48
MENSILE DI FORMAZIONE E CULTURA FONDATORE e Direttore (1971-2012): sac. dott. Luigi Villa Direttore responsabile: dott. Franco Adessa Direzione - Redazione - Amministrazione: Operaie di Maria Immacolata e Editrice Civiltà Via G. Galilei, 121 25123 Brescia Tel. e fax (030) 3700003 www.chiesaviva.com Autor. Trib. Brescia n. 58/1990 - 16-11-1990 Fotocomposizione in proprio Stampa: Com & Print (BS) contiene I. R. e-mail: [email protected] «La Verdad os hará libres» (Ju. 8, 32) Chiesa viva GABRIEL GARCÍA MORENO DICIEMBRE 2017 Poste Italiane S.p.a. - Spedizione in Abbonamento Postale D.L. 353/2003(conv. L. 27/02/2004 n° 46) art. 1, comma 2, DCB Brescia. Abbonamento annuo: ordinario Euro 40, sostenitore Euro 65 - una copia Euro 3,5 - arretrata Euro 4(inviare francobolli). Per l’estero: Euro 65 + sovrattassa postale. Le richieste devono essere inviate a: Operaie di Maria Immacolata e Editrice Civiltà Via G. Galilei, 121 25123 Brescia, C.C.P. n. 11193257 I manoscritti, anche se non pubblicati, non vengono restituiti Ogni Autore scrive sotto la sua personale responsabilità

Chiesaviva - Católicos Alerta · AL SAGRADO CORAZÓN DE MI SANTÍSIMO HIJO Y ESTA CONSAGRACIÓN ... n una época tan triste para la historia de la Iglesia católica, época en la

Embed Size (px)

Citation preview

MENSILE DI FORMAZIONE E CULTURAFONDATORE e Direttore (1971-2012): sac. dott. Luigi VillaDirettore responsabile: dott. Franco AdessaDirezione - Redazione - Amministrazione:Operaie di Maria Immacolata e Editrice CiviltàVia G. Galilei, 121 25123 Brescia Tel. e fax (030) 3700003www.chiesaviva.comAutor. Trib. Brescia n. 58/1990 - 16-11-1990Fotocomposizione in proprio Stampa: Com & Print (BS)contiene I. R. e-mail: [email protected]

«La Verdad os hará libres» (Ju. 8, 32)

Chiesaviva GABRIEL GARCÍA MORENODICIEMBRE 2017

Poste Italiane S.p.a. - Spedizione in Abbonamento PostaleD.L. 353/2003(conv. L. 27/02/2004 n° 46)

art. 1, comma 2, DCB Brescia.Abbonamento annuo: ordinario Euro 40, sostenitore Euro 65

- una copia Euro 3,5 - arretrata Euro 4(inviare francobolli). Per l’estero: Euro 65 + sovrattassa postale.

Le richieste devono essere inviate a: Operaie di Maria Immacolata e Editrice Civiltà

Via G. Galilei, 121 25123 Brescia, C.C.P. n. 11193257I manoscritti, anche se non pubblicati, non vengono restituiti

Ogni Autore scrive sotto la sua personale responsabilità

«EN BREVE TIEMPO, EL PAÍS EN EL QUE VIVES

DEJARÁ DE SER UNA COLONIA Y SE CONVERTIRÁ EN UNA REPÚBLICA LIBRE.ENTONCES, EL ECUADOR NECESITARÁ

ALMAS HEROICAS PAR ENFRENTAR LAS MUCHAS CALAMIDADES

PÚBLICAS Y PRIVADAS...

EN EL SIGLO XIX, HABRÁ UN VERDADERO PRESIDENTE CRISTIANO,

UN HOMBRE DE CARÁCTER AL CUAL DIOS NUESTROSEÑOR DARÁ LA PALMA DEL MARTIRIO

EN LA PLAZA ADYACENTE A ESTE CONVENTO MÍO.

ÉL CONSAGRARÁ LA REPÚBLICA DEL ECUADOR

AL SAGRADO CORAZÓN DE MI SANTÍSIMO HIJO

Y ESTA CONSAGRACIÓN SOSTENDRÁ

LA RELIGIÓN CATÓLICA EN LOS AÑOS QUE SEGUIRÁN; AÑOS QUE SERÁN INFAUSTOS

PARA LA IGLESIA».2 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

Una profecíaEl 16 de enero de 1599, la Madre Mariana, abadesa del Convento Real de la In-maculada Concepción de Quito, recibió de la Virgen María del Buen Suceso es-ta profecía:

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 3

Gabriel García MorenoJefe de Estado, Estadista católico,

– Asesinado por la Masonería –

A través de los sucesosde la vida social, polí-tica, religiosa, se des-

cubre la figura de este gran Jefede Estado, nacido en 1821, enGuayaquil, y muerto en 1875,luego de haber librado una san-ta batalla por la elevación mo-ral y material de su pueblo,constituyendo un válido ejem-plo para los políticos de todoslos tiempos que quieren serverdaderos católicos. GarcíaMoreno ha encarnado un idealde vida, de virtudes morales ysociales, en una Fe vivida yproclamada, inspiradora de co-raje en el bien obrar y de gene-rosa dedicación en la caridadcristiana, ¡que ha trazado unsurco indeleble incluso en lahistoria de la Iglesia!García Moreno, desgraciadamente, no tuvo el tiempo ne-cesario para consolidar su obra, que más tarde se denomi-nará “la doctrina social de la Iglesia”.Morirá, en efecto, asesinado el 6 de agosto de 1875, antesde que saliese la encíclica “Rerum Novarum” de LeónXIII, en 1891. No obstante, García Moreno se fue prepa-rando, durante su estadía en París, en 1854, con la lecturade los 29 volúmenes de “L’Histoire universelle de l’Egli-se catholique” [“La Historia Universal de la Iglesia Cató-lica”] del abate Rohrbacher, apasionándose también conlos trabajos de los pensadores franceses legitimistas que

estaban en relación, por unaparte, con la Santa Sede, me-diante Mons. Mermillod, y, porotra, con Enrique V, conde deChambord, en el exilio.Esto significa que García Mo-reno, en su país, debería, comoCarlomagno, conquistarlo to-do, y, como San Luis, cons-truirlo y consolidarlo todo en lalínea de un orden social cris-tiano.Pero durante sus estudios uni-versitarios, García Moreno ca-yó en la cuenta de que la ense-ñanza de su época tendía, engeneral, a separar de la vida laMoral evangélica. Él mismofue embebido de ello. Más tar-de, en efecto, sostuvo un proce-so a favor de la República con-tra el obispo de Quito. Fue un

error, pero que le abrió los ojos acerca de la existencia y elcontenido del “Derecho Eclesiástico” y las usurpacionesflagrantes del Estado con respecto a la Iglesia.Y, esto le hizo comprender que, si quería derrocar la dicta-dura, era necesario asegurar en su País la libertad de laIglesia y adoptar su doctrina.García Moreno se abocará completamente a ello, en todasu obra, comenzando por criticar los sistemas revoluciona-rios, los principios que los animan y su fruto, los dictado-res, las rivalidades sangrientas que transtornaban el País,en continua alternancia entre opresión y anarquía, no du-

Por el Pbro. Luigi Villa

Traducción Hna. Prof. María de Luján Torre

El texto ha sido tomado del libro del P. Agostino Berthe C.SS.R., “GarcíaMoreno – vengador y mártir del derecho cristiano”, Alba, Roma, Pía So-ciedad de San Pablo, Catania, traducido del francés por el Pbro. E. Velasco y

del libro: García Moreno – Catholic Leader of Latin America – de Francis-co Salazar Alvarado.

Gabriel García Moreno poco antes de ser asesinado (6 de agosto de 1875).

4 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

dando en atacar, con peligro de su vida, las fuerzas más omenos ocultas que sembraban el error. No aceptará jamás ningún compromiso. Su trabajo serásiempre desinteresado, rechazando honores y recompensasen toda ocasión en que hubiese obrado por el bien de laPatria. Es con este espíritu de Fe y de amor a la Patria queGarcía Moreno trabajará en la construcción de su País,creando las condiciones que lepermitieran ser Jefe de un Esta-do católico.

En 1861, García Moreno tiene 40años. Gana las elecciones, perolos derrotados de la dictadura pre-cedente intentan asesinarlo; fra-casado el complot, los delincuen-tes retornan a las sombras parareaparecer, luego, empuñando elarma de los vencidos: ¡el puñal!Comenzó con la reforma de laInstrucción pública, que confió alos Religiosos, a fin de pacificarlos ánimos y vivificar las nuevasestructuras. Luego, para desbara-tar los esfuerzos de los Religiosos“modernistas” apeló al Papa, pi-diéndole con firmeza una rígidareforma del Clero.Aprendió, de este modo, que labúsqueda del “Reino de Dios”,fundado sobre las leyes evangéli-cas, no es una cuestión de “técni-cas”, porque estas, por sí solas,no pueden bloquear el camino ala corrupción, a los engaños, a losgastos inauditos del Estado, a fre-nar el aumento de la presión fis-cal... y aprendió también que lasobras de gobierno deben fundarse en las leyes evangéli-cas, si se quiere obtener también esa otra parte “material”de la que habla el Evangelio.

Fue así que García Moreno hizo del Ecuador un país envi-diado por su prodigioso desarrollo agrícola y comercial.Y sus ideas acerca de la “modernidad” estarán, poco des-pués, codificadas en el “Syllabus”, mientras que el “mo-dernismo” será condenado, más tarde, por San Pío X. Yello porque si la “modernidad” es un progreso perma-nente que necesita de un orden para expandirse, el“modernismo”, al contrario, no es sino una desviaciónintelectual que conduce a la utopía, a la anarquía y alsectarismo.He aquí por qué todo Estado que quiera ser católico, debedar el primer puesto a la Iglesia fundada por Jesucristo, lacual, aún siendo tolerante con las otras religiones, las man-tiene en el márgen, mientras que, por el contrario, los ene-migos de Cristo buscan equipararla con las otras reli-giones y, por tanto, destruírla, como lo está haciendo,hoy, ese “nuevo ecumenismo” masónico que ha abierto

las puertas a los falsos cultos y ha apoyado a las democra-cias liberales.Esta es la razón de que los enemigos de García Morenobuscaran obstaculizar, por todos los modos, la promociónde la unidad del País y sus reformas católicas, impidién-dole ejercer los poderes que le habrían permitido refor-mar sobre todo la Justicia, enteramente en manos de

las logias masónicas. Esta es larazón de que buscaran debilitarsu autoridad y alentar los com-plots contra él, marginarlo y em-pañar su imagen, tanto con ca-lumnias como con el silencio dela prensa, ¡hasta llegar al asesi-nato!Sin embargo, García Moreno lu-chaba, se defendía, atacaba, tra-bajaba por otro Estado contra-re-volucionario, liberándolo de lasdeudas y fundándolo sobre laeducación, la cultura y el trabajo. De este modo, los ingresos delEstado aumentaron, florecieronlas escuelas elementales y supe-riores, los Institutos científicos,las obras hospitalarias y de cari-das, junto a las gigantescas infra-estructuras destinadas a hacerdespegar la agricultura, la indus-tria y el comercio como base se-gura que preludiaba la construc-ción de un sólido y florecienteEstado católico. Reformó, dos veces, la Constitu-ción y contribuyó a la evangeli-zación de su pueblo, creando, so-bre todo, las estructuras necesa-rias para la libertad de la Iglesia.

García Moreno sabía que sería asesinado, por ello pidió alPapa la gracia necesaria... ¡para el martirio!

Pero la era en la cual vivimos hoy, es una era en la que laIglesia de Roma ha bajado la guardia frente a sus enemi-gos; una era en la que las Logias masónicas triunfan enel interior de la misma Iglesia y en todos los Estados ylas Mezquitas de Mahoma se están multiplicando sobre lasruinas de los templos cristianos, ¡siempre más desiertos! Quiérase o no, ¡hoy estamos asistiendo a la abominaciónde la desolación en los Lugares Santos y en la sociedad!Y si Dios no suscita un nuevo Jefe cristiano que sepaorganizar una Cruzada general contra los modernosSarracenos, para liberar la Tierra Santa, es decir las Na-ciones cristianas, ¡podremos decir que estamos viviendo elfin de los tiempos!Pero no cesamos de esperar, aún “contro spem”, la venidade un nuevo Jefe, un nuevo Gabriel García Moreno, recor-dando ese dicho profético de San Agustín: «Dios, que nosha creado sin nuestro concurso, ¡no nos salvará sinnuestro concurso!».

Banda presidencial, símbolo del poder político de la República del Ecuador.

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 5

E n una época tan triste para la historia de la Iglesiacatólica, época en la cual reinaban el escepticismopolítico, el materialismo en el campo moral, el ate-

ísmo en el campo filosófico y el liberalismo en el religio-so, en tal triste condición social, la divina Providencia tu-vo a bien mostrar al mundo lo que puede la dirección deun Gobierno verdaderamente cristiano, sabio y prudente. A tal fin, Ella eligió una pequeña república de la Américameridional, el Ecuador, para poner al frente de la mismaun hombre de aguda inteligencia y de carácter ada-mantino, profundamente convencido de las supremasverdades de la Fe católica y de la necesidad del acuerdoentre las instituciones políticas y civiles con las leyes dela Iglesia. Y Dios, que quiso que esto sucediese no en unEstado monárquico, regido por antiguas tradiciones legis-lativas, sino en una República, quiso demostrar, de estemodo, que ¡ninguna forma de gobierno puede ser in-compatible con el derecho cristiano! Fue así que Ga-briel García Moreno se convirtió en ¡presidente de la Re-pública del Ecuador!A solo treinta años de distancia de Simón Bolivar, sinningún miramiento hacia los tan aclamados principios“inmortales” de la Revolución francesa, García Moreno,

barrridos los miserables que engordaban desde hacía tiem-po a expensas del “pueblo soberano” del Ecuador, creó unGobierno católico para sacar a su nación del caos en el queestaba a punto de expirar. En 1862, a despecho de sus ene-migos, “liberales” y “democráticos”, firmaba un Concor-dato que restituía a la Iglesia su plena libertad; en 1869aprobaba una Constitución destinada a hacer de su pueblo,en medio de Naciones enteras sin Dios, el verdadero pue-blo de Cristo, y, en 1873, ¡consagraba la República delEcuador al Sagrado Corazón de Jesús!En un país pobre y en ruinas, encontró el modo de realizar,desde el punto de vista material e intelectual, prodigios ta-les que la más audaz fantasía no habría osado concebir.Naturalmente, los “demócratas”, que él había echado delGobierno y los mismos teóricos de la “Iglesia libre en unEstado libre” se arrojaron sobre él con ferocidad implaca-ble, pero él los aplastó cada vez que extendían sus garraspara aferrar su presa. Finalmente, cuando el pueblo, agradecido hacia su bene-factor, le confiaba, por tercera vez, la Presidencia de la Re-pública, su muerte fue decretada en el secreto de las lo-gias masónicas y su asesinato fue realizado por sicariosa sueldo.

«EN EL SIGLO XIX HABRÁ UN VERDADERO PRESIDENTE CRISTIANO»

La República del Ecuador nació a partir del desmembramiento de la Gran Colombia, la brillante y efímera creatura de Simón Bolivar.

6 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

ABSOLUTISMO Y REGICIDIO

O lvidado Cristo y el anti-guo Derecho, de Quientoma el nombre, un día,

los Príncipes colocaron la coronapor encima de la tiara y se pro-clamaron exentos, en adelante, detodo control de naturaleza divina. La Alemania, Suiza, Inglaterra,Suecia, Dinamarca, se habían se-parado del Papa para fundar las“iglesias nacionales”, bajo la ju-risdicción del rey, vuelto a ser elimperator et pontifex del antiguopaganismo. Los caprichos del monarca se con-vertían en leyes para el Estado, se-gún la fórmula del derecho absolu-tista: “¡Lo que place al rey, esley”! En nombre de los derechosde Dios, los Pontífices protestaroncontra la invasión de este despotis-mo, que creían muerto para siem-pre. Luis XIV, respondiendo a es-tas protestas, en los famosos cuatro artículos de 1682, de-claró: «¡Los Papas no pueden alegar ningún poder, nidirecto ni indirecto, sobre el poder temporal de los re-yes»! Era la confiscación de la autoridad del Papa en pro-vecho del absolutismo del Rey.Como verdaderos descendientes de Luis XIV, los Prínci-pes de España adoptaron estas mismas máximas paganas.Abusando del derecho de Patronato eclesiástico, que losPontífices les habían benignamente concedido para simpli-ficar la administración del Estado, se creyeron demasiadoa menudo los dueños absolutos de las personas y de losbienes eclesiásticos. Esta tiranía absolutista, redoblada porla impiedad de los filósofos, se reveló, de modo particular-mente repugnante, en la conducta del rey Carlos III en re-lación con la Orden de los Jesuitas.La Compañía de Jesús era la gloria de España y de las co-lonias españolas. América del Sur poseía más de cien co-legios, dirigidos por dos mil quinientos jesuitas. En losdesiertos, quinientos mil indígenas, convertidos por estosmisioneros, dignos de toda admiración, gozaban de una ci-vilización patriarcal que recordaba a los mejores tiemposde la Iglesia. Sin embargo, sin ningún proceso, sin si-quiera consultar al Sumo Pontífice, he aquí el edicto que

el rey Carlos III expidió, escrito desu puño y letra, a todos los Gober-nadores de Provincia de España yde las colonias: «Yo os invisto de toda mi autori-dad y poder real a fin de que, es-coltados de guardias, vayáis, in-mediatamente, al colegio de losJesuitas. Haréis arrestar a todoslos Religiosos y, en el término deveinticuatro horas, los haréisconducir al puerto más cercano,donde serán embarcados en na-ves destinadas a ello. Al momen-to de la ejecución, haréis colocarprecintos sobre los archivos de lacasa y las cartas de los indivi-duos, sin permitir a nadie llevarconsigo nada más que sus librosde oraciones y la ropa blanca es-trictamente necesaria para latravesía. Si, después del embar-que, en vuestro distrito se encon-

trase un solo jesuita, ya sea enfermo o moribundo, se-réis castigados con la muerte.

Carlos III, Rey de España».

Entre tanto el Papa, tomado conocimiento de este edictocriminal, escribió a Carlos III: «Tu quoque, fili! Así, elrey católico, siempre caro a nuestro corazón, ¡llena elcáliz de nuestros dolores, hace caer nuestra vejez en laslágrimas y nos precipita a la tumba!». Por toda respues-ta, el déspota, sin corazón, arrojó seis mil jesuitas a lascostas del Estado Pontificio. El Papa lanzó contra él la ex-comunión. El rey plantéo al Papa la alternativa: o de reti-rar su “Breve”, o de ver sus Estados invadidos. «Hacedlo– respondió el intrépido Clemente XIII – tratad tambiénal Papa como al último de los mortales; él no disponede armas, ni de cañones; se le puede despojar de todo;¡pero no está en poder de los hombres hacerlo actuarcontra su conciencia»! Los conjurados, entonces, lo privaron del Condado Veno-sino. ¡Clemente XIII murió de dolor! Esos déspotas mise-rables exigieron de su sucesor, Clemente XIV, la supre-sión de la Compañía de Jesús, bajo pena de arrastrar, aejemplo de Enrique VIII, a sus súbditos al cisma. Ante es-

Carlos III rey de España (1735-1759).

Por el Dr. Franco Adessa

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 7

ta amenaza, el Papa firmó el “Breve” de supresión y mu-rió, seis meses después, gritando, en medio de las angus-tias de la agonía: «¡Me han obligado! ¡Compulsus feci!».¡Fue la última víctima del despotismo absolutista!«¡Temed – había dicho Clemente XIII a Luis XV – temedque Jesucristo vengue Él mismo su Iglesia ultrajada!».El instrumento de la venganza se llamará “Revoluciónfrancesa”, y, de este modo, el absolutismo dio a luz un hi-jo tan deforme como él: el liberalismo, ¡que será regici-da! La monarquía, tal como Dios la había querido someti-da a la Iglesia y bajo su control, era la garantía de todobuen derecho. Con toda facilidad se obedecía a un reyque obedecía los mandamientos de Dios. La monarquía,sin la Iglesia, en cambio, significaba la voluntad delhombre, el arbitrio y la injusticia “divinizados”.Los teóricos de la Revolución francesa, Rousseau y sus so-cios, fuertes debido al imperdonable error cometido por elrey católico, al absolutismo regio contrapusieron el abso-lutismo popular, o liberalismo, no haciendo más que sus-tituir los “Derechos del Rey” por los “Derechos delHombre”, y oponer a los cuatro artículos de Luis XIV,acerca de la soberanía absoluta de los monarcas, otroscuatro artículos acerca de la soberanía del pueblo; artícu-los que se pueden resumir de esta manera:

1. Habiendo los reyes repudiado la soberanía de Dios,que es ejercida por medio de la Iglesia, no queda mássoberanía que la del pueblo: por lo tanto, toda monar-quía está, en su origen, abolida.

2. La voluntad del pueblo será la única ley de las Re-públicas. Nosostros declaramos al pueblo soberanoabsoluto y, en consecuencia, superior a Dios, a la reli-gión, a la justicia y a la razón misma.

3. Dado que la multitud no puede gobernarse a sí misma,el pueblo se hará representar por un cierto número depersonas que él mismo elegirá mediante el plebiscitouniversal. Sus representantes harán las leyes con mayo-ría de votos y esta legalidad será impuesta como su-prema justicia, aun cuando fuese contraria a las le-yes de Dios, de la Iglesia y de la naturaleza.

4. Estos principios del nuevo Derecho, subversivo detodo orden moral, civil y religioso, son confiados a lacustodia de una sociedad secreta: la Masonería. Laslogias los harán triunfar mediante las asociaciones, losperiódicos, las asambleas populares y legislativas. Paradesarmar a la oposición, la Masonería pondrá enjuego todos los medios, ¡sin excluir el asesinato!

SIMÓN BOLIVAR

A finales del siglo XVIII, la fundación de la República delos Estados Unidos, excitó con increíble violencia a las co-lonias españolas y la Revolución francesa aceleró, de mo-do singular, la efervescencia de los ánimos. A comienzos del siglo XIX, las Américas bajo dominaciónespañola, luego de diversas tentativas de insurrección, vie-ron surgir la figura de Simón Bolivar. Nacido en Caracas,de familia rica y cristiana, tuvo un preceptor fanático de

Voltaire y de Rousseau, que hizo de él un revolucionariorepublicano y acérrimo enemigo de España.En cuanto Napoleón destronó al rey Fernando VII de Es-paña, los revolucionarios del Virreinato de Santa Fé, com-puesto por Venezuela, Nueva Granada y Ecuador, se le-vantaron contra las autoridades españolas. Era el año1810, el inicio de la larga guerra de liberación que finalizóen 1825.Gran guerrero y gran orador, pero político de poca visión,Bolivar, como todos los hombres salidos del 1789, identi-ficaba la monarquía con el despotismo, y la repúblicacon la libertad. Su filosofía era el “Contrato Social”; suEvangelio, la famosa “Declaración de los derechos delhombre y del ciudadano”; su principio de gobierno, la“Soberanía del pueblo” ante la cual todo debe plegarse, ybajo la legalidad impuesta por ella, ¡todo debe inclinarse!He aquí la teoría liberal y parlamentaria, verdadera re-surrección, bajo otra forma, del despotismo absolutista.La ley del monarca (el Soberano) tiene como principio lavoluntad del hombre. Un parlamento soberano, órganorepresentativo del “pueblo soberano”, ¿no está compuesto

«“Madre espiritual de la Revolución” es la Masonería, movimento de ori-gen iluminista. Fundadas por el venezolano Francisco De Miranda (1754-1816), las Logias masónicas se difunden por todo el continente».En 1811, el Congreso de Caracas proclama la independencia de Venezuela.Francisco De Miranda obtiene el mando supremo, pero es combatido por lastropas españolas y obligado a capitular (1812). Bolivar, nombrado dictador en1813, es primero combatido, pero organiza en Haití un nuevo ejército de gau-chos y de legionarios ingleses y alemanes con los cuales libera definitivamen-te a Venezuela y Colombia, entre 1817 y 1820 (cfr. “Atlas Histórico Garzanti-Cronología de la historia universal” IX edición 1979, p. 347).

8 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

de hombres? Y la ley del Parlamento ¿no tiene como prin-cipio la voluntad de más hombres? ¡El despotismo delnúmero, entonces, había sustituido al despotismo del in-dividuo!Para fundar un Gobierno verdaderamente libre, hayque encontrar, en cambio, un eficaz freno moral queimpida que la “voluntad humana” imperial, sea real oparlamentaria, se transforme en tiranía, cada vez quesea dominada por las pasiones. Este freno de justicia nopuede ser otro que la ley de Dios, cuyo custodio e intér-prete es la Iglesia católica, su institución oficial.¡Los mismos liberales del naciente Estado de la Colombiapensaron en enseñar a Bolivar este principio básico de po-lítica!Mientras él combatía por la indipendencia, un hombre, quele era deudor de sus títulos militares y civiles, administra-ba Colombia en calidad de vicepresidente de la república.Este hombre, el general Santander, era un acérrimo de-fensor de la supremacía del Estado sobre la Iglesia; cosalógica, sin embargo, ya que la Revolución, basada sobre elprincipio diabólico de la soberanía absoluta del hom-bre, debe, fatalmente, perseguir a la Iglesia, la cual nopuede abdicare de la soberanía que le viene de Dios.Pero ¿cómo es posible, en medio de poblaciones esencial-mente católicas, la formación de Parlamentos y de Gobier-nos compuestos por una mayoría adversa y hostil a la Igle-sia? He aquí cómo sucedió: desde el principio, Santander ins-tituyó, en Bogotá, una logia masónica, a la que, para noalarmar al pueblo, adornó con el bello nombre de “Socie-dad de las luces”.A los ingenuos se les impartían lecciones de inglés y defrancés; luego, eran manipulados en la secta, que no tardó

en ponerse de moda para quien quisiera emprender una rá-pida carrera. Junto a Santander, nombrado Venerable, y losMinistros del Gobierno, Grandes Dignatarios de la logia,figuraban nombres de generales, de comerciantes, de abo-gados, y también de sacerdotes y religiosos más o menosadoctrinados en las teorías anti-católicas del liberalismo. Con el fin de esparcir por el pueblo el veneno elaboradoen las logias, los periódicos de la secta se abocaron a soca-var todo principio moral y social, a distorsionar la historiay a vilipendiar, cotidianamente, a las personas de bien y alos miembros más respetables del clero. Estos discípulosde Voltaire habían aprendido de su maestro que, de tantomentir, basta con insinuar el engaño en los espíritus paralograr su objetivo.Maduras las condiciones para descargar la formidable ar-ma de la “soberanía del pueblo” contra la Iglesia, San-tander hizo aprobar la abolición del artículo que decla-raba a la Religión católica como la única religión delEstado con exclusión de otras.El Congreso votó, a continuación, la abolición de la Inqui-sición, del Índice eclesiástico y confió al Gobierno la cen-sura de los libros y periódicos. Santander, luego, autorizóla publicación de las obras de Voltaire, Rousseau, Dideroty Bentham, sin contar una miríada de folletos inmorales eimpíos. Con la amenaza del cisma, se apropió del derechode “Patronato eclesiástico”, y, para llevar a cabo la obrade destrucción, la enseñanza tradicional católica fue susti-tuida por una enseñanza atea e impía. ¡Estos fueron losfundamentos de la nueva Constitución, querida por San-tander, y que pasó a la historia con el nombre de “Consti-tución de Cuenca”!¡Hubieran al menos, los persecutores de la Iglesia, encompensación de sus blasfemias e impiedad, hecho prós-

En 1820, la Junta Suprema del gobierno de Guayaquil (en la fotografía) fue erigida como máxima autoridad de la Gran Colombia. Quito, futura capital del Ecuador,e integrada a este Estado, no conquistará la plena independencia hasta la primavera de 1822, con la victoria de Sucre, en Pinchincha.

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 9

pera materialmente a la nación! Bastaron, en cambio,cinco años de un tal régimen para exasperar al pueblo.¡Colombia se había vuelto un infierno! Todo orden es-taba abatido; no más leyes para proteger a la familia,las personas, las propiedades; el bandolerismo militarpracticado en todas las formas, las casas saqueadas, losconventos transformados en cuarteles, las iglesias pro-fanadas. La industria y el comercio estaban en declive;no más trabajo, sino servicios gravosos, oprimentes,contribuciones forzadas; la miseria, la quiebra inmi-nente, la ruina por doquier. Agricultores, comerciantes,sacerdotes, magistrados y el pueblo maldecían al nuevorégimen y buscaban a alguno que los pudiese salvar. Devorado en alma y cuerpo por esta banda de buitres, el“pueblo soberano” lanzó un grito que llegó a los oídos deSimón Bolivar. Entre Bolivar y Santander se desató unalucha furibunda y la situación política se tornó gravísima.Los liberales pensaron en exiliar e incluso extrangular aSimón Bolivar. Fue, entonces, inmediatamente convocadauna Junta popular que disolvió el Congreso; el Consejo deEstado y las autoridades civiles y militares se aliaron a laJunta, y Bolivar regresó a la capital, en medio de un pue-blo jubiloso, para asumir el poder hasta la fecha fijada pa-ra convocar el nuevo Congreso. Un mes después, los liberales intentaron asesinar a su ene-migo: el 25 de septiembre de 1828, hacia la medianoche,una banda de insurrectos, forzada la puerta, avanzócon el puñal en la mano hacia la habitación de Bolivar.Despertado por el rumor, se escapó por una salida secreta.Fusilados los conjurados y exiliado Santander, Bolivar,comprendida la tiranía revolucionaria y la triste condicióndel pueblo sin defensa alguna, emitió dos decretos: con elprimero, asumió el poder que le fuera confiado por elpueblo; con el segundo, ordenó la disolución de todaslas “sociedades secretas” y la clausura de las logias ma-sónicas y, para restablecer la unión entre el Estado y laIglesia, exhortó vivamente al clero a predicar incesante-mente la moral cristiana, la concordia y la paz.¡Bolivar estaba en lo justo, pero no era lógico! Hijo de las ideas de 1789, ¡había acariciado demasiado,alentado y divinizado la Revolución para que ésta se deja-ra poner el bozal por uno de sus hijos!

El liberalismo, del cual él se declaraba seguidor y estrechodefensor, lo aplastaría, inexorablemente, en las eleccionesde 1830. Durante todo el año, sus enemigos habían echadomano a los medios más innobles para desacreditarlo entrelos electores y, de este modo, ¡los Santanderistas triunfa-ron en toda la línea! Irritado por la ingratitud, exhausto porla fatiga y enfermo, Bolivar sucumbió bajo el peso del de-saliento y del disgusto. Faltándole todo medio legal paraoponerse a los opresores de su patria, fue obligado a dejardecir y hacer. Con una frase, que resumía la historia de losúltimos veinte años, Bolivar puso al desnudo el triste y fa-tal balance de la tiranía revolucionaria:

«Conciudadanos, os lo digo con la vergüenza enla frente: ¡hemos conquistado la indipendencia,pero a expensas de todos los otros bienes»!

Poco después, vio derrumbarse el edificio por él fundado:Venezuela se separaba y se organizaba como república in-dependiente, bajo la presidencia del general Páez, y lostres departamentos del Ecuador, Quito, Cuenca y Guaya-quil, rompiendo a su vez la cadena que los mantenía uni-dos a Colombia, proclamaron su autonomía al mando delgeneral Flores.

«No hay ya salvación para la patria – dijo Bolivar– estoy convencido de ello, y esto es lo que causami desesperación. Todo está perdido y perdidopara siempre. ¿Qué puede hacer un hombre con-tra un mundo? No hay ya patria para mí: ¡los ti-ranos me han arrojado de ella!».

¡Lo habían arrojado de su patria y lo mataron! Algunosmeses de esta agonía moral bastaron para conducirlo a latumba: el 17 de diciembre de 1830, exhaló el último suspi-ro. Con el título de Liberador, y con solo 47 años, bajó a latumba, empujado a ella por sus mismos miserables secua-ces. Por lo demás, hijo de la Revolución, ¡debía esperarser devorado por la misma!

Simón Bolivar vio el fracaso y el colapso de la revolución liberal y puso aldesnudo el triste y fatal resultado de la tiranía revolucionaria con estas pala-bras: «Conciudadanos, os lo digo con la vergüenza en la frente: ¡hemos con-quistado la independencia, pero a expensas de todos los otros bienes!». Ytodavía: «No hay ya salvación para la patria y estoy convencido de ello, yesto es la causa de mi desesperación. Todo está perdido y perdido parasiempre. ¿Qué puede hacer un hombre contra el mundo? No hay más patriapara mí: ¡los tiranos me han arrojado de ella!».

10 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

P ara salvar la América, eranecesario otro Bolivar, lobastante fuerte como para

arrojar a los revolucionarios, ytan cristiano como para sustituirla “Soberanía del pueblo” porla “Soberanía de Jesucristo” ylos “Derechos del hombre” porlos “Derechos de Dios”! A Bolivar no le pasaba esto nisiquiera por la mente, aunque élmismo hubiera predicho el cata-clismo en que caerían las Repú-blicas nacidas del desmembra-miento de la Colombia: «LaAmérica es ingobernable – an-daba diciendo poco antes de sumuerte – trabajar en estos pue-blos es como trabajar en lasolas del mar. No queda para elamericano más que una solacosa: ¡emigrar!».El continente americano, desdeel Pacífico al Atlántico, desde el Sur al Norte era todo unaalabanza a la Revolución. Los Estados independientes: Ve-nezuela, Nueva Granada, Ecuador, Perú, Chile, Argentinahabían adoptado la “Constitución de Cuenca”, basadasobre la soberanía del pueblo y sobre la subordinaciónde la Iglesia al Estado.Europa, envanecida también ella por las “conquistas de1789”, tendía la mano a los revolucionarios de ultramar.Bajo los nombres de “secularización” y de “laicización”,eufemismos que significan “repudio”, todos los pueblos deEuropa, a la par de los de América, habían cortado los vín-culos que los mantenían unidos a Cristo y a su Iglesia. Al Dios Uno y Trino, lo había sustituido esta nueva di-vindad de las setecientas-ochocientas cabezas que sellama Parlamento, y se había abrogado la ley divinapara sustituirla con el “Boletín de las leyes”.La primera autoridad del mundo, la Iglesia, no dejó deoponerse a esta funesta doctrina, llamada “liberalismo”.Pío VI, en 1791, hierve por la infamia de «Los preten-didos derechos del hombre, la libertad absoluta, el de-recho de profesar cualquier opinión en materia religio-sa, el poder de pensar, de escribir y de publicar en ma-teria religiosa según el propio talento».Pío VII reprendió a Napoleón por haber sometido la

Iglesia al Estado con los famo-sos “artículos orgánicos”. En1814, al alba de la Restauración,el mismo Pontífice condena se-veramente el proyecto de consti-tución, en el cual, a propósito delos cultos, se ponían en el mis-mo plano las sectas heréticascon la Religión de Cristo. León XII afirmaba: «Los prín-cipes y los poderes son esta-blecidos por Dios para defen-der la Fe, proteger a la Iglesiay procurar por todos los mediosconvenientes la sumisión a lasConstituciones Apostólicas».Gregorio XVI condena solem-nemente el indiferentismo enmateria religiosa y no duda enllamar “delirio” «la máximafalsa y perniciosa de que sedeba procurar y garantizar acualquier persona la libertad

de conciencia y la libertad absoluta de opinión».Pío IX y León XIII han señalado el error liberal hasta ensus profundas ramificaciones. El “Sillabus” ha fulminadoal malvado naturalismo que pretende gobernar la sociedadhumana sin hacer caso ya de la Religión, como si la mismano existiese. «Hoy, como en los siglos pasados – se lee eneste documento – es necesario declarar la Religión cató-lica como la Religión del Estado, con exclusión de losdemás cultos. La libertad civil de todos los cultos y la fa-cultad acordada a cada uno de manifestar públicamente laspropias ideas y opiniones corrompe las costumbres, per-vierte el espírito y propaga el flagelo de la indiferencia.Por ello, el Romano Pontífice no puede y no debe re-conciliarse o transigir con el liberalismo ...».León XIII, recapitulando las posiciones de sus predeceso-res, las armoniza y las hace resplandecer en su magistralEncíclica sobre la “Constitución cristiana de los Esta-dos”, en la cual la filosofía, el derecho canónico y la histo-ria se dan la mano para demostrar la necesidad de resta-blecer la unión entre el Sacerdocio y el Estado, la uniónque ha formado Europa, y sin la cual no se puede sino pre-cipitarse en indecibles catástrofes. He aquí, entonces: ¡elliberalismo de Estado reprobado y condenado por losPapas!

LA CONDENA DEL LIBERALISMO

Papa Pío IX.

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 11

D e antigua e ilustrefamilia española,último de ocho hi-

jos, García Moreno nacióen Guayaquil el 24 de di-ciembre de 1821, recibien-do, en el bautismo, elnombre de Gabriel. A causa de las intermina-bles revoluciones, quemarcaron el período de laguerra de independencia,su familia, rica en otrotiempo, cayó en la medio-cridad, luego en las estre-checes, para terminar en lapobreza con las consi-guientes continuas y peno-sas privaciones. Por el cre-pitar de los fusiles, el rugi-do del cañón y los conti-nuos bombardeos a los queestaba sujeta la ciudad, elniño se familiarizó, muy pronto, con las revoluciones, losgolpes, los peligros de todo género, templando su ánimocon la estoica insensibilidad al dolor y al peligro que siem-pre mostró tener incluso en las situaciones más dramáticasy graves. Muerto su padre, justo al momento de comenzarla escuela, Gabriel recibió lecciones de gramática de un re-ligioso de un convento cercano, que, a continuación, loayudó a asistir a la Universidad de Quito.Finalizados los estudios literarios, y convencido de queDios lo llamaba al etado eclesiástico, tomó la decisión derecibir la tonsura y las Órdenes menores, pero su carácter,sus aptitudes, y sus presentimientos, lo impulsaron a unavida más militante. Orientó sus estudios de especializaciónhacia el Derecho.

Cuando García Moreno seinscribió en la Universidadde Quito, la facultad deDerecho enseñaba la su-premacía absoluta delEstado sobre la Iglesia y,aunque dotado de un espí-ritu agudo e investigador,Gabriel, no sintiéndose ca-paz de resolver cuestionestan arduas, hizo lo que to-dos hacen: aceptó los tex-tos oficiales sin pensar enconfrontarlos con las legesde la justicia divina. Sirviéndose de su incom-parable memoria, GarcíaMoreno avanzó brillante-mente en los estudios; pe-ro lo que más caracterizóeste período de su vidafue el desarrollo progre-sivo de la energía moral

de la cual ya había dado tantas pruebas.El estudiante comprendía que, para ser un verdadero juez,debía convertirse en un caballero sin mancha y sin temor,decidido a afrontar cualquier oposición y toda adversidadcon firmeza, para hacer triunfar el derecho. «Pero si es be-llo el no temer a los hombres – decía a menudo – ¡erauna locura el no temer a Dios!».Luego de haber conseguido, en 1845, un título magníficoy lleno de honores, Gabriel ejerció muy poco la abogacía:en ese momento, los asuntos públicos absorvían ya toda suactividad. A sus amigos, que le solicitaban, debido a sus dotes litera-rias y su vasta cultura, que escribiera la historia del Ecua-dor, les respondía sonriendo: «¡Es mejor hacerla!».

GABRIEL GARCÍA MORENO

Gabriel García Moreno.

12 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

LA OPRESIÓN LIBERAL

E n nombre del “pueblo so-berano”, la Asamblea na-cional aprobó una Consti-

tución ultra-liberal, cuyos puntosmás deletéreos fueron la ausenciade poderes extraordinarios para elpresidente y la naturalización detodos los extranjeros, militares ociviles.Hecho presidente el general ex-tranjero Flores, uno de los más bri-llantes oficiales de Bolivar, en bre-ve tiempo, el Ecuador se encontróa merced de la soldadesca que, sinpatria, sin familia, verdaderos va-gabundos de las guerras de Inde-pendencia y especie de guardias decorps de Flores, vagaban de unaprovincia a la otra, robando, asesi-nando y cometiendo, impunemen-te, toda clase de villanías. ¡Poco bastaba para encender lapólvora! Una fallida sublevación popularcontra Flores fue seguida de un pe-ríodo de luchas intestinas y de unanueva Constitución que instauró el absolutismo presiden-cial, ¡pero la gota que rebalsó el vaso fueron los atentadoscontra la Religión del país!Fracasada la tentativa de arrastrar a los católicos en las lo-gias masónicas, Flores decidió desmantelar, a fuerza dedecretos, la “ciudadela católica”.Fue decretada la tolerancia de todos los cultos ¡junto ala intolerancia de la Religión de Cristo y del clero cató-lico! Esto desencadenó la guerra civil en todo el país, queconcluyó, dos meses después, con la completa derrota deFlores. Era 1845. Al general Flores le fue concedido el exi-lio, mientras comenzó a emerger la figura de García Mo-reno, uno de los principales actores de la sublevación po-pular. La nueva Constitución, que fue aprobada, no impi-dió, sin embargo, a la corrupción permanecer como reglabásica al nuevo presidente Roca y los nuevos gobernantes. Fue por esta razón que, en abril de 1846, nació el semana-rio humorístico “La frusta”, fundado y dirigido por Gar-cía Moreno. La sátira, armada de prosa y poesía, se atrajo,muy pronto, la rabia de los gobernantes, dados en pasto,cada semana, a las risas y a la cólera del público.

El Gobierno rugía contra estas te-rribles ejecuciones, mientras “Lafrusta” arrancaba las bendas y cu-raba las heridas. El poder tomó laofensiva, acusando y amenazandocon procesar al autor de las sátiras.La lucha acérrima que siguió, yque duró tres meses, acabó desa-creditando al presidente Roca.Luego de esta polémica, ¡en tornoa él se hizo, incluso, el vacío! Pero vino a salvar a Roca la tenta-tiva del general Flores de recon-quistar el poder por la fuerza.¡Se debía actuar con prontitud yresolución! Dejado de lado todoresentimiento, García Morenoofreció generosamente sus servi-cios al presidente Roca y fundó unnuevo periódico, el “Vengador”,cuyo programa fue un sonar decampanas a rebato. Mientras elpueblo corría a las armas, GarcíaMoreno lanzó el proyecto de coali-ción de los Estados americanos yde prohibición de las relaciones

comerciales con las naciones europeas que hubieran soste-nido el intento de invasión de Florés. Vinieron entonceslos enemigos internos, los traidores que se habían enrique-cido en tiempos de la presidencia “Flores”, pero su com-plot fue frustrado y terminaron en la cárcel, mientras quetocó a García Moreno el recordar, en la total anarquía quereinaba en esa ciudad, ¡el respeto por la ley!Acabado el peligro, el ejercicio del poder retornó a los vie-jos hábitos, decretando ademása la amnistía para los trai-dores a “Flores” y, de este modo, “ministeriales” y “Flore-anos” se abrazaron como ¡hermanos en el liberalismo”!Entonces, apareció el nuevo periódico de García Moreno,“El diablo”, que turbó la quietud del presidente Roca, desus ministros y funcionarios, sin impedirles, sin embargo,sus tropelías y especulaciones. ¡Pero García Moreno nohabía perdido la esperanza! «Junto a los traidores – decía– crece un pueblo valiente, ¡pronto a derramar su san-gre y la de sus hijos, antes que sacrificar la existencia,el honor y la libertad de la patria!».Pero él ignoraba la existencia de una raza todavía peor ¡ymucho más perversa que la de los “Flores” y los “Roca”!

El general Flores, masón de Nueva Granada y primer presidente de la República del Ecuador.

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 13

D urante los primerosveinte años de existen-cia, el Ecuador había

vivido bajo el dominio del “li-beralismo conservador”. Flo-res y Roca no tenían la más mí-nima idea de los derechos de laIglesia y de los principios na-turales sobre los cuales se rigenlas sociedades. Todo su “libera-lismo” consistía en adular al“pueblo soberano” ¡en mante-nerse en el poder contra todos ycon todos los medios posibles!Pero este liberalismo es de temer, sobre todo porque puededar a luz un hijo mucho más monstruoso y degenerado queél: el “radicalismo”, que hoy se llama “comunismo”.Al pueblo exprimido y explotado, oradores y periódicos seesfuerzan en repetirles que para alcanzar el “progreso so-cial”, para eliminar la miseria y la pobreza, basta refor-mar la Iglesia, la familia y la propiedad; ¡estos tres me-dios de opresión inventados por los tiranos! Recibido elmandato de poner en obra las necesarias destrucciones,con toda naturalidad y legalidad, los “radicales” (o sea,los “comunistas”) suceden a sus padres, los liberales!El Ecuador estaba ya maduro para esta ignominia, de estemodo, el general Urbina, aprovechó la oportunidad paraenarbolar la bandera del radicalismo y echar el país en ma-nos de sus secuaces.“Protegido” de los presidentes Flores y Roca, Urbina espe-ró el momento, bajo el nuevo presidente Noboa, cuandoun grupo de jesuitas, arrojados de la Nueva Granada, seestableció en Ecuador por invitación de García Moreno ycon la autorización de Noboa. Fue el triunfo de GarcíaMoreno, pero los hermanos masones, furiosos hasta laexasperación, diseñaron un plan: abatir a Noboa y echar alos Jesuitas del Ecuador. Envalentonado por las calumnias sobre los Jesuitas y elpresidente Noboa, lanzadas por los periódicos de Urbina,el Gobierno de Nueva Granada reclamó la prohibición delos Jesuitas en nombre de las teorías masónicas. ¡Se le res-pondió enviando a la frontera una división de infantería!Los radicales, entonces, ¡no conocieron más límites! Fu-rioso con la humillación recibida, el diplomático de laNueva Granada publicó, contra los Jesuitas, un odioso fo-lleto, al cual García Moreno opuso su “Defensa de los Je-suitas”. He aquí cómo terminaba este escrito:

«Nosotros sabemos que laguerra se ha declarado nocontra los Jesuitas, sino con-tra el sacerdocio y contra la fecatólica. Si exiliaran a los Je-suitas, luego al clero y, en últi-mo lugar, a todos los hijos dela Iglesia. Así se excavará elabismo que engullirá la Nue-va Granada, el Ecuador y to-das las repúblicas católicas, sillevamos nuestra vileza alpunto de someternos a las in-fernales exigencias de la ban-

da roja. ¡No! ¡Esto no ocurrirá jamás! (...). ¡Marchare-mos compactos a la batalla bajo la guía de la Providen-cia Eterna»!Este escrito, arrojado en medio de pasiones ardientes, co-mentado desde un extremo al otro del Ecuador y acogidofavorablemente por los mismos liberales, tuvo, sobre losenemigos, el efecto de un rayo en cielo sereno. Sus com-plots fueron desvanecidos; las pretensiones de Nueva Gra-nada puestas en ridículo; el Gobierno del Ecuador reforza-do y sostenido por toda la población. De este modo, Urbina tuvo que aguardar otra ocasión. A comienzos de 1851, de improviso, en el Ecuador, se es-parció la voz de que la ciudad de Guayaquil estaba amena-zada por una nueva invasión de Flores, ayudado por ricoscapitalistas de Lima y con la complicidad del Gobiernomasónico del Perú. Urbina hizo aparecer a los ojos de to-dos el fantasma de Flores, denunció en los periódicos desu partido a todos los conservadores de Noboa, como“Floreanos”, e insinuó que ellos habían llamado a los je-suitas para allanar el camino al retorno de Flores.La ciudad de Guayaquil fue sobresaltada por la manooculta de Urbina; Noboa fue enviado para aplacar los áni-mos pero, comprados los soldados y los oficiales de laguarnición de la ciudad, Urbina hizo arrestar a Noboa y sehizo proclamar jefe supremo de la República. Pacificadaslas provincias del interior, la nueva Convención de Urbi-na, inauguró el reino del terror.Para satisfacer su odio, Urbina se endureció contra los Je-suitas y, en sesión secreta, como los criminales que asesi-nan en la sombra, la Convención votó la deportación delos Jesuitas. El hurto, el saqueo, el asesinato, el sacrile-gio, estuvieron a la orden del día, como también lascontribuciones forzadas y las deportaciones.

LA TIRANÍA RADICAL

El presidente radical Urbina hizo votar por la deportación de los Jesuitas del Ecuador.

14 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

I ncapaz de permanecer indife-rente entre la víctima y el vic-timario, García Moreno, en

medio de un pueblo aterrorizado,cuando la prensa estaba prohibiday la tribuna permanecía muda, nodudó en clavar a la picota al omni-potente dictadore. El desdén que leinundaba el corazón explotó enuna sátira de una virulencia sinpar. Después de haber puesto aldesnudo las infamias del tirano,concluía así su oda “A Fabio”:«Yo sé la suerte que me espera.(...). Veo el porvenir que se meabre delante; siento las punzan-tes espinas que herirán mi fren-te. Apuraré en mis labios el cálizdel dolor... la lanza de un malva-do me traspasará el corazón! Pe-ro si la patria, liberada de laopresión que la sofoca, puede finalmente respirar libre-mente, ¡descenderé con alegría al sepulcro»!Urbina tembló de rabia y juró un odio implacable al hom-bre que lo había fustigado delante de toda la nación. Unmes después, García Moreno fundó el periódico “La Na-ción”, con el cual enarbolaba, intrépidamente, en la caradel enemigo, la bandera de la civilización católica. Urbina comprendió que “La Nación” iba a transformarseen una máquina de guerra contra su Gobierno. En virtudde su poder despótico sobre la prensa, amenazó con la de-portación a los autores del eventual segundo número delnuevo periódico. Pero el día establecido, apareció el se-gundo número; más decidido que el primero y más agresi-vo. García Moreno no se hacía ninguna ilusión acerca delepílogo de este enfrentamiento. La persecución que le es-peraba haría más odioso aún al perseguidor y despertaríaen los corazones de la población la noble pasión del deber.Publicado este número, esperó al verdugo. Advertido deque la policía había recibido la orden de arrestarlo, GarcíaMoreno salió de su casa y se dirigió a la plaza pública paraobligar a los esbirros a apresarlo en plena vía pública y alos ojos de todos. ¡Y así fue!Ante el silencio de muerte con que fue recibida esta nuevainfamia, la triste indignación estampada en todos los ros-tros, las lágrimas que descendían de los ojos de todos, Ur-bina pudo comprender cuánto era él mismo temido, pero

también cuánto era odiado. El corazón del pueblo acompañóal exiliado, y todos permacierona la espera de su retorno como alde un libertador.El presidente Urbina decidió con-fiar el exilio de García Moreno asus amigos masones de Bogotá,pero Moreno, habiendo huido dela cárcel, volvió a Ecuador donde,elegido por los conservadores co-mo candidato, fue promovido alSenado. Arrestado, en la aperturade las Cámaras, García Morenofue embarcado a la fuerza en unanave y desembarcado en el peque-ño puerto de Payta, en las costasdel Perú.¡Éste es el resultado de la tan de-clamada “soberanía del pueblo”!A las acusaciones bajas e insensa-

tas, lanzadas por la prensa de Urbina, en el intento de ha-cerle perder la estima del público, García Moreno respon-dió con un folleto con el título: “La verdad a mis calum-niadores”. Terminaba el escrito con estos acentos proféti-cos: «Yo perdonaría a mis enemigos todo el mal que han queri-do hacerme, si hubieran trabajado por el bienestar de mipaís, en vez de aumentar cada día sus desventuras y (...)abusar de un pueblo, llegado a los extremos, para engordara costa de sus carnes como aves de presa. Han trocado elletargo por la muerte y, como los chacales hambrientos, sehan arrojado sobre el pobre atormentado como sobre uncadáver. (...). ¡Pero cuánto se engañan! El aguijón deldolor está a punto de sacar al pueblo de su sopor, y, en-tonces, un grito de furor saldrá de todos los pechos (...).¡Sonará, en ese momento, la hora de la justicia, y arro-jaremos a la playa la horda de tiranos!».

A la espera del rescate, dejando a Urbina el tiempo paracolmar la medida de sus iniquidades, García Moreno, paraprepararse a su futuro rol de libertador, en diciembre de1854, después de dieciocho meses pasados en Payta, seembarcó para Panamá. Un mes después, llehagaba a París. Para los extranjeros de diversa proveniencia y de condi-ción, París era la ciudad, por excelencia, de los placeres ydel dolce far niente. ¡Era la moderna Babilonia!

EL EXILIO

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 15

había llamado al servicio del altar, ¿pero lo había, quizá,dispensado de amarlo con todo su corazón? Con profundo dolor, cayó de rodillas y, al día siguiente,¡fue a confesarse y retomó la práctica religiosa para noabandonarla nunca más!

El exilio en París no había aun, sin embargo, agotado suinflujo fecundo sobre García Moreno, sino que fue justa-mente en eso años que tuvo la magnífica revelación delderecho cristiano. Inducido a error por la enseñanza uni-versitaria de Quito, que predicaba la supremacía del Esta-do sobre la Iglesia, fue obligado a estudiar más atenta-mente las relaciones entre el derecho canónico y el de-recho civil. Pero para estudiar se necesitaban libros. En el caos doctrinal, en el cual las universidades francesas

habían hundido al mundo paraagigantar la omnipotencia del Es-tado, Dios suscitó un verdaderomisionero de los derechos de laIglesia y del Papado. Este misio-nero, el abate Rohrbacher, consu obra: “La Historia Universalde la Iglesia Católica”, apagó,definitivamente, el galicanismoen todos los espíritus serios. En esta Enciclopedia doctrinal,la teología, la política y la his-toria, armoniosamente fusiona-das, se apoyan en la tradición delos siglos como sobre los miste-rios más profundos de la natura-leza humana, para arribar a laconclusión de lo que nadie logra-rá nunca destruir: la Iglesia católica es la reina delmundo, a la cual deben obede-cer tanto los reyes como lospueblos; ella es la cabeza delgran cuerpo social del cual elEstado no es sino el brazo; portanto, no hay ninguna luchaentre el Estado y la Iglesia; ¡nohay separación entre ellos, sinouna íntima armonía por mediode la subordinación del Estadoa la Iglesia!

La caída de los imperios en la antigüedad y las revolucio-nes incesantes del mundo moderno sirven de contrapruebaa esta exposición aguda. Con la lectura de esta obra, García Moreno comprendióque el pueblo cristiano tiene el derecho de ser goberna-do cristianamente, y que no se lo puede privar de laIglesia sin rapiñarle la libertad, el progreso, la civiliza-ción. El exilio, de este modo, lo había hecho grande y maduro.Suficientemente fuerte para medirse con la Revolución, ytan humilde como para arrodillarse ante la Iglesia, prontopara su misión de verdadero libertador, esperaba sólo queDios le reabriese las puertas de su país.

Para la regeneración de un pueblo, sin embargo, ¡se debesubir y no descender! García Moreno comprendió esto atal punto que su exilio parisino fue testigo del completodesarrollo de sus más nobles dotes y de sus más pro-fundos intereses. Se vinculó, muy pronto, con los más cé-lebres estudiosos del momento y, confinado en un modes-tísimo departamento, lejos de los cursos ruidosos, de losfrecuentados teatros y de la multitud ociosa, trabajaba todoel día y gran parte de la noche. Grande era la admiraciónde cuantos lo conocían y profundo era el respeto por esteextranjero, el cual, debido a su vida y sus hábitos, contras-taba tan extrañamente con el inmoral vagabundeo de quie-nes poblaban el demasiado famoso “barrio latino”. París, para García Moreno, no fue sólo una escuela de altaciencia, sino, por gracia de Dios, que quería hacer de estehombre un instrumento de salva-ción para todo un pueblo, estaciudad fue para él el hogar dela verdadera vida cristiana. Desde hacía ya varios años, su fereligiosa se había sensiblementeresfriado. Las luchas políticas ylas preocupaciones de la cienciahabían absorbido demasiado sualma, y esta sobreexcitación delas facultades intelectuales habíaterminado, disecando el corazón,por comprometer la vida sobre-natural. Cuando escribía, en suespléndida defensa de los Jesui-tas: «Yo soy católico, y estoy or-gulloso de serlo, aunque nopueda contarme en el númerode los cristianos fervientes», erala pura verdad que salía de susincero y noble corazón. Un incidente, bastante curioso,dio a esta alma entumecida elgolpe de gracia que necesitaba.Caminando, un día, con otrosexiliados como él, pero ateos, ca-yó la conversación sobre un infe-liz que, a punto de morir, habíarechazado los Sacramentos. Sulógica implacable había ya echa-do por tierra las argumentacionesateas que intentaban justificar la conducta del pobre infe-liz, cuando uno de sus interlocutores, para escapar de la ló-gica conclusión, se dirigió a él con una franqueza brutal:«Vosotros habláis magníficamente, pero, si no me equi-voco, descuidáis un poco la práctica de esta religiónque decís ser tan bella. Decidme, ¿cuánto tiempo haceque no os confesáis?». Esta observación, que daba en el clavo, de improviso detu-vo al elocuente polemista. Desconcertado, bajó la cabeza yterminó bruscamente el paseo. Entrado en su habitación,en medio de una viva agitación, meditó largamente en losaños transcurridos, desde el día en que se había consagra-do a Dios a los pies del Obispo de Guayaquil. Dios no lo

16 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

M ientras García More-no se preparaba, enel exilio, a la misión

de regenerador, su patria des-cendía rápidamente los escale-ras del abismo en que las na-ciones perecen y se descompo-nen. No pudiendo mantenerse en elpoder más que con la fuerzabruta, el presidente Urbina, co-mo todos los déspotas, traba-jaba en la degradación pro-gresiva del pueblo, con el ob-jetivo de ahogar, en el naufra-gio general de las conscien-cias, cualquier idea de reivindi-cación o de revuelta.Siendo la Iglesia la primerafuerza vital de una nación, Ur-bina vio en ella a la gran ene-miga a destruir, o al menos aencadenar. No osaba echar alos Obispos y a sus sacerdotes,como lo hacía hecho con losJesuitas, sin embargo, con los pretendidos derechos confe-ridos por las leyes del Patronato eclesiástico, había deci-dido dominarlos mediante la corrupción. Destituido el Obispo de Guayaquil, impuso, en su lugar,una creatura suya; arrasó los conventos, a los que transfor-mó en cuarteles; nombró superiores provinciales y localesde cada Orden religiosa; escogió los directores de los se-minarios e intentó secularizar los institutos eclesiásticosintroduciendo administraciones mixtas, compuestas porsacerdotes y laicos, tan bien elegidos como para no dejarprevalecer jamás una idea saludable. La prensa acompaña-ba este programa de destrucción con el desacrédito del cle-ro, exagerando los más pequeños errores, desnaturalizandolos actos más inocentes y calumniando con la más cínicaaudacia y crueldad.La instrucción pública no tuvo mejor suerte. Muy pronto,se vieron colegios transformados en cuarteles; las clasesimpartidas entre un ejercicio militar y otro, o suspendidaspor tiempo indeterminado; la escuela primaria completa-

mente en estado de abandono.Para amordazar a la Universi-dad e impedirle hacer oír suvoz acusadora, Urbina la sofo-có con la ley de la Libertad deestudios, la cual autorizaba alos alumnos a conseguir el di-ploma sin frecuentar los cursosde las facultades. La conse-cuencia de todo ello fue la pe-reza, la ignorancia, la calculadaextinción de toda forma de civi-lización y el embrutecimientogeneral de la población. Mientras las provincias del in-terior gemían bajo su yugo dehierro, sus dos sátrapas, los ge-nerales Roblez y Franco, ate-rrorizaban el litoral. La crónicaera una sucesión de asesina-tos de oficiales, jueces, sacer-dotes y de cualquiera que osa-se denunciar ú oponerse a latiranía del déspota. Se nos podrá preguntar: ¿cómo

es posible ejercitar una dictadura tan insolente bajo un Go-bierno institucional parlamentario? ¡La respuesta es quelas dos Cámaras del Congreso estaban hechas a imageny semejanza del amo!

Al expirar el mandato presidencial, un grupo de ciudada-nos valientes decidió fundar un periódico de oposición,“El Espectador”, con el objetivo declarado de reivindicarlos derechos de la religión y de la patria. Con el habitualpretexto de una inminente invasión por parte del generalFlores, Urbina, con un decreto de proscripción, hizo de-portar a los jefes de la oposición, mientras confinó a losredactores de “El Espectador” en los campos de reclusiónde la selva amazónica, donde los hizo morir de muerte len-ta, ¡pero segura! “Pacificada” la nación, Urbina hizo ele-gir, como su sucesor, a su brazo derecho: el general Ro-blez. Un mes después, Roblez entraba en funciones sin otroconsuelo, para la martirizada población, que el de ver, en

LA CRUZADA CONTRARREVOLUCIONARIA

La capital de Quito en tiempos de García Moreno.

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 17

la parte inferior de los decretos de deportación, su nombre,en lugar del de Urbina. Por lo demás, como expresó unorador de Chile: «Era siempre la revolución, siempre laguerra civil y la guerra externa los que se disputabanlos jirones de cadáveres sanguinolentos; siempre la per-secución de la Iglesia, la sacrílega usurpación de susbienes, la proscripción de sus ministros, la profanaciónde sus templos, la deportación de sus hijos, la banca-rrota permanente; el comercio aniquilado, la instruc-ción pública transformada en veneno corruptor; todoslos vicios exhibidos a la luz del sol; en una palabra, elreino del mal en todo su horror».

A fines de 1856, luego de un debate parlamentario sobreuna propuesta de amnistía, los amigos de García Morenopidieron un salvoconducto para este grande y famoso ciu-dadano, alejado desde hacía tiempo de su familia y de supaís. Para atraerse las simpatías de los habitantes de Quito,el presidente Roblezconsintió en ello.¡Fue un error que elimplacable y pruden-te Urbina no habríacometido jamás!El exiliado regresó ala capital con todo elprestigio de un caba-llero que ha sufridopor la santa causa dela religión y de lapatria. El municipiode Quito lo nombró,i n m e d i a t a m e n t e ,juez de primerainstancia; poco des-pués, vacante el car-go de Rector de laUniversidad, fueelegido, como la per-sona más digna, paracubrir este puesto.

En 1857, con la renovación de los miembros del Senado,García Moreno decidió presentarse como candidato, juntoa un grupo de amigos y el 15 de septiembre de 1857, reci-bido por los aplausos de todo un pueblo, García Morenotomaba su puesto en el Parlamento. Todos los proyectosministeriales, destinados, en mayor o menor grado, bajo elnombre de Reformas Constitucionales, a satisfacer los ren-cores del poder, ¡fueron implacablemente rechazados! García Moreno intervino, sobre todo, en tres debates de lamayor importancia. El primero, se refería al impuesto que, desde el tiempo dela conquista, pesaba sobre la pobre raza indígena. El tribu-to fue abolido ¡bajo el tronar de los aplausos del pueblo! El segundo fue la instrucción pública reducida a pocasescuelas sin estudio o estudiantes serios. García Morenopresentó un proyecto de ley orgánico, pero todo se estrellócontra el muro de la falta de fondos.

El tercer debate apasionó de modo singular a la opiniónpública. Urbina había abierto muchas logias masónicas enGuayaquil. En nombre de la religión que las condenaba yde la sociedad, de la cual estas instituciones satánicas nocesaban de minar sus fundamentos, ¡Moreno pidió laclausura de todas las logias! La ley pasó al Senado, peroel Gobierno apeló al Parlamento. El furor de la reaccióncontra los “apóstoles de la intolerancia”, hizo poner lacuestión bajo el tapete y la ley permaneció como letramuerta.

Aunque casi estéril, la sesión legislativa de 1857, moral-mente ejerció una inmensa influencia sobre el país, porquefue claro para todos que, luego de haber precipitado alpueblo en el más bajo grado de abyección, el Gobierno eraimpotente para levantarlo: la instrucción radicalmente des-truida, el tesoro crónicamente exhausto, y los hombres delGobierno ligados a las sociedades masónicas, hasta tomar

su defensa en contradel Parlamento. ¡Nose necesitaba mu-cho más para exci-tar el desprecio y lacólera contra losexecrados detento-res del poder!

Fue la enésima ame-naza de invasión delgeneral Flores lo quehizo precipitar loseventos. Roblez acu-só al presidente delPerú, Castilla, deproteger los objeti-vos del general y detener él mismo pre-tensiones territoria-les sobre el Ecuador.El embajador perua-no fue expulsado ylas relaciones diplo-

máticas entre los dos países, interrumpidas. En esta situa-ción prebélica, el Congreso ecuatoriano concedió poderesextraordinarios al presidente Roblez. Los preparativos deguerra, sin embargo, no fueron hechos contra Perú, si-no contra Ecuador, ¡que se precipitó en el vórtice deuna nueva represión!

Para evitar el nuevo peligro, el Congreso debatió el retirode los poderes extraordinarios concedidos al Gobierno, pe-ro, después de haber nombrado a Urbina como general su-premo del ejército y a Roblez como “director supremo”, elGobierno disolvió el Congreso, ¡burlándose del pueblo yde sus representantes! Es imposible hacerse una idea de la exasperación de losespíritus, luego de este golpe de Estado contra el Congre-so. Y como si no bastase con ello, el Gobierno abandonóla capital para transferirse a Guayaquil.

La ciudad costera de Guayaquil en tiempos de García Moreno.

18 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

A doradores de la “soberanía del pueblo” y delparlamentarismo moderno, las repúblicas ameri-canas ¿habríano, quizá, consentido en que se re-

pudiasen estos ídolos? Con un “pueblo soberano” y conCámaras omnipotentes, ¿era posible, para un Jefe de Esta-do, arrancar a su país de la odiosa madrastra de 1789, pa-ra hacerlo postrar a los pies de su Creador y someterloa su verdadera Madre, la Iglesia? A un Estado así eman-cipado, tan orgulloso de los “Derechos del hombre y delciudadano”, ¿cómo enseñar la observancia de sus “debe-res” con respecto a los “Derechos de Dios”?El débil Ecuador era el menos apto de los demás Estadospara este intento de regeneración. En el interior, todos lospartidos habrían gritado traición; los liberales, en efecto,veían en la Iglesia sólo una esclava sujeta al Estado, mien-tras los radicales masones, una enemiga a destruir y la ma-yor parte de los mismos católicos vacilaba entre los “De-rechos inalienables de la Iglesia” y los pretendidos “De-rechos del hombre y del ciudadano”; en el exterios, lasrepúblicas vecinas, celosas una de la otra, estaban siempreprontas a darse una mano para sostener los “derechos dela Revolución”.García Moreno no era, en ese momento, más que un sim-ple jefe de un Gobierno provisorio; su tarea consistía enhacer elegir la Convención nacional que debía dar al paísuna Constitución y un nuevo Presidente. Sin embargo,primero se debía resolver una cuestión acuciante: la refor-ma del sistema electoral hasta entonces en uso.Bajo la dominación española, Ecuador estaba dividido entres grandes distritos: Quito, Cuenca y Guayaquil. Desdelos orígenes de la República, se había establecido que es-tos distritos, muyo diversos en cuanto a población, debía-no nombrar, cada uno, seis dipudados para la Conven-ción: sistema injusto y absurdo, pero contra el cual los re-volucionarios nunca habían protestado, porque Guayaquily Cuenca, dos antros revolucionarios, con una poblacióntotal inferior a la del distrito de Quito, controlaban, de he-cho, la capital, cuya población estaba compuesta, preva-lentemente, por católicos conservadores. García Moreno cortó el mal en su raíz, fijando el núme-ro de los diputados no ya en base a los distritos, sino enproporción a la población. Cada veinte mil habitantestendrían derecho a un representante en el Congreso;¡éste era el golpe de gracia a la supremacía liberal-radicalen Ecuador! La prensa “democrática” se lanzó contra estareforma, pero el Gobierno fue mucho más allá y decretóla elección por medio del sufragio universal y diredto.Hasta entonces, en efecto, el pueblo formaba los comicios,compuestos por trecientos electores por distrito, los cualenombraban, a continuación, a los diputados. Tal elección,en dos momentos, constituía un cómodo sistema paramantener el poder “democrático” en manos de la oligar-quía de las clases dirigentes, menos católicas y menos con-servadoras que la población “representada”. Par vengarsedel saqueo sufrido, la oposición “democrática” recurrióa sus medios ordinarios: ¡la sedición y el puñal! Días después de las elecciones, fue descubierta la trama deuna conspiración contra el Gobierno que incluía, entreotras cosas, el asesinato de García Moreno.

Ello equivalía a abandonar la capital y las provinciasdel interior en manos de una soldadesca desenfrenada,causando, de ese modo, la guerra civil. La revuelta comenzó en Quito con la conquista del cuartel;se formó un Gobierno provisorio con García Moreno, alcual adhirieron todas las provincias del interior, mientrasel odio del general Franco contra sus dos rivales, Urbina yRoblez, condujo al arresto y deportación de ambos a paísextranjero. Ecuador se encontró, de este modo, en la disputa entre elGobierno provisorio y el Gobierno del general Francoque, en Guayaquil, se había hecho elegir como jefe civil ymilitar de la República, con el desvergonzado sostén delpresidente peruano Castilla y de sus naves de guerra, an-cladas en la bahía de la ciudad.Vencidas las revueltas militares, el general Franco y el pre-sidente del Perú mostraron sus verdaderas intenciones:apoyando las reivindicaciones territoriales del Perú, eltraidor Franco autorizaba el desembarco, en territorioecuatoriano, de un ejército de seis mil hombres del pre-sidente Castilla. Luego de tamaño ultraje, el Gobierno de Quito compren-dió que ¡había que vencer o morir! Desenmascarado antetodo el pueblo la incalificable traición de Franco, GarcíaMoreno concluía de este modo su filípica contra los trai-dores: «¡Ecuatorianos, solamente los viles prefieren latraición a la guerra, la intriga a la espada, la infamia ala muerte! ¡A las armas, entonces, para defender el ho-nor, la soberanía nacional, la patria! ¡Unión y coraje!¡La Providencia nos protege y los pueblos americanos,nuestros hermanos, no mirarán con indiferencia la lu-cha heroica que está por comenzar!».

¡Y fue realmente una guerra heroica! La admiración porGarcía Moreno creció junto al desprecio hacia Franco;desprecio que se transformó en odio cuando, el 25 de ene-ro de 1860, el general ratificó la cesión al Perú del territo-rio ecuatoriano, reclamado por Castilla. La ofensiva diplomática, las generosas propuestas, hechaspor García Moreno al general Franco, para evitar el derra-mamiento de sangre, terminaron convenciendo al presi-dente Castilla de la bochornoza precariedad de su posi-ción: dió, por ello, la orden a sus tropas de despejar Gua-yaquil para regresar al Perú. Las fuerzas contendientes se reequilibraron cuando, a lacapital, llegó una noticia inesperada: el general Floresofreció al Gobierno de Quito sus servicios para defender laintegridad territorial y el honor del Ecuador. No sólo lapropuesta fue biene acogida, sino que Flores fue, incluso,¡nombrado General supremo!Todos esperaban la batalla frontal, ¡sabiendo que la pazsólo se habría podido firmar en Guayaquil! La ciudad, fortaleza del traidor Franco, fue tomada con laastucia, con la audacia, con el genio de García Moreno ycon la sangre de un pueblo que había decidido desper-tarse de un letargo que había durado demasiado tiem-po.La victoria sobre el traidor ¡fue un triunfo para la nación ypara García Moreno!

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 19

Desvanecido el complot, el 10 de enero de 1861, se dioinicio a los trabajos de la Asamblea Constituyente, for-mada por cuarenta diputados. El Gobierno provisorio diocuenta de sus actos y dimitió de sus poderes. García Moreno deseaba ardientemente dotar al Ecuador deuna Constitución católica, único medio para «moralizar alpaís con la enérgica represión del delito y con la sanaeducación de las jóvenes generaciones, para proteger laSanta Religión de los antepasado y para realizar las re-formas que ni el Gobierno ni las leyes pueden obtenerpor sí solos». Se debía, sin embargo, proceder gradual-mente.

El proyecto de Constitución declaraba a la ReligiónCatólica, Apostólica, Romana, como religión del Esta-do, con exclusión de toda otra. Pero el viento que sopla-ba en favor de la libertad de cultos se hizo sentir tambiénentre los jóvenes diputados. Escandalizados al ver la here-jía en el mismo nivel de la antigua religión de los mayores,el pueblo hizo sentir, contra la Asamblea, murmullosmuy significativos; García Moreno se sirvió de toda laautoridad de que gozaba para reconducir a los desviados amás sanas ideas; y el artículo fue mantenido. Otra cuestión vital, que preocupaba los ánimos, dentro yfuera de la Asamblea, fue la de la unidad del Ecuador,contrapuesta a la que lo quería fraccionado en peque-ños Estados independientes, ligados entre sí por un vín-culo federativo. Para los ambiciosos, la federación, cons-tituyendo muchos Estados, tenía la ventaja de necesitarmuchos funcionarios y de favorecer, de ese modo, el sueño

de muchos inútiles que querían reinar a toda costa, aunquefuera sobre algo infinitamente pequeño. García Moreno se opuso con toda su energía a la divisióny, luego de discusiones tempestuosas acompañadas de undiluvio de calumnias, la mayoría se reagrupó en torno alsistema unitario. En suma, ¡tanto ruido para nada!La Convención, después, debatió suobre los derechosconstitucionales del poder ejecutivo; cuestión acuciante,como consecuencia de una insurrección contra la tiranía.Con mano parsimoniosa y, como a su pesar, los diputadosacordaron al Presidente las facultades necesarias para go-bernar, también en tiempo de paz.Llegó, finalmente, el turno de la elección del presidente:por unanimidad de votos y sin discusiones, García Morenofue elevado a la Presidencia de la República. Primero, larechazó, aduciendo la insuficiencia de poderes acordadosal Gobierno por la nueva Constitución; luego, acabó porceder a instancias de los amigos, que veían en él al únicohombre capaz de regenerar la nación. Para probarle la subuena voluntad, los representantes votaron, a impulso su-yo, varias leyes orgánicas, cuya importancia no llegaron aapreciar. Decidieron proponer al Sumo Pontífice un Concordatoy ponerlo en ejecución sin esperar su ratificación por elfuturo Congreso. Fue decretada la reorganización delas finanzas, del ejército, de la instrucción pública y laconstrucción de un camino desde Quito a Guayaquil. García Moreno, cuyo genio y actividad eran bien conoci-dos, ¡recibió la misión de poner por obra este magníficoprograma!

GARCÍA MORENO PRESIDENTE

García Moreno fue elegido Presidente por primera vez en 1861.

Imagen del Sagrado Corazónque García Moreno colocó en la sala del Congreso.

20 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

S u primer cuidado fueel de reunir un perso-nal administrativo

irreprensible, laborioso, en-tregado con alma y cuerpoa la realización de sus gran-diosos proyectos. Para ponerpor obra lo que meditaba,además de un personal inteli-gente y activo, le eran nece-sarias también finanzasprósperas. Ahora, en sustreinta años de existencia,Ecuador no habia llegado to-davía a equilibrar los ingresoscon los gastos. Gravado porlas deudas contraídas conColombia, durante la guerrade indipendencia, y arruinadopor los parásitos y los solda-dos que engordados a expen-sas del Estado, Ecuador notenía ni crédito ni ingresos.La agricultura había permanecido en un estado primitivopor la ausencia de carreteras, de brazos, e incluso de ins-trumentos para el arado; el comercio, más que languidecer,estaba muriendo, debido a las continuas revoluciones queponían al país al revés y por la dificultad de las comunica-ciones. A la espera de que el país renaciera y se reforzaraeconómicamente y fuese capaz de multiplicar los activosde las rentas, primeramente, eliminó todo gasto superfluoy todo desperdicio, para después reformar, de la cabezaa los pies, la administración de las finanzas. García Mo-reno asumió el compromiso de arrojar luz sobre esos an-tros tenebrosos llamados “oficinas de finanzas” y verificótodos las deudas contraídas por el Estado desde el origende la República, ¡llegando a los cuatro millones de pesosecuatorianos!Luego, reformó el sistema de contabilidad, centralizan-do en el Tribunal de Cuentas el control de todos los em-peados y, para prevenir la tentación de connivencia o frau-de, el presidente revisaba él mismo el trabajo del Tribunal. García Moreno, aunque no era rico, jamás quiso los docemil pesos del estipendio anual de Presidente: entregaba lamitad de la suma al Tesoro del Estado y, de la otra mi-tad, ¡gran parte la destinaba a obras de caridad! Estanoble conducta no pudo sustraerlo a los rencores de las nu-merosas victimas de la depuración. Los funcionarios des-cubiertos con las manos en la bolsa y arrojados sin miseri-

cordia, los parásitos despedidos,los holgazanes forzados a traba-jar, los aprovechadores desen-mascarados, gritaron por la into-lerancia.A todo esto seguió la reformadel ejército. Desde la guerra deindipendencia, la República esta-ba en manos de militares que dis-ponían del país, de las propieda-des, de la vida de los ciudadanose incluso del Gobierno mismo.García Moreno publicó severosreglamentos contra las salidasnocturnas, contra la inmoralidad,el bandidaje e hizo encarcelar atodos los recalcitrantes, oficialesy soldados. Hubo reacción contraeste reformador, pero la firmezadel Presidente supe devolver, enpoco tiempo, la disciplina en lasfuerzas armadas. Otra piedra angular de la nación,

que había que reformar, era la escuela pública. Es, enefecto, la instrucción pública la que, modelando el espírituy el corazón de los niños, prepara el futuro de una socie-dad. Los liberales y los radicales lo sabían tan bien que, suprimer cuidado, fue laicizar las escuelas, es decir aislar-las de la moral y de la Religión. Esta idea masónica, omejor dicho diabólica, que dio vuelta a Europa, ha tomadocuerpo en América bajo el pérfido nombre de “escuelaneutra”. García Moreno se dedicó a este proyecto invitan-do, al Ecuador, a numerosas Congregaciones, Institutos yÓrdenes religiosas, para que fundasen escuelas y pensio-nados en todo el país. La enseñanza católica se implantó,de este modo, en la nación, contra la rabia de los radicales,siempre empeñados en sembrar el ateísmo y la descristia-nización en el alma de los jóvenes.Al mismo tiempo, el Presidente supo poner por obra loque ni los Incas, ni los Españoles, y menos aún los progre-sistas de la Revolución, habían osado siquiera concebir. Se trataba de construir una inmensa red de carreteras, através del Ecuador, para unir entre sí las ciudades y el alti-plano de las Cordilleras al puerto del Pacífico: lo cual abri-ría maravillosos horizontes a este pobre país perdido entrelos montes y privado de vás de comunicación.García Moreno se puso resueltamente a la obra, superandotodo obstáculo que le suscitaron el egoísmo, la envidia, larabia y la codicia de sus enemigos y de sus detractores.

LAS REFORMAS

Un convento de Quito. García Moreno, para llevar a cabo la reforma de la escuela públicaque había sido laicizada por los gobiernos precedentes, invitó aEcuador a numerosas Congregaciones, Institutos y Órdenes reli-giosas, para que fundasen escuelas y pensionados en todo el país.

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 21

G arcía Moreno tenía que ponerel hacha en la raíz del mal, esdecir, en el principio de la Re-

volución, la “soberanía del pueblo” yla subordinación de la Iglesia al Es-tado. Ya en siglos anteriores, legisla-dores, reyes, emperadores y parlamen-tos profesaban esta despótica doctrinaen relación con la Iglesia: ¿cóme podíaun simple Presidente de una pequeñaRepública acusar como falsos a tantoslegisladores y restablecer el “Gobier-no de Dios” sobre la nación? El Con-cordato, concluído con Pío IX, ¡fue larespuesta de García Moreno a esta gra-ve cuestión! Depuestos los monarcas españoles, losCongresos y los Gobiernos liberales yradicales, en las repúblicas americanas,habían transformado el “Patronatoeclesiástico”, concedido por los Papasa los reyes católicos, en un derecho in-herente a la nación. Con tal premisa,el Congreso del Ecuador había atri-buido al Gobierno la supervisión detodos los asuntos eclesiásticos. Elloderivó en que el poder civil se arrogarael derecho de erigir nuevas diócesis, dedeterminar las circunscripciones, deestablecer el número de las prebendas en cada una de lascatedrales; además, se atribuyó la facultad de convocarConcilios nacionales y provinciales e incluso las simplesasambleas sinodales; además, era necesario pedir la autori-zación para la fundación de nuevos monasterios y suprimirlos antiguos; como también el derecho de nombrar losObispos, los curatos, los canónicos y los otros dignitarioseclesiásticos, hasta los sacerdotes, los vicarios foráneos ylos sacristanes. Si a esto se agrega el secuestro de los bie-nes eclesiásticos, el recurso, abusivo, contra los Obispos ylos clérigos sometidos al juicio de los tribunales ordina-rios, se tiene una idea de la completa feudalización de laIglesia ante el Estado. En pocas palabras, ¡el poder ci-vil sustituía al Papa, incluso se adjudicaba atribucionesmás extensas que las del mismo Papa! Como cristiano, García Moreno gemía al ver a la Iglesiaencorvada, como una esclava, a los pies del poder civil;como hombre de Estado, contaba con esta divina institu-triz de los pueblos para regenerar la patria. Comprendien-do el por qué «Dios, nada ama tanto como la libertad de

su Iglesia», decidió romper las cade-nas que parecían reafirmadas parasiempre. Con esta finalidad, GarcíaMoreno había solicitado al Congresola autorización para concertar unConcordato con la Santa Sede.La nómina de D. Ignazio Ordóñez co-mo embajador plenipotenciario delEcuador en la Santa Sede, estabaacompañada de estas simples instruc-ciones, escritas por García Moreno:«El Gobierno del Ecuador (...) supli-ca al Santo Padre poner término,con los medios que él juzgue más efi-caces, a los males que afligen a laIglesia en este país. (...). La Constitu-ción de la República establece elejercicio exclusivo de la Religión ca-tólica (...). Convendrá, entonces, elConcordato (...) lejos de autorizarlos cultos disidentes, en proscribirtoda sociedad condenada por la Igle-sia. (...). Los Obispos deben tener la facultad dereclamar, y el Gobierno el poder deexigir, que se prohíba en las escuelas,los colegios, los institutos, las univer-sidades, todo libro y toda doctrina con-denada por la Iglesia».

Seguían instrucciones acerca de la reintroducción del “Fo-ro eclesiástico”, los abusos de autoridad civil y el dere-cho del Gobierno de oponerse a la promoción de un ecle-siástico, pero por breve espacio de tiempo, y sólo por razo-nes serias. Las instrucciones terminaban con el pedido deuna inmediata Reforma del clero y con el envío, a Ecua-dor, de un Nuncio, munido de los poderes necesarios paraponer a los Institutos religiosos y las Órdenes relajadas enla alternativa de ¡cumplir su función o dejar de existir!Luego de seis meses de discusión, el proyecto de Concor-dato fue firmado, el 26 de octubre de 1862, por el carde-nal Antonelli, Secretario de Estado Pontificio, y por D.Ignacio Ordóñez, ministro plenipotenciario del Ecuador.He aquí los principales artículos:

– «La Religión Católica, Apostólica, Romana, es la re-ligión del Estado, con exclusión de todo otro culto otoda sociedad condenada por la Iglesia».

– «La instrucción, en todos los grados, estará modela-da en base a los principios de la Iglesia católica.

EL CONCORDATO

Mons. Ignacio Ordóñez, nombrado por García Moreno Ministro plenipotenciario del Ecuador en la Santa Sede, para la definición del Concordato.

22 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

– «Obispos y fieles podrán comunicar libremente conel Sumo Pontífice, sin interferencias del poder civil.

– «La Iglesia ejercerá, sin obstáculo, el derecho de po-seer y de administrar sus bienes. El foro eclesiásticoserá restablecido en toda su integridad.

– «La Iglesia concede al presidente de la República elderecho de “presentación” a los Obispados y a lasparroquias.

– «La ley del Patronato queda suprimida».

Recibidas plenamente las demandas de García Moreno, laIglesia del Ecuador resurgía, ¡liberándose da las ataduras,los lazos y del sudario en los cuales había sido apresada yenvuelta! El 22 de abril de 1863, el Concordato fue solemnementepromulgado en la capital y en todas las ciudades delEcuador. En Quito, la ceremonia fue celebrada, en la Igle-sia metropolitana, con una pompa digna de este gran even-to histórico. Luego de la Misa pontifical, el Presidente y elDelegado, rodeados de todas las autoridades civiles y mili-tares, procedieron al intercambio de firmas, y se dio lectu-ra al pueblo de los artículos del Concordato. Entonces, alcanto del Te-Deum, al sonar de las salvas de artillería, fue-ron izadas la bandera del Ecuador y la bandera pontificia,cuyos colores, confundiéndose, simbolizaban, a los ojos detodos, la unión que reinaba, desde entonces, entre laIglesia y el Estado ecuatoriano.Con este acto de política cristiana, acto único en la histo-ria de las naciones modernas, García Moreno se alzabapor encima de todos los hombres de Estado, desde S.Luis en adelante. Solo, entre hombres desviados por elprotestantismo y la Revolución, reconoció cuál era el esta-do normal de la sociedad humana; solo, no obstante la fa-tal e imperante corriente del liberalismo, ¡dio a su pa-tria la verdadera libertad, restituyéndole el “Gobiernode Dios”!A la promulgación del Concordato siguió, inmediatamen-te, la Reforma del Clero que se apoyaba en el restableci-miento de los tribunales eclesiásticos. El celo y la firmeza de García Moreno, en conducir y con-denar a los culpables en los tribunales eclesiásticos, pro-dujo una notable mejoría en la conducta del Clero. Con lamultiplicación de los Obispados y la fundación de nuevosSeminarios, se permitió a los Prelados ejercer, sobre todoslos párrocos, una supervición más activa e imprimir a sucelo un más continuo y vigoroso impulso. Restaba un último paso necesario y difícil, la Reformadel Clero regular. ¿De qué modo, estos Religiosos que, aprecio de sus sudores y, a menudo, de su sangre, habíanganado América para la Iglesia, llegaron a perder, poco apoco, su antiguo esplendor? Durante cincuenta años, el “liberalismo” y el “radicalis-mo” habían transformado sus conventos en cuarteles, obli-gando a los monjes a vivir en medio de soldados corruptosy corruptores, o a dejar sus celdas para vivir en medio delmundo, a despecho de sus reglas, de sus “Votos” y de lossantos hábitos de la vida religiosa. Un tal estado de cosascondujo a una completa decadencia y a la total ruina de lavida de comunidad.

En nombre del Sumo Pontífice, el Nuncio encargado inti-mó a todos los interesados la obligación de conformarse ala Regla y de retomar la vida común. Los abusos en mate-ria de pobreza fueron suprimidos y los ejercicios de reli-gión o de estudio, restablecidos, de manera de hacer rena-cer, con la disciplina y con el trabajo, estas tres flores delorden monástico: la virtud, la ciencia y la piedad. Pero como tal programa no halagaba a la masa de religio-sos, habituados a una vida mundana y a veces disoluta, elNuncio les dejó la elección entre la regla o la seculari-zación. Naturalmente, se multiplicaron las protestas y lasrecriminaciones contra las “exigencias tiránicas” de laSanta Sede. ¡Pero la resistencia fue inútil! ¡Detrás del enviado del Papa estaba el brazo de hierrode García Moreno! La mayor parte prefirió la seculariza-ción a la reforma, emigrando a Perú y a Nueva Granada,mientras otros fueron incorporados al Clero secular. Los cristianos de la vieja escuela saludaron, en esta re-generación del Clero, la aurora de un renacimiento ca-tólico; pero entre estos aplausos, estalló, contra el refor-mador, un huracán de maldiciones, replicadas por unamultitud de voces. Los reducidos a condición laical grita-ban por la intolerancia, sus amigos, por la crueldad; los in-diferentes no entendían por qué se hacía guerra a los reli-giosos del país; los liberales entonaban el habitual sloganosobre la injerencia de la Corte de Roma; en cuanto a losradicales, afirmaban que estaba comprometida la obrade la Revolución si se continuaba aplicando el Concor-dato. Para reconducir la Iglesia a la precedente esclavitud, ape-laban a la “soberanía nacional”, es decir al futuro Con-greso. García Moreno los dejó hablar y continuó su obra.

Papa Pío IX durante el Concilio Vaticano I.El 22 de abril de 1863, fue solemnemente promulgado en la capital y en todas lasciudades del Ecuador el Concordato con la Santa Sede. Con este acto de políticacristiana, acto único en la historia de las naciones modernas, García Moreno se ele-vaba por sobre todos los hombres de Estado, desde S. Luis rey de Francia, en adelan-te. En el Ecuador reinaba la unión entre la Iglesia de Cristo y el Estado ecuadoriano.

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 23

E n el poder desde hacía dos años, García Moreno,tenía de su parte a todo el pueblo cristiano, podíaincluso jactarse de ser, para los revolucionarios li-

berales y radicales, el hombre más impopular y execradodel Ecuador. La liga de los masones, que se conjuraba paraabatirlo desde hacía algún tiempo, tenía por jefe al misera-ble Urbina, echado ignominiosamente de la patria tresaños antes, el cual había jurado un odio implacable al pre-sidente católico, y trabajaba incansablemente para organi-zar conjuras contra él, en las cuales participaban tanto losadeptos de dentro como los jefes de Estado de afuera, to-dos animados de la rabia sectaria.En el Ecuador, los masones, orgullosos de su título de “pro-gresistas” y de “libre pensadores”, añoraban los tiemposdel “hermano” Urbina, cuando la secta er libre de corrom-per a la Iglesia y a la sociedad. A las acusaciones de tira-nía, provenientes del exterior, respondían, dentro, los gritosde los sectarios y de los descontentos que prometían su ad-hesión en caso de sublevación, pero nadie osaba moversepara no perder la cabeza. Conspirador sin coraje y sin ver-güenza, Urbina no dudaría en invocar el apoyo del Perú yde la Nueva Granada; el pretexto fue el “proceso de altatraición” tramado contra García Moreno.Al tiempo de la invasión de las tropas del Perú después dela vergonzosa cesión de territorio ecuatoriano por parte delgeneral Franco, García Moreno, en ese momento de extre-mo peligro para el País, escribió al representante del Go-bierno francés algunas cartas en las cuales avanzaba laidea de un Protectorado francés, para salvar la existenciade la nación; propuesta que, en caso de aceptación, debíaser sometida al juicio de los representantes del pueblo, co-mo demuestra claramente el texto de las cartas. Con la publicación de estas cartas, toda la prensa america-na ventiló con desprecio «¡la gran traición de García

Moreno, el presidente del Ecuador que había vendidosu país al extranjero!».¡Qué odiosa e insolente mentira! Pero ¿qué puede la razóncontra una calumnia acreditada por las mil voces de laprensa y sostenida por todas las logias masónicas?El presidente del Perú, Castilla, envalentonado por Urbina,amenazó con invadir Ecuador por tierra y por mar; por to-da respuesta, García Moreno ordenó la movilización de unejército de diez mil hombres. Por una intervención diplomática de Gran Bretaña, Casti-lla fue sustituido por el general San Roman y, de este mo-do, Ecuador y Perú se pacificaron. Los sectarios, no te-niendo ya nada que esperar desde este frente, se dirigierona Mosquera, el nuevo presidente de Nueva Granada. Perseguidor implacable de la Iglesia y revolucionario de lapeor especie, odiaba, en García Moreno, al patriota cristia-no y al enemigo declarado de las logias masónicas. Másastuto que Castilla, había planeado federar, bajo el nombrede “Estados Unidos”, las tres repúblicas: Nueva Granada,Venezuela y Ecuador. Al firme rechazo de García More-no, la guerra entre los dos países fue inevitable: Mosquerano esperaba otra cosa para entrar en lucha, y ya que el Par-lamento del Ecuador estaba por abrir sus sesiones, él con-taba con el clima borrascoso de las discusiones parlamen-tarias para prepararle el terreno. Según la Constitución, el Congreso ecuatoriano debía abrirsus sesiones en agosto de 1863. Ya atormentado en elCongreso de 1861, García Moreno tenía, ahora, muchoque temer de los nuevos representantes, casi todos elegi-dos bajo la influencia de las alianzas liberales y radica-les. Entre las injurias que los periodistas difundían sobre lapersona del Presidente, la acusación más grave, frente ala cual todas las demás desaparecían, era la de haber im-puesto un odioso e intolerable Concordato, verdadero

Barricada en un camino de Quito. Frente a la imposibilidad de detener a García Moreno en las urnas, los liberales optaron por promover una serie de insurreccionesarmadas pero nunca llegaron a una conclusión positiva porque se enfrentaron con la firmeza y determinación de la acción de García Moreno.

LA RABIA SECTARIA

24 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

desafío lanzado al siglo del “liberalismo” y del “progre-so”. A los enemigos del catolicismo, los cuales clamabancontra los restablecidos derechos de la Iglesia, se uníanciertos católicos “progresistas”. La doctrina liberal había transtornado las ideas de tal ma-nera que el hecho de devolver a la Iglesia su inalienablelibertad, era considerado como una usurpación de los de-rechos del poder civil. La publicidad que se dio a esta opo-sición general y violenta tuvo el efecto de mandar al Parla-mento una abrumadora mayoría de anticoncordatarios, engran parte enemigos acérrimos del Presidente. Era muchosi, en las dos Cámaras, él podía contar con una decena derepresentantes fieles a su política. En este aislamiento y momento crucial de su vida, GarcíaMoreno, decidido a luchar contra las pretensiones delCongreso, decidió dimitir, antes que alterar un Tratadoque él, justamente, entendía como la salvación de la na-ción. Su mensaje a las Cámaras, muy claro y firme, teníael carácter de un verdadero ultimátum: «¿De qué servirían los progresos materiales o científi-cos si la moralidad, el alma y la vida de la sociedad,irremediablemente degenerara? La ausencia de morali-dad es la ruina, pero especialmente en un Estado republi-cano, en el que la fragilidad de las instituciones, la inesta-bilidad del Gobierno y la frecuencia de las revolucionesponen la sociedad a merced de pasiones desenfrenadas.Ahora, ¿cómo reformar la moralidad de un pueblo, siel clero olvida su misión evangélica? ¿Y cómo reformarel clero si no se restituyese a la Iglesia su libertad de ac-ción y la independencia de las que ha sido dotada porsu Divino Fundador? El Gobierno católico de un pueblocatólico tiene, entonces, adjunto a su deber el volver a diri-girse a la Santa Sede ... El remedio ha sido el Concorda-to que ha estipulado la libertad de la Iglesia y el Lega-do Apostólico encargado de continuar la reforma. Envirtud de la autorización, que me fuera concedida por laConvención de 1861, he promulgado el Tratado con laSanta Sede». El texto terminaba diciendo que si el Congre-so hubiese censurado sus actos, él habría abandonado in-mediatamente el poder!Pero la dimisión de García Moreno habría dejado al país amerced del presidente de Nueva Granada, por tanto elCongreso se limitó a proponer una revisión que, a conti-nuación, fue abrogada por los mismos representantes.Pero en medio de la pelea anticoncordataria, Mosqueraarrojó la máscara y, con sus tropas dispuestas en la fronte-ra, pidió al puelo del Ecuador liberarse de García Moreno.El pueblo debía elegir entre el Estado teocéntrico, selladoen el Concordato, y la opresión satánica del masón Mos-quera que, desde hacía dos años, exiliaba Obispos, apre-saba sacerdotes, echaba religiosos y religiosas, despojabaconventos e iglesias, y renovaba, en una palabra, los ho-rrores del 1793 francés. Mosquera fue excomulgado porPío IX con una célebre Encíclica, en la cual se recordabala gesta de ese “misionero de la libertad”: «Nos, gemimos con vosotros (Obispos de la Nueva Gra-nada) al pensar en los criminales errores que profananvuestro País, los múltiples sacrilegios cometidos porvuestro Gobierno, los ultrajes sin nombre que osa diri-

girnos, a esta Santa Sede, a la augusta Religión cuyosderechos pisotea, la doctrina, el culto, los ministros. Almismo tiempo que prohíbe el sacro ministerio, confiscalos bienes de las iglesias, las Órdenes religiosas, no te-me abrir las puertas a todos los falsos cultos. Toda co-municación con nosotros es prohibida, y toda infrac-ción a las leyes cismáticas castigada con la multa, conel exilio o con la cárcel. En todas partes, Obispos exilia-dos, sacerdotes y fieles encarcelados, iglesias y conven-tos transformados en cuarteles, las vírgenes del Señorarrojadas de sus asilos, errantes por los montes o mu-riendo de hambre y de miseria: ¡tal es el espectáculodesolador que se presenta a nuestra mirada! Nos, ele-vamos, entonces, nuestra voz para intimar a vosotros laorden de rechazar el juramento que se os demanda.Con nuestra Autoridad Apostólica, condenamos, re-probamos y declaramos nulas y sin ningún efecto todaslas leyes atentatorias contra los derechos de la Iglesiade Dios, recordando a los autores de las mismas quehan incurrido en las penas y en las censuras promulga-das por los Concilios contra los usurpadores de estosmismos derechos. Tiemblen, al recuerdo de estas pala-bras del Señor: ¡terrible será el juicio de aquéllos queabusan del poder!».Entre la libertad predicada por este excomulgado y la li-bertad de los hijos de Dios, como la concebía García Mo-reno, el pueblo católico del Ecuador no podía dudar. Mosquera, entonces, recurrió a las armas, causando pesa-das pérdidas a entrambas partes; pero la capacidad de mo-vilización de García Moreno y la tenacidad de su pueblocristiano hicieron perder a Mosquera su habitual altivez.Fue obligado a firmar un Tratado, sin condiciones, para larestauración de la paz y la amistad entre las dos naciones. Vuelto a Colombia, Mosquera continuó persiguiendo,apresando y fusilando a sus adversarios, hasta que los des-venturados colombianos lo condenaron al exilio.

Tomás Cipriano de Mosquera, Presidente de Nueva Granada, fue excomulgado por Pío IX debido a su ferocidad contra la Iglesia católica.

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 25

A comienzos de 1864, opri-mido por las rudas prue-bas por las que acababa

de pasar, García Moreno se pre-guntó si era humanamente posiblecontinuar la lucha contra las fuer-zas revolucionarias internas y ex-ternas. Liberales y radicales parti-ciparían en la batalla para abolir elConcordato, mientras que los ma-sones de Colombia se unirían a losdel Perú para aliarse con Urbina yorganizar nuevas invasiones. ¿Có-mo dominar esta horda furiosa conun ejército frecuentemente al man-do de traidores, y con una Consti-tución tan débil como para obligaral poder a premanecer con los bra-zos cruzados ante la crecienteanarquía?El Congreso de 1861 había agrava-do la situación, destruyendo ladisciplina militar con la supresiónde las notas informativas secretasacerca de los oficiales, aseguran-do la impunidad a los conspira-dores con la abrogación de la leyque penaba el intento de rebelión, y sacudiendo el poderquitándole su más bella prerrogativa: la del “derecho deGracia”. ¿No era una locura afrontar la tempestad sobreaquella nave sin timón?Un veredicto escandaloso del Tribunal Superior de Jus-ticia precipitó la situación: los traidores y cómplices delintento de invasión de Mosquera fueron absueltos conla fórmula: «Simple tentativa de rebelión, no seguida deefecto y, por consiguiente, no pasible de pena según elCongreso de 1863».Disgustado y desalentado, García Moreno envió su dimi-sión al Congreso. Su renuncia voluntaria al poder, los no-bles sentimientos expresados en su discurso al Congreso ylo obrado durante los años de presidencia, impulsaron alos miembros del Congreso a rechazar su dimisión y unir-se al pueblo para obligarlo a permanecer en el poder hastael término de su mandato; de este modo, para sellar la re-conciliación, votaron la retractación de los Decretos anti-conciliares de 1863. Lo quisieran o no, ¡Ecuador no po-día prescindir de García Moreno!Estos sucesos exasperaron al Partido revolucionario, alcual no le quedaba, para abatir al Presidente, más que ¡elpuñal del sicario!

Este medio no repugnaba a las tra-diciones de la Secta, especialmentecuando Urbina y sus cómplices nodebían temer las consecuencias deun asesinato, puesto que, en casode éxito, serían conducidos triun-falmente; en caso contrario, laCorte Suprema de Quito habrí ca-ratulado el hecho como “Tentativade rebelión no seguida de efecto”. Urdieron, así, un “plan” que preve-ía una invasión por mar, con latoma de Guayaquil, y una invasióndesde Nueva Granada por bandasarmadas, mientras los traidores delinterior aprovecharían el tumultopara asesinar a García Moreno yaclamar a Urbina como nuevo Jefesupremo del país. Su cuartel gene-ral sería el Perú, convertido, desdehacía tiempo, en su arsenal y ba-luarte.Luego de una prolongada campañade prensa contra García Moreno,en todos los países de América, yen la cual abiertamente se afirma-ba que “para librarse de seme-

jante monstruo, el hierro, el fuego y el veneno eranigualmente legítimos”, evidentemente, parecía llegada lahora, para los conjurados, de poner por obra su rebelión. El “proceda” fue dado por un complot, encabezado por elgeneral Maldonado, para asesinar a García Moreno. Eldía del asesinato, sin embargo, la conjura fue frustrada. Los conjurados fueron indultados por el Presidente y exi-liados a Brasil, mientras su jefe, que huyó al ser capturado,fue buscado en cada ángulo del país para ser ejemplarmen-te ajusticiado. Desde aquel momento, Ecuador fue asalta-do desde todas partes por verdaderas bandas inferna-les.

– El 21 de julio, una compañía de piratas, equipada porUrbina, a expensas del Perú, se arrojó sobre la provinciadel Manabi para hacerla insurreccionar y saquearla.

– El 27 de julio, los cómplices del general Maldonado, ca-mino al exilio, fueron liberados por rebeldes que, seadueñaron del Gobernador de la provincia de Napo ydespués de haber saqueado cuanto fue posible y tortura-do a los jesuitas del lugar, proclamaron la caída de Gar-cía Moreno para aclamar como jefe supremo al masónJosé María Urbina.

García Moreno.

UNO CONTRA TODOS

26 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

– Mientras tanto, se supo que otros soldados de Urbina es-taban enrolando revolucionarios, en las provincias meri-dionales de Nueva Granada, para invadir el distrito deIbarra con la complicidad de las autoridades colombia-nas.

– El 24 de agosto, finalmente, luego de meses de prepara-tivos, una pequeña flota, siempre equipada por Perú, de-sembarcaba centenares de soldados en diversos puntosde la costa del Ecuador.

García Moreno comprendía la estrema gravedad de la si-tuación. ¡La Masonería había decretado su muerte y no seecharía atrás! Solo contra todos, ¡él aceptó el desafío!El mismo día del desembarco de las tropas de Urbina, eltraidor Maldonado fue capturado y conducido a Quito.Los conjurados no se afligieron ya que, debido a los pode-res limitados del Presidente, su cómplice alcanzaría fácil-mente la libertad, pero García Moreno no era del parecerque una nación debiera resignarse a perecer antes que vio-lar la legalidad constitucional; él creía que las leyes eter-nas prevalecen sobre las ficciones parlamentarias y quelas Constituciones están hechas para los pueblos y no lospueblos para las Constituciones, y que, en consecuencia, sila ley constitucional ponía a una nación en peligro demuerte, la salvación del pueblo se erigía en ley suprema. García Moreno decretó, entonces, el fusilamiento del ge-neral Maldonado para el 30 de agosto y, esa mañana, Mal-donado ¡pagaba con su vida su infame traición!Liberado de Maldonado, el Presidente volvió sus armascontra Urbina. Emitió el siguiente decreto: «Ecuador noestá en guerra con nadie, ni internamente ni externamentey, en consecuencia, Urbina y sus bandidos, llegados des-de afuera para sembrar la revolución y saquear el país, de-ben ser considerados como corsarios y tratados como ta-les. Por ello, las Autoridades aplicarán con ellos no laley de los beligerantes, sino la de los incendiarios y losasesinos». Todo ello tuvo como efecto que Urbina cruzó, atoda prisa, la frontera con Perú.Esta firmeza, que no le permitió nunca sacrificar la justiciaa la piedad, puso término a esa lucha, sostenida por un so-lo hombre contra los revolucionarios de su país, dos ejérci-

tos extranjeros y la América toda que los aclamaba.A sus enemigos no les quedaba otro recurso que el de ale-jar a García Moreno al expirar su mandato.El año 1865, en efecto, era el año de las elecciones presi-denciales y la Constitución de 1861 otorgaba el poder pre-sidencial sólo por cuatro años, sin posibilidad de reelec-ción. En este período, García Moreno escribía a un amigo:«Esta nefasta Constitución de 1861 es la causa de todoslos desórdenes, porque no otorga al Gobierno los mediospara disiparlos. De ello se sigue que, en la inminencia delpeligro, el Gobierno se ve obligado, para salvar al país,a ponerse por sobre las leyes y, en peligros menos gra-ves, tolerar todo, dejando, de ese modo, que la sociedaddescienda gradualmente la ladera del precipicio. (...).¡La lógica del mal es inexorable! Cada culpa genera unaexpiación: nosotros estamos expiando los errores de losconstituyentes de 1861».Dejaba, por tanto, la Presidencia, entendiendo que, conrespecto a la Patria, no le restaba sino un último deber quecumplir: el de promover un sucesor católico.Las elecciones tuvieron lugar el 15 de mayo de 1865, yCarrion, el candidato propuesto por Moreno, obtuvo unaabrumadora mayoría absoluta.Es imposible describir el furor de la oposición, tanto libe-ral como radical, por este revés que desconcertaba todossus objetivos para el futuro. el presidente Carrion, bajo laégida de Moreno, adoptaría sin dudas su política católica,con la perspectiva de ver, después de él, a García Morenoretomando las riendas del poder.Esta desoladora perspectiva inspiró a los radicales un planpara adueñarse de la nación: el temible jefe del ejército,general Flores, había muerto hacía poco; García Morenosalía de escena y no tendría la misma influencia sobre lospoderes públicos; los grandes capitalistas del Perú impul-saban a Urbina a agitar un nuevo golpe, con el apoyo delGobierno peruano. Fue así que “los hermanos” recibieronla orden de realizar, lo antes posible, un audaz golpe, con-certado entre los refugiados de Lima y sus cómplices deGuayaquil.El 31 de mayo de 1865, hacia la noche, una cincuentenade secuaces de Urbina, armados con puñales y revólveres

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 27

y comandados por José Manos, se adueñaron del buquemercante Wáshington con la complicidad de su capitán y,entrada la noche, se acercaron, silenciosos, al vapor Gua-yas, la única nave de guerra del Ecuador, y de un golpe,como muchos demonios, se lanzaron al abordaje, matandode un sablazo al comandante y masacrando a los oficialesy los marineros desarmados.Al día siguiente, se supe que el Wáshington, el Guayas yuna tercera nave, el Bernardino, estaban anclados en unabahía a pocas millas de Guayaquil.Avisado del peligro de insurrección de la ciudad, GarcíaMoreno se precipitó a Guayaquil, donde el Consejo muni-cipal ya saludaba anticipadamente al “libertador Urbina”.Al grito de “García Moreno”, las salas del municipio sevaciaron como por encanto y los aguerridos consejeros co-rrieron a encerrarse en sus casas.Al día siguiente, aparecía un decreto del gobierno que,considerando lo obrado por los secuaces de Urbina comoun verdadero acto de piratería, sometía al juicio del tribu-nal de guerra y a la pena capital a los responsables de estosactos criminales. Seguió a éste un segundo decreto, que ponía al ejército enestado de guerra con la inmediata actuación de las leyesrepresivas contra la deserción. Entonces, el terror invadióa los revolucionarios, en las ciudades y en los cuarteles,mientras que la turbulenta Guayaquil, después de una agi-tación volcánica que duró ocho días, ¡caía en la calma másglacial! Los demás revolucionarios, a bordo de las tres na-ves, sin embargo, se burlaban de estos decretos, por lo queGarcía Moreno ¡decidió atacarlos en la misma bahía en laque se encontraban anclados!Requisada una nave inglesa, en totalacuerdo con el derecho internacional, yequipada con doscientos cincuenta entreoficiales y marineros, Moreno se abocó arealizar esa increíble empresa. La auda-cia, el coraje y la resolución de estoshombres tomó por sorpresa a los revolto-sos a bordo del Bernardino y del Gua-yas; en vano intentaron resistir al asaltoy sólo pocos sobrevivieron al irresistibleabordaje. A bordo del Wéshington, Ur-bina y los demás jefes de la insurrecciónestaban sufriend la resaca por los éxitosobtenidos, pero la sorpresa y el espanto,producidos por el tronar de los cañones,produjeron tal pánico que marineros, ofi-ciales y jefes del Wáshington se echaronal agua, buscando alcanzar la sombra delos matorrales vecinos. Cuando García Moreno con sus hombresllegaron al Wáshington, no había sombrade rebeldes, pero fue enconrada la caja¡y la interesantísima correspondenciaentre Urbina y sus “hermanos” de lamasonería!Los traidores, a los que esta correspon-dencia reveló de modo inequívoco, fue-ron fusilados, mientras que el discurso

de agradecimiento de García Moreno, a los valientes quelo habían seguido, terminaba con estas palabras: «Vuestrocoraje ha salvado la República. Los traidores han huído yhan escapado a la espada de la justicia. Pero antes de con-tinuar su infame labor, mediten bien estas palabras: ¡el pa-tíbulo listo para el criminal garantizará, de ahora enadelante, a los honestos, la tranquilidad y la paz!». El retorno de García Moreno a Quito ¡fue un gran triunfo!La muchedumbre, en el colmo del entusiasmo, elevó alguerrero a las estrellas, cuyo valor había arrancado de lasmanos de Urbina las miles de víctimas que hubieran sidosacrificadas por la rabia de los bandidos revolucionarios.Las diez corporaciones populares de la Capital, represen-tadas por sus delegados, ofrecieron al Presidente una me-dalla de oro, adornada con una piedra preciosa que llevabala inscripción: «¡A García Moreno, modelo de virtudes,en recuerdo de los servicios ofrecidos a la patria»!El gozo, sin embargo, se unía a la tristeza: justo en esemomento, García Moreno descendía del sillón presidencialpara instalar a su sucesor. Los ciudadanos, entonces, en elcolmo de las manifestaciones de reconocimiento y de afec-to hacia el ex presidente, se volvieron al Congreso, paraque lo nombrase Jefe supremo del ejército.Ecuador ofrecía, así, al mundo un espectáculo único en sugénero: por una parte, un pueblo entero que agradece y be-nedice a aquél al que llamaban “padre”; por la otra, unpuñado de malvados con el puñal en la mano y la antorchade la discordia en la otra, que maldecía y ultrajaba al hom-bre bendecido y honrado por todo el pueblo. ¡Un contraste sin precedentes que la historia se verá obli-gada a registrar!

El palacio de Gobierno frente a la Catedral de Quito.

28 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

E l presidente Carrión inició su carrera presidencialcon un solemne mensaje de completa adhesión a lapolítica hasta entonces adoptada por García More-

no, pero, rodeándose de hombres de ideas liberales, acabógobernando de modo opuesto al programa declarado. No obstante su honestidad, navegó por ese “justo medio”,del que tanto se jactan los modernos políticos, que con-siste en hacer esfuerzos inauditos para no perder con-sensos, ní de una parte ni de la otra, y hacer equilibrio en-tre los buenos y los malvados.La pandilla liberal aplaudía a ultranza; los radicales mis-mos, retornados del Perú o de Nueva Granada, munidos depasaportes en toda regla, se declaraban satisfechos delnuevo gobierno. A la sombra del liberalismo, creaban pe-riódicos impíos e inmorales que ensuciaban e insultabantanto a la Religión como a la sociedad, organizaban aso-ciaciones políticas destinadase a convertirse, en el momen-to oportuno, en talleres de nuevas conjuras contra el ordeny los hombres honestos. Aunque sin ejercer influencia política alguna, con su solapresencia en Ecuador, García Moreno turbaba el reposo delos revolucionarios, tanto que decidieron deshacerse de élen la primera ocasión.Mientras tanto, con el fin de excitar el odio de sus adeptos,pidieron a gritos, en sus periódicos, que lo sometieran ajuicio político. Juan Montalvo, redactor del “Cosmopoli-ta”, impía gazeta al servicio de Urbina, decía que «si hu-bieran tenido en sus manos a García Moreno, lo habríanconducido gentilmente a la frontera»; otros reclamaban

sencillamente una ejecución capital, mientras uno de ellos,un tal Riofrio, escribió: «Soy enemigo de la pena demuerte, pero dejaré de serlo mientras viva García Mo-reno».El liberalismo acabó por satisfacer a esos sanguinarios.Balanceándose entre los conservadores que querían a Gar-cía Moreno a la cabeza del ejército y los revolucionariosque pedían su muerte, el Gobierno no encontró medio me-jor que alejarlo de Ecuador. García Moreno fue nombradoEnviado Especial y Ministro plenipotenciario en Chile, pa-ra negociar con aquella nación un tratado comercial y unode navegación. Los revolucionarios aplaudieron. No sólo el Gobierno era,así, privado del su más sólido apoyo, sino que ese viaje aChile les daba la ocasión, tan deseada, de deshacerse parasiempre de su mortal enemigo. Esta vez, las logias masó-nicas decidieron que Su Excelencia Ministro plenipoten-ciario ¡no retornaría más de Chile!A pesar de las advertencias, que le llegaron desde todaspartes, de la inminencia de un intento de asesinato, GarcíaMoreno, con dos acompañantes, zarpó hacia Perú y llegó aLima en tren. En el momento en que descendía del vagón,un tal Viteri, pariente de Urbina, con la velocidad del rayose le acercó y, llamándolo bandido y asesino, le disparódos tiros en la cabeza antes de que hubiese tenido tiempode moverse.Su sombrero acribillado por las balas cayó a tierra, mien-tras instintivamente se arrojó, pistola en mano, sobre elasesino, del cual aferró violentamente el brazo, desviando

OTRO INTENTO DE ASESINATO

El palacio de Gobierno en Quito.

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 29

así el tercer disparo. Al mismo tiempo, la veloz interven-ción de sus dos acompañantes obligó al criminal a desistirde su intento. La horrible escena no había durado más queun instante. La noticia de ese vil atentado se esparció in-mediatamente en la ciudad, y Viteri fue apresado para serjuzgado. La agresión tuvo lugar en presencia de numero-sos testigos; la emboscada era manifiesta, pero se tratabade un asesinato del cual las logias masónicas eran susmandatarias; de este modo, los jueces, amigos de Urbina,encontraron el modo de diferir el proceso para eliminar lostestigos oculares, rechazando contemporáneamente la de-posición de los dos acompañantes de Moreno con el pre-texto de que eran amigos y, por tanto, poco atendibles. Elasesino fue absuelto con el más vivo aplauso de la sectay los jueces, no contentos de haber consumado esta in-famia, declararon que, en segunda instancia, se debíaproceder contra García Moreno, ¡bajo imputación deintento de asesinato con respecto a Viteri!Aún sabiendo que, en calidad de Ministro plenipotencia-rio, no estaba sujeto a su jurisdicción, esos miserables bus-caban, en todo caso, ¡deshonrar a su víctima!La misión confiada a García Moreno prosiguió sin otrosincidentes y concluyó, después de seis meses, con un éxitoinesperado: Convenciones postales, diplomáticas, consu-lares; Tratados de alianza, de comercio, de navegación;determinación de reglas comunes en las relaciones in-ternacionales. Todo fue regulado de modo de lograr ma-yores ventajas para ambas partes. Luego de este cargo, García Moreno, privado de patrimo-nio personal, se retiró a Guayaquil, a casa de su hermanoPablo, para ayudarlo en su modesta actividad.Con la política inconsistente del presidente, no tenía másnada que hacer en Quito, hasta el momento en que los con-servadores imploraran su ayuda para arrestar la marea cre-ciente del radicalismo.

EL RADICALISMO LEVANTA NUEVAMENTE LA CABEZA

Con un Gobierno sin brújula, que entre otras con-cesiones había resuelto suspender el Concordatopara poner nuevamente en vigor la iniqua ley delPatronato eclesiástico, no hay que extrañarse silos radicales y los revolucionarios retomaran susacciones.Indicador de este estado de cosas era la arrogan-cia de sus periódicos que, incesantemente, com-batían a la Religión y al mismo Estado. Su perió-dico “Cosmopolita” encumbraba hasta al paga-nismo, afirmando su superioridad sobre el mismocristianismo. Esa prensa lanzaba fieras invectivascontra el presidente Carrion, e invocaban, en altavoz, el retorno de Urbina.Hacia fines de 1866, su influencia era tan potenteque, en la campaña electoral que precedió al Con-greso de 1867, opusieron a los moderados del Go-bierno los candidatos más comprometidos y másanárquicos.

Los conservadores de Quito, entonces, eligieron a GarcíaMoreno como su representante ante el Senado. La luchatomó proporciones gravísimas y el resultado fue que laCámara y el Senado fueron invadidos por los liberales másrabiosos.Sin embargo, a despecho de una feroz oposición, el nom-bre de García Moreno salió victorioso de las urnas, juntoal de los sectarios, secuaces de Urbina, que se encontrarondueños del Parlamento. Los Urbinistas estaban llenos dealegría y determinados a liberarse, lo antes posible, delpresidente Carrion, y como la presencia de García Morenohabría podido arruinar sus planes, hicieron, fraudulente-mente, invalidar su elección.Eliminado su acérrimo enemigo, para alcanzar sus objeti-vos hicieron aprobar dos breves proyectos de ley:

– el primero, que suprimía la alta policía;– el segundo, que intimidaba a los altos funcionarios en

caso de crisis política.

Hecho ésto, el Senado pidió el juicio político para el Presi-dente Carrion por delito de ilegalidad administrativa. Elenfrentamiento entre la Presidencia y el Senado, que si-guió a esta declaración de guerra, terminó con la condenay el alejamiento de Carrion. Los radicales, así, estaban lis-tos para hacer volver a su jefe y protector, Urbina. Se es-peraba, día tras día, este audaz golpe de Estado, sin quenadie mostrase el coraje de impedirlo, cuando se supo delarrivo inesperado de García Moreno, al que una enferme-dad grave de su joven hija había reclamado de improviso ala capital.En una reunión con sus amigos políticos, hizo prevalecerla idea de que un cambio de Gobierno, realizado con pron-titud y resolución, devolvería el orden al país. Fue elegidoel nombre de Saverio Espinosa, como candidato a la Presi-dencia, el cual fue acogido por todo el pueblo con tal entu-siasmo que los radicales no osaron oponerle rival. Un mesdespués, la crisis estaba resuelta y el nuevo Gobierno llegóal término del período constitucional.

30 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

EL PRESIDENTE PROVISORIO

E l presidente Espinosa, debido a su carécter débil ysus continuas concesiones, se volvió muy pronto,esclavo de los actos parlamentarios y jurídicos, con

grave daño del Partido conservador. Ante este espectáculopenoso, García Moreno decidió retirarse a una granja delNorte, con la intención de cultivarla en persona. El 13 de agosto de 1868, erupciones volcánicas, acompa-ñadas de terremotos, comenzaron a sacudir toda la provin-cia de Ibarra. Durante la noche del 15 al 16, mientras losvolcanes vomitaban torrentes de lava, una descarga terri-ble despertó del sueño a los habitantes, presos del terror.La terra temblaba; casas e iglesias se derrumbaban confragor espantoso; hombres, mujeres, niños, rebaños, desa-parecían bajo los escombros y en el fondo de los abismos,abiertos por las oscilaciones del suelo. A la mañana siguiente, de las diez mil personas que com-ponían la población de Ibarra, más de la mitad estaba se-pultada bajo las ruinas; los demás yacían sobre los es-combros, en medio de los cadáveres, mudos de estupor, sinalimento, sin vestidos, sin camas ¡y sin esperanzas! Paracolmo de males, bandas de asaltantes e indígenas salvajesde las regiones vecinas se abatieron, como aves de rapiña,sobre aquel campo de muerte.El 22 de agosto, el Ministro Ponce anunciaba a GarcíaMoreno su nombramiento como Jefe militar y civil de laprovincia de Ibarra. A la exultación de esperanza en todo

el Ecuador, por esta nominación, hicieron eco las invecti-vas de los radicales al Gobierno por haber llamado a suenemigo a un puesto de peligro, pero también de honor.Llegado inmediatamente al lugar del desastre con diversosbatallones, García Moreno comenzó las labores de rescate,de construcción y de aprovisionamiento, indispensablespara arrancar de la muerte a los pobres sobrevivientes alterremoto. Derrotados los asaltantes, restablecido el orden y constitui-do un tribunal permanente para los culpables de delitos ycrímenes, la gran dificultad a superar era la de acabar conel hambre de la ciudad y de la provincia, igualmente des-provista de subsistencia y cuyas poblaciones morían deinanición. Mediante sus apremiantes llamados a la caridad,García Moreno promovió en la capital y en las demás ciu-dades las suscripciones voluntarias y organizó, en las cam-pañas, convoyes de víveres, de cuya distribución se encar-gó él mismo. En poco tiempo, gracias a su infatigable acti-vidad, la población empezó a vivir, mirando al futuro conmenos temor. El genio organizador de García Moreno pre-sidía el resurgir de aquel pueblo, feliz de llamarlo su “pro-tector” y “padre”.Cuando este héroe tuvo que dejar la renaciente provinciade Ibarra, todo el pueblo acudió para darle su adiós: todosse deshacían en lágrimas y lo cubrían de agradecimientosy de bendiciones.

En 1868, la provincia de Ibarra fue devastada por erupciones volcánicas y por un terremoto que mató a más de la mitad de la población.

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 31

Tiempo después, las damas de Ibarra, en nombre de laProvincia, le obsequiaron una medalla de oro con gemas ycon esta inscripción: «¡Al salvador de Ibarra»!Luego de las calurosas felicitaciones del Presidente y desus Ministros, por su misión en Ibarra, y aprovechando desu buena disposición, García Moreno buscó, una vez más,inducirlos a tomar las medidas necesarias para impedir quela ola del radicalismo lo sumergiese todo nuevamente.Descorazonado por su irremovible rechazo, se retiró a lasoledad de su granja.Sin embargo, como el año 1868 estaba por finalizar y lospoderes del Presidente expiraban en agosto de 1869, losconservadores se pusieron a trabajar para encontrar un su-cesor y con un manifiesto, difundido por todo el Ecuador,propusieron la candidatura de García Moreno, único,según ellos, capaz de hacer salir a la nación del laberin-to liberal y de retomar la obra de civilización cristiana. Tal manifiesto fue acogido en todo el país con tal explo-sión de júbilo, que sus adversarios liberales y radicales sevieron obligados a aliarse para oponerle un candidato quetuviese alguna probabilidad de éxito. La campaña de vene-nosas calumnias, publicadas por la prensa liberal-radicalcontra la persona de García Moreno, para inducirlo a noaceptar la candidatura, tuvo exactamente el efecto contra-rio. Con un manifiesto, aparecido el 18 de diciembre, de-senmascaró a sus calumniadores, expuso su programa po-lítico y aceptó la candidatura a la Presidencia. Si a la lectura del manifiesto se exhaló un suspiro de alivioen todo el país, la liga liberal-radical, desenmascarada yavergonzada, estalló en gritos de rabia y de furor. Desespe-rando de vencer en las urnas, los radicales resolvieron con-quistar el sillón presidencial con una nueva conspiración. Para preparar al pueblo a un golpe de estado, los radicalesesparsieron la voz de que el Ecuador no soportaría por se-gunda vez el dominio de García Moreno; impedirían aldéspota volver a encadenar a la nación.La situación se precipitó rápidamente. Urbina había llega-do a la frontera con sus generales y sus hombres; la revo-lución debía estallar en Guayaquil y, después de haber ase-sinado al jefe militar de la ciudad, los conjurados se pro-ponían abrir las prisiones y comprar a los oficiales paraadueñarse de los cuarteles. En todas las provincias, los se-guidores de Urbina se armaban y alistaban como volunta-rios, y aseguraban que triunfarían sobre los cadáveres desus adversarios. ¡Incluso habían fijafo, para el 15 de enero,el inicio de una nueva era!Mientras tanto, cartas privadas, llegadas desde Pasto,anunciaban que cuando Urbina se hubiese adueñado deGuayaquil, el norte del país sería invadido, inmedianta-mente después del arresto de García Moreno, en su granja.Estos rumores alarmantes estaban en boca de todos, peroel Gobierno, que era el mejor informado, se negaba a to-mar las medidas necesarias; por el contrario, hacía lo peor:alejaba ministros y personas sospechosas de simpatizarcon los conservadores y mantenía en sus puestos a losseguidores y aliados a Urbina.Fracasada toda tentativa de deponer al presidente Espinosase esperaba, de un momento a otro, el estallido de la revo-lución en todo el país.

Los conservadores, con García Moreno a la cabeza, reuni-dos secretamente en consejo, fueron del parecer de que, sihabía un medio legítimo para salvar al país, se debía recu-rrir a él, ¡bajo pena de alta traición!El golpe de Estado radical y la deposición de Espinosa sehabían fijado para el 18 de enero y, dos nocehes antes, susjefes se reunieron para tomar las últimas medidas.Había llegado el momento de actuar: asegurada la fideli-dad de los comandantes militares de Quito, se reunieron,en el palacio del Gobierno, los padres de familia y losnotables de la ciudad que decretaron la caída del Go-bierno de turno, y la elección de García Moreno comoPresidente provisorio, con el objetivo de mantener el or-den interno y la paz con los países extranjeros, y de convo-car una Convención nacional para reformar la Constitu-ción y el Código. Aceptado el cargo, con la declarada in-tención de renunciar a la Presidencia, aun cuando hubiesesido regularmente electo, García Moreno despachó correosa todas las provincias para tener su adhesión a cuanto fuedeliberado y, a toda prisa, partió para Guayaquil, de dondeprovenía el mayor peligro. Los agentes de Urbina habían hecho de este sitio su arse-nal; llegado a la ciudad, García Moreno puse en estado desitio toda la provincia y decretó que todos los detentoresde armas tenían la obligación de entregarlas, dentro delas 24 horas, en la estación de policía, so pena de ser tra-tados como enemigos públicos. Este decreto ahogaba ya elardor de los rebeldes, cuando un segundo decreto que en-tregaba a los traidores y sus cómplices a los tribunales mi-litares, extinguió definitivamente la insurrección todavíapor nacer. Ecuador fue salvado, de este modo, de las lu-chas y desastres de una guerra civil, ¡sin derramar una go-ta de sangre y sin disparar un solo cartucho!

El general José María Urbina Viteri.

32 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

PRESIDENTE POR SEGUNDA VEZ

Al retomar las riendas del Go-bierno, García Moreno estabafirmemente decidido a completarla obra de civilización cristiana,de la que sólo había podido po-ner las bases durante su primerapresidencia. Habiendo renuncia-do, desde el comienzo, al man-dato presidencial, su única ambi-ción, como Presidente proviso-rio, era la de dar al país unaConstitución verdaderamentecatólica. Primero, sin embargo,debían socavarse las institucio-nes anárquicas, creadas por losenemigos del catolicismo.El 12 de febrero, apenas retorna-do a la capital, suprimió la Uni-versidad de Quito, con un de-creto en el cual se afirmaba:«Considerando que la Univer-sidad de la capital, además delos funestos efectos provenientes de la insuficiencia desu enseñanza, siempre ha sido, con las detestables doc-trinas que allí se enseñan, un semillero de perversiónpara la juventud, declaramos dissuelta la Universidady suprimido el Consejo de la instrucción pública». Otro decreto ordenaba la clausura del Colegio de Cuenca«Otro semillero de inmoralidad, fundado con gran gas-to, dos años antes, al solo efecto de dañar a un institutocatólico floreciente».Otra intervención apuntó al Concordato: los liberales ha-bían logrado, durante los últimos cuatro años, impedir, almenos en parte, los buenos efectos del Concordato, espe-cialmente la Reforma del Clero, y, a fuerza de insistir, ha-bían obtenido del Santo Padre la supresión del Foro Ecle-siástico y el restablecimiento del derecho común en lascausas judiciales. Despojados, así, los Obispos de toda au-toridad coercitiva, se había seguido de ello un gran relaja-miento en las costumbres del Clero. García Moreno aboliólas pretendidas “reformas” liberales y restableció laaplicación integral del Concordato. Realizados estos actos preliminares, seguidos de otros nomenos urgentes de orden administrativo y financiero, pu-blicó el decreto que convocaba a los ciudadanos a las ur-nas.

La Asamblea, que debía estarconstituida por 30 miembros,tres por cada provincia, tenía elobjetivo principal de votar unanueva Constitución, para some-terla, a continuación, a la ratifi-cación del pueblo. La perspectiva de una Asambleacatólica que, bajo la influenciade García Moreno, constituiríaun Estado cristiano, precipitó alos radicales y los masones en elpánico; y no pudiendo perseguirvías legales para oponerse, inten-taron un enésimo golpe. En Guayaquil, el general JoséVentimilla, agente secreto deUrbina, con la complicidad dealgunos oficiales del cuartel deartillería, dio la señal de insu-rrección. El 19 de marzo, toma-do por sorpresa y apresado elComandante general de la ciu-dad, Ventimilla lanzó el asalto alotro cuartel ciudadano, pero la

resistencia de algunos jefes intrépidos, después de un com-bate de varias horas por las calles de la ciudad, costó la vi-da al jefe de la insurrección, que fue luego sofocada en po-co tiempo. Esta insurrección acrecentó las preocupacionesde la Asamblea y de toda la población. Reconociendo enGarcía Moreno el único hombre capaz de mantener la pazen el Ecuador, había que lograr, a toda costa, que deshicie-ra su juramento de rechazar la Presidencia. Peticiones po-pulares e intervenciones privadas no sirvieron de nada.Entonces, la Asamblea, en virtud de su supremo poder ypara vencer la obstinación de Moreno, ¡le ordenó aceptarel sillón presidencial! Sólo ante esta orden formal, GarcíaMoreno fue obligado a ceder y, el 30 de julio de 1869, ro-deado de las autoridades civiles y militares, se dirigió a laCatedral para la solemne ceremonia del juramento.

LA CONSTITUCIÓN CATÓLICA

En 1869, Ecuador había ya hecho uso de siete Constitu-ciones más o menos anticristianas y antisociales. Todoslos Estados de América se jactaban de originarse en 1789y de calcar sus Constituciones sobre la “Declaración delos derechos del hombre y del ciudadano” de la Revolu-ción francesa.

EL ESTADO CRISTIANO

Carlomagno fue el emperador más grande, como fundador de un Estado cristiano.

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 33

Varios católicos, incluso entre los más honestos e influ-yentes, no escapaban a la infatuación liberal y no se aver-gonzaban de alardear de Constituciones políticas, funda-das en la tan proclamada y abusada doctrina de la “Sobe-ranía popular” y la de la subordinación de la Iglesia alEstado, aunque disfrazada bajo la hipócrita fórmula de“Iglesia libre en un Estado libre”.La Iglesia tenía el deber de fulminar est “Liberalismo deEstado”, ¡la gran herejía del siglo XIX! En sus encíclicas y en el admirable Silabus, que las resu-me, el Papa Pío IX había condenado las tesis favoritasde los liberales, esto es:

– «la Iglesia debe reconciliarsecon la civilización moderna, ycon los principios de 1789, queconstituyen su esencia»;

– «la Religión católica no debeya entenderse como la Reli-gión del Estado con exclusiónde todo otro culto»;

– «la libertad de cultos y la fa-cultad de manifestar pública-mente las propias ideas y opi-niones (desligadas de un criterioobjetivo de verdad) no conducea la inmoralidad y al indife-rentismo».

Los liberales, furibundos, rompie-ron el documento pontificio, peroun hombre escuchaba con respetoy amor las enseñanzas de Pío IX:este hombre era García Moreno.En el encabezamiento de las Cons-tituciones liberales, salidas de laRevolución francesa, los legislado-res solían indicar el nombre de lanueva y a menudo ultrajada di-vinidad: el “pueblo soberano”.Al comienzo de su Constitución,García Moreno esculpió esta frase:«En el nombre de Dios, Uno y Trino, autor, conserva-dor y legislador del universo, la Convención nacionalha decretado la presente Constitución».

Para García Moreno, el Dios viviente, o la Ssma. Trinidad,el Dios de la Iglesia católica, es el Legislador supremoy, en consecuencia, ¡ningún poder de este mundo, im-perial, real o popular tiene el derecho de legislar sinoen su nombre y en conformidad a su ley!Por ello, el primer artículo de la nueva Constitución católi-ca del Ecuador declaraba: «La Religión Católica, Apos-tólica y Romana, Religión del Estado con exclusión detoda otra y en posesión inalienable de los derechos y delas prerrogativas de las que las leyes de Dios y las pres-cripciones canónicas la han investida con obligación,para los poderes públicos, de protegerla y de hacerlarespetar».

Este reconocimiento solemne y efectivo de la realeza deCristo y de su Iglesia restablecía la pura y real libertad deacción de la Iglesia en el Estado.Durante cuarenta años, los Autores de “Constituciones” enAmérica del Sur, habían, sí, declarado el Catolicismo co-mo religión del Estado, pero sólo para someterlo más fá-cilmente a los poderes públicos y para despojarlo más li-bremente de sus derechos y sus prerrogativas divinas.

A esta unión vital entre Iglesia y Estado, había que asegu-rar la perpetuidad, y alejar del poder a los enemigos de laIglesia y del orden social. A tal fin, en el artículo de la

Constitución relativo a los dere-chos de los ciudadanos, GarcíaMoreno introdujo la cláusula que«no se puede ser elector, o elegi-ble o funcionario de cualquiercategoría pública, sin profesar lareligión católica». Se podrá gritar“discriminación”, pero ¿por quéentonces no se grita con igual to-no, por ejemplo, cuando los católi-cos son expurgados de toda formade vida política o civil, o elimina-dos físicamente, como en los paí-ses comunistas, o excluídos de to-do cargo estatal, como en los paí-ses islámicos, donde a menudo lasola conversión al catolicismo escastigada con la pena de muerte?¿Se puede llamar “Estado” a unEstado que no se preocupa de de-fender los principios de su Consti-tución de los enemigos declaradosde su religión y de los valores fun-damentales de la convivencia so-cial? Este artículo fundamental fuevotado por la Asamblea constitu-yente por unanimidad, menosdos votos, y fue seguido de otroque declaraba «privado de sus de-

rechos de ciudadano a cualquiera que perteneciese auna sociedad condenada por la Iglesia». Nada más lógi-co, en efecto: si era alejado de las urnas y de los empleospúblicos quien no adhiriera a la Iglesia, con mayor razónel masón que pertenece a ¡una secta que hace de la des-trucción de la Iglesia su único fin!Era necesaria, sin embargo, la audacia de García Morenopara cerrar el paso a los “hermanos” de escuadra y com-pás, y declararlos indignos del más pequeño empleo públi-co en un pobre país de montaña, ¡mientras que ellos se en-cumbraban en todos los ministerios en París, en Londres,en Bruselas, en New York, en Berlín! Desde aquel día, enel secreto de sus logias, ¡el nombre de García Morenono se pronunciaría más sino entre revólveres y puñales!Establecido el Estado católico, se trataba de restaurar elpoder civil, mutilado o aniquilado por los teóricos del libe-ralismo. Según ellos, el poder es un enemigo al que hay

San Luis IX fue el rey más famoso de Francia debido a su obra civilizadora cristiana.

34 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

que reducir a la impotencia, por laexcelente razón de que la respon-sable del desorden y de la corrup-ción, la Masonería, ¡nada tememás que un poder suficientemen-te armado para reprimir sus de-litos! Lo que le sirve, en cambio, es la li-bertad de prensa, llevada al másbrutal cinismo, la libertad de ac-ción de sus logias, la libertad delas sectas que ella crea, la liber-tad de conspirar abiertamentecontra los Gobiernos legítimos, lalibertad del mal. Tales libertades,las predica como si fueran dere-chos inalienables, y si el poder le-vanta un brazo para defenderse,¡acusa de atentado a la sacra liber-tad de los pueblos!Un Estado cristiano, entonces, de-be dotar al poder ejecutivo de losmedios para defender a la sociedadde las dos clases de enemigos delos que la Masonería se sirve parallevar a cabo su obra de corrupcióny de destrucción de la sociedad: ¡los representantes delpueblo y las sociedades delictivas, con sus asesinos pro-fesionales!En otros tiempos, el jefe del Estado, asistido de un consejode expertos, ejercía personalmente la autoridad legislativa.Si sus disposiciones parecían poco conformes a la justiciay al interés general, los magistrados, encargados de apli-carlas, se lo demostraban; si, para vergüenza suya, el po-der degeneraba en tiranía, el Sumo Pontífice, custodio dela justicia y de la moral, llamaba al soberano a cumplir sudeber; si el déspota se obstinaba en sus propósitos, el Pa-pa tenía modo de detenerlo, dispensando a sus súbditosdel juramento de fidelidad.La Masonería, con su doctrina del liberalismo político,ha inventado un modo radical para impedir al Jefe de Es-tado ejercer la autoridad legislativa: ella lo ha despojadodel mandato legislativo para conferirlo a un Parlamen-to, independiente de cualquier autoridad civil, eclesiás-tica y divina. Este tirano, mediante sus setecientas-ochocientas cabezas, declarado inviolable e irresponsa-ble, libre de pisotear los derechos de Dios, de la Iglesia,de la familia y del individuo, restablecido el principiodel absolutismo, se ha transformado en el más formi-dable instrumento de despotismo que el mundo hayajamás conocido, ¡y se lo presenta al pueblo como el mo-delo del gobierno liberal! ¡Ésta es la verdadera obra ma-estra de la hipocresía liberal!García Moreno opuso potentes diques a la omnipotenciade las Cámaras: en las cuestiones eclesiásticas, aseguran-do a la Iglesia el sus derechos canónicos, quitaba a los par-lamentarios el tema ordinario de los abusos de poder,potente instrumento, para conformar las leyes parlamenta-rias a las leyes de Dios y de su Iglesia; en las cuestiones

civiles, en cambio, atribuyó al Go-bierno un derecho de veto serio yeficaz, liberando al Presidente dela alternativa de someterse o re-nunciar, en caso de rechazo, a lasanción de una ley votada por lasdos Cámaras. El veto presidencialno era absoluto, sino que reenviabasimplemente la ley al siguenteCongreso, cuando las pasiones olas eventuales motivaciones tácti-cas se atenuaran o, incluso, se di-solvieran.No quedaba más que tomar las ne-cesarias precauciones contra lassociedades delictivas, los asesinosy los anarquistas profesionales.Con el objetivo de rodear al Go-bierno de colaboradores fieles, loinvistió del derecho de nombraro de revocar dignitarios del or-den civil y militar, ministros, con-sejeros de Estado, gobernadores deprovincias, de distrito y de simplescomunas. También el ejército fuesometido a la directa dependen-

cia del poder ejecutivo, tanto con respecto a su organiza-ción como a su distribución en el territorio.En cuanto a los magistrados, pertenecientes al orden judi-cial, el Gobierno intervenía, en su nominación, enunión con el Congreso.Algunas disposiciones en el código penal hicieron pensar alos alborotadores y los revolucionarios profesionales: loscasos de resistencia a mano armada, o de ocupación deuna parte del territorio, constituían reatos de rebelión, se-dición y de traición, de competencia de los tribunalesmilitares. En caso de insurrección, además, se confería alGobierno el derecho de poner a la provincia o al país enestado de sitio, con facultad, durante ese período, de incre-mentar las fuerzas armadas, poner en pie de guerra laGuardia nacional, ordenar visitas domiciliarias, arrestarpersonas sospechosas, requisar armas y municiones, prohi-bir las publicaciones estimadas peligrosas para el ordenpúblico y hacer juzgar a los responsables y los cómplicesde la insurrección por los tribunales militares.Liberales, radicales y masones no dejaron de desenvainarel viejo sofisma contra los Gobiernos fuertes por la posibi-lidad de que se les concediera abusar de sus poderes; a es-tas críticas hipócritas, García Moreno respondía que, conel pretexto de posibles abusos, deberían, también, abo-lirse la autoridad paterna, la autoridad conyugal, laautoridad judicial y la autoridad religiosa; puso al des-nudo que el verdadero objetivo de las críticas enemigasera otro: ¡el de intentar abolir la misma autoridad!La Constitución de García Moreno, por otra parte, estabadotada de las debidas precauciones contra eventuales abu-sos del poder ejecutivo:

– el juramento solemne del Presidente de respetar laConstitución y los derechos de los ciudadanos;

Símbolo del 32° grado Caballero Kadosch.

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 35

– la formación de un Consejo de Estado, compuesto pordignatarios del orden civil, judicial y eclesiástico, sincuyo consenso el presidente no podía tomar graves me-didas, dar o negar su sanción a los actos legislativos, de-clarar la guerra, proceder a la nómina del cuerpo diplo-mático y de los demás principales funcionarios y, final-mente, declarar el Estado de sitio;

– el Presidente, responsable de sus propios actos ante elCongreso, podía ser sometido a juicio político, tantodurante sus funciones, como en los dos años sucesivos.

Determinados los poderes del Pre-sidente, había que remediar la cró-nica inestabilidad del Gobierno.En el Ecuador, el Presidente per-manecía en el cargo cuatro años yno era reelegible, y ésto a causa dela ley sacrosanta de los EstadosUnidos, que los Estados del Pacífi-co veneraban como un fetiche. Di-putados y Senadores nacían y mo-rían cada dos años, es decir en ca-da legislatura; se llegaba, así, almovimiento perpetuo, el sueño delos intrigantes y de los subversi-vos. Moreno decidió romper con elsistema electoral americano: lanueva Constitución decía:

– El Presidente es elegido porseis años y es reelegible paraun segundo período, pero no untercer mandato sino después deun intervalo de otros seis años.

– Los Diputados son elegidos porseis años, y los Senadores, pornueve; unos y otros renovablesen un tercio, cada dos años».

Liberado, de este modo, del flagelode las elecciones a chorro contí-nuo, el país podía aprovecharse delgenio de un hombre de Estado, sinel temor de verlo eternizarse en elpoder. El resultado del plebiscitode aprobación popular de la Cons-titución superó las espectativas delmismo García Moreno: más delnoventa por ciento de los electo-res aclamó la Constitución cató-lica, mostrando que, ¡en mediode la apostasía general de las na-ciones, se encontraba aún unpueblo que se gloriaba de sercristiano!Liberalismo, Radicalismo y Maso-nería eran vencidos de facto y de derecho: de facto, por laPresidencia de García Moreno; de derecho, por la nuevaConstitución ¡que echaba al viento todos sus “inmorta-

les principios” de 1789! Pero ¿cómo sería posible ver ins-talado el reino de Dios y derrocado el reino de Satanás, sinel recurso al expediente supremo?Fue, así, organizado, por un tal Manuel Cornejo, el enési-mo complot para asesinar a García Moreno y echar al paísen el caos de la insurrección y de la anarquía. La conjurahabía sido fijada para el 14 de diciembre; todo estaba listo,pero los remordimientos de un conjurado hicieron fracasaresta trama infernal. Cornejo y sus cómplices fueron entre-gados al Consejo de Guerra y ¡escucharon pronunciar con-

tra ellos la sentencia a la pena ca-pital!Par bloquear la insurrección ya ac-tivada, que debía extenderse a to-do el Ecuador, al anuncio del ase-sinato de García Moreno, el Presi-dente puso en estado de sitio laprovincia de Quito, en la que losrevolucionarios ya habían secues-trado y fusilado al Governador deCuenca, esparciendo la semilla deldesorden y de la rebelión.Los rebeldes de Cuenca fueronarrestados y también ellos entrega-dos al Consejo de Guerra. Se in-tentó intimidar a los jueces, conmanifiestos conteniendo amenazasde muerte en caso de aplicación dela pena capital para los rebeldes.Cuánto valiesen estas amenazas,los terroristas lo aprendieron a susexpensas: la sentencia para losprincipales culpables fue la penade muerte; para los otros, fueronlos trabajos forzados.Las súplicas y las lágrimas, implo-rando al Presidente la gracia paralos culpables, tuvieron, de él, la si-guiente respuesta: «Es de la suer-te del Gobernador que los ciuda-danos de Cuenca debieran apia-darse: ¡cuando se es sordo al gri-to de las víctimas, no se tiene elderecho de invocar clemencia enfavor de los asesinos!».

La calma más completa se resta-bleció en el país, y ello permitió aGarcía Moreno dedicarse entera-mente a su obra civilizadora. Paratrabajar eficazmente en la regene-ración de un pueblo, el hombre deEstado debe reclamar una tripleclase de colaboradores: sacerdotescelosos, soldados fieles, magis-trados íntegros. El sacerdote en-

seña la verdad, la justicia, la moralidad; el soldado lascustodia y las defiende; el magistrado, cuando es necesa-rio, es el vindicador de las mismas.

EL GOBIERNO LIBERAL

He aquí cómo la Masonería ha quitadoal Jefe de Estado el antiguo derechode ejercer su autoridad legislativa:

ésta lo ha despojado de este mandato para conferirlo

a un Parlamento, independiente de toda

autoridad civil, eclesiástica y divina.

Este tirano, de las setecientas-ochocientas

cabezas, declarado inviolable

e irresponsable,libre de pisotear

los derechos de Dios, de la Iglesia, de la Familia

y del individuo, RESTABLECIDO

EL PRINCIPIO DEL ABSOLUTISMO,

se ha convertido en ¡EL MÁS FORMIDABLE

INSTRUMENTO DE DESPOTISMO QUE

EL MUNDO HAYA

JAMÁS CONOCIDO!

36

LA REFORMA DEL CLERO

La primera preocupación de García Moreno fue, entonces,la Reforma del Clero: durante cuatro años, a consecuen-cia de la abolición de los tribunales eclesiásticos y la exce-siva condescendencia del Delegado Apostólico, estabalanguideciendo, comprometiendo la regeneración del Cle-ro. Sustituido el Delegado Apostólico y, restablecidos lostribunales eclesiásticos, a impulsos de Presidente, se hizoreflorecer la disciplina, y la reforma progresó rápidamente,no sin excitar oposiciones violentas.Esta transformación del Clero, unida al arrivo de Religio-sos extranjeros, que García Moreno había propuesto parasus obras de moralización y de instrucción, desataron lasfurias de los liberales del Ecuador y de Nueva Granada, ysus periódicos, como también sus círculos, presentaban ala Iglesia como si estuviese subordinada al Presidente.

LA REFORMA DE LAS FUERZAS ARMADAS

A la eficaz aplicación de la Reforma del Clero, siguió unaradical reorganización de las fuerzas armadas. Reducidoel ejército a pocos miles de soldados, suficientes paramantener el orden y vigilar las fronteras, el Presidente creóuna Guardia Nacional con el objetivo de adiestrar a to-dos los ciudadanos capaces de portar las armas, loscuales, después de un intenso período de disciplina militar,entraban, como reserva, en los cuadros del ejército. Fue, así, abolida la plaga del reclutamiento militar que,desde siempre, tenía lugar como en un país salvaje: unaescuadra de soldados recorría la nación, penetraba conviolencia en las casas y arrastraba a los cuarteles cuantoshombres podía. Quien tenía la posibilidad de ser exento,pagaba muy alto su rescate, los demás, permanecían acuar-telados. La reforma asignó a los depositarios de la autori-dad civil el reclutamiento; los casos de exención, estudia-dos con seriedad, las ilegalidades reprimidas, y las violen-cias referidas a los tribunales.Siguió la creación de una escuela de Cadetes para la for-mación de oficiales, preparados moralmente y militarmen-te. El ascenso de grado se daba sólo como recompensa delos servicios prestados y del mérito obtenido, y todo actode parcialidad era tan odioso al Presidente que, para noobtener un favor, bastaba solicitarlo.La sustitución de las antiguas armas por las de precisión,adoptadas en toda Europa, y el aggiornamiento de las tác-ticas militares, que imponía el nuevo equipamiento militar,hizo del ejército ecuatoriano el más adiestrado y el másaguerrido del continente.Para transformar los cuarteles de cloacas de inmoralidad yde impiedad, en lugares moralmente salubres, García Mo-reno hizo instituir por el Sumo Pontífice una Capellaníamilitar en toda regla, que proveía sacerdotes a las distintassecciones del ejército, no sólo para celebrar la Misa, sinopara impartir la instrucción religiosa y preparar a los mili-tares para recibir los Sacramentos.

LA REFORMA DE LA MAGISTRATURA

El tercer agente civilizador era la Magistratura: el Presi-dente emprendió la gigantesca obra de hacer confor-

mes los Códigos al derecho natural y al derecho canó-nico y, bajo la dirección de García Moreno, el Congresono retrocedió ante una revisión general del Código y sucompletamiento para poner fin a la ola revolucionaria, co-mo también para reprimir los desórdenes morales. El Congreso adaptó el Código penal al estado moral delmundo moderno, introduciéndole disposiciones severascontra los blasfemadores, los concubinos, los alcohólicos,los disolutos y los perturbadores de la tranquilidad pública.Luego de la depuración del Código tuvolugar la depura-ción de los jueces. Demasiado a menudo no se pronuncia-ban sentencias, sino que se vendían al mejor postor; abo-gados y magistrados, con frecuencia, se ponían de acuerdopara sacar del cliente hasta el última centavo; y hasta el tí-tulo de “abogado” tenía un precio para el que pudiera pa-garlo.García Moreno dirigió la Reforma de la Magistratura: elestudio fue serio y arduo, y él mismo asistía a los exáme-nes e interrogaba a los candidatos; los jueces debían res-ponder de sus sentencias a la Corte Suprema y, en casode injusticia flagrante, eran suspendidos o destituidos desus funciones; los abogados, reos de haber aceptado unacausa mala, incurrían en graves penalidades.El Presidente vigilaba las menores infracciones y las casti-gaba con seriedad inexorable.

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 37

A ntes de GarcíaMoreno, la ins-trucción Pública

no existía sino en estadorudimentario. Bajo la do-minación española, la Uni-versidad de Quito habíaproducido latinistas, filóso-fos, teólogos y jurisconsul-tos, pero pocos tituladosen los estudios literariosy científicos. Durante uncuarto de siglo, las aulas dela universidad, los cole-gios, los seminarios, losconventos, se llenaron node estudiantes, sino de sol-dados, y las paredes, enne-grevidas de humo, cubier-tas de innobles lemas y dedibujos obscenos, indicaban claramente el nivel de la ins-trucción en aquella época. La empresa de transformar estatriste realidad ¡no espantó a García Moreno!Su primera preocupación fue reformar la Instrucción pri-maria. Con su mensaje, leído al Congreso de 1871, GarcíaMoreno desarrolló su “plan”, que concedía al Gobierno laautorización para abrir nuvas escuelas de modo de proveera la educación de doscientos mil jóvenes, y declaraba lainstrucción primaria gratuita y obligatoria para todos.Para la ejecución de esta ley se necesitaban maestros.Ellos fueron reclutados de entre las Congregaciones deMaestros de los “Hermanos de las Escuelas Cristianas”que, llamados por el Presidente, acudieron a Ecuador parafundar escuelas gratuitas y libres. Se creó, además, unaescuela normal de maestros laicos que trabajaban, prin-cipalmente, en la campaña. En poco tiempo, la instrucciónprimaria prosperó de modo maravilloso. El número de lasescuelas, de las 200 en 1869, pasaron a 400 en 1873 y a500 en 1875; el número de alumnos, de ochomil, pasó aveintidos mil en 1873 y a treinta y dos mil en 1875.Para reformar la Instrucción secundaria, que forma lasclases dirigentes de una Nación, García Moreno recurrió ala Orden Jesuita, que fue autorizada por el Congreso afundare institutos en todo el Ecuador, con plena libertadpara seguir su método tradicional de enseñaza. Casi todaslas provincias tuvieron su Colegio, además del SeminarioDiocesano. A ésto se agrega una escuela profesional queformó artesanos indígenas, que supieron producir por símismos lo que antes era adquirido en el exterior, a preciosexorbitantes. La reforma no dejó de lado la instrucción delas niñas ni la de los indígenas, para los cuales fueron cre-

adas escuelas especiales ybecas de estudio en la es-cuela normal, para la for-mación de maestros indíge-nas. Facilitado el acceso, atodas las clases sociales, dela enseñanza primaria y se-cundario, García Morenose ocupó de la Enseñanzasuperior que pudiese com-petir con las naciones másavanzadas en el mundocientífico. En el vértice, presidía, so-bres bases tomistas, la Fa-cultad de Teología; seguíala Facultad de Derecho,reorganizada sobre la basede los principios católicos;pero la dificultad más gra-

ve, el Presidente debió afrontarla para crear, desde cero,una Facultad de Ciencias. Fue a los Jesuitas alemanesque pidió químicos, físicos, naturalistas y matemáticos y,con ellos, en los departamentos de la antigua universidadde Quito, fundó, bajo el nombre de “Escuela Politécni-ca”, un centro de enseñanza que no era inferior a las mejo-res facultades de ciencias europeas. Sin embargo, admira-da por los extranjeros, esta nueva Facultad era objeto decontinuos ataques dentro del Ecuador: los ignorantes nocomprendían el fin de una tal escuela; los economistas la-mentaban los gastos irracionales; los liberales, envidiosos,rugían de rabia al ver al timón del Estado a un hombre cu-ya gloria eclipsaba su arrogante nulidad; los radicales ma-sones, en cambio, no se avergonzaban de escribir: «El día en que el Presidente caiga, su sucesor deberádestruir cuanto él ha hecho: obras de caridad, carrete-ras, colegios y museos... ¡No, en el suelo del Ecuador,no debe permanecer el mínimo recuerdo de una obracatólica!».La Facultad de Ciencias dio origen a la de medicina y,como complemento de estas instituciones, García Morenofundó una Academia de Bellas Artes, donde se cultivabala escultura, la pintura y la música.Para coronar estos progresos en el campo de la enseñanzafue concebida la construcción de un Observatorio inter-nacional en las afueras de Quito; lugar favorito por su alti-tud y por la pureza del cielo y la transparencia del aire. En 1870, se abrieron créditos para la construcción del edi-ficio y para la adquisición de los instrumentos; se instalóun telescopio de potencia prodigiosa, ¡pero el asesinato delPresidente impidió la completa realización del proyecto!

LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA

Un grupo de exploradores alemanes con dos jesuitas. García Moreno convocó a especialistas religiosos y laicos de diver-sos países europeos para abrir nuevas escuelas, fundar nuevos institu-tos de nivel superior y desarrollar cada rama del saber científico.

38 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

E ntre las plagas que afligían alEcuador, la más grave era laextrema pobreza. Exhausto

por los impuestos, por el militarismo ylas revoluciones; privado de comercio,de agricultura e indolente por naturale-za, el pueblo vivía en una degradantemiseria que, con demasiada frecuencia,se acompañaba del vicio y del delito.Las consecuencias eran: mendigos, va-gabundos, jovencitas perdidas, hijosabandonados, bandidos y ladrones. An-tes de combatir la pobreza, García Mo-reno fue en ayuda de las víctimas.Para los niños privados del cuidadode la familia, él fundó dos orfanatos,en Quito: el primero, confiado a lasHermanas de la Caridad; el segundo,dirigido por las Hermanas de la Pro-videncia. Para lass hijas de mala conducta, más o menosdadas al libertinaje, García Moreno pensaba que sólo laReligión podía curar estas naturalezas doblemente vicia-das. Por tal motivo, fundó, en la capital, un “Refugio”, di-rigido por las Religiosas del Buen Pastor.Perseguidas por la policía, que no les daba sitio, muchasde aquellas disolutas renunciaron a su triste oficio; lasreincidentes fueron internadas en el refugio del “Buen pas-tor”. En este asilo, gracias a la vida regular, al trabajo, alas pías exhortaciones y al cuidado que recibían, muchasse convirtieron sinceramente y algunas volvieron a sus fa-milias para vivir honradamente, pero la mayor parte deellas permació en el “Refugio” y se consagró a Dios.Esta obra de salud moral no agradó a los liberales: ¿conqué derecho eran privadas estas disolutas de su libertad ylos disolutos de sus víctimas? A la muerte de García More-no, repararon esta “injusticia” con un grupo de jóvenes“civilizados” que, con música a la cabeza, se dirigió al“Refugio” y, en un pandemonium, forzaron las puertas dela casa y dieron la “libertad” a esas pobres mujeres parahacerlas caer nuevamente en la infamia y en la miseria, delas cuales habían sido rescatadas.Las prisiones reclamaban una reforma urgente. A conse-cuencia de las guerras e insurrecciones, las prisiones re-gurgitaban de asesinos, ladrones, disolutos y criminales detoda especie.La primera acción de García Moreno fue poner remedio alos desórdenes materiales más graves, para luego estudiarlos medios de hacer de la prisión una escuela de rehabi-litación moral. Él encontró un capellán, para abrir el ca-mino del corazón de los detenidos, y un director de pulsofirmo para hacer cumplir los reglamentos y prestar una

mano fuerte al capellán. Desde aquelmomento, todo cambió de aspecto: laprisión se transformó, cada vez más,en una escuela y un laboratorio. Elcapellán, Don Abel del Corral, enseña-ba a los encarcelados la doctrina cris-tiana, seguida de lecciones de lectura,escritura y cálculo. A continuación, se-guía el trabajo manual, aplicándosescada uno al oficio más conforme a laspropias aptitudes.Para estimular la buena voluntad de losdetenidos, García Moreno les hizo en-trever la libertad, como recompensa desu progreso en la vida honesta y en ladedicación al trabajo. Al final del año, el Presidente, rodeadode sus ministros y de distinguidos per-sonajes, acudía a las prisiones para

proceder al examen escolástico de los detenidos, que ver-saba sobre la doctrina cristiana, la historia sacra, la lectura,la caligrafía, la ortografía y la aritmética. El mismo Presi-dente interrogaba a estos escolares y, al final, distribuíapremios a los más meritorios, reducía la pena a algunos deellos y daba la libertad, ahí mismo, al que se había distin-guido más que los otros en el cumplimiento del deber.Otra necesidad era la de convencer a los bandidos y losladrones que infestaban el país a cambiar de vida. El Pre-sidente concentró los esfuerzos para capturar al jefe mástemido de los bandoleros.Arrestado y conducido ante García Moreno, esperaba unasentencia de muerte; el Presidente lo acogió, en cambio,con benevolencia y le impuso solamente que pasara unahora por día en compañía de un santo religioso. El bando-lero se convirtió y el Presidente le proveyó los medios pa-ra condurcirlo a sus antiguos compañeros. En poco tiem-po, los bandidos fueron capturados y aceptaron las condi-ciones ofrecidas por García Moreno, haciendo cesar la pla-ga del bandolerismo.Para apreciar los resultados de su reforma carcelaria, bastamencionar este hecho, tal vez único en la historia: el Presi-dente, con grandes gastos, había construido un vastísimoedificio que debía sustituir la malsana prisión de Quito. En1875, con la construcción terminada, García Moreno tuvoel honor de anunciar a los diputados que, en la prisión,quedaban sólo cincuenta condenados y, como la prisiónpodía contener quinientos, hizo transportar desde todas lasprovincias, a todos los detenidos para sustraerlos a esasbárbaras e inmundas prisiones esparcidas por todo el país.Llegó luego el turno de la reforma de los hospitales, queeran administrados por especuladores y mercenarios que

OBRAS DE CARIDAD

El Arzobispo de Quito, Mons. Checa y Barba,que consagró el Ecuador

al Sagrado Corazón de Jesús.

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 39

se enriquecían a expensas de los infelices. Las visitas per-sonales del Presidente a estos lugares, le dieron los ele-mentos para diagramar su reforma de los hospitales, quefueron confiados a Religiosos expertos en este sector. Gar-cía Moreno publicó un reglamento al cual todos se debíanconformar: desde los directores a los enfermeros, los ins-pectores, los enfermos, y dotó las ciudades, carenciadas,de edificios para convertirlos en hospitales.La caridad del Presidente se extendía a todos los pobressin excepción y sobre todo a las miserias ocultas. A sumuerte, el administrador encargado de sus asuntos, presen-tó un detalle de sus ingresos y de sus gastos, del cual re-sultó que el Presidente había consagrado todo su estipen-dio para obras de caridad y, sobre todo, para soccorrer fa-milias necesitadas. La mujer de Urbina, su más mortalenemigo, recibía, del estipendio de García Moreno, ¡unsubsidio mensuale! La obra civilizadora de García Morenono olvidaba que, más alá de la Cordillera, se extendía unainmensa planicie, limitando con Brasil, y habitada por al-rededor de doscientos mil indígenas; la mayor parte deíndole sencilla y buena; otros, crueles y belicosos.En 1870, García Moreno restableció la obra de las Misio-nes y, desde aquel momento, las fatigas de los Misionerosprodujeron los mismos frutos que en el pasado; se forma-ron nuevos grupos de convertidos en numerosos lugares yse abrieron escuelas en donde miles de niños recibieronuna instrucción. A todas estas pruebas de piedad y deamor, en 1873, el Presidente agregó, un hecho grandiosoque bastaría para inmortalizar su memoria y perpetuar ensu país el Reino de Dios. García Moreno siempre habíademostrado una gran devoción al Sagrado Corazón deJesús. Ahora bien, un día, un amigo, durante una conver-sación íntima, le dijo que, en su calidad de magistrado ca-tólico, debía interpretar la fe de su pueblo y consagrar elEcuador al Sagrado Corazón. «Dejadnos bajo la protec-ción del Corazón de Jesús; dadnos una gran fiesta na-cional, y las salvas que saluden cada año su auroraapagarán los rumores de la impiedad». A la objeción deMoreno, de que se debía moralizar y perfeccionar a lasmasas, antes de presentar al Sagrado Corazón una ofrendamenos indigna de Él, el amigo respondió: «La perfecciónse adquiere con la ayuda de la Gracia y Dios recom-pensará, con gracias elegidas, al pueblo que de al mun-do un testimonio solemne de su fe, en reparación de laapostasía general de los gobiernos del mundo». El Tercer Concilio de Quito coincidía con la reunión delCongreso. El Presidente manifestó el propósito de la con-sagración al Sagrado Corazón a los Obispos reunidos, loscuales lo acogieron con vivo entusiasmo y lo tradujeron,inmediatamente, en decreto conciliar.Este decreto, publicado el 13 de abril de 1873, afirmabaque el mayor bien de un pueblo es el de conservar la FeCatólica, Apostólica, Romana, y que este bien dependeno ya de nuestros méritos, sino de la misericordia de Dios;misericordia que el pueblo obtendrá arrojándose conhumildad en el Corazón de su Dios.García Moreno invitó a las Cámaras a redactar un decretoconforme al del Concilio, con el fin de unir el Estado a laIglesia en este acto solemne.

Este decreto de un parlamento del siglo XIX es demasiadocurioso para no darlo en su integridad: «Considerando que el tercer Concilio de Quito ha, con de-creto especial, consagrado la República al Sagrado Cora-zón de Jesús, pponiéndolo bajo su defensa y protección;que es conveniente que los representantes de la nación seasocien a un acto conforme a sus sentimientos altamentecatólicos; que este acto, el más eficaz para conservar la fees, al mismo tiempo, el mejor medio de asegurar el progre-so y la prosperidad del Estado; el Congreso decreta que laRepública, ya consagrada al Corazón de Jesús, Lo adoptacomo su Patrono y Protector. La fiesta del S. Corazón,fiesta civil de primera clase, se celebrará en todas las cate-drales con la mayor solemnidad que sea posible. Además,para excitar el celo y la piedad de los fieles, se erigirá, encada catedral, un altar al Sagrado Corazón, en el cual serácolocada, a expensas del Estado, una lápida conmemorati-va que llevará inscripto el presente decreto». El Congresoaprobó este acto por unanimidad y sin ninguna discusión. Tiempo después, en todas las iglesias de la República, tu-vo lugar la ceremonia solemne: el Presidente, con unifor-me de gala, se dirigió a la Catedral, rodeado de todas lasAutoridades civiles y militares; después que el Arzobispode Quito, Mons. Checa y Barba, hubo pronunciado el ac-to de consagración, en nombre de la Iglesia, García Mo-reno repitió la fórmula, en nombre del Estado. Los fieles no habían asistido jamás a una ceremonia tanconmovedora y se pudo, también, agregar que, tal vez,Dios, desde lo alto del cielo, ¡no contempló nunca algo tanbello desde los tiempos de Carlomagno y de S. Luis reyde Francia!

Imagen del Sagrado Corazón ante la cual fue celebrada por el Arzobispo deQuito la Consagración del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús.

40 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

P ara nuestros modernos paganos, es un axioma elque la civilización consiste no ya en el perfecciona-miento moral y religioso de un pueblo, sino, única-

mente, en el progreso material.Otro axioma del mundo moderno es aquel en que el pro-greso material no se puede alcanzar sino a condición deestablecer, en todos los Estados, gobiernos materialis-tas, y por ello, hostiles a la Iglesia.Demasiado místico, demasiado dedicado a las cosas celes-tes, se dice, es el católico, que no puede comprender la im-portancia de los problemas económicos, ni, mucho menos,encontrarle solución. ¿Y de hecho, el Evangelio no ha pro-clamado bienaventurados a los pobres y maldecido la ri-queza? ¡Ecuador simpre había vivido en la pobreza! La indolencia de sus habitantes era seguramente una cau-sa, pero se puede afirmar también que nunca un gobiernolos había favorecido e incitado al trabajo, limitándose aenriquecerse a expensas de la población, mientre que laagricultura y la industria, las dos fuentes principales de lariqueza, languidecían debido a la falta absoluta de vías decomunicación, que imposibilitaban los transportes y los in-tercambios.A causa de la topografía del país, verdadero laberinto demontañas, muy cerca una de otra, el ecuatoriano viajaba acaballo y transportaba su mercancía a lomo de mula; enconsecuencia, las poblaciones del interior, durante las esta-ciones de lluvia, permanecían aisladas del resto del mundo.Para sacar a su país de tal estado de postración, GarcíaMoreno concibió el proyecto de vincular el altipiano delos Andes al resto del mundo mediante una carreteraque, desde Quito, llegara hasta Guayaquil; un proyecto

gigantesco, no sólo jamás concebido por alguno, sino tam-bién rechazado porque consumiría los últimos recusos delpaís. Él dejó hablar y puso manos a la obra.El ingeniero Sebastián Wyse, su viejo amigo, estudió elterreno y concluyó que, mediante un buen número depuentes y viaductos, la carretera era factible, a pesar deque tendría que llegar hasta cinco mil metros de altura pa-ra bajar a lo largo de la empinada pendiente de la Cordille-ra hasta la llanura de Guayaquil. Era una empresa titánicay, por ello, digna de tentar a García Moreno.Establecido el trazado y fijado el recorrido definitivo, denada valieron todas las dificultades creadas por sus enemi-gos para detener la indómita voluntad del Presidente.El 23 de abril de 1873, la Compañía de transportes ¡inau-guraba la nueva carretera nacional, con dos nuevas dili-gencias! A esta carretera grandiosa, se agregaron otrascuatro: desde Quito a la Bahía ei Caracas, en Manabi,donde el Presidente quería fundar un nuevo puerto; la se-gunda, desde Quito a Esmeraldas, unía a la capital las dosprovincias septentrionales de Ibarra; la tercera, desdeCuenca al pequeño puerto de Naranjal; la cuarta, que uníalas provincias de Loja a la pequeña ciudad marítima deSanta Rosa. Estas cinco arterias unían la capital y el puertode Guayaquil con los otros Estados de América y con lasnaciones europeas.García Moreno realizó también otras obras: hizo dragar elpuerto de Guayaquil, completó la reconstrucción de la pro-vincia de Ibarra, golpeada por el terremoto, y transformócompletamente la capital, dotándola de magníficas callespavimentadas, con una pendiente suave, que permitía a loscoches circular libremente.

OBRAS PÚBLICAS Y FINANZAS

Puente sobre el camino Guayaquil-Cuenca. La ausencia de caminos era un impedimento para el desarrollo agrícola e industrial del Ecuador.

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

¿Dónde encontraba, García Moreno, los capitales parahacer frente a todos los gastos de su obra de civiliza-ción y de reconstrucción? No ciertamente en las reservasdejadas por sus predecesores, demasiado“liberales” parahacer economías y tampoco en las arcas de la banca, de laque se negaba a tomar préstamos en condiciones de usura. En diez años, las obras de beneficencia y de instrucción,unidas a las obras públicas, absorvieron, de parte del Go-bierno, más de seis millones de pesos. A ello, se agrega-ban las sumas considerables destinadas al amortigua-miento de la deuda pública. Desde la época de las gue-rras de independencia, por otra parte, Ecuador tenía unadeuda en el exterior, tomada por Simóne Bolivar, ennombre de Colombia. Los Gobiernos liberales habían en-contrado el modo de crear una deuda interna de seis-sietemillones de pesos, sin poderse librar de ello sino con unabancarrota.Y bien, ¡García Moreno sacó al Ecuador de esta crítica si-tuacióne financiera! He aquí, en parte, un mensaje suyo de1875: «Con los ahorros de estos últimos seis años, hemosdestinado, alrededor de seis millones de pesos, tanto parala extinción de la deuda anglo-americana, como para laamortización del débito interno». En cuanto a la deuda,conocida como de la Independencia, el Presidente no qui-so saber nada con reconocer el inicuo y fraudulento Trata-do, estipulado por Urbina con los especuladores que susti-tuyeron a los primeros acreedores, pero negoció, en cam-bio, con éstos, sobre bases de equidad en el regulamientodefinitivo de esta deuda.Por último, si se piensa que aumentó en un tercio los es-tipendios de todos los empleados estatales, el equilibriode sus balances presenta un problema cuya solución puedeser instructiva para nuestros financistas y economistas.Tampoco se crea encontrar la clave del enigma en un au-mento de impuestos directos e indirectos, único métodoque conocen los liberales en materia de finanzas. En vezde imitar a sus predecesores, ¡García Moreno redujo in-cluso algunos impuestos y otros los abolió completa-mente!¿Cuál fue, entonces, el sistema productivo que permitiócontinuar, en pocos años, con obras prodigiosas, liquidarlas deudas del Estado y elevar los estipendios del sectorpúblico, reduciendo el monto de las contribuciones?A riesgo de hacer sonreír a los ateos materialistas, toda laciencia de García Moreno se halla en la máxima del Divi-no Maestro: «Buscad primero el reino de Dios y su Jus-ticia y lo demás se os dará por añadidura»; máxima quepodría traducirse en la frase de un célebre economista:«¡Hacedme buena política y yo os haré buenas finan-zas»! La buena política ¡es la política cristiana de la justicia!El magro presupuesto del Ecuador era prevalentementedevorado por las insurrecciones, que se volvieron periódi-cas como las cuatro estaciones, a causa de la política revo-lucionaria que causaba estragos. El primer medio, utiliza-do por García Moreno para sanear las finanzas, ¡fue el decerrar la era de las revoluciones!Verdadero patriota y sensibilísimo desde el punto de vistadel honor nacional, García Moreno, no suscitó nunca nin-

guna controversia contra Gobiernos extranjeros y, en losseis años de su Presidencia, no gastó un centavo en pre-parativos de guerra.A la ruina de las arcas del Estato se agregaba, además delos gastos improductivos, el despilfarro. García Moreno,depurada la administración, instituida un Tribunal deCuentas para terminas con las fechorías y las extorsionesde los empleados estatales, impuso un riguroso comporta-miento del cual él mismo daba el ejemplo.Siempre en nombre de la Justicia, pensó en la reforma delsistema tributario: reformó el Código financiero, de mo-do de asignar los impuestos a todos los ciudadanos conmayor equidad respecto de los contribuyentes y mayorventaja para el Tesoro, e hizo publicar severos edictos con-tra el contrabando y el fraude.Esta política cristiana dio origen a una fuente aun másabundante de rédito: el trabajo productivo y el comercio.Con el orden, reapareció la confianza y con la confian-za la actividad. Las vías de comunicación creadas por elGobierno, abriendo puntos de venta a la agricultura y a laindustria, redoblaron la renta de los individuos y, en con-secuencia, las del Estado.Nada más elocuente que el cuadro comparativo de los in-gresos del Estado en estos últimos veinte años. Bajo Urbi-na, en 1856, el total de las exacciones ascendía a1.372.800 pesos. Tal presupuesto permaneció casi estacio-nario en los diez años que siguieron, alcanzando, en 1868,bajo el Presidente Espinosa, la cifra de 1.421.700 pesos.Aquí, en cambio, el movimiento ascensional de los ingre-sos estatales en el período 1869-1875:

1869 1.678.755 pesos1870 2.248.308 pesos1871 2.483.359 pesos1872 2.906.348 pesos1873 3.064.130 pesos1874 2.944.647 pesos

Entonces, ya en 1872, es decir después de tres años de ad-ministración, ¡García Moreno había redoblado los ingresosdel Estado! ¡Un católico, enemigo acérrimo de las doc-trinas anti-cristianas y antisociales de los liberales y delos radicales, había, en sólo seis años, gracias a su polí-tica cristiana, saca-do al Ecuador delabismo del déficit yde la bancarrota! Yluego de todo esto,sus enemigos libera-les ¿negarían un he-cho como éste? No, admirarían alhombre del progre-so, pero no le per-donarían jamás sucatolicismo, obsti-nándose, por odiocontra Dios, ¡enquerer el efecto sinla causa!

42 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

REELECCIÓNY ASESINATO DE GARCÍA MORENO

E n pocos años, Ecuadorcambió materialmente ymoralmente su aspecto, al

punto de que los extrajeros no re-conocían el triste y pobre país deotros tiempos. Todas las reformasy las intervenciones de García Mo-reno habían puesto en movimientocada sector de la vida del país y lasmás atractivas perspectivas se apo-yaban sobre la paz más perfectaque reinaba desde hacía seis años.En el interior del país había calmay tranquilidad de los espíritus, gra-cias a la Constitución que garanti-zaba los derechos de los ciudada-nos y obligaba a los malvados arespetarlos; entre el Congreso y elPresidente existía el más profundorespeto y la más total colabora-ción. El Gobierno mantenía rela-ciones pacíficas con los Estados li-mítrofes que habían, finalmente,aprendido a respetarlo y, para ver-güenza de los libelos injuriososque sus enemigos vomitaban con-tra él, la gloria de García Morenose irradiaba en toda América.De este modo se expresaba, en unartículo de 1872, el “Echo desdeux Mondes”: «Cauterizando lasllagas sanguinolentas, de las cualeslo había recubierto la demagogialibertina de otra época, ¡Ecuadorha hecho comprender a sus hijos que la República noes la Revolución, como la Indipendencia no es el Ca-os!».En 1874, la cuestión de la reelección presidencial nueva-mente apasionó los espíritus. Las manifestaciones popula-res en favor de García Moreno, que dominaban la vida detodo el país, exasperaron a la facción liberal-radical queesperaba una revancha, con la presentación del candidatocatólico-liberal Borrero. Las únicas armas que les queda-ban eran las injurias y las amenazas contra García Moreno. Pedro Moncayo lo representó como un tirano, ¡puesto porla Iglesia para aplastar a todos los hombres anhelantes delibertad! Otro folleto calumnioso, impreso en Lima, conta-ba la historia del Ecuador, demostrando que el valorosopaíse siempre supo librarse de los monstruos que lo opri-mían. El impío Montalvo publicó el escrito: “La dictaduraperpetua”, en la cual García Moreno era tratado como tira-

no, ladrón y antropófago. Las ma-nifestaciones siempre crecientesdel pueblo que lo querían a todacosta, desconcertaron a la facciónradical-liberal.La injuriosa campaña emprendidapor la revista “Era Nueva”, ade-más de al Presidente, insultaba a laConstitución, los representantes dela autoridad, los miles de electoresy el pueblo del Ecuador. GarcíaMoreno citó a los responsables acomparecer ante los tribunales.Contemporáneamente, se prepara-ba un golpe en Guayaquil, perocincuenta días de estado de sitiofueron suficientes para calmar a lasecta liberal; así, luego de algunosmeses y en la mayor calma, tuvie-ron lugar las elecciones que re-confirmaron a García Morenoen la Presidencia.Los radicales, entonces, ¡decidie-ron preparar sus revólveres y afilarsus puñales!En el siglo pasado, no era lícito ig-norar la existencia de una sociedadoculta, llamada Masonería, cuyosecreto, muy poco misterioso, con-sistía en unirse al demonio paradestruir el reino de Dios en la tie-rra. Y como Dios reina por mediode Jesucristo y Jesucristo por me-dio de su Iglesia católica, los ma-

sones hacían el horrible juramento de aplastar a Jesucristoy su Iglesia, ¡como lo hacía el infame Voltaire, uno de susprincipales iniciados! Ésta es la razón por la cual todobuen masón debía considerarse como el enemigo perso-nal de García Moreno, el demoledor acérrimo de la Re-volución. El Concordato de 1862, al repudiar el liberalismo, destro-zó en las manos de la Masonería su gran medio de acción;la Constitución de 1869 osó condenarla como flagelo pú-blico; finalmente, la Consagración del Ecuador al Sa-grado Corazón ofreció el espectáculo, único en el mundo,de una nación que, escapada de las garras de Satanás, searroja en el Corazón de su Dios para amarlo, glorificarlo yservirlo. ¡Era demasiado! El Jefe de Estado que habíatenido tanta audacia ¡fue condenado a muerte por elGran Consejo de la Orden! Todos los periódicos de lasecta, en Europa como en América, se unieron, entonces,

García Moreno fue condenado a muerte por el Gran Consejode la Orden masónica. Todos los periódicos de la Masone-ría, en Europa y en América, se unieron para calumniar, echarfango y deshonrar a la víctima preparando el terreno para sueliminación física. Los escritos de Juan Montalvo (arriba)estuvieron entre los más sutiles en intentar una justificacióndel asesinato de Gabriel García Moreno.

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 43

para calumniar, echar fango y deshonrar a la víctima, parapreparar el terreno a su eliminación física. En la prensa masónica, García Moreno apareció como unCalígula, un Nerón, un monstruo que causaba horror a lahumanidad, y el pueblo, por él educado, era presentado co-mo un pueblo de fanáticos, exaltados hasta la barbarie. La “Gazeta de Colonia”, después de arremeter sobre elpoder absoluto que se ejerce sobre esta miserable Repúbli-ca, continuaba refiriendo el hecho de un joven inglés se-pultado en el cementerio protestante, cuyo cadáver fue de-senterrado, mutilado, ultrajado por el pueblo y sus restosesparcidos por el cementerio. Ésto querían los verdugos dela Revolución francesa y los profanadores de las tumbasde los reyes, para poder inventar tales infamias; pero eranecesario acusar de canibalismo al pueblo de García Mo-reno para demostrar que, cortando la garganta del jefe delos Caribeños, ¡se hacía un servicio a la humanidad!En América, circulaban una infinidad de folletos contraGarcía Moreno, y era continua la incitación a su asesinato. Al aproximarse la reelección, la evidencia de un inminenteasesinato era tan abrumados que muchos se prodigaron enexponer sus temores y aconsejar prudencia a García More-no. Nada se pudo hacer para inspirar en su ánimo el míni-mo sentimiento de inquietud. «¡Yo temo a Dios y sólo aDios! – decía el Presidente – ¡desde hace mucho tiempoestaría loco, si hubiese dado la menor importancia asus intrigas»!En 1873, escribía a un amigo: «Desde Alemania me llegala noticia de que las logias de ese país han impartidoórdenes a las de América de mover cielo y tierra con talde derrocar al gobierno del Ecuador».En marzo de 1875, se supo, no por rumores vagos sino porhechos precisos, que la Masonería ejecutaría, a corto pla-zo, la sentencia de muerte emanada de las altas logias.Más explícita que cualquier otro periódico fue “La Gace-ta Internacional” que concluía, con estas palabras, un ar-tículo sobre el Ecuador: «Para concluir, daremos a nues-tros adversarios una advertencia y una información:actualmente, se trama contra el Ecuador una revolu-ción que dejará en el país huellas memorables. ¡No loolviden!». Entre tanto, la conjura se urdía en las sombras y hubo in-tensos preparativos en Lima, la ciudad masónica por exce-lencia, para designar a los sicarios y darles los medios parallevar a cabo su criminal misión. La embajada del Perú co-menzó a ser frecuentada por jóvenes exaltados, el abogadoPolanco, Moncayo, oscuro personaje, Campuzano, Rober-to Andrade y Manuel Cornejo y por último, el miserableRayo, beneficiado por García Moreno, pero castigado lue-go por sus malversaciones. A continuación, desde el Perú,llegó otro personaje, llamado Cortés, que pasaba su tiem-po recitando himnos a la libertad y a atacar verbalmente alos déspotas, pero se sospechaba que este enviado tuviesela misión de dar las últimas instrucciones para el asesinatode García Moreno. Ya no era posible hacerse ilusiones: ¡elpeligro era inminente!En aquellas lúgubres circunstancias, García Moreno escri-bió la última carta al Sumo Pontífice: «Hoy, que las logiasde los países vecinos, excitadas por la de Alemania, vo-

mitan contra mí toda suerte de atroces injurias y dehorribles calumnias, procurándose en secreto los me-dios para asesinarme, tengo más que nunca necesidadde la protección divina para vivir y morir por la defen-sa de nuestra Santa Religión y de esta querida Repúbli-ca que Dios me llama nuevamente a gobernar. (...). Pe-ro ¡qué fortuna, más grande aún, si vuestra Bendiciónme obtuviera del Cielo la gracia de derramar mi san-gre por Aquél que, siendo Dios, ha querido derramarla Suya por nosotros en la Cruz!».El 6 de agosto, fiesta de la Transfiguración de Nuestro Se-ñor, se dirigió a la iglesia de S. Domingo para escuchar laMisa. Los conjurados lo espiaban desde la mañana. Nofaltaba ninguno: estaban Polanco, Andrade, Moncayo,Campuzano, Cornejo y Rayo. Al término de la Misa, selo vio encaminarse al Palacio de Gobierno; en aquel mo-mento, los conjurados se encontraban reunidos en un cafécontiguo a la plaza, desde donde espiaban los pasos de suvíctima. Apenas lo vieron, salieron, uno tras otro, y se pu-sieron en acecho detrás de las columnas del pórtico, cadauno en el puesto asignado por su jefe, Polanco. Hubo, entonces, para los asesinos, un momento de pánico:antes de ingresar al palacio de Gobierno, el Presidentequiso ir a adorar el Santísimo Sacramento, expuesto,en la Catedral. Se arrodilló en el pavimento de mármol

Interior de la Catedral de Quito.En esta catedral García Moreno quiso ir a adorar

el Santísimo Sacramento, pocos minutos antes de ser asesinado.

44 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

del templo y permaneció, así, por largo tiempo, absorto enun profundo recogimiento. Como cuando se aproximan lastinieblas, las cosas creadas desaparecen y la naturaleza re-posa en una calma solemne, Dios, en aquel momento su-premo, alejando del alma de su siervo todo recuerdo de lascreaturas, lo atraía dulcemente al reposo de la celesteunión. Puesto en pie y salido de la Iglesia, Moreno subiólos escalones del pórtico y ya había hecho algunos pasoshacia la puerta del palacio, cuando Rayo, que venía detrás,trayendo bajo su capa un enorme cuchillo, le asestó ungolpe terrible por encima del hombro.«¡Vil asesino!» gritó el Presidente, volteándose y haciendoinútiles esfuerzos para agarrar el revólver de su abrigo ce-rrado; pero ya Rayo le había hecho otra gran herida en lacabeza, mientras los demás conjurados descargaban sus re-vólveres sobre él. Acribillado de balas, la cabeza ensan-grentada, el heroico Presidente, siempre buscando su ar-ma, se dirigía hacia los conjurados cuando, con un repeti-do golpe de su cuchillo, Rayo le hirió el brazo izquierdo yle cortó la mano derecha, de modo de desprenderla casidel todo. Una segunda descarga hizo tambalear a la victi-ma que se apoyó en la balaustrada, cayendo en la plaza deabajo desde una altura de cuatro o cinco metros. Extendidoen el suelo, el cuerpo todo ensangrentado, la cabeza apo-yada en su brazo, el moribundo estaba inmóvil, cuandoRayo, más feroz que un tigre, bajando la escalera del pórti-

co, se lanzó sobre él para rematarlo. «¡Muere, verdugo de la libertad!» le gritó golpeándoloen la cabeza co su cuchillo.«¡Dios no muere!» murmuró, por última vez, el Presiden-te cristiano.Con el rumor de los tiros de las armas de fuego, la plaza sellenó de gente espantada, de soldados en busca de los ase-sinos, y de sacerdotes que llegaban, a toda prisa, de la ca-tedral. García Moreno fue transportado a la iglesia para sercurado: curas inútiles, ya que todos se dieron cuenta deque, por sus labios descoloridos y lívidos, estaba a puntode expirar. Un sacerdote le preguntó si perdonaba a susasesinos; sus ojos moribundos respondieron que perdona-ba a todos. Sobre él, entonces, descendió la gracia de laabsolución y le fue suministrada, entre lágrimas y sollozosde los presentes, la Extrema Unción, expirando poco des-pués.Consumado el asesinato, los conjurados desaparecieron, aexcepción de Rayo, al que una bala destinada al Presiden-te, había herido en una pierna. Él se alejaba fatigosamente,cuando se vio rodeado de un pueblo furioso y de soldadosque querían lincharlo. Su arrogancia, entonces, cedió a laturbación y al terror: a las maldiciones de la turba, a lossoldados que querían aferrarlo para arrastralo al cuartel,les dirigía palabras incoherentes: «¡No hice nada... quéqueréis... nada... nada!..».

Asesinato de García Moreno. La fotografía fue tomada pocos instantes después de su muerte.

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

De pronto, un soldado, fuera de sí por la cólera, gritó alpueblo: «¿Cómo podéis soportar la vista de este vil asesi-no? ¡Alejaos de él!». La turba obedeció y el soldado des-cargó su fusil sobre el asesino que, herido en la cabeza,murió instantáneamente. Pisoteado ignominiosamente sucadáver, al transportarlo al cementerio, de un bolsillo aso-marn cheques de la Banca del Perú; prueba, ésta, elo-cuente, de que la Venerable y Virtuosa Masonería, co-mo el Gran Consejo de los Judíos, ¡no escatima dineroa los Judas de los cuales se sirve en sus miserables em-presas!En cuanto se supo la noticia de la muerte de García More-no, la ciudad se puso espontáneamente de luto; las bande-ras fúnebres se agitaban desde las ventanas de cada casa,las campanas tocaban a difuntos; el cañón, de tanto en tan-to, mezclaba su lígubre estruendo al triste concierto; las lá-grimas corrían por todos los ojos; se diría que cada familiahubiese perdido uno de sus miembros. El periódico oficial interpretó perfectamente el sentimien-to público escribiendo: «Bajo el peso del dolor, el movi-mento de la vida se había casi detenido, los labios perma-necían mudos y los corazones hundidos en la desespera-ción. Sacrificando a nuestro jefe, una banda de malva-dos ha creído sacrificar la Religión y la Patria; esto noes cierto, porque con nosotros permanecerá el espíritude García Moreno; ¡y el mártir, desde lo alto del cielo,rogará por su pueblo!».

EPÍLOGO

«Después de mi muerte – dijo un día García Moreno asus amigos – Ecuador caerá nuevamente en manos de laRevolución. Esta gobernará como déspota bajo el enga-ñador nombre de liberalismo, pero el Corazón de Je-sús, al cual he consagrado mi Patria, la arrancará, unavez más, de sus garras, para hacerla vivir, libre y hon-rada, bajo la custodia de los grandes principios católi-cos». ¡Y así sucedió! El liberalismo del presidente Borrero, su sucesor, condujola nación, en ocho meses, al radicalismo, y éste, en ochoaños, volvió a arrojar al Ecuador al abismo de la miseria y

de la depravación. ¡Pero una nueva sublevación popular li-beró al país de esta peste! Tres fueron las fuerzas que sal-varon a Ecuador de esta renovada tormenta.

– El Clero, legado al Concordato, había mantenido alta labandera de los principios católicos contra los liberales ylos radicales.

– El pueblo, aferrado en alma y corazón a sus Obispos,había obligado a los radicales a retroceder.

– El “Dios que no muere”, vuelto el protector oficial delEcuador, lo había liberado de los tiranos, según la profe-cía de García Moreno.

A la inesperada victoria militar, obtenida sobre el ejércitodel Gobierno radical, el nuevo Gobierno, luego de haberdecretado la erección de un Templo nacional dedicadoal Sagrado corazón de Jesús, se pronunció de este modo:

«Señores, el gran delito de nuestros días

es la vil apostasía de todas las Naciones de la tierra.

Todos los Gobiernos han dejado de reconocer

los derechos sociales de Jesucristo y de su Iglesia».

Targa, situada en la plaza entre el Palacio del Gobierno y la Catedral de Quito,conmemorando el asesinato del Presidente García Moreno.

Estatua de García Moreno, en la plaza entre el Palcio del Gobierno y la Catedral de Quito.

46 “Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017

El hallazgode los restos de García Moreno

E l hallazgo de los restos deGarcía Moreno fue obra deFrancisco Salazar Alva-

rado, perteneciente a una familiaque tuvo ministros, colaboradoresy admiradores de García Moreno.La búsqueda de los restos de Gar-cía Moreno comenzó con pregun-tas al padre jesuita José JoaquínFlor, que respondió: «Sí, conozcoel lugar, pero es un secreto... el hi-jo de García Moreno ha visitado elsitio y cambiado sus ropas...», dán-dole luego los nombres de las per-sonas que conocían el lugar de lasepultura. La búsqueda continuó yAlvarado logró individualizar al-gunos Institutos religiosos a loscuales, sin embargo, no podía ac-cedero sin permiso especial. El 18 de marzo de 1975, se institu-yó una Comisión con aprobacióncardenalicia, y el 8 de abril si-guiente, Alvarado comenzó suivestigación en el Convento de lasHermanas del Buen Pastor, don-de a través de la anciana Sor An-drade conoció el secreto del es-condite de los corazones de Gar-cía Moreno y del Arzobispo Mons.Cheka y Barba: dentro de las co-lumnas de la Capilla del Buen Pas-tor. Estas columnas eran de un enorme espesor, así que Alva-rado comenzó a golpear, con la mano, una ampla área has-ta que, de pronto, encontró un sonido distinto por la pre-sencia de un espacio vacío, a una altura de 1,58 metros.Remoida la cubierta, apareció un nicho conteniendo unacaja de madera de dimensiones: 25 x 27 y 57 centímetrosde alto, en la cual estaba escrito con lápiz y bella caligra-fía: “21 de Febrero de 1913, corazón del Arzobispo deQuito, Ignacio Checa”. Dentro de la caja, había un granvaso de vidrio conteniendo el corazón perfectamente con-servado del Prelado y un documento escrito a mano por elArzobispo, Mons. Federico González Suárez.

Análogamente, en la otra column-na y con el mismo método y a lamisma altura, fue recuperada laotra caja de madera de idénticasdimensiones, en la cuale estaba es-crito: “21 de Febrero de 1913, co-razón de Su Excelencia G. Gar-cía Moreno”. También aquí, den-tro de la caja, había un gran vasode vidrio, conteniendo el corazónperfectamente conservado, y undocumento también escrito a manopor el Arzobispo, Mons. FedericoGonzález Suárez. El viernes 11 de abril de 1975,Francisco Alvarado escribió un in-forme sobre los hechos que lleva-ron al descubrimiento de los doscorazones incorruptos.El mismo día, Alvarado y Mons.Juan Larrea se dirigieron al Mo-nasterio de Santa Catalina deSiena para ver el lugar de la sepul-tura de Garcia Moreno. La MadreSuperiora confirmó la presencia delos restos, pero no supo indicar unsitio concreto.La anciana Sor Ana María Arro-yo, sin embargo, dijo a Alvaradohaber recibido informaciones delas Madres Superioras de la fami-lia “Herrera”, hijas de Don Pablo

Herrera, una personalidad de la historia del Ecuador, mi-nistro de Estato, jurisconsulto y académico, muy ligado aGarcía Moreno. Sor Ana, además, tenía cuatro documen-tos que peermitieron a Alvarado tener una visión de la es-cena en el momento de la sepultura de García Moreno.

– El primer documento (3 de marzo de 1923) afirmabaque el cuerpo de García Moreno había sido llevado alMonasterio por su hijo con otras dos personas, en el año1895 y que los restos estaban situados donde actualmen-te están las escaleras de la iglesia.

– El segundo documento (28 de febrero de 1941) afirma-ba que los restos de García Moreno habían sido coloca-

Monasterio de Santa Catalina de Siena, Quito, 1975. Ellugar en el que fue rencontrado el cuerpo de García Mo-reno. El 6 de agosto de 1975, los restos fueron transferi-dos a una cripta de la Catedral Metropolitana de Quito.

“Chiesa viva” *** García Moreno – Diciembre 2017 47

dos en el Altar Mayor, pero luego transferidos a unaparte secreta, indicando un lugar donde hoy están las es-caleras.

– El tercer documento (6 de noviembre de 1959) tratabade la modalidad a seguir en el caso de que hubiese queentregar los restos de García Moreno a las autoridadesreligiosas.

– El cuarto documento (6 de noviembre de 1959), enrespuesta al precedente, afirmaba que no eran necesariaslas investigaciones por los restos porque el Card. De laTorre conocía el lugar preciso en el que se encontraban.

El Card. De la Torre, sin embargo, murió en 1968 sin re-velar a nadie el sitio de la sepultura de García Moreno.Luego, el único documento que podía servir de ayuda erael primero. El 14 de abril de 1975, comenzaron las investi-gaciones: en torno al Altar Mayor no se descubrió nada;las excavaciones en el pavimento de la iglesia y de los al-tares laterales no arrojaron resultados.Alvarado volvió a hablar con las Religiosas ancianas quele indicaron el sitio en que, cuando eran jóvenes, vieronsepultar el ataúd de García Moreno. Pero el lugar indicadopresentaba una puerta de acceso y un pasillo... pero la Ma-dre Priora dijo: «Yo he hecho poner esa puerta reciente-mente para facilitar el ingreso del capellán sin tener queabrir el portón central». «Entonces – dijo Alvarado – si la

escalera es reciente es del todo probable que los restos seencuentren en un ángulo de esta área».En seguida comenzaron las excavaciones y, de pronto, ¡labarra con la cual se golpeaba el terreno se hundió! Limpia-da el área, apareció un ataúd que, abierto, mostró el es-queleto de García Moreno todavía cubierto con el uni-forme de Presidente de la República.Cerca del cráneo se encontraba un vaso de vidrio conte-niendo una fotografía de García Moreno Presidente y dosdocumentos firmados: uno por Don Rafael Varela, el otropor Sr. Ignacio del Alcázar, cuñado de García Moreno.El 6 de agosto de 1975, los restos de García Moreno fue-ron trasladados, con gran participación de autoridades y deciudadanía, desde la Iglesia de Santa Catalina de Siena a laCatedral Metropolitana de Quito, donde el Cardenal Ar-zobispo Pablo Muñoz Vega presidió una solemne ceremo-nia religiosa.Los corazones de García Moreno y del Arzobispo deQuito, Mons. Checa y Barba, están perfectamente preser-vados en alcohol, completamente sellados e intactos. Losdos corazones tienen un color blanquecino, ya que no con-tienen más la sangre. El corazón de García Moreno esgrande, robusto y sin ninguna señal. El corazón del Arzo-bispo, Mons. Checa y Barba, que consagró, junto a GarcíaMoreno, el Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús, presentauna mancha oscura, porque el Prelado murió envenenado.

8 de abril de 1975. El corazón de García Moreno fue encontrado perfec-tamente conservado, en un vaso de vidrio contenido en una caja de made-ra, en el interior de uno de los pilares de la Capilla de las Hermanas delBuen Pastor de Quito. Fue de este corazón y del del Arzobispo de Quito,Mons. Checa y Barba, que surgió la idea de la Consagración del Ecuadoral Sagrado Corazón de Jesús, que fue celebrada en 1873.

8 de abril de 1975. En el otro pilar de la Capilla de las Hermanas delBuen Pastor de Quito, fue hallado, también perfectamente conservado enun vaso de vidrio contenido en una caja de madera, el corazón del Arzo-bispo de Quito, Mons. Checa y Barba, que consagró el Ecuador al Sa-grado Corazón de Jesús, en 1873. Este corazón muestra una mancha os-cura, porque el Arzobispo fue asesinado con veneno.

«ENTONCES JESUCRISTO,CON UN ACTO DE SU GRAN MISERICORDIA

PARA CON LOS JUSTOS,MANDARÁ A SUS ÁNGELES

QUE HAGAN MORIR A TODOS SUS ENEMIGOS.

DE GOLPE, LOS PERSEGUIDORESDE LA IGLESIA DE CRISTO Y LOS HOMBRES ENTREGADOS

AL PECADO MORIRÁN Y EL MUNDO SE CONVERTIRÁ

EN UN DESIERTO...LOS NUEVOS REYES

SERÁN EL BRAZO DERECHO DE LA SANTA IGLESIA

QUE SERÁ FUERTE, HUMILDE, PÍA, POBRE, CELOSA

E IMITADORA DE LAS VIRTUDES DE JESUCRISTO

Y LOS HOMBRES VIVIRÁN EN EL TEMOR DE DIOS».

(Ntra. Sra. de la Salette)