Carta Sobre El Arte Juan Pablo II

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  • 8/13/2019 Carta Sobre El Arte Juan Pablo II

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    EL MAGISTERIO DE JUAN PABLO II SOBRE EL ARTE, LA MSICASAGRADA Y LA ORACIN DE LOS SALMOS

    CARTA DE JUAN PABLO II A LOS ARTISTAS

    A los que con apasionada entrega buscan nuevas epifanas de la belleza para ofrecerlas al

    mundo a travs de la creacin artstica. Dios vio cuanto haba hecho, y todo estaba muy

    bien (Gn 1, 31).

    El art ista, imagen de Dios Creador

    1. Nadie mejor que vosotros, artistas, geniales constructores de belleza, puedeintuir algo del "pathos" con el que Dios, en el alba de la creacin, contempl la obrade sus manos. Un eco de aquel sentimiento se ha reflejado infinitas veces en lamirada con que vosotros, al igual que los artistas de todos los tiempos, atrados porel asombro del ancestral poder de los sonidos y de las palabras, de los colores y delas formas, habis admirado la obra de vuestra inspiracin, descubriendo en ellacomo la resonancia de aquel misterio de la creacin a la que Dios, nico creador detodas las cosas, ha querido en cierto modo asociaros.

    Por esto me ha parecido que no hay palabras ms apropiadas que las del Gnesispara comenzar esta carta dirigida a vosotros, a quienes me siento unido porexperiencias que se remontan muy atrs en el tiempo y han marcado de modoindeleble mi vida. Con este texto quiero situarme en el camino del fecundo dilogo

    de la Iglesia con los artistas que en dos mil aos de historia no se ha interrumpidonunca, y que se presenta tambin rico de perspectivas de futuro en el umbral deltercer milenio.

    En realidad, se trata de un dilogo no solamente motivado por circunstanciashistricas o por razones funcionales, sino basado en la esencia misma tanto de laexperiencia religiosa como de la creacin artstica. La pgina inicial de la Biblia nospresenta a Dios casi como el modelo ejemplar de cada persona que produce unaobra: en el hombre artfice se refleja su imagen de Creador. Esta relacin se pone enevidencia en la lengua polaca, gracias al parecido en el lxico entre las palabras

    stweca (creador) y twrcam (artfice).

    Cul es la diferencia entre creador y artfice? El que crea da el ser mismo, sacaalguna cosa de la nada ex nihilo sui et subiecti, se dice en latn y esto, ensentido estricto, es el modo de proceder exclusivo del Omnipotente. El artfice, porel contrario, utiliza algo ya existente, dndole forma y significado. Este modo de

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    actuar es propio del hombre en cuanto imagen de Dios. En efecto, despus dehaber dicho que Dios cre el hombre y la mujer a imagen suya100, la Biblia aadeque les confi la tarea de dominar la tierra101. Fue en el ltimo da de la creacin102. Enlos das precedentes, como marcando el ritmo de la evolucin csmica, el Seorhaba creado el universo. Al final cre al hombre, el fruto ms noble de su

    proyecto, al cual someti el mundo visible como un inmenso campo dondeexpresar su capacidad creadora.

    As pues, Dios ha llamado al hombre a la existencia, transmitindole la tarea de serartfice. En la creacin artstica el hombre se revela ms que nunca imagen deDios y lleva a cabo esta tarea ante todo plasmando la estupenda materia de lapropia humanidad y, despus, ejerciendo un dominio creativo sobre el universoque le rodea. El Artista divino, con admirable condescendencia, trasmite al artistahumano un destello de su sabidura trascendente, llamndolo a compartir supotencia creadora. Obviamente, es una participacin que deja intacta la distancia

    infinita entre el Creador y la criatura, como sealaba el Cardenal Nicols de Cusa:El arte creador, que el alma tiene la suerte de alojar, no se identifica con aquel artepor esencia que es Dios, sino que es solamente una comunicacin y unaparticipacin del mismo103.

    Por esto el artista, cuanto ms consciente es de su don, tanto ms se sientemovido a mirar hacia s mismo y hacia toda la creacin con ojos capaces decontemplar y de agradecer, elevando a Dios su himno de alabanza. Slo as puedecomprenderse a fondo a s mismo, su propia vocacin y misin.

    La especial vocacin del artista

    2. No todos estn llamados a ser artistas en el sentido especfico de la palabra. Sinembargo, segn la expresin del Gnesis, a cada hombre se le confa la tarea de serartfice de la propia vida; en cierto modo, debe hacer de ella una obra de arte, unaobra maestra.

    Es importante entender la distincin, pero tambin la conexin, entre estas dosfacetas de la actividad humana. La distincin es evidente. En efecto, una cosa es ladisposicin por la cual el ser humano es autor de sus propios actos y responsablede su valor moral, y otra la disposicin por la cual es artista y sabe actuar segn lasexigencias del arte, acogiendo con fidelidad sus dictmenes especficos104. Por esoel artista es capaz de producir objetos, pero esto, de por s, nada dice an de susdisposiciones morales. En efecto, en este caso, no se trata de realizarse uno mismo,

    100 cf. Gn 1, 27.101 cf. Gn 1, 28.102 cf. Gn 1, 28-31.103 Dialogus de ludo globi, Lib. II: Philosophisch-Theologische Schriften, Viena 1967, III, p. 332.104 Las virtudes morales, y entre ellas en particular la prudencia, permiten al sujeto obrar en armona con el criterio

    del bien y del mal moral, segn la recta ratio agibilium (el justo criterio de la conducta). El arte, al contrario, es

    definido por la filosofa como recta ratio factibilium (el justo criterio de las realizaciones).

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    de formar la propia personalidad, sino solamente de poner en acto las capacidadesoperativas, dando forma esttica a las ideas concebidas en la mente.

    Pero si la distincin es fundamental, no lo es menos la conexin entre estas dosdisposiciones, la moral y la artstica. stas se condicionan profundamente de modo

    recproco. En efecto, al modelar una obra el artista se expresa a s mismo hasta elpunto de que su produccin es un reflejo singular de su mismo ser, de lo que l esy de cmo es. Esto se confirma en la historia de la humanidad, pues el artista,cuando realiza una obra maestra, no slo da vida a su obra, sino que por medio deella, en cierto modo, descubre tambin su propia personalidad. En el arteencuentra una dimensin nueva y un canal extraordinario de expresin para sucrecimiento espiritual. Por medio de las obras realizadas, el artista habla y secomunica con los otros. La historia del arte, por ello, no es slo historia de lasobras, sino tambin de los hombres. Las obras de arte hablan de sus autores,introducen en el conocimiento de su intimidad y revelan la original contribucin

    que ofrecen a la historia de la cultura.

    La vocacin artstica al servicio de la belleza

    3. Escribe un conocido poeta polaco, Cyprian Norwid: La belleza sirve paraentusiasmar en el trabajo, el trabajo para resurgir105.

    El tema de la belleza es propio de una reflexin sobre el arte. Ya se ha visto cuandohe recordado la mirada complacida de Dios ante la creacin. Al notar que lo quehaba creado era bueno, Dios vio tambin que era bello106. La relacin entre bueno ybello suscita sugestivas reflexiones. La belleza es en un cierto sentido la expresin

    visible del bien, as como el bien es la condicin metafsica de la belleza. Lo habancomprendido acertadamente los griegos que, uniendo los dos conceptos, acuaronuna palabra que comprende a ambos: kalokagathia, es decir belleza-bondad. Aeste respecto escribe Platn: La potencia del Bien se ha refugiado en la naturalezade lo Bello107.

    El modo en que el hombre establece la propia relacin con el ser, con la verdad ycon el bien, es viviendo y trabajando. El artista vive una relacin peculiar con labelleza. En un sentido muy real puede decirse que la belleza es la vocacin a la queel Creador le llama con el don del talento artstico. Y, ciertamente, tambin stees un talento que hay que desarrollar segn la lgica de la parbola evanglica delos talentos108.

    Entramos aqu en un punto esencial. Quien percibe en s mismo esta especie dedestello divino que es la vocacin artstica de poeta, escritor, pintor, escultor,

    105 Promtehidion: Bogumil vv. 185-186: Pisma wybrane, Varsovia 1968, vol. 2, p. 216.106 La versin griega de los Setenta expres adecuadamente este aspecto, traduciendo el trmino t(o-)b (bueno) del

    texto hebreo con kaln (bello).107 Filebo, 65 A.108 cf. Mt 25, 14-30.

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    arquitecto, msico, actor, etc. advierte al mismo tiempo la obligacin de nomalgastar ese talento, sino de desarrollarlo para ponerlo al servicio del prjimo yde toda la humanidad.

    El artista y el bien comn

    4. La sociedad, en efecto, tiene necesidad de artistas, del mismo modo que tienenecesidad de cientficos, tcnicos, trabajadores, profesionales, as como de testigosde la fe, maestros, padres y madres, que garanticen el crecimiento de la persona yel desarrollo de la comunidad por medio de ese arte eminente que es el arte deeducar. En el amplio panorama cultural de cada nacin, los artistas tienen supropio lugar. Precisamente porque obedecen a su inspiracin en la realizacin deobras verdaderamente vlidas y bellas, no slo enriquecen el patrimonio culturalde cada nacin y de toda la humanidad, sino que prestan un servicio socialcualificado en beneficio del bien comn.

    La diferente vocacin de cada artista, a la vez que determina el mbito de suservicio, indica las tareas que debe asumir, el duro trabajo al que debe someterse yla responsabilidad que debe afrontar. Un artista consciente de todo ello sabetambin que ha de trabajar sin dejarse llevar por la bsqueda de la gloria banal o laavidez de una fcil popularidad, y menos an por la ambicin de posiblesganancias personales. Existe, pues, una tica, o ms bien una espiritualidad delservicio artstico que de un modo propio contribuye a la vida y al renacimiento deun pueblo. Precisamente a esto parece querer aludir Cyprian Norwid cuandoafirma: La belleza sirve para entusiasmar en el trabajo, el trabajo para resurgir.

    El arte ante el misterio del Verbo encarnado

    5. La ley del Antiguo Testamento presenta una prohibicin explcita de representara Dios invisible e inexpresable con la ayuda de una imagen esculpida o de metalfundido109, porque Dios transciende toda representacin material: Yo soy el quesoy110. Sin embargo, en el misterio de la Encarnacin el Hijo de Dios en persona seha hecho visible: Al llegar la plenitud de los tiempos, Dios envi a su Hijo, nacidode mujer111. Dios se hizo hombre en Jesucristo, el cual ha pasado a ser as el puntode referencia para comprender el enigma de la existencia humana, del mundocreado y de Dios mismo112.

    Esta manifestacin fundamental del Dios-Misterio aparece como animacin ydesafo para los cristianos, incluso en el plano de la creacin artstica. De ello sederiva un desarrollo de la belleza que ha encontrado su savia precisamente en elmisterio de la Encarnacin. En efecto, el Hijo de Dios, al hacerse hombre, haintroducido en la historia de la humanidad toda la riqueza evanglica de la verdad

    109 Dt 27, 25.110 Ex 3, 14.111 Ga 4, 4.112 Carta encclica. Fides et ratio (14 septiembre 1998), 80: AAS 91 (1999), 67.

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    y del bien, y con ella ha manifestado tambin una nueva dimensin de la belleza,de la cual el mensaje evanglico est repleto.

    La Sagrada Escritura se ha convertido as en una especie de inmensovocabulario113y de Atlas iconogrfico114del que se han nutrido la cultura y el arte

    cristianos. El mismo Antiguo Testamento, interpretado a la luz del Nuevo, hadado lugar a inagotables filones de inspiracin. A partir de las narraciones de lacreacin, del pecado, del diluvio, del ciclo de los Patriarcas, de los acontecimientosdel xodo, hasta tantos otros episodios y personajes de la historia de la salvacin, eltexto bblico ha inspirado la imaginacin de pintores, poetas, msicos, autores deteatro y de cine. Una figura como la de Job, por citar slo un ejemplo, con sudesgarradora y siempre actual problemtica del dolor, contina suscitando elinters filosfico, literario y artstico. Y qu decir del Nuevo Testamento? Desde laNavidad al Glgota, desde la Transfiguracin a la Resurreccin, desde los milagrosa las enseanzas de Cristo, llegando hasta los acontecimientos narrados en los

    Hechos de los Apstoles o los descritos por el Apocalipsis en clave escatolgica, lapalabra bblica se ha hecho innumerables veces imagen, msica o poesa, evocandocon el lenguaje del arte el misterio del Verbo hecho carne.

    Todo ello constituye un vasto captulo de fe y belleza en la historia de la cultura,del que se han beneficiado especialmente los creyentes en su experiencia deoracin y de vida. Para muchos de ellos, en pocas de escasa alfabetizacin, lasexpresiones figurativas de la Biblia representaron incluso una concreta mediacincatequtica115. Pero para todos, creyentes o no, las obras inspiradas en la Escriturason un reflejo del misterio insondable que rodea y est presente en el mundo.

    Alianza fecunda entre Evangelio y Arte

    6. La autntica intuicin artstica va ms all de lo que perciben los sentidos y,penetrando la realidad, intenta interpretar su misterio escondido. Dicha intuicinbrota de lo ms ntimo del alma humana, all donde la aspiracin a dar sentido a lapropia vida se ve acompaada por la percepcin fugaz de la belleza y de la unidadmisteriosa de las cosas. Todos los artistas tienen en comn la experiencia de ladistancia insondable que existe entre la obra de sus manos, por lograda que sea, yla perfeccin fulgurante de la belleza percibida en el fervor del momento creativo:lo que logran expresar en lo que pintan, esculpen o crean es slo un tenue reflejodel esplendor que durante unos instantes ha brillado ante los ojos de su espritu.

    El creyente no se maravilla de esto: sabe que por un momento se ha asomado alabismo de luz que tiene su fuente originaria en Dios. Acaso debe sorprenderse deque el espritu quede como abrumado hasta el punto de no poder expresarse sino

    laP. Claudel.114 M. Chagall.115 San Gregorio Magno formul magistralmente este principio pedaggico en una carta del 599 al Obispo deMarsella, Sereno: La pintura se usa en las iglesias para que los analfabetos, al menos mirando a las paredes,puedan leer lo que no son capaces de descifrar en los cdices, Epistulae, IX, 209: CCL 140 A, 1714.

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    con balbuceos? El verdadero artista est dispuesto a reconocer su limitacin yhacer suyas las palabras del apstol Pablo, segn el cual Dios no habita ensantuarios fabricados por manos humanas, de modo que no debemos pensar quela divinidad sea algo semejante al oro, la plata o la piedra, modelados por el arte yel ingenio humano116. Si ya la realidad ntima de las cosas est siempre ms allde las capacidades de la penetracin humana, cunto ms Dios en la profundidadde su insondable misterio!

    El conocimiento de la fe es de otra naturaleza. Supone un encuentro personal conDios en Jesucristo. Este conocimiento, sin embargo, puede tambin enriquecerse atravs de la intuicin artstica. Un modelo elocuente de contemplacin esttica quese sublima en la fe son, por ejemplo, las obras del Beato Anglico117. A este respecto,es muy significativa la lauda exttica que San Francisco de Ass repite dos veces enla chartula compuesta despus de haber recibido en el monte Verna los estigmas

    de Cristo: T eres belleza ... T eres belleza!118. San Buenaventura comenta:Contemplaba en las cosas bellas al Bellsimo y, siguiendo las huellas impresas enlas criaturas, segua a todas partes al Amado119.

    116 Hch 17, 24.29.117 Beato Anglico (Italia, 1400-1455). Pintor italiano de principios del renacimiento que supo combinar la vida defraile dominico con la de pintor consumado. Fue llamado Anglico y tambin Beato por su temtica religiosa, laserenidad de sus obras y porque era un hombre de extraordinaria devocin. Naci en Vicchio, Toscana, y suverdadero nombre era el de Guido di Pietro. En 1418 ingres en un convento dominico en Fiesole y alrededor de1425 se convirti en fraile de la orden con el nombre de Giovanni da Fiesole. Aunque se desconoce quin fue sumaestro, se cree que comenz su carrera artstica como iluminador de misales y otros libros religiosos. Despusempez a pintar retablos y tablas. Entre las obras importantes de sus comienzos se cuentan la Madonna de laestrella (c. 1428-1433, San Marcos, Florencia) y Cristo en la gloria rodeado de santos y de ngeles (NationalGallery, Londres), donde aparecen pintadas ms de 250 figuras diferentes. Tambin a ese periodo pertenecen dosobras tituladas La coronacin de la Virgen (San Marcos y Museo del Louvre, Pars) y El juicio universal (SanMarcos). La madurez de su estilo se aprecia por primera vez en la Madonna dei Linaioli (1433, San Marcos), endonde pinta una serie de doce ngeles tocando instrumentos musicales. En 1436, los dominicos de Fiesole setrasladaron al convento de San Marcos de Florencia que acababa de ser reconstruido por Michelozzo. FrayAnglico, sirvindose a veces de ayudantes, pint numerosos frescos en el claustro, la sala capitular y las entradasa las veinte celdas de los frailes de los corredores superiores. Los ms impresionantes son La crucifixin, Cristoperegrino y La transfiguracin. El retablo que hizo para San Marcos (c. 1439) es una de las primerasrepresentaciones de lo que se conoce como conversacin sacra: la Virgen acompaada de ngeles y santos queparecen compartir un espacio comn.En 1445, Fray Anglico fue llamado a Roma por el papa Eugenio IV para pintar unos frescos en la capilla delSacramento del Vaticano, hoy desaparecida. En 1447, pint los frescos de la catedral de Orvieto junto con su

    discpulo Benozzo Gozzoli. Sus ltimas obras importantes, los frescos realizados en el Vaticano para decorar lacapilla del papa Nicols V, representan episodios de las Vidas de san Lorenzo y de san Esteban (1447-1449), yprobablemente hayan sido pintados por ayudantes a partir de diseos del maestro. Desde 1449 hasta 1452, FraAnglico fue el prior de su convento de Fiesole. Muri en el convento dominico de Roma el 18 de marzo de 1455.Fray Anglico combin la elegancia decorativa del gtico, de Gentile da Fabriano, con el estilo ms realista deotros maestros del renacimiento como el pintor Masaccio y los escultores Ghiberti y Donatello, que trabajaban enFlorencia, y aplic tambin las teoras sobre la perspectiva de Leon Battista Alberti. Las expresiones de devocinen los rostros son muy logradas, as como la utilizacin del color que consigue dar mayor intensidad emotiva a laobra. Su maestra en la creacin de figuras monumentales, en la representacin del movimiento y en la capacidadpara crear planos de profundidad a travs de la perspectiva lineal, especialmente en los frescos realizados enRoma, lo confirman como uno de los pintores ms importantes del primer renacimiento. En el Museo del Prado deMadrid se conserva una de sus obras ms representativas: La Anunciacin (1430-1432), realizada para el conventodominico de Fiesde.118 Alabanzas al Dios altsimo, vv. 7 y 10: Fonti Francescane, n. 261, Padua 1982, p. 177. 119 Legenda maior, IX, 1: Fonti Francescane, n. 1162, l. c., p. 911.

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    Una sensibilidad semejante se encuentra en la espiritualidad oriental, donde Cristoes calificado como el Bellsimo, de belleza superior a todos los mortales120.Macario el Grande comenta del siguiente modo la belleza transfigurante yliberadora del Resucitado: El alma que ha sido plenamente iluminada por labelleza indecible de la gloria luminosa del rostro de Cristo, est llena del Espritu

    Santo... es toda ojo, toda luz, toda rostro121.

    Toda forma autntica de arte es, a su modo, una va de acceso a la realidad msprofunda del hombre y del mundo. Por ello, constituye un acercamiento muyvlido al horizonte de la fe, donde la vicisitud humana encuentra su interpretacincompleta. Este es el motivo por el que la plenitud evanglica de la verdad suscitdesde el principio el inters de los artistas, particularmente sensibles a todas lasmanifestaciones de la ntima belleza de la realidad.

    Los principios

    7. El arte que el cristianismo encontr en sus comienzos era el fruto maduro delmundo clsico, manifestaba sus cnones estticos y, al mismo tiempo, transmitasus valores. La fe impona a los cristianos, tanto en el campo de la vida y delpensamiento como en el del arte, un discernimiento que no permita una recepcinautomtica de este patrimonio. As, el arte de inspiracin cristiana comenz deforma silenciosa, estrechamente vinculado a la necesidad de los creyentes debuscar signos con los que expresar, basndose en la Escritura, los misterios de la fey de disponer al mismo tiempo de un cdigo simblico, gracias al cual poderreconocerse e identificarse, especialmente en los tiempos difciles de persecucin.Quin no recuerda aquellos smbolos que fueron tambin los primeros inicios de

    un arte pictrico o plstico? El pez, los panes o el pastor evocaban el misterio,llegando a ser, casi insensiblemente, los esbozos de un nuevo arte.

    Cuando, con el edicto de Constantino, se permiti a los cristianos expresarse conplena libertad, el arte se convirti en un cauce privilegiado de manifestacin de lafe. Comenzaron a aparecer majestuosas baslicas, en las que se asuman los cnonesarquitectnicos del antiguo paganismo, plegndolos a su vez a las exigencias delnuevo culto. Cmo no recordar, al menos, las antiguas Baslicas de San Pedro y deSan Juan de Letrn, construidas por cuenta del mismo Constantino, o eseesplendor del arte bizantino, la Haghia Sophia de Constantinopla, querida porJustiniano?

    Mientras la arquitectura diseaba el espacio sagrado, la necesidad de contemplar elmisterio y de proponerlo de forma inmediata a los sencillos suscitprogresivamente las primeras manifestaciones de la pintura y la escultura. Surganal mismo tiempo los rudimentos de un arte de la palabra y del sonido. Y, mientrasAgustn inclua entre los numerosos temas de su produccin un De msica,

    120 Enkomia del Orths del Santo y Gran Sbado.121 Homila, I, 2: PG 34, 451.

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    Hilario, Ambrosio, Prudencio, Efrn el Sirio, Gregorio Nacianceno y Paulino deNola, por citar slo algunos nombres, se hacan promotores de una poesacristiana, que con frecuencia alcanzaba un alto valor no slo teolgico, sinotambin literario. Su programa potico valoraba las formas heredadas de losclsicos, pero se inspiraba en la savia pura del Evangelio, como sentenciaba con

    acierto el santo poeta de Nola: Nuestro nico arte es la fe y Cristo nuestrocanto.122 Por su parte, Gregorio Magno, con la compilacin del Antiphonarium,pona poco despus las bases para el desarrollo orgnico de una msica sagradatan original que de l ha tomado su nombre. Con sus inspiradas modulaciones elCanto gregoriano se convertir con los siglos en la expresin meldicacaracterstica de la fe de la Iglesia en la celebracin litrgica de los sagradosmisterios. Lo bello se conjugaba as con lo verdadero, para que tambin atravs de las vas del arte los nimos fueran llevados de lo sensible a lo eterno.

    En este itinerario no faltaron momentos difciles. Precisamente la antigedad

    conoci una spera controversia sobre la representacin del misterio cristiano, queha pasado a la historia con el nombre de lucha iconoclasta. Las imgenessagradas, muy difundidas en la devocin del pueblo de Dios, fueron objeto de unaviolenta contestacin. El Concilio celebrado en Nicea el ao 787, que estableci lalicitud de las imgenes y de su culto, fue un acontecimiento histrico no slo parala fe, sino tambin para la cultura misma. El argumento decisivo que invocaron losObispos para dirimir la discusin fue el misterio de la Encarnacin: si el Hijo deDios ha entrado en el mundo de las realidades visibles, tendiendo un puente consu humanidad entre lo visible y lo invisible, de forma anloga se puede pensar queuna representacin del misterio puede ser usada, en la lgica del signo, como

    evocacin sensible del misterio. El icono no se venera por s mismo, sino que llevaal sujeto representado123.

    La Edad Media

    8. Los siglos posteriores fueron testigos de un gran desarrollo del arte cristiano. EnOriente continu floreciendo el arte de los iconos, vinculado a significativoscnones teolgicos y estticos y apoyado en la conviccin de que, en cierto sentido,el icono es un sacramento. En efecto, de forma anloga a lo que sucede en lossacramentos, hace presente el misterio de la Encarnacin en uno u otro de susaspectos. Precisamente por esto la belleza del icono puede ser admirada sobre tododentro de un templo con lmparas que arden, produciendo infinitos reflejos de luzen la penumbra. Escribe al respecto Pavel Florenskij: El oro, brbaro, pesado yftil a la luz difusa del da, se reaviva a la luz temblorosa de una lmpara o de unavela, pues resplandece en miradas de centellas, haciendo presentir otras luces noterrestres que llenan el espacio celeste124.

    122 At nobis ars una fides et musica Christus: Carmen 20, 31: CCL 203, 144.123 Cf. Carta ap. Duodecimum saeculum, al cumplirse el XII centenario del II Concilio de Nicea (4 diciembre 1987),

    8-9: AAS 80 (1988), 247-249.124 La prospettiva rovesciata ed altri scritti, Roma 1984, p. 63.

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    En Occidente los puntos de vista de los que parten los artistas son muy diversos,dependiendo en parte de las convicciones de fondo propias del ambiente culturalde su tiempo. El patrimonio artstico que se ha ido formando a lo largo de lossiglos cuenta con innumerables obras sagradas de gran inspiracin, que provocanuna profunda admiracin an en el observador de hoy. Se aprecia, en primer

    lugar, en las grandes construcciones para el culto, donde la funcionalidad seconjuga siempre con la fantasa, la cual se deja inspirar por el sentido de la bellezay por la intuicin del misterio. De aqu nacen los estilos tan conocidos en la historiadel arte. La fuerza y la sencillez del romnico, expresada en las catedrales o en losmonasterios, se va desarrollando gradualmente en la esbeltez y el esplendor delgtico. En estas formas, no se aprecia nicamente el genio de un artista, sino elalma de un pueblo. En el juego de luces y sombras, en las formas a veces robustasy a veces estilizadas, intervienen consideraciones de tcnica estructural, perotambin las tensiones caractersticas de la experiencia de Dios, misteriotremendo y fascinante. Cmo sintetizar en pocas palabras, y para las diversas

    expresiones del arte, el poder creativo de los largos siglos del medievo cristiano?Una entera cultura, aunque siempre con las limitaciones propias de todo lohumano, se impregn del Evangelio y, cuando el pensamiento teolgico producala Summa de Santo Toms, el arte de las iglesias doblegaba la materia a laadoracin del misterio, a la vez que un gran poeta como Dante Alighieri podacomponer el poema sacro, en el que han dejado su huella el cielo y la tierra125,como l mismo llamaba la Divina Comedia.

    Humanismo y Renacimiento

    9. El frtil ambiente cultural en el que surge el extraordinario florecimiento artstico

    del Humanismo y del Renacimiento, tiene repercusiones significativas tambin enel modo en que los artistas de este perodo abordan el tema religioso.Naturalmente, al menos en aqullos ms importantes, las inspiraciones son tanvariadas como sus estilos. No es mi intencin, sin embargo, recordar cosas quevosotros, artistas, sabis de sobra. Al escribiros desde este Palacio Apostlico, quees tambin como un tesoro de obras maestras acaso nico en el mundo, quisierams bien hacerme voz de los grandes artistas que prodigaron aqu las riquezas desu ingenio, impregnado con frecuencia de gran hondura espiritual. Desde aquhabla Miguel ngel, que en la Capilla Sixtina, desde la Creacin al JuicioUniversal, ha recogido en cierto modo el drama y el misterio del mundo, dandorostro a Dios Padre, a Cristo juez y al hombre en su fatigoso camino desde losorgenes hasta el final de la historia. Desde aqu habla el genio delicado y profundode Rafael, mostrando en la variedad de sus pinturas, y especialmente en laDisputa del Apartamento de la Signatura, el misterio de la revelacin del DiosTrinitario, que en la Eucarista se hace compaa del hombre y proyecta luz sobrelas preguntas y las expectativas de la inteligencia humana. Desde aqu, desde lamajestuosa Baslica dedicada al Prncipe de los Apstoles, desde la columnata quearranca de sus puertas como dos brazos abiertos para acoger a la humanidad,

    125Paraso XXV, 1-2.

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    siguen hablando an Bramante, Bernini, Borromini o Maderno, por citar slo losms grandes, ofreciendo plsticamente el sentido del misterio que hace de laIglesia una comunidad universal, hospitalaria, madre y compaera de viaje decada hombre en la bsqueda de Dios.

    El arte sagrado ha encontrado en este extraordinario complejo una expresin deexcepcional fuerza, alcanzando niveles de imperecedero valor esttico y religioso ala vez. Sea bajo el impulso del Humanismo y del Renacimiento, sea por influjo delas sucesivas tendencias de la cultura y de la ciencia, su caracterstica msdestacada es el creciente inters por el hombre, el mundo y la realidad de lahistoria. Este inters, por s mismo, en modo alguno supone un peligro para la fecristiana, centrada en el misterio de la Encarnacin y, por consiguiente, en lavaloracin del hombre por parte de Dios. Lo demuestran precisamente los grandesartistas apenas mencionados. Baste pensar en el modo en que Miguel ngelexpresa, en sus pinturas y esculturas, la belleza del cuerpo humano126.

    Por lo dems, en el nuevo ambiente de los ltimos siglos, donde parece que partede la sociedad se ha hecho indiferente a la fe, tampoco el arte religioso hainterrumpido su camino. La constatacin se ampla si, de las artes figurativas,pasamos a considerar el gran desarrollo que tambin en este perodo de tiempo hatenido la msica sagrada, compuesta para las celebraciones litrgicas o vinculadaal menos a temas religiosos. Adems de tantos artistas que se han dedicadopreferentemente a ella cmo no recordar a Pier Luigi da Palestrina, a Orlandodi Lasso y Toms Luis de Victoria? , es bien sabido que muchos grandescompositores desde Hndel a Bach, desde Mozart a Schubert, desde Beethoven

    a Berlioz, desde Liszt a Ver di nos han dejado asimismo obras de graninspiracin en este campo.

    Hacia un dilogo renovado

    10. Es cierto, sin embargo, que en la edad moderna, junto a este humanismocristiano que ha seguido produciendo significativas obras de cultura y arte, se haido tambin afirmando progresivamente una forma de humanismo caracterizadopor la ausencia de Dios y con frecuencia por la oposicin a l. Este clima ha llevadoa veces a una cierta separacin entre el mundo del arte y el de la fe, al menos en elsentido de un menor inters en muchos artistas por los temas religiosos.

    Vosotros sabis que, a pesar de ello, la Iglesia ha seguido alimentando un granaprecio por el valor del arte como tal. En efecto, el arte, incluso ms all de susexpresiones ms tpicamente religiosas, cuando es autntico, tiene una ntimaafinidad con el mundo de la fe, de modo que, hasta en las condiciones de mayordesapego de la cultura respecto a la Iglesia, precisamente el arte contina siendouna especie de puente tendido hacia la experiencia religiosa. En cuanto bsqueda

    126Cf. Homila durante la Santa Misa al trmino de los trabajos de restauracin de los frescos de Miguel ngel (8abril 1994): L'Osservatore Romano, ed. semanal en lengua espaola, 15 abril 1994, 12.

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    de la belleza, fruto de una imaginacin que va ms all de lo cotidiano, es por sunaturaleza una especie de llamada al Misterio. Incluso cuando escudria lasprofundidades ms oscuras del alma o los aspectos ms desconcertantes del mal, elartista se hace de algn modo voz de la expectativa universal de redencin.

    Se comprende as el especial inters de la Iglesia por el dilogo con el arte y sudeseo de que en nuestro tiempo se realice una nueva alianza con los artistas, comoauspiciaba mi venerado predecesor Pablo VI en su vibrante discurso dirigido a losartistas durante el singular encuentro en la Capilla Sixtina el 7 de mayo de 1964127.La Iglesia espera que de esta colaboracin surja una renovada epifana de bellezapara nuestro tiempo, as como respuestas adecuadas a las exigencias propias de lacomunidad cristiana.

    En el espritu del Concilio Vaticano II

    11. El Concilio Vaticano II ha puesto las bases de una renovada relacin entre la

    Iglesia y la cultura, que tiene inmediatas repercusiones tambin en el mundo delarte. Es una relacin que se presenta bajo el signo de la amistad, de la apertura ydel dilogo. En la Constitucin pastoral Gaudium et Spes, los Padres conciliaressubrayaron la gran importancia de la literatura y las artes en la vida del hombre:Tambin la literatura y el arte tienen gran importancia para la vida de la Iglesia,ya que pretenden estudiar la ndole propia del hombre, sus problemas y suexperiencia en el esfuerzo por conocerse mejor y perfeccionarse a s mismo y almundo; se afanan por descubrir su situacin en la historia y en el universo, poriluminar las miserias y los gozos, las necesidades y las capacidades de los hombres,y por disear un mejor destino para el hombre128.

    Sobre esta base, al concluir el Concilio, los Padres dirigieron un saludo y unallamada a los artistas: Este mundo en que vivimos decan tiene necesidad dela belleza para no caer en la desesperanza. La belleza, como la verdad, pone alegraen el corazn de los hombres; es el fruto precioso que resiste a la usura del tiempo,que une a las generaciones y las hace comunicarse en la admiracin129.Precisamente en este espritu de estima profunda por la belleza, la ConstitucinSacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia haba recordado la histricaamistad de la Iglesia con el arte y, hablando ms especficamente del arte sacro,cumbre del arte religioso, no dud en considerar noble ministerio a laactividad de los artistas cuando sus obras son capaces de reflejar de algn modo lainfinita belleza de Dios y de dirigir el pensamiento de los hombres hacia l130.Tambin por su aportacin se manifiesta mejor el conocimiento de Dios y lapredicacin evanglica se hace ms transparente a la inteligencia humana131. A laluz de esto, no debe sorprender la afirmacin del P. Marie Dominique Chenu,

    127 Cf. AAS 56 (1964), 438-444.128 N. 62.129 Mensaje a los artistas (8 diciembre 1965): AAS 54 (1966), 13.130 Cf. n. 122.131 Const. pastoral Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, 62.

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    segn la cual el historiador de la teologa hara un trabajo incompleto si noreservara la debida atencin a las realizaciones artsticas, tanto literarias comoplsticas, que a su manera no son solamente ilustraciones estticas, sinoverdaderos "lugares" teolgicos132.

    La Iglesia tiene necesidad del arte12. Para transmitir el mensaje que Cristo le ha confiado, la Iglesia tiene necesidaddel arte. En efecto, debe hacer perceptible, ms an, fascinante en lo posible, elmundo del espritu, de lo invisible, de Dios. Debe por tanto acuar en frmulassignificativas lo que en s mismo es inefable. Ahora bien, el arte posee esacapacidad peculiar de reflejar uno u otro aspecto del mensaje, traducindolo encolores, formas o sonidos que ayudan a la intuicin de quien contempla o escucha.Todo esto, sin privar al mensaje mismo de su valor trascendente y de su halo demisterio.

    La Iglesia necesita, en particular, de aquellos que sepan realizar todo esto en elmbito literario y figurativo, sirvindose de las infinitas posibilidades de lasimgenes y de sus connotaciones simblicas. Cristo mismo ha utilizadoabundantemente las imgenes en su predicacin, en plena coherencia con ladecisin de ser l mismo, en la Encarnacin, icono del Dios invisible.

    La Iglesia necesita tambin de los msicos. Cuntas piezas sacras han compuesto alo largo de los siglos personas profundamente imbuidas del sentido del misterio!Innumerables creyentes han alimentado su fe con las melodas surgidas delcorazn de otros creyentes, que han pasado a formar parte de la liturgia o que, al

    menos, son de gran ayuda para el decoro de su celebracin. En el canto, la fe seexperimenta como exuberancia de alegra, de amor, de confiada espera en laintervencin salvfica de Dios.

    La Iglesia tiene necesidad de arquitectos, porque requiere lugares para reunir alpueblo cristiano y celebrar los misterios de la salvacin. Tras las terriblesdestrucciones de la ltima guerra mundial y la expansin de las metrpolis,muchos arquitectos de la nueva generacin se han fraguado teniendo en cuenta lasexigencias del culto cristiano, confirmando as la capacidad de inspiracin que eltema religioso posee, incluso por lo que se refiere a los criterios arquitectnicos denuestro tiempo. En efecto, no pocas veces se han construido templos que son, a lavez, lugares de oracin y autnticas obras de arte.

    El arte, tiene necesidad de la Iglesia?

    13. La Iglesia, pues, tiene necesidad del arte. Pero, se puede decir tambin que elarte necesita a la Iglesia? La pregunta puede parecer provocadora. En realidad, sise entiende de manera apropiada, tiene una motivacin legtima y profunda. Elartista busca siempre el sentido recndito de las cosas y su ansia es conseguir

    mLa teologia nel XII secolo, Jaca Book, Miln 1992, p. 9.

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    expresar el mundo de lo inefable. Cmo ignorar, pues, la gran inspiracin que lepuede venir de esa especie de patria del alma que es la religin? No es acaso en elmbito religioso donde se plantean las ms importantes preguntas personales y sebuscan las respuestas existenciales definitivas?

    De hecho, los temas religiosos son de los ms tratados por los artistas de todas laspocas. La Iglesia ha recurrido a su capacidad creativa para interpretar el mensajeevanglico y su aplicacin concreta en la vida de la comunidad cristiana. Estacolaboracin ha dado lugar a un mutuo enriquecimiento espiritual. En definitiva,ha salido beneficiada la comprensin del hombre, de su imagen autntica, de suverdad. Se ha puesto de relieve tambin una peculiar relacin entre el arte y larevelacin cristiana. Esto no quiere decir que el genio humano no haya sidoincentivado tambin por otros contextos religiosos. Baste recordar el arte antiguo,especialmente griego y romano, o el todava floreciente de las antiqusimascivilizaciones del Oriente. Sin embargo, sigue siendo verdad que el cristianismo, en

    virtud del dogma central de la Encarnacin del Verbo de Dios, ofrece al artista unhorizonte particularmente rico de motivos de inspiracin. Cmo se empobrecerael arte si se abandonara el filn inagotable del Evangelio!

    Llamada a los artistas

    14. Con esta Carta me dirijo a vosotros, artistas del mundo entero, paraconfirmaros mi estima y para contribuir a reanudar una ms provechosacooperacin entre el arte y la Iglesia. La ma es una invitacin a redescubrir laprofundidad de la dimensin espiritual y religiosa que ha caracterizado el arte entodos los tiempos, en sus ms nobles formas expresivas. En este sentido os dirijo

    una llamada a vosotros, artistas de la palabra escrita y oral, del teatro y de lamsica, de las artes plsticas y de las ms modernas tecnologas de lacomunicacin. Hago una llamada especial a los artistas cristianos. Quiero recordara cada uno de vosotros que la alianza establecida desde siempre entre el Evangelioy el arte, ms all de las exigencias funcionales, implica la invitacin a adentrarsecon intuicin creativa en el misterio del Dios encarnado y, al mismo tiempo, en elmisterio del hombre.

    Todo ser humano es, en cierto sentido, un desconocido para s mismo. Jesucristono solamente revela a Dios, sino que manifiesta plenamente el hombre al propiohombre133. En Cristo, Dios ha reconciliado consigo al mundo. Todos los creyentesestn llamados a dar testimonio de ello; pero os toca a vosotros, hombres y mujeresque habis dedicado vuestra vida al arte, decir con la riqueza de vuestra genialidadque en Cristo el mundo ha sido redimido: redimido el hombre, redimido el cuerpohumano, redimida la creacin entera, de la cual san Pablo ha escrito que esperaansiosa la revelacin de los hijos de Dios134. Espera la revelacin de los hijos deDios tambin mediante el arte y en el arte. sta es vuestra misin. En contacto con

    133 CONC. ECUM. VAT. II, Const. past. Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, 22. 134 Rm 8, 19.

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    las obras de arte, la humanidad de todos los tiempos tambin la de hoy espera ser iluminada sobre el propio rumbo y el propio destino.

    Espritu creador e inspiracin artstica

    15. En la Iglesia resuena con frecuencia la invocacin al Espritu Santo: Veni,

    Creator Spiritus... - Ven, Espritu creador, visita las almas de tus fieles y llena dela divina gracia los corazones que T mismo creaste135.

    El Espritu Santo, el soplo (ruah), es Aqul al que se refiere el libro del Gnesis:La tierra era caos y confusin y oscuridad por encima del abismo, y un viento deDios aleteaba por encima de las aguas136. Hay una gran afinidad entre las palabrassoplo - espiracin e inspiracin. El Espritu es el misterioso artista deluniverso. En la perspectiva del tercer milenio, quisiera que todos los artistasreciban abundantemente el don de las inspiraciones creativas, de las que surgetoda autntica obra de arte.

    Queridos artistas, sabis muy bien que hay muchos estmulos, interiores yexteriores, que pueden inspirar vuestro talento. No obstante, en toda inspiracinautntica hay una cierta vibracin de aquel soplo con el que el Espritu creadorimpregnaba desde el principio la obra de la creacin. Presidiendo sobre lasmisteriosas leyes que gobiernan el universo, el soplo divino del Espritu creador seencuentra con el genio del hombre, impulsando su capacidad creativa. Lo alcanzacon una especie de iluminacin interior, que une al mismo tiempo la tendencia albien y a lo bello, despertando en l las energas de la mente y del corazn, yhacindolo as apto para concebir la idea y darle forma en la obra de arte. Se habla

    justamente entonces, si bien de manera anloga, de momentos de gracia, porqueel ser humano es capaz de tener una cierta experiencia del Absoluto que letransciende.

    La Belleza que salva

    16. Ya en los umbrales del tercer milenio, deseo a todos vosotros, queridos artistas,que os lleguen con particular intensidad estas inspiraciones creativas. Que labelleza que transmitis a las generaciones del maana provoque asombro en ellas.Ante la sacralidad de la vida y del ser humano, ante las maravillas del universo, lanica actitud apropiada es el asombro.

    De esto, desde el asombro, podr surgir aquel entusiasmo del que habla Norwid enel poema al que me refera al comienzo. Los hombres de hoy y de maana tienennecesidad de este entusiasmo para afrontar y superar los desafos cruciales que seavistan en el horizonte. Gracias a l la humanidad, despus de cada momento deextravo, podr ponerse en pie y reanudar su camino. Precisamente en este sentidose ha dicho, con profunda intuicin, que la belleza salvar al mundo137.

    135 Himno de Vsperas de Pentecosts.136 Gen 1, 2. F. DOSTOIEVSKI, El Idiota, p. III, cap. V.

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    La belleza es clave del misterio y llamada a lo trascendente. Es una invitacin agustar la vida y a soar el futuro. Por eso la belleza de las cosas creadas no puedesaciar del todo y suscita esa arcana nostalgia de Dios que un enamorado de labelleza como san Agustn ha sabido interpretar de manera inigualable: Tarde team, belleza tan antigua y tan nueva, tarde te am!138.

    Os deseo, artistas del mundo, que vuestros mltiples caminos conduzcan a todoshacia aquel ocano infinito de belleza, en el que el asombro se convierte enadmiracin, embriaguez, gozo indecible.

    Que el misterio de Cristo resucitado, con cuya contemplacin exulta en estos dasla Iglesia, os inspire y oriente.

    Que os acompae la Santsima Virgen, la tota pulchra que innumerables artistashan plasmado y que el gran Dante contempla en el fulgor del Paraso como

    belleza, que alegraba los ojos de todos los otros santos139.

    Surge del caos el mundo del espritu. Las palabras que Adam Michiewiczescriba en un momento de gran prueba para la patria polaca140, me sugieren unauspicio para vosotros: que vuestro arte contribuya a la consolidacin de unaautntica belleza que, casi como un destello del Espritu de Dios, transfigure lamateria, abriendo las almas al sentido de lo eterno.

    Con mis mejores deseos.

    Vaticano, 4 de abril de 1999, Pascua de Resurreccin.

    JUAN PABLO II PP.

    138 Sero te amavi! Pulchritudo tam antiqua et tam nova, sero te amavi!: Confesiones, 10, 27, 38: CCL 27, 251.139 Paraso, XXXI, 134-135.140 Oda do mlodosci, v. 69: Wybr poezji, Breslau 1986, vol. I, p. 63.

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