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AÑO XIII AÑO XIII—NÚMERO XIV NÚMERO XIV X Aniversario X Aniversario de la Restauración de la de la Restauración de la Colegiata del Santísimo Sacramento Colegiata del Santísimo Sacramento

Cañada Real XIV

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Revista Cultural de la Villa de Torrijos y su Comarca

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Page 1: Cañada Real XIV

AÑO XIIIAÑO XIII——NÚMERO XIVNÚMERO XIV

X AniversarioX Aniversario de la Restauración de lade la Restauración de la

Colegiata del Santísimo SacramentoColegiata del Santísimo Sacramento

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Peana de los Ángeles, obra atribuida a Giraldo de Merlo

Proceso de Restauración

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EXCELENTÍSIMO AYUNTAMIENTO DE TORRIJOS

PARROQUIA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

ACADEMIA DANIEL´S

ADMINISTRACIÓN DE LOTERÍA Nº 2, “LA COLEGIATA

AGROTORRIJOS

AUTOS MARTÍN ANDINO

EMBUTIDOS Y JAMONES ESPAÑA

ESCOBAR GÓMEZ—VIAJES ESGOTUR

FARMACIA ALMOGUERA MONTERO

GESTORÍA LUIS ACEVEDO FUENTES

HOTEL “LA SALVE”

LAGOMAR ARTES GRÁFICAS

LUIS MIGUEL DE CELIS

MODA INFANTIL “JOSE-LOLY”

MULTIÓPTICAS HERMINIO RUBIO

NATIVIDAD RICO—ACADEMIA PALACIO

NEUMÁTICOS “SANTACRUZ”

PIZZERÍA “MARDEL”

RAFAEL LONGOBARDO SERRANO

Nuestro más sincero agradecimiento a los colaboradores en la publicación de esta revista y la restauración de la “Peana de los Ángeles”, obra atribuida a Giraldo de Merlo.

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Agradecimientos

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Agradecimientos ……………………………..…..………….……… 1 Sumario ……………………..…………………….……...…….…….. 2 Editorial ………………..………………………….………...….…….. 3 La Restauración de la Colegiata del Santísimo Sacramento de Torrijos …………………………………...……..………………… 4 Una aventura periodística comarcal en 1911 ………...….… 22 Paradojas ……………………………………………………………. 24 La Década Prodigiosa ……………………………….………...…. 26 La Frontera de Dios. Maqueda como plató cinematográfico ……………….……… 30 La evolución económica de las trece capellanías de doña Teresa Enríquez en la Iglesia del Santísimo Sacramento de Torrijos entre los siglos XVI y XVII ……………………...…… 32 Benigno Alonso. Escritor y poeta fuensalidano y torrijeño del siglo XX …... 38 Los retablos colaterales de la Colegiata del Santísimo Sacramento de Torrijos ……..…………………………………… 42

Sumario

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amigo.delacolegiatatorrijos

@AmigosColegiata

In Memoriam

Alcalde del Excmo. Ayuntamiento de Torrijos (1983-1999) Presidente de la Excma. Diputación Provincial (1995-2003) Subdelegado del Gobierno de Castilla-La Mancha (2003)

Socio de Honor de la Asociación “Amigos de la Colegiata de Torrijos”

Miguel Ángel Ruiz-Ayúcar Alonso

Si quieres contactar con nosotros:

[email protected]

También nos puedes seguir en:

amigosdelacolegiata.blogspot.com.es

AmigosColegiata

Revista Cañada Real Nº XIV

Dirección y Consejo de Redacción

Asociación “Amigos de la Colegiata”

Colaboración Justiniano de la Peña Carbonero

Julio Longobardo Carrillo Josué López Muñoz

Fátima González Gómez Javier Buitrago Maselli

Fernando Alcántara García Javier Sánchez de Rivera

Carlos González Reyes Roberto Félix García

Jesús Sánchez de Haro

Diseño y Maquetación Jesús Sánchez de Haro

Impresión

Lagomar Artes Gráficas—Torrijos

Depósito Legal: TO--0083-2004 ——————-

Portada:

Interior Colegiata de Torrijos ——————-

Reservados todos los derechos. No se permite reproducir ni transmitir alguna parte de esta publicación, cualquiera que sea el medio empleado sin el permiso previo por escrito de los editores.

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En Este año XII, “Cañada Real”, en su décimo cuarto número, continúa su absoluta fidelidad a la línea editorial que la vio nacer, en aquel ya lejano mes de julio de 2003, con su primer monográfico dedicado a la figura de don Gutierre de Cárdenas Chacón, “Señor de Torrijos”, como prolegómeno a la celebración del V Centenario de su fallecimiento. Dicho número fue prologado por nuestro Socio de Honor y entonces Presidente de la Excelentísima Diputación Provincial, Miguel Ángel Ruiz-Ayúcar Alonso, a quien el Señor se llevó a su Gloria el pasado 17 de noviembre de 2013. De él, nuestro querido e inolvidable amigo, son estas palabras del prólogo:“… para el primer número han elegido a don Gutierre, más adelante ofrecerán resultados de trabajos e investigaciones de otros muchos valores de nuestro entorno, de nuestro pasado, de nuestra cultura, que nos conforman como lo que somos; pues de la suma de todos ellos surge nuestra identidad…” Creemos, humildemente, Miguel Ángel, habernos aproximado, todo lo que humanamente nos ha sido posible, a los objetivos que aventurabas en esas tus hermosas palabras; pese a las muchísimas dificultades y, a veces incomprensiones que los mismos conllevan. Pero ese espíritu, ese optimismo, ese amor que compartíamos contigo por nuestro Torrijos del alma, nos hace superar, día a día, cuantos escollos se cruzan en nuestro camino; siempre animados de que con y junto a nosotros, los integrantes de la Asociación “Amigos de la Colegiata de Torrijos”, caminan unidos la mayoría de los torrijeños, firmemente decididos a impulsar la Cultura y a luchar por la defensa de nuestro rico acervo patrimonial. A ti, “In Memoriam”, como sencillo homenaje a tu excepcional figura de “hombre de bien”, de excepcional político a quien éste, tu “pueblo de corazón” tanto te debe y tanto te quiere y querrá, dedicamos este número de esta revista que nació merced a tu decidido impulso y generosidad. ¡Nunca te olvidaremos! ¡Que Dios te lo pague, querido amigo…! Y a vosotros, queridos lectores, os presentamos una serie variada de artículos que deseamos sean de vuestro interés... Y como quiera que la memoria suele ser frágil, quebradiza, efímera y tornadiza, hemos querido refrescarla con uno de los acontecimientos más importantes acaecidos la pasada década en nuestra Villa de Torrijos: la restauración de la Colegiata del Santísimo Sacramento. De la “intrahistoria” de la misma – acaso la parte menos conocida – sacamos a la luz algunos de sus pasajes, de sus avatares, “luces y sombras”, cuando se cumplen trece años de aquel 21 de diciembre de 2002, en que se inauguró solemnemente la finalización de dicha obra restauradora, uno de los hitos fundamentales en su género junto al del Palacio de don Pedro I. Esperamos y deseamos disfrutéis con la lectura de estos artículos que aquí os ofrecemos, que hayáis pasado unas Felices Fiestas Navideñas y, sobre todo, que el recién inaugurado año 2014 sea pródigo en bienestar para todos y, muy especialmente, para los más necesitados.

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Editorial

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Aniversario

La citábamos en nuestro editorial como uno de los acontecimientos más importantes de la pasada década: la finalización de las obras de restauración de la Colegiata del Santísimo Sacramento, el monumento torrijeño por antonomasia, el más identificado con nuestra esencia, con el ser de esta villa. El 21 de diciembre de 2002 - ¡parece que fue ayer! – Monseñor Asenjo Pelegrina, entonces Obispo Auxiliar de Toledo, ofició el solemne acto litúrgico en el que nos presentaba a nuestra Colegiata en su maravilloso esplendor. Era un gran día para Torrijos, para todos quienes habíamos puesto esfuerzos e ilusiones en la feliz culminación de aquella obra. Hace casi catorce años que dio comienzo la restauración integral de este templo, obra que junto a la del Palacio de Pedro I, como afirmábamos en el Editorial, ha marcado un hito histórico en la recuperación del riquísimo patrimonio artístico y cultural de esta villa; y que, sin duda, configura un antes y un después en la sociedad torrijeña, no ha mucho sumida en la apatía, desidia y abandono del riquísimo legado patrimonial. Y, al respecto, viene a nuestra mente la deplorable actitud aquellos nuestros antepasados de principios del pasado siglo que “hicieron oídos sordos” a las voces de protesta de historiadores como Miguel Alarcón o del cronista Benigno Alonso, quien los calificó de “mercantilistas”, al permitir el “desguace” inmisericorde de valiosísimas

joyas de nuestro patrimonio, tales como el Monasterio de Santa María de Jesús y el Palacio de los Duques de Maqueda. Curiosamente, siete décadas después, ¡a punto estuvo de correr semejante suerte!, por los dichos motivos “mercantilistas” de algunos contemporáneos irresponsables, el Palacio de Pedro I, felizmente recuperado y, posteriormente, restaurado por mor de la sensibilidad y amor al pueblo de su Excmo. Ayuntamiento, presidido por Miguel Ángel Ruiz-Ayúcar (q.e.p.d.). Mas, centrémonos en el tema que nos ocupa y que tanto nos preocupó… En la primavera de 1988 ya teníamos noticias de la posible restauración del templo. Las gestiones realizadas por nuestro Excmo.

Ayuntamiento y por el Senador Jesús Mª Ruiz-Ayúcar, así como los contactos con la Dirección General de Patrimonio y Bienes Culturales, Diputación Provincial, Junta de Comunidades, Dirección General de Bellas Artes

y Arzobispado de Toledo, no tardarían en dar sus frutos ante la evidente necesidad de restaurar “de una vez por todas” la Colegiata, lejos de aquellos parcheados, chapuceros revocos y añadidos que habían “campado a sus anchas” por voluntad de algunos párrocos, con vocación de albañiles… Y la Asociación “Amigos de la Colegiata de Torrijos” inició su “particular campaña” previa a la restauración. El patrimonio artístico del templo había sufrido grave

La restauración de la Colegiata del Santísimo Sacramento de Torrijos

por Julio Longobardo Carrillo

Amigos de la Colegiata de Torrijos

de la Real Academia Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo

El 21 de diciembre de 2002 se ofició el solemne acto litúrgico en el que se nos presentaba nuestra Colegiata en su maravilloso esplendor. Era un gran día para Torrijos.

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Aniversario quebranto a lo largo de los siglos, sobre todo después del trágico episodio de la Guerra Civil. Incluso, en los años sesenta del pasado siglo, por manifiesta ignorancia, ¡que no por lucro!, desaparecieron algunas piezas escultóricas y pictóricas que se hallaban en mal estado; algunas de las cuales hemos podido recuperar y restaurar. Y para dar a conocer la historia de la Colegiata y su riquísimo acervo artístico nació, en enero de 1999, el libro “La Colegiata de Torrijos”, obra de Julio Longobardo, Javier Buitrago y Fernando Alcántara. Era necesario describir minuciosamente y catalogar todas y cada una de las piezas, desde las insignificantes campanillas hasta los monumentales retablos, en evitación de que se repitieran errores del pasado. Y para que quedase constancia de todo ello, nuestro querido lector puede consultar el “Inventario Artístico de la Colegiata”, que comienza en la página 109 de dicho libro. La obra fue editada merced a la generosidad del Excmo. Ayuntamiento de Torrijos y Excma. Diputación de Toledo, siendo prologada por Miguel Ángel Ruiz Ayúcar. De él son estas palabras: “…me es muy grato contribuir a presentar este libro en el que se incluyen todos los bienes culturales que, con el transcurso de los siglos, ha ido atesorando esta comunidad de vida formada en la actualidad por todos los habitantes de Torrijos; pero de la que también forman parte todos aquellos nuestros antepasados que con sus esfuerzos han contribuido a formar este tesoro que hoy damos a conocer. Como tal este trabajo es, también en buena parte, un homenaje a su memoria…”

Hemos de reconocer que las obras de restauración de la Colegiata se iniciaron bajo el poco recomendable signo de la premura. Proyectos de tal envergadura y coste económico se suelen acometer mediante la división en fases; pero, pese a las múltiples recomendaciones al respecto, el plan evidentemente preconcebido se llevó a cabo. Un grupo de integrantes de nuestra Asociación nos hallábamos ocupados en la catalogación del Archivo Parroquial y manteníamos una óptima relación con aquella persona extraordinaria, que rebosaba humanidad y sencillez, nuestro párroco don José Ramos Moreno (q.e.p.d.).

Fue nuestro querido don José quien nos dio el “respaldo moral” para velar por el buen desarrollo de las obras que iban a comenzar. Aún recordamos sus palabras: - ¡Mirad!, a mí no se me ha dado autoridad alguna para realizar el seguimiento de las obras de la Colegiata, pues será don Jesús Hornillos el encargado de hacerlo. Como vosotros entendéis más que yo, colaborad con él; pero, asimismo, encargaos de que “las

cosas se hagan bien…” – fueron sus palabras textuales. Agradecimos a don José la confianza depositada en nosotros y asumimos el difícil compromiso, con la firme convicción de que no habríamos de defraudar las esperanzas del buen párroco. Partíamos todos los torrijeños de un planteamiento, tan sencillo como esencial: deseábamos que nuestra Colegiata conservase su aspecto original, sin “aditamentos novedosos” ni indeseadas

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Aniversario “eliminaciones”. Era preciso que algunos torrijeños nos convirtiésemos en vigías permanentes del buen desarrollo de las obras. Y, “hete aquí”, que la Asociación “Amigos de la Colegiata de Torrijos” asumió tal agridulce misión, convirtiéndose, con decisión y valor, en el adalid de una verdadera – permítasenos la acepción - “cruzada” en defensa del patrimonio del monumental templo. Mas, pronto surgirían, muy a nuestro pesar, los primeros problemas de una larga serie… El primero de los mismos, “el de fondo”, era la falta de información sobre el proyecto y su desarrollo a las Asociaciones Culturales y colectivos torrijeños; el segundo, la citada excesiva premura con que se acometió la obra. No tardaron en aparecer bajantes por doquier, sin que se habilitasen las centenarias gárgolas y las deficiencias cometidas en la cubierta se evidenciaron muy pronto con las primeras lluvias: goteras y manchas de humedad en muros interiores fueron las consecuencias inmediatas. Puntualmente, recibíamos informes de algunos albañiles torrijeños sobre dichas faltas, atribuidas a la escasa profesionalidad de algunos de sus compañeros. Asimismo, la piedra utilizada en los zócalos pensábamos debería haber sido como la del resto de la fachada y no más pequeña y de color rosáceo, pues así desentonaba con los bloques de piedra caliza blanca – “toba caliza” – originarios de las canteras de la vecina localidad de Huecas. Y, al menos las piedras del zócalo de los frentes de los contrafuertes sugeríamos fuesen de sillería y

no de mampostería. Fue entonces, tras estos primeros errores, cuando iniciamos una campaña de información, a través de los medios de comunicación, dirigida a los torrijeños, culminada con la recogida de 2.316 firmas que respaldaban claramente nuestras demandas de corrección y mejora del proceso restaurador. Y un informe detallado, acompañado de fotocopia de dichas firmas fue dirigido al Excmo. Ayuntamiento de Torrijos, a la Dirección General de Bellas Artes, a la Excma. diputación Provincial y a la Dirección Provincial de Patrimonio. ¿Resultado…?, las obras se paralizaron…

Llegó el momento de la reflexión… Nacía hacia nosotros una cierta animadversión de los responsables de obras. ¡Pelillos a la mar…! Muy gratificante fue la carta que nos dirigió don Benigno Pendás, desde la Dirección General de Bellas Artes, en la que compartía nuestra opinión por la “solución de las gárgolas”; aunque su posible habilitación hubiera sido, evidentemente, la más gravosa económicamente. Como jugoso fue el cruce

de correspondencia entre Monseñor Asenjo Pelegrina y nuestro Presidente, Julio Longobardo. El Señor Obispo Auxiliar nos instaba a ponernos a disposición del párroco y del encargado de la dirección de obras y a colaborar con ellos. Y nuestro Presidente, “erre que erre”, le argumentaba que somos una Asociación Cultural aconfesional y apolítica y que siempre estábamos dispuestos a prestar nuestra humilde colaboración en la restauración de la Colegiata y que entendíamos que la misma “pasaba” porque el templo conservase “sin más” su belleza e identidad seculares.

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Aniversario Un mes después del “parón” se reiniciaron las obras y también nuestras discrepancias… Las obras del interior se realizaban sin que se hubiese protegido el Retablo Mayor. Don José se había fiado de cierto industrial torrijeño, que le había prometido encargarse de tal amparo; pero no fue así. Y este tesoro permaneció durante más de tres meses sometido a la densa polvareda del ambiente, a la humedad y la acción destructora de los excrementos de las palomas, que allí habían anidado. Las visitas de Miguel Ángel Ruiz-Ayúcar y del arquitecto Pina sirvieron para constatar nuestras quejas. El bueno de don José, allí presente, tuvo que soportar “en vivo y en directo” las quejas del Presidente y del Arquitecto de la Excma. Diputación. Afortunadamente, días después, “más vale tarde que nunca”, el retablo fue protegido debidamente. Una limpieza posterior del mismo, ordenada por don Jesús Hornillos, no fue suficiente; el conjunto había sufrido importantes deterioros. Pero como en Torrijos siempre ha habido, hay y habrá hombres buenos que aman a su pueblo y se sienten orgullosos de él, un conocido empresario, “torrijeño de pro”, consiguió aportar los medios económicos necesarios para restaurar el retablo; obra extraordinaria realizada por el magnífico restaurador Germán Pérez Martínez. Hoy nuestro Retablo Mayor luce en todo su esplendor merced a aquel impagable rasgo de generosidad. Y como quiera que el término independencia es, con harta frecuencia, tan malentendido y confundido como sinónimo de rebeldía; nuestra Asociación pronto recogió los frutos

de su presunta injerencia en la vigilancia de la marcha de las obras. Y cierta encono nacido “sí sabemos dónde”, pero es mejor olvidarlo, se dejó sentir en el comportamiento de esa excelente persona que fue don José Ramos Moreno, de quien siempre – nunca nos cansaremos de reiterarlo - guardamos un entrañable recuerdo. No obstante, es de justicia reconocer que la primera reacción del párroco, en ese sentido, fue el de entorpecer nuestro acceso al Archivo Parroquial, donde llevábamos trabajando cada sábado desde hacía más de tres años. Entendimos las posibles razones o

“presiones” que le animaron a obrar de esta manera y optamos, de momento, por no asistir a dicho Archivo, donde realizábamos tareas de transcripción, clasificación y catalogación de infinidad de documentos que, antes de nuestra intervención, se hallaban más o menos “amontonados”… Meses después, fue el mismo don José quien, a través de don Juan Carlos, el joven coadjutor, nos pidió volviésemos a nuestra labor en el Archivo Parroquial. No hubo

necesidad de que nos explicase – ni nosotros se lo pedimos – las consabidas razones de su actitud. El segundo problema, nacido tras “un nuevo desencuentro”, pudo tener peores repercusiones. Permítenos, querido lector, te facilitemos una breve explicación. Ya hemos citado a don Jesús-Antonio Hornillos Alonso (q.e.p.d.), fundador y Director del Colegio “Santísimo Cristo de la Sangre”, en calidad de Director de las obras de restauración de la Colegiata. No sería

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Aniversario vano verter nuestra opinión sobre el máximo responsable del proyecto y con quien, sin duda, el pueblo de Torrijos tiene aún en nuestros días una deuda impagable… Siempre recordaremos a don Jesús como un sacerdote ejemplar que unía a su extraordinaria inteligencia, simpatía natural, buen sentido del humor, enorme capacidad de trabajo y, sobre todo, excelentes dotes negociadoras… Él fue el “alma pater” del proyecto y a quien cupo la espinosa labor de “lidiar” con la empresa constructora, arquitectos, arqueólogos, restauradores, maestros de obras, albañiles… Intentó poner en práctica las directrices definidas desde el Arzobispado; pero, a nuestro humilde entender, desconocía la especial idiosincrasia de Torrijos y de sus gentes, que no acababan de comprender que un sacerdote forastero, “un advenedizo” – criticaban algunos - se encargase de las obras de “su Colegiata”. Nuestra Asociación siempre mantuvo con él una cordial relación, definida por el mutuo respeto; lo que no fue óbice, en momento alguno, para discrepar con su actuación en varios aspectos de las obras, y aunque los cuatro primeros han sido esbozados con anterioridad, nos permitimos reiterarlos e incluirlos con algunos de los demás en este resumen: • La falta de información sobre el proyecto a los torrijeños en general y a sus Asociaciones Culturales, en particular. • La excesiva celeridad en la ejecución de las obras. • Las deficiencias en la techumbre, evacuación de aguas pluviales mediante

antiestéticos bajantes y utilización de materiales inadecuados. • La falta de protección del Retablo Mayor, expuesto al polvo, humedades, excrementos de palomas y a posibles derrumbes. • La eliminación del Coro GóticoLa eliminación del Coro Gótico--Renacentista, una de las “tres joyas” Renacentista, una de las “tres joyas” fundamentales de la Colegiata, junto a la fundamentales de la Colegiata, junto a la Portada Occidental y el Retablo Mayor.Portada Occidental y el Retablo Mayor. • Supresión de las escalinatas de la Capilla Mayor o Presbiterio, que daban acceso a los púlpitos, actualmente expuestas a la intemperie, herrumbrosas, a punto de perderse se trata de una obra de forja del siglo XVI. • La remodelación del espacio del

Presbiterio y la solución dada al banco del Retablo Mayor. • E l pav imento o asolado del templo, que no cons i de rábamos acorde con el estilo artístico de la Colegiata. • La falta de previsión p a r a d e f e nd e r l a desaparición del algunas obras del patrimonio de la Colegiata – verbigracia el desaparec ido l ienzo “Adoración de los Reyes”, a t r i bu ido a Pedro Orrente”- , o de hallazgos arqueológicos – espada de don Alonso de Cárdenas Enríquez, que

probablemente se halle en el Museo Arqueológico Nacional, en espera de una restauración o “durmiendo el sueño de los justos”.

Y así sucesivamente, reclamamos por escrito hasta un total de veinticinco modificaciones puntuales al proyecto que don Jesús Hornillos nos presentó… ¡Claro está que, en toda negociación, las partes han de ceder; pero ambas coincidíamos, sin la más mínima duda, en buscar soluciones satisfactorias a los numeroso problemas! ¡Y he ahí el feliz resultado…!

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Aniversario ¡Gracias infinitas, una vez más, querido amigo Jesús, por tu excepcional sacrificio, que el Señor te habrá premiado…! ¡Gracias por haber sabido comprender el porqué de nuestra misión de “abogados del diablo” – por cierto, dignidad abolida por Su Santidad Juan Pablo II - ; por tus dotes de santa paciencia, por haber llevado a feliz término una tarea tan ardua como difícil…! ¡Vaya por siempre hacia tu persona, nuestro reconocimiento, respeto y cariño; unidos al deseo que, desde la Gloria, nos ilumines con tu sabiduría y capacidad de trabajo, a seguir luchando por defender el rico acervo artístico y cultural que en cierra ese joyel único que es nuestra Colegiata del Santísimo Sacramento! Sobre la supresión del Coro de la Colegiata Acaso te haya llamado la atención, querido lector, que destacásemos con anterioridad una de las “diferencias de criterio”, disensiones o claras discrepancias con la Dirección de las Obras y que, desafortunadamente, enturbió nuestras relaciones con la misma. Todo empezó cuando poco después de iniciarse las obras, don Jesús Hornillos planteó a nuestro Presidente la posibilidad de ¡eliminar ¡eliminar el Coro de la Colegiata!el Coro de la Colegiata! - ¡Así, sin más…! - exclamó sorprendido Julio. - ¡Hombre, es una medida que se está tomando en muchas iglesias, incluso conocerás la Concatedral de Santa María, en Cáceres, donde se ha trasladado parte de la sillería del coro al presbiterio! - ¡Pues a mí, amigo Jesús, no deja de parecerme una “pe-re-gri-na” idea que jamás sería entendida por nuestro pueblo! – recalcó Longobardo.

- ¡Ten en cuenta, Julio, que la Colegiata ganaría en grandiosidad…! - ¡Creo, Jesús, que confundes el vocablo grandiosidad con el de espaciosidad! La Colegiata perdería gran parte de esa “grandiosidad” a la que aludes, máxime cuando el Coro es uno de sus grandes tesoros…! - ¡Bueno, bueno, tampoco se perdería la sillería del Coro! Parte de ella se ubicaría en el presbiterio, detrás del altar mayor, y el resto se expondría en el futuro Museo Parroquial – continuó en su tesis don Jesús. - ¡Que no, Jesús, que no me convences con tal “peregrina” argumentación, que intuyo que tú mismo ni siquiera compartes…!

- ¡La comparto y la defiendo, Julio…! – cambió el tono del diálogo. - Jesús, ¿por qué no aplicáis semejante criterio en la Catedral de Toledo..? - ¡Hombre, Julio, las comparaciones son odiosas…! - ¡Pero, si establecemos una proporción directa parecería hasta razonable; pues la Catedral de Toledo será a su Coro, lo que la Colegiata de Torrijos es al suyo…! - ¡Bueno, bueno…! ¡Qué cosas tienes…! – exclamó

poco convencido el sacerdote. - ¡Sí, estoy de acuerdo contigo, Jesús, en la riqueza del coro catedralicio y en la fama y calidad de sus tallistas, Alemán y Berruguete; pero para el pueblo de Torrijos el Coro de su Colegiata forma parte de su Historia e Intrahistria, de recuerdos imperecederos, de un legado irrenunciable…! - ¡Todo lo que tú digas, pero la solución que te expongo es la idónea…! – se reafirmo don Jesús en su propuesta. - ¡Pues atiende bien, Jesús, voy a exponer mi postura que, sin duda, estimo y hasta aseguro compartirán los torrijeños…Te ruego

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Aniversario no lo tomes como una amenaza, sino como una mera advertencia…! - ¡Te escucho…! - ¡Imagínate que Torrijos tiene, no lo sé exactamente, once mil habitantes, de los que yo sólo me considero el torrijeño diezmilésimo novecentésimo nonagésimo nono; pues bien, de la misma manera que nuestra Asociación consiguió 2.316 firmas, que os obligaron a paralizar las obras y reflexionar para mejorarlas, te prometo que, si tocáis una tabla del Coro, os echaremos al pueblo de Torrijos encima…! - ¡Anda, Julio, hablarás en broma…! – sonrió el sacerdote. - ¡Te aseguro, Jesús, que jamás en mi vida he hablado tan en serio…! - ¡Eres un cabezota de mucho cuidado…! - se despidió de Julio con aquella peculiar sonrisa “riorratonense” (de Guadamur: guadiguadi = río, murmur = ratón). Y no sólo pudo conservarse el Coro, sino que al día siguiente nuestra Asociación, “a Dios rogando, pero con el mazo dando”, informó puntualmente a nuestro Presidente de la Diputación, Miguel Ángel Ruiz-Ayúcar y solicitó su restauración. Una semana después, el prestigioso arqueólogo y restaurador Jesús Gómez Jara nos pidió elaborásemos un informe-memoria para comenzar las obras con la Escuela-Taller “Garcilaso”. La ejecución de la obra, modélica en su género, fue acompañada por una preciosa pavimentación y la incorporación de los atriles a la sillería. El Coro de la Colegiata se mostraba, por fin, en su excelsa “grandiosidad”, máxime cuando en el centro del mismo, se erigía restaurado el túmulo de los Señores de Torrijos, una de las obras de la que los integrantes de la Asociación

“Amigos de la Colegiata de Torrijos”, en calidad de impulsores y artífices directos de su restauración, nos sentimos más orgullosos; pero, asimismo, fue la que más pero, asimismo, fue la que más disgustos nos deparó, según veremos…disgustos nos deparó, según veremos… Sobre el túmulo de don Gutierre de Cárdenas y doña Teresa Enríquez Las estatuas yacentes de don Gutierre y de doña Teresa, “Señores de Torrijos” las hemos conocido los torrijeños “que tenemos cierta edad” ubicadas en el centro del citado Coro, descansando sobre un tosco túmulo de ladrillo enyesado, sin más elemento ornamental que el escudo heráldico de los

Cárdenas-Enríquez, en su parte frontal. Poco antes del comienzo de las obras de restauración de la Colegiata, fue la Providencia, ¡tantas veces auxiliadora imprescindible!, quien fue pródiga con nosotros en la persona de nuestro Presidente. Como decíamos, fue un descubrimiento casual, providencial… Una mañana lluviosa, se dirigía a la Colegiata para

asistir a un funeral. Le llamó la atención que la herrumbrosa puerta que comunicaba con un callejón que circundaba el exterior del ábside de la cabecera del templo estaba abierta. Echó un vistazo y, en el interior, observó cómo unos obreros del Ayuntamiento recogían escombros para llevárselos al vertedero. Julio le preguntó al encargado qué hacían, a lo que le respondió que don José, el párroco, había pedido que se dejase aquello totalmente limpio; y que estaban amontonando toda aquella basura, en espera

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Aniversario de que llegara el camión para cargarla. La sorpresa del encargado fue mayúscula cuando nuestro Presidente le rogó que no tocasen nada y que hiciese el favor de localizar cuanto antes a Julián Álvarez Panadero, Aparejador Municipal. Y, a través del “busca”, el arquitecto técnico recibió el aviso y no tardó en llegar. Julio le mostró varios fragmentos de friso de mármol, decorado con contarios, ovas, flechas, veneras, taqueados, motivos vegetales, fragmento de una figura de león…, que se hallaban ocultos entre la basura y escombros. Le rogó a Julián que los separaran y limpiaran cuidadosamente mientras se encargaba de comunicar el hallazgo al párroco: eran fragmentos de elementos decorativos del túmulo de los “Señores de Torrijos”, trasladados, sin duda, desde el desaparecido monasterio de Santa María de Jesús, tras su demolición o “desguace” a finales del XIX. Los restos arqueológicos, más de un veinticinco por ciento del total de la decoración primitiva del túmulo, fueron cuidadosamente limpiados, numerados y catalogados en espera de la restauración integral del conjunto escultórico funerario, cuyo proyecto pusimos en marcha inmediatamente. El proyecto de restauración fue realizado por el grupo de historiadores de nuestra Asociación, contando con la colaboración de don Enrique Toledo Brasal. Carecíamos de la documentación gráfica necesaria, pero no tuvimos dudas al respecto a la hora de reproducir la obra que don Gutierre de Cárdenas había dispuesto en su testamento y que el escultor funerario Juan de Lugano realizó en Italia, a mediados del siglo XVI, por encargo del nieto del comendador, don Bernardino de Cárdenas Pacheco, II duque de Maqueda. La empresa restauradora “Cambium S. L.” fue la encargada de llevar a cabo el

proyecto, cuyo importe fue de 4.500.000 pesetas, conseguidas merced a la recaudaciones de los actos organizados en el Palacio de don Pedro, con la participación de Asociaciones Culturales, venta de nuestros libros (2.500.000 pesetas. Una empresa torrijeña nos compró 250 libros de “La Colegiata de Torrijos), más la subvención de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha (2.000.000 de pesetas). El principal problema – “¡problemón”, para ser más exactos – nos llegó cuando Monseñor Asenjo Pelegrina, pese a nuestras reiteradas peticiones – las últimas casi de

angustia – no nos firmaba la documentación acreditativa de la finalización de la obra, imprescindible para el cobro de la subvención de la Junta de Comunidades - ¡líbrenos el Señor de considerarlo una “vendetta” por nuestra permanente rebeldía…! – Fuere lo que fuere, es que el plazo representación finalizaba un lunes. ¡Madre Santa, qué hacer…! Y como quiera que los torrijeños disponíamos entonces del auxilio de un “ángel particular”, de un Miguel Ángel; Julio buscó a Ruiz-Ayúcar, le expuso nuestra situación desesperada, y el Presidente de la Diputación, llamó desde su móvil a Monseñor Asenjo y le pidió firmase dicho documento… ¡Qué alivio para lo que presumíamos un grave quebranto de las menguadas economías de los miembros de la Asociación…! ¡Dios te lo pague, amigo Miguel Ángel, sin duda te lo habrá pagado…!

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Aniversario De cómo la Providencia continuó siendo generosa con estos humildes historiadores de la Asociación “Amigos de la Colegiata”. Hallazgos “cuasimilagrosos”. El lienzo “San Francisco Javier en las misiones”. Este precioso lienzo, del siglo XVIII, de autor anónimo, que hoy podemos admirar en el Museo Parroquial, “tiene su historia”… Desapareció de la Colegiata a mediados de los setenta del pasado siglo, cuando se estaban restaurando, en el Museo del Prado, las doce tablas de Correa de Vivar, del Retablo Mayor. Se hallaba en la antigua Sacristía, – actual Museo Parroquial – amontonado junto a otras piezas deterioradas, cundo llamó la atención de una ilustre historiadora que, a la sazón, se hallaba realizando un estudio del citado retablo. Y el párroco, sin más, se lo regaló, y que el lienzo se hallaba en estado lamentabilísimo. No sabemos cómo y cuándo el cuadro cambió de propiedad – dejémoslo así… – Lo cierto es que fue adquirido por un conocido anticuario toledano, cuya identidad lo mismo que el de la señora historiadora nos permitimos omitir. El anticuario, que conocía su primitiva procedencia, contactó con Miguel Ángel Ruiz-Ayúcar, Presidente de la Diputación, quien inmediatamente lo adquirió y se puso en contacto con nosotros para mostrárnoslo. Miguel Ángel quería que, una vez restaurado, fuésemos nosotros los depositarios de dicho cuadro hasta que la situación de seguridad en la conservación de obras de arte de la

Colegiata se normalizase… Y, años después, cumpliendo sus deseos, así lo hicimos… Las tallas de madera policromada de las hornacinas Quizás suene mal, a afirmación irreverente, cuando decimos que en nuestra Colegiata “los santos bailan”; pero es evidente que la rica imaginería del templo ha cambiado de lugar a lo largo de sus más de cinco siglos de historia. Una vez finalizada la Guerra Civil, al entonces párroco don Alejandro Corral Olariaga se le ocurrió “llenar” las hornacinas de la Puerta

Occidental con tallas de madera policromada, de los siglos XVI y XVII, procedentes de varios retablos. La ubicación de dichas tallas en estos nichos, que secularmente habían permanecido vacíos, no obedeció a criterio racional alguno, simplemente había que adornar la bella portada plateresca. La acción del tiempo, la de los excrementos de esas “ratas voladoras” o palomas consiguieron deteriorar las tallas hasta límites extremos, ofreciendo al espectador

una imagen deplorable. Y, una vez más, recurrimos a la Excelentísima Diputación, a su Presidente, para que nos ayudara una vez más… Díaz después, expertos de dicha Institución, bajaron las tallas. Carmen Palomo y su equipo de restauradoras las limpiaron cuidadosamente y hoy, a la espera de la restauración de alguna de estas valiosísimas tallas, se encuentran expuestas en el Museo Parroquial. Y mientras los técnicos de Diputación “apeaban” las citadas tallas, contando con la “complicidad” de don José y la ayuda de

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Aniversario nuestro amigo César Cano, sacamos la talla de Nuestra Señora de los Ángeles de su hornacina del tristemente desaparecido Colegio San Gil y la llevamos a la Casa Parroquial. Sobre la talla de Nuestra Señora de los Ángeles Otro ejemplo más del citado “baile de santos”… Se inauguraba el Colegio San Gil y el Cardenal-Arzobispo de Toledo, el Eminentísimo y Reverendísimo don Enrique Pla y Deniel – a quien, por cierto se le dedicó con anterioridad la que actualmente luce el precioso nombre de “Plaza de la Constitución”, popularmente conocida por “Plaza del Tostadero” y “Plaza de las Palmeras” – vino a bendecidlo en la primavera de 1961. Llegaba Su Eminencia a Torrijos y, ¡hete aquí!, que en las hornacinas de la puerta y de la escalera no había “santo ni santa”. Lo lógico hubiera sido que en la del frontispicio de la entrada se hubiese colocado una estatua de San Gil, nuestro Santo Patrón y titular del desaparecido Centro; pero entonces ni se puso ni se pondría. Era necesario, por lo menos, poner una talla religiosa en el nicho de la escalera – pensó así nuestro inolvidable párroco don Vicente Alarcón Novillo – Y, ni corto ni perezoso, envió al sacristán don Pedro Barajas, “tío Pedro el Campanero” a la Colegiata para que trajese del retablo de San Juan Bautista la pequeña talla de “Nuestra Señora de los Ángeles” para ubicarla en dicha hornacina. Y como había que llenar el vacío dejado por la talla de la Virgen, el párroco ordenó al sacristán que pusiese en su lugar otra de San Pedro que se hallaba en

la Sacristía. La preciosa talla de “Nuestra Señora de los Ángeles” permaneció en el Colegio San Gil casi cuatro décadas. Los querubines iban perdiendo algún que otro dedo que se iba depositando a los pies de la Virgen. Varias generaciones de profesores y alumnos la respetaron; incluso uno de aquéllos, aprovechando que se hallaban en el Colegio unos pintores, le sugirió al “maestro pintor de brocha gorda” diese a la talla ¡una buena mano de barniz “Titanlux”! Desafuero que, desgraciadamente, llegamos tarde para impedirlo…

Y allí, “así de brillante”, permaneció la imagen hasta el citado “día de marras” en que, de acuerdo con don José Ramos, nuestro buen párroco, se la “escamoteamos” a don Jesús Hornillos, quien había puesto en ella sus ojos para trasladarla a la capilla del flamante Colegio Santísimo Cristo de la Sangre. ¡Era una obra perteneciente a la Colegiata y estábamos firmemente decididos a que volviese a su lugar de origen, como así fue…!

Poco después, Carmen Palomo y su Taller de Restauración realizaron, ¡gratuitamente!, ese milagro portentoso de devolver al pequeño conjunto escultórico la extraordinaria belleza que hoy podemos admirar en el Museo Parroquial, otra obra maestra más, junto a la otra obra maestra más, junto a la del Santísimo Cristo “El Criado”, de Luis del Santísimo Cristo “El Criado”, de Luis Salvador Carmona, tesoros extraordinarios de Salvador Carmona, tesoros extraordinarios de la imaginería religiosa torrijeña…la imaginería religiosa torrijeña… El cobre “Inmaculada Concepción Franciscana” Junto con el preciosos reclinatorio de

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Aniversario taracea, donado a la Colegiata por el XVº Duque de Maqueda, llevaba varios años “casi olvidado” en la Escuela de Restauración C.E.R.O.A. Un año antes del comienzo de las obras de restauración de la Colegiata, ya había “desaparecido” de la Sacristía otra obra exactamente igual, sin que nadie nos informase de su paradero; por lo que justificamos nuestro impaciente deseo de traer a la Colegiata las obras que en C.E.R.O.A. “dormían el consabido sueño”… El precioso cobre fue restaurado por don Enrique Toledo Brasal, el coste fue sufragado por nuestra Asociación; como así lo sería, hace unos años, el reclinatorio de taracea… Las tallas de madera de la bóveda de la Sacristía Se hallaron escondidas en dicho lugar cuando se estaba procediendo al derribo de un falso techo que las ocultaba. Son una colección de pequeñas tallas de madera policromada, entre las que podemos admirar talla de diversos santos como un San Francisco de Asís y Nuestra Señora de la Consolación, titular del desaparecido Hospital de Afuera o de “las Bubas” de la que era titular. Tras una imprescindible limpieza, se hallan expuestas en el Museo Parroquial. Su mal estado de conservación nos invita a una posible y pronta restauración… La peana barroca de la Inmaculada Concepción y el tornavoz de uno de los dos púlpitos En un patinillo que comunicaba la antigua

Sacristía Mayor, actual Museo Parroquial, se hallaba un basurero – así tal como suena – con residuos de comida, bolsas y suciedad acumulada durante años. A todo ello se sumaban los escombros de la obra de la Sacristía. Recordamos que, en aquellos momentos, nos veíamos en la necesidad de entrar en la Colegiata “de incógnito”; pero no por eso dejábamos de observar cuánto pasaba… Quiso la Providencia, una vez más, ser generosa con nuestras inquietudes y, al recorrer la Sacristía en dirección a un cuartito que hacía las veces de excusado,

observamos el citado rimero de basura. Alguien observó que sobresalía una tabla con molduras y, con un palo, escarbamos un poco, hasta que nos pudimos hacer con una pala. ¡La sorpresa fue que apareció, entre la basura, mugrienta y enmohecida una preciosa peana barroca! ¿Cuánto tiempo llevaba allí escondida, olvidada…? Opinamos que, desgraciadamente, no mucho… ¿Por qué…? Pues porque, continuamos nuestra labor de zapa y descubrimos que, debajo de dicha peana, se

hallaba un tornavoz de uno de los púlpitos, asimismo cubierto de suciedad y mohos. Una incuria, por denominarlo de alguna forma, que tuvo lugar en los años setenta del pasado siglo – eludimos la procedencia de los citados restos de comida que cubrían las piezas para no herir más susceptibilidades… La peana barroca, atribuida a Giraldo de Merlo ya ha sido restaurada por Germán Pérez Martínez y será expuesta (D. m.) el próximo domingo 19 de enero de 2014, en el Museo Parroquial.

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Aniversario El tornavoz, asimismo del siglo XVII, espera su turno… Si Dios quiere y las “circunstancias económicas” se muestran más favorables, habrá que restaurarlo y encargar una réplica para que ambos puedan lucir donde muchos tarijeños los hemos visto: coronando los púlpitos. Los cantorales de la Sacristía Una vez restaurada la preciosa colección de cantorales del Coro, cuya magnífica restauración fue costeada por esta Asociación, hubo que intervenir” en el “rescate” de los que se hallaban amontonados en la Sacristía Mayor. Y hablamos de “rescate” porque en realidad así lo fue. Los cantorales se hallaban amontonados en una de las vitrinas, sometidos a goteras que caían sobre ellos desde hacía tiempo. Y pese a que, no había voluntad de quitarlos de allí, apostamos por sacarlos de tan indeseado lugar y tratar de convencer al párroco de la necesidad urgente de hacerlo. Aquí fue decisiva la mediación de un oculto “Amigo de la Colegiata”, de nuestro particular “Nicodemus”, el Padre Arturo Urueña, en aquellos ya “actos consumados” de una tarde lluviosa de primavera en que, “sin la bendición” de don José, sacamos, secamos, limpiamos y trasladamos dichos cantorales a una habitación de la Casa Parroquial… El relicario del presbiterio Muchos torrijeños recordarán a aquel joven sacerdote carpeño, don Gonzalo Palomo (q.e.p.d.), coadjutor de don Vicente Alarcón, magnífica persona, simpático y amante del

arte. Considerábamos que era importante cambiar impresiones con él, puesto que conocía muy bien las obras de la Colegiata. No encontrábamos llave alguna para acceder a la puerta-relicario situada bajo la verja renacentista que alberga la vidriera de doña Teresa Enríquez, “La Loca del Sacramento”. Y él nos informó de la posibilidad de encontrar algunas piezas en su interior. La llave no apareció y fueron nuestros amigos Aureliano Pérez y Valentín Ciruelos quienes hicieron una que permitió la apertura de la puerta. En su interior pudimos catalogar una

colección de relicarios donados a la Colegiata por la doña Mª Guadalupe de Lancaster, duquesa de Maqueda; una zapatilla de Santa Teresa de Jesús, una talla de Nuestra Señora de Montserrat, otra de un Cristo mutilado… “La Muñeca” Una calurosa tarde del mes de finales de julio de 1998, Javier Buitrago y Julio Longobardo se encontraban en la Capilla de San Gil realizando un estudio de la misma para

incluirlo en el libro que, al año siguiente se editaría, con el título “La Colegiata de Torrijos”. ¡Cuál no sería la sorpresa de ambos al encontrar una preciosa imagen “de vestir”, sentada en una sillita de espadaña, cubierta generosamente de polvo y telarañas, bajo el altar del Santo Patrón! - ¡Parece una muñeca…! – exclamó Javier. Y con tan bonito apodo se quedó. Se trataba de una preciosa imagen de la Virgen, de estilo barroco, “muy andaluza” al “gusto de Pedro de Mena”, que estaba en tan lamentable estado de conservación como

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Aniversario inadecuado lugar. Precisaba limpieza y restauración y se procedió a ambas operaciones. Puede ser admirada en el Museo. Muchos de vosotros habréis adivinado de quién se trata… ¡Evidentemente…, de Nuestra Señora de la Candelaria! Y surge, casi involuntariamente, interrogante retórico que suscita tal abandono y desidia. ¿Verdad, querido amigo, que hay “un antes y un después” en el celo y compromiso por conservar el rico patrimonio artístico de nuestra Colegiata…? Un gran disgusto Siempre quedará en nuestras conciencias el amargo recuerdo de algo que, tal vez, hubiésemos podido evitar… Nos estamos refriendo al robo del precioso cuadro “La Adoración de los Reyes”, atribuido a Pedro Orrente. Curiosamente coincidió su desaparición con el momento en que nuestras relaciones con el párroco se habían deteriorado tras aquel “parón de las obras” que provocamos y nuestra presencia en las obras del templo prácticamente prohibida… Pero, a pesar de todo, siempre planeará por nuestra mente el remordimiento de “no haberle echado valor”, por encima de todo… Hemos sospechado y sospechamos que el robo del cuadro fue realizado por persona o personas del entorno de la obra. Faltaba la adecuada vigilancia a la que aludíamos en nuestras quejas al responsable de la dirección de las mismas, don Jesús Hornillos…

Tuvimos que casi obligar al bueno de don José para que denunciara el hecho ante la Guardia Civil y le acompañamos a la Casa Cuartel para hacerlo. A pesar de que la Brigada de Patrimonio de la Benemérita ha hecho todo lo posible por averiguar el paradero del pequeño lienzo, han pasado doce años sin que aparezca. Quizás muchos de nuestros lectores puedan recordarlo. Se hallaba colgado en la nave izquierda, junto a los confesionarios, a la izquierda de la entrada al Coro. Precisamente, las tarjetas de felicitación de la pasada Navidad están ilustradas con una

“foto” de esta preciosa obra pictórica. ¡Quiera Dios que aparezca…! La restauración de la Portada Occidental La llegada de don Federico Vega a Torrijos para hacerse cargo de la Parroquia del Santísimo Sacramento, vacante por la jubilación de don José Ramos Moreno, marca “un antes y un después” en la organización y conservación del rico acervo artístico y patrimonial que atesora la Colegiata.

Consideramos no es menester abundar en las virtudes que adornan la personalidad de nuestro actual párroco; pues amén de su bondad natural, sencillez y dedicación en cuerpo y alma a sus feligreses; nos permitimos destacar su firme compromiso con la defensa del patrimonio de la Colegiata. Es un hombre serio y responsable que ha sido capaz de ganarse la admiración, el cariño y el respeto de todos los torrijeños creyentes, menos creyentes y no creyentes. Su advenimiento a la Parroquia de Torrijos

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Aniversario fue para nosotros una verdadera “bendición” en aras de consolidar unas extraordinarias relaciones definidas por mutua amistad y respeto. Por todo ello, porque se daban las condiciones necesarias, nos sentimos moralmente obligados a hacer entrega al Museo Parroquial del citado lienzo “San Francisco Javier en las Misiones”, que Miguel Ángel Ruiz-Ayúcar nos había donado y encargado su custodia. Poco después, le comunicamos a don Federico nuestro deseo de buscar financiación para la restauración de la emblemática Portada Plateresca, orgullo de todos los torrijeños, reclamo publicitario y principal seña de identidad del maravilloso templo. Con la Portada Occidental se completaba la restauración integral del templo y fue la Asociación “Amigos de la Colegiata de Torrijos” la responsable de proveer los medios para sufragar la obra, mediante la aportación de 35.000 euros conseguidos merced a la publicación, en 2003, del libro “Castillo de Alamín”, encargado por un importantísimo empresario. Fundamentalísima fue la colaboración en el mismo del profesor e ingeniero torrijeño Francisco del Río Martín, asimismo gestor del proyecto. Protección de la Portada Muy poco tiempo después, se cernía sobre la monumental portada el endémico “problema de las palomas”. De nuevo estas nocivas “ratas voladoras” anidan en las vacías hornacinas y hacen peligrar con sus excrementos la integridad y belleza de la misma.

Surgió una iniciativa para proteger la Portada mediante la instalación de una red metálica; solución que, desde nuestro humilde punto de vista, considerábamos poco estética. Y, tras un amistoso diálogo con los promotores de tal proyecto, gestionamos la instalación de un aparato de ultrasonidos para ahuyentar a las aves. Gracias al interés personal de nuestra Alcaldesa, doña Mercedes Giner Llorca y al apoyo económico del Excmo. Ayuntamiento por ella presidido, se pudo sufragar dicha instalación, cuyo coste ascendió a 12.500 euros. Desde ese momento, las palomas han desaparecido…

Organización del Museo Parroquial Otro proyecto más que encontró el beneplácito de don Federico Vega Ramos. Como ya sabemos, su ubicación sería el enclave de la antigua Sacristía Mayor. Para su ejecución elaboramos una Memoria “con el fin reconvertir la Sacristía Mayor de la Colegiata de Torrijos en un Museo Parroquial que permita a cuantos lo visiten la apreciación de

su patrimonio artístico-religioso”. Se trata, en primer lugar, de la colocación de a mayor parte de los cuadros que se poseen y que se distribuirán por las paredes como posteriormente se indica. La mitad de dichas obras pictóricas han sido ya restauradas y las demás serán limpiadas ates de su colocación, hasta que sea posible su restauración. Por otra parte, se instalarán vitrinas-expositores de ropa litúrgica y orfebrería. Existen en la actualidad dos para dichas vestimentas y sería recomendable conseguir una más que permita una mejor distribución

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Aniversario y apreciación de las mismas… El Museo Parroquial ofrece al visitante una interesantísima colección de pinturas de los siglos XVI, XVII (Pedro Orrente, Luis Tristán), XVIII (Lucas Jordán, Carreño de Miranda) y XIX (Francisco Bayeu), además de valiosos cantorales (Escuela de Santa María de Jesús), tallas (Luis Salvador Carmona), orfebrería (Iordanus, Alonso de la Cruz), ropas sacras (Covarrubias)… Y llegó el feliz momento El momento final. Un inolvidable 21 de diciembre de 2002, festividad de Santo Tomás y principio del invierno, Monseñor Asenjo Pelegrina, a la sazón Obispo Auxiliar de Toledo y en la actualidad Arzobispo de Sevilla, oficiaba la ceremonia de apertura de la Colegiata recién restaurada. Culminaban, felizmente, miles de horas de sacrificios de muchas personas que “habían puesto alma y vida” en tan ilusionante proyecto. Atrás quedaban para el olvido algunos que otros sinsabores, incomprensiones, enfrentamientos… ¡Pero, en verdad, que había merecido la pena tanto sacrificio…! ¡Todos estábamos exultantes de felicidad…! ¡Todos sentíamos sano orgullo y satisfacción por el deber cumplido…! ES HORA DE HACER BALANCE De recordar las obras de esta Asociación, que que han resultado posibles gracias al apoyo del han resultado posibles gracias al apoyo del pueblo de Torrijos, de sus Asociaciones pueblo de Torrijos, de sus Asociaciones Culturales y de las Instituciones. “Obras son Culturales y de las Instituciones. “Obras son amores…”amores…”

Trabajos de investigación • Catalogación e informatización de los documentos del Archivo Parroquial. • Estudio y datación de los restos de los Cárdenas-Enríquez encontrados en el presbiterio de la Colegiata durante la restauración de la misma. Identificación de los restos del malogrado don Alonso de Cárdenas, muerto en unos ejercicios de equitación, en Burgos, durante los esponsales del príncipe don Juan y doña Margarita. • Hallazgo de los restos escultóricos del túmulo de don Gutierre de Cárdenas y doña Teresa Enríquez, procedentes del

desaparecido monasterio franciscano torrijeño de Santa María de Jesús, “el otro San Juan de los Reyes”. • Estudio de dichos restos escultóricos con don Enrique Toledo Brasal (restaurador de la Excma. Diputación Provincial) y elaboración de un proyecto para el montaje y restauración de dicho monumento funerario. • Hallazgo de restos escultóricos del túmulo de don Alonso de Cárdenas Enríquez, junto al de sus padres, y en la vecina localidad de Huecas.

• Recuperación de numerosas piezas escultóricas en la bóveda de la antigua Sacristía Mayor. Proyecto para el enterramiento del Abad don Pedro Alonso de Riofrío, Capellán Mayor de la Colegiata (Siglo XVII). Obras de restauración promovidas en la Colegiata • Informe, estudio y gestión para la restauración del Coro de la Colegiata en colaboración con don Jesús Gómez Jara y la Escuela de Restauración “Garcilaso”, de la

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Aniversario Excma. Diputación. • Restauración del túmulo de don Gutierre de Cárdenas y doña Teresa Enríquez, ubicado en el centro del Coro. • Impulso y seguimiento de la restauración de la Colegiata del Santísimo Sacramento. • Presentación de veinticinco enmiendas al proceso integral de restauración de la Colegiata. • Promover las obras de restauración de la sillería del Coro de la Colegiata. • Sufragar las obras de restauración de la Portada Principal. • Restauración de tres cantorales del siglo XVI y recuperación de veintiséis más. • Restauración de una veintena de lienzos de gran valor artístico, entre ellos: “Cristo con la cruz a cuestas” (Lucas Jordán), “Calvario” (Pedro Orrente), “El Sacrificio de Abraham” (réplica de un Caravaggio), “San Cosme y San Damián” (Luis Tristán), “Primera caída de Jesús” (Carreño de Miranda), “Inmaculada Concepción” (Francisco Bayeu)…

• Rescate, conservación e impulso de la restauración de la preciosa talla “Nuestra Señora de los Ángeles” (Luis Salvador Carmona). • Donación al Museo Parroquial del lienzo “San Francisco Javier en las Misiones de Asia”, que habíamos recibido restaurado de la Diputación Provincial. • Restauración de un precioso reclinatorio de taracea (de autor anónimo), de finales del XVIII y de una peana barroca de Ntra. Sra., del siglo XVII (Giraldo de Merlo). • Instalación de un aparato para ahuyentar las palomas de la Portada Principal de la Colegiata. • Restauración de los sagrarios “Noli me tangere” (altar de la capilla de San Gil) y de “El Buen Pastor” (retablo de San José).

• Restauración del relicario de la Santa Cruz. • Restauración del retablo más importante de la Colegiata tras el incomparable Retablo Mayor: El Retablo de San Juan Bautista (Obra maestra del “manierismo escurialense”, del siglo XVII, de Luis de Velasco y su hijo Cristóbal de Velasco). Otros trabajos de investigación y gestión • Exposición “V Centenario de don Gutierre de Cárdenas”, en la Colegiata. • Conferencia “Consideraciones en torno a la restauración de la Colegiata” (Colegiata del

Santísimo Sacramento. Diciembre, 2003). Exposiciones “Domus Dei (I, II y III), en Torrijos y Aspe (Alicante). LIBROS: • “La Colegiata de Torrijos”. • “Restauración de la Colegiata del Santísimo Sacramento”

“Los Tesoros de la Colegiata”. DVD : • “Una hora en la Colegiata de Torrijos”.

“Iglesias de la Comarca de Torrijos (Colegiata del Santísimo Sacramento). Y DE LOS OBLIGADOS AGRADECIMIENTOS DE ESTA HUMILDE ASOCIACIÓN “AMIGOS DE LA COLEGIATA DE TORRIJOS A: • La Villa de Torrijos y a sus nobles gentes,

pues – parafraseando y “pluralizando” el conocido verso de “Amaral”: “Sin vosotros, no somos nada…”

• Don Miguel Ángel Ruiz-Ayúcar Alonso (q.e.p.d), Alcalde del Excmo. Ayuntamiento de Torrijos, Presidente de

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Aniversario la Excma. Diputación Provincial, Subdelegado del Gobierno de Castilla-La Mancha y Socio de Honor de la Asociación “Amigos de la Colegiata de Torrijos”. Su labor al frente de dichas Instituciones fue tan providencial como imprescindible para el feliz desarrollo del proyecto de restauración de la Colegiata. Y, sobre todo, supo insuflar ánimos a los componentes de esta Asociación en momentos cruciales, sumamente difíciles.

• Dña. Mª de las Mercedes Giner Llorca, Alcaldesa del Excmo. Ayuntamiento de Torrijos, Parlamentaria Regional, por su incondicional apoyo y ayuda económica a cuantas iniciativas culturales le presentamos y, muy especialmente, a las relacionadas con nuestra Colegiata y obras de restauración de la misma.

• D. Jesús Mª Ruiz-Ayúcar Alonso, Senador y Parlamentario Regional, uno de los principales impulsores del proceso de restauración, cuya labor callada y eficaz es, acaso, poco conocida por los torrijeños.

• D. Jesús Antonio Hornillos Alonso (q.e.p.d.), “alma pater”, sin duda, de la restauración de la Colegiata. Tuvo que realizar la tarea más ingrata y la de más responsabilidad. Decíamos que “Torrijos tiene aún una deuda contraída con él”, que esperamos y deseamos sea reconocida.

• D. José Ramos Moreno (q.e.p.d.) párroco de Torrijos y nuestro principal “valedor”.

• D. Federico Vega Ramos, por su confianza en nosotros e impulso a la obra restauradora.

• D. Enrique Carrillo Morales que localizó y propició “el rescate” de la preciosa tabla “El Martirio de San Acacio”, “perdida”

durante años en el Museo de Santa Cruz, tras ser prestada por la Parroquia de Torrijos para una exposición. ¡Nos serviste de ejemplo, querido Enrique…!

• D. Arturo Ureña Suárez, por su extraordinaria colaboración.

• D. Gonzalo Palomo (q.e.p.d.), párroco de Velada y antiguo coadjutor de esta Parroquia, por su valiosa información.

• Jesús Gómez Jara, por su magistral intervención en la restauración del Coro.

• Juan Nicolau Castro, por sus estudios sobre el Sagrario-Escritorio y la procedencia y posible autoría del Túmulo de don Gutierre y doña Teresa.

• Valentín Ciruelos Álvarez, siempre dispuesto a ayudarnos. • Aureliano Pérez García-Largo, por su labor de cerrajero junto a Valentín y su permanente aliento en nuestra “particular Cruzada”. • César Cano, por su apoyo incondicional. • Julián Álvarez Panadero, por su intervención en la recuperación de los fragmentos del túmulo y en trabajos puntuales como la instalación del túmulo y cuadros del Museo Parroquial. • Las Asociaciones Culturales de Torrijos,

siempre dispuestas a impulsar el proyecto.

• A Casto Díaz y a la Empresa “Navidul”, por “más que fundadas razones” - ¡Ya era hora de salir del anonimato…!

• A don Benigno Pendás, Director General de Bellas Artes, por su felicitación, valiosos consejos y ánimo.

• A la Hermana Gabriela, nuestra “ama de llaves”, por su “santa paciencia” en aquel “tórrido y largo verano” en que realizábamos tareas de investigación en la Colegiata.

• Nuestro especial agradecimiento a Adolfo

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Aniversario Delgado Agudo, nuestro antiguo compañero de Asociación y, sin embargo amigo, por su incansable labor en la Catalogación e Informatización del Archivo de la Colegiata, intervención en la elaboración del Proyecto de Restauración del Túmulo de los “Señores de Torrijos”, del Museo Parroquial, de restauración de los cantorales y de un largo etcétera de trabajos a lo largo del período de Restauración de la Colegiata.

A LAS INSTITUCIONES: • Excmo. Ayuntamiento de Torrijos

(Corporaciones Municipales y personal del mismo).

• Excma. Diputación Provincial de Toledo. • Consejería de Cultura de la Junta de

Comunidades de Castilla-La Mancha. • Dirección Provincial de Patrimonio. • Dirección General de Bellas Artes. Hoy, queridos amigos, podemos afirmar y afirmamos, categóricamente, que nuestra Colegiata, orgullo y principal seña identitaria de esta villa de Torrijos, “luce en todo su esplendor”, merced al sacrificio y denodada entrega de estas personas, Instituciones y de todos vosotros; pues, todos juntos, hemos posibilitado su restauración. Y, a nuestra admiración y sano orgullo compartidos de verla como, hace casi quinientos años, la concibió su Santa Fundadora, doña Teresa Enríquez, hemos de valorar las “modernas aportaciones”, sin duda fundamentales, imprescindibles: las adecuadas, imprescindibles y modernas medidas de seguridad (sistema de alarmas), extraordinaria iluminación y sonido, la calefacción, aislamiento de humedades… Y con la firme convicción de que “cualquier tiempo pasado fue peor…”, podemos sentirnos plenamente tranquilos. Ya no nos quitarán el sueño, pues jamás se repetirán aquellos tristes episodios de desidia y abandono seculares, de absurdas pérdidas del rico patrimonio artístico e histórico que

atesoraba la Colegiata, que, a Dios gracias, “han pasado a la historia”… Epílogo del relato A mediados de los sesenta de la “pasada centuria”, un pequeño camión o “camioneta”, propiedad de un conocido melonero-chamarilero, cargó con destino a su almacén de Talavera de la Reina, un sinnúmero de “santos rotos”, “cachos de retablos” y “cachivaches inservibles”… Tal cual, con estos términos buscadamente

vulgares e irónicos, así se lo comentábamos, en abril de 1989, antes de su viaje a Cuba, a don José María Cabrero, Archivero Diocesano y responsable del Patrimonio. El sacerdote, asombradísimo, se echó manos a la cabeza… - ¡Cómo fue posible tamaño disparate…! – exclamó. - Muy sencillo, don José María… Había que limpiar y habilitar la actual Sacristía Mayor y toda esta “basura” estorbaba – le respondimos. Nos suponemos que el chamarilero se hizo con la valiosa mercancía por “cuatro perras”. Evidentemente hizo un buen negocio a expensas de una ignorancia más que supina. ¡Y así, queridos amigos, desgraciadamente, se han escrito bastantes tristes páginas de la “Intrahistoria” de la Colegiata, que esperamos y deseamos jamás se repitan…!

© Biblioteca Nacional de España

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Comarca

Resulta cuanto menos sorprendente que en 1911 en Santa Olalla se comenzara la edición de un periódico que pretendía tener un carácter comarcal y llegar a los distritos electorales de Torrijos, Escalona e Illescas. Utilizó dos cabeceras, la primera EL DOMINGO y la segunda, desde el 24 de septiembre de 1911, LAS NOTICIAS, aunque ninguna de las dos estuvieron muchos años editándose. Se trata de una publicación quincenal de un único pliego de gran tamaño (que forma 4 páginas), que se

imprimía en la Imprenta Moderna de A. Garijo, situada en Toledo en la plaza de las Capuchinas. Pese a que su cabecera nos dice que se trata de un “periódico independiente y tan imparcial que no juzga los hechos ni causas por cuenta propia”, tras él estaban los intereses políticos de determinados

santaolalleros de ideología liberal, especialmente enfrentados con los poderosísimos monárquicos-conservadores. La primera de las cabeceras estaba dirigida por Manuel Rayón Recio y la segunda por Mariano López Salamanca, aunque ambos estaban juntos en las dos publicaciones. En estos periódicos encontraremos los lógicos artículos políticos y respuestas a cartas de los lectores, donde se deja constancia del interés de Manuel Rayón Recio por llegar a ser diputado en

cortes, algo que nunca logró. Además trata temas de agricultura, curiosidades, cuentos, comentarios morales, algunas noticias y eventos sociales y por último publicidad que básicamente procede de establecimientos torrijeños. Las páginas del periódico nos relatan las ferias de Noves de las que destaca “el

Una aventura periodística comarcal en 1911

por Josué López Muñoz

Amigos de la Colegiata de Torrijos

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Comarca gran número de ganado mular” que allí concurre y del que “se presentan valiosos ejemplares”. De la feria de Torrijos nos da cuenta del programa remitido por el alcalde Cesar Sánchez de Rivera, explica como los cajones colocados en la plaza para los animales serán cobrados pero será gratuito traer los animales hasta los terrenos inmediatos a las casas del pueblo, provistos de abundantes abrevaderos y pastos cedidos por doña María Candelas Montero, viuda de Gallarza, y don Manuel Taramonas. La completa feria de Torrijos contó en 1911 con dianas, conciertos y bailes, gigantes y cabezudos, globos aerostáticos, fuegos artificiales, iluminaciones eléctricas y corridas de toros. Entre la publicidad destaca la del propio Mariano López Salamanca como representante en la zona de “Mata & Cia -Crédito Internacional-”, algunos medicamentos casi “milagrosos”, productos agrícolas, las famosas cartas Heraclio Fourier y principalmente publicidad de establecimientos torrijeños, ya era Torrijos en aquellos años la principal villa comercial de la comarca. Destacan algunos anuncios de ofertas: “Se necesita oficial de barbero”; “Se necesita dependiente de comercio”; “Se

arrienda dehesa, 2000 fanegas de tierra, por un año o más”; “Se vende una partida de cebada de alguna consideración, a cinco pesetas la fanega”… Tal vez estos periódicos solo fueran una aventura de juventud de estos dos santaolalleros con aspiraciones políticas. Preguntando por ellos a los más mayores, nos relatan cómo han oído contar que eran dos personas cultas, propietarios de algunas fincas de tamaño medio y con enormes inquietudes. Mariano López Salamanca era conocido como “Mariano Revienta”, ideó una primitiva maquina aventadora pero cuando se decidió a probarla en las eras de Santa Olalla aquel artefacto reventó, provocando un fuerte estallido y una enorme polvareda para mayor mofa de los trilladores que estaban en las eras. Sus últimos años fueron complicados pleiteando por la herencia de su hermana de madre doña Elisa Gómez de Agüero Salamanca y su final fue trágico ya que fue asesinado en septiembre de 1936, curiosidades del destino fue enterrado en la iglesia de San Julián junto a muchos de los monárquicos con los que tanto había rivalizado en vida.

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Reflexiones

Gran parte de la generación de los 80 ha vivido entre dos mares, entre dos decisiones; ha caído a veces de un lado, a veces del otro y otras, en la peor situación, sin contentar ni a sí mismo ni a nadie, en medio. Últimamente se habla de que la generación de los 80 (la que no es nini, la que va antes) está desencantada con su presente porque la situación en la que se ve profesional y personalmente no cumple con lo todo lo que

se imaginaba. Se dice que es por la crisis; y piensan que es la culpable de encontrarse con una situación que no es como cuando de pequeños les contaron que sería. En esa situación hipotética se albergaba la idea de que el esfuerzo y sacrificio siempre traen recompensa (sin comentarios). La generación de los 80 se permitió, lícitamente y casi como instinto natural de supervivencia, soñar. En este proceso de ir fabricándose la vida y de decisión, unos cayeron en el mar de lo que sus padres le decían que hiciera, con palabras como “centrarse” (dícese oposición o similar) y otros navegaron por el mar de sus instintos profesionales. En este último caso, las altas expectativas acarrearon más de una desilusión, y en el otro, las circunstancias socio-económicas habían cambiado, y ya no era válido lo que los padres aconsejaban. De una manera u otra, el resultado es que, en tanto que generación, los de los 80 no están satisfechos globalmente con su vida presente. Y es que no hay espacio para que todos, desafortunadamente, (tampoco sin crisis) ostenten cargos acordes con su formación o destaquen entre la masa en sus profesiones.

Paradojas por Fátima González Gómez

Amigos de la Colegiata de Torrijos

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Reflexiones De este modo, irónicamente, la generación de los 80 es más infeliz que la de sus padres, que se encontraron de edad adulta con una situación mejor de la que se esperaban de pequeños. Este hecho no es un caso aislado de España. La generación que podía soñar con hacerlo

todo y se ha dado de bruces con que no todo es posible, también se halla frustrada en otros países occidentales. No obstante, me gustaría centrarme en aquellos que influyeron para caer en el primer mar, allí donde se dice que un trabajo seguro es la mejor lotería que le puede tocar a uno en la vida y que cuanto menos se trabaje, más remuneración y menos responsabilidades se tenga -lo que vienen llamando “chollo” o “vivir bien”- es lo mejor que se puede hacer como carrera profesional. Me llama la atención que paradójicamente, se alcen también voces de su generación reclamando que profesiones importantes estén más valoradas por todos y

tengan más reputación. Un claro ejemplo de este caso se da para la profesión docente. Ni la generación de los

80, ni la de los ninis, ni la de los post-ninis, recibió, ni recibe, una Educación que les satisfaga, ni que les haya provisto de las herramientas para enfrentarse a situaciones cambiantes. Si a esto añadimos que están influenciados por los que afirman que la docencia es un recurso profesional más que una vocación, podemos entender porqué la Educación no ha cambiado, así como el porqué de muchas cosas. Es sorprendente ver cómo la gente manifieste que se le dé valor a algo que ellos, de puertas para adentro, no profesan, así como que tampoco se instruya a los jóvenes con que la felicidad no es una profesión.

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Torrijeñismo La Década Prodigiosa

por Javier Buitrago Maselli y Fernando Alcántara García

Amigos de la Colegiata de Torrijos

De entre las épocas de esplendor que ha disfrutado la Colegiata de Torrijos, vamos a destacar, por razones de actualidad, el período comprendido entre los años 1998 y 2008, que podríamos denominar “década prodigiosa”.

Y para confirmar lo antedicho recordemos los siguientes acontecimientos:

Nacimiento de la Asociación Amigos de la Colegiata de Torrijos, AACT. Año 1998

Edición y presentación del libro “La Colegiata de Torrijos”. Año 1999

Restauración general de la Colegiata. Años 1999 a 2002

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Torrijeñismo

Restauración del coro de la Colegiata. Años 2000 a 2004

Inicio del proceso de beatificación de doña Teresa Enríquez. Año 2002

Creación y apertura del Museo Parroquial. Año 2003

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Valga la relación de acontecimientos citada, tan simple y aséptica, para cubrir el objetivo del presente artículo; pero valdría la pena desarrollar cada punto, de forma minuciosa y contrastada, porque nos sorprenderían los resultados… Nuestro agradecimiento a Mari Carmen y Nacho, de la Biblioteca Municipal, por habernos facilitado la documentación disponible.

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Torrijeñismo

Celebración del 475 aniversario del fallecimiento de doña Teresa

Enríquez. Año 2004

Beatificación de don Liberio González, cura párroco en Torrijos.

Año 2007

V Centenario de la fundación de la Archicofradía del Santísimo

Sacramento. Años 2006 a 2008

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La Peana de los Ángeles Amigos de la Colegiata de Torrijos

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Recuperación

Traemos a estas páginas la n u e v a r e c u p e r a c i ó n patrimonial que desde la Asociación se ha promovido: la restauración de la Peana de los Ángeles. De excelente calidad (barroco, primera mitad del siglo XVII) está atribuida al genial escultor flamenco, Giraldo de Merlo. Estos datos aparecen en la escritura de fianza otorgada en diciembre de 1609 por el platero toledano Andrés de Salinas, que se constituye en fiador del escultor “Xiraldo de Merlo” que debía hacer un retablo dorado y estofado, con un trono de ángeles “a los pies”, para poner la imagen de la Virgen de la Concepción “que está en la yglesia de San Xil” de Torrijos. Realizada en madera de pino, los motivos representados son a base de hojas carnosas y cabezas de niños. Las diferentes piezas de que s e c o m p o n e e s t á n ensambladas a caja y espiga. Tanto en la base como en la cornisa l leva molduras doradas en oro auténtico con decoración de bolas. Su técnica de realización es en madera tallada dorada, policromada y estofada. Las cabezas de niños son pintura al óleo. El resto de policromía se realizó al temple, como es

habitual en la técnica del estofado. El tratamiento, realizado por el restaurador Germán Pérez M a r t í n e z , c o m e n z ó desarmando toda la peana, ya que al haber estado con humedad, escombros y suciedad sobre ella, se habían removido todas las piezas al perder el adhesivo de cola animal sus propiedades.

Una vez reforzada la unión entre las piezas se procedió a sentar la policromía y dorado evitando que tanto una como o t r a s i g u i e r a n desprendiéndose de su soporte madera. A continuación se procedió a su limpieza, eliminando los depósitos acumulados sobre ella, para después (mediante limpieza química) extraer las duras capas de aceites y barnices aplicadas a lo largo del tiempo sobre las caras de los niños. Después de terminada esta operación se reintegró el material que se había perdido o desprendido a causa de golpes, roces, etc. Esta fase se ha realizado con resina

epoxi para restauración o con madera de pino. También se cerraron grietas, tapando agujeros y reintegrado alguna moldura que faltaba. Las lagunas de volumen una vez reintegrado, así como los d e s p r e n d i m i e n t o s d e preparación y dorado se han reintegrado para evitar que la vista se distraiga sobre ellos al contemplar la obra en una visión de conjunto. En la cornisa superior se ha respetado el desgaste y pérdida de dorado, puesto que afecta a la mayor parte de esa zona. En estos casos que las pérdidas superan un tanto por ciento elevado, una vez limpia, saneada y barnizada, se deja a la vista el paso del tiempo sobre ella. Al fin y al cabo, en escultura lo primordial es el volumen, como en pintura el color. Finalmente se ha barnizado con resina acrílica en dos manos, resaltando de esta manera los tonos originales y reintegrando la policromía allí donde faltaba.

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Filmografía

Hace ya algunos años, hablábamos en estas mismas páginas de Duelo de Pasiones (Javier Setó, 1957), un drama rural con tintes de western castizo que había sido rodada en la localidad de Rielves. Siguiendo en este afán por rescatar del olvido las escasas películas que han tenido a bien elegir nuestra comarca como escenario natural para narrar sus historias, en esta ocasión nos vamos a centrar en La Frontera de Dios (César Ardavín, 1963) que convirtió Maqueda, por unos meses, en un auténtico plató cinematográfico. Encuadrada dentro de la prolífica corriente de cine religioso que inundaba las pantallas de la España franquista de mitad de siglo, La Frontera de Dios se une a otros afamados títulos como Balarrasa (José Antonio Nieves Conde, 1950), Molokai (Luis Lucia, 1959) o Marcelino Pan y Vino (Ladislao Vajda, 1955) en su esfuerzo por transmitir al espectador las bondades y virtudes de la vida cristiana. Así lo constata el hecho de que la película esté basada en la novela homónima del escritor y sacerdote toledano José Luis Martín Descalzo, por la que obtuvo el Premio Nadal en el año 1956.

La acción se sitúa en un imaginario pueblo castellano llamado Torralba, un topónimo muy habitual en la geografía española. Allí, una prolongada sequía está afectando el carácter de sus habitantes hasta tal punto que éstos empiezan a perder la fe, sus

La Frontera de Dios Maqueda como plató cinematográfico

por Javier Sánchez de Rivera

Amigos de la Colegiata de Torrijos

Gracias a Esteban Ríos, alcalde de Maqueda, por su inestimable ayuda.

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Filmografía

costumbres se tornan un tanto disolutas y vuelven su espalda a la religión. Todos menos Renato, un humilde y piadoso guardagujas cuyas oraciones consiguen que, de forma milagrosa, se recomponga el clavero derribado por unos vándalos, ante la estupefacción de los presentes. Este y otros sorprendentes sucesos despiertan el interés de las autoridades locales, que deciden sacar provecho económico de la situación y atraer así a incautos turistas al reclamo de los milagros. Ya desde los títulos de créditos, la película recurre con frecuencia a diversas localizaciones de Maqueda. Como no podía ser de otra manera, su inconfundible Castillo de la Vela se hace presente en muchos momentos de la narración, así como la escalinata flanqueada por dos arcos, vestigios de la antigua fortaleza del siglo XI, que precede a la iglesia. Asímismo, aparecen otros lugares de la comarca como la desaparecida estación de tren de Rielves. Pero no sólo se limitaron a sus calles y plazas, sino que también fueron muchos los maquedanos que participaron en el rodaje a modo de extras, algunos hasta con línea de diálogo. Llaman especialmente la atención esos primerísimos planos de ancianos de rostro enjuto y arrugas curtidas

bajo el duro sol de Castilla, que nos hacen pensar en una clara influencia del cine del neorealismo italiano. Su director, César Ardavín, era sobrino de uno de los pioneros del cine mudo español -Eusebio Fernández Ardavín- y cuenta con una extensa filmografía entre la que se encuentran numerosos trabajos como realizador de documentales turísticos, pero s o b r e t o d o d e s t a c a n s u s adaptaciones literarias como La

Celestina (1969), Doña Perfecta (1977) o El Lazarillo de Tormes (1959). Esta última le valió el Oso de Oro en el Festival de Cine de Berlín en 1960, lo que supuso uno de los primeros reconocimientos a nivel internacional para la cinematografía española. Entre las interpretaciones, cabe citar la presencia de una joven Julia Gutiérrez Caba en un papel secundario y la del protagonista Enrique Ávila encarnando al devoto Renato, actor que acabaría siendo un habitual en los spaguetti western almerienses. Digna de mención es también la partitura original para guitarra de la banda sonora, compuesta e interpretada por el gran guitarrista Regino Sainz de la Maza, uno de los músicos españoles más notables de la segunda mitad del siglo XX.

Fotograma de la película

Fotograma de la película

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Colaboración

Los duques de Maqueda, como patronos de la Iglesia del Santísimo Sacramento de Torrijos, tuvieron la obligación de mantener viva la memoria de su devota antepasada Teresa Enríquez (c.1450-1529) a través del sostenimiento económico de las diversas obras pías que había instituido antes de su fallecimiento. Dos de las más significativas fueron la dotación de trece capellanías en la Colegiata de dicha villa y la creación, gracias a varios privilegios del Papa León X, de las “Visitas a los Sagrarios de Spaña”. Las disposiciones sobre la estructura y el funcionamiento de ambas fundaciones habían quedado plasmadas en los diferentes estatutos de la Cofradía del Corpus Christi de Torrijos, creada por la propia sierva de Dios en 1508. En su última versión, de 19 de octubre de 1527, buena parte de los artículos aludían a la distribución de los 23.000 maravedíes de dotación para cada una de las capellanías, en las que se incluía tanto la retribución al capellán como el resto de gastos de cera y ornamentos. Respecto a las Visitas, fue establecido que tenían que ser de periodicidad anual y que los dos encargados de realizarlas, escogidos en la octava del Corpus, debían ser oportunamente remunerados para tal efecto. Estas últimas consistían, según la descripción de la historiadora Amaya Fernández, en la

inspección de pequeñas iglesias, principalmente de Galicia y de Asturias y la comprobación del estado en el que se encontraban sus sagrarios, ornamentos y objetos destinados al culto de la Eucaristía. Para tal obra se destinaron 3.000 ducados y una renta perpetua de 500 maravedíes que el capellán mayor, como heredero universal de los bienes libres de doña Teresa, compró en concepto de ayuda adicional. Varios años después del fallecimiento de la

fundadora, su hijo Diego de Cárdenas y el cabildo, debido a la rigidez de los estatutos, solicitaron una bula al Papa Clemente VII para poder modificarlos. El principal objetivo era realizar un conjunto de reajustes económicos

que permitieran equiparar la asignación monetaria de las capellanías a “la mudança de los tiempos y variedad del estado y precio de todas las cosas”. Tras el beneplácito del pontífice, la fórmula por la que se optó no consistió en crear nuevas rentas, sino en el aumento de las destinadas a las capellanías en menoscabo de las estipuladas para las Visitas. Tal práctica distó de ser equitativa, ya que el aumento en la dotación de las primeras se realizó en detrimento de la cantidad destinada a las segundas. Dicha actuación se basó en las propias palabras de la Loca del Sacramento, que en su testamento había ordenado que “se

La evolución económica de las trece capellanías de doña Teresa Enríquez en la Iglesia del Santísimo Sacramento de

Torrijos entre los siglos XVI y XVII por Carlos González Reyes

Universidad de Barcelona

Buena parte de los artículos de los estatutos de la Cofradía del Corpus Christi de Torrijos aludían a la distribución de los 23.000 maravedíes de dotación para cada una de las capellanías.

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Colaboración procediese de manera que la principal atención y cuydado de los que la rigiessen y governasen fuesse conservar las dichas treze capellanias aunque se hiziese falta al cumplimiento de las otras obras pías que la dicha iglesia dexava fundadas”. Este primer reajuste, lejos de ser puntual, se repitió a lo largo de las décadas siguientes por parte de la familia Cárdenas y del cabildo, teniendo especial relevancia entre 1580 y 1613, en una coyuntura económica desfavorable en todo el territorio peninsular. Gracias a cuatro documentos del Fondo de la Casa Ducal de Baena, sito en la Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional (Toledo), pueden reseguirse los pormenores y el alcance de dichas modificaciones. A lo largo de esos más de treinta años, el incremento de la renta de las capellanías se convirtió en la principal preocupación frente a la realización de las Visitas, llegando incluso estas a ser consideradas a finales del siglo XVI como “no necesarias como era al principio de su fundación”. De ese modo, y a través de las reformas progresivas, fueron haciéndose más espaciadas en el tiempo, quedando prácticamente sin dotación durante el primer cuarto del siglo XVII. Aumento de medio real por las misas en 1580 El 30 de diciembre de 1580 se firmaron en la Sacristía de la Iglesia del Santísimo Sacramento varios acuerdos para “mudar algunos statutos de los de la dicha iglesia husando del Poder que (…) tenemos por bulla de nuestro muy santo padre Clemente VII” entre don Bernardino de Cárdenas, III

duque de Maqueda y el cabildo, en esos momentos integrado por: Don Bernardo Joan, capellán mayor; Pablo de Aznalse, presidente; Diego Huidobro de Miranda; Bartolomé Fernández de Tapia; Gabriel Carrasco; Francisco Vázquez; Pedro Alonso de Riofrío; Jerónimo Martínez Dávila; Miguel de Cebreros; Luis de Santiago, Martín de la Sagra y Pedro de Vega. La cuestión fundamental a tratar fue la necesidad de aumentar la renta de las capellanías: “Al tiempo de la fundacion (…) se daba de limosna ordinaria por cada misa medio real”, cantidad que se había vuelto

insuficiente sesenta años después de la muerte de doña Teresa. La escasez del dinero y el aumento de los precios apuntado por historiadores como James Hamilton o Fernand Braudel fueron solo algunos de los fenómenos que contribuyeron a crear un clima de crisis en la Castilla del momento. De ahí que, tal y como se apunta en el documento “por la diferencia de los tiempos y carestía de todas las cosas”, se decidiese incrementar medio real más a cada una de las 180 misas y el sustento de los propios capellanes. Este hecho hizo que las Visitas al Sagrario se

tuviesen que reestructurar tanto desde el punto de vista económico como temporal a fin de extraer la cantidad necesaria que hiciese viable tal aumento. La suma destinada a los dos visitadores fue el principal importe escogido para la reducción. Estos tenían asignados 20.000 maravedíes respectivamente para realizar su viaje y mantener en propiedad la mula con que desplazarse; gasto que fue considerado

Grabado ideal de don Bernardino de Cárdenas y Portugal (1553-1601), III

duque de Maqueda, realizado en la segunda mitad del siglo XVIII.

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Colaboración superfluo. La cantidad que pasaron a recibir a partir de entonces fue únicamente de “seis mil maravedíes para alquiler de una mula” y dos mil maravedíes más “como acrecentamiento”. En total se les descontaron 24.000 maravedíes de los 40.000 iniciales, cantidad que aún resultaba insuficiente para cubrir “el acrecentamiento del medio real de limosna cada una de las misas”. De ese modo, no quedó más remedio que restar 10.000 maravedíes más a la renta de ayuda a las iglesias más desfavorecidas, objetivo fundamental de las Visitas. Con la intención de paliar tal descenso se cambió su periodicidad: pasaron de ser anuales a realizarse cada dos años. No obstante, este hecho implicaba que fuesen “mas copiosas”, de ahí que no se le dedujeran los apenas 500 maravedíes de la renta perpetua de ayuda adicional que había comprado el cabildo tras el fallecimiento de doña Teresa; el Papa había ordenado que tal cantidad no pudiese ser destinada a otro fin. La reforma de 1604 Un cuarto de siglo más tarde, en otra de las reuniones del cabildo, se volvió a tratar el tema de la necesidad de aumentar las rentas de las capellanías ya que “algunos de los capellanes, constreñidos de la necesidad de buscar alguna ayuda para su sustento, an echo faltas notables al servizio de dicha Iglesia”. El 13 de enero de 1604, también en la Sacristía de la Colegiata de Torrijos, se reunieron el entonces flamante IV duque de Maqueda, don Jorge de Cárdenas Manrique de Lara, el capellán mayor y abad de San Salvador de Sevilla, don Pedro Alonso de

Riofrío y los restantes doce miembros del cabildo. En esta ocasión: Gabriel Carrasco; Martín de la Sagra; Bernardino de Isla Faxardo; El bachiller Jerónimo de Camporrey; El licenciado Pedro Vázquez; José Martínez de Buytrago; El licenciado Juan Pérez Carrión; El licenciado Diego Gómez; Gabriel Martínez de Buytrago; Diego de Vera; Gabriel Carrasco de Cebreros y Diego Pérez. De nuevo, se decidió que el incremento se pagase “de las Rentas que están aplicadas a la dicha Visita”. En este caso, no se restó de una forma concreta, como había pasado en

1580, sobre la asignación de los visitadores. Por el contrario, el aumento de la cuantía de las diferentes misas diarias se produjo determinando que la renta de las Visitas se debía limitar a “mil ducados o tres cientos mil maravedíes, de manera que nunca cese la dicha obra y limosna de Iglesias pobres”. Por lo tanto, los 3.000 ducados originales con que doña Teresa había fundado las Visitas habían quedado reducidos a poco más de 1.000 en apenas setenta años. Teniendo en cuenta ese descenso y el

consiguiente aumento del coste de la vida, la cantidad resultaba prácticamente

ínfima. Ello obligó a que se ampliase de nuevo el lapso de tiempo que tenía que transcurrir entre una y otra, pasando de dos a tres años. Respecto a la distribución del acrecentamiento económico para las misas, a diferencia también de lo ocurrido en 1580 cuando había sido igual tanto para las oficiadas en la capilla mayor como en las doce restantes, se hizo en función de la hora

Reparto de las prebendas en la Capellanía Mayor de la Colegiata de

Torrijos el 13 de enero de 1604

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Colaboración de las mismas y del lugar donde estas se celebraban. Así, de la cantidad inicial de 23.000 maravedíes por capellanía (299.000 en total), se pasó a 366.645, quedando los gastos del siguiente modo: “Repartimiento de la prevenda de cada capellan de los doze” – 71 maravedíes cada día que, multiplicados por 365 días montaban 25.900 maravedíes cada una. “Repartimiento de la prevenda en la Capellania Mayor” 153 maravedíes diarios que, anualmente, sumaban 55.845 maravedíes. Tal actuación, si bien sirvió para poder continuar perdurando la obra de las capellanías, fue también reflejo de la importancia que habían perdido las Visitas tanto para el cabildo como para la familia ducal. Pese a esto, pocos años más tarde, ante la imposibilidad de poder restar más cantidad a estas últimas, se optó por modificar algunas de las características del modo en que se oficiaban las misas. Todo ello, con el objetivo de poder continuar manteniéndolas a pesar del sucesivo encarecimiento de la vida y crisis económica. La súplica de Pedro de Tabira sobre los capellanes ausentes en 1611 Según lo dispuesto en el artículo 11 de los estatutos de fundación, lo que dejasen de ganar los párrocos ausentes debían percibirlo los que realizaban los oficios. A pesar de ello, en 1611 se continuaba produciendo el cobro de prebendas por parte de capellanes que “desantendian a los oficios”. A tal situación contribuía que el cargo de apuntador (gestor de las cuentas) era de elección anual,

dificultando que se pudiese llevar a cabo la contabilidad con la regularidad y puntualidad deseada. El encargado de ese año, Pedro de Tabira, decidió tomar cartas en el asunto y buscar una solución al problema. Con esa intención, solicitó a don Jorge -que en esos momentos se encontraba en sus dominios de Elche en pleno proceso de expulsión de los moriscos- que el licenciado Diego Vázquez revisase los estatutos y las rentas de la Iglesia. La súplica fue aceptada por el duque, quien ordenó que se llevase a cabo el repartimiento según lo dispuesto por la fundadora y sus sucesores, entre ellos su padre. Para asegurarse de que la operación fuese lo más correcta posible, en septiembre

de ese mismo año requirió una relación de las rentas de la propia Colegiata a fin de que su administrador pudiese también revisarlas. De ese modo, el cabildo le hizo llegar un listado con toda una serie de sugerencias y cambios que se podrían ejecutar. En este caso, no se mencionaba nada respecto a las Visitas; las cuestiones se centraron únicamente en la gestión económica de las capellanías y en la necesidad de atajar la cuestión de los párrocos ausentes. De su asignación

de donde se pretendía restar la cantidad de 10.000

maravedíes que, en este caso, irían a parar a la fábrica de la iglesia. Asimismo, se abogaba, por “quitar las vestimentas de cada dia de epistola y evangelio attento que las introduxo Pedro Alonso capellan mayor que fue de la iglesia hara seis años y no son conforme a estatutos”. El uso estaba, en un principio únicamente destinado a los domingos y días de fiesta. Ello podía servir para “excusar el gasto de las ornamentas de la iglesia que no se tiene de donde sacar” y supondría un ahorro de 10.000 maravedíes.

Gastos a mantener y suprimir, por orden del cabildo, en 1604

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Colaboración También se sugirió quitar 12.000 maravedíes del salario del cantor Antonio García puesto que no había dinero suficiente para pagarle y que, en compensación, se le diese el cargo de sacristán, dotado con 19.000 maravedíes. Siguiendo esa línea, indicaron que del salario del organista se podían reducir 4.000 maravedíes de los 15.000 que tenía consignados. Por último, fueron incluidas diversas reducciones respecto a la cera, la colocación de antorchas -solo para determinadas fiestas- y la regularización del uso de las vestimentas de los clerizones (mozos de coro o monaguillos). En noviembre de ese año, después de haber sido revisado el memorial por Gómez de Amezcua, administrador de don Jorge, se procedió a dar el visto bueno para que se ejecutasen todas las reformas solicitadas con el fin de seguir realizando las misas y clarificar los sueldos de los capellanes. Las reformas de 1613 Dos años más tarde, el 2 de junio de 1613, el entonces cabildo estaba formado por: Alonso Bravo, capellán mayor; Gabriel Carrasco de Benavides; Bernardino de Isla Fajardo; Ldo. Pedro Vázquez; Ldo. Josep Martínez, presidente; Ldo. Juan Pérez Calderón; Ldo. Diego Gómez; Ldo. Gabriel Martínez; Gabriel Carrasco de Cebreros; Pedro de Santiago; Ldo. Gil de Lujan; Pedro de Tabira; Gregorio de Heredia. En una de sus reuniones extraordinaria encargaron al escribano Juan de Orozco realizar otro memorial que fue remitido posteriormente al duque. En él se detallaban más gastos que se podían reducir y así

continuar realizando las misas de las capellanías con arreglo al coste de los tiempos. Se enumeraban una serie de puntos que detallaban de dónde se podía ahorrar, con notas al margen en las que se especificaba la fórmula “que se quite” o “que se haga”. Tampoco se mencionaba en este caso nada acerca de las Visitas, cuyos gastos habían quedado congelados en los 1.000 ducados de 1604, cuantía de la que poco más se podía restar si se pretendía que se pudiesen realizar adecuadamente. Las cuestiones principales que se plantearon fueron que “la missa de prima en los días la ay en la iglesia se dice cantada y se podría

decir reçada, acresciendo la distribucion que por ella se da a la fabrica de la dicha iglesia que será en cada un año veinte y un maravedies” y la reducción de la suma destinada a las vestimentas de los capellanes. Además de todo ello, se incluyeron ocho puntos más con diferentes reducciones económicas, las cuales fueron revisadas de nuevo por el administrador del duque y llevadas a cabo por el cabildo: 300 reales cada año, asignados a los capellanes

para las vestimentas de cada día de epístola y evangelio “ya que no estan ordenadas por estatuto de

nuestra sra. doña Teresa Enríquez”. 300 reales anuales de las distribuciones de cada día de la misa de prima (1.500 al año y capellán mayor 3.000) “y que ésta sea rezada y no cantada excepto en la misa de luz y misa mayor”. 100 ducados cada año a los capellanes, quitándoles la distribución de una misa cada

Estatutos de la Cofradía del Corpus Christi de Torrijos fechados el 15 de

junio de 1608

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Colaboración semana. 2.000 maravedíes del sueldo del pertiguero (asistente en el altar, coro y púlpito, llevando en la mano una pértiga o vara larga guarnecida de plata). 2.000 maravedíes del salario del maestro de capilla, ya que el anterior duque le había asignado 20.000 anuales, cantidad demasiado elevada. 4.000 maravedíes del sueldo del organista puesto que 15.000 era una cuantía también excesiva. 500 maravedíes al albañil. 8.000 maravedíes de los 19.000 del sueldo del entonces sacristán Antonio de Duelas, pasando a ser únicamente de 11.000. Valoración A través de la breve relación documental aquí expuesta se ha pretendido mostrar que, durante el periodo de 1580 a 1613, se llevaron a cabo diferentes reestructuraciones económicas en las rentas originales asignadas a las Capellanías y las Visitas al Sagrario, al tiempo que una clarificación y sistematización de las obligaciones de los capellanes. Todas estas acciones fueron reflejo del interés mostrado por los descendientes de doña Teresa Enríquez en mantener vivo su legado en la Colegiata que ella misma había fundado a principios del siglo XVI. Tal objetivo se pudo cumplir gracias a la perseverancia de los duques de Maqueda, junto a los miembros del cabildo, para lograr ajustar las cantidades originales de las obras pías al mudable valor de la vida, especialmente en unos años de profunda carestía y crisis. Este hecho favoreció que, paralelamente al incremento en la dotación de las capellanías, se produjera un descenso de la cantidad destinada a las Visitas a los Sagrarios; lo cual permitió que si bien esta obra se siguiera realizando durante el período de este estudio, acabase finiéndose

años más tarde por falta de recursos. En consecuencia, se puede afirmar que, más allá de la evolución económica de ambas fundaciones, el hecho de que intentasen ser mantenidas a lo largo del tiempo revela la intención por parte de los Cárdenas de publicitar su religiosidad y dejar constancia de la veneración que sentían hacia la esposa del fundador de su linaje. En última instancia, la perpetuación de las mismas no pretendían sino inmortalizar en la memoria colectiva el carácter benefactor y extremadamente piadoso del que la Sierva de Dios hizo gala a lo largo de toda su vida. Notas 1- SÁNCHEZ DE HARO, Jesús, “La Cofradía del Corpus Christi de Torrijos. Archicofradía del Stmo. Sacramento. Los primeros Estatutos”, en Cañada Real, Revista Cultural de Torrijos y Comarca, 7, 2007, pp. 23-25. 2- Según el Cuaderno de Ordenanzas de la labor de las monedas, conocido también como Real Pragmática de Medina del Campo, de 13 de junio de 1497, 1 ducado equivalía a 11 reales castellanos y a 1 maravedí, o bien a 375 maravedíes. 3- FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, Amaya, Teresa Enríquez, la loca del Sacramento, BAC Biografías, Madrid, 2001, pp. 55-56. 4- Un breve análisis del testamento de la esposa de Gutierre de Cárdenas puede verse en: SIERRA, Antonio, “El testamento de doña Teresa Enríquez, inspirado en el amor a la Eucaristía”, en Revista “El Castellano”, número especial “Corpus 1528”, pp. 1-2. 5- Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional (=SNAHN), BAENA, C. 28, D. 71, doc. 1580 ff. 1r-7v; doc. 1611 ff.1r-4v. SHAHN, BAENA, C. 28, D. 72, doc. 1603 1r-6r; doc. 1613 ff. 6v-10r.

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Nuestra Historia

Mis primeras investigaciones en torno a Benigno Alonso tuvieron lugar acabando 2012. En diciembre de dicho año publiqué en mi página web un pequeño, pero desarrollado artículo con metodología científica, que incluía la biografía, obra del autor, así como un manual para ser continuada la investigación por otros interesados. El joven poeta fuensalidano, Rubén Suárez Valverde, tuvo a bien, dar a conocer la figura de su paisano de nacimiento en la revista Vivir Fuensalida nº 19 en enero de 2013. En el pasado mes de octubre ofrecí en la biblioteca de Fuensalida los últimos avances de la investigación en un encuentro que contó con la participación de las nietas de Benigno y con la intervención de Julio Longobardo que disertó sobre su persona en Torrijos. Me hubiera encantado brindar en primicia a los torrijeños la figura de este importante actor de la vida social, cultural y religiosa de la villa de Torrijos en los años 20 y 30 del siglo p a s a d o . Inesperadamente, un artículo divulgativo publicado por El Eco Cultural Juan Guas en diciembre de 2013 se

adelantaba. Artículo que, contrastado con los citados a n t e r i o r m e n t e p u e d e entenderse como copia o, una s o r p r e n d e n t e e x t r a ñ a coincidencia. Sin embargo, tan extensa fue la actividad de este torrijeño de adopción que aún queda mucho por contar e investigar. Benigno Alonso García nació en Fuensalida el 15 de marzo de 1896. Hijo de Toribio, el cirujano menor (sacamuelas), y de su esposa Lorenza. Tuvo 3 h e r m a n o s : A n t o n i a , emparentada con Gregorio Ortiz Imprenta Moderna de Torrijos; Manuel, sastre en Fuensalida; y Venancio, que

regentaba El Capricho. Contrajo matrimonio en Madrid con la torrijeña Apolinaria Carrillo Gómez en el año 1922, fruto del cual nacieron Antonio y Paquita. Fallecía el 25 de

febrero de 1965 en Madrid. Estudió en Fuensalida, siendo alumno de Hipólito Ezquerra, “su querido maestro”, al que rindió un merecido homenaje en Fuensalida en 1929. Joven se trasladó a Torrijos a

desempeñar su profesión de sastre y su afición: la cultura y las letras. Su taller de

BENIGNO ALONSO Escritor y poeta fuensalidano

y torrijeño del siglo XX por Roberto Félix García

Amigos de la Colegiata de Torrijos

de la Real Academia Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo

De muy joven se trasladó a Torrijos a desempeñar su profesión de sastre y su afición: la cultura y las letras. Su taller de sastrería será conocidísimo en toda la comarca, contando con una sucursal en Fuensalida

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sastrería será conocidísimo en toda la comarca, contando con una sucursal en Fuensalida. Su obra literaria fue intensísima en los años 20 y 30 del siglo pasado, con apariciones en los diarios: Vida Manchega, La Unión Ilustrada, La Libertad, Toledanos, etc. pero de modo incansable en el periódico católico toledano El Castellano y su suplemento El Castellano Gráfico. Dentro de este diario se encargará de la página semanal de El Castellano en Torrijos. En 1928 funda el periódico torrijeño El Último Grito. Ambos diarios se convertirán en el mayor foro de información de la vida social, cultural y religiosa de esta villa. Sirvan de ejemplo en El Último Grito los números 17-18 de 1929 dedicados al IV centenario de la Loca del Sacramento, o los números 29 y 30 de 1930, titulados “¡Agua, agua, agua!” y “¿Quién da la vez?” ocupándose del problema del abastecimiento de agua a la población. Fuera de la prensa escrita, en 1922 publicará “Torrijos y su bienhechora Teresa Enríquez”

en “Toledo”, que se convertirá un referente en el año 1929 con motivo del cuarto centenario. En 1924 con el poema “Los Gañanes de mi villa” ganará un certamen de poesías organizado por La Casa de Propaganda en París. Pero será con la publicación de la novela “El dolor de ser bonita” en 1927 su momento de mayor gloria. Esta novela corta con portada de J. Relanzón; que tiene de protagonista a D. Ángel, un bilbaíno setentón de viaje por Vizcaya; tendrá una excelente acogida por el público. Dado el éxito, se celebra en Torrijos un banquete homenaje en el Salón Teatro servido por el bar Palacio contando con hasta 120 comensales. Se harán eco de tal evento El Castellano, e incluso ABC y su suplemento Blanco y Negro que publicarán la noticia, su retrato y fotografía del banquete. La conexión con su pueblo adoptivo no sólo se limitó al plano literario. En 1920 tenía arrendada la plaza de toros. Y como muestra de su preocupación por la cultura, en 1927 instaló una biblioteca en El Círculo de la Unión. Ese mismo año, era delegado de la comisión de monumentos de Torrijos, cargo

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Nuestra Historia en defensa del patrimonio torrijeño que le traerá varias enemistades; la más destacable con el párroco D. Liberio González. Julio Longobardo le atribuye la celebre “mercantilistas torrijeños” que utiliza como crítica por la pasividad del pueblo ante la pérdida del Palacio de los Señores de Maqueda en Torrijos. En 1928 era vicepresidente de La Humanitaria.

Pero tanta actividad cultural le pasará factura al estallar la Guerra Civil. Hostigado y multado por individuos de Izquierda al no pasar a la acción, decide marchar a Fuensalida, de allí a Madrid y finalmente, se establecerá con su familia en Los Navalucillos hasta el final de la contienda, trabajando como “escribiente”. Finalizada la guerra, el 16 de abril es denunciado por varias personas de Derecha de Torrijos, siendo detenido el 24 de abril y encarcelado primero en la prisión del partido judicial de Torrijos y posteriormente en la de Talavera (aquí se hará cargo de la oficina de la cárcel) hasta 1942 que será puesto en libertad. Los denunciantes le acusan de “intelectual”, “socialista encubierto”, “asesor del Comité”, enemigo del Movimiento y del párroco pero,

amigo del médico y alcalde de Torrijos. Por fortuna, cuenta con numerosos testigos que avalan su ejemplar conducta, que le alaban por católico, apocado y democrático, así como su obra escrita, que da testimonio de ello. El 8 de febrero de 1940 el Consejo de Guerra sentencia su absolución y puesta en libertad. Sin embargo, sorprendentemente, ésta es declarada nula por el Auditor de Guerra el día 26. De entre todos los acusadores, destaca por su empeño Juan González Nombela, abogado y hermano del mártir D. Liberio, otros serán el alcalde y el Jefe Local de Falange. Pasado este amargo e injusto episodio que truncará su vida, se traslada a Madrid donde continuará su profesión como sastre en Paños Ramos. Según manifiestan sus nietas continuó escribiendo para publicaciones de Sudamérica. A destacar que, era Miembro de Honor de la Academia Hispano Americana Zenith de Heredia de Costa Rica y colaborador de El legionario de México. Otra revista que se hace eco de su obra es, la Revista Cuatro Vientos de Buenos Aires.

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Nuestra Historia Cercano a su muerte y enfermo por las secuelas de un ictus que paralizó parte de su cuerpo que sólo le permitía escribir a máquina, público en 1963 Arco sin flecha. Un poemario íntimo repleto de múltiples dedicatorias a: su padre, madre, sobrinos, nietas, pueblo natal, amigos, etc. junto a otras dedicatorias de autores. En 1964 escribió el pregón de las fiestas de Fuensalida, donde realizaba alguna colaboración, motivo por el que recibió las felicitaciones del Pleno del Ayuntamiento de la localidad. Sirva mi tercera publicación sobre Benigno Alonso para reconocer la persona de Benigno y demandar un homenaje en las localidades de Torrijos y Fuensalida por su acción y defensa de la cultura y del patrimonio.

Más información en la página web del autor: https://sites.google.com/site/huecastoledo/5-autor

Agradecimientos a: Emilia y Margarita Alonso, nietas; Concha Rubio, familiar; Esperanza Zapardiel, bibliotecaria de Fuensalida; Julio Longobardo; Juan Antonio Morales y a la Asociación Amigos de la Colegiata de Torrijos.

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Investigación

Escribir a estas alturas algo inédito sobre la Colegiata del Santísimo Sacramento de Torrijos, después de la publicación por mis compañeros de asociación, en 1999, del libro “La Colegiata de Torrijos”, estudios importantes como los realizados por José Mª Azcárate, Juan Nicolau, Basilio Pavón, Esperanza Pedraza o Isabel Mateo, incluso los artículos publicados en la revista Cañada Real, es algo tremendamente complicado. Pero hay ocasiones donde la “Divina Providencia” o la “Santa Casualidad”, que viene a ser lo mismo, te juega muy buenas pasadas; en este caso, rebuscando entre los documentos catalogados del archivo parroquial pude localizar unas libranzas del año 1695, donde aparecían relacionados los gastos ocasionados por la realización de los dos retablos colaterales de dicho templo. Con este artículo no pretendo profundizar en el tema de las autorías, dado que los datos encontrados son parciales, y sin más documentos, de momento, al no haber podido localizar los contratos entre los artífices y el Cabildo de la Colegiata, no podríamos conocer a ciencia cierta sus condiciones. Pero a pesar de todo, estos papeles lo que sí dejan claro son los nombres y apellidos de los artistas y las diferentes entregas de reales que se les hicieron. La primera de las referencias aparece en la memoria “de lo que se ha añadido en los dos colaterales de la Iglesia del Sacramento de Torrijos”, una detallada relación de mejoras realizadas a los retablos después de “asentarlos” en la Colegiata, firmada por mano de su autor: Juan Bautista. De este maestro entallador y escultor

tenemos muy pocas noticias: en 1685 ajusta con la Cofradía del Cristo de las Aguas y de la Vera Cruz de Toledo la realización del retablo de su imagen titular en 2.900 reales. Esta cofradía tenía su sede canónica en el Convento del Carmen Calzado, y el retablo quedó destruido en 1812 tras el incendio del monasterio por las hordas francesas. En 1693 se presentó al concurso para hacer el retablo de San Eloy, de la cofradía de plateros de Toledo, pero el trabajo fue encomendado a José Machín. La segunda de las referencias, la más interesante, aparece reseñada en las libranzas realizadas por el contador de la Colegiata D. Luis de Ribadeneira: “costaron los ocho cuadros que pintó Pedro de Olivares” y otra más adelante “lo que di a Pedro de Olivares por las puertas de los sagrarios”. El pintor toledano Pedro de Olivares y Álvarez había nacido en 1660 en el seno de una familia de maestros sederos. De su infancia y juventud no tenemos más noticias que las referentes a su familia, y no aparecen testimonios concretos de nuestro pintor hasta mediados de la década de 1680. Formado en el taller de Simón Vicente, su labor profesional se dedicó principalmente a tasar pinturas, aunque tras su boda con doña Catalina García Portillo, empleó la mayor parte de su tiempo a gestionar el notable patrimonio de la rica hacendada yebenosa. Algunas de las obras realizadas por este pintor de las que se tiene constancia son: colaboración en dos arcos efímeros para la

Dos retablos inéditos en la Colegiata del Santísimo Sacramento de Torrijos

por Jesús Sánchez de Haro

Amigos de la Colegiata de Torrijos

Numerario de la AHA de Torrijos

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Investigación entrada de Carlos II en Toledo; pintura de las credencias de la iglesia de Santiago del Arrabal; pinturas del túmulo de la cofradía de Ánimas de la parroquia de San Andrés; o la

pintura y dorado del púlpito y pabellón del retablo del Cristo de la parroquia de San Antolín de Toledo.

San José Óleo sobre lienzo

Pedro de Olivares (c.1694)

Santa Catalina de Alejandría Óleo sobre lienzo

Pedro de Olivares (c.1694)

Retablo de San JoséRetablo de San José Retablo de Santa AnaRetablo de Santa Ana

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Internet

Desde hace algún tiempo se han desarrollado en nuestro entorno una gran cantidad de blogs que dedican sus post a contar las maravillas de nuestra Comarca en la Red. También tenemos páginas sobre nuestros pueblos, sobre su historia; y páginas con libros, publicaciones y documentos antiguos de nuestra Comarca. Como no podía ser de otra manera, sus autores conocen a la perfección las mejores historias, presentan excelentes imágenes y comparten sus conocimientos a través de la Red de Redes. En definitiva, una iniciativa con mucho éxito que esperamos ayude a darnos a conocer y a abrir las puertas de nuestra Comarca al mayor número de personas.

Nuestra Comarca en la Red

Adolfo Delgado Agudo http://www.bibliotecacomarcatorrijos.com/

Josué López Muñoz http://eulaliense.blogspot.com.es/

Roberto Félix García https://sites.google.com/site/huecastoledo/

Juan Antonio Morales Gutiérrez http://torrijosysucomarca.blogspot.com.es/

Jesús Sánchez de Haro http://cronicastorrichanas.blogspot.com.es/

Jesús del Castillo Martín http://objetivotradicion.blogspot.com.es/

Patrimonio Cultural Villa de Carriches http://revistaadovea.blogspot.com.es/

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Un Ayuntamiento Un Ayuntamiento de todosde todos

Excmo. Ayuntamiento de Torrijos (Toledo)Excmo. Ayuntamiento de Torrijos (Toledo)