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Gran villa maravillosa del occidente asturiano, una de las más famosas y alegres del Principado. Rodeada de montañas, bañada por el Narcea que da apellido a Cangas y verdor a sus aldeas; su romería del Carmen con su “DESCARGA” colosal; loada por todas partes, goza de fama mundial. Son Corias, el Reguerón con su riquísima agua, el Corral, la Calle Mayor, el Cascarín, Ambasaguas, el Palacio del Conde, la Vega, el Paseo, y tantos bellos rincones su gran solaz y recreo. Concejo fenomenal el de Cangas del Narcea, de belleza sin igual, de pintorescas aldeas. Del Rañadoiro al Acebo, del Cabril a Leitraiegos, del Connio a Monasterio, de Caniellas a Muniellos; picos de cumbres nevadas de colosal hermosura, fuentes, regueros, cascadas, dan a sus prados frescura, danzan truchas nacaradas en aguas cristalinas, puras, en sus valles, pomaradas, arándanos en las alturas.

Cangas del Narcea

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Poesía sobre el concejo cangués

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Gran villa maravillosa

del occidente asturiano,

una de las más famosas

y alegres del Principado.

Rodeada de montañas,

bañada por el Narcea

que da apellido a Cangas

y verdor a sus aldeas;

su romería del Carmen

con su “DESCARGA” colosal;

loada por todas partes,

goza de fama mundial.

Son Corias, el Reguerón

con su riquísima agua,

el Corral, la Calle Mayor,

el Cascarín, Ambasaguas,

el Palacio del Conde,

la Vega, el Paseo,

y tantos bellos rincones

su gran solaz y recreo.

Concejo fenomenal

el de Cangas del Narcea,

de belleza sin igual,

de pintorescas aldeas.

Del Rañadoiro al Acebo,

del Cabril a Leitraiegos,

del Connio a Monasterio,

de Caniellas a Muniellos;

picos de cumbres nevadas

de colosal hermosura,

fuentes, regueros, cascadas,

dan a sus prados frescura,

danzan truchas nacaradas

en aguas cristalinas, puras,

en sus valles, pomaradas,

arándanos en las alturas.

Qué bonitas son sus brañas

entre montes escondidas,

sus ganados, sus cabañas,

ecos de chuecas y esquilas,

o el son de la guadaña

velada por la neblina.

Montes de lobos y raposos,

de robles y de castaños,

donde se guarece el oso

y aún canta el urogallo,

corren corzos y rebecos

por entre hayas y pládanos,

saltando matas de brezo

con riquísimos arándanos.

Hoy dedicamos el Filandón

de La Cuenca del Narcea

en homenaje y honor

a Cangas y a sus aldeas,

“Beichxandu’l Son d’Arriba

al bramíu di lus pandeirus,

cantando cun achexegría

lus sones di Chxeitariegus”.

¡¡Viva la villa de Cangas,

su concejo, sus paisanos,

el Carmen y la Descarga,

sus romerías, sus ramos

y el coloso Cueto d’Arbas,

su centinela más alto!!