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CAPÍTULO TERCERO La fundación de la Alianza Nacional Popular (ANAPO)

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CAPÍTULO TERCERO

La fundación de la Alianza Nacional Popular (ANAPO)

LA FUNDACIÓN DE LA ALIANZA NACIONAL POPULAR (ANAPO)

1. I ÁLZATE HA MUERTO, QUE VIVA ROJAS!

El 26 de noviembre de 1960 murió Gilberto Álzate Avendaño. Dejaba en el ambiente político una formidable herencia: su espíritu, su vida, su lega­do, sus seguidores de arriba y de abajo. Un sentimiento de frustración se apoderó de las bases conservadoras, como se había apoderado también de las liberales con la muerte de Gaitán. La de Álzate fue una muerte por enfermedad, la de Gaitán por asesinato, pero igual: dos grandes frustracio­nes. Uno y otro murieron al borde del poder. A los dos les cabe frases lanzadas al aire por el mismo Álzate: "Mi vida es la de un incendiario con alma de bombero", "Soy un barco que se hunde con las luces encendidas". En el 20 aniversario de la muerte de Alza-te, uno de los ideólogos del gaitanis­mo, Guillermo Hernández Rodríguez, analizó escrupulosamente la obra de El Mariscal encontrándola paralela e idéntica a la del tribuno liberal: "Los dos caudillos reaccionan contra la ve­tustez ideológica y organizacional de los partidos tradicionales en que les to­có nacer y recibir el bautismo azul y rojo sin consulta de su voluntad". Con­sidera Hernández que si la muerte de Gaitán había impedido al liberalismo transformarse y modernizarse con un ideario de tendencia democrático-so-cializante, de igual manera la inespera­da desaparición de Álzate había impe-

Gilberto Álzale Avendaño

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CESAR AUGUSTO AVALA DIAGO

dido al partido conservador evolucio-nar hacia las tesis social-ciistianas .

En la incert idumbre que provocó la súbita desaparición de Álzate, cuan­do aún no habían salido de su asom­bro sus seguidores, reapareció en la profundidad del vacío político que de­jara el político caldense, la figura qui­jotesca del General Rojas Pinilla. Des­pojado de todo lo que había logrado en la vida, el "exciudadano" permane­ció desde los finales del juicio ante ci Senado, bajo arresto domiciliario. En­terado de los resultados electorales del 20 de marzo último, el General de­claró a la prensa que por estar sus mi­nistros y sus amigos en las listas de la

Jorge Eliecer Gaitán

victoria conservadora, el triunfo era de él. Comentó que la abstención era un rechazo del pueblo a la forma erró­nea como se venían poniendo en prác­tica los postulados de la alternación".

El rumor de que Rojas haría políti­ca, vino de Medellín. La especie fue puesta a rodar por El Siglo. Informa­ba el órgano del laureanismo que en esa ciudad se estaba promoviendo la integración de un Comité que irrum­piría en el escenario político del país con "la bandera del re torno de Rojas Pinilla a las actividades políticas nacio­nales" . A u n q u e a lgunos ve teranos anapistas del norte del Valle del Cau­ca, r e c l a m a n p a r a es ta r e g i ó n la

VIERMES ! S DE i

¿I C o r r e o de E L T I E M P O

1.a contrapropaganda de la Gran Prensa

1 Hernández Rodn'gucz Guillermo. Gaitán v Álzate: Empalme entre dos destinos. El Espectador, Magazín Dominical, noviembre 23 de 1980, p. 3, v 10.

2 El Siglo, marzo 23 de 1960, p.l 3 El Siglo, marzo 26 de 1960, p. 17

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RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

inspiración del regreso de Rojas a la política proselitista , lo cierto es cjue el rojaspinillismo empezó a sonar como agrupación política en Antio-quia. En la capital de éste Departamento se realizó la primera manifesta­ción de desagravio al General, allí mismo en uso de libertad bajo fianza, el expresidente concedió su primera rueda de prensa. Desde la pr imera pregunta que se le hizo, habló del pueblo. En un ademán de amenaza dijo que el pueblo intervendría ahora sí en la vida política del país, y que los problemas nacionales "serían discutidos en la plaza pública, en un len­guaje de fácil entendimiento para la masa"' . Puntualizó en su primera salida política, que su movimiento se proponía el establecimiento de un Frente Nacional Popular. Quedaba claro que el General aceptaba las re­glas del juego político que preveían las normas constitucionales. Su pro­puesta de un Frente Nacional por abajo era la forma política que toma­ban las prédicas que los ideólogos y seguidores de La Reconquista traían desde finales de 1957. Rojas no tuvo que hacer mucho esfuerzo para que le entendieran. Las cosas que decía flotaban en el ambiente político des­de la movilización de las ideas durante la campaña de 1960. Rojas simple­mente las recuperaba: "...es necesario recordar a todo instante que existe un fermento revolucionario peligrosamente explosivo y por muchos as­pectos caótico, que posiblemente estalle sin aviso previo como todos te­memos y cambie por completo la estructura social del Estado" . En ese sentido, Rojas p ropone como única esperanza de salvación para ricos y pobres, "que la parte popular de las Fuerzas Armadas" le ponga orden a esa revolución colocándose "hombro a hombro con el pueblo" ' , a la ma­nera como lo había hecho el binomio Pueblo-Fuerzas Armadas, en sus tiempos de mandatario. En el fondo, sus palabras confirmaban las acusa­ciones que se le hacían desde el gobierno de estar detrás de las conspi­raciones contra el nuevo establecimiento. Rojas dejó abierta la posibili­dad al golpe de Estado: "El sector popular de las fuerzas armadas no le marchará a nada que vaya contra el pueblo colombiano, es decir a nada que signifique la continuación del Frente Nacional político-oligárquico

Q

en el gobierno" . Finalmente, se pronunció a favor de una política que nacionalizara la educación primaria y secundaria, el Banco de la Repúbli­ca y los bancos privados. Sostuvo que los obreros deberían tener mayor

4 Entrevista del autor al dirigente vallecaucano Jaime Medina Perdomo, Cali, julio 17 de 1990.

5 El Colombiano, marzo 13 de 1960, o. 4 6 Ibid. 7 Ibid. 8 Ibid.

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participación en las ganancias de las fábricas y propugnó porque los cré­ditos volvieran sobre los cauces democráticos que según él, habían tenido durante su gobierno. Medidas estas que deberían plasmarse en una nue­va Constitución que conservara lo mejor de la existente y adaptara al medio colombiano los logros de otros países. Después de visitar la pobla­ción antioqueña de Itagüi, Rojas continuó su correría por Córdoba y Barranquilla. En esta última fue recibido por quien fuera su Ministro de Relaciones Exteriores, Evaristo Sourdis y por el político alzatista Arman­do Zabaraín.

Rojas Pinilla entraba a la nueva década con un discurso político re­mozado. Sin tratarse de cambios radicales, el expresidente readecúa sus argumentaciones políticas de acuerdo a las nuevas circunstancias y a sus propias vivencias: la experiencia en el poder, en el exilio, de la persecu­ción, del juicio ante el Senado. Las condiciones del momento le presio­naron a ofrecer un discurso que sin romper con la estructura general del de la dictadura, le posibilitara recoger el creciente descontento con el recién instaurado Frente Nacional. El General se aferraba con per­manencia a lo que consideraba su nuevo ideario. La mayor parte de las tesis expuestas en su primera rueda de prensa tienen que ver con la influencia que sobre él terminaran ejerciendo los ideólogos del Movi­miento Socialista Colombiano. Si en el curso de su gobierno —a duras penas— le había dado juego a la circulación de sus ideas, ahora que iniciaba el tortuoso camino de la oposición las abrazaba como si aspira­ra a corregir el error de su vida.

El ingreso de Rojas a la competencia política, provocó una sonora rearción entre los dirigentes de los partidos tradicionales. Algunos libe­rales del MRL que sentían amenazado su espacio en la oposición, aun­que catalogaron la gira de Rojas por Antioquia como "entrada triunfal", acusaron desde el parlamento al gobierno de "complacencia con las actividades del exdictador"". El Ejecutivo se defendió apoyándose en la norma proferida contra el expresidente. Declaró el Ministro de Gobier­no que Rojas bien podría dedicarse a la venta de específicos, o a comer en la vía pública, pero que no podría ejercer actividades políticas . Como el aludido no se dedicó ni a lo uno ni a lo otro, sino que continuó recorriendo el país, vinieron sin parar una serie de medidas policiales para impedirle hacer política. Las giras de Rojas por todo el país anun­ciando su regreso, midiendo las simpatías que pudiera tener entre la

9 El Tiempo, abril 13 de 1960, p.l 10 Ibid.

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gente, pusieron a hablar a todo el mundo. Los órganos de la gran pren­sa se dedicaron con pasión a descalificar los pasos del General; dispusie­ron de un vocabulario sobrecargado de denuestos: "indigno","exdicta­dor", "exciudadano", "delincuente", "hombre funesto" etc, que produje­ron paradójicamente el efecto contrario al buscado y le sirvieron al expresidente para la promoción de su nueva imagen. López Michelsen fue uno de los pocos políticos que no subestimó las manifestaciones de Rojas. Al contrario, aprovechó la oportunidad para corroborar sus tesis sobre la necesidad de robustecer el Frente Nacional, dándole vida pro-pía a las minorías políticas .

Quienes concurrieron a las primeras reuniones constitutivas del nuevo movimiento, tuvieron que ver con el gobierno de las Fuerzas Armadas. Incluso los personajes que organizaron las primeras manifes­taciones en las localidades, participaron de esa experiencia. Jaime Pie-drahita Cardona, el inspirador de la "entrada triunfal" en Medellín, se había desempeñado como secretario del gobernador de Rojas en An­tioquia. En todo Municipio había un suboficial retirado organizando Comandos. Mas que deseos de volver a la dictadura, lo que movía tanto a Rojas como a sus seguidores era la rehabilitación de sus derechos políticos, el afán por demostrar su rechazo a las pretensiones del nuevo orden de excluirlos de la vida piiblica.

Dos reuniones dieron forma acabada a la constitución del nuevo movimiento, el 23 de abril de 1961. Según nos relata el primer historia-dor del anapismo, Daniel Premo , tomaron parte en las deliberaciones tres Generales retirados: Gustavo Berrío Muñoz, Jaime Lozano Baha-món y Ezequiel Palacios; los Capitanes en retiro Francisco Palacios Te­herán y Juan B. Godoy; el que fuera editor e ideólogo del diario proro-jista El Día Francisco Plata Bermúdez, el exconstituyente José María Nieto Rojas, los políticos conservadores Jaime Piedrahíta Cardona, Benjamín Burgos, José A. Castañeda, el exdiputado por La Reconquista Carlos Monroy Reyes, Carlos V. Soto y Fidel Perilla entre otros. Si tu­viéramos que definir el nuevo Movimiento por los anteriores nombres, afirmaríamos que se trataba de la creación de una nueva Casa Conser­vadora, lo que significaría un paso atrás en el proceso de unificación de ese partido. Mas bien podría hablarse de una alianza de militares y civi­les conservadores que combinaría métodos cívicos y militares para lle­gar al poder. Fue el mismo fundador quien se encargó de ponerle or-

I 1 El Tiempo, marzo 15 de 1961. 12 Premo Daniel Lawrence. "Alianza Nacional Popular: l'opulism and the politics oí

social class". The Universitv at Austin, 1972 (inédito).

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den a la confusión. El General le contó a los congregados en las reunio­nes constitutivas, que en sus giras por las regiones de Colombia, lo ha­bían salido a recibir conservadores y liberales por igual, que le pedían clamorosamente abogara por ellos. Rojas habló de la situación política nacional , del hambre y de la angustia del pueblo que sufría el recrudecimiento de la violencia; se quejó del monopolio que ejercían sobre la economía y las riquezas, las sesenta familias que desde la inde­pendencia explotaban al pueblo; considerando que la necesidad y el hambre no tenían color político, instó a organizar un movimiento de recuperación moral y material sin distinciones partidistas que evitara una revolución anárquica y atea. Quiso Rojas que la criatura se llamara Alianza Popular Nacional Católica para que sirviera de unión de todos los colombianos, los cuales —según él— encontrarían solución a sus pro­blemas en la adhesión a la doctrina enseñada por Cristo. La experiencia le había enseñado a Rojas que el pueblo colombiano era en su mayoría liberal y por tanto la Alianza tendría que ser de liberales y conservado­res, de tal manera que pudiera el Movimiento lanzar candidaturas de uno y otro partido para hacerle el juego a la alternación. Así las cosas, la nueva agrupación política tendría dos alas: una conservadora y una liberal. La primera podía irrumpir de inmediato ya que existía el núcleo fundador que esperaba robustecerse con las masas acéfalas del alzatis­mo y con los descarriados del leyvismo en liquidación. Lo difícil estri­baba en crearle a la Alianza su ala liberal, cuando les había salido ade­lante el MRL abriéndole espacio al "liberalismo rojista". Tendrían que esperar y empezar a intervenir con un solo brazo. José A. Castañeda, controvertido político tolimense, cuestionó los planteamientos de Ro­jas. Abiertamente se pronunció contra la participación de liberales y condicionó su vinculación a la identificación del nuevo movimiento con el conservatismo . Luis Pérez González, un mayor retirado del Ejérci­to, le replicó a Castañeda que de no haber liberales en la nueva organi­zación, era improbable que el Ejército participara en un movimiento estrictamente partidista . Finalmente, la criatura fue bautizada y lanzá­

i s La posición de Castañeda no era extraña; mejor que lodos los conservadores recal­citrantes allí reunidos, su comportamiento político de elección en elección mostraba claros indicios de desesperación: en marzo de 1958 encabezando lisia laureanista derrotó ampliamente a las otras corrientes conservadoras de su Departamento. Des­pués, decidió acompañar a Jorge Leyva con quien no se entendió cabalmente y le organizó un grupo disidente pata las elecciones de 1960. Nominado para encabezar listas a la Cámara en este año, obtiene una reducida votación.

14 Daniel Premo L. contó para la realización de su tesis de doctorado con las minutas de las reuniones constitutivas de la ANAPO elaboradas por Enrique Cipagauta Gal-

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da a la calle con la sorda abreviatura de ANP, pero el pueblo terminó inmortalizándola con el nombre de una mujer estruendosa: LA ANA-P 0 ] b .

La nominación de Alianza Nacional Popular no era tan nueva como podría parecer. Aunque de inspiración liberal , hacía parte del haber rojaspinillista, de su universo mental. Como lo anotamos en las primeras páginas, el miércoles 12 de enero de 1955, las calles de Bogotá amanecie­ron empapeladas con unos carteles cuyo texto rezaba: "Alianza Nacional Popular pro binomio pueblo-ejército; por pan, techo, salud y alfabeto para todos los colombianos" . Se trataba de un amplio grupo de liberales dirigidos por Carlos V.Rey y Rubén Uribe Arcila entre otros, que anun­ciaba su respaldo a la política del Presidente Rojas y emplazaban "al pue­blo de Colombia (obreros, campesinos, clase media, profesionales e inte­lectuales) en el apoyo y defensa al gobierno de las Fuerzas Armadas, con­tra las oligarquías de todos los partidos que tienen su vocería en la diaria e intencionada prensa monopolista y comercial; y estar alerta y activo para la próxima gran movilización popular" .

2. LA DICTADURA: EL MITO FUNDADOR

Un importante lugar ocupan en el discurso político de La Alianza Nacional Popular, las alusiones al gobierno de Rojas. Sus ideólogos presentan esta experiencia como un ejemplo de perfecta administración, incluso, de aca­bado Frente Nacional. Sus propuestas están férreamente vinculadas a la experiencia del régimen que le había dado origen al actual; él era para los anapistas, la fragua donde se elaboraban sus mensajes políticos. Los ideó­logos anapistas resolvían los glandes problemas colombianos en el pasado;

vis, primer Secretado General del movimiento. Contó además con un trabajo inédito de Miguel Lindo Ortiz.

15 Aunque fue después que se le conoció con el nombre de ANAPO, nosotros desde un principio la denominaremos así.

16 En septiembre de 1954, Alvaro Uribe Rueda, futuro dirigente del grupo reunido en La Calle, llamó a integrar una Alianza Nacional Popular que propugnara por la incorporación de las mayorías populares a "la vida activa del país, por el restableci­miento de las libertades públicas, por reforma agraria, etc. (Véase Revista Nueva Crítica, Bogotá, septiembre de 1954, p .3

17 El Espectador, enero 13 de 1955, p. 1. Es muy posible que el programa "Salud, ( i / t n r i r i A n \r t£.r-V»r, VH I t*f\r\ í»l / - l i n t m t l i n n n í»l l i r \ í i i — i l i c t n A l í^»mcfo <^n l l r n n t i p n n n

de 1960 se haya inspirado en esta fórmula. Por lo menos prueba que el MRL no estaba inventando algo nuevo.

18 Ibid.

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propugnando por la restauración de un régimen que presentaban al mer­cado de las propuestas políticas como un perfecto orden social.

Para bien o para mal, el período de Rojas en el poder, es conocido política y académicamente como La Dictadura. Para los rojistas es el punto de partida de sus argumentaciones políticas, el inicio de su historia: la dic­tadura como mito. Un período frustrado, frenado por las oligarquías, al que habría que volver para empezar de nuevo. Si la dictadura había sido la negación del viejo orden, una oposición inspirada en aquella tendría que ser necesariamente un retorno a esa etapa interrumpida. Entre los atribu­tos que irían a distinguir "la dictadura como mito", como referente político primordial en el discurso del anapismo de los años 60, tenemos:

lo . La dictadura como una época de identidad entre pueblo y gobierno. El régimen militar será evocado como una administración que le dio al pueblo un sentido de dignidad humana. Los colombianos pobres valorarían aquellos días, como una época de vida barata, en donde habían tenido la consideración del gobierno. El presidente Rojas ha­bía podido reafirmar la concepción de Gaitán sobre el Estado justicie­ro. El hombre pobre advierte en el gobierno de Rojas buenos propó­sitos para su redención. La dictadura se equipararía a un pasado me­jor, a tiempos de felicidad.

2o. Los rojistas asociarían la dictadura con una administración en conco­mitancia con la caridad cristiana. En 1954, Rojas crea la Secretaría Nacional de Asistencia Social (SENDAS) , la cual se propuso favore­cer a los sectores más pobres de la población con la construcción de viviendas en el campo y la ciudad ; otorgamiento de créditos a las víctimas de la violencia; repatriación de colombianos; restauración de propiedades; creación de guarderías y centros para la infancia; pro­gramas de obsequios a las clases populares; regalos de navidad para los niños; la venta de víveres de primera necesidad y droga en barrios populares a precio de costo; suministro de agua gratuita a los barrios que no tenían ese servicio. En 1955 se inauguró el Banco Prendario Nacional (BPN), filial del Banco Popular y de SENDAS. Se anotaba que el BPN no haría contratos de compraventa como era usual en las casas de empeños, sino simples créditos sobre prendas, muebles, equipos, acciones, etc, sin la retención de aquellas que fueran instru-

19 Un informe detallado sobre las actividades y logros sociales de SENDAS, puede en­contrarse en "Rojas ante el Senado", p. 40-57

20 En abril de 1955, el gobierno firmó con la Lewis Construction Company de Nueva York, un Acuerdo para la construcción de 10.000 viviendas baratas en Bogotá.

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mentos de trabajo. Se definió al BPN como "una organización cuyo objetivo es eliminar el sistema del agio y de la usura empleado contra las clases trabajadoras y desamparadas, y facilitar las sumas iniciales indispensables en el desarrollo económico de la persona" . Se crea­ron además: las residencias sociales María Auxiliadora para universi­tarios y empleados a cargo de las hijas de María Auxiliadora; la Aso­ciación Nacional de Empleados y del Servicio Cívico Femenino; la Oficina de Rehabilitación y Socorro. A través de SENDAS, el gobier­no y la UNICEF firmaron un Convenio para la construcción de una planta pulverizadora de leche en la ciudad de Chiquinquirá. Así se pudo suministrar leche en polvo gratuita a las madres de escasos re­cursos. Deambulaba en la conciencia popular la concepción del Esta­do como protector y benefactor. El peso del discurso electoral, desde los tiempos de Benjamín Herrera, descansaba en la conquista del po­der para la realización de políticas sociales de redención popular. Así entendían el fin de la política las bases del peronismo, del comunis­mo, del gaitanismo, del liberalismo y conservatismo populares y del populismo en general. El gobierno de Rojas, acentuando su orien­tación en los aspectos sociales, fue mas allá del papel pacificador que le quisieron imponer las élites del poder en Colombia.

3o. La dictadura como un período histórico en el que se intentó desmon­tar el sistema bipartidista colombiano. Además de las alternativas po­líticas del MAN y la Tercera Fuerza, Rojas se propuso romper el mo­nopolio que los dos partidos tradicionales ejercían sobre la informa­ción. Convirtió el Diario Oficial en su vocero poniéndolo a circular con precio inferior al de los grandes medios. En ese sentido, Rojas fue capaz de canalizar torrentes de la movilización gaitanista de los años 40; logró asimilar el proyecto político de Gaitán, de sus métodos de agitación proselitista, apropiándose de sus mecanismos de coopta­ción popular. El discurso que distinguió a Rojas durante la dictadura permit ió que de él se aferraran y se apropiaran diversas corrientes del pensamiento político colombiano, produciéndose así una identifica­ción con la actividad política del General.

4o. Las medidas emprendidas por la dictadura se equipararían a verda­deras transformaciones. El discurso anapista va a recordar cada vez que pueda, que en el gobierno de Rojas habían sido creados: el Instituto de Capacitación Técnica para los obreros, escuelas radiofónicas para los trabajadores del campo, Comisiones para la planeación de la seguridad

21 Diario de Colombia, junio 13 de 1955, p. 6

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social campesina, el Banco Cafetero, el Fondo Nacional del Algodón. Las disposiciones de la política tributaria del régimen militar se orien­taron a disminuir impuestos a los contribuyentes menores, mientras que se elevaban las tasas para los ingresos mayores de doce mil pesos y el gravamen a los ingresos personales provenientes de acciones y bonos de compañías; medidas que provocaron la reacción de la ANDI y de las Asociaciones Bancarias y de los Seguros, cuando el Ejecutivo autorizó a los gobiernos departamentales fijarles impuestos. El go­bierno favoreció al capital medio. Consideraba la Gerencia del Banco Popular que "si se le presta dinero a un trabajador, a un labriego honorable, a un empleado, siempre estará en condiciones de devol­verlo si se le proporcionan las facilidades adecuadas"" . Lo que se materializó en créditos a entidades como la Asociación Colombiana de Pequeños Industriales (ACOPI), La Coqwración de Ferias y Exposi­ciones de Bogotá, La Fábrica de Grasas de San Andrés, El Centro Anto­nio Nariño y el Banco Hipotecario Popular.

5o. La dictadura como una época de conciliación nacional. La paz y con ella la reconciliación entre los colombianos. Se evocaba en el discur­so anapista las palabras del arribo de Rojas al asumir el poder: "No mas sangre, no más violencia, no más depredaciones en nombre de n ingún part ido político, paz, justicia y libertad para todos los hijos de Colombia inmortal". Se afirmaba que el logro de la paz fue el resultado de una amplia amnistía a la que se habían acogido las gue­rrillas de entonces.

6 o . L a d i c t a d u r a se ident i f icaba con la incorporación de la mujer a la vida políti­ca, social y económi­ca del país.

No es difícil advertir que un gobierno que co­mo el de Rojas, cuya as­piración primordial era la reconciliación de las clases, la pacificación del campo y, en últimas, la li­beración de la tutela del

A í C-.Súlaáé.

Rojas con la clase política del país.

22 Citado por Echeverry Uruburo Alvaro. Élites y Proceso Político en Colombia... p.l 16

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bipartidismo, se viera en la necesidad de favorecer, aunque mínimamente, al pueblo. Este favorecimiento lo testimonia la serie de reformas empren­didas por la dictadura y que ante la caída de Rojas quedarán esbozadas o en vía de realización. El discurso anapista de los sesenta incorporaría a su repertorio la mención de la serie de reformas truncas, como una referencia de primer orden: La obra inconclusa del General. Finalmente, el gobierno presidido por Gustavo Rojas Pinilla, entre 1953 y 1957, dejó la sensación de haber planteado e intentado resolver graves problemas de la sociedad colom­

biana. Quedó en la me­moria popular, la sospe­cha de que su derroca­miento había sido injus­to. Sin profundizar en la esencia del tipo de refor-mismo que se frustró ' , las masas p o p u l a r e s contribuyeron a anotarse en contra suya una derro­ta más en su lucha por las reivindicaciones sociales. Con el fracaso de los es­fuerzos del régimen mili­tar por quebrantar la so­

lidez del sistema bipartidista colombiano, sufrió a la vez un duro golpe la ampliación de la democracia política en Colombia. Una ola de pesimismo se extendió por el país político adverso a los partidos tradicionales. Pesaba en su mente el hecho de que ni siquiera desde el poder hubiera sido posi­ble la creación de un "tercer partido".

No se puede negar, que en la caída de Rojas participaron vastos sec­tores de la población urbana de Colombia, interesados en ampliar la de­mocracia del país: los estudiantes, las mujeres, los periodistas y agrupa­ciones políticas fuera de la ley, cuyas preocupaciones y proclamas fueron acalladas por las del Frente Civil oligárquico. Que las cosas se desarro­llaran así, prefiguraría el carácter elitista que tendría el manejo del Estado y de la política en Colombia en el siguiente período de su historia. El que

La popularidad de Rojas durante la Dictadura.

23 Alvaro Echeverry Uruburu, concluye al respecto: "La salida de Rojas del poder sig­nificará no sólo el fracaso de un reformismo de clases medias, ideológicamente pe-queño-burgués, sino una derrota más, que se suma a otras infringidas a intentos pasados y futuros, de quebrantar el monolítico sistema bipartidista colombiano. Ibid. p. 111

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las masas que empujaron la caída de Rojas, no se hayan visto repre­sentadas en el establecimiento, curso y frutos del Frente Nacional, a tra­vés de —por lo menos— la ampliación de la democracia por la que habían luchado, hizo que en poco tiempo las célebres "Jornadas de Mayo" que dieron al traste con el gobierno de Rojas, fueran vistas como un engaño más de las oligarquías al pueblo. La manipulación que de las masas po­pulares hicieron los voceros del gran capital por intermedio del Frente Civil para derrocar al General Rojas y la naturaleza elitista del proyecto político que se impuso después, crearon las condiciones favorables para el resurgimiento del fantasma del rojismo.

3. EL ROJASPINILLISMO

Cuando la Asamblea Nacional Constituyente, en un ambiente de hostili­dad política, reeligió al Presidente Rojas para que siguiera gobernando a los colombianos hasta 1962, el General se había apropiado ya del discur­so que había venido ganando espacio entre los que competían por ganar­se el favor del régimen: el del liberalismo popular, que era el mismo de Jorge E. Gaitán y que para entonces había calado con profundidad en las masas populares. Legitimó el Presidente Rojas la polémica acerca de las oligarquías que se había presentado a lo largo de su administración. Por los días de su retiro del poder, las condiciones históricas hicieron que Rojas renovara sus argumentos políticos. Si dos años atrás fue cauteloso con el uso de la palabra "oligarquía" para señalar a sus enemigos, ahora la inculpaba de frenar "la revolución social" en curso y de atizar "la vi­viente lucha de clases". La reelección de Rojas en el momento en que el Frente Civil había logrado paralizar el país, le obligó a manifestar: "Esos dineros que las oligarquías políticas están gastando para sacrificar crimi­nalmente a los estudiantes y a las gentes de bien, es mejor que los em­pleen para las familias de los trabajadores y los trabajadores mismos ten­gan un mejor standard de vida" . Son las expresiones de su nuevo dis­curso: "oligarquías políticas", "oligarquías económicas", "oligarcas", "masas trabajadoras", "los trabajadores". Todas ellas se encargarían de identificar el rojaspinillismo primero y la ANAPO después. Vale la pena destacar los cambios en el discurso de Rojas, por cuanto fueron palabras improvisadas a las que recurrió cuando los Constituyentes se dirigieron al Palacio de San Carlos para anunciarle su reelección. Los cartelones que portaban los seguidores del gobierno militar reunidos en la Plaza de Bo-

24 Diario Oficial, mayo 9 de 1957, p. 1

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lívar el día de la reelección, seguían la línea de las consignas que distin­guieron las manifestaciones populares en esa administración: "La Patria por encima de los partidos"; "Si los oligarcas cierran, nosotros abriremos", "Luchamos porque los ricos trabajen "; "Atrás el Frente Civil", "mueran los apa­tridas", etc.

Ahora, precisamente en el epílogo de su experiencia en el poder , Rojas y el pueblo iniciaban el proceso de una mágica comunión que se proyectaría hasta más allá de su muerte años después. En su discurso de los últimos días en el poder, advertimos a un Rojas que tardiamente se afirma en sí mismo, viéndoselas con sus opositores, combatiendo, vivien­do de sus vacilaciones. Su propia experiencia y la fuerza de los aconteci­mientos hacen que su espíritu empiece a ser invadido por los idearios de los movimientos que, gracias a su personalidad, habían podido movilizar sus tesis: el gaitanismo y el socialismo no comunista. De esta nueva fuen­te, Rojas reconstruye el orden de sus argumentaciones políticas:

Es nuestra obligación de ahora en adelante ponemos al servicio de las clases trabajadoras, de sus verdaderos intereses, para que el standard de vida del 99 por ciento de la población llegue auncuando sea en forma remota a igualarse a ese uno por ciento de los privilegios. Buscarnos tan solo, que ese uno por ciento de los privilegios se extienda de manera rápida sobre ese otro noventa y nueve por ciento para que a base de igualdad y fraternidad contestemos a la historia: hemos trabajado por Colombia, hemos servido a Colombia,porque hemos redimi­do a las clases trabajadoras .

Sin advertirlo, Rojas había trabajado a largo plazo en función de su futuro político. En su gobierno se configuraron los contenidos y los sím­bolos del discurso que lo identificarían como líder de multitudes poco después: la conciliación, la religiosidad, el nacionalismo, el antielitismo, el antibipartidismo y su acendrado antioligarquismo. También se conso­lidó su imagen. Diario de Colombia, El Día, la revista Ya, La República, El Colombiano, entre tantos medios, promovieron hasta la saciedad la imagen del gobernante. Amén de los periódicos de provincia (Diario del Pacífico en Cali; El Frente en Bucaramanga; El Nacional en Barranqui­lla), de la conversión del Diario Oficial en agosto de 1956, en el promo­tor del futuro rojismo, del respaldo de los órganos de expresión del gai­tanismo (Jornada y Sábado) y del socialismo (El Popular) y finalmente de los inmensos tirajes que las imprentas oficiales hacían de todas las

25 Diario Oficial, mayo 9 de 1957, p. 18

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actividades del primer mandatario y que eran difundidas en todos los rincones del país .

Así, con un silencio sospechoso, iniciada la década de los sesenta, la gran prensa quiso borrar de la memoria colectiva al gobernante que ve­nía de gozar como ningún otro de los favores de la proyección política, incluso desde los medios de comunicación que estuvieron en su contra. Todo apuntó, entre 1953 y 1957 a la configuración simbólica del futuro anapismo. Se colocaba la primera piedra en la construcción de esa comu­nidad política.

La práctica política de Rojas en el poder, que se condensa sobre todo en los símbolos movilizados en torno a las actividades de la Tercera Fuer­za, ayudaron al afianzamiento y desarrollo del proceso integrador de plu­ralidades políticas que terminaron identificándose en el proyecto de opo­sición al Frente Nacional. Empero, no fue consciente ni racional la vía de integración política. Se fue conformando de manera emocional. Ocupa­ron destacado lugar los sentimientos, las emociones, los impulsos, los resentimientos y la revancha. En el proceso integrador de la comunidad rojista, el símbolo primó sobre la teoría y la ideología. Es posible que en ODIPE hayan coincidido hombres conocedores de los grandes mitos po­líticos del siglo XX y que aprovecharon la coyuntura del gobierno militar

26 El gobierno contaba con un radioperiódico oficial denominado Actualidad Nacional. Podía controlar y manipular la radio en general. La televisión fue implementada en el país como obra suya. La Oficina de Información y Propaganda del Estado (ODIPE) imprimía y difundía por toda la Nación cuanta palabra pronunciaba Rojas. Tanto las altas oficinas de la burocracia oficial como la más infeliz de las escuelas fue empape­lada con la fotografía del General y con los símbolos que identificarían su adminis­tración. Una de las cartas, firmada por Jorge Luis Arango, Director de ODIPE, de las tantas que solían llegar a las municipalidades, rezaba: "Señor Alcalde:/Tengo el gus­to de remitir a usted, diez almanaques para el año de 1954, editados por la Dirección de Información y Propaganda de la Presidencia de la República, con el fin de que usted se sirva distribuirlos, en esa localidad, en las principales oficinas públicas, en lugar visible y adecuado . / Le ruego se sirva avisar recibo de este envío tan pron to como llegue a su Despacho, con el objeto de incorporarlo al archivo de la presiden­cia. (Misiva enviada a la Alcaldía de Tenjo en diciembre de 1953). En otra carta se lee: Señor Alcalde: Tengo el gusto de remitir a usted diez (10) retratos en colores del Excelentísimo Señor Presidente de la República, Teniente Coronel Gustavo Rojas Pinilla, para que se coloquen inmediatamente, en sitio visible, en los Despachos de la Alcaldía, la Parroquia, la Tesorería, la Recaudación de Rentas, el Juzgado y en la Dirección de las principales escuelas o colegios./Le ruego lomar recibo de cada una de las entidades favorecidas y enviarlo, a vuelta de correo, a esta oficina. Aquí se lleva el control correspondiente en nombre del Gobierno nacional. / Espero que el señor Alcalde desplegará toda su actividad para que el retrato del señor Presidente se coloque con el respeto debido al primer mandatario de la República... (Carta enviada a la Alcaldía de Tenjo el 8 de septiembre de 1953).

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RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

para convertir conscientemente la figura de Rojas en un mito integrador del presente. Lo que no pudo ser consciente fue el papel que jugó "la dictadura" en el proceso integrador del rojaspinillismo en el futuro pró­ximo. Fueron en primera instancia, los símbolos promovidos por el régi­men militar, los portadores de significaciones que empezaron, como he­mos anotado, a identificar el rojaspinillismo. Después, el mismo Rojas personificaría toda la simbología que él había ayudado a configurar.

4. "ALIANZA POPULAR" PRIMER VOCERO DEL ANAPISMO

El 11 de agosto de 1961 salió a luz pública Alianza Popular, primer órgano de difusión del anapismo. El semanario estaba dirigido por el abogado conservador Francisco Plata Bermúdez, veterano editor de periódicos na­cionalistas , para quien no fue difícil establecer los vasos comunicantes entre la experiencia del gobierno de Rojas y los propósitos de un movi­miento de oposición que se inspiraba en aquella, ya que durante el régi­men militar había difundido y defendido los pasos de esa administración . Bajo la dirección de Plata Bermúdez, Alianza Popular logró condensar los mensajes que Rojas venía promoviendo desde sus últimos días de gober­nante y desde el Juicio ante el Senado. Pudo además recoger la prédica de los ideólogos del Movimiento de Unión y Reconquista. El semanario estu­vo dedicado por completo a la lucha proselitista. La mayor parte de los escritos son diatribas contra el establecimiento. Fiel a la herencia alzatista, el órgano del anapismo denuncia la esencia oligárquica del nuevo orden. En él ve representados los intereses de los monopolios. La estructura de su discurso antielitista se erigió sobre los argumentos que esgrimieron los enemigos de Rojas para juzgar negativamente su administración y llevarlo ante el Senado. Por eso sus impugnaciones al Frente Nacional se basaron en el desenmascaramiento de la inmoralidad de sus funcionarios (desfal­cos, prevaricatos, contrabando oficial, corrupción administrativa, impuni-

27 Plata había sido uno de los precursores del movimiento nacionalista en el país. Hizo parte del movimiento "Derechas". Desde allí empezó su vida periodística en los años 20. En los años del régimen militar, Plata editó y dirigió el periódico prorojista El Día.

28 Los artículos que tuvieron que ver con los comentarios sobre la cotidianidad de la política colombiana fueron redactados por Plata. A su pluma pertenecieron las co­lumnas: Del Cercado Ajeno, Comentarios de Frank y A Vuelo de Pájaro, que apa­recían en las páginas del periódico con los seudónimos de Luis Brusco, Francis Lee y Frank entre otros. (Entrevista de César A. Ayala y Giovanni A. Molano con Plata Bermúdez, Bogotá julio 25 de 1991).

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CÉSAR AUGUSTO AYALA DIAGO

ALIANZA POPULAR

tojas Pinilla lija las bases de a «Alianza Nacional Popular»

iEGÜRO D E V I D A Y D E COSECHAS PARA EL CAMPK^IKO >rogas y Servicios Médicos gratuitos par» el pueblo. Crédi* j ti os clases populares. Participación de ios obreros en las ganancias:

de las Empresa** de los e.>i^fiados en las de los Bancos.

Portada del primer número de Alianza Popular

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Columna de Francisco Plata Bermúdez, uno de los primeros ideólogos de la ANAPO.

dad, etc). Los ataques se dirigían con­tra la gran prensa artífice de la caída de Rojas y ahora parte del gobierno. A ésta le confieren los articulistas la cul­pa de la creciente inmoralidad en el país. Un seguimiento de la conducta de los altos funcionarios del gobierno, le permite concluir al vocero anapista, que la conciliación nacional no ten­dría futuro durante los años del Fren­te Nacional. La verdadera reconcilia­ción estaba atrás, en el gobierno de las Fuerzas Armadas, en sus políticas de pacificación. Un espíritu revanchista es evidente en las páginas del pregone­ro del nuevo movimiento. Quisieron sus fundadores poner de presente que qu i enes hab í an p a r t i c i p a d o de la experiencia del gobierno de Rojas no serían acallados ni se dejarían sacar de la competencia política con facilidad.

Poco sentido tenían para ellos los impedimentos jurídicos que argüía el gobierno para impedirle a Rojas hacer política. Encontraban la autojustifica-ción de su movimiento en el fracaso del Frente Nacional en la realización de las políticas de redención social que le prometiera al pueblo con el fin de comprometerlo en la caída del Gene­ral. El carácter contestatario del perió­dico se revela en las alusiones que los articulistas hacían de Rojas. Resolvie­ron responder a los denuestos que profería la gran prensa contra su jefe, restituyéndole ante todo su mayor lo­gro, el título de General que le habían arrebatado. Pocas veces le decían Ro­jas. Promovían su imagen en primer lugar, desde su condición de militar: "insigne patriota militar", "el expresidente

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RESISTENCLA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

militar", etc. En segundo lugar, identificando su nombre con la reivindica­ción de los derechos del pueblo. Referirse a Rojas era acudir al "presidente de los pobres", al "caudillo popular", al "defensor del pueblo". Finalmente, su imagen la unían a la conciencia religiosa de los colombianos: "Rojos-mártir", "Rojas encamación de la dignidad", "Rojas el iluminado", "Rojasy la redención social". El periódico aspiraba llegar a sectores amplios de la población. A diferencia de los órganos de La Reconquista en las campañas electorales de 1958, para quien el "godo raso" era el objeto de su preocupación, para los ideólogos de Alianza Popular, "el pueblo", "el pueblo colombiano", "las gentes de la calle", "elpueblo trabajador", "los ciudadanos", etc, constituían los destinatarios de su discurso electoral.

El a n a p i s m o con f igu rado c o m o facción d i fe renc iada de o t ras agrupaciones de principios de la década, hace uso —todavía con t imidez-de un vocabulario cercano al que hacían los voceros de los movimientos radicales contemporáneos a él. Algunos materiales del periódico tratan al pueblo como clase, queriéndole dar al concepto una connotación politiza­da: "clases trabajadoras " "clases populares ", "clases de abajo ", pero la referencia aunque menos abstracta que en la prensa de los ideólogos de La Recon­quista, es aún ambigua. Expresión de lo anterior es el texto que aparecía semanalmente en el extremo izquierdo de Alianza Popular: Este semanario lucha abiertamente por la defensa de las clases menos favorecidas de ambos parti­dos, para librarlas de la explotación secular de las oligarquías políticas y financie­ras . Como un remanente de los tiempos de la dictadura,las alusiones al pueblo seguían teniendo un carácter paternal. Iba mas con el espíritu de su pasado, remitirse al lenguaje de su fundador: "pueblo sufrido ", "los menos

favorecidos", "pueblo olvidado", "los menesterosos y los necesitados", etc. Lo evi­dente, es que en los materiales del discurso electoral, la ANAPO no se inclina por un sector social en particular. Se habla del campesinado, de los obreros, de la clase media y de los pequeños productores, pero prima la convocatoria al pueblo como generalidad. Más que particularizar en un sector laboral de la población, los columnistas del semanario, se dirigen a la parte de la población que no cubre el sector de la oligarquía dominante. Se trataba mas bien de un movimiento antielitista, una agrupación que llamaba a su lado a los incongruentes con el recientemente instaurado "nuevo establecimiento". No se preocupaban por buscar las masas lejos de su contorno, sabían que ellas estaban en los mismos partidos de las oligar­quías, el hombre pobre, desvalido o asalariado era por igual liberal o con­servador, la diferencia pasaba por otros paralelos: o se pertenecía al pueblo

29 Alianza Popular, ediciones desde el 11 de agosto de 1961.

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o a la oligarquía. ¡Volvía a jugar el gaitanismo!. Pensaban los ideólogos anapistas en darle forma a un discurso que contestatariamente obedeciera a otro tipo de Frente Nacional, el de los de abajo, que paradógicamente coadyuvaría a afianzar por abajo también, el proceso de convivencia polí­tica que necesitaba el país. Si aceptamos que el Frente Nacional civilizaba por arriba las costumbres políticas, el anapismo lo hacía por abajo. Ambas comunidades despertaban el instinto de clase. Pero el anapismo muy a su pesar tendía a la conservación del establecimiento. A medida que la Alian­za Nacional Popular iba introduciéndose en las formas legales de hacer política, el sistema puede contar con una oposición que robustece el tipo de democracia representativa sobre la cual decía estar cabalgando el Frente Nacional. La alternación, fórmula acogida por una parte de la cúpula de los partidos tradicionales para turnarse y distribuirse proporcionalmente el poder , no se revelaba ajena a la naturaleza política de Rojas Pinilla. Sobre la lógica del bipartidismo desde lo popular había surgido la ANAPO y en ese sentido, el General consideraba que aunque por sí sola la alternación había sido para los rojaspinillistas "fuente inagotable de persecuciones y arbitrariedades" , de otra parte manifestaba que

si la alternación se practicara indefinidamente, acabaría con el sectarismo caver­nario que unánimemente se repudia, porque forzaría a los grupos extremistas de los partidos a dialogar cordialmente y a buscar acuerdos nacionales... se provoca­rían así coaliciones entre los sectores disímiles o antagónicos pasando de lo simple­mente personalista que hoy vivimos a lo verdaderamente nacional, con programas definidos de gobierno para transformar radicalmente la estructura social y econó­mica del Estado .

El discurso electoral del anapismo tiene un marcado carácter de de­nuncia. Sus ideólogos enuncian los problemas más sentidos por la pobla­ción. Como en los tiempos de Álzate el tema del costo de la vida vuelve a circular en el ambiente político. La carestía tiene en la esencia de clase del Frente Nacional su principal causa. La inseguridad, el desempleo, la delincuencia y la descomposición social en general que vivía el país tam­bién era culpa del establecimiento. En un lenguaje común, apasionada­men te asociaban las causas de la violencia a la pobreza, a la falta de ali­mentos y en últimas, al proceso de marginalización que vivía la sociedad colombiana. A la manera simple de plantear los grandes problemas del país, correspondían soluciones igual de simples: "La violencia se acaba

30 Véase Política y algo más, febrero 25 de 1961, p. 7 31 Ibid

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con pan, con techo, con trabajo, con educación, es decir, con la tranquili-dad y alegría del pueblo" ". En el dis­curso electoral de la ANAPO, las sali­das a los problemas de los colombia­nos son inmediatas, todo se resolvería volviendo a un régimen idéntico al de la dictadura. No es casual por ello, que el vocero de las tesis de la Alianza, le diera amplia difusión a las alusio­nes de tipo militar como salida a la cri­sis del país. Insistiendo en la asocia­ción del gobierno de Rojas con las verdaderas reivindicaciones popula­res y en la confrontación Frente Na­cional y gobierno de las Fuerzas Ar­madas, los comentaristas de Alianza Popular denuncian el desmonte que hacía el Ejecutivo de las obras que a favor del pueblo había realizado Ro­jas y que todavía quedaban. Tal es el caso de las "Bolsas Oficiales de Empleos", suprimidas por el gobierno de Lleras Camargo, y que según el órgano de divulgación anapista, habían sido creadas para conseguirle empleo gratuitamente a los pobres. Se con­dolían de la desaparición de SENDAS y se quejaban de que El Instituto de Crédito Territorial ya no construía "para los pobres como lo hacía en épocas del General Rojas Pinilla, sino para los ricos" . El periódico por eso señalaba: "Si la Alianza Nacional Popular triunfa las bolsas de empleo serán restablecidas", "Si la Alianza Nacional triunfa, el Instituto que hoy está al servicio de los oligarcas, pasará otra vez a poder de los pobres" .

Aunque los fundadores de la ANAPO intentaron —en un p r inc ip io -presentarse ante la opinión pública como un movimiento de gente nue­va, la verdad es que se trataba de personalidades con una figuración po­lítica reconocida. Estaban cerradas para ellos, las puertas del bipartidis­mo elitista en el poder. Tanto los conservadores como los liberales retí-nidos en el anapismo estaban comprometidos con la dictadura y eso constituía un pecado político imperdonable en la Colombia de los co-

fuan Lozano y Lozano, Director del semanario Política y algo más,

entrevista Rojas

32 Alianza Popular , 1-7 de septiembre de 1961, p. 1 33 Alianza Popular 3-9 de noviembre de 1961, p. cS 34 Ibid.

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mienzos de la década de los sesenta. Por eso los impulsores de la Alianza Nacional Popular desistieron de presentarse como nuevos y prefirieron proyectar su organización como la salvación, la redención para los de abajo. Llamaban a una cruzada de renovación nacional a favor de los pobres , a favor de las bases populares de ambos partidos tradicionales. Ahí estaba lo nuevo respecto a los movimientos que le precedieron, en crear un part ido de los pobres con la militancia de las bases de ambos part idos tradicionales.

5. LA PRIMERA PLATAFORMA IDEOLÓGICA DEL ANAPISMO

La pr imera plataforma ideológica y política de la Alianza Nacional Popu­lar ANAPO, fue publicada en el pr imer número de Alianza Popular . El Documento consta de un amplio preámbulo y 10 numerales. En él se concretan problemas y soluciones que ligeramente eran esbozados en el discurso electoral. Si en éste pesaba la denuncia como método de lucha política por excelencia, en el documento ideológico,la atención recae en el señalamiento del carácter oligárquico del gobierno.

Son diversos los orígenes de la pr imera plataforma anapista. Tanto la revelación y planteamiento de los problemas como las propuestas de so­lución, obedecen a una síntesis de discursos políticos no realizados, pro­venientes de distintas vertientes del pensamiento colombiano. Se advier­te una confluencia de los idearios de Gilberto Álzate Avendaño y de Jorge Eliécer Gaitán. Idearios mediatizados en la mayoría de los casos por diri­gentes venidos de militar j un to a uno de los dos caudillos. La diferencia ent re los dos niveles del discurso, el electoral y el doctrinario, consiste en q u e en el p r i m e r o el movimien to p r o m u e v e ante todo , los rasgos rojaspinillistas del anapismo, mientras que en el segundo se condensan las influencias anotadas. Si el discurso electoral se p ropone atraer al pue­blo, la plataforma procura ofrecerle a cada uno de los Movimientos polí­ticos acéfalos postulados suyos de donde prenderse. Para los redactores del documento , el proceso y el establecimiento del sistema del Frente Nacional había alterado el "orden social", por el hecho de haberse su­plantado el bien común por el interés personal, en una palabra, por ha­ber caído la política bajo el dominio de los "politicastros". Trayendo del imaginario alzatista la tesis, los anapistas van a considerar la instauración del Frente Nacional como una apropiación ilegítima que la oligarquía se había hecho del poder. En ese sentido, la plataforma ve la sociedad co­lombiana polarizada en dos bandos: oligarquía y pueblo; no empiezan su evaluación de los problemas del país desde lo económico, sino desde los aspectos políticos. Para ellos es "la suplantación del principio de autori-

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dad por la politiquería dominante...lo que está precipitando al país a la lucha de clases .

A diferencia de los partidos de izquierda promarxistas, que veían positivamente la agudización de la lu­cha de clases, los anapistas siguiendo a Rojas y a los teóricos de La Recon­quista, consideraban su deber luchar por evitarla. Si los materiales del dis­curso electoral muestran al anapis­mo como un movimiento decidida­mente contrario al establecimiento, el documento ideológico revela a los anapistas como grandes previsores sociales. El documento considera que las viejas clases dirigentes han fracasado en la dirección de los des­tinos nacionales; por eso en oposi­ción al Frente Nacional "que ha uni­do en la cumbre a la oligarquía de ambos partidos", la ANAPO propo­ne la unión del pueblo conservador y liberal . Se ofrece ante el pueblo co­mo su salvadora, como liberadora de las garras del sectarismo de los parti­dos tradicionales. Pero al mismo tiempo, llama a que sean las masas las que intervengan en la solución de los problemas políticos, económicos y sociales "que hoy tienen a Colombia al borde de la revolución" . En la discusión amplia de los programas de los aspirantes a integrar las Corporaciones Públicas, veían los ideólogos anapistas la manera de democratizar la política en el país. Escribía Rojas en el Editorial del primer número de Alianza Popular:

| : A L I A N Z A POPULAR \

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Editorial de Alianza Popular sobre la plataforma de la ANAPO

Si democracia es el predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado, en Colombia no existe la democracia, porque la única participación del pueblo en el gobierno es ser víctima del hambre, de la miseria, de la ignorancia y del atraso político que nos tiene a la zaga de las otras naciones, por la excluyente voracidad

35 Alianza Popular No. 1 agosto 11 de 1961, p. 1 36 Ibid. 37 Ibid

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con que las partidos o sus fracciones acampan en el poder como amos y señores de la cosa pública y feroces verdugos de horca y cuchillo para los vencidos .

A través de su plataforma, el anapismo se propuso intervenir como abogado de los perseguidos por el gobierno. Se pronunció contra el hosti­gamiento a los colombianos por sus "creencias religiosas, o por sus ideas políticas, por su manera de apreciar los problemas nacionales, por disentir del gobierno e incluso por sus preferencias sentimentales o humanas"... Aunque cabalgando sobre los postulados que defendieran los ideólogos de La Reconquista, la ANAPO no se queda en el plano de la declaración y la denuncia. La plataforma, dando soluciones a los problemas planteados en el discurso electoral, a medida que lanza acusaciones contra el orden exis­tente, sugiere un correctivo. La propuesta de una Asamblea Nacional pa­ritaria, integrada, según se lee en el documento, por "auténticos persone-ros del pueblo" que reforme la Carta vigente, ocupa un lugar destacado entre las vías que La ANAPO propone a largo plazo para solucionar los problemas sociales del país. Por lo pronto, el documento llama a guardar el cumplimiento de la Constitución existente. Es éste el aspecto que más se reitera en la plataforma. Los ideólogos del movimiento se preocuparon por aparecer respetuosos del orden jurídico nacional, confiaban que si se respetaban las normas constitucionales, su jefe tendría derecho a una justa reivindicación, pues según ellos el juicio ante el Senado estaba viciado de nulidad. También es importante anotar que la cúspide del movimiento anapista en sus orígenes estaba conformada por abogados , lo que se re­fleja en su apego a la legalidad.

Los 10 numerales que siguen a continuación conforman una especie de plan inmediato que la ANAPO le p ropone a los colombianos:

La "Alianza Nacional Popu la r" aspira a un Estado fuerte con gobierno en pleno ejercicio del principio de autoridad, que garantice sin discriminaciones al pueblo colombiano: 1. Protección efectiva de la vida, honra y bienes de los aso­ciados y plena vigencia de los derechos y garantías que consagra la Constitución, con prensa libre pero verdaderamente responsable. 2. Drogas y servicios médicos y odontológicos gratuitos para las clases media, obrera y campesina. 3. Trabajo estable y bien remunerado, carrera administrativa con ascensos por tiempo de servicio y capacidad y n 0 por política y un costo de vida acorde con los sueldos y salarios devengados. 4. Educación primaria y secundaria gratuitas y que la

38 Ibid. p. 4 39 Ibid. 40 Según un muestreo realizado por el autor, el 50% de la élite del anapismo eran

abogados, 30% comerciantes, 10% médicos, 6.67% empleados y 3.33% amas de casa.

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televisión sirva para la desanalfabetización y cultura del pueblo. 5. Democrati­zación del crédito con bajos intereses, y prestando oportunamente primero a los campesinos, pequeños industriales, comerciantes minoritarios y transportadores y luego a los grandes industriales y comerciantes, especialmente a través de la banca privada controlada por el gobierno o nacionalizada si fuere necesario. 6. Participación de los obreros en las ganancias de las industrias y de los empleados bancarios en las que liquiden los establecimientos donde trabajan, con derecho a cesantías y prestaciones por el tiempo total de servicio a la institución bancada, ,con representación en las correspondientes juntas directivas. 7. Reforma Agra­ria integral, para no importar víveres que podemos producir y exportar aquellos que por su fácil transporte y cultivo económico pueden competir en los mercados internacionales, creando nuevas fuentes de divisas para defendemos del colapso cafetero inminente, garantizándole al nuevo terrateniente no sólo la parcela sino los medios para cultivarla con halagadoras utilidades, con escuelas de capacita­ción, maquinarias y semillas apropiadas, crédito barato y oportuno, buenas vías de comunicación para abaratar el transporte y bajar el costo de la vida, una vivienda higiénica y cómoda que conserve su salud y la de su familia, y para defenderlo de la violencia y de las malas cosechas o continencias ruinosas, el seguro campesino para su vida, sus bienes y su trabajo, por cuenta del Estado. 8. Reforma Urbana integral para las clases media, obrera y castrense con viviendas acordes con la dignidad de la persona humana, sin cuotas iniciales imposibles de cubrir y una amortización a largo plazo y bajos intereses, frenando el enriquecimien­to de quienes acaparan la valorización de las tierras inmediatas a las ciudades, resultante del esfuerzo común y dinero general de los contribuyentes, encareciendo la propiedad y agravando el problema más delicado que afronta el Estado. 9. Selec­ción del personal del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) con criterio de servicio a la sociedad y no a los partidos políticos, y 10. Total aislamiento de las Fuerzas Armadas de las luchas políticas, para que solo estén al servicio de la patria y sean respetuosas de las virtudes militares que hacen digna la institución .

Como se observa en la introducción a los numerales, el anapismo advierte, que sólo con un "Estado fuerte" (como lo había sido el del Ge­neral y como lo concibiera Álzate), que gobierne haciendo cumplir las leyes que rigen en el país, se podrían lograr los anotados 10 "principios básicos" de partida para el inicio de una gran transformación socio-eco­nómica. No fue casual por ello, el planteamiento que el jefe del anapismo hiciera en el editorial del primer número de Alianza Popular:

Si en Colombia predominara la verdadera democracia y no la de las clases diri­gentes, el pueblo obligaría al gobierno a cumplir el juramento que todos los funcionarios prestan al tomar posesión de sus cargos, de respetar la Constitución

41 Alianza Popular, Bogotá, agosto 11 de 1961, p. 13

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y en especial el artículo 16, que ordena a las autoridades de la República proteger la vida, honra y bienes de las personas residentes en Colombia y asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares .

Sin embargo, una Asamblea Nacional, distinta al Congreso de la Re­pública readecuaría la Constitución, terminando así con las viejas clases dirigentes y con la "politiquería". Pone de presente la plataforma que en el logro de sus programas a largo y corto plazo, la Doctrina Social de la Iglesia debe iluminar el camino; pero a diferencia del Ospino-alzatismo de 1960 que proponía su aplicación de manera abstracta, el anapismo declarándose "colombianista y católico", sugiere que dicha doctrina sea interpretada con criterio nacional y aplicada de acuerdo con las condicio­nes del país.

El aporte que le hiciera Álzate al conservatismo, es arrebatado de inmediato por la ANAPO, cooptando de esta manera el amorfo naciona­lismo colombiano. Era una tesis recogida de una entrevista que conce­diera el General a un semanario liberal: "Colombia no puede ser ni capitalista ni comunista, porque en los dos casos solo agravaríamos nues­tros problemas. Sobre la verdad nacional de que la mayoría del pueblo colombiano es católica, implantemos la justicia social evitando las extra­vagancias y extremismos de una revolución anárquica con cariz extranje­ro , inapropiado al medio y a las necesidades de Colombia" . Precisamen­te, Miguel Lindo Ortiz, uno de los ideólogos-fundadores del movimiento, escribía poco después de publicada la plataforma:

No hay duda de que en los actuales momentos existen intereses internacionales empeñados en alcanzar el vasallaje físico y espiritual de Colombia, llámense comunistas, fidelistas o de los grupos de paz...se ha tratado en los últimos días, de cambiar el espíritu de nuestro pueblo; se ha buscado la corrupción de nuestras costumbres, se ha traficado con el patrimonio nacional; se lian envilecido nues­tras gentes y, sin embargo no hay inconveniente de ufanarnos de una ejemplar democracia .

La plataforma no solo aspiraba a condensar postulados de las corrien­tes políticas frustradas. Intentaba ser una propuesta de síntesis. Surgida en una época de radicalización de los discursos políticos, la plataforma, reco­giendo palabras de Rojas, llama a adoptar lo bueno y evitar lo malo de otros

42 Ibid. p.4 43 Véase: Política y algo más, Bogotá, febrero 25 de 1961, p.l 44 Lindo Ortiz Miguel. Nuestra Lucha, Alianza Popular, 17 al 23 de noviembre de 1961,

p. 4

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países. Dudan los ideólogos del anapismo, que el "capitalismo internacio­nal" tenga algo para ofrecerle al país, ya que según se lee: "oprime por igual a otras Repúblicas subdesarrolladas y busca que los pueblos latinoamerica­nos retrasen la conquista de su soberanía económica" . Empero, se trataba de una alternativa nacionalista en extremo conciliatoria. Rojas cuantas ve­ces podía, le mandaba razones a la élite colombiana: "que era preferible ganar menos y salvar la vida a correr el riesgo de perderlo todo" , que "Para que el sistema funcione nacionalmente y beneficie a ricos y pobres, el pueblo debe ejercer funciones fiscalizadoras y aplicar sanciones a quie­nes intenten sacrificar el bien común por el beneficio personal .

Al igual que el electoral, el discurso doctrinario tiene en mente al pueblo como generalidad. Sin embargo, el documento precisa destina­tarios; las clases media, obrera, campesina y castrense. El concepto de clase es asociado al desempeño de un oficio. En la clase media, la pla­taforma agrupa a los pequeños industriales, comerciantes minori tarios, pequeños empresarios del t ransporte y a los empleados. El concepto cubre los grupos sociales de la pequeña burguesía y a las capas medias, pe ro la ANAPO se cuida de no excluir a los grandes industriales y comerciantes. La plataforma es clara al advertir, que en soluciones co­m o "la democratización del crédito" se favorecería p r imero a los peque­ños. Así, irá proyectándose el anapismo como un movimiento que se p r o p o n e el reconocimiento de los colombianos como representante de los i n t e r e se s de las p e q u e ñ a s e c o n o m í a s , de los e m p l e a d o s mal r emunerados y del pueblo pobre que desde la década de los sesenta, empezaban a sentir los embates del proceso de monopolización y cen­tralización del capital. Aspiran los anapistas desde sus inicios, a recoger en su grupo a las capas sociales acosadas paradójicamente por el avance de la infraestructura del país. Tenían a su' favor, que el jefe del movi­miento fuera Rojas; con él —que había dado batallas para proteger agri­cultores, comerciantes y artesanos, que se había p ronunc iado para que los pat rones pagaran mejor a sus obreros y jornaleros— la capacidad de convocatoria del anapismo, tenía futuro.

Aunque sus ideólogos describen a los colombianos polarizados en oli­garquía y pueblo, la ANAPO no se presenta ante sus potenciales electores ajena al Estado. En realidad no hablan de eliminarlo, simplemente se refie­ren a su rescate para "ponerlo de nuevo" al servicio del pueblo. Refuerzan la tesis gaitanista y alzatista de un Estado útil y justiciero. Con la ANAPO,

45 Alianza Popular , agosto 11 de 1961, p. 13. 46 Véase El Colombiano, marzo 13 de 1961, p. 4. 47 Véase Política y algo más, febrero 25 de 1961, p.

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sus seguidores verán al Estado cercano, como un bien que perteneciéndo-les no pueden disfrutarlo porque de él se han apoderado los oligarcas. En sus mentes cala con facilidad la idea que promovían los rojistas de recon­quistar el poder para de manera inmediata resolver cuanto problema te­nían los colombianos pobres. No se entendía ahora, el por qué del alto costo de las drogas y de los servicios médicos, de los arriendos, etc, si en un gobierno rio lejano en el pasado, se había intervenido para que los pobres pudieran alcanzarlos. Tampoco se entendía la causa del empobreci­miento de los dentistas, de los zapateros, de los sastres, de los teguas, etc, que ayer no más podían vivir sin las afugias del presente. Los anapistas, en sintonía con estas preocupaciones populares, dan a entender en sus docu­mentos, que de volver al pasado, habrá vida barata, incluso vida gratis; los pequeños burgueses podrán seguir contando con sus medios para trabajar, tendrán la prioridad de los créditos; los obreros ya no tendrán que pelear contra sus patrones, pues entrarían a participar de las ganancias en las industrias. Habrá nuevas tierras para nuevos terratenientes con escuelas de capacitación agropecuaria y con asistencia técnica, con vías de comunica­ción, en fin como quería ver el General el campo en sus tiempos de gobernante, como lo había visto él en los Estados Unidos, en sus años de estudiante pobre. La resistencia al modelo liberal de desarrollo que impul­saba el primer gobierno del Frente Nacional, encontraba en los documen­tos programáticos del anapismo, su condensación. Recogía el nuevo movi­miento las banderas de los idearios populares de Gaitán y de Álzate, con­fundidos en las polémicas de los colombianos en el tránsito a la década de los años sesenta. Se elevaba el nuevo movimiento alrededor de una figura, producto de ese país incongruente y desplazado. Fue como si al General Rojas lo hubiera preparado el mismo país para jugar en su historia el papel de un hombre predestinado.

6. LA ANAPO Y EL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO LIBERAL (MRL)

Empero , no estaba sola la ANAPO en sus demandas. No era el único movimiento provisto de sensibilidad social. Sus preocupaciones eran compartidas e incluso profundizadas por otras agrupaciones que como ella tenían un carácter conciliador. El liberalismo de La Calle, convertido ahora en Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), publicó su progra­ma ideológico en 1961. Cuando el Plan de Enero, con el cual participó en las elecciones de 1960 advertimos influencias en él del programa de la Alianza Nacional Popular de los tiempos de Rojas. Constituido el ana­pismo, observamos a su vez influencias en su plataforma del plan de ene-

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ro. Es mayor el grado de asociación entre éste y la plataforma de la ANA­PO de 1961 que entre ésta y la emerrelista del mismo año. El programa SET y los puntos que plantea la ANAPO se proponen la solución inme­diata de los problemas sociales del país, ambas coinciden en afirmar que el Estado debe garantizar salud, educación, vivienda, trabajo y asistencia gratuita a los ciudadanos pobres. En uno y otro programa los ideólogos destacan las soluciones, en calidad de propuestas políticas.

El liberalismo popular como se denominaba entonces el MRL, se pro­pone hacer retornar al liberalismo colombiano sobre los cauces históricos que lo habían identificado con los de abajo. Los documentos de ambos movimientos se identifican en la formulación de los problemas; uno y otro pretenden llegar al pueblo como generalidad, a ser voceros de la gente pobre. Sin embargo, los emerrelistas habían gozado de más tiempo para afilar sus tesis y configurarse como movimiento de oposición. Le llevaban ventaja a la ANAPO; el MRL se venía configurando desde finales de 1958, había recogido y profundizado las tesis que Álzate sostuviera desde las páginas de La Calle en abril de ese año. Señalamos a continuación algunas:

lo. La alternancia obligatoria de los dos partidos en la Presidencia de la Repú­blica por 16 años, constituye un planteamiento anti-democrático, pues confisca la soberanía del pueblo y sofoca y priva de libertad decisoria al país; 2o. Me parece antidemocrático convertir las colectividades históricas en los dos únicos partidos constitucionales fuera de los

cuales los ciudadanos quedan desti­tuidos de sus intereses políticos; 3o. Este experimento es una nueva frus­tración histórica. En el país existe una revolución demorada, emplean­do el término no en un sentido catas­trófico, sino como un reajuste afondo de las instituciones, de las formas po­líticas, para ponerlas de acuerdo con los hechos contemporáneos y cargar el acento sobre lo social, que es el centro de gravitación de las preocupaciones colectivas. 4o. Las fórmulas adopta­das para lograr la reconciliación de los colombianos, son contrarias a la experiencia histórica, al funciona­miento reputar del Estado va las leves que rigen la política; 5o. La democra­cia supone el dualismo del poder y oposición, es decir, una colectividad

q, CARRUSEL DE I A POLÍTICA

ROJAS PINILLA EN CAMPAÑA "Otros pueden: ¿Por qué no usted?"

pendil, ¿ t hrcbo, d l í W efci

El inicio de la nueva vida política de Rojas visto por el Semanario Llerista, Política y algo más.

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que gobierna, y otra u otras que desempeñan una útil tarea critica, aspirando a su vez, a reemplazarlo y haciendo propaganda proseletista; 6o. Las dos clientelas oligárquicas quieren ahora acaparar el Estado y usufructuarlo por largo tiempo con un expediente bipartidista que en el fondo no es más que un régimen de partido único, ubicado en el centro y bifurcado tácticamente en dos alas, creán­dose así una especie de totalitarismo de paraguas; 7o. A lo que me opongo es a la tendencia monopolística del mercado y a que dentro de un particularismo de intereses, los grandes negocios aspiren a gobernar el país, convertidos en poder detrás del trono. Me parece funesta la práctica desenfrenada del "lobbi" econó-micoy la lucha de la riqueza por el poder, para instauraren este país en barbecho una plutocracia, rompiendo el equilibrio social y arrojando a la desesperación a los de abajo. La intervención en la política de fuerzas económicas organizadas, de tipo patronal, es un grave riesgo para el país. Ya se ha visto que ellas contro­lan los órganos publicitarios mediante el departamento de avisos y dominan la radio a través de cadenas de monopolios, tratando de manufacturar opinión pública como un subproducto e imponiendo una política al servicio de sus divi­dendos. Esa es una amenaza para la democracia .

Sobre estos cimientos erigió el MRL sus construcciones ideológicas y programáticas. En realidad, las posturas de Álzate, en Colombia te­nían u n a factura liberal, hacían parte del ideario liberal. De un ideario liberal del pasado, poco concomitante con el liberalismo económico que se había instaurado en el poder . Como Álzate, los emerrelistas de­fienden la confrontación ideológica de los dos part idos, consideran que el proceso de civilizar las costumbres políticas del país no requiere que liberales y conservadores prescindan de representar el pensamiento que justifica su existencia.

La plataforma que difundiera el MRL en 1961 se distancia notoria­m e n t e de su Plan de Enero y por ende de la plataforma anapista de ese año . La primera supera los afanes inmediatistas para convertirse en una agrupación que recuerda las corrientes políticas latinoamericanas ilu­minadas por el pensamiento de Víctor Raúl Haya de la Torre y po r las actividades del aprismo en sus pr imeros t iempos. Como Haya, los re­dactores de la nueva plataforma no ocultan su e m p e ñ o por lograr un armonioso desarrollo del capitalismo, por corregir su curso "extravia­do" . Argumentaban en este sentido los redactores de la plataforma de 1961 que era imposible que el desarrollo económico se logre bajo el m a n d o de una iniciativa privada "que se orienta a la especulación finan­ciera, para apropiarse el valor agregado por el trabajo colombiano y para invertir esta apropiación en más especulaciones y en consumos

48 Véase La Calle , abril 25 de 1958, p. 6 y 7

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suntuarios . Consideraba el documento, que el mayor lastre para el desa­rrollo económico lo constituía la orientación especulativa de los capitalistas colombianos. Llamaba la atención sobre la disminución del control estatal en el proceso económico, y sobre la desnacionalización de empresas oficia­les. Si Haya había acudido a la sugestiva nomenclatura revolucionaria de moda en su época, para argumentar sus tesis de un capitalismo democrá­tico, López Michelsen, el jefe del emerrelismo, hace lo propio en el des­punte de los años 60. Los emerrelistas consideran que el nacionalismo debe ocupar un destacado lugar en la movilización de sus ideas.

El MRL rescata la prédica del nacionalismo continental que defendie­ra APRA en los años 30 y sobre todo, aquella que había quedado en el aire de los Andes a la muerte de Jorge Eliécer Gaitán:

El liberalismo proclama su solidaridad con todas las fuerzas políticas de izquier­da que en el Continente Americano luchan por hacer efectiva la democracia librándola del dominio de los grupos plutocráticos que en lo extemo actúan como fuerzas imperialistas y en lo interno como oligarquías que concentran en su excluyente interés los poderes económicos como medio de influencia política y la influencia política como medio de ventajas económicas .

El nacionalismo del MRL se adecúa a las condiciones histórico-mundia-les de los años 60. Con él despunta un nuevo tipo de nacionalismo para Colombia, que permite la vinculación al Movimiento, de personajes de la vida política e intelectual del país que miraban con simpatía el proceso de liberación de los países de Asia y África. Quedaba para la ANAPO, la herencia de ese nacionalismo amorfo e indefinido que en nuestro país, había saludado desde toldas conservadoras el éxito de algunos movimien­tos nacionalistas de los países árabes y de América Latina, durante los años 50. El nacionalismo que abrazaba el MRL en cambio, tenía que ver con la radicalización de aquel. Pero en el MRL había para todos, se trataba tam­bién como en el caso de la ANAPO de un programa amplio donde diversas corrientes del pensamiento colombiano podían tener cabida.

La nueva plataforma del MRL es ligera en su análisis del part ido con­servador, lo toma como un todo, no ahonda en el carácter de sus disiden­cias, n o diferencia sus líderes, olvida el aporte de Gilberto Álzate al rejuvenecimiento de los discursos. Precisamente fue Álzate el pr imero en poner sobre el tapete —como lo hemos anotado— la esencia del Frente Nacional. Sin discriminación alguna, el documento señala que las ener-

49 Plataforma ideológica del MRL. En: MRL. Documentos. Bogotá, editorial Kelly, 1961, p. 53

50 Citado por la plataforma del MRL de 1961. Ibid. p. 61

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gías del conservatismo "tienen su fuente en el pasado y en un presente afortunado y promisorio, y ello origina su explicable tendencia a prote­ger el statu quo" . A diferencia de los ideólogos de La Reconquista que con terror veían en el Frente Nacional una liberalización del país, los emerrelistas advierten que los dirigentes del nuevo establecimiento han sido colonizados por la filosofía conservadora. Es decir, para ellos el libe­ralismo del Frente Nacional era de tipo económico más no político. Co­mo Gaitán, aspiraban los emerrelistas a ponerle diques al liberalismo eco­nómico en el poder. Por eso, considera el MRL que toda la política re­presiva del gobierno era contraria a la esencia del liberalismo; particularmente al colombiano. En diversos aspectos considera el docu­mento la conservatización del Frente Nacional.

Es sensible el Movimiento Revolucionario Liberal a la intromisión del gran capital en los asuntos políticos y particularmente en sus presiones para torpedear y censurar la circulación de una prensa libre con informa­ción veraz. Llama el documento al movimiento obrero a superar el confor­mismo, a recobrar su voluntad de lucha para resistir al establecimiento:

A título de qué puede pedírsele conformismo y receso de sus actividades naturales al movimiento obrero y al partido liberal, cuando sigilosamente se está moviendo hacia la derecha el centro de gravedad de la República, cuando la clase dirigente colombiana profesa una inconfundible ideología conservadora y el eje del poder político comienza a confundirse con el poder económico de minúsculos grupos, a los que se está desplazando peligrosamente gran parte de la renta nacionalT .

El liberalismo por el que abogaban los emerrelistas reclamaba el res­peto por las libertades (políticas, públicas, económicas,etc) y se pronun­ciaba en su defensa. Por eso los métodos del macarthismo y de represión aplicados por el gobierno para perseguir la libertad de pensamiento, son otros de los elementos conservadores que encuentra el MRL en la prácti­ca política del Frente Nacional. Advierte que esos serían los síntomas previos a las restricciones a la investigación científica, limitaciones en el acceso a las fuentes de investigación, prescripción de la libertad de ense­ñanza, expulsión de líderes sindicales, etc.

Hay dos aspectos del espíritu gaitanista que logra condensar e impul­sar la plataforma del MRL: la lucha contra la concentración de la riqueza y la profunda vocación conciliadora que cubría los sermones del tribuno popular. Aspectos que también caracterizaban a los documentos anapis-

51 MRL. Documentos 1961, p. 38 52 Ibid. p. 44

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tas, pero en los cuales éstos no entraban a profundizar como lo hacían los emerrelistas.

En su etapa de configuración aunque la ANAPO supera el discurso enunciativo de La Reconquista, sus argumentos no alcanzan todavía la profundidad del MRL. Un problema como el de la conciliación por ejem­plo, era abordado por los anapistas desde una filosofía religiosa, los eme­rrelistas en cambio, le imprimían un carácter de clase. Su interpretación salía del seno de la misma clase dirigente. Rojas a la larga era un intruso que le mandaba razones a los ricos previniéndolos del peligro que abajo se cocía contra ellos; López en cambio, educando a su propia clase apol­tronada en la dirección de su partido y del país, le recordaba:

El liberalismo asocia a los de abajo y a los de arriba en el marco de una doctrina que pone en evidencia cuanto más ventajoso es para la República, y para la sólida estabilidad de sus instituciones, que los ricos sean obligados a servir a los pobres y no que se haga alarde de pobreza para consagrarse al servicio de los poderosos .

Pero, los emerrelistas van mas allá. Para ellos solo era posible la convivencia nacional si se consagraba en la legislación del país un estatu­to para la oposición a fin de que hiciera parte con toda plenitud del régimen de derecho para que de esa manera la inconformidad no se viera obligada a pronunciarse a través de la "turbulencia". El documento se refería sin duda a la conspiración, una de las formas de lucha que utiliza­ba el anapismo en ese momento. Era una de las tesis que mayormente identificaba al MRL. Planteada en la famosa carta que López Michelsen enviara desde México, fue puesta a circular por los emerrelistas en la campaña de 1960:

La prueba de fuego... no está en gobernar sin oposición o gobernar contra ella sino en gobernar con ella, como una limitación necesaria y obligada a la acción del gobierno dentro del proceso democrático, que consiste en vivir en paz no solamente con quienes comparten nuestras opiniones sino con aquellos que las combaten y aspiran a imponemos las suyas .

Su concepción de la conciliación no se fundamenta en los atributos del cristianismo, pretende más bien servir de moderna fuerza de reequi­librio social.

53 Ibid. p. 39 54 López Michelsen A. Colombia en la Hora Cero, Bogotá, 1963, p. 190

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Tanto el MRL como la ANAPO expresan su preocupación por el pro­ceso de concentración de la riqueza que vivía el país; en ese sentido am­bos movimientos se convierten en portavoces de aquellos sectores de la economía incapaces de resistir las nuevas reglas del mercado. Si la ANA­PO se manifestaba contra ese proceso a través de un discurso de confron­tación política, el MRL se sumergía en el análisis del problema. Se pre­guntaban los dirigentes emerrelistas por la suerte de los millones de co­lombianos incapaces de organizar corporaciones, consorcios, etc. Advertían a la clase política del país, que si no rectificaba a tiempo su conducta, no estaría lejano el día en que

nuestro pueblo comenzará a sospechar que el orden jurídico y las estadísticas y la técnica, no constituyen un conjunto de reglas imparciales de juego sino una alambrada de garantías y de favoritismos para los poderes y que se le exige respetar la ley no porque la ley sea respetable, sino porque de su intangibilidad depende la supervivencia de un orden de cosas, del cual ha sido desligado por la injusticia y miseria que ese orden genera .

Aceptaban los redactores de la plataforma que la dictadura de Rojas había adoptado medidas de importancia para favorecer a las clases popu­lares y procurar el desarrollo del país, tales como la congelación de los arrendamientos, la iniciación de sistemas de crédito popular; el primer intento de combatir los monopolios financieros e industriales y el encauzamiento de las importaciones hacia la adquisición de los equipos y maquinarias con que funcionaba la industria y el mismo gobierno. Pa­recíales extraño a los emerrelistas que un gobierno de "estirpe legal" como el del Frente Nacional presentara un "balance desolador" en com­paración con el anterior. La explicación estaba en el hecho de encontrar­se el poder en manos de los grandes capitales, resultado, según afirma­ban, de una "cuota inagotable de gratitud" para quienes habían contribuido con el "paro de gerentes" del 10 de mayo. Advierte por eso el documento: "...no será inverosímil que progresen las más peligrosas turbulencias contra las instituciones y que el gesto arrogante de un cau­dillo se proyecte ante el pueblo colombiano como una alborada ilumina­da de promesas y como última instancia democrática para remediar sus viejas frustraciones" .

A la ANAPO y al MRL les importa en sumo grado el problema de la legalidad en Colombia. Para el anapismo, los problemas del país po-

55 Ibid. p. 40 56 Ibid.

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drían resolverse en una primera instancia aplicando la ley a través de hombres idóneos distintos a los representantes del actual sistema; en segunda instancia mediante la aprobación de una nueva Constitución. El Frente Nacional insistía en que estaba haciendo respetar las leyes, los ideólogos del MRL, consideraban que ni lo uno ni lo otro agotaba las aspiraciones de un pueblo que tenía todos sus problemas por resolver. Para ellos no se trataba de la ausencia de hombres capaces de hacer cumplir las leyes, incluso en ninguna parte proponen una nueva Carta, no cuestionan la legalidad que rige el país. Su tesis iba más allá de la interpretación de la norma:

La Ley, a diferencia de lo que han supuesto las clases dirigentes colombianas -se lee en la plataforma- no es una entidad mágica, sobrenatural, de cuyas virtudes intrínsecas deban resultar invariablemente beneficios para quienes la acatan. En la práctica, la ley ha sido siempre el reflejo y la consecuencia última del equilibrio o del desequilibrio que existe en cada sociedad entre el poder y la influencia de sus afortunados y el poder y la influencia de las clases populares. La generalidad de sus mandatos, su justicia, su obligatoriedad y el volumen de aspiraciones que la ley recoge, dependen de esa concreta relación de fuerzas y ello está indicando cuan importante es para la República que el liberalismo recobre su iniciativa, su ímpetu democrático, y rescate su ideología del desván conserva­dor y del Frente Nacional .

El rescate del ímpetu democrático del liberalismo, el ponerle fin al receso de la democracia no consistía en promover una ampliación de la democracia, sino en legislar de acuerdo a las nuevas condiciones econó­mico-sociales a favor de los desposeídos, bandera que debía seguir siendo la del partido liberal.

Los preceptos constitucionales, considera el MRL, han perdido to­do aliento reinvidicador. No son otra cosa que normas al servicio de los grupos de presión. Por ello, previene que solo una legislación que equi­libre las clases sociales, impediría que el pueblo viera en la aplicación de la ley un favoritismo para los poderosos. Habría que evitar —según interpretamos— que el pueblo cayera en cuenta de que no violar la ley significaba conservar un orden que le había escamoteado sus derechos. Pero es claro el documento en señalar que la legislación debe ir apareja­da con reformas que desarrollen económicamente al país. Un decreto que establezca determinado salario mínimo para el mejoramiento del nivel de vida de las clases trabajadoras no sería una solución. La plata­forma emerrelista califica al gobierno del FN de natronal: manifiesta

57 Ibid, p. 40

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que los mecanismos legales con los que quería preservar el orden van contra las garantías que la Constitución y los Códigos confieren a los trabajadores. En cambio, demuestra el MRL como para los casos en que el "círculo de notables" manifiesta su inconformidad, desaparecen para él los métodos de coerción.

Para el MRL, Colombia adolecía de autenticidad nacional; afirma el documento que el país no ha avanzado en la construcción de lo nacio­nal, advierte el ascenso de "un premeditado" proceso de descolombia-nización. Señala que mientras por abajo se observa un inexplicable complejo de inferioridad, por arriba el país esta dirigido "por gentes que son como extranjeras en su propia tierra"J . Llamaba la plataforma de 1961 a la originalidad, a buscar en la historia del mismo país las soluciones a los problemas. Para el documento, un componente clave en el proceso de conciliación del país es tener confianza en el pueblo, descubrir sus virtudes mas que destacar sus defectos. Si para los anapis­tas el rescate del pueblo tenía que ver con su concepción de la demo­cracia ejercida por representantes directos del pueblo, para los emerre­listas la democracia consistía en legislar a favor de los de abajo. El MRL consciente de que el liberalismo es la mayoría en el país, y de que el Frente Nacional se había legitimado ante todo con votos de ese partido, se propone la conquista de sus bases populares; la ANAPO a su vez, consciente de su debilidad numérica apela al pueblo raso de ambos partidos tradicionales, estaba convencida que de allí tendría que venir su electorado.

En resumen: El tratamiento que hace la plataforma del MRL de lo popular y de lo nacional, pero ante todo su aguda crítica al proceso de monopolización de la riqueza, así como sus propuestas, le confieren al movimiento un carácter popular en desmedro de las pretensiones de su par, el anapismo. Sin el MRL, el liberalismo hubiese dilapidado todo el capital axiológico acumulado a lo largo de su propia historia. Mien­tras existiese en el escenario político una disidencia liberal capaz de administrar dicho capital, le resultaría difícil al anapismo ensanchar sus bases liberales. El documento del MRL reafirma las tesis que ese movi­miento promovió en las elecciones de 1960; ratifica y desarrolla el pro­grama del liberalismo aprobado en 1947 en el Teatro Colón de Bogotá. Es decir, cuidándose de no mencionar a Gaitán, el MRL vuelve sobre el hito gaitanista. Si el anapismo de principios de la década, el rojismo y el Movimiento de Unión y Reconquista de finales de los cincuenta in-

58 Plataforma Ideológica del MRL. Documentos, Bogotá, ed. Kelly, 1961, p. 39

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corporaron a su lucha la prédica de Gaitán, sus consignas, sus denun­cias, en fin su forma de "politiquear", el MRL profundiza el legado que Gaitán dejara condensado en los programas del partido liberal, moder­nizando y adaptando ese ideario a condiciones y circunstancias nuevas. De la plataforma del Colón, los emerrelistas se apropian de la defini­ción que para su partido diera ese documento: "...es el partido del pue­blo, el personero de los humildes, de los inconformes y los oprimidos, cuya liberación de todo yugo abre insospechadas perspectivas al bienes­tar y progreso de las sociedades" .

El MRL empezó a distinguirse del anapismo no porque dejara de apelar a los mismos problemas sociales que a éste le preocupaban, sino por el tratamiento y las soluciones por las que pugnaba. A la larga, los programas de acción política, las campañas pro seducción de las masas coincidían en la propuesta de resolución rápida de los problemas que con mayor fuerza golpeaban a los colombianos. El Partido Comunista, que publicara también su "Plataforma inmediata" en 1961, apuntaba a los mismos problemas que preocupaban al anapismo: costo de vida, arrendamientos, educación, nacionalizaciones, democratización del crédito, etc. Hablaba por los pequeños propietarios, a favor de los cam­pesinos y defendía la concepción del Estado como protector de los débiles; en fin, el programa electoral de los comunistas tenía mayores puntos de contacto con los programas políticos de la ANAPO que in­cluso con aquellos del MRL que tenían un carácter de conciliación so­cial por arriba. Sin embargo, la interpretación global de los problemas nacionales y la lectura que hacía el MRL de los fenómenos políticos mundiales contemporáneos y ante todo su concepción de la reforma agraria, produjo la alianza de comunistas y emerrelistas. Los comunis­tas consideraron que el MRL llenaba los requisitos que recomendara en junio de 1961 el Noveno Congreso de su partido, en el sentido de apoyar una candidatura liberal popular a la presidencia de la República, como medio para agudizar las contradicciones del "sistema imperante", siempre y cuando sostuviera un programa que encarnara "las aspiracio­nes de justicia social, democracia y liberación nacional y que se apoye en una amplia alianza popular" .

59 Plataforma Ideológica del MRL. p. 38 60 Resolución política y plataforma de lucha inmediata. Noveno Congreso del Partido

Comunista de Colombia. Bogotá, junio 28 de 1961 (folleto).

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7. EL MOVIMIENTO NACIONAL POPULAR GAITANISTA (MNPG) Y EL FRENTE UNIDO DE ACCIÓN REVOLUCIONARIA (FUAR)

El gaitanismo en realidad no le pertenecía a nadie. Todos los políticos acudían de alguna manera a sus fuentes. Por todos los movimientos deambulaban los viejos gaitanistas. Jamás hubo en la historia del país un cadáver político cuya herencia ideológica fuera reclamada por todo el mundo. Su hija Gloria —que se reclamaba también heredera legítima de su ideario—junto con su esposo Luis Emiro Valencia, viejo ideólogo del Movimiento Socilista Colombiano (MSC), lideraron la creación del Mo­vimiento Nacional Popular Gaitanista (MNPG). El MNPG llamó al pue­blo a tomar "el camino verdadero: la unidad social del pueblo de todos los partidos y movimientos contra las oligarquías de todos los partidos" . Basándose en una conciencia de clase que supuestamente Gaitán había despertado en las masas, los ideólogos de la nueva agrupación optan por radicalizar el gaitanismo. Lo nutren con los nuevos vientos del conti­nente. Cuba será la inspiración:

El pueblo debe decretar la guerra social de los oprimidos contra los opresores -escribe uno de los ideólogos- El pueblo debe entender que si las oligarquías organizan el golpe de estado preventivo debe practicar el sagrado derecho de insurrección contra un nuevo género de despotismo que trata de perpetuar por la fuerza el régimen oligárquico y antinacional .

Sin embargo, los nuevos gaitanistas renuncian a algunos de los mecanismos que con celo cultivó el líder sacrificado. Gaitán se valió del inconsciente partidista de los colombianos, no violentó su pertenencia a las colectividades históricas. Así lo asimiló Rojas que no era un teórico. En cambio, el MNPG queriendo modernizar el gaitanismo lo alejaba de los colombianos. Aunque intentan apelar como los anapistas al pueblo como una generalidad, lo que se refleja en las páginas de Gaitán, su órgano de difusión, es la expresión de múltiples organizaciones obreras del país. Así lo advertía el sindicato de los trabajadores de la Planta Lavadora de Carbo­nes del Valle y Cauca en una carta enviada a la directora de Gaitán: "He­mos podido apreciar que su muy leído periódico se ha caracterizado como un gran divulgador de los problemas sociales del obrerismo colombia­no" . El nuevo gaitanismo definiendo al MNPG como revolucionario, po-

61 Véase "El Camino Verdadero" En Gaitán, semana del 26 de junio al 2 de julio de 1961, p. 3

62 Ibid. 63 Ibid

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pular, nacionalista y democrático, enfatizaba en su carácter original; decían sus ideólogos estar inspirados en las enseñanzas de la realidad colombiana, pero en el fondo las inspiraciones eran foráneas. Intentando parecerse a los movimientos que distaban del estilo gaitanista de hacer política, se de­dicaron a organizar cursillos de formación política y sindical. El nuevo gai­tanismo, era cosa distinta al espíritu de Gaitán, no obstante que allí estu­vieran sus parientes. El gaitanismo iba por otros lados.

De la experiencia del MNPG nació, el pr imero de abril de 1962, el Frente Unido de Acción Revolucionaria FUAR. Con justicia los ideólogos del anterior movimiento dejaban de autodenominarse gaitanistas. La nueva agrupación aspiraba a fusionar en un solo frente al pueblo colom­biano y a todas las fuerzas afines y progresistas de Colombia . El FUAR fue la expresión mejor acabada de la influencia de la Revolución Cubana en el país. A diferencia de comunistas y emerrelistas difusores y defenso­res de los logros sociales del proceso cubano, el nuevo movimiento se dedicó desde un principio a promover la realización de una revolución a imagen y semejanza de la cubana. Al contrario del MRL y de la ANAPO no luchó por el respeto a la legalidad, al orden constitucional. No impul­só la participación del pueblo en elecciones, sino que llamó a "organi­zarse para la revolución y no servir de comparsa doméstica en las come­dias electorales" 5. Puso en el pr imer lugar de sus intereses políticos la lucha contra el imperialismo norteamericano, hablaba con insistencia del "doble carácter semicolonial y semifeudal de nuestra patria". Intentó, finalmente ser un movimiento moderno a la manera tercermundista:

El FUAR se integra alrededor de unos principios revolucionarios y de unas normas de disciplina, superando la deformación del culto a la personalidad, del culto a la secta o del culto al partido. Es por esto que su organización se basa en el trabajo en equipo, sin caudillo ni jefes naturales, y el acuerdo se produce sobre principios. El programa del pueblo y los estatutos, constituyen los puntos comu­nes de unidad combatiente de los integrantes del Frente Unido de Acción

fifi Revolucionaria .

Sin duda empujaban a sectores colombianos a asimilar sus propias concepciones del desarrollo, sus propias vivencias, pero el pueblo, en cambio, tenía su propia escala de valores, su cultura política percibía con mayor afecto otro tipo de discurso.

64 Programa del Pueblo del FUAR, La Nueva Prensa. Bogotá. No. 51. abril 18-24 abril 18 de 1962, p . 12-14

65 Ibid 66 Ibid. p . 13

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8. EL LAUREANISMO MUDA DE PIEL. LAS TESIS DOCTRINARIAS

Aunque la ANAPO, se presentaba ante los electores como una alianza popular de los dos partidos, la preeminencia en la dirección del movi­miento de dirigentes venidos de una larga militancia conservadora, hizo que los colombianos la reconocieran como una corriente más dentro de esa colectividad. Pero, tampoco allí, tenía la ANAPO el patrimonio de ser la única vocera de los sectores populares de la población. Desde el inte­rior del laureanismo, jóvenes conservadores a través de órganos de difu­sión como La Gente se negaban a heredar el odio partidista que brotaba aún del discurso retaliador y revanchista de los jefes de su corriente. A pesar de sus esfuerzos, la virulencia y la pasión sectaria que distinguió la participación de su agrupación en las elecciones posteriores a la caída de Rojas y el mensaje modernizante del ospino-alzatismo en la contienda de 1960 obstaculizaron la divulgación y la comprensión de sus posturas.

Cuando los laureanistas contribuyeron al proceso de legitimación del Frente Nacional en las elecciones de 1958, se pensó que ésta agrupación se había decidido a favor de las tesis liberales que impulsaban ese proyecto (así pensaban también los jóvenes del laureanismo). La Reconquista que había enarbolado la defensa de la doctrina conservadora en las mismas elecciones, logró derrotar al laureanismo en las de 1960 aliada con el ospi­nismo, el grupo más modernizante del conservatismo. Deshancados del poder político, los laureanistas recogieron la esencia política del discurso de La Reconquista, recuperaron a los líderes nacionales Jorge Leyva y Ma­nuel Bayona Carrascal y autodenominándose Grupo Doctrinario, se lanza­ron a rescatar unas masas conservadoras que, según ellos, se "habían neu­tralizado en virtud de la desvergonzada campaña sobre la supuesta traición al partido por parte de quienes, del lado conservador, crearon el Frente Nacional" . Ya no eran los socios mayores del gobierno, pero se propu­sieron reconquistar sus posiciones en el Frente Nacional. Sin ellos -opina­ban- no se lograría la más importante de sus finalidades: la pacificación del país. Era un problema de hermenéuticajurídica. Cuando con ellos comen­zó a gobernar Alberto Lleras, reconociéndoles ante todo la victoria electo­ral de marzo de 1958, no hubo un comentario en sus órganos de expresión que pusiera en tela de juicio su participación en el gobierno. Continuaba pesando el laureanismo de El Siglo. Sus redactores daban a entender que el Frente Nacional y el nuevo establecimiento en general deberían levan-

67 El Siglo, febrero 8 de 1962, p. 4. Los doctrinarios se interesaron por recuperar aque­llas zonas donde habían obtenido amplia votación en las elecciones de marzo de 1958: Antioquia, Caldas, Valle y los Santanderes.

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RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL ESTABLECIMIENTO DEL FRENTE NACIONAL

tarse sin la participación de las personas que hubiesen tenido que ver en algo con el Régimen de Rojas:

El conservatismo doctrinario defendió la tesis y la defiende aún, que si había un cambio esencial de la política, no podía orientarse o ser dirigido por quienes de hecho estaban contra ella. Y el Frente Nacional se hizo, precisamente, contra el gobierno que se derrumbó el 10 de mayo. Parte de la esencia estaba ahí. Y la otra parte -alternación, paridad, entendimiento- complementaban el nuevo criterio del gobierno. Contra ese nuevo criterio lucharon todos los corifeos del régimen rojista, con el presidente Ospina a la cabeza. Por razones conocidas obtuvieron cien mil votos de mayoría en un debate electoral y por las mismas razones entra­ron a co-dirigir una política en la que no creían .

Por ello, para el doctrinarismo la agudización de los problemas socia­les del país, se debía a la llegada de los ospino-alzatistas al poder , de los rojaspinillistas, según ellos. Era esa la concepción de una parte del grupo doctrinario, ante todo era la opinión de Alfredo Araujo Grau, uno de sus precandidatos a la Presidencia de la República. Empero, los doctrinarios no eran una agrupación homogénea, como podría indicarlo la denomi­

nación del grupo, por lo menos uno de sus matices internos, había empe­zado a diferenciarse de lo que por laureanismo se entendía en la cultura política colombiana.

La radicalización de los discursos políticos en el país sumada a un dis­creto distanciamiento del viejo caudi­llo de los ava la res e l ec to ra les en 1962, garantizó a los jóvenes laurea­nistas promover de nuevo sus ideas. Por ellos, empezó a hablar Belisario Batancur, dirigente medio de esa co­rriente que al contrario de los libera­les rebeldes no se decidió a formar tolda aparte y menos a trasladarse a otra de las agrupaciones conservado­ras. Veían al ospinismo como casa ajena; la ANAPO les debió parecer u n a c o m u n i d a d j e r á r q u i c a d e conservadores y militares envejeci-

Belisario Betancur en los comienzos del Frente Nacional. Foto de LNP

68 El Siglo, febrero 7 de 1962, p. 4

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dos sin oportunidad para los nuevos. En 1961, salió a la luz un libro que recogió los escritos e intervenciones de Betancur desde la caída de Rojas: Colombia cara a cara1 . A diferencia de sus copartidarios doctrinarios que creían que el Frente Nacional marchaba mal por haber llegado a compartir el gobierno el grupo ospino-alzatista, Betancur, batalla por "mantener un Frente Nacional dinámico que signifique tránsito de actitud de la clase dirigente en todos los ordenes y en todos los movi­mientos políticos, hacia un auténtico interés social, síntesis de la tra-

70

dición, la continuidad, el avance" . En sus planteamientos sobre los pro­blemas sociales del país no se refleja el dolor de la derrota conservadora, no se entreven visos de revanchismo político. En ellos, empezó a sentirse repre­sentada la juventud laureanista . Así como Álzate en las anteriores eleccio­nes, que empujaba a los reconquistadores al futuro, así también Betan­cur, pedagógicamente, sin discrepar con nadie, trataba de sacar el laurea­nismo del pasado.

Pero fueron los acontecimientos mundiales (políticos y culturales) posteriores a la culminación de la Segunda Guerra Mundial los que mo­tivaron el viraje de los discursos políticos en Colombia hacia lo popular. Particularmente tuvo resonancia la radicalización del proceso de descolo­nización de los pueblos de Asia y África, las revoluciones de Bolivia en 1952 y de Cuba en 1959, el desmoronamiento del sistema colonial, la nueva política de los Estados Unidos hacia América Latina expresada en la Alianza para el Progreso (APP), las nuevas posiciones de la Iglesia ro­mana frente a los problemas sociales y del mundo contemporáneo en general y el éxito de partidos demócrata-cristianos en gobiernos de Eu­ropa occidental y América Latina. Eventos interpretados, claro está, de diversas maneras. La ANAPO imbuida todavía en el pasado, a tientas, intuitivamente, empezaba apenas, su lectura; López y Betancur, en cam­bio, de diferente origen político y social, van a elaborar sus propuestas teniendo en sus cabezas los problemas que surgían en el mundo moder­no como consecuencia del aceleramiento de la historia. Venido de una de las corrientes conservadoras que no creía en el pueblo, Belisario Be­tancur se arriesga a rescatarlo; como los anapistas exalta su carácter y le infunde fe en su propia capacidad. Se propuso Betancur proyectar al futuro esa rama del discurso biológico-político de Jorge Eliécer Gaitán que en los tiempos del MAN promoviera su coterráneo José Félix Vallejo. Interpreta la agudización de la violencia por encima de las razones polí-

69 Betancur Belisario. Colombia cara a cara. Bogotá, ed. Tercer Mundo, agosto de 1961. 70 Ibid. p. 15

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ticas que para la explicación de tal fenómeno daban sus copartidarios. Son la miseria, la desnutrición, la ignorancia, las enfermedades, etc, los causantes de la violencia y el caldo de cultivo para el desarrollo del comu­nismo. Una y otro —según decía— crecen en la medida en que no se resuelvan las necesidades vitales de los colombianos. Si Álzate había echa­do mano de los principios de la democracia cristiana para poner a tono el conservatismo con los tiempos modernos, Betancur sin oponerse a ellos , recurría al trepidar de Asia y África:

El ser de carne y hueso siente la resonancia del despertar africano, el gesto de la cara amarilla que se levanta después de un sueño de milenios; y descubre que no es cierto que Dios lo haya condenado irremediablemente a la miseria, si hay incentivos de inversión, si el ahorro crea bienes de capital, si la capacidad ope­rativa del estado regula el desequilibrio social .

Hasta allí, había una completa identificación con las preocupaciones de los emerrelistas. El programa SET, pudo haber salido de la pluma de Betancur: "...el hombre ansia pan, techo, salud, seguridad, dentro del esquema de las libertades formales" . Uno y otro son conscientes de la necesidad de garantizarle a la población la satisfacción de sus necesidades primarias y de resolver los problemas del analfabetismo, salubridad y vivienda. López Michelsen y Belisario Betancur tendían a profundizar en la interpretación de los problemas sociales del país, ambos acuden a la poca estadística sociológica con que se contaba para la fundamentación de sus tesis. Pero mientras el dirigente del MRL tiene una vocación racio­nalista y reequilibradora de la política, Betancur, producto de su propia experiencia, es mesiánico e igualitarista. El primero, preparado en una sistemática literatura política, aboga por el pueblo y por la oposición para salvar su clase social, el segundo, de procedencia humilde, formado en lecturas de diverso origen, concibe la política más allá de las fronteras clasistas. Por eso son mayores los puntos de cruce entre las propuestas

71 Betancur en una Convención de juventudes conservadoras celebrada en Bogotá a inicios de marzo de 1962, expresó: "El compromiso es grande para el partido con­servador, tenido todavía como turba reaccionaria, obscura y sórdida; sindicado de ser siniestra Junta Directiva de potentados ciegos y ostentosos. Pero no: si en el pasado pudimos habitar en la caverna, ahora estamos modelando a la intemperie una imagen cuyo aliento se confunde con los clamores del pueblo. Ahora somos un partido a la moderna, fresco, alegre, juvenil, sus raíces en la tradición pero sus brazos en el aire de las corrientes contemporáneas del pensamiento cristiano" Véase, El Siglo, marzo 2 de 1962, p.l

72 Ibid. p. 15 73 Ibid. p. 14

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de Betancur y la ANAPO que entre las del MRL y aquel. Su propuesta de conciliación tiene una dimensión religiosa. Por eso como el anapismo presenta la Doctrina Social de la Iglesia como recetario para los males colombianos. Solo que en Betancur el análisis es denso, mientras que en la ANAPO es un enunciado. El nuevo dirigente del doctrinarismo con­servador habla en el idioma de los seguidores del General Rojas. Uno de los fundadores del anapismo de ascendencia alzatista, Hernando Olano Cruz, encontrando plena identificación con las disertaciones de Betan­cur en las plazas del país, comentaba así uno de sus discursos:

Fue un honrado y dramático planteamiento nacional... Una conturbada voz de protesta por los desequilibrios, por la subestimación del hombre colombiano. Un denuncio de las abominaciones que nos marcan. Y una llamada angustiosa para que Colombia corrija sus desniveles sociales a través de una revolución por con­sentimiento y no de una explosión anárquica .

Si uno de los matices del laureanismo, atemorizado por la radicaliza­ción de la Revolución Cubana, veía en el comunismo "las simientes bases de nuestras desdichas", Betancur oponía a esa alternativa la renovación del conservatismo; "que vamos a temer a la revolución comunista si no­sotros tenemos como bandera la revolución cristiana", era una de sus manifestaciones de mayor reiteración. Y para sostener esa posición saca­ba a relucir el éxito de los gobiernos conservadores en los países euro­peos en el período inmediato a la segunda posguerra.

9. LA ANAPO EN EL DEBATE ELECTORAL DE 1962

Fundada la ANAPO, de inmediato el Movimiento se lanzó a la conquista del favor popular. Por segunda vez en la historia política del país, Rojas procede a rescatar al pueblo llano, a través de una trama discursiva que le hace aparecer como llamado por el pueblo mismo para su salvación. Pero como ha quedado demostrado, esta vez no era el único, tenía que competir con las otras agrupaciones que como la suya estaban en la opo­sición. Los ideólogos del anapismo optaron por llamar a los ciudadanos de todas las capas sociales que habían estado vinculados o guardaban buen recuerdo del gobierno de Rojas. Con el propósito de reclutar el liderazgo anapista a nivel nacional, se les cursaba invitación para que concurrieran a las reuniones, a las personas que en la provincia habían

74 Occidente, Cali, enero 22 de 1962, p. 4

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sido designados por Rojas en los Consejos Administrativos Departa­mentales o Municipales, en la Asamblea Nacional Constituyente; a quie­nes habían conformado los Comités del MAN o respaldado La Tercera Fuerza y a quienes prestaron servicio militar por los tiempos en que el General había estado en el poder .

En 1962 tendrían lugar en el país, elecciones legislativas y presiden­ciales. Aunque conscientes de su debilidad para participar en los debates, la alta dirigencia de la ANAPO decidió aprovechar la opor tunidad para promover sus tesis. Empezaron por las plazas donde los electores conser­vadores habían sido consecuentes con las prédicas de La Reconquista . Fue sonada la manifes tación en La Uvita, Boyacá , e n d o n d e los preparativos del recibimiento a Rojas, corrieron a cargo del sacerdote Parmenio Díaz párroco en ese momento de la población, otrora enérgico defensor del Movimiento de Unión y Reconquista. Además, en este Mu­nicipio, Rojas alternó el uso de la palabra con los exdirigentes de éste Movimiento: José María Nieto Rojas y Carlos del Castillo Isaza. La comi­tiva de Rojas visitó además Boavita, Chita, El Cocuy, El Espino, Guican, Panqueba, San Mateo, Sativanorte, Sativasur, Soatá y Susacón. En todas estas poblaciones, Rojas llevó la palabra no obstante los comunicados oficiales que le prohibían hacer política. En Cundinamarca, las giras em­pezaron por Arbeláez, plaza fuerte del conservatismo. Aquí como en La Uvita, los pregoneros de la nueva Alianza contaron con el concurso del clero en la movilización de los pobladores. En jun io de 1961, el General Rojas visitó las poblaciones antioqueñas de Marinilla y Santuario. Este par de Municipios conservadores de tradición laureanista optaron por seguir el ospino-alzatismo en las elecciones de 1960.

Aunque la primera salida de Rojas en Bogotá fue a un barrio nacido en su Administración, el barrio Quiroga, tenemos fundamentos para afir­mar que su vida política en la Capital comenzó en el barrio 20 de julio. La escogencia de éste barrio no fue casual. Los organizadores quisieron aprovechar las peregrinaciones dominicales de los habitantes pobres de

75 En los municipios que escogiera la ANAPO para el comienzo de sus campañas elec­torales, el sector ospino-alzatista había derrotado ventajosamente en las elecciones de 1960, a los otros adversarios conservadores. En la Uvita, el unionismo logró 1776 votos frente a 186 del laureanismo; en Arbeláez 2155 frente a 177 de Laureano y 60 ajorge Leyva. (votación para la Cámara de Representantes).

76 En esta población habían nacido y crecido José María Nieto Rojas y Enrique Cipa-gauta Galvis.

77 En Marinilla los laureanistas derrotaron a valeneistas y reconquisladores en las elec­ciones legislativas de 1958. Pero en las presidenciales del mismo año el unionismo denotó ventajosamente al laureanismo. Igual Fenómeno se presentó en Santuario.

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C É S M AUGUSTO AYALA DIAGO

Rojas en el barrio 20 de Julio

la ciudad a la Iglesia del Divino Niño. Días antes a esta manifestación, la Alianza había puesto en marcha una campaña de repartición, en plazas de mercado y atrios de iglesias, de pe­queñas estampas en las cuales apare­cía la figura de Jesús con un injerto fotográfico que mostraba al General Rojas con su kepis y atuendo milita­res, ciñendo la banda presidencial. La campaña que incluía carteles murales y folletos, se desarrolló en Boyacá, Cundinamarca, Tolima, Huila y Nari-ño . La concentración en la plazoleta del 20 de julio, evidenció que la ANA­PO no estaba recurriendo de manera casual a los favores de algunos prela­dos simpatizantes de Rojas, sino que había tomado en serio la apelación a los sentimientos religiosos de los co­lombianos, como mecanismo de a-dhesión popular por excelencia. Me­canismo que identificaría al Movi­miento durante el primer período de su historia. Por lo pronto, este recur­so amortiguaba ante la opinión públi-

t̂ mmm me a i ca, los ímpetus conspirativos latentes

i ^^^T^^S^Sf^ I en el interior del anapismo. Al medio día del domingo 30 de

julio, una caravana de automóviles salió de la residencia de Rojas, rum­

bo al mencionado barrio. Aunque algunos periódicos reportaron que los oradores habían sido bajados de la tarima desde donde hablaban, a punta de huevos y tomates podridos, el Secretario General del Movi­miento, Enrique Cipagauta Galvis en comunicado a la prensa que pro­paló la especie, desmintió la versión. Alianza Popular publicó abundan­te material fotográfico donde se palpa que al contrario de lo que publi­caba la gran prensa, el exmandatario era recibido con calidez por los

Foto de una de las estampas difundidas por los anapistas

78 O Tiempo, julio 12 de 1961, p. 1 y 22

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habitantes de los barrios pobres de Bogotá. Esta vez, el General alternó el uso de la palabra con dirigentes populares del liberalismo. Entre ellos, se destacó Parmenio Zapata, un abogado no titulado, sindicalista, fundador de la Federación Nacional de Trabajadores de Carreteras Na­cionales y delegado por ésta al II Congreso Sindical que creara en enero de 1938 en la ciudad de Cali, la CTC. Vinculado en los años 40 al gaita­nismo, Zapata sufrió la persecución de los gobiernos conservadores de Ospina y Gómez, viéndose obligado a refugiarse en el Departamento de Antioquia, hasta la llegada de Rojas al poder. Fue el segundo orador en el mitin del 20 de julio. Reclamando el origen popular del partido liberal, Zapata señaló en su discurso que "el Doctor LLeras Restrepo no era el dueño de la escritura del partido liberal". Rojas a su vez, habló de "la necesidad de que liberales y conservadores lo siguieran, para establecer un régimen justiciero y respetuoso como el que había encabezado y para acabar con las oligarquías" . La presencia de líderes populares liberales en la tarima junto aljefe anapista y el hecho de haberse colocado ese día, una ofrenda floral ante un busto de Gaitán, sintetizaron simbólicamente la direccionalidad que quería darle el expresidente a su movimiento: Una alianza popular bipartita. Desde entonces, los anapistas liberales y conservadores cultivarían la costumbre de reunirse al pie de las estatuas de Gaitán, a rendirle culto a su memoria.

Durante la segunda mitad de 1961, Rojas continuó recorriendo el país. En septiembre asistió a una Salve oficiada en la Catedral de Chi-quinquirá, allí fue reci­bido por los sacerdotes oficiantes. El pronun­ciamiento que hiciera el Gobernador del Hui-la ante una ruidosa visi­ta que realizara el Ge­neral en octubre a ese Depar tamento colmó la paciencia de los diri­gentes de los partidos tradicionales que de in­mediato a través de sus r ep resen tan te s en el Congreso presionaron Rojas de campaña por el país.

79 Conversaciones del autor con Parmenio Zapata, Bogotá, febrero de 1992. 80 El T iempo, julio 31 de 1961, p. 1 y 17

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Rojas de gira por la Costa Atlántica.

al Ejecutivo para que tomara cartas en el asunto. El Ministro de Gobier­no le aseguró a los par lamentar ios que los pasos de Rojas estarían bajo pe rmanen te vigilancia. En efecto, los poderes ejecutivos de las localidades emi t i e ron reso luc iones que prohi­bían a Rojas dirigirse al pueblo en las manifestaciones que organizaban los anapistas por el país. En algunos ca-

—mmm^^mmmmmmmm^^^^^^^mmmmmmm sos la beligerancia que estos demos-WffcjP -, f¡ J i l iaban en sus mítines, hizo que los

f^fi mandatarios municipales prefirieran no hacer efectiva la o rden recibida de sus superiores y así evitar una con­frontación con la militancia del ana­pismo. Sin embargo, el gobierno lo­gró obstaculizar la campaña del ana­pismo al pun to que en la población boyacense de Soatá, Rojas se vio obli­gado a reunirse con sus seguidores en un taller de mecánica . En di­ciembre presidió manifestaciones en Cúcuta, Salazar, Arboledas, Laguna y Santiago, Municipios conservadores del Norte de Santander. En ellos, el exp re s iden t e llame') a la u n i ó n del pueblo conservador para —según él— con esa base buscar la unión del pue­blo liberal. Rojas sugirió a los conser­vadores olvidar agravios y resenti­mientos contra los dirigentes Laurea­no Gómez y Ospina Pérez, invitó a

que se recordaran sus aciertos en favor del par t ido y se olvidaran sus equivocaciones, finalmente pidió para ellos respeto y veneración. A co­mienzos de marzo de 1962 el General Rojas realizó su última gira polí­tica. De manera re lámpago recorr ió 34 Municipios de los Departa­mentos de Magdalena, Córdoba y Antioquia. En Medellín, los anapistas

Rojas y fosefaramillo Giraldo entre curiosos y simpatizantes de Barranquilla.

Rojas departiendo y haciendo política

81 El Espectador, diciembre 31 de 1961, p. 2

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reunidos en la Plaza de Cisneros no dejaron que la policía arrestara a su jefe. Entre los oradores se encontraba el sacerdo te Eugenio Garcés Uribe quien desde la capota de un camión hizo ju ra r a los allí presentes por Dios y por la Patria que llevarían al solio de Bolívar al hombre más grande de Co­lombia. En señal de desagravio, el pa­dre Garcés le hizo entrega al Genera ' de una réplica en oro de la cédula de c iudadan ía cancelada po r la Regis-t r adu r í a . Rojas a su vez mani fes tó que esa cédula recibida de las manos sagradas de un sacerdote era el pasa­p o r t e p a r a e n t r a r al palacio de los

82 pres identes . ii Correo de EL TIE.

La contrapropaganda de la Gran prensa.

10. LAS ELECCIONES DEL 18 DE MARZO

En las elecciones para Corporaciones Públicas del 18 de marzo de 1962, la ANAPO participa por primera vez en un debate electoral. La Alianza ins­cribe listas en 11 de los 17 Departamentos de entonces. Lo hace como ala conservadora no obstante haberse promovido como movimiento bipartita. De una votación general de 3.090.203, corresponden al conservatismo 1.402.786 votos y al liberalismo 1.685.531. La votación conservadora se distribuye en: 56.6% para el unionismo, 34.8% para los doctrinarios y 8.2% para la ANAPO. Se consolida pues, el unionismo como socio mayor de la coalición. En los Depar t amen tos densamen te poblados y de mayor crecimiento económico, como Antioquia, Caldas. Los Santanderes y Valle del Cauca, el unionismo pudo vencer por un margen amplio de votos al doctrinarismo. En cambio la votación siguió favoreciendo al laureanismo en los Departamentos no desarrollados industrialmente como Bolívar, Huila, Caquetá, Guajira, Meta, Nariño y Tolima. La votación liberal se ca­nalizó a través de las corrientes oficialista y del MRL: 64.3% y 35.7% respectivamente. La oposición al establecimiento se vio representada en el

82 El Tiempo, marzo 1 de 1962, p. 13

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23.2% de la votación por la ANAPO: (115.587) y por el MRL (601.926)83. Estos dos movimientos iniciaron su recorrido por la vida electoral del país en sentido contrario, mientras que para el MRL ésta será su mayor vota­ción y por ende el cénit del movimiento, para la ANAPO los escasos votos obtenidos apenas significaban sus inicios electorales.

El 84.4% del respaldo a la ANAPO provino de los Departamentos del Valle, Boyacá, Cundinamarca, Antioquia, y Santander; votación que le per­mitió alcanzar 8 parlamentarios: 6 para la Cámara de Representantes (dos por el Valle y de a uno por el resto de Departamentos mencionados), y dos Senadores (uno por Cundinamarca y otro por El Valle). (Ver Anexo 3)

11. CANDIDATURAS Y ELECCIONES PRESIDENCIALES

La campaña electoral por la presidencia de la República, desarrollada en un ambiente político tensionado por el auge del movimiento huelguístico y el recrudecimiento de la violencia volcó la atención de los ideólogos de todas las agrupaciones hacia los problemas sociales del país.

Como la revolución agraria mexi­cana de las primeras décadas del si­glo, la cubana de los años 60 estimuló la discusión acerca de la tenencia de la tierra en toda América Latina. En Colombia, por una reforma agraria pres ionaban los campesinos sin tie­rra y sus voceros, los movimientos po­líticos democrát icos. Se in teresaron por ella los ideólogos del nuevo esta­b l ec imien to que e s p e r a b a n que el Frente Nacional acelerara el desarro­llo del capitalismo en el país. Alrede­dor de este problema, al igual que en los años 20, se diseñaron programas, plataformas, proyectos de ley, etc. El tema de la reforma agraria, fue uno de los más trajinados duran te la cam­paña electoral de 1962. El anhelo de una reforma agraria popular no era

López, Candidato

López candidato. Tomado de LNP.

83 Las cifras electorales fueron consultadas en: "Organización y Estadísticas Electorales. III y V. Bogotá, República de Colombia, Rcgisti aduría Nacional del Estado Civil, 1962

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ajeno a la Alianza Nacional Popular. Miguel Lindo Ortiz, sostenía desde las páginas de Alianza Popu la r la necesidad de distribuir la tierra entre los campesinos. Empero, la plataforma de la ANAPO no era lo suficien­temente clara al respecto. Hablaba de un nuevo t e r r a t en ien te al que se le garant izar ía n o solo la parcela s ino t ambién los med ios pa ra cultivarla con halagadoras ut i l idades, con escuelas de capaci tación, etc, p e r o no decía nada del latifundio, no hablaba de t rans formar la es t ruc tura de la tenencia de la t ierra. A u n q u e los discursos de los cuadros medios en las localidades se p r o n u n c i a b a n po r u n a re fo rma agrar ia popula r , a los ideólogos anapistas les seguía s o n a n d o los pla­nes de colonización que se le f rust raran al Genera l en su gob ie rno .

Los comunistas, advirtiendo el peligro de una reforma agraria que no respondiera a los intereses campesinos, presentaron la más radical de las propuestas:

...Prohibición y expropiación del latifundio; reparto gratuito de la tierra expro­piada a los campesinos trabajadores; abolición de las formas atrasadas de la explotación agraria; fomento del crédito; ayuda mutua y cooperativismo encami­nados a transformar voluntariamente las pequeñas explotaciones en grandes asociaciones colectivas dotadas de equipo y de técnica, que emancipen de la mi­seria a los campesinos y garanticen una elevada producción .

Propuesta que sin duda profundizó la discusión. De su parte el nuevo Presidente de los Estados Unidos, J.F. Kennedy y sus consejeros, conside­raban que la garantía para el éxito de su nueva política para Latinoamérica era la realización de una reforma agraria. A diferencia de los otros países latinoamericanos donde se contaba con partidos modernos de masas for­mados en el espíritu reformista del aprismo, algunos de ellos ya en el po­der, en Colombia —vitrina de la Alianza para el Progreso— se tenía el inconveniente de no contar con un partido reformista por fuera del bipar­tidismo. No obstante, el MRL correspondía a esa especie de mentalidad política en la que quería apoyarse la nueva política norteamericana. Así lo entendió López Michelsen. Sus intervenciones en la Cámara de Repre­sentantes apuntaron por eso a radicalizar el proyecto de reforma agraria presentado por el gobierno: "...Para que la reforma agraria sea verdadera­mente acreedora a esa ayuda norteamericana tiene que ser una Reforma Agraria revolucionaria, una Reforma Agraria en la cual el dinero norte­americano no vaya a enriquecer los bolsillos de los ricos sino una reforma

84 Noveno Congreso del Partido Comunista de Colombia. Unidad Popular contra la reacción y el Golpe de Estado. Resolución política y plataforma de ludia inmediata. Bogotá, junio 28 de 1961, p. 15.

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agraria que llegue hasta el fondo del pueblo colombiano, verdaderamente hasta los campesinos" 3. La reforma agraria por la que abogaba López de­bería desarrollarse de tal manera que no tuviera nada que envidiarle a las reformas de Cuba, México o Bolivia .

En esas circunstancias, el establecimiento no podía ser ajeno a la nueva movilización de las ideas producto de la agitación social que se vivía. Carlos Lleras Restrepo, convertido para entonces en el oráculo del Frente Nacio­

nal, consideraba que las ideas que se promovían desde la disidencia eme-rrelista cabían perfectamente dentro de las reformas que a largo plazo se proponía realizar el gobierno biparti­ta. Aspiraba a recuperar impulso y programa populares de la disidencia liberal, de la misma manera como Ló­pez Pumarejo lo había hecho con los del unirismo en los años 30. De otro lado, Lleras Restrepo encontró en los ospino-alzatistas respaldo a sus planes para revitalizar el Frente Nacional. Ha­bía manifestado sin titubear que "so­bre candidato a la Presidencia no ha-bría pactos con el laureanismo" . El ideólogo del Frente Nacional logró que el eje de la campaña presidencial girara en torno a la reforma agraria.

M. R. L. D O C U M E N T O S

1961

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1 .

Plataforma ideológica del MRL de 1961

85 Véase Hacia una verdadera Reforma que complete la "Revolución en Marcha", Dis­curso en la Cámara de Representantes, el 14 de noviembre de 1961. En: López Michelsen A. Obras Selectas. Bogotá, Fondo de Publicaciones de la Cámara de Re­presentantes, 1985, p. 189. El documento de la Alianza para el Progreso, indicaba: "Impulsar, dentro de las particularidades de cada país, programas de reforma agraria integral orientada a la efectiva transformación de las estructuras e injustos sistemas de tenencia y explotación de la tierra donde así se requiera, con miras a sustituir el régimen de latifundio y minifundio por un sistemajusto de propiedad, de tal manera que, mediante el complemento del crédito oportuno y adecuado, la asistencia técni­ca, y la comercialización y distribución de los productos, la tierra constituya para el hombre que la trabaja, base de su estabilidad económica, fundamento de su progre­sivo bienestar y garantía de su bienestar y dignidad". Véase el texto de la Carta de Punta del Este en: Agudelo Villa Hernando. La revolución del desarrollo. Origen y evolución de la Alianza para el Progreso. México, editorial Roble, 1966.

86 Ibid. 87 La República, febrero 22 de 1962, p. 3

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En sus correrías por el país, señalaba que la reforma se haría contra tocias las resistencias, advertía que el candidato conservador a la presidencia tenía que estar identificado con el reformismo agrario por el que pugnaba el oficialis­mo liberal. Pero no solo era la reforma agraria. A mediados de febrero de 1962, cuando todos los movimientos políticos habían publicado los docu­mentos donde esgrimían sus tesis, ospi-nistas y lleristas ofrecieron como pana­cea contra todos los males del país un ambicioso "Programa del Frente Na­cional"; conformándose así el bloque Ospino-Llerista que pretenderá el do­minio del poder político por largo tiempo. Los ideólogos de la "Gran Coa­lición" —así se autodenominaron— trataron de reunir en un solo documen­to las posturas democráticas de todos los movimientos que se enfrentaban al establecimiento; asimilando así la mayoría de plataformas y programas políticos que circularon en distintos ámbitos del país. El nuevo programa, redactado como los demás, bajo la influencia de los acontecimientos que hemos mencionado, pero ante todo inspirado en el contenido de la Carta firmada en Punta del Este el 17 de agosto de 1961 por los países america­nos para dar comienzo a la Alianza Para el Progreso, señalaba soluciones para todos los problemas que los movimientos políticos estaban plantean­do: salubridad, educación, techo, trabajo, robustecimiento de la base agrí­cola, modernización del manejo del Estado, la solución del problema agra­rio entre otros. Era una propuesta que venía desde arriba, desde quienes estaban en el poder y manejarían por ende los dineros provenientes de la ayuda norteamericana. Los propulsores del Frente Nacional se comprome­tían ante los colombianos a resolverles los problemas mas acuciantes. In­cluso ofrecían modificar la direccionalidad oligárquica que había tomado el Estado desde el gobierno de la Junta Militar. Se comprometían —para aplacar las voces anapistas y emerrelistas— a "disminuir el índice de con­centración de la riqueza" .

88 Véase texto completo del Programa del Frente Nacional en La República, febrero 21 de 1962, p. 9 y 10.

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Sintonizándose con el ansia popular de reconciliación nacional, los redactores del nuevo programa contemporizan con los opositores del establecimiento en los diagnósticos que aquejaban a la República. Ospi­na, se puso en la tarea de convencer a su colectividad de la inspiración conservadora del nuevo programa. Manifestaba el peso que en él tenían los nuevos postulados de la Iglesia católica. Justificación que encontraba asidero en los avances de las posiciones de la Iglesia frente a los proble­mas sociales, expresados en una encíclica del Papa Juan XXIII que el m u n d o conoció con el nombre de "Mater et Magistra". El documento papal divulgado el 15 de mayo de 1961, desarrollaba y actualizaba el pensamiento que sobre la cuestión social habían dejado consignado sus predecesores en la Rerum Novarum y Quadragesimo Anno:

lo. El Estado cuya razón de ser es la realización del bien común en el orden temporal, no puede permanecer ausente del mundo económico; debe estar pre­sente en él para promover con oportunidad la producción de una suficiente abundancia de bienes materiales, cuyo uso es necesario para el ejercicio de la virtud y para tutelar los derechos de todos los ciudadanos, sobre todo de los más débiles, cuales son los obreros, las mujeres, los niños. Es también deber indeclinable suyo el contribuir activamente al mejoramiento de las condi­ciones de vida de los obreros"; 2o. Es oportuno suavizar el contrato de trabajo con elementos tomados del contrato de sociedad, de tal manera que los obreros participen en cierta forma en la propiedad, en la administración y en las ganancias obtenidas; 3o. La libre concurrencia ha terminado por destruirse ella misma, ha conducido a una gran concentración de la riqueza y a la acumulación de un poder económico enorme en manos de pocos. A la libertad de mercado ha sucedido la hegemonía económica; a la avaricia del lucro ha seguido la desenfrenada codicia del predominio; así, toda la economía ha llegado a ser horriblemente dura, inexorable, cruel, determinando el servilis­mo de los poderes públicos a los intereses de grupo, y desembocando en el imperialismo internacional del dinero .

A su vez, Juan XXIII también llamaba la atención sobre los mismos aspectos a los que apuntaban los discursos del Presidente Kennedy, personal idad de origen católico no ajena por ende a los vaivenes de la política del Vaticano. "En la vida democrática no debe haber lugar para instituciones que beneficien a unos pocos mientras se niegan a a tender las necesidades de la gran mayoría, aun cuando eliminar esas institucio­nes requiera cambios profundos y difíciles, tales como la reforma agra­ria y la reforma tributaria y el mejoramiento de la educación, la salud y

89 Ver Juan XXIII. Mater et Magistra. Bogotá, ediciones Paulinas, 1965.

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.,90 la vivienda"™. Eran las palabras de Kennedy el 13 de marzo de 1961 an­te los embajadores de las naciones la­tinoamericanas. Juan XXIII llamaba a los gobernantes del mundo a ocu­parse de iniciativas cooperativistas que contribuyeran no solo a resolver los problemas inmediatos de los po­bres del campo y de la ciudad, sino además a sociabilizar a los hombres. Convocaba a los mandatarios de los jóvenes Estados a no olvidar que desarrollo económico y progreso so­cial deberían ir de la mano. Los conservadores colombianos del sec­tor ospinista vieron con buenos ojos que la Alianza para el Progreso, hu­biera sido propuesta por el Presiden­te católico de un país al que ellos guardaban distancia por protestan­te. Para ellos. La Alianza para el Pro­greso y la Doctrina Social de la Igle­sia se s in te t i zaban en el nuevo programa del Frente Nacional.

Guillermo León Valencia, conver­tido en el candidato de la Gran Coali­ción, se comprometió con los liberales y con el pueblo en general a realizar el nuevo programa en caso de llegar a la presidencia. Supo en realidad, conju­gar en la plaza pública los mensajes a los cuales nos hemos referido:

...como lo dicen las resoluciones de la Alianza Para Progreso -decía en Ca­l i - los planes de desarrollo deben ade­lantarse con un eminente sentido social, para beneficio de la gran masa y no de unos pocos, y que hay que mi-

Propaganda oficial

ramsiimsBj LIBERALES/

Propaganda oficial

90 Agudelo Villa H. La revolución del desarrollo...p. 92.

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rar más a los hombres que a las cosas, dar más atención a las necesidades de alimento, salud, vivienda, educación de los más pobres, porque solo así podrá ha­blarse de un verdadero desarrollo armónico y no de un desarrollo superficial y monstruoso que siga acumulando en pocas manos los resultados del común esfuerzo y ahondando las ya existentes desigualdades' .

Obediente a las lecciones del Papa, manifestaba:

El colombiano no puede seguir siendo un hombre solo y es indispensable que se asocie para el esfuerzo común. Por eso el programa conjunto propicia el sindica­to, la asociación de usuarios de los servicios técnicos, sociales y financieros en el campo, las cooperativas para la producción, el mercadeo y el consumo y la acción comunal... .

De esta manera se neutralizaron los otros discursos. El pueblo de nue­vo se esperanzó y esperó como lo había hecho después del plebiscito. Belisario Betancur el hombre más avanzado del doctrinarismo declinó la candidatura que venía sosteniendo por el laureanismo y una que le ofre­cieran un grupo de simpatizantes de ambos partidos . Era una de las consecuencias directas de la evolución del discurso frentenacionalista: la profundización de la división conservadora y el agrietamiento del doctri­narismo. El comportamiento de Belisario Betancur era de esperarse. El joven político había empezado a distanciarse mentalmente del mundo laureanista precisamente por sus concepciones cercanas a las de los ospi­no-alzatistas y a las de los lleristas. Había planteado que la pacificación debía empezar por quebrantar el latifundio. Sólo una reforma agraria podr ía —según él— evitar un estallido revolucionario .

91 Véase discurso de Guillermo León Valencia en Cali. En: La República, Bogotá, abril 29 de 1962, p. 5

92 Ibid. 93 Una vez proclamada la candidatura de Jorge Leyva por parte de "El doctrinarismo",

un grupo de personalidades de los dos partidos dirigieron una carta abierta a todos los ciudadanos de Colombia exhortándolos a votar y respaldar el Movimiento Bipar­tidista pro-candidatura de Belisario Betancur. La carta estaba suscrita entre otros por Miguel Lleras Pizarro, Bernardo Gaitán Mahecha, Fabio Lozano Simonelli, Jorge Enrique Gutiérrez Anzola e Ignacio Chiape Lamus. En otros documentos al respecto figuran, Antonio Panesso, Alberto Dangond Uribe y Liureano Delgado. Cuando se estaba lanzando la candidatura de Rojas, Betancur declinó la suya: "No voy a dividir más a los partidarios del entendimiento", dejó dicho. Véanse: Ediciones de El Siglo, 16 y 17 de abril de 1962 y El Siglo, abril 23 de 1962, p. 3.

94 Véase El Espectador, agosto 31 de 1960. Un año después, seguía insistiendo Betan­cur en la necesidad de "quebrantar el feudalismo y realizar la reforma agraria": Véase El Espectador, agosto 31 de 1961, p. 1 y 21.

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12. LA PRIMERA CANDIDATURA PRESIDENCIAL DEL GENERAL ROJAS PINILLA

Para las elecciones presidenciales, la ANAPO desafiando los impedimen­tos jurídicos, se decidió por la candidatura del General Gustavo Rojas Pinilla, no obstante que algunos miembros del Comando Superior con­sideraran "que podría ser víctima de una estruendosa derrota" 5; a lo que el expresidente premonitoriamente adujera: "Ahora mis enemigos pue­den derrotarme; pero mañana les va a ser imposible detenerme" . La candidatura se lanzó el domingo de resurrección en la Plaza de los Már­tires de Bogotá, lo que impregnó el evento de la simbología que acompa­ñaba siempre las cosas de Rojas: "Tenemos suficiente dignidad para ser héroes", empezó diciendo Cipagauta Galvis, el primero de los oradores. El líder liberal del Movimiento, Parmenio Zapata, recogiendo las pala­bras de Cipagauta afirmó que los anapistas eran "mártires de la oligar­quía y de la mano negra". Siguiendo la costumbre rojaspinillista, Cipa­gauta Galvis tomó el juramento de rigor a los presentes. Les hizo prome­ter la defensa de la candidatura del General. A la respuesta afirmativa, el dirigente agregó:

Habiendo sido aceptado, como lo fue, el nombre del general Rojas Pinilla como candidato a la Presidencia, lo declaro legalmente proclamado. Y he de notificar que nosotros no inscribirnos el nombre de Rojas en la Alcaldía de Bogotá, porque nos parece una oficina de lagartos. El nombre de Rojas, como candidato a la Presidencia está inscrito en nuestros corazones, cuidados de que alguien lo borre de allí .

Sin embargo, los anapistas siguiendo el ejemplo del MRL, inscribie­ron su candidatura en la Notaría Primera de la capital, al fracasar el in­tento que hicieran Cipagauta y Zapata de inscribir a Rojas ante el alcalde de la ciudad, en nombre del pueblo conservador y liberal respectivamen-te y no en nombre de organización política alguna .

95 Roca Carlos Daniel. El General Rojas que conocí. En: Remembranzas sobre Rojas Pinilla. Bogotá, Fundación Gustavo Rojas Pinilla, 1988, p. 24

96 Ibid. 97 Ibid. 98 Desde junio de 1961, cuando apenas sonaba el nombre del General como posible

candidato, el Ministro de Gobierno Augusto Ramírez Moreno, envió al alcalde de entonces un comunicado donde afirmaba que "En virtud de una condena del Sena­do de la República, el señor Rojas no podrá inscribirse como candidato presidencial por haber perdido sus derechos políticos, por mala conducta en el ejercicio del cargo como Presidente de la República". Véase: El Colombiano, junio 29 de 1961, p. 1 y 8.

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En su discurso de proclamación, el candidato previno: "Si vamos al deba­te, el pueblo no solo debe consignar su voto, sino vigilarlo para que no se lo roben las oligarquías, como lo hicie­ron en las elecciones pasadas del 18 de marzo, y defenderlo aún a costa de la vida" . Su llamado principal estuvo or ientado a exaltar los ánimos pen­dencieros que venían identificando a su agrupación. Rojas hizo un llama­miento a las Fuerzas Armadas para

que no respetaran la disciplina cuando se les ordenara disolver las mani­festaciones de un pueblo que salía a "protestar por el hambre", anotaba que cuando las autoridades eran arbitrarias y violaban la ley, el pueblo tenía derecho a contestar con la violencia . Un aspecto importante del

discurso del General fue la defensa que hizo de los "teguas". Afirmó que

Proclamación de la candidatura del General Rojas P. El Espectador, abril 23 de 1962 p. 2A.

Rojas y su esposa en contacto con los habitantes de Sabanalarga {Atlántico).Foto De La Hoz

"los decretos contra estos ciudadanos carecían de validez" . Rojas al con­trario de los otros movimientos conci­liatorios que miraban hacia el futuro y que trataban de contemporizar con los nuevos aires que traía la moderni­zación, más que congregar a los secto­res que la ansiaban y necesitaban, con­vocaba a la gente que la misma moder­nización desplazaba.

Difícilmente se abrían paso los anapistas en un m o m e n t o histórico en que se cruzaban todos los imagina­rios políticos; en medio de una serie de discursos que disputándose el fa­vor popula r habíanse dec id ido sin dudas por la cuestión social. La plata­forma de la ANAPO como la de los movimientos que hemos confronta-

99 El Espectador, abril 23 de 1962, p. 2A 100 El Espectador, marzo 8 de 1961, p. 1 101 La República, abril 23 de 1962, p. 6

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Contrapropaganda de la Gran prensa.

do, asociaba los problemas sociales del país con el pueblo y con la con­centración de la riqueza. Para todos la conciliación era posible en la medi­da en que se le resolvieran al pueblo sus problemas. Pero su embrollado c o m p o r t a m i e n t o , c o n t e s t a t a r i o y revanchista, civil y militar, no permi­tía que los colombianos vieran en ella una alternativa política. Sus plantea­mientos eran arcaicos, panfletarios, contradictorios, sin profundización alguna. Así lo revelan los discursos pronunciados en el acto de proclama­ción de Rojas. Frente a un problema tan delicado como la Alianza para el Progreso , Cipagauta con simpleza manifestó: "Nosotros no debemos re­cibir un centavo de los gringos que traicionaron al General Rojas Pinilla, auténtico vocero del pueblo"

La candidatura de Rojas tuvo el re­chazo de todas las agrupaciones políti­cas. Los comunistas acusaron a Rojas de hacer una "demagogia populache­ra", al tiempo que preparaba el golpe militar ' . Aunque coincidían la ANA­PO y el PCC en sus luchas contra la carestía de la vida, la especulación, etc, le era difícil al PCC aceptar cualquier evolución posit iva en la act ividad política de Rojas ya que éste alineado en los planes americanos de la "guerra fría" había ¡legalizado el comunismo en 1954, viéndose su militancia obliga­da a clandestinizarse ante las persecu­ciones oficiales. El PCC no creyó en la veracidad del enfrentamiento de Ro-

102 Véase La República, abril 23 de 1962, p. 1 y 6 103 Declaración electora] del PCC. Voz de la Democracia, marzo 3 de 1962, p. 8

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jas con la oligarquía104. A diferencia del anapismo, en la lucha de los comunistas predominaba un nivel alto de abstrac­ción. Si el primero apuntaba directamen­te a los problemas concretos del presente y ofrecía soluciones rápidas, el manifiesto electoral del PCC era más que una alternativa inmediata de poder —una convocatoria a una lucha que se anuncia­ba para largo.

13. LOS RESULTADOS

Las elecciones presidenciales de 1962 se llevaron a cabo en un clima de re­presión hacia los movimientos de opo­sición. La proclamación de la candida­tura del MRL en diciembre de 1961, contó con el respaldo del partido co­munista que veía en López Michelsen y su MRL "un paso importante hacia la integración de un Frente Democrático del pueblo" . El PCC como aliado del MRL promovía una tenaz lucha contra la alternación, contra la violencia oficial, en pro de la defensa popular de las masas y enérgicamente se pronunciaba contra la agresión al pueblo cubano . Los documentos de la época llaman a conformar un "Frente Democrático" lo que significa que el MRL del que hacían parte no lo era. Por otro lado, el PCC combi­naba en su propaganda una amalgama de problemas internacionales y na­cionales que difícilmente estaban al alcance de la conciencia política de quienes conformaban la base electoral de inicios de los años 60.

A la contienda se presentaron 4 candidatos: Guillermo León Valencia por el Frente Nacional; Jorge Leyva por el doctrinarismo, Alfonso López Michelsen por el MRL y Gustavo Rojas Pinilla por la ANAPO.

Los resultados de las elecciones presidenciales favorecieron a Guiller­mo León Valencia, quien resultó electo con el 62.1% (1.636.081 votos) de la votación general. El 23.1% correspondió a López Michelsen (625.630 votos), el 11.7% a Jorge Leyva (308.992 votos) y solo el 2.1% a Rojas Pinilla

Contrapropaganda de la Gran prensa.

104 Ibid. 105 Manifiesto Electoral del Partido Comunista. Voz d e la Democracia, abril 28 de 1962,

p. 1 y 14 106 Ibid.

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(54.562) ' . E l rasgo característico de las elecciones fue la abstención que so­brepasó el 50% del potencial electoral. El 37.7% de la votación general obte­nida, correspondió a las fuerzas políti­cas adversas al candidato del Frente Nacional. El anapismo decreció res­pecto a los resultados obtenidos en las elecciones legislativas.

Entre los factores que influyeron en la disminución de los votos de la ANAPO, se destacan los siguientes: l o . La inminencia del triunfo de una candidatura como la de Valencia que reverdeció la esperanza de restaurar en el poder al partido conservador. Máxime cuando se tenía la posibili­dad de llevar a cabo las nuevas pro-Guillermo León Valencia, el nuevo presidente

del Frente Nacional.

puestas del Frente Nacional desde un gob ie rno de ese par t ido . 2o. Jo rge Leyva p u d o cont inuar gozando del respaldo de un número considerable de conservadores doctrinarios; 3o. En un momento de radicalización de los discursos políticos, los documentos programáticos del anapismo resulta­ron débiles ante la proliferación de manifestaciones radicales como las del MRL y las de Belisario Betancur, entre otros; 4o. La táctica que emplea­ra el anapismo en esta etapa de su his­toria, una combinación de formas de lucha por el poder: vía electoral y vía conspirativa, empañaron la transpa­rencia de su discurso. El Tiempo, mayo 7 de 1962 p. 4.

107 Las votaciones por López y Rojas fueron consideradas como nulas. Lamentablemen­te no se cuenta con una discriminación regional de los votos de la ANAPO y por ello es difícil una buena evaluación de esos resultados.

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