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Canarias como plataforma económica tricontinental, con especial referencia al ámbito africano c. 1850-2010

Canarias como plataforma económica tricontinental, con especial referencia al ámbito africano

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INTRODUCCIÓN 5 CAPÍTULO 1: LOS ANTECEDENTES 16 CAPÍTULO 2: UN MARCO INSTITUCIONAL FAVORABLE A LA INTERNACIONALIZACIÓN 53 CAPÍTULO 3: PLATAFORMA LOGÍSTICA INTERNACIONAL 82 CAPÍTULO 4: COMERCIO EXTERIOR 120 CAPÍTULO 5: FLUJOS DE INVERSIÓN EXTERNA 150 CAPÍTULO 6: AYUDA OFICIAL AL DESARROLLO 179 CAPÍTULO 7: MOVIMIENTOS MIGRATORIOS 216 CONCLUSIONES 253 BIBLIOGRAFÍA CITADA 256

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Canarias

como plataforma económica tricontinental,

con especial referencia al ámbito africano

c. 1850-2010

1

Título

Canarias como plataforma económica tricontinental, con especial

referencia al ámbito africano, c. 1850-2010

Textos

© de los autores

Editor

Área de Economía y Competitividad del Cabildo de Tenerife

Edición

Santa Cruz de Tenerife

ISBN

978-84-87340-70-3

2

Equipo de investigación

Fernando Carnero Lorenzo (director)

Juan Sebastián Nuez Yánez

Cristino Barroso Ribal

Álvaro Díaz de la Paz

3

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN………….............................................................. 5

CAPÍTULO 1: LOS ANTECEDENTES……….……………................ 16

1. Los vínculos africanos del periodo prehispánico............. 18

2. Los objetivos africanistas de la conquista y colonización europea de Canarias.…………………………….............

25

3. Las relaciones económicas con África durante la Edad Moderna..................................................................

36

CAPÍTULO 2: UN MARCO INSTITUCIONAL FAVORABLE A LA INTERNACIONALIZACIÓN...................................

53

1. La formulación de nuevo marco institucional................. 55

2. El paréntesis autárquico……………................................ 60

3. La recuperación de las singularidades económicas isleñas…………………………………………………………

68

4. El encaje institucional de las Islas en Europa…............. 74

CAPÍTULO 3: PLATAFORMA LOGÍSTICA INTERNACIONAL..... 82

1. El tráfico marítimo……………………………………………… 84

2. El transporte aéreo……….............................................. 98

3. Las telecomunicaciones………………………………........... 106

CAPÍTULO 4: COMERCIO EXTERIOR……………………………..... 120

1. Visión de conjunto del comercio exterior canario……….. 123

2. Las exportaciones hacia el mercado africano….............. 129

3. África como proveedor del Archipiélago………..…........... 136

4. Características de las empresas exportadoras isleñas.... 146

4

CAPÍTULO 5: FLUJOS DE INVERSIÓN EXTERNA……………..... 150

1. Antecedentes históricos……….………………………………. 153

2. Inversiones de capital entre Canarias y África en la actualidad………………………………………………….…

164

3. Empresariado isleño en el continente africano………….. 172

CAPÍTULO 6: AYUDA OFICIAL AL DESARROLLO..................... 179

1. La cooperación oficial al desarrollo descentralizada……. 182

2. Las acciones del Gobierno de Canarias……................... 189

3. El papel de los cabildos y de los ayuntamientos…......... 200

4. La implicación de las universidades canarias…….......... 210

CAPÍTULO 7: MOVIMIENTOS MIGRATORIOS…………………..... 216

1. El modelo migratorio contemporáneo……….…………….. 218

2. Canarios en África…………............................................ 228

3. La inmigración africana reciente…………………............. 237

4. Un estudio específico: Menores Africanos No Acompañados……………………………………………….

244

CONCLUSIONES…………............................................................. 253

BIBLIOGRAFÍA CITADA.............................................................. 264

5

INTRODUCCIÓN

6

En los últimos años, y aprovechando la situación geográfica

privilegiada de las Islas, desde las administraciones públicas se está

impulsando el desarrollo económico de las mismas con el ánimo de

convertirlas en una gran plataforma internacional que centralice las

relaciones económicas entre Europa, África y América. Buena prueba de

ello es el impulso que, en particular, han recibido las relaciones

Canarias-África. En este sentido, el Cabildo Insular de Tenerife viene

desarrollando importantes programas en relación al vecino continente,

entre los que cabe destacar: el proyecto ALIX –cuyo eje central es el

NAPWACI (Network Access Point West Africa Canary Islands)–, la

cooperación internacional al desarrollo –con diversas acciones directas

en países africanos de nuestro entorno, como Senegal o Cabo Verde–, a

lo que hay unir el importante apoyo económico que se presta a otras

instituciones públicas y privadas para que puedan llevar a cabo sus

proyectos, tanto en África como en Latinoamérica. A ello debemos

añadir la iniciativa aprobada recientemente por el Consejo de Gobierno

Insular para la creación del Espacio África en Tenerife, como centro

desde el que se potencien las relaciones culturales, sociales y

económicas con ese continente. Asimismo, pretende constituirse como

un nexo de unión entre África, Europa y América.

En otras esferas de la administración pública, podemos reseñar la

creación de la Dirección General de Relaciones con África o PROEXCA

por parte del Gobierno de Canarias; la implementación del Plan África o

el establecimiento de Casa África por el Gobierno de España; o los

7

instrumentos de vecindad impulsados por la Unión Europea. Pero no

son sólo las entidades gubernamentales las que están en este empeño,

ya que la clase empresarial isleña también presenta un creciente

interés. En este sentido, destacan las iniciativas llevadas a cabo por las

Cámaras Oficiales de Comercio, Industria y Navegación de ambas

provincias canarias, la creación del portal Africainfomarket o la reciente

creación de la Cámara de Comercio Canario-Americana.

Sin embargo, esta idea no es nueva, y a lo largo de nuestra

dilatada historia económica podemos encontrar múltiples ejemplos de

cómo el Archipiélago ha sabido rentabilizar su privilegiada posición

geoestratégica y, en particular, su proximidad al continente africano.

Así, desde la conquista por los castellanos, Canarias constituyó una

base importante para la penetración europea en África, no en vano

portugueses, holandeses, franceses y británicos tuvieron cierto interés

por hacerse con el control del Archipiélago dentro de sus planes

expansionistas por las regiones del África occidental.

Esta renta de situación se hizo aun más patente con el proceso

colonizador del continente africano impulsado por las principales

potencias europeas a finales del siglo XIX, ya en la era capitalista. Este

proceso, unido a los cambios tecnológicos en los medios de transporte,

revitalizaron el papel que desempeñaba el Archipiélago como punto

clave de las rutas marítimas, y luego aéreas, que unían Europa y

América con la costa oeste africana. Esta privilegiada situación

geográfica también sirvió de base para que muchas empresas

extranjeras fijaran sus sucursales en las Islas, desde las que llevaron a

cabo sus estrategias económicas y financieras en África. Ahora bien,

esta situación no terminó con la descolonización africana después de la

Segunda Guerra Mundial, pues el interés económico que el continente

tenía para las antiguas metrópolis no disminuyó, y a ellas debemos

añadir la incorporación de otros países como Estados Unidos, Rusia,

Japón, India o China.

8

Por otra parte, las Islas Canarias se convirtieron en la plataforma

principal desde la que se desarrolló el colonialismo español,

especialmente con los territorios de Sidi Ifni, Sáhara Occidental y

Guinea Ecuatorial. En la esfera de lo público, muchos de los

organismos vinculados a esos territorios tenían su sede en las Islas, así

como el estamento militar. En este sentido, cabe señalar que la zona de

Sidi Ifni y Sáhara pasaron a estar bajo la autoridad de la Capitanía

General de Canarias, al tiempo que la Comandancia de Marina de las

Islas hacía lo propio en Guinea Ecuatorial. En el ámbito de la

administración judicial, los tribunales de esas posesiones africanas

también fueron adscritos a la Audiencia provincial de Las Palmas. Por

otra parte, el Servicio de Correos dependía de Administración de las

Islas1. En la esfera de lo privado, son numerosos los ejemplos de

empresas españolas cuyos negocios en esas posesiones hispanas eran

llevados desde el Archipiélago, una vinculación de la clase empresarial

española que ha continuado hasta la actualidad.

Los agentes económicos locales tampoco han estado ausentes de

las relaciones con África, ya sea por cuenta propia, o como

representantes o socios de empresas foráneas. En este sentido, las Islas

supieron aprovechar sus enormes ventajas, pues la expansión de las

actividades económicas portuarias sirvieron de palanca para impulsar

el crecimiento de otras ramas productivas, como el aumento de sus

intercambios mercantiles con los territorios africanos de su entorno, el

establecimiento de una importante industria transformadora de

pescado, la instalación de un sistema bancario moderno o, incluso, el

impulso del sector turístico. A ello debemos añadir otros, como el

desarrollo de nuestra oferta agraria exportadora aprovechando la

intensificación del tráfico marítimo internacional que transitaba por

nuestros puertos.

1 MEANA PALACIO, J.M. (2006 y 2008).

9

Más cercanos a la actualidad, el fenómeno de la inmigración ha

puesto de nuevo a Canarias en los principales titulares de la prensa y

ocupa un lugar destacado en la agenda política regional, nacional y

europea. No en vano, las Islas son, junto a otras regiones europeas del

arco mediterráneo, una de las principales puertas de entrada de

muchos africanos que pretenden mejorar sus condiciones de vida en el

Viejo Continente. Asimismo, el Archipiélago se ha convertido en base

logística para importantes organizaciones internacionales de

cooperación al desarrollo, como la Cruz Roja o Naciones Unidas.

Otro hecho incuestionable es el paulatino incremento de la

presencia empresarial isleña en el vecino continente. Países como

Marruecos, Mauritania, Cabo Verde, Senegal, Ghana o Guinea

Ecuatorial se han convertido en mercados estratégicos para el

Archipiélago en los últimos años. Las empresas que se han lanzado a

este proceso de internacionalización de su actividad, han identificado en

ellos oportunidades para su expansión y para la diversificación de sus

actividades.

En esta investigación pretendemos realizar un análisis a largo

plazo de las relaciones económicas entre Canarias y África desde

mediados del siglo XIX hasta la actualidad. En este sentido, cabe

señalar que la profusa historiografía existente para la Edad Moderna

contrasta con la relativa escasez que nos encontramos a la hora de

abordar las relaciones canario-africanas en la etapa contemporánea.

Durante la misma, la vinculación de las Islas al vecino continente ha

sido tratada más desde la esfera política que económica2. En este último

ámbito, dos han sido las cuestiones que han polarizado la atención de

los historiadores. Por una lado, el papel que desempeñó el Archipiélago

en el desarrollo de la actividad pesquera en la costa noroccidental

2 En este sentido, se pueden consultar los estudios de MORALES LEZCANO, V.

(1999 y 2007); MORALES LEZCANO, V. y otros (1985) y PONCE MARRERO, J. (1993).

10

africana durante el siglo XIX y buena parte del XX3. Por otro lado, la

consideración de Canarias como plataforma para la colonización

africana, en particular la española, si bien la mayoría de ellos lo

abordan de una manera algo superficial al enmarcarlo en un contexto

más general, el Atlántico4. Sí podemos encontrar algunas

investigaciones que abordan de manera específica las relaciones

económicas entre Canarias y África durante el último cuarto del siglo

XX y los primeros años del XXI5.

Es por ello que en las páginas siguientes intentaremos dar una

visión general de la implicación que ha tenido Canarias en las

relaciones económicas internacionales con África a lo largo de la era

capitalista. Una primera aproximación a esta cuestión ya la hemos

abordado en algunos trabajos anteriores, así se trata de dar

continuidad a dos ponencias que presentamos en las últimas ediciones

del Congreso Ibérico de Estudios Africanos, celebradas en Las Palmas

de Gran Canaria (2008) y en Lisboa (2010)6. En esos estudios tratamos

de manera sucinta algunos de los aspectos en los que profundizaremos

en este trabajo, al tiempo que incorporamos otros nuevos.

La posibilidad de llevar a cabo este estudio viene dada por el

convenio de colaboración suscrito entre el Cabildo Insular de Tenerife,

la Universidad de La Laguna y la Fundación Empresa Universidad de La

Laguna para la realización de un proyecto de investigación sobre el

3 DÍAZ DE LA PAZ, A. (1995, 1997 y 2010); LEAL CRUZ, M. (2005); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1984); MARTÍN MEDIAVILLA, I. (1984) y MARTÍNEZ MILLÁN, J. (1992). A ellos se pueden unir los textos recopilados en II Jornadas de Estudios Económicos Canarios: La pesca en Canarias, INSIDES-Caja Canarias y Universidad de La Laguna, Santa Cruz de Tenerife, 1982.

4 A las ponencias recogidas en el tomo III del VI Coloquio de Historia Canario Americana (1984), Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 1986, podemos añadir los de CABRERA ARMAS, L.G. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (2008); CABRERA ARMAS, L.G. y SUÁREZ BOSA, M. (2009); CARNERO LORENZO, F., NUEZ YÁNEZ, J.S. y PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2005); CARNERO LORENZO, F. y PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2007); LIRIA RODRÍGUEZ, J.A., (2003); MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (1987); NDONGO BIDYOGO, D. (1988); PEREIRA RODRÍGUEZ, T. (1987); PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2010a); QUINTANA NAVARRO, F. (1983); SUÁREZ BOSA, M. (2000 y 2002) y SUÁREZ BOSA, M. y ROQUE GONZÁLEZ, S. (2002).

5 BOZA CHIRINO, J. (1995); BOZA CHIRINO, J. y FUENTES MARTÍN, F. (1995); BOZA CHIRINO, J. y PALACIOS SÁNCHEZ, A. (1997) y PADILLA, L. (2002).

6 CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2009 y 2010).

11

papel de Canarias como plataforma económica tricontinental, con especial

referencia al continente africano. Los objetivos generales que se recogían

en el mismo eran, de una parte, describir la evolución general de las

relaciones económicas exteriores de Canarias, especialmente con África,

durante el periodo contemporáneo (1850-2010). De otra, definir y

concretar las características que ha tenido el Archipiélago como

plataforma logística para las relaciones económicas internacionales,

particularmente respecto de los países situados en la costa

noroccidental africana. Y, finalmente, poner a disposición de las

autoridades competentes y del mundo empresarial interesado en el

relanzamiento de las relaciones económicas canario-africanas, la

metodología, así como las bases de datos estadísticas y documentales,

que les permitan mejorar el diagnóstico de la situación actual y

planificar estrategias de futuro.

De manera más específica, nuestro trabajo incidirá en los

siguientes aspectos:

a) Conocer el papel desempeñado por los puertos y aeropuertos

canarios en la evolución del tráfico marítimo y aéreo internacional

desde y hacia los territorios del África Occidental.

b) Analizar las potencialidades de las Islas como nodo de las

telecomunicaciones internacionales con África.

c) Determinar la función de las Islas en la expansión colonial

europea hacia el vecino continente.

d) Recabar la máxima información disponible respecto al

intercambio de mercancías entre Canarias y África: cantidad y

valor de los bienes objeto del mismo e identificación de los flujos

geográficos de este comercio.

e) Examinar los flujos de inversión Canarias-África-Canarias.

f) Establecer las claves que llevaron a Canarias a convertirse en el

gran mercado y, a su vez, en centro pesquero del África

occidental.

12

g) Estudiar las corrientes migratorias africanas y la utilización de

Canarias como puerta de acceso a la Unión Europea, en el

contexto de la globalización, considerando también aspectos

culturales y sociales, además de los económicos.

h) Comprender la función que desempeña el Archipiélago en las

acciones de cooperación internacional al desarrollo que se

efectúan en África.

Los resultados de este proyecto de investigación son los que se

recogen en esta publicación. El texto comienza con el capítulo titulado

“Los antecedentes”, en el que se realiza un breve recorrido por las

relaciones entre Canarias y África durante la Edad Moderna (siglo XIV-

XVIII). En él analizamos las implicaciones africanistas de la conquista y

colonización del Archipiélago. Asimismo, examinaremos con cierto

detenimiento algunos aspectos concretos de esos vínculos en materia

económica, como las cabalgadas, la piratería, el tráfico marítimo, el

comercio de esclavos, los intercambios mercantiles o la actividad

pesquera.

En los seis capítulos siguientes centramos nuestra atención en

las distintas cuestiones que han caracterizado las relaciones

económicas canario-africanas desde el siglo XIX hasta la actualidad.

Así, en el segundo capítulo, “Un marco institucional favorable a la

internacionalización”, examinamos el conjunto jurídico-administrativo

que ha regido la actividad económica en el Archipiélago desde que, en

1852, se promulgase el Decreto de Puertos Francos de las Islas

Canarias. Se trata de un marco institucional que, salvo en el paréntesis

autárquico (1936-1959), se ha caracterizado por proveer de una serie de

singularidades a las Islas, sobre todo en materia de comercio exterior y

fiscalidad. Unas especificidades que han favorecido la inserción de

Canarias en los mercados internacionales, al tiempo que han

potenciado su papel como plataforma para las relaciones económicas

entre Europa, América y África.

13

Precisamente, en el tercer capítulo, “Plataforma logística

internacional”, abordaremos esta última cuestión. En él analizamos las

principales infraestructuras de transporte y comunicaciones que

permiten desempeñar esta función. Comenzamos por los puertos, que

desde finales del siglo XIX han ocupado una posición privilegiada en el

contexto internacional como centros de tránsito y avituallamiento del

tráfico marítimo en el Atlántico Medio. Esto se debe, en gran medida, a

su capacidad de adaptación a los cambios que se han ido produciendo

en el sector y que los han situado en una posición de vanguardia.

Tampoco se debe obviar la repercusión positiva de la actividad

pesquera, que ha hecho del Archipiélago uno de los principales

mercados mundiales y lo ha convertido en base de las flotas que operan

en la costa occidental africana. De igual forma sucedió con los

aeropuertos isleños, al calor del desarrollo de la aviación comercial

desde el segundo cuarto del siglo XX, si bien aun queda mucho camino

por recorrer en cuanto a la conectividad aérea con África.

También aquí se incluye un estudio de la evolución de las

telecomunicaciones en Canarias y, en particular, de su papel como

nodo en el tráfico internacional desde que, a finales del ochocientos, se

estableciera el primer cable telegráfico submarino que unía Tenerife con

los continentes europeo, americano y africano. Desde entonces no ha

abandonado esa función, sino que se ha visto incentivada por la

incorporación de las nuevas tecnologías de la información y las

comunicaciones. Proceso éste que ahora se quiere impulsar, sobre todo

hacia África, a través del proyecto ALIX, capitaneado por el Cabildo

Insular de Tenerife.

En el siguiente capítulo, “Comercio” exterior”, tras dar una visión

global de los intercambios mercantiles exteriores del Archipiélago desde

mediados del siglo XIX, centramos nuestra atención específicamente en

el comercio canario-africano. En ese ámbito determinaremos cuáles han

sido y son los principales clientes y proveedores de las Islas, así como

los productos objeto de las importaciones y de las exportaciones.

14

Finalmente, describiremos cuáles son los rasgos más sobresalientes que

presentan, en la actualidad, las empresas canarias que han dado el

salto hacia la internacionalización de su oferta bienes y servicios.

Los flujos de inversión exterior son el tema de estudio del quinto

capítulo. Damos comienzo al mismo, analizando cómo era el

comportamiento de éstos hasta finales el último cuarto del siglo XX,

haciendo especial hincapié en aquellas compañías foráneas –extranjeras

o procedentes del resto del territorio nacional–, que se establecieron en

el Archipiélago con el fin de utilizarlo como base para realizar sus

negocios con el continente africano. Asimismo, prestamos especial

atención a las empresas isleñas que se instalaron en África como

elemento para ampliar y diversificar sus mercados.

Tras este recorrido histórico, pasamos a analizar, de manera

pormenorizada, los flujos de inversión entre Canarias y África en las dos

últimas décadas. Así, podremos cuantificar los fondos empleados en

ambas direcciones e identificar los principales países africanos que

invierten en las Islas, así como los receptores más destacados de las

inversiones isleñas en aquel destino. De igual forma se procederá con

los sectores más relevantes objeto de esos movimientos de capital entre

los dos ámbitos espaciales considerados aquí. Por último, resaltaremos

los rasgos más sobresalientes de los casi dos centenares de empresas

canarias que se encuentran establecidas en algún país africano en la

actualidad.

El sexto capítulo, “Ayuda Oficial al Desarrollo”, lo hemos dedicado

a profundizar en aquellos aspectos más relevantes de la cooperación

internacional para el desarrollo que se realiza desde Canarias,

prestando una especial atención a la dirigida al continente africano. Así,

tras una breve reseña sobre la cooperación española, que nos sirve de

referencia comparativa, analizaremos la denominada ayuda oficial al

desarrollo descentralizada, es decir, aquélla que llevan a cabo las

administraciones u organismos públicos distintos de los de la

Administración General de Estado. En este sentido, examinaremos las

15

acciones que en esta materia desarrolla el Gobierno de Canarias. De

igual forma se procederá con la participación desempeñada por los

ayuntamientos y cabildo insulares, especialmente el Cabildo Insular de

Tenerife. Finalmente, incorporaremos la labor de cooperación que hacen

las dos universidades canarias.

El último capítulo, “Movimientos migratorios”, se inicia con un

repaso al modelo migratorio isleño contemporáneo desde principios del

siglo XIX. A continuación nos aproximaremos a la emigración canaria

hacia África durante el siglo XX y los primeros años de la centuria

actual. Luego, procederemos de manera similar para la inmigración,

sobre todo desde mediados de la década de 1990, cuando se incrementa

de forma significativa. Terminaremos con un estudio específico sobre

los menores africanos no acompañados que, probablemente a pesar

suyo, se convirtieron en un fenómeno mediático durante los últimos

años.

La publicación termina con las principales conclusiones a las que

hemos llegado en esta investigación y con una relación bibliográfica en

la que se recopila buena parte de la literatura que hasta el momento

existe sobre las relaciones económicas exteriores de Canarias en general

y, de manera particular, la relativa a los vínculos que unen al

Archipiélago con el continente donde se haya situado geográficamente,

África.

16

CAPÍTULO 1

Los antecedentes

17

La conquista y colonización de Canarias a finales del siglo XV se

enmarcaba en una estrategia de la monarquía castellana por establecer

una base de apoyo para la defensa contra los musulmanes asentados

en el Magreb, una vez que habían sido expulsados de la Península

Ibérica. Asimismo, iban a desempeñar una importante función logística

para sus proyectos futuros de exploración y explotación de los recursos

existentes en el continente africano. Sin embargo, el descubrimiento de

América, en la última década de esa centuria, volcó todas las energías,

hombres y dineros del reino hacia la empresa del Nuevo Mundo. No

obstante, las relaciones socioeconómicas con las vecinas costas se

mantuvieron e incluso se incrementaron, si bien la extraordinaria

magnitud que alcanzaron los flujos mercantiles, monetarios y de

personas entre el Archipiélago y América eclipsaron en cierta manera a

las primeras.

La situación descrita en el párrafo anterior no ha sido óbice para

que la vinculación entre Canarias y África durante el Antiguo Régimen

(siglos XV-XIX), así como en el periodo prehispánico, haya atraído, de

manera significativa, la atención de los investigadores. De ahí que en

las páginas siguientes realizaremos un recorrido por los aspectos más

relevantes de los nexos económicos que se dieron entre ambos espacios

geográficos con anterioridad a mediados del ochocientos, siguiendo la

abundante bibliografía producida al respecto. Nuestra aportación, por

tanto, se centrará en la conformación de una visión de conjunto a partir

de esos estudios que, o bien abordan cuestiones muy concretas de las

18

relaciones canario-africanas, o bien las enmarcan en un análisis global

sobre la internacionalización de la economía del Archipiélago.

1. Los vínculos africanos del periodo prehispánico.

Para el periodo anterior a la conquista europea de Canarias,

disponemos de varios trabajos de investigación que se centran,

fundamentalmente, en el origen africano de la población aborigen

isleña, concretamente de los bereberes del norte de ese continente.

Estos estudios describen cuáles fueron sus posibles áreas de

procedencia a partir del análisis comparativo de los rasgos culturales,

económicos, políticos, sociales, lingüísticos y religiosos. Elementos que

conforman un marco institucional que sería trasladado a las Islas, si

bien éstos hubieron de adaptarse, en última instancia, a las peculiares

características del Archipiélago7.

Por tanto, se trataría de grupos poblacionales de cazadores-

recolectores y pastores que gozaban de una importante movilidad en

sus regiones de origen en el norte de África. El desplazamiento hacia el

Archipiélago se habría producido, de forma voluntaria o forzada, como

consecuencia de la competencia entre esas comunidades y otras por los

recursos existentes. Su llegada a las Islas desde las vecinas costas

continentales se tuvo lugar, al parecer, durante un periodo muy amplio

de tiempo, que se suele situar entre los siglos V y I antes de Cristo,

aunque esa cronología podría ser incluso anterior.

Una vez asentados en los distintos espacios insulares de

Canarias, debieron de amoldar sus pautas socioeconómicas a los

7 A modo de ejemplo, ARCO AGUILAR, M.C. y NAVARRO MEDEROS, J.F.

(1987); BELMONTE AVILÉS, J.A., SPRINGER BUNK, R. y PERERA BETANCORT, M.A. (1998); ESTÉVEZ GONZÁLEZ, F. (2008); FARRUJIA DE LA ROSA, A.J. (2006); MACÍAS HERNÁNDEZ, A. (1995a y 2003); PINTO DE LA ROSA, J.M. (1954); SABIR, A.J. (2001); TEJERA GASPAR, A. (1995); TEJERA GASPAR, A. y GONZÁLEZ ANTÓN, R. (1987) o TEJERA GASPAR, A. y otros (2006).

19

reducidos límites territoriales y las posibilidades de desarrollo que le

ofrecía la compleja biodiversidad de esos nuevos escenarios. Además,

debieron atender las necesidades del crecimiento poblacional que

experimentaron cada uno de los grupos que arribaron a las diferentes

islas. Y todo ello sin que, al parecer, se diesen grandes cambios

tecnológicos con anterioridad a la llegada de los colonizadores

castellanos. Esta circunstancia es la que explica, probablemente, la

práctica del infanticidio en algunos lugares como un mecanismo de

autorregulación de la presión demográfica. No obstante, se puede

apreciar una incipiente actividad agraria a partir de la introducción de

determinadas variedades de trigo o cebada, así como de algunas

leguminosas, por los propios colonos africanos en algunas islas.

CUADRO 1.1 Estimación del potencial demográfico aborigen en Canarias,

según la teoría de la capacidad de carga (c. 1400)

Mínimo Máximo

Nº habitantes

Porcentaje Nº habitantes

Porcentaje

El Hierro 1.566 3,01 4.392 3,20

La Palma 4.127 7,94 11.577 8,44

La Gomera 2.155 4,15 6.043 4,41

Tenerife 11.854 22,82 33.250 24,25

Gran Canaria 24.882 47,90 62.779 45,78

Lanzarote 2.485 4,78 6.442 4,70

Fuerteventura 4.876 9,39 12.639 9,22

Total 51.945 100,00 137.122 100,00

Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2003).

Los estudios que han tratado de cuantificar la población existente

en Canarias antes de la conquista ofrecen datos muy dispares, si bien

podríamos señalar que en torno a 100.000 habitantes podría ser la cifra

que más se aproximaría a las diversas estimaciones existentes8. El

8 MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2003).

20

reparto por islas es el que se recoge en el cuadro 1.1, donde se muestra

el potencial demográfico que pudo alcanzar la población aborigen,

según la capacidad de producción de cada territorio insular en aquel

momento. En este sentido, hay que señalar que los pobladores del

Archipiélago se encontraban, tal y como hemos señalado, en los

umbrales del Neolítico, si bien existe una cierta diferenciación entre

unas islas y otras. De hecho, de la lectura de estos datos se desprende

que Tenerife y Gran Canaria concentraban el 70 por ciento de la

población del Archipiélago, por lo que se infiere que podrían encontrarse

en un estadio de desarrollo superior al resto.

Para la época clásica existen algunas referencias a viajes de

exploración realizados por los fenicios, los romanos, los cartagineses,

etc.9. En este sentido, el descubrimiento de vestigios arqueológicos de

origen romano hace suponer la presencia de un cierto intercambio entre

los primeros habitantes de las Islas y los mercaderes de la época clásica

que navegaban por las aguas de la costa noroccidental africana. Esta

incipiente actividad mercantil estaría vinculada, sobre todo, con la

compra de orchilla, que se empleaba como colorante en las

manufacturas textiles.

Una de esas expediciones llevadas a cabo durante este periodo,

quizás la más documentada, fue la protagonizada por Plinio el Viejo en

el siglo I, auspiciada por Juba II (25 a. C.-24 d. C.), rey de la Mauritania

Tingitana10. En los relatos del navegante se recoge una descripción

pormenorizada del Archipiélago, destacando la presencia de habitantes,

y su posición geográfica respecto a los dominios del monarca que había

financiado la expedición11:

9 ATOCHE PEÑA, P (2006); JORGE GODOY, S. (1996) y MARTÍNEZ

HERNÁNDEZ, M. (1991). 10 SANTANA SANTANA, A. (2002). 11 Extracto de Historia Natural, Libro VI, escrita por Plinio el Viejo. La cita

reproducida aquí ha sido tomada de GONZÁLEZ LEMUS, N. y MIRANDA BEJARANO, P.G. (2002: 19).

21

«Junonia dista de Gades setecientos cincuenta mil pasos, y que

desde ella hay otro tanto hasta Pluvialia y Capraria en dirección al

ocaso […]. Otra de las islas se llama Invale por su concavidad y

otra Planasia por su aspecto. Invale tiene un perímetro de

trescientos mil pasos; allí la altura de los árboles se eleva hasta los

ciento cuarenta pies.

Las Afortunadas […] están situadas bajo el mediodía cerca de las

Purpurarias […], que a la isla primera la llaman Ombrios, y no hay

vestigio de ningún edificio […], la segunda isla se llama Junonia; en

ella hay solamente un templete construido con piedra; después de

esta hay otra menor del mismo nombre, a continuación está

Capraria repleta de enormes lagartos. […] A la vista de estas se

encuentra Niguaria, recubierta de nubes […]. La que está a su lado

se llama Canaria, por el gran número de canes que allí se crían; en

ella han aparecido restos de edificios […]. Todas las islas rebosan

en abundancia de frutos y de aves de todo tipo».

Al parecer, durante las fases iniciales de la Edad Media, África, en

general, y las Islas Canarias, en particular, cayeron en el olvido de los

europeos, debido a las convulsiones ocasionadas por la fragmentación

del antiguo imperio romano y la posterior irrupción del Islam en la

cuenca sur del Mediterráneo. Además, sabemos poco sobre el interés

que los pueblos musulmanes llegados a las costas noroccidentales del

continente africano pudieron tener en el Archipiélago. No obstante,

parece lógico pensar que, al menos, conociesen su existencia, como

consecuencia del tráfico marítimo de cabotaje y el desarrollo de las

actividades pesqueras en esa zona12. En este sentido se puede

interpretar las palabras del autor árabe Al Tadilli en el siglo XIII13:

«En las islas del mar de Marruecos he encontrado gentes que no

conocían el Islam. He enseñado a los hombres y a las mujeres el

12 EDDY, M.R. (1994). 13 CABRERA PÉREZ, J.C. (1991: 101).

22

Islam y sus leyes, y sólo los he abandonado cuando han sabido

cumplir la plegaria del tasbih»

El redescubrimento de las Islas Afortunadas por parte de la

Europa cristina se produjo en la Baja Edad Media, cuando los

navegantes genoveses, lusitanos, mallorquines o andaluces arribaron a

sus costas14. Estas expediciones se enmarcan en una estrategia más

amplia por la que algunos estados del Viejo Continente pretendían llegar

a los yacimientos auríferos situados en la parte central de África. La

penuria monetaria europea hacía imperiosa la necesidad de obtener

metales preciosos en mayor cantidad y de una forma más económica

para mantener el creciente volumen de los intercambios mercantiles de

la etapa bajomedieval. Esto quiere decir que había que soslayar a los

intermediarios musulmanes que, hasta ese momento, abastecían a

Europa del oro africano.

Otro elemento estratégico era la búsqueda de una nueva vía que

permitiese la provisión de forma regular de los productos procedentes

de Asia que se consumían en Europa, sobre todo de las especias. Esta

necesidad surgió como consecuencia de la ocupación turca de Anatolia

y el desmoronamiento del imperio mongol en aquella época, lo que

dificultaba enormemente el tráfico de mercancías por las rutas

terrestres que desembocan en el Mediterráneo oriental. Finalmente,

debemos citar también la expansión de las actividades pesqueras de

algunos de estos países hacia los caladeros de la costa atlántica

africana.

Dentro de esta dinámica podemos destacar como primera

iniciativa la expedición de los navegantes genoveses Ugolino Vivaldi y

los hermanos Vadino en 1291, que tenía como objetivo último alcanzar

la India bordeando el continente africano. Perecieron en su intento y se

14 CABRERA PÉREZ, J.C. (1991); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1995b y 2001a);

PINTO DE LA ROSA, J.M. (1954) y RUMEU DE ARMAS, A. (1986).

23

desconoce si llegaron a tocar las costas canarias, pero abrieron el

camino a otros proyectos ulteriores.

Uno de ellos fue el protagonizado por otro genovés, Lancelotto

Malocello, que logró establecer bases permanentes para la república

italiana de la que era originario en Lanzarote y Fuerteventura a

comienzos del siglo XIV. Todo ello con el fin de disponer de un punto de

apoyo para futuras expediciones en la costa occidental de África. Sin

embargo, su duración fue efímera, pues al poco tiempo debieron

abandonar sus conquistas por la hostilidad de los habitantes insulares.

No obstante, durante su estancia en estas dos islas se dedicaron, al

parecer, a la adquisición de productos locales para su venta en Europa

o para el consumo de los colonos europeos, al tiempo que realizaron

algunas capturas de aborígenes para su venta como esclavos.

También los portugueses se sumaron a este tipo de empresa,

como el proyecto auspiciado por el monarca luso Alfonso IV en 1341. Se

trataba de una expedición capitaneada por los navegantes italianos

Angiolino del Teggia y Nicolosso da Recco con el fin de explorar las

posibilidades económicas de la costa occidental africana. En ella

visitaron el Archipiélago y llegaron a desembarcar en Gran Canaria y

Fuerteventura. Esto proporcionó a la Corona Portuguesa los

argumentos suficientes para arrogarse ciertos derechos de posesión

sobre las Islas.

Los castellanos tampoco se mantuvieron al margen. Así, la bula

Tuae devotionis sinceritas, promulgada por el papa Clemente VI el 15 de

noviembre de 1344 concedía a Luis de la Cerda, a la sazón Infante de

Castilla y Almirante de Francia, el título de “Príncipe de la Fortuna”. En

ella se contemplaba que tendría jurisdicción total sobre el Archipiélago

(Islas Afortunadas), al tiempo que le obligaba a la difusión del evangelio

entre los habitantes y se le autorizaba para crear iglesias y fundar

monasterios. También se preveía la posibilidad de designar más

adelante obispos, sacerdotes y religiosos para aquellas tierras.

24

Por su parte, los súbditos de la Corona de Aragón, especialmente

los mallorquines, comenzaron a evidenciar un mayor interés por las

Islas desde mediados del siglo XIV, contando también con el apoyo del

papa Clemente VI. En este sentido, lograron establecer un obispado en

Gran Canaria, concretamente en la zona de Melenara (Telde) a

comienzos de la década de 1350. Esta sede episcopal tenía claramente

una vocación evangelizadora, no sólo en Canarias, sino también en su

hinterland africano más próximo. Este proyecto logró perpetuarse hasta

los años finales de la centuria y su desaparición vino determinada por

las matanzas de los misioneros y colonos de origen mallorquín y catalán

efectuadas en 1393. El hecho que desató estos acontecimientos fue, al

parecer, la arribada de navíos procedentes del norte de la Península

Ibérica, que vinieron a capturar esclavos indígenas en las costas

norteafricanas, llegando en sus razzias hasta las Islas. La población

aborigen, indignada por estas acciones, hizo recaer su ira sobre los

europeos que habitaban en sus tierras, pues no en vano eran de la

misma raza y religión que los agresores.

Esto último pone de manifiesto el renovado interés que tuvo la

Corona de Castilla por las Islas desde el último cuarto del siglo XIV.

Interés que se plasmó en los numerosos viajes organizados, sobre todo,

desde Andalucía, pero también desde el País Vasco. Estas visitas tenían

como principal objeto la obtención de suculentos botines –productos

como la orchilla, o esclavos–, tanto en el Archipiélago como en las

costas africanas más próximas. Estas actividades depredadoras se

intensificaron sobre todo a raíz de la ocupación por las huestes

castellanas de algunas localidades del litoral andaluz, como Tarifa,

Algeciras o Gibraltar.

Por tanto, existía por parte de los principales estados europeos de

la época una competencia inusitada por la expansión hacia la región del

Magreb occidental, incluyendo como una pieza fundamental de ese

proceso a Canarias. Éstas conformaban, sin lugar a dudas, la base

idónea para prestar el apoyo logístico necesario para dicha empresa, así

25

como para aquellas otras que se planteaban como objetivo el sur del

continente africano o, incluso, la apertura de una nueva ruta hacia los

mercados orientales. Y esta pugna es la que propició la ocupación del

Archipiélago por parte de Castilla en la centuria siguiente.

2. Los objetivos africanistas de la conquista y

colonización europea de Canarias

El proceso de conquista y colonización de Canarias tiene como

punto de partida la expedición capitaneada por el normando Jean de

Bethencourt para establecerse en Lanzarote en 140215. La empresa se

completaría, inicialmente, con la ocupación de Lanzarote,

Fuerteventura, La Gomera y El Hierro. Estas cuatro islas fueron

colocadas bajo la tutela de la Corona de Castilla a través de un régimen

feudovasallático. Es por ello que se les denomina de señorío. Las tres

restantes –Gran Canaria, La Palma y Tenerife– fueron sometidas por la

propia monarquía castellana, dando lugar a las denominadas islas de

realengo.

¿Qué motivos impulsaron a los normandos a embarcarse en esa

aventura? El objetivo declarado por ellos era el de utilizar las Islas como

plataforma para lanzarse a la conquista de la región denominada Río de

Oro. Se pensaba, en aquel entonces, que allí radicaban algunos de los

principales yacimientos de dicho metal precioso. No obstante, pronto se

agotaron sus fuerzas, en términos de hombres y dineros, para

completar el proyecto, asumiendo entonces directamente los Reyes

Católicos las riendas de la ocupación de los espacios insulares que aun

quedaban por colonizar. Un proceso que se completaría en 1496,

15 Sobre la conquista de Canarias y su proyección africana disponemos de una amplia literatura. Entre otros, ABREU GALINDO, J. (1977); AZNAR VALLEJO, E. (1983); BONET Y REVERÓN, B. (1933); CIORANESCU, A. (1960); COLA ALBERICH, J. (1987); FERNÁNDEZ-ARMESTO, F. (1982); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1995b); MORALES PADRÓN, F. (1978); PÉREZ, J. (2006) y RUMEU DE ARMAS, A. (1955).

26

cuando fueron sometidos los últimos reductos de resistencia de la

población autóctona en Tenerife.

Esta segunda fase del proceso de conquista se enmarcaba en una

estrategia regia mucho más amplia, cuya finalidad era llegar hasta los

yacimientos auríferos de Etiopía, tal y como lo describen los

coetáneos16:

«Tiempo hacía que el rey Fernando se había propuesto […] enviar

una flota a las minas de oro de Etiopía. Mas, como se sabía que el

futuro apoyo de esta expedición era la posesión de la isla que los

nuestros llaman Gran Canaria […] determinó asimismo preparar

otra expedición, convencido por los relatos de algunos que habían

comprobado la fecundidad de aquella tierra, y que aseguraban que

había de permitir al fin una navegación más segura hacia el mar de

Etiopía y las costas de Libia, a aquel que estuviera en posesión de

la Gran Canaria».

Pero, además del recurrente deseo de hacerse con las fuentes

auríferas africanas, hubo otras motivaciones relacionadas con el vecino

continente que impulsaron a los reyes españoles a la ocupación de

Canarias. Una de ellas era, dada la naturaleza religiosa de las dos casas

reales españolas y especialmente de la castellana, la evangelización de

los paganos que habitaban en aquellos parajes. En este sentido, el

Archipiélago se convertiría en una plataforma para los misioneros que

pasaban a la parte noroccidental de África. En esencia se trataba de

recuperar el antiguo proyecto que la Corona de Aragón había llevado a

cabo en el siglo anterior con el Obispado de Telde y que, como

señalamos en el apartado anterior, se vio trágicamente frustrado.

No obstante, el principal factor determinante de la conquista y

colonización de las Islas tenía que ver con la política defensiva que la

Corona quería instaurar respecto a los diversos grupos musulmanes

16 Citado por MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1995b: 142).

27

presentes en el Magreb, a raíz de la finalización de la reconquista en la

Península Ibérica. La idea era establecer una serie de enclaves en el

África noroccidental ocupada por los árabes e impedir cualquier intento

de los mismos por volver a cruzar el Estrecho. Es en este ámbito donde

se enmarcarían las diversas expediciones realizadas por el litoral

africano más cercano a las Islas desde que los conquistadores

castellanos pusieron su pie en ellas.

Un objetivo que quedaba patente en la Real Cédula que Juan II

promulgó en 1449, concediendo al Señor de las Islas Canarias el

derecho de conquista entre los Cabos Güer y Bojador. Fruto de esa

legislación, Diego de García de Herrera construiría una fortificación en

un lugar de la costa marroquí próxima al Archipiélago, denominada

Santa Cruz de la Mar Pequeña, en 1476. La misma se mantuvo en pie

durante dieciséis años, hasta que fue abandonada y destruida como

consecuencia de un ataque por parte de los habitantes de la zona.

Estas expediciones en el hinterland africano cercano a Canarias

se intensificaron a partir de la conquista realenga del Archipiélago. En

este sentido, cabe destacar que Alonso Fajardo reconstruyó el enclave

de Santa Cruz de la Mar Pequeña en 1496, perdurando hasta 1523,

cuando de nuevo fue derruido por la hostilidad de la población local. En

ese ínterin, el Adelantado Alonso Fernández de Lugo recibió la

encomienda de la Corona de establecer diversas fortificaciones en la

costa continental –Cabo Bojador, Cabo Nun y desembocadura del

Asaka. El primer intento se realizó en la última de las ubicaciones

citadas hacia 1500, saldándose con un rotundo fracaso al ser

derrotadas las fuerzas empeñadas en él. Una segunda intentona se

produjo dos años más tarde, logrando edificar un punto fortificado en

Cabo Güer –Castillo de Galegarva. Sin embargo, las presiones

diplomáticas ejercidas por los portugueses obligaron a su abandono al

poco tiempo.

También hubo sucesivos intentos por atraerse el favor de los

líderes de algunas tribus de la región, en unos casos de forma

28

voluntaria y en otros utilizando mecanismos coercitivos. Como ejemplo

de lo primero sirva el tratado firmado por el Gobernador de Gran

Canaria, López Sánchez de Valenzuela en 1499, si bien su duración fue

efímera. Para la segunda modalidad podemos citar la expedición

auspiciada por el Cabildo de Tenerife en el primer cuarto del siglo XVI.

En ella se apresó al caudillo Muhammad al-Mumen, quien fue

trasladado a la ciudad de La Laguna, no concediéndole la libertad y la

posibilidad de volver a su tierra hasta que jurase vasallaje a la Corona

de Castilla.

En el mismo contexto hay que entender el gran impulso que

recibieron, por parte de la monarquía hispana, las actividades

pesqueras, ya que, además de la conocida riqueza del banco donde se

desarrollaban las labores, los pescadores isleños se convirtieron en los

principales observadores de los movimientos de las tribus que allí

habitaban. Tampoco era desdeñable el conocimiento que poseían del

litoral, donde establecieron diversas factorías para el tratamiento del

pescado o realizar algún tipo de intercambio con los lugareños, como

Santa Cruz de Berbería. Sobre esta cuestión volveremos en el siguiente

epígrafe, donde la trataremos con mayor exhaustividad y desde un

punto de vista más económico.

En definitiva, todo lo expuesto hasta hora pone de manifiesto, sin

lugar a dudas, el importante valor que tenía Canarias para la estrategia

africanista de los reyes españoles. Una estrategia que no pasaría

inadvertida para las otras potencias europeas, especialmente para

Portugal, pues estas acciones suponían un obstáculo para su política

expansionista a lo largo de la costa africana17. Esta pugna hispano-lusa

se tradujo en varios intentos por apoderarse del Archipiélago, o al

menos de algunas de sus islas, sobre todo con anterioridad a que la

17 Acerca de esta rivalidad de algunos países europeos resultan ilustrativos los

siguientes trabajos: ARRIBAS PALAU, M. (1987); BETHENCOURT MASSIEU, A. (2001); GARCÍA-GALLO, A. (1958); GLAS, G. (1999); JUÁREZ MARTÍNEZ, A. (2008); LEAL CRUZ, P.N. (2008); MECHBAL, A. (1987); PLACER CERVERA, G. (2008); RUMEU DE ARMAS, A. (1956-57 y 1991); SANTANA PÉREZ, G. (2004, 2009 y 2010); SEVILLA GONZÁLEZ; M.C. (2008) y THIERS, L. (2008).

29

Corona de Castilla se hiciese directamente con las riendas del proceso

de conquista y colonización de Canarias.

Este enfrentamiento quedaría en parte dilucidado por los tratados

de Alcaçovas (1479), Tordesillas (1494) y Sintra (1509), contando

algunos de ellos con la intermediación papal. En el primero se

establecía la delimitación de las áreas de actuación de ambos países en

el Atlántico, y en lo concerniente a África, se reconocían los derechos

hispanos sobre el Señorío de Canarias y sobre la parte septentrional del

continente a excepción del Reino de Fez. Por su parte, Portugal obtenía

la exclusividad de la conquista del citado reino y de la exploración y

explotación del resto de la costa occidental africana. Sin embargo, en el

segundo, Castilla renunciaba a sus derechos en el norte de África, salvo

las tierras de los alrededores de Melilla. Asimismo, se contemplaba la

exclusión de sus barcos de pesca al sur del Cabo Bojador, si bien se

confirmaba la posibilidad de realizar cabalgadas entre ese punto y Río

de Oro. El último de los acuerdos lo que hizo fue precisar aun más lo

pactado en Tordesillas, sobre todo en lo referente a la zona adyacente al

enclave melillense, así como limitar cualquier actuación castellana al

sur del Cabo Bojador.

El descubrimiento de América y el avance colonizador por el

Nuevo Mundo eclipsaron en cierta manera los proyectos africanistas de

los reyes españoles, ya que volcaron la mayoría de sus energías,

capitales y hombres en el otro lado del Atlántico. Canarias también

ocuparía un lugar destacado en esta nueva empresa. En primer

termino, porque sirvió de laboratorio para el marco institucional y de

relaciones que se establecieron entre la metrópoli y las colonias

americanas. En segundo lugar, porque desempeñó un papel clave en las

comunicaciones marítimas entre ambas orillas. Además, tuvo el

privilegio de desarrollar de manera más o menos legal un comercio

propio con las Indias al margen del monopolio real, y se constituyó, por

sus especificidades normativas, en una plataforma para la emigración

europea, en general, y española, en particular, hacia esos territorios.

30

Ahora bien, esta circunstancia no fue óbice para que el

Archipiélago continuase desarrollando una importante labor, dada su

posición geoestratégica, como catalizador de la política hispana hacia el

continente africano, que siguió existiendo, a pesar de la preeminencia

que había adquirido el escenario indiano. Una estrategia africanista

que, además de continuar defendiendo sus intereses ante las

pretensiones portuguesas, debía ahora hacer frente a la ofensiva de

otras potencias, como Francia, Gran Bretaña, Holanda, o el Imperio

Otomano (cfr. Cuadro 1.2).

CUADRO 1.2 Principales ataques navales contra las Islas, 1522-1797

Francia Berbería Inglaterra Holanda

El Hierro 1

La Palma 2 1 3

La Gomera 2 2 2 1

Tenerife 4 6

Gran Canaria 2 1 3 1

Lanzarote 1 6 2

Fuerteventura 1 4 1

Total 10 11 21 3

Fuente: ANAYA HERNÁNDEZ, L.A. (2006); CABRERA ARMAS, L.G. y DÍAZ

DE LA PAZ, A. (1995); RUMEU DE ARMAS, A. (1991) y SANTANA PÉREZ, G y SANTANA PÉREZ, J.M. (2002).

De hecho, en algunas ocasiones, estas naciones europeas que

acabamos de citar, intentaron establecerse por la fuerza en las Islas,

dado su valor estratégico para el tráfico marítimo y el comercio con sus

posesiones en el Atlántico Sur, en general, y con África, en particular.

En otras, se dedicaron a hostigarlas o a realizar acciones corsarias en

sus mares con el fin de debilitar y cuestionar el poder hispano en ese

ámbito geográfico. En este contexto es en el que se enmarca el ataque

del corsario francés François Le Clerc, apodado Pata de Palo, a Santa

Cruz de La Palma en 1553. También el del Almirante holandés Pieter

31

Van der Does en 1599, recalando con sus buques de guerra en varias

islas, en las que ocasionó un importante número de bajas y se apoderó

de un suculento botín.

Pero, sin lugar a dudas, fueron los ingleses quienes con mayor

intensidad atacaron el Archipiélago. De las numerosas incursiones

realizadas por ellos, cabe destacar las llevadas a cabo por Francis

Drake, acompañado por John Hawkins, a la capital palmera y a San

Sebastián de La Gomera en 1585, y la que llevó a cabo diez años más

tarde en Gran Canaria –en la capital y en Arguineguín. Asimismo,

Robert Blake se lanzó sobre Santa Cruz de Tenerife en 1659 con el fin

de apoderarse de la Flota de Indias que se había refugiado allí. Mismo

destino tendría el intento de ocupación que protagonizó Horacio Nelson

en 1797, quizás el más serio para hacerse con el control de las Islas.

Además de mantener la posesión del Archipiélago por su valor

estratégico en las rutas marítimas que conectaban Europa, América y

África, la Corona española estaba empeñada en impedir la expansión de

sus contrincantes europeos por la costa noroccidental africana. Por ello,

realizó intensas negociaciones diplomáticas para que las autoridades

marroquíes permitiesen el establecimiento de una factoría para los

pescadores canarios en el continente desde la segunda mitad del siglo

XVIII. En realidad estas negociaciones escondían el deseo de la

monarquía hispana de impedir la expansión británica por ese litoral, tal

y como recoge en el texto de las instrucciones dadas por Carlos III a su

enviado ante el Sultán de Marruecos, el misionero franciscano

Bartolomé Girón de la Concepción, en 176518:

La Ynglaterra, que se ha apoderado de todos los ramos del

comercio del mundo y que, con todo, mira con celos que cualquiera

otra nación tenga un barco de pescar; no contenta con las famosas

pesquerías que desfruta en el Mar del Norte y en Terranova, ha

pensado ultimamente apropiarse la pesca que, según va dicho,

18 ARRIBAS PALAU, M. (1987: 45-47).

32

hacen por necesidad los canarios en la costa de Africa. En

seguimiento de esta idea, despachó el gobierno británico un navío al

cargo de un tal Jorge Glass para que pasase a establecer una

colonia y un fuerte en dicha costa azia el río Guedar; pero quiso la

fortuna que, aunque llego a dar fondo en dicho río el expresado

Glass, se le frustró su idea por entonces, saliendo los moros bravos

a impedirlo; de que resultó morir mucha de su gente y perderse el

navío. También se hizo preciso arrestar en Canarias al mismo

Glass, por haberle sorprehendido haciendo el contrabando en ellas

y toman violentamente nuestros artesanos para que le ayudasen en

su proyecto: de modo que, después de algún tiempo, se le puso en

libertad y se restituyó a Ynglaterra.

Los requerimientos españoles quedaron en parte satisfechos en

los Tratados de Paz y Amistad suscritos entre el Rey de España y el

Sultán de Marruecos en 1767 y 186019. Así, en el primer acuerdo se

señalaba:

«Art. 18. S.M.I. se aparta de deliberar sobre el establecimiento que

S.M.C. quiere fundar al Sur del Río Nun, pues no puede hacerse

responsable de los accidentes o desgracias que sucedieran a causa

de no llegar allí sus dominios y ser la gente que habita el país,

errante y feroz, que siempre ha ofendido y aprisionado a los

canarios. De Santa Cruz al Norte, S.M. concede a éstos y a los

españoles la pesca, sin permitir que ninguna otra nación la ejecute

en ninguna parte de la costa, que quedará enteramente por

aquéllos».

Quedando de manera más explicita la ubicación del citado

enclave costero en el artículo 18 del pacto rubricado en 1860:

19 MECHBAL, A. (1987: 306 y 314).

33

«[...] S.M. marroquí se obliga a conceder a perpetuidad a S.M.

católica en la costa del océano, junto a Santa Cruz la Pequeña, el

territorio suficiente para la formación de un establecimiento de

pesquería. como el que España tuvo allí antiguamente.»

Ambos tratados dieron comienzo a una época de cierta estabilidad

en las relaciones hispano-marroquíes, aunque no exenta de tensiones,

que se ha prolongado hasta la actualidad. Sin embargo, con

anterioridad, las mismas se vieron jalonadas por un amplio periodo de

confrontación y violencia. En términos generales, podemos señalar que

los isleños llevaron a cabo numerosas cabalgadas en los territorios

africanos cercanos durante el siglo XVI, desarrollando una importante

acción depredadora de hombres y bienes. Estas actividades fueron

prohibidas a partir de 1572 por Felipe II, con el objeto de ganarse a los

marroquíes y enfrentarlos al poder turco, que se había asentado en la

ribera sur del Mediterráneo. No obstante, en los años siguientes, hasta

la finalización de la centuria, se reprodujeron estas expediciones por

parte de los isleños, aunque con una frecuencia e intensidad mucho

menor y circunscritas a aquellas zonas que estaban fuera del control

marroquí. Sobre ellas volveremos más adelante, cuando las analicemos

más en profundidad desde una perspectiva económica.

Por su parte, los berberiscos y los turcos iniciaron una etapa de

ataques corsarios y piráticos contra la navegación y las costas canarias,

que se prolongaría desde los años sesenta del siglo XVI hasta mediados

del siglo XVIII20. No obstante, con anterioridad se habrían producido

algunos amagos, al menos así se desprende de las noticias inquietantes

que llegaron al Archipiélago a lo largo de 1532, cuando las autoridades

insulares tuvieron noticias de que el Jarife estaba aprestando una gran

flota para invadir las Islas. Circunstancia ésta que se repitió once años

20 ANAYA HERNÁNDEZ, L.A. (1987, 2006a, 2007 y 2008) y MARTÍN

CORRALES, E. (2008).

34

más tarde, según testificó un huido de Berbería ante el Tribunal de la

Inquisición.

Amenazas éstas que se hicieron realidad en 1569 con la invasión

de Lanzarote por parte del corsario Calafat de Salé. Esta isla sería la

más afectada, con diferencia, al ser ocupada en otras cuatro ocasiones.

A ellos debemos añadir los ataques de la misma índole sufridos por

Fuerteventura o La Gomera. Además de saquear las Islas, también se

llevaron numerosos prisioneros, capturados en alta mar o en sus

innumerables incursiones terrestres, contándose por millares los

afectados a lo largo de esos años. De hecho, uno de ellos se convirtió al

Islam y fue uno de sus capitanes más afamados, Alí Arréz Romero. En

realidad se trataba de Simón Romero, un marinero residente en la calle

de Triana de la capital grancacanaria, que había sido capturado

mientras navegaba por el litoral africano. Su fama quedó recogida en las

tradiciones populares de la época, como las frases que recitaban las

madres argelinas a sus hijos, según contaba un cautivo isleño21:

«Hijo mío, as de ser moro fino, y ellos responden que sí, y ellas les

disen: sí, as de ser tan fino como Alí Romero y ellos responden que sí, y

las dichas moras les disen: Alá te aga como él»

También los españoles se dedicaron al corso y a la piratería en las

aguas del África Occidental durante todo el periodo estudiado,

utilizando Canarias como base de esas operaciones. Sirva a modo de

ejemplo el incidente entre un navío castellano y otro portugués a la

altura de Mauritania en 1517. El buque lusitano fue apresado y su

tripulación llevada al Archipiélago. Todavía en el siglo XVIII continuaron

estas actividades, como la realizada por Pascual Rodríguez de Sossa

que, partiendo de Santa Cruz de Tenerife, apresó y hundió una

21 Citado por ANAYA HERNÁNDEZ, L.A. (2007: 5).

35

embarcación berberisca en el Golfo de Arguín en 1762, desembarcando

a sus prisioneros en Cádiz22.

Finalmente, podemos indicar la participación isleña en el primer

proyecto efectuado por la monarquía española para retomar el proceso

colonizador en África a finales del siglo XVIII. Los tratados de San

Ildefonso (1777) y del Pardo (1778), firmados entre España y Portugal,

supusieron la cesión a la primera de las islas de Fernando Poo y

Annobón en el Golfo de Guinea, a cambio de transferir a la segunda la

isla de Santa Catarina y la provincia de Río Grande del Sur de Brasil.

Las motivaciones que tenía la Corona Española para realizar este

intercambio territorial eran fundamentalmente económicas. Por un

lado, se pretendía garantizar el suministro autónomo de esclavos para

las colonias americanas, evitando los onerosos contratos que se tenían

con operadores de otros países europeos, británicos, franceses y

portugueses, principalmente. Por otro lado, se trataba de establecer una

base de apoyo para el tráfico mercantil con Filipinas bordeando el Cabo

de Buena Esperanza.

Para hacer efectiva esta empresa, se aprestó rápidamente una

flota que, partiendo de Montevideo, se hiciese cargo de las nuevas

posesiones africanas. Ésta recaló en el archipiélago canario donde

reclutó algunos expedicionarios más. Sin embargo, el retraso en la

entrega de las dos islas guineanas por los portugueses, el fallecimiento

del jefe de la expedición, el Conde de Argalejo, y las enfermedades

llevaron, finalmente, al fracaso de este proyecto. Los supervivientes

fueron repatriados mediante una operación de rescate que partió de

Canarias, teniendo que hacer frente, además, a la hostilidad de los

navíos ingleses, que veían con recelo la presencia hispana en la zona23.

22 SANTANA PÉREZ, G. (2010: 50 y 59). 23 LIRIA RODRÍGUEZ, J.A. (2003); NDONGO-BIDYOGO, D. (1987) y CARNERO

LORENZO, F y DÍAZ DE LA PAZ, A. (2009).

36

3. Las relaciones económicas con África durante la

Edad Moderna

Finalizada la conquista del Archipiélago, se estableció una

economía de servicios y de producción vinculada al ámbito

internacional atlántico, que contó con un marco institucional favorable

para su expansión24. Ahora bien, la implantación en exclusiva de una

economía de servicios que consistiera, fundamentalmente, en utilizar

Canarias como base de apoyo logístico para el tráfico marítimo de las

potencias ibéricas a lo largo de la costa occidental africana y hacia el

Nuevo Mundo, hubiese tenido una potencialidad de crecimiento

económico muy limitada para las Islas.

Por ello, los principales agentes de la conquista insular

impulsaron la colonización a sabiendas de que su potencial productivo

iba más allá de la mera recolección y exportación de algunas plantas

autóctonas, como la orchilla. De ahí que los capitales privados optasen

por el desarrollo de una economía azucarera destinada a abastecer el

mercado europeo. ¿Por qué el azúcar? Básicamente porque se trataba

de un producto de alta remuneración en los mercados de destino, que

permitía amortizar rápidamente las inversiones iniciales –el

acondicionamiento del terreno, la infraestructura de regadío, la

construcción de ingenios– y facilitaba, además, la reproducción del

sistema. Así, los agentes económicos implicados, no sólo buscaron un

cultivo orientado al exterior que compensase la importación de inputs y

bienes manufacturados de consumo, sino que también implementaron

otros, sobre todo el cereal y el viñedo, que desempeñaron una doble

función de gran importancia en su articulación con la agricultura de

exportación. En los momentos de auge de las exportaciones sirvieron

para controlar los precios y salarios en el mercado local, con el fin de

24 En el desarrollo de estos argumentos hemos seguido los textos de MACÍAS

HERNÁNDEZ, A.M. (1995b, 2000 y 2001b).

37

garantizar una relación real de intercambio favorable, mientras que en

las etapas de crisis, se convirtieron en el mecanismo que las clases

dominantes utilizaron para mantener sus niveles de renta.

El éxito del binomio economía de servicios-economía de producción

no hubiese sido posible si Canarias no hubiese contado con un marco

institucional que favoreciese la llegada de mano de obra y capitales. En

el ámbito fiscal, se debe señalar que la presión tributaria fue menor que

en el resto del reino. Una vez acabada la fase de conquista, sólo se

aplicó en las Islas el almojarifazgo –un 6 por ciento ad valoren sobre las

entradas y salidas de mercancías, un 2,5 por ciento sobre las

exportaciones hacia América– y las tercias reales. En cuanto a la

legislación mercantil, se suprimieron todo tipo de trabas a la

formulación de contratos, destacando la orden explícita que prohibió la

intervención de la Iglesia en esta materia.

CUADRO 1.3 Equivalencias del sistema monetario castellano en Canarias

1480-1497 1497-1521 1521-1686

Castilla (mrs.)

Canarias (mrs.)

Premio (%)

Castilla (mrs.)

Canarias (mrs.)

Premio (%)

Castilla (mrs.)

Canarias (mrs.)

Premio (%)

Ducado 375 500 33,33 375 500 33,33 375 528 33,33

Cruzado 375 500 33,33 375 500 33,33 375 528 33,33

Dobla 365 487 33,42 365 500 36,98 365 500 36,98

Tostón 90 126 28,57

Real 31 40 29,03 34 42 23,52 30 42 28,57

Real nuevo 34 48 41,17

Cuarto 4 6 50,00 4 6 50,00 4 6 40,00

Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2000).

Con respecto al comercio exterior, la Corona permitió a los

agentes insulares realizar sus intercambios directamente con los

mercados de destino de la oferta agroexportadora y con los

abastecedores de manufacturas e insumos. Asimismo, se dictaron

disposiciones para que la producción agraria local de subsistencias se

vendiese prioritariamente en el Archipiélago, favoreciendo así la

38

complementariedad entre los distintos espacios insulares. También se

dotó a Canarias de una política monetaria propia, que supuso la

concesión de un premio sobre las unidades monetarias castellanas e

indianas con el fin de compensar los costes de transacción que suponía

la lejanía de las Islas (cfr. cuadro 1.3). Finalmente, merece destacarse el

elevado grado de autonomía que gozaron las autoridades insulares en

materia económica, al menos hasta finales del siglo XVII.

Por tanto, las relaciones exteriores constituyeron el principal

renglón del sistema económico canario. Un sistema que se articulaba en

torno a dos ejes principales: la prestación de servicios a las flotas

europeas de ultramar y la exportación de productos agrícolas de alto

valor. Al mismo tiempo, el mercado doméstico se abastecía en el

mercado internacional de las materias primas y de los bienes de

consumo que demandaba su economía productiva sin ningún tipo de

cortapisas, más que las derivadas de las coyunturales desavenencias

que mantenía la Corona española con otros países europeos.

En este contexto, habitualmente se ha destacado el papel que han

jugado Europa y América como clientes y proveedores exteriores del

Archipiélago. Y, sin duda, lo fueron, pero ello no debe impedir abordar

el análisis de la función que también África desempeñó al respecto. En

este sentido, podemos reseñar cuatro ámbitos de actuación que

sobresalen sobre el resto, los servicios portuarios, el tráfico de esclavos,

las pesquerías y el comercio de bienes.

Desde la ocupación de Canarias por parte de los castellanos, sus

puertos sirvieron de refugio y de área de avituallamiento para los

buques que hacían sus travesías por el Atlántico sur,

fundamentalmente para los de pabellón hispano, pero también para los

extranjeros (cfr. gráficos 1.1, 1.2, 1.3 y 1.4)25. Por lo que concierne al

tráfico marítimo con África, las embarcaciones españolas procedían de

25 FAJARDO SPÍNOLA, F. (2004); LOBO CABRERA, M. (1985); MACÍAS

HERNÁNDEZ, A.M. (2001a); TORRES SANTANA, E. (1985); SANTANA PÉREZ, G. (2009); SANTANA PÉREZ, G. y SANTANA PÉREZ, J.M. (2002) y VILAR VILAR, E. (1979).

39

Andalucía (Sevilla, Cádiz, Sanlúcar de Barrameda, Puerto de Santa

María, Huelva y Palos) y, en menor medida, del Cantábrico, y se dirigían

hacia las costas de Berbería y Guinea. No en vano, los comerciantes

castellanos se habían asentado de forma temprana en Cabo Verde o en

Santo Tomé. Este tránsito se vio incrementado de forma sustancial con

la incorporación de Portugal, y por tanto de sus feitorias africanas, al

reino de España entre 1580 y 1640. Especial mención merece el tráfico

con Cabo Verde, que llegó a alcanzar niveles muy destacados. Así, en el

bienio 1609-1610, el 85 por ciento de los barcos arribados al

archipiélago portugués habían partido desde Canarias.

GRÁFICO 1.1 Tráfico marítimo extranjero por los puertos canarios, 1571-1800

(Nº de embarcaciones)

Fuente: FAJARDO SPÍNOLA, F. (2004).

Respecto a los navíos de otras nacionalidades, éstos recalaban en

los puertos canarios, sobre todo cuando España no estaba en guerra

con ellos, aunque tampoco resultaba extraño que ocurriera lo

contrario26. El tráfico luso con sus enclaves africanos –Cabo Verde,

Arguín, Angola, Santo Tomé– continuó siendo importante durante las

26 Los gráficos 1.1 y 1.2 se refieren a los datos recabados a partir de las

inspecciones que el Santo Oficio realizaba a los buques arribados a las Islas.

0

50

100

150

200

250

300

1571-80 1601-10 1631-40 1661-70 1691-00 1721-30 1751-60 1781-90

40

etapas en que ese país fue independiente, aunque en menor medida que

durante la unificación con España. También los buques holandeses

transitaron por nuestros puertos con destino a sus posesiones africanas

–Arguín, Costa de Oro y El Cabo–. De igual forma ocurrió con los navíos

ingleses y franceses, que realizaban operaciones mercantiles con la

costa africana –Marruecos, Senegal, Gambia, etc.– o participaban en la

incipiente expansión colonial por el continente –Isla de Francia

(Mauricio), Isla de Borbón (Reunión). A ellos hay que añadir la flota

estadounidense que de forma frecuente utilizaba Canarias como punto

de apoyo en sus travesías hacia África.

GRÁFICO 1.2 Origen de los navíos extranjeros arribados a Gran Canaria

y Tenerife, 1566-1800 (Porcentaje

Fuente: FAJARDO SPÍNOLA, F. (2004).

0

10

20

30

40

50

G. Bretaña Francia Holanda Portugal España R. Europa África América

41

GRÁFICO 1.3 Estructura del tráfico total en el puerto de S/C de Tenerife, 1800-1804

(Porcentaje

Fuente: HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, G. (1983).

GRÁFICO 1.4 Distribución del tráfico con África desde el puerto de

S/C de Tenerife, 1784-1804 (Porcentaje)

Fuente: SANTANA PÉREZ, G. (2002a) y HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, G. (1983).

0

5

10

15

20

25

30

Inglaterra Francia Holanda Portugal España EE.UU. Otros

0

10

20

30

40

50

60

Europa América África Asia Sin especificar

42

Además del tráfico comercial, Canarias también se convirtió en

base logística para numerosos navíos corsarios y piratas, tanto

europeos como berberiscos. Estos buques recalaban en las costas

isleñas despobladas y, por tanto, escasamente vigiladas, especialmente

en Lanzarote y Fuerteventura, así como en la vertiente meridional de

Gran Canaria y Tenerife, con el fin de efectuar reparaciones, buscar

avituallamientos o para dar algo de reposo a sus tripulaciones.

GRÁFICO 1.5 Número de cabalgadas efectuadas desde Canarias en el siglo XVI

Fuente: DÍAZ DE LA PAZ, A. (2011).

Por otra parte, los agentes económicos del Archipiélago tuvieron

una participación activa, ya sea como demandantes o como

intermediarios, en el comercio internacional de esclavos africanos

durante la Edad Moderna27. La expansión azucarera que se implementó

como primer motor económico de las Islas tras la conquista requería de

una abundante mano de obra para garantizar su éxito. Como quiera

que la oferta disponible de fuerza de trabajo local en esos momentos era

27 ANAYA HERNÁNDEZ, L.A. (1999, 2006b y 2009); BRUQUETAS DE CASTRO,

F. (1995); LOBO CABRERA, M. (1979, 1982 y 1985a); LOBO CABRERA, M. y DÍAZ HERNÁNDEZ, R. (1984); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1995b); PÉREZ HERNÁNDEZ, I. (1989); RODRÍGUEZ VICENTE, E. (1985) y SANTANA PÉREZ, G. y SANTANA PÉREZ, J.M. (2002).

0

5

10

15

20

25

30

35

40

45

50

1501-10 1511-20 1521-30 1531-40 1541-50 1551-60 1561-70 1571-80 1581-91 1591-00

43

escasa, los colonizadores castellanos se fueron al vecino continente

para conseguir esos recursos humanos que necesitaban. El mecanismo

utilizado fueron las cabalgadas, que se extendieron por toda la costa

occidental, desde Marruecos hasta Angola28.

Desconocemos su número exacto, pero las estimaciones

realizadas a partir de diversas fuentes señalan un mínimo de 188

expediciones de este tipo a lo largo del siglo XVI. De ellas, casi el 80 por

ciento se llevaron a cabo en las costas de Berbería. Su evolución nos

indica que se produjeron con mayor intensidad en el periodo

comprendido entre 1550 y 1570, coincidiendo con el de mayor

expansión de la producción y exportación azucarera de Canarias (cfr

gráfico 1.5).

Después de 1572, cuando Felipe II decretó su prohibición, se

continuaron haciendo algunas más, ahora de forma ilegal, hasta el final

de siglo. No obstante, su cuantía fue muy inferior a la del periodo

precedente y se realizaron cada vez más hacia el sur para burlar el

control regio. Ahora bien, este descenso no sólo se explica por el efecto

de la nueva legislación, sino también por la crisis del sector azucarero

ante la competencia de los envíos procedentes de América y su

paulatina sustitución por la viticultura –malvasías y vidueños. Esta

nueva actividad agroexportadora presentaba un modelo de relaciones

laborales que apenas incorporaba la mano de obra esclava, de tal forma

que ésta quedó relegada, casi en exclusiva, al servicio domestico y cada

vez con una importancia menor.

Esta actividad debió resultar muy lucrativa si nos atenemos a las

cifras aportadas por algunos estudios que señalan que con la venta de

dos cautivos se sufragaban con holgura los costes de este tipo de

expediciones, llegando a obtener unos beneficios que se situarían entre

el 150 y el 200 por ciento. Esta circunstancia no pasaría inadvertida a

la Corona, que las gravó con el quinto real durante algún tiempo,

28 SALAFRANCA ORTEGA, J.F. (2006).

44

aportando suculentos ingresos para las arcas de la monarquía. Las

expediciones para capturar esclavos en Berbería se vieron incentivadas

a partir de 1526, cuando la Corona transfirió a los habitantes de

Tenerife la citada tasa por una Real Cédula. Los rescates también

aportaban pingües ganancias, sobre todo si se apresaba a personas de

un cierto estatus social en sus territorios de origen. Normalmente éstos

consistían en el canje del cautivo por varios esclavos negros.

GRÁFICO 1.6 Importancia de los esclavos en la población de algunas

localidades de Gran Canaria (Porcentaje)

Fuente: LOBO CABRERA, M. (1982).

En términos generales, la esclavitud de origen berberisco se

asentó, sobre todo, en Fuerteventura y Lanzarote, dedicada a las

labores en las explotaciones cerealeras de esas dos islas. De hecho, en

la primera de ellas llegaron a representar la mitad de la población y en

la segunda el 14 por ciento, según el censo de moriscos de 1595.

También tuvieron cierta relevancia en otras localidades del Archipiélago,

como Agaete con un 15,5 por ciento, Los Llanos de Aridane con un 9

por ciento, Adeje con un 7,2 por ciento o Telde con un 5 por ciento. Los

procedentes del África subsahariana fueron utilizados de manera

0

4

8

12

16

20

24

1548-1556 1573-1582 1583-1599 1600-1639

Las Palmas Telde

45

significativa en las plantaciones azucareras de Tenerife y Gran Canaria,

llegando a alcanzar una cierta importancia en algunas localidades a

mediados del siglo XVI, aunque con posterioridad, el declive de las

exportaciones de este producto hizo disminuir de forma significativa su

importancia relativa dentro del conjunto de la población isleña (cfr.

gráfico 1.6).

Además de proveer al Archipiélago de fuerza de trabajo esclava,

algunos agentes isleños participaron en este comercio internacional de

seres humanos, sobre todo con destino a las colonias españolas en

América. Los navíos dedicados a la trata partían de Canarias con

destino a Cabo Verde o Sao Tomé, donde cargaban su valiosa

mercancía. Estos enclaves portugueses se convirtieron en los centros

redistribuidores de los esclavos capturados en las costas atlánticas

africanas, concretamente en Guinea, Elmina, Angola o Níger. En los

inicios de esta actividad había que pasar primero por Sevilla, pero el

sobrecoste que ello generaba llevó pronto a permitir el tráfico negrero

directo con el Nuevo Mundo.

Más adelante, el suministro de mano de obra forzada para la

América hispana se realizó por medio de asientos que fueron concedidos

a agentes de diversas naciones europeas –Portugal, Francia, Holanda

Inglaterra…–, cuyos navíos transitaban por los puertos canarios en

busca de avituallamiento o de mercaderías para intercambiar en los

centros de redistribución de esclavos situados a lo largo de la costa

africana. No obstante, en 1784, el Marques de Braciforte, Capitán

General de Canarias en aquel entonces, intentó poner en marcha una

iniciativa propia, la Compañía Canaria de Negros, con el fin de

dedicarse a la trata de esclavos entre Cabo Verde y Cabo Palmas. El

objetivo último era desembarazarse de la presencia extranjera en este

negocio, pero el proyecto se quedó sólo en eso.

46

Otra actividad económica que vinculaba el Archipiélago con el

continente africano durante la Edad Moderna fue la pesca29. Un vínculo

que fue incluso anterior a la conquista castellana de las Islas, pues las

embarcaciones pesqueras procedentes de diversas partes de la

Península Ibérica –Portugal, cornisa cantábrica y Andalucía– ya

realizaban sus faenas en el litoral noroccidental de África, donde se

ubicaba un importante caladero. De hecho, podemos considerarlos

como los precursores de las posteriores expediciones europeas hacia el

sur del continente.

Cuando se produce la conquista de Canarias, éstas se convierten

en una base de apoyo para los pescadores andaluces y gallegos, si bien,

tras culminarse la ocupación del Archipiélago, se fue desarrollando una

flota propia que paulatinamente iría monopolizando las faenas en la

costa africana. En un primer momento, éstas se desarrollaron entre

Cabo Aguer y Cabo Bojador, y a medida que avanzaba la Edad Moderna

fue extendiendo su área geográfica hacia el Sur hasta Cabo Blanco y

Arguín. Se trata de una zona muy rica en pesca y de ahí la atracción

que tuvo para los pescadores insulares, que en no pocas ocasiones

obviaron los tratados con Portugal que impedían realizar estas labores

al sur de Bojador.

Durante la segunda mitad del siglo XVI era habitual que entre

una y tres embarcaciones fueran aparejadas anualmente para realizar

campañas de pesca en Berbería, si bien hay algunos testimonios que de

forma ocasional elevan considerablemente esa cifra, como el de John

Hawkins, quien se jactaba de haber capturado unos cuarenta

pesqueros castellanos y portugueses en una incursión que hizo al

puerto de Angla de Santa Ana en 1564. Para la centuria siguiente, los

datos estadísticos recopilados para algunos años entre 1622 y 1665

29 BETHENCOURT MASSIEU, A. (1988); DÍAZ DE LA PAZ, A. (2011);

FERNANDEZ DÍAZ, R. y MARTÍNEZ SHAW, C. (1994); GLASS, G. (1999); LOBO CABRERA, M. (1980); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1982); MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (2010); PÉREZ SAAVEDRA, F. (1993); RUMEU DE ARMAS, A. (1975); SANTANA PÉREZ, G. (1995) y SANTANA PÉREZ, J.M. (2010a y b).

47

ponen de manifiesto que se mantiene el promedio indicado

anteriormente. Ahora bien, tampoco podemos obviar el hecho de que las

acciones piráticas y corsarias que se llevaron a cabo en las aguas

cercanas a las Islas dificultó en no pocas ocasiones esta actividad.

Incluso las autoridades insulares llegaron a prohibir su desarrollo de

forma individual, requiriendo a los armadores de buques de pesca para

que se organizasen en un convoy y con escolta de algún navío militar.

No obstante, estas actuaciones se solían quedar en papel mojado, ya

que entorpecían sobremanera los trabajos de los pescadores.

Por tanto, debemos esperar al siglo XVIII para que se observe un

incremento sustancial de las labores pesqueras que desde Canarias se

efectuaban en las costas africanas, concretamente en el denominado

banco canario-sahariano. Así, para la segunda mitad del setecientos

existen varios informes que sitúan el número de embarcaciones isleñas

que allí operaban en un intervalo entre 15 y 40 unidades, en cualquier

caso, muy superior al que se ha descrito para los dos siglos anteriores.

Además se trataba de una actividad que presentaba una elevada tasa

de beneficios, a tenor de algunas estimaciones que la sitúan en el 67,5

por ciento. Sin duda, una de las razones de esta expansión está

relacionada con la política desarrollada por las autoridades ilustradas

españolas, que utilizaron la pesca como instrumento en sus pugnas

diplomáticas respecto al Magreb, sobre todo para evitar la penetración

de otras potencias europeas en la costa noroccidental africana. Fruto de

ello fue el tratado suscrito con Marruecos en 1767, que fijaba, entre

otros aspectos, que los pescadores canarios tendrían en exclusiva el

derecho de explotación de los caladeros de ese litoral, bajo soberanía

alauita.

No obstante, el salto hacia delante que se produjo en esa época se

tradujo, a posteriori, en un cierto estancamiento, probablemente por la

falta de mercados exteriores donde colocar los excedentes de la pesca

obtenida, una vez cubiertas las necesidades del mercado isleño. Así, en

el primer tercio del siglo XIX, la flota canaria que faenaba en las costas

48

del vecino continente se situaba entre los 21 barcos del recuento de

1818 y los 33 del efectuado en 1830. Las capturas se situaron en ese

periodo entre las 2.000 y las 3.000 toneladas anuales, si bien hay otras

estimaciones que elevan esas cifras hasta las 4.000, o incluso a las

6.000 toneladas. En cualquier caso, el valor de la producción pesquera,

que ascendía a casi 6 millones de reales en 1802, equivaldría al 2 por

ciento de la riqueza total del Archipiélago en los primeros años de esa

centuria. Y algo más de las tres cuartas partes de ese valor provenían

de las capturas realizadas en África, siendo el resto el resultante de las

llevadas a cabo en las aguas canarias.

Finalmente, nos referiremos a los intercambios comerciales que

Canarias mantuvo con África durante la Edad Moderna, si bien no

alcanzaron la magnitud de los efectuados con Europa y América30. Las

relaciones mercantiles con el vecino continente fueron constantes desde

el momento de la conquista, aunque, dependiendo de la coyuntura

bélico-política de cada momento, éstas se realizaban de forma legal o

fraudulenta. Además, y al igual que ocurría con el comercio de España

con Indias, el realizado con el continente africano estaba bajo el control

de la Casa de Contratación de Sevilla, por lo que los isleños solían

recurrir a prácticas irregulares para burlar el mismo.

Todo lo anterior implica que no dispongamos de abundante

información estadística al respecto. No obstante, de los testimonios de

la época, basados en documentos emitidos por las autoridades o a

través de los protocolos notariales, parece inferirse que hubo una cierta

actividad, aunque con una marcada irregularidad, sobre todo con las

costas de Berbería. En este sentido destaca la importación de cereales

de esa procedencia en los años en los que la cosecha local no era

suficiente para el abastecimiento de la población isleña. Circunstancia

30 ARRIBAS PALAU, M. (1979); LOBO CABRERA, M. (1985b); LOBO CABRERA,

M. y BRUQUETAS DE CASTRO, F. (1998); LOBO CABRERA, M. y TORRES SANTANA, E. (1997); SANTANA PÉREZ, G. (2002b); SANTANA PÉREZ, G. y SANTANA PÉREZ, J.M. (2002) y TORRES SANTANA, E. (1990).

49

ésta que se producía, o bien por la merma de las mismas debido a

causas climatológicas, o por el elevado crecimiento demográfico insular.

Asimismo, hubo algunos contactos esporádicos con las economías

subsaharianas. Valga como ejemplo la autorización que obtuvieron

Juan Lugo y Pedro de Lugo del rey de Portugal en 1503 para

comercializar orchilla desde Cabo Verde. Se trataba de dos agentes

mercantiles que ya lo habían hecho desde Canarias con anterioridad.

También se mantuvieron importantes vínculos con otros enclaves

lusitanos en África, como Safi, Azamor, Arcila o Arguín, que en algunas

ocasiones se suministraban en el Archipiélago de cereales o vino, así

como de algunas manufacturas.

No obstante, la mayor expansión del comercio canario-africano se

dio en el siglo XVIII, sobre todo a raíz de la firma de los tratados de paz

entre España y Marruecos. Ello significó un mayor volumen de

intercambios con los puertos de Santa Cruz de Berbería y Mogador.

Desde el Archipiélago se exportaba aguardiente, vinagre, tabaco, cacao,

arroz y madera a cambio de cereales, cuero, camellos, caballos, goma

arábiga y marfil. En este comercio participaban agentes locales de

ambos lados, pero también había una importante presencia de

mercaderes extranjeros –franceses, ingleses, portugueses, genoveses o

estadounidenses–, que aprovechaban sus escalas en Canarias para

adquirir productos isleños a cambio de los que traían del continente.

Hubo algunos proyectos para crear compañías mercantiles

dedicadas al comercio entre Canarias y África, como la auspiciada en

1723 por unos comerciantes galos afincados en las Islas. Con ella

pretendían vender vinos isleños y manufacturas europeas, e importar

cera, almendras, cobre y goma arábiga de Marruecos. También

encontramos ejemplos en el mismo sentido para el área subsahariana,

como la sociedad formada por Juan González y Antón de Solís, vecinos

de Las Palmas de Gran Canaria, para comerciar con Cabo Verde. En

Sao Tomé existía, al parecer, una importante colonia de comerciantes

50

castellanos, algunos de los cuales probablemente procediesen de

Canarias. Incluso se pensó en introducir uva isleña en Sudáfrica.

Ahora bien, el comercio canario-africano, a pesar del aparente

impulso recibido desde la segunda mitad del setecientos, se mantuvo en

una posición marginal. Al menos así se desprende de las estadísticas de

importación y exportación de la Aduana de Santa Cruz de Tenerife a

comienzos del siglo XIX, pues la cuota de mercado correspondiente al

continente africano en ambas rúbricas apenas superó el 1 por ciento

(cfr. grafico 1.7). Por tanto, Europa y América continuaron siendo los

principales clientes y proveedores de las Islas en ese momento. Una

situación que se perpetuaba desde la conquista del Archipiélago.

GRÁFICO 1.7 Distribución del comercio efectuado por la Aduana de

S/C de Tenerife, 1800-1804 (Porcentaje)

Fuente: HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, G. (1983).

Aunque las cifras oficiales del comercio directo con África

muestren que tuvo una importancia relativa muy pequeña, en ellas no

está computado el contrabando que se produjo, sobre todo cuando se

impusieron prohibiciones al comercio con Berbería. Además, se

debieran añadir aquellos intercambios que se realizaban al amparo del

0

10

20

30

40

50

60

África América Asia Europa

Exportación

Importación

51

tráfico de esclavos con América por parte de numerosos navíos

extranjeros, que adquirían en las Islas vino y manufacturas textiles

para venderlas en los principales enclaves negreros de África, como

Cabo Verde, Sao Tomé, Angola o Guinea. Otra modalidad, que tampoco

está recogida, es el comercio realizado a pequeña escala, pero de

manera constante, por los pescadores que faenaban en las costas

africanas. Éstos solían desembarcar en el continente para proceder a la

salazón o secado de sus capturas y aprovechaban para vender algunas

mercaderías –cuerdas, pan, cebolla, frutos…– a los pobladores del lugar

a cambio de agua, madera, huevos de avestruz, plumas, etc. Parte de

estos productos adquiridos en Berbería eran luego comercializados por

ellos a su regreso a casa.

En síntesis, Canarias debió desempeñar durante la Edad

Moderna, a la luz de lo expuesto con anterioridad, una función

destacada en el comercio triangular entre Europa, África y América. De

tal manera, que las flotas de las potencias europeas –España, Portugal,

Francia, Inglaterra y Holanda–, así como la de Estados Unidos a partir

de su independencia, habían convertido a las Islas en una plataforma

logística de sus rutas en el Atlántico Sur, tanto hacia el Nuevo Mundo

como las que se dirigían al continente africano. Esos navíos utilizaban

los puertos isleños para avituallarse y realizar compras de productos

canarios para su posterior venta en esos destinos, así como vender

esclavos o mercaderías de esas procedencias. Asimismo, el Archipiélago

aprovechaba el tráfico de retorno hacia el Viejo Continente para dar

salida hacia Europa a sus principales productos de exportación,

primero el azúcar, luego el vino y, finalmente, la barrilla.

En este sentido se pronunciaba el Fiscal de la Real Audiencia de

Canarias en 1798, con motivo del intento inglés de invadir Tenerife31:

«Las islas africanas, o adyacentes de España llamadas Canarias

son interesantes por su situación, la más a propósito para el

31 Citado por PUENTE EGIDO, J. (1987: 27)

52

comercio de las cuatro partes del mundo; para arribadas; para

punto de reunión de convoyes; para depósito de caudales, efectos y

presas; para puertos francos; para surtir de comestibles frescos y

de aguardientes y vinos a los corsarios y buques de guerra, y de

comercio; para crucero de naves de guerra; para disponer

expediciones disimuladas y ocultas; y para otros fines semejantes.»

53

CAPÍTULO 2

Un marco institucional favorable

a la internacionalización

54

En un trabajo de comienzos de la década de 1980, que figura

entre los más destacados de la historiografía económica isleña, el

profesor Antonio M. Macías Hernández ya se cuestionaba la aplicación

de las teorías centro-periferia para explicar la evolución de la economía

canaria32. Los defensores de esta perspectiva analítica situaban al

Archipiélago como una colonia bajo la bota del imperialismo europeo,

forzada a desarrollar un modelo productivo basado en el monocultivo de

exportación y obligada a comprar productos manufacturados

extranjeros. Por tanto, se le había impuesto un sistema de intercambio

desigual que mantenía a las Islas en una situación de déficit comercial

permanente.

Lejos de estos postulados, el profesor Macías fue construyendo un

modelo analítico en el que se explicitaba la existencia de una vía propia

de incorporación al capitalismo desde mediados del siglo XIX, diseñada

por la clase dominante insular –la burguesía agromercantil–, y basada

en el librecambio. Este sistema peculiar se articulaba en torno a tres

grandes ejes: una economía de producción, basada en el sector

agroexportador; una economía de servicios, que se fundamentaba en el

avituallamiento a buques en los puertos canarios, a la que hay que

añadir más recientemente el turismo; y un marco institucional que

facilitaba el acceso a los bienes de consumo y las materias primas a

precios internacionales, garantizando así la competitividad de nuestra

32 MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1983).

55

oferta exterior. Todo ello ha posibilitado una arribada de ingresos que

han generado una etapa de crecimiento y modernización económica sin

precedentes, aunque no exenta de dificultades en momentos

puntuales33.

1. La formulación de un nuevo marco

institucional.

La transición del Antiguo Régimen al Capitalismo no fue fácil en

Canarias. La fase de bonanza económica inaugurada en la década de

1790 –gracias a las exportaciones de vinos y barrilla– fue efímera,

extendiéndose tan sólo al primer cuarto del siglo siguiente. Las causas

de la crisis posterior estuvieron relacionadas con la desaparición de las

circunstancias coyunturales que habían impulsado la recuperación de

las ventas vinícolas, así como con la introducción de la sosa artificial,

que supuso el hundimiento de los envíos al exterior de barrilla. Esta

situación recesiva se vio acentuada por un aumento paulatino de la

presión impositiva estatal tras la extensión al Archipiélago de una

política comercial proteccionista y con la emancipación de las colonias

hispanas en América, que hasta ese momento habían servido de

amortiguador para la deficitaria balanza comercial isleña con Europa.

Este cúmulo de factores adversos contribuyó a la liquidación del modelo

económico antiguoregimental.

Tras años de peticiones, a finales de la década de 1840, la

burguesía agromercantil elevó el tono de su protesta contra el

proteccionismo y reclamó al Gobierno central el establecimiento de un

modelo librecambista a semejanza del que gozaban ya otros enclaves

atlánticos. Esta demanda fue finalmente atendida por las autoridades

33 Para la descripción de la dinámica seguida por la economía canaria desde la

segunda mitad del siglo XIX hemos empleado, fundamentalmente, los trabajos de MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. y RODRÍGUEZ MARTÍN J:A (1995); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2001); y de CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2006a).

56

estatales en 1852 con la promulgación de la Ley de Puertos Francos de

11 de julio, que supuso un hito en el devenir histórico-económico del

Archipiélago.

Los estudios hasta ahora realizados permiten afirmar que

consolidó la vía de desarrollo del capitalismo en las Islas, basada en

una opción claramente librecambista. En efecto, el modelo económico

implantado a mediados del ochocientos, al suprimir el sistema

aduanero proteccionista, facilitó la importación de productos

extranjeros, al poder elegir en el mercado internacional los que eran

más baratos sin ningún tipo de restricciones. Además, esta

circunstancia dotó a las exportaciones agrícolas de un mayor grado de

competitividad, pues redujo las tensiones salariales en el mercado

laboral interno, al tiempo que revitalizó su renta de situación al

convertir las Islas en estación de avituallamiento para la flota

internacional que se dirigía al Atlántico Sur, particularmente para la

británica. Ahora bien, frente a su aparente continuidad respecto al

modelo económico antiguoregimental, constituyó una clara ruptura, al

introducir profundas transformaciones en los mecanismos de obtención

de rentas y de su posterior reasignación.

Si el siglo XIX significó para la economía isleña un periodo de

transición hacia el capitalismo, durante el primer tercio de la centuria

siguiente, el modelo librecambista del Archipiélago conoció su definitivo

afianzamiento. De hecho, el Régimen de Puertos Francos sufrió una

profunda transformación en 1900, que podemos definir como

estructural, de la mano del entonces Ministro de Hacienda Fernández

Villaverde y, por supuesto, gracias a las presiones e intereses de los

agentes insulares, en conflicto con sus homónimos peninsulares. Esta

reforma implicó, esencialmente, que las Islas continuaron siendo

españolas en lo político, pero país tercero en lo económico, debido a la

aplicación del principio de extranjería para las exportaciones de

Canarias hacia el resto del territorio nacional. Por otra parte, se

profundizó en el desarme arancelario con la supresión de los

57

gravámenes que recaían sobre algunas importaciones, especialmente

sobre el cereal. No obstante, se impusieron nuevas cargas al tráfico

mercantil foráneo, los arbitrios insulares, si bien su finalidad no fue

protectora sino la de conseguir la autonomía financiera de las

administraciones públicas locales. No obstante, esta coyuntura positiva

se vio sometida a duras pruebas en momentos muy concretos, como la

Primera Guerra Mundial o la crisis de los años treinta, si bien la

fortaleza de la economía isleña le permitió superar estas adversidades.

GRÁFICO 2.1 Evolución del tipo de cambio de la peseta, 1851-1930

(Pesetas/libra esterlina)

Nota: La paridad teórica en el sistema del patrón oro era de 25,22 pesetas/libra.

Fuente: MARTÍN ACEÑA, P. (1989).

Además del régimen de franquicias, la política cambiaria

nacional, acorde con los postulados proteccionistas aplicados por el

Gobierno central, tuvo en Canarias un efecto multiplicador positivo

sobre las relaciones económicas exteriores del Archipiélago (cfr. gráfico

2.1). Así, la depreciación de la peseta respecto a su paridad teórica con

el oro supuso un ingreso adicional para los exportadores. Por su parte,

el sobrecoste que implicaba para las importaciones quedó atenuado por

21

23

25

27

29

31

33

35

37

39

41

1851 1857 1863 1869 1875 1881 1887 1893 1899 1905 1911 1917 1923 1929

58

la competencia entre los principales suministradores extranjeros. A

modo de ejemplo, sirvan las quejas reiteradas de la delegación consular

británica en las Islas sobre la falta de respuesta de los comerciantes

ingleses ante la ofensiva comercial germana, no sólo en precios sino

también por sus mejores condiciones de pago34.

Este marco favorable en el mercado de divisas se mantuvo hasta

la instauración de la Segunda República en España, cuando se

arbitraron una serie de medidas que dificultaron enormemente el flujo

de capitales con el extranjero, si bien estas restricciones fueron

soslayadas en Canarias, al menos hasta 1932, gracias a las gestiones

realizadas ante las autoridades nacionales para evitar su aplicación en

las Islas y al mayor margen de maniobra que aportaba el Régimen de

Puertos Francos.

El régimen comercial librecambista había convertido a Canarias

en una economía abierta antes de la Guerra Civil, en la que los

movimientos de los precios y los salarios obedecían más a los vaivenes

de los mercados internacionales que a la evolución de la coyuntura

interna. Las Islas se habían especializado en un sector agroexportador y

de servicios portuarios gracias a los que se obtenían las divisas

necesarias con las que adquirir aquellos bienes que no se podían, o no

era rentable, producir en el Archipiélago. La competitividad de estas

actividades se basaba, entre otras cuestiones, en lo reducido de los

costes laborales, por lo que era necesario que las subsistencias tuviesen

un precio lo más bajo posible. La forma elegida para conseguirlo fue

permitir la entrada de esos artículos sin gravamen, y la posibilidad de

adquirirlos al proveedor más económico.

Fruto de todo ello se produjo un importante ciclo expansivo

durante la etapa que estamos analizando. El producto interior bruto del

Archipiélago aumentó entre 1860 y 1930 a una tasa media anual de

crecimiento acumulado del 2,6 por ciento, superando con creces la que

34 QUINTANA NAVARRO, F. (1992: 433-434).

59

se obtiene para el conjunto nacional, que se situó en un 1,7 por

ciento35. No obstante, este crecimiento no fue estable a lo largo del

periodo aquí analizado, pues entre medio se produjeron coyunturas

recesivas, como la crisis de la cochinilla, la Primera Guerra Mundial o el

crack de 1929. A pesar de ello, la economía isleña supo sobreponerse

gracias a la enorme capacidad adaptativa a los cambios que se

produjeron en el mercado internacional. Circunstancia ésta que deja

patente bien a las claras el espíritu emprendedor que envolvía a la

sociedad insular de la época.

La internacionalización de la economía canaria se pone

nítidamente de manifiesto si tenemos en cuenta su elevado coeficiente

de apertura exterior, que pasó del 23 por ciento en 1860 al 38 por

ciento en 1901 y al 64 por ciento en 193036, fruto de la opción

librecambista adoptada a mediados de la centuria del ochocientos.

Unas proporciones que son altamente significativas, pues, durante ese

mismo intervalo temporal, el citado indicador a nivel nacional nunca

superó el 17 por ciento, y que el de Gran Bretaña, principal valedor del

librecambio en la época, pasó del 40 al 29 por ciento en las dos fechas

extremas consideradas37.

Y todo ello no fue sólo producto de los ingresos obtenidos por las

exportaciones agrícolas, sino que también contribuyeron de manera

decisiva las actividades económicas que se desarrollaron al amparo del

auge de los principales puertos isleños. De ahí, que se deba desterrar la

creencia generalizada de que fue el sector agroexportador el único motor

35 Según los datos del P.I.B. recopilados por ZAPATA BLANCO, S. (2001: 590). 36 Para su cálculo se ha empleado el coeficiente de Kuznest, (Exportaciones +

Importaciones)/(P.I.B.+ importaciones). Las cifras del comercio exterior proceden de CABRERA ARMAS, L.G. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (1991a: 699) y de los Anuarios de Comercio Exterior; mientras que las del P.I.B. se han tomado de ÁLVAREZ LLANOS, R. (1986: 37 y 43). Como alternativa podrían tomarse los datos del P.I.B. de ALCAIDE INCHAUSTI, J. (1995: 15), obteniendo entonces unos resultados todavía más espectaculares: del 24 y 49 por ciento para los años 1850 y 1900, respectivamente.

37 Para el P.I.B. nacional se ha utilizado la fuente ya citada en la nota anterior y para el comercio exterior español las cifras de TENA, A. (1989: 340-345). Por su parte, las estadísticas británicas proceden de MITCHELL, B.R. (1981: 507-522 y 817-839).

60

del crecimiento económico de las Islas hasta mediados del siglo XX.

Buen prueba de ello es que la participación de la agricultura, tanto en

la producción como en el empleo, descendió de forma paulatina en el

primer tercio del siglo XX (cfr. gráfico 2.5). Con ello no se pretende

ningunear la relevancia de las actividades agropecuarias en el devenir

histórico-económico contemporáneo, sino poner en valor otros sectores

económicos que, a menudo, son marginados en los estudios realizados

por buena parte de la historiografía canaria.

GRÁFICO 2.2 Importancia relativa del sector primario en Canarias

(Porcentaje)

Nota: La cifra del P.I.B. de 1910 no está disponible. Fuente: ÁLVAREZ LLANO, R. (1986).

2. El paréntesis autárquico

La Guerra Civil supuso la ruptura del sistema, y la economía

abierta se intentó sustituir por una orientada a la producción para el

autoconsumo. En consonancia con la estrategia autárquica implantada

a nivel nacional, se reorientó el comercio exterior obligando a adquirir

0

10

20

30

40

50

60

70

80

90

100

1900 1910 1920 1930

Sobre e l P.I.B.

Sobre la población activa

61

las mercaderías necesarias en territorio peninsular, en lugar de acudir a

los sensiblemente más baratos mercados internacionales. Y cuando no

quedaba más remedio que permitir esto último, la maraña burocrática

se convirtió en un serio obstáculo para su correcta consecución.

Sin embargo, y pese a sus intenciones homogeneizadoras, las

Islas contaron con algunas especificidades respecto al resto del

conjunto nacional. Este tratamiento diferenciado obedeció a las

tradicionales peculiaridades canarias, a su localización y aislamiento, y

ahora, además, por su papel como suministrador de divisas –

especialmente durante los años de la Guerra Civil, cuando llegó a

generar el 30 por ciento del total nacional–, por lo que se dotó a las

autoridades locales de cierto grado de autonomía para que adaptaran la

legislación general a las circunstancias particulares, e incluso que

dictaran normativa propia en caso de ser necesaria38. No obstante, en

materia cambiaria y de comercio exterior prácticamente no hubo

excepciones para las Islas, y la eliminación de facto de las franquicias

portuarias generó un «shock» en la economía. Las principales

excepciones se produjeron durante la Guerra Civil, cuando se firmaron

acuerdos privados con algunos países europeos.

Respecto al comercio exterior, el Alzamiento provocó un colapso

inmediato al quedar bloqueados los acuerdos bilaterales suscritos por el

Gobierno de la República. Por ello, el primer objetivo de las nuevas

autoridades fue su reanudación. Las dificultades de esta empresa

fueron extremas, como consecuencia de las complicaciones derivadas

de la coyuntura exterior, como las secuelas del crack del 29, el

aislamiento internacional de los golpistas, la pérdida de los principales

mercados urbanos peninsulares, que quedaron en la zona republicana,

y el fuerte intervencionismo estatal en esta materia, al que no estaban

acostumbrados los agentes canarios.

38 Para la evolución económica de Canarias durante el periodo autárquico se

han seguido los trabajos incluidos en RODRÍGUEZ MARTÍN, J.A. y otros (2009).

62

Inmediatamente después del golpe de estado, el Comandante

Militar de las Islas constituyó la Junta Regional de Economía, en fecha

de 30 de julio de 1936, cuya finalidad era la de velar por la continuidad

de la actividad económica. Dos meses más tarde fue sustituida por las

Juntas Provinciales de Economía y el Centro de Exportación,

Importación, Compensación y Divisas. Las primeras, creadas a solicitud

de los Gobernadores Civiles, que se habían quedado sin competencias

económicas, tenían atribuciones sobre el mercado interior. El segundo

se ocuparía de las relaciones mercantiles con el exterior, pero

manteniendo la tutela castrense. Además, se estableció la Asesoría

Técnica-Económica en fecha de 1 de octubre de 1936, dependiente de la

Comandancia General. El intervencionismo económico tenía una visión

antes de militarización que ideológica.

Entre las actuaciones llevadas acabo por estos organismos, cabe

destacar la firma de acuerdos de compensación privados con algunos

países y la suspensión del clearing con Gran Bretaña. Todo ello fruto de

las negociaciones llevadas a cabo a finales de 1936 por una Comisión

Técnica de la Comandancia Militar de Canarias en Holanda, Bélgica,

Portugal y el Reino Unido. En septiembre del mismo año, la banca

Jacob Ahlers, cuyo propietario era el cónsul de Alemania en Tenerife,

había conseguido un convenio de compensación privado con un

consorcio bancario germano. Además, se consiguió un cupo de divisas

específico para Canarias, excepto entre los años 1938 y 1940, pero éste

sólo afectó a un tercio de las importaciones, ya que el resto tenía que

llevarse a cabo desde el mercado peninsular o adscrito al comercio de

Estado.

Sin embargo, los resultados de toda esta ingeniería propia para

dar continuidad a las relaciones económicas exteriores del Archipiélago,

se vieron empañados a partir de 1938, cuando comenzaron las

restricciones a esta autonomía, especialmente las relativas a la

importación. Entre ellas destacan la supresión del cupo de divisas, la

centralización del abastecimiento del extranjero –sistema de Comercio

63

de Estado y reducción de las licencias de importación–, así como la

concesión de prioridad a la oferta nacional en las compras isleñas en el

exterior. Esto provocó nuevos quebrantos, al no satisfacer las

necesidades básicas ni las de producción, a causa del elevado coste de

las mercancías peninsulares y de la autorización de importaciones

superfluas. Por su parte, los acuerdos privados de compensación fueron

suprimidos, debiendo el comercio exterior de las Islas canalizarse,

ahora, a través de los convenios oficiales suscritos por el Gobierno de

Burgos. En particular, el convenio con Alemania se integraría en el

acuerdo general a través de la firma HISMA-ROWAK.

La finalización de la Guerra Civil pareció abrir de nuevo una

etapa de bonanza para las Islas, pero, el inicio unos meses más tarde de

la Segunda Guerra Mundial, significó el principio de una nueva fase de

dificultades para el Archipiélago. A lo anterior hubo que sumar los

efectos de la política autárquica implementada por los vencedores de la

Guerra Civil. En síntesis, el dirigismo oficial y las dificultades de la

coyuntura internacional provocaron la contracción de los flujos

comerciales y un cambio en su orientación geográfica, con el creciente

protagonismo peninsular en detrimento de los mercados europeos

habituales. En este sentido, el coeficiente de apertura para la economía

isleña se redujo al 23 por ciento durante la Segunda Guerra Mundial,

en claro contraste con el 64 por ciento de la primera mitad de los años

treinta. Asimismo, las exportaciones al extranjero, que antes de la

Guerra Civil suponían el 85 por ciento del total de las realizadas desde

las Islas, disminuyeron al 55 por ciento durante ésta, y al 5 por ciento

en el conflicto mundial. La participación de los mercados extranjeros en

las importaciones isleñas tuvo una evolución parecida: del 90 por ciento

en el primer quinquenio de los años treinta y del 16 por ciento entre

1941 y 1945.

Buena parte de la responsabilidad de lo ocurrido tuvo que ver con

la férrea política en materia cambiaria que llevaron a cabo las

autoridades franquistas durante la Autarquía. La fijación de la paridad

64

de la peseta se convirtió en una razón de Estado. Ello explica su

sobrevaloración, aunque estuviese en clara contradicción con la

estrategia autárquica. Sus consecuencias fueron nefastas para una

economía abierta como la canaria, pues desincentivaba las actividades

generadoras de divisas –las exportaciones, las remesas de emigrantes y

la inversión extranjera– y animaba la importación, que contaba el

atractivo añadido de las tensiones inflacionistas en el mercado interno.

No obstante, el casi total aislamiento en el que quedó el

Archipiélago, como consecuencia del desarrollo del conflicto bélico

internacional, iba a proporcionar, de nuevo, un cierto margen de

maniobra a las autoridades locales. Esta autonomía en la gestión

económica y, sobre todo, en los aspectos referidos al comercio exterior

recayó en una institución propia creada durante este periodo, el Mando

Económico de las Islas Canarias. Este organismo supuso la vuelta de la

dirección de los asuntos socioeconómicos a la esfera castrense, la

supresión de la diferenciación competencial entre el mercado interior y

exterior, y, en definitiva, el establecimiento de una política económica y

social regional. En cuanto a la estructura administrativa, hubo pocos

cambios, pues la jurisdicción estatal fue cedida a la Capitanía General

de Canarias.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, Canarias logró recuperar

la actividad exterior, si bien continuó encorsetada por los mecanismos

de control del comercio exterior y del mercado de divisas impuesto por

el gobierno estatal. No obstante, se adoptaron algunas medidas

específicas para atenuar esta circunstancia, como el establecimiento de

cupos de libre disposición en moneda extranjera o tipos de cambio

preferenciales para algunos productos isleños de exportación, todo ello

en aras a potenciar los sectores que podían generar divisas para el

Estado. Así, las exportaciones experimentaron una rápida recuperación

a partir de la segunda mitad de la década de 1950, gracias al buen

comportamiento que experimentaron nuestros consumidores

tradicionales. Por el lado de las importaciones, si bien los controles se

65

suavizaron durante los años cincuenta, no fue hasta la década

siguiente que Canarias logró volver a disfrutar de mayor grado de

autonomía para abastecerse en los mercados internacionales.

Este cúmulo de circunstancias influyó de manera decisiva en la

evolución de nuestra economía, pudiendo distinguir claramente dos

etapas (cfr. gráfico 2.3). La primera de ellas coincidiría con los dos

conflictos bélicos que afectaron al Archipiélago –Guerra Civil y Segunda

Guerra Mundial–, en la que se produjo un estancamiento. La falta de

crecimiento de la actividad productiva tuvo lugar como consecuencia,

no solo del aislamiento que padeció Canarias en esa época, sino

también de la política de ordeno y mando impuesta por las autoridades

estatales. Y los resultados no fueron peores gracias al cierto margen de

maniobra de que dispusieron las administraciones locales.

GRÁFICO 2.3 Evolución del P.I.B. en Canarias

(Millones de euros de 2009)

Fuente: ALCAIDE INCHAUSTI, J. (2003).

Una vez superada esa coyuntura, desde la segunda mitad de los

años cuarenta y durante toda la década siguiente, asistimos a un

proceso de recuperación de la dinámica de crecimiento de la economía

0

200

400

600

800

1.000

1.200

1.400

1.600

1.800

2.000

1935 1940 1945 1950 1955 1960

66

canaria. En este sentido, se debe señalar que el encorsetamiento

autárquico, si bien continuó vigente durante esta segunda fase, se fue

suavizando. Y ello gracias a las presiones ejercidas por los grupos de

intereses existentes en el Archipiélago, que lograron modular en parte el

impacto negativo que la intervención estatal tuvo sobre la economía

isleña.

En comparación con el resto del estado, la tasa de crecimiento

medio anual del P.I.B. isleño, en términos reales, fue algo superior

durante el intervalo temporal seleccionado, pues mientras la ratio

nacional se situaba en el 2,1 por ciento, la correspondiente a Canarias

fue del 2,8 por ciento. No obstante, estos guarismos reflejan una

evolución dispar, pues se redujo considerablemente la distancia

existente con anterioridad entre ambos, ya que los resultados obtenidos

en la etapa precedente se situaban en el 1,7 y el 2,6 por ciento,

respectivamente.

GRÁFICO 2.4 Peso relativo del sector primario en el P.I.B. y en el empleo de Canarias

(Porcentaje)

Fuente: ALCAIDE INCHAUSTI, J. (2003).

En cuanto a la estructura productiva, durante la Autarquía se

produjo una recuperación de posiciones por parte del sector primario,

0

10

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40

50

60

70

80

90

100

1935 1940 1945 1950 1955 1960

Sobre el PIB

Sobre el Empleo

67

tanto en relación al P.I.B., como, sobre todo, al empleo (cfr. gráfico 2.4).

No en vano, ya hemos indicado más arriba que las actividades

agropecuarias se vieron apoyadas por las nuevas instancias

gubernamentales, tanto para el autoabastecimiento como para la

exportación. En el primer caso, se explica por la propia lógica de la

política autárquica, y en el segundo, porque el segmento agroexportador

isleño fue una de las principales fuentes de divisas para el Estado

durante buena parte de ese periodo, por lo que tuvo un tratamiento, en

cierto sentido, privilegiado.

En cuanto al resto de actividades económicas, los servicios

sufrieron un ligero retroceso durante la doble coyuntura bélica de 1936

a 1945, sobre todo porque los puertos isleños vieron que el dinamismo

mostrado durante el periodo anterior disminuía de manera significativa.

No obstante, una vez que se normalizó la situación internacional,

volvieron a desempeñar un papel protagonista como motor de la

economía insular. A ello también contribuyeron otros elementos

adicionales, como el cierre del Canal de Suez en 1957 o el desarrollo del

caladero canario-sahariano, que convirtió a los puertos isleños en base

de operaciones para las flotas pesqueras de numerosos países.

Por su lado, la industria y la construcción tuvieron un

significativo avance durante la Guerra Civil y los años cuarenta. Las

actividades manufactureras, porque se convirtieron en uno de los ejes

de la política autárquica. Ahora bien, sus resultados no fueron muy

halagüeños, pues muchas de las unidades de producción puestas en

marcha fueron poco eficientes debido a la escasez y/o mala calidad de

las materias primas, así como a los elevados costes de fabricación. Su

supervivencia, por tanto, quedó ligada a la existencia de medidas

proteccionistas y a las subvenciones públicas. En cuanto a la

construcción, fue un instrumento recurrente de las distintas

administraciones para paliar el problema del desempleo.

A modo de síntesis, podemos indicar que, en este periodo, el

modelo económico isleño sufrió una importante transformación, ya que,

68

si bien una parte de su aparato productivo continuó vinculado al

mercado internacional para la obtención de ingresos, se obligó a todos

los sectores a abastecerse de forma preferente en el mercado

peninsular, con unos costes más elevados. Los resultados de este

proceso fueron la contracción de la actividad económica y la detención

del proceso de cambio estructural que se había iniciado en la etapa

anterior.

3. La recuperación de las singularidades

económicas isleñas

El boom turístico que se inició en Canarias a partir de los años

sesenta, supuso un cambio importante de su estructura productiva,

pues este sector se convirtió ahora en el principal elemento dinamizador

de la economía. A ello hay que sumar el paulatino proceso de

liberalización de las relaciones económicas con el extranjero, culminado

con el establecimiento del Régimen Económico y Fiscal de 1972, que

dotó de nuevo al Archipiélago de un importante nivel de competitividad

en el ámbito internacional. Todo ello se tradujo en una nueva fase de

expansión económica, aunque no exenta de dificultades, ya que su

vinculación exterior le hizo ser sensible a las crisis económicas

internacionales, especialmente a la denominada segunda crisis del

petróleo iniciada en 1979, que se extendería hasta mediados de la

década siguiente. Asimismo, la instauración de la democracia trajo

consigo el inicio de un proceso de descentralización administrativa, que

derivaría en la puesta en marcha y desarrollo del Estado de las

Autonomías.

Los veinticinco años que van desde 1960 a 1985 constituyeron un

periodo de importantísimos cambios en España y en Canarias. En el

ámbito económico, se pasa de un modelo autárquico, cerrado, a una

69

progresiva apertura que culminará con la incorporación del país a la

Comunidad Europea en 1986. El pistoletazo de salida lo dio la puesta

en marcha del Decreto-Ley de Nueva Ordenación Económica de julio de

1959, más conocido como Plan de Estabilización. Como se señalaba en

el memorándum dirigido aquel año al Fondo Monetario Internacional y

a la Organización Europea de Cooperación Económica, había “llegado el

momento de orientar la política económica en el sentido de situar la

economía española en línea con los países del mundo occidental y

liberarla del intervencionismo que, heredado del pasado, no se ajusta a

las necesidades de la situación actual”.

En el Archipiélago, la liberalización del comercio exterior y del

mercado de divisas, así como el diseño de unos Planes de Desarrollo

específicos, provocaron, no sólo un considerable crecimiento económico,

sino también un gran cambio estructural en favor del sector servicios39.

Esta terciarización, basada en el turismo, supuso la reafirmación de la

opción internacionalista de su modelo económico, en un momento en el

que el sector agroexportador comenzaba a perder posiciones en los

mercados europeos.

Para evitar cualquier intento por parte estatal de retrocesión en

las especificidades conseguidas durante los años sesenta, los agentes

socioeconómicos isleños impulsaron la promulgación de un nuevo

marco regulador de la economía isleña, el Régimen Económico y Fiscal

de Canarias, que finalmente sería aprobado en 1972. Esta normativa

devolvía al Archipiélago buena parte de las peculiaridades comerciales y

fiscales que poseía antes de la Guerra Civil. Por tanto, las Islas

recuperaban un modelo impositivo con una tributación menor que en el

resto de territorio nacional, al menos para muchos de los impuestos

indirectos, y se le volvía a otorgar un amplio margen de maniobra en

sus relaciones económicas externas. No obstante, contenía algunas

39 Para el análisis de la evolución económica de este periodo hemos seguido

fundamentalmente los trabajos de RODRÍGUEZ MARTÍN, J.A. (1991) y MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2001).

70

medidas de carácter proteccionista, como el mantenimiento del

monopolio estatal de los transportes, la reserva del mercado nacional

para el plátano o la implementación de arbitrios a la entrada de

mercancías. Estos últimos tenían una doble finalidad, de una parte,

proteger a determinadas producciones locales de la competencia

exterior y, por otro lado, aportar financiación adicional a los

ayuntamientos canarios y a los cabildos insulares.

GRÁFICO 2.5 Evolución del P.I.B. del Archipiélago

(Millones de euros de 2009)

Fuente: ALCAIDE INCHAUSTI, J. (2003).

Estos cambios en el marco institucional que regulaba la economía

canaria propiciaron, tal y como indicamos con anterioridad, una

paulatina liberalización de la misma, recuperando buena parte de la

autonomía que disfrutaba antes del establecimiento de la Autarquía. De

hecho, la tasa de apertura exterior de las Islas, que se situaba en el 18

por ciento en la segunda mitad de los años cincuenta, se elevó al 47 por

ciento a comienzos de la década de 1980. Este proceso liberalizador

tuvo como consecuencia que la tasa de crecimiento del P.I.B. regional

lograse unos guarismos desconocidos hasta ese momento (cfr. gráfico

2.5). Así, entre 1960 y 1985, esta ratio fue del 19,43 por ciento como

0

2.000

4.000

6.000

8.000

10.000

12.000

1960 1965 1970 1975 1980 1985

71

promedio anual, multiplicando casi por 8 la media que se había

calculado para los periodos precedentes. Además, supera en casi seis

puntos porcentuales el resultado que se obtiene para el conjunto de

España en el mismo intervalo temporal.

Ahora bien, en su evolución cabe distinguir dos fases bien

diferenciadas. La primera de ellas, de evidente aceleración, desde la

puesta en marcha de los Planes de Liberalización y Estabilización en

1959 hasta mediados de la década de 1970. A partir de ese momento,

asistimos a una desaceleración del ritmo de crecimiento como

consecuencia del impacto de la crisis internacional, que se transformó

en estancamiento durante los primeros años ochenta. La dependencia

exterior de la economía canaria fue uno de los elementos que

propiciaron esta ralentización, debido al descenso de la demanda en los

principales destinos de nuestra oferta, tanto de bienes como de

servicios. No obstante, las Islas, precisamente por contar con un marco

de actuación específico desde 1972, pudieron sortear mejor esta

coyuntura adversa que el resto de España. Así, su tasa de crecimiento

medio anual del P.I.B. entre 1975 y 1985 fue del 2,6 por ciento,

mientras que la del conjunto nacional se situaba en el 1,7 por ciento en

idéntico periodo.

Por otra parte, la recuperación, aunque no de forma plena, de la

orientación librecambista del modelo económico isleño, trajo consigo un

importante cambio en su estructura productiva, ya que ahora sería el

sector servicios el que ostentaría la primacía dentro de ella como

consecuencia del desarrollo turístico, que se convirtió en el principal

motor de nuestra economía (cfr. cuadro 2.1). Ahora bien, sería

exagerado, como se suele hacer habitualmente, atribuirle en exclusiva

ese rol. En este sentido, se debe destacar que el incremento del peso

relativo de los servicios también se explica por la continuidad del papel

que desempeñaba la actividad portuaria desde finales del siglo XIX, y

que, en la etapa que estamos ahora analizando, se vería impulsado al

convertirse el Archipiélago en la principal base de operaciones de la

72

flota pesquera internacional que faenaba en los caladeros del África

occidental y, más concretamente, en el denominado canario-sahariano.

A ello debemos añadir el aumento del tamaño del mercado interior,

tanto en lo que se refiere al número de potenciales consumidores como

al de su capacidad de gasto.

CUADRO 2.1 Estructura sectorial del P.I.B. en Canarias

(Porcentaje)

Agricultura Construcción Industria Servicios

1960 27,98 4,97 16,65 50,39

1965 18,18 8,12 16,88 56,82

1970 13,34 12,24 15,63 62,70

1975 8,98 13,03 11,16 66,83

1980 7,09 13,30 10,87 68,74

1985 6,16 9,93 11,03 72,87

Fuente: ALCAIDE INCHAUSTI, J. (2003)

Además, se debe reivindicar la contribución de otros sectores,

como el agropecuario que, si bien desciende su participación en la

estructura productiva de las Islas, su producción no descendió en

términos absolutos, y ello repercutió positivamente en nuestras

exportaciones. Asimismo, la construcción conoció un importante avance

en estos momentos de la mano del turismo, pero también de las

necesidades de viviendas por el crecimiento demográfico y de las

inversiones públicas en infraestructuras. Por último, indicar que la

actividad industrial sufrió una importante reorganización que provocó

un ligero descenso de su representatividad en el tejido productivo

isleño. Reorganización que pasó por la eliminación de aquellas ramas

fabriles impulsadas durante la Autarquía, y que eran manifiestamente

ineficientes si no contaban con el apoyo financiero de las

administraciones públicas y un mercado cautivo gracias al

proteccionismo. No obstante, algunas manufacturas experimentaron

73

una cierta expansión, como las labores tabaqueras y las industrias

transformadoras de la pesca, que se vieron beneficiadas por las

inversiones tanto locales como foráneas. A ellas se deben añadir

aquellas actividades relacionadas con la energía, como la producción

eléctrica o el refinado de petróleo, cuya oferta se incrementó de forma

sustancial. Incluso la propia crisis de los años setenta impulsó todas

aquellas actividades relacionadas con los combustibles líquidos.

CUADRO 2.2 Distribución sectorial del empleo en las Islas

(Porcentaje)

Agricultura Construcción Industria Servicios

1960 53,50 5,84 7,99 32,68

1965 43,46 8,17 9,81 38,55

1970 31,14 12,00 9,99 46,87

1975 23,14 11,31 9,94 55,61

1980 19,07 11,00 9,49 60,44

1985 14,11 9,45 9,58 66,87

Fuente: ALCAIDE INCHAUSTI, J. (2003).

Esta transformación que se produjo en la estructura productiva

tuvo su reflejo en la distribución sectorial del empleo (cfr. cuadro 2.2).

No en vano, el desarrollo acelerado del sector servicios demandaba una

importante cantidad de mano de obra, que, en su mayoría, procedía de

las actividades agropecuarias. Aunque en menor medida, la

construcción también necesitó aportes adicionales de unidades

laborales, que tenían el mismo origen. Este trasvase de empleos implicó

una cierta modernización de la agricultura, en particular de la

orientada a la exportación, ya que, para incrementar la producción

utilizando menores cantidades de factor trabajo, hubo que incorporar

innovaciones. Por otra parte, también se debe indicar, que la puesta en

marcha de otros negocios distintos a los agrarios favoreció la reducción

del subempleo presente en este sector durante el periodo autárquico.

74

4. El encaje institucional de las Islas en Europa

En 1986 se produjo la adhesión del Reino de España a la

Comunidad Económica Europea, lo que para las Islas supuso una etapa

de incertidumbre en su marco institucional motivada, tanto por los

desacuerdos sobre la modalidad específica de integración del

Archipiélago, como por los posteriores cambios registrados en el todavía

inconcluso proceso de conformación de la Unión Europea. De todas

formas, la consecución de un nuevo Régimen Económico y Fiscal en la

primera mitad de los noventa, que supuso la adecuación de la realidad

isleña en el marco europeo, unido a la bonanza económica, al menos

hasta 2007, ha permitido una nueva fase expansiva en la que Canarias

parece haber dado un gran salto hacia adelante, si bien ello no ha

implicado cambios en su estructura productiva, pues continúa

dependiendo en gran medida de la actividad turística40.

Como hemos indicado, si hay un hecho que ha marcado el

escenario en el que ha debido desenvolverse la economía de las Islas en

los últimos veinticinco años, éste ha sido la entrada de España, y con

ella Canarias, en la Comunidad Económica Europea41. Desde el mismo

momento en que se iniciaron las negociaciones a nivel nacional,

comenzó a plantearse la posibilidad de que el Archipiélago pudiera

mantener parte de su régimen económico y fiscal diferenciado recogido

en la Ley 30/1972, de 22 de julio, cumpliendo con lo que señalaba su

artículo 4, en el que explícitamente se indicaba que «(e)n el caso de una

futura vinculación de España a áreas o comunidades económicas

40 Para la descripción de la economía canaria durante este periodo hemos

seguido los textos de VV.AA. (1995); RODRÍGUEZ MARTÍN, J.A. (2007) y RIVERO CEBALLOS, J.L. (2007)

41 Las referencias bibliográficas relativas al modo de incorporación de Canarias a la CEE son muy numerosas, e incontables las recogidas en la prensa. Entre ellas destacamos por su sencillez la de ASÍN CABRERA, M.A. (1991).

75

supranacionales, en las negociaciones correspondientes se tendrá en

cuenta para su defensa, la peculiaridad que supone dentro de la

comunidad nacional el régimen especial de Canarias». Un aspecto que

también figuraba en la primera redacción del Estatuto de Autonomía de

Canarias de 1982, concretamente en el artículo 45.2 del mismo, así

como en la propia Constitución Española, que en la disposición

adicional tercera señalaba que «(l)a modificación del régimen económico y

fiscal del archipiélago canario requerirá informe previo de la Comunidad

Autónoma o, en su caso, del órgano provisional autonómico».

A la hora de discutir la forma de integración de Canarias, se

barajaban tres posibilidades42. La conocida como opción 1 implicaba

que las Islas entraban en las mismas condiciones que el resto de

España; la opción 2 suponía la adhesión con condiciones, y la opción 3,

rápidamente desechada, la no integración. La discusión se centraba

entonces, no en la entrada o no de las Islas en la Comunidad

Económica Europea, sino en las circunstancias en las que se produciría

esa entrada. Tras un largo y, en ocasiones, agrio debate, el Parlamento

de Canarias aprobaba el 1 de diciembre de 1983 la que se denominaba

“Declaración española sobre Canarias”, por la que se escogía la segunda

de las tres alternativas. Ahora bien, en esa misma Declaración se

incluía la implantación de un periodo de reflexión de tres años, para

que en el caso de querer un replanteamiento de las condiciones de la

adhesión, pudiera llevarse a cabo. La incertidumbre no cejaba.

De esta forma, Canarias se integraba en la Comunidad Europea el

primero de enero de 1986, junto al resto del Estado, aunque en el

artículo 25 del Tratado de Adhesión de España a las Comunidades

Europeas y, más específicamente, el Protocolo nº 2 del Acta, se

recogieron las características del régimen especial de Canarias. En

primer lugar, las Islas no entraban en el territorio aduanero común, ni

42 De los principales estudios previos, destacar MUSTO, S. (1981); SERVICIO

DE ESTUDIOS ECONÓMICOS DEL BANCO EXTERIOR DE ESPAÑA (1982); BANCO DE BILBAO (1983); o PÉREZ VOITURIEZ, A. (1985).

76

iban a participar de la Política Comercial, Pesquera ni Agrícola Común,

aunque se podían acoger a los programas del FEOGA-Orientación. En

segundo término, en ellas no se iba a aplicar el sistema común del

Impuesto sobre el Valor Añadido. Y, finalmente, se mantenían los

arbitrios insulares.

Sin embargo, estas condiciones duraron muy poco. La opción 2

había sido elegida en un clima de discusión y pronto volvieron a aflorar

los problemas, pues los sectores más perjudicados insistieron en la

modificación. Como el apartado 4º del artículo 25 del Acta de Adhesión

de España recogía esa posibilidad, el Parlamento de Canarias solicitaba

la integración plena de las Islas en la Unión Europea en diciembre de

1989, siempre que se respetaran las peculiaridades isleñas. El Gobierno

de España trasladaba esa solicitud a la Comunidad tres meses después,

y en junio de 1991 se aprobaba el Reglamento (CEE) nº 1911/91 del

Consejo, de 26 de junio, relativo a la aplicación de las disposiciones del

Derecho comunitario en las Islas Canarias.

Ahora bien, aunque a partir de ese momento fueran de aplicación

en el Archipiélago las políticas comunes europeas, se estableció el

programa de acciones específicas para la lejanía e insularidad de

Canarias (POSEICAN) por medio de la Decisión del Consejo

91/314/CEE, de 26 de junio, que señalaba la necesidad de aplicar un

conjunto de medidas particulares en aspectos referentes a la actividad

agrícola, pesquera y comercial, a la vez que salvaguardar determinados

aspectos aduaneros y fiscales que han caracterizado la historia

económica de las Islas. No se trataba de algo excepcional, pues otros

territorios comunitarios alejados de Europa tenían programas similares

como los Departamentos de Ultramar franceses con el POSEIDOM, y en

Madeira y Azores con el POSEIMA,

Así, por una parte, para determinados productos considerados

sensibles se fijaron políticas comerciales y aduaneras específicas,

aunque con carácter transitorio, ya que paulatinamente deben irse

homologando al resto del territorio comunitario. En la línea de esa

77

diferenciación comercial, aduanera y fiscal estaría la redacción de un

nuevo Régimen Económico y Fiscal de Canarias. Si por la Ley 20/1991,

de 7 de junio, se modificaban los aspectos fiscales del mismo, la Ley

19/1994, de 6 de julio, procedía a una modificación mucho mayor del

REF, además de incluir la creación de la Zona Especial de Canarias

(ZEC) y la Reserva para Inversiones de Canarias (RIC).

Por otra parte, el Reglamento (CEE) nº 1601/92 del Consejo, de

15 de junio de 1992, ponía en marcha el Régimen Específico de

Abastecimiento (REA) con el objetivo de disminuir el impacto sobre los

precios de los productos alimenticios importados en Canarias derivados

de la plena integración en la Comunidad, además de igualar en la

medida de lo posible el coste de los mismos con el habitual en el

territorio continental europeo. Para poder cumplir con el fin previsto, se

diseñaron dos tipos de estrategias dependiendo desde donde se hicieran

las importaciones. Así, determinados artículos alimenticios de origen no

comunitario han quedado exonerados del pago de derechos de aduanas,

mientras que la introducción de los procedentes del resto de la Unión

Europea recibe ayudas que pretenden cubrir los costes de

desplazamiento hasta las Islas43.

Todas estas cuestiones han quedado, en cierta manera,

consolidadas con la reciente entrada en vigor del Tratado de Lisboa, ya

que el artículo 292, apartado 2 de la Constitución Europea de 2004

establece la necesidad de reconocer las especificidades de las Regiones

Ultraperiféricas (RUP) –Azores, Canarias, Guadalupe, Guayana,

Madeira, Martinica y Reunión– y de desarrollar una estrategia europea

para apoyarlas. Dicha estrategia se centra en tres grandes ejes: reducir

los déficit de accesibilidad y los efectos de las demás desventajas de

estos territorios –lejanía, insularidad, reducida superficie, relieve y

43 En noviembre de 1999, la Dirección General de Promoción Económica de la

Consejería de Economía y Hacienda publicaba el informe realizado por A. Martínez Muñoa sobre los resultados de la aplicación del Régimen Específico de Abastecimiento de las Islas Canarias en las campañas 1992/93 a 1998/99, de obligada consulta para conocer la evolución del mismo. Más recientemente NUEZ YÁNEZ, J.S. y REDONDO ZAERA, M. (2008) han realizado un estudio sobre esta cuestión.

78

clima adversos y dependencia económica de un reducido número de

productos–, mejorar su competitividad y facilitar la integración

regional44.

GRÁFICO 2.6 Evolución del P.I.B. en Canarias

(Millones de euros de 2009)

Fuente: Contabilidad Regional de España

En términos generales, la economía canaria muestra una senda

de crecimiento prácticamente constante en el último cuarto de siglo,

una vez que se hubo recuperado del impacto negativo de la crisis

energética (cfr gráfico 2.6). Así, el producto interior bruto de las Islas

creció a una tasa media anual de 22,6 por ciento entre 1984 y 2009,

algo superior a la que se obtenía para la etapa anterior, y que también

duplica la calculada para el conjunto de la economía española, que fue

del 10 por ciento en los últimos veinticinco años45. Esta situación de

bonanza económica se prolongaría hasta 2007, pues en los dos

ejercicios siguientes se inició la recesión en la que nos encontramos

44 ASÍN CABRERA, M.A. (2010). 45 No obstante, estos ratios han de contemplarse con suma cautela a la hora de

compararlos con los de etapas anteriores, pues ahora estamos usando una fuente distinta de la que empleamos en los capítulos precedentes para conocer la evolución del P.I.B.

0

5.000

10.000

15.000

20.000

25.000

30.000

35.000

40.000

45.000

1985 1987 1989 1991 1993 1995 1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009

79

actualmente, sin que sepamos a ciencia cierta cuándo se producirá la

ansiada recuperación.

La distribución por sectores de la producción regional muestra

que la construcción y, sobre todo, los servicios son los que han

contribuido en mayor medida a la evolución seguida por la misma (cfr.

cuadro 2.3). Evidentemente, dentro del proceso de creciente

terciarización que ha experimentado el sistema económico de las Islas,

el turismo ha desempeñado un papel crucial. Pero, como se puso de

manifiesto en los párrafos precedentes, no ha sido el único responsable,

pues por sí mismo apenas explica la mitad del valor de la producción

obtenida por el conjunto de las ramas de actividad que componen el

sector terciario. El resto hay que achacarlo al propio aumento de la

demanda local, que corre paralelo al auge demográfico de estos años.

No en vano, Canarias dispone de un mercado interior de dimensiones

similares a las que pueden tener otras regiones españolas como el País

Vasco o Aragón, y ocupa el séptimo lugar dentro del conjunto de las

comunidades autónomas españolas, según los datos oficiales de

población referidos al 1 de enero de 2010.

CUADRO 2.3. Distribución sectorial del P.I.B. en Canarias

(Porcentaje)

Agricultura Construcción Industria Servicios

1986 4,74 8,31 13,05 73,90

1990 4,30 10,23 12,08 73,39

1995 3,02 7,46 9,64 79,88

2000 2,05 9,06 7,43 81,46

2005 1,49 11,71 7,02 79,78

2009 1,10 9,76 5,94 83,20

Fuente: Contabilidad Regional de España.

Por su parte, el retroceso de la industria es ya una constante en el

devenir histórico-económico de las Islas. Tan sólo la rama energética se

80

aparta de esta constante. En cuanto al sector agropecuario, su caída

viene determinada, en gran medida, porque no ha logrado, dentro del

marco institucional vigente, encontrar un clima de certidumbre que

haga viable su continuidad. Así, por lo que se refiere a la producción

destinada a satisfacer el consumo interno, ha estado sometida a la

presión ejercida por la oferta foránea, contando esta última, además,

con el apoyo gubernamental en detrimento de las alternativas que

ofrecen los agricultores isleños. En el caso de la actividad

agroexportadora, los continuos cambios en el marco legal, sobre todo en

el ámbito de la protección en el seno del Mercado Único Europeo, ha

favorecido a sus competidores extracomunitarios.

CUADRO 2.4 Estructura sectorial del empleo en las Islas

(Porcentaje)

Agricultura Construcción Industria Servicios

1986 13,43 11,40 8,48 66,69

1990 8,23 11,99 8,19 71,59

1995 8,22 9,61 7,40 74,76

2000 3,30 13,85 6,75 76,09

2005 2,25 14,78 6,21 76,75

2008 1,88 12,65 5,98 79,49

Fuente: Contabilidad Regional de España.

En relación al empleo, la segmentación por grandes ramas de

actividad económica del mismo pone de manifiesto unas tendencias

similares a las descritas para la producción, es decir, el protagonismo

indiscutible y creciente de los servicios y, en menor medida, de la

construcción, así como la pérdida de importancia relativa de los otros

dos sectores (cfr. cuadro 2.4). Quizás el caso de la construcción merezca

una explicación adicional, ya que es el que presenta un comportamiento

más irregular. Los descensos que se observan en 1995 y 2008

obedecen, sin lugar a dudas, al impacto negativo de las dos grandes

81

crisis económicas que se han dado durante el periodo objeto de análisis

en este apartado, la de los primeros años noventa y la de finales de la

primera década del siglo XXI que estamos padeciendo actualmente. En

ese sentido, no debemos perder de vista que se trata de una de las

actividades económicas más intensivas en la utilización del factor

trabajo, y que, por tanto, el nivel de ocupación en la misma es muy

sensible a la coyuntura.

82

CAPÍTULO 3

Plataforma logística internacional

83

Desde la colonización del Archipiélago, dos actividades se

configuraron como pilares de la economía isleña: la agricultura de

exportación y la prestación de servicios de variada índole al tráfico

marítimo internacional46. Este binomio se mantuvo hasta que, en la

década de 1960, se inició una profunda transformación de la estructura

productiva de las Islas, en la que el turismo y la construcción

comenzaron a tener cada vez un mayor protagonismo como sectores

motrices. Por su parte, los puertos, y ahora también los aeropuertos,

continuaron desempeñando una importante función económica en las

relaciones externas de Canarias, mientras que las actividades agrarias

de exportación fueron perdiendo importancia relativa a medida que nos

acercamos a la actualidad47.

El papel que ha desempeñado históricamente Canarias como base

logística para las relaciones económicas internacionales en el Atlántico

medio, fue posible gracias a la confluencia de varios factores. En primer

lugar, su posición geoestratégica respecto a las principales rutas

marítimas, y posteriormente aéreas, de esta zona del planeta. En

segundo lugar, el haber dispuesto de un marco institucional específico,

distinto del aplicado en el resto del territorio nacional. Un marco

institucional que, a lo largo de los últimos cinco siglos, impulsó, casi

46 Una primera aproximación a esta cuestión ya fue planteada por el profesor

MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2001). 47 Sobre la evolución seguida por la agricultura canaria de exportación en el

periodo capitalista, ver, entre otros, NUEZ YÁNEZ, J.S. (2005) y NUEZ YÁNEZ, J.S. y CÁCERES HERNÁNDEZ, J.J. (2007).

84

siempre, la internacionalización competitiva de la economía isleña. Sólo

durante la primera mitad del siglo XIX, con la instauración del Estado

liberal en España, y durante la Autarquía del primer franquismo esas

especificidades quedaron prácticamente anuladas. Otra ventaja

comparativa que poseía el Archipiélago era una importante oferta

agroexportadora que permitía cubrir los huecos de las bodegas de los

mercantes que volvían al Viejo Continente desde las repúblicas

latinoamericanas, desde las colonias africanas o desde el Lejano

Oriente. Y, finalmente, el desarrollo de las infraestructuras de

transporte y telecomunicaciones necesarias para poder llevar a cabo

esta función de plataforma para las relaciones económicas entre

Europa, África y América.

1. El tráfico marítimo

La intensificación de los factores descritos a partir de 1852, con la

promulgación del Régimen de Puertos Francos, fue la que colocó a las

Islas como uno de los principales centros neurálgicos en la expansión

de las transacciones mercantiles internacionales durante la etapa

capitalista. Y en este sentido, destaca sobremanera el auge de las

actividades portuarias durante el último siglo y medio. Tanto el número

de buques como el tamaño de los mismos, medido en toneladas de

registro bruto, no han parado de crecer desde entonces (cfr. gráfico 1).

No obstante, esta dinámica, en general, positiva, se ha visto afectada

por determinadas coyunturas recesivas durante el periodo analizado.

Así, podemos destacar el impacto negativo de los conflictos bélicos,

como las dos guerras mundiales o la Guerra Civil española, que dejaron

al Archipiélago sumido en un importante aislamiento. También las

grandes crisis económicas del capitalismo, como el crack de 1929, la

denominada crisis del petróleo, la recesión de la primera mitad de la

85

década de 1990 o la actual coyuntura negativa que estamos

padeciendo, tuvieron algunas consecuencias en el mismo sentido sobre

el tráfico marítimo que pasaba por los puertos canarios. Otros, sin

embargo, tuvieron un impacto muy positivo, como la guerra de precios

de las carboneras establecidas en Canarias en 1910 o el cierre del

Canal de Suez entre 1956 y 1957 y, nuevamente, entre 1967 y 1975.

GRÁFICO 3.1 Tráfico marítimo en los puertos canarios, 1861-2009

(Medias de cada periodo)

Fuente: CABRERA ARMAS, L.G. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (2008); CARNERO LORENZO, F. y PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2007); RUIZ ROMERO DE LA CRUZ, E.M. (2004) y Autoridades Portuarias de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife.

Además de los elementos exógenos expuestos en la introducción

de este capítulo, existieron factores endógenos al propio sector

portuario insular que potenciaron su expansión. En primer lugar, su

amplia capacidad de adaptación a los cambios tecnológicos acaecidos

en la navegación marítima. Así, el paso de la vela al vapor, durante la

segunda mitad del siglo XIX, supuso que los navíos debían realizar

frecuentes escalas para aprovisionarse del nuevo combustible, el

carbón, además de otros suministros (agua y víveres). Canarias supo

entonces convertirse en una de las estaciones de avituallamiento más

0

5

10

15

20

25

30

35

1861-65 1881-85 1901-05 1921-25 1941-45 1961-65 1981-85 2001-05

Mil

es d

e n

aví

os

0

50

100

150

200

250

300

350

Mil

llon

es

de

T.R

.B.

T.R.B.

Nº de buques

86

importantes en el tráfico con el Atlántico sur (cfr. gráfico 3.2).

Coincidiendo este momento, además, con el inicio de la nueva fase

imperialista a finales de esa centuria, potenciada por la Conferencia de

Berlín de 1884.

GRÁFICO 3.2 Suministro de combustible en los puertos de Santa Cruz de Tenerife

y La Luz y Las Palmas, 1857-2009 (Promedio de cada periodo en miles de toneladas)

Fuente: CARNERO LORENZO, F. y PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2007); RUIZ ROMERO DE LA CRUZ, E.M. (2004) y Autoridades Portuarias de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife.

También fue capaz de adaptarse de una forma precoz a la

transformación que significó para la navegación la sustitución del

carbón por el petróleo, que se produjo en el periodo de entreguerras.

Durante esos años se establecieron en las Islas importantes empresas

distribuidoras de combustibles líquidos y lubricantes, como Vacuum

Oil, Texaco o Shell. Otro de los hechos más importantes en este sentido

fue la instalación de una refinería por parte de CEPSA en Tenerife a

comienzos de los años treinta48. Tras la superación de la doble

coyuntura bélica ocasionada por la Guerra Civil española y la Segunda

48 PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2010b).

0

500

1.000

1.500

2.000

2.500

3.000

3.500

1857-60 1876-80 1896-00 1916-20 1936-40 1956-60 1976-80 1996-00

Petróleo Carbón

87

Guerra Mundial, se establecieron otras compañías suministradoras,

como la British Petroleum o Exxon, al tiempo que las más antiguas

ampliaban sus unidades de almacenamiento y de distribución49. Esta

tónica se ha mantenido hasta la actualidad, incorporándose nuevas

empresas, como Repsol-YPF, Ducar, Olecasa o Petrocan50.

GRÁFICO 3.3 Flota isleña que faenaba en el banco canario-sahariano

(Nº de embarcaciones)

Fuente: DÍAZ DE LA PAZ, A. (2011) y MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (2010).

La actividad pesquera se constituyó en otro elemento motriz del

desarrollo portuario del Archipiélago. Tras la atonía experimentada

durante buena parte del siglo XIX, se observa una cierta expansión a lo

largo del primer tercio de la centuria siguiente. Así al menos se

desprende de la evolución del número de buques que realizaba sus

faenas en las aguas del denominado banco pesquero canario-sahariano

en esa época (cfr. gráfico 3.3). Esto, a su vez, propició el desarrollo de

una industria derivada destinada, en gran medida, a la exportación

49 QUINTANA NAVARRO, F. (1996: 191-192). 50 Autoridades Portuarias de Las Palmas y de Santa Cruz de Tenerife.

0

20

40

60

80

100

120

140

160

180

200

1818 1830 1852 1865 1887 1901 1922 1935 1943

88

hacia Europa y África, que contaba en 1933 con 21 establecimientos

localizados en Lanzarote, Gran Canaria, Tenerife y La Gomera51.

GRÁFICO 3.4 Flota pesquera con base en los puertos canarios

(Nº de embarcaciones)

Fuente: Autoridades Portuarias de Las Palmas y de Santa Cruz de Tenerife.

Ahora bien, la intensificación en la explotación de los caladeros

próximos a las Islas no se producirá hasta después de la Segunda

Guerra Mundial, contribuyendo así a la recuperación y expansión

posterior de los puertos isleños52. Esto se tradujo en un incremento

sustancial de la flota pesquera, agregándose a las embarcaciones

locales los navíos de altura nacionales y los de otros países, sobre todo

a partir de los años sesenta (cfr. gráfico 3.4). Buena prueba de ello es el

espectacular crecimiento de la pesca desembarcada en los recintos

portuarios canarios, que se multiplicó por 11,5 entre 1941 y 1985 (cfr.

gráfico 3.5).

A partir de ese momento, la incertidumbre generada por las

complicadas negociaciones para lograr acuerdos con los estados vecinos

51 MACIAS HERNÁNDEZ, A.M. (1982: 19) 52 Sobre la evolución del sector pesquero en la segunda mitad del siglo XX,

véase DÍAZ DE LA PAZ, A. (1995 y 2010).

0

500

1.000

1.500

2.000

2.500

3.000

3.500

4.000

4.500

1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2008

Nacional

Extranjera

89

en los que existían importantes caladeros, sobre todo con Marruecos,

dio paso a una fase recesiva en el decenio siguiente. No obstante, la

profunda reconversión del sector acometida en el seno de la Unión

Europea, y especialmente en España, así como la suscripción de nuevos

convenios bilaterales, han proporcionado una cierta estabilidad a esta

rama productiva en los últimos años. Circunstancia ésta que ha

significado una nueva etapa expansiva para el volumen de pesca

negociado en los puertos del Archipiélago, sobre todo en el de La Luz y

Las Palmas.

GRÁFICO 3.5 Volumen de capturas desembarcado en los puertos canarios,

1941-2009 (Media de cada periodo en miles de toneladas)

Fuente: RUIZ ROMERO DE LA CRUZ, E.M. (2004) y Autoridades Portuarias de Las Palmas y de Santa Cruz de Tenerife.

Un último factor que ha facilitado el crecimiento de la actividad

portuaria en las Islas en los últimos cuarenta años ha sido la

containerización. Desde los años setenta del siglo pasado, este sistema

de transporte de mercancías se ha ido imponiendo en el tráfico

marítimo y, de nuevo, los puertos canarios han sabido adaptarse de

forma rápida a esta innovación tecnológica. Así, el número de TEUS

0

100

200

300

400

500

600

1941-45 1951-55 1961-65 1971-75 1981-85 1991-95 2001-05

90

casi se ha multiplicado por 8 entre 1975 y 2009 (cfr. gráfico 3.6). Y, lo

que es más significativo, el índice de containerización ha pasado del 21

por ciento al 53 por ciento entre 1975 y 2000. Esto ha supuesto que el

Archipiélago se haya convertido en un hub de primer orden para el

tránsito de esta modalidad de transporte por vía marítima en el

Atlántico central53.

GRÁFICO 3.6 Tráfico de contenedores en los puertos canarios

(Miles de TEUS)

Fuente: Autoridades Portuarias de Las Palmas y de Santa Cruz de Tenerife.

Ahora bien, ¿cuál ha sido la importancia relativa de los puertos

canarios? Respecto al ámbito internacional, podemos destacar que, ya

desde los años veinte del siglo pasado, las Islas se habían convertido en

un importante nodo para las comunicaciones marítimas a nivel

mundial. Así, entre 1922 y 1923 el puerto de Las Palmas ocupaba el

cuarto lugar entre los principales puertos europeos, atendiendo al

tonelaje de registro bruto de los buques entrados, por detrás de

Hamburgo, Rotterdam y Marsella. Por su parte, el de Santa Cruz de

Tenerife ocupaba el séptimo puesto, por detrás, además de los

53 Para profundizar en esta cuestión, SUÁREZ BOSA, M. (2001).

0

200

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600

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1.200

1.400

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1.800

2.000

1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2009

91

mencionados, de Génova y El Havre, aunque muy cerca de ellos54. En el

ámbito español, entre 1900 y 2000 los dos puertos isleños se hallan

entre los tres primeros puestos del ranking, utilizando este mismo

indicador55.

Más aun, si observamos otras variables, se pone de manifiesto

una situación parecida. Así, el caso de los avituallamientos de

combustible es el más destacado, pues durante la segunda mitad del

siglo XX los dos principales puertos isleños estuvieron ostentando el

liderato con una clara diferencia respecto a sus homónimos nacionales.

Tan sólo en el cambio de siglo, el puerto de Algeciras ha pasado a

ocupar esa posición de liderazgo. Por lo que respecta al sector pesquero,

La Luz y Las Palmas se ha convertido en la principal lonja española

desde 1960, llegando a duplicar en 2000 las capturas de la segunda de

ellas, que es Vigo. Finalmente, en lo que se refiere al tráfico de

contenedores, las dos bases logísticas canarias se han ubicado desde

mediados de la década de 1970 siempre entre las cinco primeras del

país.

La información disponible para conocer la verdadera dimensión

del tráfico marítimo con África que pasaba por los puertos canarios, es

escasa y procede de diversas fuentes, por lo que los resultados

obtenidos hay que tomarlos con suma cautela. No obstante, permite

hacernos una idea de su magnitud y de alguno de sus principales

rasgos. En primer término, se recoge la importancia del tráfico con

origen y destino a ese continente registrado en el puerto de Santa Cruz

de Tenerife entre 1880 y 1909 (cfr. gráfico 3.7). En cuanto al número de

buques, se situó en un promedio del 10 por ciento durante esta etapa,

elevándose esa proporción a casi la tercera parte del total, si nos

referimos a las toneladas de arqueo de los navíos. Detrás de estos

porcentajes está, sin lugar a dudas, el proceso de expansión

54 SUÁREZ BOSA, M. (2000: 2.180). 55 Para esta comparativa a nivel nacional, y las que se incluyen en el párrafo

siguiente, se han empleado las cifras de RUIZ ROMERO DE LA CRUZ, E.M. (2004).

92

imperialista que llevaron a cabo las principales potencias europeas en

África durante este periodo.

GRÁFICO 3.7 Tráfico marítimo con origen y destino en África

desde Santa Cruz de Tenerife, 1880-1909 (Porcentaje sobre el total)

Fuente: CABRERA ARMAS, L.G. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (2008).

Para los años inmediatamente anteriores a la Primera Guerra

Mundial, disponemos de las cifras del número de buques de bandera

británica entrados y salidos con dirección al continente africano de los

puertos de Santa Cruz de Tenerife y de la Luz y de Las Palmas. Éstos

representan, como promedio, el 15,23 por ciento del total de los navíos

de esa nacionalidad que utilizaron los recintos portuarios isleños (cfr.

gráfico 3.8). Hay que tener en cuenta que la flota inglesa era la que más

asiduamente utilizaba Canarias como base logística en la navegación

hacia el Atlántico sur, no en vano representaba la mitad del total del

tráfico marítimo del Archipiélago en esos años. La fuente empleada nos

permite, además, conocer las regiones concretas de África con las que

operaban esas embarcaciones. Así, las colonias que el Reino Unido

tenía en la costa occidental suponían más de la mitad de ese tránsito,

0

5

10

15

20

25

30

35

40

1880 1890 1900 1909

Nº de buques Tonelaje

93

mientras que una tercera parte lo hacía con las posesiones de la parte

meridional.

GRÁFICO 3.8 Tráfico marítimo británico con África desde los puertos canarios,

1909-1914 (Número de buques. Porcentaje sobre el total)

Fuente: QUINTANA NAVARRO, F. (1992).

En los años posteriores, y utilizando las cifras publicadas sobre el

tráfico en el puerto de La Luz y Las Palmas correspondiente al ejercicio

de 1923, se puede observar que el número de buques con origen y

destino en el continente africano, que ascendía a 995, representaba casi

el 19 por ciento del total del tráfico internacional registrado en esas

instalaciones portuarias. Proporción que se sitúa en algo más del 16 por

ciento, si nos atenemos al tonelaje de registro bruto de esos mismos

navíos. De ellos, tan sólo 52 operaron con las posesiones españolas en

África y su tamaño era muy reducido, pues sólo supusieron el 2,5 por

ciento del arqueo56. Esto último se debe a que todavía la metrópoli no

había comenzado a explotar de manera intensiva sus colonias –Sidi Ifni,

Sáhara y Guinea Ecuatorial.

56 SUÁREZ BOSA, M. (2000: 2.183).

0

3

6

9

12

15

18

21

1909 1910 1911 1912 1913 1914

94

Asimismo, podemos señalar que a finales de ese decenio,

concretamente en 1928, había unas 82 líneas regulares que utilizaban

los puertos isleños como base de apoyo en sus travesías

intercontinentales (cfr gráfico 3.9). De ellas, diecisiete, es decir el 21 por

ciento, conectaban el Archipiélago con África. Podríamos añadir a éstas

las dos que se dirigían hacia Asía y Oceanía, y que a buen seguro

hacían escalas en las costas africanas.

GRÁFICO 3.8 Distribución de las líneas marítimas intercontinentales que

pasaban por el Archipiélago en 1928 (Porcentaje sobre el total)

Fuente: Memoria Junta de Obras del Puerto de Las Palmas, 1928.

En la nómina de las compañías marítimas que realizaban estos

itinerarios con el vecino continente, destacan sobre manera las

británicas, que suponían casi la tercera parte del total (cfr. gráfico

3.10). El segundo lugar, a poca distancia, lo ocupaban las de origen

francés. Tras ellas se situaban las navieras de otros países europeos,

como Alemania, Holanda o Italia, y Estados Unidos, aunque con un

número menor de frecuencias. A ellas debemos añadir las dos

conexiones que realizaban sendas empresas españolas. La Compañía de

Vapores Interinsulares Canarios con el Sáhara –Cabo Juby y Villa

0

10

20

30

40

50

60

África América Asía y Oceanía Europa

95

Cisneros– y la Compañía Transatlántica que unía la metrópoli con

Fernando Poo. Todo esto no hace si reflejar la importancia de Canarias

como plataforma para el tráfico marítimo internacional en el Atlántico y,

especialmente, su proyección africana.

GRÁFICO 3.10 Nacionalidad de las navieras que realizaban viajes intercontinentales a través de Canarias en 1928

(Porcentaje sobre el total)

Fuente: Memoria Junta de Obras del Puerto de Las Palmas, 1928.

A partir de la década de 1930, hemos empleado el volumen de

mercancías que se movía con África en los principales puertos isleños.

En su evolución podemos observar que la importancia relativa del

vecino continente para la actividad portuaria canaria se incrementa de

forma sustancial hasta los años sesenta (cfr. gráfico 3.11). En esta

dinámica alcista, tuvo mucho que ver el mayor interés que prestaron las

autoridades españolas a las posesiones africanas como complemento al

desarrollo de su política autárquica. No en vano, durante ese periodo,

más del 90 por ciento de los productos procedían o se enviaban a esas

colonias. Proporción que desciende a una tercera parte en los años

posteriores y a menos del 10 por ciento en 1960.

0

3

6

9

12

15

18

21

24

27

30

Alemania EE. UU. España Francia G.Bretaña Holanda Italia

96

GRÁFICO 3.11 Movimiento de mercancías con África en los principales

puertos canarios, 1930-2008 (Porcentaje sobre el total)

Fuente: Estadística Comercial del Puerto de Santa Cruz de Tenerife y Autoridades Portuarias de Las Palmas y de Santa Cruz de Tenerife.

En el decenio siguiente desciende el movimiento de mercancías

con África como consecuencia de la retirada española del Sáhara y la

crisis económica internacional de esos años. No obstante, a partir de los

noventa y, sobre todo, en los primeros años del siglo XXI, el volumen de

mercaderías embarcadas hacia África y desembarcadas procedentes de

ese continente ha incrementado su importancia relativa dentro de la

actividad de los puertos isleños, especialmente en el ubicado en

Tenerife, al amparo sobre todo del movimiento provocado por la

refinería de CEPSA. Además, este crecimiento ha servido para que las

Islas hayan duplicado su participación en el total del movimiento de

carga con África efectuado en el conjunto de los puertos españoles de

titularidad estatal, pasando de suponer algo menos del 3 por ciento en

1980 a superar ligeramente el 6 por ciento en el cambio de siglo57.

En este sentido, las dos autoridades portuarias de las Islas están

haciendo una apuesta estratégica decidida por intensificar la función de

57 RUIZ ROMERO DE LA CRUZ, E.M. (2004).

0

5

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20

25

30

1930 1943 1950 1960 1970 1980 1990 2000 2008

S.C. de TenerifeLa Luz y Las Palmas

97

Canarias como plataforma para el tráfico marítimo en el Atlántico

medio, con una especial proyección hacia el continente africano. Una de

esas actuaciones tiene que ver con la conformación de sendas Zonas

Francas en los puertos de Santa Cruz de Tenerife y La Luz y Las

Palmas, cuyo principal objetivo es atraer empresas que se instalen en

ellas, mediante una serie de incentivos fiscales y aduaneros, que se

unirán a los que ya proporciona el Régimen Económico y Fiscal de

Canarias. Con ello se pretende contribuir a la diversificación de la

estructura productiva isleña y dotarla de unidades de producción de

alto valor añadido. Así, por ejemplo, se acaba de establecer en la Zona

Franca del puerto tinerfeño una compañía dedicada a la producción de

vehículos eléctricos para su posterior venta en el mercado europeo y

africano.

Finalmente, citar el proyecto Red Euroafricana en el Sector

Portuario (GESPORT). Se trata de una actuación en la que participan la

Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife, en calidad de

coordinador del mismo, la Fundación Puertos de Las Palmas, la

Ádministraçao dos Portos da Regiäo Autónoma da Madeira, la Empresa

Nacional de Aministraçao dos Portos de Cabo Verde, Port Autonome de

Dakar, Port Autonome de Noadhibou y Port Autonome de Nouakchott.

En él también participan en calidad de observadores, responsables de

las administraciones portuarias de Gambia y Sierra Leona.

Esta iniciativa tiene como finalidad, para el periodo 2007-2013, la

puesta en marcha de un programa de cooperación que facilite la

integración regional a gran escala en el sector portuario. Para ello se

intensificarán las relaciones marítimas entre los territorios

participantes y se propiciará el intercambio de conocimientos en

materia de gestión administrativa, formación de recursos humanos,

buenas prácticas medioambientales y de seguridad, así como la difusión

de avances tecnológicos en materia de infraestructuras. El objetivo

último del proyecto es posicionar a los socios del partenariado como

plataforma atlántica de mercancías y de servicios portuarios, así como

98

convertir a las Regiones Ultraperiféricas Europeas de la Macaronesia en

un nodo estratégico de transmisión del conocimiento hacia las zonas en

vías de desarrollo58.

2. El transporte aéreo

Los orígenes del tráfico aéreo regular en Canarias los podemos

situar en los años veinte del siglo pasado, de la mano de la compañía

francesa de Pierre George Latécoére y de la alemana Lufthansa. Una vez

finalizada la Primera Guerra Mundial, la primera de ellas se planteó

poner en marcha una ruta que conectase Francia con sus colonias en

África y con América. En el itinerario que debían seguir sus aeronaves

figuraba el Archipiélago como punto de escala. Para ello se desplazaron

técnicos de la empresa que estudiaron varias posibilidades para instalar

un campo de aterrizaje o de amerizaje, tanto en Tenerife como en Gran

Canaria. De forma análoga ocurrió con la línea aérea que pretendía

conectar Alemania con Latinoamérica y con la costa occidental africana.

No obstante, ambos proyectos quedarían incompletos y las visitas a

Canarias de los aviones, hidroaviones y dirigibles de ambas compañías

se producirían de forma irregular.

Por tanto, hubo que esperar hasta 1930, cuando la compañía

española Concesionaria de Líneas Aéreas Subvencionadas, S.A.

(CLASSA), creada un año antes, estableciese la primera conexión

regular entre Madrid y el Archipiélago. Se trataba de un vuelo que hacía

escala en Cabo Juby antes de dirigirse hacia Gran Canaria y Tenerife.

En estas dos islas, los emplazamientos elegidos, tras estudiar varias

posibilidades, fueron el de Gando y el de Los Rodeos, respectivamente.

Ambos fueron declarados aeropuertos nacionales por el Gobierno de la

época en ese mismo año.

58 Esta información se ha obtenido de la página web de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife (http://www.puertosdetenerife.org)

99

Con la llegada de la Segunda República, la concesión efectuada a

la citada empresa sería revocada por la existencia de presuntas

irregularidades. En un nuevo proceso se adjudicó a otra compañía,

Líneas Aéreas Postales Españolas (LAPE), si bien ésta adquirió los

aviones y contrató el personal que tenía la anterior. Los vuelos con

Canarias se reanudaron, pero se mantuvieron de forma discontinua

hasta la Guerra Civil. Cabe reseñar aquí, que en 1933 se realizó el

primer viaje con pasajeros desde la Península.

Durante el conflicto bélico español, quedaron prácticamente

suspendidos los vuelos comerciales en el Archipiélago. Éstos se

reanudaron en 1941, cuando la remozada compañía Iberia se hacía

cargo de la ruta entre Madrid y Canarias. Cinco años más tarde, sendos

decretos declararon a los dos aeropuertos isleños como aduaneros y

abiertos al tráfico nacional e internacional. Para ello se procedió a la

pavimentación de las pistas, a la construcción de los edificios que

acogerían las terminales de pasajeros y los hangares. Asimismo, se les

dotó de la tecnología necesaria para la navegación aérea. Con

posterioridad se pondrían en marcha los aeródromos de las otras islas y

un segundo en la de Tenerife59.

Las series estadísticas sobre el tráfico aéreo, tanto de aeronaves

como de pasajeros, muestran que éste no ha parado de crecer desde la

Segunda Guerra Mundial (cfr. gráfico 3.12). No obstante, las sucesivas

crisis económicas que se han dado durante este periodo, han

ralentizado el alza, cuando no han provocado un cierto retroceso en su

evolución, como viene ocurriendo en los últimos años. En cualquier

caso, el crecimiento de ambas variables ha permitido que Canarias se

haya convertido en un importante nodo de las comunicaciones aéreas

nacionales e internacionales.

59 Estos apuntes sobre los primeros momentos de la aviación comercial en las

Islas han sido tomados de DÍAZ LORENZO, J.C. (2001) y de la página web de AENA (http://www.aena.es).

100

GRÁFICO 3.12 Tráfico de aviones y pasajeros en los aeropuertos canarios,

1950-2009 (Medias de cada periodo)

Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Instituto Canario de Estadística y AENA.

En relación al número de aviones, los aeropuertos de Gran

Canaria y Tenerife ocupan los primeros lugares en la clasificación

estatal, no estando situados nunca por debajo de los cinco primeros,

compartiendo protagonismo con los de Madrid, Barcelona y Palma de

Mallorca. Esto también los coloca en una posición significativa dentro

del conjunto de aeropuertos de Europa. De hecho, el agregado de los

tres grandes aeropuertos isleños –Gando, Los Rodeos y Reina Sofía–, se

sitúa entre los quince primeros del ranking europeo en las últimas

décadas, si atendemos al tráfico de aeronaves, y en el décimo si

computamos los viajeros. Hay que tener en cuenta que en el listado de

referencia se contemplan de forma acumulada las estadísticas de los

aeródromos que componen otras plataformas aeroportuarias, como las

de Madrid -Barajas, Torrejón y Cuatro Vientos-, París –Charles de

Gaulle, Orly y Beauvis-, Londres –Heathrow, Gatwick, Stansted, Luton,

London City– o Berlín –Tegel, Tempelhof y Schönefeldl60.

60 Las comparaciones con los aeropuertos nacionales y europeos se han

realizado con los datos publicados por la Dirección General de Aviación Civil.

0

50

100

150

200

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300

350

1950 1960 1970 1980 1990 2000 2009

Mil

es d

e avio

nes

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15

20

25

30

35

Mil

lon

es d

e p

erso

nas

Pasajeros

Aviones

101

GRÁFICO 3.13 Movimiento de mercancías en los aeródromos isleños, 1960-2009

(Miles de toneladas)

Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Instituto Canario de Estadística y AENA.

Si contemplamos el volumen de mercancías transportado por vía

aérea, la clasificación nacional se repite en los mismos términos. No

obstante, se descienden algunas posiciones si lo comparamos con el

sistema aeroportuario europeo, pues aquí la plataforma canaria se

ubicaría entre las veinte primeras en los últimos años, cuando a

comienzos de la década de los ochenta ocupaba una posición mucho

mejor, el décimo lugar. Esta pérdida de importancia relativa se explica

por la evolución seguida por esta variable, que presenta muchas más

oscilaciones que la del número de aeronaves o la de pasajeros (cfr.

gráfico 3.13).

Las importantes caídas que se aprecian en el tráfico de

mercancías en los aeropuertos canarios entre 1980 y 1995, así como

desde el cambio de siglo, podemos atribuirlas en parte a las coyunturas

de crisis internacional de esos periodos, pero también deberíamos

incorporar otros factores que contribuyeron a perpetuar esos descensos

incluso en etapas de bonanza económica. Entre ellos cabría citar la

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10

20

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50

60

70

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1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2009

102

profunda modernización de la conectividad interinsular por vía

marítima, de tal manera que los barcos le hacen una mayor

competencia al avión en el traslado de mercancías perecederas. Por otra

parte, el descenso de las exportaciones de flores y plantas que se ha

experimentado desde los años finales del siglo pasado, ha afectado al

tráfico aéreo de mercancías hacia el exterior.

En términos más genéricos, es indudable que buena parte de la

evolución del tráfico aéreo en sus tres facetas –aeronaves, pasajeros y

mercancías– se explica por el desarrollo del turismo y por el incremento

de la conectividad interinsular, pero aquí también la proximidad al

continente africano ha tenido algo que ver61. En primer lugar, porque,

hasta que los aviones no alcanzaron una autonomía suficiente,

debieron hacer escalas en sus vuelos intercontinentales, siendo los

aeródromos canarios una de esas paradas en las rutas hacia el sur.

Podemos encontrar múltiples ejemplos, como las primeras conexiones

de Iberia con América –Buenos Aires, Caracas o Montevideo– y África –

Guinea Ecuatorial o Dakar.

En segundo término, porque como se aprecia en el cuadro 3.1.

hasta la retirada del Sáhara por parte española, existió un importante

volumen de vuelos entre las Islas, especialmente de Gran Canaria y

Tenerife, con los aeródromos de ese territorio -El Aaiun, La Güera y

Villa Cisneros-, además de con otras regiones africanas. Con la retirada

española de esos territorios, se redujeron de forma notable los

indicadores que estamos considerando aquí, si bien parece que se han

recuperado con la llegada de la presente centuria, de manera más

acusada en el segmento de la carga aérea.

61 Sobre el tráfico interinsular, véase RAMOS PÉREZ, D. (2001)

103

CUADRO 3.1 Participación de África en el tráfico aéreo internacional

de los aeropuertos canarios (porcentaje sobre el total)

Aviones Pasajeros Mercancías

1971-1975 13,77 7,35 24,76

1976-1980 9,10 4,31 16,00

1981-1985 5,75 2,07 6,41

1986-1990 4,12 1,11 4,83

1991-1995 2,84 0,68 7,12

1996-2000 3,74 0,52 10,04

2001-2005 4,14 0,42 20,41

2006-2009 4,76 0,70 27,51

Fuente: CIES (1975 y 1978), Instituto Nacional de Estadística,

Instituto Canario de Estadística y AENA.

CUADRO 3.2 Importancia de los aeropuertos canarios en el tráfico aéreo español con África

(porcentaje sobre el total)

Aviones Pasajeros Mercancías

1971-1975 27,36 37,51 69,37

1976-1980 25,00 22,68 8,16

1981-1985 24,02 17,55 5,29

1986-1990 25,73 17,24 9,38

1991-1995 25,41 16,34 19,36

1996-2000 24,62 11,71 9,54

2001-2005 22,82 7,27 10,51

2006-2009 18,14 5,87 12,05

Fuente: CIES (1975 y 1978), Instituto Nacional de Estadística,

Instituto Canario de Estadística y AENA.

En cualquier caso, dentro del ámbito nacional, el Archipiélago ha

desempeñado y está desempeñando un notable papel en las conexiones

aéreas con África (cfr. cuadro 3.2). Así, en lo que se refiere al número de

104

aviones, Canarias supone casi la cuarta parte del total nacional, como

promedio, en el periodo 1971-2009, y el agregado de los aeropuertos de

Gando, Reina Sofía y Los Rodeos, ocuparía la segunda posición por

detrás de la plataforma aeroportuaria madrileña. En cuanto al

transporte de mercancías con ese continente, el volumen que se ha

movido en los aeropuertos isleños en el periodo analizado supone una

media del 18 por ciento del total estatal. En este caso, de nuevo la suma

de los tres aeródromos canarios sería la que concentra la mayor parte

del mismo y se situaría en el tercer lugar del ranking nacional, por

detrás de Madrid y Barcelona, si bien desde 2004 habrían perdido una

posición más por el ascenso espectacular del aeropuerto de Vitoria. Y,

finalmente, en lo que hace referencia a los pasajeros, las terminales

isleñas habrían acogido el 17 por ciento del total de viajeros con destino

u origen en un país africano que circularon por España, aunque en los

primeros años del siglo XXI se reduciría a la mitad esa proporción.

CUADRO 3.3 Aerolíneas con conexiones directas hacia África desde Canarias en 2010

Cabo Verde Marruecos Mauritania Senegal

Air Mauritania X X X

Binter Canarias X

Canary Fly X X

Iberia X

SERAIR X X X

Islas Airways X

TACV X

Tuifly GMBH X X

Fuente: AENA.

En la actualidad, existen al menos ocho compañías aéreas que

ofrecen vuelos directos con el continente africano desde Canarias.

Ahora bien, adolecen de un importante grado de concentración

geográfica, pues se limitan a cuatro países: Cabo Verde, Marruecos,

105

Mauritania y Senegal. Se debe destacar, por el número de frecuencias

que ofrecen, a las aerolíneas isleñas –Binter Canarias e Islas Airways. Y

esta situación se quiere mejorar, pues ambas empresas tienen previsto

implementar nuevas rutas con África y aumentar los vuelos de algunas

de las que ya tienen establecidas en el vecino continente.

Estas opciones de futuro se complementan con otras que llevan a

cabo las diferentes administraciones públicas. Entre ellas, cabe

destacar la supresión de las tasas aéreas durante 2010 y 2011, si bien

el Gobierno de Canarias pretende que esta medida, ahora coyuntural,

se convierta en permanente. No en vano, se atribuye a esta medida el

incremento en las conexiones aéreas exteriores y la afluencia de unos

dos millones de turistas en el primero de los ejercicios citados. La

expectativa es que en el presente año continúe esta progresión con el

aumento de otro millón más de visitantes.

Unido a esto, AENA está implementando un plan estratégico

específico para incrementar el papel de Canarias como nodo intermodal

en el tráfico aéreo de mercancías. Para ello, y contando con el apoyo

institucional del Gobierno Autonómico y de los respectivos cabildos

insulares, está prevista la construcción de nuevas pistas de aterrizaje

en los aeropuertos de Gando, en Gran Canaria, y Reina Sofía, en

Tenerife, así como la habilitación de sendos polos empresariales en sus

inmediaciones. Además, se encuentra en fase de estudio una actuación

similar en el aeródromo de Los Rodeos. Todo ello sin olvidarnos de las

continuas mejoras que se han acometido y las que están programadas

en el conjunto de los aeropuertos canarios.

Otra línea de actuación tiene que ver con la organización del

tráfico aéreo exterior. En este sentido, y al amparo de la normativa

sobre cielo único europeo, se han llevado a cabo gestiones para

reordenar las rutas que unen el Archipiélago con Europa, a fin de

disminuir la duración de los viajes, generando un recorte significativo

de costes y, en consecuencia, aumentando la competitividad de la

plataforma aeroportuaria isleña.

106

Otra de las apuestas para incrementar su competitividad pasa por

la privatización de buena parte de la gestión de los aeropuertos, proceso

que ha iniciado recientemente AENA, y que en su primera fase incluye a

algunos de los aeródromos isleños, como el de El Hierro, La Gomera o

Lanzarote. Ésta, además, puede ser la vía que permita a las autoridades

regionales dar satisfacción a una de sus demandas más antiguas en

esta materia, como es la de participar directamente en la

administración de las infraestructuras aeroportuarias insulares.

Finalmente, indicar que se quiere impulsar la denominada

“Libertad de los Cielos”, que permitiría a las numerosas compañías

aéreas extracomunitarias que sobrevuelan los cielos de las Islas, utilizar

sus aeropuertos como escala en sus travesías transoceánicas. De

hecho, la primera en solicitarlo fue Transportes Aéreos de Cabo Verde

(TACV), habiendo obtenido esta aerolínea africana la preceptiva

autorización desde finales de 2010 para poder realizar una escala en

Canarias de la ruta que une Praia con Lisboa.

3. Las telecomunicaciones

En el ámbito de las telecomunicaciones, Canarias también ha

sido un punto neurálgico para conectar el continente africano con otras

partes del mundo, y especialmente con Europa62. Sin embargo,

Canarias, al igual que otros territorios españoles más alejados –Cuba,

Filipinas, o Guinea Ecuatorial– quedaron en cierta manera marginados

en los comienzos de la implantación del telégrafo en España.

En el resto del país, la instalación de este medio de comunicación

se realizó de forma temprana, ya que entre 1855 y 1863 se había

completado su despliegue. En el territorio peninsular se estableció una

red radial con epicentro en Madrid. Ahora bien, esta disposición de las

62 CALVO CALVO, A. (2003) y PÉREZ, O. (2008).

107

conexiones dificultaba los enlaces directos entre otras ciudades del

país, por lo que, entre 1900 y 1936, se modificó su disposición por una

en forma de malla, que permitía el tráfico de mensajes entre distintos

puntos sin tener que pasar obligatoriamente por la capital. Por su parte,

Baleares quedó conectada con Valencia y Barcelona a partir de 1861,

mientras que el cable que unía Ceuta con Cádiz se había tendido dos

años antes. No obstante, en este último caso, el cable dejó pronto de

funcionar y no fue repuesto hasta finales del siglo63.

En el caso de Canarias, cabe reseñar, que antes de que se

estableciese la primera gran línea de telégrafos que unió América y

Europa en 1866 –Terranova e Irlanda–, se implementó un ambicioso

proyecto que pretendía conectar mediante un cable submarino Estados

Unidos con Cádiz en 1859, pasando por Cuba, Brasil, Cabo Verde y

Canarias. Sin embargo, las reticencias del Gobierno español a autorizar

el enlace entre la costa cubana y Florida desanimaron a sus

promotores, que dejaron caducar la concesión administrativa. En 1873

se realizaba otra intentona para tender un cable submarino entre

España y Cuba a través de Canarias. En la concesión se establecía la

posibilidad de su prolongación hacia otras zonas de África. Tampoco se

llevó a efecto. No obstante, es una prueba evidente de que, desde el

comienzo de las telecomunicaciones intercontinentales, el Archipiélago

fue considerado como un punto de apoyo importante.

Consideración que se vería acrecentada por la carrera colonial

europea en África a partir del último cuarto del siglo XIX. Así, en 1879,

se volvió a retomar la instalación del cable que debía unir Canarias con

España. Ahora, como una aspiración irrenunciable de las clases

dirigentes del Archipiélago, expresada a través de sus representantes en

las Cortes. Este clamor venía motivado, en gran medida, porque la

conexión telegráfica con Europa se había convertido en una condición

indispensable para garantizar la competitividad de las Islas como polo

63 OTERO CARVAJAL, L.E. (2007).

108

estratégico en las rutas marítimas internacionales hacia el Atlántico

Sur, más aun si tenemos en cuenta que, por aquel entonces, Madeira

ya disponía de un enlace con Lisboa.

Ahora bien, su consecución no estuvo exenta de dificultades, y se

prolongó algunos años. Inicialmente se planteó la conexión entre

Tenerife y Madeira a través de un trazado de 260 millas. La cuestión se

fue complicando en los años posteriores, ya que los ayuntamientos de

otras islas reclamaron conexiones interinsulares. Por otra parte, el

Gobierno español quería sentar las bases para una posterior

prolongación hacia América. Finalmente, las fuerzas políticas canarias

se dividieron entre los que apoyaban la alternativa madeirense por su

menor gasto, y quienes abogaban por un enlace directo con Cádiz, para

no depender de un país extranjero, pero que implicaba un mayor coste,

pues el tendido tendría 700 millas de longitud.

Hubo que esperar a 1882, tras ese largo proceso de debate, para

que se adoptase una solución, inaugurando el cable que unía Tenerife

con Cádiz a finales del año siguiente. Además, esta isla se convirtió en

un nodo de comunicaciones interinsular, pues desde ella partían las

conexiones con La Palma (1883) y Gran Canaria (1884), y desde esta

última con Lanzarote (1885). Asimismo, Canarias comenzó a desarrollar

su función como centro de enlace con África, ya que el citado tendido

fue aprovechado por las autoridades francesas, que habían

subvencionado a la empresa concesionaria del servicio –Spanish

National Submarine Telegraph Company–, para posibilitar la extensión

del mismo hasta Senegal, e incluso hasta Brasil64.

Con el cambio de siglo se procedió a la modernización de las

conexiones telegráficas, tanto respecto a Europa como entre las islas.

Así, el proceso se iniciaba en 1901, cuando se construyó otro tendido

entre Tenerife y Gran Canaria, que se añadía al anterior. Pero, quizás el

64 Las referencias sobre los orígenes del telégrafo en Canarias han sido

elaboradas a partir de los trabajos de CALVO, A. (2003); MARTÍN DEL CASTILLO, J.F. (1993) y PÉREZ, O. (2008).

109

año más significativo de esta reestructuración fue 1908, momento en el

que se habilitó un nuevo enlace entre Cádiz y Tenerife, que sustituía al

establecido un cuarto de siglo antes. En ese mismo ejercicio se

instalaron nuevas conexiones entre Tenerife y La Palma, al tiempo que

se inauguraban los enlaces de la primera con El Hierro y La Gomera.

Asimismo, desde Gran Canaria se hizo lo propio con Lanzarote,

prolongándose desde esta última hasta Fuerteventura. Con ello

quedaba culminado el sistema telegráfico interinsular. Un último hito se

produjo en 1926 con el amarre de otro cable con la Península, en este

caso desde Gran Canaria, que se sumaba al ya existente en Tenerife. En

resumen, los cables telegráficos submarinos del Archipiélago tenían una

longitud total de unos 4.023 kilómetros, representado algo más de la

mitad de los instalados en España65.

Al sistema telegráfico nacional debemos añadir otra conexión

internacional, en este caso con Alemania66. El Gobierno germano había

solicitado autorización a su homólogo español, en 1906, para utilizar

algunos puntos del territorio nacional como zonas de amarre de un

cable telegráfico submarino, que llegaría a sus colonias en África. Entre

esos lugares de escala se encontraba el Archipiélago. Con este proyecto

el Reich perseguía lograr la autonomía en sus comunicaciones, pues

hasta ese momento dependía de las conexiones británicas y francesas.

Además, pretendía disponer de un enlace con Marruecos a partir

del nodo que se estableciese en Canarias, si bien esto contravenía el

Tratado de Algeciras de ese mismo año, que reconocía al reino alauita

como esfera de influencia franco-española. Finalmente, la iniciativa

teutona incluía otro tendido que partiese de las Islas y llegase a

América. En este caso, la creciente presencia alemana en la economía

de las repúblicas sudamericanas demandaba, también, tener una red

65 Tanto la cronología como las cifras de longitud de los cables submarinos han

sido obtenidas del Anuario Estadístico de España. 66 Para profundizar en esta cuestión, ESPADAS BURGOS, M. (1981 y 1987);

ORY AJAMIL, F. y GONZÁLEZ LEMUS, N. (2003) y PONCE MARRERO, J. (2002).

110

propia y evitar así la subordinación a las conexiones atlánticas

instaladas por otras potencias.

A medida que trascurrían los años, las presiones de la diplomacia

germana sobre las autoridades hispanas fueron en aumento. El

resultado de las mismas fue la concesión del correspondiente permiso

en 1909. Así, nacía la línea de telégrafo entre Edem y Tenerife, llevada a

cabo por la empresa Deutsch-Südamerikanische Telegraphy. Esta

conexión posibilitaba el enlace directo con las posesiones imperiales en

el continente africano, mediante su extensión a Monrovia, así como con

América de Sur, a través de Pernambuco. Posiblemente, el Gobierno

germano terminó renunciando a su intención de llevar la conexión

telegráfica a Marruecos, habida cuenta de la firma del acuerdo franco-

alemán de 1911. En él, el Kaiser renunciaba a cualquier pretensión

sobre ese país africano, y a cambio Francia le cedía parte de sus

territorios coloniales en el Congo.

El cambio de siglo trajo consigo un nuevo avance tecnológico, la

telegrafía sin hilos, realizándose diversas pruebas y demostraciones en

España entre 1899 y 1903. Cuatro años más tarde se promulgaba la ley

que regulaba el servicio radiotelegráfico y, en 1908, el reglamento que la

desarrollaba. Al amparo de esta normativa, se sacó a concurso público

la primera red de estaciones –2 de largo alcance (1.600 km.), 7 de medio

(400 km.) y 17 de corto (200 km.). La adjudicataria se demoró de

manera significativa en su ejecución, pues un año más tarde sólo había

puesto en funcionamiento tres estaciones –Tenerife, Gran Canaria y

Cádiz–, elevándose esa cifra a la decena en 191167. En cualquier caso,

Canarias estuvo en la vanguardia de este nuevo avance técnico en las

telecomunicaciones.

El establecimiento de los cables submarinos y la incorporación de

la telegrafía sin hilos contribuyeron, sin duda, a mejorar la posición

geoestratégica que tenían las Islas. La evolución seguida por el tráfico

67 OTERO CARVAJAL, L.E. (2007)

111

telegráfico pone de manifiesto que el incremento del número de

telegramas y radiotelegramas fue más o menos continuo hasta 1970, a

excepción del periodo comprendido entre la Guerra Civil y la Segunda

Guerra Mundial (cfr. gráfico 3.14). La difícil coyuntura de esos dos

momentos afectó gravemente a las comunicaciones exteriores del

Archipiélago.

GRÁFICO 3.14 Tráfico telegráfico en Canarias, 1925-2009

(Miles de telegramas y radiotelegramas)

Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Instituto Canario de Estadística y Ministerio de Fomento.

A partir de los años setenta del siglo XX, esta forma de

transmisión comienza a declinar, haciéndose más palpable esta

situación con el cambio de centuria, en la que ya ocupaba una posición

marginal. La cierta mejoría que se observa en los años noventa, es

consecuencia de una modificación en la serie estadística, que desde

entonces incorpora el envío de fax y burofax por parte de las oficinas de

correos.

Las estaciones isleñas tuvieron cierta importancia dentro del

entramado nacional de comunicaciones telegráficas, al menos hasta el

último cambio de siglo. Así, la participación canaria en el total del

0

200

400

600

800

1.000

1.200

1.400

1925 1935 1945 1955 1965 1975 1985 1995 2005

112

tráfico de telegramas y radiotelegramas en España supuso como

promedio el 4,25 por ciento entre 1925 y 1995, reduciéndose a menos

de la mitad desde ese momento. Pero lo más significativo para el estudio

que aquí estamos realizando, es que en las transmisiones con el

extranjero esa proporción se eleva al 6,12 por ciento de media en el

periodo analizado68.

Otro importante paso en la historia de las telecomunicaciones se

produjo con la invención del teléfono. En el caso de España, las

primeras pruebas tuvieron lugar en La Habana en 1877 y al año

siguiente se llevaron a cabo los primeros ensayos en la Península. Hubo

que esperar a 1882 para que las autoridades publicasen el primer

concurso para la adjudicación de redes urbanas, aunque al parecer

quedó desierto por la falta de interés. Dos años más tarde, se asignaba

el servicio telefónico público a la Administración de Telégrafos, si bien

sólo logró establecer el mismo en Madrid, Barcelona y Valencia. Todo

ello no hacía sino alejar a España del nivel de desarrollo que estaba

alcanzando esta modalidad de comunicación en otros países.

Entre 1886 y 1923 se promulgaron diversas normas en un intento

dar un nuevo impulso al sector. En ellas se recogía un modelo en el que

se combinaba la participación gubernamental, a través del Estado y las

administraciones locales –ayuntamientos, diputaciones y cabildos–, y la

de las empresas privadas. Los resultados fueron aparentemente

buenos, pues de las 7 redes urbanas que se crearon en el primero de

los ejercicios citados, se pasó a 1.292 en el último de ellos. Ahora bien,

este esfuerzo fue insuficiente, pues el país seguía ocupando las últimas

posiciones en la clasificación internacional.69

A partir de 1924, durante la Dictadura de Primo de Rivera, las

autoridades estatales se propusieron un nuevo relanzamiento del

servicio telefónico en España. Para ello decidieron concentrar en manos

68 Los datos nacionales han sido tomados del Instituto Nacional de Estadística

y del Ministerio de Fomento. 69 Estas notas sobre los orígenes del servicio telefónico en España hasta 1924

proceden de CALVO CALVO, A. (1998) y NADAL ARIÑO, J. (2007).

113

de una sola empresa, mediante un concurso público, todo el negocio.

Este proceso fue ganado por la Compañía Telefónica Nacional de

España, participada por la I.T.T. norteamericana. En un breve espacio

de tiempo cumplió su cometido, pues todas las redes de titularidad

pública le fueron transferidas de forma inmediata y fue adquiriendo

paulatinamente las privadas, culminando el proceso de integración en

vísperas de la Guerra Civil. Tras ésta, la sociedad fue nacionalizada,

continuando con el monopolio de este tipo de comunicaciones hasta los

años finales del siglo XX, en el que se procedería a su privatización70.

En el caso de Canarias, se crearon, al menos, 15 sistemas de

telefonía locales hasta 192471. El primero de ellos se estableció en Las

Palmas de Gran Canaria en 1891, bajo el impulso de la empresa Miller

y Cía., si bien con el cambio de centuria se transfirió al ayuntamiento.

No obstante, a los pocos años pasó a ser de titularidad estatal,

concretamente dependiente de la Administración de Telégrafos. Otras

tres redes privadas fueron establecidas en Tenerife.

En 1894, se constituía la Sociedad de Teléfonos de Santa Cruz de

Tenerife, que se hacía cargo de esta modalidad de comunicación en la

capital insular. Ya en 1907, nacía La Sociedad de Teléfonos de La

Orotava, que establecía dos redes de telefonía, una en la localidad que

da lugar a su razón social, y otra en el Puerto de la Cruz72. A ellas hay

que añadir otras 11 más, que fueron instaladas por los ayuntamientos

isleños en la primera década de esa centuria. Al parecer, todas ellas se

localizaban en Tenerife, siendo, integradas en una mancomunidad de

servicios telefónicos constituida por el Cabildo de la isla en 1919,

siguiendo el modelo de la Diputación de Guipúzcoa73.

Por tanto, al igual que ocurría en el ámbito nacional, en las Islas

estaban presentes las tres modalidades de gestión, la estatal, la de las

70 CALVO CALVO, A. (2006) y OTERO CARVAJAL, L.E. (2007). 71 Una síntesis de la historia de la telefonía en Canarias puede verse en

MARTÍNEZ BUDRIA, E. y CABRERA ARMAS, L.G. (1994). 72 Anuario Financiero y de Sociedades Anónimas de España 73 Ésta es, al menos, la hipótesis que plantea NADAL ARIÑO, J. (2007: 53).

114

administraciones locales y la de la empresa privada. Además, el nivel de

difusión territorial alcanzado en esos momentos en el Archipiélago se

situaba en el 17,2 por ciento del número total de municipios, casi dos

puntos por encima del promedio nacional, que era del 15,5 por ciento.

Más aun, si nos ceñimos exclusivamente a Tenerife, esa proporción

sería del 33 por ciento, ubicándose en la calificación estatal en tercer

lugar por detrás de Cataluña y Asturias.

Esta situación de coexistencia de diferentes modelos de negocio

culminaría en el Archipiélago, al igual que el resto del país, con la

creación de la Compañía Telefónica Nacional de España. Así, los

sistemas municipales agrupados en el Cabildo de Tenerife debieron ser

transferidos a esta empresa a mediados de la década de 1920. Respecto

a los que estaban bajo el control de las dos compañías tinerfeñas, los

del Valle de La Orotava tuvieron que ser adquiridos en 1924 y los de

Santa Cruz de Tenerife dos años más tarde, si nos atenemos a las

fechas de liquidación de ambas entidades74.

A partir de la consolidación del monopolio estatal de las

comunicaciones telefónicas fijas después de la Guerra Civil, disponemos

de series estadísticas sobre la evolución de este servicio en Canarias.

Las cifras reflejan que esta modalidad no habría parado de crecer en las

Islas hasta los años noventa del siglo pasado (cfr. gráfico 3.15). Además,

el Archipiélago participó en los procesos de modernización de la red,

concretamente en las conexiones intercontinentales vía satélite, a través

de los acuerdos establecidos entre Telefónica y la NASA para compartir

el uso de la estación que se había establecido en Maspalomas en

196775.

74 La información sobre las redes gubernamentales ha sido obtenida de los

textos citados en las notas anteriores y los de las empresas privadas del Anuario Financiero y de Sociedades Anónimas.

75 OTERO CARVAJAL, L.E. (2007: 136).

115

GRÁFICO 3.15 Los servicios telefonía fija en Canarias, 1942-2000

(Miles de teléfonos)

Fuente: Instituto Nacional de Estadística e Instituto Canario de Estadística.

En los últimos años del siglo XX asistimos a un estancamiento del

sistema de telefonía fija, producto de la aparición de las denominadas

nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. El origen de

las mismas, salvando algunos precedentes, se puede situar en 1983 con

el desarrollo del protocolo de comunicaciones TCP/IP76. La instalación

la primera red digital en España se produjo dos años más tarde. A

partir de entonces se difundiría de forma vertiginosa por todo el país,

especialmente con la liberalización del sector de las telecomunicaciones,

que se acometió desde mediados de la década de 199077.

Esta revolución tecnológica –ordenadores, internet, teléfono móvil,

páginas web…– han tenido una rápida difusión en el Archipiélago, tanto

en el ámbito de las familias como en el tejido empresarial78. No

obstante, en comparación con lo acontecido en el ámbito nacional, la

evolución en los últimos años ha tendido a la convergencia con el

76 Sobre los orígenes de Internet y la era digital, ABBAT, J. (2000) y HAFNER,

K. y LYON, M. (1998). 77 OTERO CARVAJAL, L.E. (2007: 145-149). 78 Para un información más detallada sobre estas cuestiones, GONZÁLEZ

APONCIO, Z. (2006).

0

100

200

300

400

500

600

700

1942 1950 1960 1970 1980 1990 2000

116

promedio estatal, ya que Canarias se encontraba por debajo en muchas

de las variables contempladas a comienzos de la presente década (cfr.

cuadros 3.4 y 3.5). En esta tendencia, tan sólo sobresale una excepción,

la utilización de páginas web por parte de las unidades de producción,

pues persiste un cierto retraso en el caso isleño en la actualidad. Ésta,

quizás, sea la asignatura pendiente más importante de nuestro aparato

productivo, por cuanto incide directamente en la comercialización de

bienes y servicios, y por tanto en su competitividad, en un mercado

internacional cada vez más globalizado.

CUADRO 3.4 Difusión de las T.I.C. entre los particulares

(Porcentaje de hogares)

Canarias España

2002 2010 2002 2010

Ordenadores 36,3 67,0 36,1 68,7

Internet 19,0 58,4 17,4 59,1

Teléfono móvil 68,5 94,2 65,0 94,6

Fuente: Instituto Nacional de Estadística

CUADRO 3.5 Uso de las T.I.C. en el tejido productivo

(Porcentaje de empresas)

Canarias España

2002 2010 2002 2010

Ordenadores 92,7 98,5 95,0 98,6

Internet 77,5 96,8 81,7 97,2

Página Web 22,8 50,8 38,9 62,1

Fuente: Instituto Nacional de Estadística

Es en este contexto, de profundo y rápido desarrollo de la

sociedad de la información, en el que el Cabildo Insular de Tenerife está

117

realizando una importante apuesta estratégica de futuro que ponga de

nuevo a Canarias como uno de los principales nodos de las

telecomunicaciones internacionales. Se trata del proyecto ALIX, que

pretende el desarrollo de una red que conecte Canarias con África

Occidental, Europa y América, además de potenciar los enlaces

interinsulares79. Esta iniciativa se articula en torno a tres grandes ejes

de actuación.

Uno de ellos es la instalación del NAPWACI (Network Access Point

West Africa Canary Islands). Se trata de un gran centro de datos de alta

disponibilidad para las empresas locales y para aquellas foráneas que

quieran operar en África desde un territorio de la Unión Europea, como

es Canarias. Asimismo, servirá como punto de concentración y

distribución de la conectividad interior y exterior de Tenerife. En este

sentido, indicar que al ser una infraestructura neutral, es sumamente

competitiva a la hora de que puedan interconectarse redes de

telecomunicaciones e intercambiar tráfico libremente entre sí. Además,

ofrece como ventaja añadida su enlace con otra veintena de unidades

NAP repartidas por todo el mundo.

Otro de los elementos esenciales del proyecto ALIX es CANALINK.

Se trata del tendido de un cable submarino de fibra óptica entre

Canarias y la Península, que une la localidad de Granadilla, donde está

instalado el NAPWACI, con la de Rota en Cádiz (cfr. gráfico 3.16).

Además, se desarrollarán dos ramales que enlazarán Tenerife con Gran

Canaria y La Palma, respectivamente. Con ello se amplía la conectividad

exterior e interinsular del Archipiélago. La instalación de esta

infraestructura será llevada a cabo por la empresa Alcatel. Esta

iniciativa ha sido promovida por el Instituto Tecnológico de

Telecomunicaciones de Tenerife (IT3), dependiente del Cabildo, y la

sociedad privada IslaLink, que ha participado en el cableado submarino

de las Islas Baleares.

79 La información sobre todo lo concerniente al proyecto ALIX ha sido facilitada

por el Área de Economía y Competitividad del Cabildo Insular de Tenerife.

118

GRAFICO 3.16 Conectividad exterior del proyecto ALIX

MST

ACEW

AC

S

PE

NC

AN

8(PE

NC

AN

6)

(PE

NC

AN

7)

TELEFÓNICA DE ESPAÑACANALINKWACSACEMAIN ONE (MST)

Act

ualiz

ació

n de

Cap

acid

ad

CA

NA

LIN

K

MST

ACEW

AC

S

PE

NC

AN

8(PE

NC

AN

6)

(PE

NC

AN

7)

TELEFÓNICA DE ESPAÑACANALINKWACSACEMAIN ONE (MST)

Act

ualiz

ació

n de

Cap

acid

ad

CA

NA

LIN

K

Fuente: Cabildo Insular de Tenerife

Dentro de este segundo bloque de actuaciones, también está

previsto el enganche con otros cables submarinos internacionales que

pasan o pasarán por el Atlántico medio conectando Europa, África y

América. En este sentido, ya se ha dado un primer paso con la

instalación del denominado Main One (MST), que une Portugal con

Nigeria, teniendo como base Ghana. Esta línea contará con

ramificaciones hacia Casablanca, Dakar, Abdijan y Bonny. Y, con

posterioridad, se extenderá hacia el sur para llegar hasta Libreville,

Boma, Luanda y Ciudad del Cabo. Otros proyectos de conexión por

cable con África –WACS y ACE– y con América –Atlantis II (Brasil y

Argentina) y Columbus III (Miami)– tienen acuerdos para disponer de un

amarre en el NAPWACI. A ellos hay que unir las operaciones con

satélites de telecomunicaciones, como el SAT-3.

119

Finalmente, el tercer eje sobre el que se asienta el proyecto ALIX,

es la instalación de un anillo insular de fibra óptica conectado al

NAPWACI, que se está desarrollando en Tenerife. Con ello se

proporcionarán servicios de telecomunicaciones en régimen de libre

acceso para todos los operadores, de forma que tanto los hogares como

las empresas de la isla se puedan beneficiar de las mejoras tecnológicas

y de competitividad que conlleva esta actuación.

En resumen, la finalidad del proyecto ALIX es convertir Canarias

en un nexo de unión entre continentes mediante el desarrollo del NAP

en Tenerife y el aumento exponencial de la conectividad submarina

entre Canarias, África, Europa y, en el futuro, Latinoamérica. En

segundo lugar, se persigue la penetración de la sociedad de la

información a través del aumento de la competencia y contribuyendo al

desarrollo de África con un mejor acceso y liberalización de las

telecomunicaciones. Y, por último, servir de base para que empresas

T.I.C. canarias y extranjeras puedan operar en África, Latinoamérica y

el resto del mundo desde Tenerife.

120

CAPÍTULO 4

Comercio exterior

121

Para el estudio de los flujos comerciales canarios, se cuenta con

bastante información estadística para la etapa contemporánea. Ahora

bien, aunque contemos con bastantes fuentes de las que tomar los

datos, ninguna de ellas cubre todo el periodo analizado. Además, dados

los muy diferentes orígenes de los datos, resulta muy complicado

realizar la agregación para poder obtener una serie continua que resulte

fiable, como señalara Pérez Hernández en su magnífico trabajo sobre las

fuentes estadísticas de comercio exterior en Canarias80.

Podríamos emplear las provenientes de las Juntas de Obras de los

puertos canarios, pero, para lo que nos interesa, no valoran las

mercancías, únicamente las cuantifican. Para el periodo 1880-1920,

Martín Hernández recogió las estadísticas aduaneras canarias que

aparecían publicadas en los Diplomatic and Consular Reports

británicos81, una serie que pudimos ver ampliada por la traducción de

esos mismos informes desde 1856 a 1914 en la edición de Quintana

Navarro82, pero, en ambos casos, no presentan ni la continuidad ni la

homogeneidad necesaria.

La fuente más utilizada es la Estadística de Comercio Exterior de

la Dirección General de Aduanas, aunque ésta tampoco está exenta de

problemas. Sin querer hacer una lista muy exhaustiva, en primer lugar

se encontraría su falta de continuidad para el caso canario,

80 PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2002). 81 MARTÍN HERNÁNDEZ, U. (1992). 82 QUINTANA NAVARRO, F. (1992).

122

especialmente para el periodo que abarcaría desde mediados del siglo

XIX hasta la finalización de la Guerra Civil. En ese intervalo temporal,

únicamente se publicaron las correspondientes a los años que van

desde 1849 a 1869, de 1904 a 1917 y de 1930 a 1934. Por tanto, sólo a

partir de la estadística de 1942 podemos disponer de una serie regular

para conocer la evolución seguida por los intercambios de mercancías

de Canarias con el exterior.

Un segundo problema viene determinado por la incorrecta

valoración de los bienes transados. Así, se constata la infravaloración

de las importaciones para el siglo XIX y, en cuanto al siglo XX, en el

primer tercio no se actualizaron las tablas de valores y en los años

treinta se emplearon los precios medios declarados, generando una

sobrevaloración de las exportaciones y una minusvaloración de las

importaciones. Durante la Autarquía, habría que incorporar las

distorsiones ocasionadas por la aplicación de un complejo y discrecional

sistema cambiario, que dificulta conocer con verosimilitud los valores

reales del comercio exterior isleño de esa época83.

En tercer lugar, la no consideración de los avituallamientos a

buques como parte de las exportaciones hasta fechas relativamente

recientes, una cuestión que es especialmente relevante en un territorio

como el archipiélago canario, que ha basado históricamente parte de su

estrategia de crecimiento, tal y como vimos en el capítulo 3, en el

desarrollo de una economía de servicios vinculada a la navegación

internacional.

Finalmente, indicar que para el periodo comprendido entre 1988 y

2009 se han utilizado las cifras publicadas en la Base de Datos de

Comercio Exterior de Canarias, elaborada por el Instituto Canario de

Estadística. Se trata de un instrumento de gran utilidad, pues facilita el

manejo de todas las variables relativas al comercio exterior isleño de

83 CARNERO LORENZO, F. (1997)

123

forma combinada –peso, importe, países, agregaciones supranacionales,

países y tipología de productos.

Pese a las limitaciones que acabamos de comentar, vamos a

presentar la evolución seguida por los valores del comercio exterior

canario desde 1852 a 2009, haciendo especial hincapié, no tanto en su

cuantía, sino en su distribución geográfica, con objeto de poder analizar

con cierta profundidad los intercambios mercantiles entre Canarias y

África. En cualquier caso, los argumentos que se expresan a

continuación han de ser acogidos con todo tipo de cautelas por parte

del lector, como consecuencia de la disparidad de fuentes empleadas y

las dificultades que se han descrito para las mismas.

1. Visión de conjunto del comercio exterior

canario

Teniendo en cuenta las advertencias anteriores, el análisis de la

evolución general del comercio exterior del Archipiélago lo hemos

dividido en dos grandes periodos, motivado por la magnitud de las

cifras. El primero de ellos abarca la segunda mitad del ochocientos y los

primeros sesenta años del novecientos (cfr. gráfico 4.1). Durante el

mismo, la dinámica de las exportaciones vino marcada por el sector

agrario. El punto de arranque se sitúa en los años cincuenta y sesenta

del siglo XIX, que se corresponde con la expansión del cultivo de

nopales para la producción de cochinilla, empleada como colorante en

la pujante industria textil británica de la revolución industrial84.

Con la grana como producto de exportación, se obtenían tal

cantidad de divisas –los coetáneos hablaban de que en las Islas corrían

ríos de oro–, que permitía la adquisición de un volumen similar de

84 Los comentarios y cifras que ofrecemos a continuación proceden de

CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2006a); MACÍAS HERNANDEZ, A.M. y RODRÍGUEZ MARTÍN, J.A. (1995) y RIVERO CEBALLOS, J.L. (2007).

124

mercancías extranjeras, alcanzándose, incluso, un saldo comercial

favorable a finales de los años sesenta. Sin embargo, el descubrimiento

de las anilinas sintéticas daría al traste con esa trayectoria. Los precios

internacionales de la cochinilla se desplomaron, y con ellos los ingresos

por exportaciones de las Islas. El marasmo fue de tal calibre que, en la

segunda mitad de la década de los setenta, el valor de las exportaciones

era inferior al que se obtenía treinta años antes.

GRÁFICO 4.1 Valor de las exportaciones e importaciones del Archipiélago, 1852-1960

(Media de cada periodo. Millones de euros de 2009)

Fuente: CARNERO LORENZO, F. (1997) y CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2006a).

Esta coyuntura negativa no duró mucho, pues pronto los agentes

económicos en las Islas comenzaron a buscar alternativas que

permitieran recuperar el terreno perdido. Por una parte, algunos

intentaron lo que se ha denominado el modelo cubano, es decir,

producir en Canarias el tabaco y el azúcar que hasta el momento

llegaba a España con origen en el Caribe. Por otra, y que sería

finalmente la mayoritaria, la conversión del Archipiélago en estación de

aguada y carboneo para las flotas europeas que llevaban a cabo la

expansión imperialista por África, con la ampliación de la

0

30

60

90

120

150

180

210

240

1852-55 1866-70 1881-85 1896-00 1911-15 1926-30 1941-45 1956-60

Importaciones Exportaciones

125

infraestructura portuaria y el establecimiento del telégrafo. Y al amparo

de los nuevos muelles y el paso de las flotas, la producción

hortofrutícola extratemprana con destino a los mercados europeos. Se

iniciaba así una nueva senda expansiva del comercio exterior canario,

que a principios de la década de los noventa ya alcanzaba las mejores

cifras conseguidas durante la bonanza de la cochinilla.

Tendencia ésta que con posterioridad continuaría, si bien se vería

truncada en ocasiones por acontecimientos exógenos que incidían sobre

la economía isleña, cuya dependencia exterior se iría agudizando con el

tiempo. Así, los conflictos bélicos o las crisis económicas

internacionales afectaron negativamente a la capacidad de compra en

los mercados exteriores y, por ende, a las ventas en el extranjero.

Quizás, una de las cosas que más llama la atención es el enorme

desequilibrio que se produjo entre los dos capítulos del comercio

exterior, sobre todo en el primer tercio del siglo XX. Principalmente, la

causa de este considerable déficit en la balanza de mercancías hay que

buscarla en las importaciones de combustible con destino al suministro

de los buques que hacían escala en los puertos isleños, que, como ya

vimos, se incrementó de forma considerable en estos momentos. Ahora

bien, se trata de más de un problema contable que real, ya que los

ingresos que se obtenían por las actividades de avituallamiento en los

puertos figuraban en la balanza de servicios y no en la de comercio.

Como hemos indicado, los años previos a la Primera Guerra

Mundial conformaron un periodo en el que se continuó con la senda

ascendente iniciada en la década de los ochenta del siglo anterior, y con

los mismos motores de crecimiento: las exportaciones hortofrutícolas y

la economía de servicios vinculada a los puertos. Senda que se vería

truncada por el conflicto bélico internacional, pues a la pérdida de los

mercados habituales, tanto para suministrarnos de bienes como para

vender los producidos en el Archipiélago, hubo que sumar la

imposibilidad de buscar otros alternativos al entrar las aguas canarias

126

en el campo de acción de las flotas contendientes, en especial de los

submarinos alemanes.

Terminada la guerra, se inició un nuevo ciclo expansivo,

sumándose ahora a los tradicionales impulsores del crecimiento, un

tímido despegue de la actividad fabril, centrado en la industria ligera,

cuyo objetivo era cubrir el creciente mercado local y las exportaciones,

sobre todo al África occidental. Ciclo expansivo que volvería a frenarse a

medida que a las Islas llegaron los efectos de la crisis internacional de

los años treinta. La contracción de los principales mercados se dejó

notar en las cifras del comercio exterior canario. Entre 1930 y 1934, es

decir, en el quinquenio de la crisis, el valor de las importaciones y de las

exportaciones se redujo, respecto a los año veinte, más de la mitad, un

51 y un 53 por ciento, respectivamente.

Durante la Guerra Civil y la Autarquía, se volvió a un cierto

equilibrio entre ambas variables, forzado, sobre todo, por las enormes

restricciones a las relaciones comerciales exteriores que impuso la

nueva política económica estatal, especialmente en el apartado de las

compras, así como por la Segunda Guerra Mundial. En síntesis, el

dirigismo oficial y las dificultades de la coyuntura internacional

provocaron la contracción de los flujos comerciales y un cambio en su

orientación geográfica, con el creciente protagonismo peninsular en

detrimento de los mercados europeos habituales. Las exportaciones al

extranjero, que antes de la Guerra Civil suponían el 85 por ciento del

total de las realizadas desde las Islas, disminuyeron al 55 por ciento

durante ésta, y al 5 por ciento en el conflicto mundial. La participación

de los mercados extranjeros en las importaciones isleñas tuvo una

evolución parecida: del 90 por ciento en el primer quinquenio de los

años treinta al 16 por ciento entre 1941 y 1945.

Al terminar la contienda internacional, Canarias logró recuperar

la actividad exterior, si bien continuó encorsetada por los mecanismos

de control del comercio exterior y del mercado de divisas impuesto por

el gobierno estatal. No obstante, se adoptaron algunas medidas

127

especificas para atenuar esta circunstancia, como el establecimiento de

cupos de libre disposición en moneda extranjera o tipos de cambio

preferenciales para algunos productos isleños de exportación, todo ello

en aras a potenciar los sectores que podían generar divisas para el

Estado. Así, las exportaciones experimentaron una rápida recuperación

a partir de la segunda mitad de la década de 1950, gracias a la

trayectoria económica seguida por nuestros consumidores tradicionales.

Por el lado de las importaciones, si bien los controles se suavizaron

durante los años cincuenta, no fue hasta la década siguiente que las

Islas lograron volver a disfrutar de mayor grado de autonomía para

abastecerse en los mercados internacionales.

GRÁFICO 4.2 Valor de las exportaciones e importaciones del Archipiélago, 1961-2009

(Media de cada periodo. Miles de millones de euros de 2009)

Fuente: RODRIGUEZ MARTÍN, J.A. (1983), Estadísticas de Comercio Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.

A partir de 1960 se produjo un importante cambio en la

estructura productiva del Archipiélago, con el incremento del sector

servicios, impulsado por el turismo, lo que hizo perder posiciones a las

actividades agroexportadoras. No obstante, la reapertura al mercado

mundial de la economía canaria, como consecuencia de la finalización

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1961-65 1971-75 1981-85 1991-95 2001-05

Importaciones Exportaciones

128

de las políticas autárquicas, supuso un relanzamiento del comercio

exterior (cfr. grafico 4.2). Las ventas en el exterior experimentaron una

rápida expansión durante los años sesenta, casi multiplicando por 10

los valores que se obtenían en los últimos ejercicios de la década

anterior. Los envíos de productos agrícolas continuaron teniendo un

protagonismo destacado, si bien ahora su destino no era

exclusivamente el extranjero. En ese sentido, los plátanos se vendían,

cada vez en mayor medida, en el mercado nacional, que pasó de

absorber las dos terceras partes del total de envíos a finales de los años

cincuenta, a copar prácticamente todas las ventas en el exterior desde

mediados de los setenta85. Tan sólo el tomate logró mantener sus

contactos con los mercados europeos, si bien en ellos tuvo que hacer

frente a la competencia de la creciente producción del levante español86.

Por su parte, otras hortalizas -pimientos y pepinos-, y las flores vinieron

a sumarse a la oferta agroexportadora isleña87.

En el decenio de 1970 asistimos a un cierto estancamiento en los

envíos al exterior, como consecuencia del impacto de la crisis

económica internacional, que afectó a los consumidores de los

principales mercados de destino de nuestros productos agrarios. La

senda ascendente, por tanto, no se recuperó hasta la primera mitad de

los años ochenta, si bien, en gran medida, esta reactivación de la

dinámica exportadora de las Islas vino de la mano de los productos

derivados del petróleo. No en vano, los precios del crudo se habían

vuelto a incrementar de forma sustancial desde 1979.

Con la finalización de la crisis del petróleo y la integración en la

Comunidad Económica Europea, las exportaciones han seguido una

senda ascendente, duplicándose en el último cuarto de siglo. No

obstante, se ha ralentizado su crecimiento en los dos últimos ejercicios

de la serie que estamos analizando, como consecuencia de la crisis

85 NUEZ YÁNEZ, J.S. (2005). 86 CÁCERES HERNÁNDEZ, J.J. (2000). 87 NUEZ YÁNEZ, J.S. (2007) y NUEZ YÁNEZ, J.S. y CÁCERES HERNÁNDEZ,

J.J. (2007).

129

económica que padecemos en la actualidad. No en vano, los países

miembros de la Unión Europea han reforzado su función como

principales clientes de las Islas en ese periodo, pues de significar la

mitad del valor de las ventas en el exterior del Archipiélago en 1985,

han pasado a representar las tres cuartas partes de ellas hoy en día.

Por el lado de las importaciones, Canarias logró volver a disfrutar

de mayor grado de autonomía para abastecerse en los mercados

internacionales desde 1960. Ello contribuyó, sin dudas, a incrementar

la competitividad de la oferta exterior de bienes y servicios que realizaba

la economía insular. En este sentido, cabe reseñar que el valor de las

compras realizadas en el exterior creció de manera significativa hasta

1985, concretamente se multiplicaron por 35 en términos reales. No

obstante, el impacto inicial de la crisis de los años setenta se dejo sentir

de manera significativa, al menos en la segunda mitad de esa década.

Finalizada esa coyuntura desfavorable, las importaciones han conocido

una tendencia similar a la de las exportaciones, ya que también se han

doblado sus valores desde 1985 hasta 2009. Pero lo más destacado ha

sido el incremento de las compras efectuadas en los mercados

extranjeros, cuya participación ha pasado del 20,05 por ciento al 65,3

por ciento entre 1959 y 1985.

2. Las exportaciones hacia el mercado africano

¿Qué importancia tuvo África como cliente comercial del

Archipiélago? Si analizamos la distribución geográfica de las

exportaciones canarias, el cuadro 4.1 pone de manifiesto que, hasta

mediados del siglo XX, el continente africano fue un mercado poco

importante. Tan sólo durante la Primera Guerra Mundial, cuando el

bloqueo bélico hizo que descendiesen los envíos hacia Europa, se

incrementaron, tanto en términos relativos como absolutos, las

130

exportaciones hacia África y América. En el caso africano, la

incapacidad de las metrópolis europeas para abastecer a sus colonias

en ese continente abrió algunas oportunidades de negocio para los

comerciantes isleños.

CUADRO 4.1 Distribución geográfica de las exportaciones canarias (%)

África América Europa Asía y Oceanía

1864 2,3 15,0 82,7 0,0

1874 2,0 10,8 87,2 0,0

1884 3,3 32,6 64,1 0,0

1893 3,1 18,6 78,3 0,0

1904 3,8 3,4 92,8 0,0

1910 4,5 5,4 90,1 0,0

1917 19,3 13,9 66,8 0,0

1930 5,0 0,6 94,4 0,0

1942 1,2 86,4 12,3 0,1

1953 56,3 1,9 41,6 0,2

1964 15,4 4,7 71,9 8,0

1975 18,9 4,6 47,3 29,2

1985 21,3 6,3 52,5 19,9

1995 7,0 1,0 79,0 13,0

2005 7,0 4,0 73,0 16,0

2009 6,0 2,0 76,5 15,5

Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. y otros (1997), Estadísticas del

Comercio Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.

Hay que esperar, por tanto, al segundo cuarto de esa centuria

para que los guarismos mejoraran de forma sustancial, sobre todo en

los años cincuenta. Esta favorable coyuntura para las ventas isleñas en

esos territorios estuvo relacionada con la confluencia de varios factores

que se dieron de forma sucesiva. El primero de ellos tiene que ver con el

hecho de que, durante ese periodo, las Islas tuvieron enormes

dificultades para acceder al mercado europeo, lo que mermaba la

131

importancia relativa del mismo y ayudaba a incrementar la de otras

áreas.

Ahora bien, otros factores sí que tienen que ver directamente con

el reforzamiento de los lazos mercantiles con África. Uno de ellos viene

determinado por la intensificación de la explotación económica de los

territorios coloniales españoles en ese continente –Guinea Ecuatorial,

Sáhara y Sidi Ifni–, que convirtieron a las Islas en la base de

avituallamiento de los mismos88. También tuvo mucho que ver el

desarrollo de las industrias conserveras de pescado, cuya actividad se

incrementó de forma sustancial en esos años, pues dirigieron

mayoritariamente sus exportaciones hacia los países del África

occidental89. Finalmente, no podemos obviar las exportaciones de

derivados del petróleo, ya que una buena parte de la producción de la

refinería que CEPSA posee en Tenerife iba destinada al mercado

africano90.

Desde la segunda mitad de la década de 1980, algunos de estos

elementos impulsores del comercio canario-africano se fueron

diluyendo, provocando una importante caída de su cuota de mercado.

En este sentido hay que tener en cuenta el impacto negativo que tuvo la

retirada del Sáhara en 1975. Además, a partir de 1986, con el ingreso

de España y, por tanto, de Canarias en la Comunidad Económica

Europa, ésta intensificó su importancia como principal cliente del

Archipiélago, aminorando la de otras zonas.

No obstante, la participación de África en las exportaciones

isleñas se ha mantenido en los últimos veinte años a unos niveles algo

superiores a los existentes antes de mediados del siglo XX y, lo que es

más importante, estas proporciones superan las que se obtienen para el

conjunto nacional (cfr. gráfico 4.3), en el que las exportaciones a África

suponen el 4 por ciento como promedio entre 1995 y 2009. En

88 CARNERO LORENZO, F. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (2009). 89 DÍAZ DE LA PAZ, A. (1995 y 2010). 90 PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2010b: 114-115).

132

cualquier caso, ésta no es una situación extraña, ya que en los años

anteriores, al menos desde la Primera Guerra Mundial, la proporción

que se obtiene para todo el país nunca supera a la estimada para el

Archipiélago y las diferencias han sido, incluso, más acusadas.

GRÁFICO 4.3 Importancia relativa de las exportaciones hacia África

(Porcentaje sobre el total de exportaciones)

Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. y otros (1997); TENA, A. (2005); Estadísticas del Comercio Exterior de España; Instituto Canario de Estadística y Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

Si profundizamos algo más en las áreas geográficas africanas a

las que se enviaban productos desde el Archipiélago, se puede observar

que las colonias inglesas en el África Occidental fueron el principal

mercado hasta la Guerra Civil española, salvo durante la Gran Guerra

(cfr. cuadro 4.2). Durante la Autarquía, las posesiones hispanas en el

continente africano asumieron ese papel, pues, además de Guinea

Ecuatorial, el Sáhara y Sidi Ifni, hay que añadir el Protectorado de

Marruecos, tanto la zona española como la francesa. Precisamente,

hasta la conclusión del proceso de descolonización española en África a

mediados de la década de 1970, éstos pasaron a ser los principales

destinos de las ventas que realizaban los isleños en el vecino

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Canarias

España

133

continente. En este sentido, cabe destacar que Canarias desempeñó

una función crucial como base de apoyo para el proceso de colonización

española en África, en particular con los territorios de Río de Oro y del

Golfo de Guinea.

CUADRO 4.2 Principales destinos de las exportaciones canarias a África (%)

1º Destino 2º Destino

1893 Col. Británicas 63 Marruecos 26

1904 Col. Británicas 65 Col. Españolas 13

1910 Col. Británicas 57 Col. Españolas 41

1917 Col. Españolas 57 Marruecos 31

1930 Col. Británicas 53 Marruecos 24

1952 Marruecos 38 Col. Españolas 20

1959 Marruecos 34 Col. Españolas 13

1967 Marruecos 27 Col. Españolas 41

1978 Marruecos 49 Nigeria 25

1989 Mauritania 49 Senegal 10

1998 Marruecos 34 Mauritania 16

2009 Marruecos 15 Mauritania 14

Fuente: QUINTANA NAVARRO, F. (1992); Estadísticas del Comercio

Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.

Con posterioridad, el reino alauita ha continuado siendo uno de

los principales socios comerciales del Archipiélago en África, al que

debemos sumar Mauritania. Además, no debemos olvidar que con

ambos países, pero especialmente con el segundo, las estadísticas

reales de las exportaciones serían, a buen seguro, superiores si se

tuviera en cuenta el denominado comercio de maleta91. Otro hecho que

se pone de manifiesto en los últimos años de la serie analizada es la

mayor diversificación en los mercados en los que los exportadores

canarios realizan sus operaciones, destacando Cabo Verde, Gambia o

91 Dicho mecanismo supone que ciudadanos de esos estados se trasladan a las

Islas a realizar sus compras de manera individual. A este respecto puede resultar ilustrativo el texto de MOHAMED, A.K. (2010).

134

Senegal. En todos ellos la presencia isleña se ha incrementado de forma

considerable. Así, en Mauritania y Cabo Verde su participación ha

alcanzado un protagonismo señalado en 2009, pues supone casi la

mitad de las exportaciones españolas hacia esos países. Por su parte,

en Gambia y Senegal esa representatividad ha alcanzado el 14 y el 8 por

ciento, respectivamente, en el mismo ejercicio92. En todos los casos

supone un máximo histórico, hasta el momento, pues en los últimos

años la tendencia ha sido creciente en estos destinos.

CUADRO 4.3 Principales productos exportados a África desde Canarias (%)

1º Producto 2º Producto

1893 Petróleo 33 Licor 32

1904 Petróleo 43 Textil 20

1910 Petróleo 67 Pesca 12

1917 Pesca 18 Textil 16

1930 Pesca 75 Petróleo 10

1952 Manufacturas 39 Petróleo 34

1959 Petróleo 50 Manufacturas 32

1967 Petróleo 44 Manufacturas 18

1978 Petróleo 56 Manufacturas 10

1989 Petróleo 21 Maquinaria 15

1998 Petróleo 35 Pesca 25

2009 Petróleo 73 Pesca 7

Fuente: QUINTANA NAVARRO, F. (1992); Estadísticas del

Comercio Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.

En cuanto a los productos que se exportaban a los destinos

africanos, desde finales del siglo XIX el petróleo se convirtió en una de

las mercancías más importante de este tráfico mercantil (cfr. cuadro

4.3). En realidad, hasta la Primera Guerra Mundial se trataba de una

reexportación de este combustible procedente de Estados Unidos. A

92 El cálculo de estos porcentajes se ha realizado a partir de las cifras

publicadas por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

135

partir de la década de 1930, con la entrada en funcionamiento de la

refinería de CEPSA, el Archipiélago se convirtió en un centro importante

para el abastecimiento de muchos territorios del África occidental93. De

hecho, las exportaciones de combustibles hacia el mercado africano

fueron muy significativas hasta los años sesenta, representando más de

las tres cuartas partes de las ventas como promedio (cfr. gráfico 4.4).

Esa proporción se reduce a una tercera parte en los tres decenios

posteriores, recortándose aun más en los últimos veinte años.

GRÁFICO 4.4 Participación de África en las exportaciones de la refinería

de CEPSA en Tenerife , 1930-2009 (Media de cada periodo. Porcentaje sobre el total)

Fuente: PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2002) e Instituto Canario de Estadística.

El otro renglón que tiene una mayor frecuencia en la serie

analizada es el de los productos pesqueros, primero fueron los secos y

salados, luego se incorporaron las conservas y más recientemente los

congelados. En este sentido, cabe recordar que el Puerto de La Luz y de

Las Palmas es, todavía en la actualidad, la principal lonja pesquera de

la costa occidental africana. También los envíos de manufacturas, o

93 PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2002).

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136

más bien las reexportación de las mismas, ocuparon un lugar

destacado en las ventas exteriores, sobre todo cuando se intensificó la

presencia colonial española en África durante el franquismo. Otros

productos objeto de exportación a ese continente desde el Archipiélago

fueron las frutas y verduras, las labores tabaqueras o los aguardientes

y licores. De hecho, estos últimos, procedentes en su mayoría de las

Antillas españolas, fueron los que monopolizaron buena parte de las

exportaciones al mercado africano durante la segunda mitad del siglo

XIX94.

3. África como proveedor del Archipiélago

Por el lado de las importaciones, la distribución geográfica de las

mismas muestra a Europa como el principal suministrador del

Archipiélago desde mediados del siglo XIX (cfr. cuadro 4.4). Ahora bien,

cabe señalar aquí que los principales países proveedores de las Islas

hasta la Guerra Civil fueron Gran Bretaña y, en menor medida,

Alemania. A partir de la Autarquía, como consecuencia de la política

económica imperante, ese papel pasó a ser desempeñado por el

mercado nacional, manteniéndose en esa posición hasta la actualidad.

No obstante, a partir de la integración de España y, por tanto, de

Canarias a la Comunidad Económica Europea, otros estados miembros

de la Unión Europea han incrementado sus exportaciones hacia las

Islas, sobre todo desde la implementación del Régimen Específico de

Abastecimiento para el Archipiélago, tal y como se indicó en el capítulo

2.

Otras zonas comerciales alcanzaron cierta relevancia como

suministradoras de bienes a la economía canaria en momentos

puntuales de nuestra historia económica contemporánea. Éste es el

94 QUINTANA NAVARRO, F. (1992).

137

caso de América, especialmente Argentina, durante la Guerra Civil y la

Segunda Guerra Mundial, precisamente cuando el Archipiélago sufrió

un importante aislamiento. Ya en los años sesenta y setenta, las

importaciones procedentes de Asia, y más concretamente Japón y Corea

del Sur, alcanzaron cierta notoriedad.

CUADRO 4.4 Distribución geográfica de las importaciones canarias (%)

África América Europa Asía y Oceanía

1864 3,8 17,5 78,8 0,0

1874 1,6 22,6 75,8 0,0

1884 1,7 17,9 80,3 0,1

1893 2,5 11,7 85,8 0,0

1904 1,3 15,7 83,0 0,0

1910 1,4 8,2 90,4 0,0

1917 5,3 18,4 76,3 0,0

1930 2,6 20,6 76,8 0,0

1942 14,2 46,4 6,6 32,8

1953 1,9 50,0 29,6 18,5

1964 5,2 30,8 39,9 24,1

1975 1,7 19,2 34,3 44,8

1985 18,9 31,6 33,0 16,5

1995 5,0 8,0 79,0 8,0

2005 9,0 5,0 79,0 7,0

2009 7,7 4,7 84,0 3,6

Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. y otros (1997), Estadísticas del

Comercio Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.

Por su parte, África ha tenido una posición marginal como

proveedor de las Islas, prácticamente hasta la actualidad. Tan sólo

durante algunas coyunturas específicas, coincidiendo con las dos

guerras mundiales, aumentó algo su participación, sobre todo por las

dificultades que tuvo Canarias para abastecerse de su mercado

tradicional, que era el europeo. En cualquier caso, en los últimos

veinticinco años se han incrementado las compras en el continente

138

africano, desbancando del segundo lugar a América, principalmente por

las adquisiciones de petróleo, como podremos comprobar más adelante.

Ahora bien, estos exiguos guarismos no son nada extraños si

tenemos en cuenta que, en términos generales y al igual que ocurría

con las exportaciones, África fue más importante en el abastecimiento

exterior del Archipiélago que lo que lo era para el conjunto del territorio

nacional (cfr. gráfico 4.5). Esta circunstancia se expresa con mayor

evidencia, sobre todo, en el periodo comprendido entre los años sesenta

y noventa del siglo pasado. Tan sólo durante el último cambio de

centuria se produce una cierta convergencia en el comportamiento de

los dos ámbitos espaciales que estamos comparando, y durante la

Autarquía se invirtieron los términos.

GRÁFICO 4.5 Importancia relativa de las importaciones desde África

(Porcentaje sobre el total de importaciones)

Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. y otros (1997); TENA, A. (2005); Estadísticas del Comercio Exterior de España; Instituto Canario de Estadística y Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

Desagregando algo más el origen geográfico de las compras que

ha realizado Canarias en el vecino continente, el cuadro 4.5 pone de

manifiesto que la mayoría de las importaciones africanas tenían lugar

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Canarias

España

139

desde Marruecos y desde las colonias españolas en África –

especialmente desde Guinea Ecuatorial y, en menor medida, desde el

Sáhara– hasta la década de 1960. El protagonismo del país alauita

debió de darse también durante la segunda mitad del siglo XIX, a la luz

de las informaciones existentes95. Sin embargo, a partir de la segunda

mitad de la centuria posterior no encontramos un patrón de

comportamiento definido a priori. No obstante, la explicación de ello

obedece a los cambios en los productos que se adquieren en el mercado

africano, como veremos a continuación.

CUADRO 4.5 Principales proveedores africanos (%)

1º Destino 2º Destino

1893 Marruecos 77 Col. Británicas 23

1904 Marruecos 91 Col. Españolas 4

1910 Marruecos 83 Col. Españolas 5

1917 Col. Españolas 41 Marruecos 34

1930 Marruecos 60 Col. Españolas 9

1952 Col. Españolas 52 Marruecos 38

1959 Marruecos 27 Col. Españolas 20

1967 Libia 29 Nigeria 25

1978 Libia 65 Sudáfrica 16

1989 Nigeria 40 Sudáfrica 15

1998 Camerún 32 Guinea Ecuatorial 19

2009 Guinea Ecuatorial 57 Camerún 35

Fuente: QUINTANA NAVARRO, F. (1992); Estadísticas del Comercio

Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.

El análisis de los principales bienes importados por Canarias

desde África nos muestra claramente, para la mayor parte del periodo

estudiado, el predominio de la compra de productos alimenticios, sobre

todo cereales y legumbres, procedentes del mercado marroquí, y

productos pesqueros (cfr. cuadro 4.6). No obstante, el petróleo pasa a

95 Ibídem.

140

ocupar una posición cada vez más destacada desde finales de la década

de 1950, hasta copar la mayor parte del gasto en las importaciones que

se realizan desde el continente africano en la actualidad. Son,

precisamente, las variaciones que se producen en los suministradores

de este producto –primero Libia y Nigeria y luego Camerún y Guinea

Ecuatorial–, lo que explica la mayor diversificación de proveedores

desde los años sesenta.

CUADRO 4.6

Principales productos importados desde África (%)

1º Producto 2º Producto

1904 Legumbres 57 Cereales 25

1910 Legumbres 36 Cereales 20

1917 Metálico 39 Navíos 23

1930 Legumbres 28 Cereales 12

1952 Alimentos 86 Petróleo 4

1959 Petróleo 33 Alimentos 23

1967 Petróleo 66 Alimentos 14

1978 Petróleo 65 Alimentos 28

1989 Petróleo 67 Pesca 14

1998 Petróleo 71 Pesca 17

2009 Petróleo 95 Pesca 3

Fuente: QUINTANA NAVARRO, F. (1992); Estadísticas

del Comercio Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.

La preeminencia de los combustibles líquidos en nuestras

importaciones desde África es lo que ha ocasionado que la anterior

tipología de productos alimenticios quede relegada a un segundo plano

en el último medio siglo. Destaca, en este caso, la aparición de

Sudáfrica como principal proveedor de este tipo de artículos durante los

años setenta y ochenta, gracias a las compras de conservas vegetales y

bebidas realizadas en ese país.

Asimismo, se debe reseñar que durante la Gran Guerra se

producen algunos acontecimientos puntuales que distorsionan el

141

comportamiento descrito, y que vienen determinados por la

excepcionalidad de esa época. Por un lado, se produce el traslado de

Fernando Poo hasta Las Palmas de Gran Canaria de un cargamento de

monedas de plata por importe de 850.000 pesetas, presumiblemente

por razones de seguridad. Y, por otro lado, se verifica la adquisición de

una embarcación en las colonias británicas por importe de 487.000

pesetas96.

4. Características de las empresas exportadoras

isleñas

En este epígrafe intentaremos aproximarnos a los rasgos más

relevantes que presentan aquellas empresas isleñas que han realizado

ventas en el extranjero en el periodo comprendido entre 2000 y 2009,

haciendo especial hincapié en las que han realizado sus operaciones en

el continente africano. Para ello, se empleará la información que ofrece

la base de datos sobre el perfil de la empresa exportadora española, que

elabora el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX).

En primer término realizaremos una visión global de las unidades

de producción que han optado por la internacionalización de sus

actividades97. El número de ellas no ha parado de aumentar en la

última década, multiplicándose casi por cinco las cifras de los dos

ejercicios extremos de la serie estadística que estamos analizando (cfr.

gráfico 4.6). Ahora bien, los mayores incrementos se han concentrado

en los tres últimos años, tras haberse dado un retroceso en 2006. La

acumulación de iniciativas de esta índole en ese trienio pone de

manifiesto que la búsqueda de mercados exteriores se ha planteado

como una alternativa clara a la actual coyuntura de recesión

96 Estadísticas de Comercio Exterior de España, 1917. 97 Sobre esta cuestión puede verse el reciente trabajo de ÁLVAREZ GONZÁLEZ,

J.A. y PEÑA VÁZQUEZ, R. (2010) y GARCÍA ECHEVERRÍA, S. (1998).

142

económica, cuando la demanda interna se ha ralentizado de forma

significativa.

GRÁFICO 4.6 Número total de empresas exportadoras en Canarias

Fuente: ICEX.

GRÁFICO 4.7 Representatividad de las empresas exportadoras

(Porcentaje sobre el total de entidades empresariales)

Fuente: ICEX

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Canarias España

143

Este proceso creciente de internacionalización ha permitido

aumentar la importancia relativa de este tipo de empresas dentro del

tejido empresarial del Archipiélago. Su intensidad ha sido tal que,

además, ha significado la obtención de unas proporciones que superan

las que se calculan para su homónimas en todo el territorio nacional en

los tres últimos años (cfr. gráfico 4.7). Más aun, las entidades

exportadoras isleñas han pasado de representar el 2,2 al 6,3 por ciento

de las existentes en el conjunto de España durante el periodo de

estudio.

GRÁFICO 4.8 Tamaño medio de las entidades exportadoras

(Miles de euros por empresa)

Fuente: ICEX

Ahora bien, el tamaño de las empresas exportadoras isleñas,

medido en términos de valor promedio de las ventas realizadas en el

extranjero, es sensiblemente inferior que el de las del total nacional (cfr.

gráfico 4.8). La menor dimensión en el caso de Canarias no debe

resultar extraña, si tenemos en cuenta que la estructura empresarial de

las Islas se caracteriza por la presencia de una mayor cantidad de

microempresas y PYMES que en resto del país, contemplado como un

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Canarias España

144

todo. Esta circunstancia obedece a la confluencia de distintos factores,

que determinan el entorno en el que las mismas han de desarrollar su

actividad, como la estructura productiva, las características geográficas,

el marco institucional o las peculiaridades socio-culturales98.

Si nos detenemos ahora en el análisis de la tipología de bienes

vendidos por las empresas canarias en el extranjero, podemos observar

que, a lo largo de la última década, se han producido algunos cambios

significativos (cfr. cuadro 4.7). Destaca, en primer lugar, el

protagonismo del segmento de materias primas, productos industriales

y bienes de equipo, que concentra algo más de la tercera parte de las

entidades exportadoras isleñas. Dentro de este amplio grupo, hay que

resaltar aquéllas que se dedican a la comercialización de combustibles y

lubricantes, de vehículos y sus repuestos o de embalajes de papel y

cartón.

CUADRO 4.7 Distribución sectorial de las empresas exportadoras

(Porcentaje)

Canarias España

2000 2009 2000 2009

Agroalimentarias 17,25 4,53 11,32 8,24

Bebidas 1,77 1,00 2,33 3,00

Bienes de consumo 20,92 30,70 39,08 32,56

Mat. prim., prod. ind. y bs. equipo 36,70 35,21 34,51 37,76

Sin especificar 23,36 28,56 12,74 18,44

Fuente: ICEX

En segundo lugar, se encontrarían las ubicadas en la rúbrica

“bienes de consumo”, que son las que han experimentado un mayor

crecimiento en su participación en esta distribución de las empresas de

exportación entre 2000 y 2009. Entre ellas, debemos reseñar las que

98 Sobre el impacto del entorno en el tejido empresarial isleño véase OREJA

RODRÍGUEZ, J.R. (1997 y 1999).

145

venden productos de perfumería y cosmética o textiles. Los últimos

lugares los ocupan aquellas entidades exportadoras que comercializan

productos agroindustriales –especialmente hortofrutícolas, flores y

plantas, pesca congelada o elaboraciones tabaqueras– y bebidas.

Si comparamos estos datos con los que se obtienen para sus

homónimas nacionales, podremos observar, en primer término, que las

variaciones en la estructura de las empresas exportadoras españolas

son inferiores a las que experimentaron las isleñas en el mismo

intervalo temporal. También se podría destacar la mayor

representatividad que tiene el segmento de bienes de consumo en el

ámbito estatal y, por ende, la menor presencia en el mismo de aquellas

entidades que se encuadran en la rúbrica “sin especificar”. El resto de

agrupaciones presenta unos guarismos muy similares en ambos casos.

Esta dinámica que se ha descrito para las empresas canarias,

vendría a indicar que se están haciendo esfuerzos, sobre todo en los

últimos años, no sólo por aumentar el grado de internacionalización de

las mismas, sino también por diversificar la tipología de los oferentes

que operan en los mercados extranjeros. Esto, en parte, hay que

atribuirlo a las estrategias implementadas en este sentido desde las

administraciones públicas y las organizaciones empresariales –ICEX,

PROEXCA o AFRICAINFOMARKET. Al tiempo que cuestiona, si no

invalida, algunos de los argumentos que frecuentemente se emplean

para poner en tela de juicio la capacidad emprendedora del conjunto del

tejido empresarial del Archipiélago.

Una capacidad de emprendeduría que también se pone de

manifiesto si nos referimos en exclusiva a aquellas empresas insulares

que llevan a cabo sus negocios mercantiles en el continente africano. La

evolución de su número muestra que, si bien se dio una cierta atonía,

cuando no un retroceso, hasta los tres últimos años de la primera

década del siglo XXI, es precisamente en ese momento cuando se

produce un importante despegue, coincidiendo en el tiempo con la

actual recesión económica.

146

GRÁFICO 4.9 Número de empresas canarias que venden en África

Fuente: ICEX.

Una recesión que, sin embargo, ha afectado en menor medida al

vecino continente, de modo que incluso algunos países presentan unas

tasas de crecimiento significativas. Esto, sin duda, ha animado a las

empresas canarias a proyectar sus ventas hacia esos destinos, más aun

si tenemos en cuenta la contracción que ha sufrido el mercado isleño.

Por tanto, África se vislumbra como una de las posibles alternativas a la

crisis, aunque falta por determinar si este comportamiento es tan sólo

coyuntural o tiene perspectivas a medio y largo plazo. En cualquier

caso, se ha convertido en uno de los elementos determinantes al

considerable aumento del grado de internacionalización del tejido

productivo del Archipiélago descrito más arriba.

Ahora bien, no ha sido el único destino que ha tenido un atractivo

para los exportadores de las Islas, ya que el porcentaje de empresas que

comercializan sus productos en el continente africano, en relación con

el total de las que se han internacionalizado, ha descendido en el último

decenio (cfr. gráfico 4.10). Esta circunstancia obedece al gran

crecimiento experimentado por la nómina de oferentes que realizan sus

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147

operaciones en América, que ha pasado de representar el 13 por ciento

en 2000 al 22 por ciento en 2009. No obstante, las proporciones

calculadas para los agentes que venden en África se sitúan, con alguna

que otra excepción, por encima de las que se obtienen para el conjunto

de España durante este periodo.

GRÁFICO 4.10 Importancia de las empresas exportadoras en África

(Porcentaje sobre el total de empresas exportadoras)

Fuente: ICEX

Por otra parte, la dimensión media de las empresas canarias que

exportan hacia el mercado africano, mensurada según el importe de las

ventas realizadas, es inferior a la que se obtiene para el conjunto de las

que se han internacionalizado en el Archipiélago (cfr. gráficos 4.8 y

4.11). Ahora bien, estos guarismos no se diferencian mucho de los que

presenta el conjunto de los exportadores españoles que operan en

África, si bien los valores insulares siempre están situados por debajo.

Todo esto no hace sino poner en evidencia las enormes dificultades que

presentan estos destinos a la hora de realizar negocios. Unas

dificultades que se recogen en todos los informes comerciales relativos a

los mismos elaborados por organismos especializados –ICEX, PROEXCA

o AFRICAINFOMARKET. En ellos se señalan, entre otras cuestiones, las

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2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

Canarias España

148

peculiaridades de los potenciales consumidores, el menor poder de

compra de esas economías, las complicaciones existentes para llevar a

cabo una adecuada distribución de los productos o las excesivas trabas

burocráticas.

GRÁFICO 4.11 Dimensión media de las empresas exportadoras en África

(Miles de euros por empresa)

Fuente: ICEX

Desagregando un poco más la difusión geográfica de los

comerciantes canarios que actúan en el continente africano, el gráfico

4.12 nos muestra que se han concentrado de manera preferente en el

mercado mauritano durante la última década. En él estarían operando

casi la mitad de las empresas que realizan sus ventas en África. Le

siguen en importancia, aunque a una considerable distancia, otros

países como Cabo Verde, Marruecos y Senegal. Entre los cuatro

conformarían los destinos estratégicos para el empresariado canario en

ese continente, ya que el agregado de todos ellos abarca algo más del 80

por ciento de los oferentes isleños que desarrollan en África sus

transacciones mercantiles. A ellos debemos unir otros que en los

últimos años han ido captando la atención de la clase mercantil insular,

como son los casos de Guinea Ecuatorial, Gambia o Ghana.

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Canarias España

149

GRÁFICO 4.12 Distribución geográfica de las empresas exportadoras

canarias en África, 2000-2009 (Porcentaje)

Fuente: ICEX

Además, el empresariado canario ocupa una posición privilegiada

en algunos de esos mercados, respecto a los que proceden de otras

partes de España. Así, los exportadores isleños en Mauritania suponen

el 43,6 por ciento de los españoles que realizan sus ventas en ese país.

En Cabo Verde representan una tercera parte, y en Senegal y Gambia

casi el 7 por ciento. En otros, como Guinea Ecuatorial, Gambia o

Ghana, su presencia es aun pequeña, en torno al 4 por ciento, si bien

se ha ido incrementando en los últimos años y las perspectivas de

futuro son bastante positivas. En el caso de Marruecos, también se

observa una ligera mejoría a lo largo del decenio que se está analizando,

pero su importancia relativa es prácticamente testimonial, pues no

supera el 1 por ciento.

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45

Cabo Verde Gambia Ghana Guinea Ec. Marruecos Mauritania Senegal

150

CAPÍTULO 5

Flujos de inversión externa

151

Además de los flujos exteriores generados por el comercio exterior

y por la prestación de servicios, sobre todo portuarios, aeroportuarios y

turismo, la economía canaria también ha participado en el mercado

internacional de capitales. Esa inserción le ha llevado a jugar un papel

destacado, ya sea como receptor de inversiones extranjeras o como

emisor de las mismas. Cierto es que hasta los últimos años del siglo XX

el predominio correspondió, claramente, a la primera de las facetas

señaladas. Pero desde ese momento comienzan a tener una mayor

relevancia las exportaciones de capitales desde las Islas. Ahora bien,

estas operaciones no eran nuevas, pues también se habían realizado

con anterioridad, aunque de escasa cuantía.

El análisis de la inversión extranjera directa en el Archipiélago no

está exento de dificultades, sobre todo para el periodo anterior a 1986,

ya que se carece de fuentes estadísticas que tengan la suficiente

regularidad. No obstante, para el intervalo temporal que media entre

1867 y 1936, se ha podido reconstruir la cuantía de los fondos recibidos

desde el exterior a partir de la información suministrada por el

impuestos de derechos reales y transmisión de bienes, complementada

por la recogida en las contadurías de hipotecas99. Para el largo periodo

que abarca el franquismo, la disponibilidad de series cuantitativas es

más reducida. Ahora bien, esta circunstancia queda en parte soslayada

por el hecho de que, durante esa época, la política económica vigente

99 Sobre esta cuestión, véase CARNERO LORENZO, F. (2007) y CARNERO

LORENZO y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2006b).

152

impuso restricciones a las transacciones financieras con el extranjero,

que aminoraron su importancia, cuando no desaparecieron, como en la

Autarquía100.

Por tanto, hay que esperar a la llegada de la democracia para que

esta faceta de las relaciones económicas internacionales vuelva a una

cierta senda de normalidad. Normalidad que se iría adquiriendo de

forma paulatina a medida que se fue desmontando el entramado

administrativo que la limitaba. En cualquier caso, hasta finales del siglo

XX España fue un país eminentemente receptor de inversiones

foráneas, siendo contados los flujos de capitales hacia el exterior. Esta

posición comenzaría a cambiar cuando los guarismos de las inversiones

hispanas en el extranjero han empezado a tener cierta importancia en

los últimos quince años, aunque el saldo neto ha seguido siendo

favorable a las entradas101.

En el caso de Canarias, la dinámica ha debido ser bastante

parecida a la descrita para el conjunto nacional durante el intervalo

temporal de referencia. O al menos así se desprende de los datos

regionalizados que existen sobre los flujos de inversión directa en el

extranjero, ofrecidos por la base de datos DATAINVEXT del Ministerio

de Industria, Turismo y Comercio de España desde mediados de la

década de 1980. Esta fuente aporta información sobre la distribución

geográfica y sectorial de estas inversiones. Para las décadas anteriores,

especialmente durante la etapa del franquismo, nos tendremos que

conformar con la utilización de fuentes cualitativas, que nos permitirán

intuir cuál fue la dinámica seguida por los movimientos de capital

exteriores del Archipiélago y, en particular, los que han tenido África

como origen o destino.

100 EGUIDAZU PALACIOS, F. (1978) 101 DURÁN HERRERA, J.J. y ÚBEDA MELLINA, F. (2005) y ORTEGA REGATO,

E. (2002).

153

1. Antecedentes históricos

El hecho de que Canarias se constituyera como una plataforma

estratégica para las relaciones económicas en el Atlántico medio desde

finales del siglo XIX, atrajo a numerosos inversores foráneos (cfr. gráfico

5.1). ¿Qué importancia tuvieron estos capitales para la economía

canaria? El montante total de la inversión extranjera suponía,

aproximadamente, el 0,55 por ciento del P.I.B. de las Islas en esa época

y un 4,59 por ciento respecto a los principales renglones generadores de

ingresos exteriores del Archipiélago –exportaciones agrícolas y

suministro de combustible naval. Estos exiguos guarismos ya son, por

sí mismos, bastante elocuentes y muestran, a modo de primera imagen,

que su importancia no debió ser tan considerable como había supuesto

una parte de la historiografía isleña.

GRÁFICO 5.1 Evolución de la inversión extranjera en Canarias, 1867-1935

(Media de cada periodo. Millones de euros de 2009)

Fuente: CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2006b).

Más aun, si tomamos en consideración los datos de inversión

total del Archipiélago. Se puede observar cómo el promedio de la de

origen foráneo representó tan sólo el 13,68 por ciento del total, siendo

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1867-70 1876-80 1886-90 1896-00 1906-10 1916-20 1926-30

154

contados los años en que supusieron más de una quinta parte de la

inversión recibida (cfr. gráfico 5.2). En este sentido, resultan muy

esclarecedoras las consideraciones del delegado consular británico en

Canarias en 1872, cuando señalaba que el establecimiento de las

franquicias portuarias no había logrado atraer inversiones extranjeras,

a pesar de las expectativas creadas102.

GRÁFICO 5.2 Importancia de los capitales foráneos en el total de la inversión

en Canarias, 1868-1930 (Porcentaje)

Fuente: CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2006b).

Todo ello permite, por tanto, matizar la subordinación de los

inversores locales a las directrices que llegan del exterior103. Muy al

contrario, muchos de ellos se podrían calificar como empresarios

emprendedores en sentido schumpeteriano. Ahora bien, esta

aseveración no supone en modo alguno marginar el papel desempeñado

por los agentes foráneos, que en algunas actividades económicas

102 QUINTANA NAVARRO, F. (1992: 144). 103 Esta opinión se encuentra recogida, entre otros trabajos, en los de BRITO

GONZÁLEZ, O. (1981); GALVÁN FERNÁNDEZ, F. y MARTÍNEZ DE AZAGRA, L. (1994); MARTÍN HERNÁNDEZ, U. (1988); MORALES LEZCANO, V. (1979) y NADAL FARRERAS, J.J. (1976).

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1868 1873 1878 1883 1888 1893 1898 1903 1908 1913 1918 1923 1928

155

jugaron un papel destacado, acabando por integrarse muchos de ellos

en la propia sociedad isleña.

Respecto a los de procedencia extranjera, destacan por su

importancia los de origen británico y alemán, que convirtieron a las

Islas en uno de los campos de batalla de su lucha por hacerse con el

control del comercio mundial durante esta época. Dos ejemplos

representativos de esta pugna fueron las empresas Elder, Dempster and

Company y Woermann Linie.

Elder, Dempster and Company fue fundada en 1868 como

empresa consignataria de una compañía naviera que enlazaba Liverpool

con las colonias británicas del África occidental104. Su gran expansión

de se produjo a partir de 1884, cuando el comerciante y armador Alfred

Lewis Jones se hizo con el control del negocio, y de ser una agencia de

embarque pasó a convertirse en un holding de empresas navieras, de

servicios portuarios, financieras, agrícolas, industriales y turísticas,

ampliando su campo de actuación del África occidental británica a

Canarias, Canadá, Congo Belga y Jamaica (cfr. gráfico 5.3). Así, en

1894, African Steam Navigation Company se hizo con las líneas que

unían Liverpool con Canadá –Ocean Transport Company en 1894 y

Beaver Line en 1899–, aunque la primera de ellas fue vendida en 1903 a

Canadian Pacific Limited. En 1895 se creó la Compañie Belge Maritime

du Congo en el seno de la consignataria dirigida por Jones, a la que el

rey Leopoldo II le concedió el monopolio del tráfico marítimo con la

colonia belga en África. Asimismo, en 1899 se fundó Elder Dempster

Shipping Limited para reforzar sus relaciones con África, y en 1900

Elder Navigation Collieries Limited para el transporte de carbón desde

las minas que Elder, Dempster and Company poseía en Cardiff y

Durham a las estaciones carboneras del grupo en el Atlántico medio. En

1901 se estableció Imperial Direct West India Mail Service Company

para garantizar el servicio de correos entre las Islas Británicas y

104 Las notas sobre esta empresa están tomadas de DAVIES, P.N. (1973) y

CARNERO LORENZO, F.; NUEZ YÁNEZ, J.S. y PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2005).

156

Jamaica, y un año más tarde se creó Elder and Fyffes (shiping) Limited,

encargada del trafico frutero, sobre todo de plátanos, con Gran Bretaña.

GRÁFICO 5.3 Conglomerado de empresas de A.L. Jones (1909)

Fuente: CARNERO LORENZO, F.; NUEZ YÁNEZ, J.S. y PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2005).

En Canarias creó un entramado empresarial diverso que convirtió

a las Islas en centro de sus operaciones en esta área del Atlántico, sin

olvidar el aprovechamiento de las oportunidades que ofrecía la propia

estructura productiva insular. Así, creó filiales para el abastecimiento

de carbón y avituallamiento a buques, Grand Canary Coaling Company

y Teneriffe Coaling Company. Asimismo, incentivó el cultivo de plátanos

157

y tomates para completar la carga de los navíos bajo su consignación en

el viaje de regreso a Europa, comercializados por la firma Elder and

Fyffes Limited. Ya en el siglo XX, fundó las compañías Elder, Dempster

(Teneriffe) Limited y Elder, Dempster (Grand Canary) Limited, que

actuaron como consignatarios. A ellas habría que unir, finalmente, la

Compañía de Vapores Interinsulares Canarios, creada para el tráfico

entre islas; la Compañía de Embarcaciones Canarias, que gestionaba

los depósitos flotantes en el puerto de La Luz y de Las Palmas, y Grand

Canary Slipway Engineering Company, dedicada a la reparación de

buques, así como sus inversiones en la infraestructura hotelera del

Archipiélago.

También estableció una entidad bancaria, Bank of British West

Africa Limited, que, además del control sobre el suministro de plata a

las posesiones británicas en el África occidental, tuvo a su cargo el

servicio de tesorería del Estado en dichos territorios y desarrolló una

política comercial de apoyo decidido a las transacciones mercantiles de

esas colonias105. Para ello, estableció sucursales en las principales

localidades africanas de su zona de influencia, como Lagos, Freetown y

Accra, y una tupida de red de corresponsales en otras localidades, como

Fernando Poo, al tiempo que abría oficinas en Las Palmas de Gran

Canaria y Santa Cruz de Tenerife.

Por su parte, la compañía naviera de Hamburgo, Woermann Linie,

inició sus actividades en 1880, ocupándose de forma temprana del

tráfico marítimo alemán con sus colonias africanas, pues seis años más

tarde ya había establecido líneas regulares hacia Namibia y Camerún.

Con posterioridad, el aumento del tráfico y la dependencia de empresas

extranjeras para el avituallamiento de sus buques la impulsaron a

establecer un depósito de carbón propio en Canarias. Así, en 1905

adquirió las instalaciones que un consorcio de empresarios españoles

había construido en el puerto de La Luz y de Las Palmas tres años

105 FRY, R. (1976) y CARNERO LORENZO, F. (2007).

158

antes, y que los alemanes pusieron en funcionamiento en 1906. Con el

tiempo amplió sus actividades, incorporando talleres mecánicos y de

fundición. Ello le permitió captar a los navíos de todos los armadores

germanos que recalaban en el citado recinto portuario106.

Ahora bien, debemos señalar que no siempre existió una rivalidad

entre las dos sociedades mercantiles aquí reseñadas, ya que a veces los

intereses empresariales estaban por encima de los nacionales. De

hecho, ambas compañías establecieron la West Africa Shipping

Conference en 1895. Se trataba de un acuerdo para repartirse el

mercado de fletes en el África occidental subsahariana y evitar así la

competencia de algunos comerciantes navieros de Liverpool y

Manchester, agrupados en la African Association107.

También hubo empresas españolas interesadas en Canarias como

base de sus operaciones en África, especialmente cuando se intensificó

la presencia colonial. Así, algunas sociedades mercantiles, cuyo objeto

social se centraba en negocios vinculados a las posesiones hispanas,

establecieron su domicilio social en las Islas, como la Compañía del

Muni, creada en 1946 para la explotación de las riquezas agroforestales

de Guinea Ecuatorial. En el Sáhara tenemos FOSBU-CRAA (Fosfatos de

Bu-Cráa, S.A.), que explotó los importantes yacimientos de este

producto que se encontraron en ese territorio durante la década de

1960. Esta empresa se creó en 1962 bajo la denominación social de

Empresa Nacional Minera, S.A (ENMINSA), cambiando a su nueva razón

social siete años más tarde y ampliando su capital hasta los 5.000

millones de pesetas de aquella época108.

Además, otras empresas nacionales domiciliadas en otras

regiones abrieron sucursales o delegaciones en Santa Cruz de Tenerife

y/o Las Palmas de Gran Canaria, como la sociedad Colonial Pérez

106 Estas referencias proceden de FERRERA JÍMENEZ, J. (1988); PONCE

MARRERO, J. (2002) y QUINTANA NAVARRO, F. (1985). 107 DAVIES, P.N. (1973). 108 MORILLAS, J. (1995) y Anuario Financiero y de Sociedades Anónimas de

España.

159

Andujar, S.A.; la Compañía Agrícola e Industrial de Fernando Poo, S.A.

(CAIFER); Suministros Coloniales, S.A. (SUMCO); Mercantil Hispano

Africana, S.A. (MEHISA) o Comercial Roselló, S.A. Todas ellas se

dedicaban a la actividad mercantil con Guinea Ecuatorial, si bien

algunas, como la última de las reseñadas, también realizaban funciones

de consignatarios, banqueros, agentes de seguros y comercio al por

menor en esos territorios, en los que disponían de una amplia red de

establecimientos en las principales localidades. Incluso las había, como

SUMCO, que habían extendido sus negocios de producción y

exportación de productos agrícolas fuera de la colonia española, ya que

disponía de una factoría en Calabar (Nigeria).

A estas empresas agromercantiles debemos unir un importante

número de armadores peninsulares, sobre todo gallegos, que se

ubicaron en el Archipiélago cuando se acentuó la explotación del

caladero canario-sahariano109. A modo de ejemplo, se puede citar el

caso de la Asociación Nacional de Cefalópodos (ANACEF), creada en

1977 y domiciliada en Las Palmas de Gran Canaria. En ella se

integraron buena parte de los armadores españoles dedicados a la

pesca de este tipo de especies en las aguas del África noroccidental, si

bien luego extendería su radio de acción hacia otras áreas pesquera. El

objetivo de la misma era defender los intereses del sector ante los

procesos de negociación de acuerdos bilaterales, primero de España y

luego de la Unión Europea, con los países que controlaban los

caladeros.

Otro caso ilustrativo es el de Freiremar, S.A., que se constituyó en

1974 por parte de un armador de Vigo, con la finalidad de dedicarse a

la captura, transformación y venta de productos pesqueros en el

caladero canario-sahariano. Su domicilio social está situado en Las

Palmas de Gran Canaria, donde tiene ubicada su base de operaciones.

La flota de esta empresa se ha incrementado de 3 barcos en 1974 a 25

109 DIAZ DE LA PAZ, A. (1995 y 2010).

160

en la actualidad. Hoy en día se ha conformado como un grupo

empresarial integrado por unas 35 sociedades que se distribuyen las

diferentes facetas del negocio110. Sus actividades en África se extienden

por Marruecos, Mauritania, Senegal y Angola, teniendo también una

importante presencia en América.

Por último, no podemos obviar el hecho de que las sucursales de

los bancos que se establecieron en las colonias españolas en África –

Banco Central, Banco Hispano Americano, Banco Español de Crédito o

Banco Exterior de España– dependían orgánicamente de las

delegaciones regionales establecidas en Canarias. Y, además, cabe

reseñar que dichas entidades financieras formaron la columna vertebral

del accionariado de las principales empresas coloniales que estaban

presentes en el África Española111.

Esta participación de importantes compañías extranjeras y

nacionales en la economía colonial africana, no quiere decir que la clase

empresarial isleña se mantuviese al margen de este proceso.

Importantes sociedades mercantiles canarias, como Hamilton y Cía. o

Ghirlanda Hermanos, además de dedicarse a los avituallamientos en el

puerto de Santa Cruz de Tenerife, fueron los proveedores de Fernando

Poo al menos hasta la Guerra Civil112. Por su parte, Curbelo y

Compañía fue durante muchos años el consignatario, primero, de la

Compañía Transatlántica y, luego, de la Compañía Transmediterránea,

que, junto a otras rutas, fueron las encargadas de cubrir las líneas

regulares que unían la metrópoli con el Sáhara y Guinea Ecuatorial,

desde finales del siglo XIX hasta la retirada española de esos

territorios113. Asimismo, la firma comercial Marcotegui, Guedes y

Sarmiento, establecieron una factoría para la conserva y salazón de

110 Freiremar. Nuestra tierra es el mar, 2010 [http://www.freiremar.es]. 111 CARNERO LORENZO, F. (2000 y 2001). 112 CABRERA ARMAS, L.G. y DIAZ DE LA PAZ, A. (2008); CARNERO

LORENZO, F. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (2009) y PEREIRA RODRÍGUEZ, T. (1987). 113 FERRERA JÍMENEZ, J. (1988) y QUINTANA NAVARRO, F. (1985).

161

pescado en La Güera en 1919, acompañando al Gobernador Bens en la

expedición de ocupación de ese enclave de la costa sahariana114.

A ellos podemos, al menos, unir otras 260 empresas isleñas que

desarrollaron sus actividades en las posesiones hispanas entre 1950 y

1975, coincidiendo con el momento de máxima expansión económica de

esos territorios115. De su distribución geográfica podemos observar que

la mayoría se ubicaban en el denominado África Occidental Español,

concretamente el 46,8 por ciento en el Sáhara y el 43,3 en Sidi-Ifni. El

resto estarían, por tanto, en Guinea Ecuatorial. Ahora bien, la presencia

de empresas canarias no se limitó solamente a las colonias españolas,

sino que también se asentaron en otros territorios, como Sierra Leona,

Senegal o Liberia. No fueron muchos, ya que de los que tenemos

constancia no superaban la media docena, sin embargo, alguno de

ellos, al parecer, tuvo una actuación muy destacada. Nos referimos al

empresario Nicolás Batista Rodríguez, que desarrolló actividades de

exportación e importación con varias zonas de la costa occidental

africana –Mauritania, Senegal, Sierra Leona, Costa de Marfil…–, e

incluso estableció algunos negocios, como una fábrica de ladrillos, una

empresa de transportes y un comercio en Freetown116.

En cuanto a su procedencia insular, podemos indicar que algo

menos de las tres cuartas partes de estos empresarios asentados en

África tenían su origen en Gran Canaria, y el 17 por ciento en Tenerife,

teniendo otras islas, como Fuerteventura, Lanzarote o La Palma, una

participación mucho menor (cfr. Gráfico 5.4). En términos generales,

podemos señalar que los originarios de las Canarias Orientales tenían

una presencia mayoritaria en el Sáhara español y en Sidi-Ifni, mientras

114 MARTÍN CORRALES, E. (2010). 115 Esta cifra se ha obtenido al computar la información al respecto

proporcionada por ANDREU MEDIERO, B. (2008); GONZÁLVEZ PÉREZ, V. (1994); MARTÍN CORRALES, E. (2010); MEANA PALACIO, J.M. (2008); SANTANA PÉREZ G. y LÓPEZ, E. (2009) y Anuario de Canarias, África Occidental y Guinea Española, 1951-1952.

116 SANTANA PÉREZ, G. y LÓPEZ, E. (2009).

162

que los de la provincia de Santa Cruz de Tenerife se decantaron más

por las posesiones hispanas en el Golfo de Guinea.

GRÁFICO 5.4 Isla de origen de las empresas canarias con negocios

en África, 1950-1975 (Porcentaje)

Fuente: ANDREU MEDIERO, B. (2008); MEANA PALACIO, J.M. (2008); SANTANA PÉREZ G. y LÓPEZ, E. (2009) y Anuario de Canarias, África Occidental y Guinea Española, 1951-1952.

La estructura sectorial que presenta el tejido empresarial isleño

que se había instalado en África, muestra la importante participación

de los armadores y empresarios del Archipiélago en el desarrollo de las

actividades pesqueras, mayoritariamente vinculadas a las costas

próximas al Archipiélago (cfr. gráfico 5.5). Buena parte de ellos se

vincularon al Consorcio de Industrias Pesqueras Canario-Africanas

(COIPESCA), constituido a finales de 1950 por 32 factorías y 5

entidades comercializadoras. Se trataba de un grupo de presión para

resolver los asuntos que les afectaban ante las autoridades estatales,

por ello ubicaron la sede central en Madrid. Además, esta asociación

empresarial controlaba la mayor parte de la producción de pescado seco

y salado del banco canario-sahariano, que en los años cincuenta se

cifraba en 18.000 toneladas anuales. De ellas, el 55 por ciento se

0

10

20

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40

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60

70

80

Fuerteventura Gran Canaria Lanzarote La Palma Tenerife

163

exportaba al Congo belga y al Camerún francés, una quinta parte a

Guinea Ecuatorial y el resto a otras colonias europeas en África117.

GRÁFICO 5.5 Distribución sectorial de las empresas canarias

establecidas en África, 1950-1975 (Porcentaje)

Fuente: ANDREU MEDIERO, B. (2008); MEANA PALACIO, J.M. (2008); SANTANA PÉREZ G. y LÓPEZ, E. (2009) y Anuario de Canarias, África Occidental y Guinea Española, 1951-1952.

El comercio constituía la segunda actividad económica, pues

abarcaba algo más de la tercera parte de los negocios abiertos allí.

Dentro de este segmento, algunos se decantaron por la exportación de

productos coloniales y la importación de bienes de equipo –maquinaria

y medios de transporte. Otros prefirieron la comercialización de bienes

de consumo –textil, calzado y comestibles– o duraderos –vehículos y

material electrónico. Los industriales se orientaron hacia la producción

de alimentos y los agricultores cultivaron tabaco, café o cacao en

Guinea Ecuatorial. El transporte constituyó otra de las actividades que

resultaron interesantes para los empresarios canarios, tanto en el

marítimo como en el terrestre. En este último, se dedicaron al traslado

de mercancías y de viajeros –taxis y guaguas. En el ámbito financiero,

117 DÍAZ DE LA PAZ, A. (2011); MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (2010) y Anuario de Canarias, África Occidental y Guinea Española, 1951-1952.

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45

Agricultura Pesca Industria Comercio Transporte Finanzas

164

la Caja Insular de Ahorros de Canarias abrió sucursales en ambos

territorios a partir de 1967.

2. Inversiones de capital entre Canarias y África

en la actualidad

La vinculación empresarial entre Canarias y África se ha

mantenido hasta hoy y, por ende, también el flujo de inversiones entre

ambos espacios geográficos. En este sentido, cabe reseñar que, en el

ámbito de las inversiones exteriores, Canarias ha desempeñado en los

últimos tiempos una importante función, tanto como receptor de

capitales extranjeros como de inversor en el exterior. Las cifras

muestran que, en ambas facetas, el mayor volumen de fondos se

concentró en la etapa de más crecimiento de la economía isleña,

comprendida entre la segunda mitad de los años noventa y la primera

del decenio siguiente (cfr. gráfico 5.6).

Una fase alcista que coincidió, a su vez, con una importante

expansión de la economía internacional. Por tanto, confluyeron los

elementos necesarios para que los flujos de inversión con origen y

destino en el Archipiélago aumentasen de esa manera. De una parte,

las Islas presentaban un atractivo para los inversores foráneos, que

podían encontrar distintas opciones con una alta tasa de rentabilidad.

Al mismo tiempo, los agentes locales habían logrado acumular unos

excedentes monetarios que les permitieron internacionalizar su cartera

de inversiones, buscando diversificar el riesgo y/o lograr elevadas

remuneraciones para esos capitales.

Sin embargo, en los periodos extremos de la serie que estamos

analizando, el importe cayó de manera significativa. En ambos casos es

achacable, casi con total seguridad, a las crisis económicas que se

dieron en esos momentos, y cuyas consecuencias afectaron en ambas

165

direcciones. Así, se verían limitadas las posibilidades de ahorro y, por

tanto, de inversión de los inversores insulares, al tiempo que las Islas

dejarían de ser una opción apetecible para los de origen foráneo.

GRÁFICO 5.6 Flujo de inversiones exteriores de Canarias, 1985-2009

(Millones de euros de 2009)

Fuente: LÓPEZ PUEYO, C. y EGEA ROMÁN, M.P. (1991); SOSVILLA RIVERO, S. (1995) y Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

Ahora bien, ¿qué importancia tuvo el monto generado por los

flujos de inversión exterior generados en Canarias durante este periodo?

Para mensurarlo hemos acudido a su comparación con otras

comunidades autónomas, y de ello, lo primero que sobresale es el

extraordinario peso que tiene Madrid, tanto en la captación de fondos

del extranjero como en la exportación de capital (cfr. cuadro 5.1). Esta

situación no debe resultar tan extraña, si tomamos en consideración

que en la capital del Estado están domiciliadas las principales empresas

españolas, que son las que tienen una mayor capacidad para incidir

sobre los flujos de inversión internacionales.

Teniendo en cuenta esta cuestión, Canarias ocupa un lugar

destacado, ya que en las dos facetas de la inversión exterior se sitúa en

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1985 1987 1989 1991 1993 1995 1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009

Recibida Realizada

166

la sexta posición de la clasificación regional. En el ámbito de los fondos

recibidos del extranjero, se coloca por detrás de aquellas comunidades

con un mayor desarrollo industrial –Cataluña, Comunidad Valenciana o

País Vasco–, y que, por tanto, presentan unos mayores requerimientos

de capital. También está por delante Aragón, que se ha beneficiado de

las inversiones realizadas a cuenta de la celebración de la Exposición

Internacional de Zaragoza en 2008.

CUADRO 5.1 Distribución regional de la inversión exterior en España, 1993-2009

(Millones de euros de 2009)

Recibida Realizada

Importe Porcentaje Importe Porcentaje

Andalucía 7.014 1,84 6.021 0,85

Aragón 9.845 2,58 10.489 1,49

Asturias 4.388 1,15 7.256 1,03

Baleares 3.940 1,03 3.488 0,50

Canarias 9.184 2,41 10.783 1,53

Cantabria 275 0,07 77.873 11,05

Castilla y León 1.188 0,31 1.450 0,21

Castilla-La Mancha 1.425 0,37 532 0,08

Cataluña 55.812 14,64 74.901 10,63

Comunidad de Madrid 229.603 60,24 401.301 56,95

Comunidad Valenciana 15.302 4,01 9.333 1,32

Extremadura 374 0,10 325 0,05

Galicia 2.688 0,71 11.099 1,58

La Rioja 280 0,07 116 0,02

Navarra 1.205 0,32 1.200 0,17

País Vasco 15.981 4,19 80.423 11,41

Región de Murcia 2.329 0,61 8.012 1,14

Ceuta y Melilla 78 0,02 0 0,00

Sin asignar 20.235 5,31 0 0,00

Fuente: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

167

El Archipiélago, por su parte, presenta sus propios atractivos

para la inversión extranjera, vinculados en gran medida a los incentivos

que ofrece el Régimen Económico y Fiscal de las Islas. Además, disponía

de algunas actividades económicas motrices, que debieron despertar el

interés de los capitales foráneos, como las que tenían que ver con el

sector inmobiliario o con el turismo.

Por el lado de las colocaciones de fondos realizadas en otros

países, de nuevo Madrid, Cataluña y País Vasco estarían en las

primeras posiciones. No en vano se trata de las regiones españolas que

han experimentado un mayor crecimiento económico, concentrando

una tercera parte de la riqueza nacional durante el periodo que estamos

estudiando, lo que redunda en una mayor capacidad de ahorro e

inversión. Destaca la posición que ocupa Cantabria, motivado en gran

medida por ser la comunidad donde tiene su domicilio fiscal uno de los

principales bancos del mundo. Finalmente, Galicia es la que antecede a

las Islas en el ranking, debido, sobre todo, a las operaciones financieras

que realizan en el exterior las empresas del sector pesquero.

En el caso de Canarias, el extraordinario crecimiento económico

experimentado entre 1997 y 2007, permitió acumular importantes

ahorros que muchos inversores han utilizado para favorecer la

internacionalización de sus negocios, diversificando sus actividades en

el extranjero. También algunos han destinado esos fondos hacia

paraísos fiscales, según la terminología del organismo que elabora la

información que estamos empleando. No obstante, su importancia

relativa es reducida, ya que apenas llega al 0,7 por ciento del monto

total de la inversión isleña en el exterior, cuando en el conjunto

nacional esa proporción más que se duplica, al situarse en el 1,6 por

ciento.

Respecto a la distribución geográfica de los flujos de inversión con

origen y destino en el Archipiélago, podemos encontrar que Europa y,

sobre todo, América se han convertido en el cambio de siglo, tanto en la

principales áreas de inversión hacia Canarias como en los destinos

168

preferidos de los residentes en las Islas para realizar sus inversiones en

el exterior (cfr. cuadro 5.2). En el continente americano se centran

principalmente en Venezuela, Uruguay y República Dominicana. A

mucha distancia quedan el resto de zonas continentales, ocupando

África los últimos lugares.

CUADRO 5.2 Distribución geográfica de las inversiones exteriores

de Canarias, 1993-2009 (Miles de euros de 2009)

Recibidas Realizadas

Importe Porcentaje Importe Porcentaje

África 27.622 0,30 13.990 0,13

América 6.130.027 66,75 6.045.133 56,20

Asia 163.982 1,79 986.244 9,17

Europa 2.790.348 30,38 3.711.411 34,50

Oceanía 71.586 0,78 0 0,00

Fuente: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

Ahora bien, estos escasos guarismos que refleja el flujo de

capitales entre Canarias y África, no nos pueden hacer caer en el tópico

de que las Islas viven de espaldas al vecino continente. En el ámbito

nacional ocurre algo parecido, ya que las inversiones españolas

realizadas en África suponen el 1 por ciento del total, mientras que las

recibidas de esos países se quedan en el 0,15 por ciento. Además, no

debemos perder de vista las mayores dificultades que ofrecen las

economías africanas a la hora de aventurarse a realizar inversiones en

ellas, debido a la elevada tasa de riesgo país que presentan, si bien hay

que reconocer que muchos de ellos están llevando a cabo importantes

esfuerzos para mejorar esta situación.

¿Cuál son los países africanos más interesados en realizar

inversiones en las Islas? De la información estadística consultada para

el periodo 1993-2009, se desprende que mayoritariamente proceden de

paraísos fiscales, como Islas Seychelles, Liberia o Mauricio, que

169

concentran más de las tres cuartas partes del total (cfr. gráfico 5.7). De

hecho, el Archipiélago concentra la mayor parte de las inversiones

realizadas desde estos países en España, concretamente de Islas

Seychelles y de Mauricio, el 70 y el 66 por ciento, respectivamente,

mientras que de Liberia supondría el 15 por ciento. El resto de países

reseñados están muy lejos de ellos, si bien con algunos se han

intensificado las relaciones económicas en los últimos años, como

Senegal. En concreto, las inversiones en Canarias de este país suponen

el 16 por ciento de las realizadas en el conjunto de España.

GRÁFICO 5.7 Principales países africanos emisores de inversiones hacia

Canarias, 1993-2009 (Porcentaje)

Fuente: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

En cuanto a los sectores económicos de Canarias a donde se

destinan las inversiones llegadas del continente africano en el pasado

inmediato, podemos destacar la construcción y el comercio (cfr. gráfico

5.8). Se trata de dos de los sectores que mayor auge han experimentado

en el Archipiélago durante esos años, al menos hasta el inicio de la

actual crisis económica, que arrancaría a finales de 2007. También han

sido de interés para los inversores africanos la agricultura y la

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Guinea Liberia Madagascar Mauricio Marruecos Seychelles Senegal Sudáfrica

170

hostelería. En el segundo de ellos no resulta sorprendente si tenemos

en cuenta que es una de las actividades sobre las que se ha cimentado

el crecimiento económico del Archipiélago desde la década de 1960. Sin

embargo, sí resulta extraña la posición que ocupa la agricultura, en la

que se han colocado unos seis millones de euros entre 2005 y 2007

procedentes de Islas Seychelles.

GRÁFICO 5.8 Distribución sectorial de las inversiones africanas en Canarias, 1993-2009

(Porcentaje)

Fuente: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

Por el lado de las inversiones que Canarias realiza en África, y

atendiendo a su desagregación por países, ésta responde de manera

más o menos mimética a la distribución de los vínculos económicos que

el Archipiélago mantiene con el vecino continente. Nos referimos a

Marruecos, Cabo Verde y, en menor medida, Mauritania, si bien

extraña la poca presencia que tiene Senegal, cuya representatividad es

exigua, pues se sitúa en el 0,01 por ciento (cfr. gráfico 5.9). Ahora bien,

la relevancia de las inversiones canarias se acrecienta aun más en

algunos de ellos, como en Cabo Verde o Mauritania, si tenemos en

cuenta que suponen el 7 y el 9 por ciento, respectivamente, del total de

la inversión española en esos dos países. Más aun, en otros estados

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Agricultura Pesca Construcción Comercio Hostelería Otros

171

africanos en los que el Archipiélago está explorando posibilidades de

negocios en la actualidad, como Gambia o Guinea, su importancia

relativa dentro del conjunto de las inversiones españolas realizadas

entre 1993 y 2009 es también significativa, alcanzando el 14 y el 11 por

ciento en cada uno de ellos. Se hace necesario reseñar el caso de

Liberia, que supone casi el 17 por ciento de las inversiones canarias en

África, pero en realidad se trata de un hecho aislado, pues se trató de

una sola operación de mucha envergadura realizada en 1999, para la

adquisición de un negocio relacionado con el transporte marítimo.

GRÁFICO 5.9 Principales países africanos receptores de inversiones

canarias, 1993-2009 (Porcentaje)

Fuente: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

Esta última circunstancia que hemos descrito es también la que

hace que, dentro de la distribución por sectores que han sido objeto de

las operaciones realizadas por los inversores isleños en el continente

africano, el transporte ocupe un lugar destacado (cfr. gráfico 5.10). No

obstante, ésta no fue la única iniciativa en este sector y hay que

sumarle otras, aunque por unos importes inferiores. La industria se

destaca como otra de las ramas de actividad por la que han apostado

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Cabo Verde Gambia Guinea Liberia Marruecos Mauritania Sudáfrica

172

los isleños a la hora de colocar sus capitales en África, especialmente en

el ámbito de la fabricación de bebidas y de papel. También la

construcción destaca en esta clasificación, centrándose sobre todo en

las obras de saneamiento y tratamiento de aguas residuales, así como

en la edificación. Dentro del comercio sobresale la venta de vehículos y,

en menor medida, la distribución. Finalmente, las explotaciones

agropecuarias y la pesca son las que acaparan los menores importes.

GRÁFICO 5.10 Distribución sectorial de las inversiones canarias en África, 1993-2009

(Porcentaje)

Fuente: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

3. Empresariado isleño en el continente africano

Esta faceta inversora que desarrollan los agentes económicos del

Archipiélago en África, ha llevado a algunos de ellos a establecerse

físicamente en esos países. Según el portal Africainfomarket118,

aproximadamente 175 empresas isleñas estarían instaladas en algún

118 [http://www.africainfomarket.org].

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Agricultura Pesca Industria Construcción Comercio Transporte

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país africano en la actualidad, bien a través de sucursales o de filiales.

Mayoritariamente se localizan en Cabo Verde, que supone el 40 por

ciento del total. Esto no debe resultar extraño, dado el importante

impulso que han tenido los intercambios comerciales y las inversiones

entre ambos archipiélagos en los últimos años (cfr. gráfico 5.11). Le

sigue en importancia Marruecos, que representaría una tercera parte

del censo de empresas isleñas que se han establecido en África.

Además, en su inmensa mayoría se han ubicado en las regiones del sur

de ese país, con las que Canarias ha mantenido históricamente unos

vínculos más estrechos.

GRÁFICO 5.11 Distribución geográfica de las empresas canarias en África en 2010

(Porcentaje)

Fuente: Balance de las inversiones canarias en África. Noviembre de 2010, Africainfomarket.

Mauritania y Senegal, con una veintena de empresas cada uno,

significarían, en conjunto, el 21 por ciento del listado empresarial que

estamos analizando. Estos cuatro países conformarían lo que se ha

dado en denominar en los últimos tiempos “los mercados estratégicos

para Canarias”, que son, además, a los que las diversas instituciones

públicas y privadas han prestado una mayor atención. No obstante,

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Cabo Verde Ghana Guinea Ec. Marruecos Mauritania Senegal

174

existen otras zonas emergentes en las que comienzan a aparecer

empresas canarias, como son los casos de Ghana o Guinea Ecuatorial,

si bien todavía su presencia es muy exigua.

GRÁFICO 5.12 Estructura sectorial de las empresas canarias en África en 2010

(Porcentaje)

Fuente: Base de datos de las empresas canarias en África. Africainfomarket.

En cuanto a la distribución por sectores de actividad que

presentan estas empresas que operan en el vecino continente, podemos

observar que, en cierta manera, reproduce la estructura productiva que

tiene la economía canaria en la actualidad. Por un lado, la construcción

y, por el otro, la hostelería y el comercio, vendrían a ser las ramas de

negocio más importantes desarrolladas por ellas (cfr. gráfico 5.12). Esto

podría ser un indicio de que algunos empresarios isleños han visto en

África una posibilidad para diversificar sus inversiones y poder paliar

así los efectos negativos de las crisis internacionales como la actual. No

en vano, es precisamente en estos tres sectores en los que la recesión se

ha notado con mayor intensidad en el Archipiélago.

Dentro de la industria, las reparaciones navales y la fabricación

de pintura son los subsectores donde hay un mayor número de

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Agricultura Pesca Construcción Industria Comercio Hostelería Transportes Otros

175

empresas. En el resto de servicios, los transportes, así como agencias

de asesoría y consultoría técnica, o las empresas vinculadas a las

nuevas tecnologías, son las que presentan unos guarismos más

destacados. Aunque son la minoría, al igual que ocurre en el tejido

empresarial de las Islas, también hay algunas sociedades mercantiles

relacionadas con las actividades agrarias –productos hortofrutícolas,

flores o aloe vera– o pesqueras –pesca y acuicultura.

Profundizando algo más en los rasgos que definen a estas

empresas, la mayoría de ellas, en torno al 90 por ciento, son PYMES o

microempresas, que realizaron una inversión media de unos 100.000

euros cada una para sufragar los gastos de instalación en África119. El

interés por dar el salto al mercado africano se inicia con el cambio de

siglo, si bien no será hasta 2005 cuando se intensificará este proceso.

El tiempo medio que transcurre entre el momento en el que se adopta la

decisión de establecerse en el extranjero y que el proyecto se consuma

es de unos dos años. De las entrevistas realizadas a varios empresarios

canarios que se decidieron a emprender esta aventura, se deduce que

las principales motivaciones fueron la búsqueda de mercados

alternativos, la proximidad geográfica y la demanda potencial de bienes

y servicios. Una proporción superior al 50 por ciento de ellos señalaron

que no tenían ninguna experiencia previa en este tipo de procesos

¿Cuáles han sido los resultados obtenidos por aquéllos que

optaron por esta estrategia de internacionalización? El tejido

empresarial isleño establecido en el vecino continente habría creado

más de 3.000 puestos de trabajo, disponiendo las unidades de

producción de un promedio de unos 20 empleados. Un porcentaje

elevado declaran que, aproximadamente la mitad de sus ingresos por

ventas, proceden de sus delegaciones o filiales africanas. Además,

algunas de ellas, especialmente las que están vinculadas a la

119 La información sobre las características de las empresa canarias

establecidas en África que se exponen en estos párrafos, proceden del documento, Análisis del inversor canario en Marruecos, Cabo Verde, Mauritania y Senegal, elaborado por Africainfomarket en 2008

176

producción de comestibles o materiales de construcción, utilizan sus

actuales emplazamientos para realizar exportaciones a otros países

colindantes.

Un ejemplo de esto último lo constituye la empresa Permafix,

dedicada a la producción de cemento cola. Esta iniciativa de un

empresario isleño, Antonio Polo, se hizo realidad en 2006, cuando se

construyó la fábrica en Accra. El primer año, la producción alcanzó las

100 toneladas mensuales, multiplicándose este promedio por diez

durante los tres ejercicios siguientes. Con ello no sólo ha conseguido,

prácticamente, copar el mercado ghanés, sino que ha iniciado sus

exportaciones a otros países de la región, como Benín, Burkina Faso,

Nigeria y Togo. Este buen resultado se ha visto impulsado por las

importantes infraestructuras de transporte que posee Ghana, que la

convierten en una plataforma ideal para llevar a cabo negocios con

otras economías de su entorno. Además, Permafix cuenta con el

Certificado de Exportación ECOWAS (Comunidad Económica de

Estados de África Occidental) desde 2008, que le abre las puertas de los

15 países miembros de esta organización120.

Finalmente debemos reseñar que, por primera vez en su historia,

algunas PYMES canarias han logrado participar en licitaciones

internacionales, especialmente en las referidas a países africanos. En

los tres últimos años, al menos media docena de empresas isleñas han

participado en 21 convocatorias de este tipo, financiadas por

organismos supranacionales, dentro de sus programas de ayuda al

desarrollo. Hasta el momento han logrado ser adjudicatarias en catorce

de ellas y se espera próximamente la resolución de las siete

restantes121.

La distribución geográfica de los proyectos, de nuevo pone de

manifiesto cuáles son, por el momento, los mercados estratégicos que la

120 PROEXCA. 121 Esta información se ha recopilado a partir de la colección de noticias que

tienen PROEXCA, ICEX, Africainfomarket y las Cámaras de Comercio canarias.

177

empresa canaria tiene en África –Cabo Verde, Guinea Ecuatorial,

Marruecos, Mauritania y Senegal. Y, al igual que en el resto de los

ámbitos que hemos analizado hasta ahora, el archipiélago caboverdiano

y la economía mauritana ocupan una posición destacada, acaparando

en conjunto las dos terceras partes de estas licitaciones.

GRÁFICO 5.12 Participación canaria en la licitación internacional

de ámbito africano, 2008-2010 (Nº de proyectos)

Fuente: Africainfomarket, PROEXCA, ICEX y Cámaras de Comercio canarias.

En cuanto al tipo de actividades que se han desarrollado, destaca

la construcción de infraestructuras de transporte, carreteras, puertos y

aeropuertos. También las que tiene que ver con aspectos más sociales o

de bienestar, como la construcción de viviendas de protección oficial,

hospitales o redes de canalización de aguas y saneamiento. Asimismo,

podemos encontrar algunos proyectos destinado a mejorar la

gobernanza en estos países, mediante programas de mejora de la

eficiencia y eficacia de la administración pública. Finalmente, indicar

que, dado su pequeño tamaño, en algunas ocasiones se constituyen

uniones temporales de empresas para poder mejorar la oferta y contar

con mayores posibilidades de éxito. En otras, las entidades isleñas han

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1

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6

7

8

Cabo Verde Guinea Ec. Marruecos Mauritania Senegal

Adjudicados

Pendientes

178

plasmado su participación mediante una subcontratación de grandes

compañías, que son las que realmente han conseguido el concurso.

Para apoyar esta nueva línea de internacionalización de las

empresas canarias, el portal Africainfomarket ha habilitado un servicio

de alerta de licitaciones ofertadas por los gobiernos y organismos

internacionales en África. Este nuevo servicio permite personalizar la

información requerida por el usuario y recibirla de manera diaria por

vía electrónica y de manera gratuita. Aunque lleva poco tiempo

funcionando, ya cuenta con más de mil quinientas empresas inscritas,

tanto canarias como de otros lugares, destacando por el volumen de

solicitudes de alta recibidas las procedentes del resto de España o de

Latinoamérica.

179

CAPÍTULO 6

Ayuda Oficial al Desarrollo

180

Los orígenes del modelo de cooperación internacional al desarrollo

que conocemos en la actualidad, se remontan a la finalización de la

Segunda Guerra Mundial, cuando surge una serie de organismos

multilaterales –Naciones Unidas, Banco Mundial, Fondo Monetario

Internacional…–, que tiene entre sus objetivos la financiación de

proyecto encaminados a favorecer el progreso de los países que se

encuentran más atrasados. A ellos se unirán con posterioridad otras

instituciones parecidas, pero que tienen un carácter más especializado

o regional, como el Banco Iberoamericano de Desarrollo (BID), el Banco

Africano de Desarrollo (BAfD), el Banco Asiático de Desarrollo (BAsD) o

el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD). El

entramado incluye también las acciones de algunos países que llevan a

cabo programas de cooperación bilateral con otras naciones. Y,

finalmente, están los actores privados, tanto las empresas, que actúan

a través de la responsabilidad social corporativa, como las entidades no

lucrativas (ONGD), formadas mayoritariamente por la sociedad civil.

En el caso de la Unión Europea, las primeras iniciativas de

cooperación al desarrollo las encontramos en la Convención de Yaoundé

de 1963, en la que se establecieron acuerdos comerciales y de ayuda

técnica y financiera con las antiguas colonias francesas y belgas. Con la

integración de Gran Bretaña a la Comunidad Económica Europea en

1973, se amplió la cobertura a las antiguas posesiones británicas, a

través de los Convenios de Lomé, firmándose el primero de ellos en

1975. Al año siguiente se pusieron en marcha los programas de ayuda a

181

los países en vías de desarrollo de Asia y América Latina. Los fondos

destinados a estos últimos se vieron incrementados desde la adhesión

al Mercado Común de España y Portugal en 1986. No obstante, hay que

esperar al Tratado de Maastrich de 1992 para que la Unión Europea se

dotase de manera formal de una política común de cooperación al

desarrollo, que se ha articulado en torno a la firma de acuerdos con

países concretos o con otros organismos supranacionales. A pesar de

ello, la propia legislación comunitaria califica a esta política de

complementaria a la que desarrollan los estados miembros de la Unión.

La participación oficial española como agente donante de la

cooperación internacional al desarrollo, comenzó en un periodo de

tiempo relativamente reciente. Es cierto que sus inicios se remontan a

la creación de Dirección General de Cooperación Técnica Internacional

dentro del Ministerio de Asuntos Exteriores en 1970, no obstante, su

actividad fue muy limitada durante los primeros años. De hecho,

España era considerada como un país receptor de ayuda internacional

hasta 1981, si bien el último convenio con el Banco Mundial se había

firmado cuatro años antes. A partir de ese momento, abandona esa

condición y se convierte en donante, incorporándose al Comité de

Ayuda al Desarrollo (CAD) en el seno de la OCDE en los años ochenta.

Otro hecho destacable es la constitución de la Agencia Española de

Cooperación Internacional en noviembre de 1988, que veinte años más

tarde pasaría a denominarse Agencia Española de Cooperación

Internacional al Desarrollo (AECID). Este organismo es el encargado de

centralizar las acciones que en esta materia realiza la Administración

General del Estado, así como coordinar éstas con las que llevan a cabo

otras administraciones públicas, autonómicas o locales, así como las

universidades122.

122 Esta breve reseña sobre la evolución de la cooperación internacional al

desarrollo se ha elaborado en base a la información obtenida de BÁEZ MELIÁN, J.M. (2006); GÓMEZ GALÁN, M. y SANHUJA, J.A. (1999); GRIFFIN, K. (1991); MARTÍNEZ GONZÁLEZ-TABLAS, A.M. (1996); VV.AA. (2000 y 2002) y de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo [http://www.aecid.es/web/es/aecid/].

182

Y es precisamente sobre este último ámbito, denominado

cooperación descentralizada, sobre el que centraremos nuestra atención

en las páginas siguientes, pues es con el que se puede contrastar las

acciones de ayuda oficial al desarrollo llevadas a cabo por el Gobierno

de Canarias, las corporaciones locales de las Islas –cabildos y

ayuntamientos– y las dos universidades públicas con las que cuenta el

Archipiélago.

1. La cooperación oficial al desarrollo

descentralizada.

Los recursos destinados por España a la ayuda oficial al

desarrollo (AOD) no han parado de crecer en las últimas tres décadas,

multiplicándose por 13 entre 1981 y 2009 (cfr. gráfico 6.1)123. En su

evolución, podemos observar que, en la década de los ochenta, el monto

destinado a la cooperación internacional se mantuvo más o menos

constante, en torno a los 350 millones de euros de 2009. En los

primeros ejercicios del decenio siguiente se incrementó de forma

sustancial, alcanzando la cota de los 1.600 millones, volviendo a

estabilizarse hasta el cambio de siglo. Será a partir de ese momento

cuando se producen los mayores incrementos, hasta superar los 4.000

millones en 2008. La actual crisis económica ha llevado a un nuevo

estancamiento en torno a esa cifra.

123 La fuente principal de información que hemos empleado para la elaboración

de este capítulo son las memorias anuales de seguimiento del Plan Anual de Cooperación Internacional (PACI), elaboradas por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación [http://www.maec.es].

183

GRÁFICO 6.1 Evolución de la AOD en España, 1981-2009

(Millones de euros de 2009)

Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

Este comportamiento francamente positivo que ha experimentado

la financiación pública de la cooperación internacional al desarrollo

durante los últimos diez años, ha llevado a España a ocupar una

posición destacada entre los principales donantes mundiales. Así, en

2009 se situaba en la sexta posición de un total de 23 países que

conforman el Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE. Por delante de

ella sólo estaban Estados Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido y

Japón.

Ahora bien, si contrastamos estos valores con los de la renta

nacional bruta para tener una comparación más real, España pasaría a

ocupar la octava posición de ese ranking, si bien los otros cinco países

mencionados se colocarían ahora por detrás de ella. No en vano, el

esfuerzo realizado en los últimos años ha permitido, no solamente

igualar el promedio que se obtiene para esta ratio en el conjunto de

integrantes de este organismo internacional de referencia, sino incluso

superarlo (cfr. gráfico 6.2).

0

1.000

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1981 1984 1987 1990 1993 1996 1999 2002 2005 2008

184

GRÁFICO 6.2 Importancia relativa de la AOD, 1981-2009

(Porcentaje sobre la Renta Nacional Bruta)

Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

Este éxito no se debe únicamente al importante papel

desempeñado por la Administración General del Estado y, sobre todo,

por la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo,

sino que también han contribuido los gobiernos autonómicos, las

entidades locales –ayuntamientos, cabildos y consejos insulares y

diputaciones provinciales– y las universidades. El conjunto de la ayuda

oficial al desarrollo realizada por estas administraciones y organismos

públicos no estatales se suele englobar bajo la denominación de

cooperación descentralizada, tal y como ya indicamos en la

introducción124.

El gráfico 6.3 evidencia que la ayuda oficial al desarrollo no

estatal inicia su despegue a mediados de los años noventa del siglo

pasado. Este momento coincide con el acuerdo suscrito entre el

Gobierno de España y sus homólogos autonómicos en 1991, con el fin

de integrar las acciones de cooperación internacional de estos últimos

124 Para saber algo más sobre la cooperación para el desarrollo descentralizada

en España pueden consultarse los trabajos de GÓMEZ GIL, C. (2001) y GONZÁLEZ PARADA, J.R. (1998).

0,0

0,1

0,2

0,3

0,4

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1981 1984 1987 1990 1993 1996 1999 2002 2005 2008

CAD España

185

en los planes anuales que desarrollaba el Ministerio de Asuntos

Exteriores a través de la Agencia Española de Cooperación

Internacional. De igual forma se procedió con la Federación Española de

Municipios y Provincias (FEMP) para el caso de las administraciones

públicas municipales, insulares o provinciales.

GRÁFICO 6.3 Evolución de la AOD descentralizada en España, 1993-2009

(Millones de euros de 2009)

Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

A partir de entonces, los guarismos de la ayuda oficial al

desarrollo descentralizada no han parado de crecer, salvo en el último

ejercicio, cuando se han estancado como consecuencia del impacto de

la actual crisis sobre los presupuestos públicos. En esta evolución

favorable ha tenido que ver, además de las propias decisiones políticas

que cada administración toma en su ámbito competencial, la

acentuación del nivel de coordinación con las autoridades estatales. En

este sentido, cabe destacar la constitución de la Comisión

Interterritorial de Cooperación al Desarrollo en 2000.

Por lo que respecta a las universidades, éstas, que participaban

de forma individual e inconexa en el ámbito de la cooperación al

desarrollo, han suscrito un convenio de colaboración con la AECID en

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1993 1995 1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009

186

2007, a través de la Conferencia de Rectores de las Universidades

Españolas. Con él se pretende dar mayor visualización a las actividades

que realizan estos centros públicos docentes y de investigación en este

campo. Como consecuencia de este acuerdo, recientemente se ha

creado el Observatorio de Cooperación Universitaria para el Desarrollo,

que tiene como finalidad principal hacer un seguimiento y difundir la

labor que en el ámbito de la cooperación llevan a cabo estas

instituciones.

GRÁFICO 6.4 Importancia relativa de la AOD descentralizada, 1993-2009

(Porcentaje sobre la AOD española)

Nota: en la ayuda bilateral no reembolsable se ha descontado el importe correspondiente a la condonación de deuda soberana de otros países que ha llevado a cabo el gobierno español.

Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

De otra parte, si contrastamos la financiación destinada a la

cooperación descentralizada con el total de la ayuda oficial al desarrollo

española, parece que su importancia es más bien reducida, pues en el

mejor de los casos no supera el 17 por ciento (cfr. gráfico 6.4). Ahora

bien, en el denominador de este indicador existen algunas rúbricas que

son competencia exclusiva de la Administración General del Estado y

que, por tanto distorsionan la comparación. Entre esas partidas se

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1993 1995 1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009

Bilateral no reembosable Total

187

encuentran los fondos destinados a las instituciones multilaterales, y a

ellas se deben añadir algunas acciones de la ayuda bilateral, como toda

la de carácter reembolsable –créditos y microcréditos– o la condonación

de deuda pública extranjera, en el caso de la no reembolsable.

Por tanto, si descontásemos estos segmentos, se precisaría con

mayor exactitud la contribución que las administraciones y organismos

públicos no estatales han hecho a la cooperación internacional al

desarrollo. De tal manera, que ahora los porcentajes que se obtienen se

aproximan, algunos años, incluso a la mitad de los recursos públicos

que se destinan a esa parte de la cooperación al desarrollo –ayuda

bilateral no reembolsable sin la condonación de deuda pública exterior.

Ahora bien, esas proporciones han descendido de manera significativa

en los últimos cuatro años, hasta situarse en el entorno del 20 por

ciento en 2009. Esta dinámica reciente se explica sobre todo por el

espectacular crecimiento de la aportación estatal en este ámbito, pues

las que realizan las comunidades autónomas, las entidades locales y las

universidades también se han incrementado de forma significativa, tal y

como señalamos más arriba.

¿Cómo se ha distribuido la ayuda oficial al desarrollo

descentralizada entre sus tres grandes componentes –comunidades

autónomas, entidades locales y universidades? Durante los años

noventa existía un reparto más o menos igualitario entre la acción

impulsada desde los gobiernos autonómicos, de una parte, y la llevada

a cabo por las corporaciones municipales, insulares o provinciales, de

otra (cfr gráfico 6.5). Esta situación, sin embargo, se desequilibra de

manera significativa en la primera década del siglo XXI a favor de los

primeros, ya que éstos suponen ahora casi las tres cuartas partes del

total, mientras que las administraciones locales apenas superan el 20

por ciento. Finalmente, señalar que las universidades tienen una

participación marginal, aunque en el periodo analizado más que

duplican su representatividad, al pasar del 0,8 por ciento en la segunda

188

mitad de la década de 1990 al 1,8 en los últimos cuatro años de la serie

estadística objeto de estudio.

GRÁFICO 6.5 Distribución de la cooperación descentralizada por actores

(Porcentaje)

Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

En cuanto a la orientación geográfica de los programas de

cooperación al desarrollo impulsados por las administraciones y

entidades públicas no estatales, destacan de manera significativa los

destinados a América, y más concretamente a Latinoamérica, que

suponen más de la mitad del total (cfr. gráfico 6.6). Le sigue en

importancia África, donde la vertiente subsahariana supone algo menos

de las dos terceras partes de los recursos invertidos en ese continente.

El resto de zonas donde la ayuda oficial al desarrollo descentralizada

está presente, tiene unas proporciones más pequeñas. En Asía, los

esfuerzos se concentran en Oriente Medio y los países de la parte

sudoriental, mientras que en Europa, los fondos de la cooperación de

las comunidades autónomas, las instituciones públicas locales y las

universidades se han dirigido hacia el Este, sobre todo a la región de los

Balcanes.

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1993-1995 1996-2000 2001-2005 2006-2009

Comunidades autónomas

Entidades locales

Universidades

189

GRÁFICO 6.6 Orientación geográfica de la cooperación descentralizada, 1997-2009

(Porcentaje)

Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

2. Las acciones del Gobierno de Canarias

La participación de las comunidades autónomas en la

cooperación al desarrollo se remonta a mediados de los años ochenta,

coincidiendo con la conformación del actual Estado de las autonomías

en España. Desde entonces, su evolución viene marcada por un

continuo crecimiento de los fondos destinados a estos fines (cfr. gráfico

6.7). No obstante, durante algunos periodos de dificultades económicas,

como a mediados de los años noventa o la actual coyuntura recesiva

que estamos padeciendo, las dotaciones que los gobiernos regionales

han realizado en relación a la ayuda oficial al desarrollo se han visto

afectadas.

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10,0

20,0

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50,0

60,0

África América Asia Europa Sin especificar

190

GRÁFICO 6.7 La AOD de las comunidades autónomas, 1993-2009

(Millones de euros de 2009)

Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

Una visión rápida de la actuación de las diferentes comunidades

autónomas españolas en este campo, pone de manifiesto que cinco de

ellas –Andalucía, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana

y País Vasco– acumulan casi las dos terceras partes del total de la

ayuda oficial al desarrollo llevada a cabo por este escalón de la

administración pública desde mediados de los años noventa (cfr. cuadro

6.1). Canarias, por su parte, ocupa una posición intermedia en esta

clasificación, ya que supone, aproximadamente, el 3,3 por ciento de los

recursos destinados a este fin por los gobiernos autonómicos.

En el Archipiélago, los inicios de las actuaciones de cooperación

internacional por parte del ejecutivo isleño se sitúan en 1994. El 14 de

octubre de ese año, el Parlamento de Canarias instó al gobierno

autónomo a dotar una partida para ayuda y cooperación con los países

del Tercer Mundo en el presupuesto del ejercicio siguiente. El Decreto

93/1995, de 7 de abril, daba concreción a aquella iniciativa con la

constitución de la Comisión Gestora de la Cooperación al Desarrollo,

que sería la encargada de articular las acciones de los distintos

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1993 1995 1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009

191

departamentos y organismos de la Administración de la Comunidad

Autónoma de Canarias en esta materia.

CUADRO 6.1 Distribución de la cooperación al desarrollo autonómica

(Medias de cada periodo. Porcentaje)

1997-2000 2001-2005 2006-2009

Andalucía 11,27 13,79 20,32

Aragón 2,08 2,57 2,11

Asturias 2,61 3,07 2,94

Baleares 3,53 4,42 3,76

Canarias 3,18 2,49 3,73

Cantabria 1,03 1,34 1,33

Castilla y León 3,88 11,10 9,72

Castilla-La Mancha 2,69 2,68 2,91

Cataluña 9,28 14,62 14,49

Comunidad de Madrid 6,36 6,53 8,70

Comunidad Valenciana 9,54 8,77 9,80

Extremadura 3,40 2,85 2,24

Galicia 1,48 2,52 2,56

La Rioja 1,01 0,95 0,94

Navarra 11,26 7,16 4,74

País Vasco 26,36 13,77 8,52

Región de Murcia 0,96 1,12 1,19

Sin asignar 0,09 0,25 0,01

Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

Por otra parte, el organigrama se desarrolló con la adscripción de

la dirección de la ayuda oficial al desarrollo, inicialmente a la

Viceconsejería de Acción Exterior y Relaciones Institucionales, y en la

actualidad al Comisionado de Acción Exterior, quien ha asumido las

competencias de aquélla. Del Comisionado de Acción Exterior, a su vez,

dependen la Dirección General de Relaciones con África y la

192

Viceconsejería de Emigración y Cooperación, que engloba también a la

Dirección General de Relaciones con América125.

Este marco jurídico-administrativo se ha completado con la

reciente aprobación de la Ley Canaria de Cooperación Internacional

para el Desarrollo (Ley 4/2009 de 24 de abril), una de las cuestiones

que venían reivindicando entidades involucradas en este tema desde

hacia mucho tiempo. En ella, se establece que las directrices que

seguirá la ayuda oficial al desarrollo de la Comunidad Autónoma de

Canarias, se determinarán a través de Plan Director de Cooperación.

Actualmente está vigente el correspondiente al periodo 2009-2012, si

bien ya hubo uno anterior incluso a esta norma, que abarcaba los

ejercicios 2004-2007. Además, incluye la creación del Consejo Asesor de

Cooperación al Desarrollo, que estará compuesto por representantes del

Gobierno de Canarias, de las administraciones locales, de las

universidades, de las organizaciones no gubernamentales de desarrollo,

de los agentes económicos y sociales y por expertos en esta materia.

En cuanto a los resultados de la cooperación internacional al

desarrollo llevada a cabo por el Gobierno de Canarias, se han invertido

en acciones de este tipo un total de casi 114 millones de euros desde

1995 hasta 2009. Su evolución ha sido más o menos estable durante la

ultima década del siglo pasado y los primeros ejercicios de la presente

centuria, si bien en algunos ejercicios se han reducido las dotaciones de

forma significativa (cfr. gráfico 6.8). Aunque entre 2006 y 2008 se

produce un notable incremento, ha retrocedido ligeramente en 2009

como consecuencia de los recortes presupuestarios impuestos por las

políticas de ajuste fiscal que han aplicado las administraciones públicas

a causa de la actual crisis económica.

125 Esta reseña sobre los orígenes y evolución del entramado organizativo de la

cooperación para el desarrollo del Gobierno de Canarias se ha elaborado a partir de de BOZA CHIRINO, J. y PÉREZ ESTEVEZ, D. (2007); BOZA CHIRINO, J. y GÓMEZ HOCES, E. (2007); DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y GONZÁLEZ PÉREZ, I. y GARCÍA-TALAVERA TRUJILLO, P. (2005).

193

GRÁFICO 6.8 La AOD del Gobierno de Canarias, 1995-2009

(Millones de euros de 2009)

Fuente: DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

¿Qué importancia tiene la ayuda oficial al desarrollo realizada por

el Gobierno de Canarias respecto a sus homónimas del resto del país?

En términos absolutos, ya vimos que se situaba en el noveno lugar, tras

experimentar ese considerable crecimiento desde 2006, con algo menos

del 4 por ciento del total. Ahora bien, si relativizamos esta variable con

otros indicadores, como la población o el presupuesto consolidado de

cada una de las comunidades autónomas, obtendremos una imagen

más fiel del papel desempeñado por el gobierno del Archipiélago en esta

materia. Así, el gasto per capita que la comunidad autónoma dedica a la

cooperación internacional para el desarrollo se habría incrementado de

unos 2 euros por habitante en 1997 a 8 en 2009 (cfr. gráfico 6.9). Con

ello, el ejecutivo canario se habría aproximado al promedio de los otros

gobiernos regionales, aunque aun se situaría por debajo del mismo.

Esto ha significado que las Islas suban algunos lugares en la

clasificación autonómica de este ratio, pasando del puesto catorce al

noveno durante ese periodo.

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1995 1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009

194

GRÁFICO 6.9 AOD autonómica per capita, 1997-2009

(Euros de 2009 por habitante)

Fuente: DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

Otro indicador relevante es el que nos mide el esfuerzo

presupuestario que cada comunidad autónoma ha realizado para dotar

sus programas de cooperación para el desarrollo –gasto en ayuda oficial

al desarrollo/presupuesto consolidado. Aquí los resultados obtenidos

no son muy halagüeños para el Gobierno de Canarias, ya que se

encuentran muy alejados de la media del conjunto de las

administraciones autonómicas, al menos hasta mediados de la primera

década del siglo XXI (cfr. gráfico 6.10). Cierto que en los últimos cuatro

años se ha llevado a cabo un importante esfuerzo por reducir ese

diferencial, de tal manera, que en la actualidad ocuparía el octavo

lugar, cuando en 2005 se había situado en la antepenúltima posición

del ranking autonómico. El impulso institucional que ha recibido la

cooperación internacional para el desarrollo en el Archipiélago en esos

años, tal y como indicamos más arriba, ha tenido mucho que ver con

esta nueva dinámica más favorable y que ha permitido la convergencia

con otras regiones.

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Promedio CC.AA.

Canarias

195

GRÁFICO 6.10 Esfuerzo presupuestario, 1999-2009

(Porcentaje de la AOD sobre el presupuesto autonómico)

Fuente: DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

GRÁFICO 6.11 Canalización de la cooperación autonómica vía ONGD, 2003-2009

(Porcentaje)

Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

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Promedio CC.AA.

Canarias

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2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

Promedio CC.AA.

Canarias

196

Otra característica que pone de manifiesto el diferente

comportamiento que ha tenido el Gobierno de las Islas en esta materia

durante los últimos años, es la gestión directa de la mayoría de los

fondos destinados a la cooperación para el desarrollo (cfr. gráfico 6.11).

Salvo excepciones puntuales, como la de 2004, la proporción de los

mismos canalizados a través de las organizaciones no gubernamentales

de desarrollo (ONGD), se ha situado por debajo de la que se obtiene

para el conjunto de las regiones españolas. No obstante, en ambos

casos se aprecia una tendencia a la disminución de esos porcentajes,

aunque en el caso del Archipiélago esa reducción resulta más acusada.

Para el conjunto de las comunidades autónomas, ha pasado de

representar casi tres cuartas partes del total a menos de dos tercios,

mientras que en Canarias habría caído hasta situarse ligeramente por

encima del 30 por ciento en 2009.

Entre las organizaciones no gubernamentales de desarrollo que

han colaborado con el Gobierno de Canarias, cabe destacar, por el

número de proyectos llevados a cabo, a las dos asociaciones

provinciales de amistad con el pueblo saharaui, que entre 1995 y 2005

han participado en el 44,19 por ciento de las acciones realizadas por el

ejecutivo regional a través de este tipo de entidades. A ellas podemos

añadir otras, como Médicos del Mundo, Fundación Canaria Radio

ECCA, Asociación Nacional de Municipios Caboverdianos (ANMCV),

Fundación para el Desarrollo Social de Canarias (FUNDESCAN),

Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad de Canarias (MPDLC),

Instituto Tecnológico de Canarias (ITC), Cruz Roja Española o

Cáritas126.

Por lo que respecta a las principales áreas de actuación de la

cooperación para el desarrollo de la Comunidad Autónoma de Canarias,

éstas han ido cambiando desde que se inició en 1995 (cfr. cuadro 6.2).

En los inicios, se centraba, sobre todo, en la ayuda humanitaria para

126 DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005: 61).

197

atender las necesidades inmediatas derivadas de catástrofes naturales,

hambrunas o conflictos bélicos. También ocupaban un lugar destacado,

aunque a mucha distancia, los programas relacionados con la sanidad

y la formación. Sin embargo, en el último decenio se han ido

produciendo algunos cambios en esta estructura, ya que las donaciones

para paliar las situaciones de emergencia han ido retrocediendo en

importancia, incrementándose las destinadas a la creación de

infraestructuras y servicios sociales, entre los que los sanitarios y

educativos siguen ocupando una posición destacada. Otros ámbitos de

acción han experimentado un avance importante, aunque con una

dimensión inferior a los anteriores. Entre ellos, cabe señalar la

potenciación del aparato productivo –turismo y agricultura–, las

infraestructuras económicas –energías renovables– o la canalización y

saneamiento de aguas.

CUADRO 6.2 Áreas de actuación de la AOD del Gobierno de Canarias, 1995-2009

(Porcentaje)

1995-1999 2000-2004 2005-2009

Educación 11,54 11,03 11,40

Sanidad 14,46 11,99 12,75

Tratamiento de aguas 5,03 3,68 4,47

Gobierno y Sociedad Civil 6,93 5,57 3,72

Otros servicios sociales 4,24 17,49 28,02

Infraestructuras económicas 1,48 2,92 4,46

Sectores productivos 4,14 3,25 6,32

Medio ambiente 0,35 1,73 1,23

Mujer 0,10 0,53 0,16

Ayudas de emergencia 44,05 22,57 5,55

Otros 5,89 2,80 5,76

No especificados 1,79 16,44 16,17

Fuente: DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y

Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

198

Por otra parte, la orientación geográfica de la ayuda oficial al

desarrollo del Gobierno de Canarias presenta algunas diferencias con la

realizada por sus homónimos de resto del Estado (cfr gráfico 6.12). En

ese sentido, en el caso del Archipiélago destaca que la mayor parte de

los fondos, algo más de la mitad, se han dirigido hacia el continente

africano, ocupando América –fundamentalmente Cuba, Venezuela y

Uruguay–, el segundo lugar con un 42 por ciento. Otras áreas han

tenido una participación testimonial en las acciones de la cooperación

para el desarrollo de ejecutivo regional isleño. En el conjunto de las

administraciones autonómicas, el destino mayoritario de este tipo de

fondos ha sido hacia los países latinoamericanos, mientras que los del

continente africano han recibido una proporción mucho menor de esos

recursos. Incluso otras zonas, como Oriente Medio, el sudeste asiático o

la Europa oriental tienen una mayor participación que en el caso isleño.

GRÁFICO 6.12 Distribución geográfica de la cooperación autonómica, 1995-2009

(Porcentaje)

Fuente: DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

Centrándonos en la cooperación que realiza el Gobierno de

Canarias con África, ésta se concentra en media docena de países y en

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50

60

África América Asia Europa Sin especificar

Canarias

Total CC.AA.

199

los campamentos de refugiados del pueblo saharaui (cfr. gráfico 6.13).

Precisamente son estos últimos los que reciben la mayor parte de la

ayuda destinada al continente, representando casi una cuarta parte de

la misma. Dentro del grupo de los seis países que son los mayores

receptores de la cooperación para el desarrollo de la administración

autonómica canaria, sobresale Mauritania, que supone casi una quinta

parte del total destinado a África. En un segundo nivel de importancia

se situarían Cabo Verde y Senegal, que representan el 13,9 y 11,1 por

ciento, respectivamente. Finalmente, cabe citar los casos de Guinea

Bissau, Mali o Marruecos, aunque ninguno de ellos llega a superar el

10 por ciento.

GRÁFICO 6.13 Principales receptores africanos de la AOD del Gobierno de Canarias, 1995-2009

(Porcentaje sobre el total de la cooperación con África)

Fuente: DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

Además, el Archipiélago ocupa un lugar destacado en la

cooperación que realizan las distintas comunidades autónomas en

algunos países africanos. Así, Canarias es la primera en Cabo Verde y

Mauritania por el volumen de donaciones efectuadas en ellos,

aportando el 38,8 y el 84,8 por ciento del total, respectivamente. En

0

3

6

9

12

15

18

21

24

Cabo Verde G. Bissau Mali Marruecos Mauritania Sáhara Senegal

200

Guinea Bissau y Mali, se situaría en una posición también reseñable,

pues con el 22,6 y el 13,7 por ciento, respectivamente, sería la segunda.

En Senegal ocuparía la tercera posición, aportando el 16,8 por ciento de

la cooperación realizada por las autonomías. Respecto a las ayudas

ofrecidas al pueblo saharaui, se ubicaría en el cuarto lugar,

contribuyendo con el 9 por ciento de los fondos aportados por los

gobiernos regionales. Finalmente, en el caso de Marruecos, esa

proporción se elevaría al 2,9 por ciento, con lo que ocuparía el sexto

puesto.

3. El papel de los cabildos y los ayuntamientos

Las entidades locales españolas fueron las precursoras de la

ayuda oficial para el desarrollo descentralizada durante los años

ochenta. Los hermanamientos efectuados por los municipios hispanos

con otras instituciones homologables en el extranjero, especialmente en

Latinoamérica, les permitieron realizar acciones de colaboración en el

ámbito cultural, técnico y económico. Desde ese momento, la suma de

las acciones en esta materia llevadas a cabo por los ayuntamientos y,

más tarde, por los cabildos, los consejos insulares y las diputaciones,

los convirtió en uno de los actores más importantes de la cooperación

internacional para el desarrollo de España127.

La evolución de los recursos que las administraciones locales han

destinado a la cooperación internacional para el desarrollo se han ido

incrementando en los últimos veinte años, multiplicándose por algo

más de treinta y siete durante ese periodo, al pasar de 3,9 millones de

euros de 2009 a 146,4 millones (cfr. gráfico 6.14)128. Esta ayuda se fue

127 Sobre la actividad de las entidades locales en materia de cooperación

internacional, véase GÓMEZ GIL, C. (2006). 128 La fuente que nos proporciona el Ministerio de Asuntos Exteriores se ha

complementado en esta caso con el Informe sobre la cooperación al desarrollo de las

201

intensificando, sobre todo, durante la segunda mitad de los años

noventa, fruto de los acuerdos de colaboración y coordinación suscritos

entre la Federación Española de Municipios y Provincias y la Agencia

Española de Cooperación Internacional. Sin embargo, con el cambio de

centuria se ha atenuado ese ritmo de crecimiento, cuando no se ha

producido un descenso de la misma. Probablemente, la irrupción en

este campo de las administraciones autonómicas es lo que les ha ido

restando algo de protagonismo en los últimos años.

GRÁFICO 6.14 La AOD de las entidades locales españolas, 1989-2009

(Millones de euros de 2009)

Fuente: Federación Española de Municipios y provincias y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

Entre 2005 y 2009, periodo para el que la fuente principal que

estamos utilizando nos proporciona una desagregación suficiente por

entidades locales, las canarias destinaron en total más de 11 millones

de euros de 2009, lo que significa el 1,65 por ciento de los fondos

empleados por el conjunto de este tipo de instituciones públicas

españolas. Esta cifra denota cierta debilidad de los ayuntamientos y

entidades locales, que publica anualmente la Federación Española de Municipios y Provincias [http://cooperacion.femp.es/]

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1989 1991 1993 1995 1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009

202

cabildos isleños a la hora de contribuir con sus presupuestos a la

cooperación internacional para el desarrollo. Máxime si tenemos en

cuenta que, en términos demográficos, el Archipiélago supone el 4,5 por

ciento del total estatal en esos años, como promedio, o el 3,9 por ciento,

si tomamos como referencia el Producto Interior Bruto129. Ahora bien,

no se puede obviar la circunstancia de que sólo han intervenido una

quincena de municipios de un total de 88, y cinco instituciones de

ámbito insular, si bien tres de estas últimas lo han hecho en los dos

últimos ejercicios considerados.

GRÁFICO 6.15 La AOD de las entidades locales canarias, 2005-2009

(Miles de euros de 2009)

Fuente: Federación Española de Municipios y Provincias y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

No obstante, estas cantidades se han triplicado durante el

intervalo temporal indicado, pasando de unos 1,5 millones de euros de

2009 a 3,1 millones de euros en los años extremos, si bien el máximo se

alcanzó en 2008, con algo más 3,9 millones de euros (cfr. gráfico 6.15).

La distribución entre las distintas corporaciones locales de las Islas,

129 Los datos sobre población proceden del Padrón Municipal de Habitantes y

los de producción de la Contabilidad Regional de España. Ambas series son elaboradas por el Instituto Nacional de Estadística.

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2005 2006 2007 2008 2009

203

pone de manifiesto que los ayuntamientos han ido perdiendo peso

frente a los cabildos insulares. Estos últimos, que suponían una cuarta

parte de la ayuda oficial al desarrollo de este nivel de la administración

pública a mediados de la primera década del siglo XXI, han pasado a

representar casi el 90 por ciento en la actualidad.

GRÁFICO 6.16 Distribución geográfica de la AOD de las entidades locales, 2005-2009

(Porcentaje)

Fuente: Federación Española de Municipios y Provincias y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

¿Hacia dónde se ha dirigido la ayuda oficial al desarrollo de los

municipios y cabildos canarios? La información disponible señala que la

dinámica es muy similar a la seguida por el gobierno autónomo, es

decir, un claro predomino del continente africano, que absorbe algo más

de la mitad (cfr. gráfico 6.16). Le siguen los países latinoamericanos, a

los que se dirige el 17,6 por ciento de los recursos empleados en la

cooperación por las entidades locales isleñas. Europa del este, el

sudeste asiático y Oriente Medio presentan unas proporciones

marginales. Al igual que ocurría con el conjunto de las comunidades

autónomas, también aquí se observa una clara diferencia, pues América

Central y del Sur reciben el 44 por ciento del total de los fondos

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África América Asia Europa Sin Especificar

EE LL canarias

EE LL españolas

204

dedicados a la cooperación por las instituciones locales españolas,

mientras que África tan sólo participa en un 17 por ciento. El resto de

áreas receptoras también tienen unos porcentajes algo superiores a los

que se observan en las instituciones de las Islas.

Por tanto, África se ha convertido, al menos en los últimos años,

en el objetivo prioritario de las políticas de cooperación para el

desarrollo implementadas por las corporaciones locales del

Archipiélago. Ahora bien, también en este caso podemos observar que

estas actividades se concentran en un grupo reducido de países, ya que

de un total de 24 a los que alguna vez se les ha concedido una ayuda,

sólo cinco de ellos acaparan casi la mitad del gasto realizado en ese

continente para tal fin (cfr. gráfico 6.17). Proporción que se ve

ampliamente superada, llegando a rozar las dos terceras partes, si le

añadimos los fondos destinados a los campamentos de refugiados

saharauis. Además, hay que tener en cuenta que hay un 26,7 por

ciento de ese montante en el que no se especifica el destinatario.

GRÁFICO 6.17 Principales países africanos destinatarios de la AOD de

las entidades locales canaria, 2005-2009 (Porcentaje sobre la AOD destinada a África)

Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

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Cabo Verde G. Bissau Mali Mauritania Sáhara Senegal

205

De ese quinteto de naciones africanas que absorbe la mayor parte

de los recursos de la ayuda oficial al desarrollo que las

administraciones locales isleñas destinan a África, sobresale el caso de

Senegal, que supone el 21,2 por ciento de la misma. Le sigue, aunque

con la mitad de importe asignado al anterior, Mauritania. Los tres

países que completan este grupo –Cabo Verde, Guinea Bissau y Mali–

presentan unos resultados más bajos, no superando en ningún caso el

7 por ciento. En términos generales, si bien con unas proporciones algo

diferentes, la especialización geográfica dentro del continente africano

es muy similar a la que desarrolla el Gobierno de Canarias.

Y al igual que ocurría con aquél, los ayuntamientos y cabildos de

las Islas tienen un cierto protagonismo en algunos de estos países, si lo

comparamos con sus homónimos del resto de España. Así, en Cabo

Verde, las entidades locales canarias se ubicarían a la cabeza, pues

suponen casi el 60 por ciento de la ayuda que este tipo de

administraciones han proporcionado allí. También detentan unas

proporciones elevadas en los casos de Mauritania y Senegal, con un

22,6 y un 13,5 por ciento, respectivamente.

Dentro de la cooperación al desarrollo que llevan a cabo las

administraciones públicas municipales e insulares del Archipiélago,

destacan sobremanera las acciones puestas en marcha por el Cabildo

de Tenerife. No en vano, éste representa una tercera parte de los

importes destinados a tal fin por dichas instituciones gubernamentales

isleñas. Esto supone que la corporación tinerfeña habría invertido en

este tipo de acciones un montante global de unos 3,7 millones de euros

de 2009 durante el periodo 2005-2009. La mayor parte de esa cantidad

se habría desembolsado en los dos últimos ejercicios, aproximadamente

2,8 millones de euros (cfr. gráfico 6.18).

206

GRÁFICO 6.18 La AOD del Cabildo Insular de Tenerife, 2005-2009

(Miles de euros de 2009)

Fuente: Federación Española de Municipios y Provincias y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

Este último dato no es casual, ya que responde al impulso que ha

experimentado esta faceta desde el comienzo de la presente

legislatura130. En 2007 se creaba en su seno el Servicio de Cooperación

Internacional y Asuntos Europeos con el fin de potenciar y unificar la

estrategia de cooperación del Cabildo. Además, se definieron las

directrices que rigen la política de la corporación en esta materia y, por

tanto, el funcionamiento de este nuevo organismo dependiente del

mismo. De una parte, se lleva a cabo una acción directa, mediante el

apoyo económico y técnico en aquellos sectores considerados

prioritarios por las instituciones nacionales e internacionales de

cooperación al desarrollo. En segundo lugar, se impulsan aquéllas de

carácter indirecto, a través de la concesión de subvenciones a

organizaciones no gubernamentales para la realización de proyectos de

cooperación al desarrollo en otros países. Finalmente, se incentiva la

130 La síntesis sobre las actuaciones que en materia de cooperación internacional para el desarrollo ha llevado cabo el Cabildo Insular de Tenerife en los últimos años, y que se expone en los párrafos siguientes, se ha elaborado gracias a la información suministrada por el Servicio de Cooperación Internacional y Asuntos Europeos de dicha corporación insular.

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2005 2006 2007 2008 2009

207

promoción y el conocimiento de las culturas del continente africano

entre la sociedad tinerfeña.

En el primer año de funcionamiento se firmaron algunos acuerdos

importantes con países africanos, como Senegal y Cabo Verde, que

tendrían una duración y dotación plurianual. El primero se plasmó en

el Memorando de Entendimiento con la República de Senegal (2007-

2011). El desarrollo posterior del mismo se ha concretado en varias

acciones, como el estímulo al cultivo de Jatropha Curcas para la

obtención de biodiesel, la instalación de infraestructuras de energías

renovables o la colaboración en la celebración del II Salón Internacional

de la Cooperación en Dakar. El convenio suscrito con Cabo Verde

(2007-2010) se ha orientado hacia la promoción educativa y cultural, en

especial destaca la prestación de asesoramiento y apoyo económico a la

recién creada universidad pública de aquel país.

Otra iniciativa ha sido la asunción de la gestión de la convocatoria

de ayudas públicas para el desarrollo de proyectos por parte de las

organizaciones no lucrativas de desarrollo que realiza el Instituto de

Atención Social y Socio Sanitaria (IASS). Esto se ha plasmado en la

concesión de subvenciones a 23 proyectos dirigidos a África y América

Latina durante los ejercicios de 2008 y 2009. También en ese bienio se

puso en marcha el programa Vive África, para sensibilizar a la población

tinerfeña sobre la diversidad de la cultura de ese continente. Asimismo,

durante este tiempo se ha seguido participando en el patronato de Casa

África, junto al Ministerio de Asuntos Exteriores, el Gobierno de

Canarias y otras entidades locales isleñas, si bien esta acción tiene sus

orígenes en 2006, cuando se constituyó el mismo.

Una de las nuevas líneas de actuación que se implementaron

entre 2008 y 2009 fue el proyecto para la promoción de la participación

ciudadana en la intendencia de Colonia (Uruguay), en colaboración con

la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, y

dentro del programa Europeid. Fruto también de esa colaboración se

han puesto en marcha dos acciones para la modernización de los

208

sistemas de información geográfica municipal, una con Cabo Verde y

otra con la administración de la localidad de Sant Louis (Senegal). A

ellos podemos añadir el denominado En la Misma Dirección, llevado a

cabo por el Gobierno de Canarias, para promover el asociacionismo y la

interculturalidad entre los diferentes colectivos de inmigrantes de

Tenerife.

Ya en 2010, además de consolidar las actuaciones en materia de

cooperación internacional iniciadas con anterioridad, se pusieron en

marcha otras nuevas. Entre ellas cabe destacar el proyecto ENRÉDATE,

para la constitución de una red entre los actores económicos, sociales y

culturales de Canarias y África. Asimismo, se debe mencionar la

creación del Espacio África, como un lugar de encuentro e intercambio

entre agentes públicos y privados, así como de la sociedad civil, de

Europa, África y América Latina. Para ello, el Cabildo empleará la

dotación que hasta ese momento destinaba al consorcio Casa África, si

bien se establecerán convenios para potenciar la colaboración entre

ambas instituciones.

GRÁFICO 6.19 Distribución geográfica de la AOD del Cabildo de Tenerife, 2005-2009

(Porcentaje)

Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

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África América Asia Europa Sin Especificar

209

Este renovado impulso institucional que ha tenido la cooperación

internacional para el desarrollo del Cabildo Insular de Tenerife, se ha

plasmado en un considerable incremento de los fondos destinados a tal

fin. Con ello se ha podido ampliar el espectro de países en los que se

materializa la misma. Así, entre 2005 y 2009, la mayor parte de estos

recursos se destinó principalmente al continente africano, al que se

orientaron más de las tres cuartas partes de los mismos (cfr. gráfico

6.19). Le siguió, aunque a mucha distancia, América Latina, mientras

que el resto de grandes áreas geográficas a las que se ha dirigido

habitualmente la ayuda al desarrollo –Europa oriental, sudeste asiático

u Oriente Medio- tuvieron una partición marginal, y ocasionada, casi

siempre, por donaciones para paliar los efectos inmediatos de

situaciones de emergencia humanitaria.

GRÁFICO 6.20 Principales destinatarios africanos de la AOD del Cabildo

de Tenerife, 2005-2009 (Porcentaje sobre la cooperación con África)

Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

Por tanto, África se ha constituido en el objetivo prioritario de la

ayuda oficial al desarrollo del Cabildo Insular de Tenerife, más que en

ninguna otra institución pública del Archipiélago o de España. Ahora

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35

Cabo Verde G. Bissau Mali Marruecos Mauritania Senegal

210

bien, dentro de este continente, sus acciones se han concentrado en

tres países –Cabo Verde, Senegal y Mauritania–, que suponen, en

conjunto, casi la mitad de la ayuda destinada a este ámbito geográfico

(cfr. gráfico 6.20). Los dos primeros, fundamentalmente como

consecuencia de los programas de cooperación directa impulsados por

la propia corporación insular, y el tercero, a través de la colaboración

con organizaciones no gubernamentales de desarrollo. Este último sería

también el caso de Guinea Bissau, Mali o Marruecos, que absorben el

5,4, el 2,9 y el 2,4 por ciento, respectivamente, de los recursos dirigidos

a los países africanos, aunque estarían muy alejados de las

proporciones de los tres primeros.

Además, en casi todos estos países que acabamos de citar, a

excepción de Marruecos, el Cabildo Insular de Tenerife se ha convertido

en el principal actor de la cooperación oficial para el desarrollo

desempeñada por las entidades locales isleñas, pues en todos supera el

50 por ciento, salvo en Mauritania, que su liderazgo se sustenta en que

contribuye con una tercera parte del total. Senegal es el destino en el

que su participación es más elevada en comparación al conjunto de los

ayuntamientos y cabildos canarios, pues está muy cerca del 80 por

ciento. Incluso, su importancia seguiría siendo significativa si

agregásemos los recursos aportados por el Gobierno de Canarias, ya

que la corporación tinerfeña ostentaría el 13,2 por ciento de esa suma.

4. La implicación de las universidades canarias

Las universidades españolas han estado también, al igual que las

comunidades autónomas y las administraciones públicas locales,

vinculadas a la cooperación internacional para el desarrollo. Ahora

bien, sus presupuestos, mucho más limitados y condicionados que los

de los otros dos agentes, han hecho que su importancia relativa sea

211

muy pequeña, pues en el momento de mayor dotación de recursos a

estos fines, que se produce entre 2006 y 2009, su participación en el

total de la ayuda descentralizada apenas llega al 2 por ciento.

GRÁFICO 6.21 Evolución de la AOD de la universidades españolas, 1997-2009

(Porcentaje)

Nota: no se ha publicado la información correspondiente a 2005. Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

Como hemos indicado, el incremento de los fondos que las

universidades dedican a esta cuestión, se produce en esa etapa como

consecuencia de los acuerdos de colaboración y coordinación que se

firman entre la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas

y la Agencia Española de Cooperación Internacional en 2006 (cfr.

gráfico 6.21). Ahora bien, los primeros datos disponibles indican que

esta faceta tuvo cierta significación a finales de los noventa, si bien, con

toda probabilidad, las restricciones fiscales que se impusieron en ese

periodo a causa de la crisis económica internacional, motivaron una

paulatina caída de estos guarismos hasta 2002. A partir de entonces se

recuperaron algo, aunque sin alcanzar los niveles precedentes. En

cualquier caso, el notable crecimiento que se experimentó en 2007 ha

quedado menguado en los ejercicios posteriores, de nuevo debido a la

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1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

212

recesión económica y a los correspondientes recortes del gasto público,

que también afecta a este colectivo.

Por lo que respecta a las dos universidades públicas canarias –la

de La Laguna y la de Las Palmas de Gran Canaria–, han destinado un

total de 1,8 millones de euros a la cooperación internacional para el

desarrollo entre 2006 y 2009. Esta cifra viene a significar,

aproximadamente, un 4,2 por ciento del total nacional en ese mismo

intervalo temporal. Más aun, los dos centros de educación superior de

las Islas se ubicarían entre las quince primeras universidades públicas

españolas respecto al volumen de financiación asignado a estas

cuestiones. En concreto, la de La Laguna cerraría este grupo selecto,

mientras que la de Las Palmas de Gran Canaria se ubicaría tres

puestos más arriba.

GRÁFICO 6.22 Evolución de la AOD de las universidades canarias, 2006-2009

(Miles de euros de 2009)

Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

No obstante, su evolución pone de manifiesto la existencia de un

comportamiento bastante irregular (cfr. gráfico 6.22). Éste sería fruto,

probablemente, de las oportunidades que se presentan en forma de

cofinanciación, ya sea con el Gobierno de Canarias, con la Agencia

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2006 2007 2008 2009

213

Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo o con el

Ministerio de Ciencia y Tecnología. Tampoco se pueden descartar los

condicionamientos que provoca la propia coyuntura económica en las

disponibilidades para estos fines en los presupuestos propios de cada

universidad. De todas formas, las universidades canarias representan el

2,7 por ciento del conjunto de la ayuda oficial al desarrollo

descentralizada que se ha llevado a cabo en el Archipiélago durante

esos cuatro años considerados. Ésta es una proporción ligeramente

superior a la que obtienen sus homónimas en el resto del territorio

nacional.

GRÁFICO 6.23 Distribución geográfica de la AOD de las universidades, 2006-2009

(Porcentaje)

Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

En cuanto a la orientación geográfica de la cooperación al

desarrollo que desempeñan las universidades del Archipiélago, la

información disponible es bastante escasa, en la medida en que una

proporción significativa de los recursos empleados, aproximadamente el

46,1 por ciento, aparecen bajo la rúbrica de países en vías de desarrollo

sin especificar. No obstante, destaca, al igual que ocurría con las

administraciones autonómica y local, el destino africano, aunque aquí

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África América Asia Europa Sin especificar

Univ. canarias

Univ. españolas

214

con mayor intensidad, si cabe, al suponer un 39,6 de los restantes

fondos que estos centros dedican a la cooperación (cfr. gráfico 6.23). De

tal manera, que las otras áreas geográficas sensibles para este tipo de

actuaciones –América Central y del Sur, Europa del Este, Sudeste

asiático y Oriente Medio– quedan algo marginadas en esta estructura.

Una estructura que se diferencia claramente de la que presentan sus

homónimas españolas, para las que los países latinoamericanos ocupan

un lugar preeminente como receptores de la financiación para el

desarrollo que implementan.

GRÁFICO 6.24 Principales receptores africanos de la AOD de las universidades

canarias, 2006-2009 (Porcentaje)

Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

Dentro de la ayuda oficial al desarrollo llevada a cabo por las

universidades canarias en el continente africano, se pone en evidencia,

con mayor intensidad que en los casos del gobierno autonómico o de las

corporaciones locales, un elevado grado de concentración en un número

reducido de países. Así, Marruecos, Mauritania y Senegal se

distribuirían más de las dos terceras partes de todos los recursos

destinados a la cooperación por los dos centros de educación superior

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Cabo Verde Marruecos Mauritania Sáhara Senegal Túnez

215

de las Islas (cfr. gráfico 6.24). Más aun, el reino alauita percibiría casi la

mitad de los fondos destinados a ese trío. Otros, como Cabo Verde y

Túnez también recibieron cantidades significativas, si bien su

participación se quedó por debajo del 10 por ciento, concretamente en

el 8,1 y el 2,1 por ciento, respectivamente. A ellos habría que añadir la

financiación de programas destinados a los campamentos de refugiados

saharauis, que absorbieron otro 2,2 por ciento del total dirigido a África.

La nómina se completaría con actuaciones muy puntuales en Ghana,

Guinea Bissau o Uganda, que supusieron menos del 1 por ciento.

Ahora bien, esta concentración les permite convertirse en

protagonistas indiscutibles de la cooperación que realizan las

universidades españolas en la mayoría de esos países que hemos

citado. En Guinea Bissau, Mauritania y Senegal, las universidades de

La Laguna y de Las Palmas de Gran Canaria, de forma conjunta,

aportarían más de la mitad del total nacional que se ha destinado a

ellos. Incluso, en los dos últimos se superaría el 70 por ciento. En otros,

como Cabo Verde y Marruecos, se obtienen unas proporciones también

significativas para los dos centros universitarios públicos isleños, el

24,9 y el 16,42 por ciento, respectivamente. Por tanto, se han ganado

un puesto relevante entre los actores de la cooperación al desarrollo en

la franja norccidental africana, junto al Gobierno de Canarias y las

corporaciones locales del Archipiélago.

216

CAPÍTULO 7

Movimientos migratorios

217

Las investigaciones sobre los movimientos migratorios a escala

mundial realizadas desde los diversos campos de las ciencias sociales –

historia, sociología, economía, antropología, psicología…–, se han

incrementado en los últimos años, debido en gran medida a que el

fenómeno se ha hecho cada vez más visible en el contexto de la

creciente globalización. Ahora bien, no se trata de un fenómeno nuevo,

sino que se ha dado durante toda la historia de la humanidad. Lo que sí

puede parecer novedoso es su tratamiento teórico y metodológico, que

manifiesta una enorme diferenciación y dispersión, sobre todo en el

seno de las ramas de conocimiento adscritas a las ciencias sociales.

Esto no es óbice para que reconozcamos las aportaciones que los

autores clásicos de las distintas materias han ofrecido sobre la

movilidad humana.

Ahora bien, nuestra finalidad aquí no es la de realizar un análisis

exhaustivo de estas contribuciones. Tan sólo pretendemos

aproximarnos al conocimiento de las dimensiones económicas y sociales

de las migraciones, en particular las que tiene como origen y destino el

Archipiélago y África. Queremos, por tanto, conocer y reconocer, desde

la propia experiencia de la emigración canaria, las aportaciones

económicas y sociales que aquí –de donde parten y a donde, no todos,

retornan–, y allá –a donde van y en donde, bastantes, se quedan–, han

supuesto y suponen. Asimismo, queremos señalar que quienes, en la

actualidad, vienen desde África o de otros lugares –América, Asia o

218

Europa–, para las Islas, también contribuyen a la generación de

riquezas, de conocimientos y habilidades en ambos lados.

1. El modelo migratorio contemporáneo

Canarias ha sido siempre una región de tránsito de personas,

bien sea como área de acogida, bien como zona de paso hacia otros

lugares y, mayoritariamente, a lo largo de su historia ha sido un área de

partida. La literatura sobre los movimientos migratorios insulares es

muy abundante, no en vano se trata de uno de los temas que más ha

ocupado a los investigadores de diversas ramas de la ciencia:

sociólogos, historiadores, antropólogos, economistas,… Por tanto, no se

va a aportar aquí grandes novedades, sino que, aprovechando los

excelentes trabajos publicados hasta el momento, se ha intentado

elaborar un texto que permita aproximarnos a las vicisitudes del modelo

migratorio canario durante el periodo contemporáneo131.

En la etapa de implantación del sistema capitalista en las Islas,

que abarcaría la segunda mitad del siglo XIX, se produjo una de los

momentos álgidos de la emigración isleña (cfr. gráfico 7.1). Ésta no fue

sólo producto del desempleo ocasionado en las fases de depresión

económica, sino que también estuvo motivada por la reorganización de

los factores productivos. Esta reorganización llevó a una creciente

proletarización de la mano de obra y a que una parte de la oferta de

trabajo disponible no tuviese acomodo en la nueva estructura

productiva. A ello podemos añadir el efecto de atracción que suponían

las emergentes economías de las nuevas repúblicas latinoamericanas,

así como el abaratamiento del coste del trasporte marítimo como

131 En este sentido hemos empleado, fundamentalmente, los trabajos de

síntesis de GODENAU, D. y ARTEAGA HERRERA, S. (2007); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1992) y MARTÍN RUIZ, J.F. (1992).

219

consecuencia del cambio tecnológico producido por la revolución

industrial.

GRÁFICO 7.1 Saldo migratorio en Canarias, 1821-1980

(Número de personas)

Nota: no hay información disponible para los decenios 1861-1870 y 1931-1940.

Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1988 y 1992).

Hasta mediados del siglo XIX, el saldo negativo es creciente como

consecuencia de la crisis barrillera y vitícola y la desarticulación del

marco institucional diferenciado que poseían las Islas durante el

Antiguo Régimen. La promulgación del Régimen de Puertos Francos de

1852 y la implementación de la cochinilla como producto exportador

cambiaron la tendencia. Pero no fueron capaces de frenar la emigración

a causa de que el nuevo sistema económico era incapaz de absorber los

excedentes generados por reorganización de los factores productivos. La

crisis de la cochinilla vino a incrementar de nuevo el saldo migratorio

negativo en los años finales de la centuria.

Hay que señalar algunas diferencias entre la emigración anterior

a 1850 y la que se produce después de la crisis de la cochinilla. En el

primer caso, se trata fundamentalmente de familias de pequeños y

-6.000

-4.000

-2.000

0

2.000

4.000

6.000

8.000

10.000

1821-30 1841-50 1861-70 1881-90 1901-10 1921-30 1941-50 1961-70

220

medianos propietarios agrícolas o arrendatarios y con una presencia

femenina casi paritaria; mientras que en el segundo periodo se trataría

más bien de una emigración de carácter individual protagonizada por

jornaleros jóvenes varones.

Durante este periodo, los principales destinos de la emigración

canaria fueron las repúblicas del Mar del Plata, Venezuela y, sobre todo,

Cuba. En el caso de Uruguay, a mediados del siglo XIX, los canarios

representaban el 17 por ciento del total de inmigrantes y dos terceras

partes de los de origen español. En Cuba, la importancia de la

emigración canaria alcanzó el 43,5 por ciento del total de españoles

llegados a la isla caribeña, según los censos de 1846 y 1862. En

Venezuela, entre 1874 y 1880 los isleños supusieron el 70 por ciento

del total de extranjeros en ese país.

GRÁFICO 7.2 Estructura socioprofesional de los emigrantes canarios

en Venezuela, 1847 (Porcentaje)

Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1992).

En cuanto a las ocupaciones que desarrollaron en las áreas

receptoras, la información no es muy abundante, pero indica la

tendencia generalizada a que los canarios se ubicaran

0

10

20

30

40

50

60

Propietario Labrador Jornalero Industria Comercio Otras

221

fundamentalmente en las actividades agrícolas, lo que supone una

importante diferenciación con los emigrantes procedentes de otras

regiones españolas más vinculados a las actividades económicas

urbanas (cfr. gráfico 7.2).

A lo largo del primer tercio del siglo XX, el saldo migratorio se

volvió positivo en algunos periodos, fruto de la coyuntura favorable de

esta orilla, que frenó las salidas e incentivó el retorno. A ello también

ayudaron las situaciones de inestabilidad política y económica por las

que atravesaron algunas de las áreas receptoras en América. Incluso la

bonanza económica de Canarias sirvió de atractivo para el asentamiento

de nuevos inmigrantes procedentes, tanto del resto del territorio

nacional, como de otros países europeos.

En efecto, el cambio de siglo, con la reforma del régimen

puertofranquista, la nueva oferta agroexportadora basada en la trilogía

plátanos, tomates y papas, así como el auge de las actividades

económicas urbanas asociadas al crecimiento del tráfico marítimo en

los principales puertos isleños, supusieron un cambio de signo en la

corriente migratoria. En esta época, se produce la llegada de efectivos

desde la Península y desde otros países europeos. También es cierto que

se detecta la presencia de una importante emigración golondrina, que

por su carácter estacional hace que sus partícipes sean neutrales

respecto al saldo migratorio.

La vuelta a los números negativos durante la segunda década del

siglo XX hay que achacarla, principalmente, a las consecuencias

negativas que tuvo la Primera Guerra Mundial para el Archipiélago, que

quedó aislado durante buena parte del conflicto, lo que redujo

considerablemente sus actividades exportadoras, al tiempo que

dificultaba enormemente el abastecimiento de las Islas. Después del

conflicto bélico internacional, el resultado migratorio vuelve a ser

positivo debido, sobre todo, al retorno de muchos de nuestros paisanos

provocado por la crisis del mercado internacional de productos

agrícolas. Crisis que afectó de manera significativa a muchos países

222

latinoamericanos a partir de mediados de los años veinte. Esta

situación de crisis se agravaría con la extensión de la depresión a otros

sectores y alcanzando dimensiones mundiales, lo que conllevó, no sólo

el regreso de nuestros emigrantes, sino el cierre de los tradicionales

destinos de la diáspora insular. La intensidad del retorno fue tal, que en

gran medida ayudan a explicar el comportamiento del saldo migratorio

descrito más arriba. En resumen, desde la década de 1880 hasta la

Guerra Civil española regresaron unos 251.000 emigrantes132.

La emigración canaria quedó interrumpida por la incidencia del

crack del 29, que cerró las puertas de entrada en los destinos

habituales de la diáspora insular. Durante la Guerra Civil española, el

flujo se mantuvo a unos niveles muy bajos si exceptuamos el exilio

forzoso de quienes huían de la represión del nuevo régimen. Finalizado

el conflicto bélico interno, se reanudó la corriente emigratoria desde las

Islas, que se extendería hasta la década de 1980. Veámoslo con más

detalle.

GRÁFICO 7.3 Emigración y evolución del salario real agrícola

Fuente: NUEZ YÁNEZ J.S. (2005).

132 DELGADO, G. y ASCANIO, C. (1998).

0

1

2

3

4

5

6

7

8

1940 1942 1944 1946 1948 1950 1952 1954 1956 1958 1960

Mil

es d

e e

mig

ran

tes

60

70

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100

110

120

130

140P

eset

as/

dia

19

40

=1

00

emigrantes salario real agrícola

223

La autarquía que impuso el régimen franquista entre 1939 y

1959, significó un deterioro del nivel de vida de todos los canarios,

pues, entre otras cuestiones, se produjo una pérdida importante de

capacidad de compra, que hizo especial mella en las clases sociales

menos pudientes (cfr gráfico 7.3). Este retroceso socioeconómico que

vivió el Archipiélago, al menos hasta la finalización de la Segunda

Guerra Mundial, implicó el comienzo de una nueva etapa de emigración

masiva, dirigida mayoritariamente hacia Venezuela, si bien éste no fue

el único destino, pues otras zonas tradicionalmente receptoras, como

Cuba y Uruguay, así como otras nuevas, localizadas en algunos países

europeos o África, fueron también foco de atracción para la diáspora

isleña.

Hasta 1952, las restricciones impuestas por el franquismo a la

emigración generaron una de las páginas más penosas de nuestra

historia migratoria, la llamada época de los barcos fantasmas. Los

emigrantes canarios se trasladaban de forma clandestina a bordo de

barcos pesqueros a vela. Entre 1948 y 1952 se calcula que por esta vía

salieron unas 8.000 personas. El dramatismo de estas travesías queda

de manifiesto si tenemos en cuenta que estas embarcaciones, con una

capacidad para medio centenar de personas, llegaron a transportar casi

trescientas. Normalizada la situación, las salidas se incrementaron,

siendo el principal destino Venezuela, de manera que hasta finales de

los años cincuenta entraron en ese país latinoamericano unos 60.000

canarios.

En los años sesenta, Canarias conoció un cambio sustancial en

su estructura productiva, caracterizado por la pérdida de peso relativo

de la agricultura a favor de los servicios, al amparo del desarrollo

turístico. Sin embargo, el espectacular crecimiento económico que se

produjo no fue capaz de absorber los excedentes laborales generados

por la transformación que se estaba operando en el seno de la economía

isleña.

224

GRÁFICO 7.4 Estructura socioprofesional de los emigrantes canarios

en Venezuela, 1952-1956 (Porcentaje)

Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1992).

Mientras por el lado americano, Venezuela continuaba siendo el

nuevo El Dorado, gracias a su crecimiento económico impulsado por las

exportaciones petrolíferas. Más aun, en ese momento se inicia un

proceso de reconstrucción familiar por parte de los que emigraron en

los años precedentes, de ahí que las mujeres pasaran a representar el

60 por ciento de los emigrantes. La contribución de los canarios a la

modernización venezolana fue decisiva, sobre todo en el ámbito rural.

Esto no debe extrañar, pues fue una constante en la corriente

migratoria isleña, dado el origen de la mayoría de los emigrantes. Pero

no fueron sólo agricultores en las áreas de destino, también jugaron un

papel en la industria, el comercio y el sector financiero (cfr. gráfico 7.4).

A partir de los años setenta, cambió de nuevo el signo del balance

migratorio del Archipiélago. Canarias ha dejado de ser de ser una región

emisora para convertirse en un territorio de acogida, o, cuando menos,

de tránsito hacia la Unión Europea. Y es que Europa se ha convertido

en “la tierra prometida” para muchos ciudadanos de África,

0

10

20

30

40

50

60

70

80

90

Jornalero Agricultor Industria Comercio Otras

225

Latinoamérica y Oriente Próximo, gracias al crecimiento económico y el

desarrollo del estado del bienestar. En ese proceso, las Islas

desempeñan la función de ser una de las principales puertas de acceso,

sobre todo para los que proceden de las dos primeras zonas

reseñadas133.

GRÁFICO 7.5 Origen geográfico de los inmigrantes residentes en Canarias, 2010

(Porcentaje)

Fuente: Padrón de Habitantes, 2010 (INE).

Los datos más recientes, correspondientes al Padrón de

Habitantes de 1 de enero de 2010, señalan que hay algo más 2,1

millones de habitantes en las Islas. De ellos, unos 555.000 proceden del

exterior. Su distribución geográfica pone de manifiesto el protagonismo

de aquéllos que proceden del resto de España, seguidos de los

ciudadanos que llegan desde países de la Unión Europea, destacando

alemanes, británicos e italianos como colonias más abundantes (cfr.

gráfico 7.5). En el ámbito extracomunitario, desde América han llegado

unas 81.000 personas, siendo Colombia el principal país que aporta

133 Sobre la inmigración reciente de extranjeros en Canarias, véase DÍAZ

RODRÍGUEZ, C. y DELGADO ACOSTA, C.R. (2005); DOMÍNGUEZ MÚJICA, J. (1995 y 2006); GODENAU, D. y ZAPATA HERNÁNDEZ, V.M. (2005); MARTÍN RUIZ, J.F. (2004) y ZAPATA HERNÁNDEZ, V. (2002a y b).

0

10

20

30

40

50

África América Asia España Europa Oceanía

226

inmigrantes, seguido de Argentina, Venezuela y Cuba. Los de

procedencia africana ocuparían la siguiente posición en el ranking,

siendo los originarios de Marruecos, Mauritania y Senegal los más

numerosos. Finalmente, los chinos e hindúes suponen las comunidades

más importantes de aquellos inmigrantes que vienen desde el

continente asiático.

Este diagnóstico de la situación actual no puede quedar huérfano

sin la incorporación de alguna referencia a nuestros paisanos que

continúan en el exterior. Según el Censo Electoral de Residentes

Ausente (CERA), cerrado al 1 de diciembre de 2010, había 97.902

canarios en el extranjero mayores de edad. De ellos, 52.336 en

Venezuela y 26.425 en Cuba. Probablemente esta cifra esté muy

infravalorada, pues este censo se refiere a los mayores de edad con

derecho a voto, y, hasta hace poco tiempo, los censos electorales de los

residentes españoles en el extranjero estaban adulterados por

numerosas irregularidades, según reconoce el propio Ministerio de

Asuntos Exteriores español134.

Pero ésta es la foto final. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? El

gráfico 7.6 resulta muy ilustrativo, pues nos proporciona las variaciones

residenciales de los inmigrantes desde 1988. En la evolución que aquí

se expresa, se observa con claridad el cambio que se produce desde

1997, cuando comienza el descenso de la llegada de inmigrantes

procedentes del resto de España, que son sustituidos por los que

proceden del extranjero. Los resultados globales hasta 2009 indican que

se ha producido la llegada de algo más de 385.000 extranjeros,

mientras que las salidas han sido de apenas 72.000. Por su parte, los

inmigrantes procedentes del resto de España fueron unos 315.000,

134 En su intervención en el IV Pleno del IV Mandato del Consejo General de la Emigración, celebrado en Santa Cruz de Tenerife entre el 26 y el 28 de abril de 2006, y al que asistimos en calidad de observadores de la Viceconsejería de Emigración del Gobierno de Canarias, el Subsecretario de Asuntos Exteriores y de Cooperación reconocía que en años anteriores el Censo de Electores Residentes Ausentes (CERA) mostraba numerosas deficiencias que, sin embrago, se han ido depurando con el paso de los años, aunque sin poder garantizar una exactitud plena a día de hoy. Dicha información es elaborada por la Oficina del Censo Electoral.

227

mientras que los que se han marchado de las Islas han sido unos

222.000.

GRÁFICO 7.6 Inmigración neta en Canarias, 1988-2009

(Miles de personas)

Fuente: Estadística de Variaciones Residenciales (INE)

GRÁFICO 7.7 Movimiento migratorio de canarios, 1988-2008

(Número de personas)

Fuente: Estadística de Variaciones Residenciales (INE)

-5

0

5

10

15

20

25

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35

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1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008

Extranjeros

Peninsulares

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2.000

3.000

4.000

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1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008

Salidas

Retornos

228

Aunque no alcanza las cifras de periodos históricos anteriores, los

canarios han seguido manteniendo un cierto flujo migratorio (cfr.

gráfico 7.7). Así, desde finales de la década de 1980 hasta la actualidad,

habrían salido casi 47.000 isleños hacia otras comunidades autónomas,

regresando en el mismo periodo, y desde el resto de España, unos

26.000 canarios. Con respecto al extranjero, la información de las

salidas sólo está disponible desde 2002, con una media anual cercana a

los 700 individuos, que en su mayoría han salido por estudios, para

colaborar en actividades de cooperación internacional o por razones

profesionales. Sí se dispone de información de los emigrantes

retornados desde el extranjero, que suman para todo el periodo

estudiado unos 18.000 isleños, que han regresado para fijar su

residencia en su tierra natal.

2. Canarios en África

La participación de los canarios en las relaciones económicas con

África no se ciñe sólo a las funciones que se realizaban desde las Islas,

sino que han tenido una importante presencia en ese continente, sobre

todo en las colonias españolas. Este proceso se vio incentivado por

varios factores, como la proximidad geográfica, también a una

legislación que favoreció en determinados momentos la emigración de

los canarios y, sobre todo, a los incentivos salariales. Ahora bien, por el

momento es difícil precisar con rigurosidad cuántos fueron los isleños

que decidieron emigrar hacia esos territorios. Recopilando las cifras y

opiniones vertidas en diversos estudios, podemos aproximarnos a esta

cuestión, pero las conclusiones que se derivan de ello no han de ser

tomadas por definitivas.

229

En el caso del Sáhara, hay que señalar que, desde los inicios de

su colonización a finales del siglo XIX, los oriundos de las Islas

desempeñaron una función importante en su poblamiento. No sólo nos

referimos al personal militar, en el que los canarios suponían una

proporción significativa, especialmente en el contingente de tropa, sino

también a la población civil. Así, en 1899, la veintena de empleados que

tenía la factoría que la empresa Transatlántica había instalado en Villa

Cisneros, eran isleños, tal y como ocurrió con otras dos establecidas en

La Güera durante la década de 1920135. A esto hemos de añadir los

pescadores del Archipiélago, que, en un número elevado, que oscilaría

entre 1.800 y 6.000, residía de manera temporal en esas localidades,

sobre todo durante la zafra de la corvina136.

No obstante, habrá que esperar a la finalización de la Guerra Civil

para que esta colonia comenzara a tener una mayor dimensión

económica, a partir de la ocupación efectiva del territorio. Durante la

década de los años cuarenta y cincuenta, la inmensa mayoría de los

colonos establecidos en el Sáhara procedían, al parecer, de las Islas137.

Su número se habría incrementado, por tanto, de 252 en 1940 a 5.304

en 1960 (cfr. gráfico 7.8). Muchos de ellos fueron a trabajar en la

construcción de los acuartelamientos, almacenes, viviendas e

infraestructuras de las principales localidades, como El Aaiún, La

Güera, Villa Bens, Tantán o Villa Cisneros. Su reclutamiento no debió

de ser muy complicado, ya que los salarios eran muy atractivos –un

oficial cobraba unas 29 pesetas en el Sáhara y 14 en España, mientras

que un peón tenía unas remuneraciones de 20 y 6 pesetas,

respectivamente138. Además, se contaba con el apoyo gubernativo, como

pone de manifiesto la Orden de Presidencia de Gobierno de 28 de enero

de 1943, que establecía:

135 MARTÍN CORRALES, E. (2010: 204 y 227). 136 MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (2010: 98) y PORTILLO, J. (1991: 535). 137 MARTÍN CORRALES, E. (2010: 212-213) y MEANA PALACIO, J.M. (2006). 138 MEANA PALACIO, J.M. (2006).

230

Esta Presidencia de Gobierno –Dirección General de Marruecos y

Colonias–, por resolución de esta fecha, se ha servido autorizar al

Gobernador Político-Militar de los territorios de Ifni y del Sáhara

español para que pueda conceder directamente la entrada y

permanencia en dichos territorios del personal civil que procedente

de Canarias, sea contratado para ejercer trabajos auxiliares,

siéndoles exigibles únicamente a éste el certificado de no padecer

lesiones tuberculosas.139

GRÁFICO 7.8 Población europea en el Sáhara, 1940-1974

(Número de personas)

Fuente: MARTIN CORRALES, E. (2010) e Instituto Nacional de Estadística.

A partir de los últimos años de la década de 1950, el inicio de los

trabajos para la búsqueda de recursos naturales que pudieran ser

objeto de explotación económica, diversificó la procedencia de la

población inmigrante, con la llegada de importantes contingentes desde

el resto de España y del extranjero. Estos últimos, vinculados a las

compañías estadounidenses y europeas que recibieron licencias para

hacer prospecciones petrolíferas a lo largo de la costa saharaui. Los

139 Citado por MARTÍN CORRALES, E. (2010: 213).

0

3.000

6.000

9.000

12.000

15.000

18.000

21.000

1940 1946 1950 1955 1960 1964 1970 1974

231

españoles vinieron con las petroleras nacionales y el Instituto Nacional

de Industria, a través de la empresa ADARO, sustituida por ENMINSA

en 1962. Esta última, a su vez, sería finalmente renombrada como

FOSBUCRAA en 1969, cuando la opción de los fosfatos se demostró

como la más lucrativa.

En cualquier caso, la colectividad isleña, aunque ya no era la

única, se mantuvo como la más importante entre los inmigrantes

llegados a esos territorios. Así, de los 9.395 residentes no nativos

existentes en 1967, 3.317 procedían del Archipiélago140, es decir, que

su representación se elevaría al 35,3 por ciento. Esta proporción,

incluso se incrementaría en los años sucesivos, pues habría unos

10.000 canarios en el Aaiún a mediados de los setenta141, es decir algo

más de las dos terceras partes del total de la población de origen

europeo en ese momento. Para el conjunto del territorio, esa cifra se

eleva hasta los 15.000, atendiendo al número de los repatriados en la

“Operación Golondrina” durante la retirada española, lo que aumenta

su participación a las tres cuartas partes142. Incluso, después de la

descolonización, la presencia insular continuó siendo importante, ya

que de los casi dos centenares de españoles inscritos en el censo

electoral de residentes ausentes de 1978 correspondiente al Sáhara

occidental, el 52,3 por ciento eran de las Islas143.

Este repunte de la presencia isleña estaría vinculado a la

intensificación de la actividad pesquera, ya que el número de

pescadores del Archipiélago aumentó hasta 9.103144. También la

contratación de personal por parte de FOSBUCRA, que, en 1970, tenía

una plantilla de 430 trabajadores, unos 250 de ellos contratados en

Canarias145. Con posterioridad, los puestos de trabajo de esta empresa

se habían elevado a 2.300, que, descontando a los 750 empleados

140 GONZÁLVEZ PÉREZ, V. (1994: 48). 141 ALGUERÓ CUERVO, J.I. (2003: 246). 142 ANDRÉU MEDIERO, B. (2008: 66). 143 GONZÁLVEZ PÉREZ, V. (1994: 94). 144 MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (2010: 98). 145 MEANA PALACIO, J.M. (2008: 125)

232

nativos, el resto eran en su mayoría canarios146. De nuevo, los elevados

salarios que se ofrecían en la colonia resultaron un importante atractivo

para los inmigrantes. Valga como ejemplo, el hecho de que un

mecánico, que cobraba unas 2.400 pesetas al mes en las Islas, llegó a

ganar 20.000 en el Sáhara147. Además de estos dos colectivos de

trabajadores y de los militares, encontramos a los isleños trabajando

como funcionarios, albañiles o transportistas. También hubo algunos

que se dedicaron al comercio, abriendo establecimientos propios o como

representantes de casas radicadas en el Archipiélago, tal y como

indicamos en el capítulo 5.

En el caso de Sidi-Ifni, aunque la información es más escasa,

también la presencia insular fue, aparentemente, notable. De los

expedientes de repatriación tras la cesión del territorio a Marruecos en

1969, se deduce que las familias canarias representaban una cuarta

parte del total de las existentes en ese momento. Entre las profesiones

destacan las de camareros, médicos, docentes, carpinteros,

funcionarios y empresarios. En ese último caso, los originarios de las

Islas representarían el 54,5 por ciento de los mismos, siendo

propietarios de bares, pequeñas tiendas, taxistas, camioneros y

comerciantes148.

En Guinea Ecuatorial, la población procedente de Canarias,

alrededor de medio centenar, suponía tan sólo el 8 por ciento de la que

había venido del conjunto de España en 1942149. Sin embargo, los 213

que figuraban como residentes allí en 1950, elevan esa proporción al

14,7 por ciento, siendo la cuarta comunidad más numerosa por detrás

de los gallegos, catalanes y madrileños150. De nuevo, sus principales

ocupaciones estuvieron relacionadas con la administración pública, las

actividades mercantiles, la construcción y, además, la agricultura,

146 MARTÍN CORRALES, E. (2010: 219) 147 ANDRÉU MEDIERO, B. (2007). 148 GONZÁLVEZ PÉREZ, V. (1994: 60-61). 149 Censo de población de Guinea Ecuatorial de 1942. 150 GONZÁLVEZ PÉREZ, V. (1994: 63).

233

donde desempeñaron tareas como capataces o encargados de las

explotaciones151. Incluso fueron propietarios de algunas haciendas,

cuyos nombres no dejan lugar a dudas, como la de “El Pino” dedicada al

cacao, o la de “El guanche” destinada a la producción de café152.

Pero el asentamiento de canarios en África durante el periodo

contemporáneo no se circunscribió sólo a las posesiones españolas en

ese continente. Constituyeron una importante comunidad en

Mauritania, concretamente en Port Etiene –actual Nouadhibou153. Su

presencia en la Bahía del Galgo se remonta incluso a etapas anteriores

a la colonización francesa de este territorio. Esta colonización comenzó

con el establecimiento de un puesto militar en 1907, en el que algunos

isleños fueron contratados para su construcción. Además, no eran

pocos los pescadores del Archipiélago que pernoctaban durante

semanas en sus alrededores, llegando a un área determinada que, en el

futuro, conformaría los barrios de La Charca y de La Puntilla.

Sin lugar a dudas, la apertura de una factoría para la salazón,

por parte de la Société Industrielle de la Grande Pêche en 1919,

intensificó el flujo inmigratorio procedente de las Islas, pues se aumentó

la nómina de embarcaciones pesqueras que hacían negocios en este

puerto. Además, la plantilla de la compañía, compuesta por 93

empleados, contaba entre sus filas con una veintena de insulares. La

actividad desarrollada por la fábrica francesa no paró de crecer hasta la

Guerra Civil española, y con ella el número de canarios que arribaban a

ese enclave, habiendo uno 800 pescadores en ese momento.

Durante el conflicto hispano y la Segunda Guerra Mundial

aumentó esta corriente, pues ahora habría que añadir al sector

pesquero los que recalaban desde Canarias como exiliados políticos que

huían de la represión franquista, aunque también hubo un

considerable grupo de pescadores que pidieron asilo para evitar ser

151 SANTANA PÉREZ, G. (2008). 152 Anuario de Canarias, África Occidental y Guinea Española, 1951-1952. 153 Para el desarrollo de esta cuestión hemos seguido el texto de LÓPEZ

BARGADOS, A. (2010).

234

llamados a filas. Las estimaciones existentes situaban en unos 340 los

refugiados políticos a la altura de 1937, y hasta 1949 se siguieron

presentando solicitudes en este sentido a las autoridades de la ciudad.

La comunidad canaria debió alcanzar una importante dimensión,

pues, en la década de 1940, una tercera parte de los niños

matriculados en la escuela de Port Etienne eran hijos de isleños.

Importancia que se mantuvo con la llegada de la independencia del

territorio, ya que en 1978 se calculaba que los residentes oriundos del

Archipiélago en Nouadhibou eran unos 380. A partir de entonces

comienza su declive, como consecuencia de la confluencia de varios

factores –guerra con el Frente Polisario, salida del franco CFA y cierre

de fronteras–, que sumieron al país en una profunda crisis económica.

También Senegal, y más concretamente Dakar, se convirtió en un

punto de llegada para los expatriados republicanos que venían desde

Canarias. El caso más llamativo es el de unos 152 que llegaron de una

sola vez en marzo de 1937. Se trataba de 23 presos políticos canarios

que habían sido confinados en Villa Cisneros, un centenar de militares,

que suponían una buena parte de la guarnición de esa localidad y una

treintena de marineros del buque Viera y Clavijo, que fue tomado por

los fugados para dirigirse al puerto senegalés.

A ellos habría que añadir otros 200 anarquistas, que en pequeñas

embarcaciones fueron saliendo desde el Archipiélago hacia las costas de

las colonias francesas en el África occidental, muchos de los cuales se

dirigieron, con posterioridad, hacia la Península para incorporarse a las

filas del ejército republicano154. A Senegal y Mauritania también

emigraron otros canarios por motivaciones socioeconómicas, sobre todo

relacionadas con la pesca y el comercio. Estos también fueron los

determinantes que impulsaron a algunos isleños y libaneses residentes

en el Archipiélago, a salir del mismo con destino a Sierra Leona, Liberia,

Nigeria, Sudáfrica o Namibia155

154 MILLARES CANTERO, S. (2008). 155 SANTANA PÉREZ, G. y LÓPEZ, E. (2009).

235

GRÁFICO 7.9 Censo de canarios residentes en África, 1999-2010

(Número de personas)

Fuente: Censo Electoral de Residentes Ausente (CERA).

En la actualidad, la presencia de canarios en África, según el

Censo Electoral de Residentes Ausentes a 1 de diciembre de 2010, se

elevaría a unos 411. Ahora bien, tal y como señalamos más arriba, se

trataría de un mínimo, pues, como es obvio, este registro sólo incluye a

los mayores de edad con derecho a voto. A pesar de sus carencias, esta

fuente nos permite, al menos, aproximarnos a la evolución de la

emigración isleña hacia ese destino en los últimos doce años (cfr.

gráfico 7.9). En ese intervalo temporal, se habría casi duplicado el

número de naturales del Archipiélago que se han instalado allí, pues

éste ascendía a unos 239 en 1999. Este crecimiento se habría

producido sobre todo a partir de 2007, ya que hasta ese momento las

cifras se mantuvieron más o menos estables. En cualquier caso, su

relevancia dentro de la diáspora canaria es muy pequeña, pues apenas

suponen el 0,5 por ciento de los que residen en el extranjero a finales de

2010.

Estos cuatro centenares de canarios residentes en el continente

africano, se distribuyen en treinta y tres países, si bien la mayoría se

0

50

100

150

200

250

300

350

400

450

1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

236

concentran en cuatro de ellos –Guinea Ecuatorial, Marruecos,

Mauritania y Senegal–, que suponen algo más de las dos terceras partes

del total (cfr. gráfico 7.10). Destaca sobremanera la cifra de isleños

presentes en el reino alauita, ya que ellos solos representan la mitad de

los instalados en ese cuatrienio. Los tres países restantes presentan

unas proporciones muy similares, en torno al 10 por ciento cada uno de

ellos. Esta preponderancia se debe, en gran medida, a los estrechos

vínculos económicos, sobre todo en materia pesquera y comercial, que

el Archipiélago tiene con ellos. Por esta misma razón, sorprende la

escasa presencia de naturales de Canarias en Cabo Verde, Argelia,

Costa de Marfil, Egipto o Sudáfrica, que son otras de las naciones que

tienen cierta importancia dentro del flujo migratorio de las Islas hacía

África, aunque muy lejos de los porcentajes que se obtienen para los

anteriores.

GRÁFICO 7.10 Principales países africanos donde residen los canarios, 2010

(Porcentaje)

Fuente: Censo Electoral de Residentes Ausente (CERA) a 1 de diciembre de 2010.

0

5

10

15

20

25

30

35

40

Argelia C. Marfil Egipto Guinea Ec. Marruecos Mauritania Senegal Sudáfrica

237

3. La inmigración africana reciente

Centrándonos ahora en el caso que nos ocupa, es decir, el de los

inmigrantes procedentes del continente africano, a 1 de enero de 2010

había registrados en España 1.059.369 ciudadanos de esa procedencia,

que suponían el 18,43 por ciento del total de extranjeros censados. Por

tanto, no es de las áreas geográficas dominantes desde las que llegan

los inmigrantes, pues éstas serían la Unión Europea y América Latina.

No obstante, este dato sí es significativo para su propia zona de origen,

pues la comunidad africana establecida en España se ha convertido en

una de las más relevantes de su diáspora hacia Europa. No en vano, de

los casi 3,2 millones de africanos que han llegado a la Unión Europea

entre 1985 y 2007, algo más de la cuarta parte está en España156.

La mayoría de ellos han llegado a nuestro país en los primeros

años del siglo XXI, pues entre 1988 y 1999 entraron un total

aproximado de 73.500, mientras que en el decenio siguiente esa cifra se

ha multiplicado por 10. Ese incremento se concentró sobre todo entre

los años 2004 y 2008, que aglutinaron dos terceras partes del mismo

(cfr. gráfico 7.11)157. Esta intensificación se explicaría por el deterioro

del nivel de vida que sufren buena parte de los países de los que son

originarios, así como la necesidad de fuerza de trabajo que existía en los

receptores durante ese periodo de bonanza económica en Europa.

También, la ausencia de una política inmigratoria común y los vaivenes

que sufría la legislación nacional en la materia favorecieron las llegadas.

De hecho, cuando la actual crisis económica comenzó a arreciar, se ha

producido un descenso drástico en este flujo de mano obra,

coincidiendo con un endurecimiento del marco regulatorio de los

mismos y la implementación de ciertas medidas coercitivas en el seno

de la Unión Europea, como el programa FRONTEX.

156 Según las cifras de Eurostat. 157 El flujo migratorio se mide aquí a través de la Estadística de Variaciones

Residenciales elaborada por el Instituto Nacional de Estadística.

238

GRÁFICO 7.11 Flujo migratorio de África hacia España

(Miles de personas)

Fuente: Instituto Nacional de Estadística.

CUADRO 7.1 Principales países de origen de los residentes africanos en España a 1 de enero de 2010

Nº de inmigrantes Porcentaje

Argelia 58.743 5,55

Gambia 22.168 2,09

Mali 24.228 2,29

Marruecos 754.080 71,18

Nigeria 44.176 4,17

Senegal 61.970 5,85

Otros 94.004 8,87

Total 1.059.369 100,00

Fuente: Padrón Municipal de Habitantes, 2010.

Si nos centramos en el análisis de los países de procedencia de

los inmigrantes africanos llegados a España, podemos destacar que, de

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40

60

80

100

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1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008

239

los 54 estados que existen en aquel continente, los nacionales de tan

solo media docena de ellos congregan a más del 90 por ciento (cfr.

cuadro 7.1). Sobresale de forma holgada la contribución de los

marroquíes, que suponen casi las tres cuartas partes de ese flujo

migratorio. Esta circunstancia debe ser como consecuencia de los lazos

históricos que han unido ambas orillas del Mediterráneo, ya que la

presencia de súbditos del reino alauita se remonta a etapas anteriores

del periodo aquí analizado. Los otros cinco países se sitúan en unas

proporciones bastante más alejadas y responderían más al fenómeno

migratorio que ha ocurrido en la última década, cuando España se

convirtió en una tierra de promisión o al menos de puerta de entrada al

resto de la Unión Europea.

En cuanto a la distribución regional del colectivo de africanos

residentes actualmente en España, buena parte de ellos se han

asentado en las comunidades más ricas –Cataluña y Madrid–, así como

en aquéllas donde la agricultura intensiva sigue teniendo una cierta

importancia, como Andalucía, y las del litoral levantino. Estas cinco

comunidades autónomas acogen a casi las tres cuartas partes del total

(cfr. cuadro 7.2). Más aun, si calculamos su importancia relativa sobre

la población de hecho de cada una de las regiones españolas, el primer

puesto lo ocupan las dos ciudades autónomas norteafricanas, por

razones obvias, dada su pequeña dimensión demográfica y su cercanía

a los países emisores. Les sigue Cataluña, debido a que esa comunidad

acapara, ella sola, una cuarta parte de los ciudadanos africanos

afincados en el país. Algo más alejadas estarían Baleares y La Rioja, en

las que los elevados valores de esta ratio se explican, probablemente,

por el reducido tamaño de sus respectivas poblaciones.

240

CUADRO 7.2 Distribución regional de los residentes africanos en España

a 1 de enero de 2010

Nº de africanos Porcentaje Densidad

Andalucía 148.958 14,06 17,79

Aragón 37.100 3,50 27,54

Asturias 5.190 0,49 4,79

Baleares 35.843 3,38 32,41

Canarias 31.498 2,97 14,87

Cantabria 3.602 0,34 6,08

Castilla y León 25.651 2,42 10,02

Castilla-La Mancha 41.795 3,95 19,92

Cataluña 315.007 29,74 41,93

Ceuta y Melilla 10.542 1,00 67,31

Comunidad de Madrid 126.681 11,96 19,61

Comunidad Valenciana 119.084 11,24 23,30

Extremadura 9.373 0,88 8,47

Galicia 11.588 1,09 4,14

La Rioja 11.024 1,04 34,19

Navarra 16.746 1,58 26,29

País Vasco 29.191 2,76 13,40

Región de Murcia 80.496 7,60 55,06

Total 1.059.369 100,00 22,53

Nota: La densidad mide el número de inmigrantes por cada mil habitantes

de hecho de cada región. Fuente: Padrón Municipal de Habitantes, 2010.

Por tanto, Canarias no ocupa un lugar destacado, pues es la

novena comunidad autónoma en acogida de inmigrantes procedentes de

del continente africano, con 31.498 personas, es decir, casi el 3 por

ciento del total de residentes de ese origen registrados en España a 31

de diciembre de 2010. Y es la undécima si consideramos su importancia

relativa en la población existente en el lugar de acogida, con una ratio

de unos 15 ciudadanos africanos por cada mil empadronados en el

241

Archipiélago. Más aun, la comunidad africana constituye en la

actualidad la tercera de las colectividades de extranjeros existentes en

las Islas, por detrás, al igual que nivel nacional, de los europeos y los

latinoamericanos, pero con una mayor distancia, pues en Canarias

apenas llega a representar una décima parte del censo de extranjeros

(cfr. cuadro 7.3).

CUADRO 7.3 Distribución geográfica de los residentes extranjeros

en Canarias a 1 de diciembre de 2010

Nº de inmigrantes Porcentaje

África 31.128 10,18

América 81.235 26,58

Asia 15.318 5,01

Europa 177.844 58,18

Oceanía 72 0,02

Apátridas 64 0,02

Total 305.661 100,00

Fuente: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales

En cuanto a la evolución del flujo migratorio que, procedente de

África, ha llegado a Canarias, éste se ha intensificado a partir del

cambio de siglo, con un promedio anual desde entonces de casi 4.000

inmigrantes, multiplicando por más de siete las cifras de los años

anteriores. El deterioro del nivel de vida en los países de origen y la

escasez de expectativas de progreso personal y profesional, serían las

principales causas que estarían detrás de este proceso. Un proceso que

se enmarca en una dimensión geográfica más amplia, pues el destino

final de muchas de estas personas no era, inicialmente, el Archipiélago

sino el continente europeo158. En el último año de la serie analizada, el

volumen de esta corriente migratoria se habría reducido de forma

158 Sobre la inmigración africana al Archipiélago resultan interesantes, entre otros, los trabajos de DÍAZ HERNÁNDEZ, A.M. (2006); GODENAU, D. y ZAPATA HERNANDEZ, A.M. (2007) y OBSERVATORIO DE LA INMIGRACIÓN DE TENERIFE (2010)

242

considerable (cfr. gráfico 7.12). En total, el número de inmigrantes

africanos fue de 46.061 personas entre 1988 y 2009, lo que supone el

10,7 por ciento del total de extranjeros llegados a las Islas en ese mismo

periodo, si bien en los dos últimos años casi se ha duplicado esa

proporción. Nos referimos aquí en exclusiva a los extranjeros que han

llegado con la finalidad de trabajar o fijar su residencia159, es decir,

estamos excluyendo de este cómputo a los turistas, ya que de lo

contrario la información estaría distorsionada, al ser el Archipiélago

una de las zonas con mayor atractivo en España para aquéllos que la

eligen como lugar donde pasar sus vacaciones. Asimismo,

representaron el 5,4 por ciento de los inmigrantes africanos llegados a

España en el mismo intervalo temporal, cuyo número ascendió a

856.749.

GRÁFICO 7.12 Nº de inmigrantes africanos llegados a Canarias

Fuente: Instituto Canario de Estadística

159 Los datos han sido recabados del ISTAC (Instituto de Estadística de

Canarias), si bien este organismo utiliza como fuente primaria la Estadística de Variaciones de Residenciales que, como ya se señaló, elabora el Instituto Nacional de Estadística.

0

500

1.000

1.500

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2.500

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4.500

5.000

1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008

243

La distribución por países de esta corriente inmigratoria

procedente de África, muestra que la mayoría han venido desde el

Magreb, ya que los que tienen este origen suponen más de las tres

cuartas partes del total (cfr. gráfico 7.13). De los estados que componen

esta zona septentrional del continente, Marruecos es el primer emisor,

pues desde él partieron más de la mitad de los africanos llegados al

Archipiélago entre 1988 y 2009. Otro emisor importante en esta área es

Mauritania, que aportó el 12,4 por ciento de este flujo migratorio. No

obstante, en los últimos años ha ido incrementándose la importancia

relativa que tiene la emigración hacia las Islas desde la parte

subsahariana, ya que, desde 2007, ha pasado a significar casi un tercio

del total. En esta región destaca sobre todo la arribada de nacionales de

Senegal y en menor medida de Nigeria. El resto de países ocuparía una

posición marginal en esta clasificación.

GRÁFICO 7.13 Principales países africanos emisores de emigrantes

hacia Canarias, 1988-2009 (Porcentaje sobre inmigración africana)

Fuente: Instituto Canario de Estadística.

0

10

20

30

40

50

60

Argelia Guinea Ec. G. Bissau Marruecos Mauritania Nigeria Senegal

244

4. Un estudio específico: Menores Africanos No

Acompañados

Según la Resolución del Consejo de Europa, de 26 de junio de

1997, se define a los menores extranjeros no acompañados (MENA)

como “niños y adolescentes menores de 18 años, nacionales de terceros

países, que se encuentran en el país receptor sin la protección de un

familiar o del adulto responsable que habitualmente se hace cargo de su

cuidado, ya sea legalmente o con arreglo a los usos y costumbres”.

Son menores de edad, es decir, tienen menos de 18 años (la

mayoría tiene entre 15 y 17 años), no acompañados. Llegan a Canarias,

sin sus padres, sin familia. Es un claro ejemplo de situación de

desamparo. Por lo tanto, han de ser protegidos. Según la Ley del Menor,

desde 1997, el Gobierno de Canarias, a través de la Dirección General

de Protección del Menor y de la Familia (DGPMF), es responsable de su

tutela, al igual que con el resto de menores en situación de desamparo.

Siguiendo con la Ley, los Cabildos se encargan principalmente de la

ejecución de las medidas y los Ayuntamientos de la prevención.

El Plan Integral del Menor (1999) creó dos Centros de Acogida de

Menores Extranjeros (CAME), uno en Gran Canaria y otro en Tenerife.

Entonces había 40 MENA, y se pensaba que el fenómeno se mantendría

así. Sin embargo, al año siguiente había 312 niños y 1.072 en 2008.

Ciertamente, la tendencia ha sido decreciente a partir de entonces, pero

todavía hay 761 bajo la tutela de la Comunidad Autónoma (cfr. gráfico

7.14)160.

160 Para profundizar más en este tema, BARROSO RIBAL, C.; CARNERO

LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2009)

245

GRÁFICO 7.14 Evolución de los Menores Extranjeros No Acompañados en Canarias

(Nº de niños bajo la tutela del Gobierno de Canarias)

Fuente: Dirección General de Protección al Menor y a la Familia del Gobierno de Canarias.

CUADRO 7.4 Menores Extranjeros No Acompañados en C.A.M.E. de Canarias, 2010

Isla

Cantidad acordada

% Acuerdo

Número de MENA

% MENA en CAME

Gran Canaria 82 32,8 82 28,2

Tenerife 75 29,8 75 36,1

Lanzarote 27 10,9 28 11,8

Fuerteventura 24 9,6 17 8,2

La Palma 22 8,9 21 8,6

La Gomera 16 6,3 14 5,4

El Hierro 4 1,7 5 1,8

Total Canarias 250 100,0 237 100,0

Fuente: Dirección General de Protección al Menor y a la Familia del

Gobierno de Canarias.

En los centros dependientes de los cabildos insulares se

encontraban acogidos en 2010 unos 237 menores extranjeros, en

cumplimiento de los acuerdos suscritos entre el Gobierno de Canarias y

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200

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600

800

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1.200

1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010

246

las instituciones insulares (cfr. cuadro 7.4). Pero, en 2008, esa cifra

alcanzó su máximo con 280 acogimientos. Ante la saturación que

presentaban los CAME dependientes de los Cabildos desde mediados de

la presenta década, el Gobierno de Canarias se vio obligado a poner en

marcha recursos propios adicionales para atender la creciente llegada

de MENA a las Islas. En 2010 existían aun 6 de esos centros, que se

denominaron Dispositivo Especial de Atención de Menores Extranjeros

No Acompañados de Canarias (DEAMENAC), cuatro de ellos en Tenerife

y los otros dos en Gran Canaria. En ellos se albergan 276 menores en la

actualidad, aunque llegaron a tener hasta casi 700 en los momentos

álgidos de esta modalidad de inmigración infantil. En cualquier caso,

estas cifras superan la capacidad pactada con los Cabildos, lo que pone

de manifiesto el desbordamiento que ha supuesto este fenómeno

migratorio para las instituciones públicas encargadas de su acogimiento

en el Archipiélago (cfr. cuadro 7.5).

CUADRO 7.5 Menores Extranjeros No Acompañados bajo la tutela del

Gobierno de Canarias en 2010

Dispositivo Nº de MENA Porcentaje

C.A.M.E. 237 31,14

DEAMENAC 276 36,27

En Península 248 32,59

Total 761 100,00

Fuente: Dirección General de Protección al Menor y a la Familia

del Gobierno de Canarias.

Es en este contexto, cuando las autoridades insulares reclaman la

colaboración del Gobierno Central y solicitan que el caso de los MENA

sea abordado como una cuestión de Estado. Por lo tanto, se estaba

pidiendo que se hiciera una excepción en materia competencial, pues la

Constitución atribuye la protección a los menores a las comunidades

autónomas en exclusiva. Pero, dada la doble condición de los MENA,

247

pues, como señalamos, son al mismo tiempo menores en situación de

desamparo e inmigrantes irregulares, en la práctica se solicitaba que el

Gobierno Central se encargara de la redistribución de los MENA por

todo el territorio nacional y contribuyera a sufragar los gastos que ello

conllevaba. A cambio, el Gobierno de Canarias se comprometía a

mantener bajo su tutela a los menores afectados por los traslados.

No se logró un acuerdo claro en esta materia, si bien el Gobierno

Central se comprometió a solicitar la colaboración de otras

Comunidades Autónomas, mientras que el Gobierno de Canarias

señalaba que se había establecido un cupo para el Archipiélago de 300

menores, una cifra acorde con los recursos disponibles en las Islas. El

resultado para el último trimestre de 2006 fue el traslado a la Península

de unos 231 niños, lo que sólo implicaba un 27 por ciento del total, y se

quedaba muy lejos de las expectativas de las autoridades canarias, si

tenemos en cuenta el incremento del número de menores que se

produjo en el año siguiente. El proceso de redistribución llevado a cabo

por el Gobierno Central se vio interrumpido en 2007, dando lugar a un

agrio debate durante las dos últimas campañas electorales. En la

actualidad, el Gobierno de Canarias ha suscrito convenios de

colaboración con algunas ONG para trasladar a un número

indeterminado de menores a otras zonas del territorio nacional, que

hasta el momento, ha llegado a concretarse en el envío de 248 MENA al

resto del territorio nacional.

Ahora bien, estos niños llegados a Canarias, ¿son muchos o

pocos en relación con el resto de la inmigración indocumentada? Las

cifras sobre esto último tampoco son excesivamente fiables, dada su

propia naturaleza. No obstante, si utilizamos los datos que proporciona

al respecto el Ministerio del Interior161, podemos observar que los

menores extranjeros no acompañados habrían significado, de haber

llegado todos en patera y sido detenidos, algo menos del 6 por ciento

161 http://www.mir.es/DGRIS/Balances/Balance_2010.

248

como promedio de los inmigrantes llegados a las Islas en esas

condiciones entre 1996 y 2010 (cfr. cuadro 7.6).

CUADRO 7.6 MENA llegados a Canarias en relación al total de inmigrantes

arribados en patera hasta las Islas.

Total de inmigrantes en patera

Número de MENA

% MENA/ Inmigrantes

1996 27 1 3,70

1997 112 27 24,11

1998 737 45 6,11

1999 2.165 312 14,41

2000 2.240 273 12,19

2001 4.105 330 8,04

2002 9.875 656 6,64

2003 9.388 595 6,34

2004 8.426 244 2,90

2005 4.715 251 5,32

2006 31.678 928 2,93

2007 12.478 752 6,03

2008 9.181 813 8,86

2009 2.246 242 10,77

2010 196 10 5,10

Total 97.569 5.479 5,62

Fuentes: Ministerio del Interior y Dirección General de Protección al

Menor y a la Familia del Gobierno de Canarias.

En cuanto a la caracterización de los MENA llegados a Canarias,

cualquier intento de realizar un análisis cuantitativo se enfrenta a un

conjunto de problemas de difícil solución, que hacen que las

conclusiones que se obtengan hayan de ser siempre tomadas con suma

cautela. El primero de esos escollos es la continua variación de las

cifras como consecuencia de la llegada incesante de cayucos hasta hace

dos años, porque los jóvenes y adolescentes que llegan, no sólo son

más, sino que también incrementan la diversidad de edades, lugares de

249

procedencia y demás características. Por otro lado, también van

produciéndose bajas, bien por cumplir la mayoría de edad, por

repatriación o reunificación familiar, por acogimiento familiar o

residencial y por fugas prolongadas de los menores.

Ligado a este problema, está la disponibilidad de información. De

acuerdo con el protocolo de actuación fijado en el Real Decreto

864/2001, de 20 de julio de 2001, por el que se aprueba el Reglamento

de Ejecución de la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre

derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración

social, cada vez que llega al Archipiélago un inmigrante indocumentado

del que se sospecha que pueda ser menor de edad, de acuerdo con la

legislación española, se comunica por parte de las Fuerzas y Cuerpos de

Seguridad del Estado a la Dirección General de Protección del Menor y

la Familia del Gobierno de Canarias, para que ésta le preasigne plaza en

un centro de ingreso y se le realiza una prueba ósea para determinar su

fecha de nacimiento.

En caso de que la prueba determine su minoría de edad, ya entra

en los circuitos diseñados por la Dirección General para su tutela. A su

entrada en el centro de acogida se le abre una ficha informativa, que

luego se remite a la Dirección General, donde son registradas en una

base de datos, denominada “Inicial de menores”. Esta base de datos es

la fuente de información que hemos utilizado para llevar a cabo la

caracterización de los menores extranjeros no acompañados llegados a

Canarias del año 1996 al año 2006. Se ha procesado la información de

3.068 fichas realizadas a menores extranjeros no acompañados llegados

a Canarias entre enero del primer año y diciembre del último.

Los menores extranjeros no acompañados llegados a Canarias

entre 1996 y 2006 son, mayoritariamente, varones. En las 2.927 fichas

en las que consta el sexo de la persona, solamente el 8 por ciento

corresponde a niñas. Este dato contrasta con el que se han obtenido

250

para Andalucía, donde la proporción de varones es muy superior,

elevándose hasta el 98 por ciento162.

GRÁFICO 7.15 Número de MENA según edad por prueba ósea (N=1.908)

(Porcentaje)

Fuente: Dirección General de Protección al Menor y a la Familia del Gobierno de Canarias.

Al analizar la edad hemos preferido emplear la que se obtiene

según los resultados de la prueba ósea. Por una parte, porque

solamente contamos con unas 824 respuestas a la cuestión recogida en

el ítem 4 de la ficha personal: Fecha de nacimiento según manifiesta o

documenta, pero, principalmente, porque la fecha de nacimiento que

indica la prueba oseométrica es el referente que emplea la

Administración para catalogar a las personas como menores o no. Por

eso no es de extrañar que el abanico de edades esté comprendido entre

los 4 y los 22 años, ya que los mayores de 18 años fueron ingresados en

centros de menores hasta el momento en el que se les realizó la prueba

ósea y se constató su mayoría de edad, produciéndose entonces su

baja. En las 1.908 fichas en las que consta la edad según la prueba

162 En este apartado se realizaran algunas comparaciones con el caso andaluz a partir de un informe elaborado por la Asociación pro Derechos Humanos de Andalucía en junio de 2006: Entre la represión y la protección. Menores Extranjeros no Acompañados en Andalucía.

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5

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15

20

25

30

4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22

251

oseométrica, la mayoría se corresponde a personas de 17 años, que con

566 individuos suponen el casi el 30 por ciento de la muestra (cfr.

7.15). En comparación con Andalucía, los MENA acogidos en Canarias

son algo más jóvenes, pues mayoritariamente se concentran en el

intervalo de edad 15-17 años, mientras que en el caso andaluz se

sitúan en el segmento entre 17 y 18 años de edad.

En cuanto al lugar de origen, los menores manifiestan haber

nacido mayoritariamente en países africanos. De las 2.830 fichas en las

que consta el país de procedencia, 2.741 son de África, lo que

representa el 97 por ciento del total. Muy lejos queda Europa, que

supone sólo el 2 por ciento, mientras que de América o Asia sólo han

llegado 10 menores en cada caso. Dado el escaso número de niños

llegados desde Asia y América, no merece la pena detenerse a

desagregar la información por países. En ambos casos se trata de

únicamente diez menores, que proceden de seis países. En el caso

europeo, de los 69 menores llegados, 41, es decir, el 60 por ciento, han

nacido en Rumanía, repartiéndose el resto entre otros catorce países.

GRÁFICO 7.16 Distribución por países de los MENA africanos llegados a Canarias (N=2.741)

(Porcentaje)

Fuente: Dirección General de Protección al Menor y a la Familia del Gobierno de Canarias.

0

10

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40

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60

70

80

Mali Marruecos Nigeria Senegal Sierra Leona Otros

252

Por lo que respecta a África, 1.978 provienen de Marruecos, lo

que significa el 72 por ciento de los africanos y el 70 por ciento del total

de menores llegados a Canarias entre 1996 y 2006. Esto supone

también una importante diferencia con lo que ocurre en Andalucía,

donde los MENA procedentes del Reino Alauita suponen el 93 por ciento

del total de inmigrantes infantiles en situación de desamparo. Volviendo

a Canarias, los siguientes puestos en la clasificación por países, aunque

a mucha distancia del primero, son los 208 menores que procedían de

Mali, los 166 que arribaron desde Senegal, los 120 que lo hicieron

desde Nigeria o los 106 que vinieron de Sierra Leona, repartiéndose los

163 menores restantes entre 21 países (cfr. gráfico 7.16). No obstante,

cabe aquí destacar dos matices importantes. El primero de ellos es que,

a partir de 2006, cambia de manera significativa el origen geográfico de

los MENA, acorde con la dinámica de la inmigración irregular en

general, pues en ese año los que procedían de Marruecos tan sólo

representaron el 11 por ciento, mientras que los procedentes de Senegal

y Mali suponían el 42 y el 31 por ciento, respectivamente. Tendencia

que continúa hasta la actualidad, aunque descendiendo las cifras de

llegadas. No podemos finalizar, sin hacer una mención a aquellos MENA

africanos, y también adultos, que, en un número indeterminado, se han

dejado la vida en estas complicadas travesías desde el vecino

continente. Para ellos ya no hay futuro ni esperanza.

253

CONCLUSIONES

254

En este texto hemos tratado de aproximarnos, aunque de manera

sucinta, a la función que Canarias ha desempeñado en las relaciones

económicas internacionales con África durante la etapa capitalista. No

obstante, hemos iniciado nuestro relato haciendo una breve reseña a

esos vínculos en el periodo anterior, es decir, desde la conquista a

comienzos del siglo XIV. No en vano, una de las principales

motivaciones para la conquista y colonización que tenían los europeos

era utilizar el Archipiélago como trampolín para sus expediciones en

busca del oro africano. También desempeñó un papel esencial como

base logística para la defensa del Viejo Continente, frente a la amenaza

árabe y otomana.

Pero si era un enclave de especiales características para la

estrategia política de la potencia dominante de la época, España,

también desarrolló importantes funciones económicas. Para ello supo

dotarse de un marco institucional librecambista que favorecía su

inserción en el mercado internacional, al tiempo que se aplicaba un

sistema fiscal más favorable que en el resto del territorio nacional.

Entre esas funciones, destacaba la de prestación de servicios a la

navegación internacional en el Atlántico medio, sobre todo tras la

conquista de América por los españoles y la expansión hacia el Sur de

África de los portugueses. Esta posición estratégica la convirtió en

objetivo de los enemigos europeos y norteafricanos de la Corona

española, que no dejaron de acosar sus aguas y sus costas con ataques

piráticos y corsarios.

255

Además de su renta de situación, Canarias también llevó a cabo

unas intensas relaciones comerciales con los tres continentes, Europa,

America y África. Con el primero, intercambiaba azúcares y malvasías

por manufacturas. En el Nuevo Mundo vendía sus vidueños y realizaba

un intenso contrabando de bienes industriales, más o menos tolerado

por las autoridades. En el continente africano ofrecía sus vinos a

cambio de algunos artículos, pero sobre todo de esclavos, tanto para el

mercado isleño, como para su reexportación a América. En no pocas

ocasiones, este tráfico inhumano se nutría de las capturas realizadas

por la fuerza en los territorios próximos a las Islas mediante las

cabalgadas. Pero, sin lugar a dudas, la principal actividad económica

que se desarrolló entre Canarias y el vecino continente durante este

periodo fue la pesca, dado el elevado potencial productivo de los

caladeros africanos adyacentes al Archipiélago.

En el periodo contemporáneo, y tras los intentos de suprimir los

elementos diferenciadores del marco que regía la actividad económica

en el Archipiélago por parte del Estado liberal en el segundo cuarto del

siglo XIX, la promulgación del Régimen de Puertos Francos en 1852

abría la etapa capitalista en Canarias. De nuevo el librecambio y la baja

presión fiscal se implementaron como elementos significativos que

apoyaron el crecimiento y la modernización económica hasta la Guerra

Civil española. Una dinámica, que de nuevo se orientaba hacia la

internacionalización, alcanzando unos niveles de apertura externa muy

notables. Ahora bien, no fue un camino de rosas, pues en ocasiones

esta tendencia se veía alterada por algunos hechos, como la crisis del

primer producto exportador de la nueva era, la cochinilla, los efectos

negativos de la Primera Guerra Mundial o las consecuencias del crack

de 1929.

La Guerra Civil y la Autarquía que le sucedió supusieron una

ruptura del sistema económico imperante hasta ese momento, pues se

suprimió, si no de iure sí de facto, el régimen de librecambio y se

incrementaron los impuestos. Esto tuvo un impacto considerable sobre

256

una economía que no estaba acostumbrada a tales niveles de

intervencionismo gubernamental. Por tanto, la extensión del ordeno y

mando a la economía retrajo las relaciones con el extranjero y forzó a

una mayor integración con el mercado nacional, que encareció las

importaciones isleñas. Tan sólo algunas exportaciones, que aportaban

un volumen importante de divisas, recibieron trato de favor.

Hubo que esperar a los años sesenta para que, a partir del Plan

de Estabilización y Liberalización de la economía española, Canarias

pudiese recuperar parte de sus especificidades en materia fiscal y de

comercio exterior. Proceso que culminó con la promulgación del

Régimen Económico y Fiscal de las Islas en 1972. Esto supuso volver a

vincularse con la economía internacional, pero ahora, no sólo a través

de las exportaciones agrícolas, sino, cada vez más, mediante el turismo.

La adhesión del Reino de España, y con él de Canarias, a la

Comunidad Económica Europea a mediados de los años ochenta del

siglo XX, abrió un nuevo escenario. El Archipiélago debía reformar su

marco institucional para adaptarse a la nueva realidad y, tras la

incertidumbre inicial, se logró un encaje que preservaba lo esencial de

sus especificidades económicas y fiscales. Esta circunstancia ha

quedado refrendada a posteriori en el seno de la Unión Europea,

mediante la consecución del status de región ultraperiférica que le

concede el Tratado de Lisboa. Con ello, las Islas han conseguido

mantener un cierto margen de maniobra en sus relaciones económicas

externas, lo que las coloca en una situación favorable para acentuar su

función como plataforma económica tricontinental en el Atlántico

medio.

Por tanto, no se trata de algo nuevo, pues los puertos canarios

vienen realizando esa función respecto al tráfico marítimo internacional

desde el último cuarto del ochocientos. Efectivamente, a partir de

entonces, el Archipiélago se convirtió en una base de avituallamiento de

los buques de todas las banderas que transitaban desde Europa hacia

la parte meridional del Atlántico –America del Sur y África. De hecho, se

257

convirtieron rápidamente en los líderes de la red portuaria española y

ocuparon también posiciones destacadas en las clasificaciones

internacionales. Varios factores coadyuvaron a este éxito que se ha

mantenido hasta hoy. En primer lugar, su capacidad de adaptación a

los cambios que se producían en el combustible naval, pues fueron

pioneros en el establecimiento de depósitos de carbón en la segunda

mitad del siglo XIX, e incorporaron los derivados del petróleo después

de la Primera Guerra Mundial. Otro elemento relevante es que las Islas

fueron capaces de proporcionar una oferta suficiente de productos para

que los barcos que regresaban hacia Europa completasen sus bodegas.

También la actividad pesquera contribuyó a ello, pues la flota española

y las procedentes de otros países que faenaban en las aguas del banco

canario-sahariano desde mediados del siglo XX, eligieron los puertos

canarios como base de sus operaciones. Finalmente, cabe citar la

incorporación de la containerizacion desde los comienzos de esta

modalidad de transporte, que se produjo a principios de la década de

1970.

En el ámbito del tráfico aéreo, ocurrió algo similar desde que se

generalizaron los vuelos comerciales a mediados de la centuria pasada.

El Archipiélago supo rentabilizar su posición geoestratégica como punto

de apoyo para los viajes intercontinentales, dada la reducida autonomía

de los aviones de la época. En los últimos años, la expansión del

turismo ha convertido a Canarias en una plataforma aeroportuaria de

primer orden, no sólo a nivel estatal sino también internacional, al

menos en los que se refiere al número de operaciones y al volumen de

pasajeros. En el caso de las mercancías, su importancia ha ido

disminuyendo en los últimos años, aunque las administraciones

públicas han implementado un plan para revertir esa situación. Y otro

aspecto reseñable es que, si bien han mejorado sustancialmente la

conectividad interinsular y con Europa, no ha ocurrido lo mismo con

África y, sobre todo, con América. No obstante, al menos por lo respecta

258

al caso africano, los aeropuertos isleños han logrado mantener una

cierta relevancia dentro del contexto nacional.

Disponer de unas infraestructuras de transporte modernas era un

requisito indispensable para que Canarias se convirtiese en una

plataforma logística internacional de primer orden. Ahora bien, esto

hubiese sido insuficiente si no se hubiese dispuesto de una red de

comunicaciones adecuada con el exterior y entre las islas. Por tanto, el

tendido de un cable submarino de telégrafo entre Tenerife y la

Península, y su prolongación hacia África y América, así como el

establecimiento de una conexión con Gran Canaria y La Palma en las

mismas fechas en que se ampliaba y mejoraban los puertos de Santa

Cruz de Tenerife y La Luz y Las Palmas, fue una circunstancia que le

proporcionó al Archipiélago una ventaja competitiva frente a otras

opciones. Y continuó estando a la vanguardia en este campo cuando

apareció la telegrafía sin hilos, el teléfono o las conexiones vía satélite.

Más recientemente, la implantación de las tecnologías de la información

y el conocimiento han abierto nuevas oportunidades, que se han

plasmado en el proyecto ALIX, impulsado por el Cabildo de Tenerife

para convertir a esta isla en el gran nodo de las comunicaciones entre

Europa, África y América.

En su proyección internacional, Canarias siempre ha contado con

un importante comercio exterior, que la ha situado entre las economías

más abiertas del mundo. Un hecho que tiene enormes ventajas, pues,

de una parte, permite disponer de una amplia gama de mercados donde

colocar los productos exportados. Por otro lado, da la posibilidad de

abastecerse a precios internacionales, lo que redunda en una mayor

competitividad de la oferta exportadora.

Y dentro de esta dinámica, África ha desempeñado un papel

fundamental, ya que durante mucho tiempo fue un importante colchón

donde vender los excedentes cuando había dificultades para ello en el

tradicional mercado de las exportaciones isleñas, Europa, al tiempo que

también permitía el suministro del Archipiélago cuando existían

259

obstáculos para acudir a los suministradores habituales. En la

actualidad, la cuota de mercado, tanto de importaciones como de

exportaciones hacia ese continente, es muy elevada y superior a la que

presentan los principales clientes o proveedores de los países africanos,

aunque en ningún caso supera el 10 por ciento.

Todo esto ha favorecido la internacionalización de las empresas

canarias, que, en términos generales, han experimentado un mayor

crecimiento que sus homónimas españolas en los últimos años,

coincidiendo con la actual crisis económica. Además, el continente

africano se ha perfilado como uno de los destinos preferidos para las

exportaciones. De hecho, en algunos países, como Cabo Verde,

Mauritania o Senegal, se han convertido en un referente a nivel

nacional, y en otros, como Ghana, Guinea Ecuatorial o Marruecos, han

adquirido una cierta importancia. Se trata de una dinámica que

favorece, sin duda, la estrategia de diversificación de la economía de las

Islas que se quiere implementar para el futuro.

En cuanto a los flujos de inversión, hay que señalar que Canarias

se convirtió, durante el periodo colonial, en un foco de atracción para

muchas compañías foráneas, tanto extranjeras como peninsulares, que

establecieron filiales en las Islas como punto de apoyo a sus negocios en

el continente africano. El empresariado autóctono tampoco estuvo ajeno

a esta circunstancia y, ya fuera actuando como representante de estas

sociedades procedentes del exterior o instalándose directamente en

África, adquirieron cierta importancia. En este último caso, sobre todo

en las colonias españolas –Sidi Ifni, Sáhara o Guinea Ecuatorial–,

aunque también los hubo que se fueron a Liberia, Sierra Leona o

Senegal.

En la actualidad, los movimientos de capitales entre Canarias y el

vecino continente presentan unos montantes muy reducidos dentro de

los flujos de inversión exterior del Archipiélago. Por lo que se refiere a la

que se recibe desde los países africanos, proceden sobre todo de

paraísos fiscales y se concentraron en el sector inmobiliario y el turismo

260

durante la etapa de mayor crecimiento económico de Canarias, entre

1997 y 2005. Las que se realizan desde las Islas han sido muy

reducidas, y se han dirigido sobre todo a Marruecos, Cabo Verde,

Senegal y Mauritania. Por sectores, destacan la construcción, la

hostelería y el comercio, lo que refuerza la idea de que el empresariado

canario está haciendo esfuerzos por internacionalizarse y África se

decanta como un destino atractivo para expandir sus actividades fuera

del mercado regional.

El análisis pormenorizado de los casi dos centenares de empresas

isleñas que están actualmente establecidas en ese continente, ratifica

esta tendencia, pues la orientación geográfica y sectorial que muestran

es idéntica a la que acabamos de mencionar. Además, pone de

manifiesto que el tamaño no es tan determinante para posicionarse en

otros mercados, ya que en su mayoría son pequeñas y medianas

empresas. Incluso, algunas de ellas han dado el salto hacia África al

amparo de las licitaciones de organismos internacionales multilaterales,

un hecho impensable para el empresariado canario hasta hace poco

tiempo.

La ayuda oficial al desarrollo es otro de los campos donde el

Archipiélago ha avanzado de forma considerable en los últimos años. Al

menos así se desprende de las cifras de la denominada cooperación

internacional para el desarrollo descentralizada, es decir, la realizada

por administraciones y organismos públicos no estatales –comunidades

autónomas, entidades locales y universidades. En términos globales, los

resultados de las instituciones oficiales canarias muestran una

evolución claramente positiva, que les ha permitido posicionarse en un

lugar destacado en comparación con sus homónimas del resto de

España.

Específicamente en lo que se refiere al continente africano, el

Gobierno de Canarias, los ayuntamientos del Archipiélago, los cabildos

insulares y las dos universidades públicas isleñas desempeñan un

papel destacado dentro de la cooperación española descentralizada que

261

se lleva a cabo allí. Incluso en algunos países, como Cabo Verde,

Guinea Bissau, Mali, Mauritania o Senegal, el protagonismo de estas

instituciones oficiales canarias es indiscutible.

Esta circunstancia, junto a la posición geoestratégica del

Archipiélago, habría contribuido a que algunos organismos

internacionales de cooperación para el desarrollo, como Cruz Roja o

Naciones Unidas, se hayan fijado en Canarias para establecer sus bases

logísticas desde las que atender sus programas de ayuda en África. En

ese mismo sentido, se están realizando gestiones para que en Canarias

se establezca una sede de la institución de la Unión Europea

responsable de la cooperación internacional. En la misma dirección se

trabaja con algunas de las más importantes organizaciones no

gubernamentales de desarrollo estadounidenses.

Los movimientos migratorios constituyen un elemento clave de las

relaciones económicas internacionales de las Islas. De hecho, muchos

autores plantean, refiriéndose a las corrientes de ida y vuelta de

Canarias hacia América, la existencia de un mercado de trabajo de

atlántico. Históricamente, el Archipiélago ha desempeñado una función

como área emisora, receptora o simplemente de tránsito para las

migraciones intercontinentales. Quizás, por la importancia numérica

que significó la emigración hacia el continente americano, se haya

minusvalorado el movimiento de personas entre Canarias y África.

De hecho, durante el periodo que duró la presencia colonial

española en este último continente, los canarios desempeñaron un

importante papel en el poblamiento de esos territorios, ya fuese como

empresarios, trabajadores o soldados. Incluso, en algunos de ellos su

protagonismo fue evidente, como en el caso del Sáhara. También hubo

presencia isleña en otras zonas, como Mauritania o Senegal, en buena

parte sustentada en el éxodo de los represaliados políticos republicanos

durante la Guerra Civil y los primeros años del franquismo. La retirada

hispana de sus posesiones africanas supuso el retorno de la mayoría de

los insulares que se habían establecido en ellos, de tal manera que en la

262

actualidad la presencia de canarios en África se habría reducido a unos

pocos centenares de personas, localizados sobre todo en Guinea

Ecuatorial, Cabo Verde, Marruecos, Mauritania y Senegal.

Más reciente es la corriente inmigratoria que, procedente de

algunos países africanos, ha elegido Canarias como destino, o más bien

como puerta de entrada a la Unión Europea. Sobre todo han venido

desde Marruecos, Mauritania, Nigeria y Senegal, aunque en no pocas

ocasiones es muy difícil conocer a ciencia cierta cuál es su procedencia

real. En muchos casos, esta diáspora ha adquirido tintes dramáticos, al

producirse el traslado a las Islas de forma penosa en cayucos o pateras,

perdiendo la vida en el intento un número indeterminado de personas.

Una parte significativa de esos inmigrantes africanos son menores de

edad, lo que les ha dado un cierto protagonismo mediático y político.

En definitiva, en esta investigación se ha puesto de manifiesto

que África está cerca desde el punto de vista geográfico, pero no está

tan lejos, como se suele presuponer, en otros ámbitos, particularmente

en el de las relaciones económicas. Quizás lo más importante es que se

pretende intensificar aun más esa vinculación, pues la economía

africana todavía tiene un largo recorrido, mediante iniciativas como el

proyecto ALIX, la ampliación de los recintos portuarios y aeroportuarios

o la construcción de polos empresariales tecnólogicos.

Asimismo, en la próxima reforma del Régimen Económico y Fiscal

se pretende impulsar la internacionalización de las empresas canarias,

creando instrumentos específicos para favorecer su desarrollo en África.

Más aun, las Cámaras Oficiales de Comercio, Industria y Navegación

del Archipiélago están realizando una ingente labor en forma de

misiones comerciales en colaboración con PROEXCA y el ICEX, para

facilitar los contactos del empresariado isleño con sus homólogos de

otros países africanos, especialmente de aquéllos que ya se han

convertido en socios estratégicos del Archipiélago, como Cabo Verde,

Marruecos, Mauritania y Senegal, o de otros en los que se intenta

263

impulsar la presencia isleña, como Angola, Ghana o Guinea Ecuatorial,

sin descartar otras opciones en el futuro.

En este mismo sentido, también se quieren mejorar las

prestaciones de la Zona Especial Canaria para atrae a sociedades

extranjeras que utilicen el Archipiélago como base para sus negocios en

el vecino continente. No en vano, las reciente visitas a Canarias de

embajadores o mandatarios de países que tienen unas importantes

relaciones con África, como China, Estados Unidos o Rusia, demuestran

el creciente interés que tienen por conocer las posibilidades que ofrecen

las Islas para proyectar sus acciones en ese continente. A estas

iniciativas hay que añadir las desarrolladas por la Cámara de Comercio

Hispano Norteamericana, que está trabajando para dar a conocer las

potencialidades de Canarias al empresariado estadounidense. Es en

este ámbito donde recientemente se ha llevado a cabo la reunión, por

primera vez fuera de Estados Unidos, de la Conferencia de Líderes

Hispanos de ese país, concretamente en Santa Cruz de Tenerife.

También se puede enmarcar aquí la próxima celebración, de nuevo en

Tenerife, de la Conferencia Internacional de Alianzas Comerciales con

África promovida por la Corporate Council on Africa, en colaboración

con la European Business Council for Africa and the Mediterranean, la

Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Santa Cruz de

Tenerife, el Cabildo Insular de Tenerife y el Gobierno de Canarias.

Pero, sin lugar a dudas, uno de los principales elementos que va a

facilitar que Canarias se constituya como una gran plataforma logística

y de negocios internacional entre Europa, África y América, es el

conocimiento y la experiencia que el Archipiélago tiene acumulados

desde hace algo más de cinco siglos.

264

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