51
LA CUARESMA: CAMINO HACIA LA PASCUA CON JESÚS Secretariado Diocesano de Liturgia Segovia 2011 LA CUARESMA: CAMINO HACIA LA PASCUA CON JESÚS La Cuaresma es un tiempo de gracia. En las parroquias se realizan diversas actividades, como charlas cuaresmales, ce- lebraciones penitenciales, vía crucis, procesiones… Sin quitar ninguna de las actividades que se realizan, se ofrece aquí un itinerario catequético de siete temas, para llegar a la Pascua y celebrar la muerte y resurrección de Jesús, y expe- rimentar que en Jesús podemos ser hombres y mujeres nue- vos. Los temas están tomados del Itinerario de Catequesis de Adul- tos, preparado hace unos años en la Diócesis, y corresponden a los temas 21-27, la parte central de la Historia de la salva- ción: Dios cumple su promesa en Jesucristo. La Nueva Alian- za. Los cinco primeros temas podrían repartirse entre la semana de ceniza y la quinta de cuaresma. El sexto y la celebración de la cruz a lo largo de la semana quinta y semana santa. Y el último en la semana de Pascua. Podrían ser el inicio de una catequesis de adultos, o seguir en las cuaresmas de años sucesivos con otras etapas de este Itinerario.

catequesis cuaresmales

Embed Size (px)

DESCRIPTION

catequesisi

Citation preview

Page 1: catequesis cuaresmales

LA CUARESMA:

CAMINO HACIA LA PASCUA CON JESÚS

Secretariado Diocesano de Liturgia

Segovia

2011

LA CUARESMA:

CAMINO HACIA LA PASCUA CON JESÚS

La Cuaresma es un tiempo de gracia. En las parroquias se realizan diversas actividades, como charlas cuaresmales, ce-lebraciones penitenciales, vía crucis, procesiones… Sin quitar ninguna de las actividades que se realizan, se ofrece aquí un itinerario catequético de siete temas, para llegar a la Pascua y celebrar la muerte y resurrección de Jesús, y expe-rimentar que en Jesús podemos ser hombres y mujeres nue-vos. Los temas están tomados del Itinerario de Catequesis de Adul-tos, preparado hace unos años en la Diócesis, y corresponden a los temas 21-27, la parte central de la Historia de la salva-ción: Dios cumple su promesa en Jesucristo. La Nueva Alian-za. Los cinco primeros temas podrían repartirse entre la semana de ceniza y la quinta de cuaresma. El sexto y la celebración de la cruz a lo largo de la semana quinta y semana santa. Y el último en la semana de Pascua. Podrían ser el inicio de una catequesis de adultos, o seguir en las cuaresmas de años sucesivos con otras etapas de este Itinerario.

Page 2: catequesis cuaresmales

Dios cumple su promesa en Jesucristo.

La Nueva Alianza

_______________________________

1. Anunciación y nacimiento de Jesús. 2. Bautismo de Jesús y tentaciones.

3. Jesús anuncia el Reino de Dios.

4. El seguimiento de Jesús y "los Doce". 5. Jesús, signo de contradicción. 6. Pasión y muerte de Jesús.

Celebración: La Cruz, camino hacia la vida.

7. La resurrección de Jesús.

1

ANUNCIACIÓN Y NACIMIENTO

DE JESÚS

Page 3: catequesis cuaresmales

1. NUESTRA VIDA

Por fin Dios cumple su promesa y la espera de Israel se hace reali-dad. El centro de la Historia de la salvación es Jesús de Nazaret.

“Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer”. (Ga 4, 4)

Dios nos salva en nuestra propia historia, su Hijo asume nuestra condición humana. El Salvador del mundo es un hombre entre los hombres. Pertenece, pues, a nuestra misma raza, es consanguíneo de la humanidad entera. El Salvador participa y asume toda la mise-ria de la condición humana. Aunque él no conoció pecado, se hizo cabeza de esta humanidad pecadora para reconciliarnos con el Pa-dre.

Esto nos demuestra que los hombres importamos mucho a Dios. Debemos de ser algo muy grande y querido a los ojos de Dios, para que su Hijo se haya encarnado, se haya hecho uno de no-sotros.

Este hecho cambia totalmente nuestra mirada al hombre concre-to que pasa junto a nosotros en este momento.

¿Qué implicaciones ha tenido este hecho en ti, creyente en ese Dios?:

¿Ha cambiado el sentido de tu vida? ¿Ha supuesto un gozo, una esperanza? ¿Ha cambiado la manera de mirar a Dios? ¿Ha cambiado la manera de mirar al hombre? ¿Ha cambiado nuestro modo de acercarnos a ese hombre

concreto: caído, marginado, drogadicto, alcohólico... necesi-tado de salvación?

¿Nuestro acercamiento es desde fuera o nos encarnamos en sus problemas?

2. EL EVANGELIO DE JESÚS

La Palabra de Dios

Lee las siguientes lecturas y escribe lo que te sugieren:

o Gálatas 4, 4-7. o Lucas 1, 26-38. o Lucas 2 o Juan 1, 1-19. o 1 Juan 3, 17; 4, 7-8 y 4, 19-21.

Concilio Vaticano II Jesús vive su proceso de maduración humana en el seno de una familia sencilla. Jesús trabaja para ganar el sustento diario.

―Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, semejante en todo a nosotros, excepto en el peca-do‖.

(Gaudium et Spes, 22)

Page 4: catequesis cuaresmales

Reflexión

Lee el siguiente texto, subraya las frases más importantes

y haz tu propio resumen.

1. El gran gesto de Dios: solidarizarse con el hombre

Si este hombre Jesús es el Hijo de Dios encarnado, esto significa que en él ha sucedido algo que, bien pensado, resulta desconcertan-te y sólo puede explicarse por amor: Dios mismo en persona ha que-rido hacerse hombre, compartir nuestra vida y saber por experiencia propia qué es ser hombre y que es vivir esta vida dura, dolorosa y apasionante.

Dios ya no es Alguien lejano, que desconoce nuestros problemas y que no sabe ―ponerse en nuestro lugar‖. Dios ha querido ser para siempre hombre, con nosotros y para nosotros. Para los creyentes éste es el acontecimiento decisivo de toda la historia. No ha sucedi-do ni podrá suceder en el mundo nada más importante.

Además, Dios ha querido ser hombre con todas sus consecuencias y vivir nuestra experiencia humana hasta el fondo. La Encarnación no ha sido un teatro bien montado ni un paseo de Dios por el mun-do, vestido con ropaje humano. Dios no ha querido jugar a ser hom-bre. Ha querido conocer nuestra vida.

Dios en persona ha querido vivir y saber qué es para un hombre gozar y sufrir, luchar y desalentarse. Ha vivido nuestra pobre exis-tencia acosada de preguntas, miedos, esperanzas y expectativas. Ha sufrido en su propia carne y en su propia alma las consecuencias del egoísmo, la injusticia y la violencia de los hombres. Más aún ha querido probar nuestra misma muerte.

Dios ha compartido toda nuestra existencia excepto el pecado y no porque Dios no haya querido solidarizarse con el hombre hasta las últimas consecuencias, sino porque el pecado es imposible en Dios.

Lo que necesitábamos los hombres no era un Dios que nos acom-pañara en el pecado, sino un Dios solidario que nos liberara del mal. 2. Dios encarnado en Jesús. Dios Padre envía a su Hijo único

Ese Dios al que nadie ha visto jamás, en Jesús adquiere un rostro humano y se nos deja ver. El Dios silencioso y oculto, en Jesús se nos aclara, nos habla y nos dirige su palabra en lenguaje humano. Jesús es la manera humana que tiene Dios de existir y presentarse a los hombres. A través de su vida, sus gestos, su actuación, su mensaje y su muerte en la cruz, podemos nosotros ahora descubrir lo que es Dios para nosotros, cómo reacciona ante el hombre, cómo se interesa por nosotros, cómo busca nuestra salvación. Los creyentes deberíamos irnos liberando de ese Dios falso, produc-to de nuestra imaginación, nuestros sueños, miedos o egoísmos, e ir descubriendo el verdadero rostro de Dios en Jesús de Nazaret. En Jesús vemos que Dios es un Padre que ama al hombre desinte-resadamente, sin buscar su propia utilidad; que Dios no es un rival del hombre ni un tirano, sino alguien interesado en nuestra liberación y salvación total. Alguien que perdona siempre; que se pone siempre a favor del débil, del maltratado, del que necesita ayuda; que defien-de siempre la justicia y la verdad. Alguien que busca la felicidad úl-tima del hombre hasta el punto de ir hasta la muerte de cruz.

Page 5: catequesis cuaresmales

3. La fe en un Dios encarnado La fe en Jesús, Hijo de Dios encarnado, es de grandes consecuen-cias para los creyentes. Antes que nada, es fuente de esperanza y confianza total en este Dios que ha querido ser uno de nosotros y ya no puede dejar de amar y de preocuparse por esta humanidad en la que se ha encar-nado y a la que él mismo pertenece. Por otra parte, ahora sabemos los creyentes que Dios puede y debe ser encontrado en los hombres. No es necesario abandonar el mun-do y alejarnos de los hombres para buscar a Dios en la lejanía del cielo. A Dios lo podemos encontrar en el hombre. Esto significa que cuando acogemos al otro hombre, estamos ya acogiendo, de alguna manera, a Dios. Donde hay amor sincero, in-condicional y desinteresado al hombre, allí hay amor al Dios que ha querido hacerse hombre (Mt 25, 40. 45; 1 Jn 3, 17; 4, 7-8; 4, 20). Por todo ello, no se puede creer de verdad en un Dios que se ha hecho solidario de la humanidad y, al mismo tempo, organizarse la propia vida de manera individualista e insolidaria, ajeno totalmente a los problemas de los demás. Creer en un Dios encarnado exige en-carnarse en los problemas de la gente y buscar la verdadera libera-ción.

3. LLAMADA A LA CONVERSIÓN

Jesús ha asumido nuestra condición humana y ha seguido una tra-yectoria, con un final que pocas vidas humanas han experimentado: incomprensión, soledad total, traición, asesinato...

o Este hecho nos impulsa a mirarnos a nosotros mismos con amor, a amar nuestra vida concreta, con sus disgustos, gozos y pro-yectos, a asumirnos en nuestra propia realidad.

o Desde la Encarnación, sabemos que Dios se preocupa de todo hombre, que Cristo lo considera un hermano, que el acceso a Dios pasa a través del hombre, que sólo conocen a Dios quienes han experimentado el amor.

Es bueno que, en un rato de silencio, cada uno miremos a nuestra vida concreta, a nuestra figura concreta, y la con-templemos con amor.

En el silencio, en lo más íntimo de nuestro ser, agradece-mos a Dios y a tantos hombres y mujeres, su gesto de en-carnación en nuestra vida.

¿Cómo oímos la llamada que Dios nos hace desde hombres y mujeres que nos rodean? ¿Cómo nos encarnamos en su vida?

SÍNTESIS

Lee Catecismo de la Iglesia Católica. Núms. 456-463

Lee el Catecismo ―Ésta es nuestra fe‖. Págs. 27-28. “Dios lleva a plenitud la historia de su Alianza...” “La anunciación” “El nacimiento” “La vida oculta de Nazaret” Ora unos momentos con este texto.

Page 6: catequesis cuaresmales

ORAR CON LA BIBLIA

Leer alguno de los textos del tema. Dar gracias a Dios porque nos salva en nuestra propia historia.

Rezar el Salmo 8. ―Señor, dueño nuestro‖. Al rezar este Salmo ya sabemos ―qué es el hombre‖. Es algo muy importante a los ojos de Dios.

Salmo 8. “Señor, dueño nuestro”

Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

Ensalzaste tu majestad sobre los cielos. De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos, para reprimir la adversario y al rebelde.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder?

Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies:

rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sendas por el mar.

Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

2

BAUTISMO DE JESÚS Y TENTACIONES

Page 7: catequesis cuaresmales

1. NUESTRA VIDA Ésta trata de ser una catequesis sobre Jesús, salvador nuestro, bajo la forma de “siervo” (servidor) de Dios y de lo hombres.

Hay una doble experiencia constante en nuestra historia humana: la necesidad y la búsqueda de realización y salvación por una parte, pero al mismo tiempo la incapacidad para conseguirlo por nosotros mismos.

En el tema anterior veíamos la ―buena noticia‖ de un Dios que deci-de convivir con nosotros, para establecer con nosotros y entre noso-tros una nueva forma de convivencia: quiere encaminar nuestras vidas hacia la salvación, la felicidad, la fraternidad.

Es Jesús quien lo va a poner en marcha. Él es nuestro salvador. Pero, ¿cómo lo va a hacer? ¿Como lo hacen los grandes salvadores de la sociedad, a base de fuerza, poder, dinero, belleza... asom-brando al mundo?

En esta catequesis descubriremos a un Jesús que choca con nues-tro modo de ser, pues pretende salvar al mundo en una actitud hu-milde de servicio y escucha a Dios y a los hombres.

Nuestra salvación depende, entre otras cosas, de que solucionemos:

Problemas personales: afectividad, soledad, trabajo, salud, entenderse uno a sí mismo, realización de las tendencias y aspi-raciones que todos llevamos dentro, el enfrentamiento con la muerte...

Problemas de convivencia: un pueblo dividido, fuertes diferen-cias sociales, la falta de trabajo, la insolidaridad, el egoísmo, la comodidad...

Llamamos a Jesús de Nazaret el Señor, esto es, de alguna manera manda en nuestra vida. Le llamamos también el Cristo, el Salvador, incluso el único que nos puede salvar, y esto de alguna manera lo hemos experimentado.

¿Qué entiende la gente por salvación?

¿Qué entiendes tú por salvación?

¿Hay situaciones que necesitan salvación?

¿En qué aspectos, actitudes, comportamientos, te parece que las personas necesitamos ser salvadas?

¿Quién puede salvarnos? ¿Por qué?

¿Qué experiencia de sentirte salvado por Jesucristo has te-nido y tienes en tu vida?

¿Cómo y de qué te salva?

Page 8: catequesis cuaresmales

2. EL EVANGELIO DE JESÚS Jesús, el siervo, nos salva Los evangelistas, para mostrar el significado del ministerio de Jesús, después de la predicación del Bautista, presentan dos narraciones que conviene comprender (Mc 1,1-13; Mt 3,1-1--4,11; Lc 3,1—4,13): El bautismo de Jesús Jesús se coloca en la fila de los pecadores. En este gesto de solida-ridad, a pesar de que él no es pecador, tiene lugar la manifestación de Dios: este hombre posee la fuerza del Espíritu y es el Hijo de Dios, el sirvo de Yavé, que, desde el interior de la condición humana (encarnación), ofrece la salvación. Este relato se inspira en el Salmo 2, que habla del Mesías como Hijo de Dios, en los Cánticos del Siervo de Yavé (Is 43,1-9 y 52,13—53,12), que presentan al enviado de Dios como salvador por su hu-mildad, y en el anuncio del descenso del Espíritu sobre el que habrá de anunciar la salvación a los pobres (Is 61,1-2). Las tentaciones Muestran como Jesús rehúsa las soluciones del dinero, del prestigio y del poder para cumplir su misión. Jesús anunciará la salvación viviendo a fondo, desde dentro, la condición humana. Acepta la vo-luntad del Padre, que marcha por caminos humildes y no espectacu-lares.

La Palabra de Dios

Lee los siguientes textos y pon las palabras o ideas que más te han impresionado:

o Mateo 3, 13-17. o Lucas 4, 1-13. o Mateo 12, 15-21.

o Lee la Carta a los Filipenses 2, 6-11: “Jesús, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su catego-ría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta some-terse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el “Nombre-sobre-todo-nombre”; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se do-ble –en el Cielo, en la Tierra, en el Abismo--, y toda lengua procla-me: “¡Jesucristo es Señor!”, para gloria de Dios Padre”.

o Escribe lo que te sugiere este texto

Jesús es la ―oferta de salvación‖ de Dios a los hombres.

o Lectura de Juan 3, 16-22.

Page 9: catequesis cuaresmales

Reflexión

Lee el siguiente comentario, subraya las frases más importantes

y haz tu propio resumen.

1. El “Siervo” anunciado por Isaías El pueblo de Israel está una vez más en le destierro, en Babilonia, y allá, en medio del desconsuelo, Isaías, que es un gran creyente y profeta, anuncia que vendrá por fin un siervo misterioso, enviado por Dios, que pondrá fin a los sufrimientos provocados por la injusticia. Isaías, que habla muchas veces del siervo, sobre todo en los capítu-los 42, 49, 50 y 53, lo ve con estas características:

Es un elegido de Dios.

Para implantar el derecho y la justicia en toda la tierra.

Pero para ello va utilizar un estilo nuevo:

No se apoyará en la fuerza y el poder (su fuerza y poder es Dios; Él es quien le ayuda).

Se solidariza con los que sufren. Será perseguido, maltratado, lo dejaran solo pero no se

defenderá.

Pero la muerte de este ―justo‖ será fecunda. 2. Jesús pone en marcha el Reino siguiendo el camino del “siervo” El pueblo de Israel esperaba la llegada de un Salvador. Él los libraría de la injusticia opresora y haría presente el Reinado de Dios justo entre los hombres.

Unos lo imaginaban como una liberación política y social; otros intu-yen la necesidad de una liberación más profunda, sienten la necesi-dad de un salvador que reconcilie a los hombres entre sí y con el Dios que quiere la justicia y el derecho. Jesús cumple las expectati-vas de estos últimos. Jesús en su bautismo, con la irrupción del Espíritu, es ungido para la misión de extender el Reinado de Dios entre las naciones. Jesús opta por el estrecho camino del Siervo Las ―tentaciones‖ (Mt 3, 13-17 y paralelos) reflejan cómo Jesús en-tiende el Reino y el camino que sigue para proclamarlo. Jesús, men-sajero del Dios de los pobres, rechaza de plano una concepción del Reino, del hombre y de la religión que esté apoyada en el triunfo fácil y en el poder, y asume el oscuro y estrecho camino del siervo, cuyo único apoyo es Dios. Jesús, siendo rico se hizo pobre por nosotros (2 Co 8,9), se hizo ―próximo‖, se acercó a los grupos sociales más bajos de su época, a los abismos más profundos de la pobreza humana. Padeció la con-secuencia de los sentimientos más bajos y mezquinos que hay en el corazón de todo hombre: el odio, la envidia, la violencia. Todos ellos cayeron sobre el inocente y lo condujeron a la cruz. Así, Jesús expe-rimentó esa forma de pobreza que supone el ―fracaso‖: muere solo y abandonado. El camino del siervo es duro y difícil para Jesús, extraño e incom-prensible para los que lo ven asumirlo con decisión. Pedro querrá apartarlo de él: piensa como los hombres y no como Dios (Mt 16,21). Pero Jesús apoyado en la fuerza y el poder de Dios se mantuvo fiel hasta dar la vida.

Page 10: catequesis cuaresmales

Jesús el Siervo entrega su vida y nace una ―nueva humanidad‖

La muerte no es una barrera para Dios. El que se había callado en la muerte de Jesús interviene ahora resucitándolo. Jesús creía que toda vida que se entrega hace germinar una nueva vida para sí y en los demás. Para explicar esto utilizó la imagen evangélica del trigo.

Jesús Siervo descendió hasta la raíz de nuestra condición de hom-bres pecadores y desde ella orientó definitivamente la humanidad hacia Dios, posibilitándonos el que nos hagamos “hombres nue-vos”. En este sentido afirmamos que Jesús recuperó para nosotros la identidad del hombre. Él es el ―hombre nuevo‖, ―el hombre‖. 3. La fe, la sumisión y el amor, fundamentos de la solidaridad del siervo

¿Cómo se explica ese amor solidario tan fuerte de Jesús Siervo?

Hay que fijarse en su sumisión a Dios que ama al hombre pobre. Jesús está a la escucha del Padre, no habla por cuenta propia. De esta comunión-obediencia con Dios que ama preferentemente a los pobres, brota en Jesús un amor solidario a los hermanos, especial-mente a los más pobres. El amor dice ―nosotros‖

El amor es solidario; quien ama no dice ―yo‖, sino ―nosotros‖. Por eso Jesús comparte con los más necesitados cuanto es y tiene. El amor solidario es la gran fuerza de los débiles.

El amor, como dice Pablo, cree sin límites; así, Jesús cree que una semilla del Reino de Dios está presente en el corazón de todo hom-bre. Jesús escucha los deseos de fraternidad y de un mundo distin-to, que conviven en el hombre junto a sentimientos de odio y de venganza (el trigo y la cizaña). Por eso Jesús ama sin límites, espe-ra sin límites: es paciente, lo que hoy no ha sido posible (no le han comprendido, lo van a matar), mañana será realidad, el nuevo Reino de Dios será realidad.

3. LLAMADA A CONVERSIÓN 1. Jesús nos salva hoy

Jesús rechaza para su misión salvadora el recurso al poder, la utili-zación de medios poderosos, como el dinero, el contacto con los hombres influyentes de su época, la fuerza violenta, etc... Él prefiere salvar desde dentro, viviendo la misma experiencia de los hombres, tratando de sacarlos de esa situación, viviendo la solidaridad y el compartir con los necesitados de salvación.

Cómo he vivido el último verano

Testimonio de una mujer que pertenece a una comunidad de adultos de Carabanchel. Esta copia es trascripción literal del manuscrito

―Este verano como algunos otros por motivo del trabajo tube que desplazarme fuera de Madrid, pero este verano tal vez haya sido a parte de complicado, algo especial, dentro de mi persona. Es posible que haya sido impulsado por estos cursos de catecumenado que llevo haciendo varios años. Por lo cual siento que estoy cam-biando dentro de mi o que voy caztando mas a fondo que Dios no quiere tanta injus-ticia en el mundo de la cual todos tenemos un poco de culpa. Les contaré a grandes rasgos lo que ocurrió. Estaba con seis compañeras de traba-jo un trabajo duro y muy humilde de categoría (limpiar). Trabajábamos 14 horas diarias y ademas deprisa por la mucha tarea que se nos encomendaba, no se podia protestar porque aquello era una orden y nadie quería saber nada. La comida comiamos muy tarde y a veces comiamos las sobras. Pasábamos mucho calor y nadie se diznaba darnos un refresco porque dejaban de ganar unas pesetas. Todo trascurria en ese plan yo sufria mucho algo venia a mi mente, se cruzaban en mi pensamiento todos los ejercicios que sobre la justicia habiamos puesto en co-mún, me acordaba de las alambradas que al marginado se le ponen en su vida que como a Jesús le tomaron por loco por decir la verdad todo venia a mi mente, tenia que ser valiente y denunciar aquello, decidi hablar y la reación que tubieron por decirles que lo que hacian con nosotras no era justo fue dejarme de hablar todo el que podia hacer algo, incluso me dijeron que si yo pertenecia a algun grupo de curas les dije sin abergonzarme que si y alguien me contestó si dices esto hace unos años te hubieran dicho que eras una rojilla. Lloré amargamente fui a buscar consuelo a un sacerdote en el destacamento de marina que era donde teniamos ocasión de escaparnos los domingos para oir misa.

Page 11: catequesis cuaresmales

Era el día 15 de agosto fiesta de la Asunción de la Virgen entre lloros le conte al sacerdote lo que me pasaba me dijo que fuera humilde que rezara me llamo llorona en parte era cierto, no se lo que me paso pero la reacion fue rapida, le dije padre no piense que porque estoy fregando no rezo, le explique que asistia a estos cursos (catecumenales) y ademas era de la legión de María que por este motivo quiza yo habia tenido esa reacion me atrevi a decirle que la religión no solo era rezar sino tambien denunciar las injusticias y ayudar al mas pobre que Jesús también lloro.

Yo note que se sorprendio de mi contestación y me invito a que labase mis ojos y me pusiera unas gafas para que mis lagrimas no se notaran. Así trascurrio la fiesta de la Virgen sufriendo mucho.

El domingo 18 de agosto cual seria mi sorpresa el evangelio vino al pelo llamar las cosas por su nombre ser baliente aunque eso cueste, aquel sacerdote lo encontre cambiado parecia que me miraba animandone a seguir. Mis compañeras al salir de misa me dijeron no te quejaras todo el evangelio a sido sobre tu tema estaras con-tenta? Pues algunos me tenian por rebelde.

Estaba contenta ya no lloraba me encontraba cansada y enferma, tuve unas fiebres muy altas quizas Dios quiso que descansara, de otra manera no hubiera sido posi-ble.

Y asi trascurrió el verano toda la angustia la miro de distinta manera incluso con alegria ha sido una gran alegria de mi vida‖

María

Leer y comentar la carta de María

2.Jesús nos invita a seguirle por el camino del servicio libera-dor a los hermanos

Piensa y cuenta hechos, gestos de servicio liberador que se dan en ti

¿Qué realidades, cercanas a ti, a nosotros, requieren una salva-ción, podríamos hacerlas más humanas?

3. Damos gracias a Dios que nos salva hoy en la historia No cabe duda de que la presencia de un salvador en momentos de necesidad produce gozo, esperanza, ganas de vivir, agradecimiento.

El hecho de encontrarnos con Jesús, enviado por Dios Padre para salvarnos compartiendo nuestra suerte, solidarizándose hasta la muerte con los más abandonados de entre nosotros, nos lleva a cantar un canto de gozo y agradecimiento a nuestro Dios.

Lo expresamos bien con una oración individual y espontánea, o bien diciendo juntos el cántico de Zacarías, el ―Benedictus‖.

SÍNTESIS

Lee Catecismo de la Iglesia Católica. Núms. 535-540

Lee el Catecismo ―Ésta es nuestra fe―. Pág. 29: “El bautismo de Jesús”. Ora unos momentos con estos textos.

ORAR CON LA BIBLIA

Releer alguna de las lecturas del tema. o Interiorización de su mensaje con oración de petición, alabanza o ac-

ción de gracias.

Cántico del ―Benedictus‖ o Damos gracias a Dios porque ―ha visitado y redimido a su pueblo‖,

porque nos ha salvado en nuestra propia historia.

Cántico del “Benedictus”. (Lucas 1, 68-79)

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.

Page 12: catequesis cuaresmales

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza, y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

3

JESÚS ANUNCIA EL REINO DE DIOS

Page 13: catequesis cuaresmales

1. NUESTRA VIDA

Si tuviéramos que resumir toda la predicación de Jesús, tendríamos que decir que anunció el comienzo de algo nuevo, el comienzo de una forma de convivencia, el Reino de Dios.

El Reino de Dios anunciado por Jesús es el de las perspectivas pro-féticas de Israel:

Justicia y equidad para los humildes.

Salvación y liberación para los pobres.

Quebrantamiento de los opresores.

Fin de la opresión sufrida por los débiles.

Fin de la violencia hacia los desdichados.

Aunque todavía estamos lejos de la realización plena del Reinado de Dios, ya está en medio de nosotros.

Vamos a intentar descubrir esos valores del Reino presentes ya en-tre nosotros.

Durante la semana, ¿qué gestos de libertad, justicia y amor he visto?, en:

o Vecinos. o Compañeros de trabajo. o Familia. o Amigos. o Televisión. o Periódicos. o Mercado. o Autobús. o Calle. o En nosotros...

¿A qué me han animado? ¿Me han dicho algo?

2. EL EVANGELIO DE JESÚS

La Palabra de Dios Jesús en el Evangelio nos invita a descubrir cómo actúa Dios en el mundo. Sin ruido, su presencia apenas se percibe, pero su acción es permanente. Nos lo descubre a través de unas parábolas:

El Reino de Dios crece como la semilla que un hombre echa en la tierra, germina y va creciendo sin que él sepa cómo (Mc 4,26-29).

El Reino de Dios es como un semilla pequeña, la más pequeña, pero también echa ramas muy grandes donde los pájaros se po-san (Mc 4,30-32).

El Reino de Dios es como la levadura que una mujer amasa con tres medidas de harina y basta para que todo fermente (Mt 13,33).

o Lectura de Mateo 13, 1-50. (Mc 4, 1-34)

A través de unas sencillas parábolas, Jesús anuncia que el Reino de Dios ha comenzado, está ya presente. Pero todavía no ha llegado a su consumación.

Page 14: catequesis cuaresmales

o Lectura de Marcos 1, 14-15

El Reino de Dios supone unos nuevos valores que los vemos plas-mados en la Bienaventuranzas. Vivir estos valores supone un cam-bio total, una conversión. Por eso Jesús empieza a predicar anun-ciando el comienzo del Reino y exigiendo la conversión.

o Lectura de Colosenses 3, 5-17 y Filipenses 2, 1-7.

Los primeros cristianos comprenden que los ciudadanos del nuevo Reino de Dios son ―hombres nuevos‖ que deben vivir otros valores.

Reflexión

Lee el siguiente comentario y subraya las frases más importantes para ti.

1. Jesús pone en marcha el Reino de Dios

Cuando detuvieron a Juan, Jesús se fue a Galilea a proclamar de parte de Dios la Buena Noticia. Decía: ―Se ha cumplido el plazo, el Reinado de Dios está cerca. Arrepentios y creed la buena noticia‖ (Mc 1, 14-15). De este modo presenta el evangelista Marcos el comienzo de la predicación de Jesús y lo que habría de ser el eje central de su vida: el Reino de Dios. A este Reinado de Dios Jesús se refirió con pala-bras y hechos significativos. El Reino de Dios fue el proyecto de Je-sús.

2. El significado del Reino en la predicación de Jesús El anunciar que Dios va a reinar equivale a afirmar que Dios va a ser efectivamente el rey, es decir que viene a tomar posesión de este mundo salido de sus manos y a imponer su designio y su voluntad sobre las fuerzas hostiles, que se oponen a su plan de salvación. Se implantará en la tierra la verdadera justicia (Sal 44; Sal 72; Is 11, 3-5; Is 32, 1-3; Is 32, 15-18). Esta justicia, para Israel, consistía en la protección que el rey pres-taba, o debía prestar, a los desvalidos, a los débiles y a los pobres, a las viudas y a los huérfanos. En este sentido, el testimonio más claro es el que nos da el Salmo 72. Por eso, cuando Jesús dice que ya llega el Reinado de Dios, está dando a entender que ya llega la protección y la ayuda para todo el que no puede valerse por sí mismo, para todos los desheredados de la tierra, para los pobres, los oprimidos, los débiles, los marginados y los indefensos. Por eso se comprende que, en la predicación de Jesús, el Reino es para los pobres (Lc 6,20), para los niños (Mc 6,14), para los peque-ños (Mt 5,19), para los pecadores (Mc 2,16-17), en general, para todos los que la sociedad margina y desestima. 3. Las características del Reino

El Reino es un acontecimiento: salvífico

escatológico

inminente y futuro El Reino de Dios es un acontecimiento salvífico El Reino de Dios que proclama Jesús consiste en el anuncio de la salvación que proviene de Dios, es una buena noticia (= Evangelio) que contiene un mensaje de alegría, de salud y de paz.

Page 15: catequesis cuaresmales

Este mensaje se dirige a todos, pero especialmente a los pecadores, a la gente sencilla, a los marginados:

―No necesitan médico los sanos sino los enfermos. No he ve-nido a llamar a los justos, sino a los pecadores‖ (Mc 2,16-17). ―Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera para entrar en el Reino de Dios‖ (Mt 21,31).

La salvación es el resultado del Reinado de Dios; esta salvación es un valor absoluto frente a otros valores que nos ofrece la sociedad.

Mientras la sociedad ofrece el dinero como valor esencial, Jesús proclama el valor de la seguridad en Dios y el desinterés (Lc 12, 22-32); afirma que las riquezas son incompatibles con el Reino de Dios (Mc 10,23).

Frente al poder Jesús ofrece el servicio, frente a los privilegios y el orgullo Jesús ofrece el servicio y la sencillez (Mc 10,42-45).

Frente a las diferencias que el mundo establece entre los hom-bres, Jesús propone una igualdad bajo un único Padre (Mt 23,9). esta igualdad se ha de manifestar en el amor; amor al Señor y amor al prójimo. Así se sintetizan la Ley y los Profetas (Mt 22,37-40). El amor supera la justicia humana (Mt 5,20), y es tan radical que puede llevar a dar la vida por los demás (Jn 15,13).

Estos valores del Reino de Dios exigen del hombre la conversión, es decir, abandonar los valores y las conductas ajenas al plan de Dios y asumir los propuestos por Jesús, que acabamos de ver. Este cambio del hombre implica una transformación más honda y sólida que cualquier revolución social, en este cambio está la salvación que anuncia Jesús al proponer el Reino.

El Reino de Dios es un acontecimiento escatológico El término ―escatológico‖ es un adjetivo que significa ―último‖, ―defini-tivo‖. Así Reino o gobierno escatológico de Dios se puede traducir como la última y definitiva decisión salvadora de Dios. Desde hacía tiempo Israel esperaba una intervención definitiva de Dios para salvar a su pueblo. Esta intervención última de Dios se entendía de un modo directo o a través de un Mesías enviado suyo; daría como resultado una época nueva para Israel, la cual tendría lugar en la historia o más allá de la historia. Después de esa época no se darían nuevas y decisivas intervenciones de Dios, por eso se la considera última y definitiva. Esta intervención salvadora de Dios se hace presente en las pala-bras y en los hechos de Jesús. Las palabras de Jesús anuncian y proclaman que ―el Reino de Dios nos está dando alcance‖ (Mc 1,15), nos descubren cómo es el go-bierno del Padre. Jesús se sirve de comparaciones para dárnoslo a entender: el Reino de Dios se parece a un campo sembrado, a una lámpara, a un grano de mostaza, a la levadura, etc. Son las conoci-das parábolas del Reino. Los hechos de Jesús también hacen presente la acción salvadora de Dios: cura a los enfermos, hace oír a los sordos, ver a los ciegos, andar a los cojos, perdona a los pecadores... En su actividad tene-mos la señal de que le Reino de Dios ha llegado: ―si yo echo los de-monios con el dedo de Dios, entonces es que el Reino de Dios ha llegado a vosotros‖ (Lc 11,20). Los milagros son señales de la pre-sencia del Reino.

Page 16: catequesis cuaresmales

El Reino de Dios es un acontecimiento inminente y futuro El Reino de Dios presenta dos momentos o etapas: una presente y otra futura. Jesús no sólo habló de un Reino que nos está dando alcance, presente en sus palabras y en sus hechos, sino también de un Reino futuro, que es preciso aguardar vigilantes hasta el momen-to de su consumación. El Reino se realiza ya en el presente, pero todavía no está consumado. Jesús, de muchas formas, nos dijo que el Reino se haría realidad plena más allá de la historia: habrá un banquete lleno de abundancia (Mt 8, 11-12), después de que Jesús, el Hijo del hombre, vuelva con poder y gloria (Mc 13, 26-27); entonces, los apóstoles sentados so-bre doce tronos juzgarán a Israel (Mt 19, 28) y será el momento de la recompensa según el amor con que se haya vivido (Mt 25, 31-46). Jesús nos enseñó además a pedir el cumplimiento de sus palabras:

―Venga a nosotros tu Reino‖

3. LLAMADA A LA CONVERSIÓN

El Reino de Dios es un regalo de Dios que ha decidido cambiar nuestra suerte. Dios ha irrumpido en nuestra historia, su Espíritu nos acompaña y va trabajando silenciosamente en el corazón de mu-chos seres humanos que se abren a Él. Dios es fiel a su palabra. Su palabra se cumplirá; algún día el Reino, el mundo nuevo, se mani-festará en plenitud y nosotros seremos testigos de ello.

Damos gracias a Dios por los signos del Reino que descu-brimos en medio de nosotros.

Rezamos el Salmo 95, 1-2.11-13. ―Cantad al Señor un cán-tico nuevo‖.

El Reino, el mundo, nuevo, se dará definitivamente en la casa del Padre. Pero ha comenzado en esta vida, y nosotros, los discípulos de Jesús, lo vamos dando a conocer y construyéndolo en la fuerza del Espíritu. La mejor manera de que los hombres crean en la buena noticia del mundo nuevo es que nos vean a los que seguimos a Jesús con otros valores totalmente nuevos e inesperados.

Para vivir los valores del Reino, ¿qué tiene que cambiar?

En tu vida familiar.

En la convivencia en el trabajo.

En las relaciones sociales.

En relación con el dinero.

En relación con la violencia.

En relación con la insolidaridad, etc.

Page 17: catequesis cuaresmales

SÍNTESIS

Lee Catecismo de la Iglesia Católica. Núms. 541-550

Lee el catecismo ―Ésta es nuestra fe‖. Págs. 29-32: “En Galilea, Jesús comienza a predicar el Reino de Dios” “Los signos del Reino: obras y parábolas” “Las parábolas del Reino” “En Jesús viene el Reino de Dios” Ora unos momentos con este texto.

ORAR CON LA BIBLIA

Releer alguna de las lecturas del tema, interiorizando su mensa-je.

Rezar el Salmo 95, 1-2.11-14. ―Cantad al Señor un cántico nue-vo‖.

Para todas las naciones, el anuncio de la llegada del Señor, rey justo y salvador, es la buena noticia del Reinado de Dios. Así lo predicó Jesús.

Salmo 95, 1-2.11-14. “Cantad al Señor un cántico nuevo”.

Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor toda la tierra; cantad al Señor, bendecid su nombre, proclamad día tras día su victoria.

Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena; vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los árboles del bosque,

delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra: regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad.

OTROS TEXTOS

¿CUÁNDO VENDRÁS? ¿CUANDO VENDRAS, SEÑOR, CUANDO VENDRAS? ¿CUANDO TENDRAN LOS HOMBRES LA LIBERTAD?

1. Nos dicen que mañana, y nunca llegas, nos dicen que ya estás, y no te vemos, dicen que eres amor, y nos odiamos, dicen que eres unión, vamos dispersos.

NO ES TU REINO, SEÑOR, LA TIERRA NO ES TU REINO. (BIS).

Si nosotros salimos a la vida partiendo nuestro pan con el hambriento, rompiendo, piedra a piedra, las discordias, poniendo el bien en todos tus senderos:

LA TIERRA EMPEZARA. SEÑOR. A SER TU REINO. (BIS).

2. Nos dicen que vivamos resignados, nos dicen que tú al hombre das consuelo, mientras tanto, la intriga hace su estrago, mientras tanto, el rencor' es nuestro dueño.

NO ES TU REINO, SEÑOR, LA TIERRA NO ES TU REINO. (BIS).

Si nosotros salimos a la vida armados de concordia y sin estruendo, quitando la opresión al oprimido, abriendo nuestra casa al forastero:

LA TIERRA EMPEZARA, SEÑOR, A SER TU REINO. (BIS).

Page 18: catequesis cuaresmales

3. Cambiaron el sentido a tus palabras, al grito de lo urgente han puesto freno, de ti hicieron un Dios a su medida, intentaron también comprar tu cielo.

NO ES TU REINO, SEÑOR, LA TIERRA NO ES TU REINO. (BIS).

Si nosotros salimos a la vida viviendo en nuestra carne tu Evangelio, diciendo que es urgente despertarse, que sólo los sinceros ven tu reino:

LA TIERRA EMPEZARA, SEÑOR, A SER TU REINO. (BIS). (J. A. OLIVAR, M. MANZANO).

HOMBRES NUEVOS DANOS UN CORAZON GRANDE PARA AMAR, DANOS UN CORAZON FUERTE PARA LUCHAR.

1. Hombres nuevos, creadores de la historia, constructores de nueva humanidad. Hombres nuevos que viven la existencia como riesgo de un largo caminar.

2. Hombres nuevos, luchando en esperanza caminantes, sedientos de verdad. Hombres nuevos, sin frenos ni cadenas, hombres libres que exigen libertad.

3. Hombres nuevos, amando sin fronteras, por encima de razas y lugar. Hombres nuevos, al lado de los pobres, compartiendo con ellos techo y pan. (J. A. ESPINOSA).

4

EL SEGUIMIENTO DE JESÚS Y LOS DOCE

Page 19: catequesis cuaresmales

1. NUESTRA VIDA Posiblemente nosotros nos identifiquemos como ―seguidores de Je-sús‖.

Seguidores... Los ―maestros‖ y ―líderes‖ de gran personalidad, que cuentan con muchos discípulos marcan una impronta tal en sus se-guidores, que se les distingue claramente.

Los cristianos, en general, ¿se sienten seguidores de al-guien, en concreto de Cristo Jesús?

¿Crees que los seguidores de Jesús tenemos algunas ca-racterísticas comunes? Apúntalas.

¿Cuáles son las actitudes más valiosas que has podido des-cubrir en grupos de cristianos o individuos cristianos?

Hay maestros que cuentan con discípulos tan fieles a la línea de su maestro, que es muy difícil distinguir si una determinada obra es propia del maestro o del discípulo.

Desgraciadamente no podemos decir lo mismo de la gran mayoría de los que nos reconocemos ―seguidores de Jesús‖. Hay demasiada distancia entre Maestro y seguidores. ¿A qué lo atribuyes?

Apunta las causas que tú consideras más acertadas:

Ausencia de entusiasmo por el Maestro.

Falta de conciencia de ser discípulo de Alguien.

Haber entrado inconscientemente en el cristianismo.

No escuchar al Maestro.

La debilidad humana.

Dificultad de seguir a tal Maestro.

2. EL EVANGELIO DE JESÚS

La Palabra de Dios y Reflexión La exigencia fundamental de Jesús, para los que creen en él, lo ex-presa el evangelio con la idea del seguimiento.

1. La llamada de Jesús En la llamada de Jesús sólo media una palabra: “sígueme”. En vir-tud de esa palabra se abandona la familia, el trabajo, los propios bienes. Se trata, por tanto, de una invitación orientada a conseguir un giro total en la vida del hombre.

Page 20: catequesis cuaresmales

2. Los discípulos de Jesús La condición de admisión La condición indispensable para entrar a formar parte de la comuni-dad de Jesús es la renuncia al dinero y, en general, a todo lo que se posee. Así plantea Jesús las cosas desde el primer momento. Pedro y Andrés ―dejaron inmediatamente las redes y lo siguieron‖; Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, ―dejaron inmediatamente la barca y a su padre y lo siguieron‖; Mateo deja al momento su nego-cio de impuestos y lo sigue. Donde se ve más claramente esta exigencia de renuncia al dinero es en el pasaje del joven rico: el primer paso que exige Jesús para se-guirlo, es que venda todo lo que tiene, que se lo dé a los pobres, y luego podrá seguirlo. Esta exigencia de renuncia al dinero se refiere, sobre todo, al ideal de compartir lo que se tiene con los que no tienen.

Lectura de o Mateo 4, 18-22. o Mateo 9, 9-13. o Mateo 19, 16-22. o Lucas 14, 25-33.

El programa de vida Jesús presenta a su comunidad un programa de vida. Se trata de las Bienaventuranzas.

o Lectura de Mateo 5, 3-12.

La actitud básica del discípulo En la comunidad de Jesús se exige una actitud fundamental: el ser-vicio a los demás. Frente a los valores del dinero, el poder y el prestigio, Jesús ofrece el compartir, la solidaridad y el servicio como actitudes fundamenta-les de los creyentes. Así el Reino de Dios se hará presente en el mundo y los hombres podrán vivir una vida nueva.

Lectura de o Mateo 20, 25-28. o Mateo 23, 8-11.

3. Los doce apóstoles De entre los muchos discípulos que lo seguían, Jesús llamó a un grupo con quienes mantuvo una relación especial: los ―Doce‖. Jesús quiso expresamente que estuviera constituido por ese núme-ro: ―los hizo doce‖, los llama para que lo acompañen y para enviarlos con una misión especial. Esta misión adquiere todo su alcance después de la resurrección de Jesús: ―Id y enseñad a todas las gentes‖. El Reino no puede quedar reducido a Israel, es para todas las gentes. El número ―doce‖ es simbólico. En Israel, ―doce tribus‖ equivale a todo el pueblo. ―Doce apóstoles‖ equivale a todo el nuevo pueblo de Dios: la Iglesia. Dado el carácter simbólico de los Doce, el envío de Cristo se dirige a toda la Iglesia. Por eso se afirma que toda la Iglesia es enviada, es misionera.

o Lectura de Marcos 3, 13-19.

Page 21: catequesis cuaresmales

4. Los comienzos de la Iglesia. Los primeros discípulos

Una mirada a los primeros discípulos que nos presenta el libro de los Hechos, permite observar en los primeros cristianos o primeros se-guidores de Jesús los siguientes rasgos:

Son hombres y mujeres que se han dejado encontrar por Jesu-cristo, lo han sentido cercano, vivo, en el camino de la vida (Lc 24, 13-35). Tras el fracaso de la cruz, no se puede entender el nacimiento del grupo de los seguidores de Jesús. Sólo se puede entender a partir de la experiencia del ―encuentro con el Resuci-tado‖ (Jn 20, 19-22), y del don del Espíritu (Pentecostés, Hch 2, 1-11). El acontecimiento pascual transformó totalmente al grupo de los primeros discípulos.

En adelante Jesús constituye el centro de referencia y de comu-nión de la comunidad. Sus seguidores no anuncian tanto el men-saje de Jesús, sino al propio Jesús, el Señor: ―ningún otro nos puede salvar (Hch 4, 12).

Los discípulos han comprendido el misterio de Jesús, y saben que en adelante su misión consiste en ir de pueblo en pueblo, anunciando a Jesús y su Evangelio del Reino de Dios, apare-ciendo como testigos de lo que ―hemos visto y oído‖ (Hch 4, 20), haciendo surgir nuevos seguidores de Jesús... (Mt 28, 16).

Los discípulos “hacen cosas”, comparten lo que tienen con los más necesitados: crean solidaridad, acercamiento, reconcilia-ción. Es en el ―hacer‖ donde la Iglesia manifiesta cómo entiende a Dios, al hombre, a las relaciones humanas, etc... Y cuando en ese ―hacer‖ experimentan dificultades, la cruz, unidos en comu-nidad piden la protección del Señor y se sienten reconfortados tal como Jesús les había prometido (Mc 13, 11).

Es un grupo que no se cierra dentro de sus creencias y expe-riencias, como lo hacían los judíos, sino que se abren en busca de caminos nuevos. El Espíritu de Dios los acompaña en su afán evangelizador.

5. Distinguir imitación y seguimiento. Es importante darse cuenta de que seguir a Jesús no supone, no se identifica con ―vivir como Él‖. Seguir a Jesús no es calcar su vida. Si fuera así, el desaliento y una cierta culpabilidad nos embargaría a quienes hemos decidido seguirlo. Jesús es el Hijo de Dios, el Salvador que nos ofrece gratis la salva-ción, y nos marca un camino para poderla experimentar ya, en parte, en esta vida. Uno de los trabajos de su discipulado será el tratar de actualizar, poner en práctica hoy y en esta sociedad concreta, los valores, actitudes y comportamientos que configuraron el camino de Jesús. Lo importante para un discípulo, sobre todo, es creer a su Maestro, saberse invitado por Cristo Jesús a gozar de la salvación aportada por Él, saberse llamado a cooperar en su proyecto del Reino de Dios, saber y vivir que uno va en el mismo grupo y en la misma di-rección que Jesús, y ante eso ponerse a caminar confiado por el camino que nos lleva a gozar ya de la salvación.

o Escribe lo que te ha sugerido la Palabra de Dios y el comentario.

Page 22: catequesis cuaresmales

3. LLAMADA A LA CONVERSIÓN Antes de hablar de las exigencias para un seguidor, para un discípu-lo, hay que hablar de ―acogida‖. Hemos sido ―llamados‖, invitados personalmente a acoger la salvación, a ser hijos y colaboradores del Reino de Dios. Ante esto, es bueno asumir la actitud de María: en nuestra peque-ñez, no por nuestros méritos sino por el amor que Dios nos tiene, hemos sido llamados por Él. Como María, cantamos y proclamamos la grandeza, la bondad y la misericordia de nuestro Dios.

o Decimos el ―Magníficat‖.

A veces, nos desanimamos ante un proyecto ambicioso. Sin embar-go, nos sentimos animados cuando otros, como nosotros, lo han logrado y, mucho más aún, cuando el mismo Espíritu de Jesús nos anima. Vamos a fijarnos en algunos seguidores de Jesús, tú podrás encon-trar otros más cercanos: PRIMERAS COMUNIDADES CRISTIANAS, ―no había ente ellos ningún necesitado‖. FRANCISCO DE ASÍS, hijo de un rico comerciante, quien en plena juventud y, a pesar de la oposición de su familia, deja todos los bienes, los reparte entre los necesitados y funda el franciscanismo. CARLOS DE FOUCAULD, explorador y militar francés del siglo pasado (1858-1916) que, aban-donando todo, va al desierto del Sahara donde convive con los po-bres y es asesinado.

CARDENAL LEGER, que abandonó el cardenalato de una de las diócesis más ricas del mundo y marcha a una leprosería a convivir con los enfermos.

Fíjate en las exigencias de todo seguidor.

¿Por cuál de ellas te has sentido más interpelado? ¿Por qué?

Page 23: catequesis cuaresmales

SÍNTESIS Lee Catecismo de la Iglesia Católica. Núms. 551-553

Lee el catecismo ―Ésta es nuestra fe‖. Págs. 29-32: “En Galilea, Jesús comienza a predicar el Reino de Dios” “Los signos del Reino: obras y parábolas” “Las parábolas del Reino” “En Jesús viene el Reino de Dios” Ora unos momentos con este texto.

ORAR CON LA BIBLIA

Releer alguna lectura del tema. o Interiorización de su mensaje con oración de petición o

acción de gracias.

Cántico del ―Magníficat‖. o El ―Magníficat‖ es el cántico de los ―pobres‖, de los que

confían en Dios.

CÁNTICO DEL “MAGNÍFICAT”. (Lucas 1, 46-55)

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mis espíritu en Dios mi Salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos, enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres – en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Page 24: catequesis cuaresmales

...y

para vosotros,

¿quién soy yo?

5

JESÚS,

SIGNO DE CONTRADICCIÓN

Page 25: catequesis cuaresmales

1. NUESTRA VIDA

La presencia de Jesús de Nazaret, sus palabras y actitudes, las co-sas que dice y hace llaman la atención, atraen a mucha gente. Mu-chos de sus discípulos mueren por defender su causa, su fe en él. ¿Qué misterio se esconde tras su persona? Hoy, después de veinte siglos, muchas personas siguen dejándolo todo por él. Nosotros mismos llevamos un tiempo intentando acercarnos a él, conocerlo en profundidad y seguirlo. Pero, ¿quién es Jesús para nosotros?

Hoy, ¿qué me interesa más de Jesús?:

o Quién fue en realidad, lo que había detrás de él, de toda su actuación.

o Las cosas que hacía.

o Su estilo de vida ante el hombre, ante las cosas, ante

Dios.

o Lo que él dijo, o alguna de las cosas que él dijo...

¿Por qué ese interés por él y no por cualquier otro judío de su época, o por cualquier hombre o mujer posterior?

¿Por qué acudes a Jesús de Nazaret?

2. EL EVANGELIO DE JESÚS

La Palabra de Dios y Reflexión

1. Jesús, hombre libre

La libertad sorprendente de Jesús es el dato primero y mejor confir-mado tanto por la oposición de sus adversarios como por la admira-ción del pueblo y la adhesión de sus seguidores. Jesús se impone como un hombre libre frente a todo y frente a todos los que puedan obstaculizar su misión.

Jesús es un hombre libre frente a su familiares que tratan de apar-tarlo de su vida peregrinante de anuncio de una Buena Noticia (Mc 3, 21.31-35).

Jesús se mantiene libre frente al círculo de sus amigos que quieren dictarle cómo debe ser su conducta, en contra de la voluntad última del Padre (Mc 8, 31-33).

Jesús, salido de los ambientes rurales de Galilea, se atreve a en-frentarse y criticar libremente a los escribas, especialistas de la Ley, las clases cultas de sociedad judía (Mt 23).

Jesús manifiesta una libertad total frente a la presión social ejercida por las clases dominantes y, de manera especial, por los grupos fariseos que retienen indebidamente el poder de interpretar la Ley.

Jesús es libre frente al poder político de las autoridades romanas sin entrar en cálculos políticos o juegos diplomáticos (Lc 13, 31-33; Mt 20, 25-28). De la misma manera, se enfrenta con entera libertad a los dirigentes religiosos del Sanedrín judío (Mc 14, 53-64).

Jesús no se deja arrastrar tampoco por la estrategia de las fuerzas de la resistencia a los ocupantes romanos (Mc 4, 26-29; Jn 6, 15), defraudando así las ilusiones de muchos, que esperaban un reino judío mesiánico, dominador del mundo entero.

Page 26: catequesis cuaresmales

Jesús se manifiesta libre frente a ritos, prescripciones y leyes litúrgi-cas que quedan vacías de sentido si se olvida que deben estar al servicio del hombre (Mc 3, 1-6; 2, 23-28) y orientadas hacia un Dios que ―quiere amor y no sacrificios‖ (Mt 12, 1-8). Esta libertad total de Jesús tanto en su palabra como en su actua-ción, irrita a los defensores del sistema legal judío que desean ase-gurar su interpretación de la Torá (la Ley). Esta libertad de Jesús despierta las esperanzas del pueblo, que comienza a descubrir un sentido nuevo a la vida, y logra la adhesión de algunos seguidores. ¿Dónde está el origen y la explicación de esta libertad de Jesús?

Lectura de Mateo 12, 1-8.

o ¿Dónde se sitúa la escena? o ¿Qué personajes aparecen? o ¿Qué dicen y qué hacen cada uno de ellos? o ¿Cómo se relacionan entre sí? o ¿Con cuál de ellos te identificas? o Lo que sucede en esta escena, ¿tiene algún parecido

con nuestra vida?

Lectura de Mateo 5, 21-48. ―Pero yo os digo...‖

Jesús

hombre libre

2. El comienzo de la liberación del hombre

De todos los judíos conocidos en la antigüedad, Jesús es el único que se atreve a afirmar que el tiempo de salvación ya ha llegado. Más concretamente, Jesús vive convencido de que algo nuevo co-mienza con él, de que con su actuación y su mensaje, él mismo está ya haciendo realidad la acción salvadora de Dios en medio de los hombres. Los que conviven con él están siendo testigos de algo úni-co (Lc 10, 23-24; 14, 31-32).

Esto significa que Jesús se considera un factor decisivo para la sal-vación del hombre. La suerte final de los hombres depende de la postura que adopten ante él (Lc 12, 8). ¿Cómo puede asegurar Je-sús que Dios ha comenzado de manera decisiva a liberar al hombre precisamente con él, a partir de él?

o Lectura de Marcos 8, 34-36.

3. Servicio liberador

Jesús no ofrece dinero, cultura, poder, armas, seguridad..., pero su vida es una Buena Noticia para todo el que busca liberación.

Jesús es un hombre que cura, que sana, que reconstruye a los hombres y los libera del poder inexplicable del mal. Jesús trae salud y vida (Mt 9, 35).

Jesús garantiza el perdón a los que se encuentran dominados por el pecado y les ofrece posibilidad de rehabilitación (Mt 2, 1-12; Lc 7, 36-50; Jn 8, 2-10).

Jesús contagia su esperanza a los pobres, los perdidos, los desalen-tados, los últimos, porque están llamados a disfrutar la fiesta final de Dios (Mt 5, 3-11; Lc 14, 15-24).

Jesús descubre al pueblo desorientado el rostro humano de Dios (Mt 11, 25-27), y ayuda a los hombres a vivir con una fe total en el futuro que está en manos de un Dios que nos ama como Padre (Mt 6, 25-34).

Page 27: catequesis cuaresmales

Jesús ayuda a los hombres a descubrir su propia verdad (Lc 6, 39-45; Mt 18, 2-4), una verdad que los puede ir liberando (Jn 8, 31-32).

Jesús invita a los hombres a buscar una justicia mayor que la de los escribas y fariseos, la justicia de Dios que pide la liberación de todo hombre deshumanizado (Mt 6, 33; Lc 4, 17-22).

Jesús busca incansablemente crear verdadera fraternidad entre los hombres, aboliendo todas las barreras sociales, jurídicas y sociales (Mt 5, 38-48; Lc 6, 27-38).

Si quisiéramos resumir, de alguna manera, la actuación liberadora de Jesús, podríamos decir que desde su fe total en un Dios que busca la liberación del hombre, Jesús ofrece a los hombres espe-ranza para enfrentarse al problema de la vida y al misterio de la muerte. 4. La concesión del perdón a los pecadores

Uno de los datos mejor atestiguados sobre Jesús de Nazaret es que ha compartido la misma mesa con pecadores a los que nunca un judío piadoso se hubiera acercado (Mc 2, 15; Lc 15, 2). Esta actitud de Jesús no es solamente un desafío a las normas de convivencia y prejuicios de los grupos ―selectos‖ de Israel. No es sólo un gesto de solidaridad de Jesús hacia los más despreciados de la sociedad, ofreciéndoles su confianza y amistad. Es algo más profundo.

Según la mentalidad judía de la época, compartir el mismo pan y participar juntos en la bendición inicial a Yavé significa sentirse soli-darios delante de Dios y celebrar anticipadamente la fiesta final por-que está convencido de que los publicanos y las prostitutas llegan antes al Reino de Dios (Mt 21, 31).

Además, Jesús ofrece el perdón de Dios a estos hombres y mujeres que, según la teología oficial de la época, deberían huir de él (Mc 2, 1-12; Lc 7, 36-50). Y lo hace de manera gratuita, sin exigirles una penitencia previa, con lo cual adopta una actitud sin precedentes en la historia judía. El mismo Bautista acoge a los pecadores pero para hacer penitencia. Jesús los acoge para concederles el perdón de Dios.

Y cuando es criticado por la sociedad judía, Jesús justifica su actua-ción apelando a la conducta misma de Dios: Dios es amor y perdón.

o Lectura de Juan 8, 2-10. o Lectura de Marcos 2, 1-17.

¿Qué personajes aparecen en estas escenas? ¿Con cuál de ellos te identificas?

5. La invocación a Dios como Padre

Jesús, al dirigirse a Dios en su oración, emplea una expresión sor-prendente e inusitada. La sociedad que conoció Jesús veneraba tanto la grandeza y majestad de Dios que evitaba pronunciar el nombre santo de Yavé. En la conversación ordinaria se acudía a otras expresiones o giros (por ejemplo, ―el Altísimo‖, ―el Santo, ala-bado sea su nombre‖, ―la Gloria‖, ―el Señor de los cielos‖, etc.). En la lectura litúrgica de las Escrituras era sustituido por el término solem-ne de ―Adonay‖ (nuestro Señor). Sólo una vez al año el Sumo Sa-cerdote pronunciaba el nombre de ―Yavé‖, y lo hacía en medio de música y cantos litúrgicos que impedían escuchar su voz.

En este ambiente, resulta todavía más sorprendente la actitud de Jesús que se dirige siempre a Dios llamándole ―Abba‖ (Mc 14, 36). Este término no significa sencillamente ―Padre‖. Era una expresión infantil empleada generalmente por los niños para dirigirse a sus padres (―papá‖).

En una sociedad donde nadie osaba pronunciar el nombre de Dios ni siquiera en la oración, Jesús lo llama ―Abba‖ (papá). Esta familia-ridad con Dios llamó tanto la atención, que los primeros cristianos no quisieron traducir esa palabra al griego; la conservaron en su original arameo, tal coma la pronunciaba Jesús: ―Abba‖.

o Lectura de Marcos 14, 36.

En su relación con Dios, Jesús manifiesta no sólo una confianza desconocida, sino, incluso, la conciencia de vivir en una relación única con Él, distinta de la que puedan tener otros hombres (Mt 11, 27).

Page 28: catequesis cuaresmales

¿Por qué? ¿Dónde se apoya esta confianza absoluta en Dios? ¿Por qué se atreve a invocar a Dios con conciencia especial de hijo? ¿Cómo puede pretender una relación única con Dios, distinta y su-perior a la de los demás hombres? 6. Obediencia radical al Padre Jesús es totalmente libre porque vive entregado enteramente a cumplir la voluntad de un Dios al que llama ―Padre‖. Lo que alimenta su vida y da sentido a toda su actuación es hacer la voluntad del Padre (Jn 4, 34). Más concretamente, Jesús se descubre a sí mismo como llamado por el Padre a anunciar una Buena Noticia a las gentes: ―Dios está cerca del hombre‖. El objetivo último de toda su vida es arrastrar a los hombres hacia una gran esperanza que le anima a él mismo desde dentro: hay salvación para el hombre. Hay futuro. Dios mismo quiere intervenir en la historia humana, adueñarse de la vida del hombre y hacer posible nuestra verdadera liberación. “Llega ya el Reinado de Dios”. El Dios que viene a reinar en la vida del hombre no es un tirano, un dictador, un señor vengativo o caprichoso, que busca su propio inte-rés. Es un Dios liberador, que busca la recuperación de todo hombre perdido (Lc 15, 4-7). Un Dios que debe preocuparse de los últimos (Mt 20, 1-16), un Padre que sabe acoger y perdonar (Lc 15, 11-32), un Señor que llama a una gran fiesta a todos los hombres por muy pobres, desgraciados y perdidos que se encuentren (Mt 22, 1-14).

o Lectura de Lucas 15, 11-32. Parábola del ―hijo pródigo‖ en la que Jesús nos muestra hasta qué punto Dios es Padre.

Este recorrido por la Palabra de Dios y el comentario, ¿qué te ha sugerido?

3. LLAMADA A LA CONVERSIÓN

Aunque nos sentimos muy lejos de Jesús, queremos seguir su ca-mino, y más cuando pertenecemos al grupo de sus discípulos.

Recuerda en tu vida algún momento concreto en que has vivido con el mismo estilo de Jesús, o al menos has encarnado alguna de sus actitudes.

¿Recuerdas lo que todo ello supuso para ti, para quienes se sin-tieron beneficiados por esa actuación tuya, lo que sentiste...?

Recuerda a otras personas y grupos concretos, instituciones de la sociedad que están viviendo y actuando, al menos en parte, con el mismo estilo de Jesús.

Al ver en nosotros y en la sociedad pequeñas muestras de semejan-za con Jesús, vamos descubriendo

que Jesús y su causa del Reino, del mundo nuevo de Dios, sigue vivo en medio de nosotros;

que podemos convertirnos poco a poco a Él, que podemos con-tinuar su causa.

Pero todavía hay muchas zonas de nuestra vida y de la sociedad que están muy lejos del estilo de Jesús.

¿En cuál de las actitudes y comportamientos de Jesús te has sentido más lejos, más interpelado?

Piensa en alguna de esas actitudes que te gustaría vivir ahora.

¿Cuál de las actitudes y comportamientos de Jesús te parece más necesaria y urgente para nuestro contexto social?

Page 29: catequesis cuaresmales

SÍNTESIS

Lee Catecismo de la Iglesia Católica. Núms. 557-591

Lee el catecismo ―ésta es nuestra fe‖. Págs. 35-35: “Jesús, signo de contradicción” “El Templo” “Trato con los pecadores” “Los enemigos de Jesús deciden matarlo” “Jesús anuncia su pasión y muerte” “Jesús entra en Jerusalén dispuesto a morir” Ora unos momentos con estos textos.

ORAR CON LA BIBLIA

Salmo 1. ―Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos‖.

El primer Salmo empieza con una exclamación que el sermón del monte recoge ocho veces: ¡Dichoso! ¡Feliz! El hombre siempre ha querido ser feliz. Hoy también. El salmista nos descubre la raíz de la felicidad: el medi-tar la Ley del Señor y deleitarse en ella. Con las imágenes del árbol copio-samente regado y de la paja arrebatada por el viento, describe a dos tipos de hombres que emprenden caminos diferentes.

Es fácil rezar este Salmo cristianamente. Jesús ha dicho que Él es el ―ca-mino‖ y la ―vida‖; el ―árbol verde‖, el que cumple la voluntad de Dios. Nos invita a entrar por el camino estrecho que conduce a la vida y nos destina a dar frutos duraderos.

Salmo 1. “Dichoso el hombre...”

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra en la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor.

Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin. No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. En el juicio los impíos no se levantarán, ni los pecadores en la asamblea de los justos; porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal.

OTROS TEXTOS JESÚS, VUELVE Jesús, ¡vuelve! Vuelve y dinos lo que es ser hombre, por qué podemos andar en pie a pesar del capital y de las armas. Por qué podemos mirar al frente, y no al suelo, como las bestias. Jesús, ¡vuelve! Vuelve y dinos lo que es ser hermano, por qué podemos amar, a pesar de la competencia y las zancadillas. Por qué podemos abrir la mano y no cerrarla como los bancos. Jesús ¡vuelve! Vuelve y dinos lo que es la alegría, por qué podemos cantar a pesar del paro, del hambre y la manipulación. Por qué podemos tener el' corazón caliente y no frío, como nuestros explotadores.

Page 30: catequesis cuaresmales

Jesús, ¡vuelve! Estamos apresados entre los barrotes de la técnica. Y el corazón no tiene sitio. Estamos cargados bajo el peso de la productividad. Y ya no hay fiesta. Vuelve, Jesús. Los hombres mueren solos. Los ancianos estorban. Los hijos cansan. Los compromisos duraderos no interesan. La tierra nos ahoga. Los dioses nos aplastan. Estamos sin Dios y sin alma. Vuelve, Jesús, vuelve, Tú que sabes lo que es ser una persona, un hermano, un amigo, ¡un hijo de Dios, con la frente alta, el coraz6n a ritmo, y las manos a la obra. Vuelve, Jesús, Tú que sabes lo que es ser hombre y vivir.

(Tomado de P. LOIDI. Gritos y plegarlas. Pág. 299).

6

PASIÓN Y MUERTE DE JESÚS

Page 31: catequesis cuaresmales

1. NUESTRA VIDA

Jesús anunciaba la inminente llagada del Reino de Dios. Éste es el eje central de todo su mensaje y de toda su actuación. En el mundo debe establecerse una nueva situación. Dios debe ser aceptado como Padre de todos. Debe nacer un orden nuevo en el que tengan prioridad precisamente aquellos que los hombres y las sociedades de todos los tiempos tienden a marginar: los pobres, los abandona-dos, los oprimidos, los indefensos. No se puede impunemente invocar a Dios como Padre de todos, luchar incondicionalmente por la fraternidad y ponerse por encima de los pilares de la piedad judía: la Ley y el Templo. La muerte de Jesús es así una consecuencia prácticamente inevita-ble de su actuación y de su mensaje. La verdad es que, según los evangelistas, Jesús había predicho su muerte. Además predijo igualmente que sus discípulos correrían idéntica suerte. Recordemos los puntos vitales de la actuación de Jesús

Relación continua y filial con Dios, al que muestra como Padre de todos, con predilección para los débiles y los pobres.

Anuncio del Reino de Dios: en nuestra sociedad es posible vivir la fraternidad.

Cercanía y defensa de los sectores olvidados y marginados; la Buena Noticia del perdón y la misericordia para los pecadores.

Creador de esperanza, ―esto puede cambiar... Dios se ha com-prometido en ello... todo acabará bien... todos podemos renacer a una vida nueva‖.

Una gran libertad ante todo (la Ley, el dinero, el poder...) y ante todos (amigos, autoridades...).

¿Cómo se reacciona en nuestra sociedad ante estos pun-

tos vitales del actuar de Jesús?

¿Cómo se reacciona ante las personas que lo siguen?

Si vemos que la sociedad, los poderes influyentes y, en general, tantas personas se oponen a este proyecto de Jesús, ¿cómo es po-sible que los discípulos de Jesús no entremos en conflicto con la sociedad y no seamos ―perseguidos‖?

Según los puntos vitales de la actuación de Jesús, vistos

anteriormente:

¿Cuáles son nuestras principales claudicaciones en este proyecto de Jesús? ¿En qué aspectos claudicamos más?

Page 32: catequesis cuaresmales

2. EL EVANGELIO DE JESÚS

La Palabra de Dios

Lee los siguientes textos de la Palabra de Dios y apunta los sentimientos, preguntas y reflexiones

que han suscitado en ti.

o Lectura de Marcos 11, 15-19.

Jesús sube a Jerusalén y se acerca al templo y lo purifica del ―mon-taje‖ del cual vivía y se beneficiaba la casta sacerdotal judía, que han convertido el templo en ―una cueva de ladrones‖. La ―cueva‖ es para el ladrón lugar de cobijo y seguridad. El templo no puede con-vertirse en un refugio para tranquilizar la conciencia, olvidando lo fundamental como es el amor real al prójimo. Esta actitud de Jesús atrae la furia de los sumos sacerdotes y de los escribas que deciden acabar con Él.

o Lectura de Mateo 21, 33-46.

Jesús dirige esta parábola a los jefes de los sacerdotes y a los es-cribas: Israel había sido escogido por Dios para trabajar su viña, pero rechaza la invitación. Hay que buscar en otras gentes a los ciudadanos del Reino. Los jefes, una vez más, reaccionan contra Él.

o Lectura de Juan 15, 18 al 16, 4.

Jesús, que ve que el mundo no ha sido capaz de aceptar su Buena Noticia, previene a sus discípulos de que lo mismo les ocurrirá a ellos. Los valores del Reino chocarán siempre con los valores del mundo.

4

o Lectura de Lucas 22 y 23.

Los cuatro evangelistas describen la pasión del Señor. Parece ser que la redacción de la pasión y muerte es una de las primeras en aparecer en las comunidades cristianas.

Reflexión

Lee el siguiente comentario, subraya las frases más importantes

y haz tu propio resumen.

1. Jesús ante su propia muerte Jesús ha visto venir su muerte y la ha afrontado con lucidez. No la ha eludido. No ha emprendido la huída. No se ha defendido. No ha organizado una resistencia. No ha modificado su mensaje. No ha querido deshacer los posibles malentendidos. Jesús ha temblado ante su ejecución, pero se ha mantenido fiel al Padre hasta el final, fiel a sí mismo y fiel a su misión. Por eso en la cruz podemos descubrir con más hondura algunos rasgos fundamentales de Jesús. Ahora podemos conocer mejor la profundidad de la confianza de Jesús en el Padre. Cuando fracasa, y hasta Dios parece abandonar-lo como a un falso profeta equivocado lamentablemente y condena-do justamente en nombre de la Ley, Jesús grita con fe: ―Padre, en tus manos pongo mi vida‖ (Lc 22, 46). Ahora podemos descubrir mejor la radicalidad de Jesús y su libertad total para entregarse al servicio del Reino de Dios. Jesús es libre no sólo para enfrentarse a los que se oponen a su misión, sino incluso, para entregar generosamente lo que más quiere todo hombre: su propia vida.

5

Page 33: catequesis cuaresmales

Ahora podemos comprender mejor la solidaridad de Jesús con los hombres y su actitud de servicio. Jesús ha entendido su muerte co-mo el servicio último y supremo que él podía hacer a la causa del Padre y a la salvación de los hombres.

Ahora podemos entender mejor la fuerza con que Jesús denunciaba el odio, el egoísmo, la injusticia y la mentira humana. Ahora también podemos entender mejor su fe total en que sólo el amor puede con-ducir a los hombres a su liberación definitiva. Abandonado por todos, Jesús muere creyendo hasta el final en el amor del Padre y en el perdón para los hombres: ―Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen‖ (Lc 22, 34). 2. Valor redentor de la muerte de Cristo

La resurrección de Jesús obligó a sus seguidores a reflexionar sobre la muerte de aquel hombre abandonado por todos, pero resucitado por Dios. A la luz de la resurrección se vieron obligados a descubrir el significado profundo encerrado en la muerte de aquel hombre, condenado por la Ley como blasfemo, arreligioso, perturbador del orden público, peligroso para la sociedad..., pero resucitado por Dios.

Si Dios ha resucitado a Jesús, ¿por qué ha permitido su muerte? El Dios que ha resucitado a Jesús, ¿qué hacía en la hora de su ejecu-ción?, ¿por qué lo ha abandonado en la cruz?

Los primeros creyentes han comprendido que la muerte de Jesús no ha sido un accidente más, una injusticia cualquiera. Esta muerte ha tenido que estar prevista en los designios de Dios. Esta muerte ha sido para la salvación del pueblo y de la humanidad entera. 3. La muerte del Justo

Los cristianos han descubierto que la muerte de Jesús, resucitado ahora por Dios, no ha sido la muerte de un pecador impío sino la muerte del Justo.

6

La resurrección les ha hecho ver que la justicia definitiva de Dios termina por triunfar por encima de todas las injusticias de los hom-bres. En una sociedad injusta, el hombre justo resulta insoportable y su actuación es condenada y perseguida incluso en nombre de la Ley y de la religión. Pero Dios no puede permitir que la justicia no triunfe y el sufrimiento del justo se pierda inútilmente. Ahora los cristianos descubren que en la cruz ha muerto el Hijo san-to de Dios, ―aquel que no conoció pecado‖ (2 Co 5, 21). No era Je-sús el pecador. Somos nosotros los pecadores. Pero la muerte de Jesús no ha sido inútil. La resurrección nos descubre que la injusti-cia, el mal y la muerte no tienen la última palabra. La resurrección del Crucificado nos abre un camino de redención. Desde ahora po-demos esperar liberación si sabemos decir no a la injusticia con el mismo Espíritu de Jesús.

7

Page 34: catequesis cuaresmales

3. LLAMADA A LA CONVERSIÓN

Jesús se solidarizó de tal forma con los pobres, los olvidados y mar-ginados, y con los que buscan la verdad y la justicia, que cualquier dolor, afrenta o aplastamiento que se haga con ellos, es como si lo hiciéramos con el mismo Jesús (Mt 25, 40).

Recordamos hechos, situaciones concretas, en las que Cristo, hoy, está siendo de nuevo crucificado.

Si nosotros somos fieles a Dios y buscamos el servicio a nuestros hermanos, los hombres, podemos encontrarnos también con la cruz: el disgusto, pérdida de un puesto, de una amistad, de dinero, quizás la cárcel e incluso la muerte.

Teniendo en cuenta, de nuevo, lo visto en la primera parte de este tema, y a la luz de la Palabra de Dios, pensemos qué ac-tuaciones propias de un seguidor de Jesús serían hoy más per-seguidas y provocarían más conflicto.

¿Cuál de ellas te parece como la más urgente y necesaria que deberíamos seguir sus discípulos?

En la primera parte descubríamos las principales claudicaciones personales; recuérdalas. En estos momentos, ¿te sientes con ganas de enmendar alguna de ellas en concreto?

¿Te ves con fuerza para ello, ayudado por el mismo Espíritu de Jesús?

No es sólo Jesús quien, por fidelidad al Padre y por amor a los hom-bres, ha terminado en la cruz. Antes y después de Jesús también ha habido otros muchos.

8

Recordemos, entre otros muchos personajes del Antiguo Testamen-to, a Jeremías, incomprendido y perseguido, conoce la cárcel, la tortura y la injuria, muriendo en destierro forzoso. Recordemos, después de Jesús, el martirio de los Apóstoles y de tantos cristianos, pertenecientes a las comunidades cristianas primi-tivas. Recordemos también a creyentes más cercanos a nosotros como Maximiliano Kolbe, ejecutado por los nazis en la segunda guerra mundial; Martin Luther King, liberador de la esclavitud negra en los Estados Unidos, asesinado en 1968; Oscar Romero, arzobispo de El Salvador, asesinado en 1980 cuan-do trataba de defender a los sencillos del pueblo; y tantos otros, misioneros y misioneras, cristianos anónimos..., que en los últimos años han derramado su sangre por el Evangelio.

Recordemos a hombres y mujeres todavía más cercanos a nosotros, y demos gracias por ellos.

9

Page 35: catequesis cuaresmales

La cruz es un signo que nos recuerda, por una parte, fidelidad a Dios, solidaridad con los hombres, amor constancia, confianza; y por otra, abandono, soledad, silencio, pobreza, desnudez, fracaso...

El creyente que mira a la cruz, descubre en ella

El ridículo de nuestro orgullo, vanidad, prestigio...

El cariño y la admiración de ese mag-nífico Jesús.

El amor de Dios, que fue con Jesús hasta el desastre de la cruz: solidari-dad total con el hombre.

Por todo ello, la comunidad de los cre-yentes canta a la cruz en la liturgia del Viernes Santo:

―¡Oh gran obra de amor!

La muerte murió cuando en el árbol murió la Vida‖.

Ante un crucifijo hacemos un rato de oración contemplativa agradecida.

Podemos decir la oración ―Cristo no tienes manos‖ u otra pa-recida.

Nos unimos a Cristo y a todos los que han pasado por la cruz, recitando el Salmo 21 (22). ―Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado‖.

10

SÍNTESIS Lee Catecismo de la Iglesia Católica. Núms. 595-628

Lee el catecismo ―Ésta es nuestra fe‖. Págs. 38-43: “Pasión y muerte de Jesús” Ora unos momentos con estos textos.

ORAR CON LA BIBLIA

Salmo 21 (22). ―Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandona-do?‖.

Este impresionante Salmo nos hace experimentar sentimientos muy dispares. Nos conduce desde los sufrimientos más intensos hasta la más viva alegría, pasando por una inquebrantable confianza.

Esta oración brota desde la experiencia de un profundo sentimiento iluminado por la revelación. Jesús crucificado oró con las palabras del Salmo, después que los soldados se repartieron sus vestidos y las au-toridades judías se burlaron de él. Lo cumplió al pie de la letra. Experi-mentó el abandono de Dios. Pero Dios lo escuchó y lo resucitó.

Al orar con este Salmo nos unimos, también, a las personas que su-fren, y pedimos que nos llegue pronto a todos la alegría definitiva.

11

Page 36: catequesis cuaresmales

Salmo 21. “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado”.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?; a pesar de mis gritos, mi oración no te alcanza. Dios mío, de día grito, y no respondes; de noche, y no me haces caso; aunque tú habitas en el santuario, esperanza de Israel. En ti confiaban nuestros padres; confiaban, y los ponías a salvo; a ti gritaban, y quedaban libres; en ti confiaban, y no los defraudaste. Pero yo soy un gusano, no un hombre, vergüenza de la gente, desprecio del pueblo; al verme se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza: ―Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre si tanto lo quiere‖. Tú eres quien me sacó del vientre, me tenías confiado en los pechos de mi madre; desde el seno pasé a tus manos, desde el vientre materno tú eres mi Dios. No te quedes lejos, que el peligro está cerca y nadie me socorre. Me acorrala un tropel de novillos, me cercan toros de Basán; abren contra mi las fauces leones que descuartizan y rugen. Estoy como agua derramada, tengo los huesos descoyuntados; mi corazón, como cera, se derrite en mis entrañas;

12

Mi garganta está seca como una teja, la lengua se me pega al paladar; me aprietas contra el polvo de la muerte. Me acorrala un a jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. Ellos me miran triunfantes, se reparten mi ropa, echan a suerte mi túnica. Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. Líbrame a mí de la espada, y a mi única vida de la garra del mastín; sálvame de las fauces del león; a este pobre, de los cuernos del búfalo. Cantaré mi fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor, alabadlo; linaje de Jacob, glorificadlo; temedlo, linaje de Israel. Porque no ha sentido desprecio ni repugnancia hacia el pobre desgraciado; no le ha escondido su rostro: cuando pidió auxilio, lo escuchó. Él es mi alabanza en la gran asamblea, cumpliré mis votos delante de sus fieles. los desvalidos comerán hasta saciarse, alabarán al Señor los que lo buscan: viva su corazón por siempre.

13

Page 37: catequesis cuaresmales

Lo recordarán y volverán al Señor hasta de los confines del orbe; en su presencia se postrarán las familias de los pueblos. Porque del Señor es el Reino, él gobierna a los pueblos. Ante él se postrarán las cenizas de la tumba, ante él se inclinarán los que bajan al polvo. Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá, hablarán del Señor a la generación futura, contarán su justicia al pueblo que ha de nacer: todo lo que hizo el Señor.

19

14

OTROS TEXTOS

CRISTO

Cristo, no tienes manos, tienes sólo nuestras manos para construir un mundo nuevo donde habite la justicia. Cristo, no tienes pies, tienes sólo nuestros pies para poner en marcha a los oprimidos por el camino de la libertad. Cristo, no tienes labios, tienes sólo nuestros labios para proclamar a los pobres la Buena Nueva de la libertad. Cristo, no tienes medios, tienes sólo nuestra acción para lograr que todos los hombres sean hermanos. Cristo, somos la única Biblia

que el Pueblo lee aún, somos el único mensaje liberador de Dios-Padre-del-Pueblo, escrito con obras y palabras eficaces.

(Tomado de P. LOIDI, Gritos y plegarias, Pág. 302).

15

Page 38: catequesis cuaresmales

16

CELEBRACION.

LA CRUZ: CAMINO HACIA LA VIDA

Page 39: catequesis cuaresmales

CELEBRACION.

LA CRUZ: CAMINO HACIA LA VIDA

Ambientación: Una cruz en un lugar destacado. Monición de entrada Los cristianos cuando nos reunimos para orar comenzamos haciendo la señal de la cruz. En nuestra casa hay un crucifijo. Hoy, en esta tarde, queremos orar a Dios nuestro Padre acompañando a Jesús en su camino hacia la cruz, y teniendo presentes a todos aquellos que están agobiados por el peso de la cruz. Canto: Victoria, tú reinarás. Saludo del Presidente: En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Queridos hermanos y hermanas: mirad, el árbol de la cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo. Todos: Venid a adorarlo. Oración: Señor, hoy nos acordamos de la muerte de tu Hijo. Ayúdanos a comprender que El ha dado su vida por nosotros. Que la cruz es el signo de su amor, en favor nuestro. Por Jesucristo nuestro Señor

3

Page 40: catequesis cuaresmales

Palabra de Dios:

Monición

Jesús amó al Padre y a nosotros hasta el extremo de dar la vida. De esta forma nos abrió el camino de la vida eterna. Nosotros, con la fuerza del Espíritu, podemos ahora seguir a Jesús por este camino. Lectura del Evangelio de san Marcos 8, 31-38

Y Jesús empezó a instruir a sus discípulos: - «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días.» Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increpado. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: - «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hom-bres, no como Dios!» Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: - «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará.» Palabra de Dios.

Salmo o Canto apropiado. + Lectura del santo Evangelio según san Marcos 15, 16-39.

Los soldados se lo llevaron al interior del palacio - al pretorio- y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pu-sieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comen-zaron a hacerle el saludo:

- «Salve, rey de los judíos!»

4

Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, do-blando las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ro-pa. Y lo sacaron para crucificado. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz. y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «la Calavera»), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suer-te, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: «El rey de los judíos.» Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice: «Lo consideraron como un malhechor.» Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y dicien-do: - «¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz.» Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él, diciendo: - «A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.» También los que estaban crucificados con él lo insultaban. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente: - «Eloí, Eloí, lamá sabaktaní.» Que significa: - «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» Algunos de los presentes, al oído, decían: - «Mira, está llamando a Elías.» Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo: - «Dejad, a ver si viene Elías a bajado.»

5

Page 41: catequesis cuaresmales

Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centu-rión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo: - «Realmente este hombre era Hijo de Dios.» Palabra del Señor. Homilía Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus ami-

gos. Jesús cargó libremente sobre sí los pecados de todos los

hombres. Así nos reconcilió con Dios Padre. Nosotros debemos cargar con la cruz para seguir a Jesús. Seguir a Jesús es también ayudar a los demás a llevar la

cruz. Adoración de la cruz: Cada se acerca adorar la cruz Entrega la cruz: Recibe la cruz gloriosa para seguir el camino de la vida. Amén. Oración litánica: Si el grano de trigo no cae en tierra y muere no da fruto. R/.: Tú, Jesús, nos amaste hasta la muerte. Yo soy el buen pastor que doy mi vida por las ovejas. R/.: Tú, Jesús nos amaste hasta la muerte.

6

Mi vida nadie me la quita: Yo soy quien la entrego. R/.: Tú, Jesús, nos amaste hasta la muerte. No hay amor más grande que dar la propia vida por aque-

llos que amamos. R/.: Tú, Jesús, nos amaste hasta la muerte. (Otras preces espontáneas)…. R/.: Tú, Jesús, nos amaste hasta la muerte. Oración: Tú, Jesús eres el grano que ha dado fruto. Tu Padre te ha re-cibido. La cruz es camino de vida. Quien ama alcanza la vida en plenitud. Ahora estamos cerca de Dios, nuestro Padre, nosotros sus hijos; le decimos como Jesús nos enseñó: PADRENUESTRO y PAZ. Bendición y despedida

7

Page 42: catequesis cuaresmales

7

LA RESURRECCIÓN DE JESÚS

Page 43: catequesis cuaresmales

1. NUESTRA VIDA

―Está vivo, ha resucitado‖

“¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?” (Lc 24, 5)

Hay un dato claro en los evangelios: lo que cambió verdaderamente a los apóstoles no fue la experiencia de haber convivido con Jesús, ni el desastre de la cruz, sino el encuentro con Jesús resucitado y la acción especial del Espíritu en día de Pentecostés. Aquellos hom-bres al contacto con Jesús resucitado descubrieron el misterio ence-rrado en él, y comenzaron a hablar de él con una lucidez, un con-vencimiento y una decisión que hasta murieron por ello. Decíamos en la catequesis anterior que no somos perseguidos por-que no adoptamos el mismo camino, las mismas actitudes que Je-sús. En el fondo, quizá, sea porque no hemos tenido la experiencia de un verdadero encuentro con Cristo Jesús, vivo en medio de noso-tros, un encuentro no esporádico y ligero, sino profundo y continua-do. Nuestros encuentros con Jesús resucitado Vamos a comunicarnos los encuentros que cada uno de nosotros creemos haber tenido con Cristo Jesús: sentirse cerca, animados y fortalecidos por él, hablándonos e impulsándonos al cambio, a la conversión...

Comentamos: o Bien los momentos y los lugares en los que manera

habitual tenemos tales encuentros. o Bien algún encuentro especial.

2

Muchos de los encuentros humanos que tienen lugar en nuestra vida, tienen algún efecto, alguna repercusión, mayor o menor, en nosotros: unas veces, es un efecto inmediato; otras, largo de gran-des consecuencias. Alguna vez un efecto no es patente a primera vista, pero que de ma-nera latente y muchas veces inconsciente, va dejando huella en no-sotros...

Recuerda esos momentos en que crees encontrarte con Cristo ¿Qué repercusiones inmediatas o de largo alcance tienen en nuestras vidas? Cuando sales de ese encuentro, ¿todo sigue igual en ti?

Y aquel encuentro especial, ¿qué huella dejó en tu vida?

¿Conoces creyentes que dicen haber tenido un encuentro con Cristo Jesús, encuentro cuyas repercusiones has podido ob-servar tú mismo? Explícalo

Si no has tenido un verdadero encuentro, ¿no has pensado a qué puede haber sido debido? ¿Cuáles pueden ser las causas de ello?

¿Es que Jesús no se deja ver?

¿Es que huimos de él?

¿Es que no vamos a los sitios en que está él, donde podemos vernos con él?

Jesús murió esperando, confiando en Dios Padre, y Dios lo resucitó no devolviéndole la vida de antes, sino dándole la nueva vida de Dios.

3

Page 44: catequesis cuaresmales

En todo ello Dios manifiesta que la muerte no tiene la última palabra, que Dios no abandona a quienes se han comprometido con su pro-yecto y esperen en él. Dios se manifiesta como Dios de vivos, de-fensor y amante de la vida. También nosotros esperamos en Dios. También que él resucite realidades de nuestra vida que van muriendo.

Tú, ¿qué esperas de Dios?

En estos momentos, ¿qué realidades de tu vida personal y del contexto en que vivimos, crees estar necesitados de vida, de resurrección?

4

2. EL EVANGELIO DE JESÚS

La Palabra de Dios Jesús ha resucitado a una nueva vida, no a la vida de antes, sino a la vida de Dios. Por eso, es normal que, a pesar de seguir siendo el mismo de antes, no le reconozcan, a menos que el propio Jesús les ayude a hacerlo.

o Lectura de Juan 20, 11-19.

Jesús ―se deja ver, se hace ver‖ por María Magdalena cuando bus-caba su cadáver. Jesús trata de hacer entender a María que la rela-ción y encuentro con Él en adelante va a cambiar.

―Vuelvo al Padre‖, el contacto no será tanto físico, sino de fe, en el Espíritu. Los discípulos, en adelante, no son sólo ―amigos‖ de Jesús sino ―hermanos‖, y Dios es también ―Padre vuestro‖. María es envia-da para comunicar el comienzo de esta nueva comunidad.

o Lectura de Juan 20, 19-24.

Encuentro de Jesús con sus discípulos. Una comunidad en la que no está Jesús se cierra, se encuentra en la noche.

La presencia de Jesús transforma la comunidad: se llenan de ale-gría; les concede la paz; exhala su Espíritu sobre ellos (Gn 2, 7), es una nueva creación, una nueva vida; y los envía con la misma mi-sión que Él, que incluye la conversión y el perdón de los pecados.

o Lectura de Lucas 24, 13-35.

Los discípulos de Emaús abandonan tristes la comunidad: no está Jesús y la comunidad se rompe.

Jesús se les presenta: camina junto a nosotros en la vida; la lectura de la Escritura y el compartir la Eucaristía nos ayudará a descubrirle junto a nosotros.

5

Page 45: catequesis cuaresmales

El encuentro con Jesús les transforma: llenos de alegría vuelven a la comunidad (tiene sentido el que se reúna de nuevo) y comunican su experiencia (el envío).

o Lectura de 1 Corintios 15, 1-34.

Estamos ante el llamado ―credo paulino‖, posiblemente el credo más antiguo del cristianismo. ¿En qué consiste este credo? Hay una interpretación teológica de la muerte: ―por nuestros pecados‖. Contiene el anuncio de la resurrec-ción de Jesús y los encuentros posteriores que tuvo con sus discípu-los. El hecho de que Jesús ha resucitado es indicio claro de que también nosotros resucitaremos. Jesús ha sido el primero.

Reflexión

1. La experiencia del encuentro con Jesús resucitado Todo hace pensar que después del fracaso de la cruz, los apóstoles volvieran cada cual a su trabajo en Galilea. Sin embargo, al poco tiempo, vuelven a Jerusalén transformados, y comienzan a predicar. Lo curioso es que no continúan con la predicación de Jesús, no pre-dican sólo su mensaje, sino que predican al mismo Jesús, lo que ha ocurrido con Jesús.

¿Qué ha pasado? Han visto al Señor. ¿En qué consistió este en-cuentro? Lo primero que detectamos, analizando los textos en los que se nos habla del encuentro con Jesús resucitado, es la dificultad que experimentan los testigos para describir este acontecimiento inesperado y desconcertante: Jesús es el de antes pero ya no es lo mismo, está presente en medio de sus discípulos pero no le pueden retener, es alguien real y concreto pero no pueden convivir con él como antes... Estos testigos no describen nunca el hecho de la resu-rrección de Jesús, sino su encuentro con él. Los discípulos viven el encuentro con el Resucitado como una lla-mada a una misión: anunciar el Evangelio.

6

Los encuentros de los Once discípulos con el Resucitado terminan siempre con una llamada a la evangelización: ―Id..., apacienta..., os envío...‖ (Mt 28, 18-20; Mc 16, 15; Jn 20, 21; Lc 24, 28). 2. El encuentro con el Resucitado, una experiencia que lleva a los discípulos a la plenitud de la fe. La experiencia que han sufrido les ha ayudado a descubrir y enten-der aspectos de la vida de Jesús que ellos no habían llegado a com-prender cuando convivían con él. Asimismo les ha llevado a tener una nueva imagen de Dios, que al resucitar a Jesús se identifica con todo lo que éste pretendió en su vida. Por último, este hecho ayuda a situarse ante la vida de otra manera. Una fe nueva en Dios, Padre de Jesucristo Si Dios ha resucitado a Jesús, una primera conclusión es que Dios legitima la vida y el mensaje de Jesús, da por buena su actuación, desautorizando a todos los que lo rechazaron (Hch 2, 23). Jesús tenía razón. Dios es fiel a sus promesas. Es incapaz de abandonar al que lo in-voca con fe como Padre. A pesar de su silencio, Dios estaba en Je-sús y con Jesús. Un Dios de vida. No sólo es creador de vida, sino también el que mantiene la vida, aun después de la muerte: Dios está al comienzo, durante y después de la vida del hombre en esta tierra. Al resucitar a Jesús, Dios se nos presenta como: Alguien capaz de resucitar lo muerto. Dios es un Dios de vivos y

no de muertos. ―¿Por qué buscáis entre los muertos al que vi-ve?‖, preguntaron a las mujeres, cuando fueron al sepulcro de Jesús (Lc 24, 5).

Alguien que no está de acuerdo con nuestra existencia llena de

sufrimientos y de dolor, y que protesta contra un mundo injusto que mata al mejor hombre que pisa nuestra tierra.

7

Page 46: catequesis cuaresmales

Alguien que no permitirá que una vida humana, vivida en el amor, termine en el fracaso de la muerte: Dios es el futuro del hombre.

Una fe nueva en Jesús, resucitado por el Padre Jesús, Hijo de Dios, único Salvador. Si Dios ha resucitado a Jesús le ha dado la razón. No había resucitado a ningún otro profeta. No te-nemos por qué esperar otro Salvador. Su vida y su mensaje es algo que debe ser anunciado, pues ofrece garantías verdaderas para alcanzar una liberación definitiva, incluso por encima de la muerte. Dios era realmente su Padre. Jesús era y es el Hijo de Dios vivo, y ahora está junto al Padre intercediendo por los hombres e impulsan-do la vida hacia su último destino. El valor salvador de la muerte de Jesús. Si Dios ha resucitado a Je-sús, quiere decir que estaba con él en la cruz. Si no lo salvó del su-plicio tiene que haber alguna razón. La muerte no fue un accidente. Los apóstoles logran explicar el gesto salvífico de la cruz: un gesto de solidaridad con el hombre, llegando hasta el aniquilamiento. Se hace solidario incluso con aquellos sobre quienes ha caído peor suerte en la vida: la calumnia, la traición, el desprecio y el asesinato. Jesús vivo en medio de su comunidad. Sus discípulos ya no se sien-ten solos. Jesús no es un difunto. Viven animados por la presencia viva del Resucitado. Experimentan la promesa de Jesús: ―no os de-jaré huérfanos‖ (Jn 14, 18). Cuando hablan del resucitado no están hablando de un personaje del pasado, sino de alguien vivo que ani-ma, vivifica y llena con su Espíritu y con su fuerza a la comunidad creyente. Jesús resucitado, futuro del hombre. En el encuentro con Jesús, los apóstoles se han visto también resucitados. Descubren que Jesús se nos ha anticipado a todos para recibir del Padre esa vida definiti-va que nos está también reservada a nosotros. Es el ―ya‖ para Cris-to, pero el ―todavía no‖ para los demás.

8

Una fe nueva en la vida del hombre Si hay resurrección, el mal no tiene la última palabra, la humanidad no camina hacia el fracaso, la historia de la humanidad no es algo enigmático, oscuro, sin salida alguna. El Espíritu de Dios, que es más fuerte que la muerte y está en nosotros, nos resucitará. La resurrección de Jesús infunde al creyente una fuerza liberadora, ya que su vida no puede ser detenida por nada ni por nadie. Esto no es algo teórico. Los inmediatos seguidores de Jesús hasta tal punto quedaron transformados que ni la muerte pudo con ellos. A una vida de amor y servicio sólo le espera resurrección. El estilo de vida de Jesús es un camino que lleva a la vida, a la resurrección. ―Quien pierda la vida por mí, la encontrará‖ (Mt 10, 39). ―El que vive y cree en mí, no morirá jamás‖ (Jn 11, 25). 3. El encuentro con el Resucitado, una experiencia a actualizar de nuevo hoy Lo que cambia nuestra vida no es que nos digan que Cristo ha resu-citado, sino el tener la experiencia del encuentro con Cristo resucita-do. Por eso, para que la Iglesia de hoy mantenga su capacidad auto-renovadora y a la vez la fuerza misionera, necesita esa continua experiencia de encuentro con Cristo resucitado. ¿Dónde podemos encontrarnos con Jesús resucitado?

La respuesta sería bien clara: ―donde dijo que estaría‖. Y ¿dónde aseguró Jesús su presencia?:

En su Iglesia: ―Donde estéis dos o tres en mi nombre, allí estoy yo (Mt 18, 20). Concretando más:

o Allí donde se escucha la palabra viva del Evangelio.

o Allí donde se da el acercamiento y la reconciliación. Hay algo en todo ello que no sale de esas personas, sino de Otro, y que los mueve a encontrarse y perdonarse a pesar de todo. Ese tipo de comunidad es germen de mundo nuevo.

9

Page 47: catequesis cuaresmales

o Cuando sus discípulos se reúnen para tomar su ―Cuerpo‖ y su ―Sangre‖. Jesús les mandó: ―Haced esto en memoria mía‖ (1 Co 11, 23-25).

o En los enviados por Jesús a anunciar y construir el Reino de

Dios: ―Cuando os arresten, no os preocupéis de los que vais a decir... el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros‖ (Mt 10, 19-20).

o En los que sean testigos de su presencia: hombres y mujeres

de los que se puede decir como Pablo lo hace de sí mismo: ―es Cristo quien vive en mí‖ (Ga 2, 20).

En la sociedad: ―Los que no están contra nosotros están a nues-

tro favor ― decía Jesús (Mc 9, 40). Los que están construyendo ese mundo fraterno que Cristo anunció y comenzó, lo sepan o no, están cerca de él, pues están cerca del Reino de Dios.

En los más pequeños de la sociedad, a quienes Jesús llamaba ―hermanos‖: ―a mí me lo hicisteis‖ (Mt 25, 40).

Hemos leído y reflexionado los encuentros de Jesús re-sucitado con sus discípulos, y lo que esta experiencia significó e influyó en la vida de la primera comunidad. ¿Y para nosotros? Todos caminamos en la vida con pre-guntas, esperanzas y limitaciones, dudas y convicciones, aciertos y desaciertos. Apunta lo que la lectura, tanto de los textos evangéli-

cos como del comentario posterior, aporta a tu vida.

10

3. LLAMADA A CONVERSIÓN La resurrección es la base de nuestra fe. En la resurrección, como apuntábamos en páginas anteriores, encontramos la muestra más clara de la divinidad de Jesús, la fidelidad de Dios a Jesús, la garan-tía de que el anuncio y proyecto de Jesús continúa, y que merece la pena luchar y morir en la esperanza, la promesa y la esperanza de nuestra propia resurrección que el Dios de la vida nos hace. El cirio encendido en medio de la comunidad nos recuerda la presencia de Jesús en medio de nosotros.

Encendemos el cirio en medio del grupo, encendemos en él nuestras velas, y decimos con gozo el canto de la Vigilia Pas-cual.

El Dios que descubrimos en el Evangelio es un Dios que protesta contra todo signo de muerte (marginación, injusticia, opresión, egoísmo, olvido del necesitado...). La resurrección de Jesús es una consecuencia lógica, ya que todo el anuncio y lucha de Jesús, como enviado de Dios, fue un proyecto de vida, liberación, fraternidad, esperanza... Quien cree en este Dios debe naturalmente luchar por la vida, debe encontrar en la resurrección una palanca que le da fuerza, le empuja a resucitar todo aquello que va muriendo.

Vamos a recordar aquellas realidades que en la primera parte de este tema veíamos necesitadas de resurrección, bien en ti mis-mo, bien en el contexto en que vives. Decídete por alguna que esté más dentro de tus posibilidades.

Aún admitiendo que todo encuentro con el Resuci-tado es gracia-don, pues es él quien se hace ver, no cabe duda de que el encuentro es más fácil si somos capaces de estar allá donde él dijo que estaría...

11

Page 48: catequesis cuaresmales

Si de verdad queremos estar con el Resucitado, vamos a recor-dar los lugares donde él aseguró su presencia (Págs. 9-10). Recordemos al mismo tiempo las causas que nos dificultan tener un verdadero encuentro (1ª. parte). ¿Qué cambios son necesarios en nuestra vida si de verdad que-remos estar con el Resucitado?

Jesucristo está vivo, ha resucitado.

EL ENCUENTRO CON EL RESUCITADO HOY

Testimonio:

―La noche de Pascua de 1985 he tenido la experiencia, a través de esta carta, de que Jesús está vivo y sigue resucitando y acompa-ñándonos en nuestra historia como a los de Emaús‖. (Fernando)

“ La verdad es que no se como empezar, puesto que lo que preten-do decirte no se puede expresar con unas pocas palabras, pero bas-ta que sea tu cumpleaños me gustaría mucho demostrarte el afecto aciati y de alguna forma acerté ber que estoy luchando mucho y que todo eso lo has conseguido tu.

Yo ace apenas tres o cuatro meses no uviese dado una peseta por mi vida por no decir la de los demás sin embargo tu me as abierto los ojos ya no solo para salir de la droga que eso no es nada tu me as dado a demostrar lo que una persona puede acer por otra desin-teresadamente eso para mi es muy importante, yo nunca uviese pensado que pudiese aver jente como tu, abeces pienso si algún día te olvidaras de mi pues yo estoy seguro de que nunca podre olbidar-te aunque nos separes miles de kilómetros puesto que para mi signi-ficas mucho.

12

Esta mañana mee puesto a pensar en ti como todos los dias y seme a benido una cosa a la cabeza que me gustaría decirte es esta, si yo no me uviese drogado nunca, no abria conocido a Fernando y tam-

poco estaría con toda esta gente de el centro y de otros sitios que se preocupan por mi, que les intereso, que son mis amigos; estaría en

la calle si sin drogarme pero sin amigos porque creía que no los abia y estaría maldiciendo a cada momento la ora que bine al mundo y de

verdad que si ubiese sido asi estoy orgulloso de averme drogado una vez para conocerte a ti.

Fernando alomejor pensaras que todo lo que escrito aqui loe escrito de cabeza y sin ningún sentimiento pero de verdad que la estoy es-cribiendo con el corazón y espero que me perdones si alguna vez no se corresponderte con el afecto y cariño que lo haces tu. Espero que me perdones por las faltas de ortografía que serán mu-chas las que tenga pero es que soy un zoquetón en esto de los es-tudios” SANTI

¿Tienes experiencias parecidas?

SÍNTESIS

Lee Catecismo de la Iglesia Católica. Núms. 638-655

Lee el Catecismo ―Ésta es nuestra fe‖. Págs. 44-46: “La resurrección de Jesús: el acontecimiento” “El sepulcro vacío” “Las apariciones del resucitado” “El envío de los Apóstoles al mundo y la despedida...”

Ora unos momentos con este texto

13

Page 49: catequesis cuaresmales

ORAR CON LA BIBLIA

Después de hacer silencio en ti mismo, lee varias veces y muy despacio esta frase:

―JESUCRISTO ESTÁ VIVO, HA RESUCITADO‖

Escribe a continuación lo primero que se te ocurra.

Reza el Salmo 117. ―Éste es el día en que actuó el Señor‖.

La Iglesia repite incansablemente el día de Pascua de Resurrec-ción la aclamación: ―Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo‖. Para cantarla con todo el sentido tenemos que pensar en la resu-rrección de Jesucristo. Éste es el ―milagro patente‖ y el día que con más verdad podemos escuchar los cantos de victoria y gritar con entusiasmo: ¡no he de morir, viviré! El día en que el Señor ―nos llamó a salir de la tiniebla y entrar en su luz maravillosa‖. El día en que Cristo, vencedor, se pone al fren-te de todos los hombres, para dar gracias al Padre y hacernos par-ticipar de su alegría y gozo para siempre.

Salmo 117 (118)

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia.

Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia.

En el peligro grité al Señor, y me escuchó, poniéndome a salvo.

14

El Señor está conmigo: no temo; ¿qué podrá hacerme el hombre? El Señor está conmigo y me auxilia, veré la derrota de mis adversarios.

Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres, mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los jefes.

Todos los pueblo me rodeaban, en el nombre del Señor los rechacé; me rodeaban cerrando el cerco,

en el nombre del Señor los rechacé; me rodeaban como avispas, ardiendo como fuego en las zarzas, en el nombre del Señor los rechacé.

Empujaban y empujaban para derribarme, pero el Señor me ayudó; el Señor es mi fuerza y mi energía, él es mi salvación.

Escuchad: hay cantos de victoria en las tiendas de los justos: ―La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa, la diestra del Señor es poderosa‖.

No he de morir, viviré para cantar las hazañas del Señor. Me castigó, me castigó el Señor, pero no me entregó a la muerte.

Abridme las puertas del triunfo, y entraré para dar gracias al Señor. Ésta es la puerta del Señor: los vencedores entrarán por ella. Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación.

15

Page 50: catequesis cuaresmales

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.

Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo, Señor, danos la salvación; Señor danos prosperidad.

- Bendito el que viene en el nombre del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor; el Señor es Dios, él nos ilumina.

- Ordenad una procesión con ramos hasta los ángulos del altar.

OTROS TEXTOS: PREGÓN PASCUAL (Misal Romano)

«Alégrese nuestra madre la Iglesia, revestida de luz tan brillante; resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.

¡Qué noche tan dichosa! Sólo ella conoció el momento en que Cristo resucitó entre los muertos.

Te rogamos, Señor, que este cirio arda sin apagarse. para destruir la oscuridad de esta noche.

Ese lucero que no conoce ocaso, y es Cristo tu Hijo Resucitado, brilla sereno para el linaje humano. El vive y reina glorioso por los siglos de los siglos. Amén». «Cristo, ayer y hoy, Principio y Fin, Alfa y Omega. Suyo es d tiempo y la eternidad; a él la gloria y el poder. Amén».

16

Page 51: catequesis cuaresmales

CREEMOS EN CRISTO RESUCITADO Puesto que Cristo ha resucitado, creemos en la vida, ¡para siempre! Puesto que Cristo ha resucitado, creemos que el hombre es un progreso ilimitado y que nada de cuanto podamos imaginar es demasiado grande para El. Puesto que Cristo ha resucitado, podemos empezar una vida de resucitados ¡cuanto antes! . Puesto que Cristo ha resucitado, creemos en El. Puesto que Cristo ha resucitado, la fuerza del presente es el futuro. Puesto que Cristo ha resucitado, el mundo está en marcha y no lo detendrán las conquistas logradas, ni los intereses de los vencedores. Puesto qua Cristo ha resucitado, estamos en la revolución permanente y es preciso cambiar el mundo desde sus cimientos. Puesto que Cristo ha resucitado, hay que construir una ciudad sin clases, donde el hombre no sea lobo para el hombre, sino compañero y hermano. Puesto que Cristo ha resucitado, hay un amor y una casa ¡para todos!

17

Puesto que Cristo ha resucitado, creemos en una Tierra Nueva. Y porque creemos y esperamos, no tenemos nada que conservar. y afirmamos que el mejor modo de conseguirlo todo es perderlo todo por una sola cosa.

(Tomado de P. LOIDI, Gritos y plegarias, Pág. 276).

18