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Trabajo solemne“Clasificación de la Deficiencia Mental”
Integrantes : Lizbeth Herrera C.Verónica Ojeda S.Jessenia Pacheco H.Charel Rosas
Nivel : 400 Vespertino.
Carrera : Psicopedagogía.
Asignatura : Psicopatologías del alumno.
Profesor : Marco Concha Navalón.
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05 de octubre de 2012.
Índice.
Introducción ……………………………………………………………pág. 3
Perspectiva histórica de la deficiencia mental …………………….pág. 4
¿Qué es deficiencia mental? ………………………………………….pág. 5
Criterios para definir deficiencia mental ……………………………. pág.5
Proceso para determinar la deficiencia mental …………………….pág. 10
Características del deficiente mental ………………………………..pág. 12
Causas de la deficiencia mental ……………………………………..pág. 13
Grados de deficiencia mental ………………………………………..pág. 16
Clasificación de deficiencia mental …………………………………. pág.18
Intervención educativa ………………………………………………..pág.20
Importancia de la educación en los deficientes mentales ………..pág. 23
Diagnóstico de la deficiencia mental …………………………………pág. 27
Intervención psicopedagógica………………………………………. pág. 29
Conclusión …………………………………………………………….. pág. 31
Bibliografía …………………………………………………………….. pág. 32
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Introducción.
La deficiencia mental ha estado presente a lo largo de toda la historia
humana, ya que antiguamente se solía interpretar la defiencia mental como seres
desnaturalizados, implicando el no tener gran información sobre este tema.
También es conocido que la comprensión de la deficiencia mental ha ido
cambiando con el paso del tiempo, ya que actualmente se tiene una definición de
ella mucho más precisa, la que se refiere a la dificultad que tiene un sujeto para
desenvolverse e integrarse a la vida cotidiana, el sujeto presenta problemas de
inteligencia, ya que para el aprendizaje de conceptos, la inteligencia juega un
papel fundamental. Para ello definiremos un concepto de inteligencia que es
expuesto en este informe para tener una visión más precisa de lo que nos
estamos refiriendo.
En el desarrollo evolutivo del niño o niña con deficiencia mental suele
presentar una serie de disfunciones que repercuten en la adquisición y desarrollo
de su lenguaje y esto corresponde al contenido, la adquisición del vocabulario
nuevo y en la comprensión de conceptos abstractos, así como dificultades en el
procesamiento semántico de frases tanto en la codificación como decodificación
En el presente informe daremos a conocer una mirada más amplia y precisa
de acuerdo a los antecedentes hallados referentes a la clasificación de deficiencia
mental, también conocida como retardo mental, retraso mental, o como suelen
llamarla en la actualidad los especialistas, déficit intelectual.
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Perspectiva histórica de la deficiencia mental.
La deficiencia mental ha estado presente a lo largo de toda la humanidad.
Ya en la literatura griega aparecen referencias sobre personas que se
asemejan a los retrasados mentales. También las momias egipcias presentan
signos de haber sufrido enfermedades relacionadas con la deficiencia mental.
En Europa medieval los retrasados mentales eran considerados como caprichos
de la naturaleza y en algunos casos aceptados como bufones, o se les
consideraba seres malignos relacionados con el diablo. Sin embargo, la
comprensión de la naturaleza de la deficiencia mental y su diagnóstico se han
desarrollado muy lentamente.
Los deficientes mentales son tan distintos entre sí como lo somos las
personas no deficientes entre nosotros. La deficiencia mental no es una
condición que separe a los sujetos del resto de las personas, pues más que un
estado cualitativamente distinto de la normalidad se aloja en un continuo junto a
ella. Además, no es una única condición sino que se refiere a una amplia
categoría de personas que tienen en común su pobre ejecución en los tests de
inteligencia y en los aprendizajes escolares y en la vida, y que muestran
incompetencia para manejar sus propios asuntos con independencia.
A partir del siglo XIX, cuando se diferenció claramente de la demencia y
de otras patologías, aunque de algún modo hasta 1959 siguen vigentes las tesis
biologicistas del retraso mental, considerando este como una alteración
constitucional del sistema nervioso central. A partir de 1959, las propuestas
de la Asociación Americana sobre personas con Deficiencia Mental (AAMD) - que
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a mediados de los años ochenta pasó a denominarse Asociación Americana
sobre personas con Retraso Mental (AAMR) - marcarán la pauta de la
concepción vigente más aceptada en medios científicos y profesionales.
¿Qué es Deficiencia mental?
Para comprender la Deficiencia Mental (DM) hay que analizar el
concepto de inteligencia. Se debe tener mucho cuidado con este
concepto: tenemos diferente capacidad de respuesta y de adaptación /
relación con el medio.
Inteligencia:
Algunos autores definen la inteligencia como la habilidad para
aprender, la capacidad para pensar en forma abstracta. La habilidad
para adaptarse a
situaciones nuevas o también como un conjunto de procesos cognitivos
como memoria, clasificación, atención, percepción, aprendizaje y
solución de problemas; capacidad lingüística o de comunicación,
conocimiento social.
Howard Gardner, define la inteligencia como la capacidad de resolver
problemas o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas.
Gardner añade que al igual que hay muchos tipos de problemas que resolver,
también hay muchos tipos de inteligencia.
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Criterios para definir Deficiencia Mental
Existen tres criterios para definir la deficiencia mental:
1. Criterio psicométrico o Psicológico: Binet y Simon fueron los
impulsores de este criterio con la difusión de sus escalas de
inteligencia.
Según el criterio psicométrico, el deficiente mental es el que presenta
un déficit o disminución en sus capacidades intelectuales (medidas
por medio de test y escalas de inteligencia).
El concepto de deficiencia mental dado por la psicometría es
descriptivo y cuantitativo y tiene una connotación pesimista, pues
considera que el CI de un sujeto es estable en el tiempo e inmutable
por la acción del medio ambiente, así, el tratamiento educativo no
tiene apenas influencia en la capacidad intelectual de un sujeto.
El coeficiente intelectual, es un número que resulta de la realización
de un test estandarizado para medir las habilidades cognitivas de
una persona, en relación con su grupo de edad. Se expresa de forma
normalizada para que el CI medio en un grupo de edad sea 100, es
decir, una persona con un CI de 110 está por encima de la media
entre las personas de su edad. Dicho coeficiente es el resultado de
dividir la edad mental por la edad cronológica y multiplicar por 100.
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2. Criterio social o sociólogo: El deficiente mental es el que presenta
dificultades para adaptarse al medio en el que vive y es incapaz de
llevar una vida independiente y autónoma. Este criterio es utilizado
por Doll, Kanner, Trelgold, etc.
3. Criterio médico o biológico: La deficiencia mental se adquiere
desde el nacimiento o antes, hasta los 18 años y tiene un
fundamento biológico, anatómico o fisiológico.
El modelo médico contribuye al conocimiento de la deficiencia mental
en cuanto a clasificación y caracterización de los síndromes en
función de su etiología orgánica, los tratamientos médicos posibles y
la prevención de los mismos.
Además se pueden encontrar otro tipo de criterios, tales como:
Criterio conductual:
Este modelo se fundamenta en la teoría conductista, cuya metodología
empírica y positivista llega a oponerse de forma drástica a los planteamientos
teóricos alternativos, por considerarlos especulativos o al menos inconsistentes,
ya que se mostraban extremadamente frágiles a nivel explicativo. En lo referente a
la intervención, también censura la ausencia o escasez de técnicas para modificar
las conductas retardadas.
Los defensores de este modelo, entienden que un niño retrasado es un
sujeto con un repertorio de conductas limitado, en comparación con los niños de
su misma edad. Al mismo tiempo, señalan que la mejora del rendimiento de un
sujeto se obtiene con la intervención en el entorno; esto es, cambiando los
estímulos pertinentes.
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Algunas de las variables que consideran indeseables del entorno son:
a) A nivel biomédico: Las anomalías del sustrato genético. Las
prenatales y las perinatales, y los efectos que causen el equipo de respuestas del
niño.
b) Patologías biomédicas: En conjunción con prácticas agresivas en la
atención infantil, consideran al niño como un enfermo crónico, de manera que trata
al niño retrasado con sobreprotección incapacitante.
c) Condiciones socioculturales adversas: Condición económica
marginal, limitaciones del entorno físico, ausencia de apoyo de los padres:
indiferencia, negatividad, agresividad, etc.
El control de las variables anteriores y la sustitución de las mismas en el
entorno del sujeto es la base de la intervención configurada para cada individuo.
Criterio cognitivista:
Para este modelo el retraso metal se interpreta desde la vertiente del
procesamiento de la información. El déficit cognitivo hay que entenderlo como un
déficit en alguna de las distintas etapas en las que se desarrolla el procesamiento
de la información: percepción, discriminación, elaboración, formación de
conceptos, reglas, memoria, etc.
La Asociación Americana para la Deficiencia Mental (AADM) y la
Organización Mundial de la salud (OMS) recogen en sus definiciones los tres
criterios expuestos.
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La AADM define deficiencia mental, como:
- La deficiencia mental se refiere a un funcionamiento intelectual
general significativamente inferior a la media, originado durante el
periodo de desarrollo y asociado a un déficit en la conducta
adaptativa.
- La limitación intelectual coexiste con limitaciones en dos
o más de las siguientes áreas de habilidades de
adaptación:
Comunicación
Cuidado personal
Vida en el hogar
Habilidades sociales
Uso de los recursos de la comunidad
Autonomía personal (autodirección)
Salud y seguridad
Habilidades académicas funcionales
Tiempo libre (ocio)
Trabajo
La OMS lo define como:
- “Los deficientes mentales son individuos con una
capacidad intelectual sensiblemente inferior a la media
que se manifiesta en el curso del desarrollo y se asocia a
una clara alteración en los comportamientos
adaptativos”.
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Además de estos tres criterios han surgido otras más recientes. Este es el
caso del Criterio pedagógico.
- Según este criterio, el deficiente mental es el alumno que
presenta dificultades para seguir el proceso de aprendizaje y
requiere de una enseñanza de Necesidades Educativas
Especiales, es decir, requiere adaptación curricular, que le
permitan seguir el proceso de enseñanza.
- La escuela es un lugar de gran importancia a la hora de detectar
determinadas deficiencias que antes no se hayan percibido, es el
caso de los deficientes límites y ligeros.
La deficiencia mental, se refiere a un déficit en la capacidad intelectual que
se advierte desde la infancia y que genera dificultades en el comportamiento que
se considera como normal.
Es posible que la deficiencia mental esté relacionada con una dificultad
específica del aprendizaje, en la cual únicamente un aspecto del desarrollo mental
se presente retraso.
En la actualidad, sin embargo, los especialistas prefieren utilizar el término
de discapacidad intelectual, y centrarse en cómo las personas que sufren de este
trastorno cognitivo pueden mejorar su calidad de vida, integrarse a la sociedad y
adquirir una mayor autonomía en su accionar.
Proceso que se realiza para determinar
la deficiencia mental.
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Para dar comienzo el proceso para determinar una deficiencia es esencial
una evaluación sobre el deficiente porque proporcionará información relacionada
con la extensión del problema, facilitará conocimientos específicos del problema y
sus posibles efectos emocionales y también la valoración determina las razones
de la deficiencia y la desadaptación emocional.
Por ello una evaluación debe de contener los diferentes aspectos de la vida
de un niño para poder determinar las razones de la dificultad, la naturaleza del
problema y de cómo se puede hacer frente o mejorar su condición. Por otro lado
también indicará el nivel de funcionamiento del deficiente. Al mismo tiempo, la
valoración proporcionara un pronóstico para poder obtener una adecuada
adaptación, según sus capacidades. Las áreas a evaluar son la de la condición
física, las características de la personalidad y la psicológica.
También se deberá realizar una historia personal porque es necesario
realizar un resumen del desarrollo físico del niño, incluyendo algunos reactivos
como la naturaleza del proceso del nacimiento, las etapas del desarrollo a nivel
locomotor, lenguaje y dentición, así como las enfermedades, operaciones e
informes de análisis. Es fundamental la realización de una descripción del medio
social donde vive el niño; como puede ser una descripción de la personalidad de
los padres, los problemas a los que se enfrentan, etc. Todo ello irá acompañado
de una historia de adaptación que proporcionara una imagen de la adaptación del
niño a las situaciones que se tendrá que enfrentar el niño. Al mismo tiempo la
evaluación irá acompañada de un exámen médico para certificar las condiciones
físicas del paciente.
También se deberá hacer una evaluación para averiguar el comportamiento
del individuo con los adultos y tests psicológicos para averiguar las capacidades
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intelectuales, las características de la personalidad y las habilidades, dificultades
académicas y las aptitudes.
Aunque las pruebas psicotécnicas no son concluyentes pero son de gran
ayuda para establecer un diagnóstico objetivo y proporciona la evaluación correcta
sobre el grado de deficiencia y también ayuda para evaluar las habilidades y las
deficiencias.
Características del deficiente mental.
En el deficiente mental inciden una serie de elementos adversos que
le dificultan estructurar su experiencia. La información perceptivo–motora se
presupone que es idéntica a la que accede el resto de los sujetos de su misma
edad, el problema radica en las posibilidades de estructuración adecuada de la
misma. Esta cuestión se acentúa en la esfera educativa, con el problema añadido
de las dificultades de comunicación.
En el terreno del conocimiento, el ámbito es doble: el de la esfera de
experiencias del sujeto deficiente, cuyo mundo de objetos y representaciones es
sui géneris, muy distinto del mundo de representaciones de los sujetos normales.
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Otra dificultad deriva de su autoconcepción como sujeto, de las dificultades
de integrar su personalidad. En algunos casos la sobreprotección y la actitud de
los adultos, anula las experiencias que le supondrían un cierto conocimiento y
dominio del medio y de su propio cuerpo. La actitud ante el deficiente mental debe
ser siempre la de aceptarle tal y como es.
El déficit en el conocimiento y dominio del lenguaje, y, por tanto, de la
comunicación, reduce las posibilidades de desarrollo de las habilidades y
estrategias individuales.
La nota característica de la personalidad de los sujetos con retraso,
cuando se comparan con sujetos normales, se suele centrar en aspectos
concretos como el autoconcepto o la actitud personal del individuo hacia sí mismo
y, es sabido, que, cuando baja la estimación de sí mismo, conlleva un mayor
índice de fracaso y estas manifestaciones muestran una correlación con el nivel de
inteligencia.
El nivel de ansiedad también se manifiesta elevado,
comparativamente, pero sobre todo en individuos institucionalizados. El
autocontrol o capacidad de regulación de la propia conducta implica tres
capacidades: ajustes de claves, autoesfuerzo y observación. Estas capacidades
están ausentes en deficientes moderados, severos y profundos.
Estos sujetos tienden más a evitar el fracaso que a buscar resultados
exitosos. Buscan en los demás los puntos de referencia y, por tanto, las claves de
su comportamiento; siendo su locus de control interno, frágil o inexistente. Sólo en
aquellos casos en los que sus tareas son compensatorias y les brindan
autoconfianza, en los casos moderados, su locus interno permite el asumir los
éxitos y los fracasos con cierta consistencia.
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Causas de la deficiencia mental.
No se conocen la causa de la DM en la mitad de los casos. En un cincuenta
por ciento de las ocasiones se puede aproximar al tipo de etiología, por datos o
rasgos que se hacen sospechar una índole causal, pero de una manera insegura.
En el otro cincuenta por ciento se tiene la certeza en las causas. Son muchas
causas. Tantas que es fácil perderse entre una gran variedad de condiciones
etiológicas (Groodman, J., 1990).
- Causas predisponentes
Edad parental: Mujeres mayores de 35 años, riesgos de engendrar
niños deficientes.
Factor genético: Alteraciones genéticas y de cromosomas.
Las causas genéticas podrían ser:
Mutaciones génicas (herencia mendeliana simple)
o Autosómicas dominantes
o Autosómicas recesivas
o Ligadas al cromosoma X dominantes
o Ligadas al cromosomas X recesivas
o Ligadas al cromosomas Y
Sistemas poligénicos
Anomalías cromosomitas
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o Autosómicas
o Cromosomas sexuales
o Herencia mitocondrial
Factores socioeconómicos y culturales desfavorables: Baja
estimulación sensorial, cognitiva y afectiva.
Factores nutricionales: La carencia nutricional produce una
degeneración en el desarrollo cerebral y en desarrollo mental.
Sexo: Hay más incidencia de deficiencia mental en el sexo
masculino que en el femenino.
Causas determinantes
Deficiencia mental debido a infección o agentes tóxicos.
Deficiencia mental debido a traumatismos.
Deficiencia mental debido a tumores, a influencias prenatales, a
causas desconocidas con signos neurológicos.
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Clasificación y descripción (DSM IV).
- Describe las necesidades y limitaciones de la persona en aspectos
Psicológicos.
- Describe el estado general físico de la persona y su discapacidad.
- Describe el entorno habitual y el entorno óptimo que podría facilitar su
crecimiento y desarrollo.
Grados de deficiencia mental.
La deficiencia mental puede medirse en grados a través de pruebas de
inteligencia que miden el cociente intelectual. En 1911 Binet y Simon establecieron
escalas graduadas con criterios psicométricos, es decir, se utiliza un conjunto de
pruebas estandarizadas que miden el rendimiento intelectual tomando como
referencia los promedios de la población infantil considerada como normal. La
unidad de medida utilizada es el CI o cociente intelectual que es “la relación entre
la edad mental del examinado y su edad cronológica”. Se considera deficiente
mental a aquellas personas cuyo promedio es inferior a dos desviaciones tipo a la
medida establecida para la población de la que forma parte. Si tenemos 100 como
normal y 15 como desviación estándar, entonces se clasifican como deficientes a
aquellas personas cuyo CI queda por debajo de 70.
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Grados:
Grado de
deficienciaCI
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), podemos
clasificar a los deficientes mentales:
Profundos 0 – 25
La dependencia del sujeto es prácticamente total. A nivel
motor presenta serias dificultades de autocontrol y a nivel
comunicativo, el intercambio es extremadamente pobre.
Severos 25 – 50
Autonomía personal muy pobre. Presentan un deterioro
psicomotor más o menos apreciable. El nivel comunicativo
es mediocre.
Medios 50- 70 El sujeto es socialmente dependiente, con dificultades de
dominio y de expresión del lenguaje oral. Mantiene
conductas estereotipadas. Como su desarrollo motor es más
o menos suficiente, puede realizar algunos trabajos
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sencillos.
Ligeros 70 – 80
Presenta una alta incidencia de casos, en gran parte
vinculados a grupos sociales marginales. Estos sujetos
pueden desarrollar habilidades sociales y de comunicación
estandarizadas. El grado mínimo de privación motora les
posibilita acceder al mundo laboral.
Limites
(fronterizos)80 - 90
Esta denominación tiene una existencia breve, ya que podría
confundirse, por ejemplo, con problemas de aprendizaje, etc.
Según los test
CLASIFICACIÓN DE TESTS DE INTELIGENCIA
GRADOS WECHSLER STANFORD-BINET
Leve 55-69 52-67
Moderado 40-54 36-51
Severo 25-39 20-35
Profundo 24 ó menos 19 ó menos
Los test de inteligencia solo miden un aspecto de las personas, ya que los
sujetos situados en una categoría determinada, no necesariamente comparten las
mismas habilidades de aprendizaje.
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Clasificación de deficiencia mental.
Deficiencia mental límite o bordeline
Su Coeficiente Intelectual está entre 80-90. Existen bastantes diferencias
entre los diferentes autores sobre si deberían o no formar parte de ella.
En la realidad cuesta catalogarlos como deficientes mentales ya que son
personas con muchas posibilidades, que manifiestan un retraso en el
aprendizaje o alguna dificultad concreta de aprendizaje.
Deficiencia mental ligera.
Su C.I. está entre 70-80. Pueden desarrollar habilidades sociales y de
Comunicación. Tienen capacidad para adaptarse e integrarse en el mundo
laboral. Presentan un retraso mínimo en las áreas perceptivas y motoras.
Deficiencia mental moderada o media.
Su C.I. se sitúa entre 50-70. Pueden adquirir hábitos de autonomía
personal y social. Pueden aprender a comunicarse mediante el lenguaje
oral pero presentan con bastante frecuencia dificultades en la expresión oral
y en la comprensión de los convencionalismos sociales.
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Aceptable desarrollo motor. Pueden adquirir las habilidades pretecnológicas
básicas para desempeñar algún trabajo. Difícilmente llegan a dominar las
técnicas instrumentales básicas.
Deficiencia mental severa.
Su C.I. se sitúa entre 25-50. Generalmente necesitan protección o ayuda ya
que su nivel de autonomía tanto social como personal es muy pobre.
Suelen presentar un importante deterioro psicomotor. Pueden aprender
algún sistema de comunicación, pero su lenguaje oral será muy pobre.
Puede adiestrársele en habilidades de autocuidado básico y
pretecnológicas muy simple.
Deficiencia mental profunda.
Su Coeficiente Intelectual es inferior a 0 -25. Presentan un grave deterioro
en los aspectos sensoriomotrices y de comunicación con el medio. Son
dependientes de los demás en casi todas sus funciones y actividades, ya
que las deficiencias físicas e intelectuales son extremas.
Excepcionalmente tienen autonomía para desplazarse y responden a
entrenamientos simples de autoayuda.
Intervención educativa.
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Deficiencia límites o borderline.
La OMS, en 1968, se pronunció; categóricamente contra la
caracterización de las personas de este nivel como deficientes mentales.
La multitud de casos considerados de inteligencia límite es analizable en
términos de alteraciones o dificultades concretas: niños lentos en el
aprendizaje, cuya lentitud afecta para el proceso de adquisición, mas no al
nivel que son capaces de alcanzar; Existen retrasos escolares , niños
con repetidos fracasos escolares; sujetos con dificultades o trastornos en la
adquisición de competencias específicas, como las de cálculo o las de
lectoescritura; niños hiperactivos o hipoactivos, con déficits atencionales
que dañan seriamente sus procesos cognitivos y de aprendizaje.
El mayor peligro para estas personas, cuando todavía se hallan en período
evolutivo, está en que sus concretas dificultades lleguen a solidificarse en
retrasos y déficits funcionalmente tan invalidantes como la deficiencia
mental.
Deficientes mentales ligeros
Aunque limitados en su capacidad intelectual, y con graves dificultades para
seguir un currículum escolar normal, incluso en niveles básicos, son
capaces de llegar a escribir, de aprender las cuatro operaciones
elementales de cálculo y de alcanzar un respetable conjunto de
aprendizajes y conocimientos escolares.
Su rendimiento en el trabajo, sus relaciones sociales y su comportamiento
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sexual pueden también ser en todo o casi todo, semejantes a los de
personas más inteligentes. A menudo, la deficiencia mental ligera, permiten
un pronóstico esperanzador con los tratamientos psicopedagógicos
pertinentes.
Deficientes mentales medios o moderados
Es la deficiencia mental típica, la que mejor refleja las descripciones
convencionales de lo que la deficiencia mental es.
Los límites reales, tanto por arriba como por abajo, son difíciles de definir y
nada rígidos. Su limitación le traerá problemas serios para la inserción en
un trabajo y, en general, para la inserción social.
Deficientes mentales severos
Es difícil de rehabilitar y remontar. A pesar de los tratamientos
psicopedagógicos, la deficiencia mental severa tiene un pronóstico poco
esperanzador, aunque pueden conseguirse metas de integración y normalización
social.
El objetivo prioritario con los deficientes mentales severos, no es la
enseñanza convencional, sino la adquisición del mayor número posible de
hábitos o habilidades de autonomía básica.
Deficientes mentales profundos
Es muy difícil que el deficiente estrictamente profundo, llegue a alcanzar
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autonomía funcional más allá de las conductas más elementales de vestirse
y desnudarse, comer por sí solo, o adquirir las habilidades de higiene
personal. La enseñanza que ha de recibir será de hábitos de autonomía y
no resultará fácil que llegue ni siquiera a dominar el lenguaje oral.
La meta educativa principal de un deficiente profundo es que deje de ser
profundo o de aparecer como tal. La meta del educador ha de ser
proporcionarles habilidades que les hagan crecientemente autónomos en
diversas áreas de la vida diaria y que reduzcan así la necesidad de ayuda
externa.
Importancia de la educación en los
deficientes mentales.
Los alumnos con DM se caracterizan por un aprendizaje pasivo, no utilizan
de forma espontánea las estrategias adecuadas.
Las dificultades en el proceso de aprendizaje se deben corresponder con
las características de la respuesta educativa de modo que:
o Dificultades de atención inicial: Asegurar la atención. No dar
instrucciones o material cuando el alumno está distraído.
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o Dificultades en la percepción y discriminación de los aspectos
más relevantes: Hacer fácilmente discriminables y claros los
aspectos que han de ser aprendidos.
o Dificultades de memoria: Ofrecer situaciones encaminadas a
estimular que el alumno ponga en relación sus experiencias y
aprendizajes previos con lo que actualmente queremos que aprenda.
o Dificultades en la simbolización y abstracción: Partir de lo
concreto, de lo que tiene bien establecido y de los aspectos
funcionales y significativos para él.
o Estrategias para aprender y planificar: Estructurar de forma
consistente el ambiente educativo.
o Generalización de los aprendizajes: Programar la generalización.
La adaptación social de los DM puede ser analizada de diferentes formas.
Una de ellas consiste en observar la cantidad y naturaleza de sus interacciones
sociales con otras personas. Otra, en explorar la extensión de su aceptación
social. La tercera consiste en determinar las actitudes que tienen las personas sin
DM hacia las personas con DM.
Los docentes de niños deficientes mentales se sienten con frecuencia
desorientados al no saber muy bien por dónde empezar a educarlos. Se
preguntan, acaso, si esperan conseguir demasiado o demasiado poco,
dándose cuenta, con razón, de que ésta es una cuestión importante. Si se
espera demasiado de un niño se le expone casi con seguridad al fracaso, y
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esto es penoso tanto para el niño como para su maestro. Por otra parte, si
esperamos demasiado poco, los resultados no serán mejores.
Probablemente no conseguiremos más de lo que esperábamos. Al niño se le
dan entonces pocas oportunidades para mejorar y puede volverse perezoso
o aburrirse, lo cual puede conducir al mal comportamiento.
Es importante, primeramente descubrir el nivel exacto en que se halla
cada niño. Sabemos que no podemos esperar que un niño corra antes de
saber andar o que lea antes de comprender el lenguaje. Tiene que haber
cimientos antes de poder iniciar cualquier aprendizaje. Tenemos que saber
de antemano con exactitud lo que es capaz de hacer el niño con
suficiencia, antes de poder desplegar sus aptitudes en cualquier dirección,
sea física o mentalmente. Si no ajustamos nuestra educación al nivel
exacto, estará condenado al fracaso. Esto, aplicable a todos los niños, es
especialmente cierto en el caso de los mentalmente disminuidos, respecto a
los cuales resulta también mucho más difícil descubrir el nivel exacto en
que se hallan. Para empezar, la edad del niño deficiente mental no nos
sirve de guía para establecer su nivel de desarrollo o de comprensión. Con
un niño normal es diferente, ya que su edad nos da al menos una idea
general de lo que le conviene. En el caso de un niño deficiente mental no
podemos esperar que su comprensión sea lo mismo que la de un niño
normal de su misma edad. Puede tener siete años cumplidos y no haber
rebasado el nivel de comprensión de un niño de dos.
Y no paran aquí las cosas, sino que su desarrollo suele ser muy
desigual, en lo cual difiere también de los niños normales. En algunos
aspectos, físicamente quizás, puede haber alcanzado una fase de desarrollo
apropiada a su edad, mientras que en otros se mantiene muy retrasado; por
ejemplo, en su aptitud para expresarse mediante el lenguaje. Esta falta de
sincronización en los distintos planos del desarrollo acarrea también sus
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26
problemas y significa asimismo que, antes de comenzar la enseñanza,
hemos de establecer el nivel del niño en cada uno de dichos planos y no
fiarnos de una estimación global.
Sin embargo, aunque seria un error todo intento de simplificar
excesivamente la calificación y la educación del niño mentalmente disminuido
o dar a entender que el maestro puede arreglárselas sin el consejo de
especialistas como son el médico, el psicólogo o el educador diferencial.
Una de las características de la infancia es el juego. No solo juegan
los niños, también lo hacen los animales. Parece la expresión de una pura
alegría y la entrega al goce de vivir por si mismo. Sin embargo, estamos
empezando a darnos cuenta de lo importantes que son estos primeros
juegos de la infancia. Aunque en apariencia se hace únicamente por solaz
y diversión, el juego es una de las formas que tiene el niño de informarse
acerca del mundo en que ha nacido. Un recién nacido, aunque
perfectamente capaz de hacer uso de sus sentidos y dotado de valiosos
reflejos, no tiene el menor conocimiento del mundo que le rodea, en toda
su riqueza y variedad.
Sin embargo, no tardará mucho en iniciar una actividad lúdica
sencilla, como la que consiste en agitar en el agua del baño sus bracitos y
piernecitas. En esta etapa suele necesitar el estímulo de su madre, que
participa en su disfrute y le secunda en el juego.
Hay que tener en cuenta dos cosas cuando se trata de un niño
deficiente mental. En primer lugar, muchos de ellos parecen lentos en
aprender a valerse de ambas manos juntas. Tienden a usar las por
separado, “primero una y luego otra”. Primero emplean la derecha y luego
la izquierda para la misma actividad, pero no ambas al mismo tiempo.
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Cuando un niño deficiente mental empieza a ir a la escuela, es poco
probable que haya adquirido competencia elemental en tales actividades.
Esto quiere decir que, en los primeros cuatro o cinco años de vida escolar,
probablemente no estará listo para iniciar "asignaturas" en modo alguno. En
cambio es posible que tengan que ayudarle a alcanzar los hitos del
desarrollo, que tendrá pendientes aún, a fin de prepararle para aprender
otras cosas.
Reuven Feuerstein ha buscado una vía de intervención eficaz con los DM
aplicando, en diversos países, su Teoría de la Modificabilidad Cognitiva Estructural
(TMCE) que se aplica en las aulas de integración con alumnos DML y
pseudodeficientes. El Programa de Enriquecimiento Instrumental (PEI) toma sus
fundamentos epistemológicos de la TMCE y está basado en el mapa cognitivo. En
todo este proceso de aprendizaje juega un rol determinante la figura del mediador,
requisito básico para que se dé el aprendizaje mediado.
Diagnóstico en la deficiencia
mental.
Cuando un niño es enviado a una clase especial para deficientes mentales,
sus oportunidades para aprender quedan con frecuencia gravemente limitadas, y
es muy probable que permanezca en esa clase todos sus años escolares. Como
resultado de sus limitaciones en la capacidad y en las oportunidades, su
rendimiento confirmará sus predicciones en los test, y se hará cada vez más
parecido a lo que se etiqueta le exija que sea.
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El diagnóstico no solamente tiene la utilidad de valorar la deficiencia del
alumno, sino también de proporcionar orientación sobre las formas de actuación e
intervención tanto académica, social, personal y familiar. Aún no siendo trabajo
específico del maestro, éste debe participar en el diagnóstico psicopedagógico ya
que repercutirá en el tratamiento educativo posterior dirigido al niño, dicho maestro
además de centrarse en la adquisición de las habilidades académicas debe
trabajar el plano social, uno de los más olvidados en la escuela y también el de
mayor utilidad para el desarrollo de la persona.
El diagnóstico de la deficiencia mental es fundamental para la rehabilitación
y reeducación. Por ello es importante realizarlo lo antes posible en la vida de un
niño. No obstante en muchos lugares la detección se lleva a cabo en edades
avanzadas de un niño y es más difícil planificar una reeducación eficaz.
El objetivo del diagnóstico es evaluar la deficiencia de una forma global,
aunque se realicen evaluaciones separadas como el nivel mental, déficits
orgánicos, carencias sociales y familiares entre otros muchos aspectos.
Por ello una deficiencia mental se diagnóstica por medio de evaluaciones
en conjunto y posteriormente da lugar a una interpretación y una posterior
evaluación. El siguiente paso sería el de reeducar, rehabilitar y adaptar
socialmente al individuo. Es importante descartar los posibles errores en el
diagnóstico de la deficiencia mental.
Los psicólogos que diagnostican la deficiencia mental en niños en edad
escolar primaria deben basarse en el test de Binet- Simon que puede dar un
resultado normal pero tienen retraso escolar o que tiene un resultado deficiente
pero tiene éxito escolar o que obtiene resultados deficientes en los dos casos.
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La realización de un test de lectura puede ser la mejor prueba global de
inteligencia y el fracaso puede significar un déficit especial (dislexia, por ejemplo)
como también una deficiencia mental.
También puede aportar datos útiles la realización de un test de lectura
porque el éxito en dicha prueba puede demostrar que es la mejor prueba de
inteligencia.
Resumiendo lo expuesto anteriormente se puede decir que para realizar un
diagnostico se deben realizar primeramente distintos diagnósticos por separados
que posteriormente se unificaran y también se efectuaran test para determinar el
coeficiente intelectual del paciente.
Intervención psicopedagógica en la
deficiencia mental.
Los ámbitos de atención e intervención que requiere un sujeto
deficiente son básicamente los siguientes:
INTERVENCIÓN EN EL HOGAR:
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Esta intervención se presenta como muy importante, ya que es el medio
básico de donde parte el niño. En un principio, hay que evitar las pautas
inadecuadas que lleven a conductas indeseables, difícilmente extinguibles
con posterioridad. La precocidad en la atención debe centrarse en aspectos
fundamentales como la motricidad, percepción, lenguaje, sociabilidad,
afectividad, etc.; globalmente consideradas. Sobre todo, hay que asumir al
niño como es, evitando situaciones extremas de sobreprotección o
abandono.
INTERVENCIÓN EN EDUCACIÓN INFANTIL Y PRIMARIA:
La educación infantil es una etapa donde ya se presupone una enseñanza
formal y una acción pedagógica orientada hacia un aprendizaje organizativo.
La detección precoz se nos presenta como muy importante para la posterior
intervención; así, la detección de patrones de comportamiento inadecuados,
tanto en su interacción social, como en el medio ambiente, nivel y adquisición
del desarrollo del lenguaje, dominio de las tareas escolares, etc.; nos permitirá
aproximarnos al déficit cognitivo del sujeto y, por consiguiente, una
intervención adecuada.
La etapa de la educación primaria debe proporcionar al niño deficiente
todos los recursos necesarios para poder desenvolverse en la realidad cotidiana
con las mayores garantías posibles de interacción eficaz. La educación tiende en
todos los sistemas al desarrollo de las potencialidades de los escolares.
El maestro debe dejar de lado sus intuiciones y proveerse de métodos
rigurosos y sistemáticos de intervención y atención, con objeto de intentar resolver
en lo posible el déficit de memoria del alumno deficiente.
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En el terreno del déficit de lenguaje hay que precisar que, dependiendo
del grado de deficiencia, entre el 60 y el 80 por ciento de los individuos, plantean
algún tipo problema. En primer lugar, la aparición del lenguaje es más tardía, o
bien, en casos extremos, no aparece. La organización sintáctica es muy pobre,
con escasos números de elementos, al igual que es exiguo su bagaje conceptual.
Tienen dificultad para dar sentido a los pronombres y establecer relaciones entre
los elementos de la oración. El lenguaje oral, y debido a los problemas motores y a
la descoordinación muscular bocal, suele tener una expresión poco fluida, sin
ritmo y con tonalidad inadecuada.
Conclusión.
Un individuo cuyo diagnostico es la Deficiencia Mental es una persona
integrante de una familia, de una comunidad, con la posibilidad de generar ideas
acordes a las facultades con las que cuenta, ha pesar de contar con una
capacidad de sensibilidad distinta en algunos aspectos que le impiden tener el
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mismo desarrollo del común de las personas; en ello influye no sólo sus factores
genéticos, sino también el contexto del cual es parte.
Cuando se realiza la adecuada intervención educativa, no solo es necesario
abordar al paciente, también debe ser asistido su ambiente, y brindar las
herramientas necesarias para que el individuo pueda desarrollarse en medio de la
sociedad de la que forma parte.
Como sociedad, tenemos una gran tarea, en la que ya se han alcanzado
importantes avances, al abrir los espacios necesarios para la inclusión de quien
padece Deficiencia Mental, tanto en lo educacional, en lo laboral y en la
aceptación social.
Bibliografía.
Dificultades del aprendizaje y actividades de refuerzo educativo.
Autor: Antonio Valles Arándiga.
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Educación especial para alumnos con deficiencia mental. Editorial
Pax México. Autor: Christine Milles.
La sociedad ante el deficiente mental: Normalización , Integración
educativa, Inserción social y laboral. Editorial Narcea. Autor: Joan J.
Montaner.
La ética ante el trabajo del deficiente mental. Autor: Juan Pérez
Marín.
morcu.wordpress.com/deficiencia-mental
www.revistahospitallarias.org/info_2001/02_168_03_htm
www.espaciologopedico.com/articulos/articulos2.php.id_articulo=52
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