2
Cándida. La primera vieja que recuerdo.Ni siquiera nos habíamos mudado. La casa de tres pisos estaba en obras. Tú, con cuatro años, y el resto de la familia, en una apacible tarde de Domingo,fuisteis a supervisar las obras. Como siempre, encontraste la forma de escabullirte y salirte con la tuya.Tu objetivo era acceder a la terraza cerrada con llave porque aun no estaban puestas las balaustradas y lo conseguiste: te fuiste arrastrando poco a poco para superar tu vértigo, sabías que era peligroso, pero querías conseguirlo, asomar la cabeza desde el segundo piso, ver las vistas quizás? Pero fue a ella a quién viste. Una auténtica bruja malvada como la de los cuentos que leías con tu hermana: caminaba renqueante, tendría cien años lo menos, toda vestida de negro y con el pelo blanco recogido en un moño pero lo más impresionante era su nariz aunténticamente brujil con verruga incluida. Sin pensarlo dos veces,como una verdad incuestionable del colegio, le espeté un ¡ bruja! Que le hizo levantar la cabeza y farfullar algo por lo bajo cuando ya me había retirado de su vista. Con el tiempo llegaríamos a ser amigas. Que gracia que tras su aspecto malévolo se encondiera un nombre como ese :Cándida. Cuando estaba aburrida y nadie me hacía caso acudía a su casa donde solía tener una buena provisión de paquetes de gusanitos para mí.Le pedía de beber aunque no tuviese sed, porque cogía el agua en la fuente rellenando un cubo y utilizaba un cucharón para darme agua.Como a mí me hacía gracia, insistía una y otra vez hasta enfadarla. Entonces salíamos a su pequeña huerta, dónde brillaban un hermoso cinamomo y un romero antiguo, que por supuesto ahora tengo en mi casa y olerlos es volver a esas horas compartidas con la bruja mala que al final resultó buena.Ya no existe Cándida ni su casa que fue derruída para construir un garaje. Primero se fue ella y durante años vi la vieja casa deteriorarse, primero sin cristales , luego con grietas y desde mi balcón seguí atisbando lo despojos de aquella vida vivida y olvidada por el mundo: un destartalado arcón quizás con un traje de novia o con la ropa del difunto marido, un juego de café en una pequeña alacena de la cocina,aquella casita de cuento con juguetes y una bruja de mentira.

Cándida (1)

Embed Size (px)

DESCRIPTION

candida

Citation preview

Page 1: Cándida (1)

Cándida.

La primera vieja que recuerdo.Ni siquiera nos habíamos mudado.

La casa de tres pisos estaba en obras. Tú, con cuatro años, y el

resto de la familia, en una apacible tarde de Domingo,fuisteis a

supervisar las obras. Como siempre, encontraste la forma de

escabullirte y salirte con la tuya.Tu objetivo era acceder a la terraza

cerrada con llave porque aun no estaban puestas las balaustradas y

lo conseguiste: te fuiste arrastrando poco a poco para superar tu

vértigo, sabías que era peligroso, pero querías conseguirlo, asomar

la cabeza desde el segundo piso, ver las vistas quizás? Pero fue a

ella a quién viste. Una auténtica bruja malvada como la de los

cuentos que leías con tu hermana: caminaba renqueante, tendría

cien años lo menos, toda vestida de negro y con el pelo blanco

recogido en un moño pero lo más impresionante era su nariz

aunténticamente brujil con verruga incluida. Sin pensarlo dos

veces,como una verdad incuestionable del colegio, le espeté un ¡

bruja! Que le hizo levantar la cabeza y farfullar algo por lo bajo

cuando ya me había retirado de su vista. Con el tiempo llegaríamos

a ser amigas. Que gracia que tras su aspecto malévolo se

encondiera un nombre como ese :Cándida. Cuando estaba aburrida

y nadie me hacía caso acudía a su casa donde solía tener una

buena provisión de paquetes de gusanitos para mí.Le pedía de

beber aunque no tuviese sed, porque cogía el agua en la fuente

rellenando un cubo y utilizaba un cucharón para darme agua.Como

a mí me hacía gracia, insistía una y otra vez hasta enfadarla.

Entonces salíamos a su pequeña huerta, dónde brillaban un

hermoso cinamomo y un romero antiguo, que por supuesto ahora

tengo en mi casa y olerlos es volver a esas horas compartidas con

la bruja mala que al final resultó buena.Ya no existe Cándida ni su

casa que fue derruída para construir un garaje. Primero se fue ella y

durante años vi la vieja casa deteriorarse, primero sin cristales ,

luego con grietas y desde mi balcón seguí atisbando lo despojos de

aquella vida vivida y olvidada por el mundo: un destartalado arcón

quizás con un traje de novia o con la ropa del difunto marido, un

juego de café en una pequeña alacena de la cocina,aquella casita

de cuento con juguetes y una bruja de mentira.

Page 2: Cándida (1)