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Cancionero de BAENA

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  • HANDBOUNDAT THE

    UNIVERSITY OFTORONTO PRESS

  • 15.hn

    EL CANCIONEROE

    JUAN ALFONSO DE BAENA.

  • SN-^b^Gc^

    IEL CANCIONERO

    JUAN ALFONSO DE BAENA.

    PUBLICADO

    FILAICISaUE MICHEL.

    CON LAS NOTAS Y LOS NDICES

    EDICIN DE MADRID DEL ANO 1851.

    TOMO I.

    LEIPZIG:

    F. A. BROCKHAUS,

    1860.

    ^1

  • V '

    v ;

  • DE LA poesa CASTELLANAEN LOS SIGLOS XIV y XV.

    Al publicar el Cancionero de Buena, este monumento insignede la literatura y poesa castellanas en los siglos XIV y XV,menester es decir alguna cosa sobre el estado de la poesanacional en aquella remota poca. De otra manera tal vezno se comprendera bien la ndole y la importancia de estaclebre coleccin.

    La poesa vulgar naci en Europa al mismo tiempo quenacieron las lenguas vulgares: cuando estas comenzaron desarrollarse y manifestar con su formacin progresiva elmovimiento lento interior que se verficaba en los ele-mentos constitutivos de las antiguas sociedades; cuando lasnacionalidades primitivas fallecan para dar origen, vida yexpansin la nueva nacionalidad europea que se levantabasobre las ruinas de la sociedad romana y de la sociedadgermnica entremezcladas durante cinco siglos ; cuando consecuencia, en fin, de estas poderosas causas brotaban ynacian en toda Europa las lenguas vulgares, la poesa, estaprimera y espontnea manifestacin de los sentimientos ele-

  • II DE LA poesa CASTELLANA,

    vado8 de cada poca, se apoder al momento del nuevo len-guaje, y compuso en l sus cantos y sus narraciones ').

    Verificbase este sorprendente fenmeno en las clasesltimas de la sociedad: las ms elevadas pugnaban todavapor sostener y defender los restos de la antigua nacionalidad,

    y componan y escriban en latin. Existan en la sociedaddos lenguas: la erudita, la oficial, el rgano del saber, de laautoridad y de la religin, en un extremo de la escala social;

    en el otro la rstica, la ruda y la inculta. Las clases ilus-tradas hablaban todava latin ; el pueblo solo comprenda elromance vulgar, y en l hablaba y en l compona sus rudosversos y cantares. Estos cantares, que se acomodaban suce-sivamente la extensin y progresos de la lengua, son sin

    duda los primeros elementos de la poesa vulgar de las nacionesmodernas.

    El erudito Raynouard '') ha querido sostener respecto dela formacin de las lenguas vulgares un extrao sistema, yle defiende con grande erudicin y aparato. Supone que

    la cada del latin, todas las naciones del medioda de Eu-ropa hablaron una misma lengua, la lengua romana, la quedespus fu dividindose en dialectos y dando origen lalemosina, castellana, italiana, francesa y portuguesa. Nopuede darse cosa ms destituida de fundamento. Las len-guas vulgares se desarrollaron, la verdad, en Europa concierta uniformidad y paralelismo; procedan casi de los mis-mos elementos, y siguieron en su formacin y progreso la

    1) No hag'o ms que indicar aqu rpidamente mis ideas soLre laformacin de las lenguas vulgares, ideas que espuse con ms exten-sin en el discurso ledo en la Academia Espaola en 22 de Febrerode 1844. (Gaceta de 5 de Marzo de dicho ao.)

    2) Choix des poaies originales des trouhadour, tom. 1, pg. 1105.(Origine ct formation de la langue romane.) A'illemain (Tablean dumoyen age, 1^ le?ou) impugna, siguiendo Schlegel y otros eriiditos, la universalidad que M. Raynouard ha atribuido la lenguade los trovadores.

  • I DE LA poesa CASTELLANA. IIImisma ley que se observa en el desarrollo de todos los me-dios de accin , de todas las instituciones sociales y polticasen la edad media. Habia en todo un fondo general de ana-logia y semejanza, pero con diferencias notables que consti-tuan la ndole especial de cada pueblo. La monarqua, lanobleza, los concejos, las juntas nacionales, la caballera,el espritu, en fin, de la sociedad se asemejaba en todosestos pueblos en su ndole, en su desarrollo y progreso; peropermanecan sin embargo siendo cosas diferentes y distintas:hubo la verdad grandes analogas, pero identitad nunca.Con la lengua debia suceder lo mismo por lo menos. En cadauno de los pueblos indicados despunt el romance con unandole peculiar marcada, y cuantos esfuerzos ha hecho el

    ^.erudito que impugno para hallar en los antiguos monumentosla universalidad de la pretendida lengua romana, solo pruebanque en efecto las lenguas vulgares en cada pais se estabanen la sazn y la vez formando ; y que nacidas de elementos

    - muy parecidos y anlogos, tenan entre s muchos puntosde afinidad y semejanza; pero que pesar de eso, el castel-lano fu desde el principio castellano, como fu igualmentefrancs el francs, italiano el italiano.

    En esto no me parece necesario insistir ms; pero hecredo conveniente rebatir desde el principio esta idea, por-que si todas las lenguas vulgares hubieran comenzado porla provenzal, la que solamente da Raynouard el ttulo deromana '), sera necesario tambin hacer descender toda lapoesa vulgar de la lemosina, y asignar la castellana or-genes que le son del todo extraos.

    1 ) Lengua romana romance era la que hablaban los romanos,_ es decir, los antiguos habitantes de las provincias del imperio: losBL. godos, francos, lombardos y dems brbaros invasores teuiau su^L idioma propio, y el lalin continuaba siendo la lengua de los doctos,

    de la Iglesia y del Gobierno : por eso todas las Icuguas vulgares delmedioda de Europa se llamaron romance, y para distinguirlas se deciaentre nosotros de una obra en lengua vulgar, que estaba eu romancecatttllano , en romance cataln, en romance francs, etc.

    2

  • IV DE LA poesa CASTELLANA.

    La poesa vulgar en Castilla naci pues con la lenguacastellana: esta lengua comenz formarse lenta y progre-sivamente en el siglo IX y siguientes: quiz en esto nosprecedieron otras naciones. En Espaa estaba ms arraigadala nacionalidad romana que en otros pueblos: los godos, por

    otra parte, que representaban aqu el elemento germnico,estaban tambin por su larga permanencia en otras provin-cias del Imperio ms amoldados las costumbres y habla deRoma, y es posible que estas causas hayan retardado elabandono de la lengua latina.

    De cualquier modo, todo induce creer que la lenguacastellana se hallaba ya formada y completamente separadade la latina, fines del siglo X y principios del XI. Peroen esta lengua nada se escribia ni compona, fuera de loscantares en que el vulgo celebraba sus hroes favoritos, expresaba sus sentimientos y afecciones. Los eruditoscomponan y escriban versos en latin , aun despus de reco-nocer como lengua propia la lengua vulgar castellana. Ejemploinsigne de esto lo tenemos en el autor de la Crnica deAl/'onso VIL No una, sino muchas veces, habla este escritorde la lengua vulgar, llamndola con cierta complacencialingua riostra ^); pero sin embargo, no solo escribe en latinla historia de aquel monarca, sino los versos en que se pro-

    puso celebrar los guerreros que concurrieron la conquista

    de Almera. Todo el que saba escribir en el mal latin deaquel tiempo escribia en l, y bastante tiempo despus deciaBerceo , al comenzar sus versos sobre la vida de Santo Do-

    mingo,

    que iba escribir en la lengua en que el pueblohablaba comunmente entre s, porque no era suficientementeletrado para escribir en latin

    :

    1) Turbae miiitiim, quoil iiostra lingua dicilur algaras. N". 14. Antiqui dicebant Tucis uostra liiigua Xerez, ]V. 15 Sitper cx-ceham turrem qune uostra liugua dicitur Alczar. IV". G9, etc. (Florez,Esp. sagrada, t. XXI.) Esta crnica se cscrilii como lltiinos delsiglo XII.

  • DE LA poesa CASTELLANA.

    tBpQuiero fer una prosa en romn paladino,

    ^f En cual suele el pueblo fablar sa vecino

    ,

    C non s tan letrado por fer otro latino.

    Comenz pues esta primera poesa vulgar por los can-res compuestos por el pueblo, y de esto pudiramos alegar

    numerosos testimonios. Los versos latinos que he citado poco

    ha, sobre la conquista de Almera, mencionan ya los can-tares populares sobre las hazaas del Cid ^). En la Crnicageneral de Don Alonso el Sabio se citan muchas veces loscantares de gesta como monumentos respetables de antigua

    tradiccion ^) ; en las leyes de Partida se habla de ellos como

    de una cosa muy conocida *), y en la Crnica del Cid, escrita

    I1) Ijtfe Itoderictis, mi cid semper vocatus,

    Ve quo cautatur quod ah hustibus haul supralas ....V. 220.

    2) E algunos dicen eu sus cantares de gesta que fue este D. Bcr-iialdo fijo de Dofia Tiber .... Fol. CCXXV vuelto. E agora sabedlos que esta estoria oidcs

    ,que maguer que los juglares cantan eu

    sus cantares e dicen eu sus fablas que Carlos el emperador conquist enEspaua muchos castellos ... loal que chufan ende no es de creer....Fol. CCXXVII vuelto. E algunos dicen en sus cantares de gestaque le dijo estonces el Rey: ,,Don Bernardo, oy mas non es tiempode mucho fablar .... E dicen en los cantares que Bernardo le dijo(al rey de Francia) que era sobrino del rey Carlos el Grande....E dicen los cantares que cas estonces con una duea que avie nombreDuaa Calinda . . . non lo sabemos por cierto sinon quantu oymos decir los juglares eu sus cantares Fol. CCXXXA'II. E por esto dijerAn los cantares que pasara los puertos de Aspa apesar de los fran-ceses.... Fol. CCLXXXVII. E dicen en los cantares que la tovo (Zamora ) cercada siete aos, mas esto non podrie ser .... Fol.XCV vuelto.

    3) Anu facan mas (los caballeros antiguos) que los juglares quenon dixesen ante ellos otros cantares sinon de gesta, que fablasen

    en fecho de armas. {Ley 20, tit. 21, partida 2".) Lo mismo sepreviene en las Ordenanzas de caballera de Mosen Sent Jordi, ley 27:,,E oltra tot a^o fahicn mes (los cavallcrs) quels jiiglars no dixcssendavant ells altres can^ons sino de juntes ( gef's probablemente) e queparlasscu de fet darmes. " ofarull. Coleccin de docum. ine'd. deAragn, tom. VI, pg. 56, donde se ve que el pasage lemosino esuna traduccin del de la ley de Partida.

  • VI DE LA poesa CASTELLANA.

    en el siglo XIII, se hallan restos de estos antiguos can-tares, al referir sobre la fe de ellos las hazaas de aquelguerrero '). Existan pues muy desde el principio estos pri-meros acentos y orgenes de nuestra poesa.

    1) Caando en agosto de 1840 publiqu en la Revista de Madridalgunos de mis estudios sobre el Foeina, la Crnica y el Romancerodel Cid, ya tuve ocasin de hacer una observacin de mucha impor-tancia para la averiguacin y decisin de algunos puntos histricos

    :

    la de que en la Crnica se conservaban trozos considerables de losversos y cantares populares sobre que se hablan formado algunas partesde aquella interesante naracion. Entonces cit los pasages relativosal juramento que Alfonso VI prest en manos del Cid en la iglesiade Santa Gadea (cap. 77, 78, 79) y el razonamiento de Alvar Faezal Cid, en el cap. 90. Pero hay muchos otros pasages que convieneindicar, para dejar bien patentizada la exactitud de la observacin.Mas antes debo advertir, que lo que yo cre entonces ser versos lar-gos como los del Poema del Cid, son, por la mayor parte, versosde diez y seis slabas con la cesura en medio, o lo que es lo mismo,versos de ocho slabas, romances, aunque con las faltas propiasdel estado aun incierto de la versificacin, y las procedentes de laspalabras aadidas omitidas por el cronista al reducir los versos prosa. As el pasage del juramento puede leerse y escribirse de estemodo, omitiendo aadiendo las palabras encerradas en parntesis:

    Vos venides jurarPor la muerte de (el Rey) Don Sancho (vuestro hermano)que nin lo matastesnin fuestes en consejarlo.El Rey ellos dijeron

    :

    Si juramos (si juramos).E dijo el Cid : Si vos endeSopistes parte mandado,Tal muerte muradesComo morio el Rey Don Sancho (vuestro hermano).Amen, respondi el ReyE los (fijosdalgos) que cou l juraron.

    El Cid toma de nuevo juramento al Rey, y le dice (cap. 78):Vos venides jurarPor la muerte de (mi seor el Rey) Don SanchoQue nin lo matastesKin fuestes en consejarlo.

  • DE LA poesa CASTELLANA. Vil

    Desgraciadamente estos primeros cantares no han llegadohasta nosotros; si han llegado, ha sido sumamente alte-

    Respondi el Rey Ioh doceCaballeros que con l juraron:Si juramos.E dijo el Cid: Si vos endeSopistes parte mandado,Tal muerte muradeaComo muri (mi seor) el Rey Don Sancho.Villano vos mat,Ca jodalgo non

    ;

    De otra tierra vengaQue non de Len.Respondi el Rey: Amen,E mudogele la color.

    Apremiado el Rey otra vez por el Cid,prorumpe en quejas contra

    l (cap. 19):

    Varn Ruy Diez,Porque me afincades tanto ?Ca hoy me juramentastes,E eras hesaredea (la) mi mano.Respondi el Cid

    :

    Como me ficieredes el algo,Ca en otra tierraSueldo dan al fijodalgo,E aus faru miQuien me quisier por vasallo.

    El razonamiento de Alvar Faez debe leerse asi:

    Estonce sali Don AlvarFaez, su primo cormano:Cou vusco iremos, Cid,Por yermos por poblados,C nunca vos falleceremosEn cuanto vivos seamos.Con vusco despenderemosLas muas c loa caballosE los haveres los paos,Siempre vos serviremosComo leales amigos vasallos, etc.

  • VIII DE LA poesa CASTELLANA.

    rados despojados de aquel primitivo carcter y de aquellarudeza que tan importantes los hara hoy en el estudio actual

    Vanse ahora otros pasages eu que non son menos indudables losrestos de antiguos cantares.

    El rey Don Sancho reconoce la situacin de Zamora (cap. 54):

    E vioGomo estaba bien asentada.De uu cabo le corra Duero(E) del otro pena tajada,E ha el muro muy fuerteE las torres muy espesas

    :

    ]Von ha moro nin cristianoQue le pueda dar batalla.Si yo esta oviese, seriaEl seor de toda Espaiia.

    Estos %-ersos recuerdan los del romance antiguo al mismo asunto,y eu que el Rey dice al Cid:

    Armada est sobre peaTajada toda esta villa,Los muros tiene muy fuertes,Torres ha eu gran deniasia,Duero le cercaba el pie,Fuerte es marabilla.No la bastan conquistarCuantos en el mundo havia;Si me la diese mi hermana.Mas que Espaa la querra.

    (Duran, Romancero, no. 768.)

    El Cid, enviado por el Rey, pide la Infanta la entrega deZamora (cap. 55):

    El Rey vos embia saludar dicevosQue le dedes ZamoraPor haver por cambio,E que vos dar Medina (de Ruyseco),Con todo el InfantazgoDesde ValladodFasta Villalpando,E el castillo de Tiedra,

  • I DE LA poesa CASTELLANA. IXde la historia. Por lo comn no se escriban; la tradicinoral los conservaba solamente, pero los conservaba altern-

    E que vos jurarCon tloce de iis vasallosQue iiou vos farMal iiiu dao

    ;

    E sige la non quercdes dar,Que os la tomar sin grado.

    (Ve'ase el romance 78 del Romancero de Duran.)

    La Infanta pide consejo al concejo de Zamora, y en nombre de\\ le dice D. Nuilo (cap. 56):

    Pues vos demaudastcs consejo,DarvoH lo hemos de grado

    :

    Pedimos vos por mercedQue non dcdes ZamoraPor liaver nin por cambio

    ;

    Ca quieu vos cerca en pea,Sacarvos querr del llano,E el concejo de ZamoraFar vuestro mandado.Antes comern, seora,(Los haveres,) las muas e los caballos,E ante comern los fijos (e' las mugeres),Que nunca den ZamoraSi non por vuestro mandado.Lo que dijo Don uo,Todos una lo otorgaron.

    Despus de la muerte del rey D. Sancho, D. Diego Ordouez reta los zamoranos de traidores (cap. (i6 )

    :

    Los castellanos, dice, han perdido su seor,Matle el traidor Bellido,Siendo su vasallo, vos (los de Zamora)Acogisteslo en la villa:E por ende digo que es traidorQuien traidor tiene consigo.Si sabe de la traicinE si lo consiente ; e por endeRiepto los de Zamora,Tambin al grande como al chico,

    *3

  • X DE LA poesa CASTELLANA.

    dolos y desfigurndolos sucesivamente al acomodarlos ai len-guaje, las ideas y al modo de ver y de sentir de cada

    E al muerto como al vivo,En ans el nascidoComo al que es por nascer.E riepto las aguas que bebierenE que corren por los rios,E rieptoles el pan,E rieptoles el vino.E si alguno hay en ZamoraQue desdiga lo que yo digo,Lidiargelo he, (con la merced de Dios) fincarnPortales como yo digo.Respondi Arias Gonzalo( Bien oiris lo que dijo ) :Si yo soy cual t dices,Non oviera de ser nascido;Mas en cuanto t dices,Todo lo has fallido;Que lo que los grandes facen,Non han culpa los chicos,Nin los muertosPor lo que facen los vivos , etc.

    Este es el famoso reto de Zamora tan ce'lebre en nuestros romances.(Vanse los nmeros 185, 789, 790 y 791 del Romancero de Duran,y el cap. 27, 2*. parte del Quijote.)

    Juzgo que basten los pasajes citados para demostrar que algunaspartes de la Crnica del Cid se formaron sobre las narraciones de loscantares y fablas que corran en boca del pueblo y de los cantorespopulares.

    De esta observacin se deduce no solo la antigedad de dichoscantares , sino la prioridad de la Crnica del Cid respecto de la Cr-nica general. Por lo comn se supone que la Crnica del Cid seform de los pasajes de la general, en que se habla de aquel guer-rero. Yo siempre he creido lo contrario, que la general se aprovechde la narracin de la particular, reformando y variando el estilo. Asse ve que en los pasajs correspondientes en la general los quedejo copiados de la del Cid

    ,no se nota ni el menor resto de versos

    ni cantares ; como que la narracin no se tomaba directamente de ellos,sino de la Crnica particular, en que ya se habian escrito como prosa.Otras pruebas aun ms positivas tengo de la prioridad de la Crnica

  • DE LA poesa CASTELLANA. XI

    poca. Creo con todo que aun conservamos afortunadamentealgunos de estos primitivos poemas, sino de los ms anti-guos, de fecha bastante remota para darnos una idea aproxi-mada de su ndole y carcter. Entre ellos debemos contar,en mi concepto , el Poema del Cid y la llamada Crnica rimadadel Cid, como tambin la Vida de Santa Mara Egipciacay la Adoracin de los Santos Reyes, que se conservan en unmanuscrito del Escorial y que di ya luz en 1841 ')

    Pero no se comprendera bien la importancia de estoscantares y el modo con que se componian y conservabanen la memoria y en la tradicin oral de los pueblos, si nodisemos una idea de los cantores y compositores de estospoemas populares, de los que los retenan y conservaban

    del Cid, pero no son de este lugar. A mi actual iuteuto basta hacernotar la gran antigedad de los romances y cantares que he descu-bierto en la Crnica.

    1) El Poema del Cid es un cantar de gesta, si quizas no son dos mas cantares de este ge'uero los que forman esta composicin. Euefecto, como hacia el medio del Poema se dice que all acaba unode los cantares

    ,y luego sigue la narracin comenzando con una E

    mayscula hecha de adornos, y de tal magnitud, que en el cdiceorigina], que tengo la vista, ocupa lo largo el ancho de cincoversos, como si se quisiera dar entender de este modo que empiezaall otro cantar. H aqu el pasaje :

    Las coplas de este cantar , aqu s' van acabando

    ;

    El Criador nos vala, con todos los sos santos.En Valencia seye Mi Cid con todos sus vasallos.

    Con e'l amos sus yernos los infantes de Carrion. V. 2286.

    En otro pasaje dice

    :

    Aqu s'empieza la gesta de Mi Cid el de Bibar .... V. 1093.

    La Crnica rimada est formada de cantares , romances y fablas,que probablemente pertenecen diversos tiempos y autores.

    La Vida de Santa Mara Egipciaca y la Adoracin de los santosReyes son igualmente dos cantares de juglares, como creo haber demo-strado eu un artculo que publique en la Revista de Madrid de juniode 1J43.

  • XII DE LA poesa CASTELLANA.

    con cuidado en la memoria, como necesidad y circunstanciaprecisa de su profesin. Hablo de los juglares.

    Cuando el pueblo comenz complacerse en cantar yen oir cantar en el romance vulgar las canciones en que secelebraban sus hroes favoritos, los que le defendan de losmoros, los que le acaudillaban en los combates, y los quefiguraban en los lances y vicisitudines de aquella obstinada

    y sangrienta lucha, nacieron espontneamente, si no fueronquiz continuacin de otros ms antiguos, los cantores popu-lares de profesin, quienes se dio el nombre de juglares{jaculares)

    ,

    porque, en efecto, alegraban y animaban consus canciones la vida uniforme y montona de nuestros ante-pasados. No hay que formarse idea del juglar primitivo porlo que lleg ser en los tiempos posteriores. En el prin-cipio los juglares eran los compositores de los romances,fablas y cantares, que recitaban y cantaban ^). Acompaa-

    1) Confuudiendo los tiempos primeros de la juglara con los poste-riores

    ,se cree generalmente que el Juglar era solameute msico y

    recitante, y no compositor ; pero hay mil pruebas de lo contrario. Elautor de los versos en loor de Berceo llama ciertamente este algunavez trovador

    :

    Quiero fer una prosa que noble gest encierra,D'uu trovador famado de Rioia la tierra. Copla 1.

    Pero otras le llama juglar en el mismo sentido de compositor(copla 23)

    :

    De la virgo Maria ovo muy gran talientoDe seer so juglar, trovar por rima e' cuentoLos sus duelos loores

    ,

    que foron mas de ciento.

    Igual significacin da el mismo antiguo poeta la voz juglar enotros pasajes (coplas 39 y 40):

    Los ioglares cristianos que para fer sus prosasDemandan el acorro deidades mintrosas, etc.Estos malos ioglares facen Dios gran tuerto

    ;

    Van por camin errado , errado,

    que non cierto ....

    El mismo Berceo se llamaba s propio juglar, como en el

  • ibar DE LA poesa CASTELLANA. XIIIanse ordinariamente de algn instrumento, y reunan en slos dos talentos y profesiones de msico y de poeta. Unjuglar sabia las historias de Bernardo del Carpi, de lossiete Infantes de Lara, del Cid y de Fernn Gonzlez'),y no le eran desconocidos tampoco los hroes supuestos de

    siguiente pasaje de la f'ida de Santo Domingo (coplas 775 y si-guientes )

    :

    Quirete por mi misme padre merced clamar,Ca ove gran taliento de ser to ioglar ....Padre entre los otros mi non desampares

    ;

    Ca dicen que bieu sueles pensar de tus ioglarea.

    El autor del Poema de Alejandro comienza su obra diciendo quesus versos no son de joglaria , sino versos de clereca, es decir, depersonas cultas y eruditas

    ,pues entonces clrigo y clereca teniau

    esta significacin , como se ve en el pasaje en que Tarsiana dice su padre Apolonio (copla 610}:

    Bieu as esto respondido,Paresce bieu que eres clrigo entendido.

    Lo que prueba que los juglares faaciau tambin versos, aunque notan estimados como los de los clrigos eruditos.

    Por ltimo la Reqesta de Giraud Riqnicr al rey D. Alfonso elSabio, sobre los trubanes que usurpaban el nombre de juglar lospoetas y compositores, acaba de poner en claro este punto. De estareqesta hablo detenidamente ms adelante. Entre los proven-ales suceda lo mismo que en Castilla : muchos testimonios pudieracitar para comprobarlo; pero me ceir' al que trae Tiraboschi {Storiadclla litt. ital.

    ,tom. IV, pg. 28), tomado de una antigua coleccin

    de poesas provenales. En este cdice, hablndose del Maestro Fer-rari, se dice, segn la traduccin de Muratori, que ,,fu de Ferrara,e fu giullare e s'entendeva meglio de trovare che alcuu uomo chefosse mai iu Lonibardia; e sapea molto ben lettere e nello scriberepersona non havea ch'il pareggiase. Crtese uomo fu di sua persona. . .'.

    E cuando occorrebba che i marchesi (de Este) facessero festa e corte,vi concorreano i giullari che s'intendcano della lingua provenzale , eandavano tutti a lui e il chiamavano lor maestro .... IVon fece peromai che due canzoni, ma de servcutesi e coble ne compose assai edelle migliori.

    "

    1 ) Vanse los pasajes de la Crnica general citados en la nota 2de la pag. IX, not. 2.

  • XIV DE LA poesa CASTELLANA.

    la caballera que comenzaban ocupar la imaginacin de lospueblos del mediodia de Europa con los lances portentosos

    de sus armas, y con sus galanteras y ternezas ^).

    Cuando, enriquecido con estas historias y narraciones, llegaba

    el juglar un castillo y llamaba sus puertas tocando sulad, una nueva vida parecia de repente animar los habi-

    tantes de aquellos solitarios torreones. El castellano y su

    familia, sin distincin de sexos, clases y edades, se reunian

    al rededor del cantor que iba exaltar en ellos los afectos

    y sentimientos que ms los dominaban , y interrumpir lamonotona de su vida uniforme y solitaria. La llegada del

    juglar era una verdadera fiesta de familia, y todos se esme-raban en festejarle y en favorecerle, y en pedirle que can-

    tase recitase las historias que ms se conformaban con susinclinaciones ^).

    La guerra, el amor y las empresas de caballera, eran porlo comn el asunto de sus cantos y de sus fablas; vecescontaban tambin las historias y lances recientes que msexcitaban la pblica cui'iosidad, y principiaban de esta raa-

    1) Sin tratar de examinar ahora el origen de las fbulas caballe-rescas

    ,

    que tan en boga estuvieron en Europa en los siglos medios,y sin dar ms valor del que se merezcan las aserciones de M. dela Villemarque (Cantes pop. des anc. Bretons. Origine des popeachevaleresques de la Tahle Ronde) y los dems que suponen habertenido principio en la BretaTia Grande y en la Armrica, donde ase-guran eran ya conocidas en el siglo VI y siguientes, lo que no puededudarse es que los libros de caballera precedieron los poemas ynarraciones en verso que cantaban los juglares, y que sobre estas fablasy cantares populares se formaron despus las historias en prosa de loshroes de la andante caballera. As se explica el que en muchospasajes del Cancionero de Baena se aluda los hroes caballerescosen composiciones evidentemente anteriores los libros en prosa quedespus se escribieron.

    2) Ve'ase en la Histoire littcraire des troubadours, de Millot, tom. III,

    pg. 289, la descripcin de la llegada de un juglar al castillo de Hugo deMataplana, caballero cataln y trobador, que asisti la conquista de lasBaleares (1229), contada por el trovador Ramou Vidal de Besandun.

  • I DE LA poesa CASTELLANA, XV

    t

    era las narraciones sobre las cuales ms adelante se hablade escribir la crnica y la historia ').

    En los palacios de los reyes eran igualmente bien reci-bidos. Y en la corte de Castilla, tan clebre y nombrada enaquellos tiempos, obtenan un gran favor y consideracin ; des-pus fueron ya los juglares un adorno necesario y constantede los palacios de los reyes y seores principales ^).

    Pero el verdadero teatro de los juglares, donde eran reci-bidos con entusiasmo y aplauso, y donde ellos mismos reci-

    1) Un (lia (dice el trovador Ramn Vidal, ya citado) el rey Al-fonso de Castilla (el Noble de las Navas, que muri en 1214), encuya casa reinaban la buena y reglada vida, la magnificencia, lalealtad, el valor, la destreza y el manejo de las armas y caballos,tenia cu su palacio una numerosa reunin de caballeros y juglares.Cuando la corte estaba ya completa, lleg la reina Leonor, cubiertoel rostro con un ^elo, salud el rey, y se fue sentar algunadistancia de el. En este momento un juglar se acerc silenciosamenteal monarca, y le dijo: Rey, emperador del valor, vengo supli-,,caros me concedis audiencia." El Rey prohibi, pena de la su

    merced, que se interrumpiese al juglar en la narracin que iba hacer.El juglar venia de su pas contar una aventura que habia sucedido un barn de Aragn conocido del Rey, Alfonso de Barbastro: H aqu, dijo el juglar, la desgracia en que le han precipitado suscelos." El juglar cuenta entonces la desgracia del barou aragons,y el Rey le dice: Juglar, tus fablas son agradables y hermosas,y t sers bien recompensado; mas para hacerte ver cunto me has complacido, yo quiero que en lo sucesivo se llamen en mi corte Elceloso castigado." Cuando el Rey hubo hablado as, no hubo en todasu corte barn, caballero, doncel, doncella, ni persona alguna, que nose manifestase encantada y satisfecha de tales fablas, y que elogindolasen alta voz

    ,no manifestase deseos de aprender de memoria El celoso

    castigado.'-'- (Millot, tom. IR, pg. 296.)

    2) Estaba Don Carnal ricamente asentadoA mesa mucho farta en uu rico estrado.Delante sus juglares como orne honrado.

    Obras del Arcipreste de Hita, copl. l69.

    ,,Lo8 nobles, dice Giraud Riquier, en su Reqesta (Millot, tom. RI,pg. 357), quisieron entonces tener juglares, como los tienen hoy to-dava los mas grandes seores."

  • XVI DE LA poesa CASTELLANA.

    biaii inspiraciones y aliento, eran las reuniones populares.

    La multitud se extasiaba con sus cantos, fablas y romances,los aprenda y recitaba su manera, les daba as popula-ridad y aplauso, y fomentaba, sin sospecharlo, uno de los ra-mos ms importantes de nuestra poesa nacional, la poesa delos romances. No puedo resistir al deseo de reproducir aquuna prueba insigne de este entusiasmo popular por los jugla-res, sacada del poema Libro de Apolonio,

    La hija de este principe, la interesante Tarsiana, se veprecisada por una larga serie de desgracias hacerse jugla-resa para ganar la vida y sustentar su honra ; y el poeta,

    que seguramente no hace ms que describir lo que veia todoslos dias, pinta de este modo la salida de la linda juglaresa '):

    Luego al otro dia, de buena madurgada.Levantse la duenya ricamente adobada;Priso una viola buena bien temprada,E salli al mercado violar por soldada.Comenz unos viesos unos sons talesQue trayen gran dulzor, eran naturales:Fnchiense de homes apriesa los portales,Non les cabie en las plazas, subiense los poyales.

    Cuando con su viola hubo bien solazado,A savor de los pueblos hubo asaz cantado,Tornles rezar un romance bien rimado,De la su razn misma por ho habia pasado.

    Fizo bien los pueblos su razn entender

    ;

    Mas valie de cient marcos ese dia el loguer. . . .

    Todo esto suceda en los primeros tiempos, en los prin-cipios de la juglara, cuando solo los juglares componan ver-sos en lenguage vulgar, cuando los eruditos y gente instruida

    1) Libro de Apolonio, copla 42G. Tarsiana se reputaba ella misma,aunque con repugnancia, juglaresa; as dice su padre, cuandu aunno le conoca, copla 490:

    Por mi solaz non tengas que eres aontado,Qua non son juglarcsa de las de buen mercadoIVin lo por natura , mas fagolo sin grado.

  • DE LA poesa CASTEIXANA. XVII

    no haban abandonado todava el latin. Pero cuando las per-sonas de esta clase comenzaron escribir en el romancecastellano, sus composiciones tuvieron necesariamente msaceptacin que las de los juglares, y estos comenzaron a re-citar y cantar lo que otros escriban : de aqu naci natu-ralmente la distincin entre el trovador y el juglar. Trovadorera el que hallaba, el que inventaba, el que compona losversos; juglar era el que los cantaba y recitaba por salario ^).El juglar comenz entonces ser menos considerado, y ha-ciendo grandes esfuerzos el trovador por no tener nada decomn con l, aument ms este desprecio, y lleg mirarseel oficio y profesin de juglar como abatido, y aun infame,hasta por las mismas leyes civiles ^).

    El juglar desde entonces fu casi exclusivamente el poetadel vulgo ; para l compona sus romances cantaba los queotros componan: solo aspir agradar al pueblo, com-poner segn sus gustos inspiraciones, y fij de esta manerala ndole de la poesa popular entre nosotros, y la lnea divi-soria que la separaba profundamente de la artstica y cortesana.

    Contribuy ms que nada la decadencia de la juglarala conducta de los mismos juglares: por agradar al A'ulgo yarrancar de l su salario, apelaron todos los medios, y sehicieron pedigeos, insolentes y bufones ^), y el nombre de

    1) El trovador Sordel, en una stira dirigida, lo que parece,contra Pedro Vidal, otro trovador provenzal, dice: Sin razn me duel nombre de juglar; este nombre mas le conviene e'l, que marchadetras de otros, mientras que yo voy delante. El recibe siempre, yno da jamas nada ; mientras que yo doy y no recibo. El se entregaal primero que quiere pagarle, y yo no tomo jamas nada que puedaavergonzarme. Yo vivo de mis rentas, y no quiero recibir nada denadie." Millot, tom. II, pg. 88.

    2) ,, Otros! (son enfamados) los que son juglares... que publi-camente andan por el pueblo, cantan, facen juegos por precio."L. 4, tit. 6, Part. 7. La Ley 3, tit. 4, Part. 4, impone la mismanota de infamia las juglaresas.

    3) El trovador Pedro de la Mua (Millot, tom. I, pg. 129) sequeja en una de sus composiciones, de que una infinidad de gentes

  • XVUI DE LA poesa CASTELLANA.

    juglar lleg ser un nombre de desprecio y el sinnimo debufn de albardan ^). Cesaron entonces los juglares, y losheredaron por una sucesin no interrumpida los ciegos *), queen nuestra edad son los cantores populares, y los sostene-dores de un gnero de literatura nfimo y vulgar, tan despre-ciado hoy de las personas instruidas, como lo fueron en sutiempo las composiciones y romances de los juglares.

    Pero mientras as se desarrollaba la poesa popular, con-tribuyendo ello en la forma que acabamos de exponer los

    sin talento se metan juglares: ,,lVo quiero, dice, componer ya mspara los juglares; cuanto mas se les sirve, menos se gana en ello.Se han multiplicado como los conejos, y van por las calles de dos endos, gritando: Dadme, dadme alguna cosa, que soy juglar, inju-riando los que no les dan nada. Yo no se, exclama, cmo estasgentes pueden todava ser admitidas en las cortes." ,7 La juglara,dice Giraud Riquier en su tantas veces citada Reqesta (Millot,tom. III, pg. 357), ha sido instituida por hombres de talento y de saberpara poner los buenos en el camino de la alegra y del honor....Tal fu la juglara en su origen...; pero desde hace bastante tiempo,las cosas han cambiado mucho. Se ha levantado una raza de gentessin talento y sin saber, que ha tomado el estado de cantor, de taedorde instrumentos y de trovador, fin de usurpar su salario las per-sonas de mrito, que se esfuerzan en desacreditar. Es una infamiaque gentes semejantes prevalezcan sobre los buenos juglares, y que seenvilezca de este modo la juglara...."

    1) ,,E truhanes juglares aarrfane en sus tiempos logaresconvinientes (debe el rey) facer alguna gracia merced. Libro dela nobleza lealtad presentado al Rey don Fernando el Santo deCastiella por los doce sabios. {Memorias de San Fernando, pg. 195.)

    2) A esto alude ya el Ropero en su stira contra Juan Poeta, enque motejndole de no tener invencin y de ser repetidor [sermonario)de las obras ajenas , dice que sigue en esto el arte de los ciegosjuglares

    :

    De arte de ciego juglarQue canta viejas fazaas,Que con un solo cantarCala todas las Espaas. (Obr. Ms.)

    El Arcipreste de Hita nos dice que compona cantares de los quedicen los ciegos.

  • I DE LA poesa CASTELLANA. XIXjuglares, se habia consumado una grande invencin. La lenguavulgar, creciendo y extendindose cada dia ms, y partiendoen sus primeros principios de las clases ltimas de la sociedad,invadi los palacios y las cortes, y se impuso como una ne-cesidad los mismos gobiernos.

    La lengua latina habia decado completamente, no solo'por ignorancia, como generalmente se supone, sino porqueno se prestaba la claridad, la exactitud, la ndole ge-neral, en fin, que la expresin de sus sentimientos ideasnecesitaba dar la nueva sociedad europea que se liabia idolentamente formando. La lengua latina era sin duda msbella, ms enrgica, ms potica que las lenguas vulgares;pero estas eran su vez ms claras, ms exactas y precisas,y ms acomodadas al espritu moderno que las habia dadoorigen. Domin pues la lengua vulgar castellana en la so-ciedad y en el gobierno ; y en los ltimos aos del reinadode S. Fernando, y en los primeros del de su hijo D. Alfonsoel Sabio, se abandon completamente el latin, hasta para losinstrumentos pblicos y disposiciones de la autoridad. Todose escribi desde entonces en el romance vulgar: los cdigoslegales, la historia, la astronoma, las ciencias morales y losmismos libros sagrados hablaron la lengua castellana. La poesaabandon tambin completamente el latin, y los eruditos ylos sabios comenzaron escribir en castellano sus poemas;pero al hacerlo, conservaron todava, en cuanto pudieron,sino las voces, las ideas, y las razones de las composicioneslatinas ') que les servan de ejemplo y de modelo, y pugnaronpara no asemejarse los juglares, ni confundirse con ellosen los asuntos, en el giro de las ideas y en el lenguaje.

    As el autor del Poema de Alejandro, al empezar su nar-racin, tiene buen cuidado de decirnos que su obra no es

    1) Don Gonzalo el Caboso, preste noble e dio,Fizo dc8t08 deitados en romauz paladino.Tirando laa razones del lenguaje latino.

    {Loor de Berceo, cop. 34.)

  • XX DE LA POESA CASTELLANA.

    como las de los juglares, sino como las de los eruditos y sa-bios, y hecha por reglas ciertas y constantes de versificacin:

    Mester trago fremoso, non es de ioglaria;Mester es sen pecado, c es de clereca:Fablar curso rimado per la quaderna va,A slabas cuntadas, c es gran maestra ^).

    1) Todo luUice creer que los primeros versos castellanos, y losque despus continuaron componiendo los juglares , no tenan por lamayor parte medida fija, ni nmero de slabas determinado. El aso-nante consonante al final de cada dos versos, o renglones, constitualo principal de su armona ; el resto consista en cierta medida imper-fecta que solia tener cada verso de por s, ya por la disposicin mas menos conveniente de las slabas, ya por la cesura que solia dividir

    los versos. Con el tiempo sucedieron dos cosas : que los poetas eru-ditos introdujeron la medida fija en la poesa, y que los compositorespopulares perfeccionaron sus metros, poniendo poco poco la cesuraen el medio de los versos largos de diez y seis slabas, de lo queresult el romance. Estas aserciones estn probadas, en primerlugar, por los versos del Poema del Cid, los de la Crnica rimada,los de santa Mara Egiptiaca y los de la .\doracion de los santos lleyes,que no tienen slabas determinadas ni medida fija, aunque s el aso-nante consonante al final ; en segundo lugar, por los testimonios quede esto nos suministran los documentos antiguos. En el pasaje delPoema de Alejandro que queda copiado, se dice expresamente que elmester fremoso que el poeta trae no es de yoglara, sino de clereca,

    que consiste en fablar curso rimado slabas cuntadas, lo que diceser gran maestra. Luego los juglares no componan silabas can-tadas, sino sin contarlas sin tener las fijas. El cantar de gestaen loor de Berceo dice, hablando de este poeta, quien llama juglarunas veces y trovador otras , seal clara de que todava la diferencia

    no era tan grande como despus fue;

    De la Virgen Mara ovo muy gran talientoDe seer so juglar ; trovar por rima e cuentoLos sus duelos loores ....

    El marques de Santillana dice expresamente que los poetas popu-lares nfimos hacan

    ,,sin ningunt orden, regla ni cuento, estos ro-

    mances cantares , de que la gente baja c de servil condicin sealegra." Y finalmente Juan del Encina, explicando en su Arte depoesa castellana la diferencia que hay entre poeta y trovador , diceque ,,el poeta contempla en los gneros de los versos, e de cuantos

  • DE LA poesa CASTELLANA. XXI

    Haba pues dos especies de poesa: la popular, hija leg-tima y verdadera expresin del pueblo y de sus cantores yjuglares; y la erudita, obra de las personas sabias instruidas,y de los caballeros y seores que se entregaron con un afn

    sin igual la ciencia potica, , como entonces se decia,

    la gaya ciencia.Estos dos gneros de poesa acaso en un principio no

    estuvieron tan separados y divorciados entre s. Cuando eljuglar era todava el compositor, y cuando sus cantos y nar-raciones eran escuchados, igualmente en las cortes y pala-

    cios que en las plazas y en las calles, debi ser poco sen-

    sible la diferencia. Despus se hizo decisiva y profunda,hasta tal punto, que la poesa popular no era apenas con-

    tada como poesa, y era altamente desdeada y despreciada

    por los trovadores y poetas. Ni el marqus de Villena ni elde Santillana hacen el menor mrito de los poetas populares

    en las obras ^) en que hablan de la poesa, aun tomando suhistoria, como el de Santillana, desde los hebreos, y mencio-nando los provenzales, italianos, lemosines, gallegos y por-

    tugueses; y si aluden ella alguna vez, es para manifestar

    el profundo desprecio en que la tenan, lo mismo que losque de ella se ocupaban con ella se complacan : ,,nfimos(dice el marqus de Santillana, hablando de los tres gneros

    pies consta cada verso, y el pie de cuantas slabas." Y aade

    :

    ,,Oh! cuantos vemos en nuestra EspaPia estar en reputacin de tro-vadores, que no se les da mas echar una slaba dos demasiadas,que de menos ; ni se mirau que sea buen consonante que malo. E puesse ponen hacer en metro, deben mirar saber que metro no quieredecir otra cosa que mesura : de manera que lo que no lleva cierta

    mesura medida, no debemos decir que va en metro ; ni el que lo hacedebe gozar del nombre de poeta, ui aun de trovador...." Cap. III.

    1) Arte (Je trocar de la gaya ciencia, por D. Enrique de Vi-llena, en los Origenen le a lengua espaola de Mayans, tom. II, pg.321. Proemio al Condestable de Portugal sobre la poesa vulgar,por el marques de Santillana, en la Coleccin de poesas castellanasanteriores al siglo A7 , tom I, pg. XLViir.

  • XXII DE L\ poesa CASTELLANA.

    de poesa y de poetas) son aquellos que sin ningunt orden,regla ni cuento, facen estos romances cantares de que la

    gente baja de servil condicin se alegra."Los mismos trovadores y poetas, que frecuentemente com-

    ponan versos para el pueblo y sus cantores, hacian tan pococaso de estas composiciones suyas, que nunca las incluan

    en los cancioneros colecciones que hacian de sus obras.

    Villasandino, por ejemplo, del cual se conservan composi-ciones que nunca debieron haberse escrito, confiesa que ha

    compuesto versos para los juglares '), pero ni una sola deestas canciones se encuentra entre sus obras ; y el Arcipreste

    de Hita no incluy entre las suyas, tan variadas, tan libres

    y tantas, ninguno de los muchos cantares romances queafirma haber compuesto para los ciegos y otros cantores popu-

    lares ^). Qu ms? Al mismo tiempo que sabemos el nombredel autor de la ms insignificante cancin, villancico, decir,escritos lo cortesano , se ignora completamente y casisiempre

    ,

    quines fueron los autores de todos nuestros ro-mances viejos , aun de aquellos llenos de ms poesa nte-res

    , y que ms celebridad y aplauso han alcanzado.Esto explica en parte por qu no se halla apenas un solo

    romance en ninguna de las muchsimas colecciones de poe-sas manuscritas anteriores al siglo XVI que se conservan ennuestras bibliotecas y archivos , y que con todo esmero ycuidado se han registrado con este objeto. Es este un fen-meno literario sorprendente. Casi en todas las naciones seestn descubriendo diariamente cdices de su antigua poesapopular, narrativa y tradicional; y entre nosotros, tan ricos

    1) Maguer por ventura para los juglaresYo lise estribles trobando ladino.

    Cancin, de Buena, tom. II, pg. 249, col. 1.

    2) Cantares fis algiiuas de los que dicen los ciegos,Et para escolares que andan nocherniegos,Et para otros muchos por puertas andariegos,Cazurros et de burlas; uou cabriau en diez priegos. Pg. 245.

  • DE LA poesa CASTELLANA. XXIII1^^^^ebundantes en este gnero, nada se halla, ni aparece escrito

    Antes del siglo XVI, como no sea el Poema y la Crnica ri-mada del Cid, la Vida de Santa Mara Egipciaca, y la Ado-racin de los santos Reyes, que pertenecen al siglo XU, yque aun puede disputarse si son de la clase de poesa po-pular de que voy hablando.

    Despus de estos primeros ensayos de la poesa narrativay popular, tan rica, tan espontanea y tan nacional, la per-demos de vista enteramente para verla aparecer despus contoda su gala y ostentacin.

    Los romances aparecen, en efecto, como llovidos en elsiglo XVI; los trovadores y poetas sintieron por fin la be-lleza de esta rica mina de invencin y de vena popular, y labeneficiaron su manera, puliendo y reformando los antiguosromances, llamados ya viejos en el siglo XV y XVI: entoncesse comenz darles estimacin y recogerles en colecciones romanceros

    , escribindolos quiz por la primera vez.La otra poesa, la poesa de las clases elevadas, era, por

    decirlo as, el reverso de la medalla: ms culta, ms erudita,y fruto de mayor meditacin y estudio, se acomod tambinms al giro general de las ideas en Europa, y su constanteprogreso y desarollo. Fu por lo mismo menos local, menosnacional que la popular; imitaba su manera los antiguosmodelos clsicos y religiosos, y cuando tuvo noticia de loslemosines italianos, se aprovech de sus inspiraciones yadopt muchas de sus formas, aunque sometindolo siempretodo, y en mayor menor grado, la ndole especial delgenio castellano.

    La poesa popular era esencialmente narrativa histrica,carcter que la distingui desde un principio y sigui distin-guindola en lo sucesivo: se sostena, como sucede casi siempreen este gnero de composiciones hechas para el pueblo, porel inters de la narracin, ms que por el esmero y per-feccin de las formas y los esfuerzos del ingenio. La quellamamos erudita, al contrario, aunque al principio compuso

  • XXIV DE LA poesa CASTELLANA.

    tambin poemas histricos como el de Alejandro y de Apo-lonio, abandon bien pronto este gnero los cantores popu-lares, y se ocup de otros asuntos en que brillaba ms eltalento y el saber. Lleg esta diferencia en los asuntos ser uno de los mayores distintivos de las dos poesas. La unapica, narrativa; la otra, lrica, conceptista y ilosfica; laprimera, narrando con rstica sencillez y sin grandes aspi-raciones los hechos que ms interesaban al pueblo; la se-gunda, discurriendo siempre y haciendo alarde de erudiciny de ingenio.

    Estas diferencias se extendieron hasta el gnero de metrosen que respectivamente componan unos y otros poetas. Losjuglares y cantores populares adoptaron casi exclusivamenteel verso fcil y sencillo de octo slabas, asonantado, que sealz en lo sucesivo con la denominacin de romance, comnantes todo gnero de composiciones en lengua vulgar. Lostrovadores y poetas cultivaron casi todos los dems metrosque hoy conocemos, con la sola casi constante excepcin delromances que, como hemos dicho, no se encuentra casi nuncaescrito antes del siglo XVI.

    No se crea, sin embargo, que esta especie de metro no seconocia desde muy antiguo; todo induce creer, por el contra-rio, que el romance octoslabo fu la primera forma mtrica ca-stellana, aunque tal vez se escriba siempre, casi siempre, enlineas versos de diez y seis slabas con el asonante consonante

    al final. Asi encontramos ya este metro en el Poema del Cid '),

    1) Eu el Poema del Cid, aunque cou las imperfecciones de losprimeros ensayos, se descubre muchas veces la versificacin que pre-valeci ms adelante en esta clase de composiciones

    ; y muchos trozosde el estn escritos en el verso asonantado de los romances. He aqualgunos de estos pasajes :T eres Rey de los Reyes E ruego san PeydroE de todo el mundo padre. Que me ayude rogarA t adoro e creo Por mi Cid el CampeadorDe toda voluntad. Que Dios le curie de mal , etc.

    (V. 362.)

  • DE LA poesa CASTELLANA. XXV

    ton la Crnica rimada '), en el libro del Arcipreste de Hita ^),

    Alep-e fue mi Cid,Que nuuqua mas niu tauto

    ;

    Ca de lo que mas amaba,Ya li venie el mandado.DocientoH caballerosMand esir privado,

    Que reciban MiuayaE las dueas fijas dalgo.El sedie en ValenciaCuriando e guardando,Ca bien sabie que Alvar FaSezTraje todo recabdo. (V. 1570.)

    1) La Crnica rimada dtl Cid es casi toda un romance de ochosilabas imperfecto, y sin grande esfuerzo se pudiera escribir una granparte de ella en esta forma, con muy pequeas variaciones. Vasepara prueba de lo que decimos, el siguiente romance sacado la letradel pasaje relativo la aparicin de san Lzaro al Cid en figura deun gafo leproso

    :

    E en siendo dormido,A la oreja le habl el gato

    :

    ,,Dormides, Rodrigo de Vivar,Tiempo has de ser acordado.Mensagcro so de Christus,Que non soy non malato;Saut Lzaro s tiMe ovo Dios enviado,Que te d un resollo (en las espaldas)Que en calentura seas tornado.Que cuando esta calentura ovieres,Que te sea bien membrado.Cuantas cosas comensares,Arrematarlas con tu mano."Diol' un resollo en las espaldas,Que los pechos le ha pasado.Rodrigo despertE fue mal espantado,Cat en derredor de s(E) non pudo fallar el gafo.Membrolc de aquel sueo,E cabalg muy privado

    ;

    Fuese para Calahorra

    ,

    De dia y de noche andando,de Duran, tom. II, pg. 657.)

    de Hita abundan en esta clase de

    A los caminos entr Rodrigo,Con trescientos fijos dalgo,Al vado de CascajarA do Duero fu apartado.Fuerte dia fasia de friA la posiesta de MayoEn llegando la orilla (del vado),Estaba un pecador (de) malato,A todos pidiendo piedadQue le pasasen el vado.Los caballeros (todos) escopian,E ibanse del arredrando

    ;

    Rodrigo ovo del dueloE tomlo por la mano

    ;

    So un capa (verde) aguaderaPaslo por el vado.En un mulo andadorQue su padre le habia dado

    ;

    E fuese para GrejalbaDo es Cerrato llamado.So unas piedras cabadasQue era todo el poblado.So la capa verde (aguadera) alvergEl castellano al malato.

    (Rom.2) Las obras del Arcipreste

    versos llevados ya gran perfeccin,laa siguientes, se pueden escribir as:

    I.

    La copla 627, por ejemplo, y

  • XXVI DE LA poesa CASTELLANA.

    en los versos de Lpez de Ayala '), y aun en obras impresasen el siglo XVI ^). Verdad es que aun se encuentra algunasveces en forma de versos cortos, como en las cantigas deD. Alfonso el Sabio *) y en algunos otros monumentos antiguos.

    Pero volviendo la poesa de las clases ilustradas, deque principalmente vamos ocuparnos, es un hecho constante

    i Ay Dios! quau fermosa vieneDuna Endrina por la i)laza

    !

    Que talle, que donaire!Que alto cuello de garza

    !

    Que cabellos, que boquilla!Que color, que buenandanza!Con actas de amor fiere,Cuando los sus ojos alza, etc.

    1) Vanse los 'ersetes de santo Ambrosio en el Cancionero reBaena, toin. II, pg. 201, col. 1:

    Decirte he una cosaDe que tengo gran espauto,Los juysios de Dios altoQuien podra saber quanto . .

    .

    Quien cuidamos que va mal,Despus nos pares^e santo, etc.

    Es muy notable para mi propsito,

    que Ayala llame estos metrosVrseles de antiguo rimar, y que los califique de rudos, p. 201, col. 1.

    2) Por ejemplo, en el Cancionero de Fray Ambrosio Montesino,impreso en ir,27, hay algunos romances escritos en versos de diez yseis slabas , como el siguiente , nim. 1901 del Romancero de Duran

    :

    Hablando estaba la reina|en cosas bien de notar,

    Con la infanta de Castilla|princesa de Portugal....

    Jacobo Grimm imprimi en esta forma todos los romances de suSilva de romances viejos, que dio luz en Viena de Austria, en 1815.

    3) Vase la cantiga copiada en las Memorias de san Fernando.pg. 7:

    Este menin en CastelaCon rey D. Alfonso eraSeu avoo

    ,

    que do reinoDe Galicia o' feceraVenir, ca be o amabaA gran maravilla fera, etc

  • DE LA POESIA CASTELLANA. XXVII

    1 -.,._cipio, el instinto y la necesidad de trovar que agitaba loscantores populares y al vulgo que los animaba y aplaudia.Algunos de nuestros escritores han llamado ya la atencinsobre lo elevado de las clases que en estos primeros tiemposde nuestra poesa vulgar se dedicaban con ardor al cultivode la gaya ciencia

    ; pocos sin embargo han tratado de indagarlas causas de un fenmeno que, con ms menos amplitud,se reprodujo en los diversos estados del medioda de Europa.Los reyes, los grandes seores, los principales caballerosempleados en gobernar y en defender el Estado, compartanel tiempo entre aquellas serias y graves ocupaciones, y lams dulce y agradable de componer versos y canciones. Lomismo suceda esto en Provenza, que en Navarra y Aragn;en Italia y Portugal, que en Catalua y Castilla. Bienconocido es generalmente, que la mayor parte de los trova-dores provenzales y catalanes, cuyas obras tanto han ocu-pado en estos ltimos tiempos los historiadores y literatos,eran prncipes y caballeros de la primera jerarqua. En Ara-gn y Portugal se cuentan varios reyes entre los poetas deestos tiempos '); y el de Navarra, Teobaldo, es mas clebrepor esta circumstancia que por su elevada posicin y susguerras y aventuras. Las cortes de los reyes estaban, pordecirlo as, animadas de un espritu potico, y lo mismo lasde los grandes seores y caballeros, que en grado infe-rior ostentaban los mismos gustos, y afectaban las mismascostumbres y maneras.

    Era esto efecto de una moda de un capricho pasa-jero? No puedo persuadrmelo. En mi opinin, nacia estode una causa ms honda y permanente, y ms enlazada con

    1) En Aragn metrificaron los reyes Alfonso II, Pedro III jPedro IV, y los prncipes D. Fadrique, rey de Sicilia ; Ramn Beren-guel V, conde de Provenza, y la condesa su mujer; y en Portugallos reyes D. Dionis

    , D. Pedro I, y creo que D. Duarte, ademas deJos principes conde de Barcelos y el infante D. Pedro.

    2

  • XXVIIl DE LA poesa CASTELLANA.

    el modo de existir de aquella sociedad. Las aristocracias dela edad media, el clero y la nobleza, eran las depositarasde todo el saber, de toda la elevacin, de todo el vigor yfuerza que aquella edad posea: estaban al frente de lospueblos en una poca de lucha y de revueltas; y para mante-nerse en su posicin, necesitaban hacerse dignas de ella, yser mejores, en toda la extensin de la palabra, que losdems, lo mismo en las artes de la paz que en las de laguerra. El valor y el saber elevaban los primeros puestos los hombres distinguidos, y la falta de estas cualidadesabata los ms encumbrados. Rodrigo Villandrando subadesde la condicin ms inferior ser duque de Rivadeo, y merecer nunca vistos honores, al mismo tiempo que otros,nacidos y educados en las primeras jerarquas, desaparecanentre la oscura multitud por falta de los dotes propos parasostenerse en el medio de las revueltas de los tiempos. Erauna lucha en que se peleaba con todo gnero de superiori-dades; y la aristocracia nobiliaria, por no hablar de la ecle-sistica, era la primera en las lides, en los consejos de losreyes, en las cortes, en las ciencias civiles y en las fiestas,justas y torneos, que tanto ocupaban la imaginacin de aquellasociedad caballeresca y guerrera. La clase media, que seiba lentamente formando en las ciudades y en las villas, aunno aspiraba en general obrar por cuenta propia y volarcon sus mismas alas : este pensamiento es de poca muyposterior. Entonces los hombres que sobresalan

    ,ya en ar-

    mas,ya en letras

    ,y aspiraban salir de la esfera comn,

    se acogan estas superioridades aristocrticas, buscandoauxilio y proteccin. Los nobles por su propio nteres acogan

    en sus huestes los valientes, y en sus palacios y estados los hombres eminentes en saber. De esta manera adquirianellos mismos fuerza y consideracin , y aumentaban su largaclientela.

    La poesa era entonces, como en todos tiempos, mstodava que en los dems tiempos, una de las manifestaciones

  • DE LA poesa CASTELLANA. XXIX

    ms brillantes del saber: en aquella edad caballeresca y ga-lante, era ademas un adorno indispensable para distinguirseen las cortes y brillar entre las damas. Por una y otra razndebia de ser naturalmente el arte de trovar una cualidad

    muy necesaria en lo que entonces se llamaba un caballero,es decir, en la personificacin del valor, del pundonor, de lagalantera y de la discrecin , llevados al grado ms eminente.Por eso vemos hacer versos muy desde los principios nue-stros ms principales caballeros, y por eso los historiadoresy cronistas tienen gran cuidado de decirnos que metrificabanaltamente, y que hacian muy dulces decires y canciones.

    Pero sea por estas causas por otras diferentes, ello es

    constante que la poesa castellana, en el siglo XV y en losanteriores, resida principalmente en los palacios de los reyes

    y de los grandes seores; no solo porque estos eran por lamayor parte ellos mismos poetas , sino porque albergaban yfavorecan los trovadores de ms inferior calidad. De Alfonsoel Noble de las Navas, consta que reciba con grande aga-sajo en su corte los trovadores y juglares que ella con-curran llamados por sus liberalidades. Y san Fernandoasignaba tierras y haciendas, en el repartimiento de Sevilla, Nicols de los Romances y Domingo abad de los Romances ');protega los trovadores provenzales y castellanos que fre-cuentaban su casa, y pagbase (como dice su hijo y sucesorD. Alfonso) de omes de corte que saban bien de trovar etcantar, et de joglares que bien sopiesen bien tocar estru-raentos. Ca de esto se pagaba l mucho, et entenda quienlo facia bien et quien non ^)." Alfonso X, llamado el Sabio,fu el grande y celebrado protector de los trovadores queconcurran en tropel su corte esplndida y brillante, y l

    1) Ortiz de Ziiiiga, Anales eclesisticos y seglares de la ciudadde Sarilla, pg. 14, 90 y 813,

    2) Paleografa etjmola de Terreros y Pando, pg. 80. Memo-rias de san Fernando, pg. 220.

  • f xx^ DE LA poesa CASTELLANA.

    mismo metrificaba altamente, como se ve por los restos desus cantigas y poesas que han llegado hasta nosotros. Losdems reyes siguieron, segn los tiempos y las circun.stan-cias, estos ejemplos, sealadamente Alfonso el Onceno, quiense atribuye una crnica en verso; Juan II, el gran protector

    y amigo de los trovadores y poetas que florecieron en sureinado, de que se conservan todava algunos versos y can-ciones '); el infante de Antequera, despus Fernando I deAragn, que al irse coronar Zaragoza, llev consigo muchos trovadores y poetas castellanos, entre los cuales secontaban el famoso Villasandino y el clebre D. Enrique deVillena; y finalmente, su hijo D. Alonso V, el ensalzado yglorificado por los vates de aquella edad, que en su expe-dicin aples se hizo acompaar de tal muchedumbre depoetas, que casi de sus solas composiciones se form el Can-ionero llamado impropiamente de Stir/a, que se conservamanuscrito en la Biblioteca Nacional ^).

    Con los grandes seores sucedia respectivamente lo mismo:la poesa castellana cuenta entre sus primeros cultivatores D. Juan Manuel, al gran canciller Ayala, D. Juan de laCerda, al adelantado Pero Gonzlez de Mendoza, y despus los Villenas, Santillanas, Guzmanes, Guevaras, Enriquez,Lunas y Manriques, y otros mil que seria difuso nombrar.Todos los grandes seores y caballeros de esta poca eranmetrificadores, con ms menos buen xito; y la largalista de nombres ilustres que se hallan en nuestros cancio-

    1) Hasta ahora solo se conoca una cancin hecha por D. Juan II,impresa entre las obras de Juan de Meua^ en el ape'udice este discurso se publicarn las que he descubierto en varios cdices manuscritos.

    2

    )

    Es un hermoso cdice escrito en vitela , de 163 fojas en folio,de letra de mediados fines del siglo XV. Contiene 163 composi-ciones, de cuarenta y cinco poetas, todos de aquel siglo, y casi todosde los que residieron en aples con Alfonso V y su hijo Fernando I.Dsele el nombre de Cancionero de Stiga , sin ms razn que romenzar con coplas del caballero D. Lope de Stiiiliga.

  • DE LA poesa CASTELLANA. XXXI

    eros impresos, pudiera aadirse otra, no menos extensa, delos que aparecen en los cancioneros manuscritos que he tenidolugar de examinar ').

    Pero no se contentaban estos grandes seores con cul-tivar ellos de por s la gaya ciencia, sino que, siguiendo el

    ejemplo de los reyes que dejamos citados, eran al mismotiempo los grandes protectores de los que en este gnero desaber sobresalan. Villasandino era el protegido de D. Alvaro

    de Luna y de otros grandes seores ; Macas era comensalde D. Enrique de Villena; Rodrguez del Padrn, del car-denal de San Pedro, Cervantes; Diego de Burgos, del mar-qus de Santillana; y ,,el magnifico duque D. Fadrique, quien plog mucho esta esciencia, no solo fizo asaz canciones decires, sino que tenia en su casa grandes trovadores, espe-cialmente Fernant Rodrguez Puerto Carrero , Juan deGajoso Alonso Gayoso de Morana *).

    "

    Para comprender bien la influencia de esta proteccin, ne-cesitamos representarnos el estado y modo de vivir de estanobleza. Morando lo ms del tiempo en la soledad de suscastillos y palacios, situados por lo comn en aldeas pobla-ciones cortas, por distraccin y solaz *) tendran que dedi-

    carse al cultivo de las letras, aunque su influencia en elEstado, como clase gobernante, no lo exigiera. El marqus

    1) Vanse, en prueba ile ello, los ndices de los cauconero-manascritos de la biblioteca de S. M

    .

    , en el apndice.

    2) Carta al condestable de Portugal, en la Coleccin de Snchez,tom. I, pg. 48.

    3) Diego Furtado de Mendoza, almirante mayor de Castilla, ypadre del marqu de Santillana , comienza de esta manera una desus composiciones

    :

    Pues no quiero andar en corteNi lo tengo por desseo,Quiero fer un devaneoCon que aya algn deporteE qualque consolacin ... (Cancionero Ms.)

  • XXXII DE LA poesa CASTELLANA.

    de Santillana en Guadalajara, Prez de Guzman en Batres,D. Enrique de Villena en sus estados, y en los suyos elduque D. Fadrique , D. Juan Manuel, los Enriques y los Man-riques, constituan al rededor de s otros tantos focos deciencia y de saber. All se encontraban los libros ms clebresen aquella edad, tan costosos y tan fuera del alcance de losno muy ricos ^); all se reunan, atrados por las riquezas yel buen trato, los religiosos doctos de las cercanas, las per-sonas ilustradas, los poetas favorecidos, y, como hemos dichoya, hasta el vagabundo juglar, que, con sus romances y can-tares

    ,vena dar un da de solaz las damas y caballeros,

    y la larga clientela de los seores que habitaban estoscastillos.

    La poesa por estas razones era, por decirlo as, unadependencia aristocrtica, lo mismo que los dems ramos delsaber, , por mejor decir, en mucha mayor proporcin quelas dems ciencias. Los conventos y monasterios, las catedralesy las casas de los prelados, rivalizaban con las de los noblesen la proteccin y fomento de las ciencias graves y pro-fundas: el gay saber no poda por su naturaleza hallar estaproteccin, y buscaba casi exclusivamente la de las cortes ypalacios de los reyes y grandes seores.

    1) D. IQigo Lpez de Mendoza, cuarto duque del Infantado, ynieto del marqus de Santillana, eu el prlogo de su Memorial decosas notables (Guadalajara, 1564), hablando su hijo de los seoresde su casa, ,,que se extendieron juntar con el exercicio de las ar-mas el estudio de las letras", le dice: ,,La fama de todos se lallev toda solo uno que fu el marqus D. Iigo Lpez de Mendoza,vuestro agelo," que compuso varias obras, y aade que: ,,el amor las letras de sus pasados se muestra tambin por la grau copia delibros curiosamente escriptos que eu esta casa dejaron, como apro-piados y quasi vinculados al seor de ella ; los cuales en aquel tiempo,faltando esta nueva y admirable invencin de los moldes , no se pu-dieron juntar sin gran cuidado y no pequea costa, especialmente lasinterpretaciones translaciones de muchas obras que de una lenguaen otra por su mandado se traducan por varones sealados, quienlargamente se remuneraba su trabajo."

  • DE LA poesa CASTELLANA. XXXUI

    Esta circunstancia influy muy ecazmente en su ndoley carcter, tanto respecto del fondo como de las formas. Lapoesa docta y cortesana debia aspirar distinguirse de la

    popular, que dependa de las clases inferiores del pueblo, y desu aceptacin y aplausos, y debia afectar erudicin ingenio.Debia abandonar los metros fciles y sencillos de los cantorespopulares, y buscar otras combinaciones ms artificiosas yelegantes, inventadas, tomadas de los lemosines, italianos portugueses. Debia ser poco narrativa, por la razn, entreotras , de que este era el carcter distintivo de la poesavulgar, y debia ocuparse de asuntos graves, ademas de loscomunes de amor y de devocin, y aspirar la poltica y la filosta. Porque, ocupndose en hacer versos personajestan importantes como D. Juan Manuel, Prez Ayala, D. En-rique de Villena, el marqus de Santillana, D. Alvaro de Luna,Prez de Guzman, Gmez y Jorge Manrique, el duque deMedinasidonia, y otros no menos ilustres y poderosos pro-ceres, era muy difcil que sus composiciones, con ms menos buen xito, no aspirasen ser intrpretes de los sen-timientos polticos y filosficos que animaban sus autores.Fruto de esta tendencia fueron en distintas formas y tiempos,

    el Conde Lucanor, del infante Don Juan Manuel; el Rimadode Palacio, de Prez de Ayala; Bias contra Fortuna, los Pro-verbios y otras composiciones del marqus de Santillana; lasCoplas, de Gmez Manrique, contra el gobierno de Toledo;las celebradas de Jorge Manrique la muerte de su padre,y otras muchas composiciones, que sera prolijo referir, enque sus autores se levantaron hasta las consideraciones pol-

    ticas y morales ms elevadas, hicieron servir la poesa uno de sus fines ms importantes y graves.

    Parta pues la poesa nacional de dos puntos diferentes yopuestos: de las ms altas clases de la sociedad, la cortesanay erudita; de las ms inferiores, la nativa y popular. Ocu-pbanse de la primera los ms altos seores, y sus prote-gidos y dependientes; de la segunda los juglares, los ciegos.

  • XXXIV DE LA POESTA CASTELLANA.

    y los que para ellos y el vulgo trabajaban. La poesa corte-sana y erudita brillaba en las cortes y en los salones de losnobles ; la popular, en las plazas y mercados de los pueblos,y en los cantos ambulantes de los juglares y cantores popu-lares. La primera desdeaba la otra en alto grado, y lapopular reconoca sin dificultad su inferioridad, de tal maneraque, cuando un juglar persona de nfima clase descollabapor su talento potico, al momento abandonaba los romancesy canciones populares, y componia en los metros y al estilode la poesa cortesana. As lo vemos en Montoro, en JuanPoeta, en maestre Juan el Trepador, en Jerena, en Mondra-gon el mozo de espuela'), en el mismo Villasandino, dequien nos ocuparemos despus, y en todos los dems trova-dores de esta clase, que, viviendo expensas de los grandes,trabajaban para ellos

    , y no para el pueblo de que formabanparte.

    Para esta clase de trovadores solia ser la poesa hasta unmedio de vivir, parecindose en esta circunstancia los jugla-res y dems cantores del vulgo. Prescendiendo de los pre-mios, en cierto modo honorficos, con que los reyes y losgrandes seores recompensaban y alentaban los poetasdistinguidos, los magnates, los ayuntamientos y los cabildoseclesisticos pagaban los trovadores desta clase cantidades

    1) En el cdice de poesas inditas de Alvarez Gato, que se con-serva en la Academia de la Historia, se halla una composicin cuyoepgrafe dice :

    ,,Un mozo d'espuelas de Alonzo de Velasco que se

    llamaba Momlragon, hizo ciertas coplas de loores bien hechas al ca-pitn Hernn Mexia de Jan y Juan Alvarez ; y por que HernnMexia le respondi loando en el lo que ern razn de loar, retratabanalgunos de e'l diciendo que se desautorizaba

    ; y pareciendo JuanAlvarez (Gato) mal lo que aquellos reprobaban, hizo la obra que ade-lante sigue, la cual endereza Hernn Mexia con la carta siguiente."Sigese en efecto una carta y despus un proemio en prosa, y luegoonce coplas de diez versos con sus explicaciones, todo con el buenfin de probar que el hombre debe ser apreciado segn sus mereci-mientos : verdad que no debia estar muy en boga eu el siglo XV.

  • DE LA poesa CASTELLANA. XXXV

    razonables de dinero por sus composiciones. El ayuntamientode Sevilla dio en una ocasin cien doblas de oro Yilla-sandino por una composicin que este le dedic, hacindoselacantar por juglares, y en los aos sucesivos le dio igualescantidades por otras composiciones del mismo gnero i). Elcabildo de abades de Crdoba mand dar trescientos mara-veds Juan de Valladolid por otra composicin, ddiva queexcit la bilis y la envidia de otro trovador de la mismaestofa, el ya citado Antn de Montoro, y le hizo prorumpiren unos terribles versos contra su contrincante''); y final-

    mente, no hay ms que leer las muchas composiciones quelos mismos Villasandino, Martoro y otros iguales han com- ""v^puesto sin ms objeto que pedir dinero , vestidos y aun comes- '

    tibies, para convencerse de la exactitud de esta observacin.

    Pero era tal la estimacin que entonces mereca y alcan-

    zaba el arte de trovar y la gaja ciencia, que estas personastan nfimas y abatidas se elevaban, por su tlente y saber,

    al trato y conversacin de las ms principales y encumbradas:el ingenio borraba las diferencias de nacimiento y estado tan

    consideradas en aquella poca nobiliaria, y estableca de hecholo que se ha solido llamar Repblica de las letras. As nosolo Villasandino, que ocup siempre una posicin mas ele-

    1) Cancionero fie Baena, tora. I, pg. 33 3

    2) Aquella muerte que lidia, Contra Dios y la conciencia,Muy presto lidie conmigo, Eu los cuales pongo embargo.S lo digo por embidia Que me vienen por herencia

    ;

    ?i por que r soy enemigo

    ;

    O mandarlo aqui traherMas he sentido mortal, Ante la mercede de vos,Por que sois de noble ardid. Do le fagan entenderQue queris faser caudal Que gelos distes por Dios,De Juan de Valladolid .... Pero non por su saber.Colegio muy singular, Antn de Montoro d Juan Foeta,Mostrando onde venis, porque pedi dineros al co-D8 que le mandastes dar bildo de los abades de Cr-Tresientos maravcdie

    :

    doba. Obr. Mss.

    Esto digo que es un cargo

  • XXXVI DE LA poesa CASTELLANA.

    vada, sino Montoro el Ropero, Maestre Juan el Trepador,

    Gabriel el Msico, Martin el Taedor, Juan de Valladolid,

    y hasta Mondragon el mozo de espuela, estuvieron en comu-nicacin y correspondencia con el marqus de Santillana, con

    y el duque de Medinasidonia, con el alcaide de los Donceles,con el conde de Cabra, y con otros no menos elevados per-

    sonajes de los reinados de Juan II, Enrique IV y los ReyesCatlicos.

    Pero as como la poesa culta y cortesana en manos de

    los grandes seores se hizo por necesidad eco de sus senti-mientos, afectos y pasiones, y por lo mismo poltica vecesy losca, as en manos de estos truhanes se hizo con fre-

    cuencia chocarrera, bufona y aduladora, aunque veces conun desenfado y gracia singulares.

    Es esta una clase de poetas trovadores digna de unamencin y estudio especial, porque, si bien no son poetaspopulares por la forma ndole de sus composiciones, tienen

    estas las veces un carcter tan particular de actualidad yde localidad, que les da cierto inters de que comunmentecarecen las composiciones serias. Hablar de algunos deellos para dar una idea de la extensin de la poesa, y paraexaminar el estado de esta noble arte entre los trovadoresde esta inma clase, ya que la hemos representado brillandocon magnificencia y esplendor, en las cortes y palacios delos reyes y grandes seores.

    Uno de los trovadores ms clebres de esta clase es sindisputa Antn de Montoro, sastre remendn de Crdoba,y por esta circunstancia muy conocido con el nombre apo-do de el Ropero. Es difcil explicarse como en una condicintan abatida, pues era ademas pobre y judo de raza '), pudo

    1) Eu un peridico literario que se publicaba en Madrid en 1841(El Trovador Semanario de escritos y de poesas inditas), se in-sert una biografa de Montoro, en que se dice que este trovador( quien se llama Juan Antn) ,,fue' hijo de D. Pedro y de D*. JuanaGuzman, de la primera nobleza de Espaa; que fue educado por D.

  • DE LA poesa CASTELLANA. XXXVll

    adquirir, no solo la soltura y desembarazo de su estilo fcil

    y gracioso, sino el saber y la erudicin que suponen algunas

    de sus poesas, como, por ejemplo, la dirigida al duque de

    t[edinasidonia memorando la perdicin de Urdales cuando eraubdosa '). Pero ello es que se hizo famoso por sus Tersos,

    asta el punto de merecer casi unnimes elogios de los demscetas ^), y la proteccin y aprecio de ios seores de aquel

    iiigo Velasco, cannigo de Crdoba, y tio suyo por parte de padre,que le dio na educacin esmerada , conforme la que se daba en aqueltiempo los caballero nobles", etc. {Pg. 9.) Todo eso es infundado.Antn de Montoro nos dice en sus versos el mismo, que era pobre,de raza judia, sastre ropero, y no s por lo mismo de dnde pudooriginarse la equivocacin del autor de aquella biografa. Puede talvez que se haya confundido al Ropero con otros poetas del mismoapellido Montoro anteriores l, y de que hay versos en los cancio-neros manuscritos.

    1

    )

    Esta composicin se ha publicado en el Trovador, toin. I, pg. 9.

    2) El comendador Ribera le llama

    Ese hombre muy famoso,Poeta muy copioso,Llamado Antn de Montoro.

    Cancionero de burlas, pg. 100.

    Alvares Gato, en las coplas inditas arriba citadas y en el ep-

    grafe la dcima, dice: Trahe consecuencia aquel pobre roperode Crdoba, Antn de Montoro, y el mozo de espuelas Mondragon . , .diciendo que si estos obraren hablaren bien ( otros generalmente),no les debe empachar bevir en abito bajo pobremente para serodos loados."

    \o hagamos dios del oro.Dejemos este aguadacho;Si bien obra el de Montoro,Aunque pobre de tesoro,Tnganle por rico mucho. (Obr. Mss.)

    !Vo pensaba de un modo tan liberal el comendador Romn, quese indignaba de que un judo y un remendn aspirase ser poetacortesano, aunque tuviese talento para ello:

    Por que lomis la varaDe vuestra remenderia,

  • XXXVIII DE LA poesa CASTEJJ.ANA

    tiempo, en los reinados de Juan II, de Enrique IV y de losReyes Catlicos, que lleg alcanzar. El mismo pinta ensus versos su condicin abatida, su raza judaica y su mise-rable ocupacin ^): poco podian importarle por lo mismo los

    Vos amenaza GuevaraY tambin Hernn Mexia . . .Que vos trovis palauciauo.Ese trovar mas os mata;Por que si van la cata,Bien sabrn que sois marrano.Trovad cu corte de reyEn jubones remendar,Trovad en ir meldar,Trovad en servir la ley

    .. .

    Y cobrareis grant conorte* En saber que nunca crrastes,

    Sin que vos troreis de corte,Pues jamas en ella entrastes ...Tomareis mi buen consejoQue dejis este trovarY que 08 vais remendar.

    Cancionero de burlas, pg. 87.

    Gonzalo de Morn, en una pregunta que dirigi Montoro, leelogia de esta manera:

    La gloria de esta famaDe metros de vuestra bocaEs por DiosUna muy ardiente llamaQue todo el trovar advoca:En loor de solo vos , etc. Cancionero Ms.

    Hasta el portugus Alvaro Brito, que tanto le maltrata, confiesasu excelencia en el trovar, y la fama que en esto habia adquirido:

    Que troves tam devautajemComo tendes grande famaTras a orelha achey escamaDonde vem vosa prumajem.

    Cancionero de Revende, fol. XXXIl.

    1) H aqu como pinta su situacin y estado en el dilogo cousu caballo. Dice el caballo:

  • DE LA poesa CASTELLANA. vJiXlX

    craeles sarcasmos invectivas que con este motivo le diri-

    gan otros trovadores, los que l contestaba con no menos

    Bsenfado y virulencia. Sus obras principales son del gnero

    estivo de burlas, como entonces se decia, y en ellas lleg

    veces elevarse hasta la buena stira y al verdadero epi-

    rama '). Alcanz como dejo dicho, los tiempos de los Reyes

    Aquel de pobres abrigo,De los mas liados que vi',

    (U. Alonso de Aguilar)De los moros enemigo.Para vos libr bueu trigoY cebada para mi;y vos , malvado cohn,Judio, zafio, logrero,Por tenerme eu rehnY que nunca hubiese bien,Dejistes que no lo quiero.

    Y responde Montoro

    :

    Pues vierades mis respetos,Teniendo vos buen consejo,Como hacen los discretos,Que tengo hijos y nietos,Y padre pobre y muy viejo,Y madre doa Jmila,Y hija moza y hermana,Que nunca entraron en una pila ....

    Cancionero de burlas,pg. 94.

    Otras veces, causado de pedir los grandes y seores, se despide

    de la poesa para volverse su pobre ocupacin:

    Pues non cresce mi caudalEl trovar, niu da mas puja,Adorrnoste, dedal,Gracias te hagamos, ahuja.

    .Inton de Montoro al conde de Cabra, porque le

    demand e non le dio nada. Obr. Mss.

    1} Vase tomo censura las prodigalidades y debilidad del gobiernode Heiiriqne IV:

    El amo noble, sufriente,Pacfico, dadivoso.

  • XL DE LA POESA CASTELLANA.

    Catlicos, y en loor de la reina Isabel escribi unos versos

    tan sumamente aduladores, y tan irreverentes la virgen

    Mara, con quien osaba profanamente comparar la Reina,

    Cria mozo inobediente,Soberbio, rudo, pomposo;Y tiempo luego pasado,Cuando le siente el error,Quirelo haver castigado,Piensa fallarle mandado,Fllalo ser mandador.Asy fiso el virtuosoSefior, nuestro rey muy alto.Por dar muchos reposo,Dio as gran sobresalto;Fiso de siervos seoresCon leda cara de amor,Fiso de grandes mayores,Pisles ricos dadoresY s mismo pedidor. Obr. Mas.

    Los siguientes epigramas contra el trovador Juan Marmolejo ycontra Miguel Duran, censurndolos de borrachos, tienen en mi con-cepto gracia y donaire.

    A Juan Marmolejo:Guardas puestas por concejo,Dejadle pasar, y entreUn cuero de vino aejo.Que lleva Juan Marmolejo,Metido dentro en su vientre

    :

    Y pasito no reviente.

    A Miguel Duran:

    Enferm Miguel DuranDe beber tinajas llenasSin potajas ni sin pan

    :

    Por el barbero le vanQue le sangre de las venas.Con sus malos apetitosHallaule las venas duras

    ,

    Cuezcos de ubas y mosquitosSalen por las sangraduras.

    Cancionero de burlan.^ pag- 123.

  • DE LA poesa CASTELLANA. XLl

    que provocaron una multitud de seversimas impugnacionesdentro y fuera de Castilla: en algunas de ellas se pedia con-tra el pobre Ropero nada menos que la hoguera ^). Sin em-bargo, no consta que haya sufrido persecucin ninguna, apesar del generoso ardor con que tom la defensa de loscristianos nuevos conversos.

    Es este un rasgo muy notable de la vida y de las com-posiciones del pobre Ropero. A ltimos del siglo XV (1473),desenfrenado el populacho contra los cristianos nuevos o con-versos del judaismo, se entreg contra ellos horribles ex-cesos. Empez el motin en Crdoba, donde no pudo apa-garle D. Alonso de Aguilar; sigui Jan, donde mataronlos sublevados al condestable Miguel Locas, y se extendi las dems ciudades y pueblos de la Andaluca, y de all los de Castilla. El Rey y los grandes, por lo general, am-paraban los infelices perseguidos ; el populacho y las clases

    1) El coucepto de la composicin est expresado en los primerosversos

    :

    Alta Reina soberana,Si fuerades ante vosQue la hija de sant Ana,De vos el hijo de DiosResciviera carne humana.

    Contra estas irreverentes coplas escribi Francisco Vaca dos com-posiciones, que se hallan en el Cancionero general de 1511; y en elCancioneiro de Resende , fol. XXXII, hay unas Coplas de Alvaro deBrito Antn de Montoro sobre esta cantigua que fez como ereje;y en ellas le dice, entre otras cosas no menos duras:

    Vos de vos mustraes agoraVosso mal donde vos vem,Igualando o mal co bem,A serva com a senhora;Mas se vos discreis talXos reinos de Portugal,Logo foreis, Dom Roupeiro,Cum barazo d'aceiteiroNoo fogo de Sant Darzal.

  • XLIl DE LA poesa CASTELLANA.

    medias los odiaban y perseguian de muerte. En esta situa-cin no carece de cierto mrito moral la conducta del Ropero,adelantndose defender en sus composiciones la clasede conversos que l perteneca, y exponindose los odiospopulares que otros cristianos nuevos pretendan alejar de s,asocindose los perseguidores. El Ropero reviste de milformas su honrado intento y sus nobles esfuerzos: unas ve-ces se dirige con decisin y vehemencia al Rey Catlico, de-nuncindole los excesos cometidos en Carmona contra losconversos, y pidindole que los castigue ^); otras echa en

    Si hablo con osada,Es por verde cada daLo que dijo Salomn.Si quisiereis perdonarme,Seguiris la via usada

    ;

    Y si pena condenarme,Que muerte podis vos darmeQue yo no tenga pasada?Si decis, porque lo digo,Que hago vanos procesos,Rey de la virtud amigo,Mostradme vos un castigo,Darvos he dos mil excesos ....Di'golo por la pasinDesta gente convertidaQue sobre las ascuas andanCon menos culpa que gusto

    ;

    Que los que muy me'nos andan,Cien mil veces les demandanAquella muerte del Justo.

    Y si tal tema y receloLes mostrasen sin amorPor vengar al Rey del cielo

    !

    Pero hcenlo con celoDe roballes el sudor.Pues, rey do virtud (se) acata,Do las destrezas estn,Castigad quien los maltrata:Que un monteruolo se niatn

  • DE LA poesa CASTELLANA. XLill

    cara D. Alonso de Aguilar lo poco que hizo en favor de4o8 perseguidos, y retrata con desenfado la triste situacin que les ha reducido ^). En una de sus composiciones se que-ja la reina Isabel de que setenta anos de fe y de prcti-cas cristianas no hayan podido borrar el reato de su origen,

    la infamia con que se quera manchar los conversos *);

    Con quieu le fiere su can ....Si vierais el saco -manoDe la villa de Carmona,Y no, seor, una varaQue dijese : Sosegad. >Si vuestra alteza mirara,El corazn vos mauaraGotas de muy gran piedad.

    Montoro: Al Rey D. Feninndo el Catlico, sobreel robo de Carmona. (Poesas varias Mss. )

    Buen caballero leal.Que los defectos olvida,De sangre pura real,Os ha parecido malDesta gente convertida.Digno de mil seoriosDe corazn y de manos,Muy ms

    ,

    por sus desvarios.Les valiera ser JudiosQue Cristianos.

    Montoro : A D. Alonso de Aguilar , cuando la destruicionde los conversos de Crdoba. (Poesas varias Mss.)

    i O Ropero, amargo, triste,Que no sientes tu dolor!Setenta anos que naciste,Y en todos siempre dixistcInviolata permatisiste

    ;

    Nunca jure al Criador,Hice el credo

    ,y adorar

    Ollas de tocino grueso,Torreznos medio asar,Oir misas y rezar.Santiguar y persinar,Y nunca pude matarEste rastro de confeso.

    Los inojos encorbados,Y con muy gran debocion,En los dias seTialados,Con gran devocin contados,Y rezadosLos nudos de la Pasin,Adorando Dios y HombrePor mtiy alto seor mi.Por d mi culpa se escombre,\o pude perder el nombreDe viejo puto, judio ....Pues, reyua de gran valor,

    Que la santa fe acrecienta.

  • XLIV DE LA poesa CASTELLANA.

    y en otra muy notable agota toda su hil y sarcasmo contraRodrigo Cota, el famoso autor de la primitiva Celestina, por-que siendo como era de raza judaica, habia escrito contra losinfelices conversos, asocindose sus perseguidores ^).

    No quiere Nuestro SeorCon furorLa muerte del pecador,Mas que viva y se arrepienta.Pues , reyna de grande estado,Hija de anglica madre.Aquel Dios crucificado,Muy abierto su costado,Con vituperios bordado

    Montoro : A la reina

    E inclinado

    ,

    Dixo : Perdnalos,

    padre.

    Pues , reyna de autoridad.Esta muerte sin sosiegoCese ya por tu piedadY bondad.Hasta alia por Navidad

    ,

    Cuando sabe bien el fuego.

    oa Isabel. (Poesas varias Mss,)

    1 ) Montoro : A unas (coplas) que hizo Rodrigo Cota de Maguaque.(Ibidera. ) Esta composicin de veinte y seis coplas est llena desarcasmo y de irona

    ,y de alusiones picantes y ofensivas. H aqu

    algunos pasagcs curiosos y que dan algunas noticias de Rodrigo Cota,de quien tan poco se sabe

    :

    Digolo, seor hermano.Por una scriptura, buena.Que vi vuestra no de plana,Si viniera de la manoDel seor Lope, de Mena;O por no crecer la cismaDeste mal que uos ahoga

    ,

    De alguno que sin sofismaLoando la santa crisma,Quiere abatir la sinoga.

    La muy gran injuria dellosLugar hubiera, por Dios,Casi de pies cabellos.Si por condenar ellosQuedarades libre vos;Ms muy poco vos salvastes.No s como no lo vistes,Que en lugar de ver ccgastes,Porque ellos amagastesY vos en lleno heristes.

    Porque, muy lindo galn.No paresciera ser ascoSi vos llamaran GuzmanO de aquellos de Velasco

    ;

    Ms todos, segn dir.Somos de Medina hu.De los de Benatav,Y si estos don MosseVuestro agelo don Bau . . . .

    Varn de muy linda vista,A quien el saber se humilla.Quien prudencia conquista,Dicen que sois corouistaDel seor rey de Cecilia;Ms non vos pese, seor.Porque este golpe vos den

    :

    S que fuerades mejorPara ser memoradorDe los fechos de Moysen.

  • DE LA poesa CASTELLANA. XLV

    Pero si no consta que Montoro haya sido perseguido,impoco aparece que pesar de sus relaciones con los gran-

    des seores y caballeros de su tiempo, y de su fama y cele-bridad como poeta, haya querido podido abandonar su hu-milde ocupacin, ni dejar de ser ropero '). Sus versos sehallan esparcidos en las primeras ediciones del Cancionero

    general, pues en la ltima se han suprimido enteramente; en lamayor parte de los cancioneros manuscritos, y en un cdicede la Biblioteca Colombina de Sevilla, de que habl yaD. Nicols Antonio ^).

    Contemporneo del Ropero fu otro trovador de la mismaespecie, llamado Juan de Valladolid, y ms comunmente JuanPoeta. Si hemos de creer el testimonio de los trovadores desu tiempo, aun era de condicin ms abatida que el Ropero:pues era, segn ellos, hijo de un pregonero, ya que no ver-dugo de Valladolid, y de raza juda ^). Su acion la poesale hizo ser conocido con el nombre ya referido de Juan Poeta;

    y en efecto, parece que de esta habilidad profesin sacabaprincipalmente el modo de subsistir. Los reyes y los gran-des le protegieron: Alonso V le llev consigo aples *),

    1) A loa meuos as se infiere de los siguieates versos que ledirigi Alfooso Vela:

    - Como los ricos tesoros, As vuestro muy polidoPuestos 80 la ruda tierra Estilo de consonar,Non labrada, son perdidos, Todo enteroY los cantos muy sonoros Es en vos como perdido,Con que la serena aterra, Por vos non querer dejarPoto odos, De ser ropero Obras JWss.

    2) Bibliotheca Hispana nova, art. /intonius Montoro

    3) Pues sabis quien es su padre?l'n verdugo y pregonero.Y quieres reir 1 su madreCriada de un mesonero.

    Montoro: A Juan Poeta. (Obr. Mss.)

    4) Coplas de Ribera Juan Poeta, estando los dos en aples.Cancionero de burlas, pg. 100.

  • XLVl DE LA poesa CASTELLANA.

    ia reina catlica, cuyos tiempos alcanz, le l'avorecia ^), y yahemos vistos ms arriba que lo mismo hacian el cabildo deCrdoba y otras corporaciones y seores. Pero otros lehicieron el blanco de sus tiros en versos cruelsimos en quenada respetaron, sealndose en esta indigna cruzada, nosolo el Ropero y otros trovadores de su estofa, sino el condede Paredes y el comendador Rivera ''). Es de suponer quel no se morderia los labios, pues en los versos que de lnos quedan se ve que, si con virulencia le atacaban, no sedefenda l con mas dulzura, volviendo insulto por insulto,y 'desprecio por desprecio. Sus composiciones, sin tener lagracia y el chiste de las del Ropero, son sin embargo bastantenotables por el desenfado y el donaire con que estn escritas.En las obras serias como el Testamento del maestre de Sant-iago 3), D. Alvaro de Luna, se observa que liabia adquirido

    1

    )

    S que la discretaReyua, seiora de nos,Si vos da, por lo de Dios,Mas non por mucho poeta.

    Montoro: A Juan Poeta. (Obr. Mss.

    )

    2) Coplas del conde de Paredes Juan Poeta, cuando le cativarou los Moros de Fez. Canc. de burl.

    ,pg. 73. Ribera, en las

    coplas citadas en la nota 4,pg. 45.

    3 ) En esta composicin , en que salen Medea , Crcou , Jason,Pn'aino, Pino, Aquilea, Edipo, Lario , Yocasta, Iplito, Agamenn,Egisto y otros cien personajes de la antigedad, con quienes secompara el infeliz D. Alvaro de Luna, hay, con todo, pasajes sentdos y bastante bien escritos. Copiar algunos, por ser obra inditay para dar idea del estilo del poeta :

    Mando primero que sea Oh mundo fallesccdor

    !

    Un cadahalso levantado, Qu vali tanto sobir,Donde sea degollado. Pues que avia de venirPorque todo ombre lo vea.... A tan vil muerte morirMando al grand pregonero Como un pobre caballero?Delaut vaya pregonando Las mis manos

    ,

    que besadasE as se cumpla el mando Fueron de comendadoresDel rey, noble justiciero. E de grandes menores.

  • DE LA poesa CASTELLANA, XLVIl

    toda la erudicin indigesta y pesada con que los poetas de

    aquel tiempo recargaban sus composiciones, y desnaturalizaban

    los argumentos sobre que escribieron.

    De la misma clase que el Ropero y Juan Poeta, fueronGarci Fernandez de Jerena, trovador en los reinos de Juan1 y Enrique el Enfermo, casado con una juglaresa mora quele arrastro al mahometismo, que abjur despus al fin de suslargas y extraas aventuras ') maese Juan el Trepador, o

    Guarnicioneo ; Martin el Tannedor, y otros muchos que seriaenojoso mencionar.

    Entre los trovadores de esta inma clase, y los reyes ylos seores, habia un nmero