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Novela Cartas desde El Cielo Sinopsis Nunca puedes buscar un amor eterno pues ese no es un amor real. El amor real es como la vida, nace, crece, se desarrolla y finalmente muere… Esa es la ley de la vida… Esa es la ley del amor. Pero ¿Qué harías si la vida te permite estar con esa persona a quien amas más allá de la vida misma? ¿Aprovecharías esa oportunidad?

Cartas desde el cielo

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Nunca puedes buscar un amor eterno pues ese no es un amor real. El amor real es como la vida, nace, crece, se desarrolla y finalmente muere… Esa es la ley de la vida… Esa es la ley del amor. Pero ¿Qué harías si la vida te permite estar con esa persona a quien amas más allá de la vida misma? ¿Aprovecharías esa oportunidad?

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Novela

Cartas desde El Cielo

Sinopsis

Nunca puedes buscar un amor eterno pues ese no es un amor real. El amor real es como la vida, nace, crece, se desarrolla y finalmente muere… Esa es la ley de la vida… Esa es la ley del amor. Pero ¿Qué harías si la vida te permite estar con esa persona a quien amas más allá de la vida misma? ¿Aprovecharías esa oportunidad?

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Cartas desde el cielo

Capítulo I

Era un día de agosto, iniciaba clases en una de las academias de arte más prestigiosas del país y del mundo. Estaba feliz, se me había hecho tan difícil entrar a esa academia que pensaba que ese había sido mi primer gran logro en la vida.

La noche anterior había quedado con mi amiga Lindsay que ella me pasaría buscando a mi departamento para no tener que irme sola en el tren, el único medio de transporte que me dejaba cerca de la Academia.

Ese día, me desperté temprano, me di un baño, me arregle y desayune. Espere un rato, pero tuve que llamar a Lindsay, pues notaba que se hacía tarde:

- Hola linda, ¿Cómo estás? ¿Ya vienes en camino a mi casa?

- ¡Amiga me vas a matar!  ¡Se me olvido por completo que no iba a ir hoy a la academia pues tengo cita con el odontólogo! ¡Perdóname!

-  No te preocupes amiga, ¡que mas me queda, tendré que apresurarme para tomar el tren!

- Perdón, ¡nos vemos en la tarde para que me preste los apuntes!

- Esta bien, nos vemos en la tarde.

Ya eso era costumbre, nunca contaba con Lindsay cuando la necesitaba pero ella sí contaba conmigo todo el tiempo. Sé que la solución más rápida era que dejara de tratarla, pero éramos amigas desde la infancia y no me imaginaba la vida sin ella o sin Emily, nuestra otra amiga. De hecho, las tres comenzamos a estudiar arte pues no queríamos separarnos.

Ya se hacía tarde, así que tuve que correr literalmente hacia la estación del tren. En cuanto llegué, me subí al único vagón en el que había asientos. Estaba distraída cuando de repente el tren se detiene en otra estación y se sube un chico de cabello rubio y de ojos azules tan intensos que el mismo cielo se sentiría envidioso al ver tanto azul.

No era de las que creía en el amor a primera vista, pero la mirada de ese chico me estaba haciendo cambiar de opinión. De estación a estación, frente a frente él y yo, y sólo iba y venía el silencio. Sólo nuestras miradas se cruzaban de repente.

El tiempo se pasó rápido, ya tenía que bajarme del tren pues ya había llegado a la estación de la academia. Me acerqué al chico pero las palabras "hasta luego" no salieron de mis labios, sólo le di una última mirada y él me dedicó una sonrisa forzada. Supongo que pensó "que chica tan rara" pero no era rara, era que no tenía palabras para explicarle que, a primera vista, sin saber sí estaba sólo o sí tenía novia, sin ni siquiera saber su

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nombre, me había enamorado de él, que me había enamorado de él a primera vista en ese tren de España.

Llegué a la academia y comencé a buscar el aula donde tenía mi primera clase, al ver a los estudiantes de allí sólo me quedó claro una cosa: Tenía que tratar en lo posible de adaptarme, pues todos los estudiantes eran muy distintos a mí. Llegué al aula y allí estaba Emily.

- Hola amiga ¿Cómo estás?

- Estoy bien, planeando la próxima fiesta.

- ¡Vaya¡ ¡no hemos comenzado bien y ya estas planeando fiestas!

-  Sabes que me encanta la diversión y, por ser la sobrina de la directora ¡Tengo beneficios adicionales! Y dime ¿Cómo has estado? ¿Viniste con Lindsay?

- He estado bien, tratando de ver cómo puedo encajar aquí, y no, Lindsay había quedado conmigo que me iba a buscar al departamento, pero la llame antes de venir y me dijo que no venía porque tenía cita con el odontólogo.

- Lindsay siempre con sus excusas ¡Debe ser que se quedó dormida o que pasó la noche con Finn y obvio no se iba a levantar temprano!

- Tú siempre pensando mal de Lindsay, aunque tienes razón, esa relación va muy en serio.

- Yo por mi parte, no quiero compromisos, yo lo único que quiero es pasármela bien y conocer gente ¡Ya llegara la hora de sentar cabeza! Pero dime, ¿Cómo hiciste para llegar?

- Bueno, tuve que correr a la estación de trenes. Sabes, le agradezco a Lindsay que no me haya buscado pues, en el tren ¡vi al chico más hermoso del mundo! ¡Parece salido de un cuento de hadas o de una obra de arte!

- ¡Vaya que te flecharon! Y dime ¿Como se llama? ¿Qué hace? ¿Tiene novia?

- La respuesta a esas preguntas es la misma "no sé" no sé su nombre, ni que hace ni menos sí tiene novia. Sabes que no soy tan extrovertida como tú, así que difícilmente me le acercaría a hablarle.

-  Sí sigues así ¡Te vas a quedar sola!

- ¡No exageres! ¡Apenas voy a cumplir en enero los 21!

En ese momento escuchamos unos gritos en el pasillo y vemos como unos chicos estaban burlándose de un chico alto y de cabello rizado. Emily y yo nos acercamos a ver qué pasaba y al ver cómo le rompieron al chico lo que parecían ser acordes de música, me sentí tan llena de rabia que me pare en medio de los chicos y el chico de lentes…

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- ¡Déjenlo en paz! Emily llama a tú tía para que expulsen a estos tipos – Dije alterada –.

Emily se puso nerviosa, pero sacó su teléfono y comenzó a fingir que estaba llamando a su tía. No pasó mucho tiempo antes de que los tipos se fueran.

- Gracias chica, fue muy valiente lo que hiciste, nadie se hubiera arriesgado a tanto por un desconocido. Mi nombre es David y desde este momento tanto tú amiga como tú cuentan con un amigo –Dijo mirándome a los ojos –.

- No tienes nada que agradecer David, no me gustan las injusticias y mi amiga y yo haríamos lo mismo por cualquier persona ¿No es cierto Emily?

-  Eh, sí…

-  Bueno chicas, nos vemos en la cafetería, ya me tengo que ir a clase.

Al regresar de nuevo al salón donde veríamos clases no aguante la curiosidad y le pregunte a Emily que le pasaba con ese chico.

-  Amiga ¿Qué te pasa? ¿Por qué reaccionaste así con ese chico?

- ¿Cómo reaccione?

- ¡Nerviosa! ¡Parecía como si hubiéramos intercambiado los papeles y ahora yo era la extrovertida y tú la tímida!

- ¿En serio? ¡Qué vergüenza! ¿Crees que él lo haya notado?  – Dijo sonrojada –.

- No creo que David se haya dado cuenta, pero ¿Qué pasa? No me digas que… Emily, ¿a ti te gusta David?

- Eh… Sí, pero igual no importa, el tiene novia así que muy difícilmente me va a prestar atención.

- Vaya ¡Bienvenida a mi mundo lleno de amores imposibles!

- No te creas, yo al menos sé su nombre, que hace y que tiene novia, ¡Tú en cambio no sabes nada de tu amor platónico!

- Tienes razón, pero dime ¿Cómo sabes tanto de él?

- Sé mucho de él porque vine para acá durante el verano ¡Te invite varias veces pero tú no quisiste venir!

En ese momento entro el profesor y nos tuvimos que quedar en silencio para escuchar la clase. De haber sabido que esa materia sería tan aburrida, me hubiera sentado en los puestos de atrás para poder dormir.

La siguiente clase era Fotografía. Esa clase la vería sola pues ni Lindsay ni Emily la inscribieron. En esa materia me asignaron dos tareas, una teórica que era investigar

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sobre la fotografía y su relación con el Arte y una práctica consistía en que le tomáramos fotos a personas o cosas que nos parecieran interesantes o inspiradoras.

En ese momento se me vino a la mente la graciosa idea de pedirle al chico del tren que fuera mi modelo. Sin embargo, calle esos pensamientos diciéndome “Si claro, Mariana no puedes mirarlo fijamente a los ojos sin desviar su mirada ni le puedes decir hasta luego pero si le puedes pedir que sea tu modelo ¡que chistosa eres!”

Esos pensamientos me acompañaron hasta la hora del almuerzo. Ya en la cafetería, estaba sentada con Emily y sus dos amigas Dianna y Heather, cuando vemos discutiendo en una mesa cercana a David con su novia.

- David, ¡Qué demonios te pasa! ¿Por qué no dejas de mirar a la mesa vecina y me miras cuando te hablo?

- ¡Ya basta Cara! ¡Me tienes harto!

En ese momento se levanto de su mesa y camino directamente hacia donde estábamos sentadas nosotras.

-  Eh chica, ¿Me puedo sentar con ustedes? – Dijo mirándome a los ojos –.

- Sí, ¿Por qué no?

Cuando se sentó con nosotras, él no paraba de charlar conmigo, lo que me pareció un poco incómodo ya que allí también estaba Emily y sabía perfectamente lo que ella sentía por él.

- ¡Que gracioso! Hablo y hablo contigo y no sé tú nombre. – Dijo David sonriendo –.

- Es cierto – dije riendo – me llamó Mariana.

- ¡Qué nombre tan lindo! ¡Tan lindo como quién lo lleva!

Mi reacción fue de sorpresa mientras, Dianna y Heather comenzaron a molestarnos. Emily en cambio, reaccionó mal y se levanto de la mesa, saliendo de la cafetería. Trate de detenerla pero tomó el carro de su tía y se fue. Yo me tuve que regresar pues tenía clase de nuevo.

 Al salir de clases, me fui a la biblioteca y preste un libro para la tarea de fotografía. Al salir de allí, vi a David cantando con su guitarra. Al verlo tan inspirado, saqué mi cámara y comencé a tomarle fotos. Tal vez tendría que usarlas para la tarea. Salí de la Academia y me fui a la estación de trenes. Tomé el tren que me llevaba a casa y allí volví a ver al chico de ojos azules.

 Estaba concentrada viéndolo cuando de repente me llega un mensaje de texto de Emily donde me decía que me odiaba y que no quería ser mi amiga nunca más. Comencé a llorar desconsoladamente y cuando me calme, me di cuenta que la estación donde me bajaría se me había pasado. Me bajé para confirmar mis terribles sospechas: me había

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perdido. Me senté a llorar pues no tenía ni idea de cómo llegar a casa, cuando de repente una voz grave pero amable me dice:

- ¡No llores! ¡Sí quieres te puedo acompañar a tú casa!

Me di vuelta para ver quién era, y sí, era el chico de ojos azules. Sólo sonreí y comenzamos a caminar. Durante el camino me contó que se llamaba Mathew, que era cantante, que era de Irlanda y un montón de cosas más que no procese por estar pérdida mirando esos ojos.

 -  Bueno, creo que ya llegamos. – Dijo Mathew cuando llegamos a casa –.

- Gracias, fue bueno que alguien me acompañara en el camino de regreso, tal vez te suene raro pero ¿te puedo tomar una foto? La necesito para una tarea.

- No hay problema.

Le tomé la foto y entre a mi casa. Definitivamente, ese día me había enamorado.

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Cartas desde el cielo

Capítulo II

Al cerrar la puerta comencé a saltar de la alegría ¡Había logrado hablar con mi príncipe azul! Y además, él fue tan tierno ¡No cualquiera ayuda a un desconocido así como así! Estaba en medio de mi celebración cuando recibí llamada de Lindsay y recordé que habíamos quedado de vernos esa tarde.

- Aló ¡Hasta que por fin das señales de vida!

- Perdón amiga, no fue mi intención dejarte plantada, lo que pasó fue ¡Que me perdí!

- Sí, ya sé que te perdiste y te volviste irreconocible.

- ¿De qué hablas?

- De lo que le hiciste a Emily ¿Cómo pudiste coquetearle a ese chico sabiendo lo que ella sentía por él?

- ¡Amiga las cosas no son como crees! ¡Él se fijo en mí sin que yo lo provocará te lo juro!

- Ahora cuéntame una de vaqueros Mariana, ¡Ya no eres mi amiga! ¡No vaya a ser que te acerques y me quites a Finn!

- Eh linda, espera...

Me colgó el teléfono, toda la alegría se desvaneció y comencé a llorar. Me acosté en mi cama y me quedé dormida llorando. Esa noche fue la primera en la que comencé a tener sueños extraños.

El sueño comenzaba conmigo caminando por los pasillos de la academia, cuando, sin más ni más, se acercaba David dándome el beso más apasionado del mundo y yo, lejos de rechazarlo, ¡le correspondía muy efusiva! Cuando nos separamos, él estaba llorando y yo también lo hacía mientras veía como se desaparecía como si fuera un fantasma y luego a mi lado aparecía Mathew abrazándome y consolándome.

Toda la noche desperté cada vez que el sueño finalizaba para quedarme dormida y volver a soñar lo mismo. Definitivamente estaba enloqueciendo.

A la mañana siguiente estaba cansada y de mal humor pues no había dormido casi nada. Me arreglé y me fui a la estación de trenes. Esperaba ver a Mathew pero eso no pasó. Al llegar a la Academia lo primero que hice fue buscar a Emily y a Lindsay para hablar y aclarar las cosas pero ellas me rechazaron.

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Tuve que irme resignada al salón donde vería clases y me conseguí con la sorpresa de que allí estaba David, precisamente la última persona con la que quería ver clase. Entre al salón sin saludarlo y me senté bastante alejada de él, pero igual eso no hizo que él no se acercara a mi asiento mientras estaba distraída arreglando mis útiles.

- Buenos días princesa Mariana.

- Precisamente de eso quería hablar.

- Dime

- No quiero que me sigas diciendo esas cosas.

- ¡No Mariana! ¡No me digas que tienes novio justo ahora que termine con Cara!

- No nada de eso, lo que pasa es que, verás, Emily siente cosas por ti y me parece que sí acepto tus cumplidos la estoy traicionando.

Nos quedamos en silencio durante varios segundos, estaba confundida, sabía que Emily sentía cosas por David y ella era mi amiga, pero por otro lado,  sabía que yo no había hecho nada para que David sintiera cosas por mí. Me quede analizando cada una de las palabras que él me había dicho hasta que caí en cuenta de algo que era muy importante y extraño…

-  Espera ¿Qué dijiste? ¿Cómo es eso que terminaste con Cara? ¿Por qué lo hiciste?

- Sí termine con ella, y lo hice porque mi relación con ella iba mal y al verte me di cuenta que a quién siempre he esperado es a ti. Me enamoré de ti a primera vista Mariana. Tú sonrisa me deslumbró.

- Lo que me dices es de locos David.

- Sí, lo sé, y es que estoy loco de amor por ti. Por lo de tú amiga no deberías preocuparte además, sí de verdad te quiere debería entender que yo a quién amo es a ti y que sobre el corazón no se manda.

- ¿No te parece que te estás precipitando? Tú ni siquiera me conoces.

- Sé que eres soltera y sin compromisos, se que eres valiente, se que tú amor hacia tus amigos es incondicional, sé que no toleras las injusticias, ¿Qué más tengo que saber? Yo creo que nada. Ah y se me olvidaba, se que tú sonrisa ilumina mi vida.

-  Es muy lindo eso que dices pero...

No me dejó hablar, callo mis labios con un beso, el más lindo de los besos, el mejor primer beso de la historia. No sé porque, pero comencé a sentir que el sueño que tuve la noche anterior estaba comenzando a cumplirse. 

Cuando nos separamos, él estaba sonriente. Yo no sabía que decir, por un lado, no lo voy a negar, ese fue el mejor primer beso en la historia de los primeros besos, pero por

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otra parte estaba confundida, sentía que estaba traicionando a Emily y también estaba Mathew, por ese chico sentía demasiadas cosas.

Hubo un silencio incómodo que David rompió dándome un beso en la frente y diciéndome - Te amo princesa, te amo y creo que no te quedan dudas.

- No sé qué pensar David, necesito estar sola.

Salí corriendo del salón y de la academia. Comencé a recorrer la ciudad sin rumbo fijo, sólo quería estar sola y caminar para pensar, no entendía cómo era posible que ese chico se había fijado en mi, peor aún, no sabía si yo también me estaba enamorando de él, después de todo él era real, no era como Mathew que pertenecía a mi imaginación y del cual solo sabia su nombre, pero por otro lado estaba Emily.

Emily, ella era lo que más me impedía ver a David aunque sea como una opción, como un prospecto; la conocía desde que éramos niñas, y aunque sabía que desde que ella comenzó a tener novios no los tomaba en serio y los dejaba, nunca la había visto ponerse así por alguien como se puso con David, de hecho, Finn había comenzado a salir con ella antes de conocer a Lindsay y ella no se puso celosa de Lindsay como se puso conmigo por el cumplido de David ¿Qué pasaría si se enterara del beso que David me dio? No estoy segura, pero mi primera impresión es que sería el fin de nuestra amistad, así yo no lo quiera.

Cuando me canse de caminar me senté en una banca de la Plaza Mayor de Madrid  a pensar en no pensar realmente, solo quería poner mi mente en blanco. De repente alguien se sienta a mi lado, era Mathew:

- Hola desconocida.

- Hola Mathew ¿Por qué me dices desconocida?

- Porque en el medio del ajetreo de ayer no me dijiste tu nombre.

-  ¡Ya veo! ¡Ya como que me estoy acostumbrando a hacer eso con cada chico que conozco! Me llamo Mariana, estudio Arte y soy de México.

- Okey, ya no eres más una desconocida entonces… Mariana, ¿Ya comiste? ¡Yo estoy que me muero del hambre!

- La verdad es que si tengo mucha hambre -como no tenerla si no había desayunado ni comido nada en todo el día- ¿Qué quieres hacer?

- Bueno, hay un restaurant por aquí cerca que preparan comida de Irlanda, si quieres vamos y así conversamos mejor ¿Te gusta la idea?

-   La verdad es que ¡me encanta!

Fuimos al restaurante y allí el ordeno el desayuno Irlandés y no pude ocultar mi curiosidad al escuchar el nombre del platillo, así que le comente, - ¿Desayuno? Pero si ya es hora de cenar más bien.

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- : Lo sé, pero cuando lo pruebes y veas lo que es me darás las gracias. Se nota a leguas que no has comido nada en todo el día.

- La verdad es que tienes razón, en todo el día no he probado comida preocupada por cosas.

En ese momento llega la camarera con los platos y me quede sorprendida con lo que vi. En el plato había salchichas, tocino, huevos, patatas y cebollas doradas en sartén, pudín, fríjoles, champiñones, tomates y cinco tostadas.

Sonreí al notar que Mathew no se había equivocado, esa era una comida completa. Luego de que la camarera se fue, comenzamos a comer y a conversar.

 - ¿Desde cuándo comenzaste a estudiar en la Academia? 

- Apenas estoy comenzando ¿Por qué?

- Porque yo había presentado todas las pruebas pero nunca me llamaron para saber sí había ingresado o no, así que comencé a trabajar y no sé sí fui admitido.

- Es probable que sí Mathew, a mí tampoco me llamaron, yo tuve que ir allá y preguntar.

- ¡Y yo perdiendo mi tiempo! - Dijo golpeándose la cabeza - ¿Puedo ir contigo mañana para averiguar eso?

- ¡Claro! Ven mañana a mi casa, desayunamos juntos y nos vamos para la academia ¿Te parece?

- Me encanta.

Terminamos de comer, él pago la cuenta y fuimos a mi casa. Ya allí, estaba escogiendo la ropa que me pondría al día siguiente cuando tocaron la puerta, me asome para ver quién tocaba, y era David.

 - ¿Cómo sabes donde vivo?

-  Averigüé tú dirección usando mis influencias ¿Pensaste sobre lo que te dije? ¿Qué decidiste?

- Yo no te amo -dije esquivando su mirada-.

- Mírame a los ojos y dímelo.

Lo mire a los ojos y sentí tantas ganas de besarlo que no me contuve y lo hice. No sé muy bien en qué punto comencé a sentir que no quería detenerme pero lo hice y lo empuje diciéndole.

-  David es mejor que te vayas, yo no sé porque te besé, yo no me quiero enamorar.

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- Mariana...

-  Vete por favor, te lo ruego.

Él me miro con los ojos llenos de lágrimas y se fue. Estaba confundida ¿Era amor lo que sentía por David? ¿De verdad estaba enamorada de Mathew? 

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Cartas desde el cielo

Capítulo III

En cuanto David se fue, seguí con lo que estaba haciendo antes de que él llegara, tratando de no pensar en él pero era imposible ¿Por qué? ¿Por qué no podía sacármelo de la cabeza? ¿Por qué sentía que lo necesitaba? ¿Por qué me estaba aferrando a Mathew sí él era demasiado perfecto, demasiado inalcanzable para una simple mortal llena de defectos e inseguridades como yo? ¿Por qué no aceptaba de una vez por todas que sentía cosas muy fuertes por David aunque apenas lo acababa de conocer? No entendía que me pasaba, lo único que quería era que Dios me enviará una señal para saber que tenía que hacer.

Trate de dormir pero no pude, de nuevo tuve el sueño de la noche anterior y ahora lo sentía más real, como si de verdad estuviera sucediendo. No soportaba estar más en la cama y me levante para ponerme a cocinar comida mexicana para el desayuno que tenía con Mathew. Termine de hacer todo a las cuatro de la mañana. Me bañé y me arreglé el cabello, sólo me faltaba vestirme pero aún era muy temprano.

Me puse a terminar de hacer la tarea de fotografía. Cuando me llegó la hora de escoger la foto para la tarea, instintivamente me decidí por la foto de Mathew. No quería seguir pensando en David. Aparte de esa foto, le tomé fotos a las plantas que tenía en la terraza del departamento y a la comida que había preparado para el desayuno. Cuando termine de hacer todo, me vestí y el resto del tiempo antes de la llegada de Mathew comencé a ver las fotos que le había tomado a David. Fue una mala decisión, lo único que hice fue recordar los besos que nos habíamos dado y eso me confundió más.

Ya era la hora de la "cita" con Mathew. Desayunamos y no pude parar de reír al ver las caras que ponía cuando probaba la comida pues yo le había puesto bastante picante pues así era como me gustaba la comida. Cuando terminamos de desayunar me dijo esto:

- ¿Toda la comida de México es tan picante así?

- Todas las personas en México somos así de picantes, replique coquetamente.

- Sí es así, me gustaría probar unos besos mexicanos para comprobarlo.

 - Pues lo siento, sí vas a buscar eso en la academia, buscaras en el sitio equivocado pues la única estudiante de México soy yo (dije riendo y dándole la espalda, fingiendo que no me interesaba).

Nos fijamos en el reloj y vimos que se estaba haciendo tarde así que nos fuimos a la estación de trenes. Nos sentamos frente a frente como siempre, pero esta vez no era sólo el silencio lo que iba y venía entre los dos, ahora también iban y venían miradas cómplices y sonrisas pícaras, como sí los dos conociéramos un secreto que no le habíamos contado al resto del mundo, definitivamente era una situación tierna.

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Nos bajamos del tren, fuimos a la dirección de la Academia, me despedí de él pues  tenía que entrar a clases y él me abrazo fuertemente...

- Deséame suerte – Dijo hablándome al oído –.

- Buena suerte, sé que sí te aceptaron.

- No estoy hablando de eso.

-  Y ¿De qué me hablas entonces?

- Deséame suerte en mi intento de probar los besos mexicanos para saber que tan picantes son.

Sólo sonreí y me fui. Mientras iba caminando pude ver que David estaba cerca así que probablemente había visto toda la escena, y sí, la había visto, y no dudo mucho tiempo en hacérmelo saber.

- ¿Es por ese chico que me rechazas verdad? Que tonto soy, como iba a pretender que una chica tan hermosa como tú no tenga novio.

- Mathew no es mi novio.

- Así que mi rival se llama Mathew.

En ese momento se agarro la cabeza e hizo gestos de dolor. Yo me preocupe y le pregunté llena de nerviosismo, - David, ¿Qué te pasa? ¿Te sientes bien? ¿Quieres que te lleve a la enfermería?

- No te preocupes, sólo es una migraña.

En ese momento comenzó a sangrar por la nariz y, exaltada le dije, - ¡David estas sangrando! ¡Eso no es normal, vamos a la enfermería!

- ¡Ya te dije que es sólo una migraña! ¡Ya no te preocupes por mí! ¡Ve a preocuparte por el hombre que amas!

Se veía tan triste y me dio la espalda, me dolía tanto verlo así que, mi primer impulso fue correr hacia él, abrazarlo por la cintura y decirle esto:

- Eso es lo que estoy haciendo en este instante.

- No entiendo.

- ¡Me estoy preocupando por ti David! ¡Me estoy enamorando de ti!

Acabando de decir eso, le di un beso tierno y sutil, lleno de amor. Luego de que lo besará, David se alejo de mí y mirándome sorprendido me dijo:

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- ¿Por qué me haces esto Mariana? ¿Por qué dices que me amas sí sabes que no es cierto?

- David, me sorprende que reacciones así ¡Lograste lo que querías! ¡Me he enamorado de ti!

- No te creo ¡Hace apenas unas horas me dijiste que no me amabas y que no te querías enamorar! ¿Lo haces porque crees que estoy enfermo verdad?

- ¡No David! ¡Sí te digo que te amo es porque lo siento! Pero ¿Por qué dices eso? ¿Estás enfermo acaso?

- No es tú problema

- ¡Claro que es mi problema David! ¡Es mi problema porque te amo!

- ¿Qué pasaría sí te dijera que estoy enfermo? ¿Me tendrías lástima verdad? Yo no quiero tú lástima, ¡Yo quiero que me ames!

En ese momento me dio la espalda y se fue a su salón. Yo me quedé sin saber que hacer ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué se había puesto así? ¿Será que de verdad estaba enfermo? Cuando pensé eso último se vino a mi mente el sueño que había tenido y me puse a llorar ¡Sí a David le pasaba algo yo me moriría de la tristeza! ¡Lo quería demasiado y no quería dejarlo ir!

Me fui a mi salón y allí estaban Lindsay y Emily. En cuanto me vieron entrar pusieron mala cara, así que supe que no me podía sentar cerca de ellas. Escuché toda la clase pero la verdad es que no estaba allí. Mi mente se había quedado en ese pasillo donde había hablado con David la última vez. Salí de clase y me fui al salón de fotografía para darme cuenta que la profesora no iría a la academia ese día. Por un momento pensé en irme a casa para olvidarme de todo, pero tenía otra clase después y no podía irme.

Me senté en el jardín de la escuela a esperar la hora de almuerzo, lo hice cerca de una ventana que daba hacia la cafetería para poder fijarme cuando ya estuvieran sirviendo la comida. Saqué mi laptop y comencé a diseñar. La verdad es que dibujar animé y el diseño gráfico son mis dos grandes pasiones. 

- ¡Qué bueno que me encontré contigo! Ya que me aceptaron aquí, cuando nos graduemos, yo grabaré mis discos y tú harás la portada ¡Así no gastaré dinero pues supongo que, como eres mi mejor amiga, no me cobrarás! –Dijo Mathew acercándose a donde estaba –.

- Viste, te dije que sí te aceptarían, y sobre diseñar las portadas de tus discos, tengo que decir que te equivocas, sí soy tú mejor amiga te cobraré, pero sí eres mi esposo – dije sonrojada – ahí sí no podría cobrarte.

- Déjame besarte entonces para saber si puedes llegar a ser mi esposa.

Al escuchar esas palabras mi corazón se aceleró y parecía que me iba a dar un infarto cuando Mathew comenzó a besarme, sin embargo, y contrario a lo que yo pensaba, no

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me sentía bien besándolo. Mi mente estaba con David. Lo que antes me hubiera gustado que pasará, ahora, con todo lo que me había sucedido con  David me hacía sentir incómoda.

-  Definitivamente sí puedes ser mi esposa.

- No Mathew, no puedo.

- Perdón Mariana. No quise incomodarte. Nos vemos mañana.

El se fue y yo me levante para ir a la cafetería. Mire hacia la ventana y vi a David mirándome fijamente, llorando y negando con la cabeza. Lo había visto todo. Me fui corriendo a la cafetería para aclarar las cosas pero él ya se había ido. Lo comencé a buscar y lo encontré caminando por el pasillo donde nos habíamos visto temprano. Corrí hacia él, lo abracé y le pedí perdón, pero él se enojo y solo me dijo que me odiaba, yo lo solté y él se agarró la cabeza diciendo

- Estúpida migraña.

- David ódiame, pero prométeme que nunca me golpearas.

- ¿Golpearte? -dijo mirándome confundido-

- Sí, golpearme. Mi papá odiaba a mi mamá y la golpeaba…

- Yo te amo, y nunca te golpearía, te lo prometo. Ahora prométeme que serás sincera y me dirás lo que sientes por mí.

-  Ya te lo dije, te amo, ya te cumplí esa promesa -dije abrazándolo- Prométeme una última cosa. Prométeme que no me dejaras sola nunca, que siempre estaremos juntos.

- No te lo prometo, ¡te lo juro! Siempre estaré a tú lado, e incluso cuando me muera, te enviaré cartas desde el cielo para guiarte y ayudarte a ser feliz.

Nos miramos fijamente, ambos estábamos llorando, nos volvimos a besar y está vez no tuve ninguna duda, mi corazón ya se había decidido, y se había decidido por David.

Luego de besarnos nos quedamos largo rato abrazados, yo sólo pensaba ¿Qué tiene este chico que me atrae tanto? ¿Por qué sí apenas lo conozco lo siento tan mío? Nos soltamos y él me dijo - Eres milagrosa Mariana, tan sólo porque estás conmigo se me quitó la migraña.

- ¿Desde cuándo sufres de migraña? Por lo que veo el dolor que te causa es muy fuerte.

- Hace como un año sufro de eso, - dijo bajando la mirada y con un toque extraño de tristeza - pero nunca me había sentido tan mal como hoy.

-  Y ¿Por qué crees que la migraña de hoy fue más fuerte?

- Creo que es tú culpa.

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- ¿Mi culpa?

- Sí, tú culpa, me enojé demasiado al verte con ese tal Mathew, es que me muero de celos de tan sólo pensar que alguien llegué a enamorarte.

- Sí es así, la culpa es tuya, yo no era de tú propiedad ¿Sí me entiendes? Sí yo hubiera llegado a enamorarme, no tenías porque ponerte celoso antes, pero ahora sí.

- ¿Por qué ahora sí?

- Porque ahora soy tú chica, bobo, soy tuya, estoy completamente enamorada de ti... Sólo no entiendo una cosa...

- ¿Qué no entiendes?

- No entiendo que hice yo de bueno en esta vida para que tú llegaras a amarme, que hice para que te fijaras en mí.

-  Lo único que hiciste fue llegar a mi vida cuando más lo necesitaba, cuando yo pensé que ya no tenía salida y tenía que acostumbrarme a seguir con una existencia vacía hasta el fin de mis días, pero en cuanto te vi, supe que el momento de vivir y disfrutar cada día como si fuera el último había llegado, y es que sólo a tú lado quiero vivir todas y cada una de las cosas que aún no he vivido. Te amo tanto que daría hasta lo que no tengo por vivir eternamente contigo.

- ¡Nadie me había dicho cosas tan hermosas como las que tú dices! ¡Hasta parecen diálogos sacados de las películas de antes! ¿Por qué eres tan perfecto?

- Para mí la perfección es no tener maldad en el corazón, así que puedes estar segura que estoy algo lejos de ser perfecto, pero en cambio tú sí eres la perfección en toda la extensión de la palabra.

- Dejémoslo así mejor, pensemos que somos dos perfectos imperfectos que se unieron en esta vida para amarse, así tengan que luchar juntos contra el mundo sí no aceptan su amor.

- Me gusta la idea de luchar los dos, que estemos juntos contra el mundo, contra todo y que no permitamos que nada ni nadie acabe con lo nuestro.

En ese momento sonó mi estómago, me estaba muriendo de hambre, pero mire la hora y ya estaba a punto de tener que entrar a clase de nuevo:

- ¿Qué fue lo que sonó? ¿Acaso tienes un león escondido en tú cartera?

- No bobo, no es un león, es mi estómago. Por andar persiguiéndote para que me perdonaras no pude almorzar - dije haciendo gestos de enojada -.

 - Me siento mal por eso, ¿Qué clase de novio malvado soy que no dejó comer a mi amada? ¿Quieres que te traiga algo de comer?

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- No David, no hay tiempo, ya tengo que entrar a clase.

- Ok…Te esperare a que salgas para irnos juntos.

- ¿Ya no tienes más clases?

-  No.

- Deberías ir a casa a descansar, estuviste enfermo todo el día.

- No te preocupes, ya estoy mejor.

Me aleje de David sonriendo, tenía que entrar a clases, se me había hecho tarde y no me percate de que no me había despedido de quien ahora, era mi novio.

- ¿Qué tipo de novia se va a clase sin despedirse de su novio? ¿No y que siempre íbamos a estar juntos contra el mundo?

Sonreí ante mi descuido y la forma tan bonita en que David me lo había recordado y me regrese a su lado. 

- Hasta dentro de un rato mi amor – Dije dándole un beso en los labios – ¿Quién iba a creer que en este instante yo estaría tan locamente enamorada de un chico que acababa de conocer? ¡Ni en un millón de años hubiera pensado en amar a alguien tan intensamente como te amo a ti!

Él sólo reaccionó dándome un abrazo más fuerte y besándome de una forma tan intensa que me dieron muchas ganas de fugarme con él, así eso implicará pasar al "siguiente nivel" de nuestra relación sin que hayamos siquiera pasado por la primera etapa. Definitivamente ese beso me había gustado más de la cuenta.

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Novela

Cartas desde el cielo

Capítulo IV

Me aparte sutilmente de David, le di un beso en la frente y me fui a mi salón. Al entrar, lo primero que vi fue a Lindsay y a Emily, supuse que aún estaban enojadas conmigo, pero no les di importancia, estaba tan feliz de estar con alguien tan tierno y especial como David que no dejaría que nada ni nadie me quitara la alegría.

Afortunadamente, la clase terminó antes de lo previsto, pues a la profesora la llamaron de la escuela donde estudiaba su hijo para que lo fuera a buscar porque se había caído o algo así. Estaba acomodando mis cosas cuando se me acercan Lindsay y Emily.

- Y que, ¿ahora son novios? – Dijo Emily con un toque de celos en su voz –.

- Sí dinos, todos en la academia los vieron besarse. – Dijo Lindsay –

- Sí, David y yo somos novios.

- ¡Qué maravilla! – Respondió Emily con ironía –.

- Sí Emily, es maravilloso. Chicas no sé qué les pasa, ustedes eran las primeras que siempre me decían que me enamorará, que me consiguiera un novio porque sí no me iba a quedar sola, y ahora cuando lo consigo me odian sólo porque tú - dije mirando a Emily - estabas enamorada en silencio de él. Yo no tuve la culpa de que se fijará en mí. Sobre el corazón no se manda. Pero no importa, ya me di cuenta quienes son ustedes, y sobre todo, ya me di cuenta que nunca fueron mis amigas.

Salí del salón llorando y en cuanto vi a David, corrí a abrazarlo y le suplique que nos fuéramos que no quería estar allí, el noto que estaba afectada por lo sucedido con mis amigas y me pidió hablar con ellas juntos, pero yo le pedí que me llevara a casa, que ella jamás entenderían lo nuestro y el solo acepto.

Salimos de la academia agarrados de la mano, era una situación extraña y hasta nueva para mí, pero era una situación linda y tierna. Yo lo jale para que fuéramos a la estación de trenes, pero él no me hizo caso, en lugar de eso, detuvo un taxi, le dio mi dirección y nos fuimos allí.

En cuanto me subí, lo primero que hice instintivamente fue recostar mi cabeza en su hombro, aún estaba llorando. En un instante él se da cuenta y comienza a hacerme cosquillas.

- Eres una llorona Mariana, y a las lloronas se les hace cosquillas para que se rían.

- ¡Ya basta David! -dije riendo- vas a hacer que el conductor se moleste con nosotros, ¿No es así señor?

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- No señorita, se equivoca. Ustedes dos hacen una bonita pareja de jóvenes y se nota que están muy enamorados. Mi mujer y yo cuando teníamos su edad nos veíamos así como ustedes. Ya tengo treinta años de convivencia con ella, y aún la amo como el primer día.

- ¿Convivencia? ¿Qué es eso?

- Es cuando dos personas viven juntas como sí estuvieran casadas, pero no los unen papeles o compromisos legales ni mucho menos religiosos.

- Sí pero eso ¿Casi nunca funciona?

- Ahora no funciona, lo que pasa es que los jóvenes creen que pueden usar la convivencia para  conocerse mejor, y no es así, sí se va a estar en convivencia es porque ya estás seguro de lo que sientes por esa persona, pues es como un matrimonio, pero con el riesgo de que sí la otra persona se cansa, se puede ir sin ningún problema.

El resto del camino lo hicimos en silencio, David me rodeaba con su brazo y me acercaba a él lo máximo posible.  

- Cuídense chavales, hacen muy buena pareja.  – Dijo el taxista al despedirse de nosotros –.

Sólo sonreímos y entramos a mi edificio. Subimos el ascensor abrazados, todo se sentía tan correcto, tan perfecto, como si toda la vida hubiera estado esperando por ese momento.

-  Pasa, no quiero comer sola. –Dije cuando llegamos a mi departamento –.

- No mi vida, lo mejor es que me vaya, estando en la academia me puedo controlar, pero estando sólo contigo no creo que pueda controlar estas ansias.

-  ¿Qué ansias?

- Las ansias que tengo de hacerte el amor – me dijo al oído, sonrojado y con la respiración acelerada –.

- ¡David! ¿Qué dijiste?

- Lo que oíste.

- David yo, nunca...

- No te preocupes, yo tampoco, pero es que te amo tanto... Mariana, ya tengo año y medio viviendo aquí en una casa que me regalaron mis padres, es una casa grande, demasiado grande para una sola persona. Mariana, ¿Te quieres mudar a vivir conmigo?

- David, me dejas sorprendida, no creas que no te quiero y que no quiero vivir contigo, es sólo que yo pensaba hacerlo cuando ya tuviéramos saliendo dos o tres...

- ¿Semanas?

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- ¡No David! ¡Dos o tres años! ¿Por qué tienes tanta prisa?

- Es sólo que creo que tal vez no me quedé mucho tiempo.

- ¿Te pasa algo? ¿Estás enfermo cierto?

- No Mariana, olvídalo, son tonterías mías. Mejor me voy. Nos vemos mañana.

Me besó y se fue. La actitud de David me dejó confundida, algo le pasaba, pero no me lo quería decir.

Al entrar a casa comí un poco y descanse un rato antes de tomar un baño y cambiarme. Estaba inquieta. Las palabras y las actitudes de David me tenían realmente confundida. Sé que muchas veces los hombres se comportan de forma extraña, pero la forma de actuar de David ya me estaba preocupando. Me quedé dormida y tuve otra pesadilla.

La pesadilla comenzaba conmigo acostada boca abajo con la espalda desnuda. De repente siento que empiezan a besarme lentamente, era David. Cuando abrí los ojos, estaba él acostado al lado mío, abrazándome, estaba llorando y diciéndome que ese había sido nuestro último encuentro y que ya su hora de partir había llegado. Lo siguiente que recordaba del sueño era que estaba llorando mientras veía a David acostado a mi lado, pero estaba más pálido de lo normal. Se había muerto justo a mi lado.

Me desperté llorando y gritando desesperada, todo se veía tan real, de verás que estaba sugestionada por la idea de que David estaba enfermo. A la mañana siguiente mi día comenzó con su rutina habitual. Me fui a la Academia en el tren. Cuando se subió Mathew, no se sentó al frente de mí, lo hizo al lado mío.

No nos hablamos, sólo nos mirábamos. De repente él coloca su brazo detrás de mí y luego me abrazo. Por extraño que parezca, no me sentía incómoda, al contrario, me gustaba, pero luego recordé que él no sabía que yo ahora era novia de David, y tuve que aclarárselo:

- Mathew, no te voy a negar que no me disgusta que me abraces, pero tengo que pedirte que no lo hagas más.

- Lo siento Mariana, fue un impulso, supongo que me lo dices porque te incómodo lo de ayer.

- No Mathew, no es por eso, lo que pasa es que tengo novio.

- ¿Desde cuándo?

- Desde ayer.

- Ya veo – dijo triste – ¿Cómo se llama? ¿Lo conozco?

- Se llama David y no, no lo conoces, pero él a ti sí, sólo de vista, pero te conoce. De todas formas, estoy segura que se conocerán, pues ambos están inscritos en música.

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 - Ya veo, ¿Tienes otra cosa que decirme?

- Me gustaría que lo conocieras y trataras de ser su amigo, el es un buen chico y sé que se llevaran bien.

- Está bien, trataré. Habla tú con él y pídele lo mismo.

- Está bien, lo haré.

El resto del camino lo hicimos en silencio, hasta que no aguanté más y tuve que preguntarle que le ocurría:

- Mathew ¿Estás molesto conmigo?

- No, estoy molesto conmigo. No entiendo como fui tan idiota de pensar que te ibas a fijar en mi.

- Mathew, debo ser valiente, tú también me gustas pero es con David con quién quiero compartir mi vida ahora.

- Bueno, por lo menos me dejas una esperanza. Te propongo algo.

 - Dime.

- Te propongo que, sí las cosas no funcionan como quieres con David, me veas como una opción.

- Está bien Mathew, aunque no me siento cómoda con lo que me pides pues no creo que tú tengas que ser la opción de nadie, pero bueno, sí es lo quieres, será, sólo quiero pedirte que no esperes por mí, me sentiría desdichada sí tú te quedas sólo esperándome.

- Está bien trataré, pero es difícil, nadie me gusta en este país como tú.

Llegamos a la estación. Nos fuimos caminando juntos a la Academia, no paraba de reír pues el no dejaba de rapear una canción algo tonta, definitivamente era el peor rapero del mundo, el peor pero el más tierno.

Cuando llegamos a la Academia, David estaba esperándome afuera, en cuanto me vio con Mathew, se enojo y me tomo del brazo alejándome de Mathew, él estaba realmente enojado…

David me llevaba casi arrastras, yo le rogaba que me soltara pero el simplemente no me escuchaba, hasta que me tire sobre el suelo, haciendo que el cayera sobre mí, fue una medida extrema, pero algo tenía que hacer. En cuanto me soltó comencé a llorar y le dije que era un mentiroso, que el había prometido jamás maltratarme, y en la primera oportunidad, ya lo había hecho.

- Perdóname Mariana, soy un maldito imbécil ¿Cómo pude hacerte daño? ¡Me odio por lo que te hice en este instante! – Dijo con tristeza y arrepentimiento –.

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Comenzó a besarme la muñeca, lo hacía llorando, con ternura pero a la vez con desesperación, como si me hubiera lastimado tanto que casi me mataba. Ya estaba más tranquila y comencé a acariciarle el cabello, pidiéndole que se calmara, pero él no lo hacía, se sentía demasiado culpable por lo que me había hecho. Yo le levante el rostro, le seque las lágrimas y besándolo le dije esto:

- No te preocupes mi vida. Lo que tú me hiciste no es comparable a todo lo que he tenido que vivir. Yo llevo a cuestas un doloroso pasado.

- Quisiera que me lo contaras, si no es molestia, obvio.

- Okey, te contare, .todo comenzó desde que era niña, mi papá siempre estaba borracho, siempre llegaba tarde a la casa, siempre forzando a mi mamá para que tuviera relaciones con él, siempre golpeándola pues ella se negaba. Yo pensaba que mi mamá era tonta, ella decía que se aguantaba todo por mí, para que yo tuviera un hogar, pero la verdad es que me estaba haciendo vivir un infierno. Un día, cuando tenía doce, lo vi golpeando salvajemente a mi mamá, y de pronto, veo que sacó un arma, no sé de dónde saque la fuerza pero sobre todo el coraje para correr hacia él, empujarlo y tirarme sobre mi mamá para servir como escudo, pensé que no dispararía si veía que a quien iba a dispararle era a su única hija, pero lo hizo, el me disparo en el estomago. En ese momento llego la policía pues los vecinos la habían llamado cuando escucharon los escándalos. Todo paso muy rápido, yo me estaba desangrando, pero me llevaron de prisa al hospital y me salvaron. Aun recuerdo la imagen de mi mamá llorando y pidiéndome perdón, jurando que nunca más volvería con él, pero fue mentira, hace unos meses salió de la cárcel y ella lo perdonó.

- Me duele tanto todo lo que has vivido, tu vida ha sido demasiado triste y ahora te enamoras de mí y yo te maltrato. Soy un idiota.

- ¡No te insultes más! Ya paso, ¿Sabes? Ahora que veo bien, ya sé porque tu cara me resulta familiar, me dirás loca pero recuerdo que, mientras me operaban para sacarme la bala, vi a un ángel que me dijo que no era mi tiempo, que aun no era mi hora. Su rostro era muy parecido al tuyo, claro, con el cabello peinado de otra forma.

Me quedé en silencio, pensando en todas las cosas que habían sucedido desde que conocí a David, y en todas las circunstancias que rodeaban nuestra relación…

- Definitivamente tú eres ese ángel David, tú me salvaste la vida, tú me trajiste a tu vida – Dije emocionada, rompiendo el silencio –.

- ¡Ya quisiera yo ser tu ángel guardián para protegerte, pero no lo soy! Aun así, voy a hacer todo para arreglar tu vida.

En ese momento comenzó a cantar la canción Fix You de Coldplay, al terminar, el me abrazo mientras decía:

- Te juro que hare todo lo que esté en mis manos para arreglar tu vida, así como tú lo hiciste apareciendo en el momento indicado, pídeme lo que quieras.

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- Lo primero que te pediré entonces es que hables con Mathew y trates de ser su amigo, sé que cuando se conozcan, se llevaran bien.

- Lo que me pides es difícil pero lo intentare, solo por ti lo hare.

- Lo segundo que te pediré es que tengamos paciencia…

- De eso precisamente te quería hablara cuando se me ocurrió la brillante idea de hacerte escena de celos, se que tal vez tu estés preocupada por lo que paso ayer, por eso te iba a decir que voy a llevar las cosas con calma, sin precipitarme, pero sobre todo, siguiendo el ritmo que tú quieras, lo que menos quiero en esta vida es incomodarte.

- Gracias por entenderme. Lo tercero que te quiero pedir es más simple que lo anterior, solo ¡Bésame! ¡Bésame como si fuera el beso del final!

No hubo más palabras, solo sentí sus labios sobre los míos, dándome pequeños besos al principio y de a poco aumentando la intensidad hasta casi hacerme estallar. Lo amaba tanto, es más, lo necesitaba tanto, que si no hubiéramos estado en la academia me hubiera entregado a él sin dudarlo en ese instante. 

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Cartas desde el cielo

Capitulo V

Luego de ese beso, nos quedamos mirando fijamente, nos amábamos de eso no había duda, pero también sentíamos demasiada ¿Pasión? ¿Sería esa la palabra correcta? No lo sabíamos y tampoco necesitábamos saberlo, solo nos conformábamos con amarnos.

Nos despedimos en la puerta de mi salón, el me tomaba de la mano, y no me quería soltar, y yo tampoco quise que lo hiciera, pero tuvimos que despedirnos para que yo pudiera entrar a clase.

La clase era la de fotografía, expuse las fotos y saque de mi cartera una foto de David y dije:

-  Y esta foto es de la persona que más me inspira, el es mi amor, mi único amor y no me imagino la vida sin él.

- Muy bien señorita, me gusta su sinceridad, y me gusta que sienta tanto amor por alguien, solo le aconsejaría que no se precipitara.

- No se preocupe profesora, eso no pasara entre el y yo.

Luego de esa clase, tenia clase de nuevo con Lindsay y Emily, aun estaban enojadas pero tenía que hablarles, las necesitaba, eran mis únicas amigas aquí en España:

-  Amigas ¿Algún día me perdonaran por haberme enamorado? Sé que no les gusta la idea de que yo ame a David, pero así son las cosas, lo amo, y no quiero que por amar a alguien, las pierda a ustedes, sin ustedes yo no soy nada.

- Es que no se, tengo miedo de que me robes a Finn.

- Nunca lo hare, yo te quiero mucho, entonces que ¿Me perdonas?

- Claro que sí, no soporto estar alejada de ti.

- ¿Qué hay de ti Emily? ¿Me perdonas?

- Mmmm, ¡Esta  bien! ¡David no es tan guapo!

Corrí a abrazarla, y luego hicimos un abrazo grupal, las cosas estaban saliendo como debían.

Y eso no fue todo, cuando fui a la cafetería vi a David y a Mathew conversando animadamente, estaban muy felices. Y eso me hacía muy feliz.

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Luego de eso, todo fue felicidad, aunque habían días que David no iba a la escuela ni me visitaba, según el que porque estaba muy cansado o que tenia migraña, nos veíamos casi siempre, algunos días iba a su casa y me quedaba a dormir allí, algunas veces el lo hacía, era genial. Todos los días teníamos un plan diferente, una aventura nueva, algo nuevo por vivir.

El día que cumplimos seis meses de novios, fuimos a un partido de futbol, era un Real Madrid – Barcelona. Ninguno sabía a qué equipo seguíamos, así que los dos nos miramos sorprendidos en la entrada del estadio cuando nos vimos. El tenía una camisa del Madrid y yo una del Barcelona.

Nos veíamos muy cómicos en las gradas, peleando y luego besándonos, por supuesto mi equipo gano, así que él estaba molesto:

- Es imposible ganarle a los de Barcelona, siempre los árbitros están a favor de ellos.

- No digas estupideces David.

-  Bien, Solo dime que amas a Cristiano.

- Amo a Messi.

-  Definitivamente, eres incompatible conmigo.

- ¿Ah? ¿Con que esas tenemos? ¿Qué opinas de esto? ¡Yo amo David Edward Miller Cox con locura! -Dije gritando-

- Esta bien mi vida, ya no discuto mas. ¿Quieres que te lleve a tu casa?

- No mi amor, esta vez quiero ir a la tuya.

El me miro sorprendido pero acepto. La verdadera razón para que le dijera que iría a su casa es porque quería que se sorprendiera cuando viera que todas mis cosas estaban en su casa, había iniciado la mudanza, me iría a vivir con él, no me importaba la opinión de nadie más.

Casualmente, nos fuimos con el mismo taxista de la primera vez del día que me hice novia de David. Íbamos en camino cuando vi que había un restaurante de comida rápida y le dije a David que quería comer algo, estaba extremadamente nerviosa. No sabía cuál sería la reacción de David al ver todas mis cosas en su casa. Al final de cuentas, yo no conocía otra habitación de la casa que no fuera la suya, es decir, yo siempre dormía en su habitación y él en la sala.

Al notar mis nervios, el taxista dijo:

- Perdón que me entrometa, pero ¿Por qué esta nerviosa?

- Lo que pasa es que me iré a vivir con él, pero el aun no lo sabe.

- ¿Cuánto tiempo llevan juntos?

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-  Seis meses.

-  Esta es una pregunta indiscreta, pero tengo que hacerla, ¿ustedes ya tuvieron relaciones?

-  La verdad es que si es bastante indiscreta, pero la respuesta es no.

-  Ya veo, no tienes de que preocuparte entonces, se que todo saldrá bien en la mudanza.

Solo sonreí.

- ¿Cómo lo sabe?

- Porque se han tomado su tiempo y no han apurado las cosas. Mi hija por lo menos se fue a vivir con su ex pareja cuando apenas habían salido dos días. Por supuesto, la relación fracaso, pero estoy seguro que las cosas entre ustedes funcionaran.

-  Gracias señor. Sus palabras me dan valentía.

En ese momento sale David del restaurant y se sube al auto. El resto del camino yo solo iba pensando y diciéndome a mi misma que las cosas no podían fallar, no debían fallar, David tendría que ponerse feliz de verme allí, viviendo con él, y más adelante, viendo mi rostro todos los días al despertar. Yo soñaba cada día con eso, solo me faltaba saber si él sentía lo mismo, si él quería lo mismo, si el ansiaba tanto como yo que el día de la mudanza llegara.

 Todo el camino lo hicimos en silencio. Yo apoye mi cabeza en su regazo y él acariciaba mi cabello. Me quedé profundamente dormida. Cuando llegamos a su casa, el me despertó haciéndome cosquillas

- Hey dormilona ¿Te vas a quedar dormida para siempre?

 - Es que estoy muy cansada. Haber gritado por los 5 goles que se comieron los de Real Madrid me dejó agotada.

- Muy graciosa ¿Señor no se la quiere llevar? ¡Se la regalo! – dijo David mirando al taxista en forma divertida –.

- No joven. Creo que va a tener que soportarla usted.

Nos bajamos del auto y él se puso a buscar las llaves de la casa. Como si fuera algo planeado, David no conseguía la llave. Cuando al fin la encontró (quince minutos después) entramos y todo estaba tal cual como lo esperaba: La sala estaba llena de cajas:

- Mariana ¿y esto que será?

- ¿Las cajas no son tuyas?

- No.

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- Ábrelas y verás lo que tienen.

Se dispuso a abrir una de las cajas y poco a poco, mientras iba sacando las cosas, su cara iba cambiando de la preocupación total a la alegría absoluta, se dio cuenta que eran mis cosas. Cuando sacó la última de las cosas de la caja, se levanto y me abrazo cargándome y diciendo:

- Te amo Mariana, te amo con todas las fuerzas de mi alma, con cada célula de mi cuerpo.

En ese momento comenzó a besarme y me llevó a su habitación. Yo me puse nerviosa y lo detuve:

- David aún no estoy lista.

-  Está bien.

- Mi amor, no puedo esperar para vivir contigo, para estar a tan sólo unos cuantos pasos de distancia de ti, pero perdóname sí te desilusionó, pero aún no estoy lista para estar así contigo. Lo siento.

- No mi vida, perdóname tú a mí, me precipite lo sé, yo quiero verte todas las noches al dormir y en las mañanas saber que estarás a mi lado al despertar, por eso me desespero, pero supongo que sí esperamos un poco más no nos hará daño.

- David, yo también quiero que tú seas lo último que vea en las noches y lo primero que vea en las mañanas, quiero que la distancia que nos separe sean sólo centímetros, pero aún no, tenme paciencia, te lo ruego.

- Claro que te tendré paciencia mi amor, mi princesa hermosa.

Me tomó de la mano y me llevó a la habitación de al lado. Era más pequeña que la de él pero aún así, era cómoda y sonriendo me dijo:

- Está será tú habitación, pero no por mucho tiempo ok, sé que no pasará mucho tiempo para que sólo usemos una habitación.

 - ¡David! -Dije dándole un pequeño golpe- ¡No digas esas cosas! ¡Me pones nerviosa!

- Perdóname corazón, pero es que deseo tanto formar una familia contigo, no quiero irme de este mundo sin saber lo que es amar a una persona en cuerpo y alma y lo que es formar una familia con esa persona, y a quién yo he elegido para vivir eso eres tú.

- ¿Cómo puedes ser tan tierno? ¡Me haces difícil hasta enojarme contigo!

- ¡Admítelo Mariana! ¡No te puedes enojar conmigo porque soy irresistiblemente guapo!

- ¡Sí cómo no! ¡Más que todo usando esa estúpida camiseta del Real Madrid! ¡Esa camiseta es horrible, tan horrible como tú! -dije riendo y dándole la espalda-.

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- ¡Hey Mariana! ¿Ahora cómo me veo?

Se había quitado la camiseta. No sé cómo pude controlarme para no lanzarme a sus brazos y comenzar a besarlo hasta hacer el amor con él. Se veía tan bello, era como una hermosa estatua color marfil.

- Entonces Mariana ¿Aún te parezco horrible?

- No mi amor. Te ves hermoso. Te amo.

Corrí a sus brazos y lo abracé. El me beso en la frente y me dijo esto:

- Tú en cambio te ves fea con era camiseta del Barcelona.

Me solté y me quité la camiseta. Debajo tenía puesto un top. David me vio de pies a cabeza y me dijo:

- ¿Acaso ya me morí y estoy en el cielo? ¡Estoy viendo al ángel más hermoso y perfecto del mundo!

Sólo sonreí y lo besé. Salimos de la habitación y comimos. Limpiamos todo y nos fuimos a dormir. Por primera vez en mi vida sentí que quería que alguien que no fuera mi madre me abrazara mientras dormía. Quería que fueran los brazos de David los que rodearán mi cuerpo.

A la mañana siguiente nos fuimos a la Academia. Decidimos contarles a nuestros amigos que estábamos viviendo juntos. Todos se alegraron, excepto Mathew. Decidí entonces hablar con él:

- Mathew ¿Por qué te enojas?

- ¡Me enojo porque aún te amo Mariana! Soy amigo de David, y sentir lo que siento por ti me hace mal, pero no puedo evitarlo Mariana, te amo.

- ¡No Mathew! ¡No me digas eso por favor! No puedo negarte que aún me atraes, pero mi corazón le pertenece a David, yo pensé que ya tenías eso claro.

- Pues te equivocas, pero ya no importa, ahora eres algo así como la esposa de David, y eso me quita toda posibilidad de ser feliz contigo.

Luego de decirme eso se fue. Estaba devastado y yo también, pero no podía hacer nada, ahora compartía mi vida con David. Dos meses después, Mathew casi no hablaba con David, se habían distanciado y, aunque yo sabía la razón, no le dije a David para que no se enojará con él. Un día yo estaba en mi habitación viendo la película 50/50, David se sentó a mi lado y cuando terminó la película, me di vuelta para verlo y estaba llorando…

- ¿David por qué estas así? La película fue triste, pero tuvo un final feliz.

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- Lloró porque las cosas no son como las películas, Mariana, no todos los que sufrimos esa enfermedad tenemos tanta suerte, no todos podemos cumplir nuestros sueños.

- ¿Qué quieres decir David? ¿Tú tienes cáncer?

- No Mariana, sólo son tonterías mías -dijo bajando la mirada-

- David ¡Dime la verdad por favor! ¡Yo necesito saber!

 - Mariana, no me hagas caso, por favor, ¡sólo bésame!

Comencé a  besarlo. Él seguía llorando. Me sentía mal por él, algo dentro de mí me decía que él llevaba a cuestas un doloroso secreto pero que por alguna razón, no quería contármelo. Cuando nos separamos pues nos faltaba el aire él me dijo esto:

- Mariana, te amo, te deseo, te necesito, eres lo único que me hace falta para ser feliz, para tener esperanzas de vivir, para seguir luchando. Por favor, dame tú amor, te lo suplicó. 

Estaba sorprendida por lo que David me pedía, más aún, estaba sorprendida por la forma en que lo pedía, estaba deshecho, totalmente devastado. Lo abracé y le dije que se calmará, que podía confiar en mí, pero el aún continuaba llorando. Lo besé y sentí que estaba lista. No lo dude por un instante. Nos fuimos abrazados y besándonos hacia su habitación.

- Mariana ¿Estás segura de que esto es lo que quieres? ¿No lo estás haciendo sólo para complacerme? Dijo David alejándose de mí, dándome tiempo para pensar si lo que estaba haciendo era lo correcto, si eso era lo que en verdad quería hacer.

- No mi amor, estoy lista. Esto es lo que quiero, ya no soporto estar un segundo más separada de ti.

Seguimos besándonos, nuestros cuerpos temblaban, ambos estábamos nerviosos ¡Era nuestra primera vez! Sin embargo seguimos adelante. Poco a poco había más ropa nuestra regada en el piso que cubriendo nuestros cuerpos. Poco a poco comenzamos a perder el miedo y a disfrutar el momento. Poco a poco el dolor se transformó en placer, en la más pura demostración de amor. Sé que muchas personas dicen que el primer beso no se olvida, pero yo lo borré de mi mente, en cambio mi primera vez nunca la olvide, todo fue perfecto, todo fue hermoso, todo fue simplemente especial.

A la mañana siguiente, despertamos abrazados, sonriendo ¡Felices!

- Hola mi amor.

- Hola mi vida.

- Mariana, te amo.

- Yo te amo más, David ¿Todo esto es realidad? ¿Tanta felicidad es posible?

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- No sé sí tanta felicidad es posible, pero es lo único que quiero. Quiero ser feliz a tú lado para siempre, quiero amarte hasta que esa palabra no exista, quiero llegar a viejo contigo, sí Dios me lo permite.

Intenté levantarme de la cama pero me dio un mareo y caí sentada de nuevo en la cama, él se preocupó y me preguntó que me pasaba.

- Mi amor ¿Qué pasa? ¿Te sientes bien?

- Sólo fue un mareo mi amor... David, no será qué... ¿David será qué estoy embarazada? ¿Será que pude quedar embarazada tan rápido?

- No seas tonta mi vida (Dijo sentándose y dándome un masaje en el cuello) ¿Cómo vas a sentirte embarazada tan pronto? ¿De verdad quieres estarlo?  – Dijo sonriendo –.

- No lo sé, digo que sería lindo. Me imagino teniendo una bebé rubia y alta, de ojos oscuros como los míos, y sí es algo lindo, y sólo podría pasar eso sí quedará embarazada de ti ¿No crees?

- Sí sería lindo – Dijo abrazándome, haciendo que me acostara de nuevo – Pero, ¿Por qué no sueñas que tenga también mis ojos?

- ¿Para qué sea cuatro ojos como tú? ¡No le haría esa maldad a mi bebé!

Comenzó a hacerme cosquillas y yo no paraba de reír. Finalmente podía decirlo, las nubes grises se habían ido, la tristeza se había acabado, por fin sería feliz, tanto como lo había deseado.

Luego de eso, nos volvimos más inseparables aún, éramos la pareja ideal, todos en la academia nos miraban, algunos llenos de envidia, algunos llenos de admiración, después de todo no era fácil de entender que dos personas tan jóvenes estuvieran tan enamoradas y tan seguras que querían compartir su vida.

Cuando cumplimos diez meses de novios, él se quedó en casa pues no tenía clases y yo sí. Me regresé temprano a casa pues me sentía mal, tenía mareos y ganas de vomitar. Cuando llegué a casa, me fui a mi habitación y me di cuenta que no tenía mis cosas allí. Entonces, David salió de su habitación y me dijo esto:

- Mariana, ¿Qué pasó? ¿Por qué regresaste temprano?

- Me siento enferma David, pero ¿Qué pasó¿ ¿Por qué mis cosas no están en mi habitación?

-  Mariana, ¿Por qué te extrañas tanto de que las cosas no estén en tú habitación?

- Porque es raro mi vida.

- Raro sería que tus cosas siguieran allí, ¿Crees qué te buscaría toda las noches a tú habitación?

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Sólo sonreí y entré a su habitación, todas mis cosas estaban ordenadas y las cosas de él también. Me sorprendió que se hubiera tomado el tiempo para arreglar las cosas. Comenzamos a besarnos e hicimos de nuevo el amor. No éramos adictos al sexo ni nada, sólo lo hacíamos de vez en cuando.

Cuando desperté eran las ocho de la noche y me levante enferma, me fui al baño de su habitación y comencé a vomitar. Cuando termine de vomitar, escuché a David decirme esto:

- Mi amor ¿Donde estas?

 - Estoy en el baño.

 - ¿Te sientes bien?

- No mi amor, me duele el estómago, tengo vómitos, ¿Tienes medicina para eso en el botiquín de primeros auxilios que tienes aquí?

- No mi amor, no tengo. Deja y te busco.

Cuando me dijo eso abrí la puerta del botiquín para darme cuenta que estaba ¡Lleno de medicinas! Él entró y me miró lleno de tristeza, cerró la puerta del botiquín y me dijo esto:

-  Mariana no, tú no debiste ver eso.

- ¿Qué significa todo eso? ¿Por qué tienes tantas medicinas?

- Supongo que ya no puedo ocultarlo más.

 - ¿Ocultarme qué? ¡David habla! ¡Dime la verdad!

- Mariana, yo tengo... Tengo Leucemia Mariana.

- ¡Esto tiene que ser una broma! ¡Dime que es una broma!

- No Mariana, ¡Nada quisiera yo más en la vida que esto fuera una broma!

Salí del baño y comencé a meter mis cosas en mi equipaje, me iría. No soportaba vivir con alguien que me había engañado toda mi vida, pero sobre todo, no podía compartir mi vida con alguien que no había confiado en mí.

- Mariana ¡Por favor no me dejes! ¡No sé vivir sin ti! ¡No puedo seguir luchando sí no estás a mi lado!

- ¡Qué hipócrita eres! ¿Cuándo querías que me enterara? ¿Cuándo murieras a mi lado?

- Mariana, perdóname, no quería que sufrieras, prefiero sufrir yo, yo soy el que está enfermo, no tú, tú eres una persona sana, eres la mujer más bella del mundo, por ti tengo

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ganas de vivir, a pesar de todo lo malo que te ha pasado en tú vida, tienes ganas de vivir, y es tú alegría de vivir la que me llena de vida.

- ¡Basta David! Aunque digas que todo lo hiciste por mí, para que no sufriera, ¡Fuiste egoísta! ¡Todo el tiempo te pedí que me dijeras  a verdad pero no lo hiciste! ¡Eres un egoísta David! ¡Nunca te perdonare!

Me fui de la casa y me fui a mi departamento. Yo estaba llorando devastada. Yo pensaba que lo nuestro nunca acabaría, que David y yo estaríamos juntos toda la vida, pero no, no fue así, David, me engaño, y hubiera preferido que me engañara con otra mujer, pero no, me había mentido sobre su salud, sobre su vida, y eso era aún más doloroso. David fue mi primera gran ilusión, con el viví mi primera vez, pero también viví mi primera desilusión.

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Novela

Cartas desde el cielo

Capítulo VI

Cuando llegué a mi departamento sólo pude llorar. Por un lado me sentía culpable. Sabía que mi responsabilidad era quedarme al lado de David. Él me necesitaba, pero, por otro lado, sentía que no debía hacerlo. David me había engañado y de la peor forma. No confiaba en mí.

A la mañana siguiente desperté sintiéndome mal del estómago de nuevo. La verdad es que llevaba varias semanas enferma. Revise mi agenda y noté que ya tenía varias semanas de retraso ¡Mi Dios! ¡Cómo sí las cosas entre David y yo no estuvieran lo suficientemente mal, ahora yo estaba embarazada! Eso sólo me dejó una opción, tenía que emprender la huida.  Sí, era una actitud cobarde, pero ¿Qué otra cosa podía hacer? No podía quedarme con David sólo porque estaba embarazada, a sabiendas que le tenía mucho rencor.

Definitivamente, era una sensación agridulce, estaba embarazada del hombre que amaba, tal y como lo había deseado, pero me había enterado en el momento equivocado, cuando la relación de ambos estaba en un punto de quiebre, cuando sentía que una reconciliación era imposible.

Me fui a la academia a retirar mis documentos, no quería dejarle a David ninguna esperanza de que volvería, todos los profesores estaban extrañados, no sólo por la forma en que me estaba retirando de la academia sino que por la razón que les di, les dije que me iba por problemas con mi pareja. Estaban sorprendidos, ellos hasta nos tenían a David y a mí como modelos a seguir, no se explicaban cómo pudo lo nuestro terminar tan mal. La verdad es que yo tampoco lo entendía.

Salí de la oficina de dirección y me dieron ganas de vomitar de nuevo. Fui corriendo a los baños y cuando salí de allí, estaba Mathew afuera, no sé cómo, pero se había enterado de que me había retirado de la academia.

- Mariana, ¿Qué ocurrió? ¿Por qué te vas?

- Mathew, me voy porque tengo que olvidar a David, y estando aquí no podré hacerlo.

- ¿Qué te hizo ese imbécil? ¿Te lastimó? ¿Te engaño con otra? Se las va a tener que ver conmigo el idiota ese - Dijo enojado -.

- ¡No Mathew! ¡David no me hizo nada de eso! Son sólo problemas de pareja, cuando en una relación no hay confianza, todo se acaba ¿Sí me entiendes?

- Claro preciosa.

En ese momento me dio un mareo y Mathew me sostuvo para que no me cayera

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- ¿Mariana estas bien? ¿Te pasa algo?

- Creo que estoy embarazada.

- ¿Él lo sabe?

-  No -Dije negando con la cabeza-.

En ese momento sólo lo abracé y continúe llorando. Estuvimos largo rato en silencio hasta que lo rompí pidiéndole un favor…

- Mathew ¿Me harías un gran favor?

- Para que seas feliz, yo soy capaz de hacer lo que sea, ¿Qué quieres que haga?

- Quiero que mantengas mi embarazo en secreto.

-  Está bien, por mi boca nadie se enterará, así que por ese lado puedes estar tranquila, pero, ¿Sí se llega a saber por alguien más?

- ¡No había pensado en eso! Ahora ¿Qué puedo hacer?

- Sí quieres yo puedo decir que ese hijo que crees que estas esperando es mío. Sí eso pasará, estoy seguro que David no te molestaría.

- No lo sé Mathew, la verdad es que quedar como la mala de la película no es algo que me agrade mucho, pero, sí con eso logró que David no se me acerqué, está bien.

- No te preocupes, ese plan es sólo por sí se corre el rumor por otro medio que no sea yo. Voy a mantener tú secreto bien escondido y aislado del grupo.

- Gracias Mathew, no sabes cuánto valoro lo que haces por mí. Luego de eso lo abracé y me fui a la estación de trenes.

Hacía mucho tiempo que no me subía a uno pues a David no le gustaban, le parecía que la idea de subirse a un tren era anticuada. En cuanto llegué a mi departamento, llame al aeropuerto para reservar mi vuelo rumbo a México. No sabía muy bien sí era lo correcto ir hacia allá, sabía que mi padre estaba en casa y él era a la persona que menos quería ver en el planeta, pero irme a pasar mi embarazo sola en un país extraño no era algo que me gustara del todo. Mi viaje saldría dos días después.

Me acosté a dormir luego de que me dijeran eso. Estaba cansada, seguro otro síntoma más de mi supuesto embarazo. Me desperté a las seis de la tarde porque me dio olor a comida. Me dirigí a la cocina y allí estaba David, cocinando para mí…

- David ¿Qué haces aquí?

- Te hago de comer Mariana.

- No te digo que haces aquí en mi cocina, te pregunto  qué haces aquí en mi casa.

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- Vine a pedirte perdón.

- Entonces puedes irte por donde viniste. No te voy a perdonar.

- ¿Por qué Mariana? ¿Por qué te cuesta tanto perdonarme?

- ¡Por qué no confiaste en mí! ¡Yo te di todo de mí y tú en cambio me pagaste con desconfianza!

- Yo pensaba que sí te lo decía me abandonarías o te quedarías conmigo por lástima.

- ¿Tan superficial crees que soy? Yo te amaba y de hecho aún te amo con toda mi alma, pero con tú desconfianza estas matando mi amor.

- Mi vida perdóname.

- No puedo David. Aún me duele. Dame tiempo. Dame tiempo y distancia para poderte perdonar.

- Está bien Mariana, las cosas las haremos como tú quieras. Sólo espero que Dios me de vida para verte regresar.

- Tienes que luchar David. Tienes que luchar por ti y por mí. Prométeme que al menos eso harás.

-  Lo haré Mariana, lo haré por ti, por mi y por los hijos que tendremos.

No dije nada más, sólo lo besé y lo abracé. No quise decirle que estaba embarazada, no quería que me presionara para que me quedara a su lado. Sé que era una decisión drástica la que estaba tomando, pero estaba confundida y pensaba que esa era la mejor decisión. Solo deseaba en ese momento no tener que arrepentirme después.

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Cartas desde el cielo

Capítulo VII

David se negó a irse del departamento, se quedo conmigo obligándome a comer y cuidándome, le pregunte desde cuando sabia de su enfermedad y me dijo que se entero cuando llego a España, que sus padres le rogaron que se fuera a Texas para que se quedara con ellos, pero él se negó, les dijo a sus padres que estaba bien, que lucharía con su enfermedad solo. No se las llevaba bien con ellos pues le estaban imponiendo a una chica hija de unos amigos de ellos, Taylor, para que se fuera su novia. El intento salir con ella pero no se la llevaron bien y terminaron.

Cada vez me sentía más aturdida, aun lo amaba demasiado, era la única persona en el mundo que me hacía sentir valiosa e importante, pero aun así era duro, creo que la verdad no estaba huyendo pues David había desconfiado de mí, me iba era porque no me imaginaba que podía hacer sin él, había diseñado mi futuro a su lado, y ver como ese cuento de hadas se estaba acabando de a poco, me estaba matando.

Estuve a punto de decirle a David que estaba embarazada, pero no pude, sentía que no era el momento, él ahora tenía que enfocarse en su lucha contra su enfermedad, lucha que por cierto estaba ganando, o al menos eso me hizo creer:

- Pero David, ¿No hay forma de que te cures más rápido? ¿Las medicinas están haciendo efecto?

- Las medicinas son menos agresivas que las clásicas, por eso aun no he perdido mi hermoso cabello -dijo sonando divertido- y si, la única forma de que me cure más rápido es recibir una donación de medula, mis padres y mis hermanas se hicieron las pruebas, solo hace falta que me digan que alguno de ellos son compatibles conmigo.

- ¿Y si eso no pasa?

- Entonces allí si se me estarían acabando las opciones, tendría que permanecer en la lista de espera por mucho tiempo, a menos que…

- ¿A menos que?

- A menos que tenga un hijo. Si yo tuviera un hijo seria más probable que me salvara pues sus células serian cien por ciento compatibles conmigo, pero eso es casi imposible.

- ¿Casi imposible?

- Si Mariana, mi médico me dijo que el único efecto contraproducente de mis medicinas era las posibilidades de que yo dejara embarazada a mi pareja era de solo dos por ciento, o sea, sería casi un milagro.

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Oír eso me devasto por dentro, todo había sido una ilusión que me había creado, tal vez estaba enferma, tal vez tenía un desajuste hormonal por culpa del estrés, pero embarazada, embarazada era algo que no estaba, aunque quisiera que eso sucediera. Trate de mantener la calma para que David no se diera cuenta, pero no disimule muy bien.

- Mariana, ¿Te pasa algo? ¿Por qué te pusiste triste?

- Lo que pasa es que… Yo creía que estaba embarazada pero ya veo que no.

Me largue a llorar al baño, me sentía demasiado mal, no podía creer que todas mis ilusiones de ser feliz con David se estuvieran acabando tan rápido, y es más, no podía creer que David fuera quien, sin culpa o con ella, me estaba quitando las ilusiones. David se vino detrás de mí, abrió la puerta del baño, y me abrazo para darme consuelo.

- Mi reina hermosa, perdóname, no te puedo hacer feliz, nunca podre hacerte feliz, soy un fracasado, no viviré lo suficiente para envejecer contigo y no podre tener hijos, por lo menos no por ahora. Perdóname.

Solo lo bese y lo abrace, al final de cuentas no era su culpa, él no había decidido tener cáncer. Esa noche dormimos abrazados. Solo sentir sus brazos rodeando mi cuerpo me llenaba de paz, estando con él me sentía en casa, estando con él me sentía en mi hogar. Él era mi hogar, pero había decidido irme a México, a pasar una temporada con mi madre, a tratar de perdonar a mi padre, a tratar de reencontrarme con mi pasado, a tratar de encontrar mi centro, a tratar de encontrarle el significado a mi vida, a tratar de hallar las fuerzas necesarias para acompañar a David en su enfermedad sin ser una carga, sino que siendo un apoyo. Me estaba yendo a México, regresando a un lugar que ya no era mi hogar.

En medio de la noche, aproveché que David se había quedado profundamente dormido para hacerme una prueba de embarazo, el resultado… Negativo… Estaba devastada. No podía entender porque Dios me hacia todo esto. Los días se fueron rápido, David estuvo a mi lado todo el tiempo y hasta me ayudo a arreglar mi equipaje, él sabía que no podía quedarme a su lado mientras estuviera confundida  y angustiada, sabía que esos sentimientos no nos hacían bien ni a él ni a mí.

- Mariana, sabes que te amo, que voy a seguir luchando, que no descansare hasta estar bien, pero tienes que prometerme algo.

- ¿Qué quieres que te prometa?

- Que pase lo que pase, si Dios decide que tenemos que separarnos, no perderás tu fe.

- No lo sé David, es muy duro ¿Sabes? A veces mirando hacia el pasado, me doy cuenta que los únicos momentos de genuina felicidad que Dios me ha dado han sido los momentos felices que hemos vivido juntos, y ver como eso se acaba, me hace sentir enojada contra El.

- Pues no deberías estarlo, gracias a Él nos conocemos.

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- Si, pero gracias a Él te estoy perdiendo.

- No me perderás, no te preocupes, si algo malo me pasara yo te enviare Cartas desde el cielo, ya te lo dije.

- No sé como lo harás, pero ten por seguro que no tendré que recibir esas cartas, ¿Sabes por qué? Porque estoy segura que lucharas hasta el final para estar conmigo.

En ese momento, hacen el llamado para abordar el avión, ya era mi turno de irme, pero David tenía reservada una sorpresa mas para mí:

- Mariana, se que te tienes que ir, pero antes quiero darte algo -Dijo sacando del bolsillo de su chaqueta un sobre y una pequeña cajita-

- ¿Qué significa esto David?

- El sobre es una carta que quiero que leas dentro de dos meses, ni un día mas ni un día menos.

- Bien, ¿Y la cajita?

-  Ábrela.

Al abrirla, vi un hermoso anillo de compromiso

- ¿Es esto lo que creo que es?

- Si, Mariana, ¿Te casaras conmigo cuando toda esta tormenta acabe?

- David… Gracias… Gracias por hacerme feliz, y sí, claro que me caso contigo.

- David: Bueno, ahora te puedes ir, no vayas a perder el avión.

- No entiendo ¿No es esta la parte donde me pides que me quede contigo?

- No mi amor, esta historia no es así, en esta historia el príncipe, o sea yo, deja que su princesa se vaya para que esta se reencuentre a sí misma y, cuando decida regresar, pueda ser feliz, sin ningún problema y sin ninguna confusión.

- Esta bien mi príncipe ¿Sabes que te amo no?

-Claro que lo sé mi princesa adorada. Ahora sí, te tienes que ir, te amo, no lo olvides...

Solo sonreí y me fui al avión. Todo el vuelo estuve pensando en David, en su propuesta, en lo mucho que lo amaba, en la incertidumbre que me causaba el contenido de la carta que me había dado, en lo mucho que anhelaba estar embarazada de él… Sí, ya tenía claro que eso era imposible por lo que le había dicho su doctor a David y por el resultado de la prueba de embarazo, pero algo dentro de mi me decía que tal vez el médico de David se había equivocado, o que tal vez yo había entrado dentro de ese dos

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por ciento de probabilidad, o que yo había entrado dentro de ese uno por ciento de error de la prueba, no lo sé, solo era un pensamiento.

En cuanto llegue a mi casa me enfrente con mi madre y con mi padre, no soportaba verlos juntos después de lo que él me hizo, de lo que él nos había hecho a las dos. Le deje claro a mi mamá que mi estadía en su casa no sería mucha, que en lo que tuviera una oportunidad me iría de allí.

Al día siguiente, me enfoque en buscar trabajo, lo que conseguí fue un trabajo de oficina. No es que me agradara mucho la idea de trabajar en una oficina (ya lo había hecho una vez y solo dure una semana pues no soporte el ambiente) pero fue lo primero que encontré y fue el primer sitio donde el sueldo era lo suficientemente aceptable para poder alquilar una casa. Trabajaría de asistente del presidente de la empresa, que era el hijo del dueño, que por razones de salud había tenido que delegar funciones y dejar a su hijo a cargo.

Al día siguiente comenzaba a trabajar y, por una extraña razón, estaba nerviosa y ansiosa de conocer a quien sería mi jefe. Llegue temprano y la recepcionista me dijo que pasara, que ya mi jefe me estaba esperando. Al llegar él estaba de espaldas hablando por teléfono, me aclare la garganta para que supiera que yo estaba allí, y al verlo, me quede boquiabierta, mi jefe seria Gary, mi primer novio…

-  ¿Gary Eres Tú?

- ¿Mariana? ¡Dios que casualidad! ¡Ni siquiera había visto tu currículo, solo le dije a la que fue secretaria de mi papá que llamara a la persona que tuviera una edad más cercana a la mía, y resultaste ser tú!

- Yo tampoco me lo imaginaba.

El resto del día la pasamos conversando, le conté de mis estudios en España, el me contó que todo el tiempo que estuvo sin verme se la paso buscándome, que necesitaba hablar conmigo, que me extrañaba.

- Bueno, ya estoy aquí, ahora dime ¿Qué querías hablar conmigo?

- Todo el tiempo he pensado en ti, y me preguntaba si, tal vez, existe la posibilidad de que regresemos.

- Oh Gary, no sabes cómo me hace sentir lo que me estas pidiendo. No hay posibilidades. Estoy comprometida con alguien. - Dije mostrando el anillo que David me había dado -.

-  ¡Ya veo!  - Dijo desilusionado - Y ¿De dónde es?

- Lo conocí en España, pero es de Texas.

- ¿De Texas? Yo viví un tiempo allá, ¿De qué parte de Texas?

- De Grapevine o algo así.

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- ¡No puede ser! ¿Eres novia de David Miller?

- ¡Sí! ¿Lo conoces?

- ¡Claro! ¡Él es mi mejor amigo de cuando viví allá! ¡Hasta grabamos una canción!

Me mostró una foto que se habían tomado alguna vez y no lo podía creer. David era el mejor amigo de mi primer novio, eso termino de hacer que mi reencuentro con Gary fuera un reencuentro inesperado.

Pasar esos días en el trabajo me hacia entender que trabajar no era tan malo, tal vez era porque tenía la suerte de que mi jefe era Gary. Los días se iban rápido y aun vivía en casa de mis padres, solo les hablaba lo necesario, no había decidido si comprar una casa o alquilarla, pues si David se iba de mi vida para siempre, no tenía nada que hacer en España, él era el único que me ataba a ese lugar.

Todos los días llamaba a David, algunas veces me tenía que conformarme con dejarle un mensaje en la contestadora, otras hablábamos por horas, le dije que mi jefe era Gary, en cuanto escucho eso pude sentir como la alegría lo desbordaba, de hecho siempre recordaba su sonrisa.  En las noches cuando temblaba de frio, sentía como sus brazos rodeaban mi cuerpo, mientras me decía que no me diera vuelta, que si lo hacia se iría. Todo el tiempo mi necedad era más grande y me volteaba para darme cuenta de la triste realidad: David ya no estaba, se había ido, él no estaba a mi lado.

Pasar tiempo con Gary me hizo comprender lo mucho que lo extrañaba. Nosotros habíamos terminado por una pelea tonta, cosas sin sentido. Estar con él me hizo comprender porque me había ilusionado con Mathew, me había fijado en sus ojos y con ellos me había olvidado de los hermosos ojos de Gary, sus ojos eran tan hermosos pues aunque fueran los típicos ojos marrones, en su mirada había un rastro de inocencia, el mismo rastro de inocencia de los ojos de Mathew, la verdadera razón por la que me había quedado prendada de la mirada de mi lindo amigo Irlandés…

Muchas veces me encontraba perdida mirando sus ojos y me sentía culpable de quedarme mirando a otro hombre de esa manera sabiendo que mi prometido estaba en España luchando por su vida, pero yo no lo podía evitar.

Finalmente habían transcurrido los dos meses que David me había puesto de límite para abrir el sobre que me había dado así que lo abrí, el contenido de la carta fue el siguiente:

“Amada Mariana:

Tal vez estés leyendo esta carta en la casa de tus padres, lo más seguro es que te hayas acostado temprano porque de nuevo discutiste con ellos, no entiendo que estas esperando para comprar la casa, la casa que viste que tanto te gusta. Deberías comprarla, la vamos a necesitar para nuestra luna de miel, o sí Dios decide que lo nuestro termine antes, te servirá para no tener que quedarte acá en España, sé que siempre soñaste con venir para acá pero ahora no te gusta.

Ah otra cosa, no te distraigas mucho en el trabajo, sé que a veces te gusta viajar al "Universo fantástico de Mariana" pero ahora eso no te conviene. Trata siempre de

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"Apuntarle a la luna" o sea, aspira siempre lo mejor. Sólo te pido que no te enamores de alguien que sea menos guapo que yo jajaja, no mentira, sólo te pido que sí te llegas a enamorar de alguien nuevo o te llegas a reencontrar con un amor del pasado y decides ser feliz con esa persona, dímelo, no para hacerte ninguna escena de celos - sé muy bien que eso no me ayuda con la enfermedad y que me causa arrugas jajaja - sino para apoyarte y aconsejarte.

 Ahora bien, tengo que confesarte el porqué te escribo esta carta, una semana luego de que te fueras de viaje iniciaría un nuevo ciclo de quimioterapia con medicinas más fuertes que me debilitarán mucho, por eso te suplicó que no te enojes sí algunos días deje de contestarte el teléfono. Sí te pedí que leyeras la carta ahora es porque ya esa parte del tratamiento la término justo hoy. En cuanto puedas, llámame y te cuento como va todo. Con amor, David. Posdata: Te extraño."

Al terminar de leer la carta lloré descontrolada, quería estar a su lado abrazándolo, cuidándolo, amándolo, pero estaba a millones de kilómetros de distancia. Más calmada, me decidí a llamarlo:

- Aló David.

- Hola mi vida.

- ¿Cómo estás?

- Ya veo que leíste la carta.

- Sí mi amor, respóndeme ¿Cómo estás?

- No te mentiré, estoy mal mi vida, la enfermedad no se quiere ir.

- ¡No! mi amor no.

- Mi vida no te pongas así, sabíamos que eso podía pasar.

- David no me dejes te lo ruego.

- No te voy a dejar Mariana, aún falta saber sí mi familia me puede donar la médula o no, ten fe.

- Mañana mismo viajó para allá.

- ¡No Mariana! ¡Yo mismo te deje ir para que no pasaras por esto!

-  ¿Por qué David? ¿Por qué te empeñas en pasar por esto sólo?

- Porque no quiero que las personas que amo sufran, especialmente tú, verte sufrir me mata más rápido que la leucemia.

- Mi amor…

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-  Mi amor ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

- Sí mi amor -dije en un hilo de voz- Sólo fue un mareo.

- Cuando te fuiste también estabas enferma ¿Has ido al médico?

- No creo que sea necesario, sólo debe ser el estrés.

- Mariana tienes que cuidarte, mira lo que me pasó a mí, por no ir a un médico cuando comencé a sentirme mal en Grapevine, mira donde estoy ahora.

- ¡No quiero vivir sin ti amor!

-  ¡Entonces vive por mi Mariana! Te suplicó, bueno no, te exijo que vayas a un médico. Pídele a Gary que te acompañe.

- ¿A Gary?

-  Sí, a Gary. Cuando me dijiste que era tú jefe y que lo conocías de antes, saqué algunas conclusiones.

- ¿Qué conclusiones?

- Recordé que  cuando lo conocí, él no dejaba de hablar de una ex novia que tenía que se llamaba Mariana, con la que había terminado por un problema tonto. Fue así cuando llegué a la conclusión de que esa ex novia eres tú ¿O me equivoco?

- No te equivocas.

- ¿Por qué no me lo dijiste?

- ¡Porque no creí que eso importará! – Le dije alterada, lo que causo que me diera otro mareo –.

- Amor ¿Estás bien?

-  Sólo tuve otro mareo.

- ¿Ves que yo tengo razón? Tranquilízate, recuéstate y quédate quieta ok. Mañana pídele a Gary que te acompañe. No vayas a ir sola, ve con él cuando tengan tiempo.

-  ¿Por qué David? ¿Por qué tengo que ir con él?

- Porque sé que él aún siente cosas por ti y te va a cuidar como si fuera yo.

- Está bien David. Haré lo que me pides.

 - Mariana, no lo veas como una tarea de un profesor, toma las cosas como los consejos de tú futuro esposo. Mira, hagamos un trato, sí el doctor que te revise dice que todo está

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bien y que puedes viajar, entonces vente para acá, y aunque no quiero, tendré que aceptar que pases conmigo por esta enfermedad.

- Ok -dije un poco molesta-.

- No te enojes mi vida. Te amo.

- Yo también te amo, y te extraño.

- Yo te extraño más. Descansa.

Colgué el teléfono y comencé a llorar, ahora yo estaba arrepentida de la decisión que tomé cuando decidí irme. Ahora sólo me quedaba complacer a David en pedirle a Gary que me acompañe al doctor y que este me de autorización para viajar para poder irme a España a reencontrarme con mi amor, con el único hombre con quién quiero estar.

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Novela

Cartas desde el cielo

Capítulo VIII

Me quedé dormida luego de varias horas llorando. Cuando tuve que levantarme para ir al trabajo, recibí una llamada de Gary para avisarme que me daba dos semanas libres pues él se iría de la ciudad. Aunque en otra ocasión eso me hubiera alegrado, precisamente era lo que menos quería en ese instante puesto que necesitaba que él me acompañara al médico y porque estar en el trabajo me ayudaba a no pensar tanto en David.

Luego de esa llamada, me quité la ropa que me había puesto, me puse mi pijama y me acosté de nuevo a dormir. Dos horas después me levante escuchando gritos: ¡Mi papá había golpeado de nuevo a mi mamá! Aunque sé que está mal de mi parte, decidí no intervenir, la última vez que lo hice por poco me muero. En cambio, tomé mis cosas y me fui a comprar la casa, David tenía razón, yo no tenía que ser la mamá de mi mamá, no podía protegerla, ella había elegido su destino. Luego de que compré la casa, llamé a David.

- Hola David.

- Hola Mariana.

- ¿Cómo has pasado el día?

- Pensando en ti, ¿Y tú?

- Extrañándote y deseando que estuvieras a mi lado -dije con tristeza-

- Te escucho rara, ¿Qué pasó?

- Es que Gary no me va a acompañar al médico aún pues estará fuera de la ciudad por dos semanas.

- Que mal. Y con las ansias que tengo de verte y de amarte, pero ¿Es por eso que estas triste o hay algo más?

- La verdadera razón de mi tristeza es que mi papá golpeó de nuevo a mi mamá.

- Lo siento mi amor en serio, ¿Tú qué hiciste?

- Decidí que lo mejor era no intervenir, así que tomé mis cosas y me compré la casa. De hecho, te estoy llamando desde aquí.

- Me duele lo que le pasa a tú mamá, pero hiciste lo mejor, ella decidió que ese fuera su destino y tú ya no puedes hacer nada más. ¿Cómo es la casa?

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- Es grande y bonita. Con un aire muy romántico. Y lo que más me gusta es la habitación principal ¡Las paredes están pintadas de azul! ¡Nuestro color favorito!

- ¡Qué bueno Mariana! Ya me imagino estar allí contigo. Sabes, ahora tengo compañía en la casa.

- ¿Quién te está acompañando?

- Mathew.

- ¡Eso sí que no me lo esperaba! ¿Cómo pasó?

- Se enteró de mi enfermedad y como los dueños de la casa donde vivía decidieron no rentarla otra vez, lo invité a vivir acá conmigo.

- ¿Y cómo se llevan?

- Nos llevamos genial Mariana, tú tenías toda la razón, Mathew es un gran tipo y además es todo un personaje, siempre me hace reír. Lo único que no logró quitarle es esa manía de viajar en tren ¿Por qué a él y a ti les gusta tanto?

- ¡Porque es muy romántico! ¡Deberías intentarlo!

-  Paso, no creo que pueda dejar de viajar en Taxi, sólo dejare de hacerlo cuando compré mi auto.

-  ¡No sabes lo que te pierdes! y, ¿Qué hacen en sus tiempos libres Mathew y tú?

-  Lo normal, nos vamos de fiesta todas las noches a buscar chicas lindas.

- Creo que debo recordarle al señor que él está comprometido -dije celosa-

- ¿Por qué siempre me crees todo lo que te digo mi princesa? No soy capaz de hacer algo así.

- Más te vale ¿Qué hacen entonces?

- Jugar video juegos, específicamente FIFA, y debo decir que tú amigo no puede conmigo, ¡Soy invencible!

- Me gustaría estar allí para verlos. Y ¿Donde está Mathew?

- Salió a cenar con Rose, es una chica que conoció en la estación de trenes.

- Y todavía me preguntas porque nos gusta tanto a Mathew y a mí viajar en tren, y qué ¿Ella es su novia?

- No lo sé, ellos tienen su cuento pero él no quiere soltar prenda. 

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- David no quiero colgar pero tengo sueño, de hecho he estado sintiéndome cansada desde hace unas cuantas semanas.

- Y con todo y eso no ibas al médico.

- No te enojes conmigo.

-  Está bien mi amor.

- David ¿Qué has sabido de Lindsay y de Emily? Desde que me fui de España no he sabido nada de ellas.

- Emily está saliendo con un chico de la academia que se llama Chord y Lindsay está embarazada y planeando su matrimonio con Finn.

- Vaya, me gustaría estar allá. Lindsay embarazada y planeando su matrimonio ¡Cómo quisiera ser ella! -Dije con tristeza-

-  Mariana no te pongas triste, hasta hace unos segundos estabas contenta.

- También llevó semanas con cambios drásticos de ánimo, puedo estar contenta pero ante la más mínima cosa me enojo o me pongo triste. Sólo cuando hablo contigo tengo un estado de ánimo más regular.

- ¿Cuál estado de ánimo?

- Tristeza David. Me siento triste, te extraño demasiado.

- No te preocupes Mariana, dentro de poco estaremos juntos, ¿Tú no eras la que estaba cansada?

-  Sí lo estoy, pero cuando escucho tú voz no quiero dormir.

- Pues deberías. Te dejó descansar. Ah mi cielo se me olvidaba, no voy a poder hablar contigo tan seguido.

- ¿Por qué? ¿Otra sesión de quimioterapia?

-  Sí.

- Quisiera estar allá contigo, cuidándote. Te extraño.

 - Y yo quisiera estar cuidándote a ti. Descansa mi reina. Pronto estaremos juntos, sólo es cuestión de tiempo. Ten paciencia.

-  Te amo.

- Yo también te amo mi vida, pero no llores más.

- Está bien.

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Colgó el teléfono y de nuevo me quedé dormida llorando. Creo que ya estaba acostumbrándome a eso. Pasaron las dos semanas y tuve que volver al trabajo, le dije a Gary que me acompañara al médico y él me dijo que lo haría, pero aún no pues estaba ocupado.

 Dos semanas después llegó el día que iría al médico. Justo cuando me estaba alistando para ir al médico recibí una llamada telefónica, era David…

- Mariana ¿Ya fuiste al médico?

-  Voy hoy.

- ¡Qué bueno! Y ¿Qué estás haciendo ahorita?

- Mirándome en el espejo.

- ¿Desde cuándo eres vanidosa?

- No soy vanidosa, es que no me había dado cuenta, pero mi cuerpo está distinto.

- ¿En qué sentido?

- ¡Mis caderas están enormes! Nunca me había visto así, ¡Hasta me parezco a Lindsay! - dije riendo -.

 - Menos mal que es tú amiga…

- También he engordado 5 kilos, creo que me hace falta la comida de allá.

-  Como me gustaría estarte besando en este momento mi gordita.

- ¡Hey, no me digas así!

- Perdón.

- David tengo que colgar. Ya Gary debe estar por llegar.

- Chao Mariana, te amo.

- ¿Aunque yo este gorda?

- sea como sea, siempre te amaré.

- Menos mal que ya falta poco para estar contigo.

 - Eso espero.

Colgué el teléfono y seguí vistiéndome. Cuando Gary llegó ya estaba lista y nos fuimos en su auto a la clínica. Durante todo el camino íbamos conversando y yo me perdía en sus hermosos ojos, me sentía culpable por eso, pero no podía hacer nada para evitarlo.

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En cuanto llegué, lo primero que hicieron fue tomarme la presión arterial y la enfermera me miró preocupada y me dijo que era preocupante que alguien tan joven tuviera la presión tan alta. Mire a Gary preocupada pero él me dio una mirada tranquilizadora. Luego me hice los exámenes de sangre y, mientras me daban los resultados, fui a hacerme un ecosonograma. Cuando entre allí todo comenzó a ocurrir en cámara lenta, me acosté en la camilla, me subí la camiseta que tenía puesta y me bajé un poco los pantalones, el doctor me aplicó el gel y comenzó a pasarme el aparato.

No pasó mucho tiempo cuando el doctor me miró y me dijo que yo estaba embarazada y lo único que pude decir fue ¿Estoy qué?

Ante el asombro que sentía, mi doctor me dijo - Sí señorita está embarazada, tiene cinco meses de embarazo.

En ese momento recordé que justo dos días antes se cumplieron cinco meses de mi primera vez, estaba en shock, llena de felicidad.

- Esto es un milagro doctor.

- Me alegro que lo tomé de esa forma, ahora le entregare estos resultados a la gineco obstetra para que ella le dé el resto de las indicaciones, con permiso.

En cuanto el doctor se fue, me quedé tendida unos minutos más en la camilla acariciando mi estómago, estaba feliz. Al verme así, Gary dijo,

- Que afortunado es David, se llevó a la chica y al bebé - dijo asomando una sonrisa -

- Sí Gary, pero yo me siento más afortunada, tú sabes mejor que nadie por todo lo que he pasado, y aunque por los momentos no estoy con él, mi felicidad al fin es completa.

- Me alegra verte feliz. Ahora vamos donde la doctora.

Al llegar al consultorio, la doctora me dijo,

- Me supongo que eres Mariana.

- Sí.

- Mariana, me alegra que estés tan contenta con tú embarazo, sin embargo temo decirte que tú situación es compleja.

- ¿Que quiere decir?

- Tú presión arterial está elevada y tus riñones no están trabajando muy bien, dos claros indicios de que tienes preclampsia.

- ¿Qué es eso?

Page 49: Cartas desde el cielo

- Es una condición clínica que ocurre en algunas mujeres cuando están embarazadas en las cuales tienen un aumento de la presión arterial, lo que causa una serie de complicaciones. La disfunción renal es la más común de las complicaciones.

 - ¿Es muy grave?

- Sí, lo es, puedes morir sí no guardas el reposo necesario.

- ¿Reposo? ¿No puedo viajar a España?

- No Mariana, ese viaje es muy largo y, sí se te llegara a subir la presión en el avión, pondrías en riesgo tú vida y la de tú bebé.

Me dio un montón de medicamentos y vitaminas, me siguió dando indicaciones, pero no le prestaba atención, no quería escuchar nada más, estaba embarazada, podía salvarle la vida a David, pero no era feliz, mi salud estaba en riesgo y no podía viajar a España para acompañar a David. Estaba dolida.

Me fui de nuevo a casa con Gary, está vez ya no me perdía en sus ojos, sólo podía pensar en lo triste que estaba. Cuando llegamos a casa, Gary me dijo. - Mariana, sé que estas triste por lo que te dijo la doctora, pero tú tienes que entender que tienes que calmarte, alterarte no te hace bien.

 - No puedo ser feliz, Gary, odio mi vida, yo nunca seré feliz, la felicidad para mí nunca será completa.

En ese momento me abrazo y me miró fijamente a los ojos para luego darme un beso corto en los labios, yo lo mire sorprendida y el solo respondió.

- Perdóname Mariana, no me pude contener, desde que te volví a ver quería hacer eso.

- No te preocupes, sólo te pido que no lo vuelvas a hacer.

- Está bien. Mariana cálmate, sí en algún momento te sientes mal, sólo llámame, a cualquier hora, yo estaré allí.

-Está bien. Nos vemos mañana en la oficina.

 - No Mariana, a partir de hoy estarás en reposo. No dejare que vayas a la oficina.

- Está bien. Nos vemos de todos modos.

Cerré la puerta de la casa y de nuevo lloré, estaba en esa casa tan grande, sola, embarazada y enferma, no sabía qué hacer. Sólo quería estar con David. Lo llame varias veces pero él no respondió el teléfono.

Durante un mes estuve encerrada en casa, sólo hablaba con Gary algunas veces por teléfono. Fui a hacerme un chequeo y tenía esperanzas de que la doctora me dijera que podía viajar.

Page 50: Cartas desde el cielo

- ¿Cómo estoy?

- Estas igual Mariana, al menos no te has agravado.

- Doctora, dígame que puedo viajar, mi novio no me ha respondido y no sabe que estoy embarazada.

 - Mariana, me encantaría decirte que puedes hacerlo, pero no, no puedes.

- Está bien.

Salí del consultorio y me fui caminando a casa. Al llegar volví a intentar llamar a David y no me respondió, pero al menos Mathew sí lo hizo.

- Aló Mathew, ¿Cómo estás?

- Estoy muy bien Mariana ¿Y tú?

-Estoy bien Mathew, estoy embarazada.

- Me alegro por ti y por David. 

- ¿Cómo está David?

Se quedó en silencio varios minutos para luego responder

- David va a matarme.

- ¿Qué pasa?

- David se agravó, Mariana, los médicos decidieron dejarlo internado.

- No, no puede ser - Dije rompiendo en llanto -.

- ¡Cálmate Mariana! ¡David me dijo que no te dijera nada pues sabía cómo te pondrías! ¡Cuando lo visite hoy y le cuente va a matarme!

- ¡Yo lo mataré a él por no decirme nada! Mañana mismo iré a verlo, no le digas nada, ni siquiera le digas que estoy embarazada.

- ¿Estás segura?

- Sí, eso haré.

Colgué el teléfono y llame al aeropuerto para comprar mi pasaje de avión. Sabía que la decisión que estaba tomando era arriesgada pues mi vida corría mucho peligro, pero necesitaba hacerlo, no quería estar sin David ni un segundo más, aunque eso pusiera en riesgo mi vida.

Page 51: Cartas desde el cielo

Novela

Cartas desde el cielo

Capítulo IX

Durante el vuelo a España me sentía mareada, sabía que esa era la razón por la cual la doctora me negó el permiso para viajar, tenía la presión arterial elevada, de eso estaba segura. Al momento de bajar del avión tuve que hacerlo de última para esperar a que “la tierra dejara de moverse” y, es que estaba tan mareada que sentía que me podía caer del planeta y parar en Júpiter sin ninguna dificultad.

Luego, recogí mi equipaje y me subí a un taxi para ir a casa de David, a mi casa. En cuanto llegue, lo primero que vi fue a Mathew salir de la casa equipaje en mano, al ver la valija me di cuenta enseguida que eran las cosas de David, por mí mente se cruzo lo peor, así que sin importarme lo mal que me sentía, corrí hacia Mathew para preguntar qué había sucedido.

- ¿Dónde está David? ¿Cómo esta David?

- Hola Mathew ¿Cómo estás? Ya hace casi cuatro meses que no nos vemos ¿Qué es de tu vida?

- Perdón Mathew por ser tan mal educada, pero ¿Dónde está David? ¿Por qué tienes sus cosas? No me digas que…

En ese momento simplemente perdí el conocimiento y me desmaye en los brazos de Mathew, muy dentro de mi sabia que el viaje me había hecho daño, no debí haber viajado, pero no podía hacer otra cosa, el corazón me gritaba que debía estar con David, sin que me importara nada más.

Justo cuando Mathew estaba tratando de hacer que reaccionara llamándome y dándome pequeñas palmadas en mis mejillas, llego su novia Rose en su auto. Ambos me sujetaron con cuidado y me subieron al automóvil, acostándome en el asiento trasero, durante el camino solo escuchaba su conversación.

- ¿Quién es ella? – Pregunto Rose -

- Es la novia de David.

- ¿La que se había ido a México?

- Claro Rosie, la única novia que tiene David.

-  Y ¿Qué le pasa? ¿Está enferma?

- Solo sé que está embarazada, pero se ve demasiado mal para que solo sea un desmayo por el embarazo.

Page 52: Cartas desde el cielo

- Tienes razón. Espera un momento ¿David sabe que ella está embarazada?

-  No. Ella le va a dar la noticia hoy.

- Con razón David esta tan desesperado pues su familia tampoco es compatible con él para donarle la médula  de haber sabido no estaría así.

Aunque no podía abrir los ojos pues no tenía fuerzas ni para hacer eso, me puse feliz, mi hijo, el fruto del amor más puro del mundo, serviría para salvar la vida de la persona que más he amado en la vida, de la única persona por la que no me importaría morir.

Llegamos a la clínica donde David estaba internado y Rose se bajo del auto y se sentó al lado mío en el asiento trasero para despertarme.

- Mariana despierta ¡Ya te vas a reencontrar con tu príncipe!

- ¿Dónde estoy? ¿Quién eres? - dije algo adormilada todavía -.

- Estas en la clínica donde está internado David y soy la novia de Mathew, mucho gusto, me llamo Rose.

- Si ya sé cómo te llamas, ya David me había hablado de ti, pero no me había dicho que eras alguien tan simpática.

-  ¡Gracias! ¡Eres un sol!

- ¿Eres de Argentina? Te pregunto por el acento

- Si, de allá soy.

-  Vaya, al parecer a Mathew le gustamos las Latinas - Dije esbozando una sonrisa y recordando cuando Mathew me dijo que me amaba-.

- ¿Qué quieres decir? – Pregunto confundida-

- Nada, yo me entiendo. Vamos a ver a David.

- Esta bien, ¿Podes bajarte del auto sola?

- Creo que sí.- Dije bajándome del auto pero en cuanto estuve de pie, me volví a marear-.

- ¿Te sientes bien? Si quieres te tomo de la mano para ayudarte.

-  Gracias. Eres muy simpática y amable.

-  De nada, tú eres un sol, le alegras la vida a David y eso no tiene precio.

- ¿En serio? ¿Cómo sabes eso? -Dije mientras íbamos caminando-

Page 53: Cartas desde el cielo

-  Porque Mathew me lo cuenta, él siempre me dice cosas como que “David se estuvo sintiendo mal hoy, pero hablo con Mariana y se sintió mejor” y otras cosas por el estilo.

Solo sonreí y seguimos caminando, entramos a la clínica y buscamos a Mathew, estaba parado en la puerta de una habitación, al verlo allí, Rose me dijo esto:

-  Mariana párate detrás de mí, ¡vamos a sorprender a David!

-  ¿Dónde está él? ¡Me muero por verlo!

- Ya se, se te nota a leguas, está allí, en la habitación donde esta Mathew parado - Dijo Rose señalando con el dedo-

-Ok.

Rose se acerco a Mathew y le dijo algo al oído, él la miro con cara de duda, pero luego le dijo esto a David

- David, sé que me vas a matar, pero hay alguien que quiere verte.

- ¿Quién quiere verme? ¿Por qué te voy a matar?

Escuchar la voz de David hizo que se me acelerara el corazón, me parecía estúpido que eso pasara, pero era real, estaba a solo unos cuantos pasos del amor de mi vida.

- No lo sé, solo es un presentimiento, mira quién es y después me dices si me matas o no.

Luego de eso Mathew y Rose se apartaron para que David me viera, al instante una sonrisa se dibujo en su rostro y en el mío. Luego David le dijo esto a Mathew:

- De verdad me dan ganas de matarte ¿Cómo sabe ella que yo estoy aquí?

- Ayer me llamo y fue tanto lo que insistió que tuve que decirle, perdóname hermano

- Esta Bien Mathew, esto lo vamos a arreglar con un partido de FIFA. A ver Mariana ¿Cómo es eso que apenas te enteraste ayer y ya estás aquí? -Dijo mirándome serio-

- No podía esperar un segundo más para verte, ¿Por qué no me contaste lo que te estaba pasando?

- Bueno chicos, Mathew y yo los dejamos solos para que arreglen sus cosas - Dijo Rose tomando a Mathew de la mano -.

Al quedarnos solos, le dije esto a David – Entonces, ¿Me vas a responder o no?

-Si no quería que te enteraras era para no preocuparte.

-  Pensé que confiabas en mí…

Page 54: Cartas desde el cielo

- No te pongas así Mariana, perdóname.

- Esta bien, no puedo enojarme contigo, hay una persona que no me permite enojarme contigo - Dije sonriendo -

- ¿Quién?

- Un ser pequeñito que está creciendo dentro de mi – Dije acariciando mi vientre –.

Al instante una sonrisa se dibujo en su rostro, sus ojos brillaron y se llenaron de lágrimas, me miro a los ojos y me dijo -  Me he dado cuenta en este instante que tu amor me da la vida, sin ti me siento tan vacío  definitivamente, sin tu amor no valgo nada.

Se levanto de la cama y me abrazo, nos besamos y supe en ese instante que yo sentía lo mismo que él, sin su amor yo no valía nada, y sin importar cuánto riesgo estaba asumiendo al viajar con mi problema de salud, sin importar que tal vez por ese viaje yo podía morir, tenía que estar con él, tenía que estar con él para agradecerle por todo su amor y por estar siempre a mi lado, curando las heridas que me dejo el pasado, y sembrando amor en mi corazón y una vida nueva que era de los dos, algo que nos mantendría unidos hasta el resto de nuestros días y aun mas allá. 

Nos quedamos largo rato abrazados, era como si nuestros brazos se hubieran quedado pegados, ¡No quería separarme de él! Luego cuando nos separamos, la preocupación se había apoderado de su rostro y me miro fijamente a los ojos.

- Mariana, dime la verdad ¿Tu doctora te dio permiso para venir a visitarme?

- Pues, en realidad, es complicado -Dije esquivando su mirada-

- ¿Eso quiere decir que viniste sin permiso?

En ese momento entraron Mathew y Rose para buscarnos pues ya les habían dado el alta de David, en mi mente yo solo pensé “Salvada por la Campana” Sabía que si David se enteraba que estaba enferma y que la doctora me había negado el permiso para viajar, se enojaría mucho y con razón.

Todo el camino lo hicimos en el auto de Rose riendo, cantando y burlándonos de las cosas cómicas que veíamos por las calles ajetreadas de Madrid, parecíamos un grupo de adolescentes, y es que en realidad eso éramos, David y yo éramos los mayores del grupo y apenas superábamos los 20 años.

Cuando llegamos a casa, David y Mathew se pusieron a jugar FIFA mientras que Rose y yo arreglábamos mis cosas y las de David en nuestra habitación:

- Se ve que vos y él se quieren mucho.

-  Tienes razón Rose, el es con la única persona con la que me imagino pasando el resto de mi vida, sea poco o mucho tiempo, solo quiero estar a su lado.

- ¿Por qué decís eso de “así sea poco mucho tiempo”?

Page 55: Cartas desde el cielo

- Rose, ¿Sabes guardar un secreto?

- Si, cuéntame que pasa.

- Lo que pasa es que mi doctora me dijo que no podía viajar para acá pues tengo una enfermedad que les da a las embarazadas…

- ¿Preclampsia?

- Si - Dije bajando la mirada - ¿Cómo lo sabes?

- Porque mi mamá la sufrió mientras estaba embarazada de mi hermano menor.

- ¿Y qué paso?

- Ella también desobedeció a su médico y viajo desde la Provincia de Argentina de Entre Ríos hasta Buenos Aires para ver a mi papá que estaba trabajando allá para ese entonces.

- ¿Y?

- Ella murió dando a luz Mariana.

Mi mundo se ensombreció, tenía tanto miedo de que me pasara lo mismo a mí, sobre todo porque no quería dejar a David ni a mi bebé solos. Rose noto que me puse mal y me abrazo para consolarme.

- Mari no te preocupes, eso fue hace mucho tiempo, la medicina ha avanzado mucho.

- Tengo mucho miedo  - dije llorando y abrazándola -.

- No te preocupes, todo saldrá bien, ahora lávate la cara, no querrás que David se dé cuenta que lloraste.

- Gracias Rose, ¡Eres mi mejor amiga ahora!

- Gracias, igual cuando David y vos se casen y yo me case con Mathew seremos casi cuñadas.

Ambas reímos por el comentario, yo me lave la cara y salimos a ver qué hacían los chicos. Al salir la escena era comiquísima, David y Mathew parecían dos niños peleando, diciendo que uno le había hecho trampa al otro y cosas por el estilo. Al verme, Mathew me dijo.

- Mariana dile a tu novio que no sea tan tramposo, ¡Esta haciendo trampa, así cualquiera gana!

- No le creas Mariana ¡Mathew no sabe perder!

Solo me reí para mis adentros y le quite el control del videojuego a Mathew diciéndole.

Page 56: Cartas desde el cielo

-  Vamos a ver si a mí también me hace trampa ¡O si eres tu quien no sabe jugar!

Comencé a jugar y a pesar de que David seguía haciendo trampa – Quien lo diría - yo le gane. Al terminar el juego, David estaba sorprendido y yo le dije esto a Mathew:

- Tienes Razón, David es un tramposo.

- Yo tenía razón, yo tenía razón.

- ¡Tú hiciste trampa, pero ya veras, me la pagaras esta noche!  - replico David sonrojándose y haciendo que yo me sonrojara también por el comentario - .

Rose sonrió y le dijo a Mathew que se fuera pues esa noche “Iba a haber acción en esa casa” Mathew Solo le dio la razón a Rose y le dijo “dejemos a los tortolos solos”.

Se despidieron y se fueron. David nos quedamos solos, y tal como la primera vez que estuve en esa situación con David, me puse nerviosa, no sé bien ni porque, pues ya había estado en esa situación antes, pero aun así estaba incomoda, así que para romper el silencio le pregunte que si quería comer algo a lo que el respondió -  A ti – dijo fingiendo que tenia tos –.

- ¿Qué dijiste?

- Dije que si quiero comer, vamos a la cocina a ver que preparamos.

Ya en la cocina ninguno de los dos buscaba algo en especial para cocinar, había demasiada tensión en el ambiente, siempre que tomaba algo para cocinar, el tomaba lo mismo, hasta que no me aguante más y le di un beso, del cual solo nos separamos porque nos faltaba el aire y al oído él me pregunto.

- ¿Tu doctora no te prohibió, ya sabes, tener relaciones?

- No – Respondí con seguridad, cuando la verdad es que ni siquiera sabía pues nunca se me ocurrió preguntarle –.

- Que bueno.

Terminando de decir eso continuamos besándonos y nos fuimos hacia nuestra habitación, allí me entregue por completo al deseo que sentía de amar a David por completo, aunque mientras lo hacía me sentía mareada no me preocupe en lo más mínimo, David me pregunto en determinado momento esto:

- Mi vida ¿No te estoy haciendo daño?

- Amarte como te amo no puede hacerme daño.

Seguimos amándonos hasta que el cansancio nos venció y solo nos abrazamos. No me importaba nada, ese momento con David fue tan mágico que no lo cambiaría por nada, David me hacia demasiada falta, y aunque eso tal vez fuera otro riesgo, no podía negarme a amarlo, simplemente no quería hacerlo.

Page 57: Cartas desde el cielo

Novela

Cartas desde el cielo

Capítulo X

A la mañana siguiente, la tibia luz del sol que se asomaba por la ventana quería hacerme despertar pero no la deje, sentir a David tan cerca de mi no era algo que quisiera sacarme de la cabeza tan fácilmente, estar con él era mi sueño mas anhelado desde el mismo momento que el avión despego rumbo a México, y no dejaría que nada ni nadie me despertara, excepto él.

- Mi princesa, mi preciosa princesa Mariana - dijo David susurrándome al oído-

- ¿Por qué me despiertas David? Quiero dormir, estoy cansada.

- Perdón mi vida, solo te desperté para avisarte que saldré un momento.

- No mi vida, no te vayas - dije mirándolo a los ojos-

- No me iré muy lejos, quédate tranquila, ya vuelvo.

Se levanto, se acomodo la camisa que tenía puesta y se fue.

En cuanto David salió, comencé a sentirme demasiado mal, de hecho, nunca me había sentido tan mal antes, ni siquiera cuando mi padre me había disparado, comprendí entonces que lo que había sucedido entre David y yo la noche anterior era otra imprudencia, debí haberme controlado, pero no pude.

Me levante como pude y busque en mi bolso de mano las medicinas, me dirigí lentamente a la cocina y tome un vaso de agua, cuando termine de hacer eso, sentí que David había llegado y camine lo más rápidamente posible para que él no notara lo mal que estaba, pero fue peor el remedio que la enfermedad: En cuanto estuve lo suficientemente cerca de él, me desmaye en sus brazos.

David me acuno en sus brazos y me llevo a la habitación, tomo un frasco de alcohol y me lo paso por la nariz para que lo oliera y me despertara, en cuanto desperté, David me dijo.

- Mariana, ¿Cuántos meses tienes?

- Seis y medio -Dije en un hilo de voz-

-  No entiendo entonces porque te está pasando esto.

-  ¿Qué cosa?

-  Los mareos, el desmayo, esos síntomas ya debiste haberlo superado hace varios meses.

Page 58: Cartas desde el cielo

Me sentí acorralada, David ya estaba empezando a sospechar y no quería seguir ocultando la verdad.

- Entonces Mariana ¿Por qué te quedaste callada?

- Veras David, ¿Tu sabes la historia de la mamá de Rose?

- De que murió dando a luz al hermano de ella porque estaba enferma… Espera un segundo, ¿No me digas que?...

Solo el silencio respondió, el silencio y las lagrimas que comenzaron a rodar por mis mejillas.

- Mariana ¿Por qué me estás haciendo esto? Levántate, nos vamos ya -dijo enojado y arrojando a la cama algo de mi ropa-

- ¿Adónde vamos?

- ¡Al médico a donde más! Tienes 5 minutos para vestirte o te llevo así como estas.

Salió de la habitación cerrando la puerta de un golpe, se había enojado conmigo.

Me vestí y salí de la habitación, al salir él ya estaba afuera esperándome con un taxi.

- ¿Vienes o tengo que llevarte a rastras?

- ¡Ya voy! dije mientras caminaba lentamente y contenía las lagrimas.

Nos subimos al taxi, el en el asiento de copiloto, yo atrás, sola, tan sola como estaba en México, tan sola como estaba cuando era niña y mis padres discutían, sola, completamente sola.

Al llegar a la clínica, la enfermera me tomo la presión arterial y le dijo a David:

-  Menos mal la trajo, esta chica está muy mal.

David solo puso los ojos en blanco y me miro, lleno de odio, lleno de dolor. Su mirada me hizo mal y enseguida comencé a llorar en silencio.

Me llevaron en silla de ruedas a una habitación y David venía detrás de mí, yo sentía su odio, odio que no entendía porque sentía si yo nunca le había hecho nada y si había decidido hacer las cosas que hice, fue para estar a su lado.

La enfermera me acostó en la cama, me conecto a un montón de aparatos y nos dijo a ambos:

- Ya viene un doctor a revisarte -dijo mirándome con ternura-. Joven solo puede estar con ella unos minutos -Dijo mirando a David seria, como si pudiera adivinar sus sentimientos-

Page 59: Cartas desde el cielo

En cuanto la enfermera se fue, comenzó la discusión…

- ¿Por qué Mariana? ¿Por qué me odias tanto? ¿Por qué siempre quieres dejarme?

-  Yo no hice lo que hice por maldad ni porque quiera dejarte, al contrario, si hice lo que hice fue para estar a tu lado.

- ¡Mentirosa! ¡Nunca me amaste!

- David, ¡Claro que te amo!

- Si me amas ¿Por qué hiciste todo esto?

-Por ti, porque te amo.

- Si claro, me amas e hiciste todo esto por mí, pero, ¿De qué sirve? ¿De qué sirve que me ames y hagas esto si cuando te mueras te llevaras a nuestro hijo y me mataras a mi también?

- No digas eso David, yo puedo con esto, yo puedo.

- Si claro tú puedes, tú puedes abandonarme y romperme el corazón. ¡Te odio Mariana! ¡Te Odio!

Luego de decirme eso, David me dio la espalda y comenzó a caminar hacia la puerta. La desesperación comenzó a rondar en mi mente y se apodero por completo de mí, no quería estar en esa situación, prefería morir para no sentir su odio. Poco a poco fui quitándome cada uno de los cables que me tenían conectada a los aparatos que me había colocado la enfermera minutos antes, el último de esos cables era la intravenosa por la cual me estaban suministrando medicamentos, mientras hacía eso, David solo caminaba por toda la habitación sin mirarme, no se dio cuenta para nada de lo que yo estaba haciendo hasta que me levante de la cama y me caí al piso desmayada, más que desmayada, inconsciente. Lo último que escuche fueron los gritos desesperados de David.

- Mariana ¿Qué hiciste? Dios ¿Por qué me sucede este tipo de estas? ¡Auxilio, ayúdenme!

Sentí como enfermeras y unos médicos entraron a la habitación y me subieron a la cama cargada, mientras la enfermera que me había recibido le decía a David que se fuera, que su presencia me hacía daño. Las palabras de la enfermera no podían ser más ciertas. Luego de eso no escuche nada mas, no había ningún sonido en mi cabeza, solo silencio y oscuridad, estaba en coma, me estaba muriendo.

Luego de algún tiempo mis ojos se abrieron, fue como si todo hubiera sido tan irreal, una horrible broma del destino, pero no, aun estaba en el hospital y, David no estaba a mi lado, la única persona que me acompañaba era Rose.

- Amiga ¡Despertaste! Pensé que jamás volvería a hablar con vos.

Page 60: Cartas desde el cielo

-  Rose ¡Mi bebé! ¿Cómo esta mi bebé? -pregunte desesperada-

- Tranquila Mariana, el niño está bien.

- ¿Niño?

- Si Mariana niño ¡Tienes a un mini David adentro tuyo!

- David… ¿Dónde está el?

- Le están haciendo otra quimioterapia en este momento.

- ¿Está bien? -dije con gran tristeza

- Dentro de lo que cabe, si, solo que pasa algo…

- ¿Aun me odia?

- Yo le he dicho que no debería estar así con vos, veras mi papá también discutió con mi mamá y bueno, ella agravo, y aunque mi papá diga que la mato la Preclampsia, yo se que lo que la mató fue que él estuviera enojado con ella.

En ese momento entro Mathew y sus ojos se iluminaron al verme despierta.

-  Hasta que la bella durmiente se despertó.

- Mathew no le digas esas cosas o me pondré celosa.

- No te preocupes mi bella, se lo digo en broma ¿Cómo se siente la campeona de FIFA?

- ¡Como extrañaba tu sentido del humor Mathew! Rose, ¿nos puedes dejar un momento a solas?

- Ok -dijo confundida-

Cuando nos quedamos solos, le pregunte a Mathew si él le daba la razón a David en estar enojado conmigo a lo que él respondió que no, que David le parecía un gran idiota, pues si hubiera sido él la persona por quien arriesgue la vida, estaría a mi lado apoyándome. Sus palabras me sorprendieron y al pedirle explicaciones, solo me dijo que aun me quería, a pesar de que sabía que mi corazón era de David, yo le pregunte qué era lo que sentía por Rose entonces, a lo que me respondió que la adoraba, que daría la vida por ella, pero que aun me amaba, pues desde que me conoció en el tren, yo me había quedado tatuada en su mente y en su corazón.

En ese momento entro una doctora y una enfermera revisarme y Mathew se fue. Mientras la doctora me revisaba, anotaba todo en una carpeta y comentaba cosas a la enfermera. Trate de concentrarme en lo que le decía hasta que pude entender  que le decía…

Page 61: Cartas desde el cielo

- La condición de ella es tan extraña, a pesar de todo lo que le está pasando, el bebé está formándose normalmente.

- Entonces ¿Llegara a termino?

- Si no pasa nada más, si.

Luego de esa conversación se fueron, y yo me sentí más tranquila, al menos no estaba lastimando a mi bebé, el viviría y yo moriría, así debían ser las cosas.

Me quede dormida pensando en eso y me sentía triste, desolada, vacía, sabía que mi vida llegaría a su fin algún día pero nunca creí que sería tan pronto, y menos sabiendo que David me odiaba. David. Ese nombre me torturaba, saber que él me odiaba era más doloroso que la idea de morir.

A la mañana siguiente todo seguía igual, ahora estaba sola, tal vez si me hubiera quedado en México, Gary estaría conmigo, Gary, esos hermosos ojos, pensar en ello me sacaba una sonrisa aunque no tuviera fuerzas ni para sonreír. Saber que tanto Gary como Mathew me amaban me hacía pensar ¿Por qué fui tan idiota en fijarme en David? Claro, la respuesta era obvia, él era con la única persona con la que quería estar, era el destino.

Volví a cerrar los ojos tratando de dormir hasta que sentí a alguien sentándose a mi lado y tomándome la mano. No abrí los ojos hasta después que escuche la dulce voz de David…

- Mariana, perdóname, no puedo perdonarme haberte dicho que te odiaba sabiendo que te amo con locura.

- ¿Entonces por qué lo dijiste?

- ¡Mariana! ¡Volviste! Pensaba que aun estabas lejos de mí.

- Aquí estoy, tratando de vivir para salvar la vida de mi hijo.

- No entiendo Mariana. La doctora me dijo que el bebé está bien.

En ese momento me dio un dolor muy fuerte en el vientre y comencé a gritar desesperada. David también se desespero y llamo a la doctora. Ella me reviso y me dijo que me calmara que mi bebé estaba bien.

- Cálmate Mariana, tu hijo está bien.

- ¡Saquen a mi hijo! ¡Se que lo estoy matando! ¡Sé que me estoy muriendo y no quiero llevarlo conmigo!

- Mariana, tu bebé puede nacer ahora pues ya está completamente formado, pero no es necesario hacerte una intervención ahora, con tu condición actual no resistirías.

- ¿Qué condición?

Page 62: Cartas desde el cielo

- Hicimos unos análisis y Mariana tiene un problema en el corazón, de hecho, si no fuera por la Preclampsia no nos hubiéramos dado cuenta y hubiera podido tener una muerte súbita.

Vi como los ojos de David se llenaron de lágrimas y le dije,

- David pídele a doctora que salve a John Paul, yo no puedo hacerlo pues cree que estoy loca pero tu si, por favor.

- ¿Acaso quieres dejarme? ¿Acaso quieres morir?

- Solo quiero que salven a mi bebé.

Los ojos de David se desbordaron. El y yo sabíamos que eso era un suicidio, si me operaban moriría pero no tenía otra opción, era mi vida o la de mi bebé y yo había decidido que salvaran a mi hijo.

La doctora se mostró sorprendida cuando el mismo David le pidió que me operaran, tal vez ella esperaba que él me hiciera desistir de esa locura, pero él y yo sabíamos que si esperaba más tiempo, mi hijo moriría. Al menos ahora yo moriría, pero le habría salvado la vida a él y le dejaría a nuestro hijo como recuerdo de nuestro amor. La doctora fue a preparar todo para operarme y David y yo nos quedamos solos. Parecía que lloviera pero no era lluvia, eran nuestros ojos que nos empañaban la vista. David se sentó a mi lado y me dijo esto:

- Te amo Mariana. Te amo desde el primer día que te vi y no puedo dejar de hacerlo. Como quiero que cuando esta guerra pase aun recuerdes lo nuestro.

- Nunca lo olvidare. Sé que yo debí morir cuando tenía doce años, pero no paso, un ángel me dijo que aun no era mi tiempo, y no lo era, yo tenía que morir después de conocer el amor y así será, moriré después de haberte tenido, después de haberte conocido.

- Siempre seré tuyo Mariana.

- Y yo siempre seré tuya.

-  Recuérdame. Recuerda lo nuestro. Recuerda esto.

Comenzó a cantarme Remember This, una canción que habíamos escuchado alguna vez y que a ambos nos gustaba, pero que ahora solo nos causaba tristeza. Era una despedida, no de esas despedidas en las que solo te vas por un tiempo y luego regresas, ambos sabíamos que nos estábamos despidiendo para siempre, que nunca lo vería otra vez. Pero el destino tenía preparada otra jugada.

Me llevaron a operar y cuando nació mi hijo, mi corazón se detuvo. Ese sería el final, pero no lo fue. De nuevo el ángel que me devolvió la vida cuando mi padre me disparó, se apareció cuando me alejaba de mi cuerpo…

- ¿A dónde Vas? Aun no es tu tiempo.

Page 63: Cartas desde el cielo

- Entonces ¿Por qué mi corazón se detuvo?

- Porque Dios quiere ponerte a prueba y quiere saber si lo aceptaras.

- Creo que he demostrado que soy capaz de superar todo.

- Las pruebas tienen que ver con tu amor por David ¿Lucharías por él?

- Ya he luchado bastante y creo que ya merezco ser feliz.

- Te equivocas Mariana, ahora tendrás que luchar de verdad.

Luego de eso todo se quedo en blanco. Cuando desperté, estaba en el lugar que menos me esperaba, estaba en la clínica con David a mi lado. Confundida y dije,

- David ¿La leucemia también te derroto? ¿Dejamos a nuestro hijo solo?

- ¡Mariana! ¡Volviste!

En ese momento entendí que me había salvado de la muerte, otra vez, otra vez David me había traído a su vida. No entendía a que se refería el ángel con que ahora tendría que luchar de verdad por mi amor por David, pero no me interesaba entenderlo, volví y eso era lo importante, volví para quedarme con David, la muerte me había enseñado que había que vivir y eso haría, viviría y lucharía sin dudarlo, ahora solo quería cuidar a mi hijo. Había pasado los dos primeros meses de su vida en coma, sin saber si volvería a vivir o no, y aunque mi corazón fuera débil, latía solo por él y por David. Ellos dos me mantenían con vida ahora.

Novela

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Cartas desde el cielo

Capítulo XI

Ver que David y yo estábamos bien y que habíamos sobrevivido a todo el dolor que habíamos pasado me hacia feliz, y cuando vi a mi hijo me enamore por completo de él, me sentía tan sorprendida de haber creado algo tan perfecto, algo tan maravilloso, algo tan mío.

~Dos Años Después”

~Narra David~

Ya han pasado dos años desde que Mariana y yo hemos superado la muerte, y aunque la amo con locura, las cosas ya no son como antes, Mariana vive pendiente de John y ya casi no me presta atención, me parecía tierno al principio ver como se dedicaba a él, pero ahora es desesperante, nuestra vida de pareja murió por completo, no sé como reconquistarla, como hacer que me ame de nuevo.

~Narra Mariana~

Mi hijo es mi bendición, aunque David se siente frustrado por la forma en que amo a John, creo que se siente celoso, y no entiendo la razón, se que ya no estamos juntos como antes ni hacemos el amor cada vez que él quiere, el tiene que entender que ya las cosas no son como antes, y ahora mi prioridad es mi hijo, mi hijo y el, pero sobre todo mi hijo, no quiero alejarme de mi hijo ni un instante, el me necesita, y David debe entender eso.

Un día estábamos viendo televisión en la sala, era el ultimo día que tendríamos David y yo para compartir bastante tiempo juntos pues el retomaría las clases en la Academia. Cuando termino la película que estábamos mirando, David, sin mirarme a los ojos pues tenía la mirada fija en la pantalla, me dijo…

-  Mariana ¿No crees que ya es tiempo?

-  ¿Tiempo de que mi vida?

- Tiempo de que retomemos nuestra relación como antes de que dieras a luz.

Yo solo lo quede mirando fijamente, no era que no quisiera estar con él, al contrario me moría por hacerlo pero no me sentía cómoda en mi propia piel, mi cuerpo había cambiado demasiado con el embarazo y no estaba del todo convencida que David comprendiera esos cambios.

Luego de varios minutos de silencio, David se dio vuelta para mirarme y comenzamos a besarnos, teníamos demasiada pasión acumulada en nuestros cuerpos y no queríamos detener lo que estaba sucediendo. Caminamos abrazados y besándonos hasta nuestra habitación y, cuando David comenzó a quitarme la blusa de la pijama que traía puesta, John comenzó a llorar en la habitación de al lado. Yo me detuve en ese instante pero David me dijo

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- Déjalo que llore Mariana - dijo mientras me besaba apasionadamente -.

- No puedo, déjame ir a verlo - dije tratando de apartarlo un poco -.

- Por favor Mariana, te lo ruego, déjalo llorar, seguro tuvo una pesadilla y ahorita se calma - dijo abrazándome con fuerza para que no me separara -.

- Solo deja que me asome a ver que tiene y vuelvo en un momento, por favor.

-  ¡No Mariana, tu de aquí no te mueves!  - dijo sujetándome la mano con fuerza, lastimándome -.

- David ¡Me estás haciendo daño! - dije empujándole y levantándome de la cama -.

- ¡Ya te dije que tu de aquí no sales!  - dijo levantándose y empujándome con fuerza a la cama -.

 - ¡Esto era lo que nos faltaba! ¿Qué viene ahora? ¿Me vas a golpear como lo hacia mi papá con mi mamá?

Nos quedamos en silencio, mirándonos a los ojos fijamente, luego pude ver como unas lágrimas corrían por sus mejillas y arrodillándose me dijo.

- ¡Perdóname Mariana! ¡No era mi intención hacerte daño!

- Pero lo hiciste…

- Perdóname, es que ya no soporto más esta situación, no sé que tengo que hacer para que volvamos a ser la misma pareja que éramos antes de que dieras a luz.

- David, yo no soy la misma de antes, no puedes pedirme que haga las mismas cosas que hacíamos antes, y  es más, no puedes pedirme que no me preocupe si escucho llorando a mi hijo.

- Si lo sé, se que ya no eres la misma de antes y aunque tú no lo creas, te entiendo, solo quiero que tu entiendas que yo también tengo necesidades.

- ¿Tú crees que yo no las tengo? Claro que también necesito estar contigo, pero no me pidas que lo haga sintiéndome incomoda, y mucho menos me pidas que ignore al niño.

- Mariana, solo quiero que comprendas esto, me estoy cansando de esta situación.

- ¿Eso quieres decir que quieres terminar con lo nuestro?

- No Mariana, solo quiero que entiendas que tanta distancia está acabando con lo nuestro.

Solo pude llorar después de escuchar esas palabras, David estaba terminando conmigo solo porque no quería tener relaciones con él en esos momentos, yo pensaba que él

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entendía que el amor iba más allá de eso, pero que equivocada estaba, el era igual a todos los hombres.

Al ver lo mal que me puse con su comentario, se acostó a mi lado en la cama y me abrazo pidiéndome perdón, yo sabía que yo también estaba actuando mal al no querer tener intimidad con él, pero su reacción estaba siendo demasiado exagerada a mi modo de ver.

En medio de la noche, desperté pues escuche a David llorando, era muy extraño para mi verlo así, pues él no era del tipo de personas que muestra sus sentimientos y que pierde el control, me di vuelta, lo bese y accedí a tener relaciones con él, solo para comprobar mis temores, David no se sentía a gusto con los cambios que habían ocurrido en mi.

A la mañana siguiente, me levante y lo primero que hice fue ir a ver a John, lo toque y estaba hirviendo, tenia muchísima fiebre, fue entonces allí cuando intuí que estaba llorando era por eso. Le di una medicina y espere a que se le bajara la fiebre para irme a prepararle el desayuno a David.

Mientras estaba en la cocina, David se paro detrás de mí y me abrazo por la cintura diciéndome esto al oído.

- ¿Cómo amaneció la mujer más bella del planeta?

- No sé, pregúntale.

- Tontita, ya le estoy preguntando - Dijo dándome vuelta y dándome un beso en los labios -.

- David, nunca más vuelvas a hacerme eso.

- ¿Qué cosa?

- No dejar que atienda a mi hijo, estaba prendido en fiebre, es obvio que era por eso que estaba llorando anoche.

David me soltó y se salió de la cocina enojado, se fue a la habitación a terminarse de vestir. Yo termine de preparar el desayuno y lo serví en la mesa. David salió de la habitación y comenzó a salir de la casa, pero yo lo detuve diciéndole…

- ¿No vas a desayunar? Te prepare lo que más te gusta…

- No, prefiero comer en la academia.

- David por favor, desayunemos juntos - dije suplicándole -.

- Mariana ya me voy, se me está haciendo tarde - Dijo saliendo de la casa y azotando la puerta -.

Me levante de la mesa y me fui corriendo para tratar de alcanzarlo pero ya era demasiado  tarde, ya se había subido al taxi, regrese a la casa y bote a la basura la

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comida que había preparado, era la primera vez que David me dejaba con la comida servida en la mesa, definitivamente, nuestra relación iba de mal en peor y no tenía la mas mínima idea de cómo salvarla.

~Narra David~

No podía creer lo injusta que estaba siendo Mariana, la amo con locura pero su comportamiento me está desesperando, no sé hasta dónde podre soportar esta situación.

Llegue a la Academia y vi a Mathew y a Rose caminando agarrados de la mano, verlos tan felices me daba envidia, así éramos Mariana y yo antes de que John naciera y aunque estaba claro que no era culpa del niño, esa situación me estaba amargando la existencia.

Pase de largo sin saludarlos y me fui a mi salón, solo me senté a mirar hacia afuera y recordé que justo en ese salón fue donde Mariana y yo nos dimos nuestro primer beso, ¿Por qué todo tenía que recordarme los momentos felices que tuve con ella? Me duele admitirlo, pero la verdad es que no se si luego de lo ocurrido hoy todavía quede algo para salvar de lo nuestro.

Estaba allí sentado, recordando, pensando, sintiendo que las cosas no podían mejorar a pesar de lo mucho que la amaba… Justo estaba teniendo esa sensación cuando recibí una llamada telefónica… Era ella…

- Aló David, tenemos que hablar – Dijo sollozando –.

- Si Mariana, pero ahora no es el momento, cuando llegue a casa hablamos.

- David, perdón, sé que he estado muy distante de ti, pero perdóname, no quiero que lo nuestro termine.

- Mariana, eso debiste pensarlo antes de decirme todas las cosas que me dijiste hoy, me hiciste sentir culpable por lo que le paso a John y no me gusta sentirme así.

- Perdóname David, te lo ruego – dijo llorando –.

- Hablamos con calma en la casa Mariana.

Colgué el teléfono, no quería tratar a Mariana así pues sabía lo frágil que es ella, pero ella debe entender que no puede andar por la vida haciendo que yo me sienta culpable por cada cosa que le pase a John Paul, ella debe entender que algún día el niño crecerá y se ira de la casa y solo quedaremos ella y yo, si es que queda algo para rescatar de lo nuestro, aunque la verdad, ya me estoy cansando de luchar por esta relación yo solo.

Seguí mirando por la ventana sin pensar en nada en específico cuando de pronto siento que una chica me toca el hombro.

- Disculpa ¿Esta ese puesto ocupado?

Voltee a verla y me quede pasmado por su belleza, era una chica hermosa, quite mi morral del puesto donde estaba y ella me dijo esto mientras se sentaba:

- Gracias. Me llamo Erika.

- Hola, disculpa me llamo David.

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- ¿También eres nuevo aquí en la academia?

- No, me estoy reincorporando hoy a clases aunque de hecho trabajo aquí.

- ¿Eres asistente de alguno de los profesores?

- No, de hecho doy clase de guitarra para los alumnos que tienen problemas con ese instrumento o que quieren aprenderlo a tocar.

- ¡Qué bueno! Inscríbeme entonces en tu clase, estoy ansiosa por aprender a tocar la guitarra, y más si me va a enseñar cómo hacerlo un profesor tan guapo – Dijo sonriendo y sonrojada –.

-: Gracias, pero creo que aquí la guapa es otra – dije sonrojándome yo también –.

En ese momento entro el profesor con quien teníamos clase, si me preguntan qué fue lo que dijo el profesor, no sabría que responder, toda la clase me quede admirando a Erika, si que era una chica hermosa. Salimos de clase y nos volvimos a topar en el siguiente salón, le quite su horario para verlo y me di cuenta que la vería todo el día, todos los días pues teníamos el mismo horario. Sonreí al pensar en ello.

Cuando estaba saliendo de la academia, Erika me tomó de la mano.

- David ¿Cuándo empezamos con las clases de guitarra?

- ¿Qué te parece mañana? Hoy tengo cosas que hacer.

- Una cita con tu novia supongo.

- No, no tengo novia.

- Erika: Entonces eres casado.

- No, no soy casado.

- ¡Genial! Entonces no tendrás problemas en que las clases sean en mi casa ¿O me equivoco?

- David: No, ningún problema – dije nervioso –.

- ¡Qué bueno! ¡Nos vemos mañana entonces! – Dijo besándome en la comisura de los labios –.

Me quede en shock por lo que había pasado, nunca antes una chica tan hermosa se había acercado a mí de esa forma, ni Mariana pues a ella tuve que rogarle para que aceptara estar conmigo ¡Mariana! ¡Dios que había hecho! ¡La negué con Erika! Era obvio que no era mi novia pero si era como mi esposa, ¡Que error tan grande había cometido!

Me subí al taxi e hice todo el camino de regreso a casa sintiéndome culpable ¿Cómo pude haber permitido que alguien nuevo entrara en mi vida? ¿Alguien nuevo? Por Dios, Erika estaba en mi cabeza y no sabía cómo sacarla, lo que menos quiero en esta vida es traicionar a Mariana.

Page 69: Cartas desde el cielo

Cuando entre a la casa, lo que vi me hizo sentir más culpable aun por lo que había pasado con Erika, Mariana había preparado una cena romántica solo para los dos, el niño no estaba, la casa solo era para nosotros dos esa noche.

- Hola mi amor – Dijo saliendo de la habitación vestida en forma sexi –.

- Hola Mariana ¿Qué significa todo esto?

- Es mi forma de pedirte perdón por todo el tiempo que te he estado ignorando ¿Me perdonas? – Dijo antes de darme un beso apasionado –.

- Claro que te perdono mi amor – Dije abrazándola y llevándola cargada a la habitación –.

Allí estuvimos juntos de nuevo y pude sentir como la llama de nuestro amor no se había acabado, pero aun así no podía dejar de pensar en Erika, definitivamente estaba en una posición en la que nunca había estado antes, a Mariana la adoraba, era la mujer de mi vida, estaba convencido que no podía vivir sin ella, pero Erika era una autentica tentación, no quería sentirme de esa manera pero no podía evitarlo, Erika había llegado a mi vida justo en el momento en que yo pensé que mi relación con Mariana había muerto, ni siquiera en mi más loca fantasía pensé que Mariana aceptaría su error e hiciera este intento tan grande y tan efectivo para salvar nuestra relación.

~Narra Mariana~

Esa noche pude al fin ser feliz de nuevo, estar con David era lo único que me hacía falta para ser feliz y completa. Desperté con la luz del sol reflejándose en mi rostro, me di vuelta para abrazar a David pero el ya se había levantado, no me quería levantar pero lo hice para ver donde estaba. Estaba en la cocina calentando la comida para desayunar.

- Hola mi bella durmiente.

- Hola mi galán madrugador.

- Mariana… gracias.

- ¿Gracias? ¿Por qué?

- Gracias por hacerme el hombre más feliz del planeta.

- Eres tan tierno – Dije abrazándolo –.

- ¿Viste que no era tan difícil darnos un tiempo para nosotros?

- No, no lo es, pero en mi caso es diferente sabes, siento que si no estoy todo el tiempo con el niño algo malo le puede pasar.

- Sabes que no es bueno que lo sobreprotejas tanto…

- Si lo sé, pero no puedo evitarlo.

Los dos nos miramos fijamente a los ojos, mirar esos ojos era tan hipnotizante, no podía imaginarme verme mirando otros ojos tan hermosos como esos, era tan mágica esa sensación de mirarlo todo el tiempo, definitivamente estaba perdidamente enamorada de ese chico que me enamoro como nunca imagine.

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Sonreímos y desayunamos. Al terminar de desayunar arreglamos la cocina y cuando terminamos de hacer eso, David me llevo cargada a la habitación.

- David, no hace falta que me cargues, yo puedo caminar – Dije riendo –.

- Se que puedes, pero no quiero que lo hagas.

Nos acostamos en la cama y nos abrazamos, tan solo sentir sus brazos alrededor de mi cuerpo era más que suficiente para que me pusiera a soñar despierta y para que comenzara a desear no separarme nunca de él. Así, abrazados, estuvimos largo rato hasta que él miró su reloj cara de espanto.

- Señor ¡Que tarde es!

- ¿Tienes que irte ya?

- Si mi vida, tengo cosas que hacer en la academia.

- No vayas, quédate conmigo – Le supliqué –.

- No puedo mi vida, me tengo que ir – Dijo después de mirarme fijamente –. Descansa, cuando llegue, quiero jugar con el niño ¿Te parece?

- Claro mi vida, a John Paul le encanta pasar tiempo contigo.

Solo me sonrió y me dio un beso rápido. Cuando se fue solo me quede pensando en lo extraño que era que él se hubiera marchado, siempre que yo le pedía que se quedara, el lo hacía, sin importar la cantidad de cosas que tuviera que hacer. Supuse que estaba muy ocupado y me fui a dormir un rato para levantarme más tarde a arreglar la casa y luego ir a buscar al niño en la guardería.

~Narra David~

Sé que Mariana pensaba que era extraño que no me quedara a su lado, y si lo era, no me quede a su lado pues tenía cosas que resolver, tenía que aclararle las cosas a Erika, ella tenía que saber que yo estaba conviviendo con Mariana y que teníamos un hijo. Eso era lo correcto. Cuando iba rumbo a la academia, me acorde de la sonrisa de Mariana y no pude evitar llamarla.

- Aló princesa Mariana.

- Aló príncipe David – Dijo algo adormilada –.

- ¿Te desperté?

- Si y no te imaginas la rabia que me da, estaba soñando con el hombre más bello del mundo.

- ¿Ah sí? ¿Y cómo era? ¿Cómo se llama?

- Es alto, delgado, cabello con rulos, de ojos verdes, tiene muchos tatuajes, mas de los que me agradan por cierto y se llama David Edward Miller Cox ¿Lo conoces? – Dijo riendo –.

Page 71: Cartas desde el cielo

- Creo que lo conozco, de hecho, lo veo todos los días en mi espejo – Dije riendo –. Te llamaba para comentarte algo que creo.

- ¿Qué será?

- Estoy seguro que cuando eras una niña, eras la más hermosa de todas.

- ¿Por qué lo dices?

- Porque tu mirada y tu sonrisa guardan aun la inocencia de esa niña y, estoy seguro, que si te hubiera conocido en esa época, aun hoy estaríamos juntos pues es justamente eso lo que más amo de ti, la ternura de tu ser.

- Y por eso es que yo te amo a ti, porque eres el hombre que da los más bellos cumplidos y porque eres el peor jugador de FIFA – Dijo riendo –.

- ¿Con que esas tenemos? ¡Te recuerdo que esa vez me ganaste por trampa!

- ¡Te recuerdo que aquí el único tramposo eres tú, y no solo en FIFA sino en todo lo demás!

- ¿Por qué dices eso?

- Porque el día que te conocí me tendiste una trampa o me lanzaste un hechizo, no sé lo que hiciste pero el hecho es que hiciste que me enamorara perdidamente de ti y aun te amo exactamente igual.

- ¡Por ese tipo de cosas que dices es que aun te amo! Chao novia mía, ya tengo que colgar.

- ¿Novia mía? Prefiero que me digas Esposa mía, porque eso siento que soy para ti, tú esposa.

- Da igual, como novia o como esposa, igual te amo.

- Yo también te amo esposo mío, ahora si me disculpas, voy a seguir soñando con mi amor platónico.

- ¿Platónico? Pero si vives conmigo.

- Si, vivo contigo pero ahorita no estás a mi lado, y cuando no estás a mi lado, eres mi amor platónico porque solo te tengo en mis fantasías.

- ¡Te amo con locura Mariana!

- ¡Yo más! ¡Ya me vas a tener que internar en un siquiátrico de lo loca que estoy por ti! – Dijo riendo –.

- ¡Te amo! ¡Te adoro! ¡Eres mi vida!

- Y tú eres mi única razón para existir.

Colgué el teléfono y me quede pensando en las palabras de Mariana ¿Ella era mi esposa o era mi novia? Lo que sea que fuera, tenía que decirle la verdad a Erika, no quiero engañar a Mariana, a pesar de que Erika sea hermosa, yo solo tengo que pensar en Mariana, en John Paul y en la familia que tengo con ellos, en mi familia. No debía dejar

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que Erika o cualquier otra persona se interpusieran en lo que tenía con Mariana, después de todo, ella era mi complemento, mi pasado, mi presente y sobre todo, mi futuro, y no se merecía ser reemplazada por alguien nuevo

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Novela

Cartas desde el cielo

Capítulo XII

Llegue a la academia y estaba en mi salón soñando despierto con Mariana, sus ojos, su sonrisa, sus labios, su piel, todo en ella era demasiado perfecto para mí. En ese momento entro Erika al salón con una enorme sonrisa y con su guitarra en la mano.

- ¿Cómo está el profesor de guitarra más bello del mundo? – Dijo con una enorme sonrisa, sentándose a mi lado –.

- Creo que la bella es otra.

En ese momento ella me sonrió y recordé lo que había vivido con Mariana y que le tenía que confesar la verdad a ella.

- Erika, lo que te dije no está bien, tengo que contarte algo.

- Por lo que veo es algo serio, mejor me lo dices esta tarde en mi casa ¿Te parece?

- Preferiría dejar las cosas en claro ahora.

- Insisto, hablamos en mi casa.

En ese momento llego el profesor y no pude seguir hablando. El resto del día no pude hablar con Erika pues ella no me dejaba, cada que intentaba hablar con ella, me evadía. Salimos de la academia y nos fuimos en tren a su casa (¿Por qué todo me recordaba a Mariana?). Cuando llegamos a su departamento, comencé a darle clase, pero de verdad, me sentía increíblemente incomodo, tenia que contarle la verdad…

- Erika, ya no puedo seguir con esto, tengo que hablar contigo en serio.

- Ok, dime.

- Erika, no te he sido del todo sincero.

- ¿Qué quieres decir?

- Veras, yo tengo una pareja.

- Ok, ya entendí ¿Es tu novia?

- Más que mi novia, es mi esposa, convivo con ella y tenemos un bebé.

- Debiste decirme eso antes… ¿Por qué me hablas y me miras de esa forma entonces?

- Porque cuando te conocí, ella y yo habíamos discutido y yo creía que ya todo había terminado pero me di cuenta que no y ahora estoy arrepentido.

- Si no es mucho pedir, me gustaría que me contaras lo que ha sucedido entre tu mujer y tú porque la verdad no entiendo nada.

Page 74: Cartas desde el cielo

Luego de pensarlo por varios minutos, le conté toda la historia de Mariana y mía, como nos conocimos, mi enfermedad, su embarazo y los problemas que habíamos tenido recién, ella solo me escuchaba con atención mientras le contaba lo ocurrido…

- Bien ¿Ahora qué piensas?

- ¿Quieres que te sea honesta?

- Claro, dime…

- Perdona que te diga esto, pero tu mujer, Mariana, es tonta.

- ¡No te permito que la insultes Erika! – Dije levantándome para irme –.

- Mi vida no te enojes – Dijo tomándome la mano para detenerme – Perdona es solo que me molesta que ella te haya ignorado – Dijo bajando la mirada –.

- ¿Por qué?

- Porque si yo fuera ella, me pasaría horas en tus brazos sin soltarme, me quedaría días así en tu cuerpo sin rendirme – Dijo sonrojada –., me pasaría horas en tus ojos sin bastarme…

-¡Basta Erika! ¡No me digas mas esas cosas! ¡Solo logras confundirme!

- Discúlpame, solo quiero que sepas que yo me quedare aquí esperando hasta cuando quieras que yo te quiera.

En ese momento nos miramos fijamente y nos dimos un beso, el beso, el beso que me estaba llevando al abismo, cuando estaba en medio del beso, reaccione y la aparte de mí…

- Esto está mal, me estas arrojando a vivir una doble vida.

La cordura se aparto de mi y continúe besándola, se que era incorrecto, que Mariana era la única mujer que debía estar en mi corazón, pero no podía evitarlo, Erika me gustaba demasiado y llenaba una parte de mi que Mariana nunca llenaría, la aventura, el riesgo, lo prohibido, con Erika lo tenía pero con Mariana no, con ella todo era estable y seguro. Nos separamos porque nos faltaba el aliento y nos miramos a los ojos, en silencio…

- No quiero que te sientas mal, si estas confundido es porque hay algo que ella no llena en tu vida, y si yo puedo llenar eso lo hare, no me importa, seré tu amante – Dijo ella –.

-¡Yo no quiero eso!

-¡Tu boca dice no, pero tu cuerpo me dice otra cosa!

Seguimos besándonos y estuvimos a punto que las cosas fueran más allá, pero me fije en la hora y note que eran las nueve de la noche ¿Qué le diría ahora a Mariana si yo nunca había llegado tan tarde a casa?

- Erika, esto no está bien, y además es muy tarde ya, tengo que irme.

-¡David quédate! ¡Yo si te quiero, no como tu mujer!

Page 75: Cartas desde el cielo

- ¡No sabes lo que dices Erika, Mariana me adora, para ella yo soy su vida!

- Si claro, y por eso te descuido…

- Si yo no la juzgo, tú no deberías hacerlo.

- Está bien, no importa, ya te lo dije, seré tu amante pues eso es lo que quieres.

Me fui del departamento de Erika sin decirle nada mas, no podía creer lo que había hecho, le había sido infiel a Mariana ¿Cómo podre perdonarme esto? Ese fue mi pensamiento hasta que llegue a casa. Cuando llegue me sentí peor, entre primero a ver al niño y lo vi dormido, con uno de los juguetes que le había regalado, solo en ese momento recordé que le había dicho a Mariana que pasaría la tarde con John Paul, eso me hizo sentir mal, y lo peor fue entrar a la habitación y ver a Mariana dormida, a pesar de que tenía los ojos cerrados, se le notaba que los tenia hinchados, seguro había llorado mucho pues su almohada estaba mojada, llena de lagrimas, me acosté a su lado y le acaricie la mejilla, ella se despertó enseguida…

-¿David dónde estabas? ¡Estaba preocupada por ti! – Dijo abrazándome –.

- Cálmate Mariana, estaba dando unas clases de guitarra – No pensaba decirle la verdad, no quería destruir mi familia –.

- Esta bien, la próxima vez avísame que te quedaras hasta tarde para no preocuparme tanto ¿Quieres que te prepare algo de comer?

- No Mariana, no te preocupes tanto por mí, quédate tranquila, yo voy a prepararme algo, descansa.

- Insisto, yo voy.

Se levanto de la cama y fue a la cocina, al verla así tan preocupada por mi y tan dedicada a mí, me sentí como una cucaracha ¿Cómo pude serle infiel a Mariana? ¿Cómo pude ser tan poco hombre para no valorarla? Ese sentimiento me estaba matando, y lo peor es que sabía que no podía decirle nada, sabía que ella no me perdonaría con toda la razón del mundo y que eso pondría en riesgo su vida, ella sufría del corazón y si yo le ocasionaba ese dolor tan grande, lo más probable es que ella no lo soportaría ¿Cómo pude meterme en tantos problemas solo por el beso que le di a Erika?

~Narra Mariana~

David había llegado tarde a casa, eso nunca había sucedido en todo este tiempo que llevamos juntos, pero le reste importancia, no me iba a alterar y pensar cosas sin sentido, David jamás me engañaría, yo podía dudar de cualquier cosa y de cualquier persona, pero de David jamás, el nunca me traicionaría.

Después de que cenamos nos acostamos a dormir y sentía a David extraño, como si necesitara decirme algo, me separe un poco de él y lo vi, me quede sorprendida, estaba llorando desconsolado mientras me abrazaba, me asuste mucho al verlo así.

- David mi amor ¿Qué te pasa? ¿Paso algo hoy que deba saber?

- Mariana, ¿Si yo te engañara me perdonarías?

Page 76: Cartas desde el cielo

- Obvio no, o sea, hay dos cosas que nunca te perdonaría, que me maltrataras como lo hacia mi papá con mi mamá y que me seas infiel ¿Por qué me preguntas eso?

- Por nada mi amor, preguntas tontas que un hombre tonto hace. No te preocupes, quédate dormida, ya yo me quedare dormido pronto.

- Esta bien, pero ¿Por qué lloras? No te entiendo.

- Creo que extraño a mi padre, si eso es, lo echo de menos, el siempre sabe como aconsejarme, y tengo tiempo que no sé nada de él, desde la última vez que me llamo para preguntarme como salí de la operación.

- Eso hace más de dos años, deberías llamarlo.

- Lo hare sin falta mañana.

- Mariana: Ok mi príncipe entonces no llores mas – dije secándole las lagrimas – y dame un beso mientras me abrazas, te extrañe todo el día.

- Yo también Mariana, siempre estuve pensando en ti.

Nos besamos y nos abrazamos hasta quedarnos dormidos, aunque con la duda de ver como estaba David, no era normal verlo así, pero bueno, no iba a darle importancia a eso, estaba tan sumida en mi amor por el que no me importaba nada, solo tenerlo cerca.

~Narra David~

Mariana se quedo dormida enseguida, en cambio yo pase la noche en vela, simplemente no podía dormir sintiéndome culpable, lo que había hecho estaba mal, y ahora no sabía cómo salir de eso, Erika parecía demasiado enamorada de mi (Aunque parecía más obsesión que amor) y necesitaba un consejo sabio, por eso llamaría a mi papá, el era un hombre con creencias demasiado fuertes, ya quisiera tener yo la mitad de su autocontrol y de su estabilidad emocional, por eso necesitaba hablar con él, a pesar de que él no estaba demasiado contento con mi relación con Mariana pues él esperaba que yo formara una familia como lo hizo él, cuando fuera más maduro, estaba seguro que él me aconsejaría de la mejor manera.

Mariana se despertó temprano y yo me hice el dormido para que no se diera cuenta que no dormí nada, en cuanto se levanto lo primero que hizo fue abrazarme fuerte y darme un beso en la mejilla, eso me partió el corazón, Mariana seguía siendo una chiquilla inocente y yo en cambio era un patán que no pudo hacer nada mejor que poner sus ojos en otra persona y serle infiel a la mujer más perfecta del planeta, a la mujer perfecta para mí.

En cuanto salió de la habitación, no dude en irme detrás de ella, ¿Qué fue lo primero que hizo? Ir a ver a John Paul. Hice la menor cantidad de ruido posible para no molestarla. Al parecer el bebé tenía fiebre – lo intuí por la cara de preocupación que puso Mariana – le dio su medicina y espero hasta que él se quedara dormido. Al salir se sorprendió al verme parado al lado de la puerta de la habitación.

- Perdóname Dave ¿Te desperté?

- No te preocupes princesa, estaba despierto ¿Qué tiene John Paul?

Page 77: Cartas desde el cielo

- Solo tiene un poco de fiebre, lo llevare hoy al médico.

-¿Quieres que te acompañe?

- Si me encantaría pero ¿No tienes que ir a la academia?

- Nada es más importante que tu y mi hijo, además es solo un día, por un día que pierda no me moriré.

La abrace y le di un beso, si con mis besos pudiera borrar todo el daño que le había hecho sin que ella se diera cuenta cuando la engañe con Erika, rompería el record mundial de los besos, pero no, eso era imposible. Comenzamos a desayunar y ella solo me miraba, ella sabía que algo no andaba bien y no dudo en hacérmelo saber.

- David ¿Qué pasa? Desde ayer estas muy raro.

- No es nada Mariana.

- Está bien, no me lo digas, algún día yo me daré cuenta.

- Mariana ¡Te Amo! ¡Te necesito!

Me levante del asiento y comencé a besarla, la lleve cargada hacia la habitación y allí estuvimos juntos, quería borrar la culpa de algún modo y solo se me ocurrió que amándola lo lograría, pero me sentí peor, nada lograba borrarme ese sentimiento de culpabilidad tan grande.

Mariana se quedo dormida y yo me levante, no podía seguir en la misma cama que ella, a pesar de que las cosas con Erika no llegaron hasta ese punto sentía que tocando a Mariana la estaba ofendiendo, ella era demasiado especial y yo era un estúpido.

Me di un baño y ahí, solo, llore, nunca antes me sentí tan mal, ni siquiera me sentí así cuando Mariana me dijo que no me amaba, cuando Mariana descubrió lo de mi enfermedad y me abandono, ni siquiera me sentí así los días que Mariana estuvo en el hospital al borde de la muerte, esta vez el dolor era más fuerte, y lo peor es que yo me merecía este sufrimiento por hacer sufrir a Mariana.

Al salir del baño ahí estaba Mariana, durmiendo, con una hermosa sonrisa pintada en sus labios, tan llena de paz, tan hermosa, me recosté a su lado con cuidado para no despertarla, pero fue imposible enseguida se despertó y me vio con sus hermosos ojos color café, me acaricio la mejilla y me dijo algo que termino de romperme el corazón…

- ¿De verdad no vas a ir a la academia? Ya John debe estar mejor.

- ¿Por qué Mariana? ¿Por qué quieres que vaya?

- Porque si hay alguien que merece cumplir sus sueños de ser un cantante famoso eres tú.

- Si fuera por eso, tú también mereces estar allí, estando un paso más cerca de lograr que tus pinturas sean vistas en los museos más importantes.

- Te equivocas

Page 78: Cartas desde el cielo

- Tú sabes que no, tú sabes que si estuvieras allí estarías un paso más cerca de ser exitosa.

- Te vuelves a equivocar, mi éxito más grande son John y tu, lo demás no me importa ¿Sabes por que? Porque solo a tu lado puedo tocar el cielo con mis manos ¿Qué más éxito quiero tener entonces?

- Yo no te merezco Mariana.

- Claro que si mi tonto hermoso, si no me merecieras yo no estaría aquí a tu lado, para mí, tú eres más que perfecto.

- Ahora la que se equivoca eres tú.

- Claro que no.

Nos abrazamos y nos volvimos a besar, besar esa boca hacia que sintiera que ya me había ganado un Grammy, un Oscar, hasta un Premio Nobel, todo eso me lo ganaba cada vez que sus labios se rozaban con los míos.

Cuando nos separamos, ella me ayudo a vestir para que me fuera a la Academia, justo al lugar donde menos quería estar, iba retrasado además, había ya perdido las primeras dos horas de clase, seguro Erika se acercaría a mí con la excusa de darme sus apuntes, Erika, ella me estaba torturando a pesar de no estar cerca mío.

Llegue a la Academia y en efecto, allí estaba ella, enseguida se acerco hacia mí, ilusamente pensé que lo hacía para ofrecerme sus apuntes, nunca, ni en mis salvajes sueños, imagine lo que me diría…

- Así que terminaste de hacer con tu mujer lo que querías hacer conmigo, buena estrategia, pero sé que aun lo quieres hacer ¿O me equivoco?

- ¿De qué rayos hablas? – Dije tratando de aparentar que no sabía a qué se refería –.

- ¡A acostarte conmigo! – Dijo en voz alta –.

-¡Baja la voz Erika! ¡Nos pueden oír!

- ¿Y que pasan si nos oyen? ¿Tu mujercita se enteraría no es así?

- Uhm – No sabía que responderle –.

- ¡Lo sabia! ¿No quieres perderla verdad? ¡Te propongo un trato donde los dos saldremos ganando!

-¿Qué quieres?

- Bueno te propongo que aceptes que yo sea tu amante, así tú logras acostarte conmigo, que es lo que en el fondo quieres, y salvas tu relación con Mariana ¿Qué te parece?

- ¡Estás loca Erika!

- Estaré loca, pero si me lo propongo puedo lograr que tu historia de amor con la estúpida esa se acabe.

- ¡Eso es un chantaje!

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- Llámalo chantaje, pero para mí es solo una oferta excelente que no puedes desaprovechar… Piénsalo, veras que tu y yo saldremos ganando.

Me dio un beso lleno de rabia y de pasión a la vez y se marcho, no podía creerlo, lo que comenzó con un estúpido intercambio de miradas término en un chantaje cruel, en el más cruel de los chantajes.

No podía creer en lo que me había metido, este era un problema más grande de todo lo que había pasado. Sabía que no podía aceptar la propuesta que me había hecho Erika, Mariana no merecía que le hiciera eso, ella es demasiado perfecta, pero por otro lado, tenía miedo, si no aceptaba esa propuesta, corría el riesgo de que Erika le dijera lo que había pasado, y eso acabaría con mi vida y con mi relación con Mariana.

El resto del día estuve evitando a Erika, la odiaba, nunca me permitiría golpear a una mujer, pero si pudiera romper esa regla de vida, la mataría, no podía entender como una mujer tan hermosa podía ser tan malvada, por otro lado no comprendía porque se había empeñado en conquistarme, ella pudiera tener al hombre que quisiera.

No soportaba estar en la academia un minuto más, así que pedí una licencia médica fingiendo que estaba enfermo. Al salir, no sabía qué hacer, no podía ir a casa, Mariana se preocuparía demasiado al verme llegar temprano e insistiría tanto que me convencería y terminaría por decirle la verdad, sé que eso era lo mejor, pero no quería hacerlo, así que comencé a caminar sin rumbo fijo por la ciudad.

Al llegar a una cafetería, recordé que llamaría a Preston, mi padrastro, el era la única persona que me podía ayudar:

~Conversación Telefónica~

- Hola Preston.

- Hola David, hijo que bueno que llamaste, justo ahora estaba pensando en ti, ¿Cómo estás? ¿Cómo esta John?

- Estamos bien papá, John cada vez más grande, se parece mucho a ti.

- Que bueno hijo, me alegro, quiero conocerlo. Por cierto, ¿Cómo están las cosas con Mariana?

- No muy bien papá. Justo por eso te llamaba.

- No sé porque, pero lo sospechaba, ¿Qué ocurrió?

Comencé a contarle todo lo que había pasado, de vez en cuando me interrumpía para aconsejarme, diciéndome cosas como ¿Por qué no le tuviste paciencia? ¿Por qué no le preguntaste que le pasaba? ¿Por qué miraste así a esa tal Erika si amabas a Mariana? ¿Cómo pudiste ser tan tonto de haber besado a esa chica sabiendo que ya habías arreglado tus problemas con Mariana? Luego, le conté lo del chantaje…

- Supongo que ahora si harás las cosas bien y le contaras la verdad a Mariana o ¿Me equivoco?

- No creo poder hacerlo papá, Mariana me dijo que nunca me perdonaría si la traicionara, y lo que menos quiero hacer es perderla.

Page 80: Cartas desde el cielo

- Eso debiste pensarlo antes de haberla engañado ¿No crees?

- Si papá, yo debí haberlo pensado antes, pero no lo hice y ahora me arrepiento.

- Yo sabía que eso pasaría, por eso no aceptaba ni acepto tu relación con Mariana, ustedes se precipitaron demasiado y estas son las consecuencias.

- No entiendo papá.

- Ustedes se apuraron demasiado, no dejaron que las cosas tomaran un ritmo más sano, se apresuraron a tener una relación demasiado formal, cuando apenas estaban en edad de conocer gente, de enamorarse y de terminar relaciones con tanta frecuencia como respirar.

-: Sabes muy bien porque lo hice, sabes que lo hice porque nunca fui del tipo de personas que creyera en eso de los romances, sabes perfectamente que yo lo había dicho, cuando conociera a la mujer de mi vida, no la dejaría ir.

- Si hijo, sé muy bien que eres así, pero ¿No crees que si Mariana fuera de verdad la mujer de tu vida nunca le hubieras sido infiel?

- Supongo que en eso tienes razón.

- Claro que tengo razón hijo.

- Ahora ¿Qué puedo hacer?

- Debes decirle a Mariana la verdad.

- No puedo papá, ella me odiaría por eso y además, tú sabes que su corazón es muy débil, tú estabas conmigo cuando el médico me lo dijo. Si ella se entera de esto, no sé si podrá soportar ese dolor.

- Vuelvo y repito hijo, eso debiste pensarlo antes de haber siquiera puesto tus ojos en otra mujer. Si quieres mi consejo, deberías decírselo tú, no dejes que se entere por terceras personas, tal vez te odie por lo que paso, pero al menos agradecerá tu honestidad, será más doloroso si se entera por otras personas. Ahora debo dejarte, tengo cosas que hacer.

~Fin de la Conversación Telefónica~

No sabía que pensar, pensaba que conversando con Preston encontraría las respuestas a las preguntas que me estaban matando, pero fue peor, esa conversación me dejo con más dudas que respuestas.

Un mes después, aun no le había dicho la verdad a Mariana, simplemente no podía hacerlo, había estado evitando a Erika todo el tiempo, y lo estaba logrando, solo esperaba que a Erika se le hubiera olvidado “el amor” que decía sentir por mí y me dejara en paz, no iba a caer en su chantaje…

Page 81: Cartas desde el cielo

Novela

Cartas desde el cielo

Capítulo XIII

~Narra Mariana~

David tiene más de un mes un poco extraño, esta triste y callado, algunas veces lo veía llorando, además estaba más apegado que nunca con John, sabía que algo le estaba pasando, pero no quería angustiarlo ni presionarlo, él sabía que podía confiar en mí, así que no veía razón para que estuviera dudando de mi.

Un día, al despertar, David y yo estábamos abrazados, acabábamos de despertar y él me dijo esto…

- Hola mi princesa hermosa.

- Hola amor mío.

- Te quiero Mariana.

- Yo te quiero más.

Nos quedamos unos minutos en silencio, mirándonos, sonriendo, éramos felices, pero yo sentía que nos faltaba algo, y no quería esperar un segundo más para decírselo:

- David ¿Sabes a quienes vi en la clínica ayer cuando lleve a John al médico?

- Si no me dices, no puedo saberlo.

- Vi a Lindsay y a Emily.

- ¡Qué bueno! ¿Cómo están ellas?

- Están muy bien. Ya se casaron y están esperando un segundo bebe.

- Me alegro por ellas.

- David, cuando las vi me quede pensando en esto ¿Cuándo nos casamos?

- Mariana, pensé que estábamos bien así como estamos.

- David, no es que me sienta mal con nuestra relación pero no sé, siento que si nos casáramos, tus padres aprobaran nuestra relación.

- Sabes bien que eso no me importa mucho.

- También ver a las chicas me hizo pensar en otra cosa.

- ¿En qué?

- En que John necesita un hermanito.

- Mariana, sabes bien que eso no es posible, el médico nos lo dijo.

Page 82: Cartas desde el cielo

- Si, yo se que el médico me dijo que no podía salir embarazada de nuevo porque mi corazón no resistiría, pero quiero intentarlo David.

- Mariana, sabes que eso no se puede.

- David, no quiero que John este solo, que no tenga hermanos, no quiero que sea hijo único como yo.

- Mariana, yo tampoco quiero eso, por eso estaba pensando en que podíamos adoptar un bebe.

- ¿Adoptar? ¿Adoptar cuando yo puedo tener mis hijos propios? ¡No es justo!

Me levante de la cama y me encerré en el baño a llorar, no quería escuchar eso de labios de David, no quería adoptar, yo quería tener mis propios hijos, ese era mi mayor anhelo.

David abrió la puerta del baño y me abrazo…

- Mariana, te amo, por eso no quiero que pongas tu vida en riesgo quedando embarazada.

- Pero David, por favor, compláceme en eso, yo sé que no te quieres casar, pero al menos dame la alegría de volver a quedar embarazada, te lo ruego.

- Mariana, no me pidas eso, si quieres me caso mañana mismo contigo, pero no me pidas que olvide que si te dejo embarazada, tu salud se pondría en riesgo.

- David solo déjame intentarlo, yo sé que puedo.

Comencé a besarlo y estuvimos juntos. Mi mayor anhelo era tener otro hijo de David, así mi vida corriera peligro. Nos quedamos dormidos y cuando desperté David ya estaba despierto y solo me miro con sus hermosos y transparentes ojos verdes, cada vez que lo veía, sentía que la vida me había regalado un premio gigantesco con solo darme la oportunidad de conocerlo, de estar feliz, de ser feliz a su lado.

- David ¿Qué hice yo de bueno en esta vida?

- ¿Por qué lo dices?

-: Porque Dios me dio la oportunidad de estar contigo, de amarte, de ser feliz a tu lado, al lado de un ángel que se cayó del cielo para estar conmigo.

- Yo no soy quien crees, yo no caí del cielo, tengo un montón de defectos - dijo con lagrimas en los ojos -, yo soy quien no entiende por qué Dios me dio el premio de conocerte y de que me amaras.

- David ¿Por qué estas así? ¡Has estado tan extraño últimamente!

- Mariana, he sido un mal hombre, te he mentido y me he sentido tan mal porque tú no te mereces lo que te he hecho.

- David, me estoy asustando, ¿Qué hiciste?

- Algo que nunca me perdonaras, porque yo mismo no me lo perdono.

Page 83: Cartas desde el cielo

- No sé lo que hayas hecho pero ¿Sabes algo? No me importa saberlo - Dije convencida -.

- No deberías decir eso.

- Nada ni nadie me puede quitar la felicidad que hay en mi corazón, solo por el hecho de estar contigo, y sé que si algo o alguien se está metiendo entre nosotros, yo luchare por ti, mi mayor anhelo es estar contigo.

- Mi mayor anhelo es que algún día puedas perdonarme - dijo rompiendo en llanto -.

- Mi amor no llores - dije abrazándolo -. Cualquier cosa que haya pasado, siempre te perdonare.

- Se que esto no Mariana, sé que esto no.

- No me importa lo que hiciste antes, me importa lo que hiciste hoy por mí, me llenaste de alegría, me llenaste de amor.

En ese momento John comenzó a llorar en la habitación de al lado y enseguida me levante, pero cuando estuve de pie, me dio un mareo y caí de nuevo sentada en la cama.

- ¿Qué te paso Mariana?

- Nada, es una tontería, solo me dio un mareo.

- ¿Te recuerdas que eso fue lo mismo que te paso cuando estuvimos juntos por primera vez?

- Ya lo había olvidado - Dije acostándome a su lado -.

- ¿Y recuerdas que dijiste que te sentías embarazada? - Dijo con una gran sonrisa y un hermoso y especial brillo en su mirada -.

- Si, lo recuerdo, pero sé que es una tontería.

- ¿Una tontería? ¡Ese mismo día quedaste embarazada de John!

- Me asombra que estés tan feliz con la sola idea de pensarlo ¡Tú eras el que me decía que no quería que eso pasara!

- Lo sé, pero me ilusiona la idea de tener otro hijo contigo, aunque mi mayor anhelo con respecto a eso es que podamos superar tu embarazo sin problemas, y que le demos un hermanito a John.

- ¿Hermanito? ¡Yo quiero darle una hermanita! ¡Últimamente he tenido sueños donde veo a una bebe en mis brazos! ¡Una bebe parecida a Gemma, tu hermana!

- ¿En serio?

- En serio - Respondí con una sonrisa -.

- Bueno, no importa si es niña o niño, lo importante es que venga sano y que tú puedas sobrevivir.

Page 84: Cartas desde el cielo

- Se que eso pasara mi amor, mi mayor anhelo es que envejezcamos juntos, y se que eso pasara.

- Y mi mayor anhelo es que tú seas feliz.

- Ya lo soy, lo soy desde el primer día que asumí que te amaba, y lo seguiré siendo mientras estés conmigo.

- Mi mayor anhelo es que estés conmigo para siempre - Dijo David suspirando -.

- Se que todos nuestros anhelos se cumplirán, y dejaran de ser solo sueños y se volverán nuestra realidad.

Nos abrazamos y nos levantamos a ver a John, todo el día estuvimos felices, riendo, abrazados y jugando con John, éramos la pareja feliz, la familia que siempre había anhelado tener, y no dejaría que nada ni nadie me quitaran esa felicidad.

Ya habían pasado dos semanas desde que David y yo decidimos intentar tener un segundo hijo. Era un fin de semana largo, y yo estaba emocionada de poder pasar al fin más tiempo con David y con John, sin embargo, lo que más me emocionaba era que Rose y Mathew nos habían invitado a una reunión en su casa.

Fuimos los tres a la fiesta y todo estaba arreglado de forma muy elegante, en cuanto llegamos, Rose bajo las escaleras de la casa y se dirigió hacia el salón, estaba hermosa llevaba un hermoso vestido corto azul eléctrico con un cinturón negro delgado, plataformas y cartera tipo sobre combinando con el cinturón. En cuanto me vio, corrió hacia mí y me abrazo.

- Amiga, ya no te apareces mas por aquí, ya se te extraña.

- Si ya se amiga, pero tengo que cuidar de dos niños - dije riendo y sonriéndole a David -.

- Entiendo, pero igual ya no te desaparezcas mas por favor, mira que a partir de hoy te necesitare y mucho.

- Precisamente te iba a preguntar eso ¿Qué es tan importante? ¿Por qué todo está arreglado tan elegante?

- Ya lo sabrás amiga, vos solo tenés que disfrutar y divertirte ¿Está bien?

- Está bien.

Todo el transcurrir de la reunión estuvimos hablando y divirtiéndonos, me asombraba el brillo en la mirada que tenía Rose y Mathew cuando se miraban, eso me ponía feliz, ellos se veían muy felices y enamorados. Cuando ya la fiesta estaba por terminar, Mathew levanto la copa y propuso un brindis:

- Bueno amigos, esta noche quiero proponer un brindis, brindo por el amor, por el amor y por la felicidad de haber encontrado a la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida, brindo por Rose.

Todos dijimos salud y los felicitamos.

Page 85: Cartas desde el cielo

- No nos feliciten aun, que la mejor noticia no se las hemos dado - Dijo aun mas emocionado -.

- Es verdad - Respondió Rose abrazándolo -.

- No me digas que estas embarazada amiga - Dije interrumpiéndoles -.

- No amiga, no es eso lo que queremos decirles es…

-¡Rose y yo nos vamos a casar!

Todo fue risas y alegría, abrazos y besos iban y venían y luego Rose me dijo:

- ¡Y vos Mariana serás mi madrina!

- ¡Y tu David serás el padrino! - Dijo abrazando a mi novio -.

- Vaya amigos, es un honor.

- Es verdad, un honor y una sorpresa.

-¿Por qué una sorpresa amigos? David ha estado con nosotros desde que la relación comenzó y vos sos mi mejor amiga, ¿Cómo no iban a ser el padrino y la madrina de nuestra boda?

- Gracias chicos, muchas gracias.

- ¿Y cuándo es la boda?

- Dentro de 10 meses, estamos esperando que nos graduemos de la academia para poder irnos de luna de miel a Australia y de una vez buscar casa allá.

-¿Eso quiere que se irán a Australia y no serán los padrinos de nuestro segundo bebe?

Todos se quedaron en silencio y solo David y yo sonreíamos, parecía como si no les agradara del todo la noticia.

- ¿Qué pasa amigos? ¿Por qué se quedan callados? - Les pregunté a los chicos -.

- Amiga ¿Cómo que su segundo bebe? ¿Qué no se supone que no pueden tener más hijos por tu corazón?

- Si pero decidimos que nos daríamos una oportunidad, se que tomando las medicinas y sobre todo, tomando las cosas con calma, nada puede salir mal.

- Esta bien, si tu lo dices, pero cuídate, si algo te pasara me dolería mucho, bueno nos dolería mucho a Rose y a mí.

- No se preocupen chicos todo saldrá bien, ahora continuemos con la fiesta.

La fiesta siguió por un rato más y cuando ya nos íbamos Rose me dijo que quería quedarse el fin de semana cuidando a John Paul.

- Amiga, déjame a John para que lo cuide este fin de semana, tengo que ir entrenando para cuando me toque tener un hijo de mi Irlandés hermoso - Dijo guiñándole el ojo a Mathew -

Page 86: Cartas desde el cielo

- No sé, no me gusta pasar tiempo sin John…

- Vamos Mariana, no pasara nada, además cualquier cosa ellos nos llaman ¿No es así?

- Si Marianita, David tiene razón, si algo llegara a pasar, por más pequeño que sea, yo mismo te llamare, te lo prometo.

- Uhm, está bien.

Me despedí de John y me fui con David a casa. En cuanto llegamos a casa y abrió la puerta, David, me cargo y me llevo así cargada a la habitación.

- Lo estás haciendo muy bien Mariana.

- ¿De qué hablas?

- Me refiero a que estas superando muy bien el proceso de soltar del cordón umbilical a John, nunca pensé que aceptarías la propuesta de Mathew y Rose.

- Con tal de pasar tiempo contigo, soy capaz de todo mi amor.

Nos besamos y estuvimos juntos, la llama de nuestro amor parecía cada vez mas lejos de extinguirse, al contrario, estaba más viva que nunca. Todo ese fin de semana lo podría describir como el mejor fin de semana de la vida, sin preocupaciones, sin angustias, sin momentos de rabia, sin discusiones, todo era felicidad.

El lunes David se despertó temprano pues recibió un mensaje de la academia, le pedían que se presentara a primera hora para que diera un taller intensivo de guitarra a un grupo de alumnos, a ambos nos pareció extraño pues era feriado, pero él se fue con la promesa de que regresaría temprano a casa para que fuéramos a buscar a John pues ambos lo extrañábamos demasiado.

~Narra David~

Me fui a la academia con la duda de que ese mensaje fuera cierto, pero igual no tenía otra cosa que hacer, necesitaba el dinero pues yo quería comprar los anillos del matrimonio, ya los tenia apartados y lo único que me hacía falta era comprarlos y recordarle a Mariana que antes de que ella se fuera a México yo le había propuesto matrimonio y que aun la propuesta se mantenía en pie, quería casarme con ella cuanto antes, no para obtener la aprobación de mis padres, sino porque sentía que después de todo lo que nos había pasado con Erika, era justo y necesario.

Cuando llegue a la Academia, no había nadie, camine hacia el parque de la academia y ¿como no lo sospeche antes? Allí estaba Erika, esperándome.

- Pensé que nunca vendrías.

- ¿Cómo pude ser tan imbécil para no darme cuenta que tú habías planeado todo esto?

- Cálmate David, si hice todo esto, es para pedirte perdón, es obvio que no vas a dejar a Mariana, así que mejor dejemos las cosas como están.

- Me alegro, siendo así ya me voy.

- Está bien.

Page 87: Cartas desde el cielo

Me levante, me di media vuelta y comencé a caminar. Cuando me estaba alejando, comencé a escuchar los gritos desesperados de Erika que le decía a un tipo que la dejara en paz. Yo me devolví corriendo y enfrente al tipo que estaba manoseando a Erika.

- Déjela en paz ¿Acaso no oye que ella le está diciendo que la deje tranquila? - Dije enojado -.

- Ah sí ¿Y tú que eres de ella para decirme que hacer?

- Uhm, yo soy su novio, si, su novio y te pido que la sueltes si no quieres que te acuse a la policía por estarle faltando el respeto a mi mujer - Dijo nervioso, tomando del brazo a Erika y abrazándola -.

- Siendo así las cosas, me retiro - Dijo el tipo alejándose -.

Erika estaba temblando entre mis brazos, parecía extremadamente nerviosa, yo la solté para preguntarle cómo estaba…

- ¿Estás bien? ¿No te hizo nada?

- Gracias a ti estoy bien, gracias a ti por ser mi héroe.

En ese momento comenzó a besarme, y, por una razón que aun no sé cómo explicar, más allá de decir que fue un acto de estupidez, le seguí el beso, hasta que un momento ella se separo de mí y murmuro nerviosa un nombre, el nombre que nunca hubiera querido escuchar…

- Mariana…

Yo me di la vuelta para darme cuenta que Mariana estaba detrás de mí, viendo toda la escena y con lágrimas en los ojos me dijo justo antes de salir corriendo…

- Esto no te lo voy a perdonar nunca ¡Te odio!

Intente salir corriendo detrás de ella para alcanzarla, pero Erika me detuvo sujetándome del brazo…

- Déjala que se vaya, ya lo de ustedes es un caso perdido - dijo sonriendo -.

- ¿Cómo ella supo que yo estaría aquí?

-¿Pensaste que yo te dejaría ir así tan fácilmente? ¿No te imaginaste que fue demasiado conveniente que un tipo viniera a acosarme justo después de que te fueras?

- ¿Planeaste todo esto Erika?

- Obviamente, te tendí una trampa y tú caíste por completo.

Me solté como pude y la empuje, me daban ganas de golpearla pero al final de cuentas, ella tenía solo parte de la culpa, el mayor culpable era yo, ahora tenía que alcanzar a Mariana, tratar de explicarle las cosas y suplicarle que me perdonara, no quería perderla por nada del mundo, no ahora que éramos felices.

Page 88: Cartas desde el cielo

Novela

Cartas desde el cielo

Capítulo XIV

~Narra Mariana~

Todo el camino de regreso a casa lo hice llorando, pensando, odiando a David con toda mi alma ¿Cómo pudo hacerme eso? ¿Por qué justo ahora que estábamos en la cima del cielo, que no podía pensar en amarlo más de lo que lo amaba? Estaba devastada. Quería morirme. Llegué a casa y me tiré en la cama a llorar, ni siquiera me preocupe en saber sí había cerrado bien la puerta o no, de todos modos sabía que él venía detrás de mí, y sí no, no me importará que entraran a robar la casa, total, ya David me había robado la vida.

Mientras lloraba, sentí unas ganas enormes de vomitar. Llegué como pude al baño. Cuando termine de vomitar, me quedé sentada en el piso llorando "No puede ser, no otra vez, no puedo estar embarazada ahora, no puedo" ese era mi pensamiento.

Cuando reaccione, lo primero que hice fue ir al cuarto de John y buscar su ropa para meterla en la maleta, no me iba a quedar atada a David así estuviera o no embarazada, simplemente no podía hacerlo, sí no lo hice la primera vez, cuando el único error de David fue ocultarme que estaba enfermo ¿Cómo iba a quedarme ahora que lo vi besando a esa mujer, sospechando además que habían hecho más cosas, por la forma en que la besaba?

Cuando termine de recoger las cosas de John Paul, llegó el turno de recoger las mías, estaba terminando cuando encontré entre mis cosas una camisa de David, esa camisa la tenía desde antes de que me fuera a México, cada vez que me sentía triste en México, me la ponía o simplemente la abrazaba mientras me quedaba dormida, oliendo su perfume. Justo estaba llorando recordando eso cuando llegó David. Cuando entró a la habitación, lo primero que vio fue la maleta de John y la mía.

- Mariana no, no otra vez, no me abandones, te lo ruego.

- No te estoy abandonando, me estoy valorando a mí misma.

- Por favor Mariana, no te vayas, perdóname.

- ¿Perdóname dices? ¿Quién te crees que soy? ¿Crees que puedo perdonarte después de lo que me hiciste, después de que te acostaste con esa tipa?

- ¡Nunca me acosté con ella Mariana! ¡Tienes que creerme!

- Y tú crees que yo soy tan estúpida para creerte eso ¡Tal vez tú mamá le cree esa mentira a tú papá, pero yo no soy ella!

Eso último que dije le dolió, le dolió tanto que me empujó a la cama y, levanto la mano como si fuera a golpearme…

- No insultes a mi papá, no te metas con mi familia.

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-¿Y qué me vas a hacer sí lo hago? ¿Me vas a golpear como lo hacia mi papá a mi mamá? ¡Ya no te reconozco David, cada vez eres más un extraño para mí! ¡Te odio!

Me levante de la cama y seguí arreglando mis cosas, dándole la espalda sin mirarlo, él me abrazo por la cintura, llorando, lleno de arrepentimiento…

- Perdóname Mariana, te lo suplicó, perdóname, no se sí pueda vivir sin ti.

- Eso debiste pensarlo antes de engañarme.

Acabando de decir eso, me dieron ganas de vomitar de nuevo, le supliqué para que me soltará pero no lo hizo, cuando al fin pude soltarme, no aguantaba más las ganas de vomitar y lo hice en el medio de la habitación. Yo me quedé con la mirada clavada en el piso, mientras pude sentir como David miraba con tristeza el vómito y luego a mí…

- ¿Qué significa esto Mariana? ¿No me digas que...? Mariana ¿Estas embarazada?

- No lo sé - dije en voz baja, casi inaudible -.

- ¿Qué dijiste?

-¡No lo sé! - dije gritando - igual no importa ¡Me voy a ir!

- ¡No puedes irte! ¡No llevándote a mi hijo! ¡No llevándote a nuestros hijos! - Dijo acariciando mi vientre -.

- Ya es muy tarde David, ya es muy tarde para que te arrepientas, me voy a ir y no sabrás nunca más de mí.

- ¡No puedes irte! ¡Sí quieres me voy yo, está es tú casa!

-¿Mi casa dices? ¿Desde cuándo si nunca te quisiste casar conmigo?

Solo hubo un enorme silencio entre nosotros, el silencio más ruidoso del mundo. Justo cuando estaba tomando mi equipaje y el de John para irme, me dio un fuerte dolor en el corazón y me desmaye en los brazos de David, de ahí en adelante, no recuerdo nada más.

Desperté en la habitación de la clínica, conectada a cientos de aparatos, y con Rose sentada a mi lado.

- Amiga ¡Qué bueno que despertaste! ¡Pensé que nunca volvería a hablar con vos! - Dijo en cuanto desperté -.

- ¿Qué me paso?

- Te dio un pre infarto, pero eso no es lo más grave

- ¿Qué puede ser peor?

- Estas embarazada amiga.

En ese momento entro David a la habitación, tenía los ojos hinchados, probablemente había llorado mucho, pero no lo sé, no le creería que me dijera que se preocupo por mí, ni aunque me lo jurara de rodillas.

Page 90: Cartas desde el cielo

- David: Mariana, necesito hablar contigo, a solas - Dijo mirando a Rose -.

- Uhm, creo que mejor me voy.

- No Rose, el que se tiene que ir es otro - Dije agarrándole la mano a Rose y mirando con desprecio a David -.

- Por favor Mariana, necesito hablar contigo.

- Amiga, yo me voy, les dejo a solas para que aclaren sus asuntos - Dijo levantándose de la silla -.

- No amiga, no te vayas - Dije suplicándole -.

- Voy a estar cerca, no te preocupes - Dijo dándome una mirada llena de cariño -.

Cuando se fue, solo me di media vuelta para no verle la cara a David.

- ¿Qué haces aquí?

- Ya te lo dije, necesito hablar contigo.

- Tú y yo no tenemos nada de qué hablar - Dije enojada -.

- Creo que el bebé que estas esperando es un buen tema de conversación ¿No crees tú lo mismo?

- Para nada, este bebé es mío, solo mío.

- Te recuerdo que yo soy el papá…

- Creo que eso te importaba muy poco cuando te acostaste con esa tipa ¿O me equivoco?

- ¡Que no me acosté con ella Mariana! ¿En qué idioma quieres que te lo diga?

- No me importa en qué idioma lo digas, para mí siempre significara lo mismo.

-¿Qué quieres decir? ¿Qué significa lo que te estoy diciendo para ti?

- ¡Mentiras! ¡Un puñado de mentiras! ¿Sabes algo? Yo debí haberme muerto.

-¡No Mariana! ¿Por qué dices eso? - Dijo con la voz entrecortada, a punto de llorar -.

- Porque solo muerta no tendría que pasar por el dolor de estar aquí, amándote con toda mi alma pero odiándote con lo más fuerte de mi corazón.

- Mariana…

- Pero no te preocupes, así como te amo, así mismo te voy a odiar, y, con la misma intensidad que te recuerde, te juro por Mis Hijos, que te voy a olvidar.

Luego de que le dije eso a David, solo lloro durante unos minutos, y aunque me dolía su tristeza, mas me dolía lo que me había hecho sufrir y no lo consolé ni deje que me viera llorando. Al notar que no logro ese efecto en mí, solo me dijo esto:

Page 91: Cartas desde el cielo

- No importa cuánto me odies, cuantas veces me demuestres que me desprecias, me da igual, yo te amo con toda mi alma y nunca, óyeme bien, nunca te voy a sacar de mi vida ni de mi corazón.

Acabando de decir eso solo se levanto y se fue. Cuando al fin estuve sola, rompí en llanto, no podía creer como podía ser tan estúpida para sentir tanto amor por él todavía, después de todo lo que me había hecho pasar.

Luego de varios minutos, entro Rose acompañada de Mathew a la habitación, no quería que me vieran devastada como estaba, pero no podía evitarlo, me sentía como una basura, David me hacía sentir así, y eso no era sano, para nada. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, Rose me abrazo y Mathew me acaricio la mejilla.

- No puedo entender como David puede ser tan imbécil, como puede estar destruyendo así tu vida. Te juro que me dan ganas de matarlo a golpes.

- Me sorprende que reacciones así. - Dijo mirando a Mathew confundida -.

- No te preocupes Rochi, no va a pasar nada, Mathew no va a matar a nadie a golpes, pues yo no se lo voy a permitir.

- ¿No me digas que aun sigues amando a ese imbécil? - Dijo lleno de ira, dejando ver a todas luces que se estaba muriendo de celos -.

- No les voy a negar que lo sigo amando, después de todo es el padre de mis hijos, pero les juro que lo voy a olvidar cuésteme lo que me cueste.

- Si tú lo dices… - Dijo poniendo los ojos en blanco -

- ¡Claro que si Mathew! ¡Además, vos no tenés que reclamarle nada a ella!

- Rose tiene razón Mathew, pero les suplico que no se peleen por mí, no soportaría que se pelearan por mi culpa.

- Esta bien ¿Qué quieres que hagamos por ti?

- Si amiga, pedinos lo que sea que nosotros lo haremos.

- Necesito dos cosas, la primera es que me aparten dos pasajes de avión con destino hacia México para dentro de dos días que es cuando salgo de aquí.

- No te preocupes Mariana, eso puedes darlo por cubierto ¿Qué es lo segundo que necesitas?

- Mathew ¿Tu aun tienes copia de las llaves de la casa?

- Si, David nunca me las quito.

- ¡Qué bien! Lo segundo que necesito es que saquen mi equipaje y el de John Paul y me lo entreguen.

- No creo que David nos deje… - Murmuro Mathew -.

- Lo sé, pero al menos hagan el intento, se los suplico.

- Esta bien, cuenta conmigo - Dijo Rose sonriendo -.

Page 92: Cartas desde el cielo

- Obviamente, también conmigo - Dijo Mathew acariciándome el cabello -.

Cuando ambos se fueron, cerré los ojos e intente dormir, pero no pude, la escena de David besando a esa chica se repetía una y otra vez en mi cabeza, quería exorcizarme de esa imagen, quería arrancarme el corazón si era preciso para no sentir ese sentimiento tan profundo de rabia y de desconsuelo.

El resto de los días antes de que me dieran el alta lo pase igual, llorando y sintiéndome desdichada, antes de darme el alta, la doctora que me estaba atendiendo me pidió hablar conmigo.

- Señora Mariana…

- Señorita, aun no me he casado y creo que no lo hare - Dije con tristeza -.

- Bien señorita Mariana, tengo que informarle que su embarazo es de alto riesgo…

- Eso ya lo sé, sé que me puedo morir si decido tener a mi hijo.

- Que bueno que lo sabe, supongo que sabe lo que quiero decirle.

- Si lo que quiere decirme es que suspenda mi embarazo, pues, y discúlpeme que sea grosera, pero puede irse por donde vino, no lo hare, no le quitare la vida a mi hijo y es que, a pesar de que su padre y yo ya no tengamos nada, no pienso separarme de mi bebé ni un instante, lo amo, y creo que eso es todo lo que tengo que decirle. Le agradezco que se preocupe por mí, pero no hare lo que me sugiere.

- Siendo así, supongo que no me queda más que darle el alta médica, ¿Se va o viene alguien a buscarla?

- Mis amigos ya vienen por mi ¿Dónde tengo que cancelar la cuenta de la clínica?

- No se preocupe, el joven que la trajo para acá dijo que el corría con todos los gastos.

- No puedo permitir que eso pase.

- Ya no puede hacer nada, ya el señor cancelo la cuenta por adelantado, si quiere arregle eso con él.

- Gracias, eso será lo que hare.

Luego de que la doctora se fue, tome una ducha y me cambie. Salí de la clínica a esperar a los chicos afuera. No espere mucho tiempo cuando llego Rose en su auto. En cuanto me vio me saludo, me subí a su auto y comenzamos a platicar…

- Hola amiga, ¿Cómo estás?

- Hola Rochi ¿Cómo te va? ¿Dónde está Mathew?

- Me ha ido bien, Mathew está en la Academia.

- Uhm Ok. ¿Ya me traes mi equipaje?

- De eso precisamente te quería hablar…

- ¿Qué paso? ¿Qué dijo David?

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- Pues, veras…

- ¿Qué dijo? - Dije un poco alterada -.

- Que si te querías llevar tus cosas, tenías que buscarlas vos.

- ¿Qué se cree? ¡Esas son mis cosas!

- Lo sé, Mathew y yo nos enojamos mucho, pero no pudimos hacer nada.

- Está bien amiga, gracias, llévame entonces a su casa.

- ¿Estás segura?

- Si amiga, estoy segura.

El camino rumbo a la casa de David lo hicimos en silencio, yo sabía lo que podía pasar si David y yo estábamos solos, pero no podía hacer nada, tenía que buscar mis cosas, no me iba a quedar en España con David en contra de mi voluntad.

Cuando llegamos a la casa, antes de bajarme del auto, Rose y yo tuvimos una pequeña charla…

- ¿Estás segura que esto es lo que quieres hacer? - Preguntó mi amiga preocupada -.

- Si amiga, no te preocupes.

- ¿Te espero?

- No amiga, no te preocupes, quien quita que yo llegue primero a tu casa.

- Está bien amiga, me voy.

Me baje del auto y espere a que Rose se fuera para acercarme a la casa, ni siquiera toque la puerta pues David al parecer estaba vigilándome y me abrió la puerta.

- Hola Mariana - Dijo David mirándome a los ojos fijamente -.

- David, vine a buscar mis cosas, así que quiero que me las des - Dije esquivando su mirada -.

- Mariana, hablemos por favor, necesito hablar contigo.

- Yo no tengo nada que hablar contigo - Respondí enojada -

En ese momento, David me dio un beso y aunque trate de evitarlo, no pude hacerlo, cuando menos lo pensé, ya me estaba entregando a él, se que suena mal, pero lo amaba tanto que simplemente no pude evitarlo. Cuando todo término, en lugar de quedarme dormida como siempre sucedía, comencé a vestirme, David me tomo de la mano…

- Mariana, por favor no te vayas, yo se que tú me amas y que esta es tu forma de perdonarme.

- Te equivocas David, esto no es un perdón, esta es mi despedida, esto será el último momento que tú y yo tendremos juntos.

- No Mariana ¡Te lo ruego! ¡No te vayas!

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- Adiós David, solo espero que algún día ya no te guarde tanto rencor, pero no cuentes con mi perdón, estoy segura que no podre perdonarte aunque quiera.

- Mariana…

- Adiós David, Adiós.

Recogí mis cosas y las de John y me fui, pude ver a David sentándose en el porche de la casa llorando desconsolado, aunque una parte de mi anhelaba correr a abrazarlo y decirle que lo perdonaba, sabía que no podía hacerlo, que no quería hacerlo pues era muy doloroso y humillante lo que me había hecho.

Todo el camino a la casa de Rose y de Mathew lo recorrí llorando en silencio, sintiéndome culpable, yo no debí haber hecho lo que hice con David, pero no pude evitarlo, lo amaba demasiado, además, después de todo, era el padre de mis hijos y la luz de mis ojos ¿Qué otra cosa podía hacer más que adorarlo?

Cuando llegue, Rose me abrió la puerta, yo estaba llorando desconsoladamente, sintiéndome demasiado culpable por lo que había hecho, sintiéndome culpable de amar a David con todo mi corazón…

- ¿Qué pasa Mariana? ¿Por qué lloras?

- Soy una estúpida amiga, una completa estúpida.

- Mariana, no digas eso. Para ¿Qué hicieron David y vos? - Dijo tocando mi cuello -.

- ¿Por qué?

- Mira la marca que te hizo - Dijo guiándome hacia un espejo para que viera la marca que me había dejado David en el cuello -.

Al ver eso, solo baje la mirada avergonzada, para cualquier persona era demasiado obvio lo que habíamos hecho David y yo.

- Mariana ¿Por qué lo hiciste?

- Porque lo amo con locura Rose, por eso y porque soy bastante idiota.

- Para, no te insultes, vos no tenés la culpa, solo lo amas y eso no debería hacerte sentir mal.

- ¿Y cómo hago paro no sentirme mal si me siento tan culpable?

- No deberías sentirte así, vos solo lo amas.

- Si lo amo, y no debería hacerlo, él me engaño y yo no debería estar sintiendo que lo amo, por eso es que me siento tan mal, me siento como una perdedora.

En ese momento llega Mathew con John, al ver como estaba llorando, le dio a John a Rose y corrió a abrazarme.

- ¿Por qué lloras? ¿Qué te hizo el imbécil de David?

- Lloro porque soy una estúpida Mathew.

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En ese momento intente caminar hacia la habitación donde dormía John pero me desmaye en los brazos de Mathew, quien me llevo cargada a la habitación. Ya allí, Mathew me daba pequeñas palmadas en las mejillas para que despertara….

- ¿Por qué Mariana? ¿Por qué el destino nos separo y ahora tú tienes que sufrir por amor? ¡No es justo! ¡Yo nunca te haría sufrir! - Dijo cuando me desperté -.

- Así tenían que ser las cosas Mathew, en el corazón nadie manda. Además ¿No se supone que eres feliz con Rose y que se van a casar?

- Si, pero si tan solo Dios me diera una segunda oportunidad, no te dejaría ir.

-¡Mathew!

- Es la verdad Mariana ¡Aun te amo!

En ese momento entro Rose a la habitación y escucho todo, salió de la habitación llorando y Mathew y yo nos fuimos detrás de ella.

-¡No es justo Mariana! ¡El hecho de que no hayas podido ser feliz con David no te da derecho a que arruines mi felicidad!

- Rose ¡No le hables así! ¡Aquí el único culpable soy yo!

-¡Cállate! ¡Con vos en con quien menos quiero hablar!

- ¡No peleen más por mi culpa! Lo mejor es que me vaya.

En ese momento me dio un fuerte dolor de vientre y tuve que sentarme en el sofá que tenía más cerca.

-¡Mariana! - Gritó Mathew preocupado -.

-¡Mariana! ¿Qué tenés? - Dijo Rose tomándome de la mano -.

- No es nada, solo es un dolor de vientre es todo.

- No vengas con tonterías, tratando de disminuir lo mal que te sentís ¡Veni, vamos a dormir!

Me abrazo ayudando a levantarme y me acompaño hasta la habitación, se acostó a mi lado y me abrazo…

- Perdóname Mariana, se que te dije cosas muy feas pero es que no entiendo porque Mathew es tan cariñoso contigo ¿Son ex novios acaso?

Me quede en silencio varios minutos hasta que decidí contarle lo que habíamos vivido Mathew y yo, como nos conocimos en el tren, la vez que nos besamos, la reacción de él cuando supo que yo era novio de David, el trato que él y yo hicimos para que se hiciera amigo de David, lo que me dijo cuando le conté que me había ido a vivir con David, lo que me dijo cuando supo que estaba embarazada, en fin, toda nuestra historia de amor – amistad.

- ¿Entonces Mathew está conmigo por despecho, porque no quisiste estar con él? - Dijo cuando termine de contarle -.

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- ¿Cómo crees eso? - Dije besándole la frente - ¡Si él está contigo es porque te ama!

Ella sonrió y yo también. Cuando estaba por quedarme dormida me dio otro dolor de vientre, esta vez más fuerte que el anterior…

- ¿Qué tenés Mariana? Me estoy preocupando.

- Me duele el vientre Rochi ¡Tengo miedo! ¡No quiero perder a mi hijo!

-¡No te preocupes! ¡Ya te voy a llevar al médico!

En ese momento ella se levanto rápidamente de la cama y fue a buscar a Mathew. Yo me sentía realmente mal, tenía mucho dolor y mucho miedo, no quería perder a mi hijo, lo quería, lo necesitaba, era el último recuerdo hermoso que me quedo de David. David, si pierdo este hijo me sentiré aun más desdichada de lo que me siento por tu engaño, eso era lo que pensaba cuando Mathew me busco y me llevo cargada al auto de Rose.

- Rose ¿Cómo hacemos ahora? ¿Quién se queda con John?

- Quédate tú con él, yo llevo a Mariana a la clínica.

- ¿No quieres que pase tiempo con ella verdad? ¿Ya no confías en mí?

- No mi amor, si lo hago es porque tu estas muy nervioso y eso le haría daño, ella ya me conto todo lo que paso entre ustedes y ya no estoy celosa.

- ¿Estás segura?

- Claro que si mi amor, te amo y me parece muy linda la historia que tuviste con Mariana.

- Gracias Rose, gracias por amarme y por querer a Mariana. Ella es muy importante para mí, y si a ella le pasa algo, me sentiría muy desdichado.

- No te preocupes, no le va a pasar nada ni a ella ni a su hijo, te lo juro.

- Te amo Rose.

- Yo te amo más mi vida.

Se dieron un tierno beso y Rose se subió al auto. Mientras íbamos en camino a la clínica, me sentía demasiado mal, temblaba de frio y lloraba, mientras, Rose me consolaba…

- No te preocupes amiga, nada malo va a pasarles a vos y a tu bebe, yo me encargare de eso.

- Gracias amiga.

Cuando llegamos a la clínica, me hicieron un montón de exámenes y luego me llevaron a una habitación. Lo único que me separaba de los otros pacientes que estaban en la misma habitación, era una cortina. Me estaba quedando dormida cuando la cortina que estaba al lado de mi cama se movió y vi que quien estaba a mi lado era David. Nos quedamos viéndonos sorprendidos por unos segundos hasta que el rompió el silencio.

- ¿Qué haces aquí mi vida?

Page 97: Cartas desde el cielo

- Al parecer, estoy perdiendo a mi hijo mi vida - Dije llorando -.

- ¡No mi vida! ¡No! ¡Si pierdes a nuestro hijo me muero!

Nos quedamos mirando en silencio, estaba aturdida y no coordinaba bien mis sentidos, pero aun así, no pude evitar ponerme nerviosa cuando vi cuando, de repente, David se sostuvo la cabeza haciendo gestos de dolor y comenzó a sangrar por la nariz… Parecía una escena tan repetida…

- David ¿Qué te pasa? - Dije preocupada -.

- Solo es una migraña Mariana, lo mismo le dije a los médicos, pero como saben la enfermedad que tuve, me hicieron un montón de exámenes, ya sabes, para descartar.

-¿Descartar que?

- Que la enfermedad haya vuelto Mariana - Dijo bajando la mirada y con una lagrima corriendo por su mejilla -.

-¡No! ¡David no me puedes hacer esto!

- ¿Hacerte qué?

- ¡Dejarme! - Dije llorando -.

- No te preocupes, no te dejare, aunque tú lo harás, yo no puedo dejarte.

Ambos nos miramos y comenzamos a llorar. Nos quedamos dormidos así, viéndonos y llorando, era muy extraño, de nuevo sentí que lo perdía, que se iría de mi vida para siempre. Esa noche tuve de nuevo la pesadilla donde David moría a mi lado, me desperté gritando y David se levanto de su cama y se sentó al lado de la mía.

- ¿Qué paso Mariana? ¿Qué tienes? ¿Quieres que llame a un medico?

- No David, solo quiero que me abraces y me des un beso.

Me miro con ternura antes de abrazarme y besarme.

- ¿No es fácil decir adiós verdad Mariana? - Dijo mientras me abrazaba -.

- No David, es demasiado difícil, más aun si a quien le tienes que decir adiós es a alguien que amas.

- Por eso nunca te diré adiós.

- Yo tampoco.

Nos besamos y él me acaricio la mejilla hasta que me quede dormida, lo amaba demasiado, y de hecho lo amo demasiado, pero no podía sacarme de la cabeza la imagen que vi cuando estaba besándose con esa mujer, no podía evitar sentirme dolida, desdichada y afortunada de que me amara al mismo tiempo, era una sensación agridulce, lo que si tenía seguro era una cosa, era tan difícil decirle adiós que no se lo diría, no podía, no quería.

Esa noche mis sueños fueron inquietos, despertaba cada cierto tiempo, me daba vuelta para ver a David y allí estaba él, hermoso, inocente, indefenso, hasta me daban ganas de

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abrazarlo y de protegerlo, definitivamente eran más fuertes las ganas de quedarme a su lado y perdonarlo que las que tenia de guardarle rencor. Se lo diría en la mañana, lo perdonaría.

La mañana llego y con ella la mejor forma de despertar: David haciéndome cosquillas y diciéndome “Despierta mi Princesa Mariana” me di vuelta y allí estaba él, sonriente y con una tristeza en su mirada al mismo tiempo.

- Princesa, buenos días.

- Buenos días David.

- Mariana, el doctor vino temprano y me dijo que ya podías irte, tanto tu como el bebé están fuera de peligro.

- Y tú ¿Ya te vas también?

- No, me tengo que quedar un par de días más.

- Bueno, en ese caso, voy a cambiarme.

- Está bien.

Me quede sentada unos segundos en la cama, sentía un nudo en la garganta, tenia tantos sentimientos encontrados que hasta se me hacía difícil respirar. David daba vueltas por toda la habitación, se asomaba por la ventana para mirar las calles y respirar aire puro. En un instante llame a David…

- ¡David!

- ¿Qué ocurre Mariana? - Dijo corriendo hacia mí -.

- ¡David! - Dije sollozando -.

- ¿Qué pasa? ¿Te sientes mal?

- ¡Abrázame por favor! ¡Necesito que me abraces!

Me abrazo y me sentí protegida, querida, estar rodeada por sus brazos era la única forma en que quería estar, sentirlo cerca de mí le daba la razón a mi vida.

- Mariana, te amo tanto, se que no merezco tu perdón, pero te lo ruego, perdóname, nunca más volveré a equivocarme, si me perdonas te juro que todo será lo perfecto que tu mereces que sea.

- Es que son tantas cosas David…

En ese momento llego una enfermera para llevarse a David a hacerle unos exámenes, me prometió que regresaría pronto, así que aproveche para cambiarme. Mientras me duchaba no hacía otra cosa más que pensar, ¿De verdad mi amor por él era tan grande que era capaz de perdonarlo? Nunca había estado en esa situación, siempre había sido una persona a quien le costaba perdonar, de hecho no lograba perdonar a mi padre ni a mi madre, pero David era diferente, con el me nacía tan natural el quererlo, el perdonarle todo, estaba confundida.

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Salí del baño, me coloque un top strapless negro, un pantalón del mismo color y unos tacones color hueso, me maquille los ojos con delineador negro y peine mi cabello dejándolo suelto para luego sentarme de nuevo en la cama. No paso mucho tiempo para que David regresara de nuevo a la habitación.

- ¿Ya te vas?

- Si.

- Está bien, ¿Me llamaras algún día? ¿Me perdonaras alguna vez?

- De hecho, de eso precisamente quería hablarte…

- ¿Qué quieres decirme?

- Veras, lo he estuve pensando anoche y ahorita mientras me duchaba y creo que lo mejor para los dos es que te…

En ese momento entro esa mujer, la mujer que me había arrebatado a David.

- David ¿Cómo estás? ¿Estás bien? - Dijo abrazándolo y besándolo -.

- Erika ¿Qué haces aquí? - Dijo David con evidente molestia en su voz -.

- Me entere que estabas aquí internado y vine a verte mi vida - Dijo besándolo de nuevo -.

Con cada beso, con cada gesto de amor que ella tenía hacia él, sentía que mi corazón se detenía, que estaba a punto de morirme. No me quedaría allí ni un segundo mas, estaba por salir de la habitación cuando esa mujer se dio cuenta que yo estaba allí.

- Oh Mariana, disculpa, no te había visto, creo que mejor me voy - dijo fingiendo que estaba apenada -.

- No te preocupes Erika, la que se tiene que ir soy yo, está claro con quien prefiere estar David.

- Por favor Mariana ¡No te vayas! - Suplicó David - ¡Erika vete!

- Esta bien mi amor - dijo besándolo de nuevo -.

Cuando Erika salió de la habitación, David trato de abrazarme.

- ¿Para qué me detienes David? ¿Para que tenga que ver cómo eres feliz con esa mujer? - Dije apartando a David de mi lado -.

- Mariana, por favor, escúchame, yo ni siquiera sabía que ella vendría.

- Ok, suponiendo que eso fuera verdad ¿Por qué la besaste entonces?

-¡Fue ella la que me beso a mi Mariana!

- Esa teoría la puedo aceptar con el primer beso pero ¡No con el segundo y el tercero David! ¡No soy tan idiota! ¡Si no hubieras querido besarla, la hubieras evitado!

- Mariana, por favor, no te vayas…

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- David, lo siento, creo que lo mejor para los dos es que me vaya y que te devuelva esto - Dije quitándome el anillo de compromiso que me había dado hacia ya más de dos años -.

- Mariana ¡No! ¡Por favor esto no!

- Adiós David - Dije con un rio de lagrimas corriendo por mis mejillas -. No quería decirte adiós, pero es lo mejor, decirte adiós es lo mejor para los dos.

Salí llorando de la habitación, sentí como David corrió detrás de mí para alcanzarme, hasta que unos doctores lo detuvieron, ¿Por qué? ¿Por qué el amor era tan injusto? ¿Por qué lo mejor para los dos era que nos alejáramos? Eso era lo único que pasaba por mi cabeza mientras caminaba por la clínica, eso y un gran sentimiento de decepción.

Mientras caminaba por la clínica, me encontré con Rose, le conté todo lo que me había pasado con David, mientras lo hacía ella solo me escuchaba, y eso era lo mejor, no quería que nadie me hablara, con que me escucharan era más que suficiente para sentirme mejor.

Pagamos la cuenta de la clínica y nos fuimos a casa de Rose y Mathew. Allí mientras estaba más calmada, Rose me dijo que mi vuelo hacia México saldría una semana después pues había paro de trabajadores aéreos. No me quedo de otra que darle las gracias y aceptar.

Toda esa semana parecía un fantasma, apenas si salía de la habitación, casi no hablaba con Mathew ni con Rose, me sentía decepcionada, en una de esas noches en las que la soledad me abrumaba escuche la canción “Todo no fue suficiente” del dúo Ha - Ash y me sentí totalmente identificada con lo que estaba viviendo con David, todo no había sido suficiente, le había entregado todo de mi y no había recibido nada a cambio, solo decepción, su amor por mi se había apagado como fuego en una tormenta.

Llego el día de mi regreso a México, no esperaba mucho de ese viaje, solo quería poner distancia entre David y yo, eso y que el mar se llevara mi amor por él, o que por lo menos no le guardara rencor, después de todo era el padre de mis hijos y eso nos uniría, quisiera o no.

Cuando estábamos en el Aeropuerto esperando que me llamaran para abordar el avión, Rose me dijo esto…

- Supongo que ya no serás la madrina de mi boda después de todo esto que ha pasado.

- ¿Cómo crees? Eres mi mejor amiga, eres como mi hermana menor, la hermana menor que nunca tuve, claro que estaré contigo ese día.

- ¿Aunque David sea el padrino?

- Aunque el padrino sea él, me importa más tu felicidad que cualquier otra cosa.

En ese momento me llamaron para abordar el avión, le di un último abrazo a Rose y uno a Mathew, a él le pedí que amara a Rose, que no cometiera los mismos errores de David, el me juro que nunca le haría daño a la mujer que amaba, le dio un beso y eso me saco una sonrisa, la primera en muchos días, después de todo ¿A quién no le alegraría un amor sincero?

Page 101: Cartas desde el cielo

Todo el viaje lo hice recordando, añorando los momentos de felicidad que había vivido con David. De él no sabía nada, desde esa vez que lo vi en la clínica no supe nada mas de él, eso era doloroso pero creía que más doloroso hubiera sido tener que verlo e igual irme, pues si algo quedaba claro es que no había mucho por salvar de esa historia de amor, de hecho, ya nada era rescatable.

Me baje del avión y mientras buscaba mi equipaje, tome sin querer la valija de otra persona, era un chico, quien me dijo con voz amable:

- Chico: Disculpe, creo que tomo mi equipaje por error.

Al escuchar esa voz levante la mirada enseguida, esa voz solo le podía pertenecer a Gary.

- ¿Gary eres tú?

- ¡Mariana! ¡Qué alegría saber de ti!

- Lo mismo digo.

- Me imagino que este debe ser el pequeño John - Dijo acariciándole la cabellera a mi bebé -.

- Si.

- Estas más hermosa que nunca Mariana, hermosa y soltera - Dijo sonriendo mientras veía que ya no llevaba el anillo de compromiso -.

- Si, soltera, pero más unida a él que nunca, estoy esperando otro bebé de David.

- Entiendo - Dijo dejando de sonreír - pero, si es así ¿Por qué estás aquí? ¿No me digas que David cometió otro error?

- Si, el peor error, me engaño - Dije dejando que una lagrima saliera -.

- ¡David es un idiota! ¿Cómo pudo engañar a la mujer más bella del mundo?

- Igual eso ya no importa, lo que importa es que estoy aquí, tratando de recomenzar.

- No te preocupes, si quieres, yo te puedo ayudar.

Solo sonreí. Cuando salí del Aeropuerto y estaba tomando un taxi, llego el chofer de Gary para buscarlo.

-¿Vas para tu casa? Si quieres, yo puedo llevarte - Se ofreció Gary -.

-¿Estás seguro? No quiero incomodarte.

- No te preocupes, ven, sube, va a comenzar a llover.

Me subí a su auto. Todo el camino lo hicimos contándonos nuestras historias, sobre todo de lo que había vivido en los últimos dos años, desde que me fui de México para reencontrarme con David, no sabía nada de la vida de Gary ni el de la mía.

Cuando estábamos por llegar a mi casa, Gary me pregunto por cuánto tiempo me quedaría en México…

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- Y ¿Vienes por una temporada o vienes a quedarte?

- Aun no lo he decidido, pero creo que estaré aquí mucho tiempo.

- Pero supongo que ya sabes que hacer mientras estas aquí ¿O me equivoco?

- La verdad, no tengo la más mínima idea de que es lo que debo hacer, sé que tengo que buscar trabajo, pero primero tengo que conseguir una guardería para John y además necesito un trabajo donde me sienta cómoda y donde respeten que estoy embarazada ¿Si me entiendes?

- Claro que te entiendo, tus hijos son lo primero, pero veras, creo que ya solucione tus dos problemas.

- ¿Ah sí? ¿Cómo?

- Bueno desde que te fuiste, no he buscado mas asistentes, o bueno si, pero ninguna ha sido tan eficiente como tú, nadie está dispuesto a quedarse hasta tarde arreglando las presentaciones de su jefe para una junta tempranera - Dijo sonriendo -.

- ¿Y yo que tengo que ver en todo eso?

- Bueno, que no hay persona más indicada para ese cargo que tu.

- Me agrada tu propuesta, pero, ¿Cómo soluciono lo de John?

- Fácil, en la empresa hay guardería, así que puedes llevar a John contigo y en tus ratos libres, que serán muchos pues no te recargare de trabajo, puedes estar con él.

- Gracias Gary, pero no quiero abusar de tu confianza y de la relación que tuvimos antes.

- No te preocupes, no me molesta ayudarte, siento que ayudándote me ayudo a mí mismo, creo que sería absurdo negar que aun siento muchas cosas por ti.

-¡Gary!

-¿De qué te sorprendes? Te fuiste de aquí sabiendo que te amaba, así que no te debería extrañar el hecho de que aun te ame.

- Tengo un hijo y estoy esperando otro, que son hijos de uno de tus amigos…

- De uno de mis mejores amigos de hecho pero, ¿Y eso qué? El no supo valorarte, yo si lo hare.

- Me estás haciendo sentir incomoda Gary…

- Lo siento, no quería incomodarte, se que debe ser muy difícil para ti escuchar lo que te estoy diciendo, mas después de lo que acabas de vivir con David, pero solo te pido que me des una oportunidad…

- ¿Una oportunidad para qué?

- Una oportunidad para demostrarte que yo no soy él, que si te puedo hacer feliz como tú te lo mereces, una oportunidad para ayudarte a lograr un nuevo comienzo en tu vida.

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- No lo sé…

- No me digas nada, no te estoy pidiendo que me digas ahora mismo si quieres darme esa oportunidad, solo te pido que lo pienses.

- Está bien, lo tomare en cuenta.

- Supongo que te veo mañana en la oficina.

- Nos vemos mañana.

Me baje del auto, Gary bajo mi equipaje y me ayudo a meter las cosas a mi casa.

- De verdad me alegro que hayas vuelto - Dijo abrazándome para despedirse -.

- Y yo me alegro de estar de vuelta - Dije con sinceridad -.

Solo sonreímos y él se fue. Mientras desempacaba solo un pensamiento rondaba en mi cabeza ¿De verdad era posible que Gary fuera la persona que me ayudaría a recomenzar?

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Novela

Cartas desde el cielo

Capítulo XVI

Ya han pasado cinco meses desde que regrese de España, Gary ha estado conmigo todo el tiempo, ha sido mi roca cuando me han dado ganas de llorar, estando con el ya he comenzado a olvidar a David, ya no me siento culpable de perderme en sus hermosos ojos ¿Me he enamorado entonces? Creo que sí, definitivamente, creo que sí.

Hoy estábamos en el parque, el jugaba con John y yo solo lo miraba, en mi mente solo intentaba recordar cuándo fue la última vez que vi a David reírse tanto como Gary mientras jugaba con John, y la verdad, ni un recuerdo lejano se acercaba, David era muy frio con John, quizás porque le echaba la culpa de que por él yo me había alejado un poco, no lo sé, solo sé que Gary se comportaba con John como si fuera su hijo.

-¿Te estás divirtiendo mucho con John verdad? - Dije parándome a su lado -.

- Mucho, tu hijo es el niño más dulce del planeta, claro, salió a su mamá obviamente.

- Gracias - Dije sonrojada -.

- No tienes nada que agradecer, más bien soy yo quien debe agradecerle a la vida el privilegio de que me dejes hacerte compañía.

- Gary, Si yo te diera una oportunidad, ¿Querrías a mis hijos como si fueran tuyos? Te pregunto porque lo más probable es que después de que nazca mi bebé, ya no pueda tener más hijos.

- No te lo negare, me encantaría tener hijos propios contigo, pero si me dieras una oportunidad, claro que querría a tus hijos, ya de por si adoro a John y no veo porque con este nuevo bebé no pueda pasar lo mismo.

- Lo tomare en cuenta entonces.

- ¿Para qué?

- A su debido tiempo, lo sabrás.

Solo sonreímos y nos pusimos a jugar un rato mas con John hasta que comenzó a atardecer, Gary me llevo a casa y antes de despedirse me dijo:

- Cada momento que estoy cerca de ti, me hace sentir seguro de una cosa.

-¿Qué será?

- Que nunca más voy a alejarme de tu vida.

Nos abrazamos y sin pensar mucho en lo que hacíamos, nos dimos un beso corto. Mientras lo hacía, sentía que algo no andaba bien, me sentía culpable aunque no debería estarlo, Gary se dio cuenta.

- No te sientes bien ¿verdad?

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- No lo sé, estoy confundida.

- No te preocupes, te tendré paciencia, todo a su tiempo.

- Mañana tengo que hacerme un ecosonograma para que me digan el sexo del bebé ¿Me acompañas?

- ¿Qué preguntas son esas? Claro que te voy a acompañar, te he acompañado a todas tus consultas, ¿Cómo no acompañarte a esa?

- Gracias.

-¿Cuántas veces tengo que decirte que no me des las gracias? Gracias a ti por dejarme estar contigo.

- Te quiero mucho Gary - Dije abrazándolo -.

- Y yo a ti te amo con toda mi alma Mariana, hasta mañana.

Me dio un beso en la frente y se marcho. Por primera vez en mucho tiempo, pensar en alguien que no fuera David era algo que quería hacer, sin embargo siempre había algo que me lo recordaba…

Esa noche, luego de acostar a John y cuando estaba por acostarme, recibí llamada de Rose.

- Hola mi amiga Mexicana ¿Cómo te va?

- Hola Rochi ¡Que alegría saber de ti!

- Lo mismo te digo ¿Cómo van las cosas? ¿Cómo va tu embarazo?

- Bien, mañana me dicen el sexo del bebé ¿Y a ti como te ha ido?

- Bien, hoy inicie el último semestre en la Academia ¡Estoy tan nerviosa y emocionada Mariana! ¡Dentro de cinco meses me caso con el hombre de mi vida!

- Me alegro por ti… No sé que pienses, pero creo que me estoy enamorando otra vez.

- ¿En serio? ¿De quién?

- De un ex novio, se llama Gary, me conseguí con él en el aeropuerto cuando regrese para acá, y desde ese entonces él ha estado conmigo siempre, ha sido mi fuerza y mi apoyo… No sé que me está pasando, pero creo que me daré una oportunidad con él.

-¿En serio? ¿Y David?

- Esa es una de las cosas que me confunden, el forma parte de mi vida, de hecho, siempre será así, pero por otro lado, siento que ya llego mi momento de buscar la felicidad, no puedo estar esperando por siempre, además, desde la última vez que lo vi en la clínica, no he vuelto a saber nada de él.

-¿Entonces no lo sabes?

-¿Saber qué cosa?

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- No puedo decirte ahorita, Mathew llego y no sabe que te estoy llamando, además David le pidió a él que no le dijera nada a nadie, mañana como a esta hora te llamo y te digo ¿Te parece?

- ¡Rose! ¡No me dejes con esta duda!

- Mañana sin falta sabrás todo Mariana, mañana te lo diré, vos más que nadie debe saberlo.

- Mariana: ¡Rose!

-¡Chao Mariana!

En ese momento colgó ¿Qué será lo que me quería decir? ¿Por qué David le pidió a Mathew que lo guardara en secreto? No lo sé, pero algo de todo eso no me gustaba para nada.

Esa noche no dormí bien, me la pase despertando, angustiada por la pesadilla donde David moría a mi lado, era una sensación extraña, pero si de algo estaba segura es que David no estaba bien, el nunca le habría pedido a Mathew que le guardara un secreto a menos de que fuera algo grave ¿Sera que estaba enfermo otra vez? Trate de callar ese pensamiento, si él estaba mal, la primera que debía saberlo era yo, él tenía que contármelo, no en vano era la madre de sus hijos ¿No?

A la mañana siguiente desperté cansada, de paso que no me pude sacar de la cabeza esa horrible pesadilla con David, el bebé no se canso de patear en toda la noche, sin duda el también estaba inquieto, y digo él porque estoy segura que es niño, aunque yo sueño con que sea niña, sé que es niño, algo dentro mío me lo dice.

Salí de la casa con John, primero iría a la oficina a hacer unas cosas del trabajo así que aprovecharía para dejarlo en la guardería. Estaba ordenando unas carpetas cuando de repente llego Gary abrazándome por detrás y me dijo esto al oído:

- Buenos días Princesa Mariana.

Esa forma de llamarme, me hizo recordar a David inmediatamente, así era la forma en que el me llamaba para despertarme ¿Por qué Gary? ¿Por qué me hiciste recordarlo cuando quiero olvidarlo?

- Gary, no me llames así, no me gusta, me trae recuerdos que estoy luchando por olvidar.

- ¿Recuerdos de David?

- Recuerdos de él.

- Vaya, entiendo, perdona que haya sido imprudente, pero de verdad no lo sabía.

- No te preocupes, no es tu culpa, la culpa es mía que aunque trato y trato, no sé qué me pasa pero por momentos, lo siento demasiado presente en mi vida.

- Es normal Mariana, después de todo ustedes vivieron demasiadas cosas juntos, y si de paso vengo yo con mis imprudencias a recordártelo…

-¡Basta Gary! está bien, no te preocupes.

Page 107: Cartas desde el cielo

- Está bien, ¿Por qué viniste hoy al trabajo? ¿No se supone que ibas al médico?

- Si, pero la consulta es mas tarde y no tengo nada que hacer en casa, además tu sabes que no tengo donde dejar a John, así que aproveche para traerlo para acá.

- Esta bien ¿Ya desayunaste?

- No.

- Ven, vamos a un restaurante nuevo que está cerca de la clínica y de una vez esperas para que te llegue el turno de la cita médica.

- Está bien.

Mientras salíamos de la empresa, note como algunos compañeros de trabajo nos veían y murmuraban a nuestras espaldas, eso me hacía sentir demasiado incomoda, no estaba habituada a tanta atención - Negativa por cierto - de la gente. Mientras, Gary se mostraba tranquilo, no sé si era que no se daba cuenta o era que no le importaba, no sé si era que era yo la única que veía eso, pero de algo si estaba segura, era que era incomodo definitivamente.

- Gary ¿No has notado que la gente de la empresa habla mucho de nosotros dos? - Dije mientras íbamos rumbo a la clínica en su auto -.

- Si - Dijo muy calmado -.

- Pero, si lo has notado ¿Por qué no has hecho nada? O sea eres el dueño de esa empresa…

- No soy el dueño, soy el hijo del dueño.

- Es lo mismo, el punto es que si tu quisieras pudieras detener las habladurías.

- Ese es el problema, que no quiero.

-¿Qué estás diciendo? - Dije un poco molesta -.

- No quiero detener las habladurías y los chismes, eso solo empeoraría las cosas, además, mientras yo pueda estar contigo y no te lastimen con sus comentarios, todo está bien para mí.

- No entiendo tu punto de vista.

En ese momento él detuvo el auto de golpe..

- Mira Mariana yo te amo, nunca te he dejado de amar, se que nos separamos un tiempo por una pelea tonta, porque yo te pedí que olvidaras lo de la pintura y te vinieras conmigo a estudiar en Texas, pero ¿Sabes algo? Aunque haya conocido a otras personas en Texas solo tú ocupabas mis pensamientos, nunca deje de hablar de ti…

- Ya lo sé, David me lo dijo una vez…

- Bueno, entonces, si nunca me importo que mis amigos me pidieran que dejara de hablar de ti ¿Cómo crees que me va a importar lo que digan las personas de la empresa? Lo único que me importa es que te amo, si me entiendes.

Page 108: Cartas desde el cielo

Mi reacción luego de escuchar esas palabras fue recostar mi cabeza sobre su hombro, mientras el acariciaba mi mejilla con ternura. Nos quedamos así unos instantes hasta que el encendió de nuevo el auto y seguimos adelante. Una buena parte del camino lo hice en silencio, divagando, pensando en las palabras de Gary…

Cuando nos bajamos del auto, entramos al restaurante y pedimos la orden, todo eso lo hice en silencio, casi que pensando en automático, hasta que Gary me saco de mis pensamientos…

- ¿En qué piensas?

- Mariana: En que yo también te quiero - Dije sin analizar lo que estaba diciéndole, aunque no era algo que requiriera mucho análisis de todos modos -.

- ¿Qué dijiste?

- Que te quiero Gary, te quiero y quiero darme una oportunidad de ser feliz contigo.

El sonrió triunfante, se levanto de la mesa mientras yo hacía lo mismo, nos miramos a los ojos y nos dimos un beso, todo fue tan tierno, tan especial, no tengo palabras para describir esa sensación, pero, de nuevo, la imagen de David se vino a mi cabeza, la imagen de David y las palabras de Rose. Eso hizo que me detuviera en seco.

- ¿Qué paso amor? - Dijo mirándome a los ojos -.

- No sé - Dije con la voz entrecortada -.

-¿Qué tienes mi vida? - Dijo sentándose mientras yo hacía lo mismo -.

- Es que no entiendo ¿Por qué es tan cruel el amor?

- Déjame adivinar, ¿Dices eso por David verdad?

- Si Gary, y perdóname, pero el amor que siento por él no me deja olvidarle y me prohíbe que deje de pensar en él.

- No te preocupes Mariana, yo esperare con paciencia hasta que lo olvides - Dijo con tristeza -.

- Tú eres tan bueno… No te mereces que yo te haga esto, que te lastime de esta forma, tú te mereces a alguien mejor, alguien que no lleve a cuestas el recuerdo de un amor.

- Todos llevamos a cuestas a algún amor Mariana…

- Si, pero no un amor como el que yo siento por él, no un amor que me está matando, que no me deja olvidarlo - Dije rompiendo en llanto -.

- Ven, abrázame - Dijo levantándose de su asiento y dándome la mano para que me levantara al mismo tiempo y pudiera abrazarlo - No importa cuánto tiempo pase, o si en realidad pasara, lo único que me importa es que mientras yo viva, siempre ocuparas un lugar en mi corazón.

Me dio un beso en la frente y me abrazo fuerte, nos sentamos de nuevo, nos trajeron el desayuno y comenzamos a comer, mientras lo hacíamos, nos mirábamos a los ojos y nos tomamos de la mano. Así, tomados de la mano, salimos del restaurante, nos subimos a

Page 109: Cartas desde el cielo

su auto y nos fuimos a la clínica. No quería separar mi mano de la suya, por primera vez sentía que una parte de mi corazón le pertenecía a Gary, y lo más difícil de creer, estaba segura que una buena parte de mi corazón había olvidado a David y no se imaginaba vivir la vida con él.

Ya en el ecosonograma, todo resulto como lo presentía, era un niño, me dijeron que estaba sano y que yo también, solo que lo más probable era que mi bebé tuviera que nacer a los siete meses para no forzar mas a mi corazón.

Ya cuando íbamos de regreso a la empresa, Gary me dijo esto:

- Vaya, otro niño ¿Quién lo diría?

- Si, quien lo diría, yo quería una niña pero muy dentro de mi sabía que era niño.

- Si, a eso le llaman instinto maternal o algo así ¿Cómo se va a llamar?

- Creo que Edward, después de todo así se llama su papá no.

- No me parece que se deba llamar así, David odia ese nombre ¿Por qué no le pones George?

- ¿George?

- Si, así se llama el compositor favorito de David, George Harrison.

- ¿Qué tal David George? - Dije riendo -

- Mejor solo George - Dijo con una sonrisa -.

Solo sonreímos y nos volvimos a tomar de la mano. Llegamos a la empresa, termine de hacer las cosas del trabajo y fui a buscar a John. Cuando iba saliendo, Gary me quito a John de la mano, lo cargo y nos encaminamos a su auto, muy dentro de mi sabia que nos veíamos como la familia perfecta, y es que, si yo me decidiera a estar con él y olvidara a David por completo, sabía que podíamos ser la familia perfecta que siempre había soñado para mí.

Cuando llegamos a casa, cenamos y Gary se ofreció a dormir a John mientras que yo arreglaba las cosas de la cocina que faltaban por arreglar - Ya él había arreglado la mayor parte - y me cambiaba para irme a dormir. Cuando me termine de arreglar, me asome a la habitación de John para ver que hacían Gary y el y me quede mirando la escena más tierna del mundo: Gary y John durmiendo abrazados, como si de verdad fueran padre e hijo, se me salieron un par de lagrimas de alegría al ver eso, era lo mejor que había visto en mucho tiempo.

En ese momento comenzó a sonar el teléfono y recordé enseguida que Rose me llamaría, atendí rápido la llamada para que ni Gary ni John se despertaran.

- Hola Mariana ¿Cómo estás?

- Bien Rose, contenta por algo que acabo de ver.

-¿Qué sería?

Page 110: Cartas desde el cielo

- Después te cuento, ahora sí, dime ¿Cuál es el secreto de David que tienes que contarme?

- Veras amiga, no sé por dónde empezar.

- Creo que por el comienzo es más fácil.

- Mariana, veras, creo que después de la última vez que viste a David debes sospecharlo…

- No me digas, ¿Rehízo su vida con Erika verdad? - Dije un poco enojada y celosa -.

- Nada que ver Mariana.

- Ahora si no entiendo, ¿Qué está pasando?

- No quería ser portadora de malas noticias Mariana…

- No - Dije conteniendo el llanto - ¡David no! ¡De nuevo no!

- Lo siento Mariana, David está enfermo de nuevo - Dijo llorando conmigo -.

-¡No puede ser! ¿Por qué? ¿Cómo está él? - Dije mientras lloraba -.

- Amiga no lo sé, no sé cómo esta él y Mathew tampoco.

- ¿Cómo que no lo saben? ¡Ustedes deben saberlo!

- No lo sabemos Mariana, David se fue, renuncio a la academia, dejo todo y no nos dijo adónde iba, ni siquiera dejo que lo acompañáramos al aeropuerto.

En ese momento escuche la voz de Mathew que se acerco a Rose y le pregunto con quien hablaba.

- ¿Con quién hablas Rose? ¿Por qué lloras?

- No hablo con nadie Mathew, ya voy a colgar.

- Nadie llora si no está hablando con alguien demasiado importante ¿Espera un momento? ¿Estás hablando con Mariana? ¿Cómo te atreviste Rose?

En ese momento escuche a Rose llorar mientras le daba el teléfono a Mathew para que el hablara conmigo.

- Mathew, me decepcionaste, yo pensé que de verdad me apreciabas ¿Cómo pudiste ocultarme algo tan importante?

- Perdóname Mariana, David me dijo que hiciéramos las cosas así para no preocuparte y que no te pasara nada con tu problema de salud.

-¡Fuiste demasiado egoísta conmigo Mathew! ¡Te comportaste como David! De David podía esperarlo, pero nunca imagine que me hicieras esto ¡Dale gracias a Dios que Rose esta a tu lado y no dudo en contarme la verdad!

Page 111: Cartas desde el cielo

Colgué el teléfono y comencé a llorar, vi como Gary salió de la habitación de John, al ver como estaba yo, salió corriendo hacia donde estaba, me abrazo y me pregunto qué me pasaba.

-¿Qué pasa Mariana?

- David - Fue lo único que salió de mis labios -.

- ¿Qué paso con David?

- Él, él… - Dije sin parar de llorar, presa de la tristeza -.

- ¿Qué ocurre?

- ¡David está enfermo de nuevo! - Dije llorando con más fuerza -.

El solo me abrazo mientras lloraba, me quede dormida en sus brazos y sentí como me cargo y me llevo a mi habitación, para luego quedarse sentado a mi lado. Definitivamente, ese día cabía en mí la pregunta ¿Por qué es tan cruel el amor? ¿Por qué cuando creo que por fin puedo rehacer mi vida, todo se da vueltas y mi mundo se derrumba? ¿Por qué?

Page 112: Cartas desde el cielo

Novela

Cartas desde el cielo II

Capitulo XVII

Ya han pasado 3 meses de dolor constante, ni siquiera el nacimiento de mi hijo George logra quitarme esta sensación de vacío y de tristeza tan grande, solo Gary me soporta y me quiere, pues estoy tan triste que no me soporto a mí misma.

Un día recibí llamada de España, era Rose…

- Mariana ¿Aun me odias?

-¿Odiarte? Yo nunca te he odiado.

- Lo preguntaba pues como desde que te dije lo que te dije no me has vuelto a llamar.

- Si no lo he hecho no es porque te odie, es porque estoy deprimida. Aun no supero todo esto que está pasando con David.

- Entiendo… ¿Supongo que ya no serás la madrina de mi boda entonces?

- Si lo seré Rose, ¿Puede ir Gary conmigo?

- Si eso te alegra, claro que si, vos sabes lo mucho que te quiero y lo menos que quiero es que estés triste, así que adelante, trae a quien vos queras.

Seguimos hablando unos cuantos minutos más, hablar con ella aunque fuera por teléfono me llenaba de alegría, saber que estaba tan feliz con Mathew y que ya su boda estaba tan cerca, hacia que me emocionara mucho mas la idea de viajar a España y ser la madrina de su matrimonio.

Le conté a Gary y se emociono mucho cuando le pedí que fuera mi pareja en esa fiesta, su emoción era lógica, no muchas personas se atreven a presentar a alguien como su pareja oficial frente a todos sus amigos, y más si sabían la historia de amor que había vivido con David, pero eso era lo correcto, al menos suponía que David no estaría allí y no tendría que verlo.

Los siguientes dos meses se fueron rápido, no recuerdo cuando fue la última vez que sentí que los meses iban a una velocidad tan impresionante, cuando menos quería recordarme ya estaba en España probándome por última vez el vestido de madrina que Rose me mando a hacer.

Dos días antes de la boda, Mathew, Rose, Gary y yo fuimos a celebrar una cena muy especial, era la última vez que Mathew y Rose se verían antes de la ceremonia.

- ¿Nerviosos?

- Mas que nervioso, ansioso.

- Mas que nerviosa, con incertidumbre.

-¿Incertidumbre por qué?

Page 113: Cartas desde el cielo

- Lo que pasa es que el grupo que habíamos contratado para que cantara en la fiesta de bodas el vals, dijo que no podía venir a última hora.

- Si y lo peor es que ya no conseguimos a nadie.

- Creo que les tengo a la persona indicada para cantar en su boda - Dije sonriéndole pícaramente a Gary -

- ¿Por qué me miras así Mariana?

- No seas tímido mi vida, sabes que cantas de Maravilla…

- ¿En serio vos cantas Gary?

- Si - Dijo sonrojado -.

- ¿Podrías cantar A Thousand Years de Christina Perry? Esa canción es la banda sonora de nuestra relación, ¿Verdad Matt?

- Sí - Dijo sonriendo - nuestro primer beso ocurrió en el cine, mientras veíamos la película Amanecer y sonaba esa canción, durante el matrimonio de Edward y Bella - nos explicó Mathew a Gary y a mi mientras le acariciaba la mejilla a Rose -.

- Uhm - Dijo Gary - lo intentare, no es que la cante muy bien, pero por ustedes, haré mi mejor intento.

- ¿No la cantas muy bien? Vamos cielo, sabes que la cantas excelente.

- ¡Ya basta chicas! ¡Dejen de acosar al pobre Gary! ¡Si no quiere o no puede cantar, que no lo haga, ponemos el video musical y ya!

- No te preocupes Mathew, si cantare.

Todos celebramos y nos reímos, estábamos felices, ya nada podía salir mal. Cuando terminamos de cenar, Gary y yo dejamos hablar a Rose y a Mathew solos:

- Gary, Gracias.

- Lo hago por ti mi vida.

- No te preocupes, se que lo harás muy bien.

- Creo que merezco un beso como premio.

- Creo que es lo correcto.

Lo bese y me sentí completamente despreocupada, por primera vez ya no me sentía triste ni culpable por besarlo, estaba besando a la única persona con la que quería pasar mi vida en ese momento. En ese momento llegaron Mathew y Rose molestándonos, nos subimos al auto de Rose y fuimos a dejar a Gary al hotel, a Mathew para el departamento donde vivíamos David y yo pues allí se quedaría - No entendía muy bien porque - y luego nos fuimos a la casa de Rose.

Ya allí en su casa, nos cambiamos y cuando nos acostamos para dormir, Rose me dijo esto:

Page 114: Cartas desde el cielo

- Mariana ¿Vos de verdad amas a Gary?

- ¿Por qué me preguntas eso?

- No sé, curiosidad, ¿No estás con el por agradecimiento?

- ¡Para nada Rose! ¡Si estoy con él es porque lo quiero!

- Exacto Mariana, lo queres, mas no lo amas.

Me quede pensando en lo que me dijo Rose antes de quedarme dormida, la verdad es que nunca le había dicho a Gary que lo amaba, no me nacía hacerlo, ¿De verdad podía ser que solo quería a Gary pero que no había llegado a amarlo?

El día de la boda había llegado, Rose estaba muy nerviosa.

- Estoy nerviosa, Mariana quiero salir corriendo.

- A ver Rose ¿Con quién te vas a casar?

- Con Mathew.

- ¿Y lo amas?

- Obvio que sí.

- Entonces, no entiendo porque estas nerviosa, si lo amas ¡Nada podrá salir mal!

- ¡Gracias Mariana!

- No tienes nada que agradecer, yo te quiero como una hermana.

- ¡Sos mi hermana!

Nos abrazamos y salimos rumbo a la iglesia. Cuando llegamos comenzó a sonar la marcha nupcial y cuando vi hacia al altar, la que se comenzó a poner nerviosa fui yo, ¡David estaba al lado de Mathew!:

- Rose ¿Qué hace el aquí?

- No sé, Mathew nunca me dejo saber si siempre David seria el padrino o no.

- ¿Por qué demonios sigue viéndose tan guapo?

- Cálmate Mariana.

Toda la boda estuve nerviosa, con el alma en un hilo, estaba a punto de llorar, pero no podía hacerlo. Para colmo de males, nos tuvimos que ir juntos David y yo a la fiesta.

- Que hermosa estas.

- No me digas nada más David.

- ¿Qué te sucede?

- Es solo que me molesta que hayas vuelto a desconfiar de mi.

Page 115: Cartas desde el cielo

- ¿De qué hablas?

- ¿Vas a seguir ocultándome que estás enfermo?

Llegamos y me baje de la limosina donde nos habían llevado molesta, no podía creer el cinismo de David, ¿Cómo podía seguir ocultándome las cosas?

Cuando llegue al salón de fiesta, sonreí al ver a Rose y a Mathew, tan enamorados, tan felices, los felicite y comencé a buscar a Gary, lo conseguí en una especie de camerino improvisado estaba afinando las cuerdas de su guitarra, lo abrace por detrás y él se dio vuelta para verme.

- Te ves tan perfecta, pareces una princesa.

- ¿Y supongo que tu eres mi príncipe azul?

- Si eso quieres que sea, lo seré, yo por mi parte anhelo que sea así.

Le di un beso y salí pues ya le tocaba cantar. En ese momento la música comenzó a sonar y Gary salió al escenario cantando A Thousand Years:

Heart beats fastColors and promisesHow to be braveHow can I love when I'm afraid to fallBut watching you stand aloneAll of my doubt suddenly goes away somehow

One step closer

I have died everyday waiting for youDarling don't be afraid I have loved youFor a thousand yearsI'll love you for a thousand more

Time stands stillBeauty in all she isI will be braveI will not let anything take awayWhat's standing in front of meEvery breathEvery hour has come to this

One step closer

I have died everyday waiting for youDarling don't be afraid I have loved youFor a thousand yearsI'll love you for a thousand more

And all along I believed that I would find you

Page 116: Cartas desde el cielo

Time has brought your heart to meI have loved you for a thousand yearsI'll love you for a thousand more

Durante toda la canción, bailaba con Mathew y con algunos invitados, hasta que en un momento, me toco bailar con David, me quede frente a Gary y él veía la forma en que nos veíamos David y yo, supongo que por esa razon comenzo a cantar la canción Twenty Four de la banda Swichfoot:

Twenty-four oceans Twenty-four skies Twenty-four failures And twenty-four tries

You're raising the dead in me

Oh, oh I am the second man Oh, oh I am the second man now I am the second man now And you're raising the dead in me.

Luego de cantar, Gary se bajo llorando del escenario, se sentía mal, yo intente correr hacia él, pero David me detuvo abrazándome…

- ¿Qué pasa Mariana?

-Déjame ir David, tengo que ir donde Gary.

- ¿Por qué?

- ¡Porque ahora estoy con él!

El me soltó y comenzó a llorar… Nada más podía empeorar las cosas…

Me fui corriendo para tratar de alcanzar a Gary, no quería que se enojara conmigo, sin él no sabía cómo continuar, y aunque no sabía si lo amaba como a David, solo sabía que quería estar con él en ese momento, el me daba seguridad y no me hacia sufrir, no como David.

Lo conseguí en el camerino improvisado, estaba arreglando sus cosas, todo indicaba que se iría, lo abrace por detrás para detenerlo

- Gary ¡No te vayas!

- No tengo ningún motivo para quedarme Mariana.

- Vamos a hablar por favor.

- Bueno, eso estamos haciendo.

- Gary, ¿Quieres arruinar la fiesta de Rose y de Mathew?

- Para nada ¿Cómo puedes pensar eso?

Page 117: Cartas desde el cielo

- Entonces vamos afuera y charlemos.

Salimos del camerino tomados de la mano, al vernos así, se le quito la cara de preocupación que tenia a Rose, le sonrió a Mathew y se abrazaron más fuertes mientras bailaban, se veían tan felices y enamorados. Antes de salir del salón, pude ver a David, estaba sentado en una esquina, triste, supremamente triste… Me dieron tantas ganas de correr e ir a abrazarlo, pero no lo haría, no dejaría que me afectara tanto para hacer lo que creía que era correcto.

Ya fuera del salón, Gary me dijo esto:

- Bien, ya estamos aquí. ¿Qué quieres decirme?

- No entiendo Gary ¿Por qué te enojaste?

- No me enoje, me di cuenta de la realidad.

- ¿De qué hablas?

- Mariana. ¿Tú me amas?

- ¿Qué preguntas son esas? Tú sabes lo mucho que te quiero.

- Dime que me amas Mariana.

- Esto es ridículo Gary…

- Solo dilo

- Te amo - Dije esquivando su mirada -.

- Mírame a los ojos y dímelo Mariana - Dijo sosteniendo mi cara -.

Me quede en silencio, no me sentía bien diciéndole eso, no era lo que sentía, aunque la verdad ni yo misma podía entender lo que sentía. Luego de varios minutos así, comencé a llorar, acto después, Gary me abrazo…

- Esta bien Mariana, ya lo sabía, tu aun amas a David, nunca dejaste de amarlo.

- Perdóname Gary, no me odies te lo ruego.

- ¿Cómo voy a odiarte mujer?

- No sé qué hacer Gary, sin ti no sé qué hacer.

- Se que si sabes corazón…

- No lo sé, no puedo perdonarlo, ya me canse de luchar por su amor.

- Si de verdad lo amaras, no deberías dejar de luchar por su amor.

En ese momento recordé lo que me dijo el ángel cuando estaba al borde de la muerte acerca de luchar por el amor de David, me quede en blanco, ¿A eso era lo que se refería el ángel? Gary me saco de mis pensamientos…

- Mariana, voy a hablar con David, voy a aclararle las cosas

Page 118: Cartas desde el cielo

- ¡Gary no! ¡No creo que quiera escucharte!

- No te preocupes, se que si lo hará…

Se aparto de mi lado luego de darme un beso en la frente y entro al salón de fiestas… No sabía lo que le diría y me daba miedo lo que pasaría, me quede mirando las estrellas, cada una era más brillante que la otra, en ese instante se me vino a la mente la mirada de David mientras bailaba conmigo, sus ojos… Sus ojos brillaban más que todas esas estrellas, y peor aún, yo sé que mis ojos también lo hacían… Estaba confundida, no de que amara a David, porque no podía negarlo, lo amaba más que a mi vida, estaba confundida sobre si en realidad tenía fuerzas para seguir luchando por ese amor.

Me quede varios minutos allí, pensando, tratando de tomar la mejor decisión, ¿Quién dijo que tomar decisiones era fácil? Para mí era difícil, a pesar de que solo tenía que decidir si quería volver con David o no, tan simple como eso. Sé que para cualquier otra persona la decisión era fácil, pero para mí era difícil ¿Estaba dispuesta a perdonar todo lo que había pasado y seguir mi vida con él, con él y con nuestros hijos? O ¿Debía tratar de seguir con Gary, a pesar de que ambos sabíamos que no lo amaba, o al menos no lo suficiente? Definitivamente, estaba en una posición difícil.

En un momento, llego Rose, sacándome de mis pensamientos.

- Mariana ¿Qué haces aquí?

- Pensando, pero la pregunta es ¿Qué haces tú aquí? Amiga hoy es tu día, esta es tu fiesta, es tu momento, no deberías estar aquí preocupándote por mí.

- Me preocupo por vos porque te quiero. Veni, entremos, hace frio acá afuera y, además, necesito que me ayudes a cambiarme y que me aconsejes.

- No soy la mejor dando consejos, pero hare lo que se pueda.

Entramos a la fiesta de nuevo, Rose se encontró de nuevo con Mathew que quería bailar con ella. Ella me miro y yo le dije que no se preocupara, que yo la esperaría en la habitación donde ella tenía la ropa con la que se cambiaria.

Ya en la habitación, sentí que me tocaban la puerta y era Gary, al verlo me dijo esto:

- Ya hable con David.

- ¿Qué te dijo?

- Que necesita hablar contigo para aclararte las cosas.

- Ok.

- Yo vi cuando entraste aquí y le dije que si quería hablar ya contigo.

- Gary, si él quiere hablar conmigo, que le diga a Rose, esta es la habitación donde ella se va a cambiar.

- Esta bien, ya le diré.

- Gary ¡Espera!

Page 119: Cartas desde el cielo

- ¿Qué sucede Mariana?

- ¿Por qué estás haciendo todo esto?

- Porque quiero que seas feliz.

- Contigo yo soy feliz.

- ¡Ya no te engañes Mariana!

- ¿Qué quieres decir?

- Que ya no te niegues a la felicidad, está claro que solo serás feliz con David.

Al terminar de decirme eso, salió, en ese mismo momento entro Rose a la habitación…

- ¿Qué se traen David, Gary y tú? Desde que Gary canto, los tres andan muy raros.

- No es nada grave, no te preocupes.

- ¿Ahora me decís mentiras? Pensaba que vos y yo éramos amigas.

- Está bien, te lo diré.

Luego de dar un suspiro, le conté todo lo que había sucedido, al terminar, ella me dijo esto:

- Gary tiene razón Mariana, vos queres volver con David, no es justo que te auto sabotees a ti misma. Igual es solo una opinión. Ahora soy yo la que necesito que me aconsejes.

- Ok, dime.

- Veras, estoy muy nerviosa, tu sabes, por la noche de bodas.

- Entiendo, es una pregunta indiscreta ¿Es tu primera vez?

- Si - Dijo sonrojada - y no sé qué hacer, por eso estoy tan nerviosa.

- No te preocupes, cuando estas así por primera vez con la persona que amas, todo es maravilloso, los nervios desaparecen y se convierten en alegría, todo se vuelve color de rosa, sientes que puedes tocar el cielo con las manos y que no puedes amar mas a esa persona, simplemente es maravilloso, es como sentir que flotas en el aire… - Todo eso lo dije con los ojos cerrados, recordando mi primera vez con David y que fue lo que sentí -.

- Vaya, si que debiste disfrutar ese momento con David, porque ¿Fue con el que lo viviste no?

- Si fue con él, de hecho, con el ha sido con la única persona con la que he estado en la vida.

- ¿No estuviste así con Gary?

- Para nada.

Page 120: Cartas desde el cielo

- ahora soy yo la que te va a hacer una pregunta indiscreta ¿También fue la primera vez de David?

- Uhm, si - Dije apenada - Igual no importa, no creo que a él le interese, es más, dudo mucho que lo recuerde.

- No creo eso.

- ¿Por qué lo dices?

- Porque Mathew me conto que le había pedido consejos a David, ya que también va a ser su primera vez -Dijo con una sonrisita nerviosa - y, bueno, David le describió las cosas muy similar a como tú me lo acabas de decir.

- Eso no dice nada, igual lo pudo haber dicho porque se recordaba de la primera vez que estuvo con Erika.

- El no estuvo con Erika, Mariana.

- ¿Cómo puedes estar tan segura de eso?

- Porque yo le pregunte, y él me dijo que jamás había estado con esa tipa.

- Eso no significa nada, pudo haberte mentido.

- ¿Qué sentido tendría que me mintiera Mariana? Yo no soy vos…

- Pero eres mi mejor amiga, que para el caso es lo mismo

- Mariana, no seas tan ciega, no dejes que la felicidad se vaya de tu vida, tu felicidad está al lado de David, no te niegues a la felicidad.

- Lo mismo me dijo Gary…

- Y ambos tenemos razón, quédate un rato acá pensando, yo te aviso cuando vaya a lanzar el ramo - Dijo sonriendo -.

- Está bien.

Ambas sonreímos y ella salió de la habitación. No pasaron ni 30 segundos cuando Rose volvió a entrar…

- Hay alguien aquí afuera que quiere hablar contigo.

- ¿Quién?

- Ya le voy a decir que pase para que veas de quien se trata.

Cerró la puerta y cuando se abrió de nuevo…

Allí estaba David, justo frente a mí, con los ojos hinchados y rojos de tanto llorar ¿Mi primera reacción? Darle la espalda, si fue estúpido, pero no quería escucharlo, tan simple como eso.

- Mariana por favor, hablemos.

- Yo no tengo nada que hablar contigo.

Page 121: Cartas desde el cielo

- Por favor…

Me senté en la cama y el hizo lo mismo, intento abrazarme pero me aparte, David comenzó a llorar de nuevo, demonios, justo hacia lo que menos me gustaba que hiciera, me estaba chantajeando queriendo o no con sus lágrimas, no quería verlo llorar:

- Ok, deja de llorar.

- ¿Cómo puedes pedirme que deje de llorar si no me quieres escuchar?

- Está bien, te escucho.

- Mariana, sé que me he equivocado demasiado.

- Si, haz hecho muchas estupideces.

- Si, lo sé, se que te he lastimado, y por eso te pido perdón.

- ¿Crees que perdonar es fácil? ¡Ni siquiera he perdonado a mis padres con todo y que me dieron la vida!

- Mariana te lo ruego, perdóname.

- Es difícil…

- Ya sé que es difícil, pero pídeme lo que quieras y lo hare.

- ¿Lo que yo quiera?

- Si, lo que tú quieras.

- Vamos a empezar a otra vez.

- ¿Cómo dices? No entiendo.

- Si de verdad me quieres, empecemos de cero.

- Creo que eso es difícil cuando ya tienes una familia, cuando ya has recorrido demasiado para echar atrás el pasado.

- Se que tenemos hijos, se que ya tenemos una historia, pero veras, nuestra relación comenzó de una forma extraña…

- ¿Cómo que de una forma extraña? Para mí, nuestra relación desde el comienzo fue genial.

- Si tan genial que ni siquiera nos conocíamos bien cuando ya me habías besado, cuando ya a los 3 días eras novios y a los seis meses vivíamos juntos - Dije con sarcasmo -.

- Está bien, entiendo tu punto pero de todos modos, no sé porque ahora quieres comenzar de cero.

- ¿Te das cuenta de lo felices que son Rose y Mathew ahora? Yo quiero eso también para mí.

- ¿Quieres una boda? Entonces casémonos.

Page 122: Cartas desde el cielo

- No es la boda David, es todo, ellos se conocen, se tienen confianza, tu y yo casi no nos conocemos, yo no sé mucho de ti y lo mismo te pasa a ti conmigo, yo necesito conocerte David.

- ¿Me estas pidiendo que seamos amigos?

- Si, eso es lo que te estoy pidiendo.

- Mariana, es difícil aceptar que de pareja seamos amigos, no lo voy a negar, pero si eso es lo que te hace feliz, lo hare Mariana.

- Gracias David, gracias por tenerme paciencia.

En ese momento nos levantamos al mismo tiempo y lo abrace, sentirlo cerca era demasiado importante, lo extrañaba, lo necesitaba, por eso no es de extrañar que, luego de mirarnos a los ojos nos besáramos… Ese beso, literalmente me voló la cabeza, fue tan intenso que por poco estamos juntos en ese momento, pero Rose entro a la habitación justo en el momento en que estaba quitándole la camisa a David…

- Oh chicos, disculpen, que boba soy, los interrumpí - Dijo exaltada -.

- No te preocupes, todo está bien - Dijo abotonándose de nuevo la camisa -.

- Discúlpanos tu a nosotros - Dije avergonzada -.

- Vos no te preocupes Mariana, los entiendo - Dijo de forma picara - solo venia a avisarles que ya voy a lanzar el ramo y que ya la fiesta va a terminar, pero no se preocupen, tómense todo con calma, nosotros los esperamos.

Rose salió de la habitación y cuando nos quedamos solos, David y yo nos comenzamos a reír como tontos…

- ¡Qué vergüenza!

- Sentí como si mis papás nos estuvieran descubriendo.

- Si eso pasara ¡Me moriría!

Nos quedamos en silencio y nos volvimos a poner serios, solo nos miramos a los ojos. Cuando ya estuvimos más tranquilos, nos tomamos de la mano y salimos de la habitación, mientras salía le dije a David esto:

- Ya entiendo porque va a ser difícil que solo nos veamos como amigos por un tiempo, no puedo hacerlo.

- ¿Por qué?

- Porque… Te amo David, te amo con toda mi alma.

El solo sonrió y me dio un beso en la mejilla, sentí como un escalofrío recorría todo mi cuerpo, demonios, definitivamente, David me había hechizado, con solo tenerlo cerca me emocionaba, definitivamente, lo amaba, y con él era con la única persona con la que quería estar el resto de mi vida.

Page 123: Cartas desde el cielo

Novela

Cartas desde el cielo

Capitulo XVII

Salimos de la habitación y enseguida nos separaron y nos colocaron en lados opuestos del salón de fiesta, primero Mathew le quito el liguero a Rose - haciendo que ella se sonrojara por cierto - y lo lanzo, David lo atajo. Luego Rose lanzo el ramo y, como si fueran cosas del destino o trampa de Rose, yo ataje el ramo. Al ver que eso había ocurrido, Mathew nos dijo:

- Felicidades chicos, al parecer van a ser los próximos en casarse.

- Hey, si es así, nos invitan a la boda.

- Claro que sí, es más, serán los padrinos ¿Cierto amor?

- Uhm si, seguro que sí.

En ese momento comenzó a sonar una canción y Mathew invito a Rose a bailar. David y yo nos sentamos, veíamos a Mathew bailando con Rose y yo lo único que le pedía a Dios era que la pobre Rochi no saliera fracturada - El pobre Mathew no baila nada bien-. En un momento le dije esto a David:

- Deberíamos hacer lo mismo.

- ¿De qué hablas?

- Hablo de bailar, tontito, ven, vamos a bailar - Dije levantándome y tomándole la mano -.

- Estoy loco de amor por ti Mariana, pero no estoy tan loco para bailar contigo.

- Vamos Dave, no seas aburrido - Dije haciendo pucheros -.

- Con tu hermosa cara no me vas a sobornar - Dijo acariciándome el rostro - ¡Tengo cero sentido del ritmo para bailar!

- Está bien, pero me la vas a pagar - Dije sentándome a su lado, poniendo cara de enojada -.

- Se enojo la mujer más bella del mundo, y se enojo conmigo.

Sonreímos y nos abrazamos. Estar con él hacía que me sintiera en mi estado de ánimo favorito, el me hacía reír así no quisiera, y además me hacía sentir enamorada…

- ¿Sabes algo David?

- Dime.

- Te adoro.

- Yo también te adoro Mariana.

Page 124: Cartas desde el cielo

- Te amo tanto, que diré algo que pensé que nunca diría.

- Ah sí, ¿Qué sería?

- Te perdono mi amor, te perdono.

El sonrió, su rostro se ilumino, me agradaba tanto verlo así, luego de unos minutos el me dijo esto:

- Mariana, yo pensé que lo que me había dicho mi medico antes de venir para acá era bueno, pero lo que me acabas de decir tu es aun mejor.

- ¿Qué dijo tu doctor?

- Que ya estoy bien, que la lucha contra mi enfermedad la había ganado, ya no estoy enfermo Amor, voy a estar contigo mucho tiempo, si tú me lo permites claro.

Los dos sonreímos, nos dimos un beso y nos abrazamos. Así estuvimos durante varios minutos hasta que llego un momento en que comencé a sentirme mal.

- David, me siento mal, deben ser ideas mías.

- Claro que no Mariana - Dijo acariciando mi frente - Te está comenzando a dar fiebre.

- Voy a buscar a Rose para despedirme de ella.

- Si, está bien, ve, yo voy a despedirme de Mathew y te espero afuera.

- Ok.

Me levante y él se levanto al mismo tiempo que yo para abrazarme por la espalda. Le sujete las manos y luego comencé a caminar para buscar a Rose, cuando la conseguí, Rose me tomo de la mano y me llevo a la habitación.

- Me alegro por ti amiga, me alegro que ya al fin se hayan arreglado las cosas.

- No sabes lo feliz que estoy Rose.

- Lo sé, amiga, te voy a echar de menos.

- Yo también, yo también te voy a echar de menos.

- Mariana, estoy nerviosa aun por lo que va a pasar - Dijo sonriendo nerviosa -.

- No te preocupes, se que todo va a resultar genial, ustedes se aman, y con eso ya tienen la mitad del camino recorrido.

- Te voy a contar como nos va.

- No me gusta la idea, pero si lo haces, hazlo sin detalles - Dije riendo -.

Nos abrazamos y Rose me toco la frente y me miro sorprendida y alterada…

- Mariana ¡Dile a David que te lleve al médico! ¡Estas prendida en fiebre!

Page 125: Cartas desde el cielo

- No creo que sea necesario, debe ser por tantas emociones que he vivido hoy, no es fácil que tu mejor amiga se case el mismo día en que te reconcilias con el amor de tu vida.

- Bueno, si tu lo dices, solo te pido que descanses, no vayas a hacer travesuras con David hoy - Dijo sonriendo con picardía -.

Solo nos reímos y salí de la habitación. Cuando iba saliendo del salón de fiesta, me conseguí con Gary.

- Me alegro que ya las cosas se hayan resuelto entre David y tú.

- Gracias Gary, pero una pregunta ¿Dónde estabas? Desde que conversamos no te había visto.

- Bueno, luego de que hable con David me iba a ir, pero me conseguí con alguien.

- ¿Con quién?

- Ves a la chica que está en esa esquina - Dijo apuntando con su dedo -

- ¿La morena?

- Si, se llama Sophie y salí con ella un tiempo cuando estaba en la secundaria, y mira como son las cosas del destino, ella estudia acá fotografía y me pidió que fuera su modelo ¿Puedes creerlo?

- Me alegro Gary, me alegro que te hayas conseguido con ella, se que saldrás genial en esas fotos, eres bien guapo - Dije sonrojada - así que no tengo duda que esas fotos serán espectaculares. Dime algo ¿Te gusta esa chica, Sophie?

- No lo sé, me vengo reencontrando con ella, pero creo que si me gusta - Dijo sonriendo -.

- Me alegro amigo, me alegro de verdad.

Nos abrazamos y me fui de la fiesta. David ya estaba afuera, me dio la mano y caminamos hasta su auto, cuando subimos me pregunto esto:

- ¿A dónde quieres que te lleve, a un hotel, a la casa de Mathew y Rose o a nuestra casa?

- Llévame contigo amor, llévame a casa.

Me recosté en su hombro y el encendió su auto. Durante el camino me fui sintiendo cada vez peor, tenía mucho malestar. Cuando llegamos a casa, David me llevo cargada a la habitación que antes era mía, pero que ahora era la habitación de huéspedes, me recostó en la cama y me dijo esto:

- Mariana, perdón por el desorden, pero ya Rose debió decirte que Mathew es demasiado desordenado.

- Si, ella ya me lo había dicho. David ¿Por qué me trajiste a esta habitación?

Page 126: Cartas desde el cielo

- Porque si te llevo a dormir conmigo, lo que menos harás será dormir - Dijo sonrojándose, haciendo que yo también lo hiciera -.

Me dio un beso en los labios y yo le dije esto:

- David, ¿Me podrías cantar algo para dormir?

- Claro amor.

Se sentó a mi lado y comenzó a tararear una melodía, era tan hermosa que poco a poco me fui quedando dormida, mientras en mi mente solo me decía ¿Cómo no enamorarme de alguien como él? ¿Cómo no querer estar a su lado el resto de mi vida? Las cosas del destino, las mismas que nos habían hecho conocernos, las mismas que nos había hecho discutir, las mismas que nos habían hecho separarnos, esas mismas cosas del destino nos hacia estar juntos, ojala que para siempre.

Luego de que terminara de cantarme, David me abrazo, me dio un beso en los labios…

- Gracias Dios, gracias por permitir que la mujer que amo quiera estar conmigo.

Salió de la habitación y yo seguí durmiendo, unos minutos después me levante a tomar un baño, tenía mucha fiebre, me coloque la camisa de David y me acosté a dormir de nuevo. No paso mucho tiempo cuando tuve una pesadilla: Soñé que David estaba teniendo relaciones con Erika, me desperté aturdida, llorando y gritando, se veía tan real. David entro corriendo a la habitación desesperado…

- ¡Mariana, despierta! ¡Despierta amor, todo está bien, solo fue una pesadilla!

- ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? - Dije con los ojos cerrados, aun en medio de la pesadilla -.

- Mariana ¿Hacer qué? Mariana ¿Qué soñaste?

- Soñé que me eras infiel con Erika, que te acostabas con ella -Dije abriendo los ojos, sollozando -.

David comenzó a llorar, me abrazo fuerte…

-Soy un idiota Mariana, nunca debí serte infiel, pero quiero que sepas que la única mujer a la que he amado eres tú, soy solo tuyo Mariana, pero me duele tanto hacerte sufrir… Prefiero morir que verte sufrir amor mío.

- ¡No David! ¡No digas eso! ¡Si algo te pasa, me muero!

Los dos nos abrazamos y lloramos juntos, me acurruque en sus brazos y me quede dormida, estaba temblando de frio a causa de la fiebre tan alta que tenia, David me arropo y me abrazo. Antes de irse, David dijo:

- Dios haz que Mariana me perdone, dame las herramientas para hacerla feliz, la amo demasiado, no quiero verla sufrir.

Se levanto de la cama, no sin antes darme un beso en la frente.

Page 127: Cartas desde el cielo

Al día siguiente me levante, aun me sentía mal, pero no tan mal como antes, escuche a David tocando su guitarra, me hice una cola en el cabello y lo busque. Como estaba distraído, lo abrace por la espalda…

- Hola mi príncipe hermoso.

- Hola Mariana ¿Cómo estás? ¿Ya te sientes mejor?

- Si, de hecho tengo mucha hambre.

- Es de esperar, ya casi ibas a cumplir un día entero durmiendo.

- ¿En serio? ¿Tanto así?

- Claro mi bella durmiente ¿Quieres escuchar una canción?

- Claro, sabes que me encanta escucharte cantar.

- Perfecto.

Comenzó a cantar “Don’t let me go” me emocione, la canción era tan linda y la letra era tan perfecta para lo que sentíamos.

- Y entonces mi vida ¿Qué te pareció?

- Lo único que puedo decir ahora es que no te dejare solo David, así como lo dice la canción, ambos estamos cansados de sentirnos solos, ahora es nuestro momento de ser felices.

Nos abrazamos y comenzamos a besarnos, poco a poco las cosas se fueron dando e hicimos el amor… Todo fue tan especial, se dio justo en el momento indicado, justo cuando sabíamos que nada ni nadie nos iba a poder separar. Nos quedamos dormidos abrazados, enamorados, ¡Felices!

Desperté de la mejor manera posible, David abrazándome, haciéndome cosquillas y diciéndome esto:

- Buenos días princesa Mariana.

- ¡Dilo otra vez!

- Buenos días princesa Mariana - Dijo con mucha más ternura, abrazándome mucho mas fuerte -.

- Extrañaba esto David. Echaba de menos despertar escuchando que me dices “Buenos días princesa Mariana” - Dije tratando de imitar su voz -.

- Yo también echaba de menos eso, eso y amarte Mariana.

- Te amo David.

- Yo también me amo Mariana - Dijo David riendo -.

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Comenzamos a reír e hicimos una guerra de almohadas, terminamos exhaustos. Nos bañamos - por separado eso sí - y luego fuimos a comer. Luego de comer, nos pusimos a ver películas, aunque si me preguntan, no sé de qué trataban las películas, estaba concentrada viendo a David.

- Mariana ¿De qué se trata la película? - Dijo con una sonrisa picara -.

- Uhm, ah, veras…

- No trates de disimular, sé que no estabas viendo la película, no te culpo, con un galán como este a tu lado - Dijo riendo -.

- No te niego que no estaba viendo la película, pero no porque eres un galán, sino porque no me imagino cómo puedo estar enamorada de un hombre tan feo - Dije riendo -.

Me levante del sofá y David se vino detrás de mí, me abrazo y me hizo cosquillas, nos fuimos a la habitación y me tiro en la cama. Cuando caí, se me subió la blusa y se me vio la cicatriz que me había quedado luego de que me sacaran la bala de cuando mi padre me disparo. Intente taparla con mi mano, pero David me quito la mano y me dijo esto:

- ¿Por qué ocultas esa cicatriz Mariana?

- Porque no quiero verla, si no la veo quizás no recuerde.

- ¿Aun te duele? ¿Aun sufres por eso verdad?

- Si David, aun sufro por ello, mi padre no hizo lo que deben hacer todos los padres, un padre debe proteger a su hijo, no lastimarlo.

- Mariana, siento mucho que aun sufras por ello, pero ¿Por qué no perdonas a tu mama? Ella también debe estar sufriendo, no solo por los maltratos de tu padre, sino por tu lejanía.

- ¿Cómo me puedes decir eso David? Mi madre también se porto mal conmigo, ella no debió volver con él, lo apoya, seguro ella también quería que me disparara - Dije llorando -.

- Ya mi amor, no llores mas y no digas eso, tus lagrimas me hacen sufrir - Dijo abrazándome -.

- Quiero perdonarla David, pero no puedo.

- Yo te ayudare Mariana, cuando vayamos a México, te ayudare.

- ¿Vayamos? Eso quiere decir que ¿David te vienes conmigo? - Dije sonriendo -.

- Contigo me voy hasta el fin del mundo Mariana.

- Lo mismo me pasa a mi contigo, es más, el único lugar donde quiero vivir se llama David Miller.

Nos abrazamos, y así abrazados nos quedamos dormidos. Definitivamente, íbamos a estar juntos para siempre, y eso era lo que más quería en la tierra.

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Sé que es extraño, pero saber que David había vuelto a mi lado, lejos de darme valor, me acobardaba ¿Cómo volver a empezar? ¿Cómo saber sí estoy haciendo lo correcto o no? ¿Cómo vivir sabiendo que mi relación con él no era bien vista por sus padres? Aun así el amor que sentía por David era más grande que cualquier obstáculo y eso era lo que me daba fuerzas para continuar...

Sin embargo, estaba cometiendo un error: lo había perdonado, pero aún dudaba de él, nunca antes pensé que sería del tipo de mujeres que sufren de celos, pero sí, me convertí en eso. No podía dejar de imaginarme ni un instante el momento en que David me volvería a engañar. Sí, era una actitud pésima, pero en verdad, los celos podían más que yo, me ganaban y aunque sabía que él me había jurado no volver a engañarme nunca más, me costaba mucho confiar.

Y es que justo eso era lo que necesitaba, necesitaba que la confianza volviera a nacer, "Necesitas que el amor vuelva a nacer Mariana" Eso era lo que pensaba, y era justo lo que quería hacer, no me importaba nada más.

David me despertó con sus besos y de la forma habitual, comencé a extrañar a mis hijos, me levante de la cama y hable a México, la nana que estaba cuidando a los niños, una señora que era empleada de Gary de nombre Tania me atendió y me dijo esto:

- Buenas noches niña Mariana.

- Hola Tania, buenos días, recuerda que acá ya es de día ¿Cómo están los niños?

- Están bien, el pequeño John llega del preescolar haciendo sus tareas para luego ver televisión, es muy juicioso y George es muy tranquilo también.

- Me alegro. Ya mañana a esta hora estaré de regreso.

- ¿Tan pronto? El niño Gary me dijo que se quedaría quince días de vacaciones allá, ya hasta me pago el sueldo por esos días.

- ¿Gary le dijo eso? Debe estar confundido. Usted no se preocupe, yo regreso mañana y aclaramos todo, por cierto, necesito que ordene mi habitación, voy a llegar acompañada.

- Está bien. Perdone la curiosidad pero ¿Quién la acompañara?

- El padre de mis hijos Tania. Avísele a John para que esté pendiente.

- Con gusto niña Mariana.

- Hasta luego Tania.

Colgué el teléfono y fui a la cocina, ya David estaba preparando el desayuno.

- Amor ¿Con quién hablabas?

- Con Tania, la nana de los niños.

Page 130: Cartas desde el cielo

- ¿Ocurre algo? Te noto contrariada.

- Es solo que ella me dijo que Gary le dijo que yo me iba a quedar quince días acá, pero yo nunca le dije eso a Gary.

- Perdóname Mariana, fui yo.

- ¿Por qué hiciste eso?

- Es que quería pasar tiempo a solas contigo…

- Muy gracioso, te debería dar un par de zapes para que aprendas la lección…

- No te enojes ¿Qué vamos a hacer?

- Nos vamos a México hoy en la noche para llegar mañana.

- ¿Tan pronto?

- Si, así que es mejor que vayas alistando tu equipaje, si de verdad quieres ir conmigo.

- Obvio Mamá Mariana - Dijo hablando como un niño pequeño - ya voy a alistar mi equipaje, al fin voy a conocer a George.

Salió corriendo de la cocina emocionado, no sin antes darme un beso en la frente…

- Gracias Mariana, gracias por querer estar conmigo.

También me fui a alistar mi equipaje, cuando termine, comencé a sentirme mal, era extraño, es decir, estaba siguiendo al pie de la letra mi tratamiento, no tenia porque volver a enfermarme, lo único diferente era que ahora estaba feliz por volver con David ¿Acaso tantas emociones me estaban haciendo daño?

Decidí recostarme un rato. David entro a la habitación y se sentó a mi lado:

- Princesa, ¿Me puedo recostar a tu lado?

- Claro amor ¿Qué preguntas son esas?

Solo sonreímos y se acostó a mi lado, abrazándome. Nos quedamos así por horas, no hablamos ni nada, solo nos abrazábamos y eso era justo lo que quería hacer. Me desperté cuando nos teníamos que ir al Aeropuerto y aun me sentía mal, pero lo disimule bien ya que David no se dio cuenta.

Cuando estábamos en el aeropuerto, nos encontramos con Rose y con Mathew, nos sorprendió verlos ya que ellos debieron haberse ido un día antes, pero igual eso no evito que nos alegráramos de verlos, en cuanto pudimos conversar, esto fue lo que nos dijimos:

- Vaya chicos, que sorpresa verlos, yo pensaba que se habían ido ayer.

- Yo pensé lo mismo ¿Fue que se retraso su vuelo o qué?

- Nada de eso, es que Mathew no quería viajar.

Page 131: Cartas desde el cielo

-¿Cómo está eso Mathew? Te debería dar un par de zapes por no querer llevar a Rose de Luna de Miel.

- No es que no quisiera llevar a Rose de Luna de Miel Mariana, es que no quería viajar para no apartarme de ella ¿Cómo voy a querer contenerme luego de estar con la mujer más sexy del mundo?, ¡No quiero separarme de ella ni un segundo!

Ese comentario hizo que Rose se sonrojara por completo, así que para librarla de ese momento incomodo, le dije esto:

- Rose, ven, necesito que me acompañes a comprar unas cosas.

- Ah… Ok Mariana, ya voy.

Rose comenzó a caminar y en ese momento David y Mathew dijeron al mismo tiempo esto:

- ¿Y mi beso?

Ambas nos reímos ante la escena tan cómica y nos dirigimos hacia ellos para besarlos, luego de besarlo, David me dio un fuerte abrazo, mientras que Mathew le acomodaba el cabello a Rose detrás de la oreja, nos veíamos felices, dos parejas jóvenes locamente enamoradas.

Ya cuando estaba caminando con Rose, le pregunte esto:

- Se que te dije que no quería saber los detalles, pero cuéntame, que ocurrió.

- Mariana, solo puedo decirte que amo a Mathew aun más que ayer, de hecho cada día lo quiero más y más.

- Lo sé, y eso me alegra, me alegro por ti y por él, ambos son buenas personas y merecen ser felices.

- Al igual que vos y David, por cierto ¿Cómo van las cosas? ¿Ya se reconciliaron?

- Si, amiga, ya David y yo estamos juntos de nuevo, pero por una extraña razón, aun recuerdo lo que paso con Erika y los celos me invaden por completo, aun no puedo olvidar eso y me pone mal esa situación.

- No te preocupes, yo se que todos sus problemas se van a arreglar, ustedes se quieren mucho y merecen estar juntos.

Nos abrazamos y seguimos caminando, entre a una tienda de juguetes y les compre unos detalles a los niños, mientras que Rose se separo de mí por unos instantes y entro a una librería, cuando salió me dio una bolsa y me dijo esto:

- Saca el libro que está allí, es para vos.

Cuando lo saque y vi que era este libro que hablaba acerca de los celos.

- Gracias amiga, pero ¿Por qué este libro?

- Porque creo que es justo lo que debes leer, prométeme de que antes de que tengas alguna pelea con David, leerás una parte del libro y lo pensaras ¿Podes hacer eso?

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- Claro que si amiga, lo hare. Te voy a extrañar.

- Yo a vos también, pero no importa, seremos los padrinos de la boda de David y vos y se podrán ir a vivir con nosotros a Australia.

- Rose ¡Te quiero!

-¡Yo más Mariana! Ahora sí, vamos, andando que se va tu avión.

Y sus palabras eran verdad, ya nos habían llamado para abordar el avión. Lo último que vi de Rose y Mathew, fue a ellos besándose mientras se despedían de nosotros. Al ver eso, comencé a llorar, era una sensación agridulce, es decir, estaba feliz por ellos, pero triste porque no los volvería a ver en mucho tiempo. Antes de subir al avión, David me abrazo y me pregunto esto:

-¿Qué pasa princesa? ¿Todo bien?

- Si mi príncipe, es solo que los voy a extrañar a ese par.

- Lo sé, pero no será por mucho tiempo.

-¿A qué te refieres?

- Veras, Mathew me dijo que cuando nos casáramos nos podíamos ir a vivir con ellos en Australia…

- A mi Rose solo me invito a que viviéramos un tiempo con ellos allá… Espera ¿Eso de que los voy a extrañar a ese par por poco tiempo es porque…? David, ¿nos vamos a Casar pronto?

-¡Demonios Mariana!

-¿Qué pasa? ¿Dije algo malo?

- No, al contrario ¿Por qué tienes que ser tan bella e inteligente? ¿No puedes ser solo bella?

Luego de decir eso, me sonrió, se arrodillo y metiendo su mano al bolsillo me dijo esto:

- Se que es muy pronto, ya que apenas nos acabamos de reconciliar, se que hemos vivido muchos dramas, pero creo que llego la hora de que te haga la segunda propuesta… Mariana ¿Te casarías conmigo?

Al terminar de decir eso, solo me coloco un anillo de diamantes en la mano, me quede helada, sin palabras, solo unas cuantas lágrimas se atrevieron a salir, pero eran lágrimas de las buenas, eran lágrimas de alegría:

-¿Entonces qué Mariana? ¿Te casas conmigo?

- Déjame pensarlo… Uhm ¡Claro que si tonto! Pero, no debiste haberte molestado, con que me lo pidieras con tus palabras o cantándome me bastaba, este anillo debió costarte un ojo de la cara.

- Ni te creas, me salió bien barato.

-¿Cómo así?

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- Veras, es un regalo de mi madre… Ella me dijo que se lo entregara a la mujer con la que quisiera pasar el resto de mi vida, y estoy seguro que tengo a esa persona justo frente a mí.

Solo le sonreí y lo abrace. Todo el vuelo a México lo hicimos abrazados, David se aseguraba de que comiera algo por el camino y yo hacía lo mismo, definitivamente nuestra relación había recomenzado e iba por buen camino.

Bajamos del avión y recogimos nuestros equipajes. Cuando estábamos por tomar el taxi que nos llevaría a casa, comencé a sentirme mal de nuevo, esta vez no pude disimularlo más, así que David, preocupado, me dijo esto:

- Mariana, mi princesa ¿Qué ocurre?

- No lo sé, tengo un fuerte dolor en el pecho y no entiendo porque.

-¡Nos vamos ya al médico Mariana! ¡No quiero que te pase nada!

-¿Y los niños? Me muero por verlos.

- Los niños están bien mi amor, están en casa, pero tú tienes que cuidarte por ellos y… Por mi, claro, eso si tu quieres.

- Esta bien, vamos al médico, claro que me voy a cuidar por mis hijos y por ti.

Todo el camino rumbo al médico lo hice callada, presa de los nervios, no quería que el doctor me diera malas noticias ahora que por fin estaba feliz, sin embargo el amor y la compañía de David me quitaban esa angustia. David se quedo dormido a mi lado, agotado por el largo viaje, yo sin embargo, no pude hacerlo… Definitivamente esa segunda propuesta había sido mejor que la anterior… En la primera yo hice el viaje a México sola, en esta mi príncipe estaba conmigo ¿Acaso algo podía ser mejor que eso?

Cuando llegamos al hospital, David aún estaba dormido. No quería despertarlo, se veía tan tierno, tan perfecto... Se veía tan ¡George! Sí, se veía tan exacto a George que hasta daba un poco de miedo. Lo desperté dándole un beso en la frente.

- Hey príncipe dormilón, despierta, ya llegamos.

-¿Llegamos? ¿Ya estamos en casa? - dijo un poco adormilado -.

- Considerando que no soy la mujer con mejor salud del mundo, sí, ya estamos en el hospital.

- Ok, pero, ¿Por qué estamos aquí? Y por cierto ¿Quién eres? Sufro de memoria limitada, y todo lo que pase hoy, ya mañana no lo recordaré - Dijo con un tono de voz tan dulce que, sí lo hubiera escuchado un desconocido, no sabría que era una broma -.

- Y que ¿Ahora te llamas Lucy, como la protagonista de la película como si fuera la primera vez?

- ¡Soy ella Mariana! Ups, ya se me cayó el teatro, te llame por tú nombre - risas -. Vamos a ver que te dice el doctor.

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Luego de eso sólo nos dimos un beso, se que suena trillado, pero cada vez que sus labios se encontraban con los míos sentía una explosión de fuegos artificiales, cada beso era especial y cada beso me aseguraba sólo una cosa, David era el hombre de mi vida.

Qué lástima que la felicidad no nos duro mucho...

Cuando llegamos al consultorio del médico, este me revisó y preocupado nos dijo a David y a mí:

- Joven Mariana, me temo que tengo que darle malas noticias - Dijo el doctor, mirándome con cara seria -.

- ¿Qué ocurre doctor?

- Doctor, ¿Qué le pasa a mi mujer? ¿Le pasa algo grave a mi mujer? - Creo que no es necesario destacar la emoción que sentí al escuchar a David decir Mi mujer refiriéndose a mi -.

- Me temo que sí joven, verá según la historia médica de Mariana, luego del parto de su primer hijo John su corazón sólo funcionaba al 90 por ciento de su capacidad, con el parto de George se redujo el funcionamiento de su corazón a un 85 por ciento, y ahora su corazón sólo funciona a un 80 por ciento.

- ¿No hay forma de remediar eso?

- Me temo que la única forma es evitándole al máximo posible las emociones fuertes y, por sobre todo, evitando que te embaraces de nuevo Mariana.

-¿Cómo dice? ¿Eso por qué?

- Mariana, ¿No te has dado cuenta? Con cada uno de tus embarazos la capacidad de tú corazón ha disminuido, sí sales embarazada de nuevo podrías morir en el parto, ya tú y yo hemos hablado del tema, y ya tú sabes cuál es mi recomendación...

- Y ya usted sabe que no haré lo que me recomienda - respondió Mariana alterada -.

- Un momento, Doctor ¿Qué es lo que le está recomendando a Mariana?

- Yo le estoy recomendando que se esterilice, es lo mejor.

-: ¡Y yo ya le he dejado claro que no lo haré! ¡Quiero tener una hija!

- Doctor, me puede dejar a solas con ella un momento.

- Está bien.

Luego de que el doctor salió del consultorio y que nos quedamos a solas, David me dijo esto:

- Mariana, lo que haces no es justo.

-¿A qué te refieres?

- A que no es justo que estés sacrificándote, sacrificando a nuestros hijos y sacrificando nuestra relación, sólo por ese sueño estúpido de tener una hija.

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-¿Sueño estúpido David? Eso sí que no es justo, David ¿Tú sabes desde cuando yo he soñado tener una hija? ¡Desde que tengo 6 años y me di cuenta de los maltratos que le daba mi papá a mi mamá! ¿Y tú tienes la sangre fría para decirme que ese es un sueño estúpido? Definitivamente, escogí mal al padre de mis hijos.

- Mariana, perdóname sí te herí con lo que dije, pero estoy desesperado ¿Por qué no quieres operarte sí eso puede hacerte bien y curarte?

Ver como David se negaba a la posibilidad de que yo saliera embarazada de nuevo y tuviera una hija de él me desesperaba y me enojaba, era tan injusta esa actitud de parte de él, a pesar de que sabía perfectamente que lo hacía porque pensaba que era lo mejor para mi, así que, presa de la ira le dije esto:

- Ah sí claro, a mi no me das una hija, pero ¿Si te lo pide Erika o cualquier otra mujer si vas corriendo a hacerlo no?

-¡Mariana! ¿Por qué dices eso? ¿No se supone que ya todo estaba arreglado entre nosotros? ¡Me decepcionas Mariana! ¡No sabes cuánto me decepciona ver que no confías ni un poco ni en mí ni en mi amor! ¡Que lastima!

Luego de que dijo eso, me dio la espalda y comenzó a marcharse del consultorio, eso hizo que me sintiera peor de la que ya me sentía, me dio un dolor en el pecho más fuerte que el anterior…

~ Narra David~

Estaba dispuesto a marcharme, no solo del consultorio, estaba dispuesto a marcharme de la vida de Mariana y esta vez sí que sería para siempre, hasta que escuche que Mariana dio un fuerte grito lleno de dolor, me di vuelta para ver qué pasaba y vi a Mariana agarrándose el brazo izquierdo, desmayada en la silla, con su largo y hermoso cabello oscuro colgando, eso me paralizo, enseguida entraron los médicos desesperados y colocaron a Mariana en la camilla, vi como la conectaban a un tanque de oxigeno, como la entubaron, como usaron el electro shock para revivirla… Vi tantas cosas que no debí haber visto jamás, cosas que no debieron haber sucedido nunca.

Me sacaron a empujones de la habitación mientras se llevaban a Mariana a terapia intensiva, al menos sabía que estaba con vida, pero el solo hecho de saber que tal vez eso no fuera a durar mucho tiempo me entristecía. Obviamente no me dejaron entrar con ella a la habitación donde se la llevaron, así que solo pude sentarme en la sala de espera… Y orar… Hacía ya mucho tiempo que no hacia eso, a pesar de ser una persona tan creyente, simple y llanamente ya no lo hacía con la misma frecuencia de antes, pero ese era el mejor momento para orar y pedirle a Dios con toda mi fe, que si salvaba a Mariana, yo haría todo lo posible para hacerla feliz, la convencería de que adoptáramos una bebé, me casaría con ella y nos iríamos a vivir con nuestros amigos a Australia.

Ningún médico me dio noticias durante tres horas, las tres horas más largas de mi vida, hasta que un medico se acerco hacia donde estaba y me dijo esto:

-¿Usted es el señor David Miller?

- Si doctor, soy yo.

- Venga conmigo por favor.

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Camine por ese largo pasillo, con el alma destrozada, una parte de mi deseaba que Mariana estuviera bien, que solo haya sido un susto y que pudiéramos estar juntos como siempre lo soñaba desde que la conocí, pero por otra parte presentía que lo que iba a ver cuando entrara a la habitación donde estaba mi princesa no me agradaría, sinceramente pensé que esa discusión fue el fin de nuestra historia de amor.

Cuando entre a la habitación donde estaba Mariana, el doctor que la atendía, me dijo esto:

- Nos costó trabajo joven, pero logramos estabilizarla, pero, cuando estábamos por salir del quirófano, ocurrió un inconveniente… la paciente entro en coma.

-¿Pero ella está bien? ¿Va a despertar?

- Es difícil saberlo muchacho, tuvo un paro cardiaco, solo queda esperar, es una muchacha joven, eso en definitiva ayuda a que su recuperación sea más rápida.

-¿Me puede dejar a solas con ella por favor?

- Solo quince minutos.

- Este bien.

- Mariana, se que te dije cosas que te lastimaron, y sé que si te vas de mi vida, será por mi culpa, pero te pido que trates de regresar, has estado en esa posición tantas veces, por favor vive, no por mí, vive por ti, por John, pero sobre todo, vive por el pequeño George, el te necesita mi vida…

Luego de decirle eso, comencé a llorar, estaba sufriendo demasiado al ver a Mariana así, en medio de mi llanto dije:

- Yo debí morirme, debí dejar que la leucemia me ganara la batalla, solo así no hubiera vuelto a tu vida, Mariana si te mueres, me moriré también, yo sin ti no quiero vivir, eres mi todo, eres mi sol, mi luna y mis estrellas, cada uno de los latidos de mi corazón llevan tu nombre y si tú no estás aquí, no sabré que hacer.

Seguí llorando aun mas desconsolado, sentía que los minutos que me había dado el doctor serian los últimos quince minutos que estaría con ella… En un momento sentí como su mano se movió y apretó la mía… En ese momento llego el doctor para sacarme de la habitación, le conté lo que Mariana había hecho, pero su respuesta fue desalentadora “Solo es un acto reflejo”.

Salí de la habitación aun más destrozado, no sabía luchar si ella no estaba, si la perdía, me convertiría en un alma sin destino que paga por sus errores, no podía perderla, no sabía vivir si ella no estaba. La enfermera me entrego las cosas de ella, cuando tuve el teléfono de Mariana en mis manos, comenzó a sonar, quien llamaba era Tania, la nana de los niños:

- Niña Mariana ¿Cómo ha estado? ¿Se retraso su vuelo?

- Aló Tania, no habla con Mariana, soy David, el padre de los niños.

- Oh, lo siento señor David.

- Descuide Tania, ¿Sera que puede venir a la clínica central con los niños?

Page 137: Cartas desde el cielo

-¿Por qué señor David? No me diga que… ¿Qué le paso a la niña Mariana?

- Está internada aquí, tuvo un paro cardiaco, y la verdad no sé si despierte señora Tania, por eso necesito que venga, para que los niños puedan verla.

Escuche llantos del otro lado del teléfono, enseguida la señora colgó y otra vez solo el silencio me acompañaba, lo único que hice fue caminar hasta la habitación donde estaba Mariana, la vi por el espejo y me comencé a sentir peor, comencé a recordar nuestro pasado juntos, empecé a desear haber hecho las cosas de forma distinta.

Me fui de nuevo a la sala de espera, minutos después vi llegar a una señora con dos niños pequeños, pude reconocer enseguida a John, corrí hacia ellos y en cuanto estuve a su lado, John se colgó a mis brazos, abrazándome, llorando, sabía lo que estaba pasando sin duda.

Los médicos solo dieron permiso para que los niños vieran a Mariana desde el espejo de la habitación, John comenzó a llorar y entre sollozos me dijo:

- Papi ¿Mami me dejo?

- No hijo, tu mami no nos ha dejado, solo está dormida porque está muy cansada, pero dentro de poco va a despertar.

- Papi, ve a despertarla, George la echa de menos y yo también.

- Lo hare bebé, dentro de poco la despertare, no te angusties.

Le di un beso y nos fuimos de la clínica, los niños estaban muy pequeños, ellos no debían pasar por ese sufrimiento, no aun, ellos tenían que disfrutar su infancia lo máximo posible. En cuanto llegamos a la casa, la señora Tania y yo acostamos a los niños y acomodamos las cosas mías y las de Mariana en la habitación principal, al entrar allí, comencé a llorar de nuevo, toda la habitación estaba decorada con fotos de Mariana y mías, y con un retrato mío dibujado por Mariana, ver eso fue demasiado doloroso, comencé a sentir como las piernas me fallaban, tuve que sentarme en la cama para no caer desplomado, destruido, la señora Tania me dijo esto:

- Señor David, creo que debería descansar, ha pasado por muchas cosas y por lo que me ha contado la niña Mariana, usted también está enfermo.

- No se preocupe Tania, yo estoy bien, solo tomare una ducha y me cambiare para regresar a la clínica, es allí donde debo estar.

- Está bien ¿No quiere que le prepare algo de comer?

- No, no se preocupe, yo estoy bien. Gracias, gracias por todo lo que ha hecho por mí, por Mariana y por los niños.

- No tiene nada que agradecer, ese es mi trabajo.

Salió de la habitación y se fue a descansar, yo tome una ducha rápida y me cambie, antes de salir de la casa, entre a la habitación de los niños y le di un beso en la frente a George y uno a John. Antes de salir de la habitación, John se despertó y me dijo esto:

- Papi, ¿Mami es la bella durmiente verdad?

Page 138: Cartas desde el cielo

- Si John, tu mami es la bella durmiente, duérmete tranquilo ¿Si? Descansa.

- Papi, te quiero.

- Yo te amo bebe, te amo a ti, a George y a tu mami, ahora duérmete si.

Me quede allí hasta que John se durmió, era un niño tan inteligente e inocente a la vez, ojala todo fuera como en los cuentos de hadas, en que solo con un beso la princesa despierta como si nada y al día siguiente se casa con el príncipe.

Llegue a la clínica, y aunque no me dieron permiso para ver a Mariana, me cole a su habitación, nada ni nadie me separaría de ella, me senté de nuevo a su lado y comencé a acariciarle el cabello, recordé lo que me había dicho John de la bella durmiente, sonreí ante la idea tan absurda que se me había ocurrido, pero por otro lado me dije ¿Qué mas puedes perder? Así que me incline hacia ella y le di un beso en los labios, me sorprendí al sentir sus labios tan fríos, unas lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas y, casi sin despegarme de ella le dije muy despacio:

- Mariana, no me dejes, no te vayas por favor.

Me senté de nuevo y coloque mi cabeza apoyada en la cama, rompí de nuevo en llanto, así estuve por varios minutos hasta que sentí como una mano acariciaba mi cabello mientras me decía:

- Tonto, no llores mas, no me iré a ningún lado.

Levante la mirada y me refregué los ojos, no podía creerlo, Mariana estaba despierta, lo único que pude decir fue esto:

- John tenía razón mi amor, eres la bella durmiente.

Ella me regalo la mejor de sus sonrisas, aunque cada una de sus sonrisas era la mejor para mi, esta sin duda se ganaba el premio mayor, mi Mariana había vuelto, estaba conmigo de nuevo, no se iría a ningún lado, y eso me hacia feliz.

Page 139: Cartas desde el cielo

Novela

Cartas desde el cielo

Capitulo XVIII

~Tres Meses después~

~Narra David~

Desde que Mariana despertó del coma, todo ha vuelto a la normalidad, hace apenas un mes que se recupero por completo y ahora estamos en casa, planeando todo para ¡Nuestra boda! Solo falta una semana y, aunque pensábamos que iba a ser más complicado, mi familia me ha ayudado mucho, incluso mi madre… Al darse cuenta de lo mucho que amo a Mariana, de la forma en que me desviví por ella mientras estaba internada en la clínica, no le quedo de otra que aceptar mi relación con la mujer de mi vida.

- Hola Mariana - Dije sosteniendo el bouquet que ella quería tener el día de la boda -.

-¡Que gracioso David! ¡Dame eso!

-¿Te enojaste? - Dije ofreciéndoselo para luego levantarlo cuando ella lo iba a agarrar -.

- ¡David!

- Ok, ¡Toma! - Dije dándole el bouquet - ¿Te enojaste?

- No David, lo que me molesta es que no te tomes las cosas en serio ¡Es desesperante!

- Perdóname princesa - Dije abrazándola -.

- Ok - Dijo besándome - Igual ya es tarde, ¿Nos vamos a dormir?

- Ok - Dije cargándola - ¡Tus deseos son ordenes!

Ya cuando estábamos en nuestra cama ella me dijo esto:

- David, se que últimamente te he tratado mal, pero es por el stress de la boda, no quiero dormirme sin que sepas lo mucho que te amo…

- No te preocupes Mariana, en serio, no estoy enojado ni preocupado, se que planear una boda es estresante y más aun si la tienes que organizar en un mes…

- Si, pero aun así, siento que eso no me excusa para estar enojada contigo casi todo el tiempo…

- David: No te preocupes princesa, te entiendo, y te amo por sobre todas las cosas, ahora sí, ¡a dormir! - Dije abrazándola -.

- Te amo David - Dijo mirándome con esos ojos de ella que me hacían sentir especial, diferente, valioso -.

- Yo te amo más, y amo cuando me miras así.

Page 140: Cartas desde el cielo

- ¿Cómo? No te estoy mirando de una forma especial…

- Siempre me miras de forma especial Mariana, ¡Amo tus ojos! ¡Amo todo de ti!

- Yo también amo todo de ti.

Nos quedamos dormidos abrazados, esa sería nuestra última noche juntos antes de la boda, pues Rose la vendría a buscar para comprar todo el ajuar y arreglar los últimos detalles en Dallas, allí seria nuestra boda.

A la mañana siguiente, Mariana estaba sollozando dormida… Hace mucho que no la veía así, eso me preocupaba, pero decidí no despertarla, solo la abrace más fuerte, luego de unos minutos ella se despertó.

-¿Desde qué hora estas despierto? - Dijo al ver que yo ya no estaba dormido -.

- Desde hace unos minutos… Mariana ¿Tuviste una pesadilla o algo así?

-¿Por qué?

- Porque estabas llorando mi vida.

- No era una pesadilla David… Estaba recordando cosas…

- ¿Cosas sobre nosotros?

- No, cosas sobre la relación de mis padres…

- Entiendo… Si quieres puedes contarme…

- David… Estoy muy triste… Recuerdo cuando mi padre le pegaba a mi madre… Ella me decía que eso nunca pasó antes de que se casaran… David ¿Puedes prometerme algo?

- Dime princesa…

- David, prométeme que nunca vamos a permitir que nuestra relación cambie, prométeme que siempre vamos a ser felices.

- Te prometo que te amare toda la vida, te prometo que siempre te cuidare, te prometo que no dejare de amarte ni en un millón de siglos y también te juro que fuiste, eres y serás la única mujer con la que quiero despertar, con la que quiero estar por el resto de mi vida… ¿Te sientes mejor?

- Gracias David ¡Te amo!

- Mariana, no me agradezcas tanto, yo no he sido un buen hombre y lo sabes…

- Mariana: Se que lo dices por lo que paso con Erika, pero créeme, no me importa, ya sufrí demasiado por eso y no quiero saber nada mas, yo se que cometiste un error y está bien, ya quiero olvidarlo…

- Solo quiero aclararte una cosa…

- David, en serio, ya no quiero saber más de eso, me conformo con saber que me amas y si, cometiste un error, pero por lo menos me lo dijiste y me pediste perdón, solo quiero

Page 141: Cartas desde el cielo

pedirte que no lo vuelvas a hacer, pues si lo haces de nuevo, no voy a poderte perdonar, solo te doy permiso de hacer lo que quieras en tu despedida de solteros…

-¿Y quién te dijo que yo iba a tener una despedida de solteros?

-¿Ah no? ¿Por qué?

- Porque las despedidas de solteros son para quienes echan de menos su soltería, pero lo que yo más voy a extrañar de eso es estar contigo… Sé que parece estúpido, pero una semana sin ti me parece una eternidad…

- Pero David… Tú y yo hemos estado separados por mucho más tiempo…

- Si, pero es que nos falta tan poco para casarnos, que se me hace my doloroso…

- Ya basta chiquillo impaciente, solo será una semana…

- Una semana sin ti es igual a una semana de tortura, ¡No te extrañes que haga todo por verte antes de la boda!

-¡Mi príncipe! ¡Estas completamente, loco!

- Si, ¡Loco de amor por ti!

En ese momento llego Rose buscándola, salí a atenderla mientras Mariana se alistaba. Ya cuando estaba preparada, Mariana me llamo porque quería decirme algo:

- David…

-¿Qué pasa princesa?

- ¡No me he ido y ya te extraño! - Dijo abrazándome -.

- Tranquila princesa, solo va a ser una semana y bueno, ya sabes, estoy a una llamada telefónica de distancia - Dije besándole la frente -.

-¡Te amo mi príncipe hermoso!

- Yo mas mi princesa, yo mas.

Nos dimos un beso en los labios y nos abrazamos de nuevo antes de que ella se fuera. Aunque era triste que se fuera, por lo menos me quedaba la esperanza de que fuera por poco tiempo, y en una semana estaríamos juntos, listos para casarnos.

~Una semana después~

~Narra Mariana~

¡Mi Dios! ¡Creo que me voy a morir muerta de la emoción! ¡Ya estoy a solo 30 minutos de mi boda soñada! Por suerte, Rose está conmigo, a falta de familiares cercanos, ella se ha convertido en mi familia, es mas mi hermana que mi mejor amiga, lo único malo es que me ha estado controlando para que no llame tanto a David, se que ella tiene razón pues no es muy normal que llame a David hasta para decirle que me voy a dormir y que ya me levante, que ya comí y otras cosas por el estilo, pero es que lo extraño y de verdad necesito verlo…

Page 142: Cartas desde el cielo

- Creo que voy a llamar a David…

-¿Y eso? ¿Para qué?

- Para decirle que ya me falta poco para irme a la iglesia…

-¿Mariana estás loca o qué? ¿No te acuerdas que la novia siempre se retrasa?

- Pero es que yo…

- Pero es que nada, déjame que te ayude a terminar de poner el vestido para que nos vayamos.

Ya cuando estaba lista, nos fuimos a la iglesia. La verdad no me podía quejar, Rose me había ayudado bastante, hasta escogió el vestido por mi… En cuanto llegamos a la puerta de la iglesia, comenzó a sonar la marcha nupcial, no podía dejar de sonreír al ver la cara de admiración que ponían los invitados al verme entrar pero luego me concentre en mi David, a quien ahora si le quedaba como anillo al dedo el apodo de “Príncipe” pues así se veía, como todo un príncipe.

Cuando llegue al altar y me puse a su lado, David me agarro la mano y me dijo en voz baja “Te amo” no se pueden imaginar la emoción que sentí al escuchar esas palabras de sus labios, aunque fuera tonto pues ya la había escuchado un montón de veces, justo en ese momento era que mas las necesitaba.

Toda la ceremonia lo miraba de reojo, y él también lo hacía conmigo, cuando llego el momento del juramento, David dijo esto:

- Mariana, prometo amarte, respetarte y cuidarte en la salud, en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte nos separe y aun mas allá… Te amare mas allá de la vida, te cuidare para siempre, y por sobre todas las cosas, nunca te abandonare en el medio del desierto, nunca dejare que te ahogues en el medio del océano, te aseguro que de aquí en mas, seré tu compañero por siempre y para siempre.

Mientras escuchaba eso, podía escuchar como varios de los invitados - o mejor dicho, de las invitadas - lloraban y suspiraban mientras yo hacía lo mismo, escuchar esas palabras tan hermosas de los labios del hombre que amaba era lo más hermoso que me había pasado en la vida.

Cuando llego mi momento de decir mi juramento, solo dije esto:

- David, mi príncipe, juro amarte, cuidarte, apoyarte y adorarte en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y la pobreza, a cada momento de mi vida, tal y como lo he hecho en estos últimos años de mi vida. Mi amor, yo no puedo decir todas esas cosas bonitas que tu dijiste, solo puedo darte las gracias, gracias por cambiarme la vida, gracias por hacerme creer en el amor, gracias por amarme.

Cuando la boda termino, todo fue aplausos, sonrisas, felicitaciones y una lluvia de arroz acompañada de pétalos de rosas, cuando subimos al auto que nos llevaría a la fiesta, David le dijo esto al conductor:

- Por favor, coloque la canción que le pedí…

Page 143: Cartas desde el cielo

En ese momento, comenzó a sonar la canción One and Only de la cantante Adele, que casualmente era la misma que íbamos a usar como nuestro vals... Yo solo me recosté en su hombro, tal cual y como lo había hecho cuando nos hicimos novios en España…

- David… ¿Este es el capítulo final de nuestra historia de amor?

- ¿Cómo crees eso princesa? Este no es el final… Es solo el capítulo más bello de nuestras vidas…

- Te amo David.

- Te amo Mariana.

Solo sonreímos y nos fuimos abrazados al salón de fiestas, era el inicio de nuestra nueva vida juntos, la continuación de nuestra historia de amor, el capitulo más bello de nuestras vidas.

Page 144: Cartas desde el cielo

Novela

Cartas desde el cielo

Epílogo

~20 años después~

~Narra Mariana~

No puedo decir que mi vida de casada ha sido la más fácil, pero sí, he sido feliz, David ha sido todo lo maravilloso que he esperado, me ama, con eso es más que suficiente, y aunque si, hemos discutido, han sido “Felices peleas” ya sabes, de esas peleas que se resuelven rápido, sin tantas dificultades; también he disfrutado de mis hijos, George siguió parte de los pasos de David y se ha convertido en un actor bastante reconocido aquí y John se ha convertido en “el pequeño Picasso” que había predicho David, y siguiendo mis pasos, está estudiando artes.

A todas estas ustedes se preguntaran ¿Mariana y David siguen viviendo en Texas? La respuesta a esa pregunta es no, nos mudamos a Australia hace poco menos de dos años, y ahora ¡somos vecinos de Rose y de Mathew! Lo más gracioso de ello es que George y John son pareja de las gemelas hijas de ellos dos, Stephanie e Isabella, o sea que terminamos convirtiéndonos en familia finalmente.

La razón por la que nos mudamos no fue la más feliz de todas, nos mudamos pues, tristemente, Preston, el padre de David falleció a causa de un tumor cerebral… Pasamos por tanto sufrimiento durante esa época, todo fue tan rápido… Aun recuerdo cuando David y yo acompañamos a su padre a un chequeo de rutina y allí nos dieron la horrible noticia, lo más triste fue ver como la vida de Preston se extinguía de forma tan rápida, dos meses y medio del diagnostico estábamos dándole el ultimo adiós… Por eso David decidió que lo mejor era mudarnos para acá, Anne se quedaría con Gemma en Londres, así que ya nada nos ataba a ese lugar, es más, David se deprimió mucho a causa de ello, pero gracias a su fe, logro recomenzar, el sabe mejor que nadie que a Preston no le gustaría verlo triste.

Esos eran mis pensamientos justo antes de que recibiera una llamada telefónica:

- Hola ¿Con quién hablo?

-¿Esa es la casa de la princesa más hermosa del planeta Tierra y sus alrededores?

-¡David mi amor! ¡No sabes cuánto extrañaba escucharte!

- Lo sé princesa, yo también te he echado bastante de menos, esta gira ha sido la más larga ¿Cómo has estado?

- Normal, extrañándote como loca y anhelando todos los días volverte a ver… ¿Dónde estás ahora?

- Estoy en el Aeropuerto, esperando para partir a otra ciudad ¿Sabes dónde queda Perth? Esa es mi próxima parada…

- David ¿Vienes para acá?

Page 145: Cartas desde el cielo

- ¡Claro hermosa! ¡No puedo esperar un día más sin verte, sin estar contigo!

- Yo tampoco mi príncipe, yo tampoco…

- Lo sé mi vida, tengo que colgar, ya están llamando para que abordemos el avión.

- Ok mi amor, ya voy saliendo al aeropuerto para esperarte…

- Mi ángel, el vuelo demora doce horas… Es mejor que me esperes en casa, o sino que por lo menos esperes hasta que ya esté a punto de llegar, prométeme que no te vas a ir ya al aeropuerto…

- Está bien mi amor… ¡Te amo!

- Yo mas princesa, yo mas…

En cuanto David colgó, solo suspire y me fui a la cocina a prepararle su comida favorita… Todo el tiempo estuve pensando en la posibilidad de volver a salir embarazada… Sé que es una locura, pero ya hace cinco años me colocaron un marcapasos y mi problema del corazón se ha solucionado…Por otra parte, sé que tengo 45 años, pero, si la mayoría de las famosas deciden tener hijos a esta edad ¿Por qué yo no?

Luego de que termine de cocinar, me di un baño y me recosté, no pensé que me quedaría dormida tan rápido y tan profundamente, solo sé que desperté pues sentí que alguien me estaba acariciando la espalda, me levante exaltada y cuando me di vuelta, ¡Ya David había llegado y estaba conmigo!

- Buenos días princesa Mariana.

- ¿Buenos días? ¿Qué hora es?

- Son las ocho de la mañana y si, llegue hace una hora.

- ¡Dios! ¡David perdóname por no haberte ido a esperar en el aeropuerto! No sé que me paso…

- No te preocupes princesa, me di cuenta que estuviste cocinando para mi, así que supongo que por eso no pudiste ir, es más, fue mejor que no me esperaras, pues si lo hubieras hecho, no pudiera estar haciendo esto…

En ese momento comenzó a besarme y poco a poco se fue incrementando la pasión y si, terminamos haciendo el amor, nuestras almas y nuestros cuerpos se extrañaban y se necesitaban, era simplemente imposible que no hiciéramos eso. Cuando todo termino, nos quedamos abrazados en silencio, mirándonos a los ojos y acariciando nuestros rostros, de verdad nos necesitábamos demasiado… pasados unos minutos, David me dijo - Mariana, he estado pensando en algo…

- ¿Qué será?

- Veras, ya los chicos se fueron y abandonaron el nido, yo me la paso de viaje debido a mis discos y tu siempre te quedas aquí sola, ya no quiero que eso sea así, por eso he estado pensando en la posibilidad de que… De que tengamos otro hijo, claro eso solo si tu quieres…

Page 146: Cartas desde el cielo

-¡Claro que quiero mi vida! Yo también te iba a proponer eso…

-¡Genial! Vamos a hacer algo… Yo solo vine a pasar tres semanas a tu lado antes de que tenga que retomar la gira por tres meses más…

-¿Tres meses? David, ese es mucho tiempo sin estar contigo…

- Lo sé, pero luego de esos tres meses ya estaré aquí por una larga temporada y bueno, en ese tiempo podemos dejar de cuidarnos para intentar tener nuestro último hijo…

- David, hay un problema…

- ¿Cuál?

- Ya no me estoy cuidando…

- ¿Qué? Bueno, en ese caso, nos tocara tener otro hijo sin planearlo…

- ¿Te enojaste por qué no me estoy cuidando?

- Claro que no princesa, es solo que no me lo esperaba…

- Perdón…

- No mi vida, no te pongas triste, está bien, tendremos a nuestro tercer hijo y eso es lo que debe importarnos ¿No crees? Ahora lo que me preocupa es como lo van a tomar los chicos…

- No te preocupes por eso, se que lo tomaran bien, igual le diremos cuando ya esté embarazada, no quiero darles falsas esperanzas…

- Se que todo saldrá bien…

- Yo también, lo sé porque te amo, así que no podemos fallar, nada puede salir mal…

- ¿Cómo haces para enamorarme tanto? - Dijo antes de besarme y abrazarme fuerte -.

-¡Mira quien lo dice, el que me tiene loca de amor!

Toda esa semana la pasamos felices, fue casi una mini luna de miel pero sin salir de casa, al día siguiente él tenía que ir al médico a hacerse un chequeo de rutina, estaba sentado en el porche de la casa pensativo, me acerque y me senté a su lado en silencio, ya cuando estábamos juntos, me tomo de la mano y me dijo - Recuerdas cuando llevamos a mi padre al médico esa vez -…

- Lo recuerdo… ¿Lo extrañas?

- Si, no hay un día en que no piense en el…

- Yo no olvido lo que dijo el doctor…

¿Qué cosa?

- Que tú corrías riesgo de pasar por lo mismo que Preston…

- Si, lo sé…

Page 147: Cartas desde el cielo

- Si a ti te pasa algo, ¡Me muero David!

-¡No digas eso Mariana!

- Pero…

- Pero nada Mariana, yo tampoco quiero que nada de eso me suceda, pero si llega a pasar, prométeme que vas a ser fuerte…

- No lo sé, no lo sé - Dije sollozando - Entiéndeme David, aparte de nuestros hijos, tu eres mi única familia, quedarme sin ti, es lo peor que puede pasarme…

-¡Ya Mariana, no llores! Entremos a casa, hace frio acá afuera.

Cenamos y arreglamos las cosas como de costumbre. Cuando nos acostamos, David seguía pensativo, mirando al techo y triste.

- Perdóname princesa por estar triste, pero es que no hay ni un solo día en que no deje de pensar en mi papá, lo extraño…

- No te preocupes Dave, entiendo cómo te sientes…

- Gracias Mariana, gracias por estar conmigo… No cualquier mujer toleraría como tú la depresión de su marido…

- No te preocupes, tu ya has soportado bastante las mías…

Nos abrazamos y nos quedamos dormidos, a pesar de que David era una persona fuerte, cuando se trataba de su padre se convertía en un niño, frágil y susceptible, por eso lo amaba tanto, por ser como era… A la mañana siguiente nos levantamos temprano para ir al médico, cuando íbamos en camino, David solo sonreía mientras me tomaba de la mano, estábamos completamente enamorados, tan enamorados que sentíamos que juntos podíamos derrotar cualquier cosa que nos quisiera separar.

Mientras le hacían los exámenes a David, yo estaba leyendo revistas sobre maternidad, de vez en cuando me reía de las cosas tontas que aconsejaban, pues estaban bastante lejanas de la realidad, espere durante bastante tiempo para que terminaran de evaluar a David, solo faltaba que le hicieran la resonancia magnética, mientras se la hacían, el doctor miraba preocupado la pantalla de su ordenador, no sabía que estaba sucediendo, pero algo me decía que las cosas no estaban bien, y se terminaron de confirmar mis sospechas cuando le dijeron a Dave que tenía que hacerse un electro encefalograma, eso solo me llevo a la ocasión en que le diagnosticaron el tumor a Preston. Cuando terminaron de hacerle esa última prueba, el doctor nos dijo que teníamos que esperar por espacio de una hora mientras evaluaban los resultados. David se sentó a mi lado en la sala de espera del consultorio de su doctor y tomándome de la mano me dijo - Mariana ¿Qué piensas? -.

- No sé qué pensar mi vida, estoy asustada…

- No te preocupes mi cielo, me imagino que es algo de rutina…

- David, nunca te habían hecho ese examen antes…

- Lo sé, pero no creo que esté pasando algo malo, yo me siento muy bien…

Page 148: Cartas desde el cielo

- Tu papá también se sentía bien… David ¡Tengo miedo! - Dije abrazándolo -.

- No te preocupes mi vida, no te preocupes - Dijo con la voz entrecortada, el también estaba nervioso pero se estaba haciendo el fuerte para no mostrarme sus temores -.

Nos quedamos abrazados mientras esperábamos, el también tomo las revistas que yo estaba leyendo antes y se reía de las mismas cosas que me reí yo, mientras yo trataba de distraerme, y aunque se me hacía difícil, con solo verlo reír, me sentía calmada. Así estuvimos hasta que el doctor nos llamo para darnos los resultados de los exámenes de David. En cuanto entramos a su consultorio, nos dijo - Lamento tanto ser portador de malas noticias…

- ¿Qué quiere decir doctor? - Dije exaltada -.

- Cálmate princesa - Dijo tomándome de la mano -.

- Lo siento tanto… Señor Miller, su diagnostico no es alentador para nada…

- ¡Ya deje de dar tantos rodeos! -Dije enojada -.

- Discúlpela doctor, Cálmate princesa - Dijo mirándome a los ojos -.

- Señor Miller, usted tiene un tumor cerebral.

Esa noticia me cayó como un balde de agua fría, me quede en shock, no podía creer lo que estaba escuchando, ya no pude hablar más, ni siquiera pude llorar, solo podía escuchar lo que David y el doctor conversaban mientras que yo me quede en automático, sin saber que hacer…

-¡No puede ser! -Dijo bajando la mirada, tomándose el rostro mientras buscaba las palabras que quería decir - ¿Esta seguro doctor?

- Lamento decirle esto, pero sí, es completamente seguro…

- Entonces es definitivo entonces - Dijo con lágrimas en los ojos -.

- Así es, lo siento tanto…

- Doctor ¿Tengo posibilidades de curarme si me someto a quimioterapia? Le pregunto primero porque ya he pasado por eso y segundo porque mi padre paso por eso pero no se mejoro, al contrario, solo se enfermo mas…

- En su caso, la quimioterapia solo alargaría su expectativa de vida, pero no, no se curara…

- Entonces, prefiero irme sin luchar - En cuanto dijo eso, levante la mirada y lo mire, estaba enojada ¿Cómo podía estar diciendo eso? -.

-¿Esta seguro?

- Si, - Dijo dando un suspiro - Solo necesito analgésicos para el dolor y…

En ese momento me levante de la silla y me fui de ese lugar, estaba dolida y enojada ¿Cómo podía David decir que prefería irse sin luchar? ¿Por qué me quería dejar sola? ¿Por qué nos tenía que estar pasando esto justamente ahora? Me fui al estacionamiento

Page 149: Cartas desde el cielo

y me senté en el asiento de atrás de nuestro auto, golpeaba los asientos, estaba llena de rabia, dolor y frustración… Minutos después llego David, abrió la puerta del auto y me abrazo mientras me decía - ¡Mariana ya! ¡Mariana tranquilízate por favor!

-¿Cómo puedes pedirme que me calme si me estas dejando sola?

- Mariana, no me digas eso ¡Yo no quiero dejarte! - Dijo abrazándome y llorando así como yo lo hacía -.

Me dio un beso en los labios, cerró la puerta del auto y se sentó en el asiento del conductor, comenzó a manejar por toda la ciudad, solo quería dejar que el tiempo pasara, cuando noto que ya yo me había cansado de llorar y me estaba quedando dormida, emprendió camino a nuestra casa. Cuando llegamos, yo me baje del auto corriendo, no quería escucharlo, solo quería morirme, tal vez si me moría primero, no tenia que sufrir tanto, David, que venía corriendo detrás de mí, cuando me vio que yo me senté a llorar en el suelo de nuestra habitación, me tomo por los brazos, sacudiéndome con rabia.

- ¡Ya basta Mariana!

En ese momento yo abrí los ojos como platos, nunca pensé verlo tan enojado, el se dio cuenta que me había asustado y abrazándome me dijo -¡Perdóname princesa, perdóname, no quise asustarte!

- ¡No quisiste pero lo hiciste! - Dije llorando - ¿Ahora qué? ¿Me vas a golpear?

-¡No! ¿Cómo puedes decir eso? - Me abrazo y me dio un beso en los labios - ¡No me quiero ir Mariana, pero este es mi destino y es peor si no lo asumo!

- Al menos podrías luchar, luchar para quedarte a mi lado…

- Mariana, ¿Tú viste todo lo que sufrió mi papá verdad?

-¡No me dejes sola David! - Dije llorando -.

- Aún estoy aquí princesa, aun estoy aquí…

Nos besamos y lentamente nos fuimos dejando llevar y terminamos haciendo el amor, no sé porque me parecía que eso era algo malo, no sé porque ahora me parece que fue lo más correcto, solo sé que lo único que quería en ese momento era estar entre sus brazos, siendo amada como solo él podía hacerlo, como solo él me había amado en toda mi vida…

Un mes después no había otro tema de conversación que no fuera su enfermedad, yo aun estaba en shock, no podía creer que eso realmente nos estuviera pasando, le contamos a los chicos y fue realmente triste hacerlo, mientras se lo decíamos los chicos solo lloraban, estaban tan sorprendidos como yo, bueno, más que sorprendidos, estaban tristes por la noticia, sin embargo, David les exigió que siguieran con su vida, yo no entendí porque hizo eso, pero en cuanto le pregunte, esta fue su respuesta

- David ¿Por qué les dijiste a los chicos que siguieran con su vida? No entiendo tu actitud…

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- Mariana, pareciera como si no me conocieras… ¿No te recuerdas cuando tenía la leucemia que te aleje de mi lado para que no sufrieras? Pues eso es exactamente lo que estoy haciendo ahora, no quiero que mis hijos sufran, suficiente tengo con que te estoy haciendo sufrir a ti…

- El que niegues las cosas no las facilita, solo las complica más y más…

- Mariana, no te entiendo…

- Yo si me entiendo David, yo si me entiendo…

-¿Quieres que te prepare algo de comer? Hace unos días no comes nada y me tienes preocupado…

- No David, no me pasa la comida, es todo…

- Esta bien… Mañana tengo que dar una rueda de prensa, ya sabes, para explicarle todo a la prensa y a los fanáticos…

- Sí, claro, una rueda de prensa para despedirte - Dije con lágrimas en los ojos -.

-¡Mariana! No digas eso por favor…

- Lo siento… ¿Quieres que te acompañe?

- No mi amor, se que te incomoda todo lo relacionado a la prensa, no quiero que pases por eso, además, solo les diré por lo que estoy pasando y ya, eso es todo…

- Igual iré contigo, solo espero que esos buitres no se aprovechen de tu enfermedad para sacarle provecho…

-¡Me gusta tanto cuando te pones así! Me haces recordar la ocasión en que nos conocimos…

- David… No sabes lo que siento… No sé, es una mezcla rara de sentimientos ¿Por qué nos tuvo que pasar esto a nosotros justo ahora? Es tan desconcertante, sobre todo porque siento que lo único que me dejas es una pila de recuerdos y nada mas…

- Mariana, te dejo todo mi amor ¿Acaso eso no es suficiente?

-¿De qué me va a servir si no vas a estar aquí para demostrarme cuanto me amas? Claro, eso si de verdad me amas…

-¿Y ahora porque dudas de mi amor? Soy tuyo Mariana, completamente tuyo - Dijo abrazándome y dándome un beso -.

En ese momento se dirigió a la cocina, yo me quede recostada viendo la televisión, aunque realmente no veía nada, solo quería enfocarme en otra cosa… Pasados unos minutos regreso David con una taza de sopa.

- Mariana, estás muy delgada, desde que me diagnosticaron lo que tengo, casi no comes y me tienes preocupado…

- No tengo hambre David, en serio…

- Me da igual, vas a tener que comer…

Page 151: Cartas desde el cielo

En ese momento se sentó a mi lado y comenzó a darme de comer como si fuera una niña pequeña, cuando ya había terminado de comer, el coloco la taza en la mesita de noche y me dijo - ¿Ves que si tenias hambre?

En ese momento, comencé a sentirme realmente mal, sentía que la cabeza me daba vueltas y tenía muchas ganas de ir al baño a vomitar, me levante corriendo y como pude llegue al baño de nuestra habitación y comencé a vomitar, David se vino detrás de mí y me sostuvo el cabello para que no me lo ensuciara de vomito, cuando termine de vomitar, el me limpio el rostro y me abrazo.

-¿Te sientes mejor?

- No, me siento mareada… Por eso llevo días que no como, todo me da asco… No, no puede ser…

¿Qué pasa princesa?

- ¿Me puedes acercar mi agenda por favor?

El se levanto rápidamente y busco mi agenda en mi cartera, me la dio y comencé a revisarla desesperada, ¡No podía ser cierto!, ¡Ahora no por favor! Mire a David que estaba nervioso por la forma en que estaba comportándome, luego baje la mirada y vi de nuevo la agenda ¡Tenia semana y media de retraso! David se agacho y acariciándome el cabello me pregunto- ¿Qué ocurre princesa?

- Ocurre que mi vida es un asco, ocurre que Dios me odia… - Dije dejando que salieran las lagrimas que estaba tratando de contener -.

- Mariana cálmate ¿Qué pasa?

- No, no, ¿Por qué lo que se supone que debería hacerme feliz me llena de tristeza? David… Estoy así porque tengo semana y media de retraso, eso sumado a todo lo mal que me he sentido…

- ¿Estamos embarazados? - Dijo con gran alegría -.

- Eso parece, pero no entiendo porque te alegras tanto…

- Soy yo el que no entiende la razón de tu tristeza, ¡Mariana vamos a tener al hijo que queríamos tener!

- No quiero tenerlo… -Dije en voz baja -.

-¿Qué dijiste?

-¡Que no quiero tenerlo! - Dije levantando la voz, llena de frustración -.

-¡No puedes hacer eso Mariana! ¡Vamos a tener a ese hijo te guste o no!

- Querrás decir “Vas a tener ese hijo te guste o no”, David ¿Se te olvida que estás enfermo? ¿Cómo me puedes pedir que tenga un hijo que no va a poder conocer a su padre?

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En ese momento él se sentó a mi lado y comenzó a llorar, me sentí muy mal pues sabía que le había hecho daño con mi comentario, en ese momento lo abrace y le pedí disculpas…

- Perdóname David, me estoy comportando como la mala de la película y peor aún, te estoy hiriendo, se supone que yo debo cuidarte y protegerte y en lugar de eso, solo hago que te sientas mal, ¡Soy la peor persona de este mundo!

- No tengo nada que perdonarte princesa, si no quieres tener a ese bebé, respetare tu decisión…

- Lo tendré David, finalmente me estas dejando algo más que una pila de recuerdos, me estas dejando el regalo más hermoso de este mundo…

Lo abrace y le di un beso, nos levantamos del piso del baño y él me llevo cargada a mi cama. Al día siguiente fue la rueda de prensa, tuve que soportar como los periodistas miraban a David con lastima, era simplemente insoportable, luego de la rueda de prensa, fuimos al médico y me dijeron que tenía un mes de embarazo, nos fuimos a casa y allí David tuvo su primer síntoma de la enfermedad, tuvo un dolor de cabeza terrible, solo quería llorar pero no podía hacerlo, tenía que ser fuerte para no generarle angustia, cuando se sintió mejor me dijo - Por eso es que te amo princesa, porque tratas de demostrar que eres fuerte pero en realidad estas sufriendo, lo malo es que sufres por mi culpa y nada ni nadie va a lograr que no me sienta culpable del daño que te estoy haciendo…

- Ya no te preocupes por mi David, preocúpate por ti, yo solo quiero que seas feliz y pase lo que pase, de aquí en más, yo seré la fuerte, yo seré quien te proteja, yo seré tu ángel guardián…

- Ya lo eres Mariana, lo eres desde el día que te conocí…

Nos abrazamos y nos quedamos dormidos, al día siguiente nos levantamos temprano pues a David se le había ocurrido la idea de que era buen momento para iniciar la remodelación de nuestra casa y la decoración del cuarto del bebé, no le comente nada, pero ya había decidido que si el bebé era varón se llamaría David, era la mejor forma que se me había ocurrido para hacerle honor al padre de mis hijos, al amor de mi vida, al príncipe de mi cuento, que aunque no tendría un final feliz, al menos seria un final real para una historia de cuentos de hadas…

Nos ocupamos de la remodelación durante cuatro meses, durante todo ese tiempo David tenia días buenos y otros malos, cuando se sentía bien no parecía que estuviera enfermo para nada, pero cuando sus energías fallaban, solo me indicaban que lo nuestro no terminaría bien… Un día desperté y lo primero que hice fue ver la hora: 9 A.M. con esto del embarazo, ahora dormía más de doce horas, luego me di vuelta y me conseguí con un David sonriente, con una luz en su mirada tan especial que me generaba mucha ternura, al mirarme a los ojos me dijo - Buenos días princesa Mariana.

- Buenos días mi príncipe hermoso ¡Hace mucho que no me despiertas así!

- Lo sé. Princesa si te digo que tengo un antojo algo loco ¿Me complacerías?

- Creo que le debo recordar a este príncipe que aquí la embarazada es otra - Dije sonriendo con ironía -.

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- Anda princesa ¡Compláceme! - Dijo hablando como un niño pequeño, haciendo pucheros -.

- Esta bien chiquillo caprichoso - Dije dándole un beso en la mejilla - ¿Qué quieres?

- Helado de chocolate con chispas de chocolate - Dijo sonriendo -.

- ¿A esta hora? ¿No te parece que es algo temprano para eso?

- Anda di que si, ¡Regálame eso!

- Ok, voy a ver si hay en la nevera…

- No hay, ya revise…

-¿Y entonces qué? ¿Quieres que vaya a comprarlo?

- Por favor.

- Pero es que… ¿No quieres acompañarme?

-¿Qué pasa? ¿Tienes miedo a dejarme solo? No me iré a ninguna parte princesa…

- Ok, ya voy a comprarte el helado.

Me levante rápidamente, me coloque una camisa y me deje el pantalón del pijama, me hice una cola de caballo en el cabello, tome las llaves del auto y mire a David antes de irme para decirle - ¿Seguro que no quieres acompañarme?

- Si. Princesa, recuerda ¡Es helado de chocolate con chispas de chocolate!

- Está bien, ya me voy, regreso enseguida…

Me fui al auto y lo encendí de prisa, solo quería llegar al supermercado más cercano y comprarle eso a David… La verdad es que no quería dejarlo solo pues él no se había sentido bien en varios días, por eso me resultaba algo sorpresivo verlo con tan buen ánimo esa mañana… Llegue al supermercado y nada, no estaba el dichoso helado, recorrí varios supermercados y solo lo conseguí ¡Al otro lado de la ciudad! Cuando llegara a casa, David me las pagaría ¡Me hizo recorrer la ciudad en pijamas! Aun así, no podía enojarme con él, me había hecho pasar un momento divertido, pues mientras la gente me miraba burlonamente al verme en pijamas, yo me comportaba de forma extraña y los asustaba, si que fue gracioso.

Cuando llegue a casa, comencé a decirle esto a David desde la sala:

-¡Me la vas a pagar David! ¡Me hiciste recorrer media ciudad en pijamas! ¡Nadie te salva de mis cosquillas ok!

En ese momento, al escuchar que no me respondía, subí lo más rápido que pude las escaleras, abrí la puerta y note que él estaba durmiendo, o al menos eso parecía, lo moví con cuidado y le pregunte si estaba bien…

- Príncipe, ¿Estás bien?

- ¿Ah? Sí, sí, estoy bien - Dijo tapando algo con la sabana -.

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- ¿Qué estas escondiendo? - Dije preocupada -.

- Nada princesa, nada…

En ese momento levante la sabana y me di cuenta que lo escondía era una caja de pañuelos desechables vacía, me sorprendí al ver eso…

- ¿Qué significa eso?

- David: Nada princesa, nada - Dijo nervioso, sosteniéndome el rostro para que no viera hacia el piso -.

-¿Qué pasa? ¿Por qué no dejas que mire hacia abajo…?

En ese momento me solté y vi como había un montón de esos pañuelos desechables ¡Llenos de sangre! Comencé a llorar enseguida y, mirándolo, le pregunte - David ¿Qué significa todo esto?

El no me respondió, solo me miro lleno de tristeza y comenzó a llorar, en mi mente ya se estaba dibujando un escenario conocido… El cual termino de dibujarse cuando David me dijo esto:

-¿Sabes princesa?, yo pensé que nunca me enamoraría y aunque no lo creas, estaba conforme con ello, luego llego el diagnostico de que tenia leucemia y algo dentro de mi comenzó a decirme “Busca el amor, trata de conocerlo antes de irte”, pensaba que lo había encontrado en Cara, pero no, ella solo era una persona que me atraía, no sabía cómo salir de esa relación así que pensaba que mi destino era morirme sin conocer el amor, el verdadero amor, pero luego, cuando menos lo esperaba, llego una princesa disfrazada de guerrera valiente - Dijo sonriendo y acariciando mi mejilla - que hizo que me enamorara de ella sin ni siquiera saber la razón por la que sentía eso por ella, esa misma princesa que un día me dijo que no me amaba y al otro día acepto estar conmigo, la misma princesa con la que tuve los hijos más maravillosos del mundo, la misma princesa con la que he estado casado durante 20 años y a la que amo mil veces más de lo que la ame ayer, pero mil veces menos de lo que pude haberla amado mañana si Dios me daba más tiempo, a esa princesa solo tengo tres palabras para decirle: ¡Gracias por amarme!

En ese momento, tomo su celular y coloco la canción Thank you for loving me en el reproductor de audio, mientras la escuchábamos, solo llorábamos mirándonos a los ojos, mientras yo hacía gestos de negación, el solo afirmaba con su cabeza, en ese momento entendí la triste realidad: David había hecho que fuera a comprarle el helado para que no lo viera mientras pasaba por los peores momentos de su enfermedad, el quiso que me alejara para no hacerme sufrir, ahora solo se estaba despidiendo, ¡No podía creerlo! ¡No quería aceptarlo!, cuando me tranquilice, solo pude preguntarle - ¿Este si es el ultimo capitulo de nuestra historia de amor?

El solo me respondió afirmando con su cabeza… En ese momento comencé a llorar, lo abrace fuerte y él me dijo esto, ya casi sin fuerzas - Mariana ¡Bésame por favor!

En ese momento, deje de lado mi razón y comencé a besarlo, primero con besos cortos y luego incrementando la intensidad, mientras lo besaba iba sintiendo como el poco a poco iba dejando de corresponderme el beso, ¡Lo estaba perdiendo! Lo seguí besando, esperando inútilmente el milagro de que se recuperara, pero cuando dejo de

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corresponder a mi beso por completo, me separe de él lentamente, solo para darme cuenta de que mis pesadillas se estaban cumpliendo ¡David murió en mis brazos!

Comencé a gritar desesperada, no podía creer lo que estaba pasando, unos minutos después sentí como Rose y Mathew venían entrando a la casa y subiendo las escaleras, yo solo me aferre a David mientras le decía, enajenada de dolor:

-¡Aguanta príncipe! ¡Ya te van a ayudar!

Mathew y Rose llegaron a la habitación, primero vieron a David y luego me vieron a mí, se quedaron paralizados sin saber que hacer hasta que Rose le dijo esto a Mathew

- Matt, ¡Llévate a Mariana de aquí! En su estado, no puede estar acá.

Mathew solo asintió, me abrazo delicadamente por la cintura, me ayudo a levantarme de la cama y me dijo esto, mientras me besaba la frente - Ya Mariana, ya todo acabo ¡Tienes que dejarlo ir!

- ¡No Mathew! ¡El solo se quedo dormido!

-¡Llévatela Mathew!

En ese momento, Mathew me cargo y me llevo fuera de mi habitación, sin embargo pude ver como Rose le cerraba los ojos a David y le decía - Adiós amigo, gracias por todo, yo cuidare de tu princesa, no te preocupes.

Me separe de Mathew y entre de nuevo a la habitación, lo vi allí, tan quieto, tan lleno de paz, sonriente, se había marchado feliz, o al menos eso parecía, yo sin embargo no quería dejarlo ir, no hubo formas ni maneras de que alguien me sacara de esa habitación esa noche, quería estar a su lado, solo eso.

Dos días después fue el funeral, fue todo lo triste que podía ser, solo podía llorar y soportar a todos quienes me daban el pésame, a muchos se les notaba a leguas que no les importaba en lo más mínimo su muerte pues solo estaban allí para tratar de figurar en las páginas de algún periódico amarillista. Cuando ya todos se estaban retirando, me senté en la grama artificial al lado de su tumba…

- En ausencia de ti, ya no sé cómo vivir, ayúdame mi amor, ayúdame a superar esto, no me dejes sola…

Acabando de decir eso, Anne se acerco a mí y me dijo -El nunca te dejara sola Mariana, el se quedara contigo para siempre…

-¿Sabe algo señora Anne? La admiro, usted en menos de 3 años perdió a su hijo y a su esposo y sigue aquí, fuerte, yo en cambio me siento sin fuerzas para luchar, solo me ayuda mi bebé…

En ese momento, comenzó a darme un dolor en el vientre súper fuerte y comencé a sangrar, Anne llamo a John y a George y entre los tres me llevaron a la clínica más cercana ¡Estaba muerta de miedo! En mi mente solo pasaba el pensamiento de que había perdido a mi esposo y ahora ¡También iba a perder a mi bebé! Me llevaron rápido a cirugía, tenía cinco meses de embarazo, pero los doctores se arriesgaron y me sacaron al bebé, era eso o moriría dentro de mí, cuando lo sacaron, los médicos dijeron “Es muy pequeño, será un milagro si sobrevive” Me lo enseñaron para que lo viera y en un hilo

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de voz solo dije “David” En ese momento me quede inconsciente, algo malo me estaba ocurriendo… De nuevo solo vi esa luz en el medio de la oscuridad… La misma luz que vi cuando mi padre me disparo… La misma luz que vi cuando estaba dando a luz a John… Me estaba muriendo… Pero, un ángel no permitió que eso pasara, solo que esta vez, el ángel era otro… el ángel era David…

-¡No puedo creerlo! ¿Ahora tú eres mi ángel?

- Así parece ¿Qué haces aquí?

- Acompañándote supongo…

- Tu lugar no es aquí Mariana, aun no…

- Pero David…

- Pero nada… Tu lugar es con nuestro bebé, él te necesita…

-¿Eso significa que nunca más estaré contigo?

- Te prometo princesa que estarás conmigo de nuevo, solo sigue el camino correcto que te guie hasta mi…

-¡No se qué hacer sin ti!

- No te preocupes, yo te enviare cartas desde el cielo para guiarte y para ayudarte a ser feliz…

- Te amo David, no sabes cuánto te amo…

- Yo te amo mas Mariana, ahora ve, cuídate y cuida a nuestro pequeño tesoro, él y yo te ayudaremos a salir adelante…

Desperté en la habitación de la clínica, recordaba cada palabra que me había dicho David o como lo llamaría de ahora en adelante “Mi ángel Príncipe”, ya había pasado un mes desde que nació mi bebé y afortunadamente él había sobrevivido, ese día iba a salir del hospital cuando de repente llega una enfermera, me revisa la presión arterial y se asoma en el piso de la habitación pues había visto un papel debajo de la cama, yo la mire extrañada y ella me dijo - ¿Alguno de sus amigos le dio una carta en su última visita?

- No, al menos no que yo sepa…

- Que raro, en el piso estaba este sobre…

Era un sobre pequeño, no decía mucho, solo decía: “`Para Mariana” en ese momento una loca idea se vino a mi mente ¿Sera posible?

- Entonces ¿El sobre es suyo? - Dijo la enfermera sacándome de mis pensamientos -.

- Si, es mío…

- Bueno, la dejo sola entonces…

En cuanto la enfermera se fue, mire el sobre detenidamente, lo coloque en mi nariz para sentir su aroma, observe detalladamente cada uno de los trazos de las palabras que

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estaban escritas “Para Mariana” Era una locura… Lo abrí y lentamente saque lo que contenía, solo era un papel azul pequeño, lo vi por todos lados sin leer lo que decía hasta que me decidí a leerlo, esto era lo que decía:

“Hermosa Princesa;

Sé que tal vez pensaste que nunca sería posible que yo cumpliera mi promesa, pero si, lo hice, te estoy escribiendo, solo quiero decirte que te amo y te amare eternamente, así como te estaré eternamente agradecido por amarme tanto… Ahora te toca a ti cumplirme algo… ¡Tienes que vivir Mariana! ¡Tienes que vivir por mí! Eso es lo único que te pido para poder descansar en paz…”

Lo leí detenidamente un par de veces, suspire y dije esto:

- David, te lo prometo, viviré por ti, viviré por ti y por mí…

En ese momento, la ventana de mi habitación se abrió de golpe y una suave brisa entro y me acaricio el rostro, solo sonreí y deje salir una lagrima, David estaba allí, conmigo y si, había cumplido y me había enviado una carta desde el cielo.

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Cartas desde el cielo

Capítulo Oculto

El momento de amar de nuevo ha llegado

~5 años después~

Luego de lo ocurrido con David - Si, perdonen que no diga “Luego de la muerte de David”, pero yo siento que él vive en mi - pase los tres meses más difíciles de toda mi vida, afortunadamente Rose y Mathew estuvieron allí para apoyarme, su apoyo y el amor de mis hijos mayores fue lo único que me ha ayudo a encontrar un poco de paz en medio de la tormenta, eso y la esperanza de que algún día me reencontraría con él, con el amor de mi vida…

Me mantuve a flote y poco a poco fui comenzando a aceptar lo ocurrido, sin embargo, algo dentro de mi me decía que no podía quedarme en Australia, allí fue donde había perdido a David, pero igual no tenía ni la más mínima idea de donde debía ir.

Un día, revisando las gavetas de David, encontré un sobre que decía “Para Mariana”… Sentí como un escalofrió recorría mi cuerpo, mientras lo sostenía mis manos temblaban y sentía mi corazón acelerado, decidí abrirlo y conseguí un folleto de esos de los que entregan en los aeropuertos, el folleto era de Sonora, México, la ciudad donde nací… Definitivamente, esa era una señal, David sabia que en Sonora era el único sitio donde no tenía recuerdos de lo nuestro, así que allí podría reconstruir mi vida.

Me quede con ese folleto en la mano durante varios minutos, decidí entonces que tenía que comentarles lo que estaba pensando a mis hijos y a mis amigos Mathew y Rose, les pedí a estos últimos que nos reuniéramos en su casa ese mismo día:

- Hola mami, Isabella me dijo que su mamá le pidió decirme que viniera, que necesitabas decirnos algo importante - Dijo John -.

- A mí me dijo fue Stephanie, de hecho tuve que pedirles que cancelaran las escenas de la serie que estoy grabando solo para verte ¿Te ocurre algo? ¿Le pasa algo a nuestro hermanito? - Pregunto George -.

- Hijos, amigos, les pedí que vinieran pues tengo que contarles algo que decidí…

- Dinos Mariana -Interrumpió Rose - estamos aquí para escucharte…

- Gracias amiga, lo que quiero decirles es que decidí irme a Sonora, mi ciudad natal…

- Yo pensé que habías nacido en el Distrito Federal de México…

- No Mathew, no nací en el D.F., nací en Sonora… El punto es que quiero irme para allá pues ese es el único lugar en el mundo donde sé que puedo rehacer mi vida… Y necesitaba contárselo a ustedes pues son mi única familia…

En ese momento todo se quedo en silencio, supuse que no querían que me fuera, así que me levante del sofá donde estaba sentada y les dije - De verdad necesito irme chicos, Perth me llena de recuerdos, Fort Worth también, Madrid ni se diga… El único lugar

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del mundo donde podre recuperar mi centro es en Sonora… Si no quieren que me vaya lo aceptare, pero yo de verdad anhelaba que lo hicieran…

En ese momento Mathew se levanto de su asiento, me abrazo, me dio un beso en la frente.

- Mariana, se que David querría que te fueras, así que cuentas con mi apoyo, recuerda que yo te quiero y te querré para siempre…

Luego, todos me abrazaron y me dieron su bendición, dos días después ya estaba llegando a Sonora, no pueden creer lo emocionante que fue volver a una ciudad de la cual solo tenía vagos recuerdos de mi infancia, recuerdos de los viajes que hacía con mis padres, recuerdos donde mi padre trataba con respeto a mi madre, tal vez por el hecho de que estaban cerca de sus familias y le avergonzaba mostrarse como la persona en la que se había convertido, el hecho es que no tenia recuerdos de David, y eso era justo lo que necesitaba…

Ya estando aquí, he sentido nostalgia, pero al menos no he estado sola… Una tarde estaba paseando con David - Mi bebé - y me distraje mirando algo y lo perdí de vista, comencé a buscarlo desesperada y justo lo vi que venía caminando de la mano con una niñita, cuando los encontré me arrodille y le dije esto - David, ¡No te imaginas cuanto me asustaste! ¿Quién es tu nueva amiguita?

En ese momento, escuche una voz acercándose, diciendo esto:

- Sophie ¡Gracias a Dios estas bien! ¡Gracias señora por cuidar de mi hija!

En ese momento levante la mirada, esa voz, esa voz no podía pertenecerle a otra persona…

- Gary ¿Eres tú?

Nos quedamos mirando confundidos, esos ojos me miraban de nuevo y pude saber que era él…

- Vaya Mariana… Tanto tiempo sin verte y sigues igual de hermosa ¿Este bebé es tuyo? - Dijo Gary rompiendo en silencio cuando salimos del impacto de volver a vernos -.

- Si, es mío y de David, supongo que ella también es tu hija…

- Así es… ¿Y David? ¡Hace tanto tiempo que no sé nada de él!

- El… el ya no está Gary - Dije con tristeza -.

- Sophie tampoco esta… Murió dando a luz a mi princesa…

En ese momento solo nos abrazamos y lloramos en silencio… Parecía como si el destino quería que nos reencontráramos, que nuestras almas solitarias se volvieran a encontrar…

He estado estos últimos años con Gary, nos hemos vuelto los mejores amigos del mundo, el me ayuda mucho con David y yo lo ayudo con Sophie, él me ha ayudado a sentirme feliz, hace tan buenos chistes que me parece tonto que los haya olvidado, rio casi todo el tiempo y cuando me pongo triste, el sabe la forma exacta de sacarme una sonrisa, se que tal vez suene tonto, pero hasta me he llegado a imaginar, ya saben, pasar

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el resto de mi vida con él… Pero no, no podía hacerlo… Simplemente sentía que al asumir eso, estaba traicionando a David…

Una noche, mientras trataba de dormir, me asome a la ventana y vi que era una noche nublada, lo más seguro es que llovería esa madrugada, no había ni una estrella en el cielo, hasta que de pronto se asomo ese pequeño lucero, el mismo lucero que le había dicho a mi príncipe que llevaba su nombre mientras estuvimos en Acapulco… Me quede mirándolo durante largo rato y, dejando caer una lagrima, dije esto:

- No sabes cuánto te extraño David… Aunque no lo creas, te extraño y aun te amo… Te amo tanto, que se que lo mejor es quedarme sola. Me alejare de Gary, eso es lo mejor…

Me acosté a dormir, tratando de hallar las fuerzas necesarias para poder decirle a Gary que lo mejor era que se alejara de mí, aunque lo que yo realmente anhelaba era que él estuviera a mi lado… Esa madrugada llovió, sabía que eso pasaría, así que seguí durmiendo, hasta que tuve un sueño que me hizo reflexionar:

Soñé que de pronto David se sentaba a mi lado y comenzaba a acariciarme el rostro, yo abrí los ojos enseguida y al verlo allí, le dedique una sonrisa, él me sonrió de vuelta…

- Me alegra verte sonreír - Dijo David colocando un mechón de cabello detrás de mi oreja -.

- Y a mí me alegra que estés aquí…

- Mariana ¿Sabes que solo soy un sueño verdad?

- Si, tristemente lo sé ¿Por qué me lo preguntas?

- Porque yo quiero que vivas una realidad Mariana…

- No sé qué quieres decir…

- Sí, sí que lo sabes - Dijo acostándose a mi lado, abrazándome - Princesa, se lo que estas sintiendo por Gary y ¿Quieres que te diga lo que pienso? Pienso que serias muy tonta si le dices que no quieres estar a su lado…

- Pero David… - Dije comenzando a llorar -.

- Mariana, mi hermosa princesa, no llores - Dijo secando mis lagrimas - sé que piensas que asumiendo lo que sientes, me estarás traicionando, pero en realidad, ¡Me estarías haciendo feliz!

-¿Cómo? - Dije sorprendida -.

- Si, así como te digo, me haría feliz ver que la mujer que amo y uno de mis mejores amigos son felices, y no me sentiría tan culpable por haberte dejado sola…

-¡No tienes porque sentirte culpable! ¡Tú vives en mi corazón!

- Entonces ¡Se feliz Mariana! El momento de amar de nuevo ha llegado a tu corazón ¡No lo dejes ir!

Me dio un beso en la frente y se desvaneció. Me desperté tratando de encontrarlo, pero no, él ya no estaba allí, pero me dejo como prueba de que había estado a mi lado, un

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papel azul pequeño que decía “Por siempre y Para siempre” ¡Otra carta desde el cielo! Sonreí y me quede dormida abrazando ese papelito…

A la mañana siguiente, fui a visitar a Gary, pensé que no estaba pues todo estaba cerrado pero, como él me había dicho donde guardaba la llave por si alguna vez quería entrar a esperarlo en su casa si él no estaba, abrí la puerta y lo conseguí, abrazando un portarretrato de Sophie, llorando, sentí un vuelco en mi corazón y corrí para abrazarlo… En cuanto me correspondió el abrazo, me dijo:

- Han pasado más de cinco años y aun se me hace difícil, solo cuando estoy a tu lado soy realmente feliz…

- A mí me pasa lo mismo Gary, pero ¿Sabes? Creo que no debemos estar tristes, debemos recordarlos con amor… Ellos llenaron de amor nuestras vidas, así que lo mínimo que debemos hacer para honrar su memoria es aceptar que…

-¿Aceptar que los perdimos para siempre? ¿Qué nunca más estarán con nosotros?

- No Gary, aceptar que si seguimos el camino correcto nos reencontraremos con ellos y… Creo que debemos aceptar que… El momento de amar de nuevo ha llegado…

Le di un beso corto en los labios esperando su reacción, el solo sonrió y me beso, ambos sonreímos y él me dijo esto:

- Tienes razón, el momento de amar de nuevo ha llegado…

Desde ese día el está conmigo, ya no solo es mi mejor amigo, es mi compañero, mi fuerza, mi roca, mi motivo para sonreír, y aunque no he olvidado a David, se que el camino correcto para reencontrarme con él es ser feliz, y eso solo lo conseguiré mientras este con Gary, con mi mejor amigo, con mi primer novio, solo así volveré a estar al lado de mi primer y más grande amor…