6
1

Cartas a la familia Día de Tianguis

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Hoy es martes, día de Tianguis, el mercado popular mejicano que ser realiza ininterrum-pidamente desde hace unos 3500 años. Lo hacen tres veces a la semana y cada colonia tiene su propio calendario. Pero también es día de llamar a la Abuela Coca, que es como llama mi hermano el Chimú a mi mamá. Me levanto, hago mis ejercicios cotidianos para mantener tonificados los músculos, me baño y quedo listo para preparar el desayuno.

Citation preview

Page 1: Cartas a la familia Día de Tianguis

1

Page 2: Cartas a la familia Día de Tianguis

2

Vendedora de flores de totomoxtle en el tianguis de Chilapa, David Zúñiga

Tomado de http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2007/01/28/fotos/contraportada.jpg

Page 3: Cartas a la familia Día de Tianguis

3

Universidad Nacional de Colombia Doctorado en Ciencias Económicas

Cartas a la familia

Día de Tianguis México D.F., Julio 25 de 2006

Yanod Márquez Aldana

Doctor en Ciencias Económicas

Hoy es martes, día de Tianguis, el mercado popular mejicano que ser realiza ininterrum-pidamente desde hace unos 3500 años. Lo hacen tres veces a la semana y cada colonia tiene su propio calendario. Pero también es día de llamar a la Abuela Coca, que es como llama mi hermano el Chimú a mi mamá. Me levanto, hago mis ejercicios cotidianos para mantener tonificados los músculos, me baño y quedo listo para preparar el desayuno. Hoy se compone de arepa con queso y cho-colate; la masa la saco de la nevera pues la preparo para varios días, le agrego queso guajaqueño y la aso en un sartén de teflón sobre una estufa eléctrica; el chocolate lo preparo con leche y cocoa. Cuando acabo ya estoy listo para ir al tian-guis, salgo de mi apartamento y camino por el segundo andador de Toribio de Alcaráz, el pequeño conjunto residencial donde vivo y que está ubicado en lo alto de la Sierra de Ajusco, un parque reserva natural y de Fuen-tes Brotantes -otro parque reserva natural- más allá del ruido y el “smog” del centro urbano y donde sus habitantes no se consi-deran chilangos, es decir, oriundos de la Ciudad de México. El andador desemboca en la calle Lázaro Cárdenas, tomo rumbo a la izquierda; a pocos metros la calle se inte-

rrumpe y da paso a una escalera que con sus 42 escalones permite subir hasta el Boule-vard Benito Juárez, donde se instala el tian-guis que ocupa una cuadra entre la calle Lázaro Cárdenas y la Jesús Lecuona. El día ha estado crispi crispi (lluvioso) y el agua corre cerca del andén. Los puestos de venta hacen tres filas sobre un solo costado, pues el otro lo dejan libre para el tránsito vehicular. En este mercado se puede com-prar casi cualquier cosa que se pueda exhibir sobre una mesa o colgar en gancho: verdu-ras, frutas, quesos, huevos, atole, tacos, gor-ditas (arepa rellena), confecciones, ferretería, películas, música, muebles, utensilios de co-cina. Al tianguis se suman también las veci-nas que abren sus puertas e instalan mesas para vender cosas menudas, casi cualquier cachivache. En otras colonias más populosas el tianguis puede ocupar más de 10 cuadras como en la Colonia (barrio) Ajusco de la De-legación (una división de la ciudad) de Co-yoacán, en los alrededores de la Universidad. Sin embargo, a pesar de que ya me conocen en el tianguis, por hoy prefiero comprar en las ventas permanentes. En las dos cuadras que van desde la Paletería y Nevería Micho-cana -mi lugar preferido- entre las calles Luis Echeverría y la Jesús Lecuona hay dos far-

Page 4: Cartas a la familia Día de Tianguis

4

macias, dos tiendas de abarrotes, una pape-lería, dos refaccionarias (ventas de repuestos vehiculares), dos pollerías -una de ellas tam-bién vende frutas-, una venta de verduras y frutas, un almacén de calzado y elementos deportivos, dos almacenes de ropa, una tienda de alimentos naturales, un taller de mecánica, un cambiadero de aceite, una tla-palería (ferretería), una vulcanizadora, una zapatería, una fonda (restaurante), un servi-cio de Internet y un billar. Además, en las noches aparecen ventas de quesadillas y de tacos, una especie de empanadas abiertas y rellenadas al gusto. Empiezo mi recorrido desde las escaleras de la calle Lázaro Cárdenas por el Boulevard Benito Juárez hacia la derecha, paso salu-dando a la señora de la venta de verduras que siempre me saluda al pasar:

- buenos días

- buenos días, me contesta.

Luego saludo a la hermana de Manuel, la del almacén de calzado y elementos deportivos, saludo a la mamá de Manuel, una señora que saca una mesa para sumarse al tianguis, lue-go saludo a Manuel y a Seles -el hermano de Manuel- que son los del taller de mecánica:

- buenos días- digo yo

- ¿qué pasa Yanod? Contesta Manuel-. No

me siento obligado a contestar qué pasa

pues tan sólo es un saludo.

Luego llego a la pollería de doña Carmen. La pollería es una venta de pollo crudo, un pollo más maduro que los vendidos en Co-lombia. Las instalaciones consisten en un mesón y nada más, sin neveras o preservan-tes de ese tipo. El pollo lo transportan en cajas plásticas y sólo la cantidad que se pue-da vender en la mañana y las primeras horas de la tarde.

- ¿hoy qué va a llevar? Me pregunta des-

pués de contestarme el saludo. No me dice

nada más porque hoy tiene varios clientes a

la espera.

Normalmente me pregunta algo y el diálogo trascurre más o menos así:

- ¿cómo va su trabajo?

- bien, ahí trabajando con juicio- digo yo…

- ¿y qué ha encontrado? ¿Cómo vamos?..

me pregunta sabiendo que estoy investi-

gando sobre la economía mejicana…

- no muy bien…. se nota que han dicho

muchas mentiras en esta campaña- con-

testo yo.

Me refiero a la campaña electoral en el que el candidato que al parecer va a ganar ha ofre-cido más de lo mismo que le está haciendo daño a la economía mexicana y que obliga a la mitad de la población en capacidad de tra-bajar a ocuparse en oficios informales, y los demás -600 mil por año- migran a través de la frontera desértica hacia Estados Unidos, donde los cazan con perros y francotirado-res. Para no ponerme dramático no le co-mento que he visto que la economía mejicana a mi parecer vive una burbuja que va a durar hasta cuando aparezca un Daniel El Travieso y la puye con la aguja que siempre lleva a las piñatas.

- kilo y medio de pechuga – le digo, es el

pollo para la semana.

- ¿Cómo lo quiere, para bistec?..- quiere de-

cir que si deseo la pechuga deshuesada,

desgrasada y aplanada con un mazo.

- si señora-

- ¿y los huesitos? ¿se los hecho?

- no señora…- contesto pues sé que están

acompañados de los gordos que le va a

Page 5: Cartas a la familia Día de Tianguis

5

quitar a la pulpa, y además no quiero

ocuparme de los huesos.

Luego, mientras preparan el pollo, aprove-cho el tiempo para terminar mi recorrido y parte de mis compromisos del sábado de tianguis. Paso por el restaurante… nos salu-damos con las señoras de la fonda con un “buenos días” que al parecer lo usan sólo conmigo porque así saludo yo. La llaman fonda porque venden comida corrida (al-muerzo corriente), a los lugares más finos lo llaman restaurante. La comida la sirven en-tre dos y cuatro de la tarde y consiste en una sopa, arroz, un guisado y una jarra de agua de frutas; además el cliente puede pedir más agua. Paso frente al servicio del internet y llego hasta la vulcanizadora de Jorge, un le-vantador de pesas que antes tenía una far-macia pero que le va mejor ahora con el montallantas…

- Buenos días- saludo

- ¿qué onda Yanod?.. es otra forma de salu-

dar

- Bien, haciendo compras.

Algunas veces que voy me pone a escuchar su música favorita, la de Saúl Hernández, un rockero mexicano con poca voz y mucho ruido que escribe las letras de sus canciones con una gran dosis de metáforas. Luego me pregunta qué me parece. Yo le hago mis co-mentarios y comparamos con Juanes… can-tautor que no le gusta mucho. Luego paso a lo que vine, a que me presten el teléfono, ya que mi apartamento de investigador acadé-mico que funge como visitante temporal, no dispone de este servicio.

- Claro, ándele, no le dé pena- me contesta

Jorge cuando le pido el favor.

Saco mis dos tarjetas, una para la llamada local y la otra para larga distancia y marco el número correspondiente. Entonces es la hora

de cambiar la voz, parecerme al Chimú, o a Renécua (dos de mis hermanos), o a cual-quiera, y así transcurren unos minutos de contacto con la Jefa. Después regreso por el pollo a donde doña Carmen. Le pago -a 40 pesos mejicanos el kilo, unos 8400 pesos colombianos- y, como siempre, ella me da las gracias. Por el cami-no me encuentro con Manuel…

- Hola Manuel, hoy está con menos trabajo-

le comento, pues no veo carros en repara-

ción.

- ¿qué pasa Yanod?…. si… hoy está guan-

go- me contesta… eso quiere decir que el

día está flojo.

Comentamos un poco de todo y me pone a escuchar rock... esta vez de Black Sabbat, un grupo británico que dentro de sus realizacio-nes tiene el haber ayudado a gestar el heavy metal a finales de los años 60, al que aporta-ron parte de sus sonidos ese ambiente fan-tasmagórico que caracteriza a los del género como Alice Cooper, David Bowie y Lou Re-ed. Hoy, Ozzy Osbourne el líder del grupo, está dedicado a la serie de televisión The Os-bournes, que tiene éxito reconocido. Lo que más le gusta a Manuel es la fuerza que le im-prime el bajista Terry “Geezer” Butler a su instrumento.

- es neta ¿eh? - , quiere decir que esa sí es

una verdadera orquesta y hace movimien-

tos como si tocara el bajo…

- el rock inglés es lo mejor- me dice

- si… es verdad…- le contesto recordando

a los Beatles y a los Rolling Stone.

- El domingo vamos al Zócalo.. ¿cierto?- Me

dice …

Page 6: Cartas a la familia Día de Tianguis

6

Con eso me recuerda la cita para ir a la con-centración citada por Andrés Manuel López Obrador, el candidato de izquierda. El Zóca-lo es la plaza central de la ciudad de México, alrededor tiene una serie de construcciones hechas sobre las antiguas construidas por los aztecas, muchas de ellas diseñadas y dirigi-das personalmente por Nezahualcóyotl, un gobernante sabio que vivió 70 años hasta poco antes de la conquista española, y que no gobernaba Tenochtitlan sino el reino ve-cino, Tetzcoco, pero que siempre acudía a los llamados de Moctezuma I, quién le pedía su contribución para diseñar y dirigir la cons-trucción de parques y edificios públicos. Nezahualcóyotl tampoco era azteca, era chi-chimeca y heredero de las tradiciones tolte-cas, un pueblo de alta civilización y de pen-sadores profundos. El candidato está movilizando a sus coparti-darios para presionar que se haga reconteo de los votos de la elección presidencial en la que era favorito, pero que perdió por unos 250 mil votos dentro de una votación total de 32 millones. Si le aceptan el reconteo de-berán revisar un poco más de 130 mil casi-llas (puestos de votación) distribuidos en 300 distritos electorales. Si se encuentra un error a favor de al menos dos votos por casi-lla, ganaría las elecciones. El candidato afirma que en algunos casos el error es de 100… Ha hecho tres movilizaciones y se cal-cula que se reúnen más de un millón. Eso me parece un fenómeno político notable. Yo ya tengo dos citas para lo mismo… tengo que escoger. Pero el interés central de Manuel es que al finalizar la actividad política nos vayamos con él y su novia a la zona intelectual de México, Coyoacán, con sus historias sobre Trotski quién pasó allí sus últimos días pla-neando revoluciones para todo el mundo y tratando de evitar que los enviados de Stalin lo asesinaran pero que fracasó en el intento y murió a golpe de pica de montañismo; tam-

bién está plagado de los amores tormentosos entre Frida Khalo y el muralista Diego Rive-ra. Coyoacán… ahora es zona de librerías… museos… cafés llenos de rebuscadores de conceptos… y de mujeres venidas de todo el mundo con sus cuerpos de pasarela que han costado millones en moldeado y broncea-do… Allí encontraremos algún lugar para hablar de la vida, de la moda, de la política, de México, de Cuba… de Colombia. El lugar seguramente será atendido por una argenti-na o uruguaya güera (blanca) y menuda. Nos tomaremos unas chelas (cervezas) y re-gresaremos con los ojos satisfechos.

- claro… necesito algo para contarle a mis

nietos- le digo

Luego continúo hasta la venta de verduras, allí compro jitomate (tomate), cebolla cabe-zona, melón, sandía (patilla), papaya, pláta-no (banano), ciruelas y aguacate. Dejo de lado el elote (choclo), el ejote (habichuela), los chícharos (alverja), el chile (ají) y el nopal (hoja de cactus). Mientras escojo lo que voy a llevar la señora me mira con esa curiosidad con que se ve a un extranjero que anda por ahí… les parece curioso que me dedique a leer y escribir… y pone una cara de que quie-re que le cuente muchas cosas… al menos eso creo. El resto de compras las haré al atardecer... pero en otra parte… y eso lo contaré en otro capítulo…mientras tanto me voy con mi mercado de regreso al trabajo.