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ECOLOGÍA Y DESARROLLO ESPECIAL Ciencia y desarrollo PREPARADOS PARA SOBREVIVIR JESÚS PASTOR Investigador científico. Centro de Ciencias Medioambientales. CSIC 1 desarrollo de la ciencia y de la técnica de una socie- dad es parte de su avance cultural, y en una socie- dad moderna es parte cen- tral de dicho desarrollo. Por tanto, el progreso científico y técnico no puede darse con independencia del desarrollo cultural, lo que a su vez no puede producirse sin un desarrollo económico y político pa- ralelo. Es un hecho que, aunque puede ha- ber investigaciones originales y valiosas en condiciones políticas y económicas duras, no puede existir un desarrollo científico y técnico integral y sosteni- do, a menos que exista libertad políti- ca, tolerancia intelectual y cierta hol- gura económica. En suma, el desarrollo científico-técnico y económico requie- re el avance de la sociedad en todos sus aspectos. Una relación discutida En el pensamiento reciente referido a la ciencia y a la tecnología para el desarro- llo son frecuentes todavía dos enfoques diferentes y que a menudo se excluyen entre sí. De acuerdo con una perspecti- va, el problema consiste fundamental- mente en flujos tecnológicos, autono- mía tecnológica, capacidad de innova- ción, etc. Se hace así un énfasis en la dimensión tecnológica, mientras que la variable científica propiamente dicha se encuentra minimizada. Otro punto de vista sostiene que la investigación científica es un ingre- diente imprescindible del desarrollo social y económico, y que, por tanto, debe estimularse con fondos generosos, especialmente para las ciencias. Aun- que en este enfoque la ciencia goza de un mayor interés, su papel en el proce- so de desarrollo generalmente no se analiza más allá de las declaraciones respecto a sus supuestos valores inhe- rentes. Planteadas así las dos perspectivas, aparecen fundamentalmente como in- completas, y el -impasse» sobre la ma- nera de articular ciencia, tecnología y desarrollo no hace más que reflejar las discrepancias e insuficiencias de am- bas, poniendo en evidencia una falta de consenso sobre lo que implica la inte- racción entre ciencia y desarrollo. Indudablemente, en los últimos tiempos han comenzado a apreciarse señales de madurez en el sistema, que tratan de superar las limitaciones rese- ñadas anteriormente. Se está cobrando conciencia de la necesidad de combi- nar los esfuerzos y de hacer que el co- nocimiento, las demandas sociales y las prácticas tecnológicas se constituyan en un entramado de múltiples canales de comunicación. Se ha de tender a que la comunidad científica sea una comu- nidad híbrida, que responda a exigen- cias de una muy variada gama y que constituya un marco en el cual los cien- tíficos, técnicos, administradores, re- ís!.0 783 - Marzo 1991 crítica - 27

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ECOLOGÍA Y DESARROLLO ESPECIAL

Ciencia y desarrollo

PREPARADOSPARA

SOBREVIVIRJESÚS PASTOR

Investigador científico.Centro de Ciencias Medioambientales. CSIC

1 desarrollo de la ciencia yde la técnica de una socie-dad es parte de su avancecultural, y en una socie-dad moderna es parte cen-tral de dicho desarrollo.Por tanto, el progreso

científico y técnico no puede darse conindependencia del desarrollo cultural,lo que a su vez no puede producirse sinun desarrollo económico y político pa-ralelo.

Es un hecho que, aunque puede ha-ber investigaciones originales y valiosasen condiciones políticas y económicasduras, no puede existir un desarrollocientífico y técnico integral y sosteni-do, a menos que exista libertad políti-ca, tolerancia intelectual y cierta hol-gura económica. En suma, el desarrollocientífico-técnico y económico requie-re el avance de la sociedad en todos susaspectos.

Una relación discutidaEn el pensamiento reciente referido a laciencia y a la tecnología para el desarro-llo son frecuentes todavía dos enfoquesdiferentes y que a menudo se excluyenentre sí. De acuerdo con una perspecti-va, el problema consiste fundamental-mente en flujos tecnológicos, autono-mía tecnológica, capacidad de innova-ción, etc. Se hace así un énfasis en ladimensión tecnológica, mientras que lavariable científica propiamente dichase encuentra minimizada.

Otro punto de vista sostiene que lainvestigación científica es un ingre-diente imprescindible del desarrollosocial y económico, y que, por tanto,debe estimularse con fondos generosos,especialmente para las ciencias. Aun-que en este enfoque la ciencia goza deun mayor interés, su papel en el proce-so de desarrollo generalmente no seanaliza más allá de las declaracionesrespecto a sus supuestos valores inhe-rentes.

Planteadas así las dos perspectivas,aparecen fundamentalmente como in-completas, y el -impasse» sobre la ma-nera de articular ciencia, tecnología ydesarrollo no hace más que reflejar lasdiscrepancias e insuficiencias de am-bas, poniendo en evidencia una falta deconsenso sobre lo que implica la inte-racción entre ciencia y desarrollo.

Indudablemente, en los úl t imostiempos han comenzado a apreciarseseñales de madurez en el sistema, quetratan de superar las limitaciones rese-ñadas anteriormente. Se está cobrandoconciencia de la necesidad de combi-nar los esfuerzos y de hacer que el co-nocimiento, las demandas sociales y lasprácticas tecnológicas se constituyanen un entramado de múltiples canalesde comunicación. Se ha de tender a quela comunidad científica sea una comu-nidad híbrida, que responda a exigen-cias de una muy variada gama y queconstituya un marco en el cual los cien-tíficos, técnicos, administradores, re-

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ESPECIAL ECOLOGÍA Y DESARROLLO

El desarrollode la ciencia

y de latécnica de

unasociedad esparte de su

avancecultural, y en

unasociedad

moderna esparte central

de dichodesarrollo.

presentantes de la industria y otros gru-pos de interés se intercomuniquen paradeterminar las definiciones de los pro-blemas, estrategias y soluciones de in-vestigación.

Atención al científico

El problema es que los científicos y téc-nicos quedan generalmente al margende los planes de desarrollo. Esta actitudtiene como resultado el que dichos pla-nes no consideran como debieran lacomponente científica. Sucede ademásque muy pocas veces los científicos tie-nen ideas claras acerca del estilo de de-sarrollo que conviene a nuestra socie-dad.

Una pregunta que se debería hacer elcientífico como tal es qué puede hacer

para contribuir a que surja un estilo al-ternativo de desarrollo. Para respondera esta pregunta es necesario recordarque el sistema define para cada especia-lidad los problemas que se deben deinvestigar y los criterios según los cua-les evaluar la calidad de cada investiga-ción. Ahora bien, estas definiciones noson abstractas ni permanentes, ni estáncontenidas en un texto de consulta fá-cil, que contenga respuestas unívocas alas preguntas que se formulen. Por elcontrario, son modificadas y reelabora-das constantemente por grupos concre-tos de científicos según avanza la disci-plina y aparecen nuevos resultados enel frente de investigación. Estos gruposconcretos (comités editoriales, comitésorganizadores de congresos o comitésevaluadores de los proyectos de investi-

gación) son centros de poder dentro dela institución científica, y definen quéconjunto de cuestiones van a ser objetopreferente de los esfuerzos de los cien-tíficos y cuáles no.

El científico que desea contribuir aun cambio en el estilo de desarrollodebe concentrar su atención en la ope-ración rutinaria de su especialidad paradiscernir las pautas de conducta de loscentros de poder que la controlan. Porotra pane, pensamos que cada vez sehace más importante el que el científi-co participe en la política científica, enpartidos políticos. Esta actividad no se-rá estéril por cuanto se supone que losintelectuales son con frecuencia losque pueden tener ideas nuevas para en-carar problemas derivados de los mode-los de desarrollo más en boga.

Cuando el medio es unacarga

Mario Bunge señala que el desarrolloauténtico es endógeno y que para sereficaz debe ser programado científica-mente. Pero al analizar los cinco mode-los de desarrollo existentes: a) El bio-lógico, que apunta a lograr una mejorade la salud, b) El económico e indus-trial, c) El cultural, que supone queel enriquecimiento y difusión de lasculturas generará el desarrollo en gene-ral, d) El político, que identifica eldesarrollo con los derechos humanos ycívicos, e) Finalmente un modeloglobal, que tiene una concepción inte-gral del desarrollo y para la cual lasáreas mencionadas son interdependien-tes, concluye que el único modelo váli-do es este último. Estando de acuerdocon su idea, echamos en falta el compo-nente medioambiental.

Hace diez años, cuando Bunge des-cribió este modelo, aún no estaba clarala respuesta que el futuro tenía que re-solver en lo referente a las dos tenden-cias posibles: la del consumo de la cali-dad del medio ambiente por la agricul-tura y la industria o bien la conserva-ción de dicha calidad mediante progra-mas de calidad ambiental. Pero en laactualidad vivimos en una época enque el impacto del hombre sobre la na-turaleza ha alcanzado una intensidadsin precedentes y en la que existe unaansiedad creciente sobre si la capaci-dad física y biológica de la tierra puedecontinuar soportando tan creciente car-ga.

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El medio ambiente ha pasado en po-co tiempo de ser un componente casisiempre decorativo en el diseño de ac-ciones políticas a un componente im-prescindible de racionalidad, que co-necta con aspiraciones humanas muyprofundas, como son la Naturaleza y lacalidad de vida.

De la moda al compromiso

Desgraciadamente, en la realidad en laque nos encontramos hoy sumergidos,el concepto del medio ambiente hastahace poco humilde nos viene califica-do con resonancias apocalípticas, y esfoco de intereses electoralistas en exce-so. Así observamos que al pie del mástildonde ondea la bandera verde se produ-cen pisotones y codazos por parte de lamayoría de los partidos políticos, quecon mayor o menor pudor tratan deconvertirse en sus nuevos abanderados.Podemos constatar, por tanto, que enun rápido proceso de química políticala totalidad del espectro partidista sufreun drástico viraje de sus colores de par-tida en un verde más o menos furibun-do, dependiendo del contenido granade sus colores iniciales.

Con todo, a la trascendencia del pro-blema ambiental, que el hombre de lacalle siente de buena fe, se unen opor-tunismos y deseos de sacar tajada, juntoa la cara de despiste que la industriatrata de poner cada día con más dificul-tad; no obstante, ante el hecho de tenerque rascarse el bolsillo para encarar loselevados costes que el desaforo desa-rrollismo produjo. Sin embargo, tam-bién la industria trata de «verdear»; todose vuelve clorofílico y primaveral, y ve-mos que los antes potentes y felinos ve-hículos toman en los medios de comu-nicación formas y colores foliares, es-perando que de un momento a otro elclásico runruneo se convierta en cuasi-gorgeo de ruiseñores.

Tratemos de ser serios. Sepamos queciencia-desarrollo y medio ambienteson inseparables de la supervivenciaglobal. Propongámonos nuevas metasante el futuro inmediato, como las en-caminadas a «educar» a la comunidadcientífica internacional, tanto por loque se refiere a los problemas particu-lares a los que se enfrentan los diferen-tes países, como el no perder de vistaque hoy éstos son interdependientesdebido a que sólo tenemos una tierrapara vivir.

Tres formas de desarrollo enla historia humana. En la

primera prima, sobre todo, lafuerza física. En la segunda,

lo fundamental es la riqueza;la tercera es la era del

conocimiento, la técnica y laciencia. Hasta ahora, el

problema siempre ha sidoque los científicos y técnicos

quedan generalmente almargen de los planes de

desarrollo. Esta actitud tienecomo resultado el que dichos

planes no consideran comodebieran la componente

científica. Sucede, además,que muy pocas veces los

científicos tienen ideas clarasacerca del estilo de

desarrollo que conviene anuestra sociedad.

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