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La Tierra, Venezuela, noviembre del 2010. SR. Jesús Cristo Rey del Universo Saludos querido padre, hermano, hijo, camarada y benevolente criatura misteriosa proveniente de la divinidad. Las notas que empiezo a escribirte son las primeras que te escribo y tienen como intensión que sepas que tienes un admirador y seguidor que ha conocido tu obra y doctrina desde que ha conocido la razón. Muchas cosas se dicen de ti pero en realidad solo tu podrás responder tantas interrogantes que en relación a tu ser, se especula. Desde niño crecí con la creencia de que eras lo mismo que dios, luego fui comprendiendo que además eras el hijo y espíritu santo, que eras tres personas a la vez. Será mi querido Dios que necesitas tener tantas personalidades como personalidades existen en la tierra. Mi vida seria una inmensa confusión si no te tuviera en mi conciencia, has marcado mi conducta recta y hasta mi conducta al margen de las reglas. A medida que fui creciendo fui conociendo los temores y las amenazas que se ciernen sobre nosotros los seres humanos, tanta información y maneras de ver al mundo se vienen presentando y producen un gran cambio de percepción del ser que creemos que eres, desde que eras un ser cruel y vengador que castigas a los que se rebelan contra tus leyes. Te pregunto porque tanta desolación y desesperanza en un mundo tuyo, cuando eres tan bueno, tan sabio y grandioso ser. Triste me pongo cuando siento que no existes, pero lleno de esperanzas me hace sentir tu presencia invisible pero sentida a través de tanto abrigo en momentos de incertidumbre. El mundo parece que con su vasto conocimiento, idiomas, culturas y enigmas quiere desfigurar tu esencia y convertirte en una estructura de reglas sagradas que benefician a los que las conocen pero castigan a los que las ignoran sin importar las condiciones sociales que giran en el entorno de un pecador.

Carta a una persona que admiramos

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Page 1: Carta a una persona que admiramos

La Tierra, Venezuela, noviembre del 2010.

SR. Jesús Cristo

Rey del Universo

Saludos querido padre, hermano, hijo, camarada y benevolente criatura misteriosa proveniente de la divinidad. Las notas que empiezo a escribirte son las primeras que te escribo y tienen como intensión que sepas que tienes un admirador y seguidor que ha conocido tu obra y doctrina desde que ha conocido la razón. Muchas cosas se dicen de ti pero en realidad solo tu podrás responder tantas interrogantes que en relación a tu ser, se especula. Desde niño crecí con la creencia de que eras lo mismo que dios, luego fui comprendiendo que además eras el hijo y espíritu santo, que eras tres personas a la vez. Será mi querido Dios que necesitas tener tantas personalidades como personalidades existen en la tierra. Mi vida seria una inmensa confusión si no te tuviera en mi conciencia, has marcado mi conducta recta y hasta mi conducta al margen de las reglas. A medida que fui creciendo fui conociendo los temores y las amenazas que se ciernen sobre nosotros los seres humanos, tanta información y maneras de ver al mundo se vienen presentando y producen un gran cambio de percepción del ser que creemos que eres, desde que eras un ser cruel y vengador que castigas a los que se rebelan contra tus leyes. Te pregunto porque tanta desolación y desesperanza en un mundo tuyo, cuando eres tan bueno, tan sabio y grandioso ser. Triste me pongo cuando siento que no existes, pero lleno de esperanzas me hace sentir tu presencia invisible pero sentida a través de tanto abrigo en momentos de incertidumbre. El mundo parece que con su vasto conocimiento, idiomas, culturas y enigmas quiere desfigurar tu esencia y convertirte en una estructura de reglas sagradas que benefician a los que las conocen pero castigan a los que las ignoran sin importar las condiciones sociales que giran en el entorno de un pecador.

Ahora después de esto te digo camarada porque un ser que lo ve todo tiene que estar al tanto de las desigualdades sociales, pues si conoces mis miedos de niñez, que será de las pesadillas, que hoy se me presentan, conociendo y teniendo una conciencia social. Espero que si castigas mis pecados no te olvides de mis maestros de la escuela de la vida, la televisión que tanta cosa habla de ti que si judas, que si magdalena, tanta guerra es el castigo que merecen sus víctimas por no creer en ti, cosa más indígnate de creer de ti. Tanta gente se pregunta dónde estabas cuando te necesitaban, si puedes responder esta carta avísame para decirles, pero seguro me dirás que hay tantos problemas que atender y que tienes que priorizarlos para hacer bien tu trabajo. De seguro vendrá el día en que gritaremos cantando de que hemos vencidos, contra tanto enemigo de tus leyes y que podré alcanzar la misericordia de tu perdón. Pronto volveré a escribirte.

Atentamente el militante

Daniel Rangel