CÁRDENAS GRACIA JAIME-PARTIDOS POLÍTICOS Y DEMOCRACIA.pdf

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    PARTIDOS POLTICOS Y DEMOCRACIA

    JAIME CRDENAS GRACIA

    PresentacinIntroduccin1. Origen histrico de los partidos polticos2. Partidos, facciones, grupos de inters y movimientos sociales2.1. Partidos y facciones2.2. Grupos de inters2.3. Movimientos sociales3. Los partidos en el Estado decimonnico y en el Estado moderno o de partidos4. Tipologas de partidos5. Las tareas de los partidos polticos en la democracia5.1. Las funciones sociales5.2. Las funciones institucionales6. La regulacin jurdica de los partidos

    6.1. La regulacin del concepto6.2. La constitucin y el registro6.3. Los derechos y las obligaciones de los partidos6.4. La democracia interna6.4.1. Los derechos de los militantes6.4.2. Organizacin, procedimientos y estructura6.4.3. Las corrientes internas6.4.4. Los controles sobre la actividad interna6.5. El financiamiento6.6. Las figuras prximas y las alianzas entre partidos7. La crisis y el futuro de los partidos polticos

    Bibliografa bsicaSobre el autor

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    Presentacin

    En trminos histricos los partidos polticos tienen una reciente vinculacin con lademocracia. En sus inicios, la democracia moderna tuvo sus primerasexperiencias sin la presencia de partidos tal y como hoy los conocemos. No

    obstante, una vez que los partidos surgieron y se consolidaron, adquirieron unavinculacin ntima con la democracia representativa, a grado tal que hoy no seconcibe sta sin la existencia y la actuacin de los partidos polticos.

    En las sociedades modernas y democrticas los partidos polticos juegan unaserie de relevantes funciones para la sociedad y el Estado. Baste referirse a suimportante contribucin a los procesos electorales y a la integracin de lasinstituciones de representacin y de gobierno, en que los partidos son actoresfundamentales; a la socializacin poltica, a la formacin de la opinin pblica, o ala dinmica del sistema de partidos que ofrece a la ciudadana diversas opciones

    de proyectos y programas polticos, al tiempo que permite un juego institucional depesos y contrapesos necesario a la vida democrtica.

    Hoy, en las postrimeras del siglo XX y sus emergentes transformacioneseconmicas, polticas, sociales y culturales, presenciamos un amplio y profundodebate acerca de los partidos, sobre su actuacin y su capacidad de procesar losretos que les plantean los cambios en la sociedad y en el Estado actuales.

    Por estas razones, el tema que el doctor Jaime F. Crdenas Gracia aborda eneste trabajo resulta imprescindible para la coleccin de los Cuadernos deDivulgacin de la Cultura Democrtica que publica el Instituto Federal Electoral.

    En este cuaderno, el autor nos presenta una exposicin amplia y clara del origen,las funciones y los retos actuales de los partidos desde una perspectiva general.El doctor Crdenas no se limita a la descripcin, sino que presenta una serie desugerencias, que en su opinin podran contribuir al enriquecimiento de las tareasde los partidos en las sociedades contemporneas.

    La publicacin de este nmero de los Cuadernos de Divulgacin de la CulturaDemocrtica, al igual que los anteriores, pretende ser una contribucin a la mejorcomprensin de la democracia como rgimen poltico y como forma de vida.

    Introduccin

    El propsito de este trabajo es explicar qu son los partidos polticos, cules sonsus tareas en una democracia, qu diferencias presentan respecto de otrasorganizaciones, cul ha sido su evolucin histrica, por qu son tan importantesen la vida poltica moderna, cmo son reconocidos jurdicamente, cmo seclasifican y cul es su futuro.

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    Los partidos son actores quizs irremplazables del escenario poltico. En lasdemocracias desempean importantsimas tareas, y en los Estados nodemocrticos tienen tambin ciertas finalidades. Se ha dicho, no sin razn, que elEstado moderno es un Estado de partidos por el lugar central que ocupan no sloen la integracin de los rganos de representacin y de gobierno, sino tambin por

    sus funciones de intermediacin entre el Estado y la sociedad civil.

    Por su importancia, los partidos son organizaciones que crean y sustentan muchasde las instituciones del Estado. Desempean funciones sociales y polticasimprescindibles en una democracia, al grado de que no hay en este momentoentidades capaces de sustituirlos. Sin embargo, cuando no existen los suficientescontroles democrticos, algunos partidos pueden apoderarse de las instituciones yconstituirse en medios perversos y degenerativos. Al vicio consistente en ladesviacin de las actividades normales y ordinarias de los partidos en unademocracia se le llama partidocracia; esto ocurre cuando los partidos fomentan

    prcticas clientelares, destinan los recursos de los ciudadanos que reciben delerario a finalidades distintas de las previstas y pueden, en casos extremos, llegar aaliarse con sectores contrarios a los principios democrticos y encabezar laconstruccin de regmenes violatorios de los derechos humanos.

    Pero en lo fundamental, los partidos son los constructores de los regmenesdemocrticos. Son actores distinguidos en los procesos de transicin a lademocracia y pueden ser los principales garantes de la profundizacin yconsolidacin de la misma. En las democracias modernas son indispensables, auncuando en fechas recientes se plantee el tema de su actualizacin ante

    problemticas y desafos tecnolgicos, sociales y econmicos anteriormentedesconocidos.

    Este trabajo, adems de destacar la importancia de los partidos y los sistemas departidos para la democracia, seala sus posibles deficiencias y se propone entrminos generales vas para superarlas, que siempre deben tener en cuenta lahistoria y las condiciones de cada pas. Estas vas son, a nuestro juicio, lademocracia interna y la capacidad de adaptacin a los cambios que imponen lassociedades modernas. Si los partidos desarrollan ambas, seguramente serobustecern y con ellos la vida democrtica en su conjunto. Si, por el contrario,

    no son sensibles a los cambios sociales y no profundizan la democracia en su vidainterna, probablemente sern afectados e influirn negativamente en el tejidosocial e institucional.

    1. Origen histrico de los partidos polticos

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    Es difcil hablar de democracia en los tiempos que corren sin considerar a lospartidos polticos, pues ellos son los principales articuladores y aglutinadores delos intereses sociales. Para precisar su origen podemos distinguir dos acepciones.Una concepcin amplia de partido nos dice que ste es cualquier grupo depersonas unidas por un mismo inters, y en tal sentido el origen de los partidos se

    remonta a los comienzos de la sociedad polticamente organizada. En Greciaencontramos grupos integrados para obtener fines polticos, mientras en Roma lahistoria de los hermanos Graco y la guerra civil entre Mario y Sila son ejemplos deeste tipo de ''partidos''.

    Si, en cambio, admitimos la expresin partido poltico en su concepcinrestringida, que lo define como una agrupacin con nimo de permanenciatemporal, que media entre los grupos de la sociedad y el Estado y participa en lalucha por el poder poltico y en la formacin de la voluntad poltica del pueblo,principalmente a travs de los procesos electorales, entonces encontraremos su

    origen en un pasado ms reciente. Se discute, as, silos partidos surgieron en elltimo tercio del siglo XVIII o en la primera mitad del XIX en Inglaterra y losEstados Unidos de Norteamrica. En esta acepcin, por tanto, el origen de lospartidos polticos tiene que ver con el perfeccionamiento de los mecanismos de lademocracia representativa, principalmente con la legislacin parlamentaria oelectoral.

    Una de las opiniones con mayor aceptacin en la teora afirma que los partidosmodernos tuvieron su origen remoto en el siglo XVII, evolucionaron durante elXVIII y se organizan, en el pleno sentido del trmino, a partir del XIX y,

    concretamente, despus de las sucesivas reformas electorales y parlamentariasiniciadas en Gran Bretaa en 1832. Los partidos modernos, aunque son productode la peculiar relacin de los grupos polticos con el parlamento, fueroncondicionados por los procesos de formacin de los Estados nacionales y por losde modernizacin, que ocurrieron en el mundo occidental durante los siglos XVIII yXIX.

    Los partidos polticos son el resultado de la quiebra de la sociedad tradicional ofeudal y su paso a la sociedad industrial. El mundo burgus, posterior a lasrevoluciones en Inglaterra y Francia, requera de formas de organizacin poltica

    que sustituyeran a las estamentarias o corporativas por nuevos modos deorganizacin, dependientes de grupos polticos organizados en el parlamento, conreglas claras para la circulacin de la clase poltica. Estas reglas seran decarcter electoral y tendran un sentido distinto al llamado mandato directo (y enocasiones vitalicio) de los representantes respecto de sus representados; talmandato qued sustituido por el representativo, con el cual el diputado ya no es

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    considerado representante exclusivo de su distrito, sino de toda la nacin, y dejade estar obligado a seguir ciegamente el mandato imperativo de sus electores.

    La sociedad libre que surgi despus de la quiebra de los estamentos y lascorporaciones precisaba de organizaciones que fueran funcionales en el nuevo

    estado de cosas. La divisin entre la sociedad civil como mbito de la libertad dela persona dotada de derechos inherentes - y la sociedad poltica o Estadoexiga canales de comunicacin que articularan intereses entre una y otra. Loscauces de intercambio fueron el parlamento, los partidos polticos y la opininpblica.

    Los partidos fueron y son los articuladores de la relacin entre la sociedad civil y elEstado, aunque su estatus siempre ha estado en discusin por las crticas quedesde la antigedad lanzan contra ellos sus detractores. Los partidos permitenque se expresen tanto intereses nacionales como particulares pero, al existir en

    pluralidad, impiden que los intereses particulares dominen por entero losnacionales. Su funcin es por tanto ambigua, pero indispensable en una sociedadplural en la que los distintos grupos e intereses requieren de participacin yrepresentacin. Lo condenable siempre es el partido nico, que generalizaartificialmente intereses particulares. Por el contrario, los partidos polticos enplural y en condiciones de una lucha poltica en igualdad de oportunidades son losmejores catalizadores, propiciadores y garantes de la democracia.

    Por su carcter ambiguo, en suma, los partidos polticos no siempre han sido bienaceptados, y diramos que su inclusin en el pensamiento poltico se dio

    lentamente.

    2. PARTIDOS Y FACCIONES, GRUPOS DE INTERS Y MOVIMIENTOSSOCIALES

    2.1 Partidos y Facciones

    En el trmino faccin predomina el sentido peyorativo. La palabra deriva del verbolatino facere (hacer, actuar). La palabra factio indic, para los autores queescriban en latn, un grupo poltico dedicado a un facere perturbador y nocivo, a"actos siniestros". El trmino partido deriva tambin del latn, del verbo partire, que

    significa dividir; sin embargo, no entr en el vocabulario de la poltica sino hasta elsiglo XVII. La palabra partido tuvo, casi desde su ingreso al lenguaje poltico, unaconnotacin ms suave y menos peyorativa que faccin, aunque autores comoDavid Hume utilizaron indistintamente ambos trminos. Para Hume, los partidos olas facciones subvierten el gobierno, hacen impotentes las leyes y suscitan la msfiera animosidad entre los hombres de una misma nacin, que por el contrariodebieran prestarse asistencia y proteccin mutuas.

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    La distincin entre partido y faccin se establece con Bolingbroke (1678-1751), ycon mayor claridad con Edmund Burke (1729-1797). Para el primero, los partidosreflejan una diferencia de principios y proyectos ms all de una faccin, es decir,de los intereses personales de sus miembros. Burke, por su parte, define el partidocomo un conjunto de hombres unidos para promover, mediante su labor conjunta,

    el inters nacional sobre la base de algn principio particular acerca del cual todosestn de acuerdo; al igual que Bolingbroke, distingue el partido de la faccin alconsiderarlo como una organizacin con fines superiores a los puros interesesmezquinos por obtener puestos y emolumentos, pero a diferencia de aqul, Burkeconcibe al partido como una particin que ya no se produce entre sbditos ysoberano, sino entre soberanos.

    No obstante la importante defensa de Burke, a los partidos se les sigui viendodurante mucho tiempo con desconfianza. Los revolucionarios franceses losrechazaron apoyados en la incompatibilidad de los partidos con la teora

    rousseauniana de la voluntad general, o con la nueva idea de la soberananacional, segn la cual cada diputado representa directamente y sin mediacinalguna a la totalidad de la nacin. En Estados Unidos de Norteamrica, los PadresFundadores como Madison o el propio Washington condenaron a los partidos porconsiderarlos facciones. No fue sino hasta bien entrado el siglo XIX cuando lospartidos fueron aceptados positivamente, y slo despus de la Segunda GuerraMundial, luego de grandes debates tericos y polticos, cuando comenz suproceso de constitucionalizacin en el mundo entero. En la actualidad ya no soncatalogados como facciones, sino considerados instrumentos para lograr

    beneficios colectivos y no el mero provecho particular de sus miembros.2.2. GRUPOS DE INTERS

    La polmica en los siglos XVII, XVIII y XIX fue sobre si los partidos deban serconsiderados como facciones; en el XX, en cambio, gir sobre su equiparacincon los grupos de inters. El desplazamiento no es inocente: pretende minimizarlos elementos ideolgicos de los partidos. En 1912. H. Rehm seal que estosltimos son grupos de inters encubiertos". Desde Max Weber existe la intencinde distinguir entre ambas categoras. La distincin weberiana y las posteriores decorte sociolgico son funcionales: se dice que los grupos de inters tienen la

    funcin de articular intereses y los partidos la de su agregacin. Tal vez estadistincin no sirva a nuestros propsitos; por ello, una diferenciacin asequible detipo poltico nos seala que los partidos, a diferencia de los grupos de inters y deotros grupos de presin, participan en las elecciones y pretenden conquistarcargos pblicos. La distincin insiste en la orientacin competitiva de los partidos,que los grupos de inters o de presin por s solos no tienen.

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    Adems, los partidos tienen importantes cometidos en los Estados modernos:proponer programas e ideologas a los ciudadanos, articular y aglutinar interesessociales con finalidades estrictamente polticas, movilizar y socializar a losciudadanos y, principalmente, reclutar lites y formar gobiernos, funcin que sloellos pueden realizar.

    2.3. MOVIMIENTOS SOCIALES

    Los partidos se diferencian de las facciones y los grupos de inters o de presin,pero tambin de los movimientos sociales. Estos ltimos son corrientes fundadasen un conjunto de valores compartidos para redefinir las formas de la accin sociale influir en sus consecuencias. Los movimientos sociales permanecen en la esferade la sociedad civil reivindicando u oponindose a decisiones polticas; sonorganizaciones informales reivindicativas, en ocasiones radicales. Los partidos, encambio, aun originndose en la sociedad civil, actan fundamentalmente en la

    esfera poltica a travs de una organizacin formal y con la intencin de llegar alpoder a travs de la competencia poltica y las elecciones. Los movimientossociales, al institucionalizarse, pueden llegar a ser partidos polticos si seorganizan formalmente, adoptan una estructura y participan en las contiendaselectorales.

    Entre los contenidos de los nuevos movimientos sociales destacan: el inters porun territorio, un espacio de actividades o "mundo de vida", como el cuerpo, lasalud y la identidad sexual; la vecindad, la ciudad y el entorno fsico; la herencia yla identidad cultural, tnica, nacional y lingstica; las condiciones fsicas de vida y

    la supervivencia de la humanidad en general. Los valores predominantes de losmovimientos sociales son la autonoma y la identidad, y sus correlatosorganizativos, tales como la descentralizacin, el autogobierno y la independencia,en oposicin a lo que algunos consideran que existe en los partidos: manipulacin,control, dependencia, burocratizacin, regulacin.

    El modo de actuar de los movimientos sociales puede clasificarse en interno yexterno. El interno se caracteriza por su informalidad, su discontinuidad y supropensin a los contextos igualitarios. Por lo que se refiere al modo de actuarexterno, la tctica de los movimientos son las manifestaciones y otras formas de

    presencia fsica. Recurren a estrategias de protesta para movilizar a la opininpblica y atraer su atencin con mtodos no convencionales aunque legales. Lastcticas y las reivindicaciones de la protesta indican que el grupo de actoresmovilizado se concibe a s mismo como una alianza de veto, ad hoc, a menudomonotemtica, que deja un amplio espacio para una gran diversidad de creenciasentre los que protestan. El modo de actuar de los movimientos hace hincapi enplantear sus exigencias como de principio y no renunciables, lo que puede

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    considerarse como una necesidad, dada la debilidad de las primitivas estructurasde organizacin involucradas.

    Los movimientos sociales, por tanto, carecen de las propiedades de las entidadesformales, sobre todo de la vigencia interna de las decisiones de sus

    representantes, gracias a la cual dichas entidades pueden asegurar en ciertamedida el cumplimiento de los acuerdos de una negociacin poltica. Adems, losmovimientos sociales rechazan en general su identificacin con un cdigo polticoestablecido (izquierda, derecha, liberalismo, conservadurismo), as como loscdigos socioeconmicos (clase obrera, clase media, pobres, ricos, etc.), yprefieren utilizar cdigos polticos provenientes de los planteamientos delmovimiento, con categoras tales como sexo, edad, lugar y gnero, aunque ello nosignifica, ni por asomo, que los movimientos sociales sean entidades amorfas yheterogneas en trminos de clase e ideologa.

    3. Los partidos en el Estado decimonnico y en el Estado moderno o de partidos

    En el Estado liberal o decimonnico. la relacin entre los ciudadanos con derechoal voto y los gobernantes era directa. Por lo tanto, el control que los ciudadanosejercan sobre sus mandatarios se agotaba en el momento electoral. En dichoEstado los partidos tenan escasa importancia, no exista an el sufragio universal,sino el censitario, donde slo unos cuantos podan votar, por lo que no habanecesidad de grandes organizaciones que articularan y aglutinaran intereses confines poltico-electorales. El Estado liberal se caracterizaba por la contraposicintajante entre Estado y sociedad, por el individualismo y la atomizacin del poder, y

    sobre todo por la idea, hoy puesta de nuevo en circulacin, del Estado mnimo ogendarme, encargado de vigilar el respeto de las reglas del intercambio de lapropiedad y de dotar de seguridad jurdica a tales intercambios.

    Los partidos fueron en l entidades embrionarias o a lo sumo partidos de notables.Se trataba de asociaciones locales, sin reconocimiento o regulacin legal,promovidas por candidatos al parlamento o por grupos de la burguesa quecombatan por la ampliacin del sufragio, o que en ocasiones representabangrupos de inters. Tales crculos agrupaban un nmero restringido de personas yfuncionaban casi exclusivamente durante los periodos electorales. El partido era

    una simple maquinaria provisional, sin programa poltico alguno y sin disciplina uorganizacin de carcter permanente. La ampliacin del sufragio y los procesosdemocratizadores de finales del siglo XIX y principios del XX trajeron consigo lospartidos de masas y con ellos los procesos de su reconocimiento legal yconstitucional.

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    El Estado de partidos es consecuencia principalmente de los partidos de masas yde las luchas polticas por la extensin del sufragio, as como de los cambios en laestructura parlamentaria y electoral de muchos pases europeos. La nocin deEstado de partidos es de origen alemn, y obedece a la preocupacin de algunosautores germanos por la crisis parlamentaria y por la dependencia del diputado

    respecto de su partido mediante el llamado mandato imperativo, que exiga delrepresentante popular - como an sucede en muchos pases - una fuerte disciplinaa las decisiones tomadas en la cpula del partido.

    El Estado de partidos tiene seguidores y detractores. Segn Thoma, slo elpotencial de organizacin de los partidos polticos puede evitar que las modernasdemocracias dejen de estar movidas por vaivenes emocionales y sin sentido quelas hagan caer en el desamparo, la desintegracin y la demagogia. Puede existirun Estado de partidos no democrtico, pero aquel que s lo es se opone al Estadode privilegios o de clases. es un Estado abierto a toda la comunidad popular y

    tiene la posibilidad de defender la democracia contra la demagogia u otras formasde organizacin poltica o social, inaceptables para el respeto a los derechos delos individuos.

    Kelsen entendi que en el Estado de partidos la voluntad general o del Estado semueve en la lnea de conciliacin entre los intereses de los distintos partidos; lospartidos son rganos del Estado que exigen su constitucionalizacin parapromover su democracia interna y rechazar toda tendencia oligrquica que seproduzca en el interior de la organizacin partidaria. Para Radbruch, la democraciareal no se compone de individuos, sino de partidos, y de ellos emanan los dems

    rganos del Estado. Segn l, el rechazo al Estado de partidos viene dado mspor la defensa del autoritarismo que por el individualismo a ultranza del Estadoliberal. El Estado de partidos dice, es la forma de Estado democrtico de nuestrotiempo, y sin la mediacin de organizacin de los partidos sera imposible laformacin de la opinin y la voluntad colectivas.

    Sobre los detractores debemos mencionar que, para autores como Schmitt, elEstado de partidos implica que las principales decisiones polticas no son tomadasen el parlamento mediante el ejercicio de la razn y el debate de las ideas, sinopor los dirigentes del partido, que obligan a sus diputados y dems funcionarios de

    eleccin popular a seguir los mandatos de ste. Las condiciones del actual Estadode partidos llevaron a Robert Michels a elaborar su famosa ley de hierro de laoligarqua, que alude a la burocratizacin del partido y a la ausencia dedemocracia interna en su seno, lo que constituye, entre otras cosas, una de lasrazones del descrdito moderno de los partidos y de la llamada crisis de stos.

    4. Tipologas de partidos

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    La ciencia poltica ha recogido distintas tipologas de los partidos. Es clebre laclasificacin de Duverger, que distingue entre sistemas de partido nico,bipartidistas y multipartidistas. Este autor considera que los tipos de sistemas departidos determinan el sistema poltico; as, el sistema de partido nicocorresponde al Estado totalitario o autoritario. Sin embargo, la clasificacin de

    Duverger no corresponde, en ocasiones, con la realidad del sistema poltico. Porejemplo, la Repblica Popular China cuenta con ocho partidos y, no obstante, noes una democracia.

    La Palombara y Weiner proponen una clasificacin que divide los sistemaspolticos en competitivos y no competitivos. Entre los primeros distinguen cuatrotipos: alternante ideolgico, alternante pragmtico, hegemnico ideolgico yHegemnico pragmtico. La distincin trata de dar cuenta del hecho de que losfenmenos polticos, a veces, son provocados por razones doctrinales y, en otras,de praxis poltica. Los sistemas no competitivos son divididos en: unipartidista

    autoritario, unipartidista pluralista y unipartidista totalitario. La clasificacin estobviamente influida por la distincin tipolgica que Juan Linz hace de losregmenes no democrticos: totalitarios, postotalitarios, autoritarios y sultanistas.La deficiencia de esta tipologa radica en su carcter esttico: los sistemas departidos aparecen definidos de una vez por todas, sin que se haya pensado en losmecanismos de transformacin que modifican tales sistemas y hacen queevolucionen de una forma u otra.

    La siguiente clasificacin es la de Sartori. Este autor tiene en cuenta el factordinmico, es decir, la posibilidad de que un rgimen poltico se transforme en otro.

    Sarton elabora la siguiente lista de sistemas: de partido nico (Albania y la UninSovitica hasta 1989); partido hegemnico (Mxico hasta 1988); partidopredominante (Japn y Suecia hasta antes de la crisis del Partido LiberalDemocrtico Japons y del Partido Socialdemcrata Sueco); bipartidismo (losEstados Unidos y el Reino Unido); pluralismo moderado (Alemania y los PasesBajos); pluralismo polarizado (Italia, hasta antes de su ms reciente reformaelectoral), y atomizacin (Malasia).

    Las anteriores tipologas, como cualquier clasificacin, no son perfectas y danpaso a otras distintas. Lo importante es saber que el sistema de partidos est en

    ntima relacin con la naturaleza y las caractersticas del sistema poltico. Lospartidos forman un subsistema de ese gran conjunto de instituciones y elementosque conforman un rgimen poltico, en el que las distintas partes se influyenrecprocamente. Las leyes electorales tienen relacin directa con el sistema departidos, y el tipo de rgimen poltico por ejemplo, si es presidencial oparlamentario- tambin influye en el nmero y la composicin de stos.

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    5. Las tareas de los partidos polticos en la democracia

    Evidentemente, en las democracias liberales los partidos desempean funcionesespecficas de las que carecen en los regmenes no democrticos. Las funcionesde los partidos en las democracias han sido clasificadas atendiendo a dos

    vertientes: la social y la institucional.

    5.1. LAS FUNCIONES SOCIALES

    Las funciones sociales son aquellas que tienen los partidos como organizacionesque nacen del cuerpo social, ante el cual tienen ciertas responsabilidades. Entrestas podemos destacar la socializacin poltica, la movilizacin de la opininpblica, la representacin de intereses y la legitimacin del sistema poltico.

    La socializacin poltica implica el deber de los partidos de educar a losciudadanos en la democracia.

    Los primeros partidos de masas, que fueron de carcter obrero, estabanencargados de afirmar una identidad de clase y de preservar y transmitir pautas decomportamiento y valores que configuraban la cultura de la clase obrera. Lospartidos modernos, de acuerdo con algunas leyes de partidos o electorales, siguenteniendo la obligacin de promover los valores democrticos, el respeto de losderechos humanos, la prctica de la tolerancia y el derecho al disenso, as comotambin la de capacitar a sus miembros en los principios ideolgicos del partido ydifundir stos entre los ciudadanos. Los partidos modernos, para realizar talestareas, suelen contar con medios de difusin, publicaciones, escuelas de cuadros

    y, en general, centros de transmisin de sus ideas, no slo a sus militantes, sino atodos los ciudadanos.

    En la actualidad, la funcin socializadora de los partidos ha descendido enimportancia por el papel creciente de los medios de comunicacin ajenos a lospartidos. Los medios partidistas tienen una precaria existencia, pues losciudadanos y en ocasiones los mismos afiliados prefieren una informacin menosdoctrinaria. Las que si tienen cada vez ms aceptacin son las fundaciones deestudio, investigacin y documentacin de los partidos. No obstante, gran parte dela llamada crisis de los partidos tiene que ver con la actual debilidad de su funcin

    socializadora, pues ello se interpreta como una incapacidad para vincularse conlas aspiraciones y los intereses de la sociedad.

    Con la crisis del parlamento, que en la tesis clsica de la democracia liberal era ellugar idneo para que un pblico razonador e informado (los diputados) discutieralos asuntos pblicos, los partidos, por lo menos en el inicio de este siglo, fueronlos espacios para canalizar la opinin pblica. En efecto, corresponde a ellos

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    permitir que se expresen las opiniones, pareceres y criterios de la sociedad civil yposteriormente dirigirlos a una concrecin eficaz. Los partidos, al disponer de losmedios materiales y las garantas de permanencia y continuidad, pueden asegurarla generacin de movimientos de opinin.

    No obstante, algunos crticos de los partidos han sealado que stos han sidorebasados por los movimientos sociales en cuanto a su aptitud para movilizar laopinin pblica. Tal censura debe ser vista con objetividad. Seguramente, algunospartidos han perdido capacidades para articular las demandas de la comunidad, yante ciertas reivindicaciones de los movimientos sociales no actan con laceleridad que se requiere. Otros, en cambio, actualizan y reformulan susestrategias y logran conformar mejores ofertas polticas frente a sus miembros y alresto de la sociedad en los rdenes privado y pblico, frecuentados por las nuevasorganizaciones sociales.

    La tercera funcin social de los partidos es la representacin de intereses. En suorigen, los partidos obreros, por ejemplo, representaban los intereses de su clase.Hoy en da los partidos suelen intentar representar intereses muy variados y aveces francamente contradictorios. Es ms, existe una tendencia que los impele aconfigurarse bsicamente como partidos centristas y a matizar sus posicionesideolgicas, sean stas de izquierda o derecha. Lo anterior, sin embargo, noquiere decir que los partidos no sostengan preferentemente determinadosintereses sobre otros; significa que los partidos son medios de canalizacin demltiples intereses, pero tienden a preferir unos sobre otros, atendiendo a suorigen histrico o ideolgico o a una coyuntura poltica que haga ms redituable

    defender determinados intereses. El por qu se defienden ciertos intereses en vezde otros tiene que ver principalmente con la prevalencia, en el interior del partido,de los intereses a representar y proteger.

    La ltima de las funciones sociales de los partidos es su papel como legitimadoresdel sistema poltico.

    Los criterios para medir la legitimidad de un sistema son mltiples, y van desde sucapacidad para mantenerse estable, ser eficaz y gozar de la aceptacin de losciudadanos, hasta la de respetar los derechos humanos en todas las esferas del

    poder. Uno de los criterios ms aceptados en una democracia para medir lalegitimidad del sistema alude a su capacidad para promover en su conjunto losprocedimientos y las instituciones democrticos y para garantizar y respetar losderechos fundamentales de los ciudadanos.

    Los partidos desempean una importante labor en esta funcin legitimadora, pues,por una parte, tienen un papel fundamental en la conformacin de los rganos del

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    Estado mediante las elecciones y, por otra, son focos de discusin y debate,adems de que cuando llegan al poder por la va electoral tienen frente a losciudadanos la sealada obligacin de no cancelar los procedimientos y lasinstituciones democrticos, as como la de velar por el respeto de los derechosfundamentales.

    Los partidos hacen posible la democracia, es decir, hacen viables las decisionesmayoritarias e impiden excluir de los derechos a las minoras, permiten elconsenso pero tambin el disenso y, por tanto, la tolerancia y el libre debate de lasideas, programas polticos y leyes. Esta funcin es la ms importante de lospartidos y refuerza la necesidad que tienen las democracias de conservarlos yperfeccionarlos.

    5.2. LAS FUNCIONES INSTITUCIONALES

    El reclutamiento y seleccin de lites, la organizacin de las elecciones y laformacin y composicin de los principales rganos del Estado, son funcionesinstitucionales de los partidos que atienden ms a la organizacin poltica que a lasocial. Son funciones indispensables para la integracin de los rganos del Estadoy, por tanto, para la existencia de la organizacin estatal y del Estado de derecho.

    La primera de las funciones institucionales, el reclutamiento y la seleccin degobernantes, obedece a la necesidad que tiene cualquier sociedad de contar conun grupo dirigente que se encargue de la cosa pblica, es decir, de laadministracin de los asuntos comunes. Antiguamente, las corporaciones, lossindicatos y las asociaciones de profesionales eran las principales vas parareclutar al personal gobernante. En la actualidad, son los partidos los que escogena los miembros de ese personal e impulsan sus carreras polticas.

    Una de las consecuencias ms nefastas que trae consigo esta funcin, cuando nose realiza utilizando mtodos y procedimientos democrticos internos, es latendencia al funcionamiento oligrquico de los partidos. Tal riesgo, advertido,como ya se mencion, en la obra de Robert Michels, sigue siendo el desafo msgrande que enfrentan los partidos. La organizacin formal que requiere el partidopara desarrollarse lleva en ocasiones a que los dirigentes adopten decisiones porencima de los intereses y deseos de la base. No obstante este lado oscuro, elreclutamiento de gobernantes, tiene efectos positivos en el sistema en suconjunto: contribuye a darle estabilidad, a profesionalizar la poltica y a alentarliderazgos que suelen ser determinantes en la vida de los Estados.

    La segunda funcin institucional es la de organizar elecciones. Implica la influenciade los partidos en la elaboracin de la legislacin electoral, su papel en todas las

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    etapas o procesos electorales y el hecho de ser los principales beneficiarios delresultado electoral.

    La preponderancia de los partidos sobre las candidaturas independientes, cuandostas existen, es ms que notable. El predominio de los partidos en las

    sociedades industriales avanzadas resulta imprescindible para vertebrar laorganizacin social. Los partidos, as, presentan candidaturas, llevan a cabo latotalidad de la campaa electoral, determinan qu candidatos o afiliados participanen dicha campaa, designan representantes en las mesas electorales, participanen la totalidad del escrutinio y estn legitimados para plantear los recursos queconsideren oportunos y sean procedentes en materia de derecho electoral. Es casiimposible que funcione un sistema electoral sin el concurso de los partidospolticos. Su influencia en el proceso electoral legal es grande, pero an lo esmayor en los aspectos prelegales. Por ejemplo, la organizacin del partido influyeen las carreras polticas de los afiliados, la determinacin de los propios sistemas

    electorales, la conformacin de los distritos electorales, etctera.

    La tercera de las funciones institucionales de los partidos es su papel en laorganizacin y composicin de los poderes pblicos, principalmente del poderlegislativo. Los candidatos triunfadores de los partidos integran las cmaras yconforman grupos parlamentario 5; igualmente, ocupan las distintas comisiones yestructuras del congreso. En el caso del poder ejecutivo, y ms an en aquellospases donde no existe un servicio civil de carrera, los partidos triunfantes llenancasi en su totalidad los cargos pblicos. Respecto al poder judicial, los partidossuelen tener en varios pases una importante funcin en la designacin de los

    miembros ms importantes de la judicatura, pues mediante sus representantes enlas cmaras y en el poder ejecutivo determinan quines sern los prximosministros o magistrados.

    Sobre el resto de los rganos del Estado, los partidos tienen tambin la funcin deorganizarlos e integrarlos, influyendo en la designacin o el veto de sus miembrosy aprobando, por la va legislativa, la estructura de los distintos cuerpos deautoridad. Esa es la razn por la que se ha sostenido que el Estado moderno esun Estado de partidos, y cuando degenera en corrupcin y clientelismo deriva enpartidocracia.

    En los regmenes no democrticos (autoritarios, totalitarios, postotalitarios,sultanistas), los partidos tambin desempean funciones, aunque stas persiguenpropsitos diferentes. Para empezar, en este tipo de regmenes el sistema es casisiempre de un solo partido, el cual tiene como funcin representar los intereses yla ideologa del Estado. En los regmenes totalitarios, caso extremo de losregmenes no democrticos, el partido se encarga de acomodar los valores y las

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    pautas de la ideologa del Estado al resto de la poblacin; los partidos seconsideran guardianes y celosos defensores de la ideologa hegemnica; son losencargados de vigilar cualquier desviacin de la ortodoxia, y en algunos casosocupan todos los espacios de la vida social y privada. En estos regmenes lospartidos promueven su ideologa entre la poblacin, pero lo hacen para determinar

    quines son los amigos y quines los enemigos. Evidentemente, los enemigossern los disidentes o crticos de la ideologa estatal-partidaria.

    En los regmenes no democrticos los partidos no articulan intereses, como lohacen en los democrticos, pues pretenden uniformar las conciencias o lasideologas, de ser posible en una sola clase, categora o inters: el partidoreproduce el inters de la clase dominante, y ste puede ir desde el inters de ladictadura del proletariado hasta el de una oligarqua o grupo en el poder,verbigracia, la "clase trabajadora" o la falange.

    En cuanto a las funciones institucionales de los partidos en este tipo deregmenes, es claro que los aparatos del Estado se integran, estructuran ycomponen no a travs de una pluralidad de partidos, pues no la hay, sino pormedio del partido nico, es decir, el partido monopoliza la organizacin del Estadoy se confunde con l. Aqu el partido no est situado en el plano de la sociedadcivil ni en un plano intermedio entre lo pblico y lo privado, sino totalmenteincrustado en la esfera de lo estatal, es decir, no goza de autonoma frente a losrganos del Estado, pues las instituciones estatales y el partido son una sola cosa.

    6. La regulacin Jurdica de los partidos

    No siempre ha existido un estatuto jurdico de los partidos. stos son realidadessociales a las que lentamente la teora fue prestando atencin, y ms lentamentean el derecho. El ordenamiento jurdico ha tenido, a grandes rasgos, lassiguientes actitudes frente a los partidos. Primero, una fase de oposicin, propiadel Estado liberal surgido de la Revolucin Francesa, en la que se condenatotalmente a los partidos, tal como en la famosa Ley Chapelier de 1791, querechazaba todo tipo de asociacionismo. Posteriormente, y casi durante todo elsiglo XIX. predomina una actitud de desconocimiento e indiferencia jurdica hacialos partidos, pues a pesar de que se admite su existencia sociolgica, se niega

    cualquier regulacin, seguramente por el influjo de la separacin entre el Estado yla sociedad civil. La tercera etapa corresponde a los finales del siglo XIX yprincipios del XX; aqu, los partidos son reconocidos jurdicamente en las leyeselectorales y en los reglamentos de las cmaras. La ltima etapa es posterior a laSegunda Guerra Mundial y refleja el movimiento a favor de suconstitucionalizacin y, en algunos casos, su regulacin jurdica exhaustiva.

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    La fase de constitucionalizacin se ha dado en casi todos los pases del mundo.Son famosos los preceptos de constituciones como la italiana. francesa, alemana,griega o espaola. que constitucionalizan los partidos y en algunos casos cuentancon leyes para su desarrollo. La constitucionalizacin de los partidos en el mundoentero significa varias cosas. La primera de ellas es una repulsa a los Estados

    autoritarios y totalitarios, y la afirmacin de que la democracia pluralista slo esrealizable con el concurso de varios partidos. Pero al mismo tiempo, como lospartidos se encuentran en la base misma de todo el sistema democrtico, algunossostienen la necesidad de frmulas de constitucionalidad en el sentido desistemas de control, para que los partidos ajusten su actividad a los principiosdemocrticos, es decir, utilizando una frase cannica, para "atraparlos en lasredes del derecho".

    Para realizar la juridizacin de los partidos es preciso tener en cuenta dos mbitoso esferas: el externo y el interno. El externo est conformado por los derechos y

    deberes de los partidos frente al Estado, sobresaliendo entre los derechos el delibertad de formacin y accin de los partidos, y entre las obligaciones la de noestablecer partidos que persigan fines o motivos ilcitos o contrarios a losprincipios constitucionales. El mbito interno se constituye con los derechos ydeberes dentro del partido, entendindose en primer lugar que la garanta de lalibertad interna por medio de la Constitucin y de la ley puede considerarse comoun requisito funcional para la efectividad del sistema democrtico; sin embargo, lalibertad que tiene el partido para organizarse internamente no puede llevarse algrado de afectar los derechos fundamentales de los militantes. La democracia en

    su seno y la prerrogativa de autonoma de los partidos en su funcionamientoconstituyen las dos piezas fundamentales de su regulacin interna.

    Los partidos, adems de ser reconocidos por la Constitucin, suelen estarregulados por leyes secundarias, dependiendo de la tradicin jurdica de la queforme parte el Estado concreto de que se trate y de su contexto histricoparticular. En los Estados anglosajones y nrdicos hay una escasa regulacin delas actividades de los partidos. En cambio, en la Europa continental y en AmricaLatina la intencin es contar con una normatividad abundante. La regulacin, en elcaso de Amrica Latina, por ejemplo, se hace en las leyes electorales o, siguiendo

    una tendencia predominante en Europa, se elaboran leyes especficas para lospartidos.

    En la legislacin de los partidos se suele admitir los dos mbitos de regulacin, alos que se aludi anteriormente, esto es, el externo y el interno. Las materiasreguladas comprenden desde proporcionar un concepto o definicin de partidohasta temas tan complicados como el de los rganos de control o fiscalizadores dela actividad de los partidos, pasando por los requisitos de su constitucin y

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    registro, sus derechos y obligaciones, su democracia interna y su financiamiento,as como la regulacin de figuras semejantes o prximas, tales como los frentes,las asociaciones polticas y las coaliciones.

    6.1. LA REGULACIN DEL CONCEPTO

    Algunas leyes de partidos definen lo que es un partido poltico. As, la alemanadice en su artculo 2o. que los partidos son "asociaciones de ciudadanos que, demodo permanente a largo plazo, ejercen influencia en e mbito de la Federacin ode un Estado regional sobre la formacin de 1 voluntad poltica y se proponencooperar en la representacin del pueblo en el seno de la Dieta Federal o de unParlamento Regional, siempre que, de acuerdo con el cuadro general de lascircunstancias fcticas, y en especial de acuerdo con la extensin y la firmeza desu organizacin el nmero de sus miembros y su presencia en la vida pblicaofrezcan una garanta suficiente de seriedad de esos objetivos. Slo las personas

    fsicas pueden ser miembros de un partido". Para el orden jurdico, definir lo quees un partido tiene consecuencias positivas, pues a partir de la conceptualizacinse extraen los criterios generales de interpretacin de las normas que regulan sufuncionamiento. Adems, la definicin brinda elementos que con certeza indican loque es un partido y lo distinguen de cualquier otra organizacin. Sin embargo, lamayora de las leyes electorales o de partidos no definen lo que son. LaConstitucin mexicana s lo hace -en su artculo 41o.- y destaca su carcter deentidades de inters pblico.

    En vista de que no es fcil definir lo que es un partido, la prctica general en

    muchas legislaciones es no dar definicin alguna. La teora ha llegado a sealarcon escasa fortuna que son rganos del Estado, pero tambin ha sostenido queson asociaciones privadas. Ambos extremos son inapropiados. El primero, porqueal estatificar a los partidos limita su autonoma interna, y adems rompe con laidea de que los partidos nacen de la sociedad, a la cual representan y se deben.El segundo, porque no pueden identificarse con cualquier asociacin de derechoprivado, como las sociedades mercantiles. Los partidos tienen finalidades pblicasy no exclusivamente privadas. Por ello, lo ms acertado consiste en ubicarlos enun espacio intermedio entre lo pblico y lo privado, destacando obviamente, comopreponderante, su origen en la sociedad civil y su pertenencia a ella.

    6.2. LA CONSTITUCIN Y EL REGISTRO

    El segundo punto que muchas legislaciones regulan prolijamente es el de laconstitucin y el registro de los partidos. En el derecho europeo continental yanglosajn existe la tendencia a la liberalidad, a la escasa regulacin en estamateria. Por el contrario, en la legislacin latinoamericana hay una tendencia

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    marcada a reglamentar este mbito. Mucho se ha discutido sobre la pertinencia detal reglamentacin. Los europeos son indiferentes a ella y aducen el carctersocial de los partidos, adems de considerar que un control previo como el que serefiere al registro contraviene el derecho de asociacin y de expresin, por lo quecomo mximo aceptan una verificacin de documentos, pero nunca la atribucin

    para impedir la constitucin del partido poltico, atribucin que en todo caso y enciertos pases corresponde a los rganos jurisdiccionales cuando los partidos sonanticonstitucionales o utilizan mtodos antidemocrticos o violentos. Sin embargo,tal control es a posteriori y efectuado por un rgano jurisdiccional.

    En muchos pases latinoamericanos s se exigen requisitos mnimos deconstitucin y registro, y la autorizacin queda a cargo del poder ejecutivo, de unrgano electoral o de un rgano jurisdiccional electoral adhoc. Convendra revisaresa costumbre legislativa y su correspondencia con el respeto a los derechos delos ciudadanos para asociarse y expresar libremente sus ideas. Si la obligacin del

    registro es para limitar el nmero de partidos, bien puede pensar se en otras vas,como la del umbral electoral, que no afectan de manera directa los derechos deasociacin y expresin de algunos ciudadanos que constituyen partidos nuevos ominoritarios.

    6.3. LOS DERECHOS Y LAS OBLIGACIONES DE LOS PARTIDOS

    El tema de los derechos y las obligaciones es fundamental. Los partidos tienenunos y otras en su actividad externa y en la interna, en sus relaciones con elEstado y con otros partidos. El derecho primordial que tienen respecto del Estado

    es el de su reconocimiento legal, su existencia jurdica, pero tambin el de recibirun trato justo y en igualdad de oportunidades por parte del gobierno y de susrganos y, en ocasiones el de obtener subvenciones pblicas. Las obligaciones delos partidos en el mbito externo comprenden las de actuar por las vasinstitucionales, utilizar medios pacficos para la lucha poltica y respetar las reglasy los procedimientos democrticos en su actuacin frente al resto de los partidos.

    En el mbito interno, los partidos tienen el derecho de organizarse libremente,siempre y cuando no afecten los derechos fundamentales de los militantes ni deotros ciudadanos y no lesionen los principios democrticos del Estado de derecho.

    Su obligacin primordial en el mbito interno consiste en respetar la democraciaen su seno, esto es, contar con procedimientos democrticos y respetarescrupulosamente los derechos fundamentales de sus militantes.

    6.4. LA DEMOCRACIA INTERNA

    La democracia interna es una de las cuestiones determinantes para la vidademocrtica, no exclusivamente de los propios partidos, sino de un pas. Tal

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    democracia va ms all de la que se practica al nivel de las instituciones y losrganos del Estado: pretende configurar una democracia integral que se verifiqueen el aparato estatal pero tambin en el plano de la sociedad y de susorganizaciones, por lo menos en las ms relevantes como los mismos partidos, lossindicatos, las organizaciones empresariales, etc. Para calibrar la democracia

    interna es preciso considerar al menos cuatro elementos: el nivel de respeto ygaranta de los derechos fundamentales dentro del partido; la organizacin y losprocedimientos internos: las corrientes en el seno de la organizacin y los rganosde control de su vida interna.

    6.4.1. Los derechos de los militantes

    Para gran parte de la doctrina jurdica y de la ciencia poltica, los derechosfundamentales y la misma estructura democrtico-formal no se dan de igual formaen los partidos que en el Estado. En los partidos, segn algunos autores, la

    defensa y garanta de los derechos fundamentales aparece de manera msrestringida, y en todo caso limitada a un contenido exiguo, basado en algunos delos principios democrticos del texto constitucional o del programa de cadapartido, o bien, delimitando la democracia interna exclusivamente a unademocracia procedimental o de reglas mnimas, sin tomar en consideracin lacuestin de los derechos fundamentales de los militantes. Se dice, as que en elEstado los ciudadanos pueden manifestar libremente sus opiniones, pero que enel partido tiene escaso sentido sostener opiniones contrarias, pues lo que sebusca es la unidad. Tambin se afirma que es imposible que en los partidos existaun juego poltico democrtico intenso, toda vez que las decisiones tienen que

    adoptarse velozmente.

    Qu derechos debe reconocer y proteger a sus militantes o afiliados un partidopoltico? La respuesta a esta pregunta no es simple pues depende del contextohistrico, del texto constitucional y de la tradicin jurdica de cada pas.

    Algunos de los derechos que se suelen garantizar a los militantes son: laparticipacin directa o mediante representantes en las asambleas generales; lacalidad de elector tanto activo como pasivo para todos los cargos del partido; laperiodicidad en los cargos y en los rganos directivos; la responsabilidad en los

    mismos; la revocabilidad de los cargos; el carcter colegiado de los rganos dedecisin; la vigencia del principio mayoritario en los rganos del partido; la libertadde expresin en el seno interno; la posibilidad de abandonar el partido encualquier momento; el acceso a la afiliacin; el ser odo por los rganos arbitralesinternos antes de la imposicin de cualquier sancin; el acceso a la informacinsobre cualquier asunto; el libre debate de las ideas y de las decisiones principales:la seguridad jurdica; la formacin de corrientes de opinin y, en algunos casos, la

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    existencia de mecanismos de democracia directa en el interior del partido, talescomo el referndum o el derecho de iniciativa para reformar normas o institucionespartidarias, etctera.

    Generalmente, este cmulo de derechos no se contemplan ni en la legislacin ni

    en los estatutos de los partidos, aunque la tendencia, al menos la terica, insisteen su reconocimiento, tanto en la legislacin como en la regulacin interna.

    Adems de la amplitud de los derechos de los militantes, existen otras cuestionesque afectan la democracia interna y las prerrogativas de los afiliados. Estas tienenque ver con el problema de la titularidad de los escaos; la exigencia de ladimisin sin fecha y otras sanciones que algunos partidos imponen a suslegisladores; la cuestin del abandono del partido por parte del legislador, y lasdificultades que plantea la escisin del partido durante una legislatura. Cada unode los problemas mencionados puede ser resuelto de distinta forma y

    dependiendo de la legislacin de cada pas.

    6.4.2. Organizacin, procedimientos y estructura

    La organizacin y los procedimientos no son menos importantes para lademocracia interna. Lo indispensable en este mbito consiste en que la voluntadse forme de abajo hacia arriba y nunca en sentido inverso. El rgano supremo esla asamblea de miembros, y de ella tienen que surgir las principales lneasdoctrinarias y de accin de los partidos. Toda eleccin debera respetar lasgarantas del sufragio, y los acuerdos tomados ser resultado de una decisinmayoritaria.

    La organizacin y la estructura de 105 partidos han cambiado mucho. En laprimera mitad del siglo XIX, cuando se hablaba de partidos se haca referenciaesencialmente a las ideologas ms que a los hombres que las encarnaban. Marxy Lenn hablaron de partidos como modos de expresin de las clases en la vidapoltica. Con Ostrogorski y Michels se comenz a identificar al partido con laestructura, el aparato o la organizacin, y naci la concepcin del partido comomaquinaria, idea muy presente en el pensamiento poltico norteamericano.

    Atendiendo a su organizacin y estructura, los partidos se han clasificado en

    partidos de cuadros y de masas. Los de cuadros tendieron a conformarse en elsiglo XVIII y principios del XIX como grupos de notables cuyos miembros eranreclutados en funcin de su prestigio o fortuna, y en la actualidad son casiinexistentes. En cambio, 105 partidos de masas -que surgieron en el siglo XIX conlos partidos socialistas europeos- se caracterizan por ampliar las facultades dedecisin de los congresos locales y nacionales de los partidos. Existen otrasclasificaciones que tienen en cuenta la forma de la organizacin, como la que

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    distingue entre partidos directos e indirectos; otras diferencian entre los partidoscomunistas y los no comunistas; otras ms, entre partidos de pases desarrolladosy de pases en vas de desarrollo, etctera.

    Una gran dificultad es precisar los contenidos mnimos de la organizacin y los

    procedimientos democrticos en el interior de un partido poltico. Como en el casode la tabla de derechos fundamentales de los militantes, los elementos mnimospara tener una organizacin y procedimientos democrticos dentro de un partidodependen del contexto histrico, el nivel de la constitucionalizacin de los partidos,el tipo de rgimen poltico y la legislacin secundaria en materia poltico-electoral.

    Algunos elementos de organizacin y procedimientos que, en un rgimendemocrtico, los partidos podran contemplar para garantizar la democraciainterna seran los siguientes:

    Igual derecho de voto y propuesta para cada miembro.

    Respeto de las libertades civiles, en especial la de expresin.

    Acceso a la informacin sobre todos los asuntos del partido, incluyendo loseconmicos.

    Regulacin de la posicin jurdica de los miembros con base en la igualdadde derechos, para hacer posible la participacin de cada uno en los asuntosdel partido.

    Fundamentacin de los rechazos de solicitudes de afiliacin. Para estoscasos es conveniente establecer procedimientos equitativos e imparciales,accesibles a cualquier interesado. Es necesario contar dentro del partido

    con un rgano neutral que decida sobre los rechazos y otras cuestiones. Tipificacin de las causas y naturaleza de las medidas de sancin o

    expulsin. La conducta punible ha de comprobarse debidamente y ha deser conocida por un rgano neutral e imparcial que decida de acuerdo conun procedimiento previamente establecido y respetando todas las garantasconstitucionales de carcter procesal del afiliado.

    Posibilidad de impugnacin, ante rganos jurisdiccionales del Estado, deciertas decisiones del partido relacionadas con la afiliacin, castigo,expulsin, etctera.

    Previsin clara de la articulacinterritorial y de organizacin del partido, delas facultades y responsabilidades de sus rganos y de las condicionespara acceder a sus cargos.

    Plena autonoma de las bases del partido en las organizaciones locales ensus esferas de competencia.

    Existencia de procedimientos y rganos especiales, ajenos a la directiva,encargados de dirimir las disputas entre entidades locales del partido, o

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    entre stas y las nacionales, as como sobre la interpretacin deprogramas, plataformas o reglamentaciones objeto de controversia.

    Seleccin de los funcionarios del partido y de sus candidatos mediante unprocedimiento previamente establecido por la asamblea general.

    No intervencin de los rganos directivos para modificar la seleccin decandidatos a puestos de eleccin popular.

    Elaboracin de actas de las asambleas respetando formalidadespreviamente establecidas.

    Rendicin peridica de cuentas porparte de los rganos responsables deadministrar los bienes del partido, con total transparencia y con posibilidadde que todo militante conozca la informacin correspondiente y puedaimpugnarla.

    Transparencia en las reglas de financiamiento del partido y existencia de unrgano de control capaz de imponer sanciones en caso de que sean

    violadas. Garantas para la manifestacin de las diversas tendencias internas.

    Prohibicin de disolver o expulsar agrupaciones territoriales de rangoinferior, as como de destituir rganos enteros del partido, permitindose laaplicacin de sanciones nicamente en casos individuales.

    6.4.3. Las corrientes internas

    Muchos politlogos tienden a desacreditar las corrientes internas y las consideran

    un mal inevitable. Se les culpa de fraccionar a los partidos y atomizar la vidapoltica, ocasionando que stos no cumplan con uno de sus cometidos principales:articular y aglutinar las demandas sociales.

    La crtica tiene su dosis de verdad. La vida poltica conlleva elementosimpredecibles, y hasta la mejor de las instituciones puede ser utilizada con finesindeseables. Sin embargo, siempre es preferible, si hay que escoger, unadinmica de consensos y disensos dentro del partido que un inmovilismo polticoque impida la alternancia en el seno de las organizaciones. Impedir el libre debatede las ideas y el pluralismo sera abolir la democracia interna. La primera y ms

    importante obligacin de las corrientes dentro de los partidos es ser ellas mismasdemocrticas. No son aceptables corrientes caudillistas o excluyentes, aunqueesta ltima afirmacin es de evidente tono normativo, y a veces resulta imposibleque las fracciones o corrientes internas no se formen o integren alrededor de unlder. Partidos tan clsicos como el de la democracia cristiana italiana, en sumomento, o como los norteamericanos, han estado integrados esencialmente por

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    corrientes internas. Lo destacable sobre las corrientes, en todo caso, es quesuelen ser vehculos de alternancia del poder dentro de los propios partidos.

    6.4.4. Los controles sobre la actividad interna

    La existencia de controles para hacer factible el respeto y la garanta de losderechos humanos en el interior del partido, as como la viabilidad de sancionespara el caso de la violacin a su estructura funcional y de organizacin, son lo quehace posible la realizacin de los supuestos anteriores. Los partidos podrancontar con rganos internos y neutrales de carcter jurisdiccional, capaces deconocer de las impugnaciones a las decisiones que adopten sus rganosejecutivos.

    Una gran discusin en la teora poltica y jurdica se centra en la posibilidad de querganos del Estado, como los jurisdiccionales, se ocupen de las impugnaciones alos rganos internos de los partidos. En muy pocos pases y legislaciones secontempla que los rganos jurisdiccionales del Estado realicen tal funcin, tantopor razones polticas como tericas. Entre las primeras est el rechazo de lospartidos a que su autonoma sea violada. La razn terica, por su parte, aduce elcarcter esencial de los partidos como asociaciones u organizaciones de lasociedad civil, premisa que sirve para sostener que la intervencin de los rganosdel Estado infringe derechos como los de asociacin y expresin.

    A esta argumentacin terica podra responderse que los partidos, por sutrascendencia, no son como el resto de las organizaciones de la sociedad civil, yque los rganos jurisdiccionales en un Estado de derecho democrtico suelenfuncionar con gran independencia respecto del gobierno, por lo que en estepreciso caso es infundado el temor a un control gubernamental que no podradarse en el Estado de derecho, ni siquiera de manera indirecta. Adems, en lasdemocracias los partidos son el origen de las instituciones del Estado y delderecho, por lo que sera muy conveniente que un rgano imparcial eindependiente del propio Estado conociera de las posibles irregularidades que sepudieran cometer dentro de ellos, ya sea por violacin de los estatutos o porafectar los derechos fundamentales de los militantes.

    En la teora constitucional hay amplio consenso en el sentido de que el control delos partidos por rganos del Estado nunca debera abocarse a las cuestiones ideolgico-programticas, sino, en todo caso, circunscribirse a lo estructural-funcional,es decir, a lo relacionado con los procedimientos democrticos. Tambin hay unaespecie de acuerdo en favorecer los controles a posteriori sobre los controlesprevios, as como un evidente rechazo a cualquier control por parte de los rganosdel poder ejecutivo, porque ello implicara romper con la imparcialidad y la

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    igualdad de oportunidades entre los partidos al estar temporalmente uno de ellosen el poder y por lo tanto fungiendo como juez y parte.

    6.5. EL FINANCIAMIENTO

    Para su funcionamiento, los partidos requieren de financiamiento. Necesitanfondos para sus actividades ordinarias y para la realizacin de las campaaspolticas. Anteriormente, en la poca del sufragio censitario, cuando los partidos sehallaban escasamente articulados y no tenan actividades permanentes, nonecesitaban de grandes recursos para operar. Generalmente, era el propiocandidato o un grupo de notables quienes lo apoyaban y corran con los gastos dela campaa. Con la aparicin de los partidos de masas a finales del siglo XIX y delos partidos contemporneos, los gastos, ordinarios y para campaas, han crecidoenormemente, haciendo imposible que los candidatos hagan las erogaciones desu propio bolsillo.

    Los partidos modernos no recurren para su propaganda a mtodos tradicionales,sino que hacen uso de los medios masivos de comunicacin, cuyas tarifas suelenser muy elevadas. Adems, tienen gastos ordinarios derivados de sus funciones:capacitar cuadros, penetrar en la sociedad, divulgar sus documentos bsicos,apoyar a sus representantes en el poder legislativo o en el gobierno, etc., todo locual demanda recursos econmicos.

    Los fondos de los partidos provienen generalmente de dos vas: financiamientoprivado y financiamiento pblico. El privado deriva de los recursos de losparticulares, militantes o simpatizantes, y reviste varias formas: cuotas de losafiliados, donativos, prstamos y crditos, y administracin de empresas propias,principalmente de carcter editorial. El financiamiento pblico puede ser directo,como las subvenciones que el Estado otorga a los partidos, generalmente enproporcin a su cuota electoral, e indirecto, como la cesin de tiempo en losmedios pblicos de comunicacin, la exencin de impuestos y las franquiciastelegrficas y postales.

    Uno de los problemas ms preocupantes en el Estado de partidos es el usoinadecuado que en ocasiones se da a los recursos. La desconfianza se alimentapor la frecuencia de las infracciones y porque ocurren en casi todo el mundo,incluso en las democracias ms consolidadas, as como por el manejo publicitariode tales hechos. La gravedad del asunto se manifiesta en el cuestionamiento delas tareas de los partidos y, a veces -que es lo ms preocupante-, en una actitudde duda o desilusin sobre las democracias representativas, sin que se propongaotro tipo de rgimen alternativo y superior.

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    La legislacin de partidos, electoral y de financiamiento, ha establecidomecanismos para obligar a la transparencia, al reparto equitativo delfinanciamiento pblico y al funcionamiento de instancias de control y fiscalizacinde los recursos. Sin embargo, en la mayora de los casos la legislacin haresultado insuficiente, principalmente porque la demanda de transparencia sobre

    el origen, monto y destino de los recursos no tiene la correspondencia debida enlos rganos de control y supervisin. stos suelen carecer de independencia eimparcialidad respecto de los propios partidos.

    6.6. LAS FIGURAS PRXIMAS Y LAS ALIANZAS ENTRE PARTIDOS

    Uno de los rubros importantes en cualquier regulacin jurdica de los partidos es elrelativo a las figuras prximas, como son las asociaciones polticas. Para lademocracia, la conveniencia de regular este campo estriba en la posibilidad dealimentar y fomentar organizaciones que pueden en un futuro convertirse en

    partidos y con ello enriquecer la vida poltica de un pas, impidiendo su esclerosiso inmovilismo.

    Tambin resulta decisiva la regulacin de los frentes y las coaliciones. Encualquier democracia este tipo de alianzas son cotidianas, y el nico requisito es latransparencia, frente al electorado y los militantes, que debe privar en ellas.

    7. La crisis y el futuro de los partidos polticos

    Los profundos cambios sociales, econmicos, tecnolgicos y polticos que seviven en las postrimeras del siglo XX han transformado a los partidos polticos.

    Los partidos de masas ideologizados se han vuelto partidos de corte mspragmtico, en bsqueda permanente -casi todos ellos- del llamado centropoltico. Los modelos racionales de poltica han provocado en muchas sociedadesun menor inters por los temas polticos, y quienes se interesan por laparticipacin lo hacen sobre temas concretos e identificables. M no existir ya lasgrandes ideologas que buscaban explicarlo todo, la poltica y los partidos hanperdido capacidad de atraccin, y ello hace a algunos pensar que los partidospudiesen ser desplazados por los movimientos sociales.

    Las consideraciones anteriores, junto con los antiguos problemas de los partidos,

    han hecho que sus crticos presenten un cuadro alarmante, dando a entender queasistimos a los ltimos momentos de esas organizaciones. Sin embargo, siprescindimos de los partidos para organizar la vida poltica qu sustitutostenemos con mejores garantas para la vida democrtica y su desarrollo? En lasactuales circunstancias no contamos con organizaciones de reemplazo quecontinen realizando las funciones de los partidos. Probablemente algunos deellos sean obsoletos, pero sin partidos que organicen y estructuren en alguna

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    medida la competencia por el poder en todos los niveles del gobierno, lademocracia, especialmente en las grandes sociedades urbanas, ser imposible.

    Podrn los partidos sortear su crisis y, de ser as, cul es su futuro? La respuestano puede ser nica y definitiva; se trata necesariamente de un planteamiento

    mltiple con diversas derivaciones. En principio, debemos situar el problema en elcontexto del futuro de la democracia. Adems, una respuesta as debe ser capazde distinguir a los regmenes, pues no todos tienen el mismo grado de desarrollo ycaractersticas, en tanto que algunos son democrticos y otros no.

    En pases democrticos con sociedades homogneas, la respuesta tiene que vercon el desarrollo de la democracia y la profundizacin en ella. Los partidos tienenque cambiar de estrategia de acuerdo con las pautas que presenta la nuevasociedad tecnolgica e informtica; su apuesta est en fomentar alianzas con losmovimientos sociales, ser capaces de avanzar en las propuestas de estas

    organizaciones y mejorar sus mecanismos de democracia interna. En especial, elcuidado debe residir en la renovacin constante de sus lites dirigentes y enmantener frente a la sociedad una gran transparencia en sus lneas polticas y enel uso de sus recursos.

    En los regmenes polticos democrticos con sociedades heterogneas la tareaconsiste en perfeccionar los mecanismos institucionales de la democraciaconsociativa, para que los diversos grupos sociales y partes de la nacin recibanun trato de equidad que haga factible la unidad en la diversidad y procure undesarrollo armnico e igualitario. Ciertamente, esta tarea es ms delicada que en

    los regmenes democrticos homogneos, por lo que es conveniente que losdistintos mecanismos de relacin poltica sean fluidos y transparentes y cuentencon importantes garantas de respeto a las minoras, de suerte que ninguna deellas sucumba a la tentacin de acercarse a la tirana de las mayoras.

    En los regmenes no democrticos la tarea es precisamente construir lademocracia, pero sin partidos reales no es fcil arribar a ella. La tarea es, pues,crear el sistema de partidos y el ambiente para que la lucha poltica se d enigualdad de condiciones y con imparcialidad; pero, al mismo tiempo, se debefomentar en todos los partidos una labor de liderazgo responsable y en alto grado

    pedaggica frente a la ciudadana. El cometido y el papel histrico de los partidosen los procesos de transicin a la democracia son tal vez la mejor justificacinpara su existencia, pero al tratarse de funciones tan elevadas siempre se corre elriesgo de no estar a la altura de las circunstancias.

    Para que no pierda legitimidad el proceso democrtico, los dirigentes de lospartidos estn obligados, tanto frente a sus afiliados como a sus votantes, a

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    informar sobre el origen y destino de los recursos. Igualmente, hay que explicar alpblico que sin dinero no puede haber partidos, elecciones ni campaas parallegar al poder, y que es responsabilidad de los ciudadanos contribuir en esterubro al proceso democrtico.

    Tampoco se est a la altura de las circunstancias en un proceso de transicin si sealientan posturas populistas y poco realistas, si no se reconoce que la democraciasignifica necesariamente mayor desarrollo econmico. No se est a la altura de lascircunstancias en la transicin si no hay un intento serio por parte de los partidosde llegar a arreglos duraderos, de modificar las reglas del juego poltico paraobrar, ellos en primer lugar, conforme a esas nuevas reglas, y cuando no seentiende que la transicin es una revisin de la mayor parte del entramadoinstitucional.

    En los procesos de transicin, los partidos son principalsimos actores conscientes

    de la labor que realizan. En esos momentos, su finalidad primordial es elestablecimiento de procedimientos democrticos imparciales, pues ms quecompetir por el poder estn construyendo las bases del nuevo Estado. En ciertaforma, dejan de ser singularidades en bsqueda de un beneficio poltico directo einmediato para transformarse en formadores y consolidadores del Estadodemocrtico de derecho. Por tal motivo, en la transicin su tarea es nica yfundamental, muy diferente a la que se desarrolla dentro de las condicionesordinarias de la competencia poltica en una democracia.

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    Sobre el Autor

    Es licenciado en Derecho por la Universidad Autnoma de Quertaro, doctor enDerecho por la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad Nacional

    Autnoma de Mxico. Ha sido profesor visitante en las Universidades de Yale yGeorgetown y es autor de los siguientes libros: El contractualismo y su proyeccin

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