Cap 9 Duranti

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    375

    Autropologla /i / g , - {s ti c a

    posible la conversacin. Se deben estas preferencias y rasgos a los uni-

    versales de la cortesa humana, o son rasgos necesarios de la supervi-

    vencia de las especies? O ambos? La naturaleza de la interaccin

    conversacional es inherentemente democrtica y plural? Por qu? La

    reticencia a enfrentarse a estas cuestiones por parte de los analistas de

    la conversacin es, en parte, un producto lateral de la naturaleza formal

    de su trabajo; se parece a la reticencia de Chomsky a enfrentarse al nivel

    de explicacin psicolgica o sociolgica de los fenmenos lingsticos

    que estudia. Todo ello hace que el anlisis de la conversacin aporte

    sugestivas ideas a una gran variedad de temas y, sin embargo, sea imper-

    meable a la crtica que la formulacin de estos mismos temas podra

    sugerir. Esta sabidura, sin embargo, tiene un precio. A medida que las

    nuevas generaciones de estudiantes se embarcan en el estudio de las

    sutilezas de las prcticas conversacionales que han revelado los analistas

    de la conversacin, tendrn que decidir si desean permanecer dentro

    de los lmites de la disciplina, tal como ha sido definida por sus funda-

    dores, o aventurarse en las procelosas aguas del anlisis cultural, donde

    a menudo hay que olvidarse del formalismo si se pretende captar la sin-

    gularidad de la experiencia humana. _

    En el siguiente captulo nos aventuraremos en unidades de anlisis

    que expanden nuestro horizonte analtlco con el fin de incluir no solo

    intercambios ms complejos, sino tambin situaciones donde el habla

    se mezcla con otros recursos cornunicativos.

    374

    9

    Unidades de participacin

    Un hilo que ha atravesado las ciencias humanas en los siglos XIX y

    xx

    ha sido la conceptualizacin de la conducta humana como una serie

    de sistemas autonmos que interactan, cada uno de los cuajes es sus-

    ceptible de poderse dividir en componentes ms y ms pequeos.

    Como vimos en los captulos 5 y 6, en la lingstica este hilo ha signi-

    ficado la descomposicin del discurso humano en oraciones, frases, pala-

    bras, morfernas, fonemas y rasgos distintivos. Todo este proceso nos ha

    permitido tener una comprensin ms profunda de la complejidad del

    habla humana, de sus diferentes planos, de las diversas formas en que

    esos planos se retroalimentan, pero no ha respondido a la pregunta de

    cmo los hablantes con iguen conectar las pequeas unidades del len-

    guaje con las grandes entidades a las que estas pertenecen. En los dos

    ltimos captulos hemos examinado algunas tentativas de conectar las

    formas lingisticas, bien con los actos individuales, bien con las secuen-

    cias de actos. En este captulo voy a ampliar el estudio con la explora-

    cin de otras unidades de anlisis. El tema de fondo ser en este caso la

    participacin .

    La participacin -que aqu abordaremos tanto en su dimensin

    de interaccin humana como en la de perspectiva de anlisis- es un

    concepto que parte de diversas corrientes dentro de la lingstica, la

    antropologa, la sociologa y la psicologa. Los sociolingistas han inter-

    pretado que la participacin es una cuestin que afecta a la relacin

    entre individuos y grandes grupos de referencia, o a otros agregados

    como las redes sociales (Milroy, 1980; Milroy y Milroy, 1985) y las

    comunidades de habla (Hudson , 1980; Labov, 1966; Romaine, 1982;

    Walters, 1988). Los antroplogos lingsticos, por su parte, se han decan-

    tado por el estudio del lenguaje que se usa en las interacciones cara a

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    Ailfropologa Iillgiisfim

    Finalmente, en la conclusin del captulo ampliar el contexto de anli-

    sis al entorno construido y al uso del cuerpo humano

    y

    de la visin en la

    interaccin (seccin 9.5). Un estudio de los saludos cara a cara nos ofrece

    un ejemplo del tipo de anlisis integrado que puede hacerse mediante la

    combinacin de un enfoque sobre la participacin y el uso de documen-

    tacin audiovisual, que hemos propuesto en los captulos 4 y 5.

    Unidad es de pnrticipation

    cara, como los intercambios ceremoniales, los discursos orales, las narra-

    ciones, las bromas, las discusiones. Esta diferencia en el objeto de estu-

    dio se debe, en parte, a las diferentes condiciones que intervienen en la

    prctica de ambas disciplinas, sociolingstica y antropologa lingstica:

    mientras que la primera trabaja normalmente sobre grandes comuni-

    dades urbanas, la segunda lo hace en el seno de pequeas comunidades

    tradicionalmente rurales. Aunque e concepto de participacin que estu-

    diamos en este captulo es el resultado de este ltimo tipo de investiga-

    cin, su extensin a otras disciplinas o investigaciones es un desafio con

    el que habrn de tener la valenta de

    vrselas

    las nuevas generaciones de

    antroplogos lin gis ticos que trabajen en escenarios urbanos.

    Al igual que en anteriores captulos, voy a enunciar brevemente las

    fuentes intelectuales de los conceptos que introduzco. Tambin dar

    algunos ejemplos del tipo de anlisis que son posibles dentro del marco

    establecido por la nocin de participacin-.Aflrmar que pensar en tr-

    minos de unidades de participacin contribuye a reconectar estos aspec-

    tos del lenguaje que hemos abordado en captulos anteriores con otras

    dimensiones, casi siempre olvidadas, de la experiencia humana, como el

    papel que desempean los cuerpos de los hablantes, los recursos mate-

    riales que los rodean, y las instituciones sociales constituidas por las prc-

    ticas lingsticas. Pensar en los hablantes 7omo participantes significa,

    entonces, moverse ms all del habla e, incluso, ms all del habla como

    accin, e incorporar la totalidad de la experiencia de lo que significa ser

    miembro de una comunidad de habla. Al mismo tiempo, la participa-

    cin es una dimensin del habla que tiene tambin races gramaticales,

    como muestran el trabajo sobre la deixis y los marcos metalingusticos

    y rnetapragmticos. Este captulo rene estas dimensiones diferentes de

    la participacin, que hasta ahora se han estudiado. en el seno de tradi-

    ciones de investigacin separadas. Empezar con la nocin de activi-

    dad, tal como la usa la psicologa de Vygotsky (seccin 9.1), y con la

    nocin de evento comunicativo (seccin 9.2), primero en la obra de

    Jakobson y, luego, en la formulacin que hace de l Hymes. A conti-

    nuacin veremos tres unidades de anlisis diferentes pero relacionadas,

    que afirman tomar la participacin como el lugar de partida para el estu-

    dio de la interaccin cara a cara (seccin 9.3). La deconstruccin de la

    nocin de hablante y oyente, que han realizado Goffman y otros

    autores, nos permitir abordar la discusin de la autora, la intenciona-

    Jidad y la construccin conjunta de una interpretacin (seccin 9.4).

    9.1.

    LA NOCIN DEACTIVIDAD EN LA PSICOLOCA

    DE VVCOTSKY

    La nocin de juegos de lenguaje de Wittgenstein (captulo 7) convierte

    la nocin de actividad en el ncleo de estudio del significado. Este hecho

    supone un gran cambio en el estudio del lenguaje como accin, porque

    trata al mismo tiempo de integrar el lenguaje con la accin y de ofrecer

    un modo de pensar sobre los grandes marcos dentro de los que opera el

    lenguaje. En vez de partir de los enunciados, como hacen los tericos del

    acto de habla,Wittgenstein sugiri que se empezase por qu hacen real-

    mente las personas cuando se renen. Basta recordar el ejemplo del

    LISO

    de sustantivos como

    cub o , p ilar, losa

    o

    viga,

    entre un albail y su asistente

    al comienzo de las

    Inves tiga ciones jilos ijiw s

    (vase e epgrafe

    7.4).

    Wittgenstein no fue el nico que pens en trminos de activida-

    des, porque aproximadamente en la misma poca se adoptaba un enfo-

    que similar en e seno de la -psicologa sovitica'. Comenz con la

    teora

    de Vygotsky sobre el desarrollo cognitivo, que implicaba decisivamente

    una actividad mediada entre un principiante (i. e. un nio) y un

    experto (un adulto) (vase el epgrafe 2.4). Despus de la muerte de

    Vygotsky, algunos de sus discpulos, especialmente A. N. Leonryev, trans-

    formaron sus ideas en lo que denominaran la teora de

    la

    actividad.

    Como ha estudiado Wertsch (1981), una de las cuestiones que esta teo-

    ra intenta resolver es la relacin entre la conciencia y el mundo mate-

    rial. Para algunos psiclogos soviticos como Vygotsky, Leontyev y

    Rubinstein, esta cuestin surge de una posicin terica sobre la cual

    I Aunque no parecen exist ir i ndicios de ninglllla relacin directa entre Wittgenste~n y los

    psiclogos soviticos de los que

    vaya

    hablar, s hay algunos vnculos indirectos. Por algo.Vigorsky

    ley a

    Bhle r,

    que estaba en Austria aproxinudanlt:ntc al

    . l1ISillO uel~lpo

    que

    Wlttge~stclll

    meditaba sobre su oportunidade (vase el captulo 7). Ta11.ble l son pos,b ~s. otras conexiones.

    No

    err'UTIQS

    si decimos que la

    idea

    de

    encrividad (01110 unidad

    para el

    anlisis

    de las facultades

    mentales y lingliscicas

    rondaba-

    los crculos

    3G ldm ..icos

    en los aos 20 y 30.

    37 7

    76

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    ~ ~

    A utr opolog /il lgiis tica

    gravitaba el debate de Marx y EngeJs sobre la ideologa, y la crtica de

    Marx a las teoras materialistas previas (vanse los artculos de Wertsch,

    1985a). En su Tesis sobr e Feue niod i, Marx subraya la importancia de man-

    tener una relacin entre la conciencia y la actividad prctica y senso-

    rial de los seres humanos en el mundo:

    El principal defecto de todo el materialismo actual hasta la fecha...

    es que la cosa, realidad, sensorialidad, se concibe solo en la forma de

    un objeto para la

    cout en ipl ac in ,

    y no como una acti vidad

    humana

    SCIISO-

    rial, como una pr ctica, no subjetivamente. Por tanto, lo que ocurri es

    que el idealismo, para contradistinguirse del materialismo, desarroll el

    lado

    ac tivo,

    pero solo de forma abstracta, puesto que, desde luego, el ide-

    alismo no conoce la actividad real sensorial como tal.

    (Marx, [1845] 1978: 143) (Cursiva en el original)

    Vygotsky y sus colaboradores transformaron esta posicin en una

    pregunta: cmo elaborar una teor a de la'mente humana que se tome

    en seno el hecho de que los sujetos pensantes no solamente piensan,

    Sll10 qu: tambin se mueven, construyen, tocan, sienten y, sobre todo,

    interactuan con otros seres humanos y obj~os materiales por medio de

    la actividad fs ica y semitica. Est~ perspectiva, que a menudo est

    ausente en la psicologa cognitiva norteamericana', se acerca a (y en

    algunos casos se apoya en) las recientes teoras antropolgicas que tra-

    tan la cultura como prcticas y no solo simplemente como modelos de

    pensamiento (vase el captulo 2). En ambos casos, la cuestin es cmo

    reconciliar lo que parecen ser procesos cognitivos individualment e con-

    trolados con actuaciones pblicas conseguidas mediante la interaccin

    y d.onde lo~indjviduos participan de forma conjunta en actividades qu~

    parecen lilas que la mera

    sum a

    de sus partes. La solucin de Vygotsky

    a este problema fue invertir la relacin habitual entre el individuo y la

    sociedad. En vez de pensar desde el individuo y considerar que la acti-

    vidad social conjunta es la SUl11ade procesos y acciones cognitivos indi-

    viduales, Vygotsky propuso una teora lel desarrollo segn la cual las

    facultades Individuales (o' t . lgi cas) d

    . . 111

    rapsico oglcas surgen e procesos inte-

    ra:cl~nale~ ,(o ll1terpsicolgicos). Ofrece el ejemplo del desarrollo de la

    sealizacin con el dedo, que empieza con el intento fallido del nio

    Pero vause Ncwman. GniTi Il y Cole (1

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    Arl lf up o log a lin gM sti[( /

    9.2. EVENTOS COMUNICATIVOS: DE LAS FUNCIONES

    DEL HABLA A LAS UNIDADES SOCIALES

    El primer paso real que dieron los gramticos hacia el estudio del habla

    subordinada a unidades sociales fue la introduccin de un modelo en

    el que tanto el hablante como el oyente desempeaban un papel deci-

    sivo. En el Congreso de Sryle, que organiz la Universidad de Indiana,

    en 1958, el lingista ruso Roman Jakobson, en un trabajo que ampliaba

    los hallazgos del psiclogo austraco Karl Bhler', propuso un modelo

    de eventos comunicativos compuesto de seis factores constitutivos

    cada uno de los cuales determina una funcin diferente del lenguaje

    (jakobson, [1960] 1974: 353). La figura 9.1 reproduce los seis factores,

    y la figura

    9.2

    las seis funciones, tal como las representaba esquemti-

    camente Jakobson.

    CONT EX TO

    MENSAJE

    DES TINADO R

    DESTINA TARI O

    CONTACTO

    C D IGO

    ~

    Figura 9.1. Lo s s eis [ actores constitut ivo s de IIn evento de hab la .

    RE FER ENCIAL

    POTICO

    EM OTIV O

    CON ATIVO

    F TICO

    METALING ST ICO

    Figura 9.2.

    Las seis

    [unciones

    dell eng llaj e seg r n Jak obso n.

    ~ Karl Bhler

    fue

    una

    psiclogo

    ausrriaco

    que se

    interes

    por el lenguaje y escribi un

    tratado fundamental, Spmr/I /eorie , que se public en 1934, y que fue muy influyente en los

    crculos lin g sci co s europeos, incluyendo la Escuela de Linglisrica de Praga, a la que perteneca

    Jakobson. El modelo de lenguaje de Bhler (cuya primera versin puede encontrarse en llllO de

    sus artculos de 1')18) contemplaba tres factores: (a) representacin

    (Darslell g),

    (b) expresin

    (A lI sd, .rk ) y (c) llamar la atencin (Appel} (Bhler, [1934] 1990).A cada uno de estos tres factores

    corresponde una funcin. Las funciones referencial, ernoriva y conariva de Jakobson se basan en

    el modelo de Bhler (jakobson, 1

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    Autrapologla /i llg, -{ stica

    expresin, sino que aaden informacin sobre una actitud particular o

    postura que adopta el hablante (vase Gurnperz, 1992; Ochs, 1996).

    La orientacin hacia el destinatario significa una explotacin de la

    funcin conativa: el ejemplo clsico es el vocativo, que en algunas len-

    guas se marca morfolgicamente (como en el latn Brute [Oh Brutal,

    donde la vocal final

    e

    nos dice que se habla

    a

    Bruto, no

    sobre

    Bruto), y

    en otros casos nicamente por la entonacin (la entonacin apelativa

    de

    Ju an , ven aqull],

    La diferencia entre la funcin referencial, por un

    lado, y la conativa y ernotiva, por otro, es que solamente cuando se usa

    la primera puede afirmarse el valor de verdad de lo que se dice. En los

    otros dos casos, este juicio no es apropiado. As, pues, como seala

    ]akobson, no podemos responder a alguien que dice

    b ebe

    (funcin

    conativa que expresa la forma imperativa) diciendo es cierto eso o

    no? (vase la posicin de Austin al respecto en el epgrafe 7.2).]akob-

    son tom prestadas de

    Bhler

    estas tres funciones, y aadi tres ms: la

    potica, la ftica y la metalingstica.

    Del estudio de los aspectos secuenciales del habla (vase el cap-

    tulo 8) hemos aprendido que ambas funciones, emotiva y conativa,

    desempean un papel en el lenguaje, aunque pueden ser ms o menos

    dominantes. Por ejemplo, incluso cuando f a gente profiere impreca-

    ciones despus de un hecho adverso (~.e. tropezar, dar un traspis, per-

    der un autobs, dejar caer un helado al suelo) y produce expletivas

    como

    Juck

    (Joder), en ingls,

    mcrdel,

    en francs,

    cazeoi,

    en italiano, u

    oka , en sarnoano, se pone en marcha a un cierto nivel el diseo del des-

    tinatario. Esto se hace evidente por la habilidad de los hablantes para

    controlar el modo y manera en que se articulan estas imprecaciones,

    que oscilan entre los susurros y los gritos (Goflinan, 1981: 97-98).

    La funcin potica se activa cuando se pone el nfasis en el men-

    saje en s mismo (jakobson, 1960: 356). Esta funcin, que forma parte

    aunque no idntica, del lenguaje de la poesa, es lo que permite el juego

    verbal, el fonosimbolismo (vase el epgrafe 6.8.1) y cualquier otra

    estrategia lingstica que manipule u opere con la forma o el sonido

    del mensaje. La funcin potica permite que la forma del mensaje pre-

    valezca sobre el contenido. Por ejemplo, cuando un escritor de can-

    cienes o. un poeta buscan una palabra que rime con otra de una lnea

    anterior, dan preeminencia a la funcin potica sobre la

    funcin

    refe-

    rencial. De hecho, ~n algunos casos, si encuentran la palabra o frase que

    suena bien, podran incluso rehacer algo que escr ibie t

    on an es para

    382

    Unidades

    de participncin

    que encaje con el marco acstico que establece la llueva expresin. Esta

    f~ncin potica no predomina nicamente en los poemas, sino en

    generas como los eslganes polticos y comerciales.

    La predominancia del contacto sobre otros factores nos da lo que

    ]akobson, siguiendo la nocin de comunin ftica de Malinowski

    (1923), llama la funcin ftica, que caracteriza lo que se dice solo (o

    principalmente) para establecer, prolongar o cortar la comunicacin,

    como cuando los hablantes se cercioran de que el canal est abierto,

    como en

    Hello , can

    )011

    hear lile?

    (Hola, me oyes?). Para ]akobson, los

    saludos desempean esta funcin ftica, puesto que

    110

    suelen tener un

    contenido (no son acerca de algo),

    y

    cuando s lo tienen, este no se

    parece a su propsito principal. Esto ocurre tambin con expresiones

    acerca del tiempo que suelen decirse en los ascensores y en otros espa-

    CIOS

    cerrados donde la proximidad espacial impulsa a las personas (en

    muchas sociedades) a sentirse en la obligacin de decir algo.

    La funcin metalingstica (denominada normalmente rneta-

    lingstica o reflexiva) es el uso del lenguaje para hablar sobre ellen-

    guaje (Lucy, 1993). El trmino se ha tomado de la lgica, donde se

    hacen distinciones entre e lenguaje objeto (por ejemplo, los smbo-

    los matemticos) y el metalenguaje, esto es, el lenguaje que usamos

    para hablar del lenguaje objeto (i. e. el ingls) (Tarski, 1956).]akobson

    extendi la funcin metalingustica a todos los casos en los que habla-

    mos de habla, incluyendo el debate sobre el significado de laspalabras

    en nuestro propio lenguaje

    (c uand o alguien dice te odio sig ni fica qll e l/O

    sa be c mo relac ionar se configo )

    y la explicacin de una palabra en una len-

    gua extranjera (o lio u

    s ignifi ca libro en japons )

    (vase el epgrafe 6.7

    sobre la conciencia metalingstica). Es habitual que utilicemos comi-

    llas al escribir, con el fin de separar la expresin en el lenguaje objetivo

    de lo que se dice en e metalenguaje. Al hablar, los entrecomillados se

    indican mediante sutiles cambios en el timbre de la voz y en la proso-

    dia o en otros rasgos suprasegrnentales como el volumen

    y

    el tempo

    (Cru ttenden, 1986; Crystal y Davy, 1969). En algunos casos, estos y

    otros rasgos lingsticos se utiliia'n para sealar que lo que se dice es

    una cita, no necesariamente de un hablante diferente ino de diferen-

    tes dialectos o formas de ser. Este uso de la funcin metalingi.istica es

    lo que Morgan (1996) llama dialecto lector en la comunidad afro-

    americana, una prctica por la que sus miembros, casi siempre de forma

    irnica u humorstica, contrastan o destacan (

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    An tr op o log a J illg ii s ti ca

    cidos del ingls afroamericano (A.A.E.) y del ingls americano (A.E.)

    para respaldar sus argumentos.

    Por ejemplo, para hacer hincapi en algn argumento lospartici-

    pantes podran decir

    It's

    not simply that Tarn cool. Tbe cool. In fact,

    1 been cool (a very long rimeja'. En la comunidad afroamericana, los

    dos dialectos, el ingls afroamericano (A.A.E.) y e ingls americano

    (A.E.) no son solo

    le dos

    constantemente, sino que los interlocutores

    lee n,

    tambin constantemente, otras variaciones dentro de estos dialectos.

    (Morgan, 1996: 410)

    En estos casos, entonces, ciertos rasgos gramaticales como e verbo

    monoflexivo

    be

    (ser) en una proposicion principal (en

    I be co ol

    [yo soy

    guay]) o la ausencia de verbo auxiliar haber (en

    I bee n

    [yo sido]) se con-

    vierten en decticos de los contextos en que se utilizan dichas formas,

    que se convierten as en casi citas.

    El modelo de Jakobson debe bastante no solo a Bhler, como he

    mencionado anteriormente, sino tambin a toda la teora lingstica de

    la Escuela de Praga'. Sus miembros instauraron un mtodo para el estu-

    dio del lenguaje que prestaba idntica atencin a la estructura y a la

    funcin. Segn este enfoque, el lenguaje est inmerso en la actividad

    humana y, al mismo tiempo, es un insty.tmento de ella.

    Producto de la actividad humana, la lengua comparte con esta acti-

    vidad su carcter de finalidad. 'Cuando se analiza e lenguaje como

    expresin o comunicacin, la intencin del sujeto hablante es la ms

    plausible y natural de lasexplicaciones.

    (T esis pr ese n ta das al Pri mer Co ngres o de fillogos es la vo s, 1929,

    en Vachek, 1964: 33)

    Esta idea sobre el lenguaje, que pona e nfasis en su carcter de acti-

    vidad orientada a un objetivo, era importante porque obligaba a los inves-

    tigadores a relacionar e estudio de las formas linguisticas con e estudio

    de las funciones sociales. Esta premisa, que haba inspirado el modelo de

    Jakobson, ocup un papel ms central si cabe en la invocacin de Dell

    Hymes hacia una etn o l:r aJ la

    de la comu nicac in .

    En este caso, la influencia

    . Juego de t iempos verbales de dificil traduccin. Una aproximacin orientativa

    podra

    ser: -No solamente estoy guay, soy un tipo guay. De hecho, he sido siempre guay.'

    (N rielT.)

    , Sobre la relacin enrre Biihler y los miembros de 1.1Escuela de Praga, vase Vachek (1966).

    :t

    El parecido con la

    reoria

    de la

    actividad

    no es tan accidental, ya que Vigotsky conoca

    d trabajo de

    Bhler y

    lo citaba con frecuencia en sus escritos.

    384

    Unidades de part ic ip acin

    de los intereses y mtodos de la antropologa era visible en los tres pilares

    del enfoque de Hymes (1964): (i) los mtodos etnogrficos; (ii) un estu-

    dio de los eventos de habla que constituyen la vida social de una cornu-

    n.idad; (iii) un modelo de los diferentes componentes de los eventos.

    El punto de partida es el anlisis ernogrfico de los hbitos

    COJ11l1-

    nicativos de una comunidad en su totalidad, con el fin de determinar

    culesson los eventoscomunicativos y cules los componentes de estos,

    y de no concebir conducta comunicativa alguna fuera o independiente

    de conjunto enmarcado dentro de un escenario o de una cuestin

    implcita. El evento comunicativo es, pues, central. (En trminos del

    lenguaje adecuado, esta declaracin significa que e foco de atencin

    se desplaza de cdigo lingstico al acto de habla.)

    (Hymes, 1964b: 13)

    Como muestra esta cita, la tarea que se propuso Hymes para l

    y

    sus

    discpulos (muchos de los cuales se convertiran en grandes figuras de la

    antropologa lingstica) fue conectar las especificidades del uso del len-

    guaje con la comunidad dentro de la cual dichos usos tienen lugar,

    s~~

    interpretados y reproducidos. El vnculo con la comunidad se eS,tablecJO

    por medio del evento comunicativo como unidad de anlisis. El escri-

    bi: en un sentido, esta perspectiva se centra sobre las comunidades orga-

    nizadas como sistemas de eventos comunicativos (1964b: 18).

    Hymes se basa explcitamente en e modelo de evento de habla de

    ]akobson, cuyos seis factores refina y ampla hasta confeccionar una

    lista que creci de siete (Hymes, 1964b) hasta diecisis (Hymes, 1972a).

    Con e fin de que fuese ms facil de recordar, Hymes reagrup los die-

    cisis componentes bajo las letras del trmino S-P-E-A-K-I-N-G:

    Situation, Participants, Ends, Act sequences, Rey, Instrumentalities.

    Norms, Genre (situacin, participantes, fines , secuencia de actos, clave,

    instrumentos, normas y gnero).

    ... . fl . d . . ejemplo de Kennerh

    ., Hymes (1972a: 51)

    reconocio

    diversas

    inuuencias

    e Otro

    npo,

    1'01 ,

    Burke,

    quien,

    durante )05

    aos

    40, elaboc

    una

    reoria

    de los

    /lII(PM

    que

    d~scansaban

    en

    conceptos

    como agencialidad, acto, propsito

    y

    escena (Burke, 1945). ,

    . Cada uno

    de

    estos ocho

    componentes.

    con la excepcin de

    kcy [clave)

    y

    ~genre

    genero,

    . . S .. (1 L .. ) E

    la)

    PartiClI,antc, 3. Hablante,

    se

    sub div idi

    en dos o 11135componentes: uuacion . Liga, _. scel ,

    . . Desri io) F' (7 Propsiros-resllltado 8. 1'1'0-

    4. Emisor, 5.

    Oyente o receptor, o

    audirorio, 6. esrmaranor: IIlcS . .

    psitos-objerivos); Secuencia de actos (9. Forma dd mensaje, 10. Colltcllldo del mensaje); Cla~c (11.

    t 1 bla): N' (14 Normas de inreraccrn: 15.

    Clave); l

    nstruruentos

    (12. Canal, 13. Formas

    l

    e la a, 011113, . . (05)

    . eneros) V 11 (197?, 1974) Y Duranri (1 ~o .

    Normas

    de

    interpretacin):

    Genero (1h.

    Gneros). eanse

    yme::. _..

    385

  • 7/26/2019 Cap 9 Duranti

    7/34

    A ut ro potog ta li / lg ii slica

    Estos fac tores eran componentes del habla o componentes de los

    actos de habla (l-Iymes, I972a: 58) . El trmino original evento comu-

    nicativo (Hyrnes, 1964b) se abandon ms tarde a favor de evento de

    habla. Por eventos de habla se entenda, en sentido estricto, aquellas acti-

    vidades o aspectos de actividades gobernadas directamente por reglas o

    normas para el uso del habla (l-Iymes, 1972a: 56); son ejemplos de even-

    tos de habla una lectura, una conversacin telefnica, una oracin, una

    entrevista o un chiste. En estas actividades el habla cumple un papel deci-

    sivo en la definicin de lo que sucede, esto es, si suprimimos el habla, la

    actividad no puede tener lugar. Las situaciones de habla, por otro lado,

    son actividades en las que el habla desempea un papel menor o subor-

    dinado, como un partido de ftbol, un paseo con un amigo, un viaje en

    autobs o una visita a un museo. Esta distincin analtica entre eventos

    de habla y situaciones de habla es intuitivarnente sugerente, pero puede

    ser problemtica, especialmente si, como analistas, esperamos distincio-

    nes ntidas entre ambas, porque lo que encontramos en el mundo real

    son situaciones o fragmentos de situaciones en las que el habla se usa de

    forma constitutiva, es decir, como un instrumento para sostener o defi-

    nir ese tipo particular de situacin. Este uso-erio que caracteriza una con-

    versacin, pero puede tambin caracterizar un juego, o un paseo con un

    amigo. La ausencia de habla en estos casos podra ser tan importante

    como su presencia en esas otras situaciones que hemos definido como

    eventos de habla (vase Duranti, 1985).

    Hymes hizo hincapi en la naturaleza heurstica de su modelo

    , SPEAKING, que l haba pensado C0l110 una gua til (o red tica) para

    el trabajo de campo y el anlisis intercultural (se supona que los etn-

    grafos del habla estudiaban el uso del lenguaje en distintas comunida-

    des del mundo y en

    funcin

    de los componentes que Hymes haba

    descrito) (vase Sherzer y Darnell, 1972). La idea no pareca invitar

    tanto a hacer una serie de descripciones etnogrficas de eventos de

    habla que ilustrasen con ejemplos cada uno de los diecisis compo-

    nentes -la lectura de estas descripciones suele ser particularmente abu-

    rrida- C0l110 a ofrecer una idea de los factores que intervienen en el

    estudio del lenguaje en cuanto parte integrante de la vida social (por

    tanto, el ttulo de H ymcs del artculo de 1972 Modelos de la interac-

    cin dellenguajc y la vida social). La autntica novedad de la amplia-

    cin que Hymes hizo del modelo de Jakobson fue no tanto el nmero

    y

    tipos de componentes como la naturaleza de la unidad de anlisis.

    38 6

    -_. ~

    ..-

    Unidades de pa rti cipa c in

    Para ]akobson, la nocin de evento de habla fue una forma de uni-

    ficar sus seis componentes y sus funciones correspondientes de lenguaje.

    Con el cdigo lingstico como preocupacin central de su modelo,

    jakobson aport sugerencias importantes sobre la forma de relacionar las

    distintas formas de participacin con modelos gramaticales. Sin embargo,

    ]akobson no estaba interesado en la organizacin sociocultural de los

    eventos de habla ni en el papel que desempeaban dentro de la comu-

    nidad. Por otra parte, para H ymes la comunidad es el punto de partida,

    y los eventos de habla estn all donde se forman y renen las comuni-

    dades. La unidad de anlisis deja de ser una unidad lingstica como tal,

    y se convierte en una unidad social en la que se basa o integra el habla.

    Por tanto, a Hyrnes le preocupan menos las funciones del habla en el sen-

    . tido de ]akobson y ms, en cambio, el modo en que los diferentes aspec-

    tos de la in teracc in contribuyen a defini r lo que se dice y cmo se dice.

    Los actos de habla y los eventos de habla son, pues, unidades de partici-

    pacin para Hyrnes en, al menos, dos sentidos: (i) son formas en que las

    personas se vinculan a la comunidad; (ii) son formas de constituir una

    comunidad. La comunidad, por su parte, puede entenderse a distintos

    niveles. En un nivel rnicrointeraccional, la comunidad se refiere a un

    grupo pequeo o grande de personas que se organizan alrededor de una

    actividad comn, que puede variar desde una conversacin a dos bandas

    a travs del telfono, una ceremonia de iniciacin con una docena de

    participantes, hasta un m.itin poltico con miles de personas.En un nivel

    rnacrointeraccional, entiendo la comunidad

    C0l110

    un grupo de refe-

    rencia, normalmente ms amplio, real o imaginario (cfr. Anderson, 1983),

    cuya constitucin excede los lmites del aqu y el ahora de una situacin

    determinada, y que se establece sobre la base de lino o ms criterios de

    pertenencia de tipo geopoltico, tribal, tnico, profesional y lingstico.

    9 .2. 1 . Es tud ios e ll 1 o < ~ r 4 { t c o s de 10 5 evento s de hab la

    Aunque el modelo SPEAKING'de Hymes apenas se ha utilizado en su

    versin extensa , ha inspirado un considerable nmero de estudios

    ti Dada

    1 : :1

    insistencia de Hvmes en los eventos como unidades de anlisis, diversos autores,

    incluido yo mismo, hemos inter~retado en el pasado los COlllponelltes del modelo SPEAKING

    COIllO

    una referencia a las c aractersticas de los eventos, en vez de a los actos de

    hab ln

    (Duran-

    ti, 1985; Savillc- Troike, 1989). Debido a la naturaleza dinnuca de cualquier evento de habla. sin

    embargo. rie ne

    1111 5

    sentido pensar en estos componentes

    COI11;

    partes

    c~nstltUtlVaS

    de los actos

    de habla, en el sentido que dicta la tcorfa de actos de habla (vase el capitulo 7).

    38 7

  • 7/26/2019 Cap 9 Duranti

    8/34

    Antropolooa

    /illgsli cn

    etnogrficos sobre comunidades

    lin g sti cas

    desde el punto de vista de

    los eventos de habla. En la organizacin de estos estudios ocupa un

    lugar central la relacin entre los componentes de los eventos de habla,

    especialmente e escenario, los participantes y e gnero.

    Sherzer

    1974, 1983),

    por ejemplo, estudia una buena parte de la

    vida social de los cuna de Panam desde el punto de vista de los even-

    tos de habla que tienen lugar en el interior de la casa de asamblea

    [onmakket ne lea} , donde la gente habla, discute, hace planes para el futuro

    y habla sobre l pasado. Sherzer muestra que los distintos eventos de

    habla que all suceden se basan en buena medida en e gnero que se

    utiliza y en el tipo de participacin que exige el auditorio. AS,pues, si

    un jefe va a cantan)

    (namniak e}

    o hablan)

    (sunlll ak ke),

    depende en parte

    de la presencia de otro jefe en la casa que pueda responderle [apinsue}

    utilizando la lengua de los jefes [sak a kaya) (Sherzer,

    1983: 98).

    Ade-

    ms, aunque todos los cantos se realizan en la lengua de los jefes, los

    formatos de participacin varan bastante de un tipo de evento a otro.

    Durante el konkr es o congreso, un tipo de evento que ocurre cada dos

    noches y donde participan tanto hombres como mujeres, tras algn

    debate pblico sobre temas relativos a la comunidad, ya sean asuntos de

    economa o disputas recientes entre las personas, se da comienzo al

    canto en forma de un dilogo rituali7ado en el que cada una de las

    intervenciones de los jefes cantando versos (ikar) es replicada por el

    comentario teki as es, es verdad, por parte del jefe que responde.

    1 ) O C = jefe que canta,JR.= jefe que responde)

    J C:

    // le ya /ase pap a/ a np arlll ialilllarye

    so l e l itt o le .

    Dios nos envi a esta montaa decir oir.

    elea

    111 0> 111/1/

    akkw ekarye

    opanv e. .

    Con el fin de cuidar sus races de banana expresar..

    JR:

    teki

    As es .

    JC:

    eka/

    iuso tareawamu

    akkl lleka ryey

    so ke / it to lete

    on el fin, pues, de cuidar las races del raro para l decr oir.

    5111 111 0

    ipi ti

    opanue.

    Expresar en verdad.

    JR.: leki

    As es.

    ( ...)

    (Sherzer, 1983: 50)

    388

    Unidades de participacion

    Mientras tiene lugar la actuacin, los

    po licias-

    locales patrullan la

    casa advirtiendo en voz alta laipit a marve ino durmis' y nue ittomarve

    iponed a tenc in. El auditorio se involucra an ms gracias a la labor

    del

    arkar

    o intrprete del jefe, que debe traducir a un lenguaje

    corriente lo que el jefe acaba de cantar en el esotrico sak la kaya. Este

    tipo de evento es diferente de otros tipos de interacciones donde l

    auditorio participa de forma distinta. En el intercambio de saludos for-

    males [ar ea n du e, literalmente apretn de manos) entre un jefe visi-

    tante y un jefe local, por ejemplo, no hay ningn personaje oficial.

    Cualquier persona puede entrar en la casa de asamblea, sentarse y

    escuchar, pero tambin pueden hablar unos con otros o con los acli-

    tos del jefe visitante, en ocasiones en voz ms bien alta; no hay ningn

    polica que se pasee por la casa para garantizar que se atienda y se par-

    ticipe. Cuando ha terminado el intercambio de saludos, no hay tra-

    duccin oficial. Qu explica las distintas formas de participacin de

    estos dos eventos? En los cantos que tienen lugar durante un konkreso,

    el principal objetivo de la actuacin parece ser la ense anza de valores

    morales. As, pues, de acuerdo con Sherzer (1983: 90), la popularidad y

    xito de un jefe cuna reside en su habilidad para construir posiciones

    morales, favorecer modos de conducta y abrazar determinados puntos

    de vista mediante un lenguaje creativo, innovador y casi siempre indi-

    recto. Tambin los aprendices aprovechan este momento para apren-

    der del lenguaje esotrico de los cantos y escuchar la interpretacin

    que de ellos luce e traductor oficial. En este caso, los cantos se enmar-

    can y organizan como una ocasin para la transmisin de conocrrruento

    y la reproduccin de la memoria colectiva (Severi, 1989). Los saludos

    formales, en cambio, estn nicamente dirigidos a los jefes y el resto de

    la comunidad es testigo casi de forma accidental. Sin embargo, en otro

    tipo de evento de habla, el ritual de sanacin, se excluyen auditor ios

    ms numerosos. En este caso, adems del chamar (Severi, 1989), al

    que Sherzer llama el sabedor del ileat, los nicos participantes son la

    persona enferma y las mu~cas (suar nu chu lea ua) , qU,erepresentan los

    espritus de bien, cuyo papel es contrarrestar los espnitus del mal que

    causan la enfermedad (Sherzer, 1983: 111). Lo qLle muestra la tlpol~-

    I

    .Id

    t

    c paclOn

    gia de los cantos cuna es que cuanto mayor es e ruve e pal

    I1 .

    del auditorio, ms' creativa es la actuacin. En los rituales de sanacion,

    el oficiante pretende convencer a los espritus de su conOCImIentO de

    la tradicin; as, pues, hay menos espacio para la creatividad individual.

    38 9

  • 7/26/2019 Cap 9 Duranti

    9/34

    Al/tro p% gro Iil lgMstico

    Mientras que, por el contrario, en los cantos que se celebran en el

    leo n-

    kresso ,

    los jefes tratan de impresionar al auditorio con su habilidad para

    establecer conexiones especiales entre el pasado

    y

    el presente.

    El

    aspecto ms

    sorpreudcnte

    de los cantos y del habla de la casade

    reunin es su modo de hacer hincapi

    CI

    la adaptacin

    creativa,

    en la

    habilidad de los individuos -

  • 7/26/2019 Cap 9 Duranti

    10/34

    Antropolog a Iillgiisriw

    En contraste con los discursos ofrecidos en los intercambios cere-

    moniales, en la parte del 10110 dedicada al debate se aplican diferentes

    normas para hablar y para interpretar, y los gneros se mezclan o

    corrompen descaradamente, mientras los participantes se esfuerzan

    por definir qu contexto es el relevante para que su discurso tenga sen-

    tido y logre lo que los dems esperan de l, incluyendo la def inicin de

    la verdad (Lindstrom, 1992).

    Hacer hincapi en los aspectos de

    creacion

    del contexto de la

    actuacin verbal es una consecuencia natural del inters por estudiar

    las comunidades a travs de los eventos de habla. Para entender mejor

    estas dimensiones realizativas del habla necesitamos examinar una serie

    de modelos que se construyen a partir de la nocin de participante

    que se encuentra en el modelo SPEAKING de Hymes.

    9.3. LA PARTICIPACIN

    A unque la participacin es una importante dimensin del enfoque de

    Hyrnes

    J

    972a) sobre el estudio de las comunidades de habla, no es el

    aspecto central de su modelo. Hay que recurrir a otros autores, algunos

    de los cuales fueron estudiantes o colegas suyos en la Universidad de Pen-

    silvania, para encontrar nociones analticas~ue tomen la participacin

    como el punto de partida del estudio del habla. En las

    prximas

    tres sec-

    ciones, debatir tres unidades de

    parti cipa cin

    relacionadas y, sin embargo,

    diferentes, concretamente, la

    estructura de participacin

    de Philips

    (epgrafe 9.3.1), el

    marco de participacin

    de Goffman (epgra-

    fe 9.3.2) yel

    marco participante

    de M. H. Goodwin (epgrafe 9.3.3).

    9.3. 1. La estnutum de pa rtic ip ac in

    En su trabajo con la actuacin de los nios amerindios en la escuela,

    Philips (1972, 1983) present la nocin de estructura de participacin,

    entendida C0l110 un tipo particular de encuentro o de disposicin

    estructural de la interaccin.

    Los profesores emplean distintas estructuras de participacin, o for-

    mas de gestionar las inreracciones verbales con los estudiantes con el

    fin de comunicar distintos ripos de material educativo, y para que exista

    variedad en la presentacin del material escolar, con el fin de mante-

    ner el inters de los nios.

    (Philips, 1972: 377)

    392

    Unidad es de pnrtic ipa ciu

    De acuerdo con Philips, hay cuatro estructuras bsicas de participa-

    cin en el aula, cada una de las cuales difiere de las dems en el nmero

    de estudiantes que participan en ella con el profesor, en la estructura no-

    verbal de la atencin, y en los principios que se utilizan para regular los

    turnos de palabra de los estudiantes (Philips, 1983: 78). El primer tipo

    de estructura de participacin abarca la

    in rera cc in

    de la clase entera

    con el profesor y, por tanto, excluye cualquier otro tipo de interaccin.

    En este caso, el profesor selecciona para que hable a un estudiante con-

    creto o al conjunto de la clase. Una variante de este modelo es la estruc-

    tura en la cual el estudiante se ha hecho con

    a lgun as

    de las prerrogativas

    del profesor y se dirige : 1 la clase, por ejemplo en :111evento como Show

    and Tell (Muestra y cuenta) o en la presentacJOll de un Infor~lle indi-

    vidual. En esta variante, sin embargo, los estudiantes contmuan dir

    i-

    gindose al p rofesor en

    vez

    de a la clase en su conjunto, como muestra

    el hecho de que los profesores deben advertir a los alumnos que se diri-

    jan tambin al resto de sus

    compaeros.

    El segundo npo de estructura

    de participacin es el grupo reducido. En este caso, el profesor se cen-

    tra en la interaccin con una parte de la clase, normalmente de CI1lCOa

    diez estudiantes (1983:

    80).

    A los estudiantes que no participan de la

    interaccin con el profesor se les dan instrucciones para que trabajen

    individualmente en su pupitre. El tercer tipo de estructura de partlclpa-

    cin es la relacin personalizada entre el profesor y un nico estudiante.

    Estos encuentros suelen producirse durante perodos en los que los

    nios se hallan concentrados en tareas de pupitre. uando uno de ellos

    tiene una duda, levanta la mano o se acerca a la mesa del profesor

    (1983: 81). El cuarto tipo es bastante distinto de los otros_tres; es el tra-

    bajo de pupitre, esto es, una

    situ ac in

    en la que el 1I11l~ trabaja con

    materiales escritos en su pupitre y no inr erac ta con n11lgun otro com-

    paero en la clase. La ventaja de pensar sobre los tipos de estructuras de

    participacin es que nos ofrecen un modo de evaluar las dlstl1l~a s c~n-

    secuencias de cada formato. Qu tipo de formato requiere mas ~altl-

    cipacin activa de los estu liantes? Por ejemplo, Philips descubri que

    los estudiantes de origen indio. tienden a formular ms preguntas que

    . di t 1 profesor y lo hacen

    sus compaeros ante las instrucciones que IC a e , .

    dirigindose a ambos por igual. Estas preguntas suelen hacerse dentro

    . - I . st l e 1 clase un a hi sro rr a

    Juego tradicional mfanril en el que los nmos ~..lC:II(J.n ,1 les o

    acerca de algn objeto personal o de su inters. (N.

    del 1.)

    391

  • 7/26/2019 Cap 9 Duranti

    11/34

    A u tro po ogi a li/lg ii s ti ca

    de una estructura de participacin donde el profesor est presionado por

    el tiempo o desea mantener la atencin de la clase entera, y considera que

    se distrae si los nios conversan entre ellos. PhiJips sostiene que los nios

    amerindios estn socializados para participar en interacciones con adul-

    tos y con otros nios en modos que contrastan abruptarnente con las

    estructuras de participacin que organizan los profesores no-indios en el

    aula. La autora sostiene

    laihip tes is

    de que estas diferencias son parcial-

    mente responsables de la pobre actuacin de los

    n ios

    arnerindios .

    En su trabajo, Philips utiliza de base y referencia conceptos como

    encuentro

    soc ia l

    y participante ratificado, que in trodujo uno de sus

    maestros, Ervin GofIinan. En la prxima seccin, estudio el modelo de

    participacin que desarroll el propio Coffman.

    9.3.2 . Marco s de participacion

    La distincin que realiz Hyrnes entre los distintos tipos de participan-

    tes (hablante, emisor, destinador, eriunciador, por un lado, y oyente,

    receptor, destinatario, enunciatario, por otro) fue recogida (y ampliada)

    en el estudio de Goffman sobre el footing [p osicionami ento] (Goffman,

    1979,1981)'-'. Por posicionamiento GeflTi,an entiende la toma de posi-

    cin que adopta un individuo al enunciar una expresin lingstica dada,

    entre otras, una clave particular (uno de los componentes de Hymes)

    con la que interpreta el habla o el papel de participante que desempea

    el hablante o el oyente (Levinson, 1988: 163).

    Ahora consideremos el posicionamiento y sus cambios. Dicho de

    otra forma, consideremos los mltiples sentidos en que puede apare-

    cer el orador, esto es. las proyecciones mltiples con las que se autoim-

    plica, y que l ueden rastrearse en lo que se dice y hace en el estrado.

    (Goffinan,

    1981: 173)

    Coffman ofrece el ejemplo de un lector competente que alterna

    momentos en los que torna cierta distancia de su texto previamente

    escrito con momentos en los que permite que su voz resuene con scn-

    11 Para

    el

    desarrollo y la

    elaboracin de este enfoque en otros

    escenarios

    educativos.

    vall

  • 7/26/2019 Cap 9 Duranti

    12/34

    Antro po log lill g iis fi cn

    cel Mauss 1938) sobre la nocin clsica de persona, no debera in ter-

    pretarse como el reconocimiento de una ilusin social. Los hablantes

    no

    pretenden

    solamente ser personajes diferentes, se

    co nviert en

    en ellos

    y son tratados COIIIO

    si

    lo fuesen; los seres humanos existen en tanto que

    seres sociales, precisamente porque son entidades que pueden asumir

    diferentes personajes sociales y representar diversos puntos de vista. La

    constitucin de nuestro ser, nuestro modo peculiar y, sin-embargo-

    similar-a-otros seres, y a otras formas de actuar en el mundo se con-

    sigue por medio del habla mediante los sutiles caminos por los que

    aSllITlImOSos distintos tipos de status y posiciones con respecto a nues-

    tras propias palabras, as como a las de los dems. Goffman utiliza el

    t~mino status de participacin para denominar la particular rela-

    Clan que cualquier persona, en una situacin dada, mantiene con lo

    ql~e se est diciendo, y marco de participacin para la configura-

    Clan total de dichos status en un momento determinado (Goffman,

    1981: 127 Ypass im).

    Por ejemplo, podra ser bastante equvoco asumir un modelo de

    interaccin lil:gstica en el que los pronombres de primera persona

    (

  • 7/26/2019 Cap 9 Duranti

    13/34

    A su ropo logla

    1i 1 t < : S fi c a

    Para Goffinan, el locutor, autor y poderdante constituyen lo que l

    ha llamado el formato de produccin de un enunciado (1981: 226).

    A este formato corresponde un conjunto de status que distinguen entre

    distintas clases de receptores. Dadas las polticas de inclusin y exclu-

    sin en el uso de las formas pronorninalcs y de tratamiento, no es sor-

    prendente que Goffman propusiera sustituir el trmino oyente por

    una serie de distinciones ms sutiles. En una situacin dada, puede

    haber todo tipo de personas que oigan lo que se dice, pero solo unas

    pocas (en ocasiones solo una) tienen derecho a tomar parte en el evento

    comunicativo, y se espera de ellos que as sea (vase tambin Goffman,

    1964). A estos ltimos l los llam

    participantes ratificados

    ya los

    dems participantes no ratificados. Entre los participantes ratifica-

    dos hizo ms distinciones, especialmente cuando se selecciona a una

    persona del auditorio

    C01110

    receptor principal, aquel a quien se dirige

    el acto de habla o a quien se cuenta la historia. Los receptores ratifica-

    dos necesitan marcar su participacin mediante rasgos distintivos. Como

    hemos mencionado anteriormente, en la casa de asamblea, dentro de la

    ceremonia de los cnticos de los jefes cuna (Sherzer, 1983), por ejem-

    plo, hay siempre un jefe que da la rplica y~ue participa con una serie

    de respuestas convencionales en rnorneritos determinados. El resto de

    las personas en la casa tambin son-participantes ratificados, pero se

    espera que sean oyentes mudos, aunque atentos. Este tipo de marco de

    participacin es similar, pero no idntico, al que encontramos en el

    fon o

    de Samoa (reunin del consejo del pueblo), donde el orador no escu-

    cha la rplica de una persona determinada, sino breves respuestas en

    momentos

    sea lado s

    mediante marcadores de apreciacin convencio-

    nal como

    mli e

    bien dicho y (menos habitual) 1/10

    i

    cierto (Duran-

    ti, 1984a: 231). Este tipo de respuestas. sin embargo, procede solamente

    de los miembros del pueblo que se sientan en el crculo ms prximo

    de los individuos autorizados. La comparacin entre los cnticos de los

    cuna y los discursos de Samoa sugiere que reponder de ciertas mane-

    ras o no responder en absoluto proyecta los tipos de participacin

    A veces. GO([1I1.11 (1981) parece oponer las nociones de formato de produccin y

    marco de

    parcicipaciu. donde

    la

    primera

    se refiere a los

    distintos

    roles que normalmente se

    integran

    bajo

    el rtulo

    hablaute,

    y

    segunda a 10'\ que

    norrnahneure

    se

    integran

    bajo el

    rtulo

    oyente. En otras ocasiones, sin embargo, el marco de participacin parece un trmino ms

    general

    que

    cubre tanto

    1 produccin

    C01110

    la recepcin.

    39 8

    Unidades de participacin

    futura; en otras palabras, que responder podra ser un modo de aceptar

    o anticipar contribuciones futuras. El que responde viene a decir Estoy

    escuchndote, t me tendrs que escuchar

    despu s .

    En contextos pol-

    ticos, este mensaje implcito acarrea, por supuesto, una serie de conno-

    taciones importantes.

    La identidad del

    rece pt or princip al

    ratificado es importante, porque

    suele ofrecer al hablante el punto de vista desde el que contar la histo-

    ria. Una de las contribuciones del anlisis de la conversacin (vase el

    captulo 8) ha sido el examen de las formas con que los hablantes dise-

    a n

    su discurso de acuerdo con quin es su receptor. Schegloff (1972b)

    se al

    que el estudio de cmo las personas definen los lugares nos habla

    no solo del conocimiento

    y

    deseo de los hablantes, sino tambin de

    cmo conceptualizan el conocimiento, los deseos o la persona social

    de su receptor. Dentro de este contexto, entra en juego la nocin de

    diseo del receptor. Los hablantes disean su discurso teniendo en

    cuenta, entre otras cosas, a su receptor. Ms concretamente,

    lo s habl an-

    le s di sean su discur so de acuerd o con una evalu acin e/1 m archa de su rece p to r,

    como miembr o pertenecient e a /.1/ 1 grupo o clase determinados.

    Esta es una

    importante observacin, porque en ella se basa la idea de que el estu-

    dio de la conversacin es un aspecto central del anlisis de la sociedad.

    Si observamos cmo los hablantes formulan preguntas o identifican

    personas. objetos y lugares, podremos conocer el anlisis sociolgico

    que los propios participantes hacen de la situacin. Preguntar a alguien

    sobre Eco n

    h

    significa, al menos, que se identifica a esa persona como

    miembro de una comunidad universitaria de habla inglesa, probable-

    mente americana. Las personas que no pertenezcan a esa comunidad

    desconocern probablemente que Econ l significa el curso deno-

    minado nmero 1 del Departamento de

    Econmicas

    en el campus.

    Hablar en Los ngeles de la Industria conlleva una serie de presu-

    puestos sobre la actividad laboral o, al menos, el conocim.iento del des-

    tinatario respecto a la

    industri a d, el cine

    J '

    la telev isin.

    El receptor desempea un papel importante no solo en la defini-

    cin de los referentes, sino tambin en el contenido de la interaccin.

    Charles Goodwin (1.979, 1981) demostr que en una conversacin

    corriente

    los liab laut es cambian el cont eni do de lo 1//( di cen en .(lII cin de a

    qu in identijican

    COl/10

    su rece ptor

    princ ip al.

    Si utilizamos la mirada

    paraindi-

    carnos el receptor principal del enunciado del hablante, un registro

    visual de una intcraccin nos puede dar el ruo me nto exacto en el que

    399

  • 7/26/2019 Cap 9 Duranti

    14/34

    Autropoloola li /l g M s (i {( )

    una persona selecciona un nuevo receptor. Utilizando este tipo de an-

    lisis, Goodwin nos muestra que la fuerza ilocutiva o naturaleza de un

    acto comunicativo puede cambiar a medida que el hablante cambia de

    un receptor desconocido a uno conocido. Por ejemplo, lo que en un

    principio puede ser considerado como noticia, puede reforrnularse si

    se dirige a alguien que ya la conoce. En el curso del enunciado Real-

    mente hace ho y U /la sema na qlle he dejad o d e [ u

    tila

    r,

    el hablante cambia la

    naturaleza de lo que se comunica tres veces a medida que su mirada se

    desplaza en cada movimiento a un nuevo receptor. Por ejemplo, lo que

    empez como la comunicacin de una noticia (el hablante ha logrado

    dejar de fumar) a un amigo, se reformula como el anuncio de un ani-

    versario (hace una semana) cuando el hablante termina dirigindose a

    su esposa, que ya conoca la noticia. De forma similar, en otro ejem-

    plo, la oferta de informar a un receptor que ignora el modo de con-

    tar los puntos en un juego de cartas es reinterprerada por parte de los

    receptores que conocen el procedimiento como una peticin para

    que lo verifiquen (Goodwin, 1981: 149-153)1 .

    El temprano inters de Goffman (1964) por la situacin, como

    plinto de partida del anlisis sociolgico de la conversacin, se refleja

    en su preocupacin por las clases de receptores que pueden no ser des-

    tinatarios oficiales. Lo que es interesante de los participantes no rati-

    ficados es que (i) pueden ser ratihcados y (ii) su presencia puede

    tenerse en cuenta por parte de los hablantes. Los espectadores cir-

    cunstanciales (bysta ll ders) son aquellos receptores no ratificados que

    tienen algn tipo de acceso (auditivo y/o visual) a la situacin. Como

    nos advierte Goffman (1981: 132), debe considerarse su presencia

    como la excepcin y no la regla. Estos espectadores circunstanciales

    pueden ser oyentes casuales o furtivos {eavesdroppers}, Por supuesto,

    los contextos y las culturas varan con respecto a lo que se espera que

    hagan los espectadores circunstanciales. En algunos contextos, estos

    podran actuar como si no estuviesen presentes (GofTman, 1981: 132),

    pero, en otros casos, pueden evidenciar su presencia y su comprensin

    de la interaccin, de tal modo que se obliguen a s mismos a parrici-

    JI .

    a nuestros efectos,lIamarClllOS receptor desconocido a un receptor de quien se dib'J

    que carece de una informacin relevante que el hablante posec:;'sl el receptor posee informacin

    que el hablante desconoce, nos referiremos a l con el nombre de receptor conocido.

    (Goodwin, 1981: ISO).

    40 0

    Unidades de pa rtic ip ari

    par en el intercambio. Esto es lo que ocurre en el siguiente ejemplo,

    citado por Levinson (1988: 166), donde no se dirigen directamente a

    Karen, sino que la participacin de esta se evoca por el contenido de

    las palabras de Mark:

    3) SHARON:

    Yo didn' CO /l/O (I/It tall : tu l, Kare u?

    No has venido a hablar con Karen?

    No, Karen- Karen' 1 're

    h aI J illg a fig lt( ,

    No, Karen- Karen y yo estarno peleao,

    0.4)

    af rer

    she u /e nt o u t

    un t]

    Keith 111 1' // 01

    l/I i( 1t

    [me).

    porque sali con Keiih y no con (migo).

    ha h It a l, ha l,

    lial,

    v v , tI lv /a rk, yO Il l/e IJe r

    c /s ke d

    / l/e 0111 .

    Pero Mark, t no me lo pediste.

    (Sacks

    et al.,

    1978: 29)

    MARK:

    MARK:

    RUTHIE:

    KAIUN:

    En algunos casos, parece que los hablantes convierten espontnea-

    mente, cuando no a propsito, a los participantes en oyentes ocasionales,

    como un modo de invitar a que participen declinando la responsabilidad

    de haberlo hecho. Este el caso, por ejemplo, de las personas a las que

    se les ha cado o perdido algo, y hablan con su perro o con su nio

    pequeo en presencia de otros adultos, para que as estOs puedan sen-

    tirse autorizados a ofrecer su ayuda. En otras ocasiones, los hablantes

    disean un enunciado con el fin de que sea escuchado casualmente por

    otras personas. Este es uno de los usos de lo que en las comunidades

    afroamericanas se denomina codificar, que quiere decir un modo

    de cifrar mensajes o significados durante la conversacin que suele, lle~

    var aparejado, en la mayora de los casos, un elemento de

    ind ir ec cin

    (Mirchell-Kernan, 1972: 165). Al distinguir entre distintos tipOS de sIg-

    nificado, Morgan (1996) introduce el trmino indireccin dirigida

    para aquel uso en el que un hablante dice algo a alguien (un receptor

    falso) de forma ostensible, dirigindose en realidad a otra person~ para

    que esta, al orlo, lo reconozca. En estos casos, como en la practica

    denominada dialecto lector (vase el epgrafe 9.2), es importante pres-

    - da propia sobre

    11 Otro uso habitual es el dudo verbal donde el ano de IIslgnJllcar roma VI I

    J I

    bl tratan de anularse LIno .t

    una secuencia extendida de turnos de; palabra en los que os

    la

    ante)

    I

    orco (vanse Kochman, 1972. 1981; Labov, 1J72b: cap. 8).

    401

  • 7/26/2019 Cap 9 Duranti

    15/34

    A /II /'ilpo log a li/ lg{ is ti ca

    ta r atencin a los rasgos que se utilizan para ind icar el

    objetivo

    pre-

    tendido; en la nocin de objetivo (target, en ingls) es necesario dis-

    tinguir entre el receptor aparente del mensaje (efalso receptor) y la

    persona hacia la que en realidad se dirige la observacin. Vemos en el

    siguiente e jemplo que, cuando Morgan introduce el tema de los das

    de adolescencia, la observacin de Judy sobre u propia mirada es

    seguida por una serie de turnos de palabra a cargo de otros partici-

    pantes (Baby Ruth, especialmente) que corroboran la descripcin que

    judy hace de s misma C0l110 alguien fabulosa, sin dirigirse directa-

    mente a Judy. La ambigedad con la que Baby Ruth y Ruby cuestio-

    nan convincentemente la primera observacin de Judy es tpica del

    acto de codificar.

    Tee tla ,I e

    OIl)S

    Das de adolescencia

    M. Morgan:

    w ti a t um s teeua- bei/l g a tee nag er Ii ke 1 ui ca ti w li a t

    lo que era ser un quinceaero como lo que

    was.:

    4) 1

    2

    3 Judy:

    era

    ~

    o.t. l iv a s: g M { g e ; ,S

    Oh,

    yo era

    ntaravillosa

    [

    [Oh

    we /l

    b) , tliat

    t im e

    HO:NEY lier

    Oh,

    bueno, en aquellapoca, cielo,

    li ea.d 1/111 5 SO : big

    su cabeza era tan grande

    [0:1-1/1/) GO:D o.H

    If )

    GO.D

    Oh,

    dios mio, dios mo

    (pausa)

    Tuis is the Coca Cola

    p li.ase ?

    No era la fase de la Coca Cola)

    :: BABYThe whoc ivo rles

    Oh, pequea, todo iba bien

    (pausa)

    She

    wa s

    the

    01/ ./) '

    ou e

    Ella era la nica

    (pausa)

    Unidaaes de participa cin

    12

    She

    11I/ 1

    iu

    (h e

    Mi ss

    blacle W HA1 ((/ /10 alt o))

    Ella iba a s er elegida para Miss black o lo

    EV?:ER (/iflg they

    que fuese que

    u/as

    RUNNING

    in tl tosc

    da :ys=

    que tocaba por entonces

    Ruth:

    =Sure

    di:d

    Claro que s

    4

    Baby Ruth:

    13

    14

    (Morgan,

    1996: 418)

    AqU se significa mediante la introduccin de palabras y rasgos pro-

    sdicos que tienen connotaciones negativas en el ingls afroamericano,

    como el uso de

    honey

    (cielo), seguido de la descripcin de la cabeza

    de Judy como tan grande (lnea 4) y el vocativo baby (pequea)

    (lnea 8), y el cuantificador negativo whatever (lo que sea) (lnea 12).

    (Vase el artculo de Morgan para un estudio ms detenido de estos

    trminos.)

    En aquellos casos en que los hablantes utilizan diferentes varieda-

    des lingiisticas para hablar con distintos participantes, el uso de una

    variedad que no se utiliza normalmente con un receptor puede indi-

    car que el objetivo es otra persona. Este es el caso, por ejemplo, de una

    interaccin que se examina en Duranti (1990), donde una esposa, que

    est enfadada con su marido por haberse emborrachado, habla con el

    investigador en una variedad fonolgica (ejerga) que utiliza habitual-

    mente con aquel, pero no con el investigador.

    La oratoria tradicional, especialmente en lassociedades donde las

    personas que ocupan un rango alto tienen un portavoz oficial, es un

    buen caso para poner a prueba el marco de participacin de Goffinan.

    Un ejemplo es el estudio de Yankah (1995) sobre el

    o leyeam e

    (en plu-

    ral, aky eame) , el orador de la t ribu Akan, nico que tiene libre acceso

    en las asambleas pblicas para dirigirse directamente al jefe o al rey. En

    un escenario formal, el jefe

    acta

    como el poderdante. Transmite su

    mensaje a su

    okveame,

    quien, en funciones de locutor, presenta los

    deseos y opiniones de su jefe al

    o ieveam e

    del destinatario, quien, a su

    vez, realiza una funcin similar transmitiendo el mensaje a su jefe. El

    esquema de Goffman nos permite hacer una serie de inferencias: a) el

    primer

    okyeanie,

    en la medida en que embellece lo que el jefe (rnan-

    dante) le ha dicho, participa en la autora del mensaje -podranlOs

    S

    Ruth:

    6

    7

    M. Morgan:

    8

    Baby Ruth:

    9

  • 7/26/2019 Cap 9 Duranti

    16/34

    Ant ropologa lil lgi is tica

    decir, entonces, que en un caso as se pueden distinguir dos autores,

    con interesantes diferencias entre los dos-; b) el jefe receptor, por otro

    lado, se convierte en el oyente casual de los dos mensajes: el mensaje

    que el jefe le dirige y el mensaje tal fomo lo transmite el

    okyeame

    del

    otro jefe; finalmente, c) la presencia del segundo ok yeam e afecta el resul-

    tado del primero, que se dedica ms a la funcin esttica del discurso

    oral (Yankah, 1995:

    110.

    Al ampliar el mbito de fenmenos relevantes en la comunicacin

    cara a cara, Goflinan llamaba la atencin tambin sobre lo que l deno-

    mina la cornunicacin

    subordinada

    esto es, la conversacin que es

    alentada, entonada y

    sincronizada

    para que constituya una perceptible

    interferencia que atene lo que podra denominarse la comunicacin

    dominante en su entorno inmediato (Goffman, 1981: 133). Ocurre

    con frecuencia que los participantes hablan sin tener la palabra o sin

    haberla pedido (Goffman, 1981: 29). Esto suele hacerse por medio de

    observaciones rpidas, ampliaciones o clarificaciones que cumplen la

    funcin de sumarse a la conversacin en marcha sin detenerla oficial-

    mente o sin

    des viar la

    del curso de accin previsto. Goffman distingue

    entre tres tipos de comunicacin subordinada: (i) byplay (juego o

    representacin exterior), comunicacin en.&,;eun subconjunto de par-

    ticipantes ratificados, (ii) crossplay Uuego orepresentacin cruzado),

    comunicacin entre participantes ratificados, y (iii) sideplay (juego o

    representacin lateral), comunicacin entre espectadores circunstancia-

    les. M. H. Goodwin (en prensa) estudi la comunicacin exterior y

    lleg a la conclusin de que deba entenderse como una caracterstica

    negociada de la

    in te racc in,

    que puede tener consecuencias para el

    turno de palabra del hablante principal o para su interpretacin. Al

    involucrarse en un juego o representacin exterior, los participantes

    obligan al narrador de una historia a modificar lo que dice o, incluso,

    a finalizar su narracin sin competir oficialmente por la palabra. Por

    ejemplo, en una conversacin que tiene lugar durante una cena, como

    muestra la figura 9.3, Fran describe la mesa de una elegante residencia

    propiedad del grupo de Coalicin Cristiana al que pertenece.

    La eleccin de Fran en (5) al formular la pregunta 1

    +don r--

    know~/lOw~many~people -una forma caracterstica de la

    b squ eda de

    palabra-r- provoca el jocoso inserto de Hundreds ( ientos) de la l-

    nea 4, que va acompaado de miradas hacia Ed. Este, a su vez, inicia una

    secuencia de otros humorsticos juegos exteriores (lnea 8: oKing

    Art-

    4 4

    Unida des de pa rti cipa ciII

    Figura 9.3.

    Particip antes en

    ta co uversacin

    an aliea da por M . J-I.

    Coodwin (eu

    pr ens a} .

    hus.s table [La mesa del Rey Arturo] y lnea 10: W as ir ro uu d? rEra

    redondaj'[) que termina compitiendo con la historia principal de Fran.

    (5) 1

    Fran:

    Tl iev have a hu:ge /cm::g table in the lIIiddl e

    rh a t

    would

    sea t

    l=don'r-know

    /tow~many~people.= *h And th eu l/tey have-a

    Tienen una enorme mesa en el centro como para

    no s cuntas personas.Y, luego, tienen una

    ,Hlllld reds.

    Cientos

    ti ttl e [dining room labl e at the e:nd.

    pequea mesa de comer al

    fina l

    ,(0]-{lIlIdreds~at~least.)

    cientos, al menos.

    Which lis rhe--size-of-onrs.

    que mide lo que la nuestra

    , 0 G n g Arrhus:'s lable.

    la mesa del Rey Arturo

    *h BY ,their ba:y

    I/Jindow .

    junto a la cristalera que da al mar.

    'Was it rou ind?

    Era redonda?

    4

    Bob:

    5

    Fran:

    6

    Al:

    7

    Fran:

    8

    Ed:

    9

    Fran:

    10

    Bob:

    405

  • 7/26/2019 Cap 9 Duranti

    17/34

    Antropologa lillgiistica

    11 han:

    Yknow? plus

    they

    have-

    *h in

    a U

    their

    bedrooms they have: what~arc they

    ca lfe d .=

    Window seats?

    Sabes?Y, luego, ti enen en todas las

    habitaciones tienen, cmo se llaman?,

    sillas de ventana?

    (Goodwin, en prensa)

    La conversacin o juego exterior se produce de tal modo que no

    interfiere en el turno de palabra de la hablante principal. Por ejemplo,

    Ed utiliza un tono ms bajo e inclina su cabeza hacia atrs mientras mira

    a Bob (vase la figura 9.4). Por otro lado, a pesar del hecho de que Fran

    no reconoce oficialmente el juego exterior, durante el turno de la lnea 5

    se ajusta a l. Inclina su cuerpo hacia Dianne, su destinataria real, y

    aumenta su volumen y la expansividad de sus gestos con

    BY

    [their ba:y

    [/lindow (vase la figura 9.4). Las flechas de la figura muestran que tie-

    nen lugar dos interacciones paralelas dentro del espacio conversacional

    de la misma narracin.

    Figura 9.4. lnteraaiones paralelas dentro de la

    11/;511/ ( /

    secuencia lIorrat;va.

    4 6

    Unidades de' participacin

    Lo que resulta llamativo de este tipo de anlisis es que nos pro-

    porciona algunas herramientas para comprender que lo que en un

    determinado momento de la conversacin puede parecer como el

    discurso dominante est, en realidad, subvertido de un modo sutil

    pero efectivo por un discurso que no compite oficialmente con la

    comunicacin dominante. As, en (5),Al y Ed, que hablan en voz baja

    (marcada por el smbolo

    o

    antes de su enunciado), se solapa n con el

    turno de palabra de han en vez de esperar al lugar adecuado para la

    transicin (vase el captulo 8), y producen un enunciado con un

    ritmo que se acopla en paralelo al primer enunciado de Al en la

    lnea 6, es decir, que los tres turnos de juego o representacin exte-

    rior tienen un doble acento

    silbi co.

    Si extendemos' este tipo de an-

    lisis a escenarios institucionales, como los debates polticos, los

    tribunales o las aulas, nos dar una valiosa medida de cul es la soli-

    daridad frente a la resistencia al discurso dominante. El anlisis del

    juego o representacin exterior ofrece un modo de medir el grado

    de participacin del auditorio, una dimensin decisiva en toda clase de

    eventos de habla.

    Al estudiar la nocin de posicionamiento de Go Hrnan , Levinson

    (1988), con buen criterio, suscita la cuestin de si hay

    grarnaticaliza-

    cin de los roles participantes que Cofhnan haba investigado, es decir,

    si la lengua ha codificado realmente sus distinciones. Sabemos que todas

    las lenguas hacen distinciones lx ica s y/o morfolgicas entre la primera,

    la segunda y la tercera persona -que se considera casi siempre como

    un categora residual o de no-persona . En algunas lenguas tambin se

    hacen distinciones sutiles dentro de cada categora en trminos de

    nmero, gnero y status social o rango (Anderson y Keenan, 1985). En

    Sa1110a110,or ejemplo, se distingue entre pronombres singulares, dua-

    les y plurales. En los pronombres que no son de primera persona del

    singular pueden diferenciarse a su

    vez

    entre inclusivos y exclusivos

    (vase la tabla 9.1).

    As, pues, en algunas lenguas 110 existen pronombres de tercera persona (Dixon. 19RO;

    Levinson, 1988 : 183 . La idea de la tercera perSOI1;l (01110 -no-persoua- se encuentr a en Be 1-

    veniste (1956).

    1 Para un anlisis componcncial de

    U1

    sistema

    pronominal siuular. el del

    hanun

    Filipinas , vase Conklin 1962. Para UIl e.udio de

    algunas

    de las impJicaciollec; del anlisis de

    Couklin. vase Bean (1978).

    47

  • 7/26/2019 Cap 9 Duranti

    18/34

    A

    11ropolo la /illgiisliw

    Tabla 9.1. Prono mbr es persoua les

    fIJ saIllOa/IV.

    Primera

    Segunda

    Tercera

    Singular

    au

    oe

    (olia

    Dual inclusivo)

    t 'ua

    inclusivo)

    rnaua

    oulua l'ua

    Plural inclusivo)

    ttou

    exclusivo)

    rntou

    outou ltou

    J

    Hay lenguas que se articulan segn organizaciones ms complejas.

    Los dialectos fiyianos, por ejemplo, tienen las tres distinciones de

    nmero que encontramos en el samoano, ms la forma

    tri dica

    (o pau-

    cal). Otras lenguas tienen pronombres especiales para la expresin de

    respeto o cortesa (Agha, 1994; Brown y Levinson, 1978, 1987). No

    encontramos, sin embargo, lenguas con distinciones

    lx ica s

    o morfol-

    gicas que puedan relacionarse inmediatamente con categoras como

    locutor, autor o poderante, o que representen univocamente la distin-

    cin entre participantes ratificados y no ratificados. Estas son categoras

    que son morfolgica o ~xicamente pre~ridas, es decir, marginadas,

    relegadas a un segundo termrno como categoras gramaticales abiertas.

    Lo que, encontramos, en su lugar, e>..q.uelas lenguas muestran la preo-

    cupacion de sus hablantes por la inclusin o exclusin de los partici-

    pante~ en los eventos y caracteristicas de los que se habla. As, pues,

    adems de la distincin universal entre hablante (yo) y destinatario ( t) ,

    muchas lenguas poseen distinciones ms sutiles, como las que se ilus-

    tran para el sarnoano en la tabla 9.1, ms arriba. En otras palabras, las

    lenguas ofrecen a sus hablantes las herramientas para constituir grupos

    y marcar divisiones. Sin embargo, ni los pronombres personales ni los

    adjetivos personalesreflejan un mundo objetivo predefinido. Constitu-

    yen, producen y destacan grupos particulares y clases de relaciones.

    Cuand~ un marido dice a su esposa

    111

    hijo, refirindose al hijo de los

    dos, esta poniendo de relieve la relacin de la madre con su hijo, y rele-

    gando la suya a un segundo plano. Cuando los trabajadores usan we al

    hablar sobre su empresa muestran la identificac'o' n co I d

    ' n su ugar e tra-

    . Al cscri~ir sobre 1)01l rna , en las islas Fiyi, Dixon (1988: 535 SOStiene que la formas

    denominadas

    fI [r1adlcas

    pueden referirse

    de hecho a ms de res personas.

    4 8

    Unid ades de

    participacilI

    bajo. Cuando un sarnoano pregunta

    til

    8 dos-de-nosotros (inclusivo)

    ir? quiere decir puedo ir

    coritigo?.

    Si alguien dice

    mil .)

    dos-de-

    nosotros (exclusivo) ir? significa que el destinatario no est invitado.

    La eleccin de un pronombre puede tener implicaciones para el modo

    de definir los participantes reales y potenciales, y de establecer la auto-

    ridad o la posicin moral desde la que se habla. Pero estas dimensiones

    de la interaccin humana y de la conceptualizacin de la participacin

    normalmente se construyen o se infieren a partir de una infinitud de

    sutiles mecanismos indirectos y, con frecuencia, semiticos (vase el ep-

    grafe 5.4), algunos de los cuales son de naturaleza cintica o gestual.

    Uno de los objetivos de la crtica de Goffman a propsito de los tr-

    minos hablante y oyente es el nfasis en el factor sonid que estos

    trminos implican: es evidente que, organizativamente, la vista es muy

    significativa tambin, en ocasiones incluso el tacto (1981: 129). He

    mencionado la importancia de la documentacin visual en el captulo 5

    al estudiar la transcripcin. Lo que la nocin de participacin nos pro-

    porciona es un marco terico dentro del cual usar la informacin sobre

    el acceso visual que permiten las nuevas tecnologas. Los investigado-

    res que han trabajado sobre el registro visual de las inreracciones han

    mostrado que la postura visual

    y

    la mirada son importantes para esta-

    blecer quin ha ratificado al receptor de la interaccin. Como hemos

    mencionado anteriormente, Goodwin (198]) estudi cmo mediante

    la combinacin de cambios en la mirada con modificaciones en el

    habla, la oradora tiene la capacidad de cambiar el foco del destinata-

    rio y, as, reorganizar a sus receptores con un solo enunciado (1981:

    152). Kendon (1992) parti de la nocin de GofTman (1974) de tra-

    yectorias de atencin en las interacciones para enfatizar la impor-

    tancia de la organizacin espacio-orientativa de las condLlctJs de

    interaccin.

    En interacciones con contacto visual

    y

    auditivo, los participantes

    adoptan

    y

    mantienen una particular orientacin

    y

    postura espacial. De

    esta manera, parece que se ofrecen unos a otros

    pruebas

    de que estn

    preparados para mantener un perspectiva comn orientada.

    (Kendon,1

    C)i)2 329 )

    Vanse, por ejemplo, Goodwin (1979, 1981, 198~), Goodwm y Goodwin (19';12a) ,

    Heath (1982, 1984), Ke ndon (1967, 1990).

    4 9

  • 7/26/2019 Cap 9 Duranti

    19/34

    AI /lr opo log{o Iil/gii{s lica

    De acuerdo e n Kendon, en esta perspectiva comn orientada tiene

    un papel decisivo la coordinacin de posturas y movimientos corporales.

    Estos rasgos de la int e ra cc in dan lugar a clases especficas de marcos de

    participacin, entre los cuales destacan los modelos de autoria y recepcin

    que sean especficaruente culturales (vanse los epgrafes

    9.4

    y

    9.5).

    9.3.3. M arcos

    pa rtic ip antes

    En su e tudio del habla de chicos y chicas de un barrio de Filadelfia, Mar-

    jorie

    L-:.l.

    Goodwin

    (1990) in trodujo

    la nocin de m a rco partic ip ont e (por

    oposicin a pa rtic ipa cicn} . Aunque relacionada con la de Goffinan, esta

    nocin tambin parte de la relevancia de la organizacin secuencial de

    la conversacin en la constitucin de una actividad hablada:

    Empleo [marco participante] con el fin de abarcar dos tipos de

    fenmenos ligeramente distintos. En primer lugar, las actividades colo-

    can

    a

    los participantes UIlOSfrente a otros de manera especfica (por

    ejemplo, la actividad de construir un turno de palabra distingue a los

    participantes en

    ha blan te

    y oyente (s)), y este proceso es decisivo para

    el modo en que las actividades proporcionan recursos para constituir

    una organizacin social dentro de la inte~ccin cara a cara ... En

    segundo lugar. adems de situados cara acara, unos frente a otros, en

    razn de la actividad, las partes relevaatcs se caracterizan con frecuen-

    cia, o se configuran de alguna manera, como personajes animados

    (Goffman, [974, 1981) o actores dentro de la conversacin.

    El trabajo de Goodwin parte de la misma idea que el anlisis de la

    conversacin: y es que el modo en que se estructura una conversacin es

    por s mismo un tipo de organizacin social (vase el capt;ulo 8). Ella uti-

    liza esta idea para investigar en las consecuencias que tienen para los pro-

    pios participantes ciertos tipos de organizacin conversacional, adems

    de sus voces y posiciones. Al centrarse en las diferencias entre las estrate-

    gias verbales de los chicos y de las chicas, Goodwin muestra que tomar

    la participacin C0l110 unidad de anlisis nos da un nuevo modo, emp-

    ricamente ms fundamentado, de estudiar un amplio nmero de fen-

    menos, incluyendo clmodo en que puede emplearse la organizacin de

    11

    Con el fin de

    mantener I~ diferencia aualitic.r entre las

    uociones de

    Goflinan y

    Coodwin,

    cuando lo he estimado conveniente he sustituido el trmino

    / 1 1 ) de j Jt 1 rl i c ipa c i lI

    que

    en

    ocasiones

    emplea Goudwin por el de

    l/arco poniripantv,

    410

    Unid ades

    de

    parli cipo cilI

    la historia para estructurar la relacin entre las personas y la organizacin

    social de una discusin emergente (Goodwin,

    1990:

    cap.

    10) .

    Uno de los marcos participantes en una disputa que estudia Good-

    win es lo que ella llama pares contrapuestos

    (paired co uu ter s}.

    Son dos

    secuencias de turnos en donde lo que dice el primer hablante es refu-

    tado o replicado por otro hablante. He aqu algunos ejemplos:

    (6) (Chopper sube los escalones hasta donde se sienta To Ily)

    TONY: Get o(f my steps.

    Bjat e de uiis esca lo nes.

    CHOPPER: No.You get 011

    1l1y

    steps.

    I

    get 011yours.

    No. Si

    r

    le Silbes en los

    tnlos ,

    yo nie Silbo en los III)'os.

    (Goodwin, 1990: 104)

    f

    7) MALCOLM: Get out o[ here, Tony.

    Sa l de aqu , T , , ,J .

    TONY: 1l11 not gettin' out of nowhere.

    Yo O tue vo) ' de il/R II/ lado.

    (Goodwin,

    J

    990: 105)

    (8) ToNY: Gimme the things.

    D aine la s c os as.

    CHOPPER: You sh:ut up you big lips. (Y'aU been hallging

    around with thieves.)

    Cierro

    el

    pico. (So is u na p O l/ di lla de

    ladro ucs.}

    TONY: (Shur IIp.)

    (Cllol e.)

    CHOPPER:

    Dont

    gimJ11e that.=

    Im

    not talking to yOll.

    D jat e

    de I/,JI/dol/gas.

    =

    No esto) '

    ltab tando

    COI/ligo .

    (1 .4 )

    TONY: l'm talking ro y.ou

    i Yo s eS loy I/(// lol/d~ COI /I( f{O

    CHOPPER: Ah you bcttcr sh:ut up with your liulc- di:ngy

    sneaks.

    Por ql/

    1/(1

    le co l/as IIIS SII (OS

    pa

    Ira/o s.

    1.4)

    TONY: I'm a dingy your he.ad.r= How would you like that.

    Sucia s

    II IS

    110

    rices. Ctutpate esa.

    (Goodwin, 1990; 295)

    411

  • 7/26/2019 Cap 9 Duranti

    20/34

    A nt ropo lo g io lingiis/i ea

    Como se ve en el ltimo ejemplo, donde Tony y Chopper se repli-

    can el uno al otro, turno por turno, una de las consecuencias de los

    opuestos recprocos es que restringen la participacin en la secuencia a

    un grupo pequeo de individuos, normalmente a dos hablantes (Good-

    win, 1990: 241). La organizacin de los contrapuestos recprocos

    (ABAB ... ) tambin sugiere la cuestin (para los propios participantes)

    de cmo finalizar una secuencia as. En contraste, la narracin de una

    historia presenta un marco partiipante donde pueden estar implicadas

    ms de dos personas, y donde quien era participante ratificado exclusivo

    en la serie de contrapuestos se convierte en uno ms de los participan-

    tes ratificados. Este ltimo rasgo se realiza deicticarnente mediante el

    cambio de uso pronominal: la misma parte que sola ser un

    t,

    se con-

    vierte en un

    l.

    Mientras se cuenta una historia, un hablante puede

    ampliar el marco de participacin de una controversia haciendo que las

    partes enfrentadas en ella se unan a posturas personales que se presen-

    tan en la historia. He

    aqu

    un ejemplo de un principio de una historia

    que comenzaba al final del ltimo ejemplo. Chopper se d etiene en mitad

    de la controversia

    (N o you w on 't you li ttl e-)

    (No, no me la chupo t no-)

    para contar una historia sobre la conducta cobarde de Tony:

    ~

    (9) TONY: I'rn

    a

    dingyyom hea:d.= How would you like that.

    ~

    .

    Su cias tu s nari c es . Ch pa te esa.

    (0.4)

    -7

    CHOPPER: No you

    won't

    you Iittle- h guess

    what.

    ; y

    sab es qll

    [

    ]ACK: noul) foul thing.

    Va deJara l.

    (0.4)

    CHOPPER:

    Lemme+rell-rya.r=

    Guess

    what. (0.8)

    We

    was cornin' home

    from practice, (0.4)

    and, three boys came

    IIp

    there (.) and

    asked-us-for-money-and-Tony-did-like-this.

    (0.6) *hh ((raising hands up)

    t

    INT

    COTn(h)(hh)[o m(h)oney

    (Os voy a cont a r. = N o as ima gin is. Vo lv amos a c as a del

    ensay o , (0 .4) y , tr es chi cos vienen pa ' noso tro s (.) y- nos-p iden-

    pa sta-y- Tonv-vo-v-se-pone.tt).

    6)

    *hh ((S IIb ielldo la s manosj]

    NO TENGO

    ni

    /111

    duro, bonitos

    412

    Unid ades de pa rtic ip acin

    PETE:

    Ah-hih-ha,

    Ah, (risas).

    *hh Hah+hah

    (M.

    H.Goodwin,

    1990: 245)

    En esta secuencia, Chopper comienza su historia con un tpico

    prlogo

    [G uess w hat?)

    (No te imaginas), que anuncia a codos los pre-

    sentes que va a contar una historia y que, por lo tanto, tornar la pala-

    bra durante ms de un turno. Sin esperar a que su receptor o receptores

    ofrezcan una garanta por la historia, Chopper se lanza a contar su his-

    toria sobre Tony. Este movimiento tiene distintas consecuencias, una de

    las cuales es que puesto que el enunciado que contiene la rplica de

    Chopper no llega a su

    trm ino ,

    Tony pierde

    la

    oportunidad de r-espon-

    den> (Goodwin, 1990:244).Todos los presentes, no solamente Tony, son

    participantes ratificados de la historia. Adems, una vez se ha contado

    la historia, hay diferentes tipos de acciones posibles, incluida la valora-

    cin pbl ica de los eventos de la histor ia, que dar a Chopper la opor-

    tunidad de buscar el apoyo de las otras partes presentes y, por tanto, de

    reestructurar la organizacin social de la discusin.

    Otro campo de investigacin donde el enfoque de marco participante

    es especialmente til es el gnero. Comparando la representacin de con-

    troversias verbales entre chicos

    y

    chicas, Goodwin muestra que, aunque

    estas disputas comparten diversos rasgos -como que (1) el terna principal

    suelen ser las ofensas de unos a otros y

    (2)

    uno de los personajes de la his-

    toria es un participante presente-, difieren en que entre

    las

    chicas ... las

    ofensas responden a

    hi s to ri as sobr e partic ip ant es ause nt es (pg .

    278). He

    aq u i

    un ejemplo de una secuencia l-dijo-que-ella-dijo donde la hablante

    (Bea) nos cuenta cmo otra chica (Kerry) excluy ingeniosamente a una

    receptora principal de la historia (julia) de un grupo particular:

    10)

    BEA :

    She said, She

    saidrhar

    um, ( 0.6)

    rhat (0.8) ifth t girl wasn'r there=

    You

    know rI~atgirl

    that always makes those funny

    jokes, *h Sh'aid ifthar girl

    wan't there you wouldnt

    be

    acriri',

    (0.4) a :11stupid Iike rhar.

    E lla di jo , ell a dijo qu e, 1/11 m ,

    que si aq u ella chi c a 11 0 tui bi era es tada a ll ,

    413

  • 7/26/2019 Cap 9 Duranti

    21/34

    DEA:

    DEA:

    414

    A /l lropolog a li/lgii f. 1 don't

    wannt

    have her name

    clown here.

    [5- Is- Js- said She woulda allowed you name.

    Pero el/a ni siquiera ha

    pu esto /11

    uo tnhre

    aou l.

    La lie esoito

    )'0

    all .

    Mar/h a

    l

    )'0 lo es cr ibimos. Y yo dij e,

    )' ell a dij o D aine es e papel. Yo no qui ero

    que 51/ nomb re est ah .

    Y ) '0 di; c E lla l iab ri deja do q/ le pu sieras /1/ nombre,

    (Goodwin, 1990: 263)

    Unidades

    de

    participodu

    La ausencia de la parte presuntamente causante de la ofensa tiene

    consecuencias. Mientras que los chicos que son las partes ofendidas

    pueden confrontar directamente al narrador y al ofendido, las chicas

    ofendidas dirigen sus contraataques a las partes ausentes. Al mismo

    tiempo. (da conversacin del momento crea un campo de relevancia

    que implica de formas muy distintas a los presentes en l (Goodwiu,

    1990: 270). Esto significa que los miembros del auditorio, que no se

    definen como parte ofendida y tampoco forman parte de la historia,

    deben disear sus contribuciones de acuerdo con ello. Un modo de

    hacerlo es sugerir comentarios generales sobre el carcter del ofensor.

    Esto es lo que

    Brb ara

    hace en los siguiente ejemplos:

    (11)BARBARA:

    Keny-always-rnad-nt somebody,

    01' on'

    careo

    Kerrv siemp re est eujadada W I/ a(( lI iel/.

    N o lil e impo rta.

    (De Gooclwin,

    J

    99 0: 27 0)

    12) BARBARA:

    Kerry

    always

    say

    somp'm.

    =

    When you jU111p in her Iace she gonna deny it.

    Kerrv siemp re deja c aer aLglIl/a.

    Y atando se la dice s a la cara, lo l/i eJ .a.

    (lbd.)

    Estas contribuciones crean un contexto para que la parte ofendida

    compruebe la cantidad de apoyo que recibe de sus compaeros o COI11-

    pa er as y las expresiones de solidaridad o las sugerencias que le hacen

    sobre sus futuras acciones. La organizacin de la conv