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Estado, Sociedad y Economía en la Argentina (1930-1997)

Carpeta de Trabajo Estado, Sociedad y Economía ARG 1930-1997

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Estado, Sociedady Economíaen la Argentina(1930-1997)

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Carpeta de trabajo

Estado, Sociedady Economíaen la Argentina(1930-1997)

Noemí M. Girbal-Blacha (Coordinadora)

Adrián Gustavo Zarrilli Juan Javier Balsa

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© Universidad Nacional de QuilmesLicenciatura en Ciencias Sociales y Humanidades: Estado, sociedad yeconomía en la Argentina (1930-1997)Primera edición: julio de 2000

Diseño de Tapa: Hernán MorfeseDiseño de Interior: Claudio Puglia / Marcelo AceitunoProcesamiento Didáctico: Marina Gergich / Adriana Imperatore

La Universidad Nacional de Quilmes se reserva la facultad de disponer de esta obra, pu-

blicarla, traducirla, adaptarla o autorizar su traducción y reproducción en cualquier forma,

total o parcialmente, por medios electrónicos o mecánicos, incluyendo fotocopias, graba-

ción magnetofónica y cualquier sistema de almacenamiento de información.

Por consiguiente, nadie tiene facultad de ejercitar los derechos precitados sin permiso es-

crito del editor.

Impreso en Universidad Nacional de QuilmesRoque Sáenz Peña 180 - Bernal - Pcia. De Buenos Aires(5411) 4365-7100http://www.virtual.unq.edu.ar

Impreso en Argentina

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Íconos

Bibliografía obligatoria

Actividades

Leer con atención

Para reflexionar

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Índice

Introducción .......................................................................................11

1. Planteos, definiciones y problemas (por Noemí Girbal-Blacha) ..........151.1. Redes sociales. Estructura socioeconómica, poder y Estado.......151.2. Estado y mercado nacional .......................................................161.3. Las crisis: tipos y características ..............................................181.4. La crisis del Estado oligárquico.Democracia y partidos políticos .......................................................201.5. Del Estado intervencionista al Estado burocrático-autoritario ......211.6. Legitimidad, conflicto, gobernabilidad y transformaciónsocioeconómica. La cuestión de la hegemonía. El Estadodemocrático y la política deliberativa ................................................23

2. El estado neoconservador, el intervencionismo económicoy la sociedad de los años ’30 (por Noemí Girbal-Blacha) ......................29

2.1. La crisis estructural, nacional y orgánica de 1930, el “ocaso deun paradigma” y la ruptura del orden institucional en la Argentina......292.2. La crisis de la economía agroexportadora,el sistema financiero y el intervencionismo de Estado.......................362.3. La industrialización por sustitución de importaciones .................472.4. El bilateralismo y la crisis. El Tratado Roca-Runciman.................502.5. Población, migraciones internas, trabajo y movimiento obrero .....542.6. La Segunda Guerra Mundial, sus efectos en la Argentinay las previsiones del frustrado Plan Pinedo de 1940 .........................60

3. El estado benefactor, dirigista y planificador. Continuidad y cambioen la economía y la sociedad argentinas(por Noemí Girbal-Blacha).......67

3.1. El populismo, el ascenso del peronismo al poder y lascaracterísticas de la “Nueva Argentina”............................................673.2. Dirigismo estatal, reforma financiera yplanificación económica...................................................................723.3. El Estado, el agro y la industria como expresión deuna relación de fuerzas ...................................................................783.4. Población y organización del movimiento obrero.Nuevos y viejos actores sociales......................................................863.5. El “cambio de rumbo” y la “vuelta al campo” ............................973.6. La “tercera posición”, el sistema de Bretton Woods ylas inversiones del capital externo .................................................1023.7. Continuidad y cambio. Balance de los mitos yrealidades del peronismo ..............................................................104

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4. El estado, los actores sociales y la economía ante lacoyuntura desarrollista y la crisis de mediados de los años ‘60(por Adrián Gustavo Zarrilli) ..............................................................111

4.1. La “Revolución Libertadora”, proscripción yresistencia del peronismo..............................................................1114.2. Las democracias “débiles” .....................................................1144.3. Neoliberalismo y desarrollo.....................................................1204.4. Política industrial y radicación de capitales extranjeros.............126

4.4.1. Situación y perspectivas .................................................1264.4.2. Acerca de algunas interpretaciones historiográficas..........131

4.5. Transformaciones del sector agropecuario ...............................1364.6. La sociedad de los años ‘60 ..................................................1394.7. Conflictividad social y cambio político......................................141

4.7.1. La organización de la“resistencia”...................................144

5. Estado, economía y sociedad en la argentina entre 1966 y 1983.Balance y alternativas (por Adrián Gustavo Zarrilli) ...........................151

5.1. El “Estado Burocrático Autoritario”. Alternativas militaresen el campo político......................................................................1515.2. El retorno del populismo y la fragilidad de la democracia..........1615.3. La crisis económica argentina: de la dictadura deOnganía a la crisis de la deuda......................................................1695.4. Crisis de la deuda y estancamiento de la economía .................1785.5. Poder y movimientos sociales en la Argentina.La radicalización como estrategia y práctica ...................................1825.6. La disgregación del “modelo de solidaridad social”..................186

6. El estado democrático y la gobernabilidad. Sus efectos enla sociedad y en la economía (por Juan Javier Balsa) .........................195

6.1. El retorno a la democracia y las herencias del “Proceso”.La estructura social en los ‘80 ......................................................1956.2. Los dilemas del alfonsinismo .................................................201

6.2.1. El Plan Austral: ajuste heterodoxo y deuda externa...........2016.2.2. Del Juicio a las Juntas a la Obediencia Debida.................2056.2.3. Ni Pacto democrático ni tercer movimiento histórico .........207

6.3. La coyuntura de 1989: hiperinflación y triunfo peronista...........2096.4. Transformación económica “sin anestesia”..............................214

6.4.1. Primeros ajustes y privatizaciones ...................................2146.4.2. El Plan de Convertibilidad................................................2166.4.3. La Convertibilidad bajo la crisis internacional ...................219

6.5. La construcción de una nueva hegemonía ...............................2206.5.1. Un nuevo tipo de liderazgo ..............................................2206.5.2. Concentración de poder y gobernabilidad .........................2216.5.3. Una peculiar alianza de clases ........................................2266.5.4. Pacto, reforma y reelección .............................................2276.5.5. La hegemonía: clases e ideología....................................229

6.6. Problemas sociales y valores en la Argentina de los ‘90 ..........2316.6.1. La transformación en los valores.....................................2316.6.2. Desocupación, pobreza y marginalidad.............................233

6.7. Los consensos y las limitaciones delmodelo liberal-menemista..............................................................236

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Índice de Láminas

Lámina 1. Caras y Caretas, 6 de abril de 1935, nº 1905........................37

Lámina 2. Caras y Caretas, 16 de marzo de 1935, nº 1902 ...................45

Lámina 3. Presidencia de la Nación.La Nación Argentina Libre, Justa y Soberana, Buenos Aires, 1950............73

Lámina 4. Presidencia de la Nación.La Nación Argentina Libre, Justa y Soberana, Buenos Aires, 1950............79

Lámina 5. Presidencia de la Nación. La Nación Argentina Libre,Justa y Soberana, Buenos Aires, 1950 ..................................................93

Lámina 6. Tía Vicenta, nº 6, 17 de septiembre de 1957.......................115

Lámina 7. Tía Vicenta, nº 369, 17 de julio de 1966, sobre Onganía ......155

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Introducción

Abordar desde la perspectiva histórica la cuestión: Estado, sociedad yeconomía en la Argentina entre 1930 y 1997, constituye un verdadero de-safío para quienes estudian y se interesan por la historia reciente del país.No resulta sencilla la selección de contenidos que otorguen consistencia alos ejes propuestos para llevar adelante este estudio con ecuanimidad -perocon juicio crítico y compromiso intelectual-, ya que los objetos y los enfoquesde la investigación histórica se multiplican y la llamada “historia del tiempopresente” avanza en los centros de vanguardia de la disciplina. Estos princi-pios centrales son los que guían la redacción de esta Carpeta de trabajo, se-leccionados para poner en práctica una experiencia educativa nueva como loes la Universidad Virtual dependiente de la Universidad Nacional de Quilmes.

La idea de quienes lo hemos elaborado, por nuestra doble condición deprofesores e investigadores preocupados por establecer una estrecha cone-xión entre ambas expresiones de nuestra profesión -Noemí M. Girbal-Blacha(unidades 1, 2 y 3) responsable del programa y contenidos de la Carpeta detrabajo, Adrián Gustavo Zarrilli (unidades 4 y 5) y Juan Javier Balsa (unidad6)- es que los contenidos, juicios de valor y opiniones no sólo llenen un va-cío existente en la historiografía argentina, sino que sirvan de base para lareflexión crítica de los problemas de la Historia Argentina Contemporánea,para despertar interrogantes y sugerir nuevos abordajes temáticos.

Por estas razones se incluyen en esta Carpeta de trabajo no sólo una bi-bliografía básica obligatoria, sino también una bibliografía recomendada pa-ra completar más acabadamente algunos temas tratados y otra sugerida queintenta dar respuesta -aunque sea parcialmente- a otras inquietudes y enfo-ques diferentes a los nuestros y, especialmente, a la imprescindible actuali-zación bibliográfica, que quienes llevan adelante este curso sin duda requie-ren, como complemento de sus actividades y de su formación académica yprofesional. Motivos similares guían las propuestas de actividades; son su-geridas y depende del profesor y de su relación con el cursante acordar suajuste, su complemento y su mayor o menor pertinencia respecto del resul-tado que se pretende alcanzar. Las actividades, bibliografía y fuentes pro-puestas -sujetas a la selección personal de quienes redactamos la Carpetade trabajo- son las que mayor movilidad tendrán en la relación virtual profe-sor-alumno. El material que proponemos admite otras lecturas, otras eleccio-nes temáticas secundarias, otras metodologías de trabajo y, seguramente,un sinnúmero de actividades alternativas para realizar con los estudiantes.

Procuramos ser acotados pero pluralistas en materia de concepciones.Como egresados de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educaciónde la Universidad Nacional de La Plata y tomando en consideración la fun-ción didáctica de esta Carpeta, intentamos elaborar un tipo de Historia queapareciera inserta en el campo más amplio de las Ciencias Sociales. Lo hi-cimos desde cada una de nuestras perspectivas, desde nuestras concepcio-nes epistemológicas y teóricas, influidas -sin duda- por nuestros respectivos

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La práctica del Insti-tuto de Historia del

Tiempo Presente (París,Francia) consiste en conside-rar como tiempo presente ala experiencia vivida. La me-moria viviente juega en estecaso un papel específico. Enla labor del historiador, elpresente no puede estar au-sente. Al decir de MarcBloch “el erudito que no sedetiene a mirar a su alrede-dor, ni a los hombres, ni a lascosas, ni a los acontecimien-tos que lo rodean [...] debie-ra sabiamente renunciar a sunombre de historiador”.

(Bédarida, François.“L´historire du temps pré-sent”, en Sciences Humai-nes. Hors Série. L´histoireaujourd´hui, 18, Septem-bre/Octobre 1997, p.31)

Es que la dinámicade la historia del

tiempo presente presentauna doble virtud: por unaparte, la reapropiación deun campo histórico, deuna tradición pasada queha sido abandonada; porotra parte, la capacidad deengendrar una dialéctica omás bien un diálogo conel pasado conforme a lafórmula bien conocida deBenedetto Croce: “Todahistoria es contemporá-nea”. (Bédarida, François.“L´historire du temps pré-sent”, en Sciences Humai-nes. Hors Série. L´histoireaujourd´hui, 18, Septem-bre/Octobre 1997, p.31)

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perfiles académicos, pero con un fin prioritario: preservar la unidad del textoque aquí presentamos. El abordaje es, pues, a veces más descriptivo, otrasmás interpretativo, se detiene en algunos temas específicos más que enotros, en ocasiones resume posiciones historiográficas o bien plantea some-ros estados de la cuestión; pero en todos los casos pretende explicar losprocesos históricos.

Respecto de las precisiones teóricas, abordamos aquéllas que considera-mos indispensables para la comprensión del desarrollo del tema central, sinperder de vista el carácter histórico que orienta la redacción de este traba-jo. Buscamos -y creemos haber logrado- un desarrollo armónico de los sub-períodos que componen el tiempo histórico 1930-1997, así como una ade-cuada distribución de nuestro interés entre los tres ejes que dan sustento aeste estudio: Estado, Sociedad, Economía. En la redacción, hemos procura-do ser equitativos en el empleo de fuentes cualitativas, cuantitativas y gráfi-cas, con el propósito de que los cursantes se familiaricen con el uso de ca-da una de ellas y pongan en práctica la combinación de ese material -a ve-ces difícil de encontrar- con miras a la promoción de un trabajo intelectualmás complejo y activo. Para este fin, hemos intentado combinar esta “mate-ria prima” con la bibliografía que estimamos más significativa para cada unode los temas abordados.

A lo largo de este curso procuramos considerar, analizar y discutir lastransformaciones que han registrado el Estado, la sociedad y la economía ar-gentinas durante las casi siete últimas décadas del siglo XX. Autoritarismo,gobernabilidad, cambios en el sector dirigente, democracia, legalidad, milita-rismo, represión, que nos conducen del Estado intervencionista al democrá-tico, pasando por el Estado benefactor y el burocrático autoritario, se consti-tuyen en nuestro punto partida para efectuar el enlace con el país real: el delas migraciones, la urbanización, el crecimiento y los desplazamientos pobla-cionales, los cambios en la escala de valores de la sociedad argentina, el de-sempleo, la situación del agro, la industria, las finanzas, la movilidad de ca-pitales, la crisis y la deuda externa. Son éstos los aspectos sustanciales queorientan nuestro complejo recorrido por el conflictivo y contradictorio pasadoreciente de la Argentina.

El propósito final de esta Carpeta es precisar la conformación y evoluciónhistórica de los tres ejes que lo sustentan, procurando entrelazar sus se-cuencias de relación en busca de una aproximación a las miradas que lossujetos históricos tienen de sí mismos y de los otros. Aspiramos, al mismotiempo, a que las reflexiones que aquí se presentan desde la ventana del pa-sado, permitan comprender los complejos problemas de esta Argentina fini-secular.

Objetivos del curso

1. Conocer los problemas fundamentales de la historia político-económica ysocial argentina, desde las consecuencias de la crisis estructural y orgá-nica de 1930 hasta los efectos del retorno a la democracia, la deuda ex-terna y la convertibilidad, a través de un eje temático: la relación ESTADO-SOCIEDAD-ECONOMÍA.

2. Tomar conocimiento de los procesos de formación y transformación delEstado como expresión dual de los intereses generales de la sociedad y

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Cambalache(Enrique SantosDiscépolo, 1935)

[...] “Siglo veinte,cambalacheproblemático y febril...¡El que no llora no mamay el que no afana es ungil!... [...]Es lo mismo el que laburaNoche y día como un bueyQue el que vive de losotros,Que el que mata, que elque curao está fuera de la ley.(Gobello, José. Letras detango. Selección (1897-1981), Centro Editor deCultura Argentina S.A.,Buenos Aires, 1999,pp.210-211)

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de los sectores hegemónicos, así como su interrelación con los principa-les sectores de poder.

3. Promover la reflexión en torno a las distintas coyunturas del proceso his-tórico en el plano de la economía (agro, industria, comercio), las finanzas,la estructura social y el funcionamiento del sistema político en la Argenti-na del siglo XX.

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Planteos, definiciones y problemas

Objetivos

1. Definir los conceptos teóricos fundamentales que dan consistencia al te-ma central en estudio.

2. Interrelacionar las conceptualizaciones.3. Vincular la dimensión teórico-metodológica del análisis histórico con la ba-

se empírica.

1.1. Redes sociales. Estructura socioeconómica, poder y Estado

El hombre es el sujeto del proceso histórico. Si los historiadores busca-mos explicar procesos, resolver problemas, es preciso advertir que tene-mos a nuestra disposición modelos diversos del funcionamiento social.Desde distintos ámbitos de las ciencias sociales se ha insistido, en los úl-timos dos decenios en el hecho de que el actor social “ha vuelto a esce-na” (Touraine, 1987). Y lo hace cuando se da un cambio en la escala delanálisis histórico, es decir, cuando microhistoria y construcción social es-tán en el centro de las discusiones metodológicas (Revel, 1996). El indivi-duo, ya no es visto -conforme a una visión estructural- como una concate-nación de variables (origen, instrucción, ocupación) sino como una conca-tenación de relaciones; como integrante de una red social.

Este último concepto surge durante los años ochenta, en oposición alenfoque estructuralista, a partir de la definición de cadena migratoria. Elconcepto de red y el estudio de su composición y de sus formas brindanuna clave explicativa. Por otra parte, introduce la dimensión de la estruc-tura social, es decir, las redes de relaciones. Es un instrumento valiosopara estudiar la acción social, es decir, la red de relaciones que estable-ce un individuo. “La observación de las redes sociales permite reconstruirla articulación de los actores pertinente para explicar la acción colectiva”(Moutoukias, 1995, pp.221-241), combinando reconstrucciones descripti-vas y enfoques analíticos. (Ver “Perfil de Clanes”, en página 14)

La gama de inserciones diferenciadas que así se genera en el sistema so-cial se refleja en la estructura del poder. El accionar de esos sujetos socia-les motiva formas diferentes de capturar el espacio. Son los sujetos socia-les los que hacen las diferencias y diseñan una relación directa entre las for-mas espaciales y las estructuras sociales. La estructura del poder resultaasí un conjunto sistémico de relaciones, donde los individuos o grupos bus-can el control del medio ambiente y el ejercicio de su acción sobre otros gru-pos o individuos. Va unido a la acción política, a su dinamismo y al movimien-to social, y participa en la toma de decisiones e instrumentación de las mis-mas. La relación-tensión planteada con respecto a la integración nacional re-conoce una dimensión político-institucional. En este sentido la formación del

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Estado aparece como un aspecto constitutivo del proceso de construcciónsocial y forma parte de un complejo proceso de organización política.

1.2. Estado y mercado nacional

Existe una producción social del espacio territorial de orden natural quegenera las diferencias inter-regionales, fácilmente visibles en un país comola República Argentina. Espacio y actor social conforman una relación-ten-

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Clarín, Buenos Aires, domingo 3 de marzo de 1996, segunda sección, p.4.

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sión entre la fragmentación regional de los sectores dominantes y la forma-ción de un Estado Nacional centralizado. Una ecuación que implica recono-cer en la Argentina la conformación de un sector dirigente nacional a travésde alianzas entre sectores dominantes regionales y explicar la formación deun Estado y de un mercado nacional. La “lógica social” (Eckert, 1996) for-ma parte de las leyes y de la estructura de funcionamiento de una realidadregional. Conforme a este planteo teórico, el espacio proviene del modelo so-cial dominante, es socialmente producido y se convierte en sinónimo de sis-tema socioeconómico. Esta concepción admite la idea de cambio y permite-en consecuencia- implementar políticas regionales en función de diagnósti-cos regionales. Esta corriente de pensamiento tiende a identificar los fenó-menos estructurales, globales, con la ocupación social del espacio (Rofman,1981), rechazando una visión lineal y estática del mismo.

El sistema social resulta así una construcción donde conviven agentes osujetos sociales que operan acorde a las leyes del sistema global, paraacompañarlo o expresar su conflictividad. Este conjunto en el sistema capi-talista provoca diferentes capacidades para captar los recursos que la socie-dad genera y se expresa en las desigualdades de los agentes sociales y enlos desequilibrios inter-regionales constitutivos del mercado nacional, sus ca-racterísticas sustanciales y sus crisis.

El Estado Nacional es -conforme a lo expuesto- unainstancia de organización del poder y de ejercicio de ladominación política; vale decir, una relación social y -al mismo tiempo- un aparato institucional. Sus propie-dades aparecen claramente definidas (Oszlak, 1985):1.- Externalizar el poder.2.- Institucionalizar su autoridad como expresión delas relaciones de poder.3.- Crear un conjunto funcional.4.- Internalizar una identidad colectiva.

El Estado Nacional es el resultado, pues, de un proce-so de lucha por la redefinición del marco institucionaladecuado para la vida social organizada y presuponeuna compleja red de relaciones económicas, sociales ypolíticas. Procede de la sociedad y es su modo de ex-presión y de organización simbólica (Kaplan, 1983). Vaunido a la formación del mercado nacional y asume elpoder organizador cohesionante, y la representatividaddel interés general sin perjuicio de los intereses parti-culares. Así entendido, el Estado tiene un carácterdual y encierra las nociones de consenso y conflicto,administración y burocracia:1.- Es expresión de un sistema social determinado.2.- Es instrumento de los sectores hegemónicos y do-minantes.

Si el Estado central es definido como la cumbre de la autoridad política yadministrativa (Halperín Donghi, 1989), en la Argentina el período de confor-mación del mismo arranca en 1860 y culmina en 1880; es paralelo -como seexpuso- a la formación del mercado nacional y a la instalación de fuentes de

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“El Estado, lo mis-mo que las demás

asociaciones políticas quelo han precedido, es una re-lación de dominio de hom-bres sobre hombres basadaen el medio de la coacciónlegítima (es decir: conside-rada legítima). Así, pues,para que subsista es menes-ter que los hombres domi-nados se sometan a la auto-ridad de los que dominan encada caso. Cuándo y porqué lo hagan, sólo puedecomprenderse cuando seconocen los motivos inter-nos de justificación y losmedios externos en los quela dominación se apoya.”(Weber, Max. Economía ysociedad. Esbozo de socio-logía comprensiva, FCE,México, 1996, p. 1057)

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recursos más estables y constantes (comercio exterior, crédito externo). Es unpre-requisito para la atracción de recursos económicos y financieros. El proce-so de su organización se lanza desde Buenos Aires y no está exento de con-flictos. Su principal dilema se manifiesta en la formación de una clase políti-ca, de una clase social dirigente, de alcance nacional (Chiaramonte, 1989).

La guerra de la independencia argentina es el primer capítulo de un largoproceso de enfrentamientos y transacciones, cuando se propone la sustitu-ción del orden colonial por un sistema de dominación social. La resistenciaa la hegemonía de Buenos Aires abarca un largo período en el cual tienen lu-gar movimientos separatistas y guerras civiles, que demoran durante cuatrodécadas la formación del Estado Nacional. En esas instancias preliminares,la provincia-región adquiere identidad propia; es ella el ámbito de lucha porla dominación local y el actor institucional en el escenario político del sigloXIX. Diversas coaliciones provinciales dan muestras de la precariedad de loslazos institucionales y de los intereses económicos en pugna (Buenos Aires-litoral-interior). Recién después de la batalla de Caseros (1852) se ensayaun primer intento orgánico de creación de un Estado centralizado. Al concluirlos combates de Pavón (1861) se produce un segundo intento, con coalicio-nes cambiantes y una gradual incorporación de las burguesías del interior.

En los años de 1880, concluida la lucha contra el indio, vencida la revo-lución tejedorista en Buenos Aires y federalizada Buenos Aires, legitimidad ypoder constituyen un marco adecuado para el nuevo orden institucional,cuando la provincia es desplazada como referente de la actividad social y dela dominación política. Centralización del poder y descentralización del con-trol son los nuevos rasgos que definen al Estado Nacional como una relaciónsocial y como garante y organizador de dichas relaciones.

“Por poder hay que comprender primero la multiplici-dad de las relaciones de fuerza inmanentes y propiasdel dominio en que se ejercen, y que son constitutivasde su organización; el juego que por medio de luchas yenfrentamientos incesantes las transforma, las refuer-za, las invierte; los apoyos que dichas relaciones defuerza encuentran las unas en las otras, de modo queformen cadena o sistema, o, al contrario, los corri-mientos, las contradicciones que aíslan a unas deotras; las estrategias, por último, que las tornan efec-tivas, y cuyo dibujo general o cristalización institucio-nal toma forma en los aparatos estatales, en la formu-lación de la ley, en las hegemonías sociales. [...] el po-der no es una institución, y no es una estructura, noes cierta potencia de la que algunos estarían dotados:es el nombre que se presta a una situación estratégicacompleja en una sociedad dada.”(Foucault, Michel. El discurso del poder, Folios Ediciones,1985, presentación y selección Oscar Terán, pp. 174-175)

1.3. Las crisis: tipos y características

Existen diferentes tipos de crisis por las que transita el proceso histórico.Hay crisis coyunturales, que no desestabilizan el sistema productivo en su

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estructura. Es el caso, por ejemplo, de la crisis financiera, monetaria y fiscalque vive la Argentina hacia 1890, en estrecha relación con la crisis de la ca-sa inglesa Baring Brothers y con la fuga en el sistema bancario argentino delos capitales provenientes del ahorro interno (Cortés Conde, 1989).

Hay crisis que pasan desapercibidas para los contemporáneos. Así ocu-rre con la situación que se vive en nuestro país hacia 1917, mientras se de-sarrolla la Primera Guerra Mundial. La neutralidad argentina hace pagar loscostos de esa decisión política a nuestro país, en medio de la presión de losEstados Unidos que procura lograr que la República Argentina se pronunciefrente a la conflagración mundial, tomando partido por los aliados. En estecaso la crisis es analizada con posterioridad, como tal, por los científicos so-ciales; pero no es advertida en esa magnitud por quienes viven el momentohistórico de referencia.

En otros casos, como ocurre en 1929-30, la crisis es estructural, orgáni-ca, nacional y se enlaza con los problemas del desarrollo histórico, del con-flicto social y de la crisis política. En la interpretación de los teóricos LucienAlmond y Gabriel Pye, la crisis nacional de 1930 es multifacética y se expre-sa en cinco manifestaciones concretas. Es una crisis de identidad, es decir,de concepción de la identidad nacional, ya que se cuestiona a la dirigencia,frente a la pérdida de prestigio de la clase alta tradicional debido a la inca-pacidad para responder y resolver los problemas del país; es una crisis dedependencia, vale decir, una expresión concreta para la Nación que descu-bre los efectos negativos de tener una economía abierta, y la dependencia -que es un componente importante del “crecimiento hacia afuera”- se trans-forma en un instrumento de presión del que hacen uso los países centrales;ante esto, la Argentina formula respuestas cada vez más adaptativas. Tam-bién es una crisis de distribución, que se expresa en la ampliación de la bre-cha entre los distintos sectores sociales, mientras se agudizan los conflictosentre los grupos dirigentes y los subalternos, pero también se manifiesta alinterior de la dirigencia; fluctuación e inestabilidad social son las expresio-nes concretas de esta crítica situación. Es una crisis de participación queimplica una crisis de representación, toda vez que la Argentina entra en unaetapa de “retroceso artificial a un sistema de participación limitada”, al quese refiriera Gino Germani en los años de 1960, y donde el grueso de la po-blación es excluido del proceso electoral y del acontecer político. Por último,estos teóricos denuncian una crisis de legitimidad, que es la que afecta másfuertemente al sistema político en su existencia. Esta crisis es producto dela ineficacia del sector dirigente para solucionar los problemas nacionalesdentro del sistema democrático, lo cual conduce al endurecimiento de las es-tructuras políticas y a la irrupción de las fuerzas armadas en el escenariodonde de ordinario actúa la sociedad civil.

Causas internas y externas se enlazan para alimentar esta crisis estruc-tural, que desemboca en una progresiva “revolución pasiva”, sinónimo de cri-sis permanente y orgánica, que afecta a la sociedad toda, sin llegar a con-vertirse en “crisis revolucionaria”. El sector dirigente deja entonces pendien-tes viejos problemas y no alcanza a presentar respuestas acertadas ante losnuevos, que surgen de la situación de crisis (Ansaldi, 1989). La crisis estruc-tural implica reconocer el agotamiento histórico de una etapa del desarrollo,dando paso a una fase de transición, a la reorganización jurídico institucio-nal capaz de encauzar las nuevas relaciones sociales, a la reinserción en elmercado mundial y al surgimiento de oportunidades alternativas con la pre-

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Estado, sociedad y economía en la Argentina (1930-1997)

“No tengo un cobre.No tengo a quien pedir

un cobre. He agotado todos losrecursos. Desde hace ocho díasme alimento con café con le-che y me voy sin pagar de laslecherías aprovechando el me-nor descuido del mozo. Tengoen la pituitaria ese olor de la le-che recalentada. He digerido yami honestidad. Pienso que des-pués de todo soy un hombre li-berado; un hombre que arrojópor la ventanilla de su desvánde miseria el lastre inútil de lahonestidad. [...] No tengo uncobre. No tengo honestidad. Lahe regalado al mundo. Vengaen buena hora la locura, la ar-diente locura de un sueño queserá mi eternidad. Comprendoal individuo estrafalario que vi-vaba a los faroles encaramadoen un poste telegráfico, pues decada farol un día no lejano seránecesario colgar un canalla.”(González Tunón, Enrique. “Ca-mas por un peso” (1932), en:Los desocupados. Una tipologíade la pobreza en la literatura ar-gentina. Selección, prólogo ynotas de Pedro Orgambide, Uni-versidad Nacional de Quilmes,1999, pp. 69-70)

“La interminable lis-ta de ‘empleados

ofrecidos’ que se lee por lasmañanas en los diarios es lamejor prueba de la trágicasituación por la que pasanmillares y millares de per-sonas en nuestra ciudad. Yse pasan éstas los años bus-cando trabajo, gastan casicapitales en tranvías y es-tampillas ofreciéndose, ynada ... la ciudad está con-gestionada de empleados. Ysin embargo, afuera está lallanura, están los campos,pero la gente no quiere salirafuera. Y es claro, termina

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sencia de grupos económicos diversificados. Una crisis de este tipo y mag-nitud replantea -en síntesis- la discusión sobre las relaciones entre la socie-dad y el Estado (Kaplan, 1983), cuando “el drama reside tanto en la incapa-cidad de la clase dominante para ser dirigente, cuanto en las subalternas pa-ra construir un sistema hegemónico alternativo” (Ansaldi, 1989, p.391).

1.4. La crisis del Estado oligárquico. Democracia y partidos políticos

Las formas de dominación del Estado oligárquico organizado en la Argen-tina a partir de 1880 aparecen asociadas a líderes político-militares (caudi-llos de elite) y a un sistema de favores y lealtades propios de la oligarquía,es decir, característicos de un grupo cuyos miembros tienen capacidad paraconcentrar el poder económico, controlar el poder político y colocarse en lacima del poder social en cuanto a prestigio y autoridad. Uno de los principiosde su poderío se deriva de la exclusión, a través de barreras que circunscri-ben la participación política de quienes no pertenecen a la elite.

En América Latina, “la familia todavía desempeña un papel importantedentro del proceso de socialización” (Guillén, 1994) y por esta razón la crea-ción de instituciones va ligada a las redes familiares sobre las que descan-sa la estructura social, generando relaciones clientelares. La disputa por elpoder resulta uno de sus rasgos característicos. La inestabilidad política yuna burguesía nacida de la fragmentación de las elites coloniales generan di-ficultades para que alguno de los grupos implicados en la lucha establezcasu hegemonía sobre los demás durante un tiempo prolongado.

Así, el papel de las oligarquías en la historia latinoamericana se vinculócon la capacidad de sus miembros para impulsar proyectos económicos y pa-ra establecer zonas de influencia sobre las cuales pocos ejercían el poder,en un ambiente de calma. En la Argentina, también las redes familiares juga-ron un papel central, que redundó en la cohesión del grupo dirigente, que ha-brá de emprender el proceso de modernización, sentando las bases de unpaís agroexportador y receptor de inmigración masiva y de capital externo. LaArgentina Moderna, liderada por los hombres de la “Generación del ‘80”, ungrupo de “liberales en lo económico pero conservadores en lo político” (McGann, 1960), avanza progresivamente a partir de la legalización del poder yla pacificación del país, respaldada por el Congreso Nacional y el Ejército,hasta su crisis en 1930.

Los partidos políticos del “orden conservador” (Botana, 1977) carecende programas y se reúnen en torno a caudillos de elite. El poder central serefuerza, cuando -hacia 1880- prevalece en el seno de la oligarquía la ten-dencia más conservadora. La conformación de la Unión Cívica Radical en1891, como un desafío al acuerdismo roquista, inaugura en el país la etapade los partidos políticos modernos, con democracia interna y dispuestos aenarbolar el respeto a la Constitución Nacional y a las prácticas democráti-cas en el sistema político argentino, que habrá de tomar cuerpo en 1916cuando como consecuencia de la aplicación de la reforma electoral Sáenz Pe-ña, el radicalismo resulte consagrado titular en el ejercicio del Poder Ejecuti-vo Nacional. El Estado democrático se conforma para desplegar una políticaque privilegia el arbitraje como base de la relación social. La “causa” se en-frenta entonces al “régimen” y el yrigoyenismo impulsa una política repara-dora, capaz de hacer posible la vigencia del juego democrático a través del

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tanto por acostumbrarse a lafalta de empleo que viene aconstituir un gremio, el gre-mio de los desocupados.Sólo les falta personería ju-rídica para llegar a consti-tuir una de las tantas socie-dades originales y exóticasde las que hablará la histo-ria del futuro.”(Arlt, Roberto. “La tragediadel hombre que busca em-pleo”. El Mundo, 5 de agos-to de 1928, en: Aguafuertes,Editorial Losada S.A., Bue-nos Aires, 1998, t. II, p.186)

“Un partido políticopuede definirse co-mo una organización orien-tada hacia el logro del con-trol legítimo del gobiernomediante un proceso electo-ral. En algunas situacioneshay organizaciones políticasque pretenden alcanzar elpoder pero se les impide ha-cerlo por medios ortodoxos.Tales organizaciones pue-den considerarse mejor co-mo sectas o movimientos detipo político hasta que con-siguen su reconocimiento.”(Giddens, Anthony. Socio-logía, Alianza Editorial,Madrid, 1998, pp. 440-441)

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ejercicio de la labor de los partidos políticos y el respeto a los principios dela Constitución Nacional.

“Dos fuerzas convergentes en su punto de aplicación,pero divergentes en la dirección de sus provechos,apuntalan la prosperidad del país. Una es la tierra y loque a ella está anexado y es su índice; otra el capitalextranjero que la subordina y explota. [...]Ahora [1931] la República es una inconmensurable es-tancia moderna, macrocéfala, como todas las estan-cias, cuyo casco es Buenos Aires. [...]Los radicales perduraron mientras tuvieron presentela idea de su responsabilidad. El pueblo excusaba laspequeñas incorrecciones, el arribismo desaforado, por-que dieron al país una cohesión espiritual como jamáshabía tenido. Pero Yrigoyen, ya muy anciano, se mareócon los ochocientos mil votos de su candidatura. La al-tanería lo perdió. Su segunda presidencia fue una tan-da inacabable de infatuamientos. Soberbia era menos-cabar en vano al Parlamento; soberbia, hacer gala dematonismo en las intervenciones; soberbia, valerse delos hombres menos enteros de su partido. Ahora esta-mos frente a una soberbia peor. El capital extranjeroestá en el poder.” [...](Scalabrini Ortiz, Raúl. “La defección política”, en: Elhombre que está solo y espera, Editorial Plus Ultra,Buenos Aires, 1991, 17ª. Edición, pp. 85-88)

1.5. Del Estado intervencionista al Estado burocrático-autoritario

En 1930 se produce en la Argentina la crisis del Estado oligárquico y libe-ral, que cierra una etapa de la historia argentina -la del crecimiento hacia fue-ra- y da origen a la presencia del Estado militar intervencionista. Se inaugu-ra entonces en el país un ciclo de crisis permanente (Kaplan, 1983), de de-mocracia restringida, que habrá de desembocar hacia 1966 en el Estado bu-rocrático autoritario (O´Donnell,1982). Entre ambos extremos el Estado na-cionalista y popular -que aparece en la Argentina en los años ‘40 y hasta1955- inaugura una nueva etapa de transformación del Estado nacional.

Con el Ejército en el poder (1930) -y junto a él una fracción importante delnacionalismo y la colaboración del neoconservadorismo- se rompe por prime-ra vez en el país el orden institucional, al mismo tiempo que cobra cuerpo elEstado intervencionista que deja sentir su presencia en la economía, las fi-nanzas y la sociedad argentinas. El auge del poder militar coincide con la cri-sis de un sistema económico agroexportador que hiciera próspera a la Argen-tina (Rouquié, 1981).

El golpe militar del 4 de junio de 1943 inaugura una etapa del proceso his-tórico signada por el liderazgo vertical, popular y nacionalista de Juan DomingoPerón. Nace el Estado dirigista y planificador, sustentado en el principio demo-crático, pero más heterogéneo y complejo que lo que su estructura monolíticapermite suponer. En este caso -como en todo populismo- la “participación po-pular” no sólo es el ejercicio regular del sufragio; es también la asistencia aactos públicos, ritos y festivales donde se exhibe el entusiasmo, con símbolos

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Yira...Yira(Enrique Santos Dis-

cépolo, 1929, fragmento)“Cuando la suerte que esgrela, fallando y fallando,te largue parao,cuando estés bien en la vía, sin rumbo, desesperao,cuando no tengas ni fe,ni yerba de ayer secándoseal sol, cuando rajés los tamangos,buscando ese mango que tehaga morfar,la indiferencia del mundo que es sordo y es mudorecién sentirás.” [...](Tango nuestro. Diario Po-pular, Editorial AgeditS.A., s/f, p. 188)

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que identifica colectivamente el ideario democrático-popular. “El tipo de integra-ción del pueblo en la vida política, en que el líder populista piensa es, pues, es-tético o litúrgico, más que institucional” (Álvarez Junco, 1994, p.26). Los diri-gentes populistas establecen, en nombre del “pueblo” un renovado sistema de“caudillaje caciquil”, contando para lograrlo con una excepcional capacidad or-ganizadora y manipuladora. “La seducción populista” como régimen en el po-der y como movimiento social y político implica:

• un estilo personalista de liderazgo carismático;• un discurso político de confrontación (pueblo vs. oligarquía);• un mecanismo de patronazgo y de articulación líder-base clientelar.

El líder populista se identifica con la totalidad de la patria, la Nación o elpueblo en su lucha contra la oligarquía. Es líder debido a su “honestidad yfuerza de voluntad, que garantiza el cumplimiento de los deseos populares”(Torres Ballesteros, 1987). Un vínculo místico une al líder, que reúne atribu-tos personales que lo asimilan a íconos de la cultura de la cual forma parte,con el cuerpo social. El populismo se convierte en “una respuesta coheren-te a los procesos de aceleración de la industrialización, la diferenciación so-cial y la urbanización”, que incorpora a los sectores subalternos, promovien-do la alianza entre obreros y pequeña burguesía. Movilización e integraciónson las claves para que grupos anteriormente pasivos comiencen a interve-nir en la vida nacional a través de los canales político-institucionales vigen-tes y en un marco de legitimidad del régimen, que es aceptado por quienesson movilizados (Mackinnon y Petrone, 1999, pp. 20-23).

El populismo es “un movimiento político con fuerte apoyo popular, con laparticipación de sectores de clases no obreras con importante influencia enel partido, y sustentador de una ideología anti-statu quo. Sus fuentes de fuer-za o ‘nexos de organización’ son: a) una elite ubicada en los niveles medioso altos de la estratificación y provista de motivaciones anti-statu quo; b) unamasa movilizada formada como resultado de la ‘revolución de las aspiracio-nes’; y, c) una ideología o un estado emocional difundido que favorezca la co-municación entre líderes y seguidores y cree un entusiasmo colectivo”. (DiTella, 1977, pp. 47-48).

El discurso y la retórica populistas, por su parte, radicalizan el elementoemocional. El discurso, cuya temática se centra en el problema del controlde las estructuras institucionales del Estado y del poder, es polémico y des-califica al mismo tiempo que refuta el discurso opositor. Además, el líder po-puslista les otorga nuevo sentido a palabras clave de la cultura política delmomento y siempre toma en cuenta el contexto al cual dirige su discurso,calculando sus efectos ideológicos y políticos inmediatos (De Ipola, 1983).A través de actos políticos masivos suele actualizar “el sentimiento de colec-tividad”. Por estas razones los líderes populistas -como fue el caso de JuanD. Perón- hacen un uso creativo de los medios de comunicación y tienen ha-bilidad para recoger las experiencias privadas de los trabajadores y volverlaspúblicas; adoptan su estilo de vida, sus costumbres, sus principios y afirmansu valor intrínseco. Amplios sectores sociales acceden a “la dignidad simbó-lica de ser alguien, de ser seres humanos en sociedades excluyentes y ra-cistas” (De la Torre, 1994). De ahí que los descamisados de Perón se trans-formaran en “el baluarte de la verdadera Nación en lucha contra la antina-ción oligárquica”.

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En junio de 1966, después de producidos los efectos de la desperoniza-ción emprendida por los hombres de la llamada “Revolución Libertadora” yde esporádicos períodos de democracia débil, se inauguran los tiempos dela “Revolución Argentina” y con ella la vigencia del Estado Burocrático Auto-ritario, que se instala en la Argentina con características muy precisas quelo distinguen de otros Estados autoritarios.

El Estado Burocrático Autoritario resulta garante y organiza la dominaciónejercida a través de una estructura de clases subordinada a los sectores su-periores de una burguesía oligopólica y transnacionalizada, como su princi-pal base social. Institucionalmente está compuesto por un conjunto de orga-nizaciones coactivas y dedicadas a la “normalización de la economía”; paracumplir dos tareas esenciales de este Estado: la reimplantación del “orden”en la sociedad subordinando al sector popular y la restauración del sistemaeconómico. Al mismo tiempo, se estructura como un sistema de exclusiónpolítica de los sectores populares previamente activados; consolidando ladominación social y sesgando la distribución general de recursos.

El Estado Burocrático Autoritario suprime la ciudadanía y la democraciapolítica; representa la prohibición de lo popular y se respalda en la coacción.Tiende a acrecentar las desigualdades preexistentes al suprimir las institu-ciones canalizadoras de las demandas sustantivas de justicia social, queson incompatibles con la imposición del orden y la “normalización económi-ca”. Suprime, pues, dos mediaciones fundamentales entre el Estado y la so-ciedad: la ciudadanía y lo popular.

A pesar de su discurso marcial y patriótico, el Estado Burocrático Autori-tario que emerge de un desgarramiento del arco homogeneizante de la Na-ción, niega la representación de esa Nación. Intenta sistemáticamente des-politizar el tratamiento de las cuestiones sociales, sometiéndolas a la racio-nalidad técnica. Este accionar es acompañado por el cierre de los canalesdemocráticos de acceso al gobierno y de los criterios de representación po-pular o de clase, cuando limita esa accesibilidad a quienes ocupan la cúpu-la de las grandes organizaciones.

1.6. Legitimidad, conflicto, gobernabilidad y transformación socioe-conómica. La cuestión de la hegemonía. El Estado democrático y lapolítica deliberativa

El grado de desarrollo y la forma en que se estructuran las fuerzas y lasrelaciones de producción, tanto como sus combinaciones e interacciones,brindan las bases y la trama de los aspectos socioeconómicos de una socie-dad. A ellas se suman las formas y jerarquías del poder, las instituciones so-ciales y políticas, el Estado, el derecho, las ideologías -como producto y par-te de la realidad social- y la cultura (Kaplan, 1983). Es a través de la ideolo-gía que se mediatizan e interiorizan la legitimidad y el consenso, al expresarla estructura social y el sistema de dominación emergente.

Toda sociedad es esencialmente “móvil, heterogénea y contradictoria, ysostiene una tensión permanente entre las fuerzas y tendencias de conflic-tos y de disgregación, y las fuerzas de cohesión e integración” (Kaplan,1983, p. 25). Son los naturales intereses de clase los que encierran la po-sibilidad del conflicto. En este contexto surge el papel indispensable que elEstado juega en las relaciones sociales, al colocarse -con el carácter dualque le es propio y que ya fuera analizado- como instancia relativamente au-

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“Es evidente, porotro lado, que la or-

ganización burocrática deuna estructura social y es-pecialmente de una estruc-tura política puede tener ytiene regularmente ampliasconsecuencias económicas.¿Cuáles? Ello depende, pornaturaleza, de la particulardistribución de los poderessociales y económicos, yespecialmente del campoque ocupa el naciente me-canismo burocrático, es de-cir, de la dirección que lehacen seguir los poderesque se sirven de él. El resul-tado de ello ha sido congran frecuencia una distri-bución cripto-plutocráticade poderes.”(Weber, Max. Economía ysociedad. Esbozo de socio-logía comprensiva, FCE,México, 1996, p.742)

“La autoridad es ellegítimo uso del po-

der por parte del gobierno.Legitimidad significa quelos que están sujetos a laautoridad del gobierno laaceptan. Por lo tanto, poderes diferente de autoridad.”(Giddens, Anthony. Socio-logía, Alianza Editorial,Madrid, 1998, pp. 434-435)

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tónoma y superior respecto de todas las clases y grupos. Sólo desempeñan-do esa función adquiere legitimidad y consenso. La aceptación del poder es-tatal y de su función institucionalizadora implica mantener legitimidad, con-senso y legalidad como elementos que interactúan y se superponen comoparte de un proceso único para superar conflictos y lograr estabilidad e inte-gración en el cuerpo social. Es el consenso el que asegura, a través delacuerdo general de los grupos e individuos integrantes de la sociedad, la le-gitimidad de una forma de gobierno o de un tipo de Estado.

El concepto de hegemonía -por su parte- intenta suturar las grietas pre-sentes en el discurso teórico posterior a la Segunda Internacional. La hege-monización de una tarea o de un conjunto de fuerzas políticas pertenece alcampo de la contingencia histórica. Hay una escisión entre la naturaleza declase de la tarea y el agente histórico que la lleva a cabo. El espacio indeter-minado que crea esta escisión “constituye el punto crucial a partir del cuallas orientaciones revolucionarias se dividen” (Laclau y Mouffe, 1987, pp. 53-57). Surge entonces la oposición entre un “interior necesario” (las tareas declase en un desarrollo normal) y un “exterior contingente” (tareas ajenas ala naturaleza de clase de los agentes sociales que éstos deben asumir enun momento determinado). En el discurso de la socialdemocracia rusa, porejemplo, hegemonía designa un “espacio” dominado por la tensión entre dosrelaciones diferentes:

a) la relación entre la tarea hegemonizada y la clase que es su agente “na-tural”; y

b) la relación entre la tarea hegemonizada y la clase que la hegemoniza.

La articulación lógica entre ambas es la condición básica para transfor-mar a la hegemonía en una categoría teórica. La ruptura de esta concepciónreduccionista es la que permite plantear la cuestión de la hegemonía como“la reconstrucción democrática de la nación en torno a un nuevo núcleo declase” (Laclau y Mouffe, 1987, p. 71). Es que la lógica de la hegemonía “co-mo lógica de la articulación y de la contingencia ha pasado a implantarse enla propia identidad de los sujetos hegemónicos” (Laclau y Mouffe, 1987, p.102). Toda vez que se vislumbra un avance en la dirección democrática, “latarea hegemonizada altera la identidad del sujeto hegemónico”; vale decirque el concepto de hegemonía está sujeto a las tensiones inherentes a to-da práctica política y social. Es en este sentido que será aquí utilizado.

“En la medida en que el estado se transforma en un ‘estado de masas’,el tema de la hegemonía, de la guerra de posiciones, pasa a primer planoporque esa transformación implica la puesta en marcha por las clases do-minantes de un nuevo proceso de ‘revolución pasiva’. [...] Es a través deesta ‘revolución pasiva’ (proceso de transformaciones ‘desde lo alto’ en elque se recupera una parte de las demandas ‘de abajo’ pero quitándoles to-da iniciativa política autónoma) como Gramsci alude a la ampliación delliberalismo operada por el capitalismo. [...] El estado, así concebido, no esun instrumento: ‘es todo el complejo de actividades prácticas y teóricascon las cuales la clase dirigente no sólo justifica y mantiene su dominio si-no que también logra obtener el consenso activo de los gobernados’. Lahegemonía es dirección política y dirección cultural.” (Portantiero, JuanCarlos. Los usos de Gramsci, Grijalbo, Buenos Aires, 1999, pp.51-52)

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Por otra parte, cuando las organizaciones y los procedimientos políticos yjurídicos adquieren valor y estabilidad, es posible afirmar que se está en pre-sencia de un proceso de institucionalización como paso previo hacia la go-bernabilidad; entendiendo por tal la institucionalización del sistema político;el grado más alto de la dimensión de gobernación. Cuando un grupo es ca-paz de utilizar ciertos recursos políticos para su propio beneficio o los de ungrupo, se constituye en un actor estratégico que ejerce el poder (Ejército, Igle-sia, asociaciones empresarias, partidos políticos, etc.). En tal sentido, gober-nabilidad y democracia no son sinónimos.

La gobernabilidad es la representación efectiva de los grupos en propor-ción a su poder; respeta la lógica del poder. La democracia, por su parte,es la representación de los grupos de acuerdo al número de personas quelo apoyan; respeta la lógica de la igualdad política y los partidos se convier-ten en un recurso para la gobernabilidad democrática. De ahí que una de lascaracterísticas de los Estados latinoamericanos sea la de fomentar la ingo-bernabilidad. El Estado en América Latina resulta así un actor muy podero-so; quien lo administra establece las reglas y el Estado se convierte en unpremio tentador en la lucha por el poder.

Existe una inevitable tensión entre la autocomprensión normativa del Esta-do de derecho y la facticidad social de los procesos políticos que le son pro-pios. Según los argumentos de Werner Becker, “así como el poder se expre-sa en la superioridad empírica del interés o la voluntad más fuerte, así tam-bién el poder estatal se expresa en la estabilidad del orden que logra mante-ner. La legitimidad se considera medida de la estabilidad, pues objetivamen-te la legitimidad del Estado se mide por el reconocimiento fáctico de que esobjeto por parte de los sometidos a la dominación” (Habermas, 1998, p.366).La igualdad que confiere el voto, la competencia entre los partidos políticos yla dominación de la mayoría son -según esta concepción- elementos suficien-tes para definir la democracia en base a un “subjetivismo ético”.

Conforme a la concepción liberal el proceso democrático se funda en laforma que adoptan los compromisos entre intereses. La concepción republi-cana, en cambio, insiste en la formación de la opinión y la voluntad políticade los ciudadanos, como el medio a través del cual se constituye la socie-dad como un todo políticamente estructurado; la sociedad es en sí mismasociedad política. La comprensión de la política para ambas concepciones,se centra en el Estado. Es la teoría del discurso la que, tomando connotacio-nes normativas de ambos enfoques, articula los conceptos explicativos enuna forma renovada. “La teoría del discurso cuenta con la intersubjetividadde orden superior que representan los procesos de entendimiento que seefectúan a través de los procedimientos democráticos o en la red de comu-nicación de los espacios públicos políticos” (Habermas, 1998, p.375). Asíentendido, el flujo de comunicación entre la formación de la opinión pública,los resultados electorales institucionalizados y las resoluciones legislativas,tiene por objeto garantizar el espacio generado en la opinión pública paratransformar el poder y que pueda ser utilizado administrativamente. Opinióny voluntad se convierten así en procedimientos de formación democrática.

Para Robert Dahl la comprensión de la autodeterminación democrática de-be cumplir con las siguientes garantías: a) la inclusión de todos los afecta-dos; b) oportunidades igualmente distribuidas e igualmente eficaces de par-ticipación en el proceso político; c) igual derecho a voto en la toma de deci-siones; d) el mismo derecho a la elección temática de los problemas esen-

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ciales que afectan al orden social; y e) una situación que permita a todos losimplicados comprender la materia necesitada de regulación y de los intere-ses en conflicto (Habermas, 1998, p.394). La generación de poder legítimoa través de la política deliberativa, permite programar la regulación de losconflictos sociales y la persecución de fines colectivos. Los circuitos de co-municación del espacio público-político están muy expuestos, pues, a la pre-sión que ejerce la inercia social; pero la influencia así generada sólo puedeconvertirse en poder político si logra acatar el procedimiento democrático yel derivado del sistema político articulado como Estado de derecho.

La política

“A mí me parece bien y comprensible que un señor de cuello palomi-ta, polainero, con pata de gallo en el vértice de los ojos y chaleco de fan-tasía, haga política. No sólo que me parece bien, sino que hasta lógico,pues son estas bellas personas las que con apetitos de tiburones y recursosde limosneros en el bolsillo, pueden encontrar un porvenir en la política.

También me parece sensato que en estas aventuras de voto y urna, seembarquen los perdidos y los vagos, ya que ni los vagos ni los perdidostienen nada que perder en dicho asunto sino que van a pura ganancia; pe-ro lo que no encuentro explicable es que personas que durante todo el añohacen derroche de cordura, pierdan en tres días su buena dosis de sentidocomún y se conviertan en correveidiles de los caudillos parroquiales y as-pirantes a una banca en la Cámara.”

(Arlt, Roberto. “Cosas de la política. El Mundo, 2 de marzo de 1930”,en: Aguafuertes, Editorial Losada S.A., Buenos Aires, 1998, t. II, p. 461)

El político (1933)

“Son muy estrechas las similitudes entre nuestro político profesional yel curandero, el brujo y la comadrona. En diferentes tiempos diferentesnombres. [...]

El político se debe al comité y a sus amigos; aquél es el local adosadoa su casa y éstos la prolongación de su familia. Sabe que su misión es dar,servir a su votante, y cuando no se le pide nada está intranquilo, [...] Peroel verdadero político no es el que da, sino el que cambia de mano la dádi-va. Cuando alcanza la más alta magistratura adquiere categoría de ídolo,pero se hace en él más visible lo que no puede dar: mientras que dispo-niendo de la promesa como programa y recetario, la faltriquera mágica re-sulta inexhaustible.

El político se conserva en el auge de su prestigio mientras dura su ha-bilidad de emplear frases ambiguas, abstractas; mientras usa lugares co-munes y frases hechas, sin arriesgar opiniones a fondo. Mas ha de sabertransmitir fe al adicto.”

(Martínez Estrada, Ezequiel. Radiografía de la pampa, Editorial Losa-da S.A., Buenos Aires, 1991, 13ª. edición, pp. 240-241)

Lecturas obligatoriasOszlak, Oscar. La formación del Estado argentino, Edi-torial de Belgrano, Buenos Aires, 1985, caps. I y II.

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Girbal- Blacha, Noemí M. “Argentina: la crisis-las cri-sis. En torno a un estado de la cuestión”, en: AnuarioIEHS 4, Facultad de Ciencias Humanas de la Universi-dad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Ai-res, Tandil, 1991, pp. 413-426.

Kaplan, Marcos. Formación del Estado Nacional enAmérica Latina, Amorrortu Editores, Buenos Aires,1983, primera reimpresión, pp. 11-54.

Lecturas recomendadasDíaz Alejandro, Carlos. Ensayos sobre historia econó-mica argentina, Amorrortu Editores, Buenos Aires,1975.

Garretón, Manuel Antonio. “Redefinición de gobernabi-lidad y cambio político”, en: Síntesis 22, julio-diciem-bre 1994, pp. 53-60.

1. Resuelva la siguiente guía de lectura a partir del tex-to de Kaplan:

a. ¿Cuál es la hipótesis central sostenida por el autoracerca de la formación del Estado Nacional en Améri-ca Latina y cuáles las dificultades que encuentra paraexponerla?b. En función del encuadre teórico que realiza el autor,¿cómo define los niveles y aspectos de las estructurassociopolíticas? ¿Qué opina de las ideologías?c. Reseñe sus planteos acerca de las relaciones entreconflicto, integración y poder en la conformación delEstado nacional.d. ¿Por qué sostiene el autor que el Estado tiene un ca-rácter dual? Fundamente brevemente. Caracteres yfunciones del poder estatal.e. ¿Qué lugar ocupan administración y burocracia eneste texto? ¿Por qué?f. ¿Cómo vincula Kaplan el capitalismo liberal con elEstado? Enumere sus aspectos principales.g. ¿Qué es el bonapartismo?h. Defina y relacione los conceptos de institucionaliza-ción, legitimidad, consenso y legalidad. i. ¿Cuáles son las funciones negativas y cuáles laspositivas que cumple el Estado, según el análisis deKaplan?

2. Responda a partir de las explicaciones dadas en laCarpeta de trabajo:a. Caracterice una crisis coyuntural y una estructural,orgánica, nacional. Enuncie un ejemplo de cada una.Enumere -por lo menos- 2 diferencias entre cada unade ellas.b. Explique brevemente la siguiente afirmación referi-da a los acontecimientos de la Argentina de 1930: “el

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drama reside tanto en la incapacidad de la clase domi-nante para ser dirigente, cuanto en las subalternas pa-ra construir un sistema hegemónico alternativo” (An-saldi, 1989, p.391).

3. Elabore un cuadro conforme a las siguientes indica-ciones:Título del cuadro: Formación y transformaciones delEstado nacional entre 1880 y 1966. Diseñe etapas históricas y consigne para cada etapa: • Qué sectores tienen la titularidad del gobierno; • Enumere por lo menos 3 características distintivaspara cada caso;• Refiera dos factores del proceso histórico que condi-cionan el cambio.• Indique para cada etapa si hay gobernabilidad condemocracia o sin ella.

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