Centro Educativo

“Mi Patria Es Primero” 30PPR0065F

Unión Mexicana Interoceánica

NICOLÁS BRAVO No. 109 COLONIA BARRIO LAS FLORES LAS CHOAPAS, VER. 96980 TEL. 923 237 4049

Asociación sureste de Veracruz

Escuela: mi patria es primero

Docente: Ruben Ocaña Perez

RESUMEN DEL LIBRO CAMINANDO CON ELENA G. DE WHITHE

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RESUMEN

Existe un mundo de mitos y falsas creencias alrededor de lo que sabemos de la persona de

Elena G. De White, seria por lo estricto de su redacción al configurar la biblioteca más grande

de la iglesia adventista denominada el espíritu de profecía, o tal vez por el giro literario de

sus obras, o quizá por el mismo rostro retratado en sus fotos, es más, será porque creemos

conocerla tanto, y a la vez es una amiga desconocida para nosotros los adventistas del

séptimo día. Develar su personalidad nos ayuda a entender, que solo la gracia de Jesucristo

es la que nos transforma, es más, es la que presenta a Jesucristo en el lugar de nosotros sin

manchas ni defectos, porque sin la gracia poderosa que nos cubre, no somos más que

humanos rodeados de defectos más que de virtudes. Al igual que nosotros, Elena de White

fue tan normal y tan similar a nosotros, que algunos rasgos de su conducta y personal nos

invitan a identificarnos con ella no solo como líder, sino como amiga y compañera de batalla.

Hoy me desperté pensando que todo el que milita no se enreda en los negocios de la vida,

para poder agradar a aquel que nos tomó por soldados. Ejemplo claro de esta declaración es

nuestra muy querida Elena de White, quien a pesar de sus fayas humanas, peleo la buena

batalla como un guerrero valiente, que un día entrara en el gozo de su señor.

Nuestro señor Jesucristo todos los días nos hace entender, que el llevo nuestras cargas y

sufrió nuestros dolores, el castigo de nuestra paz fue sobre él y por sus llagas fuimos

nosotros sanados, y por su gracia, somos SALVOS sin la intercesión de nadie más, pues

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solo de Jesús es la sangre. Los capítulos que a continuación de manera breve citare nos

ayudan a reflexionar en lo importante de su obra, desde un punto de vista muy humano,

mismo que nos ayudara a entenderla mejor y comprender su compromiso y entrega.

Elena G. de White no tenía tan mal humor como muchos se imaginan. Ella simplemente

parecía seria, sin embargo, su conducta como era de esperarse se adecuaba de acuerdo al

momento donde se encontrase, hay infinidad de anécdotas sobre su buen humor y

dinamismo.

Elena G. de White amante de la belleza y también un poco de la aventura. Incluso es obvio

pensar que lo excelente de su redacción en sin fin de libros, fue compensado con un

contexto rodeado de naturaleza y vida natural, sus relatos y vivencias son muchos y se

plasman en libros como el deseado de todas las gentes, una vez más el libro de la naturaleza

sirve de guía y diccionario para entender las sagradas escrituras.

Elena G. de White, contornos de una personalidad. Solo una persona decidida pudo haber

sido ella, aferrada a sus metas, propósitos, siempre con la mente clara hacia donde quería ir,

de que se disponía a hablar, y por supuesto, siempre en compañía de la dirección de Dios.

Ser estricto y redentor también es nuestra meta como maestros de la organización

adventista.

Elena G. de White vecina y amiga. Redactar el ministerio de la bondad, solo se puede si se

vive el suceso. Demostrando ser tan humana, nos muestra cómo es que tuvo que lidiar con

vecinos indiferentes, y además nos brinda la concepción de que solo con verdaderos amigos

se pueden compartir logros considerables.

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Elena G. de White formación académica y familia paterna. Sabemos lo de su accidente que

desfiguro su rostro, pero que tal saber sobre su hermana gemela. Fue una familia que le

infundio ser hogareña. Fuerte, y con lazos familiares de amor y fuertes principios morales.

Elena G. de White, su matrimonio. Un matrimonio bendecido por Dios. Con sus altibajos,

pero destacamos su convicción de proseguir juntos a pesar de los problemas, de dar

reconocimiento a su pareja y recibir lo mismo a cambio, sin duda, eran ya parte del plan de

Dios.

Elena G. de White como madre, fue una mujer muy dedicada al hogar y a la crianza de los

hijos. Su preocupación trascendía la educación terrenal y proyectaba sus esfuerzos vez tras

vez en dar a sus hijos lo necesario para estar con ella en el reino de los cielos.

Elena G. de White, finanzas y mayordomía. Aunque hubieron años difíciles, Dios siempre

estuvo a su lado, gracias también a que fue fiel mayordomo, dando de vuelta a Dios la parte

que le corresponde. Es un claro ejemplo al mencionar su postura ante la economía familiar:

siempre ahorrativa.

Elena G. de White, conversión y búsqueda de la seguridad. Nos asegura que ella se convirtió

al evangelio de Dios y al mensaje adventista junto con su familia. Era de ideas firmes y de

una capacidad argumentativa envidiable. Dios puso sobre si la educación suficiente para ser

su pluma inspirada.

Elena G. de White, mujer de fe y oración. Nos confronta con el comportamiento de un fiel

cristiano, en comunicación directa con Dios por medio de la oración. Ella confiaba en Dios

más que cualquier otro motivo en el mundo, y se aferró a su fe en todo momento.

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Elena G. de White la imagen de mensajera, nos muestra que nunca perdió de vista que a

través de su pluma, las palabras del Dios verdadero guiarían a su pueblo, que ella no era

autora, sino simplemente un escriba, una secretaria de Dio. Entregada a dar luz por medio

del mensaje.

Elena G. de White conferencista. Con esa pasión, muchos decían que encendía el fuego en

un pulpito mucho mejor que cualquier hombre. Su dedicada convicción le hizo presentarse en

múltiples escenarios y llevar la palabra tan lejos como le fue posible. Tomo muy en serio la

gran comisión, y la cumplió con un modo ejemplar.

Elena G. de White evangelista. Dedicada a proclamar el mensaje del pronto regreso de

nuestro Señor y Salvador Jesucristo. No cabe duda, el enemigo obstaculizo su camino

muchas veces, pero su fe inquebrantable la llevo a ser la líder por excelencia de nuestra

iglesia en sus inicios.

Elena G. de White, sobrellevar la frustración y enfrentar la oposición. Confiando en el hombre

o en los seres humanos, frustra de vez en cuando, pero confiar en Dios, revitaliza y da fuerza

para regresar una vez más al campo de batalla.