76
Niños y niñas en la mira de los secuestradores. 1996 - 2003 Las víctimas del secuestro, una realidad presente

Cicatrice s

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Cicatrices

Citation preview

  • Nios y nias en la mira de los secuestradores.1996 - 2003

    Las vctimas del secuestro, una realidad presente

  • Primera edicin, 2003, Bogot.ISBN 958-18-0265-7Publicacin del Observatorio de Derechos Humanos y Derecho InternacionalHumanitario de la Vicepresidencia de la Repblica, con auspicio del Fondo deInversin para la Paz de la Presidencia de la Repblica y la colaboracin deUSAID.

    Convenio del Buen Trato Fundacin Pas Libre Observatorio de Derechos Humanos y DIH,

    Vicepresidencia de la [email protected] de Inversin para la Paz, FIP

    Distribucin gratuita. Est permitida la reproduccin total o parcial citando la fuente.

    Equipo de investigacin Fundacin Pas LibreViviana Esguerra - Directora Departamento de ComunicacionesOlga Luca Gmez - Directora Departamento de PsicologaDavid Buitrago - Director Departamento Jurdico

    Equipo de investigacin Pontificia Universidad JaverianaCentro de Estudios en Criminologa y Victimologa Jorge Enrique Gutirrez Anzola, Facultad de Ciencias Jurdicas

    Julio Sanpedro Arrubla Consuelo Moreno PinedaSandra Marcela Acero Soto Angela Tapias SaldaaHernando Gutirrez Prieto Juan Diego GarznFernando Daz Colorado Adela del Pilar ParraLeonardo Rodrguez Cely Jairo Acosta

    Equipo EditorialPatricia Pinzn de Lewin - Observatorio de Derechos Humanos y DIHVicepresidencia de la Repblica

    Marta Luca de La Cruz FedericiDirectora Ejecutiva del Convenio del Buen Trato

    Coordinacin Editorial y correccin de estiloMara Cristina Senz

    Diseo y diagramacinMarca Registrada Diseo Grfico Ltda.

    ImpresinLa Imprenta Ltda.

    Los dibujos que aparecen en la presente publicacin son el resultado de la con-vocatoria Cuntale tus miedos a Alejo del Convenio del Buen Trato a nios ynias de todo el pas, realizada en el ao 2001 para que contaran sus miedos.Se recibieron ms de 7000 cartas y dibujos de nios y nias desde los 5 hastalos 16 aos, de ciudades, pueblos y veredas de muchos lugares de Colombia. ElConvenio del Buen Trato realiz una sistematizacin preliminar de los trabajos,que no ha sido publicada hasta la fecha.

    Las cifras sobre el secuestro y todas las estadsticas mencionadas en este docu-mento fueron suministradas por la Mesa de Trabajo realizada por Fondelibertad,Polica Nacional, Ejrcito Nacional, Das y Fundacin Pas Libre.

  • Ya Vytis no est en el hueco negro,pero muy grises son sus recuerdos.

    Sauli KaranauskasMadre de nio secuestrado

  • ContenidoPrlogo Vicepresidencia de la Repblica 9Introduccin Observatorio de Derechos Humanos y DIH 11

    I. La vida, recurso canjeable 13Fundacin Pas Libre - Convenio del Buen Trato

    Presentacin 17Qu es el secuestro? 18Nios y nias en la mira de los secuestradores 20El secuestro de nios y nias: elementospara el abordaje desde el mbito psicolgico 24Reflexiones finales 48

    II. El secuestro en Colombia:una lectura victimolgica del secuestro 49

    Centro de Estudios en Criminologa y Victimologa Jorge Enrique Gutirrez Anzola Pontificia Universidad Javeriana

    Presentacin 53Las vctimas del secuestro: una realidad presente 56El secuestro: una realidad macrovictimizante 58Perjuicios que padecen las vctimas 61La superacin de la barbarie del secuestro 70

    Anexos 73Fundacin Pas Libre - Convenio del Buen Trato

    Cmo disminuir el riesgo de secuestroa travs de la prevencin 75Qu se debe hacer cuando no se tiene noticiadel paradero ni de la suerte de una persona? 77Directorio de instituciones que puedan dar msinformacin sobre secuestrados y desaparecidos 80

  • 9Prlogo

    En Colombia se comete el mayor nmero de secuestros del mundo. Un prome-dio de 3.000 secuestros anuales ha convertido este delito en una amenaza realy constante para todos los ciudadanos. El secuestro se utiliza como arma deguerra. Los individuos y las organizaciones dedicadas sistemticamente a perpetrarestos crmenes retienen hasta por varios aos a personas inocentes para financiar actosde terrorismo, infundir miedo en la poblacin o reclamar dividendos polticos o judi-ciales particulares. Miles de familias colombianas han sido o son vctimas de prcticascomo el pago reiterado e infructuoso de rescates. Son comunes los maltratos y la muer-te de los secuestrados. Si se paga por la liberacin del secuestrado, se procede a secues-trar al familiar que acudi al pago del rescate. Incluso, se exige rescate a las familiaspor los cadveres de los muertos o asesinados.

    Una de las expresiones ms alarmantes de este problema es el secuestro de nios:un incomprensible atentado contra el futuro por las races profundas y duraderas quedeja esta violacin.

    Por eso una de las prioridades de la Poltica de Seguridad Democrtica es la luchacontra esta delito. El Presidente de la Repblica ha aprobado una poltica que exigerepensar y reconstituir la institucionalidad de la lucha contra el secuestro y la extor-sin, planteando nuevos mecanismos para integrar estratgicamente a todas las agen-cias involucradas en la lucha contra el secuestro, disear estrategias ms audaces ycreativas, coordinar entidades y evaluar resultados.

    Nuestras Fuerzas Militares, la Polica Nacional, el Departamento Administrativode Seguridad Das, la Fiscala General de la Nacin y el sistema judicial han acumu-lado gran experiencia en la lucha contra el secuestro. Pero todava tenemos un largocamino por recorrer para alcanzar logros acordes con la dimensin del reto. Tenemosque incrementar los costos de la comisin del secuestro.

    Para lograrlo, el Gobierno Nacional ha planteado la necesidad de implementarestrategias orientadas a desarticular las organizaciones delictivas dedicadas a la comi-sin de este crimen. Sobre todo, es necesario perfeccionar la capacidad de acopiar yanalizar informacin acerca del secuestro y sus organizaciones. Que haya ms y mejorinformacin y conocimiento acerca del secuestro es fundamental para mejorar la tomadecisiones contra este delito y para avanzar en la prevencin del secuestro con lapoblacin.

    Este libro Cicatrices del Secuestro aporta un muy valioso ejemplo de trabajo con-junto entre el Estado y la sociedad para crear pensamiento e informacin acerca delsecuestro: el Programa Presidencial de Derechos Humanos presenta dos estudios acer-ca de las consecuencias del secuestro tanto de adultos como de nios para las vcti-mas, para sus familias y para el pas, realizados por la academia y la sociedad civil.Obra de nios son las ilustraciones que revelan las graves consecuencias del secuestroen los sentimientos y percepciones de los menores de edad y las cifras son de las mesasde trabajo conjunto entre las instituciones estatales y la sociedad.

  • La Vicepresidencia de la Repblica, como organismo rector de la poltica de dere-chos humanos y derecho internacional humanitario y de la formulacin de conoci-miento y polticas sobre lucha contra el secuestro, quiere estimular y promover lainvestigacin acerca de estos temas. Un esfuerzo coordinado, estratgico, vigorosoentre la sociedad y el Estado para defender y preservar los derechos de los colombia-nos es sin lugar a dudas la principal y ms indicada respuesta para superar las com-plejidades que nos plantean las amenazas y los atropellos que vivimos por causa de lacada vez ms evidente relacin entre el conflicto armado y el crimen organizado.

    Francisco Santos CaldernVicepresidente de la Repblica

    10

  • 11

    Introduccin

    La utilizacin del secuestro en Colombia por los actores armados ilegales y ladelincuencia en flagrante violacin de los derechos a la libertad, la vida y ladignidad humana ha profundizado la deshumanizacin de la guerra y la des-composicin de la sociedad colombiana. Cualquier persona sin distincin entre secto-res sociales, edad, raza, profesin o nacionalidad puede ser vctima directa o indirecta,convirtiendo todos los espacios cotidianos, fincas, caminos, parques, hospitales o cole-gios en escenarios factibles de un secuestro.

    Los nios han sido vctimas del secuestro y de otras violaciones a sus derechosconsagrados en la Constitucin y en tratados internacionales ratificados por Colombia.Las cifras son alarmantes: entre 1996 y 2002 fueron secuestrados 1.733 menores en elpas, siendo 2002 el ao con mayor nmero de casos reportados desde 1996 (384) y en2003, en los primeros cuatro meses, han sido secuestrados 86 nios, principalmente porla delincuencia comn y las Farc1.

    Pero los problemas de las violaciones a los derechos humanos y del secuestro, apesar de la magnitud, no slo son de cifras: las violaciones a los derechos humanosdejan cicatrices en las personas que en el caso de los nios y nias son profundas,duraderas y pasan a otra generacin. Tambin se afectan y se vulneran los derechosfundamentales de los nios cuando las vctimas del secuestro son sus padres, otrosfamiliares, sus maestros o vecinos; y en general, los nios y los adultos inmersos en eseentorno social sufren con este flagelo.

    El Gobierno Nacional atiende el fortalecimiento de los lazos entre el Estado y lasociedad en el trabajo por reivindicar el respeto por los derechos humanos de todos loscolombianos, vulnerados a menudo por los grupos armados al margen de la ley, y enla sensibilizacin de la sociedad nacional e internacional sobre la situacin colombia-na y por lo tanto de las terribles consecuencias del delito del secuestro en las victimasdirectas e indirectas y los nios.

    El Observatorio de los Derechos Humanos, que como ente gubernamental tienela tarea del estudio de la situacin humanitaria para documentar polticas para corre-girla y para ello recurre a fuentes estatales y a la informacin y concurso de expertosy de las organizaciones de la sociedad civil, esta vez se adentr en las consecuenciasdel secuestro en la niez y en general en las personas vctimas directas o afectadassocialmente por el fenmeno, en sus delicadas repercusiones sociales, afectivas y psi-colgicas por medio de aportes de entidades expertas. Es necesario reconocer que en elcaso del secuestro se ha avanzado mucho en el conocimiento del problema como resul-tado de la concertacin en la mesa de trabajo donde participa la sociedad civil con lasentidades estatales que tienen funciones en la prevencin, investigacin y criminaliza-cin del delito del secuestro.

    Por todo ello, en un esfuerzo conjunto del Programa de Derechos Humanos yDerecho Internacional Humanitario de la Vicepresidencia de la Repblica, el Conveniodel Buen Trato, la Fundacin Pas Libre y el Centro de Estudios en Victimologa y

    1 Como lo reportan las cifrasde la mesa de trabajoconjunta entre el Estado y lasociedad sobre secuestro,Polica Nacional, Ejrcito,Fondelibertad, Das yFundacin Pas Libre, ladelincuencia comn seadjudica el 45,3% de lossecuestros de menores, lesiguen las Farc con 23,3%,el Eln con 15,1% y losgrupos de autodefensa con4,7%. En el 11,6% de loscasos no se ha establecidoel responsable.

  • 12

    Criminologa de la Universidad Javeriana, el Observatorio de Derechos Humanos pre-par la presente publicacin que recoge dos estudios sobre las consecuencias delsecuestro illustrados con la expresin de los nios de sus miedos por esta infamia.

    Niez y secuestro es resultado de una investigacin realizada por el Convenio delBuen Trato y Pas Libre sobre el secuestro y sus efectos en la niez, encaminado a pre-venir sus secuelas y a promover el respeto por los derechos fundamentales de la infan-cia en cumplimiento de la carta constitucional y de los tratados internacionales ratifi-cados por Colombia. El Convenio del Buen Trato es una alianza de la que hacen partela Casa Editorial El Tiempo, y las Fundaciones Rafael Pombo y Antonio Restrepo Barco,cuya misin es promover una cultura de buen trato en beneficio de la niez colombia-na, en el marco de los derechos ciudadanos.

    En El secuestro en Colombia: una lectura victimolgica de la barbarie el Centrode Estudios en Criminologa y Victimologa de la Facultad de Ciencias Jurdicas de laUniversidad Javeriana, presenta un anlisis de los efectos psicolgicos del secuestropara las vctimas, sus familias y en general para la sociedad y la respuesta social al deli-to de secuestro. El Centro de Estudios en Criminologa y Victimologa de la UniversidadJaveriana, es un centro interdisciplinario que tiene por objeto el fomento de la inves-tigacin mediante la coordinacin, programacin y divulgacin de trabajos enCriminologa, Victimologa y ciencias afines y que busca contribur a la promocin ladefensa de los derechos humanos y aqu, se encamina a superar los efectos del secues-tro.

    Los dibujos y escritos que ilustran este libro, demostradores de las graves mar-cas que ha dejado el secuestro en las percepciones y sentimientos de los nios, son pro-ducto de la convocatoria Cuntale a Alejo tus miedos, realizada en 2001 por elConvenio del Buen Trato entre instituciones educativas pblicas y privadas de todo elpas, a travs de la cual se buscaba abrir un espacio para que nios y nias expresaransus temores. Se recibieron 7.650 trabajos, de los cuales se escogieron para esta publi-cacin algunas ilustraciones relacionadas con el tema del secuestro.

    Todas las cifras utilizadas para cimentar los estudios, reproducidas a lo largo deestas pginas, son de la mesa de trabajo conjunta Polica Nacional, Ejrcito, Fonde-libertad, Das y Fundacin Pas Libre.

    Por considerarla de gran utilidad, en los anexos se incluye informacin para pre-venir el secuestro; qu hacer en caso de que una persona sea secuestrada; y un direc-torio de instituciones a las que se puede acudir para obtener informacin y ayuda sobresecuestrados o desaparecidos.

    Este libro, adems de ser el resultado del esfuerzo mancomunado del Gobierno yla sociedad por revindicar la defensa de la vida, la libertad y la dignidad humana, rei-tera el compromiso del Gobierno por preservar los derechos de todos los colombianos,especialmente de la niez, que estn siendo lesionados por el conflicto armado.

    Carlos Franco EchavarraDirector Programa Presidencial

    de Derechos Humanos y DIH

  • Fundacin Pas Libre - Convenio del Buen Trato

    I. La vida, recurso canjeable

  • Presentacin

    Las nias y nios de Colombia no gozan en su cotidianidad de todos los dere-chos que la Constitucin Poltica, los tratados internacionales y el sentidocomn de la humanidad les han reconocido y brindado, pues fenmenos deviolencia repudiable y recurrente los afectan de forma penosa.

    En el marco de una horrorosa tragedia, la violencia comn o la violencia polti-ca se ensaan con la infancia y desconocen la dignidad de sus vidas dentro de unamacabra y lamentable realidad: nuestros nios colombianos no slo son afectados porfenmenos como el abuso sexual, el trabajo infantil, las deficiencias del sistema edu-cativo o las vicisitudes de la pobreza, tambin son las principales vctimas del conflic-to armado interno. Las cifras as lo indican, pues cerca de 1100,000 son desplazados,ms de 200,000 se encuentran vinculados a los cultivos ilcitos, otros han sido forzo-samente reclutados, han sido desaparecidos o han padecido la mutilacin derivada delas minas antipersonal, del fuego cruzado o han sido violentados con el secuestro, que,sin duda, es un ejemplo de esa barbarie miope con que se flagela la esperanza y se oscu-recen sueos y destinos de paz en Colombia.

    Precisamente, a ese atroz delito del secuestro y a sus efectos sobre los nios ynias como sus principales vctimas se dedica el presente libro que se detiene a anali-zar este fenmeno en nuestro pas, uno de los primeros en el mundo en la comisin deeste delito.

    En los ltimos ocho aos (1996-2003), ms de 1,700 nios o nias han sidosecuestrados, muchos de ellos por los actores del conflicto armado, con fines extorsi-vos en la mayora de los casos, o como una modalidad del reclutamiento forzado aligual que en Uganda, Somalia, Liberia, Sierra Leona, Sudn o Kosovo, segn lo regis-tra la historia. En otros penosos eventos, la niez es destinataria de la accin de ladelincuencia comn para la extorsin o el trfico y trata de blancas con fines de pros-titucin y explotacin sexual o pornogrfica. Tambin hay un nmero cada vez msalto de nios que, en forma arbitraria, son sustrados de la custodia de su padre o madrepor la accin de uno de sus progenitores en perjuicio del otro y del mismo nio o nia.

    Varias dcadas atrs nadie habra podido imaginar que los fantasmas que espan-tan, las brujas que raptan y los dragones que aplastan, personajes propios de la litera-tura infantil, se iban a convertir en realidades de carne y hueso que hoy sufren nues-tros nios en el mbito de la privacin de su libertad. La diferencia entre la realidad yla imaginacin, que en relacin con las dolencias del secuestro puede mencionarse, esque la primera siempre supera a la segunda, pues mientras en esa literatura de antaoel prncipe sola liberar a la princesa raptada, en Colombia, si bien el 57% de las vcti-mas son rescatadas, el 40% no lo son y el 3% de los casos deriva en el homicidio delnio o nia.

    Es doloroso y reprobable que las nias y los nios sean los trofeos con que ladelincuencia comn o los actores irregulares de la confrontacin premian su estupidezy torpeza. En la mayora de los eventos la situacin sicolgica de las nias y nios que

    15

  • han padecido este delito es lamentable, llegando a desequilibrios de orden emocional,como cambios de comportamiento, o a extremos de mutismo, de regresiones o de sn-dromes traumticos.

    La seguridad frente a los desmanes del secuestro es tambin un derecho de lainfancia y la inversin pblica en ella, una necesidad. La impunidad frente a este deli-to no puede continuar como tampoco la vulneracin de sus derechos irrespetados conla burla a la Constitucin y a la ley colombiana o con la desatencin a la Convencinde los Derechos del Nio. La administracin de justicia debe fortalecer su actuacin enel pas. En todo caso, hay que reiterar que la violacin al Derecho Internacional, comose establece en las disposiciones que contra esta modalidad de crimen de lesa humani-dad rigen en el estatuto de la Corte Penal Internacional que Colombia ha suscrito, aca-rrear sanciones que la humanidad ha elevado con el fin de proteger la dignidad detodos y, por supuesto, la de los nios y nias del mundo.

    La Fundacin Pas Libre y el Convenio del Buen Trato, iniciativa de la FundacinRafael Pombo, la Casa Editorial El Tiempo y la Fundacin Restrepo Barco, presentanhoy ante ustedes este libro, el cual ha sido publicado gracias al apoyo de la Vicepre-sidencia de la Repblica. Est dirigido a todos: a los ciudadanos colombianos en gene-ral y a quienes en razn a sus particulares intereses profesionales abordan esta proble-mtica. Por ello, violentlogos, esa extraa ciencia que, por razones obvias, es muycolombiana; socilogos; siclogos; politlogos; pedagogos; abogados; jueces y pedia-tras, por citar algunos, encontrarn oficio en estas pginas.

    Finalmente, hay que anotar que nos asiste una conviccin: este es un buen libro,resultado de una acertada investigacin llevada a cabo en la materia. No obstante,cranme que anhelamos con toda nuestra fe que las publicaciones que podamos pre-sentar a ustedes en el futuro no estn referidas a temas como ste sino a aquellos quedan cuenta del respeto a los derechos fundamentales de la infancia y a la felicidad denuestras gentes; es decir, ms prximos a esa sonrisa de los nios que suele ser prelu-dio incontenible de carcajadas.

    Mario Gmez JimnezConvenio del Buen Trato

    16

  • 17

    El secuestro, visto como una de las mltiples expresiones de conflictos sociales ypolticos, atenta contra la vida, la libertad y la integridad del ser humano, dejaprofundas secuelas psico-sociales y debilita a las instituciones y al Estado. En la actualidad, la permanente exposicin a este tipo de actos de violencia ha

    creado un clima de desconfianza, terror, impotencia e indiferencia en amplios sectoresde la sociedad colombiana. La prctica de este delito se ha posicionado como unaimportante herramienta de presin poltica y de financiacin de los grupos alzados enarmas que existen en Colombia.

    El aumento de los grupos de autodefensa, especialmente durante la dcada de losnoventa, responde en gran parte a la incapacidad del Estado de brindarle proteccin alos ciudadanos, quienes han tomado la justicia por sus propios medios con accionesviolentas y atroces.

    El secuestro es hoy en da un fenmeno que no slo afecta a las clases altas, sinoa todos los estratos sociales y ocupaciones, de la misma manera que ataca a personasde todas las edades, razas, nacionalidades y profesiones.

    En el caso de plagio a extranjeros, en 1997 el Eln secuestr a dos funcionariosinternacionales de la OEA que se encontraban en el suroriente antioqueo como obser-vadores de los comicios electorales de 1997. Su liberacin se utiliz para lanzar la pro-puesta de una Convencin Nacional de Paz, y como muestra de su voluntad para dia-logar liber a dichos funcionarios.

    Adicionalmente, la toma de la base militar Las Delicias y la retencin de 60 mili-tares por parte del Bloque Sur de las Farc fueron elementos que propulsaron el iniciodel proceso de paz de esta organizacin con el gobierno colombiano. Luego de captu-rar a diez infantes de marina en el Choc, las Farc plantearon, como requisito para ini-ciar el proceso de negociacin y la liberacin de los soldados, el despeje militar de unazona al sur del pas.

    As es como se empieza a legitimar el secuestro como una herramienta de poderpoltico. La vida y la libertad de una persona se convierten entonces en un peligrosorecurso poltico canjeable. Y por supuesto la sociedad civil desarmada es la que mssufre las consecuencias de esta lgica de negociacin poltica.

    Por otra parte, la delincuencia comn, aprovechando los beneficios del secues-tro, ha disparado los ndices de este delito, unas veces hacindose pasar por grupos gue-rrilleros y otras vendiendo secuestrados a estos, convirtiendo este fenmeno en un deli-to rentable. Cada vez que los organismos de seguridad del Estado desmantelan unabanda de delincuencia comn, se encuentra, por las confesiones, que la mayora deellas comercializaba secuestrados con la guerrilla. Sin embargo, este es un fenmenoque requiere de un proceso de investigacin exhaustiva que hasta ahora no ha arroja-do resultados concretos.

    Desde 1996 hasta el primer cuatrimestre de 2003 han sido secuestrados en Co-lombia 1,733 nios y nias y desafortunadamente siguen siendo vctimas de secuestro.Las aterradoras cifras que registra este delito demuestran la magnitud del problema yla necesidad de que todos los colombianos tomemos conciencia sobre su gravedad,especialmente cuando se trata de nios, nias o jvenes.

    La vida, recurso canjeable

  • Nota metodolgica: todaslas estadsticasmencionadas en estedocumento sonsuministradas por la Mesade Trabajo realizada porFondelibertad, Polica,Ejrcito, DAS y FundacinPas Libre.

    1 Clasificacin por tipo segnFondelibertad, Ministerio deDefensa, Repblica deColombia.

    Qu es el secuestro?Segn la Ley 733 de 2002, en su Art. 2, se considera culpable de Secues-tro Extorsivo: El que arrebate, sustraiga, retenga u oculte a una perso-na, con el propsito de exigir por su libertad un provecho o cualquier uti-lidad, o para que se haga u omita algo, o con fines publicitarios o decarcter poltico, incurrir en prisin de veinte (20) a veintiocho (28)aos y multa de dos mil (2,000) a cuatro mil (4,000) salarios mnimoslegales mensuales vigentes.

    Tipos de secuestroExisten cuatro tipos de secuestro1: econmico, poltico, simple y a la Fuerza Pbli-

    ca. Sin embargo tanto los doctrinantes como nuestro Cdigo Penal identifican dos clasesde secuestro: el extorsivo (econmico, poltico ycon fines publicitarios) y el simple.

    EconmicoEn el secuestro de tipo extorsivo econmico, elcautivo es canjeado comnmente por dinero,aunque puede ser por cualquier otro bien. Este esel tipo ms recurrente de secuestro en Colombia,perpetrado en su mayora por las organizacionessubversivas y por grupos de delincuenciacomn.

    El incremento de este tipo de secuestro se debeprincipalmente a las estrategias trazadas por lasorganizaciones armadas subversivas que consi-

    deran la necesidad de conseguir recursos utilizando este medio para aumentar su pie defuerza y consolidar el control de los territorios sobre los cuales operan y expandir suinfluencia armada a lo largo y ancho del pas.

    PolticoLa mayora de secuestros de tipo poltico efectuados por la guerrilla, terminan

    siendo de tipo econmico. Por lo general, los secuestros de tipo econmico, son presen-tados a la poblacin como polticos, cuando el fin que buscan es el de exigir el pagode un rescate por la liberacin del secuestrado.

    El secuestro de tipo extorsivo poltico sucede cuando la intencin se centra enun posicionamiento de este tipo, obtencin de prebendas jurdicas, y en general, cuan-do se pretende que el Estado ceda en su soberana y en la aplicacin total de la ley.

    Con el secuestro extorsivo poltico la guerrilla busca crear caos institucional,lograr prestigio nacional o internacional, obtener prebendas de tipo poltico en deter-minadas regiones y dar escarmiento a personas que, conforme a su poltica y criterio,han causado dao al pueblo en determinadas regiones.

    18

    SECUESTRO EN COLOMBIA DURANTELOS LTIMOS AOS

    Ao Nmero de denuncias1996 1,6571997 1,6751998 3,0141999 3,3342000 3,7062001 3,0412002 2,9862003* 676Total 20,089

    El secuestro es un acto vio-latorio de la capacidad de

    autodeterminarse en elespacio y se clasifica, en lo

    legal y en la prctica, por laintencin del autor.

    * Primeros cuatro meses.

    Fuente: Mesa de Trabajorealizada por Fondelibertad,Polica, Ejrcito, DAS y FundacinPas Libre.

  • 19

    2 Esta informacin esresultado de la experienciade la Fundacin Pas Libreen atencin a vctimas delsecuestro de 1991 a 2002.

    3 Informacin suministradapor los Grupos de AccinUnificada para la LibertadPersonal (GAULAS).

    Las autodefensas, por su parte, buscan obtener beneficios polticos,amedrentar a quienes consideran sus enemigos y conseguir de ellos preben-das. A su vez que estadsticamente son los que ms tendencia tienen en de-saparecer a sus secuestrados.

    SimpleEl secuestro simple segn el Art. 1. de la Ley 733 de 2002, se diferen-

    cia del secuestro extorsivo en que el autor no tiene pretensiones de devolvera quien tiene retenido, es decir, no le interesa obtener algo a cambio de la libertad delsecuestrado.

    Dentro del secuestro simple se encuentran como los ms recurrentes, la trata deblancas, las redes de prostitucin infantil que se nutren con nios o nias menores dequince aos y las adopciones ilegales cuando son nios sustrados de sus hogares yvendidos a nuevos padres.

    As mismo, es secuestro simple la violacin al derecho de la custodia en los casosen que uno de los padres al que le ha sido denegado el derecho de custodia, oculta elparadero de su hijo o en los casos de algn familiar que desaparece con el menor de edadsin autorizacin del padre que tiene la custodia.

    El secuestro con fin ertico sexual y el trfico de rganos, tambin son secues-tros de tipo simple. En general el objeto de este tipo de secuestro es proveer redes detrata de blancas, prostitucin infantil, trfico de rganos y adopciones ilegales entreotros. Se registraron 2,532 casos de este tipo de secuestro entre 1996 y 2002.

    La razn del incremento de esta clase de delito se debe al aumento en los con-flictos familiares y violaciones de custodia, que han sido determinantes para observarcifras cada vez ms altas.

    Fuerza PblicaPor ltimo, los secuestros a la Fuerza Pblica, que aunque en su mayora son de

    tipo poltico, se clasifican independientemente del secuestro de civiles para poder ana-lizar la magnitud del subtipo.

    Entre 1996 y el ao 2002 se han registrado 776 plagios de este tipo, la mayorade ellos cometidos durante enfrentamientos blicos de las Fuerzas Armadas con grupossubversivos y durante tomas a poblaciones.

    Modalidades de secuestroExisten dos modalidades de secuestro2, el selectivo y el casual3. El selectivo

    requiere de una organizacin compleja: involucra varios grupos en interaccin, divi-sin del trabajo, compartimentacin y flujos de informacin controlados. Es una ope-racin tcnica que requiere de experiencia y conocimiento del empleo de mtodos ymaterial tcnico. Por otro lado, requiere de una infraestructura, es decir un capital quesoporte los gastos, capacidad de endeudamiento (confianza criminal) y profesionalesdisponibles para el desarrollo de las operaciones.

    Esta forma de secuestro puede ser utilizada por guerrilla, narcotrfico, paramili-tares o por delincuentes comunes.

    La mayora de secuestrosde tipo polticoefectuados por laguerrilla, terminan siendode tipo econmico.

  • 20

    El secuestro casual es perpetrado sin la eleccin previa de la persona que serobjetivo del secuestro y el proceso del secuestro selectivo, se invierte. Primero sesecuestra a la vctima y posteriormente estudian su capacidad econmica a travs dediferentes mtodos. Este tipo de secuestro se realiza frecuentemente durante los retenesilegales en carreteras y se comete despus de una fase intelectiva. Posteriormente seprocede de acuerdo con la seleccin de las vctimas segn su perfil.

    Nios y nias en la mirade los secuestradores

    Cada da un nio o una nia es secuestrado en algn lugar de Colombia, pas delmundo donde ms se secuestra, con un ndice de cinco plagios diarios. A nivel nacio-nal son los nios y nias los ms afectados por este delito. Y lo vienen siendo desdeque se inici este siglo XXI.

    A finales de la dcada pasada el fenmeno de secuestro de personas cuya edadoscila entre los 0 y los 18 aos de edad, empez a agudizarse. Esta situacin ha veni-do agravndose y va desde el secuestro extorsivo (que bien puede ser econmico cuan-do por la libertad del menor piden dinero a cambio, o poltico cuando se trata de unhijo de funcionario pblico de gran imagen publicitaria) hasta el secuestro simple(trata de blancas, violacin de derecho de custodia, trfico de nios y nias para men-dicidad, sectas satnicas, adopciones ilegales, cuando son nios sustrados de sushogares y vendidos a nuevos padres), pasando por el reclutamiento de nios y niaspor parte de los actores armados.

    El primer secuestro en Colombia certificado tanto por medios de comunicacincomo por autoridades pertinentes, nos remonta al ao de 1933 y tuvo como vctima auna nia: sucedi el 31 de enero de ese ao en Aguacatal (Valle del Cauca). La vcti-ma: Elisa Eder, de tres aos de edad, hija del famoso industrial Harold Eder, propieta-rio del ingenio Azcar Manuelita. Por Elisa se pag un rescate de 50 mil pesos en eseentonces.

    Desde 1996 y hasta el primer cuatrimestre de 2003, 1,819 nios y nias, ademsde otros miembros de sus familias, compaeros y amigos de los secuestrados, tambininfantes, vivieron un drama que bien puede compararse con el infierno mismo.

    Ocho aos durante los cuales han sido secuestrados de diferentes maneras: baja-dos de sus rutas escolares, o caminando por una calle cualquiera, o rumbo al colegio,o de paseo por zonas verdes, o por falta de seguridad en las salas de parto de clnicasy hospitales, nios y nias de todas las edades, tanto de zonas urbanas como rurales,se han convertido en el blanco perfecto de delincuentes y guerrilleros.

    De hecho, del total de personas plagiadas en Colombia en los ltimos ocho aos,el 9% fue poblacin menor de edad.

  • 21

    El rango de edad de nios y nias msafectados est entre los 13 y los 17 aos; estapoblacin calificada como nios y nias adultosson plagiados en su mayora por el Ejrcito deLiberacin Nacional - Eln y las Fuerzas ArmadasRevolucionarias de Colombia-Farc-Ep.

    Los nios y nias resultan ser especialmen-te susceptibles a ser vctimas de secuestro de tiposimple, debido a que en esta categora los msrecurrentes son los casos de redes de prostitucininfantil que se nutren con nios o nias menoresde 15 aos.

    Es importante resaltar que en Colombia el61% de secuestros de nios y nias no presentapeticin alguna, y es conocido comnmente como secuestro simple. As mismo, msde la mitad (56%) de los autores de secuestro simple de nios y nias son los propiospadres de familia, otros familiares y delincuencia comn.

    Sin lugar a dudas en esta mirada retrospectiva, fue el ao 2002 el ms crtico,con 384 plagios. Super en nmero de denuncias al ao 2000, el de ms casos del lti-mo lustro del siglo pasado, con 335 secuestros.

    Respecto a la tendencia de situacin, en el bloque analizado, repuntaron en ordendescendente los tems rescatado, cautivo, liberado, liberado por presin, muerto en cau-tiverio y, finalmente, fugado.

    SECUESTRO DE NIOS Y NIAS: 1996-2003

    Ao Total secuestrados Nios y nias secuestrados

    1996 1,657 1331997 1,675 1661998 3,014 1801999 3,334 2332000 3,706 3352001 3,041 3022002 2,986 3842003* 676 86TOTAL 20,089 1,819

    SITUACIN DE NIOS Y NIAS SECUESTRADOS 1996 - 2002

    Situacin 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 Total

    Cautivo 5 40 23 34 96 62 137 397

    Fuga 1 3 0 2 3 3 7 19

    Liberado 26 30 57 65 77 52 45 352

    Liberado por presin 4 0 5 5 4 29 21 68

    Muerto en cautiverio 6 5 1 5 8 2 3 30

    Rescatado 91 88 94 122 147 154 171 867

    Total 133 166 180 233 335 302 384 1,733

    A pesar de los esfuerzos por parte de autoridades competentes, hay que destacarque el 25% de los nios y nias vive un largo cautiverio o muere durante el mismo.

    * Primeros cuatro meses.Fuente: Mesa de Trabajorealizada por Fondelibertad,Polica, Ejrcito, DAS y FundacinPas Libre.

    Fuente: Mesa de Trabajorealizada por Fondelibertad,Polica, Ejrcito, DAS y FundacinPas Libre.

  • 22

    Secuestro de nios y nias, por quin y para qu?Uno de los puntos de anlisis respecto al plagio de nios y nias en el pas es lo

    relacionado con el tipo de secuestro.

    La tendencia extorsiva econmica que prevaleca en el ao 1996, pas a confi-gurarse como secuestro simple, que actualmente es el ms frecuente.

    En 1996 no se contabilizaban nios y nias cuyo secuestro no fuera por mvileconmico. En 1997 se vislumbran los primeros casos de plagio a nios y nias, sinpeticin alguna. De 1998 a 2000 aument vertiginosamente el secuestro simple a niosy nias, en sus diferentes finalidades: trata de blancas, violacin del derecho de custo-dia, sectas satnicas, venta de nios en adopcin, mendicidad, entre otros. Ningunaautoridad pertinente posee esta clasificacin especfica.

    En 1999, en pleno proceso de paz del Gobierno del ex presidente Pastrana, fuecuando ms se dio el secuestro de nios y nias por tendencia poltica, con un total de12 casos. Se presume plagio del menor por posicin pblica de sus padres.

    A medida que pasa el tiempo, son ms los secuestros que al finalizar el respec-tivo ao, las autoridades no han definido an su naturaleza.

    El anlisis de los 7 aos no hace ms que confirmar que la situacin de los niosy nias vctimas de secuestro de por si crtica al iniciar 1996, se ha agudizado paulati-namente.

    Esta situacin solo puede ser superada con un trabajo conjunto entre el Gobier-no nacional, las autoridades, padres de familia, maestros y comunidad en general, aten-diendo al principio bsico de corresponsabilidad en la proteccin integral de los dere-chos de la niez que nos asiste a todos. Prevenir el secuestro de un nio o nia es apos-tarle a un presente y un futuro donde puedan vivir en libertad.

    TIPO DE SECUESTRO NIOS Y NIAS 1996 - 2002

    Tipo de secuestro 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

    Secuestro extorsivo econmico 131 106 130 144 140 56 87

    Por definir finalidad 2 16 16 21 72 89 112

    Secuestro simple - 44 32 56 118 155 179

    Secuestro extorsivo poltico - - 2 12 5 2 6

    Total 133 166 180 233 335 302 384

    Fuente: Mesa de Trabajorealizada por Fondelibertad,Polica, Ejrcito, DAS y FundacinPas Libre.

  • Secuestro de nios y nias en 2002En el ao 2002 un menor fue plagiado cada veinte horas. El

    ao que concluy arroj un total de 384 denuncias de secuestros anios y nias, distribuidas as geogrficamente:

    Los cinco (5) departamentos ms afectados fueron Antioquia,con un total de 41 denuncias, 39 en el Valle del Cauca, 34 en el Huila,27 en Magdalena y Meta, respectivamente, y 25 en Sucre. En lneasgenerales, el comportamiento ms agudo del delito, tal y como suce-de en la poblacin adulta, se presenta en estos departamentos.

    Lideraron la lista de meses con ms secuestros mayo, junio yjulio, con 47, 49 y 46 respectivamente.Puntearon tambin los meses de abril,agosto y diciembre.

    Secuestro de nios ynias en 2003

    Dos nios fueron secuestrados enColombia cada tres das, durante el pri-mer cuatrimestre de 2003. Fue este elrengln de la poblacin ms afectado porel delito de secuestro entre enero y abrilde este ao.

    Durante este perodo de tiempo seplagiaron en nuestro pas 86 nios, cifraequivalente al 12.7% del total de perso-nas secuestradas (676). La distribucinmes a mes fue la siguiente: 25 en enero,17 en febrero, 18 en marzo y 26 en abril.

    23

    SECUESTRO DE MENORESPOR DEPARTAMENTOS (2002)

    Departamento SecuestradosAntioquia 41Arauca 1Atlntico 3Bogot D.C. 17Bolvar 12Boyac 10Caldas 7Caquet 17Casanare 10Cauca 4Cesar 23Choc 5Crdoba 2Cundinamarca 19Guajira 5Guaviare 1Huila 34Magdalena 27Meta 27N. de Santander 5Nario 3Putumayo 4Quindo 8Risaralda 2Santander 22Sucre 25Tolima 11Valle del Cauca 39Vichada 0

    Total general 384

    Fuente: Mesa de Trabajo realizada porFondelibertad, Polica, Ejrcito, DAS yFundacin Pas Libre.

    SECUESTRO DEMENORES (2002)

    MES TOTALEnero 29Febrero 22Marzo 17Abril 38Mayo 47Junio 49Julio 46Agosto 33Septiembre 27Octubre 20Noviembre 25Diciembre 31TOTAL 384

  • 24

    4 Informe final del proyectodenominado Atencinintegral a las personasafectadas por el delito delsecuestro. Bogot, Usaid,2001.

    5 Colciencias y Pas Libre.Familia y secuestro. EfectosPsicolgicos y familiares.Proceso de readaptacin ysuperacin del eventotraumtico. Bogot, 2000.

    La investigacin realizada por la Fundacin Pas Libre en 2001 muestra el cre-ciente temor en los nios y nias escolarizados de Bogot de sufrir y experimentaralgn tipo de atentado a su integridad personal, y el secuestro es una de las posibilida-des que ms los preocupa. Esta experiencia realizada con 4,000 jvenes de todos losestratos, mostr que el 67% senta que era susceptible de vivir una situacin traumti-ca por motivos de violencia social y poltica4.

    La sensacin de amenaza a vivir situaciones que vulneran gravemente los dere-chos de los nios y nias, repercute en el modo de interiorizar y percibir el entornosocial inmediato y su interaccin con el mismo, ocasionando confusin, polarizacinen las actitudes, conductas agresivas, sentimientos de impotencia e insolidaridad, entreotras circunstancias. No es slo el hecho mismo, el secuestro, el asalto o el robo el queincide en el pensamiento y el comportamiento de quien lo vive directamente, sino enla percepcin de inseguridad con que otros nios y nias tienen que crecer y convivir,sintiendo que tambin les puede suceder a ellos; el miedo, la indefensin y la rabia, sonrespuestas emocionales frecuentes que manifiestan los nios y nias, una vez se abrenespacios de reflexin y expresin.

    Diferentes modos de aproximacin realizados por la Fundacin Pas Libre, comoel estudio realizado con Colciencias5, evidencian que el secuestro genera desconfianzaen el entorno, lleva a las personas a encerrarse en sus crculos familiares e incrementalos sentimientos de vulnerabilidad y falta de control sobre lo que sucede alrededor. Eneste sentido podra afirmarse que la presencia constante del secuestro en la vida social,va minando el vnculo social y por lo tanto destruyendo las redes de relacin necesa-rias para el mantenimiento y desarrollo de una comunidad.

    El secuestro de nios y nias:elementos para el abordaje desdeel mbito psicolgico

    SITUACIN NIOS Y NIAS SECUESTRADOS (2002)

    Situacin

    Cautivo 137

    Fuga 7

    Liberado 45

    Liberado por presin 21

    Muerto en cautiverio 3

    Rescatado 171

    Total 384

    GRUPO SECUESTRADOR (2002) TOTAL DENUNCIAS

    Delincuencia comn 208

    Sin establecer autor 71

    Eln 44

    Farc 44

    Auc 12

    Erg 2

    Erp 2

    Epl 2

    TOTAL 384

    Fuente: Mesa de Trabajo realizada por Fondelibertad, Polica,Ejrcito, DAS y Fundacin Pas Libre.

    Fuente: Mesa de Trabajo realizada por Fondelibertad, Polica,Ejrcito, DAS y Fundacin Pas Libre.

  • 25

    6 Gmez C. Estudio de laevolucin del secuestro enColombia. Fundacin PasLibre, Bogot, 2000.

    7 Fundacin Pas Libre yPolica Nacional.

    Y no es slo desde el punto vista de las percepciones y de las subjetividades quelos nios y nias se ven afectados; las cifras reflejan que son vctimas de mltipleshechos de violencia y en variados escenarios y contextos. En 1998 el Instituto deMedicina Legal report 62,147 casos de violencia intrafamiliar, 10,135 de abuso sexual.Unicef en su libro de cartas a los nuevos gobernantes dice que dos millones de niosson maltratados anualmente en Colombia y 870,000 en forma severa. Juan ManuelUrrutia, ex Director del Icbf en su discurso de posesin en 1998 dijo: En Colombia nohay 6,000 nios vinculados al conflicto armado. En Colombia hay 18 millones 700 milnias y nios que son vctimas de dos conflictos, el armado entre los adultos y el con-flicto que les hemos armado los adultos a ellos y ellas.

    Segn investigaciones de la Defensora del Pueblo con entrevistas a nios, niasy jvenes desvinculados del conflicto armado, el 18 % ha matado por lo menos unavez, el 60% ha visto matar, el 78% ha visto cadveres mutilados, el 25% ha vistosecuestrar, el 13% ha secuestrado, el 18% ha visto torturar, el 40% ha disparado con-tra alguien alguna vez, el 28% ha sido herido.

    Enfocando la atencin en el fenmeno del secuestro, se observa que el secuestrode nios y nias en Colombia aparece en las primeras dcadas del siglo 20. Ya para1923 se registraba el famoso Robo de nios en ciudades como Bogot y sus fines noeran determinados con precisin6. Lo que hoy se denomina secuestro simple fue una dela primeras formas de secuestro y los nios y nias sus principales vctimas. Con el pasodel tiempo aparecen diferentes subtipos, como el trfico de personas, la violacin alderecho de custodia y el reclutamiento de nios y nias en el conflicto armado; todolo cual evidencia la complejidad de la situacin de vulnerabilidad que viven los niosy nias y la multiplicidad de factores que inciden en la violacin sistemtica a sus dere-chos fundamentales.

    El secuestro extorsivo es una fuerte expresin del conflicto armado pero no es lanica. Es reflejo de conflictos sociales, ticos y econmicos que vive el pas. La baseprincipal de este crimen sin ser la nica, es un proceso de negociacin en el cual lossecuestradores se comprometen a respetar la vida de la persona secuestrada y a devol-verla sana y salva a cambio de prebendas de tipo econmico o poltico. Este hecho alinterior de quienes lo viven, significa manipular los afectos y las lealtades de las fami-lias y las instituciones.

    Desafortunadamente los nios y nias han ocupado desde los inicios de la dca-da de los noventa, un importante rengln en la estadstica de casos denunciados7: de81 secuestros de nios y nias en 1992, se tuvo un incremento de ms del 100% en1999. Y en el inicio del siglo XXI las cifras han superado los 330 casos por ao: en2001 secuestraron 302 nios y nias y en 2002, 384. Durante los primeros meses de2003 se secuestraron en Colombia 86 nios y nias, que oscilan entre los 0 y los 18aos, siguiendo la misma constante de aos anteriores.

    Pero el problema es ms complejo. Actualmente el secuestro simple tiene un fuer-te peso en las estadsticas oficiales del fenmeno. De los 40 nios y nias plagiados enlos dos primeros meses de 2003, ms de la mitad de ellos, concretamente 24, corres-ponden a modalidades como la violacin al derecho de custodia, la trata de blancas yel trfico con fines de explotacin.

    Teniendo en cuenta todo lo anterior y sobre todo la multiplicidad de formas enque los nios y nias se ven expuestos a vivir situaciones de violencia extrema, estetexto busca informar y ampliar el espectro de este fenmeno desde la perspectiva psi-colgica, con base en la experiencia que el departamento de Psicologa de la FundacinPas Libre ha desarrollado hasta el momento.

  • 26

    Aqu se detallan los principales efectos individuales y familiares, tanto en losadolescentes como en los infantes, e igualmente se establecen guas y recomendacio-nes para su tratamiento y manejo. A manera de prevencin este captulo muestra lasvivencias y los procesos que se viven durante y despus del cautiverio; es preventivoen tanto que visualizar una situacin como sta ayudar al lector a tomar actitudes yacciones para minimizar los efectos o disminuir la posibilidad de ocurrencia. Final-mente es una invitacin a compenetrarse con el sufrimiento que muchas familiascolombianas estn padeciendo y que nunca haban pensado que les poda suceder.

    1. Cuando el nio es secuestrado Secuestro y nios es un tema que aterroriza. Cuando secuestran a un nio, la

    familia vive una situacin que se asemeja a la muerte misma. Para los padres cuya fun-cin es la de cuidadores y protectores, el hecho de que uno de sus hijos sea llevado desu lado, amenaza su integridad fsica y mental. La vivencia que los padres tienendurante el secuestro de un hijo es similar a lo que sera el infierno. El dolor, la angus-tia y la desesperacin se intensifican con el paso de cada minuto; para el nio el cau-tiverio es igualmente complicado.

    Las mltiples circunstancias en las que puede ocurrir el secuestro de un menorde edad llenan de terror e impotencia a la familia, al crculo de allegados, al colegio ya la sociedad en general; cuando un nio es secuestrado, la indignidad, la rabia y laincertidumbre se acrecientan a niveles inimaginables debido a que se vulneran los vn-culos ms frgiles y ms sensibles de la sociedad. Es difcil guardar la cordura en estasangustiosas circunstancias.

    Los nios son secuestrados en diferentes lugares: saliendo del colegio, llegandoa la casa, en el bus, en el parque, su casa; muchas veces ingenuamente les creen a lossecuestradores cuando les dicen que vayan con ellos por que los van a llevar a su hogar,que la mam los necesita con urgencia.

    Las condiciones en las que son trasladados varan: en algunos casos los niosson cambiados de ciudad y para facilitar esta accin son dopados con medicacin fuer-te para que dormidos, no hagan ruido y no griten, evitando que otras personas se dencuenta del secuestro. En otros casos, es a los padres a quienes dopan para que no pue-dan actuar mientras su hijo es secuestrado. Sea como fuere el momento en que cogen

    a un nio o una nia, seponen a prueba las resis-tencias fsicas y psicol-gicas de l y su familia.

  • 27

    Cmo vive un nio su propio secuestro?La forma como los nios enfrenten una situacin de cautiverio depende de los

    recursos psicolgicos con los que cuenten, de la edad que tengan y del clima familiarprevio al secuestro. Difcilmente podramos dar un conocimiento completo de cmoenfrenta un nio o una nia un cautiverio, dado que establecer cmo fue esta experien-cia depende de la posibilidad de relatarlo que tenga el nio despus de su liberacin.

    Sin embargo, de acuerdo con la experiencia, se puede ver que los nios identifi-can las nuevas figuras de autoridad en el contexto de un cautiverio y aprenden a amol-darse a sus exigencias. Este ajuste es con frecuencia doloroso ya que abre un panora-ma de relacin con los adultos hasta ah desconocido y que no corresponde por lo gene-ral a aquello a lo que estn acostumbrados en casa. Los regaos, lo que est permitidoy lo que no, la forma como son tenidos en cuenta para un dilogo, responden ms a laconcepcin de la niez que tengan los captores y a los patrones de crianza por ellosconocidos.

    En algunos caso los secuestradores utilizan formas para engaar a los nios yconvencerlos, dicindoles mentiras, deteriorando la imagen que los hijos tienen de suspadres; les dicen que ellos estn metidos en malos negocios, que est ah, porque lospadres no los quieren, lo dejaron a su cuidado mientras se iban de vacaciones, quehasta que no regresen del viaje l no volver a casa o que hasta que no paguen lagran deuda que tienen con ellos no lo van a dejar ir.

    Tambin se ha tenido conocimiento de casos en los que los captores, apenas ado-lescentes, establecen una relacin de paridad con los nios y juegan con ellos. El juegose convierte entonces en una forma de manejar el tiempo que coincide con el modo defuncionamiento propio de la niez. Este tipo de espacios puede favorecer que el nioestablezca relaciones privilegiadas con algunos de sus secuestradores ms que con otros.

    Los captores son figuras que cumplen con la funcin de cuidar, alimentar, enocasiones de distraer y al mismo tiempo son quienes mantienen la situacin de cauti-verio, y por eso son actores de la privacin de la libertad de la cual se es vctima. Eneste sentido se dan sentimientos ambivalentes hacia ellos, de afecto y de rechazo, queen el caso de los nios puede estar representado por la amistad con unos y el rechazode otros.

    Este tipo de caractersticas hace que para el nio o la nia pueda ser difcil con-cebir que la persona con la que jug, que lo ayud, lo cuid y lo aliment pueda serun delincuente que la ley castiga con la crcel. En su mente esa persona es su amigo oes bueno y no merece una suerte de ese orden. Vale la pena en estos casos distinguirla maldad del delito, de tal suerte que el menor logre comprender que hay comporta-mientos castigados por la sociedad y por la ley, independientemente de los detallesamistosos de los cuales la persona pueda tambin ser capaz.

    Este tipo de explicaciones son necesarias, una vez se d la liberacin, para queel nio o la nia no alberguen culpas en torno a la suerte de sus secuestradores y logrecomprender de forma ms clara la experiencia por la que ha tenido que atravesar comoresultado del comportamiento desviado de la norma de un tercero.

    La variabilidad de las reacciones que presenten los nios y nias durante el cau-tiverio dependen de mltiples aspectos como:

    1. Las condiciones fsicas y emocionales del cautiverio. Es decir el trato que ledan los secuestradores y las circunstancias que rodearon el secuestro, las condicionesde salud y alimentacin, el tipo de desplazamientos, las exigencias fsicas, etc.

  • 28

    Los reportes de los casos atendidos a este respecto, son muy variados y no esposible establecer la forma en que los secuestradores tratan y mantienen en cautive-rio a los nios y nias. Lo que es claro, es que en condiciones fsicas donde el niopueda moverse, hacer ejercicio, desplazarse y tener contacto con humanos y animales,la vivencia del cautiverio se hace ms soportable y menos traumtica. Algunos adoles-centes que han sido secuestrado por los grupos alzados en armas, han reportado estaexperiencia como una aventura debido al contacto con las armas y con muchachosde la misma edad. Otros por el contrario y en las mismas circunstancias, a la intempe-rie y realizando caminatas, sienten que estn padeciendo un duro castigo.

    2. Los recursos previos de personalidad y destrezas. Es decir, la forma en queel nio se ha relacionado con el mundo, su desarrollo fsico, su inteligencia, etc. Aqujuega un papel importante el nivel de desarrollo y destrezas que han adquirido los niosy nias de acuerdo con su etapa evolutiva.

    Cada nio emplea sus destrezas sensoriales, cognoscitivas y emocionales paraubicarse y adaptarse a esta situacin. Se han conocido algunos casos, por ejemplo, endonde el nio ha reconocido lugares o barrios, personas, etc, a pesar de estar incomu-nicado y recluido en un cuarto o un hueco.

    Como todos los seres humanos, el instinto de supervivencia de los nios emergeen estas crticas circunstancias potenciando capacidades que en circunstancias norma-les son difciles de ponderar.

    3. La vinculacin afectiva y el ncleo familiar, o la forma de relacionarse conellos, si ha recibido afecto, si tiene o no un apego estable con sus padres, si expresa susemociones, etc. Este aspecto es crucial, ya que en gran medida, los traumatismos odaos posteriores dependern de la forma en que el nio experimente la ruptura y elaislamiento que ocasiona una situacin violenta como el secuestro.

    Los nios y nias de seis aos no entienden lo que significa un secuestro ni susrazones; pueden experimentar durante el cautiverio un profundo sentimiento de aban-dono y una intensa angustia frente al hecho de estar separados de sus padres. En algu-nos casos se culpan a s mismos de lo ocurrido o le adjudican explicaciones de tipomgico a esta situacin. La separacin abrupta de los padres, en el nio que ha sidovctima del secuestro, produce especialmente en los ms pequeos un grave trastornoafectivo, debido principalmente a que la estabilidad emocional en edades tempranasdepende del vnculo materno. Estudios realizados con nios que han vivido situacionesde guerra han mostrado que a los nios pequeos no les importa las bombas ni los tirosmientras se encuentren al lado de su madre.

    Los nios y nias mayores de seis aos son menos vulnerables al ambiente extra-familiar, ya no dependen tanto emocionalmente de su ncleo familiar, entienden msentre lo bueno y lo malo de algunas situaciones, aprenden a travs del colegio nuevascosas del mundo distinto a su familia. Algunos pueden entender lo que significa elsecuestro aunque no se expliquen las razones; tambin se observa un intenso senti-miento de abandono durante el cautiverio, los elementos cognoscitivos que estn des-arrollando en esta edad, les posibilita un mayor control de la situacin.

    4. Factores Protectores, o los diferentes recursos psicolgicos con los que cuen-ta el nio para amortiguar el impacto de una situacin traumtica; dentro de estos seencuentran: la capacidad para afrontar los problemas, los valores, la confianza hacia smismo y su familia, un apoyo social en la familia y fuera de ella, un entorno educati-vo emocionalmente positivo, etc.

  • 29

    8 Para mayor informacinvase cartillas informativasAspectos psicolgicos delsecuestro, Fundacin PasLibre, 2002.

    En la actualidad se habla de la resiliencia como la capacidad que tienen los sereshumanos para resistir y continuar con un sano crecimiento y construir una vida posi-tiva a pesar de haber vivido situaciones crticas que ponen en peligro la vida. Esteaspecto se encuentra presente en las situaciones de secuestro y son mltiples aspectosque ayudan al nio a continuar la vida de manera funcional. Su aporte para la com-prensin de la vivencia y la identificacin de los efectos ameritan mayor atencin yabordaje en los campos investigativos y de la prctica clnica.

    Cul es el impacto psicolgico para la familia?Ante el secuestro de un nio o una nia, padres, hermanos, abuelos, tos y dems

    familiares y allegados se ven afectados en diferentes niveles. Tradicionalmente los adul-tos han asumido el rol de cuidadores y en ese sentido una agresin de esta ndole losconfronta ante la impotencia de no haber podido cumplir cabalmente esta funcin.

    Con frecuencia vemos una exacerbacin de sentimientos de culpa: los padres oadultos responsables piensan una y mil veces cmo habran podido evitar lo sucedido,se reprochan no haber tomado mayores precauciones y temen pedir ayuda pensandoque compartir la situacin los hara responsables de poner en mayor riesgo al menor.

    El aislamiento de la familia supone igualmente una carencia de apoyos socialesnecesarios para tolerar y manejar una situacin extrema como lo es el secuestro. El ais-lamiento en ocasiones tambin se da al interior del grupo familiar. Algunos miembrosperciben que la expresin de sus rabias, de sus tristezas y preocupaciones podra afec-tar a los dems integrantes de la familia. Terminan soportando en silencio las fantasas,las angustias y los dolores que esta situacin genera, de tal suerte que a los niveles desufrimiento propios de la situacin se suma una sensacin de profunda soledad. Enpocas palabras, se desdibuja el hecho de que aquello que afecta no es la expresin emo-cional frente a la situacin sino la situacin misma.

    Teniendo en cuenta que un evento de esta ndole supone una expectativa cons-tante y niveles de incertidumbre y de impotencia bastante crticos, los adultos tiendena concentrar toda su energa y su atencin en el secuestro. En este sentido, las diferen-tes etapas que atraviesa una familia cuando hay un nio secuestrado son experimen-tadas bajo condiciones extremas de angustia. Estas etapas son: 1. Momento inicial: elcaos. 2. El hermetismo. 3. La dureza. 4. El pacto. 5. El desenlace8.

    Cules son las principales recomendaciones para la familia?A pesar de la descripcin realizada en las anteriores preguntas, no sobra resaltar

    algunos elementos crticos en el manejo y tratamiento del cautiverio; uno de estos esel hecho que los familiares adultos tienden a considerar que la vctima del secuestro esel nio y a desconocer su propia afectacin frente a lo ocurrido, es decir su calidad devctimas directas de la situacin. Este desconocimiento por momentos puede conducira los diferentes miembros a olvidarse de s mismos y de los cuidados que requieren parapoder sobrevivir a tan dura situacin. Con frecuencia consideran imposible destinar untiempo a distraerse como si esto significara voltear la espalda al problema cuando enrealidad son formas de recobrar energa.

    Dentro de las reacciones normales a eventos traumticos como el secuestro, seencuentran los trastornos de sueo y apetito, una disminucin de la atencin y de laconcentracin, fallas de memoria, presencia de sueos relacionados con la situacin yun alto grado de alerta entre otras. Si bien son reacciones normales, es indispensableque los diferentes miembros de la familia logren tiempos de reposo adecuados as como

    No se puedeolvidar que noslo elsecuestrado esla vctima.

  • 30

    una adecuada alimentacin. Ambos son factores determinantes para mantener la capa-cidad de enfrentar la situacin el tiempo que ella dure sin que se deteriore la salud men-tal y fsica.

    Cuando los trastornos de sueo y apetito se revelan severos y duraderos vale lapena consultar un mdico psiquiatra que pueda formular las ayudas farmacolgicasms adecuadas en estos casos.

    Ahora bien, el secuestro es una forma de agresin que pone a las familias en con-tacto con su propia vulnerabilidad. Este reconocimiento de los riesgos que estn pre-sentes en la realidad puede conducir a adoptar patrones de sobreproteccin con losdems hijos y los hijos a su vez con los padres.

    El secuestro se convierte en una posibilidad en sus vidas y encontrar el justomedio que permita un adecuado desarrollo social no siempre es fcil. Esta percepcinde la realidad sumada a la experiencia emocional generada por el secuestro provoca enocasiones reacciones marcadas por un deseo de control ya sea del mundo externo comodel interno llegando a extremos en los que se presentan sntomas de tipo obsesivo -compulsivo.

    En otras ocasiones la percepcinde falta de control puede sumir alos individuos en estados depresi-vos donde la falta de motivacin,la tristeza y la sensacin de unaausencia de sentido son las carac-tersticas principales. Tanto el pri-mer caso como en el segundo esimportante contar con una ayudapsicoteraputica adecuada.

    La fe religiosa constituye enmuchas familias un punto deapoyo fundamental. Encontramosque este tipo de recursos permite,ante la impotencia que se experi-menta, contar con un ser superior:se entrega en manos de Dios la

    solucin del problema. Adicionalmente los rituales religiosos tales como las misas ogrupos de oracin, permiten a las personas afectadas por la situacin sentirse rodeadaspor una comunidad que se une a ellas y las respalda.

    As mismo, al igual que referirse a un marco filosfico, referirse a un marco reli-gioso permite a las familias trascender la experiencia concreta, reconocer una dimen-sin espiritual y/o filosfica del evento que da lugar a aumentar las posibilidades deaceptacin de lo ocurrido y por ende de una adecuada asimilacin.

    Lo anterior es igualmente relevante despus de que ha finalizado el secuestro yaque es en ese momento en el que se lleva a cabo un proceso destinado a digerir men-talmente la experiencia por la cual se atraves durante un tiempo.

  • 31

    2. El impacto en los nios cuandoun familiar es secuestradoCuando se habla del impacto del secuestro en los nios y nias por lo general se

    centra el inters en los nios y nias que han sido secuestrados. Sin embargo, la expe-riencia y la investigacin nos muestran que los nios que sufren del secuestro de unade sus figuras de apego (padres, tos, hermanos o abuelos) se ven seriamente afectadospor esta situacin y constituyen una poblacin altamente vulnerable al traumatismo.En efecto, el 68.4% de los nios y nias afectados por el secuestro de una figura deapego presentan un Sndrome de Estrs Postraumtico moderado y el 21.1% unSndrome de Estrs Postraumtico severo9. Este trastorno psicolgico, resultante de laexposicin a un evento que ocurre de forma inesperada y violenta, amenazando la vidao la integridad, est caracterizado por sntomas evitativos, revivicencias y una muy altareactividad fsica y emocional ante estmulos que recuerden lo sucedido. Este tipo detrastorno es diagnosticable slo un mes despus de haber culminado el episodio gene-rador del estrs y puede instalarse en el largo plazo.

    Si bien el nmero de nios de dicha investigacin no constituye una muestrarepresentativa de la poblacin infantil, los resultados mencionados revelan problem-ticas que probablemente se presentan frecuentemente y estn siendo desconocidas ypor ende desatendidas. En efecto, si se tienen en cuenta los casos atendidos por laFundacin Pas Libre, se puede decir que el porcentaje de nios que acuden a consultaes sensiblemente menor que el de adultos.

    Siendo as, es importante que padres y profesores se informen sobre los posiblesefectos de un evento de esta ndole en el menor de edad, que logren desarrollar unaescucha y una observacin afinada de tal suerte que estn en capacidad de identificarel sufrimiento y las dificultades que l puede experimentar, que puedan implementarherramientas de manejo frente a estas problemticas y logren reconocer la utilidad dela ayuda psicoteraputica para la superacin del traumatismo o para la prevencin deuna perturbacin a ms largo plazo. Por estos motivos, a continuacin trataremos dife-rentes momentos del secuestro, sus repercusiones en los nios y las posibilidades conlas que cuentan los adultos del entorno para lograr un manejo que redunde en amor-tiguar el impacto psicolgico de la situacin.

    Es conveniente darles la noticia del secuestro?Dado que la noticia de un secuestro llega a un grupo familiar como un evento

    inesperado, violento y frente al cual por lo general se desconocen las alternativas demanejo, la reaccin de los adultos es con frecuencia intentar preservar al menor delimpacto y del sufrimiento que ellos mismos estn experimentando. Algunos deciden nodecir nada, otros recurren al engao y explican la ausencia de quien est cautivo comoel producto de un viaje. Sin embargo los nios, as tengan meses, perciben que hay unasituacin alterada. Se hace evidente para ellos que se les est engaando o que se lesest ocultando algo, y las fantasas que generan con el fin de lograr una mediana com-prensin son con frecuencia mucho ms nocivas. Imaginan por ejemplo que han hechoalgo malo y por ese motivo fueron abandonados, hecho que tiene diferentes repercu-siones. En efecto, este tipo de fantasas, que para el nio o la nia son una realidad,pueden generar culpas, afectar su autoestima y determinar modos de relacin marca-dos por un temor al vnculo afectivo. A esto se suman los sentimientos ambivalentesque, si bien podan estar presentes antes del secuestro dadas las caractersticas de algu-nos momentos del desarrollo, ante la desaparicin del ser querido son percibidos como

    9 Navia C. y Ossa H. Efectospsicolgicos y familiares delsecuestro, Fundacin PasLibre y Colciencias, 2000.

  • 32

    altamente destructivos. Finalmente, el engao afecta la confianza que se puede teneren los adultos responsables. Siendo que para el nio o la nia, stos son los pilares desu seguridad, al percibirlos como poco confiables los sentimientos de seguridad se alte-ran provocando en el nio altos niveles de angustia.

    Teniendo en cuenta lo anterior, es preferible decir al nio la verdad de forma sen-cilla y tener la disponibilidad de elucidar las inquietudes que en l se generen. Presentarla situacin como una situacin que afecta a todos es tambin abrir la posibilidad deque el nio logre comprender los cambios emocionales en las personas de su entornoy pueda compartirlos con la garanta de tener un lugar bien establecido al interior delgrupo familiar. Por otra parte, que logre reconocer la responsabilidad de un tercerofrente a un acontecimiento delictivo, penalizado por la ley, favorece la adecuada inte-riorizacin de los lmites sociales existentes y en este sentido promueve un desarrollomoral adecuado.

    Hay adultos que temen presentar al nio un panorama social dividido entre bue-nos y malos, temiendo que en un futuro se convierta en un ser intolerante y/o violen-to. En este sentido, se puede llegar a establecer que si bien los secuestradores son per-sonas que pueden tener cosas buenas, la accin del secuestro es un acto condenable quela sociedad castiga porque constituye un modo de agresin de una persona sobre otraen la que no se ven respetados derechos fundamentales como ser libre de estar dondeuno quiera y con quien quiera, cuando quiera.

    Hay adultos que an hoy en da piensan que los nios no tienen la posibilidadde entender y esto los lleva a limitar su comunicacin con ellos. Lo cierto es que losnios entienden a pesar de no tener en su mente el panorama complejo de un adulto ysu forma de entender el mundo est en gran parte mediada por los adultos responsa-bles. Siendo as, se hace necesario que las personas a cargo del nio mantengan lacomunicacin con l, le hablen, le expliquen, indaguen sobre la forma como se siente,le ayuden tambin a entender qu es lo que est sintiendo. En algunas ocasiones eljuego conjunto constituye un buen apoyo para dicha comunicacin y permite al nioexpresar cosas que de otra forma no dira. Mediante este tipo de interaccin, el adultoempieza a brindar herramientas al nio o nia, que le son necesarias para un sano de-sarrollo. An con los nios de meses este factor es importante, a travs de las palabraslos adultos comunican el afecto, las actitudes, el reconocimiento del nio como un servalioso y brindan elementos de interpretacin que permiten desde los inicios empezara construir un sentido de individualidad.

    Cules son los principales elementosque se deben tener en cuenta con los nios?1. El tiempo del cautiverio

    Al existir una situacin de secuestro, por lo general los adultos de una familiacentran su atencin en el manejo de la situacin. Hay quienes deben asumir los rolesde la persona ausente, las dinmicas familiares se alteran y a esto se suman, con fre-cuencia, las tensiones propias de la negociacin de un rescate. La gravedad de la situa-cin hace que se conciba como un problema de los adultos. Frente a este panorama, losnios resienten la disminucin de la atencin que a ellos se les brinda, la alteracin delas dinmicas los afecta directamente ya sea porque nadie les cuenta un cuento antesde dormir o porque las salidas a divertirse se hacen cada vez ms escasas.

    Siendo as, a los sentimientos de tristeza ligados con la ausencia de quien estsecuestrado se suman los sentimientos de abandono por parte de los adultos presentes.

  • 33

    En ese sentido es recomendable que los adultos del entorno puedan consagrar unabuena calidad de tiempo a los nios, mantengan espacios que les permiten compartiren familia y ventilar las inquietudes que genere el da a da. No siempre es posible evi-tar cambios en el modo de funcionamiento de la familia, sin embargo, para el nio ola nia se hace necesario tener la seguridad de que a pesar de los cambios que se pro-duzcan, l es tenido en cuenta, hay tiempos consagrados a l y a su bienestar. Necesi-ta saber de forma concreta que l puede contar con el apoyo de los adultos.

    2. Las emociones

    Algunos nios manifiestan sentimientos de odio hacia los responsables delsecuestro. En sus juegos y dibujos tienden a representar las fantasas violentas queconstituyen una forma de manejo de la agresividad y de la rabia, y buscan a travs deldesarrollo del juego encontrar una solucin que les parezca satisfactoria. Este tipo deactividades ocurre con frecuencia de forma espontnea en los juegos con otros nios oen las actividades del colegio, hay nios que las realizan en sus hogares y las muestrana las personas de su entorno.

    Frente a estas expresiones los adultos manifiestan con frecuencia su preocupa-cin e insisten en la necesidad del perdn. Sin embargo, hay que tener en cuenta queel perdn es un proceso que requiere haber asimilado las emociones que genera unaagresin. En este sentido es preferible permitir la expresin de las emociones, legitimarsu surgimiento y establecer un marco de comprensin de las mismas como reactivas ala situacin. Reconocer la propia agresividad es el primer paso para saberla manejar.Quienes no tienen conciencia de ella, tienen un mayor riesgo de ver sus comportamien-tos determinados por la misma agresividad.

    Ahora bien, en los casos en que los nios son percibidos como extremadamenteagitados y agresivos (ya sea contra el entorno o contra s mismos), es posible encauzaresa agresividad proponiendo representarla mediante juegos o dibujos, discutir un cuen-to en el que se presenten situaciones en las que est presente alguna forma de agresiny discutir la forma como sta es manejada en la historia. Propiciar este tipo de espa-cios en compaa de un adulto, puede favorecer que el nio logre comprender lo quelo habita, poner palabras en emociones hasta ah no nombradas y que reconozca loslmites que el adulto, en tanto que garante de un sentido de realidad, plantea como con-venientes.

    Sin embargo, para que este tipo de actividades surta el efecto de desahogo y pro-cesamiento de la agresividad, se requiere que los adultos estn en disposicin de reci-bir, escuchar, atender y comprender la expresin del nio o la nia, hecho que no siem-pre es fcil dado que los adultos a su vez se ven tambin afectados por la situacin.Algunas personas se sienten desconcertadas por las inquietudes de sus hijos, por la vio-lencia que manifiestan y se sienten desbordados en su capacidad de contenerlas. En estecaso, vale la pena solicitar una ayuda profesional psicoteraputica que facilite la expre-sin y representacin de las emociones presentes en el nio o la nia. Este tipo de aten-cin puede estar acompaada por una atencin a nivel familiar que permita ver y pro-cesar los referentes familiares de las dificultades presentes en los nios.

    Cuando un nio tiene un nivel de sufrimiento o de malestar, la expresin de esteestado no pasa por las palabras sino a travs de los comportamientos. Hay quienes sien-ten que los nios se muestran ms desobedientes que de costumbre, sus pataletas y tra-vesuras parecen triplicarse y frente a este comportamiento alterado, los adultos, ya depor s tensos por la situacin, perciben en el comportamiento del nio o la nia algoque se sale de control y pueden reaccionar de forma ms severa que de costumbre. Sibien es necesario que los nios respeten los lmites establecidos, tambin es importan-

  • 34

    te que ante estas manifestaciones los adultos sepan escuchar la expresin del malestarque embarga al nio y prestarle la contencin que requiere.

    De igual forma se pueden presentar otras expresiones de su malestar tales comola presencia de comportamientos propios a una edad anterior, denominados en psico-loga como comportamientos regresivos. Ejemplos de esto, son comportamientos talescomo volver a orinarse en la cama o volver a chupar el dedo, siendo que estos com-portamientos ya haban sido abandonados. Este tipo de manifestaciones pueden corres-ponder al deseo inconsciente del menor de recibir los cuidados que le prodigaban sien-do ms pequeo, como una forma de reencontrar el contacto corporal con sus figurascuidadoras y mediante acciones tales como chuparse el dedo, apaciguar la angustiagenerada por la separacin. En otros casos se presenta una mayor solicitud de los adul-tos y es frecuente que en la noche los nios pidan dormir cerca de sus padres, buscan-do probablemente una mayor tranquilidad durante el sueo.

    Manejar el tiempo que dure la espera por la liberacin es un reto tanto para losadultos como para los nios y nias. A los nios se les puede destinar tiempos en losque se cuenten cuentos que representan de forma simblica la situacin por la queestn atravesando. Generar la idea de una conexin mediante el pensamiento y el cari-o que puede existir an en la distancia, sirve de soporte para pensar en la ausenciadel ser querido de forma menos definitiva, sirve igualmente para mantener la esperan-za y as sobrellevar la espera. Segn la edad del nio, hay quienes hacen trabajosmanuales o escriben diarios pensando en entregarlos a la persona secuestrada cuandoest de vuelta, estas actividades se constituyen en una forma de conectarse con elladurante el tiempo de su ausencia.

    3. El rendimiento escolar

    En algunos casos el rendimiento escolar se ve afectado. As como pasa con losadultos, los nios tambin resienten los efectos de este tipo de eventos estresantes talescomo la alteracin de los niveles de concentracin, de memoria y de atencin. En otros,el rendimiento escolar parece mejorarse excepcionalmente. En cualquiera de los doscasos es importante estar atentos a los niveles de sufrimiento que este tipo de variacio-nes puede estar revelando y por parte de los adultos vale la pena explicar al nio o lania a qu corresponden las fallas que se puedan estar presentando y garantizarle queel cario que se le brinda no depende de sus resultados escolares.

    Es importante que exista tanto por parte de los padres como de los profesoresuna informacin completa acerca de los efectos antes mencionados de tal suerte que nose pongan en duda las capacidades del nio o la nia y las fallas en su desempeo pue-dan ser vistas en contexto de tal suerte que esto no altere su autoestima.

    4. El apoyo social

    Finalmente un punto importante para las personas afectadas por el secuestro esel apoyo social. Desafortunadamente el secuestro afecta el vnculo de confianza con elotro y genera el riesgo de aislamiento. Nios de ocho aos o ms con frecuencia resien-ten su situacin como una situacin vergonzosa dado el secreto que en torno a ella semaneja en la familia. Otros temen ser el objeto de sentimientos de lstima y en este sen-tido verse debilitados en medio del grupo de amigos. Incluso entre los ms pequeos seda la tendencia a ocultar la situacin ante sus compaeros de jardn a los cuales lescuentan las fantasas del da a da compartido con la persona ausente.

    En pocas palabras se podra decir que los nios se ven igualmente afectados porel aislamiento a su nivel. Siendo as, vale la pena que las instituciones escolares creenespacios grupales de dilogo en los cuales se puedan analizar las manifestaciones de la

  • 35

    violencia en el pas, se promuevan mecanismos de solidaridad con las personas afecta-das y se trabajen las formas como los nios y nias pueden cultivar los ideales de unaconvivencia pacfica. En este sentido promover la reflexin sobre estos temas y la capa-citacin de los profesionales presentes en el medio educativo resulta de vital importan-cia. Este tipo de actividades, al interior del mbito acadmico no slo redunda en for-talecer la funcin de apoyo hacia los nios y nias afectados por el secuestro o porotras manifestaciones de la violencia, sino que abre las puertas a una verdadera laboreducativa en la que se pueden establecer las bases para la sociedad que queremos teneren el maana.

    3. La superacin del secuestro

    Qu sucede con el nio despus de la liberacin del familiar?

    Dado que el secuestro genera una toma de conciencia de la vulnerabilidad de losmiembros del grupo familiar, el temor que tienen los adultos al vislumbrar la posibili-dad de que vuelva a ocurrir tambin la tienen los nios. Siendo as hay nios y niasque adoptan la posicin de cuidar y vigilar a los dems miembros de la familia. Buscancerciorarse de que estn donde tienen que estar o que llegan cuando tienen que llegar.

    Es importante que en el proceso de readaptacin que lleva a cabo la familia, elnio o la nia logren confiar en la responsabilidad que asumen los adultos en relacina su propia seguridad y se ubiquen en el contexto de ser ellos quienes estn bajo la res-ponsabilidad de los mayores y no al contrario. Sin embargo, esto no quiere decir quelos adultos oculten las preocupaciones que los embargan pues de ser as se corre el ries-go de implantar un funcionamiento marcado por una comunicacin donde imperan losdobles mensajes como: Tienes que estar tranquilo, pero no puedes ir al parque porqueme da susto o Nada va a volver a pasar, pero no contestes el telfono porque puedenser otra vez los secuestradores. Este tipo de comunicacin se revierte en un manteni-miento de la zozobra del nio y no facilita la recuperacin de sus sentimientos de segu-ridad.

    Por otra parte, vale la pena que mientras el sistema familiar logra restablecer unequilibrio, se eviten separaciones que puedan reactivar en los nios y nias la expe-riencia traumtica. Por ejemplo, es preferible pasar vacaciones juntos que enviar a losnios y nias a pasar las vacaciones separados de los padres (cuando uno de los padresfue el secuestrado).

    Las separaciones de los padres movilizan con frecuencia una fuerte angustia, yse presenta la tendencia a verificar que los padres estn donde dicen estar, incluso enalgunas ocasiones pueden expresar fantasas relativas a un temor de abandono. Si bienalgunos padres encuentran difcil el manejo de las constantes llamadas al trabajo, valela pena que aseguren la disponibilidad hacia el nio o la nia ya que ellos necesitansentirse protegidos y seguros, y buscan confirmar la calidad del vnculo con ellos y conlas dems figuras significativas.

    Hay nios que presentan una serie de sntomas tales como trastornos de sueocargados de pesadillas, pnicos nocturnos, despertares ansiosos o comportamientosrepetitivos a los cuales se asocian fantasas de destruccin; otros presentan trastornosde la alimentacin, aislamiento en relacin a sus compaeros y una fuerte desmotiva-

  • 36

    cin. Ante la presencia de estos sntomas o de otros, se hace indispensable buscar unaayuda psicoteraputica y eventualmente psiquitrica. Dejar este tipo de problemticasdesatendidas puede marcar el desarrollo e interferir en el bienestar a futuro, mientrasque gracias a la plasticidad que caracteriza la infancia, una atencin oportuna permiteuna recuperacin favorable.

    Superar un secuestro es un proceso en el que hay que hacer frente a diversasemociones, a los cambios que ocurrieron durante todo el tiempo de cautiverio y a lasconsecuencias (materiales o inmateriales) que trajo esta situacin para la familia. Serequiere entonces de una readaptacin y de una asimilacin de lo ocurrido. Hay quie-nes quisieran simplemente olvidar y en ocasiones intentan por todos los medios evitarpensar, recordar o sentir algo en relacin a lo que vivieron. La evitacin es, sin embar-go, una forma de postergar el proceso necesario para superar lo ocurrido y constituyeun factor de riesgo para que se instalen dificultades a largo plazo.

    Para superar realmente un secuestro la familia necesita lograr contarse la histo-ria de lo que ha vivido en un relato coherente en el que se puedan ver los hilos queconectan el antes y el despus. Llegar a este punto requiere haber logrado identificar ydesahogar las emociones que estn ligadas a la experiencia, haber construido un sen-tido posible de lo que se ha vivido, haber reconocido aquello que se puede extraer detan dura vivencia como elementos que resultan enriquecedores y que fortalecen. Todoesto no ocurre de un da para otro, y como bien se ha dicho es un proceso que toma sutiempo. En la medida en que se logre asimilar esta experiencia, podemos decir que todoslos miembros de una familia salen beneficiados, y en particular los nios.

    Cmo es el proceso de superacincuando el nio ha sido el secuestrado?

    Durante el primer tiempo despus de la liberacin las reacciones de los nios va-ran. Pueden presentarse ms agitados, menos obedientes o por el contrario, ms inhibi-dos que de costumbre, menos comunicativos, menos sociables. Teniendo en cuenta quelos nios no cuentan con la facilidad que tienen los adultos para expresar verbalmentesu malestar, estas formas de comportamiento constituyen su modo de expresin.

    En los das posteriores a la liberacin pueden tener pesadillas, temores, miedos asalir de la casa, alteraciones en el sueo y en la comida, sus estados de nimo puedenvariar sbitamente; de pronto no tengan deseos de hablar de lo sucedido, o hablar rei-teradamente sobre la situacin. Pueden mostrar conductas agresivas, actuando comosus captores, pueden mostrar un excesivo retraimiento, apata y desinters.

    En los adolescentes se pueden observar alteraciones del comportamiento y semantienen a travs largos perodos de tiempo ( por ejemplo de extrovertidos a intro-vertidos, de sociables a apticos, etc.). En esta edad suelen presentar confusiones yambivalencias que les genera su relacin con los secuestradores, dependiendo del tratoque estos les hayan dado; algunos tienden a identificarse con sus captores, a compar-tir sus ideas y otros, a tener profundos sentimientos de venganza. Tienden a no hablarcon sus padres o personas del ncleo familiar de la experiencia vivida. Experimentanintensamente el sentimiento de no ser comprendidos, de no encontrar un sitio en elmundo, lo que en muchas ocasiones acarrea conflictos con relacin al futuro y lasperspectivas de vida.

    Se ha podido establecer que durante el primer mes despus de ocurrido el eventose presentan reacciones propias, normales a la situacin de estrs que se ha vivido. Esta

  • 37

    reaccin se conoce con el nombre de reaccin de estrs agudo y est caracte-rizada por un estado de alerta extremo, el temor a que vuelva a ocurrir la situa-cin, un alto nivel de reaccin ante estmulos que recuerden lo sucedido, im-genes que llegan y sueos o pesadillas que reproducen la experiencia.

    Adicionalmente es usual encontrar fallas en la memoria, la concentra-cin y la atencin. Vale la pena poder informar a las personas afectadas, y eneste caso al nio, sobre estas reacciones esperables y abrir el espacio para quese sienta tranquilo de hablar de ellas.

    Por lo general, los sntomas antes mencionados tienden a disminuir progresiva-mente. Sin embargo, si su intensidad y su frecuencia se mantienen o si su aparicin estarda (por ejemplo seis meses despus de ocurrido el evento) es necesario pedir unaayuda profesional.

    Reconocer las consecuencias que el secuestro tuvo para la familia y el individuo,es parte esencial del reencuentro. Existen en efecto consecuencias a nivel del patrimo-nio, de las relaciones, del modo de funcionamiento familiar, de los roles que se adop-taron en ausencia de quien estuvo secuestrado, entre otras. Algunas de esas consecuen-cias se traducen en un cambio en las creencias, por ejemplo aquellas que algunas fami-lias posean en relacin a su propia invulnerabilidad o tambin en relacin al pas, asus problemticas, a las polticas de gobierno, etc.

    Procesar estos cambios en algunos casos requiere de la elaboracin de duelos queno son fciles. Hay quienes sienten que pierden un proyecto a futuro dado que la expe-riencia que han vivido pone en entredicho la posibilidad de continuar en el sentido quehaban determinado. Si por ejemplo tenan una finca de la que derivaban su sustentoy en la que haban soado implementar otras formas de produccin, y el secuestro tuvolugar en la finca, para muchos este episodio constituye la imposibilidad de retornar ycontinuar los esfuerzos emprendidos desde antes.

    Otros se encuentran con relaciones familiares y sociales cambiadas. En algunoscasos se presentan cambios positivos tales como lazos familiares que se han fortaleci-do y una comunicacin ms abierta y eficaz entre los diferentes miembros. En otrasocasiones, por el contrario, se est confrontado a la prdida de algunas relaciones dadoslos conflictos que pudieron surgir durante el secuestro.

    Hemos visto en los casos atendidos que despus de este perodo inicial en el quese habla de lo vivido, llega un segundo tiempo en que las personas silencian su relato,algunas porque temen ser reiterativas y cansar a su entorno, otras porque prefieren evi-tar la curiosidad por parte de quienes los rodean, otras porque recordar lo sucedido sevuelve intolerable y realizan toda clase de esfuerzos por olvidar, por no pensar y porno recordar.

    Algunas familias tienden a silenciar el tema en aras de seguir adelante y no per-petuar los malos recuerdos ni el sufrimiento que pueda estar asociado. Progresivamenteel secuestro se puede convertir en un tema tab del que nadie se atreve a hablar y laexpresin emocional que pueda estar asociada, o bien se ve reprimida o bien se reali-za de forma solitaria generando un alto grado de aislamiento social.

    Dada la intensidad emocional que acompaa la experiencia de un secuestro, laenerga que requiere su manejo y por ende el desgaste que genera, es posible que losadultos y dems miembros de la familia no se sientan en la capacidad de escuchar ocompartir lo que ella pudo generar en otros y en particular en los nios. Vale la penaen estos casos que se busque una ayuda profesional psicoteraputica que permita elacompaamiento en el reencuentro y facilite el proceso de asimilacin de lo ocurrido.

    Reconocer las consecuencias que elsecuestro tuvo para lafamilia y el individuo, es parte esencial del reencuentro.

  • 38

  • 39

    Cules son las condiciones o aspectos que facilitan unaadecuada superacin de este evento?

    1. La expresin de la vivencia

    Los nios presentan diversas formas de expresin distintas a la verbali-zacin directa de la experiencia. Entre ellas se encuentran el juego y los dibu-jos. Los adultos del entorno pueden propiciar este tipo de espacios si tienen ladisposicin de recibir y dar una comprensin a la expresin del nio o nia; enotros casos espontneamente muestran su produccin a los adultos del entor-no siendo necesario acordarles una atencin suficiente y una escucha atenta.

    En otras ocasiones, este tipo de actividades constituyen para el psicoterapeutaapoyos para la intervencin en el proceso que se lleve a cabo con el nio.

    Si se piensa en los dibujos, es til que el nio se sienta libre de dibujar lo quedesee y no se vea paralizado por la evocacin del evento traumtico impuesta por unadulto. Se le puede solicitar que acompae su produccin de una historia, la cual confrecuencia resulta relacionada con lo que ha vivido y es en s misma una primera formade abordar la experiencia y su reconstruccin.

    Es corriente constatar que este tipo de mediacin ofrece en un primer tiempo laposibilidad de acceder al contenido disfrazado (ya que no siempre es evidente) de lasrepresentaciones, temores o fantasas que el nio tiene en relacin a lo que ha vividoy a lo que al interior de esto es lo que genera en l una mayor ansiedad.

    Hay nios y nias que buscan negar lo ocurrido mediante la fantasa, intentancambiar el fin de la historia introduciendo personajes o circunstancias que habran evi-tado la situacin y concluyen con lo que para ellos puede ser un final ms aceptable.Otros evitan hacer referencia en el relato a los componentes relacionados con la expe-riencia y hay quienes no logran generar una fantasa, dada la imposibilidad de tomarcierta distancia de lo ocurrido, hecho que los lleva a representarla directamente en eldibujo.

    La presencia del adulto puede facilitar la elaboracin del relato por parte del niocon intervenciones tales como y qu pasaba despus. Y la escucha atenta permitehacer sealamientos que alivian al menor en su experiencia emocional.

    Algunos ejemplos extrados de textos del autor antes mencionado son: a ti tehabra gustado que las cosas sucedieran as o en la medida en que uno se repite unay otra vez lo que ha pasado se acostumbra a la idea de lo que ha pasado. En ocasio-nes este tipo de sealamientos genera una expresin emocional intensa y liberadora. Esentonces que el nio requiere sentir el apoyo por parte del adulto y la seguridad de noverse desbordado por lo que est sintiendo. Este apoyo puede pasar por el contacto fsi-co, por el abrazo y la posibilidad de compartir con el nio o la nia el dolor que expe-rimenta. Podramos decir que este es un primer paso en el camino de la superacin delo ocurrido.

    A partir de este momento, al haber un reconocimiento inicial de las emocionesque lo habitan, el nio o la nia requieren emprender una labor de reconstruc