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De la Iglesia Luterana Costarricense a la Comunión Luterana Mundial, a las Iglesias hermanas, a las Agencias y Organismos solidarios y al Movimiento Social costarricense. 1. Una noticia que nos llena de alegría La Iglesia Luterana Costarricense (ILCO) comunica, con gran alegría, que nuestro Obispo Melvin Jiménez fue designado como Ministro de la Presidencia del nuevo Gobierno de la República de Costa Rica. Estamos seguros que el Obispo Jiménez sabrá llevar ese nuevo Ministerio por las sendas de la Justicia Social, del diálogo, de la búsqueda de consensos, de la defensa de los Derechos Humanos y de las Políticas de inclusión y de solidaridad que se fueron forjando en los casi doscientos años de vida independiente de nuestro país, pero que las tendencias neoliberales de los últimos treinta años han amenazado y deteriorado notoriamente. Pedimos se unan a nuestra alegría y a nuestras oraciones para que el Señor de la Historia siga acompañando a nuestro Hermano y Obispo en este nuevo desafío que, sin duda, requerirá de los dones de paz, gozo, sabiduría, prudencia, valentía y amor que provienen del Espíritu Santo. 2. Una Iglesia en permanente transformación. Son de sobra conocidos los dones y talentos con los que el Señor ha bendecido a nuestro Hermano Obispo. Por ello, su designación como Ministro de Estado implica para nuestra Iglesia una pérdida y una oportunidad. Pérdida porque no contaremos con su amplia experiencia, conocimientos y acertada consejería. Oportunidad, porque confiamos en que su presencia en el Gobierno se reflejará en políticas públicas que favorezcan a las Mujeres, a las personas Migrantes, a los Pueblos Indígenas, a las personas sexualmente diversas, a quienes sufren violencia intrafamiliar, a quienes les es negado trabajo y salario digno, en fin, políticas públicas que tiendan al Bien Común, al Buen Vivir de nuestro pueblo y de nuestro Ambiente. 1

Carta a iglesias organismos y contrapartes

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Comunicado a la Comunión Luterana Mundial, a las Iglesias Hermanas, a las Agencias, Organismos Solidarios y al Movimiento Social Costarricense.

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De la Iglesia Luterana Costarricense a la Comunión Luterana Mundial, a las Iglesias hermanas, a las Agencias y Organismos solidarios y al Movimiento Social costarricense.

1. Una noticia que nos llena de alegría

La Iglesia Luterana Costarricense (ILCO) comunica, con gran alegría, que nuestro Obispo Melvin Jiménez fue designado como Ministro de la Presidencia del nuevo Gobierno de la República de Costa Rica.

Estamos seguros que el Obispo Jiménez sabrá llevar ese nuevo Ministerio por las sendas de la Justicia Social, del diálogo, de la búsqueda de consensos, de la defensa de los Derechos Humanos y de las Políticas de inclusión y de solidaridad que se fueron forjando en los casi doscientos años de vida independiente de nuestro país, pero que las tendencias neoliberales de los últimos treinta años han amenazado y deteriorado notoriamente.

Pedimos se unan a nuestra alegría y a nuestras oraciones para que el Señor de la Historia siga acompañando a nuestro Hermano y Obispo en este nuevo desafío que, sin duda, requerirá de los dones de paz, gozo, sabiduría, prudencia, valentía y amor que provienen del Espíritu Santo.

2. Una Iglesia en permanente transformación.

Son de sobra conocidos los dones y talentos con los que el Señor ha bendecido a nuestro Hermano Obispo. Por ello, su designación como Ministro de Estado implica para nuestra Iglesia una pérdida y una oportunidad. Pérdida porque no contaremos con su amplia experiencia, conocimientos y acertada consejería. Oportunidad, porque confiamos en que su presencia en el Gobierno se reflejará en políticas públicas que favorezcan a las Mujeres, a las personas Migrantes, a los Pueblos Indígenas, a las personas sexualmente diversas, a quienes sufren violencia intrafamiliar, a quienes les es negado trabajo y salario digno, en fin, políticas públicas que tiendan al Bien Común, al Buen Vivir de nuestro pueblo y de nuestro Ambiente.

Al mismo tiempo, el cambio de funciones del Obispo Jiménez encuentra a nuestra Iglesia en un proceso de reestructuración organizativa y funcional derivado del proceso de Planificación Estratégica Participativa que asumimos, con el acompañamiento de Iglesias Hermanas y del Programa de Sustentabilidad de la Federación Luterana Mundial, hace aproximadamente dos años.

La Junta Directiva de nuestra Iglesia acordó aceptar la solicitud del Obispo y le concedió una dispensa plena del ministerio presbiteral y Obispal, a partir del 8 de mayo del año en curso y mientras dure su nombramiento en el Gobierno. En esta coyuntura, el Obispo cuenta con el claro apoyo de la ILCO. Somos conscientes de los riesgos que este apoyo implica pero nos ponemos en manos de Dios y confiamos en que la solidaridad y el espíritu fraterno y sororial de nuestras hermanas y hermanos de

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Iglesias y Agencias Cooperantes prevalezca sobre temores y dudas ante una situación inédita.

Por otra parte, la Ley costarricense obliga a los Ministros de Estado a renunciar a cargos en Juntas Directivas. Por ello, nuestra Junta Directiva también aceptó la renuncia a la Presidencia de esa Junta, a partir del 8 de mayo del presente año.

Como resultado del proceso de Planificación Estratégica iniciado hace dos años, en adelante la acción pastoral y diacónica de la ILCO estará basada en tres grandes subprogramas: Desarrollo de Comunidades de Fe, Diaconía y Fortalecimiento Institucional (a cargo del P. Erick Umaña, del P. Abel Moya y de la Licda. Ana Lorena Madrigal, respectivamente) que en la gestión de proyectos estarán orientados por el Coordinador General de Programas y Proyectos, MSc. Gustavo Blanco Brackenridge. La Dirección Ejecutiva de la Iglesia, que incluye la conducción y el acompañamiento pastoral general a la ILCO, así como las relaciones intereclesiales, ecuménicas y laborales, estarán a cargo del suscrito, Pastor Carlos Bonilla Avendaño, quien además fomentará una relación estrecha y permanente de la Dirección y coordinaciones de programa para actuar en comunión, entre sí y con la Junta Directiva según sus competencias.

3. Un tiempo de transición.

Hemos pasado meses intensos de trabajo, de encuentros y despedidas, de propuestas y diálogos al interior de la Iglesia. Simultáneamente, como ciudadanas y ciudadanos algunas personas de la ILCO nos involucramos activamente en la contienda electoral, conscientes de que en estas elecciones se estaba jugando el futuro de la Patria, y que de los resultados de esta elección dependía que la Economía y la Política nacional siguieran en el abismo de corrupción y latrocinio en que las habían sumido los representantes del Neoliberalismo, o se orientaran al Bien Común, con nuevos Programas, nuevas personas en el Gobierno y un pueblo consciente y organizado, inclusivo y solidario, y por ello cercano a la nuestra Misión de “Anunciar la Buena Noticia a las y los Empobrecidos y Excluidos.” Por otra parte, quienes asumimos el liderazgo de la ILCO estamos en esa fase de conocer, entender, aplicar o adaptar procedimientos, formas de relacionamiento, redistribución y ritmos de trabajo, etc.

Con transparencia, reconocemos que, sin haber dejado de trabajar intensamente en nuestros Programas y Proyectos pastorales y diacónicos, muchas energías, emociones, preocupaciones y ansiedades nos distrajeron de algunas responsabilidades formales –también muy importantes- que ya estamos retomando y asumiendo con el ánimo y la fuerza que nos da el saber que hoy tenemos un Gobierno de personas honestas y solidarias. Esperamos también comprensión en nuestras Contrapartes Cooperantes en relación con algunos Informes y contactos. A más tardar el quince de mayo habremos

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cubierto todos los actuales pendientes y asumido con buen ritmo las nuevas dinámicas.

Tenemos esperanza de que se abrirán nuevos caminos para un mayor impacto de nuestra incidencia desde la fe cristiana en Políticas Públicas, sin que eso implique menoscabo a nuestra autonomía y a nuestra libertad eclesial para seguir siendo una Voz Profética, sean quienes sean las personas o grupos que gobiernen el país y sin que tampoco signifique renuncia a nuestra convicción de la urgente necesidad de que el Estado costarricense profundice su carácter de Estado Social y Democrático de Derecho y deje de ser un Estado confesional (es uno de los pocos Estados oficialmente católicos del mundo) para asumir una sana, democrática y liberadora laicidad.

En las próximas semanas tendremos una Asamblea General de la Iglesia en la que podremos avanzar hacia la resolución de algunas situaciones legales y formales que nos plantea la nueva situación del Obispo Jiménez y de la Iglesia.

.4. Viviendo en el Kairós.

La Iglesia Luterana Costarricense vive un momento de Kayrós: hoy Dios nos llama a seguir profundizando el camino iniciado por el Obispo Jiménez: la construcción de una Iglesia de clara y profunda identidad luterana, una Iglesia de y para las y los Empobrecidos y Excluidos, una Iglesia reformada y en permanente transformación que –nutriendo y nutriéndose de la comunión luterana mundial- crece desde las honduras culturales latinoamericanas, centroamericanas y costarricenses y que desde esa Comunión y desde esa Opción crea y recrea su Liturgia, su Diaconía, su Testimonio y su Koinonía.

Ese es nuestro compromiso ante Dios, ante la comunión luterana centroamericana, latinoamericana y mundial, ante las Agencias cooperantes y ante nosotros/mismos/as.

Asumimos los riesgos con plena consciencia de ellos, mas sin temores ni pusilanimidades paralizantes. El amor perfecto echa fuera todo temor, dice la Escritura y es desde ese amor que queremos actuar y que queremos ser juzgados como Iglesia. Más allá de eso, el Espíritu de Dios sin duda suplirá nuestras limitaciones y vulnerabilidades.

5. Oren por nuestro Obispo y por nuestra Iglesia

Pedimos sus oraciones constantes por nuestro Obispo Melvin Jiménez en sus nuevas funciones estatales, por este Pequeño Rebaño que es la Iglesia Luterana Costarricense, en especial por quienes estamos asumiendo las tareas de Servicio, necesarias para cumplir la vocación eclesial a la que somos llamados y para que en el ejercicio de estas

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tareas no defraudemos las esperanzas y el clamor de la gente de las comunidades que acompañamos y nos acompañan. Desde el Evangelio, ellas son nuestra prioridad.

Continuaremos en comunicación dialógica, constante y transparente.

Fraternalmente, en Cristo Jesús,

P. Carlos Bonilla Avendaño

Pastor Director Ejecutivo.

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