histórico y que solamente en ese contexto ydesde ese método, son comprensibles.

Ahora bien, este método –de aire weberiano– condujo a Calderón y aGamarra, hasta el borde de las preguntas esenciales. Porque te gusteo no, el tal método, acaba por llevarte al sitio correcto. Pero curiosa-mente estos autores, en vez de tomar el toro por los cuernos, –ya queestán ante la bestia– van y se detienen. Calderón y Gamarra se echanpara atrás y de ahí que sus conclusiones son tibias. Como si Prometeo,ya antorcha en mano, hubiese decidido abandonar el fuego y retornarsin luz al mundo de los hombres.

II.- BOLIVIA NO ES ESTADO. LA TESIS DEL DIOS AUSENTE

El texto de Calderón y Gamarra es, de principio a fin, el reclamo y labúsqueda de un escenario: el del Estado y en él, el de la democracia.Por tanto, andan empeñados en buscar una comunidad de derecho, ca-paz de dar cobijo a ese tipo de convivencia ciudadana que se llama lademocracia. O sea. Calderón y Gamarra, de modo sistemático en su re-flexión, echan en falta dos cosas: estatalidad y democracia. Lo hacen,pues se dan cuanta que eso de decir lo evidente sobre los partidos y lode ofrecerles el recetario de los placebos, no es suficiente para com-prender lo que nos pasa a los bolivianos: partidos incluidos.

Los bolivianos carecemos de Estado. Y por eso, de derecho y por esode posibilidad democrática. Calderón y Gamarra bordean esa idea.

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Ellos agarran un hilo –en este caso el hilo de los partidos–, y con el mé-todo correcto, llegan al ovillo: la comunidad está en riesgo. El Nos-otros, como ellos llaman a la comunidad, y la propia democracia encuanto modo de convivencia de ese Nosotros, se está desplomando.Sus soportes estatales no existen, sus soportes institucionales se rom-pen, su posibilidad de futuro comunitario se desvanece. O sea, lo esta-tal y lo democrático como modos de la comunidad, están en duda.

A Calderón y a Gamarra les preguntaron por los partidos. Es ir almédico y preguntarle por el dedo que te duele. El médico te ve, y te di-ce que lo tuyo es tumor cerebral. Porque si hay método, el dedo –comolos partidos– resultará no ser, ni el comienzo, ni el final del diagnósti-co. Los partidos son lo de menos. En realidad el problema de fondo esque nos estamos hundiendo como proyecto de comunidad. Ese es elmérito del análisis de Calderón y Gamarra: el método, que para enten-der a los partidos, les arrastrar hasta al fondo.

Las cosas es mejor decirlas claras: digo que el problema grave en lapretensión boliviana por vivir la modernidad y sus desafíos, es que Bo-livia no es Estado. Precisamente, carecemos del escenario estatal dondela vida moderna se revela exitosa. Calderón y Gamarra ven los límites deBolivia ante los esos desafíos, los de la modernidad estatal: el desafío dela igualdad, de la no/discriminación, de la institucionalidad, de la re-presentación política, de la democracia municipal y tantos otros. Des-afíos que, obvio, suenan utópicos en una sociedad carente de Estado.

No aparece en el diagnóstico de Calderón y Gamarra la frase “Boliviano es Estado”. Pero irónicamente nuestros analistas, con mucha suti-leza, añoran en los actores, –partidos y sindicatos, presidente, repre-sentantes y otros–; añoran en las instituciones, en el parlamento, enlos municipios; añoran en la economía política y en las estrategias depolítica económica, y hasta añoran en la historia, una conducta propiade lo estatal.

Y claro. No llegan a decir que el partido (como concepto) es un tipode actor que puede articular la legitimidad democrática siempre ycuando lo haga en el escenario del derecho objetivo (cualidad propiadel Estado moderno) y en el escenario de la democracia como modo devida y no sólo como fórmula de la gobernación.

Pero Calderón y Gamarra hablan sistemáticamente de debilidad ins-titucional, de una sociedad que no se percibe en la unidad, de ingober-nabilidad estatal, de dificultad para lograr niveles mínimos de ordeninterno, de falta de un proyecto de futuro y de vacío político. Y ese con-junto de conceptos, aunque ellos no lo digan, se llama falta de Estado.

Señores. No hay que dar más vueltas. En Bolivia no hay Estado. Y al

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no haberlo, pues resulta que la construcción del régimen político –seaeste una democracia o sea una dictadura– siempre se llevará a cabo sinel marco de legitimidad y fuerza que contiene y caracteriza al Estado.De tal modo que el límite último y definitivo de la democracia (y de susactores), así como de cualquier tipo de convivencia racional en Bolivia(incluida la dictadura, por supuesto), es la ausencia del orden jurídicoque es propio a la modernidad estatal. Democracia sin derecho. Quétal.

Ahora bien. Para evitar semejante conclusión tan pesimista –la deque no hay Estado–, Calderón y Gamarra se lanzan con una “estrate-gia para el fortalecimiento de los partidos” que –fíjense– en el fondoconsiste en el desafío de construir el orden estatal. Nada más se olvi-dan que esa tarea, tan pesada y de tanto calado histórico, es demasia-da carga para ese camioncito. Los partidos no son actores con capaci-dad de construir el Estado ausente, son más bien, con sus escasas vir-tudes y sus tantos vicios, consecuencia de tal ausencia. Igual que lo esnuestra peculiar democracia.

Entendámonos. El Estado moderno tiene claras tres ideas o relacio-nes. Si un orden determinado no las contiene, simplemente no esta-mos ante un orden estatal. Como en Bolivia.

La primera relación que el Estado moderno deja aclarada es la exis-tente entre lo público y lo privado. Esta relación permite una vida co-munitaria (un orden) que distingue con nitidez lo subjetivo –los pode-res privados, el señor feudal, el talento artístico, el señor sindicalista,el caudillo, la mordida, el partido, el gremio– frente a lo objetivo, queen la modernidad es el Derecho (el espacio de lo público) en cuanto es-cenario neutral y esencial de las relaciones de dominación. En otraspalabras, en el Estado se convive de acuerdo al derecho objetivo y no alos intereses particulares.

La segunda idea que el Estado moderno define con claridad es la re-lación amigo/enemigo. Esta relación explica el nacimiento de la comu-nidad propia, frente al Otro. Es decir, genera la comunidad soberanaque construye su identidad propia, a partir de la diferencia con el Otro.(La nación es un clásico ejemplo de unidad soberana construida comoidentidad y que se define ante el poder y la presencia del Otro). Aquí esbueno aclarar que en el Estado moderno, la idea del Otro equivale alextranjero/soberano. Equivale al Otro poder, al poder que me aniquilay me compite o por el contrario, que me complementa y me reconocecomo ente comunitario, soberano e igual a él. El Otro, por tanto, se re-fiere al extranjero, que ya digo, es aliado o es enemigo: en cualquiermateria que lo sea.

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Finalmente y en tercer lugar, el Estado moderno define claramentela relación Mando/Obediencia. Si la anterior relación permite la defi-nición de la comunidad ante el Otro, esta relación permite la definiciónde la comunidad ante sí misma, ante su propio orden o en función a supropio mando. Esta relación en el Estado tiene por característica esen-cial el que el uso de la violencia legítima se encuentra monopolizado.Es decir, el poder no anda disperso. En el Estado está claro quién man-da y quién obedece. El mando y la obediencia son una relación legíti-ma (creíble e indiscutible) en función al Derecho, porque precisamen-te, ese derecho es el portador monopólico y racional de toda la violen-cia (la física también) existente. Es dominación racional por excelen-cia y su expresión extrema (y legítima) es el Estado de sitio, que ya sesabe, en Bolivia, no funciona.

Como habrán visto y reconocido en este análisis, las ideas que ex-pongo no me pertenecen (ya quisiera yo). Las tres relaciones estatalesson cosa de Carl Schmitt, lo de la dominación racional de acuerdo a De-recho es Weber y lo de la relación subjetivo/objetivo, es Hegel.

Fuese un ejercicio interesante, el detenerse y ver si en Bolivia existe(o no) distinción y jerarquía entre los poderes objetivos y los subjeti-vos (distinción y jerarquía entre lo público y lo privado). O tambiénfuese bueno, el pararse y mirar con honestidad si la idea y la definiciónque tenemos del Otro –y así la idea que tenemos de nosotros mismosen cuanto comunidad– es la típica de la modernidad estatal. O final-mente, fuese pertinente y útil preguntarse si es que el nexomando/obediencia con el cual hacemos la convivencia en Bolivia, res-ponde a la lógica de la dominación racional o estatal de derecho. Unavez respondidas estas tres cuestiones con un rotundo y sincero NO,entonces, podríamos entrar a ver cómo les va a los partidos, al parla-mento, al presidente y a todo el hormiguero. O sea, nuestra realidad esque Dios está ausente y sus criaturas andan dispersas.

III.- DOS IDEAS, LA DEL PACTO Y LA DEL NOSOTROS, EN CALDERÓN Y GAMARRA

Con el diagnóstico de Calderón y Gamarra nos aproximamos al meollode la cuestión. El problema de los partidos requiere hablar de lo esencial:la construcción del “Nosotros” y su camino, el Pacto. Por eso, Calderón yGamarra, comienzan con el análisis sobre la crisis del sistema de pactosque caracteriza el ejercicio del poder democrático desde 1982.

De esta primera parte del análisis rescato la idea de pacto. La cons-tatación de que la democracia contemporánea es un sistema de pactos.

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De la segunda parte, rescato la otra idea esencial del texto, la idea delNosotros.

Calderón y Gamarra constatan que, más allá de sus logros y de susdesventajas, aquí hubo democracia, como es normal, gracias a que hu-bo pacto. Esto, insisto, es lo natural en la democracia contemporánea–la liberal– que conceptualmente es, aquí y en la luna, una estructurade pactos que permite hacer el Derecho y gobernar de acuerdo a él.

Veamos. La democracia es el gobierno del pueblo. Si ese mando po-pular se convierte en Derecho (y no en anarquía o en tiranía, las dosformas de gobierno carentes de Derecho), entonces la teoría de la de-mocracia en realidad, es la teoría de La Ley Hecha por el Pueblo.

La tiranía es el gobierno de Una sola voluntad, la del tirano/sobera-no. Esa voluntad, no tiene límites y por eso, rechaza convertirse en leyy se queda en decisión. La democracia se vuelve tiranía, cuando es pu-ra democracia: cuando el soberano –el pueblo– no hace sino decidir. Porel contrario, la democracia evita la tiranía, si su decisión soberana setraduce en ley que somete al soberano y en ley que expresa pactos. Porcierto, se trata de pactos, cuyo sujeto legítimo en el fondo y más allá dela forma, es el individuo. Individuo, que a su vez goza de igualdad, co-mo igualdad de libertades. Es decir, individuos que son iguales, porqueejercen una libertad igualada. A partir de este sujeto individual, la de-mocracia puede ser el escenario para construir todas las posibilidadescolectivas que se quieran: la ciudadanía responsable, participativa, so-lidaria, multicultural, súper/comunitaria, telúrica, indígena o menoni-ta. Lo que se quiera, pero respetando el punto de partida.

La democracia no tiránica, entiende al soberano, no como una masao cuerpo uniforme, sino como partes (individuos, sensibilidades parti-culares, culturas, intereses, etc.) dispuestas al pacto que construye lopúblico: lo objetivo. Por tanto, la democracia, a fin de evitar la tenta-ción tiránica, debe expresarse en leyes y procedimientos. Si la ley de-mocrática respeta a los individuos, entonces, estamos ante la demo-cracia de poder limitado o democracia liberal. En esta democracia –laliberal, la contemporánea– la ley se hace desde el pacto. Primero se dia-loga con las partes, luego se pacta y al final, ese pacto adquiere rangode ley. O sea, deviene en lo justo: el equilibrio entre las partes. Por eso,el pacto es intrínseco a la democracia liberal. Es intrínseco al límite delpoder: el Derecho.

El pacto político es acuerdo entre libres (entre actores soberanos).Pero la idea de pacto político no dice quiénes son los libres. Por eso,puede ser perfectamente una idea aristocrática: los libres son los me-jores; u oligárquica: los libres son los pocos. O democrática, los libres

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son los miembros del pueblo, o sea, todos. El único sistema políticoque no requiere pacto es la tiranía; en ella sólo Uno es libre, el tirano.La libertad del pactante depende de las siguientes dos capacidades: lade cumplir el pacto (cualidad nacida con el honor) y la de dar por ter-minado el pacto (cualidad nacida con la fuerza).

Finalmente, el pacto político no sólo implica la relación entre los li-bres, sino también, la búsqueda del bien común para los tales libres. Eltriángulo Pacto, Libertad y Bien Común.

De todas estas ideas que mencioné en torno a la democracia, sólo laidea de mando popular le es propia. Las demás –diálogo, pacto, dere-cho, bien común y libertad política– le calzan, pero no le pertenecen.La libertad política, por ejemplo, viene del liberalismo aristocrático,no de la democracia. El pacto político, igual. Tiene padre aristocrático,nace de la política medieval, las relaciones de poder entre los libres,siendo los libres, aquellos señores que militarmente podían sostenersu libertad: los nobles. O el bien común, que es la idea clásica de la ciu-dad, la comunidad, la polis, o su versión refinada: la república.

En efecto. El pacto político es una idea que originalmente sustentó ala noción de La política (y no precisamente, a una sus formas: la demo-cracia). La política es la convivencia pactada entre los libres. En losgriegos, la política es otra cosa, es lo público y lo público es todo. PeroLa política como cosa moderna, se origina en la alta edad media. Se da-ba cuando las partes, libremente, resolvían sus diferencias sin aniqui-larse y acordando lo que mejor conviene a todos –buscando el Bien Co-mún–. Así, la política y el pacto político, nacieron para dar forma a la pazde los nobles. En el mundo griego, lo público también era la paz, perono implicaba pactos, ni partes: sencillo, no había la noción individuo.

Contrario al pacto es el consenso. El pacto es una idea, una ocurren-cia, un artificio de la voluntad de las partes. El consenso es creencia,fe, afirmación cultural. Sobre los temas del consenso no se pacta. ¿Sepacta acaso –entre feligreses– sobre la existencia de dios?

La noción de pacto político como búsqueda del bien común, falló enla democracia boliviana. No porque los pactos buscaran el mal común,sino porque buscaban con más empeño el bien particular… y encon-tramos aquí el tema anunciado de unos actores que al carecer de he-gemonías definitivas –de monopolio en el uso de la violencia legítima–,constantemente sobreponen lo privado a lo público: cuestión de tener(o no) un Estado.

Calderón y Gamarra son certeros al entender la idea de pacto comotema central. Y es más, son certeros al descubrir que la crisis de la ideapacto político, conlleva en Bolivia, el riesgo autoritario. Por cierto, la

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tiranía, al prescindir del pacto y consecuentemente de La política, sue-le gobernar buscando el consenso. Gobierna como defensa última delas creencias. El anticomunismo, la raza superior, la sociedad sin cla-ses. En el consenso, a diferencia de lo que ocurre en el pacto, no haycrítica, pues no se reconoce la idea de “las partes”. Al consenso, obvio,le estorba la idea de voluntad humana, la de libertad. El consenso lo essiempre sobre verdades que son superiores a nuestra especie, las ver-dades de dios, de la naturaleza, de la historia. Es legitimidad irracio-nal. Legitimidad, que por cierto, no cuadra en la vida democrática, li-beral y ajustada a derecho.

Cuando Calderón y Gamarra nos hablan de la crisis en la construc-ción del Nosotros, asociada a la crisis de la democracia pactada; cuan-do Calderón y Gamarra llaman al Gobierno/Mesa y a la sociedad paraviabilizar unos “acuerdos políticos” que permitan gestionar una agen-da de corto y largo plazo y finalmente, cuando Calderón y Gamarra ha-blan de la legitimidad que puede tener la idea de pactar entre los líde-res intermedios y especialmente en el ámbito municipal, están ha-blando de un camino posible: el del pacto.

La segunda parte del análisis de Calderón y Gamarra aborda el otrotema esencial: el Nosotros. Noción que está ligada con la que acaba-mos de repasar, la de pacto político.

Aquí, una reflexión. Carecemos de Estado. El Estado es un tipo deorden que, monopolizando la fuerza, permite la convivencia de acuer-do a Derecho. Al carecer de esa fuerza concentrada que da origen al Es-tado, los bolivianos nos arriesgamos a vivir una sucesión de pequeñasguerras entre cientos de intereses dispersos. Caudillos contra caudi-llos, policías contra militares, sindicatos contra regiones y así infini-tamente. Más o menos, como las guerras tribales africanas.

Ante ese escenario, tenemos dos caminos que conducen a la convi-vencia pacífica y definitiva. El primero es construir el Estado. O lo quees igual, monopolizar el uso de la violencia legítima. Ello implica queuna de las facciones en guerra interna, se imponga sobre las demástras un derramamiento de sangre gigantesco. Ese, por cierto, ha sidoel método mediante al cual han alcanzado la estatalidad, los actualesestados europeos e incluso, los Estados Unidos de Norteamérica. Elmétodo consiste, no sólo en vencer, sino de ser necesario, en aniquilarfísicamente al colectivo que impide el anhelado monopolio de la vio-lencia legítima. Por mencionar un caso, en España, la operación de ha-cer el Estado costó aproximadamente un millón de muertos.

Este camino para construir el Nosotros, como orden estatal, obvia-mente tiene dos dificultades. La una, moral. La otra técnica. La difi-

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cultad moral no requiere mayor explicación, pues es obvio que la gue-rra y la muerte violenta e intencionada son moralmente condenables.Por su lado, la dificultad técnica consiste en lo siguiente: el que unafacción se imponga al resto implica una superioridad militar, de rique-zas y de intereses realmente nítida. Y no creo, sinceramente, que nin-guno de los bandos, actores o facciones en disputa, hoy por hoy en Bo-livia, tenga suficiente superioridad militar y suficiente acumulaciónde intereses para imponerse (o aniquilar) al resto. O sea, los bolivianosno alcanzaremos el orden pacífico y definitivo mediante la construc-ción del Estado. Eso para nosotros, es ciencia ficción.

El segundo método para alcanzar el orden definitivo –para construirel Nosotros–, consiste en el pacto. Por eso, la ligazón entre aquellas dosideas expuestas por Calderón y Gamarra –la de pacto y la del Nos-otros–, es esencial. Es decir. Los bolivianos no tienen más remedio quepactar. Si no lo hacen, queda la guerra interna, una guerra que en Bo-livia nadie gana, pues ya digo, nadie tiene la fortaleza necesaria paraalcanzar “la victoria final”. La construcción del Estado requiere rique-za y fuerza militar. Lo nuestro es todo lo contrario.

Por eso, lo nuestro ese el pacto. En 1952 nace un pacto político: eltriángulo compuesto por el MNR, la COB y por las Fuerzas de orden(las milicias y la policía). El consenso y los intereses que generaron esepacto (entre los libres o poderosos de la época) no eran creencias e in-tereses ligados a la democracia liberal (donde el libre es el ciudadano),eran más bien, creencias e intereses autoritarios; tiempo de naciona-lismo y de fe en el Estado. Ese consenso y su consecuente pacto políti-co, a su vez, generaron un modelo de desarrollo que articuló la nuevaconfiguración de intereses: economía estatizada, entendimiento in-ternacional y espacio político y social para disfrute de los nuevos acto-res y caudillos.

En 1964 sobre las mismas creencias, surgen nuevos intereses y portanto, nace otro pacto: las FFAA y el movimiento campesino. El 71 sur-ge un tercero: FFAA, partidos y nuevos empresarios. Y desde el 85, elpacto esencial es la llamada democracia pactada, que además, cambiael modelo de desarrollo del 1952, para dar paso a una nueva configu-ración de intereses, tanto nacionales (partidos, prensa, empresariosen busca de mercados), como internacionales: las presiones nortea-mericanas para restaurar la democracia.

De esta serie de pactos, el del 52 funda la idea estatal del Nosotros.El del 64 y el del 71, sostienen esa idea. El 71, además, suma un alia-do en términos de intereses, los halcones norteamericanos y, a la vez,remoza la creencia del enemigo exterior: el comunismo.

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Por su parte, el pacto de 1985 introduce dos cambios muy importan-tes. Primero, cambia la creencia sobre la que se asientan los viejos pac-tos, archiva lo nacional estatal y el anticomunismo, y da lugar a la de-mocracia como la noción del Nosotros. Segundo, el 85 muestra unpacto en el que los principales actores son los partidos y no los actoresde poder fáctico, como las FFAA o los sindicatos.

IV.- LOS PACTOS DE FUTURO

Calderón y Gamarra no proponen un pacto de futuro. Sin embargo,sugieren el tipo de actor que debe encarar el devenir, así como algunasideas para dar contenido al futuro.

Pero antes resumen en dos ideas el escenario actual: empate social yregresión institucional. A ese panorama, le agregan el grave problemaeconómico que para ellos tiene dos dimensiones. Una estratégica: laventa de gas a California y el desafío duro de convertir Bolivia en refe-rencia energética en lo internacional. La otra, de corto plazo, con dosretos impostergables, el déficit y el desempleo.

En el tipo de actor, nuestros analistas piden menos radicalidad (es-pecialmente al MAS), democracia interna a los partidos, sistemas degeneración y de rotación de líderes, atención a las diferencias cultura-les, al voto territorial, una nueva ética que dé ejemplo y muy impor-tante, hacer política y construir el Nosotros desde el ámbito local.

En lo referente a las formas de los pactos, Calderón y Gamarra se li-mitan a recoger las ideas de los propios partidos. Pactos mediante laconstituyente para unos, o pactos tipo los de la Moncloa para otros.Sin embargo, el contenido de futuro de esos pactos –según el texto deCalderón y Gamarra–, requiere–“rescribir una conciencia nacional ypromover la idea de futuro”, tarea que ellos ven también, como una la-bor de referencia intelectual. Se trata, dicen, de construir una “comu-nidad de ciudadanos” sobre la idea de institucionalizar lo comunitarioy al mismo tiempo, de dar el sentido de lo comunitario a las institucio-nes.

V.- DEMOCRACIA O DICTADURA. EL DILEMA DE LOS NUEVOS ACTORES

Si detrás de ese diagnóstico que exponen Calderón y Gamarra cuandohablan de empate social, de regresión institucional y de crisis econó-mica, hay un verdadero desafío, obvio, ese no es un desafío de pocamonta. Para empezar no es un desafío para los partidos. Al contrario:

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del 2000 al 2003, la creencia y los intereses que sustentaban la demo-cracia pactada, se ha caído. Hay nuevos y poderosos actores e intere-ses, que por decir lo menos, son indiferentes ante la noción de la de-mocracia representativa.

Estamos por tanto, ante unos desafíos –los de futuro– a la medida delos nuevos poderes en Bolivia. Desafíos para ese nuevo factor de poderque son los sindicatos y la muchedumbre movilizada. Desafíos para loscampesinos, para los cocaleros. Desafíos para los comités cívicos ofuerzas regionales como Santa Cruz y Tarija, que están ganando la he-gemonía económica de Bolivia. Desafíos para las FFAA. Desafíos paralos empresarios cruceños que se niegan a pagar impuestos, pues di-cen, El Alto organiza la orgía y Santa Cruz paga la cuenta. Desafíos pa-ra las petroleras. O sea, desafíos para los poderes reales.

En suma. La reconstrucción del Nosotros es un reto para poderosos.Los partidos no lo son. Están derrotados en un juego, el de lo político,donde la derrota te saca de la cancha. Porque algo está claro. Desde oc-tubre, la idea de poder ya no es la formal, la de los entes jurídicos, quecon sus vicios y virtudes encarnaban los partidos: sus métodos, su sis-tema judicial, sus debates, sus votaciones y todo aquello. Desde octu-bre la idea de poder es, incluso, mucho más física. El poder y sus nue-vos escenarios tienden a volverse bárbaros. La política se vuelve cons-piración. Es fáctica y no representativa. Es cierto que la democraciapactada tenía también un punto de barbarie: el poder de lo particularsobre lo público, pero hoy por hoy, las relaciones de poder tienden a seresencialmente bárbaras: el poder fáctico y hasta físico de lo particular,se impone a la hora de definir lo público.

En ese escenario –el del hundimiento de los partidos como actores depoder y el surgimiento de nuevos poderes fácticos, a veces dados a labarbarie–, aparece el Gobierno Mesa. Este Gobierno puede concebirsea sí mismo de dos modos. Uno, como un nuevo y sólido actor de poder,es decir, uno que de verdad expresa intereses y no sólo deseos. De con-cebirse así, el actual Gobierno puede reclamar su derecho a ser parteesencial de los pactos de futuro. Dos, por el contrario, el Gobierno ac-tual puede concebirse como la transición que viabiliza tales pactos, sinla pretensión de tomar parte o sacar tajada en el futuro escenario depoder.

Por el momento el Gobierno dio muestras de intentar ambas cosas.Por un lado, crea condiciones objetivas de transición. Por otro, laalianza de poder que le sostiene ha ido tomando forma y adquiriendola pretensión de ser definitiva. Esa alianza es informal y está com-puesta por la participación solapada, pero útil del MAS, por la militan-

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cia de varios medios de comunicación junto a sus movilizadores deopinión y, lo que es más importante, por el actor de fuerza: los sindica-tos que manejan el recurso de la amenaza a la violencia física, median-te una explosión social. Los puntos débiles de este proyecto son tres.Uno, la falta de institucionalidad. Dos, el débil nexo de interés que uneal actor de fuerza –los sindicatos– con el Gobierno y sus políticas; el talnexo no es real, sino simbólico: juegos mediáticos y folklore ideológi-co; mucho circo y poco pan. Y tres, la exclusión de varios actores depoder muy importantes en la realidad actual.

Me temo que si los partidos quisieran entrar a esta nueva etapa delpoder, tendrían que recuperar la vieja y salvaje tradición de los parti-dos nacional-populistas latinoamericanos, y dotarse de grupos capa-ces de disputar el monopolio de la violencia física: los milicianos, losbúfalos, etc. Proyecto que en sí mismo es absurdo.

Por tanto, en Bolivia se requiere un nuevo pacto entre los nuevos po-derosos. Pero irónicamente un pacto al viejo estilo. Al estilo 52: los po-deres en bruto y reales, pactando el contenido de la realidad. En esepacto los partidos no serán observadores pasivos, sino chivos expiato-rios. Y obvio, aquí viene la inquietud tan inteligente de Calderón y Ga-marra cuando denuncian que el armar un orden sin partidos ha sidosiempre parte de la tentación autoritaria en América Latina y en espe-cial, en Bolivia. Entendámonos.

Ahora bien, en esta nueva configuración de poderosos, hay actorestradicionales de gran potencia, como las FFAA, pero hay tres ejes depoder que son nuevos (o renovados) y que a la vez son muy sólidos:uno, los nuevos poderes externos. Dos, los poderes de las regionesemergentes en Bolivia y tres, las fuerzas radicales: sindicatos, cocale-ros, etc.

Los poderes del exterior. La gran mayoría de los cambios históricosen Bolivia, están relacionados con la presencia o influencia determi-nante de un actor exterior. Probablemente los casos más sonoros sonla Guerra del Pacífico que cambia nuestro destino económico, y la delChaco, que cambia el rumbo político del país. Desde 1946, el actor ex-terior central en la política boliviana ha sido Estados Unidos. Ahorabien. Desde que Bolivia es el país del gas, los poderes del exterior leafectan de modo distinto al tradicional. Hay una recomposición del ejede poder exterior. EE.UU sigue siendo la referencia fundamental, peroentran al escenario, nuevos y poderosos intereses. Brasil –Petrobras–,Chile, Argentina, España, Inglaterra e incluso México. No es exagera-do pensar que estos nuevos actores “de la política boliviana”, intenta-rán, junto a EE.UU, ser parte influyente o definitiva de un virtual pac-

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to para construir el futuro de Bolivia. Por tanto sería prudente e inte-ligente que la estrategia para construir el Nosotros, tomase en cuentaesa realidad. Y por eso, también fuese prudente que la diplomacia y lavisión del mundo del actual Gobierno, no se plantease en exclusivadesde El Alto y para El Alto (o sea, desde octubre y para octubre), sinotambién desde Santa Cruz, desde Tarija y hacia el futuro.

Las regiones emergentes. Aquí enganchamos con el segundo eje depoder que he mencionado como imprescindible en la construcción delos pactos de futuro. El eje de las regiones emergentes. Santa Cruz, Ta-rija y sus aliados geográficos y culturales, Beni y Pando. La Bolivia queviene tiene nueva hegemonía: el gas, su geografía y la economía de ex-portación. O sea, las nuevas regiones serán actores de primera líneaen el futuro.

Finalmente, están las fuerzas radicales que ya no son a/sistémicas,pues hoy por hoy, mandan, tanto como influencia, como en el ejerciciode cargos formales. De hecho, la Bolivia actual, la de corto plazo, estáen sus manos. Su éxito en octubre, su capacidad de imponer decisio-nes a los poderes formales, el miedo a un estallido social y la actituda/crítica de los medios de comunicación, hacen de las fuerzas radica-les, unos actores muy poderosos moviendo los hilos del poder por de-trás del trono. Y por tanto, la construcción del futuro pasa necesaria-mente por ellos.

Ahora bien. Queda como dilema para los nuevos actores el definir silos pactos de futuro y la construcción del Nosotros, tendrán contenidodemocrático y respetarán las libertades. O por el contrario, esto aca-bará en pactos para fundar la dictadura, sea esta de izquierdas o lo seade derechas. Mis votos, por una salida democrática.