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Cañamo Chile #1-Mayo/2005

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Es una publicación editada por Cáñamo S.A., Representante Legal Claudio Venegas Rojas, De las Claras #0195 Of. 1-B,Providencia, Santiago, tel. : 3414969, fax: 56-2-7510212.Mail: [email protected]ón: Puerto Madero Impresores S.A.(que sólo actúa como impresor)Ditribución: Alfa S.A.(que sólo actúa como distribuidor)

La revista Cáñamo Chile es una publicación bimestral de circulación nacional. Los artículos firmados no expresan necesariamente el pensa-miento de la revista. Cáñamo no se hace responsable de la opinión de sus colaboradores. El contenido de los avisos publicitarios es de exclusiva resposabilidad de los anunciantes. La reproducción total o parcial, aun citando su procedencia, por cualquier medio o técnica, de textos o imágenes publicados en CÁÑAMO, necesitará la autorización escrita de la Editorial. La redacción no devolverá los originales, fotos e ilustraciones no solicitados.

Dirección: Sebastián Binfa / [email protected]é Editorial: Pedro Mendoza, Claudio Venegas, Sebastián BinfaCoordinador General: Claudio Venegas / [email protected] Periodístico: Mauricio Becerra [email protected]ón de Arte y Diseño: BIDET [email protected]ón de Fotografía: PHOTO-1Comunicaciones y Producción de eventos: Lucía López [email protected]: [email protected]: Francisco Rodríguez / [email protected] Legal: Pedro Mendoza / [email protected]: [email protected]

Colaboradores:Jonathan Ott, Fat Pablo, Redacción España, Dr. Ricardo Navarrete, Catalina de la Cruz, Rodrigo Hidalgo, Mauricio Becerra, Pepo, Chris-tiano, Abarrots, Juan Mota, Constanza Galleguillos, José T. Gállego, Jordi Cebrían, Colectivo Zona de Síntesis, Pedro Teigeiro, Gaspar Fraga y David Dorantes

Agradecimientos:Carola Zañartu (lady shara), Roser Fort, Tatán Rodríguez, Cine Arte Alameda, Gitano Producciones, Jano Parra, Fat Pablo, Ultra Fat Sound System, Subhira, Roots Selecta, Daniel Faydella, Picnic, Fernanda Prado, Felipe Rodríguez, Javier Sanfeliú, Radio Concierto, Mónica Rodríguez, Pablo Vergara, Pato Fernández, The Clinic, Carlos............., ................., Tuti Hamilton, Eduardo Salgado, Rodrigo Barría, Marcelo Montecinos, Felipe Montero, Ivan Fuentealba, Oscar Morales, amigos-delcannabis.cl, Senador Ávila, Nicolás Berríos, Guañé, Paolo Scalia, Cata, Cota y Rosario, Rey Ganja, a Nicanor Parra por el té, al Senador Orpis por darnos que hablar, al Cote Evans por la buena onda. Final-mente, a Dios por crear la planta, a Colón por traerla y .

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Editorial

Indice

Relatos Subjetivos

Señales de Humo

Marihuana Medicinal

Brownie Mary

Humos Postestivales de Libertades y Restricciones

Entrevista a Albert Hofmann

Orígenes de la Prohibición

The THC Pulgons Prollekt

Nueva era del Cannabis Coorporativo

Infografía

Houston, no hables con extraños

Biocultura

Ley de Drogas

Cultiva tus Derechos

Abajo la Droga

Planeta Verde

THC en la orina

Nicanor Parra

Ginsberg

Zona de Síntesis

Contracara

Psiconáutica Católica

Agenda

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Una fría mañana de noviembre del año 1978, al interior del regimiento rancagua de Arica, se encontraba la compañía de comandos número 2, a la cual pertenecía. Ese día fuimos despertados de una forma muy violenta por que conoceríamos a personajes muy extraños dentro de las fuerzas especiales como por ejemplo: al negro fon fan ficher, al mangarriento furunculo jak y al dios de los comandos……….¡¿¿¿¿! Embarcamos en los camiones unimog y comenzamos el ascenso hacia el altiplano de Arica, para ser mas exacto a Caquena. Durante el viaje nos detuvimos en la localidad de Putre para cargar 4 cactus muy bien conservados que luego de conversar y escuchar nos enteramos que era el famoso San Pedro de 7 hebras. Al llegar a Caquena se monto el campamento, una cena, y luego toda la noche con actividades propias de las fuerzas especiales ( explosivos, guerrilla, orientación, etc.). Al día siguiente me toco el rancho, pero durante la tarde me asignaron para ayudar a un oficial a preparar los cactus los cuales fueron pelados cuidadosamente y se le extrajeron unas hilachas, pelillos y telas, no sé como decifrarlas. Fueron puestas en una olla enlozada con muy poca agua y unas gotas de Cocoroco (alcohol del altiplano de 96°), hasta que se fue formando una costra cristalizada casi como azúcar. Esa noche no se ceno y nos formamos los 80 comandos en las orillas del lago chungara. Luego de rezar la oración de los comandos fuimos uno a uno pro-bando una cucharada de esa sustancia amarga como la hiel o el natre. Nos fuimos sentando alrededor de una fogata. Comencé a sentir que el suelo estaba hecho como de barro o arena, traté de apoyar las manos para pararme y no podía, las manos se me hundían. Logré parar-me pero sentía que el suelo se abría, al mirar el lago recuerdo que veía caer como fuego y el lago hervía. A los Payachatas los veía crecer y crecer, esa noche fue horrible. Logre entrar a la carpa y acostarme pero la sensación fue extraña, sentía que me hundía, que me tiraban, sentía voces y ruidos. El interior de la carpa lo sentía como un angar y mi estomago se vació unas tres veces. Claro, después, analizando la situación, me di cuenta que nos exigieron todo el día y toda la noche. Escuchamos y vimos lo que quisimos. Sólo ahí comprobé lo que se dice de las fuerzas especiales, que son personas que viven siempre al límite.“ los comandos no mueren solo van al infierno a reagruparse”

Concurso “RELATOS SUBJETIVOS”CÁÑAMO abre sus páginas a los lectores para que relaten sus experiencias psicoactivas bajo los efectos de alguna sustancia. Sólo se admitirán los relatos en documento Word y con una extensión máxima de 3.000 caracteres. Los textos deberán ser enviados al e-mail: [email protected] o en disquete a la oficina de CÁÑAMO. El relato seleccionado por la redacción aparecerá publicado en la revista y su autor ganará una suscripción a CÁÑAMO anual.

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El ministerio de Salud Español prohibirá el en-sayo catalán de marihuana en farmacias para “no confundir a la opinión pública y a los jóvenes”.Poco ha durado el anuncio catalán de dispensar marihuana con fines terapéuticos en 60 farmacias y cuatro hospitales. Pese al entusiasmo de los enfermos que por fin podrían así disponer legalmente de la sustancia que les alivia sus síntomas, la ministra de Salud, Elena Sal-gado dijo que “hacen falta más estudios”, está dispuesta a bloquear la distribución en farmacias, y limitarlo a una experiencia “dentro de hospitales y de manera controlada”. Aún cuando los responsables de Salud del Gobierno catalán habían afirmado que el pacto con el Minis-terio de Salud ya estaba cerrado, ahora Salgado se desdice y, temerosa de que la acusen de ser blanda con las drogas, contribuye a confundir los usos recreativos y medicinales al impedir que los enfermos tengan a su acceso una sustancia de probada eficacia.Tampoco los médicos son ajenos a los prejuicios históricos relativos al cannabis. Esto explica la oposición de algunos estamentos médicos con la excusa de que “eso fomentaría el consumo entre los jóvenes”, como si la dispensación de morfina en las farmacias fuera un motor de incremento de las adicciones. Jordi Cebrián

Bush había consumido drogas, y decidió mentir al respecto para ser presidente.Su pasado no le impide encarcelar a miles de jóvenes que han co-metido “sus errores”. En unas conversaciones con Bush, grabadas en cinta por un perio-dista antes de su primera victoria electoral, el ahora presidente no sólo reconoce haber consumido drogas en su pasado, sino que con-sidera moral ocultarlo y mentir para obtener la presidencia. Presi-dencia desde la que no ha dudado en promover leyes que condenan a muchos años de cárcel a muchos jóvenes que cometen las impruden-cias que él cree lícito ocultar.Ante el periodista, con quien tenía confianza, dijo: “Yo no contestaré a preguntas sobre marihuana. No quiero que cualquier niño haga lo que yo probé hace 30 años. No me importa si hablan de LSD, de co-caína o de marihuana, porque si contesto a una sola de esas preguntas habrá más. Así que no pienso responder, pues podría costarme las elecciones. Debes entenderlo, quiero ser presidente, quiero dirigir, quiero mandar. ¿Querrías que tu hijo pequeño dijera ‘Hey, papi, el presidente Bush probó la marihuana, yo también lo haré?’ ” Bush se burla también en las cintas de su rival a la presidencia Al Gore, que reconoció pasados consumos de marihuana. En opinión de Bush, lo correcto es mentir: “Tenemos que crecer y decirnos, vale, he tomado drogas, pero en vez de admitirlo decirle a los niños que e-llos no lo hagan.” Los rumores sobre el antiguo uso de drogas de Bush llenaron la campaña, pero él se defendió acusando de difamadores a quienes exponían la verdad. Sus problemas con el alcohol, eufemis-mo para reconocer un alcoholismo que le llevó a tener problemas con la ley, no fue reconocido por Bush hasta que se hizo público que fue detenido en una ocasión tras un accidente por conducir borracho. Jordi Cebrián

Por primera vez en Sudamérica una corte acepta el consumo terapéutico de marihuana.En enero pasado, la Corte de Apelaciones de Santiago en un inédito fallo en Chile cerró el proceso judicial que afectaba a Rafael D. J., por-tador de VIH/SIDA y consumidor de cannabis. Rafael fue acusado en el 11 Juzgado del Crimen, el año 2001, de vender marihuana a esco-lares de un colegio cercano a su domicilio en Ñuñoa. Rafael pudo de-mostrar su inocencia porque en el tiempo que lo acusaron tenía yeso de la cintura hacia abajo por lo que no podía andar en la calle vendi-endo. La razón de su cultivo fue suplir la ausencia en Chile de Marinol, medicamento que sí se vende en Estados Unidos y que ayuda a com-batir los efectos adversos de las drogas que se usan para el tratamiento del Sida. Este medicamento fue encargado por Rafael, pero llegó sólo hasta la aduana, no fue aceptado su ingreso al país.A pesar de soportar un tiempo de cuatro años de espera de un fallo de la corte y estar injustamente detenido por 53 días en la Penitenciaría de Santiago, la justicia finalmente aceptó que sólo tenía cultivos para su uso medicinal. Este fallo no deja un precedente jurídico porque cada caso es distinto, pero sin duda hay un antes y un después.Sebastián Binfa

Paul Vásquez: ‘En el Mega me condenaron por vivir en la pobla’Mirando desde su ventana las canchas de tierra de la Población San-ta Corina en Pudahuel, el humorista Paul Vásquez espera el dicta-men del juez. Una bandera del PC con autógrafo de Gladys Marín, fotos del Che y galvanos por haber ganado en Vértigo lo flanquean. Acusado de tráfico de cocaína por Megavisión, perdió la pega de hu-morista estable. Después la portada en La Cuarta y el juicio público que necesitaba un rostro de la fama como fantasma del mal de nues-tra época. ‘A La Cuarta le tengo una demanda - cuenta Vásquez - lo único que quiero es que en el titular de la misma forma que pusieron que yo era traficante pongan las disculpas pertinentes’.

Parece que de un día a otro la prensa te condenó...¡Qué va! la prensa es como las huevas, escriben lo primero que es-cuchan y ni siquiera se preocupan de investigar. Y como yo soy un cabro que vende me pusieron en el titular. ¿Cómo iba a andar vendi-endo coca en el canal de Ricardo Claro. Sería reahuevonado ¿no?’ ¿Por qué cargaron contigo?‘Fue por mi espíritu revolucionario, mi pelo largo y mi pinta de mar-ihuanero. Pero como estoy a punto de demostrar mi inocencia les voy a ganar el juicio al Mega, porque lo que hicieron fue terrorismo de imagen. Si lo que les molesta es que soy tal cual, en el Mega son de derecha y yo hago valer mi condición de izquierda. Por esto de vivir en pobla me quisieron joder. Ni por no marcar rating ni por fome. Yo viví en barrios cuicos y no me gustó, no soy de ahí. Los vecinos ni te hablan, no sabís quien vive en el cuarto o el tercer piso. Acá

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El Consejo Regional Talca del Colegio de Aboga-dos de Chile en contra de la ley de drogas.Al parecer “la guerra contra las drogas” cada vez se profundiza más en nuestro país, violando derechos constitucionales esenciales. Así El Consejo Regional Talca del Colegio de Abogados de Chile, a través de su presidente don Ricardo Murga Cornejo, hizo público un llamado a través del diario El Mercurio en donde pone de manifiesto su cat-egórico rechazo a la disposición que contiene el inciso final del artí-culo 61 de la Ley 20.000 sobre tráfico ilícito de estupefacientes y sus-tancias sicotrópicas. Según dicha disposición, “para los efectos de lo dispuesto en este artículo, el juez de garantía o el Ministerio Público, en su caso, deberán informar a la Contraloría General de la Repúbli-ca sobre la identidad de los abogados que patrocinen o actúen como apoderados o mandatarios de imputados por crímenes, simples deli-tos o faltas contemplados en esta ley”. Esta disposición constituye un grave atentado al libre ejercicio de la profesión de abogado y, por otro lado, un grave menoscabo al derecho de defensa de cualquier imputa-do, resultando en consecuencia abiertamente inconstitucional al le-sionar las garantías de las personas en un estado de derecho. Estamos en presencia de una norma que atenta contra los derechos humanos al coartar inquisitivamente el inviolable derecho a defensa. Es inaceptable que en un régimen democrático se pueda concebir y promulgar una disposición legal de semejante inspiración ideológica cuya finalidad última es la creación de una lista negra de profesionales que quedarán estigmatizados e impedidos de acceder posteriormente a funciones públicas. Cabría preguntarle a los legisladores que hicieron esta ley, ¿qué pasa si el defendido es inocente? o ¿por qué no se informa también a la Contraloría respecto de los abogados que defienden a quienes han co-metido delitos tributarios o crímenes contra los derechos humanos y contra la humanidad?Fuente: El Mercurio

El Senador Nelson Ávila presentó una moción que modifica la actual Ley de Drogas para per-mitir el autocultivo de marihuana con fines medicinales. La iniciativa requiere el respaldo del Ejecutivo para ser tramitada en este periodo de Legislatura Extraordinaria, de lo contrario de-berá esperar hasta el inicio de la Legislatura Ordinaria que se inicia el 21 de mayo próximo. La modificación es en el artículo 50 de la ley 20.000 y dice lo siguiente:“ Se entenderá autorizado el autocultivo de especies vegetales del género cannabis para fines terapéuticos. Este deberá limitarse a una cantidad que permita un consumo personal, próximo y exclusivo en el tiempo. Para estos efectos se considerará autorización suficiente un certificado emitido por el médico tratante del que deberá dejarse copia y constancia en la unidad policial más cercana.” Sebastián Binfa

no, acá vives con gente normal, gente de verdad que el día domingo sale, nos juntamos en el partido. Sale toda la población Santa Corina a las canchas, gente encumbrando volantín, que el negocio, que el cagüín, que la pelea, entretenido vivir con gente de verdad’.

También quisieron que representaras el papel del ex adicto re-dimido.‘Demás que en la tele quieren eso de uno, pero yo nunca he subesti-mado la mente del pueblo. Si hasta me dieron una carta para que leyera cuando salió eso y que condenaba a las drogas, pero a la mitad empecé a hablar desde dentro, lo que sentía. Era mejor ser honesto y no leer papeles de mentira’.

¿Ves alguna mentira en el discurso contra las drogas?‘Vivo hace 10 años acá y sé que el problema de los cabros es con la pasta base, ese es el gran problema y no los cabros que la consumen. Lo que se debe hacer es ayudar a liberar el consumo de marihuana. No hay que ser tonto en eso, porque lo primero que pasaría es que se acaba el narcotráfico. Dos : Los cabros no harían huevas y habría autoabastecimento’

¿Algún chiste de volados?‘Habían tres volaos. Uno en cocaína, el otro en ácido y el otro en cannabis. Van por el desierto cada uno con su morral cargadito con sus cosas y de repente encuentran una muralla que no podían pasar por muy alta. Entonces los tres se quedaron mirando la muralla ¿que hacemos? el coquero dijo peguémonos unos toñacazos y agarremos a cabezazos las hueva hasta romperla. El del ácido dijo ¡oye! tomé-monos esta estampilla, nos mimetizamos y nos filtramos por las partículas de la muralla y así entramos. El que estaba con los pitos saca un cogollo, lo limpia, saca un papelillo, lo prende y dice: locos saben qué fumémonos este pito y de ahí vemos si queremos pasar la huevá o no’. texto/fotografía: MAURICIO BECERRA

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Arturo Fernández, Cogollo Larraín para los ami-gos : ‘Nadie se ha muerto por fumar marihuana’A Cogollo Larraín se le ocurrió hacer un libro de técnicas de cultivo de interior que fue éxito en cunetas, recitales y ferias artesanales. Luego le dio por crear su propia fundación. Todo partió cuando en un concierto de Los Jaivas Cogollo estaba fumando marihuana con algunos amigos y alguien le pidió una piteada. Se lo pasó diciendo ‘tú eres el primer socio de la fundación Cogollo para un Hermano’ y el tipo se cagó de la risa. Al tiempo supo que ese primer socio era el pintor Bororo.

Después, mientras repartía calcamonías pro legalización en un recit-al de Gondwana, Sergio Lagos lo entrevistó para la radio Rock&Pop. Lo escuchó todo Chile y todo el mundo preguntaba qué onda con la fundación. ‘Y de ahí sale la idea de hacer algo entre lúdico y serio’, cuenta Cogollo.

¿Cuándo te fumaste tu primer pito?‘A los 13 años cuando a mi hermano se le quedó un paquete de mari-huana y yo se lo saqué y me lo fumé. Era cerca de la pascua y había toque de queda. Ahí constaté que la tierra no te va a dar nada que te haga daño y que la gente que fuma marihuana no anda hacien-do huevás. En mi casa mi papá plantaba las matas, las regaba y las cuidaba, cero rollo, además de que nadie se ha muerto por la mari-huana’.

¿Qué onda con la fundación?‘Es un proyecto para pelearla por la legalización y que la gente pueda fumar tranquila y plante en sus casas. Al cultivarla vas a saber lo que estás fumando y no vas a tener que estar comprando. La paradoja hoy es que lo que está en la tierra en la esquina te lo venden. Pa’ que vas a ir a la esquina si podi ir a tu patio’.

Tendrás muchas experiencias con todo esto‘Sí. En el concierto de Gilberto Gil estaba sentado adelante al lado de un ministro de Lagos y le pido fuego pa’ prender un pito. Quiere, le dije y se rió. Otra vez en la puerta de La Moneda estaban tocando Los Jaivas y en un bache de sonido me subí y grité el pueblo reclama que se legalice la marihuana. Plena plaza de la Constitución, 30 mil personas gritando en la puerta de la Moneda. Fue algo histórico’.

Europa apuesta a cambiar su política de drogas.

El 15 de diciembre pasado en una ajustada votación (285 a favor y 271 en contra) el Parlamento Europeo aprobó la propuesta de reco-mendación destinada al Consejo Europeo para cambiar la estrategia antidroga del viejo continente.Conscientes del fracaso de la política de guerra total a las drogas, el documento aprobado deja claro que las políticas nacionales sobre drogas deben basarse en conocimientos científicos sobre los distin-tos tipos de drogas y no en impulsos emocionales o morales. Dejan-do atrás el rancio prohibicionismo y la represión, los eurodiputados aconsejan la adopción de medidas tendientes a evitar la margin-ación de las personas afectadas, y recomiendan implicar a los mis-mos drogodependientes, a los consumidores de sustancias ilícitas, a la sociedad civil, ONGs, al voluntariado y a la opinión pública en la resolución de los problemas relacionados con drogas. Lograr este pequeño paso no ha sido del todo fácil. Hace años que ENCOD(Coalición Europea por una Política de Drogas Justa y Eficaz) venía insistiendo en revisar las políticas de drogas. Ahora, como la misma Constitución Europea menciona que la necesidad de las au-toridades de comprometerse a un diálogo abierto y transparente con la sociedad civil, la organización ya ha presentado una propuesta a Comisión Europea para realizar una conferencia en la primera mi-tad de este año que reúna a autoridades, parlamentarios y miem-bros de la sociedad civil para discutir las políticas sobre drogas de los próximos cuatro años. Con esto la estrategia de la reducción de daños ha salido fortalecida, al ser el único enfoque que ha logrado sus objetivos en materia de drogas.La Unión Europea representa un importante nivel intermediario entre los países nacionales y la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas, espacio en donde se toman las decisiones que im-plicarían un cambio en la legislación internacional sobre drogas. El objetivo final de este esfuerzo necesariamente pasa por modificar las 3 convenciones de la ONU sobre drogas. MAURICIO BECERRA

¿Cómo te fue con tu libro Libre cosecha, cogollo para un hermano?‘Se vendieron 3 mil ejemplares a mil cada uno. La primera edición fue el 2001 y ya ni me quedan. La idea fue porque siempre me pre-guntaban la forma de tener una plantita en la casa sin que te pil-len, como cultivar con luces, dentro de la casa y hasta dentro de un ropero. Me lo compraban de todo tipo de gente. Las mamás para los hijos, los viejos para calmar dolores, gente que trabaja en el centro, en la feria, de todos los estratos sociales’. MAURICIO BECERRAFOTOGRAFÍA: ARCHIVO

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Marcha en Buenos Aires

IDEC CHILE 2005: Irrumpe la DEA en ChileLe dicen la mujer de hierro y es la responsable de que la “guerra con-tra las drogas” se ejecute. No es difícil pensar que una ex jueza del estado de Texas, estado conocido por las constantes aplicaciones de la pena de muerte, permita el allanamiento de casas en las cuales se cultiva marihuana con autorización estatal o diga cosas como no es-tar familiarizada sobre los beneficios medicinales de la marihuana. Karen Tandy es la actual directora de la DEA en la administración Bush y estuvo recientemente en Chile.Más de 300 agentes policiales antinarcóticos de 73 países estuvieron reunidos en Santiago de Chile en el marco de la 23ª IDEC (Inter-nacional Drug Enforcement Conference) entre el 5 y 7 de Abril con el objeto de negociar la instalación de oficinas federales de Estados Unidos en los distintos países representados en la conferencia. La DEA (Drugs Enforcement Administration) -principal organismo de EEUU y co-organizador de la IDEC- y su administradora, Karen Tandy, tienen injerencia directa en los temas analizados en el en-cuentro anual. Tandy es persona de confianza de George W. Bush, y en la reunión, explicitó la necesidad de combatir centralizadamente al narcotráfico. Para ello, la DEA instalará oficinas en Chile y otros países de Latinoamérica, con agentes de inteligencia estadoun-idenses actuando en el territorio, amparados en lo que ellos llaman los principios inherentes a la “guerra contra las drogas” del país del norte. “No quedan nacionalidades ni jurisdicciones para combatir el narcotráfico” sostuvo Tandy, argumento que en La Moneda fue recibido con susceptibilidades, debido a que pondría en jaque la autonomía de las policías chilenas.En el espectro local, se estimó que Chile es un país de Tránsito para el 15% de las sustancias que provienen de Bolivia, Perú y Colom-bia, y que desde puertos chilenos sale hacia Europa y Norteamérica. FRANCISCO RODRÍGUEZ

Spannabis 2005Barcelona; Cuatro días de negocios, flores, humo y risas.La fiesta-feria de cuatro días contó con la presencia de las más im-portantes marcas nacionales y extranjeras del sector, grows y fabri-cantes españoles, algunos procedentes de otros sectores ajenos en principio al cannabis y, por tanto, primerizos en este campo atraídos por el movimiento de negocio que se produce en estos encuentros.Exposiciones, conferencias –entre ellas las del director de Cáña-mo España, Gaspar Fraga, que versó sobre “La prensa canábica”–, clases magistrales, actuaciones musicales, concursos, todo aquello que podía intensificar la información que deseaban recabar quienes se desplazaron a Montjuïc no fue escatimado por los organizadores del evento.Cáñamo, que estuvo presente con un stand que fue galardonado con el primer premio por asistentes y expositores, ofreció en sus 80 metros cuadrados a cuantos pasaron por allí todos sus produc-

Marcha mundial de la Marihuanawww.cures-not-wars.orgComo todos los años, el 7 de mayo próximo está siendo convocada la Million Marijuana March. Día en que la sociedad civil sale a la calle en todo el mundo para manifestarse por el fin a la prohibición del can-nabis.Para este año más de 120 ciudades en 26 países están inscritas en el evento que desde 1999 viene siendo coordinado por la ONG Cures-not-Wars. En Latinoamérica, la masividad la dan los eventos de Bra-sil. En las ciudades de Recife, Fortaleza, Río de Janeiro y Porto Alegre hace rato están trabajando diversos colectivos y ong’s para hacer este año la más grande de las marchas, cuya clausura está pensada para el día 9 de mayo con una mega fiesta y la presentación de varios Djs. En Chile, la “coordinadora por la despenalización del cultivo de canna-bis” invita a todos los ciudadanos a participar de la marcha pacifica a realizarse el día domingo 15 de mayo en el Parque Forestal de San-tiago. Con el lema “Planta tú firma, cultiva tú libertad” se espera re-colectar firmas para el reconocimiento legal del derecho al cultivo de cannabis para el consumo personal, su tenencia y su uso terapéutico y en contra de la Ley de drogas 20.000.Más información en:[email protected] [email protected]

tos editoriales y de merchandising, obsequió las cervezas Cannabis Club y Ave María a todos los lectores que adquirieron la publicación e invitó a presenciar las actuaciones de los grupos Caníbala, Nanai-na, Iam & Leodelik y Polvorosa, de los Dj’s Freddy, Rona, Jum, Dao +Sidonie Reggae, Blip, Zarkoff y Panko, de Ojos de Brujo. Desde aquí queremos agradecer su colaboración, tanto a todos los protagonistas citados, como a todos nuestros lectores amigos y visitantes que con su presencia y apoyo nos animan a mejorar. Redacción España Fotografía: Leonardo Faccio

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La administración aguda de marihuana y el acople de sus distintos cannabinoides, principalmente el THC, sobre los receptores cere-brales CB1 (no así sobre los CB2) dan lugar a determinados efectos psicoactivos. Generalmente percibidos de forma placentera por la mayoría de los consumidores, a veces pueden generar un cuadro mental no deseado, constituyendo uno de los principales riesgos de su consumo y dificultando, a veces, el empleo de estas sustancias en medicina. Actualmente, la comunidad científica considera priori-tario desarrollar sintéticos que, manteniendo la capacidad terapéu-tica, carezcan de estas acciones centrales, básicamente mediante el desarrollo de moléculas que actúen sobre los receptores CB2 exclu-sivamente. A continuación voy a exponer los efectos psíquicos ad-versos agudos descritos y cómo disminuir sus riesgos.La activación de los receptores cannabinoides CB1 produce una in-tensa experiencia psíquica. Según el profesor Antonio Escohotado (Aprendiendo de las drogas, 1992), no es casualidad que sea la sus-tancia más empleada: a) para uso recreativo, por su baja toxicidad, capacidad para desarrollar dependencia y bajo precio, fomentan-do formas de ahondar la comunicación, dentro de disposiciones desinhibidoras especiales; b) como promotor de introspección, no produciendo ni el derrumbamiento de la autocrítica, al estilo de la borrachera etílica, ni la sobreexcitación derivada de estimulantes, c) y por su peculiar capacidad de desarrollar la creatividad, y en el campo de las artes de la música en particular, habiendo sido “el uso a largo plazo por los virtuosos músicos de jazz un factor decisivo en la evolución musical” (P. Webster en “Marihuana y música: una ex-ploración especulativa”, Journal of Cannabis Therapeutics, 2001).Al hablar de los efectos negativos psíquicos del cannabis clásica-mente se ha hecho referencia de una serie de limitaciones que no pertenecen a la esfera cognitiva. Junto al efecto mental, se produce una disminución en la capacidad de memorización y de reflejos, como consecuencia lógica de la fragmentación del pensamiento pro-ducida. Ninguno de estos síntomas es peligroso, siempre y cuando se guarde unos mínimos de cuidado. En mi opinión, sólo serían po-tencialmente peligrosas determinadas situaciones pertenecientes a esferas psíquicas superiores:

1. Como desencadenante de trastornos mentales previos tras consu-mo agudo (o en unas cuantas sesiones), permaneciendo instaurado el cuadro mental aun suspendiendo el consumo. Los cannabinoides actuarían como factor precipitante, y se considera que dicho cuadro psíquico acabaría presentándose, aunque no hubiese mediación de consumo de esta sustancia. Por tanto, a pesar de que el cannabis no se consideraría causante del problema, parece que existe una rel-ación entre el consumo de marihuana y el desencadenamiento de determinados trastornos, especialmente de tipo esquizoide.

2. Existen algunas situaciones no demostradas o poco frecuentes. Así, se ha hablado durante muchos años de la denominada psicosis cannábica, caracterizada por síntomas esquizofrénicos graves y gran agresividad, y que han requerido incluso el ingreso hospitalario. Sin embargo, hay autores que dudan de la existencia de dicho cuadro y de la participación en él de los cannabinoides, pues se han descrito sólo unos pocos casos, en el transcurso de grandes ingestas de esta sustancia, mezclado con otros psicoactivos y en individuos con an-tecedentes de trastornos de personalidad. Pero mientras hay muy poca evidencia de la existencia de esta psicosis cannábica, parece claro que la marihuana puede provocar algunas disfunciones graves. Así, hay documentados algunos episodios de cuadro típico depresi-vo, y de psicosis tóxica, esta última similar al delirio producido por la fiebre alta y en cuya definición queda excluida la palabra cannábica, ya que puede ser desencadenada por otras sustancias psicoactivas, incluidos el alcohol y las benzodiacepinas (Dr. Lester Grinspoon en Re-evaluando a la marihuana, 1971).

3. Con mucho, el problema más frecuente al que se enfrenta un pa-ciente bajo tratamiento con cannabinoides de acción psíquica es el riesgo a presentar una crisis de miedo/angustia, que puede ser tan intensa que llegue al pánico. Está caracterizada por la presencia de ideas paranoicas, muchas de ellas relacionadas con la condición de ilegalidad de su consumo: ¿se me nota que he fumado?, ¿ése me mira mal?, ¿se me pasará esto?, ¿qué haré si ahora llaman por teléfono? y, en último extremo: ¿me voy a morir? Todos estos pensamientos se ven acompañados de la sensación de pérdida de control y del cor-tejo sintomático que caracteriza este tipo de cuadro, de tipo físico vegetativo, —con taquicardia, sudoración, vómitos, etc. incluidos. Estas crisis, salvo que se instaure un cuadro larvado como comenta-mos antes, son pasajeras, y el paciente, una vez pasados los efectos, se recupera sin sensación de resaca y recordando perfectamente la experiencia vivida. Si ocurriese algún tipo de trastorno no grave, sólo requeriría tranquilizar verbalmente al paciente, y si llegase el caso administrarle algún tipo de sedante a dosis baja (tipo Valium a dosis de 2,5 o 5 miligramos). Hay que tener en cuenta que la ac-ción sedante característica de los cannabinoides colabora en este sentido. Si la gravedad de los síntomas requiere la atención de un especialista, aconsejo que el paciente informe de haber consumido esta sustancia, pues sus síntomas de tipo psicótico pueden confun-dir al sanitario y errar en el diagnóstico. En caso de persistir estos efectos secundarios psíquicos agudos en posteriores tomas, aun te-niendo en cuenta los factores desencadenantes que a continuación vamos a detallar, podríamos calificarlo como de intolerancia medi-camentosa, y habría que plantearse descartar un tratamiento con estas sustancias.

por: ricardo navarrete

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Han sido identificados una serie de factores de riesgo sobre los que podemos actuar para prevenir su aparición. Todos estos factores son independientes entre sí, lo que resulta que la suma de ellos aumen-taría la probabilidad de padecer este tipo de trastorno: • Hay que tener especial cuidado con los pacientes primerizos. Es muy importante la experiencia previa que el paciente haya tenido con los cannabinoides, por lo que estos cuadros son muy raros en los consumidores habituales. Las sensaciones provocadas por éstos acostumbran a ser muy distintas a las esperadas. Los pacientes suel-en presentar riesgo sólo en las primeras tomas, por lo que personal-mente no hablaría de un fenómeno de tolerancia, sino más bien de conocimiento de los efectos psíquicos. El enfermo comprueba, una vez recuperado, que las sensaciones son autolimitadas en el tiempo y no dejan secuelas, lo que garantiza más seguridad en posteriores tomas y con mayores probabilidades de éxito. • La vía digestiva es la que presenta mayor riesgo, tanto en comprim-idos comercializados o mediante preparados a partir de la propia planta. A diferencia de la inhalada, los efectos por esta ruta son de aparición tardía, duran más y son variables. Incluso la misma can-tidad de cannabis en distintos pacientes, y aun en tomas distintas en el mismo individuo, producirán distintos efectos. La absorción intestinal es lenta e irregular, y el denominado primer paso hep-ático modifica en el plasma la concentración relativa de cannabi-noides, haciéndolo más propenso a aumentar los efectos psíquicos indeseables por un incremento de la producción de metabolitos más activos psíquicamente que el propio THC. Por lo tanto, por esta vía es difícil de autodosificar: el paciente puede creer que necesita más dosis y tomarla, cuando en realidad aún no había hecho efecto la primera, aumentando así el riesgo de sobredosis. Las ventajas de la vía inhalada (en la que los efectos aparecen antes y duran menos) también son extensibles a otras rutas no entéricas, como la admin-istración sublingual o rectal.• Comenzar por dosis muy bajas e ir subiendo poco a poco hasta al-canzar el efecto terapéutico. Es tan importante este punto que, de hecho, cuando aparecen estos trastornos estaríamos hablando de sobredosis más que de trastorno mental transitorio, y los efectos

adversos psíquicos son, independientemente de otros factores, do-sis-dependientes. Si el paciente está consumiendo por vía inhalada, un par de caladas serán suficientes. Luego, esperar para ver si es necesario otra toma (no mucho, unos minutos; por esta vía la apar-ición de sus efectos es tan rápida como la intravenosa) y si no hay problemas, continuar. Además, muchos de los beneficios se con-siguen con cantidades pequeñas que no llegan a ser psicoactivas. • El paciente debe rodearse de un ambiente cómodo y controlado, con alguien de confianza, y encontrarse en buen estado psíquico. Es lo que los anglófonos denominan el set and setting o cómo y dónde se encuentre el individuo. Debe saber que no va a ocurrir ningún imprevisto, una visita inesperada, una llamada de teléfono compro-metida. El miedo a no saber cómo desenvolverse ante una situación de ese tipo puede desencadenar la crisis de angustia, aun en aus-encia de dicha situación. Es el denominado miedo a tener miedo. Y aunque hay mucha documentación sobre tratamiento con cannabis en trastornos mentales y muchos casos anecdóticos de consumi-dores habituales que recurren a ella con igual o mejor resultado que con los fármacos convencionales, no se aconseja (o, en todo caso, hay que hacerlo con un especial seguimiento) para el tratamiento de patologías psíquicas o en los supuestos en los que se identifique algún tipo de factor predisponente mental.

Ricardo Navarrete Varo (Málaga, 1957) es médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Trabaja en Atención Pri-maria en el Centro de Salud de San Andrés-Torcál del sistema público sanitario (Servicio Andaluz de Salud), en Málaga. Como estudioso del uso del cannabis como medicamento recoge y re-copila información sobre estudios realizados y experiencia de pacientes, e imparte charlas en universidades, congresos y fe-rias temáticas. Pertenece en calidad de directivo a la Asociación Internacional por el Cannabis como Medicamento (IACM, www.cannabis-med.org) y como miembro a la Sociedad Espa-ñola de Investigación sobre Cannabinoides (SEIC, www.ucm.es/info/seic-web). Modera la sección de medicina del foro de Internet Cannabis Café(www.cannabiscafe.net). Es coeditor, junto a los especialistas Dres. Franjo Grotenhermen y Ethan Russo, del libro Cannabis y Cannabinoides: Farmacología, toxicología y potencial terapéutico (Ed. Castellarte, 2003)

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por su comercialización. Le propuse a Mary una vez que imaginase una sociedad en la que todos plantáramos hierbas medicinales en nuestros propios jardines, en la que todos intercambiáramos libre-mente estas hierbas medicinales sin cobrar por ello. Le pareció una buenísima idea, me dijo: “Si todo el mundo regalase marihuana en vez de venderla, se eliminaría la actividad ilegal asociada con el can-nabis de inmediato”. Lo gracioso es que tenía razón, porque lo que se suele ilegalizar de nuestra cultura es el que se comercie con ella sin pagar impuestos. Es decir, el tráfico ilegal, al igual que el tráfico ilegal del tabaco o el alcohol. Pero, ¿quién te puede meter en la cár-cel por regalar un cigarro o un trago a un amigo? Igualmente, ¿quién nos puede arrestar por regalarle a un amigo un caño de marihuana o un remedio homeopático hecho del extracto de la planta? Yo, dentro de lo que he podido, he decidido seguir el ejemplo de Mary Rathbun. Planto marihuana para uso personal, y disfruto muchísimo regalán-dosela a mis amigos. Pero, sin lugar a dudas, lo que más satisfacción me puede dar en este mundo es darle un aceite hecho de extracto a una amiga de mi mujer que está siendo tratada con quimiotera-pia después de que le hayan quitado los dos pechos por un cáncer de mama. La satisfacción que me da el poderle proporcionar algo que funcione para aliviarle las náuseas y tranquilizarle los nervios, después de que sus médicos le hayan mandado a casa con un simple “eso es lo que hay, si quieres vivir tienes que sufrir”, es inigualable. Y me parece el tributo perfecto a una señora muy auténtica. Gracias, Mary, por haberme abierto los ojos.

Brownie Mary murió el 10 de abril de 1999, a los 78 años.

Conocí a Mary Rathbun en la sala para pacientes de sida en el Hos-pital General de San Francisco. A pesar de las imágenes que puedan surgirle a uno al mencionar esta aula, se respiraba ambiente de buen rollo y de bienestar en general cuando entré allí por primera vez. Iba con el típico remordimiento de conciencia que podemos tener cualquiera al habernos inventado mil y una excusas para no tener que tomarnos el tiempo de nuestras vidas tan ajetreadas para visi-tar a un familiar, amigo o conocido que se encuentra enfermo. Iba a visitar a un amigo que se estaba muriendo de sida. El ambiente que allí se respiraba, me enteré luego, se debía a que ese día le tocaba a una pequeña anciana repartir sus pastelitos llamados brownies. Ya había oído hablar de Brownie Mary antes, pero siempre pensé que no era más que un mito de la cultura del cannabis del norte de Cali-fornia. Siempre pensé que era el típico nombre que se le pone a una actividad dentro de una cultura ilícita para poder tapar esa misma actividad de aquellos que la han hecho ilícita. Imagínense mi sorpresa al ver a una señora de la misma edad de mi madre que entró allí y se puso a repartir brownies a los pacientes terminales de sida. Primero pensé que estaban todos tan alegres por la volada que les aseguraría a cada uno de ellos su dosis de brown-ie, y quién les podría culpar viéndoles allí tumbados en sus camas, muchos de ellos incapaces de moverse por sí solos, todos totalmente demacrados..., pero luego me di cuenta de lo equivocado que estaba. Era Mary la que les traía la alegría, no los brownies. Era el simple hecho de que alguien que no sufría en sus propias carnes lo que su-frían ellos se pudiese compadecer de ellos hasta el punto de dedicar su vida entera a aliviar su sufrimiento sin esperar absolutamente nada a cambio. Era el amor que les traía esta señora con sus sonrisas y su inagotable sentido del humor. Era la dedicación que les pres-taba, completa y absoluta. Era el que Mary les llamaba a todos “mis hijos”…, y más allá de tan sólo llamarles “hijos” les trataba y respe-taba con el amor y el respeto que cada uno de ellos se merecía como dignos humanos. Ese día sólo tuve la oportunidad de darle la mano a Mary, y agradecerle lo que estaba haciendo, a lo cual me miró con cara perpleja sin decir nada, pero la entendí perfectamente. No en-tendía por qué alguien le daba las gracias por hacer algo que le salía de todo corazón, no entendía por qué nos encontramos en una so-ciedad en la cual ayudar desinteresadamente a alguien es visto como un acto de caridad. Para ella, lo que estaba haciendo era la única re-spuesta cuerda y sana a una situación que carece completamente de estas dos últimas cosas.

Más adelante, entablé un par de conversaciones con Mary en el Cannabis Buyer’s Club de San Francisco, que ella y Dennis Peron fundaron con la ayuda de muchos voluntarios, y fue a raíz de estas conversaciones que llegué a la conclusión de que el cannabis sufre

Pedro TeigeiroFotografía: Archivo

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Me he permitido hacer un ejercicio de ficción, para mostrar qué po-dría ocurrir si ciertas actividades de riesgo se trataran con criterios prohibicionistas. Para empezar, y a fin de mostrar el efecto que las prohibiciones tienen sobre nuestra manera de entender la realidad y hasta qué punto pu-eden perturbarla, presentaré un pequeño experimento lingüístico. He intentado mostrar cómo sería, en el supuesto de que la aspirina fuese una droga ilegal, la información que respecto a ella darían las autori-dades antidroga. Ello me dará pie para algunas reflexiones referentes al tipo de información que se nos ofrece sobre las drogas ilegales. Ver-emos, espero, cómo puede faltarse a la verdad y a la objetividad sin, necesariamente, mentir. Lee el folleto con atención.

Jordi Cebrián

Humos postestivales delibertades y restricciones

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Las autoridades del Plan Nacional sobre Drogas han detectado la presencia en nuestras calles de una nueva y peligrosa sustancia. Se trata de una droga que actúa sobre el sistema nervioso, provocando una sensación ficticia de bienestar y ausencia de dolor, pudiendo su efecto ocultar enfermedades muy graves.

Está demostrado científicamente que:

Su uso está asociado a un síndrome de encefalopatía aguda, con de-generación grasa de las vísceras, aumentando en 35 veces el riesgo frente a un no consumidor de esta droga.

Es posible un shock alérgico aunque sólo se consuma una vez.

Tras su consumo prolongado, si se abandona su uso aumenta el ries-go de infarto, así como el de otras enfermedades coronarias.

Su consumo provoca un descenso de la temperatura corporal, en ocasiones de varios grados.

Puede dañar los riñones y el hígado en usuarios sensibles, así como ocasionar o agravar úlceras de estómago, que en ocasiones pueden perforarse.

Inyectada, puede transmitir infecciones como la hepatitis y el sida.

El riesgo de accidentes de automóvil aumenta con su uso.

Además Su consumo puede producir:

Erupciones cutáneasDificultad respiratoriaSomnolenciaVértigosCálculos renalesCalambres estomacalesAtaques de gota

La sobredosis puede ser letal ,pudiendo ocasionar visión borrosa, zumbido de oídos, náuseas, vómitos, somnolencia, sudoración, di-arrea y muerte. Por su causa mueren 2.000 personas al año en Esta-dos Unidos, tantas como por la heroína, siendo de hecho similar el margen de seguridad entre ambas sustancias.

No hay que sorprenderse ni escandalizarse demasiado por esta fic-ticia propaganda antidroga: toda la información objetiva contenida en este hipotético folleto puede encontrarse en el prospecto de in-dicaciones de una caja de aspirinas. Es cierto, la redacción acentúa ciertos aspectos y desvirtúa otros. El hecho de que el uso de aspirina reduzca la temperatura corporal no es un defecto, sino una virtud de la droga, que es, entre otras cosas, un excelente antipirético. El peli-groso síndrome con el que está asociado su uso es el síndrome de Reye, enfermedad poco frecuente pero muy grave que ha ocasionado que recientemente se desaconseje el uso de ácido acetilsalicílico en

niños, para evitar ese riesgo. Cuando digo que la retirada de su uso aumenta el riesgo de infarto, estoy, sin falsear los datos, desvirtuan-do la verdad: en efecto, parece demostrado que un consumo diario de aspirina disminuye el riesgo de infarto, con lo cual, si dejamos de tomarla nos lo aumenta. También es cierto que la ausencia de dolor provocada por la aspirina podría ocultar síntomas de enfer-medades que, por darles sólo un tratamiento sintomático, pudieran quedar ocultas. Además, algunos de los efectos secundarios no son propiciados por el ácido acetilsalicílico, sino por la vitamina C que se le añade en alguna de sus presentaciones, de la misma manera que muchos males proclamados en la propaganda antidroga oficial corresponden a los adulterantes y no a la droga en sí. Y, por último, es también estrictamente cierto que el número de muertes anuales atribuidas en Estados Unidos a la heroína son aproximadamente las mismas que las debidas a la aspirina, unas 2.000(1). En defini-tiva, no he mentido, pero, ¿he expresado la verdad con honestidad? No. No he hecho mención de las probabilidades que hay de que se presenten los efectos secundarios. He hablado de las virtudes de la droga de tal manera que las he convertido en defectos y he ampli-ficado las connotaciones morbosas de las descripciones. Especial-mente odiosa, por su carga de desinformación es la frase “Inyectada puede transmitir infecciones como la hepatitis y el sida”. Este texto, sin más explicaciones, lo he encontrado publicado, tal cual, en un folleto informativo de instituciones públicas españolas sobre la co-caína(2). No decir que esa transmisión es sólo posible con el uso de jeringas ya infectadas, es decir, debido a la falta de higiene en la ad-ministración; así que el texto es cualquier cosa menos información. Sugiero a los lectores un ejercicio para hacer en casa: elaborar un panfleto “informativo’ similar a partir de las instrucciones de uso de cualquier marca de píldoras anticonceptivas, por poner sólo un ejemplo de medicamentos menos “inocuos” que la aspirina. Verán que el resultado sería, probablemente, apocalíptico.

1 Cfr. Clifford A. Schaffer: “Basic Facts About the War on Drugs”, DCRNet Drug Policy Library. www.druglibrary.org2 “La cocaïna. Millor no provar-la”, Ajuntament de Barcelona, Pla Munici-pal sobre Drogodependències.

La aspirina MATA, la jaqueca noSi te ofrecen aspirinas, simplemente di NO

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Spätsommerabend. Un atardecer de finales del verano visitamos en su hermosa casa de campo al doctor Albert Hofmann, padre del LSD1 y descubridor de la psilocibina y la psilocina. El químico es toda una eminiencia no sólo en la cultura psicodélica, sino que en la propia industria química. De él son la síntesis para los laboratorios Sandoz ahora Novartis, de Basilea, de una serie de productos farmacéuticos de considerable uso clínico, de entre los que destacan Hydergina® y Methergin®2.

Jonathan Ott y Gaspar FragaFotografía: Gaspar FragaTraducción: Jonathan Ott

Meses atrás habíamos concertado con Albert Hofmann esta entrevis-ta, que entonces no pudimos realizar por causa de la caída doméstica que sufrió nuestro admirado químico. En el transcurso del verano los planes cambiaron y se decidió grabar la entrevista en vídeo, para la posteridad. Por fin, el 17 de septiembre de 2002, el doctor Hofmann nos pudo recibir en su casa de campo, en Rittimatte (literalmente ‘prado talado’), donde vive el longevo sabio desde que se jubiló de Sandoz, en 1973. Hasta allí llegamos con Roger Liggenstorfer, el editor suizo que hizo posible esta entrevista. Hofmann, apoyándose en una muleta, ya casi recuperado por entero, nos recibió junto a Anita, su distinguida esposa, ambos plenos de afabilidad. Después de que Roger nos presentará, los anfitriones nos condujeron hasta una soleada terraza detrás de la casa, donde, entre cubiertos, tazas y copas fulgiendo al sol, nos aguardaba una merienda a base de café-café, pastas suizas, milhojas de Solothurn y, además, una botella de coñac Hennesy Privilege. Como estábamos bajo el porche, al aire libre, al matrimonio no le importó que fumásemos unos joints de marihuana. Decidimos localizar la entrevista en el césped, con la luz vespertina tras la cámara y Hofmann y Ott de cara al sol esplendo-roso que se ponía sobre la barrera verde oscuro de los Vosgos alsa-cianos. A sus espaldas: los montes del Jura al sureste y la Selva Negra al noreste. Una rosa de los vientos de hierro forjado señala que esta-

mos a caballo de tres países: Suiza, Francia y Alemania; frente a ella se alzan los cerezos de Hofmann, con cuyo fruto él mismo elabora su kirsch (aguardiente que acompaña la típica fondue de queso suiza). Situada a 630 metros de altura, por encima de Burg, vecino pueblito al que se asciende por una sinuosa y umbría carretera que atraviesa un tupido bosque, el panorama que se admira desde la casa es de una belleza imponente. De modo que colocamos dos sillas para los protagonistas allí, junto al ‘prado talado’ que desciende hacia el bosque fronterizo con Francia. Tras pasar el verano hospitalizado, apenas dado de alta, y a pesar de estar convaleciente de la interven-ción quirúrgica en su cadera derecha, Hofmann, con aspecto salu-dable, fuerte y de excelente ánimo, parecía que tuviese veinte años menos, no obstante estar ya próximo a los 97, que cumplirá el 11de enero de 2003. Le pedimos hacer la entrevista en inglés y aceptó, y tras titubear levemente al rememorarlo, pronto se entusiasmó y concentrado en las respuestas incluso compuso alguna broma con el idioma. Acabada la grabación, mientras el sol desaparecía sobre los Vosgos, nuestro Herr Doktor dijo que ésta era la mejor entrevista de todas las que le habían hecho. La anterior y última que había conce-dido, en febrero de 2001, fue a la TV de Canarias, poco después de otra para el programa cultural francoalemán Arte.

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Cáñamo: Dr. Hofmann, ¿sigue siendo el LSD su hijo problemático?

Dr. Hofmann: ‘En algunos aspectos, sí. Sin embargo, comienza a cambiar nuevamente, de ser hijo problemático a hijo maravilloso. Como lo fue en sus comienzos’.

¿A qué se debe esto?

‘Se debe a que se han redescubierto las propiedades útiles del LSD, que ya había sido utilizado como ayuda en el psicoanálisis, con pa-cientes inhibidos, sin capacidad de comunicación, que se abrían mediante el LSD. Durante los diez primeros años fue éste un uso valioso, hasta que se prohibió’.

O sea, con el tiempo, ¿hemos aprendido a usar el LSD como una especie de herramienta?

‘Sí, es cierto. Porque al comienzo, sobre todo en Estados Unidos, al parecer varios millones de personas probaron LSD, a menudo sin las debidas precauciones, por lo que hubo accidentes y ocu-rrieron cosas terribles. Todo eso ha cambiado. Ahora la gente ha aprendido a usar LSD. No sólo en el marco medicinal, sino tam-bién en la calle (sonríe). En resumen, quiero decir que ahora ya casi no hay accidentes’.

¿Cómo ha cambiado su vida el LSD?

‘No sé decirlo (se ríe). ¡Debería vivir una segunda vida para poder contestar bien a esta pregunta! Aunque debo decir una cosa impor-tante: cuando era niño tenía experiencias místicas. Andando por el

bosque, por el campo, tuve experiencias místicas muy, muy impre-sionantes. Al principio de mi libro sobre el LSD, he descrito, no una experiencia con LSD, sino una experiencia visionaria que tuve a los diez o doce años3‘.

En ese libro dice usted que se requiere de una especial prepara-ción para tomar LSD. Por ejemplo, Ernst Jünger y Aldous Hux-ley opinaban que el LSD y otras sustancias visionarias eran para cierta élite, para intelectuales, artistas. Cuando usted habla de ‘preparación especial’, ¿quiere decir que el LSD es sólo para esa élite?

‘No quiero decir que esta preparación especial requiera de un específico conocimiento científico o histórico. Quiero decir que cualquier persona normal está capacitada para tener una expe-riencia con LSD. La experiencia con LSD tiene algo que ver con nuestra visión infantil del mundo. El mundo que muestra el LSD está cercano al mundo de los niños. Todo ser humano tiene la po-sibilidad de alcanzar experiencias místicas. En mi trabajo como químico, especialmente cuando trabajé con alcaloides del cor-nezuelo de centeno, me asombró mucho cómo llegué a descubrir una sustancia que provocaba la misma experiencia que tuve en mi niñez. Para mí aquello fue como un milagro. Creía que era algo que sólo podía tener siendo niños, y ahora tenía la posibilidad de repetirlo artificialmente. Bueno, ésta no es la palabra adecuada, pero sí el repetirlo’.

Diríamos, ¿repetirlo a voluntad?

- Sí.

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¿Usted ya había olvidado sus experiencias infantiles?

‘No, nunca, nunca. En gran parte ellas me formaron y determinaron mi vida. Como he dicho, describí esta primera experiencia mística infantil al principio de mi libro. Es algo muy importante la experien-cia visionaria del mundo, de nuestra vida en él. No es nada artificial, es realmente innato. Yo creo que es algo que yace en el subconsciente de todo ser humano, ya que todos hemos sido niños y hemos tenido esta visión del mundo. Aparte de la visión de un niño, cada vez más podemos tener la conciencia del niño. Ambas pueden ser comple-mentarias, la conciencia y la experiencia visionaria del mundo, y nos aportan una observación aún más profunda de la vida’.

¿Describiría usted la experiencia visionaria como una percepción directa, sin interpretación simbólica, tal y como uno llega a percibir el mundo desnudo, de forma directa, sin conceptos ni palabras?

‘Es muy difícil describir semejante experiencia con palabras. Creo que es imposible. Huxley decía que tendríamos que crear un nuevo idioma para la experiencia mística’.

fiero decir conciencia universal. Ésta es una de las palabras más sig-nificativas, pues, como seres humanos, tenemos conciencia. Es decir, conexión con el mundo espiritual y éste, en realidad, creo yo que es la conciencia universal’.

Antes ha mencionado usted el empleo de LSD en psicoterapia. Sa-bemos que hay dos modalidades: la Europea o terapia psicolítica, de Ronald Sandison, practicada por Hans Carl Leuner, en que se administran dosis bajas de LSD; y la norteamericana o terapia psi-codélica, en dosis altas, originada por Humphry Osmond y practi-cada hoy por Stanislav Grof. ¿Podría hablarnos sobre este uso del LSD en psicoterapia?

‘Ambos acercamientos tienen sus ventajas. A mí me parece que una sola dosis muy fuerte, como emplea la técnica norteamericana, aunque puede obtener extraordinarios resultados, entraña riesgos. Con la técnica psicolítica europea, aunque quizá con una baja dosis no se alcance en el paciente la necesaria profundidad, uno puede actuar, hablar e, incluso, se puede enmarcar en un ambiente artificial. Por tanto, creo que la técnica europea es mejor para fines medicinales;

A veces describimos esa experiencia como el poder ver al mundo como energía, en vez de como materia; como una experiencia no materialista, sino relacionada con el espíritu.

‘La palabra energía, a mi entender, expresa algo con sentido téc-nico’.

Bueno, como William Blake usaba del término. Para Blake la energía era el espíritu.

‘Sí, sí, pero actualmente la energía es más bien algo físico. Existen una fuerza vital y una conciencia universal, que puede tengan algo de energía. Aunque no me gusta demasiado llamarlas energía. Pre-

mientras que la psicodélica, yo la dejaría para experiencias místicas’.

En su libro habla del empleo de LSD como ayuda para la medi-tación. ¿Se trata en este caso de dosificación alta, de una experi-encia más profunda con terapia psicodélica, o igualmente es apli-cable con repetidas dosis más bajas?

‘No, para la meditación se requiere una dosis mayor. Que puede ser de riesgo, pues cada persona precisa de diferente dosis. Para una per-sona sirve una mínima cantidad y, para otra, una dosis alta con que alcanzar la completa experiencia. Creo que, después de la adecuada preparación del set, o sea, escenario o entorno, que conduzca a una buena experiencia, el procedimiento correcto sería administrar al

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principio una dosis mediana, a fin de evaluar la reacción individual y luego poder decidir si es necesario administrar una dosis mayor’.

¿Cuál es para usted la dosis mediana y la dosis alta?

‘Para mí una dosis mediana consiste en 100 mcg y una dosis alta, 250 mcg’.

Por tanto, ¿una dosis baja sería inferior a los 100 mcg?

‘Exacto. Una dosis baja sería de 50 mcg’.

Cuando Sandoz elaboraba LSD o Delysid®, había pastillas de 25 mcg. Se concibió como un antidepresivo o un tipo de estimulante, ¿no?

‘Sí. Era una dosis muy baja. ¡Así se podía ajustar mejor la dosis e in-gerir tres o cuatro pastillas!’ (sonríe).

Estas pastillas, ¿eran estables?

‘Sí, claro’.

También había ampollas de 100 mcg, para vía oral o intravenosa, ¿verdad?

‘Para vía oral. La inyección no es necesaria, pues la actividad es la misma tragada que inyectada. Aquellas ampollas fueron utilizadas principalmente como apoyo al psicoanálisis; 100 mcg es una buena dosis para esta aplicación’.

Por otro lado, en el contexto médico, como el LSD tiene efectos du-raderos de hasta seis u ocho horas, esto implicaría complicaciones. Por supuesto, hay que vigilar al paciente, aunque esto signifique un periodo largo en el tratamiento médico.

‘Así es. Siempre me exigían preparar una variante de LSD con efectos menos duraderos. Pero fue imposible. En el caso de la psilocibina sí pude hacer una alteración molecular para obtener un compuesto de más corta actividad’.

¿Con psilocibina? ¿Se trata de CZ-74 y CY-19, los derivados dietil de psilocina y psilocibina4?

‘Sí, correcto. Aunque ya digo que con LSD no fue posible reducir la duración de su actividad’.

¿Cree usted que la psilocibina, al igual que el LSD, es útil en psi-coterapia?

‘Absolutamente. Claro que se requiere una cantidad cien veces su-perior. Realmente el LSD es el compuesto más activo utilizado en psiquiatría. Con un solo gramo se obtienen de diez a veinte mil dosis. ¡Es algo extraordinario!’

Mucha gente considera el LSD como una sustancia peligrosa y tóxica, aunque ya se estableció la dosis media letal de LSD para algunas especies animales5.

‘El LSD es el compuesto menos tóxico que se conoce. En mi opinión, por ejemplo, con el alcohol, al tomar cinco o diez veces la cantidad necesaria para emborracharse, uno se expone a morir. Por el con-trario, se han ingerido diez o hasta veinte veces la dosis activa de LSD sin ningún efecto mortal’.

¿No se conoce ningún caso fatal en humanos por toxicidad de LSD?

‘No, ninguno por causa de su toxicidad. Es más, he oído hablar de per-sonas que han tomado hasta 2 mg de LSD y no les pasó nada grave. Tuvieron terribles experiencias, pero no hubo peligro para sus vidas’.

Por supuesto, la dosis mortal no se conoce en seres humanos, no existe...

‘Para nada. ¡Es insólito!’ (se ríe)

Siendo la dosis activa tan baja, el índice terapéutico resulta serincreíblemente alto6, ¿no es así?

‘Sí, es extraordinariamente alto’.

Se sabe que muchos de los compuestos utilizados en la medicina tienen alta toxicidad como el alcohol, lo que implica que incre-mentando la dosis terapéutica cinco o diez veces, se acercará a la dosis letal. Con el LSD no pasa eso, por lo tanto realmente el LSD es un compuesto nada de tóxico...

‘Sí, sí, nada tóxico. En comparación con otros compuestos de actual uso, como el MDMA (o éxtasis), por ejemplo, que su índice tera-péutico viene a ser uno a tres, o uno a cuatro; no uno a veinte o uno a cuarenta, o más, como es con el LSD’.

Ciertamente, ha habido víctimas mortales del MDMA...

‘Así es’.

Timothy Leary, en su entrevista de 1965 para la revista Playboy, decía que el LSD era el mejor afrodisíaco descubierto en toda la historia. Doctor, ¿puede decirnos algo a este respecto?

(Sonriente)‘Eso depende del entorno y de la predisposición del individuo. En el primer informe publicado sobre el uso medicinal del LSD, al sujeto le fue evaluada específicamente su reacción erótica a la sustancia, le mostraron fotos y cosas así. Y él dijo que el LSD carecía absolutamente de efectos eróticos. Después (ríe) apareció Leary con que el LSD era el afrodisíaco muy potente. Realmente ello depende del entorno, de la preparación y de la expectativa del sujeto. Ya se ha dicho que el LSD se puede comparar con un microscopio que intensifica y abre toda

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1 Aunque en alemán e inglés se aplica el artículo femenino al LSD, en refe-rencia a la dietilamida del ácido lisérgico, aquí utilizamos el artículo el, pues comúnmente se le denomina ácido y se le da género masculino.

2 Hydergina: dihidroergotoxina mesilato. Modificador de la neurotransmis-ión cerebral, estimulante de receptores dopaminérgicos y bloqueador de los adrenoreceptores-a. Mejora la función metabólica cerebral alterada y reduce los síntomas del deterioro mental propios de la edad (involución se-nil, arteriosclerosis cerebral y otros trastornos cerebrovasculares agudos).Methergin: maleato de metilergobasina. Uterotónico de efecto rápido y po-tente desprovisto de los efectos simpaticolíticos del cornezuelo. Facilita unrápido parto con mínima hemorragia.

3 Aquí se hace referencia al título autobiográfico LSD-Mein Sorgenkind (Stuttgart, 1979), con traducción al inglés de Jonathan Ott (LSD-My Prob-lem Child, McGraw-Hill, 1980). En español lo publicó, también en 1980, la editorial Gedisa con título LSD. Cómo descubrí el ácido y qué pasó después en el mundo. Gedisa lo volvió a reeditar en 1991 con título La historia del LSD. Bal-ance crítico de sus aplicaciones y efectos, realizado por su descubridor.

4 Se trata de la 4-hidroxi-N, N-dietiltriptamina (CZ-74), y de la 4-fosfo-riloxi-N, N-dietiltriptamina (CY-19), siendo, respectivamente, psilocinay psilocibina.

5 Es decir, la dosis que resulta ser letal para el 50% de los animales de en-sayo.

6 El índice terapéutico es la proporción entre la dosis activa y la dosis letal.

por Hofmann, quejoso de la escasa cosecha de cereza del año. Co-mentamos a la augusta pareja su saludable aspecto y, observando que Albert no se privaba de nada café, vino, coñac, aguardiente, le tentamos con un hachís nepalí. Entonces, sonriente, Albert brindó con un claro y bien pronunciado: ‘Salud, amor y peseta’, en español, inhaló dos o tres caladas del joint y luego se levantó para enseñarnos la bonita mata de Cannabis indica plantada en el patio lateral de su casa.

nuestra experiencia, nuestros pensamientos, vivencias, impresiones. Todo se hace más intenso. Los colores, los sonidos, todos los senti-dos actúan con mayor intensidad. Y todo depende del entorno en que uno se encuentre; o bien no hay ningún efecto erótico o se intensifica lo erótico de forma extrema (vuelve a reír). En mi último encuentro con Leary, en Hamburgo, durante una entrevista radiofónica, la pri-mera pregunta de la entrevistadora fue sobre el efecto afrodisíaco del LSD. Aquella mujer estaba especialmente interesada en esta cuestión. Leary explicó que luego le hicieron esta pregunta en la revista Playboy esperando de él sólo una respuesta erótica (risas). Comentó que en realidad era él quien estaba jugando con ellos; como siempre había jugado durante toda su vida (otra vez ríe)’.

Tenemos una copia de esta entrevista y Leary dice en ella que durante una sesión con LSD “cuidadosamente preparada”, in-variablemente, una mujer puede alcanzar cientos de orgasmos. Y dos veces le preguntaron en Playboy si sucedía lo mismo con los hombres, pero Leary no quiso contestar. ¿Cuántos orgasmos puede obtener un hombre bajo los efectos del LSD?

‘Le hicieron estas mismas preguntas en Hamburgo ¿También se las hicieron en Playboy?’

Sí, también. Leary se negó a contestar las dos veces. Cambió de tema. ¡Sólo admitió que había echado un polvo cada vez que tomó LSD!

Antes de dar por cerrada la entrevista, el doctor Hofmann lee en in-glés los dos últimos párrafos de su libro LSD-My Problem Child: ‘La meditación es la preparación para el mismo objetivo ambicionado yalcanzado en los misterios eleusinos. Es dable pensar que en el futuro el LSD se puede aplicar más frecuentemente para provocar una medi-tación que corone la iluminación. En la posibilidad de apoyar con una sustancia la meditación dirigida a la experiencia mística de una reali-dad a la vez más elevada y más profunda, veo la verdadera importancia del LSD. Una aplicación de este cariz se corresponde por completo con la naturaleza y el tipo de acción del LSD como droga sagrada.’.A continuación, ya de noche, el matrimonio nos invitó a una de-liciosa y frugal cena regada con vino blanco francés que remata-mos brindando con Plümli, aguardiente de ciruela hecho también

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Hablemos de racismo. Hablemos de oscuros intereses económicos. Hablemos de la persecución de todo aquello que proporciona placer. Hablemos de quienes en EE UU, a mediados de siglo, convirtieron el cannabis, que había sido conocido, usado y respetado por la Humanidad desde tiempo inmemorial, en una droga satanizada por políticos y medios de comunicación, así como temida por padres y educado-res. Que la marihuana y los otros derivados del cannabis quedasen incluidos hace setenta años en la actual prohibición globalizadora de las drogas es, sin duda, uno de los mayores despropósitos científicos y sociales de la historia de las sustancias psicoactivas. Debemos tener claro que no fueron motivaciones científicas, sino principalmente causas económicas y morales las que provocaron la ilegalización de cualquier uso, médico o recreativo, de la sustancia. Conocer el origen de nuestro estado de cosas puede, sin duda, ayudarnos a entenderlo. Los informes científicos de la época mostraban la práctica inexistencia de prob-lemas sanitarios o sociales relacionados con el uso del cannabis: el informe de la Indian Hemp Drugs Commission, a finales del siglo pasado; el estudio del consumo de cannabis en la Zona del Canal de Panamá, realizado por el ejército americano entre 1916 y 1929; el LaGuardia Committee Report on Marijuana, de 1944, realizado justo inmediatamente después de la prohibición, completísimo informe referente

“Las drogas no están prohibidas por ser peligrosas, Son peligrosas

porque están prohibidas”Georges Apap

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al consumo de cannabis en la ciudad de Nueva York. Todos ellos aca-ban constatando lo que todo el mundo debería saber: que el consu-mo habitual no provoca apreciables problemas sanitarios, sociales o de escalada a drogas más fuertes. Para prohibir el cáñamo en EE UU tuvo que construirse durante los años treinta, de manera consci-ente, un complejo entramado de mentiras sin fundamento alguno que ha venido manteniéndose hasta nuestros días y que culminaría con su ilegalización en 1937. Desde entonces y hasta ahora, la gente va a la cárcel por cultivarla, usarla o comerciar con ella, en tanto que drogas tan peligrosas como el alcohol o el tabaco pueden adquirirse y usarse sin problemas. ¿Cómo ocurrió todo, y por qué? La lucha contra el vicio fue, probablemente, el principal desencade-nante de la prohibición de las drogas en general, y de la marihuana en particular. Por este motivo, a finales del siglo pasado y principios de éste, florecieron en EE UU un gran número de grupos sociales reformistas. El reformismo consistía básicamente en la creencia de que era posible mejorar la sociedad mediante la imposición de leyes que tuvieran como objetivo la reforma de las costumbres y los hábi-tos de los hombres mediante la erradicación del vicio.Normalmente, estos movimientos tenían como base ideológica un puritanismo extremo. Ejemplos de ello los tenemos en la Liga An-tialcohólica, la Sociedad para la Supresión del Vicio, agrupaciones antibeso, etc. Entre los más activos de estos grupos estaban la Anti-Saloon League, fundada en 1895, cuyo objetivo declarado era una América “limpia de ebriedad, juego y fornicación”.

Por otra parte, médicos y farmacéuticos pugnaban, a principios de siglo, por el control de la dispensación de las drogas. Dado que en-tonces era posible conseguir cocaína, cannabis o morfina en múlti-ples preparados que se adquirían incluso por correo, sin necesidad de la intervención de “especialistas”, cualquier control al libre co-mercio de las drogas era para esas dos instituciones una bendición que apoyaron casi sin reservas. Además, muchos de los movimientos reformistas tenían un fundamento sanitario, dando mucha impor-tancia a la preocupación por la salud y todo lo relacionado con ella como base necesaria para conseguir una sociedad mejor. La mezcla de un puritanismo convencido de tener la razón sobre temas mo-rales con una incipiente medicalización del comportamiento hu-mano, es explícita en la si-guiente cita de Benjamin Rush, doctor de gran prestigio en su época, quien ya en 1785 hacía un primer intento ideológico para prohibir el consumo de alcohol: “En lo sucesivo será asunto del médico salvar a la humanidad del vicio, tal como lo fue hasta ahora del sacerdote. Concibamos a los seres humanos como pacientes en un hospital; cuanto más se resistan a nuestros esfuer-zos por servirlos, más necesitarán nuestros servicios.”1

También tuvo mucho que ver con la prohibición de las drogas, la cuestión de los inmigrantes a finales del siglo pasado en EE UU, así como los problemas de empleo debidos a una saturación del mer-cado de trabajo, y la tensión racial derivada, en parte, de esos fac-tores. Las cuatro grandes sustancias psicotrópicas de uso recreativo –el alcohol, el opio, la cocaína y la marihuana– estaban ligadas a cu-atro grupos raciales definidos. Así, del mismo modo que la reacción

contra el alcohol fue en gran parte derivada del rechazo a la minoría irlandesa, grupo que constituyó la primera entrada masiva de mano de obra barata en EE UU, el opio fue vilipendiado porque lo usa-ban los chinos, la cocaína porque la utilizaban los negros del sur y la marihuana porque era fumada por los mejicanos. En todos los casos, y muy especialmente en los tres últimos, grupos sociales a los que se odiaba o temía por uno u otro motivo, fueron satanizados en función de costumbres que les eran propias. A través de un mecanismo de cohesión social que veremos repetido infinidad de veces, se vio en sus peculiaridades culturales la causa de su “inferioridad racial” y el peligro que supondrían estas peculiaridades para los blancos inte-grados en el sistema. Sin embargo, hay en la prohibición del cáñamo ciertas característi-cas peculiares. A escala internacional, fue decisiva la intervención de Inglaterra en 1925 en la Convención Internacional del Opio, cuando se negó a firmar el tratado si no se incluía en él el control internacional del cannabis. Los motivos de Inglaterra eran de or-den político y relacionados con su papel como potencia colonial en Egipto. Los sectores egipcios partidarios de la independencia esta-ban intentando impedir la colonización cultural inglesa y haciendo del consumo de cannabis, tradicional en Egipto, un símbolo de re-sistencia. Aunque al resto de países firmantes del tratado la mari-huana no les suponía ningún problema, la presión de Inglaterra surtió efecto, al tiempo que servía a los intereses de otros países que eran también potencias coloniales en el norte de África, como Italia o Francia.

Curiosamente, EE UU no ratificó entonces ese acuerdo, pero se produciría un hecho, años después, que iba a suponer que fuertes sectores económicos, muy ligados a Washington, trabajaran activa-mente para la restricción del cultivo de cáñamo. La historia fue así. El cáñamo venía siendo utilizado tradicionalmente en la industria, como materia prima para la producción de papel, cuerdas y tela. Por lo que respecta a la industria textil, el cáñamo no constituía compe-tencia al algodón, dado que su recolección era más lenta y costosa y, por otra parte, antes de poder ser usado era necesario tenerlo bas-tantes días en remojo, procedimiento que, por lo visto, además de lento resultaba extremadamente pestilente. Pero en 1917, George Schlichten inventó una máquina, la descorticadora, que iba a servir para recolectar de manera mucho más eficiente el cáñamo, evitando además los días en remojo y las molestias consiguientes. Jack Herer, en su libro The Emperor Wears No Clothes (2), expone una intere-sante teoría que resumiré brevemente. La invención de la descor-ticadora suponía una fuerte amenaza para la industria del algodón, que, fuertemente relacionada con los sectores políticos más influy-entes, movió los hilos para fomentar la imagen diabólica del cáñamo en la opinión pública y potenciar la presentación de leyes restric-tivas respecto a su uso. Herer incluye al imperio químico DuPont entre quienes forzaron la maquinaria informativa y legislativa a que se ilegalizara el cáñamo, en este caso debido a sus intereses hacia los tejidos sintéticos, en particular el nilón.

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Siguiendo los clichés de siempre, se asoció el consumo de cannabis por los mejicanos a la realización de robos, violaciones y asesinatos, y se les acusó de introducirla en los colegios para envenenar a la ju-ventud americana. La policía paso a ver en la marihuana un terrible impedimento a la hora de ejercer su función con los mejicanos. Un capitán de policía de Tejas explicaba entonces que, bajo los efectos de la marihuana, los mejicanos se volvían “muy violentos, especial-mente cuando se ponen furiosos; atacarían a un oficial de policía aun cuando éste les estuviera apuntando con un revólver”. Y seguía diciendo: “Parecen no tener miedo, y yo he notado que bajo los efectos de esta hierba tienen una enorme fuerza y que se necesi-tarían varios hombres para tratar con alguien que, bajo otras circun-stancias, sólo habría necesitado un hombre”.(3)

Harry J. Anslinger, jefe del Departamento de Control de Narcóticos y una de las figuras más oscuras de la guerra contra las drogas, fue el principal protagonista del montaje destinado a ilegalizar y perseguir la marihuana, así como uno de los mayores responsables de nuestra manera actual de tratar con las drogas y sus usuarios. Junto con la cadena de periódicos propiedad de William Randolph Hearst, quien tenía fuertes intereses en la industria papelera, amenazada por la simplificación de los procesos de conversión del cáñamo en papel, Anslinger convirtió en pánico lo que era resultado de un miedo a ciertos emigrantes, publicando una serie de artículos sensacional-istas al respecto. Del más conocido de ellos, “Marihuana, asesina de nuestra juventud”, extraigo los siguientes párrafos:

“Benjamin Rush to Granville Sharp”, en “The Correspondance of Benjamin Rush and Granville Sharp, 1773-1889”, Journal of American Studies, abril 1967, citado en Szasz, T., La teología de la medicina, Tusquets, 1981, p. 185.Herer, Jack, The Emperor Wears No Clothes, Van Nuys, CA, Hemp Publishing; 1992.Citado en Abel, Ernest L.; Marihuana: The First 12.000 Years, p. 207.Anslinger, H. J., U.S. Commisioner of Narcotics; “Marijuana, assasin of youth”; publicado por primera vez en The American Magazine, 1937.

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Su uso en forma de cigarrillos, es relativamente nuevo en nuestro país, y tan peligroso como una serpiente de cascabel enroscada. Sólo puede conjeturarse cuántos asesinatos, robos, asaltos criminales, secuestros, atracos y ataques de locura maníaca causa cada año, es-pecialmente entre los jóvenes. [...] El año pasado, un joven adicto a la marihuana fue colgado en Baltimore por el asesinato de una niña de diez años. En Chicago, dos chicos fumadores de marihuana mataron a un policía. En Florida, la policía encontró un joven tam-baleándose en medio de una matanza. Con un hacha había matado a su padre, su madre, dos hermanos y una hermana. No recordaba haber cometido ese crimen múltiple. De ordinario un joven tran-

quilo y sano, se había vuelto loco por fumar marihuana. En al menos dos docenas de casos recientes de asesinato o degenerados ataques sexuales, se ha probado que la marihuana fue una causa que con-tribuyó. [...] Es la destrucción inútil de la juventud lo que nos rompe el corazón a cuantos trabajamos en el campo de la supresión de los narcóticos.(4)

No deja de ser curioso que esta planta, que según Anslinger con-vertía a los jóvenes en salvajes homicidas, fuera acusada en los años sesenta, al ser usada por quienes protestaban contra la guerra del Vietnam, de inducir en los jóvenes un “pacifismo antipatriota” y quitarles las ganas de matar por su país. Pero ésta es otra historia de la que tal vez algún día hablaremos.

Más adelante, Anslinger declararía: “Si el auténtico monstruo de Frankenstein pudiera tener delante la planta de marihuana, huiría aterrorizado.” Lo que había sido una planta usada y respetada por la humanidad desde tiempo inmemorial, se había transformado en algo capaz de provocar terror a monstruos como Frankenstein o como Anslinger. En 1937, el Congreso de los EE UU aprobó la Mari-juana Tax Act, con la que la marihuana quedaría, de facto, ilegaliza-da. Desde entonces, y gracias al seguidismo internacional respecto a la política estadounidense en materia de drogas, el principal efecto secundario del cannabis ha pasado a ser la cárcel.

“El hecho de que podamos oponernos al uso del cañamo sin oponernos al mismo tiempo al uso

del alcohol escapa a mi comprensión”William Burroughs, 1969

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el dr. Geoffrey Guy, presidente de GW Pharmaceuticals, examina las plantas de los invernaderos de su empresa.

En algún lugar de Inglaterra cuyo nombre no podemos saber, existen unas ultramodernas instalaciones de cultivo, valora-das en más de ocho millones de euros, donde florecen miles de plantas de marihuana al año bajo la atenta mirada de doctores y farmacólogos. Al frente de la operación se encuentra el doctor y emprendedor Geoffrey Guy, presidente de GW Pharmaceuticals, empresa británica artífice de la nueva era de medicamentos cannábicos. Guste o no, la marihuana corporativa ha llegado.

Juan MotaFotografía: GW Pharmaceuticals

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Cuando hablamos de productos industriales derivados del cannabis, tendemos a pensar en tejidos, papel, semillas y todo lo relacionado con el cáñamo. Eso es porque la otra rama de la familia cannábica -la que te pone- nunca ha sido objeto de una industrialización lícita. Al contrario: gracias a su condición de proscrita, la marihuana se ha librado de las garras corporativas para quedarse en manos de los que más la aprecian: cultivadores y consumidores.

Ahora un jugador nuevo se incorpora al campo. Al final no es la in-dustria tabaquera con cigarrillos de maría, sino la industria farma-céutica, y no para que fumemos precisamente. La investigación biomédica de los cannabinoides lleva desarrollándose sin prisa pero sin pausa desde que Mechoulan descubrió el THC en 1964, sorteando la continuada clasificación del cannabis como sustancia sin uso médico reconocido. Las grandes farmacéuticas, por su parte, evitaron la hierba como la peste hasta que a finales de los ochenta una subsidiaria de la Boehringer Ingelheim Corporation se atrevió a probar suerte con sus pastillas de THC sintético Dronabinol, re-marcando en el apartado de efectos secundarios la posible aparición de “reacciones adversas” como risa, euforia y relajación.

Palabra clave: chemovarsNo obstante, la rígida adherencia de los farmacéuticos a la ideología prohibicionista y los abundantes beneficios que obtienen de la gue-rra contra las plantas de poder son sólo parte de la historia. La otra parte tiene que ver con la variabilidad genética de la marihuana y el

Materia vegetal preparada para el proceso de extracción

escollo que supone a su patentabilidad. Cuando el estamento pro-hibicionista insiste en que la marihuana no sirve como medicina, lo que realmente quieren decir es que no cumple la única condición sine qua non según los farmacéuticos: ser patentable. Un medicamento de marca puede llegar a acumular docenas de patentes, y cada una re-presenta millones en beneficios para el titular de los derechos, sobre todo cuando hay huestes de abogados velando por ello. Las leyes de patentes no permiten patentar plantas genéricamente, pero sí variedades retocadas de las mismas, siempre que se distingan por alguna característica única. En el caso de la marihuana, esa carac-terística podría ser un perfil de cannabinoides determinado que se mantiene estable de una generación a otra. Un objetivo loable pero notoriamente difícil, sobre todo cuando la investigación depende de individuos sin los recursos y la complicidad oficial para desarollar su trabajo en condiciones. Quizás por eso en la actualidad sólo hay tres chemovars, el término farmacrático para variedades de cannabis químicamente únicas, en desarrollo oficial con personas humanas: una está a nombre del doctor Ethan Russo, otra a nombre del tam-bién doctor Donald Abrams y de la tercera son titulares HortaPharm y GW Pharmaceuticals. Estas dos últimas empresas representan el acercamiento de la investigación y el desarrollo que abre las puertas al futuro previsible de la medicina cannábica: extractos de varie-dades patentadas de marihuana para inhalar en spray.

Doctor Guy: hombre de visiónEl doctor Geoffrey Guy consigue objetivos. Se financió él mismo los estudios de medicina trabajando de camionero y repartidor, con-siguiendo el título de doctor a los veinticinco años, al que sumó un título adicional en farmacología. Con treinta años fundó su primera empresa, especializada en la investigación sobre morfina, iniciativa que resultó ser económicamente beneficiosa y le permitió seguir su camino emprendedor con proyectos de índole variada. A principios de los noventa, Guy fijó su atención en el cannabis y presentó una propuesta a la Home Office británica (equivalente al Ministerio del Interior), entidad con la cual mantenía contactos regulares por su trabajo con otras sustancias restringidas. En un principio su pro-puesta de investigar con cannabis fue rechazada, pero la marea de la opinión pública y profesional a favor de la marihuana medicinal, le-gitimizada por las iniciativas populares de uso compasivo en Estados Unidos, hizo cambiar los vientos políticos. y en 1996 la empresa GW Pharmaceuticals obtuvo un raro y preciado documento de la Home Office: una licencia para cultivar marihuana. Un permiso potencial-mente muy provechoso de ostentar pero nada barato de desarrollar. GW era una empresa novel, creada por Guy específicamente para la explotación de la licencia, y en 2001 lanzó una ampliación de capital que acabó recaudando treinta y cinco millones de euros, concre-tando la firme apuesta inversora por la rentabilidad prevista de su iniciativa. Pero antes de iniciar la ampliación, GW ya había sellado la alianza estratégica más importante del proyecto con una empresa dedicada desde hace años al desarrollo de variedades de cannabis con perfiles químicos estables. En los criaderos de HortaPharm se originaron las cuarenta mil semillas que dieron comienzo a una de las mayores operaciones de cultivo intensivo jamás ultimado.

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José T. GállegoFotografía: GW Pharmaceuticals

HortaPharm: los chicos de las semillasGuy entró en contacto con HortaPharm, una empresa holandesa situada cerca de Amsterdam y fundada por norteamericanos ex-patriados. David Watson es el fundador de esta empresa que desde hace diez años tiene permiso del Gobierno holandés para desar-rollar variedades de cannabis y entre cuyos botánicos están Dave Pate y el famoso Robert Connell Clarke, autor de Marijuana Botany y Hashish!, dos de los mejores libros publicados sobre cannabis. HortaPharm se dedica al desarrollo de variedades de cannabis me-dicinal y procura mantenerse alejada del mundo cannábico lúdico y aparecer sólo en revistas científicas.

Watson y Guy negociaron y finalmente GW Pharmaceuticals compró el catálogo completo de genética de HortaPharm: los derechos de to-das las variedades ya desarrolladas y todas las que se desarrollen en el futuro. No se sabe cuánto pagó GW, pero la cifra tuvo que ser muy alta. No todas las variedades de HortaPharm son altas en THC como desearían los consumidores lúdicos. Muchas han sido desarrolladas para producir otros cannabinoides, útiles para los pacientes.

La preocupación más importante para GW es cultivar plantas muy constantes en sus porcentajes de cannabinoides. La producción to-tal de uno u otro cannabinoide es relativamente menos importante que la consistencia y la homogeneidad en sus porcentajes.

El Gobierno holandés, debido a la situación legal internacional del cannabis, no permitió a HortaPharm exportar esquejes de sus va-riedades a Inglaterra, donde están los invernaderos de GW, así que todas las plantas tuvieron que ser reproducidas a partir de semillas.

Un cultivo de ensueñoLos invernaderos son una obra de arte y el doctor Guy presume de que sólo hay tres o cuatro así de buenos en Europa. La cantidad de luz, la temperatura y la humedad se controlan permanentemente con computadores que pueden reproducir cualquier clima. En el complejo de invernaderos hay catorce espacios con microclimas independientes. Los gastos de electricidad son enormes: cerca de 180.000 dólares anuales. El sistema de aire acondicionado cambia todo el aire de los invernaderos cada tres o cuatro minutos, contro-lando la temperatura con un error máximo de un grado. Las luces de halogenuros metalizados están colocadas en el techo a tres metros y medio de altura y dan una luminosidad perfectamente homogénea en todo el cultivo.

En sus invernaderos, el doctor Guy controla hasta el último el-emento. El fotoperiodo se regula gracias a un complejo sistema de cortinas móviles que filtran la luz solar para lograr la intensidad ex-acta de luz. “Podemos pasar de pleno sol a oscuridad total en cinco minutos”, asegura Guy.

Cultivar sin limitacionesTodas las plantas se cultivan con métodos completamente orgánic-os. GW produce plantas de calidad farmacéutica, lo que significa que no pueden usar ningún tipo de producto químico, pesticida o herbicida. Cultivar como lo hace el doctor Guy es lo que todos querríamos. Para empezar, el primer año sembró unas decenas de miles de semillas. Creció las plantas y las guardó como madres una vez analizadas para conocer su contenido en cannabinoides. Ahora tienen un grupo de madres y padres que corresponden a diferen-tes chemovars. Las va reproduciendo por esquejes que pasan dos o tres semanas creciendo con veinticuatro horas de luz antes de entrar en floración. Cosecha toneladas de marihuana con unos contenidos concretos de los diferentes cannabinoides.

Con toda la capacidad económica y tecnológica de la que es capaz la industria farmacéutica, GW ha convertido el cultivo de cannabis en una ciencia exacta. Guy sabe todo sobre sus plantas: cómo afecta el clima, la densidad, la temperatura, la tierra, los nutrientes o cu-alquier otro factor al desarrollo y la producción de cannabinoides; cuándo se empiezan a producir los distintos cannabinoides y en qué partes de la planta; cuándo se alcanza el máximo contenido de cada uno de los cannabinoides (con un error máximo del 1%). Por supuesto, controla exactamente todo el proceso de secado, madu-ración y almacenaje. Uno de los secretos de GW es el registro ex-haustivo de datos, donde lo apuntan y analizan todo: riegos, tier-ras, luces, climas, floración, crecimiento, maduración, etc.

Logros y descubrimientosEntre GW y HortaPharm han conseguido desarrollar variedades de plantas muy estables en sus contenidos de THC, CBD y otros can-nabinoides. Por ejemplo, tienen una variedad rica en THC (tetra-hidrocannabinol) en la que este compuesto supone más del 90% de los cannabinoides presentes en la planta. Otros chemovars son ricos en CBD (cannabidiol), CBG (cannabigerol) o CBC (cannabi-cromeno).

Una de las investigaciones interesantes que lleva a cabo GW tiene que ver con los análogos propílicos del THC y el CBC, llamados THC-V y CBC-V. El cannabis proveniente de las zonas tropicales y ecuatoriales y del sureste de Asia parece tener mayores cantidades de estos compuestos, lo que podría estar relacionado con los efec-tos más cerebrales y estimulantes de estas variedades; además, también parecen tener menos efectos secundarios indeseables para los pacientes, como sensación de mareo o atontamiento. También han visto que las variedades cultivadas en climas tem-plados y marítimos suelen tener más THC y CBD. “Los cannabi-noides principales en climas templados y marítimos son el THC y el CBD, en los climas tropicales y ecuatoriales, el THC-V y el CBC

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Panorámica de uno de los invernaderos de GW Pharmaceuticals.Spray sublingual experimental de GW Pharmaceuticals.

los reemplazan total o parcialmente. El THC-V está presente en las variedades del sureste asiático y se cree que produce efectos psico-activos más claros con menos efectos secundarios indeseables, lo que podría sugerir una mayor o más específica afinidad con algunos receptores de cannabinoides.”

El doctor Guy expresa así lo que la mayoría de los cultivadores ya sabían por propia experiencia: “Al estudiar la planta resulta obvio que tiene el mismo rango de variabilidad genética y medioambiental que tienen las uvas. Estamos estudiando los factores que influyen en los contenidos de cannabinoides, maduración y producción de otros constituyentes como terpenos aromáticos. Éstos pueden ser manipulados para ayudar en nuestra investigación médica.”

Los perosNo todo son flores cuando uno oye hablar de GW Pharmaceuticals. En el mundo de los cultivadores lúdicos de cannabis existen dudas y sospechas sobre las intenciones de Geoffrey Guy. Para muchos, patentar variedades es como intentar apropiarse de la naturaleza y aprovecharse de la labor de selección y crianza desarrollada por los seres humanos a lo largo de miles de años de cultivo de cáñamo. El hecho de que Guy no haya consumido nunca cannabis cuando se dedica a cultivar miles de plantas y de que ni siquiera dé su opinión sobre el consumo lúdico lleva a algunos a sospechar de sus buenas intenciones. Al fin y al cabo, si patenta sus plantas es porque no qui-ere que nadie más pueda producir sus medicamentos. Yo creo que el cannabis es una planta medicinal en sí y no me gustaría que se acabara diciendo que sólo las variedades desarrolladas por los labo-ratorios curan mientras que las demás son droga. Y me temo que por ahí podrían ir las cosas. De ese modo se puede dispensar “el me-dicamento” sin permitir “la droga”, aunque las dos sean la misma cosa.

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Juan MotaFotografía: Archivo

El ventolín cannábico

Como empresario y no fumador, Guy parte del mismo supuesto que hemos oído tantas veces de la autómata directora del CONACE y sus siniestros guardianes antidroga: el caño terapéutico no existe. Pero, como doctor y farmacéutico, apuesta por las sustancias contenidas dentro del supuestamente inexistente caño terapéutico. Esta apa-rente incoherencia se debe al hecho de que el caño se fuma, y la combustión de materia vegetal genera humo insalubre argumento que, por otra parte, ignora de forma conveniente las variadas téc-nicas de vaporización que existen actualmente. De ahí que desde el primer día el objetivo de GW haya sido cambiar el soporte origi-nal de los cannabinoides los extremos floridos de la planta hembra del cannabis a dispensadores más admisibles y patentables, como ventolines, sprays y pastillas sublinguales. Pero lo realmente nove-doso de la propuesta de GW, más que la forma de administración, es el concepto de la extracción íntegra. Guy y su equipo saben que los efectos terapéuticos del cannabis se deben al efecto combinado de todos los cannabinoides contenidos en la marihuana. Si la gran mayoría de los usuarios de cannabis medicinal se obstinan en con-sumir cogollos en lugar de pastillas de THC sintético, es porque la marihuana ofrece el alivio rápido y efectivo de sesenta sustancias en sinergia, una terapia de complejidad inabarcable por la industria farmacéutica. No en vano la planta del cannabis es la más avanzada fábrica de cannabinoides que existe, con milenios de experiencia en la producción de fórmulas terapéuticas a partir de agua, aire, sol y poco más. Millones de usuarios confían en la efectividad de su fór-mula y su nula toxicidad. La idea de la extracción íntegra usar las plantas como fábricas, extraerles todos los cannabinoides y meter-los en un dispensador sin cambiar su composición química es de una lógica aplastante, y Guy ha sido el primero en atreverse con ella a romper con el código de los farmacéuticos y, de paso, en hacerse con la licencia que harán de los accionistas de GW Pharmaceuticals personas aún más ricas. Con o sin permiso, el cultivo industrial de marihuana siempre ha sido y será una operación provechosa, pero cuyas cifras palidecen en comparación con el monopolio de facto sobre los cannabinoides del que goza GW.

Nuevo mercado, vieja historia

Preguntado su opinión sobre la eterna polémica de la marihuana, Guy se muestra cautelosamente neutro. “Soy productor de medica-mentos dice. La cuestión del uso lúdico es un tema entre los grupos que lo promueven y el plebiscito.” Una actitud práctica, puesto que para él la marihuana es efectivamente legal, y cualquier opinión que pueda dar sobre los demás sería molesta, por definición, a uno de los dos bandos enfrentados. Ante el fait accompli del ventolín can-nábico, sólo queda esperar que cumpla con el cometido de aliviar las condiciones indicadas y, de paso, que sea accesible a través de la sanidad pública para todos los pacientes que lo necesitan. Si las extracciones íntegras demuestran tener una efectividad similar a la del caño terapéutico, como mantiene GW, estaríamos celeb-rando por los que van a beneficiarse médicamente de su uso. Por lo demás, las preguntas de siempre se quedan en el tintero, porque

nadie responde por el sistema. Si algo demuestra la existencia de GW Pharmaceuticals es que la explotación regulada del cannabis no sólo es factible sino sumamente provechosa, pero sólo sin maría. La exigencia de separar las sustancias activas de su fuente vegetal pretende no sólo exorcizar al diablo de la marihuana del botiquín familiar, sino imponer un modelo de explotación que concentra re-cursos y beneficios en lugar de generar miles de puestos de trabajo con un sector de cannabis terapéutico igualmente lícito y regulado pero de libre competencia. ¿La nueva era de medicamentos can-nábicos? Un pequeño paso para la humanidad, un paso de gigante para El Hombre.

La auténtica y objetiva investigación científica del cannabis es una de las “víctimas colaterales” históricas del prohibicionismo. Falta de recursos corporativos, desinterés oficial, prejuicios editoriales y mil historias mezquinas siembran el camino de los investigadores que se empeñan en estudiar la hierba proscrita para fines no pro-pagandísticos. Pero el trabajo se ha ido haciendo a pesar de todo, casi siempre en contextos académicos, por individuos cuyo interés científico puede más que el estigma asociado. Con la llegada de GW Pharmaceuticals, el callejón sin salida de la investigación del can-nabis y sus derivados ha abierto las puertas a la legitimidad, al pres-tigio y a las stock-options. En los últimos cinco años la empresa de Geoffrey Guy ha fichado a varios nombres prominentes de la espe-cialidad, adquiriendo, de paso, los derechos a sus respectivas obras, que juntas suman buena parte de los conocimientos existentes so-bre la planta amiga.La fortuna ha recalado en la figura de Raphael Mechoulam, el in-vestigador de la universidad hebrea de Jerusalén que identificó y sintetizó el THC en 1964. El profesor Mechoulam ha dedicado su carrera a los cannabinoides, identificándolos uno a uno y descu-briendo, asimismo, el sistema endógeno de anandamidas humanas. Con casi trescientos artículos publicados, titular de veintiuna pat-entes y ex presidente de la Sociedad Internacional de Investigación sobre Cannabinoides, Mechoulam es la más reciente incorporación al panel de consejeros científicos de GW Pharmaceuticals, una lis-ta que incluye a Robert Clarke y al doctor Ethan Russo, editor del Journal of Cannabis Therapeutics, entre muchos otros destacados profesionales. Con la llegada del israelí, Guy pone la guinda a su im-presionante consejo de sabios.

Raphael Mechoulam

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La escena, en blanco y negro, muestra a un par de adolescentes que se esconden en el baño de la escuela para darse un toque de maría. La escena no es explícita. Pero se escucha el jalón (1), el humo ser-pentea. La segunda escena es idéntica. Los mismos chavales, con distinta ropa para dar la sensación de que ha pasado el tiempo. Una tercera secuencia, aparentemente igual, se repite. De repente, dos policías vestidos de paisano pero con la pistola en una mano y la placa en otra irrumpen en el baño de manera violenta y sacan a los jóvenes. Los arrestan por posesión de drogas, la evidencia es el cigarro recién liado. De repente, sobre un fondo negro en letras grises, aparece un letrero con la leyenda: “Harmless?” (‘¿Inofen-siva?’). El anuncio está patrocinado por el Gobierno de Texas y se transmite a todas horas en cualquiera de los canales de televisión en Houston, la ciudad de la familia Bush. No es casual que un mensaje con alto contenido represivo se televise en la ciudad del presidente de Estados Unidos,”un loco ex alcohólico”, como lo llamó el cineas-ta Oliver Stone. No es casual. La ley permite a cualquier policía, encubierto, realizar operaciones antinarcóticos y llevarte ante un juez por traer un cigarro de la matadora(2). Houston es una ciudad compleja. Como en esas ciudades del escritor Jorge Luis Borges, conviven muchas ciudades dentro de ella. Por un lado, los orgullo-sos texanos con sus monstruosas pick up todo terreno que agreden al peatón, sus botas y sombreros de cowboys y quienes se sienten herederos del big south. Por otro, un mundo de estadounidenses progresistas y liberales que, de algún modo, tiene relación con al-guna de las seis universidades que hay en la ciudad. Y, finalmente, el mundo de inmigrantes con una fuerte presencia hispana, nada me-nos que el 51% de los habitantes. Seis millones de personas repar-tidas en una ciudad inmensa _en Texas todo es monstruoso_, en la que podrían caber dos o tres capitales europeas tranquilamente. Y en esas ciudades, entreveradas, está maría. No se encuentra en un barrio específico. Ni siquiera, solamente, en la zona de los Heighs, que es la más hip(3) de la ciudad y que está rodeada por el distrito universitario. La chipiturca(4) está en todas partes, en todos los rumbos de la ciudad.

El Cuervo es un chicano de treinta y tres años con estudios superi-ores en arte. Trabaja en una tienda de artículos para fumar. Es un Virgilio perfecto para viajar a los abismos de la ganja en la ciudad espacial. Conoce los secretos, los rituales, las voces y los nombres. Lleva barba y es robusto; es un estadounidense que llama a las co-sas por su nombre, cosa poco común en estos tiempos: “Bush es un petrolero y su guerra es una invasión por el petróleo; todos los americanos lo saben, pero casi nadie lo dirá en voz alta.” Su prim-era advertencia es el pasaporte para fumar en paz: “En Houston no puedes de ninguna forma comprar mota(5) en la calle, ni siquiera con alguien que se te acerque y te la ofrezca desde un carro(6) o algo así, debes fingir demencia e irte. ¿Y sabes por qué?, porque son policías. Tengo amigos con sentencias de cinco años por comprar un churro(7) a un policía. Los dealers no andan en la calle ni venden a desconocidos. Y es lo primero que debes saber. Si andas tras un gallo(8), no hables con extraños. Con la guía de El Cuervo, el primer rumbo de la ciudad por visitar son los Heighs en un atardecer. La mejor zona de la ciudad. En la calle Westheimer uno se siente parte de un mural hecho con pequeños mosaicos de diferente color hasta crear un calidoscopio de la cultura alternativa contemporánea. En unas cuadras se encuentran galerías; tiendas de antigüedades; res-taurantes con comida fusión de lo mejor de la ciudad; tiendas de ropa freak, retro, punk, hardcore; salas de tatuaje; bares de todo tipo; librerías, y cines de films alternativos. Ahí la gente es de charla fácil, y lo mismo conviven en paz hip-hopers gangsta, rastafaris y hippies prófugos de los setenta. Por la Montrose, otra de las calles calientes de los Heighs, un edificio neomodernista de grandes paredes blancas es el primer lugar para visitar. Un departamento modernista con muebles de esa tienda sueca y música barroca en el ambiente. Ahí vive Adrián, un profesor universitario de cuarenta y seis años, médico y psicólogo, un americano típico de esos rubios y altos. Adrián también habla el lenguaje para iniciados: “Tengo algo de Doe Doe mexicana.” En un instante forja(9) un cigarrillo. No raspa y tampoco pone mucho. Aunque, eso sí, el concierto de violín de Bach suena nítido. El Cuervo explica que en el sur de Texas “sol-

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amente consigues, con frecuencia, de ésta. Toda viene de México, pero no es de la mejor. La verdaderamente buena siempre se va más al norte, a ciudades como Nueva Orleans, Chicago, Nueva York, De-troit. Allá pagan mejor por ella”. El humo, acre y espeso, comienza a llenar la habitación. Es fácil identificarla. Es del tipo sativa; la de las plantas medianas con hojas de verde claro a verde oscuro. Es la más fumada al sur de Rio Grande, aunque la calidad allá es mucho mejor. En Houston la maría se vende en cigarrillo, que cuesta alrededor de cinco dólares. Algunas veces, dice

Una libra de la mexicana cuesta alrededor de 300 dólares.Pero casi nadie compra en cantidad,

todos prefieren hacerlo cigarrillo a cigarrillo.

El Cuervo, puedes conseguir hidropónica “pero un churro de ésa te cuesta 20 dólares o más. A veces también llega de la variedad índica, que alguien trae de Oriente, pero una fumada de ésa te hace monje budista zen. Casi siempre los ricos de Houston son los únicos que pueden pagarla, y fumarla se vuelve todo un acontecimiento social que va de boca en boca”. Una libra de la mexicana cuesta alrededor de 300 dólares. Pero casi nadie compra en cantidad, todos prefieren hacerlo cigarrillo a cigarrillo. Es más seguro y, si te pillan, siempre habrá la oportunidad de pararte delante de un juez y decir: “sola-mente era un cigarro”. Aunque las penas por reincidencia suelen ser mucho más severas.Adrián suele tratar a pacientes con problemas de drogas y, para él, la maría no es un problema de salud pública en Houston. Asegura: “Lo preocupante aquí es el abuso de los adolescentes con todo, cu-alquier abuso es malo y mata. Pero aquí hay ahora una moda entre los adolescentes que se llama cocktail party. Se reúnen en la casa de alguien, en donde no estén los padres, por supuesto, y cada uno ll-eva una o dos pastillas que robó del botiquín familiar. Meten todas las píldoras en una gran pecera, las remueven y cada uno toma un puñao, que se meten con un trago de cerveza y, luego, a ver qué pasa. De todo pasa, desde la muerte hasta coma o estados de alteración terribles. Eso es mucho más grave. He tratado a pacientes que vi-enen a la consulta como locos después de una fiesta estúpida de ésas. Ante esto, fumar marihuana es una inocentada”. En la calle otra vez, y aún con la música del violín adentrándose por la piel, El Cuervo aclara las dudas. Adrián llamó Doe Doe a la morisqueta(10). El Vir-gilio texano dice: “El lenguaje de la calle cambia muy rápido, es la única manera de estar a salvo. Y ésa es otra forma de reconocer a los policías, pues casi siempre cuando se te acercan usan palabras viejas como grass, muggles, doobie o yesca, que ya nadie utiliza. Ahora hay palabras nuevas y la que se está usando es Doe Doe, aunque también le decimos matadora, Dro, Kind o Dank. Los gringos casi siempre la llaman the stuff o the thing”. Los personajes que pululan por los Heighs son de antología. Casi todos son de charla fácil, de ojos rojos. Uno es Squille, un rastafari israelí artista gráfico, quien en la calle espera a que su novia salga de una sala de tatuajes. Para él la ganja, como la llama, es “una planta sagrada que da paz al alma, yo no ob-ligaría a nadie a fumarla ni haría presión para que lo hiciera, pues es una decisión personal. Para mí es un vehículo de conocimiento

interior, espiritual. Sé que es una hierba de paz y hermandad. Los que tenemos la paz con Jah sabemos que el único camino para que el hombre eleve su espíritu es en la paz, en el amor, en la tolerancia. Mi paz a los hombres que lean esto en Chile”. El calidoscopio se mul-tiplica a velocidades aceleradas. Y eso que la dank mexicana de casa de Adrián no era tan buena. Otro jaloncito(11) en el carro mientras, recorriendo la zona hip, suena a todo volumen la música de fondo del grupo local The New Jack Hippies. Este combo, una suerte de héroes locales, son comandados por Guy Schwartz, un loco de tiem-po completo que en la portada de su último disco, de distribución local desafortunadamente, avisó de qué iba la cosa al presentar un par de plantas de Cannabis sativa, patona(12), de hojas largas y lig-eramente redondas. Un agasajo de música que mezcla, sin prejuicio, blues y rock con metales tipo funky setentero, letras desinhibidas, de espíritu irreverente y festivo que celebran a la matadora, desde la Cannabis sativa hasta la legendaria hidropónica. A The New Jack Hippies se apunta el que sea, y la banda, en concierto, siempre cuenta como mínimo con veinte músicos.La calle se ensancha por momentos y en otros se vuelve angosta. El humo azul sube. Va y viene en una danza. Las patrullas azules pasan a nuestro lado. El Cuervo, tranquilizador, advierte: “Sin una orden de cateo(13) al carro no pueden meterse con nosotros mientras estemos aquí, violan nuestras garantías individuales”. La noche comienza a dejar su manto en el oeste de Houston, la zona más exclusiva de la ci-udad. Allá, en un café de nombre francés, Alina A, de 26 años, come una ensalada griega y bebe té verde. Es mexicana y pertenece a una familia de clase media alta conservadora y educada en una universi-dad jesuita del centro de México. Ha viajado por Cuba, Guatemala, Indonesia, Laos, Nepal, India, Camboya y Canadá.

Squille, un pintor local que, como se puede ver, fuma mucho

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Al abrir la hamburguesa,en medio del envoltorio,

se ve otro cigarrillo...El chicano ríe:“¿Lo ves? Está en todas partes”

01 Pitiada

02 Marihuana

03 Pro

04 Marihuana

05 Marihuana

06 Auto

07 Caño

08 Caño

09 Hacer

10 Marihuana

11 Pitiada

12 Cogolluda

13 Registro

14 Caño

Hace seis meses que vive en Houston, donde estudia una maestría en una universidad privada. Según ella: “El consumo de marihuana en Houston no tiene la connotación casi sagrada que tiene en México, donde, al menos para mí, fumarla implica tener un espíritu contes-tatario, rebelde, no alineado al sistema, y si la usas es como algo casi espiritual. Me molesta la actitud con la que muchos gringos la fu-man, como quien come o se cambia de ropa, y no respetan al planta. He conocido americanos que la fuman mientras están viendo, por ejemplo, canales de deportes las veinticuatro horas del día. Es muy deprimente la frivolidad con la que lo hacen”.El cuervo maneja ahora hacia otro rumbo de la ciudad. Insiste en que la hierba está por todas partes y que, si cuentas con todos los contac-tos necesarios y además ellos te conocen, no tienes problemas para conseguir algo de buena calidad. Ahora vamos hacia el sur, hacia un pueblo conocido como Sugarland que la civilización se comió y aho-ra forma parte de la mancha urbana. The New Jack Hippies cantan “I smoke the pain killerrrrr!!” La última letra se arrastra hasta mis oídos, seductora. Los freeways son esas carreteras infinitas, de ocho carriles, que les encanta tener a los americanos, y por ellas van de un lugar a otro de la ciudad a velocidades excesivas. Pero hoy curiosa-mente los carros avanzan lentamente, muy lentamente. Salimos de ese caos retardado de automóviles gigantescos y estacionamos en la línea de autos de un restaurante de comida rápida. Hay autos caros, carros de modelo viejo y algunas motocicletas. El Cuervo se acerca a la ventanilla y pide una hamburguesa y una malteada, todo muy americano. Su hambre repentina me confunde. Cuando recogemos el pedido paga y me sorprende que salude, estrechándole la mano, al gerente. Al abrir la hamburguesa, en medio del envoltorio, se ve otro cigarrillo que, supuestamente, no debería estar ahí. El chicano ríe malicioso: “¿Lo ves? Está en todas partes, solamente hay que saber dónde y con quién. Esta semana será en este restaurante, la semana

que viene será en otro y la semana pasada fue en otro.” El toque(14) estaba bien, mucho mejor que el de Adrián, aunque es la misma clase de hierba. La hamburguesa y la malteada no las recuerdo par-ticularmente. The New Jack Hippies son, realmente, muy buenos. Casi como los Rolling Sones, mínimo. Suenan claro y preciso. Han pasado horas o minutos. Es tarde. Dar vueltas por Houston tras el Doe Doe agota. Tumbado frente a la televisión veo nuevamente el mismo comercial que se repite obsesivamente: “Harmless?”.

La tienda de artículos para fumar Fantasy, en la calle Westheimer

Mural de la bandera gringa con Joe González “El Cuervo”, en la calle Montrose y Gray, una de las zonas más taquilla de la ciudad

notas léxicochicano-castellano

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Los usos del cáñamo industrial son tan di-versos como las nuevas aplicaciones tera-péuticas de la marihuana, los científicos actuales no hacen más que demostrar lo que siempre decían los libros antiguos, el can-nabis es una planta muy útil.

Uno de los productos obtenidos del cultivo de cáñamo industrial es el aceite extraído de sus semillas. Una hectárea de cáñamo puede producir hasta dos toneladas de semillas si las condiciones de cultivo son las óptimas. De estas dos toneladas se extraen 700 ki-logramos de aceite virgen (unos 750 litros por hectárea), una producción mayor que la oliva y la soya, pero menor que el girasol.Para que el aceite tenga todas sus propie-dades nutritivas y medicinales, es mejor ex-traerlo con una prensa en frío, pues en cali-ente perdería calidad. Para su conservación se debe guardar cerrado, en un sitio fresco y oscuro. La primera prensa sin refinar es la más idónea para su uso como alimento.Su contenido de omega3 (ácido linolénico)y omega6 (ácido linoleico) mantiene unarelación de 1/3; equilibrio ideal para evitarel colesterol

El aceite de cáñamo contiene aproximada-mente un 75% de ácidos grasos esenciales (AGE), algunos de los cuales debemos apor-tar a nuestra dieta diaria. A partir de éstos, nuestro organismo produce ácido gamma linoleico, indispensable para la fluidez de las membranas celulares; pero debido a las

condiciones actuales de vida, nuestro organ-ismo ve menguada su capacidad de sintetizar el ácido gamma linoleico. El aceite de cáña-mo contiene además un 2,5% de este ácido insaturado, ideal para nuestro cuerpo.

El aceite es muy sensible al calor, por lo que es mejor consumirlo crudo y no debe freírse. Una vez abierto, hay que manten-erlo en el refrigerador. Los ácidos grasos son sensibles a la luz, el calor y el oxígeno; si no se protege, el aceite pronto se vuelve rancio y no es recomendable su consumo. En cuanto a su contenido de omega3 (ácido linolénico) y omega6 (ácido linoleico) man-tiene una relación de 1/3; equilibrio ideal para evitar el colesterol. Los omega3 son particularmente recomendables por contri-buir a un buen funcionamiento del sistema cardiovascular.

El aporte aconsejado de ácido alfa linolé-nico (omega 3) es de 1,6 a 2 g/día; una per-sona adulta cubre sus necesidades con 1 a 1,5 cucharadas de aceite al día. Es rico en calcio, magnesio, fósforo, fibras y vitami-nas E, A, B1, B2, B6, D y C. Su valor como complemento alimenticio es indiscutible, equiparado al aceite de linaza, ampliamente utilizado en dietética. Por estas razones hay médicos que recomiendan su uso, se han realizado diversas investigaciones y algunas empresas lo han comercializado para su ven-ta. Una investigación reciente en Finlandia en la que se comparaba aceite de cáñamo con aceite de linaza, dio mejores resultados para el de cáñamo. “Este incremento de los niveles de AGE explica los numerosos re-portes de milagrosas curas de personas que consumían este aceite, particularmente problemas crónicos de salud como alergias, piel seca, cicatrizaciones lentas y hasta casos de artritis reumática”, manifestó el Dr. Cal-laway, responsable del estudio.

Actualmente se está produciendo aceite de cáñamo en diversos países de Europa; en la última edición del Cannabussines en Ale-mania, se premió el aceite elaborado por Noel, De Chanvrée Diffusion, en la Bretaña Francesa. Un producto que merece todo el reconocimiento, pues se trata de un pro-ducto 100% ecológico (certificado) y ob-tenido de la primera presión en frío.

Aceite virgen de cáñamoXAQUÍN ACOSTA

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Estaban todos: el presidente Lagos, inflexible y locuaz; la inefable María Teresa Chadick; el ansioso senador Orpis esperando el fin de la ceremonia para poder pitearse un cigarro (se fumaría tres al hilo); Correa Sutil citando, recal-cando, omitiendo estadísticas. El politburó de la cruzada contra las drogas en pleno. Y los clichés de siempre : la nece-sidad de sanciones ejemplares, que el flagelo, que la salud de nuestros jóvenes, que el combate requiere más recursos, que los traficantes esperan a nuestros hijos a la salida de los colegios. Toda una liturgia para promulgar la Ley 20.000, cuyos efectos terminarán por implicar en lo punitivo al 18 por ciento de los hogares chilenos. Bendita insensatez.

Mauricio Becerra

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La mera tenencia o porte de drogas es constitutivo de delito

La excusa de los legisladores y el Gobierno para hacer esta ley es sancionar al microtráfico, que corresponde al 90% de los proced-imientos policiales relacionados con drogas1. Para ello se diseñó con prolijidad el Artículo 4º de la nueva ley que reza: ‘El que, sin competente autorización posea, transporte, guarde o porte consigo pequeñas cantidades de sustancias o drogas estupefacientes o psi-cotrópicas..., o de materias primas que sirvan para obtenerlas..., será castigado con presidio menor en sus grados medio a máximo (de 541 días a 5 años) y multa de 10 a 40 UTM, a menos que justifique que están destinadas a la atención de un tratamiento médico o a su uso o consumo exclusivo y próximo en el tiempo’. Como la ley jamás especifica un monto de corte entre la posesión y el microtráfico, la mera tenencia o porte de drogas es constitutivo de delito. Paolo Sccalia, criminólogo, lo constata: ‘se le está dando un cheque en blanco a la policía, ya que depende de su criterio detener a alguien por tráfico o por consumo, lo que termina por confundir los términos de la intervención penal’. La multa, por lo demás, bor-dea los 300 mil pesos.

...la delincuencia ligada directa o indirecta-mente a drogas ilícitas en los países que se

llaman avanzados son las tres cuartas partes de todos los reclusos. En los siglos XVIII y

XIX lo equivalente a esta proporción corre-spondía a disidencia política, y del siglo XIV

al XVII a disidencia religiosa.

Según Paz Ciudadana los aprehendidos por infracción a la ley de drogas fueron en promedio 22 mil personas al año entre el 2000 y el 2003. El 2001 el 38% lo fue por consumo, un 32% por porte, 20% por tráfico y un 10% por otras razones. Iban de Rementería2 señala que ‘de aplicarse la actual normativa el 70% de las actuales infracciones pasarían a ser tipificadas como microtráfico o tráfico’. Es decir, si sumamos a la actual cifra de 3.500 personas sanciona-das cada año con penas privativas de libertad, suponiendo - como lo hace de Rementería - que los detenidos por porte, 6.875 perso-nas, y un tercio de los detenidos por consumo, 2.787 personas, bien podrían ser sancionados como microtraficantes ; tendríamos que 9.622 personas irían a la cárcel. O sea, entre un cuarto o un tercio más de la actual población penal del país que supera hoy las 36 mil personas.

Consultamos sobre esto al subsecretario Correa Sutil, quien se li-mitó a responder que ‘esa es la razón por la cual estamos constru-yendo más cárceles, nuestro objetivo como país es tener al fin de nuestra administración 10 penales más’. Santo remedio.

Antonio Escohotado en Historia General de las drogas señala que lo extraño de este tipo de legislaciones es que la orientación del dere-cho busca proteger al sujeto de si mismo. ‘Quizá por eso - apunta Escohotado- la delincuencia ligada directa o indirectamente a dro-gas ilícitas en los países que se llaman avanzados son las tres cuartas partes de todos los reclusos. En los siglos XVIII y XIX lo equivalente a esta proporción correspondía a disidencia política, y del siglo XIV al XVII a disidencia religiosa’.

Un delito previamente desconocido elevado a fuente principal de condenas cuya persecución ha significado que en Chile un 65,3% de las mujeres recluidas lo están por drogas3, mujeres que en su ma-yoría no tenían ningún compromiso delictual anterior; que un 73% de los detenidos sean menores de 30 años; además de mantener a un 16% de los jóvenes, un 14% de los escolares y a un 40% de univer-sitarios4 en riesgo penal.

Estamos ante una prohibición que las mismas Naciones Unidas reconocen que su tendencia general es a ‘apartarse de los principios generales del derecho’5. El propio Bush ha dicho que una guerra efi-caz contra las drogas no se concilia con los derechos tradicionales, requiriendo intervención del ejército en tareas civiles (piense en Colombia) ; presunción de culpa en vez de inocencia por estatuto de Naciones Unidas desde 1988, cuando se sugiere invertir el peso de la prueba; validez para inducir al delito (Artículo 23 de la Ley 20.000); suspensión de la inviolabilidad del domicilio y la privacidad de las comunicaciones (Art. 24) ; actuar de agentes encubiertos (Art. 25); enajenación de bienes a procesados (Art. 45), confiscación de la que el Ministro Insulza es férreo partidario, llegando a señalar que ‘es lo más eficiente en términos pecuniarios... la confiscación de todos los bienes que no puedan ser justificados por el inculpado, como ocurre en Estados Unidos’, cuya legislación el ministro la destaca por ‘avanzada’; prohibición de representar al estado y ejercer car-gos públicos a abogados que hayan defendido a inculpados por la ley (Art. 61), artículo inédito en Chile en lo referido a persecusiones profesionales; incapacidad de ejercer determinados cargos públi-cos (concejales, alcaldes, parlamentarios, ministros, etc.) a quienes consuman drogas (Art. 68). En palabras de De Rementería ‘la ley no es contra las drogas, sino que para aumentar el control social de la población’.

‘Las autoridades frente a los alucinógenos no se comportan como si quisieran erradicar un vicio dañino, sino como quien trata de erradi-car una disidencia. Lo que despliegan las au-toridades es celo ideológico: Están castigan-do una herejía, no un crimen’ (Octavio Paz).

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Los partidos políticos de izquierda y derecha, los medios de prensa y las iglesias plantean una guerra abierta contra las drogas, exigien-do al conjunto social tomar posiciones. Para el psicólogo Mauricio Sepúlveda ‘esta guerra movilizará posturas más ideológicas y morales, que éticas o racionales adquiriendo un carácter de cruzada’6. Reino de la insensatez, en la discusión parlamentaria que antecedió a la pro-mulgada ley pareciera que ganaba el cliché mayor o la propuesta más disparatada. Así nos encontramos con el RN Baldo Prokurica propo-niendo que los consumidores debieran perder todo tipo de derechos sociales como becas, subsidios o créditos universitarios; o el PPD Enrique Acorssi exigiendo a sus pares subir la multa a quienes sean sorprendidos consumiendo en lugares públicos, y en caso de no ser pagadas ‘soy partidario de que las personas sean remitidas a la cárcel. Ésa sería la única manera de legislar en beneficio de los jóvenes’. El senador Espina se concentró en los médicos ‘que extienden recetas para sacar drogas del mercado lícito y llevarlas al ilícito’, el ministro Insulsa señaló que las sanciones penales son ‘la única forma en que han podido lograr la limpieza’. Ávila fue el único capaz de vislumbrar las dimensiones del problema al emplazar a sus colegas diciendo: ‘Pueden sentirse muy satisfechos, señores: ya han puesto a Chile en

el primer lugar en América Latina en cuanto al número de presos por cada cien mil habitantes’. El senador Chadwick propondría penalizar el consumo de drogas por parte de funcionarios públicos (sólo en Es-tados Unidos existe la obligatoriedad de realizarse exámenes periódi-cos de drogas y su detección supone la destitución inmediata del car-go). Orpis, por su parte, quiso someter a un examen de detección de droga obligatoria a los postulantes a varios cargos del Estado. Y como el designado senador Vega no quiso quedarse atrás, proponiendo la obligación de presentar un examen médico que certifique que no se consumen drogas a todos los procesos de selección de personal de los organismos públicos; Orpis, para que no le quitaran la idea, fue más allá proponiendo un examen de detección del consumo a lo menos 60 días antes de asumir el cargo y cada dos años durante su ejercicio. Otro designado, que brilla por lo rancio, el senador Aburto llegó a decir que ‘no pueden compararse drogas como el tabaco y el alcohol, que pu-eden producir daño a la salud a muy largo plazo, con las sustancias estupefacientes o sicotrópicas, que son un veneno que surte efectos a corto plazo’. A su juicio, debería prohibirse toda forma de consumo de ellas. De seguro el honorable desconoce que el tabaco quintuplica el peligro de infarto en menores de 40 años, según la OMS.

Lagos promulga la nueva ley 20.000

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El origen de la cruzada mundial

A principios del siglo XX se podía encontrar cocaína, marihuana, opio y cualquiera de sus derivados en farmacias y boticas. Su con-sumo no era preocupación de policías o jueces. Sólo para el purita-nismo norteamericano, que miraba con desconfianza las oleadas de inmigrantes que se acomodan en las grandes urbes, el consumo de substancias era un problema. Escohotado señala que ‘las distintas drogas se ligan a grupos definidos por clase social ,confesión reli-giosa o raza, coincidiendo las primeras voces de alarma sobre el opio con la corrupción infantil atribuida a los chinos, el anatema de la cocaína con ultrajes sexuales de los negros, la condena de la mari-huana con la irrupción de los mexicanos y el propósito de abolir el alcohol con inmoralidades de judíos e irlandeses’7.

La moratoria mundial contra las drogas cuaja en La Convención Unica de 1961 de la ONU, centrada en los estupefacientes y conce-bida como instrumento de control de la coca, el opio, la heroína y el cannabis; y el Convenio Sobre Substancias Psicotrópicas de 1971, centrada en las substancias fabricadas sintéticamente. La pro-hibición tenía un enemigo preciso: el LSD, y ya no se justifican los riesgos para el organismo, sino que ahora importan los efectos so-bre la mente humana. Lo prohibido no es intoxicarse, sino pensar distinto. Que lo que se persigue es una disidencia lo demuestra la traducción al español de la frase inicial de la Convención de 1961. El texto dice que la prohibición es en nombre de ‘la salud física y moral de la humanidad’8. Entre sus objetivos señala el de ‘abolir la masticación de la hoja de coca en un período de 25 años’ - En 1994 la JIFE9 señalaría que el mate de coca, considerado inocuo y legal en diversos países de América del Sur, forma parte de una actividad ile-gal’-, así también se dispuso terminar con el uso de opio para fines semimédicos en 15 años y del cannabis en 25 (Art. 49).

Martin Jelsma señala que ‘la clasificación de las diversas plantas y sus productos derivados en las listas de control más estrictas no se realizó según estudios científicos (marihuana y cocaína están juntas en el Listado I de psicotrópicos) sino partiendo de la idea de que todos los estupefacientes eran peligrosos hasta que se demostrara lo contrario’10. Así surgen las Listas de Estupefacientes I, II, III y IV en 1961 y las ‘sustancias psicotrópicas’, definidas como ‘toda sustancia capaz de ejercer una acción particularmente efectiva sobre el estado psíquico’11.

Pese a que las clasificaciones de drogas no son en base a efectos pro-badamente científicos los criterios de prohibición no son revisa-dos. En Chile las leyes de drogas aparecen para cumplir los acuerdos internacionales. Así la Ley 19.366 fue la respuesta a la Convención de Viena de 1988, donde se recomendó a los países la ‘penalización obligatoria de la posesión de drogas’. Sin siquiera haber hecho una investigación propia el Decreto Nº 565 del Ministerio de Justicia se-ñala como productora de dependencia física a la cannabis sativa. Pese a que la OMS ha intentado actualizar los estudios científicos sobre las substancias consideradas en la Lista I a partir de datos

concluyentes, su intento ha chocando con el férreo rechazo de Es-tados Unidos. El 2001 la misma OMS señalaba que ‘el conjunto de todas las drogas ilícitas es responsable de la pérdida de un 0,6% de años de vida ajustados por discapacidad, comparado con el 6,1% provocado por el alcohol y el tabaco’.

En 1995 se da curso a un Estudio sobre la Cocaína hecho por más de 40 investigadores en 22 ciudades de 19 países del mundo, sobre el que la OMS llegó a señalar que ha sido el mayor estudio a escala mundial realizado sobre el uso de la cocaína. Un primer dossier di-fundido el mismo año en las sesiones de la ONU señalaba que ‘la mayoría de los países participantes coincide en que el uso ocasional de la cocaína no desemboca necesariamente en problemas físicos o sociales graves y leves’, añadiendo que ‘la mayoría de las autori-dades encuestadas señaló que la erradicación del uso de la cocaí-na y otros estupefacientes - meta propuesta para el 2008 - es una meta poco realista’. John Crieve, comandante de Scotland Yard, en 1997 reconocía : ‘Si el problema continua aumentando como hasta ahora, vamos a enfrentarnos con opciones aterradoras. O va a haber una reducción masiva de los derechos civiles, al intentar manejar y mantener el problema en la clandestinidad, o habrá que buscar soluciones radicales’. El problema surgió cuando el informe llegó a manos de Neil Boyer, representante de Estados Unidos en el 48º Período de Sesiones de la Asamblea Mundial de la Salud en Ginebra, quien advirtió que ‘el gobierno de USA ha quedado sorprendido al comprobar que el estudio parece exponer argumentos a favor de los usos positivos de cocaína’. La amenaza no se dejó esperar al señalar que ‘si las actividades de la OMS en materia de drogas no consiguen reafirmar los enfoques probados para la fiscalización de las drogas, se recortarán los fondos asignados a los programas correspondien-tes’. Del estudio no se supo más. Igual cosa ocurrió con un Proyecto sobre el Cannabis de 1993. La revista New Scientist de 1998 entrev-istando a algunos investigadores que participaron en él cuenta que él informe ‘enloqueció a algunos responsables de la OMS’, llegando a suprimirse la conclusión corporativa, donde se sostenía que la marihuana entre todas las drogas era la menos dañina y que provo-caba costos sanitarios y sociales menos perjudiciales que el tabaco y el alcohol.

Y por acá ¿Qué dicen las estadísticas?

Santiago de Chile, febrero. Lagos, orgulloso exhibe las cifras que hablan de un aumento de las detenciones por tráfico (hay que notar que todas las estimaciones concuerdan que sólo se logra incautar un 10% de lo que se consume), luego añade: ‘digámoslo derechamente, la drogadicción y el narcotráfico no son amigos de la libertad, ni de la participación ni de la justicia. Por el contrario, la drogadicción y el narcotráfico a la larga hacen al ser humano esclavos de una de-terminada sustancia, en Chile y en el mundo no queremos esclavos de nada, tampoco de una sustancia’. Supongamos que esclavos son quienes no pueden dejar de consumir una sustancia, supongamos

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que las drogas que hace referencia Lagos generan ese tipo de adic-ción, supongamos entonces que la marihuana, la cocaína y hasta la pasta base son altamente adictivas. Entonces ¿cómo las estadísti-cas del mismo Conace dicen lo contrario? Porque el 98,9% de la población declara no tener problemas con el consumo de drogas, además las cifras de abandono de drogas (haberlas dejado de con-sumir al momento de hacerse la encuesta) señalan que un 71,57% dejó de consumir marihuana, un 66,79% cocaína y un 64,1% pas-ta base frente a un 16% que dejó de consumir alcohol y un 34,5% tabaco12. Si tamaños porcentajes dejaron de consumir las drogas ilegales, invirtiéndose la ecuación con las legales, eso significa que para toda esa gente que las dejó no implicó gran problema su aban-dono. ¿Qué sustancias entonces son más adictivas? ¿Cuáles son más esclavizantes? El año 2000, una encuesta realizada por Conace arro-jó que el 6,28 por ciento de los chilenos entre 12 y 64 años consumió durante el año anterior alguna droga ilícita, el 2002 la cifra se redujo al 5,7% ¿Qué tan adictivas son drogas cuyos consumidores dejan sin asistencia médica de por medio? El mismo informe indica la pro-porción de dependientes que declara haber recibido tratamiento, siendo sólo un 4,7% de dependientes de la marihuana, un 23,5% de la pasta base y un 7,15 de la cocaína. Y en el mismo informe (pág. 30) se señala que ‘gran parte de los déficit de tratamiento que se obser-van en estas cifras provienen del hecho de que los propios consumi-dores no sienten la necesidad de recibir ayuda’.

Revisemos ahora la percepción ciudadana frente al fenómeno. Pese al bombardeo sistemático de la prensa que acostumbra a hablar del ‘infierno de las drogas’, el 2003 sólo hubo 256 denuncias por dro-gas de 323 mil efectuadas por diversos delitos. Entre 1990 y 2000 las denuncias de la población por infracciones a la ley de drogas pasaron de 0,2 a 0,8 por cada 100.000 habitantes13. Tan bajo nivel de denuncias ¿no implica acaso que la población no ve el demonio donde las autoridades lo instalan? Otra cifra: Para la población el

‘El tratamiento por parte de los medios de co-municación del tema se puede caracterizar como preferentemente policial, con un marcado predo-minio de referencias del gobierno y carabineros’

personas que abandonaron el consumo demarihuana (%) en el año 1998

personas que abndonaron el consumo dealcohol (%) en el año 1998

fuente: CONACE

fuente: CONACE

consumo durante últimos años (%) de drogas ilícitas(marihuana, pasta base, cocaína) a nivel nacional

fuente: CONACE

consumo durante últimos años (%) de drogas ilícitas(marihuana, pasta base, cocaína) a nivel nacional

fuente: Anuario de Estadísticas Criminales, Fundación Paz Ciudadana

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‘problema droga’ ocupa un quinto lugar de importancia después del empleo, la pobreza, la salud y la delincuencia14. La respuesta ante tal desfase entre realidad y paranoia la da la misma directora ejecutiva del Conace, Maria Teresa Chadwick, quien se aventuró a señalar que ‘Hay diferencia muchas veces entre percepciones y realidades. Tra-bajar con la percepción es lo que uno debe hacer’15. Es decir, insta-lar el miedo. En el informe CEPAL/CONACE de 199916 se señalaba en su punto 9 que la ‘Ley 19.366 contiene aspectos propios de una situación de emergencia’, añadiendo que ‘El tratamiento por parte de los medios de comunicación del tema se puede caracterizar como preferentemente policial, con un marcado predominio de referen-cias del gobierno y carabineros’.

‘Guerra frontal a las drogas’ o ‘delincuentes asaltaron panadería para comprar drogas’ son titulares comunes a toda la prensa escrita y los noticiarios de televisión. En la misma entrevista a la directora del Conace, el periodista hacía preguntas del orden: ¿Ganamos o perdemos la batalla contra las drogas? O ¿Cómo afecta la droga a la comunidad? El asunto droga se desplaza así al ‘problema droga’, de por si reseñado en las páginas policiales, ‘se convierte en represen-tación simbólica, operador de referencia , que enfrenta, dicotomi-zando, a los “normales” y los “desviados”.17

Siguiendo con el informe de la CEPAL, se señala que ‘Tal situación de emergencia tratada por los medios de comunicación masiva hizo que el tema de tráfico y consumo de drogas fuera incorporado en el discurso político partidario y en la competencia electoral, generan-do algunas posiciones movidas por el interés electoral y por el rédito político que tales posiciones pueden dar en lo inmediato’ (recuerde a Orpis y su preocupación por ‘los jóvenes’ o a Espina preocupado por ‘nuestros niños’).

En la web, www.gobierno.cl, se señala que ‘el consumo se inicia a edades tempranas y se concentra en las personas de entre 19 y 25 años, favoreciendo además el involucramiento en actividades delic-tuales, siendo muy importante que los adultos a cargo de menores y jóvenes adopten medidas’. ¿No estaremos poniendo el ‘problema drogas’ como justificación de otros fenómenos? Así pareciera si la respuesta por parte de las autoridades ante cada fenómeno es echar-le la culpa a las drogas, como ocurrió con los incidentes en la Villa Francia el pasado Día del Joven Combatiente, donde resultaron he-ridos de bala un periodista y policías. El subsecretario Correa Sutil se limitó a responder que ‘eran narcotraficantes mezclados con la población’.

‘Qué horizonte para este estrato juve-nil... Por cierto, carne de cañón en el trá-fico de las grandes políticas’ (Pedro Lemebel)

Terminada la dictadura un espacio quedó vacío en Chile, el del enemigo público que antes lo ocupaban los ‘extremistas’. Ante

tal vacío y enfrentados a un modelo económico que produce que el 10% más rico de la población se quede con el 40,3% de la riqueza del país, frente al 1,7% que recibe el 10% más pobre18, siendo los jóvenes el grupo social más vulnerable por acceso al empleo, pare-ciera necesario un nuevo enemigo. Y no faltaron quienes vieron a los adictos a la pasta base la causa de todos los males.

El tema de las drogas ha sido abordado desde dos referentes, lo poli-cial y lo médico. Los traficantes son delincuentes y los adictos enfer-mos. Debate de la Ley 20.000: Habla el Subsecretario Correa Sutil: ‘el microtráfico es una figura nueva, en la que pueden encontrarse personas que forman parte de la banda de traficantes, que van arma-dos y son sumamente peligrosos; distribuidores finales de grandes organizaciones criminales e, incluso, adictos enfermos que venden para costear su vicio’. Al rato habla el senador Espina refiriéndose a los consumidores: ‘En general se trata de personas enfermas’.

Al hablar de ‘adictos’ o ‘pastabaseros’ no sólo estamos nombrando sino prescribiendo un curso de acción, fijando una direccionalidad. Discursos públicos, repetidos hasta la saciedad y homogéneos con efectos de realidad muy fuertes. Así, un muchacho que se inicia en el consumo no puede sustraerse al recorrido histórico de su vida cuan-do hablan de los ‘pasteros’. Para Sepúlveda ‘el pastabasero termina haciendo lo que se dice que le tiene que pasar, como una carrera pre-diseñada’. El problema está en el ensombrecimiento del contexto: ‘Qué pasa con las condiciones materiales, con la marginalidad, con las condiciones en que se consume’. Hipertrofia del adicto, ya obje-tivado por el consumo de una sustancia (pastabasero, marihuanero, cocainómano). Para Sepúlveda ‘allí se encontró el lugar preciso para mostrar ese infierno y los cobayos terminan siendo los jóvenes de sectores populares. Usamos esta figura para generar miedo y no nos hacemos cargos de ellos’.

Doble efecto: estigma y sanciones más severas. Si el delito de ho-micidio en Chile se penaliza con 5 años y un día, el tráfico merece desde 5 años y un día hasta 15. Según el Estudio empírico de penas en Chile que aplicó la Fundación Paz Ciudadana el año 2001, el 81% de los condenados por tráfico de droga cumple una pena privativa de libertad. Esta proporción es mayor que la correspondiente a los condenados por homicidios (68%), violaciones (70%) y robo con violencia (62%).

En el último estudio hecho por el Conace con población escolar aparece que la mitad de los estudiantes estima que no tiene ningún riesgo consumir drogas. Cuando se le pregunta por el grado de ac-ceso que tienen a la droga, más de la mitad de los encuestados señala que la puede conseguir a las pocas horas. También se da que uno de cada 4 estudiantes de IVº medio ha consumido alguna droga ilícita y que el 16%, de 8vo a IVº medio, ha consumido alguna droga ilícita, siendo la marihuana la más consumida. Es decir, los escolares no ven riesgo en consumir drogas, las tienen a la mano y no consumen. Así los datos ¿quién entonces ve en ellas el infierno? Continua-mente aparecen voces delirantes. Orpis sospechando de las cifras, la diputada Saa diciendo que ‘hemos sido testigos de la violencia es

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María Luisa Velasco, más conocida como “abuela cogollo”, saliendo de tribunales.

tudiantil, en la que, muchas veces, está involucrada la droga’, Correa Sutil diciendo que ‘el fenómeno de la delincuencia está muy asociado a la droga’19 ¿Será tan así? Paz Ciudadana ha hecho diversos estudios tratando de probar esta tesis y los únicos argumentos que da son: 1. Citando estadísticas de Gendarmería, del total de condenados re-cluidos el 26% lo están por delitos de droga y alcohol, 2. Estudios con jóvenes entre 14 y 18 años que habían delinquido, el 70% consumía habitualmente drogas, 3. A partir de encuestas a reclusos recluidos señalan que en sus barrios de origen ‘frecuentemente (no menciona cifra) se veía a jóvenes consumiendo alcohol o drogas en la vía públi-ca y personas vendiendo drogas’.20 Seamos serios. La primera afir-mación es cambiar la causa por el efecto; la segunda habla de ‘consu-mo habitual’, no al momento de cometer el delito, y sólo muestra un pequeño corte etáreo. En tanto que la tercera excusa termina relacio-nando drogas con delincuencia por ‘haber vivido en un barrio’ donde ‘se veía a jóvenes consumiendo...’, eso es pegar con escupo.

La única estadística que se acerca al asunto la da Carabineros de Chile sobre el estado de temperancia entre los aprehendidos que señala que el uso de drogas se mantiene entre un 0,1% a 0,2% y como máximo llega a un 0,4% de los mismos, pese a que en Chile un 1,1% hace uso problemático de las drogas y un 4% la ha usado en el último mes21. El mismo informe de la CEPAL concluía el 2003 que ‘no se disponen de estudios serios que den cuenta de la relación droga-delincuencia en Chile’.

Se justifica así entonces que para disuadir a la población de usar drogas se gasten 13.723 millones de pesos anuales, en circunstancias que para la rehabilitación la cifra no supere los 8.455 millones22, no existiendo datos que den cuenta del gasto total que significa la apli-cación de la estrategia nacional sobre drogas para el sector público, esto es, que sume la parte del presupuesto de cada una de las repar-ticiones participantes desde las policías al Ministerio de Salud. Sólo se sabe que el Conace tuvo durante el 2004 un presupuesto de 10.635 millones de pesos.23 Sólo en América del Sur durante los úl-timos 9 años, se han invertido miles de millones de dólares para la erradicación forzosa de la siembra de coca, llegando a una reducción de un 2,98%, habiéndose fumigado sólo en Colombia 200 mil hec-táreas entre 1994 y 2001 con graves daños para el medio ambiente y la salud de la población.

Veamos el reverso de la moneda. La ONU estima que los beneficios de la industria de las drogas ilegales ascienden a 400 mil millones de euros por año, es decir 12.500 euros por segundo. En tanto su combate hace gastar a Estados Unidos y la Unión Europea juntos más de 15 mil millones de euros al año, o sea, 40 millones de euros al día.24

La guerra contra las drogas será recordada como una de las grandes guerras estúpidas de la humanidad

No depara el fracaso de la guerra a las drogas la necesidad de un ré-gimen de autocontrol como el que hoy, pese a las extorsiones de la ley, las mafias de narcotraficantes, la adulteración de las sustancias, logran sobrellevar la gran mayoría de los consumidores. Escohotado recuerda que ‘las pestes coinciden con momentos donde se experi-menta la inminencia de grandes cambios, declarar la epidemia y poner en práctica cuarentenas permite manipular cuanto de inno-vación hay en ello’. Porque pese a que nos relaten el más desolador infierno la experiencia demuestra que mueren menos personas por cocaína que por narcotráfico. Fernando Savater apunta a aceptar una nueva fenomenología de la conciencia. Escohotado añade que ‘Una actitud racional ante los descubrimientos de la química amenaza con algo paralelo: ciudadanos más selectivos en cuanto a pasatiem-pos, menos robotizados por el sistema de estímulos, símbolos y va-lores que sustituyen a los viejos credos, es decir, ciudadanos con un sentido crítico potenciado por el hecho mismo de acceder autóno-mamente, sin usuras, a los recursos que la ciencia y el ingenio hu-mano habilitaron para obtener analgesia, estimulación y viaje hacia dimensiones infrecuentes de la conciencia’.

Luis Carlos Restrepo25 añade que ‘si lo que se busca con esta guerra es proteger a los ciudadanos e impedir que se hagan daño con el uso de psicoactivos, queda flotando en el ambiente la amenaza de un es-tado terapéutico que interviene reglamentando usos y costumbres para que nadie muera sin haber rendido su máxima capacidad pro-ductiva. Así lo explicita Orpis cuando vituperando contra la mari-huana sostiene que provoca ‘menor rendimiento laboral y escolar’.

‘Nos asalta el temor que, dentro de algunos años, cuando se hayan aplacado los ánimos y olvidado la procedencia de los capitales acu-mulados, la guerra contra las drogas será recordada como una de las grandes guerras estúpidas de la humanidad, de igual manera como hoy recordamos las guerras religiosas de siglos anteriores’.

Un asunto de sensatez.

La ONU estima que los beneficios de la industria de las drogas ilegales ascienden a 400 mil millones de euros por año, es decir 12.500 euros por segundo.

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Ministerio del Interior. División de Seguridad Ciudadana, “Informe Anual de Estadísticas Nacionales y Regionales sobre Narcotráfico Nacional y Mi-crotráfico en el Gran Santiago, 2002de Rementería : ‘El uso de las drogas en la construcción del miedo’. Revista Pluma y Pincel, Enero 2005.Gendarmería de Chile, 2003.Cifras sacadas del V Estudio Nacional de Consumo de drogas en Población escolar de Chile. Conace, 2003.Drug and Punishment. Am up to date Interegional Survey on Drug-Related Of-fenders, United Nations Social Defense Research Institute, Roma, 1988.Sepúlveda, Mauricio : De angustias y angustiados.Escohotado, Antonio : Las drogas, de los orígenes a la prohibición. Alianza Cien 1994.El texto en inglés de la Convención de 1961 dice literalmente: “Concerned with the health and welfare of mankind”, la cual se entiende como: “Preo-cupados por la salud y bienestar de la humanidad”, pero fue traducido en la versión oficial en español de la Convención como: “Preocupados por la salud física y moral de la humanidad.Junta Internacional para la Fiscalización de Estupefacientes, organismo creado por la ONU y encargado de fiscalizar la llamada ‘guerra a las drogas’.Jelsma, Martín : La discusión en el sistema de la ONU. The Trasnational Insti-tute, Abril, 2003.

Escobar, Raúl : Diccionario de drogas peligrosas. Edit. Universidad, 1999.Estudio Nacional de Drogas en la Población General de Chile. Conace, 1998.Iban de Rementería: Ibid.Paz Ciudadana 2003. Entrevista en El Mercurio de Valparaíso, 24 de abril de 2004.Aprendiendo de la experiencia: Propuestas para avanzar en la política y en el plan nacional de prevención y control de drogas. Informe CEPAL CONACE. Abril de 1999.En “Hacia los circuitos de la Pasta Base: Aproximación Etnográfica a los consumos de la pasta base de cocaína”. Alfaro, J.; Sepúlveda, M., Mon-salves, T.; Toledo, I. Mimeo, Universidad Diego Portales, Santiago, Chile.Feres, Juan Carlos: La pobreza en Chile en el año 2000. Cepal 2001.La Segunda, 4 de febrero de 2005.Paz Ciudadana : Políticas y programas de prevención y control de drogas. Apé-ndice, Antecedentes Generales. Febrero 2002. Pág 16. De Rementería : La Relación entre drogas y delitos. El Mostrador, 16 de Noviembre de 2004.El costo de la droga en Chile. Instituto Libertad y Desarrollo, 1998.Informe Anual de Actividades. Conace, 2003.ENCOD : Por una política de drogas justa y eficaz. En La fruta prohibida.

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LOS JUECES ANTE LALEY DE CONTROL DE DROGAS

{www.eclac.cl}PEDRO MENDOZA

Con el objeto de conocer las opiniones de jueces y ministros con jurisdicción en lo criminal en Santiago, un equipo de la CEPAL entrevistó a seis jueces del crimen de Santiago de un total de 36, que representan el 17% de los jueces de la jurisdicción, y a cuatro ministros de la Corte de Apelaciones de Santiago de un total de 24, que también representan el 17%. La muestra fue escogida por el Instituto de Estudios Judiciales, y la elección de la jurisdicción de Santiago para aplicar la entrevista, tiene la gran ventaja de poder contar con las respuestas de los jueces y magistrados de mayor experiencia en la admin-istración de justicia del país. La información obtenida tiene carácter de no ofi cial, en el mar-co de la información de fuente directa recabada en la elaboración del documento de cooperación técnica CEPAL-CONACE.Un análisis resumido de dichas entrevistas apa-rece en el anexo 6, del Informe Final de la Se-gunda Etapa del Proyecto de Cooperación Téc-nica CEPAL-CONACE de 1999, denominado “Aprendiendo de la Experiencia, propuestas para avanzar en la política y el Plan Nacional de Prevención y Control de Drogas”.

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Análisis Resumidode las Entrevistas

1.-¿Cree que el problema de las drogas necesariamente debe ser abordado desde una perspectiva punitiva? ¿Por qué? De nueve entrevistados, ocho contestaron que el problema de las drogas no debería ser tratado desde una perspectiva punitiva. Entre ellos, seis consideraron que eran nec-esarias otras acciones previas al tratamiento penal que se enfocaran en las causas de este delito, y cuatro consideraron que la ley pe-nal nada resuelve. Uno de los entrevistados lo comparó con el problema del terrorismo durante la dictadura militar, la cual normó el aumento de las penas y mayores atribu-ciones para su persecución, pero su inci-dencia no disminuyó. En cambio, con el retorno a la democracia ese delito fue desa-pareciendo y hoy ya no existe. Cinco de los entrevistados manifiestan que es necesario distinguir entre el tráfico y el consumo de drogas. Cuatro afirman que no hay servicios de rehabilitación ni siquiera para exámenes de drogodependencia a los procesados. Dos afirman que es necesario un mayor debate sobre el tema, y uno afirmó que la ley es ab-errante en lo procesal y garantías individu-ales de los inculpados.

2.- ¿Cómo dimensionaría y caracterizaría usted la criminalidad relativa a las drogas ilegales dentro del contexto nacional?

Ocho de los nueve entrevistados afirmaron que el tráfico y el consumo estaban en cre-cimiento. Siete afirmaron que comprometía en particular a los jóvenes e igual número afirmó que comprometía gravemente a las mujeres. Dos agregaron que afectaban a grupos familiares completos. Tres de los entrevistados estiman que el tráfico y el consumo se dan entremezclados. Seis, afir-man que se delinque para conseguir drogas y no se drogan para delinquir, y uno asegura que el alcohol es más criminógeno que las substancias comprendidas en la Ley 19.366. Tres manifiestan su preocupación porque sólo los consumidores y pequeños trafican-tes son llevados ante la ley.

3.-¿ Cómo evaluaría usted la labor de los tri-bunales de justicia durante la ultima década en la persecución y sanción de los delitos relativos a las drogas ilegales? Dos de los entrevistados consideran posi-tivo el desempeño del Poder Judicial. Siete afirman que se hace lo que se puede. Cuatro afirman que no se controla el delito, que ni el tráfico ni el consumo disminuyen y que los tribunales no van a resolver el problema. Cuatro entrevistados suponen que por hacer justicia, ante penas tan altas y la poca flexi-bilidad para su aplicación, los jueces no las aplican, entre otras cosas, porque es difícil distinguir a los consumidores de los peque-ños traficantes y porque hay desconfianza en la labor de la policía.

4.-¿Usted cree que el tratamiento puni-tivo, en lo sustantivo y/o en lo adjetivo, de los delitos por drogas debe ser más severo con respecto a otros delitos? ¿De existir la diferenciación, cómo la fundamentaría?

De los diez entrevistados, ocho consideran que el delito de drogas no es más grave ni debe ser castigado de manera más severa que otros delitos. Y de los dos jueces, que sí lo consideran más grave, uno, junto a otros ocho, opina que las penas más severas no se aplican.

5.-¿ Cuál es su percepción sobre el trata-miento que los medios de comunicación dan al tema de drogas? ¿Cómo aparece el tema en los medios?

Nueve entrevistados consideran el trata-miento que la prensa da al tema de las drogas como sensacionalista, sobredimensionado, escandaloso y truculento. Tres son parti-darios de la libertad de informar. Y cinco afirman que no hay información adecuada en la prensa.

6.- ¿Cuál es la percepción del Poder Judi-cial en el contexto del tema de las drogas? ¿Cómo aparecen el Poder Judicial / los jueces en el contexto del tema de drogas? Cuatro de los entrevistados consideran que el poder judicial no es bien percibido en el

tratamiento del problema de las drogas, ya sea porque se le estima permisivo o blando, no se toma el asunto en su gravedad, se su-pone corrupción, o se pretende atribuirle el fracaso de la política de control, como en el caso de la seguridad ciudadana. Cinco en-trevistados están preocupados porque no se lleva ante la ley a los grandes trafican-tes. Cuatro jueces estiman que el problema no es criminal, sino que social y de salud. Cuatro de las respuestas afirman que no hay política criminal sobre drogas o que el poder político no le da suficiente importan-cia al asunto. Tres entrevistados suponen que por hacer justicia los jueces no aplican la ley. Tres respuestas manifiestan su preo-cupación porque sólo los consumidores y pequeños traficantes son llevados ante los tribunales. Dos proponen no sancionar el consumo. Dos creen que se hace lo que se puede con la actual ley. Dos piden más lib-ertad para que los jueces puedan aplicar las penas según la gravedad de los hechos y, fi-nalmente dos opinan que la reforma proc-esal penal ayudará, pero no resolverá estos problemas. A uno de los entrevistados le preocupa lo inquisitorio de la ley de drogas y lo contradictorio de las nuevas leyes de se-guridad ciudadana.

Análisis del Conjuntode las Respuestas.

Es de destacar que a través de las respuestas a diversas preguntas hay temas que apare-cen recurrentes en la preocupación de los entrevistados. Así tenemos que: I.- Primero, el problema de la ineficacia de la ley penal para controlar el problema de las drogas y de la necesidad de otras acciones previas que actúen y resuelvan las causas del problema fue planteado 14 veces en las re-spuestas a las preguntas 1, 3 y 6.II.- Segundo, el tema de la no aplicación de la ley para hacer justicia debido al exceso de las penas, falta de beneficios y alternativas a la prisión, así como, a las dudas sobre las pruebas policiales fue planteado 20 veces en las respuestas a las preguntas 1, 3, 4 y 6.

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El cultivo con fines personales de cannabis fue prohibido, ya en-trada la democracia, en el denominado periodo de transición donde el problema de las drogas “se transformó en uno de carácter social grave, atendida la masividad de su consumo” , generándose así una respuesta legislativa ante un proceso de emergencia penal que atendió más a emociones que a razones. Durante la dictadura, si bien el cultivo con fines personales de cannabis no estaba castiga-do, el respeto por los derechos humanos no era una prioridad de la época. Actualmente la norma relativa al cultivo es el articulo 8º de la ley 20.000. Antes “...el articulo 2 de la ley 19.366, cuyo antecedente legislativo es el Art. 2 de la ley anterior, 18.403, eliminó el requisito que aquella contenía en orden a exigir la ocurrencia de circunstan-cias que hicieran presumir el propósito de traficar ilícitamente con algunas sustancias sembradas, plantadas o cosechadas, productoras de sustancias estupefacientes o sicotrópicas, sin autorizacion com-petente, para que se cometa este delito, a menos, como dice la ley, que la persona de que se trate justifique que se hallaban destinadas a su uso o consumo personal exclusivo y próximo en el tiempo” . Eso significa que durante la dictadura militar se te presumía inocente a menos que existieran antecedentes que hicieran presumir tu in-tención de traficar, tales como tener el pelo largo, algún disco de los prisioneros o algo así. El asunto es que el paseo a la cana no te lo sacaba nadie. La ley 20.000, invierte la carga de la prueba y en consecuencia quien posea especies vegetales y otras que señala un reglamento y no pu-ede probar que son para su consumo personal exclusivo y próximo en el tiempo, será considerado un traficante desde el momento mis-mo de poner una semilla en un vasito de plástico, al igual que todos aquellos que se encuentren en el inmueble por cualquier motivo, tal como le paso a Quique Neira cuando le pillaron un par de plantas y a punta de pistolas su padre, su hijo y el se fueron a la comisaría con su presunción de inocencia incautada.Así que, si el daño cerebral o cualquier otra causa te ha llevado a cul-tivar cannabis para tu consumo personal como un asunto de opción y no de adicción ten en cuenta lo siguiente:

Rotula tus plantas, indicando tu nombre, tu cédula de identidad y tu celular para que te ubiquen en caso de emergencia.En cuanto sea posible determinar el sexo de la planta elimina los machos.Pódalas o controla su crecimiento.Evita que sean visibles desde el exterior.No permitas que agentes policiales ingresen a tu domicilio sin una orden.Nunca firmes un acta de incautación de marihuana en blanco.Nunca firmes un acta de levantamiento de plantas en blanco.Pide a los funcionarios aprehensores que se consigne en el parte policial que no hay antecedentes que hagan presumir el ánimo de traficar .Exige tu derecho a quedar citado al tribunal y no detenido.Separa las hojas de las sumidades floridas “cogollos” y no per-mitas que sean mezcladas al momento del pesaje.Recuérdale al fiscal o al juez que el término “marihuana” y “marihuana procesada” no está contemplado en la ley y que una vez que haz cortado las plantas y separado los cogollos estos te durarán hasta la próxima cosecha.Las faltas prescriben en 6 meses y el plazo de prescripción co-mienza a correr desde que pones la semilla.Las sumidades de cannabis, separadas de la planta, para tu con-sumo personal y guardadas para el año, debidamente rotuladas como de tu propiedad, no deben ser incautadas, niégate a fir-mar el acta de pesaje o de incautación.La mayoría de los procedimientos son registrados en video, pide que en el mismo momento se registren tus descargos y posteri-ormente sean puestos a disposición de la fiscalía o el tribunal.No opongas mayor resistencia y mantén la calma, recuerda que van armados.

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El cultivo con fines personales de cannabis fue prohibido, ya en-trada la democracia, en el denominado periodo de transición donde el problema de las drogas “se transformó en uno de carácter social grave, atendida la masividad de su consumo” , generándose así una respuesta legislativa ante un proceso de emergencia penal que atendió más a emociones que a razones. Durante la dictadura, si bien el cultivo con fines personales de cannabis no estaba castiga-do, el respeto por los derechos humanos no era una prioridad de la época. Actualmente la norma relativa al cultivo es el articulo 8º de la ley 20.000. Antes “...el articulo 2 de la ley 19.366, cuyo antecedente legislativo es el Art. 2 de la ley anterior, 18.403, eliminó el requisito que aquella contenía en orden a exigir la ocurrencia de circunstan-cias que hicieran presumir el propósito de traficar ilícitamente con algunas sustancias sembradas, plantadas o cosechadas, productoras de sustancias estupefacientes o sicotrópicas, sin autorizacion com-petente, para que se cometa este delito, a menos, como dice la ley, que la persona de que se trate justifique que se hallaban destinadas a su uso o consumo personal exclusivo y próximo en el tiempo” . Eso significa que durante la dictadura militar se te presumía inocente a menos que existieran antecedentes que hicieran presumir tu in-tención de traficar, tales como tener el pelo largo, algún disco de los prisioneros o algo así. El asunto es que el paseo a la cana no te lo sacaba nadie. La ley 20.000, invierte la carga de la prueba y en consecuencia quien posea especies vegetales y otras que señala un reglamento y no pu-ede probar que son para su consumo personal exclusivo y próximo en el tiempo, será considerado un traficante desde el momento mis-mo de poner una semilla en un vasito de plástico, al igual que todos aquellos que se encuentren en el inmueble por cualquier motivo, tal como le paso a Quique Neira cuando le pillaron un par de plantas y a punta de pistolas su padre, su hijo y el se fueron a la comisaría con su presunción de inocencia incautada.Así que, si el daño cerebral o cualquier otra causa te ha llevado a cul-tivar cannabis para tu consumo personal como un asunto de opción y no de adicción ten en cuenta lo siguiente:

Rotula tus plantas, indicando tu nombre, tu cédula de identidad y tu celular para que te ubiquen en caso de emergencia.En cuanto sea posible determinar el sexo de la planta elimina los machos.Pódalas o controla su crecimiento.Evita que sean visibles desde el exterior.No permitas que agentes policiales ingresen a tu domicilio sin una orden.Nunca firmes un acta de incautación de marihuana en blanco.Nunca firmes un acta de levantamiento de plantas en blanco.Pide a los funcionarios aprehensores que se consigne en el parte policial que no hay antecedentes que hagan presumir el ánimo de traficar .Exige tu derecho a quedar citado al tribunal y no detenido.Separa las hojas de las sumidades floridas “cogollos” y no per-mitas que sean mezcladas al momento del pesaje.Recuérdale al fiscal o al juez que el término “marihuana” y “marihuana procesada” no está contemplado en la ley y que una vez que haz cortado las plantas y separado los cogollos estos te durarán hasta la próxima cosecha.Las faltas prescriben en 6 meses y el plazo de prescripción co-mienza a correr desde que pones la semilla.Las sumidades de cannabis, separadas de la planta, para tu con-sumo personal y guardadas para el año, debidamente rotuladas como de tu propiedad, no deben ser incautadas, niégate a fir-mar el acta de pesaje o de incautación.La mayoría de los procedimientos son registrados en video, pide que en el mismo momento se registren tus descargos y posteri-ormente sean puestos a disposición de la fiscalía o el tribunal.No opongas mayor resistencia y mantén la calma, recuerda que van armados.

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Mota mexicana Colombiana

El cannabis se cultiva desde hace milenios y, en cada región, se iban seleccionando las plantas según sus necesidades. Por ejemplo, en Marruecos o Líbano se seleccionan las plantas con más resina, porque son mejores productoras de hachís; en los países latino-americanos el contenido en resina es menos importante que la psicoactividad final de la planta, porque fuman la hierba, no hachís.

Estas variedades se pueden considerar razas puras. Esto significa que tienen unas carac-terísticas propias que se presentan en todos

La planta: es alta, de tamaño moderado a grande con hojas grandes desde verde claro a verde oscuro. Los dedos de las ho-jas son largos, no muy anchos y modera-damente aserrados. Las plantas maduran relativamente temprano en comparación con las variedades colombianas o tailan-desas. Producen largos cogollos con muchos cálices, pocas hojas y alta psico-actividad.

Semillas: bastante grandes, ovoides, ligeramente aplanadas y de color gris o marrón claros. Sin moteado.

Cannabis sativaorigen: Méxicolatitud: 15º - 25º N

La planta: es de forma cónica, bastante ramificada. Suele tener un gran tronco central, ramas horizontales e internudos bastante cortos. Las hojas son muy ase-rradas, de siete a once dedos dispuestos en un círculo completo. Verde medio. Floración lenta, propia de una variedad ecuatorial. Muy psicoactiva, aunque algo sedante. En latitudes templadas como la nuestra es una variedad que comienza tarde a florecer, por lo que se le pu-ede echar el invierno encima antes de madurar. Es una variedad excelente para cruzarla con otra de floración más tem-prana.

Semillas: pequeñas, redondas, oscuras, moteadas y marrones.

Cannabis sativaorigen: Colombialatitud: 0º - 10º N

Cannabis, ganjah, hierba, mota, dagga, kif, todo es lo mismo y a la vez diferente. El cannabis crece en medio mundo, en condicio-nes muy diferentes. Esta diver-sidad ha dado lugar a diferentes variedades o subespecies con características propias.

José T. Gállego

Información extraída de Marijuana Botany by Robert Connell Clarke.

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Kif marroquí Nepalí Thai

Kenya Rudelaris

La planta: no suelen pasar de uno o dos metros de altura. Ramifican muy poco, a causa de la gran densidad de plantación y el poco riego. Cada planta da un solo cogollo, lleno de semillas. Debido a que se han seleccionado para la producción de hachís, estas plantas se asemejan a las libanesas o las del Hindu-Kush en sus hojas anchas, pequeño tamaño y alta producción de resina.

Cannabis índicaorigen: Marruecos (Cordillera del Rif)latitud: 35º N

La planta: crece salvaje en Nepal. Aunque también se cultiva, gran parte del hachís se hace de plantas silvestres. Las plantas son altas y delgadas con ramas largas y, a su vez, poco ramificadas. Los cogollos son largos y delgados, muy aromáticos. La producción de resina es abundante y la psicoactividad alta.

Cannabis sativaorigen: Nepallatitud: 26°-30° N

La planta: es alta, no muy recta, con un tronco central bastante ramificado y grandes ramas. Las hojas suelen ser muy grandes, con nueve a once dedos largos, delgados y poco aserrados, dispuestos como los dedos de una mano. La ma-yoría de las variedades tailandesas son de maduración muy tardía y tienen una cierta tendencia al hermafroditismo. Pese a todo, su contenido en THC es al-tísimo, y sus cálices son de gran tamaño.

Semillas: muy grandes, ovoides, lige-ramente aplanadas y de color marrón claro. No tiene moteado salvo en la base de la semilla.

Cannabis sativaorigen: Sureste asiático (Camboya, Laos, Tailandia, Vietnam)latitud: 10º- 20º N

La planta: tiene hojas delgadas. El color varía del verde claro al verde oscuro. Los hermafroditas son comunes. Efecto ce-rebral y sabor dulce.

Cannabis sativaorigen: Kenyalatitud: 5° N-5° S

La planta: es muy pequeña (10-50 cm) y tiene un ciclo vital muy corto, de ocho a diez semanas. Es ancha y de hojas peque-ñas. Casi siempre tiene un alto conteni-do en CBD y poco THC, por lo que no es buena para fumar. Sin embargo, puede ser de gran interés para crear híbridos de floración rápida. Florece cuando tiene alrededor de siete semanas de edad con independencia del fotoperíodo.

Cannabis rudelarisorigen: Rusialatitud: 35°-60° N

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Jamaicana

Dagga de Sudáfrica

La planta: se parece a la colombiana, pero tiende a ser un poco más alta y del-gada y de un verde un poco más claro. El efecto es particularmente claro y cere-bral, por lo que es posible que además de antepasados colombianos tenga savia mexicana.

Cannabis sativaorigen: Jamaicalatitud: 18º N

La planta: algunas son de floración muy temprana y de olor dulce. El tipo de co-gollo estirado y poco denso, de color claro y aroma dulce, similar al cogollo de Thai. La hierba sudafricana es una sativa que vive bastante alejada del ecuador, por lo que es más fácil adaptarla al clima mediterráneo.

Cannabis sativaorigen: Sudáfricalatitud: 22°-35° S

o casi todos los individuos. Por ejemplo, una hindu-kush suele ser pequeña, de hojas anchas y suele resinar bastante. Al contrario que con las variedades holandesas de nueva creación, si cruzamos estas plantas entre sí las semillas que saquen serán bastante bue-nas. Siempre será necesario seleccionar las mejores, pero eso es inevitable.

Lo fundamental de estas razas es que son el origen de todas las variedades que se han ido desarrollando recientemente. Los holandeses viajaron a los distintos centros productores de marihuana del mundo para recolectar semillas de las variedades más renombradas. Con estas semillas y algunos híbridos que se habían desarrollado sobre todo en California durante los años sesenta y setenta comenzaron a hacer nuevos cru-ces. De aquí salieron todas las variedades actuales.

Las definiciones de las razas no son muy ex-actas, pero tampoco lo son las variedades. Cada agricultor va seleccionando sus pro-pias plantas. Por tanto, no todas las plantas que vengan de un país serán iguales.

En Chile, gracias al clima, podemos cultivar variedades de orígenes diferentes. En reali-dad, casi todas las variedades, menos las más cercanas al Ecuador, madurarán bastante bien. Las más ecuatoriales podrían necesi-tar un invernadero para acabarse bien.

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Malawi Libanesa Hindu-Kush

Ganjah

La planta: es grande, de color verde oscuro, altura media y fuerte crecimien-to de ramas. Las hojas son verde oscuro, poco aserrada. Tienen dedos largos, que no forman círculo, sino que caen como una mano. La punta de los dedos de las hojas no suelen estar aserrada. Los co-gollos maduros son poco densos, a causa de los grandes internudos, pero están formados por muchos cálices y pocas ho-jas. Los cálices son muy resinosos y psi-coactivos. Maduran relativamente tarde. Son parecidas a las tailandesas.

Semillas: grandes, achatadas, aplanadas y ovoides. Grises oscuras o marrones ro-jizas, moteadas.

Cannabis sativaorigen: Malawi, Áfricalatitud: 10°-15° S

La planta: es pequeña y delgada con tallos gruesos, ramas poco desarrolladas y ho-jas anchas, de un verde medio con cinco a once dedos algo gruesos. Suelen madu-rar temprano y tienen bastantes hojas en los cogollos. Estas plantas, como las del Hindu-Kush, se cultivan para fabricar hachís y producen mucha resina.

Semillas: suelen ser aplanadas, ovoides y de color marrón oscuro.

Cannabis índicaorigen: Líbanolatitud: 34° N

La planta: es ancha y pequeña (1-2 m); con troncos fuertes e internudos cor-tos. Las ramas, poco ramificadas, suelen crecer hacia arriba hasta alcanzar casi la altura del tallo central, formando una especie de cono invertido. Hojas de un verde oscuro, con cinco a nueve dedos muy anchos. La cara inferior de las ho-jas suele tener un color más claro que la superior. La floración es muy rápida y producen una gran cantidad de resina. Los cogollos son densos y nacen a lo largo de toda la planta. Aunque producen cogollos con muchas hojas, éstas suelen estar cubier-tas de resina. Resulta una variedad ideal para hibridar con una sativa de floración lenta, de hecho la mayor parte de los hí-bridos holandeses contienen en mayor o menor medida genes provenientes de esta variedad.Efectos psicoactivos bastante sedantes. La producción de cannabis de estas zo-nas se destina a la fabricación de hachís.

Semillas: grandes, redondas, algo mote-adas y de color gris oscuro o negro.

Cannabis índicaorigen: Cordillera del Hindu-Kush (Afganistán y Paquistán)latitud: 30°-37° N

La planta: suele ser alta y ancha con un tronco central de hasta cuatro metros y grandes ramas. Las hojas tienen de siete a once dedos de tamaño mediano for-mando un círculo.Las plantas crecen mucho y los cogollos se forman en ramas terciarias y cuater-narias. Esto produce una gran cosecha de cogollos normalmente pequeños, delga-dos y curvos. Aromas y sabores especia-dos. Muy resinosa y psicoactiva.

Semillas: pequeñas y oscuras.

Cannabis sativaorigen: Sur de la Indialatitud: 10°-20° N

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IACM: www.acmed.orgEdición: Mauricio Becerra

Parece que ser paco se contagia. Hace tiempo varias empresas vienen exigiendo a sus postulantes intrusos test de drogas, varios municipios exigen por ley declarar bajo juramento ser abstemio en el consumo de drogas para obtener la licencia de conducir y la recién promulgada ley de drogas incor-pora la realización de test para postular a determinados cargos públicos, violando con ello el derecho a la privacidad y a la libertad. Con cierta vocación por los desechos, sondean en la orina para ver si te pusiste algo unos meses atrás. Tranquilo; no hay poder sin resistencias. Acá va una selección de consejos para hacerles frente.

Estudios hechos en Estados Unidos luego de examinar los patrones de eliminación urinaria de 86 consumidores crónicos de cannabis después de su último uso a través de dos métodos de screening con-vencionales concluyen que bajo estricta supervisión de abstinen-cia, los consumidores crónicos de cannabis pueden dar positivo en orina para cannabinoides 46 días consecutivos después de su ad-misión. O sea, con mes y medio absteniéndose bastarían para no ser detectado.

Si no hay precisión del día en que se realizará el test, se recomienda dejar de fumar 77 días antes de su realización. Los estudios efectua-dos demuestran que teniendo tal abstinencia se logran 10 días con-secutivos por debajo de la línea de corte del calibrador. La media de

excreción incluidos todos los sujetos fue de 27 días, en tanto que las variables demográficas, aspecto corporal e historia del consumo de drogas mostraron ser sólo predictores moderados de los patrones de excreción (1).

Otro estudio da cuenta que la excreción de THC y sus metabolitos en consumidores crónicos puede observarse durante un tiempo com-prendido entre 4 y 6 semanas. En la literatura es posible encontrar un caso de un consumidor intenso durante 10 años de cannabis en el que se detectó su uso después de 77 días con los tests habituales. Tras consumo aislado u ocasional, la excreción por orina se da durante 3 o 5 días (2).

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Si se dispone de varias semanas de tiempo, es suficiente con beber unos tres litros al día, hacer mucho ejercicio, tomar vitaminas y sudar mucho.

Si sigues fumando Si tienes problemas con dejar de consumir marihuana durante tamaños períodos de tiempo, otros estudios hechos con sustancias comerciales hechas para eliminar los metabolitos del cuerpo en comparación con sólo beber abundante agua concluyen que ‘algunos productos comerciales, al ser ingeridos por vía oral, no sólo elimi-narían toxinas del sistema corporal, sino que también corregirían cualquier disfunción urinaria provocada por el consumo excesivo de agua’. El estudio fue realizado en un voluntario testado 4 veces a la semana, orina de 24 horas, bajo condiciones de control, control más 1.200 ml de agua, Quick Flush y Eliminator ; y el resultado da cuenta que ‘cada uno de los protocolos de tratamiento provocó reducción en la concentración de metabolitos(…). El agua sola fue casi tan efectiva como los productos comerciales a la hora de reducir los niveles de metabolitos. Ninguno de los protocolos empleados en el estudio alteró el pH urinario, la densidad o la concentración de cre-atinina por encima de los rangos de normalidad’. Las conclusiones indican que ‘los intentos de ocultar el consumo de drogas a través de la dilución con agua pueden jugar un papel importante cuando las concentraciones están en el umbral de detección o cerca de él, para un estudio concreto, como por ejemplo, determinar los niveles de eliminación de drogas’.(3)

Estudios citados :

1. Ellis, G.M. Jr; Mann, M.A.; Judson, B.A.; Schramm, N.T.; Tashchian, A. “Excretion patterns of Cannabinoid Metabolites after last Use in a Group of Chronic Users”. En: Clin Pharmacol Ther, 1985, 38(5): 572-578.2. Coleman, D.E.; Baselt, R.C. “Efficacy of Two Commercial Products for Altering Urine Drug Test Results”. J Toxicol Clin Toxicol, 1997, 35(6): 637-642. 3. Aderjahn, R. “Toxikologischer Cannabisnachweis”. En: Berghaus, G.; Krüger, H.P. (ed.). Cannabis im Straßenverkehr. Stuttgart: Gustav Fischer, 1998.

El limpiador comercial de orina es relativamente fiable si se siguen las instrucciones de uso. Pero dicho producto sólo debe ser emplea-do si se trata de una urgencia. Si se dispone de varias semanas de tiempo, es suficiente con beber en exceso (alrededor de tres litros al día), hacer mucho ejercicio, tomar vitaminas y sudar mucho. Con este incremento de fluidos, la concentración de creatinina (produc-to de degradación de creatina, que también es medida) disminuye. Esto puede ser prevenido comenzando a tomar preparados de crea-tina de farmacia algunos días antes de la realización del test.

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Convenimos una cita con Nicanor Parra: sábado 12 de marzo, 11:00 AM. Tal fecha, entonces, llegaríamos a su casa en Las Cru-ces. Allí, naturalmente, mantendríamos una conversación rela-tiva al tema de drogas. Manejaríamos la situación y de tal forma obtendríamos la información que esperábamos. Pero, claro, no habíamos pensado que Nicanor es esquivo, que Nicanor hace lo que se le da la gana.

Sí, Nicanor Parra hace lo que quiere. Recita un poema en francés, habla algo de ruso, pero no gasta tiempo en traducir a sus expectantes interlocutores. Dice, eso sí, que en el diálogo todos somos herma-nos, que, para él, no existe distinción entre el poeta (o antipoeta) y los periodistas, que se supone somos nosotros. Pero tal aseveración no tiene nada de cierta. Parra es un mentiroso y lo sabe. Con él al lado no hay ninguna duda de quién es quien y, en el fondo, aunque quizás no tan en el fondo, le gusta que sea así.De todas formas, ya estábamos advertidos. Sabíamos que don Nica, a ratos, dice una cosa y significa otra. Pero no sólo eso, también es-tábamos al tanto de que debíamos tener sumo cuidado con ciertos asuntos como, por ejemplo, el de las fotografías. Fue por eso, de hecho, que la encomendada para llevar a cabo dicha tarea le habló de retrato y no de foto -haber si caía-. Pero no. Claramente Nicanor no muerde el anzuelo. Nos habló, en cambio, de que no debíamos in-strumentalizar al interlocutor, de Shakespeare y de que sería mejor poner la foto de una mina, y, por supuesto, se negó. Sin embargo, finalmente, cuando nadie se lo pidió, cuando ya estábamos resigna-dos, él solito, como si nada, se ofreció para una foto. Vaya cosa.

Considerando, entonces, el ánimo algo antojadizo del viejo Parra, no es extraño imaginar que, no obstante nuestras intervenciones para que se refiriera al tema, se suponía, en cuestión de la entrevista; las drogas, conseguir que el aludido hablara al respecto no fue una labor fácil de lograr. No lo fue, entre otras cosas, porque su habilidad para hacer creer al otro que hace lo que este espera, cuando, en reali-dad, ocurre al revés, es no menos que meritoria. Es tan meritoria, de hecho, que casi, aunque sólo casi, ni se nota.Sin embargo, Nicanor cede, y entre que imita, entusiasta, la manera en que su nieta dibuja la cola de un gato y nos muestra algunos de sus artefactos que se encuentran dispersos por toda la casa, esboza una suerte de línea histórica que había formulado para un seminario a su cargo, en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile, en los años sesenta y que revela su pensamiento sobre el ya sabido asunto de interés. En ella, como punto de inicio fija al Tao. El Tao, representado por Confucio, promovería la búsqueda de equilibrio en el individuo, la búsqueda de la concertación armónica del hombre consigo mismo. Por ello, dice Parra, si usted está mal, lo primero que le diría Con-fucio sería: siéntese. Si usted está sufriendo por una novia que lo dejó de amar, tiene que sentarse y esperar. Y así, sólo cuando esté preparado para ver pasar a su novia de la mano con otro, cuando haya conseguido encontrar su centro, sólo en aquel momento, po-drá pararse y continuar. El Lao tse, agrega, paralelo al Tao, sería la versión marginal, no ofi-cial, de esta misma doctrina. Para continuar con la interpretación da un salto a occidente. Pasa,

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sin ahondar demasiado, por la eutimia de la Grecia clásica, el mis-ticismo de San Juan, la Alquimia del verbo con Verlaine y Rimbaud, y vuelve a detenerse en Marx, del que subraya la trasmutación del enfoque individual para establecerlo, luego, en el colectivo. Una búsqueda ya no instalada en el sujeto, ni en dios, ni en el lenguaje, sino en el grupo social. Tras ello, y para terminar con su disquisición, se refiere a los Beat-nick y el movimiento hippie. Así como los marxistas instituían su proyecto a partir de la revo-lución del pueblo, los hippies lo hacían a partir de la revolución química. Para estos últimos, las drogas, por medio de la alteración de los sentidos y un sucesivo estado de conciencia distinto al cotidi-ano, eran potencialmente capaces de cambiar el mundo; de generar armonía entre los hombres y, en consecuencia, dar término a las guerras y paso a la Paz y al Amor. Explicación, entonces, con la que cierra su comentario histórico, el que, a su vez, como ya se dijo, da la pauta para tratar el asunto de los psicoactivos. Da la pauta porque toda esta vuelta por la historia ha sido -casi liter-almente- puesta en escena, para acreditar que a lo largo del tiempo se puede rastrear la presencia de un mismo patrón, que sería la necesidad del hombre de buscar algún mecanismo que le permita acceder a un estado de equilibrio, sea el mecanismo que sea. En estos términos, el uso de estupefacientes se conformaría como uno de los mecanismos, como una posibilidad más, entre tantas otras, para conseguir dicho estado.Vistas las drogas desde esa óptica, cualquier clase de categorización a priori, con respecto a su utilización, parece, a lo menos, relativa. Por ello, Parra va a proponer, mejor, la aplicación del principio: “haga lo que usted crea”. Dirá, de tal modo, que cada uno puede hacer lo que le parezca y que si alguno quiere veneno que se lo tome, porque dentro del naipe de posibilidades cada uno elige la carta con la cual jugar. En todo caso, Nicanor no se droga. Sin contar, claro, la excepción que confirma la regla. Excepción que tuvo lugar en New York City, cuando junto a su antes amigo Allen Ginsberg y conocidos de éste,

fumó de una pipa una sustancia que lo dejaría, más tarde, risueño y parado frente a un semáforo al que, asombrosamente para él, todos hacían caso. Agrega, en relación a su no consumo, que su búsqueda, o si se qui-ere, su droga, está en el lenguaje, en la composición de una frase, en, cómo señala, la suma de una palabra a otra. Entendemos, de tal forma, que aborda las cosas desde otra perspec-tiva, por lo que ahora pensamos como evidente, que esperar que se refiriera a la promulgación de la ley 20.000, a su incidencia, sobre todo, en los sectores más pobres, o algo por el estilo, era práctica-mente irrealizable, y que lo más probable, de hecho, era que de-fraudara nuestras expectativas, al igual que las del actual senador Flores cuando recibió como respuesta a su petición de ayuda para la consigna de propaganda de su campaña la brillante idea de “Buena onda al poder”.Es que no se pueden pedir peras al olmo, y pedirle a Nicanor Parra que se atenga a la pregunta, o a la petición, es de un resultado posi-tivo no menos que improbable. Sin embargo, algo se consigue.

ZURDA

CAÑAMO va a la montaña (Las Cruces).

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Ginsberg (1926-1997) casi no necesita mayores presentaciones. Poeta estadounidense, activista político, defensor de las drogas y precursor del movimiento gay. Un hombre que vivió la vida a con-cho. Era el más joven de la llamada generación Beat: Jack Kerouac, Gregory Corso, Lawrence Ferlinghetti, y William Burroughs, el “pa-dre” de la patota. Sujetos que buscaban la revolución en el individuo a partir de una nueva relación con el universo. Más que amantes, unos verdaderos extremistas de la vida. Veloces seguidores del aliento literario de Walt Whitman, que en la misma senda, reme-cieron y escandalizaron a la hipócrita sociedad norteamericana.

El contexto de sus andanzas abarca desde el nacimiento de la re-beldía rockera, en los años 50’s, mientras Elvis sacude sus caderas, hasta el fin de la guerra fría y el escepticismo finisecular. El apogeo, cómo no, en los 60’s y 70’s: revolución de las flores, Guerra de Viet-nam, Bob Dylan, The Beatles y Raví Shankar.

Apenas pudo salir, lo hizo. Ginsberg partió a recorrer el mundo. En enero de 1960, vino a Chile, invitado al Encuentro de Escritores Americanos que organizaba el poeta Gonzalo Rojas en la Univer-sidad de Concepción. Ahí es cuando Nicanor Parra lo acogió en su casa, en La Reina. Jorge Tellier, en la revista Ultramar, entrevistó al beatnick y reconstruyó, tal como Cáñamo lo hizo con Parra, algunos fragmentos de aquella charla:

“De su conversación, asaz fragmentaria, recordamos algunas afirmacio-nes: (...)-Detesto la política cuando veo que las grandes naciones no hacen más que armarse. El verdadero camino de la salvación es el de transformar el alma de los individuos.-Me gustaba Fidel Castro, pero me parece mal que haya prohibido fumar marihuana.Sobre el tema de los narcóticos, Ginsberg demuestra sentir extraordinario interés. Averigua cuáles se pueden encontrar en Chile. Le recomendamos el chamico (“datura estramonio”) que V. P. Rosales señala en su Histo-ria como estupefaciente usado por los mapuches durante sus ceremonias mágicas.”

Años más tarde, Ginsberg contó que efectivamente, siguió los con-sejos de Teillier: “Viajé por todo Chile (...) Me interesaban los arauca-nos y sus hierbas. Así que las busqué hasta que las encontré. Esas hierbas eran muy celebradas en la época. Producían efectos novedosos”. (Revista Apsi, junio 1987)

Pero las drogas no son una preocupación central ni mucho me-nos para el poeta. Son un camino, un derrotero más a seguir en la búsqueda de respuestas a las preguntas eternas.

Nicanor Parra, Miguel Grinberg y Allen Ginsberg en CubaFoto: www.allenginsberg.org

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Oriol Romaní es un punto de referencia obligada para cualquiera que se interese en el tema drogas. A su impresionante currículo vitae en la materia, aportamos un dato para muchos desconocido. En un colegio de curas en España, un verdadero monasterio al parecer, era tradición escoger a uno de los alumnos para ser “obispo por un día”. A la edad de 12 años, el honor cayó sobre nuestro entrevistado, es decir, además de toda su experticia en el campo de las drogas, Oriol fue “obispillo”, como se llamaba el cargo. Ni él ni nosotros logramos desen-trañar la influencia de tan particular honor, en cualquier caso, las palabras a continuación, son palabra de obispillo. AMEN.

“SI NIEGAS A LAS PERSONAS EL DERECHO A CONSUMIR, LES NIEGAS TAMBIÉN LA POSIBILIDAD DE RESPONSABILIZARSE”

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Tu estadía en Chile ¿qué impresión te deja en materia de drogas?

¡Hombre!, cuando llegué y vi el panorama de la Ley 20.000 me sor-prendí, pues me pareció un poco fuerte que esta fuera una ley nueva, que en lugar de ir hacia delante e intentar racionalizar un poco las políticas de drogas, que se adapten más a la realidad, más parece un retroceso. Yo creo que la autoridad pública tiene la obligación de intentar que la población encuentre sistemas de apoyo y de ayuda cuando tenga problemas y ya está, hasta ahí llegas, no puedes me-terte en la vida de la gente, y menos en una sociedad que se pretende tan liberal, o sea, son liberales o no lo son. Esta es una de las cosas que más me ha llamado la atención al llegar aquí, esta especie de incoherencia entre el nivel más económico y social y por otro lado, el nivel moral y cultural. Por otra parte, también he visto que aquí hay movida, hay eferves-cencia, pues el día que llegue me encontré en televisión discutiendo (El Termómetro) (risas)... y bueno, pues no está mal, hay un cierto debate que me parece interesante. Ahora, también vi que el tipo de debate que había aquí me recordaba al que había en España hace quince años. Lo que decían aquellos señores del panel, un diputado

de la UDI (Felipe Salaberrry) y otro tipo del CONACE (León Pas-cal)...era un tipo de argumentación...ostia, me pareció francamente ridículo. Es necesario que haya mucho debate todavía. También pude dialogar con gente que trabaja a nivel municipal y creo que hay sen-sibilidad, incluso en los niveles oficiales, como el CONACE, he visto que hay curiosidad, preguntas, no hay una actitud cerrada de entra-da. Supongo que siendo de afuera hay mas capacidad de diálogo. Por ejemplo, en el Hogar de Cristo hicimos una reunión y la gente que había allí, sobretodo los trabajadores de calle, entendían muy bien que el marco legal actual les dificulta el trabajo que están haciendo en la calle con gente con problemas de drogas y de marginalidad. Quizás no había allí un discurso elaborado antiprohibicionista, pero sí que estaba muy clara la constatación de que este marco lo único que hace es interferir el trabajo que realizan.

...también hemos visto que desde gente que trabaja desde el ámbito más clínico sobre las drogodependencias existe mucho más resis-tencia a abrirse a una perspectiva de RDD.

Bueno, desde el lugar donde ellos trabajan les cuesta más ver que el problema de la persona que tienen en frente en la clínica o en la comunidad terapéutica forma parte de un red, de una vida comu-nitaria. Teóricamente lo saben, pero en la práctica les cuesta más respetar esta historia.En España también tuvo mucho debate y resistencia la RRD. Piensa en un médico o un profesional que fue socializado en que él tiene que combatir la droga digamos...y claro, pues luego resulta que le cambian el chip. Un profesional de la red asistencial de Barcelona decía que ellos habían tenido que hacer un gran esfuerzo porque al principio eran los que tenían que impedir el consumo de drogas y ahora resulta se sentían “dealers” institucionales (risas), pues lo que tienen que hacer ahora es negociar con los clientes para ver el nivel de consumo, ver si es posible la reducción, y eso. Fue un cambio fuerte y es lógico que aquí haya resistencia. Pero también hay dispositivos incólumes, que continúan como si aquí no hubiese pasado nada. Y esto es verdad, pues tampoco quiero dar una visión muy optimista. Hay dispositivos que continúan con los programas “libres de drogas”, que sólo consideran la abstinencia. Mientras otros, dirían que mayoritariamente, contemplan todo el abanico

de posibilidades, desde los programas libres de drogas, para el que le convenga, hasta las alternativas de RD. Se dan distintos tipos de combinaciones.

Existe un debate aún incipiente en Chile entre estas dos perspec-tivas en el que se plantea que la RRD no sería más que un paliativo que no enfrenta el tema de fondo: la prohibición. ¿Cómo ves tu este debate?

Los que trabajan en RRD tienen una relación ambigua, contradicto-ria a veces, con unos sectores más resueltos que otros. Me explico, por ejemplo, con el Grup IGIA tenemos muy claro que la RRD tiene que llevar algún cambio del marco legal de las drogas por que es una exigencia para el propio trabajo de la RRD, pues incluso saldría más barato si hubiera un marco en el cual no tengamos que estar preocupándonos, además de los temas del consumo, de arreglar los problemas con la justicia, de invertir mucho tiempo en combatir el discurso estigmatizador, de las dificultades de coordinación entre distintos tipos de organismos, etc.. Estos son ejemplos de que la

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RRD necesita un marco que sea antiprohibicionista, que es la le-galización de todas las drogas y a partir de una situación más nor-malizada, concentrarnos allí donde haya problemas e intervenir si hace falta. Esto es una línea compartida con bastante gente que tra-baja como nosotros, y que nos reunimos en la Conferencia Latina de RRD (CLAT), y que entiende así la relación entre RRD y antipro-hibicionismo. Otros sectores asumen la RRD como unas medidas puramente téc-nicas, que no cuestionan para nada el marco prohibicionista, y hay todavía otros que hablan de la RRD porque no tienen más remedio pero no se lo creen, y vamos, lo hacen para no quedar mal, y no im-plementan realmente el enfoque.

¿Qué aspectos son centrales de una estrategia de RRD?

Para mí lo básico es hacer la parte pragmática como se hace en la medicina. Si una persona está aquejada de algo, tu intentas paliarlo. Si no puedes curarlo, no vas a joder el programa, no lo matas o lo metes a la cárcel porque no has podido curar una diabetes. Si pu-edes paliar las situaciones negativas en que se encuentran perso-nas concretas, con nombre y apellidos, es una cosa a valorar. En el caso de las drogas, este modelo va mucho mas allá, porque implica el romper con las trabas que la aplicación del modelo encuentra con el prohibicionismo. Un segundo elemento, es que visto los aspectos más pragmáticos, propios del modelo anglosajón, hay aportes desarrollados a partir del movimiento de la CLAT, el movimiento latino, que representa cierta alternativa a este pragmatismo, pues asumimos otro tipo de problemas, mediados por las culturas latinas en Europa del Sur y América Latina. En estos lugares no era posible simplemente apli-car planteamientos anglosajones. Las cosas han cambiado muchísi-mo durante los últimos años y están siendo posibles cosas inimag-inables. Esto puede llevar, de forma lógica como pensamos muchos, a cuestionar al prohibicionismo o a simplemente quedarnos en este pragmatismo al mejor puritanismo anglosajón.

En Chile, como en muchas partes del mundo, existen prácticas de consumo de alto riesgo uno de cuyos rostros más brutales es el caso de niños de escasos recursos inhalando solventes. ¿es posible reali-zar prácticas de RRD en esos contextos?

Está claro, pues precisamente de lo que se trata es que primero haya un marco donde se sepa por qué el niño está en esa situación y eso no se hace en este momento. Porque cuidado, no es tan fácil como decir que el niño empezó a consumir y luego acabó en esas condi-ciones, pues seguramente el niño estaba determinado por otras cuestiones y encima el consumo, lo que acaba de hacer, es joderlo un poco más. Creo que normalizar el uso de drogas facilitará qui-tar el velo de que “la droga es la culpable”, porque no lo es, lo que hay son unas condiciones sociales de desigualdad progresivas, que además aquí en Chile llegan a ser estructurales. La gente que tra-baja en la calle con usuarios tiene claro el tema de las condiciones de vida, han desarrollado cierta sensibilidad, y saben, en el fondo, que es indispensable contar con la escucha de los propios afectados.

Esto lo vimos en Europa con los heroinómanos. Cuando se les dio la palabra, a estos que supone no servían para nada, no sabían hacer nada, etc., cuando recuperaron la dignidad, a partir de allí se pudo hacer muchísimas mas cosas. Muchos de los programas de RRD han funcionado a partir de eso, de dar la palabra a los propios interesa-dos y dignificarlos, no tratarlos ni como un objeto criminal ni como un objeto de paternalismo, como víctima; y esto yo creo que es fun-damental. Y claro, existen grupos muy duros, muy marginales y muy violentos pero ésta sería una de las formas de romper el circulo vi-cioso en que están metidos, no?.

¿Qué opinas del narcotráfico...es la legalización una alternativa?

Esto yo lo tengo muy claro, y hay cantidad de estudios que han dem-ostrado que el mercado negro es un mercado condicionado políti-camente por la prohibición. El narcotráfico, históricamente, surge porque estamos en una sociedad tipo capitalista, en donde el riesgo tiene que ver con el beneficio, y bueno, a mayor riesgo, mayor bene-ficio, esto atrae el capital y así sucesivamente es como se van consol-idando esta “empresa”. Esto no quiere decir que cuando se legali-cen las drogas desaparecerá todo el contrabando de droga, pero esto quedará en un plan mucho más residual, como por ejemplo el tráfico de tabaco o alcohol. En todo caso, esto hay que plantearlo desde el punto de vista de las políticas económicas. Pues lo que hay que hacer es que haya una división de la policía científica que se encargue del delito organizado, desde el punto de vista económico, pues si es que se legalizan todas las drogas, siempre quedará este residuo pero no tienes porque mezclar allí la salud, ni la moral ni esas cosas.

Y respecto a la marihuana en particular...¿qué alternativas ves?

Bueno, con Jaime (Editor de Cáñamo-España), conversábamos que si no fuera porque la marihuana se puede cultivar en casa, ya estaría legalizada. Y es precisamente por que no pueden cobrar un impues-to por tener una planta en tu casa que se ha trabado el debate. Me parece que no tendrían que meterse con la gente que tiene plantas para uso personal. Creo que tendría que haber niveles distintos, uno de uso personal, libre, y luego un nivel que se pudiera comprar en negocios establecidos, un mercado normalizado para la gente que no puede tener plantas en casa, y eso, seguramente, debería pagar algún impuesto como cualquier producto.

Existen posiciones proclives a despenalizar el consumo o cultivo de sustancias naturales como la marihuana, pero que, al mismo tiem-po, son intransigentes con las sintéticas o “químicas”... Aquí hay un mito, que es el de la química, ¡pues si somos pura química!, pues el cuerpo humano es química, el agua es química. Esto de lo natural, ostia...me acuerdo una jornada en que conocí a Martín Barriuso, en que había gente que salía con discursos muy místicos sobre la droga natural, la tierra y toda esta historia, no?. Y salió Martín: “Ya estoy hasta los cojones de esta mierda” (risas). Todos somos pura química, empecemos por eso, y es verdad que son distintos, pero esto es secundario, por lo tanto yo creo que no se pu-

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ede partir de sí a lo natural y a esto no. Me parece incongruente del todo decir lo contrario, a no ser que sea una estrategia o una táctica el hecho que uno no se plantee desde todas las drogas en un primer momento. De hecho, cuando elaboramos a mediados de los 80 el texto que consideramos casi fundacional de IGIA, proponíamos la legalización de todas las drogas. En todo caso, me parece casi un es-cándalo que la marihuana continúe así. Claro, con las otras drogas habría que pensar que sistemas de acceso establecemos, si la farma-cia, si con un carné en el centro de salud…hay que pensarlo, pero es la ostia que la marihuana todavía continúe así.Otro mito que es importante romper de una vez este esquema entre quienes “somos usuarios” y “quienes no”. ¡Usuarios somos todos!. Habrá una minoría que no consume nada, pero la gran mayoría con-sume café o té, fármacos, alcohol, tabaco, chocolate, cocaína, canna-bis…esto existe en el campo de las drogas porque no somos lo sufici-entemente consecuentes en el lenguaje, pues acabamos hablando de usuarios solo cuando nos referimos a drogas ilegales...¿que derecho tienes tu de decir que estos, digamos, está siendo esclavizados por el capitalismo porque consumen cannabis en lugar de café o alcohol?.

A partir del uso médico de la cannabis se ha planteado el tema de ofrecerla en otros formatos, teóricamente, más inocuos...

Se dice que si te dan marihuana en una pastilla, se puede saber más exactamente lo que hay allí, que si la fumas: vale; pero también es verdad que los propios efectos de las drogas tienen mucho que ver con la situación en la que está el individuo, hay muchos aspectos, desde el punto de vista no solo físico si no también psíquico y am-biental y ahí se modifica mucho. No hay un efecto farmacológico universal sino que esto está mediado por la cultura. Esto, a nivel concreto, quiere decir que los mismos efectos subjetivos de las dro-gas, que a la largo también son objetivos, están mediatizados. Por lo tanto, saber sobre la química que hay en una dosis determinada pu-ede ser práctico para determinados objetivos pero esto no tiene por

que funcionar siempre igual. Por ejemplo, la gente que trabaja en IGIA comenta que a veces llegan tíos diciendo que la cocaína les re-laja, quedan tranquilos y aquí hay que ver una serie de aprendizajes. Al tipo lo que le tranquilizaba era encontrarse en un nivel un poco “alto”, que le daba la cocaína, y esto tenía para él un efecto psíquico que era aparentemente el contrario del efecto de la cocaína, que se supone es muy estimulante. Eso también lo vimos con casos de heroína, gente que la heroína la ponía a cien, cuando en realidad la heroína es un depresor, y es por estas condiciones…la química es la química, pero hasta por ahí no mas, hay muchas otras cosas.

Oriol, supimos que tu escribiste en el primer número de Revista Cá-ñamo en España, ¿qué te parece que ocho años después estés dán-donos una entrevista para el primer número de Cáñamo en Chile, en el culo del mundo...

Bueno, a mí esto me parece increíble por lo que son las cosas de la vida...estoy francamente contento de que haya sido así y colaborar con uds.. Me encanta que hayan coincidido estas cosas. También me gusta que consideren desde ya no sólo la canabis sino todos lo psico-activos. Yo creo que esto es una empresa que tiene que triunfar y hay que animarse a pesar de que es una locura, pues muchas veces las locuras son las que acaban llegando a buen término... esto confirma que ”sin embargo se mueve”, como decía Galileo (risas)

La variable Placer en el consumo de drogas, según Oriol Esto me parece fundamental, porque la parte del placer es uno de los elementos constitutivos del ser humano. ¿Cómo puedes pensar al humano sin el factor placer?. Más allá de lo que sería una antropo-morfización de los otros animales en donde pensemos en conduc-ciones mecánicas, porque aquí no se trata de eso, aquí se trata del placer por el placer, en sí mismo, como uno de los muchos factores que tenemos como humanos.

Oriol Romaní es doctor en historia (antropología cultural) por la Universidad de Barcelona, profesor titular de Antropología social de la Universidad de Rovira i virgili, codirector del doctorado “Antropología de la Medicina” de la misma universidad. Profesor del Master “Sistema Penal y Problemas Sociales” del Departamento de Derecho Penal de la Universidad de Barcelona. Presidente de la asociación de profesionales Grup Igia de Barcelona, miembro de la “Asociación Ramón Santos para Estudios de la Cannabis” (ARSEC)Colaborador de instituciones privadas y públicas sobre todo para cuestiones de drogas y marginación. Experto de la Unión Europea en distintos programas (Formación de profesionales “Cono Sur” 1994-1996; Ciudad y Drogas URB-AL, 1997-2000; REZOLAT, 2003-2005). Es autor de numerosos artículos y de libros en los que se destaca “A Tumba Abierta: Autobiografía de un Grifota, publicado por editorial Anagrama 1983 (1ª Edición) 1986 (2ª Edición) y en preparación la tercera edición; Las Drogas: Sueños y razones, publicado por editorial ARIEL 1999 (1ª Edición) y la 2ª Edición del año 2004.

Zona de Síntesis Es un colectivo de personas que desde el 2003 viene desarrollando trabajos en reducción de riesgos y daños (RRD) asociados al uso de sustancias en espa-cios de fiesta principalmente, y que ha ido ampliando su quehacer a otros ámbitos de trabajo como el técnico, político y cultural. Uno de ellos es esta sección homónima de la Revista Cáñamo, a partir de la cual esperamos poder seguir aportando y ampliando el debate sobre el tema drogas, mostrando miradas y

propuestas nacionales y extranjeras, que representan una alternativa real y viable a los actuales enfoques.

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¿Cuáles son sus drogas favoritas?Mick-La música.Stand-El sexo(ríe) y la hierba

¿Prejuicios contra alguna droga?Mick-Las de base química y que no hayan tenido suficiente investigación científica pueden ser un poco extrañas. Para mí no es una cosa buena, pero tú sabes siempre es el individuo el que hace la elección.

¿Qué opinan del cannabis como uso lúdico, medico o industrial?Stand-Creo que tiene que haber una buena in-vestigación, porque hay muchos usos y gente a la que se puede ayudar.

¿Cultivan en casa?Mick-A veces, no ahora último. Cuando era joven sí.Stand-No, nunca.

¿Cuál es su variedad favorita?Mick-Para mí, la mejor es la orgánica y natural, cómo la que probé en Chile(ríe).Stand-ITAL !!!!(modo jamaicano de fumar mari-huana sin tabaco)

¿Qué rol juegan las drogas en sus vidas y en su música?Mick-Es una cosa para calmarse, no es un escape, es para relajarme.

www.groove-armada.com foto: www.chato.cl

¿Hacen diferencias entre drogas duras y blan-das?Stand-Si hay muchas diferencias. Un día sin saberlo traté de dejar de fumar hierba y no pude(risas). Hay muchas diferencia en intensi-dad del viaje y dependencia. Algunas te hacen ir rápido, algunas te hacen ir lento.

¿Qué opinan de las actuales políticas de re-clasificación del cannabis y su consiguiente despenalización en el Reino Unido?Stand-Yo creo que tiene que haber un tipo de control en ciertos lugares. Porque sino se de-sordena el cuento. No tengo opinión personal de que tipo de control tiene que existir.Mick-Yo creo que la hierba y las drogas blandas están bien. Mira, en Inglaterra están tan preo-cupados del control que todo el mundo quiere tomar el riesgo. Este tipo de cosas pasan de todas formas.

¿Es una iniciativa que deberían tomar otros países?Stand-Algunos países lo han hecho , en la mayoría son muy estrictos, otros han tomado el liderazgo y puedes comprar drogas simplemente pasando por caja. Hay otros en que se venden muchas drogas legales, o sea narcóticos de farmacias que crean adicciones, gente tomando hasta diez pas-tillas al día.Mick-Yeahh cafeína!!!!

¿Creen que la Unión Europea va a coincidir en una política única en materia de drogas que sea la contraparte a los EEUU?Stand-Si, yo creo que vivimos en un mundo moderno en que no hay casi nada que no pue-das tener acceso, nada que no puedas obtener. Debiéramos tener un criterio en común que in-tegrara y no excluyera.

Si les pregunto sobre Chile y drogas ¿qué pi-ensan?Mick-La hierba es excelente acá, la amé.La caspa del diablo es muy fuerteStand-Buena caspaMick-A parte de estas dos no probé otras, creo que están bien con estas.

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¿Consideras alguna droga “dura”?La coca, la pasta que especialmente de niño me tocó conocer bastante. En mis cortos 26 años he probado casi todas las drogas. Aprendí de mi pa-dre: probar para elegir. En algún momento dije esta hueva me sirve y esta no.

Y la prensada, ¿cómo la consideras?Es la que más se consume. La gente que se ha cultivado un poco más de por qué consume dro-gas, y cuales son sus iniciativas por consumir marihuana llega a decir que plantar es la mejor alternativa, pero los que consumen por consumir están consumiendo pura mierda.

¿Se siente el control de los narcos en las pobla-ciones?Yo creo que sí, toda persona cuida su territorio. El narco va a cuidar siempre su negocio y su pun-to de vista. En las poblaciones ya convivimos con distintas posturas, la de la gente que hace música por un lado, la que está haciendo acción social y la gente que está haciendo su negocio.

Y las intervenciones del gobierno para con-trarrestar tal control, ¿las sientes efectivas?La intervención existe, esta ahí, pero ha sido una falta no conocer la realidad. Yo creo que para in-tervenir tienes que conocer la realidad primero, si vas a elaborar un plan de intervención social debes hacerlo en conjunto con la gente que con-oce el sector. Es un error implantar programas “tipo” en lugares en que te dio resultado nulo. No todos los sectores son iguales y no todas las reali-dades son iguales, por muy parecidas que parez-can. Cada política tiene que ser de acuerdo a cada droga y a cada lugar, sabiendo que las personas somos distintas.

¿Qué opinas de la nueva ley 20.000?No la conozco mucho, pero siento que se sigue poniendo el pie en forma errada. No puede com-pararse un consumidor con un microtraficante, son cosas totalmente distintas. Con estas leyes no hay diferencias, se meten a todos en el mismo saco, no vamos a parar a ningún lado.

Ahora que se van de gira, ¿sabes algo de lo que pasa en Europa sobre la materia?No mucho, pero siento que estamos a años luz, no sólo del cannabis sino que en mucho otros temas.

La participación de la sociedad civil, ¿también está a años luz?Yo creo que el principal componente de toda esta quietud es el temor que se tiene de que te tomen por loco o por rebelde. Por decir algo te tachan al tiro. Uno de los temores es la etiqueta, eso da es-pacio para que las políticas sean una herramienta de control social.

¿Qué les dirías a los políticos?Les diría abiertamente déjense de estar en una burbuja. A lo mejor el humo de todo esto les esta afectando. Antes de tomar cualquier resolución, cualquier ley o cualquier cosa les invito a que de-batamos, que conversemos y ahí recién saquemos resoluciones y leyes.

¿Cuál es tú droga favorita?Para mí, el sexo es la principal adicción que pu-ede tener uno como ser humano, que cosa más rica que el sexo. Después de eso, a lo mejor un caño o cualquier otra cosa.

Para terminar, ¿crees en un mundo sin drogas?Yo he discutido bastante eso con gente del CONA-CE y del Previene. Creo que es una cosa bastante utópica, la droga ha estado presente en toda la historia de la humanidad, y no sé, están rayan-do la papa cuando dicen esa hueva. Un mundo sin drogas no lo concibo, o sea, no creo que sea mundo(risas).

www.leguayork.tkFOTO: ALERCE

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Hace más de dos décadas, en el curso de uno de los pocos exámenes médicos que he sufrido en mi vida adulta, el sacerdote de Esculapio me preguntaba despreocupadamente: “¿Acaso utiliza usted dro-gas?” Estupefacto, yo, le pedía que fuese más específico. “Ya sabe: drogas duras, o sea, heroína, LSD, marihuana…” (entonces la co-caína aún no se calificaba como droga dura; supongo que hoy en día estaría en la cabecera de semejantes escrupulosas indagaciones clínicas). Están los que abogan por una distinción en derecho entre las así llamadas drogas duras y las drogas blandas, aunque para ellos, y en proporción directa a su calidad como marihuaneros emped-ernidos, la marihuana representa el epítome de una droga blanda, mientras la cocaína se haya endurecido, llegando a suplantar a la heroína y, en su turno, al LSD, y cobrarse una diamantina duricia diabólica. Puesto que los marihuaneros, heroinómanos, cocainó-manos y maniáticos del LSD tienen más o menos el mismo grado de interés en fumar tabacos y tragar alcoholes, estas drogas por lo general carecen de dureza o blandura, siendo así más nebulosas que otra cosa; y el café, té y sus congéneres cafeínicos, los cuales son parte de la higiene diaria de una abrumadora mayoría de adultos y no pocos niños, pues, no son drogas siquiera en esta tendenciosa taxonomía de la toxicomanía ¿Cómo se distingue entre drogas duras y blandas? Seguramente no sobre la base su “propensión hacia la adicción”, o sea, en los números absolutos de usuarios. En Estados Unidos, el 89% de la población adulta utiliza drogas cafeínicas; el 53%, alcohol; el 28%, tabaco; el 6% marihuana; el 1,5%, cocaína; el 1%, heroína, y un escaso 0,5%, LSD (según los expertos del Gobi-erno, aunque manifiestamente los porcentajes de adeptos a la mari-huana y los “psicodélicos” son vastamente superiores). Esto quiere decir que, de acuerdo a su “propensión hacia la adicción”, con gran diferencia es la cafeína la droga más “adictiva”, seguida, en orden descendente, por el alcohol, el tabaco, la marihuana, la cocaína, la heroína y el LSD. Pero hemos visto que las tres sustancias que enca-bezan la lista, o bien ni siquiera son “drogas”, o se destacan más por su nebulosidad que por su dureza o blandura. Aunque la marihuana obviamente “esclaviza” a muchísima más gente que la cocaína, la heroína y el LSD en conjunto, se supone que la primera es blanda, y las otras, duras. Obviamente, su grado de seducción para la gente nada tiene que ver; las drogas más duras son las menos utilizadas. Afortunadamente tenemos a “expertos drogabusólogos” para re-solver el enigma. De acuerdo con sus minuciosas indagaciones entre roedores (notorios como toxicómanos), se ha comprobado que es la cocaína la sustancia más “adictiva”, de “riesgo relativo de adicción” de primera clase, seguida, en orden descendente, por: el tabaco y la heroína; el alcohol; la marihuana y la cafeína y el LSD. Nótese cómo la ciencia moderna ha logrado poner las cosas en su lugar, y las drogas duras, cocaína y heroína, a pesar del número ínfimo de sus adeptos, son demostradas como más “adictivas” que las más populares : el

Jonathan Ott

De la misma manera en que los gobernantes de-finen las drogas como duras para justificar su pro-hibición, los marihuaneros definen su droga como blanda (sinónimo: legal) para justificar su legal-ización. Lamentablemente, muchos hacen esto en perjuicio de otras drogas ilícitas, y sospecho que gratamente harían un trato con el diablo

alcohol y marihuana. Pero siguen unos pequeños inconvenientes: la sustancia nebulosa tabaco se coloca misteriosamente entre las dro-gas más duras, ¡mientras el empedernido LSD hace compañía a la reblandecida semidroga cafeína! Lamentablemente, la toxicomanía de los roedores tampoco nos puede esclarecer nuestra estupefacta confusión.

En la drogabusología de antaño, la existencia de un “síndrome de abstinencia física” (es decir, dolores, calambres, escalofríos, sudo-res u otros síntomas físicos al retirarle su droga al infeliz “adicto”) era definitoria de la “drogadicción”. De hecho, la heroína era la dro-ga “adictiva” por excelencia, y naturalmente su doloroso “síndrome de abstinencia” conformaba el motor de la adicción. Nadie prestaba atención a semejantes detalles técnicos cuando el LSD suplantaba a la heroína como el dique de dureza de drogas, pues sus adeptos eran marcadamente peligrosos pacifistas, estudiantes y otros dementes, mientras el síndrome de abstinencia del alcohol (o delirium tre-mens) llamaba más la atención de humoristas que de científicos, y en todo caso, la drogabusología aún no era negocio por entonces. Entrando en la “edad del oscurantismo Reagan-Bush”, las cosas se complicaban con la exigencia política de definir la cocaína como la droga más dura (así se podía fastidiar y castigar a más gente, y sub-sidiar un producto clave para la seguridad nacional : la industria de armamentos, amenazada por los pacifistas), puesto que la “adic-ción” a ésta (y a las anfetaminas, de la misma clase) no se asocia con “síndrome de abstinencia física”. Muy a tiempo los drogabusólogos cumplían su deber patriótico, así que la cocaína ahora es más “adic-tiva” que la heroína y, como criterio absoluto de la “adicción”, el “síndrome de abstinencia física” se ha consignado al mustio museo de curiosidades científicas, junto con la frenología, la psicosis mas-turbatoria, etc. La definición oficial (sobre todo de la ONU) de la adicción cambiaba casi con la misma frecuencia que los gobiernos italianos, poniendo a dura prueba los escasos talentos literarios de los drogabusólogos, los cuales, sin embargo, elaboraban varias ob-ras maestras de ofuscación y disimulo. Pero, sea cual fuere la defin-

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Cada persona tiene debilidades constitciona-les propias, que le predisponen a una relación problemática con una u otra droga

ición de “adicción” del día, está claro que la dureza de las drogas no se relaciona absolutamente con el “síndrome de abstinencia física”, siendo esto, en todo caso, característico de la “adicción” a la cafeína, esa despreciable semidroga.

El fenómeno de la tolerancia, siendo universal a las drogas, psico-trópicas o no, tampoco puede ayudarnos aquí. Debe de ser obvio a estas alturas que ningún criterio farmacológico, sino solamente el derecho, determina la dureza o blandura de las drogas. Algunas drogas son duras porque están prohibidas, y su dureza relativa varía de acuerdo con las modas vigentes en chivos expiatorios, fantasías alarmistas, amarillismo, etc. Paradójicamente, cuanto más “adic-tiva” sea una sustancia, más blanda es —sobre todo si ha logrado se-ducir a la mayoría de la gente—. Cualquier político que se precie se da cuenta de que la cafeína ha ganado una nutrida mayoría de sufra-gios del gaznate, siendo entonces más blanda que la mantequilla en febrero, pese a su “síndrome de abstinencia física”, por numerosos que sean los niños “esclavizados” bajo su yugo. Lo mismo se aplica a la malograda prohibición del alcohol en Estados Unidos, y cabe mencionar que, en aquel país, una escasa mayoría (un 51%, en todo caso, un buen número en comparación con las cifras de los recien-tes ocupantes de la Casa Blanca) ya admite haber probado alguna vez una droga ilícita. Aquellos que quieren diferenciar la marihuana de las otras drogas ilícitas, considerándola supuestamente una droga blanda, entienden intuitivamente esta ecuación electoral. Una droga blanda es, por definición, una droga legal, y si quieren que la mari-huana pase a ser droga legal, más vale poner el caballo delante de la carroza, e intentar caracterizar la marihuana como droga blanda ipso facto. ¡Ésta se debería legalizar!

De la misma manera en que los gobernantes definen las drogas como duras para justificar su prohibición, los marihuaneros de-finen su droga como blanda (sinónimo: legal) para justificar su legalización. Lamentablemente, muchos hacen esto en perjuicio de otras drogas ilícitas, y sospecho que gratamente harían un trato con el diablo, es decir, conseguirían su meta al precio de traicionar los derechos de los adeptos al LSD, a la heroína o a la cocaína, de poder gozar también de un acceso abierto, e igual de legítimo, a sus embriagantes preferidos. En términos individuales, el concepto de dureza o blandura de drogas sí tiene un sentido clave. Debido a su idiosincrasia farmacológica, cada persona tiene debilidades consti-tucionales propias, que le predisponen a una relación problemática con una u otra droga, la cual representaría entonces, para ella o él, su droga dura o tonta. De igual manera, hay dotaciones particulares que pueden amparar a alguien contra problemas con una u otra clase de sustancias, de hecho, hasta provocarle una fuerte inapetencia, asco y rechazo. Nadie estaría en peligro de “adicción” a una sustancia que

no le gusta, no tolera o aguanta. Además, hay debilidades constitu-cionales particulares que se pueden compensar o sobrellevar me-diante el uso juicioso de alguna droga, siendo ésta, entonces, una droga blanda o lista. Para más detalles y ejemplos explícitos de mi concepto de drogas duras/tontas y blandas/listas para un individuo se pueden encontrar en mi libro Pharmacophilia o los paraísos na-turales (Phantastica, Barcelona, 1998).

Apoyo y simpatizo con la causa de legalizar la marihuana —estoy implacablemente en contra de la prohibición, y la he denunciado enérgicamente en mis escritos durante 25 años, pero me temo que no procede el argumento de considerar el cannabis como droga blanda; es una posición prohibicionista, dado que se apoya forzosa-mente en el hecho de contrastar la marihuana con otras drogas du-ras, heroína y cocaína, con lo que se defiende abierta o tácitamente la prohibición de éstas.

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Mayo 2 Día Nacional del Patrimonio

AMARAL EN CHILETeatro Oriente21 Hrs. $12mil-10mil-8mil-6milPedro de Valdivia Norte N°099www.ticketmaster.cl

Mayo 3 Día Internac. de la Libertad de Prensa

ADA CREW. glam rockLa Batuta23 hrs. $2Mil. Cover.Jorge WashingtonN°52www.batuta.cl

Mayo 7

INSIDE - BEST PARTY IN TOWNAll star DjsChucre Manzur Galpón 9$4Mil general. $3Mil flyer.

Mayo 10

“País silencioso”, de Andreas Dresen (1992)Ciclo jóvenes Cineastas ConsagradosGoethe InstitutEsmeralda Nº 650

Mayo 11

Dj Caracola + invitado El Clan23 hrs. Entrada Liberada!Bombero Nuñez N°363www.elclandestino.cl

Mayo 13 Día de las Artes Visuales

ROSSANA SAAVEDRA + ANITA TIJOUXLa Batuta23 Hrs. $4MilJorge Washington N°52www.batuta.cl

Mayo 14

Festival BEAT STREETLa Mala Rodríguez + Calambre + Solo los Solo + Dj 2d2 + Dj Craze y otros 30 artistas.Estación Mapocho – 17:30Hrs$6mil preventa. $8mil - $10Mil Puertawww.ticketmaster.cl

Mayo 15

MILLION MARIJUANA MARCH – CHILEMarcha del Millón Todos al Parque Forestal-16:[email protected] [email protected]

Mayo 18

LOUISE ATTAQUE (Pop Francés)La Batuta23hrs. $2Mil. Cover. Jorge Washington N°52www.batuta.cl

Mayo 19

ÚMANO + LA POZZE LATINA. La Batuta23 horas. $3Mil. Cover. Jorge Washington N°52www.batuta.cl

Mayo 20

Casino + Djs Vadim y Cabezón El Clan23Hrs. $2000Bombero Nuñez N°363www.elclandestino.cl

Mayo 29

Federación + Omar van de WyngardClandestino23 Hrs. $1000Guardia Vieja N°35www.clan-destino.cl

Mayo 31

Alguien + Destino dementeLa Batuta 23Hrs. $2Mil. CoverJorge Washington N°52

Internacional

La Asociación Internacional del Cannabis como Medicamento (IACM), con la coop-eración de la Oficina de Cannabis Medicinal del Ministerio de Salud Holandés y la Uni-versidad de Leiden invitan al III Congreso de Cannabinoides en Medicina de la IACM 2005. Universidad de Leiden, Holanda.9-10 de Septiembre de 2005.www.leiden2005.org

CONFERENCIA ENTHEOGENESIS2 “DE LA OSCURIDAD A LA LUZ”En este año el tema será el uso de enteóge-nos en épocas oscuras, cuando las sustancias fueron suprimidas y limitadas a lo oculto. En la actualidad este fenómeno reaparece. Morris J. Wosk Centre For Dialoque of Si-mon Fraser University, Vancouver, BC. CANADA.21-23 de Mayo de 2005. [email protected]

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