CAPITULO r;:RCERO

Reflexiones

~'lll'¡" gener¡tl de Europ.¡ a fi71 e3 del siglo XV. - Situación !leneral de E5paii" en la mi. ma época .

Estado general de Europa . - El epígrafe de esto capi­hilo abarc.'l. 11 71 si propónionc~ inr.rmmpnRllr ... ble",. y al vedo !le nOS podría. hacer el justo cargo de difusos ¡ pero no es nues­lro ánimo ' intcnt.'lr IIU completo desarrollo, sino sólu echa r

una rápida ojeada sobre el sentido gen,!!',,,¡ que encierra, cstu­diamlo al vuelo los grandes rasgos de la civilización de aqucl1n ~JIOC.1; porque rué p~jsamenlC por las premlosa/I )' enérgicas cxigcncbs del momento, por J.:te (IUO el mundo cambió repen­tinamente de fa~ material, como lo había hecho ya en IjU

C.1ráetcr moral con el advenimiento del cristianismo. Pu(\icI'J. decirse que el saber humano viene andando en

el mi!l1\\O S<'ntidu de progresión en que el globo de 1", tierra.

\'crifica 8U movimiento diurno sobre se eje; es decir, de oriente á occidente, y también que este mismo fenómeno C(lrItinúa lenicllllo en cl mismo sentido su cumplimiento pro­\;dencial.

La China, dicen los que sa.ben, tU\'O una. antiquísima y perfecto. civilización en todos los ramos de la ciencia; ma.s

parece que esa enorme filoso fía Uegó á extinguil'86 tanto para los pueblos del hemisfe rio occidental, que apenas la.;¡ astill a.s

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de su Ironoo han servido para labrar base 3 las doclrill:ls filosóficas y especulativas de los modernos, quienes ambi­cionan penntrar en su Nmota existencia y e:tpllcarla. Ese est.ado, pUll!! , de perrectibilidad do la razón humana, en la época á que aludimos yen esos países mis!oriosos del oriell!C, ha venido hasto. nosotros s610 como una imngen débil y con­fusa, que se desvanOOll ante el soplo ligero del pensamien!tl.

Las épocas norocientOll para el entendimiento humauo, )' que I\C refieren i los indios, persas, nsirios, babilonios, feni­cios, egipcios y griegos, aunque de un c.ar(¡c!or histórico mas aceptable y aunque de !Ina verdad tradicional mas sólida I corroe!a, eran para el mundo europeo, en el siglo á que que­remos aludir, tan sólo dooumentos escri tos en los libros J en los monumentos que escaparon á. la destrucción general oca­siOlHlt!a. po'. IOB tiempos.

Esta misma ,;abiduria, que por algunos sigl09 paseaba triunfante su carro desde lu costas de Egipto ha.sla las p IS)'JJR .Iel Piroo, y !le ést .... hnst:L ¡tul Aieta r.nlin8.8 d .. Rom3, y que anunciaba manlenersc definitivamente sobrtl una baac

incontrastable para establecer 8U residencia eterna en d mundo moderno, se vió en todas oc.'LSionCII azotada por dife­rentes '·¡sntos, y con BU vida intelectual amenaud.a h:J,llrn 13 63:li rpa.ciÓn ahsoluta.

La fuena de los harhar08 del Norte en la p.arto meridio­nal y la occidental de Europa, oocanea con el ad,'enimicolo de UIl3. nuevn reliSión, lIomotió 108 pueblos do entonC!:tl;;' recibir el influjo de dos elementos contrarios, cuya mayer influcIlci3 debió est3.r siempre del lado en que 13 doctrina moral}" el engrandecimiento eapiritual del hombre, debí31l extenderse con saludable efecto hasta el carácter mismo d8 los brutales invasores. Dur3nto la Edsd Media, tan mal inter­pretada ¡mI' algunos, en [o que ee refiero a la verdadera (ivi­lizadón, I:t. Europa recibió el efecto blenheohor de d¡versa~ le)·es hi"tól'ica.!l qua IICría largo y dificil examinar en C8tu~

humildes rudimentos ; mn ea lo cierto que en aquel wmpo lu 811'tc6 'j las ciencias, combatid;w .n diversos senUdo8, fue·

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ron salvadas como por milagro, y como por causa. del ingénlt o horror que la humanidad tiene tiempre al vacío de la Inteli· gencia .

Al través do grandes peripecias, el espiritu de 10B pue­b�os pareció levantarse, y . sublimado pOI' t'Sruenos Bobrehu­m;mos, mostró al fi n su e:dstenci;J. llena de luz, por ent re las sombras que 10 habían oscurecido. La scmiUo. de 13. cicnci:!. buscó abrigo en los claustros, de donde algunos monjos aior­tunados y laoori0809 la devolvieron 0.1 mundo que debla regenerarla.

De este primer impu'lso de trah3jo, avino que 108 cuatro grandes invontos ríeicoa do que h3n derivado los posterioree, Blrtaban -ya adquir idos para el hombreA mediados de ta déeima­quinta centuria. El cristal , lo. brújula, la pólvora y la imprenta lormaban el gran cuadril:itero de donde debian irradiar, más tomprano .-, m5.s tarde, todos ('60S grande!:! descubrimlentoa que asombran y aprovechan hoy á la gran eongrcgaci60 wcin1.

Del cristal y de s u perfección, debían venir -y vinieron: loo lentes, los anteojoa comunes, loo da larga.viola, 106 aslro­nóm icos, l:;J. roto;;rafía, 108 instrumentos de lisica y de quí­mica, la"') pieu¡s de adorno y lujo, 108 litilas para el hogar , y mil instrumentos más que han puesto en ovidoncia las cosas del delo y de la Herro.

De la bnijula Be derivaron; el camlno abiorto para todOR loe punlrnl del globo, los deseubrlmient08 de nuevas Unrras, el florCl:·imiento del comercio, y la ronveraión del hombre, inmóvil y fijo a ntes, on CQlImopolito habitanta de todas las nadone8.

La póh'ora dehía introd ucir, é introdujo en efecto, roror mM colosales; igual6en cierta manera la ruerza indivldual del hom bre en la hatalla; hi :ro efectivo el derocho de 10B pueblo8; racimó la explotación de 108 veneros molaliferoa, y muy a. pelIar de loa rleedlchadoa abusos q ue han acompañado BU empleo, contribuye y ha contribuido aiempre al en.aanche y perfooti­bllidad de la razón.

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La imprenta se convirtió en el podl'gQgo univcr'881 de laa 8ociodades, y con sus mil lengu:ul trasmitió el pellB3miento por todos 108 ¡lmbitOll del globo: emancipó la libertad escla­vizada, poniendo en claro las racultades Inminentes de] Indi­viduo; propagó la$ cionci:a.s y 1 .... IU'tce, Y llevó la idea., ain admiti r obstáculos de niaguo género, A nlgionell hasta enton­cea dCl:lconocidlL9,

Las numerosas aplicaciones del vapor, el descubrimiento del p;lra-r;J.Y", del tcMgrafo elootrlco, tcrreslro y submarino, 108 principios del magnetismo, Gl I!3rómclro, el tcrmumctro , 1011 globos aerostáticos, y centenaree mis do esos deslumbro.­dOl'ee adelantos que muestron en la época actual la faz inlc­ligente y honl'ó!la del hombre, rorman por 8U reuníon la síntC!óis gloriosa de ese prolongado y heroico ",n;¡li8i8, (Iue lomó por punto de partida 109 cuatro grandCtl in\'cntoy qu(' dejamos apuntados.

Eso!! cuatro grand~ inventos, 8Ostenid08 y auxi liados por lu e~ nocionCtl {{Ull habían pl"OCurado en su prin('ipio, fueron el medio poderoso con que la Europa occidcota l coató en la ultima mllad del Ai glo xv, para Innzarse atrevida en la carrera de ,IOll dl'M:ubrimientoa Illarilim06, de las guer rna y de las conqui&tas qua iniciaron para 01 Viejo :\lum10 una (,I~ grandi()6;l de refo rma estupenda )' rad ical,

Cuá l fuC8\l. á la sazón el cst.a.do relativo de la ch·ilit.aeiou cv¡):ll\ola, y cuál el grado q ue OCUpa8ll enlre los Eslad08 euro, peo.;, es lo que pretendemos bosquejar en lleguid3, paro d :u­~!qu!era una idea aproximada. del c:1rálller, ar(¡itriOll é imJole del pueblo couquisl.ador de Amcrica, y ponerlo enfrente ti.' "'~\ competidor,

Situación de Esplña , - La 1II1\)'or pl\rlo del territorio) (IUO constituye hoy Jo qua, pl"Opi3mente hablando, 8C llama

!3 Monarquía ESp31'1013, fuó en tlempoa muy remotOll patri~ monlo exclualvo, )'a de 8U6 primel'Oll naturales, ya do Co'n­qulstadorcl aforlunado~, Lo:. cclw, 108 b'Od08, lu~ \'i8igot.lo", y otroa pueblos de los IInma.dos Mrbaroe, domiUaI"On alterna,

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livamen!c aquella península. Los fenicios, 108 carlagincsC1l y los romanos la dominaron igualmentc.

Habían ya los godos establecido lIobre' sólidas bases su administración en el paíll, y aun podía.n reputal"Se como 8e!lores logítimos dc la tierra, cuando un pueblo atrevido, calen lado por 1011 ardores del desierto y ualimulado pOI· una ciega fe religiosa, desembarcó como invasor so[,re las costa", ibéricas.

Esto p\l~blo, compuesto pur un grulJO de llcotarios de Mahoma, con la media luna por b¡mdera, con 01 cel"Cbro e:J:altado por unasallgl"C mo:>ridion.:ll, y con el alfanje al puiío, cmbistió temerariamente, lidió, triunfó y se hi7.o dueflo de la mayor parte del país"

Durante un so:>florio do lIiehl y medio sigloll, 1011 arabes lIe arraigaron profundamefltc en el 9\10:>10 conqui¡;t.'l.do, creciendo y multiplicando~1l á la sombra de nUe\'M )" ¡" ica~ adquisicioll~.

Fundaron ciudadea opulentas, cultivaron con provecho 1;\.l:I ciencias y las artc~, practic.."\¡"on libremente 611 religión, y Hcgnron a. un punto tal do grandeza, cultura y poderío, quo no tuvo igual en ninguna de las nacionllS CUl'OpOaS"

Empero, aunque esta dominación fUllSe casi a bsoluta, no dejaba de ser turbada de tiempo en tiempo por ni alto brío UIl lO-!! antiguos poseedores dI) aquel IIUelO; por manera que el país se convirtió en campo de contiendas y batallas.

Vemos por la hi~toria, que los restos de esto antiguo pueblo, escapados del exterminio producido por tan nucIlta y la¡"sa SUel"ra, buscaron abrigo, huyendo de IIUS vrllcNlol'rs, en la!! crt!stas Illonta!\osas de Galicia y de Vizcaya.

Mucho tiempo trascurrió anloll de quo esos ilustres \'on­eidos, diseminados por las breflns dllt país nata!, se pusiesen de nuevo en CQ nta.cto 109 unOB con los otros, y se ligasen y entcndiesen para armal"Se otra vez en contra de su8 CQffiUnCll enemigos.

En tanto, cada familia, cada pal"Cialidad, cada pueblo de 108 recientelllente fonnados sobre aquellos riscos inaccesibles, iba haciendo crecer en eu pecho el odio y el rcncor contra'

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raza. maldita que de un 11010 golp!) había destruido IIU gobierno, arrebabdo IIUS propiedades, derribado sus albres, aniquilado suI! creencias, matado sus costumbres, Insultado su Dios, destronado aUII reyell y enaltecido un culto falllO y ullrajan~ para ellos.

Si¡;los t rascurrieron durante los cuales el musulmán, triunfante casi siempre, erigía ciudl\des, edificaba monumen· tos, creaba las artes, perfeccionaba las ciencias, funda!>."l colegios , universidades y academias, animaba la o.gricultura, estimulaba la industria, depuraba el guelo, y hacia de la!! partel:l central, meridional y or iental de la Península, una mansión deliciosa que exhalaba por todas partea el ambiente poético y risuelío de las coman:as ponderadas del Oriente_ Córdoba, Sevilla, Valoncia, Scgovia, M:iJaga, Baza, Alicantr, Granada y Cádi:r., eran viviclldas de más ó menos importancia ~ pero ell las cualcs, cm-ueltos en \lOa atmósfera embalsamada por 109 cnuvios del limonero y del ja.:r.mín, de los rosalea y de los naranjos, bulHan y se agitaban guerreros audaces, sabiO!; esclarecidos, mujeres de sedue10ra belleza, traficantos, art is­tas, y un pueblo, en fin, lleno de lujo y magnificencia.

Entre bnto quo intrusos poseedores de la liena 80 eleva­ban en la escala social,)' se persuadían, por su largo domicilio, de In. legitimidad de SU9 rapinas, la sangre goda que anim:¡ba los restos d6 -una corporación diezmada en los combates de independencia, efeetuab:l el a¡;rupamiento de 1011 pueblo~ por el norte, en bandadas de héroes llenos de odio y de resenti· miento. Entreb'Oldos e~toll hom¡'rc~.i. los más duros eJen::iciOOl, al1.ados sobre el corcel , escalando breilae, tostadll. la piel coo los rigores de la intemperie, da.dos 6 la ca:r.a, a la carrera, :í 111 lucha y ñ todas las maniobras que fortifican y adiestran la organi7Ación, se prepll.l-aban, como soldados invencibles, paro Ir tomando palmo á palmo, pacientemenl.c y con perS6verancia, cnda uno do los puntos dol territorio que ¡:lo usurp.a.ción les había arrcoomlio.

Poco á poco, csos atlal ides atrevidoll , pero aún lIin colto­sión ni disciplina, porque la rota anterior 109 habCauparado,

-"" -!UCl'l,lll. dejando por cuadrilla.a los escondites dela mon1ai'\.:t , y .l1'alllU01l audaces hasta la parte oontrnl de la Poninsula. Triu~fllll pardales obtenidos al principio reanimaron el valor de \GSreilindicadorcfl ll9panoles. Poco después, piquete" u nidos ipiquetes, compallías a oompaníae, escuatlrones á escuadro­nl.'il,Wangcs á fabnges, con jeCes de partido que se entendían mire sí, inicia ron una. Ve;!; más la contienda, - furiosa ince­

sante, terrible. Peleaban di: U II lado la fll y el fanatismo dI:! lo! !leebrios de Mahoma, y del 0\1'0 el ardiente espíri tu rcli ­gilnO de los adorodore9 de l,'!'isto; el inlcréa codicioso del oonquiatador , oon el ansia ferviente dt'1 patriola. Es por eso, sin duda. alguna, por lo que la hietoria de aquellas lidcs pre­!!Cuto. tan bellos ejemplos do heroísmo. En el largo espacio de tiempo que duraron esas contiendas memorables, el penin­sular ganaba hoy lo que había de perocr mallana, conservaba por aliOlI le que se le quitaba despuCa en momentos. Vence­dor unM Vete8, veocido etras, feliz en ocasienes ó dcugra­ciade per intervalos, templaba su energía en el amor á 8U

Dios, en la defensa del país y en el deseo vivo y permanente de extermillar IÍ. 8U adversa.rio.

Come resulw.do Inmediato de :w¡uel primer aliento bélico, IlUestros progenitores obtuvieron en aquellaa remotas edades venlajas tan claras, q ue los dieron gradualmente la posesión absoluta, primere de un ro.stillo, después do una fort:'llew, y:lo de una aldea, luego de una ciudad, ó en fin de una provincia.

Cuando ensancharon la baso de sus operaciones y aumen· bron BU fuerza y 9U poder, no fu é al cabo en corta escala, ni por asaltos temerariea, como se estrechó el dominio alluje y casi sempiterno de loa sarracenos; fué mns bien por un sistema iIll'tlglado de campallas, por el establecimiento y organi~ión de un buen régimen militar, por la fermación de lucidos y \'eteraDos ejércitos, y por la creación de gobiernos sccoionalcs (¡lle debían oon el tiempo consolidarse y centralizar su omni· pot.cncia.

No faltaba, es \·eroad. al carácter rudo y bravio de aquelloe insignes caudiIJo8, el funesto elemento de la disocia· •

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ción ; y por eso se \ 'C, al traves del auelanto de su C;lUll3., el germen dal\ino de rencillas, celos, odios y contiendas intes­tinas.

La gueITa continuó con encarnizamiento eotrc esos dos grandes' bandos, que ciortament6 no podían prcsentar un ejemplo de ri\'alidad más ai rada. El árabe, aunque dieslro y valeroso en el combate, y may más favorecido por s u hablJidad en las artes, era un pueblo que ya 6e ablandaba bajo las influencIas del lujo y la riqueza, y que comenzaba.l eoer;arsc por el abuso del placer, El godo, pobre y austero, perseguido por todas partos y educado en 1011 rigores del Infortunio, el'l paciente, sobrio y tellaz.

De cst.a manera, mientras 1011 p¡'imeros habi t.aban edem.,; y palaciOS, y mientras adornaban su espíritu cou la pompa l' la gala de la mas flo rida ilustración, los segundos oeupalo:m ciudades de aspecto severo y triste, castillos gUticos c'm puente levallizo, y manten ian su cerebro sumergido en la I))~ ostupida ignorancia, ó á lo mAs In Cllnsaban con el estudio fatigoso de la m'-¡,> ab~ tru8a Illosario.

El contiuuo lidiar, la. sCVC1'idad propia dd ¡;ellio esranol, la santidad de SH bandera, el fuego sagrado de la patria, y .u gr:Lll perse\'erancia en la empresa in tcnt.'\da, acabaron por incorpOl'ar como pueblo esclarecido é iTlI'encible los re~tos ,k aquella anlig'Ja y Sobol'bia monarquia, esparcidO!! por toda l~ península,

Fu'; entonces cuando la Iberia comenz" a producir ~,Ia· lide3 )' b:llall:)(lnl'e~ extraordinarios. Los nombres de Pela)'" 'i del Cid, las h:L1.anas de los L:lfas y Garci<ls , de 109 T .. HeI )­

Gironcs, de los Gnzmanes y Villenas, á. la par que rorm;lb.~n

una ilu~traciun histórica para 01 país, derramaban el terror r el espanto en los filas cnnmiga,¡.

Esa larga sen e de balalla9 ¡'ei'l idas contra los 6arra~cnl\.".

coronadas 1M mas veces por la I'iclona; 1M proezas acab3da'; lO!! rasgos lucidos de bizarria; los distinguidos hechos tlr

valor. y la abnegación )' desprendimiento de tantos MI'IX"-, produjeron lentamente, pel"O habla collsolldarla de una mancr:o.

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e!i(.3.!, una inmensa clase nobiliaria, orgullosa de sus tra._ llicionrs y envanecida. con sus titulos.

Úl escala por la cual esos sellores ennoblecidos :lsoon. dí311 á [os más altos honores, era fructuosa y útil para el Est;uio; ma.!! s u pro!onb'Mión y permanencia "indefinida.>! debi3n, ffi.1!t tarde ó máa temprano, pesar sobre la masa de la población, compuesta en 10 genero! (le s[ervOB y proleto.rios conocidos bajo los nombres de pecheros y colonos"

Las tradiciones religiosas del pais habían establecido desde fecha muy anterior, quo el apóstol Santiago habia pre­(Iicado el Evangelio en la Peninsula. El genio espallol, que [u,"o siompre gran tendencia al misticisluo y á la devoción, lo adoptó con fervor09o calor como Patrón de 1M Espai'las, lo ' "enero con celo, y tomó su nombre como invocación de guerra_ El grito de i Sanlugo y á ello! ! llegó á ser en 6Cguida sellal casi infalible de victoria para. su c.."l.usa, y de muerte y derrota para los enemigos"

La creación de las Ordenes militares de Santiago, rlA Alcántara, do Calatrava y de algunas mas, enalteció todavia. el genio guerrero de los espalloles" Esas Ordenos de caballería que, como la. de los ~f alteses, eran la oltpresión devotos reli ­giesos y militares, tuvieron grandísima. innuencia. en la. suerte !.le las armas y en las cOstumbres de)1I. época"

El dogma C&tillieo imperó desde luégo, y su de8ilrrollo ulterior t uvo ma.nifQ9taciones tarl ('spccia.les, que la. multipli­cación , eroeilll ienlo y podcrio de la jerarquía cclcsiastica, l1cgóáconvedirla en poder casi soberano" Numerosas f)rdene1i de monjes, baJo la. advocación de muchos Bantos del ca!end1l.rio, fu eron reuniéndO!le y ar¡"aigandosc de uo modo t.-m fecu~do y progresivo, que a.l cabo de muy poco tiempo su dominación llegó áUJl punto casi ilimitado_ Y no fueron sUlo 108 homb¡"cs los que forma ron esta clase oc Corporaeiones; tambicn las mujeres, buscando s ll"ctiro y la soledad, erigieron numerosos monasterios; yaunr¡uo las leyes patrias saneiooa. ron ~icmpre el principIo que prohibia. la adquisición indefinida. do pro­piedad o. las CorporaciOlleS, ya en tiem¡m de 108 Reyes C::t.tó-

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licos SI) computaba que por lo menos una tercera parle de b suma total de las rcnt.1S de la monarquía era propiedad exe1u·

ljiva del clero, Lo9 difercJlIc9 ej~rcitos vencedores, en el gran lrascul"'8O

do esta. guerra de libertad, fueron haciendo paulatinamenlc ulteriores adquisiciones de wrritorio)' de ciudades. La Pcnia· sula 110 dividió en pequellos y numerosos ElIlad06, en reinos reducidos y en sellorí05 individuales, cuya historia ruillu!"iO&l

no entra ell las propONioncs de esto!! reducidos apuntes , Rcoopilallllo los hechos, velllos que al correr del

siglo 1V, toda la Pcnin~u¡a, sin comprender el reino de Por­tugal y las posesionC8 moriscas sobre la parte meridional, estaba dividida en cU3tro r-elnos principales; N;l\"arra, León. Ca~I¡¡¡a y Artlgón.

Sobre 01 trono de cada uno de estos reinos, se 8eulab.:1 un soberano que con frecuencia disfrutaba mas bien el lumor de l.lsol.Jeranía, que la realidad y apro\'echamielltode\ mando; porque bs l.c.dM oo,"On,ul:l .. !ln "nton .... _~ diRpnn;lI.n rara ,."" de gran riqueza, mientras que los BCllores reudales la alcanzab3n cuantlo>S,"!. y opulenta, En ocasiones, el rey quedaba en la cate­goría de subdilo delante de un poderoso \"asallo, Ó por lo lIIellO!! sus opcraciolles politit.lS y BU administración general, >:;0 hallaban subordinada~ á la voluntad y á los interesce de un c:..tran.o, Valga sin embargo la justicia: fucl"On aquellos Jo:; tielllVo~ ca (Iue se croó el tipo honroso y he110 que aun no SI' h3 extinguido totalmente, y que caractcrlto al espaftol como servjdor ohedicnle y sumiso de su Dios, de BU rey y de su dama.

Desde 109 primoro~ ai'ios de 13 decimacuart3 ooJlturia, los hijos (le Pela)'o, del Cid )1 de &1n Fernando, canduciendo ~u" at'ma~ tl"iunr"dorJ.s de norle á sur, habianso apoderado defini· ti\'amente de In mayor parte del suelo nacion31, y, pnra prin­cipiO!! dul l:! i;;lo X\", IOil moriscos, acosados por todas partes. He vieron reducidos;\ dominat· ünicamonte el r ei no de 0("".1-

nada, si tuación para ollos que quedó po;iitivnmento deflu ida en el curso del mismo siglo, y que debía terminar can el por

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d abatimiento completo de la media luna, por la derrota total, por un lraiado humillante y por In expatriJoc_i6n después,

Ir. medida. que t.'lles ventajas obtenía, E~pal'la daba. pasos {ganlesros en la carrera dI! In civilización, tal cual Be entendía en ~ell'& époc.l, La opulencia de la !l0bleza llegó á SEOr \'01'­d3de~men16 fabulosa j el (llero se engrandeció fllera de toda proporción, bajo 1011 auspicios fuvoraLles ue la piedad re li ;¡:iOlla I'Ollgéni la á los naturales ; el poder militar tomó dimensiolJcs imponderables y reg\a.mentó sus oruenan1.nl:l de un modo supe­rior á todos los olros e~tad08 europeos; las (liencius y las arte:; lomal'(ln un vualo y un aliento inusitados; eSlJUel!L8, colegios y univereidades se establecier on con brillo )' con prov~ho j los viejos romanceros, cantores imperfectos de las hazanas de los héroes p rimHivos, se oollvert ieron en fI'OOtas de primera clase; el idioma se cultivó y se cas tigó ; los estudios his!ó­rioos y filosóficos inauguraron un porvenir glorioso; la met.'l­fisica. y la teología, aobro todos los den:,is ramos del saber , disfru t.1ron una profenmcia ilimit.'lda, y todo, en fin, In que puede oontribuir al engra.ndecimiento de un pueblo, prinoipió ~ mostrar sellales cI'identes de una existencia robusta, enérgica. y \'aronil.

LO!! esfuenoa propios (lel espai'lol, y \a. influencia dol !.aber arábigo con todo~ sus fecundos adelantos y su eBpirihl claro )' educa.do, contribuyeron no pow al oomplcmeuto del problema de la (livi!iz[l(lioll,

Fuera de la influencia del carácter {¡rabe en las el'olu­ciones maravillosas de Sil fuerza, contaba t:lmbien aquella o;ociedad con la ayuda da la mm heLrca, que se haLla, desde tiempos, muy remotos, abrigado en Iber ia oontra ]us persecu· ciones incesantc8 que acompai'lan y han aoompai'lado~iempre la reprobación trad icional de su nomLre. Los israeli tas animaban el oomen;i(l, engrandecían el trálico y profe9.'lban las ciencias al eatno de enton~, El!os, los árabes y algunOll descendien' tes de los godos mantenían tirante la imaginación de la plebe, con los pretendidos secretos y la posesión exclusiva de laa verdades pl"l'ooni"adas por llUl ciencias ooultas, Do los

-"'-renel Estado l. neooe.idad u~ntedac;uantiOll3ll riquezaa pan I:Iubvenir dignamente á tan erecidoe patos. En .la.l virtud,! agregando esta poderosa causa. á las otras (lJ:iatentes, llegó i sor precisa la vida de .,'onturae yadquiaicione9, i la cU31 lW dió en masa U~ grnn parte de la nación. A _ espirilu 1X>d:. cioso y n6Ol!$ltaoio, respondi6 oportunamente el rtesc:uhri · mlenlodel Nue\'o Mundo.

Loe raudalea de oro que de 8llte Continente corrieron como por enoonte hacia 01 antiguo, pUlieron el colmo .11 refinamientO del. lujo penineu]a!", Lo. Ctlrte que, desde 6pot:l ::Interior, alce.nu.~ ya la nombradia de ser una de las rnh elegantell. y suntuosos de Europa, llegó en poco tiempo á un grado de lauato y ospleodor deslumbradores.

La molicie y la 1)CI"eZ3 Invadieron InatM1táncamcnk-. IAA cjerciciOll duros de la guerra antiguo. 'J el Juicio de 0i0ll á toda l$angr-e, ceditlroll el pUll8to i 108 (estlna. y Baraoa, á las ('()ITld;¡,;

do cabS y sortijas, á loa tomeoa y tu d:lllus, á los tor03 ~

galaoteolll,! la cua y {, la a¡Cllta, Entre loa dh'erUmientoa 'J l. I devoción, aiguió rodando la vida. de un pueblo que en 101 P(l!l.8.d08 aiglO!! no había hacho otra cosa que agit&nlo en ti. trabajo y batallar conetantemento, El le&Oro püblico, repleto con las rentalque luminilltraba la Am6rica, y el bol,mo de lO' particulares. proYllto con el producto del merodeo, dab.'l.n alm810 para todo,

Sin embarj:O, la rica y filnil 8&vl& conlenida en los ramo' lIledio degen?rado" de aquel viejo y noble tronco, no se agol'" do repento, polXJue en modio de e&e cambio, dencntnJoso el! veroad, el p3.ia continuó dando muealras lupremaa, aunqu,· r aros, do IU p:LS.lda "J uombl"OSa fecundidad.

Al miemo tiempo que 8C tomaba Jacludad de GI'3nad3, ",. aju!'l ta.OO. en la do S:!.nt.'I.fé, oon un :I. ... enturoro inmol'b.l • ,-1 célcLrecontr:llo qua debia dar por l"ClIulllldo 01 deseubrim Ion l·· ~. conqu¡~tn du América.

L.'1. SUl'j·to do 0110 avcnlurel'o, aUll pf'OC1.:lS, el aJiento ina ' gotablo !le ~\I genio y las peripOOtll do au vid:!., dl'l¡orcm .. .¡ rev i&:lr;ne no80troa, pnra lIegtlr lentamente á bosquojur ,.1

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cuadro de :nuestra oonqulsta., epiSodio corto, si 66 quiere, pero indispeneablc á nUC/lt!"()s estudios locales,

Los hombres que quedabll.ll deapué" de la toma de Gra' nada, y que debían oerrer el mundo en busca do aventuras, de 01'0 '! de nuevas posesiones, eran efectivamente rioes en facultades , y como selialado:J por la Pro\'jdencia para aquel ¡lItento,

Aunqucemincntcmenteantip.'i.lieascntre ~i las razas goda r IIIOrisca, yaunquc la últim:¡" á pesar de scrconquiatadora, no pudo }amAs imponer á. la primera su religión, !lU!l leyes y !lila

costumbres, la larga dominaci6n y el conlaeto forzado enlte 1(19 d(le pueblos, debieron dejar caer recíprocamente, el uno ~ohre el otro, el innlljo de la lellgua y de la aangre, El idioma ('~pai\ol asimiló p:u'a sí una multitud de voces de la lengua :u'ábiga, y los habitantes tinturaron en parto el color ingé­nilo de la caaln con el moreno concentrado de los árabes del ~l'sicrto.

El tipo fisico del peninsular tenia mucho de bailo, por [o pronunciado y prceiso de las faccionlllJ que caracterizan la ra7.a eauchica en todo el esplendor de BU ¡nteHgencia. Moreno ~(' color en general, de pelo y barba negros y abundan\e9, de )jos oscuros con mirada fuerte y decidida, de eatatura "tl~u[ar, bien proporcionado en sus miembros, de muscu ­atUfa resistente y de adomán suelto y fiero, quedaba como ab("ieado para ejercitarse dignamente en la prore.si6n gloriosa le l:as armas. Los acontecimientos han demoatr:ado que est0.9 oudiciones de organización entraron por mucho en el élito ~liz de 8U8 empresall.

Los soldados eran fuerte~, infa.tiga.bles, valerosos, y en su layor parle veteranos. Los marinos eran hábilea, arrojados, eoos de intrepidez, perseverantes, y familiari~dos con'IOB ",,'cs, Unos y Oh'09 disponían de las mejores armas y pertre· 1O~ conocidos hasta entonC(!t;. Sabian el manejo del cal'l6n, ./ arcabuz y de la blllosta ; manejaban die~trlmente el li"Ia[, la espada, la lanza y el caballo; tenían perros cruelu .... oraces quedespcda:taban las entral'laa del hombre; poseian

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pólvora. en abundancia, plomo, metralla. y muchos ot~_ ria.lcs de b"Uerra.

Además, estos aventureros que venían sobre la Amén(.! en tropel, estaban provistos ds un celo religioso fanAtioo, <k un profundo amor A la patria, de una ciega adoración por s:Ii

\~)'cs ; trsían consigo ministros que oxaltab:J.n sus ct('Cn(i¡.;, literatos que mantenían freSC09 los recuero09 do 108 /¡cclJo¡

brlllante8 de sus antepasados, y magistrados que debí;:¡ mantener las prcrrogativall y los derechos de l.:l monarquía.

Con eata clase de rivales doblan combatir los salva.jell dI América., cuya situación y \"&CurBQS hemos dado ya. !entender pintando los naturales antioquoll.oe . Avancemos, pues, en tl estudio de los aconleeimicnl08 históricus .

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