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El conocimiento de visu en Casación para imponer pena y su vinculación con la cesura del juicio. El impacto del fallo Niz en la CNCP 1 . Por Javier Carbajo La pena es aquel mal que en conformidad con la ley del Estado, infligen los magistrados a los que, con las formas debidas, son reconocidos culpables de un delito. Si se inflige un mal […] de modo arbitrario, esa será una venganza, una violencia, pero no una pena en sentido jurídico*. * CARRARA, F., Programa del Curso de Derecho Criminal, Depalma, Bs. As., 1944, Vol. I, p. 406. 1 CSJN: “Niz, Rosa Andrea y otros s/rec. de casación”. N. 132.XLV, del 15/6/10. 1) A- Antecedentes del fallo analizado :

Cesura Del Juicio Oral

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El conocimiento de visu en Casación para imponer pena y su

vinculación con la cesura del juicio. El impacto del fallo Niz en la

CNCP1.

Por Javier Carbajo

La pena es aquel mal que en conformidad con la ley del

Estado, infligen los magistrados a los que, con las

formas debidas, son reconocidos culpables de un delito.

Si se inflige un mal […] de modo arbitrario, esa será una

venganza, una violencia, pero no una pena en sentido

jurídico*.

* CARRARA, F., Programa del Curso de Derecho Criminal, Depalma, Bs. As., 1944, Vol. I, p. 406.

1 CSJN: “Niz, Rosa Andrea y otros s/rec. de casación”. N. 132.XLV, del 15/6/10.

1) A- Antecedentes del fallo analizado:

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La Sala IV de la Cámara Nacional de Casación Penal casó parcialmente la

sentencia dictada por el Tribunal Oral, modificó el grado de participación

en el delito atribuido a D. G. y, por mayoría, la condenó a la pena de

cuatro años de prisión y multa de 800 $, por resultar partícipe secundaria

del delito de fabricación de estupefacientes de manera organizada2 (arts. 5,

inc. “b” y 11 inc. “c” de la ley 23.737, 5, 12, 29 inc. 3, 40, 41 y 46 del

Código Penal y 470 del Código Procesal Penal de la Nación) -cfr. punto

dispositivo I de la resolución del 25 de marzo de 2009 de esa Sala, dictada

en la causa nro. 8585, “Niz, Rosa A. y otros s/rec. de casación”, Reg. nro.

11.535-.

En lo que aquí concierne, el juez preopinante concluyó que “… habida

cuenta de la escala penal prevista para los hechos a ella enrostrados, a las

pautas de mensuración de [las] que echó mano el tribunal de mérito” y a

ciertos principios jurídicos penales (desvalor de acción y bien jurídico

lesionado) y de política criminal, correspondía condenar a D. G. a una pena

inferior, postulando la que finalmente se escogió. A esa decisión se adhirió el

juez de segundo voto y agregó que la punición seleccionada se presenta

ajustada “a las constancias de autos y a las condiciones personales de la

incusa”.

El recurso extraordinario federal fue interpuesto por la defensa bajo la

invocación de dos agravios, a saber: a) arbitrariedad de la sentencia por

contener argumentos contradictorios en la calificación jurídica y, b) violación

al derecho a ser oído por no darse cumplimiento a la inmediación previa a la

determinación de la pena (art. 41 CP).

1) B- Doctrina:

La Corte Suprema de Justicia de la Nación, por mayoría, y por remisión a

lo dictaminado por el Procurador Fiscal, dejó sin efecto la sentencia apelada y

2 Se acordó una disminución de las penas de prisión y multa en atención a que el Tribunal Oral en lo Criminal

Federal nro. 3 de San Martín, mediante sentencia del 20/9/07, había resuelto –en el punto dispositivo VIII-

condenar a la imputada por resultar partícipe necesaria (art. 45 C.P.) del delito mencionado, imponiéndole una

pena de seis años de prisión y multa de 1000 $.

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devolvió las actuaciones a la Sala IV de la CNCP a fin de que, por quien

corresponda, se dicte un nuevo pronunciamiento.

El representante de ese Ministerio Público postuló el rechazo del primer

agravio y la recepción del segundo en atención a la omisión en la que incurrió

el a quo de la que se derivó “un perjuicio concreto al menos desde el punto de

vista de la escala penal prevista para el delito motivo de condena, ya que la

sanción que le fue impuesta permitía una determinación más favorable”, ello a

la luz de la actual doctrina del Alto Tribunal -que citó- relacionada con el

derecho a ser oído en la audiencia de conocimiento de visu con el condenado

antes de cuantificar la pena. Indicó que aquel extremo “torna esencial el

cumplimiento del recaudo previsto en el artículo 41 del Código Penal … sin

que ello implique emitir juicio alguno de valor acerca del acierto o error

respecto de la cuantía de la pena impuesta que, en tanto se refiere a aspectos

propios de los jueces de la causa, resulta extraña a esta instancia

extraordinaria”3.

2) Análisis del fallo. Exigencia de la audiencia de visu en Casación al

momento de fijar la pena.

2) A- Respeto de la máxima de razonabilidad en esa etapa.

El fallo en análisis discurre sobre una trascendental cuestión vinculada con

el respeto que toda sentencia condenatoria debe observar al debido proceso

legal4 y a los principios de culpabilidad y proporcionalidad

5 y que reclama

3 Dictamen del Procurador Fiscal Eduardo E. Casal del 29/12/09, a cuyos fundamentos y conclusiones se

remitieron los jueces Highton de Nolasco, Petracchi, Maqueda y Zaffaroni. Los jueces Lorenzetti y Argibay

consideraron inadmisible el recurso extraordinario federal de conformidad con el art. 280 del CPCyCN.

4 “El debido proceso legal, en lo instrumental, comprende el conjunto de procedimientos que deben

jurídicamente cumplirse para que un pronunciamiento judicial que se refiere a la libertad individual sea

formalmente válido; pues cabe recordarlo, en materia criminal, donde se encuentran en juego los derechos

sustanciales de la persona en orden a la libertad y el honor, deben extremarse los recaudos orientados a

garantizar en plenitud un efectivo y concreto ejercicio del derecho de defensa”. Cfr. CNCP, Sala II, “Escobar,

Marcelo R. s/rec. de casación”, Reg. nro. 6004, del 29/9/03, voto del juez Fégoli; allí se sostuvo, además, que

“… el imputado en juicio criminal tiene derecho a que se lleve a cabo un proceso en el que se guarden las

formas sustanciales de manera que pueda ejercitar sus derechos de acuerdo con las solemnidades establecidas

por las leyes de procedimiento (Fallos 310:57 y 745, entre muchos otros)”. También se ha dicho en doctrina

que el respeto de esta garantía constituye el punto de partida del desarrollo de lo que se reconoce como

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abiertamente la prohibición de exceso jurisdiccional en el Derecho Penal: la

determinación de la pena.

La CS sitúa la problemática del caso en la fase de su individualización

judicial6 y reafirma una doctrina que asomaba como fragmentaria

7 la que,

según mi opinión, provocará un cambio de paradigma en la jurisprudencia de

la CNCP cuando se discuta la dosificación de la sanción correspondiente8.

“máxima de razonabilidad”, en el que su principal propósito es dar sustancia y significado a la protección de

las libertades fundamentales. Cfr. CIANCIARDO, J., El conflictivismo en los derechos fundamentales, Eunsa,

Pamplona, 2000, ps. 288 a 290 y sus citas.

5 La idea de proporcionalidad no sólo es necesaria para limitar las medidas de seguridad, sino también para

graduar las penas, por lo que ha de erigirse en principio general de todo el Derecho Penal. En la fase judicial

de la determinación de la pena, junto a la prevención especial, interviene la idea de proporcionalidad que

alude a, v.gr., las circunstancias personales del delincuente, de obligada apreciación. Cfr. MIR PUIG, S.

Derecho penal. Parte General, Reppertor, Barcelona, 1999, ps. 69 y 100.

6 Como complemento de la individualización legal de la pena, por un lado, y la individualización

penitenciaria, por otro, de acuerdo a la trilogía impuesta a partir de la obra de Raymond Saleilles

L´individualisation de la peine, del año 1898. Cfr. MIR PUIG, S., ob. cit., pp. 744 y 745.

7 En el dictamen del Procurador en Niz se citan: Fallos 328:4343 (Maldonado) -en el caso, la CNCP, recurso

fiscal mediante, casó una sentencia que imponía la pena de 14 años de prisión y, al momento de fijarla, aplicó

la de prisión perpetua-; Fallos 330:393 (Garrone) -aquí la Sala VII de la CNCyCorrec. de la Cap. Fed.

confirmó una condena de primera instancia y, con pedido fiscal, elevó la pena a cuatro años de prisión-; A.

1988. XLI, del 15/7/08 (Agüero y otros) -en ese expediente la Cámara del Crimen de Primera Nominación de

Catamarca condenó a José A. Mancini a la pena de reclusión perpetua, la Corte de Justicia de esa provincia

dejó sin efecto esa sentencia; devueltas las actuaciones esa Cámara modificó la calificación y le impuso la

pena de 25 años de prisión, por su parte el Superior provincial la redujo a 20 años- y, por último, R. 1695.

XLI, del 11/8/09 (Rivero) –aquí la Sala I de la CNCP aumentó en 4 meses la pena de prisión impuesta por un

Tribunal Oral de Menores (actualmente -28/12/10- la causa, ya devuelta por la CSJN, está radicada

nuevamente en la Sala I, en pleno trámite y aún sin haberse fijado audiencia). En todos los casos –en

Catamarca, incluso, en los dos tribunales- los órganos jurisdiccionales que impusieron la sanción punitiva no

cumplieron con lo que la CS reconoce como “la necesidad de tomar conocimiento de visu del condenado

antes de determinar la pena (art. 41, inc. del C.P.)… regla claramente destinada a garantizar el derecho del

condenado a ser oído antes de que se lo condene, así como a asegurar que una decisión de esta trascendencia

no sea tomada por los tribunales sin un mínimo de inmediación. Desde el punto de vista de la ley penal de

fondo, una pena dictada sin escuchar lo que tiene que decir al respecto el condenado no puede considerarse

bien determinada” (Fallos 328:4343, considerandos 18 y 19).

8 He constatado personalmente que, al momento de la presentación de este trabajo, al menos la Sala IV de la

Casación nacional ya ha decidido realizar en sus estrados audiencias de visu con personas condenadas en las

instancias inferiores que presentan sus recursos invocando vicios de fondo que podrían eventualmente

provocar variaciones en los montos de sus penas en esa sede. Obsérvese que era jurisprudencia consolidada en

las cuatro Salas casar y aplicar pena, obviamente sin celebrar la audiencia de visu que prescribe el art. cit.

Page 5: Cesura Del Juicio Oral

Como se sabe, cuando una defensa cuestiona con éxito en Casación una

condena por -a modo de ejemplo- su errónea calificación legal, es posible que

el máximo tribunal penal del país, por imperio legal9, case la sentencia y

directamente resuelva el caso sin reenvío10

, con arreglo a la ley y a la doctrina

cuya aplicación declare.

Que precisamente ello fue lo que sucedió en la especie, habida cuenta de

que la Sala IV hizo lugar al recurso interpuesto por la asistencia letrada de D.

G., casó la sentencia del tribunal oral, varió la calificación jurídica –en orden

al grado de participación-, consecuentemente resolvió modificar la pena

(v.gr., entre otras, Sala I, “Silva, Gerardo s/rec. de casación”, Reg. 463 del 4/5/95 y “Quispe Jiménez, Edwin

s/rec. de casación”, Reg. nro. 11.026 del 19/9/07 –en Casación se impuso la pena de 12 años de prisión-; Sala

II, “Zegarra Ara, Noé s/rec. de casación”, Reg. nro. 14.867 del 3/8/09 -esa Sala, con su actual integración,

condenó a dos personas a las penas de 7 años de prisión y, por mayoría, a 5 años y 8 meses de la misma

especie- y Sala III, “Oviedo, Jorge D. s/rec. de casación”, Reg. nro. 83/07, del 12/2/07 –el tribunal oral había

impuesto la pena de 28 años de prisión y en casación se la individualizó finalmente en 25 años, luego de hacer

lugar a un recurso por falta de fundamentación en la mensuración de la pena- e “Ibarra Ramírez, Isidro s/rec.

de casación”, Reg. nro. 1227/07 del 3/9/07 –en esa sede se impuso pena de 5 años de prisión-).

9 Arts. 456, inc. 1 y 470 del CPPN. Con su primigenia integración la Sala III CNCP, en la causa “Belizán,

Rodolfo A. s/rec. de inconstitucionalidad”, Reg. nro. 94, del 15/3/94, sostuvo que “…cuando lo que se

reclama consiste en la inobservancia o errónea aplicación de la ley sustantiva, la ley establece la casación sin

reenvío, con lo que se logra una evidente economía procesal, puesto que el mismo tribunal que casa la

resolución aplica la ley que corresponde, es decir, que no devuelve el proceso al juzgador a quo para que dicte

el nuevo fallo, sino que cumple la doble actividad jurisdiccional (casa y falla; no reenvía)”. En ese sentido y

en otro precedente de esa Sala, se concluyó que la falta de fundamentación en la mensuración de la sanción

aplicada por los tribunales constituye también una inobservancia de las reglas sustantivas que individualizan

la pena en los términos de los arts. 40 y 41 CP, por lo que en esos casos y cuando prospera un recurso

planteado por ese motivo, “… razones de economía procesal y más pronta administración de justicia imponen

que la decisión definitiva del punto controvertido se realice en esta instancia”. Cfr. esa Sala, “Cristaldo,

Marcos M. s/rec. de casación”, Reg. nro. 445/04, del 25/8/04 y sus citas. En dicha causa se concluyó que

“teniendo en cuenta las agravantes [a excepción de la casada] y atenuantes consideradas por el tribunal a quo,

aparece adecuado imponer al imputado la pena de 18 años de prisión”.

10 Si bien en general ese es el temperamento adoptado, algunos jueces optan por el reenvío para salvaguardar

la doble instancia. En efecto, proponiendo la remisión de las actuaciones a otro tribunal de juicio a fin de

discutir el monto, tipo y modalidad de la pena que se impondrá y destacando con particular énfasis la

necesidad de garantizar el derecho al recurso (arts. 75, inc. 22 CN, 14.5 PIDCyP y 8.2 h CADH), revisten

sustancial importancia los votos de la juez Ledesma en los precedentes de la Sala III CNCP: “Luján, Marcos

A. s/rec. de casación”, Reg. nro. 229/04, del 3/5/04, “Argañaraz, Rubén R. s/rec. de casación”, Reg. nro.

533/10, del 22/4/10 y “Ruiz, Juan C. s/rec. de casación”, Reg. nro. 624/10, del 5/5/10, entre otros.

Page 6: Cesura Del Juicio Oral

aplicada y, al individualizarla, la fijó –por mayoría- en cuatro años de prisión,

es decir dos menos que la impuesta por el tribunal oral pero uno más que el

monto mínimo de la prevista para la hipótesis criminal finalmente acreditada.

Y si bien por vía de principio es doctrina establecida por la CS que lo

atinente a la individualización de la pena constituye una facultad de los jueces

de la causa11

, al fijarse en el caso una sanción por encima del umbral legal sin

haberse llevado a cabo la audiencia de visu, resultó ajustado apartarse de dicha

regla pues el Alto Tribunal consideró que se había ocasionado a la condenada

un agravio irreparable a las garantías de la defensa en juicio y del debido

proceso, ejerciéndose en exceso el ius puniendi estatal por encima del interés

de la imputada por defender su ius libertatis12

.

No puede sostenerse válidamente que el ejercicio discrecional de esa clase

de facultades le permita al órgano jurisdiccional competente eximirse de

respetar la máxima o sello de razonabilidad o proporcionalidad que debe

acompañar a toda decisión de la autoridad estatal, sobretodo si se aprecia que

el acto del que se trata constituye el punto crucial de la actividad del juez

penal. Discrecionalidad no equivale a arbitrariedad13

.

Y tal máxima no fue observada en el caso habida cuenta de que los jueces

de la Casación no tomaron conocimiento directo con la persona antes de

determinar su pena según lo establece el art. 41, inciso 2 in fine del Cód.

Penal; la sentencia, entonces, devino en irrazonable por no respetar el

contenido esencial de un derecho fundamental vinculado con la garantía de

defensa en juicio, el debido proceso legal y el principio de culpabilidad.

2) B- Derecho a la audiencia.

11 Fallos 304:1626; 305:293; 306:1669; 308:2547, entre otros.

12 Haciéndose oír y pretendiendo ser conocida personalmente por los jueces de la Casación en una audiencia

en la que se respeten los principios de oralidad y de inmediación y se garantice su derecho de defensa en

juicio antes de ser condenada a una pena de prisión.

13 Resulta intolerable admitir tácitamente que las razones de la imposición de una pena puedan quedar ocultas

cuando lo que se halla en juego es la máxima injerencia estatal posible sobre un individuo. Cfr. ZIFFER, P.,

Lineamientos de la determinación de la pena, Ad-Hoc, Buenos Aires, 1999, ps. 27/8.

Page 7: Cesura Del Juicio Oral

Con la doctrina que fluye del fallo sub examine se enfatiza la necesidad de

extremar la salvaguarda de los principios de inmediación y de contradicción,

propios del procedimiento acusatorio que exige nuestra Constitución

Nacional14

, en resguardo de los derechos fundamentales del imputado y

procurando su eficaz protección15

. En efecto, el derecho a la audiencia

judicial, que es otra forma de denominar al principio de contradicción,

encuentra su fundamento en la Ley Fundamental y se asienta básicamente en

aquellas normas que prohíben la indefensión y en las que consagran el derecho

al proceso con todas las garantías, incluida la “oralidad” (art. 18 CN)16

.

Cuando se menciona a la “oralidad” no se alude simplemente a actuaciones

de roles escénicos en un espacio más o menos majestuoso. De lo que se trata

es de lograr pasar en forma paulatina, pero sin claudicar, de un modelo de

administración de justicia basado en el trámite del expediente, a una

administración de justicia que se apoye en el litigio. La estructura del litigio es

el punto fundamental que surge como eje articulador de las distintas

propuestas de cambio. De allí que no sea extraño que la tradición inquisitorial

–una tradición de justicia sin litigio- se ensañe con el juicio y con las

audiencias orales17

. Estas, como expresión máxima de la inmediación,

14 Cfr. Fallos 328:3399 (“Casal, Matías E.”, considerando 15); LEDESMA, A. E., La reforma procesal penal,

Nova Tesis, Rosario, 2000, ps. 40 y 41 y LAPORTA, M. H., Algunos aspectos del juicio oral frente al principio

acusatorio. La necesidad de su reforma y las ya escasas chances actuales de corrección material, Rev. de

Derecho Procesal Penal. El proceso penal adversarial. Tomo I. Coord. D. García Yomha y S. Martínez,

Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 2008, p. 335. Este último autor destaca que “desde hace tiempo, la comunidad

jurídica argentina ha venido insistiendo en la necesidad de establecer, a nivel nacional, un sistema de

enjuiciamiento que responda al ideal acusatorio que, tal como consensualmente se entiende, exige nuestra

Constitución Nacional”. En idéntico sentido, cfr. Sala III, “Torres, Emilio H. s/rec. de casación”, Reg. nro.

100/04 del 11/3/04, voto de la juez Ledesma.

15 En Fallos 331:2343 y vinculado con la cuestión de la unificación oficiosa de penas, la CS dijo que si bien el

modo en el que los magistrados ejercen las facultades para graduar las sanciones dentro de los límites fijados

por las leyes respectivas no habilita la revisión por la vía del art. 14 de la ley 48, ello no faculta a los

tribunales a que lo hagan en detrimento de la defensa en juicio.

16 Cfr. CNCP, Sala II, “Escobar”, ya citado, voto del juez Fégoli, con alusión al art. 6.1 del Convenio Europeo

de Derechos Humanos que consagra el “derecho a la audiencia”.

17 Cfr. BINDER, A. M., Prólogo del trabajo “Resultados del Proyecto de Seguimiento”, en Reformas

Procesales en América Latina, CEJA, Santiago, Chile, 2005, pp. 13/14.

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garantizan la imparcialidad del juzgador, redimensionan la función del juez,

revalorizan el carácter netamente jurisdiccional que le es propio e impiden de

manera inexorable la delegación de funciones. La “oralidad” acuerda plena

vigencia al derecho del imputado a ser oído, garantía que en el sistema escrito

se ha interpretado como un derecho a ser leído y que constituye una

desvirtuación de esa potestad18

.

En esta inteligencia entiendo que con la doctrina fijada por la CS, aún

cuando los magistrados de la revisión casatoria cuenten con el expediente

judicial19

en el que consten expresamente los elementos y circunstancias

(agravantes y atenuantes) que fueron ponderados -incluso razonablemente- por

los jueces del juicio para discernir la sanción, no les será posible a aquéllos

imponer pena por encima del mínimo legal20

sin haber conocido

personalmente, en audiencia oral, al declarado culpable.

En consecuencia y pese a la disminución de la pena aplicada a D. G.21

, la

circunstancia de que los jueces se remitieran sin más a las pautas de

mensuración del art. 41 del C.P. a las que había recurrido y valorado el

tribunal de grado y, por ende, prescindieran de la inmediación con la

18 Cfr. GARCIA YOMHA, D. y AHUMADA, C., Aspectos esenciales de la investigación preparatoria, Revista de

Derecho Penal y Procesal Penal 6/2008. LexisNexis, Buenos Aires, p. 978, quienes citan a JUAREZ, E., Las

judicaturas gerenciales. Una perspectiva de los Derechos Humanos, en www.cjoguatemala.org, cuando

refiere que “en el devenir histórico de los textos legales procesales, siempre se ha mantenido la máxima de

ser oído antes de ser afectados sus derechos; sin embargo, el ser oído se ha interpretado como ser leído, ya

que el imputado no ha sido el protagonista del proceso, sino el expediente mismo … Es por ello, que la gran

diferencia entre ser oído y ser leído, se encuentra en el carácter humano del proceso; ya que al oír al sindicado

el juez conoce a quien juzga y en la mayoría de los casos las resoluciones son respuesta de los simbolismos y

prejuicios que el juez se forma de quien no conoce pero debe juzgar; además, al ser oído el sindicado conoce a

quien le juzga, algo importante para legitimar la decisión y darle importancia a la decisión que se toma en

torno del imputado”.

19 Pese a su vetusta y discutida existencia a los fines de un proceso ágil y netamente adversarial, en el que la

contienda equilibrada la decide un juez en audiencias orales, sin delegación y sin escritos.

20 Cfr. Cámara Federal de La Plata, Sala Penal, “Muñoz, R. V. s/averiguación de irregularidades”, expte. M.

69/78 y Sala IV, “Niz, Rosa A. s/rec. de casación”, Reg. nro. 11.535, voto de la minoría.

21 En el caso, a diferencia de lo acontecido en los precedentes de la CS invocados por el Procurador Fiscal en

su dictamen, la mayoría de la Sala IV CNCP acordó la disminución del monto de la pena impuesta por el

tribunal oral, lo que implicó que el de la Casación fuese más favorable a la imputada.

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imputada, provocó la alteración del contenido de un derecho fundamental de

ésta -a ser oída por los jueces que, a la sazón, fijaron su pena-, déficit que

evidenció un ejercicio jurisdiccional excesivo e irrazonable.

2) C- La audiencia de conocimiento en la CNCP.

Reclamar la aplicación del principio de prohibición de exceso, o, lo que es

lo mismo, la vigencia de la máxima de razonabilidad o proporcionalidad,

significa lisa y llanamente pretender que garantías tales como la defensa en

juicio, el debido proceso legal o el derecho a ser escuchado antes de que se

concrete uno de los actos más discrecionales del poder punitivo estatal, se

constituyan en valores superiores del ordenamiento jurídico vigente en un

Estado democrático y constitucional de derecho.

Como se sabe -aunque no se pregone con demasiado acento en doctrina y

jurisprudencia-, para el ciudadano sometido a un proceso penal no existe

ninguna otra cuestión más relevante al momento del dictado de una sentencia

condenatoria que la fijación de la pena y su modo de cumplimiento, por lo que

resulta lógico que, mínimamente, ese individuo pretenda que el tribunal que

tiene la potestad de imponerla, previamente, lo escuche y lo conozca22

.

En el concreto juicio de ponderación y balance efectuado en el fallo entre

fines y medios, el Alto Tribunal concluyó que el ius puniendi estatal fue

ejercido en exceso frente al interés de la imputada que, antes de ser sancionada

y habiéndose constatado en su contra la existencia de un injusto y determinado

su culpabilidad, tendría que haber contado con la inmediación de la audiencia

de visu para, quizá y cuanto menos, intentar convencer a los magistrados que

22 “Es llamativo la cantidad de casos en que los jueces, al determinar la pena, se ajustan a un cliché,

manteniendo in pectore los motivos de su determinación judicial de la pena”. Cfr. RUA, G. S., El tratamiento

del juicio oral. Hacia un sistema adversarial. Revista de Derecho Penal y Procesal Penal 6/2008. LexisNexis,

Buenos Aires, p. 1005. Explicaba MAIER, J. B. J. en un trabajo publicado en 1984 que “hoy los fundamentos

sobre la fijación y medición de la pena y el debate sobre las circunstancias de interés para ello representan

casi universalmente una cuestión de segundo orden resuelta las más de las veces con apelación a argumentos

genéricos o abstractos, repetidos en los fallos como lugares comunes sin conexión con el caso”. Cfr. La

cesura del juicio penal, Doctrina Penal, 7-26, Depalma, Bs. As., 1984, p. 243. Actualmente, a casi veintisiete

años de esa publicación, no observo que la situación haya variado sustancialmente.

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podía ser conminada penalmente a la menor sanción punitiva posible dentro

de la escala legal23

prevista para el delito atribuido.

Es que frente al convencimiento de imponer pena24

, los jueces, ante tan

trascendente e importante cuestión dentro del proceso penal, ineludiblemente

tendrían que haber realizado un nuevo estudio de la personalidad de la

imputada, conociéndola y permitiendo que los conozca, oyéndola y

otorgándole el derecho a ser oída, para, más tarde y habida cuenta de su

resultado e impresión, fijar en definitiva la sanción correspondiente y su modo

de cumplimiento.

La exigencia del examen de visu –a vista de los propios ojos25

-, con la

ineludible presencia de las partes e incluso de la víctima ante los jueces de la

revisión, constituye un acto indispensable para la fundamentación legal de la

pena, instituido válidamente por el Congreso de la Nación como ley (art. 41 in

fine del CP) en resguardo de una institución que, como la medida de la pena,

corresponde a la ley de fondo; por lo que su omisión significa, cuanto menos,

una motivación arbitraria de la pena impuesta26

.

23 No obstante y sólo a título ilustrativo, autorizada doctrina señala que los mínimos de las escalas penales

tienen un valor meramente indicativo, resultando factible -por ende- imponer sanciones por debajo de

aquéllos si las circunstancias del caso los tornan irracionales o lesionan el principio de humanidad. Cfr.

ZAFFARONI-ALAGIA-SLOKAR, Derecho Penal, parte general, Ediar, Bs. As., 2000, ps. 125 y 127. Y,

fundamentalmente, FERRAJOLI, L., Derecho y razón, Trotta, Madrid, 1995, p. 400, quien, desde su óptica,

advierte que la estipulación de un mínimo legal no parece justificada, al menos en las penas privativas de la

libertad, por lo que sería pertinente confiar al poder equitativo del juez la elección de la pena por debajo del

máximo legalmente fijado sin vincularlo a límite mínimo alguno. En ese sentido, JULIANO, M. A., Nuevos

aportes a la naturaleza indicativa de los mínimos de las escalas penales, en Rev. “Pensamiento Penal del

Sur”, nro. 1, Di Plácido, Bs. As., 2004.

24 Extremo legal permitido, como vimos, por aplicación del actual art. 470 CPPN, descartando el reenvío,

acaso y con acierto para no afectar el plazo de duración del proceso o por razones de economía procesal.

25 Cfr. Diccionario de la Real Academia Española y NUÑEZ, R., Las disposiciones generales del Código

Penal, Marcos Lerner, Córdoba, 1988, p.157. En contra de considerarla una exigencia, cfr. Suprema Corte de

Justicia de la Provincia de Buenos Aires, “C., M. s/tentativa de hurto”, del 15/6/99 y CNCP, Sala III, “Salinas,

José V. s/rec. de casación”, Reg. nro. 561/03, del 1/10/03 y Sala II, “Escobar”, ya citado, voto de la mayoría.

26 En idéntico sentido, ver voto del juez Fégoli en “Escobar”, en el que se agrega que “… en razón de ello y

existiendo, como se vio, especial previsión legislativa, no hay razón suficiente para considerar que la

realización de la referida audiencia signifique un dispendio jurisdiccional, desde que el cumplimiento de las

distintas etapas procesales que acuerda el ordenamiento jurídico a lo sujetos intervinientes en el proceso es

Page 11: Cesura Del Juicio Oral

En definitiva, para una decisión penal justa y objetiva no sólo son

necesarias las formas procesales en lo relativo a la cuestión de la imputación

objetiva y subjetiva del hecho o a la demostración del injusto y de la

culpabilidad, sino también en cuanto a la sanción. La falta de esclarecimiento

de las circunstancias vinculadas con su fijación y graduación conducen, lo

mismo que en la cuestión de la imputación o de la culpabilidad, a resultados

injustos e intolerables; equiparando el peligro de la condena de un inocente

está el peligro de la reacción demasiado severa con un culpable que torna a la

sentencia tan injusta como en el caso anterior27

.

3) Determinación de la pena. Su individualización judicial.

La individualización de la pena es, junto a la apreciación de la prueba y a la

aplicación del precepto jurídicopenal a los hechos probados, la tercera función

autónoma del juez penal y representa la cúspide de su actividad resolutoria28

.

La cuestión que tiene como eje todo lo relativo a la determinación judicial

de la pena es una materia que, desde siempre, ha sido relegada tanto por la

doctrina como por la jurisprudencia. No abundan los trabajos académicos en

esta disciplina, ni son tantos los fallos en que se discuten con detenimiento los

estándares que comprenden esta compleja problemática. Los obstáculos y

problemas que a menudo allí se plantean deben necesariamente ser discutidos

dentro de un marco adecuado en el que se garanticen los principios de

oralidad, contradicción, inmediación e igualdad de armas en cuanto a la

producción de la prueba para su consideración jurisdiccional definitiva.

Se trata de uno de los momentos más relevantes del juicio: aquél en el que

se concreta la necesidad de imponer pena y, en su caso, se la individualiza,

determinando qué clase y qué monto de sanción se le fijará a la persona

hallada culpable de un injusto. En un sentido aún más amplio, puede

por naturaleza una garantía para las partes que, en el caso, no puede quedar sometida a la discrecionalidad del

juzgador”.

27 Cfr. MAIER, J. B. J., ob. cit., p. 244 y ZIFFER, P. S., Lineamientos ..., p. 97. En jurisprudencia, Sala III

“Luján” y “Cristaldo”, ya citados, votos de la juez Ledesma.

28 Cfr. JESCHECK, H., Tratado de Derecho penal. Parte General, trad. de J. L. Manzanares Samaniego,

Comares, Granada, 1998, p. 787.

Page 12: Cesura Del Juicio Oral

entenderse como determinación no sólo la fijación de la que se aplicará, sino

también su forma, lugar de cumplimiento y suspensión o sustitución por otras

penas o por medidas de seguridad29

.

No debe olvidarse que lo que en definitiva va a afectar directa y

concretamente al ciudadano es la pena que se le va a infligir y, por tanto,

necesariamente dentro del proceso tiene que dársele la significación e

importancia que su individualización merece30

. Se reconoce que en una

sentencia condenatoria, en la mayoría de los casos, ese es el extremo que más

intensamente afecta sus derechos y su vida futura.

Ergo, la elección y graduación de la pena no pueden quedar libradas al

puro arbitrio del juzgador; de adverso esta fase del proceso debe contener una

adecuada y racional justificación y no meros argumentos aparentes. Tanto la

sanción a imponer como su modalidad de cumplimiento deben estar rodeadas

necesariamente de las mayores garantías posibles para el individuo que debe

sufrirla. En la hipotética comparación que se hace entre la extrema

complejidad del juicio de imputación y de culpabilidad y del razonamiento

que justifica la responsabilidad del sujeto -incluidas las garantías que amparan

al imputado en este aspecto de la persecución penal-, y la ligereza con la que

se trata la problemática que rodea la elección e individualización de la pena, se

advierten serios desajustes que, como siempre, redundan en perjuicio del

imputado. Incluso a nadie se le escapa la desproporción que existe en el

derecho penal material entre la dogmática del delito y la dogmática de la

pena31

. No cabe hesitación alguna en cuanto a la necesidad de fundamentación

de la sentencia, pero ello concierne no sólo a la materialidad del hecho y a la

calificación escogida sino también a la individualización de la sanción

29 Cfr. ZIFFER, P., Consideraciones acerca de la problemática de la individualización de la pena, en AA.VV.

Determinación judicial de la pena, del Puerto, Buenos Aires, 1993, p. 91 y MIR PUIG, S., ob. cit., p. 744.

30 Cfr. BERTONI, E. A., La cesura del juicio penal, en AA.VV. Determinación judicial de la pena, del Puerto,

Buenos Aires, 1993, p. 115 con cita de BUSTOS RAMIREZ, J.

31 Cfr. MAIER, J. B. J., ob. cit., p. 241.

Page 13: Cesura Del Juicio Oral

concreta que le corresponderá al imputado32

pues, como se dijo, si bien la

fijación de la pena se encuentra dentro de los poderes del tribunal de juicio,

esta facultad no constituye una discrecionalidad ilimitada33

.

La motivación que evita la arbitrariedad de la resolución muestra a las

partes cuál es el fundamento racional, fáctico y jurídico de la decisión judicial

y debe necesariamente abarcar cuanto menos cuatro aspectos relevantes, a

saber: fundamentación del relato fáctico que se declara probado, subsunción

de esos hechos en el injusto definido, demostración razonada de la

culpabilidad del autor o partícipe de ese suceso declarado y motivación de las

consecuencias punitivas y civiles, si las hubiera, en caso de condena. Con su

observancia se le otorgará a las partes la posibilidad de una impugnación

razonada de la sentencia mediante los recursos previstos34

.

Por lo demás y como es sabido, no basta para tener por debidamente

individualizada la pena una referencia genérica a las pautas que marcan los

artículos 40 y 41 del CP, sino que deben explicitarse cada uno de los

parámetros allí precisados y su incidencia respectiva en la sanción.

4) En busca de un mejor debate sobre la pena.

4) A- Vínculo entre el derecho de fondo y el de forma.

32 Cfr. Sala I “Chociananowicz, Víctor H. s/rec. de casación”, Reg. nro. 99, del 15/9/93; Sala III, “García,

Julio C. s/rec. de casación”, Reg. nro. 478/96, del 27/12/96; “Ruiz, Karina V. s/rec. de casación”, Reg. nro.

120/97, del 4/4/97 y Sala IV, “Sambucetti, Juan C. s/rec. de casación”, Reg. nro. 616, del 3/7/96. En doctrina,

por todos, ZIFFER, P., Lineamientos …, p. 97.

33 Cfr. BINDER, A. M., Ideas y materiales para la reforma de la justicia penal, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2000,

p. 106, quien sostiene que se da importancia a “… la tipicidad en función de la culpabilidad, pero luego no se

[hace] suficiente hincapié en los criterios que emplea … el juez para escoger, digamos, entre ocho y dieciséis

años de prisión”. En España y con independencia de las exigencias legales de motivación en ese país, se

admite, como tema relevante para la práctica forense, que la fase de individualización de la pena está siendo

cada vez más resaltada por el Tribunal Supremo y es objeto de un análisis más exhaustivo en la vía de

casación. Cfr. FEIJOO SANCHEZ, B., Individualización de la pena y teoría de la pena proporcional al hecho.

El debate europeo sobre los modelos de determinación de la pena. InDret, 403, Barcelona, 2007, p. 3, en

www.indret.com

34 En similar sentido, DEMETRIO CRESPO, E., Prevención general e individualización judicial de la pena,

Universidad de Salamanca, Salamanca, 1999, p.274

Page 14: Cesura Del Juicio Oral

Hasta aquí y sobre la base de los postulados del fallo de la CS analizado, he

expuesto mi opinión con relación a la interpretación que debe otorgársele a la

parte final del art. 41 del CP y al alcance que tiene la determinación judicial de

la pena, ambas en la Casación nacional.

Como se habrá advertido el título de estas breves líneas contiene, además,

la referencia a un instituto de derecho procesal penal: la cesura del juicio.

Incluso, tácitamente, he intentado ya trazar un vínculo entra esa figura y la

audiencia de conocimiento que pregona aquella disposición material, y si

acaso finalmente tal enlace es demostrado, pretendo modestamente arribar a

una segunda conclusión: la urgente necesidad de su reconocimiento en el

procedimiento federal.

En principio y como cimientos en los que se apoyará ese vínculo, creo

necesario destacar que el derecho procesal penal sirve a la realización del

derecho penal material, señala los límites de las facultades de intervención de

los órganos de la persecución penal y aspira a lograr, mediante una resolución

definitiva, el restablecimiento de la paz jurídica perturbada35

.

4) B- Cesura del juicio.

Etimológicamente el término “cesura” proviene del latín caesûra, de

caedêre, que significa cortar, y es un concepto que se usa en la poesía griega,

latina y moderna para regular la armonía36

. A nuestros efectos, ese corte en el

juicio penal revela la posibilidad de la división del debate que lleva a cabo un

tribunal oral en dos partes; la primera, dedicada al conocimiento y

determinación de la culpabilidad del imputado en el hecho acusado, que

culmina con una decisión denominada “interlocutorio de culpabilidad”; y la

segunda, ocupada en la individualización de la sanción correspondiente, que

finaliza con el llamado “juicio sobre la pena”.

35 Cfr. JESCHECK, H., ob. cit., p. 14 (con cita de Roxin) y MAGARIÑOS, M., Hacia un criterio para la

determinación judicial de la pena, en AA.VV. Determinación judicial de la pena, del Puerto, Buenos Aires,

1993, p. 72

36 Cfr. Diccionario de la Real Academia Española.

Page 15: Cesura Del Juicio Oral

En concreto, este instituto procesal propone un primer debate y resolución

sobre la culpabilidad del imputado para, en caso de una decisión afirmativa

que lo declare culpable, llevar a cabo posteriormente el juicio sobre la

reacción penal correspondiente y su individualización37

.

Ambas etapas componen y constituyen la sentencia, entendida como una

unidad lógico jurídica, cuya parte dispositiva deberá ser la conclusión final y

necesaria, por derivación razonada, del análisis de los presupuestos fácticos,

de las pruebas presentadas por las partes en sendos momentos y de los

elementos normativos reunidos en cada uno de ellos.

El juicio, entonces, se parcela en dos etapas con estos alcances, las que

tienen objetos procesales diferentes, por lo que es lógico que se ofrezca en

primer lugar la prueba para defenderse de la acusación y luego, en caso de

existir veredicto de culpabilidad, se abra la segunda, en donde se presenta la

prueba que se relaciona con el otro aspecto del juicio38

.

No se trata de dos decisiones independientes, sino, en todo caso, de dos

cuerpos decisorios jurisdiccionales dictados por el mismo tribunal en

diferentes momentos, pero que se complementan; por consiguiente, la

interposición de un recurso sólo procede al cerrarse el primero con una

absolución o, si se arriba a un veredicto de culpabilidad, al pronunciarse el

segundo, que es el acto que completa la sentencia39

.

37 Cfr. MAIER, J. B. J., ob. cit., p. 239, quien agrega que “la división procesal postulada no intenta separar el

hecho de su autor, o viceversa, sino que, bien entendida, responde al estudio de ambos objetos desde dos

puntos de vista o fines distintos: un primer momento en que la cuestión reside en responder la pregunta sobre

si se debe penar o quizá, mejor dicho, si están dados los presupuestos esenciales para reaccionar penalmente,

y un segundo momento en que la pregunta a responder reza cómo se debe reaccionar penalmente”, p. 247.

38 Cfr. STJ de Chubut, expte. nro. 20.982, “Provincia del Chubut c/Castro, Eduardo A. s/homicidio en grado

de tentativa -Alvarez, Hugo, víctima-”, del 21/4/08, voto del juez Cortelezzi.

39 A diferencia de lo que ocurre en el juicio que se le sigue a un menor de edad de conformidad con la ley

22.278, cuando se lo declara responsable pero se suspende la pena a infligirse y, mientras tanto, por ser un

niño, se lo obliga a continuar sometido a una medida de seguridad con restricción de su libertad y sólo

después, en un segundo momento, se considera si se le puede aplicar una pena. Cfr., al respecto, la doctrina

fijada recientemente por la CSJN en G. 53. XLIV, del 15 de junio de 2010, “Recurso de hecho deducido por

la Defensora Oficial en la causa seguida a G., J. L., n° 2182/06”, proveniente de la Sala I CNCP, de cuyos

fundamentos -por remisión al dictamen del Procurador Fiscal- surge que aquél veredicto de culpabilidad en

Page 16: Cesura Del Juicio Oral

La práctica demuestra que existe una exagerada desproporción entre la

argumentación tendiente a justificar el juicio de culpabilidad si se la compara

con la superficialidad con la que se aborda la tarea de la determinación de la

pena. El actual sistema de juicio oral es una prueba cabal de ello. A diferencia

de lo que ocurre con los elementos fundamentales de la punibilidad, los

elementos relevantes para la determinación de la pena (v.gr. las relaciones

personales del delincuente), se establecen de pasada y sin la meticulosidad que

en general caracteriza la práctica de la prueba en el juicio oral40

. Es por ello

que comparto la postura de aquellos que pregonan que la cesura del debate

brinda la posibilidad de revertir esa práctica, lo que redunda, en consecuencia,

en beneficio de aquellos que están involucrados en el proceso penal41

.

Se reconoce desde ya que si ese hecho no aparece ya especificado en el

injusto como delito42

, no tiene sentido ni el principio garantista de la

culpabilidad por el hecho43

, ni el proceso diferenciado en el que se fija la pena.

En consecuencia, sólo una vez constatado que el hecho de que se trate

constituye un injusto culpable cobrará virtualidad una discusión fragmentada

sobre la necesidad e individualización de la pena.

En ese debate después del debate, el órgano jurisdiccional de juicio

unipersonal o colegiado deberá resolver la sanción a imponer sobre la base de

contra del menor de edad, sin perjuicio de que aún no se haya dictado pena en concreto, puede asimilarse, por

sus efectos, a una sentencia definitiva y, por tanto, ser recurrido en casación.

40 Cfr. BERTONI, E. A., ob. cit., p.116, con cita de Hassemer.

41 Ibidem y, entre otros, MAIER, J. B. J., ob. cit., pp. 239 y ss.; BINDER, A. M., ob. cit., p. 106; MAGARIÑOS,

M., ob.cit., p. 82 y RUA, G. S., ob. y loc. cit.

42 Por falta de acción, por tratarse de una acción neutral o inocua, por no haberse creado un riesgo

jurídicamente desaprobado en la conducta o en el resultado, por existir una causa de justificación, por la

presencia de un error de tipo o de prohibición, por existir una causa excluyente de la culpabilidad, etc.

43 La culpabilidad viene a completar todo el proceso que habrá de culminar en el castigo. Vendría a señalar,

frente a ese delito así determinado, la posibilidad de plantear una responsabilidad del sujeto respecto de él,

esto es, la posibilidad de afrontar el hecho o de contestar por lo realizado. El juicio de culpabilidad se

encuentra referido al hecho de que el sujeto ha llevado a cabo, es decir a un hecho del que se puede decir con

propiedad que es su hecho porque él ha sido el que le ha dado sentido y significación y, en él, el sujeto ha

reflejado su personalidad social. Es sobre ese hecho que el sujeto actuante responde y no por otra cosa, como

podría ser su modo de vida, sus opciones políticas, religiosas o sexuales. Cfr. BUSTOS RAMIREZ, J. J. y

HORMAZABAL MALAREE, H. Lecciones de derecho penal, volumen II, Trotta, Madrid, 1999, pp. 311 y 312.

Page 17: Cesura Del Juicio Oral

la discusión de las partes en ese sentido y con las pruebas que arrimen al

respecto. En dicha labor deberá liberarse de los prejuicios personales, las

impresiones, simpatías y emociones percibidas en la primera etapa y orientará

su labor exclusivamente conforme a criterios objetivos de valoración,

debatiendo, por ejemplo, si por razones de prevención especial es posible

aplicar una pena menor a la solicitada por la acusación44

o, si la ley lo prevé,

no aplicar pena alguna, o bien, sustituir la privativa de la libertad por alguna

alternativa. Observará también en esa fase, en base a las pruebas presentadas

y siempre con relación al hecho por el que se lo declaró culpable, las

características personales, sociales, de familia, laborales y todas aquellas que

sirvan para individualizar la pena más apropiada de conformidad con las

pautas establecidas en los arts. 40 y 41 del CP.

4) C- Beneficios del juicio parcelado.

Las bondades de este sistema son múltiples y a modo de ejemplo cabe

mencionar las siguientes:

a) La división consigue destacar en un capítulo aparte y perfectamente

particularizado la cuestión vinculada con la medición de la pena o de la

reacción penal, la modalidad de su ejecución y, en su caso, la elección del

lugar de su cumplimiento; e incluso, de estar previsto legalmente, la necesidad

de su aplicación o la alternatividad.

b) Ese debate después del debate sobre la culpabilidad probada le permite

al imputado la posibilidad plena de rebatir o admitir los argumentos en que

pretenda fundarse la acusación para solicitar al juez determinada clase y

monto de pena45

.

c) La discusión parcelada beneficia tanto al imputado como a su asistencia

en la estrategia de defensa y en su teoría del caso, habida cuenta de que la

exposición temprana de prueba y de fundamentos que servirán de atenuantes

44 Si bien no es materia de este trabajo, participo de la posición que entiende que el juez de juicio no puede

rebasar la pena solicitada por la acusación, doctrina acorde con el reparto de roles entre acusación, defensa y

tribunal y, en concreto, en sintonía con la evidente separación de la función acusadora y juzgadora.

45 Cfr. MAIER, J. B. J., ob. cit., p. 244.

Page 18: Cesura Del Juicio Oral

de la pena pueden perjudicar y confundir la discusión sobre la imputación del

hecho.

En general, si se discute el hecho o la participación, la posición de la

defensa y su táctica pierden eficacia si simultáneamente se debaten

argumentos tendientes a lograr una pena mínima y se incorporan elementos y

pruebas destinados sólo a esos efectos. En la actualidad, no hace a un

adecuado y equilibrado ejercicio de defensa si ésta, que a lo largo del

contradictorio ha planteado la desvinculación de su asistido por no haberse

probado su intervención en el hecho, debe, al mismo tiempo, reacomodar su

posición para rebatir los argumentos del fiscal que, a la par de incorporar

prueba para acreditar su participación, imputar objetiva y subjetivamente el

hecho y demostrar su culpabilidad, solicita un monto de pena determinado.

Sin hesitar, la baja calidad de ese debate será de toda evidencia y el juez, al

momento de fallar, deberá realizar un gran esfuerzo para distinguir entre el

valor a otorgar a la prueba destinada a probar el hecho y a la vinculada a

individualizar la pena.

d) Los beneficios no son sólo patrimonio del imputado. También reporta

ventajas a la acusación ya que le permite, en caso de que el tribunal no

comparta la calificación legal del hecho por ella escogida o el grado de

participación postulado46

, la posibilidad de introducir en un segundo momento

los elementos y pruebas que estime convenientes respecto de la posible pena

por el injusto fijado por el juez en el veredicto de culpabilidad. De adverso,

con el debate unificado, si el fallo se aparta de su opinión, pierde la

posibilidad de tomar posición concreta respecto de la pena y peticionar al

efecto47

.

e) Al incorporarse prueba sin escindirse las etapas, como hasta ahora, su

valoración conjunta también puede provocar confusiones, rupturas o demoras

en su tratamiento por el tribunal. A modo ilustrativo, en un debate no

bifurcado, los jueces escuchan, a la vez, a los testigos de concepto del acusado

46 Con respeto, desde ya, del principio de congruencia, manteniendo incólume el hecho acusado.

47 Ibidem.

Page 19: Cesura Del Juicio Oral

y a los testigos presenciales del hecho; o discuten acerca de la existencia de

una causa de justificación alegada al mismo tiempo en que reciben la

referencia del profesional que realizó el informe socio ambiental del imputado,

de su vivienda y de su familia48

.

Con la cesura reconocida, no cabría aceptar en la primera fase del debate la

presentación de prueba referida al carácter y a la personalidad del acusado o

sobre cualquier otro extremo orientado a la cuantificación o modo de

cumplimiento de la pena, pues se correría el riesgo de que con su percepción

el juez vea influido su ánimo y afectada su imparcialidad49

.

f) Finalmente y sólo a guisa de ejemplo, con su reconocimiento se

propende a afianzar el respeto a la dignidad de la persona, ya que cuando en el

juicio o interlocutorio de culpabilidad se arribe a una absolución, se evitará

que tomen estado público determinadas circunstancias personales del sujeto

sindicado, como ser, v.gr., las vinculadas con su situación actual de vida

familiar o en sociedad, sus antecedentes penales, su conducta precedente, su

trabajo. En consecuencia, en muchos casos se podrá soslayar la discusión

pública de problemas o sucesos íntimos del acusado, que éste no hubiera

preferido revelar antes de que culmine la primera fase del juicio y, con ello, se

respetará el principio de inocencia y de mínima lesividad o afectación del

derecho penal50

.

48 “Conlleva, además, el riesgo de que el juez no discrimine entre ambas cuestiones y las informaciones

relevantes a la hora de la determinación de la pena las valore (incluso de modo inconsciente) en el momento

de decidir el caso de punibilidad, determinando así la predisposición del juzgador”. Cfr. MAGARIÑOS, M.,

ibídem.

49 Para respetar el equilibrio entre las partes en el contradictorio y garantizar la contienda en igualdad de

condiciones, la defensa tendrá derecho a oponerse a que en el juicio de culpabilidad la acusación pretenda

introducir pruebas o elementos vinculados exclusivamente a la determinación de la pena. Por ejemplo, si la

condena anterior del imputado nada tiene que ver con el hecho ahora debatido y de ningún modo podría ser

útil como indicio de la imputación que se dirige actualmente, parece razonable que la defensa se oponga a su

introducción en la primera fase del juicio. En este sentido, cfr. MAIER, J. B. J., ob. cit., p. 245.

50 La determinación de la pena obliga a inmiscuirse con la vida del imputado, con las situaciones sociales que

lo rodean, con sus problemas de personalidad o enfrentamiento de situaciones. Ello, evidentemente, no puede

decidirse antes de haberse constatado la existencia de un delito o injusto. Cfr. BERTONI, E. A., ob. cit., p.114

y, en idéntico sentido, MAGARIÑOS, M., ibídem, ambos con cita de BUSTOS RAMIREZ.

Page 20: Cesura Del Juicio Oral

4) D- Críticas.

Dos objeciones se le oponen al juicio parcelado sobre la pena51

; una sin

fundamento legítimo, a mi ver, y la otra real y con cierta entidad, aunque con

un proyecto de solución:

a) La primera alude al riesgo a la imposición de un derecho penal de autor

en reemplazo del derecho penal de acto52

.

Como se sabe, en la segunda etapa, a diferencia de la primera, se evalúa la

persona del autor de cara a la imposición de la pena, en consecuencia se

reconoce, desde ya, que la división conduce, conforme a los distintos objetivos

que persiguen una y otra parte del juicio, a enfatizar en aquélla ciertos detalles

internos sobre la persona declarada culpable que, en todo caso, significan una

intervención del Estado en su ser privado. Desde esa óptica se aduce una

posible desviación hacia el derecho penal de autor y, en conexión con ella, una

objeción motivada en la carencia de las garantías procesales indispensables en

el Estado de derecho que preside cierta estructuración en la segunda fase del

juicio53

.

No obstante, si se “… logra compatibilizar le cesura con un sistema de

fijación de la pena que tenga como límite el hecho cometido y su gravedad y

se otorgan suficientes garantías al acusado en un proceso judicial para

contradecir los fundamentos desfavorables para la fijación de la pena, la

objeción desaparece y, al contrario, parece transformarse en un argumento

favorable a la división en tanto logra colocar a la cuestión sobre la pena en el

mismo plano procesal que la cuestión de culpabilidad, situación que hoy no

ostenta”54

.

No advierto tampoco que en los preceptos vinculados con la medición de la

pena influyan elementos de derecho penal de autor, al menos con relación a

51 De consuno con la autorizada opinión de MAIER, J. B. J., en ob. cit., pp. 246 y ss.

52 El derecho penal de autor es propio de regímenes autoritarios y en él el fundamento del castigo es el autor

mismo y las valoraciones abstractas que se puedan hacer sobre ese autor; así será castigado porque es

peligroso o es traidor o inmoral, de una etnia diferente, de un modo de vida baladí, etc.

53 Cfr. MAIER, J. B. J., ob. cit., p. 247.

54 Cfr. MAIER, J. B. J., ob. cit., p. 248

Page 21: Cesura Del Juicio Oral

las circunstancias agravantes55

, antes bien se trata de indicios de la medida de

la intensidad criminal y actitud interna que se revela en el hecho; en todo caso

la culpabilidad por la conducción de la vida56

nunca puede utilizarse para

rebasar en la medición de la pena la medida de la culpabilidad por el hecho;

por tanto, por un hecho de escasa relevancia no se le puede castigar a nadie

más gravemente porque la conducción de su vida es equivocada y hace temer

su reincidencia en el delito.

b) La segunda crítica se vincula con el riesgo a que el proceso penal se

extienda en el tiempo y se afecte con ello el plazo razonable.

Así como en una composición musical o poética la cesura significa una

pausa o descanso natural en el ritmo, el habla o la melodía en el interior del

verso57

, el cual queda así dividido en dos porciones y provoca, por tanto, que

los grupos fónicos que integran esa pieza sean más largos y sus tonos más

bajos y lentos; parece incontrovertible no admitir que la cesura del juicio penal

en dos parcelas, cada una con prueba diferenciada, provoque también una

prolongación temporal, y ello así debido a la necesidad de celebrar un debate

bifurcado y dictar dos interlocutorios: el de culpabilidad y el de la pena.

No obstante, en ambos casos, la prolongación procura el logro de fines

específicos y provechosos. En la poesía, las pausas o descansos se hacen con

el objeto de otorgarle una mejor armonía y grata combinación a las palabras y

revisten una especial importancia por cuanto brindan la posibilidad de

imprimir mayor impulso cadencioso en la recitación, además de respirar

cómodamente en los casos de versos largos.

Se ha dicho que la cesura impide la fría monotonía de los versos e

introduce de nuevo en la progresión continua –que si se omite, paralizaría su

regularidad sin variedad- un enlace y una vida más altos. Por la distinción de

los sitios en que puede colocarse, ese descanso permite un movimiento a la

55 En consonancia con la opinión mayoritaria. Por todos, cfr. ROXIN, C., Derecho Penal, parte general, t. I,

trad. Diego M. Luzón Peña y otros, Civitas, Madrid, 1997, pp. 187 y 188.

56 Parag. 46 Código Penal Alemán (“la vida anterior del autor, sus circunstancias personales y económicas”) y

art. 41, 2 CP (“las costumbres y la conducta precedente”).

Page 22: Cesura Del Juicio Oral

vez variado y que, por su regularidad, no puede afectar una forma caprichosa y

desordenada. Por tanto, en la poesía, la cesura vivifica la medida rítmica58

.

Mas en el juicio penal, la cesura vivifica el proceso, dignifica la discusión

sobre la sanción a imponer y robustece el respeto de las garantías esenciales de

defensa e igualdad entre las partes. Está prevista para tratar de evitar en la

medida más grande posible los errores judiciales y brindar las más amplias

facultades de intervención y defensa al justiciable en procura del resguardo de

su dignidad individual.

Por tanto, es evidente el paralelismo imaginario entre aquélla regla métrica

de la lengua castellana y el instituto procesal en análisis: ambas persiguen la

cadencia, el equilibrio y la ajustada armonía y evitan la disonancia, el

desorden, los atropellos y las inconsistencias.

Por lo demás, si somos consecuentes con el respeto al debido proceso legal

y a los principios de culpabilidad, razonabilidad, oralidad y contradicción, no

habrá más remedio que someter la cuestión acerca de la fijación de la reacción

penal a un tratamiento procesal de racionalidad similar al que preside la

cuestión de la imputación y de la culpabilidad. Ello podrá traer aparejado

alguna demora que deberá aceptarse como consecuencia ineludible del logro

de otros beneficios indispensables: en la obra humana la ventaja pura es

inconcebible, siempre va unida a alguna desventaja que es preciso aceptar para

lograr ciertos fines que nos parecen altamente beneficiosos59

.

Por último, debo señalar que he advertido con agrado que el Proyecto de

Código Procesal Penal de la Nación en trámite parlamentario actual (Expte.

57 Que separa un grupo de palabras del verso de otro grupo de palabras del mismo verso.

58 Cfr. HEGEL, G. W. F., Estética, versión castellana de la segunda edición de Ch. Bénard, por H. Giner de los

Ríos, T. II, D. Jorio, Madrid, 1908, p. 284.

59 Cfr. MAIER, J. B. J., ob. cit., p. 249 y BERTONI, E. A., ob. cit., p.118. Este último autor refiere que la

prolongación del juicio por esta razón trae aparejado un beneficio considerable para el enjuiciado, ya que la

pena que en definitiva se le impondrá habrá estado suficientemente meditada. De otro lado, doy por

reproducidos aquí -recurriendo a la analogía- los argumentos expuestos en el voto de la minoría en la causa

“Escobar”, de la Sala II CNCP, ya citado, referidos en la nota 26 de este trabajo y vinculados a la necesidad

de celebrar la audiencia de visu, pues una garantía reconocida a las partes no puede implicar nunca un

dispendio jurisdiccional.

Page 23: Cesura Del Juicio Oral

nro. 4050-D-2010 de la Comisión de Legislación Penal de la Honorable

Cámara de Diputados de la Nación) dispone, previo a reconocer como

obligatoria la división del juicio en las etapas aludidas (art. 252), que en la

misma oportunidad en que se diera a conocer la declaración (o veredicto) de

culpabilidad, se deberá fijar, dentro de las 48 hs., audiencia de debate sobre la

pena y su modalidad de cumplimiento (art. 272). En consecuencia, al

determinarse como obligatorio un exiguo término, se diluye la objeción

vinculada con esta cuestión.

Desde ya que la peculiar desventaja se desvanecerá totalmente cuando en

el interlocutorio de culpabilidad se arribe a una absolución y no resulte

necesaria la celebración del juicio sobre la pena.

4) E- Aplicación de la regla60

.

Resta por determinar el momento en que habrá de llevarse a cabo este

debate sobre la determinación de la pena dentro del juicio; si la cesura operará

en todos los casos y si el instituto debe regularse como imperativo o

facultativo para el tribunal o bien a pedido de parte.

Adscribo al criterio según el cual la primera etapa del juicio, en la que se

trata la existencia del hecho, su calificación y la responsabilidad penal del

acusado, debe culminar61

con la expresión de la pena máxima posible de

acuerdo a la función limitadora del principio de culpabilidad. Ello permitirá

resguardar el principio fundamental del derecho penal de acto, reaccionando la

autoridad estatal, como máximo, según la gravedad del hecho y la relación

específica del autor o partícipe con él, sin impedir que la cuestión de la pena

se maneje libremente en la segunda zona del juicio con el límite superior

citado62

.

60 Entiendo que la cesura del juicio, por los fines y propósitos altruistas que persigue, debe ser entendida como

un mandato de realización y no sólo de optimización. En este sentido, cfr. C IANCIARDO, J., El conflictivismo

…, p. 196.

61 Salvo que se arribe a la absolución del acusado, por cierto.

62 Cfr. MAIER, J. B. J., ob. cit., p. 253. En idéntico sentido, MAGARIÑOS, M., ob. cit., que, con correspondencia

con la Constitución Nacional, refiere que “la culpabilidad es el límite máximo de la pena, más allá del cual no

es legítimo ni posible que halle realización el fin de prevención general, y por debajo del cual, por

Page 24: Cesura Del Juicio Oral

Entiendo que la segunda etapa debe llevarse a cabo por el mismo tribunal

una vez dictado el veredicto respectivo, luego de un lapso razonable63

, con

mención, como dije, del monto máximo de pena conforme a la culpabilidad

por el hecho, solución que asegura un mayor control sobre la intervención

estatal en las esferas personal y social del individuo, un fundamento más serio

para esta intervención y su supresión en caso de absolución, con el

consiguiente ahorro de esfuerzos en ese mismo caso64

.

De otro lado, si bien algunos autores advierten, con razones fundadas, que

la cesura del debate no debería regularse ni como imperativa ni como

facultativa para el tribunal65

, comparto, con otros66

, la idea de que esa pausa y

distinción de etapas sea siempre obligatoria, en toda clase de delitos67

.

Entiendo, asimismo, que si el culpable del injusto se allana a la pena fijada

por los jueces en la primera etapa del debate68

, podrá pedir que no se lleve a

consideraciones de prevención especial, es legítimo disminuir la medida de la pena hasta el mínimo legal, o

en el caso en que la ley lo prevea, reemplazarla por otra consecuencia jurídica menos grave, e incluso no

imponer pena alguna”, cfr. p. 81 y BERTONI, E. A., ibidem.

63 Los códigos procesales modernos disponen diferentes alternativas, fundamentalmente para permitir que se

ofrezcan nuevas pruebas a fin de discutir la individualización de la pena. Por ejemplo -y al azar-, el art. 304

del CPP de Chubut (ley 5478) establece que las partes pueden solicitar al tribunal un plazo máximo de cinco

días luego del veredicto de culpabilidad para ofrecer nuevas pruebas para el nuevo debate. El at. 366 del CPP

de Oaxaca, México, prescribe: “El tribunal recibirá la prueba relevante para la imposición de una pena o

medida de seguridad después de haber resuelto sobre la culpabilidad del imputado, y no antes. En ese acto se

fijarán la fecha y la hora para la culminación del juicio”. Por su parte el CPP de Paraguay destaca que el juicio

sobre la pena deberá comenzar con la recepción de la prueba que se haya ofrecido para individualizarla,

prosiguiendo, de allí en adelante, según las normas comunes (art. 379). El proyecto de CPPN, como se vió,

dentro de las 48 hs. de culminado el primer debate (art. 272).

64 Cfr. MAIER, J. B. J., ibidem, con elección, con ciertas restricciones, de la alternativa opuesta, es decir que la

investigación debe comenzar desde la iniciación del procedimiento, paralela a la investigación del hecho.

65 MAGARIÑOS, M., ob. cit., p. 83.

66 Cfr. BERTONI, E. A., ob. cit., p.119.

67 De adverso, en el CPP de Rep. Dominicana (art. 348 ), en el de Paraguay (art. 377) y, entre otros, en el de

Oaxaca (art. 364), sólo habrá cesura cuando la pena imponible pueda superar los diez años de prisión; en este

caso la solicitud de división del debate, formulada por la defensa, obligará al tribunal a proceder conforme a

ese requerimiento.

68 La que no podrá superar nunca la requerida por la acusación.

Page 25: Cesura Del Juicio Oral

cabo la segunda fase69

. En su caso, dicha petición obligará al juzgador a

proceder conforme a ese requerimiento.

Por lo demás y para decidir en el juicio sobre la individualización de la

pena o de la medida de seguridad, deliberarán todos los miembros del tribunal,

en caso que se trate de un colegiado, aún los que hayan votado en contra en la

primera fase postulando una absolución, pues se trata de una materia nueva

que cobra virtualidad al haberse superado una ineludible etapa previa.

5) Incidencia en Casación de la regla procesal analizada y su vinculación

con la audiencia de conocimiento del art. 41 CP. Jurisprudencia.

Con la implementación de la cesura del debate la Casación podrá contar

con más y mejores elementos para remediar los defectos que allí se planteen.

En este orden de ideas, las revisiones de las condenas serán más expeditas y

eficientes y las partes podrán centralizar sus agravios con mayor precisión y

eficacia.

Si a nivel nacional ello finalmente sucede –como es de esperar, si se

aprueba el proyecto actual de CPPN-, deberá determinarse previamente si el

agravio se encuentra vinculado con la primera o con la segunda etapa del

debate.

Si sólo es con la primera -como sucedió en la Sala IV en la causa “Niz”-, la

Cámara, que ha resuelto casar la sentencia por alguno de los elementos

cuestionados en el transcurso de la fase o juicio de culpabilidad, podría:

a) si la corrección lleva a la absolución, lógicamente absolver70

;

b) si modifica la calificación legal o, v.gr., el grado de participación:

b) 1- fijar pena sobre la base del quantum legal del delito revisado ya que

cuenta, a raíz de la cesura del juicio, con los elementos suficientes para ello en

69 Alternativa que le permitiría al sindicado, v. gr., que no se trasunten públicamente, por no desearlo,

circunstancias personales e internas de su vida.

70 Si se absuelve al acusado negando la imputación que se le dirige la cosa quedará allí y lo único a lamentar

será el debate inútil sobre la individualización de la pena.

Page 26: Cesura Del Juicio Oral

base a las pruebas analizadas y ya discutidas por las partes en ese segundo

debate71

;

b) 2- pese a haberse celebrado y no cuestionado el debate sobre la

individualización de la pena, imponer la sanción fijada por el legislador para

ese injusto culpable -modificado en Casación- en su mínima extensión, por

razones de economía procesal y para evitar mayor dispendio jurisdiccional;

b) 3- reenviar la sentencia a otro tribunal para que se realice un nuevo

debate sobre la pena en sentido amplio y por el injusto culpable corregido.

De otro lado, si el agravio se vincula con la segunda etapa del juicio, ya sea

en forma individual o alternativa con el juicio de culpabilidad72

, por existir, a

criterio de la defensa, una deficiente fundamentación de la pena o, por

ejemplo, por haberse negado la introducción de alguna prueba ofrecida por las

partes en esa segunda faz, la Casación podría, si admite el recurso,

c) reenviar la sentencia a otro tribunal oral73

en los mismo términos que b)

3-, o sea para que se lleve a cabo un nuevo debate sobre la pena en sentido

amplio74

;

d) reenviar la sentencia al tribunal de origen para que celebre un nuevo

debate sobre la pena, razonando lo que en el primero quedó irrazonado75

;

e) subsanar el defecto e infligir la pena que corresponda tomando en cuenta

el abanico legal ofrecido por el legislador en el injusto culpable ya

determinado, en el supuesto de que en la sentencia recurrida se ofrezcan tantos

71 El déficit en esta alternativa se evidencia por la falta del pedido concreto de pena del fiscal por el delito

corregido.

72 Si recayó condena y los agravios se vinculan con ambas etapas, la Casación podría seguir con las

eventuales quejas sobre la cuestión de la pena, con los alcances fijados, por más que la condena varíe el título

jurídico que la sustenta. Habida cuenta de que la sentencia es única y está compuesta por dos ramales o fases,

será más práctico para Casación analizarla, pudiendo darse el caso adverso, o sea, confirmar la primera etapa

y anular la segunda.

73 Este tribunal deberá aceptar la fuerza obligatoria del interlocutorio de culpabilidad.

74 Posición que, a mi ver, mejor se concilia con el respeto a la dignidad humana, con la garantía de la defensa

en juicio y con el debido proceso legal, especialmente con el derecho al recurso (arts. 75, inc. 22 CN, 14.5

PIDCyP y 8.2 h CADH). En ese sentido, cfr. BERTONI, E. A., ob. cit., p.119.

75 En esta opción, podrían existir eventuales objeciones sobre la parcialidad del tribunal.

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elementos útiles para su individualización que le permitan realizar una

operación en principio reservada al tribunal de juicio;

f) imponer la sanción fijada por el legislador para ese injusto culpable en su

mínima extensión, por razones de economía procesal para evitar más

dispendio jurisdiccional y respetar el plazo razonable.

Ya habrá advertido el lector que no albergo dudas en cuanto a la

conveniencia del reconocimiento de este instituto procesal a nivel nacional, y

ello así a los efectos no sólo de un mejor debate sobre la individualización de

la pena en los tribunales sino, por sobre todo, a fin de que la instancia revisora

cuente con más elementos -detallados y razonados- para examinar una

sentencia condenatoria.

Ahora bien, en los supuestos b) 1- y b) 2-, e) y f), es decir cuando en

Casación se inflija pena, será ineludible e inexcusable76

celebrar con las partes

–víctima incluida- y, desde ya, con el imputado, la audiencia de visu prevista

en el art. 41 del CP –doctrina que fluye del fallo Niz de la CSJN-, aún, según

mi opinión, para el caso en que se decida aplicar el mínimo legal de la pena77

.

Por lo demás, deviene pertinente resaltar que ya en la jurisprudencia de la

Casación nacional78

se ha advertido sobre la inadecuada regulación procesal

que rige actualmente para resolver los casos en que se ponen en evidencia

ilogicidades o arbitrariedades al momento de la mensuración de la pena.

En ese precedente la defensa cuestionaba la aplicación de una pena de tres

años y seis meses de prisión por haberse omitido evaluar en el debate79

si la

enfermedad que padecía su asistida podía influir o no en la determinación de

la pena, cuáles podrían ser los efectos que significaría un encierro carcelario y

la efectividad de llevar adelante el principio de resocialización frente al breve

76 Además de contar con el pedido expreso de pena del fiscal.

77 En esa oportunidad se debatirá, por ejemplo, sobre su necesidad, su substitución si se trata de una pena

privativa de la libertad ambulatoria, en caso de que estuviera prevista legalmente, su modo y lugar de

cumplimiento, sus consecuencias accesorias, etc.

78 Cfr. CNCP, Sala III, “D. L., C. C. s/rec. de casación”, causa nro. 11.350, Reg. nro. 592/10 del 29/4/10, voto

de la juez Ledesma, en minoría.

79 No parcelado, obviamente.

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lapso que cumpliría como condenada la persona hallada culpable, en atención

al tiempo que llevaba detenida como procesada.

Allí se dijo que estos extremos “… exigen la necesidad de prever una

cesura del debate a fin de discutir, determinada la culpabilidad, el monto, tipo

y modalidad de la pena que se impondrá … Bajo esa directriz [ ] la

complejidad que se presenta en autos debe ser discutida dentro de un marco

adecuado que garantice los principios de contradicción, inmediación y

producción de prueba … De esta forma [ ] deberá darse intervención a un

nuevo Tribunal para que -en forma urgente- fije una audiencia de debate para

que se discuta la nueva pena a imponer, conforme la doctrina sentada en el

presente”.

6) Conclusión

La división del juicio penal en dos etapas o cesura del debate está prevista

para sortear los fallos injustos, demasiado severos o rigurosos.

En la práctica procesal actual se observa cada vez más que las sentencias

condenatorias contienen reacciones penales arbitrarias e inmotivadas en

cuanto a la fijación de la sanción y a su modo de cumplimiento, y ello en la

mayoría de los casos por infligir penas sin la suficiente y adecuada

deliberación, discusión y tratamiento que tan relevante cuestión requiere.

En consonancia con el proyecto de código procesal penal federal hoy en

examen y tratamiento parlamentario, académico y doctrinario, el debate sobre

la sanción a imponer que se celebra después del debate sobre la culpabilidad80

constituye la única manera de vencer la inercia de más de un siglo de restarle

importancia a la cuestión de la determinación de la pena81

.

Con su implementación se permitirá siempre y en todos los casos someter a

discusión entre las partes y posterior deliberación jurisdiccional los temas

relevantes que en esa fase se presentan, ello a fin de alcanzar el mayor grado

80 Permítaseme la anáfora con el término debate.

81 Cfr. BERTONI, E. A., ob. cit., p.119.

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de seriedad y motivación en su individualización. Así lo entiendo pues, en

definitiva, con el reconocimiento de este instituto lo que sólo se procura es un

mejor debate sobre la pena.

Nota: El 24 de agosto de 2010 y en virtud de lo resuelto por la CS en el caso sub examine, los jueces de la

Sala IV recibieron en audiencia de visu a D. G. La causa nro. 8585 del registro de este Tribunal, “Niz, Rosa

Andrea s/rec. de casación”, actualmente está en pleno trámite.