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Caminado 1

Caminando Junio

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Revista cristiana Caminando,

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Caminado 2

3 Un corazón deshidratado 6 6 6 6 Pensamientos de Eintein

7777 Como en el infierno pero en la Tierra 10 10 10 10 Alza tu mirada

13131313 Dejando atrás el pasado 15 Se necesitan padres 16 16 16 16 Con destino a…

18181818 Camino al cielo 20 20 20 20 Madre para siempre

22 22 22 22 Un corazón de Diamante

23 23 23 23 Sólo un camino

Querido lector La revista que tienes en tus manos, es un es-fuerzo por compartir contigo, noticias, artículos y enseñanzas que de alguna manera puedan ser de beneficio para tu andar diario. Nuestro deseo es mostrar una perspectiva diferente tanto de la vida como de las cisrcuns-tancias que nos rodean y poder ver las posibilidades más allá de los problemas y encontrar en ellos la oportunidad para des-arrollarnos más como personas. Porque más allá de las circuns-tancias, más allá de los proble-mas siempre hay alguien a quien recurrir tal como somos. Todo lo que leerás tiene una ba-se cristiana de pensamiento.

Examínelo todo y retenga lo bueno

Atentamente los editores.

Editores

Marco Valdivia David Alfaro

Colaboradores

Ministerio Audiolit USA Evangelista Mariano Gonzalez

Aguas Vivas Chile Instituto de Fomento Familiar

México Ministerio De hombre a

Hombre. Centro Cristiano Calacoya,

México Fotos

Soft Key International Ltd.

INDICEINDICEINDICEINDICE

Caminando es una publica-ción mensual sin fines de lucro impresa en la iglesia Pentecostal de Luleå.

Si desea copias extras escribanos a la siguiente dirección: Pingstkyrkan /co Caminando Storgatan 32 97232 Luleå Por internet :

revista.caminando@@@@live.se

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Max Lucado

Tú sabes lo que es la sed física. Deja de beber líquidos haber qué pasa. Un sin fin de reacciones terribles no tar-darán en manifestarse. Si pri-vas tu cuerpo de los fluidos necesarios, tarde o temprano te lo hará saber. Priva a tu alma de agua espi-ritual, y ella también te lo dirá.

Los corazones deshidratados envían mensajes desesperados.

Temperamentos irritados. Culpa y temor crecientes. Olas de preocupación.

Resentimiento. Desesperanza. Inseguridad. Insomnio. Soledad.

Esas son señales y advertencias, sínto-mas de una sequedad en lo más pro-fundo del ser.

Quizás nunca lo hayas visto así. Pensaste que eran como policías

acostados, una parte necesaria e in-eludible de la vida. ¿Cambios de ánimo? Todos pasan días grises, sábados tris-tes y domingos largos y aburridos. ¿Acaso no son inevitables esas emo-ciones? Sí que lo son. Aunque de ningún modo inextingui-bles. Considera los dolores de tu co-razón, no como luchas que debes so-portar, sino como una sed interna que necesitas saciar. Dios te invita a tratar tu alma sedienta así como tratas tu sed física. Dios no te creó para vivir con el corazón des-hidratado. De hecho, tu hacedor te creo con sed para que sirva como iniciador de se-quedad. Y “¡así como nuestra sed física no nos engaña!” pues hay un líquido vital existente para saciarla; “¡la sed de tu alma, tampoco te engaña”!, pues es un

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de los grandes indicadores, no solo de la existencia de un Dios, sino también de la respuesta vital (agua de vida) para tu alma, de dicho Dios. ¿Cómo se logra esto? Empieza por hacer caso a tu sed. No pases por alto tu sensación de soledad. No niegues tu rabia. Estos son algunos de los síntomas y las señales que no debes ignorar. Necesitas hidratación. No dejes que tu corazón se vuelva una pasa de uva. Por tu bien y el de aque-llos que necesitan tu amor. ¡Hidrata tu alma! Obedece a tu sed. ¿Qué podemos hacer al res-pecto?

Lo que hacemos típicamente no fun-ciona. Nos vamos de vacaciones, tomamos píldoras, drogas o alcohol, lo arriesga-mos todo en el juego, aventuras en brazos más jóvenes, un amor prohibi-do, adicción al trabajo con semanas laborales de ochenta horas, etc. Dan cierto sentido de realización y saciedad, pero nunca quitarán la sed del alma. A esto se lo llama <<Sorber del pantano>>. Allí hay sustancias que no estamos hechos para ingerir. Y ten mucho cuidado con las botellas que tienen la etiqueta de “Religión”. Jesús lo tuvo. Observa en qué situa-ción decide pronunciarse. No está hablando a prostitutas, ladrones, beli-cosos, tampoco a presos ni a alumnos de un reformatorio. No, se dirige a los

observantes y a los asistentes fieles de una convención religiosa. Era el equivalente del vaticano en domingo de resurrección. Están des-plegados los símbolos religiosos como en una venta callejera: el templo, el altar, las trompetas y las túnicas adornadas. Estos son símbolos simplemente y él no los puso como fuentes. El apunta hacia sí mismo, en donde los símbolos se cumplen. La religión apacigua, pero nunca satisface. Bébelo a él. ¿Cómo y donde hallamos agua para el alma? Jesús dio una respuesta cierto día de octubre en Jerusalén. La gente había llenado las calles para la representa-ción anual del milagro del agua que salió de la roca por medio de Moisés. En honor a sus ancestros nómadas, dormían en tiendas o tabernáculos. Como tributo a la corriente del desier-to, derramaban agua. Cada mañana un sacerdote llenaba un jarrón dorado con agua de los manan-tiales de Gihón y lo llevaba por un sendero rodeado de espectadores hasta el templo. Hacía esto una vez por día durante siete días. En el último, el gran día de la fiesta, el sacerdote daba siete vueltas alrededor del altar, empapándolo con siete vasi-jas llenas de agua. Y en ese día fue cuando Jesús con-vocó la atención del pueblo. En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y

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alzó la voz, diciendo: Si algu-no tiene sed, venga a mí y be-ba. El que cree en mí, como dice la Escri-tura, de su interior correrán ríos de agua viva…Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él>> Toda la gente sorprendida, se quedó mirando la interrupción, en ese día y momento, no era nada común, era casi interrumpir la gran fiesta. Observemos la secuencia: …puesto en pie (al alcance de la vista de todos) ¿Acaso lo habían visto hablar con tanta intensidad? …Alzó la voz… (Los rabinos enseña-ban sentados y calmos) los Evangelios usan el mismo verbo griego para des-cribir el volumen en la voz de Jesús. Cuando Pedro pidió auxilio en el mar tormentoso, el endemoniado grito misericordia. Y el hombre ciego dio voces al clamar por su vista.

No fue un simple murmullo. Dios hizo tronar el martillo del cielo. ¿Por qué? Porque Cristo demanda la atención de todos, incluyéndote. Exclamó por que le quedaba poco tiempo. Incluso el tuyo esta a distan-cia de la falta de un suspiro Porque la gente moría de sed. Dios no quedó callado. Nadie podrá decir que no lo escucho. Su amor es vehemencia en alta vos. Nos dirigió la palabra y es una palabra buena, bue-

nas noticias de salvación, un Evange-lio. Por lo que fue con voz en cuello. La justa interrupción de cualquier cosa con pretensiones de saciar in-cumplidas. Jesús lanzó a gritos su invita-ción: ¿Se están marchitando inte-riormente? Beban de mí. Solo necesita tu permiso. Como el agua, Jesús no entrará si no optas por ingerir y tragar. Hasta que te decidas beber el agua no te dará beneficios. Puedes meterte asta el cuello en medio de un río y sin embargo morir de sed. Amenos que bebas de Cristo, seguirás siempre sediento. Bébelo a El. Y bebe con frecuencia. Para tal fin, te ofrezco esta herramien-ta: Una oración para el corazón se-diento. Llévala como el ciclista lleva so bote-lla de agua. La oración incluye cuatro líquidos esenciales para la hidratación del alma: la obra de Dios por ti, la energía de Dios, su señorío y su amor. -Señor vengo sediento. Vengo a beber y recibir. Recibo tu obra en la cruz y en tu resurrección. Mis pecados son perdonados y mi muerte es derrotada. Recibo tu energía. Revestido de poder por tu Espíritu Santo, puedo hacer todas las cosas por medio de Cristo, que me fortalece. Acepto también tú Señorío. Yo pertenezco a ti. Nada viene a mí sin haber pasado primero por ti. Recibo asimismo tu amor eter-no. Nada puede separarme de tu amor.

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¿Acaso no necesitas sorber frecuente-mente de la represa de Dios? Yo sí. Reuniones angustiosas, días insulsos, recorridos extensos, viajes exigentes, decisiones que someten a prueba el carácter. Muchas veces al día voy al manantial subterráneo de Dios y a cambio de mi pecado y muerte recibo de nuevo su obra, la energía de su Espíritu, su señorío y su invariable amor.

Bebe conmigo de su pozo sin fondo. No tienes que vivir con un corazón deshidratado. Recibe la obra de Cristo en la cruz. La energía de su espíritu, Su señorío sobre tu vida, Su amor inextinguible e infalible. Bebe hasta lo profundo y bebe con frecuencia. Así fluirán de ti ríos de agua viva.

Pensamientos de Einstein

Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios. – 1 Pedro 3:18. Durante muchos meses la revista «Time» procuró determinar a quién elegiría como «la personalidad del siglo XX». Después de muchas y variadas propuestas, Einstein (1879-1955) quedó como el ilustre vencedor. Fue un investigador, reci-bió el premio Nobel de Física, fue un convicto sionista y un filósofo. Una eminente personalidad dijo de Einstein: «Él amplió la investigación de la humanidad acerca de un universo infinito, pero al mismo tiempo demostró que el ser humano es un ser finito». Einstein se colocaba él mismo en esta posición y hablaba de Dios con cierta humildad y temor. «Dios no juega a los dados con el universo que creó». Con estas palabras el físico se colocaba en una posición con-traria a la de algunos científicos que piensan que el universo se originó casual-mente del caos mediante un estallido inicial. Ese genio de las Ciencias incluso dijo: «Por medio de las matemáticas sé que ex-iste un Dios, pero con las matemáticas no puedo encontrar a Dios». No sabemos si este hombre halló la paz con Dios, pero una cosa sabemos: el gran Dios todopoderoso se acerca a aquel que se inclina humildemente ante él y cree en su Hijo Jesucristo, quien fue hecho hombre y vivió en esta tierra. Al morir en la cruz por los pecados de cada persona, el Salvador nos abrió el camino hacia Dios. La fe en Jesucristo es el único medio para acercarnos a Dios y obtener la salvación y la vida eterna.

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La noche en que los soldados re-beldes llegaron al internado, yo estaba durmiendo tan profunda-mente que no oí nada. Algunas de mis amigas me dijeron más tarde que fueron despertadas por ruidos en el exterior: voces, ar-mas que se amartillaban, chas-quidos de ramas rompiéndose. Pero no sonidos de botas. Esto era porque la mayoría de los 300 atacantes, que portaban fusiles AK-47, iban descalzos.

Eran muchachos de mi edad, 15 años, o menos.

Las piedras que se estrellaban con-tra las ventanas de nuestro dormitorio me despertaron bruscamente. Las ni-ñas corrían por la habitación, gritando. Antorchas encendidas lanzadas a través de las ventanas rotas ilumina-ron la escena. Salté de mi cama y co-mencé a clamar: «¡Jesús, ayúdame! ¡Jesús, ayúdame!».

¡Bam! ¡Bam! Alguien golpeaba la

puerta. Y luego una voz: «¡Abran o disparamos!».

Estábamos tan aterrorizadas que nadie intentó detener a la frenética chica que abrió la puerta. Un rebelde ingresó y la golpeó en la cara con el plano de un machete. Los niños soldados nos arrastraron de debajo de nuestras ca-mas. Nos ataron a las 139 juntas, de manera que no podíamos escapar. Entonces, se marcharon con nosotros hacia la oscuridad de la noche, con las ametralladoras pegadas a nuestras espaldas.

Nosotras sabíamos quiénes eran. Hacía tiempo que temíamos su llega-da. Ahora teníamos que elegir: Unir-nos a ellos, o morir.

Yo me crié en una choza hecha de tierra seca en el norte de Uganda. Mis tareas incluían ir a buscar agua y leña para cocinar los alimentos para nues-tra familia. Los domingos, caminába-mos tres millas para asistir a la Iglesia Anglicana. Yo cantaba en el coro y ayudaba a los necesitados. La vida en

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nuestro pueblo era plácida.

Yo era feliz asistiendo al St. Mary’s. No todas las niñas van a la escuela, porque sus familias no pue-den pagar la matrícula. Para mí, el colegio era un privilegio. Me sentía segura allí.

Un gran temor ensombrece la vida en Uganda. Joseph Kony, fundador del Ejército de Resistencia del Señor (LRA), ha devastado la región fronte-riza con Sudán, en sus planes de asu-mir el gobierno de Uganda. El nombre del LRA es una mentira. Kony dice que ellos actúan de conformidad con el poder de Dios, pero él mezcla el Islam, el Cristianismo y el espiritismo. Su obra es maligna. Los soldados del LRA, la mayoría niños de nueve años en adelante, saquean aldeas, roban suministros, matan y secuestran más niños. Desde 1986, el LRA ha secues-trado a unos 30.000 niños.

Siete meses después de mi ingreso al St. Mary’s, yo me convertí en uno de aquellos 30.000. Cuando nos re-unieron en el exterior, los rebeldes marcaron cruces con aceite en nuestra frente, en los hombros y en el pecho. Milagrosamente, 109 cautivas fueron liberadas, pero yo estaba entre las 30 que ellos forzaron a marchar. Todas íbamos llorando, aterradas y fatigadas. Las piedras agudas y las espinas her-ían mis pies descalzos. Durante un breve descanso, até hojas de plátano en mis pies como improvisados zapa-tos.

En los primeros días después de mi secuestro, yo oraba: «¡Señor, ayú-

dame a escapar!». Una chica realmen-te lo intentó, pero fue capturada. Los jefes nos obligaron a golpearla con palos hasta que murió. Si la golpeába-mos débilmente, ellos nos golpeaban a nosotras. Esto ocurrió muchas veces mientras los combatientes nos trasla-daban hacia su base en Sudán, roban-do más niños a lo largo de la ruta.

Después de cuatro días de camino hacia el norte, llegamos al Sudán. Como parte de nuestro ‘entrenamiento’, nos obligaron a cada uno de nosotros a matar un niño. Ellos me dieron como quinta esposa de un líder rebelde, de edad suficiente para ser mi abuelo. Nos hicieron saquear aldeas por alimentos y agua, pero nun-ca nos daban de comer. Nosotros re-buscábamos ratas, raíces, hojas y fru-tos silvestres. Comíamos basura.

Sólo meses antes, mi vida estaba centrada en los estudios, con mis ami-gas, en una escuela maravillosa. Yo iba a la iglesia. Podía ver a mi familia cuando quisiera. Ahora me preguntaba por qué Dios permitiría esto. Me re-sultaba difícil orar. Cuando oraba aho-ra, ya no pedía para escapar. Quería morir. Rogaba: «Señor, si esta es mi hora, por favor, llévame. Pero déjame ver a mis padres, sólo una vez, antes de morir».

Como no moría, intenté tres veces suicidarme. Cada vez, Dios envió a alguien a detener mi fusil justo a tiem-po. Sé que él me mantuvo con vida. De hecho, en medio de ese infierno, yo podía sentir a Dios de alguna ma-nera. Él estaba allí conmigo.

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Finalmente, el ejército de Uganda atacó nuestro campo de entrenamiento en Sudán. La batalla fue larga y horri-ble. Muchos murieron a mi alrededor. Demasiado débil para luchar, me senté detrás de un árbol caído mientras sil-baban las balas. Yo no participé. Ya no me importaba si el comandante me disparaba por no combatir. Estaba demasiado cansada y hambrienta. Los jefes y los niños huyeron, dejándome atrás. Sólo quedaron los cadáveres y yo. Esta era mi oportunidad de esca-par. Pero, ¿podría yo caminar dos semanas de regreso a Uganda?

Empecé a avanzar, guiándome por el sol, hacia mi país. No vi a nadie durante tres días. Luego, me encontré con otros fugitivos que había conoci-do en el campamento. Convencí a ocho para que fuesen conmigo. Ellos me llamaban «Mami». Pasamos a través de aldeas destruidas por el LRA y cruzamos un peligroso río. Días más tarde, unos aldeanos bondadosos nos tomaron y nos ayudaron. Pronto fui reunida con mi familia. Dios había guardado mi vida. Me dio la fuerza que necesitaba. Yo iba a vivir.

Sin embargo, la vida no era perfec-ta. Al igual que todos los niños solda-dos, yo estaba profundamente marca-da emocionalmente. Necesitaba hablar con alguien acerca de lo que había experimentado, pero no encontraba ayuda. Volví al St. Mary’s, y empecé a trabajar con mi dolor emocional. Dios me mostró que tenía que perdo-nar para vivir de nuevo en paz. Y lo intenté.

Permanecí en el internado sólo por un corto tiempo antes de que los re-beldes se acercaran de nuevo a Aboke. Me trasladé a otra escuela más lejos del peligro. Allí, traté en vano de mantener mi pasado en secreto. Todos en Uganda saben que el LRA fuerza a los niños a unirse a su alzamiento; pero aun así, la gente equivocadamen-te piensa en ti como un asesino y un ladrón. Mis compañeros se burlaban de mí, llamándome «la esposa de Ko-ny».

Por la gracia de Dios, terminé la escuela secundaria. Pasé mis días de voluntariado en un centro de rehabili-tación para niños ex soldados. Me gustaba ayudar a los niños enseñándo-les a perdonar a aquellos que abusaron de ellos de manera tan horrible. Fui ayudada tanto como ellos.

Nunca podré saber por qué Dios permitió lo sucedido. Pero sin su pro-tección, yo estaría muerta ahora. De las 30 niñas del St. Mary’s, cinco mu-rieron, dos siguen en cautiverio, y muchas regresaron con hijos, con SI-DA, o con ambas cosas. Creo que Dios me guardó por una razón – Hay un trabajo que él tiene para mí.

Sé que Dios puede usar mi dolor. No entiendo por qué él permite que sucedan estas cosas horribles; pero aun así, confío en él. A diario, pido a Dios que utilice mi oscuro pasado para ayudar a mi pueblo que sufre. Yo entiendo lo que estos niños soldados han vivido. Eso me hace más fácil poder ayudarles.

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En cierto modo, es por eso que Jesús vino como un ser humano. Él experimentó el dolor y el sufrimiento. Él conoce todo lo que nosotros vivi-mos.

Él camina con nosotros a través de las más horribles circunstancias en la tierra. Él no nos desampara. Él no me abandonó.

Cuando éramos niños, en ocasiones,

mi padre solía recitar con nosotros

el Salmo 121 cada vez que salíamos

fuera de nuestra casa.

Mientras lo recitaba, venía a mi mente la estampa vívida del lugar montañoso donde vivía. Desde el balcón de mi casa, podía ver los montes adyacentes, con algunas casas y calles. Pero mi vista sólo alcanzaba ver la parte inter-ior de esos montes, no podía ver lo que pasaba al otro lado del monte, o si alguna persona o vehículo se aproxi-maba, hasta que llegaban al lado don-de sí podía ver. Así como el salmista dice: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?”, mu-chas veces, hay montes que se levan-tan en nuestra vida, que nos impiden ver lo que pueda estar pasando al otro

lado o lo que pueda estarse acercando. Es como si estuviéramos en medio de ese valle de desolación y sólo a nues-tro alrededor hay montañas que nos impiden salir de él o ver si viene la ayuda de camino. En ocasiones, los montes pueden ser mucho más altos a nuestra vista, y sólo estamos mirando a ver por dónde puede estar la salida. Estamos esperando ver esa luz a la distancia que nos indique el camino a seguir. Por eso, tendemos a mirar hacia arriba y decir entre sí: “¿Cómo podré salir de esta situa-ción?”,“¿Quién podrá ayudarme a salir de esto?”, “¿De dónde vendrá mi socorro?”. Sin embargo, es en esa posición de impotencia, abandono o descontrol que alzamos nuestros ojos al cielo.

Actualmente, Grace Akallo asiste a la Universidad en Massachusetts, USA. Estudia comunicaciones y colabora en la rehabilitación de niños ex soldados.

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Nuestra posición nos obliga a tener que alzar nuestra mirada y exclamar: “Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra” (v. 2). Hay alguien mucho más grande que yo, más grande y más alto que el mon-te que se levanta en mi vida, y tiene que estar arriba en los cielos. Tiene que ser el Dios creador de los cielos y la tierra, quien habita en las alturas y mira desde los cielos a la tierra y acu-de al socorro de su criatura (ver Sal. 14:2; 33:13; 53:2; 85:11; 102:19). Él es siempre nuestro oportuno soco-rro, nuestro pronto auxilio en las tri-bulaciones (ver Heb. 4:16; Sal. 46:1). Así como vemos la tierra, plana y redonda, desde la cámara potente de alguna nave espacial (como cuando vemos algún documental por la televi-sión), así mismo ve Dios la tierra des-de las alturas. ¡Las montañas no se ven como montañas! Desde arriba no se puede apreciar cuán alta es la mon-taña. Así que a Dios no le impresiona nada de eso. ¡Él se enfoca en ti y sola-mente en ti! Por eso es que no tenemos por qué

estar atemorizados. Nuestro Dios es

alto y sublime, pero también está

accesible a nosotros.

Él ha dicho: «Yo habito en la altura y la santidad, pero habito también con el quebrantado y humilde de espíritu, para reavivar el espíritu de los humil-des y para vivificar el corazón de los quebrantados. Porque no contenderé para siempre, ni por siempre estaré

enojado, pues decaerían ante mí el espíritu y las almas que yo he crea-do...Produciré fruto de labios: Paz, paz para el que está lejos y para el que está cerca», dice Jehová. «Yo lo sa-naré» (Is. 57:15-16, 19). Dios tiene cuidado de sus criaturas, de sus hijos. Sólo espera que le abramos el co-razón.

La única manera en que Dios puede habitar dentro de nosotros es pidién-dole a Él que venga y haga morada en nosotros; y Él lo hace por medio de su Espíritu. Nuestro espíritu está an-helando conectarse con Él para ser reavivado; nuestro corazón, nuestra mente y nuestros pensamientos tam-bién anhelan ser vivificados. Sólo así se podrá producir en nosotros la paz, el descanso y la confianza que necesi-tamos tener cuando las situaciones difíciles nos rodean como montes a nuestro alrededor.

Anímate a levantar tu rostro, a en-

focar tu mirada en Aquel que es tu

socorro.

Cuando te enfocas en los cielos, lo demás a tu alrededor se vuelve insig-nificante. Confía de todo corazón en Dios, quien te creó y te conoce, aun desde antes que existieras en este mundo. Él está ahí para sostenerte, para ayudarte y para darse a conocer tal como Él es: el Dios de paz, el Dios que provee, el Dios que sana y el Dios que te bendice.

Lydia C. Morales

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IGLESIA PENTECOSTAL

DE LULEÅ

Le invitamos a nuestras Le invitamos a nuestras Le invitamos a nuestras Le invitamos a nuestras

reuniones semanales cada reuniones semanales cada reuniones semanales cada reuniones semanales cada

domingo a las 11:00 horas.domingo a las 11:00 horas.domingo a las 11:00 horas.domingo a las 11:00 horas.

En el centro de Luleå, En el centro de Luleå, En el centro de Luleå, En el centro de Luleå,

calle Storgatan nr. 32calle Storgatan nr. 32calle Storgatan nr. 32calle Storgatan nr. 32

Esta cordialmente invitado.Esta cordialmente invitado.Esta cordialmente invitado.Esta cordialmente invitado.

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NOTA: También oraremos por usted en el culto de los dias domingos, su privacidad es respetada, NOTA: También oraremos por usted en el culto de los dias domingos, su privacidad es respetada, NOTA: También oraremos por usted en el culto de los dias domingos, su privacidad es respetada, NOTA: También oraremos por usted en el culto de los dias domingos, su privacidad es respetada,

y su nombre no será mencionado si usted no lo desea.y su nombre no será mencionado si usted no lo desea.y su nombre no será mencionado si usted no lo desea.y su nombre no será mencionado si usted no lo desea.

Las noticias dicen que el mundo está en crisis, guerras, tormentas, hambrunas, pestes, efecto invernadero...etc.etc.etc. Leemos cada día en las noticias las terribles cosas que suceden en muchas regiones...

Nuevo testamento, Mateo 11:28

”Vengan a mi todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas y yo los

haré descansar”

Pero hay otra crisis que las noticias no mencionan...la crisis que cada persona lleva en su interior; triztesa, abatimiento, soledad… Una crisis tan real como la del mundo, pero para esta crisis personal Cristo tiene la respuesta…

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En Filipenses 3:13, el apóstol Pablo dice que una de las cosas que se es-forzó por hacer fue “olvidar lo que queda atrás”. Pienso que Pablo trató de arreglar errores que había cometido antes y descubrió lo complicado e imposible que era. Sólo hay una cosa que podemos hacer con el pasado y es ¡dárselo a Dios!

Cuando permitimos que Dios tome control de nuestros desórdenes y los torne en milagros, el Padre tiene la habilidad de usar los errores que co-metemos para nuestro bien, si sólo confiamos en Él.

Isaías 61:3 dice que nos “dará gloria en lugar de ceniza”, pero encuentro que muchas personas se aferran a sus

cenizas, las cenizas del pasado, aque-llas que les recuerdan sus defectos y fracasos. Por tanto, quiero animarlo a tomar la decisión de dejar sus cenizas. Cada día es un nuevo día repleto de tremendas posibilidades, nueva vida, nuevas esperanzas, nuevos sueños.

¿Necesita una segunda oportunidad? Pídale a Dios una segunda, tercera, cuarta o quinta, la que sea que necesi-te. Dios está lleno de misericordia y resignación. Su bondad nunca falla ni tiene fin. Si llevamos la cuenta de todos nuestros defectos y fracasos, nos sentiremos oprimidos.

Jesús vino a quitar las cargas, pero tenemos que estar dispuestos a dejar-las ir y creer que Él es más grande que nuestros errores.

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No creo que Dios es tan difícil de complacer como a veces pensamos. Después de todo, no lo sorprendemos. Él sabía todo de nosotros antes de invitarnos a tener una relación con Él.

Si siente que su vida es complicada, entonces quizás es que es muy exigen-te consigo mismo. Dese una oportuni-dad. Dios ve su corazón y siempre está dispuesto a trabajar con cualquie-ra que se rehúsa a darse por vencido.

Es importante dejar de pensar en el pasado para poder ver el plan de Dios para hoy. La Biblia está llena de histo-rias sobre personas que han experi-mentado nuevos comienzos. Recibir a Jesús como nuestro Salvador es el máximo nuevo comienzo. Somos nue-vas criaturas con una oportunidad para aprender una nueva manera de vivir.

Efesios 4:23 dice que los cristianos deben renovar constantemente su mente y actitudes. Si alguna vez pensó o mostró una actitud pensando que era muy tarde para tener una buena vida, buenas relaciones, o esperanza para el futuro, entonces necesita renovar su mente rápidamente.

Escoja pensar de acuerdo a la Palabra de Dios y no como se siente. Nadie es un fracaso a menos que opte por dejar de tratar. La vida se torna más dulce y fácil si vivimos con la actitud que dice: “Haré lo mejor que puedo hoy y

confiaré en que Dios hará el resto. Mañana comenzaré de nuevo y nunca me daré por vencido”.

Puede simplificar su vida al aprender a desarrollar confianza. Muchas veces, no nos permitimos confiar. No confia-mos en nuestros esposos, en nuestros hijos y, si somos sinceros, muchas veces no confiamos que Dios hará lo que ha dicho.

Quizás necesita mirar hacia arriba y a su alrededor, en lugar de hacia atrás y hacia abajo. Levante la mirada y vea el increíble futuro que desata esperan-za para usted en Dios.

No pase su vida lamentándose por lo que ha perdido y lo que ya se ha ido; haga un inventario de lo que le queda y siga hacia delante. La persona que confía en Dios sabe que aunque las cosas no salgan de la manera que es-peraba, Dios tienen un mejor plan si confía en Él (lea Salmo 37:5).

Confiar en Dios trae descanso sobre-natural a nuestras almas, lo que nos permite vivir simple y libremente, de la manera que Él quiere que vivamos. La confianza crece mientras damos pasos de fe y experimentamos la fide-lidad de Dios. Deje ir lo que quedó atrás, ¡entre a una nueva etapa de con-fianza en Dios!

Joyce Meyer

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Uno de los papeles más importantes que desempeñamos los hombres en la vida es el papel de PADRE. Desgraciadamente muchas veces, éste es uno de los que me-nos improtancia recibe. Tenemos la ten-dencia de pensar que todo lo referente a los hijos es responsabilidad de la mujer, mientras que los negocios y el dinero son la nuestra. Estamos totalmente equivoca-dos. Dios toma muy en serio el papel de padre. Al examinar las historias de Abra-ham y Elí, vemos que Dios pone la res-ponsabilidad de la crianza de los hijos directamente sobre los hombros del padre. Hablando de Abraham, Dios declaró: "Porque yo sé que mandará a sus hijos a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él". Génesis 18:19. La bendición sobre Abraham estaba ligada directamente con su desarrollo como padre y la manera en que sembraba respeto y temor de Dios en la vida de sus hijos. Des-afortunadamente, en la historia del profeta Elí, no se pudo dar esa misma bendición. Acerca de él, Dios dijo: "He aquí haré yo una cosa en Israel, que a quien oyere, le retiñirán ambos oídos. Aquel día yo cumpliré contra Elí todas las cosas que he dicho sobre su casa, desde el principio hasta el fin. Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniqui-dad que él sabe; porque sus hijos han blas-femado a Dios y él no los ha estorbado. Por tanto, yo he jurado a la casa de Elí que la iniquidad de la casa de Elí no será ex-piada jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas". I Samuel 3:11-140 ¡Qué juicio tan fuerte! ¡Y todo porque Elí no tomó en serio su papel de padre! El pecado de sus hijos fue blasfemar contra

Dios; el de Elí fue no hacer nada. Tal vez pensó que corregirlos era responsabilidad de su esposa o simplemente no le importó. Quizá estaba demasiado ocupado para tomar cartas en el asunto. En realidad no sabemos cual fue la excusa que tuvo Elí, lo que sí sabemos es el juicio que Dios decretó sobre él; un juicio que nunca sería quitado de su familia, por mucha oración, ayuno o sacrificios que se ofrecieran. No podemos darnos el lujo de negarnos a nuestra responsabilidad de padres y luego trtar de arreglar las cosas con Dios siendo piadosos. El demanda de nosotros cumplir con nuestra responsabilidad de padres. Antes de declarar el juicio sobre Elí, Dios dijo que el que oyere este juicio le reteñir-ían ambos oídos. Como hombres, tenemos que dejar que estas palabras retiñan en nuestros oídos. ¡Pongamos atención! La bendición o maldición de Dios sobre la vida de nuestros hijos depende de nuestro papel como padres. Que haya en nosotros la misma pasión por ser padres que la que tenemos por los negocios y los deportes, conscientes de que nuestra conducta no solamente afecta a nuestros hijos inmedia-tos, sino hasta la tercera y cuarta genera-ción después de ellos, (Exodo 34:7). Que nuestra herencia sea de bendición y no de maldición. Miles de niños viven con un hombre en la casa a quien llaman papá, que se limita a proveer techo y comida. Dios demanda de nosotros mucho más. Nuestras familias nos necesitan. No hay ninguna otra perso-na sobre la faz de la tierra que pueda hacer un mejor papel con tus hijos como tú. Si has fallado como padre, pídele perdón a Dios y a tu familia y toma los pasos co-rrectivos que sean necesarios. Determina desde hoy ser un buen padre para tus hijos. -Chris Richards

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Como chofér que soy puedo ver en el camino muchos vehículos que vienen y que van, vehículos que adelantan el bus que manejo y otros que se limitan a seguir el bus. Pero ¿a dónde van todos esos autos? La verdad que no tengo idea, pero una cosa si sé y es hacia donde yo me dirijo. De la misma manera, aquellos que miran el bus, se dan cuenta del destino que llevo, ya que en la parte delantera y a los lados del bus, en un cartel electrónico, se encuentra escrito el destino, y todos aquellos que quieren llegar al mismo destino, es cosa de mirar y leer el car-tel electrónico y obviamente, subirse al bus. Todo esto me hace pensar en toda aquellas personas que busca algo y para eso se dirige en diferentes direc-ciones. Personas que desean un mejor futuro y para eso se dirigen en busca de mejores trabajos, aquellos que bus-

can felicidad y se dirigen en busca de una pareja, de hijos o cosas materia-les. Mientras que hay otros que buscan satisfacer otro tipo de necesidades espirituales, pero no saben como ha-cerlo, y para eso se van en busca de placeres, dinero, drogas, sexo, licor, viajes o cualquier cosa que ellos pien-sen pueda ser la respuesta a sus nece-sidades. Se sabe que en el corazón del hombre hay un vacío, y que ese vacío tiene una forma muy especial y que difícil-mente podrá ser llenado con otra cosa que no sea aquello que pasa correcta-mente. Y cuando miramos el resultado de la búsqueda, nos damos cuenta de que ese vacío sigue sin ser llenado, por la razón que ya decíamos, tiene una for-ma especial.

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Entonces la gente va y viene busca y busca. Pero, ¿dónde buscar, qué buscar o a quién buscar o dónde ir? Lo primero sería saber cuál es la for-ma que ese vacío tiene, ya que eso nos dará la respuesta para saber lo que debemos buscar. Bueno ese vacío, tiene la forma de Dios. Ahora te pre-guntarás como es que estamos seguros de esto. Al pasar de los años y ver a tanta gen-te de allá para acá y que ha buscado y buscado por diferentes caminos, nos hemos dado cuenta que su búsqueda cesó en el momento que tuvieron un encuentro con Dios. No se trata de ser religioso, sino que se trata de tener un encuentro y una relación personal con el creador a través de su hijo Jesús. Dios nos ha mostrado el camino a seguir para que no andemos perdidos. Juan 14:6 Jesús le dijo: Yo

soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.

Entonces por qué buscar en otras par-tes lo que Dios en su amor ya nos ha

dejado a nuestro alcance para llenar ese vacío? Qué debo de hacer enton-ces? Jua 1:12 Pero a todos los que

Lo recibieron, les dio el de-recho (el poder) de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en Su nombre

Rom 10:9 que si confiesas con

tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios Lo resucitó de entre los muertos, serás salvo.

Ese vacío tiene la forma de Dios

y sólo Dios lo puede llenar. Entonces por qué esperar o buscar en otros lugares?

Dios nos ha dado todo lo nece-sario para poder hacer esto, ahora sólo queda que tu tomes la decisión, que des el paso para para alcanzar todo lo que Dios ha pensado darte.

David Alfaro

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da.

No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Nuevo Testameto Juan 14:27

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En la década de los 80 se podía ver por televisión un programa llamado "Highway to Heaven" que en América latina fue llamado "Camino al cielo" El programa produ-cido en los estudios de NBC en los Esta-dos Unidos fue pen-sado en un comien-zo para transmitirlo solo una temporada ya que los ejecuti-vos no creían en que tuviese gran aceptación por el público, pero la realidad fue distin-ta; la serie tuvo un gran éxito en todo el mundo, y fue mantenida al aire por 5 temporadas con un total de 111 capítulos. "Camino al cielo" relata situaciones en las que gente común y corriente recibe la visita de un ángel, enviado por Dios a ayudarles. E l ” á n g e l ” " J o n a t h a n Smith" (interpretado por el actor esta-dounidense Michael Landon) debía

ayudar a las personas en sus diferentes problemas. Este programa de televisión que mas de uno recordara me hace pensar en la

humanidad y el deseo que todos tenemos de recibir un toque de Dios, una ayuda en nuestras aflicciones y problemas diarios. Tal vez el éxito de este programa se deba a que todos de una u otra for-ma ansiamos recibir ayuda de Dios, y quisi-éramos ser los protago-nistas de una aventura como las que se relata-

ban en este programa. El ángel de la serie iba por muchos lugares ayudando a la gente. Pero este programa de televisión por muy real y hermoso que parecía era sólo un programa de televisión produ-cido por personas iguales a usted y a mi. El gran éxito de este programa me hace pensar en que todos en lo mas profundo de nuestros ser tenemos un

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deseo y un vació que sólo Dios puede llenar, tal vez por eso la gente veía este programa que tanto éxito tuvo. Esa soledad interior que no se la con-fesamos a nadie solamente Jesús la puede llenar. Ocurre muchas veces que cuando las cosas no andan bien sentimos mas que nunca ese deseo de una ayuda del cie-lo. Usted mi querido lector aunque no se lo diga a nadie en lo mas profundo sabe que le falta algo para ser feliz. Esa felicidad y paz que el mundo no le puede entregar, Dios se la da gratis. La Biblia nos muestra que hay un Dios real que si esta interesado en usted y su vida. Un Dios que no escatimó esfuerzos para ayudar a toda la humanidad en general y a usted en particular. El Dios de la Biblia es un Dios real que si desea ayudarle a usted ahí don-de usted se encuentra. Este Dios entrego a su propio hijo Jesucristo para que él pagara el precio de nuestros pecados y pudiéramos tener acceso a Dios. Leemos en Juan capitulo 3 verso 16 lo siguiente: “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.” Cuando Jesús estuvo en la tierra andu-vo haciendo el bien y ayudando a los

necesitados. A través de los evangelios podemos ver como Jesús anduvo haciendo el bien y como todos los que se decidie-ron a seguirlo fueron bendecidos. Usted que ahora esta leyendo este articulo al igual que yo necesita a Dios en su vida. Jesús quiere y puede ayudarle ahí don-de usted se encuentra, leemos en Juan capitulo 3 verso 17 “ Porque no envió Dios a su hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” Dios quiere salvarlo y ayudarlo, en usted esta la decisión de aceptar la ayuda de Dios o no aceptarla, Dios no lo obliga pero si le ofrece ayuda ahora mismo. ¿Quiere aceptar la ayuda de Jesús?

Sólo tiene que hablar de corazón con Dios y en sus propias palabras decirle que necesita la ayuda de Él y aceptar a Jesús como su señor y salvador. En la página 23 de esta revista usted pude leer lo que Dios le pide y lo que Dios le ofrece. Acepte el regalo de Dios y su ayuda, Dios no lo va ha decepcionar. Marco Valdivia

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Ser madre, es uno de los privilegios más grandes que Dios nos ha dado a las mujeres, pero requiere de mucho amor, dedicación, entrega, y estar conscientes de que es para siempre. Se ofrecen algunos consejos que pueden ser útiles si se está sufriendo algún tipo de tristeza debido a una situación inesperada. Un día de estos conversábamos en nuestra oficina sobre un tema intere-sante (¡por supuesto!): las madres. Discutíamos sobre si una mujer deja de ser madre si su bebé muere en el vientre. El tema se volvió un poco candente porque el grupo inmediata-mente se dividió en dos. Unos opina-ban que sí, que dejaba de ser madre porque ya no había hijo. Otros opiná-bamos que, por el simple hecho de haber tenido en su vientre un ser vivo por algún tiempo, esta mujer, aunque no volviese a tener otro hijo, sería madre para siempre.

Discutimos y discutimos este punto y, al igual que muchos otros temas que surgen en nuestra hora de almuerzo, no fue resuelto en su totalidad. Los que pensaban que ya no era madre al perder a su hijo nos concedieron el beneficio de la duda a quienes pensa-mos que estas mujeres serán madres por siempre. Es sobre el grandioso milagro de ser madres que dedicamos buena parte de esta edición. Queremos enfocarnos en algunos temas específi-cos con el propósito de acompañarlas en esta enorme responsabilidad. Ser madre, es uno de los privilegios más grandes que Dios nos ha dado a las mujeres, pero requiere de mucho amor, dedicación, entrega, y estar conscientes de que es para siempre. Cuando los hijos son bebés, comenza-mos a soñar con el día en que serán

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hombres y mujeres responsables, lis-tos para enfrentarse a la vida. Cuando ya los vemos universitarios, con una carrera, el deseo más común es que pronto formen su propio nido de acuerdo a la voluntad de Dios. Sin embargo lo que no sabemos hasta ese momento es que la tarea continúa, para unas madres con mayor respon-sabilidad que para otras, pues a esa altura ya hay relaciones complejas en la vida del que un día fue nuestro bebé. Aunque no la mayoría, muchas ma-dres se enfrentan a casos difíciles co-mo hijos drogadictos o alcohólicos que maltratan a sus esposas e hijos, o incluso a ellas mismas; hijos que en-frentan una desviación sexual, o un bebé con una discapacidad física o intelectual. En estos casos en especial, pero aun en las situaciones normales, la madre tradicionalmente deja de ser ella misma, olvida sus anhelos, sus sueños y sus deseos de realización personal. Permítanme compartir con ustedes algunos consejos que tal vez les sean útiles si están sufriendo algún tipo de tristeza debido a una situación inespe-rada. Deje atrás la tradición de la madre-abuela esclava. Educó a sus hijos con abnegación y ahora debe educar a los nietos, quitando la responsabilidad que les corresponde a los hijos como una herencia de nuestro Dios para ellos. Dios nos da hijos en la edad adecuada.

Ponga a sus hijos en las manos de Dios. Si no los ha puesto en sus ma-nos, por favor hágalo. Sólo Él tiene el poder de hacer un cambio milagroso en ellos. No sufra más de lo debido; mal o bien, usted ya los formó. Haga una entrega formal de sus hijos a su Padre Celestial y recuerde que Él no tiene nietos. Trate en lo posible de vivir una vida sana, en la que pueda servir con amor a los hijos, pero trabaje también por sus satisfacciones personales. Estudie alguna carrera, lea, sea más sociable, logre cosas que siempre quiso y no pudo. ¡Este es su momento! No sea una madre posesiva. Aunque hemos dicho que somos madres para siempre, esto no significa que los hijos son nuestra posesión. Ellos le pertenecen a Dios. Usted ya tuvo su tiempo para formarlos y disfrutarlos... ahora ¡suéltelos! No descuide su persona por ser ya madre. Arréglese en la medida de sus posibilidades, póngase linda para us-ted misma y deje que su esposo vea la mujer hermosa que usted siempre ha sido! Para concluir, ser madre es una emo-ción muy grande e indescriptible que Dios en su sabiduría nos dio a sus vasos más frágiles, porque somos sen-sibles, tiernas, cariñosas, amorosas, comprensivas y mucho más. Disfrute-mos este privilegio de la manera más sabia, para que realmente sea lo que Él ha querido que sea: «una gran ben-dición». ¡FELICIDADES MAMÁ! Por Nidia Chaves

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Zacarías 7:12 Y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las

palabras que el Dios de los ejércitos enviaba por su espíritu...

El diamante es la sustancia mas dura del mundo que se conoce. Este puede rayar fácilmente un vidrio plano, o sacar chispas contra un metal. Para tallarlo, y darle forma, se utiliza "otro diamante", ya que es tan duro, que se hace difícil, utilizar metales u otro material para producirle un desgaste. Podría decirse que el diaman-te, es mecánicamente, un material casi inmutable... no se desgasta, no se oxida, siempre queda igual. Por eso la Biblia compara al corazón del hombre endurecido por el pecado, con un diamante. Muchos han tomado la decisión de poner, su co-razón como "diamante", y se han dicho a sí mismo: -A mi nada me va a cambiar, ni afectar, siempre pensaré igual... -No me vengan a hablar de Dios...! Soy lo

suficientemente resistente, y fuerte, para no depender de nadie. ! Es decir, desar-rollan una "dureza interior" que se enfoca al rechazo de cualquier cosa que tenga que ver con Dios, y con Su Palabra. No es que tenían ya un corazón de "diamante"... sino que la Biblia dice que: "pusieron su corazón como diamante". Es el caso de un alma que ya estaba endurecida, pero que ahora, por medio de una decisión consciente, se rebela abiertamente contra Dios. Dios sigue enviando a esta humanidad, cada día, el mensaje de salvación en Jesucristo. Nos dice la Bib-lia que el corazón de Cristo en la cruz fue como "cera", que se derretía, dentro de él... Salmos 22:14 Mi corazón fue como cera, Desliéndose en medio de mis en-

trañas... El corazón del Salvador, se funde cual blanda cera, por amor y compa-sión de ti. Estimado lector: Dios testifica que su corazón es blando para contigo. Su corazón como cera fue fundido en la cruz del calvario. El vino a buscar a los "endurecidos de corazón", aquel corazón que cual diamante, brilla orgullosamente, pero que en sí mismo solo es un trozo de cristal frío y sin vida.

¿Querrás entregar en el día de hoy tu duro corazón... ?El diamante es una piedra preciosa... pero tener un corazón de dicho material, no sirve para la vida.

Es necesario un corazón, que tenga latidos, que esté vivo. !Es necesario un alma perdonada por Dios, lavada por la sangre de Cristo, para tener vida interior...

Un corazón vivo... o un corazón duro y muerto. ¿Con cual te quedarás? ?

Ezequiel 36:26 y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré co-

razón de carne.

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1 Dios le ama.

“porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigéni-to para que todo aquel que en el cree no se pierda, mas tenga vida eterna.”

(Juan 3:16)

2 El hombre está sepa-

rado de Dios. “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”

(Romanos 3:23) El hombre fué hecho para tener comu-nión con Dios, pero debido a su terca voluntad egoista, escogió su propio

camino y su relación con Dios se inte-rrumpió. Esta voluntad egísta caracte-rizada por una actitud de rebelión acti-va o indiferencia pasiva es evidencia

de lo que la Biblia llama pecado 3

Cristo pagó el precio de nuestros pecados. El murió en nuestro lugar:

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros en que siendo aún pecadores

Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8) Jesús resucitó:

“Cristo murió por nuestros peca-dos...fué sepultado, y resucitó al

tercer día, conforme a las escrituras...” 4

Por lo tanto debemos reci-bir a Jesús como nuestro

Señor y Salvador.

Debemos individualmente recibir a Jesucristo como Señor para poder

conocer y experimentar el amor y el plan de Dios en nuestras vidas.

“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dió

potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12)

5 Usted puede recibir a Jesús ahora mismo mediante una

oración:

Dios le conoce y tiene interés en su corazón al hacer una oración (Orar es hablar con Dios)

La siguiente oración se sugiere como guía:

Señor, gracias porque me amas y en-tiendo que te necesito. Te abro la

puerta de mi corazón y te recibo como mi Señor y Salvador. Ocupa el trono de mi vida, y hazme la persona que tu quieres que sea. Gracias por perdonar mis pecados. Gracias por haber entra-do a mi vida y por escuchar mi ora-

ción.

¿Ha hecho esta oración y aceptado el regalo de la vida eterna? Escríbanos y le enviaremos información totalmente gratis sobre esta nueva vida que ha co-menzado, escríbanos a: Pingstkyrkan c/o Caminando. Storgatan 32 97232 Luleå Por internet a: [email protected]

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Jehová te bendiga, Jehová te bendiga, Jehová te bendiga, Jehová te bendiga, y te guarde;y te guarde;y te guarde;y te guarde; Jehová haga resplandecer Jehová haga resplandecer Jehová haga resplandecer Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti,su rostro sobre ti,su rostro sobre ti,su rostro sobre ti, y te guarde.y te guarde.y te guarde.y te guarde. Jehová haga resplandecer Jehová haga resplandecer Jehová haga resplandecer Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, su rostro sobre ti, su rostro sobre ti, su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;y tenga de ti misericordia;y tenga de ti misericordia;y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su Jehová alce sobre ti su Jehová alce sobre ti su Jehová alce sobre ti su rostro y ponga sobre ti paz.rostro y ponga sobre ti paz.rostro y ponga sobre ti paz.rostro y ponga sobre ti paz.