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"La etimologÍa de este nombre, Chaco, indica la

multitud de naciones que pueblan esta región.

Cuando salen a cazar los indios juntan de varias

partes las vicunas y guanacos; aquella muche-

dumbre junta se llama Chacu, en lengua quichua,

que es la general del Perú, y por ser multitud de

naciones las que habitan las tierras referidas, las

llamaron a semejanza de aquella junta, Chacu, que

los espafroles han corrompido en Chaco."

Pedro Lozano, Descripcìon chorográfìca det Gran Chaco Giualamba

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IHFit] Mt]LTIït]D DE NFiIINE5

Las fronteras de la Arqentina actual se deïinieron de muchos rnodos,

entre eilcs las separaciones de regiones del antigua virreinaïa -.que

cansïituirían los países de LJruguay y Paraguay- y el desplazamienïay sumisión de los grupos indígenas. Fueron las campanas de Roca

hacia el sur y de Victarica hacia el norte las que terminaron de mar-

car las Íronteras argentinas. La nación es iambien resuiÌado cie un

conjunto de exacciones y de pclíticas que artictlan la inclusión con

la expropiación, Aun en los mejores niomentos de su historia puede

verse la reiteración dei gesto coionial. [- incluso en las siluaciones

en que la lengua nacional se ha querido lìgar a la emancipación, ese

intento coexistió con el desprestigio o la subordinación de las lenguas

de los pueblos ìndígenas.

En esia firuestra se intenta pensar al üran Chaco argentinc en su

proliferanÌe heterogeneidad, allí en donde se muestra el hábitat de

un conjunlo de pueblos cuya cercanía es tarìta cümo su diferencia.

No basïa eso, se sabe, para revertir la situación en Ia que esas

lenguas se encuentran ni para disminuir el rlano sufrido por sus

hablanÌes a lo largo de la historia. Pero sí, y a eso aspiramos, a reco-

nocer la rnultiplicidad cuitural y lingüística que constituye el territtrionacional. Que en el nombre de la región esté elquechua, y que ese

nombre remita, como escribe Pedro Lozano a lo múltiple y colecÌivo,

nos permite conjugar el pasado con la utopÍa.

El Gran Chaco es una región que incluye zonas de Brasil, Paraguay

Bolivia y Argentina. En ese terriloria se hablan más de 32 lenguas.

En la muesïra Chacu: multitud de nacíanes, nos limitantos a consi-

derar aquellas que se habian en la parte argentina de la región. Se

tINIt]H5 INDIIEl\H5 EN EL IRH[l Il]ilII

Ìrata de nueve lenguas, con disïinta capacidad de persistir: las hayque se transmilen cornunitariamente y que hablan los ninos; y hay

olras de las que se perciben los resccldos en la memoria de sus

últimos hablantes. Los puehlos pilagá, wichí, mocoví, avá guaraní,

tapiete, nivacié, qom, vilela, chorote, n0 generaron lenguas escritas,

aunque algunos de eilos están encarandn su estandarización en los

últimos anos. Por ello se requiere de la voluntad de k:s integrantes

de los pueblos y de estrategias de reievamiento antrapológico y lin-güís{ico para difundirlas. Fensamos esla muesïra como parte de ese

esflLerzn comrin.

lVuse* del libro y de la iengua

de Ìa Bibiioteca Nacional

HRIENTINI

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E[IRflNEIH Y sEl'4EJHNIH

No quise dejar de sumarme a la celebración de esia exposicìón sobre

las lenguas del Chaco. Su importancia surge de la Íuerte capaci-

dad que tienen para interrogar nuestra propia condición lingÜística.

Soiamente quiero asentar una sucinta observación que brota de Ia

cantera perpleja del no estudioso, del apenas curioso por el habla

de otros puebios. Curiosidad que parÌe de la conciencia de que so-

mos hablantes de una lengua, y podemos al mismo ïiempo siiuarnos

como extraÕos absolutos ante la lengua de estos pueblos que sin

embargo, están con su lengua -de tantas maneras comprobables-

dentro cie nuestra propia lengua. aPero alguna vez se es extrano ab-

soluto respecto a otra lengua? Cuando nuestra comprensión primera

de otro hablante se halla inmersa en el océano compafiido de una

identidad lingüÍstica todo parece transcurrir en el reino de los im-

plÍcitos profundos, que surgen del interior de los primeros fonemas

que organizan el lazo con todo lo real e imaginado. Pero basta un

pequeno tropiezo en nuestra prcpia lengua, una asïilla no acomodada

en el flujo incesante que nos peÍÌenece, para introducirnos de re-

pente en otro rnundo lingüístico Ese otro universo donde se presen

tan en radical diferencia las relaciones del espacio con el tiempo, del

tiempo con los oÍicios, de la mirada con los objetos, de las acciones

con las lógìcas de expansión, sínïests, interpelación, simbolización,

opresión o animación de las cosas, En el hablar y luego en los oficios

de la gramática, subyacen todos los recursos profundos del pensar

No es un lingüisïa el que tradujo este sentimiento de peftenencia

y extranamienïo que conviven en el sujeto de cualquier lengua, al

punto de que pensamienÌo y lengua no puedan cabaìmenie diÍeren-

ciarse. Fue quizás Baudelaire con su "hipócrita iecÌor, mi semejante,

mi hermano". Con cambiar ia paiabra lector por alguna olra vinculada

al hablante que s0m0s, percibiríamos de inmediato que semejanzas

exÌrafras nos hermanan y que er el fondo podríamos ser ajenos co-

medianLes dc ntrestras propias jergas.

l-loracio González

Director de la Biblioteca Nacional

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BRA$IL

PAAAüUAY

AHGTNïIHIA

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tH5 tEl\[t]H5 HMERIIENIS, FRiNH DE

Se ha dicho que ias lenguas reflejan ei status sccial y palítict que

Ìienen ios pueblos y sus hablanïes. Ya desde 1492,|a conquista de

America creó un espacio sçcial de contacto aún vigenÌe caracteri-

zado por relaciones estrechas y duracleras entre los pueblos crigi

narios y los europeers y sus descendientes, regidas por la asimeÌría,

la ccerción y ell conflicto. En ia Argenïina, mienlras las luchas dü la

lndependencia tuvietcn a muchos indígenas ccmo prntagontslas, ia

funrlación del Fsiado nacicnal en la segunda mitad del siglo XlX, ba

sado en un proyeüto eccnómica agro-expurtador, una fuefie política

inrnigrainria y una ideoiogía monalingüe, rnonocullural y eurocéntri-

ca, se lievó a cabo sobre e I exlerminia de lns pueblos orìginaritts y

el sojuzgamiento de los sai:revivientes. lnspirada en una concepción

darwinisïa y bioicgicista rJe las l*nguas, ha esïado tenicla de una

ideolcgía rleldesprecio no sólo a las lenguas originarias y a quienes

las habian, sino a las variedades regicinales del espanniy ias lenguas

rje los inmigrantes pobres que llegarcn a nueslrn paÍs,

Fn el Chaco, se intensificó la sedentarización impuesta a lns abo-

rígenes, ya instrumentada en la ccionia desde temprano, para su

usl c0nl0 niano de obra esclava en ingenios, cosechas, tarnpos y

abrales. Las maïanzas ejemplificadnras" ilegan hasïa nuesïrns días,

y yíÌ n0 se puede decir que íue Hcrnán Cofiés, ni siquiera Roca o

\lrclnrica. San Javier, 19ü4; FarïÍn Yunka, I319; hiapalpi 1924', El

Zapallar, 1S33; Rincón Bomba, 1Q47, LaPrimavera, 20"10: la muer-

Ìe, el mieclo y la resistencia atraviesan los relalos testimoniales, La

apropiación de las tierras y el trabajo son ias causas encubienas

o expiíciïas. Desde la epoca colonral, la resistencia indígena en el

Chaco asumió clistintas manÌfestaciones: acciones guerreras, movi-

rnientos milenaristas y el ejercicio de Ia antigua y sulil estrategia del

disimulo, que tan bien describe Josó María Arguedas en El zarro de

arriba y el zarra de abajo, para los pueblos andinos. lJna doble invisi

bilización se instaló con fuerza duranle el siciio XX: la del Fslado qLle

ignara la diversidad de pueblos que habiïa la Argentina v la de los

indígenas que sólo pueden sobrevivir con el ocultamiento.

A parlir del reüreso a la democracia en i 983, se han ido produciendo

avances en ei reconocimiento leqal de los derechos de los indígenas

como pueblos preexistentes. Sin embargo, la subordinación socio-

políÌica, económica y cuiÌural continúa. Y las ideoiagías subyacenles

Y RISISTENIIF DEsDE t]HtE 5IItII

a la conquista, primero, y a la íundación de los estados nacionales,

rlespués, están activas, muchas veces conïrabandeadas bajo la for

ma de discursos polílicamenÌe ccrrectos y acciones aparentemente

progresistas.

En ese marcn, iodas las lenguas indígenas habladas en nuestro país

están en peÌigro. La presión del espanal, su prestigio y la necesidad de

aprenderln, el prejuicio y la discriminación que aún sufre n sus hablan-

tes, ei papel que ha cumplida ia escueia en la casteilanizaciÓn forzada,

la difusión cada vez más exïendida de los medios de comunicaciÓn

sólo en espanal y la numerosa niigración a las ciudades así lo senalan.

Sabemos que ia dicotonría espannl versus lengua orìginaria es falsa.

t-n realidad, la vitalirlad de las lenguas ariginarias depende del desa'

rrollo de contextos de bi y multilinoüismo y equidad sacial.

Las lenguas chaqueiìas nü son una excepción, Este es ei desafío y

ia responsabilirJad desde hace anos, para iodos los miembros de la

saciedad. Sólo Ìiene ïuÌuro una lengua que se use en dominios am

plias y se iransmila de generación en generaciótt. No impofia tanto

la cnnservaciórr cie ias n0[mas tradicionales: iodas las Ienguas del

mundo cambian ïampaco es un problema que se adopten préstamos

de atras lenguas: el espanol esïá plagado de ellos y nadie duda de

su viialidad. l-s1á demostrado que el purismo ha sido una práctica

reaccionaria para oïras lenguas americanas. Pero que nadie se quede

lranquilo pürque se enser'ian palabritas en la escuela o se cuenta con

un diccionario. Una lengua vive cuanclo se usa para la comunicación,

La urgencia es, entonces, clesarrollar iniciativas con protagonismo in"

dígena, las únicas que han probado ser efectivas para ia conservación

y reviialización lingüÍstica en todo el mundo, y prestar oídos atentos

a las necesidades planteadas por las distintas comunidades. Simul

láneamente, plantear acciones sistemáÌicas en marcos que abarquen

sectores más amplios de la sociedad nacional, que enriquezcan el

conocimiento y la valoración de los distintos pueblos indígenas, sus

culturas V sus lenquas, desarticulando el prejuicio y desafiando las

hases irracionales de la discrirninación.

Lucía A. Golluscio

Universidatl de Buenos Aires

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RR5[il5 DE LH5 tENIt]F5 DEL IRFN il]HiI HRIENïINI

Una mirada al conjunto de las lenguas chaquenas pone al descu-

bierto una Íisonomía caracterizada por rasgos recurrentes en estas

lenguas y culturas que compaftieron la región y los recursos de su-

pervivencia durante milenios,

Fn el léxico, se advierÌen aspectos comunes en cuanÌo a la clasiÍi-

cación del universo de la experiencia de los habitantes del Chaco

El nombre del "sábalo" (típico de los ríos chaquefros) usado como

genérico de"pez", y que pueblos diversos realicen en los etnónìmos

distinciones basadas en elcurso del río ("los de río aniba", "los de río

abajo", "los de lugar donde el río corre encajonado") son algunos de

los muchos ejemplos.

Asimismo, el sistema de parentesco, que desde lo antropológico obe-

dece a una iógica particular de organización social, desde lo lingüÍs-

tico da cuenta de una diferencia fundamental en la denominación

de los parientes consanguíneos según estén vivos o Íallecidos, por

ejemplo, en nivaclé watò'akfa 'esposo/a' y pawatxaja 'esp0sO'

(nombre de duelo). Hablar estos idiomas supone entonces, un c0-

nocimiento sutil y a la vez proÍundo del léxico, sus combinaciones y

forma correcta para poder transmitir los matices específrcos de los

significados de las palabras.

Sus gramáticas son tan complejas c0m0 la de cualquier lengua. Los

verbos cambian en su conjugación, dependiendo de la cantidad y

clase de información que se hace explícita. Además, una sola pa-

labra basta para expresar lo que en espanol requerirÍa una oración

compleia: en pilagá, selot'atalo'y0 estoy mirando a varias perso-

nas', o en wichí n't'osyenla'ape 'y0 voy a hacer que lo pises'.

En las mataguayas wichí, chorote y maká, los verbos expresan el

tiempo del evento, si algo pasó o va a suceder. En cambio, los verbos

de las lenguas guaycurúes qom, mocoví y pilagá puntualizan las

diferentes perspectivas desde las que se puede enfocar una acción

(la continuidad, la conclusión, etc.): pilagá nakiaçana 'oyó algo'

frente a nakiaçatak'estuvo escuchando', pero no el tiempo del

evento, que en las guaycurúes lo indican los adverbios de tiempo u

oÌras expresiones. También, la referencia a un participante de pri-

mera persona (yo) o segunda persona (vos) dentro del verbo, puede

aparecer bajo dos formas disiintas en las lenguas guaycurúes, En

pilagá, por ejemplo, se realiza esta diÍerencia en el mismo verbo:

siyo'yo le lavo (la cara) a alguien' frente a fiiyo'yo me lavo', Esto

dependerá de la clase de verbo y del significado del evento: si la ac

tividad es voluntaria o no, si se dirige hacia el propio cuerpo o hacia

otra persona, entre muchos otros factores.

Hay en el verbo partes portadoras de senÌidos que en las lenguas

europeas se expresarían por medio de preposiciones o adverbios de

lugar. Más aún, es posible variar la palabra con una misma base o

raí2, sólo cambìando la información sobre dónde se realiza o la di-

rección hacia dónde se dirige: selot'ot'dirijo la mirada hacia arriba'

y selotapege 'dirijo la mrrada hacia adelante', o senotaçasom'salto hacia el agua' o senotaçasegem 'salto hacia arriba' (como

cuando se sube a un árbol). Se advierte, de paso, cómo la geograÍÍa

y el medio se incorporan a la gramática de la lengua.

En las oracìones no está siempre indicado quién hace qué a quién

La interpretación de "María le ofreció un plato de conída a Juan"

como tal, depenclerá de los índices marcados en el verbo y del or

den en que se presenten las palabras, dado que n0 se encuentran

en este tipo de oraciones una preposición "a" que distinga "quién

ofrece" (María) de "quién recibe" (Juan).

En wichí se hacen distinciones más pormenorizadas en algún pro

nombre, n0 ya en cuanto al número sino a la persona. Se usan pala

bras diferentes para decir "nosotros" (primera persona plural), según

esté el oyente incluido o r1o. íolhamil/z ('nosotros', es decir'vos y

yo') Írente â. n'lhamilh ('yo y alguien más pero no vos'),

Para el pronombre de tercera persona ("él' o "ella") las lenguas

guaycurúes no tienen una palabra especial sino una variedad de

expresiones que senalan a un referente -masculino o Íemenino

según criterios c0m0'mayor 0 menor cercanía', 'forma o posición'y

'movimienïo'. Así, hanam'e debería entenderse como 'ella-viniendo

hacia acá o presente', no simplemente c0m0 senalando, sino agn:

gando en qué circunstancias se encuentra la persona seiìalada, Las

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lenguas mataguayas camparten con las guaycurúes ia instancia-

ción de la posición y la distancia, y el movimiento de las enÌidades

designadas: en wichí, pÌatul'a 'plato' (extendido, horizcntal; lejos),

(wichitsi 'persona wichí que viene hacia acá' frente a wichitsu'persona wichí que se dirige hacia aliá'. No obstante, comparan-

do lenguas chaquenas de origen diverso adveftiÍnos que ni el lugar

donde ocurren estas partículas, ni su Íorma a veces coincide. Son

los rasgos que hacen al signiÍicado y los criterios de clasificación

dentro de sus gramáticas lo que es semejante, hasïa se diría que

tÍenen cierÌa identidad.

Finalmente, una característica bastante uniïorme son los sonidos, re-

pedorios de consonanies que se pronuncian con el aire que sale de

los pulmones, sumado a los movimienÌos arttculatorios de la Íaringe

y la laringe, así como el ensordecrmiento de sonidos típicamente

sonoros y el predominio del acento prosódico en la última sílaba.

Alelandra Vidal

lnstìtuïo de Invesïigaciones LingüÍsticas-Facultad de Humanidades UNaF

CONICFT

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LH ISiRITt]RH Ï tE5 LENIt]F5 IHHIL]ENR5

La escritura es una herramienta con funciones específicas y diÍe-

rentes en cada sociedad, y que conlleva formas, usos y propÓsitos

distìntos a ios propios de la oralidad. En la conÍormaciÓn del Estado

nacional argeniino, la imposicìón del castellano como lengua "Únìca"

(modelo trasplantado a nuestro coniinente desde la colonizaciÓn his-

pánica) sìgnificó tarnbién la instauraciÓn de una cultura que Ìiene a la

escriïura como el medio "legitimo" para preservar la memoria social y

transmitir y (re)producir el conocimiento. Fn las sociedades indíEenas

tales funciones han sido desempenadas tradicionalmenie en forma

oral, nrediante complejos y variados generos y esïilos discursivos.

En el caso de los pueblos chaquenos, la escritura de sus lenguas

aparece, en el sigÌo XX, vinculada a fines religiosos, fundamental-

menïe traducciones rle la Biblia realizadas desde las iglesias pro-

testanïes. Son estos los prinieros textos escritos en estas lenguas

que lian alcanzadn ciefio grado de circuìaciÓn entre los hablanles.

También la labor de antropólogos y linguisÌas conjunïamente con

hablanïes, ha intervenido en ia elaboraciÓn de escriÌos en lenguas

indíEenas, principalmente lranscripcìones de textos orales"

Con ia inclusión, en las Llltirnas décadas deisigtro XX, de las lenguas

indíEenas en las escuelas se pteseilta Lln nuevo desafí0, de naturale-

za pedagógica: la elabnración de ma{eriaìes para la alfabetizaciÓn en

ellas Se genera, entcnces, en las escuelas, una rnayor visibilizaciÓn

de ias comunidades, no sólo por la presencia de los estudiantes sÌno

ïambién por la participación de maestras y mìembros de las familias

En este marco, ios mismos hablanÌes comienzan a invoiucrarse en

de{inir la fnrma cle escribir sus lenguas, analizando y discutiendo

la representatividacl de ias diferentes prnpuesïas. Las necesidades

educaiivas (básicamenie: aiÍabetizar) convergen con las reivindica-

ciones indígenas, que inciuyen la escritura de la propia lengua cnmo

una práctica que aporta al fortalecÌmiento idenïitarì0.

Todo proceso de fijación de una ienEua a la forma escrita origina ten-

siones V conflictns Una expresión de tales conflictos es la dificuliad

yio resistencia para elaborar sistemas de escritura unificados para

las lenguas chaquenas, Siendo que la funcìÓn esencial de la escritu-

ra es borrar ias cliversidades, tanïo en el tiempo c0rn0 en el espacio,

las decisiones sobre cómo y para qué escribir ìmplican cuestiones

ideológicas y políficas que hacen a las idenÌidades y a las relaciones

de poder.

En este contexto, en la elecciÓn de las normas de escritura (alfabe-

tos, orloqrafías, eÌc.) Ia mayor 0 menor similitud con el castellano

(tomado como "modelo") refleja frecuentemente, necesidades y

posicionamienïos vinculados con la auÌonomía de los pueblos. Tam

bién las identidades locales o de subgrupos suelen maniÍesÌarse

en diferentes sistemas de escritura de una lenqua, relacionados

con variedades dialectales y/o usos diÍerenÌes. No resulta extrana,

enÌonces, la coexistencia de varios sistemas de escriÌura para una

mìsma lengua. Cabe senalar también que la instauraciÓn de una

norma única, aceptada por lodos los hablantes, involucra ïiempo y

poder: el castellano es un claro ejemplo.

Por oÌro lado, en los últimos tiempos la preocupaciÓn se ha icio des-

plazanrlo hacia la expansión dei uso sociai de las hoy tncipientes

prácticas de escritura, aún subordinadas a los grupos y usos domì

nantes. La ampliación de los espacios sociales de producciÓn y cir

culación de textos escritos e n lenguas indígenas constìtuye el desafío

actual, en un contexïo especialmenle compieio que se caracteriza

por la reeìucción, muchas veces drásiica, de las funciones de estas

ienguas en favor del casïellano.

Finalmenle, vale desïacar que este proceso requiere escritoras y es

critores que escriLtan auiónomamenÌe, La auïonomÍa de las y los ha-

biantes para hacer más Íuncional su lengua (tanto oral como escrita)

está deierminada por las condiciones sociohisiórìcas de cada pueblo

L-a lucha por condiciones iniegrales de vida que favorezcan el libre

uso de sus ienguas es paffe de la liÚsqueda de la voz propia de los

pueblos indÍgenas No cerremos nuestros sentidos a esas voces,,.

Beatriz Gualdicti

Area rle [studios Interdisciplinarios en FducaciÓn Aborigi:rr

Deparlamento de tducaciÓn-Universidad de Lujiit t

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I F5 ï 5i]5

Desde el siglo XVI la colonización europea emprendió la tarea de

describir las "lenguas exóticas" c0m0 un eslabón necesario en la

acción de "civílizar" y "evangelizar". El resuitado Íue el gran número

de artes (c gramáiicas) de lenguas indígenas americanas escritas

desde ei siglo XVI al XlX. Estos antecedentes deben disÌinguirse

sin embargo, del esïudio cienïífico de las lenguas amerindias, que

se desarrolló desde los inicios del sÍglo XX en los Esïados Unidos

como compiementt de las investigaciones antropológicas. Se inicia

así una rnanera de concebir el estudìo de las lenguas rnuy alejada

de la tradición eurnpea, de cufie histcricista, que priviiegiaba los

materiaies esr:ritos y, en particuiar, ias procedentes de ias ienguas

clásrcas. Por el contrario, lns nor-teamericanas Boas, Sapir, Bloom-

field, Hocketï enïre 0tr0s, promovieron la metodologÍa de campo,

desïinada a recoge r ma.ïeriales lingüísticos orales no codiÍicados y a

analizarios de manera sistemáïica y rigurosa. La tarea del lingüisïa

consistÍa en agrupar estas lenguas en familias, procedenies cie una

proïolengua común, y en elaborar gramáticas en la que se des-

Ìacaran las caracl.erísticas peculiares de los respectivos sistemas

fonalógico, mnrfclógico y sintáctico

Frente a este interés por lo parlicular,en cambio,la hipóïesis de los

universales linEüísticos hace hincapié en las características com-padidas por las lenguas del mundo, Así, en la gramática generati

va, Chomsky explica la capacidad de todos los seres humanos de

aprender de manera rápida e intuitiva su iengua materna a par-lir

de ins universales que forman parte de su dotación genética; a

su vez, las diferencias interlingüísticas se encuadran mediante los

parámeïros que resÌringen las posibiiidades de variación de las len

guas naïurales.

Si la ïarea del lingüista es comparar las lenguas y delimitar el campo

de la variación, las lenguas amerindias y, en parlicular las habladas

en zonas en las que convjven diferentes lenguas peiÌenecienïes a

más de una familia como el Gran Chaco, brindan un campo Íéililpara ia observación y estudio de soluciones diferentes a las conoci-

das en las ienguas europeas, sea por las categorías que se expresan

o por Ia manera en que se organizan. Una categoría controvertida es

la deladjetivo, considerada una clase léxica abiefta en el espanol,

pero qlre, por su escaso repertorio, parece más bien una clase ce-

rrada en estas ienguas, y con lÍmites no siempre claros en relación

con el verbo. En varias de esÌas lenguas el verbo esïá marcado por la

caïegoría del evidencial, que indica el grado de certeza del hablante

con respecto a lo que afirma, según lo haya visto de manera directa

o a través del relato de terceros; asimismo, un conjunto de afijos

se anaden a bases verbales o adverbiales para indicar ubicación

espaciai o diÍerentes formas de acïuar sobre los objetos. En cuanto a

los sustanïivos, en estas lenguas se marca obligatoriamente con un

prefijo a los que se categorizan como posesión inalienable es decir,

como pafte inherente del individuo: pades del cuerpo, términos de

parentesco u objetos que se incorporan a la vida más íntima.

Por olra parte, las lenguas del área chaquena permiten invesÌiqar

las condiciones de Lrna situación de contacto intenso, lanto entre

las lenguas aborígenes comc entre éstas y el espanol, y sus resul

Ìados en la convergencia de rasgos que n0 se explican genéÌica-

mente, y en los cambios que se producen en los rasgos fonológrcos

y gramaticales del espanol adquirìdo como lengua segunda por

estos hablantes. La complejidad y las difìcultades surgidas por la

convivencia en este territorio se p0ne cie manifiesto en las dobles

denominaciones que a menudo han recibido estos pueblos y sLrs

respeclivas lenguas: mientras que los elnónimos que se aplicaban a

sí mismos -o autónimos- aluden a su condicrón de seres humanos,

los que recibieron de los otros, como los guaraníes o los quechuas,

a menudo era burlón o denigratorio; es lo que ocurre, por ejemplo,

con la pareja qom/1oba, wichÍ/mataco, choroteimanlui, ava guaranr/

chiriguano, nivaclé/chulupí.

Angela Di Tullio

Universidad Nacional del ComahLre

Asesora lingüística del l\4useo del lilrro y de la lengua

DIFERINTIRSLENIt]H5

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it Ft]E[il DEL MIï[ ï Dtt |BR[

Como El Libro en el que se basaban las creencias de nuestros ma-

yores, los mitos son la Íorma en la que los pueblos originarios deì

Chaco expresaban no sólo el saber sobre el mundo y las cosas, sino

también muchas de las normas y los códigos aceptados 0 pres-

criptos. Sin embargo, a diferencia de la Biblia, no existe un canon

de estos relatos, porgue los idiomas chaquenos no se escribían.

Cada vez que se narraba uno de estos "cuentos" se actualizaban

los contenidos colectivos con la forma que le otorgaba el narrador

circunstancial, y cada una de las versiones era tan original como

cualquiera de las otras.

La función de los relatos tradicionales que llamamos mitos, como

la de la Biblia, consistÍa en justiÍicar el conjunto de los valores y de

los significados compartidos, la manera de estar en el mundo, de

cada uno de los más de cincuenta pueblos que forman los indígenas

del Gran Chaco. Considerados verdaderos y presentes, con inten-

ción explicativa o ejemplar, estos textos orales proveían el soporte

intelectual y emocìonal de la vida colectiva. Se trata de una literatura

efímera cargada al mismo tiempo con la estética multisecular de las

tradiciones populares, y una forma de lenguaje que transmite la ética

y la ontología compaftidas. Próxima al sueÍio y caraclerizada en cada

caso por un estilo narrativo con sintaxis y etiqueta propias, la confu-

sión entre mito y cuenio inÍantil no puede ser más perversa, porque,

en cierta forma, ìos ninos eran destinatarios principales de este sofis-

ticado vehículo de transmisión explicatìva, ética y religiosa.

Los temas y motivos que pueblan los mitos chaquenos tienen todos

un aire de familia que compaften con los relatos de otras partes del

mundo, en especial de América, recordándonos una y otra vez el

programa inacabado que propuso Giambattista Vico en su Scienza

nulva: un inventario de los universales fantásticos que comparte la

humanidad. Sin embargo, para cada uno de los pueblos del Chaco

son diferentes los significados y los valores con los que están carga-

dos y que transmiten los relatos.

Un tema tan conspicuo como el del ladrón del Íuego, ya sea el Pro-

meteo de la antigua Grecia, elWiyes (Cuis-Cavia sp.) enlre los wichí

occidentales, 0 WarifrI'ek (Acufto'Ctenomys sp.) entre los pilagás

del banado La Estrella, significa en cada lugar cosas diferentes. Para

la gente del banado el sentido de ese tema se asemeja a una defi-

nición original de la humanidad: desde entonces los hombres nos

diÍerenciamos de los anrmales porque comemos cocido y, siguiendo

el razonamiento lógico, debemos esa condición identitaria precisa-

mente a Wariiil'ek. Entre los wichí el interés se repafte entre la

distribución del fuego en ciertas maderas del monte que conduce

a la historia de un antiguo apocalipsis ígneo y la marca constatativa

que ostenia el animal en su cuello, impronta indeleble de aquel fuego

original que Cuìs escondió allí con astucia.

Fl conflicto, variante del tema gemelar, entre el payaso burlador, pro-

totipo del Zono, que en Norteamérica encarnan un lobo o un coyote

al que llaman "timador", y el héroe cultural que aquíes nuesÌro cam-

pestre y solar carancho (Polyborus plancus), aparece en cada uno de

los pueblos del Chaco central como el ciclo nanativo vertebral que

explica, con el recurso exquisito del humor, los más diversos puntos

que llaman la aÌención sobre la condición humana y del mundo que

la alberga. A partir del mestizaje, tal vez en las antiguas encomiendas

del Salado, muchos de estos relatos chaquenos pasaron íntegros con

una función más modesta a las culturas criollas. Asívolvió a Espana

la imagen especular de un Pedro Urdemales americano, interpretado

por Bernardo Canal Feijoo como la expresión del trauma psicológico

original de la conquista.

Como en un calidoscopio donde las diÍerentes posiciones de las

piedras en la luz remedan los diferentes sistemas de creencias, los

mismos temas y motivos se ordenan, contraponen, encadenan y re-

piten de diferentes maneras. Las mujeres hermosas que bajan del

cielo o emergen del agua con su vagina dentada significan una cosa

en algunos pueblos, y en otros, otra. En cieftos lugares la mujer que

come crudo, y se transforma en un ser horroroso que devora a su

marido, justifica y regula los tabúes menstruales, en 0tr0s, explica el

origen del tabaco 0 la emergencia del omnipresente chamanismo;

por fin, en muchas otras partes, relata la odisea de la humanidad

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l)rirnigenia que se refugió de la ogresa caníbal en el palo bona-

dxt (Chorissia insígni$,lo que puede constatarse hoy en ìas espi-

rras características de ese árbol, que no son más que las unas del

rrronstruo clavadas en la madera carnosa del tronco prototípico. En

rnLrchos pueblos el relato que explica la emergencia de los colores

y la morÍología de las aves revela una antropogonía original para un

mundo poblado "en aquellos tiempos" por "aquellos seres primige-

rrios" de forma oscilante.

[n el discurso cotidrano la palabra "mito" es hoy sinónimo de "falso"

o "mentiroso", porque los antiguos usos americanos Íueron desacre-

tiitados de manera sisÌemática por la propaganda religiosa. Desde la

conquista de los reyes católicos el proyecto de la conversión fue cen-

tral. Por Íin, en el último siglo las religiones amerindias incorporaron

el cristianismo evangélico que enfaÌiza el culto literal de El Libro, y

los relatos míticos pasaron a ocupar Ia trastienda oscura de los usos

diglósicos: los usos que, aunque inconvenientes, son aún irrempla-

zables en el conjunto funcional porque Ìodavía no se les ha hallado

un sustituto eÍiciente" Por suerte, los mitos de los pueblos originarios

chaquenos permanecen aún hoy como herencia lingüística Ìangible

que nos permite husmear en el panorama mental de las formas his-

Ìóricas constitutivas.

José Braunstein

CONICET

Academia de Ciencias

Page 17: CHACU

Pt]IB[il5 Ï t'4IIRHIIINE5 LH5

Se define como migración al cambio permanente o semiperntanente

de residencia de los ìndÌviduos, familÌas o grandes colectívidades que

implica cambios en los sistemas de tnteraccÌon de los que mìgran,

conjugándose variables estructurales con variables personales.

En América Latina el tema de las migraciones internas fue, en ladécada de 1960, preocupación de cientíÍicos sociales, economistas,

agentes sociales y políticos, debido a que la magnitud de las mismas

produjo un desmesurado aumento de la población de las grandes

ciudades en períodos muy cortos de tiempo, derivando en situacio-

nes conflictivas. La inversión abrupta de capital en Ia industria y el

predominio de la economía urbana, provocaron los desplazamientos

de población que fueran caracterizados como verdaderos "aluviones

poblacionales". En nuestro país los pueblos indígenas no estuvieron

ajenos a este Íenómeno que algunos se atrevieron a caracterizar, en

términos conservadores y racistas, como "aluvión zoológico".

De los pueblos del Chaco, son los qom los que han logrado constituir

nucleamientos urbanos con mayor visibilidad y con mayor grado de

organización. Tal vez porque siempre se desplazaron, ya que así ìo

exigían tanto la reproducción del modelo cazador recolector como la

concepción de que la naturaleza no debía ser Ìransqredida. Con la

llegada del blanco a la región chaquena las exigencias del desplaza-

miento, no estarían dictadas por los propios valores y modos de ac-

ción de las poblaciones indígenas, si no por el ansia del conquisiador

de poseerlo todo. Algunas veces se desplazaron para huir; otras para

trabajar en las chacras, los ingenios o los quebrachales, a veces ten-

tados por las promesas de quienes los contrataban, otras obligados

por los contratistas" El hambre también generaba desplazamientos y

solían recurrir a las misiones o las reducciones en busca de alimen-

tos. Sin embargo, cuando las condiciones de encierro se les hacían

insoportables escapaban y entonces volvían a desplazarse.

El constante avance de las fronteras agrícolas, propio del modo

capitalista de producción, limitó la posibilidad de autonomía, y el

alambrado y el cartel "prohibido caza(' -marcando el avance de lapropiedad prrvada- provocaron los desplazamientos hacia las ciu,

EN ITR[5 TERRITIRI[5

dades; primero las más cercanas y luego otras que parecían ofrecer

mayores posibilidades como Rosario, Buenos Aires y La Plata" Allíse

hicieron visibles, a pafiir de la década de 1960, concentrándose en

nucleamientos con impofiantes niveles de organización. La distan-

cia Íísica no ha producido distanciamiento y aún hoy se desplazan

transmitiendo notlcias sobre la salud de parientes y vecinos y sobre

los nuevos y preocupantes desplazamientos de población que pro-

duce el avance del frente sojero. A veces algún sueno avisa sobre

la visita de algún pariente o la enfermedad de algún familiar que se

encuentra lejos.

La vigencia del uso de la lengua qom entre los migrantes urbanos

es un indicador signiÍicativo de identidad, ya que n0 sólo posibilita la

comunicación sino que es expresión de la clasificación del mundo y

de los significados que la acompanan. La lengua es una expresión

de identidad, entendida ésta como el reconocimienÌo en un orioen

común y la existencia de una memoria coherente.

Quienes viven en las ciudades forman parte de la dinámica sociocul-

turaì del pueblo qom y demandan -junto con quienes habitan el Cha-

co y en el marco de los derechos humanos- el cumplimiento de los

derechos indígenas, respecto de tierra, trabajo, salud y educación.

Liliana Tamagno

DirecÌora del Laboratorio de lnvestigaciones en AntropologÍa Social LIAS -Facultad de Ciencias Naturales y Museo Universidad Nacional de la Plata

CONICET

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Nota: Para acceder a una bibliograÍia ampliada escribir a

[email protected]

Page 25: CHACU

Biblioteca Nacional

Director Horacio González I Subdirectora Elsa Barber I Directora del Museo del libro y de la lengua María Pia López I DirectoraTécnicoBibliotecológicaElsaRapetti lDirectordeAdministración RoberÌoArno lDirectordeCulturaEzequielGrimson.

Museo del libro y de la lengua

Equipo de realización y producción: Cecilia Calandria, lnés Girola,Viviana Norman, Laura Rosatto, Pablo Licheri, Esteban Bitesnik, Leonardo Fernán-

dez, Jorge Zunino, Santiago Larre, Nicolás Rubio, Laura Orgambide I Asesoría lingüística: Ángela Di Tullio.

Muestra Chacu: Multitud de naciones

Asesora general: Lucía Golluscio I Coordinación de contenidos: Verónica Nercesian, Paola Pacor y Cecilia Magadán I Asesoría en contenidos:

José Braunstein, Alejandra Vidal, Liliana Tamagno, Beatriz Gualdieri, Mada Tomé, Silvia Hirsch, Florencia Ciccone, Marisa Censabella, Cintia Canió,

Javier Carol, Gustavo Scarpa, Silvia Citro I FotograÍía: Pablo Rey I Dibujos: tomados de Ricardo Deambrosi (Lo que cuentan los tabas) y Laureano

Segovia (Lhatetsel: nuestras raíces, nuestros antepasados) I Área disefro griíÍico Biblioteca Nacional: Axel Russo, María Gabriela Melcon, Valeria

Gómez, Luisina Andrejerak, Santiago Fanego, Ximena Escudero.

Agradecimientos: DILA CAYCIT (CONICET), Canal Encuentro, Fundación Rumbo Sur, María Hellemeyer, Ana Dell'Arciprete, Ricardo Abduca.

Page 26: CHACU

.JVI_mLSm de lbroV de a engla NACIONÁI

Museo del libro y de la lengua I Bibli0teca Nacional

Av. Las Heras 2555 I CABA

www.bn,Oov,ar

En territorio argentin0 se hablan actualmente con distinto

grado de vitalidad quince lenguas indígenas americanas,

además del espanol y las lenguas de inmigración. Esto

quiere decir que la Argentina es un paÍs plurilingüe.

En el Chaco argentino se halla la mayor concentraclón de

pueblos indígenas del país. Nueve pueblos originarios en

total, con nueve lenguas.

La lengua oficial nacional es el espanol. Pero a nivel

provincial hay varias lenguas indígenas que han sido

declaradas co-oficiales. Tal es el caso de las lenguas

wichí, qom y mocovÍen Chaco (2011), y del guaraníen

Corrientes (2004)" Esas son las únicas provincias que, por

el momento, oÍicializaron lenguas indígenas.

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