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S.P.-244.2009
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CCEERRTTIIFFIICCAACCIIOONN
La Infrascrita Secretaria General de la Corte Suprema de
Justicia, CERTIFICA la sentencia que literalmente dice: “EENN
NNOOMMBBRREE DDEELL EESSTTAADDOO DDEE HHOONNDDUURRAASS Tegucigalpa, Municipio del
Distrito Central, a los veinte días del mes de Junio del año
dos mil doce, La Corte Suprema de Justicia, por medio de la
Sala Penal, integrada por los Magistrados RAÚL ANTONIO
HENRÍQUEZ INTERIANO, JACOBO ANTONIO CALIX H., y CARLOS DAVID
CALIX VALLECILLO, dictan la presente sentencia resolviendo el
Recurso de Casación por Quebrantamiento de Forma interpuesto
contra la sentencia de fecha treinta de marzo de dos mil
nueve, dictada por el Tribunal de Sentencia de Siguatepeque,
Departamento de Comayagua, mediante la cual absolvió a P. H.
A., P. C. F. y C. S., del delito de ASESINATO, en perjuicio
de J. H. S..- Interpuso el Recurso de Casación por
Quebrantamiento de Forma, el Abogado H. A. P., actuando en su
condición de Fiscal del Ministerio Público.- SON PARTES:
Abogado M. M. en su condición de Fiscal de Ministerio Público
como parte recurrente y la Abogada A. J. F., en su condición
de apoderada Defensora de los señores C. S., P. C. F. y P. H.
A.. CCOONNSSIIDDEERRAANNDDOO I.- El Recurso de Casación por
Quebrantamiento de Forma reúne los requisitos exigidos por la
ley, por lo que procede su admisibilidad, siendo procedente
pronunciarse sobre la procedencia o improcedencia del mismo.
HHEECCHHOOSS DDEECCLLAARRAADDOOSS PPRROOBBAADDOOSS II.- El Tribunal de Sentencia
juzgador, en el fallo objeto de impugnación, declaro como
probados los hechos siguientes: “PRIMERO: PRIMERO.- En fecha
nueve de julio del año de mil novecientos noventa y dos, a la
aldea de Santo Domingo, jurisdicción del Municipio de
Colomoncagua, Departamento de Intibucá, con procedencia de la
República de El Salvador, a casa de sus padres J. V. H. y M.
D. S., de visita, llegó su hijo J. H. S., con el propósito de
arreglar sus documentos personales. Al siguiente día diez del
mismo mes y año a eso de las nueve de la noche, sin orden
judicial alguna, J. H. S. fue detenido en casa de sus
mencionados padres, por militares del Décimo Batallón, de
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Marcala, La Paz, destacados en aquel lugar de Colomoncagua,
según estos por denuncias de robo de dinero, portación de un
arma de fuego AK-47, y vincularlo con la guerrilla del Frente
Farabundo Martí de El Salvador; siendo liberado en horas de
la mañana del siguiente día once, por falta de evidencias en
su contra, siendo entregado a su padre de crianza J. V. H., a
quien previnieron que no comentara lo sucedido porque si lo
hacía regresarían a su casa. SEGUNDO: En horas de la noche de
ese mismo día once de julio de mil novecientos noventa y dos,
un grupo de personas no identificadas, armadas, enmascarados,
con botas y con uniformes de militar, entraron por la fuerza
a la casa de los señores J. V. H. y M. D. S., amenazaron a la
familia, los encañonaron y los obligaron a tirarse al piso, y
de seguido sin explicación alguna, se llevaron amarrado con
rumbo desconocido a J. H. S.. TERCERO: El veintiuno de julio
de mil novecientos noventa y dos, en el sitio conocido como
Cotala, precisamente en la posa del ... del Río Negro,
jurisdicción del municipio de Colomoncagua, indicado, fue
encontrado en estado de descomposición el cuerpo sin vida de
una persona no identificada que de seguido fue sepultado en
la rivera del mismo río”. III.- El recurrente, Abogado H. A.
P., desarrolló su recurso de casación de la siguiente manera:
“EXPOSICIÓN DE LOS MOTIVOS DE CASACIÓN.- MOTIVO ÚNICO: No
haber observado el sentenciador, en la valoración de la
prueba, las reglas de la sana crítica. PRECEPTO AUTORIZANTE:
El presente motivo de casación se encuentra comprendido en el
Artículo 362 numeral 3, del Código Procesal Penal.
EXPLICACIÓN DEL MOTIVO: Será de utilidad para la mayor
comprensión del presente recurso establecer lo que se debe
entender en cuanto a la valoración de la prueba en un proceso
penal. Según el Artículo 202 del Código Procesal Penal el
sentenciador formará su convicción valorando en forma
conjunta y armónica toda la prueba producida y con arreglo a
la sana crítica, obligatoriedad que también se revalida en el
numeral 2 de la regla Cuarta del Artículo 338 del mismo
cuerpo legal. Este sistema de valoración, que implementa la
reforma procesal penal, le permite al sentenciador cierta
libertad en su estimación de pruebas que determinen su
convencimiento, pero siempre respetando las normas de la
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lógica, la psicología y la experiencia común que informan la
Sana Critica. Resulta, que la sentencia que hoy se cuestiona
por esta vía impugnativa, contiene un vicio grave que atenta
con las reglas de la sana crítica a observarse en la
valoración de la prueba, y que se convierte, en consecuencia,
en la violación de los Artículos mencionados. En el presente
proceso con la finalidad de acreditar los hechos se
desarrollaron, como prueba de cargo las siguientes: las
declaraciones de: S. D., Clérigo denunciante, G. S., hermana
del occiso, M. D. S., madre del ofendido, J. V. H., padrastro
del occiso, G. S., tío del occiso y cantonal de la comunidad,
quien práctica el procedimiento de reconocimiento del
cadáver, M. S., vecino de la madre del occiso y quien también
participa en el procedimiento de Reconocimiento de Cadáver;
S. V. M., Agente de Investigación, Testigo Protegido TSS-(1)-
110-2008; también se allegaron el Dictamen de la Exhumación
practicada a la víctima; el Reconocimiento del Cadáver,
Dictamen del Análisis de ADN, Peritaje empírico en el
Reconocimiento del Cadáver, Inspecciones Judicial y Policial
al lugar de los hechos, la Denuncia al COFADEH y
Certificación de la Sentencia emitida por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos respecto al presente
asunto. En el presente caso son tres los medios de prueba que
proporcionan información obtenida por contacto directo con
los hechos enjuiciados, una de ellas la constituye la
declaración de la señora M. D. S., quien era madre del occiso
y realiza su narración partiendo desde un día antes al hecho
enjuiciado, ella sostiene que un día antes de la muerte de su
hijo, elementos militares, quienes se identificaron, llegaron
en horas de la noche a su casa de habitación, donde se
encontraba su hijo, quien andaba de visitas en procura de
arreglar los documentos de identificación, ya que vivía en El
Salvador, y procedieron a aprehenderlo limitándose a señalar
que era por una denuncia, sin precisar su contenido,
llevándoselo del lugar hacia el punto militar de
Colomoncagua, refiere que su esposo se fue con los elementos
militares, agrega que al día siguiente lo dejaron en libertad
y el occiso llegó de nuevo a su casa. La noche de ese día en
que fue liberado su hijo, 11 de julio de 1992, en horas de la
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noche llegaron un grupo de personas enmascarados, quienes
golpeaban la puerta y ante la renuencia a abrir empezaron a
quitar las tejas para ingresar, por lo que su hijo, J. H. S.,
indicó que abrieran la puerta, señala que ella la abrió, ante
lo cual los agresores entraron, mismos que fueron violentos
en el trato con todos, relata que a su hijo lo amarraron y se
lo llevaron, advierte que no permitió que su esposo en esta
ocasión los acompañara, siendo entre las nueve y diez de la
noche, señala que acusaban a su hijo de ladrón, alude que
entre las personas del grupo reconoció, por la voz, a los
imputados C. S. (quien les insultaba) y P. H.. Advierte que
después de este suceso la actitud de los señores C. S. y P.
H. fue de odio hacía los parientes del occiso; apunta que la
ropa que vestía su hijo esa noche era un pantalón como plomo
y una camisa negra a rayas, ella recuerda que en aquellos
días había andado un ladrón por la comunidad y los agresores
creían que era su hijo, precisa que entre las víctimas de
aquel ladrón se contaban a los señores C. S. y R. C.. Esta
declaración fue descartada por el Sentenciador para la
conformación de la certeza de la versión de cargo,
básicamente por tres aspectos, primero, por que se establece
por el Juzgador que no es inverosímil creer que a la testigo
se le haya hecho posible la identificación de las voces de C.
S. y P. H. A., puesto que la deponente inicialmente indicó
que le pareció haber escuchado esas voces, duda inicial que
no permite certeza a los Juzgadores. Con este razonamiento el
Tribunal de Sentencia ha incurrido en una vulneración a las
Reglas de la Sana Critica, específicamente a las Máximas de
la Experiencia y además a la Ley de la Derivación, pasamos a
explicarlo. Las máximas de la experiencia nos informan que es
posible reconocer a una persona por la voz, a todos, aun los
niños, pueden identificar a una persona por la voz de esta,
cualquier aseveración contraria es, indiscutiblemente, una
trasgresión a la experiencia humana, por lo que el
Sentenciador, al sostener la imposibilidad de un
reconocimiento por la voz ha configurado una vulneración a
las máximas de la experiencia. Como repercusión de lo
anterior se entiende la inobservancia a la Ley de la
Derivación, ya que el Tribunal de Sentencia, tomando como
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excusa la imposibilidad de reconocimiento de la voz, no logró
extraer de la prueba la información que ésta le brindaba,
conformando la vulneración que denunciamos. En cuanto a la
crítica que se le realiza a la credibilidad del dicho
(respecto al reconocimiento de las voces), debemos de indicar
que efectivamente la deponente no le informó a su esposo y
también testigo, J. V. H., haber reconocido las voces de los
imputados, pero tal extremo no justifica el privar de
credibilidad a los dichos de la deponente. Al momento de los
hechos la testigo pudo haberse reservado la información, bien
por la emoción del momento o simplemente por creer que todos
los presentes habían logrado el mismo reconocimiento de
voces, véase que la situación no parecía tan critica como
resultó ser, no habían elementos suficientes para que ella
creyese que su hijo perdería la vida, es una vez que se ha
dado el resultado que, es lógico, ella se dedica a
intercambiar información y es por esa razón que hasta después
de sucedido el hecho que ella manifiesta lo que percibió en
aquella ocasión. Por otro lado, debemos de recordar, que uno
de los imputados ha formado parte de cuerpos militares, así
que es comprensible que se determinase, por parte de la
testigo, que se trata de un procedimiento similar al que
recién habían vivido, que su hijo sería llevado a un punto
militar donde después de algún procedimiento se le dejaría en
libertad y éste regresaría a la casa, razonamiento
suficientemente consistente para motivar la petición a su
marido de que no acompañase al grupo. Recordemos que el día
que en ese momento terminaba, había sido invertido por el
marido de la testigo y padrastro del ofendido, en atención a
la detención de la que había sido objeto éste previamente, lo
que indiscutiblemente generaba la desatención de todas su
labores, es así como el evento de la segunda aprehensión, que
repetimos no parecía tan grave, debería de ser atendido al
día siguiente, mientras el padrastro realizaba venta de sus
productos. Respecto a la aseveración que la testigo hiciese,
de que las voces le fueron parecidas a la de los imputados,
no es una situación que pueda determinar su incredibilidad, y
es que la forma de hablar de las personas puede darle
connotaciones de certeza a palabras que, gramaticalmente, no
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generan esa certeza, por eso es importante la aseveración que
la testigo realiza posteriormente, donde ya con mayor firmeza
asevera que las voces que escuchó eran la de los imputados,
es decir, cualquier mal entendido lo aclaró después, y ese
después es dentro del mismo acto de declaración; eso no puede
desvirtuar la credibilidad del testigo, hacerlo así es
atentar contra las Máximas de la Experiencia que informa que
existe la posibilidad de comisión de un malentendido al
momento de la comunicación pero que desplegados los
mecanismos de rectificación ese mal entendido es aclarado,
entender el mal entendido como descrédito es privar a la
deponente de un derecho que todos tenemos: poder corregir, y
dado que la corrección es en el mismo acto, su dicho nunca
pierde el revestimiento de credibilidad. Algo a resaltar es
el, señalamiento que la declarante hace respecto a que la
actitud en el trato vecinal que los imputados tenían con
ellos, después de evento enjuiciado, se volvió áspero,
situación que bien se podría justificar como una reacción
ante los señalamientos de responsabilidad que se les hacía o
bien como un mecanismo de defensa provocada por el
sentimiento de culpabilidad, nos inclinamos por esta última
en tanto que no existe acción alguna con la intención de
aclarar la situación o reclamo por las aseveraciones, que
sería la reacción del inocente, extremo que al no ser
apreciado debidamente por el Sentenciador genera un doble
vulneración a las Reglas de la Sana Critica, en primer
término el de derivación, dado que, el Tribunal no logra usar
la información brindada por la declaración para formular su
conclusión y en segundo lugar, las Principios Básicos de la
Psicología, en tanto que la jurisdicción no logra comprender
que la actitud de los procesados dejan en evidencia su
culpabilidad yeso se constituye en un indicio más que
determina la responsabilidad de éstos. Recordemos que el
señor C. S. es una persona con formación militar, que como
tal, está instruido en la confrontación de los problemas, de
tal suerte que en el caso en estudio, la acción esperada era,
en el caso de ser inocente, el reclamar por las acusaciones o
generar cualquier aclaración, lo que no sucedió, ¿Cuál sería
la actitud de culpabilidad? Otra característica militar es la
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disciplina con la que rigen sus actividades, eso los programa
hasta para mantener el silencio en casos extremos, recordemos
que en la época de mayor tensión en Honduras, en la
denominada Guerra Fría, se actuaba bajo un marco ideológico
(máxima de la experiencia), y dentro de ese marco no era
concebible la eliminación de aquellas personas que no se
exhibieran como enemigas del sistema, por mucho parentesco
que estos tuvieran con alguien que si cayese en esa
categoría, bajo esa limitante los ejecutores sólo podían
actuar con hostilidad en el trato contra aquellas personas
que se vislumbraban como posibles denunciantes, mientras no
los visualizaran como verdaderos obstáculos en la estabilidad
del sistema que se defiende. Los extremos de la declaración
de la señora M. D. S. se ven confirmados por distintos medios
de prueba, una de ellas es la declaración de la hija de la
deponente, la señora G. S., hermana del occiso e hija de la
señora M. D., quien indica que su madre le refirió que había
reconocido las voces de los señores C. S. y P. H. A.,
recordemos que cuando ellas se encuentran es después del
hecho enjuiciado, por lo que al narrarle el asunto la señora
M. D. si entró en detalles y le contó el reconocimiento que
hiciese de las voces, narración que en principio no era
necesario con aquellos que habían estado con ella en la
escena, por lo que si bien la declaración de G. no brinda
información directa del asunto, sus dichos recubren de
credibilidad le manifestado por su madre. Por otro lado,
contamos con la declaración de los señores G. S. y M. S.,
quienes son los que realizan la actividad de reconocimiento
del cadáver y describen, al igual que el Médico que realiza
la exhumación, las ropas que portaba el occiso, las cuales a
pesar de las condiciones en las que se encontró el cadáver en
el reconocimiento y el paso del tiempo en la exhumación,
indudablemente son las mismas, situación que también le
ofrenda credibilidad a la deposición de la señora M. D..
Sobre la identificación del cadáver, como el perteneciente a
la humanidad de J. H. S., es menester señalar que el mismo se
encuentra plenamente identificado, lo declaran así las
personas que reconocen el mismo, los indicios que determinan
que se trata de la misma ropa y aún la prueba directa
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proveniente de la declaración de una persona (el testigo
protegido) que dice que aquel cadáver se trata de J. H. S.;
sobre los documentos procesados a raíz del reconocimiento del
cadáver debemos indicar, que los mismos con frecuencia eran
elaboraciones posteriores a la práctica de la diligencia
judicial, es decir, los documentos que contenían la
información de las referidas diligencias eran fabricados en
la comodidad de la oficina y posteriormente era firmadas, y
la mayoría de veces hasta sin leerlo, lo que posibilitaba la
presencia de un error, una de las cosas que ha motivado ese
cambio en el sistema, de la escritura a la oralidad.
Evidentemente la oralidad permite la corrección de errores
como los contenidos en los documentos referidos, cuántas
veces ha sucedido en los juicios orales de los que ahora
disponemos ese tipo de correcciones y no por ello se descarta
el contenido de la información, lo que realmente vale es lo
declarado ante el Tribunal, máxime cuando el dicho es
confirmado por otros medios de prueba, en el extremo
especifico que discutimos con la declaración del testigo
protegido; por otro lado, no existe el mínimo asomo de alguna
circunstancia que nos haga presumir una intención de los
testigos de faltar a la verdad. Acerca del resultado
infructuoso del examen genético, lo cierto es que el mismo
simplemente señala la imposibilidad de realizarlo, nunca dice
que el cadáver no pertenezca a J. H. S., así que es
imposible, a partir de la información allegada al proceso,
mediante los medios de prueba y con respecto a la
identificación del cadáver, sostener que existe duda respecto
a esa identificación, dicha aseveración violenta la Ley de la
Identidad que informa a la Lógica, por lo que también se
denuncia dicha infracción. Otra prueba que se acompaño al
proceso, es el testimonio del señor J. V. H., quien era
padrastro del occiso, y también se encontraba en la casa
donde aprehendieron en las dos ocasiones al ofendido, su
narración de los hechos ratifica en gran medida lo informado
por la madre de la víctima, las diferencias radican en el
hecho de que este testigo no logra reconocer las voces de los
agresores de aquella noche, pero eso no constituye una
contradicción y en ningún momento puede desvirtuar el
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reconocimiento por voz que lograra efectuar la madre del
ofendido. Un elemento a resaltar en esta deposición, es la
intimidación de la que es objeto por parte de elementos
militares que pretenden conseguir de él, una exculpación en
la participación en los hechos por cualquier elemento
militar. Es sabido que las instituciones de origen militar o
policial del Estado utilizan, en el ejercicio de sus
funciones, varios mecanismos de inteligencia, entre ellos el
empleo de "civiles" que canalicen información que por esa
condición de civiles se le hace más fácil obtener y hasta
llegan al extremo de involucrarlos en operaciones, es lógico
que la selección del civil es determinada por la afinidad que
este tenga con la ideología que se defienda o con la
institución, y en la medida de lo posible las instituciones
harán los esfuerzos necesario para evitar la exposición de
esos civiles, pero si ese esfuerzo compromete a la
institución, hasta pueden ser usados de elementos
sacrificables que satisfagan la exigencia de justicia, y no
estamos diciendo que son inocentes, sino por el contrario, su
vinculación al hecho los hace el instrumento ideal para dar
por cerrada satisfactoriamente toda investigación. En el
presente asunto, se puede expresar, de manera objetiva, que
por lo menos uno de los imputados tenía afinidad con el
cuerpo militar en aquel momento, por lo que el razonamiento
expuesto por el Juzgador, en el sentido de que la persecución
penal de los imputados debe ser orientada a militares,
constituye un razonamiento que vulnera las Reglas de la Sana
Crítica en dos vías, el Principio de Derivación, en tanto que
el Juzgador no logra extraer, de la prueba allegada al juicio
(específicamente las constancias presentadas por la Defensa),
la información de que uno de los imputados (C. S.) había sido
un elemento de las Fuerzas Armadas y que se identificaba tan
plenamente con ellas que todavía usaba sus uniformes, y por
otro lado, que la experiencia nos dice que, por lo menos en
aquel momento histórico, nadie se atrevía a usar uniformes
militares. Además, el mismo testigo nos describe que la
ocasión en la que los militares lo abordaron con la finalidad
de que exculpara a todo cuerpo castrense de lo sucedido a su
hijastro, y llegaron a traerlo en helicóptero, ahí se
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encontraban los imputados, C. S. y P. H., información que no
es extraída por el Juzgador para elaborar su razonamiento,
incurriendo en otra violación al Principio de Derivación y
que a la vez ratifica la vulneración a las Máximas de la
Experiencia antes referida. El Tribunal Sentenciador, en el
ejercicio intelectivo de valoración que hiciese respecto a
esta prueba, concluye que el testimonio brindado por el señor
V. H. estructura una base probatoria que no involucra a los
procesados, lo cierto es que tampoco los exculpa y dado a que
no puede establecerse que exista un contradicción entre este
deponente y la testigo M. D., no se puede tampoco expresar
que le resta credibilidad a ésta, es por esta razón que el
razonamiento judicial estructura una violación al Principio
de Tercero Excluido, en tanto que el testimonio de V. H. no
informa las premisas necesarias para que pueda concluir las
exculpación de los acusados. La otra prueba que desfiló en el
proceso fue la declaración del Testigo Protegido denominado
TSS(1)-110-2008, quien señaló haber tenido participación en
los hechos enjuiciados, refiere que fue solicitado por el
señor Alfredo Ramos para atender un asunto sobre los daños
que estaban provocando unos animales y que al llegar al sitio
de reunión, una finca, encontró a varios cubiertos sus
rostros con tile, refiere que el auxiliar de la comunidad
(véase las estructuras de control social que se involucran en
el asunto), que se encontraba en el lugar, le recriminó al
señor Ramos porque se había hecho acompañar por el deponente,
refiere que le dieron una cuerda y que se fueron a la casa
donde estaba el ahora occiso, J. H. S., refiere que estando
en el lugar las personas dentro de la vivienda no querían
abrir la puerta, pero ante las amenazas la abrieron, dice que
abrió J. H., y que estando éste en una cama él se encargó de
atarlo, ante las ordenes del grupo, lo trasladaron al río
donde lo amarraron a una piedra y el señor A. H. le disparó y
tiraron el cadáver al río, alude que el grupo andaba solo
armas calibre 22 y que se vestían con camisas moteadas, narra
que P. H. ordenó que le quitaran la camisa al occiso y le
amarró un palo, que la familia que habitaba la casa encendió
una luz pero que la apagaron, alude que al señor V. H. lo
pusieron boca abajo. Es evidente que la situación de éste
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testigo no es cómoda y la protección del mismo, no constituye
sino un mecanismo para darle algo de comodidad, ya que
definitivamente no le da protección, y es así, en tanto que
los procesados no pueden haber olvidado quien les acompañaba
aquella noche, esto podría interpretarse como un mecanismo
para evitar que se reconozca a aquella persona que quiere
perjudicar a los encausados, extremo que sugerimos sea
descartado, dado que de ser así se hubiese confeccionado una
declaración que no permitiera ambigüedades que le hiciesen
parecer contradictorias, son esas mismas falencias la mayor
virtud de la declaración en cuanto a su credibilidad, no
puede razonablemente creerse que se trate de una persona con
el ánimo de perjudicar a los procesados. Según la
declaración, el testigo constituye un participante forzado, o
por lo menos circunstancial, en el hecho, es posible que su
accionar haya sido ejecutado bajo un alto nivel de estrés
emocional, lo que permitiría la casi nula retención de
detalles y aun más cuando ha transcurrido tantos años desde
el momento del suceso, lo que permite entender, como una
Máxima de la Experiencia y aún más como un Principio Básico y
de Dominio Común de la Psicología, la posibilidad de cometer
imprecisiones en la narración. Con esta declaración se
confirman los dichos de la señora M. D. S., por lo menos en
la esencia de los mismos, es decir, que se extrajo al occiso
violentamente de la casa de aquella y que los imputados eran
personas que estuvieron en el lugar del hecho. La crítica
judicial a la deposición del Testigo Protegido, se centra en
que los agresores no estaban enmascarados, sino que se habían
entilado la cara, al respecto sólo debemos recordar, que las
personas dentro de la vivienda de donde extrajeron al occiso,
no tuvieron la oportunidad de ver bien a los agresores, ya
que no se le permitió hacer uso de luz alguna, lo cual no
desvirtúa las apreciaciones, mismas que no están basadas en
una percepción visual de los procesados, sino en un
reconocimiento auditivo, es decir, en ningún momento se pone
en riesgo ese reconocimiento sobre el hecho de estar
enmascarados o no, es lógico y por consiguiente comprensible
que cualquier rostro entilado, en la espesura de una
oscuridad esporádicamente rasgada por los movimientos de la
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luz de un foco, pueda confundirse con un rostro enmascarado,
usar este extremo como argumento para desvirtuar la
declaración de la señora M. D. no es más que una vulneración
a las Máximas de la Experiencia, la cual denunciamos. Otro
aspecto que se le cuestiona a los dichos del Testigo
Protegido, es la aseveración que este hace de que el occiso
abre la puerta, cuando los deponentes dentro de la casa dice
que fue otra persona, nos limitamos a recordar que fue el
ofendido quien dijo que se abriese la puerta, extremo que
justifica la afirmación de que la puerta la abrió el occiso
(en otras palabras: por orden del occiso) y que además es
aclarado cuando el Testigo Protegido señala que el ofendido
estaba en la cama cuando lo tomaron, es imposible las dos
cosas: abrir la puerta y estar en la cama, indiscutiblemente
los agresores entraron intempestivamente y no le iban a dar
oportunidad a la persona que abriese la puerta de volver a su
cama, es más es contrario a la experiencia, creer esto, que
alguien que está siendo sometido a tal violencia, después de
ser obligado a abrir una puerta posteriormente busque su
cama, usar esta creencia como argumento de descrédito
constituye una infracción más a las Máximas de la
Experiencia. Se ve entonces como las dos declaraciones, la de
M. D. y el Testigo Protegido, en realidad se complementan y
no se contradicen, como erróneamente lo aprecia el
Sentenciador, constituyéndose así otra infracción a las
Reglas de la Sana Critica. También se estableció, en el
razonamiento jurisdiccional, que existe una contradicción
cuando el Testigo Protegido dice que los habitantes de la
vivienda encendieron una luz, mientras que dichos habitantes
al declarar dicen no habérseles dejado encender luz alguna,
observemos que las declaraciones no se contraponen, al
contrario, se confirman, el Testigo Protegido dice que ellos
intentaron hacer luz pero que se les apagó por parte de los
agresores, mientras que los habitantes de la vivienda dicen
que no se les dejó hacer luz, es decir lo intentaron y no se
les permitió, no hay contradicción, se confirman. He aquí, de
nuevo otra infracción al Principio de Derivación, el
Sentenciador no pudo informarse debidamente del contenido que
le ofrecía la prueba. Nadie en el apuro de una noche pediría
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permiso para encender una luz, toma lo que necesita para
hacerlo y lo hace, eso pasó en aquella casa y es lógico que
ante ese intento se les apagó la luz por lo agresores; es
decir, que: encendió una luz y se le apagó, es lo mismo que
decir: no me dejaron encender una luz, no es contradictorio,
son dos formas de decir lo mismo. Sobre el desentejado del
techo y sobre la afirmación de que el grupo agresor se
presentó como tropas Salvadoreñas, son elementos, el primero
que pudo haber sido omitido por el Testigo Protegido, lo cual
no desvirtúa toda la gama de coincidencia en el resto de
elementos, mientras que el segundo es algo que se pudo haber
dicho por alguien y que únicamente lo haya escuchado el
Testigo Protegido por su cercanía y no el resto, recordemos
que la escena es violenta, seguro todos trataban de hablar,
bien para preguntar o bien para intimidar, o también pudo
haber sido una de las primeras cosas que se dijeran y los
habitantes de aquella casa al estar dormidos no hayan logrado
precisar lo que se decía. En cuanto al calibre de las armas,
se debe de resaltar que el Testigo Protegido, al igual que
los habitantes de la casa, no son especialista en armas y
puede fácilmente equivocarse o creer que se trata de un
calibre diferente al que se trata, exigirles un conocimiento
es ese sentido constituye un exceso que vulnera las Reglas de
la Sana Crítica, específicamente la Experiencia Común, no
todos conocen de armas. Sobre la ubicación del disparo en el
cuerpo, que difiere con lo señalado por el Dictamen Médico
correspondiente, debe recordarse, que al momento del hecho
era de noche, la percepción puede ser distorsionada, por la
oscuridad y además por la distancia, que pudo haber
participado en atarlo una vez muerto, no lo sabemos, pero en
todo caso, la sangre con frecuencia y aunado por la oscuridad
y el cabello, no permite determinar con precisión la
ubicación de una herida. Por lo anterior nos atrevemos a
sostener, que toda esta actividad probatoria de cargo no fue
debidamente valorada, porque de haber sido así se hubiese
condenado a los imputados por el delito de Asesinato, el
sentenciador, al no lograr extraer esta información de esas
pruebas, incurrió en una infracción a las Reglas de la Sana
Critica. Por haberse producido el vicio in procedendo
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denunciado en el presente motivo, en el acto mismo de
sentenciar, no ha podido efectuarse reclamación alguna para
la subsanación del vicio”.- IV.- DE LA PROCEDENCIA DEL
RECURSO DE CASACION POR QUEBRANTAMIENTO DE LA FORMA
PROCESAL.- El juicio penal debe su legalidad al respeto de
las formalidades establecidas en la ley, para que el proceso
pueda desembocar en una sentencia valida, pero además a las
formalidades exigidas en la redacción de la sentencia misma;
Es mediante el respeto de estas formalidades que se asegura
el derecho de las partes litigantes y la rectitud del
juicio.- Las normas de derecho procesal instituyen un
conjunto de reglas a las que el órgano juzgador debe de
subordinar su actividad, es pues éste el destinatario de
dichas normas, las que le imponen un modo de actuación y
regulan su conducta en el proceso.- El Recurso de Casación
por Quebrantamiento de las Formas Procesales tiene la tarea
de comprobar la observancia o inobservancia de las formas
procesales debidas, fijadas en la ley. El Censor denuncia que
el Tribunal de Sentencia, inobservo la sana critica en la
valoración de diferentes medios de prueba, a saber: a).-
Declaración testifical de la Señora M. D. S., cuya valoración
provoco violación a las máximas de la experiencia al no
reconocer el sentenciador que la testigo si pudo haber
identificado a los autores del hecho a partir de sus voces,
cuando éstos llegaron a su casa, además por haber descartado
este hecho en virtud de que la testigo en un primer momento
refirió que tales voces eran parecidas a las personas
imputadas sin considerar que la testigo indico
posteriormente, en la misma declaración, que las voces
escuchadas eran de los acusados, y; Violación a las reglas de
la psicología, al no apreciar, a través de este testimonio,
el comportamiento de los acusados después de los hechos, lo
que denotaba su culpabilidad.- Además el Sentenciador no
estableció que la declaración de la testigo se relacionan con
otros medios de prueba, como ser la declaración de los
Señores G. S., G. S. y M. S., lo que le da mayor
credibilidad; b).- Dictamen Pericial Genético, cuya
valoración provoco violación al principio lógico de
identidad, por cuanto el Tribunal de Sentencia señalo a
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15
partir de este medio de prueba, que el cuerpo encontrado en
la fosa a orillas del Rio Negro en fecha 25 de agosto del año
2004, no pertenece al Señor J. H. S., entretanto el dictamen
refiere que no es posible afirmar o negar éste hecho por lo
infructuoso que fue el análisis; Indica el Censor que, a
partir de los medios de prueba allegados al proceso, es
imposible no afirmar que el cuerpo encontrado no sea de el de
la victima; c).- Declaración del Señor J. J. V. H., valorada
con violación al principio lógico de tercero excluido, al
señalar que su declaración es contradictoria con la rendida
por la Señora M. D. S., pero, por el contrario, estas dos
declaraciones se complementan una con la otra; d).-
Declaración del TESTIGO PROTEGIDO TSS(1)-110-2008, la cual al
ser valorada se inobservo las reglas de la psicología por
cuanto el Tribunal indico que el mismo había incurrido en
muchas contradicciones sin evaluar que la memoria se ve
afectada por el paso del tiempo; también inobservo las
máximas de la experiencia al afirmar que existe una
contradicción cuando el testigo señala que Señor J. H. S.,
abrió la puerta de la casa el día de los hechos y a la vez se
encontraba acostado en su casa, sin considerar que lo que
quiso decir el testigo es que la puerta fue abierta porque
así lo dispuso el Señor S., quien se encontraba en su cama
acostado, ergo no se puede pretender que la victima abriera
la puerta y que se le permitiera por sus agresores volver a
recostarse en la cama; Violación a las máximas de la
experiencia, al indicar los juzgadores que el calibre de las
armas indicado por el testigo no concuerda con el descrito
por las habitantes de la casa, sin considerar que ninguna de
estas personas son expertas en armas de fuego; Violación del
Principio Lógico de Derivación, cuando aprecia el tribunal
contradicción indicando que los habitantes de la casa dicen
no haber logrado “encender una luz”, mientras que el testigo
protegido señala que los agresores les “apagaron la luz”,
cuando lo que debió haber concluido es que los habitantes de
la casa intentaron “hacer luz”, pero se les apago por los
agresores; y e).- La conclusión del Tribunal respecto a la
valoración de los medios de prueba, cuando indica que la
investigación de los posibles responsables de la muerte del
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16
Señor J. H. S., debe de ser orientada a elementos de las
Fuerzas Armadas de Honduras y no a los acusados que son
civiles, ello es una violación a las máximas de la
experiencia y al principio lógico de derivación,
desconociendo también que C. S. había sido anteriormente
miembro del ejército como lo demuestran las constancias
presentadas por la defensa y al no considerar que el testigo
J. J. V., señala que los acusados C. S. Y P. H., se
encontraban presentes al momento en que lo fueron a traer
elementos del ejército para exigir que los exculpara de la
muerte de su hijastro. IV.I.-Teoría sobre las Reglas de la
Sana Critica: El artículo 362 No. 3) del Código Procesal
Penal prevé que “el recurso por quebrantamiento de forma,
podrá interponerse cuando la sentencia recurrida adolezca de
los vicios siguientes….3) Que... en la valoración de la
prueba no se observaron las reglas de la sana crítica.”. Al
respecto se ha señalado que “… La sentencia debe contener una
relación clara, precisa y circunstanciada de los hechos
acreditados, que se conoce como fundamentación fáctica, sobre
la cual se realiza el ejercicio valorativo. Este cuadro
fáctico se sustenta en un acervo probatorio, que se plasma en
lo que se conoce como fundamentación probatoria, dividida en
descriptiva e intelectiva. La primera implica para el
Tribunal, señalar en lo resuelto los medios probatorios
recibidos en el debate para efectos de controlar el valor de
la prueba por las reglas del correcto entendimiento humano,
describir su contenido, es decir, el elemento probatorio.
Luego de esa fundamentación probatoria descriptiva, el
Tribunal debe decidir en sentencia la apreciación de los
medios y elementos de prueba, o sea, la fundamentación
intelectiva…”. (Fallo 194-2009 de fecha 30 de Noviembre del
2001 y 297-09 de fecha 30 de Noviembre del 2011, también en
ese sentido el fallo 360-09 de fecha 20 de Octubre del 2011 y
385-09 de fecha 05 de Abril del 2011).- En el apartado de la
valoración intelectiva el Juzgador debe valorar la prueba,
conforme al sistema que establece la ley procesal penal.
Históricamente han existido tres sistemas de valoración de la
Prueba: Intima Convicción (Propio del Sistema de Juzgamiento
por Jurados), Prueba Legal o Tasada (en donde la ley
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establecía de manera previa el valor que debe de darle el
Juzgador a la prueba que se encontrase en ciertas
circunstancias) y la sana critica; Es éste ultimo el que debe
de observar el Juzgador Penal Hondureño, conforme lo ordena
el artículo 202 del Código Procesal Penal. Además se ha
indicado que anteriormente que “…en el sistema de sana
crítica racional, que implementa nuestro sistema procesal
penal, en cuanto a la valoración de la prueba, impera la
plena libertad de convencimiento de los jueces, pero
exigiéndoseles que las conclusiones a las que arriben sean el
fruto razonado de las pruebas en que se apoyen. En este
sistema el juzgador no tiene reglas legales que le
establezcan el valor que debe consignarle a cada prueba, pero
esa libertad tiene límites: las normas que gobiernan la
corrección del pensamiento humano. En la sana crítica
racional, el juzgador logra sus conclusiones sobre los hechos
de la causa valorando la eficacia conviccional de cada prueba
con total libertad, pero respetando al hacerlo, los
principios de la recta razón, es decir, las normas de la
lógica, la psicología y la experiencia común…”. - Fallo 125-
2010, de fecha 30 de Noviembre del 2011-; De este modo “… las
reglas de la sana critica aseguran que el juzgador no arribe
a juicios de valor en forma arbitraria, subjetiva o
antojadiza…”. –Fallo Sala Penal 88-09 de fecha 20 de Octubre
del 2011-. Partiendo de la Doctrina Legal sentada por esta
Sala Penal en los fallos 194-2009 de fecha 30 de Noviembre
del 2001, 297-09 de fecha 30 de Noviembre del 2011, 242-09 de
fecha 02 de Noviembre del 2011 y 125-2010 de fecha 30 de
Noviembre del 2011, se ha señalado que componen la Sana
Critica: 1)- Reglas de la Experiencia Común: Se refieren
juicios o valoraciones que el hombre común posee y por ende
el Juzgador, sin relación alguna con el caso concreto que se
Juzga, y que se adquieren a partir de experiencias
reiterativas en el vivir y que por éste hecho son compartidas
con las demás personas, aun cuando no formen parte de su
mismo grupo social. Nos referimos a los fenómenos de la
naturaleza cuyo conocimiento se adquiere mediante la
observación y reflexión, siendo el antónimo de éstos los
conocimientos especializados ganados a través del estudio
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científico que realizan solo un grupo determinados de
personas y que por lo tanto no tienen el carácter de común.
Como consecuencia de lo anterior el conocimiento privado del
Juzgador no es permitido en la valoración de la prueba al no
tener el carácter de común y por no poder ser objeto de
control de las partes mediante el debido contradictorio. El
Juzgador deberá de analizar los medios de prueba, partiendo
de la experiencia de vida que comparte con el resto de los
individuos, ergo vulneraría las reglas de la experiencia
común cuando desarrolle razonamientos que revelen ignorancia
pura y simple acerca de un fenómeno natural. Las reglas de la
Experiencia Común se basan en la probabilidad, es decir al
momento en que el Juzgador valora un hecho, considerara el
acontecer que por lo común se da respecto a ese hecho en
particular, pudiendo encontrarse en situaciones
extraordinarias en donde el hecho vaya en contra de la
experiencia común, debiendo razonar en estos casos él porque
lo considera así. 2)- Las reglas de la Psicología: Están
referidas, no a las normas elaboradas por la ciencia
conjetural de la psicología, sino al conocimiento adquirido
respecto del comportamiento humano como consecuencia de la
convivencia que desarrolla la persona como ser social, a
través de procesos sensibles e intelectuales, que permiten
hacer una valoración de aquel. Las reglas de la Psicología se
basa en la interpretación del comportamiento humano, a través
del método deductivo. Para la correcta aplicación de estas
reglas y siendo que parten no solo del comportamiento de un
individuo frente a un fenómeno natural, sino también del
comportamiento del individuo en relación al grupo social, se
requiere que el Juzgador sea parte de dicho grupo social, a
efecto de que interiorice sus valores, creencias y
sentimientos. Al igual que la Experiencia Común, las reglas
de la Psicología se basan en la probabilidad a partir del
común comportamiento y su significado. 3)- Las Reglas de la
Lógica: La Lógica es el razonamiento coherente (concordancia
entre los elementos) y derivado (necesidad de una razón y
justificación adecuada para pretender ser estatuto de verdad)
que permite la inteligencia humana (habilidad para la
resolución de problemas) y cuya observancia es de carácter
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obligatoria para el juzgador al momento de motivar los autos
y sentencias. Las leyes de la Lógica informan sobre leyes
universales, a saber: La Coherencia: Manda que la
fundamentación de la sentencia contenga afirmaciones,
deducciones y conclusiones que guarden la debida correlación
y concordancia entre sí.- La coherencia en su valoración
negativa exige descartar fundamentos contradictorios, siendo
tales aquellos que al confrontarse entre sí se anulen
mutuamente; De la Ley de la Coherencia se desprenden los
principios de identidad, contradicción y de tercer excluido:
El Principio de identidad: Una proposición solo puede ser esa
proposición y no otra. Trasladado a la valoración de la
prueba en sentencia, la conclusión "X" solo puede ser "X",
sin que pueda al mismo tiempo ser “Y”. El principio de
contradicción: Las proposiciones “A” es igual que “B”, y “A”
no es igual de “B”, se concluye que ambas no pueden ser
verdaderas, por cuanto solo una de ellas lo será. En
valoración de prueba un hecho, una persona o una cosa no
puede ser y no ser al mismo tiempo, ya que solamente una de
las dos afirmaciones es verdadera. El principio de Tercero
Excluido: Dos proposiciones que se niegan entre sí una es
necesariamente falsa; al contrario sensu, la otra
necesariamente es verdadera. La Derivación: De este se extrae
el Principio de Razón Suficiente, por el cual el iter lógico
seguido en la valoración de las pruebas debe sustentarse en
inferencias razonables y de la sucesión de conclusiones que
por ellas se vayan formando; Exige que el razonamiento deba
derivar de elementos auténticos y suficientes para producir
razonablemente un convencimiento cierto del suceso que se
juzga. IV.II.- Teoría sobre la Valoración del medio de Prueba
Testifical.- La valoración del medio de prueba testifical, es
uno de las tareas más complejas dentro del proceso penal,
debido a que el Tribunal de Sentencia tiene que establecer si
lo dicho por una persona –a la cual no conoce y solo ha
entrevistado una sola vez-, es cierto o falso, para ello el
juzgador, al momento de la valoración de los medios de prueba
testifical, deberá de considerar: Información Condicional: Es
el conjunto de condiciones en que se encontraba el testigo al
momento de adquirir la información que se reproduce en
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juicio, tal como: edad, sexo, condiciones de percepción
físicas (capacidad ocular, auditiva, olfativa, táctil y
gustativa), así como las condiciones anímicas (ira, alegría,
preocupación, miedo, sueño, embriaguez, etc.); 1)Coherencia
intrasujeto e intersujeto: La información proporcionada por
un mismo testigo deberá mantener un cierto grado de
consistencia interna a lo largo de la declaración y además
debe de coincidir en su sustancia con la información
proporcionada con la demás prueba reproducida en juicio; y
Persistencia del Relato: Cuando el testigo ha declarado en
varias ocasiones, en cada una de ellas se deberá hacer una
identificación o relatar un hecho, en una misma dirección,
sin que ello implique que dichas declaraciones sean exactas
una a la otra, dado que pueden influenciar en ellas el
desgaste de la memoria como consecuencia del tiempo o la
inclusión involuntaria de información. Por ello el Código
Procesal Penal, en el artículo 311.6 establece la posibilidad
de hacer comparaciones de testimonios rendidos en forma
anterior al momento del debate, para el único efecto de
valorar la credibilidad del que se está rindiendo en esa
etapa del juicio. El estudio titulado “Evaluación Subjetiva
De La Exactitud De Las Declaraciones De Los Testigos: La
Credibilidad”, cuya autoría es de A. L. Y I. D. del
Departamento de Psicología Básica de la Universidad Autónoma
de Madrid, publicado en el Anuario de Psicología Jurídica, 3,
7-27 en 1993, se señala que son dos los elementos bases en la
evaluación del medio de prueba testifical y determinar si el
testigo miente o no, y en este último caso el grado de
fiabilidad del relato: 1) En la credibilidad del testigo: El
Juzgador estudia a la persona, establece si la misma tiene o
no interés directo o indirecto en el proceso como motivación
de sus dichos (Art.236 párrafo 2do. del CPP), sus cualidades
personales, nivel educativo, entre otros.- No existe una
fórmula única para poder determinar si el testigo miente o
no, ya que ello varia de persona a persona y dependiendo el
contexto, mas la obra citada nos da algunas sugerencias para
ser tomadas en cuenta, como ser: a).- Análisis de Contenido
No Verbal que “…incluyen aquellas conductas sintomáticas de
la ansiedad y la reticencia; es decir, conductas excesivas
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que exageran una respuesta normal de comunicador, conductas
marcadas por afecto negativo, conductas indicadoras de
vaguedad o incertidumbre, y respuestas incongruentes que
sugieren que la conducta externa está en contradicción con
los sentimientos actuales del testigo deshonesto…”; b).-
Análisis de contenido Verbal: Manifestadas en “…las dudas,
alusiones a procesos mentales, exageraciones, cantidad de
detalles, pausas, juicios o valoraciones, comentarios
personales, longitud de las declaraciones...”, etc.; y, 2) La
Credibilidad de la Declaración: Una vez que el Juzgador a
concluido que el testigo no miente, sino que relata lo que a
su parecer fueron los hechos presenciados, corresponde
entonces apreciar si el contenido de la declaración merece
credibilidad, ello se hace evaluando la información
condicional (antes descrita) y evaluando memoria dentro de la
cual se debe de distinguir entre las huellas de memoria de
origen externo (perceptivas) y las de origen interno
(imaginadas); La Obra citada señala “que las memorias basadas
en hechos reales son cualitativamente diferentes de las
basadas en fantasías o imaginaciones. Estas diferencias se
resumen en: a).- Los recuerdos de origen externo poseen más
atributos contextuales y sensoriales y más detalles
semánticos; b).- Los recuerdos de origen interno poseen más
información idiosincrática…”. Además debe de considerarse que
el paso del tiempo es uno de los factores principales para el
deterioro de la memoria. IV. III.- Criterio del Tribunal de
Casación Sobre el Caso Concreto: Para este Tribunal, el
Juzgador ha violentado las reglas de la sana critica en el
razonamiento desarrollado al momento de la valoración de los
medios de prueba: a).- Declaración testifical de la Señora M.
D. S., la cual fue descartada por el Sentenciador al
establecer que no fue posible haber reconocido las voces de
los acusados C. S. Y P. H., debido a que éstos no entraron a
la casa (F. 115 de la sentencia), sin hacer análisis y
valoración respecto a las condiciones de la casa, tales como
tamaño, materiales de construcción o que la puerta se mantuvo
abierta durante el suceso, lo que podría contribuir a que aun
estando afuera los Señores C. S. Y P. H., sus voces pudiesen
haber sido escuchadas en el interior de la vivienda,
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violentando así las máximas de la experiencia; Además
descarta el juzgador este testimonio debido a la
contradicción en que incurre con el testigo protegido TSS(1)
110-2009 en cuanto a que la primera señala que los agresores
andaban enmascarados y el segundo señala que andaban con
restos de carbón (tile) en sus rostros, mas no existe
evaluación por el juzgador respecto al tiempo transcurrido
entre los hechos y el momento del debate como factor de
corrupción de la memoria que no permita que ambas
declaraciones sean idénticas, tampoco evaluó el Juzgador que
ambas declaraciones son concordantes en que los agresores
estaban cubiertos con un mecanismo que impedía poder apreciar
sus rostros, ello constituye violación a las reglas de la
psicología; b).- En la valoración del dictamen Pericial
Genético practicado a la osamenta exhumada en fecha 25 de
agosto del año 2004, en la rivera del rio Grande, el Juzgador
estableció, como una de las razones por las cuales no se
podía afirmar que la misma pertenecía al Señor J. H. S., que
el dictamen indicaba que dichos restos databan de hace veinte
años (f. 120 de la Sentencia), entretanto los hechos
acaecieron hacía doce años, mas no considero el Juzgador las
correcciones hechas por la Perito L. P., al momento de su
participación en el debate, en especial cuando indica que en
las conclusiones del dictamen en lugar de “veinte años” debe
de leerse “diez años” (F. 91 del Acta del Debate), con ello
se dio paso a la violación del principio de derivación; c).-
Concluyo el Sentenciador que, por incurrir en contradicción,
demeritaba credibilidad el testigo S. D., al haber afirmado
que llego al siguiente día de los hechos a casa del Señor J.
J. V., haber seguido unas huellas y haber encontrado un
zapato, sin que esto hubiese sido igualmente relatado por los
demás testigos de cargo, violentando el juzgador de esta
forma el principio de derivación por cuanto la falta de
mención de un hecho por parte de un testigo no equivale a una
contradicción cuando no se le ha preguntado específicamente
sobre ese hecho a los otros testigos, ya que también deja
latente la posibilidad de que se trate de una simple omisión
de parte de los otros testigos, en especial por el tiempo
transcurrido entre el suceso y el relato; d).- Declaración
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del TESTIGO PROTEGIDO TSS(1)-110-2008, fue calificada de no
confiable por los juzgadores por haber identificado
contradicciones con los testigos J. J. V. Y M. D. S., en
cuanto a que persona abrió la puerta de la casa el día de los
hechos, en cuanto a si los agresores andaban enmascarados o
entilados, si los habitantes de la casa habían alumbrado
(hacer luz) o si no les habían permitido alumbrar, ello es
una violación al principio de derivación debido a que
Juzgador vincula estrictamente la exactitud con la confianza
y deduce de las inconsistencias no esenciales de los testigos
la falta de credibilidad de la totalidad de lo relatado,
dejando de lado el razonamiento de que la exactitud de un
testigo está determinada por el funcionamiento y la capacidad
de la memoria condicionada por el paso del tiempo y más
importante aún, dejando de lado que la declaraciones de
TESTIGO PROTEGIDO TSS(1)-110-2008, J. J. V. Y M. D. S., son
consistentes en la sustancia y sus relatos describen una sola
línea de hechos; e).- La conclusión del Juzgador que la
investigación de los posibles responsables de la muerte del
Señor J. H. S., debe de ser orientada a elementos de las
Fuerzas Armadas de Honduras tomando en cuenta de que la Corte
Interamericana Sobre Derechos Humanos dictó sentencia
condenado al Estado de Honduras por haber violado el derecho
a la vida y la libertad del Señor S. y que la única
institución que viola los derechos humanos es el Estado (F.
166v. de la sentencia); Al respecto es importante señalar que
“La Corte Interamericana no tiene atribuciones para definir
la responsabilidad penal de los autores de las violaciones y
emitir condenas penales, que se reservan a la justicia local
o a la penal internacional, pero recibe y valora pruebas que
conducen a establecer la responsabilidad internacional del
Estado, y por este medio se interna en asuntos que éste podrá
recoger y ampliar para exigir las responsabilidades concretas
que en el caso aparezcan… Se ha destacado que el deber de
investigación y enjuiciamiento subsiste mientras no se
alcance el objetivo al que sirve, esto es, el pleno
conocimiento de los hechos, la identificación de sus autores
y la sanción que corresponda. ” (La Corte Interamericana de
Derechos Humanos, Un Cuarto de Siglo: 1979-2004, San J.,
S.P.-244.2009
24
Costa Rica, 2005.- Artículo: La Jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en Materia de
Reparaciones, por Sergio García Ramírez, Pag 75).- Es por
ello que la conclusión apuntada violenta el principio de
Derivación, ya que si bien existe una sentencia dictada por
la CIDH, mediante la cual condena al Estado de Honduras, ello
no determina que la violación a la vida y a la libertad que
sufrió el Señor J. H. S., haya sido ejecutada necesaria y
excluyentemente solo por agentes del Estado. Las violaciones
a la Sana Critica apuntadas son de carácter esencial al
comprometer la declaraciones de los testigos M. D. S. y del
Testigo Protegido TSS(1) 110-2008, cuya valoración incidió en
el fallo directamente, por lo que es procedente declarar con
lugar el recurso de casación por quebrantamiento de las
formas procesales. PPOORR TTAANNTTOO:: La Corte Suprema de Justicia,
POR UNANIMIDAD DE VOTOS DE LA SALA DE LO PENAL y en
aplicación de los artículos 303, 304, 313 atribución 5), 316
párrafo segundo reformados de la Constitución de la
República; 1 de la Ley de Organización y Atribuciones de los
Tribunales; 362.3 y 369 del Código Procesal Penal.- FALLA:
I.-Declarando CON LUGAR el Recurso de Casación por
Quebrantamiento de las Formas Procesales, en su único motivo,
interpuestos por el Abogado H. A. P., en su condición de
Agente Fiscal del Ministerio Público; II.- Decretando la
NULIDAD de la sentencia impugnada de fecha treinta de marzo y
del debate que le origina de fecha once de Marzo, ambos del
año 2009.- MMAANNDDAA:: I.- Observando estrictamente los términos
señalados en el Código Procesal Penal, que el Tribunal de
Sentencia de la Ciudad de Siguatepeque, Departamento de
Comayagua, proceda a celebrar un nuevo debate en el presente
caso, en el cual deberán de participar Jueces de Sentencia
distintos a los que concurrieron a emitir la sentencia de
fecha treinta de marzo del año 2009.- II.- Que la Secretaria
del Despacho devuelva los antecedentes del caso al Tribunal
de Sentencia de origen, con certificación de la presente
sentencia, para los efectos legales correspondientes.-
Redactó el MAGISTRADO RAUL ANTONIO HENRÍQUEZ INTERIANO.-
NOTIFÍQUESE.- FIRMAS Y SELLO.- RAUL ANTONIO HENRIQUEZ
INTERIANO.- COORDINADOR.- JACOBO ANTONIO CALIX H..-
S.P.-244.2009
25
MAGISTRADO.- CARLOS DAVID CALIX VALLECILLO.- MAGISTRADO.-
FIRMA Y SELLO.- LUCILA CRUZ MENENDEZ.- SECRETARIA GENERAL”.
Extendida a solicitud de la Abogada D. C., en su condición de
Fiscal del Ministerio Público, en la ciudad de Tegucigalpa,
Municipio del Distrito Central, a los dieciséis días del mes
de agosto del año dos mil doce.- Certificación de la
sentencia de fecha veinte de junio del año dos mil doce,
recaída en el Recurso de Casación Penal con orden de ingreso
en este Tribunal No. SP-244-2009.
LUCILA CRUZ MENENDEZ
SECRETARIA GENERAL