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-Calma la mente -indicó, sin quitarme la vista de encima- y el cuerpo también se tranquilizará; de otra manera, reventarás. Clara sostuvo la mano izquierda delante del cuerpo con la muñeca apoyada justo arriba del ombligo; la palma vuelta hacia la derecha y los dedos, apretados unos contra otros, señalaban al frente. Me dijo que adoptara esa posición de la mano y mirara la punta de mi dedo medio. Miré por encima del caballete de la nariz, lo cual me obligó a mirar hacia abajo haciendo un ligero bizco. Explicó que mirar fijamente en esa forma sitúa nuestra conciencia fuera de nosotros en el suelo, disminuyendo así nuestra agitación interna. A continuación dijo que inhalara profundamente a la vez que señalaba el suelo, dirigiendo mi intento a extraer de él una chispa de energía, como una gota de pegamento, sobre el dedo medio. Luego debía hacer girar la mano en la muñeca hacia arriba hasta que la base de mi pulgar me tocara el esternón. Debía contemplar la punta de mi dedo medio y contar hasta siete, para luego desplazar mi conciencia inmediatamente a la frente, a un punto ubicado entre los ojos y justo arriba del caballete de la nariz. Dicho desplazamiento, indicó, debe ser acompañado por el intento de transferir la chispa de energía del dedo medio al punto entre los ojos. Si se logra la transferencia, aparece una luz sobre la pantalla oscura tras los ojos cerrados. Afirmó que podemos enviar este luminoso punto de energía a cualquier parte de nuestro cuerpo para contrarrestar el dolor, la enfermedad, la aprensión o el miedo. Alargó la mano y suavemente me oprimió el plexo solar. -Si requieres una rápida recarga de energía, como ahora, ejecuta la respiración de poder que te voy a enseñar y te garantizo que te sentirás vigorizada. Observé a Clara realizar una serie de cortas inhalaciones y exhalaciones por la nariz en rápida sucesión, haciendo vibrar el diafragma. La imité y tras respirar unas veinte veces, contrayendo y relajando mi diafragma, sentí que una ola de calor se me extendía por todo el abdomen. -Vamos a quedarnos aquí sentadas efectuando la respiración de poder y mirando la luz detrás de los ojos -indicó-, hasta que ya no tengas miedo. Volteé la palma de la mano de lado y me miré la punta del dedo, tal como Clara lo había recomendado. Mantuve fijos los ojos y luego desplacé la atención al centro de la frente. No vi ninguna luz, pero gradualmente me tranquilicé. Casi estaba oscuro. Distinguía la silueta de Clara perfilada a mi lado. Su voz era tranquilizadora; dijo: 39 -Quedémonos un rato más, para dejar que esa chispa de energía se asiente en tu cuerpo. -Si te da sueño en la cueva al recapitular, frota enérgicamente el punto debajo de tu nariz y te reanimarás al instante -

Calma La Mente

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Ejercicio para clamar la mente, sustraído del libro Donde Cruzan los Brujos de Taisha Abelar

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-Calma la mente -indic, sin quitarme la vista de encima- y el cuerpo tambin se tranquilizar; de otra manera, reventars. Clara sostuvo la mano izquierda delante del cuerpo con la mueca apoyada justo arriba del ombligo; la palma vuelta hacia la derecha y los dedos, apretados unos contra otros, sealaban al frente. Me dijo que adoptara esa posicin de la mano y mirara la punta de mi dedo medio. Mir por encima del caballete de la nariz, lo cual me oblig a mirar hacia abajo haciendo un ligero bizco. Explic que mirar fijamente en esa forma sita nuestra conciencia fuera de nosotros en el suelo, disminuyendo as nuestra agitacin interna. A continuacin dijo que inhalara profundamente a la vez que sealaba el suelo, dirigiendo mi intento a extraer de l una chispa de energa, como una gota de pegamento, sobre el dedo medio. Luego deba hacer girar la mano en la mueca hacia arriba hasta que la base de mi pulgar me tocara el esternn. Deba contemplar la punta de mi dedo medio y contar hasta siete, para luego desplazar mi conciencia inmediatamente a la frente, a un punto ubicado entre los ojos y justo arriba del caballete de la nariz. Dicho desplazamiento, indic, debe ser acompaado por el intento de transferir la chispa de energa del dedo medio al punto entre los ojos. Si se logra la transferencia, aparece una luz sobre la pantalla oscura tras los ojos cerrados. Afirm que podemos enviar este luminoso punto de energa a cualquier parte de nuestro cuerpo para contrarrestar el dolor, la enfermedad, la aprensin o el miedo. Alarg la mano y suavemente me oprimi el plexo solar. -Si requieres una rpida recarga de energa, como ahora, ejecuta la respiracin de poder que te voy a ensear y te garantizo que te sentirs vigorizada. Observ a Clara realizar una serie de cortas inhalaciones y exhalaciones por la nariz en rpida sucesin, haciendo vibrar el diafragma. La imit y tras respirar unas veinte veces, contrayendo y relajando mi diafragma, sent que una ola de calor se me extenda por todo el abdomen. -Vamos a quedarnos aqu sentadas efectuando la respiracin de poder y mirando la luz detrs de los ojos -indic-, hasta que ya no tengas miedo.Volte la palma de la mano de lado y me mir la punta del dedo, tal como Clara lo haba recomendado. Mantuve fijos los ojos y luego desplac la atencin al centro de la frente. No vi ninguna luz, pero gradualmente me tranquilic.Casi estaba oscuro. Distingua la silueta de Clara perfilada a mi lado. Su voz era tranquilizadora; dijo: 39 -Quedmonos un rato ms, para dejar que esa chispa de energa se asiente en tu cuerpo.-Si te da sueo en la cueva al recapitular, frota enrgicamente el punto debajo de tu nariz y te reanimars al instante -