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44 OCIO Y CULTURA EL NORTE DE CASTILLA Viernes, 19 de abril de 1991 Gabriel Celaya y su mujer, Amparo Gastón, en el hospital Rúber cuando fue Ingresado en febrero de 1990 a casua de una falta de riego sanguíneo en el cerebro. A la deracha en la foto superior, el poeta durante la guerra civil, y abajo, con la clásica txapela en Donostl. . ... .. >^_.-*.„-.••.• Murió ayer, en Madrid, a la edad de 80 años, el vasco que cambió la Ingeniería por las Letras Gabriel Celaya, eterno poeta social Fernando Mas. COLPISA Un día, el hombre, que tenía entonces setenta años, se acercó a la ventanilla de un juzgado y dijo: «¿Podría darme un certificado de soltería de mi mujer?» El empleado le miró como se mira a un marciano. Pero Gabriel Celaya, poeta eximio nacido en Hernán!, en 1911,1o decía en serio. Quería un certificado de soltería de su esposa para casarse con la mujer con la que vivía desde hacía treinta y tantos años. Celaya fue siempre un idealista y un despistado, de esos que saludan respetuosamente a la gente en el ascensor sin saber que son sus vecinos desde hace décadas. Era un ingeniero que escribía versos, un señorito que militaba con los comunistas, un ateo que vivía en gracia de Dios. Celaya falleció ayer en Madrid a la edad de ochenta años. Murió de viejo, gastado por la vida, tras haber vivido siempre indiferen- te a la tontería, a la mediocridad, ilusionado con la poesía, con los amigos y con un mundo de gente buena. «Nací en Hernani por casualidad -contaba hace ya * diez años-, porque mis padres tenían una villa y mi madre me dio a luz allí, pero toda mi infan- cia es de San Sebastián. Mi abue- lo era carpintero y montó una constructora. Y mi padre fue un industrial, sin carrera ni nada, que siguió el negocio. La cosa iba evolucionando y, de ser un sim- ple contratista, pasó a tener un almacén de madera; luego, de hierro, y, finalmente, se hizo fa- bricante de vagones-cubas, un barril con ruedas que andaba por la calle. Ahora se ha convertido en unos vagones-cisterna muy sofisticados que vendemos a la Renfe y exportamos a Alemania. La fábrica se llama Múgica, que es mi primer apellido». Gabriel Celaya se llamaba, en realidad, Rafael Gabriel Múgi- *a, y fue, según Manuel Vicent, «un vasco recio, ibérico o celti- bérico, firme, leal y resistente a todas las adversidades, al fascis- mo, al dolor y a la derrota». Estudió el bachillerato en el cole- gio madrileño de El Pilar, pero a los doce años cayó enfermo y comenzó a escribir versos. Le llevaron a Francia a ver si se curaba, y pasó seis meses en Pau. No sanó, y la familia alquiló una casa en El Escorial, donde pasó año y medio, solo, aislado, «sin un amigo de mi edad». Anduvo dos años entre «médicos, fie- bres, mareos y enfermeras», y luego resultó que su enfermedad consistía en una prosaica lom- briz solitaria. Aprendió a hablar euskera antes que castellano, pe- ro en la escuela lo perdió porque, entonces, «la pequeña burgue- sía, como mis padres, en la calle, hablaba castellano, y en casa uti- lizaba el vasco con la cocinera y la doncella». Ingeniero Cuando cumplió veintisiete años, su padre le conminó a ha- cerse ingeniero o a trabajar en la fábrica. Sintió horror de lo últi- mo y se vino a estudiar a Ma- drid. Y como su padre era libe- ral, le metió en la Residencia de Estudiantes, donde compartió una habitación con Orbaneja Aragón, primo de José Antonio Primo de Rivera y presidente de la FUE. Celaya fue azañista en los tiempos de la dictadura de Pri- mo de Rivera. Tenía una pistola escondida. En la Residencia ha- bía más de ochenta pistolas. Pe- ro nunca las usaron. Y en 1935, cuando se graduó como ingenie- ro, volvió a San Sebastián. Ha- bía escrito su primer libro y, cinco días antes de que comen- zara la guerra civil, le dieron un premio, el Premio Bécquer. Y regresó a Madrid entusiasmado para trabajar en el diario «El Sol». Pero empezó la guerra, y se presentó como gudari en Bilbao, le hicieron capitán. Cayó Bilbao y su batallón se entregó entero. El se libró del fusilamiento por- que se había quitado las estrellas y parecía un soldado raso. Y se libró por influencias, y ni siquie- ra le juzgaron, porque tenía una novia cuyo padre era el goberna- dor militar de Bilbao del fran- quismo. «Ese hombre destruyó mi expediente, y eso fue un chantaje porque me obligó a ca- sarme con su hija -confesaba-. El miedo es ciego. Viví con aque- lla mujer siete años en vida re- glamentada, pero matando el tiempo sin tomar la decisión de separarme». Trabajó como inge- niero en la fábrica familiar. «Mis amigos estaban en la cárcel, en el exilio o muertos». .. La mujer de su vida En 1946 conoció a Amparo Gastón, Amparitxu, que era en- fermera, y cambió su vida. Un año más tarde, fundó con ella la «Colección de la Poesía Norte», que dirigió durante tres años sin tener un duro. A Camilo José Cela, por ejemplo, le pagó tres- cientas pesetas por su «Cancio- nero de la Alcarria». La edito- rial, en una buhardilla en el ba- rrio viejo de San Sebastián, era una editorial sin significación política, pero que un día publicó algo de Miguel Hernández, y eso atrajo a los comunistas desde París, que olfatearon una posibi- lidad. Le enviaron un emisario y, luego, a Jorge Semprún, que se presentó con el nombre de Jack. Semprún conoció allí a Enrique Múgica, y le convirtió al comu- nismo. En aquella buhardilla na- ció la poesía social española. Por la editorial pasaron Eugenio de Celaya fue azañista en los tiempos de la dictadura de Primo de Rivera «A Camilo José Cela le pagó 300 pesetas por su "Cancionero de la Alcarria"» Nora, Blas de Otero, Angela Fi- guera y otros. Allí se leía a Pablo Neruda. Y allí se hizo Celaya comunista. No sabe cuándo, ni cómo, pero así fue. Celaya, sin embargo, tenía en su vejez ho- rror a los tópicos, a que se le recordara por la poesía social. Su obra era mucho más que ésta. No tuvo problemas con la censu- ra, ni con la Policía, pero sí con la fábrica, que le amonestó di- ciéndole que no era serio que un ingeniero escribiera versos. Así que adoptó el nombre de Gabriel Celaya, y con él quedó y se con- sagró hasta su muerte. Con él firmó «Los buenos negocios», donde contaba la historia de la fábrica. Totalmente incompren- sivos, sus directivos le expulsa- ron. En 1956, Celaya marchó a Ma- drid. Continuó escribiendo ver- sos y trabajando para el partido, que se organizaba mejor. En su piso madrileño se reunían los rojos antifranquistas. La Policía interrogó un día al portero del edificio (lo recordaba bien: «¿Es- tos señores, van a misa, reciben extranjeros, salen de noche?»), pero no les molestó nunca. Nun- ca un registro. El régimen le cas- tigó, simplemente, negándole el pasaporte. Un viejo enfermo Hace dos años, cuando pre- sentó su «Antología poética», Celaya era un viejo enfermo y un hombre pobre que había necesi- tado de la ayuda oficial para sobrevivir a una operación qui- rúrgica que le salvó de la muerte, que rondó en forma de una vesí- cula biliar perforada. Había es- crito más de setenta libros y con- tinuaba con la sonrisa de un niño grande. Pero estaba muy débil, y aunque seguía siendo un vasco expresivo de ojos azules, la muerte se le adivinaba cercana. Celaya había recibido en 1986 el Premio Nacional de las Letras Españolas, el primer galardón oficial desde que empezara la guerra civil. Había recibido el Premio de la Crítica en 1956, el Premio Internacional Libera Stampa, de Suiza, en 1963, y el Premio Internacional Taormina en 1968. Temas cotidianos Como reacción a la poesía garcilasista, en boga durante los primeros años de posguerra, la poética de Celaya tiene un carácter eminente- mente ético y da preferencia a temas cotidianos y a problemas colectivos, como expresión in- tencionada de un yo sociológico y que responde a su afirmación de los valores extraindividua- les. • Poesía: «La soledad cerrada» (1936). «Tranquilamente hablando» (1947). «Las cosas como son» (1949). «Avisos de Juan de Leceta» (1950). «Las cartas boca arriba» (1951). «Lo demás es silencio» (1952). «Poesía urgente» (1960). «Dos cantatas» (1963). «Baladas y decires vascos» (1966). «Lírica de cámara» (1969). «Poesías completas» (1969) «Operaciones poéticas» (1971). «Campos semánticos» (1971). «Itinerario poético» (1975). Prosa: «Tentativas» (1946). «Penúltimas tentativas» (1960). «Lázaro calla» (1949). «Lo uno y lo otro» (1962). «Exploración de la poesía» (1964). «Gustavo Adolfo Bécquer» (1972).

celaya, periodico

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Gabiel celaya. Periodico

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  • 44 OCIO Y CULTURA EL NORTE DE CASTILLAViernes, 19 de abril de 1991

    Gabriel Celaya y su mujer, Amparo Gastn, en el hospital Rber cuando fue Ingresado en febrero de 1990 a casua de una falta de riego sanguneo en el cerebro. A la derachaen la foto superior, el poeta durante la guerra civil, y abajo, con la clsica txapela en Donostl. . ... . . > ^ _ . - * . - . .

    Muri ayer, en Madrid, a la edad de 80 aos, el vasco que cambi la Ingeniera por las Letras

    Gabriel Celaya, eterno poeta socialFernando Mas. COLPISA

    Un da, el hombre, que tenaentonces setenta aos, se acerca la ventanilla de un juzgado ydijo: Podra darme uncertificado de soltera de mimujer? El empleado le mircomo se mira a un marciano.Pero Gabriel Celaya, poetaeximio nacido en Hernn!, en1911,1o deca en serio. Quera uncertificado de soltera de suesposa para casarse con la mujercon la que viva desde hacatreinta y tantos aos. Celaya fuesiempre un idealista y undespistado, de esos que saludanrespetuosamente a la gente en elascensor sin saber que son susvecinos desde hace dcadas. Eraun ingeniero que escriba versos,un seorito que militaba con loscomunistas, un ateo que viva engracia de Dios.

    Celaya falleci ayer en Madrida la edad de ochenta aos. Muride viejo, gastado por la vida, trashaber vivido siempre indiferen-te a la tontera, a la mediocridad,ilusionado con la poesa, con losamigos y con un mundo de gentebuena. Nac en Hernani porcasualidad -contaba hace ya

    * diez aos-, porque mis padrestenan una villa y mi madre medio a luz all, pero toda mi infan-cia es de San Sebastin. Mi abue-lo era carpintero y mont unaconstructora. Y mi padre fue unindustrial, sin carrera ni nada,que sigui el negocio. La cosa ibaevolucionando y, de ser un sim-ple contratista, pas a tener unalmacn de madera; luego, dehierro, y, finalmente, se hizo fa-bricante de vagones-cubas, unbarril con ruedas que andaba porla calle. Ahora se ha convertidoen unos vagones-cisterna muysofisticados que vendemos a laRenfe y exportamos a Alemania.La fbrica se llama Mgica, quees mi primer apellido.

    Gabriel Celaya se llamaba, enrealidad, Rafael Gabriel Mgi-*a, y fue, segn Manuel Vicent,un vasco recio, ibrico o celti-brico, firme, leal y resistente a

    todas las adversidades, al fascis-mo, al dolor y a la derrota.Estudi el bachillerato en el cole-gio madrileo de El Pilar, pero alos doce aos cay enfermo ycomenz a escribir versos. Lellevaron a Francia a ver si securaba, y pas seis meses en Pau.No san, y la familia alquil unacasa en El Escorial, donde pasao y medio, solo, aislado, sinun amigo de mi edad. Anduvodos aos entre mdicos, fie-bres, mareos y enfermeras, yluego result que su enfermedadconsista en una prosaica lom-briz solitaria. Aprendi a hablareuskera antes que castellano, pe-ro en la escuela lo perdi porque,entonces, la pequea burgue-sa, como mis padres, en la calle,hablaba castellano, y en casa uti-lizaba el vasco con la cocinera yla doncella.

    IngenieroCuando cumpli veintisiete

    aos, su padre le conmin a ha-cerse ingeniero o a trabajar en lafbrica. Sinti horror de lo lti-mo y se vino a estudiar a Ma-drid. Y como su padre era libe-ral, le meti en la Residencia deEstudiantes, donde compartiuna habitacin con OrbanejaAragn, primo de Jos AntonioPrimo de Rivera y presidente dela FUE.

    Celaya fue azaista en lostiempos de la dictadura de Pri-mo de Rivera. Tena una pistolaescondida. En la Residencia ha-ba ms de ochenta pistolas. Pe-ro nunca las usaron. Y en 1935,cuando se gradu como ingenie-ro, volvi a San Sebastin. Ha-ba escrito su primer libro y,cinco das antes de que comen-zara la guerra civil, le dieron unpremio, el Premio Bcquer. Yregres a Madrid entusiasmadopara trabajar en el diario ElSol. Pero empez la guerra, y sepresent como gudari en Bilbao,le hicieron capitn. Cay Bilbaoy su batalln se entreg entero.El se libr del fusilamiento por-que se haba quitado las estrellasy pareca un soldado raso. Y selibr por influencias, y ni siquie-ra le juzgaron, porque tena una

    novia cuyo padre era el goberna-dor militar de Bilbao del fran-quismo. Ese hombre destruymi expediente, y eso fue unchantaje porque me oblig a ca-sarme con su hija -confesaba-.El miedo es ciego. Viv con aque-lla mujer siete aos en vida re-glamentada, pero matando eltiempo sin tomar la decisin desepararme. Trabaj como inge-niero en la fbrica familiar. Misamigos estaban en la crcel, en elexilio o muertos. ..

    La mujer de su vidaEn 1946 conoci a Amparo

    Gastn, Amparitxu, que era en-fermera, y cambi su vida. Unao ms tarde, fund con ella laColeccin de la Poesa Norte,que dirigi durante tres aos sintener un duro. A Camilo JosCela, por ejemplo, le pag tres-cientas pesetas por su Cancio-nero de la Alcarria. La edito-rial, en una buhardilla en el ba-rrio viejo de San Sebastin, erauna editorial sin significacinpoltica, pero que un da publicalgo de Miguel Hernndez, y esoatrajo a los comunistas desdePars, que olfatearon una posibi-lidad. Le enviaron un emisarioy, luego, a Jorge Semprn, que sepresent con el nombre de Jack.Semprn conoci all a EnriqueMgica, y le convirti al comu-nismo. En aquella buhardilla na-ci la poesa social espaola. Porla editorial pasaron Eugenio de

    Celaya fue azaistaen los tiempos de ladictadura de Primo

    de Rivera

    A Camilo Jos Cela lepag 300 pesetaspor su "Cancionero

    de la Alcarria"

    Nora, Blas de Otero, Angela Fi-guera y otros. All se lea a PabloNeruda. Y all se hizo Celayacomunista. No sabe cundo, nicmo, pero as fue. Celaya, sinembargo, tena en su vejez ho-rror a los tpicos, a que se lerecordara por la poesa social. Suobra era mucho ms que sta.No tuvo problemas con la censu-ra, ni con la Polica, pero s conla fbrica, que le amonest di-cindole que no era serio que uningeniero escribiera versos. Asque adopt el nombre de GabrielCelaya, y con l qued y se con-sagr hasta su muerte. Con lfirm Los buenos negocios,donde contaba la historia de lafbrica. Totalmente incompren-sivos, sus directivos le expulsa-ron.

    En 1956, Celaya march a Ma-drid. Continu escribiendo ver-sos y trabajando para el partido,que se organizaba mejor. En supiso madrileo se reunan losrojos antifranquistas. La Policainterrog un da al portero deledificio (lo recordaba bien: Es-tos seores, van a misa, recibenextranjeros, salen de noche?),pero no les molest nunca. Nun-ca un registro. El rgimen le cas-tig, simplemente, negndole elpasaporte.

    Un viejo enfermoHace dos aos, cuando pre-

    sent su Antologa potica,Celaya era un viejo enfermo y unhombre pobre que haba necesi-tado de la ayuda oficial parasobrevivir a una operacin qui-rrgica que le salv de la muerte,que rond en forma de una ves-cula biliar perforada. Haba es-crito ms de setenta libros y con-tinuaba con la sonrisa de un niogrande. Pero estaba muy dbil, yaunque segua siendo un vascoexpresivo de ojos azules, lamuerte se le adivinaba cercana.Celaya haba recibido en 1986 elPremio Nacional de las LetrasEspaolas, el primer galardnoficial desde que empezara laguerra civil. Haba recibido elPremio de la Crtica en 1956, elPremio Internacional LiberaStampa, de Suiza, en 1963, y elPremio Internacional Taorminaen 1968.

    Temas cotidianosComo reaccin a la poesa garcilasista, en

    boga durante los primeros aos de posguerra, lapotica de Celaya tiene un carcter eminente-mente tico y da preferencia a temas cotidianosy a problemas colectivos, como expresin in-tencionada de un yo sociolgico y que respondea su afirmacin de los valores extraindividua-les. Poesa:

    La soledad cerrada (1936).Tranquilamente hablando (1947).Las cosas como son (1949).Avisos de Juan de Leceta (1950).Las cartas boca arriba (1951).Lo dems es silencio (1952).

    Poesa urgente (1960).Dos cantatas (1963).Baladas y decires vascos (1966).Lrica de cmara (1969).Poesas completas (1969)Operaciones poticas (1971).Campos semnticos (1971).Itinerario potico (1975).Prosa:

    Tentativas (1946).Penltimas tentativas (1960).Lzaro calla (1949).Lo uno y lo otro (1962).Exploracin de la poesa (1964).Gustavo Adolfo Bcquer (1972).