View
232
Download
7
Embed Size (px)
DESCRIPTION
INTRODUCCIÓN 5 CAPÍTULO 1: LOS ANTECEDENTES 16 CAPÍTULO 2: UN MARCO INSTITUCIONAL FAVORABLE A LA INTERNACIONALIZACIÓN 53 CAPÍTULO 3: PLATAFORMA LOGÍSTICA INTERNACIONAL 82 CAPÍTULO 4: COMERCIO EXTERIOR 120 CAPÍTULO 5: FLUJOS DE INVERSIÓN EXTERNA 150 CAPÍTULO 6: AYUDA OFICIAL AL DESARROLLO 179 CAPÍTULO 7: MOVIMIENTOS MIGRATORIOS 216 CONCLUSIONES 253 BIBLIOGRAFÍA CITADA 256
Citation preview
Canarias
como plataforma económica tricontinental,
con especial referencia al ámbito africano
c. 1850-2010
1
Título
Canarias como plataforma económica tricontinental, con especial
referencia al ámbito africano, c. 1850-2010
Textos
© de los autores
Editor
Área de Economía y Competitividad del Cabildo de Tenerife
Edición
Santa Cruz de Tenerife
ISBN
978-84-87340-70-3
2
Equipo de investigación
Fernando Carnero Lorenzo (director)
Juan Sebastián Nuez Yánez
Cristino Barroso Ribal
Álvaro Díaz de la Paz
3
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN………….............................................................. 5
CAPÍTULO 1: LOS ANTECEDENTES……….……………................ 16
1. Los vínculos africanos del periodo prehispánico............. 18
2. Los objetivos africanistas de la conquista y colonización europea de Canarias.…………………………….............
25
3. Las relaciones económicas con África durante la Edad Moderna..................................................................
36
CAPÍTULO 2: UN MARCO INSTITUCIONAL FAVORABLE A LA INTERNACIONALIZACIÓN...................................
53
1. La formulación de nuevo marco institucional................. 55
2. El paréntesis autárquico……………................................ 60
3. La recuperación de las singularidades económicas isleñas…………………………………………………………
68
4. El encaje institucional de las Islas en Europa…............. 74
CAPÍTULO 3: PLATAFORMA LOGÍSTICA INTERNACIONAL..... 82
1. El tráfico marítimo……………………………………………… 84
2. El transporte aéreo……….............................................. 98
3. Las telecomunicaciones………………………………........... 106
CAPÍTULO 4: COMERCIO EXTERIOR……………………………..... 120
1. Visión de conjunto del comercio exterior canario……….. 123
2. Las exportaciones hacia el mercado africano….............. 129
3. África como proveedor del Archipiélago………..…........... 136
4. Características de las empresas exportadoras isleñas.... 146
4
CAPÍTULO 5: FLUJOS DE INVERSIÓN EXTERNA……………..... 150
1. Antecedentes históricos……….………………………………. 153
2. Inversiones de capital entre Canarias y África en la actualidad………………………………………………….…
164
3. Empresariado isleño en el continente africano………….. 172
CAPÍTULO 6: AYUDA OFICIAL AL DESARROLLO..................... 179
1. La cooperación oficial al desarrollo descentralizada……. 182
2. Las acciones del Gobierno de Canarias……................... 189
3. El papel de los cabildos y de los ayuntamientos…......... 200
4. La implicación de las universidades canarias…….......... 210
CAPÍTULO 7: MOVIMIENTOS MIGRATORIOS…………………..... 216
1. El modelo migratorio contemporáneo……….…………….. 218
2. Canarios en África…………............................................ 228
3. La inmigración africana reciente…………………............. 237
4. Un estudio específico: Menores Africanos No Acompañados……………………………………………….
244
CONCLUSIONES…………............................................................. 253
BIBLIOGRAFÍA CITADA.............................................................. 264
6
En los últimos años, y aprovechando la situación geográfica
privilegiada de las Islas, desde las administraciones públicas se está
impulsando el desarrollo económico de las mismas con el ánimo de
convertirlas en una gran plataforma internacional que centralice las
relaciones económicas entre Europa, África y América. Buena prueba de
ello es el impulso que, en particular, han recibido las relaciones
Canarias-África. En este sentido, el Cabildo Insular de Tenerife viene
desarrollando importantes programas en relación al vecino continente,
entre los que cabe destacar: el proyecto ALIX –cuyo eje central es el
NAPWACI (Network Access Point West Africa Canary Islands)–, la
cooperación internacional al desarrollo –con diversas acciones directas
en países africanos de nuestro entorno, como Senegal o Cabo Verde–, a
lo que hay unir el importante apoyo económico que se presta a otras
instituciones públicas y privadas para que puedan llevar a cabo sus
proyectos, tanto en África como en Latinoamérica. A ello debemos
añadir la iniciativa aprobada recientemente por el Consejo de Gobierno
Insular para la creación del Espacio África en Tenerife, como centro
desde el que se potencien las relaciones culturales, sociales y
económicas con ese continente. Asimismo, pretende constituirse como
un nexo de unión entre África, Europa y América.
En otras esferas de la administración pública, podemos reseñar la
creación de la Dirección General de Relaciones con África o PROEXCA
por parte del Gobierno de Canarias; la implementación del Plan África o
el establecimiento de Casa África por el Gobierno de España; o los
7
instrumentos de vecindad impulsados por la Unión Europea. Pero no
son sólo las entidades gubernamentales las que están en este empeño,
ya que la clase empresarial isleña también presenta un creciente
interés. En este sentido, destacan las iniciativas llevadas a cabo por las
Cámaras Oficiales de Comercio, Industria y Navegación de ambas
provincias canarias, la creación del portal Africainfomarket o la reciente
creación de la Cámara de Comercio Canario-Americana.
Sin embargo, esta idea no es nueva, y a lo largo de nuestra
dilatada historia económica podemos encontrar múltiples ejemplos de
cómo el Archipiélago ha sabido rentabilizar su privilegiada posición
geoestratégica y, en particular, su proximidad al continente africano.
Así, desde la conquista por los castellanos, Canarias constituyó una
base importante para la penetración europea en África, no en vano
portugueses, holandeses, franceses y británicos tuvieron cierto interés
por hacerse con el control del Archipiélago dentro de sus planes
expansionistas por las regiones del África occidental.
Esta renta de situación se hizo aun más patente con el proceso
colonizador del continente africano impulsado por las principales
potencias europeas a finales del siglo XIX, ya en la era capitalista. Este
proceso, unido a los cambios tecnológicos en los medios de transporte,
revitalizaron el papel que desempeñaba el Archipiélago como punto
clave de las rutas marítimas, y luego aéreas, que unían Europa y
América con la costa oeste africana. Esta privilegiada situación
geográfica también sirvió de base para que muchas empresas
extranjeras fijaran sus sucursales en las Islas, desde las que llevaron a
cabo sus estrategias económicas y financieras en África. Ahora bien,
esta situación no terminó con la descolonización africana después de la
Segunda Guerra Mundial, pues el interés económico que el continente
tenía para las antiguas metrópolis no disminuyó, y a ellas debemos
añadir la incorporación de otros países como Estados Unidos, Rusia,
Japón, India o China.
8
Por otra parte, las Islas Canarias se convirtieron en la plataforma
principal desde la que se desarrolló el colonialismo español,
especialmente con los territorios de Sidi Ifni, Sáhara Occidental y
Guinea Ecuatorial. En la esfera de lo público, muchos de los
organismos vinculados a esos territorios tenían su sede en las Islas, así
como el estamento militar. En este sentido, cabe señalar que la zona de
Sidi Ifni y Sáhara pasaron a estar bajo la autoridad de la Capitanía
General de Canarias, al tiempo que la Comandancia de Marina de las
Islas hacía lo propio en Guinea Ecuatorial. En el ámbito de la
administración judicial, los tribunales de esas posesiones africanas
también fueron adscritos a la Audiencia provincial de Las Palmas. Por
otra parte, el Servicio de Correos dependía de Administración de las
Islas1. En la esfera de lo privado, son numerosos los ejemplos de
empresas españolas cuyos negocios en esas posesiones hispanas eran
llevados desde el Archipiélago, una vinculación de la clase empresarial
española que ha continuado hasta la actualidad.
Los agentes económicos locales tampoco han estado ausentes de
las relaciones con África, ya sea por cuenta propia, o como
representantes o socios de empresas foráneas. En este sentido, las Islas
supieron aprovechar sus enormes ventajas, pues la expansión de las
actividades económicas portuarias sirvieron de palanca para impulsar
el crecimiento de otras ramas productivas, como el aumento de sus
intercambios mercantiles con los territorios africanos de su entorno, el
establecimiento de una importante industria transformadora de
pescado, la instalación de un sistema bancario moderno o, incluso, el
impulso del sector turístico. A ello debemos añadir otros, como el
desarrollo de nuestra oferta agraria exportadora aprovechando la
intensificación del tráfico marítimo internacional que transitaba por
nuestros puertos.
1 MEANA PALACIO, J.M. (2006 y 2008).
9
Más cercanos a la actualidad, el fenómeno de la inmigración ha
puesto de nuevo a Canarias en los principales titulares de la prensa y
ocupa un lugar destacado en la agenda política regional, nacional y
europea. No en vano, las Islas son, junto a otras regiones europeas del
arco mediterráneo, una de las principales puertas de entrada de
muchos africanos que pretenden mejorar sus condiciones de vida en el
Viejo Continente. Asimismo, el Archipiélago se ha convertido en base
logística para importantes organizaciones internacionales de
cooperación al desarrollo, como la Cruz Roja o Naciones Unidas.
Otro hecho incuestionable es el paulatino incremento de la
presencia empresarial isleña en el vecino continente. Países como
Marruecos, Mauritania, Cabo Verde, Senegal, Ghana o Guinea
Ecuatorial se han convertido en mercados estratégicos para el
Archipiélago en los últimos años. Las empresas que se han lanzado a
este proceso de internacionalización de su actividad, han identificado en
ellos oportunidades para su expansión y para la diversificación de sus
actividades.
En esta investigación pretendemos realizar un análisis a largo
plazo de las relaciones económicas entre Canarias y África desde
mediados del siglo XIX hasta la actualidad. En este sentido, cabe
señalar que la profusa historiografía existente para la Edad Moderna
contrasta con la relativa escasez que nos encontramos a la hora de
abordar las relaciones canario-africanas en la etapa contemporánea.
Durante la misma, la vinculación de las Islas al vecino continente ha
sido tratada más desde la esfera política que económica2. En este último
ámbito, dos han sido las cuestiones que han polarizado la atención de
los historiadores. Por una lado, el papel que desempeñó el Archipiélago
en el desarrollo de la actividad pesquera en la costa noroccidental
2 En este sentido, se pueden consultar los estudios de MORALES LEZCANO, V.
(1999 y 2007); MORALES LEZCANO, V. y otros (1985) y PONCE MARRERO, J. (1993).
10
africana durante el siglo XIX y buena parte del XX3. Por otro lado, la
consideración de Canarias como plataforma para la colonización
africana, en particular la española, si bien la mayoría de ellos lo
abordan de una manera algo superficial al enmarcarlo en un contexto
más general, el Atlántico4. Sí podemos encontrar algunas
investigaciones que abordan de manera específica las relaciones
económicas entre Canarias y África durante el último cuarto del siglo
XX y los primeros años del XXI5.
Es por ello que en las páginas siguientes intentaremos dar una
visión general de la implicación que ha tenido Canarias en las
relaciones económicas internacionales con África a lo largo de la era
capitalista. Una primera aproximación a esta cuestión ya la hemos
abordado en algunos trabajos anteriores, así se trata de dar
continuidad a dos ponencias que presentamos en las últimas ediciones
del Congreso Ibérico de Estudios Africanos, celebradas en Las Palmas
de Gran Canaria (2008) y en Lisboa (2010)6. En esos estudios tratamos
de manera sucinta algunos de los aspectos en los que profundizaremos
en este trabajo, al tiempo que incorporamos otros nuevos.
La posibilidad de llevar a cabo este estudio viene dada por el
convenio de colaboración suscrito entre el Cabildo Insular de Tenerife,
la Universidad de La Laguna y la Fundación Empresa Universidad de La
Laguna para la realización de un proyecto de investigación sobre el
3 DÍAZ DE LA PAZ, A. (1995, 1997 y 2010); LEAL CRUZ, M. (2005); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1984); MARTÍN MEDIAVILLA, I. (1984) y MARTÍNEZ MILLÁN, J. (1992). A ellos se pueden unir los textos recopilados en II Jornadas de Estudios Económicos Canarios: La pesca en Canarias, INSIDES-Caja Canarias y Universidad de La Laguna, Santa Cruz de Tenerife, 1982.
4 A las ponencias recogidas en el tomo III del VI Coloquio de Historia Canario Americana (1984), Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 1986, podemos añadir los de CABRERA ARMAS, L.G. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (2008); CABRERA ARMAS, L.G. y SUÁREZ BOSA, M. (2009); CARNERO LORENZO, F., NUEZ YÁNEZ, J.S. y PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2005); CARNERO LORENZO, F. y PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2007); LIRIA RODRÍGUEZ, J.A., (2003); MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (1987); NDONGO BIDYOGO, D. (1988); PEREIRA RODRÍGUEZ, T. (1987); PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2010a); QUINTANA NAVARRO, F. (1983); SUÁREZ BOSA, M. (2000 y 2002) y SUÁREZ BOSA, M. y ROQUE GONZÁLEZ, S. (2002).
5 BOZA CHIRINO, J. (1995); BOZA CHIRINO, J. y FUENTES MARTÍN, F. (1995); BOZA CHIRINO, J. y PALACIOS SÁNCHEZ, A. (1997) y PADILLA, L. (2002).
6 CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2009 y 2010).
11
papel de Canarias como plataforma económica tricontinental, con especial
referencia al continente africano. Los objetivos generales que se recogían
en el mismo eran, de una parte, describir la evolución general de las
relaciones económicas exteriores de Canarias, especialmente con África,
durante el periodo contemporáneo (1850-2010). De otra, definir y
concretar las características que ha tenido el Archipiélago como
plataforma logística para las relaciones económicas internacionales,
particularmente respecto de los países situados en la costa
noroccidental africana. Y, finalmente, poner a disposición de las
autoridades competentes y del mundo empresarial interesado en el
relanzamiento de las relaciones económicas canario-africanas, la
metodología, así como las bases de datos estadísticas y documentales,
que les permitan mejorar el diagnóstico de la situación actual y
planificar estrategias de futuro.
De manera más específica, nuestro trabajo incidirá en los
siguientes aspectos:
a) Conocer el papel desempeñado por los puertos y aeropuertos
canarios en la evolución del tráfico marítimo y aéreo internacional
desde y hacia los territorios del África Occidental.
b) Analizar las potencialidades de las Islas como nodo de las
telecomunicaciones internacionales con África.
c) Determinar la función de las Islas en la expansión colonial
europea hacia el vecino continente.
d) Recabar la máxima información disponible respecto al
intercambio de mercancías entre Canarias y África: cantidad y
valor de los bienes objeto del mismo e identificación de los flujos
geográficos de este comercio.
e) Examinar los flujos de inversión Canarias-África-Canarias.
f) Establecer las claves que llevaron a Canarias a convertirse en el
gran mercado y, a su vez, en centro pesquero del África
occidental.
12
g) Estudiar las corrientes migratorias africanas y la utilización de
Canarias como puerta de acceso a la Unión Europea, en el
contexto de la globalización, considerando también aspectos
culturales y sociales, además de los económicos.
h) Comprender la función que desempeña el Archipiélago en las
acciones de cooperación internacional al desarrollo que se
efectúan en África.
Los resultados de este proyecto de investigación son los que se
recogen en esta publicación. El texto comienza con el capítulo titulado
“Los antecedentes”, en el que se realiza un breve recorrido por las
relaciones entre Canarias y África durante la Edad Moderna (siglo XIV-
XVIII). En él analizamos las implicaciones africanistas de la conquista y
colonización del Archipiélago. Asimismo, examinaremos con cierto
detenimiento algunos aspectos concretos de esos vínculos en materia
económica, como las cabalgadas, la piratería, el tráfico marítimo, el
comercio de esclavos, los intercambios mercantiles o la actividad
pesquera.
En los seis capítulos siguientes centramos nuestra atención en
las distintas cuestiones que han caracterizado las relaciones
económicas canario-africanas desde el siglo XIX hasta la actualidad.
Así, en el segundo capítulo, “Un marco institucional favorable a la
internacionalización”, examinamos el conjunto jurídico-administrativo
que ha regido la actividad económica en el Archipiélago desde que, en
1852, se promulgase el Decreto de Puertos Francos de las Islas
Canarias. Se trata de un marco institucional que, salvo en el paréntesis
autárquico (1936-1959), se ha caracterizado por proveer de una serie de
singularidades a las Islas, sobre todo en materia de comercio exterior y
fiscalidad. Unas especificidades que han favorecido la inserción de
Canarias en los mercados internacionales, al tiempo que han
potenciado su papel como plataforma para las relaciones económicas
entre Europa, América y África.
13
Precisamente, en el tercer capítulo, “Plataforma logística
internacional”, abordaremos esta última cuestión. En él analizamos las
principales infraestructuras de transporte y comunicaciones que
permiten desempeñar esta función. Comenzamos por los puertos, que
desde finales del siglo XIX han ocupado una posición privilegiada en el
contexto internacional como centros de tránsito y avituallamiento del
tráfico marítimo en el Atlántico Medio. Esto se debe, en gran medida, a
su capacidad de adaptación a los cambios que se han ido produciendo
en el sector y que los han situado en una posición de vanguardia.
Tampoco se debe obviar la repercusión positiva de la actividad
pesquera, que ha hecho del Archipiélago uno de los principales
mercados mundiales y lo ha convertido en base de las flotas que operan
en la costa occidental africana. De igual forma sucedió con los
aeropuertos isleños, al calor del desarrollo de la aviación comercial
desde el segundo cuarto del siglo XX, si bien aun queda mucho camino
por recorrer en cuanto a la conectividad aérea con África.
También aquí se incluye un estudio de la evolución de las
telecomunicaciones en Canarias y, en particular, de su papel como
nodo en el tráfico internacional desde que, a finales del ochocientos, se
estableciera el primer cable telegráfico submarino que unía Tenerife con
los continentes europeo, americano y africano. Desde entonces no ha
abandonado esa función, sino que se ha visto incentivada por la
incorporación de las nuevas tecnologías de la información y las
comunicaciones. Proceso éste que ahora se quiere impulsar, sobre todo
hacia África, a través del proyecto ALIX, capitaneado por el Cabildo
Insular de Tenerife.
En el siguiente capítulo, “Comercio” exterior”, tras dar una visión
global de los intercambios mercantiles exteriores del Archipiélago desde
mediados del siglo XIX, centramos nuestra atención específicamente en
el comercio canario-africano. En ese ámbito determinaremos cuáles han
sido y son los principales clientes y proveedores de las Islas, así como
los productos objeto de las importaciones y de las exportaciones.
14
Finalmente, describiremos cuáles son los rasgos más sobresalientes que
presentan, en la actualidad, las empresas canarias que han dado el
salto hacia la internacionalización de su oferta bienes y servicios.
Los flujos de inversión exterior son el tema de estudio del quinto
capítulo. Damos comienzo al mismo, analizando cómo era el
comportamiento de éstos hasta finales el último cuarto del siglo XX,
haciendo especial hincapié en aquellas compañías foráneas –extranjeras
o procedentes del resto del territorio nacional–, que se establecieron en
el Archipiélago con el fin de utilizarlo como base para realizar sus
negocios con el continente africano. Asimismo, prestamos especial
atención a las empresas isleñas que se instalaron en África como
elemento para ampliar y diversificar sus mercados.
Tras este recorrido histórico, pasamos a analizar, de manera
pormenorizada, los flujos de inversión entre Canarias y África en las dos
últimas décadas. Así, podremos cuantificar los fondos empleados en
ambas direcciones e identificar los principales países africanos que
invierten en las Islas, así como los receptores más destacados de las
inversiones isleñas en aquel destino. De igual forma se procederá con
los sectores más relevantes objeto de esos movimientos de capital entre
los dos ámbitos espaciales considerados aquí. Por último, resaltaremos
los rasgos más sobresalientes de los casi dos centenares de empresas
canarias que se encuentran establecidas en algún país africano en la
actualidad.
El sexto capítulo, “Ayuda Oficial al Desarrollo”, lo hemos dedicado
a profundizar en aquellos aspectos más relevantes de la cooperación
internacional para el desarrollo que se realiza desde Canarias,
prestando una especial atención a la dirigida al continente africano. Así,
tras una breve reseña sobre la cooperación española, que nos sirve de
referencia comparativa, analizaremos la denominada ayuda oficial al
desarrollo descentralizada, es decir, aquélla que llevan a cabo las
administraciones u organismos públicos distintos de los de la
Administración General de Estado. En este sentido, examinaremos las
15
acciones que en esta materia desarrolla el Gobierno de Canarias. De
igual forma se procederá con la participación desempeñada por los
ayuntamientos y cabildo insulares, especialmente el Cabildo Insular de
Tenerife. Finalmente, incorporaremos la labor de cooperación que hacen
las dos universidades canarias.
El último capítulo, “Movimientos migratorios”, se inicia con un
repaso al modelo migratorio isleño contemporáneo desde principios del
siglo XIX. A continuación nos aproximaremos a la emigración canaria
hacia África durante el siglo XX y los primeros años de la centuria
actual. Luego, procederemos de manera similar para la inmigración,
sobre todo desde mediados de la década de 1990, cuando se incrementa
de forma significativa. Terminaremos con un estudio específico sobre
los menores africanos no acompañados que, probablemente a pesar
suyo, se convirtieron en un fenómeno mediático durante los últimos
años.
La publicación termina con las principales conclusiones a las que
hemos llegado en esta investigación y con una relación bibliográfica en
la que se recopila buena parte de la literatura que hasta el momento
existe sobre las relaciones económicas exteriores de Canarias en general
y, de manera particular, la relativa a los vínculos que unen al
Archipiélago con el continente donde se haya situado geográficamente,
África.
17
La conquista y colonización de Canarias a finales del siglo XV se
enmarcaba en una estrategia de la monarquía castellana por establecer
una base de apoyo para la defensa contra los musulmanes asentados
en el Magreb, una vez que habían sido expulsados de la Península
Ibérica. Asimismo, iban a desempeñar una importante función logística
para sus proyectos futuros de exploración y explotación de los recursos
existentes en el continente africano. Sin embargo, el descubrimiento de
América, en la última década de esa centuria, volcó todas las energías,
hombres y dineros del reino hacia la empresa del Nuevo Mundo. No
obstante, las relaciones socioeconómicas con las vecinas costas se
mantuvieron e incluso se incrementaron, si bien la extraordinaria
magnitud que alcanzaron los flujos mercantiles, monetarios y de
personas entre el Archipiélago y América eclipsaron en cierta manera a
las primeras.
La situación descrita en el párrafo anterior no ha sido óbice para
que la vinculación entre Canarias y África durante el Antiguo Régimen
(siglos XV-XIX), así como en el periodo prehispánico, haya atraído, de
manera significativa, la atención de los investigadores. De ahí que en
las páginas siguientes realizaremos un recorrido por los aspectos más
relevantes de los nexos económicos que se dieron entre ambos espacios
geográficos con anterioridad a mediados del ochocientos, siguiendo la
abundante bibliografía producida al respecto. Nuestra aportación, por
tanto, se centrará en la conformación de una visión de conjunto a partir
de esos estudios que, o bien abordan cuestiones muy concretas de las
18
relaciones canario-africanas, o bien las enmarcan en un análisis global
sobre la internacionalización de la economía del Archipiélago.
1. Los vínculos africanos del periodo prehispánico.
Para el periodo anterior a la conquista europea de Canarias,
disponemos de varios trabajos de investigación que se centran,
fundamentalmente, en el origen africano de la población aborigen
isleña, concretamente de los bereberes del norte de ese continente.
Estos estudios describen cuáles fueron sus posibles áreas de
procedencia a partir del análisis comparativo de los rasgos culturales,
económicos, políticos, sociales, lingüísticos y religiosos. Elementos que
conforman un marco institucional que sería trasladado a las Islas, si
bien éstos hubieron de adaptarse, en última instancia, a las peculiares
características del Archipiélago7.
Por tanto, se trataría de grupos poblacionales de cazadores-
recolectores y pastores que gozaban de una importante movilidad en
sus regiones de origen en el norte de África. El desplazamiento hacia el
Archipiélago se habría producido, de forma voluntaria o forzada, como
consecuencia de la competencia entre esas comunidades y otras por los
recursos existentes. Su llegada a las Islas desde las vecinas costas
continentales se tuvo lugar, al parecer, durante un periodo muy amplio
de tiempo, que se suele situar entre los siglos V y I antes de Cristo,
aunque esa cronología podría ser incluso anterior.
Una vez asentados en los distintos espacios insulares de
Canarias, debieron de amoldar sus pautas socioeconómicas a los
7 A modo de ejemplo, ARCO AGUILAR, M.C. y NAVARRO MEDEROS, J.F.
(1987); BELMONTE AVILÉS, J.A., SPRINGER BUNK, R. y PERERA BETANCORT, M.A. (1998); ESTÉVEZ GONZÁLEZ, F. (2008); FARRUJIA DE LA ROSA, A.J. (2006); MACÍAS HERNÁNDEZ, A. (1995a y 2003); PINTO DE LA ROSA, J.M. (1954); SABIR, A.J. (2001); TEJERA GASPAR, A. (1995); TEJERA GASPAR, A. y GONZÁLEZ ANTÓN, R. (1987) o TEJERA GASPAR, A. y otros (2006).
19
reducidos límites territoriales y las posibilidades de desarrollo que le
ofrecía la compleja biodiversidad de esos nuevos escenarios. Además,
debieron atender las necesidades del crecimiento poblacional que
experimentaron cada uno de los grupos que arribaron a las diferentes
islas. Y todo ello sin que, al parecer, se diesen grandes cambios
tecnológicos con anterioridad a la llegada de los colonizadores
castellanos. Esta circunstancia es la que explica, probablemente, la
práctica del infanticidio en algunos lugares como un mecanismo de
autorregulación de la presión demográfica. No obstante, se puede
apreciar una incipiente actividad agraria a partir de la introducción de
determinadas variedades de trigo o cebada, así como de algunas
leguminosas, por los propios colonos africanos en algunas islas.
CUADRO 1.1 Estimación del potencial demográfico aborigen en Canarias,
según la teoría de la capacidad de carga (c. 1400)
Mínimo Máximo
Nº habitantes
Porcentaje Nº habitantes
Porcentaje
El Hierro 1.566 3,01 4.392 3,20
La Palma 4.127 7,94 11.577 8,44
La Gomera 2.155 4,15 6.043 4,41
Tenerife 11.854 22,82 33.250 24,25
Gran Canaria 24.882 47,90 62.779 45,78
Lanzarote 2.485 4,78 6.442 4,70
Fuerteventura 4.876 9,39 12.639 9,22
Total 51.945 100,00 137.122 100,00
Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2003).
Los estudios que han tratado de cuantificar la población existente
en Canarias antes de la conquista ofrecen datos muy dispares, si bien
podríamos señalar que en torno a 100.000 habitantes podría ser la cifra
que más se aproximaría a las diversas estimaciones existentes8. El
8 MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2003).
20
reparto por islas es el que se recoge en el cuadro 1.1, donde se muestra
el potencial demográfico que pudo alcanzar la población aborigen,
según la capacidad de producción de cada territorio insular en aquel
momento. En este sentido, hay que señalar que los pobladores del
Archipiélago se encontraban, tal y como hemos señalado, en los
umbrales del Neolítico, si bien existe una cierta diferenciación entre
unas islas y otras. De hecho, de la lectura de estos datos se desprende
que Tenerife y Gran Canaria concentraban el 70 por ciento de la
población del Archipiélago, por lo que se infiere que podrían encontrarse
en un estadio de desarrollo superior al resto.
Para la época clásica existen algunas referencias a viajes de
exploración realizados por los fenicios, los romanos, los cartagineses,
etc.9. En este sentido, el descubrimiento de vestigios arqueológicos de
origen romano hace suponer la presencia de un cierto intercambio entre
los primeros habitantes de las Islas y los mercaderes de la época clásica
que navegaban por las aguas de la costa noroccidental africana. Esta
incipiente actividad mercantil estaría vinculada, sobre todo, con la
compra de orchilla, que se empleaba como colorante en las
manufacturas textiles.
Una de esas expediciones llevadas a cabo durante este periodo,
quizás la más documentada, fue la protagonizada por Plinio el Viejo en
el siglo I, auspiciada por Juba II (25 a. C.-24 d. C.), rey de la Mauritania
Tingitana10. En los relatos del navegante se recoge una descripción
pormenorizada del Archipiélago, destacando la presencia de habitantes,
y su posición geográfica respecto a los dominios del monarca que había
financiado la expedición11:
9 ATOCHE PEÑA, P (2006); JORGE GODOY, S. (1996) y MARTÍNEZ
HERNÁNDEZ, M. (1991). 10 SANTANA SANTANA, A. (2002). 11 Extracto de Historia Natural, Libro VI, escrita por Plinio el Viejo. La cita
reproducida aquí ha sido tomada de GONZÁLEZ LEMUS, N. y MIRANDA BEJARANO, P.G. (2002: 19).
21
«Junonia dista de Gades setecientos cincuenta mil pasos, y que
desde ella hay otro tanto hasta Pluvialia y Capraria en dirección al
ocaso […]. Otra de las islas se llama Invale por su concavidad y
otra Planasia por su aspecto. Invale tiene un perímetro de
trescientos mil pasos; allí la altura de los árboles se eleva hasta los
ciento cuarenta pies.
Las Afortunadas […] están situadas bajo el mediodía cerca de las
Purpurarias […], que a la isla primera la llaman Ombrios, y no hay
vestigio de ningún edificio […], la segunda isla se llama Junonia; en
ella hay solamente un templete construido con piedra; después de
esta hay otra menor del mismo nombre, a continuación está
Capraria repleta de enormes lagartos. […] A la vista de estas se
encuentra Niguaria, recubierta de nubes […]. La que está a su lado
se llama Canaria, por el gran número de canes que allí se crían; en
ella han aparecido restos de edificios […]. Todas las islas rebosan
en abundancia de frutos y de aves de todo tipo».
Al parecer, durante las fases iniciales de la Edad Media, África, en
general, y las Islas Canarias, en particular, cayeron en el olvido de los
europeos, debido a las convulsiones ocasionadas por la fragmentación
del antiguo imperio romano y la posterior irrupción del Islam en la
cuenca sur del Mediterráneo. Además, sabemos poco sobre el interés
que los pueblos musulmanes llegados a las costas noroccidentales del
continente africano pudieron tener en el Archipiélago. No obstante,
parece lógico pensar que, al menos, conociesen su existencia, como
consecuencia del tráfico marítimo de cabotaje y el desarrollo de las
actividades pesqueras en esa zona12. En este sentido se puede
interpretar las palabras del autor árabe Al Tadilli en el siglo XIII13:
«En las islas del mar de Marruecos he encontrado gentes que no
conocían el Islam. He enseñado a los hombres y a las mujeres el
12 EDDY, M.R. (1994). 13 CABRERA PÉREZ, J.C. (1991: 101).
22
Islam y sus leyes, y sólo los he abandonado cuando han sabido
cumplir la plegaria del tasbih»
El redescubrimento de las Islas Afortunadas por parte de la
Europa cristina se produjo en la Baja Edad Media, cuando los
navegantes genoveses, lusitanos, mallorquines o andaluces arribaron a
sus costas14. Estas expediciones se enmarcan en una estrategia más
amplia por la que algunos estados del Viejo Continente pretendían llegar
a los yacimientos auríferos situados en la parte central de África. La
penuria monetaria europea hacía imperiosa la necesidad de obtener
metales preciosos en mayor cantidad y de una forma más económica
para mantener el creciente volumen de los intercambios mercantiles de
la etapa bajomedieval. Esto quiere decir que había que soslayar a los
intermediarios musulmanes que, hasta ese momento, abastecían a
Europa del oro africano.
Otro elemento estratégico era la búsqueda de una nueva vía que
permitiese la provisión de forma regular de los productos procedentes
de Asia que se consumían en Europa, sobre todo de las especias. Esta
necesidad surgió como consecuencia de la ocupación turca de Anatolia
y el desmoronamiento del imperio mongol en aquella época, lo que
dificultaba enormemente el tráfico de mercancías por las rutas
terrestres que desembocan en el Mediterráneo oriental. Finalmente,
debemos citar también la expansión de las actividades pesqueras de
algunos de estos países hacia los caladeros de la costa atlántica
africana.
Dentro de esta dinámica podemos destacar como primera
iniciativa la expedición de los navegantes genoveses Ugolino Vivaldi y
los hermanos Vadino en 1291, que tenía como objetivo último alcanzar
la India bordeando el continente africano. Perecieron en su intento y se
14 CABRERA PÉREZ, J.C. (1991); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1995b y 2001a);
PINTO DE LA ROSA, J.M. (1954) y RUMEU DE ARMAS, A. (1986).
23
desconoce si llegaron a tocar las costas canarias, pero abrieron el
camino a otros proyectos ulteriores.
Uno de ellos fue el protagonizado por otro genovés, Lancelotto
Malocello, que logró establecer bases permanentes para la república
italiana de la que era originario en Lanzarote y Fuerteventura a
comienzos del siglo XIV. Todo ello con el fin de disponer de un punto de
apoyo para futuras expediciones en la costa occidental de África. Sin
embargo, su duración fue efímera, pues al poco tiempo debieron
abandonar sus conquistas por la hostilidad de los habitantes insulares.
No obstante, durante su estancia en estas dos islas se dedicaron, al
parecer, a la adquisición de productos locales para su venta en Europa
o para el consumo de los colonos europeos, al tiempo que realizaron
algunas capturas de aborígenes para su venta como esclavos.
También los portugueses se sumaron a este tipo de empresa,
como el proyecto auspiciado por el monarca luso Alfonso IV en 1341. Se
trataba de una expedición capitaneada por los navegantes italianos
Angiolino del Teggia y Nicolosso da Recco con el fin de explorar las
posibilidades económicas de la costa occidental africana. En ella
visitaron el Archipiélago y llegaron a desembarcar en Gran Canaria y
Fuerteventura. Esto proporcionó a la Corona Portuguesa los
argumentos suficientes para arrogarse ciertos derechos de posesión
sobre las Islas.
Los castellanos tampoco se mantuvieron al margen. Así, la bula
Tuae devotionis sinceritas, promulgada por el papa Clemente VI el 15 de
noviembre de 1344 concedía a Luis de la Cerda, a la sazón Infante de
Castilla y Almirante de Francia, el título de “Príncipe de la Fortuna”. En
ella se contemplaba que tendría jurisdicción total sobre el Archipiélago
(Islas Afortunadas), al tiempo que le obligaba a la difusión del evangelio
entre los habitantes y se le autorizaba para crear iglesias y fundar
monasterios. También se preveía la posibilidad de designar más
adelante obispos, sacerdotes y religiosos para aquellas tierras.
24
Por su parte, los súbditos de la Corona de Aragón, especialmente
los mallorquines, comenzaron a evidenciar un mayor interés por las
Islas desde mediados del siglo XIV, contando también con el apoyo del
papa Clemente VI. En este sentido, lograron establecer un obispado en
Gran Canaria, concretamente en la zona de Melenara (Telde) a
comienzos de la década de 1350. Esta sede episcopal tenía claramente
una vocación evangelizadora, no sólo en Canarias, sino también en su
hinterland africano más próximo. Este proyecto logró perpetuarse hasta
los años finales de la centuria y su desaparición vino determinada por
las matanzas de los misioneros y colonos de origen mallorquín y catalán
efectuadas en 1393. El hecho que desató estos acontecimientos fue, al
parecer, la arribada de navíos procedentes del norte de la Península
Ibérica, que vinieron a capturar esclavos indígenas en las costas
norteafricanas, llegando en sus razzias hasta las Islas. La población
aborigen, indignada por estas acciones, hizo recaer su ira sobre los
europeos que habitaban en sus tierras, pues no en vano eran de la
misma raza y religión que los agresores.
Esto último pone de manifiesto el renovado interés que tuvo la
Corona de Castilla por las Islas desde el último cuarto del siglo XIV.
Interés que se plasmó en los numerosos viajes organizados, sobre todo,
desde Andalucía, pero también desde el País Vasco. Estas visitas tenían
como principal objeto la obtención de suculentos botines –productos
como la orchilla, o esclavos–, tanto en el Archipiélago como en las
costas africanas más próximas. Estas actividades depredadoras se
intensificaron sobre todo a raíz de la ocupación por las huestes
castellanas de algunas localidades del litoral andaluz, como Tarifa,
Algeciras o Gibraltar.
Por tanto, existía por parte de los principales estados europeos de
la época una competencia inusitada por la expansión hacia la región del
Magreb occidental, incluyendo como una pieza fundamental de ese
proceso a Canarias. Éstas conformaban, sin lugar a dudas, la base
idónea para prestar el apoyo logístico necesario para dicha empresa, así
25
como para aquellas otras que se planteaban como objetivo el sur del
continente africano o, incluso, la apertura de una nueva ruta hacia los
mercados orientales. Y esta pugna es la que propició la ocupación del
Archipiélago por parte de Castilla en la centuria siguiente.
2. Los objetivos africanistas de la conquista y
colonización europea de Canarias
El proceso de conquista y colonización de Canarias tiene como
punto de partida la expedición capitaneada por el normando Jean de
Bethencourt para establecerse en Lanzarote en 140215. La empresa se
completaría, inicialmente, con la ocupación de Lanzarote,
Fuerteventura, La Gomera y El Hierro. Estas cuatro islas fueron
colocadas bajo la tutela de la Corona de Castilla a través de un régimen
feudovasallático. Es por ello que se les denomina de señorío. Las tres
restantes –Gran Canaria, La Palma y Tenerife– fueron sometidas por la
propia monarquía castellana, dando lugar a las denominadas islas de
realengo.
¿Qué motivos impulsaron a los normandos a embarcarse en esa
aventura? El objetivo declarado por ellos era el de utilizar las Islas como
plataforma para lanzarse a la conquista de la región denominada Río de
Oro. Se pensaba, en aquel entonces, que allí radicaban algunos de los
principales yacimientos de dicho metal precioso. No obstante, pronto se
agotaron sus fuerzas, en términos de hombres y dineros, para
completar el proyecto, asumiendo entonces directamente los Reyes
Católicos las riendas de la ocupación de los espacios insulares que aun
quedaban por colonizar. Un proceso que se completaría en 1496,
15 Sobre la conquista de Canarias y su proyección africana disponemos de una amplia literatura. Entre otros, ABREU GALINDO, J. (1977); AZNAR VALLEJO, E. (1983); BONET Y REVERÓN, B. (1933); CIORANESCU, A. (1960); COLA ALBERICH, J. (1987); FERNÁNDEZ-ARMESTO, F. (1982); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1995b); MORALES PADRÓN, F. (1978); PÉREZ, J. (2006) y RUMEU DE ARMAS, A. (1955).
26
cuando fueron sometidos los últimos reductos de resistencia de la
población autóctona en Tenerife.
Esta segunda fase del proceso de conquista se enmarcaba en una
estrategia regia mucho más amplia, cuya finalidad era llegar hasta los
yacimientos auríferos de Etiopía, tal y como lo describen los
coetáneos16:
«Tiempo hacía que el rey Fernando se había propuesto […] enviar
una flota a las minas de oro de Etiopía. Mas, como se sabía que el
futuro apoyo de esta expedición era la posesión de la isla que los
nuestros llaman Gran Canaria […] determinó asimismo preparar
otra expedición, convencido por los relatos de algunos que habían
comprobado la fecundidad de aquella tierra, y que aseguraban que
había de permitir al fin una navegación más segura hacia el mar de
Etiopía y las costas de Libia, a aquel que estuviera en posesión de
la Gran Canaria».
Pero, además del recurrente deseo de hacerse con las fuentes
auríferas africanas, hubo otras motivaciones relacionadas con el vecino
continente que impulsaron a los reyes españoles a la ocupación de
Canarias. Una de ellas era, dada la naturaleza religiosa de las dos casas
reales españolas y especialmente de la castellana, la evangelización de
los paganos que habitaban en aquellos parajes. En este sentido, el
Archipiélago se convertiría en una plataforma para los misioneros que
pasaban a la parte noroccidental de África. En esencia se trataba de
recuperar el antiguo proyecto que la Corona de Aragón había llevado a
cabo en el siglo anterior con el Obispado de Telde y que, como
señalamos en el apartado anterior, se vio trágicamente frustrado.
No obstante, el principal factor determinante de la conquista y
colonización de las Islas tenía que ver con la política defensiva que la
Corona quería instaurar respecto a los diversos grupos musulmanes
16 Citado por MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1995b: 142).
27
presentes en el Magreb, a raíz de la finalización de la reconquista en la
Península Ibérica. La idea era establecer una serie de enclaves en el
África noroccidental ocupada por los árabes e impedir cualquier intento
de los mismos por volver a cruzar el Estrecho. Es en este ámbito donde
se enmarcarían las diversas expediciones realizadas por el litoral
africano más cercano a las Islas desde que los conquistadores
castellanos pusieron su pie en ellas.
Un objetivo que quedaba patente en la Real Cédula que Juan II
promulgó en 1449, concediendo al Señor de las Islas Canarias el
derecho de conquista entre los Cabos Güer y Bojador. Fruto de esa
legislación, Diego de García de Herrera construiría una fortificación en
un lugar de la costa marroquí próxima al Archipiélago, denominada
Santa Cruz de la Mar Pequeña, en 1476. La misma se mantuvo en pie
durante dieciséis años, hasta que fue abandonada y destruida como
consecuencia de un ataque por parte de los habitantes de la zona.
Estas expediciones en el hinterland africano cercano a Canarias
se intensificaron a partir de la conquista realenga del Archipiélago. En
este sentido, cabe destacar que Alonso Fajardo reconstruyó el enclave
de Santa Cruz de la Mar Pequeña en 1496, perdurando hasta 1523,
cuando de nuevo fue derruido por la hostilidad de la población local. En
ese ínterin, el Adelantado Alonso Fernández de Lugo recibió la
encomienda de la Corona de establecer diversas fortificaciones en la
costa continental –Cabo Bojador, Cabo Nun y desembocadura del
Asaka. El primer intento se realizó en la última de las ubicaciones
citadas hacia 1500, saldándose con un rotundo fracaso al ser
derrotadas las fuerzas empeñadas en él. Una segunda intentona se
produjo dos años más tarde, logrando edificar un punto fortificado en
Cabo Güer –Castillo de Galegarva. Sin embargo, las presiones
diplomáticas ejercidas por los portugueses obligaron a su abandono al
poco tiempo.
También hubo sucesivos intentos por atraerse el favor de los
líderes de algunas tribus de la región, en unos casos de forma
28
voluntaria y en otros utilizando mecanismos coercitivos. Como ejemplo
de lo primero sirva el tratado firmado por el Gobernador de Gran
Canaria, López Sánchez de Valenzuela en 1499, si bien su duración fue
efímera. Para la segunda modalidad podemos citar la expedición
auspiciada por el Cabildo de Tenerife en el primer cuarto del siglo XVI.
En ella se apresó al caudillo Muhammad al-Mumen, quien fue
trasladado a la ciudad de La Laguna, no concediéndole la libertad y la
posibilidad de volver a su tierra hasta que jurase vasallaje a la Corona
de Castilla.
En el mismo contexto hay que entender el gran impulso que
recibieron, por parte de la monarquía hispana, las actividades
pesqueras, ya que, además de la conocida riqueza del banco donde se
desarrollaban las labores, los pescadores isleños se convirtieron en los
principales observadores de los movimientos de las tribus que allí
habitaban. Tampoco era desdeñable el conocimiento que poseían del
litoral, donde establecieron diversas factorías para el tratamiento del
pescado o realizar algún tipo de intercambio con los lugareños, como
Santa Cruz de Berbería. Sobre esta cuestión volveremos en el siguiente
epígrafe, donde la trataremos con mayor exhaustividad y desde un
punto de vista más económico.
En definitiva, todo lo expuesto hasta hora pone de manifiesto, sin
lugar a dudas, el importante valor que tenía Canarias para la estrategia
africanista de los reyes españoles. Una estrategia que no pasaría
inadvertida para las otras potencias europeas, especialmente para
Portugal, pues estas acciones suponían un obstáculo para su política
expansionista a lo largo de la costa africana17. Esta pugna hispano-lusa
se tradujo en varios intentos por apoderarse del Archipiélago, o al
menos de algunas de sus islas, sobre todo con anterioridad a que la
17 Acerca de esta rivalidad de algunos países europeos resultan ilustrativos los
siguientes trabajos: ARRIBAS PALAU, M. (1987); BETHENCOURT MASSIEU, A. (2001); GARCÍA-GALLO, A. (1958); GLAS, G. (1999); JUÁREZ MARTÍNEZ, A. (2008); LEAL CRUZ, P.N. (2008); MECHBAL, A. (1987); PLACER CERVERA, G. (2008); RUMEU DE ARMAS, A. (1956-57 y 1991); SANTANA PÉREZ, G. (2004, 2009 y 2010); SEVILLA GONZÁLEZ; M.C. (2008) y THIERS, L. (2008).
29
Corona de Castilla se hiciese directamente con las riendas del proceso
de conquista y colonización de Canarias.
Este enfrentamiento quedaría en parte dilucidado por los tratados
de Alcaçovas (1479), Tordesillas (1494) y Sintra (1509), contando
algunos de ellos con la intermediación papal. En el primero se
establecía la delimitación de las áreas de actuación de ambos países en
el Atlántico, y en lo concerniente a África, se reconocían los derechos
hispanos sobre el Señorío de Canarias y sobre la parte septentrional del
continente a excepción del Reino de Fez. Por su parte, Portugal obtenía
la exclusividad de la conquista del citado reino y de la exploración y
explotación del resto de la costa occidental africana. Sin embargo, en el
segundo, Castilla renunciaba a sus derechos en el norte de África, salvo
las tierras de los alrededores de Melilla. Asimismo, se contemplaba la
exclusión de sus barcos de pesca al sur del Cabo Bojador, si bien se
confirmaba la posibilidad de realizar cabalgadas entre ese punto y Río
de Oro. El último de los acuerdos lo que hizo fue precisar aun más lo
pactado en Tordesillas, sobre todo en lo referente a la zona adyacente al
enclave melillense, así como limitar cualquier actuación castellana al
sur del Cabo Bojador.
El descubrimiento de América y el avance colonizador por el
Nuevo Mundo eclipsaron en cierta manera los proyectos africanistas de
los reyes españoles, ya que volcaron la mayoría de sus energías,
capitales y hombres en el otro lado del Atlántico. Canarias también
ocuparía un lugar destacado en esta nueva empresa. En primer
termino, porque sirvió de laboratorio para el marco institucional y de
relaciones que se establecieron entre la metrópoli y las colonias
americanas. En segundo lugar, porque desempeñó un papel clave en las
comunicaciones marítimas entre ambas orillas. Además, tuvo el
privilegio de desarrollar de manera más o menos legal un comercio
propio con las Indias al margen del monopolio real, y se constituyó, por
sus especificidades normativas, en una plataforma para la emigración
europea, en general, y española, en particular, hacia esos territorios.
30
Ahora bien, esta circunstancia no fue óbice para que el
Archipiélago continuase desarrollando una importante labor, dada su
posición geoestratégica, como catalizador de la política hispana hacia el
continente africano, que siguió existiendo, a pesar de la preeminencia
que había adquirido el escenario indiano. Una estrategia africanista
que, además de continuar defendiendo sus intereses ante las
pretensiones portuguesas, debía ahora hacer frente a la ofensiva de
otras potencias, como Francia, Gran Bretaña, Holanda, o el Imperio
Otomano (cfr. Cuadro 1.2).
CUADRO 1.2 Principales ataques navales contra las Islas, 1522-1797
Francia Berbería Inglaterra Holanda
El Hierro 1
La Palma 2 1 3
La Gomera 2 2 2 1
Tenerife 4 6
Gran Canaria 2 1 3 1
Lanzarote 1 6 2
Fuerteventura 1 4 1
Total 10 11 21 3
Fuente: ANAYA HERNÁNDEZ, L.A. (2006); CABRERA ARMAS, L.G. y DÍAZ
DE LA PAZ, A. (1995); RUMEU DE ARMAS, A. (1991) y SANTANA PÉREZ, G y SANTANA PÉREZ, J.M. (2002).
De hecho, en algunas ocasiones, estas naciones europeas que
acabamos de citar, intentaron establecerse por la fuerza en las Islas,
dado su valor estratégico para el tráfico marítimo y el comercio con sus
posesiones en el Atlántico Sur, en general, y con África, en particular.
En otras, se dedicaron a hostigarlas o a realizar acciones corsarias en
sus mares con el fin de debilitar y cuestionar el poder hispano en ese
ámbito geográfico. En este contexto es en el que se enmarca el ataque
del corsario francés François Le Clerc, apodado Pata de Palo, a Santa
Cruz de La Palma en 1553. También el del Almirante holandés Pieter
31
Van der Does en 1599, recalando con sus buques de guerra en varias
islas, en las que ocasionó un importante número de bajas y se apoderó
de un suculento botín.
Pero, sin lugar a dudas, fueron los ingleses quienes con mayor
intensidad atacaron el Archipiélago. De las numerosas incursiones
realizadas por ellos, cabe destacar las llevadas a cabo por Francis
Drake, acompañado por John Hawkins, a la capital palmera y a San
Sebastián de La Gomera en 1585, y la que llevó a cabo diez años más
tarde en Gran Canaria –en la capital y en Arguineguín. Asimismo,
Robert Blake se lanzó sobre Santa Cruz de Tenerife en 1659 con el fin
de apoderarse de la Flota de Indias que se había refugiado allí. Mismo
destino tendría el intento de ocupación que protagonizó Horacio Nelson
en 1797, quizás el más serio para hacerse con el control de las Islas.
Además de mantener la posesión del Archipiélago por su valor
estratégico en las rutas marítimas que conectaban Europa, América y
África, la Corona española estaba empeñada en impedir la expansión de
sus contrincantes europeos por la costa noroccidental africana. Por ello,
realizó intensas negociaciones diplomáticas para que las autoridades
marroquíes permitiesen el establecimiento de una factoría para los
pescadores canarios en el continente desde la segunda mitad del siglo
XVIII. En realidad estas negociaciones escondían el deseo de la
monarquía hispana de impedir la expansión británica por ese litoral, tal
y como recoge en el texto de las instrucciones dadas por Carlos III a su
enviado ante el Sultán de Marruecos, el misionero franciscano
Bartolomé Girón de la Concepción, en 176518:
La Ynglaterra, que se ha apoderado de todos los ramos del
comercio del mundo y que, con todo, mira con celos que cualquiera
otra nación tenga un barco de pescar; no contenta con las famosas
pesquerías que desfruta en el Mar del Norte y en Terranova, ha
pensado ultimamente apropiarse la pesca que, según va dicho,
18 ARRIBAS PALAU, M. (1987: 45-47).
32
hacen por necesidad los canarios en la costa de Africa. En
seguimiento de esta idea, despachó el gobierno británico un navío al
cargo de un tal Jorge Glass para que pasase a establecer una
colonia y un fuerte en dicha costa azia el río Guedar; pero quiso la
fortuna que, aunque llego a dar fondo en dicho río el expresado
Glass, se le frustró su idea por entonces, saliendo los moros bravos
a impedirlo; de que resultó morir mucha de su gente y perderse el
navío. También se hizo preciso arrestar en Canarias al mismo
Glass, por haberle sorprehendido haciendo el contrabando en ellas
y toman violentamente nuestros artesanos para que le ayudasen en
su proyecto: de modo que, después de algún tiempo, se le puso en
libertad y se restituyó a Ynglaterra.
Los requerimientos españoles quedaron en parte satisfechos en
los Tratados de Paz y Amistad suscritos entre el Rey de España y el
Sultán de Marruecos en 1767 y 186019. Así, en el primer acuerdo se
señalaba:
«Art. 18. S.M.I. se aparta de deliberar sobre el establecimiento que
S.M.C. quiere fundar al Sur del Río Nun, pues no puede hacerse
responsable de los accidentes o desgracias que sucedieran a causa
de no llegar allí sus dominios y ser la gente que habita el país,
errante y feroz, que siempre ha ofendido y aprisionado a los
canarios. De Santa Cruz al Norte, S.M. concede a éstos y a los
españoles la pesca, sin permitir que ninguna otra nación la ejecute
en ninguna parte de la costa, que quedará enteramente por
aquéllos».
Quedando de manera más explicita la ubicación del citado
enclave costero en el artículo 18 del pacto rubricado en 1860:
19 MECHBAL, A. (1987: 306 y 314).
33
«[...] S.M. marroquí se obliga a conceder a perpetuidad a S.M.
católica en la costa del océano, junto a Santa Cruz la Pequeña, el
territorio suficiente para la formación de un establecimiento de
pesquería. como el que España tuvo allí antiguamente.»
Ambos tratados dieron comienzo a una época de cierta estabilidad
en las relaciones hispano-marroquíes, aunque no exenta de tensiones,
que se ha prolongado hasta la actualidad. Sin embargo, con
anterioridad, las mismas se vieron jalonadas por un amplio periodo de
confrontación y violencia. En términos generales, podemos señalar que
los isleños llevaron a cabo numerosas cabalgadas en los territorios
africanos cercanos durante el siglo XVI, desarrollando una importante
acción depredadora de hombres y bienes. Estas actividades fueron
prohibidas a partir de 1572 por Felipe II, con el objeto de ganarse a los
marroquíes y enfrentarlos al poder turco, que se había asentado en la
ribera sur del Mediterráneo. No obstante, en los años siguientes, hasta
la finalización de la centuria, se reprodujeron estas expediciones por
parte de los isleños, aunque con una frecuencia e intensidad mucho
menor y circunscritas a aquellas zonas que estaban fuera del control
marroquí. Sobre ellas volveremos más adelante, cuando las analicemos
más en profundidad desde una perspectiva económica.
Por su parte, los berberiscos y los turcos iniciaron una etapa de
ataques corsarios y piráticos contra la navegación y las costas canarias,
que se prolongaría desde los años sesenta del siglo XVI hasta mediados
del siglo XVIII20. No obstante, con anterioridad se habrían producido
algunos amagos, al menos así se desprende de las noticias inquietantes
que llegaron al Archipiélago a lo largo de 1532, cuando las autoridades
insulares tuvieron noticias de que el Jarife estaba aprestando una gran
flota para invadir las Islas. Circunstancia ésta que se repitió once años
20 ANAYA HERNÁNDEZ, L.A. (1987, 2006a, 2007 y 2008) y MARTÍN
CORRALES, E. (2008).
34
más tarde, según testificó un huido de Berbería ante el Tribunal de la
Inquisición.
Amenazas éstas que se hicieron realidad en 1569 con la invasión
de Lanzarote por parte del corsario Calafat de Salé. Esta isla sería la
más afectada, con diferencia, al ser ocupada en otras cuatro ocasiones.
A ellos debemos añadir los ataques de la misma índole sufridos por
Fuerteventura o La Gomera. Además de saquear las Islas, también se
llevaron numerosos prisioneros, capturados en alta mar o en sus
innumerables incursiones terrestres, contándose por millares los
afectados a lo largo de esos años. De hecho, uno de ellos se convirtió al
Islam y fue uno de sus capitanes más afamados, Alí Arréz Romero. En
realidad se trataba de Simón Romero, un marinero residente en la calle
de Triana de la capital grancacanaria, que había sido capturado
mientras navegaba por el litoral africano. Su fama quedó recogida en las
tradiciones populares de la época, como las frases que recitaban las
madres argelinas a sus hijos, según contaba un cautivo isleño21:
«Hijo mío, as de ser moro fino, y ellos responden que sí, y ellas les
disen: sí, as de ser tan fino como Alí Romero y ellos responden que sí, y
las dichas moras les disen: Alá te aga como él»
También los españoles se dedicaron al corso y a la piratería en las
aguas del África Occidental durante todo el periodo estudiado,
utilizando Canarias como base de esas operaciones. Sirva a modo de
ejemplo el incidente entre un navío castellano y otro portugués a la
altura de Mauritania en 1517. El buque lusitano fue apresado y su
tripulación llevada al Archipiélago. Todavía en el siglo XVIII continuaron
estas actividades, como la realizada por Pascual Rodríguez de Sossa
que, partiendo de Santa Cruz de Tenerife, apresó y hundió una
21 Citado por ANAYA HERNÁNDEZ, L.A. (2007: 5).
35
embarcación berberisca en el Golfo de Arguín en 1762, desembarcando
a sus prisioneros en Cádiz22.
Finalmente, podemos indicar la participación isleña en el primer
proyecto efectuado por la monarquía española para retomar el proceso
colonizador en África a finales del siglo XVIII. Los tratados de San
Ildefonso (1777) y del Pardo (1778), firmados entre España y Portugal,
supusieron la cesión a la primera de las islas de Fernando Poo y
Annobón en el Golfo de Guinea, a cambio de transferir a la segunda la
isla de Santa Catarina y la provincia de Río Grande del Sur de Brasil.
Las motivaciones que tenía la Corona Española para realizar este
intercambio territorial eran fundamentalmente económicas. Por un
lado, se pretendía garantizar el suministro autónomo de esclavos para
las colonias americanas, evitando los onerosos contratos que se tenían
con operadores de otros países europeos, británicos, franceses y
portugueses, principalmente. Por otro lado, se trataba de establecer una
base de apoyo para el tráfico mercantil con Filipinas bordeando el Cabo
de Buena Esperanza.
Para hacer efectiva esta empresa, se aprestó rápidamente una
flota que, partiendo de Montevideo, se hiciese cargo de las nuevas
posesiones africanas. Ésta recaló en el archipiélago canario donde
reclutó algunos expedicionarios más. Sin embargo, el retraso en la
entrega de las dos islas guineanas por los portugueses, el fallecimiento
del jefe de la expedición, el Conde de Argalejo, y las enfermedades
llevaron, finalmente, al fracaso de este proyecto. Los supervivientes
fueron repatriados mediante una operación de rescate que partió de
Canarias, teniendo que hacer frente, además, a la hostilidad de los
navíos ingleses, que veían con recelo la presencia hispana en la zona23.
22 SANTANA PÉREZ, G. (2010: 50 y 59). 23 LIRIA RODRÍGUEZ, J.A. (2003); NDONGO-BIDYOGO, D. (1987) y CARNERO
LORENZO, F y DÍAZ DE LA PAZ, A. (2009).
36
3. Las relaciones económicas con África durante la
Edad Moderna
Finalizada la conquista del Archipiélago, se estableció una
economía de servicios y de producción vinculada al ámbito
internacional atlántico, que contó con un marco institucional favorable
para su expansión24. Ahora bien, la implantación en exclusiva de una
economía de servicios que consistiera, fundamentalmente, en utilizar
Canarias como base de apoyo logístico para el tráfico marítimo de las
potencias ibéricas a lo largo de la costa occidental africana y hacia el
Nuevo Mundo, hubiese tenido una potencialidad de crecimiento
económico muy limitada para las Islas.
Por ello, los principales agentes de la conquista insular
impulsaron la colonización a sabiendas de que su potencial productivo
iba más allá de la mera recolección y exportación de algunas plantas
autóctonas, como la orchilla. De ahí que los capitales privados optasen
por el desarrollo de una economía azucarera destinada a abastecer el
mercado europeo. ¿Por qué el azúcar? Básicamente porque se trataba
de un producto de alta remuneración en los mercados de destino, que
permitía amortizar rápidamente las inversiones iniciales –el
acondicionamiento del terreno, la infraestructura de regadío, la
construcción de ingenios– y facilitaba, además, la reproducción del
sistema. Así, los agentes económicos implicados, no sólo buscaron un
cultivo orientado al exterior que compensase la importación de inputs y
bienes manufacturados de consumo, sino que también implementaron
otros, sobre todo el cereal y el viñedo, que desempeñaron una doble
función de gran importancia en su articulación con la agricultura de
exportación. En los momentos de auge de las exportaciones sirvieron
para controlar los precios y salarios en el mercado local, con el fin de
24 En el desarrollo de estos argumentos hemos seguido los textos de MACÍAS
HERNÁNDEZ, A.M. (1995b, 2000 y 2001b).
37
garantizar una relación real de intercambio favorable, mientras que en
las etapas de crisis, se convirtieron en el mecanismo que las clases
dominantes utilizaron para mantener sus niveles de renta.
El éxito del binomio economía de servicios-economía de producción
no hubiese sido posible si Canarias no hubiese contado con un marco
institucional que favoreciese la llegada de mano de obra y capitales. En
el ámbito fiscal, se debe señalar que la presión tributaria fue menor que
en el resto del reino. Una vez acabada la fase de conquista, sólo se
aplicó en las Islas el almojarifazgo –un 6 por ciento ad valoren sobre las
entradas y salidas de mercancías, un 2,5 por ciento sobre las
exportaciones hacia América– y las tercias reales. En cuanto a la
legislación mercantil, se suprimieron todo tipo de trabas a la
formulación de contratos, destacando la orden explícita que prohibió la
intervención de la Iglesia en esta materia.
CUADRO 1.3 Equivalencias del sistema monetario castellano en Canarias
1480-1497 1497-1521 1521-1686
Castilla (mrs.)
Canarias (mrs.)
Premio (%)
Castilla (mrs.)
Canarias (mrs.)
Premio (%)
Castilla (mrs.)
Canarias (mrs.)
Premio (%)
Ducado 375 500 33,33 375 500 33,33 375 528 33,33
Cruzado 375 500 33,33 375 500 33,33 375 528 33,33
Dobla 365 487 33,42 365 500 36,98 365 500 36,98
Tostón 90 126 28,57
Real 31 40 29,03 34 42 23,52 30 42 28,57
Real nuevo 34 48 41,17
Cuarto 4 6 50,00 4 6 50,00 4 6 40,00
Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2000).
Con respecto al comercio exterior, la Corona permitió a los
agentes insulares realizar sus intercambios directamente con los
mercados de destino de la oferta agroexportadora y con los
abastecedores de manufacturas e insumos. Asimismo, se dictaron
disposiciones para que la producción agraria local de subsistencias se
vendiese prioritariamente en el Archipiélago, favoreciendo así la
38
complementariedad entre los distintos espacios insulares. También se
dotó a Canarias de una política monetaria propia, que supuso la
concesión de un premio sobre las unidades monetarias castellanas e
indianas con el fin de compensar los costes de transacción que suponía
la lejanía de las Islas (cfr. cuadro 1.3). Finalmente, merece destacarse el
elevado grado de autonomía que gozaron las autoridades insulares en
materia económica, al menos hasta finales del siglo XVII.
Por tanto, las relaciones exteriores constituyeron el principal
renglón del sistema económico canario. Un sistema que se articulaba en
torno a dos ejes principales: la prestación de servicios a las flotas
europeas de ultramar y la exportación de productos agrícolas de alto
valor. Al mismo tiempo, el mercado doméstico se abastecía en el
mercado internacional de las materias primas y de los bienes de
consumo que demandaba su economía productiva sin ningún tipo de
cortapisas, más que las derivadas de las coyunturales desavenencias
que mantenía la Corona española con otros países europeos.
En este contexto, habitualmente se ha destacado el papel que han
jugado Europa y América como clientes y proveedores exteriores del
Archipiélago. Y, sin duda, lo fueron, pero ello no debe impedir abordar
el análisis de la función que también África desempeñó al respecto. En
este sentido, podemos reseñar cuatro ámbitos de actuación que
sobresalen sobre el resto, los servicios portuarios, el tráfico de esclavos,
las pesquerías y el comercio de bienes.
Desde la ocupación de Canarias por parte de los castellanos, sus
puertos sirvieron de refugio y de área de avituallamiento para los
buques que hacían sus travesías por el Atlántico sur,
fundamentalmente para los de pabellón hispano, pero también para los
extranjeros (cfr. gráficos 1.1, 1.2, 1.3 y 1.4)25. Por lo que concierne al
tráfico marítimo con África, las embarcaciones españolas procedían de
25 FAJARDO SPÍNOLA, F. (2004); LOBO CABRERA, M. (1985); MACÍAS
HERNÁNDEZ, A.M. (2001a); TORRES SANTANA, E. (1985); SANTANA PÉREZ, G. (2009); SANTANA PÉREZ, G. y SANTANA PÉREZ, J.M. (2002) y VILAR VILAR, E. (1979).
39
Andalucía (Sevilla, Cádiz, Sanlúcar de Barrameda, Puerto de Santa
María, Huelva y Palos) y, en menor medida, del Cantábrico, y se dirigían
hacia las costas de Berbería y Guinea. No en vano, los comerciantes
castellanos se habían asentado de forma temprana en Cabo Verde o en
Santo Tomé. Este tránsito se vio incrementado de forma sustancial con
la incorporación de Portugal, y por tanto de sus feitorias africanas, al
reino de España entre 1580 y 1640. Especial mención merece el tráfico
con Cabo Verde, que llegó a alcanzar niveles muy destacados. Así, en el
bienio 1609-1610, el 85 por ciento de los barcos arribados al
archipiélago portugués habían partido desde Canarias.
GRÁFICO 1.1 Tráfico marítimo extranjero por los puertos canarios, 1571-1800
(Nº de embarcaciones)
Fuente: FAJARDO SPÍNOLA, F. (2004).
Respecto a los navíos de otras nacionalidades, éstos recalaban en
los puertos canarios, sobre todo cuando España no estaba en guerra
con ellos, aunque tampoco resultaba extraño que ocurriera lo
contrario26. El tráfico luso con sus enclaves africanos –Cabo Verde,
Arguín, Angola, Santo Tomé– continuó siendo importante durante las
26 Los gráficos 1.1 y 1.2 se refieren a los datos recabados a partir de las
inspecciones que el Santo Oficio realizaba a los buques arribados a las Islas.
0
50
100
150
200
250
300
1571-80 1601-10 1631-40 1661-70 1691-00 1721-30 1751-60 1781-90
40
etapas en que ese país fue independiente, aunque en menor medida que
durante la unificación con España. También los buques holandeses
transitaron por nuestros puertos con destino a sus posesiones africanas
–Arguín, Costa de Oro y El Cabo–. De igual forma ocurrió con los navíos
ingleses y franceses, que realizaban operaciones mercantiles con la
costa africana –Marruecos, Senegal, Gambia, etc.– o participaban en la
incipiente expansión colonial por el continente –Isla de Francia
(Mauricio), Isla de Borbón (Reunión). A ellos hay que añadir la flota
estadounidense que de forma frecuente utilizaba Canarias como punto
de apoyo en sus travesías hacia África.
GRÁFICO 1.2 Origen de los navíos extranjeros arribados a Gran Canaria
y Tenerife, 1566-1800 (Porcentaje
Fuente: FAJARDO SPÍNOLA, F. (2004).
0
10
20
30
40
50
G. Bretaña Francia Holanda Portugal España R. Europa África América
41
GRÁFICO 1.3 Estructura del tráfico total en el puerto de S/C de Tenerife, 1800-1804
(Porcentaje
Fuente: HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, G. (1983).
GRÁFICO 1.4 Distribución del tráfico con África desde el puerto de
S/C de Tenerife, 1784-1804 (Porcentaje)
Fuente: SANTANA PÉREZ, G. (2002a) y HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, G. (1983).
0
5
10
15
20
25
30
Inglaterra Francia Holanda Portugal España EE.UU. Otros
0
10
20
30
40
50
60
Europa América África Asia Sin especificar
42
Además del tráfico comercial, Canarias también se convirtió en
base logística para numerosos navíos corsarios y piratas, tanto
europeos como berberiscos. Estos buques recalaban en las costas
isleñas despobladas y, por tanto, escasamente vigiladas, especialmente
en Lanzarote y Fuerteventura, así como en la vertiente meridional de
Gran Canaria y Tenerife, con el fin de efectuar reparaciones, buscar
avituallamientos o para dar algo de reposo a sus tripulaciones.
GRÁFICO 1.5 Número de cabalgadas efectuadas desde Canarias en el siglo XVI
Fuente: DÍAZ DE LA PAZ, A. (2011).
Por otra parte, los agentes económicos del Archipiélago tuvieron
una participación activa, ya sea como demandantes o como
intermediarios, en el comercio internacional de esclavos africanos
durante la Edad Moderna27. La expansión azucarera que se implementó
como primer motor económico de las Islas tras la conquista requería de
una abundante mano de obra para garantizar su éxito. Como quiera
que la oferta disponible de fuerza de trabajo local en esos momentos era
27 ANAYA HERNÁNDEZ, L.A. (1999, 2006b y 2009); BRUQUETAS DE CASTRO,
F. (1995); LOBO CABRERA, M. (1979, 1982 y 1985a); LOBO CABRERA, M. y DÍAZ HERNÁNDEZ, R. (1984); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1995b); PÉREZ HERNÁNDEZ, I. (1989); RODRÍGUEZ VICENTE, E. (1985) y SANTANA PÉREZ, G. y SANTANA PÉREZ, J.M. (2002).
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
50
1501-10 1511-20 1521-30 1531-40 1541-50 1551-60 1561-70 1571-80 1581-91 1591-00
43
escasa, los colonizadores castellanos se fueron al vecino continente
para conseguir esos recursos humanos que necesitaban. El mecanismo
utilizado fueron las cabalgadas, que se extendieron por toda la costa
occidental, desde Marruecos hasta Angola28.
Desconocemos su número exacto, pero las estimaciones
realizadas a partir de diversas fuentes señalan un mínimo de 188
expediciones de este tipo a lo largo del siglo XVI. De ellas, casi el 80 por
ciento se llevaron a cabo en las costas de Berbería. Su evolución nos
indica que se produjeron con mayor intensidad en el periodo
comprendido entre 1550 y 1570, coincidiendo con el de mayor
expansión de la producción y exportación azucarera de Canarias (cfr
gráfico 1.5).
Después de 1572, cuando Felipe II decretó su prohibición, se
continuaron haciendo algunas más, ahora de forma ilegal, hasta el final
de siglo. No obstante, su cuantía fue muy inferior a la del periodo
precedente y se realizaron cada vez más hacia el sur para burlar el
control regio. Ahora bien, este descenso no sólo se explica por el efecto
de la nueva legislación, sino también por la crisis del sector azucarero
ante la competencia de los envíos procedentes de América y su
paulatina sustitución por la viticultura –malvasías y vidueños. Esta
nueva actividad agroexportadora presentaba un modelo de relaciones
laborales que apenas incorporaba la mano de obra esclava, de tal forma
que ésta quedó relegada, casi en exclusiva, al servicio domestico y cada
vez con una importancia menor.
Esta actividad debió resultar muy lucrativa si nos atenemos a las
cifras aportadas por algunos estudios que señalan que con la venta de
dos cautivos se sufragaban con holgura los costes de este tipo de
expediciones, llegando a obtener unos beneficios que se situarían entre
el 150 y el 200 por ciento. Esta circunstancia no pasaría inadvertida a
la Corona, que las gravó con el quinto real durante algún tiempo,
28 SALAFRANCA ORTEGA, J.F. (2006).
44
aportando suculentos ingresos para las arcas de la monarquía. Las
expediciones para capturar esclavos en Berbería se vieron incentivadas
a partir de 1526, cuando la Corona transfirió a los habitantes de
Tenerife la citada tasa por una Real Cédula. Los rescates también
aportaban pingües ganancias, sobre todo si se apresaba a personas de
un cierto estatus social en sus territorios de origen. Normalmente éstos
consistían en el canje del cautivo por varios esclavos negros.
GRÁFICO 1.6 Importancia de los esclavos en la población de algunas
localidades de Gran Canaria (Porcentaje)
Fuente: LOBO CABRERA, M. (1982).
En términos generales, la esclavitud de origen berberisco se
asentó, sobre todo, en Fuerteventura y Lanzarote, dedicada a las
labores en las explotaciones cerealeras de esas dos islas. De hecho, en
la primera de ellas llegaron a representar la mitad de la población y en
la segunda el 14 por ciento, según el censo de moriscos de 1595.
También tuvieron cierta relevancia en otras localidades del Archipiélago,
como Agaete con un 15,5 por ciento, Los Llanos de Aridane con un 9
por ciento, Adeje con un 7,2 por ciento o Telde con un 5 por ciento. Los
procedentes del África subsahariana fueron utilizados de manera
0
4
8
12
16
20
24
1548-1556 1573-1582 1583-1599 1600-1639
Las Palmas Telde
45
significativa en las plantaciones azucareras de Tenerife y Gran Canaria,
llegando a alcanzar una cierta importancia en algunas localidades a
mediados del siglo XVI, aunque con posterioridad, el declive de las
exportaciones de este producto hizo disminuir de forma significativa su
importancia relativa dentro del conjunto de la población isleña (cfr.
gráfico 1.6).
Además de proveer al Archipiélago de fuerza de trabajo esclava,
algunos agentes isleños participaron en este comercio internacional de
seres humanos, sobre todo con destino a las colonias españolas en
América. Los navíos dedicados a la trata partían de Canarias con
destino a Cabo Verde o Sao Tomé, donde cargaban su valiosa
mercancía. Estos enclaves portugueses se convirtieron en los centros
redistribuidores de los esclavos capturados en las costas atlánticas
africanas, concretamente en Guinea, Elmina, Angola o Níger. En los
inicios de esta actividad había que pasar primero por Sevilla, pero el
sobrecoste que ello generaba llevó pronto a permitir el tráfico negrero
directo con el Nuevo Mundo.
Más adelante, el suministro de mano de obra forzada para la
América hispana se realizó por medio de asientos que fueron concedidos
a agentes de diversas naciones europeas –Portugal, Francia, Holanda
Inglaterra…–, cuyos navíos transitaban por los puertos canarios en
busca de avituallamiento o de mercaderías para intercambiar en los
centros de redistribución de esclavos situados a lo largo de la costa
africana. No obstante, en 1784, el Marques de Braciforte, Capitán
General de Canarias en aquel entonces, intentó poner en marcha una
iniciativa propia, la Compañía Canaria de Negros, con el fin de
dedicarse a la trata de esclavos entre Cabo Verde y Cabo Palmas. El
objetivo último era desembarazarse de la presencia extranjera en este
negocio, pero el proyecto se quedó sólo en eso.
46
Otra actividad económica que vinculaba el Archipiélago con el
continente africano durante la Edad Moderna fue la pesca29. Un vínculo
que fue incluso anterior a la conquista castellana de las Islas, pues las
embarcaciones pesqueras procedentes de diversas partes de la
Península Ibérica –Portugal, cornisa cantábrica y Andalucía– ya
realizaban sus faenas en el litoral noroccidental de África, donde se
ubicaba un importante caladero. De hecho, podemos considerarlos
como los precursores de las posteriores expediciones europeas hacia el
sur del continente.
Cuando se produce la conquista de Canarias, éstas se convierten
en una base de apoyo para los pescadores andaluces y gallegos, si bien,
tras culminarse la ocupación del Archipiélago, se fue desarrollando una
flota propia que paulatinamente iría monopolizando las faenas en la
costa africana. En un primer momento, éstas se desarrollaron entre
Cabo Aguer y Cabo Bojador, y a medida que avanzaba la Edad Moderna
fue extendiendo su área geográfica hacia el Sur hasta Cabo Blanco y
Arguín. Se trata de una zona muy rica en pesca y de ahí la atracción
que tuvo para los pescadores insulares, que en no pocas ocasiones
obviaron los tratados con Portugal que impedían realizar estas labores
al sur de Bojador.
Durante la segunda mitad del siglo XVI era habitual que entre
una y tres embarcaciones fueran aparejadas anualmente para realizar
campañas de pesca en Berbería, si bien hay algunos testimonios que de
forma ocasional elevan considerablemente esa cifra, como el de John
Hawkins, quien se jactaba de haber capturado unos cuarenta
pesqueros castellanos y portugueses en una incursión que hizo al
puerto de Angla de Santa Ana en 1564. Para la centuria siguiente, los
datos estadísticos recopilados para algunos años entre 1622 y 1665
29 BETHENCOURT MASSIEU, A. (1988); DÍAZ DE LA PAZ, A. (2011);
FERNANDEZ DÍAZ, R. y MARTÍNEZ SHAW, C. (1994); GLASS, G. (1999); LOBO CABRERA, M. (1980); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1982); MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (2010); PÉREZ SAAVEDRA, F. (1993); RUMEU DE ARMAS, A. (1975); SANTANA PÉREZ, G. (1995) y SANTANA PÉREZ, J.M. (2010a y b).
47
ponen de manifiesto que se mantiene el promedio indicado
anteriormente. Ahora bien, tampoco podemos obviar el hecho de que las
acciones piráticas y corsarias que se llevaron a cabo en las aguas
cercanas a las Islas dificultó en no pocas ocasiones esta actividad.
Incluso las autoridades insulares llegaron a prohibir su desarrollo de
forma individual, requiriendo a los armadores de buques de pesca para
que se organizasen en un convoy y con escolta de algún navío militar.
No obstante, estas actuaciones se solían quedar en papel mojado, ya
que entorpecían sobremanera los trabajos de los pescadores.
Por tanto, debemos esperar al siglo XVIII para que se observe un
incremento sustancial de las labores pesqueras que desde Canarias se
efectuaban en las costas africanas, concretamente en el denominado
banco canario-sahariano. Así, para la segunda mitad del setecientos
existen varios informes que sitúan el número de embarcaciones isleñas
que allí operaban en un intervalo entre 15 y 40 unidades, en cualquier
caso, muy superior al que se ha descrito para los dos siglos anteriores.
Además se trataba de una actividad que presentaba una elevada tasa
de beneficios, a tenor de algunas estimaciones que la sitúan en el 67,5
por ciento. Sin duda, una de las razones de esta expansión está
relacionada con la política desarrollada por las autoridades ilustradas
españolas, que utilizaron la pesca como instrumento en sus pugnas
diplomáticas respecto al Magreb, sobre todo para evitar la penetración
de otras potencias europeas en la costa noroccidental africana. Fruto de
ello fue el tratado suscrito con Marruecos en 1767, que fijaba, entre
otros aspectos, que los pescadores canarios tendrían en exclusiva el
derecho de explotación de los caladeros de ese litoral, bajo soberanía
alauita.
No obstante, el salto hacia delante que se produjo en esa época se
tradujo, a posteriori, en un cierto estancamiento, probablemente por la
falta de mercados exteriores donde colocar los excedentes de la pesca
obtenida, una vez cubiertas las necesidades del mercado isleño. Así, en
el primer tercio del siglo XIX, la flota canaria que faenaba en las costas
48
del vecino continente se situaba entre los 21 barcos del recuento de
1818 y los 33 del efectuado en 1830. Las capturas se situaron en ese
periodo entre las 2.000 y las 3.000 toneladas anuales, si bien hay otras
estimaciones que elevan esas cifras hasta las 4.000, o incluso a las
6.000 toneladas. En cualquier caso, el valor de la producción pesquera,
que ascendía a casi 6 millones de reales en 1802, equivaldría al 2 por
ciento de la riqueza total del Archipiélago en los primeros años de esa
centuria. Y algo más de las tres cuartas partes de ese valor provenían
de las capturas realizadas en África, siendo el resto el resultante de las
llevadas a cabo en las aguas canarias.
Finalmente, nos referiremos a los intercambios comerciales que
Canarias mantuvo con África durante la Edad Moderna, si bien no
alcanzaron la magnitud de los efectuados con Europa y América30. Las
relaciones mercantiles con el vecino continente fueron constantes desde
el momento de la conquista, aunque, dependiendo de la coyuntura
bélico-política de cada momento, éstas se realizaban de forma legal o
fraudulenta. Además, y al igual que ocurría con el comercio de España
con Indias, el realizado con el continente africano estaba bajo el control
de la Casa de Contratación de Sevilla, por lo que los isleños solían
recurrir a prácticas irregulares para burlar el mismo.
Todo lo anterior implica que no dispongamos de abundante
información estadística al respecto. No obstante, de los testimonios de
la época, basados en documentos emitidos por las autoridades o a
través de los protocolos notariales, parece inferirse que hubo una cierta
actividad, aunque con una marcada irregularidad, sobre todo con las
costas de Berbería. En este sentido destaca la importación de cereales
de esa procedencia en los años en los que la cosecha local no era
suficiente para el abastecimiento de la población isleña. Circunstancia
30 ARRIBAS PALAU, M. (1979); LOBO CABRERA, M. (1985b); LOBO CABRERA,
M. y BRUQUETAS DE CASTRO, F. (1998); LOBO CABRERA, M. y TORRES SANTANA, E. (1997); SANTANA PÉREZ, G. (2002b); SANTANA PÉREZ, G. y SANTANA PÉREZ, J.M. (2002) y TORRES SANTANA, E. (1990).
49
ésta que se producía, o bien por la merma de las mismas debido a
causas climatológicas, o por el elevado crecimiento demográfico insular.
Asimismo, hubo algunos contactos esporádicos con las economías
subsaharianas. Valga como ejemplo la autorización que obtuvieron
Juan Lugo y Pedro de Lugo del rey de Portugal en 1503 para
comercializar orchilla desde Cabo Verde. Se trataba de dos agentes
mercantiles que ya lo habían hecho desde Canarias con anterioridad.
También se mantuvieron importantes vínculos con otros enclaves
lusitanos en África, como Safi, Azamor, Arcila o Arguín, que en algunas
ocasiones se suministraban en el Archipiélago de cereales o vino, así
como de algunas manufacturas.
No obstante, la mayor expansión del comercio canario-africano se
dio en el siglo XVIII, sobre todo a raíz de la firma de los tratados de paz
entre España y Marruecos. Ello significó un mayor volumen de
intercambios con los puertos de Santa Cruz de Berbería y Mogador.
Desde el Archipiélago se exportaba aguardiente, vinagre, tabaco, cacao,
arroz y madera a cambio de cereales, cuero, camellos, caballos, goma
arábiga y marfil. En este comercio participaban agentes locales de
ambos lados, pero también había una importante presencia de
mercaderes extranjeros –franceses, ingleses, portugueses, genoveses o
estadounidenses–, que aprovechaban sus escalas en Canarias para
adquirir productos isleños a cambio de los que traían del continente.
Hubo algunos proyectos para crear compañías mercantiles
dedicadas al comercio entre Canarias y África, como la auspiciada en
1723 por unos comerciantes galos afincados en las Islas. Con ella
pretendían vender vinos isleños y manufacturas europeas, e importar
cera, almendras, cobre y goma arábiga de Marruecos. También
encontramos ejemplos en el mismo sentido para el área subsahariana,
como la sociedad formada por Juan González y Antón de Solís, vecinos
de Las Palmas de Gran Canaria, para comerciar con Cabo Verde. En
Sao Tomé existía, al parecer, una importante colonia de comerciantes
50
castellanos, algunos de los cuales probablemente procediesen de
Canarias. Incluso se pensó en introducir uva isleña en Sudáfrica.
Ahora bien, el comercio canario-africano, a pesar del aparente
impulso recibido desde la segunda mitad del setecientos, se mantuvo en
una posición marginal. Al menos así se desprende de las estadísticas de
importación y exportación de la Aduana de Santa Cruz de Tenerife a
comienzos del siglo XIX, pues la cuota de mercado correspondiente al
continente africano en ambas rúbricas apenas superó el 1 por ciento
(cfr. grafico 1.7). Por tanto, Europa y América continuaron siendo los
principales clientes y proveedores de las Islas en ese momento. Una
situación que se perpetuaba desde la conquista del Archipiélago.
GRÁFICO 1.7 Distribución del comercio efectuado por la Aduana de
S/C de Tenerife, 1800-1804 (Porcentaje)
Fuente: HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, G. (1983).
Aunque las cifras oficiales del comercio directo con África
muestren que tuvo una importancia relativa muy pequeña, en ellas no
está computado el contrabando que se produjo, sobre todo cuando se
impusieron prohibiciones al comercio con Berbería. Además, se
debieran añadir aquellos intercambios que se realizaban al amparo del
0
10
20
30
40
50
60
África América Asia Europa
Exportación
Importación
51
tráfico de esclavos con América por parte de numerosos navíos
extranjeros, que adquirían en las Islas vino y manufacturas textiles
para venderlas en los principales enclaves negreros de África, como
Cabo Verde, Sao Tomé, Angola o Guinea. Otra modalidad, que tampoco
está recogida, es el comercio realizado a pequeña escala, pero de
manera constante, por los pescadores que faenaban en las costas
africanas. Éstos solían desembarcar en el continente para proceder a la
salazón o secado de sus capturas y aprovechaban para vender algunas
mercaderías –cuerdas, pan, cebolla, frutos…– a los pobladores del lugar
a cambio de agua, madera, huevos de avestruz, plumas, etc. Parte de
estos productos adquiridos en Berbería eran luego comercializados por
ellos a su regreso a casa.
En síntesis, Canarias debió desempeñar durante la Edad
Moderna, a la luz de lo expuesto con anterioridad, una función
destacada en el comercio triangular entre Europa, África y América. De
tal manera, que las flotas de las potencias europeas –España, Portugal,
Francia, Inglaterra y Holanda–, así como la de Estados Unidos a partir
de su independencia, habían convertido a las Islas en una plataforma
logística de sus rutas en el Atlántico Sur, tanto hacia el Nuevo Mundo
como las que se dirigían al continente africano. Esos navíos utilizaban
los puertos isleños para avituallarse y realizar compras de productos
canarios para su posterior venta en esos destinos, así como vender
esclavos o mercaderías de esas procedencias. Asimismo, el Archipiélago
aprovechaba el tráfico de retorno hacia el Viejo Continente para dar
salida hacia Europa a sus principales productos de exportación,
primero el azúcar, luego el vino y, finalmente, la barrilla.
En este sentido se pronunciaba el Fiscal de la Real Audiencia de
Canarias en 1798, con motivo del intento inglés de invadir Tenerife31:
«Las islas africanas, o adyacentes de España llamadas Canarias
son interesantes por su situación, la más a propósito para el
31 Citado por PUENTE EGIDO, J. (1987: 27)
52
comercio de las cuatro partes del mundo; para arribadas; para
punto de reunión de convoyes; para depósito de caudales, efectos y
presas; para puertos francos; para surtir de comestibles frescos y
de aguardientes y vinos a los corsarios y buques de guerra, y de
comercio; para crucero de naves de guerra; para disponer
expediciones disimuladas y ocultas; y para otros fines semejantes.»
54
En un trabajo de comienzos de la década de 1980, que figura
entre los más destacados de la historiografía económica isleña, el
profesor Antonio M. Macías Hernández ya se cuestionaba la aplicación
de las teorías centro-periferia para explicar la evolución de la economía
canaria32. Los defensores de esta perspectiva analítica situaban al
Archipiélago como una colonia bajo la bota del imperialismo europeo,
forzada a desarrollar un modelo productivo basado en el monocultivo de
exportación y obligada a comprar productos manufacturados
extranjeros. Por tanto, se le había impuesto un sistema de intercambio
desigual que mantenía a las Islas en una situación de déficit comercial
permanente.
Lejos de estos postulados, el profesor Macías fue construyendo un
modelo analítico en el que se explicitaba la existencia de una vía propia
de incorporación al capitalismo desde mediados del siglo XIX, diseñada
por la clase dominante insular –la burguesía agromercantil–, y basada
en el librecambio. Este sistema peculiar se articulaba en torno a tres
grandes ejes: una economía de producción, basada en el sector
agroexportador; una economía de servicios, que se fundamentaba en el
avituallamiento a buques en los puertos canarios, a la que hay que
añadir más recientemente el turismo; y un marco institucional que
facilitaba el acceso a los bienes de consumo y las materias primas a
precios internacionales, garantizando así la competitividad de nuestra
32 MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1983).
55
oferta exterior. Todo ello ha posibilitado una arribada de ingresos que
han generado una etapa de crecimiento y modernización económica sin
precedentes, aunque no exenta de dificultades en momentos
puntuales33.
1. La formulación de un nuevo marco
institucional.
La transición del Antiguo Régimen al Capitalismo no fue fácil en
Canarias. La fase de bonanza económica inaugurada en la década de
1790 –gracias a las exportaciones de vinos y barrilla– fue efímera,
extendiéndose tan sólo al primer cuarto del siglo siguiente. Las causas
de la crisis posterior estuvieron relacionadas con la desaparición de las
circunstancias coyunturales que habían impulsado la recuperación de
las ventas vinícolas, así como con la introducción de la sosa artificial,
que supuso el hundimiento de los envíos al exterior de barrilla. Esta
situación recesiva se vio acentuada por un aumento paulatino de la
presión impositiva estatal tras la extensión al Archipiélago de una
política comercial proteccionista y con la emancipación de las colonias
hispanas en América, que hasta ese momento habían servido de
amortiguador para la deficitaria balanza comercial isleña con Europa.
Este cúmulo de factores adversos contribuyó a la liquidación del modelo
económico antiguoregimental.
Tras años de peticiones, a finales de la década de 1840, la
burguesía agromercantil elevó el tono de su protesta contra el
proteccionismo y reclamó al Gobierno central el establecimiento de un
modelo librecambista a semejanza del que gozaban ya otros enclaves
atlánticos. Esta demanda fue finalmente atendida por las autoridades
33 Para la descripción de la dinámica seguida por la economía canaria desde la
segunda mitad del siglo XIX hemos empleado, fundamentalmente, los trabajos de MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. y RODRÍGUEZ MARTÍN J:A (1995); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2001); y de CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2006a).
56
estatales en 1852 con la promulgación de la Ley de Puertos Francos de
11 de julio, que supuso un hito en el devenir histórico-económico del
Archipiélago.
Los estudios hasta ahora realizados permiten afirmar que
consolidó la vía de desarrollo del capitalismo en las Islas, basada en
una opción claramente librecambista. En efecto, el modelo económico
implantado a mediados del ochocientos, al suprimir el sistema
aduanero proteccionista, facilitó la importación de productos
extranjeros, al poder elegir en el mercado internacional los que eran
más baratos sin ningún tipo de restricciones. Además, esta
circunstancia dotó a las exportaciones agrícolas de un mayor grado de
competitividad, pues redujo las tensiones salariales en el mercado
laboral interno, al tiempo que revitalizó su renta de situación al
convertir las Islas en estación de avituallamiento para la flota
internacional que se dirigía al Atlántico Sur, particularmente para la
británica. Ahora bien, frente a su aparente continuidad respecto al
modelo económico antiguoregimental, constituyó una clara ruptura, al
introducir profundas transformaciones en los mecanismos de obtención
de rentas y de su posterior reasignación.
Si el siglo XIX significó para la economía isleña un periodo de
transición hacia el capitalismo, durante el primer tercio de la centuria
siguiente, el modelo librecambista del Archipiélago conoció su definitivo
afianzamiento. De hecho, el Régimen de Puertos Francos sufrió una
profunda transformación en 1900, que podemos definir como
estructural, de la mano del entonces Ministro de Hacienda Fernández
Villaverde y, por supuesto, gracias a las presiones e intereses de los
agentes insulares, en conflicto con sus homónimos peninsulares. Esta
reforma implicó, esencialmente, que las Islas continuaron siendo
españolas en lo político, pero país tercero en lo económico, debido a la
aplicación del principio de extranjería para las exportaciones de
Canarias hacia el resto del territorio nacional. Por otra parte, se
profundizó en el desarme arancelario con la supresión de los
57
gravámenes que recaían sobre algunas importaciones, especialmente
sobre el cereal. No obstante, se impusieron nuevas cargas al tráfico
mercantil foráneo, los arbitrios insulares, si bien su finalidad no fue
protectora sino la de conseguir la autonomía financiera de las
administraciones públicas locales. No obstante, esta coyuntura positiva
se vio sometida a duras pruebas en momentos muy concretos, como la
Primera Guerra Mundial o la crisis de los años treinta, si bien la
fortaleza de la economía isleña le permitió superar estas adversidades.
GRÁFICO 2.1 Evolución del tipo de cambio de la peseta, 1851-1930
(Pesetas/libra esterlina)
Nota: La paridad teórica en el sistema del patrón oro era de 25,22 pesetas/libra.
Fuente: MARTÍN ACEÑA, P. (1989).
Además del régimen de franquicias, la política cambiaria
nacional, acorde con los postulados proteccionistas aplicados por el
Gobierno central, tuvo en Canarias un efecto multiplicador positivo
sobre las relaciones económicas exteriores del Archipiélago (cfr. gráfico
2.1). Así, la depreciación de la peseta respecto a su paridad teórica con
el oro supuso un ingreso adicional para los exportadores. Por su parte,
el sobrecoste que implicaba para las importaciones quedó atenuado por
21
23
25
27
29
31
33
35
37
39
41
1851 1857 1863 1869 1875 1881 1887 1893 1899 1905 1911 1917 1923 1929
58
la competencia entre los principales suministradores extranjeros. A
modo de ejemplo, sirvan las quejas reiteradas de la delegación consular
británica en las Islas sobre la falta de respuesta de los comerciantes
ingleses ante la ofensiva comercial germana, no sólo en precios sino
también por sus mejores condiciones de pago34.
Este marco favorable en el mercado de divisas se mantuvo hasta
la instauración de la Segunda República en España, cuando se
arbitraron una serie de medidas que dificultaron enormemente el flujo
de capitales con el extranjero, si bien estas restricciones fueron
soslayadas en Canarias, al menos hasta 1932, gracias a las gestiones
realizadas ante las autoridades nacionales para evitar su aplicación en
las Islas y al mayor margen de maniobra que aportaba el Régimen de
Puertos Francos.
El régimen comercial librecambista había convertido a Canarias
en una economía abierta antes de la Guerra Civil, en la que los
movimientos de los precios y los salarios obedecían más a los vaivenes
de los mercados internacionales que a la evolución de la coyuntura
interna. Las Islas se habían especializado en un sector agroexportador y
de servicios portuarios gracias a los que se obtenían las divisas
necesarias con las que adquirir aquellos bienes que no se podían, o no
era rentable, producir en el Archipiélago. La competitividad de estas
actividades se basaba, entre otras cuestiones, en lo reducido de los
costes laborales, por lo que era necesario que las subsistencias tuviesen
un precio lo más bajo posible. La forma elegida para conseguirlo fue
permitir la entrada de esos artículos sin gravamen, y la posibilidad de
adquirirlos al proveedor más económico.
Fruto de todo ello se produjo un importante ciclo expansivo
durante la etapa que estamos analizando. El producto interior bruto del
Archipiélago aumentó entre 1860 y 1930 a una tasa media anual de
crecimiento acumulado del 2,6 por ciento, superando con creces la que
34 QUINTANA NAVARRO, F. (1992: 433-434).
59
se obtiene para el conjunto nacional, que se situó en un 1,7 por
ciento35. No obstante, este crecimiento no fue estable a lo largo del
periodo aquí analizado, pues entre medio se produjeron coyunturas
recesivas, como la crisis de la cochinilla, la Primera Guerra Mundial o el
crack de 1929. A pesar de ello, la economía isleña supo sobreponerse
gracias a la enorme capacidad adaptativa a los cambios que se
produjeron en el mercado internacional. Circunstancia ésta que deja
patente bien a las claras el espíritu emprendedor que envolvía a la
sociedad insular de la época.
La internacionalización de la economía canaria se pone
nítidamente de manifiesto si tenemos en cuenta su elevado coeficiente
de apertura exterior, que pasó del 23 por ciento en 1860 al 38 por
ciento en 1901 y al 64 por ciento en 193036, fruto de la opción
librecambista adoptada a mediados de la centuria del ochocientos.
Unas proporciones que son altamente significativas, pues, durante ese
mismo intervalo temporal, el citado indicador a nivel nacional nunca
superó el 17 por ciento, y que el de Gran Bretaña, principal valedor del
librecambio en la época, pasó del 40 al 29 por ciento en las dos fechas
extremas consideradas37.
Y todo ello no fue sólo producto de los ingresos obtenidos por las
exportaciones agrícolas, sino que también contribuyeron de manera
decisiva las actividades económicas que se desarrollaron al amparo del
auge de los principales puertos isleños. De ahí, que se deba desterrar la
creencia generalizada de que fue el sector agroexportador el único motor
35 Según los datos del P.I.B. recopilados por ZAPATA BLANCO, S. (2001: 590). 36 Para su cálculo se ha empleado el coeficiente de Kuznest, (Exportaciones +
Importaciones)/(P.I.B.+ importaciones). Las cifras del comercio exterior proceden de CABRERA ARMAS, L.G. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (1991a: 699) y de los Anuarios de Comercio Exterior; mientras que las del P.I.B. se han tomado de ÁLVAREZ LLANOS, R. (1986: 37 y 43). Como alternativa podrían tomarse los datos del P.I.B. de ALCAIDE INCHAUSTI, J. (1995: 15), obteniendo entonces unos resultados todavía más espectaculares: del 24 y 49 por ciento para los años 1850 y 1900, respectivamente.
37 Para el P.I.B. nacional se ha utilizado la fuente ya citada en la nota anterior y para el comercio exterior español las cifras de TENA, A. (1989: 340-345). Por su parte, las estadísticas británicas proceden de MITCHELL, B.R. (1981: 507-522 y 817-839).
60
del crecimiento económico de las Islas hasta mediados del siglo XX.
Buen prueba de ello es que la participación de la agricultura, tanto en
la producción como en el empleo, descendió de forma paulatina en el
primer tercio del siglo XX (cfr. gráfico 2.5). Con ello no se pretende
ningunear la relevancia de las actividades agropecuarias en el devenir
histórico-económico contemporáneo, sino poner en valor otros sectores
económicos que, a menudo, son marginados en los estudios realizados
por buena parte de la historiografía canaria.
GRÁFICO 2.2 Importancia relativa del sector primario en Canarias
(Porcentaje)
Nota: La cifra del P.I.B. de 1910 no está disponible. Fuente: ÁLVAREZ LLANO, R. (1986).
2. El paréntesis autárquico
La Guerra Civil supuso la ruptura del sistema, y la economía
abierta se intentó sustituir por una orientada a la producción para el
autoconsumo. En consonancia con la estrategia autárquica implantada
a nivel nacional, se reorientó el comercio exterior obligando a adquirir
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
1900 1910 1920 1930
Sobre e l P.I.B.
Sobre la población activa
61
las mercaderías necesarias en territorio peninsular, en lugar de acudir a
los sensiblemente más baratos mercados internacionales. Y cuando no
quedaba más remedio que permitir esto último, la maraña burocrática
se convirtió en un serio obstáculo para su correcta consecución.
Sin embargo, y pese a sus intenciones homogeneizadoras, las
Islas contaron con algunas especificidades respecto al resto del
conjunto nacional. Este tratamiento diferenciado obedeció a las
tradicionales peculiaridades canarias, a su localización y aislamiento, y
ahora, además, por su papel como suministrador de divisas –
especialmente durante los años de la Guerra Civil, cuando llegó a
generar el 30 por ciento del total nacional–, por lo que se dotó a las
autoridades locales de cierto grado de autonomía para que adaptaran la
legislación general a las circunstancias particulares, e incluso que
dictaran normativa propia en caso de ser necesaria38. No obstante, en
materia cambiaria y de comercio exterior prácticamente no hubo
excepciones para las Islas, y la eliminación de facto de las franquicias
portuarias generó un «shock» en la economía. Las principales
excepciones se produjeron durante la Guerra Civil, cuando se firmaron
acuerdos privados con algunos países europeos.
Respecto al comercio exterior, el Alzamiento provocó un colapso
inmediato al quedar bloqueados los acuerdos bilaterales suscritos por el
Gobierno de la República. Por ello, el primer objetivo de las nuevas
autoridades fue su reanudación. Las dificultades de esta empresa
fueron extremas, como consecuencia de las complicaciones derivadas
de la coyuntura exterior, como las secuelas del crack del 29, el
aislamiento internacional de los golpistas, la pérdida de los principales
mercados urbanos peninsulares, que quedaron en la zona republicana,
y el fuerte intervencionismo estatal en esta materia, al que no estaban
acostumbrados los agentes canarios.
38 Para la evolución económica de Canarias durante el periodo autárquico se
han seguido los trabajos incluidos en RODRÍGUEZ MARTÍN, J.A. y otros (2009).
62
Inmediatamente después del golpe de estado, el Comandante
Militar de las Islas constituyó la Junta Regional de Economía, en fecha
de 30 de julio de 1936, cuya finalidad era la de velar por la continuidad
de la actividad económica. Dos meses más tarde fue sustituida por las
Juntas Provinciales de Economía y el Centro de Exportación,
Importación, Compensación y Divisas. Las primeras, creadas a solicitud
de los Gobernadores Civiles, que se habían quedado sin competencias
económicas, tenían atribuciones sobre el mercado interior. El segundo
se ocuparía de las relaciones mercantiles con el exterior, pero
manteniendo la tutela castrense. Además, se estableció la Asesoría
Técnica-Económica en fecha de 1 de octubre de 1936, dependiente de la
Comandancia General. El intervencionismo económico tenía una visión
antes de militarización que ideológica.
Entre las actuaciones llevadas acabo por estos organismos, cabe
destacar la firma de acuerdos de compensación privados con algunos
países y la suspensión del clearing con Gran Bretaña. Todo ello fruto de
las negociaciones llevadas a cabo a finales de 1936 por una Comisión
Técnica de la Comandancia Militar de Canarias en Holanda, Bélgica,
Portugal y el Reino Unido. En septiembre del mismo año, la banca
Jacob Ahlers, cuyo propietario era el cónsul de Alemania en Tenerife,
había conseguido un convenio de compensación privado con un
consorcio bancario germano. Además, se consiguió un cupo de divisas
específico para Canarias, excepto entre los años 1938 y 1940, pero éste
sólo afectó a un tercio de las importaciones, ya que el resto tenía que
llevarse a cabo desde el mercado peninsular o adscrito al comercio de
Estado.
Sin embargo, los resultados de toda esta ingeniería propia para
dar continuidad a las relaciones económicas exteriores del Archipiélago,
se vieron empañados a partir de 1938, cuando comenzaron las
restricciones a esta autonomía, especialmente las relativas a la
importación. Entre ellas destacan la supresión del cupo de divisas, la
centralización del abastecimiento del extranjero –sistema de Comercio
63
de Estado y reducción de las licencias de importación–, así como la
concesión de prioridad a la oferta nacional en las compras isleñas en el
exterior. Esto provocó nuevos quebrantos, al no satisfacer las
necesidades básicas ni las de producción, a causa del elevado coste de
las mercancías peninsulares y de la autorización de importaciones
superfluas. Por su parte, los acuerdos privados de compensación fueron
suprimidos, debiendo el comercio exterior de las Islas canalizarse,
ahora, a través de los convenios oficiales suscritos por el Gobierno de
Burgos. En particular, el convenio con Alemania se integraría en el
acuerdo general a través de la firma HISMA-ROWAK.
La finalización de la Guerra Civil pareció abrir de nuevo una
etapa de bonanza para las Islas, pero, el inicio unos meses más tarde de
la Segunda Guerra Mundial, significó el principio de una nueva fase de
dificultades para el Archipiélago. A lo anterior hubo que sumar los
efectos de la política autárquica implementada por los vencedores de la
Guerra Civil. En síntesis, el dirigismo oficial y las dificultades de la
coyuntura internacional provocaron la contracción de los flujos
comerciales y un cambio en su orientación geográfica, con el creciente
protagonismo peninsular en detrimento de los mercados europeos
habituales. En este sentido, el coeficiente de apertura para la economía
isleña se redujo al 23 por ciento durante la Segunda Guerra Mundial,
en claro contraste con el 64 por ciento de la primera mitad de los años
treinta. Asimismo, las exportaciones al extranjero, que antes de la
Guerra Civil suponían el 85 por ciento del total de las realizadas desde
las Islas, disminuyeron al 55 por ciento durante ésta, y al 5 por ciento
en el conflicto mundial. La participación de los mercados extranjeros en
las importaciones isleñas tuvo una evolución parecida: del 90 por ciento
en el primer quinquenio de los años treinta y del 16 por ciento entre
1941 y 1945.
Buena parte de la responsabilidad de lo ocurrido tuvo que ver con
la férrea política en materia cambiaria que llevaron a cabo las
autoridades franquistas durante la Autarquía. La fijación de la paridad
64
de la peseta se convirtió en una razón de Estado. Ello explica su
sobrevaloración, aunque estuviese en clara contradicción con la
estrategia autárquica. Sus consecuencias fueron nefastas para una
economía abierta como la canaria, pues desincentivaba las actividades
generadoras de divisas –las exportaciones, las remesas de emigrantes y
la inversión extranjera– y animaba la importación, que contaba el
atractivo añadido de las tensiones inflacionistas en el mercado interno.
No obstante, el casi total aislamiento en el que quedó el
Archipiélago, como consecuencia del desarrollo del conflicto bélico
internacional, iba a proporcionar, de nuevo, un cierto margen de
maniobra a las autoridades locales. Esta autonomía en la gestión
económica y, sobre todo, en los aspectos referidos al comercio exterior
recayó en una institución propia creada durante este periodo, el Mando
Económico de las Islas Canarias. Este organismo supuso la vuelta de la
dirección de los asuntos socioeconómicos a la esfera castrense, la
supresión de la diferenciación competencial entre el mercado interior y
exterior, y, en definitiva, el establecimiento de una política económica y
social regional. En cuanto a la estructura administrativa, hubo pocos
cambios, pues la jurisdicción estatal fue cedida a la Capitanía General
de Canarias.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, Canarias logró recuperar
la actividad exterior, si bien continuó encorsetada por los mecanismos
de control del comercio exterior y del mercado de divisas impuesto por
el gobierno estatal. No obstante, se adoptaron algunas medidas
específicas para atenuar esta circunstancia, como el establecimiento de
cupos de libre disposición en moneda extranjera o tipos de cambio
preferenciales para algunos productos isleños de exportación, todo ello
en aras a potenciar los sectores que podían generar divisas para el
Estado. Así, las exportaciones experimentaron una rápida recuperación
a partir de la segunda mitad de la década de 1950, gracias al buen
comportamiento que experimentaron nuestros consumidores
tradicionales. Por el lado de las importaciones, si bien los controles se
65
suavizaron durante los años cincuenta, no fue hasta la década
siguiente que Canarias logró volver a disfrutar de mayor grado de
autonomía para abastecerse en los mercados internacionales.
Este cúmulo de circunstancias influyó de manera decisiva en la
evolución de nuestra economía, pudiendo distinguir claramente dos
etapas (cfr. gráfico 2.3). La primera de ellas coincidiría con los dos
conflictos bélicos que afectaron al Archipiélago –Guerra Civil y Segunda
Guerra Mundial–, en la que se produjo un estancamiento. La falta de
crecimiento de la actividad productiva tuvo lugar como consecuencia,
no solo del aislamiento que padeció Canarias en esa época, sino
también de la política de ordeno y mando impuesta por las autoridades
estatales. Y los resultados no fueron peores gracias al cierto margen de
maniobra de que dispusieron las administraciones locales.
GRÁFICO 2.3 Evolución del P.I.B. en Canarias
(Millones de euros de 2009)
Fuente: ALCAIDE INCHAUSTI, J. (2003).
Una vez superada esa coyuntura, desde la segunda mitad de los
años cuarenta y durante toda la década siguiente, asistimos a un
proceso de recuperación de la dinámica de crecimiento de la economía
0
200
400
600
800
1.000
1.200
1.400
1.600
1.800
2.000
1935 1940 1945 1950 1955 1960
66
canaria. En este sentido, se debe señalar que el encorsetamiento
autárquico, si bien continuó vigente durante esta segunda fase, se fue
suavizando. Y ello gracias a las presiones ejercidas por los grupos de
intereses existentes en el Archipiélago, que lograron modular en parte el
impacto negativo que la intervención estatal tuvo sobre la economía
isleña.
En comparación con el resto del estado, la tasa de crecimiento
medio anual del P.I.B. isleño, en términos reales, fue algo superior
durante el intervalo temporal seleccionado, pues mientras la ratio
nacional se situaba en el 2,1 por ciento, la correspondiente a Canarias
fue del 2,8 por ciento. No obstante, estos guarismos reflejan una
evolución dispar, pues se redujo considerablemente la distancia
existente con anterioridad entre ambos, ya que los resultados obtenidos
en la etapa precedente se situaban en el 1,7 y el 2,6 por ciento,
respectivamente.
GRÁFICO 2.4 Peso relativo del sector primario en el P.I.B. y en el empleo de Canarias
(Porcentaje)
Fuente: ALCAIDE INCHAUSTI, J. (2003).
En cuanto a la estructura productiva, durante la Autarquía se
produjo una recuperación de posiciones por parte del sector primario,
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
1935 1940 1945 1950 1955 1960
Sobre el PIB
Sobre el Empleo
67
tanto en relación al P.I.B., como, sobre todo, al empleo (cfr. gráfico 2.4).
No en vano, ya hemos indicado más arriba que las actividades
agropecuarias se vieron apoyadas por las nuevas instancias
gubernamentales, tanto para el autoabastecimiento como para la
exportación. En el primer caso, se explica por la propia lógica de la
política autárquica, y en el segundo, porque el segmento agroexportador
isleño fue una de las principales fuentes de divisas para el Estado
durante buena parte de ese periodo, por lo que tuvo un tratamiento, en
cierto sentido, privilegiado.
En cuanto al resto de actividades económicas, los servicios
sufrieron un ligero retroceso durante la doble coyuntura bélica de 1936
a 1945, sobre todo porque los puertos isleños vieron que el dinamismo
mostrado durante el periodo anterior disminuía de manera significativa.
No obstante, una vez que se normalizó la situación internacional,
volvieron a desempeñar un papel protagonista como motor de la
economía insular. A ello también contribuyeron otros elementos
adicionales, como el cierre del Canal de Suez en 1957 o el desarrollo del
caladero canario-sahariano, que convirtió a los puertos isleños en base
de operaciones para las flotas pesqueras de numerosos países.
Por su lado, la industria y la construcción tuvieron un
significativo avance durante la Guerra Civil y los años cuarenta. Las
actividades manufactureras, porque se convirtieron en uno de los ejes
de la política autárquica. Ahora bien, sus resultados no fueron muy
halagüeños, pues muchas de las unidades de producción puestas en
marcha fueron poco eficientes debido a la escasez y/o mala calidad de
las materias primas, así como a los elevados costes de fabricación. Su
supervivencia, por tanto, quedó ligada a la existencia de medidas
proteccionistas y a las subvenciones públicas. En cuanto a la
construcción, fue un instrumento recurrente de las distintas
administraciones para paliar el problema del desempleo.
A modo de síntesis, podemos indicar que, en este periodo, el
modelo económico isleño sufrió una importante transformación, ya que,
68
si bien una parte de su aparato productivo continuó vinculado al
mercado internacional para la obtención de ingresos, se obligó a todos
los sectores a abastecerse de forma preferente en el mercado
peninsular, con unos costes más elevados. Los resultados de este
proceso fueron la contracción de la actividad económica y la detención
del proceso de cambio estructural que se había iniciado en la etapa
anterior.
3. La recuperación de las singularidades
económicas isleñas
El boom turístico que se inició en Canarias a partir de los años
sesenta, supuso un cambio importante de su estructura productiva,
pues este sector se convirtió ahora en el principal elemento dinamizador
de la economía. A ello hay que sumar el paulatino proceso de
liberalización de las relaciones económicas con el extranjero, culminado
con el establecimiento del Régimen Económico y Fiscal de 1972, que
dotó de nuevo al Archipiélago de un importante nivel de competitividad
en el ámbito internacional. Todo ello se tradujo en una nueva fase de
expansión económica, aunque no exenta de dificultades, ya que su
vinculación exterior le hizo ser sensible a las crisis económicas
internacionales, especialmente a la denominada segunda crisis del
petróleo iniciada en 1979, que se extendería hasta mediados de la
década siguiente. Asimismo, la instauración de la democracia trajo
consigo el inicio de un proceso de descentralización administrativa, que
derivaría en la puesta en marcha y desarrollo del Estado de las
Autonomías.
Los veinticinco años que van desde 1960 a 1985 constituyeron un
periodo de importantísimos cambios en España y en Canarias. En el
ámbito económico, se pasa de un modelo autárquico, cerrado, a una
69
progresiva apertura que culminará con la incorporación del país a la
Comunidad Europea en 1986. El pistoletazo de salida lo dio la puesta
en marcha del Decreto-Ley de Nueva Ordenación Económica de julio de
1959, más conocido como Plan de Estabilización. Como se señalaba en
el memorándum dirigido aquel año al Fondo Monetario Internacional y
a la Organización Europea de Cooperación Económica, había “llegado el
momento de orientar la política económica en el sentido de situar la
economía española en línea con los países del mundo occidental y
liberarla del intervencionismo que, heredado del pasado, no se ajusta a
las necesidades de la situación actual”.
En el Archipiélago, la liberalización del comercio exterior y del
mercado de divisas, así como el diseño de unos Planes de Desarrollo
específicos, provocaron, no sólo un considerable crecimiento económico,
sino también un gran cambio estructural en favor del sector servicios39.
Esta terciarización, basada en el turismo, supuso la reafirmación de la
opción internacionalista de su modelo económico, en un momento en el
que el sector agroexportador comenzaba a perder posiciones en los
mercados europeos.
Para evitar cualquier intento por parte estatal de retrocesión en
las especificidades conseguidas durante los años sesenta, los agentes
socioeconómicos isleños impulsaron la promulgación de un nuevo
marco regulador de la economía isleña, el Régimen Económico y Fiscal
de Canarias, que finalmente sería aprobado en 1972. Esta normativa
devolvía al Archipiélago buena parte de las peculiaridades comerciales y
fiscales que poseía antes de la Guerra Civil. Por tanto, las Islas
recuperaban un modelo impositivo con una tributación menor que en el
resto de territorio nacional, al menos para muchos de los impuestos
indirectos, y se le volvía a otorgar un amplio margen de maniobra en
sus relaciones económicas externas. No obstante, contenía algunas
39 Para el análisis de la evolución económica de este periodo hemos seguido
fundamentalmente los trabajos de RODRÍGUEZ MARTÍN, J.A. (1991) y MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2001).
70
medidas de carácter proteccionista, como el mantenimiento del
monopolio estatal de los transportes, la reserva del mercado nacional
para el plátano o la implementación de arbitrios a la entrada de
mercancías. Estos últimos tenían una doble finalidad, de una parte,
proteger a determinadas producciones locales de la competencia
exterior y, por otro lado, aportar financiación adicional a los
ayuntamientos canarios y a los cabildos insulares.
GRÁFICO 2.5 Evolución del P.I.B. del Archipiélago
(Millones de euros de 2009)
Fuente: ALCAIDE INCHAUSTI, J. (2003).
Estos cambios en el marco institucional que regulaba la economía
canaria propiciaron, tal y como indicamos con anterioridad, una
paulatina liberalización de la misma, recuperando buena parte de la
autonomía que disfrutaba antes del establecimiento de la Autarquía. De
hecho, la tasa de apertura exterior de las Islas, que se situaba en el 18
por ciento en la segunda mitad de los años cincuenta, se elevó al 47 por
ciento a comienzos de la década de 1980. Este proceso liberalizador
tuvo como consecuencia que la tasa de crecimiento del P.I.B. regional
lograse unos guarismos desconocidos hasta ese momento (cfr. gráfico
2.5). Así, entre 1960 y 1985, esta ratio fue del 19,43 por ciento como
0
2.000
4.000
6.000
8.000
10.000
12.000
1960 1965 1970 1975 1980 1985
71
promedio anual, multiplicando casi por 8 la media que se había
calculado para los periodos precedentes. Además, supera en casi seis
puntos porcentuales el resultado que se obtiene para el conjunto de
España en el mismo intervalo temporal.
Ahora bien, en su evolución cabe distinguir dos fases bien
diferenciadas. La primera de ellas, de evidente aceleración, desde la
puesta en marcha de los Planes de Liberalización y Estabilización en
1959 hasta mediados de la década de 1970. A partir de ese momento,
asistimos a una desaceleración del ritmo de crecimiento como
consecuencia del impacto de la crisis internacional, que se transformó
en estancamiento durante los primeros años ochenta. La dependencia
exterior de la economía canaria fue uno de los elementos que
propiciaron esta ralentización, debido al descenso de la demanda en los
principales destinos de nuestra oferta, tanto de bienes como de
servicios. No obstante, las Islas, precisamente por contar con un marco
de actuación específico desde 1972, pudieron sortear mejor esta
coyuntura adversa que el resto de España. Así, su tasa de crecimiento
medio anual del P.I.B. entre 1975 y 1985 fue del 2,6 por ciento,
mientras que la del conjunto nacional se situaba en el 1,7 por ciento en
idéntico periodo.
Por otra parte, la recuperación, aunque no de forma plena, de la
orientación librecambista del modelo económico isleño, trajo consigo un
importante cambio en su estructura productiva, ya que ahora sería el
sector servicios el que ostentaría la primacía dentro de ella como
consecuencia del desarrollo turístico, que se convirtió en el principal
motor de nuestra economía (cfr. cuadro 2.1). Ahora bien, sería
exagerado, como se suele hacer habitualmente, atribuirle en exclusiva
ese rol. En este sentido, se debe destacar que el incremento del peso
relativo de los servicios también se explica por la continuidad del papel
que desempeñaba la actividad portuaria desde finales del siglo XIX, y
que, en la etapa que estamos ahora analizando, se vería impulsado al
convertirse el Archipiélago en la principal base de operaciones de la
72
flota pesquera internacional que faenaba en los caladeros del África
occidental y, más concretamente, en el denominado canario-sahariano.
A ello debemos añadir el aumento del tamaño del mercado interior,
tanto en lo que se refiere al número de potenciales consumidores como
al de su capacidad de gasto.
CUADRO 2.1 Estructura sectorial del P.I.B. en Canarias
(Porcentaje)
Agricultura Construcción Industria Servicios
1960 27,98 4,97 16,65 50,39
1965 18,18 8,12 16,88 56,82
1970 13,34 12,24 15,63 62,70
1975 8,98 13,03 11,16 66,83
1980 7,09 13,30 10,87 68,74
1985 6,16 9,93 11,03 72,87
Fuente: ALCAIDE INCHAUSTI, J. (2003)
Además, se debe reivindicar la contribución de otros sectores,
como el agropecuario que, si bien desciende su participación en la
estructura productiva de las Islas, su producción no descendió en
términos absolutos, y ello repercutió positivamente en nuestras
exportaciones. Asimismo, la construcción conoció un importante avance
en estos momentos de la mano del turismo, pero también de las
necesidades de viviendas por el crecimiento demográfico y de las
inversiones públicas en infraestructuras. Por último, indicar que la
actividad industrial sufrió una importante reorganización que provocó
un ligero descenso de su representatividad en el tejido productivo
isleño. Reorganización que pasó por la eliminación de aquellas ramas
fabriles impulsadas durante la Autarquía, y que eran manifiestamente
ineficientes si no contaban con el apoyo financiero de las
administraciones públicas y un mercado cautivo gracias al
proteccionismo. No obstante, algunas manufacturas experimentaron
73
una cierta expansión, como las labores tabaqueras y las industrias
transformadoras de la pesca, que se vieron beneficiadas por las
inversiones tanto locales como foráneas. A ellas se deben añadir
aquellas actividades relacionadas con la energía, como la producción
eléctrica o el refinado de petróleo, cuya oferta se incrementó de forma
sustancial. Incluso la propia crisis de los años setenta impulsó todas
aquellas actividades relacionadas con los combustibles líquidos.
CUADRO 2.2 Distribución sectorial del empleo en las Islas
(Porcentaje)
Agricultura Construcción Industria Servicios
1960 53,50 5,84 7,99 32,68
1965 43,46 8,17 9,81 38,55
1970 31,14 12,00 9,99 46,87
1975 23,14 11,31 9,94 55,61
1980 19,07 11,00 9,49 60,44
1985 14,11 9,45 9,58 66,87
Fuente: ALCAIDE INCHAUSTI, J. (2003).
Esta transformación que se produjo en la estructura productiva
tuvo su reflejo en la distribución sectorial del empleo (cfr. cuadro 2.2).
No en vano, el desarrollo acelerado del sector servicios demandaba una
importante cantidad de mano de obra, que, en su mayoría, procedía de
las actividades agropecuarias. Aunque en menor medida, la
construcción también necesitó aportes adicionales de unidades
laborales, que tenían el mismo origen. Este trasvase de empleos implicó
una cierta modernización de la agricultura, en particular de la
orientada a la exportación, ya que, para incrementar la producción
utilizando menores cantidades de factor trabajo, hubo que incorporar
innovaciones. Por otra parte, también se debe indicar, que la puesta en
marcha de otros negocios distintos a los agrarios favoreció la reducción
del subempleo presente en este sector durante el periodo autárquico.
74
4. El encaje institucional de las Islas en Europa
En 1986 se produjo la adhesión del Reino de España a la
Comunidad Económica Europea, lo que para las Islas supuso una etapa
de incertidumbre en su marco institucional motivada, tanto por los
desacuerdos sobre la modalidad específica de integración del
Archipiélago, como por los posteriores cambios registrados en el todavía
inconcluso proceso de conformación de la Unión Europea. De todas
formas, la consecución de un nuevo Régimen Económico y Fiscal en la
primera mitad de los noventa, que supuso la adecuación de la realidad
isleña en el marco europeo, unido a la bonanza económica, al menos
hasta 2007, ha permitido una nueva fase expansiva en la que Canarias
parece haber dado un gran salto hacia adelante, si bien ello no ha
implicado cambios en su estructura productiva, pues continúa
dependiendo en gran medida de la actividad turística40.
Como hemos indicado, si hay un hecho que ha marcado el
escenario en el que ha debido desenvolverse la economía de las Islas en
los últimos veinticinco años, éste ha sido la entrada de España, y con
ella Canarias, en la Comunidad Económica Europea41. Desde el mismo
momento en que se iniciaron las negociaciones a nivel nacional,
comenzó a plantearse la posibilidad de que el Archipiélago pudiera
mantener parte de su régimen económico y fiscal diferenciado recogido
en la Ley 30/1972, de 22 de julio, cumpliendo con lo que señalaba su
artículo 4, en el que explícitamente se indicaba que «(e)n el caso de una
futura vinculación de España a áreas o comunidades económicas
40 Para la descripción de la economía canaria durante este periodo hemos
seguido los textos de VV.AA. (1995); RODRÍGUEZ MARTÍN, J.A. (2007) y RIVERO CEBALLOS, J.L. (2007)
41 Las referencias bibliográficas relativas al modo de incorporación de Canarias a la CEE son muy numerosas, e incontables las recogidas en la prensa. Entre ellas destacamos por su sencillez la de ASÍN CABRERA, M.A. (1991).
75
supranacionales, en las negociaciones correspondientes se tendrá en
cuenta para su defensa, la peculiaridad que supone dentro de la
comunidad nacional el régimen especial de Canarias». Un aspecto que
también figuraba en la primera redacción del Estatuto de Autonomía de
Canarias de 1982, concretamente en el artículo 45.2 del mismo, así
como en la propia Constitución Española, que en la disposición
adicional tercera señalaba que «(l)a modificación del régimen económico y
fiscal del archipiélago canario requerirá informe previo de la Comunidad
Autónoma o, en su caso, del órgano provisional autonómico».
A la hora de discutir la forma de integración de Canarias, se
barajaban tres posibilidades42. La conocida como opción 1 implicaba
que las Islas entraban en las mismas condiciones que el resto de
España; la opción 2 suponía la adhesión con condiciones, y la opción 3,
rápidamente desechada, la no integración. La discusión se centraba
entonces, no en la entrada o no de las Islas en la Comunidad
Económica Europea, sino en las circunstancias en las que se produciría
esa entrada. Tras un largo y, en ocasiones, agrio debate, el Parlamento
de Canarias aprobaba el 1 de diciembre de 1983 la que se denominaba
“Declaración española sobre Canarias”, por la que se escogía la segunda
de las tres alternativas. Ahora bien, en esa misma Declaración se
incluía la implantación de un periodo de reflexión de tres años, para
que en el caso de querer un replanteamiento de las condiciones de la
adhesión, pudiera llevarse a cabo. La incertidumbre no cejaba.
De esta forma, Canarias se integraba en la Comunidad Europea el
primero de enero de 1986, junto al resto del Estado, aunque en el
artículo 25 del Tratado de Adhesión de España a las Comunidades
Europeas y, más específicamente, el Protocolo nº 2 del Acta, se
recogieron las características del régimen especial de Canarias. En
primer lugar, las Islas no entraban en el territorio aduanero común, ni
42 De los principales estudios previos, destacar MUSTO, S. (1981); SERVICIO
DE ESTUDIOS ECONÓMICOS DEL BANCO EXTERIOR DE ESPAÑA (1982); BANCO DE BILBAO (1983); o PÉREZ VOITURIEZ, A. (1985).
76
iban a participar de la Política Comercial, Pesquera ni Agrícola Común,
aunque se podían acoger a los programas del FEOGA-Orientación. En
segundo término, en ellas no se iba a aplicar el sistema común del
Impuesto sobre el Valor Añadido. Y, finalmente, se mantenían los
arbitrios insulares.
Sin embargo, estas condiciones duraron muy poco. La opción 2
había sido elegida en un clima de discusión y pronto volvieron a aflorar
los problemas, pues los sectores más perjudicados insistieron en la
modificación. Como el apartado 4º del artículo 25 del Acta de Adhesión
de España recogía esa posibilidad, el Parlamento de Canarias solicitaba
la integración plena de las Islas en la Unión Europea en diciembre de
1989, siempre que se respetaran las peculiaridades isleñas. El Gobierno
de España trasladaba esa solicitud a la Comunidad tres meses después,
y en junio de 1991 se aprobaba el Reglamento (CEE) nº 1911/91 del
Consejo, de 26 de junio, relativo a la aplicación de las disposiciones del
Derecho comunitario en las Islas Canarias.
Ahora bien, aunque a partir de ese momento fueran de aplicación
en el Archipiélago las políticas comunes europeas, se estableció el
programa de acciones específicas para la lejanía e insularidad de
Canarias (POSEICAN) por medio de la Decisión del Consejo
91/314/CEE, de 26 de junio, que señalaba la necesidad de aplicar un
conjunto de medidas particulares en aspectos referentes a la actividad
agrícola, pesquera y comercial, a la vez que salvaguardar determinados
aspectos aduaneros y fiscales que han caracterizado la historia
económica de las Islas. No se trataba de algo excepcional, pues otros
territorios comunitarios alejados de Europa tenían programas similares
como los Departamentos de Ultramar franceses con el POSEIDOM, y en
Madeira y Azores con el POSEIMA,
Así, por una parte, para determinados productos considerados
sensibles se fijaron políticas comerciales y aduaneras específicas,
aunque con carácter transitorio, ya que paulatinamente deben irse
homologando al resto del territorio comunitario. En la línea de esa
77
diferenciación comercial, aduanera y fiscal estaría la redacción de un
nuevo Régimen Económico y Fiscal de Canarias. Si por la Ley 20/1991,
de 7 de junio, se modificaban los aspectos fiscales del mismo, la Ley
19/1994, de 6 de julio, procedía a una modificación mucho mayor del
REF, además de incluir la creación de la Zona Especial de Canarias
(ZEC) y la Reserva para Inversiones de Canarias (RIC).
Por otra parte, el Reglamento (CEE) nº 1601/92 del Consejo, de
15 de junio de 1992, ponía en marcha el Régimen Específico de
Abastecimiento (REA) con el objetivo de disminuir el impacto sobre los
precios de los productos alimenticios importados en Canarias derivados
de la plena integración en la Comunidad, además de igualar en la
medida de lo posible el coste de los mismos con el habitual en el
territorio continental europeo. Para poder cumplir con el fin previsto, se
diseñaron dos tipos de estrategias dependiendo desde donde se hicieran
las importaciones. Así, determinados artículos alimenticios de origen no
comunitario han quedado exonerados del pago de derechos de aduanas,
mientras que la introducción de los procedentes del resto de la Unión
Europea recibe ayudas que pretenden cubrir los costes de
desplazamiento hasta las Islas43.
Todas estas cuestiones han quedado, en cierta manera,
consolidadas con la reciente entrada en vigor del Tratado de Lisboa, ya
que el artículo 292, apartado 2 de la Constitución Europea de 2004
establece la necesidad de reconocer las especificidades de las Regiones
Ultraperiféricas (RUP) –Azores, Canarias, Guadalupe, Guayana,
Madeira, Martinica y Reunión– y de desarrollar una estrategia europea
para apoyarlas. Dicha estrategia se centra en tres grandes ejes: reducir
los déficit de accesibilidad y los efectos de las demás desventajas de
estos territorios –lejanía, insularidad, reducida superficie, relieve y
43 En noviembre de 1999, la Dirección General de Promoción Económica de la
Consejería de Economía y Hacienda publicaba el informe realizado por A. Martínez Muñoa sobre los resultados de la aplicación del Régimen Específico de Abastecimiento de las Islas Canarias en las campañas 1992/93 a 1998/99, de obligada consulta para conocer la evolución del mismo. Más recientemente NUEZ YÁNEZ, J.S. y REDONDO ZAERA, M. (2008) han realizado un estudio sobre esta cuestión.
78
clima adversos y dependencia económica de un reducido número de
productos–, mejorar su competitividad y facilitar la integración
regional44.
GRÁFICO 2.6 Evolución del P.I.B. en Canarias
(Millones de euros de 2009)
Fuente: Contabilidad Regional de España
En términos generales, la economía canaria muestra una senda
de crecimiento prácticamente constante en el último cuarto de siglo,
una vez que se hubo recuperado del impacto negativo de la crisis
energética (cfr gráfico 2.6). Así, el producto interior bruto de las Islas
creció a una tasa media anual de 22,6 por ciento entre 1984 y 2009,
algo superior a la que se obtenía para la etapa anterior, y que también
duplica la calculada para el conjunto de la economía española, que fue
del 10 por ciento en los últimos veinticinco años45. Esta situación de
bonanza económica se prolongaría hasta 2007, pues en los dos
ejercicios siguientes se inició la recesión en la que nos encontramos
44 ASÍN CABRERA, M.A. (2010). 45 No obstante, estos ratios han de contemplarse con suma cautela a la hora de
compararlos con los de etapas anteriores, pues ahora estamos usando una fuente distinta de la que empleamos en los capítulos precedentes para conocer la evolución del P.I.B.
0
5.000
10.000
15.000
20.000
25.000
30.000
35.000
40.000
45.000
1985 1987 1989 1991 1993 1995 1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009
79
actualmente, sin que sepamos a ciencia cierta cuándo se producirá la
ansiada recuperación.
La distribución por sectores de la producción regional muestra
que la construcción y, sobre todo, los servicios son los que han
contribuido en mayor medida a la evolución seguida por la misma (cfr.
cuadro 2.3). Evidentemente, dentro del proceso de creciente
terciarización que ha experimentado el sistema económico de las Islas,
el turismo ha desempeñado un papel crucial. Pero, como se puso de
manifiesto en los párrafos precedentes, no ha sido el único responsable,
pues por sí mismo apenas explica la mitad del valor de la producción
obtenida por el conjunto de las ramas de actividad que componen el
sector terciario. El resto hay que achacarlo al propio aumento de la
demanda local, que corre paralelo al auge demográfico de estos años.
No en vano, Canarias dispone de un mercado interior de dimensiones
similares a las que pueden tener otras regiones españolas como el País
Vasco o Aragón, y ocupa el séptimo lugar dentro del conjunto de las
comunidades autónomas españolas, según los datos oficiales de
población referidos al 1 de enero de 2010.
CUADRO 2.3. Distribución sectorial del P.I.B. en Canarias
(Porcentaje)
Agricultura Construcción Industria Servicios
1986 4,74 8,31 13,05 73,90
1990 4,30 10,23 12,08 73,39
1995 3,02 7,46 9,64 79,88
2000 2,05 9,06 7,43 81,46
2005 1,49 11,71 7,02 79,78
2009 1,10 9,76 5,94 83,20
Fuente: Contabilidad Regional de España.
Por su parte, el retroceso de la industria es ya una constante en el
devenir histórico-económico de las Islas. Tan sólo la rama energética se
80
aparta de esta constante. En cuanto al sector agropecuario, su caída
viene determinada, en gran medida, porque no ha logrado, dentro del
marco institucional vigente, encontrar un clima de certidumbre que
haga viable su continuidad. Así, por lo que se refiere a la producción
destinada a satisfacer el consumo interno, ha estado sometida a la
presión ejercida por la oferta foránea, contando esta última, además,
con el apoyo gubernamental en detrimento de las alternativas que
ofrecen los agricultores isleños. En el caso de la actividad
agroexportadora, los continuos cambios en el marco legal, sobre todo en
el ámbito de la protección en el seno del Mercado Único Europeo, ha
favorecido a sus competidores extracomunitarios.
CUADRO 2.4 Estructura sectorial del empleo en las Islas
(Porcentaje)
Agricultura Construcción Industria Servicios
1986 13,43 11,40 8,48 66,69
1990 8,23 11,99 8,19 71,59
1995 8,22 9,61 7,40 74,76
2000 3,30 13,85 6,75 76,09
2005 2,25 14,78 6,21 76,75
2008 1,88 12,65 5,98 79,49
Fuente: Contabilidad Regional de España.
En relación al empleo, la segmentación por grandes ramas de
actividad económica del mismo pone de manifiesto unas tendencias
similares a las descritas para la producción, es decir, el protagonismo
indiscutible y creciente de los servicios y, en menor medida, de la
construcción, así como la pérdida de importancia relativa de los otros
dos sectores (cfr. cuadro 2.4). Quizás el caso de la construcción merezca
una explicación adicional, ya que es el que presenta un comportamiento
más irregular. Los descensos que se observan en 1995 y 2008
obedecen, sin lugar a dudas, al impacto negativo de las dos grandes
81
crisis económicas que se han dado durante el periodo objeto de análisis
en este apartado, la de los primeros años noventa y la de finales de la
primera década del siglo XXI que estamos padeciendo actualmente. En
ese sentido, no debemos perder de vista que se trata de una de las
actividades económicas más intensivas en la utilización del factor
trabajo, y que, por tanto, el nivel de ocupación en la misma es muy
sensible a la coyuntura.
83
Desde la colonización del Archipiélago, dos actividades se
configuraron como pilares de la economía isleña: la agricultura de
exportación y la prestación de servicios de variada índole al tráfico
marítimo internacional46. Este binomio se mantuvo hasta que, en la
década de 1960, se inició una profunda transformación de la estructura
productiva de las Islas, en la que el turismo y la construcción
comenzaron a tener cada vez un mayor protagonismo como sectores
motrices. Por su parte, los puertos, y ahora también los aeropuertos,
continuaron desempeñando una importante función económica en las
relaciones externas de Canarias, mientras que las actividades agrarias
de exportación fueron perdiendo importancia relativa a medida que nos
acercamos a la actualidad47.
El papel que ha desempeñado históricamente Canarias como base
logística para las relaciones económicas internacionales en el Atlántico
medio, fue posible gracias a la confluencia de varios factores. En primer
lugar, su posición geoestratégica respecto a las principales rutas
marítimas, y posteriormente aéreas, de esta zona del planeta. En
segundo lugar, el haber dispuesto de un marco institucional específico,
distinto del aplicado en el resto del territorio nacional. Un marco
institucional que, a lo largo de los últimos cinco siglos, impulsó, casi
46 Una primera aproximación a esta cuestión ya fue planteada por el profesor
MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2001). 47 Sobre la evolución seguida por la agricultura canaria de exportación en el
periodo capitalista, ver, entre otros, NUEZ YÁNEZ, J.S. (2005) y NUEZ YÁNEZ, J.S. y CÁCERES HERNÁNDEZ, J.J. (2007).
84
siempre, la internacionalización competitiva de la economía isleña. Sólo
durante la primera mitad del siglo XIX, con la instauración del Estado
liberal en España, y durante la Autarquía del primer franquismo esas
especificidades quedaron prácticamente anuladas. Otra ventaja
comparativa que poseía el Archipiélago era una importante oferta
agroexportadora que permitía cubrir los huecos de las bodegas de los
mercantes que volvían al Viejo Continente desde las repúblicas
latinoamericanas, desde las colonias africanas o desde el Lejano
Oriente. Y, finalmente, el desarrollo de las infraestructuras de
transporte y telecomunicaciones necesarias para poder llevar a cabo
esta función de plataforma para las relaciones económicas entre
Europa, África y América.
1. El tráfico marítimo
La intensificación de los factores descritos a partir de 1852, con la
promulgación del Régimen de Puertos Francos, fue la que colocó a las
Islas como uno de los principales centros neurálgicos en la expansión
de las transacciones mercantiles internacionales durante la etapa
capitalista. Y en este sentido, destaca sobremanera el auge de las
actividades portuarias durante el último siglo y medio. Tanto el número
de buques como el tamaño de los mismos, medido en toneladas de
registro bruto, no han parado de crecer desde entonces (cfr. gráfico 1).
No obstante, esta dinámica, en general, positiva, se ha visto afectada
por determinadas coyunturas recesivas durante el periodo analizado.
Así, podemos destacar el impacto negativo de los conflictos bélicos,
como las dos guerras mundiales o la Guerra Civil española, que dejaron
al Archipiélago sumido en un importante aislamiento. También las
grandes crisis económicas del capitalismo, como el crack de 1929, la
denominada crisis del petróleo, la recesión de la primera mitad de la
85
década de 1990 o la actual coyuntura negativa que estamos
padeciendo, tuvieron algunas consecuencias en el mismo sentido sobre
el tráfico marítimo que pasaba por los puertos canarios. Otros, sin
embargo, tuvieron un impacto muy positivo, como la guerra de precios
de las carboneras establecidas en Canarias en 1910 o el cierre del
Canal de Suez entre 1956 y 1957 y, nuevamente, entre 1967 y 1975.
GRÁFICO 3.1 Tráfico marítimo en los puertos canarios, 1861-2009
(Medias de cada periodo)
Fuente: CABRERA ARMAS, L.G. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (2008); CARNERO LORENZO, F. y PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2007); RUIZ ROMERO DE LA CRUZ, E.M. (2004) y Autoridades Portuarias de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife.
Además de los elementos exógenos expuestos en la introducción
de este capítulo, existieron factores endógenos al propio sector
portuario insular que potenciaron su expansión. En primer lugar, su
amplia capacidad de adaptación a los cambios tecnológicos acaecidos
en la navegación marítima. Así, el paso de la vela al vapor, durante la
segunda mitad del siglo XIX, supuso que los navíos debían realizar
frecuentes escalas para aprovisionarse del nuevo combustible, el
carbón, además de otros suministros (agua y víveres). Canarias supo
entonces convertirse en una de las estaciones de avituallamiento más
0
5
10
15
20
25
30
35
1861-65 1881-85 1901-05 1921-25 1941-45 1961-65 1981-85 2001-05
Mil
es d
e n
aví
os
0
50
100
150
200
250
300
350
Mil
llon
es
de
T.R
.B.
T.R.B.
Nº de buques
86
importantes en el tráfico con el Atlántico sur (cfr. gráfico 3.2).
Coincidiendo este momento, además, con el inicio de la nueva fase
imperialista a finales de esa centuria, potenciada por la Conferencia de
Berlín de 1884.
GRÁFICO 3.2 Suministro de combustible en los puertos de Santa Cruz de Tenerife
y La Luz y Las Palmas, 1857-2009 (Promedio de cada periodo en miles de toneladas)
Fuente: CARNERO LORENZO, F. y PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2007); RUIZ ROMERO DE LA CRUZ, E.M. (2004) y Autoridades Portuarias de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife.
También fue capaz de adaptarse de una forma precoz a la
transformación que significó para la navegación la sustitución del
carbón por el petróleo, que se produjo en el periodo de entreguerras.
Durante esos años se establecieron en las Islas importantes empresas
distribuidoras de combustibles líquidos y lubricantes, como Vacuum
Oil, Texaco o Shell. Otro de los hechos más importantes en este sentido
fue la instalación de una refinería por parte de CEPSA en Tenerife a
comienzos de los años treinta48. Tras la superación de la doble
coyuntura bélica ocasionada por la Guerra Civil española y la Segunda
48 PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2010b).
0
500
1.000
1.500
2.000
2.500
3.000
3.500
1857-60 1876-80 1896-00 1916-20 1936-40 1956-60 1976-80 1996-00
Petróleo Carbón
87
Guerra Mundial, se establecieron otras compañías suministradoras,
como la British Petroleum o Exxon, al tiempo que las más antiguas
ampliaban sus unidades de almacenamiento y de distribución49. Esta
tónica se ha mantenido hasta la actualidad, incorporándose nuevas
empresas, como Repsol-YPF, Ducar, Olecasa o Petrocan50.
GRÁFICO 3.3 Flota isleña que faenaba en el banco canario-sahariano
(Nº de embarcaciones)
Fuente: DÍAZ DE LA PAZ, A. (2011) y MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (2010).
La actividad pesquera se constituyó en otro elemento motriz del
desarrollo portuario del Archipiélago. Tras la atonía experimentada
durante buena parte del siglo XIX, se observa una cierta expansión a lo
largo del primer tercio de la centuria siguiente. Así al menos se
desprende de la evolución del número de buques que realizaba sus
faenas en las aguas del denominado banco pesquero canario-sahariano
en esa época (cfr. gráfico 3.3). Esto, a su vez, propició el desarrollo de
una industria derivada destinada, en gran medida, a la exportación
49 QUINTANA NAVARRO, F. (1996: 191-192). 50 Autoridades Portuarias de Las Palmas y de Santa Cruz de Tenerife.
0
20
40
60
80
100
120
140
160
180
200
1818 1830 1852 1865 1887 1901 1922 1935 1943
88
hacia Europa y África, que contaba en 1933 con 21 establecimientos
localizados en Lanzarote, Gran Canaria, Tenerife y La Gomera51.
GRÁFICO 3.4 Flota pesquera con base en los puertos canarios
(Nº de embarcaciones)
Fuente: Autoridades Portuarias de Las Palmas y de Santa Cruz de Tenerife.
Ahora bien, la intensificación en la explotación de los caladeros
próximos a las Islas no se producirá hasta después de la Segunda
Guerra Mundial, contribuyendo así a la recuperación y expansión
posterior de los puertos isleños52. Esto se tradujo en un incremento
sustancial de la flota pesquera, agregándose a las embarcaciones
locales los navíos de altura nacionales y los de otros países, sobre todo
a partir de los años sesenta (cfr. gráfico 3.4). Buena prueba de ello es el
espectacular crecimiento de la pesca desembarcada en los recintos
portuarios canarios, que se multiplicó por 11,5 entre 1941 y 1985 (cfr.
gráfico 3.5).
A partir de ese momento, la incertidumbre generada por las
complicadas negociaciones para lograr acuerdos con los estados vecinos
51 MACIAS HERNÁNDEZ, A.M. (1982: 19) 52 Sobre la evolución del sector pesquero en la segunda mitad del siglo XX,
véase DÍAZ DE LA PAZ, A. (1995 y 2010).
0
500
1.000
1.500
2.000
2.500
3.000
3.500
4.000
4.500
1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2008
Nacional
Extranjera
89
en los que existían importantes caladeros, sobre todo con Marruecos,
dio paso a una fase recesiva en el decenio siguiente. No obstante, la
profunda reconversión del sector acometida en el seno de la Unión
Europea, y especialmente en España, así como la suscripción de nuevos
convenios bilaterales, han proporcionado una cierta estabilidad a esta
rama productiva en los últimos años. Circunstancia ésta que ha
significado una nueva etapa expansiva para el volumen de pesca
negociado en los puertos del Archipiélago, sobre todo en el de La Luz y
Las Palmas.
GRÁFICO 3.5 Volumen de capturas desembarcado en los puertos canarios,
1941-2009 (Media de cada periodo en miles de toneladas)
Fuente: RUIZ ROMERO DE LA CRUZ, E.M. (2004) y Autoridades Portuarias de Las Palmas y de Santa Cruz de Tenerife.
Un último factor que ha facilitado el crecimiento de la actividad
portuaria en las Islas en los últimos cuarenta años ha sido la
containerización. Desde los años setenta del siglo pasado, este sistema
de transporte de mercancías se ha ido imponiendo en el tráfico
marítimo y, de nuevo, los puertos canarios han sabido adaptarse de
forma rápida a esta innovación tecnológica. Así, el número de TEUS
0
100
200
300
400
500
600
1941-45 1951-55 1961-65 1971-75 1981-85 1991-95 2001-05
90
casi se ha multiplicado por 8 entre 1975 y 2009 (cfr. gráfico 3.6). Y, lo
que es más significativo, el índice de containerización ha pasado del 21
por ciento al 53 por ciento entre 1975 y 2000. Esto ha supuesto que el
Archipiélago se haya convertido en un hub de primer orden para el
tránsito de esta modalidad de transporte por vía marítima en el
Atlántico central53.
GRÁFICO 3.6 Tráfico de contenedores en los puertos canarios
(Miles de TEUS)
Fuente: Autoridades Portuarias de Las Palmas y de Santa Cruz de Tenerife.
Ahora bien, ¿cuál ha sido la importancia relativa de los puertos
canarios? Respecto al ámbito internacional, podemos destacar que, ya
desde los años veinte del siglo pasado, las Islas se habían convertido en
un importante nodo para las comunicaciones marítimas a nivel
mundial. Así, entre 1922 y 1923 el puerto de Las Palmas ocupaba el
cuarto lugar entre los principales puertos europeos, atendiendo al
tonelaje de registro bruto de los buques entrados, por detrás de
Hamburgo, Rotterdam y Marsella. Por su parte, el de Santa Cruz de
Tenerife ocupaba el séptimo puesto, por detrás, además de los
53 Para profundizar en esta cuestión, SUÁREZ BOSA, M. (2001).
0
200
400
600
800
1.000
1.200
1.400
1.600
1.800
2.000
1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2009
91
mencionados, de Génova y El Havre, aunque muy cerca de ellos54. En el
ámbito español, entre 1900 y 2000 los dos puertos isleños se hallan
entre los tres primeros puestos del ranking, utilizando este mismo
indicador55.
Más aun, si observamos otras variables, se pone de manifiesto
una situación parecida. Así, el caso de los avituallamientos de
combustible es el más destacado, pues durante la segunda mitad del
siglo XX los dos principales puertos isleños estuvieron ostentando el
liderato con una clara diferencia respecto a sus homónimos nacionales.
Tan sólo en el cambio de siglo, el puerto de Algeciras ha pasado a
ocupar esa posición de liderazgo. Por lo que respecta al sector pesquero,
La Luz y Las Palmas se ha convertido en la principal lonja española
desde 1960, llegando a duplicar en 2000 las capturas de la segunda de
ellas, que es Vigo. Finalmente, en lo que se refiere al tráfico de
contenedores, las dos bases logísticas canarias se han ubicado desde
mediados de la década de 1970 siempre entre las cinco primeras del
país.
La información disponible para conocer la verdadera dimensión
del tráfico marítimo con África que pasaba por los puertos canarios, es
escasa y procede de diversas fuentes, por lo que los resultados
obtenidos hay que tomarlos con suma cautela. No obstante, permite
hacernos una idea de su magnitud y de alguno de sus principales
rasgos. En primer término, se recoge la importancia del tráfico con
origen y destino a ese continente registrado en el puerto de Santa Cruz
de Tenerife entre 1880 y 1909 (cfr. gráfico 3.7). En cuanto al número de
buques, se situó en un promedio del 10 por ciento durante esta etapa,
elevándose esa proporción a casi la tercera parte del total, si nos
referimos a las toneladas de arqueo de los navíos. Detrás de estos
porcentajes está, sin lugar a dudas, el proceso de expansión
54 SUÁREZ BOSA, M. (2000: 2.180). 55 Para esta comparativa a nivel nacional, y las que se incluyen en el párrafo
siguiente, se han empleado las cifras de RUIZ ROMERO DE LA CRUZ, E.M. (2004).
92
imperialista que llevaron a cabo las principales potencias europeas en
África durante este periodo.
GRÁFICO 3.7 Tráfico marítimo con origen y destino en África
desde Santa Cruz de Tenerife, 1880-1909 (Porcentaje sobre el total)
Fuente: CABRERA ARMAS, L.G. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (2008).
Para los años inmediatamente anteriores a la Primera Guerra
Mundial, disponemos de las cifras del número de buques de bandera
británica entrados y salidos con dirección al continente africano de los
puertos de Santa Cruz de Tenerife y de la Luz y de Las Palmas. Éstos
representan, como promedio, el 15,23 por ciento del total de los navíos
de esa nacionalidad que utilizaron los recintos portuarios isleños (cfr.
gráfico 3.8). Hay que tener en cuenta que la flota inglesa era la que más
asiduamente utilizaba Canarias como base logística en la navegación
hacia el Atlántico sur, no en vano representaba la mitad del total del
tráfico marítimo del Archipiélago en esos años. La fuente empleada nos
permite, además, conocer las regiones concretas de África con las que
operaban esas embarcaciones. Así, las colonias que el Reino Unido
tenía en la costa occidental suponían más de la mitad de ese tránsito,
0
5
10
15
20
25
30
35
40
1880 1890 1900 1909
Nº de buques Tonelaje
93
mientras que una tercera parte lo hacía con las posesiones de la parte
meridional.
GRÁFICO 3.8 Tráfico marítimo británico con África desde los puertos canarios,
1909-1914 (Número de buques. Porcentaje sobre el total)
Fuente: QUINTANA NAVARRO, F. (1992).
En los años posteriores, y utilizando las cifras publicadas sobre el
tráfico en el puerto de La Luz y Las Palmas correspondiente al ejercicio
de 1923, se puede observar que el número de buques con origen y
destino en el continente africano, que ascendía a 995, representaba casi
el 19 por ciento del total del tráfico internacional registrado en esas
instalaciones portuarias. Proporción que se sitúa en algo más del 16 por
ciento, si nos atenemos al tonelaje de registro bruto de esos mismos
navíos. De ellos, tan sólo 52 operaron con las posesiones españolas en
África y su tamaño era muy reducido, pues sólo supusieron el 2,5 por
ciento del arqueo56. Esto último se debe a que todavía la metrópoli no
había comenzado a explotar de manera intensiva sus colonias –Sidi Ifni,
Sáhara y Guinea Ecuatorial.
56 SUÁREZ BOSA, M. (2000: 2.183).
0
3
6
9
12
15
18
21
1909 1910 1911 1912 1913 1914
94
Asimismo, podemos señalar que a finales de ese decenio,
concretamente en 1928, había unas 82 líneas regulares que utilizaban
los puertos isleños como base de apoyo en sus travesías
intercontinentales (cfr gráfico 3.9). De ellas, diecisiete, es decir el 21 por
ciento, conectaban el Archipiélago con África. Podríamos añadir a éstas
las dos que se dirigían hacia Asía y Oceanía, y que a buen seguro
hacían escalas en las costas africanas.
GRÁFICO 3.8 Distribución de las líneas marítimas intercontinentales que
pasaban por el Archipiélago en 1928 (Porcentaje sobre el total)
Fuente: Memoria Junta de Obras del Puerto de Las Palmas, 1928.
En la nómina de las compañías marítimas que realizaban estos
itinerarios con el vecino continente, destacan sobre manera las
británicas, que suponían casi la tercera parte del total (cfr. gráfico
3.10). El segundo lugar, a poca distancia, lo ocupaban las de origen
francés. Tras ellas se situaban las navieras de otros países europeos,
como Alemania, Holanda o Italia, y Estados Unidos, aunque con un
número menor de frecuencias. A ellas debemos añadir las dos
conexiones que realizaban sendas empresas españolas. La Compañía de
Vapores Interinsulares Canarios con el Sáhara –Cabo Juby y Villa
0
10
20
30
40
50
60
África América Asía y Oceanía Europa
95
Cisneros– y la Compañía Transatlántica que unía la metrópoli con
Fernando Poo. Todo esto no hace si reflejar la importancia de Canarias
como plataforma para el tráfico marítimo internacional en el Atlántico y,
especialmente, su proyección africana.
GRÁFICO 3.10 Nacionalidad de las navieras que realizaban viajes intercontinentales a través de Canarias en 1928
(Porcentaje sobre el total)
Fuente: Memoria Junta de Obras del Puerto de Las Palmas, 1928.
A partir de la década de 1930, hemos empleado el volumen de
mercancías que se movía con África en los principales puertos isleños.
En su evolución podemos observar que la importancia relativa del
vecino continente para la actividad portuaria canaria se incrementa de
forma sustancial hasta los años sesenta (cfr. gráfico 3.11). En esta
dinámica alcista, tuvo mucho que ver el mayor interés que prestaron las
autoridades españolas a las posesiones africanas como complemento al
desarrollo de su política autárquica. No en vano, durante ese periodo,
más del 90 por ciento de los productos procedían o se enviaban a esas
colonias. Proporción que desciende a una tercera parte en los años
posteriores y a menos del 10 por ciento en 1960.
0
3
6
9
12
15
18
21
24
27
30
Alemania EE. UU. España Francia G.Bretaña Holanda Italia
96
GRÁFICO 3.11 Movimiento de mercancías con África en los principales
puertos canarios, 1930-2008 (Porcentaje sobre el total)
Fuente: Estadística Comercial del Puerto de Santa Cruz de Tenerife y Autoridades Portuarias de Las Palmas y de Santa Cruz de Tenerife.
En el decenio siguiente desciende el movimiento de mercancías
con África como consecuencia de la retirada española del Sáhara y la
crisis económica internacional de esos años. No obstante, a partir de los
noventa y, sobre todo, en los primeros años del siglo XXI, el volumen de
mercaderías embarcadas hacia África y desembarcadas procedentes de
ese continente ha incrementado su importancia relativa dentro de la
actividad de los puertos isleños, especialmente en el ubicado en
Tenerife, al amparo sobre todo del movimiento provocado por la
refinería de CEPSA. Además, este crecimiento ha servido para que las
Islas hayan duplicado su participación en el total del movimiento de
carga con África efectuado en el conjunto de los puertos españoles de
titularidad estatal, pasando de suponer algo menos del 3 por ciento en
1980 a superar ligeramente el 6 por ciento en el cambio de siglo57.
En este sentido, las dos autoridades portuarias de las Islas están
haciendo una apuesta estratégica decidida por intensificar la función de
57 RUIZ ROMERO DE LA CRUZ, E.M. (2004).
0
5
10
15
20
25
30
1930 1943 1950 1960 1970 1980 1990 2000 2008
S.C. de TenerifeLa Luz y Las Palmas
97
Canarias como plataforma para el tráfico marítimo en el Atlántico
medio, con una especial proyección hacia el continente africano. Una de
esas actuaciones tiene que ver con la conformación de sendas Zonas
Francas en los puertos de Santa Cruz de Tenerife y La Luz y Las
Palmas, cuyo principal objetivo es atraer empresas que se instalen en
ellas, mediante una serie de incentivos fiscales y aduaneros, que se
unirán a los que ya proporciona el Régimen Económico y Fiscal de
Canarias. Con ello se pretende contribuir a la diversificación de la
estructura productiva isleña y dotarla de unidades de producción de
alto valor añadido. Así, por ejemplo, se acaba de establecer en la Zona
Franca del puerto tinerfeño una compañía dedicada a la producción de
vehículos eléctricos para su posterior venta en el mercado europeo y
africano.
Finalmente, citar el proyecto Red Euroafricana en el Sector
Portuario (GESPORT). Se trata de una actuación en la que participan la
Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife, en calidad de
coordinador del mismo, la Fundación Puertos de Las Palmas, la
Ádministraçao dos Portos da Regiäo Autónoma da Madeira, la Empresa
Nacional de Aministraçao dos Portos de Cabo Verde, Port Autonome de
Dakar, Port Autonome de Noadhibou y Port Autonome de Nouakchott.
En él también participan en calidad de observadores, responsables de
las administraciones portuarias de Gambia y Sierra Leona.
Esta iniciativa tiene como finalidad, para el periodo 2007-2013, la
puesta en marcha de un programa de cooperación que facilite la
integración regional a gran escala en el sector portuario. Para ello se
intensificarán las relaciones marítimas entre los territorios
participantes y se propiciará el intercambio de conocimientos en
materia de gestión administrativa, formación de recursos humanos,
buenas prácticas medioambientales y de seguridad, así como la difusión
de avances tecnológicos en materia de infraestructuras. El objetivo
último del proyecto es posicionar a los socios del partenariado como
plataforma atlántica de mercancías y de servicios portuarios, así como
98
convertir a las Regiones Ultraperiféricas Europeas de la Macaronesia en
un nodo estratégico de transmisión del conocimiento hacia las zonas en
vías de desarrollo58.
2. El transporte aéreo
Los orígenes del tráfico aéreo regular en Canarias los podemos
situar en los años veinte del siglo pasado, de la mano de la compañía
francesa de Pierre George Latécoére y de la alemana Lufthansa. Una vez
finalizada la Primera Guerra Mundial, la primera de ellas se planteó
poner en marcha una ruta que conectase Francia con sus colonias en
África y con América. En el itinerario que debían seguir sus aeronaves
figuraba el Archipiélago como punto de escala. Para ello se desplazaron
técnicos de la empresa que estudiaron varias posibilidades para instalar
un campo de aterrizaje o de amerizaje, tanto en Tenerife como en Gran
Canaria. De forma análoga ocurrió con la línea aérea que pretendía
conectar Alemania con Latinoamérica y con la costa occidental africana.
No obstante, ambos proyectos quedarían incompletos y las visitas a
Canarias de los aviones, hidroaviones y dirigibles de ambas compañías
se producirían de forma irregular.
Por tanto, hubo que esperar hasta 1930, cuando la compañía
española Concesionaria de Líneas Aéreas Subvencionadas, S.A.
(CLASSA), creada un año antes, estableciese la primera conexión
regular entre Madrid y el Archipiélago. Se trataba de un vuelo que hacía
escala en Cabo Juby antes de dirigirse hacia Gran Canaria y Tenerife.
En estas dos islas, los emplazamientos elegidos, tras estudiar varias
posibilidades, fueron el de Gando y el de Los Rodeos, respectivamente.
Ambos fueron declarados aeropuertos nacionales por el Gobierno de la
época en ese mismo año.
58 Esta información se ha obtenido de la página web de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife (http://www.puertosdetenerife.org)
99
Con la llegada de la Segunda República, la concesión efectuada a
la citada empresa sería revocada por la existencia de presuntas
irregularidades. En un nuevo proceso se adjudicó a otra compañía,
Líneas Aéreas Postales Españolas (LAPE), si bien ésta adquirió los
aviones y contrató el personal que tenía la anterior. Los vuelos con
Canarias se reanudaron, pero se mantuvieron de forma discontinua
hasta la Guerra Civil. Cabe reseñar aquí, que en 1933 se realizó el
primer viaje con pasajeros desde la Península.
Durante el conflicto bélico español, quedaron prácticamente
suspendidos los vuelos comerciales en el Archipiélago. Éstos se
reanudaron en 1941, cuando la remozada compañía Iberia se hacía
cargo de la ruta entre Madrid y Canarias. Cinco años más tarde, sendos
decretos declararon a los dos aeropuertos isleños como aduaneros y
abiertos al tráfico nacional e internacional. Para ello se procedió a la
pavimentación de las pistas, a la construcción de los edificios que
acogerían las terminales de pasajeros y los hangares. Asimismo, se les
dotó de la tecnología necesaria para la navegación aérea. Con
posterioridad se pondrían en marcha los aeródromos de las otras islas y
un segundo en la de Tenerife59.
Las series estadísticas sobre el tráfico aéreo, tanto de aeronaves
como de pasajeros, muestran que éste no ha parado de crecer desde la
Segunda Guerra Mundial (cfr. gráfico 3.12). No obstante, las sucesivas
crisis económicas que se han dado durante este periodo, han
ralentizado el alza, cuando no han provocado un cierto retroceso en su
evolución, como viene ocurriendo en los últimos años. En cualquier
caso, el crecimiento de ambas variables ha permitido que Canarias se
haya convertido en un importante nodo de las comunicaciones aéreas
nacionales e internacionales.
59 Estos apuntes sobre los primeros momentos de la aviación comercial en las
Islas han sido tomados de DÍAZ LORENZO, J.C. (2001) y de la página web de AENA (http://www.aena.es).
100
GRÁFICO 3.12 Tráfico de aviones y pasajeros en los aeropuertos canarios,
1950-2009 (Medias de cada periodo)
Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Instituto Canario de Estadística y AENA.
En relación al número de aviones, los aeropuertos de Gran
Canaria y Tenerife ocupan los primeros lugares en la clasificación
estatal, no estando situados nunca por debajo de los cinco primeros,
compartiendo protagonismo con los de Madrid, Barcelona y Palma de
Mallorca. Esto también los coloca en una posición significativa dentro
del conjunto de aeropuertos de Europa. De hecho, el agregado de los
tres grandes aeropuertos isleños –Gando, Los Rodeos y Reina Sofía–, se
sitúa entre los quince primeros del ranking europeo en las últimas
décadas, si atendemos al tráfico de aeronaves, y en el décimo si
computamos los viajeros. Hay que tener en cuenta que en el listado de
referencia se contemplan de forma acumulada las estadísticas de los
aeródromos que componen otras plataformas aeroportuarias, como las
de Madrid -Barajas, Torrejón y Cuatro Vientos-, París –Charles de
Gaulle, Orly y Beauvis-, Londres –Heathrow, Gatwick, Stansted, Luton,
London City– o Berlín –Tegel, Tempelhof y Schönefeldl60.
60 Las comparaciones con los aeropuertos nacionales y europeos se han
realizado con los datos publicados por la Dirección General de Aviación Civil.
0
50
100
150
200
250
300
350
1950 1960 1970 1980 1990 2000 2009
Mil
es d
e avio
nes
0
5
10
15
20
25
30
35
Mil
lon
es d
e p
erso
nas
Pasajeros
Aviones
101
GRÁFICO 3.13 Movimiento de mercancías en los aeródromos isleños, 1960-2009
(Miles de toneladas)
Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Instituto Canario de Estadística y AENA.
Si contemplamos el volumen de mercancías transportado por vía
aérea, la clasificación nacional se repite en los mismos términos. No
obstante, se descienden algunas posiciones si lo comparamos con el
sistema aeroportuario europeo, pues aquí la plataforma canaria se
ubicaría entre las veinte primeras en los últimos años, cuando a
comienzos de la década de los ochenta ocupaba una posición mucho
mejor, el décimo lugar. Esta pérdida de importancia relativa se explica
por la evolución seguida por esta variable, que presenta muchas más
oscilaciones que la del número de aeronaves o la de pasajeros (cfr.
gráfico 3.13).
Las importantes caídas que se aprecian en el tráfico de
mercancías en los aeropuertos canarios entre 1980 y 1995, así como
desde el cambio de siglo, podemos atribuirlas en parte a las coyunturas
de crisis internacional de esos periodos, pero también deberíamos
incorporar otros factores que contribuyeron a perpetuar esos descensos
incluso en etapas de bonanza económica. Entre ellos cabría citar la
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2009
102
profunda modernización de la conectividad interinsular por vía
marítima, de tal manera que los barcos le hacen una mayor
competencia al avión en el traslado de mercancías perecederas. Por otra
parte, el descenso de las exportaciones de flores y plantas que se ha
experimentado desde los años finales del siglo pasado, ha afectado al
tráfico aéreo de mercancías hacia el exterior.
En términos más genéricos, es indudable que buena parte de la
evolución del tráfico aéreo en sus tres facetas –aeronaves, pasajeros y
mercancías– se explica por el desarrollo del turismo y por el incremento
de la conectividad interinsular, pero aquí también la proximidad al
continente africano ha tenido algo que ver61. En primer lugar, porque,
hasta que los aviones no alcanzaron una autonomía suficiente,
debieron hacer escalas en sus vuelos intercontinentales, siendo los
aeródromos canarios una de esas paradas en las rutas hacia el sur.
Podemos encontrar múltiples ejemplos, como las primeras conexiones
de Iberia con América –Buenos Aires, Caracas o Montevideo– y África –
Guinea Ecuatorial o Dakar.
En segundo término, porque como se aprecia en el cuadro 3.1.
hasta la retirada del Sáhara por parte española, existió un importante
volumen de vuelos entre las Islas, especialmente de Gran Canaria y
Tenerife, con los aeródromos de ese territorio -El Aaiun, La Güera y
Villa Cisneros-, además de con otras regiones africanas. Con la retirada
española de esos territorios, se redujeron de forma notable los
indicadores que estamos considerando aquí, si bien parece que se han
recuperado con la llegada de la presente centuria, de manera más
acusada en el segmento de la carga aérea.
61 Sobre el tráfico interinsular, véase RAMOS PÉREZ, D. (2001)
103
CUADRO 3.1 Participación de África en el tráfico aéreo internacional
de los aeropuertos canarios (porcentaje sobre el total)
Aviones Pasajeros Mercancías
1971-1975 13,77 7,35 24,76
1976-1980 9,10 4,31 16,00
1981-1985 5,75 2,07 6,41
1986-1990 4,12 1,11 4,83
1991-1995 2,84 0,68 7,12
1996-2000 3,74 0,52 10,04
2001-2005 4,14 0,42 20,41
2006-2009 4,76 0,70 27,51
Fuente: CIES (1975 y 1978), Instituto Nacional de Estadística,
Instituto Canario de Estadística y AENA.
CUADRO 3.2 Importancia de los aeropuertos canarios en el tráfico aéreo español con África
(porcentaje sobre el total)
Aviones Pasajeros Mercancías
1971-1975 27,36 37,51 69,37
1976-1980 25,00 22,68 8,16
1981-1985 24,02 17,55 5,29
1986-1990 25,73 17,24 9,38
1991-1995 25,41 16,34 19,36
1996-2000 24,62 11,71 9,54
2001-2005 22,82 7,27 10,51
2006-2009 18,14 5,87 12,05
Fuente: CIES (1975 y 1978), Instituto Nacional de Estadística,
Instituto Canario de Estadística y AENA.
En cualquier caso, dentro del ámbito nacional, el Archipiélago ha
desempeñado y está desempeñando un notable papel en las conexiones
aéreas con África (cfr. cuadro 3.2). Así, en lo que se refiere al número de
104
aviones, Canarias supone casi la cuarta parte del total nacional, como
promedio, en el periodo 1971-2009, y el agregado de los aeropuertos de
Gando, Reina Sofía y Los Rodeos, ocuparía la segunda posición por
detrás de la plataforma aeroportuaria madrileña. En cuanto al
transporte de mercancías con ese continente, el volumen que se ha
movido en los aeropuertos isleños en el periodo analizado supone una
media del 18 por ciento del total estatal. En este caso, de nuevo la suma
de los tres aeródromos canarios sería la que concentra la mayor parte
del mismo y se situaría en el tercer lugar del ranking nacional, por
detrás de Madrid y Barcelona, si bien desde 2004 habrían perdido una
posición más por el ascenso espectacular del aeropuerto de Vitoria. Y,
finalmente, en lo que hace referencia a los pasajeros, las terminales
isleñas habrían acogido el 17 por ciento del total de viajeros con destino
u origen en un país africano que circularon por España, aunque en los
primeros años del siglo XXI se reduciría a la mitad esa proporción.
CUADRO 3.3 Aerolíneas con conexiones directas hacia África desde Canarias en 2010
Cabo Verde Marruecos Mauritania Senegal
Air Mauritania X X X
Binter Canarias X
Canary Fly X X
Iberia X
SERAIR X X X
Islas Airways X
TACV X
Tuifly GMBH X X
Fuente: AENA.
En la actualidad, existen al menos ocho compañías aéreas que
ofrecen vuelos directos con el continente africano desde Canarias.
Ahora bien, adolecen de un importante grado de concentración
geográfica, pues se limitan a cuatro países: Cabo Verde, Marruecos,
105
Mauritania y Senegal. Se debe destacar, por el número de frecuencias
que ofrecen, a las aerolíneas isleñas –Binter Canarias e Islas Airways. Y
esta situación se quiere mejorar, pues ambas empresas tienen previsto
implementar nuevas rutas con África y aumentar los vuelos de algunas
de las que ya tienen establecidas en el vecino continente.
Estas opciones de futuro se complementan con otras que llevan a
cabo las diferentes administraciones públicas. Entre ellas, cabe
destacar la supresión de las tasas aéreas durante 2010 y 2011, si bien
el Gobierno de Canarias pretende que esta medida, ahora coyuntural,
se convierta en permanente. No en vano, se atribuye a esta medida el
incremento en las conexiones aéreas exteriores y la afluencia de unos
dos millones de turistas en el primero de los ejercicios citados. La
expectativa es que en el presente año continúe esta progresión con el
aumento de otro millón más de visitantes.
Unido a esto, AENA está implementando un plan estratégico
específico para incrementar el papel de Canarias como nodo intermodal
en el tráfico aéreo de mercancías. Para ello, y contando con el apoyo
institucional del Gobierno Autonómico y de los respectivos cabildos
insulares, está prevista la construcción de nuevas pistas de aterrizaje
en los aeropuertos de Gando, en Gran Canaria, y Reina Sofía, en
Tenerife, así como la habilitación de sendos polos empresariales en sus
inmediaciones. Además, se encuentra en fase de estudio una actuación
similar en el aeródromo de Los Rodeos. Todo ello sin olvidarnos de las
continuas mejoras que se han acometido y las que están programadas
en el conjunto de los aeropuertos canarios.
Otra línea de actuación tiene que ver con la organización del
tráfico aéreo exterior. En este sentido, y al amparo de la normativa
sobre cielo único europeo, se han llevado a cabo gestiones para
reordenar las rutas que unen el Archipiélago con Europa, a fin de
disminuir la duración de los viajes, generando un recorte significativo
de costes y, en consecuencia, aumentando la competitividad de la
plataforma aeroportuaria isleña.
106
Otra de las apuestas para incrementar su competitividad pasa por
la privatización de buena parte de la gestión de los aeropuertos, proceso
que ha iniciado recientemente AENA, y que en su primera fase incluye a
algunos de los aeródromos isleños, como el de El Hierro, La Gomera o
Lanzarote. Ésta, además, puede ser la vía que permita a las autoridades
regionales dar satisfacción a una de sus demandas más antiguas en
esta materia, como es la de participar directamente en la
administración de las infraestructuras aeroportuarias insulares.
Finalmente, indicar que se quiere impulsar la denominada
“Libertad de los Cielos”, que permitiría a las numerosas compañías
aéreas extracomunitarias que sobrevuelan los cielos de las Islas, utilizar
sus aeropuertos como escala en sus travesías transoceánicas. De
hecho, la primera en solicitarlo fue Transportes Aéreos de Cabo Verde
(TACV), habiendo obtenido esta aerolínea africana la preceptiva
autorización desde finales de 2010 para poder realizar una escala en
Canarias de la ruta que une Praia con Lisboa.
3. Las telecomunicaciones
En el ámbito de las telecomunicaciones, Canarias también ha
sido un punto neurálgico para conectar el continente africano con otras
partes del mundo, y especialmente con Europa62. Sin embargo,
Canarias, al igual que otros territorios españoles más alejados –Cuba,
Filipinas, o Guinea Ecuatorial– quedaron en cierta manera marginados
en los comienzos de la implantación del telégrafo en España.
En el resto del país, la instalación de este medio de comunicación
se realizó de forma temprana, ya que entre 1855 y 1863 se había
completado su despliegue. En el territorio peninsular se estableció una
red radial con epicentro en Madrid. Ahora bien, esta disposición de las
62 CALVO CALVO, A. (2003) y PÉREZ, O. (2008).
107
conexiones dificultaba los enlaces directos entre otras ciudades del
país, por lo que, entre 1900 y 1936, se modificó su disposición por una
en forma de malla, que permitía el tráfico de mensajes entre distintos
puntos sin tener que pasar obligatoriamente por la capital. Por su parte,
Baleares quedó conectada con Valencia y Barcelona a partir de 1861,
mientras que el cable que unía Ceuta con Cádiz se había tendido dos
años antes. No obstante, en este último caso, el cable dejó pronto de
funcionar y no fue repuesto hasta finales del siglo63.
En el caso de Canarias, cabe reseñar, que antes de que se
estableciese la primera gran línea de telégrafos que unió América y
Europa en 1866 –Terranova e Irlanda–, se implementó un ambicioso
proyecto que pretendía conectar mediante un cable submarino Estados
Unidos con Cádiz en 1859, pasando por Cuba, Brasil, Cabo Verde y
Canarias. Sin embargo, las reticencias del Gobierno español a autorizar
el enlace entre la costa cubana y Florida desanimaron a sus
promotores, que dejaron caducar la concesión administrativa. En 1873
se realizaba otra intentona para tender un cable submarino entre
España y Cuba a través de Canarias. En la concesión se establecía la
posibilidad de su prolongación hacia otras zonas de África. Tampoco se
llevó a efecto. No obstante, es una prueba evidente de que, desde el
comienzo de las telecomunicaciones intercontinentales, el Archipiélago
fue considerado como un punto de apoyo importante.
Consideración que se vería acrecentada por la carrera colonial
europea en África a partir del último cuarto del siglo XIX. Así, en 1879,
se volvió a retomar la instalación del cable que debía unir Canarias con
España. Ahora, como una aspiración irrenunciable de las clases
dirigentes del Archipiélago, expresada a través de sus representantes en
las Cortes. Este clamor venía motivado, en gran medida, porque la
conexión telegráfica con Europa se había convertido en una condición
indispensable para garantizar la competitividad de las Islas como polo
63 OTERO CARVAJAL, L.E. (2007).
108
estratégico en las rutas marítimas internacionales hacia el Atlántico
Sur, más aun si tenemos en cuenta que, por aquel entonces, Madeira
ya disponía de un enlace con Lisboa.
Ahora bien, su consecución no estuvo exenta de dificultades, y se
prolongó algunos años. Inicialmente se planteó la conexión entre
Tenerife y Madeira a través de un trazado de 260 millas. La cuestión se
fue complicando en los años posteriores, ya que los ayuntamientos de
otras islas reclamaron conexiones interinsulares. Por otra parte, el
Gobierno español quería sentar las bases para una posterior
prolongación hacia América. Finalmente, las fuerzas políticas canarias
se dividieron entre los que apoyaban la alternativa madeirense por su
menor gasto, y quienes abogaban por un enlace directo con Cádiz, para
no depender de un país extranjero, pero que implicaba un mayor coste,
pues el tendido tendría 700 millas de longitud.
Hubo que esperar a 1882, tras ese largo proceso de debate, para
que se adoptase una solución, inaugurando el cable que unía Tenerife
con Cádiz a finales del año siguiente. Además, esta isla se convirtió en
un nodo de comunicaciones interinsular, pues desde ella partían las
conexiones con La Palma (1883) y Gran Canaria (1884), y desde esta
última con Lanzarote (1885). Asimismo, Canarias comenzó a desarrollar
su función como centro de enlace con África, ya que el citado tendido
fue aprovechado por las autoridades francesas, que habían
subvencionado a la empresa concesionaria del servicio –Spanish
National Submarine Telegraph Company–, para posibilitar la extensión
del mismo hasta Senegal, e incluso hasta Brasil64.
Con el cambio de siglo se procedió a la modernización de las
conexiones telegráficas, tanto respecto a Europa como entre las islas.
Así, el proceso se iniciaba en 1901, cuando se construyó otro tendido
entre Tenerife y Gran Canaria, que se añadía al anterior. Pero, quizás el
64 Las referencias sobre los orígenes del telégrafo en Canarias han sido
elaboradas a partir de los trabajos de CALVO, A. (2003); MARTÍN DEL CASTILLO, J.F. (1993) y PÉREZ, O. (2008).
109
año más significativo de esta reestructuración fue 1908, momento en el
que se habilitó un nuevo enlace entre Cádiz y Tenerife, que sustituía al
establecido un cuarto de siglo antes. En ese mismo ejercicio se
instalaron nuevas conexiones entre Tenerife y La Palma, al tiempo que
se inauguraban los enlaces de la primera con El Hierro y La Gomera.
Asimismo, desde Gran Canaria se hizo lo propio con Lanzarote,
prolongándose desde esta última hasta Fuerteventura. Con ello
quedaba culminado el sistema telegráfico interinsular. Un último hito se
produjo en 1926 con el amarre de otro cable con la Península, en este
caso desde Gran Canaria, que se sumaba al ya existente en Tenerife. En
resumen, los cables telegráficos submarinos del Archipiélago tenían una
longitud total de unos 4.023 kilómetros, representado algo más de la
mitad de los instalados en España65.
Al sistema telegráfico nacional debemos añadir otra conexión
internacional, en este caso con Alemania66. El Gobierno germano había
solicitado autorización a su homólogo español, en 1906, para utilizar
algunos puntos del territorio nacional como zonas de amarre de un
cable telegráfico submarino, que llegaría a sus colonias en África. Entre
esos lugares de escala se encontraba el Archipiélago. Con este proyecto
el Reich perseguía lograr la autonomía en sus comunicaciones, pues
hasta ese momento dependía de las conexiones británicas y francesas.
Además, pretendía disponer de un enlace con Marruecos a partir
del nodo que se estableciese en Canarias, si bien esto contravenía el
Tratado de Algeciras de ese mismo año, que reconocía al reino alauita
como esfera de influencia franco-española. Finalmente, la iniciativa
teutona incluía otro tendido que partiese de las Islas y llegase a
América. En este caso, la creciente presencia alemana en la economía
de las repúblicas sudamericanas demandaba, también, tener una red
65 Tanto la cronología como las cifras de longitud de los cables submarinos han
sido obtenidas del Anuario Estadístico de España. 66 Para profundizar en esta cuestión, ESPADAS BURGOS, M. (1981 y 1987);
ORY AJAMIL, F. y GONZÁLEZ LEMUS, N. (2003) y PONCE MARRERO, J. (2002).
110
propia y evitar así la subordinación a las conexiones atlánticas
instaladas por otras potencias.
A medida que trascurrían los años, las presiones de la diplomacia
germana sobre las autoridades hispanas fueron en aumento. El
resultado de las mismas fue la concesión del correspondiente permiso
en 1909. Así, nacía la línea de telégrafo entre Edem y Tenerife, llevada a
cabo por la empresa Deutsch-Südamerikanische Telegraphy. Esta
conexión posibilitaba el enlace directo con las posesiones imperiales en
el continente africano, mediante su extensión a Monrovia, así como con
América de Sur, a través de Pernambuco. Posiblemente, el Gobierno
germano terminó renunciando a su intención de llevar la conexión
telegráfica a Marruecos, habida cuenta de la firma del acuerdo franco-
alemán de 1911. En él, el Kaiser renunciaba a cualquier pretensión
sobre ese país africano, y a cambio Francia le cedía parte de sus
territorios coloniales en el Congo.
El cambio de siglo trajo consigo un nuevo avance tecnológico, la
telegrafía sin hilos, realizándose diversas pruebas y demostraciones en
España entre 1899 y 1903. Cuatro años más tarde se promulgaba la ley
que regulaba el servicio radiotelegráfico y, en 1908, el reglamento que la
desarrollaba. Al amparo de esta normativa, se sacó a concurso público
la primera red de estaciones –2 de largo alcance (1.600 km.), 7 de medio
(400 km.) y 17 de corto (200 km.). La adjudicataria se demoró de
manera significativa en su ejecución, pues un año más tarde sólo había
puesto en funcionamiento tres estaciones –Tenerife, Gran Canaria y
Cádiz–, elevándose esa cifra a la decena en 191167. En cualquier caso,
Canarias estuvo en la vanguardia de este nuevo avance técnico en las
telecomunicaciones.
El establecimiento de los cables submarinos y la incorporación de
la telegrafía sin hilos contribuyeron, sin duda, a mejorar la posición
geoestratégica que tenían las Islas. La evolución seguida por el tráfico
67 OTERO CARVAJAL, L.E. (2007)
111
telegráfico pone de manifiesto que el incremento del número de
telegramas y radiotelegramas fue más o menos continuo hasta 1970, a
excepción del periodo comprendido entre la Guerra Civil y la Segunda
Guerra Mundial (cfr. gráfico 3.14). La difícil coyuntura de esos dos
momentos afectó gravemente a las comunicaciones exteriores del
Archipiélago.
GRÁFICO 3.14 Tráfico telegráfico en Canarias, 1925-2009
(Miles de telegramas y radiotelegramas)
Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Instituto Canario de Estadística y Ministerio de Fomento.
A partir de los años setenta del siglo XX, esta forma de
transmisión comienza a declinar, haciéndose más palpable esta
situación con el cambio de centuria, en la que ya ocupaba una posición
marginal. La cierta mejoría que se observa en los años noventa, es
consecuencia de una modificación en la serie estadística, que desde
entonces incorpora el envío de fax y burofax por parte de las oficinas de
correos.
Las estaciones isleñas tuvieron cierta importancia dentro del
entramado nacional de comunicaciones telegráficas, al menos hasta el
último cambio de siglo. Así, la participación canaria en el total del
0
200
400
600
800
1.000
1.200
1.400
1925 1935 1945 1955 1965 1975 1985 1995 2005
112
tráfico de telegramas y radiotelegramas en España supuso como
promedio el 4,25 por ciento entre 1925 y 1995, reduciéndose a menos
de la mitad desde ese momento. Pero lo más significativo para el estudio
que aquí estamos realizando, es que en las transmisiones con el
extranjero esa proporción se eleva al 6,12 por ciento de media en el
periodo analizado68.
Otro importante paso en la historia de las telecomunicaciones se
produjo con la invención del teléfono. En el caso de España, las
primeras pruebas tuvieron lugar en La Habana en 1877 y al año
siguiente se llevaron a cabo los primeros ensayos en la Península. Hubo
que esperar a 1882 para que las autoridades publicasen el primer
concurso para la adjudicación de redes urbanas, aunque al parecer
quedó desierto por la falta de interés. Dos años más tarde, se asignaba
el servicio telefónico público a la Administración de Telégrafos, si bien
sólo logró establecer el mismo en Madrid, Barcelona y Valencia. Todo
ello no hacía sino alejar a España del nivel de desarrollo que estaba
alcanzando esta modalidad de comunicación en otros países.
Entre 1886 y 1923 se promulgaron diversas normas en un intento
dar un nuevo impulso al sector. En ellas se recogía un modelo en el que
se combinaba la participación gubernamental, a través del Estado y las
administraciones locales –ayuntamientos, diputaciones y cabildos–, y la
de las empresas privadas. Los resultados fueron aparentemente
buenos, pues de las 7 redes urbanas que se crearon en el primero de
los ejercicios citados, se pasó a 1.292 en el último de ellos. Ahora bien,
este esfuerzo fue insuficiente, pues el país seguía ocupando las últimas
posiciones en la clasificación internacional.69
A partir de 1924, durante la Dictadura de Primo de Rivera, las
autoridades estatales se propusieron un nuevo relanzamiento del
servicio telefónico en España. Para ello decidieron concentrar en manos
68 Los datos nacionales han sido tomados del Instituto Nacional de Estadística
y del Ministerio de Fomento. 69 Estas notas sobre los orígenes del servicio telefónico en España hasta 1924
proceden de CALVO CALVO, A. (1998) y NADAL ARIÑO, J. (2007).
113
de una sola empresa, mediante un concurso público, todo el negocio.
Este proceso fue ganado por la Compañía Telefónica Nacional de
España, participada por la I.T.T. norteamericana. En un breve espacio
de tiempo cumplió su cometido, pues todas las redes de titularidad
pública le fueron transferidas de forma inmediata y fue adquiriendo
paulatinamente las privadas, culminando el proceso de integración en
vísperas de la Guerra Civil. Tras ésta, la sociedad fue nacionalizada,
continuando con el monopolio de este tipo de comunicaciones hasta los
años finales del siglo XX, en el que se procedería a su privatización70.
En el caso de Canarias, se crearon, al menos, 15 sistemas de
telefonía locales hasta 192471. El primero de ellos se estableció en Las
Palmas de Gran Canaria en 1891, bajo el impulso de la empresa Miller
y Cía., si bien con el cambio de centuria se transfirió al ayuntamiento.
No obstante, a los pocos años pasó a ser de titularidad estatal,
concretamente dependiente de la Administración de Telégrafos. Otras
tres redes privadas fueron establecidas en Tenerife.
En 1894, se constituía la Sociedad de Teléfonos de Santa Cruz de
Tenerife, que se hacía cargo de esta modalidad de comunicación en la
capital insular. Ya en 1907, nacía La Sociedad de Teléfonos de La
Orotava, que establecía dos redes de telefonía, una en la localidad que
da lugar a su razón social, y otra en el Puerto de la Cruz72. A ellas hay
que añadir otras 11 más, que fueron instaladas por los ayuntamientos
isleños en la primera década de esa centuria. Al parecer, todas ellas se
localizaban en Tenerife, siendo, integradas en una mancomunidad de
servicios telefónicos constituida por el Cabildo de la isla en 1919,
siguiendo el modelo de la Diputación de Guipúzcoa73.
Por tanto, al igual que ocurría en el ámbito nacional, en las Islas
estaban presentes las tres modalidades de gestión, la estatal, la de las
70 CALVO CALVO, A. (2006) y OTERO CARVAJAL, L.E. (2007). 71 Una síntesis de la historia de la telefonía en Canarias puede verse en
MARTÍNEZ BUDRIA, E. y CABRERA ARMAS, L.G. (1994). 72 Anuario Financiero y de Sociedades Anónimas de España 73 Ésta es, al menos, la hipótesis que plantea NADAL ARIÑO, J. (2007: 53).
114
administraciones locales y la de la empresa privada. Además, el nivel de
difusión territorial alcanzado en esos momentos en el Archipiélago se
situaba en el 17,2 por ciento del número total de municipios, casi dos
puntos por encima del promedio nacional, que era del 15,5 por ciento.
Más aun, si nos ceñimos exclusivamente a Tenerife, esa proporción
sería del 33 por ciento, ubicándose en la calificación estatal en tercer
lugar por detrás de Cataluña y Asturias.
Esta situación de coexistencia de diferentes modelos de negocio
culminaría en el Archipiélago, al igual que el resto del país, con la
creación de la Compañía Telefónica Nacional de España. Así, los
sistemas municipales agrupados en el Cabildo de Tenerife debieron ser
transferidos a esta empresa a mediados de la década de 1920. Respecto
a los que estaban bajo el control de las dos compañías tinerfeñas, los
del Valle de La Orotava tuvieron que ser adquiridos en 1924 y los de
Santa Cruz de Tenerife dos años más tarde, si nos atenemos a las
fechas de liquidación de ambas entidades74.
A partir de la consolidación del monopolio estatal de las
comunicaciones telefónicas fijas después de la Guerra Civil, disponemos
de series estadísticas sobre la evolución de este servicio en Canarias.
Las cifras reflejan que esta modalidad no habría parado de crecer en las
Islas hasta los años noventa del siglo pasado (cfr. gráfico 3.15). Además,
el Archipiélago participó en los procesos de modernización de la red,
concretamente en las conexiones intercontinentales vía satélite, a través
de los acuerdos establecidos entre Telefónica y la NASA para compartir
el uso de la estación que se había establecido en Maspalomas en
196775.
74 La información sobre las redes gubernamentales ha sido obtenida de los
textos citados en las notas anteriores y los de las empresas privadas del Anuario Financiero y de Sociedades Anónimas.
75 OTERO CARVAJAL, L.E. (2007: 136).
115
GRÁFICO 3.15 Los servicios telefonía fija en Canarias, 1942-2000
(Miles de teléfonos)
Fuente: Instituto Nacional de Estadística e Instituto Canario de Estadística.
En los últimos años del siglo XX asistimos a un estancamiento del
sistema de telefonía fija, producto de la aparición de las denominadas
nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. El origen de
las mismas, salvando algunos precedentes, se puede situar en 1983 con
el desarrollo del protocolo de comunicaciones TCP/IP76. La instalación
la primera red digital en España se produjo dos años más tarde. A
partir de entonces se difundiría de forma vertiginosa por todo el país,
especialmente con la liberalización del sector de las telecomunicaciones,
que se acometió desde mediados de la década de 199077.
Esta revolución tecnológica –ordenadores, internet, teléfono móvil,
páginas web…– han tenido una rápida difusión en el Archipiélago, tanto
en el ámbito de las familias como en el tejido empresarial78. No
obstante, en comparación con lo acontecido en el ámbito nacional, la
evolución en los últimos años ha tendido a la convergencia con el
76 Sobre los orígenes de Internet y la era digital, ABBAT, J. (2000) y HAFNER,
K. y LYON, M. (1998). 77 OTERO CARVAJAL, L.E. (2007: 145-149). 78 Para un información más detallada sobre estas cuestiones, GONZÁLEZ
APONCIO, Z. (2006).
0
100
200
300
400
500
600
700
1942 1950 1960 1970 1980 1990 2000
116
promedio estatal, ya que Canarias se encontraba por debajo en muchas
de las variables contempladas a comienzos de la presente década (cfr.
cuadros 3.4 y 3.5). En esta tendencia, tan sólo sobresale una excepción,
la utilización de páginas web por parte de las unidades de producción,
pues persiste un cierto retraso en el caso isleño en la actualidad. Ésta,
quizás, sea la asignatura pendiente más importante de nuestro aparato
productivo, por cuanto incide directamente en la comercialización de
bienes y servicios, y por tanto en su competitividad, en un mercado
internacional cada vez más globalizado.
CUADRO 3.4 Difusión de las T.I.C. entre los particulares
(Porcentaje de hogares)
Canarias España
2002 2010 2002 2010
Ordenadores 36,3 67,0 36,1 68,7
Internet 19,0 58,4 17,4 59,1
Teléfono móvil 68,5 94,2 65,0 94,6
Fuente: Instituto Nacional de Estadística
CUADRO 3.5 Uso de las T.I.C. en el tejido productivo
(Porcentaje de empresas)
Canarias España
2002 2010 2002 2010
Ordenadores 92,7 98,5 95,0 98,6
Internet 77,5 96,8 81,7 97,2
Página Web 22,8 50,8 38,9 62,1
Fuente: Instituto Nacional de Estadística
Es en este contexto, de profundo y rápido desarrollo de la
sociedad de la información, en el que el Cabildo Insular de Tenerife está
117
realizando una importante apuesta estratégica de futuro que ponga de
nuevo a Canarias como uno de los principales nodos de las
telecomunicaciones internacionales. Se trata del proyecto ALIX, que
pretende el desarrollo de una red que conecte Canarias con África
Occidental, Europa y América, además de potenciar los enlaces
interinsulares79. Esta iniciativa se articula en torno a tres grandes ejes
de actuación.
Uno de ellos es la instalación del NAPWACI (Network Access Point
West Africa Canary Islands). Se trata de un gran centro de datos de alta
disponibilidad para las empresas locales y para aquellas foráneas que
quieran operar en África desde un territorio de la Unión Europea, como
es Canarias. Asimismo, servirá como punto de concentración y
distribución de la conectividad interior y exterior de Tenerife. En este
sentido, indicar que al ser una infraestructura neutral, es sumamente
competitiva a la hora de que puedan interconectarse redes de
telecomunicaciones e intercambiar tráfico libremente entre sí. Además,
ofrece como ventaja añadida su enlace con otra veintena de unidades
NAP repartidas por todo el mundo.
Otro de los elementos esenciales del proyecto ALIX es CANALINK.
Se trata del tendido de un cable submarino de fibra óptica entre
Canarias y la Península, que une la localidad de Granadilla, donde está
instalado el NAPWACI, con la de Rota en Cádiz (cfr. gráfico 3.16).
Además, se desarrollarán dos ramales que enlazarán Tenerife con Gran
Canaria y La Palma, respectivamente. Con ello se amplía la conectividad
exterior e interinsular del Archipiélago. La instalación de esta
infraestructura será llevada a cabo por la empresa Alcatel. Esta
iniciativa ha sido promovida por el Instituto Tecnológico de
Telecomunicaciones de Tenerife (IT3), dependiente del Cabildo, y la
sociedad privada IslaLink, que ha participado en el cableado submarino
de las Islas Baleares.
79 La información sobre todo lo concerniente al proyecto ALIX ha sido facilitada
por el Área de Economía y Competitividad del Cabildo Insular de Tenerife.
118
GRAFICO 3.16 Conectividad exterior del proyecto ALIX
MST
ACEW
AC
S
PE
NC
AN
8(PE
NC
AN
6)
(PE
NC
AN
7)
TELEFÓNICA DE ESPAÑACANALINKWACSACEMAIN ONE (MST)
Act
ualiz
ació
n de
Cap
acid
ad
CA
NA
LIN
K
MST
ACEW
AC
S
PE
NC
AN
8(PE
NC
AN
6)
(PE
NC
AN
7)
TELEFÓNICA DE ESPAÑACANALINKWACSACEMAIN ONE (MST)
Act
ualiz
ació
n de
Cap
acid
ad
CA
NA
LIN
K
Fuente: Cabildo Insular de Tenerife
Dentro de este segundo bloque de actuaciones, también está
previsto el enganche con otros cables submarinos internacionales que
pasan o pasarán por el Atlántico medio conectando Europa, África y
América. En este sentido, ya se ha dado un primer paso con la
instalación del denominado Main One (MST), que une Portugal con
Nigeria, teniendo como base Ghana. Esta línea contará con
ramificaciones hacia Casablanca, Dakar, Abdijan y Bonny. Y, con
posterioridad, se extenderá hacia el sur para llegar hasta Libreville,
Boma, Luanda y Ciudad del Cabo. Otros proyectos de conexión por
cable con África –WACS y ACE– y con América –Atlantis II (Brasil y
Argentina) y Columbus III (Miami)– tienen acuerdos para disponer de un
amarre en el NAPWACI. A ellos hay que unir las operaciones con
satélites de telecomunicaciones, como el SAT-3.
119
Finalmente, el tercer eje sobre el que se asienta el proyecto ALIX,
es la instalación de un anillo insular de fibra óptica conectado al
NAPWACI, que se está desarrollando en Tenerife. Con ello se
proporcionarán servicios de telecomunicaciones en régimen de libre
acceso para todos los operadores, de forma que tanto los hogares como
las empresas de la isla se puedan beneficiar de las mejoras tecnológicas
y de competitividad que conlleva esta actuación.
En resumen, la finalidad del proyecto ALIX es convertir Canarias
en un nexo de unión entre continentes mediante el desarrollo del NAP
en Tenerife y el aumento exponencial de la conectividad submarina
entre Canarias, África, Europa y, en el futuro, Latinoamérica. En
segundo lugar, se persigue la penetración de la sociedad de la
información a través del aumento de la competencia y contribuyendo al
desarrollo de África con un mejor acceso y liberalización de las
telecomunicaciones. Y, por último, servir de base para que empresas
T.I.C. canarias y extranjeras puedan operar en África, Latinoamérica y
el resto del mundo desde Tenerife.
121
Para el estudio de los flujos comerciales canarios, se cuenta con
bastante información estadística para la etapa contemporánea. Ahora
bien, aunque contemos con bastantes fuentes de las que tomar los
datos, ninguna de ellas cubre todo el periodo analizado. Además, dados
los muy diferentes orígenes de los datos, resulta muy complicado
realizar la agregación para poder obtener una serie continua que resulte
fiable, como señalara Pérez Hernández en su magnífico trabajo sobre las
fuentes estadísticas de comercio exterior en Canarias80.
Podríamos emplear las provenientes de las Juntas de Obras de los
puertos canarios, pero, para lo que nos interesa, no valoran las
mercancías, únicamente las cuantifican. Para el periodo 1880-1920,
Martín Hernández recogió las estadísticas aduaneras canarias que
aparecían publicadas en los Diplomatic and Consular Reports
británicos81, una serie que pudimos ver ampliada por la traducción de
esos mismos informes desde 1856 a 1914 en la edición de Quintana
Navarro82, pero, en ambos casos, no presentan ni la continuidad ni la
homogeneidad necesaria.
La fuente más utilizada es la Estadística de Comercio Exterior de
la Dirección General de Aduanas, aunque ésta tampoco está exenta de
problemas. Sin querer hacer una lista muy exhaustiva, en primer lugar
se encontraría su falta de continuidad para el caso canario,
80 PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2002). 81 MARTÍN HERNÁNDEZ, U. (1992). 82 QUINTANA NAVARRO, F. (1992).
122
especialmente para el periodo que abarcaría desde mediados del siglo
XIX hasta la finalización de la Guerra Civil. En ese intervalo temporal,
únicamente se publicaron las correspondientes a los años que van
desde 1849 a 1869, de 1904 a 1917 y de 1930 a 1934. Por tanto, sólo a
partir de la estadística de 1942 podemos disponer de una serie regular
para conocer la evolución seguida por los intercambios de mercancías
de Canarias con el exterior.
Un segundo problema viene determinado por la incorrecta
valoración de los bienes transados. Así, se constata la infravaloración
de las importaciones para el siglo XIX y, en cuanto al siglo XX, en el
primer tercio no se actualizaron las tablas de valores y en los años
treinta se emplearon los precios medios declarados, generando una
sobrevaloración de las exportaciones y una minusvaloración de las
importaciones. Durante la Autarquía, habría que incorporar las
distorsiones ocasionadas por la aplicación de un complejo y discrecional
sistema cambiario, que dificulta conocer con verosimilitud los valores
reales del comercio exterior isleño de esa época83.
En tercer lugar, la no consideración de los avituallamientos a
buques como parte de las exportaciones hasta fechas relativamente
recientes, una cuestión que es especialmente relevante en un territorio
como el archipiélago canario, que ha basado históricamente parte de su
estrategia de crecimiento, tal y como vimos en el capítulo 3, en el
desarrollo de una economía de servicios vinculada a la navegación
internacional.
Finalmente, indicar que para el periodo comprendido entre 1988 y
2009 se han utilizado las cifras publicadas en la Base de Datos de
Comercio Exterior de Canarias, elaborada por el Instituto Canario de
Estadística. Se trata de un instrumento de gran utilidad, pues facilita el
manejo de todas las variables relativas al comercio exterior isleño de
83 CARNERO LORENZO, F. (1997)
123
forma combinada –peso, importe, países, agregaciones supranacionales,
países y tipología de productos.
Pese a las limitaciones que acabamos de comentar, vamos a
presentar la evolución seguida por los valores del comercio exterior
canario desde 1852 a 2009, haciendo especial hincapié, no tanto en su
cuantía, sino en su distribución geográfica, con objeto de poder analizar
con cierta profundidad los intercambios mercantiles entre Canarias y
África. En cualquier caso, los argumentos que se expresan a
continuación han de ser acogidos con todo tipo de cautelas por parte
del lector, como consecuencia de la disparidad de fuentes empleadas y
las dificultades que se han descrito para las mismas.
1. Visión de conjunto del comercio exterior
canario
Teniendo en cuenta las advertencias anteriores, el análisis de la
evolución general del comercio exterior del Archipiélago lo hemos
dividido en dos grandes periodos, motivado por la magnitud de las
cifras. El primero de ellos abarca la segunda mitad del ochocientos y los
primeros sesenta años del novecientos (cfr. gráfico 4.1). Durante el
mismo, la dinámica de las exportaciones vino marcada por el sector
agrario. El punto de arranque se sitúa en los años cincuenta y sesenta
del siglo XIX, que se corresponde con la expansión del cultivo de
nopales para la producción de cochinilla, empleada como colorante en
la pujante industria textil británica de la revolución industrial84.
Con la grana como producto de exportación, se obtenían tal
cantidad de divisas –los coetáneos hablaban de que en las Islas corrían
ríos de oro–, que permitía la adquisición de un volumen similar de
84 Los comentarios y cifras que ofrecemos a continuación proceden de
CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2006a); MACÍAS HERNANDEZ, A.M. y RODRÍGUEZ MARTÍN, J.A. (1995) y RIVERO CEBALLOS, J.L. (2007).
124
mercancías extranjeras, alcanzándose, incluso, un saldo comercial
favorable a finales de los años sesenta. Sin embargo, el descubrimiento
de las anilinas sintéticas daría al traste con esa trayectoria. Los precios
internacionales de la cochinilla se desplomaron, y con ellos los ingresos
por exportaciones de las Islas. El marasmo fue de tal calibre que, en la
segunda mitad de la década de los setenta, el valor de las exportaciones
era inferior al que se obtenía treinta años antes.
GRÁFICO 4.1 Valor de las exportaciones e importaciones del Archipiélago, 1852-1960
(Media de cada periodo. Millones de euros de 2009)
Fuente: CARNERO LORENZO, F. (1997) y CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2006a).
Esta coyuntura negativa no duró mucho, pues pronto los agentes
económicos en las Islas comenzaron a buscar alternativas que
permitieran recuperar el terreno perdido. Por una parte, algunos
intentaron lo que se ha denominado el modelo cubano, es decir,
producir en Canarias el tabaco y el azúcar que hasta el momento
llegaba a España con origen en el Caribe. Por otra, y que sería
finalmente la mayoritaria, la conversión del Archipiélago en estación de
aguada y carboneo para las flotas europeas que llevaban a cabo la
expansión imperialista por África, con la ampliación de la
0
30
60
90
120
150
180
210
240
1852-55 1866-70 1881-85 1896-00 1911-15 1926-30 1941-45 1956-60
Importaciones Exportaciones
125
infraestructura portuaria y el establecimiento del telégrafo. Y al amparo
de los nuevos muelles y el paso de las flotas, la producción
hortofrutícola extratemprana con destino a los mercados europeos. Se
iniciaba así una nueva senda expansiva del comercio exterior canario,
que a principios de la década de los noventa ya alcanzaba las mejores
cifras conseguidas durante la bonanza de la cochinilla.
Tendencia ésta que con posterioridad continuaría, si bien se vería
truncada en ocasiones por acontecimientos exógenos que incidían sobre
la economía isleña, cuya dependencia exterior se iría agudizando con el
tiempo. Así, los conflictos bélicos o las crisis económicas
internacionales afectaron negativamente a la capacidad de compra en
los mercados exteriores y, por ende, a las ventas en el extranjero.
Quizás, una de las cosas que más llama la atención es el enorme
desequilibrio que se produjo entre los dos capítulos del comercio
exterior, sobre todo en el primer tercio del siglo XX. Principalmente, la
causa de este considerable déficit en la balanza de mercancías hay que
buscarla en las importaciones de combustible con destino al suministro
de los buques que hacían escala en los puertos isleños, que, como ya
vimos, se incrementó de forma considerable en estos momentos. Ahora
bien, se trata de más de un problema contable que real, ya que los
ingresos que se obtenían por las actividades de avituallamiento en los
puertos figuraban en la balanza de servicios y no en la de comercio.
Como hemos indicado, los años previos a la Primera Guerra
Mundial conformaron un periodo en el que se continuó con la senda
ascendente iniciada en la década de los ochenta del siglo anterior, y con
los mismos motores de crecimiento: las exportaciones hortofrutícolas y
la economía de servicios vinculada a los puertos. Senda que se vería
truncada por el conflicto bélico internacional, pues a la pérdida de los
mercados habituales, tanto para suministrarnos de bienes como para
vender los producidos en el Archipiélago, hubo que sumar la
imposibilidad de buscar otros alternativos al entrar las aguas canarias
126
en el campo de acción de las flotas contendientes, en especial de los
submarinos alemanes.
Terminada la guerra, se inició un nuevo ciclo expansivo,
sumándose ahora a los tradicionales impulsores del crecimiento, un
tímido despegue de la actividad fabril, centrado en la industria ligera,
cuyo objetivo era cubrir el creciente mercado local y las exportaciones,
sobre todo al África occidental. Ciclo expansivo que volvería a frenarse a
medida que a las Islas llegaron los efectos de la crisis internacional de
los años treinta. La contracción de los principales mercados se dejó
notar en las cifras del comercio exterior canario. Entre 1930 y 1934, es
decir, en el quinquenio de la crisis, el valor de las importaciones y de las
exportaciones se redujo, respecto a los año veinte, más de la mitad, un
51 y un 53 por ciento, respectivamente.
Durante la Guerra Civil y la Autarquía, se volvió a un cierto
equilibrio entre ambas variables, forzado, sobre todo, por las enormes
restricciones a las relaciones comerciales exteriores que impuso la
nueva política económica estatal, especialmente en el apartado de las
compras, así como por la Segunda Guerra Mundial. En síntesis, el
dirigismo oficial y las dificultades de la coyuntura internacional
provocaron la contracción de los flujos comerciales y un cambio en su
orientación geográfica, con el creciente protagonismo peninsular en
detrimento de los mercados europeos habituales. Las exportaciones al
extranjero, que antes de la Guerra Civil suponían el 85 por ciento del
total de las realizadas desde las Islas, disminuyeron al 55 por ciento
durante ésta, y al 5 por ciento en el conflicto mundial. La participación
de los mercados extranjeros en las importaciones isleñas tuvo una
evolución parecida: del 90 por ciento en el primer quinquenio de los
años treinta al 16 por ciento entre 1941 y 1945.
Al terminar la contienda internacional, Canarias logró recuperar
la actividad exterior, si bien continuó encorsetada por los mecanismos
de control del comercio exterior y del mercado de divisas impuesto por
el gobierno estatal. No obstante, se adoptaron algunas medidas
127
especificas para atenuar esta circunstancia, como el establecimiento de
cupos de libre disposición en moneda extranjera o tipos de cambio
preferenciales para algunos productos isleños de exportación, todo ello
en aras a potenciar los sectores que podían generar divisas para el
Estado. Así, las exportaciones experimentaron una rápida recuperación
a partir de la segunda mitad de la década de 1950, gracias a la
trayectoria económica seguida por nuestros consumidores tradicionales.
Por el lado de las importaciones, si bien los controles se suavizaron
durante los años cincuenta, no fue hasta la década siguiente que las
Islas lograron volver a disfrutar de mayor grado de autonomía para
abastecerse en los mercados internacionales.
GRÁFICO 4.2 Valor de las exportaciones e importaciones del Archipiélago, 1961-2009
(Media de cada periodo. Miles de millones de euros de 2009)
Fuente: RODRIGUEZ MARTÍN, J.A. (1983), Estadísticas de Comercio Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.
A partir de 1960 se produjo un importante cambio en la
estructura productiva del Archipiélago, con el incremento del sector
servicios, impulsado por el turismo, lo que hizo perder posiciones a las
actividades agroexportadoras. No obstante, la reapertura al mercado
mundial de la economía canaria, como consecuencia de la finalización
0
2
4
6
8
10
12
14
16
1961-65 1971-75 1981-85 1991-95 2001-05
Importaciones Exportaciones
128
de las políticas autárquicas, supuso un relanzamiento del comercio
exterior (cfr. grafico 4.2). Las ventas en el exterior experimentaron una
rápida expansión durante los años sesenta, casi multiplicando por 10
los valores que se obtenían en los últimos ejercicios de la década
anterior. Los envíos de productos agrícolas continuaron teniendo un
protagonismo destacado, si bien ahora su destino no era
exclusivamente el extranjero. En ese sentido, los plátanos se vendían,
cada vez en mayor medida, en el mercado nacional, que pasó de
absorber las dos terceras partes del total de envíos a finales de los años
cincuenta, a copar prácticamente todas las ventas en el exterior desde
mediados de los setenta85. Tan sólo el tomate logró mantener sus
contactos con los mercados europeos, si bien en ellos tuvo que hacer
frente a la competencia de la creciente producción del levante español86.
Por su parte, otras hortalizas -pimientos y pepinos-, y las flores vinieron
a sumarse a la oferta agroexportadora isleña87.
En el decenio de 1970 asistimos a un cierto estancamiento en los
envíos al exterior, como consecuencia del impacto de la crisis
económica internacional, que afectó a los consumidores de los
principales mercados de destino de nuestros productos agrarios. La
senda ascendente, por tanto, no se recuperó hasta la primera mitad de
los años ochenta, si bien, en gran medida, esta reactivación de la
dinámica exportadora de las Islas vino de la mano de los productos
derivados del petróleo. No en vano, los precios del crudo se habían
vuelto a incrementar de forma sustancial desde 1979.
Con la finalización de la crisis del petróleo y la integración en la
Comunidad Económica Europea, las exportaciones han seguido una
senda ascendente, duplicándose en el último cuarto de siglo. No
obstante, se ha ralentizado su crecimiento en los dos últimos ejercicios
de la serie que estamos analizando, como consecuencia de la crisis
85 NUEZ YÁNEZ, J.S. (2005). 86 CÁCERES HERNÁNDEZ, J.J. (2000). 87 NUEZ YÁNEZ, J.S. (2007) y NUEZ YÁNEZ, J.S. y CÁCERES HERNÁNDEZ,
J.J. (2007).
129
económica que padecemos en la actualidad. No en vano, los países
miembros de la Unión Europea han reforzado su función como
principales clientes de las Islas en ese periodo, pues de significar la
mitad del valor de las ventas en el exterior del Archipiélago en 1985,
han pasado a representar las tres cuartas partes de ellas hoy en día.
Por el lado de las importaciones, Canarias logró volver a disfrutar
de mayor grado de autonomía para abastecerse en los mercados
internacionales desde 1960. Ello contribuyó, sin dudas, a incrementar
la competitividad de la oferta exterior de bienes y servicios que realizaba
la economía insular. En este sentido, cabe reseñar que el valor de las
compras realizadas en el exterior creció de manera significativa hasta
1985, concretamente se multiplicaron por 35 en términos reales. No
obstante, el impacto inicial de la crisis de los años setenta se dejo sentir
de manera significativa, al menos en la segunda mitad de esa década.
Finalizada esa coyuntura desfavorable, las importaciones han conocido
una tendencia similar a la de las exportaciones, ya que también se han
doblado sus valores desde 1985 hasta 2009. Pero lo más destacado ha
sido el incremento de las compras efectuadas en los mercados
extranjeros, cuya participación ha pasado del 20,05 por ciento al 65,3
por ciento entre 1959 y 1985.
2. Las exportaciones hacia el mercado africano
¿Qué importancia tuvo África como cliente comercial del
Archipiélago? Si analizamos la distribución geográfica de las
exportaciones canarias, el cuadro 4.1 pone de manifiesto que, hasta
mediados del siglo XX, el continente africano fue un mercado poco
importante. Tan sólo durante la Primera Guerra Mundial, cuando el
bloqueo bélico hizo que descendiesen los envíos hacia Europa, se
incrementaron, tanto en términos relativos como absolutos, las
130
exportaciones hacia África y América. En el caso africano, la
incapacidad de las metrópolis europeas para abastecer a sus colonias
en ese continente abrió algunas oportunidades de negocio para los
comerciantes isleños.
CUADRO 4.1 Distribución geográfica de las exportaciones canarias (%)
África América Europa Asía y Oceanía
1864 2,3 15,0 82,7 0,0
1874 2,0 10,8 87,2 0,0
1884 3,3 32,6 64,1 0,0
1893 3,1 18,6 78,3 0,0
1904 3,8 3,4 92,8 0,0
1910 4,5 5,4 90,1 0,0
1917 19,3 13,9 66,8 0,0
1930 5,0 0,6 94,4 0,0
1942 1,2 86,4 12,3 0,1
1953 56,3 1,9 41,6 0,2
1964 15,4 4,7 71,9 8,0
1975 18,9 4,6 47,3 29,2
1985 21,3 6,3 52,5 19,9
1995 7,0 1,0 79,0 13,0
2005 7,0 4,0 73,0 16,0
2009 6,0 2,0 76,5 15,5
Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. y otros (1997), Estadísticas del
Comercio Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.
Hay que esperar, por tanto, al segundo cuarto de esa centuria
para que los guarismos mejoraran de forma sustancial, sobre todo en
los años cincuenta. Esta favorable coyuntura para las ventas isleñas en
esos territorios estuvo relacionada con la confluencia de varios factores
que se dieron de forma sucesiva. El primero de ellos tiene que ver con el
hecho de que, durante ese periodo, las Islas tuvieron enormes
dificultades para acceder al mercado europeo, lo que mermaba la
131
importancia relativa del mismo y ayudaba a incrementar la de otras
áreas.
Ahora bien, otros factores sí que tienen que ver directamente con
el reforzamiento de los lazos mercantiles con África. Uno de ellos viene
determinado por la intensificación de la explotación económica de los
territorios coloniales españoles en ese continente –Guinea Ecuatorial,
Sáhara y Sidi Ifni–, que convirtieron a las Islas en la base de
avituallamiento de los mismos88. También tuvo mucho que ver el
desarrollo de las industrias conserveras de pescado, cuya actividad se
incrementó de forma sustancial en esos años, pues dirigieron
mayoritariamente sus exportaciones hacia los países del África
occidental89. Finalmente, no podemos obviar las exportaciones de
derivados del petróleo, ya que una buena parte de la producción de la
refinería que CEPSA posee en Tenerife iba destinada al mercado
africano90.
Desde la segunda mitad de la década de 1980, algunos de estos
elementos impulsores del comercio canario-africano se fueron
diluyendo, provocando una importante caída de su cuota de mercado.
En este sentido hay que tener en cuenta el impacto negativo que tuvo la
retirada del Sáhara en 1975. Además, a partir de 1986, con el ingreso
de España y, por tanto, de Canarias en la Comunidad Económica
Europa, ésta intensificó su importancia como principal cliente del
Archipiélago, aminorando la de otras zonas.
No obstante, la participación de África en las exportaciones
isleñas se ha mantenido en los últimos veinte años a unos niveles algo
superiores a los existentes antes de mediados del siglo XX y, lo que es
más importante, estas proporciones superan las que se obtienen para el
conjunto nacional (cfr. gráfico 4.3), en el que las exportaciones a África
suponen el 4 por ciento como promedio entre 1995 y 2009. En
88 CARNERO LORENZO, F. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (2009). 89 DÍAZ DE LA PAZ, A. (1995 y 2010). 90 PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2010b: 114-115).
132
cualquier caso, ésta no es una situación extraña, ya que en los años
anteriores, al menos desde la Primera Guerra Mundial, la proporción
que se obtiene para todo el país nunca supera a la estimada para el
Archipiélago y las diferencias han sido, incluso, más acusadas.
GRÁFICO 4.3 Importancia relativa de las exportaciones hacia África
(Porcentaje sobre el total de exportaciones)
Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. y otros (1997); TENA, A. (2005); Estadísticas del Comercio Exterior de España; Instituto Canario de Estadística y Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
Si profundizamos algo más en las áreas geográficas africanas a
las que se enviaban productos desde el Archipiélago, se puede observar
que las colonias inglesas en el África Occidental fueron el principal
mercado hasta la Guerra Civil española, salvo durante la Gran Guerra
(cfr. cuadro 4.2). Durante la Autarquía, las posesiones hispanas en el
continente africano asumieron ese papel, pues, además de Guinea
Ecuatorial, el Sáhara y Sidi Ifni, hay que añadir el Protectorado de
Marruecos, tanto la zona española como la francesa. Precisamente,
hasta la conclusión del proceso de descolonización española en África a
mediados de la década de 1970, éstos pasaron a ser los principales
destinos de las ventas que realizaban los isleños en el vecino
0
10
20
30
40
50
60
1917 1930 1942 1953 1964 1975 1985 1995 2005 2009
Canarias
España
133
continente. En este sentido, cabe destacar que Canarias desempeñó
una función crucial como base de apoyo para el proceso de colonización
española en África, en particular con los territorios de Río de Oro y del
Golfo de Guinea.
CUADRO 4.2 Principales destinos de las exportaciones canarias a África (%)
1º Destino 2º Destino
1893 Col. Británicas 63 Marruecos 26
1904 Col. Británicas 65 Col. Españolas 13
1910 Col. Británicas 57 Col. Españolas 41
1917 Col. Españolas 57 Marruecos 31
1930 Col. Británicas 53 Marruecos 24
1952 Marruecos 38 Col. Españolas 20
1959 Marruecos 34 Col. Españolas 13
1967 Marruecos 27 Col. Españolas 41
1978 Marruecos 49 Nigeria 25
1989 Mauritania 49 Senegal 10
1998 Marruecos 34 Mauritania 16
2009 Marruecos 15 Mauritania 14
Fuente: QUINTANA NAVARRO, F. (1992); Estadísticas del Comercio
Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.
Con posterioridad, el reino alauita ha continuado siendo uno de
los principales socios comerciales del Archipiélago en África, al que
debemos sumar Mauritania. Además, no debemos olvidar que con
ambos países, pero especialmente con el segundo, las estadísticas
reales de las exportaciones serían, a buen seguro, superiores si se
tuviera en cuenta el denominado comercio de maleta91. Otro hecho que
se pone de manifiesto en los últimos años de la serie analizada es la
mayor diversificación en los mercados en los que los exportadores
canarios realizan sus operaciones, destacando Cabo Verde, Gambia o
91 Dicho mecanismo supone que ciudadanos de esos estados se trasladan a las
Islas a realizar sus compras de manera individual. A este respecto puede resultar ilustrativo el texto de MOHAMED, A.K. (2010).
134
Senegal. En todos ellos la presencia isleña se ha incrementado de forma
considerable. Así, en Mauritania y Cabo Verde su participación ha
alcanzado un protagonismo señalado en 2009, pues supone casi la
mitad de las exportaciones españolas hacia esos países. Por su parte,
en Gambia y Senegal esa representatividad ha alcanzado el 14 y el 8 por
ciento, respectivamente, en el mismo ejercicio92. En todos los casos
supone un máximo histórico, hasta el momento, pues en los últimos
años la tendencia ha sido creciente en estos destinos.
CUADRO 4.3 Principales productos exportados a África desde Canarias (%)
1º Producto 2º Producto
1893 Petróleo 33 Licor 32
1904 Petróleo 43 Textil 20
1910 Petróleo 67 Pesca 12
1917 Pesca 18 Textil 16
1930 Pesca 75 Petróleo 10
1952 Manufacturas 39 Petróleo 34
1959 Petróleo 50 Manufacturas 32
1967 Petróleo 44 Manufacturas 18
1978 Petróleo 56 Manufacturas 10
1989 Petróleo 21 Maquinaria 15
1998 Petróleo 35 Pesca 25
2009 Petróleo 73 Pesca 7
Fuente: QUINTANA NAVARRO, F. (1992); Estadísticas del
Comercio Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.
En cuanto a los productos que se exportaban a los destinos
africanos, desde finales del siglo XIX el petróleo se convirtió en una de
las mercancías más importante de este tráfico mercantil (cfr. cuadro
4.3). En realidad, hasta la Primera Guerra Mundial se trataba de una
reexportación de este combustible procedente de Estados Unidos. A
92 El cálculo de estos porcentajes se ha realizado a partir de las cifras
publicadas por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
135
partir de la década de 1930, con la entrada en funcionamiento de la
refinería de CEPSA, el Archipiélago se convirtió en un centro importante
para el abastecimiento de muchos territorios del África occidental93. De
hecho, las exportaciones de combustibles hacia el mercado africano
fueron muy significativas hasta los años sesenta, representando más de
las tres cuartas partes de las ventas como promedio (cfr. gráfico 4.4).
Esa proporción se reduce a una tercera parte en los tres decenios
posteriores, recortándose aun más en los últimos veinte años.
GRÁFICO 4.4 Participación de África en las exportaciones de la refinería
de CEPSA en Tenerife , 1930-2009 (Media de cada periodo. Porcentaje sobre el total)
Fuente: PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2002) e Instituto Canario de Estadística.
El otro renglón que tiene una mayor frecuencia en la serie
analizada es el de los productos pesqueros, primero fueron los secos y
salados, luego se incorporaron las conservas y más recientemente los
congelados. En este sentido, cabe recordar que el Puerto de La Luz y de
Las Palmas es, todavía en la actualidad, la principal lonja pesquera de
la costa occidental africana. También los envíos de manufacturas, o
93 PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2002).
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
1930-34 1945-50 1951-60 1961-70 1971-80 1981-90 1991-00 2001-09
136
más bien las reexportación de las mismas, ocuparon un lugar
destacado en las ventas exteriores, sobre todo cuando se intensificó la
presencia colonial española en África durante el franquismo. Otros
productos objeto de exportación a ese continente desde el Archipiélago
fueron las frutas y verduras, las labores tabaqueras o los aguardientes
y licores. De hecho, estos últimos, procedentes en su mayoría de las
Antillas españolas, fueron los que monopolizaron buena parte de las
exportaciones al mercado africano durante la segunda mitad del siglo
XIX94.
3. África como proveedor del Archipiélago
Por el lado de las importaciones, la distribución geográfica de las
mismas muestra a Europa como el principal suministrador del
Archipiélago desde mediados del siglo XIX (cfr. cuadro 4.4). Ahora bien,
cabe señalar aquí que los principales países proveedores de las Islas
hasta la Guerra Civil fueron Gran Bretaña y, en menor medida,
Alemania. A partir de la Autarquía, como consecuencia de la política
económica imperante, ese papel pasó a ser desempeñado por el
mercado nacional, manteniéndose en esa posición hasta la actualidad.
No obstante, a partir de la integración de España y, por tanto, de
Canarias a la Comunidad Económica Europea, otros estados miembros
de la Unión Europea han incrementado sus exportaciones hacia las
Islas, sobre todo desde la implementación del Régimen Específico de
Abastecimiento para el Archipiélago, tal y como se indicó en el capítulo
2.
Otras zonas comerciales alcanzaron cierta relevancia como
suministradoras de bienes a la economía canaria en momentos
puntuales de nuestra historia económica contemporánea. Éste es el
94 QUINTANA NAVARRO, F. (1992).
137
caso de América, especialmente Argentina, durante la Guerra Civil y la
Segunda Guerra Mundial, precisamente cuando el Archipiélago sufrió
un importante aislamiento. Ya en los años sesenta y setenta, las
importaciones procedentes de Asia, y más concretamente Japón y Corea
del Sur, alcanzaron cierta notoriedad.
CUADRO 4.4 Distribución geográfica de las importaciones canarias (%)
África América Europa Asía y Oceanía
1864 3,8 17,5 78,8 0,0
1874 1,6 22,6 75,8 0,0
1884 1,7 17,9 80,3 0,1
1893 2,5 11,7 85,8 0,0
1904 1,3 15,7 83,0 0,0
1910 1,4 8,2 90,4 0,0
1917 5,3 18,4 76,3 0,0
1930 2,6 20,6 76,8 0,0
1942 14,2 46,4 6,6 32,8
1953 1,9 50,0 29,6 18,5
1964 5,2 30,8 39,9 24,1
1975 1,7 19,2 34,3 44,8
1985 18,9 31,6 33,0 16,5
1995 5,0 8,0 79,0 8,0
2005 9,0 5,0 79,0 7,0
2009 7,7 4,7 84,0 3,6
Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. y otros (1997), Estadísticas del
Comercio Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.
Por su parte, África ha tenido una posición marginal como
proveedor de las Islas, prácticamente hasta la actualidad. Tan sólo
durante algunas coyunturas específicas, coincidiendo con las dos
guerras mundiales, aumentó algo su participación, sobre todo por las
dificultades que tuvo Canarias para abastecerse de su mercado
tradicional, que era el europeo. En cualquier caso, en los últimos
veinticinco años se han incrementado las compras en el continente
138
africano, desbancando del segundo lugar a América, principalmente por
las adquisiciones de petróleo, como podremos comprobar más adelante.
Ahora bien, estos exiguos guarismos no son nada extraños si
tenemos en cuenta que, en términos generales y al igual que ocurría
con las exportaciones, África fue más importante en el abastecimiento
exterior del Archipiélago que lo que lo era para el conjunto del territorio
nacional (cfr. gráfico 4.5). Esta circunstancia se expresa con mayor
evidencia, sobre todo, en el periodo comprendido entre los años sesenta
y noventa del siglo pasado. Tan sólo durante el último cambio de
centuria se produce una cierta convergencia en el comportamiento de
los dos ámbitos espaciales que estamos comparando, y durante la
Autarquía se invirtieron los términos.
GRÁFICO 4.5 Importancia relativa de las importaciones desde África
(Porcentaje sobre el total de importaciones)
Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. y otros (1997); TENA, A. (2005); Estadísticas del Comercio Exterior de España; Instituto Canario de Estadística y Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
Desagregando algo más el origen geográfico de las compras que
ha realizado Canarias en el vecino continente, el cuadro 4.5 pone de
manifiesto que la mayoría de las importaciones africanas tenían lugar
0
2
4
6
8
10
12
14
16
18
20
1917 1930 1942 1953 1964 1975 1985 1995 2005 2009
Canarias
España
139
desde Marruecos y desde las colonias españolas en África –
especialmente desde Guinea Ecuatorial y, en menor medida, desde el
Sáhara– hasta la década de 1960. El protagonismo del país alauita
debió de darse también durante la segunda mitad del siglo XIX, a la luz
de las informaciones existentes95. Sin embargo, a partir de la segunda
mitad de la centuria posterior no encontramos un patrón de
comportamiento definido a priori. No obstante, la explicación de ello
obedece a los cambios en los productos que se adquieren en el mercado
africano, como veremos a continuación.
CUADRO 4.5 Principales proveedores africanos (%)
1º Destino 2º Destino
1893 Marruecos 77 Col. Británicas 23
1904 Marruecos 91 Col. Españolas 4
1910 Marruecos 83 Col. Españolas 5
1917 Col. Españolas 41 Marruecos 34
1930 Marruecos 60 Col. Españolas 9
1952 Col. Españolas 52 Marruecos 38
1959 Marruecos 27 Col. Españolas 20
1967 Libia 29 Nigeria 25
1978 Libia 65 Sudáfrica 16
1989 Nigeria 40 Sudáfrica 15
1998 Camerún 32 Guinea Ecuatorial 19
2009 Guinea Ecuatorial 57 Camerún 35
Fuente: QUINTANA NAVARRO, F. (1992); Estadísticas del Comercio
Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.
El análisis de los principales bienes importados por Canarias
desde África nos muestra claramente, para la mayor parte del periodo
estudiado, el predominio de la compra de productos alimenticios, sobre
todo cereales y legumbres, procedentes del mercado marroquí, y
productos pesqueros (cfr. cuadro 4.6). No obstante, el petróleo pasa a
95 Ibídem.
140
ocupar una posición cada vez más destacada desde finales de la década
de 1950, hasta copar la mayor parte del gasto en las importaciones que
se realizan desde el continente africano en la actualidad. Son,
precisamente, las variaciones que se producen en los suministradores
de este producto –primero Libia y Nigeria y luego Camerún y Guinea
Ecuatorial–, lo que explica la mayor diversificación de proveedores
desde los años sesenta.
CUADRO 4.6
Principales productos importados desde África (%)
1º Producto 2º Producto
1904 Legumbres 57 Cereales 25
1910 Legumbres 36 Cereales 20
1917 Metálico 39 Navíos 23
1930 Legumbres 28 Cereales 12
1952 Alimentos 86 Petróleo 4
1959 Petróleo 33 Alimentos 23
1967 Petróleo 66 Alimentos 14
1978 Petróleo 65 Alimentos 28
1989 Petróleo 67 Pesca 14
1998 Petróleo 71 Pesca 17
2009 Petróleo 95 Pesca 3
Fuente: QUINTANA NAVARRO, F. (1992); Estadísticas
del Comercio Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.
La preeminencia de los combustibles líquidos en nuestras
importaciones desde África es lo que ha ocasionado que la anterior
tipología de productos alimenticios quede relegada a un segundo plano
en el último medio siglo. Destaca, en este caso, la aparición de
Sudáfrica como principal proveedor de este tipo de artículos durante los
años setenta y ochenta, gracias a las compras de conservas vegetales y
bebidas realizadas en ese país.
Asimismo, se debe reseñar que durante la Gran Guerra se
producen algunos acontecimientos puntuales que distorsionan el
141
comportamiento descrito, y que vienen determinados por la
excepcionalidad de esa época. Por un lado, se produce el traslado de
Fernando Poo hasta Las Palmas de Gran Canaria de un cargamento de
monedas de plata por importe de 850.000 pesetas, presumiblemente
por razones de seguridad. Y, por otro lado, se verifica la adquisición de
una embarcación en las colonias británicas por importe de 487.000
pesetas96.
4. Características de las empresas exportadoras
isleñas
En este epígrafe intentaremos aproximarnos a los rasgos más
relevantes que presentan aquellas empresas isleñas que han realizado
ventas en el extranjero en el periodo comprendido entre 2000 y 2009,
haciendo especial hincapié en las que han realizado sus operaciones en
el continente africano. Para ello, se empleará la información que ofrece
la base de datos sobre el perfil de la empresa exportadora española, que
elabora el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX).
En primer término realizaremos una visión global de las unidades
de producción que han optado por la internacionalización de sus
actividades97. El número de ellas no ha parado de aumentar en la
última década, multiplicándose casi por cinco las cifras de los dos
ejercicios extremos de la serie estadística que estamos analizando (cfr.
gráfico 4.6). Ahora bien, los mayores incrementos se han concentrado
en los tres últimos años, tras haberse dado un retroceso en 2006. La
acumulación de iniciativas de esta índole en ese trienio pone de
manifiesto que la búsqueda de mercados exteriores se ha planteado
como una alternativa clara a la actual coyuntura de recesión
96 Estadísticas de Comercio Exterior de España, 1917. 97 Sobre esta cuestión puede verse el reciente trabajo de ÁLVAREZ GONZÁLEZ,
J.A. y PEÑA VÁZQUEZ, R. (2010) y GARCÍA ECHEVERRÍA, S. (1998).
142
económica, cuando la demanda interna se ha ralentizado de forma
significativa.
GRÁFICO 4.6 Número total de empresas exportadoras en Canarias
Fuente: ICEX.
GRÁFICO 4.7 Representatividad de las empresas exportadoras
(Porcentaje sobre el total de entidades empresariales)
Fuente: ICEX
0
1.000
2.000
3.000
4.000
5.000
6.000
7.000
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
0
1
2
3
4
5
6
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Canarias España
143
Este proceso creciente de internacionalización ha permitido
aumentar la importancia relativa de este tipo de empresas dentro del
tejido empresarial del Archipiélago. Su intensidad ha sido tal que,
además, ha significado la obtención de unas proporciones que superan
las que se calculan para su homónimas en todo el territorio nacional en
los tres últimos años (cfr. gráfico 4.7). Más aun, las entidades
exportadoras isleñas han pasado de representar el 2,2 al 6,3 por ciento
de las existentes en el conjunto de España durante el periodo de
estudio.
GRÁFICO 4.8 Tamaño medio de las entidades exportadoras
(Miles de euros por empresa)
Fuente: ICEX
Ahora bien, el tamaño de las empresas exportadoras isleñas,
medido en términos de valor promedio de las ventas realizadas en el
extranjero, es sensiblemente inferior que el de las del total nacional (cfr.
gráfico 4.8). La menor dimensión en el caso de Canarias no debe
resultar extraña, si tenemos en cuenta que la estructura empresarial de
las Islas se caracteriza por la presencia de una mayor cantidad de
microempresas y PYMES que en resto del país, contemplado como un
0
200
400
600
800
1.000
1.200
1.400
1.600
1.800
2.000
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Canarias España
144
todo. Esta circunstancia obedece a la confluencia de distintos factores,
que determinan el entorno en el que las mismas han de desarrollar su
actividad, como la estructura productiva, las características geográficas,
el marco institucional o las peculiaridades socio-culturales98.
Si nos detenemos ahora en el análisis de la tipología de bienes
vendidos por las empresas canarias en el extranjero, podemos observar
que, a lo largo de la última década, se han producido algunos cambios
significativos (cfr. cuadro 4.7). Destaca, en primer lugar, el
protagonismo del segmento de materias primas, productos industriales
y bienes de equipo, que concentra algo más de la tercera parte de las
entidades exportadoras isleñas. Dentro de este amplio grupo, hay que
resaltar aquéllas que se dedican a la comercialización de combustibles y
lubricantes, de vehículos y sus repuestos o de embalajes de papel y
cartón.
CUADRO 4.7 Distribución sectorial de las empresas exportadoras
(Porcentaje)
Canarias España
2000 2009 2000 2009
Agroalimentarias 17,25 4,53 11,32 8,24
Bebidas 1,77 1,00 2,33 3,00
Bienes de consumo 20,92 30,70 39,08 32,56
Mat. prim., prod. ind. y bs. equipo 36,70 35,21 34,51 37,76
Sin especificar 23,36 28,56 12,74 18,44
Fuente: ICEX
En segundo lugar, se encontrarían las ubicadas en la rúbrica
“bienes de consumo”, que son las que han experimentado un mayor
crecimiento en su participación en esta distribución de las empresas de
exportación entre 2000 y 2009. Entre ellas, debemos reseñar las que
98 Sobre el impacto del entorno en el tejido empresarial isleño véase OREJA
RODRÍGUEZ, J.R. (1997 y 1999).
145
venden productos de perfumería y cosmética o textiles. Los últimos
lugares los ocupan aquellas entidades exportadoras que comercializan
productos agroindustriales –especialmente hortofrutícolas, flores y
plantas, pesca congelada o elaboraciones tabaqueras– y bebidas.
Si comparamos estos datos con los que se obtienen para sus
homónimas nacionales, podremos observar, en primer término, que las
variaciones en la estructura de las empresas exportadoras españolas
son inferiores a las que experimentaron las isleñas en el mismo
intervalo temporal. También se podría destacar la mayor
representatividad que tiene el segmento de bienes de consumo en el
ámbito estatal y, por ende, la menor presencia en el mismo de aquellas
entidades que se encuadran en la rúbrica “sin especificar”. El resto de
agrupaciones presenta unos guarismos muy similares en ambos casos.
Esta dinámica que se ha descrito para las empresas canarias,
vendría a indicar que se están haciendo esfuerzos, sobre todo en los
últimos años, no sólo por aumentar el grado de internacionalización de
las mismas, sino también por diversificar la tipología de los oferentes
que operan en los mercados extranjeros. Esto, en parte, hay que
atribuirlo a las estrategias implementadas en este sentido desde las
administraciones públicas y las organizaciones empresariales –ICEX,
PROEXCA o AFRICAINFOMARKET. Al tiempo que cuestiona, si no
invalida, algunos de los argumentos que frecuentemente se emplean
para poner en tela de juicio la capacidad emprendedora del conjunto del
tejido empresarial del Archipiélago.
Una capacidad de emprendeduría que también se pone de
manifiesto si nos referimos en exclusiva a aquellas empresas insulares
que llevan a cabo sus negocios mercantiles en el continente africano. La
evolución de su número muestra que, si bien se dio una cierta atonía,
cuando no un retroceso, hasta los tres últimos años de la primera
década del siglo XXI, es precisamente en ese momento cuando se
produce un importante despegue, coincidiendo en el tiempo con la
actual recesión económica.
146
GRÁFICO 4.9 Número de empresas canarias que venden en África
Fuente: ICEX.
Una recesión que, sin embargo, ha afectado en menor medida al
vecino continente, de modo que incluso algunos países presentan unas
tasas de crecimiento significativas. Esto, sin duda, ha animado a las
empresas canarias a proyectar sus ventas hacia esos destinos, más aun
si tenemos en cuenta la contracción que ha sufrido el mercado isleño.
Por tanto, África se vislumbra como una de las posibles alternativas a la
crisis, aunque falta por determinar si este comportamiento es tan sólo
coyuntural o tiene perspectivas a medio y largo plazo. En cualquier
caso, se ha convertido en uno de los elementos determinantes al
considerable aumento del grado de internacionalización del tejido
productivo del Archipiélago descrito más arriba.
Ahora bien, no ha sido el único destino que ha tenido un atractivo
para los exportadores de las Islas, ya que el porcentaje de empresas que
comercializan sus productos en el continente africano, en relación con
el total de las que se han internacionalizado, ha descendido en el último
decenio (cfr. gráfico 4.10). Esta circunstancia obedece al gran
crecimiento experimentado por la nómina de oferentes que realizan sus
0
200
400
600
800
1.000
1.200
1.400
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
147
operaciones en América, que ha pasado de representar el 13 por ciento
en 2000 al 22 por ciento en 2009. No obstante, las proporciones
calculadas para los agentes que venden en África se sitúan, con alguna
que otra excepción, por encima de las que se obtienen para el conjunto
de España durante este periodo.
GRÁFICO 4.10 Importancia de las empresas exportadoras en África
(Porcentaje sobre el total de empresas exportadoras)
Fuente: ICEX
Por otra parte, la dimensión media de las empresas canarias que
exportan hacia el mercado africano, mensurada según el importe de las
ventas realizadas, es inferior a la que se obtiene para el conjunto de las
que se han internacionalizado en el Archipiélago (cfr. gráficos 4.8 y
4.11). Ahora bien, estos guarismos no se diferencian mucho de los que
presenta el conjunto de los exportadores españoles que operan en
África, si bien los valores insulares siempre están situados por debajo.
Todo esto no hace sino poner en evidencia las enormes dificultades que
presentan estos destinos a la hora de realizar negocios. Unas
dificultades que se recogen en todos los informes comerciales relativos a
los mismos elaborados por organismos especializados –ICEX, PROEXCA
o AFRICAINFOMARKET. En ellos se señalan, entre otras cuestiones, las
0
3
6
9
12
15
18
21
24
27
30
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Canarias España
148
peculiaridades de los potenciales consumidores, el menor poder de
compra de esas economías, las complicaciones existentes para llevar a
cabo una adecuada distribución de los productos o las excesivas trabas
burocráticas.
GRÁFICO 4.11 Dimensión media de las empresas exportadoras en África
(Miles de euros por empresa)
Fuente: ICEX
Desagregando un poco más la difusión geográfica de los
comerciantes canarios que actúan en el continente africano, el gráfico
4.12 nos muestra que se han concentrado de manera preferente en el
mercado mauritano durante la última década. En él estarían operando
casi la mitad de las empresas que realizan sus ventas en África. Le
siguen en importancia, aunque a una considerable distancia, otros
países como Cabo Verde, Marruecos y Senegal. Entre los cuatro
conformarían los destinos estratégicos para el empresariado canario en
ese continente, ya que el agregado de todos ellos abarca algo más del 80
por ciento de los oferentes isleños que desarrollan en África sus
transacciones mercantiles. A ellos debemos unir otros que en los
últimos años han ido captando la atención de la clase mercantil insular,
como son los casos de Guinea Ecuatorial, Gambia o Ghana.
0
50
100
150
200
250
300
350
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Canarias España
149
GRÁFICO 4.12 Distribución geográfica de las empresas exportadoras
canarias en África, 2000-2009 (Porcentaje)
Fuente: ICEX
Además, el empresariado canario ocupa una posición privilegiada
en algunos de esos mercados, respecto a los que proceden de otras
partes de España. Así, los exportadores isleños en Mauritania suponen
el 43,6 por ciento de los españoles que realizan sus ventas en ese país.
En Cabo Verde representan una tercera parte, y en Senegal y Gambia
casi el 7 por ciento. En otros, como Guinea Ecuatorial, Gambia o
Ghana, su presencia es aun pequeña, en torno al 4 por ciento, si bien
se ha ido incrementando en los últimos años y las perspectivas de
futuro son bastante positivas. En el caso de Marruecos, también se
observa una ligera mejoría a lo largo del decenio que se está analizando,
pero su importancia relativa es prácticamente testimonial, pues no
supera el 1 por ciento.
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
Cabo Verde Gambia Ghana Guinea Ec. Marruecos Mauritania Senegal
151
Además de los flujos exteriores generados por el comercio exterior
y por la prestación de servicios, sobre todo portuarios, aeroportuarios y
turismo, la economía canaria también ha participado en el mercado
internacional de capitales. Esa inserción le ha llevado a jugar un papel
destacado, ya sea como receptor de inversiones extranjeras o como
emisor de las mismas. Cierto es que hasta los últimos años del siglo XX
el predominio correspondió, claramente, a la primera de las facetas
señaladas. Pero desde ese momento comienzan a tener una mayor
relevancia las exportaciones de capitales desde las Islas. Ahora bien,
estas operaciones no eran nuevas, pues también se habían realizado
con anterioridad, aunque de escasa cuantía.
El análisis de la inversión extranjera directa en el Archipiélago no
está exento de dificultades, sobre todo para el periodo anterior a 1986,
ya que se carece de fuentes estadísticas que tengan la suficiente
regularidad. No obstante, para el intervalo temporal que media entre
1867 y 1936, se ha podido reconstruir la cuantía de los fondos recibidos
desde el exterior a partir de la información suministrada por el
impuestos de derechos reales y transmisión de bienes, complementada
por la recogida en las contadurías de hipotecas99. Para el largo periodo
que abarca el franquismo, la disponibilidad de series cuantitativas es
más reducida. Ahora bien, esta circunstancia queda en parte soslayada
por el hecho de que, durante esa época, la política económica vigente
99 Sobre esta cuestión, véase CARNERO LORENZO, F. (2007) y CARNERO
LORENZO y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2006b).
152
impuso restricciones a las transacciones financieras con el extranjero,
que aminoraron su importancia, cuando no desaparecieron, como en la
Autarquía100.
Por tanto, hay que esperar a la llegada de la democracia para que
esta faceta de las relaciones económicas internacionales vuelva a una
cierta senda de normalidad. Normalidad que se iría adquiriendo de
forma paulatina a medida que se fue desmontando el entramado
administrativo que la limitaba. En cualquier caso, hasta finales del siglo
XX España fue un país eminentemente receptor de inversiones
foráneas, siendo contados los flujos de capitales hacia el exterior. Esta
posición comenzaría a cambiar cuando los guarismos de las inversiones
hispanas en el extranjero han empezado a tener cierta importancia en
los últimos quince años, aunque el saldo neto ha seguido siendo
favorable a las entradas101.
En el caso de Canarias, la dinámica ha debido ser bastante
parecida a la descrita para el conjunto nacional durante el intervalo
temporal de referencia. O al menos así se desprende de los datos
regionalizados que existen sobre los flujos de inversión directa en el
extranjero, ofrecidos por la base de datos DATAINVEXT del Ministerio
de Industria, Turismo y Comercio de España desde mediados de la
década de 1980. Esta fuente aporta información sobre la distribución
geográfica y sectorial de estas inversiones. Para las décadas anteriores,
especialmente durante la etapa del franquismo, nos tendremos que
conformar con la utilización de fuentes cualitativas, que nos permitirán
intuir cuál fue la dinámica seguida por los movimientos de capital
exteriores del Archipiélago y, en particular, los que han tenido África
como origen o destino.
100 EGUIDAZU PALACIOS, F. (1978) 101 DURÁN HERRERA, J.J. y ÚBEDA MELLINA, F. (2005) y ORTEGA REGATO,
E. (2002).
153
1. Antecedentes históricos
El hecho de que Canarias se constituyera como una plataforma
estratégica para las relaciones económicas en el Atlántico medio desde
finales del siglo XIX, atrajo a numerosos inversores foráneos (cfr. gráfico
5.1). ¿Qué importancia tuvieron estos capitales para la economía
canaria? El montante total de la inversión extranjera suponía,
aproximadamente, el 0,55 por ciento del P.I.B. de las Islas en esa época
y un 4,59 por ciento respecto a los principales renglones generadores de
ingresos exteriores del Archipiélago –exportaciones agrícolas y
suministro de combustible naval. Estos exiguos guarismos ya son, por
sí mismos, bastante elocuentes y muestran, a modo de primera imagen,
que su importancia no debió ser tan considerable como había supuesto
una parte de la historiografía isleña.
GRÁFICO 5.1 Evolución de la inversión extranjera en Canarias, 1867-1935
(Media de cada periodo. Millones de euros de 2009)
Fuente: CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2006b).
Más aun, si tomamos en consideración los datos de inversión
total del Archipiélago. Se puede observar cómo el promedio de la de
origen foráneo representó tan sólo el 13,68 por ciento del total, siendo
0
2
4
6
8
10
12
1867-70 1876-80 1886-90 1896-00 1906-10 1916-20 1926-30
154
contados los años en que supusieron más de una quinta parte de la
inversión recibida (cfr. gráfico 5.2). En este sentido, resultan muy
esclarecedoras las consideraciones del delegado consular británico en
Canarias en 1872, cuando señalaba que el establecimiento de las
franquicias portuarias no había logrado atraer inversiones extranjeras,
a pesar de las expectativas creadas102.
GRÁFICO 5.2 Importancia de los capitales foráneos en el total de la inversión
en Canarias, 1868-1930 (Porcentaje)
Fuente: CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2006b).
Todo ello permite, por tanto, matizar la subordinación de los
inversores locales a las directrices que llegan del exterior103. Muy al
contrario, muchos de ellos se podrían calificar como empresarios
emprendedores en sentido schumpeteriano. Ahora bien, esta
aseveración no supone en modo alguno marginar el papel desempeñado
por los agentes foráneos, que en algunas actividades económicas
102 QUINTANA NAVARRO, F. (1992: 144). 103 Esta opinión se encuentra recogida, entre otros trabajos, en los de BRITO
GONZÁLEZ, O. (1981); GALVÁN FERNÁNDEZ, F. y MARTÍNEZ DE AZAGRA, L. (1994); MARTÍN HERNÁNDEZ, U. (1988); MORALES LEZCANO, V. (1979) y NADAL FARRERAS, J.J. (1976).
0
4
8
12
16
20
24
28
32
36
40
1868 1873 1878 1883 1888 1893 1898 1903 1908 1913 1918 1923 1928
155
jugaron un papel destacado, acabando por integrarse muchos de ellos
en la propia sociedad isleña.
Respecto a los de procedencia extranjera, destacan por su
importancia los de origen británico y alemán, que convirtieron a las
Islas en uno de los campos de batalla de su lucha por hacerse con el
control del comercio mundial durante esta época. Dos ejemplos
representativos de esta pugna fueron las empresas Elder, Dempster and
Company y Woermann Linie.
Elder, Dempster and Company fue fundada en 1868 como
empresa consignataria de una compañía naviera que enlazaba Liverpool
con las colonias británicas del África occidental104. Su gran expansión
de se produjo a partir de 1884, cuando el comerciante y armador Alfred
Lewis Jones se hizo con el control del negocio, y de ser una agencia de
embarque pasó a convertirse en un holding de empresas navieras, de
servicios portuarios, financieras, agrícolas, industriales y turísticas,
ampliando su campo de actuación del África occidental británica a
Canarias, Canadá, Congo Belga y Jamaica (cfr. gráfico 5.3). Así, en
1894, African Steam Navigation Company se hizo con las líneas que
unían Liverpool con Canadá –Ocean Transport Company en 1894 y
Beaver Line en 1899–, aunque la primera de ellas fue vendida en 1903 a
Canadian Pacific Limited. En 1895 se creó la Compañie Belge Maritime
du Congo en el seno de la consignataria dirigida por Jones, a la que el
rey Leopoldo II le concedió el monopolio del tráfico marítimo con la
colonia belga en África. Asimismo, en 1899 se fundó Elder Dempster
Shipping Limited para reforzar sus relaciones con África, y en 1900
Elder Navigation Collieries Limited para el transporte de carbón desde
las minas que Elder, Dempster and Company poseía en Cardiff y
Durham a las estaciones carboneras del grupo en el Atlántico medio. En
1901 se estableció Imperial Direct West India Mail Service Company
para garantizar el servicio de correos entre las Islas Británicas y
104 Las notas sobre esta empresa están tomadas de DAVIES, P.N. (1973) y
CARNERO LORENZO, F.; NUEZ YÁNEZ, J.S. y PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2005).
156
Jamaica, y un año más tarde se creó Elder and Fyffes (shiping) Limited,
encargada del trafico frutero, sobre todo de plátanos, con Gran Bretaña.
GRÁFICO 5.3 Conglomerado de empresas de A.L. Jones (1909)
Fuente: CARNERO LORENZO, F.; NUEZ YÁNEZ, J.S. y PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2005).
En Canarias creó un entramado empresarial diverso que convirtió
a las Islas en centro de sus operaciones en esta área del Atlántico, sin
olvidar el aprovechamiento de las oportunidades que ofrecía la propia
estructura productiva insular. Así, creó filiales para el abastecimiento
de carbón y avituallamiento a buques, Grand Canary Coaling Company
y Teneriffe Coaling Company. Asimismo, incentivó el cultivo de plátanos
157
y tomates para completar la carga de los navíos bajo su consignación en
el viaje de regreso a Europa, comercializados por la firma Elder and
Fyffes Limited. Ya en el siglo XX, fundó las compañías Elder, Dempster
(Teneriffe) Limited y Elder, Dempster (Grand Canary) Limited, que
actuaron como consignatarios. A ellas habría que unir, finalmente, la
Compañía de Vapores Interinsulares Canarios, creada para el tráfico
entre islas; la Compañía de Embarcaciones Canarias, que gestionaba
los depósitos flotantes en el puerto de La Luz y de Las Palmas, y Grand
Canary Slipway Engineering Company, dedicada a la reparación de
buques, así como sus inversiones en la infraestructura hotelera del
Archipiélago.
También estableció una entidad bancaria, Bank of British West
Africa Limited, que, además del control sobre el suministro de plata a
las posesiones británicas en el África occidental, tuvo a su cargo el
servicio de tesorería del Estado en dichos territorios y desarrolló una
política comercial de apoyo decidido a las transacciones mercantiles de
esas colonias105. Para ello, estableció sucursales en las principales
localidades africanas de su zona de influencia, como Lagos, Freetown y
Accra, y una tupida de red de corresponsales en otras localidades, como
Fernando Poo, al tiempo que abría oficinas en Las Palmas de Gran
Canaria y Santa Cruz de Tenerife.
Por su parte, la compañía naviera de Hamburgo, Woermann Linie,
inició sus actividades en 1880, ocupándose de forma temprana del
tráfico marítimo alemán con sus colonias africanas, pues seis años más
tarde ya había establecido líneas regulares hacia Namibia y Camerún.
Con posterioridad, el aumento del tráfico y la dependencia de empresas
extranjeras para el avituallamiento de sus buques la impulsaron a
establecer un depósito de carbón propio en Canarias. Así, en 1905
adquirió las instalaciones que un consorcio de empresarios españoles
había construido en el puerto de La Luz y de Las Palmas tres años
105 FRY, R. (1976) y CARNERO LORENZO, F. (2007).
158
antes, y que los alemanes pusieron en funcionamiento en 1906. Con el
tiempo amplió sus actividades, incorporando talleres mecánicos y de
fundición. Ello le permitió captar a los navíos de todos los armadores
germanos que recalaban en el citado recinto portuario106.
Ahora bien, debemos señalar que no siempre existió una rivalidad
entre las dos sociedades mercantiles aquí reseñadas, ya que a veces los
intereses empresariales estaban por encima de los nacionales. De
hecho, ambas compañías establecieron la West Africa Shipping
Conference en 1895. Se trataba de un acuerdo para repartirse el
mercado de fletes en el África occidental subsahariana y evitar así la
competencia de algunos comerciantes navieros de Liverpool y
Manchester, agrupados en la African Association107.
También hubo empresas españolas interesadas en Canarias como
base de sus operaciones en África, especialmente cuando se intensificó
la presencia colonial. Así, algunas sociedades mercantiles, cuyo objeto
social se centraba en negocios vinculados a las posesiones hispanas,
establecieron su domicilio social en las Islas, como la Compañía del
Muni, creada en 1946 para la explotación de las riquezas agroforestales
de Guinea Ecuatorial. En el Sáhara tenemos FOSBU-CRAA (Fosfatos de
Bu-Cráa, S.A.), que explotó los importantes yacimientos de este
producto que se encontraron en ese territorio durante la década de
1960. Esta empresa se creó en 1962 bajo la denominación social de
Empresa Nacional Minera, S.A (ENMINSA), cambiando a su nueva razón
social siete años más tarde y ampliando su capital hasta los 5.000
millones de pesetas de aquella época108.
Además, otras empresas nacionales domiciliadas en otras
regiones abrieron sucursales o delegaciones en Santa Cruz de Tenerife
y/o Las Palmas de Gran Canaria, como la sociedad Colonial Pérez
106 Estas referencias proceden de FERRERA JÍMENEZ, J. (1988); PONCE
MARRERO, J. (2002) y QUINTANA NAVARRO, F. (1985). 107 DAVIES, P.N. (1973). 108 MORILLAS, J. (1995) y Anuario Financiero y de Sociedades Anónimas de
España.
159
Andujar, S.A.; la Compañía Agrícola e Industrial de Fernando Poo, S.A.
(CAIFER); Suministros Coloniales, S.A. (SUMCO); Mercantil Hispano
Africana, S.A. (MEHISA) o Comercial Roselló, S.A. Todas ellas se
dedicaban a la actividad mercantil con Guinea Ecuatorial, si bien
algunas, como la última de las reseñadas, también realizaban funciones
de consignatarios, banqueros, agentes de seguros y comercio al por
menor en esos territorios, en los que disponían de una amplia red de
establecimientos en las principales localidades. Incluso las había, como
SUMCO, que habían extendido sus negocios de producción y
exportación de productos agrícolas fuera de la colonia española, ya que
disponía de una factoría en Calabar (Nigeria).
A estas empresas agromercantiles debemos unir un importante
número de armadores peninsulares, sobre todo gallegos, que se
ubicaron en el Archipiélago cuando se acentuó la explotación del
caladero canario-sahariano109. A modo de ejemplo, se puede citar el
caso de la Asociación Nacional de Cefalópodos (ANACEF), creada en
1977 y domiciliada en Las Palmas de Gran Canaria. En ella se
integraron buena parte de los armadores españoles dedicados a la
pesca de este tipo de especies en las aguas del África noroccidental, si
bien luego extendería su radio de acción hacia otras áreas pesquera. El
objetivo de la misma era defender los intereses del sector ante los
procesos de negociación de acuerdos bilaterales, primero de España y
luego de la Unión Europea, con los países que controlaban los
caladeros.
Otro caso ilustrativo es el de Freiremar, S.A., que se constituyó en
1974 por parte de un armador de Vigo, con la finalidad de dedicarse a
la captura, transformación y venta de productos pesqueros en el
caladero canario-sahariano. Su domicilio social está situado en Las
Palmas de Gran Canaria, donde tiene ubicada su base de operaciones.
La flota de esta empresa se ha incrementado de 3 barcos en 1974 a 25
109 DIAZ DE LA PAZ, A. (1995 y 2010).
160
en la actualidad. Hoy en día se ha conformado como un grupo
empresarial integrado por unas 35 sociedades que se distribuyen las
diferentes facetas del negocio110. Sus actividades en África se extienden
por Marruecos, Mauritania, Senegal y Angola, teniendo también una
importante presencia en América.
Por último, no podemos obviar el hecho de que las sucursales de
los bancos que se establecieron en las colonias españolas en África –
Banco Central, Banco Hispano Americano, Banco Español de Crédito o
Banco Exterior de España– dependían orgánicamente de las
delegaciones regionales establecidas en Canarias. Y, además, cabe
reseñar que dichas entidades financieras formaron la columna vertebral
del accionariado de las principales empresas coloniales que estaban
presentes en el África Española111.
Esta participación de importantes compañías extranjeras y
nacionales en la economía colonial africana, no quiere decir que la clase
empresarial isleña se mantuviese al margen de este proceso.
Importantes sociedades mercantiles canarias, como Hamilton y Cía. o
Ghirlanda Hermanos, además de dedicarse a los avituallamientos en el
puerto de Santa Cruz de Tenerife, fueron los proveedores de Fernando
Poo al menos hasta la Guerra Civil112. Por su parte, Curbelo y
Compañía fue durante muchos años el consignatario, primero, de la
Compañía Transatlántica y, luego, de la Compañía Transmediterránea,
que, junto a otras rutas, fueron las encargadas de cubrir las líneas
regulares que unían la metrópoli con el Sáhara y Guinea Ecuatorial,
desde finales del siglo XIX hasta la retirada española de esos
territorios113. Asimismo, la firma comercial Marcotegui, Guedes y
Sarmiento, establecieron una factoría para la conserva y salazón de
110 Freiremar. Nuestra tierra es el mar, 2010 [http://www.freiremar.es]. 111 CARNERO LORENZO, F. (2000 y 2001). 112 CABRERA ARMAS, L.G. y DIAZ DE LA PAZ, A. (2008); CARNERO
LORENZO, F. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (2009) y PEREIRA RODRÍGUEZ, T. (1987). 113 FERRERA JÍMENEZ, J. (1988) y QUINTANA NAVARRO, F. (1985).
161
pescado en La Güera en 1919, acompañando al Gobernador Bens en la
expedición de ocupación de ese enclave de la costa sahariana114.
A ellos podemos, al menos, unir otras 260 empresas isleñas que
desarrollaron sus actividades en las posesiones hispanas entre 1950 y
1975, coincidiendo con el momento de máxima expansión económica de
esos territorios115. De su distribución geográfica podemos observar que
la mayoría se ubicaban en el denominado África Occidental Español,
concretamente el 46,8 por ciento en el Sáhara y el 43,3 en Sidi-Ifni. El
resto estarían, por tanto, en Guinea Ecuatorial. Ahora bien, la presencia
de empresas canarias no se limitó solamente a las colonias españolas,
sino que también se asentaron en otros territorios, como Sierra Leona,
Senegal o Liberia. No fueron muchos, ya que de los que tenemos
constancia no superaban la media docena, sin embargo, alguno de
ellos, al parecer, tuvo una actuación muy destacada. Nos referimos al
empresario Nicolás Batista Rodríguez, que desarrolló actividades de
exportación e importación con varias zonas de la costa occidental
africana –Mauritania, Senegal, Sierra Leona, Costa de Marfil…–, e
incluso estableció algunos negocios, como una fábrica de ladrillos, una
empresa de transportes y un comercio en Freetown116.
En cuanto a su procedencia insular, podemos indicar que algo
menos de las tres cuartas partes de estos empresarios asentados en
África tenían su origen en Gran Canaria, y el 17 por ciento en Tenerife,
teniendo otras islas, como Fuerteventura, Lanzarote o La Palma, una
participación mucho menor (cfr. Gráfico 5.4). En términos generales,
podemos señalar que los originarios de las Canarias Orientales tenían
una presencia mayoritaria en el Sáhara español y en Sidi-Ifni, mientras
114 MARTÍN CORRALES, E. (2010). 115 Esta cifra se ha obtenido al computar la información al respecto
proporcionada por ANDREU MEDIERO, B. (2008); GONZÁLVEZ PÉREZ, V. (1994); MARTÍN CORRALES, E. (2010); MEANA PALACIO, J.M. (2008); SANTANA PÉREZ G. y LÓPEZ, E. (2009) y Anuario de Canarias, África Occidental y Guinea Española, 1951-1952.
116 SANTANA PÉREZ, G. y LÓPEZ, E. (2009).
162
que los de la provincia de Santa Cruz de Tenerife se decantaron más
por las posesiones hispanas en el Golfo de Guinea.
GRÁFICO 5.4 Isla de origen de las empresas canarias con negocios
en África, 1950-1975 (Porcentaje)
Fuente: ANDREU MEDIERO, B. (2008); MEANA PALACIO, J.M. (2008); SANTANA PÉREZ G. y LÓPEZ, E. (2009) y Anuario de Canarias, África Occidental y Guinea Española, 1951-1952.
La estructura sectorial que presenta el tejido empresarial isleño
que se había instalado en África, muestra la importante participación
de los armadores y empresarios del Archipiélago en el desarrollo de las
actividades pesqueras, mayoritariamente vinculadas a las costas
próximas al Archipiélago (cfr. gráfico 5.5). Buena parte de ellos se
vincularon al Consorcio de Industrias Pesqueras Canario-Africanas
(COIPESCA), constituido a finales de 1950 por 32 factorías y 5
entidades comercializadoras. Se trataba de un grupo de presión para
resolver los asuntos que les afectaban ante las autoridades estatales,
por ello ubicaron la sede central en Madrid. Además, esta asociación
empresarial controlaba la mayor parte de la producción de pescado seco
y salado del banco canario-sahariano, que en los años cincuenta se
cifraba en 18.000 toneladas anuales. De ellas, el 55 por ciento se
0
10
20
30
40
50
60
70
80
Fuerteventura Gran Canaria Lanzarote La Palma Tenerife
163
exportaba al Congo belga y al Camerún francés, una quinta parte a
Guinea Ecuatorial y el resto a otras colonias europeas en África117.
GRÁFICO 5.5 Distribución sectorial de las empresas canarias
establecidas en África, 1950-1975 (Porcentaje)
Fuente: ANDREU MEDIERO, B. (2008); MEANA PALACIO, J.M. (2008); SANTANA PÉREZ G. y LÓPEZ, E. (2009) y Anuario de Canarias, África Occidental y Guinea Española, 1951-1952.
El comercio constituía la segunda actividad económica, pues
abarcaba algo más de la tercera parte de los negocios abiertos allí.
Dentro de este segmento, algunos se decantaron por la exportación de
productos coloniales y la importación de bienes de equipo –maquinaria
y medios de transporte. Otros prefirieron la comercialización de bienes
de consumo –textil, calzado y comestibles– o duraderos –vehículos y
material electrónico. Los industriales se orientaron hacia la producción
de alimentos y los agricultores cultivaron tabaco, café o cacao en
Guinea Ecuatorial. El transporte constituyó otra de las actividades que
resultaron interesantes para los empresarios canarios, tanto en el
marítimo como en el terrestre. En este último, se dedicaron al traslado
de mercancías y de viajeros –taxis y guaguas. En el ámbito financiero,
117 DÍAZ DE LA PAZ, A. (2011); MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (2010) y Anuario de Canarias, África Occidental y Guinea Española, 1951-1952.
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
Agricultura Pesca Industria Comercio Transporte Finanzas
164
la Caja Insular de Ahorros de Canarias abrió sucursales en ambos
territorios a partir de 1967.
2. Inversiones de capital entre Canarias y África
en la actualidad
La vinculación empresarial entre Canarias y África se ha
mantenido hasta hoy y, por ende, también el flujo de inversiones entre
ambos espacios geográficos. En este sentido, cabe reseñar que, en el
ámbito de las inversiones exteriores, Canarias ha desempeñado en los
últimos tiempos una importante función, tanto como receptor de
capitales extranjeros como de inversor en el exterior. Las cifras
muestran que, en ambas facetas, el mayor volumen de fondos se
concentró en la etapa de más crecimiento de la economía isleña,
comprendida entre la segunda mitad de los años noventa y la primera
del decenio siguiente (cfr. gráfico 5.6).
Una fase alcista que coincidió, a su vez, con una importante
expansión de la economía internacional. Por tanto, confluyeron los
elementos necesarios para que los flujos de inversión con origen y
destino en el Archipiélago aumentasen de esa manera. De una parte,
las Islas presentaban un atractivo para los inversores foráneos, que
podían encontrar distintas opciones con una alta tasa de rentabilidad.
Al mismo tiempo, los agentes locales habían logrado acumular unos
excedentes monetarios que les permitieron internacionalizar su cartera
de inversiones, buscando diversificar el riesgo y/o lograr elevadas
remuneraciones para esos capitales.
Sin embargo, en los periodos extremos de la serie que estamos
analizando, el importe cayó de manera significativa. En ambos casos es
achacable, casi con total seguridad, a las crisis económicas que se
dieron en esos momentos, y cuyas consecuencias afectaron en ambas
165
direcciones. Así, se verían limitadas las posibilidades de ahorro y, por
tanto, de inversión de los inversores insulares, al tiempo que las Islas
dejarían de ser una opción apetecible para los de origen foráneo.
GRÁFICO 5.6 Flujo de inversiones exteriores de Canarias, 1985-2009
(Millones de euros de 2009)
Fuente: LÓPEZ PUEYO, C. y EGEA ROMÁN, M.P. (1991); SOSVILLA RIVERO, S. (1995) y Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
Ahora bien, ¿qué importancia tuvo el monto generado por los
flujos de inversión exterior generados en Canarias durante este periodo?
Para mensurarlo hemos acudido a su comparación con otras
comunidades autónomas, y de ello, lo primero que sobresale es el
extraordinario peso que tiene Madrid, tanto en la captación de fondos
del extranjero como en la exportación de capital (cfr. cuadro 5.1). Esta
situación no debe resultar tan extraña, si tomamos en consideración
que en la capital del Estado están domiciliadas las principales empresas
españolas, que son las que tienen una mayor capacidad para incidir
sobre los flujos de inversión internacionales.
Teniendo en cuenta esta cuestión, Canarias ocupa un lugar
destacado, ya que en las dos facetas de la inversión exterior se sitúa en
0
500
1.000
1.500
2.000
2.500
3.000
3.500
1985 1987 1989 1991 1993 1995 1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009
Recibida Realizada
166
la sexta posición de la clasificación regional. En el ámbito de los fondos
recibidos del extranjero, se coloca por detrás de aquellas comunidades
con un mayor desarrollo industrial –Cataluña, Comunidad Valenciana o
País Vasco–, y que, por tanto, presentan unos mayores requerimientos
de capital. También está por delante Aragón, que se ha beneficiado de
las inversiones realizadas a cuenta de la celebración de la Exposición
Internacional de Zaragoza en 2008.
CUADRO 5.1 Distribución regional de la inversión exterior en España, 1993-2009
(Millones de euros de 2009)
Recibida Realizada
Importe Porcentaje Importe Porcentaje
Andalucía 7.014 1,84 6.021 0,85
Aragón 9.845 2,58 10.489 1,49
Asturias 4.388 1,15 7.256 1,03
Baleares 3.940 1,03 3.488 0,50
Canarias 9.184 2,41 10.783 1,53
Cantabria 275 0,07 77.873 11,05
Castilla y León 1.188 0,31 1.450 0,21
Castilla-La Mancha 1.425 0,37 532 0,08
Cataluña 55.812 14,64 74.901 10,63
Comunidad de Madrid 229.603 60,24 401.301 56,95
Comunidad Valenciana 15.302 4,01 9.333 1,32
Extremadura 374 0,10 325 0,05
Galicia 2.688 0,71 11.099 1,58
La Rioja 280 0,07 116 0,02
Navarra 1.205 0,32 1.200 0,17
País Vasco 15.981 4,19 80.423 11,41
Región de Murcia 2.329 0,61 8.012 1,14
Ceuta y Melilla 78 0,02 0 0,00
Sin asignar 20.235 5,31 0 0,00
Fuente: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
167
El Archipiélago, por su parte, presenta sus propios atractivos
para la inversión extranjera, vinculados en gran medida a los incentivos
que ofrece el Régimen Económico y Fiscal de las Islas. Además, disponía
de algunas actividades económicas motrices, que debieron despertar el
interés de los capitales foráneos, como las que tenían que ver con el
sector inmobiliario o con el turismo.
Por el lado de las colocaciones de fondos realizadas en otros
países, de nuevo Madrid, Cataluña y País Vasco estarían en las
primeras posiciones. No en vano se trata de las regiones españolas que
han experimentado un mayor crecimiento económico, concentrando
una tercera parte de la riqueza nacional durante el periodo que estamos
estudiando, lo que redunda en una mayor capacidad de ahorro e
inversión. Destaca la posición que ocupa Cantabria, motivado en gran
medida por ser la comunidad donde tiene su domicilio fiscal uno de los
principales bancos del mundo. Finalmente, Galicia es la que antecede a
las Islas en el ranking, debido, sobre todo, a las operaciones financieras
que realizan en el exterior las empresas del sector pesquero.
En el caso de Canarias, el extraordinario crecimiento económico
experimentado entre 1997 y 2007, permitió acumular importantes
ahorros que muchos inversores han utilizado para favorecer la
internacionalización de sus negocios, diversificando sus actividades en
el extranjero. También algunos han destinado esos fondos hacia
paraísos fiscales, según la terminología del organismo que elabora la
información que estamos empleando. No obstante, su importancia
relativa es reducida, ya que apenas llega al 0,7 por ciento del monto
total de la inversión isleña en el exterior, cuando en el conjunto
nacional esa proporción más que se duplica, al situarse en el 1,6 por
ciento.
Respecto a la distribución geográfica de los flujos de inversión con
origen y destino en el Archipiélago, podemos encontrar que Europa y,
sobre todo, América se han convertido en el cambio de siglo, tanto en la
principales áreas de inversión hacia Canarias como en los destinos
168
preferidos de los residentes en las Islas para realizar sus inversiones en
el exterior (cfr. cuadro 5.2). En el continente americano se centran
principalmente en Venezuela, Uruguay y República Dominicana. A
mucha distancia quedan el resto de zonas continentales, ocupando
África los últimos lugares.
CUADRO 5.2 Distribución geográfica de las inversiones exteriores
de Canarias, 1993-2009 (Miles de euros de 2009)
Recibidas Realizadas
Importe Porcentaje Importe Porcentaje
África 27.622 0,30 13.990 0,13
América 6.130.027 66,75 6.045.133 56,20
Asia 163.982 1,79 986.244 9,17
Europa 2.790.348 30,38 3.711.411 34,50
Oceanía 71.586 0,78 0 0,00
Fuente: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
Ahora bien, estos escasos guarismos que refleja el flujo de
capitales entre Canarias y África, no nos pueden hacer caer en el tópico
de que las Islas viven de espaldas al vecino continente. En el ámbito
nacional ocurre algo parecido, ya que las inversiones españolas
realizadas en África suponen el 1 por ciento del total, mientras que las
recibidas de esos países se quedan en el 0,15 por ciento. Además, no
debemos perder de vista las mayores dificultades que ofrecen las
economías africanas a la hora de aventurarse a realizar inversiones en
ellas, debido a la elevada tasa de riesgo país que presentan, si bien hay
que reconocer que muchos de ellos están llevando a cabo importantes
esfuerzos para mejorar esta situación.
¿Cuál son los países africanos más interesados en realizar
inversiones en las Islas? De la información estadística consultada para
el periodo 1993-2009, se desprende que mayoritariamente proceden de
paraísos fiscales, como Islas Seychelles, Liberia o Mauricio, que
169
concentran más de las tres cuartas partes del total (cfr. gráfico 5.7). De
hecho, el Archipiélago concentra la mayor parte de las inversiones
realizadas desde estos países en España, concretamente de Islas
Seychelles y de Mauricio, el 70 y el 66 por ciento, respectivamente,
mientras que de Liberia supondría el 15 por ciento. El resto de países
reseñados están muy lejos de ellos, si bien con algunos se han
intensificado las relaciones económicas en los últimos años, como
Senegal. En concreto, las inversiones en Canarias de este país suponen
el 16 por ciento de las realizadas en el conjunto de España.
GRÁFICO 5.7 Principales países africanos emisores de inversiones hacia
Canarias, 1993-2009 (Porcentaje)
Fuente: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
En cuanto a los sectores económicos de Canarias a donde se
destinan las inversiones llegadas del continente africano en el pasado
inmediato, podemos destacar la construcción y el comercio (cfr. gráfico
5.8). Se trata de dos de los sectores que mayor auge han experimentado
en el Archipiélago durante esos años, al menos hasta el inicio de la
actual crisis económica, que arrancaría a finales de 2007. También han
sido de interés para los inversores africanos la agricultura y la
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
50
Guinea Liberia Madagascar Mauricio Marruecos Seychelles Senegal Sudáfrica
170
hostelería. En el segundo de ellos no resulta sorprendente si tenemos
en cuenta que es una de las actividades sobre las que se ha cimentado
el crecimiento económico del Archipiélago desde la década de 1960. Sin
embargo, sí resulta extraña la posición que ocupa la agricultura, en la
que se han colocado unos seis millones de euros entre 2005 y 2007
procedentes de Islas Seychelles.
GRÁFICO 5.8 Distribución sectorial de las inversiones africanas en Canarias, 1993-2009
(Porcentaje)
Fuente: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
Por el lado de las inversiones que Canarias realiza en África, y
atendiendo a su desagregación por países, ésta responde de manera
más o menos mimética a la distribución de los vínculos económicos que
el Archipiélago mantiene con el vecino continente. Nos referimos a
Marruecos, Cabo Verde y, en menor medida, Mauritania, si bien
extraña la poca presencia que tiene Senegal, cuya representatividad es
exigua, pues se sitúa en el 0,01 por ciento (cfr. gráfico 5.9). Ahora bien,
la relevancia de las inversiones canarias se acrecienta aun más en
algunos de ellos, como en Cabo Verde o Mauritania, si tenemos en
cuenta que suponen el 7 y el 9 por ciento, respectivamente, del total de
la inversión española en esos dos países. Más aun, en otros estados
0
5
10
15
20
25
30
35
Agricultura Pesca Construcción Comercio Hostelería Otros
171
africanos en los que el Archipiélago está explorando posibilidades de
negocios en la actualidad, como Gambia o Guinea, su importancia
relativa dentro del conjunto de las inversiones españolas realizadas
entre 1993 y 2009 es también significativa, alcanzando el 14 y el 11 por
ciento en cada uno de ellos. Se hace necesario reseñar el caso de
Liberia, que supone casi el 17 por ciento de las inversiones canarias en
África, pero en realidad se trata de un hecho aislado, pues se trató de
una sola operación de mucha envergadura realizada en 1999, para la
adquisición de un negocio relacionado con el transporte marítimo.
GRÁFICO 5.9 Principales países africanos receptores de inversiones
canarias, 1993-2009 (Porcentaje)
Fuente: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
Esta última circunstancia que hemos descrito es también la que
hace que, dentro de la distribución por sectores que han sido objeto de
las operaciones realizadas por los inversores isleños en el continente
africano, el transporte ocupe un lugar destacado (cfr. gráfico 5.10). No
obstante, ésta no fue la única iniciativa en este sector y hay que
sumarle otras, aunque por unos importes inferiores. La industria se
destaca como otra de las ramas de actividad por la que han apostado
0
3
6
9
12
15
18
21
24
Cabo Verde Gambia Guinea Liberia Marruecos Mauritania Sudáfrica
172
los isleños a la hora de colocar sus capitales en África, especialmente en
el ámbito de la fabricación de bebidas y de papel. También la
construcción destaca en esta clasificación, centrándose sobre todo en
las obras de saneamiento y tratamiento de aguas residuales, así como
en la edificación. Dentro del comercio sobresale la venta de vehículos y,
en menor medida, la distribución. Finalmente, las explotaciones
agropecuarias y la pesca son las que acaparan los menores importes.
GRÁFICO 5.10 Distribución sectorial de las inversiones canarias en África, 1993-2009
(Porcentaje)
Fuente: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
3. Empresariado isleño en el continente africano
Esta faceta inversora que desarrollan los agentes económicos del
Archipiélago en África, ha llevado a algunos de ellos a establecerse
físicamente en esos países. Según el portal Africainfomarket118,
aproximadamente 175 empresas isleñas estarían instaladas en algún
118 [http://www.africainfomarket.org].
0
5
10
15
20
25
30
35
Agricultura Pesca Industria Construcción Comercio Transporte
173
país africano en la actualidad, bien a través de sucursales o de filiales.
Mayoritariamente se localizan en Cabo Verde, que supone el 40 por
ciento del total. Esto no debe resultar extraño, dado el importante
impulso que han tenido los intercambios comerciales y las inversiones
entre ambos archipiélagos en los últimos años (cfr. gráfico 5.11). Le
sigue en importancia Marruecos, que representaría una tercera parte
del censo de empresas isleñas que se han establecido en África.
Además, en su inmensa mayoría se han ubicado en las regiones del sur
de ese país, con las que Canarias ha mantenido históricamente unos
vínculos más estrechos.
GRÁFICO 5.11 Distribución geográfica de las empresas canarias en África en 2010
(Porcentaje)
Fuente: Balance de las inversiones canarias en África. Noviembre de 2010, Africainfomarket.
Mauritania y Senegal, con una veintena de empresas cada uno,
significarían, en conjunto, el 21 por ciento del listado empresarial que
estamos analizando. Estos cuatro países conformarían lo que se ha
dado en denominar en los últimos tiempos “los mercados estratégicos
para Canarias”, que son, además, a los que las diversas instituciones
públicas y privadas han prestado una mayor atención. No obstante,
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
Cabo Verde Ghana Guinea Ec. Marruecos Mauritania Senegal
174
existen otras zonas emergentes en las que comienzan a aparecer
empresas canarias, como son los casos de Ghana o Guinea Ecuatorial,
si bien todavía su presencia es muy exigua.
GRÁFICO 5.12 Estructura sectorial de las empresas canarias en África en 2010
(Porcentaje)
Fuente: Base de datos de las empresas canarias en África. Africainfomarket.
En cuanto a la distribución por sectores de actividad que
presentan estas empresas que operan en el vecino continente, podemos
observar que, en cierta manera, reproduce la estructura productiva que
tiene la economía canaria en la actualidad. Por un lado, la construcción
y, por el otro, la hostelería y el comercio, vendrían a ser las ramas de
negocio más importantes desarrolladas por ellas (cfr. gráfico 5.12). Esto
podría ser un indicio de que algunos empresarios isleños han visto en
África una posibilidad para diversificar sus inversiones y poder paliar
así los efectos negativos de las crisis internacionales como la actual. No
en vano, es precisamente en estos tres sectores en los que la recesión se
ha notado con mayor intensidad en el Archipiélago.
Dentro de la industria, las reparaciones navales y la fabricación
de pintura son los subsectores donde hay un mayor número de
0
5
10
15
20
25
30
Agricultura Pesca Construcción Industria Comercio Hostelería Transportes Otros
175
empresas. En el resto de servicios, los transportes, así como agencias
de asesoría y consultoría técnica, o las empresas vinculadas a las
nuevas tecnologías, son las que presentan unos guarismos más
destacados. Aunque son la minoría, al igual que ocurre en el tejido
empresarial de las Islas, también hay algunas sociedades mercantiles
relacionadas con las actividades agrarias –productos hortofrutícolas,
flores o aloe vera– o pesqueras –pesca y acuicultura.
Profundizando algo más en los rasgos que definen a estas
empresas, la mayoría de ellas, en torno al 90 por ciento, son PYMES o
microempresas, que realizaron una inversión media de unos 100.000
euros cada una para sufragar los gastos de instalación en África119. El
interés por dar el salto al mercado africano se inicia con el cambio de
siglo, si bien no será hasta 2005 cuando se intensificará este proceso.
El tiempo medio que transcurre entre el momento en el que se adopta la
decisión de establecerse en el extranjero y que el proyecto se consuma
es de unos dos años. De las entrevistas realizadas a varios empresarios
canarios que se decidieron a emprender esta aventura, se deduce que
las principales motivaciones fueron la búsqueda de mercados
alternativos, la proximidad geográfica y la demanda potencial de bienes
y servicios. Una proporción superior al 50 por ciento de ellos señalaron
que no tenían ninguna experiencia previa en este tipo de procesos
¿Cuáles han sido los resultados obtenidos por aquéllos que
optaron por esta estrategia de internacionalización? El tejido
empresarial isleño establecido en el vecino continente habría creado
más de 3.000 puestos de trabajo, disponiendo las unidades de
producción de un promedio de unos 20 empleados. Un porcentaje
elevado declaran que, aproximadamente la mitad de sus ingresos por
ventas, proceden de sus delegaciones o filiales africanas. Además,
algunas de ellas, especialmente las que están vinculadas a la
119 La información sobre las características de las empresa canarias
establecidas en África que se exponen en estos párrafos, proceden del documento, Análisis del inversor canario en Marruecos, Cabo Verde, Mauritania y Senegal, elaborado por Africainfomarket en 2008
176
producción de comestibles o materiales de construcción, utilizan sus
actuales emplazamientos para realizar exportaciones a otros países
colindantes.
Un ejemplo de esto último lo constituye la empresa Permafix,
dedicada a la producción de cemento cola. Esta iniciativa de un
empresario isleño, Antonio Polo, se hizo realidad en 2006, cuando se
construyó la fábrica en Accra. El primer año, la producción alcanzó las
100 toneladas mensuales, multiplicándose este promedio por diez
durante los tres ejercicios siguientes. Con ello no sólo ha conseguido,
prácticamente, copar el mercado ghanés, sino que ha iniciado sus
exportaciones a otros países de la región, como Benín, Burkina Faso,
Nigeria y Togo. Este buen resultado se ha visto impulsado por las
importantes infraestructuras de transporte que posee Ghana, que la
convierten en una plataforma ideal para llevar a cabo negocios con
otras economías de su entorno. Además, Permafix cuenta con el
Certificado de Exportación ECOWAS (Comunidad Económica de
Estados de África Occidental) desde 2008, que le abre las puertas de los
15 países miembros de esta organización120.
Finalmente debemos reseñar que, por primera vez en su historia,
algunas PYMES canarias han logrado participar en licitaciones
internacionales, especialmente en las referidas a países africanos. En
los tres últimos años, al menos media docena de empresas isleñas han
participado en 21 convocatorias de este tipo, financiadas por
organismos supranacionales, dentro de sus programas de ayuda al
desarrollo. Hasta el momento han logrado ser adjudicatarias en catorce
de ellas y se espera próximamente la resolución de las siete
restantes121.
La distribución geográfica de los proyectos, de nuevo pone de
manifiesto cuáles son, por el momento, los mercados estratégicos que la
120 PROEXCA. 121 Esta información se ha recopilado a partir de la colección de noticias que
tienen PROEXCA, ICEX, Africainfomarket y las Cámaras de Comercio canarias.
177
empresa canaria tiene en África –Cabo Verde, Guinea Ecuatorial,
Marruecos, Mauritania y Senegal. Y, al igual que en el resto de los
ámbitos que hemos analizado hasta ahora, el archipiélago caboverdiano
y la economía mauritana ocupan una posición destacada, acaparando
en conjunto las dos terceras partes de estas licitaciones.
GRÁFICO 5.12 Participación canaria en la licitación internacional
de ámbito africano, 2008-2010 (Nº de proyectos)
Fuente: Africainfomarket, PROEXCA, ICEX y Cámaras de Comercio canarias.
En cuanto al tipo de actividades que se han desarrollado, destaca
la construcción de infraestructuras de transporte, carreteras, puertos y
aeropuertos. También las que tiene que ver con aspectos más sociales o
de bienestar, como la construcción de viviendas de protección oficial,
hospitales o redes de canalización de aguas y saneamiento. Asimismo,
podemos encontrar algunos proyectos destinado a mejorar la
gobernanza en estos países, mediante programas de mejora de la
eficiencia y eficacia de la administración pública. Finalmente, indicar
que, dado su pequeño tamaño, en algunas ocasiones se constituyen
uniones temporales de empresas para poder mejorar la oferta y contar
con mayores posibilidades de éxito. En otras, las entidades isleñas han
0
1
2
3
4
5
6
7
8
Cabo Verde Guinea Ec. Marruecos Mauritania Senegal
Adjudicados
Pendientes
178
plasmado su participación mediante una subcontratación de grandes
compañías, que son las que realmente han conseguido el concurso.
Para apoyar esta nueva línea de internacionalización de las
empresas canarias, el portal Africainfomarket ha habilitado un servicio
de alerta de licitaciones ofertadas por los gobiernos y organismos
internacionales en África. Este nuevo servicio permite personalizar la
información requerida por el usuario y recibirla de manera diaria por
vía electrónica y de manera gratuita. Aunque lleva poco tiempo
funcionando, ya cuenta con más de mil quinientas empresas inscritas,
tanto canarias como de otros lugares, destacando por el volumen de
solicitudes de alta recibidas las procedentes del resto de España o de
Latinoamérica.
180
Los orígenes del modelo de cooperación internacional al desarrollo
que conocemos en la actualidad, se remontan a la finalización de la
Segunda Guerra Mundial, cuando surge una serie de organismos
multilaterales –Naciones Unidas, Banco Mundial, Fondo Monetario
Internacional…–, que tiene entre sus objetivos la financiación de
proyecto encaminados a favorecer el progreso de los países que se
encuentran más atrasados. A ellos se unirán con posterioridad otras
instituciones parecidas, pero que tienen un carácter más especializado
o regional, como el Banco Iberoamericano de Desarrollo (BID), el Banco
Africano de Desarrollo (BAfD), el Banco Asiático de Desarrollo (BAsD) o
el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD). El
entramado incluye también las acciones de algunos países que llevan a
cabo programas de cooperación bilateral con otras naciones. Y,
finalmente, están los actores privados, tanto las empresas, que actúan
a través de la responsabilidad social corporativa, como las entidades no
lucrativas (ONGD), formadas mayoritariamente por la sociedad civil.
En el caso de la Unión Europea, las primeras iniciativas de
cooperación al desarrollo las encontramos en la Convención de Yaoundé
de 1963, en la que se establecieron acuerdos comerciales y de ayuda
técnica y financiera con las antiguas colonias francesas y belgas. Con la
integración de Gran Bretaña a la Comunidad Económica Europea en
1973, se amplió la cobertura a las antiguas posesiones británicas, a
través de los Convenios de Lomé, firmándose el primero de ellos en
1975. Al año siguiente se pusieron en marcha los programas de ayuda a
181
los países en vías de desarrollo de Asia y América Latina. Los fondos
destinados a estos últimos se vieron incrementados desde la adhesión
al Mercado Común de España y Portugal en 1986. No obstante, hay que
esperar al Tratado de Maastrich de 1992 para que la Unión Europea se
dotase de manera formal de una política común de cooperación al
desarrollo, que se ha articulado en torno a la firma de acuerdos con
países concretos o con otros organismos supranacionales. A pesar de
ello, la propia legislación comunitaria califica a esta política de
complementaria a la que desarrollan los estados miembros de la Unión.
La participación oficial española como agente donante de la
cooperación internacional al desarrollo, comenzó en un periodo de
tiempo relativamente reciente. Es cierto que sus inicios se remontan a
la creación de Dirección General de Cooperación Técnica Internacional
dentro del Ministerio de Asuntos Exteriores en 1970, no obstante, su
actividad fue muy limitada durante los primeros años. De hecho,
España era considerada como un país receptor de ayuda internacional
hasta 1981, si bien el último convenio con el Banco Mundial se había
firmado cuatro años antes. A partir de ese momento, abandona esa
condición y se convierte en donante, incorporándose al Comité de
Ayuda al Desarrollo (CAD) en el seno de la OCDE en los años ochenta.
Otro hecho destacable es la constitución de la Agencia Española de
Cooperación Internacional en noviembre de 1988, que veinte años más
tarde pasaría a denominarse Agencia Española de Cooperación
Internacional al Desarrollo (AECID). Este organismo es el encargado de
centralizar las acciones que en esta materia realiza la Administración
General del Estado, así como coordinar éstas con las que llevan a cabo
otras administraciones públicas, autonómicas o locales, así como las
universidades122.
122 Esta breve reseña sobre la evolución de la cooperación internacional al
desarrollo se ha elaborado en base a la información obtenida de BÁEZ MELIÁN, J.M. (2006); GÓMEZ GALÁN, M. y SANHUJA, J.A. (1999); GRIFFIN, K. (1991); MARTÍNEZ GONZÁLEZ-TABLAS, A.M. (1996); VV.AA. (2000 y 2002) y de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo [http://www.aecid.es/web/es/aecid/].
182
Y es precisamente sobre este último ámbito, denominado
cooperación descentralizada, sobre el que centraremos nuestra atención
en las páginas siguientes, pues es con el que se puede contrastar las
acciones de ayuda oficial al desarrollo llevadas a cabo por el Gobierno
de Canarias, las corporaciones locales de las Islas –cabildos y
ayuntamientos– y las dos universidades públicas con las que cuenta el
Archipiélago.
1. La cooperación oficial al desarrollo
descentralizada.
Los recursos destinados por España a la ayuda oficial al
desarrollo (AOD) no han parado de crecer en las últimas tres décadas,
multiplicándose por 13 entre 1981 y 2009 (cfr. gráfico 6.1)123. En su
evolución, podemos observar que, en la década de los ochenta, el monto
destinado a la cooperación internacional se mantuvo más o menos
constante, en torno a los 350 millones de euros de 2009. En los
primeros ejercicios del decenio siguiente se incrementó de forma
sustancial, alcanzando la cota de los 1.600 millones, volviendo a
estabilizarse hasta el cambio de siglo. Será a partir de ese momento
cuando se producen los mayores incrementos, hasta superar los 4.000
millones en 2008. La actual crisis económica ha llevado a un nuevo
estancamiento en torno a esa cifra.
123 La fuente principal de información que hemos empleado para la elaboración
de este capítulo son las memorias anuales de seguimiento del Plan Anual de Cooperación Internacional (PACI), elaboradas por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación [http://www.maec.es].
183
GRÁFICO 6.1 Evolución de la AOD en España, 1981-2009
(Millones de euros de 2009)
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Este comportamiento francamente positivo que ha experimentado
la financiación pública de la cooperación internacional al desarrollo
durante los últimos diez años, ha llevado a España a ocupar una
posición destacada entre los principales donantes mundiales. Así, en
2009 se situaba en la sexta posición de un total de 23 países que
conforman el Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE. Por delante de
ella sólo estaban Estados Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido y
Japón.
Ahora bien, si contrastamos estos valores con los de la renta
nacional bruta para tener una comparación más real, España pasaría a
ocupar la octava posición de ese ranking, si bien los otros cinco países
mencionados se colocarían ahora por detrás de ella. No en vano, el
esfuerzo realizado en los últimos años ha permitido, no solamente
igualar el promedio que se obtiene para esta ratio en el conjunto de
integrantes de este organismo internacional de referencia, sino incluso
superarlo (cfr. gráfico 6.2).
0
1.000
2.000
3.000
4.000
5.000
1981 1984 1987 1990 1993 1996 1999 2002 2005 2008
184
GRÁFICO 6.2 Importancia relativa de la AOD, 1981-2009
(Porcentaje sobre la Renta Nacional Bruta)
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Este éxito no se debe únicamente al importante papel
desempeñado por la Administración General del Estado y, sobre todo,
por la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo,
sino que también han contribuido los gobiernos autonómicos, las
entidades locales –ayuntamientos, cabildos y consejos insulares y
diputaciones provinciales– y las universidades. El conjunto de la ayuda
oficial al desarrollo realizada por estas administraciones y organismos
públicos no estatales se suele englobar bajo la denominación de
cooperación descentralizada, tal y como ya indicamos en la
introducción124.
El gráfico 6.3 evidencia que la ayuda oficial al desarrollo no
estatal inicia su despegue a mediados de los años noventa del siglo
pasado. Este momento coincide con el acuerdo suscrito entre el
Gobierno de España y sus homólogos autonómicos en 1991, con el fin
de integrar las acciones de cooperación internacional de estos últimos
124 Para saber algo más sobre la cooperación para el desarrollo descentralizada
en España pueden consultarse los trabajos de GÓMEZ GIL, C. (2001) y GONZÁLEZ PARADA, J.R. (1998).
0,0
0,1
0,2
0,3
0,4
0,5
1981 1984 1987 1990 1993 1996 1999 2002 2005 2008
CAD España
185
en los planes anuales que desarrollaba el Ministerio de Asuntos
Exteriores a través de la Agencia Española de Cooperación
Internacional. De igual forma se procedió con la Federación Española de
Municipios y Provincias (FEMP) para el caso de las administraciones
públicas municipales, insulares o provinciales.
GRÁFICO 6.3 Evolución de la AOD descentralizada en España, 1993-2009
(Millones de euros de 2009)
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
A partir de entonces, los guarismos de la ayuda oficial al
desarrollo descentralizada no han parado de crecer, salvo en el último
ejercicio, cuando se han estancado como consecuencia del impacto de
la actual crisis sobre los presupuestos públicos. En esta evolución
favorable ha tenido que ver, además de las propias decisiones políticas
que cada administración toma en su ámbito competencial, la
acentuación del nivel de coordinación con las autoridades estatales. En
este sentido, cabe destacar la constitución de la Comisión
Interterritorial de Cooperación al Desarrollo en 2000.
Por lo que respecta a las universidades, éstas, que participaban
de forma individual e inconexa en el ámbito de la cooperación al
desarrollo, han suscrito un convenio de colaboración con la AECID en
0
100
200
300
400
500
600
700
1993 1995 1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009
186
2007, a través de la Conferencia de Rectores de las Universidades
Españolas. Con él se pretende dar mayor visualización a las actividades
que realizan estos centros públicos docentes y de investigación en este
campo. Como consecuencia de este acuerdo, recientemente se ha
creado el Observatorio de Cooperación Universitaria para el Desarrollo,
que tiene como finalidad principal hacer un seguimiento y difundir la
labor que en el ámbito de la cooperación llevan a cabo estas
instituciones.
GRÁFICO 6.4 Importancia relativa de la AOD descentralizada, 1993-2009
(Porcentaje sobre la AOD española)
Nota: en la ayuda bilateral no reembolsable se ha descontado el importe correspondiente a la condonación de deuda soberana de otros países que ha llevado a cabo el gobierno español.
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
De otra parte, si contrastamos la financiación destinada a la
cooperación descentralizada con el total de la ayuda oficial al desarrollo
española, parece que su importancia es más bien reducida, pues en el
mejor de los casos no supera el 17 por ciento (cfr. gráfico 6.4). Ahora
bien, en el denominador de este indicador existen algunas rúbricas que
son competencia exclusiva de la Administración General del Estado y
que, por tanto distorsionan la comparación. Entre esas partidas se
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
1993 1995 1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009
Bilateral no reembosable Total
187
encuentran los fondos destinados a las instituciones multilaterales, y a
ellas se deben añadir algunas acciones de la ayuda bilateral, como toda
la de carácter reembolsable –créditos y microcréditos– o la condonación
de deuda pública extranjera, en el caso de la no reembolsable.
Por tanto, si descontásemos estos segmentos, se precisaría con
mayor exactitud la contribución que las administraciones y organismos
públicos no estatales han hecho a la cooperación internacional al
desarrollo. De tal manera, que ahora los porcentajes que se obtienen se
aproximan, algunos años, incluso a la mitad de los recursos públicos
que se destinan a esa parte de la cooperación al desarrollo –ayuda
bilateral no reembolsable sin la condonación de deuda pública exterior.
Ahora bien, esas proporciones han descendido de manera significativa
en los últimos cuatro años, hasta situarse en el entorno del 20 por
ciento en 2009. Esta dinámica reciente se explica sobre todo por el
espectacular crecimiento de la aportación estatal en este ámbito, pues
las que realizan las comunidades autónomas, las entidades locales y las
universidades también se han incrementado de forma significativa, tal y
como señalamos más arriba.
¿Cómo se ha distribuido la ayuda oficial al desarrollo
descentralizada entre sus tres grandes componentes –comunidades
autónomas, entidades locales y universidades? Durante los años
noventa existía un reparto más o menos igualitario entre la acción
impulsada desde los gobiernos autonómicos, de una parte, y la llevada
a cabo por las corporaciones municipales, insulares o provinciales, de
otra (cfr gráfico 6.5). Esta situación, sin embargo, se desequilibra de
manera significativa en la primera década del siglo XXI a favor de los
primeros, ya que éstos suponen ahora casi las tres cuartas partes del
total, mientras que las administraciones locales apenas superan el 20
por ciento. Finalmente, señalar que las universidades tienen una
participación marginal, aunque en el periodo analizado más que
duplican su representatividad, al pasar del 0,8 por ciento en la segunda
188
mitad de la década de 1990 al 1,8 en los últimos cuatro años de la serie
estadística objeto de estudio.
GRÁFICO 6.5 Distribución de la cooperación descentralizada por actores
(Porcentaje)
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
En cuanto a la orientación geográfica de los programas de
cooperación al desarrollo impulsados por las administraciones y
entidades públicas no estatales, destacan de manera significativa los
destinados a América, y más concretamente a Latinoamérica, que
suponen más de la mitad del total (cfr. gráfico 6.6). Le sigue en
importancia África, donde la vertiente subsahariana supone algo menos
de las dos terceras partes de los recursos invertidos en ese continente.
El resto de zonas donde la ayuda oficial al desarrollo descentralizada
está presente, tiene unas proporciones más pequeñas. En Asía, los
esfuerzos se concentran en Oriente Medio y los países de la parte
sudoriental, mientras que en Europa, los fondos de la cooperación de
las comunidades autónomas, las instituciones públicas locales y las
universidades se han dirigido hacia el Este, sobre todo a la región de los
Balcanes.
0
10
20
30
40
50
60
70
80
1993-1995 1996-2000 2001-2005 2006-2009
Comunidades autónomas
Entidades locales
Universidades
189
GRÁFICO 6.6 Orientación geográfica de la cooperación descentralizada, 1997-2009
(Porcentaje)
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
2. Las acciones del Gobierno de Canarias
La participación de las comunidades autónomas en la
cooperación al desarrollo se remonta a mediados de los años ochenta,
coincidiendo con la conformación del actual Estado de las autonomías
en España. Desde entonces, su evolución viene marcada por un
continuo crecimiento de los fondos destinados a estos fines (cfr. gráfico
6.7). No obstante, durante algunos periodos de dificultades económicas,
como a mediados de los años noventa o la actual coyuntura recesiva
que estamos padeciendo, las dotaciones que los gobiernos regionales
han realizado en relación a la ayuda oficial al desarrollo se han visto
afectadas.
0,0
10,0
20,0
30,0
40,0
50,0
60,0
África América Asia Europa Sin especificar
190
GRÁFICO 6.7 La AOD de las comunidades autónomas, 1993-2009
(Millones de euros de 2009)
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Una visión rápida de la actuación de las diferentes comunidades
autónomas españolas en este campo, pone de manifiesto que cinco de
ellas –Andalucía, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana
y País Vasco– acumulan casi las dos terceras partes del total de la
ayuda oficial al desarrollo llevada a cabo por este escalón de la
administración pública desde mediados de los años noventa (cfr. cuadro
6.1). Canarias, por su parte, ocupa una posición intermedia en esta
clasificación, ya que supone, aproximadamente, el 3,3 por ciento de los
recursos destinados a este fin por los gobiernos autonómicos.
En el Archipiélago, los inicios de las actuaciones de cooperación
internacional por parte del ejecutivo isleño se sitúan en 1994. El 14 de
octubre de ese año, el Parlamento de Canarias instó al gobierno
autónomo a dotar una partida para ayuda y cooperación con los países
del Tercer Mundo en el presupuesto del ejercicio siguiente. El Decreto
93/1995, de 7 de abril, daba concreción a aquella iniciativa con la
constitución de la Comisión Gestora de la Cooperación al Desarrollo,
que sería la encargada de articular las acciones de los distintos
0
50
100
150
200
250
300
350
400
450
500
1993 1995 1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009
191
departamentos y organismos de la Administración de la Comunidad
Autónoma de Canarias en esta materia.
CUADRO 6.1 Distribución de la cooperación al desarrollo autonómica
(Medias de cada periodo. Porcentaje)
1997-2000 2001-2005 2006-2009
Andalucía 11,27 13,79 20,32
Aragón 2,08 2,57 2,11
Asturias 2,61 3,07 2,94
Baleares 3,53 4,42 3,76
Canarias 3,18 2,49 3,73
Cantabria 1,03 1,34 1,33
Castilla y León 3,88 11,10 9,72
Castilla-La Mancha 2,69 2,68 2,91
Cataluña 9,28 14,62 14,49
Comunidad de Madrid 6,36 6,53 8,70
Comunidad Valenciana 9,54 8,77 9,80
Extremadura 3,40 2,85 2,24
Galicia 1,48 2,52 2,56
La Rioja 1,01 0,95 0,94
Navarra 11,26 7,16 4,74
País Vasco 26,36 13,77 8,52
Región de Murcia 0,96 1,12 1,19
Sin asignar 0,09 0,25 0,01
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Por otra parte, el organigrama se desarrolló con la adscripción de
la dirección de la ayuda oficial al desarrollo, inicialmente a la
Viceconsejería de Acción Exterior y Relaciones Institucionales, y en la
actualidad al Comisionado de Acción Exterior, quien ha asumido las
competencias de aquélla. Del Comisionado de Acción Exterior, a su vez,
dependen la Dirección General de Relaciones con África y la
192
Viceconsejería de Emigración y Cooperación, que engloba también a la
Dirección General de Relaciones con América125.
Este marco jurídico-administrativo se ha completado con la
reciente aprobación de la Ley Canaria de Cooperación Internacional
para el Desarrollo (Ley 4/2009 de 24 de abril), una de las cuestiones
que venían reivindicando entidades involucradas en este tema desde
hacia mucho tiempo. En ella, se establece que las directrices que
seguirá la ayuda oficial al desarrollo de la Comunidad Autónoma de
Canarias, se determinarán a través de Plan Director de Cooperación.
Actualmente está vigente el correspondiente al periodo 2009-2012, si
bien ya hubo uno anterior incluso a esta norma, que abarcaba los
ejercicios 2004-2007. Además, incluye la creación del Consejo Asesor de
Cooperación al Desarrollo, que estará compuesto por representantes del
Gobierno de Canarias, de las administraciones locales, de las
universidades, de las organizaciones no gubernamentales de desarrollo,
de los agentes económicos y sociales y por expertos en esta materia.
En cuanto a los resultados de la cooperación internacional al
desarrollo llevada a cabo por el Gobierno de Canarias, se han invertido
en acciones de este tipo un total de casi 114 millones de euros desde
1995 hasta 2009. Su evolución ha sido más o menos estable durante la
ultima década del siglo pasado y los primeros ejercicios de la presente
centuria, si bien en algunos ejercicios se han reducido las dotaciones de
forma significativa (cfr. gráfico 6.8). Aunque entre 2006 y 2008 se
produce un notable incremento, ha retrocedido ligeramente en 2009
como consecuencia de los recortes presupuestarios impuestos por las
políticas de ajuste fiscal que han aplicado las administraciones públicas
a causa de la actual crisis económica.
125 Esta reseña sobre los orígenes y evolución del entramado organizativo de la
cooperación para el desarrollo del Gobierno de Canarias se ha elaborado a partir de de BOZA CHIRINO, J. y PÉREZ ESTEVEZ, D. (2007); BOZA CHIRINO, J. y GÓMEZ HOCES, E. (2007); DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y GONZÁLEZ PÉREZ, I. y GARCÍA-TALAVERA TRUJILLO, P. (2005).
193
GRÁFICO 6.8 La AOD del Gobierno de Canarias, 1995-2009
(Millones de euros de 2009)
Fuente: DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
¿Qué importancia tiene la ayuda oficial al desarrollo realizada por
el Gobierno de Canarias respecto a sus homónimas del resto del país?
En términos absolutos, ya vimos que se situaba en el noveno lugar, tras
experimentar ese considerable crecimiento desde 2006, con algo menos
del 4 por ciento del total. Ahora bien, si relativizamos esta variable con
otros indicadores, como la población o el presupuesto consolidado de
cada una de las comunidades autónomas, obtendremos una imagen
más fiel del papel desempeñado por el gobierno del Archipiélago en esta
materia. Así, el gasto per capita que la comunidad autónoma dedica a la
cooperación internacional para el desarrollo se habría incrementado de
unos 2 euros por habitante en 1997 a 8 en 2009 (cfr. gráfico 6.9). Con
ello, el ejecutivo canario se habría aproximado al promedio de los otros
gobiernos regionales, aunque aun se situaría por debajo del mismo.
Esto ha significado que las Islas suban algunos lugares en la
clasificación autonómica de este ratio, pasando del puesto catorce al
noveno durante ese periodo.
0
2
4
6
8
10
12
14
16
18
20
1995 1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009
194
GRÁFICO 6.9 AOD autonómica per capita, 1997-2009
(Euros de 2009 por habitante)
Fuente: DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Otro indicador relevante es el que nos mide el esfuerzo
presupuestario que cada comunidad autónoma ha realizado para dotar
sus programas de cooperación para el desarrollo –gasto en ayuda oficial
al desarrollo/presupuesto consolidado. Aquí los resultados obtenidos
no son muy halagüeños para el Gobierno de Canarias, ya que se
encuentran muy alejados de la media del conjunto de las
administraciones autonómicas, al menos hasta mediados de la primera
década del siglo XXI (cfr. gráfico 6.10). Cierto que en los últimos cuatro
años se ha llevado a cabo un importante esfuerzo por reducir ese
diferencial, de tal manera, que en la actualidad ocuparía el octavo
lugar, cuando en 2005 se había situado en la antepenúltima posición
del ranking autonómico. El impulso institucional que ha recibido la
cooperación internacional para el desarrollo en el Archipiélago en esos
años, tal y como indicamos más arriba, ha tenido mucho que ver con
esta nueva dinámica más favorable y que ha permitido la convergencia
con otras regiones.
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Promedio CC.AA.
Canarias
195
GRÁFICO 6.10 Esfuerzo presupuestario, 1999-2009
(Porcentaje de la AOD sobre el presupuesto autonómico)
Fuente: DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
GRÁFICO 6.11 Canalización de la cooperación autonómica vía ONGD, 2003-2009
(Porcentaje)
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
0,00
0,05
0,10
0,15
0,20
0,25
0,30
1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Promedio CC.AA.
Canarias
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Promedio CC.AA.
Canarias
196
Otra característica que pone de manifiesto el diferente
comportamiento que ha tenido el Gobierno de las Islas en esta materia
durante los últimos años, es la gestión directa de la mayoría de los
fondos destinados a la cooperación para el desarrollo (cfr. gráfico 6.11).
Salvo excepciones puntuales, como la de 2004, la proporción de los
mismos canalizados a través de las organizaciones no gubernamentales
de desarrollo (ONGD), se ha situado por debajo de la que se obtiene
para el conjunto de las regiones españolas. No obstante, en ambos
casos se aprecia una tendencia a la disminución de esos porcentajes,
aunque en el caso del Archipiélago esa reducción resulta más acusada.
Para el conjunto de las comunidades autónomas, ha pasado de
representar casi tres cuartas partes del total a menos de dos tercios,
mientras que en Canarias habría caído hasta situarse ligeramente por
encima del 30 por ciento en 2009.
Entre las organizaciones no gubernamentales de desarrollo que
han colaborado con el Gobierno de Canarias, cabe destacar, por el
número de proyectos llevados a cabo, a las dos asociaciones
provinciales de amistad con el pueblo saharaui, que entre 1995 y 2005
han participado en el 44,19 por ciento de las acciones realizadas por el
ejecutivo regional a través de este tipo de entidades. A ellas podemos
añadir otras, como Médicos del Mundo, Fundación Canaria Radio
ECCA, Asociación Nacional de Municipios Caboverdianos (ANMCV),
Fundación para el Desarrollo Social de Canarias (FUNDESCAN),
Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad de Canarias (MPDLC),
Instituto Tecnológico de Canarias (ITC), Cruz Roja Española o
Cáritas126.
Por lo que respecta a las principales áreas de actuación de la
cooperación para el desarrollo de la Comunidad Autónoma de Canarias,
éstas han ido cambiando desde que se inició en 1995 (cfr. cuadro 6.2).
En los inicios, se centraba, sobre todo, en la ayuda humanitaria para
126 DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005: 61).
197
atender las necesidades inmediatas derivadas de catástrofes naturales,
hambrunas o conflictos bélicos. También ocupaban un lugar destacado,
aunque a mucha distancia, los programas relacionados con la sanidad
y la formación. Sin embargo, en el último decenio se han ido
produciendo algunos cambios en esta estructura, ya que las donaciones
para paliar las situaciones de emergencia han ido retrocediendo en
importancia, incrementándose las destinadas a la creación de
infraestructuras y servicios sociales, entre los que los sanitarios y
educativos siguen ocupando una posición destacada. Otros ámbitos de
acción han experimentado un avance importante, aunque con una
dimensión inferior a los anteriores. Entre ellos, cabe señalar la
potenciación del aparato productivo –turismo y agricultura–, las
infraestructuras económicas –energías renovables– o la canalización y
saneamiento de aguas.
CUADRO 6.2 Áreas de actuación de la AOD del Gobierno de Canarias, 1995-2009
(Porcentaje)
1995-1999 2000-2004 2005-2009
Educación 11,54 11,03 11,40
Sanidad 14,46 11,99 12,75
Tratamiento de aguas 5,03 3,68 4,47
Gobierno y Sociedad Civil 6,93 5,57 3,72
Otros servicios sociales 4,24 17,49 28,02
Infraestructuras económicas 1,48 2,92 4,46
Sectores productivos 4,14 3,25 6,32
Medio ambiente 0,35 1,73 1,23
Mujer 0,10 0,53 0,16
Ayudas de emergencia 44,05 22,57 5,55
Otros 5,89 2,80 5,76
No especificados 1,79 16,44 16,17
Fuente: DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y
Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
198
Por otra parte, la orientación geográfica de la ayuda oficial al
desarrollo del Gobierno de Canarias presenta algunas diferencias con la
realizada por sus homónimos de resto del Estado (cfr gráfico 6.12). En
ese sentido, en el caso del Archipiélago destaca que la mayor parte de
los fondos, algo más de la mitad, se han dirigido hacia el continente
africano, ocupando América –fundamentalmente Cuba, Venezuela y
Uruguay–, el segundo lugar con un 42 por ciento. Otras áreas han
tenido una participación testimonial en las acciones de la cooperación
para el desarrollo de ejecutivo regional isleño. En el conjunto de las
administraciones autonómicas, el destino mayoritario de este tipo de
fondos ha sido hacia los países latinoamericanos, mientras que los del
continente africano han recibido una proporción mucho menor de esos
recursos. Incluso otras zonas, como Oriente Medio, el sudeste asiático o
la Europa oriental tienen una mayor participación que en el caso isleño.
GRÁFICO 6.12 Distribución geográfica de la cooperación autonómica, 1995-2009
(Porcentaje)
Fuente: DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Centrándonos en la cooperación que realiza el Gobierno de
Canarias con África, ésta se concentra en media docena de países y en
0
10
20
30
40
50
60
África América Asia Europa Sin especificar
Canarias
Total CC.AA.
199
los campamentos de refugiados del pueblo saharaui (cfr. gráfico 6.13).
Precisamente son estos últimos los que reciben la mayor parte de la
ayuda destinada al continente, representando casi una cuarta parte de
la misma. Dentro del grupo de los seis países que son los mayores
receptores de la cooperación para el desarrollo de la administración
autonómica canaria, sobresale Mauritania, que supone casi una quinta
parte del total destinado a África. En un segundo nivel de importancia
se situarían Cabo Verde y Senegal, que representan el 13,9 y 11,1 por
ciento, respectivamente. Finalmente, cabe citar los casos de Guinea
Bissau, Mali o Marruecos, aunque ninguno de ellos llega a superar el
10 por ciento.
GRÁFICO 6.13 Principales receptores africanos de la AOD del Gobierno de Canarias, 1995-2009
(Porcentaje sobre el total de la cooperación con África)
Fuente: DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Además, el Archipiélago ocupa un lugar destacado en la
cooperación que realizan las distintas comunidades autónomas en
algunos países africanos. Así, Canarias es la primera en Cabo Verde y
Mauritania por el volumen de donaciones efectuadas en ellos,
aportando el 38,8 y el 84,8 por ciento del total, respectivamente. En
0
3
6
9
12
15
18
21
24
Cabo Verde G. Bissau Mali Marruecos Mauritania Sáhara Senegal
200
Guinea Bissau y Mali, se situaría en una posición también reseñable,
pues con el 22,6 y el 13,7 por ciento, respectivamente, sería la segunda.
En Senegal ocuparía la tercera posición, aportando el 16,8 por ciento de
la cooperación realizada por las autonomías. Respecto a las ayudas
ofrecidas al pueblo saharaui, se ubicaría en el cuarto lugar,
contribuyendo con el 9 por ciento de los fondos aportados por los
gobiernos regionales. Finalmente, en el caso de Marruecos, esa
proporción se elevaría al 2,9 por ciento, con lo que ocuparía el sexto
puesto.
3. El papel de los cabildos y los ayuntamientos
Las entidades locales españolas fueron las precursoras de la
ayuda oficial para el desarrollo descentralizada durante los años
ochenta. Los hermanamientos efectuados por los municipios hispanos
con otras instituciones homologables en el extranjero, especialmente en
Latinoamérica, les permitieron realizar acciones de colaboración en el
ámbito cultural, técnico y económico. Desde ese momento, la suma de
las acciones en esta materia llevadas a cabo por los ayuntamientos y,
más tarde, por los cabildos, los consejos insulares y las diputaciones,
los convirtió en uno de los actores más importantes de la cooperación
internacional para el desarrollo de España127.
La evolución de los recursos que las administraciones locales han
destinado a la cooperación internacional para el desarrollo se han ido
incrementando en los últimos veinte años, multiplicándose por algo
más de treinta y siete durante ese periodo, al pasar de 3,9 millones de
euros de 2009 a 146,4 millones (cfr. gráfico 6.14)128. Esta ayuda se fue
127 Sobre la actividad de las entidades locales en materia de cooperación
internacional, véase GÓMEZ GIL, C. (2006). 128 La fuente que nos proporciona el Ministerio de Asuntos Exteriores se ha
complementado en esta caso con el Informe sobre la cooperación al desarrollo de las
201
intensificando, sobre todo, durante la segunda mitad de los años
noventa, fruto de los acuerdos de colaboración y coordinación suscritos
entre la Federación Española de Municipios y Provincias y la Agencia
Española de Cooperación Internacional. Sin embargo, con el cambio de
centuria se ha atenuado ese ritmo de crecimiento, cuando no se ha
producido un descenso de la misma. Probablemente, la irrupción en
este campo de las administraciones autonómicas es lo que les ha ido
restando algo de protagonismo en los últimos años.
GRÁFICO 6.14 La AOD de las entidades locales españolas, 1989-2009
(Millones de euros de 2009)
Fuente: Federación Española de Municipios y provincias y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Entre 2005 y 2009, periodo para el que la fuente principal que
estamos utilizando nos proporciona una desagregación suficiente por
entidades locales, las canarias destinaron en total más de 11 millones
de euros de 2009, lo que significa el 1,65 por ciento de los fondos
empleados por el conjunto de este tipo de instituciones públicas
españolas. Esta cifra denota cierta debilidad de los ayuntamientos y
entidades locales, que publica anualmente la Federación Española de Municipios y Provincias [http://cooperacion.femp.es/]
0
20
40
60
80
100
120
140
160
1989 1991 1993 1995 1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009
202
cabildos isleños a la hora de contribuir con sus presupuestos a la
cooperación internacional para el desarrollo. Máxime si tenemos en
cuenta que, en términos demográficos, el Archipiélago supone el 4,5 por
ciento del total estatal en esos años, como promedio, o el 3,9 por ciento,
si tomamos como referencia el Producto Interior Bruto129. Ahora bien,
no se puede obviar la circunstancia de que sólo han intervenido una
quincena de municipios de un total de 88, y cinco instituciones de
ámbito insular, si bien tres de estas últimas lo han hecho en los dos
últimos ejercicios considerados.
GRÁFICO 6.15 La AOD de las entidades locales canarias, 2005-2009
(Miles de euros de 2009)
Fuente: Federación Española de Municipios y Provincias y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
No obstante, estas cantidades se han triplicado durante el
intervalo temporal indicado, pasando de unos 1,5 millones de euros de
2009 a 3,1 millones de euros en los años extremos, si bien el máximo se
alcanzó en 2008, con algo más 3,9 millones de euros (cfr. gráfico 6.15).
La distribución entre las distintas corporaciones locales de las Islas,
129 Los datos sobre población proceden del Padrón Municipal de Habitantes y
los de producción de la Contabilidad Regional de España. Ambas series son elaboradas por el Instituto Nacional de Estadística.
0
500
1.000
1.500
2.000
2.500
3.000
3.500
4.000
2005 2006 2007 2008 2009
203
pone de manifiesto que los ayuntamientos han ido perdiendo peso
frente a los cabildos insulares. Estos últimos, que suponían una cuarta
parte de la ayuda oficial al desarrollo de este nivel de la administración
pública a mediados de la primera década del siglo XXI, han pasado a
representar casi el 90 por ciento en la actualidad.
GRÁFICO 6.16 Distribución geográfica de la AOD de las entidades locales, 2005-2009
(Porcentaje)
Fuente: Federación Española de Municipios y Provincias y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
¿Hacia dónde se ha dirigido la ayuda oficial al desarrollo de los
municipios y cabildos canarios? La información disponible señala que la
dinámica es muy similar a la seguida por el gobierno autónomo, es
decir, un claro predomino del continente africano, que absorbe algo más
de la mitad (cfr. gráfico 6.16). Le siguen los países latinoamericanos, a
los que se dirige el 17,6 por ciento de los recursos empleados en la
cooperación por las entidades locales isleñas. Europa del este, el
sudeste asiático y Oriente Medio presentan unas proporciones
marginales. Al igual que ocurría con el conjunto de las comunidades
autónomas, también aquí se observa una clara diferencia, pues América
Central y del Sur reciben el 44 por ciento del total de los fondos
0
10
20
30
40
50
60
África América Asia Europa Sin Especificar
EE LL canarias
EE LL españolas
204
dedicados a la cooperación por las instituciones locales españolas,
mientras que África tan sólo participa en un 17 por ciento. El resto de
áreas receptoras también tienen unos porcentajes algo superiores a los
que se observan en las instituciones de las Islas.
Por tanto, África se ha convertido, al menos en los últimos años,
en el objetivo prioritario de las políticas de cooperación para el
desarrollo implementadas por las corporaciones locales del
Archipiélago. Ahora bien, también en este caso podemos observar que
estas actividades se concentran en un grupo reducido de países, ya que
de un total de 24 a los que alguna vez se les ha concedido una ayuda,
sólo cinco de ellos acaparan casi la mitad del gasto realizado en ese
continente para tal fin (cfr. gráfico 6.17). Proporción que se ve
ampliamente superada, llegando a rozar las dos terceras partes, si le
añadimos los fondos destinados a los campamentos de refugiados
saharauis. Además, hay que tener en cuenta que hay un 26,7 por
ciento de ese montante en el que no se especifica el destinatario.
GRÁFICO 6.17 Principales países africanos destinatarios de la AOD de
las entidades locales canaria, 2005-2009 (Porcentaje sobre la AOD destinada a África)
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
0
5
10
15
20
25
Cabo Verde G. Bissau Mali Mauritania Sáhara Senegal
205
De ese quinteto de naciones africanas que absorbe la mayor parte
de los recursos de la ayuda oficial al desarrollo que las
administraciones locales isleñas destinan a África, sobresale el caso de
Senegal, que supone el 21,2 por ciento de la misma. Le sigue, aunque
con la mitad de importe asignado al anterior, Mauritania. Los tres
países que completan este grupo –Cabo Verde, Guinea Bissau y Mali–
presentan unos resultados más bajos, no superando en ningún caso el
7 por ciento. En términos generales, si bien con unas proporciones algo
diferentes, la especialización geográfica dentro del continente africano
es muy similar a la que desarrolla el Gobierno de Canarias.
Y al igual que ocurría con aquél, los ayuntamientos y cabildos de
las Islas tienen un cierto protagonismo en algunos de estos países, si lo
comparamos con sus homónimos del resto de España. Así, en Cabo
Verde, las entidades locales canarias se ubicarían a la cabeza, pues
suponen casi el 60 por ciento de la ayuda que este tipo de
administraciones han proporcionado allí. También detentan unas
proporciones elevadas en los casos de Mauritania y Senegal, con un
22,6 y un 13,5 por ciento, respectivamente.
Dentro de la cooperación al desarrollo que llevan a cabo las
administraciones públicas municipales e insulares del Archipiélago,
destacan sobremanera las acciones puestas en marcha por el Cabildo
de Tenerife. No en vano, éste representa una tercera parte de los
importes destinados a tal fin por dichas instituciones gubernamentales
isleñas. Esto supone que la corporación tinerfeña habría invertido en
este tipo de acciones un montante global de unos 3,7 millones de euros
de 2009 durante el periodo 2005-2009. La mayor parte de esa cantidad
se habría desembolsado en los dos últimos ejercicios, aproximadamente
2,8 millones de euros (cfr. gráfico 6.18).
206
GRÁFICO 6.18 La AOD del Cabildo Insular de Tenerife, 2005-2009
(Miles de euros de 2009)
Fuente: Federación Española de Municipios y Provincias y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Este último dato no es casual, ya que responde al impulso que ha
experimentado esta faceta desde el comienzo de la presente
legislatura130. En 2007 se creaba en su seno el Servicio de Cooperación
Internacional y Asuntos Europeos con el fin de potenciar y unificar la
estrategia de cooperación del Cabildo. Además, se definieron las
directrices que rigen la política de la corporación en esta materia y, por
tanto, el funcionamiento de este nuevo organismo dependiente del
mismo. De una parte, se lleva a cabo una acción directa, mediante el
apoyo económico y técnico en aquellos sectores considerados
prioritarios por las instituciones nacionales e internacionales de
cooperación al desarrollo. En segundo lugar, se impulsan aquéllas de
carácter indirecto, a través de la concesión de subvenciones a
organizaciones no gubernamentales para la realización de proyectos de
cooperación al desarrollo en otros países. Finalmente, se incentiva la
130 La síntesis sobre las actuaciones que en materia de cooperación internacional para el desarrollo ha llevado cabo el Cabildo Insular de Tenerife en los últimos años, y que se expone en los párrafos siguientes, se ha elaborado gracias a la información suministrada por el Servicio de Cooperación Internacional y Asuntos Europeos de dicha corporación insular.
0
250
500
750
1.000
1.250
1.500
2005 2006 2007 2008 2009
207
promoción y el conocimiento de las culturas del continente africano
entre la sociedad tinerfeña.
En el primer año de funcionamiento se firmaron algunos acuerdos
importantes con países africanos, como Senegal y Cabo Verde, que
tendrían una duración y dotación plurianual. El primero se plasmó en
el Memorando de Entendimiento con la República de Senegal (2007-
2011). El desarrollo posterior del mismo se ha concretado en varias
acciones, como el estímulo al cultivo de Jatropha Curcas para la
obtención de biodiesel, la instalación de infraestructuras de energías
renovables o la colaboración en la celebración del II Salón Internacional
de la Cooperación en Dakar. El convenio suscrito con Cabo Verde
(2007-2010) se ha orientado hacia la promoción educativa y cultural, en
especial destaca la prestación de asesoramiento y apoyo económico a la
recién creada universidad pública de aquel país.
Otra iniciativa ha sido la asunción de la gestión de la convocatoria
de ayudas públicas para el desarrollo de proyectos por parte de las
organizaciones no lucrativas de desarrollo que realiza el Instituto de
Atención Social y Socio Sanitaria (IASS). Esto se ha plasmado en la
concesión de subvenciones a 23 proyectos dirigidos a África y América
Latina durante los ejercicios de 2008 y 2009. También en ese bienio se
puso en marcha el programa Vive África, para sensibilizar a la población
tinerfeña sobre la diversidad de la cultura de ese continente. Asimismo,
durante este tiempo se ha seguido participando en el patronato de Casa
África, junto al Ministerio de Asuntos Exteriores, el Gobierno de
Canarias y otras entidades locales isleñas, si bien esta acción tiene sus
orígenes en 2006, cuando se constituyó el mismo.
Una de las nuevas líneas de actuación que se implementaron
entre 2008 y 2009 fue el proyecto para la promoción de la participación
ciudadana en la intendencia de Colonia (Uruguay), en colaboración con
la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, y
dentro del programa Europeid. Fruto también de esa colaboración se
han puesto en marcha dos acciones para la modernización de los
208
sistemas de información geográfica municipal, una con Cabo Verde y
otra con la administración de la localidad de Sant Louis (Senegal). A
ellos podemos añadir el denominado En la Misma Dirección, llevado a
cabo por el Gobierno de Canarias, para promover el asociacionismo y la
interculturalidad entre los diferentes colectivos de inmigrantes de
Tenerife.
Ya en 2010, además de consolidar las actuaciones en materia de
cooperación internacional iniciadas con anterioridad, se pusieron en
marcha otras nuevas. Entre ellas cabe destacar el proyecto ENRÉDATE,
para la constitución de una red entre los actores económicos, sociales y
culturales de Canarias y África. Asimismo, se debe mencionar la
creación del Espacio África, como un lugar de encuentro e intercambio
entre agentes públicos y privados, así como de la sociedad civil, de
Europa, África y América Latina. Para ello, el Cabildo empleará la
dotación que hasta ese momento destinaba al consorcio Casa África, si
bien se establecerán convenios para potenciar la colaboración entre
ambas instituciones.
GRÁFICO 6.19 Distribución geográfica de la AOD del Cabildo de Tenerife, 2005-2009
(Porcentaje)
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
0
10
20
30
40
50
60
70
80
África América Asia Europa Sin Especificar
209
Este renovado impulso institucional que ha tenido la cooperación
internacional para el desarrollo del Cabildo Insular de Tenerife, se ha
plasmado en un considerable incremento de los fondos destinados a tal
fin. Con ello se ha podido ampliar el espectro de países en los que se
materializa la misma. Así, entre 2005 y 2009, la mayor parte de estos
recursos se destinó principalmente al continente africano, al que se
orientaron más de las tres cuartas partes de los mismos (cfr. gráfico
6.19). Le siguió, aunque a mucha distancia, América Latina, mientras
que el resto de grandes áreas geográficas a las que se ha dirigido
habitualmente la ayuda al desarrollo –Europa oriental, sudeste asiático
u Oriente Medio- tuvieron una partición marginal, y ocasionada, casi
siempre, por donaciones para paliar los efectos inmediatos de
situaciones de emergencia humanitaria.
GRÁFICO 6.20 Principales destinatarios africanos de la AOD del Cabildo
de Tenerife, 2005-2009 (Porcentaje sobre la cooperación con África)
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Por tanto, África se ha constituido en el objetivo prioritario de la
ayuda oficial al desarrollo del Cabildo Insular de Tenerife, más que en
ninguna otra institución pública del Archipiélago o de España. Ahora
0
5
10
15
20
25
30
35
Cabo Verde G. Bissau Mali Marruecos Mauritania Senegal
210
bien, dentro de este continente, sus acciones se han concentrado en
tres países –Cabo Verde, Senegal y Mauritania–, que suponen, en
conjunto, casi la mitad de la ayuda destinada a este ámbito geográfico
(cfr. gráfico 6.20). Los dos primeros, fundamentalmente como
consecuencia de los programas de cooperación directa impulsados por
la propia corporación insular, y el tercero, a través de la colaboración
con organizaciones no gubernamentales de desarrollo. Este último sería
también el caso de Guinea Bissau, Mali o Marruecos, que absorben el
5,4, el 2,9 y el 2,4 por ciento, respectivamente, de los recursos dirigidos
a los países africanos, aunque estarían muy alejados de las
proporciones de los tres primeros.
Además, en casi todos estos países que acabamos de citar, a
excepción de Marruecos, el Cabildo Insular de Tenerife se ha convertido
en el principal actor de la cooperación oficial para el desarrollo
desempeñada por las entidades locales isleñas, pues en todos supera el
50 por ciento, salvo en Mauritania, que su liderazgo se sustenta en que
contribuye con una tercera parte del total. Senegal es el destino en el
que su participación es más elevada en comparación al conjunto de los
ayuntamientos y cabildos canarios, pues está muy cerca del 80 por
ciento. Incluso, su importancia seguiría siendo significativa si
agregásemos los recursos aportados por el Gobierno de Canarias, ya
que la corporación tinerfeña ostentaría el 13,2 por ciento de esa suma.
4. La implicación de las universidades canarias
Las universidades españolas han estado también, al igual que las
comunidades autónomas y las administraciones públicas locales,
vinculadas a la cooperación internacional para el desarrollo. Ahora
bien, sus presupuestos, mucho más limitados y condicionados que los
de los otros dos agentes, han hecho que su importancia relativa sea
211
muy pequeña, pues en el momento de mayor dotación de recursos a
estos fines, que se produce entre 2006 y 2009, su participación en el
total de la ayuda descentralizada apenas llega al 2 por ciento.
GRÁFICO 6.21 Evolución de la AOD de la universidades españolas, 1997-2009
(Porcentaje)
Nota: no se ha publicado la información correspondiente a 2005. Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Como hemos indicado, el incremento de los fondos que las
universidades dedican a esta cuestión, se produce en esa etapa como
consecuencia de los acuerdos de colaboración y coordinación que se
firman entre la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas
y la Agencia Española de Cooperación Internacional en 2006 (cfr.
gráfico 6.21). Ahora bien, los primeros datos disponibles indican que
esta faceta tuvo cierta significación a finales de los noventa, si bien, con
toda probabilidad, las restricciones fiscales que se impusieron en ese
periodo a causa de la crisis económica internacional, motivaron una
paulatina caída de estos guarismos hasta 2002. A partir de entonces se
recuperaron algo, aunque sin alcanzar los niveles precedentes. En
cualquier caso, el notable crecimiento que se experimentó en 2007 ha
quedado menguado en los ejercicios posteriores, de nuevo debido a la
0
2
4
6
8
10
12
14
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
212
recesión económica y a los correspondientes recortes del gasto público,
que también afecta a este colectivo.
Por lo que respecta a las dos universidades públicas canarias –la
de La Laguna y la de Las Palmas de Gran Canaria–, han destinado un
total de 1,8 millones de euros a la cooperación internacional para el
desarrollo entre 2006 y 2009. Esta cifra viene a significar,
aproximadamente, un 4,2 por ciento del total nacional en ese mismo
intervalo temporal. Más aun, los dos centros de educación superior de
las Islas se ubicarían entre las quince primeras universidades públicas
españolas respecto al volumen de financiación asignado a estas
cuestiones. En concreto, la de La Laguna cerraría este grupo selecto,
mientras que la de Las Palmas de Gran Canaria se ubicaría tres
puestos más arriba.
GRÁFICO 6.22 Evolución de la AOD de las universidades canarias, 2006-2009
(Miles de euros de 2009)
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
No obstante, su evolución pone de manifiesto la existencia de un
comportamiento bastante irregular (cfr. gráfico 6.22). Éste sería fruto,
probablemente, de las oportunidades que se presentan en forma de
cofinanciación, ya sea con el Gobierno de Canarias, con la Agencia
0
100
200
300
400
500
600
700
800
2006 2007 2008 2009
213
Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo o con el
Ministerio de Ciencia y Tecnología. Tampoco se pueden descartar los
condicionamientos que provoca la propia coyuntura económica en las
disponibilidades para estos fines en los presupuestos propios de cada
universidad. De todas formas, las universidades canarias representan el
2,7 por ciento del conjunto de la ayuda oficial al desarrollo
descentralizada que se ha llevado a cabo en el Archipiélago durante
esos cuatro años considerados. Ésta es una proporción ligeramente
superior a la que obtienen sus homónimas en el resto del territorio
nacional.
GRÁFICO 6.23 Distribución geográfica de la AOD de las universidades, 2006-2009
(Porcentaje)
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
En cuanto a la orientación geográfica de la cooperación al
desarrollo que desempeñan las universidades del Archipiélago, la
información disponible es bastante escasa, en la medida en que una
proporción significativa de los recursos empleados, aproximadamente el
46,1 por ciento, aparecen bajo la rúbrica de países en vías de desarrollo
sin especificar. No obstante, destaca, al igual que ocurría con las
administraciones autonómica y local, el destino africano, aunque aquí
0
10
20
30
40
50
África América Asia Europa Sin especificar
Univ. canarias
Univ. españolas
214
con mayor intensidad, si cabe, al suponer un 39,6 de los restantes
fondos que estos centros dedican a la cooperación (cfr. gráfico 6.23). De
tal manera, que las otras áreas geográficas sensibles para este tipo de
actuaciones –América Central y del Sur, Europa del Este, Sudeste
asiático y Oriente Medio– quedan algo marginadas en esta estructura.
Una estructura que se diferencia claramente de la que presentan sus
homónimas españolas, para las que los países latinoamericanos ocupan
un lugar preeminente como receptores de la financiación para el
desarrollo que implementan.
GRÁFICO 6.24 Principales receptores africanos de la AOD de las universidades
canarias, 2006-2009 (Porcentaje)
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Dentro de la ayuda oficial al desarrollo llevada a cabo por las
universidades canarias en el continente africano, se pone en evidencia,
con mayor intensidad que en los casos del gobierno autonómico o de las
corporaciones locales, un elevado grado de concentración en un número
reducido de países. Así, Marruecos, Mauritania y Senegal se
distribuirían más de las dos terceras partes de todos los recursos
destinados a la cooperación por los dos centros de educación superior
0
5
10
15
20
25
30
35
Cabo Verde Marruecos Mauritania Sáhara Senegal Túnez
215
de las Islas (cfr. gráfico 6.24). Más aun, el reino alauita percibiría casi la
mitad de los fondos destinados a ese trío. Otros, como Cabo Verde y
Túnez también recibieron cantidades significativas, si bien su
participación se quedó por debajo del 10 por ciento, concretamente en
el 8,1 y el 2,1 por ciento, respectivamente. A ellos habría que añadir la
financiación de programas destinados a los campamentos de refugiados
saharauis, que absorbieron otro 2,2 por ciento del total dirigido a África.
La nómina se completaría con actuaciones muy puntuales en Ghana,
Guinea Bissau o Uganda, que supusieron menos del 1 por ciento.
Ahora bien, esta concentración les permite convertirse en
protagonistas indiscutibles de la cooperación que realizan las
universidades españolas en la mayoría de esos países que hemos
citado. En Guinea Bissau, Mauritania y Senegal, las universidades de
La Laguna y de Las Palmas de Gran Canaria, de forma conjunta,
aportarían más de la mitad del total nacional que se ha destinado a
ellos. Incluso, en los dos últimos se superaría el 70 por ciento. En otros,
como Cabo Verde y Marruecos, se obtienen unas proporciones también
significativas para los dos centros universitarios públicos isleños, el
24,9 y el 16,42 por ciento, respectivamente. Por tanto, se han ganado
un puesto relevante entre los actores de la cooperación al desarrollo en
la franja norccidental africana, junto al Gobierno de Canarias y las
corporaciones locales del Archipiélago.
217
Las investigaciones sobre los movimientos migratorios a escala
mundial realizadas desde los diversos campos de las ciencias sociales –
historia, sociología, economía, antropología, psicología…–, se han
incrementado en los últimos años, debido en gran medida a que el
fenómeno se ha hecho cada vez más visible en el contexto de la
creciente globalización. Ahora bien, no se trata de un fenómeno nuevo,
sino que se ha dado durante toda la historia de la humanidad. Lo que sí
puede parecer novedoso es su tratamiento teórico y metodológico, que
manifiesta una enorme diferenciación y dispersión, sobre todo en el
seno de las ramas de conocimiento adscritas a las ciencias sociales.
Esto no es óbice para que reconozcamos las aportaciones que los
autores clásicos de las distintas materias han ofrecido sobre la
movilidad humana.
Ahora bien, nuestra finalidad aquí no es la de realizar un análisis
exhaustivo de estas contribuciones. Tan sólo pretendemos
aproximarnos al conocimiento de las dimensiones económicas y sociales
de las migraciones, en particular las que tiene como origen y destino el
Archipiélago y África. Queremos, por tanto, conocer y reconocer, desde
la propia experiencia de la emigración canaria, las aportaciones
económicas y sociales que aquí –de donde parten y a donde, no todos,
retornan–, y allá –a donde van y en donde, bastantes, se quedan–, han
supuesto y suponen. Asimismo, queremos señalar que quienes, en la
actualidad, vienen desde África o de otros lugares –América, Asia o
218
Europa–, para las Islas, también contribuyen a la generación de
riquezas, de conocimientos y habilidades en ambos lados.
1. El modelo migratorio contemporáneo
Canarias ha sido siempre una región de tránsito de personas,
bien sea como área de acogida, bien como zona de paso hacia otros
lugares y, mayoritariamente, a lo largo de su historia ha sido un área de
partida. La literatura sobre los movimientos migratorios insulares es
muy abundante, no en vano se trata de uno de los temas que más ha
ocupado a los investigadores de diversas ramas de la ciencia:
sociólogos, historiadores, antropólogos, economistas,… Por tanto, no se
va a aportar aquí grandes novedades, sino que, aprovechando los
excelentes trabajos publicados hasta el momento, se ha intentado
elaborar un texto que permita aproximarnos a las vicisitudes del modelo
migratorio canario durante el periodo contemporáneo131.
En la etapa de implantación del sistema capitalista en las Islas,
que abarcaría la segunda mitad del siglo XIX, se produjo una de los
momentos álgidos de la emigración isleña (cfr. gráfico 7.1). Ésta no fue
sólo producto del desempleo ocasionado en las fases de depresión
económica, sino que también estuvo motivada por la reorganización de
los factores productivos. Esta reorganización llevó a una creciente
proletarización de la mano de obra y a que una parte de la oferta de
trabajo disponible no tuviese acomodo en la nueva estructura
productiva. A ello podemos añadir el efecto de atracción que suponían
las emergentes economías de las nuevas repúblicas latinoamericanas,
así como el abaratamiento del coste del trasporte marítimo como
131 En este sentido hemos empleado, fundamentalmente, los trabajos de
síntesis de GODENAU, D. y ARTEAGA HERRERA, S. (2007); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1992) y MARTÍN RUIZ, J.F. (1992).
219
consecuencia del cambio tecnológico producido por la revolución
industrial.
GRÁFICO 7.1 Saldo migratorio en Canarias, 1821-1980
(Número de personas)
Nota: no hay información disponible para los decenios 1861-1870 y 1931-1940.
Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1988 y 1992).
Hasta mediados del siglo XIX, el saldo negativo es creciente como
consecuencia de la crisis barrillera y vitícola y la desarticulación del
marco institucional diferenciado que poseían las Islas durante el
Antiguo Régimen. La promulgación del Régimen de Puertos Francos de
1852 y la implementación de la cochinilla como producto exportador
cambiaron la tendencia. Pero no fueron capaces de frenar la emigración
a causa de que el nuevo sistema económico era incapaz de absorber los
excedentes generados por reorganización de los factores productivos. La
crisis de la cochinilla vino a incrementar de nuevo el saldo migratorio
negativo en los años finales de la centuria.
Hay que señalar algunas diferencias entre la emigración anterior
a 1850 y la que se produce después de la crisis de la cochinilla. En el
primer caso, se trata fundamentalmente de familias de pequeños y
-6.000
-4.000
-2.000
0
2.000
4.000
6.000
8.000
10.000
1821-30 1841-50 1861-70 1881-90 1901-10 1921-30 1941-50 1961-70
220
medianos propietarios agrícolas o arrendatarios y con una presencia
femenina casi paritaria; mientras que en el segundo periodo se trataría
más bien de una emigración de carácter individual protagonizada por
jornaleros jóvenes varones.
Durante este periodo, los principales destinos de la emigración
canaria fueron las repúblicas del Mar del Plata, Venezuela y, sobre todo,
Cuba. En el caso de Uruguay, a mediados del siglo XIX, los canarios
representaban el 17 por ciento del total de inmigrantes y dos terceras
partes de los de origen español. En Cuba, la importancia de la
emigración canaria alcanzó el 43,5 por ciento del total de españoles
llegados a la isla caribeña, según los censos de 1846 y 1862. En
Venezuela, entre 1874 y 1880 los isleños supusieron el 70 por ciento
del total de extranjeros en ese país.
GRÁFICO 7.2 Estructura socioprofesional de los emigrantes canarios
en Venezuela, 1847 (Porcentaje)
Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1992).
En cuanto a las ocupaciones que desarrollaron en las áreas
receptoras, la información no es muy abundante, pero indica la
tendencia generalizada a que los canarios se ubicaran
0
10
20
30
40
50
60
Propietario Labrador Jornalero Industria Comercio Otras
221
fundamentalmente en las actividades agrícolas, lo que supone una
importante diferenciación con los emigrantes procedentes de otras
regiones españolas más vinculados a las actividades económicas
urbanas (cfr. gráfico 7.2).
A lo largo del primer tercio del siglo XX, el saldo migratorio se
volvió positivo en algunos periodos, fruto de la coyuntura favorable de
esta orilla, que frenó las salidas e incentivó el retorno. A ello también
ayudaron las situaciones de inestabilidad política y económica por las
que atravesaron algunas de las áreas receptoras en América. Incluso la
bonanza económica de Canarias sirvió de atractivo para el asentamiento
de nuevos inmigrantes procedentes, tanto del resto del territorio
nacional, como de otros países europeos.
En efecto, el cambio de siglo, con la reforma del régimen
puertofranquista, la nueva oferta agroexportadora basada en la trilogía
plátanos, tomates y papas, así como el auge de las actividades
económicas urbanas asociadas al crecimiento del tráfico marítimo en
los principales puertos isleños, supusieron un cambio de signo en la
corriente migratoria. En esta época, se produce la llegada de efectivos
desde la Península y desde otros países europeos. También es cierto que
se detecta la presencia de una importante emigración golondrina, que
por su carácter estacional hace que sus partícipes sean neutrales
respecto al saldo migratorio.
La vuelta a los números negativos durante la segunda década del
siglo XX hay que achacarla, principalmente, a las consecuencias
negativas que tuvo la Primera Guerra Mundial para el Archipiélago, que
quedó aislado durante buena parte del conflicto, lo que redujo
considerablemente sus actividades exportadoras, al tiempo que
dificultaba enormemente el abastecimiento de las Islas. Después del
conflicto bélico internacional, el resultado migratorio vuelve a ser
positivo debido, sobre todo, al retorno de muchos de nuestros paisanos
provocado por la crisis del mercado internacional de productos
agrícolas. Crisis que afectó de manera significativa a muchos países
222
latinoamericanos a partir de mediados de los años veinte. Esta
situación de crisis se agravaría con la extensión de la depresión a otros
sectores y alcanzando dimensiones mundiales, lo que conllevó, no sólo
el regreso de nuestros emigrantes, sino el cierre de los tradicionales
destinos de la diáspora insular. La intensidad del retorno fue tal, que en
gran medida ayudan a explicar el comportamiento del saldo migratorio
descrito más arriba. En resumen, desde la década de 1880 hasta la
Guerra Civil española regresaron unos 251.000 emigrantes132.
La emigración canaria quedó interrumpida por la incidencia del
crack del 29, que cerró las puertas de entrada en los destinos
habituales de la diáspora insular. Durante la Guerra Civil española, el
flujo se mantuvo a unos niveles muy bajos si exceptuamos el exilio
forzoso de quienes huían de la represión del nuevo régimen. Finalizado
el conflicto bélico interno, se reanudó la corriente emigratoria desde las
Islas, que se extendería hasta la década de 1980. Veámoslo con más
detalle.
GRÁFICO 7.3 Emigración y evolución del salario real agrícola
Fuente: NUEZ YÁNEZ J.S. (2005).
132 DELGADO, G. y ASCANIO, C. (1998).
0
1
2
3
4
5
6
7
8
1940 1942 1944 1946 1948 1950 1952 1954 1956 1958 1960
Mil
es d
e e
mig
ran
tes
60
70
80
90
100
110
120
130
140P
eset
as/
dia
19
40
=1
00
emigrantes salario real agrícola
223
La autarquía que impuso el régimen franquista entre 1939 y
1959, significó un deterioro del nivel de vida de todos los canarios,
pues, entre otras cuestiones, se produjo una pérdida importante de
capacidad de compra, que hizo especial mella en las clases sociales
menos pudientes (cfr gráfico 7.3). Este retroceso socioeconómico que
vivió el Archipiélago, al menos hasta la finalización de la Segunda
Guerra Mundial, implicó el comienzo de una nueva etapa de emigración
masiva, dirigida mayoritariamente hacia Venezuela, si bien éste no fue
el único destino, pues otras zonas tradicionalmente receptoras, como
Cuba y Uruguay, así como otras nuevas, localizadas en algunos países
europeos o África, fueron también foco de atracción para la diáspora
isleña.
Hasta 1952, las restricciones impuestas por el franquismo a la
emigración generaron una de las páginas más penosas de nuestra
historia migratoria, la llamada época de los barcos fantasmas. Los
emigrantes canarios se trasladaban de forma clandestina a bordo de
barcos pesqueros a vela. Entre 1948 y 1952 se calcula que por esta vía
salieron unas 8.000 personas. El dramatismo de estas travesías queda
de manifiesto si tenemos en cuenta que estas embarcaciones, con una
capacidad para medio centenar de personas, llegaron a transportar casi
trescientas. Normalizada la situación, las salidas se incrementaron,
siendo el principal destino Venezuela, de manera que hasta finales de
los años cincuenta entraron en ese país latinoamericano unos 60.000
canarios.
En los años sesenta, Canarias conoció un cambio sustancial en
su estructura productiva, caracterizado por la pérdida de peso relativo
de la agricultura a favor de los servicios, al amparo del desarrollo
turístico. Sin embargo, el espectacular crecimiento económico que se
produjo no fue capaz de absorber los excedentes laborales generados
por la transformación que se estaba operando en el seno de la economía
isleña.
224
GRÁFICO 7.4 Estructura socioprofesional de los emigrantes canarios
en Venezuela, 1952-1956 (Porcentaje)
Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1992).
Mientras por el lado americano, Venezuela continuaba siendo el
nuevo El Dorado, gracias a su crecimiento económico impulsado por las
exportaciones petrolíferas. Más aun, en ese momento se inicia un
proceso de reconstrucción familiar por parte de los que emigraron en
los años precedentes, de ahí que las mujeres pasaran a representar el
60 por ciento de los emigrantes. La contribución de los canarios a la
modernización venezolana fue decisiva, sobre todo en el ámbito rural.
Esto no debe extrañar, pues fue una constante en la corriente
migratoria isleña, dado el origen de la mayoría de los emigrantes. Pero
no fueron sólo agricultores en las áreas de destino, también jugaron un
papel en la industria, el comercio y el sector financiero (cfr. gráfico 7.4).
A partir de los años setenta, cambió de nuevo el signo del balance
migratorio del Archipiélago. Canarias ha dejado de ser de ser una región
emisora para convertirse en un territorio de acogida, o, cuando menos,
de tránsito hacia la Unión Europea. Y es que Europa se ha convertido
en “la tierra prometida” para muchos ciudadanos de África,
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
Jornalero Agricultor Industria Comercio Otras
225
Latinoamérica y Oriente Próximo, gracias al crecimiento económico y el
desarrollo del estado del bienestar. En ese proceso, las Islas
desempeñan la función de ser una de las principales puertas de acceso,
sobre todo para los que proceden de las dos primeras zonas
reseñadas133.
GRÁFICO 7.5 Origen geográfico de los inmigrantes residentes en Canarias, 2010
(Porcentaje)
Fuente: Padrón de Habitantes, 2010 (INE).
Los datos más recientes, correspondientes al Padrón de
Habitantes de 1 de enero de 2010, señalan que hay algo más 2,1
millones de habitantes en las Islas. De ellos, unos 555.000 proceden del
exterior. Su distribución geográfica pone de manifiesto el protagonismo
de aquéllos que proceden del resto de España, seguidos de los
ciudadanos que llegan desde países de la Unión Europea, destacando
alemanes, británicos e italianos como colonias más abundantes (cfr.
gráfico 7.5). En el ámbito extracomunitario, desde América han llegado
unas 81.000 personas, siendo Colombia el principal país que aporta
133 Sobre la inmigración reciente de extranjeros en Canarias, véase DÍAZ
RODRÍGUEZ, C. y DELGADO ACOSTA, C.R. (2005); DOMÍNGUEZ MÚJICA, J. (1995 y 2006); GODENAU, D. y ZAPATA HERNÁNDEZ, V.M. (2005); MARTÍN RUIZ, J.F. (2004) y ZAPATA HERNÁNDEZ, V. (2002a y b).
0
10
20
30
40
50
África América Asia España Europa Oceanía
226
inmigrantes, seguido de Argentina, Venezuela y Cuba. Los de
procedencia africana ocuparían la siguiente posición en el ranking,
siendo los originarios de Marruecos, Mauritania y Senegal los más
numerosos. Finalmente, los chinos e hindúes suponen las comunidades
más importantes de aquellos inmigrantes que vienen desde el
continente asiático.
Este diagnóstico de la situación actual no puede quedar huérfano
sin la incorporación de alguna referencia a nuestros paisanos que
continúan en el exterior. Según el Censo Electoral de Residentes
Ausente (CERA), cerrado al 1 de diciembre de 2010, había 97.902
canarios en el extranjero mayores de edad. De ellos, 52.336 en
Venezuela y 26.425 en Cuba. Probablemente esta cifra esté muy
infravalorada, pues este censo se refiere a los mayores de edad con
derecho a voto, y, hasta hace poco tiempo, los censos electorales de los
residentes españoles en el extranjero estaban adulterados por
numerosas irregularidades, según reconoce el propio Ministerio de
Asuntos Exteriores español134.
Pero ésta es la foto final. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? El
gráfico 7.6 resulta muy ilustrativo, pues nos proporciona las variaciones
residenciales de los inmigrantes desde 1988. En la evolución que aquí
se expresa, se observa con claridad el cambio que se produce desde
1997, cuando comienza el descenso de la llegada de inmigrantes
procedentes del resto de España, que son sustituidos por los que
proceden del extranjero. Los resultados globales hasta 2009 indican que
se ha producido la llegada de algo más de 385.000 extranjeros,
mientras que las salidas han sido de apenas 72.000. Por su parte, los
inmigrantes procedentes del resto de España fueron unos 315.000,
134 En su intervención en el IV Pleno del IV Mandato del Consejo General de la Emigración, celebrado en Santa Cruz de Tenerife entre el 26 y el 28 de abril de 2006, y al que asistimos en calidad de observadores de la Viceconsejería de Emigración del Gobierno de Canarias, el Subsecretario de Asuntos Exteriores y de Cooperación reconocía que en años anteriores el Censo de Electores Residentes Ausentes (CERA) mostraba numerosas deficiencias que, sin embrago, se han ido depurando con el paso de los años, aunque sin poder garantizar una exactitud plena a día de hoy. Dicha información es elaborada por la Oficina del Censo Electoral.
227
mientras que los que se han marchado de las Islas han sido unos
222.000.
GRÁFICO 7.6 Inmigración neta en Canarias, 1988-2009
(Miles de personas)
Fuente: Estadística de Variaciones Residenciales (INE)
GRÁFICO 7.7 Movimiento migratorio de canarios, 1988-2008
(Número de personas)
Fuente: Estadística de Variaciones Residenciales (INE)
-5
0
5
10
15
20
25
30
35
40
1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008
Extranjeros
Peninsulares
0
1.000
2.000
3.000
4.000
5.000
6.000
1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008
Salidas
Retornos
228
Aunque no alcanza las cifras de periodos históricos anteriores, los
canarios han seguido manteniendo un cierto flujo migratorio (cfr.
gráfico 7.7). Así, desde finales de la década de 1980 hasta la actualidad,
habrían salido casi 47.000 isleños hacia otras comunidades autónomas,
regresando en el mismo periodo, y desde el resto de España, unos
26.000 canarios. Con respecto al extranjero, la información de las
salidas sólo está disponible desde 2002, con una media anual cercana a
los 700 individuos, que en su mayoría han salido por estudios, para
colaborar en actividades de cooperación internacional o por razones
profesionales. Sí se dispone de información de los emigrantes
retornados desde el extranjero, que suman para todo el periodo
estudiado unos 18.000 isleños, que han regresado para fijar su
residencia en su tierra natal.
2. Canarios en África
La participación de los canarios en las relaciones económicas con
África no se ciñe sólo a las funciones que se realizaban desde las Islas,
sino que han tenido una importante presencia en ese continente, sobre
todo en las colonias españolas. Este proceso se vio incentivado por
varios factores, como la proximidad geográfica, también a una
legislación que favoreció en determinados momentos la emigración de
los canarios y, sobre todo, a los incentivos salariales. Ahora bien, por el
momento es difícil precisar con rigurosidad cuántos fueron los isleños
que decidieron emigrar hacia esos territorios. Recopilando las cifras y
opiniones vertidas en diversos estudios, podemos aproximarnos a esta
cuestión, pero las conclusiones que se derivan de ello no han de ser
tomadas por definitivas.
229
En el caso del Sáhara, hay que señalar que, desde los inicios de
su colonización a finales del siglo XIX, los oriundos de las Islas
desempeñaron una función importante en su poblamiento. No sólo nos
referimos al personal militar, en el que los canarios suponían una
proporción significativa, especialmente en el contingente de tropa, sino
también a la población civil. Así, en 1899, la veintena de empleados que
tenía la factoría que la empresa Transatlántica había instalado en Villa
Cisneros, eran isleños, tal y como ocurrió con otras dos establecidas en
La Güera durante la década de 1920135. A esto hemos de añadir los
pescadores del Archipiélago, que, en un número elevado, que oscilaría
entre 1.800 y 6.000, residía de manera temporal en esas localidades,
sobre todo durante la zafra de la corvina136.
No obstante, habrá que esperar a la finalización de la Guerra Civil
para que esta colonia comenzara a tener una mayor dimensión
económica, a partir de la ocupación efectiva del territorio. Durante la
década de los años cuarenta y cincuenta, la inmensa mayoría de los
colonos establecidos en el Sáhara procedían, al parecer, de las Islas137.
Su número se habría incrementado, por tanto, de 252 en 1940 a 5.304
en 1960 (cfr. gráfico 7.8). Muchos de ellos fueron a trabajar en la
construcción de los acuartelamientos, almacenes, viviendas e
infraestructuras de las principales localidades, como El Aaiún, La
Güera, Villa Bens, Tantán o Villa Cisneros. Su reclutamiento no debió
de ser muy complicado, ya que los salarios eran muy atractivos –un
oficial cobraba unas 29 pesetas en el Sáhara y 14 en España, mientras
que un peón tenía unas remuneraciones de 20 y 6 pesetas,
respectivamente138. Además, se contaba con el apoyo gubernativo, como
pone de manifiesto la Orden de Presidencia de Gobierno de 28 de enero
de 1943, que establecía:
135 MARTÍN CORRALES, E. (2010: 204 y 227). 136 MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (2010: 98) y PORTILLO, J. (1991: 535). 137 MARTÍN CORRALES, E. (2010: 212-213) y MEANA PALACIO, J.M. (2006). 138 MEANA PALACIO, J.M. (2006).
230
Esta Presidencia de Gobierno –Dirección General de Marruecos y
Colonias–, por resolución de esta fecha, se ha servido autorizar al
Gobernador Político-Militar de los territorios de Ifni y del Sáhara
español para que pueda conceder directamente la entrada y
permanencia en dichos territorios del personal civil que procedente
de Canarias, sea contratado para ejercer trabajos auxiliares,
siéndoles exigibles únicamente a éste el certificado de no padecer
lesiones tuberculosas.139
GRÁFICO 7.8 Población europea en el Sáhara, 1940-1974
(Número de personas)
Fuente: MARTIN CORRALES, E. (2010) e Instituto Nacional de Estadística.
A partir de los últimos años de la década de 1950, el inicio de los
trabajos para la búsqueda de recursos naturales que pudieran ser
objeto de explotación económica, diversificó la procedencia de la
población inmigrante, con la llegada de importantes contingentes desde
el resto de España y del extranjero. Estos últimos, vinculados a las
compañías estadounidenses y europeas que recibieron licencias para
hacer prospecciones petrolíferas a lo largo de la costa saharaui. Los
139 Citado por MARTÍN CORRALES, E. (2010: 213).
0
3.000
6.000
9.000
12.000
15.000
18.000
21.000
1940 1946 1950 1955 1960 1964 1970 1974
231
españoles vinieron con las petroleras nacionales y el Instituto Nacional
de Industria, a través de la empresa ADARO, sustituida por ENMINSA
en 1962. Esta última, a su vez, sería finalmente renombrada como
FOSBUCRAA en 1969, cuando la opción de los fosfatos se demostró
como la más lucrativa.
En cualquier caso, la colectividad isleña, aunque ya no era la
única, se mantuvo como la más importante entre los inmigrantes
llegados a esos territorios. Así, de los 9.395 residentes no nativos
existentes en 1967, 3.317 procedían del Archipiélago140, es decir, que
su representación se elevaría al 35,3 por ciento. Esta proporción,
incluso se incrementaría en los años sucesivos, pues habría unos
10.000 canarios en el Aaiún a mediados de los setenta141, es decir algo
más de las dos terceras partes del total de la población de origen
europeo en ese momento. Para el conjunto del territorio, esa cifra se
eleva hasta los 15.000, atendiendo al número de los repatriados en la
“Operación Golondrina” durante la retirada española, lo que aumenta
su participación a las tres cuartas partes142. Incluso, después de la
descolonización, la presencia insular continuó siendo importante, ya
que de los casi dos centenares de españoles inscritos en el censo
electoral de residentes ausentes de 1978 correspondiente al Sáhara
occidental, el 52,3 por ciento eran de las Islas143.
Este repunte de la presencia isleña estaría vinculado a la
intensificación de la actividad pesquera, ya que el número de
pescadores del Archipiélago aumentó hasta 9.103144. También la
contratación de personal por parte de FOSBUCRA, que, en 1970, tenía
una plantilla de 430 trabajadores, unos 250 de ellos contratados en
Canarias145. Con posterioridad, los puestos de trabajo de esta empresa
se habían elevado a 2.300, que, descontando a los 750 empleados
140 GONZÁLVEZ PÉREZ, V. (1994: 48). 141 ALGUERÓ CUERVO, J.I. (2003: 246). 142 ANDRÉU MEDIERO, B. (2008: 66). 143 GONZÁLVEZ PÉREZ, V. (1994: 94). 144 MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (2010: 98). 145 MEANA PALACIO, J.M. (2008: 125)
232
nativos, el resto eran en su mayoría canarios146. De nuevo, los elevados
salarios que se ofrecían en la colonia resultaron un importante atractivo
para los inmigrantes. Valga como ejemplo, el hecho de que un
mecánico, que cobraba unas 2.400 pesetas al mes en las Islas, llegó a
ganar 20.000 en el Sáhara147. Además de estos dos colectivos de
trabajadores y de los militares, encontramos a los isleños trabajando
como funcionarios, albañiles o transportistas. También hubo algunos
que se dedicaron al comercio, abriendo establecimientos propios o como
representantes de casas radicadas en el Archipiélago, tal y como
indicamos en el capítulo 5.
En el caso de Sidi-Ifni, aunque la información es más escasa,
también la presencia insular fue, aparentemente, notable. De los
expedientes de repatriación tras la cesión del territorio a Marruecos en
1969, se deduce que las familias canarias representaban una cuarta
parte del total de las existentes en ese momento. Entre las profesiones
destacan las de camareros, médicos, docentes, carpinteros,
funcionarios y empresarios. En ese último caso, los originarios de las
Islas representarían el 54,5 por ciento de los mismos, siendo
propietarios de bares, pequeñas tiendas, taxistas, camioneros y
comerciantes148.
En Guinea Ecuatorial, la población procedente de Canarias,
alrededor de medio centenar, suponía tan sólo el 8 por ciento de la que
había venido del conjunto de España en 1942149. Sin embargo, los 213
que figuraban como residentes allí en 1950, elevan esa proporción al
14,7 por ciento, siendo la cuarta comunidad más numerosa por detrás
de los gallegos, catalanes y madrileños150. De nuevo, sus principales
ocupaciones estuvieron relacionadas con la administración pública, las
actividades mercantiles, la construcción y, además, la agricultura,
146 MARTÍN CORRALES, E. (2010: 219) 147 ANDRÉU MEDIERO, B. (2007). 148 GONZÁLVEZ PÉREZ, V. (1994: 60-61). 149 Censo de población de Guinea Ecuatorial de 1942. 150 GONZÁLVEZ PÉREZ, V. (1994: 63).
233
donde desempeñaron tareas como capataces o encargados de las
explotaciones151. Incluso fueron propietarios de algunas haciendas,
cuyos nombres no dejan lugar a dudas, como la de “El Pino” dedicada al
cacao, o la de “El guanche” destinada a la producción de café152.
Pero el asentamiento de canarios en África durante el periodo
contemporáneo no se circunscribió sólo a las posesiones españolas en
ese continente. Constituyeron una importante comunidad en
Mauritania, concretamente en Port Etiene –actual Nouadhibou153. Su
presencia en la Bahía del Galgo se remonta incluso a etapas anteriores
a la colonización francesa de este territorio. Esta colonización comenzó
con el establecimiento de un puesto militar en 1907, en el que algunos
isleños fueron contratados para su construcción. Además, no eran
pocos los pescadores del Archipiélago que pernoctaban durante
semanas en sus alrededores, llegando a un área determinada que, en el
futuro, conformaría los barrios de La Charca y de La Puntilla.
Sin lugar a dudas, la apertura de una factoría para la salazón,
por parte de la Société Industrielle de la Grande Pêche en 1919,
intensificó el flujo inmigratorio procedente de las Islas, pues se aumentó
la nómina de embarcaciones pesqueras que hacían negocios en este
puerto. Además, la plantilla de la compañía, compuesta por 93
empleados, contaba entre sus filas con una veintena de insulares. La
actividad desarrollada por la fábrica francesa no paró de crecer hasta la
Guerra Civil española, y con ella el número de canarios que arribaban a
ese enclave, habiendo uno 800 pescadores en ese momento.
Durante el conflicto hispano y la Segunda Guerra Mundial
aumentó esta corriente, pues ahora habría que añadir al sector
pesquero los que recalaban desde Canarias como exiliados políticos que
huían de la represión franquista, aunque también hubo un
considerable grupo de pescadores que pidieron asilo para evitar ser
151 SANTANA PÉREZ, G. (2008). 152 Anuario de Canarias, África Occidental y Guinea Española, 1951-1952. 153 Para el desarrollo de esta cuestión hemos seguido el texto de LÓPEZ
BARGADOS, A. (2010).
234
llamados a filas. Las estimaciones existentes situaban en unos 340 los
refugiados políticos a la altura de 1937, y hasta 1949 se siguieron
presentando solicitudes en este sentido a las autoridades de la ciudad.
La comunidad canaria debió alcanzar una importante dimensión,
pues, en la década de 1940, una tercera parte de los niños
matriculados en la escuela de Port Etienne eran hijos de isleños.
Importancia que se mantuvo con la llegada de la independencia del
territorio, ya que en 1978 se calculaba que los residentes oriundos del
Archipiélago en Nouadhibou eran unos 380. A partir de entonces
comienza su declive, como consecuencia de la confluencia de varios
factores –guerra con el Frente Polisario, salida del franco CFA y cierre
de fronteras–, que sumieron al país en una profunda crisis económica.
También Senegal, y más concretamente Dakar, se convirtió en un
punto de llegada para los expatriados republicanos que venían desde
Canarias. El caso más llamativo es el de unos 152 que llegaron de una
sola vez en marzo de 1937. Se trataba de 23 presos políticos canarios
que habían sido confinados en Villa Cisneros, un centenar de militares,
que suponían una buena parte de la guarnición de esa localidad y una
treintena de marineros del buque Viera y Clavijo, que fue tomado por
los fugados para dirigirse al puerto senegalés.
A ellos habría que añadir otros 200 anarquistas, que en pequeñas
embarcaciones fueron saliendo desde el Archipiélago hacia las costas de
las colonias francesas en el África occidental, muchos de los cuales se
dirigieron, con posterioridad, hacia la Península para incorporarse a las
filas del ejército republicano154. A Senegal y Mauritania también
emigraron otros canarios por motivaciones socioeconómicas, sobre todo
relacionadas con la pesca y el comercio. Estos también fueron los
determinantes que impulsaron a algunos isleños y libaneses residentes
en el Archipiélago, a salir del mismo con destino a Sierra Leona, Liberia,
Nigeria, Sudáfrica o Namibia155
154 MILLARES CANTERO, S. (2008). 155 SANTANA PÉREZ, G. y LÓPEZ, E. (2009).
235
GRÁFICO 7.9 Censo de canarios residentes en África, 1999-2010
(Número de personas)
Fuente: Censo Electoral de Residentes Ausente (CERA).
En la actualidad, la presencia de canarios en África, según el
Censo Electoral de Residentes Ausentes a 1 de diciembre de 2010, se
elevaría a unos 411. Ahora bien, tal y como señalamos más arriba, se
trataría de un mínimo, pues, como es obvio, este registro sólo incluye a
los mayores de edad con derecho a voto. A pesar de sus carencias, esta
fuente nos permite, al menos, aproximarnos a la evolución de la
emigración isleña hacia ese destino en los últimos doce años (cfr.
gráfico 7.9). En ese intervalo temporal, se habría casi duplicado el
número de naturales del Archipiélago que se han instalado allí, pues
éste ascendía a unos 239 en 1999. Este crecimiento se habría
producido sobre todo a partir de 2007, ya que hasta ese momento las
cifras se mantuvieron más o menos estables. En cualquier caso, su
relevancia dentro de la diáspora canaria es muy pequeña, pues apenas
suponen el 0,5 por ciento de los que residen en el extranjero a finales de
2010.
Estos cuatro centenares de canarios residentes en el continente
africano, se distribuyen en treinta y tres países, si bien la mayoría se
0
50
100
150
200
250
300
350
400
450
1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
236
concentran en cuatro de ellos –Guinea Ecuatorial, Marruecos,
Mauritania y Senegal–, que suponen algo más de las dos terceras partes
del total (cfr. gráfico 7.10). Destaca sobremanera la cifra de isleños
presentes en el reino alauita, ya que ellos solos representan la mitad de
los instalados en ese cuatrienio. Los tres países restantes presentan
unas proporciones muy similares, en torno al 10 por ciento cada uno de
ellos. Esta preponderancia se debe, en gran medida, a los estrechos
vínculos económicos, sobre todo en materia pesquera y comercial, que
el Archipiélago tiene con ellos. Por esta misma razón, sorprende la
escasa presencia de naturales de Canarias en Cabo Verde, Argelia,
Costa de Marfil, Egipto o Sudáfrica, que son otras de las naciones que
tienen cierta importancia dentro del flujo migratorio de las Islas hacía
África, aunque muy lejos de los porcentajes que se obtienen para los
anteriores.
GRÁFICO 7.10 Principales países africanos donde residen los canarios, 2010
(Porcentaje)
Fuente: Censo Electoral de Residentes Ausente (CERA) a 1 de diciembre de 2010.
0
5
10
15
20
25
30
35
40
Argelia C. Marfil Egipto Guinea Ec. Marruecos Mauritania Senegal Sudáfrica
237
3. La inmigración africana reciente
Centrándonos ahora en el caso que nos ocupa, es decir, el de los
inmigrantes procedentes del continente africano, a 1 de enero de 2010
había registrados en España 1.059.369 ciudadanos de esa procedencia,
que suponían el 18,43 por ciento del total de extranjeros censados. Por
tanto, no es de las áreas geográficas dominantes desde las que llegan
los inmigrantes, pues éstas serían la Unión Europea y América Latina.
No obstante, este dato sí es significativo para su propia zona de origen,
pues la comunidad africana establecida en España se ha convertido en
una de las más relevantes de su diáspora hacia Europa. No en vano, de
los casi 3,2 millones de africanos que han llegado a la Unión Europea
entre 1985 y 2007, algo más de la cuarta parte está en España156.
La mayoría de ellos han llegado a nuestro país en los primeros
años del siglo XXI, pues entre 1988 y 1999 entraron un total
aproximado de 73.500, mientras que en el decenio siguiente esa cifra se
ha multiplicado por 10. Ese incremento se concentró sobre todo entre
los años 2004 y 2008, que aglutinaron dos terceras partes del mismo
(cfr. gráfico 7.11)157. Esta intensificación se explicaría por el deterioro
del nivel de vida que sufren buena parte de los países de los que son
originarios, así como la necesidad de fuerza de trabajo que existía en los
receptores durante ese periodo de bonanza económica en Europa.
También, la ausencia de una política inmigratoria común y los vaivenes
que sufría la legislación nacional en la materia favorecieron las llegadas.
De hecho, cuando la actual crisis económica comenzó a arreciar, se ha
producido un descenso drástico en este flujo de mano obra,
coincidiendo con un endurecimiento del marco regulatorio de los
mismos y la implementación de ciertas medidas coercitivas en el seno
de la Unión Europea, como el programa FRONTEX.
156 Según las cifras de Eurostat. 157 El flujo migratorio se mide aquí a través de la Estadística de Variaciones
Residenciales elaborada por el Instituto Nacional de Estadística.
238
GRÁFICO 7.11 Flujo migratorio de África hacia España
(Miles de personas)
Fuente: Instituto Nacional de Estadística.
CUADRO 7.1 Principales países de origen de los residentes africanos en España a 1 de enero de 2010
Nº de inmigrantes Porcentaje
Argelia 58.743 5,55
Gambia 22.168 2,09
Mali 24.228 2,29
Marruecos 754.080 71,18
Nigeria 44.176 4,17
Senegal 61.970 5,85
Otros 94.004 8,87
Total 1.059.369 100,00
Fuente: Padrón Municipal de Habitantes, 2010.
Si nos centramos en el análisis de los países de procedencia de
los inmigrantes africanos llegados a España, podemos destacar que, de
0
20
40
60
80
100
120
1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008
239
los 54 estados que existen en aquel continente, los nacionales de tan
solo media docena de ellos congregan a más del 90 por ciento (cfr.
cuadro 7.1). Sobresale de forma holgada la contribución de los
marroquíes, que suponen casi las tres cuartas partes de ese flujo
migratorio. Esta circunstancia debe ser como consecuencia de los lazos
históricos que han unido ambas orillas del Mediterráneo, ya que la
presencia de súbditos del reino alauita se remonta a etapas anteriores
del periodo aquí analizado. Los otros cinco países se sitúan en unas
proporciones bastante más alejadas y responderían más al fenómeno
migratorio que ha ocurrido en la última década, cuando España se
convirtió en una tierra de promisión o al menos de puerta de entrada al
resto de la Unión Europea.
En cuanto a la distribución regional del colectivo de africanos
residentes actualmente en España, buena parte de ellos se han
asentado en las comunidades más ricas –Cataluña y Madrid–, así como
en aquéllas donde la agricultura intensiva sigue teniendo una cierta
importancia, como Andalucía, y las del litoral levantino. Estas cinco
comunidades autónomas acogen a casi las tres cuartas partes del total
(cfr. cuadro 7.2). Más aun, si calculamos su importancia relativa sobre
la población de hecho de cada una de las regiones españolas, el primer
puesto lo ocupan las dos ciudades autónomas norteafricanas, por
razones obvias, dada su pequeña dimensión demográfica y su cercanía
a los países emisores. Les sigue Cataluña, debido a que esa comunidad
acapara, ella sola, una cuarta parte de los ciudadanos africanos
afincados en el país. Algo más alejadas estarían Baleares y La Rioja, en
las que los elevados valores de esta ratio se explican, probablemente,
por el reducido tamaño de sus respectivas poblaciones.
240
CUADRO 7.2 Distribución regional de los residentes africanos en España
a 1 de enero de 2010
Nº de africanos Porcentaje Densidad
Andalucía 148.958 14,06 17,79
Aragón 37.100 3,50 27,54
Asturias 5.190 0,49 4,79
Baleares 35.843 3,38 32,41
Canarias 31.498 2,97 14,87
Cantabria 3.602 0,34 6,08
Castilla y León 25.651 2,42 10,02
Castilla-La Mancha 41.795 3,95 19,92
Cataluña 315.007 29,74 41,93
Ceuta y Melilla 10.542 1,00 67,31
Comunidad de Madrid 126.681 11,96 19,61
Comunidad Valenciana 119.084 11,24 23,30
Extremadura 9.373 0,88 8,47
Galicia 11.588 1,09 4,14
La Rioja 11.024 1,04 34,19
Navarra 16.746 1,58 26,29
País Vasco 29.191 2,76 13,40
Región de Murcia 80.496 7,60 55,06
Total 1.059.369 100,00 22,53
Nota: La densidad mide el número de inmigrantes por cada mil habitantes
de hecho de cada región. Fuente: Padrón Municipal de Habitantes, 2010.
Por tanto, Canarias no ocupa un lugar destacado, pues es la
novena comunidad autónoma en acogida de inmigrantes procedentes de
del continente africano, con 31.498 personas, es decir, casi el 3 por
ciento del total de residentes de ese origen registrados en España a 31
de diciembre de 2010. Y es la undécima si consideramos su importancia
relativa en la población existente en el lugar de acogida, con una ratio
de unos 15 ciudadanos africanos por cada mil empadronados en el
241
Archipiélago. Más aun, la comunidad africana constituye en la
actualidad la tercera de las colectividades de extranjeros existentes en
las Islas, por detrás, al igual que nivel nacional, de los europeos y los
latinoamericanos, pero con una mayor distancia, pues en Canarias
apenas llega a representar una décima parte del censo de extranjeros
(cfr. cuadro 7.3).
CUADRO 7.3 Distribución geográfica de los residentes extranjeros
en Canarias a 1 de diciembre de 2010
Nº de inmigrantes Porcentaje
África 31.128 10,18
América 81.235 26,58
Asia 15.318 5,01
Europa 177.844 58,18
Oceanía 72 0,02
Apátridas 64 0,02
Total 305.661 100,00
Fuente: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales
En cuanto a la evolución del flujo migratorio que, procedente de
África, ha llegado a Canarias, éste se ha intensificado a partir del
cambio de siglo, con un promedio anual desde entonces de casi 4.000
inmigrantes, multiplicando por más de siete las cifras de los años
anteriores. El deterioro del nivel de vida en los países de origen y la
escasez de expectativas de progreso personal y profesional, serían las
principales causas que estarían detrás de este proceso. Un proceso que
se enmarca en una dimensión geográfica más amplia, pues el destino
final de muchas de estas personas no era, inicialmente, el Archipiélago
sino el continente europeo158. En el último año de la serie analizada, el
volumen de esta corriente migratoria se habría reducido de forma
158 Sobre la inmigración africana al Archipiélago resultan interesantes, entre otros, los trabajos de DÍAZ HERNÁNDEZ, A.M. (2006); GODENAU, D. y ZAPATA HERNANDEZ, A.M. (2007) y OBSERVATORIO DE LA INMIGRACIÓN DE TENERIFE (2010)
242
considerable (cfr. gráfico 7.12). En total, el número de inmigrantes
africanos fue de 46.061 personas entre 1988 y 2009, lo que supone el
10,7 por ciento del total de extranjeros llegados a las Islas en ese mismo
periodo, si bien en los dos últimos años casi se ha duplicado esa
proporción. Nos referimos aquí en exclusiva a los extranjeros que han
llegado con la finalidad de trabajar o fijar su residencia159, es decir,
estamos excluyendo de este cómputo a los turistas, ya que de lo
contrario la información estaría distorsionada, al ser el Archipiélago
una de las zonas con mayor atractivo en España para aquéllos que la
eligen como lugar donde pasar sus vacaciones. Asimismo,
representaron el 5,4 por ciento de los inmigrantes africanos llegados a
España en el mismo intervalo temporal, cuyo número ascendió a
856.749.
GRÁFICO 7.12 Nº de inmigrantes africanos llegados a Canarias
Fuente: Instituto Canario de Estadística
159 Los datos han sido recabados del ISTAC (Instituto de Estadística de
Canarias), si bien este organismo utiliza como fuente primaria la Estadística de Variaciones de Residenciales que, como ya se señaló, elabora el Instituto Nacional de Estadística.
0
500
1.000
1.500
2.000
2.500
3.000
3.500
4.000
4.500
5.000
1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008
243
La distribución por países de esta corriente inmigratoria
procedente de África, muestra que la mayoría han venido desde el
Magreb, ya que los que tienen este origen suponen más de las tres
cuartas partes del total (cfr. gráfico 7.13). De los estados que componen
esta zona septentrional del continente, Marruecos es el primer emisor,
pues desde él partieron más de la mitad de los africanos llegados al
Archipiélago entre 1988 y 2009. Otro emisor importante en esta área es
Mauritania, que aportó el 12,4 por ciento de este flujo migratorio. No
obstante, en los últimos años ha ido incrementándose la importancia
relativa que tiene la emigración hacia las Islas desde la parte
subsahariana, ya que, desde 2007, ha pasado a significar casi un tercio
del total. En esta región destaca sobre todo la arribada de nacionales de
Senegal y en menor medida de Nigeria. El resto de países ocuparía una
posición marginal en esta clasificación.
GRÁFICO 7.13 Principales países africanos emisores de emigrantes
hacia Canarias, 1988-2009 (Porcentaje sobre inmigración africana)
Fuente: Instituto Canario de Estadística.
0
10
20
30
40
50
60
Argelia Guinea Ec. G. Bissau Marruecos Mauritania Nigeria Senegal
244
4. Un estudio específico: Menores Africanos No
Acompañados
Según la Resolución del Consejo de Europa, de 26 de junio de
1997, se define a los menores extranjeros no acompañados (MENA)
como “niños y adolescentes menores de 18 años, nacionales de terceros
países, que se encuentran en el país receptor sin la protección de un
familiar o del adulto responsable que habitualmente se hace cargo de su
cuidado, ya sea legalmente o con arreglo a los usos y costumbres”.
Son menores de edad, es decir, tienen menos de 18 años (la
mayoría tiene entre 15 y 17 años), no acompañados. Llegan a Canarias,
sin sus padres, sin familia. Es un claro ejemplo de situación de
desamparo. Por lo tanto, han de ser protegidos. Según la Ley del Menor,
desde 1997, el Gobierno de Canarias, a través de la Dirección General
de Protección del Menor y de la Familia (DGPMF), es responsable de su
tutela, al igual que con el resto de menores en situación de desamparo.
Siguiendo con la Ley, los Cabildos se encargan principalmente de la
ejecución de las medidas y los Ayuntamientos de la prevención.
El Plan Integral del Menor (1999) creó dos Centros de Acogida de
Menores Extranjeros (CAME), uno en Gran Canaria y otro en Tenerife.
Entonces había 40 MENA, y se pensaba que el fenómeno se mantendría
así. Sin embargo, al año siguiente había 312 niños y 1.072 en 2008.
Ciertamente, la tendencia ha sido decreciente a partir de entonces, pero
todavía hay 761 bajo la tutela de la Comunidad Autónoma (cfr. gráfico
7.14)160.
160 Para profundizar más en este tema, BARROSO RIBAL, C.; CARNERO
LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2009)
245
GRÁFICO 7.14 Evolución de los Menores Extranjeros No Acompañados en Canarias
(Nº de niños bajo la tutela del Gobierno de Canarias)
Fuente: Dirección General de Protección al Menor y a la Familia del Gobierno de Canarias.
CUADRO 7.4 Menores Extranjeros No Acompañados en C.A.M.E. de Canarias, 2010
Isla
Cantidad acordada
% Acuerdo
Número de MENA
% MENA en CAME
Gran Canaria 82 32,8 82 28,2
Tenerife 75 29,8 75 36,1
Lanzarote 27 10,9 28 11,8
Fuerteventura 24 9,6 17 8,2
La Palma 22 8,9 21 8,6
La Gomera 16 6,3 14 5,4
El Hierro 4 1,7 5 1,8
Total Canarias 250 100,0 237 100,0
Fuente: Dirección General de Protección al Menor y a la Familia del
Gobierno de Canarias.
En los centros dependientes de los cabildos insulares se
encontraban acogidos en 2010 unos 237 menores extranjeros, en
cumplimiento de los acuerdos suscritos entre el Gobierno de Canarias y
0
200
400
600
800
1.000
1.200
1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010
246
las instituciones insulares (cfr. cuadro 7.4). Pero, en 2008, esa cifra
alcanzó su máximo con 280 acogimientos. Ante la saturación que
presentaban los CAME dependientes de los Cabildos desde mediados de
la presenta década, el Gobierno de Canarias se vio obligado a poner en
marcha recursos propios adicionales para atender la creciente llegada
de MENA a las Islas. En 2010 existían aun 6 de esos centros, que se
denominaron Dispositivo Especial de Atención de Menores Extranjeros
No Acompañados de Canarias (DEAMENAC), cuatro de ellos en Tenerife
y los otros dos en Gran Canaria. En ellos se albergan 276 menores en la
actualidad, aunque llegaron a tener hasta casi 700 en los momentos
álgidos de esta modalidad de inmigración infantil. En cualquier caso,
estas cifras superan la capacidad pactada con los Cabildos, lo que pone
de manifiesto el desbordamiento que ha supuesto este fenómeno
migratorio para las instituciones públicas encargadas de su acogimiento
en el Archipiélago (cfr. cuadro 7.5).
CUADRO 7.5 Menores Extranjeros No Acompañados bajo la tutela del
Gobierno de Canarias en 2010
Dispositivo Nº de MENA Porcentaje
C.A.M.E. 237 31,14
DEAMENAC 276 36,27
En Península 248 32,59
Total 761 100,00
Fuente: Dirección General de Protección al Menor y a la Familia
del Gobierno de Canarias.
Es en este contexto, cuando las autoridades insulares reclaman la
colaboración del Gobierno Central y solicitan que el caso de los MENA
sea abordado como una cuestión de Estado. Por lo tanto, se estaba
pidiendo que se hiciera una excepción en materia competencial, pues la
Constitución atribuye la protección a los menores a las comunidades
autónomas en exclusiva. Pero, dada la doble condición de los MENA,
247
pues, como señalamos, son al mismo tiempo menores en situación de
desamparo e inmigrantes irregulares, en la práctica se solicitaba que el
Gobierno Central se encargara de la redistribución de los MENA por
todo el territorio nacional y contribuyera a sufragar los gastos que ello
conllevaba. A cambio, el Gobierno de Canarias se comprometía a
mantener bajo su tutela a los menores afectados por los traslados.
No se logró un acuerdo claro en esta materia, si bien el Gobierno
Central se comprometió a solicitar la colaboración de otras
Comunidades Autónomas, mientras que el Gobierno de Canarias
señalaba que se había establecido un cupo para el Archipiélago de 300
menores, una cifra acorde con los recursos disponibles en las Islas. El
resultado para el último trimestre de 2006 fue el traslado a la Península
de unos 231 niños, lo que sólo implicaba un 27 por ciento del total, y se
quedaba muy lejos de las expectativas de las autoridades canarias, si
tenemos en cuenta el incremento del número de menores que se
produjo en el año siguiente. El proceso de redistribución llevado a cabo
por el Gobierno Central se vio interrumpido en 2007, dando lugar a un
agrio debate durante las dos últimas campañas electorales. En la
actualidad, el Gobierno de Canarias ha suscrito convenios de
colaboración con algunas ONG para trasladar a un número
indeterminado de menores a otras zonas del territorio nacional, que
hasta el momento, ha llegado a concretarse en el envío de 248 MENA al
resto del territorio nacional.
Ahora bien, estos niños llegados a Canarias, ¿son muchos o
pocos en relación con el resto de la inmigración indocumentada? Las
cifras sobre esto último tampoco son excesivamente fiables, dada su
propia naturaleza. No obstante, si utilizamos los datos que proporciona
al respecto el Ministerio del Interior161, podemos observar que los
menores extranjeros no acompañados habrían significado, de haber
llegado todos en patera y sido detenidos, algo menos del 6 por ciento
161 http://www.mir.es/DGRIS/Balances/Balance_2010.
248
como promedio de los inmigrantes llegados a las Islas en esas
condiciones entre 1996 y 2010 (cfr. cuadro 7.6).
CUADRO 7.6 MENA llegados a Canarias en relación al total de inmigrantes
arribados en patera hasta las Islas.
Total de inmigrantes en patera
Número de MENA
% MENA/ Inmigrantes
1996 27 1 3,70
1997 112 27 24,11
1998 737 45 6,11
1999 2.165 312 14,41
2000 2.240 273 12,19
2001 4.105 330 8,04
2002 9.875 656 6,64
2003 9.388 595 6,34
2004 8.426 244 2,90
2005 4.715 251 5,32
2006 31.678 928 2,93
2007 12.478 752 6,03
2008 9.181 813 8,86
2009 2.246 242 10,77
2010 196 10 5,10
Total 97.569 5.479 5,62
Fuentes: Ministerio del Interior y Dirección General de Protección al
Menor y a la Familia del Gobierno de Canarias.
En cuanto a la caracterización de los MENA llegados a Canarias,
cualquier intento de realizar un análisis cuantitativo se enfrenta a un
conjunto de problemas de difícil solución, que hacen que las
conclusiones que se obtengan hayan de ser siempre tomadas con suma
cautela. El primero de esos escollos es la continua variación de las
cifras como consecuencia de la llegada incesante de cayucos hasta hace
dos años, porque los jóvenes y adolescentes que llegan, no sólo son
más, sino que también incrementan la diversidad de edades, lugares de
249
procedencia y demás características. Por otro lado, también van
produciéndose bajas, bien por cumplir la mayoría de edad, por
repatriación o reunificación familiar, por acogimiento familiar o
residencial y por fugas prolongadas de los menores.
Ligado a este problema, está la disponibilidad de información. De
acuerdo con el protocolo de actuación fijado en el Real Decreto
864/2001, de 20 de julio de 2001, por el que se aprueba el Reglamento
de Ejecución de la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre
derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración
social, cada vez que llega al Archipiélago un inmigrante indocumentado
del que se sospecha que pueda ser menor de edad, de acuerdo con la
legislación española, se comunica por parte de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad del Estado a la Dirección General de Protección del Menor y
la Familia del Gobierno de Canarias, para que ésta le preasigne plaza en
un centro de ingreso y se le realiza una prueba ósea para determinar su
fecha de nacimiento.
En caso de que la prueba determine su minoría de edad, ya entra
en los circuitos diseñados por la Dirección General para su tutela. A su
entrada en el centro de acogida se le abre una ficha informativa, que
luego se remite a la Dirección General, donde son registradas en una
base de datos, denominada “Inicial de menores”. Esta base de datos es
la fuente de información que hemos utilizado para llevar a cabo la
caracterización de los menores extranjeros no acompañados llegados a
Canarias del año 1996 al año 2006. Se ha procesado la información de
3.068 fichas realizadas a menores extranjeros no acompañados llegados
a Canarias entre enero del primer año y diciembre del último.
Los menores extranjeros no acompañados llegados a Canarias
entre 1996 y 2006 son, mayoritariamente, varones. En las 2.927 fichas
en las que consta el sexo de la persona, solamente el 8 por ciento
corresponde a niñas. Este dato contrasta con el que se han obtenido
250
para Andalucía, donde la proporción de varones es muy superior,
elevándose hasta el 98 por ciento162.
GRÁFICO 7.15 Número de MENA según edad por prueba ósea (N=1.908)
(Porcentaje)
Fuente: Dirección General de Protección al Menor y a la Familia del Gobierno de Canarias.
Al analizar la edad hemos preferido emplear la que se obtiene
según los resultados de la prueba ósea. Por una parte, porque
solamente contamos con unas 824 respuestas a la cuestión recogida en
el ítem 4 de la ficha personal: Fecha de nacimiento según manifiesta o
documenta, pero, principalmente, porque la fecha de nacimiento que
indica la prueba oseométrica es el referente que emplea la
Administración para catalogar a las personas como menores o no. Por
eso no es de extrañar que el abanico de edades esté comprendido entre
los 4 y los 22 años, ya que los mayores de 18 años fueron ingresados en
centros de menores hasta el momento en el que se les realizó la prueba
ósea y se constató su mayoría de edad, produciéndose entonces su
baja. En las 1.908 fichas en las que consta la edad según la prueba
162 En este apartado se realizaran algunas comparaciones con el caso andaluz a partir de un informe elaborado por la Asociación pro Derechos Humanos de Andalucía en junio de 2006: Entre la represión y la protección. Menores Extranjeros no Acompañados en Andalucía.
0
5
10
15
20
25
30
4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22
251
oseométrica, la mayoría se corresponde a personas de 17 años, que con
566 individuos suponen el casi el 30 por ciento de la muestra (cfr.
7.15). En comparación con Andalucía, los MENA acogidos en Canarias
son algo más jóvenes, pues mayoritariamente se concentran en el
intervalo de edad 15-17 años, mientras que en el caso andaluz se
sitúan en el segmento entre 17 y 18 años de edad.
En cuanto al lugar de origen, los menores manifiestan haber
nacido mayoritariamente en países africanos. De las 2.830 fichas en las
que consta el país de procedencia, 2.741 son de África, lo que
representa el 97 por ciento del total. Muy lejos queda Europa, que
supone sólo el 2 por ciento, mientras que de América o Asia sólo han
llegado 10 menores en cada caso. Dado el escaso número de niños
llegados desde Asia y América, no merece la pena detenerse a
desagregar la información por países. En ambos casos se trata de
únicamente diez menores, que proceden de seis países. En el caso
europeo, de los 69 menores llegados, 41, es decir, el 60 por ciento, han
nacido en Rumanía, repartiéndose el resto entre otros catorce países.
GRÁFICO 7.16 Distribución por países de los MENA africanos llegados a Canarias (N=2.741)
(Porcentaje)
Fuente: Dirección General de Protección al Menor y a la Familia del Gobierno de Canarias.
0
10
20
30
40
50
60
70
80
Mali Marruecos Nigeria Senegal Sierra Leona Otros
252
Por lo que respecta a África, 1.978 provienen de Marruecos, lo
que significa el 72 por ciento de los africanos y el 70 por ciento del total
de menores llegados a Canarias entre 1996 y 2006. Esto supone
también una importante diferencia con lo que ocurre en Andalucía,
donde los MENA procedentes del Reino Alauita suponen el 93 por ciento
del total de inmigrantes infantiles en situación de desamparo. Volviendo
a Canarias, los siguientes puestos en la clasificación por países, aunque
a mucha distancia del primero, son los 208 menores que procedían de
Mali, los 166 que arribaron desde Senegal, los 120 que lo hicieron
desde Nigeria o los 106 que vinieron de Sierra Leona, repartiéndose los
163 menores restantes entre 21 países (cfr. gráfico 7.16). No obstante,
cabe aquí destacar dos matices importantes. El primero de ellos es que,
a partir de 2006, cambia de manera significativa el origen geográfico de
los MENA, acorde con la dinámica de la inmigración irregular en
general, pues en ese año los que procedían de Marruecos tan sólo
representaron el 11 por ciento, mientras que los procedentes de Senegal
y Mali suponían el 42 y el 31 por ciento, respectivamente. Tendencia
que continúa hasta la actualidad, aunque descendiendo las cifras de
llegadas. No podemos finalizar, sin hacer una mención a aquellos MENA
africanos, y también adultos, que, en un número indeterminado, se han
dejado la vida en estas complicadas travesías desde el vecino
continente. Para ellos ya no hay futuro ni esperanza.
254
En este texto hemos tratado de aproximarnos, aunque de manera
sucinta, a la función que Canarias ha desempeñado en las relaciones
económicas internacionales con África durante la etapa capitalista. No
obstante, hemos iniciado nuestro relato haciendo una breve reseña a
esos vínculos en el periodo anterior, es decir, desde la conquista a
comienzos del siglo XIV. No en vano, una de las principales
motivaciones para la conquista y colonización que tenían los europeos
era utilizar el Archipiélago como trampolín para sus expediciones en
busca del oro africano. También desempeñó un papel esencial como
base logística para la defensa del Viejo Continente, frente a la amenaza
árabe y otomana.
Pero si era un enclave de especiales características para la
estrategia política de la potencia dominante de la época, España,
también desarrolló importantes funciones económicas. Para ello supo
dotarse de un marco institucional librecambista que favorecía su
inserción en el mercado internacional, al tiempo que se aplicaba un
sistema fiscal más favorable que en el resto del territorio nacional.
Entre esas funciones, destacaba la de prestación de servicios a la
navegación internacional en el Atlántico medio, sobre todo tras la
conquista de América por los españoles y la expansión hacia el Sur de
África de los portugueses. Esta posición estratégica la convirtió en
objetivo de los enemigos europeos y norteafricanos de la Corona
española, que no dejaron de acosar sus aguas y sus costas con ataques
piráticos y corsarios.
255
Además de su renta de situación, Canarias también llevó a cabo
unas intensas relaciones comerciales con los tres continentes, Europa,
America y África. Con el primero, intercambiaba azúcares y malvasías
por manufacturas. En el Nuevo Mundo vendía sus vidueños y realizaba
un intenso contrabando de bienes industriales, más o menos tolerado
por las autoridades. En el continente africano ofrecía sus vinos a
cambio de algunos artículos, pero sobre todo de esclavos, tanto para el
mercado isleño, como para su reexportación a América. En no pocas
ocasiones, este tráfico inhumano se nutría de las capturas realizadas
por la fuerza en los territorios próximos a las Islas mediante las
cabalgadas. Pero, sin lugar a dudas, la principal actividad económica
que se desarrolló entre Canarias y el vecino continente durante este
periodo fue la pesca, dado el elevado potencial productivo de los
caladeros africanos adyacentes al Archipiélago.
En el periodo contemporáneo, y tras los intentos de suprimir los
elementos diferenciadores del marco que regía la actividad económica
en el Archipiélago por parte del Estado liberal en el segundo cuarto del
siglo XIX, la promulgación del Régimen de Puertos Francos en 1852
abría la etapa capitalista en Canarias. De nuevo el librecambio y la baja
presión fiscal se implementaron como elementos significativos que
apoyaron el crecimiento y la modernización económica hasta la Guerra
Civil española. Una dinámica, que de nuevo se orientaba hacia la
internacionalización, alcanzando unos niveles de apertura externa muy
notables. Ahora bien, no fue un camino de rosas, pues en ocasiones
esta tendencia se veía alterada por algunos hechos, como la crisis del
primer producto exportador de la nueva era, la cochinilla, los efectos
negativos de la Primera Guerra Mundial o las consecuencias del crack
de 1929.
La Guerra Civil y la Autarquía que le sucedió supusieron una
ruptura del sistema económico imperante hasta ese momento, pues se
suprimió, si no de iure sí de facto, el régimen de librecambio y se
incrementaron los impuestos. Esto tuvo un impacto considerable sobre
256
una economía que no estaba acostumbrada a tales niveles de
intervencionismo gubernamental. Por tanto, la extensión del ordeno y
mando a la economía retrajo las relaciones con el extranjero y forzó a
una mayor integración con el mercado nacional, que encareció las
importaciones isleñas. Tan sólo algunas exportaciones, que aportaban
un volumen importante de divisas, recibieron trato de favor.
Hubo que esperar a los años sesenta para que, a partir del Plan
de Estabilización y Liberalización de la economía española, Canarias
pudiese recuperar parte de sus especificidades en materia fiscal y de
comercio exterior. Proceso que culminó con la promulgación del
Régimen Económico y Fiscal de las Islas en 1972. Esto supuso volver a
vincularse con la economía internacional, pero ahora, no sólo a través
de las exportaciones agrícolas, sino, cada vez más, mediante el turismo.
La adhesión del Reino de España, y con él de Canarias, a la
Comunidad Económica Europea a mediados de los años ochenta del
siglo XX, abrió un nuevo escenario. El Archipiélago debía reformar su
marco institucional para adaptarse a la nueva realidad y, tras la
incertidumbre inicial, se logró un encaje que preservaba lo esencial de
sus especificidades económicas y fiscales. Esta circunstancia ha
quedado refrendada a posteriori en el seno de la Unión Europea,
mediante la consecución del status de región ultraperiférica que le
concede el Tratado de Lisboa. Con ello, las Islas han conseguido
mantener un cierto margen de maniobra en sus relaciones económicas
externas, lo que las coloca en una situación favorable para acentuar su
función como plataforma económica tricontinental en el Atlántico
medio.
Por tanto, no se trata de algo nuevo, pues los puertos canarios
vienen realizando esa función respecto al tráfico marítimo internacional
desde el último cuarto del ochocientos. Efectivamente, a partir de
entonces, el Archipiélago se convirtió en una base de avituallamiento de
los buques de todas las banderas que transitaban desde Europa hacia
la parte meridional del Atlántico –America del Sur y África. De hecho, se
257
convirtieron rápidamente en los líderes de la red portuaria española y
ocuparon también posiciones destacadas en las clasificaciones
internacionales. Varios factores coadyuvaron a este éxito que se ha
mantenido hasta hoy. En primer lugar, su capacidad de adaptación a
los cambios que se producían en el combustible naval, pues fueron
pioneros en el establecimiento de depósitos de carbón en la segunda
mitad del siglo XIX, e incorporaron los derivados del petróleo después
de la Primera Guerra Mundial. Otro elemento relevante es que las Islas
fueron capaces de proporcionar una oferta suficiente de productos para
que los barcos que regresaban hacia Europa completasen sus bodegas.
También la actividad pesquera contribuyó a ello, pues la flota española
y las procedentes de otros países que faenaban en las aguas del banco
canario-sahariano desde mediados del siglo XX, eligieron los puertos
canarios como base de sus operaciones. Finalmente, cabe citar la
incorporación de la containerizacion desde los comienzos de esta
modalidad de transporte, que se produjo a principios de la década de
1970.
En el ámbito del tráfico aéreo, ocurrió algo similar desde que se
generalizaron los vuelos comerciales a mediados de la centuria pasada.
El Archipiélago supo rentabilizar su posición geoestratégica como punto
de apoyo para los viajes intercontinentales, dada la reducida autonomía
de los aviones de la época. En los últimos años, la expansión del
turismo ha convertido a Canarias en una plataforma aeroportuaria de
primer orden, no sólo a nivel estatal sino también internacional, al
menos en los que se refiere al número de operaciones y al volumen de
pasajeros. En el caso de las mercancías, su importancia ha ido
disminuyendo en los últimos años, aunque las administraciones
públicas han implementado un plan para revertir esa situación. Y otro
aspecto reseñable es que, si bien han mejorado sustancialmente la
conectividad interinsular y con Europa, no ha ocurrido lo mismo con
África y, sobre todo, con América. No obstante, al menos por lo respecta
258
al caso africano, los aeropuertos isleños han logrado mantener una
cierta relevancia dentro del contexto nacional.
Disponer de unas infraestructuras de transporte modernas era un
requisito indispensable para que Canarias se convirtiese en una
plataforma logística internacional de primer orden. Ahora bien, esto
hubiese sido insuficiente si no se hubiese dispuesto de una red de
comunicaciones adecuada con el exterior y entre las islas. Por tanto, el
tendido de un cable submarino de telégrafo entre Tenerife y la
Península, y su prolongación hacia África y América, así como el
establecimiento de una conexión con Gran Canaria y La Palma en las
mismas fechas en que se ampliaba y mejoraban los puertos de Santa
Cruz de Tenerife y La Luz y Las Palmas, fue una circunstancia que le
proporcionó al Archipiélago una ventaja competitiva frente a otras
opciones. Y continuó estando a la vanguardia en este campo cuando
apareció la telegrafía sin hilos, el teléfono o las conexiones vía satélite.
Más recientemente, la implantación de las tecnologías de la información
y el conocimiento han abierto nuevas oportunidades, que se han
plasmado en el proyecto ALIX, impulsado por el Cabildo de Tenerife
para convertir a esta isla en el gran nodo de las comunicaciones entre
Europa, África y América.
En su proyección internacional, Canarias siempre ha contado con
un importante comercio exterior, que la ha situado entre las economías
más abiertas del mundo. Un hecho que tiene enormes ventajas, pues,
de una parte, permite disponer de una amplia gama de mercados donde
colocar los productos exportados. Por otro lado, da la posibilidad de
abastecerse a precios internacionales, lo que redunda en una mayor
competitividad de la oferta exportadora.
Y dentro de esta dinámica, África ha desempeñado un papel
fundamental, ya que durante mucho tiempo fue un importante colchón
donde vender los excedentes cuando había dificultades para ello en el
tradicional mercado de las exportaciones isleñas, Europa, al tiempo que
también permitía el suministro del Archipiélago cuando existían
259
obstáculos para acudir a los suministradores habituales. En la
actualidad, la cuota de mercado, tanto de importaciones como de
exportaciones hacia ese continente, es muy elevada y superior a la que
presentan los principales clientes o proveedores de los países africanos,
aunque en ningún caso supera el 10 por ciento.
Todo esto ha favorecido la internacionalización de las empresas
canarias, que, en términos generales, han experimentado un mayor
crecimiento que sus homónimas españolas en los últimos años,
coincidiendo con la actual crisis económica. Además, el continente
africano se ha perfilado como uno de los destinos preferidos para las
exportaciones. De hecho, en algunos países, como Cabo Verde,
Mauritania o Senegal, se han convertido en un referente a nivel
nacional, y en otros, como Ghana, Guinea Ecuatorial o Marruecos, han
adquirido una cierta importancia. Se trata de una dinámica que
favorece, sin duda, la estrategia de diversificación de la economía de las
Islas que se quiere implementar para el futuro.
En cuanto a los flujos de inversión, hay que señalar que Canarias
se convirtió, durante el periodo colonial, en un foco de atracción para
muchas compañías foráneas, tanto extranjeras como peninsulares, que
establecieron filiales en las Islas como punto de apoyo a sus negocios en
el continente africano. El empresariado autóctono tampoco estuvo ajeno
a esta circunstancia y, ya fuera actuando como representante de estas
sociedades procedentes del exterior o instalándose directamente en
África, adquirieron cierta importancia. En este último caso, sobre todo
en las colonias españolas –Sidi Ifni, Sáhara o Guinea Ecuatorial–,
aunque también los hubo que se fueron a Liberia, Sierra Leona o
Senegal.
En la actualidad, los movimientos de capitales entre Canarias y el
vecino continente presentan unos montantes muy reducidos dentro de
los flujos de inversión exterior del Archipiélago. Por lo que se refiere a la
que se recibe desde los países africanos, proceden sobre todo de
paraísos fiscales y se concentraron en el sector inmobiliario y el turismo
260
durante la etapa de mayor crecimiento económico de Canarias, entre
1997 y 2005. Las que se realizan desde las Islas han sido muy
reducidas, y se han dirigido sobre todo a Marruecos, Cabo Verde,
Senegal y Mauritania. Por sectores, destacan la construcción, la
hostelería y el comercio, lo que refuerza la idea de que el empresariado
canario está haciendo esfuerzos por internacionalizarse y África se
decanta como un destino atractivo para expandir sus actividades fuera
del mercado regional.
El análisis pormenorizado de los casi dos centenares de empresas
isleñas que están actualmente establecidas en ese continente, ratifica
esta tendencia, pues la orientación geográfica y sectorial que muestran
es idéntica a la que acabamos de mencionar. Además, pone de
manifiesto que el tamaño no es tan determinante para posicionarse en
otros mercados, ya que en su mayoría son pequeñas y medianas
empresas. Incluso, algunas de ellas han dado el salto hacia África al
amparo de las licitaciones de organismos internacionales multilaterales,
un hecho impensable para el empresariado canario hasta hace poco
tiempo.
La ayuda oficial al desarrollo es otro de los campos donde el
Archipiélago ha avanzado de forma considerable en los últimos años. Al
menos así se desprende de las cifras de la denominada cooperación
internacional para el desarrollo descentralizada, es decir, la realizada
por administraciones y organismos públicos no estatales –comunidades
autónomas, entidades locales y universidades. En términos globales, los
resultados de las instituciones oficiales canarias muestran una
evolución claramente positiva, que les ha permitido posicionarse en un
lugar destacado en comparación con sus homónimas del resto de
España.
Específicamente en lo que se refiere al continente africano, el
Gobierno de Canarias, los ayuntamientos del Archipiélago, los cabildos
insulares y las dos universidades públicas isleñas desempeñan un
papel destacado dentro de la cooperación española descentralizada que
261
se lleva a cabo allí. Incluso en algunos países, como Cabo Verde,
Guinea Bissau, Mali, Mauritania o Senegal, el protagonismo de estas
instituciones oficiales canarias es indiscutible.
Esta circunstancia, junto a la posición geoestratégica del
Archipiélago, habría contribuido a que algunos organismos
internacionales de cooperación para el desarrollo, como Cruz Roja o
Naciones Unidas, se hayan fijado en Canarias para establecer sus bases
logísticas desde las que atender sus programas de ayuda en África. En
ese mismo sentido, se están realizando gestiones para que en Canarias
se establezca una sede de la institución de la Unión Europea
responsable de la cooperación internacional. En la misma dirección se
trabaja con algunas de las más importantes organizaciones no
gubernamentales de desarrollo estadounidenses.
Los movimientos migratorios constituyen un elemento clave de las
relaciones económicas internacionales de las Islas. De hecho, muchos
autores plantean, refiriéndose a las corrientes de ida y vuelta de
Canarias hacia América, la existencia de un mercado de trabajo de
atlántico. Históricamente, el Archipiélago ha desempeñado una función
como área emisora, receptora o simplemente de tránsito para las
migraciones intercontinentales. Quizás, por la importancia numérica
que significó la emigración hacia el continente americano, se haya
minusvalorado el movimiento de personas entre Canarias y África.
De hecho, durante el periodo que duró la presencia colonial
española en este último continente, los canarios desempeñaron un
importante papel en el poblamiento de esos territorios, ya fuese como
empresarios, trabajadores o soldados. Incluso, en algunos de ellos su
protagonismo fue evidente, como en el caso del Sáhara. También hubo
presencia isleña en otras zonas, como Mauritania o Senegal, en buena
parte sustentada en el éxodo de los represaliados políticos republicanos
durante la Guerra Civil y los primeros años del franquismo. La retirada
hispana de sus posesiones africanas supuso el retorno de la mayoría de
los insulares que se habían establecido en ellos, de tal manera que en la
262
actualidad la presencia de canarios en África se habría reducido a unos
pocos centenares de personas, localizados sobre todo en Guinea
Ecuatorial, Cabo Verde, Marruecos, Mauritania y Senegal.
Más reciente es la corriente inmigratoria que, procedente de
algunos países africanos, ha elegido Canarias como destino, o más bien
como puerta de entrada a la Unión Europea. Sobre todo han venido
desde Marruecos, Mauritania, Nigeria y Senegal, aunque en no pocas
ocasiones es muy difícil conocer a ciencia cierta cuál es su procedencia
real. En muchos casos, esta diáspora ha adquirido tintes dramáticos, al
producirse el traslado a las Islas de forma penosa en cayucos o pateras,
perdiendo la vida en el intento un número indeterminado de personas.
Una parte significativa de esos inmigrantes africanos son menores de
edad, lo que les ha dado un cierto protagonismo mediático y político.
En definitiva, en esta investigación se ha puesto de manifiesto
que África está cerca desde el punto de vista geográfico, pero no está
tan lejos, como se suele presuponer, en otros ámbitos, particularmente
en el de las relaciones económicas. Quizás lo más importante es que se
pretende intensificar aun más esa vinculación, pues la economía
africana todavía tiene un largo recorrido, mediante iniciativas como el
proyecto ALIX, la ampliación de los recintos portuarios y aeroportuarios
o la construcción de polos empresariales tecnólogicos.
Asimismo, en la próxima reforma del Régimen Económico y Fiscal
se pretende impulsar la internacionalización de las empresas canarias,
creando instrumentos específicos para favorecer su desarrollo en África.
Más aun, las Cámaras Oficiales de Comercio, Industria y Navegación
del Archipiélago están realizando una ingente labor en forma de
misiones comerciales en colaboración con PROEXCA y el ICEX, para
facilitar los contactos del empresariado isleño con sus homólogos de
otros países africanos, especialmente de aquéllos que ya se han
convertido en socios estratégicos del Archipiélago, como Cabo Verde,
Marruecos, Mauritania y Senegal, o de otros en los que se intenta
263
impulsar la presencia isleña, como Angola, Ghana o Guinea Ecuatorial,
sin descartar otras opciones en el futuro.
En este mismo sentido, también se quieren mejorar las
prestaciones de la Zona Especial Canaria para atrae a sociedades
extranjeras que utilicen el Archipiélago como base para sus negocios en
el vecino continente. No en vano, las reciente visitas a Canarias de
embajadores o mandatarios de países que tienen unas importantes
relaciones con África, como China, Estados Unidos o Rusia, demuestran
el creciente interés que tienen por conocer las posibilidades que ofrecen
las Islas para proyectar sus acciones en ese continente. A estas
iniciativas hay que añadir las desarrolladas por la Cámara de Comercio
Hispano Norteamericana, que está trabajando para dar a conocer las
potencialidades de Canarias al empresariado estadounidense. Es en
este ámbito donde recientemente se ha llevado a cabo la reunión, por
primera vez fuera de Estados Unidos, de la Conferencia de Líderes
Hispanos de ese país, concretamente en Santa Cruz de Tenerife.
También se puede enmarcar aquí la próxima celebración, de nuevo en
Tenerife, de la Conferencia Internacional de Alianzas Comerciales con
África promovida por la Corporate Council on Africa, en colaboración
con la European Business Council for Africa and the Mediterranean, la
Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Santa Cruz de
Tenerife, el Cabildo Insular de Tenerife y el Gobierno de Canarias.
Pero, sin lugar a dudas, uno de los principales elementos que va a
facilitar que Canarias se constituya como una gran plataforma logística
y de negocios internacional entre Europa, África y América, es el
conocimiento y la experiencia que el Archipiélago tiene acumulados
desde hace algo más de cinco siglos.
265
ABREU GALINDO, J. (1977): Historia de la conquista de las siete Islas
Canarias, Goya Ediciones, Santa Cruz de Tenerife.
ABBATE, J. (2000): Inventing the Internet, The MIT Press, Cambridge
ALCAIDE INCHAUSTI, J. (1995): «Canarias una región singular en
continuo desarrollo», Papeles de Economía Española. Economía de
las Comunidades Autónomas. Canarias, nº 15, pp. 3-29.
ALCAIDE INCHAUSTI, J. (2003): Evolución económica de las regiones y
provincias españolas en el siglo XX, Fundación BBVA, Madrid.
ÁLVAREZ GONZÁLEZ, J.A. y PEÑA VÁZQUEZ, R. (2010): «La
internacionalización de las PYME canarias y las políticas de
apoyo», en XXVI Encuentro ARETHUSE. Políticas de Empleo:
Macroeconomía y Empresa, Universidad de La Laguna, La Laguna,
2010.
ÁLVAREZ LLANO, R. (1986): «Evolución de la estructura económica
regional de España en la historia: Una aproximación», Situación,
nº 1, pp. 5-61.
ANAYA HERNÁNDEZ, L.A. (1987): «La invasión de 1618 en Lanzarote y
sus repercusiones socioeconómicas», en VI Coloquio de Historia
Canario-Americana (1984), Cabildo Insular de Gran Canaria, Las
Palmas de Gran Canaria, tomo III, pp. 191-224.
ANAYA HERNÁNDEZ, L.A. (1999): «La cuantificación de los moriscos
canarios a través del cómputo inquisitorial de 1595», en V
Reunión Científica de la Asociación Española de Historia Moderna,
tomo I, pp. 401-408.
266
ANAYA HERNÁNDEZ, L.A. (2006a): Moros en la costa. Dos siglos de
corsarismo berberisco en las Islas Canarias (1569-1794), Dirección
General de Universidades e Investigación del Gobierno de
Canarias, Las Palmas de Gran Canaria.
ANAYA HERNÁNDEZ, L.A. (2006b): «Los moriscos de Canarias: de los
intentos de expulsión a la integración» en BETHENCOURT
MASSIEU, A. (ed.), Lecturas de Historia de Canarias, Academia
Canaria de la Historia, Las Palmas de Gran Canaria, pp. 87-108.
ANAYA HERNÁNDEZ, L.A. (2007): «Canarias y Berbería en el antiguo
Régimen (siglo XV-XVIII). Piratas, cautivos y renegados», en
Canarii. Revista Mensual de Historia del Archipiélago, nº 3, pp. 4-
5.
ANAYA HERNÁNDEZ, L.A. (2008): «El corso berberisco y Canarias», en
XVII Coloquio de Historia Canario-Americana (2006), Cabildo
Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, pp. 1.780-
1.793.
ANAYA HERNÁNDEZ, L.A. (2009): «No tan de espaldas. Las relaciones
de Canarias con el noroeste de África en la Edad Moderna», en
GALVÁN TUDELA, J.A. (coord.), Migraciones e integración cultural,
Academia Canaria de la Historia, Las Palmas de Gran Canaria,
pp. 47-64.
ANDRÉU MEDIERO, B. (2007): «Sáhara, “el dorado” que traumatizó a
los canarios», Canarii. Revista Mensual de Historia del
Archipiélago, nº 3, pp. 8-9.
ANDRÉU MEDIERO, B. (2008): «Presencia y retorno de canarios en el
antiguo Sáhara español: 1975, la “Operación Golondrina”» en XVII
Coloquio de Historia Canario-Americana (2006), Cabildo Insular de
Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, pp. 60-72.
ARCO AGUILAR, M.C. y NAVARRO MEDEROS, J.F. (1987): Los
aborígenes, Centro de la Cultura Popular Canaria, Santa Cruz de
Tenerife.
267
ARRIBAS PALAU, M. (1979): «Notas sobre el abastecimiento de granos a
Canarias desde Marruecos (1796-1789)», Anuario de Estudios
Atlánticos, nº 25, pp. 359-410
ARRIBAS PALAU, M. (1987): «Documentación sobre Canarias en el
Archivo Histórico Nacional», en VI Coloquio de Historia Canario-
Americana (1984), Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas
de Gran Canaria, tomo III, pp. 41-68.
ASÍN CABRERA (1991): «Canarias y la Comunidad Europea», en Historia
de Canarias, Editorial Prensa Ibérica, Madrid, tomo IV, pp. 873-
888.
ASÍN CABRERA, M.A. (2010): «El estatuto de las Regiones
Ultraperiféricas en la Unión Europea», en XXVI Congreso
Internacional ARETHUSE, Universidad de La Laguna, La Laguna
[Comunicación inédita].
ATOCHE PEÑA, P (2006): «Gentes del ámbito cultural romano en la
colonización del archipiélago canario: las evidencias
arqueológicas», en BETHENCOURT MASSIEU, A. (ed.), Lecturas
de historia de Canarias, Academia Canaria de la Historia, Las
Palmas de Gran Canaria, pp. 13-45.
AZNAR VALLEJO, E. (1983): La integración de las Islas Canarias en la
Corona de Castilla (1478-1520), Universidad de La Laguna, Santa
Cruz de Tenerife.
BANCO DE BILBAO (1983): Canarias y la Comunidad Económica
Europea, Banco de Bilbao, Madrid.
BARROSO RIBAL, C.; CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S.
(2009): «Niños en pateras y cayucos. Menores africanos no
acompañados en canarias», en VI Congreso de Estudios Africanos
en el Mundo Ibérico. África, puentes, conexiones e intercambios,
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas de Gran
Canaria, pp. 387-406.
BELMONTE AVILÉS, J.A.; SPRINGER BUNK, R. y PERERA
BETANCORT, M.A. (1998): «Análisis estadístico y estudio
268
comparativo de las escrituras líbico-beréberes de las Islas
Canarias, el noroeste de África y el Sáhara», Revista de la
Academia Canaria de Ciencias, nº 2-3, pp. 9-33.
BETHENCOURT MASSIEU, A. (1988): «La pesca en la costa de África a
la luz de la Real Cédula de 1770», en II Aula Canarias y el
Noroeste de África (1986), Cabildo Insular de Gran Canaria, Las
Palmas de Gran Canaria, pp. 363-370
BETHENCOURT MASSIEU, A. (coord.) (2001): IV Centenario del ataque
de Van der Does a Las Palmas de Gran Canaria (1999). Coloquio
Internacional, 1580-1648, Ediciones del Cabildo Insular de Gran
Canaria, Las Palmas de Gran Canaria.
BONET Y REVERÓN, B. (1933): «Alonso Fernández de Lugo y sus
conquistas en África», Revista de Historia Canaria, nº 37, pp. 138-
149.
BOZA CHIRINO, J. (1995): El comercio entre Canarias y África, Centro
de Investigación Económica y Social de la Caja Insular de Ahorros
de Canarias, Las Palmas de Gran Canaria.
BOZA CHIRINO, J. y FUENTES MARTÍN, F. (1995): «Situación actual y
perspectivas de las relaciones comerciales canario-africanas»,
Papeles de Economía Española. Economía de las Comunidades
Autónomas. Canarias, nº 15, pp. 326-334.
BOZA CHIRINO, J. y GÓMEZ HOCES. E. (2007): «Canarias como agente
de cooperación descentralizada: Análisis de la Cooperación
Internacional para el Desarrollo, 2003-2006. Una mirada hacia
África», en VI Seminario de Economía Canaria, Facultad de
Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Las
Palmas de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria [formato
CD-Rom].
BOZA CHIRINO, J. y PALACIOS SÁNCHEZ, A.A. (1997): «Las relaciones
comerciales entre Canarias y África», Revista Situación Serie de
Estudios Regionales. Canarias, pp. 397-404.
269
BOZA CHIRINO, J. y PÉREZ ESTEVEZ, D. (2007): «Comercio exterior y
cooperación internacional para el desarrollo entre Canarias y
África occidental. Posibles sinergias», en VI Seminario de Economía
Canaria, Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas de Gran
Canaria [formato CD-Rom].
BRITO GONZÁLEZ, O. (1981): «Dinámica de la economía canaria
contemporánea», en Historia de Canarias, siglos XIX y XX, Cupsa
y Planeta, Barcelona, tomo III, pp. 37-64.
BRUQUETAS DE CASTRO, F. (1995): La esclavitud en Lanzarote, 1618-
1650, Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran
Canaria.
CABRERA ARMAS, L.G. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (1991a): «La economía
contemporánea (I): El proceso de consolidación capitalista», en
Historia de Canarias, Editorial Prensa Ibérica, Valencia, tomo IV,
pp. 693-712.
CABRERA ARMAS, L.G. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (1991b): «La economía
contemporánea (II): Las dificultades de la modernización
económica», en Historia de Canarias, Editorial Prensa Ibérica,
Valencia, tomo IV, pp. 713-732.
CABRERA ARMAS, L.G. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (1995): «Cronología», en
BETHENCOURT MASSIEU, A. (ed.), Historia de Canarias.
Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de
Gran Canaria, pp. 599-626.
CABRERA ARMAS, L.G. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (2008): «El tráfico
marítimo en la era del Imperio: cartel, monopolio y oligopolio: el
caso de Santa Cruz de Tenerife, c. 1870-1914», en IX Congreso de
la Asociación Española de Historia Económica (AEHE), Universidad
de Murcia, Cartagena [Formato CD-Rom].
CABRERA ARMAS, L.G. y SUÁREZ BOSA, M. (2009): «These Canary
ports: scale of the Atlantic traffic in the “First Globalization”», en
270
XV World Economic History Congress, Utrecht, 2009 [Formato CD-
Rom].
CABRERA PÉREZ, J.C. (1991): «El redescubrimiento», en Historia de
Canarias, Editorial Prensa Ibérica, valencia, tomo I, pp. 97-116.
CÁCERES HERNÁNDEZ, J.J. (2000): La exportación de tomate en
Canarias. Elementos para una estrategia competitiva, Ediciones
Canarias, La Laguna.
CALVO CALVO, A. (1998): «El teléfono en España antes de Telefónica
(1877-1924)», Revista de Historia Industrial, nº 13, pp. 59-81.
CALVO CALVO, A. (2003): «Los cables submarinos: una rama emergente
de la ingeniería civil en el siglo XIX», Cuaderns D’Història de
L’Enginyeria, volumen V, pp. 200-212.
CALVO CALVO, A. (2006): «Telefónica toma el mando. Monopolio
privado, modernización y expansión de la telefonía en España»,
Revista de Historia Industrial, nº 32, pp. 69-98.
CARNERO LORENZO, F. (1997): «Política cambiaria y economía isleña,
1919-1959. Una primera aproximación», Revista Situación. Serie
de Estudios Regionales. Canarias, pp. 29-48.
CARNERO LORENZO, F. (2000): «El Banco Hispano Africano. Un
proyecto frustrado», en BAGRI, H. y TEJERA, A. (coords.),
Marruecos y Canarias. Miradas cruzadas, Facultad de Letras y
Ciencias Humanas de la Universidad de Ibn Zohr, Agadir, pp.
461-487.
CARNERO LORENZO, F. (2001): «Notas sobre la historia de la banca
española en África, 1912-1975», en CALERO GARCÍA, F.,
LORENZO ALEGRÍA, R.M. y MORINI MARRERO, S. (coords.),
Economía y Finanzas 2001 (Libro Homenaje al Profesor D.
Francisco Pérez Calatayud), Dirección General de Universidades e
Investigación del Gobierno de Canarias, La Laguna, pp. 229-247.
CARNERO LORENZO, F. (2007): Economía y Banca en Canarias. El
sistema financiero en el primer capitalismo, c. 1850-1936.
Ediciones IDEA, Santa Cruz de Tenerife.
271
CARNERO LORENZO, F. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (2009): «Aproximación a
la historia económica de Guinea Ecuatorial durante el periodo
colonial», en VI Congreso de Estudios Africanos en el Mundo
Ibérico. África, puentes, conexiones e intercambios, Universidad de
Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, pp.
366-386.
CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2006a): «Las bases de la
economía canaria contemporánea. Una aproximación empírica»,
en LORENZO ALEGRÍA, R.M. y VÁZQUEZ POLO, F.J. (coords.), V
Seminario de Economía Canaria, Facultad de Ciencias Económicas
y Empresariales de la Universidad de La Laguna, La Laguna,
tomo 2, pp. 445-474.
CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2006b): «Deshaciendo
mitos. La inversión extranjera en Canarias, c. 1850-1936», en
GUIRAO PÉREZ, G. y CANO FERNÁNDEZ, V.J. (dirs.): Anales de
Economía Aplicada 2006 (nº XX), Delta Publicaciones y ASEPELT-
España, Madrid, 2006, pp. 2.568-2.592.
CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2009): «Las relaciones
económicas Canarias-África, c. 1850-1936», en VI Congreso de
Estudios Africanos en el Mundo Ibérico. África, puentes, conexiones
e intercambios, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Las
Palmas de Gran Canaria, pp. 407-428.
CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2010): «El papel de
Canarias en las relaciones económicas internacionales con
África», en VII Congreso Ibérico de Estudios Africanos. 50 años de
las independencias africanas. Desafíos para la modernidad,
CEA/ISCTE-IUL y CEAUP, Lisboa [comunicación inédita].
CARNERO LORENZO, F. y PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2007): «La
economía de servicios: el enclave portuario isleño en el escenario
atlántico», en Economía e insularidad (siglos XV-XX), Universidad
de La Laguna, La Laguna, tomo I, pp. 177-200.
272
CARNERO LORENZO, F.; NUEZ YÁNEZ, J.S. y PÉREZ HERNÁNDEZ,
C.M.A. (2005): «Las redes empresariales extranjeras en España. El
caso de la multinacional británica Elder Dempster y Cía.», en
Actas del X Simposio de Historia Económica. Análisis de Redes en
la Historia Económica, Universidad de Barcelona, Universidad
Autónoma de Barcelona y Universidad Pompeu Fabra, Bellaterra
[Formato CD-Rom].
CIES (1975): Economía Canaria 73 y 74, Centro de Investigación
Económica y Social de La Caja Insular de Ahorros de Canarias,
Las Palmas de Gran Canaria.
CIES (1976): Canarias en 1975: Análisis de su Economía. Entre el
subdesarrollo y el neocolonialismo, Centro de Investigación
Económica y Social de La Caja Insular de Ahorros de Canarias,
Las Palmas de Gran Canaria.
CIES (1978): Economía Canaria 76. Desarrollo del subdesarrollo:
especulación y necesidades, Centro de Investigación Económica y
Social de La Caja Insular de Ahorros de Canarias, Las Palmas de
Gran Canaria.
CIORANESCU, A. (ed.) (1960): Le Canarien. Crónicas francesas de la
conquista de Canarias, Instituto de Estudios Canarios y Museo
Canario, 1960.
COLA ALBERICH, J. (1987): «Política africana de los Reyes Católicos y
sus relaciones con las Islas Canarias», en VI Coloquio de Historia
Canario-Americana (1984), Cabildo Insular de Gran Canaria, Las
Palmas de Gran Canaria, tomo III, pp. 153-167.
DAVIES, P.N. (1973): The Trade Makers. Elder Dempster in West Africa,
1852-1972, George Allen & Unwin Ltd., Londres.
DELGADO G. y ASCANIO, C. (1998): El retorno reciente de emigrantes
canarios: distribución espacial, caracterización social y perfil
económico, Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran
Canaria.
273
DÍAZ DE LA PAZ, A. (1995): «La pesca en Canarias. Un sector en
transformación», Papeles de Economía Española. Economía de las
Comunidades Autónomas. Canarias, nº 15, pp. 143-150.
DÍAZ DE LA PAZ, A. (1997): «La pesca en Canarias. Herencia conflictiva
e incierto futuro», Revista Situación Serie de Estudios Regionales.
Canarias, pp. 339-346.
DÍAZ DE LA PAZ, A. (2010): «Extracción de túnidos y competitividad en
la industria derivada. El caso de las pesquerías canarias, 1950-
1975», Anuario de Estudios Atlánticos, en prensa.
DÍAZ DE LA PAZ, A. (2011): El sector pesquero en la economía canaria.
Tesis doctoral en elaboración.
DÍAZ HERNÁNDEZ, R. y PARREÑO CASTELLANO, J.M. (2006): «Origen
y evolución reciente de los subsaharianos en Canarias», en XVI
Coloquio de Historia Canario-Americana, Cabildo Insular de Gran
Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, pp. 174-191.
DÍAZ LORENZO, J.C. (2001): Alas del Atlántico, Taurus Producciones,
Santa Cruz de Tenerife.
DÍAZ RODRÍGUEZ, C. y DELGADO ACOSTA, C.R. (2005): «Mercado de
trabajo y nuevos perfiles de la inmigración extranjera en
Canarias», Scripta Nova. Revista electrónica de Geografía y
Ciencias Sociales, nº 201 [http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-
201.htm].
DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005): Memoria
de la cooperación canaria (1995-2004), Presidencia del Gobierno
de Canarias, Las Palmas de Gran Canaria.
DOMÍNGUEZ MÚJICA, J. (1995): La inmigración extranjera en la
provincia de Las Palmas, Centro de Investigación Económica y
Social de La Caja Insular de Ahorros de Canarias, Las Palmas de
Gran Canaria
DOMÍNGUEZ MÚJICA, J. (2006): «La inmigración extranjera en
Canarias en el cambio de siglo», Estudios Geográficos, nº 261, pp.
471-494.
274
DURÁN HERRERA, J.J. y ÚBEDA MELLINA, F. (2005): «La senda de
desarrollo de la inversión directa en el exterior por comunidades
autónomas», Información Comercial Española. Revista de
Economía, nº 825, pp. 31-48.
EDDY, M.R. (1994): «El Islam en las Islas Canarias prehispánicas», en X
Coloquio de Historia Canario-Americana (1992), Ediciones del
Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria,
tomo I, pp. 215-227.
EGUIDAZU PALACIOS, F. (1978): Intervención monetaria y control de
cambios en España (1900-1977). Orígenes y evolución del control
de cambios en España. Información Comercial Española, Madrid.
ESPADAS BURGOS, M. (1981): «El interés alemán por Canarias en
vísperas de la Primera Guerra Mundial», en Homenaje al profesor
Antonio Domínguez Ortiz, Ministerio de Educación y Ciencia,
Madrid, pp. 745-756.
ESPADAS BURGOS, M. (1987): «Empresas científicas y penetración
alemana en Canarias. El pleito del Hotel Taoro (1907-1912)», en
Anuario de Estudios Atlánticos, nº 33, pp. 221-235.
ESTÉVEZ GONZÁLEZ, F. (2008): «En busca de los ancestros europeos.
La dicotomía árabe–bereber en la construcción de la identidad
canaria», en MORALES LEZCANO, V. y PONCE MARRERO, J.
(coords.), Una Visión del Islam en África y desde Canarias: historia
de una frontera, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Las
Palmas de Gran Canaria, pp. 136-156.
FAJARDO SPÍNOLA, F. (2004): «Vino, velas y cañones. Nuevos datos y
consideraciones sobre la navegación con Canarias de la Edad
Moderna», Anuario de Estudios Atlánticos, nº 50, pp. 395-429.
FARRUJIA DE LA ROSA, A.J. (2006): «Roma y las Islas Canarias: la
leyenda de las lenguas cortadas y el poblamiento insular», L’Africa
Romana, nº XVI, vol. 2, pp. 839-856.
FERNÁNDEZ-ARMESTO, F. (1982): The Canary Islands after the
Conquest, Oxford University Press, Oxford.
275
FERNANDEZ DÍAZ, R. y MARTÍNEZ SHAW, C. (1994): «El fomento de las
pesquerías canarias en el siglo XVIII», en X Coloquio de Historia
Canario-Americana (1992), Cabildo Insular de Gran Canaria, Las
Palmas de Gran Canaria, tomo II, pp. 319-338.
FERRERA JIMÉNEZ, J. (1988): Historia del Puerto de la Luz y de Las
Palmas, Gráficas Marcelo, Las Palmas de Gran Canaria.
FRY, R. (1976): Bankers y West Africa. The story of Bank of British West
Africa Limited, Hutchinson Benham, Londres
GALVÁN FERNÁNDEZ, F. y MARTÍNEZ DE AZAGRA, L. (1994): Trabajos
socio económicos. Canarias a finales del siglo XIX, Benchomo,
Santa Cruz de Tenerife.
GARCÍA GALLO, A. (1958): Las bulas de Alejandro VI y el ordenamiento
jurídico de la expansión portuguesa y castellana en África e Indias,
Instituto Nacional de Estudios Jurídicos, Madrid.
GARCÍA ECHEVERRÍA, S. (1998): La globalización de la empresa
canaria. Hacia una nueva institucionalización de la economía,
I.D.O.E., Alcalá de Henares
GLAS, G. (1999): Descripción de las Islas Canarias, 1764, Instituto de
Estudios Canarios, La Laguna.
GODENAU, D. y ARTEAGA HERRERA, S. (2007): «Migraciones e
insularidad. El caso de las Canarias, 1480-2000 », Economía e
Insularidad (siglos XIV y XX), Universidad de La Laguna, La
Laguna, tomo I, pp. 113-148.
GODENAU, D. y ZAPATA HERNÁNDEZ, V.M. (2005): «Canarias. Región
de inmigración en la frontera sur de la Unión Europea», en
GODENAU, D. y ZAPATA HERNÁNDEZ, V.M. (coords.), La
inmigración irregular. Aproximación multidisciplinar, Cabildo
Insular de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, pp. 45-91.
GODENAU, D. y ZAPATA HERNÁNDEZ, V.M. (2007): Inmigración
irregular en Tenerife, Cabildo Insular de Tenerife, Santa Cruz de
Tenerife.
276
GÓMEZ GIL, C. (2001): «La cooperación descentralizada en España:
¿motor de cambio o espacio de incertidumbre?», Cuadernos
BAKEAZ, núm. 46.
GÓMEZ GIL, C. (2006): «La cooperación de los entes locales y los
objetivos del milenio. Algunas propuestas para avanzar en su
logro», en La cooperación al desarrollo de las Entidades Locales.
Informe 2005, Federación Española de Municipios y Provincias,
Madrid, pp. 87-99
GONZÁLEZ APONCIO, Z. (coord.) (2006): El uso de las tecnologías de la
información en la empresa en Canarias, Fundación FYDE-
CajaCanarias, Santa Cruz de Tenerife.
GONZÁLEZ PARADA, J.R. (1998): Cooperación descentralizada, ¿Un
nuevo modelo de relaciones Norte-Sur?, Los Libros de la Catarata,
Madrid.
GONZÁLEZ PÉREZ, I. y GARCÍA-TALAVERA TRUJILLO, P. (2005):
Manual para la cooperación internacional descentralizada desde
Canarias, FUNDESCAN, Las Palmas de Gran Canaria.
GONZÁLEZ LEMUS, N. y MIRANDA BEJARANO, P.G. (2002): El turismo
en la historia de Canarias. Viajeros y turistas desde la antigüedad
a nuestros días, Nivaria Ediciones, La Laguna
GOZÁLVEZ PÉREZ, V. (1994): «Descolonización y migraciones desde el
África Española (1956-1975)», Investigaciones geográficas, nº 12,
pp. 45-84.
HAFNER, K. y LYON, M. (1998): Where wizards stayup late. The origins
of the Internet, Touchstone, New York.
HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, G. (1983): Estadística de las Islas Canarias,
1793-1806 de Francisco Escolar Serrano, Centro de Investigación
Económica y Social de la Caja Insular de Ahorros de Canarias,
Las Palmas de Gran Canaria.
JORGE GODOY, S. (1996): Las navegaciones por la costa atlántica
africana y las Islas Canarias en la Antigüedad, Dirección General
277
de Patrimonio Histórico del Gobierno de Canarias, Santa Cruz de
Tenerife.
JUÁREZ MARTÍNEZ, A. (2008): «Piratería y corso en la relación
transmarítima de Canarias y Veracruz, 1750-1850», en XVII
Coloquio de Historia Canario-Americana (2006), Cabildo Insular de
Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, pp. 1.599-1.616.
LEAL CRUZ, M. (2005): «Banco pesquero y Sáhara ex-español:
incidencia en la economía de Lanzarote y Fuerteventura hasta
1975», Tebeto. Anuario del Archivo Histórico Insular de
Fuerteventura, nº 18, pp. 85-114.
LEAL CRUZ, P.N. (2008): «Los ataques piráticos de Pie de Palo (1553) y
Francis Drake (1585) a Santa Cruz de La Palma. Análisis
contrastivo», en XVII Coloquio de Historia Canario-Americana
(2006), Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran
Canaria, pp. 1.803-1.822.
LIRIA RODRÍGUEZ, J.A. (2003): Canarias-Guinea Ecuatorial (1445-
1931). La realidad de unas históricas relaciones, Anroart, Las
Palmas de Gran Canaria
LOBO CABRERA, M. (1979): «Relaciones entre Gran Canaria, América y
África, a través de la trata de negros», en II Coloquio de Historia
Canario-Americana (1977), Cabildo Insular de Gran Canaria, Las
Palmas de Gran Canaria, tomo I, pp. 69-98.
LOBO CABRERA, M. (1980): «Los vecinos de Las Palmas y sus viajes de
pesquería a lo largo del siglo XVI. Otros datos para su estudio», en
III Coloquio de Historia Canario-Americana (1978), Cabildo Insular
de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, tomo II, pp. 401-
430.
LOBO CABRERA, M. (1982): La esclavitud en las Canarias Orientales en
el siglo XVI (negros, moros y moriscos), Cabildo Insular de Gran
Canaria, Las Palmas de Gran Canaria
LOBO CABRERA, M. (1985a): «Esclavos negros a Indias a través de
Gran Canaria», Revista de Indias, nº 175, pp. 27-50.
278
LOBO CABRERA, M. (1985b): «Gran Canaria y los contactos con las
islas portuguesas atlánticas: Azores, Madeira, Cabo Verde y Santo
Tomé», en V Coloquio de Historia Canario-Americana (1982),
Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria,
tomo IV, pp. 313-333.
LOBO CABRERA, M. y BRUQUETAS DE CASTRO, F. (1998): «Viajes y
negocios de La Palma a Cabo Verde (1600-1650)», en XII Coloquio
de Historia Canario-Americana (1996), Cabildo Insular de Gran
Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, tomo II, pp. 57-76.
LOBO CABRERA, M. y DÍAZ HERNÁNDEZ, R. (1984): «La población
esclava de Las Palmas durante el siglo XVII» Anuario de Estudios
Atlánticos, nº 30, pp. 157-316.
LOBO CABRERA, M. y TORRES SANTANA, E. (1997): «La Palma y los
mercados del África negra, 1600-1640», Anuario de Estudios
Atlánticos, nº 43, pp. 421-465.
MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1982): «El sector pesquero en la economía
canaria del pasado inmediato (1800-1970)», en II Jornadas de
Estudios Económicos Canarios. La pesca en Canarias, Universidad
de La Laguna, Junta de Canarias y Banco de Bilbao, Santa Cruz
de Tenerife, pp. 11-40.
MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1983): «Algunas consideraciones sobre la
economía canaria, 1900-1936», en Canarias. Siglo XX, Edirca, Las
Palmas de Gran Canaria, pp. 275-304.
MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1984): «El sector pesquero en la
economía», en Geografía de Canarias, Editorial Interinsular
Canaria, tomo 5, pp. 216-232.
MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1992): La migración canaria, 1500-1980,
Ediciones Jucar, Oviedo.
MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1995a): «La “economía” de los primeros
isleños», en BETHENCOURT MASSIEU, A. (ed.), Historia de
Canarias. Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria, Las
Palmas de Gran Canaria, pp. 21-82.
279
MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1995b): «La economía moderna (siglos XV-
XVIII)», en BETHENCOURT MASSIEU, A. (ed.), Historia de
Canarias. Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria, Las
Palmas de Gran Canaria, pp. 133-191.
MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2001a): «Canarias, 1290-1930: una
historia marítima», en La storiografia maritima in Italia e in
Spagna in etá moderna e contemporanea. Tendenze, orientamenti,
linee evolutive, Caccuci, Bari, pp. 386-416.
MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2001b:): «La construcción de las
sociedades insulares: el caso de las Islas Canarias», Estudios
Canarios. Anuario del Instituto de Estudios Canarios [2000], XLV,
pp. 131-160.
MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2001c): «Canarias una economía insular y
atlántica», en GERMÁN, L. y otros (eds.), Historia económica
regional de España, siglos XIX y XX, Crítica, Barcelona, pp. 476-
506.
MACÍAS HERNANDEZ, A.M. (2000): «Génesis de una economía de base
monetaria: Canarias 1300-1550», en BERNAL, A.M. (ed.): Dinero,
Moneda y Crédito en la monarquía hispánica, Fundación I.C.O. y
Marcial Pons, Madrid, pp. 43-58.
MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2003): «Expansión europea y demografía
aborigen», en Revisiones y Provocaciones, Ediciones IDEA, Santa
Cruz de Tenerife, pp. 22-70.
MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. y otros (1997): «Comercio exterior», en Gran
Enciclopedia Canaria, Ediciones Canarias, Santa Cruz de Tenerife,
tomo V, pp. 1.063-1.069.
MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. y RODRÍGUEZ MARTÍN, J.A. (1995): «La
economía contemporánea (1820-1990)», en BETHENCOURT
MASSIEU, A. (ed.), Historia de Canarias, Ediciones del Cabildo
Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, pp. 369-
430.
280
MARTÍN ACEÑA, P. (1989): «El sistema financiero», en CARRERAS, A.
(coord.), Estadísticas históricas de España. Siglos XIX y XX,
Fundación Banco Exterior de España, Madrid, pp. 363-394.
MARTÍN CORRALES, E. (2008): «La defensa de las costas, del tráfico
marítimo y de los súbditos frente al corso musulmán en la
España de la Edad Moderna», en XVII Coloquio de Historia
Canario-Americana (2006), Cabildo Insular de Gran Canaria, Las
Palmas de Gran Canaria, pp. 1.854-1.883.
MARTÍN CORRALES, E. (2010): «El litoral sahariano mauritano, un
efímero El dorado para los canarios (1884-1975)», en LÓPEZ
BARGADOS, A. y MARTÍNEZ MILÁN, J. (eds.), Culturas de litoral.
Dinámicas fronterizas entre Canarias y la costa sahariano-
mauritana, Ediciones Bellaterra, Barcelona, pp. 203-234.
MARTÍN DEL CASTILLO, J.F. (1993): «El cable telegráfico en las
Canarias Orientales (1883-1923)», Vegueta, nº 1, pp. 153-166.
MARTÍN MEDIAVILLA, I. (1984): «El Banco canario-africano: interés
económico para la ocupación del Sáhara occidental», en V
Coloquio de Historia Canario-Americana (1982), Cabildo Insular de
Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, tomo II, pp. 613-636.
MARTÍN RUIZ, J.F. (1992): «El proceso migratorio Canarias-América:
emigración y retorno. Las implicaciones sociodemográficas,
económicas y espaciales a uno y otro lado del Atlántico», en IX
Coloquio de Historia Canario-Americana (1990), Cabildo Insular de
Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, tomo I, pp. 375-478.
MARTÍN RUIZ, J.F. (2004): «El modelo migratorio de Canarias en el
contexto español: el proceso migratorio actual», en XV Coloquio de
Historia Canario-Americana (2002), Cabildo Insular de Gran
Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, pp. 44-69.
MARTÍNEZ GONZÁLEZ-TABLAS, A.M. (coord.) (1996): Visión global de la
cooperación para el desarrollo. La experiencia internacional y el
caso español, Icaría, Madrid.
281
MARTÍNEZ HERNÁNDEZ, M. (1991): «Canarias en la antigüedad: mito y
utopía», en Historia de Canarias, Editorial Prensa Ibérica,
Valencia, tomo I, pp. 21-40.
MARTÍNEZ HERNÁNDEZ, U. (1988): Tenerife y el expansionismo
ultramarino europeo (1880-1919), Aula de Cultura de Tenerife,
Santa Cruz de Tenerife.
MARTÍN HERNÁNDEZ, U. (1992): El comercio exterior canario (1880-
1920), Centro de la Cultura Popular Canaria, La Laguna.
MARTÍNEZ BUDRIA, E. y CABRERA ARMAS, L.G. (1994): «Compañías
telefónicas», en Gran Enciclopedia Canaria, Ediciones Canarias,
Santa Cruz de Tenerife, tomo V, pp. 1.083-1.085.
MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (1987): «El puerto de Santa Cruz de Tenerife y
el colonialismo europeo en el África occidental: Una hipótesis de
partida», en VI Coloquio de Historia Canario-Americana (1984),
Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria,
tomo III, pp. 381-389.
MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (1992): Las pesquerías canario africanas
(1800-1914), Centro de Investigación Económica y Social de La
Caja Insular de Ahorros de Canarias, Las Palmas de Gran
Canaria.
MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (2010): «Los pescadores canarios en aguas
saharo mauritanas desde la ocupación del Sáhara Occidental
hasta la retirada española (1885-1975)», en LÓPEZ BARGADOS,
A. y MARTÍNEZ MILÁN, J. (eds.), Culturas de litoral. Dinámicas
fronterizas entre Canarias y la costa sahariano-mauritana,
Ediciones Bellaterra, Barcelona, pp. 91-120.
MARTÍNEZ MUÑOA, A. (1999): El régimen específico de abastecimiento
de las Islas Canarias. Campañas 1992/93 a 1998/99, Dirección
General de Promoción Económica del Gobierno de Canarias, Las
Palmas de Gran Canaria.
MEANA PALACIO, J.M. (2006): «El Aaiún de los pioneros: un poblado de
los años cuarenta», Biblio 3W. Revista bibliográfica de Geografía y
282
Ciencias Sociales, nº 625 [http://www.ub.edu/geocrit/b3w-
627.htm].
MEANA PALACIO, J.M. (2008): «Aaiún-Islas orientales: algo más que
una simple cercanía geográfica», en XII Jornadas de Estudios
sobre Lanzarote y Fuerteventura, Cabildo Insular de Lanzarote,
Arrecife, pp. 117-132.
MECHBAL, A. (1987): «Aspectos de la filosofía colonial de España en
Marruecos: siglo XIX», en VI Coloquio de Historia Canario-
Americana (1984), Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas
de Gran Canaria, tomo III, pp. 301-316.
MITCHELL, B.R. (1981): European Historical Statistics, Sijthoff &
Noordhoff, Alphen.
MOHAMED, A.K. (2010): «La tentación canaria de los mauritanos», en
LÓPEZ BARGADOS, A. y MARTÍNEZ MILÁN, J. (eds.), Culturas de
litoral. Dinámicas fronterizas entre Canarias y la costa sahariano-
mauritana, Ediciones Bellaterra, Barcelona, pp. 235-251.
MORALES LEZCANO, V. (1979): «Capitalismo industrial e inversiones
extranjeras en Canarias (1850-1945)», Anuario del Centro Regional
de la UNED de Las Palmas, nº 5, pp. 141-162.
MORALES LEZCANO, V. (1999): Canarias en el 98 español, Edirca, Las
Palmas de Gran Canaria.
MORALES LEZCANO, V. (2007): «Algunas consideraciones históricas
sobre el desencuentro canario-africano», en Canarias y el noroeste
de África. Historia de una frontera, Universidad de Las Palmas de
Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, pp. 21-33.
MORALES LEZCANO, V. y otros (1985): Canarias y África: altibajos de
una gravitación, Mancomunidad de Cabildos de Las Palmas, Las
Palmas de Gran Canaria.
MORALES PADRÓN, F. (ed.) (1978): Canarias: Crónicas de su conquista,
Ediciones del Museo Canario y Ayuntamiento de Las Palmas de
Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria.
283
MORILLAS, J. (1995): Sáhara Occidental. Desarrollo y subdesarrollo,
Prensas y Ediciones Iberoamericanas, Madrid.
MUSTO, S. (1981): Las islas Canarias y las Comunidades Europeas:
Estructuras, problemas y opciones políticas de integración, Cámara
Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Santa Cruz de
Tenerife, Santa Cruz de Tenerife.
NADAL ARIÑO, J. (2007): «El nacimiento del teléfono en España. Las
dificultades del crecimiento de un nuevo sistema de
comunicaciones, 1880-1924 ۚ», Cuadernos de Historia
Contemporánea, nº 29, pp. 25-36.
NADAL FARRERAS, J. (1976): «Dependencia y subdesarrollo: el caso
canario. Nota sobre las relaciones comerciales entre Gran Bretaña
y las Islas Canarias, 1809-1914», Hacienda Pública Española, nº
38, pp. 157-169.
NAVARRO MÉNDEZ, J.I. (2003): La acción exterior de la Comunidad
Autónoma de Canarias. Marco teórico y praxis, Tirant lo Blanch,
Valencia.
NDONGO BIDYOGO, D. (1987): «Canarias en los orígenes de la
colonización de Guinea», en VI Coloquio de Historia Canario
Americana (1984), Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas
de Gran Canaria, Tomo III, pp. 455-466.
NDONGO BIDYOGO, D. (1988): «Perspectivas socio-económicas de las
relaciones Canarias-Guinea», en II Aula Canarias-Noroeste de
África (1986), Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de
Gran Canaria, pp. 237-243.
NUEZ YÁNEZ, J.S. (2005): El mercado mundial de plátanos y las
empresas productoras en Canarias, 1870-2000, Instituto de
Estudios Canarios, ASPROCAN y Caja Rural de Tenerife, Santa
Cruz de Tenerife.
NUEZ YÁNEZ, J.S. (dir.) (2007): Cosecheros de Tejina. Pasado y futuro
de la agricultura en la comarca. 60 aniversario, Sociedad
Cooperativa Cosecheros de Tejina, Santa Cruz de Tenerife.
284
NUEZ YÁNEZ, J.S. y CÁCERES HERNÁNDEZ, J.J. (2007): «La economía
agroexportadora: esplendor y ocaso, 1820-2000», en Economía e
insularidad (siglos XIV-XX), Servicio de Publicaciones de la
Universidad de La Laguna, La Laguna, tomo I, pp. 149-176.
NUEZ YÁNEZ, J.S. y REDONDO ZAERA, M. (2008): «La balanza
agroalimentaria en Canarias», Revista de Hacienda de Canarias,
nº 24, pp.49-80.
OBSERVATORIO DE LA INMIGRACIÓN DE TENERIFE (2010): La
inmigración irregular en Tenerife: Informes temáticos, Cabildo
Insular de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife.
ORTEGA REGATO, E. (2002): La inversión extranjera directa en España
(1986-1990). Universidad Complutense de Madrid, Madrid [Tesis
doctoral].
OREJA RODRÍGUEZ, J.R. (1997): «El impacto del entorno insular en las
actividades empresariales en Canarias», Situación. Serie de
Estudios Regionales. Canarias, pp. 261-272.
OREJA RODRÍGUEZ, J.R. (coord.) (1999): El impacto del entorno en las
actividades empresariales. (El caso de la empresa en Canarias),
Fundación FYDE-CajaCanarias.
OTERO CARVAJAL, L.E. (2007): «Las telecomunicaciones en la España
contemporánea, 1855-2000», Cuadernos de Historia
Contemporánea, nº 29, pp. 119-152.
PADILLA, L. (2002): «Las relaciones económicas Canarias-África», en
KABUNDA, M. (coord.), África subsahariana ante el nuevo milenio,
Pirámide, Madrid.
PEREIRA RODRÍGUEZ, T. (1987): «Apuntes para un esquema de las
relaciones marítimo-comerciales entre Canarias y los territorios
del Golfo de Guinea (1858-1900)», en VI Coloquio de Historia
Canario-Americana (1984), Cabildo Insular de Gran Canaria, Las
Palmas de Gran Canaria, tomo III, pp. 417-452.
PÉREZ, J. (2006): «Isabel la Católica, África y América», en XVI Coloquio
de Historia Canario-Americana (2004), Ediciones del Cabildo
285
Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, pp. 1.874-
1.885.
PÉREZ, O. (2008): «Canarias: 125 años del cable telegráfico», Bit, nº
170, pp. 85-87.
PÉREZ FERNÁNDEZ, I. (ed.) (1989): Brevísima relación de la destrucción
de África, preludio de la destrucción de Indias. Primera defensa de
guanches y negros contra su esclavización (Fray Bartolomé de las
Casas), Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de
Canarias, Salamanca.
PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2002): «Las fuentes estadísticas de
comercio exterior en Canarias. El problema añadido de los
productos energéticos», Anuario de Estudios Atlánticos, nº 48, pp.
519-539.
PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2010a): «La demanda de carbones
minerales en Canarias», Anuario de Estudios Atlánticos, en
prensa.
PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2010b): “La internacionalización de Cepsa
en la España del Monopolio”, Revista de Historia Industrial, nº 42,
pp. 89-119.
PÉREZ SAAVEDRA, F. (1993): «La pesca en aguas de Lanzarote y del
banco canario-sahariano», Anuario de Estudios Atlánticos, nº 39,
pp. 527-553.
PÉREZ VOITURIEZ, A. (1985): Alternativas de Canarias en la integración
de España en la CEE, Servicio de Publicaciones de la Caja General
de Ahorros de Canarias, Santa Cruz de Tenerife.
PINTO DE LA ROSA, J.M. (1954): Canarias prehistórica y África
Occidental Española, Instituto de Estudios Africanos (C.S.I.C.),
Madrid.
PLACER CERVERA, G. (2008): «Francis Drake, Canarias y La Habana»
en XVII Coloquio de Historia Canario-Americana (2006), Cabildo
Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, pp. 1.823-
1.833.
286
PONCE MARRERO, J. (1993): «Canarias y la expansión de los
imperialismos: de la Europa Bismarckiana a la crisis finisecular,
1880-1899», en Vegueta, nº 1, pp. 167-177.
PONCE MARRERO, J. (2002): «La rivalidad anglo-alemana en Canarias
en vísperas de la Gran Guerra», Anuario de Estudios Atlánticos, nº
48, pp. 133-152.
PUENTE EGIDO, J. (1987): «Canarias y el continente africano:
Reflexiones sobre el pasado y enseñanzas para el futuro», en VI
Coloquio de Historia Canario-Americana (1984), Cabildo Insular de
Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, tomo III, pp. 25-39.
QUINTANA NAVARRO, F. (1983): «Estación carbonera y despegue
portuario, 1880-1913», en Aguayro, nº 1, 146, pp. 10-18.
QUINTANA NAVARRO, F. (1985): Barcos, negocios y burgueses en el
Puerto de La Luz, 1883-1913, Centro de Investigación Económica
y Social de la Caja Insular de Ahorros de Canarias, Las Palmas de
Gran Canaria.
QUINTANA NAVARRO, F. (ed.) (1992): Informes consulares británicos
sobre Canarias (1856-1914), Centro de Investigación Económica y
Social de la Caja Insular de Ahorros de Canarias, Las Palmas de
Gran Canaria.
QUINTANA NAVARRO, F. (1996): «El puerto de la Luz, 1883-1983: un
prototipo de puerto de escala internacional», en Boletín Agustín
Millares Carló, 15, pp. 187-195.
RAMOS PÉREZ, D. (2001): Transporte aéreo, territorio e insularidad en
Canarias. Una aproximación en el umbral del siglo XXI, Tauro
Producciones, Tegueste.
RIVERO CEBALLOS, J.L. (2007): «Canarias, 1936-2000. El modelo
económico reciente», en Economía e insularidad (siglos XIV–XX),
Servicio de Publicaciones de la Universidad de La Laguna, La
Laguna, tomo I, pp. 53-86.
RODRÍGUEZ MARTÍN, J.A. (1983): «Economía, 1936-1979», en Canarias
siglo XX, Edirca, Las Palmas Gran Canaria, pp. 305-338.
287
RODRÍGUEZ MARTÍN, J.A. (1991): «La economía contemporánea (III).
De la autarquía a la integración en la C.E.E.», en Historia de
Canarias, tomo IV, Editorial Prensa Ibérica, Las Palmas de Gran
Canaria, pp. 733-752.
RODRÍGUEZ MARTÍN, J.A. (2007): «Cambio estructural y modelo
económico canario. Una nota revisionista» en Economía e
insularidad (siglos XV-XX), Universidad de La Laguna, La Laguna,
tomo I, pp. 87-112.
RODRÍGUEZ MARTÍN, J.A. y otros (2009): La Autarquía en Canarias,
Ediciones IDEA, Santa Cruz de Tenerife, 2009.
RODRÍGUEZ VICENTE, E. (1985): «Un proyecto de participación canaria
en el comercio de negros con la América española, 1875», en V
Coloquio de Historia Canario-Americana (1982), Cabildo Insular de
Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, tomo IV, pp. 383-
394.
RUIZ ROMERO DE LA CRUZ, E.M. (2004): Historia de la navegación
comercial española. Tráfico de los Puertos de Titularidad Estatal
desde la antigüedad a la conclusión del siglo XXI, Ministerio de
Fomento, Madrid.
RUMEU DE ARMAS, A. (1955): «La torre africana de Santa Cruz de la
Mar Pequeña», Anuario de Estudios Atlánticos, nº 1, pp. 397-477.
RUMEU DE ARMAS, A. (1956-57): España en el África Atlántica,
Instituto de Estudios Africanos (CSIC), Madrid.
RUMEU DE ARMAS, A. (1975): «Las pesquerías españolas en la costa de
África (siglos XV-XVI)», Hispania Revista española de Historia, nº
130, pp. 295-320.
RUMEU DE ARMAS, A. (1986): El obispado de Telde. Misioneros
mallorquines y catalanes en el Atlántico, Ediciones del Cabildo
Insular de Gran Canaria, las Palmas de Gran Canaria.
RUMEU DE ARMAS, A. (1991): Canarias y el Atlántico. Piratería y
ataques navales, Viceconsejería de Cultura y Deportes del
288
Gobierno de Canarias, Cabildo Insular de Gran Canaria y Cabildo
Insular de Tenerife, Madrid.
SABIR, A.J. (2001): Las Canarias preeuropeas y el Norte de África: el
ejemplo de Marruecos. Paralelismos lingüísticos y culturales, Al-
Maarif, Rabat.
SALAFRANCA ORTEGA, J.F. (2006): «La cuestión de las cabalgadas
canarias a Bebería» en XVI Coloquio de Historia Canario-
Americana (2004), Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria,
Las Palmas de Gran Canaria, pp. 499-507.
SANTANA PÉREZ, G. (1995): «Las pesquerías en Berbería a mediados
del siglo XVII», Tebeto, nº VIII, pp. 15-29
SANTANA PÉREZ, G. (2002a): «Navegación de Santa Cruz de Tenerife
con África a finales del siglo XVIII», en XIV Coloquio de Historia
Canario-Americana (2000), Ediciones del Cabildo Insular de Gran
Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, pp. 623-639.
SANTANA PÉREZ, G. (2002b): «El comercio triangular Europa-África-
América a través de la participación canaria», Cuadernos
Americanos Nueva Época, nº 95, pp. 161-170.
SANTANA PÉREZ, G. (2004): «Canarias base de la actuación holandesa
en el atlántico (siglo XVII al XVIII)», Cuadernos de Historia
Moderna, nº 29, pp. 91-109.
SANTANA PÉREZ, G. (2008): «Colonos canarios en Guinea Ecuatorial»,
Canarii. Revista Mensual del Historia del Archipiélago, nº 12, pp.
6-7.
SANTANA PÉREZ, G. (2009): «España en los espacios insulares
atlánticos hasta la independencia portuguesa», en VI Congreso de
Estudios Africanos en el Mundo Ibérico. África, puentes, conexiones
e intercambios, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Las
Palmas de Gran Canaria, 2009, pp. 1394-1409.
SANTANA PÉREZ, G. (2010): «Arguin y Canarias durante la etapa
moderna (siglo XV-XVIII)», en LÓPEZ BARGADOS, A. y MARTÍNEZ
MILÁN, J. (eds.), Culturas de litoral. Dinámicas fronterizas entre
289
Canarias y la costa sahariano-mauritana, Ediciones Bellaterra,
Barcelona, pp. 45-66.
SANTANA PÉREZ, G. y LÓPEZ, E. (2009): Canarios con Salacot: África
subsahariana como lugar de emigración (1936-1975), Fundación
Mapfre-Guanarteme, Santa Cruz de Tenerife
SANTANA PÉREZ, G. y SANTANA PÉREZ, J.M. (2002): La puerta
afortunada: Canarias en las relaciones hispano-africanas de los
siglo XVII y XVIII, Catarata, Madrid.
SANTANA PÉREZ, J.M. (2010a): «Ilustración canaria y pesca en el
litoral» en en LÓPEZ BARGADOS, A. y MARTÍNEZ MILÁN, J.
(eds.), Culturas de litoral. Dinámicas fronterizas entre Canarias y
la costa sahariano-mauritana, Ediciones Bellaterra, Barcelona, pp.
67-90.
SANTANA PÉREZ, J.M. (2010b): «Las relaciones entre la Corona
española y el noroeste de África a través de las compañías
pesqueras canarias» Romanica Olumu Censia, nº 1, pp. 45-58.
SANTANA SANTANA, A. (2002): El conocimiento geográfico de la costa
noroccidental de África en Plinio. La posición de Canarias, Georg
Olms, Hildesheim.
SERVICIO DE ESTUDIOS ECONÓMICOS DEL BANCO EXTERIOR DE
ESPAÑA (1982): La Economía de la Comunidad Económica
Europea, Banco Exterior de España, Madrid.
SEVILLA GONZÁLEZ, M.C. (2008): «Las represalias contra los ingleses:
respuesta institucional al ataque de Blake a Tenerife en 1657» en
XVII Coloquio de Historia Canario-Americana (2006), Cabildo
Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, pp. 1.689-
1.716.
SOSVILLA RIVERO, S. (1995): «La inversión extranjera en Canarias y la
inversión de Canarias en el extranjero», Papeles de Economía
Española. Economía de las Comunidades Autónomas. Canarias, nº
15, pp. 243-249.
290
SUÁREZ BOSA, M. (2000): «El tráfico de mercancías por el puerto de La
Luz y de Las Palmas», en XIII Coloquio de Historia Canario-
Americana (1998), Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria,
Las Palmas de Gran Canaria, pp. 2175-2191.
SUÁREZ BOSA, M. (2001): «Innovación tecnológica, reforma portuaria y
cambio en la estructura empresarial en el puerto de Las Palmas»,
en VII Congreso de la Asociación de Historia Económica. Ponencias
y Comunicaciones, Universidad de Zaragoza, Zaragoza [Formato
CD-Rom].
SUÁREZ BOSA, M. (2002): «Las Islas Canarias en la ruta del carbón del
atlántico, entre el final del siglo XIX y principios del XX. Las
estrategias empresariales», en XIV Coloquio de Historia Canario-
Americana (2000), Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria,
Las Palmas de Gran Canaria, pp. 741-765.
SUÁREZ BOSA, M. y ROQUE GONZÁLEZ, S. (2002): «Las empresas
carboneras en los puertos de las islas atlánticas», en XIII Economic
History Congress, Universidad de San Andrés y Academia
Nacional de Historia, Buenos Aires [Formato CD-Rom].
TEJERA GASPAR, A. (1995): «Sociedad y cultura indígena», en
BETHENCOURT MASSIEU, A. (ed.), Historia de Canarias.
Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de
Gran Canaria, pp. 83-129.
TEJERA GASPAR, A. y GONZÁLEZ ANTÓN, R. (1987): Las culturas
aborígenes canarias, Editorial Interinsular Canaria, Santa Cruz
de Tenerife.
TEJERA GASPAR, A. y otros (2006): Canarias y el África Antigua, Centro
de la Cultura Popular Canaria, La Laguna.
TENA, A. (1989): «Comercio exterior», en CARRERAS, A. (coord.),
Estadísticas históricas de España. Siglos XIX y XX, Fundación
Banco Exterior de España, Madrid, pp. 327-361.
291
TENA, A. (2005): «Sector exterior», en CARRERAS, A. y TAFUNELL, X.
(coords.), Estadísticas históricas de España. Siglos XIX y XX,
Fundación BBVA, Madrid, volumen II, pp. 573-644.
THIERS, L. (2008): «Las islas del Atlántico y la costa africana oeste. La
primera escala de los corsarios holandeses de camino al Pacífico
(1598-1625)» en XVII Coloquio de Historia Canario-Americana
(2006), Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran
Canaria, pp. 1.764-1.779.
TORRES SANTANA, E. (1985): «Visitas de navíos extranjeros en
Canarias durante el siglo XVII», en V Coloquio de Historia Canario-
Americana (1982), Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas
de Gran Canaria, tomo IV, pp. 425-444.
TORRES SANTANA, E. (1990): «El comercio de Gran Canaria con Cabo
Verde a principios del siglo XVII», en Actas del II Coloquio
Internacional do Historia da Madeira, Comissao para as
conmemoraçoes dos descobrimentos portugueses, Funchal, pp.
761-778.
VV.AA. (1995): Canarias: La Economía, Centro de la Cultura Popular
Canaria y Cabildo Insular de Tenerife, La Laguna.
VILAR VILAR, E. (1979): «Las Canarias como base de aprovisionamiento
de navíos portugueses», en II Coloquio de Historia Canario-
Americana (1977), Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas
de Gran Canaria, tomo I, pp. 283-300.
ZAPATA BLANCO, S. (2001): «Apéndice estadístico», en GERMÁN, L. y
otros (eds.), Historia económica regional de España, siglos XIX y
XX, Crítica, Barcelona, pp. 561-596.
ZAPATA HERNÁNDEZ, V. (2002a): «Internacionalización de la economía
e inmigración de origen extranjero en Canarias», en XIV Coloquio
de Historia Canario-Americana (2000), Cabildo Insular de Gran
Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, pp. 78-104.
ZAPATA HERNÁNDEZ, V. (2002b): La inmigración extranjera en Tenerife,
Cabildo Insular de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife.