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La RedacciónLa redacción es el nombre que se otorga a la persona que escribe de forma adecuada, esta forma de escribir debe ser lógica,organizada y coherente. Cada una de las oraciones del escrito en la redacción presentan armonía y ritmo, las palabras encajan a laperfección unas con otras. Cada vez que escribimos hacemos todo lo posible por encontrar las palabras adecuadas, para quenuestro escrito sea de lo más llevadero, lo más delicado, lo más suave para los sentidos que entienden con los ojos.La redacción se utiliza en todas las técnicas y modos de escritura, va desde un verso hasta un libro

¿Qué es una redacción etimológica?

Se dice que la etimología es el estudio del origen de las palabras de un leguaje determinado.Cuando queremos investigar el origen de una palabra del lenguaje castellano tendríamos quedirigirnos al latín, español o griego, aunque también podríamos investigar el origen de una palabraen otras lenguas como en el inglés, el francés o el árabe, entre otras.Toda redacción etimológica compromete al escritor a escribir de forma correcta y además hacerloen forma consecutiva en el tiempo. Si queremos investigar sobre el concepto de educación nopodemos investigarlo en el siglo veintiuno, ni tampoco desde siglos próximos, lo correcto seríainvestigarlo desde todos los pueblos antiguos.Sin embargo la excepción seria delimitar el tema en el tiempo; es decir, estudiar la educación desde1810 a 1990 en el territorio de Colombia.Cuando queremos redactar etimológicamente como vemos necesitamos de algunos elementos yherramientas básicas.

La redacción sin duda alguna tiene que ver con la composición y formación de párrafo que estamos escribiendo. Nuestra primerapregunta es qué tipo de párrafo vamos a escribir, cuál es nuestra intención con el párrafo. En este caso la intención es mostrar quepara logran una redacción en un texto grande debemos hacerlo desde una estructura menor como lo es el párrafo. Cuandoestamos escribiendo un párrafo necesitamos de la misma calidad que necesita todo un libro, en el párrafo encontramos las partesde una oración y encontramos también las ideas principales y complementarias de una idea o un tema.

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¿Qué es la redacción literaria?

DIDACTICAEscribir de forma narrativa los recuerdos de su vida desde los seis años o antes, hasta los años que ahora tiene. Paralograr el siguiente escrito usted deberá recordar los momentos más importantes de su vida, rascarlos y escribirlos deforma cronológica, es decir de forma secuencial.

La redacción literaria nace con el objetivo de influir sobre el estado de ánimo de los demás, por lo regular una redacción literariadestaca los momentos alegres, tristes, complejos, embarazosos de una obra lingüística.

¡Amigo! El cielo está opaco, el aire frío, el día triste. Un cuento alegre... así como para distraer las brumosas y grises melancolías, heloaquí:Había en una ciudad inmensa y brillante un rey muy poderoso, que tenía trajes caprichosos y ricos, esclavas desnudas, blancas ynegras, caballos de largas crines, armas flamantísimas, galgos rápidos, y monteros con cuernos de bronce que llenaban el vientocon sus fanfarrias. ¿Era un rey poeta? No, amigo mío: era el Rey BurguésEra muy aficionado a las artes el soberano, y favorecía con gran largueza a sus músicos, a sus hacedores de ditirambos, pintores,escultores, boticarios, barberos y maestros de esgrima.Cuando iba a la floresta, junto al corzo o jabalí herido y sangriento, hacía improvisar a sus profesores de retórica canciones alusivas;los criados llenaban las copas del vino de oro que hierve, y las mujeres batían palmas con movimientos rítmicos y gallardos. Era unrey sol, en su Babilonia llena de músicas, de carcajadas y de ruido de festín. Cuando se hastiaba de la ciudad bullente, iba de cazaatronando el bosque con sus tropeles; y hacía salir de sus nidos a las aves asustadas, y el vocerío repercutía en lo más escondido delas cavernas. Los perros de patas elásticas iban rompiendo la maleza en la carrera, y los cazadores, inclinados sobre el pescuezo delos caballos, hacían ondear los mantos purpúreos y llevaban las caras encendidas y las cabelleras al viento.El rey tenía un palacio soberbio donde había acumulado riquezas y objetos de arte maravillosos. Llegaba a él por entre grupos delilas y extensos estanques, siendo saludado por los cisnes de cuellos blancos, antes que por los lacayos estirados. Buen gusto. Subíapor una escalera llena de columnas de alabastro y de esmaragdita, que tenía a los lados leones de mármol como los de los tronossalomónicos. Refinamiento. A más de los cisnes, tenía una vasta pajarera, como amante de la armonía del arrullo, del trino; y cercade ella iba a ensanchar su espíritu, leyendo novelas de M. Ohnet, o bellos libros sobre cuestiones gramaticales, o críticashermosillescas. Eso sí: defensor acérrimo de la corrección académica en letras, y del modo lamido en arte; alma sublime amante dela lija y de la ortografía.

Rubén Darío (Azul)

El rey Burgués

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¡Japonerías! ¡Chinerías! Por moda y nada más. Bien podía darse el placer de un salón digno delgusto de un Goncourt y de los millones de un Creso: quimeras de bronce con las faucesabiertas y las colas enroscadas, en grupos fantásticos y maravillosos; lacas de Kioto conincrustaciones de hojas y ramas de una flora monstruosa, y animales de una faunadesconocida; mariposas de raros abanicos junto a las paredes; peces y gallos de colores;máscaras de gestos infernales y con ojos como sí fuesen vivos; partesanas de hojasantiquísimas y empuñaduras con dragones devorando flores de loto; y en conchas de huevo,túnicas de seda amarilla, como tejidas con hilos de araña, sembradas de garzas rojas y deverdes matas de arroz; y tibores, porcelanas de muchos siglos, de aquellas en que hayguerreros tártaros con una piel que les cubre hasta los riñones, y que llevan arcos estirados ymanojos de flechas.

Por lo demás, había el salón griego, lleno de mármoles: diosas, musas, ninfas y sátiros; el salón de los tiempos galantes, con cuadrosdel gran Watteau y de Chardin; dos, tres, cuatro, ¿cuántos salones? Y Mecenas se paseaba por todos, con la cara inundada de ciertamajestad, el vientre feliz y la corona en la cabeza, como un rey de naipe.Un día le llevaron una rara especie de hombre ante su trono, donde se hallaba rodeado de cortesanos, de retóricos y de maestros deequitación y de baile.-¿Qué es eso?- preguntó.-Señor, es un poeta.El rey tenía cisnes en el estanque, canarios, gorriones, senzontles en la pajarera: un poeta era algo nuevo y extraño.-Dejadle aquí.Y el poeta:-Señor, no he comido.Y el rey:-Habla y comerás.Comenzó:-Señor, ha tiempo que yo canto el verbo del porvenir. He tenido mis alas al huracán; he nacido en el tiempo de la aurora; busco laraza escogida que debe esperar con el himno en la boca y la lira en la mano la salida del gran sol. He abandonado la inspiración de laciudad malsana, la alcoba llena de perfumes, la musa de carne que llena el alma de pequeñez y el rostro de polvos de arroz. He rotoel arpa adulona de las cuerdas débiles; contra las copas de Bohemia y las jarras donde espumea el vino que embriaga sin darfortaleza; he arrojado el manto que me hacía parecer histrión o mujer, y he vestido de modo salvaje y espléndido: mi harapo es depúrpura. He ido a la selva, donde he quedado vigoroso y ahíto de leche fecunda y licor de nueva vida; y en la ribera del mar áspero,sacudiendo la cabeza bajo la fuerte y negra tempestad, como un ángel soberbio, o como un semidiós olímpico, he ensayado elyamdo dando al olvido el madrigal.“He acariciado a la gran naturaleza, y he buscado al calor del ideal, el verso que está en el astro en el fondo del cielo, y el que está enla perla en lo profundo del océano. ¡He querido ser pujante! Porque viene el tiempo de las grandes revoluciones, con un Mesías todoluz, todo agitación y potencia, y es preciso recibir su espíritu con el poema que sea arco triunfal, de estrofas de acero, de estrofas deoro, de estrofas de amor.

“Señor, el arte no está en los fríos envoltorios de mármol, ni en los cuadros lamidos, ni enel excelente señor Ohnet. ¡Señor! El arte no viste pantalones, ni habla en burgués, nipone los puntos en todas las íes. Él es augusto, tiene mantos de oro o de llamas, o andadesnudo, y amasa la greda con fiebre, y pinta con luz, y es opulento, y da golpes de alacomo las águilas, o zarpazos como los leones. Señor, entre un Apolo y un ganso, preferidel Apolo, aunque el uno sea de tierra cocida y el otro de marfil.“¡Oh, la Poesía!“¡Y bien! Los ritmos se prostituyen, se cantan los lunares de las mujeres, y se fabricanjarabes poéticos. Además, señor, el zapatero critica mis endecasílabos, y el señorprofesor de farmacia pone puntos y comas a mi inspiración. Señor, ¡y vos lo autorizáistodo esto!... El ideal, el ideal...El rey interrumpió:-Ya habéis oído. ¿Qué hacer?

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Y un filósofo al uso:-Si lo permitís, señor, puede ganarse la comida con una caja de música; podemos colocarle en el jardín, cerca de los cisnes, paracuando os paseéis.-Sí- dijo el rey, y dirigiéndose al poeta: -Daréis vueltas a un manubrio. Cerraréis la boca. Haréis sonar una caja de música que tocavalses, cuadrillas y galopas, como no prefiráis moriros de hambre. Pieza de música por pedazo de pan. Nada de jerigonzas, ni deideales. Id.Y desde aquel día pudo verse a la orilla del estanque de los cisnes, al poeta hambriento que daba vueltas al manubrio: tiririrín,tiririrín... ¡avergonzado a las miradas del gran sol! ¿Pasaba el rey por las cercanías? ¡Tiririrín, tiririrín!... ¿Había que llenar el estómago?¡Tiririrín! Todo entre la burla de los pájaros libres, que llegaban a beber rocío en las lilas floridas; entre el zumbido de las abejas, quele picaban el rostro y le llenaban los ojos de lágrimas; ¡tiririrín!... ¡lágrimas amargas que rodaban por sus mejillas y que caían a latierra negra!Y llegó el invierno, y el pobre sintió frío en el cuerpo y en el alma. Y su cerebro estaba como petrificado, y los grandes himnosestaban en el olvido, y el poeta de la montaña coronada de águilas, no era sino un pobre diablo daba vueltas al manubrio, tiririrín.Y cuando cayó la nieve se olvidaron de él el rey y sus vasallos; a los pájaros se les abrigó, y a él se le dejó al aire glacial que le mordíalas carnes y le azotaba el rostro, tiriririn!Y una noche en que caía de lo alto la lluvia blanca de plumillas cristalizadas, en el palacio había festín, y la luz de las arañas reía alegresobre los mármoles, sobre el oro y sobre las túnicas de los mandarines de las viejas porcelanas. Y se aplaudían hasta la locura losbrindis del señor profesor de retórica, cuajados de dáctilos, de anapestos y de piriquios, mientras en las copas cristalinas hervía elchampaña con su burbujeo luminoso y fugaz. ¡Noche de invierno, noche de fiesta! Y el infeliz cubierto de nieve, cerca del estanque,daba vueltas al manubrio para calentarse ¡tirirín, tirirín! Tembloroso y aterido, insultado por el cierzo, bajo la blancura implacable yhelada, en la noche sombría, haciendo resonar entre los árboles sin hojas la música loca de las galopas y cuadrillas; y se quedómuerto, tiririrín... pensando en que nacería el sol del día venidero, y con él el ideal, tiririrín..., y en el que el arte no vestiría pantalonessino manto de llamas, o de oro... Hasta que al día siguiente, lo hallaron el rey y sus cortesanos al pobre diablo de poeta, comogorrión que mata el hielo, con una sonrisa amarga en los labios, y todavía con la mano en el manubrio.¡Oh, mi amigo! el cielo está opaco, el aire frío, el día triste. Flotan brumosas y grises melancolías...¡Pero cuánto calienta el alma una frase, un apretón de manos a tiempo! ¡Hasta la vista!

Redacción Periodística.

La redacción periodística es muy importante en una comunidad social, ésta nos presta muchos serviciosde comunicación que permiten estar enterado de los movimientos internos de un territorio específico. Laoportunidad de escribir en un periódico es muy grande, hacerle saber a los demás nuestrospensamientos, opiniones y dotes para el periodismo y la investigación periodística nos convierte engestores sociales, pendientes de las cosas actuales.En la redacción periodística podemos escribir diferentes clases de textos, unos nos permitirán desarrollarla investigación por los temas de interés, como la música, el cine, la economía, la política entre otras, otrasclases de textos no permitirán opinar y poner nuestro punto de vista sobre los temas.

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Noticia.

Reportaje.

Es una redacción periodística que intenta reconstruir un hecho por medio de la narración o la escritura, se basa en hechosreales, con personajes y espacios definidos.La Noticia responde a preguntas tales como:¿Qué sucedió? ¿A quién le sucedió? ¿Cómo sucedió? ¿Cuándo Sucedió? ¿Dónde sucedió? Y ¿Por qué sucedió?Las características de una noticia son: veracidad, actualidad e interés humano. Cada una le da a la noticia el carácter técnico quenecesita para que las demás persona puedan confiar en la publicación.

El reportaje consiste en trasmitir un hecho real y se transmite de forma narrada, sus partes son la entrada, el desarrollo ycierre. En esta modalidad periodística se puede hacer uso de videos e imágenes visuales, el reportaje está acompañado de laentrevista, sin embargo este elemento se utiliza solo cuando el reportaje lo amerita.

http://sistemaconstanz.blogspot.com/2009/01/prensa.html

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Crónica. La crónica nos permite juega con un elemento periodístico que es muy útil, la idea radica en escoger un problema de laactualidad y apoyar la redacción en hechos pasados, esto le permite al autor una base confiable de veracidad, además de llevar unasecuencia en la recolección de datos sobre un mismo tema.

Editorial periodístico. En pocas palabras este texto es el encargado de realizar un comentario acerca de una noticia, éste texto noes muy extenso y no es firmado por un nombre propio sino como “Editorial – (Editorialista)”.Las funciones son predecir, explicar, valorar y opinar.Que los textos de Editorial no sean de muchas páginas no quiere decir que sea corto y mucho menos de poca importancia; alcontrario la Editorial se preocupa por establecer un artículo sobre los temas que generan mayor controversia en la actualidad, ellosse preocupan, por aquellas noticias que generan una valoración o una opinión crítica.

http://casadelaprensa.blogspot.com/2011/05/editorial-definiciones-caracteristicas.html.

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a. Encuentre por sus propios medios de que se trata el texto de opinión en la redacción periodística.b. Realice un texto periodístico visto en clase.c. Escriba un texto narrativo, puede ser de su casa al trabajo o el que se les ocurra.

Actividad:

La Agumentación

La argumentación es la herramienta del escritor o el orador para justificar sus ideas, es por medio de lajustificación, la evidencia de pruebas y la habilidad escritural o verbal que tenga que se consolida unaargumentación.En la argumentación siempre se quiere mostrar a otras personas por medio de pruebas creíbles quelos argumentos que uno (el autor) defiende son validos.Al momento de argumentar cualquier tipo de escrito tenemos en cuenta que:· La argumentación debe tener un cuerpo, es decir la estructura del escrito o del método oral con elcual queremos argumentar nuestra idea.· Debe dejarse en claro desde el principio cual es la tesis del documento que se quiere escribir, este es eltema que atraviesa todo el texto.· El desarrollo es en quien recae el concepto de argumentar, es desde el desarrollo que nuestroargumento tiene la fuerza, la credibilidad y las bases necesarias.· Sin embargo todo el contenido debe concluirse y sacar un resultado o solución en el tema, esteresultado determinara que nivel de argumentación tubo el desarrollo.

Los Biocombustibles

Los automóviles son los principales causantes del efecto invernadero ocambio climático, pero dado que es muy difícil reducir su uso, losbiocombustibles están teniendo un auge sin precedentes comoalternativas viables de combustibles más sustentables que losderivados del petróleo. Entre estas nuevas opciones se encuentra eletanol (también conocido como alcohol etílico o de grano); o bio-etanol, para distinguirlo del alcohol sintético se obtiene de petróleocrudo, gas o carbón.

El bioetanol se produce principalmente a partir productos ricos ensacarosa como la caña de azúcar, la melaza y el sorgo dulce, siguiendoun procedimiento similar al de la cerveza: los almidones sonconvertidos en azúcares, los azúcares se convierten por fermentación

en etanol, el que luego es destilado en su forma final. También puede producirse a partir de fuentes ricas en almidón como cereales(maíz, trigo, cebada, etc.) y tubérculos (yuca, camote, papa), aunque con un proceso más caro y complejo. La producción debioetanol podría incluso realizarse a partir de materias primas ricas en celulosa, como los desechos agrícolas y forestales. Sinembargo, la conversión de la celulosa en azúcares fermentables es un proceso aún más complejo y costoso que hace que laobtención de etanol a partir de desechos no sea rentable por ahora.Actualmente, la producción de bioetanol a partir de cultivos ricos en sacarosa y almidón registra un desarrollo sin precedentes. Y esque el producto presenta claras ventajas: es limpio y renovable; ayuda a reducir las emisiones de carbono y permite conservar (y nodepender de) las reservas de combustibles fósiles; es barato cuando es producido de forma eficiente; es versátil y puede sustituir lagasolina en automóviles con motores adaptados para más de un tipo de combustible o se mezcla con gasolina en motoresconvencionales (Brasil, por ejemplo, lo emplea como “hidro-alcohol” – 95% etanol – o como aditivo de la gasolina – 24% de etanol ).

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Sin embargo, el bioetanol tiene un importante y silencioso costo social: la propagación de losmonocultivos en desmedro de la producción para la alimentación humana. Como bien explica AcciónEcológica: “Aunque se puedan obtener biocombustibles a partir de algunos productos nativos pararesolver los problemas energéticos a nivel local, el problema es la escala. Para suplir las necesidadesenergéticas globales e impactar de manera efectiva en reducir el calentamiento global, se necesitaríanmillones de hectáreas de tierras agrícolas y la incorporación de otras tantas a costa de ecosistemasnaturales, lo que repercutiría en la soberanía alimentaria de los pueblos”.Pero quizás resulta más claro citar el análisis de Lester Brown, Director del Instituto de Políticas de laTierra de la Universidad de Columbia, y fundador del WorldWatch Institute: “para llenar el tanque deun automóvil de 25 galones con (bio) etanol, se necesita una cantidad de granos suficientes para

alimentar a una persona por un año. Para llenar ese tanque por dos semanas, se podrían alimentar a 26personas durante un año”.Lo complicado que los países europeos, en su afán por cumplir con sus obligaciones dentro del Protocolode Kyoto, están empeñados en cambiar sus sistemas energéticos a base de combustibles fósiles, porbiocombustibles; pero su producción no les da abasto y han visto en los biocombustibles una posibilidadde seguir manteniendo su estilo de vida, sin incrementar sus emisiones de gases invernaderos. Sinembargo, en Europa no existen tierras suficientes para la producción de la cantidad de biocombustiblesque se necesita, por lo que se han planteado la importación de los mismos.Y aunque Estados Unidos tiene suficientes tierras agrícolas, los consumos de energía son tan altos, quetambién van a necesitar importar. ¿De dónde van a venir estos biocombustibles? Pues de regiones comoAmérica Latina, Asia y África – justamente aquellas que tienen más necesidad de alimentos.La expansión del uso del bioetanol implica que en los países más pobres las tierras de vocación agrícola que al momento son usadaspara la producción de alimentos sean utilizadas para la producción de cultivos para la producción de combustibles. Como describeLester Brown, “nos enfrentamos a una competencia entre los 800 millones de conductores que quieren proteger su movilidad y las2.000 millones de personas más pobres del mundo que quieren sobrevivir.http://www.ejemplo.us/ejemplo-de-texto-argumentativo/http://entrenomadas.wordpress.com/2007/10/15/blog-action-day-biocombustibles/

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Recursos que pueden servir para la composición de una argumentación.

La descripción.

La narración.

La exposición.

Cuando describimos queremos mostrar con palabras cualquier tipo de animal,persona o cosa; lo mismo que ideas o pensamientos. El propósito de la descripción es hacerle lalectura agradable y viva a los ojos del lector; una buna descripción enriquece el texto con detalles ycapacidad de observación.

Con esta nos fijamos en la secuencia ordenada de los hechos o eventos, la narracióntrae de por si la acción de los hechos, reconocidas como palabras verbo. Su propósito es hacerle viviral lector por medio de palabras la situación de los hechos, el detalle de las ideas o los minúsculaspartículas de un ambiente.

Ese elemento funciona con el mismo mecanismo que tiene una persona que declaraen un juicio; con éste podemos poner las pruebas suficientes para que el documento tenga validez ycredibilidad.

a. Realizar un diagrama o un cuadro conceptual argumentado las diferencias que tiene un texto literario y un textofilosófico.b. Describir el sitio en el que vive, poniendo todos los detalles posibles.c. Narrar como fue que llego su familia a la casa en donde viven actualmente.d. Exponer las dificultades y oportunidades que han tenido en el transcurso de su vida

Actividad:

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La Reseña

La reseña es un argumento

donde se describe o resume algún aspecto o hecho más específico de un texto

o algún contenido audiovisual o escrito, permitiendo conocerlo con mayor profundidad, es de

carácter descriptivo o informativo, debe llevar los siguientes aspectos:

1. Reseña Crítica

· Para que puedas realizar una reseña crítica es importante tener en cuenta los siguientes pasos.

a· Títulob· Presentación (en la presentación se consignan los datos bibliográficos que encabezan el texto:

nombre y apellido del autor, título de la obra, nombre de la editorial, fecha de edición y número depáginas).

c· Resumen expositivo del texto reseñadod· Comentario críticoe· Conclusiones.

2. Reseña De Un Libro

El objetivo de este tipo de reseña es despertar el interés por el libro, para invitar a otras personas a disfrutar de su lectura.En este tipo de reseña puedes utilizar una imagen de la portada del libro o con otra parezca adecuada a la historia, el ambienteo los personajes.Las partes importantes que debes tener en cuenta a la hora de construir la reseña de un libro son:

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a· Ficha bibliográfica: Nombre, autor, lugar y fecha de edición.b· Presentación: Género literario al que pertenece.c· Breve información sobre el autor. Otras obras interesantes que haya escrito.d· Argumentoe· Personajes: Breve descripción de los más importantes.f· Conclusiones.

Existen otros tipos de reseñas, como las históricas, bibliográficas, descriptivas pero lo importante es que las reseñas se clasifican envisuales y textuales, las visuales son las que se realizan a partir de una película o de algún medio audiovisual del cual quisiéramoscrear alguna reseña, en cambio cuando hablamos de reseñas textuales, son aquellas que podemos crear a partir de un libro, uninforme o cualquier medio escrito.

La Descripción

Describir es explicar, de forma detallada y ordenada, cómo son las personas, los lugares o los objetos.La descripción sirve para hacer más creíbles los hechos que se narran.

· Hay que observar con mucha atención y seleccionar los detalles más importantes.·Después de seleccionar los detalles, hay que organizar los datos siguiendo un orden:- De lo general a lo particular o al contrario.- De dentro a fuera o al contrario.- De izquierda a derecha o al revés.· Al describir hay que situar los objetos en el espacio con precisión.

Como Se Hace Una Descripción.

Descripción de una cueva (Pío Baroja)A la izquierda se abría la enorme boca de la cueva, por la cual no se distinguían másque sombras. Al acostumbrarse la pupila, se iba viendo en el suelo, como una sábana

negra que corría a todo lo largo de la gruta, el arroyo del infierno, "Infernuco-erreca", quepalpitaba con un temblor misterioso. En la oscuridad de la caverna brillaba, muy en el

fondo, la luz de una antorcha que agitaba alguien al ir y venir.Unos cuantos murciélagos volaban a su alrededor; de cuando en cuando se oía el batir de

las alas de una lechuza y su chirrido áspero y estridente.la luz de una antorcha que agitaba alguien al ir y venir.

Unos cuantos murciélagos volaban a su alrededor; de cuando en cuando se oía el

Cómo Se Describe Un LugarAl describir un lugar cualquiera, lo primero que se debe hacer es localizar los sitios importantes de este: por ejemplo debes describirelementos tales como: (los pueblos, los montes, el río...) utilizando palabras que indican situación en el espacio. Procuran transmitirla impresión que produce el lugar: alegría, tristeza, misterio, terror etc.

Cómo describir un objetoPara describir un objeto se detallan sus rasgos característicos: forma, tamaño, impresión que produce. Y si el objeto tiene diferentespartes, se enumeran y detallan ordenadamente.En las descripciones de objetos suelen emplearse términos específicos; por ejemplo, en la descripción de un reloj de pared se usanpalabras como caja, esfera, manillas, pesas, péndulo etc.

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Descripción de un pozo (Rafael Sánchez Ferlosio)Lo más importante del jardín del sol era el pozo. Tenía un brocal de piedra verde y un arcode hierro forjado para la polea. La polea era de madera y chillaba como una golondrina. El

cubo era también de madera, sujeto por aros de hierro, como las cubas, y pesaba mucho. Elpozo era muy hondo y tenía un agua muy clara.

· Los rasgos diferenciales de cada objeto. Son las características que distinguen a unos objetos de otros.· Los rasgos comunes a las cosas que comparamos. Son las características que hacen que podamos agrupar a los seres en clases.

Describir un proceso es exponer ordenadamente las fases del mismo, indicando qué sucede en cada fase y cómo sucede.

· Documentación. Los reporteros locales y los corresponsales en otras poblaciones acuden al lugar de los hechos, obtieneninformación y hacen fotografías y planos del lugar.· Transmisión. Los periodistas y las agencias internacionales transmiten las noticias a la redacción del periódico por una vía rápida(teléfono, teletipo, fax, correo electrónico...).· Redacción. Los redactores seleccionan el material recibido y redactan noticias, artículos de fondo y editoriales. También escogen elmaterial gráfico.· Impresión. Finalmente, a partir de la plancha, se imprimen los periódicos en la prensa. Ya están listos para su distribución.La descripción de un proceso debe ser clara y ordenada . Se debe seguir el siguiente orden:· Primero de indica de qué proceso se trata y cuál es su finalidad.· Después se detallan los elementos, materiales o instrumentos que forman parte del proceso (personas, máquinas, materiales,herramientas...).· Finalmente se explica cómo se desarrolla el proceso. Se divide en fases y se exponen las operaciones que se realizan en cada una.Se deben utilizar palabras que indiquen el orden de las operaciones.· Si es posible, se explica para qué se realiza cada operación.

Hay varias formas de describir a una persona. Según se describan sus rasgos recibe distintos nombres.

Describir un proceso

Como se hace un periódico

Descripción de personas

Prosopografía Es la descripción de los rasgos físicos de la

persona, de su apariencia externa.

Etopeya Es la descripción de rasgos psicológicos o

morales del personaje: su manera de ser, de

actuar, su carácter.

Retrato Es una descripción combinada en la que se

describen las características físicas y morales

de la persona.

Caricatura Es un tipo de descripción en la que los rasgos

físicos y morales de la persona se presentan

de manera exagerada, acentuando los

defectos.

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El Ensayo

Existen varias definiciones acerca del ensayo es un escrito en el cual un autor desarrolla sus ideas. Es unejercicio que consiste en poner en consideración las ideas o planteamientos que podrían no ser tanvalederos o valiosos, para esto el escritor ensaya y pone el peso de los diferentes pensamientos.

- En la literatura es una composición escrita en prosa, generalmente breve y en el cual se expone la interpretación personal sobre untema.- El ensayo se divide en filosófico, expositivo, científico, periodístico literario, critico, etc.

DESCRIPTIVO: se utiliza para concretar temas científicos y sobre los fenómenos de la naturaleza.POÉTICO: desarrolla temas de fantasía, imaginación, etc.PERSONAL o FAMILIAR: es el escrito que nos revela el carácter y la personalidad del autor.

· Puede tratar sobre temas de literatura, filosofía, arte, ciencias y política, entre otros.· El autor puede exponer sus ideas religiosas, filosóficas, morales, estéticas, o literarias.· En la mayoría de los casos tiene lista de referencias utilizadas.

· Debe estar organizado en párrafos.· Generalmente no se necesita incluir subtítulos.· Se desarrollan las ideas, los temas, o se contestan las preguntas asignadas.

- explica el (los) tema(s), indica al lector el asunto a tratar. Puede explicar como se llevará a cabo la investigación ybajo qué parámetros.

- incluye las ideas del autor, temas, o contestación a preguntas(o guías) suministradas por el(la) Profesor(a), seescribirá en un párrafo aparte.· Al comenzar un párrafo nuevo se debe empezar con oraciones de transición, para dar coherencia y entrelazar las ideas.

-expresa la aportación final de escritor. Es el cierre del ensayo.

· Elija el punto de vista que desea desarrollar en el escrito.· Organice un esquema preliminar con la idea principal y/o las ideas secundarias que desarrollará.· Coteje los signos gramaticales de su escrito.· Cite todas las fuentes que utilice, para evitar el plagio.

CLASES DE CONTENIDO

CARACATERISTICAS FUNDAMENTALES

ESTRUCTURA Y ORGANIZACIÓN DEL ENSAYO

PARTES DEL ENSAYONOTA: NO SE ESCRIBEN LAS PALABRAS: “INTRODUCCIÓN”, “DESARROLLO”, “CONCLUSIÓN”· INTRODUCCIÓN

· DESARROLLO

· CONCLUSIÓNRECOMENDACIONES

El Ensayo Cientifico

Es uno de los más extraños de hallar en el mundo de la escritura ensayística, quizás por suscaracterísticas, las cuales limitan este ensayo a una investigación profunda sobre los temascientíficos como por ejemplo:Medicina, botánica, física, agricultura…El ensayo científico puede contener cualquier tipo de propósito argumentativo: explicar, describir,comparar, pero a lo que debería apuntar es a avanzar en el tema investigado, es decir al desarrollode mejores técnicas y beneficios para el hombre humano con relación a los temas investigados.

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El Ensayo Literario

El ensayo literario está presente en cada uno de nuestros escritos que tenga gracia, emotividad, sensibilidad y espiritualidad hacialas letras y hacia los demás, cada vez que queremos escribir un ensayo literario ponemos en juego nuestra subjetividad paraencontrar dentro del escrito la oportunidad de poner nuestro propio punto de vista.El ensayo literario puede ser incluso una expresión de un profundo pensamiento social, éste debe estar relacionado con los temasque aquejan a la comunidad, es decir que el escritor más allá de ser un literato se presenta como un gestor de la literatura que estápresente en el tiempo actual. Ejemplo:

LA POBRE VIEJECITA

Érase una viejecitaSin nadita que comer

Sino carnes, frutas, dulces,Tortas, huevos, pan y pezBebía caldo, chocolate,Leche, vino, té y café,Y la pobre no encontrabaQué comer ni qué beber.

Y esta vieja no teníaNi un ranchito en que vivirFuera de una casa grandeCon su huerta y su jardín

Nadie, nadie la cuidabaSino Andrés y Juan GilY ocho criados y dos pajesDe librea y corbatín

Nunca tuvo en qué sentarseSino sillas y sofásCon banquitos y cojinesY resorte al espaldar

Ni otra cama que una grandeMás dorada que un altar,Con colchón de blandapluma,Mucha seda y mucho olán.

Y esta pobre viejecitaCada año, hasta su fin,Tuvo un año más de viejaY uno menos que vivir

Y al mirarse en el espejoLa espantaba siempre allíOtra vieja de antiparras,Papalina y peluquín.

Y esta pobre viejecitaNo tenía que vestirSino trajes de mil cortesY de telas mil y mil.

Y a no ser por sus zapatos,Chanclas, botas y escarpín,Descalcita por el sueloAnduviera la infeliz

Apetito nunca tuvoAcabando de comer,Ni gozó salud completaCuando no se hallaba bien

Se murió del mal de arrugas,Ya encorvada como un tres,Y jamás volvió a quejarseNi de hambre ni de sed.

Y esta pobre viejecitaAl morir no dejó másQue onzas, joyas, tierras,casas,Ocho gatos y un turpial

Duerma en paz, y DiospermitaQue logremos disfrutarLas pobrezas de esa pobreY morir del mismo mal

Rafael Pombo.

El Ensayo Periodístico

Dentro de los géneros que se presentan en el periodismo el ensayo ocupa un lugar importante y fundamental. Porque además deestar pendientes de lo que pasa en la actualidad, el ensayo entra a la subjetividad de la persona.Con el ensayo en un medio de opinión como lo es el periódico la persona está dispuesta a ir a las últimas consecuencias por facilitaruna noticia de calidad y certificada, pero también con una opinión y un profundo trabajo sobre los hechos y los acontecimientosposible de dar finalmente una conclusión sobre el tema.Ejemplo:Cátedra: Periodismo Especializado: Periodismo PolíticoProfesor Titular: Oscar Enrique BosettiAuxiliares Docentes: Javier Miranda - Esteban OlaránAlumno:Brunet, Augusto

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El silencio de las mayoríasA casi 3 meses del golpe de estado que se produjo en Honduras el domingo 28 de junio debemos preguntarnos ¿qué sucedióverdaderamente? Y ¿por qué se producen casi de manera cíclica acontecimientos de esta índole en los países latinoamericanos?Históricamente nuestra región ha sido, y sigue siendo, víctima de los intereses de las clases dominantes, tanto de cada uno denuestros países como del mundo, y el caso de Honduras no es la excepción. Pero para comprender esto mejor habría que remitirse alos hechos por los cuales se produjo el levantamiento en contra del Presidente Manuel Zelaya: encontrándose el pueblo hondureñocerca de elecciones, se realizó una propuesta por parte del Presidente para llevar a cabo una “consulta popular” acerca de reformarla constitución, cosa que no cayó bien al Ejercito e Iglesia por lo cual se mostraron en contra. Esto aparejado a la destitución del Jefedel Estado Mayor de las Fuerzas del Ejército, General Romero Vásquez, por haberse negado a brindar sus servicios a la hora delplebiscito (pero el Poder Judicial lo reintegró en su cargo a las pocas horas) hecho que fue denunciado por Zelaya como “intento degolpe de Estado” ante organismos internacionales porque se vio acompañado de la salida a las calles de las fuerzas armadaspidiendo la restitución de su “jefe”. Este hecho fue la antesala del golpe realizado el 28 de junio, ya que a pesar de las negativas porparte de eclesiásticos y fuerzas armadas por realizar la “consulta popular” el presidente insistió en hacerlo, cosa que devino en susecuestro y posterior deportación a Costa Rica a manos de militares hondureños unas horas antes de que se realizara la consulta.

Ahora bien, este no es un hecho nuevo en nuestro continente,estamos, por decirlo de alguna manera, “acostumbrados” a estosacontecimientos que se repitieron innumerables veces a lo largo delas historias de nuestros países y en la gran mayoría de los casos,funciono un patrón similar: hacer acallar la voz de pueblo. Esto llevaa preguntarnos, por ejemplo, ¿por qué en las constitucionesnacionales de todos los países latinoamericanos aparecen palabrascomo “democracia”, “intereses de la mayoría”, etc. cuando estosllamados intereses de la mayoría solo abarcan a una reducida partede la población los cuales nunca o casi nunca se ven perjudicadospor las políticas gubernamentales pero se quejan cuando las clasesoprimidas exigen se les haga escuchar? ¿De qué democraciahablamos entonces, si cuando me sirve bienvenido sea y cuando no,tomo cartas en el asunto y corto el diálogo por los medios que sea?

La oposición no estuvo de acuerdo con la "consulta popular"

Otro aspecto que resulta sorprendente de esta “democracia” es que el pueblohondureño, en este caso, se encuentra en las calles resistiendo al golpe de estado,pero ¿no son los intereses de la mayoría los que se están defendiendo? ¿El pueblose encuentra peleando contra sus propios intereses o será que este golpe loperjudica? Sin pasar por alto que automáticamente el presidente fue depuestocanales TV y frecuencias de radios oficiales fueron sacadas del aire, reivindicando el“sistema democrático”Pero todo lo mencionado anteriormente tiene una crítica y es que la situaciónhondureña hoy en día no es democrática al ser un gobierno de facto; pero si nosponemos a pensar, las similitudes con países como el nuestro son muchas comopor ejemplo acallar las voces de la mayoría, lo cual se puede traducir a situacionesque nos encontramos atravesando hoy en día como por ejemplo el mapa demedios que hoy en día se encuentra en debate debido a tratamiento del proyectode Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Si analizamos detenidamente lasituación se puede vislumbrar con claridad que las voces de la mayoría son casiinexistentes en nuestro país porque dicho mapa se divide en entre unos cuantosgrupos bien marcados, los cuales poseen casi el %100 de los medios, lo cual deja laduda ¿en qué democracia estamos si las voces que oímos con más fuerza son lasque defienden solamente sus intereses económicos?

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La libertad de expresión es un derecho inalienablePor eso considero que la situación en Honduras debe ser tomada como un punto de partida para comenzar a concretar una unidadde los pueblos latinoamericanos en pos de una defensa de los intereses comunes para todos como por ejemplo la extrema pobrezaque sufre gran parte de la población, porque a fin de cuentas todos somos seres humanos.

El Ensayo Filosófico

Podemos creer que el ensayo no es un documento que encarga únicamente sobre la opinión y la subjetividad de la persona, puestenemos la certeza que debe descansar sobre bases firmes y científicamente aprobadas por las comunidades.Pero en la filosofía estamos acostumbrados a discernir sobre las cosas actuales, a pensarlas, a cuestionarlas, a transformarlas. Es asíque el ensayo filosófico descansa sobre el pensamiento y la inteligencia de quien lo elaboraEjemplo:

En el presente ensayo mencionaré someramente algunas explicaciones sobre el papel que cumple la filosofía en la política.Primeramente hablaré sobre la importancia de las reflexiones éticas en la política. Luego, sobre el valor de la filosofía política y, porúltimo, referiré ejemplos de críticas de filosofías políticas como el comunismo y el socialismo a la propiedad privada.La ética es una disciplina filosófica normativa que se ocupa de las pautas de la conducta humana. Ésta no se encuentra ajena a lascuestiones políticas, pues la ética también puede y debe reflexionar sobre las acciones políticas, incita a una meditaciónconcienzuda para la puesta en práctica de la toma de mejores decisiones, nombramientos dignos de representantes o dirigentes;votaciones, sufragios, referendos, etc., sean justos y libres de corrupción, así como también un conteo de votos digno de confianza yque sean partícipes de una buena democracia. Éstos y otros más son ejemplos en donde la ética juega un papel importante en lapolítica, ya que sin ella, sin una justa elección, no se establecería una democracia madura y consistente.Adquiere mucha importancia hacer un estudio filosófico sobre la ética y la política, pues nos permite entender la manera cómo laética sirve y servirá a la política como justificante en su actuar. Por otro lado, la ética nos incita una reflexión encaminada a la justiciasocial. Así, la ética, política y justicia social deben converger para solucionar problemas que mantengan el respeto por la dignidadhumana.Por otro lado la filosofía política es importante también ya que es necesario reflexionar sobre el porqué, cómo y cuándo el serhumano origina la sociedad y luego el Estado; cómo es que el Estado se estructura, funciona; cuál es el Estado más justo oequitativo, etc. También interrogantes como las siguientes: ¿Si no existieran gobiernos los humanos vivirían armónicamente o sonlas instituciones políticas inherentes a toda sociedad humana?, ¿qué forma de gobierno es la más adecuada, la democracia, laaristocracia, la monarquía, etc.?, ¿bajo qué criterios una persona o un grupo de personas tienen el deber de dirigir a otras?, ¿por quélas personas deciden formar parte de las instituciones políticas, es por elección o a voluntad?, ¿qué son los derechos?, ¿cuálesderechos son aceptables o criticables, o bien, qué derechos crear y bajo qué criterios?, etc.Las críticas aportadas por varias filosofías políticas como el comunismo y el socialismo, por ejemplo, al concepto de “propiedadprivada”, son variadas y han creado diferentes concepciones y puntos de vista que cambian el pensar de la gente, y esto es muytrascendental. Según la doctrina comunista la propiedad real y casi toda la propiedad personal deberían ser públicas, es el Estado elúnico propietario de los medios de producción y de la propiedad personal. Las sociedades socialistas no suelen defender que todaslas propiedades deban pertenecer al Estado, permitiendo que existan algunas propiedades privadas.Concluyo entonces, por las manifestaciones indicadas, que la filosofía es y será un medio necesario e importante en las cuestionespolíticas de todo ser humano, al menos para que elabore una mejor política.

CÓMO LA FILOSOFÍA INTERVIENE EN LA POLÍTICA

Luis Riveros Colque (Estudiante de 3er año Filosofía)

a. Los estudiantes deberán escoger un problema resiente de nuestro país.b. Realizar un ensayo que contenga una referencia bibliográfica.c. Realizar una maqueta que tenga que ver con el ensayo que realizo.

Actividad:

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Medios y Formas de ExpresiónLlamamos medios y formas de comunicación a toda técnica o herramienta que sirvapara transmitir un mensaje de una persona a otra, hay gran cantidad de medios y formasque el hombre usa para transmitir un mensaje. No se puede negar la naturalidad quealgún día adquirió el hombre para expresarse con los demás, en un principio es posiblesospechar que el hombre se comunicaba por medio de su cuerpo y de unos pocossonidos.La comunicación se expresa en los hombres antiguos por medio de imágenes pintadasen las paredes, y son en ellas donde podemos ver cuáles eran las necesidades másimportantes en su tiempo. Y es entonces donde nosotros los hombres actuales caemosen cuenta que esas formas de expresión todavía comunican un mensaje.

Los medios y formas utilizadas para transmitir un mensaje han sido muchas en la historia, podría escribirse un libro completoredactando la etimología de los modos de comunicar el mensaje, verbales, no verbales, con letras con dibujos, con signos… Hoy endía existen unas muy de moda, unas técnicas impactan más que otras, como es el caso de la televisión en comparación con la radio,otras están de moda desde hace muchísimos años atrás, como es el caso del teatro, y otras son expresiones magnificas en el dibujocritico, es el caso de las historietas, el comic y el grafiti.

Carera 15 con Calle 82. Bogotá.

La televisión. La televisión cuenta con varios elementos que posibilitan la comprensión de formarápida, didáctica y sencilla, no se puede negar que la televisión utilizada como mediopara transmitir un mensaje es la más efectiva, ésta seduce a los receptores pormedio del sonido y por medio de imágenes; el sonido es muy importante paratransmitir un mensaje, éste se relaciona con el mensaje y con los receptores; unsonido suave, delicado, agraciado, acogedor y caluroso es apto para las escenasrománticas, graciosas e intimas, un sonido rápido, fuerte, tosco y frio nos pone apensar en escenas de acción de suspenso y de miedo, cada una de las escenasresponde a un público en crecimiento, en adolescencia o en adultos.La televisión impacta a todas las edades, podemos ver a un niño en sus primerasetapas del desarrollo viendo televisión y podemos ver a una persona de noventaaños viendo televisión tan concentrado como el niño. La televisión entoncestransmite información a grandes y a pequeños de una forma tan sencilla, tandinámica, tan facilista que todos la comprendemos.

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Parece ser que en nuestras sociedades del siglo XXI no conocen el beneficio o los perjuicios que éste modo de transmitir el mensajetrae consigo, el perjuicio más evidente es el hecho de convertir a unas personas dependientes de la televisión para comprender loshechos que rodean el mundo, al volvernos dependientes de un mensaje transmitido podemos correr el riesgo que nos engañen oque nos digan lo que saben.Lo que significa que la televisión es un emisor que transmite un mensaje que muchas veces es simplemente una opinión, sin uncarácter científico que impone como principio la verdad de las cosas. Es por eso que nosotros los receptores del mensaje debemospreguntarnos si la información que nos dan por medio del televisor es verdadera o es completa, debemos de preguntar tambiénporque muchas veces no se le da secuencia a una noticia tan importante y prefieren omitirlas y sacar otras noticas diferentes.

La televisión es aún un elemento que es útil para la comunicación pero es inútil en su información, muchas veces somos consientesde la mana información que recibimos en la televisión y preferimos dedicarnos a otras actividades, de la misma forma no podemosesperar que los programas de la televisión perjudique a nuestros hijos. Un ejemplo claro de la mala información que tenemos sonnoticieros nacionales (no son todos, son unos pocos), estos reparten su tiempo de la siguiente manera: cuarenta y cinco minutospara noticias generales, media hora en lo que llaman farándula y un cuarto de hora en publicidad.

Los primeros dispositivos realmente satisfactorios para captar imágenes fueron eliconoscopio, que fue inventado por el físico estadounidense de origen ruso VladimirKosma Zworykin en 1923, y el tubo disector de imágenes, inventado por el ingenierode radio estadounidense Philo Taylor Farnsworth poco tiempo después.El 26 de Enero de 1926 fue la primera vez que la pantalla chica mostró imágenes enmovimiento. Aquel día, en un laboratorio científico de Londres se realizó la primerademostración de lo que más tarde se conocería como la televisión. El responsable detan magnífica hazaña fue John Logie Baird, un ingeniero escocés que dedicó su vida aperfeccionar lo que es la televisión

Historia de la televisión.

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Baird tenía un éxito entre sus manos y sólo le quedaba convencer al resto del mundo de lo interesante de su aparato. Pronto fundódos emisoras de televisión experimentales en asociación con la oficina de correos, y gracias al sistema de cables de la empresa hizola primera transmisión de televisión por cable.La prensa apoyaba a Baird: decía que era un visionario y que la radio oficial, la famosa BBC de Londres, debía ser reemplazada por latelevisión. La institución, temerosa de los cambios y desconfiada ante el atractivo que el invento ejercía entre el público, rechazabatodos los intentos del inventor por conseguir una licencia de transmisión. Frente a eso, Baird respondía con emisiones piratas queviolaban la ley inglesa. Una suerte de TV trucha que finalmente, ante la presión ejercida por la prensa y el inventor, fue aceptada porla BBC.Desde 1929, empezó a crear programas experimentales que a pesar de sufrir miles de dificultades técnicas no conseguían aplacar elinterés del público por ese aparato casi mágico que emitía imágenes creadas a distancia. La opinión de la mayoría de los inglesessuponía que no pasaría mucho tiempo antes de que el televisor ocupara un lugar de privilegio en sus hogares. Aunque a la larga lahistoria probó la veracidad de lo que en su momento sólo eran expresiones de deseo, en aquel tiempo a la televisión le quedaba unextenso camino por recorrer. Es que las imágenes que emitía tenían el tamaño de una tarjeta personal y a raíz de la baja definiciónde sus treinta líneas de barrido se limitaban a mostrar primeros planos. A pesar de sus limitaciones, en esas tempranas imágenes eraposible reconocer individuos y hasta sus cambios de expresión.Baird estaba encaminado. Ya contaba con los contenidos y con un auditorio ansioso por recibirlos, sólo quedaba desarrollar latécnica para la construcción de los televisores. En 1929, tres años después de la primera emisión pública, y a pesar de que Baird creíaque aún quedaba mucho por hacer, los televisores comenzaron a fabricarse en gran escala. Un año más tarde, alrededor de 20.000aparatos se habían vendido en Inglaterra y el resto de Europa.La televisión, como la había imaginado John Logie Baird, no duró mucho tiempo más. Pronto, el afán por sacar cada vez másbeneficios económicos de su invento dejó de lado el televisor mecánico y lo reemplazó por el eléctrico, y mientras la pantalla chicase convertía en un medio de comunicación por derecho propio el nombre de su creador era exiliado a las menos consultadaspáginas de las enciclopedias.

http://jaramir-2002.es.tripod.com/losinventos/id11.html

El Cine

El cine nace a finales del año 1985 cuando los hermanos Lumière proyectanuna serie de cortometrajes directos, la característica básica de estoscortometrajes cinematográficos son las escenas en un solo tiempo y conpocos objetos en movimiento, no implicaban un mensaje.Los cortometrajes de los hermanos Lumière abrieron las puertas de un cinecon mayor audiencia e impacto social como lo era un cine de propuestasocial y que implicara mejoras en las secuencias de las tomas.

La propuesta de George Méliès en 1902 con Viaje a la luna provocó uncambio total en el cine, Méliès utilizaba como metodología lanarración de una historia ficticia basada en movimiento de lospersonajes y de movimiento de escenarios.La narración de una historia era totalmente innovadora para la época yes allí donde nace el cine.Todos los grades personajes se familiarizaron con lo que se conocecomo el séptimo arte.

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Equipo técnico.

Producción.

Es la palabra que representa a la totalidad de los grupos y personas de estudio encargadas de realizar una película,el cine no se puede realizar con tan pocos elementos de trabajo, se necesitan varios grupos de expertos que se encarguen de la luz,del sonido, del movimiento, de los escenarios, de las escenas peligrosas…es por eso que se crearon grupos de trabajo los cuales son:

Se encargan de la parte administrativa que dirige la película, la producción se encarga de escoger los actores y elequipo técnico de la película, se encargan de escoger la temática de la película y el escritor del guion. Proponen los límites en losque se trabaja.

Dirección:

Guión:

Sonido:

Los directores de una película son los encargados deresponder y garantizar que la película se realice bajo los parámetrosestablecidos, además de garantizar la credibilidad y responsabilidadsobre la producción de la película. La dirección debe ser óptima yrelacionada con el movimiento artístico de toda obra.

Las personas que se encargan de guión son los escritores,narradores o historiadores de la película, en ocasiones los escritores delibros y cuentos son los mismos guionistas del proceso cinematográfico.Estas personas se encargan de escribir los libretos de cada personaje,además de describir los escenarios.

el sonido es un proceso múltiple y se compone de varios grupos,el grupo de sonido general, y se encarga de ordenar y editar los sonidosde la película, la música como sonido, encargados de compartir una

trama en los efectos de la película y los sonidos de efectos especiales, encargados de los sonidos específicos de la acción, la trama,el miedo, el suspenso, la velocidad, sonidos de armas, de golpes, de puestas, de caídas…

Ésta parte coordina las escenas de la película, es todo lo referente a la cámara y al montaje de esta-el montaje de la película tiene que ver con todo el equipo de preparación para producir la película, preparar los

escenarios y parte del vestuario, además de trabajar en conjunto con la fotografía.El componente artístico es aquel que se imprime a todos los grupos de trabajo, estas personas se encargan de ele maquillaje,

el vestuario, los escenarios.

Fotografía:Montaje:

Arte.

Imitemos y construyamos una escena de cine.

Actividad:

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Consigamos entre nuestros amigos y vecinos una caja de tamaño pequeño,mínimo de unos 6 cm cuadrados, máximo de 20 cm cuadrados. Dejamos la tapade la caja intacta y trabajamos sobre la parte inferior de la caja

A continuación realizamos con unas tijeras ydeforma precavida un corte a la caja sobre laparte inferior. El corte se realiza de formacentrada, con el propósito que sobre un espacioamplio en las partes señaladas.

El próximo paso es utilizar dos palos de balso, recuerden que el tamaño debe ser con relación al tamaño de la caja.Se realiza un dibujo dentro de 18 tomas diferentes, cada dibujo debe tener relación de movimiento con el anterior, (recuerden lafigura del caballo), con el propósito de imitar algún tipo de movimiento.

Enrolle el papel sobre los palos de balso y asegure el primero y el ultimo dibujosobre los palos, tenga encuentra llevar un orden sobre los dibujos.

Realice dos agujeros en cada lado de la caja para incrustar los palos de balso.

Ponga los palos de balso en la caja y trate de hacerlos girar.

Para finalizar usted decorara la caja a su placer y la aseguracon cinta en la parte que quedo abierta.

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Cine independiente:

El cine de animación:

Cine documental:

Cine experimental:

Cine de autor:

Es todo movimiento cinematográficoque no tiene representación para producir, no tiene unestudio de producción ni una representación.

Se Identifica por ser una producciónbasada en imágenes con secuencia y coherencia que dan laimpresión de movimiento, este tipo de cine guarda unarelación muy directa con la fotografía.

El cine documental tiene comocaracterística las producciones reales, este tipo de cineguarda credibilidad y espontaneidad en sus grabaciones

Es considerado cien experimental atodo tipo de producción que intente borrar las normas yreglas del cine establecido, este tipo de cine se reconocepor no tener una secuencia, pero si contenido artístico.

se atribuye este tipo de nombre al cine cuyaproducción y dirección estén a cargo de un solo hombre.

Película sugerida: En busca del fuego de Jean Jaques Annaud.

http://videa-bien.blogspot.com/2009/08/en-busca-del-fuego-maestria-sin.html

Esta cinta cinematográfica publicada en 1981 con elnombre de La Guerre de feu (en busca del fuego) narra lahistoria de un grupo de exploradores de la tribu Ulhamr,especie neardenthales que debe enfrentarse a un mundohostil de hace aproximadamente 80.000 años.La tribu Ulhamr está formada por un grupo de hombres ymujeres, además de un anciano, éste grupo se dividía lasactividades que necesarias para el sustento del mismo,todos eran indispensables en el grupo, unos más que otros.Sin embargo lo más importante para la conservación delgrupo no eran los hombres que cazaran ni mucho menoslos niños, futuros hombres en el grupo, lo que tenia mayorvalor allí era el fuego, nada valía más que el fuego, ningunoen el grupo sabia como generarlo.

Los Ulhamr pierden el fuego en una batalla y también sonexpulsados del lugar donde habitaban, es allí donde realmentecomienza la aventura de estos tres jóvenes en búsqueda de unafuente de fuego para que su tribu pueda seguir.

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a. Escribir como le pareció película.b. Realice un ensayo, teniendo en cuenta la película.c. Realice un resumen de reseña de la película.

Didáctica:

El internet como medio de comunicación social.

El internet tiene su origen en el uso de las redes sociales que comenzaron a operar en instalaciones muypequeñas, el objetivo de estas redes era comunicarse de una forma rápida y digital en un mismo sitio,estas redes de operaciones digitales por medio de programas se utiliza hoy en día para bibliotecas,empresas grandes o mecanismo económicos.El uso de las redes sociales para usos recreativos, informativos, investigativos se adelanta desde los añosde 1990, llegando hoy en día a convertirse el internet en el medio masivo por excelencia, cuando laspersonas quieren recibir algún tipo de información acuden a la internet.

Este medio de comunicación es efectivo para transmitir un mensaje, esnovedoso, atractivo, con capacidades y oportunidades para chicos ygrandes, pero su información actual no corresponde a una informaciónadecuada.El internet tiene la ventaja de ser un programa que representa un manejopúblico, lo pueden utilizar todos los países que lo acepten bajo ciertosparámetros, hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas hacen uso de lared y cada clase social requiere diferentes necesidades, los niños buscanjuegos didácticos y formas didácticas con las que puedan aprehender elconocimiento de las cosas, los hombres buscaran algunas cosas denegocios o de noticias, las mujeres buscaran negocios, trabajos deestudio y cosas de importancia, sin embargo siempre hay personas tantohombres y mujeres que usan la red para publicidad barata y promover lapornografía.

Nos damos cuenta que el internet promueve la pornografía porque al momento de abrir una ventana de videos, muestraninmediatamente avisos de mujeres y jovencitas desnudas, problema social grave porque al mostrar tantas imágenes de mujeres casidesnudas a niños de tan poca edad, corremos el riesgo de una sociedad marcada por unos modelos de mujeres.Las ventajas que presenta el internet como medio de comunicación es que todo está a nuestro alcance, cada una de la informaciónque nosotros queramos se encuentra a nuestra disposición, sino es el documento completo por lo menos recibimos una parte de élcomo muestra de agradecimiento publicitario. Podemos observar películas interesantes, programas interesantes, documentalesinteresantes, podemos descargar libros y revistas, también imágenes, podemos mirar y escudriñar muchas cosas…

a. Escribir las ventajas y las desventajas que creo que me trae el internet para mi vida.b. Cuales considero yo que son los mejores programas que me ofrece internet.c. Reflexiona y responde si considera que el internet se puede convertir en una adición, y si es así, cuándo uno

puede pesar que es adición.d. Si tuviera la oportunidad de publicar alguna cosa para comunicarla que comunicaría, que valdría tanto la pena

para ser transmitido por el internet.

Didáctica:

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El teatro nació para formar parte de la sociedad, en la cultura griega y en la cultura romana el teatroera símbolo de participación pública y reunión ciudadana. El teatro ha presentado sus costumbresculturales y sus críticas, llamadas en un primer momento el teatro satírico.El teatro no se reduce a la clase burguesa o adinerada, porque siempre a pertenecido a toda laaglomeración de público que se desee reunir frente a la plaza, haciendo de este lugar su escenario.La comunicación que se establece en el teatro y más cuando es un teatro callejero es la relacióndirecta entre emisor, que en este caso sería el artista y el receptor que sería el público, su relación esbilateral, se enfrenta uno al otro, es casi intima. Un artista que se presenta y un público que leresponde, y cuando el publico sonríe o aplaude es cuando el publico deja de ser pasivo en lacomunicación y se vuelve activo.

El teatro como medio de expresión social

Titulo de la obra: A puerta cerradaJean Paul SartreEstreno de la obra: Théátre du Vieux-Colombier. Paris mayo de1944

Personajes:

INÉSESTELLEGARCINEl MOZO DEL PISO

Escena Primera

Garcin Y El Mozo Del PisoGARCIN.—(Entra y mira a su alrededor.) Es aquí, ¿no?MOZO.—Sí, aquí es.GARCIN.—¿Una habitación así?MOZO.—Sí, una habitación así.GARCIN.—Bueno, a la larga..., a la larga probablemente se acostumbrará uno a los muebles.MOZO.—Eso depende de las personas.GARCIN.—¿Todas las habitaciones son por el estilo?MOZO.—No, imagínese... Aquí nos vienen chinos, indios... ¿Qué quiere usted que hagan con un sillón Segundo Imperio?

GARCIN.—¿Y yo? ¿Qué quiere usted que haga yo? ¿Sabe quién era antes? En fin, notiene importancia... Después de todo, siempre he vivido entre muebles que no megustaban y en situaciones falsas; me gustaba horrores... Una situación falsa en uncomedor Luis-Felipe, ¿qué le parece? ¿No le dice nada?MOZO.—Tampoco está mal en un salón Segundo Imperio.GARCIN.—¿Eh? Bueno, es igual... ¡Bien, bien, bien! (Mira a su alrededor.) Sinembargo, no me esperaba una cosa así... Seguro que usted sabe lo que se cuentapor allá.MOZO.—¿De qué?GARCIN.—De... (Con un gesto vago y amplio.) En fin, de todo esto.

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MOZO.—¿Cómo ha podido creerse tales estupideces?Personas que nunca pusieron los pies aquí... Porque claro está que si hubieran venido unavez, ya no...GARCIN.—¡Claro! (Ríen. GARCIN vuelve a ponerse serio de pronto.) ¿Dónde están los palos?MOZO.—¿Cómo?GARCIN.—Las... Esas estacas en punta, los palos... Y las parrillas ardientes, los..., los embudos,los...MOZO.—¿Tiene ganas de broma?

GARCIN.—(Mirándole.) ¿Eh? ¡Ah, ya! No, no tengo ningunas ganas de bromas, no... (Un silencio. Se pasea.) Ni espejos ni ventanas,naturalmente. Nada que sea frágil. (Con súbita violencia.) ¿Y por qué me han quitado el cepillo de dientes? A ver.MOZO.—Ya está con eso... En seguida ha recuperado la dignidad humana. Tiene gracia.GARCIN.—(Golpeando colérico el brazo del sillón.)Le ruego que evite esas familiaridades. No ignoro nada de mi situación, pero no estoy dispuesto a soportar que usted...

MOZO.—Un momento, un momento. Perdóneme. Pero, ¡qué quiere!, es que todos los clientes me hacen lamisma pregunta. Primero me preguntan por los palos; y en ese momento le juro que no piensan para nadaen su «toilette». Y en seguida, cuando se los ha tranquilizado, salen con el cepillo de dientes. Pero, por elamor de Dios, ¿no son capaces de reflexionar? Porque, en fin, yo puedo preguntarle: ¿para qué iba alimpiarse aquí los dientes?GARCIN.—(Calmado.) Sí, es verdad, ¿para qué? (Mira a su alrededor.) ¿Y para qué iba a mirarse uno en unespejo? Mientras que la estatua de bronce, eso está bien... Me figuro que en algunos momentos lo mirarécon todas mis fuerzas, con los ojos muy abiertos, ¿entiende? Bueno; en fin, no hay nada que ocultar; ya ledigo que conozco perfectamente mi situación. ¿Quiere que le cuente cómo ha ocurrido? El hombre seasfixia, se hunde, se ahoga; sólo su mirada está fuera del agua, y entonces, ¿qué ve? Una reproducción enbronce. ¡Qué

pesadilla! Bueno, seguro que le han prohibido que me responda; así que no insisto. Pero acuérdese de que no me han cogidodesprevenido, ¿eh? No vaya luego a alardear de haberme dado una sorpresa; me enfrento con la situación cara a cara, ya lo ve.(Vuelve a su paseo.) Así que sin cepillo de dientes. Tampoco cama. Porque es seguro que no se duerme nunca, ¿verdad?MOZO.—¡Qué cosas tiene!GARCIN.—Lo hubiera apostado. ¿«Por qué» se iba a dormir? Te pican los ojos de sueño. Sientes que se te cierran, pero ¿por quédormir? Te tumbas en el canapé y, ¡pafff!..., el sueño desaparece. Se frota uno los ojos, se levanta y todo vuelve a empezar.MOZO.—¡Qué literario es usted!

GARCIN.—Calle. No voy a gritar, no va a oír de mí ni un gemido, pero quiero mirar la situacióncara a cara; que no salte sobre mí por la espalda sin que yo pueda reconocerla. ¿Literario?Entonces, ¿qué? Que ni siquiera se siente necesidad de dormir... ¿Por qué dormir si no setiene sueño? Está bien. Espere. Espere. ¿Y eso por qué es penoso? ¿Por qué va a serforzosamente penoso? Sí, ya sé; es la vida sin ninguna interrupción.MOZO.—¿Interrupción? ¿Qué es eso?GARCIN.—(Imitándolo.) ¿Interrupción? ¿Qué es eso? (Intrigado.) A ver, míreme. ¡Ah, sí!Estaba seguro. Eso es lo que explica esa indiscreción grosera..., insostenible, de su mirada.Están..., están atrofiados.MOZO.—Pero ¿de qué habla?GARCIN.—De sus párpados. Nosotros..., bueno, nosotros cerrábamos los párpados. Se llamaba... un parpadeo: un relampaguitonegro, un telón que cae y se levanta; el corte está hecho, la interrupción... El ojo se humedece, desaparece el mundo. No puedeimaginarse lo..., lo refrescante que era. Cuatro mil descansos en una hora. Cuatro mil evasiones pequeñitas. Y cuando digo cuatromil... Entonces, ¿qué? ¿Voy a vivir sin párpados? No se haga el idiota: sin párpados, sin sueño, es todo lo mismo... Ya no dormiré más.Pero ¿cómovoy a soportarme? Intente comprender, haga un esfuerzo; tengo un carácter puntilloso... y me gusta darles mil vueltas a mis cosas,pero..., pero no puedo hacerlo sin tregua; allí..., allí había noches. Yo dormía. Tenía el sueño tranquilo... en compensación. Mis sueñoseran muy simples. Había una pradera... Una pradera nada más. Soñaba que me paseaba por ella. ¿Es de día?

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MOZO.—Ya ve: las lámparas están encendidas.GARCIN.—Caramba. Esto es «vuestro» día. ¿Y afuera?MOZO.—(Aturdido.) ¿Afuera?GARCIN.—Sí, afuera. Al otro lado de los muros.MOZO.—Hay un pasillo.GARCIN.—¿Y al final del pasillo?MOZO.—Otras habitaciones y otros pasillos, y escaleras.GARCIN.—¿Y luego?MOZO.—No hay nada más.GARCIN.—Y..., bueno..., usted tendrá su día libre. ¿Adónde va?MOZO.—Con mi tío, que es jefe de mozos en el tercer piso.GARCIN.—Hubiera debido suponerlo. ¿Y el interruptor dónde está?MOZO.—No hay.GARCIN.—¿Cómo es eso? Entonces, ¿no se puede apagar la luz?MOZO.—La Dirección puede cortar la corriente, pero yo no recuerdo que en este piso lo hayan hecho nunca. Tenemos electricidad adiscreción.GARCIN.—Ya. Así que hay que vivir con los ojos abiertos...MOZO.—(Irónico.) Hombre, vivir...GARCIN.—Bueno, no me va ahora a buscar las vueltas por una cuestión de vocabulario. Con los ojos abiertos. Para siempre. Habráplena luz en mis ojos. Y en mi cabeza. (Una pausa.) ¿Y qué cree usted? ¿Que si yo tirara la estatua contra la lámpara se apagaría?MOZO.—Pesa demasiado.GARCIN.—(Coge el bronce e intenta levantarlo.) Tiene razón. Pesa demasiado. (Un silencio.)MOZO.—Bueno, si no me necesita para nada más, voy a dejarle.GARCIN.—(Se sobresalta.) ¿Se marcha ya? Hasta luego. (El MOZO se vuelve.) Eso es un timbre, ¿no? (El Mozo asiente con un gesto.)¿Y... puedo llamarle cuando quiera y usted tiene la obligación de venir?

MOZO.—En principio, sí. Pero es muy caprichoso. Debe de haber algo anormal en su mecanismo. (GARCIN se acerca al timbre yaprieta el botón. Suena.)GARCIN.—¡Funciona!MOZO.—(Asombrado.) ¡Sí, funciona! (También lo prueba él.) Pero no se haga ilusiones; no puede durar mucho. Bien, a sudisposición.GARCIN.—(Hace un gesto para retenerlo.) Yo...MOZO.—¿Eh?GARCIN.—No, nada. (Va a la chimenea y coge un cortapapeles.) ¿Esto qué es?MOZO.—Ya lo está viendo: un cortapapeles.GARCIN.—¿Es que hay libros aquí?MOZO.—No.GARCIN.—Entonces, ¿para qué? (El MOZO se encoge de hombros.) Está bien. Márchese. (Sale el MOZO.)

Escena Segunda

GARCIN, solo

Va junto a la estatua y la acaricia con la mano. Se sienta. Vuelve a levantarse. Va al timbre y aprieta el botón. El timbre no suena. Lointenta dos o tres veces. Pero en vano. Entonces va a la puerta e intenta abrirla. La puerta resiste.

GARCIN.—¡Eh, oiga! ¡Que le estoy llamando! (No hay respuesta. Entonces descarga puñetazos en la puerta llamando al MOZO.Después, súbitamente se calma y vuelve a sentarse. En ese momento la puerta se abre y entra INÉS, seguida por el MOZO.)

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Escena TerceraGARCIN, INÉS, el MOZO

MOZO.—(A GARCIN.) ¿Me llamaba usted? (GARCIN va a contestar, pero echa una mirada a INÉS.)GARCIN.—No.MOZO.—(Volviéndose a INÉS.) Está usted en su casa, señora. (Silencio de INÉS.) Si tiene alguna pregunta que hacerme... (INÉS nohabla. Decepcionado.) Lo normal es que los clientes deseen informarse... Pero no insisto. Por lo demás, en cuanto al cepillo dedientes, el timbre y la reproducción en bronce, aquí el señor está al corriente y puede contestarle tan bien como yo. (Sale. Unsilencio. GARCIN no mira a INÉS. Esta mira a su alrededor y de pronto se dirige bruscamente a GARCIN.)

INÉS.—¿Y Florencia? (Silencio de GARCIN.) Le pregunto qué pasa con Florencia. ¿Dónde está?GARCIN.—Yo no sé nada.INÉS.—¿Eso es todo lo que se les ha ocurrido? ¿La tortura por la ausencia? Pues conmigo han fallado.Florencia era una chica tonta y no lo lamento en absoluto.GARCIN.—Permítame, señora. ¿Por quién me toma usted?INÉS.—¿Usted? Usted es el verdugo.GARCIN.—(Se sobresalta y luego se echa a reír.) ¡Qué equivocación tan divertida! ¡El verdugo, dice! Entra,me mira y piensa: «Este es el verdugo.» ¡Qué cosa tan extravagante! Ese mozo es ridículo; hubiera debidopresentarnos. ¡El verdugo! Perdón, me llamo José Garcin, publicista y hombre de letras. La verdad es quenos encontramos en el mismo caso. Señora...

INÉS.—(Seca.) Inés Serrano. Señorita.GARCIN.—Muy bien. Estupendo. Ya se ha roto el hielo, ¿no? Así que, según usted,tengo el aspecto de un verdugo... ¿Y en qué se reconoce a los verdugos, quieredecírmelo?INÉS.—En que parece que tienen miedo.GARCIN.—¿Miedo? Es curioso. ¿Y de quién? ¿De sus víctimas?INÉS.—¡Déjeme en paz! Sé lo que digo. Me he mirado al espejo y sé lo que digo.GARCIN.—¿Al espejo? (Mira a su alrededor.) Es fastidioso: aquí han quitado todo loque pudiera parecerse a un espejo. (Una pausa.) En todo caso, yo le puedo asegurarque no tengo miedo. No es que me tome la situación a la ligera; me encuentroconsciente de su gravedad. Pero no tengo miedo.

INÉS.—(Encogiéndose de hombros.) Eso es cosa suya. (Una pausa.) ¿No se le ocurre de cuando en cuando irse a dar una vuelta porahí?GARCIN.—La puerta está cerrada con cerrojo.INÉS.—Lo siento.GARCIN.—Comprendo perfectamente que mi presencia la importune. Y, personalmente, también preferiría estar solo: tengo queponer en orden mi vida y necesito un poco de recogimiento. Pero estoy seguro de que podremos adaptarnos el uno al otro; yo nohablo, apenas me remuevo y hago muy poco ruido. Únicamente, en fin, si es que puedo permitirme un consejo, creo que debemosconservar entre nosotros una extremada cortesía. Ello constituiría, creo yo, nuestra mejor defensa.INÉS.—Yo no soy una persona cortés.GARCIN.—Lo seré yo por los dos, si me permite. (Un silencio. GARCIN está sentado en el canapé. INÉS se pasea a lo largo y ancho dela habitación.)INÉS.—(Mirándolo.) Por favor, la boca.GARCIN.—(Sacado de su ensimismamiento.) ¿Qué?INÉS.—¿No podría estarse quieto con la boca? Da vueltas como una peonza ahí, debajo de su nariz.GARCIN.—Le pido perdón; no me daba cuenta.INÉS.—Eso es lo malo. (Tic de GARCIN.) ¡Otra vez! Tiene usted la pretensión de ser una persona bien educada y no se cuida de susgestos. Pero no está usted solo y no tiene derecho a imponerme el espectáculo de su miedo. (GARCIN se levanta y va hacia ella.)

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GARCIN.—¿Y usted no tiene miedo?INÉS.—¿Y para qué? El miedo estaba bien «antes», cuando aúnteníamos esperanza.GARCIN.—(Suavemente.) Ya no hay esperanza, es cierto, peroseguimos estando «antes». Todavía no hemos empezado a sufrir,señorita.INÉS.—Ya lo sé. (Una pausa.) ¿Y entonces? ¿Qué va a venir ahora?GARCIN.—Yo no lo sé. Me limito a esperar. (Un silencio. GARCINvuelve a sentarse. INÉS vuelve a su paseo. GARCIN tiene el tic de laboca. A una mirada de INÉS, oculta el rostro entre sus manos. EntranESTELLE y el MOZO.)

Escena CuartaINÉS, GARCIN, ESTELLE, el MOZO

ESTELLE.—(Mirando a GARCIN, que no ha levantado la cabeza.) ¡No! ¡No, no, no alces la cabeza! ¡Sé lo queocultas en tus manos, sé que no tienes nada ahí;que tu cara ha desaparecido! (GARCIN retira sus manos.) ¡Ah! (Una pausa. Con sorpresa.) No..., no le conozco.GARCIN.—Yo no soy el verdugo, señora.ESTELLE.—No, no le tomaba por el verdugo. Es que... creía que alguien quería gastarme una broma. (Al MOZO.)¿Esperan a alguien más aún?MOZO.—No, ya no vendrá nadie más.ESTELLE.—(Aliviada.) ¡Ah! Entonces, ¿vamos a estar solos el señor, la señora y yo? (Se echa a reír.)GARCIN.—No hay ninguna razón para reírse.ESTELLE.—(Sigue riendo.) ¡Y qué canapés tan horribles! Y miren cómo los han colocado. Me parece como si fuera el primero de añoy estuviera de visita en casa de mi tía María. Cada uno tiene el suyo, supongo. ¿Este es el mío? (Al MOZO.) Imposible: nunca podrésentarme en él; es espantoso; yo voy de azul celeste y este es verde espinaca. ¡Qué horror!INÉS.—¿Prefiere el mío? Si lo quiere...ESTELLE.—¿Ese burdeos? Es usted muy amable, pero apenas cambia la cosa. No, ¡qué se le va a hacer! Cada uno su lote, ¡quéremedio! ¿Me ha tocado el verde? Pues me quedo con él. (Una pausa.) El único que, en rigor, no iría mal es el del señor. (Un silencio.)INÉS.—¿Lo oye, Garcin?GARCIN.—(Se sobresalta.) ¡Ah! El..., el canapé. Perdón. (Se levanta.) Es suyo, señora.ESTELLE.—Gracias. (Se quita el abrigo y lo echa en el canapé. Una pausa.) Démonos a conocer, ¿no?, puesto que vamos a vivir juntos.Yo soy Estelle Rigault. (GARCIN se inclina y va a presentarse, pero INÉS pasa delante de él.)INÉS.—Inés Serrano. Encantada.GARCIN.—(Se inclina de nuevo.) José Garcin.MOZO.—¿Me necesitan todavía para algo?ESTELLE.—No, no; puede irse. Ya le llamaré. (El MOZO se inclina y sale.)

Escena QuintaINÉS, GARCIN, ESTELLE

INÉS.—Es usted una chica muy guapa, Estelle. Siento que no haya flores aquí para darle la bienvenida.ESTELLE.—¿Flores? Sí, me gustaban mucho las flores. Pero aquí se secarían en seguida; hace demasiado calor. ¡Bah! Lo esencial, ¿noles parece?, es conservar el buen humor. Usted hace poco que...INÉS.—Sí, la semana pasada. ¿Y usted?

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ESTELLE.—¿Yo? Ayer mismo. La ceremonia no ha terminado aún; figúrese. (Habla con mucha naturalidad, pero como si viera lo quedescribe.) El viento está enredando el velo de mi hermana. La pobre hace lo que puede por llorar. ¡Venga! ¡Venga! Un esfuercito más.¡Ya, ya está, mujer! Dos lágrimas, dos lagrimitas que brillan debajo del crespón. Está sosteniendo a mi hermana por el brazo. No llorapor miedo de que el rímel..., y tengo que decir que yo misma en su lugar... Era mi mejor amiga, ¿sabe?INÉS.—¿Ha sufrido usted mucho?ESTELLE.—No. Estaba medio atontada.INÉS.—¿Qué..., qué ha sido?ESTELLE.—Una neumonía. (El mismo juego que antes.) Bueno, ya se acabó; se van. ¡Buenos días! ¡Buenos días! ¡Cuántos apretonesde mano, qué barbaridad!... Mi marido está enfermo de la pena y se ha quedado en casa. (A INÉS.) ¿Y usted?INÉS.—El..., el gas.ESTELLE.—¿Y usted, señor?GARCIN.—Doce balas en el cuerpo. (Gesto de ESTELLE.) Perdóneme. No soy un muerto muy agradable.ESTELLE.—Por favor, querido señor, solo con que procure no emplear esas palabras tan crudas... Es..., es desagradable. Y además, afin de cuentas, ¿qué quiere decir con eso? Es posible que nunca hayamos estado tan vivos como ahora. Pero, en fin, cuando seaabsolutamente preciso nombrar este..., este estado de cosas, propongo que nos llamemos... ausentes; será más correcto. ¿Estáusted ausente desde hace mucho?GARCIN.—Aproximadamente un mes.ESTELLE.—¿De dónde es?GARCIN.—De Río.

ESTELLE.—Yo, de París. ¿Le queda alguien todavía allí?GARCIN.—Mi mujer. (El mismo juego que ESTELLE.) Ha venido al cuartel como todoslos días; no la dejan entrar. Ella mira entre los barrotes de la reja. Todavía no sabe queyo estoy... ausente, pero se lo figura. Ahora se marcha. Va toda de negro. Mejor; así notendrá que cambiarse... No llora; no lloraba nunca. Hace un sol magnífico y ella estáahí, de negro, en la calle desierta, con sus grandes ojos de víctima. ¡Ah! Cómo mefastidia. (Un silencio. GARCIN va a sentarse en el canapé de en medio y oculta lacabeza entre las manos.)INÉS.—¡Estelle!ESTELLE.—¡Señor Garcin! ¡Señor Garcin!GARCIN.—¿Eh? ¿Qué pasa?ESTELLE.—Se ha sentado en mi canapé.GARCIN.—Perdón. (Se levanta.)

ESTELLE.—Está tan..., tan ensimismado.GARCIN.—Estoy poniendo mi vida en orden. (INÉS se echa a reír.) Los que se ríen harían bien tratando de imitarme.INÉS.—Mi vida está en orden. Completamente en orden. Se puso en orden ella sola allí, así que no tengo que preocuparme de eso.GARCIN.—Sí, ¿verdad? ¿Y le parece tan sencillo? (Se pasa la mano por la frente.) ¡Qué calor! ¿Me permiten? (Va a quitarse lachaqueta.)ESTELLE.—¡Por favor, no! (Más suavemente.) No... Me horrorizan los hombres en mangas de camisa.GARCIN.—(Movimiento inverso.) Está bien. (Una pausa.) Yo me pasaba las noches en las salas de redacción. Hacía siempre un calorinfernal. (Una pausa. El mismo juego que antes.) «Hace» un calor infernal. Es de noche.ESTELLE.—¡Ah!, sí, mira, es de noche ya. Olga se está desnudando. ¡Qué rápido pasa el tiempo en la Tierra!INÉS.—Es de noche. Han precintado la puerta de mi habitación. Y la habitación está vacía en la oscuridad.GARCIN.—Han dejado las chaquetas en el respaldo de las sillas y se han subido las mangas de las camisas por encima de los codos.Huele a hombres y a tabaco. (Un silencio.) Me gusta vivir entre hombres en mangas de camisa.ESTELLE.—(Secamente.) Sí, no tenemos los mismos gustos, y esa es una prueba de ello. (Hacia INÉS.) ¿Y a usted le gustan loshombres en camisa?INÉS.—En camisa o no, no me gustan mucho los hombres, ¿sabe?ESTELLE.—(Mirando a los dos con estupor.) Pero ¿por qué, me pregunto yo, «por qué» nos han reunido?

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INÉS.—(Con una risa ahogada.) ¿Qué dice usted?ESTELLE.—No sé; los miro y pienso que vamos a continuar juntos... Yo me esperaba encontrar amigos o gente dela familia.INÉS.—¡Ah, sí! Un buen amigo con un agujero en medio de la cara.ESTELLE.—También a ese. Bailaba los tangos como un profesional. Pero a nosotros, «a nosotros», ¿por qué?GARCIN.—No hay ningún misterio; es el azar. Los van colocando donde pueden, según el orden de su llegada.(A INÉS.) ¿Por qué se ríe?INÉS.—Porque me hace gracia con eso del azar. ¿Tanta necesidad tiene de tranquilizarse? No, no dejan nada alazar, no crea.

ESTELLE.—(Tímidamente.) ¿No..., no nos habremos visto antes en algún sitio?INÉS.—Nunca. No la hubiera olvidado.ESTELLE.—O puede ser que tengamos relaciones comunes... ¿Ustedes no conocen a los Dubois-Seymour?INÉS.—No creo.ESTELLE.—Reciben a todo el mundo.INÉS.—¿Y a qué se dedican?ESTELLE.—(Sorprendida.) A nada. Tienen un castillo en Corrèze y...INÉS.—Yo era empleada de Correos.ESTELLE.—(Con un pequeño gesto de disgusto.) ¡Ah! ¿Así que, en efecto, no...? (Una pausa.) ¿Y usted, señor Garcin?GARCIN.—Yo nunca salí de Río.ESTELLE.—En ese caso, tiene razón absolutamente: solo el azar nos ha reunido.INÉS.—El azar. Entonces esos muebles están ahí por azar. El que el canapé de la derecha sea verde espinaca yel de la izquierda burdeos, es por azar... ¿Verdad que sí? Está bien; pues intenten cambiarlos de sitio y ya medirán lo que ocurre... Y esa estatua también un azar, ¿no es eso? ¿Y este calor también? ¿Este calor? (Unsilencio.) Les digo que lo han preparado todo. Hasta en sus menores detalles..., y con amor. Esta habitaciónnos esperaba así.ESTELLE.—¡Qué cosas dice! Todo es tan feo aquí, tan duro, tan anguloso. Yo no podía con los ángulos.INÉS.-—(Encogiéndose de hombros.) ¿Y qué se cree? ¿Que yo vivía en un salón Segundo Imperio? (Unapausa.)

ESTELLE.—Entonces, ¿qué? ¿Todo estaba previsto?INÉS.—Todo. Y nosotros encajamos bien.ESTELLE.—Que sea «usted» y «yo» precisamente, una frente a la otra, ¿no hay un azar en eso? (Una pausa.) ¿Y qué esperan?INÉS.—Yo no lo sé. Pero esperan.ESTELLE.—Yo no puedo aguantar que alguien espere algo de mí. En seguida me da gana de hacer lo contrario.INÉS.—¡Pues hágalo! ¡Hágalo, a ver! ¡Si ni siquiera sabe lo que quiere!ESTELLE.—Es insoportable. ¿Y a mí tiene que ocurrirme algo por ustedes? (Los mira.) Por ustedes. Había caras que en seguida medecían algo. Pero las de ustedes no me dicen nada, nada.GARCIN.—(Bruscamente, a INÉS.) A ver, ¿por qué estamos juntos? Usted ha dicho ya muchas cosas; llegue hasta el final.INÉS.—(Extrañada.) ¿Yo? Yo no sé absolutamente nada.GARCIN.—«Hay» que saberlo. (Reflexiona un instante.)INÉS.—Tan solo con que cada uno de nosotros tuviera el valor de decir...GARCIN.—¿Qué?INÉS.—¡Estelle!ESTELLE.—¿Qué hay?INÉS.—¿Qué ha hecho usted? ¿Por qué la han traído aquí?ESTELLE.—(Vivamente.) Yo no sé nada, nada absolutamente... Hasta me pregunto si no habrá sido un error. (A INÉS.) No se sonría así.Piense en la cantidad de personas que..., que se ausentan cada día que pasa. Llegan aquí por millones y no se encuentran más quesubalternos, empleados sin ninguna instrucción. ¿Cómo quieren que no haya errores? No, no se sonría así... (A GARCIN.) Diga ustedalguna cosa, vamos. Si se han equivocado en mi caso, también pueden haberse equivocado en el suyo. (A INÉS.) Y en el suyotambién. ¿No es mejor creer que estamos aquí por un error?

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INÉS.—¿Es todo lo que tiene que decirnos?ESTELLE.—¿Qué más quieren saber? No tengo nada que ocultar. Yo era huérfana y pobre... Cuidaba de mi hermano pequeño. Unviejo amigo de mi padre me pidió en matrimonio. Era un hombre rico y bueno... y acepté. ¿Qué hubiera hecho otra persona en milugar? Mi hermano estaba enfermo y su salud exigía los mayores cuidados. Viví seis años con mi marido sin una sombra... Hace dosaños me encontré con una persona a la que quise verdaderamente. Nos reconocimos en seguida. Quería que me fuera con él, peroyo no quise. Después de eso, tuve la neumonía; y eso es todo. Claro que alguien podría reprocharme, en virtud de ciertos principios,que haya sacrificado mi juventud a un hombre viejo, no sé... (A GARCIN.) ¿Cree usted que eso sea una falta?GARCIN.—Desde luego que no. (Una pausa.) ¿Y a usted le parece que sea una falta el que uno viva según sus propios principios?ESTELLE.—¿Quién podría reprocharle una cosa así?GARCIN.—Yo dirigía un diario pacifista. Estalla la guerra. ¿Qué hacer? Todo el mundo tenía los ojos clavados en mí. «¿Se atreverá?»Pues bien: sí me atreví. Me crucé de brazos y me fusilaron. ¿Dónde está la falta? A ver, ¿dónde está la falta?ESTELLE.—(Le pone la mano en el brazo.) No hay ninguna falta. Usted es...INÉS.—(Termina, irónicamente.) Un héroe. ¿Y su mujer, Garcin?GARCIN.—¿Qué pasa con ella? La saqué del arroyo, como se dice.ESTELLE.—(A INÉS.) ¡Ya lo ve! ¡Ya lo ve!INÉS.—Sí, ya veo. (Una pausa.) ¿Para quién representan la comedia? Estamos en familia.ESTELLE.—(Con insolencia.) ¿En qué familia?INÉS.—En la de los asesinos, quiero decir. Estamos en el infierno, nenita, y nunca se producen errores; a la gente no se la condenapor nada.ESTELLE.—Cállese.INÉS.—¡En el infierno! ¡Condenados! ¿Lo oyen? ¡Condenados!ESTELLE.—Cállese, por favor. ¿Quiere callarse de una vez? Le prohíbo que emplee palabras tan groseras.INÉS.—Está condenada la santita. Condenado el héroe irreprochable. Todos tuvimos nuestro momento de placer, ¿no es cierto? Haygentes que han sufrido por nuestra causa hasta la muerte, y eso nos divertía mucho, ¿no? Pues ahora hay que pagarlo.GARCIN.—(Levanta la mano.) ¿Se va a callar o no?INÉS.—(Lo mira sin miedo, pero con inmensa sorpresa.) ¡Ah, ya sé! (Una pausa.) ¡Espere! Ya lo he comprendido. ¡Ya sé por qué noshan puesto juntos! ¡Ya lo sé!GARCIN.—Tenga cuidado con lo que va a decir.INÉS.—Van a ver cómo es una tontería, ¡una solemne tontería! No tenemos tortura física, ¿verdad? Y, sin embargo, estamos en elinfierno. Y nadie tiene que venir. Nadie. Estaremos nosotros solos y juntos para siempre, ¿no? En resumen, aquí falta alguien: elverdugo.GARCIN.—(A media voz.) Ya lo sé, sí.INÉS.—Es fácil, han hecho economías en el personal; eso es todo. Los mismos clientes hacen el servicio, como en esos restaurantescooperativos.ESTELLE.—¿Qué quiere decir?INÉS.—El verdugo es cada uno de nosotros para los demás. (Una pausa asimilando la noticia.)GARCIN.—(Al fin, con una voz suave.) Yo no seré nunca un verdugo. No les deseo ningún mal y no tengo nada que ver con ustedes.Nada. Es muy fácil lo que hay que hacer; que cada uno se quede en su rincón: usted allí, usted ahí y yo aquí. Y silencio. Ni una solapalabra. No es difícil, ¿verdad? Cada uno tiene ya bastante consigo mismo. Yo creo que podría quedarme diez mil años sin hablar.ESTELLE.—¿Qué tengo yo que hacer? ¿Callarme?GARCIN.—Sí; y nos..., nos habremos salvado. Callarse. Mirar dentro de sí, no levantar nunca la cabeza. ¿Estamos de acuerdo?INÉS.—Sí, de acuerdo.ESTELLE.—(Duda un momento.) Bueno, de acuerdo.GARCIN.—Entonces, adiós. (Va a su canapé y oculta el rostro entre las manos. Silencio. INÉS se pone a cantar para sí misma.)INÉS.—Dans la rue des Blancs-Manteauxils ont levé des tréteauxet mis du son dans un seau.Et c'était un êchafauddans la rue des Blancs-Manteaux.

sont v'nues des dames comme il fautavec des beaux affutiaux,mais la tête leur f'sait défaut.Elle avait roulé de son hautla tête avec le chapeaudans le ruisseau des Blancs-Manteaux.Continua….

le bourreau s'est levé tôt.C'est qu'il avait du boulot.Faut qu'il coupe des Géneraux,des Evêques, des Amirauxdans la rue des Blancs-Manteaux.

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Es un dibujo o una secuencia de dibujos que representan un relato cómico,dramático, fantástico o real; este relato puede formar parte de un libro, de unarevista o de un periódico. El propósito es divertir y entretener a la gente pormedio de relatos visuales, pero también son utilizados para fines críticos deopinión pública.las historietas cuentan de una forma graciosa las necesidades de un país, de unpueblo o de el conjunto social.Con las historietas podemos expresarnos de una forma divertida y masiva.

La Historieta.

Las historietas cómicas son las más comunes en nuestro país, representancada una de las quejas sociales, económicas y políticas desde unaperspectiva cómica.

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Género Literario: DramáticoHistoria Del Género Dramático.

Sófocles: escritor y poetagriego, sus obras se relacionancon el género dramático /trágico. Ente sus obras están:Edipo Rey, Edipo en Colono,Antígona, Áyax, Electra…

Eurípides: es considerado unode los grandes poetas de laantigua Grecia, su escritura esc o n s i d e r a d a m o d e r n a ac o m p a r a c i ó n d e s u scontemporáneos. Se destacopor resaltar el papel de lasmujeres con temperamentofuerte, esclavos inteligentes ysatirizar la tradición de loshéroes en la mitología griega.Algunas de sus obras son:Hipólito, Troyanas, ElectraIfigenia en Áulide.

Esquilo: Es considerado el padre de la tragedia, se cree que su familia influía en la antigua Greciay tenia gran poder. Dentro de sus principales obras se encuentran: Los persas, Los siete contraTebas y Orestíada.

La historia del teatro se remonta al momento deoro de la cultura Griega, Homero fue uno de losprimeros en narras y escribir los sucesos másantiguos de Grecia. Como lo podemos ver enalgunos libros Homero influyo en la formación dela cultura y la sociedad griega, los personajesheroicos presentados por homero, son el temafundamental de los escritores posteriores a él,como lo fue Esquilo, Eurípides y Sófocles.Los griegos alimentaban los productos teatralesen la plaza pública, era allí donde el pueblo y losciudadanos se reunían para apreciar losacontecimientos teatrales, políticos y sociales. Elsitio debe serpanóptico, es decir un punto central rodeado portodos los lados, en los teatro modernos existenlugares apropiados para todo tipo denecesidades en el teatro; como por ejemplo, unsitio para un público preferencial y otro general,un lugar para poder hacer las presentaciones que necesiten más espacio, escaleras para desalojar e ingresar al escenario…Actores

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Producción e Interpretación de Textos

Jean Paul Sartre

(Durante la canción, ESTELLE se pone polvos y rojo de labios. Ahora busca un espejo a sualrededor, inquieta. Registra en su bolso y luego se vuelve hacia GARCIN.)ESTELLE.—Señor, ¿no tendrá un espejo? (GARCIN no contesta.) Un espejito de bolsillo, cualquiercosa. (GARCIN no contesta.) Si me va a dejar sola, procúrese por lo menos un espejo. (GARCINsigue con el rostro entre las manos, sin responder.)INÉS.— (Con precipitación.) Yo tengo un espejito aquí, en mi bolso. (Busca en él. Decepcionada.)Ya no lo tengo. Han debido de quitármelo en el registro de entrada.ESTELLE.—¡Qué fastidio! (Una pausa. Cierra los ojos y vacila. INÉS se precipita, y la sostiene.)INÉS.—¿Qué le sucede?ESTELLE.—(Vuelve a abrir los ojos y sonríe.) Me siento rara. (Se palpa.) ¿No le ocurre a usted algoparecido? Cuando no me veo, tengo que palparme... Me pregunto si existo verdaderamente.

INÉS.—Tiene usted suerte. Yo me siento siempre desde el interior.ESTELLE.—¡Ah, sí!... Desde el interior. Pero todo lo que pasadentro de las cabezas es tan vago... Me da sueño... (Una pausa.) Yotengo seis espejos grandes en mi dormitorio. Los veo. Yo los veo.Pero ellos no me ven a mí. Reflejan la coqueta, la alfombra, laventana... ¡Qué vacío está un espejo en el que yo no estoy!Cuando hablaba, me las arreglaba para que hubiera siempre unoen el que poder mirarme. Hablaba, me veía hablar. Me veía tal ycomo los demás me veían, y eso me mantenía despierta. (Condesesperación.) ¡El carmín! Seguro que me lo he puesto mal. Seacomo fuere, no puedo quedarme sin espejo para toda laeternidad.INÉS.—¿Quiere que yo..., que yo misma le sirva de espejo? Venga,venga; la invito a mi casa. Siéntese aquí, en mi canapé.ESTELLE.—(Señala a GARCIN.) Es que...INÉS.—No nos preocupemos por él...ESTELLE.—Pero vamos a hacernos daño. Usted misma lo hadicho.

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INÉS.—No; vamos, mujer... ¿Tengo yo el aspecto de querer perjudicarla?ESTELLE.—Pero nunca se sabe...INÉS.—Más bien serás tú la que me haga daño a mí... Pero eso, ¿qué puedeimportarme? Si tengo que sufrir, qué más me da que seas tú... Siéntate, anda.Acércate. Más aún. Mírate en mis ojos. ¿Qué ves en ellos?ESTELLE.—Soy muy pequeñita. Me veo muy mal.INÉS.—Pero yo sí te veo a ti. De cuerpo entero... Anda, hazme preguntas.Ningún espejo te sería más fiel. (ESTELLE, molesta, se vuelve hacia GARCINcomo para pedirle ayuda.)ESTELLE.—¡Señor! ¡Señor! ¿No le molestaremos con nuestra charla? (GARCINno contesta,)INÉS.—Déjalo. El ya no cuenta; estamos solos. Pregúntame.ESTELLE.—¿Me he pintado bien los labios?

INÉS.—Déjame ver. No, no muy bien.ESTELLE.—Me lo figuraba. Afortunadamente (Mirada a GARCIN.) no me ha visto nadie. Voy a hacerlo otra vez.INÉS.—Es mejor. No. Sigue la línea de los labios; voy a guiarte. Así, así. Ahora está bien.

ESTELLE.—¿Tan bien como antes, cuando entré?INÉS.—Mejor. Más denso, más cruel. Unos labios para el infierno.ESTELLE.—¡Ah! ¿Y eso está bien? ¡Qué rabia, no puedo juzgarlo por mí misma! ¿Me jura que ha quedadobien?INÉS.—¿No quieres que nos tuteemos?ESTELLE.—¿Me juras que ha quedado bien?INÉS.—Eres muy guapa.ESTELLE.—Pero ¿tiene usted buen gusto? Por lo menos, ¿tiene «mi» gusto? ¡Ah, qué fastidio, quédesagradable!INÉS.—Tengo tu gusto, puesto que me gustas. Mírame bien. Sonríeme. Yo tampoco soy fea. ¿No valgomás que un espejito yo?

ESTELLE.—No..., no lo sé. Usted me intimida. Mi imagen, en los espejos, estaba... domesticada. La conocía tan bien... Ahora, si voy asonreír, mi sonrisa irá al fondo de sus pupilas y Dios sabe en qué se convertirá en ellas.INÉS.—¿Y quién te impide domesticarme a mí? (Se miran. ESTELLE sonríe, un poco fascinada.) ¿Decididamente no quierestutearme?ESTELLE.—Me cuesta trabajo tutear a las mujeres.INÉS.—Y especialmente a las empleadas de Correos, me supongo... ¿No? Pero ¿qué tienes ahí, en la mejilla, más abajo? ¿Es unamancha roja?ESTELLE.—(Se sobresalta.) ¡Una mancha roja! ¡Qué horror! ¿Dónde?INÉS.—¡Ah, ya ves, ya ves! Me he convertido en el espejo de las chicas bonitas; ya lo ves, guapa: te he ganado. No tienes ningunamancha roja, nada absolutamente. ¿Eh? ¿Si el espejo se pusiera a mentir? O si a mí me diera por cerrar los ojos, si me negara amirarte, ¿qué harías tú entonces con toda esa belleza? No, no tengas miedo: tengo que mirarte, mis ojos estarán abiertos de par enpar... Y yo seré buena contigo, buena... Pero tú me hablarás de tú. (Una pausa.)ESTELLE.—¿De verdad te gusto?INÉS.—Mucho. (Una pausa.)ESTELLE.—(Indicando a GARCIN con un gesto.) Me gustaría que él también me mirara.INÉS.—Porque es un hombre. (A GARCIN.) Ha ganado usted. (GARCIN no contesta.) ¿Qué hace que no la mira? (GARCIN nocontesta.) Deje de hacer teatro; no se ha perdido ni una palabra de lo que hemos estado diciendo aquí.GARCIN.—(Levanta bruscamente la cabeza.) Tiene razón, ni una sola palabra; por mucho que me he hundido los dedos en los oídos,ustedes hablaban dentro de mi cabeza. ¿Y ahora quieren dejarme, por favor? No tengo nada que resolver con ustedes.INÉS.—¿Con la chica tampoco? Ya he visto su truco. Si ha tomado esa actitud interesante, ha sido para que ella caiga, ¿o qué se cree?GARCIN.—Le digo y le repito que me dejen. Están hablando de mí en el periódico y quisiera escucharlo. Me importa un bledo lachica, si es que eso puede tranquilizarla. ¿Entiende?

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ESTELLE.—Muchas gracias.GARCIN.—No quería ser grosero; perdone.ESTELLE.—¡Lo ha sido! (Una pausa. Están los tres en pie, enfrentados.)GARCIN.—Ya está otra vez. (Una pausa.) Les había suplicado que se callaran.ESTELLE.—Ha sido ella la que ha empezado. Ha venido a ofrecerme su espejo, cuando yo no le había pedido nada.INÉS.—Nada. Solo que tú le estabas provocando y le hacías visajes para que te mirara.ESTELLE.—¿Y qué?GARCIN.—Pero ¿están locas? Entonces es que no se dan cuenta adónde vamos. Pero, por lo menos, cállense. (Una pausa.) Vamos avolver a sentarnos tranquilamente... Nos taparemos los ojos, y cada uno intentará olvidar la presencia de los demás. Yo se lo ruego.(Una pausa. Vuelve a sentarse. Ellas vuelven a su sitio con paso vacilante. INÉS se vuelve bruscamente.)

INÉS.—¡Sí, olvidarse! ¡Qué puerilidad! Los siento hasta por dentro de mis huesos. El silencio deustedes me grita en los oídos. Pueden coserse la boca o cortarse la lengua, qué más da: a pesarde todo, ¿no seguirán existiendo? ¿No seguirán pensando? Ese pensamiento yo lo oigo: hace«tictac», como un despertador, y ustedes también oyen el mío. Qué más me da que usted sequede encogido ahí en su rinconcito; está en todas partes: los sonidos me llegan sucios porqueusted los ha escuchado antes al pasar. Hasta la cara me ha robado: usted la conoce y yo no. ¿Y aella? A ella también me la ha robado. Si estuviéramos solas, ¡qué se cree usted!, ¿que esa seatrevería a tratarme como me trata? No, no; basta ya; quítese esas manos de la cara. No le voy adejar; sería demasiado cómodo para usted. Aunque se quedara ahí, insensible, hundido en símismo como un buda; aunque yo pudiera cerrar los ojos, sentiría cómo ella le dedica todos losrumores de su vida, hasta los roces de su vestido, y que le envía sonrisas que usted no llega a ver...¡Eso sí que no! Yo quiero elegir mi propio infierno; quiero mirarlos a plena luz y luchar a caradescubierta.

GARCIN.—Está bien. Me figuro que teníamos que llegar a esto; nos han manejado como a niños. Si porlo menos me hubieran puesto con hombres... Los hombres saben callarse. Pero no hay que exigirdemasiado. (Va junto a ESTELLE y le acaricia la barbilla.) ¿Qué pasa, chica? ¿Es verdad que te gusto?Parece que me echabas cada mirada...ESTELLE.—No me toque.GARCIN.—¡Bah!, hablemos con confianza. A mí me gustaban mucho las mujeres, ¿sabes? Y yo lesgustaba a ellas. Así que tú, tranquila... Ya no tenemos nada que perder. Educación, ceremonias, ¿paraqué? ¡Entre nosotros! En seguida vamos a estar tan desnudos como gusanos.ESTELLE.—¡Bueno, déjeme!

GARCIN.—Como gusanos... No digan que no les había prevenido. Y no les pedía nada; solo la paz, un poco de silencio. Me habíatapado los oídos con las manos. Gómez hablaba, en pie entre las mesas, y los compañeros del periódico le escuchaban. En mangasde camisa. Trataba de comprender lo que decían, pero era difícil: los acontecimientos de la Tierra pasan tan de prisa... Y qué, ¿es queno podían callarse? Ahora ya se acabó; ya no habla. Lo que piensa de mí ha vuelto a su cabeza. Bueno, está bien; tendremos quellegar hasta el fin. Desnudos como gusanos; quiero saber con quién tengo que habérmelas.INÉS.—Lo sabe. Ahora ya lo sabe.

GARCIN.—No; mientras que cada uno de nosotros no confiese por qué lo han condenado, es como sino supiéramos nada. A ver, tú, la rubia; empieza tú. ¿Por qué? Dinos por qué, anda; tu franqueza puedeevitar alguna catástrofe; cuando conozcamos a nuestros monstruos, entonces... Vamos, vamos, ¿porqué?ESTELLE.—Ya he dicho que lo ignoro. No han querido decírmelo.GARCIN.—Ya sé. A mí tampoco me han querido contestar. Pero yo me conozco bien. ¿Qué pasa?¿Tienes miedo de hablar tú la primera? Está bien. Voy a empezar yo. (Un silencio.) Yo no soy ningunabelleza.INÉS.—¡Bueno! Ya sabemos que desertó.

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GARCIN.—Deje eso. No vuelva a hablar de eso. Estoy aquí porque torturaba a mi mujer; esa es la cosa. Durante cinco años. Ahí está:en cuanto hablo de ella, ya la veo. Lo que me interesa es Gómez, pero la veo a ella. ¿Dónde estará Gómez? Durante cinco años.Imagínense, acaban de devolverle mis efectos. Está sentada cerca de la ventana y ha puesto mi chaqueta sobre sus rodillas. Lachaqueta tiene doce agujeros. La sangre parece como herrumbre. Los bordes de los agujeros están chamuscados. ¡Ah, sí! Es unapieza de museo, una chaqueta histórica. ¡Y yo llevaba eso! ¿Llorarás? ¿Terminarás llorando? Yo volvía a casa borracho como uncerdo, oliendo a vino y a mujeres. Ella me había estado esperando toda la noche; pero no lloraba. Ni una palabra de reproche; connaturalidad. Únicamente sus ojos. ¡Sus enormes ojos! No me arrepiento de nada. Voy a pagarlo bien, pero no me arrepiento denada. Fuera está lloviendo. ¿Llorarás por fin? Es una mujer que tiene vocación de mártir.INÉS.—(Casi dulcemente.) ¿Y por qué le hacía sufrir?GARCIN.—Porque era fácil. Bastaba una palabra para hacerla cambiar de color; era una sensitiva. ¡Ah! ¡Ni un reproche siquiera! Yosoy muy tozudo. Esperaba, seguía esperando. Pero qué va, ni una lágrima, ni un solo reproche. Es que yo la había sacado del arroyo,¿comprenden? Ahora pasa la mano por la chaqueta sin mirarla. Sus dedos buscan a ciegas los agujeros en la tela. ¿Qué esperas?Vamos a ver, ¿qué esperas? Ya te digo que no me arrepiento de nada. En fin, es que me admiraba demasiado. ¿Comprende?INÉS.—No. A mí nadie me ha admirado nunca.GARCIN.—Mejor. Mucho mejor para usted. Entonces todo esto debe parecerle abstracto. Pues mire, voy a contarle una anécdota:yo, bueno, yo había instalado en mi casa a una mulata. ¡Qué noches! Mi mujer dormía en el primer piso; así que seguro que nos oía.Bueno, pues era la primera que se levantaba, y como a nosotros se nos pegaban las sábanas, pues..., en fin, nos traía el desayuno a lacama. ¿Qué les parece?INÉS.—Sinvergüenza.GARCIN.—Sí, sí, de acuerdo: el sinvergüenza bien amado. (Parece distraído.) No, nada. Es Gómez, pero no está hablando de mí. ¿Unsinvergüenza, dice? ¡Caramba! Si no lo fuera, ¿qué estaría haciendo aquí? ¿Y usted?INÉS.—Bueno, yo era eso que llaman allí... una..., una mujer condenada. Condenada ya «antes», ¿comprende? Así que la sorpresa noha sido tan grande para mí.GARCIN.—Y eso es todo.INÉS.—No, está también el asunto con Florencia... Pero esa es una historia de muertos. Tres muertos. Primero él, luego ella ydespués yo. Así que no queda nadie allí; en eso estoy tranquila: solo la habitación... La veo, esa habitación, de cuando en cuando.¡Ah! Han acabado por quitar los precintos. Se alquila. Ahora se alquila. Hay un cartel en la puerta. Es..., es una porquería, ¡qué pena!GARCIN.—Así que me parece que ha dicho... tres.INÉS.—Sí, tres.GARCIN.—¿Un hombre y dos mujeres?INÉS.—Sí.GARCIN.—Vaya. (Una pausa.) ¿Y él se mató?INÉS.—¿El? Era incapaz de eso. Pero tampoco es porque sufriera. No; un tranvía que lo aplastó.¡Una broma pesada! Yo vivía con ellos; era mi primo.GARCIN.—¿Cómo era Florencia? ¿Rubia?INÉS.—¿Rubia? (Mirada a ESTELLE.) Mire, yo no me arrepiento de nada, pero no me hace ningunagracia contarle esta historia.GARCIN.—¡Vamos! ¡Vamos! ¿Qué ocurría con el chico? ¿Le fastidiaba?INÉS.—No, poco a poco... Hubo de todo, en fin... Por ejemplo, hacía bastante ruido cuando bebía: soplaba en el vaso por la nariz,¿sabe? Naderías, después de todo... Era, ¡bueno!, era un pobre chico, muy vulnerable. ¿Por qué se sonríe?GARCIN.—Porque yo no soy nada vulnerable.INÉS.—Eso habría que verlo. El caso es que me fui deslizando dentro de ella hasta que la muchacha empezó a mirarlo con mis ojos...En fin, que se me vino a los brazos. Entonces tomamos una habitación al otro lado de la ciudad.GARCIN.—¿Y entonces?INÉS.—Lo del tranvía. Por cierto que yo le decía siempre: «Bien, hijita; somos nosotras las que lo hemos matado.» (Un silencio.) Esque soy mala.GARCIN.—Sí. Yo también.INÉS.—Usted no es malo, no. Es otra cosa.GARCIN.—¿Qué?

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INÉS.—Ya se lo diré luego. Yo sí, yo soy mala; eso quiere decir que necesito el sufrimiento de los demás para existir. Soy como unaantorcha: una antorcha en los corazones. En cuanto estoy sola me apago. Durante seis meses estuve ardiendo en su corazón; y loquemé todo. Una noche se levantó; abrió la llave del gas sin que yo me diera cuenta y luego volvió a acostarse junto a mí. Esa es lacosa.GARCIN.—¡Hum!INÉS.—¿Qué?GARCIN.—Nada. Que no está bien.INÉS.—Bueno, no, ya sé que no está bien. ¿Qué quiere decir?GARCIN.—Claro. Claro, tiene razón. (A ESTELLE.) Ahora te toca a ti. ¿Qué has hecho tú?ESTELLE.—Ya les he dicho que no sé nada. Por más que me pregunto...GARCIN.—Está bien, yo voy a ayudarte. Ese tipo de la cara destrozada, ¿quién es?ESTELLE.—¿Qué tipo?INÉS.—Demasiado lo sabes. Ese del que te daba miedo cuando entraste.ESTELLE.—Es un amigo.GARCIN.—¿Por qué tenías miedo de él?ESTELLE.—No, ustedes no tienen derecho a interrogarme.INÉS.—¿Es que se mató por tu culpa?ESTELLE.—¡Qué va! Está usted loca.GARCIN.—Entonces, ¿por qué te daba miedo? Se arreó un tiro de fusil en la cara, ¿no? ¿Es eso lo que se le llevó la cabeza?ESTELLE.—¡Cállese! ¡Cállese!GARCIN.—Por tu culpa, ¿no? ¡Por tu culpa!INÉS.—Un tiro de fusil por tu culpa.ESTELLE.—Déjenme tranquila. Me dan miedo. ¡Quiero irme! ¡Quiero marcharme de aquí! (Se precipita hacia la puerta y la sacude.)GARCIN.—Vete. Para mí es lo mejor que podía pasar. Solo que la puerta está cerrada por fuera. (ESTELLE llama al timbre, pero esteno suena. INÉS y GARCIN ríen. ESTELLE se vuelve hacia ellos, pegada a la puerta.)ESTELLE.—(Con voz ronca y lenta.) Son ustedes asquerosos.INÉS.—Muy bien, somos asquerosos. ¿Y qué más? Así que el tipo se mató por tu culpa. ¿Era tu amante?GARCIN.—Está claro que era su amante. Y él quería tenerla para él solo, ¿no es verdad?INÉS.—Bailaba los tangos como un profesional, pero era pobre, me imagino. (Un silencio.)GARCIN.—Te preguntan si el muchacho era pobre.ESTELLE.—Sí, era pobre.GARCIN.—Y, además, tú tenías que conservar tu reputación... Un día se presentó, te suplicó y tú lo tomaste a broma.INÉS.—¡Ah!, ¿sí? ¿Sí? ¿Lo tomaste a broma? ¿Y esa fue la razón de que se matara?ESTELLE.—¿Tú..., tú mirabas a Florencia con esos ojos?INÉS.—Sí. (Una pausa. ESTELLE se echa a reír.)ESTELLE.—No tienen ni la menor idea. (Se yergue otra vez y los mira. Siempre pegada a la puerta. Con tono seco y provocador.)Quería hacerme un hijo. Qué, ¿ya están contentos?GARCIN.—Y tú no querías.ESTELLE.—No. Pero el niño llegó, de todas formas. Me fui a pasar cinco meses a Suiza. Nadie se enteró de nada. Era una niña. Rogerestaba conmigo cuando nació. A él le gustaba tener una niña. A mí, no.GARCIN.—¿Y después?ESTELLE.—Había allí un balcón que daba al lago. Yo me traje una piedra grande. El gritaba: «Estelle, te lo ruego, te lo suplico.» Yo ledetestaba. Lo vio todo. Se asomó al balcón y le dio tiempo a ver las ondas en el lago.GARCIN.—¿Y luego?ESTELLE.—No hay nada más. Me volví a París. Y él hizo lo que le pareció.GARCIN.—¿Saltarse los sesos?ESTELLE.—Bueno, pues sí. No merecía la pena; mi marido nunca llegó a sospechar nada de nada. (Una pausa.) Los odio. (Tiene unacrisis de sollozos secos.)GARCIN.—Es inútil. Aquí las lágrimas no corren.ESTELLE.—¡Qué cobarde soy! ¡Qué cobarde! (Una pausa.) ¡Si se dieran cuenta de cómo los odio!

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INÉS.—(Tomándola en sus brazos.) Pero, hijita... (A GARCIN.) El interrogatorio ha terminado. No vale lapena que siga con ese hocico de verdugo.GARCIN.—De verdugo... (Mira a su alrededor.) Yo también daría cualquier cosa por poder mirarme enun espejo. (Una pausa.) ¡Qué calor hace! (Maquinalmente empieza a quitarse la chaqueta.) ¡Oh!,perdón. (Juego inverso.)ESTELLE.—No, puede ponerse cómodo. Ahora ya da igual.GARCIN.—Sí. (Tira la chaqueta en un canapé.) No tiene que enfadarse conmigo, Estelle.ESTELLE.—No estoy enfadada con usted.INÉS.—¿Y conmigo? ¿Conmigo sí lo estás?ESTELLE.—Sí. (Un silencio.)

INÉS.—¿Y qué, Garcin? Ya estamos desnudos como gusanos. ¿Ve más claro ahora?GARCIN.—No lo sé. Puede que un poco más, sí. (Tímidamente.) ¿No les parece que..., que podríamos intentar ayudarnos los unos alos otros?INÉS.—Yo no necesito ayuda.GARCIN.—Inés, han enmarañado todos los hilos. Mire: con el menor gesto que usted haga, con que levante una mano paraabanicarse, Estelle y yo sentimos una sacudida. Ninguno de nosotros puede salvarse solo. O nos perdemos juntos o salimos de estajuntos. Elijan. (Una pausa.) ¿Qué sucede ahora?INÉS.—Ya la han alquilado. Las ventanas están abiertas de par en par y hay un hombre sentado en mi cama. ¡Ya la han alquilado! ¡Sí,ya la han alquilado! Entre, entre sin miedo. Es una mujer. Va junto a él y le pone las manos en los hombros... ¿Qué esperan paraencender la luz? No se ve nada. ¿Qué van a hacer? ¡Besarse! ¡Esa habitación es mía, mía! Pero ¿por qué no encienden? Ya no puedoverlos... ¿Qué están murmurando? Qué, ¿la va a acariciar en «mi» cama? Ella le dice ahora que son las doce del día y que haydemasiada luz. Entonces es que me estoy quedando ciega. (Una pausa.) Se acabó. No hay nada más: ya ni veo ni oigo nada... Bien,supongo que con esto he terminado con la Tierra. Ya no hay por qué justificarse. (Se estremece.) Me siento vacía. Ahora sí que estoycompletamente muerta. Enteramente aquí. (Una pausa.) ¿Qué me decía? Hablaba de ayudarme, me parece.GARCIN.—Sí.INÉS.—¿A qué?GARCIN.—A deshacer las trampas.INÉS.—¿Y yo, en cambio...?GARCIN.—Me ayudará a mí. Será cosa de poco, Inés: solo con algo de buena voluntad.INÉS.—Buena voluntad... ¿Dónde quiere que la encuentre? Estoy podrida.GARCIN.—¿Pues y yo? (Una pausa.) ¿Y si lo intentáramos, sin embargo?INÉS.—Estoy seca. No puedo ni recibir ni dar ninguna cosa. ¿Cómo quiere usted que le ayude? Una rama muerta; pasto del fuego.(Una pausa. Mira a ESTELLE, que tiene la cabeza en las manos.) Florencia era muy rubia.

GARCIN.—¿Usted no ignora que esta muchacha es su verdugo?INÉS.—Puede, pero lo dudo mucho.GARCIN.—Usted va a caer por ella. Por lo que a mí respecta, yo..., yo..., yono le presto ninguna atención. Si por su parte...INÉS.—¿Qué?GARCIN.—Es una trampa. Y a usted la acechan ahora para ver si cae o no.INÉS.—Ya lo sé. Y «usted» también es una trampa. ¿Qué se cree? ¿Que esaspalabras suyas no estaban previstas? ¿Y que no hay otras trampas que nopodemos ver? Todo es una trampa. Pero ¿qué puede importarme? Yotambién lo soy. Un cepo para ella. Y puede que sea yo la que la atrape.

GARCIN.—Usted no atrapará nada absolutamente. Nosotros corremos unos detrás de otros como caballitos de madera, sinencontrarnos nunca. Créame que todo está organizado ya. Deje eso, Inés. Abra las manos, suelte la presa, o solo conseguirá ladesgracia de todos.

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INÉS.—¿Tengo yo el aspecto de soltar una presa? Ya sé lo que me aguarda. Voy a quemarme, me quedo y sé que esto no tendrá fin.Lo sé todo. Pero ¿cree usted que voy a soltar la presa? Esa va a ser cosa mía, y acabará mirándole a usted con mis propios ojos, comoFlorencia terminó mirando al otro. ¡Qué me viene a decir ahora de su desgracia! Ya le digo que lo sé todo; y ni siquiera puedo tenerpiedad de mí. Una trampa, ¡qué cosa! Naturalmente, y yo estoy cogida en esta trampa. Pero, además, ¿qué? Si están contentos connosotros, mejor.GARCIN.—(Tomándola por los hombros.) Escuche: yo sí puedo tener piedad de usted. Míreme ahora: estamos desnudos. Desnudoshasta los huesos, y yo la conozco hasta las entrañas; bien. ¿Cree usted que yo tengo interés en hacerle daño? Yo no me arrepiento denada, no me quejo de nada; yo también estoy seco. Pero de usted..., de usted sí puedo tener piedad.INÉS.—(Que se ha dejado hacer mientras él hablaba, se sacude.) No me toque. Me molesta que me toquen. Y guárdese su piedad.¡Vamos, Garcin! También hay muchas trampas para usted en esta habitación. Para usted. Preparadas para usted. Sería mejor que sepreocupara de sus propios asuntos. (Una pausa.) Si nos deja completamente tranquilas a la niña y a mí, yo me las arreglaré para quea usted no le pase nada.GARCIN.—(La mira un momento y se encoge de hombros.) Vale.ESTELLE.—(Levantando la cabeza.) Socorro, Garcin.GARCIN.—¿Qué quiere de mí?ESTELLE.—(Levantándose y acercándose a él.) A mí sí puede usted ayudarme.GARCIN.—Diríjase a ella. (INÉS se ha acercado y se coloca muy cerca de ella por detrás, sin tocarla. Durante las frases siguientes lehablará casi al oído. Pero ESTELLE, vuelta hacia GARCIN, que la mira sin hablar, responde únicamente a este, como si él fuera quien lainterrogara.)ESTELLE.—Por favor, Garcin, lo ha prometido usted, lo ha prometido. Pronto, pronto, no quiero estar sola. Olga se lo ha llevado albaile.INÉS.—¿A quién?ESTELLE.—A Pedro. Están bailando juntos.INÉS.—¿Quién es Pedro?ESTELLE.—Un chico inocentón. Me decía que yo era su agua pura. Me quería. Ella se lo ha llevado al baile.INÉS.—¿Y tú le quieres?ESTELLE.—Ahora se sientan. Ella está sin aliento. ¿Por qué se pone a bailar? A no ser que sea para adelgazar. Claro que no. Claro queyo no le quería; tiene dieciocho años y yo no soy un ogro.INÉS.—Entonces déjalos. ¿Qué puede importarte?ESTELLE.—Pero era mío.INÉS.—Ya no hay nada tuyo en la Tierra.ESTELLE.—Él era mío.INÉS.—Sí, lo «era»... Ahora intenta cogerlo, intenta tocarlo, anda. Olga puede tocarlo, ella sí que puede. ¿No es así? ¿Verdad? Ellapuede cogerle las manos, rozarle las rodillas.ESTELLE.—Aprieta contra él su enorme pecho, le echa el aliento en la cara. Pulgarcito, pobre Pulgarcito, ¿qué esperas para echarte areír en su cara? ¡Ah!, me hubiera bastado con una mirada; ella no se hubiera atrevido nunca... Entonces, ¿es que, verdaderamente, yano soy nada?INÉS.—Nada ya, nada. Y ya no hay nada tuyo allí en la Tierra: todo lo que te pertenece está aquí. ¿Quieres el cortapapeles? ¿Laestatua? El canapé azul es el tuyo... Y yo, pequeña, yo también soy tuya para siempre.ESTELLE.—¿Qué? ¿Mía? ¿Quién de ustedes se atrevería a decir que yo soy su agua pura? A ustedes no se les puede engañar; ustedessaben que yo soy una basura, un desperdicio... Piensa en mí, Pedro, piensa solo en mí; defiéndeme. Mientras que tú piensas: aguapura, querida agua pura, solo estaré a medias en este lugar, solo a medias seré culpable, seré agua pura allí contigo. Mira, estácolorada como un tomate. Pero, vamos, si es imposible; lo que nos habremos reído de ella juntos. ¿Qué melodía es esa que tanto megustaba? ¡Ah, sí!... Es «Saint Louis Blues»... Bueno, bueno, bailad. Garcin, cómo se divertiría si pudiera verla. Ella no sabrá nunca queyo la miro ahora. Sí, te veo, te veo, despeinada, la cara descompuesta, los pisotones... Es para morirse de risa. ¡Ale, vamos! ¡Más deprisa! ¡Más de prisa aún! Él tira de ella, la empuja. Es una porquería. ¡Más de prisa! Él me decía siempre: «Tú eres tan ligera...» ¡Ale,vamos! ¡Vamos! (Baila mientras habla.) Ya te digo que te estoy mirando. A ella le da igual; baila a través de mi mirada. ¡Nuestraquerida Estelle! ¿Así que nuestra querida Estelle? No, cállate. Ni siquiera has derramado una lágrima en el funeral. Ella le ha dicho:«Nuestra querida Estelle.» Tiene la poca vergüenza de hablarle de mí. Vamos, id a compás... Ella no es de las que pueden hablar ybailar al mismo tiempo, no... Pero ¿qué es lo que ahora...? ¡No! ¡No! ¡No se lo digas! ¡Ya te lo dejo; llévatelo, guárdatelo, haz lo que

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quieras de él, pero no se lo digas!... (Ha dejado de bailar.) Bueno. Ya está. Ahora quédate con él... Se lo ha contado todo, Garcin:Roger, el viaje a Suiza, la niña; se lo ha contado todo. «Nuestra querida Estelle no era...» En efecto, no, no era... Él mueve la cabeza conun gesto triste, pero no puede decirse que la noticia lo haya trastornado mucho. Ahora quédate con él. No seré yo quien te disputesus largas pestañas ni su aspecto de niña... ¡Ah! Me llamaba agua pura, su cristal. El cristal se ha hecho añicos. «Nuestra queridaEstelle.» ¡Hale, bailad, bailad! Pero a compás, cuidado... A compás: un, dos... (Baila.) Daría todo lo del mundo por volver un momento,un solo instante..., y bailar. (Baila. Una pausa.) Ahora no oigo muy bien. Han apagado las luces como para un tango. ¿Por qué tocancon sordina? ¡Más fuerte! ¡Qué lejos! Ya..., ya no oigo nada, nada. (Deja de bailar.) Nunca más. La tierra me ha abandonado. Garcin,mírame ahora, cógeme en tus brazos. (INÉS hace señas a GARCIN de que se aparte desde detrás de ESTELLE.)INÉS.—(Imperiosamente.) ¡Garcin!GARCIN.—(Retrocede un paso e indica a INÉS.) No, diríjase a ella.ESTELLE.—(Se agarra a él.) ¡No se marche ahora! ¿Es que no es un hombre? Pero míreme, no vuelva los ojos. ¿Tan desagradable leresulta verme? Tengo..., tengo los cabellos rubios y, después de todo, hay alguien que se ha matado por mí. Por favor, de todosmodos algo tiene que mirar. Si no soy yo, será la estatua, la mesa o los canapés. Sea como fuere, yo soy algo más agradable de mirar.Escucha: he caído de sus corazones como un pajarito que se cae del nido. Recógeme, ponme ahí, en tu corazón, y ya verás cómo soybuena contigo.GARCIN.—(Rechazándola con esfuerzo.) Le digo que se dirija a ella.ESTELLE.—¿A ella? No, ella no cuenta. Es una mujer.INÉS.—¿Que yo no cuento? Pero, hija mía, hijita, hace ya mucho tiempo que tú estás resguardada en mi corazón. No tengas miedo;yo te miraré sin un respiro, sin un parpadeo... Y tú vivirás en mi mirada como una lentejuela en un rayo de sol.ESTELLE.—¿Un rayo de sol? Vamos, déjese de tonterías. Ya antes ha querido salirse con la suya y ha visto que ha fracasado; así quedéjeme.INÉS.—¡Estelle! Agua pura, cristal.ESTELLE.—¿«Su» cristal? ¡Qué gracia! ¿A quién piensa engañar? Vamos, todo el mundo sabe que yo tiré a la niña por la ventana. Elcristal se ha hecho polvo en el suelo, y qué me importa. Ya soy solo un pellejo, y mi pellejo no es para usted.INÉS.—Pero ven. Tú serás lo que quieras: agua pura, agua sucia. Te reconocerás en el fondo de mis ojos como tú te deseas.ESTELLE.—¡Suélteme! ¿Es que no tiene ojos? ¿Qué tengo que hacer para que me suelte? ¿Eh? ¿Qué tengo que hacer? (Le escupe a lacara. INÉS la suelta bruscamente.)INÉS.—¡Garcin! Usted me las pagará. (Una pausa. GARCIN se encoge de hombros y va hacia ESTELLE.)GARCIN.—¿Así que quieres un hombre?ESTELLE.—Un hombre, no. Tú.GARCIN.—Déjate de cuentos. Cualquiera serviría. Resulta que soy yo el que está aquí, pues yo. Bien. (La coge por los hombros.) Yono tengo nada para gustarte, ¿sabes? No soy un chico inocentón y tampoco sé bailar los tangos.ESTELLE.—Te tomaré como eres. Puede que te haga cambiar.GARCIN.—Lo dudo. Estaré... distraído. Tengo otras cosas en la cabeza.ESTELLE.—¿Qué otras cosas?GARCIN.—No te interesarían.ESTELLE.—Me sentaré ahí, junto a ti. Esperaré a que puedas atenderme.INÉS.— (Se echa a reír.) ¡Como una perra! ¡Como una perra! ¡Y ni siquiera es guapo!ESTELLE.—(A GARCIN.) No la escuches. No tiene ojos ni oídos. No cuenta.GARCIN.—Te daré todo lo que pueda. No es mucho. No te querré nunca; te conozco demasiado.ESTELLE.—Pero ¿tú me deseas?GARCIN.—Sí.ESTELLE.—Es todo lo que quiero.GARCIN.—Entonces... (Se inclina sobre ella.)INÉS.—¡Estelle! ¡Garcin! ¡Están locos! Estoy yo aquí.GARCIN.—Ya lo veo. ¿Y qué?INÉS.—Delante de mí no..., no pueden.ESTELLE.—¿Por qué no? Yo me desnudaba delante de mi doncella.INÉS.—(Agarrándose a GARCIN.) ¡Déjela, déjela ya! No la toque con sus asquerosas manos de hombre.GARCIN.—(Rechazándola violentamente.) Venga, basta ya; yo no soy un caballero, ¿sabe?, y no me voy a morir por pegarle a unamujer.

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INÉS.—Me lo había prometido, Garcin, recuérdelo. Por favor, usted me lo había prometido.GARCIN.—Es usted la que ha roto el pacto; basta.(INÉS se separa y retrocede hasta el fondo de la habitación.)INÉS.—Haced lo que queráis; sois los más fuertes. Pero acordaos de que yo estoy aquí y que os estoy mirando. No dejaré de mirarosni un solo momento; tendrás que besarla bajo mis ojos. ¡Cómo os odio a los dos! ¡Podéis hacerlo, venga! Estamos en el infierno; yallegará mi vuelta. (Durante la escena siguiente los mira sin una palabra.)GARCIN.—(Vuelve junto a ESTELLE y la coge por los hombros.) Dame tus labios. (Una pausa. Se inclina sobre ella, pero bruscamentese yergue.)ESTELLE.—(Con un gesto de despecho.) Qué... (Una pausa.) Ya te he dicho que no te preocupes de ella.

GARCIN.—Es lo otro, lo otro. (Una pausa.) Gómez está ahora en el periódico. Han cerrado las ventanas; así que es invierno. Seismeses. Ya hace seis meses que me... ¿No te lo dije que me distraería? Están tiritando; tienen puestas las chaquetas. Es curioso que allítengan tanto frío y yo tanto calor. Esta vez sí está hablando de mí.ESTELLE.—¿Durará mucho eso? (Una pausa.) Por lo menos dime lo que cuenta.GARCIN.—Nada. No cuenta nada. Es un cerdo, eso es todo. (Presta oído.) Un verdadero cerdo. ¡Bah! (Vuelve con ESTELLE.)¿Volvemos a lo nuestro? ¿Vas a quererme mucho?ESTELLE.—(Sonriendo.) ¿Quién sabe?GARCIN.—¿Tendrás confianza en mí?ESTELLE.—Qué pregunta tan tonta; no voy a perderte de vista nunca, y seguro que no será con Inés con quien me engañes.GARCIN.—Evidentemente. (Una pausa. Suelta los hombros de ESTELLE.) Yo hablaba de otra confianza. (Escucha.) ¡Anda! ¡Anda! Di loque te parezca; como no estoy ahí para contestarte... (A ESTELLE.) Estelle, tú tienes que darme tu confianza. ¿Quieres?ESTELLE.—¡Qué de jaleos! Teniendo lo que tienes: mi boca, mis brazos, todo mi cuerpo..., podría ser tan fácil. ¡Mi confianza! Yo notengo ninguna confianza que dar, ninguna. Me fastidias horriblemente. ¡Ah! Seguro que tienes una cosa muy grave para pedirmeuna cosa así: mi confianza.GARCIN.—Me fusilaron.ESTELLE.—Ya lo sé. Te habías negado a salir. ¿Qué más?GARCIN.—Yo... No, yo no me había negado del todo. (A los invisibles.) Él habla muy bien y sabe criticar, pero no dice lo que hay quehacer. ¿Qué tenía que hacer yo? ¿Entrar en el despacho del general y decirle: «Mi general, yo no salgo»? ¡Qué tontería! Me hubieranencerrado. ¡Y yo lo que quería era testimoniar, testimoniar! No quería que ahogaran mi voz. (A ESTELLE.) Así que..., que tomé el tren.Me cazaron en la frontera.ESTELLE.—¿Adonde querías ir?GARCIN.—A Méjico. Tenía el proyecto de sacar allí un periódico pacifista. (Un silencio.) Bueno, di algo.

ESTELLE.—¿Qué quieres que diga? Hiciste bien, puesto que no querías luchar. (Gesto de disgusto en GARCIN.) ¡Ay querido!, yo nopuedo adivinar lo que tengo que responderte.INÉS.—Hijita, hay que decirle que salió huyendo como un león. Porque lo que hizo es huir el hombre... Eso es lo que le trae a maltraer.GARCIN.—Huido, marchado; llámelo como quiera.INÉS.—Era lo mejor que podías hacer: huir. Si te hubieras quedado, te hubiesen detenido en seguida, ¿no?GARCIN.—Claro. (Una pausa.) Estelle, ¿te parece que yo soy un cobarde?ESTELLE.—¡Ay hijo!, yo no sé nada de eso. Yo no estoy en tu lugar. Eres tú el que tiene que decidir.GARCIN.—(Con un gesto cansado.) Yo no decido nada.ESTELLE.—En cualquier caso, tú tendrás que acordarte; seguro que tenías tus razones para actuar como lo hiciste.GARCIN.—Sí.ESTELLE.—¿ Entonces ?GARCIN.—Pero ¿son las verdaderas razones?ESTELLE.—(Fastidiada.) Qué complicado eres.GARCIN.—Yo quería testimoniar, yo..., yo lo había reflexionado largamente... Pero¿son esas las verdaderas razones?

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INÉS.—¡Ah!, esa es la cuestión, en efecto. ¿Fueron esas las verdaderas razones? Tú razonabas, no querías comprometerte a la ligera.Pero el miedo, el odio y todas las porquerías que uno se oculta, son «también» razones. Así que tú busca, interrógate.GARCIN.—Cállate tú. ¿Qué crees? ¿Que he estado esperando tus consejos? Todo el día y la noche me los pasaba andando en elcalabozo; de la ventana a la puerta, de la puerta a la ventana. Espiándome. Siguiéndome las huellas. Me parecía que me habíapasado una vida entera interrogándome. Y luego, ¿qué? El acto estaba ahí. Yo... había tomado el tren; eso es lo único seguro. Pero¿por qué? ¿Por qué? Hasta que al fin pensé: «Mi muerte lo decidirá; si muero limpiamente habré probado que no soy un cobarde...»INÉS.—¿Y cómo murió usted, Garcin?GARCIN.—Mal. (INÉS se echa a reír.) Fue..., fue un simple desfallecimiento corporal. No me da vergüenza. Lo único que..., que todoha quedado en suspenso para siempre. (A ESTELLE.) Ven aquí tú. Mírame. Necesito que alguien me mire mientras hablan de mí en laTierra. Me gustan los ojos verdes.INÉS.—¿Los ojos verdes? Qué cosas. ¿Y a ti, Estelle, te gustan los cobardes?ESTELLE.—Si tú supieras lo poco que me importa... Cobarde o no, si sus caricias... Eso me basta.GARCIN.—Dan cabezadas así; se aburren. Piensan: «Garcin es un cobarde.» Blandamente, débilmente. Porque, después de todo,hay que pensar en algo. ¡Garcin es un cobarde! Eso es lo que han decidido ellos, sí, mis compañeros. Dentro de seis meses dirán:«Cobarde como Garcin.» Ustedes han tenido suerte, después detodo: nadie piensa en ustedes ya en la Tierra. Lo mío es más duro.INÉS.—¿Y su mujer, Garcin?GARCIN.—¡Qué dice ahora de mi mujer! Ha muerto.INÉS.—¿Muerta?GARCIN.—¡Ah!, sí. Me parece que he olvidado decirlo. Ha muerto ahora. Hace dos meses más o menos.INÉS.—¿De pena?GARCIN.—Naturalmente, de pena. ¿De qué quiere que haya muerto la pobre? Así que todo va bien: la guerra ha terminado, mimujer ha muerto y yo..., yo he entrado en la Historia. (Solloza secamente y se pasa la mano por la cara. ESTELLE se cuelga de él.)ESTELLE.—¡Querido mío! ¡Querido mío! Mírame, tócame, amor mío. (Le coge la mano.) Ponme la mano aquí, acaríciame. (GARCINhace un movimiento para desprenderse.) Deja la mano; déjala, no te muevas. Todos ellos van a morir; qué importa lo que piensen.Olvídalos. Soy yo lo único que existe.GARCIN.—(Separando la mano.) Pero ellos..., ellos no me olvidan a mí. Ellos morirán, ya sé, pero vendrán otros que recogerán suconsigna. Les he dejado mi vida entre sus manos.ESTELLE.—¡Piensas demasiado, eso es lo que te pasa!GARCIN.—¿Y qué otra cosa voy a hacer? En otro tiempo actuaba... ¡Ah, con volver solo un día entre ellos, qué mentís, de qué forma...!Pero estoy fuera de juego; cierran el balance sin mí, y tienen razón, porque estoy muerto. Cazado como una rata. (Ríe.) He pasado aldominio público. (Una pausa.)ESTELLE.—(Suavemente.) Garcin.GARCIN.—¡Ah!, ¿estás ahí? Está bien, escucha: vas a hacerme un favor. No te preocupes, ya sé: te resulta raro que alguien te pidasocorro; no tienes costumbre. Pero si tú quisieras, si hicieras un esfuerzo, hasta puede que consiguiéramos amarnosverdaderamente... Mira: ahí son mil los que repiten que yo soy un cobarde. Pero ¿qué significan mil? Con un alma que hubiera, conuna sola, que afirmara con todas sus fuerzas que yo no huí, «que no es posible» que yo huyera, que tengo valor, que soy limpio, yo...¡estoy seguro de que me salvaría! ¿Quieres creer en mí? Te querría entonces más que a mí mismo.ESTELLE.—(Riendo.) ¡Qué tonto eres! ¿Te figuras que yo podría querer a un cobarde?GARCIN.—Pero antes decías...

ESTELLE.—Me burlaba de ti. A mí me gustan los hombres, Garcin, los verdaderos hombres, de manos fuertes, rudos. Tú no tienescara de cobarde; ni la boca, ni la voz, ni el pelo de un cobarde, y te quiero por eso: tu pelo, tu boca, tu voz.GARCIN.—¿Es verdad eso?ESTELLE.—¿Quieres que te lo jure?GARCIN.—Entonces los desafío a todos, a los de allá y a los de aquí. Estelle, nosotros saldremos del infierno.(INÉS se echa a reír. Él se interrumpe y la mira.) ¿Qué pasa?INÉS.—(Riendo.) Nada. Solo que ella no cree ni una palabra de lo que está diciendo. ¿Cómo puedes ser taningenuo? «Estelle, dime: ¿soy un cobarde?» Si tú supieras todo lo que ella se ríe de ese problema.ESTELLE.—¡Inés! (A GARCIN.) No la escuches. Si tú quieres mi confianza, tienes que empezar por concedermela tuya.

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INÉS.—¡Pues claro que sí, pues claro que sí! Concédele tu confianza. Necesita un hombre, ya lo ves; un brazo de hombre alrededorde su cintura, un olor de hombre, un deseo de hombre en los ojos de un hombre. En cuanto a lo demás... ¡Bueno! Podría decirte quetú eres Dios Padre si eso fuera de tu agrado.GARCIN.—¡Estelle! ¿Es verdad eso? ¡Contéstame! ¿Es verdad?ESTELLE.—¿Qué quieres que te diga? No comprendo nada de todos esos líos. (Golpea con el pie.) ¡Qué desagradable es todo esto!Mira: aunque tú fueras un cobarde, yo te querría. ¿No te basta con eso? (Una pausa.)GARCIN.—Me dais asco las dos. (Va hacia la puerta.)ESTELLE.—¿Qué vas a hacer?GARCIN.—Me voy.INÉS.—(En seguida.) No irías muy lejos: la puerta está cerrada.GARCIN.—Tendrán que abrir. (Llama al timbre. No suena.)ESTELLE.—¡Garcin!INÉS.—(A ESTELLE.) No te preocupes; el timbre no funciona.GARCIN.—Ya veréis cómo abren. (Tamborilea sobre la puerta.) Ya no puedo soportaros más, no puedo veros más. (ESTELLE correhacia él; él la rechaza.) Déjame; me repugnas todavía más que ella. Sería horrible emparentarme en esos ojos tuyos. Estás húmeda,eres blanda. Eres un pulpo, un lodazal. (Golpea en la puerta.) ¡Qué! ¿Van a abrir?ESTELLE.—Garcin, te lo suplico: no te vayas, no te hablaré más, te dejaré tranquilo, pero no te vayas. Inés ha sacado sus garras; noquiero quedarme sola con ella.GARCIN.—Arréglatelas como puedas. Yo no te he dicho que vengas; allá tú.ESTELLE.—¡Cobarde! ¡Ahora ya lo veo! ¡Es verdad que eres un cobarde!INÉS.—(Acercándose a ESTELLE.) Qué, hija mía, ¿no estás contenta tú? Me has escupido para hacerle gracia, y ya ves, nos hemosenfadado por su culpa. Pero ahora se va el aguafiestas; vamos a quedarnos entre mujeres, solas.ESTELLE.—No vas a ganar nada con ello; si esa puerta se abre yo me escaparé también.INÉS.—¿Adónde?ESTELLE.—Donde sea. Lo más lejos posible de ti. (GARCIN no ha cesado de llamar a la puerta.)GARCIN.—¡Abran! ¡Abran! Lo soportaré todo: los cepos, las tenazas, el plomo derretido, las pinzas, el garrote, todo lo que quema,todo lo que desgarra; quiero sufrir normalmente. Antes cien mordeduras, antes el látigo, el vitriolo..., todo antes que estesufrimiento interior, este..., este fantasma de sufrimiento que roza, que acaricia y que nunca hace demasiado daño. (Coge elpicaporte de la puerta y lo sacude.) ¿Abrirán de una vez? (La puerta, bruscamente, se abre, y GARCIN está a punto de caer.) ¿Qué esesto? (Un largo silencio.)INÉS.—Vamos, Garcin... Váyase.GARCIN.—(Lentamente.) Me pregunto por qué se habrá abierto.INÉS.—¿Qué está esperando? ¡Hale, márchese!GARCIN.—No, no voy a irme.INÉS.—¿Y tú? (A ESTELLE. ESTELLE no se mueve. INÉS se echa a reír.) Entonces, ¿quién? ¿Cuál de los tres? La vía está libre. ¿Quién nosretiene? ¡Ah, es para morirse de risa! Resulta que somos inseparables. (ESTELLE se abalanza, por detrás, sobre ella.)ESTELLE.—¿Inseparables? ¡Garcin! Ayúdame, ayúdame, de prisa. La arrastraremos fuera y cerraremos la puerta; ahora va a ver, ahorava a ver esta.INÉS.—(Debatiéndose.) ¡Estelle! ¡Estelle! ¡Te lo suplico, no me eches! ¡Al pasillo, no; no me tires en el pasillo!GARCIN.—Suéltala.ESTELLE.—Estás loco. Te odia.GARCIN.—Yo... me he quedado por ella, ¿sabes? (ESTELLE suelta a INÉS y mira a GARCIN con estupor.)INÉS.—¿Que te has quedado por mí? (Una pausa.) Está bien, cierra la puerta. Hace muchísimo máscalor desde que se ha abierto. (GARCIN va a la puerta y la cierra.) Así que por mí, ¿eh?GARCIN.—Sí. Porque tú..., tú sabes lo que es un cobarde. Tú sí lo sabes.INÉS.—Sí, claro que lo sé.GARCIN.—Y sabes lo que es el mal, la vergüenza, el miedo. Ha habido días..., ¿a que sí?..., en que te has vistohasta los tuétanos y te has quedado destrozada, muerta. Y al día siguiente ya no sabías qué pensar, noconseguías descifrar las revelaciones de la víspera. Sí,tú conoces el precio del mal. Y si tú dices que yo soy un cobarde, es con conocimiento de causa, ¿eh?INÉS.—Sí.

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GARCIN.—Es a ti a quien tengo que convencer, a ti. Tú eres de mi raza. ¿Qué te creías? ¿Que me iba a marchar? No te podía dejaraquí, triunfante, con todos esos pensamientos en la cabeza..., todos esos pensamientos que se refieren a mí.INÉS.—¿Es verdad que quieres convencerme?GARCIN.—Es lo único que quiero. A ellos ya no los oigo, ¿sabes? Seguro que es porque ya han terminado conmigo. Terminado: elasunto está clasificado, yo ya no soy nadie en la Tierra, ni siquiera un cobarde. Inés, estamos aquí solos: ya solo estáis vosotras parapensar en mí. Ella no cuenta; pero tú, tú que me odias..., si tú me crees, me salvas.INÉS.—Puede que no sea fácil, no sé. Soy un poco dura de aquí. (Por la cabeza.)GARCIN.—Emplearé el tiempo que haga falta.INÉS.—¡Oh, sí! Tienes todo el tiempo que quieras. «Todo» el tiempo.GARCIN.—(La coge por los hombros.) Escucha: cada uno tiene sus objetivos, ¿no es así? A mí..., a mí me daba igual el dinero, el amor.Yo..., yo quería ser un hombre. Un valiente. Y lo aposté todo al mismo caballo. ¿Es posible que uno sea un cobarde cuando se hanelegido los caminos más peligrosos? ¿Puede juzgarse una vida entera por un solo acto? Eso es lo que pregunto.INÉS.—¿Y por qué no? Durante treinta años te imaginaste que tenías mucho corazón; y te permitías mil pequeñas debilidadesporque a los héroes todo les está permitido. ¡Y qué cómodo era! Y luego, a la hora de la verdad, te pusieron al pie del paredón... y tecogiste el tren para Méjico.GARCIN.—No, yo no me imaginaba ese heroísmo. Lo elegí. Cada uno es lo que quiere ser.INÉS.—Demuéstralo. Demuestra que no era... una imaginación. Solamente los actos deciden qué es lo que uno ha querido.GARCIN.—He muerto demasiado pronto. No me han dejado tiempo para..., para realizar «mis» actos.INÉS.—Siempre se muere demasiado pronto o demasiado tarde. Y, sin embargo, la vida está ahí, acabada. La raya está hecha y hayque hacer la suma. Tú no eres nada más que tu vida.GARCIN.—Eres una víbora. Tienes respuesta para todo.INÉS.—¡Vamos! ¡Vamos! No pierdas los ánimos. Debe de ser muy fácil convencerme. Busca argumentos, haz un esfuerzo a ver.(GARCIN se encoge de hombros.) ¿Qué tal, qué tal? Ya te había dicho que eras vulnerable. ¡Y cómo las vas a pagar ahora! Eres uncobarde, Garcin, un cobarde, porque yo lo quiero. Porque yo lo quiero, ¿lo oyes? Y, sin embargo, mira lo débil que soy, como unsuspiro; solo esta mirada que te mira, este pensamiento incoloro que te piensa..., no soy nada más. (Él va hacia ella con las manosabiertas.) Bueno, ¿y qué? Ahora van y se abren esas manos grandes, de hombre. ¿Y qué? ¿Qué esperas? Los pensamientos no secogen así, con las manos. Mira cómo no puedes hacer otra cosa que convencerme... Eres mío.ESTELLE.—¡Garcin!GARCIN.—¿Qué?ESTELLE.—Por lo menos, véngate.GARCIN.—¿Cómo?ESTELLE.—Bésame y verás cómo canta.GARCIN.—Y ya ves, es verdad. Estoy en tus manos, pero tú también en las mías. (Se inclina sobre ESTELLE. INÉS da un grito.)INÉS.—¡Sí, cobarde, cobarde! ¡Vete a que te consuelen las mujeres!ESTELLE.—¡Canta, Inés, canta!INÉS.—¡Vaya pareja! Si tú vieras su pataza plantada ahí, en tu espalda, enrojeciéndote la carne, arrugando la tela... Tiene las manoshúmedas; está sudando. Va a dejarte una marca azul en el vestido, ya verás.ESTELLE.—¡Canta! ¡Canta! Estréchame más fuerte, Garcin; verás cómo revienta.INÉS.—Sí, sí, Garcin, estréchala más fuerte, anda; que tu calor y el suyo se haga un revoltijo, anda... Es estupendo el amor, ¿eh? ¿No,Garcin? Es una cosa tibia y profunda como el sueño, solo que yo te impediré dormir. (Gesto de GARCIN.)ESTELLE.—No, no la escuches. Bésame. Soy tuya, tuya.INÉS.—Bueno, ¿a qué esperas tú? Haz lo que te dice. Garcin, el cobarde, tiene en sus brazos a Estelle, la infanticida. Quedan abiertaslas apuestas... El señor Garcin ¿la besará? ¿No la besará? Cómo os veo, cómo os veo. Yo sola soy una multitud, la muchedumbre,Garcin, la muchedumbre, ¿oyes? (Murmurando.) Cobarde. Cobarde. Cobarde. Cobarde. Aunque me huyas, no te vale; yo no tesuelto. ¿Qué vas a buscar en sus labios? ¿El olvido? Pero yo no voy a olvidarte a ti; yo, no. Es a mí a la que tienes que convencer. A mí.Anda, ¡ven, ven! Te espero. ¿Lo ves, Estelle? Afloja el abrazo, es dócil como un perro... ¡No va a ser tuyo nunca!GARCIN.—¿Y no será de noche nunca?INÉS.—Nunca.GARCIN.—¿Y tú me verás siempre?INÉS.—Siempre. (GARCIN abandona a ESTELLE y da algunos pasos por la habitación. Se acerca a la estatua.)

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GARCIN.—La estatua... (La acaricia.) ¡En fin! Este es el momento. La estatua está ahí; yo la contemplo y ahora comprendoperfectamente que estoy en el infierno. Ya os digo que todo, todo estaba previsto. Habían previsto que en un momento..., este..., yome colocaría junto a la chimenea y que pondría mi mano sobre la estatua, con todas esas miradas sobre mí... Todas esas miradas queme devoran... (Se vuelve bruscamente.) ¡Cómo! ¿Solo sois dos? Os creía muchas más. (Ríe.) Entonces esto es el infierno. Nunca lohubiera creído... Ya os acordaréis: el azufre, la hoguera, las parrillas... Qué tontería todo eso... ¿Para qué las parrillas? El infierno sonlos demás.ESTELLE.—¡Amor mío!GARCIN.—(Rechazándola.) Déjame. Ella está con nosotros. No puedo estar contigo cuandoella me mira.ESTELLE.—¡Está bien! Ya no nos verás más. (Coge el cortapapeles de la mesa, se precipita sobreINÉS y le asesta varias puñaladas.)INÉS.—(Se debate riendo.) Pero ¿qué haces, qué haces? ¿Estás loca? Tú sabes de sobra que yaestoy muerta.ESTELLE.—¿Muerta? (Deja caer el cuchillo. Una pausa. INÉS recoge el cuchillo y se apuñalacon rabia.)INÉS.—¡Muerta! ¡Muerta! ¡Muerta! Ni cuchillo, ni veneno, ni cuerda. «Ya está hecho», ¿comprendes?Y estamos juntos para siempre. (Ríe.)ESTELLE.—(Se echa a reír.) ¡Para siempre, Dios mío, qué cosa tan curiosa! ¡Para siempre!GARCIN.—(Ríe mirando a las dos.) ¡Para siempre! (Caen sentados, cada uno en su canapé. Un largo silencio. Dejan de reír y se miran.GARCIN se levanta.) Bueno, sigamos. (Telón.)

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a. Leer y comprender el texto.b. Identificar el género literario y realizar una reseña del texto.c. Prepara junto con tus compañeros de clase, una obra dramática, para presentarla en el salón de clase.

Actividad: